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REALIDAD TRANSFIGURADA CON

FLORES Y ALGORITMOS

Acercamientos a la obra de
Paúl Puma
la célula invisible: poética de la confluencia

Por Josué Negrete

¡Toma, pues, tu voz y pártela con la rodilla!


Mentiroso./ Ya en destrozos te restauras,/
te iluminas.
Paúl Puma, Los versos animales

«Aquí no hay salvación/Aquí ya nos perdimos»


«Ahora trata de llorar doblado/
con los ojos abiertos…
Ernesto Carrión, Los diarios sumergidos de Calibán

La escritura es un manifiesto del contacto profundo que tenemos con lo que nos circunda.
Lo que afuera está cambiando constantemente también nos afecta. Y todo eso, cada parte,
tiene un origen. Acaso la célula a la que tenemos que agradecer. Paúl Puma y Ernesto Carrión
–que desde mi punto de vista son vitales dentro de la poesía contemporánea del Ecuador—
han escrito este libro desde una idea antiególatra, compartiendo lenguajes y sentires, para
dejarnos ver un retrato de dicha célula.

En el epígrafe de Novela de Dios (2013)1 Elías Canetti dice que “Las intuiciones de los
escritores son las aventuras olvidadas de Dios”; altero la frase y digo que las intuiciones de
los lectores son las aventuras olvidadas del poeta. Y claro, esto se aplica plenamente a un libro
como La célula invisible. Un libro, un poema, un poemario, un poema-río que en su fluir y
también en su desborde, nos lleva-nos sumerge en aguas provenientes de espacios que son
filamentos. En estas aguas todo puede aparecer y desaparecer. Es por esta razón, que lo que
aquí presento es un simple recorrer; una lectura que definitivamente no tiene nada que ver
con lo absoluto, sino con sencilla apreciación y agradecimiento. No ofrezco una abstracción
teórica, y debe quedar claro.

Entonces, antes de comenzar la travesía celular, pasaré brevemente por el lugar 2 de los
autores. Una antesala que me parece necesaria. La idea es darle al lector algo parecido a
entender qué elementos se están fusiona al hacer un compuesto. Así, sin más.

1 Poemario de Ernesto Carrión.


2
… un nombre es un lugar que se vuelve el centro del mundo… Gabriela Ponce, en Lugar (Turbina, 2017).
1. puma

La primera vez que me crucé con P, fue al hallar uno de sus textos en una feria autogestiva
a la que solía asistir una vez al mes en la casa de la cultura. Me refiero a PI (2010). Lo compré
porque me había enterado que P sería mi profesor en la universidad. Este libro, a decir
verdad, me descolocó en el sentido de que mi lectura no fue la que hubiese querido. Tal vez,
pensé, porque mi afinidad con Guayasamín era un roce, y apenas ahí supe de la existencia
de Stornaiolo: a estos dos pintores P hace un homenaje lírico.

Por otro lado, tuve la oportunidad de leer su antología personal 3, tiempo después de mi
experiencia con Pi. La primera puerta en ella es la de Los versos animales (1995), que
precisamente me llevó a una experiencia, un recorrer animal desde el primer verso: “Han
cerrado, de los ecos, las mordidas asesinas” (p.13). Claro, ya antes de Pi, P hizo un “homenaje”,
aquí para Rimbaud y Verlaine. Es una escritura en la que me gusta reconocer cómo el poeta
se encarna en ella. Por ejemplo al usar la voz, la mirada de Rimbaud: “¡ah tu sed mi gran
anfibio saturniano!/ y cómo no tu gran disfraz o tu manera de no ser lenguaje/ humano/ sino
un sánscrito/animal” (p.16-17). El derroche de energía y el riesgo de decir poema se
evidencian, y también contagian, cuestión esencial en la poética de P: “¿Cómo quieres mi ira?
¿En una copa de sangre o en versos empotrados?” (p.18). Además se lo puede tomar como
una suerte de capacidad para el desdoblamiento poético.

Una segunda puerta me llevó a los parajes de Eloy Alfaro Híper Star (2001) y Felipe
Guamán Poma de Ayala (Premio Aurelio Espinosa Pólit, 2002). Un tinte Histórico –más bien
¿Antihistórico?— late dentro de estos libros y claramente es indeleble. No obstante, P no
trata de hacer un tratado patriótico o algo por el estilo, sino que se dedica a su poesía.
Prefiere centrarse en desarmar/rearmar la historia con el lenguaje, y como siempre con
mucha vitalidad. “…esta línea de tinieblas que yo labro/ con lápiz electrónico/ para ti/ esta
fábula sangrienta/ el cerebro del verbo de lo infecto/ la sinestesia del olvido/ hoz” (p.50-51).
En este fragmento se puede atisbar lo que P hará a lo largo de Eloy Alfaro… advertencias,
reclamos, reivindicaciones. La voz poética grita al viejo liberador “¡ya no serás la ilustración
de una estampilla transnacional!/ ¡ya no serás el busto el amuleto de un libro caduco el
cromo!/ serás el ohm del aire/ el if/ compasión/ la delicia de la mirra y del incienso de los
cuerpos quemados” (p.61-62). En Felipe Guamán… estos atisbos también son evidentes.
Particularmente, en este libro, según la poeta y periodista Gabriela Ruiz, el autor

establece […] una relación identitaria entre su nombre y el personaje Guamán


Poma donde sintió la extirpación de idolatrías en su lengua por el inquisidor de

3
Puma, P. (2011). Antología Personal. Manabí-Ecuador: Editorial Mar Abierto.
la colonización. Había tantos archivos que escudriñar, tantas crónicas que leer y
deconstruir. Era un mundo desconocido, una historia prehispánica deformada, y
negada por la textualidad hispana.4

Como ya mencioné, para P el lenguaje realmente es un arma. Trata de ser un revolucionario,


o más bien –y sencillamente—trata de revolucionar lo que sucede detrás de velos alternos
a nuestra realidad.

Para finalizar con el lugar de este autor, cabe mencionar que para mí hay una tercera
puerta. Después de atravesarla me encontré con Mischa (2012) y B2 (2016). Nuevamente
libros que se direccionan a un personaje. En cuanto al primero, debo decir que en realidad
no lo leí, sino que lo escuché. Sí, en YouTube5, aún mejor. P recita muy bien sus poemas. Al
optar por este modo ¿acaso nos deja la misma sensación de haberlo leído en físico, como se
suele decir? Así comienza Øh/ Mischa/ MISCHita/ MISCHilla/ MISCHiñha/ MISCHÍPOLIS/Æh
Mischa/ Aquí estoy/Sin nombre/ Dando vuelta a las páginas vacías. El poema atraviesa
reflexiones sobre el amor, sus esperanzas y desesperanzas, implicando las formas que toma
en la modernidad. Un canto que conmueve y que también es un sacasonrisas. B2 6 con su
personaje doble, Bettina, empieza con un ritmo algo parecido: Bettina/¡Be Be Be…Be!/ BBB/
Negra/ chi chichichi chi/ […] bett bett bett bett/ Ya soy un paria sin tu amor/ Ya soy un paria
sin vos (p.19). Este libro se construye desde el perdón, de pedirlo y de ejercerlo, porque el
perdón no es más que otra de las formas del amor. Perdonarse a uno mismo. Confrontar lo
que se debe. Desapegarse de lo vano. Incluso, llegando a representar el amor de una forma
abstracta, desde lo matemático, desde la probabilidad. Acerca de este libro –en el prólogo—
José Kozer, dice que el poeta

contrae la mano que escribe para que de ésta no sólo fluya un registro poético,
sino varios y numerosos registros que comunican conocimiento científico,
matemático, informático, poético, de relación amorosa doméstica, implicando
[…] una vida cotidiana, unos muebles, unos espacios donde todos,
indefectiblemente, estamos ubicados (p.10).

Así es mi lectura, desde lo mínimo, lo esencial acerca de Paúl Puma.

2. carri∅n

El encuentro con E no se dio precisamente con un libro de poesía, sino con una novela.
Ciudad Pretexto (Cactus Pink, 2016). Recuerdo que en la feria del libro de aquel año la

4 Recuperado de https://madameho.wordpress.com/2018/06/04/la-celula-invisible/
5
https://www.youtube.com/watch?v=R2ZSPVif_S0&t=290s
6
Puma, P. (2016). B2. Arequipa-Perú: Editorial Cascahuesos.
escritora Sandra Araya –en el stand de las editoriales independientes— me había
conversado acerca de E, de su importancia en la poesía ecuatoriana, e introduciéndome
acerca de cómo E se volvía un narrador, prolífico, al igual que en su dedicación a la poesía.

Un par de semanas después entré a un taller de escritura creativa en Kafka Escuela de


Escritores (gané un concurso recolectando likes en Facebook ja, ja). Escogí cursar el taller
de poesía. Y oh, dicha, el tallerista nos sugirió leer a E, pero no nos facilitó alguno de sus
libros para fotocopiarlo o leerlo digitalmente al menos. Entonces tuve que buscar a E.
Instantáneamente se me ocurrió hacerlo en la BiblioRecreo. Y, oh, sí, tenían un par de sus
libros. Escogí el que titula LA MUERTE DE CAÍN7. Y resulta que este libro en realidad es un
metalibro, o sea, que contiene otros. Cuatro, para ser exactos: El libro de la desobediencia
(1998-2001), Carni Vale (1998-2002), Labor del extraviado (2002-2005) y La bestia vencida
(2004). Las voces que componen estos libros van más allá de su autor, mucho más, escapan,
se liberan. En el primer libro-pieza, por ejemplo se puede apreciar versos dedicados al
surgimiento del ser, desde la nada y para contemplarla, sí, a esa misma nada: “Yo sé que en
toda vastedad se cierra una mentira/ Que el cielo es solo un enigma donde coloca el crimen/
sus guardianes” (p.51). Todo se envuelve con la red de lo primigenio. Desde qué vientre
clausuraré el tiempo y fundaré la inercia/ para nuevos ojos. Pero no todo se queda estancado.
Se dispersan un montón de travesías hasta llegar a sentencias como la de la parte final de
Carni Vale:

nada hay más hermoso que un hombre muerto. / retocando su rostro verdadero,
bajo el inmenso árbol de la sangre. Y nada hay/ más honesto que un hombre
muerto; callado por su condición de muerto, y/ no callado por temor al abandono
(p.136).

Siendo sincero, no leí el tercer libro-pieza. Por ahí, versos al azar, tal vez. Esto significa,
claro, que me salté a La bestia vencida. En su primer poema, Desembarco en el país salvaje,
en el acto heroico de querer develar retazos de existencia, la derrota parece tomar su papel
y manipular una condición que no sabemos si es merecida, pero el poeta resiste y nos deja
un mantra: Y así,/ yo me propongo a escribir/ yo me decido a escribir/ para mentirme que
parto/―cuando no es cierto—/ para escupir este sueño/ de haber vivido. En el comentario
crítico que acompaña esta edición de La muerte de Caín, Héctor Hernández Montecinos,
después de acercarnos al panorama de la generación en la que a E se lo inmerge , dice acerca
de él que es “uno de los poetas jóvenes más penetrante en cuanto a la configuración de nuevas
mitologías para después de la catástrofe” (p.300).

7 Carrión, E. (2007). La muerte de Caín. Quito: Editorial CCE.


Como muchos, tengo etapas en las que la lectura realmente se vuelve prolífica.
Básicamente, con la poesía me pasaba que me daban ganas de drenarla toda. Es así que en
este tiempo leí dos libros más de E. Primero, Los diarios sumergidos de Calibán
(DobleRostro, 2011) 8. Un acierto de Eduardo Espina, en el prólogo, al decir que “la poesía de
Carrión está al servicio de un núcleo caleidoscópico donde las palabras dejan de estar
presentes en lo que dicen” (p.6). El lenguaje es su pastor y plenamente no le falta. E solo se
lanza, porque explorar es lo que cuenta. Desde mi lectura, este libro puede ser homologado
a Felipe Guamán… de P. Es decir, el hilo que lleva el ritmo es la búsqueda de reivindicaciones
que pudieron tener muchos orígenes y por eso es que constantemente se los busca. Calibán,
un símbolo del resistir. “… nos juraron que –bien apisonados contra el fango o bien
empalizados contra el firmamento— el Paraíso sería nuestro y era largo como la jungla y sus
brigadas allí aguardaban para abastecernos” (p.63). Calibán, un símbolo de resistir el
desengaño de lo que significa una conquista. Las posibilidades arrebatadas, pero que tienen
que ser rescatadas, en lo posible.

Segundo. Novela de Dios (La caída, 2013) 9. Era el único libro de E en una pequeña
biblioteca en el parque del Ejido. Con este libro, me pasó algo parecido a lo que sucedió con
PI, de Puma. En pocas, la lectura no fluyó. Y cuando algo no fluye es mejor apartarse. Al
menos por un tiempo. Sin embargo, este libro –que solo con su título a uno le ayuda a darse
cuenta de la ambición creativa del poeta— me dejó pasajes memorables como “Hoy haré que
todos los desastres del mundo estén creando un rostro sobre un campo cubierto de camas
ardidas. Y esto no es una amenaza, pero sí un firmamento” (p.29). O

Yo me tengo tanto miedo, Padre Querido, pues tú me abandonaste cuando era


muy pequeño, y ahora en la hora en que te escribo estas palabras podría ser yo
tu padre, un generoso seno, una madera donde escupe su realidad el verano, pero
desisto.// Mas me pregunto: ¿si hubiera sido yo tu padre te hubiera abandonado?
(p.32)

Así E. Un poeta que no le teme al temblor. Alguien que sabe su sentido de escribir.

3. célula10

hombrente

“Un hombre se sienta sobre la célula invisible de un poema” (p. 7). Así comienza el poema-río.
En contra de toda duda. Este hombre al que se refiere el verso, podría tratarse del ente que

8
Carrión, E. (2001). Los diarios sumergidos de Calibán. Quito-Ecuador: editorial DobleRostro.
9
Carrión, E. (2013). Novela de Dios. Quito-Ecuador: editorial La Caída.
10
Puma, P. & Carrión, E. (2018). La célula invisible. Arequipa-Perú: Editorial Cascachuesos.
ha nacido cuando, en primer lugar, la figura del autor ha tenido que adoptar el proceso
inverso a la disociación, es decir caminar hacia la unión. Y esta caminata indudablemente ha
sido para P y E una depuración, totalmente necesaria para una escritura por la que no todos
los poetas se atreven a transcurrir (me refiero al ejercicio de cuatro manos). Renovarse
siempre es necesario.

Por otro lado, ¿qué les pudo exigir la escritura a cuatro manos, tanto a P como a E? Disipar
el ego, despegarse de su nombre, olvidar que hay individualidad, conectarse, fluir. Y se abren
interrogantes ¿se complica la escritura, es fácil asumir lo mencionado? E, en un audio en
YouTube11 acerca de esta escritura dijo que

no es un combate poético, sino que es como un hermanarse poéticamente


[...] no hay allí ningún tipo de discusión poética [...] no hay boxeo poético [...]
lo único que importa es el poema [...] el único horizonte es hasta dónde se
puede estirar la poesía, hasta dónde puede llegar.

Entonces, no hay por dónde perderse, la idea es nítida: escribir sin pensar en sí mismos,
sino en el poema. Sentarse en la célula y escribir-escribir-escribir con la fuerza que se
requiere. Que además, puedo decir que es una virtud de ambas poéticas, la de P y la de E. Y
en ellos se puede notar el hermanarse para seguir, para ayudarse, para recordar que el
poema, la poesía no tiene límites; cosa que tal vez entre otros dos autores simplemente
podría no funcionar. Y digo esto dado que uno como lector, podría dejarse llevar por la
trampa, esa falsa seducción de pensar en el hecho de la pertenencia de cada verso, cada
párrafo a su posible autor. Una posibilidad del 50/50, y por lo tanto un ejercicio innecesario
el de tratar de adivinar. Esto significa que el lector también tiene que dejarse llevar, austero
ante esta especie de tentación. Flu...ir.

destello

La escritura de este poema-largo-poema nació igual que el bing bang. ¡Bang! Un destello,
que parece sutil, pero en realidad se trata de una potente explosión de la que nacen ápices
hermosos y también terroríficos. Después del primer verso -que ya fue citado- hay un
apunte clave: “El poema es un brazo de otro tiempo en otro espacio” (p.7). Un brazo que
funciona como una palanca directriz del universo. Más adelante se escribe Si los brazos
hablaran…, este brazo diría: “Vos no construyes el poema, él te construye a ti” (p.8). Aquí,
aclarar que existe una suerte de conciencia que toma el poema; podría decirse que es tanta,

11
Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=sLqzrL2hqas
que por eso los autores se anulan, es más grande que ellos. Así, ellos prefieren dejarse llevar.
Dejarse llevar suena demasiado bien/ jugar al azar/ nunca saber donde puede terminar o
empezar… canta Vetusta Morla12.

azar

Generalmente se espera que un poemario tenga algo que lo predomine: un tema, un estilo.
No estamos acostumbrados a la desfiguración, a que nos desfiguren, tenemos miedo, no
vemos que en eso también hay belleza. La célula invisible es un poema que justamente nos
presenta este reto, porque se trata de una escriturazarosa, en el sentido en que la
construcción del poema es así porque el mundo también lo es. Cuando los poetas lo
contemplan, generalmente le quieren dar una forma, pero terminan escribiendo estructuras
más que poemas. Aquí se le da vuelta a todo eso.

P y E son poetas que constantemente surcan lo que no suele ser explorado. Le temen a la
palabra, pero temerle no significa derrota necesariamente; es algo más guiado hacia la
veneración, sin exageraciones. Entender que el lenguaje nos condiciona es obtener una llave
hacia alguna parte de la locura. Queremos escapar, nos da miedo poner los pies en terrenos
sospechosos. Sin embargo, germina de forma casi imperceptible una luz que nos hace saber
que hay que arriesgarnos. Así la escritura de este río, vertiente de cuatro manos que quieren
ser bañadas con esa luz. Se escribe: “Yo creo en ese hombre que tuvo un poema antes de tener
un apellido. Y que hasta el día de hoy duerme en la cáscara de la célula que es un asteroide
ignorado por un caníbal divino y creador” (p. 8). La poesía está ante todo nombre. En el
principio no era el verbo. ¿Acaso un manifiesto poético? Tener un poema, como una daga
que lo atraviese todo. Que corte los puntos de la realidad donde se pueda atisbar un mínimo
y bello secreto. Que parta los nombres para sembrar otros más.

un libro humano

¿Qué es lo humano? ¿Cuándo eres más humano que tu prójimo? Todo aquello que se podría
considerar dentro de esta categoría es arrastrado en ese ríopoema. Porque el amor nos hace
humanos, el pensar nuestro lenguaje, el escribir poesía, el leer poesía, la desgracia social,
nuestra inteligencia para crear inteligencias, nuestra creatividad, entre muchas otras
cuestiones. En el libro dice: “Dejad que acaricie el ERROR o el ABSURDO o aquello que nos
hace tan humanos. No vaya a ser que alguien más nos escriba” (p. 26).

12
En Copenhague, https://www.youtube.com/watch?v=Mw2cy_7rWF0
autor vs. lector

La cuestión con la que quiero empezar es la contradicción del autor frente al lector y
viceversa. Para muchos, este debate está desgastado. Pero trato de hacerlo resurgir porque
precisamente se trata de hacer una lectura que más bien enfrenta una dialéctica de no-autor
frente al lector - ente vs lector. Y hay un fragmento que se expresa de manera muy curiosa:

En el tiempo de no conocerse, la célula, pobrecita, imaginaba la muerte con un


cabello pálido y muy crespo. Los autores entonces no existían, no pedían favores
como la identidad, las coordenadas del artístico oído en las bases del mar, y la
expectativa de ser. Los lectores no eran vanidosos ni demandantes. De hecho, los
lectores eran apenas un alucinamiento de la célula cuando ésta se despojaba de
ternura y admiraba su celebridad con afán suicida (p.11).

Tal cual. Considero que un lector siempre tiene que abrir su corazón cuando va a girar la
cubierta de un libro. No se trata de una búsqueda en la que el objetivo sea empatar con el
libro –a la manera romántica a la que estamos acostumbrados—, pero abrir el corazón deja
abiertas más posibilidades de lectura. En el caso de este libro, tal vez la premisa que hay que
seguir es que hay que lanzarnos a nadar, sin esperar que la temperatura del agua esté al
nivel que siempre esperamos.

crear

¿Un artista es también un dios porque crea? ¿Cada pintura, cada libro, cada canción es un
universo? ¿Es que hay dioses regados? ¿No había hablado ya Nietzsche sobre el ocaso de
ellos? Dicen que un dios tiene que ser perfecto. Probablemente esta clase de dioses solo son
seres histéricos en busca de la belleza. Por supuesto, son inconformes. El ente que escribe,
dice: “Querría escribir el poema perfecto, ferpecto, terpecfo, solo para borrarlo y volverlo a
crear” (p. 12). La creación es depuración y reconstrucción. Cosas del cosmos, es decir, del
caos. De saber que cuando uno toca un pétalo, este deja de ser solo un pétalo.

jugar

Esta palabra se la suele atribuir a los niños. El poema se convierte en niño y la palabra se
vuelve una burbuja que nace de su soplo:

Una palabra niña por siempre, inventada por un niño que ha estado tomándole
el pelo a todo el mundo, descreído de la fiebre de los adultos, manipulativo con
los ojos llenos de huellas, revolviendo los significados del planeta desde el día
primero (p. 23).
En sí, La célula invisible, es un libro que apuesta por lo lúdico. Juega con las palabras
“(ENERGÍA/ EN-ORGÍA sempiterna del cosmos)” (p. 13). Inserta imágenes, íconos. Se mofa –
hace bromitas—de algunos elementos de la realidad. Tacha. Grita (con la alegría y
desesperación respectivas). En conversación con P, supo decirme que la escritura aquí se
vuelve ecléctica, iconoclasta; busca despejar el absurdo desde lo lúdico, porque el juego
distrae, el juego libera, el juego activa, la contemplación del mundo también funciona desde
ahí. Sin embargo, no todo es inocencia en la escritura. Aparente inocencia. Pero si la vemos
con ojos de niño, nuestra adrenalina tétrica se puede calmar y reordenar los factores.

Entrando al juego frío de escribir un poema con el cuerpo partido frente al charco
tántrico de la realidad donde se dictan fines y fines.

El juego de escribir un cuerpo con un poema donde hay muletas para un cuerpo.

El cuerpo de re-escribir un juego con unas muletas que sostienen ALGO que
semeja, muy desde lejos, un poema (p. 15).

En este fragmento, al jugar con la sintaxis, hay una reflexión meta sobre juego-escritura-
poema. Caos de palabras nacen de caos de palabras, y es hermoso. Es la evidencia de que
hay una célula de la que todo se desprende: un juego frío, el juego de escribir, el cuerpo que
deviene en juego, la escritura del juego; es decir, la poesía misma –mientras escribo esto
siento a la célula pasearse en los campos donde yo solía jugar—.

literatura

La lengua está antes que la literatura. Esta no es más que el intento de dominarla, adornarla
y hasta volverla artificial, porque son muchas las posibilidades de contemplar, de narrar, de
expresar. Pero antes de lanzarse a escribir, hay que conocer lo que nuestra lengua puede
bordear, no como un límite, sino como un acto de prevención a que lo que queremos decir
se diga con cierto sentido.

Habría que dominar lo que sucede de pronto en medio de la lengua. Ese


fenómeno feroz que asombra al instinto, que se embalsama y se sacude por otras
sombras. Ese gran nido en la lengua que cabecea y que niega la misma vida desde
su punto de partida. Esas palabras que se convierten en otras palabras y que
luego se transforman en otras palabras hasta que estallan en soles muertos
absorbidos por hoyos negros de la demencia lingüística (p.19).

Aquí no hay miedo a la lengua, sino a lo que le puede hacer a nuestro cerebrito. Más
adelante se presenta que “La lengua es universal y libérrima, pero basta un solo gesto de ella,
de la carne de uno de sus pozos gustativos, para devastar al cosmos” (p.20). Muchos podrían
tomarse esto como una amenaza; es decir, se quedarían plasmados, sin saber qué hacer con
ella, entonces mejor no hacer nada. No obstante, en la célula invisible es algo a lo que
también se la da la vuelta. El poema arremete como la misma célula al devastar el cosmos.

auge o decadencia de lo canónico

El canon no es más que un péndulo que se mueve entre puntos infinitos de lo que se puede
nombrar como literario o qué literatura es mejor que otra. En la célula invisible, en primera
instancia, se recorre por los parajes de varios personajes estrella de la literatura conocida.
Por ejemplo, dice “¡Emulad al Conde de Lautréamont y luego a Issidore Ducasse […] ¡Explorad
en los intestinos (dulces y tan repletos del mal) de Antonin Artaud” (p.16-17). Pero no solo se
trata de una exploración o un retrato, sino que también llega a cuestionarlos, y la pregunta
apunta a querer descubrir la pluralidad de la célula reflejándose en estos cuerpos y mentes.
¿Qué era la poesía en manos de Pessoa, de Blake, de Hölderlin, de Leopoldo María Panero,
de Plath, de T.S. Eliot, de Pound? Cito:

¿Qué pensaba la célula de Vicente Lluy cuando se lanzó de ese séptimo piso luego
de ser odiado por todos y salvado por todos sus amig@s de sus impolutas
tentativas de suicidio? ¿Qué pensaba Vicente Luy cuando buscó el instante
precioso en que todos los hombre de este HIJUEPUCTA mundo pueden
convertirse en un pájaro y volar, ciegamente, hacia un jardín de girasoles
alumbrados por un océano estrellado y tartamudo? (p. 32-33).

Así las variaciones en torno a los mencionados. Entonces, en esta pluralidad, según el
poema, la célula hace viajes y en ellos se desgasta, se renueva, se reinventa, se reorigina. “¿Y
qué pasaría si la célula no se lastimara en cada uno de sus viajes?” (p.35). En este moverse
por recovecos del universo, la célula atisba dolor, en cosas como la pedofilia, la enfermedad,
pero también atisba amor y belleza. “Si no se lastimara, si la célula invisible no se lastimara,
desaparecería su luz de dolor, que es la luz del mundo” (p.36). Dado que se ha dicho esto,
entonces es ineludible aceptar que hay personas que llegan a ser un faro que ilumina el
mundo, y precisamente no está mal nutrirnos de sus enseñanzas, de lo que nos puedan
mostrar o proponer. Lo que está mal es quedarse embobados como si pasáramos por un
alucinamiento cúbico. Y aquí aparece alguna forma de parricidio, y en el poema aparece
Quentin Tarantino como metáfora de lo violento; una violencia armónica, precisa, la
violencia con la que se debe arrasar a lo que se establece y no quiere ceder a la libertad, las
nuevas o más bien otras formas de crear:
En los ojos de Quentin Tarantino se cortan las cabezas (entre sí, casi al mismo
tiempo, puede decirse que en cámara lenta) todas las literaturas canónicas y
prestigiosas del mundo y sus géneros y sus congéneres. […] Aparecen, entonces,
las literaturas de ornitorrincos delirantes en sus rituales indígenas dejándose
mojar por la lluvia ácida (p.38-39).

Son estas últimas literaturas las que se encargan de subvertir el mundo. Los ornitorrincos
a los que se alude pueden ser también gatos, camaleones, ranas, delfines, salamandras, etc.
El punto es demostrar que siempre hay algo que aportar al arte. Y de hecho la célula invisible
es un ejemplo de renovación, como se había mencionado ya. Traspasar la puerta y
transgredir, eso es lo que alguien que se quiere dedicar a escribir debería tener en cuenta,
claro, sin dejar de tomar en cuenta que nada es nuevo, pero sí que todo se puede
transformar.

cyberpunklove

Publican un libro de poemas escritos mediante inteligencia artificial, es el título de una


noticia que se publica en el portal Clarin.com, en la sección de nuevas tecnologías. En esta
parte del libro, la célula invisible engendra una célula invisible artificial, que a base de
algoritmos memoriza miles de poemas y reacciona antes imágenes y sonidos, como un
humano real. Incluso se señala que tiene estilo y voz propias. Esto supone pensar en lo
cyber, tratar de nadar en las ideas de ciencia ficción. ¿Acaso no es perturbador pensar en
que podríamos ser reemplazados por la máquina? Pero, ¿acaso no somos máquinas ya? Un
ritmo de vida maquinado. Es así que, para que lo humano no claudique, busca su argumento-
refugio tal vez en lo espiritual. Continuando con la noticia, el último párrafo informa que:
“Algunos poetas señalaron tras la publicación de este peculiar libro que una máquina nunca
podrá reemplazar a un humano en este campo, ya que jamás será capaz de escribir con un alto
nivel de espiritualidad” (p. 27). ¿Es esta una respuesta desesperada por el miedo a
desaparecer o un argumento con miles de pinceladas de fe? Tenemos que saber hasta dónde
se estira lo que concebimos como humano. Tal vez solamente se trate de comprendernos y
reconocernos, sin temor. Más bien con amor.

Pero el amor, en estos tiempos locosmodernosácidos, también es opacado. Se lo esconde,


se lo olvida, se lo hace añicos como si se tratara de un bloque de concreto. El poema afirma
que hay gran probabilidad de que la célula invisible artificial “empezará a hablar por
nosotros. A fotografiarnos” (p.29). Y crea una metáfora gigantesca acerca de cómo nos vemos
inmersos, de a poco e incoscientemente, en una cotidianidad artificial, llena de redes que
cubren soledad.

Comunidades de piojos tomándose fotos (con sus senos suspendidos al aire y su


risa impostada y sus platillos de ausencia y soledad a punto de ser engullidos)
para sus parcializados y limitados seguidores (mentiros@s acicalándose sus
cabellos engominados de apariencia y espectáculos irrisorios encumbrados en la
BANALIDAD) de su burda red social. Se volverán finísimos editores del
cataclismo de nuestra Era (la vanidad, la ilusión del espejo, la vanidad) es una
pantalla circular de plasma del año 2100: ¿En ese escenario será posible recordar
al amor? (p. 29)

Esencialmente la pregunta nos remite a posiciones como las del amor líquido, de
Zygmunt Bauman, que como se sabe trata constitutivamente acerca de la fragilidad del amor
en la sociedad. ¿Cómo hacer que el amor reviva? ¿Se deja de amar? Si nos proyectamos en
el año 2100 que propone la cita, ¿qué pensamos acerca de todo esto? Tal vez hasta el amor
se llegue a construir en base a algoritmos. ¿Nos da-rá igual?

Miss Eria

Sintetizo la anterior idea para volver a ella y desprender otra cuestión: el mundo se devasta
sin amor. Y de esta gran-gran-gran-(¿infinita?)-depresión nos ha sido complicado
levantarnos. Todo es más pesado, y aun así caemos en la ilusión de creer que somos livianos.
Pseudofilosofía de lo volátil. Contemplando esto, “la célula invisible escribe un poema
parecido al grito de la MISERIA de este mundo” (p.42). Y la miseria regada en todas partes y
aún así imperceptible para la artificialidad que nos bebemos. Y cuando volteamos a verla, a
veces ni la poesía nos salva de un impacto funesto. “Un poema parecido a ese niño que se
muere de hambre en Niger ahora mismo (o en Haití o en Venezuela), mientras se escriben estas
palabras inútiles […] el HAMBRE de ese dios que rezas por las noches o las madrugadas o
cuando la sangre borbotea sobre tus manos” (p. 42-43).

Podría decir que además aquí se hace una exhortación a aquellas personas que creen
caminar por un sedero de beatitud, pero que lo que realmente hacen es taparse los sentidos
para no sentirse peor con ellos mismo. Pero es posible cambiar. Puede que el arte no prevea
ciertos daños a los que se expone el mundo, el ser humano, sin embargo nos regala su
esencia para resistir ante eso: no hay poema fuera del mundo, y ese es el gran dolor del
poeta. “Y el cuerpo de un poeta es soberano en su enfermedad” (p.45). Esta actitud del poeta,
tranquilamente puede ser adoptada por quienes no lo son (¿qué es un poeta?), porque a la
final lo que se sabe es que un poeta es primero un humano; ergo, de él es posible aprender.
A decir, por ejemplo:

MUNDO TÚ NO ERES LA MEDIDA DE TODO MI AMOR

MUNDO TÚ NO ERES EL REMEDIO DE TODOS MIS MALES

MUNDO TÚ NO TIENES LAS AGALLAS QUE YO HE PERDIDO

MUNDO TÚ NO TIENES EL AMOR QUE NUNCA ME DIERON

MUNDO TÚ NO ERES EL SUEÑO QUE ME QUITARON

MUNDO TÚ TAMPOCO ERES LA MUERTE QUE NECESITO (p. 47).

La célula ha inscrito un mantra-anarquista-vital. Rechazar el mundo que no es el original.


Rechazar el mundo que grandes y deformes tarántulas egoístas nos han tejido. Porque
tenemos derecho a rechazar lo que quieren hacer de nosotros. Pero eso no significa que no
hemos de tratar de cortar esas mismas redes. Se tratará de limpiar toda la mugre, la mísera
mugre que hay dentro o debajo.

despedida

Al leer La célula invisible uno no está seguro de pertenecer a su explosión o si solo se la está
contemplando. La célula es un árbol a la que le crecen ramas incesantemente, con cada
nuevo guiño, cada relectura. El silencio, la energía, el amor, el miedo, la belleza, el dolor, la
tecnología, la duda, la creación, el juego… componentes, partículas nadando, dirigiéndose a
nuestros cerebros, siguen formando caos y cosmos. Es decir, siguen abriendo caminos,
posibilidades para el arte.

Y es en estas dimensiones donde se puede encontrar mundos donde podamos sentirnos


mejor incluso para reflexionar lo que en nuestra realidad real sucede: todas esas imposturas
ante las que no debemos doblar la rodilla; tenemos que transmutar el perfume de agobio en
uno que huela a la belleza del momento exacto en la que una flor que se abre. Porque
siempre existe un más allá del poema, de la poesía, de la literatura, de la vida en la que nos
movemos. Y vuelvo nuevamente al poema (a sus oraciones finales), para despedirme:
Definitivamente, mi mundo no es tu mundo. Pero es un mundo. Así como tu mundo no es mi
mundo, pero es un mundo.
La función metabólica de la transgresión en La célula invisible

Por Bianca Morales

En los tiempos actuales, el conformismo y el consumismo constituyen el faro de una


existencia apática. El ser humano se ha despojado –voluntaria o involuntariamente- de su
idiosincrasia y humanidad, y ha permitido que se le implante un pensamiento producto de
una fabricación en serie, al mando de una globalización frívola. El sentir ha sido
completamente sofocado porque todo debe efectuarse con la misma velocidad con la que
llega un mensaje de texto: instantáneamente. El lema que nos arrastra es «no pensar y no
sentir para no perder el tiempo»; bajo esta ideología, las artes –especialmente la literatura-
también han terminado por sucumbir a este mal.

Ante este terrible panorama el libro La célula invisible, escrito a cuatro manos por Paúl
Puma y Ernesto Carrión, se nos presenta no solo como una excepción, sino como una
excepción transgresora que rompe con los paradigmas y la porfía de una literatura
dogmática. Las voces poéticas de estos dos escritores se combinan hasta llegar a ser una
sola para renovar y transformar a la literatura con vitalidad y fuerza, a través de una
insumisión comparable a la de Kerouac en Desolation blues y otros poemas.

Adentrándonos ya en el contenido del libro nos surge inevitablemente la pregunta ¿qué


es la mencionada «célula invisible»? La célula invisible tiene significados a la enésima
potencia, todo depende de quien lo lea. Yo, como lectora convencida, me atrevo a dar el mío:
es esa unidad mínima y esencial de vida de un espíritu poético que habita otra dimensión -
o dimensiones-, que pide extenderse y mostrarse a la nuestra. En este punto, los autores, en
un pacto de -según las propias palabras de Paúl Puma- hermandad literaria, desempeñan el
rol de médiums entre nuestra dimensión y la célula invisible (que es –simultáneamente-
cuerpo, alma y poema). Este acto de mediación permite a la célula invisible inventar y
reinventar a los autores y, de este modo, se cumple exactamente una de las sentencias del
libro: «Vos no construyes el poema, el poema te construye a ti»13.

El contenido poético de La célula invisible no se conforma solamente con inspeccionar la


superficie cerebral del lector, sino que se filtra en sus circunvoluciones, anfractuosidades y
cisuras para hacerlo cuestionar, incluso, hasta acerca de su propio concepto de belleza:

13 Puma, P., & Carrión, E. (2018). La célula invisible. Arequipa: Cacahuesos Editores. (p. 8)
Hace poco alguien dijo que la poesía era un hombre sórdido estrellándose
contra la pared y luego, separándose de ella, para observar las
constelaciones de su sangre pulverizada (la distancia, lo dijo, la distancia
marcada por unas rubias estrellas de desolación)14.

Porque las piezas de este pequeño-inmenso puzle poético cambian incesantemente de


forma en manos del lector; porque las palabras que componen este endotelio poético
realizan sus propias funciones metabólicas, y la célula invisible engulle y digiere a la
literatura tradicional y al lector ortodoxo para despertarlos de su anti-estesia y rehacerlos
insubordinados. Jugando con la lógica y los cánones establecidos La célula invisible
confronta al lector consigo mismo y efectúa su principal función para mantenerse viva: la
transgresión.

14 Puma, P., & Carrión, E. (2018). La célula invisible. Arequipa: Cacahuesos Editores. (p. 15)
CONJUNCIÓN PERFECTA ENTRE LA NADA Y EL TODO

Por David Salto

Igual que haré millones de siglos


En un microscópico mundo distante, se unieron
Dos células cualquiera…
Instinto
Dos seres distintos
Amándose por vez primera
Jorge Drexler

El presente ensayo recoge las impresiones de las que fui partícipe en el lanzamiento del
libro “La célula invisible” escrito a cuatro manos por Paul Puma y Ernesto Carrión. Las
perspectivas muy particulares de su construcción nacen de las siguientes vertientes: El
evento del lanzamiento del libro en sí y los discursos respectivos de sus autores. La idea del
poema-río como el proceso de creación de la obra literaria. El encadenamiento de poesía
donde se pierde la idea del autor. Las percepciones de este trabajo son apenas una visión
muy endeble que se puede llegar a reflejar del ingenio presente en las páginas de “La célula
invisible” y vivenciado en el auditorio en la presentación del libro.

La vida brinda contados momentos en los que el ser humano se transporta lejos de sí,
hacía un territorio inexplorable e irreconocible que puede hallarse en el sitio menos
esperado. La casa cultural Benjamín Carrión fungió en tal necesidad como escenario para
descubrir un universo que valiéndose de la poesía como vehículo, y de la reflexión, la
divagación y la anécdota visibilizó ante todos esa partícula elemental de vida, tan olvidada
y tan necesaria. La célula, que aunque no se ve, a través de la palabra se puede concebir
mediante las formas exangües que apenas se alcanzan a imaginar. Sin embargo, gracias a
una visión propicia por parte del catedrático Paúl Puma, además de un comentario y una
lectura de fragmentos de la obra por el escritor Ernesto Carrión en formato de video se pudo
dar con su célula, la célula invisible que a manera de libro y valiéndose de la estética lírica
versa sobre la humanidad, la tecnología, el amor la conciencia creativa, la economía, en fin
condensa un universo con grafías de tinta. La presentación del libro fue un ejercicio
dinámico en la que aunque de antemano algunas personas leyeron fragmentos de la obra,
otras se levantaron espontáneamente para valerse por un instante breve de este cosmos
literario. La música como toda manifestación que acompaña a cualquier arte también se hizo
presente con armónicas piezas de Jazz, mientras la divagación de lo descubierto esa noche
hacia mella en las pláticas de los espectadores. Una velada excepcional en la que destaca el
estilo único del Magister Paúl Puma, en su disertación, muy bien complementada con el
editor del libro y su entrevistador.

Para comprender de mejor manera la fuerza de los autores en su libro, es necesario


remitirse a Roland Barthes quien enuncia que cuando el autor entra en su propia muerte,
comienza la escritura porque según él un texto es “un espacio de múltiples dimensiones en
el que se concuerdan y se contrastan diversas escrituras, ninguna de las cuales es la
original”. Por otro lado Borges en uno de sus cuentos al referirse a la literatura de un mundo
fantástico (Tlön), define que “todas las obras son de un solo autor intemporal y anónimo”. Al
parecer estos postulados concatenan perfectamente con el carácter de escritura
vislumbrando en la célula invisible, obra hecha por y para la poesía, en la que dos ingenios
se difuminan en un solo ente lírico. Una obra que alcanza lo que Macedonio Fernández en
Museo de la novela de la eterna nos recuerda: la única obra que en verdad es artística es
aquella en la que el lector alcanza la otredad deja de ser su propio “yo” por un instante. Este
poema-río cumple con los requisitos porque está pensando como un artefacto lúdico
valiéndose de juegos, con formas, con objetos, con imágenes, transporta al lector a
desencadenarse un instante de su medio pero también en ocasiones arroja esquirlas de una
realidad introspectiva y palpable en cada uno de nosotros. En definitiva la autoría en este
libro desaparece en pos del poema, en un ejercicio de hermandad, un tejido a partir de las
fuerzas que se pueden proponer que colisionan como un huracán que puede convertirse en
poesía.

Este es un poemario que fluye con la fuerza de un caudal que se estructura ya desde el
proceso de escritura como un episodio fantástico literario donde las distancias no significan
sino un elemento renovador para que la escritura venza los husos horarios de patrias tan
distantes como lo son España y Ecuador a través de misivas virtuales en las que Paúl como
Ernesto se despojan de su identidad, llegando a escribir en olas de fuerza argumental que
cuando estaban por descender eran continuadas por su par; el poema fue tomando formas
insospechadas, la idea de hacer un poema con alguien más destruye incluso el temor al
anonimato lo único que importa es el recorrido de la poesía. Quizá la escritura en
hermandad al fin permita que el paso del pensamiento a lo escrito llegue en su totalidad,
dispersando ese sin sabor de boca de haber escrito algo, sin llegar a ser en realidad aquello
que se quiso expresar. Podría ser que el cúmulo de voces en la escritura aluda al regreso de
la entidad a una totalidad. Y en realidad este es un ejercicio complejo y atrevido porque no
es una antología en la que se cuida de definir límites entre los poetas, o un ring de boxeo
poético, es simplemente un cuerpo construido por dos poetas.
En conclusión la maestría de los autores Puma y Carrión se ven reflejados en una obra
impersonal, que recoge su talento y hace que despunte aún más si es posible, esta
experimentación de escritura invita a repensar el texto a definir nuevos parámetros para
trabajar más allá del canon, de los géneros literarios, transformando el poema en la realidad,
o la realidad en el poema, invita a creer en la literatura nacional, a participar de la vida activa
literaria como espectadores de un despliegue maravilloso de una obra, o impulsar en uno
mismo la profesión literaria, en la escritura.
La distopía y la deshumanización en Mickey Mouse a Gogo

Por Michelle Jiménez

La obra Mickey Mouse a Gogo del MSc. Paúl Puma nos expone, mediante una representación
teatral de ciencia ficción, una comparación de la distopía futurista y la modernidad actual;
es una metaforización que evidencia un mundo devastado por animales tecnológicos, en
donde los seres humanos son como aquellos androides sin sentimientos ni atisbos de
humanidad. En ese mundo, nos hemos convertido en la proyección de androides en todo
aspecto; en comportamiento y pensamiento, nos manejamos sistemáticamente y nos hemos
olvidado buscar la felicidad en la minoridad de los actos propiamente humanos.

La felicidad es imposible, pues ya no queda nadie que le instale los clones o arquetipos
un «Programa de felicidad» o un «Microchip de 😊». La obra actúa como un intento
impulsador de la ausencia de felicidad en los humanos, a la vez que decae la esperanza de
encontrarla; en este espacio, los humanos hemos dejado que la materialización actúe como
principal impulsador de ella; conectándonos con la tecnología y alejándonos de la
eudaimonia que debería primar como esencia vital humana.

La distopía futurista, es, más que la idea de oposición o enfrentamiento con la concepción
actual tecnológica, una meritoria advertencia sobre el uso de la tecnología, la
deshumanización y el vano resplandor del dominio tecnológico. Nos encontramos sumidos
en el olvido cuando todo rasgo humano se ha perdido en el vacío, divisándonos en un ideal
postapocalíptico del entorno que nos rodea y lo único que disfraza este día a día es una
manta de la falsedad que cubre el desastre en el que nos hemos convertido, lo que somos.

¿Puede la tecnología ser un invento atroz para la humanidad? La metaforización de la


obra, aquella idea visionaria de fatalidad y resignación nos muestra un mundo en el que
somos el reflejo de nuestra actividad, más no de la tecnología; ya que la destrucción es una
facultad inmanente de la humanidad. Al paso de la mano que acciona las palancas y oprime
los botones la tecnología se ha encargado de destruir todo lo que tiene un centro palpitante,
y frente a eso, la culpa está plasmada en el inconsciente colectivo de la humanidad, pero no
sacude su orgullo; muy al contrario, alimenta sus deseos más profundos y su «raciocinio»
encargado de destruir y de deshumanizarse.

¿La culpa es solo de unos cuantos? La idea de distopía y deshumanización no es


individual, parte del concepto de sociedad o de sistema. “La cultura moderna se piensa a sí
misma, volviéndose consciente de su propia historicidad y, por medio del pensarse, intenta
superar sus propios límites históricos (Retamal, 2016).” Por lo tanto, la felicidad no solo es
un acto individual, ya que cuando se debilita la capacidad social de empatía, se cae en una
indolencia colectiva muy arraigada a la frialdad de las máquinas y al resplandor vacío de los
códigos y luces palpitantes. La sociedad construye su historia desde la máquina, y no espera
a que los códigos que manifiestan la humanidad terminen de imprimirse.

¿Cómo escapamos del vaticinio destructivo? Quizás no exista escapatoria; la proyección


apocalíptica viene desde nosotros, sus resquebrajaduras son nuestras sonrisas y la
humedad del metal nuestro llanto; no somos seres capaces de quedarnos estáticos, todo es
relativo; todo cambia y progresa, pero el ser humano se encuentra en un proceso de
involución en el que ni la tecnología ni los avances servirán para recuperar aquello que
parece definirlo, la humanidad; estamos destinados a convertirnos en androides
cibernéticos capaces de deteriorar el tiempo y el espacio; es ahí cuando la raza humana
encarnará el olvido apremiante de su decadencia, en un vacío sin ideales, sin la búsqueda
de la felicidad que nos hace humanos, sin la sensibilidad de la piel, solo el adormecimiento
del frío metal y el raudo accionar de los códigos digitales en la lenta agonía en la que ya no
sentiremos nada.

Referencias bibliográficas

Mota, E. (2019). El cyberpunk, una deconstrucción de la realidad. Retrieved from


http://istmo.denison.edu/n23/articulos/08_mota_erick_form.pdf

Puma, P. (2017). Mickey Mouse a Gogo.

Retamal, C. (2016). DISTOPÍA Y NIHILISMO. DE LA UTOPÍA COMO TIEMPO DE LA


ESPERANZA A LA DISTOPÍA COMO TIEMPO DEL FIN. Retrieved from
http://www.ub.edu/geocrit/xiv_christianretamal.pdf
Lo underground en B2 de Paúl Puma

Por Edwin Toazo

En la multiplicidad de características de la poesía, está la de ser una lámpara que muestre


la fusión entre arte y vida, desde los puntos olvidados en la racionalización del mundo,
elemento presente desde una manera original y consecuente en la obra del poeta Paúl Puma.
En símil con los movimientos undergruond que buscan su realización fuera de las formas
establecidas, en muchas ocasiones autoritarias.

El autoritarismo no se da sólo en políticas, también la cadena de producción en


serie, la burocracia despersonalizada, la organización gigantesca, la panificación
central cibernética, la educación especializada, el diseño funcionalista, el arte
abstracto[…] En la generalización de las ecuaciones matemáticas y leyes
científicas, en la reglamentación del método científico, se mete luego en la
ciencias sociales en forma de conductismo y por último reprime el erotismo y
convierte el entorno físico en yermo perceptual en forma de muebles funcionales
blancos, rectilíneos y asépticos como pelos rapados, de arquitecturas
racionalistas <<caja de zapatos>>, músicas concretas y páramos conceptuales
(Racionero,1977, p.31).

En contraposición a esta realidad B2 actúa como una luz instantánea y creciente, entre
muchas de sus dimensiones el escribir desde un contexto cotidiano singular y denunciante,
humanizar las facciones rechazadas de la realidad desestabilizando los elementos
racionales a un nivel artístico, campos que comparte con la ideología del underground, se
analizaran en los siguientes párrafos.

El protagonista de B2 se muestra como el resultado del choque de situaciones sociales


repetitivas en el país e ideologías cultivadas por los gustos personales, además, de
pertenecer a un grupo étnico estigmatizado. En primer lugar, la desintegración familiar en
consecuencia de la desestabilidad económica ocasionada por el desempleo, en subempleo,
el no trabajo en una sociedad dominada por el flujo de capital, obliga a buscar formas de
supervivencia que en ocasiones desalinean con una proyección individual, sin embargo, son
necesarias y esperadas por una colectividad a motivo de su color de piel. En este sentido, el
personaje poético conoce su lugar, su hábitat y se muestra desengañado, inmerso en un
mundo “popularizado”, digitalizado, que no quiere y que busca con total desesperación
obrar sobre su exterior sin resultados favorables. En B2 se palpa a una sociedad que devora
con su moral ocasional y selectiva, en donde el beneficio individual prima sobre el bienestar
del semejante, al mismo tiempo que nos rememora la inestabilidad de la vida y de cómo
cualquier individuo está expuesto a una posición similar. “Mi encuesta tiene, quizás, refleja
un solo dato real, el de muchos que padecen como yo: mi dato, el que padezco: el mío” (Puma,
2016, p.32).

Esta característica en relación con la filosofía que envuelven a los movimientos under es
de precisa asociación con sus referentes, pues desde su gestación en el romanticismo,
figuras como Shelley o Blake, apuntaban a una revolución cultural, al ser el espejo que
mostraba una sombra futura y la lámpara que desvelaba la sombra presente, en su contexto:
la industrialización y el racionalismo. En cambio Paúl Puma, en B2, sabe que la revolución
está muy lejos, pero, apunta a un cambio más subjetivo, más personal, pues en la era digital
y normalizadora, la de los espejos vivos alumbrados por lámparas y sabanas /Espejos de
espejos. Donde todos se recubren de una hojarasca de pixeles, es preciso girar la vista a
aquellos lugares olvidados llenos de símbolos para anticipar la corriente invisible de la
sociedad antes descrita. Entonces la figura poética de B2 pulula entre la asiduidad y el
desengaño; entre la ciencia y el amor; entre la astronomía del lenguaje y el vacío de la web;
entre sus yoes. Pero todos marginados de la generación underground, los excluidos en el
cauce normal de la sociedad de consumo.

En la actualidad los conceptos dominan la realidad y, en su gran mayoría, las personas


viven sin cuestionarlos, por ejemplo: la paradójica muerte de una estrella sin pensar en la
que hace posible nuestra vida. La lectura de B2 exige en el lector una participación interna
donde la imaginación debe derivar aquellos paradigmas que de alguna manera ponen
fronteras entre el individuo y lo posible. La ruptura que consigue Paúl Puma desde el
lenguaje usado en su texto, acerca a si destinatario a conceptos científicos desde un
sentimiento universal, la impúdica afición de mirar las estrellas de cerca, “estrellas” como
símbolo de ciencia. El acercamiento que propone B2 no desde el racionalismo obsoleto
hasta cierto punto culpable de la esquizofrenia del mundo occidental, sino desde la
imaginación que según Racionero (1997) su

funcionamiento ha desafiado, hasta ahora, el análisis de sus mecanismos […] se


cree que la imaginación procede por analogías, que es la filosofía poética por
excelencia, cuyo lenguaje son el símbolo y la metáfora. Los símbolos que, según
Jung, desencadenan una descarga de energía psíquica, son el alfabeto de la
imaginación. (p.27)

Filosofía poética que en la obra de Paúl Puma se renueva y busca el punto original, el
vértice humano, al presentarnos la poética de la matemática en una de sus caras más
complejas: el cálculo infinitesimal en el cambio y constancia humana. Al mostrar relación
constante de la humanidad y los símbolos que lo rodean, pretende un replanteamiento
conceptual que actúa de forma subjetiva.

Título:
“[Poesía # b]
##
te esparces pura
[b+1]
[1-b]
[b+1-b+1] = a 1 ó a 2”
¿A los dos?”
Borboteo
Metáfora de un grito
[ecuación x o z o w sin respuesta]
[definición de copular]
[de tocar fondo]
[de emerger] (Puma,2016, p. 50).

La combinación de imágenes, tanto poéticas como figurativas de un sistema exacto para


llegar a un principio común, para repensar la generalización que un día nos enseñaron y se
impregnaron de tedio, por no tener un valor humano por ser demasiado abstractos. Este
patrón continua hasta sucesiones más complejas donde toda ecuación refleja la búsqueda
del punto donde conflictúan las cosas, un registro cartográfico, una ilustración del caos de
que se compone el cosmos manifestado en la realidad del sujeto poético como sugiere Blake
citado por Racionero (1997) “el espacio es un estado de la mente, nuestro espacio es un bajo
estado mental. En estados altos, donde la realidad no es objetiva sino creada, el espacio en vez
de ser una vacía intención infinita, es la forma de lo que creamos” (p. 33).

B2 actúa como un sacudón al universo automático al cual se adecua la sin mente, que no
tiene principio, final, arriba ni abajo. Un universo que sugiere resignación, y aceptación de
lo que es, apoyo de lo predecible, miedo a lo imprevisible, impotencia: el universo limitado,
y por lo mismo, limitando la creación (Racionero, 1977, p.32). Al mismo tiempo que recae
en la forma de que un individuo se piense al mismo, ya no desde la forma helenística o
cristiana de concebirnos como una bipartición neurótica cuerpo y cabeza; emociones y
razón; cuerpo y espíritu. Denominando al humano como animal racional que vaga
ocasionando despropósitos (Ib., 1977). En dicho problema el poema parte al ser, primero
desde su cuerpo “que necesitamos para temer pies manos o cabeza” hasta la infinidad de sus
palabras o su silencio.
En una textualidad bipartita B2 muestra en la convergencia del espacio real y el espacio
que se puede crear , está ahí en la entropía física, informática, humana, al pensar todo lo que
rodea a un átomo o a todo como átomos, a continuación se encuentra una neblina o caos
listo para desmenuzarse sin perder la esencia de donde se extrajo, “todas las cosas
transitorias son símbolos” , dice Goethe, y Paracelso habla de las formas como rúbricas de
las cosas, enigmas a descifrar propuestos por la esfinge de la naturaleza. La clave para
descifrar estas rúbricas son las imágenes poéticas. (Racionero, 1977, p.35). Y la obra de
Paúl Puma se descifra relaciones posibles que apelan a un sentido común tradicional para
despertar la curiosidad por aquello que se olvida o que se ignora, aquellos elementos que
los movimientos underground encuentran y recuperan su modo, a su silencio sin trofeos,
solo creación consecuente.

Simpatizar con un personaje al que en la vida real se repele por sus condiciones es un
acto netamente del empoderamiento underground la aceptación por lo que es al mismo
tiempo de la extensión de las maneras de creación es una de las características que posee
B2 de Paúl Puma, un libro que en su lectura recupera la lógica perdida en el fárrago digital
enajenador de los días para luego sumergirse en el lenguaje en deconstrucción de su poesía.
De esta manera acometer contra la persona que cree que un hombre es un hombre, un árbol
un árbol, el cielo azul y la hierba verde, un metro cien centímetro, y un minuto sesenta
segundos, que se puede conocer la esencia de las cosas pensándolas, midiéndolas; para
quien es absurda la afirmación de Hesíodo de que la mitad es mayor que el todo: en
resumen, el hombre pragmático de sentido común para quien las cosas son lo que parecen,
está en un estado de " visión singular" o un sueño de Newton, en la prisión de sus sentidos
de su razón, ¿o de ambos?.

Referencias:

Racionero, L. (1977). Filosofías del underground (Vol. 1). Barcelona: Anagrama.

Puma, P. (2016). B2. Arequipa: Cascahuesos.

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