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Encontrando mí camino

Narradora: Buenos días. El día de hoy les traigo una de mis historias favoritas, ¡llena de
pasión, drama y tragedia! Acompáñenme y descubran al desdichado ser que la protagoniza.
Narradora: En el año 2019, Daniel se encuentra sentado en la nada con su guitarra, tocando
la canción Goodbye Blue Sky. De repente, se detiene y exclama:
-Dios, ¿cómo es posible que no pueda hacer nada bien?
En ese momento aparece Euterpe (Natalia), presentándose:
Euterpe: Me llamo Euterpe. Soy la musa de la música. A lo lejos, tu frustración me llamaba.
Daniel: Cuando dices lejos, ¿a dónde se refieres?
Euterpe: Provengo del Monte Parnaso, donde vivo con mis demás hermanas.
Daniel: ¿Hermanas, quiénes?
Euterpe: Mis ocho hermanas, las musas e la inspiración. Por lo que ahora heme aquí al lado
tuyo. Permíteme levantar tus ánimos.
(A continuación, interpretará una canción con un instrumento)
Narradora: Daniel cree haber recuperado una parte de su ser, pero cuando menos se lo
espera, Euterpe ya había desaparecido de su vista.
Daniel: Tal vez, mi verdadero potencial no se encuentra en la música. Podría ser…
Terpsícore: Escuché una dulce voz que me llamaba…
Daniel: ¿Quién eres tú?
Terpsícore: Me llamo Terpsícore (Manuela). Mi cuerpo se mueve al ritmo de tus palabras.
¿Desearías probar el baile?
Daniel: No sirvo para el baile…
Narradora: De un momento a otro, Daniel se siente con energías, comenzando ambos a
bailar. Minutos ocurre lo inevitable…
Daniel: (Daniel se resbala y cae al piso)
Narradora: En vista de su falta de vocación, Terpsícore desaparece.
Daniel: ¡Ni para esto sirvo!
Daniel: Al parecer, el baile no es lo mío (queda pensativo). Ya no puedo continuar así. ¿Vale
la pena seguir existiendo?
Narradora: De un momento a otro, los lamentos de Daniel llaman a Urania, musa de la
astronomía.
Urania: La señal de una estrella a punto de apagarse me ha llamado hasta aquí, ¿Qué alma
está a punto de perecer?
Daniel: ¡Oh Nocturno ente! Acudes al llamado de mis lamentos.
Urania: Yo soy Urania, musa de la astronomía, en mi puedes apoyar tus penas, sígueme y
encontrarás las respuestas que mis hermanas no te han podido ofrecer, pues el brillo de lo
tangible y legítimo no se compara con un camino ciego.
Narradora: En vista del interés brindado por Danie, Urania le muestra las maravillas del
universo a través de un telescopio, mientras recitaba un dulce poema
Urania: Antes que el viento fuera mar volcado,
que la noche se unciera su vestido de luto
y que estrellas y luna fincaran sobre el cielo
la albura de sus cuerpos.
Antes que luz, que sombra y que montaña
miraran levantarse las almas de sus cúspides;
primero que algo fuera flotando bajo el aire;
tiempo antes que el principio.
(Mientras Urania recita el poema, Daniel se estresa al no entender el significado el mismo,
por lo que hace cara de confusión y desagrado)
Narradora: Ante el desagrado e incertidumbre de Daniel, la musa se siente despreciada, por
lo que desaparece de vista, recitando las siguientes palabras
Urania: Las maravillas del universo son eternas, bellas y etéreas. No obstante, tu mente
nubla la inspiración que ya te hemos brindado… el universo no necesita personas indecisas.
Daniel: ¡Espera! No me abandones…
(Urania desaparece)
Daniel: ¡De nuevo! Solo deseo que este sufrimiento de la vida tenga un objetivo que pueda
entender en el futuro
(Aparece Erato)
Erato (Manuela): Tus lamentos llamaron a mi puerta, resonando cada palabra dentro de mi
ser.
Daniel: ¿Quién eres tú?
Erato: Soy Erato, la musa de la lírica. Provengo del Monte Parnaso. Hace tiempo oía tus
lamentos, por lo que heme aquí ansiosa de estar a tu lado
Narradora: De un momento a otro, Daniel siente que su vida aún tiene esperanza, por lo
que comienza a recitar uno de los poemas que había escrito en el pasado a su eterna amada,
siguiendo la secuencia Erato.
Daniel: Porque tú siempre existes donde quiera. Pero existes mejor donde te quiero.
Erato: Porque tu boca es sangre.
Daniel: Y tienes frío.
Erato: Tengo que amarte, amor.
Daniel: Tengo que amarte
Erato: Aunque esa herida duela como dos
Daniel: Aunque te busque y te encuentre…
Erato: (lo interrumpe abruptamente) ¡NO! El arte de la poesía no es de esa manera.
Daniel: Entonces, ¿cómo?
Erato: La poesía debe ser con amor y erotismo, no con encuentros y finales felices.
(Le dirige una mirada fría) Quizá el tiempo se mida en palabras. En las palabras que se dicen.
Y en las que no se dicen
Narradora: Erato desaparece ante la falta de sensibilidad en su poesía, no obstante, la
rivalidad aprovechará el desdén de Erato.
Daniel: ¡De nuevo! ¿Es que nadie me puede apreciar?
Calíope: ¡Oh!, ¿quién se ha atrevido a tomar mi lugar en la enseñanza de las virtudes de la
poesía? Este arte no es nada sin la elocuencia que lo acompaña y la única que puede
entrelazar eso y la libertad soy yo, Calíope, musa de la elocuencia. Permíteme inspirarte,
narrando tiempos pasados, el presente y aún sin vivir, sigue el camino que la palabra dicta.
Narradora: De un momento a otro, Daniel siente que es capaz de expresar su sentir, no
obstante, de nuevo ocurrirá otra tragedia
Daniel: Algunos se rinden con un suspiro de resignación. Otros luchan un poco, y luego
pierden esperanzas. Otros, y me incluyo entre ellos, nunca se rinden. Luchamos y luchamos
y luchamos. Luchamos no importa lo que cueste la batalla, las pérdidas, la poca probabilidad
de vencer (lentamente, comienza a trabarse, a perder el aliento y las energías que le
quedaban)
Calíope: Oh, ser infame. ¡Cómo te atreves a profanar lo más sagrado, el arte del habla! Tu
osadía no es digna de mi conocimiento. Aprende de la vida, así, ¡alguna de mis hermanas
se apiadará de ti!
(Calíope desaparece)
Daniel: Matarse por no morir es ser igualmente necio y cobarde. Los dioses nunca se
apiadarán de mí
Polimnia (Daniela): (Aparece repentinamente, tocándole el hombro) ¿Estás seguro de
aquello?
Daniel: (se asusta) ¿Quién eres tú?
Poliminia: Soy Polimnia, la musa de los cantos sagrados. Tus problemas han sido el néctar
que me trajo hasta aquí.
Daniel: ¿A qué veniste?
Polimnia: Desde lo lejos he visto cómo te encuentras y quiero mostrarte que a través de los
cantos y alabanzas a los dioses, se encuentra bastante paz.
Daniel: ¿Dioses? ¡Por qué tendría que alabarlos!
Polimnia: (Lo mira con desprecio) Algún día te arrepentirás de tu osadía, ser inferior
Daniel: Majestad, si me consideras vuestro enemigo, dígamelo y con gusto me quitaré la
vida (toma un cuchillo y lo mantiene detenido en el aire)
Narradora: En vista de sus constantes fracasos, Daniel piensa la posibilidad de quitarse la
vida, no obstante….
(Aparece Clío (Catalina))
Clío: ¡Espera! (toma el cuchillo, así deteniéndolo) ¿Por qué te crees tan infeliz?
Daniel: ¡Lo que me faltaba! ¡Ya ni el suicido se puede cometer con tranquilidad! Soy la
persona más miserable del mundo.
Clío: No te desesperes. Me llamo Clío, soy la musa de la historia. Como verás, detuve tu acto
de homicidio, ya que no lo veo conveniente.
Daniel: ¿Cómo?
Clío: Así es. Como lo acabas de escuchar. Te crees el ser más miserable del mundo. ¿Te has
detenido a pensar cuántas personas han muerto por la guerra, la hambruna, la miseria?
¿Acaso has pensado en el valor de tu vida? Muchas personas quisieron continúar viviendo.
Tomemos como ejemplo el holocausto. ¿Sabes cuántos judíos murieron?
Daniel: ¿Como 1 millón?
Clío: ¡NO!, ¡más de 15 millones! Hay personas con una vida peor que la tuya. Apréciala.
Narradora: Ante la constante pelea entre Clío y Daniel, Talía se siente atraída al causarle
gracia sus desgracias
Talía: Miren a quién tenemos aquí. Al chico suicidio.
Daniel: Otra más. Ay, ¿qué será de mí?
Talía (Daniela): Relájate, una muerte más en el mundo no lo acabará completamente. Soy
Talía, la musa de la comedia.
Solo es cuestión de tomar un camino. Dime, ¿por cuál te inclinas más?
Daniel: No lo sé…
Talía: Toma el que sea. Al fin y al cabo, ¡no te cobraremos derechos de autor!
Narradora: Ante los comentarios de Talía, Clío se siente avergonzada, alejándose de ambos.
Sin embargo, la tempestad acechaba desde hace tiempo, llegando el golpe final para Daniel.
(Aparece Melpómene (Natalia))
Melpómene: Todo llega con el tiempo a quien sabe esperar.
Daniel: ¿Quién eres tú? (responde agitado y cansado)
Melpómene: Me llamo Melpómene. Soy la musa de la tragedia. A lo lejos, mi paciencia iba
decreciendo al presenciar tal despreciable ser, incapaz de escoger el camino a seguir en su
propia vida.
Daniel: No es mi culpa, los dioses me han abandonado.
Melpómene: ¿Seguro?, ¿no será obra de tu falta de madurez?
Daniel: ¿De qué estás hablando?
Melpómene: Así como lo escuchaste. Todas las musas han venido en vista a tu
incertidumbre y no has sido capaz de asimilar la inspiración que te han brindado.
De ahora en adelante, los cielos te abandonarán. Eres un ínfimo ser que no merece la
inspiración sagrada. ¡Desaparece de mis ojos, humano inútil! (lo empuja hacia el suelo,
cayendo así Daniel)
Daniel: (en el piso y consternado, con cara de loco) ¿Por qué, por qué, por qué?... (continúa
exclamando en voz baja, mientras habla la narradora).
Narradora: Daniel no pudo apreciar nunca la inspiración brindada por las musas, solo
confundiendo continuamente a su ser. Tras su falta de valentía, su alma se rinde ante la
vida, siendo incapaz de discernir la realidad de la ficción. Ya no era un ser racional, sino un
enfermo mental.

Vestuario:
Cada musa llevará la tiara representativa de su personaje, así como un traje negro o blanco,
junto a un objeto representativo
Música:
Mientras se dramatiza, habrá música suave de fondo acorde con el contexto
Efecto sorpresa:
El momento en que Daniel se vuelve loco
Constain, Echeverrìa, Lòpez, Garcìa Vera, Moreno, Sànchez Fierro, Gòmez- 10B

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