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TEMA:
Impacto de la Revolución cultural en la Globalización
ASIGNATURA:
Sociología del mundo global.
DOCENTE:
Mg. Alfredo Atencio López.
ALUMNO:
Ivan Antonio, Marcelo Tello.
CICLO:
II SEMESTRE DE COMPLEMENTACIÓN
CONSTITUCIÓN - 2019
pág. 1
ÍNDICE
Tema Pág.
PRESENTACIÓN 4
INTRODUCCIÓN 5
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA. 6
OBJETIVOS 7
Objetivo General 7
Objetivos Específicos 7
JUSTIFICACIÓN Y PROPÓSITO. 8
DISEÑO METODOLÓGICO 9
Tipo De Investigación 9
Diseño de investigación 9
Obras Seleccionadas 9
Unidades de análisis 10
Unidades de estudio 10
Categorías analíticas iníciales 11
Nivel de la investigación 11
Enfoque epistemológico 11
Sistema de categorías 12
Plan de recolección de información 12
Selección de textos 12
Elaboración de fichas 12
Elaboración de ensayos 12
Plan de análisis 12
Reelección de textos 12
Identificación de ideas 13
Clasificación de ideas 13
Constitución de conceptos 13
CAPÍTULO I 14
IMPACTO DE LA REVOLUCIÓN CULTURAL EN LA GLOBALIZACIÓN 14
Impacto de la globalización en las sociedades latinoamericanas:
¿Que hacer frente a ello? 15
La expansión de la democracia liberal. 18
El dominio de las fuerzas de mercado 19
La terciarización de la economía 20
La integración de la economía en escala global 21
La transformación de los sistemas de producción y
de los mercados de trabajo 22
La velocidad del cambio tecnológico 25
La revolución en los medios en la comunicación, en
masas y el consumismo. 25
El costo político de la globalización 26
El costo social de la recesión y la reestructuración. 28
Las bases de una nueva política para enfrentar las
consecuencias de la globalización. 30
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CAPÍTULO II 34
LA ORGANIZACIÓN COMO CENTRO CULTURAL 34
Cultura organizacional y creatividad 34
Construcción del ambiente organizacional. 35
Armonía en procesos de liderazgo 36
Estructura relacional en el contexto organizacional 37
El cambio organizacional 39
Organización y productos culturales. 41
CAPÍTULO III 45
CULTURA GLOBAL E INSTITUCIONALIDAD ORGANIZACIONAL. 45
Productos organizacionales y globalización. 45
Cultura y valores organizacionales en la globalización 49
Cambios globales y organizaciones 50
CONCLUSIONES 53
REFERENCIAS 55
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PRESENTACIÓN
Globalización es un término que cada día toma más y más fuerza entre el lenguaje
mundial, pese que la globalización empezó hace mucho tiempo, después de la finalización
de la guerra fría, en donde desde el interior de la nueva gran potencia mundial Estados
Unidos se quiso conseguir un territorio benigno para el libre intercambio de sus crecientes
productos, lo que rápidamente contagio a las diferentes naciones por abrir sus fronteras y
empezar a negociar de manera directa sin el problema de los aranceles. Es así como se
da inicios al nuevo mundo que conocemos en donde el libre mercado pulula en nuestros
alrededores, pero eso trajo consigo una serie de implicaciones de la cual destacaré el
aspecto cultural.
Este tipo de situaciones han roto diferentes paradigmas y en ese mismo sentido han
cambiado la ideología de muchas naciones. Para seguir mencionando aspectos de las
implicaciones de la globalización porque no mencionar los nuevos gustos o los nuevos
deseos que introducen la nueva cultura del consumo o tal vez nos podemos referir a la
sensación de poder conseguir todo aquello que deseamos y necesitamos con tan solo un
click. Son diferentes los escenarios que se nos plantean cuando de globalización
queremos tratar.
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INTRODUCCIÓN
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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
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OBJETIVOS
- Objetivo General.
Construir un concepto de cultura organizacional a partir de teorías culturo lógicas
clásicas, para ubicarlo en el contexto de la globalización e identificar los valores,
símbolos e ideas que emergen en el proceso.
- Objetivos Específicos.
* Identificar los fundamentos de un concepto de cultura que permita ubicar los
sistemas organizacionales en contextos institucionales reguladores de la
convivencia social.
* Realizar una delimitación teórica de la cultura organizacional que sirva de
contexto para la caracterización de la globalización como fenómeno cultural.
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JUSTIFICACIÓN Y PROPÓSITO.
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DISEÑO METODOLÓGICO
• Argumentación descriptiva.
• Argumentación explicativa.
• Argumentación de sentido.
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lo cual se crearía una cultura mundial, una institucionalidad mundial, una ética mundial,
una economía mundial, en fin: un conjunto de productos humanos significativos para
cualquier ser humano en cualquier lugar del planeta o incluso del universo, pues entrar
en la globalidad significaría adquirir un identidad y una ciudadanía planetaria.
Selección de textos. Se realizó una selección de textos en los que se traza un itinerario
de lectura e identificación de conceptos que permitió definir la cultura y caracterizar la
cultura organizacional en el contexto de la globalización.
Elaboración de ensayos. Con base en la información recogida por medio de las fichas
se procedió a realizar ensayos en los que las categorías analíticas fueron sometidas a
un análisis comparativo del cual emergerían nuevas categorías que permitieron plantear
el impacto de la globalización en la cultura organizacional.
Reelección de textos. Se eligieron aquellos que ofrecen mayor claridad sobre el tema.
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Identificación de ideas. Por medio de la relectura se identificaron las ideas principales
en virtud de la fundamentación que ofrecen para plantear una noción de cultura
organizacional en el contexto de la globalización.
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CAPÍTULO I
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es el origen histórico de las "patrias"? En algunas ocasiones han sido fruto del matrimonio
de dos herederos de la familia reinante. Si Isabel de Castilla en lugar de casarse con el
heredero de la corona de Aragón, se hubiera casado con el heredero de la corona de
Portugal, la configuración de la península Ibérica en dos Estados Soberanos sería hoy
completamente distinta. Portugal y Castilla formarían un Estado; Aragón y Cataluña
formarían otro Estado. Terminada la 2º guerra mundial, unos cuantos líderes políticos
conciben un proyecto de Europa contradictorio con una tradición de siglos. Por una vez,
sea la clarividencia de la razón, sea la ilusión de la utopía, los conceptos de Nación y de
Estado Soberano dejan de predominar como proyecto político. El proyecto de
construcción de Europa ha sido largo, aún no se ha terminado. Lo que creo que es
importante señalar es que el modelo de integración europea se está haciendo a base de
cesión de soberanía de los Estados miembros a instancias supraestatales. El proceso
de construcción europea está consistiendo en ir vaciando progresivamente de contenido
la soberanía de los Estados miembros, para adjudicársela a instancias supranacionales.
La globalización no ha nacido por decisión de ninguna persona, ni de ningún grupo de
poder. La globalización nos la hemos encontrado. Pero como todo hecho histórico no
planificado, ha nacido sin unas estructuras jurídicas, políticas, administrativas. El mundo
de hecho se ha globalizado. Pero no hay instalada ninguna autoridad global, ninguna ley
laboral global, ninguna normativa fiscal global. He aquí la ingente tarea política de los
líderes que han de tomar las decisiones en estos albores del siglo XXI. Nos encontramos
actualmente en un momento histórico en el que un nuevo modelo cultural ha nacido, pero
aún quedan residuos del antiguo modelo. Estamos asistiendo al final de la soberanía de
los Estamos-Nación. Sin embargo, ello no significa que todos los Estados-Nación hayan
renunciado a su soberanía. Por el contrario, los Estados poderosos que pueden ejercerla,
lo hacen en beneficio propio, no en beneficio del conjunto de la humanidad. Esta
situación de transitoriedad, de una globalización a medias instalada, es el origen de la
desconfianza e incredulidad que la globalización genera en colectivos contestarios.
VIVIMOS EN UN MUNDO que está cambiando muy rápidamente y de una manera tan
compleja que es difícil discernir cuales son los cambios más significativos y los que
tendrán mayor influencia en la sociedad del mañana. Aunque existan evidentemente
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ciertas coincidencias en los análisis del presente y sobre sus perspectivas para el futuro,
hay frente a la importancia de los diferentes factores apreciaciones divergentes.
Conviene sin embargo no olvidar, a este respecto, que los caminos de la historia pueden
ser muy diversos y casi imposibles de preveer. ¿Quién predecía, por ejemplo, a
comienzos de los años 80 el desmoronamiento interno del bloque socialista que se
produjo como consecuencia de ese proceso de reestructuración y de reorganización
llamado Perestroika que inició Gorbachov en 1985? ¿Y quién podría predecir todas las
consecuencias que ello acarreó no sólo para los ex-países socialistas sino también para
el resto del mundo?
Si seguimos a Paul Kennedy y sus excelentes reflexiones sobre las perspectivas del siglo
XXI, las grandes tendencias de la sociedad contemporánea que se destacan más son
las siguientes:
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las amenazas contra el medio natural que significan las nuevas formas de vida y
de producción, particularmente en los países desarrollados y sus efectos de
imitación en los países en desarrollo;
la erosión del poder de los Estados nacionales sin haberse aún encontrado un
sistema político de sustitución apropiado para enfrentar los grandes desafíos del
futuro.
En relación con todos estos cambios que estamos viviendo día a día, con diferentes
grados de intensidad y de conciencia, se ha hecho usual hablar del proceso de
globalización a que estamos sometidos. Si bien esto es evidente en muchos aspectos de
nuestras sociedades, particularmente en lo que se refiere a la rapidez de difusión de las
informaciones y de ciertas tecnologías así como en la internacionalización de las finanzas
y de los sistemas de comunicación y de transportes, lo es mucho menos en otros
aspectos como la difusión de la cultura, de los niveles de conocimiento y de la igualdad
de oportunidades.
A fin de aclarar las formas de esta globalización y sus efectos sociales, examinaremos
las principales tendencias en las transformaciones institucionales, siguiendo para ellos
en gran parte las reflexiones de la UNRISD, pero también de otros especialistas. Entre
estas tendencias:
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La expansión de la democracia liberal;
La terciarización de la economía;
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ampliar y profundizar los lazos de solidaridad de la ciudadanía mundial, pero
también pueden convertirse en focos de rivalidades tradicionales y crear nuevos
antagonismos étnicos o divisiones territoriales.
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Por otra parte la gente más pobre ha visto sus problemas agravarense por la
retirada sistemática del Estado de la economía, el cual ha ido reduciendo
constantemente los subsidios concedidos anteriormente a bienes básicos, como
los alimentos y el transporte, a la vez que ha recortado los servicios de bienestar
social.
La terciarización de la economía
Este proceso tiene consecuencias tanto para los países industriales como para
los países en desarrollo. En los países industriales el aporte de la producción
primaria de la agricultura y la minería se ubicaba al comienzo de la Revolución
Industrial en cerca del 80%. Con el avance de la industrialización se ubicó entre
1850 y 1900 por debajo del nivel del 40% y hoy se mueve en alrededor del 2%, a
pesar de que naturalmente la producción agrícola ha aumentado en forma
considerable en términos absolutos. Paralelamente el sector secundario, el de
transformación de los productos primarios en mercancías elaboradas y semi
elaboradas aumentó de cerca de 10% (artesanía e industria casera tradicional) a
cerca de 50% entre fines del siglo XIX y comienzos del XX. Desde entonces esta
proporción se ha venido reduciendo hasta un 15% a 30%, pese a la creciente
producción industrial. Al mismo tiempo el sector terciario, el de los servicios, ha
incrementado su importancia y no solamente crece en términos absolutos sino
relativos, alcanzando hoy un volumen de 60 a 70%.
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Servicios personales y sociales;
servicios públicos.
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Los actores predominantes de esta integración económica son las empresas
transnacionales. Las 37 mil matrices de empresas transnacionales con mas de
200 mil filiales por todo el mundo controlan casi el 75% de todo el comercio
mundial de mercancías, productos manufacturados y servicios. Una tercera parte
de este comercio se realiza al interior de las empresas, haciendo que sea muy
difícil para los gobiernos y para los organismos de comercio internacional
ejercerán sobre ellas cualquier tipo de control. En estas circunstancias es menos
probable que la liberalización del comercio genere mercados libres y competitivos,
y en cambio es más probable, que dé como resultado una competencia
administrada.
Las empresas más dinámicas en este mercado cada vez más integrado tienden a
utilizar unidades de producción más pequeñas, más flexibles y autónomas, más
especializadas en ciertas funciones específicas y subcontratar gran parte del
trabajo que deben realizar con otras empresas. Para los trabajadores o empleados
en los sectores de alta tecnología, especialmente en los países industrializados,
este cambio puede significar mejores condiciones de trabajo y de ingreso. Pero
también les permite a muchas empresas mayores renunciar a sus obligaciones
sociales con su fuerza de trabajo, además de traspasarle el riesgo económico a
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empresas más pequeñas. Esta especialización flexible permite una respuesta más
rápida a las condiciones cambiantes del mercado, pero también origina un ámbito
extremadamente precario para muchas de las empresas subcontratadas y para
muchos de los trabajadores.
Este ámbito más flexible de utilización de la mano de obra implica también una
tendencia hacia el empleo a tiempo parcial e inseguro, tendencia que está
aumentando aún en los países desarrollados. En Gran Bretaña, por ejemplo, el
20% del total de la población ahora ocupada trabaja a tiempo parcial; en Francia
Alemania, Holanda, Luxemburgo y España, la mitad o más de la oferta de empleo
generada en el decenio de los 80 era para los trabajadores contratados a tiempo
parcial. Muchos de estos nuevos empleos precarios están siendo ocupados por
mujeres quienes cada vez más desean o necesitan trabajar fuera del hogar. En
los países industrializados las mujeres constituyen actualmente entre el 40% y
50% de la fuerza laboral y trabajan con mas facilidad a tiempo parcial y por salarios
inferiores. En Europa el pago a las mujeres en empleos no agrícolas representa
solamente entre el 70% y el 80% de lo que se paga a los hombres; en el Japón el
50%.
En Estados Unidos, así como en otros países industrializados, como muy bien lo
ha señalado Robert Reich, el ex ministro de trabajo del presidente Clinton (5), tres
grandes categorías de empleos se observan: los de los servicios de producción
corriente, los servicios personales y los servicios de los manipuladores de
símbolos.
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salarios de los trabajadores corrientes varían en función de su tiempo y cantidad
de trabajo. En 1990 representaban la cuarta parte de los empleos
norteamericanos y su proporción tiende a declinar.
Las tres categorías cubren tres de cada cuatro empleos en los Estados Unidos. El
cuarto restante está representado por los agricultores, empleados públicos y otras
categorías cuyos ingresos están protegidos por el Estado de los efectos de la
competencia internacional.
Entre las tres categorías examinadas la diferencia de los ingresos han estado
aumentando. Mientras los ingresos de los primeros y segundos bajan o se
mantiene en términos relativos y absolutos, los de los terceros aumentan
considerablemente y las diferencias se hacen cada vez mayores.
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más de la fuerza de trabajo urbana. No obstante que las empresas informales
pueden parecer muy dinámicas, muchas veces sólo sirven como último recurso
para conseguir empleo, lo cual significa que constituyen un refugio para el ejército
de reserva de los desempleados.
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tenido lugar en la televisión y en el sistema de video. Actualmente hay más de
1.200 millones de aparatos de televisión en uso por el mundo.
Los Estados Unidos exportan más de 120 mil horas anuales de programación
televisiva tan sólo a Europa y el comercio mundial de la programación está
creciendo a una tasa anual de más de 15%. En muchos países el potencial de la
televisión para promover el consumismo y erosionar los valores tradicionales ha
creado una fuerte resistencia.
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En casi todas partes los gobiernos, independientemente de su posición politica,
respondieron del mismo modo: cortando las previsiones y los gastos sociales,
privatizando las empresas públicas y tratando de que el gobierno funcionase más
como una empresa privada orientada hacia el mercado.
Tanto los gobiernos como las empresas también fueron afectados profundamente
por la globalización de las finanzas internacionales.
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Reducir drásticamente las barreras al comercio exterior, exponiendo a los
productores locales a la competencia con los productores extranjeros.
Las políticas de ajuste han ocasionado en los países deficitarios una situación de
recesión, puesto que los gobiernos han restringido la demanda, recortando o
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reduciendo los salarios y disminuyendo los gastos públicos. Por otro lado, al
fomentar el alza de las tasas de interés, se han reducido la inversión y restringido
las nuevas oportunidades de empleo. Por lo tanto la estabilización y el ajuste han
implicado penurias para la población en general. Anteriormente los gobiernos
podían justificar estos sacrificios alegando que sólo serían temporales y que las
correcciones al curso de la economía en un momento dado se traducirían en una
prosperidad mayor. Pero desde principios del 80 la situación ha cambiado. Las
condiciones económicas y globales no han permitido que se recuperaran muchos
de los países donde se han aplicado políticas deflacionarias para tratar de manejar
la crisis económica. Al mismo tiempo sus pueblos han tenido de soportar el
trastorno social que se deriva de la reorganización radical de la economía para
orientarla hacia el mercado libre. La mayoría de la población en los países
sumamente endeudados de África y América Latina sufren una drástica caída en
sus niveles de vida. Entre 1980 y 1990 sus ingresos per capita disminuyeron
marcadamente y para la gente más pobre la caída fue aún más estrepitosa, con
salarios mínimos rebajándose a menudo de 50% o más. Mucha gente del sector
formal perdió sus empleos y tuvo que buscar trabajo en condiciones más precarias
y mal pagadas en el sector informal. La población también se perjudicó por los
recortes en los servicios del sector público.
Los partidarios del ajuste justificaron los recortes en los servicios públicos, el
incremento en el desempleo y la agudización de la pobreza, alegando que eran
productos colaterales de la modernización económica, tan penosos como
inevitables. Ellos esperaban que hubiera un costo social de corto plazo contra las
ganancias económicas de largo plazo. Pero lo que no previeron fue que las
repercusiones sociales por si mismas podrían frustrar los efectos económicos
deseados.
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En general la teoría reduce al mínimo el papel de la organización y de las
instituciones sociales en la conformación de los resultados económicos, así como
el balance de poder entre los que ganan y los que pierden.
Lo primero que nos parece necesario afirmar es que no se debe, frente a las
consecuencias sociales negativas de la globalización, pretender oponerse a ella
mediante reacciones nacionalistas de tipo defensivo. Pensamos que ello sería
utópico y se tiene todas las de perder. Pero tampoco se trata de aceptar
ciegamente como un paquete todo lo que arrastra consigo actualmente la palabra
globalización.
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disminución de los salarios reales, al desmantelamiento de los sistemas de
protección social, al incremento brutal del desempleo, junto con la precarización
de las ocupaciones y el deterioro de las condiciones de trabajo. En la ideología
dominante esto se considera indispensable para ser competitivos y,
simultáneamente, se ve como aumentan por todas partes los salarios y beneficios
de los ejecutivos de las empresas. Mientras más se grava el trabajo en las grandes
empresas más sube el valor de las acciones y los salarios de los ejecutivos. Esto
es inaceptable desde el punto de vista de la equidad y de las condiciones de un
sistema democrático. No sólo debe ser denunciado con vigor, sino debe ser
corregido mediante sistemas impositivos o utilizando otros mecanismos. Hay aquí
un plan de acción en que una política de desarrollo y progreso social tiene un gran
trabajo por delante.
Ya a comienzos de los años 70, para evitar esta especulación y permitir a los
gobiernos recuperar su autonomía en materia de políticas macroeconómicas, el
economista James Tobin, premio Nobel de Economía, propuso imponer a las
transacciones ligadas a los cambios monetarios un impuesto de transferencia
bastante moderado con el fin de desencentivar la especulación. Su idea, después
de ser calificada de irrealista, ha sido retomada en varias ocasiones pero siempre
ha encontrado enemigos en los medios interesados en que no se la lleve adelante.
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En Octubre de 1995 un grupo de expertos y especialistas de la economía y de las
finanzas internacionales, de la más alta calificación, estudió a fondo esta idea a la
luz del estado del conocimiento existente en materia de los movimientos de los
capitales y de la experiencia de ciertos países y la encontró muy positiva. El
proyecto recibió el apoyo de personalidades tan diversas como Jacques Delors
(presidente entonces de la Comisión Europea), de Boutros Boutros-Ghali
(secretario general de las Naciones Unidas) y de Barber Conable (presidente del
Banco Mundial de 1986 a 1991). Sin embargo, una conspiración del silencio le
sigue rondando.
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momento. Estos independientes no están protegidos ni por la legislación del
trabajo ni por las prestaciones sociales y están expuestos a todas las vicisitudes
de la coyuntura. En 1993 las mayores 500 empresas norteamericanas no
empleaban sino 10% de asalariados permanentes a tiempo completo.
Por otro lado como lo han señalado numerosas investigaciones la creencia que la
aceleración del crecimiento y la recuperación de las crisis crearán un gran número
de nuevos empleos se revela cada vez más falsa. La automatización creciente de
los sistemas de producción y de los servicios a fin de hacer a las empresas más
competitivas están haciendo desaparecer gran número de empleos y aumentando
en todas partes la cesantía. Más de 800 millones de activos estaban
desempleados o subempleados en el mundo en 1994, según la Organización
Internacional del Trabajo.
Todo esto hace que el tipo de sociedad en la cual los hombres podrán esperar
tener un porvenir y una seguridad estables mediante un trabajo asalariado,
crecientemente remunerado, está desapareciendo rápidamente. La educación,
aun altamente calificada, ya no es una garantía suficiente para asegurar dicho
porvenir.
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CAPÍTULO II
Los valores, ideas y símbolos que dinamizan la vida organizacional definen el rol
cultural que cumplen sus empleados en términos personales y sociales, pues los
objetivos de la organización moldean la vida de las personas y de las sociedades
en las que esas personas realizan sus existencias y de las que son parte integral.
A través de las personas las organizaciones definen el grado de influencia que
ejercerá sobre el medio, el grado de control sociocultural que podrán desplegar al
orientarse en términos de mercado, comunicación con los clientes, manejo de la
tecnología, distribución de los productos, etc. La organización, como toda
institución cultural tiene una responsabilidad frente a las personas y unos deberes
frente a la sociedad en la cual se inserta como generadora de cultura, como
dinamizadora de la historia, como recreadora de las tradiciones.
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condiciones de seguridad según el caso, pero permanentemente se afectan la una
a la otra como resultado de un proceso.
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estrategias por medio de las cuales las personas construyen su realidad íntima,
un interés por las interpretaciones particulares por medio de las cuales el sistema
organizacional es conceptualizado, simbolizado y estimado por sus miembros.
Cada empleado crea un aspecto de la realidad sociocultural, participa de la
construcción de disposiciones ontológicas que son significativas al momento de
entender su existencia particular y de entrar a valorar los aportes con los que
enriquece la productividad de la organización de le cual hace parte. “La realidad
cultural se considera como construida socialmente y la interacción social tiene
lugar por medio del intercambio de símbolos que poseen un sentido compartido
para un conjunto de actores sociales” (Denison, 1991:26). En cierto sentido la
organización está conformada por un conjunto de narrativas personales que se
convierten en lugares comunes por medio de la socialización, y que al
conformarse así nos permiten afirmar que la organización, como institución
cultural, es un gran argumento cultural, sostenido por el empuje y el trabajo de sus
empleados y sus clientes, a los que representa en el contexto de la historia.
La organización puede ser definida como aquella forma institucional por medio de
la cual la cultura ordena el trabajo en un contexto social determinado, para hacer
más efectivos los procesos de inserción histórica en una tradición particular; puede
ser definida como un conjunto de jerarquías que sirven para estimar a la persona
y su acción productiva en un medio comunitario particular; puede ser definida
como el conjunto de procedimientos para la toma de decisiones y la coordinación
de instancias organizacionales en un contexto relacional amplio; puede ser
definida como un conjunto de principios formales e informales de colaboración
humana que contribuyen a la efectividad de una institución en términos de
participación histórica y de generación de recursos materiales e inmateriales para
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la supervivencia y el refinamiento de las costumbres. En una palabra: la
organización puede ser definida como un centro de solidaridad que involucra a
sus miembros y a los miembros de otras instituciones ubicadas en la periferia del
medio institucional.
Valores y creencias.
Según Alberto Restrepo González3 los bienes de una organización los constituyen
los seres, objetos o cosas que satisfacen necesidades en el contexto
organizacional. Los valores organizacionales son las cualidades que permiten a
los bienes satisfacer necesidades humanas, son cualidades que originan otras
cualidades. Los valores cualifican la organización así como los números sirven
para cuantificarla. La jerarquía de valores constituye el núcleo cualitativo de la
organización y las estadísticas constituyen el núcleo cuantitativo. El desarrollo
organizacional puede ser entendido como un proceso de producción de riqueza
numéricamente cuantificada y axiológicamente cualificada: numéricamente se
cuantifican los activos materiales y axiológicamente se cualifican las
construcciones culturales. El desarrollo consiste en el mantenimiento, desarrollo y
refinamiento de los valores organizacionales en un ambiente de progreso material.
No hay desarrollo donde los comportamientos humanos, tanto en la esfera
comunitaria como en la esfera personal, se hunden en la decadencia mientras los
activos se acumulan y las ganancias desbordan las cuentas bancarias.
El cambio organizacional.
Una de las claves de la tradición y de los cambios culturales es que las ideas, los
valores y los sistemas interpretativos permanecen hasta que las personas y las
comunidades los enfrenten críticamente. La fuerza del cambio aparece como un
emergente de la voluntad personal o colectiva. La organización no es ajena a
estos procesos, pues como parte de un sistema cultural amplio es sometida
permanentemente al influjo de diferentes contextos teóricos que afectan sus
principios ideológicos, como parte de un sistema comunicacional vasto
permanentemente asimila símbolos y recetas interpretativas surgidas en
contextos culturales foráneos, como parte de sistemas axiológicos extensos
permanentemente incorpora fundamentos interpretativos de diversa índole. Todo
lo anterior implica que los cambios organizacionales responden a planificaciones
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y diseños que ponen en marcha estrategias de negocio dentro de una
organización pero al mismo tiempo afectan la estructura organizacional,
trasforman las diferentes condiciones circunstanciales que originan diferentes
patrones de conducta dentro de las organizaciones. “Las ideologías, los símbolos
y las convicciones compartidas ejercen un impacto considerable sobre las
organizaciones, fuera de sus características objetivas, materiales o estructurales”
(Denison, 1991:27). El impacto del cambio cultural en contextos organizacionales
se extiende a través del tiempo, ejerciendo influencia en el destino institucional en
la medida en que influye determinantemente sobre las personas y su concepción
del mundo y del individuo.
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El líder es el encargado de renovar la visión institucional, tanto en el papel como
en la conciencia de las personas, para que la organización pueda asimilarse a las
dinámicas del entorno con una propuesta histórica que la ubique en el futuro de la
sociedad en que se inserta, para adquirir la posibilidad de asumir como propio el
porvenir histórico a través de su participación en él. Cambio organizacional
significa sintetizar nuevos roles culturales para la institución en el contexto de la
historia; significa renovar axiológica, simbólica e ideológicamente la organización
para que su misión sea cumplida eficaz y eficientemente durante el proceso
productivo.
Las resonancias históricas de las acciones y de las palabras del hombre son
propagadas por las instituciones culturales, donde esas palabras y esas acciones
adquieren ontología, sentido, significado. Las instituciones logran ubicar al hombre
que las conforma en la historia, porque ellas son reguladoras de las costumbres;
son centros de difusión axiológica, ideológica y simbólica desde los cuales la
cultura logra expresarse. La cultura puede ser entendida como un sistema de
configuraciones espaciotemporales que regulan las relaciones del hombre con la
naturaleza, y las instituciones son centros de cultura en los cuales se moldean y
se restauran las costumbres, se crean principios de entendimiento para enfrentar
las circunstancias históricas y se generan procesos de difusión para las
componentes culturales fundamentales. Los valores, las ideas y los símbolos que
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sirven de fundamento a la cultura determinan la estructura social y los parámetros
tradicionales de funcionalidad que asumirán las instituciones. La cultura
organizacional hace su aparición en los contextos humanos como un conjunto de
significados institucionalmente validados en el contexto de la cultura, que abarcan
un sector considerable de la experiencia de la persona y que influyen de múltiples
maneras en su existencia, al ubicarlo en un lugar de significado en sus relaciones
con el mundo y orientarlo hacia realizaciones experienciales determinadas. La
relación entre cultura, persona y organización es dinámica por definición aunque
cada una de las tres instancias sufra procesos de cambio característicos de su
estructura y de su sistema funcional: cada instancia posee sus propias rutas
evolutivas por lo que pueden haber disonancias y asimetrías entre cultura,
persona y organización.
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La organización genera todo tipo de productos culturales que emergen de
diferentes contextos subculturales y contraculturales al interior de cada
organización, y que son generados en diferentes ámbitos institucionales y por
medio de diversos sistemas de acción colectiva encontrados en los diferentes
niveles jerárquicos y en los diferentes sectores de operación. Los productos de la
cultura concebidos en contextos organizacionales emergen de situaciones
históricas y de situaciones de sentido que se ubican en un sistema
espaciotemporal determinado; emergen de condiciones socioeconómicas
específicas, de la tecnología que es capaz de generar un grupo humano y de las
características de la industria que ha constituido una comunidad particular.
Factores sociales y de contingencia son los agentes modeladores de los
productos con que una organización se ubica en la historia y ubica en la historia a
los hombres que la componen. Los productos del trabajo humano en el contexto
de una organización conectan el universo axiológico, simbólico e ideológico de la
cultura en el plano de lo empírico, de lo material y de lo concreto.
(Abravanel, 1992:110)
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que son el bien y la belleza, por la forma en que conciben la relación entre el
hombre y la naturaleza, por la forma en la cual se ubican ante el porvenir, por la
forma en que quieren construir sus sueños e ilusiones, porque todo lo que
contribuye a definir la vida y las relaciones entre la vida y el hombre es lo que
aporta el carácter del producto cultural, el sistema de valores, símbolos e ideas
dentro de cuyo contexto fue concebido. Todo documento, instrumento o elemento
organizacional, por simple que parezca, hace parte de los productos
institucionales con que una cultura se inserta en el devenir que han construido
para ella las generaciones precedentes y que ella construye para las generaciones
por venir.
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CAPÍTULO III
Los productos que organizaciones de todos los sectores introducen en los mercados del
mundo, ponen al alcance del hombre común de cualquier sociedad del planeta bienes y
servicios que provienen de toda la esfera terrestre. En ningún otro momento de la historia
las personas habían tenido acceso a tantos bienes y servicios y con tanta facilidad como
en nuestros tiempos, y aunque haya un grupo de instituciones centrales que monopolizan
las actividades de las organizaciones transnacionales y transcontinentales, el acceso a
la diversidad justifica ante la mirada de muchos, la sumisión al sistema capitalista global
y a todos sus artilugios políticos, económicos y socio - históricos.
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en unas horas y en la comodidad de un avión, fueron las grandes religiones las
encargadas de difundir diversas formas lingüísticas y de instaurar procesos de sentido
común a gran escala.
Las organizaciones están en un auge tecnológico creciente gracias a los contextos que
va creando la globalidad, en los cuales el desarrollo de la infraestructura, de los procesos
de producción, de asimilación y de difusión de los productos culturales está sujetos a
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procesos de comunicación de todas las clases, que se adaptan y fortalecen mutuamente.
En los ámbitos organizacionales la globalización aparece, más que como noción
abstracta, como una configuración de la acción colectiva que la construye, en la medida
en que lo global envuelve los principios cosmovisivos en cuyo marco se despliega la
existencia cultural de un grupo humano. La globalización emerge de una cosmovisión
global, y esta cosmovisión es asumida por las organizaciones como el fundamento
cultural de sus productos y de la forma de ubicarlos en un mercado. La globalización
emerge de una visión global del mundo, de una actitud globalizante ubicada en un mundo
global por parte de las personas, las instituciones, las organizaciones y las sociedades.
La globalidad es un sistema cosmovisivo sustentado por la tecnología digital, gracias a
la cual las organizaciones despliegan una serie de acciones complejas sobre la incipiente
cultura mundial, que se configura tomando todos los medios institucionales,
organizacionales y humanos que se le ofrecen.
Como grupo de personas la organización necesita revisar los discursos, la historia y las
teorías que le permiten reinterpretar sus estrategias de comunicación con la cultura de
origen y con las prácticas culturales que introducen otras civilizaciones en la propia
cultura, no sólo con el fin de entender los influjos axiológicos, representacionales e
ideológicos que la afectan como organización en un mercado complejo, sino también
para cumplir ética y estéticamente su papel de formadora de ambientes sociales y de
personas, su papel de mediadora institucional entre la persona y la sociedad en que
deviene.
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se mantendrán al servicio de la persona, del desarrollo de la persona quien es, en último
término, la que genera actividad organizacional y consume los productos
organizacionales.
Si “aparece el SIDA como una peste global” (De Moraes, comp., 2005:457), las
organizaciones decidirán si enfrentan la situación como un negocio global, como un reto
al conocimiento del hombre a escala global o como un problema de salud pública y
dignidad humana global: de la posición que asuman las instituciones y las organizaciones
frente a ciertas situaciones depende la ubicación, orientación y significado que las
colectividades asignen a esas situaciones. Esto es posible gracias a que las personas y
las sociedades de todo el mundo han aprendido a utilizar las marcas organizacionales
como emblemas identitarios, porque las organizaciones las han difundo y han saturado
a las comunidades con la proliferación mundial de artefactos populares a los que esas
marcas representan, y que son respaldados por un sistema de publicidad y propaganda
por satélite que enlaza a cientos de millones de personas en todos los continentes. Las
organizaciones han contribuido con “una de las formas de la globalización que se
perciben y se experimentan de manera más directa: la forma cultural” (Held, 2002:401),
y esta contribución de las organizaciones se debe al poder político que adquieren gracias
a la propaganda. El poder de mover símbolos, valores, ideas y de modularlos según las
exigencias del poder y del sistema de lucro convierte a los sistemas organizacionales
locales, regionales, nacionales, transnacionales y transcontinentales en poderosos
difusores de formas culturales.
Si bien es cierto que el lucro es un signo de las grandes búsquedas de las organizaciones
durante los procesos de globalización, también es cierto que la desigualdad social rodea
a las instituciones más ricas del globo en todas las esferas. Hay tanta riqueza como
desigualdad y pobreza. Hay tanto consumismo como dificultades de acceder a los
mecanismos que generan la satisfacción de las necesidades básicas humanas. “La
ideología cultural del consumismo y su papel histórico no puede explicarse
adecuadamente por fuera de la necesidad que produce la contradicción de la
acumulación capitalista en una escala masiva” (Sklair, 2003:64). Las corporaciones
trasnacionales ven incrementarse las protestas de todo tipo, encabezadas por los grupos
de ecologistas que quieren prevenirlas contra el hecho de que el planeta no puede ser
tratado como una un artículo desechable; en cabezadas también por grupos de
humanistas que quieren prevenirlas acerca de que el ser humano y los animales no son
mercancías ni objetos cuantificables según su valor de cambio.
La globalización aparece como una serie de movimientos humanos de una región a otra
del globo; como una serie de transacciones simbólicas, ideológicas y axiológicas por
medio de las cuales las culturas nacionales y los estados particulares entran a participar
de una condición global según la cual el cine, la música, los sistemas computacionales,
y otras tecnologías y fenómenos comunicacionales (como la televisión por cable y por
satélite), hacen que se empiece a crear un principio de atracción hacia lo extranjero,
hacia lo foráneo, hacia aquellos bienes originados por fuera de lo local. Pero también la
globalización impone la necesidad de crear principios educativos más refinados y
pertinentes para un mundo cada vez más complejo.
Las organizaciones transnacionales llegan a los países que aún adolecen de principios
discriminatorios claros, a nivel de género y de casta, estableciendo un sistema de trabajo
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en los que estas diferencias se diluyen, aunque parece acentuarse la diferencia entre
ricos y pobres, pues el nivel de vida que ofrecen a sus empleados las compañías
trasnacionales dista mucho del nivel que pueden alcanzar las personas que se dedican
a labores artesanales, sobre todo en los países no cobijados por la industrialización
occidental ni por la economía que han configurado las culturas de cosmovisión nórdica.
“La propagación de las compañías transnacionales ha traído cambios significativos a la
división sexual del trabajo tanto en el Primero como en el Tercer Mundo” (Sklair,
2003:72).
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CONCLUSIONES
Las instituciones culturales son centros de aprendizaje social e individual, donde las
tradiciones son confirmadas y restauradas con el fin de regular la convivencia social y
posibilitar el instauración de jerarquías axiológicas, sistemas ideológicos y
procedimientos interpretativos que estén de acuerdo con las élites que ostentan el poder
institucional y con las condiciones espaciotemporales en que se despliega la cultura.
Las organizaciones son instituciones sociales que regulan el trabajo de las personas y
lo orientan hacia la creación de productos culturales, son focos de civilización que
muchas veces llegan a convertirse en grandes centro reguladores de la vida social en
general, no sólo por la riqueza que llegan a amasar, sino porque controlan los medios de
comunicación y trasporte a escala transnacional y transcontinental.
Los productos culturales que generan las organizaciones poseen un valor de cambio en
el mercado y un valor de uso en la existencia de los hombres. Esto quiere decir que los
productos culturales que generan las organizaciones son objetivos, en tanto que
permanecen en el contexto humano aunque ningún sujeto los aprecie, y son subjetivos
porque es el hombre quien genera las ideas, los valores y los símbolos de los que
emergen esos productos. Si no hay sujeto, si no hay persona, si no hay humanidad... no
hay producción cultural, no hay organización, no hay institucionalidad, no hay cultura, no
hay globalización y no hay mundo que globalizar.
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integral, en el cual intervengan la razón y el sentimiento. El sentimiento sirve para valorar
en términos estéticos, y la inteligencia para valorar en términos éticos, pues su dominio
es la esfera de lo racional.
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REFERENCIAS
https://www.monografias.com/docs/Impacto-De-La-Globalizaci%C3%B3n-En-El-
Aspecto-P3YM92QYMZ
http://www.uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/Globalizacion_cultura_e_identidad.Samour.p
df
http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0103-40141998000300020
http://www.fumc.edu.co/documentos/elibros/La%20globalizacion%20y%20su%20impac
to%20en%20la%20cultura%20y%20valores%20organizacionales.pdf
ABRAVANEL, Harry et al.. Cultura organizacional. Bogotá : Fondo Editorial LEGIS, 1992.
AGUILAR, Siliceo. Liderazgo, valores y cultura organizacional. México : Mc. Graw Hill,
1999.
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HORES OLEA, Víctor y MARIÑO FLORES, Abelardo. Crítica de la globalidad:
dominación y liberación en nuestro tiempo. México : Fondo De Cultura Económica, 2001.
SKLAIR, Leslie. Sociología del sistema global. Barcelona : Editorial Gedisa, 2003.
ZAMBRANO, Carlos. Ejes políticos de la diversidad cultural. Bogotá : Siglo Del Hombre
Diditores : Universidad Nacional De Colombia, 2004.
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