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Jesús histórico y el cristo de la fe

Docente:

Camilo Andrés Gálvez Lopera

Materia:

Cristología básica

Realizado por:

Valentina Cárdenas Lema

Carolina Cardona Pareja

Sofia V. Meza Mendoza

Universidad Pontificia Bolivariana

Medellín

09/05/2019
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Contenido

Resumen: .................................................................................................................................... 1

Introducción ............................................................................................................................... 1

Cuerpo ........................................................................................................................................ 2

Estudio del contexto: .............................................................................................................. 6

Conclusión ................................................................................................................................. 6

Referencias ................................................................................................................................. 8
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Resumen:

El tema seleccionado es “el Jesús histórico y el cristo de la fe”, desde hace dos siglos varios

científicos, teólogos, filósofos, entre otros han discutido y puesto en duda si en realidad Jesús

tuvo verdaderamente una naturaleza humana y estuvo con nosotros en la tierra, esto ha causado

tensiones entre cristianos y no cristianos, creando un credo de carácter universal.

El interés por esta cuestión tiene su inicio en el intento de encontrar, desde una radical

negación de la divinidad de Jesús de Nazaret, una explicación verosímil de lo que aconteció y de

cómo fue posible que sus discípulos lo confesasen como Dios e incluso perdiesen

conscientemente la vida al dar testimonio de ello.

Este trabajo quiere poner en evidencia como el entendimiento racional y nuestras experiencias

religiosas se relacionan entre sí, puede que estas choquen un par de veces, pero nunca las ideas

serán separadas de la otra y como esto puede surgir en las personas un amor, pasión, admiración

y una constante fe por la que serían capaz de arriesgar sus propias vidas, siendo de distintos

contextos políticos, económicos, religiosos y culturales.

El trabajo busca realizarse a partir de ciertos textos, videos, debates y búsquedas virtuales,

queriendo refutar de manera correcta la sustentación del trabajo.

Introducción

Los relatos evangélicos están marcados por lo maravilloso y los milagros, que muchos se

niegan a aceptar. ¿Cómo basar la fe en datos que parecen en gran parte legendarios? Nuestra

mentalidad, marcada por la cultura científica, se ha hecho extremadamente exigente en relación

con la historia. La fe no puede ser ya ingenua. No se puede creer sino basándose en cosas ciertas,

es decir, en datos históricos comprobados.


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Se trata de ver hasta qué punto existe, entonces, a pesar de esa separación de sus dos personas.

Qué sentido tan distinto se desprende de la ejecución en la cruz según que cuelgue de ella una

persona mundana o un personaje que reclama para sí una autoridad escatológica, o que sea hasta

el “Hijo de Dios”

En el hoy se acepta pacíficamente que, entre el tiempo de Jesús y la composición final de los

evangelios, las tradiciones acerca de Jesús fueron elaboradas dentro de un proceso complejo y

probablemente no sistemático y se configuraron a la luz de las necesidades y preocupaciones de

los diversos grupos cristianos. Este complicado proceso de tradición que va desde Jesús a través

de las comunidades primitivas hasta los evangelios después de un largo período de tiempo ha

sido aceptado hoy por los cristianos. Por ello, todo el “relato” de Jesús es el fundamento de la fe

cristiana.

Cuerpo

Fueron tres fases muy concretas que marcaron el comienzo del dilema entre lo real y lo

ficticio como la existencia de Jesús en la historia y el cristo en la fe. La primera de ellas se

nombra como “la primera investigación” y se da del siglo XVIII hasta el XIX. Hermann Samuel

Reimarus, es el que inicia la primera fase, ya que desde una posición muy crítica abre un debate

de que solo lo que se conoce de Jesús está contenido en los evangelios, por lo que cuestiona la

objetividad de estos escritos. Para otros autores y estudiosos de la época, los relatos evangélicos

eran poco creíbles porque no contenían lo que Jesús hizo y dijo, sino lo que creían los seguidores

de Jesús, unos años después de su muerte.

Reimarus ataca el carácter sobrenatural del cristianismo de que Jesús había sido un político

cuya intención era asumir el poder, pero su intento fracasó, por lo que una vez muerto, los
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discípulos robaron su cuerpo, dijeron que había resucitado, e inventaron los milagros con el fin

de mantener vivo el sueño político de Jesús. (S.N, 2016)

Se tiene en cuenta una obra en la que esboza lo que llamaríamos “la teoría del engaño”

resumida en esta idea: “Tenemos justificación para trazar una distinción absoluta entre la

enseñanza de los apóstoles en sus escritos y lo que Jesús mismo proclamó y pensó en su propia

vida”. (alma, 2012). Esta teoría conocerá otras expresiones y una de ellas es la que llamaríamos

“teoría del mito” de David Frederich Strauss, discípulo de Hegel. Según este autor, el apremio

del pueblo judío por recibir de una vez al mesías lleva a algunos de sus miembros a aceptar que

el advenimiento se produce en la figura de Jesús, pasando a aplicarle de inmediato toda la batería

de datos que relativos al mesías se contienen en el Antiguo Testamento, aunque para ello haya

que falsear la realidad vital del Nazareno alterando su biografía. Tal afán habría llevado a sus

seguidores a aceptar que era de estirpe davídica, que había nacido en Belén, que producía

milagros. El proceso que le ocurre a los discípulos lo da en llamar Strauss “inducción

dogmática”, y no tiene porqué producirse necesariamente de mala fe.

Una segunda teoría que denominaríamos “teoría del mal entendido”, que debemos a la

Escuela de Historia de las Religiones y a su preclaro representante Wilhem Bousset, quien en su

obra "Jesucristo. Historia de la fe cristiana desde el cristianismo hasta Ireneo" sostiene que la fe

en Jesús está más relacionada con la aportación que hacen los cristianos de segunda generación

procedentes del paganismo, que con lo que piensan los propios cristianos de origen judío del

entorno más cercano a Jesús. Lo que se podría entender en las acciones de estos paganos clásicos

la divinización de un héroe.

Para el siglo XIX Martín Kähler fue el primero en acuñar definitivamente la terminología “El

Cristo de la fe” y el “Cristo Histórico”. Para él el Cristo bíblico o de la fe es el que explica el


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origen de la Iglesia, pero es distinto del Cristo histórico, el cual resulta, para él, verdaderamente

inaccesible, por lo que las preguntas que surgen sobre la fe y la historia no pueden ser resueltas

solamente por la Biblia.

El resultado fue que acabó el siglo XIX con una gran decepción, con respecto a construir una

imagen clara de Jesucristo. Albert Schweitzer, teólogo protestante advirtió que los resultados

alcanzados por sus predecesores no eran en absolutos alentadores; no se había llegado a

resultados seguros. El desaliento fue tal que se manifestó con fuerza la tentación de renunciar

a la búsqueda de la figura de Jesucristo, abriéndose una etapa que se denomina precisamente: “no

búsqueda”.

En la segunda fase encontraremos a Rudolf Karl Bultmann que viendo los pocos resultados

conseguidos en la etapa anterior donde se utilizaba el método científico – histórico para recrear

la figura histórica de Jesús, vio que esta búsqueda no era relevante para él, lo importante era su

búsqueda del kerigma, de que por medio de Jesús, Dios nos invita a la mas plena autenticidad y

felicidad del ser, por tanto, los evangelios que conocemos no contienen la narración de los

hechos acontecidos históricamente; sino que describen al Cristo de la fe, en el que creían los

primeros cristianos.

Por tal motivo, esto incentivó a Bultmann a eliminar los añadidos míticos que contenían los

evangelios para conocer la verdad histórica, cosa que incluye en desandar lo construido por los

seguidores de cristo, e inventa un método para eliminar lo que él llama “las formas de fe” es

decir, prescindir de los pasajes en los que se presenta a Jesús como Mesías, como Hijo de Dios o

como autor de milagros.


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Como consecuencia de todo lo anterior, durante las décadas siguientes y hasta mediados del

siglo XX se cuestionó, especialmente por lo teólogos protestantes, la veracidad de los evangelios

y se llegó a afirmar que de Jesús “no podemos saber casi nada”.

La tercera fase, nombrada “nueva búsqueda” está dedicada a la línea científica y John P.

Meier (sacerdote católico) con su libro “Un judío marginal”, dice que, para él, el Jesús histórico

lo entiende como el Jesús que podemos recuperar, rescatar o reconstruir utilizando los medios

científicos de la investigación histórica moderna, que su enfoque no va dirigido a probar ninguna

posición de fe ni a atacarla. Su método sigue una sencilla regla: prescindir de lo que la fe

cristiana o la enseñanza posterior de la Iglesia dicen acerca de Jesús, sin afirmar ni negar tales

asertos. Dicho de otro modo, no parte de una actitud en contra de la divinidad de Jesucristo, solo

intenta analizar los datos objetivamente, sin ir más allá de lo que estos datos histórico-críticos

puedan aportar.

Meier utilizo fuentes, tales como: los libros canónicos del Nuevo Testamento, los documentos

Q, los historiadores como Flavio Josefo, Tácito y Suetonio, otros autores paganos del siglo II, los

“agraphas” (hechos y dichos no escritos de Jesús), los evangelios apócrifos, el evangelio de

Pedro, el evangelio de la Infancia de Tomás, el Protoevangelio de Santiago, los documentos Nag

Hammadi, los documentos del Qumrán. Lo que al demostrar su punto de vista en los libros

escritos por él se vislumbra que se trata de un estudio muy riguroso y que no son libros de

divulgación sin un fundamento sólido.


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Estudio del contexto:

Ya que la mayoría de los autores que se opusieron al dogma eran alemanes, me surgió un gran

interés en que era lo que estaba pasando en el contexto del siglo XVIII al XIX para que se

alzaran contra la iglesia y llegaran tan lejos con sus investigaciones.

Alemania, en esa época, pasaba por grandes cambios en su economía, sociedad y cultura, la

industria se estaba desarrollando y la ilustración se da gracias a los tantos filósofos que se

esforzaban por buscar respuestas racionales a las dificultades de la política, religión, vida social y

arte.

Al absorber las obras de los pensadores británicos y franceses, los profesores alemanes

desecharon la teología de un mundo en el cual los hombres y las mujeres sin pecado necesitaban

de la gracia divina. Adoptaron una postura optimista, la filosofía secular de un mundo ordenado

por la ley natural en la que todos los humanos, intrínsecamente racionales y buenos, podían, a

través de la educación, aspirar a la perfección.

Una corriente de énfasis en la intuición y el sentimiento se opuso al racionalismo. En religión,

significó el retorno a los valores del Evangelio, conocida como pietismo. Muchos alemanes de

clase media y baja se hicieron seguidores de los pastores luteranos P.J. Spener y A.H. Francke,

quienes promovieron el estudio de la Biblia y la experiencia personal de la regeneración

espiritual expresada en la conducta ética. (Buchot, 2019)

Conclusión

La investigación histórica sobre la vida de Jesús no nació de un interés puramente histórico,

sino que más bien se buscaba al Jesús de la historia como una forma de ayudarse en la lucha

contra el dogma, siendo la mayoría de ellos alemanes.


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Indiquemos en primer lugar los diversos sentidos del término "historia". Puede designar a

cronología, los acontecimientos tal como somos capaces de reconstruirlos a partir de las fuentes

que poseemos. Pero la historia va más allá, implica un cierto sentido de los acontecimientos, en

cuyo discernimiento juega un determinado papel nuestra concepción del mundo. Designa

también la condición humana, porque estamos inscriptos en una temporalidad en la que se decide

nuestra libertad. Si juzgamos la historia, lo hacemos dentro de la historia.

En segundo lugar, sin los evangelios, sin poder acoger con confianza razonable su testimonio

fundamental que presenta sistemáticamente a Jesús como Cristo y como Señor, no es posible el

camino cristiano. Pero la investigación histórico-científica no ha confirmado la ruptura inicial

entre razón y fe, historia y dogma, Jesús histórico y Cristo de la fe; sino, al contrario, ha

fundamentado la razonabilidad de la confianza en el testimonio apostólico. Los evangelios no

sólo merecen confianza como fuentes históricas, sino que invitan a todo fiel a recibirlos como

expresión del ser y vivir en la comunión con Cristo, en su Iglesia. En otros términos, los

Evangelios respetan las exigencias de la cientificidad histórica tanto en su transmisión de los

datos como en el rigor de sus planteamientos hermenéuticos.

Si acaso, puede percibirse hoy con mayor claridad cómo los evangelios implican una

interpelación radical al hombre, a su comprensión de la razón y de la historia, que estaban en

juego, de hecho, en los orígenes del debate moderno sobre el Jesús histórico y siguen estando en

el fondo de la reflexión contemporánea a este respecto. El método histórico-científico es invitado

por la realidad misma de los textos a abrirse a posibilidades interpretativas nuevas; ninguna

dimensión de sus exigencias científicas lo conduce a cerrarse sobre sí mismo. La pretensión de

seguir ofreciendo hoy un “Jesús histórico” significa, por tanto, el abandono consciente del
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horizonte de la fe, de la teología y la propuesta de una interpretación de su figura como sólo

humana.

“La verdad de Jesús no va a aparecer por esta obra, va a parecer mejor si cada uno de

nosotros, desde una experiencia profunda que también es racional, nos acercamos a este

Cristo, lo experimentamos y lo vivimos en comunidad. La iglesia es la que asume todo esto y nos

cuenta quien es realmente Jesucristo, que ha hecho por nosotros y que podemos esperar de él.”

(Nelson, 2012)

Referencias

alma, E. c. (03 de Agosto de 2012). Religión en libertad. Obtenido de La cuestión del "Jesús

histórico": Reimarus y los primeros autores:

https://www.religionenlibertad.com/blog/23998/la-cuestion-del-jesus-historico-reimarus-

y-los-primeros-autores.html

Buchot, E. (10 de Enero de 2019). Literatura y pensamiento en Alemania en el siglo XVIII.

Obtenido de Voyages photos manu:

http://www.voyagesphotosmanu.com/literatura_alemania_xviii_siglo.html

México, C. e. (10 de Julio de 2017). Cristianismo en México. Obtenido de Existió Jesús

Historiador vs Cristiano: https://www.youtube.com/watch?v=OVYoLfGMreg

Nelson, F. (28 de Septiembre de 2012). El Jesús Historico. Obtenido de Al tablero :

https://www.youtube.com/watch?v=iZ7XLlY-UnY

Romen. (16 de Agosto de 2008). El problema del Jesús histórico y el Cristo de la fe. Obtenido

de obolog.es: http://dominusrex.obolog.es/problema-jesus-historico-cristo-fe-119350
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Rouco, A. C. (S.F de Noviembre de 2008). El Jesús histórico y el Cristo de la fe. Obtenido de

Diocesis de Lugo: http://www.diocesisdelugo.org/wp-

content/uploads/2008/11/Jesus_Cristo.pdf

S.N. (22 de Marzo de 2016). Teologia Dialogada. Obtenido de El Jesús histórico y Cristo de la

fe.: https://teologiadialogada.wordpress.com/2016/03/22/el-jesus-historico-y-cristo-de-la-

fe/

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