You are on page 1of 4

Juncos a la orilla del lago

Juncos que danzan


para la hermana luna.
Juncos que se bañan plenamente,
en las aguas del gran lago.

Lago que cobija


las raíces de los juncos danzantes;
dándole vida y energía
para crecer
y continuar bailándole
a la luna.

Juncos danzantes,
traigan a su baile,
al viento del norte,
para desempolvar sus largos tallos,
y continuar bañándose
en las aguas del gran lago.

Te amo
Recuerdo tener entre mis brazos
tu dulce cuerpo,
y no alcanzar tu afanosa mente.
Solo un contacto pretendo,
un pequeño roce,
que me aliente a seguir adelante.
No te consigo,
pues, ya te has ido.

Gritos que salen de mis temblorosos labios,


susurros que no llega a tus oídos.
Claro que, en mi interior,
fueron como bramidos desgarradores,
que vienen de lo más profundo.

¡No te he alcanzado hoy!,


todavía queda mañana,
esa que vendrá a mi presencia,
trayendo esperanzas de volver a verte,
aunque sea lo único que obtenga.

¡Triste!,
amargada y sola me he quedado.
El sinfín de palabras
que brotan en mi mente,
esas, que no han sido pronunciadas,
pero, que ¡Están aquí dentro!
Esperando un nuevo encuentro,
con lo inevitable.

Aquello que seguro ocurrirá,


que me conmina a continuar
en la batalla de tu amor.
Aun sabiendo que no me amas,
continúo en tu misma senda
a pasar de ir por caminos paralelos.

Un fragmento de vida se ha muerto contigo.


uno más grande,
ha sido masacrado.
¿Por qué buscarte?
Si lo único que quiero es olvidarte.
O, ¿es acaso?,
solo una argucia de mi mente
para mantenerme expectante.

¡Oh no!,
todo lo que sucede es verdad
y no lo invento.

¡Te amo!
y ¡te odio!,
todo al mismo tiempo,
y en la misma proporción.
Por ello,
no alcanzo a decirte
que te vayas,
cuando me encuentro suplicándote
que te quedes.
Al mirar con estos ojos
y con la profundidad de mi ser,
no puedo o mejor
¡no quiero!
decirte ¡cuánto me haces falta!,
¡cuánto te necesito!
y ¡cuánto puedo!
soportar este dolor de amarte
y no ser correspondida.

Música de mil canciones


Pido una canción para sosegar
mi alma alborotada.
Una sinfonía que apacigüe,
todos esos sentimientos insondables.

Música que llegue a mis oídos,


transportándome a la inmensidad,
trasladándome al infinito de la extrema oscuridad,
dejando todo a su paso
e incluso a mi propio ser.

Música de mil canciones.


A ella, solicito extralimitar mis sentidos,
llevándose consigo a todo aquello
que ha de escuchar.

Música peregrina,
llévate mis pensamientos.
Todo recuerdo de nostalgia
y nunca me digas,
adónde los has de llevar.

Música que escucho por elección,


también por convicción.
Que llega a mis oídos
y también a mi corazón.
Da vuelta mi ánimo
y con mucha razón.

Música que calma al monstro,


ese que tengo dentro,
aquel que quiere salir.
Busca el equilibrio y logra confusión.
Cuando vienen esas notas,
que traspasan a lo inefable,
también a mi corazón,
quedando conmigo para siempre
juntos forman la perfección.
Letras y palabras que vibran,
que llegan a mi corazón,
no dejen de perseguirme,
para aunarnos en una canción.

Maravillosos sonidos,
mezclándose con palabras
engrandan sonetos que,
despiertan el frío corazón.

Letra de mil canciones,


no dejen de sonar,
las estaré esperando,
en cada atardecer.

You might also like