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Se puede así soñar una sociedad de emancipados que sería una sociedad de artistas. Tal
sociedad rechazaría la división entre los que saben y los que no saben, entre los que poseen
y los que no poseen la propiedad de la inteligencia. El maestro ignorante, Jacques
Rancière
En la Pedagogía de la autonomía, Paulo Freire señala que todo formador debe comenzar por
aceptar que es el sujeto en relación a lo que considera su objeto: “quien forma se forma y re-
forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado.” Quisiéramos
compartieras desde una perspectiva crítica y reflexiva, aquellas experiencias que te llevaron
a pensar en re-formar los modelos educativos del arte.
La relación entre el arte y el mercado siempre ha sido controversial, y en gran medida, explica
las transformaciones en las prácticas artísticas. Este paso de un giro social a uno pedagógico
en el arte, ¿obedece a una reforma neoliberal de la educación?, ¿la idea de la contingencia
plantea sea un contra-modelo a la educación neoliberal? Entendiendo por neoliberal aquella
que dota de las herramientas e información necesaria para la reproducción de un sistema
económico de enriquecimiento.
Rancière una comunidad emancipada requiere de narradores y traductores, puesto que no
sólo se trata de un lenguaje común entre artistas e investigadores, sino de un intérprete activo
que logre apropiarse y elaborar su propia traducción. Algunas propuestas como SOMA, La
curtiduría (Oaxaca), NoAutomático (Monterrey), Périferica (Tijuana)… se han propuesto
crear un espacio común para reflexionar sobre el arte y las prácticas culturales. Desde tu
experiencia en alguno de estas iniciativa ¿piensas existen una participación activa del
público, o bien, se incluye al espectador hasta ese momento pasivo?, ¿estos espacios forman
a una comunidad emancipada?
Por último, Schiller en sus cartas sobre la educación dice: “Cuando el artesano aplica su mano
a la masa amorfa para darle la forma que convenga a sus fines, no tiene reparos en hacerle
violencia… Cuando es el artista, en cambio, quien aplica su mano a la misma masa, tampoco
tiene reparo alguno en hacerle violencia, sólo que evita mostrarla…La situación cambia por
completo con ese otro artista, el político y el pedagogo, que hace del hombre su material y
su tarea a la vez…Con un respeto por entero diferente de aquel con que el artista pretende
tratar su materia debe el político aproximarse a la suya y proteger su peculiaridad y
personalidad de un modo no meramente subjetivo y para un efecto engañoso en los sentidos,
sino objetivo y en pro de su ser interior.” ¿Qué podrían compartir el artista, el político y
pedagogo hoy en día para la conformación de una sociedad emancipada?
La comunidad común Rancieree
Se puede así soñar una sociedad de emancipados que sería una sociedad de artistas. Tal
sociedad rechazaría la división entre los que saben y los que no saben, entre los que poseen
y los que no poseen la propiedad de la inteligencia. Dicha sociedad sólo conocería espíritus
activos: hombres que hacen, que hablan de lo que hacen y que transforman así todas sus obras
en modos de significar la humanidad que existe tanto en ellos como en todos. Tales hombres
sabrían que nadie nace con más inteligencia que su vecino, que la superioridad que alguien
declara es solamente el resultado de una aplicación en utilizar las palabras tan encarnizada
como la aplicación de cualquier otro en manejar sus herramientas; que la inferioridad de
alguien es consecuencia de las circunstancias que no le obligaron a seguir buscando. En
resumen, estos hombres sabrían que la perfección puesta por éste o aquél en su propio arte
sólo es la aplicación particular del poder común de todo ser razonable, el que cada uno
experimenta cuando se retira al interior de la conciencia donde la mentira no tiene ningún
sentido. Sabrían que la dignidad del hombre es independiente de su posición, que «el hombre
no nació para tal posición particular sino para ser feliz en sí mismo independientemente de
la suerte»57 y que ese reflejo de sentimiento que brilla en los ojos de una esposa, de un hijo
o de un amigo queridos presenta, para un alma sensible, bastantes objetos capaces de
satisfacerlo.
Para poder comprobar esta búsqueda todavía hay que saber lo que quiere decir buscar. Y ahí
está la clave del método. Para emancipar a otros hay que estar uno mismo emancipado. Hay
que conocerse a uno mismo como viajero del espíritu, semejante a todos los demás viajeros,
como sujeto intelectual partícipe de la potencia común de los seres intelectuales