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OPORTUNIDAD
CAPÍTULO I
Tal y como es sobradamente conocido, uno de los mayores males que aquejan
nuestra justicia penal es su sobrecarga de trabajo. Con independencia de los asuntos
civiles, que tramitan nuestros Juzgados de Primera Instancia, se pueden cifrar en más de
un millar de procedimientos penales, de media anual, los que son instruidos por los
mismos Juzgados (en el año 1984, concretamente, se incoaron un total de 1’633,244
diligencias, que divididas por los 1,600 Juzgados existentes, arrojan una media anual de
1,020 asuntos penales por Juzgado; en el año 1985 fueron 1`863,365 diligencias, a
razón de 1,164 asuntos por Juzgado. (Fuente: Memorias Fiscalía, años 1985 y 1986).
Ciertamente que, para esas fechas, contaremos con una demarcación judicial
más racional (y, por tanto, con un reparto más equitativo de la carga de trabajo entre los
Juzgados) y con un notable incremento de los Juzgados de Instrucción,
fundamentalmente surgidos de la amortización y consiguiente conversión de los de
Distrito.
ASPECTOS GENERALES
927
Op. Cit.,
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 164
¿En qué casos se aconseja recurrir al principio de oportunidad?
PRINCIPIO DE
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 165
OPORTUNIDAD Y PROCESO
PENAL MONITORIO
(Procedimientos penales
simplificados europeos)
CAPÍTULO III
De hecho, esta política legislativa hace ya mucho tiempo que fue instaurada en
los principales Estados Europeos (por lo que habría que suscribir, en esta materia, la
frase que «Europa finaliza en los Pirineos») y, ante los buenos frutos que ha cosechado,
está siendo objeto de un proyecto de “Recomendación” del Consejo de Europa para la
totalidad de sus Estados integrantes.
928
GIMENO SENDRA, Vicente: “Los Procedimientos Penales Simplificados (Principio de
«Oportunidad» y Proceso Penal Monitorio)”. En: Temas de Derecho. Edit. FF.DD.-USMP, Edic.
Nº 3, 26.08.1996, PP. 47-57.
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 166
En nuestro país, la mayor parte de tales conductas o han constituido desde
siempre ilícitos administrativos o han sido recientemente descriminalizadas. Esto último
es lo que ha ocurrido por ejemplo, con el «delito» de conducción de vehículo sin el
pertinente permiso (antiguo art. 340 bis c) CP).
Sin embargo, esta conclusión podría resultar precipitada, porque, como veremos
en seguida, muchos Estados «legalistas» han importado también relevantes
manifestaciones del principio de oportunidad, las cuales se aprecian, tanto en el
momento del ejercicio de la acción penal, como fundamentalmente en el de su extensión
o suspensión:
De lege ferenda, si bien no parece deseable resucitar la figura del «perdón del
ofendido» (ante las innumerables presiones y transacciones inmorales que genera), no
podemos decir otro tanto con respecto a la denuncia, configurada como «condición de
procedibilidad», con respecto a la cual su eventual su extensión a determinadas
infracciones leves, tales como los daños o hurtos en grandes almacenes podría
contribuir a disminuir la sobre carga de trabajo de los Juzgado de Instrucción.
El contenido de dicho auto no es otro sino una «propuesta de sanción», que, sino
es atacada, se convierte en firme con todos los efectos de la cosa juzgada cual si de una
Sentencia se tratara. En esta situación el destinatario puede elegir entre la pena que le es
impuesta en dicho auto o formular su oposición, en cuyo caso se abrirá y se expondrá a
una sentencia en la que podrá ser absuelto o se le podrá rebajar la pena, pero en la que
también el Juez estará facultado para la imposición de una pena más grave a la
irrogada en su primer pronunciamiento, con respecto a la cual no existe vinculación
alguna. Por esta razón, algunos autores afirman que en el procedimiento monitorio no
rige la prohibición de la reformatio in peius.
e) Si, por el contrario, no existiera oposición el auto deviene firme y produce los
siguientes efectos:
a.- Penales: La totalidad de los efectos penales de la cosa juzgada y, de modo especial,
el non bis in idem, excluyéndose la posibilidad de incoacción de un nuevo
procedimiento, tanto penal como administrativo, sobre el mismo hecho. Si con
posterioridad a este pronunciamiento aparecieran nuevos hechos penales en conexión
con el que ha constituido el objeto del auto (v.gr. se ha castigado un delito de
conducción temeraria y con posterioridad se evidencia la existencia de una muerte o
lesiones) el hecho penal enjuiciado sería tomado en consideración por el Tribunal a los
solos efectos del concursos de delitos e individualización de la pena. Del dispositivo del
auto se habría de tomar anotación en el Registro de Penados.
b.- Civiles: En cuanto a los efectos civiles del auto cabría tres hipotéticas soluciones.
Conforme a la primera, podría disponerse una genérica condena a indemnización de
daños y perjuicios, los cuales podrían ser liquidados en fase de ejecución de Sentencia o
a través del procedimiento ejecutivo de la Ley del Automóvil. Una segunda consistiría
en una reserva obligatoria de la acción civil a ejercitar en el proceso declarativo
correspondiente. Y, finalmente, la que nos parece más económico es la de que el
perjudicado se ponga el auto penal de ejecución, tan sólo en lo referente a su pretensión
civil, en cuyo caso se abriría el juicio de faltas, únicamente para el conocimiento de la
pretensión resarcitoria (solución adoptada por el art. 528, 2 del CPP francés).
1. Obstáculos constitucionales
A) La presunción de inocencia
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GIMENO SENDRA, Vicente: “Los Procedimientos Penales Simplificados (Principio de
«Oportunidad» y Proceso Penal Monitorio)”. En: Temas de Derecho. Edit. FF.DD.-USMP, Edic.
Nº 3, 26.08.1996, PP. 47-57.
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Por una respuesta afirmativa abonaría la consideración de que el «sumario» (y
fuera de los espacios supuestos de «prueba anticipada») no existe una verdadera
actividad probatoria, por lo que se habría de concluir en que las sanciones, impuestas en
los procedimientos simplificados, conculcan la presunción de inocencia.
Sin embargo, frente a dicha afirmación podrán alzarse los siguientes argumentos:
B) El Derecho de defensa
Más que una reformatio in peius, con la posibilidad de imponer una pena más
grave al inculpado que ha decidido no aquietarse al auto de ejecución, lo que se produce
en el procedimiento monitorio es una incongruencia extra petita.
Ahora bien, como es sabido, el objeto del proceso penal no queda determinado
por el quantum de petición de pena solicitado por las partes acusadoras, ni siquiera
existe deber de congruencia alguna entre la calificación del hecho punible realizada por
el Juez de Instrucción en el Auto de procesamiento y la sentencia. El único límite
cuantitativo en la congruencia penal es el trazado por el nún. 4 del artículo 851 LECr., el
cual, conforme a su interpretación jurisprudencial, faculta al Tribunal Sentenciador a
recorrer la pena en toda su extensión, imponiendo incluso una pena más grave que la
solicitada por las partes acusadoras, siempre y cuando se encuentre dentro del título de
condena invocado por ellas o el Tribunal no haya hecho uso de la facultad contenida en
el artículo 773.
2. Obstáculos orgánicos
a) La defensa de la legalidad
Pero puede suceder ante determinado hechos punibles en escasa lesión social,
que la pronta separación a la víctima (amparado en le derecho «a la tutela» del art.
24.1), la rehabilitación del delincuente (finalidad perseguida por las «penas», art. 25.2 y,
por ende, por las medidas cautelares penales) mediante medidas alternativas a la prisión
provisional que eviten «el contagio criminal» y el derecho a un proceso «sin dilaciones
indebidas» (art. 24.2) exijan el sobreseimiento de una instrucción, bajo determinadas
condiciones, contra un autor conocido.
Pero que no se les deba reconocer a las partes privadas legitimación para
solicitar esta especie de sobreseimiento, no significa que carezcan de interés legítimo
para oponerse al mismo. Tal y como hemos tenido ocasión de examinar, una de las
razones que justifican el sobreseimiento por razones de oportunidad es la «pronta
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 180
reparación a la víctima». Por esta y otras razones, el derecho comparado contiene
procedimientos para tutelar tales derechos e incluso para salvaguardar el principio de
legalidad: desde la klageerzwingungsverfabren alemana o procedimiento para constreñir
al M.F. a su sumisión del al principio de legalidad hasta el derecho que asiste al
acusador privado en Inglaterra y País de Gales a sostener la acusación, cuando la
autoridad pública le abandone, son todos ellos procedimientos que garantizan un recto
equilibrio entre los principios de legalidad y oportunidad.
Por todas estas razones, las facultades que nuestro ordenamiento confiere al
ofendido en orden al sostenimiento de la acusación, ante la petición de sobreseimiento
del M.F. (art. 642, 644 y 645) o la de recurrir en apelación un auto de sobreseimiento
(art. 795.4) debieran, con mayor razón ser mantenidas si se instaura el sobreseimiento
por razones de oportunidad.
LA “OPORTUNIDAD” EN
CAMINO A LA
PUNTUALIDAD
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 181
CAPÍTULO V
PRINCIPIO DE “OPORTUNIDAD”
(Legislación Penal Peruana)930
La gran oportunidad: críticas y adherencias. Ventajas y desventajas.
930
VARGAS PRADA, Julio. Problemas Jurídicos Contemporáneos. Edit. San Marcos, Edic. 1º,
Lima-Perú, abril 1997, PP. 71-77.
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 182
El 6 de abril de 1995 se hizo público un proyecto que modifica el lamentable
texto vigente. Es digno de destacar que hace distingo entre delitos culposos y dolosos.
A los culposos no les pone límite, lo cual también es discutible. Y en materia dolosa
pone un límite de 4 años. Estamos, por lo tanto en peor situación. En cambio el proyecto
suprime con razón la “insigficancia” o poca frecuencia de los delitos, terminología que
no tiene reflejo o concordancia con el Código Penal y acaba con aquello de culpabilidad
o contribución mínima. Se es o no se es culpable. El tal proyecto ofrece, pues, una de
cal y otra de arena. Se tiene la sensación de que los legisladores avanzan a saltos. Si, a
saltos de canguro, dicho sea con respecto y con franqueza, lo cual es una buena mezcla.
Y así la tal oportunidad protege a “Lesiones menos graves” del art. 122 del C.P.
le atizan una pateadura que los manda más de diez días a la cama. ¡Cosa insignificante!
No vale la pena ocuparse de eso. Según el proyecto modificatorio ya puede un agente
exponer a peligro de muerte a un menor de edad o a un incapaz. Art. 125. Hasta cuatro
años. ¡Cosa insigficante! Viva la oportunidad. La calumnia Art. 131, atribuir falsamente
un delito. Sólo días-multa a la calle y viva la oportunidad. El que viola la
correspondencia, que no se alarme, para eso está el principio de oportunidad. ¡Todas las
ofensas al pudor público!. Art. 183, a la calle, con toda oportunidad. El carterista, el
ladronzuelo está de plácemes. Y según el proyecto modificatorio ni con agravante se
aloja en la cárcel. El que se atribuye la autoría de una obra ajena no tiene importancia.
¿Quién se va a ocupar de semejante insignificancia...?.
A veces pienso que ahora, cuando tengo más de cincuenta años de abogado y
cumplo en 1997 cincuenta años de profesor universitario, tendría que matricularme en
primer año de Derecho porque ya no entiendo nada. Otra cosa me enseñaron mis
maestros:
“No basta que las leyes determinen los derechos y obligaciones, sino que es
indispensable que el poder público las haga respetar y cumplir; pues de otro modo los
particulares se harían justicia por sí mismos. De ahí la existencia de una administración
de justicia reconocida a un en forma rudimentaria, como una necesidad permanente”.
“El juez puede en cualquier otra materia ejercitar una influencia transformadora
y correctora de la ley que debe aplicar; ya cuando llena sus lagunas ya cuando la
interpreta con criterio elevado, siguiendo los dictamines de la justicia y de la
jurisprudencia; pero él no puede adoptar el mismo criterio al aplicar las normas
procesales, aquí la ley traza, decisiva y netamente, la línea de conducta que debe
observar rigurosamente y no puede por tanto tener ninguna libertad. De aquí la
necesidad de contar con un organismo procesal adecuado a la tutela del ordenamiento
jurídico, evitando hacer ineficaz o impracticable toda sanción jurídica”.
Entre los diversos errores del principio de oportunidad hallamos esta perla:
“delitos poco frecuentes”. ¿Qué tendrá que ver la frecuencia con la magnitud del
delito?. El quebrantamiento del orden jurídico puede ser un hecho aislado o una ola
criminal. En nuestro país tenemos la tentación irrefrenable de legislar de acuerdo a la
cantidad. Y vamos a salto de mata. Son frecuentes los actos terrorristicas? ¡Pues se
modifica la legislación! ¿Por qué? Porque se cree que una mayor pena será factor
disuasivo. La pena es el resultado de una ecuación entre la norma y el acto delictivo. La
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 184
disuación es un efecto deseado pero adjetivo. ¿Aumentan los secuestros? Modifícase la
legislación. ¿Violación de menores? A cambiar la legislación. Nuestra legislación tiene
más parches que pantalón de pordiosero. Ya no se sabe bien cuál es su color. Y, como
queda dicho, parir códigos por partes es la gran revolución peruana.
Entre los múltiples casos en que será viable la “oportunidad” he citado el del
aborto, legislado en el Art. 120 del C. Penal. No quisiera dejar pasar esta ocasión sin
señalar algunos conceptos sobre dicho dispositivo. Son propiamente los de la Iglesia
católica. Es cierto que el Código condena, pero es un engaño. Lo hace para que nadie
pueda afirmar que el aborto está legalizado en el Perú. Pero prácticamente lo excusa al
señalar una pena máxima de tres meses. Lo mismo puede ser tres días, o tres horas o
tres minutos, porque no hay mínimo. Las causales de esta liberalidad son dos: embarazo
por violencia sexual y probables taras.
Maier, expresa: “la posibilidad de que los órganos públicos, a quienes se les
encomienda la persecución penal, prescindan de ella, en presencia de la noticia de un
hecho punible o, inclusive, frente a la prueba más o menos completa de su perpetración,
formal o informalmente, temporal o definitivamente, condicionada o
incondicionadamente, por motivos de utilidad social o razones político criminales”932.
Así pues el artículo 2º del Código Procesal Penal, en determinados casos y bajo
condiciones determinadas, concede al Ministerio Público la facultad discresional de
abstenerse del ejercicio de la acción penal o procurar su fenecimiento una vez incoada;
adicionalmente le autoriza para procurar acuerdos con el inculpado; y así también la
facultad de propiciar la conciliación entre el agraviado y el inculpado.
931
MANRRIQUE ZEGARRA, Cesar Edmundo. Principio de Oportunidad y Facultad Conciliadora
del Juez de Paz en Materia Penal. En: Revista Jurídica del Perú - Reforma del Poder Judicial-.
Año XLVI, Edit. Normas Legales, Edic. 1º, abril-junio 1996, PP. 155-157.
932
SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. “El Uso de Criterio de Oportunidad en el Código Procesal Penal”.
De: ORÉ GUARDIA, Arsenio. Estudios de Derecho Procesal Penal. Edit. Alternativas S.R.L.,
Edic. 1ra., Lima-Perú 1993, P. 281.
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 186
Bajo esos mismos supuestos la norma legal mencionada, autoriza al órgano
jurisdiccional a abstenerse del juzgamiento y aplicación de la pena, y a disponer el
sobreseimiento del proceso; cuando así lo solicite el Ministerio Público.
Pero hay que precisar que no se trata de una facultad discrecional que libremente
puede ejercer el Ministerio Público y el Órgano Jurisdiccional, sino de una posibilidad
de hacerlo dentro de los supuestos y condiciones determinados en la norma: Es una
discrecionalidad parcial o condicionada.
Cabe anotar asimismo que son dos los efectos que se derivan de la aplicación de
este “principio” en el orden procesal: a) Se evita la intervención del órgano
jurisdiccional, liberando a los tribunales de una innecesaria carga procesal; b) o se
inhibe éste de la aplicación de la pena frente a conductas delictivas de escasa lesividad
social o de mínima culpabilidad, que no afectan sensiblemente el interés público.
Para la doctrina desde hace mucho tiempo está en tela de juicio, la justificación
de un derecho punitivo y utilidad de la pena; ahora es un tema sometido al buen criterio
y discresionalidad del Fiscal y del Juez, aunque solamente ante algunas situaciones.
933
Ibídem., P. 287
934
Ibid, P. 287.
935
Ibid, P. 289.
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 187
3. En lo que respeta a la Justicia de Paz no letrada, resulta beneficioso el cambio
de criterio que trae consigo la adopción del “principio de oportunidad” en la política
criminal del Estado, y la modificación de los conceptos del legislador en cuanto al
objeto y fines que persigue el ejercicio de la acción penal, y el proceso penal mismo.
936
Ibid, P. 290.
MÉTODOS ALTERNOS PARA LA SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS (MASC) 188
El reconocimiento legislativo del “principio de oportunidad”, es pues
satisfactorio tanto por la justificación que le concede la doctrina moderna, como porque
importa la incorporación de los criterios del derecho consuetudinario nacional en el
cuerpo de la legislación; lo cual asegura a la norma fructífera vigencia.