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2014
ÍNDICE

ÍNDICE ................................................................................................................................................2

ABREVIATURAS Y SIGLAS ............................................................................................................4

INTRODUCCIÓN ...............................................................................................................................8

ABSTRACT Y PALABRAS CLAVE………………………………………………....………………..........16

CAPÍTULO I: ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS DE REPRESENTACIÓN

EN EL SÁHARA OCCIDENTAL ................................................................................................... 18

A. El Sáhara Occidental en la Historia .................................................................................. 19

1. Los pobladores del Sáhara Occidental desde el pasado remoto………………………………. 19

2. El gradual proceso colonizador de España .......................................................................................23

3. Hacia un dominio más pleno………………...………………………………………………………………… 26

4. El Dictamen Consultivo de la Corte Internacional de Justicia sobre el Sáhara


Occidental…………………………………………………………………………………………………………………..33

5. El Acuerdo Tripartito de Madrid ……………………………………………………………………………. 43

6. Ruptura del proceso descolonizador y negación del derecho a la libre


determinación…………………………………………………………………………………………………………... 52

B. La representatividad de la Yemáa .................................................................................... 57

1. La Estructuración social del Sáhara pre-colonial. ............................................................................57

2. La Yemáa durante la colonización española .......................................................................................60

3. El papel de la Yemáa en el proceso descolonizador ........................................................................64

4. La Declaración de Guelta y el ocaso final .............................................................................................72

2
C. La creación de movimientos políticos y nacionalistas .............................................. 77

1. El M.O.R.E.H.O.B. (Mouvement Révolutionnaire des Hommes Bleus) y el F.L.U. (Frente

de Liberación y Unidad)..................................................................................................................................77

2. El P.U.N.S. (Partido por la Unidad Nacional Saharaui) ..................................................................80

3. Otros movimientos que reclaman la representatividad del Sáhara en laactualidad:

elcaso del C.O.R.C.A.S. ........................................................................................................................................87

D. El surgimiento del Frente POLISARIO y la cuestión de su consideración como

movimiento de liberación nacional saharaui ................................................................... 91

1.De los antecedentes inmediatos al fin de la vía pacífica. ................................................................91

2. Un nuevo líder y un nuevo movimiento…………………………………………………………………… 97

CAPÍTULO II: LA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL DEL FRENTE POLISARIO ...... 104

A. Los Movimientos de Liberación Nacional como sujetos de Derecho

Internacional. ............................................................................................................................ 105

1. Consideraciones Generales …………………………………………………………………………………... 105

2. Los movimientos de liberación nacional como sujetos de Derecho Internacional……. 119

B. La práctica internacional del Frente POLISARIO desde su nacimiento hasta la

proclamación del Estado saharaui .................................................................................... 130

1.Los primeros contactos con Estados y movimientos en África. ................................................ 130

2. La Misión de Visita al Sáhara Occidental y las conclusiones de su Informe. ...................... 141

3
C. El Binomio Frente POLISARIO-RASD. ........................................................................... 153

1. La proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática. ............................................. 153

2. La admisión de la República Árabe Saharaui Democrática en la Organización para la

Unidad Africana. ............................................................................................................................................... 159

3. Los problemas derivados del binomio ............................................................................................... 166

D. La práctica internacional hasta nuestros días .......................................................... 172

1. Los Estados y sus relaciones con el Frente POLISARIO en las décadas de los ochenta y

noventa. ............................................................................................................................................................... 174

2.¿Qué lugar ocupa actualmente el Frente POLISARIO en las Naciones Unidas? .................. 191

3. El Reconocimiento del Frente POLISARIO por la Unión Europea: ¿un estatuto eficaz? 200

Conclusiones …………………………………………………………………………………………………. 207

Bibliografía…………………….……………...……………………………………………………………… 215

Fuentes Documentales ………………………………………………………………………………......230

4
ABREVIATURAS Y SIGLAS

A.F.D.I. ANNUAIRE FRANÇAIS DE DROIT INTERNATIONAL.

A.J.I.L AMERICAN JOURNAL OF INTERNACIONAL LAW.

C.I. LA COMUNITÁ INTERNAZIONALE.

C.I.J. RECUEIL COUR INTERNATIONAL DE JUSTICE. RECUEIL DES

ARRÈTS, AVIS CONSULTATIF ET ORDENANCES.

R.C.A.D.I. RECUEIL DES COURS DE L´ACADÉMIE DE DROIT INTERNATIONAL DE LA HAYE.

R.D.C.E. REVISTA DE DERECHO COMUNITARIO EUROPEO.

R.D.I RIVISTA DI DIRITTO INTERNAZIONALE

R.E.D.I. REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO INTERNACIONAL.

R.G.D.I.P. REVUE GÉNÉRALE DE DROIT INTERNATIONAL PUBLIC.

R.P.I. REVISTA DE POLÍTICA INTERNACIONAL.

P.C.I.J. PUBLICATION OF THE PERMANENT COURT INTERNATIONAL JUSTICE (JUDGMENTS,

ORDERS AN ADVISORY OPINIONS).

A.N.C. AFRICAN NATIONAL CONGRESS.

E.L.P.S. EJÉRCITO DE LIBERACIÓN NACIONAL SAHARAUI.

F.L.C.S. FRONT DE LIBÉRATION DE LA CÔTE DE SOMALIS.

F.L.N.A. FRENTE NACIONAL DE LIBERACIÓN DE ANGOLA.

5
F.L.U. FRENTE DE LIBERACIÓN Y UNIDAD.

FRELIMO FRENTE DE LIBERACIÓN DE MOZAMBIQUE.

MOREHOB MOUVEMENT RÉVOLUTIONNAIRE DES HOMMES BLEUS.

M.P.L.A. MOVIMIENTO POPULAR PARA LA LIBERACIÓN DE ANGOLA.

MOLINACO MOUVEMENT DE LIBÉRATION NATIONAL DES COMORES.

MOLISA MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN DEL SÁHARA.

O.L.P. ORGANIZACIÓN PARA LA LIBERACIÓN DE PALESTINA.

O.U.A. ORGANIZACIÓN PARA LA UNIDAD AFRICANA.

P.A.I.A.G.G. PARTIDO AFRICANO PARA LA INDEPENDENCIA DE GUINEA Y CABO VERDE.

P.A.C. PAN AFRICAN CONGRESS.

P.U.N.S. PARTIDO POR LA UNIDAD NACIONAL SAHARAUI.

S.P.U.P. SEYCHELLS´PEOPLE UNION PARTY.

S.W.A.P.O. SOUTH WEST AFRICAN PEOPLE´S ORGANISATION

U.A. UNIÓN AFRICANA.

UNITA UNIÓN NACION PARA LA INDEPENDENCIA TOTAL DE ANGOLA.

Z.A.N.U. ZIMBABWE AFRICAN NATIONAL UNION.

Z.A.P.U. ZIMBABWE AFRICAN PEOPLE´S UNION.

6
“Porque aún sigue

en pie mi jaima

seguiré remendando las huellas

que el siroco va borrando de la historia”.

Ebnu.

7
8
INTRODUCCIÓN

Sólo hacen falta unos instantes para que una curiosidad intelectual se transforme
en un posible tema de investigación. Sin embargo, el modo en que éste termina por
convertirse (si lo hace) en un trabajo con un principio, un final y un índice definitivo
parece diferir de lo imaginado. No quiero decir con ello que la materialización
posterior de la idea sea menos apasionante que la idea misma pero, al menos, parece
que la realidad del investigador dista mucho de las entelequias románticas que, en
ocasiones, tenemos los principiantes.

A decir verdad, he de confesar sobre estas líneas que mi tema llegó rodeado por
un círculo de ilusión adicional, propiciado por una implicación anterior de mi persona
con el pueblo saharaui, en las vertientes personal, humanitaria y reivindicativa, dentro
del ámbito universitario. En este último aspecto, me es imposible dejar de recordar
cariñosamente la ayuda y el empuje brindados por Alejandro Rodríguez Carrión,
entonces Catedrático de Derecho Internacional Público y Decano de la Facultad de
Derecho, quien siempre mantuvo muy vivas en mí ambas dimensiones: reivindicativa e
investigadora.

La construcción de una Sociedad Internacional cada vez más institucionaliza,


crea una necesidad evidente para los grupos que necesiten ser escuchados de
convertirse en una pieza más de este ajedrez global. En efecto, el papel que juega el
Frente POLISARIO en el conflicto del Sáhara Occidental viene a incidir sobre la esfera
de actuación del mismo en la escena internacional. Así, en la medida en que podamos
considerar al Frente POLISARIO como un sujeto de Derecho Internacional, podrán
derivarse derechos y obligaciones a cargo del mismo, lo que le legitimaría para actuar
en la Sociedad Internacional en determinados aspectos, y lo que debería facilitar su
representación de los intereses del pueblo saharaui.

Así, el propósito fundamental de esta investigación es realizar una aproximación


al modo en que un movimiento local de nativos que se rebelan en contra del gobierno
colonial puede llegar a convertirse en un Sujeto de Derecho Internacional, un ente de
relevancia global, con derechos y obligaciones en el seno de la Sociedad Internacional,
para lo que descubriremos fundamental el apoyo de su población.

9
Es precisamente éste el aspecto que intenta destacarse en el Capítulo I, El origen
y evolución de los movimientos de representación en el Sáhara Occidental. Dentro del
mismo, como primer epígrafe, me parecía de vital importancia conocer la presencia de
sociedades prehistóricas en el territorio, así como de los sucesivos pueblos que han ido
forjando un sentimiento de nación. Esto, será sin duda una base sobre la cual asentar
otros conceptos, como pueblo, autodeterminación o representación, pero ya desde una
posición confirmada de pueblo autónomo e independiente, y es que la historia es
siempre un proceso de aprendizaje integral del presente y por ello determinante y
necesario para conocer las causas y orígenes que subyacen a los elementos vigentes.

Como dijera Mahatma Gandhi “la historia es el mejor maestro con los discípulos
distraídos”, y nos permite tener una visión más firme de porqué en la actualidad las
cosas son como son. En definitiva, qué duda cabe que el derecho de autodeterminación
de un pueblo tiene que ver con su propia historia, o mejor, este derecho se dará a
aquellos pueblos que, sencillamente, tengan su propia historia. En este sentido, quizá
se pueda comprender mejor la necesidad de afirmar la existencia de una historia del
pueblo saharaui antes de la colonización española, ya que hay otros pueblos
empeñados en negársela.

Siguiendo con el primer epígrafe del Capítulo I, resultaba necesaria una


aproximación a la colonización española del territorio. Este hecho resultó ser una de
las primeras tomas de contacto del pueblo del Sáhara Occidental con el exterior, cuyas
costumbres habían permanecido prácticamente incólumes hasta bien entrado el siglo
XIX. El modo peculiar del asentamiento de la metrópoli en la zona resulta cardinal, ya
que factores como el temporal o la superficialidad de la propia colonización
terminarán por determinar la conclusión anómala del pacto pacífico al que ambos
pueblos llegaron.

Atención especial merecían los acontecimientos vitales ocurridos al respecto del


territorio en el año 1975: El Dictamen Consultivo sobre el Sáhara Occidental de la Corte
Internacional de Justicia puede ser considerado valioso tanto por sus conclusiones
como por sus lagunas, la marcha verde, episodio que determinará una nueva fase del
conflicto de autodeterminación en el Sáhara Occidental y el comienzo del conflicto
armado entre los Estados de Marruecos y Mauritania y el Frente POLISARIO. Todo ello,
como filón irremediable de la estrategia tripartita del Acuerdo de Madrid, cuyo análisis

10
resultaba fundamental en orden a esclarecer en qué lugar dejaba el texto al Frente
POLISARIO, al pueblo saharaui y en qué se materializaría exactamente el traspaso de la
administración al órgano parlamentario colonial, la Yemáa.

En el segundo epígrafe del Capítulo I, nos detenemos en el estudio de la Yemáa,


intentando aclarar si éste era realmente un auténtico órgano de representación del
pueblo saharaui o, por el contrario, un instrumento al servicio del gobierno colonial
que no garantizaba los derechos de los saharauis. Para ello, deberemos acercarnos a la
relación del pueblo con el órgano asambleario así como a las políticas seguidas por la
metrópoli en relación a la representatividad de la Yemáa. Ciertamente, debido a la
complejidad del tema que estudiamos, en este epígrafe eran inevitables cruces
cronológicos con el primero.

En el epígrafe tercero del Capítulo I, se describe un período de gran agitación


política, en el que se crean movimientos políticos de diversas índoles. Cuestión que
resulta fundamental a la hora de valorar la posible naturaleza de movimiento de
liberación nacional del Frente POLISARIO, dada la incidencia que en esta catalogación
pueden tener factores como la legitimidad revolucionaria o histórica. Así, en esta
década de los años setenta, el apoyo que la población brindara a uno de estos
movimientos le iba a otorgar beneficios indudables a la hora de considerarlo el
legítimo representante del pueblo.

En este sentido, y como cuarto y último epígrafe del primer Capítulo,


analizaremos el origen y la evolución del Frente POLISARIO. Para ello, nos remitiremos
a sus antecedentes inmediatos, El Movimiento para la Liberación del Sáhara que,
creado por el carismático Bassiri logró sentar las bases del movimiento mientras el
gobierno colonial lo forzaba a permanecer en la clandestinidad.

El examen histórico del Frente POLISARIO al que se puede atender en esta obra,
se centra en la creación de su organización interna y las directrices comunes y, lo más
importante, la definición de los objetivos concretos que el movimiento perseguía,
notándose un aumento en la tecnificación y formalidad con respecto de su poco
sofisticado antecesor, el Movimiento de Liberación del Sáhara. Así, se podrá observar el
proceso de creación y consolidación del movimiento saharaui en todos los aspectos.
Por un lado, de manera interna en cuando a la distribución en dos alas -política y

11
militar-, así como a la consolidación de unos ideales firmes. Además, el apoyo de la
población seguirá siendo un factor central en las garantías de éxito del Frente
POLISARIO, convirtiéndose en esta época en lo que podemos considerar un
movimiento de auténtica unidad nacional.

Igualmente, llevaremos a cabo un estudio de los primeros contactos diplomáticos


e internacionales que el Frente POLISARIO realizará, pudiéndose apreciar en este
aspecto la evolución del movimiento, pasando de ser un ente con repercusión
exclusivamente interna a internacional. Será este el aspecto que nos dé carta para
tratar las cuestiones del Capítulo II, La subjetividad internacional del Frente
POLISARIO, considerando que las cuestiones ya examinadas son prueba irrefutable de
la trascendencia del Frente POLISARIO en la Sociedad Internacional.

El Capítulo II, la Subjetividad Internacional del Frente POLISARIO, se presenta


como núcleo fundamental, al entrar en cuestiones de mayor índole jurídico-
internacional y dejando atrás los sucesos históricos que tuvieron lugar para que el
Frente POLISARIO pudiera ser considerado como una entidad de relevancia
internacional.

Sin embargo, parecía necesaria una primera aproximación a la subjetividad


internacional. El estudio de ésta, en el epígrafe primero del segundo Capítulo, nos
aportará reflexiones necesarias para comprender la estructura de la Sociedad
Internacional. Así, atenderemos a la manera en la que el Derecho interestatal se
transmuta progresivamente en un Derecho Internacional que da cabida a otros sujetos
distintos de los Estados. En este sentido, la Corte Internacional de Justicia, a través del
Dictamen relativo a la reparaciones de daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas
realizará avances transcendentes, abriendo un cierre hasta aquel momento hermético,
y confiando en la creación de un sistema internacional heterogéneo, tanto en lo
referente a la tipología de sujetos como en la asignación de derechos, lo que, como
consecuencia primera, desbancará a los Estados como sujetos principales del Derecho
Internacional. No obstante, la cuestión medular de este epígrafe es el estudio de la
posible subjetividad internacional de los movimientos de liberación nacional.

En el segundo epígrafe del Capítulo segundo, nos adentramos en la cuestión de la


práctica internacional del Frente POLISARIO desde su nacimiento hasta la

12
proclamación de un Estado en el Sáhara Occidental. Ciertamente, debido a la ausencia
de normas que otorguen de manera formal la subjetividad internacional a los
movimientos de liberación nacional, la labor consiste en recopilar datos concretos de la
práctica en un intento de averiguar si de éstos, en conjunto, se pueden derivar la
atribución de derechos y obligaciones internacionales, al menos en lo referido al
derecho de legación, tanto activo como pasivo.

Como se puede advertir, la práctica internacional del Frente POLISARIO se


encuentra cortada por un hecho de gran significación para la cuestión del Sáhara
Occidental: la proclamación de un Estado por parte del Frente POLISARIO. Este
acontecimiento será abordado en el tercer epígrafe del Capítulo segundo, donde
además se entrará a considerar la admisión de este nuevo Estado en su organización
regional correspondiente, la Organización para la Unidad Africana, hoy Unión Africana.

La evidente trascendencia de este hecho, hace irremediable el estudio de sus


causas y consecuencias, no ya en relación a la pertinencia misma de la proclamación
del Estado, o a su juridicidad, sino desde el punto de vista de las consecuencias que de
esta coyuntura se derivarán para el Frente POLISARIO, y que afectarán a su
subjetividad internacional más de lo que a priori pueda parecer.

Precisamente, el eje fundamental de este tercer epígrafe consiste en analizar las


ventajas y desventajas del binomio representativo creado con la proclamación de la
RASD, abordando los problemas que se puedan haber derivado para el Frente
POLISARIO como movimiento de liberación nacional, así como la bifurcación que se
dará a partir de ese momento en la práctica internacional.

Por este motivo, era fundamental dividir el estudio de la práctica en dos


momentos cronológicos diferenciados, antes de la proclamación de la RASD y después,
ya que la mayor actuación del Estado saharaui se produce en el terreno de las
relaciones diplomáticas con otros Estados y Organizaciones: en este último caso,
fundamentalmente con la Unión Africana, en la que actualmente goza de un estatuto de
pleno derecho. Por todo ello, es oportuno evaluar la repercusión de estos hechos en la
práctica internacional del Frente POLISARIO.

Los efectos en la práctica internacional del Frente POLISARIO en el período


posterior a la proclamación de un Estado en el Sáhara Occidental serán abordadas en el

13
cuarto epígrafe del Capítulo II, en el que, además, se examinará la situación actual del
Frente POLISARIO dentro de la Organización de las Naciones Unidas. Quizá ésta, sea
una de las cuestiones primordiales a la hora de establecer con solidez la subjetividad
internacional del Frente POLISARIO ya que, como afirma CARRILLO SALCEDO “el
Derecho Internacional ya no puede ser comprendido exclusivamente en función de los
Estados soberanos (…)”.

Igualmente, dada la proliferación de instituciones permanentes en el sistema


internacional, dentro de este cuarto epígrafe del Capítulo II, se ha querido destacar
también el papel del Frente POLISARIO en otra organización internacional, en este
caso, la Unión Europea. Quizá por ser ésta de un ámbito geográfico y político distinto
de aquel perteneciente al territorio del Sáhara Occidental puedan parecer algo
irrelevantes las relaciones que se establezcan entre la organización y el Frente
POLISAIRO. Sin embargo, son obvios los intereses que Europa mantiene en el Magreb, y
la influencia de la cuestión saharaui en las relaciones con Marruecos, estrecho vecino
de Europa.

En cuanto a la metodología utilizada en esta investigación, cabe diferenciar


marcadamente al Capítulo primero del segundo. En el Capítulo I, he tomado
gustosamente una visión multidisciplinar de la cuestión, que me ha permitido
adentrarme en disciplinas históricas y sociológicas, de hecho, puede considerarse más
un Capítulo histórico que jurídico.

En el Segundo Capítulo, la metodología utilizada es esencialmente inductiva, y la


perspectiva, principalmente jurídica. El primer apoyo manifiesto es el que me ha
aportado la doctrina internacionalista, en especial en lo relativo a reconocimiento y
subjetividad internacional. Pero, el núcleo fundamental ha estado constituido por la
recopilación en hemeroteca de documentos periodísticos y jurídicos de práctica
internacional. Así, a través del método inductivo se ha tratado de establecer una norma
más o menos general a partir de estas pequeñas aportaciones concretas de la práctica.
Para ello, resulta imprescindible destacar al KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES,
como instrumento fundamental de trabajo con este método.

La fuente más importante de documentación jurídica ha sido Naciones Unidas, a


través de las resoluciones de la Asamblea General, los Informes de la Comisión de

14
Derecho Internacional o de la Misión de Visita al Sáhara Occidental, por lo que se
estimaba oportuno una relación específica de todos los documentos utilizados dentro
de la bibliografía.

No puedo acabar esta introducción sin dar las gracias a la Dra. García Rico por su
voluntarismo y tenacidad para que este trabajo saliera lo mejor posible, y he de
agradecerle, igualmente, su paciencia con mis repetidas dudas y errores. Del mismo
modo, agradecer al Área de Derecho Internacional Público y Relaciones
Internacionales de la Universidad de Málaga su apoyo y comprensión a lo largo de este
trabajo.

Igualmente, me gustaría agradecer la ayuda material y moral brindada por


Francisco Guerrero, presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Solidarias
con el Sáhara, que tanto desde su cargo asociativo como desde su amistad, ha logrado
una comunicación fluida y necesaria para que esta monografía llegara a buen puerto.

En estas últimas líneas, me gustaría tomarme la libertad de recordar que vivimos


en mundo en grave desequilibrio, donde, entre otras muchas cosas, hay causas
sobreexplotadas y causas olvidadas. Desde este espacio, todavía en blanco, me gustaría
declararme adherida a las causas olvidadas, evocando con una sonrisa a un maestro
fiel a estas contiendas. Gracias Alejandro.

15
Abstract: The study focuses on Western Sahara conflict and the formation of the

POLISARIO Front. The main purpose is to analyses the international subjetivity of this

movement, regarding the International Law and Practise of the National Liberation

Movements. What is the place of the POLISARIO Front in the International Comunity or

what is its relation with other States and International Organizations are questions

that will be addressed.

Palabras Clave: Sáhara Occidental, Frente POLISARIO, pueblo saharaui, subjetividad

internacional

Key Words: Western Sahara, POLISARIO Front, Saharawi people, International

Subjetivity.

16
CAPÍTULO I

ORIGEN Y EVOLUCIÓN DE LOS MOVIMIENTOS DE


REPRESENTACIÓN EN EL SÁHARA OCCIDENTAL

17
A. EL SÁHARA OCCIDENTAL EN LA HISTORIA

1. Los pobladores del Sáhara Occidental desde el pasado remoto

Aún en la actualidad podemos observar abiertamente los restos arqueológicos


hallados en la zonas saharauis de Tifariti y Bir lehlu1, entre los que se cuentan más de
130 abrigos con pinturas rupestres pertenecientes al período Neolítico, valiosas piezas
fósiles y otros hallazgos tales como restos que albergan talleres de producción lítica
con cronologías del Paleolítico Inferior hasta el Epipaleolítico, así como importantes
enterramientos tubulares2.

Después de las sociedades prehistóricas, los primeros pobladores de esta zona


de África noroccidental son los llamados Sanhaja, antecesores de los beréberes.
Aquellos eran pastores de las montañas del Atlas que se adentraron en el desierto del
Sáhara hace unos mil quinientos años. Gracias al pastoreo de montaña se trataba de un
pueblo resistente, y que ya había aprendido el manejo del camello, sin el que no
hubieran podido sobrevivir en el desierto.

Ya desde el siglo III d. C., los habitantes de este territorio comenzaron, debido a
necesidades impuestas por el clima y terreno, a salir frecuentemente en busca de agua
y pasto para sus ganados constituyéndose, a partir de entonces, como un pueblo
nómada3. Desde ese momento los moradores del territorio del Sáhara Occidental
pasarán por diferentes etapas históricas que acabarán por delinear su cultura y
tradición hasta dar paso a una marcada identidad social.

Así, los Sanhaja tuvieron que aprender a conservar los escasos recursos, a
buscarlos y a crearlos. El desierto era hostil y necesitaban de la cohesión social y el
trabajo en grupo. Sin embargo siempre estuvieron enfrentados a otras tribus con las
que se disputaban el control de las caravanas. Dada la escasez de recursos el control de

1Para más información acerca del patrimonio prehistórico saharaui v. SOLER, N. ; ESCOLÀ, J. ; SERRA, C. ;
UNGÉ, J., Aportaciones al arte rupestre del Sahara Occidental, Actas del XXVI Congreso Nacional de
Arqueología, 1, Cartagena 1996, Instituto de Patrimonio Histórico, Murcia, pp. 123-128; ALMAGRO
BASCH, M, Prehistoria del Norte de África y del Sahara español, Barcelona, 1946, pp. 302; BALBIN
BEHERMANN, R., Contribución al estudio del Arte rupestre del Sahara español, Madrid, 1975, pp. 37.
2 Entrevista dada por la arqueóloga española Teresa Muñiz a la Revista el Observador, en su edición del
31 de Octubre de 2007.
3 PALLARÉS, S.; CANET, P., Sahara en el corazón, Valencia, 2000, pp. 199, p. 33.

18
éstas era vital. En ellas se transportaban sal, telas, trigo y caballos, para volver de la
zona del Sudán con oro y esclavos.

Pero a la identidad sahariana contribuyeron también otros factores, así la


islamización, intentada desde el siglo VIII, pero no asentada de una manera sólida
hasta el siglo XI de mano de las tropas almorávides4, contribuirá a establecer unas
pautas de comportamiento que, posteriormente se fusionarán con las propias de las
sociedades tribales, llegadas a la zona de Saguia-el Hamra sobre el siglo XVI, entre las
que destacan los Ergueibat, los Uled Delim y los Uled Bu Sba. Estas tribus, venidas desde
distintos grupos místicos buscaban un lugar adecuado para llevar a cabo prácticas
como la meditación o la oración en soledad.

Ya en el siglo XIII llegaron a la zona los Hassen de Beni Hassan, tribus guerreras
beduinas procedentes de Yemen quienes, después de largos enfrentamientos y pactos
con los Sanhaja, acabaron por fusionarse con éstos. Esto contribuyó de manera
decisiva a la islamización de los Sanhaja, que ya había comenzado con las tropas
almorávides, pero que no se consolida hasta esta época.

También los Haratín, grupos de esclavos procedentes del África central,


acabaron asentándose en la zona, convirtiéndose gradualmente en libertos y, más
adelante, en población libre. Así formaron parte, junto a los Sanhaja y los Hassen, de la
esencia de la población del Sáhara Occidental.

Desde el siglo XIV comienza a existir un interés concreto de conquistar el


territorio por parte de las potencias europeas y magrebíes, bien debido a su
localización como punto de paso de un gran número de caravanas comerciales de la
zona, o bien a la riqueza de sus costas o a su posición geoestratégica, ya por ser nexo
entre el Magreb y el África subsahariana, ya por su proximidad con el archipiélago
canario.

Un primer intento colonizador se produce por parte de Portugal en el año 14445,


con él llegaron a este territorio las primeras cargas de esclavos6 en un intento de

4Ibídem., p. 36.
5OLIVER, P., Sahara. Drama de una descolonización controvertida, Palma de Mallorca, 1987, pp. 287, p.
25.

19
abrirse paso hacia la zona comercial del África Occidental, dada la importancia de las
caravanas de oro que transitaban por la misma. Además, estos primeros viajeros
portugueses trataron de trazar una ruta hacia la India que permitiera esquivar el
territorio árabe, llegando por mar hasta las costas del Sáhara; sin embargo esta
intención también fracasó. A este intento le siguieron los de los pobladores marroquíes
en 1581 y 15847. No obstante, ninguna de estas tentativas colonizadoras dio el fruto
esperado, pese a que las fuerzas reunidas por la expedición fueron importantes.8

Sería un inglés, George Glas, quien conseguiría establecerse en las costas


noroccidentales de África de una manera más sólida9. Éste instaló una factoría de pesca
y salazón cerca de Puerto Cansado en 1764 con el apoyo del Gobierno británico. A
pesar de ello su empresa no dio resultado como consecuencia de las oposiciones por
parte de los nativos y del Gobierno español, que lo intentó procesar en Canarias por
introducir género ilegalmente.

Se intensificaron los viajes de navegantes españoles y portugueses al norte de las


costas africanas, produciéndose pequeños asentamientos y en algunos casos pactando
con las diferentes tribus y comerciando con éstas. A este respecto destaca un acuerdo
firmado entre España y el sultán Mulay Suleiman el 1 de marzo de 1799, en el que se
acuerdan una serie de expediciones en el territorio bajo su jurisdicción; sin embargo,
éste reconoció expresamente no tener autoridad ni poder sobre la zona de Saguía el-
Hamra y aclaró que el pacto no incluía esa zona. Un acuerdo similar se produce en
1856 entre el sultán Mulay Abderrahman y el Gobierno inglés, cuyas expediciones
también quedan acotadas en los límites del actual Marruecos.

Durante este periodo, los exploradores europeos comienzan a adentrarse en


África y empiezan a ser conscientes de la riqueza del continente. Viendo el potencial de
mercado, la mano de obra esclava y la abundancia y calidad de las materias primas, los
Estados comienzan a implicarse en los viajes a África patrocinando y financiando las

6 A este respecto vid. DENIS, F., Crónicas caballerescas de España y Portugal.


7 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del Sáhara español: la verdad de una traición, Madrid, 1998, pp. 879, p.
124.
8 En cuanto al volumen de la expedición marroquí BERTAUX, P., África, desde la prehistoria hasta los

Estados actuales, dicta: “cuatro mil fusileros a caballo y dos mil camellos con impedimenta, además de
tiendas de lona, cañones y pólvoras traídos de Inglaterra (…)”.
9 Para ver la obra del propio explorador, GLAS, G., Descripción de las Islas Canarias, Santa Cruz de

Tenerife, 1982.

20
expediciones. Del mismo modo se crean varias asociaciones en Europa con el objetivo
de apoyar la expansión de mercado que supondría la explotación de tan vasto
continente.

En este contexto y con las principales potencias inmersas en sus viajes a África,
ningún país europeo quería quedarse rezagado. De este modo, España inicia sus
expediciones al continente, tratando de ganar influencia en Europa a través de África,
lo que le llevará a instalarse en el territorio del Sáhara Occidental, al que tenía fácil
acceso debido a la ubicación de las Islas Canarias.

21
2. El gradual proceso colonizador de España

En 1877 comienza su actividad la llamada “Asociación Española para la


Exploración de África”10, conviene señalar que ésta, junto con otras asociaciones
similares establecidas por todo el continente europeo, contribuyeron en una gran
medida al ánimo colonizador que se propagaba entonces por Europa. Pero va a ser otra
la asociación que ostente una mayor influencia en la política colonizadora española: la
SEAC (Sociedad Española de Africanistas y Colonialistas), creada en noviembre de
1883 dentro del Primer Congreso Colonial y Mercantil español, donde se comienza a
notar un creciente interés por la zona, aunque se descartaba por el momento la
intervención militar.

Fue en el año 1884 cuando el gobierno español envía la primera expedición


militar de la mano de Emilio Bonelli, desplegando su actividad sobre las áreas de Río de
Oro, Sintra y Cabo Blanco.

El interés de España por este territorio de una África que se dolía de las
hambrientas ambiciones europeas de conquistar nuevas y exóticas tierras, viene
establecida por una visión algo más simplista, relativa al control de los territorios
situados enfrente de las costas españolas11, en este caso, frente al archipiélago canario,
mitigando así sus miedos en cuanto a la seguridad de dichas islas. A ello se suma la
intención de que otras potencias europeas (fundamentalmente Francia) no ganaran
más terreno, y terminaran por hacer perder a España su única zona de influencia
potencial en el continente africano.

En este punto se puede apreciar cómo la acción colonialista española resulta, en


comparación con las demás potencias europeas, tardía; las dos grandes fuerzas
dominantes en África ya tenían nombre, se trataba de Gran Bretaña y Francia, seguidas
en menor medida por Alemania, Bélgica, Portugal e Italia, mientras España aún no
había conseguido un dominio fehaciente de la zona.

10 VILLAR, F., El proceso de autodeterminación del Sáhara. Colección el Derecho y el Estado, Valencia,
1982, pp. 410, p. 34.
11 FUENTE COBO I. ; MARIÑO MENÉNDEZ F. M., El conflicto del Sáhara Occidental, Ministerio de Defensa,

Madrid, 2006, pp. 222, p. 13.

22
Por el contrario, todas las potencias europeas reseñadas estaban más o menos
establecidas en sus dominios africanos, a la espera de que se produjera un
reconocimiento de sus derechos sobre los mismos, para lo cual fue convocada la
Conferencia de Berlín, que comenzó a celebrarse en 1884. Es por ello que la
colonización española sobre el territorio del Sáhara trataba de establecer a marchas
forzadas pruebas fiables de su derecho sobre la zona establecida entre Cabo Blanco, al
sur, y Cabo Bojador, al norte, para que pudieran ser alegadas como señas legítimas en
la ya citada Conferencia de Berlín, ya que ésta estableció como requisito para la
anexión de territorios el principio de ocupación efectiva. Una Conferencia que
comenzaría tan sólo un mes después (noviembre de 1884) de haber enviado la ya
comentada expedición militar del alférez Bonelli.

España declaró mediante el Real Decreto de 26 de diciembre de 1884 que dichos


territorios12 estaban sometidos a la situación de Protectorado. Fue el organismo
anteriormente mencionado, la SEAC la que, en noviembre de ese mismo año, había
llegado a un acuerdo con la población nativa que contenía estipulaciones en lo
referente al “comercio, protección mutua y amistad”. Por lo que respecta a la zona de
Saguía el-Hamra resultaría más difícil el dominio oficial por parte de España, ya que
tras diversos tratados concluidos con los representantes de las tribus pobladoras de
esa zona, el Gobierno de Sagasta optó por no tomar en consideración estos acuerdos,
debido a un profundo desconocimiento de las sociedades tribales, consideró que los
convenios firmados no eran fiables, ya que se referían sólo a algunas tribus y no a la
totalidad de la población. Por esta razón la anexión de los territorios del norte tardaría
algunos años más en hacerse efectiva, lo que retrasaría sin duda el aprovechamiento de
lo que podía haber sido un completo dominio del África noroccidental por parte del
Estado español.

Finalmente, en 1886 todos los enclaves del Sáhara Español quedaron


incorporados a la Capitanía General de Canarias por el Real Decreto de 6 de Abril del
mismo año.

En la zona del Sáhara Occidental, entonces “Sáhara español”, los años siguientes
al establecimiento de la situación de Protectorado no produjeron una actitud sumisa en

12 La zona comprendida entre Cabo Blanco, al sur, y Cabo Bojador, al norte, (Río de Oro).

23
la población autóctona, y la colonización española sólo pasaba por ser superficial, sería
alrededor del año 1898 cuando la presencia de España se percibiera como algo más
tangible.

Habría que esperar, no obstante, al 27 de noviembre de 1912, fecha en la que


España y Francia firman el acuerdo definitivo13 que vendría a establecer las fronteras
coloniales del Sáhara,14 que delimitaría los dominios franceses en las zonas de Argelia,
Mauritania y Marruecos, quedando la zona saharaui bajo dominio español. No
obstante, este acuerdo también estuvo marcado por el reparto de territorios en Guinea
Ecuatorial15. Asimismo, hay que destacar que fue en este momento cuando ambas
partes establecen la región de Tarfaya, tradicionalmente sahariana, como la zona sur
del protectorado español sobre Marruecos.

Sin embargo no fue hasta 1934 cuando se puede hablar de un asentamiento más
o menos pleno, cuando las guarniciones españolas se adentraron, por fin, en el norte de
la zona y comenzaron a realizar expediciones hacia el interior.

13 Con anterioridad destacan el Tratado de 27 de junio de 1900 publicado en la Gaceta de Madrid el 30


de Marzo de 1901 y el de 3 de octubre de 1904, secreto hasta 1911.
14 Convenio de París firmado por el embajador español Fernando León y Castillo y el Ministro de Asuntos

Exteriores de Francia, Theóphile del Case.


15 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del Sáhara Occidental, reflejo de las contradicciones y carencias del

Derecho Internacional, Bilbao, 2001, pp. 370, p. 31.

24
3. Hacia un dominio más pleno

En 1937 el Alto Comisionario en Marruecos16 nombra teniente coronel a Antonio


de Oro, cuya contribución más importante puede considerarse la fundación de la
ciudad de el Aaiún17. De Oro establece algunos puestos militares, aunque la idea de un
dominio completo del terreno no se ve realizada.

El 20 de Julio del año 1946 se establecía por decreto de la Presidencia que las
zonas de Ifni y Sáhara Español pertenecían a un mismo núcleo organizativo,
denominado Gobierno del África Occidental Español, regido por un gobernador que
ostentaría los mandos civil y militar. Tan sólo un año después, por orden de la
presidencia del Gobierno de 12 de febrero de 1947, los territorios de Ifni y Sáhara
comienzan a identificarse como independientes el uno del otro18.

El control que ejercía el Estado español sobre la población del Sáhara era muy
limitado, debido sobre todo al carácter nómada de la población. De hecho no existe con
anterioridad al año 1950 censo de ningún tipo. Ello revela la escasa capacitación de la
administración colonial para adentrarse, aún de manera administrativa, en el mosaico
cultural de los habitantes nativos, que se distribuía entre tribus, fracciones (llamados
frigs) y familias que iban cambiando su temporal residencia según el rumbo de las
aguas. Por otro lado, la población de colonos, entonces llamada “población urbana”, se
asentaba en torno a los nuevos núcleos de las ciudades (Aaiún, Smara, Villa Cisneros,
Güera..). En 1950 la población de españoles era sólo de 1.130.

En 1949 tiene lugar el descubrimiento de los yacimientos de fosfatos de Bu-


craa19 por el geólogo español Manuel Alía Medina20, estando considerados los más

16 A partir de 1932 el gobierno de la colonia quedó confiado a un Gobernador General del Sáhara
Español, que era delegado del Alto comisionario en Marruecos en la zona sur del Protectorado e
Inspector General de los destacamentos del Sáhara.
17 OLIVER, P. Sahara…, op. cit., p. 48.
18 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit, p.274.
19 Para más información sobre los fosfatos del Sáhara Occidental Vid. GARCÍA ABAD, A., El Sáhara

español. Perspectivas económicas: los fosfatos, Memoria de la Escuela Diplomática, Madrid, 1971.
20 OLIVER, P., Sahara…op. cit., p. 31.

25
grandes del mundo21. La relevancia de este hallazgo supuso la entrada en contacto de
la potencia colonizadora con una de las mayores fuentes de recursos naturales del
territorio, lo cual, sin duda, influiría en las perspectivas económicas tenidas en cuenta
para la zona.

El 10 de Enero de 1958 se dicta un Decreto por el cual se reorganizan las


posesiones de España en África occidental, declarando a Ifni, con capital en Sidi, y al
Sáhara Español, con capital en El Aaiún, provincias españolas. Establecido ya el
estatuto de colonia en dichas zonas, se debe destacar que en un territorio que había
sido tradicionalmente saharaui, la zona norte, Tarfaya, no se continuara con la política
de “provincialización”, sino que ésta siguiera constituyéndose como un Protectorado.

Se produce de esta manera una primera quiebra geográfica y política en el


conjunto del territorio natural del hoy conocido como Sáhara Occidental. Esta primera
ruptura territorial acaecida bajo la dominación española tiene lugar de una manera
arbitraria, en cuanto que se trataba de una zona no separada del resto y
tradicionalmente unida a Río de Oro y, a través de esta, a Saguía el-Hamra. Ante esta
situación es obligado apuntar que la finalidad de dicha quiebra no es caprichosa, sino
que responde a un interés político. España entrega la región de Tarfaya a Marruecos,
aprovechando la inactividad de Francia al respecto, en 1958, ya que éste aún no había
conseguido la pretendida entrega española de Ifni. De este modo, España acaba
entregándole Tarfaya como compensación.

La transferencia efectiva de esta región tiene lugar con fecha 10 de abril de 1958,
consiguiendo de este modo acallar las reivindicaciones territoriales que ostentaba el
Estado marroquí sobre Ifni por, al menos, un tiempo. Dicha transferencia se produce
dentro del llamado Acuerdo de Sintra, firmado el 1 de abril de 1958 por los Gobiernos
de Marruecos y España, en virtud del cual también se establece que las dos zonas que
anteriormente habían sido objeto de una separación por parte de la autoridad colonial,
de carácter administrativo, Saguía-el-Hamra y Río de Oro, formen desde ese momento,
un solo territorio bajo dominio español.

21Hoy día, pese al expolio, las reservas se estiman en más de 10 millones de toneladas y la pureza es del
orden del 70 al 80 por ciento.

26
Respecto a la explotación de los fosfatos en los yacimientos de Bu-Craa, en 1962
se crea la “Empresa Nacional Minera del Sáhara” (ENMINSA), dependiente del entonces
Instituto Nacional de Industria de España. En 1969 se amplía el capital social a cinco
mil millones de pesetas y la empresa pasa a llamarse “Fosfatos de Bu-Craa, S.A”
(FOSBUCRAA). En 1973 la inversión en FOSBUCRAA ya supera los veinticuatro mil
millones de pesetas, produciendo más de seiscientas mil toneladas anuales22.

En este punto de la exposición, conviene destacar que el asentamiento español se


produjo de una manera, cuanto menos, atípica. Estando condicionado en todo caso por
las circunstancias externas que llevaron a los Estados de Gran Bretaña y Francia a la
firma de un acuerdo en 1904, (Entente Cordiale), por el cual surgía una nueva alianza
que, entre otras cosas, conseguiría disipar las expectativas francesas sobre el territorio
en cuestión gracias al apoyo británico a España; lo cual, por otro lado, le garantizaba al
imperio anglosajón el control de la estratégica Gibraltar.

A todo ello hay que sumar la oposición del pueblo autóctono, que ya desde el año
1958 comienza a realizar manifestaciones en contra del régimen colonial de manera
esporádica, si bien la verdadera ofensiva comienza en el año 1967, cuando se crea el
Movimiento para la Liberación del Sáhara, que llevaría a una lucha interna en la que
España intentaría evitar sin éxito las primeras expresiones a favor de la
autodeterminación.

Ello ocurre pese a que los representantes de la población autóctona en ese


momento, los chiuj23, habían firmado acuerdos de amistad con el Estado español. Si
bien es cierto que estos chiuj interpretan la firma del acuerdo como la mejor opción
dentro de las posibles, la opción que resultaría menos dañina para su pueblo, ya que
pensaban que una alianza con España evitaría colonizaciones más agresivas que
provinieran de otras potencias europeas, sobre todo de Francia.

22 Actualmente la Empresa española FMC Foret importa alrededor de 500.000 toneladas de fosfatos al
año, procedentes de los yacimientos saharauis, según informaciones de EUROPA PRESS y de Western
Sahara Research Watch.
23 Los Chiuj eran elegidos entre los ancianos de más experiencia y debían tener conocimiento de las leyes

y buen entendimiento con todas las personas del frig (pequeñas comunidades formadas por varias
familias). Eran los encargados de representar a su frig en la Yemáa, y tenían la última palabra sobre la
paz o la guerra. Para más información acerca de la cultura tradicional saharaui: ALCOBENDAS, M., Los
Saharauis, Málaga, 2004, pp. 152.

27
Asimismo, las guarniciones españolas tardaron más de cincuenta años en
adentrarse en el interior del territorio, y esto ocurrió tras las presiones por parte de
Francia por haberse convertido dicha zona en un santuario de la última resistencia
anti-francesa.24

Por otro lado, en cuanto al indicador temporal, nos topamos con una situación
que se coloca a la cola de la evolución del fenómeno colonizador en África, ya que
cuando en los años cincuenta y sesenta muchos países ya habían conseguido su
independencia, España sólo contaba con algo más de 15 años de ocupación en el
territorio del Sáhara Occidental y aún no había empezado a sacar un gran partido de
los fosfatos, lo que no ocurriría hasta 1973 fecha, por otro lado, muy cercana a la de su
salida de este territorio en 1975.

En este sentido conviene señalar que a principios de los años sesenta del siglo
pasado de la mano de la ONU, había comenzado el gran proceso descolonizador en
todo el mundo, y España, rezagada, acababa de realizar el intento de evadir la
Resolución de la Asamblea General 1514 (XV) de 1960 con la proclamación, el 10 de
Enero 195825, del Sáhara Occidental e Ifni como “provincias españolas”, reiterado en
196126.

En 1963, de conformidad con el Capítulo XI de la Carta de Naciones Unidas, el


Sáhara Occidental entra a formar parte de la lista de Territorios no Autónomos a
instancia de Marruecos,27 siendo el Estado español la potencia administradora. A partir
de este momento la ONU reafirma el derecho a la autodeterminación del pueblo
saharaui en reiteradas Resoluciones, siendo la primera en el año 196528.

Una Resolución posterior, de 20 de diciembre de 1966, goza en nuestra opinión


de una mayor relevancia al nombrarse por primera vez la necesidad de que se
celebrase un referéndum de autodeterminación sobre una base libre, invitando en su
párrafo cuarto

24 VILLAR, F., El proceso de…, op. cit., p. 40


25 BOE de 14 de enero de 1958.
26 Decreto 2604/61, de 14 de diciembre de 1961, vid. BOE de 25 de diciembre de 1961.
27 FUENTE COBO, I. y MARIÑO MENÉNDEZ, F.M., El conflicto del…,op. cit., p. 25
28 Resolución 2072 (XX), de la Asamblea General, de fecha 16 de diciembre de 1965.

28
“a la potencia administradora a determinar lo antes posible, de conformidad con
las aspiraciones de la población autóctona del Sáhara Español, y en consulta de los
gobiernos de Marruecos y Mauritania y con cualquier otra parte interesada, los
procedimientos para la celebración de un referéndum, bajo los auspicios de la Naciones
Unidas con miras a permitir a la población autóctona del territorio que ejerza sin
trabas su derecho a la libre determinación”29.

En el año 1969 Marruecos consigue finalmente la entrega del territorio de Ifni


por parte de España30, propiciada por la presión internacional, y las reiteradas
resoluciones de la ONU, entre las que destaca la Resolución 2229 (XXI) que, en lo que
se refiere al territorio de Ifni, invita a la potencia administradora a

“que decida con el Gobierno de Marruecos, habida cuenta de las aspiraciones de


la población autóctona, las modalidades del traspaso de poderes, de conformidad con
las disposiciones de la resolución 1514 (XV)”.

Un año antes, en 1968, Guinea Ecuatorial, entonces conocida como Río Muni, es
declarada independiente. Sólo faltaba una colonia española a la que no se le hubiera
concedido la independencia, el Sáhara Occidental y, desgraciadamente, se convertirá a
partir de 1990, cuando Namibia consigue la independencia de Sudáfrica, en la última
colonia de África.

Pero durante este tiempo la dominación colonial en el Sáhara y las ideas de


prosperidad y progreso no lograron calar en la población autóctona. Ésta, desde la
primera tentativa española de ocupar la zona en 1884, se dispuso a reivindicar el
territorio, teniendo constantes reacciones hostiles hacia las tropas españolas. El
régimen colonial pretendía hacer abandonar a los saharauis su tradicional forma de
vida, el nomadismo, para hacerlos formar parte del sistema urbano recién creado, y así,
poder contar con su mano de obra para la explotación de las minas o para que se
alistasen en el ejército español. Para forzar esta situación España llegó a envenenar los
pozos de los que la población nómada se valía para su supervivencia, pero ello no
causó más que resentimiento hacía el sistema colonial, haciendo todo ello que el
sentimiento nacionalista aumentara.

29Resolución 2229 (XXI), de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de agosto de 1966.


30Tratado por el que el Estado Español retrocede al Reino de Marruecos el Territorio de Ifni, (Fez, 4-I-
1969), publicado en el B.O.E. núm. 134, de 5 de junio de 1969.

29
De este modo, la población termina por agruparse de una manera organizada y
en 1973 nace el Frente Popular de Liberación de Saguía-el-Hamra y Río de Oro (Frente
POLISARIO)31, sobre el que tendremos oportunidad de profundizar posteriormente.

La colonia española se adentraba en su peor crisis política: por un lado, el


proceso descolonizador mundial exigía una respuesta por parte de la metrópoli, cosa
que ésta no fue capaz de ofrecer con premura. Por otro, la población saharaui se había
organizado en torno al Frente POLISARIO, y sabían de su derecho a ejercer la libre
determinación. A ello, además, se unía otro elemento determinante: los Estados de
Marruecos y Mauritania reclamaban respectivamente las partes norte y sur del
territorio del Sáhara Occidental, y exigían un supuesto derecho de “reintegración
territorial”, que la metrópoli no estaba en posición de admitir sin más.

Como podemos apreciar, las variables que imperaban en el tema venían sin duda
a complicar y entorpecer el proceso descolonizador que se reclamaba desde las
instancias internacionales, de hecho éste ya nunca –hasta el momento- se haría
realidad. Pese al peso político y jurídico que había adquirido el derecho a la libre
determinación de los pueblos en el continente africano, en nuestro posterior análisis se
podrá apreciar cómo, finalmente hubo otro tipo de elementos de carácter político y
militar que terminaron por sobreponerse a las exigencias de una comunidad
internacional más justa.

La situación que existía en el Sáhara Occidental llevaba irremisiblemente a


establecer alianzas, a entablar negociaciones o, por lo menos, a concertar posiciones.
La metrópoli, España, tenía responsabilidades sobre el territorio y sobre la población
saharaui, tenía que efectuar el proceso descolonizador en compromiso de la Resolución
1514 (XV). Sin embargo, como se tratará de exponer a continuación, este proceso se
verá interrumpido –mejor, no será ni siquiera iniciado- a causa de otros
acontecimientos.

Así pues, en el próximo epígrafe se expondrán varios hechos cuya trascendencia


indudable debemos analizar. En el año 1975 sucedieron no pocos acontecimientos que

31 Movimiento que desde sus inicios, gozó de un amplio respaldo por parte de la población autóctona,
siendo su principal reivindicación la de conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui.

30
irían moldeando la controversia enredándola más allá del límite de lo prudente. Por un
lado, la Corte Internacional de Justicia acepta emitir un Dictamen Consultivo sobre el
asunto del Sáhara. Poco después de su publicación se produce la llamada “Marcha
Verde”. La nueva situación surgida tras la marcha vino a normalizarse de una manera
sorpresiva. Así, mediante el Acuerdo Tripartito de Madrid el territorio pasaba a estar
bajo administración marroquí y mauritana, mientras la metrópoli abandonaba sus
últimos puestos en la zona. Con ello comenzaba el conflicto armado, que enfrentaría al
Ejército de Liberación Popular Saharaui con los ejércitos marroquí y mauritano. Como
trataremos de exponer a continuación, en el año 1975 la situación en el Sáhara
cambiará drásticamente, el escenario del desierto mutaría de manera inequívoca hacia
un paisaje sin duda más desolador.

31
4. El Dictamen Consultivo de la Corte Internacional de Justicia sobre
el Sáhara Occidental.

A lo largo del año 1974 tuvo lugar un período de conversaciones entre España,
Marruecos y Mauritania en lo relativo a la política a seguir en el Sáhara Occidental; era
indudable que la metrópoli estaba negociando con los dos países que pretendían la
anexión del territorio, muy especialmente con el Estado marroquí pero, de manera
irremisible, llegaron las desavenencias entre ambos.

España trataba de cumplir con sus compromisos internacionales e intentaba


desbloquear la cuestión parcheando la política en el territorio con soluciones dibujadas
a su conveniencia, intentando que calmaran el tenso ambiente. Fruto de esta política, la
propuesta de Estatuto de autonomía interna para el Sáhara, que finalmente no se
promulgó, acabó por convertirse en el centro de las disputas –o malentendidos- entre
los dos Gobiernos. Marruecos aseguraba que no iba a permitir que España llevara a
cabo una política unilateral, insistiendo en que actuaría contra ello. Postura a la que
rápidamente se adhirió Mauritania.

Sin embargo, España pretendía que el conflicto del Sáhara acabara, y rápido, por
lo que siguió intentando darle una salida a la todavía colonia sahariana y anunció la
celebración próxima de un referéndum para el 20 de agosto del mismo año32.

Como era de esperar esta iniciativa española, sumada a otras que serán
comentadas ut post, provocaron una reacción por parte del rey de Marruecos quien, en
una declaración mediante rueda de prensa, le propuso a España acudir a la jurisdicción
contenciosa del la Corte Internacional de Justicia para solucionar la controversia,
puesto que aquel reclamaba el territorio saharaui como propio y pedía la
“reintegración” en su territorio nacional y, España tenía que hacer frente al proceso
descolonizador y a las obligaciones internacionales que éste conllevaba. No obstante,
ante la proposición marroquí, el Estado español opuso un silencio de rechazo.

32 El referéndum planteado por España, que finalmente no tuvo lugar, no contaba con las garantías
exigidas por la Resolución 1514 (XV) ni por las recomendaciones de la Asamblea General en cuanto al
caso. Lejos de resultar bienvenida, la propuesta española, además de despertar los ánimos revueltos de
Marruecos y Mauritania, no era apoyada por el Frente POLISARIO y la Misión de Visita de la ONU de
1974 recomendó su aplazamiento por estimar que no contaba con las garantías exigidas.

32
Pero la posición española no hizo que el Tribunal dejara de analizar la cuestión
del Sáhara. Así, el 16 de Octubre de 1975 la Corte Internacional de Justicia hacía
público un Dictamen consultivo sobre el Sáhara Occidental33 después de que la
Resolución 3292 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas34 solicitase su
emisión, ante las reiteradas peticiones hechas a este órgano por los Estados de
Marruecos y Mauritania, que se habían decidido, ahora, por la jurisdicción consultiva.

El texto del Dictamen35 en su conjunto resultó, cuanto menos, controvertido. En


particular, porque tal y como planteó la representación española, la cuestión propuesta
no constituía un asunto jurídico substantivo y existente y por ello la Corte debería
haberse negado a cumplir con la solicitud36 de la Asamblea General en aras al artículo
65.137 de su Estatuto; asimismo, el desplazamiento del verdadero problema hacia
cuestiones de soberanía territorial exigirían, necesariamente, un examen
contradictorio de hechos, imposible de realizar en la jurisdicción consultiva del
Tribunal38.

En relación a esto, la postura española incidía sobre el hecho de la inutilidad del


Dictamen, ya que la cuestión saharaui se había concebido desde el principio como un
caso claro de descolonización, al que se le debería aplicar la Resolución 1514 (XV) de la

33Sahara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, p. 12.


34Esta Resolución, además, reafirmaba el derecho a la autodeterminación de la población del Sáhara
Occidental, lo que se ha interpretado como una contradicción de la propia Asamblea General puesto que
de advertirse este derecho como manifiesto en el caso, puede no entenderse la razón por la cual la
Asamblea solicitó el Dictamen, y la Corte aceptó dar una opinión.
35 La estructura del Dictamen pasaba por la habitual de la Corte: primero se vería obligada a
pronunciarse sobre cuestiones formales relativas a los jueces ad hoc y a la competencia. En cuanto a las
cuestiones de fondo, la Asamblea General formuló dos preguntas; en primer lugar si el Sáhara Occidental
era o no terra nullius en el momento en el que España comenzaba su colonización sobre el territorio y,
en segundo lugar, y para el caso de que la respuesta a la primera pregunta fuera negativa, si existían
vínculos jurídicos de soberanía territorial entre el territorio en cuestión y el Reino de Marruecos y, por
otro lado, entre aquel y Mauritania.
36 La naturaleza jurídica de los asuntos correspondientes a la jurisdicción contenciosa aparece, en la
mayoría de las ocasiones, como un “imperativo absoluto”, según CHAPPEZ, J., “L´avis consultatif de la
Cour Internationale de Justice du 16 Octobre 1975 dans l´affaire du Sahara Occidental”, Revue Générale
de Droit International Public, 1976, pp. 1132-1187, p. 1149. En el mismo sentido se pronunció la Corte de
la siguiente manera: “Si une question n´est pas juridique, la Cour n´a pas de pouvoir discrétionnaire en la
matière: elle doit refuser de donner l´avis qui lui est demandé”. Avis consultatif, Certaines dépenses des
Nations Unies, C.I.J. Recueil 1962, p. 155.
37 El artículo 65.1 del Estatuto de la Corte Internacional de Justicia dice que “La Cour peut donner un avis

consultatif su toute question juridique, à la demande de tout organe ou institution qui aura été autorisé par
la Charte des Nations Unies, ou conformemente à ses dispositions, à demander cet avis”, Sáhara occidental,
avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, vol. 1, párr. 14.
38 Exposés, écrits et documents, Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 389.

33
Asamblea General de las Naciones Unidas; por tanto, la mera recepción del asunto
había sembrado la duda sobre la aplicación de la decisión comentada, aligerando la
importancia de todo texto internacional anterior sobre el caso. Según la delegación
española, el normal método de descolonización habría sido seguir el procedimiento
establecido por la Resolución 1514 (XV), y por tanto

“Les questions posées à la Cour sont donc, selon l´Espagne, sans pertinente et les
rèponses à ces questions ne peuvent avoir auceun affect pratique”39.

En cualquier caso, puede parecer que la Corte había aceptado dotarse de una
competencia que podría resultar poco acorde con la jurisdicción consultiva ya que, tal y
como planteó Marruecos en la nota de prensa40 en la que ofrecía a España la
posibilidad de plantear la cuestión ante la jurisdicción contenciosa del Tribunal, si la
respuesta a la segunda cuestión fuese positiva esto significaría la “reintegración” del
territorio en el Estado de Marruecos, y si ésta fuera negativa podría considerar aceptar
un referéndum de autodeterminación41.

Es por ello que la Corte no podía evitar conocer la trascendencia que su


pronunciamiento estaba destinado a adquirir y, en consecuencia la utilización que de
éste se haría por las partes y, especialmente por Marruecos, como causante de la
cuestión planteada ante el Tribunal42.

Por otro lado, bien es cierto que el Dictamen debía ser examinado dentro del
contexto de descolonización y derecho a la libre determinación del pueblo del Sáhara 43,
y de ahí la mención reiterada a las resoluciones 1514 (XV) y 3292 (XXIX) de la
Asamblea General44 que se vertían en el mismo, como veremos más adelante.

39 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, vol. 1, párr. 48.
40 Nota de prensa de la Conferencia ofrecida por Hassan II el 17 de septiembre de 1974.
41 ZICCARDI CAPALDO, G., “Il parere consultivo de la Corte Internazionale de Giustizia sul sahara

occidentale: un ´occasione per il riesame della natura e degli efetti della funzione consultiva”,
Comunicazione e studi, 1978, vol. 15, pp. 529-564, p. 533.
42 FLORY, M., “L´avis de la Cour Internationale de Justice sur le Sahara Occidental”, Annuaire Français de

Droit International, 1975, pp. 253-277, p. 264.


43 Sáhara occidental, avis consultatif, C.J.I. Recueil, 1975, vol. 1, párr. 72.
44 CARRILLO SALCEDO, J. A., “Libre determinación de los pueblos e integridad territorial de los Estados

en el Dictamen del Tribunal Internacional de Justicia sobre el Sáhara Occidental”, Revista Española de
Derecho Internacional, 1976, vol. 29, pp. 33-49, p. 38.

34
Las posturas de los interesados en cuanto a la controversia no se mostraban
diferentes de las que habían exhibido hasta el momento. El argumento expuesto por el
Estado de Mauritania se ceñía a que el derecho a la libre determinación de los pueblos
sometidos a dominación colonial debía tener un límite infranqueable en el respeto a la
unidad nacional y la integridad territorial45, aduciendo un aparente principio de
“reintegración territorial” lo que, por otro lado, contradice de manera absoluta el
principio de inmovilismo de fronteras coloniales uti possidetis iuris, en el que se afirma
que la base territorial es una estructura estática y establecida por una situación
precedente, consagrado como práctica uniforme en el proceso de descolonización de
África.

La posición argelina reclamaba la aplicación de la Resolución 1514 (XV) en aras


del principio de autodeterminación, haciendo hincapié en que no se podían obviar
todas las resoluciones dictadas al efecto en las que se reconocía este derecho al Sáhara
Occidental46.

La posición marroquí era la de considerar que el territorio del Sáhara Occidental


había pertenecido siempre a Marruecos, con la única excepción del período de
colonización española. Sobre los argumentos marroquíes tendremos ocasión de
profundizar más adelante.

La primera cuestión que entraba en el fondo del asunto -y que tiene especial
importancia en el tema que nos ocupa- era la encaminada a resolver la pregunta de si
el territorio del Sáhara Occidental era o no terra nullius47 en el momento de la
colonización española, en 1884. La respuesta a esta cuestión fue negativa, ello se
fundaba en que, según las conclusiones del Tribunal,

45 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, vol. 1, párr. 50.
46 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, vol. 1, párr. 51.
47 Hay que aclarar que el concepto de terra nullius en cuanto respecta al Dictamen es el establecido por el

Derecho vigente en la época de la colonización, que se definiría entonces como un territorio que no
estaba siendo habitado por organizaciones políticas o sociales organizadas. Sin embargo, con la
evolución del Derecho Internacional este concepto ha llegado a desaparecer siendo sustituido por el
principio de igualdad de derechos de los pueblos, dentro del cual, según MORENO LÓPEZ “el pueblo que
habita el territorio es siempre válido propietario de él y, salvo que se demuestre su pertenencia a un
determinado Estado, es el único que debe decidir su destino en virtud del principio de libre determinación”
(MORENO LÓPEZ, M.A., “Sáhara Español: una descolonización controvertida”, R.P.I, 139, Mayo-Junio
1975, p. 90.)

35
“au moment de la colonisation le Sahara occidental était habité par des
populations qui, bien que nomades, étaient socialement et politiquement organices en
tribus et placées sous l´autorité de chefs compétents pour les représenter”48,

concluyendo, además, que en la colonización del Sáhara Occidental, España no


procedió al establecimiento de soberanía sobre una “tierra de nadie”49.

Por otra parte, la decisión de no considerar el territorio como terra nullius venía
apoyada por el hecho histórico que garantizó la ocupación española en Río de Oro, ya
que ésta se produjo a través de la firma de acuerdos con los jefes de las tribus locales50.

Pese a que la contestación a esta primera cuestión había sido categórica, la


opinión sobre si esta era jurídicamente pertinente no es unánime. Para sembrar las
dudas está el hecho de que se trate de una cuestión histórica que iba a entrar juzgar,
irremediable, el fondo del asunto. Lo vano de esta primera cuestión se encuentra en
que los frutos que iba a dar la respuesta de la Corte iban a ser muy limitados, fuera cual
fuera ésta ya que, aunque la conclusión hubiera sido positiva, el concepto de terra
nullius ha evolucionado hasta hacerlo prácticamente irrelevante en el Derecho
Internacional contemporáneo, por lo que esta hipotética contestación no tendría
ninguna significación importante.

Por otro lado, los principios que preceden a la descolonización no pueden


conducir a una reactivación del derecho anterior a la colonización51, lo que trasvasaría
los límites establecidos por el Derecho Internacional. Además, el supuesto carácter de
terra nullius del Sáhara Occidental no formaba parte de ninguna controversia, ya que
nunca había sido sacado a relucir por ninguno de los Estados interesados52, en
particular España, que había sido el Estado colonizador, y que fue la encargada de
concluir los pactos con la población nativa para su asentamiento en el territorio, como
ya señalamos ut supra.

48 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, vol. 1, párr. 81.
49 Ibídem.
50 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, párr. 82.
51 FLORY, M., “L´avis de la Cour…, op. cit., p. 274.
52 CHAPPEZ, J., L´avis consultafif de la Cour…, op. cit., p. 1160.

36
La respuesta negativa del Dictamen, llevaba necesariamente a establecer algunas
consecuencias: en primer lugar, se constataba el hecho de que podía existir una
“población permanente” aunque se tratase de tribus nómadas53. A su vez, se afirmaba
que las tribus establecidas en el territorio del Sáhara Occidental estaban dotadas de
una organización política, lo que viene a indicar que antes de la colonización española
sí existía una identidad en el territorio del Sáhara Occidental, siendo ésta autónoma a la
de otros territorios. Esto es, existían grupos representativos de la población,
organizados políticamente en los límites de un territorio concreto.

En este punto de la exposición debemos subrayar que, pese a que la respuesta


del Dictamen a esta primera cuestión fuese rotunda, la cuestión de los vínculos de
soberanía fue resuelta por el Tribunal opinando que habían existido las normales
relaciones entre dos estados fronterizos, lo que restaba importancia al argumento
marroquí basado en las relaciones con algunas tribus fronterizas54:

“des liens religieux communs ont évidemment existé dans bien des régions du
monde sans que cela implique un lien juridique de Souveraineté ou de Subordination à
un souverain”55.

No obstante, y pese a que este pronunciamiento parece desechar la tesis


marroquí, la Corte siguió analizando las pruebas presentadas por la partes, lo que dio
lugar a que la claridad del párrafo aludido ut supra, se nublara en algunos puntos. Así,
después de todas las consideraciones con respecto a un supuesto sometimiento de las

53NALDI, G. J., “The Statehood of Saharan Arab Democratic Republic”, The Indian Journal of International
Law, 1985, vol. 25, pp.448-481, p. 453.
54 Las tesis marroquíes se dividían en tres flancos posesión inmemorial, actos internos y actos
internacionales. El relativo a la posesión inmemorial había sido disuelto por la Corte. No obstante, un
estudio más profundo llevó al Tribunal a analizar las pruebas presentadas por Marruecos en el ámbito
interno, tratándose en especial de la relación de lealtad existente por parte de la confederación de tribus
Tekna con el Sultán marroquí, afirmando que éste ejercía “son autorité et son influence sur les tribus qui
nomadisaient dans le Sahara occidental”(Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 99).
Al respecto España contradecía los argumentos expuestos por el Estado marroquí atribuyéndole a la
confederación Tekna una división fundamental. Por un lado, estarían los Tekna establecidos en el sur de
Marruecos, quienes tenían con el Sultán reconocidas relaciones de lealtad. Por otro, los Tekna que aún
eran nómadas, procedentes del territorio del Sáhara Occidental, que eran libres y tenían total autonomía
e independencia del Sultán (Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 100). Para
corroborar esta afirmación España invocaba la ausencia de evidencias en lo relativo a “paiement
d´impôts par les tribus du Sahara occidental et nie que l´on puisse en fournir;(…)”, (Sáhara occidental, avis
consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 101).
55 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, párr. 95.

37
tribus del Sáhara Occidental al Sultán marroquí, en el Dictamen se llegaba a la siguiente
conclusión:

“les éléments examinés jusqu´à présent n´établissent aucun lien de souveraineté


territoriale entre ce Etat et le Sahara occidental. Ils ne montrent pas que le Maroc ait
exercé une activité étatique effective et exclusive au Sahara occidental. Ils indiquent
cependant qu´un lien juridique d´allégeance existait pendant le période pertinente
entre le Sultan et certains, mais certaines seulement, des populations nomades du
territoire”56.

La reacción de éxito marroquí pudo estar basada únicamente en la última línea


del párrafo aludido ut supra. La expresión, ya casi célebre, “algunas, pero sólo algunas”,
iba a servir a Marruecos, tan sólo unas horas después de hacerse público el Dictamen,
para escudar la venidera Marcha Verde, dirigiéndose el Rey a la nación para asegurar
que la Corte había confirmado la marroquinidad del Sáhara Occidental.

De este modo, podemos apreciar cómo la conclusión de la Corte, que resultaba a


todos ojos clara, terminó por constituir el pretexto fundamental mediante el cual
Marruecos vería satisfecha la exposición de sus argumentos, y alegando que este
pronunciamiento le otorgaba validez absoluta a los mismos, justificó su actitud
triunfalista.

Por tanto, pese al reconocimiento de lazos jurídicos entre el Sultán marroquí y


algunas tribus del Sáhara Occidental, así como entre los territorios que hoy forman
parte de la República Islámica de Mauritania y el Sáhara Occidental, se resolvió que no
existían en ningún caso vínculos de soberanía territorial. Además se determinó que

“La Cour n´a donc pas constaté l´existence de liens juridiques de natura à
modifier l´application de la résolution 1514 (XV) quant à la décolonisation du Sahara
occidental et en particulier l´application du principe d´autodétermination grâce à
l´expression libre et authentique de la volonté des populations du territoire”57.

No se puede dudar de que la Opinión de la Corte podía prestarse a la


ambigüedad, como sucedió respecto de la cuestión de los vínculos jurídicos. Ante ello,

56 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 107.


57 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, párr. 162.

38
el Juez PETRÉN58 consideró que la Corte no tenía porqué pronunciarse sobre
elementos resultantes de tener una misma religión, lengua o estructura social, ya que
estos vínculos, sencillamente, no eran jurídicos. Del mismo modo, el Juez GROSS59
estimó en su voto particular que los vínculos jurídicos distintos de los referentes a la
soberanía territorial no eran vínculos jurídicos y que, sólo en la segunda parte del
párrafo en cuestión – en la que se alude a la ausencia de vínculos de soberanía
territorial y se aboga por el cumplimiento de la Resolución 1514 (XV)- se está
respondiendo a la cuestión planeada ante la Corte.

Es cierto que, si bien la respuesta a la pregunta planteada a la Corte era


sencillamente que no existían vínculos de soberanía que pudieran hacer que se
modificara la aplicación de la Resolución comentada, la estimación de otro tipo de
lazos que carecía de la importancia reseñada venía a ofrecer los argumentos necesarios
para que los Estados con pretensiones anexionistas de Marruecos y Mauritania
pudieran apoyar su posición contraria al derecho a la libre determinación del Sáhara
Occidental. Como ya señalamos anteriormente, el Dictamen iba a ser utilizado por las
partes, y qué duda cabe que moldeado para encajar con sus propósitos, si éste lo
permitía.

En definitiva, la conclusión de la Corte fue, innecesariamente, superflua y


ambigua. Contestaba a cuestiones que nada tenían que ofrecer a la resolución del
conflicto y que no habían sido las planteadas inicialmente. Además de las dudas
suscitadas sobre la conveniencia del propio Dictamen, y pese a que la conclusión final
pedía respeto a la Resolución 1514 (XV) sobre la descolonización del territorio y
desechaba los vínculos de soberanía territorial con Marruecos y Mauritania, el empleo
del Dictamen por motivos políticos era algo evidente, con lo que se debía haber tenido
especial precaución.

De hecho, la situación política y humanitaria se agravó después de la publicación


del Dictamen, no queriendo decir con ello que la causa fuera el Dictamen en sí, pero sin
duda influyó sobremanera el uso justificativo que el Estado marroquí le dio para
continuar con su particular construcción del Gran Marruecos.

58 Opinion individuelle de M. PETRÉN, Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J Recueil 1975, p. 106.
59 Déclaration du M.GROS, Sahara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, p. 67.

39
Y es que a pesar de las conclusiones del Tribunal, el 6 de noviembre del mismo
año, Hassan II ordena el comienzo de un desplazamiento masivo de nativos
marroquíes, 350.000, que acudían con exaltación patriótica a la oferta hecha por el rey
marroquí de ocupar estupendos puestos de trabajo, así como las viviendas dejadas por
los colonos españoles. Iban precedidos de cincuenta mil soldados, y ambos grupos
marchaban hacia el enclave del Sáhara Occidental con la finalidad de ocupar el
territorio, forzando un asentamiento que traspasaba las fronteras de un territorio no
autónomo, y que le serviría para asegurar su influencia regional y conseguir que
quedaran condicionadas en gran parte las posibles soluciones que, en un lapso breve
de tiempo, se le deberían dar al conflicto.

Ya el 18 de octubre, dos días después de la publicación del Dictamen consultivo


de la Corte Internacional de Justicia, el Representante Permanente de España ante las
Naciones Unidas pone en conocimiento del Consejo de Seguridad que el Rey Hassan II,
mediante la citada marcha pretende “invadir el Sáhara Occidental”60. Esta carta fue
respondida enérgicamente por el Gobierno marroquí, quejándose del calificativo de
“invasión” utilizado por España y reiterando que se trataba de un acto pacífico61.
Frente a ello, el Consejo de Seguridad pidió establecer consultas inmediatas a las
partes62.

Por otro lado, es preciso subrayar que la denominada “Marcha Verde”, (conocida
por los saharauis como “Marcha Negra”), no fue en absoluto un acto espontáneo. Ya
entre 1974 y 1975 se habían producido desplazamientos progresivos de unidades
militares marroquíes a las zonas saharauis, acumulando víveres y agua 63. Esto también
facilitó que para las demás partes todo se aviniera de un modo inesperado. Los
pequeños movimientos escalonados eran difíciles de detectar, y los preparativos de la
marcha tenían un eminente carácter secreto. Según VILLAR64, a pesar a ello, España
conocía la intención marroquí de ocupar el territorio con la planificada marcha;

60 Carta de fecha 18 de octubre de 1975 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el
Representante Permanente de España ante las Naciones Unidas, Doc. S/11851, de 18 de octubre de
1975.
61 Carta de 18 de octubre de 1975 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Representante

Permanente de Marruecos ante las Naciones Unidas, Doc. S/11852, de 18 de octubre de 1975.
62 S/ Res. 377 (1975), de 22 de octubre de 1975.
63 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit, p. 728.
64 VILLAR, F., El proceso de…, op. cit., p. 321.

40
además el autor apunta que ésta fue preparada con la ayuda de asesores
estadounidenses y apoyada por el gobierno de Francia.

Con toda rotundidad es preciso afirmar que la marcha marroquí supuso un


quebrantamiento de las fronteras establecidas en el Sáhara Occidental, un territorio no
autónomo; sin embargo su propaganda como supuesto acto pacifista hizo que desde
los organismos internacionales fuera dificultoso otorgarle la calificación de“agresión”65
u otra similar. Así pues, se optó por no cuestionar la nueva situación puede que en
virtud del principio de efectividad66.

Bajo esta extraña situación, la todavía metrópoli española se encontraba en unas


condiciones poco apetecibles para cualquier Estado. Ante el comentado escenario, su
opción fue la de negociar respecto del territorio del Sáhara Occidental con Marruecos y
Mauritania, sacrificando con ello el proceso descolonizador que debía realizarse y
obviando en esas negociaciones a los representantes del pueblo saharaui, como
trataremos de exponer a continuación.

65 No obstante, en el sentido de la Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones


Unidas parece claro que este acto se podría englobar en tal concepto, ya que como incluye dicho texto en
su artículo 5 se caracterizará como agresión:

“a) La invasión o el ataque por las fuerzas armadas de un Estado del territorio de otro
Estado, o toda ocupación militar, aún temporal, que resulte de dicha invasión o ataque, o toda
anexión, mediante el uso de la fuerza, del territorio de otro Estado o de parte de él;”

Sobre el concepto de agresión vid. FERENCZ, B.B., “Defining agression: where it stands and wher it´s
going”, A. J. I. L., 1972, pp. 491-508; RAMBAUD, P., “La définition de l´agression par l´ONU”, R. G. D. I. P.,
vol. II, 1976, pp. 835-881; BROMS, B., “The definition of agression”, 154 Rec. des Cours, 1977, pp. 299-
399.
66 JUSTE RUIZ, J., Lecciones de Derecho Internacional Público, Valencia, 2005, pp. 590, p. 87.

41
5. El Acuerdo Tripartito de Madrid.

Tras el asentamiento de los nuevos colonos marroquíes en los territorios


saharauis sin que esto hubiera sido condenado por nadie, -excepto por Argelia-67, la
situación estaba truncada. El territorio del Sáhara Occidental se encontraba ahora
poblado por multitud de vecinos marroquíes que creían fervientemente en que el
territorio les pertenecía y ante esto, en opinión del Consejo de Seguridad, ya sólo
quedaba negociar68. Con ello, este órgano de Naciones Unidas había dado un triunfo
grandioso a la marcha regia, que había conseguido con creces su objetivo de
condicionar el conflicto hasta el límite de que desde la ONU se comenzaran a obviar
todas las directrices que se habían venido dando desde la Misión de Visita al Sáhara
Occidental en 1974, todas las Resoluciones relativas a la controversia adoptadas hasta
la fecha y las conclusiones del Dictamen Consultivo de la Corte Internacional de
Justicia, hasta el punto de que cabría plantearse una pregunta: ¿Ya no existía un pueblo
con derecho a la libre determinación sino dos partes que debían negociar?.

En este nuevo escenario, en el que las Resoluciones de la Asamblea General de


Naciones Unidas, el Informe de la Misión de Visita y el Dictamen Consultivo de la Corte
Internacional de Justicia ya no eran tenidas en cuenta por Consejo de Seguridad,
órgano que ya no se paraba a considerar las violaciones al principio de libre
determinación de los pueblos sino a buscar soluciones de facto, y con la moral
marroquí coloreada de un verde triunfal, la pasividad de la ONU dejó carril libre a un
nuevo acontecimiento que tiene lugar en 1975, nos referimos a la firma del llamado
“Acuerdo Tripartito de Madrid” o “Declaración de Principios de Madrid” de 1975 69.
Este Acuerdo fue concluido por los Estados de España, Marruecos y Mauritania con la
intención de obviar el proceso descolonizador en el Sáhara occidental y optar por otro
desenlace atípico en el que la metrópoli entregaba a los dos países con pretensiones
anexionistas el territorio de la colonia.

67 ORGA: A/C.4/SR.2170 y 2177.


68 ORGA: A/C.4/SR.2171 y 2177.
69 Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sáhara Occidental de 14 de

noviembre de 1975. Firmado por Carlos Arias Navarro, Ahmed Osman y Hamdi Mouknass, no publicado
en el B.O.E, sí en la ONU: vid. United Nations Treaty Series, vol. 988, I, nº 14450.

42
En él destaca que no aparezca como parte firmante del mismo ningún
representante del pueblo saharaui, y que no se mencione la petición, hecha y reiterada
por la Asamblea General en distintas Resoluciones, de promover la celebración de un
referéndum de autodeterminación en el que se garantice que sea el pueblo autóctono
el que tome la decisión sobre su futuro.

En el texto del Acuerdo, aparecen tres pronunciamientos claves:

1) España ratifica su intención de descolonizar el Sáhara Occidental


“poniendo término a las responsabilidades y poderes que tiene sobre dicho
territorio”.
2) España instaurará una administración temporal en la que participarán
Marruecos y Mauritania en colaboración con la Yemáa.
3) A la Yemáa le serán trasmitidas posteriormente las responsabilidades y
poderes sobre el territorio70.

Centrándonos en los pronunciamientos que destacan en el texto, podemos


observar en el primer punto al que hacemos referencia que el Estado español trata de
deshacerse de la calificación de Potencia Administradora, creyendo o pretendiendo
estar legitimado para ello. Sin embargo, esto no es posible según las normas que rigen
el Derecho Internacional ya que como dispone la Resolución 1514 (XV) en su punto
quinto:

“En los territorios en fideicomiso y no autónomos y en todos los demás que no


han logrado aún su independencia deberán tomarse inmediatamente medidas para
traspasar los poderes a los pueblos de esos territorios, sin condiciones ni reservas (…).”

España no podía desprenderse de su condición de Potencia Administradora sin


antes haber observado las obligaciones internacionales que el principio de libre
determinación de los pueblos exige. Esta decisión tomada de manera unilateral y sin

70 Algunos autores afirman que además el acuerdo incluía como contrapartida por la entrega del
territorio por parte de España, que ésta obtuviera un 35% de las inversiones en las minas de Bu-Craa
que hiciera posteriormente el Gobierno marroquí 70 y además, la renuncia por parte de Marruecos a la
reivindicación y a la reclamación como territorios no autónomos de los demás enclaves africanos bajo
dominio español, -Ceuta, Melilla e Islas Canarias- hasta el momento en el que el Estado español
recuperase Gibraltar. HARELLI-BOND, B., “The struggle for the Western Sahara: Contemporary politics”,
American Universities Field Staff, 1981, p. 5. Una opinión afín nos aporta MERCER, J., en “The saharauis of
Western Sahara”, Minority Rights Group, nº 40, London, 1979, p.10.

43
respetar las indicaciones de la Asamblea General es simplemente ineficaz, ya que la
condición de Potencia Administradora seguirá hasta que el Sáhara Occidental haya
ejercido su libre determinación adoptando una de las tres maneras establecidas por la
Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas.

Sin embargo, en este punto debemos tomar en consideración el llamado “Informe


Corell”71. El Informe toma en consideración la firma del Acuerdo de Madrid, en el que
España trasfiere su condición de Potencia Administradora y reconoce que de facto las
autoridades administrativas son marroquíes, aunque este hecho no menoscabaría la
condición de Territorio no Autónomo que ostenta el Sáhara Occidental72, por tanto,
Marruecos sería portador de obligaciones al respecto que no puede eludir 73. Este
Informe puede ser positivo en el sentido en que establece las limitaciones claras que
ostentaría Marruecos como administradora del territorio de facto.

Por otro lado, es preciso subrayar la importancia de la Resolución de la Asamblea


General 2625 (XXV) que establece que

“el territorio de una colonia u otro territorio no autónomo tiene una condición
jurídica distinta de la del Estado que lo administrara; condición que existirá hasta que
el pueblo del Territorio No Autónomo haya ejercido su derecho de libre determinación”.

El Gobierno de Argelia, en una declaración aportada al Secretario General de las


Naciones Unidas74 mostró su desacuerdo con el texto firmado en Madrid, y señaló que
España no podía

“trasferir sus responsabilidades administrativas sobre el territorio más que al


pueblo de dicho territorio, o, en otro caso a las Naciones Unidas”75.

71 Carta de fecha 29 de enero de 2002 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Secretario
General Adjunto de Asuntos Jurídicos, Asesor Jurídico, Doc. S/ 2002/161. El informe analiza la
problemática respecto de la licitación y firma de contratos con empresas extranjeras por parte del
Marruecos para la exploración de recursos minerales en el territorio del Sáhara Occidental.
72 Ibídem, p. 2.
73 Al respecto vid. GARCÍA RICO, E. del M., “Las preguntas formuladas al Gobierno por J. A., Labordeta

sobre la autorización a barcos gallegos para pescar en aguas del antiguo Sáhara español, comentarios
a una respuesta incompleta”, R.E.D.I., Vol. LV, 2003, nº 1, pp. 511-515.
74 ORGA: A/AC. 109/475, Anexo IV.
75 Ibídem. Párr. 5.

44
Este Acuerdo no sólo no sigue el procedimiento recomendado por Naciones
Unidas, en cuanto que no devuelve a la población autóctona los poderes que ostentaba
en el territorio ni habla de promover la realización de un referéndum de
autodeterminación sino que, además, pretende que se considere satisfecha la
aspiración del pueblo saharaui a la libre determinación privándole de ella. Según el
contenido del texto:

“España procederá de inmediato a instituir una administración temporal en el


territorio en la que participarán Marruecos y Mauritania en colaboración con la
Yemáa, a la cual le serán transmitidas las responsabilidades y poderes”.

Cuando se analiza esta expresión, se aprecia que no estamos ante un normal


proceso de descolonización: es muy discutible que un Estado que lleva a cabo un
proceso de estas características pueda renunciar a sus obligaciones como potencia
administradora de manera unilateral. Ello iría en contra de lo que las Resoluciones de
la Asamblea General habían establecido en distintas ocasiones y también era contrario
a lo expresado en el artículo 73 de la Carta de las Naciones Unidas, ya que España
tampoco podía transferir la administración, temporal o no, de un territorio en proceso
de descolonización a otro país, por lo que cabe sostener que es contraria a las normas
que rigen el derecho de autodeterminación de los pueblos.

Como podemos advertir, se decide que España deje su responsabilidad sobre el


territorio para otorgársela a dos terceros estados que deberían actuar en colaboración
con lo que, en su momento, fue el primer órgano representativo de la población nativa
dentro del sistema colonial, la Yemáa. Y que, en adición, como dice el texto del acuerdo

“será respetada la voz de la población saharaui, expresada a través de la


Yemáa”.

Sin embargo, como comentaremos ut post, la Yemáa no podía ser la


representante del pueblo saharaui. No tenía legitimación alguna que le otorgara este
derecho, ya que el pueblo no se sentía identificado con ella. Por otro lado, sus
miembros se habían adherido en su mayoría al Frente POLISARIO y no deseaban
formar parte de este Acuerdo, en el que si bien la Yemáa es una pieza más de la

45
estrategia de esta declaración de principios, no aparece como parte firmante del
mismo.

En este sentido debemos preguntarnos, ¿quién representa al pueblo saharaui en


el Acuerdo Tripartito de Madrid?. Quizá ésta sea la mayor carencia de la que hace gala
el texto, ya que ni siquiera podemos afirmar que el acuerdo incluya a la Yemáa como
parte en sí misma, sino que ésta tan sólo se encuentra inmersa en el texto de manera
instrumental. Además, debemos desechar la idea de que la Yemáa fuese en el momento
de la firma la representante del pueblo saharaui, asimismo hay que tener en cuenta que
por todos estos motivos, y otros que de manera más extensa comentaremos ut post, el
órgano asambleario colonial del Sáhara se disuelve tan sólo catorce días después de la
firma del comentado acuerdo, el 28 de noviembre de 1975.

Pese a ello, ni éste ni ningún otro órgano representativo de la población saharaui


tomó parte en dicha administración. Además, como señalamos en su momento, los tres
Estados firmantes del Tratado trataron de volver a reunir a la Asamblea Saharaui, pero
resultó ser un absoluto fracaso, ya que la mayoría de los miembros desertaron. En
menor medida, los 27 miembros de la antigua Yemáa que optaron por seguir la
estrategia hispano-marroquí-mauritana tan sólo se reunieron en una ocasión, pasando
a disolverse la Asamblea definitivamente tras ésta. De esta manera la representación
de la población saharaui fue asumida por el Frente POLISARIO, que contaba con el
apoyo sólido de la mayor parte de los miembros de la Asamblea, ya desintegrada.

Al desaparecer la Asamblea saharaui del proceso diseñado por el Acuerdo de


Madrid, la perspectiva se perfilaba transparente. No iba a producirse ningún traspaso
de poderes en absoluto, sino que el territorio saharaui iba a ser repartido entre los
Estados de Marruecos y Mauritania, como poco después vendrían a establecer los
Acuerdos de Rabat76, que separarían el Sáhara en “zona sur”, que formaría parte del
Estado mauritano, y “zona norte”, que lo haría del Estado marroquí. Sin embargo, con

76Convención relativa al trazado de la frontera estatal establecida entre la República Islámica de


Mauritania y el Reino de Marruecos, de 14 de abril de 1976. United Nations Treaty Series, vol. 1035, I, nº
15406.

46
la posterior retirada mauritana de sus reivindicaciones sobre la zona77, la partición
quedó sin efecto, y la ocupación marroquí se extendió hasta la frontera mauritana.

En cualquier caso y como ya había sido establecido por el Dictamen de la Corte


Internacional de Justicia y por las diferentes resoluciones de la Asamblea General, los
dos países a los cuales España les transfiere la administración, Marruecos y Mauritania,
no ostentaban título jurídico alguno sobre el territorio del Sáhara Occidental.

Igualmente es preciso recordar que se acordó un traspaso de administración de


un Territorio no Autónomo, y que en ningún caso se podría hablar de traspaso de
soberanía, ya que la Potencia Administradora nunca la ostentó.78 Además, cabe aludir a
la manera en que este Acuerdo evita hacerse eco de la indicación de la Asamblea
General de establecer la administración temporal del territorio a cargo de las Naciones
Unidas, mientras se concluía la celebración del referéndum.

En otro sentido, las partes asumen en la Declaración de Principios de Madrid su


intención de informar al Secretario General de las Naciones Unidas del acuerdo
concluido, indicando que este suponía un arreglo pacífico de la controversia en
relación al artículo 33 de la Carta79. Sin embargo, esto carece de fundamento ya que la
solución aportada por los Estados de España, Marruecos y Mauritania violaba el
principio de igualdad y de libre determinación de los pueblos, no contaba con la
representación de todas las partes implicadas80, quebrantaba el principio uti posidetis
iuris y contradecía frontalmente el artículo 73 de la Carta.

Las razones que se aportan para justificar la validez del Acuerdo son dos 81: en
primer lugar, el hecho de que la Resolución 3458 B (XXX) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas82 mencionara el texto firmado en Madrid, lo cual es interpretado

77 Tras el Acuerdo de Paz entre este Estado y el Frente POLISARIO en 1979.


78 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit., p. 786.
79 El artículo 33.1 de la Carta expresa que: “Las partes en una controversia cuya continuación sea

susceptible de poner en peligro el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales tratarán de


buscarle solución, ante todo, mediante la negociación, la investigación, la mediación, la conciliación, el
arbitraje, el arreglo judicial, el recurso a organismos o acuerdos regionales u otros medios pacíficos de su
elección.”
80 Además de no haber contado con la presencia de un representante del pueblo saharaui, el Acuerdo

obviaba a otra de las partes interesadas o involucradas en el conflicto: Argelia, que se quejó de esto ante
la Asamblea General: ORGA: A/C.4/SR.2170 y 2177.
81 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del…, op. cit., p. 149.
82 Resolución 3458 B (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 10 de diciembre de 1975.

47
como la aceptación de su contenido. Sin ninguna duda esta Resolución fue fruto de una
innecesaria lapso por parte de la Asamblea83, pero en cualquier caso en la misma se
alude al derecho a la libre determinación del pueblo saharaui en varias ocasiones, por
lo que este argumento sería, en última instancia, contradictorio.

En segundo lugar, se esgrime el argumento de que el Acuerdo se publicara


oficialmente en el Registro de Tratados de las Naciones Unidas; sin embargo, este débil
razonamiento se topa de frente con el Reglamento de tal institución que establece que
la inscripción de un Tratado no implica su aceptación y, asimismo, no prejuzga la
validez del mismo84.

En cuanto a la naturaleza jurídica del texto debemos señalar, pese a que no


siempre ha existido unanimidad sobre ello85, que la Declaración de Principios de
Madrid es un tratado internacional, siguiendo la Convención de Viena sobre el Derecho
de los Tratados, que en su artículo 2.a) expresa que

“se entiende por "tratado" un acuerdo internacional celebrado por escrito entre
Estados y regido por el derecho internacional, ya conste en un instrumento único o en
dos o más instrumentos conexos y cualquiera que sea su denominación particular;”

Por tanto, como tal debe regirse por las normas que los regulan. Sin embargo, el
Acuerdo es nulo en razón de su contenido ya que viola una norma de ius cogens, el
principio de libre determinación de los pueblos86. Además, por ser ésta una norma
imperativa no admite pacto en contrario87. El artículo 5388 de la citada Convención
expresa que si un Tratado va en oposición a una norma imperativa de Derecho

83 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del…, op. cit., p. 151.


84 El Reglamente viene establecido por las Resolución 91/7 de la Asamblea General de 9 de diciembre de
1975 y el Documento S/11880 (ORSC).
85 La opinión que disiente de la naturaleza convencional del Acuerdo de Madrid se basa exclusivamente

en que la denominación de los mismos se hace como “Declaración de Principios”. Vid. CARRO
MARTÍNEZ, A., “La descolonización del Sáhara”, Revista de Política Internacional, 144, marzo-abril 1976,
pp. 11-38.
86 Al respecto vid. POMERANCE, M., Self-Determination in Law and Practice, La Haya, 1982, pp. 154, pp.

63-72.
87 GOZÁLEZ CAMPOS, J., “Los acuerdos nulos de Madrid”, El País, 18 de septiembre de 1977, accesible en

la hemeroteca digital del periódico:


http://www.elpais.com/articulo/internacional/acuerdos/nulos/Madrid/elpepiopi/19770918elpepiint_
16/Tes.
88 El artículo 53.5 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados establece: “Es nulo todo

tratado que, en el momento de su celebración. esté en oposición con una norma imperativa de derecho
internacional general”.

48
Internacional general, éste será considerado nulo. Y conforme a ello es prácticamente
unánime toda la doctrina89.

En el mismo sentido cabe señalar que el Estado español no tenía legitimación


para la firma de éste, porque no era soberano del territorio sino sólo Potencia
Administradora, y como hemos aludido ut supra, la Resolución 2625 (XXV) dicta que el
territorio no autónomo tiene una condición jurídica distinta de la Potencia que lo
administrara. El Estado español no tenía derecho a disponer del territorio, lo que se
acrecienta sobremanera si la operación llevada a cabo contradice al derecho de
autodeterminación de los pueblos. España no podía pactar una solución alternativa
para el Sáhara que, además, fuera contraria a las normas imperativas de Derecho
Internacional. No estaba en ningún caso en disposición de negociar respecto de un
territorio que, recordemos, únicamente administraba.

Los Estados de Marruecos y Mauritania también carecían de legitimación para la


firma del Acuerdo, ya que como afirmó la Corte Internacional de Justicia en su
Dictamen Consultivo, ninguno de estos Estados tenía título jurídico sobre el territorio
saharaui. Sumado a ello, conviene recordar que estos dos Estados violaron principios
fundamentales de las Resoluciones de la Asamblea General que exigían la no
obstaculización del ejercicio del derecho de autodeterminación de los pueblos. Por un
lado la Resolución 2625 (XXV) expone que

“Todo Estado tiene el deber de abstenerse de recurrir a cualquier medida de fuerza que
prive a los pueblos antes aludidos en la formulación del presente principio de su
derecho a la libre determinación y a la libertad y a la independencia”.

Por otro lado la Resolución 1514 (XV) declara en su punto primero que

89 Entre las obras más destacadas, vid. BROWNLIE, I., Principles of Public International Law, Oxford,
1979, pp. 512; CARRILLO SALCEDO, J. A., El Derecho Internacional en un mundo de cambio, Madrid, 1984,
pp. 142; ABERKANE, A., “La règle jus congens: son Rôle Dans le Droit International”, Revue algerienne des
sciences juridiques, economiques et politiques, vol. VII, nº 1, 1970, pp. 8-42; ALEXIDZE, L. A., “Legal Nature
og Jus Cogens in Contemporary International Law”, R.C.A.D.I., 1981-III, pp. 219-270; CASADO RAIGÓN, R.,
“Las obligaciones erga omnes en el Derecho Internacional Contemporáneo”, La Ley: Revista Española de
doctrina, jurisprudencia y bibliografía, 1985, nº 1, pp. 1032-1041; FERRER SANCHÍS, P. A., “Los conceptos
de ius cogens y ius dispositivum y la labor de la Comisión de Derecho Internacional”, R.E.D.I., 1968, nº 4,
pp. 763-780.

49
“La sujeción de pueblos a una subyugación, dominación y explotación
extranjeras constituye una negación de los derechos humanos fundamentales, es
contraria a la Carta de las Naciones Unidas y compromete la causa de la paz y de la
cooperación mundiales”.

De ahí que mantengamos que, por razón de su contenido y de la falta de


legitimación de los tres sujetos que intervinieron en su conclusión, además de por
vulnerar las normas establecidas en la Convención de Viena sobre el Derecho de los
Tratados y el propio deber de los Estados de cumplir de buena fe las obligaciones
establecidas por la Carta de las Naciones Unidas, la Declaración de Principios de
Madrid es nula en su origen, y, por tanto, debe quedar sin efecto.

Asimismo, es preciso destacar que tras la firma de este acuerdo, la suerte del
pueblo saharaui había dado un radical vuelco. Su derecho a la libre determinación
estaba reconocido desde el principio por la Organización de Naciones Unidas pero es
indiscutible que su oportunidad de ejercitarlo se había complicado de manera
implacable. España no había cumplido con su compromiso internacional de
descolonizar el Sáhara Occidental, esto ha venido a significar que, en definitiva, la
última colonia de África nunca fue descolonizada.

Por ello, este episodio pasará a convertirse en un hecho de características muy


especiales, para algunos “la única salida”, para otros una “deplorable traición”. En
cualquier caso, ¿en qué situación dejaba este panorama a la población saharaui?, ¿en
qué lugar iba a posicionarse ahora el Frente POLISARIO?. A continuación, trataremos
de examinar los acontecimientos que tuvieron lugar tras estos hechos de especial
trascendencia, que vendrán a completar los antecedentes históricos que desembocarán
en el estancamiento internacional actual de la controversia.

50
6. Ruptura del proceso descolonizador y negación del derecho a la
libre determinación.

Como adelantábamos ut supra, pese a la probable nulidad del Acuerdo de


Madrid, la estrategia tripartita seguía su curso sin que las normas de Derecho
Internacional fueran un lastre para ello. En este sentido, es preciso subrayar que los
acontecimientos que se iban sucediendo a lo largo del año 1975 tuvieron una respuesta
perentoria por parte de la población autóctona. Los españoles saharianos de lo que el
régimen franquista decretó como la provincia número cincuenta y dos habían pasado,
en menos de un año, de luchar contra la administración colonial, a hacerlo contra dos
terceros Estados que ocuparon el territorio y dividieron a sus habitantes, mientras
España trataba de abandonar el territorio a marchas forzadas.

En este sentido, resulta interesante señalar que a partir del 4 de octubre, el


Estado Mayor del Ejército de Operaciones español había comenzado a aplicar un plan
para contener la invasión marroquí. Sin embargo esto ocurre al margen de la política
gubernamental española ya que, desconociendo el ejército las conversaciones hispano-
marroquíes que estaban teniendo lugar sobre la entrega del territorio, decide poner en
marcha una serie de medidas disuasorias que evitaran la entrada marroquí en el
terreno. Así, construyen una franja de diez kilómetros de terreno a partir de la cual se
instaló una doble alambrada desde el norte del territorio hasta la localidad de
Hagunía90, entre ellas fue sembrado un campo de minas antipersonales. Se trataba de
intentar que la marcha marroquí no consiguiera su finalidad, entrar en el, hasta
entonces, “Sáhara Español” quizá como un último intento de mostrar la capacidad
militar española en África. Esta operación, que fue denominada por el Ejército español
“Operación Marabunta”, no logró detener la Marcha Verde –para lo que fue ideada-, ya
que no era ésta la intención del Gobierno español y esta actuación del Ejército había
sido fruto de la descoordinación entre ambos. No obstante la población saharaui quedó
atrapada en la franja de terreno rodeada por las alambradas y las minas
antipersonales, obligándoles a permanecer dentro del cerco cuando se aproximaba la
marcha marroquí.

90 FUENTE COBO I. ; MARIÑO MENÉNDEZ F. M., El conflicto del…, op. cit., p. 53.

51
La posición del Gobierno español seguía siendo confusa: en el mes de noviembre
el Príncipe Juan Carlos de España acude inesperadamente a la ciudad del El Aaiún,
declarando en un discurso público que España cumpliría fielmente el compromiso de
respetar el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui, y que nunca
abandonaría a este pueblo. Sin embargo el régimen colonial en esa fecha continúa
desmantelando sus puestos militares y administrativos, y finalmente permite la
entrada marroquí y mauritana en la zona.

Por su parte, el Frente POLISARIO comenzó a oponer una dura resistencia a las
fuerzas ocupantes, protagonizando varias batallas contra las avanzadas marroquíes y
consiguiendo, en ocasiones, proteger su territorio. De este modo da comienzo una
cruenta guerra entre el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS)91 y los ejércitos
marroquí y mauritano, ambos intentando forzar la anexión de territorios fronterizos
por el norte y sur, respectivamente.

Se produjo una situación muy delicada en la que España ya había abandonado el


territorio, que en ese momento era escenario de un conflicto armado, y en el que se
produce un vacío legal y administrativo. Este “agujero en el desierto” es aprovechado
por Marruecos para establecer a sus colonos en los territorios saharauis, quienes
consideraban que volvían a recuperar un territorio que les pertenecía, al que desde el
régimen marroquí se había denominado –y se denomina- como “las provincias del sur”.

El 28 de febrero de 1976 se arría por última vez en la azotea del Gobierno


General de la ciudad del Aaiún la bandera de España en el “Sáhara español”92, izándose
a continuación la marroquí93.

Pero también el vacío que se produce es utilizado por los saharauis para
reivindicar su derecho a la libre autodeterminación. De este modo, el 27 de febrero de
1976 se produce por parte del Frente POLISARIO la proclamación de independencia de

91 Brazo armado del Frente POLISARIO, según el artículo 13 de sus Estatutos.


92 El abandono del territorio del Sáhara Occidental por parte de España se produce el 26 de febrero de
1976, fecha en la que el Representante Permanente de España ante las Naciones Unidas pone en
conocimiento del Secretario General que da por terminada definitivamente su presencia en el territorio
y que se desliga de toda responsabilidad de carácter internacional en relación a su administración. Carta
de fecha 26 de febrero de 1976 dirigida al Secretario General por el Representante Permanente de
España ante las Naciones Unidas, Doc. A/31/56 y S/11997 de 26 de febrero de 1976.
93 FUENTE COBO I. ; MARIÑO MENÉNDEZ F. M., El conflicto del…, op. cit., p. 60.

52
la República Árabe Saharaui Democrática (RASD)94 en la localidad de Bir Lelhu, ante
periodistas de todo el mundo, declarando que, en base a la libre voluntad y a la
democracia, se produce “la constitución de un Estado libre, independiente y soberano,
regido por un sistema nacional democrático, ARABE de tendencia UNIONISTA, de
confesionalidad ISLAMICA, progresista, que adquiere como forma de régimen el de la
República Árabe Saharaui Democrática. De acuerdo con su doctrina, orientación y línea,
Estado Árabe, Africano, No Alineado (…)”95

La proclamación del Estado tiene lugar en Bir Lehlu, en ese momento territorio
controlado por el Frente POLISARIO, en una etapa del conflicto en la que dos Estados
trataban de hacerse con un territorio que estaba en proceso de descolonización96.

El conflicto armado dividió a la población saharaui en dos flancos, el primero


desplegado a lo largo del frente armado y, el segundo, formado por dos tercios de la
población saharaui, en su mayoría por mujeres, ancianos y niños asentado en la zona
argelina cercana a la ciudad de Tinduf, en la hamada97, a la cual llegarían tras huir al
estallar la guerra en 1975 y mientras se producían los bombardeos aéreos (con
NAPALM y Fósforo blanco) del ejército marroquí98. Allí se establecerían los actuales
campamentos de refugiados99.

94 Hoy en día la RASD está reconocida por más de ochenta Estados, entre ellos Uruguay, Libia, Irán,
Albania o Kenia, aunque ha mantenido relaciones con otros veintidós que han revocado anteriores
reconocimientos. Otros doce estados mantienen actualmente congeladas sus relaciones por razones no
reconocidas expresamente. En quince de los países que actualmente la reconocen, el Estado saharaui
tiene una embajada. Es destacable que también la Unión Africana reconoció a la República Árabe
Saharaui Democrática como miembro de pleno derecho en su organización en el año 1982.
95 Carta de Proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática. Accesible en: www.arso.org/03-
1s.htm.
96 Vid. “Documento de trabajo preparado por la Secretaría”, reproducido en el Informe del Comité

Especial, Doc. A/31/23/Add. 5 y Corr. 1, de 15 de noviembre de 1976, anexo I, p. 199-216. Este


Documento analiza la evolución de la situación en el territorio: la actuación de Naciones Unidas, el
abandono español, la postura del Frente POLISARIO, la proclamación de la República Árabe Saharaui
Democrática, el conflicto armado y los Acuerdos de Rabat, mediante los que Marruecos Mauritania se
repartieron el territorio.
97 La hamada está considerada como el desierto dentro del desierto. Es un terreno formado por arena y

rocas dispersas, hostil y sin vegetación alguna, donde la supervivencia es un reto.


98 El NAPALM y el Fósforo Blanco son armas prohibidas por el artículo 48 del Protocolo Adicional I a las

Convenciones de Ginebra de 1977 relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados
internacionales.
99 En la actualidad los campamentos de refugiados saharauis de Tinduf albergan alrededor de 200.000

personas, y se dividen en 6 sub-campamentos: Smara, El Aaiún, Ausserd, Dajha, 27 de Febrero y Rabuni,


como centro político y sanitario, entre otros.

53
Las personas que en ese momento se encontraban más al sur del territorio
huyeron hacia Mauritania, sin saber que ésta también formaba parte de la guerra que
acababa de declararse en su contra. Las consecuencias de este éxodo casi masivo e
imprevisto fueron las de perder más del diez por ciento de la población total.

Tras la retirada mauritana con el correspondiente acuerdo de paz con el Frente


POLISARIO en 1979100, el ELPS centra todos sus esfuerzos en liberarse de la ocupación
marroquí, que desde ese momento también opta por reivindicar la zona sur, antes
reivindicada por Mauritania101.

No había hecho más que comenzar un conflicto armado, en el que, entre otras
estrategias ofensivas, destaca la construcción por parte del ejército marroquí en 1980
de lo que se ha venido a llamar coloquialmente “Muro de la Vergüenza”102, que volvía a
dividir el territorio saharaui entre la franja liberada por el ELPS y las zonas controladas
por el contingente marroquí.

En 1991 se produjo un alto el fuego103, que perdura en la actualidad, con las


excepciones que se vienen sucediendo en la zona del Sáhara Occidental,
fundamentalmente en el Aaiún, en la que los derechos humanos de la población
saharaui no están siendo respetados por las autoridades marroquíes de facto104.

Así, el fracaso del proceso descolonizador desembocó en una conflicto armado


que tendría y tiene como telón de fondo un caso de libre determinación de los pueblos
que, hasta el momento, no se ha logrado solventar.

100 Acuerdo mauritano-saharaui, firmado en Argel el 10 de agosto de 1979, reproducido en la Carta de


fecha 18 de agosto de 1979 dirigida al Secretario General por el Representante Permanente de
Mauritania ante las Naciones Unidas, Doc. A/34/427-S / 13503, de 20 de agosto de 1979, anexo I.
Reproducido en el anexo documental (Doc. Núm. 16)
101 Vid. Resolución 34/37 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 21 de noviembre de 1979.
102 Este Muro cuenta con una longitud de 2.720 kilómetros y está alzado en seis etapas, protegido, hoy

en día, por 160.000 soldados armados, 240 baterías de artillería pesada, más de 20.000 kilómetros de
alambre de espinos, miles de vehículos blindados y millones de minas antipersonales prohibidas por las
convenciones internacionales (SPS).
103 Vid. Carta de fecha 8 de julio de 1991 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el

Secretario General de las Naciones Unidas, Doc. S/22779, de 10 de julio de 1991. En este documento se
informa de la aceptación de las partes de una cesación del fuego propuesta por el Secretario General de
las Naciones Unidas.
104 A este respecto Vid. AFAPREDESA, Persistencia de las violaciones de los derechos de un pueblo, Bilbao,

2008, pp. 222.

54
Conociendo ya todo el raudal de acontecimientos históricos que rodean a la
cuestión saharaui, debemos subrayar nuestro afán por examinar los instrumentos de
representación que este pueblo tuvo a lo largo de su historia. Algunos de ellos,
pudieron constituir una herramienta que contribuyera a su realización como pueblo, si
no mediante la plena autodeterminación ya que esto consistiría en el derecho a
disponer de sí mismo dentro del territorio que reclaman como propio, mediante algún
tipo de representación limitada de tipo político.

En este sentido, es interesante volver atrás y señalar cómo la administración


colonial se organizó en torno a los representantes saharauis a través de su Asamblea
tradicional, la Yemáa. Si bien algunos han querido dar a España el privilegio de su
creación, lo cierto es que ésta era ya un medio de organización político social dentro
del sistema tribal saharaui que fue posteriormente transformado para adecuarlo al
régimen colonial con las consecuencias que se analizarán a continuación.

55
B. LA REPRESENTATIVIDAD DE LA YEMÁA

1. La Estructuración social del Sáhara pre-colonial.

La estructura social saharaui se ha basado históricamente en un sistema tribal.


Las diferentes tribus solían mantener su poder en una determinada zona de la región
sahariana; no obstante, el saharaui no ha sido considerado como un sistema
estrictamente vertical. Normalmente se ha identificado a una serie de tribus con un
área geográfica del territorio, entre las principales tribus autóctonas e independientes
del Sáhara Occidental se cuentan las expuestas a continuación, distribuidas en la
siguiente forma: región del Dra y de Tan-Tan: Izarguién, Yaguts y Aid-Laharea; región
del Cabo Juby: Faikats, Filalas, Tobolts y Lammiars; región de la Saguia-el-Hamra:
Familia de Ma-el-Ainin, Arosis, Lad-Busbas y Reguibats Guasem; región del Río de Oro:
Uled-Delim, Uled-Tidrarin y Reguibats del Sahel105.

Las tribus guerreras, entre ellas los Ergueibat, los Uled-Delim o los Izarguién, se
establecieron en las mejores zonas de pastos y en el Jat-al-Jaot, la frontera colectiva.
Tenían el monopolio de la función político-militar, dándole ello supremacía respecto a
las demás tribus, pero también usando esta función en lo que se refiere a posibles
agresiones externas. Los artesanos o profesionales eran escasos y se integraban en
otras tribus, si bien llegaban a formar fracciones enteras. Un grupo curioso era el de los
tributarios, llamados “zenaga”, éstos eran tribus de pescadores y, en menor medida, de
pastores que dependían de otras tribus a las que debían pagar un tributo a cambio de
su protección, son colocados en la costa, considerada entonces como la parte menos
valiosa del territorio. Por otro lado, los “zanuía” o “gentes de libros” ostentaban el
monopolio de la función cultural e ideológica del país, se situaban en la hendidura
existente entre la zona de nomadeo de las tribus guerreras y costeras, cubriendo, de
este modo, las necesidades culturales de todo el país.

105GAUDIO ATTILIO, Apuntes para un estudio sobre los aspectos etnológicos del Sáhara Occidental. Su
constitución básica, Cuadernos de Estudios Africanos nº 19, Instituto de Estudios Políticos, Madrid,
1952.

56
Así configurada, la sociedad tribal saharaui formaba un equilibrio casi perfecto,
cada tribu funcionaba como un pequeño Estado, si bien frente a las agresiones externas
formaban un gran unidad. Ello no impedía que existieran las normales rencillas entre
las diferentes tribus, heredadas de las antiguas luchas de sus ascendientes beréberes.
Del mismo modo, todas reconocían la misma frontera “de peligro” en el Jat-al-Jaot, que
coincide prácticamente con la frontera política natural del territorio del Sáhara
Occidental, y exactamente con la frontera cultural106.

En el seno de las tribus guerreras surge la idea de crear una forma de gobierno
más eficaz que pudiera coordinar los intereses de todas las facciones de la sociedad y
diera soluciones a los problemas nacidos de la convivencia y del nomadeo. Así nace la
Asamblea de Notables. Esta asamblea sería una para cada tribu y se constituiría como el
órgano rector supremo de ella. Casa asamblea estaría formada por los hombres más
notables de cada frig, que eran elegidos entre los ancianos de más experiencia del
mismo. Debían reunir los requisitos de sabiduría, conocimiento de las leyes de la
religión musulmana y de las prácticas y usos sociales, así como tener un buen
entendimiento con todos los miembros del frig. Así pues, la fracción quedaba
estructurada jerárquicamente en torno a la autoridad del chej, que a su vez defendería
los intereses de ésta en la Asamblea de Notables.

En la Asamblea de Notables o Yemáa (en árabe Yamáa, Comunidad)107 se


decidían por consenso los asuntos que le eran planteados, teniendo que ser acatadas
las decisiones que eran tomadas finalmente por cada uno de los jefes de fracción o
chiuj sobre los que esa Yemáa tuviera jurisdicción. Estaba presidida, en cada una de
sus sesiones, por el jefe de la tribu correspondiente; sin embargo, si el asunto a tratar

106 La organización básica de esta sociedad tribal, así como la distribución de poderes y de grupos
sociales puede, de manera simplificada, amoldarse a las siguientes pautas: una tribu se divide, a su vez,
en diferentes fracciones, éstas son los llamados frigs. Los miembros que forman parte de cada fracción
nomadean juntos aunque la zona de pasto no sea abundante, establecen sus jaimas formando un grupo
casi fraternal creado por varias familias, constituyendo un clan, una familia expandida, ancha. Una
especie de segmento de linaje (“aial”)106 que basa su convivencia en la solidaridad entre el grupo. Los
frigs suelen tener una propiedad comunal sobre ciertos bienes, esencialmente camellos de raza, pero la
capa más simple de organización social no es la fracción, sino la familia. Cada una vive en una jaima, si
bien las tiendas se establecen formando pequeños conjuntos debido a la escasez de recursos. La familia
saharaui es la considerada como conyugal o nuclear, estando formada por padres e hijos. A su vez, cada
familia posee también un ganado propio, aunque en escasa medida, según las posibilidades de clase
social a la que pertenezca.

107 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del… , op. cit., p. 59.

57
tenía un carácter estrictamente jurídico la asamblea era presidida por un integrante
zanuía experto en leyes.

El ordenamiento jurídico saharaui tenía su base esencial en el llamado “aorf”108,


que contenía toda una serie de normas sociales y morales transmitidas por medio de la
tradición oral de generación en generación. Éste se plasmó posteriormente de una
manera escrita al transcribirse en caracteres árabes. Así mismo se complementó con
las leyes del Corán , si bien sólo con una parte de ellas y siempre y cuando no entraran
en colisión con las normas esenciales de la cultura tradicional nómada.

Pero la Yemáa no era el único órgano rector de la sociedad, ni tampoco el más


importante. Así, el llamado “Ait Arbain” o “Consejo de los Cuarenta” era un instrumento
de importancia mayor y las resoluciones dadas por la Yemáa eran apelables ante éste,
que tenía finalmente la última palabra en los conflictos nacidos del uso de pozos, del
aprovechamiento de los pastos y de los delitos comunes entre otros. El Consejo de los
Cuarenta estaba formado por las diversas Yemáas que se encontrasen bajo su
jurisdicción y tenía, en todo caso, la última decisión sobre la paz o la guerra.

108 GAUDIO ATTILIO, Apuntes para… , op. cit..

58
2. La Yemáa durante la colonización española

La vida en el Sáhara antes de las influencias extranjeras gozaba de una


organización social y política propia, se trataba de una sociedad instalada en un
terreno abierto y sin fronteras estrictas, como exigían las prácticas del nomadeo. Sin
embargo, se puede apreciar en su estudio la existencia de un sistema semi-horizontal,
el de las diferentes tribus, en consonancia con un sistema vertical, el de la Asamblea de
Notables o Yemáa y el “Ait Arbain” o “Consejo de los Cuarenta”.

Con la llegada de los colonizadores españoles se produce la entrada en juego de


estos órganos representativos saharauis, encargados de velar por los intereses de su
población y de mantener los pertinentes contactos con los enviados españoles. De este
modo, la primera negociación relevante que se produce entre nativos y españoles es la
concerniente a la ocupación de la zona, ya que se trató de un establecimiento pactado.

Destaca el acuerdo concluido entre la SEAC y los representantes saharauis el 28


de noviembre de 1884, hecho no como un pacto de ocupación militar ni como un
protectorado formal, sino más bien como un contrato por el cual se cedían unos
terrenos para su explotación pacífica, a título de alquiler109. Tal y como dicta el propio
acuerdo, los representantes saharauis

“declaran que el Sr. Bonelli (…) ha llegado al territorio de la tribu de Ulad Bu


Sha, sobre la orilla del mar, a fin de comerciar, vender y comprar”, igualmente las
partes concluyen “con satisfacción este contrato voluntario y ventajoso para el bien y
la amistad sincera entre los musulmanes y españoles como representantes del cherif
Sidi Abd El Aziz uld El Mami, chej de dicha tribu(…)”.

Posteriormente, los jefes de las tribus vuelven a tener un papel fundamental en


el desarrollo de los acontecimientos coloniales que se producen. Así, el expedicionario
José Álvarez Pérez, consciente de la importancia de conquistar el terreno de Saguía el-
Hamra, entabla contactos con los representantes de las tribus de la zona pactando, en

109 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del … op. cit., p. 33.

59
consecuencia, un tratado de protección y comercio con España redactado el 10 de
mayo de 1886110 en el cual se afirma que

“Comparece Mohamed Ben Ali (…) de la Tribu Izarguien (…) que por su propio
derecho y como mandatario y representante de los jefes de tribu Embarl Ben Mhamed y
Mohamed ben Belall de las respectivas tribus (…) declara que dichos jefes y toda la
gente que está bajo su mando se ponen desde hoy bajo la protección de la Sociedad
Española de Geografía Comercial (…) que pagará un sueldo de 15 duros al jefe del duar
en cuyo territorio se establezcan los almacenes”111.

A partir del momento en que los territorios de Río de Oro y Saguía el-Hamra
pasan a formar parte de la Administración colonial -como hemos visto más de setenta
años después- la Yemáa se revelará como el primer órgano representativo de la
población autóctona dentro del régimen español, mediante la adopción del Decreto de
11 de mayo de 1967112. En este Decreto se exponen cuáles iban a ser las funciones que
la Yemáa o Asamblea General iba a desempeñar. Así, en el artículo 164 se le atribuyen
dos cometidos esenciales, en primer lugar, “la de ser Organismo superior representativo
de la Administración Local” y, en segundo lugar la de “promover los asuntos que
considere de interés general del territorio”. También en el texto se explica la
composición de ésta y la forma de elección de sus miembros. Además de los chiuj o
jefes de tribu o fracción se incluye al presidente del Cabildo y a los alcaldes de El Aaiún
y Villa Cisneros, así como un secretario designado por el Gobernador General. Además
estaría integrada por cuarenta representantes de las fracciones de tribu, en número
proporcional a éstas.

Podemos observar cómo a través de esta norma se pretende transformar de


manera comedida la estructura social tradicional del Sáhara, cogiendo elementos de la
antigua Yemáa y del Consejo de los Cuarenta, pero integrando representantes del
régimen colonial en ésta. Igualmente destaca que la persona que tiene el poder de
convocar las elecciones para el nombramiento de los cuarenta representantes de las

110 El texto puede consultarse en TOMÁS ORTIZ DE LA TORRE, J., “Sahara Occidental: ¿Terra Nullius?
Algunas bases jurídicas de investigación”, Revista General de Legislación y Jurisprudencia, junio de 1975,
pp. 563-605.
111 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del… op. cit., p. 175.
112 BOE de 20 de mayo de 1967. También se puede ver el texto del Decreto en LAZARO MIGUEL, H.,

Legislación de Sáhara. Años 1965 a 1973, Madrid, 1974, pp. 737, pp. 167-169. Este Decreto modifica el de
29 de noviembre de 1962 sobre Ordenamiento de la Administración Local para la Provincia de Sáhara.

60
fracciones de tribu es el Gobernador General. Parece interesante recordar que se
establecía que el cargo de representante tenía naturaleza obligatoria y gratuita.

En cuanto a las funciones específicas de la Yemáa, según el artículo 174 del


Decreto se encuentra la de emitir un dictamen en los asuntos de interés general,
también se le otorga el derecho a ser informada de las disposiciones con rango de Ley o
Decreto que deban regir en el territorio y la facultad de proponer al Gobierno medidas
o normas jurídicas necesarias para el desarrollo de las Leyes del Estado. Sin embargo,
el apelativo dado en este mismo Decreto en tanto organismo superior representativo
de la Administración colonial, no se ve enteramente reflejado en las funciones que
ostenta. En este sentido, el derecho a la información de las disposiciones legales que
afecten al territorio resulta básico e ineludible, pero no estaba facultada para proponer
normas con rango de Ley sino específicamente normas que desarrollen las leyes ya
aprobadas por el Gobierno. En cuanto a la emisión del dictamen, y puesto que no se
recoge en el texto que éste tenga un carácter imperativo o preceptivo, se deduce que su
función es meramente consultiva. Asimismo tampoco se dice que la opinión emitida
por la Yemáa tenga que ser tenida en cuenta por el régimen, por lo demás la
reglamentación se encuentra carente de principios democráticos.

Ahora bien, no debemos olvidar que esta regulación se produce dentro de un


contexto internacional de gran relevancia, las políticas internas no podían quedar al
margen del fenómeno descolonizador auspiciado por Naciones Unidas en orden a las
normas de Derecho Internacional. En este sentido, es conveniente comentar que la
Resolución 2229 (XXI) de la Asamblea General de 20 de diciembre de 1966
recomendaba el envío de una misión de visita al Sáhara, si bien es preciso reseñar que
España se declaró entonces contraria a la misma al votar negativamente. Sin embargo,
a partir de 1967 el Estado español va a cambiar su postura decisivamente: una
resolución análoga posterior113 hace que España acepte finalmente la visita de la ONU y
hará lo mismo en la votación de la Resolución 2428 (XXIII) en 1968114. Todo ello
contribuyó a crear un clima apacible en el seno de las Naciones Unidas que, no
obstante, encuentra su razón de ser en algo más que en la sencilla disposición a
realizar un esfuerzo a favor de la autodeterminación del pueblo saharaui.

113 Resolución 2354 (XXII) de la Asamblea General, de 19 de diciembre de 1967.


114 Resolución 2428 (XXIII) de la Asamblea General, de 18 de diciembre de 1968.

61
De hecho, paralelamente a la Resolución mencionada de 1968, Marruecos y
España están en plena negociación respecto a la entrega del territorio de Ifni, tema que
también es estudiado en estas fechas por la Asamblea General. Además, en 1967 la
Asamblea se había pronunciado sobre la cuestión de Gibraltar mediante la Resolución
2353 (XXII)115, curiosamente de igual fecha que la relativa al Sáhara, con una posición
que favorecía, según el rumbo de los acontecimientos, a España. También respecto a
Guinea Ecuatorial se estaban manteniendo importantes negociaciones en ese
momento, y la ONU seguía instando a España a que pusiera una fecha para la
independencia del territorio, que finalmente tiene lugar el 12 de octubre de 1968.
Además, en estas fechas España consigue que no se incluya a las Islas Canarias como
territorio no autónomo.

El proceso descolonizador había empezado y estaba en su máximo apogeo


internacional, por eso se hace preciso analizar cómo afectó todo esto a la cuestión del
Sáhara Occidental para poder comprender el conflicto sin desligarnos del indicador
espacio-temporal.

115 Resolución 2353 (XXII) de la Asamblea General, de 19 de diciembre de 1967.

62
3. El papel de la Yemáa en el proceso descolonizador

Este conjunto de acontecimientos internacionales va a ser considerado por la


población saharaui no como una ingenua esperanza contagiada por clima favorable de
otros países, sino como una seña más para hacer crecer la desconfianza en su
metrópoli y en los organismos internacionales. Como bien apunta DIEGO AGUIRRE “la
votación favorable española a estos temas producen una reacción muy desfavorable
entre los dirigentes saharauis, extendiéndose también un cierto malestar e inquietud al
resto de la población; aparece cada vez más clara una perspectiva de anexión a los países
vecinos”116.

Este malestar hace que el presidente de la Yemáa y del Cabildo, Seila Uld Abeida,
se persone en la Delegación Gubernativa pidiendo explicaciones sobre el cambio de
postura de España, expresando su disgusto por la visita de la misión de la ONU,
esgrimiendo como principal argumento que “los autóctonos habitantes de este
Territorio no habían solicitado en ningún momento la presencia de una Comisión de las
Naciones Unidas en su país”, además Seila decía que sería “muy oportuno” que la Yemáa,
que se debía reunir tan sólo unos días después, elevase una resolución dando su punto
de vista sobre el asunto.

Antes de emitirse la citada resolución se produjo un hecho espontáneo que


merece ser comentado: un habitante de Smara, completamente desconocido hasta el
momento, que no ostentaba cargo alguno ni en su fracción o tribu, ni en la Yemáa o el
Gobierno colonial, llamado Mohamed Mahamud Uld Hanafi, de los Erguibat, se
presenta en la delegación del Gobierno entregando una carta que iba dirigida al
Gobernador General. Ésta, conocida como “Carta abierta del pueblo saharaui al
Gobernador General”117, resulta especialmente interesante de analizar, ya que expresa
la opinión que mantenía un amplio sector de la población, sobre todo de la zona del
interior, y que se muestra independiente de la opinión que tuviera la Yemáa a este
respecto.

DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit, p.568.


116
117Documentación del Gobierno General del Sáhara: Carta abierta del pueblo saharaui al Gobernador
General.

63
La carta contenía tres pronunciamientos claves que venían a establecer una
postura clara de deseo de superación del estancamiento del proceso, además de
expresar la pretensión de permanecer voluntariamente bajo la administración de
España, hasta el punto de exigir a la metrópoli una mayor implicación en los asuntos
relativos al territorio. En primer lugar, en el texto se exponía el rechazo “de modo
terminante a la anexión a cualquier nación vecina a la nuestra, ya sea del Este del Norte
o del Sur. Pues nosotros somos un pueblo con libertad en todo (…)”. El segundo punto
revelador de la carta es el que aludía a la soberanía del territorio, cuestión que años
después confirmaría el Dictamen consultivo de la Corte Internacional de Justicia118.
Literalmente reza “nuestros padres, nuestros abuelos y antepasados defendieron su país
y su libertad; conservaron su soberanía, (…) no nos gobernó ningún Gobierno extraño ni
nos subyugó ninguna soberanía extraña (…) a excepción del Gobierno español por
nuestra propia voluntad y nuestra elección”.

La tercera afirmación resulta especialmente interesante, al tratarse de una


cuestión analizada también detenidamente por el Dictamen antes mencionado, en la
carta se asegura que la tierra del Sáhara Occidental “(…) no fue hallada por ningún pie
extranjero, excepto si se realizó alguna incursión, fue comerciante o turista; no pisó su pie
en calidad de Jefe, Sultán, Gobernante, Príncipe o Delegado de ella. Cuanto dicen algunas
naciones ahora y antes, todo es falso y calumnia sin ninguna base firme”. Finalmente se
pedía al Gobierno español que no los abandonase ni los “deje dar golpes de ciego”, sino
que renovaran su amistad para que, cuando el pueblo saharaui estuviera preparado,
pudiera constituirse como una nación independiente.

La presencia de Seila, presidente de la Yemáa, en la Delegación del Gobierno con


motivo de su preocupación por la futura presencia de una misión de Naciones Unidas
en el territorio saharaui, así como por la votación favorable por parte de España a este
tema y, posteriormente, las inquietudes manifestadas en la carta descrita arriba,
hicieron que la respuesta del Gobierno español hacia los habitantes de su colonia no se
hiciera esperar. En la declaración española, el Gobernador General del Sáhara expuso
que los saharauis no debían preocuparse, que no había duda alguna sobre su situación
y que España votó a favor de las resoluciones de la ONU porque sólo se trataba de que

118 Sahara Occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, p. 12.

64
el pueblo saharaui expresara su voluntad, leyendo a continuación un telegrama
enviado por el Vicepresidente del Gobierno de España que resulta significativo. En éste
se decía que podían estar absolutamente tranquilos, que España les reconocía su
derecho a elaborar por sí mismos su futuro si un día quisieran ser independientes y
que en ese caso

“España concretaría con ellos su futuro con la generosidad de una madre”,


concluyendo que “nunca, ni por ningún concepto, España negociará con ningún otro
país el futuro del pueblo saharaui. Esto se lo ha asegurado el Caudillo de España y su
palabra es sagrada”119.

El 30 de diciembre de 1968, la Yemáa emite por fin dos escritos expresando


básicamente las ideas expuestas hasta el momento por su presidente, Seila Uld Abeida
y, también influidas por la carta comentada ut supra de Uld Hanafi. El primer escrito va
dirigido al Gobernador General del Sáhara, a fin de que lo haga llegar a Franco. El
segundo iba dirigido a la ONU y en él se afirmaba del mismo modo que el pueblo
saharaui había elegido a España para que le ayudase hasta que pudiera ser
independiente por sí mismo y que rechazaba la misión de visita a su territorio.

En febrero de 1969 Seila Uld Abeida, Presidente de la Yemáa, da un discurso en


el pleno de las Cortes aunque se acuerda que éste sea revisado cuidadosamente por el
Ministerio de Asuntos Exteriores120 a fin de que no pudiera decir algo que
contraviniera la política exterior española que se estaba llevando hasta el momento.
Éste lee el discurso en hassanía121, pero a medida que los intérpretes van traduciendo
el discurso algunos congresistas se percatan de que Seila no está pronunciando el
discurso corregido por el Ministerio de Exteriores sino el original.

Por esta discordancia interna del régimen, el Presidente de la Yemáa se ganó el


calificativo de “chej de Carrero”122 mientras pasaba a leer el discurso original, en el que
se decía que la Yemáa había redactado un documento

119 Declaración publicada en Cuadernos para el diálogo, con fecha 21 de Enero de 1978.
120 VILLAR, F, El proceso de…, op. cit, p. 145.
121 Dialecto del Sáhara.

122El apelativo de “chej de Carrero” es ganado por el Presidente de la Yemáa en función de un conflicto
derivado de las diferentes posturas tomadas dentro del régimen interno español respecto del asunto del

65
“dirigido a la ONU (…) que refleja nuestra voluntad y nuestra protesta. (…) No
tememos la presencia en nuestro territorio de ninguna comisión pero la rechazamos
(…) no somos mercancía ni ganado (…) ¡Basta ya! Por esto afirmamos que no se
concederán seguridades para la entrada de una misión por parte de la ONU en
territorio del Sáhara. Aunque haya dado su conformidad España a dicha entrada, el
pueblo saharaui será, por una vez, desobediente (…)”123.

Mientras los intérpretes iban traduciendo el discurso los procuradores


franquistas contagiados de la pasión de Seila, se deshacían en aplausos y vítores. Sin
embargo, se consiguió que la prensa no recogiese el texto y el mencionado “¡Basta ya!”
no fue finalmente publicado en el Boletín de las Cortes124. Destaca por sí solo el hecho
de que el conflicto entre Castiella y Carrero había llegado a su máximo grado de
divergencia pero, por el momento, el discurso de Seila no tuvo mayor trascendencia ya
que sólo fue oído por los integrantes de las Cortes. De hecho, aunque en marzo de 1969
el Ministerio de Asuntos Exteriores envía a la Misión de España ante las Naciones
Unidas125 el “escrito de la Yemáa” de 30 de diciembre de 1968 mencionado arriba, éste
nunca llegó a la ONU, que era su auténtico destino126.

Posteriormente, el 20 de febrero de 1973, tiene lugar un nuevo escrito de la


Yemáa en el que sus miembros tratan de reactivar el papel de ésta y reclaman una
participación activa de la Asamblea en el proceso descolonizador. En este dictamen,
tras reiterar que el pueblo saharaui y el español están unidos voluntariamente y que
rechazan cualquier otra intromisión extranjera, se solicita al Jefe del Estado español
que “impulse el proceso que asegure en forma efectiva la posibilidad de decisión sobre su

Sáhara, que tendrán como primera consecuencia este desajuste diplomático entre la Yemáa y el
Gobierno. Por un lado Carrero Blanco, entonces Vicepresidente del Gobierno, partía de una posición
simplista ajena a las circunstancias internacionales, para él el Sáhara no era más que una provincia
desde el Decreto de 1958 y no había lugar a ningún proceso de autodeterminación. En su opinión había
sido suficiente la información remitida a la ONU en 1966 así como el llamado referéndum de las firmas.
Por otra parte Castiella, el entonces Ministro de Asuntos Exteriores, ya no podía ignorar el proceso
descolonizador que se estaba llevando a cabo en todo el mundo de la mano de la ONU y, además tenía
que mantener sus compromisos con ésta si no quería seguir aumentando la brecha del aislamiento
internacional que sufría. Para más información sobre el referéndum de las firmas de Carrero vid. DIEGO
AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit., p. 511.
123 El extracto del discurso de Seila se puede leer en VILLAR, F., El proceso de…op. cit, p. 145-146.
124 Boletín de las Cortes Españolas nº 1042 de fecha 7 de febrero de 1969.
125 VILLAR, F., El proceso de…,op. cit, p. 147.
126 Ibídem.

66
futuro”. No obstante, lo más significativo de este nuevo escrito resulta ser la mención a
un referéndum, literalmente se dice que la Yemáa

“reitera su convencimiento de que la etapa de autodeterminación que se inicia


con esta declaración (…) conducirá a la definición de su futuro, mediante un acto
solemne y trascendental en la forma de referéndum”127.

Lo asombroso del escrito fue que, pese al limitado alcance que tenía la Yemáa en
el panorama internacional y también en el propio manejo de la política del Sáhara, fue
susceptible de crear polémica, y mucha. En este sentido, si bien no se esperaba que las
reacciones tanto de Marruecos como de Mauritania fueran substanciales, estos Estados
tomaron más en consideración el escrito que la misma metrópoli. Respecto a
Mauritania, el embajador ante España presentó una nota en la que rechazaba
categóricamente la celebración de un referéndum que no contara con las garantías y la
forma encomendada por la ONU. Por su parte, Marruecos difundió multitud de
opiniones en medios de comunicación nacionales de toda índole, manifestando que la
Yemáa era un instrumento colonial al servicio de España carente de representatividad
alguna.

La reacción española tuvo un carácter previsible y continuador del “espíritu


franquista” que se había seguido hasta el momento. Así, lejos de hacer frente a las
obligaciones internacionales como exhortaba el Ministerio de Exteriores, se prefirió
abordar el problema desde una óptica interna. En primer lugar, esta preferencia se
manifiesta en forma de normas legales, pues con fecha 30 de abril de 1973 se emite
una Ordenanza128 que trata de revitalizar el espíritu conciliador con los nativos a
través de un nuevo sistema estructurado de forma más “democrática”, que llevará a la
celebración de unas nuevas elecciones a chej en las que se renovarán los cargos y
representantes de la Asamblea saharaui. En la propia Ordenanza se habla de que los
fallos de composición y funcionamiento de la Asamblea provocaron que no se hubiera
revelado como un órgano de representación eficaz. La falta de representatividad, los
errores en las proporciones de las tribus o la retribución de los chiuj son algunos de los

127Texto publicado en A/9176 de la ONU (Anexo I).


128ORDENANZA de 30 de abril de 1973. Nueva estructuración de chiuj y Yemáas y sus Reglamentaciones
(B.O.S. 287-Anexo). Se puede consultar en LÁZARO MIGUEL, H., Legislación…, op. cit, p. 638-642.

67
defectos que se asumen en la ley, al menos de forma teórica en un apartado llamado
“Base de la nueva estructuración”.

Además, el 21 de septiembre de 1973 ya con el Almirante Carrero Blanco como


Jefe de Estado, el Gobierno español emite una carta dirigida a la Yemáa como respuesta
a su escrito de febrero. En esta se dice que el pueblo saharaui es el único dueño de su
destino, que España garantiza su integridad territorial y la propiedad de sus recursos
naturales y además añade refiriéndose a la Asamblea que

“le corresponderá elaborar las disposiciones de carácter general relativas a los


asuntos internos del territorio, sin perjuicio de la sanción que corresponderá al
Gobernador General. Podrá igualmente proponer las iniciativas y medidas que estime
convenientes sobre dichos asuntos”.

Parece tratarse en todo caso de un intento más de hacer creer que la Yemáa
podía ser un órgano eficiente y una institución mediante la cual los saharauis pudieran
verse encarnados, posiblemente como burbuja de contención del ya más que
desarrollado nacionalismo saharaui, al que la revitalización de la Asamblea no le
resultaba ya creíble. No obstante, tanto este intento por parte de España de fortalecer a
la Asamblea colonial, como el deseo de los chiuj de no desaparecer en el olvido por su
inoperancia, tardarán poco en caer al vacío.

Por otro lado, bien es cierto que la reacción de España constituía un avance hacia
el pretendido Estatuto interno del territorio; de hecho, éste se gestó finalmente en la
primavera de 1974 en Madrid, dando cuerpo a lo que se llamó “Estatuto del Territorio
del Sáhara”129 en el cual se establecía que el Sáhara es un “territorio administrado por
España que ejerce sus competencias de acuerdo con el artículo 73 de la Carta de Naciones
Unidas”. Por primera vez el Estado español dejaba de considerar al Sáhara como una
provincia para tratarlo como un territorio no autónomo. En el Estatuto se establecían
las nuevas competencias que ostentarían el Gobernador General, Subgobernador, la
Asamblea General y el Consejo de Gobierno, no obstante el texto sigue teniendo como
telón de fondo la presencia española por tiempo ilimitado.

129El texto del Estatuto puede leerse en CARRO, A., “La descolonización del Sáhara”, R.P.I., nº 144, marzo-
abril 1976, p.18.

68
Sin embargo, y por razones no expuestas expresamente, el Estatuto no llega a
promulgarse. Pese a que la Yemáa se reunió en sesión extraordinaria para su
aprobación, no se produjo la consecuente promulgación del texto por el Estado. Según
CARRO130, esto ocurrió por producirse justo en esas fechas la gravosa enfermedad del
General Franco, lo que obligó al Caudillo a delegar sus poderes durante ese verano
(1974) en el Príncipe Juan Carlos. Pero parece ser que esto por sí solo no podía
constituir suficiente argumento para no promulgar el Estatuto al que tanto bombo se le
había dado desde la Administración. Según apunta VILLAR131, entre el día 4 de julio,
fecha acordada para la promulgación del Estatuto, hasta el 9 del mismo mes, día en que
comienza la enfermedad de Franco, se produce un hecho de especial importancia que
deberíamos considerar para poder comprender los acontecimientos expuestos. Nos
referimos al mensaje que el día 5 de julio Hassan II envía al Jefe de Estado español,
donde se indica que:

“La conversación que el Sr. Cortina, ministro de Asuntos Exteriores, tuvo con
nuestro embajador ante su Gobierno nos permite presagiar que España está a punto de
iniciar una nueva política en la región del Sáhara que administra.

No le podemos ocultar que si eso fuese exacto, produciría un deterioro profundo


de nuestras relaciones…

Cualquier acción unilateral de España con respecto al territorio del Sáhara nos
obligaría a preservar nuestros legítimos derechos, reservándonos nosotros y nuestro
Gobierno el derecho de actuar en consecuencia (…).”132

Según apunta el mencionado autor, este mensaje también fue difundido esa
misma noche por la radio marroquí, lo cual creó a su vez algún tipo de resquemor con
el régimen español. De hecho, el General Franco reprocha posteriormente en una carta
a Hassan II la rápida difusión del hecho en los medios, aunque, posteriormente, le hace
ver que el Estatuto no tenía la intención de suponer ningún cambio brusco en la
política seguida en el Sáhara.

130 Ibídem., p.18.


131 VILLAR, F, El proceso…,op. cit, p. 247.
132 Puede leerse el texto en VILLAR, F., El proceso de…,op. cit, p. 247..

69
Al tiempo que se desarrollaban estos acontecimientos, la población saharaui no
podía ver en la Yemáa más que un organismo que no había resuelto ningún problema y
dudaban que algún día pudiera hacerlo. Puede que el mayor error de la Asamblea fuera
la falta de representatividad del nacionalismo saharaui, que terminaría siendo
encarnado por otros movimientos, como el Frente POLISARIO, cuya actividad política y
militar comenzaba a intensificarse tras el declive de la Yemáa. La población necesitaba
una vía de escape, y ésta sólo podía venir de la mano de un órgano que había sido
creado por ellos, bajo su inspiración y condiciones, no como proporciones de cada
tribu que habían sido seleccionadas para formar parte del sistema colonial, sino como
integrantes de su propio sistema propugnando un protagonismo propio para la nación
saharaui. Asimismo, el excesivo conservadurismo de la Asamblea y su manejo por
parte del régimen franquista contribuyeron sin duda y, pese a los diferentes intentos
descritos arriba, a que la población no se identificara con este órgano y a que la
política colonial española comenzara a tambalearse.

70
4. La Declaración de Guelta y el ocaso final

El 28 de noviembre de 1975, catorce días después de la firma del Acuerdo


Tripartito de Madrid el ejército español entrega a las FAR133 marroquíes la ciudad de
Smara, provocando el éxodo de unas cuarenta mil personas134 de toda la zona norte
hacia la zona de refugiados en Argelia.

El plan diseñado por el Acuerdo se estaba poniendo en marcha, pero debemos


advertir que éste recogía en su artículo tercero que la opinión de la población sería
expresada a través de la Yemáa. Sin embargo, la Asamblea actúa ese mismo día al
margen del Acuerdo y termina por producirse otro acontecimiento histórico en
territorio saharaui, esta vez dentro de la zona controlada por el Frente POLISARIO, en
Guelta.

Allí tiene lugar la convocatoria de una reunión de la Yemáa, a la que asisten más
de dos tercios de los integrantes de la misma con el objetivo de proceder a su
disolución manifestando su rechazo por el rumbo de los acontecimientos y por la
absoluta inoperancia de la Asamblea mediante la creación de un documento
denominado Proclamación de Guelta.

En este documento135, que fue votado por unanimidad por todos los miembros
de la Asamblea que se encontraban presentes, de número sesenta y siete, se dice que
los firmante han aceptado

“en el pasado tomar parte de esta institución colonialista, la Yemáa, al habernos


prometido España hacer de ella una autoridad aprovechable (…). Sin embargo, España,
ha rehusado en varias ocasiones reconocer las prerrogativas asignadas inicialmente en
esta Asamblea, sin autoridad real, no teniendo otra significación que su nombre de
Asamblea. España ha comenzado a urdir un complot dirigido contra la independencia
de nuestra patria, vendiendo públicamente nuestro país a Marruecos y Mauritania,
realizando así la mayor estafa colonialista que la historia haya conocido nunca (…)
reafirmamos únicamente lo que sigue: 1.º La única forma de consultar al pueblo

133 Fuerzas Armadas Reales.


134 BARBIER, M., Le conflit du Sahara Occidental, París, 1982, pp. 419, p.177.
135 La Proclamación de Guelta se puede leer en MISKÉ, A.B., Front Polisario, l´ame de un peuple, Paris,

1978, pp. 208.

71
saharaui es permitirle decidir su destino y obtener su independencia fuera de toda
presión y de toda intervención extranjera. En consecuencia, la Asamblea General, que
no ha sido elegida democráticamente por el pueblo saharaui, no puede decidir la
autodeterminación de este pueblo. 2.º Para que no haya ninguna utilización por el
colonialismo español de esta institución y como consecuencia de las maniobras
intentadas por los enemigos del pueblo saharaui, la Asamblea General decide, por
unanimidad de sus miembros presentes, su disolución definitiva. 3.º La autoridad única
y legítima del pueblo saharaui es el Frente Polisario, reconocido por la ONU, según las
conclusiones de la misión de visita de las Naciones Unidas. (…)”.

El Documento continúa diciendo que se crearía un Consejo Nacional provisional


para llegar a una solución justa que garantice la integridad territorial del Sáhara
Occidental, siempre mostrando un apoyo absoluto a la representatividad del Frente
POLISARIO.

De este modo, lo establecido en el artículo tercero del Acuerdo de Madrid ya no


podía ser posible, puesto que la mayor parte de los miembros de esta Asamblea
optaron por la disolución de ésta para así no seguir formando parte de la política
llevada a cabo por España, Marruecos y Mauritania, y del llamado Acuerdo Tripartito.

Como dice el documento de proclamación de Guelta, la opinión de la población


no podía ser expresada a través de la Yemáa, porque ésta no tenía libertad de
actuación, ni siquiera de expresión, ni tampoco se contempló en ningún momento que
mediante ella se llevara a cabo la organización del referéndum recomendado por la
ONU en el que se contemplara la opción de independencia del territorio.

Sin embargo, aunque pueda parecer que el Documento de Guelta constituye el fin
de la Yemáa, más bien parece ser únicamente el principio de su final, pudiendo
considerarse este acto quizá como el primer paso de rebeldía tajante por parte de la
Asamblea136. Aproximadamente un mes después, el 6 de diciembre, los miembros de la
Yemáa firmantes del Documento de Guelta anuncian en Argel su adhesión al Frente
POLISARIO y el día 16 ocurre lo mismo con otros 17 miembros de la antigua Asamblea.
Unos días más tarde, el 9 de diciembre la Declaración de Guelta es entregada por el

O, al menos, por parte de dos terceras partes de los integrantes de ésta, ya que aún quedaban algunos
136

miembros que no habían sido firmantes de este documento.

72
representante argelino al Secretario General de la ONU, y también es enviada a la Liga
Árabe y a la Conferencia Islámica137.

No obstante, este documento de disolución no va a ser tenido en cuenta por


Marruecos, que va a desoír la declaración de disolución de la Asamblea al intentar
volver a reunir ésta el 26 de febrero de 1976, gracias a la colaboración mauritana y
española. La participación de España en este hecho vuelve a tener quizá una razón de
orgullo en la causa de su actuación, bien porque abandonaba el territorio y necesitaba
un documento que acreditara su consenso con la población autóctona o bien porque
era una exigencia ya contraída con el Acuerdo Tripartito de Madrid. La intención de los
Estados firmantes de este Acuerdo era que la Yemáa se mostrara a favor de la anexión
a Marruecos y Mauritania y que siguiera formando parte de la estrategia política
diseñada en el Tripartito.

Lo cierto es que se consiguió reunir a veintisiete de los antiguos miembros de la


Asamblea, quienes se adhirieron a la estrategia política del Acuerdo de Madrid. En el
acta de esta sesión de la Asamblea138, en la que aparecen las firmas del que fue nuevo
presidente de la Yemáa ad hoc para esta sesión, Jatri Uld Said Yumani, el Representante
marroquí Ahmed Ben Suda, el Representante mauritano, Addallah Uld Chej y el
entonces Gobernador General y Representante español Rafael de Valdés Iglesias, cuya
rúbrica no aparece en el documento, se dice que

”la Yemaa ha expresado su satisfacción por la evolución positiva registrada en el


Sáhara y traducida por la retirada del ejército español, el nombramiento de los
gobernadores, la transferencia de los poderes civiles y militares a Mauritania y
Marruecos y la entrada en funciones de la Administración marroquí y mauritana, (…)
La Yemaa se ha felicitado del espíritu de compresión y de la voluntad sincera de
cooperación de los representantes de la autoridad Española. (…). Los Acuerdos de
Madrid; al manifestar su plena satisfacción por lo que ha conducido a la normalización
de la situación en sus habitantes, la Yemaa expresa así la opinión unánime de las
poblaciones saharauis y de todas las tribus (…)”139.

137 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit, p. 821.


138 El acta se puede consultar en DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…,op. cit, pp. 838-839.
139 La retirada de España del territorio saharaui se materializa ese mismo día mediante una carta que el

embajador Piniés entrega al Secretario General de la ONU, en la cual se dice que con fecha de 26 de

73
Sin embargo, nada más lejos de la realidad, puesto que el resto de los integrantes
que quedaban de la antigua Yemáa, setenta y cinco, se afiliaron a las listas del
POLISARIO, y fueron veintisiete los firmantes del acta arriba expuesta, con lo que el
intento de perpetuar la Asamblea fracasó estrepitosamente, nunca hubo otra reunión,
ni otra acta o resolución de esta “nueva” Yemáa.

Hay que recordar que cuando el acta habla de la “normalización de la situación”


se estaba produciendo un conflicto armado entre el Ejército de Liberación Popular
Saharaui (ELPS) y el ejército mauritano y marroquí, que había llevado a los
campamentos de refugiados a alrededor de 200.000 personas, que había provocado
una disminución de la población en las ciudades saharauis del 75% del total y que
continuará hasta el alto el fuego de 1991 con todas las consecuencias ya conocidas y
perdurables aún hoy.

Pese a todo lo comentado, la Yemáa sólo constituyó una pequeña parte de las
expresiones de la población saharaui dentro de la enorme controversia a la que se
había llegado bajo el problema de la descolonización, en la que la metrópoli seguía
desoyendo sus obligaciones internacionales.

De este modo, cuando aún la metrópoli permanecía en el territorio del Sáhara


Occidental aún había un tema de especial importancia que estaba sin resolver, ¿quién
era la voz de los nativos?, ¿quién era el legítimo representante del pueblo saharaui?.
Como hemos tenido ocasión de comentar, la Yemáa no pareció en disposición de
conseguir un apoyo popular numeroso, por lo que esta representatividad estaba aún en
el aire. Es por ello que, durante los primeros años de la década de los setenta, surgieron
varios movimientos que pretendían encarnar al nacionalismo saharaui desde una u
otra perspectiva, intentando captar a los nativos para que se adhiriesen a alguno de los
bandos.

Nos parece interesante tratar de reconstruir el escenario que tuvo lugar con este
boom nacionalista, viendo cómo se pretendió en todos los casos persuadir al mayor

febrero de 1976 se da término finalmente a la presencia española en el Sáhara desligándose de toda


responsabilidad internacional, sin embargo reconoce que la descolonización del territorio sólo concluirá
cuando la población se haya expresado al efecto “válidamente”. El extracto de esta carta puede
consultarse en VILLAR, F., El proceso de…,op. cit, p. 381.

74
número de habitantes y conseguir la legítima representatividad del pueblo saharaui,
para así guiarlo en su camino hacia la autodeterminación o, en la mayor parte de los
casos, hacia otros senderos que no contemplaban este legítimo derecho.

75
C. LA CREACIÓN DE MOVIMIENTOS POLÍTICOS Y
NACIONALISTAS

1. El M.O.R.E.H.O.B. (Mouvement Révolutionnaire des Hommes Bleus)


y el F.L.U. (Frente de Liberación y Unidad)

El primer movimiento creado con la finalidad de aglutinar a la población nativa


en torno a la inercia de una solución rápida hacia la autodeterminación viene de la
mano del MOREHOB, siglas que responden en francés a Movimiento de Resistencia de
los Hombres Azules140.

Este grupo fue creado en Rabat en junio de 1972 aunque los primeros ecos
políticos se oyen en el mes de julio a través de la agencia de prensa France
Presse141encarnados en la figura de su presidente, Edouard Moha142, quien ya en su
primera declaración habla de manera clara y sin rodeos sobre las aspiraciones de su
partido declarando que su movimiento pretendía liberar a los marroquíes oprimidos
de Ceuta, Mellilla y el Sáhara “para la liberación total de los territorios marroquíes
expoliados por el colonialismo español”143.

Este movimiento, sin embargo, comienza a mostrar signos de debilidad en abril


de 1973 cuando Moha deja Rabat para asentarse en Argel 144, hasta donde traslada la
sede del MOREHOB, y desde donde afirmará su condición de refugiado, según él debido
a complicaciones con el régimen marroquí.

En esta nueva etapa del partido, Moha se declara independentista y arremete


contra el régimen de Rabat, a quien acusa de hacerle un exhaustivo control de sus
actuaciones, así como contra la Yemáa y contra el régimen colonial, a los que no

140 Mouvement Révolutionnaire des Hommes Bleus.


141 VILLAR, F., El proceso de…, op. cit., p. 217.
142 Del líder del partido cabe decir que su verdadero nombre no era Edouard Moha sino Bachir Figuigui,

y que en su “carrera política” destaca su cambio de estrategia a lo largo del año 1973 que va a ser
interpretada desde fuera como un signo de debilidad del movimiento.
143 OLIVER, P., Sahara… op. cit., p. 72.
144 Ibídem.

76
concede dudas sobre su conexión con Marruecos en lo relativo a la decisión del futuro
en el Sáhara145.

Poco después, se crea en Rabat un nuevo grupo político denominado


“Movimiento del 21 de agosto”146, quizá para verse completamente desligado del
MOREHOB y desligarse así de las especulaciones en torno a la estrategia encubierta
entre Rabat y Moha147. Este nuevo movimiento repetía eslogan, declarando que quería
liberar a los territorios marroquíes ocupados. El Movimiento del 21 de agosto
reivindicó algunas acciones independentistas del Frente POLISARIO, quizá para ganar
credibilidad, pero rápidamente desapareció.

Moha dejó Argelia y se entrevistó con el Coronel Blanco en España, apareciendo


posteriormente en Bruselas, desde donde vuelve a atacar a los Gobiernos marroquí y
español. Posteriormente, en 1975 vuelve a Rabat optando por seguir la postura
marroquí, si bien no hay constancia de que siguiera su actividad política en relación al
Sáhara a partir de entonces.

Desde su nacimiento el MOREHOB parecía destinado a tener una corta vida, ya


que en su mismo acrónimo había hilos que se habían dejado sin atar. Como bien apunta
VILLAR, “parece delatar que su acuñación no se ha realizado en el Sáhara, sino más bien
en cualquier lejano despacho, a manos de algún funcionario francófono, con la pretensión
de captar las mentes occidentales mediante la romántica y folclórica imagen de los
hombres azules”148.

En marzo de 1975 se crea también en Rabat el FLU, Frente de Liberación y


Unidad. Éste destaca porque resulta ser más que un partido o movimiento político, un
grupo armado de militares profesionales que lucharán de manera limitada contra el
Ejército español y el Frente Polisario, realizando algunos atentados como la colocación

145Por su parte, la teoría polisaria afirma que esto no era más que una artimaña para colarse en Argelia,
crear confusión y recoger información. De hecho el jefe del departamento de movimientos de liberación
del FLN argelino afirmó que a los tres meses de su llegada comenzaron a desconfiar de Moha. MAESTRE
ALFONSO, J., “El Sáhara: último fracaso colonial”, HISTORIA 16, nº 1, 1976, p. 21-31, p. 29.
146 OLIVER, P., Sahara…, op. cit., p. 72.
147 De hecho algunos atribuyen la creación de éste movimiento al propio líder, ya que éste había salido
de Argelia en esas fechas
148 VILLAR, F., El proceso de…,op. cit., p. 216.

77
de minas. Estaba compuesto por quinientos soldados marroquíes divididos en cuatro
unidades bajo la autoridad del Coronel Dlimi.149

En julio de 1975 es detenido uno de los comandos del FLU, pero para sorpresa
del Ejército español son rápidamente excarcelados, debido a que los Gobiernos de
Madrid y Rabat estaban en pleno acercamiento diplomático. Sin embargo, tras este
golpe, el FLU no vuelve a realizar ninguna acción violenta y termina por diluirse entre
tan concurrido escenario.

Hasta aquí el análisis de los escasos movimientos apoyados por parte del Estado
marroquí, que si bien tuvieron una corta vida merecían ser comentados, por su
aparición en el escenario político de los saharauis. Pero además del MOREHOB y del
FLU otros movimientos son creados por otros Estados con la intención de abanderar
los derechos de los saharauis, entre los que cabe mencionar un movimiento del que
casi no se tiene noticia, pero que, en cualquier caso también se sumó a la euforia de
“liberar el Sáhara”. Es el denominado MOLISA, Movimiento de Liberación del Sáhara,
del que no hay constancia de ninguna acción política o militar y que fue creado por
Mauritania, quizá porque no quería quedarse atrás respecto de las estrategias seguidas
por Marruecos y España. Pero, en cualquier caso fue un grupo efímero y que careció de
fuerza y representatividad alguna.

Como podemos observar fueron varios los movimientos que intentarían atraer a
la población del Sáhara a sus planteamientos políticos, de una u otra clase, creando una
batalla a otra escala en la que tratarían de obtener la representación del pueblo
saharaui. Uno de los ejemplos más claros y también el que tuvo mayor éxito es el del
PUNS, caso que trataremos de exponer a continuación.

149 MAESTRE ALFONSO, J., “El Sáhara…”, op. cit., p. 31.

78
B. El P.U.N.S. (Partido por la Unidad Nacional Saharaui)

En el año 1974 España buscaba la manera de no desligarse completamente de su


colonia ya que ello supondría que peligraran las inversiones que tenía en el territorio.
La idea de un proceso descolonizador progresivo hace mella en los gobernadores del
Sáhara, que piensan en la idea de que un grupo de jóvenes saharauis, bajo el telón de
fondo del nacionalismo, hagan perdurar los intereses de la metrópoli.

De esta manera en otoño de 1974 se crea el P.U.N.S., siglas de “Partido por la


Unidad Nacional Saharaui”, cuya ideología oficial es la de conseguir la independencia
del territorio rechazando la intervención extranjera pero conservando la amistad
mutua con España.

Sin embargo estas ideas nacionalistas no constituirían un altavoz lo


suficientemente grande para conseguir apoyo social por sí sólo, y puesto que el Frente
POLISARIO –creado en 1973- tenía un gran respaldo de la población, este nuevo
partido necesitaba de un líder carismático que consiguiera disipar la influencia del
POLISARIO y convenciera a la población. Para ello, desde la Dirección General de
Promoción del Sáhara se busca a un director para el partido entre los nativos150,
eligiéndose finalmente a un joven de la tribu Erguibat, que cursó estudios de ingeniería
industrial en Madrid y que “además, está casado con una española de buena familia
sevillana”151, llamado Ijalihenna uld Rachid.

Al partido se afilian rápidamente los saharauis más conservadores, así como


algunos chiuj de la vieja Escuela, unos con ilusión por lo que podía ser una nueva
esperanza, un nuevo camino, bajo la idea quizá, de que con el apoyo español todo podía
ser más fácil; otros, conscientes de lo que suponían los beneficios económicos
provenientes de la Administración colonial.

Pero el frágil convencimiento de los afectos al PUNS no iba a tardar mucho en


manifestarse, y los enfrentamientos con los seguidores del POLISARIO parecían
inevitables. EL 16 de febrero de 1975 tiene lugar en el Aaiún el primer Congreso del

150 Declaración de Rodríguez de Viguri ante la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso de los
Diputados. Diario de Sesiones, nº 30, 13 de marzo de 1978, p. 15.
151 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit., p. 685.

79
partido al que asisten unas cinco mil personas, no obstante, entre ellos se encontraban
integrantes del Frente POLISARIO que terminaron por torpedear los discursos de los
líderes, manifestando que no debían confiar en el Gobierno español mediante la
argumentación de que rechazaban una “independencia otorgada” por parte de la
metrópoli. Como parecía inevitable, el Congreso acabó en enfrentamientos violentos
entre los seguidores de uno y otro movimiento.

Resulta curioso cómo días más tarde de la celebración de este Congreso, tienen
lugar las protestas de Marruecos y Mauritania por la creación misma del partido,
argumentando que se trataba de una pantomima del Gobierno español para perpetuar
su presencia en el Sáhara. Pero estas quejas son rápidamente acalladas por la
delegación de la ONU que les recordaba que únicamente tenían derecho a ser
consultadas sobre las modalidades de celebración del referéndum152.

Pero Marruecos sigue haciendo mala propaganda del PUNS a través de los
medios de comunicación oficiales, en los que afirma que la situación es irrisoria y
paradójica debido a la situación política que atravesaba la metrópoli. Literalmente
DIEGO AGUIRRE recoge el comentario de que “en una metrópoli donde los partidos
políticos están prohibidos y perseguidos, se saca de la manga uno artificialmente creado
con fines coloniales”153.

Pese a la conflictiva creación del partido, éste sigue contando con apoyo entre los
nativos, llegándose a estimar entre quince y veinte mil afiliados, según declaraciones
de Rodríguez de Viguri154, artífice del partido. Cifra realmente alta si se tiene en cuenta
que la población de hombres mayores de edad en el territorio en esa época era de
treinta y cinco mil.

Pero el gran número de afiliados no va a ser suficiente como veremos a


continuación, y es que el intento de España de acallar el nacionalismo -ya no incipiente,
sino más que consolidado- llegó tarde en su afán de convencer e impregnar de
sentimientos de amistad a una sociedad que nunca se había sentido cortejada por la

152 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…, op. cit., p. 687.


153 Ibídem., p. 686.
154 Declaraciones ante la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Diario de sesiones, nº 30, de 13

de marzo de 1978, p. 4, 15 y 24.

80
metrópoli. La población tenía la sensación de que la Administración española nunca
llegó a encajar con su modo de vida y con las costumbres de la población nómada que
había consentido la colonización siempre como algo temporal, y que ya no podía dejar
pasar más tiempo.

Tal vez intuyendo que el proceso se estaba negociando en otras mesas, dada la
demora de un acuerdo formal, el apoyo con el que contaba el PUNS se fue
desmoronando poco a poco. El intento que desde Madrid trataba de hacer creer a la
población que este partido era una opción válida para la independencia, finalmente se
manifiesta en la sociedad no como un movimiento “pro-saharaui”, sino como un
contrincante para el Frente POLISARIO, ya que éste último ya no se enfrentaba a la
Administración colonial sino a dicho partido. Es decir, los enfrentamientos del Frente
Popular pasaron de ser contra el régimen colonial a producirse entre los integrantes de
aquel y del PUNS.

Pero una división de la población a estas alturas no traería a España sino más
resentimiento y rabia por parte de los partidarios del Frente POLISARIO, que si hasta el
momento era superados en número de afiliados por los del PUNS, pronto verían que
ese apoyo al partido “pro-español” era solamente superficial y que las ideas del mismo
no habían calado en la población.

Era notable que el PUNS gozaba de un presupuesto económico amplio, y esto le


permitió realizar a sus líderes una gira por diversas ciudades (Beirut, El Cairo y París)
bajo la organización de la diplomacia española, para darse propaganda y crear una
opinión pública mundial favorable, esto ocurre en abril de 1975. Pero en esa gira hubo
algo que, quizá, no estaba previsto y que cambiaría sustancialmente el camino del
partido. Cuando la delegación del PUNS se encuentra en El Cairo, el Coronel Blanco,
integrante de la delegación española que les acompañaba y director general de
Promoción del Sáhara, “les pierde”155 de vista y, según las tesis mantenidas por
diversos autores parece probable que en ese momento pudieron viajar a Marruecos o,
en su caso, entrar en contacto con diplomáticos marroquíes. De lo contrario, como
apunta VILLAR156 no se explican las afirmaciones que realiza el líder del partido,

155 VILLAR, F., El proceso de…, op. cit., p. 282.


156 Ibidem., p. 282.

81
IIjalihena, tras esa escapada al margen de la visita oficial, en una rueda de prensa. Éste
afirma que los cuarenta mil “exiliados” saharauis deberían incluirse como votantes en
el referéndum (tesis marroquí) y que no descartaba la anexión al Estado marroquí o al
mauritano, pese a que la ideología oficial del partido rechazaba cualquier intervención
extranjera que no fuese la española.

A nuestro parecer este cambio de actitud, e incluso de ideología política tan


radical no puede deberse tan sólo a un contacto fugaz con la diplomacia marroquí y
que, además, España fuera ajena a todo ello. Muy elocuente se muestra DIEGO
AGUIRRE al preguntarse si “¿tuvieron bastante fuerza las tesis y las promesas
marroquíes para conducir al líder y a parte del equipo dirigente hasta la deserción en
el momento de su proyección nacional e internacional y cuando las posibilidades de
Marruecos de ganar la partida de la anexión eran aún bastante menguadas? ¿O por el
contrario recibieron información o intoxicación de otros servicios, sin excluir los
españoles, en donde se hacía patente que el porvenir del Sáhara estaba ya decidido en
las altas esferas nacionales e internacionales a favor de Marruecos?157.

Pero si hubo una fecha que puede considerarse como la que dio al traste con la
ya escasa confianza con que contaba el PUNS, ésta coincide con la llegada al Sáhara de
la misión de visita de la ONU al Aaiún, el 12 de mayo de 1975. En diciembre de 1974 el
Gobierno español había declarado ante la IV Comisión de la Asamblea General de
Naciones Unidas que aceptaba recibir una misión de visita en el Sáhara.
Posteriormente, ésta es recomendada por la Resolución 3292 (XIX), de la Asamblea
General de 13 de diciembre de 1974158.

Para su recepción había convocada una manifestación de bienvenida por el


PUNS, pero en el momento en el que llegaron los visitadores internacionales las
banderas del Frente POLISARIO inundaron las calles, y sólo se escuchaban gritos de
“fuera España” y “PUNS traidor colonialista”. Los cerca de veinte mil afiliados con los
que contaba el PUNS sencillamente, no estaban, o se habían sumado a las
reivindicaciones polisarias. Cabe pensar que los pocos fieles al partido que quedaban
no quisieron entrar en enfrentamientos con los partidarios del POLISARIO porque

157 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…,op. cit., p. 688.


158 Resolución 3292 (XIX) de la Asamblea General de 13 de diciembre de 1974.

82
confiaban en la represión que ejercerían las autoridades coloniales, o bien porque eran
conscientes de que las decisiones respecto al conflicto ya estaban tomadas159.

Otro acontecimiento de gran trascendencia tiene lugar cuando la misión de visita


se traslada a Villa Cisneros el 17 de abril. Aquí se esperaba que el PUNS entrara en
acción, ya que esta zona había sido simpatizante de este partido de ideas más
moderadas, incluso estaba previsto que fuera el propio Ijalihenna quien recibiera a los
enviados de la ONU. Lejos de producirse tal encuentro, éste desaparece literalmente en
un vuelo con destino a Las Palmas, desde donde se dirige a Ginebra y de allí hasta
Rabat, todo ello llevando consigo los fondos del partido y acompañado por otros dos
dirigentes del mismo160. Ya desde territorio marroquí se dirige a los saharauis desde
Radio Rabat, sosteniendo las tesis marroquíes, y sumándose al llamamiento de Hassan
II a la población joven para sumarse a esta “vía de futuro”. Ijalihenna también se pone
en contacto con el que había sido el artífice español de la creación del PUNS, Rodríguez
de Viguri, al que explica su cambio político y asegura que le devolverá los fondos
económicos del partido.

Todavía esto no será suficiente para que el partido encuentre su fin, Rodríguez
de Viguri sigue confiando en la opción moderada y ve la alianza con la metrópoli como
la mejor de las opciones. Pese a la deserción del líder, el PUNS no sólo sobrevive sino
que parece transformarse y remontarse a sus ideas primigenias de alianza con España
y rechazo de cualquier otra injerencia extranjera. Así, éste se manifiesta en El Aaiún el
29 de junio contra los países que apoyan la anexión del Sáhara a Marruecos, pero
rechazando la presencia de los seguidores del POLISARIO.

Pese a que las deserciones desde el PUNS al Frente POLISARIO aumentaban cada
vez con más rapidez, Rodríguez de Viguri intenta darle un nuevo impulso al partido
con la celebración del II Congreso del mismo, en el que se elegirá un nuevo líder, Dueh
uld Sidna, y se delineará un proyecto ideológico que puede considerarse más avanzado
que el que había hasta el momento con el régimen colonial. Se apuesta por la creación
de una república democrática con división de poderes, siempre alcanzado todo ello

159No obstante el clamor popular abanderando al Frente POLISARIO era demasiado fuerte como para
hacer oídos sordos. Como más adelante expondremos, este momento fue decisivo para el futuro de este
movimiento, y de los propios acontecimientos.
160 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…,op. cit., p. 689.

83
bajo el diálogo y colaboración con España. Sin embargo, la situación política que
atravesaba la metrópoli no va a pasar inadvertida en este proyecto, ya que en
declaraciones de los nuevos líderes destacan opiniones como que se admitía la libre
expresión de ideas a excepción del comunismo y se rechazaba totalmente la
“intromisión” de la ONU y del Tribunal Internacional de Justicia.

A pesar de este nuevo impulso a la actividad política del partido, los saharauis
más conservadores siguen perdiendo la confianza en sus líderes. En especial cuando
durante el II Congreso desaparece el nuevo tesorero con gran parte de los fondos del
partido.

En este contexto, la celebración del Congreso de la Juventud del PUNS en


septiembre de 1975 será el escenario para reconocer abiertamente que se están
manteniendo contactos con los dirigentes del Frente POLISARIO. Un mes después, el 12
de Octubre tiene lugar una histórica reunión mantenida en Ain Ben Tili, la frontera
mauritana, donde se concluye que la población no está en disposición de verse dividida
en dos flancos, sino que debe luchar por sus derechos de manera unificada. Esta
reunión puede considerarse como punto de partida de la unificación nacional de los
saharauis.161

Desde este momento el PUNS desaparece como tal, algunos de los antiguos
miembros siguen al antiguo líder, Ijalihenna, en su adhesión a las tesis de Marruecos,
con los incentivos que ello conlleva, y otros se unen a la reivindicaciones del Frente
POLISARIO, quien los recibe con alegría, primero por la unidad nacional antes
comentada y segundo porque tan sólo cuatro días después de esta reunión se
anunciaba la Marcha Verde y, como resulta evidente, cuantos más integrantes tuviera
el Frente más posibilidades tendrían en la lucha.

En conclusión, la creación y muerte del PUNS constituye el último intento por


parte de la metrópoli de contener al nacionalismo saharaui y de conseguir hacer
perdurar sus intereses en el territorio. Tras el poco éxito que finalmente obtuvo este
partido, una amplia mayoría de la población tomaría conciencia del valor de su unidad
así como de cuáles eran sus auténticos aliados y sus enemigos.

161 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…,op. cit., p. 692.

84
La disolución del PUNS también supuso un punto a favor del Frente POLISARIO,
que por fin podía centrarse en luchar a favor de la independencia del Sáhara sin tener
que combatir con otros movimientos por la representatividad del pueblo. Pero el
camino del POLISARIO empieza mucho antes, ya con la dominación española, como
tendremos ocasión de analizar.

Por otro lado, debemos atender a la aparición de otros movimientos que, creados
recientemente, han venido reivindicando la representatividad del territorio. Nos
parece acertado detenernos ante este nuevo fenómeno ya que resulta vital para el
estudio que pretendemos realizar de todos los grupos que rivalizan con el Frente
POLISARIO por ser reconocidos como el representante legítimo de la población del
Sáhara.

85
3. Otros movimientos que reclaman la representatividad del Sáhara en la
actualidad: el caso del C.O.R.C.A.S.

El 25 de marzo de 2006 el rey Mohamed VI pronunciaba en El Aaiún su discurso


de fundación del C.O.R.C.A.S., iniciales que responden a Consel Royal Consultatif des
Affaires Saharaiennes. En dicho discurso162, el rey afirmaba que este instrumento
podría contribuir a preservar la unidad territorial del Estado de Marruecos, así como a
desarrollar económica y culturalmente a las “queridísimas provincias del sur”.

Así pues, podemos considerar que el CORCAS163 se configura como una especie
de asamblea consultiva dependiente del Estado central, que pretende ejercer su
actividad en el territorio del Sáhara Occidental para incentivar su desarrollo e inculcar
la marroquinidad del territorio a sus habitantes.

Sin embargo, el tema que nos ocupa parece mucho más complejo y no puede ser
resuelto mediante la creación de un órgano perteneciente a un Estado con el que si
bien desde 1991 hay un alto el fuego, el Frente POLISARIO mantiene un conflicto
armado. De esta forma, la representatividad de los pueblos está intrínsecamente ligada
a la lucha por su independencia, dentro de pasados coloniales, regímenes opresores o
racistas u ocupaciones ilegales y extranjeras. Por eso, en la cuestión que analizamos -
quién es el legítimo representante del pueblo saharaui- debemos encontrar las
características propias de un movimiento de liberación nacional. En orden a ello,
podemos afirmar que, en primer lugar, estos movimientos deben tener algún tipo de
legitimidad revolucionaria o histórica, su objetivo esencial debe ser la lucha –tanto
pacífica como militar- por la autodeterminación y sus integrantes deben ser
exclusivamente los nativos del territorio en cuestión164.

En este punto de la exposición, debemos intentar acercarnos a la cuestión de si


éste órgano estatal tiene a algún tipo de representatividad dentro del territorio,

162 Puede consultarse el texto del discurso en la página oficial del órgano: www.corcas.com.
163Es destacable que la persona que ostenta desde su creación la presidencia de este órgano es un viejo
conocido de la historia del Sáhara, se trata de Ijalihenna uld Rachid, antiguo líder del PUNS y desertor de
éste. No es un hecho que llame demasiado la atención ya que es por todos conocido el trasvase político a
Marruecos que protagonizó Rachid.
164 BARBERIS, J. A., Los sujetos de Derecho Internacional actual, Madrid, 1984, pp. 204, p. 128.

86
obviando que no tiene ningún grado de legitimidad de tipo histórica o revolucionaria.
Así, con la llegada masiva de marroquíes a las zonas saharauis con las sucesivas
“marchas verdes” es cierto que ha nacido un nuevo núcleo poblacional que, dentro del
Sáhara, reclama su absoluta pertenencia al reino de Marruecos. Sin embargo, no
podemos dejar de considerar a éstos como “nuevos colonos” y en cualquier caso, no
son un grupo a tener en cuenta en este conflicto, ya que como bien apuntaban las
conclusiones de la misión de visita de la ONU que más adelante serán expuestas, las
partes de este conflicto son la Potencia Administradora, los países limítrofes y los
representantes del pueblo saharaui.

Por otra parte, dado que el pueblo saharaui se encuentra al menos en una de las
situaciones que permitirían ejercer el derecho a la libre determinación (pasado
colonial, ocupación ilegal o extranjera) y, además, la población en general ha
manifestado mediante sus actos su deseo de independencia, el órgano o movimiento
que lo represente debe tener como objetivo fundamental la lucha por la
autodeterminación. Lejos de ello, el CORCAS sostiene la unión territorial entre el
territorio del Sáhara Occidental y Marruecos.

El pueblo como sujeto de Derecho Internacional165 necesita de un representante.


He aquí la razón que nos debería llevar a establecer una conexión entre el pueblo
saharaui y el movimiento que legítimamente lo represente. Como ya hemos tenido
ocasión de señalar, el representante de un pueblo debe poseer un alto nivel de
legitimidad revolucionaria o histórica y, además, contar con el apoyo de la mayoría de
la población, ente otras características ya comentadas.

Considerado ya el tema de las vinculaciones con las personas que actualmente


viven en el territorio en conflicto, debemos pasar a la cuestión de si el CORCAS es
considerado por algún sujeto, tanto de Derecho interno como de Derecho
Internacional, como el representante del pueblo saharaui. En este punto debemos
comentar que no hay constancia alguna de que el CORCAS, en calidad de representante
del pueblo saharaui, haya ejercido funciones de tipo diplomático con otros
movimientos, organizaciones o Estados, si no es a través del Estado marroquí, del que

RUILOBA SANTANA, E., “Una nueva categoría en el panorama internacional: el concepto de pueblo”,
165

Homenaje a A. Miaja de la Muela, 1979, Madrid, pp. 303-336.

87
indudablemente forma parte. Por tanto debemos desechar absolutamente que se trate
de un sujeto o de un agente de derecho internacional, ya que está integrado en un
Estado. Por lo tanto debemos remitirnos a dicho Estado, que como ya sabemos sí forma
parte del conflicto del Sáhara, pero no como representante del pueblo sino como país
limítrofe con pretensiones anexionistas.

En cuanto a las tesis mantenidas por el CORCAS parecen simples y previsibles:


por un lado afirma que el Sáhara siempre ha sido marroquí, excepto en el período de
colonización española. No obstante, la principal actividad de este órgano se centra en
denunciar las supuestas irregularidades cometidas por el Frente POLISARIO, al que no
sólo tilda de grupúsculo de mercenarios, sino que sostiene la teoría que de éstos
mantienen desde 1975 secuestrados a sus ciudadanos marroquíes y exigen el “retorno
e integración de nuestros ciudadanos secuestrados en los campamentos de Tinduf”.

Este tesis nos conduciría a pensar que los 200.000 individuos que se encuentran
actualmente en Tinduf no son refugiados, sino rehenes que permanecen allí retenidos
por los dirigentes polisarios, quienes le prohíben volver al Sáhara. Sin embargo esto
carece de fundamento, ya que los campamentos fueron construidos por las mujeres y
ancianos que llegaban huyendo de la guerra en 1975 y que en ningún caso tenían que
estar dentro de las filas del POLISARIO. Por otra parte parece desatinado sostener que
desde Tinduf se prohíbe el retorno a la zona del Sáhara ya que esto es materialmente
imposible por el muro que separa ambas zonas, construido por el ejército marroquí, y
el campo de minas que tendrían que atravesar para ello. Sin duda alguna si el CORCAS
pretende el retorno de éstos debería atender a las recomendaciones de los organismos
internacionales de retirar las minas antipersonales y demás mecanismos que forman el
complejo muro, además de los soldados armados. Por otro lado, esta teoría contradice
firmemente la condición que los asentados en Tinduf tienen para ACNUR166, ECHO o el
Programa Mundial de Alimentos entre otros, quienes contribuyen con ayuda
humanitaria a la supervivencia de los allí asentados con todas las condiciones y
exigencias que plantea un campamento de refugiados. Asimismo, esta postura acusa a
Argelia de dar cobijo a dichos hechos dentro de los límites territoriales de su Estado, lo

166 Para ver la visión de ACNUR en dicha cuestión consúltese


http://www.acnur.org/publicaciones/SRM/tabla105.htm

88
que sin duda parece atribuirle un delito de cooperación en un secuestro de tales
características.

Volviendo a la estructura del CORCAS debemos añadir que éste tiene la misión de
“emitir opiniones consultivas en las cuestiones de orden general o especial relativas a
la defensa de la integridad territorial y la unidad nacional así como al desarrollo
humano, económico y social integrado de las Provincias del Sur y cumplir todas las
misiones que le son confiadas por SM el Rey en este ámbito”, según el propio Dahir de
creación167.

Debemos concluir que este órgano carece de trascendencia internacional y de


representatividad alguna de la población saharaui. Se dibuja como un instrumento de
una de las partes en conflicto para crear una opinión favorable dentro de su propio
Estado y una imagen de colaboración en la esfera internacional que, desgraciadamente,
poco o nada tiene que aportar a la solución del conflicto ya que, como concluye
Mohamed VI en el discurso fundacional,

“queremos asegurar que no vamos a renunciar a ningún palmo de nuestro querido


Sahara, ni a un grano de su arena”.

167 También accesible en www.corcas.com.

89
D. EL SURGIMIENTO DEL FRENTE POLISARIO Y LA CUESTIÓN
DE SU CONSIDERACIÓN COMO MOVIMIENTO DE LIBERACIÓN
NACIONAL SAHARAUI

1. De los antecedentes inmediatos al fin de la vía pacífica.

Máxima importancia requiere el análisis de la evolución que a lo largo de su


corta historia merece el Frente Popular para la Liberación de Saguía-el-Hamra y Río de
Oro, esto es, el Frente POLISARIO. Pese a su breve existencia, hasta su consolidación
hoy como válido exponente del nacionalismo saharaui, el movimiento ha
experimentado varias fases, inicialmente con movimientos incipientes y embrionarios,
que desembocaría en su creación formal, después, hubo de emprender otro largo
camino hasta lograr representar de manera sólida los intereses respecto del derecho
de autodeterminación del pueblo saharaui.

Para llevar a cabo este repaso histórico, debemos traer a la memoria, en primer
lugar, que ya desde los primeros años de la colonización española algunos grupos
organizados de nativos se manifestaban en contra de la ocupación colonial y realizaban
algunas reivindicaciones en este sentido. Sin embargo, en estos primeros momentos la
Administración colonial que aún se estaba “mudando”, acomodando en su nueva casa,
y además contaba con pactos de amistad con algunos jefes tribales, no se preocupaba
en exceso por estos hechos. Quizá no llegaron a reparar en que se trataba de una
semilla de la independencia que algún día debería explotar o florecer, según se mire.

La manera en que estas primeras acciones contra la ocupación colonial deben


colocarse en relación con el posterior surgimiento del Frente POLISARIO viene dada
sola, con el propio curso de los hechos, como iremos descubriendo poco a poco.

Ahora bien, dejando a un lado las primeras acciones reivindicativas que no


formaban parte de ninguna estrategia diseñada por un aparato rector y que fueron
sencillas expresiones improvisadas que provenían del sentir de los habitantes
autóctonos (sin dejar de concederle el valor que tienen, más arriba comentado), se
puede decir que la auténtica lucha contra la Administración española comienza

90
alrededor del año 1956. Fecha en la que se crea el llamado “Ejército de Liberación” 168.
Este grupo armado tenía una composición singular, ya que estaba integrado por
saharauis y marroquíes que luchaban contra las colonizaciones de España y Francia en
ambos territorios.

España trató de desviar esta rebelión de tipo armado hacia territorio controlado
por el Estado francés, incluso proporcionando apoyo material a dicho ejército169. Pero
esta ayuda no tendrá como consecuencia sino la de contribuir a las rebeliones de 1957
y 1958 contra las tropas españolas, sufriendo éstas en el ataque al Aaiún de enero 1958
numerosas pérdidas humanas.

No obstante, en febrero del mismo año las tropas francesas, con el apoyo de las
españolas, logran derrotar al Ejército de Liberación, situación que en el Sáhara Español
trajo consigo la provincialización de Ifni y Sáhara mediante el Decreto de enero de
1958 mencionado ut supra.

Los integrantes marroquíes del Ejército de Liberación que quedaban en activo se


retiraron de la zona controlada por España, se cree que por un posible pacto con las
autoridades españolas (piénsese en la inminente entrega de Tarfaya), con lo que los
saharauis alistados en este grupo no terminaron por convencerse de que el Ejército de
Liberación fuera el medio más adecuado para continuar con sus pretensiones.

En 1967 comienza a organizarse el Movimiento de Liberación del Sáhara (o de


Saguía-el-Hamra y Río de Oro, en otras fuentes)170; sin embargo su fundador, Bassir
Mohamed uld Hach Brahim uld Lebser, conocido como Bassiri, no reconoce la creación
de este movimiento hasta 1969. Lo novedoso de este grupo que luchaba contra la
dominación extranjera y que en un principio no contaba entre sus intenciones con la de
la lucha armada, era que por primera vez se había fundado un movimiento que
provenía de los mismos saharauis, sin otro mando que no tuviera este origen, y además
bajo la dirección de un líder al que muchos catalogaron como carismático
revolucionario.

168 MAESTRE ALFONSO, J., “El Sáhara…”, op. cit., p. 29.


169 Ibídem., p. 29.
170 URRUTIA, L., Sahara: diez años de guerra, Zaragoza, 1983, pp. 103, p. 16.

91
Se trataba de un joven natural de la zona de Tantan171 que había recibido
formación académica en Marrakech, Rabat, Casablanca, El Cairo y Damasco, donde
cursó estudios de Periodismo. Este joven optó en un primer momento por llevar a cabo
su actividad a favor de la independencia del Sáhara dentro del mismo Marruecos,
desde donde consideró que podía hablar de liberación con más holgura que dentro del
Sáhara172. De hecho, en 1967 trabajó en dos periódicos de Casablanca, pero durante su
trabajo en uno de los ellos fue suspendido y multado por haberse referido al “Sáhara de
los saharauis”.

Ya en 1968 regresó al Sáhara, desde donde se centró en la organización del


Movimiento de Liberación del Sáhara que nace, como apuntó el propio Bassiri en
diciembre de 1969, y cuyo nombre oficial era el de Organización de Vanguardia para la
Liberación del Sáhara173. Su intención era la de luchar contra el régimen colonial
siempre a través de la acción democrática, ya que como mencionamos anteriormente,
Bassiri era un comprometido defensor de la no violencia. Sin embargo, el Estado
español no permitió la entrada en juego del movimiento, teniendo que pasar éste a la
clandestinidad174, lo que sin duda dificultó la repercusión de los actos que se llevaron a
cabo y también su acercamiento a la población.

Pese a las dificultades que tuviera en su inicio, la Organización de Vanguardia,


alrededor del año 1970 contaba entre sus filas con más de cinco mil afiliados, dato muy
elevado para la población con la que contaba el territorio. Además hay que resaltar
que, como el movimiento en sus inicios no contaba con ninguna ayuda económica
externa, debía autofinanciarse, por lo que sus socios debía pagar cuotas elevadas de
entre doscientas y cinco mil pesetas de la época175.

La Organización, como ya hemos comentado, tenía una forma de actuación


pacífica en la que trataba sobre todo de denunciar la corrupción de los chiuj y de
reclamar una autonomía más amplia176 que pusiera los cimientos para la

171 La ciudad de Tantan hoy pertenece al sur del Estado de Marruecos tras la entrega por parte de
España de la región de Tarfaya en 1958. Sin embargo ésta zona siempre ha sido considerada por los
saharauis como uno de los centros ideológicos del nacionalismo.
172 DIEGO AGUIRRE, J. R., “Los orígenes del Frente Polisario”, Historia 16, nº 137, 1987, pp. 73-82, p. 79.
173 Conocido por las autoridades coloniales como Organización Avanzada para la Liberación del Sáhara.
174 DIEGO AGUIRRE, J. R., “Los orígenes…, op. cit., p. 80.
175 FUENTE COBO, I. ; MARIÑO MENÉNDEZ, F. M., El conflicto del…, op. cit., p. 30.
176 Ibídem., p. 31.

92
independencia. Pero todo esto va a cambiar a raíz de los acontecimientos de 17 de
junio de 1970. Para este día había una manifestación convocada en el Aaiún, bajo las
premisas de adhesión a España y rechazo a las negociaciones que estaban teniendo
lugar entre los Estados de Marruecos, Mauritania y Argelia (de las que derivaron los
comunicados de Tlemcén y de Casablanca)177. Los seguidores de la Organización de
Vanguardia optan por no asistir a la convocatoria y además organizan otra
manifestación paralela de rechazo a las ideas coloniales en el barrio de Jarratambla, en
Zemla178.

La manifestación no autorizada congregada en Jarratambla, a las afueras de El


Aaiún, se hizo notar entonando gritos anticolonialistas y a favor de la
autodeterminación del pueblo saharaui179. Ante ello, la Administración envió a la
Policía Territorial que no consiguió disolver a los allí congregados y a la que éstos le
exigieron entrevistarse con el Gobernador General. Viendo la fuerza de los
manifestantes, el Gobernador finalmente accedió y se trasladó hasta Jarratambla para
decir a los asistentes que debían unirse a la manifestación oficial y que él les recibiría
más tarde. Sin embargo, los seguidores de Bassiri desconfiaban de la palabra del
Gobernador y no disolvieron el acto. De hecho, según afirma DIEGO AGUIRRE “cuando
el Gobernador se retiró, había dado instrucciones para que esa manifestación se
prohibiera y se disolviera”180.

A medida que avanzaba la tarde el número de concentrados aumentaba y


comenzaron los actos violentos durante los cuales se apedrearon vehículos en los que
viajaban integrantes del Gobierno Colonial. Por su parte, la Policía vuelve a intentar
disolver el acto, pero es contestada con piedras y palos, lo que llevó al Gobierno a
perder el control de la situación. Los duros enfrentamientos que se estaban
produciendo condujeron al Gobernador, ante el temor de que la manifestación siguiera

177 DIEGO AGUIRRE, J. R., “Los orígenes…, op. cit., p. 80.


178En nuestra opinión, la manifestación convocada por la Administración colonial fue una provocación, o
cuanto menos un manotazo a la tranquilidad de la que hacía gala el movimiento nacionalista, del que
España estaba al corriente y sabía que por el momento se encontraba manso, sin intenciones de
participar en acciones directas y que por el momento prefería ejercer su oposición en otros términos.
179 URRUTIA, L., Sahara…, op. cit., p. 17.
180 DIEGO AGUIRRE, J. R., Historia del…,op. cit., p. 579.

93
avanzando y lograra entrar en el barrio residencial europeo181, a decidir la
intervención del III Tercio de la Legión, bajo la orden de disolver la manifestación a
toda costa182. A su llegada fue recibida con piedras y palos y los legionarios abrieron
fuego. Sin ninguna duda parece un error que el Gobernador optara por enviar a las
fuerzas del Ejército regular ante una masa enfurecida de manifestantes armados con
piedras y palos. Esto ha sido interpretado como una clara declaración de hostilidad al
nacionalismo que hasta el momento, recordemos, era pacífico.

El enclave saharaui, se polarizaba radicalmente por primera vez en su historia, lo


que contribuyó a que se comenzara a ver la situación bajo dos lentes nuevas y
diferentes. La administración colonial, pasó a reconocer a este movimiento nacionalista
como un problema, lo que puede que forzara su precipitada salida del territorio, ya que
los momentos políticos que atravesaba España no permitían zambullirse en un
conflicto profundo entre autodeterminación convencida y colonialismo. Pero fue la
población saharaui la más afectada a partir de ese 17 de junio, pues a partir de ese
momento el nacionalismo se consagraba, habían nacido los primeros valientes y
líderes, y la presión española no hacía más que contribuir a que la población saharaui
se reafirmara en la reivindicación de su derecho de autodeterminación183.

Finalmente el enfrentamiento se saldó, según las cifras oficiales con dos muertos
y veinte heridos, aunque otras fuentes apuntan que el número de fallecidos podría
llegar hasta diez184. Esto constituyó no obstante un punto de inflexión en el cual la
metrópoli dejó ver que ya no podía contener al nacionalismo, que ahora luchaba
decididamente contra el régimen. Sin duda, se produjo un cambio de óptica por parte
de los dos bandos, como señalábamos.

Por otro lado, se ha de destacar un hecho de gran trascendencia también


acaecido ese 17 de junio: el carismático Bassiri fue uno de los detenidos esa jornada

181 Ibídem., p.32.


182 DIEGO AGUIRRE, J. R., “Los origenes…, op. cit., p. 81.
183 URRUTIA, L, Sahara…, op. cit., p. 17.
184 Ibídem., p. 583. Por otra parte, las estimaciones del Frente POLISARIO fueron posteriormente de

cuarenta muertos y mil detenidos y según fuentes marroquíes aquel 17 de junio murieron ciento setenta
personas, resultaron heridas trescientas y fueron detenidas alrededor de cuatrocientas.

94
por haber sido delatado por otros miembros del partido, pero nunca más fue visto con
posterioridad, por lo que es considerado como el primer desaparecido saharaui185.

El hecho de que Bassiri se convirtiera, a partir de la insurrección de Zemla, en el


primer mártir saharaui, es bastante significativo ya que a partir de este momento el
nacionalismo se apoyó en un sentimiento sólido. Su desaparición, o su muerte186,
condujeron a sus seguidores a la continuación irrevocable de la lucha por la propia
identidad. Con Bassiri había nacido el primer movimiento de liberación saharaui, y tras
su desaparición los nacionalistas creyeron firmemente en la creación de un nuevo
movimiento. Por primera vez, el 17 de junio los saharauis se habían sentido
protagonistas de su historia y querían continuar siéndolo.

185 La asociación AFAPREDESA (Asociación de familiares de presos y desaparecidos saharauis) cuantifica


en más de 530 los desaparecidos de los que no se ha tenido ninguna noticia. El listado puede consultarse
AFAPREDESA, Sáhara Occidental…, op. cit., también en www.afapredesa.org .
186 Respecto a su final, y como consecuencia de la total ausencia de una declaración oficial al respecto, las

opiniones no son unánimes; aunque una amplia mayoría de la doctrina apoya la tesis del asesinato en las
dependencias policiales o militares coloniales otros autores sostienen otras teorías; BARBIER apunta
que Bassiri fue expulsado a Marruecos (BARBIER, M., Le conflict du Sáhara occidental, Paris, 1982, pp.
419, p. 99), mientras que MISKÉ opina en efecto fue asesinado pero después de ser expulsado a
Marruecos (MISKÉ, A. B., Front Polisario, l´ame…, op. cit., p. 128).

95
2. Un nuevo líder y un nuevo movimiento

A partir de los sucesos del 17 de junio de 1970 los saharauis se organizaron en


torno a un nuevo líder, El Uali Mustafa Sayed. El Uali era un joven Erguibat, natural de
la zona de Saguía-el-Hamra y que a partir del año 1958 se trasladó a Tantan, donde
comienza sus estudios. Posteriormente empieza las carreras de derecho y periodismo
en Rabat, auque no pudo terminarlas debido a su detención por la policía marroquí en
1972. Había viajado a Francia, Holanda, Argelia, Libia y Mauritania buscando apoyo de
estos países a la causa y, en época de su precursor Bassiri, había pedido directamente a
Argelia apoyo material y educativo mediante un manifiesto.

No cabe duda que El Uali tenía las tablas suficientes para ser el continuador de
Bassiri; sin embargo en esta nueva época la forma de actuación había cambiado y que,
desde los acontecimientos de junio del 70, la vía pacífica parecía descartada. Ya no se
confiaba en que el diálogo con España fuera a dar algún fruto y la lucha armada era
ahora el instrumento que se había decidido utilizar.

A partir del 13 de abril de 1973 comienzan las reuniones entre El Uali y sus
seguidores encaminadas a la constitución del movimiento. Éstas tienen lugar en Zuerat,
un poblado perteneciente a Mauritania187 cerca de la frontera del entonces Sáhara
Español y fue ahí precisamente donde tuvo lugar el Congreso Constitutivo del Frente
POLISARIO, el 1 de mayo de 1973188. Como primer Secretario General del movimiento
fue nombrado Brahim Ghali ya que, para sorpresa de sus seguidores, El Uali se niega a
ser nombrado Secretario General, y también prefiere no tomar parte en el Comité
Ejecutivo, al que sólo accedería como suplente. Brahim Ghali, no obstante, cuenta con
el apoyo de todos los fundadores. Se trataba de una persona bien formada, que tres

187 El trazado de las fronteras coloniales da un radical giro en la zona de Zuerat, la cual es esquivada por
lo que sería una lógica línea recta dibujando una curva que la salva a favor de Mauritania, se cree que
debido a su rica minería Francia opta por incluirla dentro de los límites mauritanos, sin embargo la
población autóctona es tradicionalmente saharaui.
188 Pese a que ésta es la fecha real de constitución del Frente POLISARIO, la creencia casi unánime es que

ésta tuvo lugar el 10 de mayo y no el día 1. Éste error de cálculo se produce justamente porque los
fundadores del Frente esperaron al día 10 para hacer público su Manifiesto, ya que antes no habrían
podido tener acceso a los medios de comunicación porque había prevista una reunión entre los
Ministros de Asuntos Exteriores de Argelia, Mauritania y Marruecos para el día 8 del mismo mes. Por
esta circunstancia la fecha que pasa a la historia como de constitución del Frente POLISARIO es la del 10
de mayo, pero ésta es sólo la del día en que se hace pública.

96
años atrás había sido uno de los principales organizadores de la insurrección de Zemla
y era una persona de peso entre los saharauis.

El Comité Ejecutivo se divide en dos alas, la política y la militar, esta última


formada por el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS). El Uali, si bien rechaza
tener protagonismo en el ala política acepta la dirección de la militar. Pese a lo cual fue
él mismo quien redactó el Manifiesto Constitutivo del Frente en el que se dice que

“se constituye el Frente Popular para la Liberación de Saguía el-Hamra y Río de


Oro en tanto que única expresión de masas, adoptando la violencia revolucionaria y la
acción armada como medio para llevar al pueblo saharaui árabe y africano hacia la
libertad total del colonialismo y el enfrentamiento a sus maniobras”189.

Respecto al acrónimo “POLISARIO”, cabe decir que la inclusión de los dos


términos usados por la metrópoli en la zona norte y la zona sur, Saguía el-Hamra y Río
de Oro, se hace con la idea de que en el futuro sea respetado el principio uti possidetis
iuris que, en lo que respecta a su aplicación para casos de descolonización, se refiere al
mantenimiento de las fronteras establecidas por los Estados colonizadores en el
momento en el que éstos recobren la independencia. Como podemos apreciar, se optó
por sustituir el término general “Sáhara” utilizado por la Organización de Vanguardia
por el más concreto de “Saguía el-Hamra y Río de Oro”. Fuentes marroquíes apuntan
que fue Argelia la principal defensora de esta sustitución por asegurar la delimitación
de las fronteras en el oeste y sur de su Estado.

Menos de veinte días después de su constitución, el Frente POLISARIO realiza su


primera acción armada190. En realidad no se había fijado un objetivo concreto, sino que
la intención era simplemente atacar el puesto español más cercano e intentar incautar
el mayor número de armas posible. De hecho, cuando los guerrilleros191 (entre los
cuales se encontraban El Uali y el mismo Ghali) decidieron pararse a buscar agua en un
pozo cercano al puesto de la Policía Territorial española de El-Jamga son detenidos dos

189 El Manifiesto Constitutivo se puede leer en BRIONES F. ; MOHAMED-ALI M. L. ; SALEK M., Luali,
“ahora o nunca, la libertad”, 1997, Alicante, pp. 291, p. 136.
190 El 20 de mayo de 1973 es recordado como el día de inicio de la lucha armada, de hecho, la revista

divulgativa del movimiento se titulará “20 de mayo”, en honor a este día.


191 BRIONES F.; MOHAMED-ALI M. L.; SALEK M., Luali…, op. cit., p. 140 en esta monografía se describen

las fuerzas de que disponía el Frente POLISARIO para esa primera acción armada: “Diecisiete guerrilleros
con viejas armas de la I Guerra Mundial, usadas por los beduinos para cazar gacelas, una sola metralleta de
pequeño calibre, munición para disparar durante cinco minutos y un par de camellos”.

97
de ellos192, y a partir de este imprevisto es cuando Brahim Ghali ordena atacar el
puesto policial a cinco miembros del grupo de guerrilleros, entre los cuales se
encuentra él mismo, logrando asaltarlo y liberar a sus dos compañeros. Se incautan del
armamento y cogen a cuatro de los seis policías como rehenes, todos ellos saharauis,
sin olvidar llenar las paredes del puesto de pintadas reivindicativas. En un primer
momento El Uali intenta que los rehenes se unan al POLISARIO, pero no lo consigue ya
que éstos le declaran que sólo quieren ganarse el jornal para cuidar a sus familias. Bajo
esta premisa el grupo decide liberarlos, facilitándoles además un camello y
provisiones. Era la noche de 20 de mayo del 73.

A partir de aquí el ala política del Frente comienza a buscar apoyos entre otros
movimientos africanos que habían luchado contra la dominación colonial; sin embargo,
y pese a sus ideales afines a las tesis nasseristas y su estrecha conexión con las
corrientes árabes de Irak y Siria, únicamente reciben un apoyo fehaciente del P.K.M.193,
partido que a pesar de no contar con demasiados medios, según los Polisarios, “cuando
tenía los ofrecía”.

Posteriormente entran en contacto con el Frente de Liberación Nacional


argelino (FLN), que en ese momento contaba con un departamento de Movimientos de
Liberación Nacional del que se valen las cúpulas de éstos para organizar en el exilio sus
actividades anticolonialistas. Allí, los encargados del departamento les advierten que
ya cuentan con la presencia del representante del MOREHOB, Moha, y aconsejan a los
polisarios no crear división entre los de su misma patria. Sin embargo, tras un careo
propiciado por los argelinos entre Mohamed Abdelaziz y Moha, el FLN opta por
expulsar a este último194.

192 El Uali y Abdi uld Bubut.


193 Partido de los Kadihin de Mauritania también llamado Movimiento Nacional Democrático, que en este
momento es víctima de una feroz represión estatal, que se declaraba pro-chino y contaba con el apoyo
del movimiento obrero mauritano.
194 Consideraron probada la infiltración de Moha en calidad de saharaui libertador ya que tras el careo,

según Abdelaziz, “se le cayó el disfraz de marroquí”.

98
Sin duda alguna, el Frente POLISARIO considera la colaboración con Argelia un
factor fundamental en su etapa de consolidación, pero no así en la de su nacimiento, ya
que no es hasta 1975 cuando comienza a obtener apoyo material por parte de ésta195.

De este modo el POLISARIO va consiguiendo apoyos, y paulatinamente va


realizando una labor diplomática con los Estados afines a las ideologías
anticolonialistas. El ala política cobra protagonismo, aunque no debemos olvidar que el
ala militar seguía manteniendo una lucha latente contra las autoridades españolas en
el territorio, que más tarde se intensificaría con el abandono español y el estallido de la
guerra en el Sáhara en 1975.

A partir del 25 de agosto de 1974 tiene lugar en la frontera mauritana (Ybeilat el


Bid) el Segundo Congreso del Frente POLISARIO. En éste se aprueban el himno y la
bandera del movimiento y, tras largos debates y discusiones sobre formalidades y
cargos, consiguen aprobar el 28 de agosto el “Programa de Acción Nacional” en el que
se acuerda la próxima creación de un régimen nacional republicano y se especifican los
objetivos del Frente a corto y a largo plazo196. Además, se presenta un nuevo
manifiesto en el que por primera vez se habla de independencia (recordemos que en el
Manifiesto Constitutivo se hablaba de “libertad total”) y exige las condiciones en el caso
de la celebración del Referéndum y también para el caso de que éste fuera favorable a
la independencia. En esta ocasión y pese a su desacuerdo, El Uali es elegido Secretario
General.

A lo largo del año 1974 el Frente POLISARIO cobra una mayor dimensión
ensanchando su círculo al comenzar a considerarse portavoz de todos los saharauis. El
fenómeno social que se produce en el territorio resulta especialmente interesante si
tenemos en cuenta que el movimiento se atrevió a romper con los esquemas sociales
tradicionales, ya que para ser admitido en éste cada individuo debía renunciar a su
filiación tribal. Los esquemas tribales sólo habían servido al régimen colonial para
crear la Yemáa y ponerla a su servicio, el POLISARIO supo superar la tradición,
sacrificarla en aras de la efectividad.

195 OLIVER, P, Sahara…, op. cit., p. 69.


196 URRUTIA, L., Sáhara…, op. cit., p. 19.

99
Dejando atrás el elemento tribal, la unión de todos los miembros de la
comunidad sin distinción era primordial para que el POLISARIO pudiera convertirse en
el movimiento representativo del pueblo saharaui. Es por ello que desde los medios
propagandísticos del Frente, la Yemáa es tildada de instrumento colonial en el que es
imposible confiar.

El Frente POLISARIO se muestra como un movimiento que reivindica el


nacionalismo saharaui y que pretende encarnar a todos los núcleos sociales. Formado
primordialmente por estudiantes, soldados, mujeres197 y trabajadores de las
instituciones metropolitanas, su funcionamiento es democrático y el poder se divide en
células, llegando desde éstas hasta la cúpula. Influido por los movimientos
revolucionarios de la época (Nasser, Mao Tsetung, Guevara, Cabral…), el Frente es
considerado como instrumento mediante el cual lograr el objetivo de la
autodeterminación, de hecho en sus estatutos éste se autodefine como

“un movimiento de liberación nacional, fruto de la larga resistencia saharaui,


contra todas las formas de dominación extranjera”198.

Paralelamente, la acción militar del movimiento continúa, de hecho, en octubre


de 1974 tiene lugar un gran golpe al Gobierno colonial y a la metrópoli con la
destrucción, por parte de los polisarios, en una de las centrales de energía de la cinta
transportadora que unía la mina de fosfatos de Bu-Craa con la costa, lo que
interrumpió su trasporte durante un tiempo199.

Desde el ala política, El Uali, como nuevo Secretario General y en nombre del
Congreso recién celebrado, redacta una “Carta abierta” a Hassan II en la que expone el

197El movimiento es también conocido como un defensor de la emancipación de las mujeres y así se
atestigua en la Revista 20 de mayo del mes de abril de 1974 en la que se dice que

“El Frente luchará por reestablecer todos los derechos políticos y sociales de la mujer y
abrir ante ella todas sus perspectivas (…) que observe su deber en la lucha nacional
participando activamente en la lucha armada, a imagen de sus hermanas de Palestina, de
Argelia y de Guinea-Bissau”.

198 Artículo 1 de los Estatutos del Frente POLISARIO. Se puede consultar un análisis sobre los Estatutos
en Ismail Uld Es- Sweyih, M. F., El primer Estado del Sáhara Occidental, París, 2001, pp. 139, p. 56. La
versión electrónica del libro es descargable en www.arso.org.
199 URRUTIA, L., Sahara…, op. cit., p. 23.

100
desacuerdo del Frente ante la reivindicación de derechos que está ya efectuando
Marruecos respecto al Sáhara y acusa al reino alauita de pretender “convertir al Sáhara
en una base militar para ejércitos reaccionarios siendo, además, una deshonra que
mancilla la dignidad y quiebra toda prueba de nacionalismo y de fe islámica” 200. Además
le recrimina su pretendida división de los pueblos saharaui y marroquí acusándole de
sembrar odio y rencor entre dos hermanos.

Poco después de esta carta, a la que no se da una respuesta expresa por parte de
Marruecos, el rey alauita anuncia el 17 de septiembre que va a plantear la cuestión
ante la Corte Internacional de Justicia. Sin duda se trataba de una decisión estudiada
con anterioridad a la carta, que tuvo como fruto el Dictamen ya comentado.

El Frente POLISARIO había llegado a tener una lugar vital dentro del conflicto,
pese a sus exiguos inicios rudimentarios había logrado hacer saber que también había
una parte saharaui que lucharía por su intereses, en defensa del derecho que le
correspondía legítimamente. La entrada en juego de este elemento había dado sin duda
alguna una nueva dimensión al proceso de descolonización en el Sáhara. Y su
importancia va en aumento a medida que los acontecimientos avanzan.

En definitiva, la representación del pueblo saharaui ya no era un tema difuso. La


importancia de este movimiento radica en que la población nunca antes se había
agrupado en torno a un líder de manera tan abrumadora. Recordemos que los diversos
grupos vinculados a su representación que han existido a lo largo de su historia –
Yemáa, MOREHOB, PUNS, FLU…- no llegaron a contar con un apoyo popular unánime.
Sin embargo, el Frente POLISARIO convenció. Y paradójicamente el apoyo popular es lo
que pudo llevar a este movimiento a posicionarse como un posible sujeto de Derecho
Internacional de naturaleza no estatal y, por tanto, controvertido.

Después de confirmar que tras el conflicto del Sáhara Occidental se encuentra el


derecho de autodeterminación de los pueblos, resulta sencillo establecer la conexión
de la que venimos hablando. El derecho a la libre determinación del pueblo saharaui ha
de ser ejercitado por un representante de todos los saharauis. Es por ello que, ganarse
el calificativo de “representante del pueblo” es ganarse, al fin y al cabo, legitimidad en

200 BRIONES F.; MOHAMED-ALI M. L. ; SALEK M., Luali…, op. cit., p. 163.

101
la Comunidad Internacional en lo relativo al ejercicio del comentado derecho de
autodeterminación.

En nuestra opinión, resulta de gran interés realizar un examen de la práctica


internacional de este movimiento que, surgido desde una concepción literal del
término “popular”, parece haber alcanzado cierta subjetividad internacional y, con ello,
un papel innegable en la resolución del conflicto saharaui. De ahí que dediquemos
nuestra atención en las páginas siguientes a tratar de exponer cuál ha sido y es
actualmente su trascendencia política en la resolución del conflicto saharaui, cuya
participación de antemano proponemos como esencial.

De este modo, estimamos preciso un análisis sobre la subjetividad internacional


del Frente POLISARIO, tomando en consideración para ello la práctica internacional y
la doctrina. Además, debemos encajar este examen en el contexto adecuado, para lo
cual expondremos la situación anómala que se produjo en la cuestión del Sáhara con la
autoproclamación por parte del Frente POLISARIO de un Estado, la República Árabe
Saharaui Democrática.

102
CAPÍTULO II

LA SUBJETIVIDAD INTERNACIONAL DEL FRENTE


POLISARIO

103
A. LOS MOVIMIENTOS DE LIBERACIÓN NACIONAL COMO
SUJETOS DE DERECHO INTERNACIONAL

1. Consideraciones Generales

Tradicionalmente, se ha acostumbrado a disponer una catalogación básica de los


sujetos que actúan en el sistema internacional en orden a establecer de una manera
clara cuáles son sus facultades y responsabilidades. Esto, por un lado, es una manifiesta
señal de la condición de organizados y sistemáticos de los individuos, sin embargo, es
también una muestra del poco dinamismo del que hace gala la sociedad internacional,
ya que los problemas en “colocar a cada cual en su cajón” empiezan cuando aparecen
sujetos atípicos o controvertidos, en especial, aquellos de naturaleza no estatal.

La subjetividad internacional puede definirse como aquel proceso de atribución


de derechos y obligaciones dentro del ordenamiento jurídico internacional201. De este
modo, sabemos que históricamente el derecho análogo al que hoy llamamos
Internacional (ius gentium) regulaba las relaciones entre los pueblos y, más tarde,
entre los Estados, reduciéndose el sistema a un conjunto de normas reguladoras de las
relaciones interestatales202.

Sin embargo, con la aparición de las Organizaciones Internacionales en la


Sociedad Internacional, y con el progresivo peso que éstas han alcanzado en el
desarrollo de las relaciones internacionales, se ha querido dar cabida –aunque no de
manera categórica- a un nuevo sujeto de Derecho Internacional203. Así, se ha
configurado un orden internacional –ya no exclusivamente interestatal- donde Estados

201 REMIRO BROTÓNS, A., Derecho Internacional, Valencia, 2007, pp. 1382, p. 93.
202 En este sentido, en el asunto Lotus, en el que la Corte Permanente de Justicia Internacional declaró
que el Derecho Internacional es aquel que rige las relaciones entre Estados independientes. Affaire du
Lotus, September 7th, 1927 (P.C.I.J, Série A, nº 10, p. 18).
203 Un punto de inflexión en la subjetividad internacional de las Organizaciones Internacionales es el

dictamen relativo a la reparación de daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas (1949) de la Corte
Internacional de Justicia, en éste se afirma que “The subjetcts of law in any legal system are not necessarily
identical in their nature or in the extends of their rights, and their nature depends upon the needs of the
comunity”. V. Reparation for injuries suffered in the service of the United Nations, Advisory Opinion, I. C. J.
Reports, 1949, p. 174, p. 8.

104
y Organizaciones Internacionales son los únicos sujetos afianzados, si bien los
primeros de manera originaria y las segundas de manera derivada.

En este sentido, es preciso destacar que la aparición de otros sujetos distintos a


los Estados y Organizaciones y su inclusión en el orden establecido, puede resultar
dificultosa ya que no es unánime la opinión en torno a si poseen una personalidad
jurídica internacional. A este respecto, la doctrina clásica sostiene que la personalidad
jurídica está asociada exclusivamente a la soberanía204. Sin embargo, la Corte
Internacional de Justicia, pronunciándose sobre este tema, afirmó que

“Le développment du droit International, au cours de son histoire, a été influencé


par les exigentes de la vie internationale, et l´accroissement progressif des activités
collectives des Etats a déjà fait surgir des exemples d´action exercée sur le plan
International par certaines entités qui ne sont pas des Etats.”205

Por otro lado, es cierto que estamos asistiendo a una progresiva expansión de la
personalidad internacional, y ello podría responder a un proceso de humanización del
Derecho Internacional, una transformación substancial que comience a regirse por un
sistema menos rígido, menos estatalista o estatomórfico206. A ello ha contribuido, sin
ninguna duda, la Carta de las Naciones Unidas, a través de sus referencias a la dignidad
y a los derechos humanos. En palabras de CARRILLO SALCEDO, a partir de la
proclamación de la Carta “los derechos humanos sobrepasan la limitación inherente al
Derecho internacional tradicional, en el que la protección de la persona no podía llevarse
a cabo más que a través de los Estados, ya que aquél era ante todo un Derecho
interestatal, concebido por y para los Estados”207.

204 DUPUY, P. M., “L'unité de l'ordre juridique international”, 297 R.C.A.D.I, 2002, pp. 9-489, p. 108.
205 Affaire du Détroit de Corfou, Arrêt du 9 avril 1949: C. I. J. Recueil 1949, p.4, p. 178.
206 CANÇADO TRINDADE, A. A., “International law for humankind : towards a new jus gentium”, 316

R.C.A.D.I, 2005-I, pp. 9-439, p. 202. Al respecto Vid. CARRILLO SALCEDO, J. A., “Algunas reflexiones sobre
la subjetividad internacional del individuo y el proceso de humanización del derecho internacional”, Os
rumos do direito internacional dos direitos humanos : ensaios em homanegem ao professor Antônio
Augusto Cançado Trindade : estudios en homenaje al profesor Antônio Augusto Cançado Trindade : studies
in honour of professor Antônio Augusto Cançado Trindade, 2005, vol. 1, pp. 277-288.
207 CARRILLO SALCEDO, J. A., Soberanía de los Estados y Derechos Humanos en Derecho Internacional

Contemporáneo, Madrid, 2004, p. 186, p. 35.

105
Asimismo, la Corte Internacional de Justicia, en su Dictamen sobre el Sáhara
Occidental comentado ut supra, llegaba a la conclusión de que podía existir una entidad
jurídica autónoma también en el caso de individuos o tribus organizadas 208, con lo que
dejaba la puerta abierta a la subjetividad de otras entidades de naturaleza no estatal,
siempre que éstas tuvieran incidencia en la sociedad internacional.

Sin duda tanto la teoría como la práctica nos plantean un debate actual y
controvertido sobre la esencia misma de la estructura social de nuestra época que
resulta de gran interés. El hecho de que la práctica internacional referente a los
movimientos de liberación nacional no sea uniforme, dificulta en gran medida la
posibilidad de establecer un régimen concreto que permita a analizar si concurren, en
cada caso, los requisitos de este tipo de movimientos, ya que no existen normas
escritas que los regulen, sino que es la práctica la herramienta de un sistema que
podríamos considerar pretoriano.

De ahí que en nuestro intento de averiguar cual sea la naturaleza jurídica del
movimiento que estudiamos, la opción que se presenta como más factible sea la de
analizar la práctica internacional. Si el Frente POLISARIO es un sujeto de Derecho
Internacional o un actor de las relaciones internacionales209, debemos examinar cuál
ha sido y es su trascendencia en la esfera internacional, qué papel ocupa en
determinadas Organizaciones Internacionales, cuál es su preciso lugar en la resolución
del conflicto saharaui, qué concesiones y limitaciones tiene a la hora de actuar como
sujeto de derecho, en definitiva, cuál es su esfera de actuación en el Derecho
Internacional y en calidad de qué.

Por otra parte, es cierto que el tema estudiado se presenta con muchos
interrogantes y pocos instrumentos para intentar despejarlos. En cualquier caso, este
análisis intentará mostrarse como un modesto esquema de la práctica y, sin pretender
alejarse demasiado de la teoría que constituye la base del estudio científico-jurídico,
tratará de ajustarse a la realidad más tangible dentro del fenómeno internacional. Para

208Sahara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, p. 63.


209P. M. DUPUY hace una distinción esencial entre Sujeto de Derecho Internacional y Actor de Relaciones
Internacionales, afirmando que la primera categoría sólo correspondería a Estados y Organizaciones, y la
segunda sería válida para todos los tipos de grupos no etiquetados específicamente, como las
organizaciones no gubernamentales: DUPUY, P. M., “L´unité…, op. cit., p.107.

106
ello, deberemos tener bien presente la institución del reconocimiento, ya que ésta se
configura como una opción válida para desempolvar la historia externa del POLISARIO
así como su estatuto jurídico internacional vigente, si bien actuando como una simple
fotografía de las voluntades políticas de los sujetos de Derecho Internacional de la que
éstos se valen para legitimar o no la entrada de un nuevo sujeto en el contexto global.

Asimismo, resulta preciso llevar cabo un estudio de la subjetividad internacional


de los movimientos de liberación nacional, lo que nos permitirá posteriormente dotar
de un mayor sentido la exposición de la práctica, realizando un repaso de la práctica
seguida por Naciones Unidas al respecto.

A partir de la década de los sesenta del siglo XX, el proceso de descolonización


introdujo una nueva figura en el Derecho Internacional: los movimientos de liberación
nacional. Éstos, que antes de 1965210 recibían otros nombres (“pueblos en lucha”,
“dirigentes legítimos”, “jefes nacionalistas”…), nacieron como grupos de habitantes
autóctonos de las colonias europeas en África que reivindicaban su propia
independencia de la metrópoli.

La resolución catalogada por todos como la Carta Magna de la descolonización,


Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, puede considerarse
como el punto de partida del concepto, al establecer la legitimidad de la independencia
de los pueblos ante sus metrópolis y, por consiguiente, la prohibición implícita a los
Gobiernos de éstas de usar la fuerza contra esos pueblos y de obligar a su dependencia
política y jurídica.

Posteriormente, en la resolución del Comité de los XXIV de 28 de mayo de 1965,


en relación a Rhodesia, se determinaba la legitimidad de la lucha de esos pueblos. Es
decir, se había pasado de sostener el derecho a una independencia pasiva a una
independencia que, ahora, los pueblos podían defender activamente. Esta declaración
de legitimidad de la lucha es reconocida de manera general por la Resolución 2105

210Esta terminología comienza en la Resolución 2105 (XX) de la Asamblea General de 20 de diciembre


de 1965.

107
(XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas211. Además, este texto invita a los
Estados a ayudar, material y moralmente, a los pueblos en su legítima lucha.

Ya en 1970, la Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones


Unidas212 indica en su punto segundo que los pueblos, legítimamente, pueden

“luchar por todos los medios necesarios de que puedan disponer contra las
Potencias coloniales que reprimen sus aspiraciones de libertad e independencia”.

Pese a que esta expresión es sobradamente esclarecedora sobre su contenido, la


Resolución 3070 (XXVIII) de la Asamblea General213, se encargó de reconocer
expresamente que entre esos medios se encontraba el de la lucha armada.
Confirmando posteriores resoluciones la misma regla214.

La autodeterminación de los pueblos no es un principio ajeno al resto de la


Sociedad Internacional, sino que constituye un deber a promover para los demás
sujetos de Derecho Internacional, como hemos tenido oportunidad de observar.

Será en este sentido en el que se dé el siguiente paso en la regulación jurídica de


los movimientos de liberación nacional, al considerar que esto significa, por un lado,
que la libre determinación de los pueblos constituye una importante contribución al
Derecho Internacional contemporáneo como afirma la Resolución 2625 (XXV)215 y es
un propósito en el que se deben basar las relaciones entre las naciones según la Carta
de las Naciones Unidas. Por otro lado, que los conflictos entre el pueblo colonizado y su
metrópoli no tienen carácter interno sino internacional. Así lo expone la Resolución
3103 (XXVIII) de la Asamblea General de las Naciones Unidas216 sobre los principios
básicos de la condición jurídica de los combatientes que luchan contra la dominación

211 Resolución 2105 (XX) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 20 de diciembre de 1965.
212 Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 12 de octubre de 1970.
213 Resolución 3070 (XXVIII) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 30 de noviembre de 1973.
214 Entre ellas la Resolución 3246 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 29 de

noviembre de 1974, la Resolución 3382 (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 10 de


noviembre de 1975 o la Resolución 32/14 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 7 de
noviembre de 1977.
215 Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 24 de octubre de 1970.
216 Resolución 3103 (XXVIII) de la Asamblea General de 12 de diciembre de 1973.

108
colonial y foránea y contra los regímenes racistas, dictando por primera vez en su
principio básico tercero que

“Los conflictos armados que entraña la lucha de los pueblos contra la


dominación colonial y foránea y contra los regímenes racistas se deben considerar
conflictos armados internacionales con arreglo a los Convenios de Ginebra de 1949, y la
condición jurídica que en esos Convenios y en otros instrumentos internacionales se
prevé ha de aplicarse a los combatientes se debe aplicar a las personas que participan
en la lucha armada contra la dominación colonial y foránea y contra los regímenes
racistas”217.

Además esto ha sido reafirmado por los apartados 3 y 4 del artículo 1 del
Protocolo Adicional I a las Convenciones de Ginebra de 1949, reconociendo que la
protección que el Derecho Internacional Humanitario otorga mediante las citadas
convenciones comprendería también a “los pueblos que luchan contra la dominación
colonial y la ocupación extranjera y contra los regímenes racistas”218.

Según lo arriba expuesto, podemos considerar que el ámbito donde


fundamentalmente se desarrolla la aspiración de los pueblos de convertirse en sujetos
de Derecho Internacional es dentro de contextos coloniales. Estas situaciones pueden
ser resueltas, según el punto VI de la Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de
las Naciones Unidas219, de tres formas diferentes:

“Puede considerarse que un territorio no autónomo ha alcanzado la plenitud


del gobierno propio:
a) Cuando pasa a ser un Estado independiente y soberano;
b) Cuando establece una libre asociación con un Estado independiente; o
c) Cuando se integra a un Estado independiente.”

Ahora bien, el pueblo por sí sólo no podría considerarse como una entidad eficaz
en la reivindicación y ejercicio de sus derechos, como ya hemos comentado, sino que

217 Ibídem.
218 Artículo 1.4 del Protocolo Adicional I a las Convenciones de Ginebra de 1949, relativo a la protección
de las víctimas de los conflictos armados internacionales.
219 Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General, de 15 de diciembre de 1960.

109
necesitaría de una entidad organizada que, en su representación, sirva como portavoz
y mano ejecutora y titular de los derechos pertenecientes a él220, misión que en este
caso correspondería a los movimientos de liberación nacional. Sin embargo, es
oportuno tomar ciertas cautelas y examinar en primer lugar cuáles son las
características esenciales de los mismos. Estas son fundamentalmente tres221:

a. El objetivo perseguido es el de la autodeterminación del pueblo.

b. La calidad de quienes lo integran es la de población autóctona o indígena.

c. La calidad del régimen gubernamental contra el que luchan, puede


encontrarse dentro de los siguientes: regímenes coloniales, regímenes
racistas y ocupaciones ilegales o extranjeras.

En cuanto al Frente POLISARIO, es necesario señalar que el objetivo que persigue


es el de conseguir la autodeterminación del pueblo saharaui, así consta en sus
Estatutos, en la Constitución de la República Árabe Saharaui Democrática222 y es
precisamente lo que se deriva de sus actividades a lo largo de su historia. En segundo
lugar, porque está integrado exclusivamente por nativos saharauis, cuyas familias, si
bien ya desligadas de su filiación tribal, han pertenecido desde siempre a la antigua
configuración nómada y de tribus del Sáhara occidental. El tercer requisito, además,
aparece doblemente cumplido, ya que la calidad del régimen gubernamental contra el
que luchan fue en primer lugar el de un régimen colonial, el español, que abandonó el
territorio sin cumplir con las exigencias internacionales en materia de descolonización,
y en segundo lugar el de una ocupación extranjera, sufrida desde 1975 por parte del
Estado de Marruecos.

Por su parte, el Frente POLISARIO como parte de un conflicto internacional, ha


llevado a cabo incalculables esfuerzos por ocupar un asiento en los foros
internacionales que le permitiera poder tener un margen de actuación similar al de la

220 TOMUSCHAT, C., “International law: ensuring the survival of mankind on the eve of a new Century”,
281 RCADI, 1999, pp. 9-438, p. 141.
221 BARBERIS, J. A., Los sujetos del…, op. cit., p. 128.
222 Artículo 1 de los Estatutos del Frente POLISARIO y Preámbulo de la Constitución de la República

Árabe Saharaui Democrática.

110
OLP223 o al de la desaparecida SWAPO224, únicos movimientos de liberación que hasta
el momento han conseguido el Estatuto de Observadores Permanentes en las Naciones
Unidas225.

En este sentido, la labor del Frente POLISARIO, sin duda tenaz, permite deducir
sus intenciones. Su propia autodenominación puede contribuir a esclarecer la cuestión
de su naturaleza. Así, sabemos que éste se define en el artículo primero de sus
Estatutos como un “un movimiento de liberación nacional, fruto de la larga resistencia
sahraui, contra todas las formas de dominación extranjera”226.

No obstante, respecto al asunto de la autodenominación, parece problemático el


hecho de que determinados grupos adopten la calificación de “Movimientos de
Liberación Nacional” sin responder a las exigencias teóricas y prácticas de éstos. Como
ejemplo de esto puede bastar citar el Movimiento de Liberación del Congo (MLC),
fundado por Jean-Pierre Bemba. Este grupo hoy es un partido político con
representación parlamentaria, cuyo nacimiento tuvo lugar como grupo rebelde en la
Segunda Guerra del Congo en 1998. Sin responder en ningún momento a los requisitos
de los Movimientos de Liberación Nacional o Colonial, este ejemplo muestra cómo un
grupo armado rebelde, que además contaba con el apoyo ugandés, también pretendía
autodenominarse de tal manera. Así, el Movimiento de Liberación del Congo era un
movimiento insurreccional y no un movimiento de liberación nacional. Del mismo
modo, el llamado Frente Nacional de Liberación del Pueblo Jemer (FNLPK), era un

223 Organización para la Liberación de Palestina.


224 South West Africa People´s Organization.
225 Mediante la Resolución 3210 (XXIX) de la Asamblea General de 14 de octubre de 1974, la OLP fue

invitada a participar en las sesiones plenarias sobre la cuestión de Palestina. Sólo un mes más tarde la
Asamblea General invita a la OLP mediante la Resolución 3237 (XXIX) de 22 de noviembre de 1974 “a
participar en los períodos de sesiones y en los trabajos de la Asamblea General en calidad de observadora”
así como a “participar en las reuniones y en los trabajos de todas las conferencias internacionales
convocadas bajo el patrocinio de la Asamblea General en calidad de observadora”. Desde entonces ésta
cuenta con una misión de observación permanente ante las Naciones Unidas. Todo lo referente a ella se
puede encontrar en www.palestine-un.org/.
En cuanto a la SWAPO, ésta es reconocida como Movimiento de Liberación Nacional y auténtico
representante del pueblo namibio mediante la Resolución 3295 (XXIX) de la Asamblea General de 13 de
diciembre de 1974. Además en ésta autoriza la financiación de una oficina en Nueva York para la debida
representación del pueblo namibio mediante la SWAPO. Será la Resolución 31/152 de la Asamblea
General de 20 de diciembre de 1976 la que le otorgue la condición de observadora permanente.
226 El término “sahraui” con la omisión de la segunda “a”, es utilizado por la población del Sáhara

Occidental en toda la literatura oficial, política y literaria como una seña más de identidad que le permite
desmarcarse de la pronunciación española “saharaui”.

111
grupo guerrillero que luchaba por el poder en Camboya. A este respecto RONZITTI
afirma que “to be excluded from Wars of nacional liberation are those civil Wars (like the
communist guerrilla struggle in Cambodia) regarded by one of the parties (the
insurgente part, naturally) as pertaining to “national liberation””227.

A su vez, es indiscutible que la amenaza para las sociedades occidentales del


fenómeno del terrorismo internacional ha llevado a algunos teóricos a entrelazar
terrorismo y movimientos de liberación nacional228, confundiendo el ejercicio legítimo
a usar la fuerza para la realización del derecho de autodeterminación229 con los
objetivos del terrorismo de desestabilizar el sistema actual dominante.

El recurso a la fuerza armada, legítima para y sólo para los movimientos de


liberación nacional en el ejercicio del derecho de autodeterminación, encuentra, a su
vez, límites en las reglas establecidas en las resoluciones de las Naciones Unidas. Estos
límites nos pueden llevar a determinar que realmente existe una regulación sobre este
tipo de movimientos, no sólo en cuanto a los derechos de los mismos, sino también en
cuanto a sus deberes o límites. En primer lugar, la Resolución 1514 (XV) de la
Asamblea General de las Naciones Unidas establece que

“Todo intento encaminado a quebrantar total o parcialmente la unidad


nacional y la integridad territorial de un país es incompatible con los propósitos y
principios de la Carta”.

De igual manera, la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General expone que el


ejercicio del derecho de autodeterminación no autoriza ni fomenta actuaciones que
puedan estar encaminadas a quebrantar la integridad de los Estados, si bien aclara que
se preserva la integridad territorial de los Estados que

227 RONZITTI, N., “Wars of national liberation, a legal definition”, The Italian Yearbook of International
Law, 1975, pp. 193-205, p. 194.
228 Al respecto V. KÖCHLER, H., Terrorism and National Liberation, Frankfurt and Main, 1988, pp. 318.
229 La Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de 12 de octubre de 1970 establece en su punto

segundo “el derecho inherente de los pueblos coloniales a luchar por todos los medios necesarios de que
puedan disponer contra las Potencias coloniales que reprimen sus aspiraciones de libertad y de
independencia;”

112
“se conduzcan de conformidad con el principio de igualdad de derechos y de
la libre determinación de los pueblos antes descrito y estén, por tanto, dotados de un
Gobierno que represente a la totalidad del pueblo perteneciente al territorio, sin
distinción por motivos de raza, credo o color”.

En el párrafo precedente se advierte cómo, el límite de la integridad territorial de


los Estados no se predica respecto de pueblos subyugados colonialmente u otros
legitimados para la lucha y, por tanto, no afecta a los derechos reconocidos a los
movimientos de liberación nacional como representantes de esos pueblos. Se entiende
que la limitación establecida encuentra su razón de ser en la salvaguarda que hayan
podido querer hacer los Estados en razón a los posibles nacionalismos separatistas que
puedan contener en su propio territorio, intentando que las normas sobre
autodeterminación de los pueblos no sean extensibles a éstos.

En este sentido, y precisamente para que las propias denominaciones que los
grupos hagan de sí mismos no sean relevantes, hay que tener en cuenta que, aunque
los movimientos de liberación nacional no son sujetos plenos de Derecho
Internacional, sí son considerados como sujetos controvertidos o atípicos y, en
consecuencia, son titulares de ciertos derechos y obligaciones derivadas de su especial
estatuto jurídico-internacional, que se manifiesta en tres ámbitos del Derecho
Internacional:

a) Derecho Internacional Humanitario: ya que, como hemos mencionado ut supra,


los conflictos armados en los que participa un movimiento de liberación
nacional tienen carácter internacional, y le serán aplicables las normas
internacionales en esta materia. Tanto en cuanto a las normas del Derecho de la
Haya230 como el Derecho de Ginebra su aplicación se ha extendido a los
movimientos de liberación nacional, sobre todo , y es lo que la práctica
demuestra, en lo relativo al Convenio IV sobre las leyes y costumbres de la
guerra terrestre de la Haya de 1907 y las IV Convenciones de Ginebra de 1949 y
sus Protocolos Adicionales de 1977231. De hecho, es el Protocolo I de 1977 el

230BARBERIS, J. A., Los sujetos del… op. cit., p. 137.


231Sobre el uso del Derecho de Ginebra por los movimientos de liberación nacional V. BARBERIS, J. A.,
Los sujetos del… op. cit., p. 138-141.

113
que califica a los conflictos en los que participe un movimiento de liberación
nacional como conflictos armados de carácter internacional, en su artículo
1.4232.

b) “Ius contrahendi”, es decir, derecho a ser parte en los Tratados Internacionales:


en la práctica los movimientos de liberación nacional han suscrito acuerdos con
otros movimientos del mismo tipo, así como con Estados. Los acuerdos
celebrados entre movimientos de liberación nacional y Estados han estado
encaminados, sobre todo, a la finalización de las guerras de colonización y a las
declaraciones de independencia de los territorios colonizados.

Entre ellos destacan los Acuerdos de Evian233, de 18 de marzo de 1962, fruto de


las negociaciones entre el Gobierno francés y el Gobierno Provisional de la
República Argelina (GPRA), formado por el Frente de Liberación de Argelia.234
También es interesante destacar los Tratados que pusieron fin a la colonización
portuguesa en África, entre ellos el firmado con el Partido Africano para la
Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde (PAIGC) el 26 de agosto de
1974235, en el que se reconoce la independencia de Guinea Bissau, además de
acordarse un alto el fuego y fijar las bases de cooperación entre el nuevo Estado
y su antigua metrópoli.

A su vez el 7 de septiembre de 1974 Portugal firma un acuerdo con el Frente de


Liberación de Mozambique (FRELIMO), poniendo fin a la guerra de liberación,
realizándose un traspaso de poderes y poniendo fecha para la independencia
formal de Mozambique236, el 25 de junio de 1975. Análogamente, tiene lugar el
Tratado celebrado entre Portugal y el movimiento de liberación de Sao Tomé e

232 “Los conflictos armados en que los pueblos luchan contra la dominación colonial y la ocupación
extranjera y contra regímenes racistas, en el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación”.
233 La jurisprudencia francesa ha reconocido que éstos son una convención internacional, al respecto vid.

CONSEIL D´ETAT, 18-I-1969, Juris-classeur périodique, 1969, II, nº 15.847.


234 En éstos se ponía fin a la acción armada en el territorio y se acordaba la realización de una consulta

popular por sufragio directo y universal en orden a establecer en futuro político del país, hasta que esto
fuera posible se establecía un Gobierno de transición.
235 International Legal Materials, 1974, p. 1244.
236 International Legal Materials, 1974, p. 1468.

114
Príncipe el 26 de septiembre de 1974237. Además Portugal firma un último
acuerdo con los tres movimientos de liberación angoleños (FNLA, MPLA y
UNITA)238 reconociéndolos como únicos y legítimos representantes del pueblo
angoleño y poniendo fecha para la independencia de Angola.

También es preciso destacar los Tratados de Lancaster House, firmados en


diciembre de 1979 por el Reino Unido, el African National Council (ANC) y el
Frente Patriótico compuesto por Zimbabwe African National Union (ZANU) y
Zimbabwe African National People´s Union (ZAPU)239, en ellos se acordaba un
alto el fuego y un período transitorio hacia la independencia.

Por otro lado, en la práctica no sólo encontramos Tratados referentes a la


finalización de la guerra de liberación o a la creación y reconocimiento de
nuevos Estados, también existen acuerdos relativos al establecimiento de
fuerzas armadas en el territorio de un país, como los acuerdos celebrados entre
la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y los Estados de Líbano y
Jordania240. Estos acuerdos reconocían una cierta autonomía al movimiento
nacional palestino en el territorio de estos Estados y le conferían a los
palestinos el derecho a la residencia y la libre circulación en el país así como
derecho a la lucha armada, en el caso del acuerdo con Líbano241. En lo referente
a Jordania, los acuerdos concluidos estaban principalmente encaminados a
regular el cese de hostilidades y el otorgamiento de un status internacional a las
fuerzas palestinas en Jordania242, son de fecha 8 y 15 de septiembre de 1970.

Por último debemos subrayar los acuerdos celebrados por movimientos de


liberación nacional entre sí. Éstos suelen estar encaminados a la coordinación
de la lucha armada, a la creación de alianzas y apoyos o, en su caso, a las

237 International Legal Materials, 1975, p. 39.


238 Europa-Archiv, 1975, p. D 239 y ss.
239 International Legal Materials, 1980, p. 387.
240 Para más información sobre éstos v. FEUER, “Les accords passés par les Gouvernements de Jordaine

et du Liban avec les organisations palestiniennes”, Annuaire Français du Droit International, 1970, pp.
177-203.
241 El texto del Acuerdo se puede consultar en Le Monde, 22-IV-1970, p. 2.
242 Los textos no han sido publicados. Se puede leer un resumen de los mismos en Le Monde, 10-IX-1970,

p. 2 y 17-IX-1970, p. 3.

115
negociaciones a llevar a cabo con la metrópoli. Como ejemplo podemos resaltar
el concluido por el Frente Nacional de Liberación de Angola (FLNA) y el
Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA) de 4 de enero de 1975243.
En virtud de este acuerdo, además, los dos movimientos de liberación cesaron
en sus hostilidades mutuas y iniciaron un camino de cooperación en beneficio
de la población angoleña.

c) Derecho de legación activo y pasivo244: se ha ejercido con los Estados y


con las Organizaciones Internacionales, en este último caso por aquellos
movimientos de liberación nacional que han participado o participan como
miembros u observadores en alguna de ellas.

En cuanto a los Estados, este derecho se manifiesta en forma de visitas oficiales


de los representantes de los movimientos de liberación nacional a los Estados
que les prestan ayuda, ya sea económica o política. En segundo término, se
manifiesta en el establecimiento de oficinas permanentes de delegaciones
oficiales de los movimientos de liberación nacional en el territorio de los
Estados.

Por lo que respecta a la participación de los movimientos de liberación nacional


en las Organizaciones Internacionales, la Conferencia de las Naciones Unidas
sobre la representación de Estados con las Organizaciones Internacionales de
1975245, que adoptó una resolución en la que se solicita a la Asamblea General
de dicha organización que examine la cuestión de la representación de los
movimientos de liberación nacional ante las organizaciones. Fruto de ello fue la
Resolución 35/167 de la Asamblea General de las Naciones Unidas246. En ésta se
confía en que la participación en las Organizaciones Internacionales de estos
movimientos vendría a fortalecer la paz y la cooperación internacionales,

243 El texto se puede ver en Angola rumo à independência; O Governo de transiçao-Documentos e


personalidades, 1975, Luanda, p. 21 y ss.
244 BARBERIS, J. A., Los sujetos del Derecho…, op. cit., p. 137.
245 Convención de Viena sobre la Representación de los Estados en sus Relaciones con las

Organizaciones Internacionales de Carácter Universal, hecha en Viena, de fecha 14 de marzo de 1975.


ONU, doc. A/CONF.67/15, Anexo.
246 Resolución 35/167 de la Asamblea General de 15 de diciembre de 1980.

116
además, se exhorta a los Estados a que otorguen las facilidades, prerrogativas e
inmunidades necesarias a las delegaciones de los movimientos de liberación
nacional reconocidos por la Unión Africana o la Liga de Estados Árabes, en
orden a abrir la puerta a su participación efectiva.

117
2. Los movimientos de liberación nacional en las Naciones Unidas.

La Organización de las Naciones Unidas se ha configurado como la Organización


Internacional de participación universal por excelencia, que está llevando a cabo un
proceso de institucionalización de la sociedad global. Es por eso que para cualquier
entidad que pretenda acceder a la Sociedad Internacional es de importancia
trascendental conseguir una representación en dicha organización.

Pese a que, como hemos comentado ut supra, tradicionalmente sólo los Estados
tenían cabida en las Naciones Unidas, el proceso descolonizador supuso la entrada en
juego de un nuevo tipo de entidad, los movimientos de liberación nacional. Sin
embargo, costará forjar la personalidad de estos nuevos sujetos, ya que como es lógico
el estatuto de los territorios no autónomos nunca ha podido asimilarse al de los
Estados247, por ello los movimientos de liberación nacional heredarán muchas de las
limitaciones derivadas del estatuto colonial.

Igualmente, hay que reseñar que Naciones Unidas como garante e impulsora
del proceso descolonizador, no podía ignorar completamente los derechos legítimos
que estas nuevas entidades poseían, lo que llevó a una práctica al respecto que
trataremos de analizar a continuación. En este sentido hay que insistir en que la lucha
contra la colonización ha sido uno de los temas de mayor preocupación y acción por
parte de la Organización.

Como sabemos, por lo que respecta a la membresía en la Organización, el artículo


4 de la Carta de Naciones Unidas comienza diciendo que, además de los miembros
originarios
“podrán ser miembros todos los demás Estados amantes de la paz que acepten
las obligaciones consignadas en esta Carta, y que, a juicio de la Organización, estén
capacitados para cumplir dichas obligaciones y se hallen dispuestos a hacerlo”.

247 KOVAR, R., “La participation des territoires non autonomes aux organisations internacionales”,
A.F.D.I., 1969, pp. 522-549, p. 524.

118
En virtud de este artículo, Naciones Unidas parecía ser portadora en sus orígenes
de un concepto restrictivo de Sociedad Internacional248, en la que sólo los Estados
pueden ser miembros de la Organización. No obstante, hay que destacar que gracias al
gradual proceso de humanización de la Comunidad Internacional 249 la tradicional
forma estatomórfica de esta sociedad se abre paso hacia un conjunto de sujetos más
diverso y amplio.

Por ello, aunque es evidente que son los Estados aún los únicos que pueden ser
miembros de pleno derecho de la Organización, la práctica posterior a la Carta, ha
querido que otros sujetos de naturaleza no estatal tengan un sitio en Naciones Unidas,
aunque no de manera central, sino marginal. En orden a ello, la creación de estatutos
limitados ha sido una práctica frecuente en la Organización, con la que se ha dado
cabida a entes muy diversos a modo de cajón de sastre: desde confesiones religiosas a
otras organizaciones internacionales, organizaciones no gubernamentales o
movimientos de liberación nacional250, pese a ello, no debe equipararse su contenido
ya que se trata de muy distintas entidades.

Así, Naciones Unidas ha ayudado a constatar el surgimiento de un nueva


categoría de sujeto cuyo estatuto, si bien controvertido, no está carente de contenido.
Además, hay que destacar que, una vez dentro del sistema de Naciones Unidas, los
movimientos de liberación nacional dan, habitualmente, los siguientes pasos251:

a. Los movimientos de liberación nacional son destinatarios de la ayuda


humanitaria de las Naciones Unidas y del Sistema de Naciones Unidas252.

b. Éstos adquirirían la condición de ser “único y legítimo representante del


pueblo”. Este privilegio tal vez debería ser considerado como una condición

248 ABI-SAAB, “Wars of…, op. cit., p. 366.


249 CARRILLO SALCEDO., J. A., “Influencia de la noción de Comunidad Internacional en la naturaleza del
Derecho Internacional Público”, Pacis Artes, Obra homenaje al Profesor Julio D González Campos, tomo 1,
Madrid, 2005, pp. 175-187, p. 178.
250 Un listado de las entidades con estatuto de observador en Naciones Unidas se puede consultar en

http://www.un.org/spanish/aboutun/misiones.htm#iga.
251 SOROETA LICERAS, J., Sahara Occidental: reflejo de las contradicciones y carencias del Derecho

Internacional, Bilbao, 2001, pp. 370, p. 28.


252 BARBERIS, Los sujetos del…, op. cit., p. 132.

119
previa, que se formaliza jurídicamente tras el reconocimiento como tal. Esta
consideración vendría apoyada sobre la premisa de que el movimiento de
liberación nacional que pretende adquirir esta condición debe haber tenido
relevancia revolucionaria o histórica, así la representatividad de los
movimientos de liberación nacional puede ser considerada como una
aplicación del principio de efectividad, en la medida en que sea aceptada
por las Organizaciones Internacionales253.

c. Los movimientos de liberación nacional se dotarían en la Organización


de un Estatuto de observador254, como se ha apuntado ut supra.

Por otra parte, es cierto que no tiene por qué coincidir la condición de
movimiento de liberación nacional con el reconocimiento como tal por parte de otros
sujetos de Derecho Internacional. En este punto es interesante destacar que la opinión
mayoritaria de la doctrina es clara al afirmar que el no reconocimiento no implica que
se aparte al sujeto ipso facto de la condición de movimiento de liberación nacional255.
De hecho, Naciones Unidas no establece prácticamente requisitos de orden general
para que éstos sean admitidos en la categoría de movimientos de liberación nacional,
sino que esta condición es otorgada caso por caso, a través de su reconocimiento como
tal, que en estos temas tienen una importancia trascendental.

Asimismo, debe tenerse muy en cuenta la posición de los principales sujetos de


Derecho Internacional, los Estados, puesto que ellos también pueden otorgar
reconocimientos a los movimientos de liberación nacional, aunque su postura pueda
ser deducida en ocasiones de la práctica estatal en el seno de Naciones Unidas.

Sin embargo, puede ocurrir que todas las ventajas o privilegios que
corresponden a este tipo de sujetos no sean recibidas por un movimiento que
realmente cumple las condiciones para ello. La razón puede encontrarse en que deba
ser la organización regional correspondiente la que envíe la información al efecto para

253 THIERRY, H., “L'évolution du droit International”, 222 RCADI, 1990-III, pp. 9-186, p. 164.
254 SUY, E., “The Status of Observer in International Organisations”, 160 R.C.A.D.I, 1978-II, pp. 75-180, p.
83.
255 ABI-SAAB, G., “Wars of…, op. cit., p. 376.

120
su reconocimiento y la formación de su estatuto pertinente en el seno de Naciones
Unidas. Al respecto, hay que insistir en que éste parece tener una eficacia dudosa. ABI-
SAAB, en un intento de resaltar la posibilidad de que lo intereses políticos jueguen un
notable papel en este tipo de reconocimientos, señala que “the regional organizations,
for obvious reasons, only recognizes liberation movements whose adversary lies outside
the merbership of the organization”256. Además, considera que por estas razones “the
regional organization should not then be the only and final arbiter in identifyng national
liberation movements”257.

A este respecto, es preciso advertir que las circunstancias que llevaron a que la
Unión Africana no incluyera al Frente POLISARIO como movimiento de liberación
nacional africano en el documento remitido a las Naciones Unidas y que, por tanto, el
movimiento saharaui quedara fuera de la Resolución 3280(XXIX) de la Asamblea
General de las Naciones Unidas258 por la que se concedieron los oportunos estatutos de
observador, serán analizadas con detenimiento posteriormente, no obstante podemos
adelantar que no fue por la falta de alguno de las condiciones o características básicas
comentadas ut supra.

En relación a la concesión de estatutos especiales, es preciso subrayar que éstos


se configuran como invitaciones permanentes de la organización para que
instituciones u otras organizaciones puedan participar en calidad de observadores en
los períodos de sesiones y en los trabajos de la Asamblea General, y además poder
mantener oficinas permanentes de observación en la Sede de las Naciones Unidas. En
realidad, parece que el estatuto de observador ha sido creado como un camino para
que las entidades de naturaleza no estatal puedan participar en las Organizaciones
Internacionales, sin tener que renunciar por ello a la teoría tradicional de la
personalidad en Derecho Internacional259.

El comienzo de este proceso, que ha permitido a los movimientos de liberación


nacional asociarse con Naciones Unidas, se remonta a la Resolución 2621 (XXV) de la

256 Ibídem., p. 408.


257 Ibídem.
258 Resolución 3280 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 10 de diciembre de 1974.
259 SUY, E., “The status…, op. cit., p. 84.

121
Asamblea General de las Naciones Unidas260, en cuyo punto 6.c. se afirma que en los
casos necesarios, Naciones Unidas y las Organizaciones pertenecientes al Sistema de
Naciones Unidas

“invitarán a los representantes de los movimientos de liberación nacional a


participar, en una capacidad adecuada, en las actividades de dichos órganos relativas a
sus países”.

Esta primera alusión a la posible participación, eso sí limitada, de los


movimientos de liberación nacional en general en las Naciones Unidas, tiene como
consecuencia primera un lugar lógico en la descolonización africana. De este modo, la
primera decisión en esta materia fue de la Commission économique pour l´Afrique
(CEA)261 –órgano subsidiario de las Naciones Unidas-en 1971, recomendando que se
permitiera a los representantes de los movimientos de liberación nacional,
reconocidos por la OUA, participar en la organización como observadores262.

No será hasta 1974 cuando la Asamblea General se haga eco de esta


recomendación de la Comisión, lo que ocurrió con su Resolución 3280 (XXIX)263, en la
que se decide

“invitar a los representantes de los movimientos de liberación nacional


reconocidos por la Organización de la Unidad Africana a que participen regularmente y
de conformidad con la práctica anterior, en calidad de observadores, en los trabajos
pertinentes de las Comisiones Principales de la Asamblea General y de sus órganos
interesados, así como en conferencias, seminarios y otras reuniones celebradas con los
auspicios de las Naciones Unidas que sean de interés para sus países, y pide al
Secretario General, que en consulta con la Organización de la Unidad Africana, vele
porque se hagan los arreglos necesarios para su participación efectiva, con inclusión de
las necesarias disposiciones financieras”.

260 Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 12 de octubre de 1970.
261 Según el mandato inicial de la CEA, los territorios no autónomos podían convertirse en miembros
asociados con la propuesta por parte de la Potencia Administradora. Desde la segunda sesión de la CEA
se conviene consultar también a los Gobiernos locales de los territorios coloniales sobre su deseo de
convertirse en miembros asociados, C.E.A./ Resolución 42 (IV).
262 Resolución de la Comisión Económica para África, E/1892 (LVII).
263 Resolución 3280 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 10 de diciembre de 1974.

122
En este sentido, hay que destacar, en primer lugar, que según la Resolución 3280
(XXIX), sólo los movimientos de liberación nacional reconocidos por esta organización
regional africana iban a ser invitados como observadores a las Naciones Unidas, lo que
no hace sino generar un requisito que se va a consolidar efectivamente en la práctica,
pero que no está exento de debate: que sólo los movimientos de liberación reconocidos
por una organización regional pueden acceder a las Organizaciones Internacionales264,
y muy especialmente a la Organización de las Naciones Unidas.

Este requisito tiene algunas consecuencias que derivan en un excesivo


formalismo no acorde con la realidad internacional. Por ejemplo, en relación al Frente
POLISARIO el problema, además del desajuste temporal de la tardía colonización y el
inicio del proceso descolonizador en el Sáhara Occidental, como ya se aludió ut supra,
es que la organización regional africana reconoce a la RASD como miembro de pleno
derecho, y por tanto ignora la existencia del movimiento de liberación nacional
saharaui a partir de la inclusión del Estado en la Organización. En el caso de Timor
Oriental, el problema estriba en la ausencia de organización regional respectiva265, por
lo que cabe comentar que el requisito consolidado en la práctica carece en algunos
casos de toda racionalidad.

Volviendo a las relaciones que se establecen a este respecto entre las Naciones
Unidas y la Organización para la Unidad Africana, es imprescindible subrayar que la
descolonización fue el asunto por excelencia de colaboración entre ambas, pero es
discutible que la actitud de cooperación fuera recíproca e inequívoca; por el contrario,
puede considerarse que la OUA utilizó una estrategia de penetración en la ONU266
mientras ésta le dejaba hacer, es decir, que se impuso de manera natural sin que esto
fuera nunca debatido por la Asamblea General de las Naciones Unidas, convirtiéndose
la expresión “los movimientos de liberación reconocidos por la OUA” en una cláusula
de estilo267.

264 LAZARUS, C., “Le statut des mouvements de Liberation nationale a L´Organisation des Nations Unies”,
AFDI, 1974, pp. 173-200, p. 178.
265 CRAWFORD, J., The creation of States in International Law, Oxford, 1979, pp. 870, p. 619.
266 LAZARUS, C., “Le Statut des mouvements…, op. cit., p. 181.
267 Ibídem., p. 182.

123
Además, es preciso señalar que el modo en que la OUA reconocía a los
movimientos de liberación nacional, aceptando a unos y rechazando a otros268 no fue
objeto de control por las Naciones Unidas269, sino que los órganos de ésta se
contentaron suponiendo que esos grupos eran los representativos.

En este sentido, hay que recordar que, dentro de la OUA, el órgano competente
para acordar el reconocimiento de los movimientos de liberación nacional era el
llamado “Comité de Libération”, que fue creado en 1963 con dos funciones principales,
a saber, financiar la lucha de los movimientos de liberación nacional y hacer de centro
coordinador entre ellos, creando una base inter-territorial270.

Sin embargo, en 1965271 –dentro del período clave del proceso descolonizador
mundial- el Comité atravesaba una dura crisis en la que los representantes de los
movimientos de liberación nacional incluso llegaron a pedir su supresión272. De hecho,
en 1969 la URSS organiza indirectamente273 una Conferencia Internacional en la que se
pretende sustituir al “Comité de Libération” por un movimiento dirigido por el
Congreso Nacional Africano de Sudáfrica274. Pero las dificultades más graves a las que
sin duda debía hacer frente el Comité eran de naturaleza financiera, ya que los Estados
miembros no habían pagado sus aportaciones de manera regular y las cotizaciones
eran insuficientes275.

La importancia de subrayar la situación en que se encontraba el “Comité de


Libération” es esencial para comprender el devenir de los acontecimientos y sus
consecuencias finales en la concesión de estatutos de observadores en las Naciones
Unidas, ya que fue precisamente cuando este órgano atravesaba su momento más

268 Caso singular fue el de Namibia, donde los grupos SWANU (South West African National Union) y
SWANUF (South West African National United Front) fueron desechados por el Comité de coordinación
para la liberación de África -órgano de la OUA- a favor de la SWAPO (South West African People´s
Organisation).
269 LAZARUS, C., “Le Status des mouvements…, op. cit., p. 183.
270 AHG/Res. OUA 7 (I).
271 Durante la 4ª sesión del Consejo de Ministros de la OUA, (Nairobi, 26 de febrero-3 marzo 1965).
272 LAZARUS, C., “Le Statut des mouvements…, op. cit., p. 179.
273 Según LAZARUS, pese a que la Conferencia estaba patrocinada por la Organización de Solidaridad con

los Pueblos Afro-Asiáticos, había sido organizada por la URSS, LAZARUS, C., “Le Status des
mouvements…, op. cit., p. 179.
274 GIBSON., A., African Liberation movements, Oxford, 1972, p. 9.
275 Rapport du Comité de Libération pour 1968, CM/223.

124
crítico, cuando desde la OUA se agilizaron todos los trámites burocráticos necesarios
para reconocer a los movimientos de liberación nacional276, siendo trece los
beneficiados con esta repentina decisión277. Posteriormente, con la llegada de la
independencia para casi todos los Estados africanos, estos movimientos de liberación
nacional fueron, paulatinamente, dejando el estatuto de observador para dejar paso a
los Estados en calidad de miembros de pleno derecho dentro de Naciones Unidas.
Actualmente, el único movimiento de liberación nacional que goza de un estatuto de
observador formal en la actualidad, es la Misión de Observación Permanente de
Palestina278, cuya invitación se remonta al año 1974279.

Ahora bien, partiendo de las deficiencias del sistema consolidado con la práctica
de la OUA y la ONU, es preciso destacar que la creación de un estatuto de observador
para los movimientos de liberación nacional viene apoyada por la existencia de un
derecho a la libre determinación de los pueblos, que incluye el derecho a la liberación
armada de los pueblos coloniales280. Tanto la Asamblea General como el Consejo de
Seguridad281 han afirmado la existencia de estos derechos y, además, cabe resaltar que
la libre determinación de los pueblos constituye un propósito incluido ya en la Carta
(art.1.2). Además, algunos autores consideran que el derecho a usar la fuerza por los
movimientos de liberación nacional podría apoyarse también en el artículo 51 de la
Carta, ya que la guerra de liberación de un pueblo puede considerarse claramente
identificado con una acción de defensa en el sentido de la Carta282.

Sin pretender entrar a fondo en la existencia y contenido del derecho de


autodeterminación, sí que nos perece interesante señalar que el derecho a la libre

276 LAZARUS, C., “Le Statu des mouvements…, op. cit., p. 179.
277 PAIAGG (Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde), FRELIMO (Frente de
Liberación de Mozambique), MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), FNLA (Frente
Nacional de Liberación de Angola), UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola), uno
de Namibia: SWAPO (South West Africa People´s Organisation),dos de Zimbabwe: ZAPU (Zimbabwe
African People´s Union), ZANU (Zimbabwe African National Union), dos de Sudáfrica: ANC (African
National Congress), PAC (Pan African Congress),uno de Comoros: MOLINACO (Mouvement de libération
national des Comores), uno de las Islas Seychells: SPUP (Seychells´ People Union Party) y uno de
Somalia: FLCS (Front de libération de la Côte des Somalis).
278 Vid. http://www.palestine-un.org/.
279 Resolución 32/37 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 22 de noviembre de 1974.
280 LAZARUS, C., “Le Status des mouvements…, op. cit., p. 174.
281 Ibídem.
282 “La Namibie et la Primauté Internationale du Droit, une étude de la “South West African People´s

Organisation” de la Namibie”, Revue des droits del´ homme, 1976, vol. 9, p. 391-405, p. 400.

125
determinación de los pueblos debe incluir mecanismos que garanticen su ejercicio, y
de este modo, el estatuto de observador está llamado a ser un instrumento que
legitime jurídicamente a los movimientos de liberación nacional en la Sociedad
Internacional283obteniendo, por un lado, el derecho a recibir ayuda y apoyo de ésta y,
por otro, protección y deber de cumplimento de las Convenciones de Ginebra284.
Asimismo, además de su carácter instrumental, hay que insistir en la idea de
provisionalidad, ya que la situación está pendiente de formalizarse, posiblemente con
el nacimiento de un nuevo Estado, pero en cualquier caso, con la opción libremente
decidida por el pueblo.

Ahora bien, el estatuto de observador de los movimientos de liberación nacional


no ha sido objeto de un estudio detallado que nos permita conocer con exactitud cuáles
son las atribuciones que Naciones Unidas otorga al movimiento en cuestión y, además,
la práctica que se ha generado al respecto está lejos de ser clara, uniforme o
completa285. Así, aunque en algunas organizaciones el establecimiento de un estatuto
de observador puede estar contemplado en el Tratado Constitutivo, como en el caso de
la FAO (art. 3) o en los reglamentos internos286, como en el caso de la OIT (art. 2.2.), en
lo relativo a las Naciones Unidas esta atribución no tiene un soporte positivo, sino que
se ha derivado de la práctica, como hemos aludido ut supra.

Sin embargo, sí que podemos afirmar que la posibilidad de otorgar beneficios a


los territorios no autónomos mediante el estatuto de observador o de miembro
asociado ha sido utilizada muy frecuentemente por las Organizaciones
Internacionales287 al tiempo que, en lo que respecta a los movimientos de liberación
nacional, se ha convertido en un instrumento empleado para conferir oficialidad a la
existencia de éstos288. La función del estatuto de observador no debe ser tan sólo una

283 ABELLÁN HONRUBIA, V., “Consideraciones jurídicas internacionales sobre la libre determinación de
los pueblos”, Pacis Artes, Obra homenaje al profesor Julio D. González Campos, tomo 1, Madrid, 2005, pp.
145-160, p. 149.
284 LAZARUS, C., “Le Status des mouvements…, op. cit., p. 174.
285 SUY, E., “The Status of …, op. cit., p. 83.
286 DÍEZ DE VELASCO, M., Las Organizaciones Internacionales, 2006, pp. 858, p. 101.
287 KOVAR, R., “La participation…, op. cit., p. 534.
288 SUY, E., “The Status of…, op. cit., p. 83.

126
cuestión procedimental, sino que debe conllevar la atribución de unos derechos
sustantivos que deben ser garantizados289.

Por otro lado, los derechos que se atribuyen al estatuto de observador son
limitados, entre ellos participar en las reuniones de la Organización -en particular en
las sesiones de la Asamblea General que se ha caracterizado por ser el órgano de
Naciones Unidas más abierto a los observadores290-, pero de manera muy reducida. En
algunos casos, cuando asisten a las reuniones los observadores no sólo carecen de voto
sino también de voz291, en otras ocasiones se les otorga la capacidad de recibir la
documentación de la Organización o asistir a las Conferencias operadas por la
Asamblea General o el Consejo Económico y Social292. En definitiva, el estatuto de
observador se caracteriza precisamente por restringir los derechos resultantes de la
participación en una Organización Internacional293.

De este modo, los derechos de los observadores y, en consecuencia, de los


movimientos de liberación nacional en las Naciones Unidas se ven acotados en un
círculo en el que difícilmente pueden ejercitar de manera conveniente la
representación de los intereses de sus pueblos. En este sentido, la mera gradación de
formas de participación posiciona a los movimientos de liberación nacional en un
grado inferior, consistente en una participación puramente pasiva294.

Por el contrario, es preciso señalar que Palestina ha visto reforzado


recientemente su estatuto en Naciones Unidas mediante la Resolución 52/250 de la
Asamblea General295, en la que era beneficiada con un papel más relevante en el
proceso de adopción de decisiones de la Organización296, accediendo a derechos y

289 BADIA MARTÍ, A., “Opinión consultiva del Tribunal Internacional de Justicia de 26 de abril de 1988:
aplicabilidad de someter una controversia a arbitraje con arreglo a la sección 21 del Acuerdo de 26 de
junio de 1947 relativo a la sede de las Naciones Unidas”, REDI, 1990, nº 2, pp. 398-414, p. 142.
290 SUY, E., “The Status of…, op. cit., p. 104.
291 Ibídem.
292 Ibídem., p. 111.
293 KOVAR, R., “La participation…, op. cit., p. 535.
294Ibídem., p. 524.
295 Resolución 52/250 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 7 de julio de 1998.
296 Sin embargo, es preciso subrayar que la Misión de Observación de Palestina en Naciones Unidas no

ha estado exenta de polémica. Una de las mayores trabas que se encontró fue la intención de Estados
Unidos en el otoño de 1987 de expulsarla de su territorio, en virtud de la recién promulgada “Anti-
terrorism Act”, lo que finalmente no tuvo lugar ya que hubiera supuesto una violación flagrante del

127
prerrogativas adicionales respecto a la participación en los períodos de sesiones y en
los trabajos de la Asamblea, así como en las Conferencias Internacionales de Naciones
Unidas.

En cualquier caso, resulta evidente que para los movimientos de liberación


nacional la condición de observador tiene una importancia vital. Ahora bien, parece
fundamental que su participación en las Organizaciones Internacionales se dé de
manera efectiva, no sólo por el trampolín político y jurídico que puede ser Naciones
Unidas, sino también por la ayuda que pueden ofrecerles los organismos
especializados, con la gran significación que tiene que los movimientos de liberación
nacional puedan participar en la elaboración de políticas específicas de su interés 297.
En este sentido se perfila la pionera Resolución 2555 (XXIV) de la Asamblea General de
las Naciones Unidas298, en la que se recomienda a los organismos especializados así
como a otras instituciones internacionales y a las Organizaciones pertenecientes al
Sistema de Naciones Unidas, que elaboren programas concretos para ayudar a los
pueblos oprimidos conjuntamente con los movimientos de liberación nacional299. Más
adelante, destacan las Resoluciones 35/118300 y 35/119301 de la Asamblea General de
Naciones Unidas. En la primera de ellas, se anexa un Plan de Acción en el que se insta a
los Estados miembros y organizaciones internacionales a intensificar su ayuda a los
movimientos de liberación nacional reconocidos por la Organización para la Unidad
Africana. En la Resolución 35/119 se reiteran todos los derechos reconocidos a los
movimientos de liberación nacional y, en general, a los pueblos sometidos a
dominación colonial, por la Asamblea General en anteriores Resoluciones.

El estatuto de observador, dentro de sus marcados límites y bajo la inseguridad


de una práctica no uniforme, confiere unos mínimos de oficialidad, legitimidad,
posibilidad política y diplomática a estos movimientos, por lo que, en palabras de

Acuerdo de Sede entre Estados Unidos y la ONU. Para más información sobre este tema Vid., FOCARELLI,
C., “L´admisione al transito ed al soggiorno negli Stati Uniti della Missione di Osservazione del´OLP
presso le Nazioni Unite”, C.I., 1989, vol. 44, pp. 3-44.
297 LAZARUS, C., “Le statut…, op. cit., p. 174.
298 Resolución 2555 (XXIV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 12 de noviembre de 1969.
299 Ibídem., punto sexto.
300 Resolución 35/118 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 11 de diciembre de 1980.
301 Resolcuión 35/119 de la Asamblea General de Naciones Unidas de 11 de diciembre de 1980.

128
LAZARUS éste se ha convertido en “le statut du droit commun des mouvements de
liberation nationale”302.

302 LAZARUS, C., “Le Statut des mouvements…, op. cit., p. 174.

129
B. LA PRÁCTICA INTERNACIONAL DEL FRENTE POLISARIO
DESDE SU NACIMIENTO HASTA LA PROCLAMACIÓN DEL
ESTADO SAHARAUI

1. Los primeros contactos con Estados y movimientos en África.

Los primeros contactos de la cúpula del Frente POLISARIO con otros sujetos se
dieron muy tempranamente desde su creación. De hecho, cabe preguntarse si un
movimiento que pretenda aglutinar una gran fuerza nacional política y militar puede
nacer siendo autosuficiente. En el caso que nos ocupa parece ser que fue así o, que al
menos, no contó desde su origen con una ayuda exterior material que se pueda
considerar significativa.

En sus inicios, como ya hemos comentado anteriormente, sólo encontró el apoyo


fehaciente del Partido Kadihine (proletarios) de Mauritania, (en adelante PKM), grupo
que en aquel momento no era legal sino sólo tolerado, que mantuvo contactos secretos
con la cúpula del POLISARIO a finales de 1973 y principios de 1974 en Atar 303. Sin
embargo, el PKM no estaba en condiciones de prestar ayuda a otros movimientos ya
que era víctima de la represión estatal mauritana. No obstante, el Frente consiguió
hacer presión sobre el Gobierno de Mauritania, consiguiendo que la persecución
estatal sobre éste disminuyera y recibiendo por parte de la oposición mauritana
algunos medicamentos y municiones.

Debido a sus escasas alianzas, el Frente POLISARIO atravesó un momento crítico


en su primer y segundo año de vida. Las carencias no quedaban sólo en la falta de
armamento o de medios sanitarios, sino que sus miembros llegaron literalmente a
pasar hambre. Este hecho parece demostrativo de la falta de contactos o apoyos por
parte de otros sujetos de Derecho Internacional, y no es de extrañar que creara en las
filas del grupo un ánimo depresivo, ya que el nivel de vida con el colonialismo español
había permitido llevar una vida cómoda en la que las necesidades básicas estaban

303BRIONES F., MOHAMED-ALI M. L., SALEK M., Luali “Ahora o nunca”, la libertad, Alicante, 1997, pp.
291, p. 143.

130
cubiertas. Sin duda estos primeros años fueron difíciles para muchos de los miembros
del Frente POLISARIO, que se adentraron en una aventura que contaba con muchas
carencias y ninguna ayuda.

Pero su acción política no había hecho más que comenzar; además, la época
obligaba a crear adhesiones ideológicas en los dos bandos creados con la Guerra Fría, y
los países alineados en uno u otro sentido iban a ser finalmente receptores de
beneficios y perjuicios derivados de su elección. En este sentido, el POLISARIO había
sido desde su nacimiento un movimiento de inspiración marxista que se autodefinía
como un medio para ejercer la violencia revolucionaria, a través de la cual conseguir la
libre determinación del pueblo saharaui. Es por ello que, desechada la opción
capitalista, desde un primer momento el Frente dudó en alinearse con la corriente
encabezada por China y la URSS, de la que eran seguidoras las corrientes panarábicas
de Irak, Siria o Libia, o con la corriente liderada por el revolucionario Bumedián en
Argelia, cuyos ideales independentistas y nacionalistas eran más evidentes. Sin
embargo no desechó de manera tajante ninguna opción y hoy, tras la proclamación del
Estado saharaui, la RASD se define en su Constitución como país no alineado.

La alianza con Argelia se considera desde el Frente POLISARIO como un factor


fundamental y los contactos con este Estado se remontan incluso a antes de la
constitución formal del Frente. En 1972 representantes de ambos se reúnen en
Annaba304 (Argelia) donde los polisarios piden a los argelinos apoyo material. Sin
embargo, y pese a haber mantenido contactos, el Gobierno de Bumedián no apoya
materialmente al nacionalismo saharaui hasta 1975.

Por otro lado, estas simples tomas de contacto, pese a la falta de frutos
(materiales), resultan esencialmente importantes. El POLISARIO se había convertido
en un grupo que se comunicaba con actores externos, algunos de ellos Estados de
pleno derecho. Había comenzado a granjearse apoyos en el exterior y ello contribuiría
a que su presencia no fuera ignorada por los organismos internacionales; además,
como señalábamos ut supra, el apoyo de la población saharaui era cada vez mayor.

304 MAESTRE ALFONSO, J., “El Sáhara, última frustración colonial”, Historia 16, 1976, vol. 1, pp. 21-31, p.
29.

131
Es interesante destacar que aunque los primeros contactos con Argelia se
produjeran antes de constituirse formalmente el Frente, parecen sin duda haber sido la
semilla de una alianza premeditada que habría de darse pasados algunos años.
Debemos recordar que en esta época Argelia contaba con un Departamento de
Movimientos de Liberación Nacional, en el que el POLISARIO consiguió ganarse un
puesto a costa del MOREHOB. Lo complejo de las relaciones bilaterales desde el punto
de vista de la política estratégica nos lleva considerar que para Argelia también era
arriesgado tomar un posición tajante a favor del Frente mientras España permaneciera
en el Sáhara en calidad de Potencia Administradora ya que, además, su relación con el
Estado español atravesaba uno de sus mejores momentos. Por este hecho quizá le
convino esperar para apoyar de manera expresa al POLISARIO.

Por otro lado, la primera vez que el Frente formó parte de un Congreso
Internacional fue en el enero de 1974. El Uali, como primer delegado polisario,
representaba al Frente en el llamado Congreso de jóvenes afro-árabes celebrado en la
ciudad de Bengasi (Libia). Este hecho hizo posible que las juventudes del Frente
POLISARIO (UJSARIO)305 pasaran a formar parte del Movimiento Panafricano de la
Juventud, junto con otras organizaciones juveniles de África. Sin embargo, esto no
significa que al Frente POLISARIO le fuese otorgado un reconocimiento por parte de los
países y movimientos participantes en el congreso. Solamente podemos afirmar que
entró a formar parte de dicha plataforma, pero este hecho no implica que fuese a tener
relaciones directas con los demás miembros de éste ni que los países miembros lo
reconocieran como movimiento saharaui. A este respecto, ROSENNE afirma que
“participation in an international organisation or conference or in a multilateral treaty
does not imply recognition of other States participating in that organisation, conference
or treaty”306.

Pero además de asistir a este evento, El Luali tuvo la oportunidad de


entrevistarse con el líder libio Mu´ammar Al-Gadafi. Este fue un primer encuentro al
que seguirían muchos otros. La alianza con Libia iba a resultar primordial; de hecho,

305Unión de Juventudes de Saguía-el-Hamra y Río de Oro.


FOCARELLI, C., “L´admisione al transito ed al soggiorno negli Stati Uniti della Missione di Osservazione
del´OLP presso le Nazioni Unite”, C.I., 1989, vol. 44, pp. 3-44 p. 272.

132
sólo tres meses más tarde de esta primera reunión los dirigentes polisarios acuden a
Trípoli para concretar el apoyo del Gobierno de Gadafi a la causa, no sólo diplomático
sino también material: armas y alimentos.

Como reconoció el propio Gadafi en 1976, Trípoli proporcionó al POLISARIO una


oficina desde la cual operar, que posteriormente se convirtió en la Comisión de
Relaciones Exteriores del Frente. Este tipo de representaciones no oficiales sino
oficiosas307responden al tipo de delegaciones con fines limitados que no llegan a la
categoría de diplomáticas o consulares. Sin embargo, será con la posterior
proclamación del Estado saharaui cuando ésta adquiera la condición de Embajada o
Representación Permanente.

Asimismo, en 1975 comienza a emitir desde esta ciudad una cadena de radio
propia, con cobertura para todo el norte del continente africano. En este sentido
conviene resaltar que la Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de las
Naciones Unidas había incluido en su programa de actividades sobre la concesión de
independencia a países y pueblos coloniales que “las Naciones Unidas y todos los
Estados intensificarán los esfuerzos en materia de información pública con respecto a la
descolonización, valiéndose de todos los medios, incluso publicaciones, radio y televisión
(…)”.

De lo expuesto se deduce un apoyo expreso del Gobierno libio al Frente


POLISARIO. Manifestaciones hechas por el propio Gadafi confieren al líder saharaui
Luali los calificativos de nacionalista, unionista y amigo íntimo308. Pero, ¿podría esto
significar un reconocimiento por parte del Estado libio del Frente POLISARIO como
movimiento de liberación saharaui?

Podemos definir el reconocimiento en sentido general como un acto unilateral de


los Estados mediante el cual éstos asumen obligaciones y atribuyen derechos a otros

307 GONZÁLEZ CAMPOS, J. D.; SÁNCHEZ RODRIGUEZ, L. I. ; ANDRÉS SAÉNZ DE SANTAMARÍA, P., Curso de
Derecho Internacional Público, Madrid, 2008, pp. 1040, p. 504.
308 BRIONES F., MOHAMED-ALI M. L., SALEK M., Luali…, op. cit., p. 148.

133
Estados, Organizaciones u otras entidades309. Concretamente y, para el caso al que nos
venimos refiriendo, el reconocimiento vendría a determinar la admisión por parte de
un Estado, expresa o tácita, de un nuevo miembro de la Sociedad Internacional
verificando su existencia sobre un territorio determinado o una comunidad política
específica y, con ello, como acto unilateral del Estado constituye un ejercicio del poder
general de obligarse310.

Es cierto que si para la validez del reconocimiento expreso, además de una


voluntad inequívoca de reconocer, debe existir un soporte formal que lo corrobore
(nota diplomática, telegrama, Convenio bilateral…), para el reconocimiento tácito o
implícito, esta voluntad es manifestada mediante actuaciones y conductas en las que la
interpretación de ellas resulta vital, por lo que resulta vital dilucidar si en los hechos
ocurridos hay una intención o no de reconocer.

La doctrina parece unánime al afirmar que, en lo que respecta al ámbito de las


relaciones bilaterales, el establecimiento de relaciones diplomáticas comporta
implícitamente el reconocimiento311. Esto parece suficiente para sostener que el Estado
libio reconoce al Frente POLISARIO. De hecho, el Presidente Libio reconocía al Frente
POLISARIO como representante del pueblo saharaui, puesto que de esta manera era
tratado.

Pero el reconocimiento libio hacia el Frente POLISARIO no sólo se manifiesta


tolerando sus actividades políticas en su territorio y aceptando la apertura de
representaciones “oficiosas”, sino también contribuyendo a la exigencia internacional
de proporcionar ayuda material y moral a los pueblos que luchan contra la dominación
colonial. Además debemos señalar que se produjeron contactos diplomáticos en el

309 Al respecto ver los trabajos de la Comisión de Derecho Internacional, en NACIONES UNIDAS:
A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. VIII, párr. 197, en éstos resulta
vital la labor realizada en atención a tres elementos: la doctrina, la jurisprudencia y la práctica de los
Estados.
310 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 22.
311 ABI- SAAB, G., “Wars of…, op. cit., p. 372.

134
período pre-RASD de manera formal entre “el Presidente del Gobierno de Libia” y “el
Secretario General del Frente POLISARIO”312.

En este punto de la exposición, es interesante señalar que más allá de la básica


distinción entre reconocimiento de Estado y de Gobierno, -en la que no pretendemos
entrar- podemos advertir que la doctrina suele obviar el reconocimiento dado hacia
sujetos distintos de éstos, es decir, hacia sujetos diferentes de los Estados y de los
Gobiernos. Así pues, es preciso subrayar que en los trabajos realizados por la Comisión
de Derecho Internacional sobre los actos unilaterales del Estado, ésta admite que, en la
práctica, se pueden constatar numerosos actos de reconocimiento de origen individual
otorgados a situaciones de beligerancia o insurgencia313, aunque estima a los
reconocimientos de Estados y de Gobiernos como los fundamentales. Además,
debemos subrayar, que si las normas relativas a la institución del reconocimiento no
están reglamentadas y ordenadas en base a criterios estrictos, en lo que respecta a otro
tipo de entidades jurídicas como los movimientos de liberación nacional o el estado de
beligerancia, la discrecionalidad se extiende hasta el punto de no encontrar la base de
los criterios sino en las propias declaraciones unilaterales de los Estados 314. Por otro
lado, es interesante destacar que la trascendencia de la propia institución radica en la
ausencia de una entidad jurídica internacional que se encargue de la legitimación de
nuevos sujetos en el sistema315, de este modo, son los Estados los que principalmente
deciden.

Siguiendo con la práctica del Frente POLISARIO, a lo largo del año 1974, tras su
Segundo Congreso, su Secretario General inicia una gira diplomática por África en la
que entra en contacto con diversos actores de la escena política africana. Su primera
parada será Senegal, donde se entrevista en calidad de representante del Frente
POLISARIO con los líderes políticos del país. Después visita Guinea Conakry, donde es
recibido por Ahmed Seku Turé, presidente del Gobierno y padre de la independencia
de dicho Estado. De esta toma de contacto con Seku Turé nacerá la promesa de apoyo
al movimiento polisario así como del futuro reconocimiento del Estado saharaui.

312 BRIONES F., MOHAMED-ALI M. L., SALEK M., Luali…, op. cit., p. 148.
313 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 56.
314 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 38.
315 BONDÍA GARCÍA, D., Régimen jurídico de los actos unilaterales de los Estados, Barcelona, 2004, pp.

221, p. 97.

135
Tanzania será el próximo destino del líder saharaui, allí tiene lugar un encuentro con el
presidente Nyerere, quien también apoya la causa saharaui y promete al Luali apoyar
la proclamación de un Estado para el Sáhara.

Podemos apreciar que el apoyo hacia el Frente POLISARIO en este sentido


supone un reconocimiento de su legitimidad como representante de un pueblo con
derecho a la autodeterminación. También Tanzania y Guinea Conacry, en esta línea,
consideraron que el Frente POLISARIO estaba en el derecho de realizar la comentada
autoproclamación de independencia, y además le otorgaban el reconocimiento como
representante del pueblo saharaui.

En estos casos se habría producido el reconocimiento del Frente POLISARIO


como movimiento de liberación nacional, al declarar que un determinado grupo
políticamente organizado es el legítimo representante de un pueblo, pueblo que espera
ejercitar su derecho a la libre determinación. El reconocimiento de estos grupos resulta
vital para el correcto desenvolvimiento de sus objetivos ya que al no estar dotados de
una personalidad jurídica definida está vendrá dada finalmente por el reconocimiento
que reciba de la Sociedad Internacional316.

Tras los reconocimientos de Senegal, Guinea Conakry y Tanzania, la cúpula


polisaria aprovecha para establecer relaciones con los movimientos de liberación
lusófonos, teniendo encuentros con el PAIGC317 en Guinea Bissau, con el MPLA318 en
Angola y con el FRELIMO en Mozambique. Los tres movimientos, que consiguieron sus
objetivos independentistas entre 1974 y 1975, muestran su apoyo al Frente
POLISARIO y aprovechan la ocasión para intercambiar puntos de vista y modos de
actuación.

Sin embargo, la suerte seguida por los diferentes movimientos de liberación


nacional que nacieron en África con motivo de la colonización del continente, no
parecía encajar con la política seguida en relación al Sáhara. La intervención de

316 Hay que subrayar que el reconocimiento otorgado por Estados individualmente no resulta tan valioso
como el otorgado por Organizaciones Internacionales, ya que en el seno de éstas les será reconocido un
estatuto particular.
317 Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde.
318 Movimiento Popular de Liberación de Angola.

136
terceros países con pretensiones anexionistas complicaba la claridad de la situación, y
el comienzo de la guerra con Marruecos y Mauritania dificultaba aún más que hubiera
un clima favorable para que el POLISARIO ganara todo el protagonismo.

Quizá por este motivo, pese a los contactos con otros grupos que luchaban por la
autodeterminación, la estrategia a seguir por el grupo saharaui fue distinta, al optar
por la auto-proclamación de un Estado tan sólo un año después del comienzo de su
guerra.

De hecho, esta primera gira africana del líder saharaui parecía estar encaminada
a crear una reacción favorable para el inminente plan del Frente POLISARIO de
proclamar un Estado saharaui en un futuro próximo.

En cualquier caso, independientemente del motivo que lo llevara a establecer


contactos en el exterior con Estados y movimientos de liberación nacional, esta ronda
de reuniones llevó al movimiento saharaui a identificarse como un válido interlocutor
en los asuntos referentes a la independencia del Sáhara y a cosechar aliados en
diversas zonas de África, quizá valiéndose de que, en estas fechas, el continente era
especialmente sensible a los sentimientos nacionalistas y anticolonialistas por razones
obvias.

Finalmente, en relación a la práctica comentada, el reconocimiento que ha sido


eficaz despliega una serie de efectos que conviene destacar; en primer lugar se produce
una constatación de la existencia dentro de la Sociedad Internacional entre los sujetos
que han llevado a cabo el reconocimiento. En segundo término, obtiene capacidad para
celebrar tratados, es decir, capacidad normativa, que será general o restringida
dependiendo del sujeto del que estemos hablando319, evidentemente, la del Frente
POLISARIO vendría a ser muy limitada. En tercer lugar, el reconocimiento confiere la
ventaja de invocar responsabilidad internacional por actos ilícitos, pero también que
esa responsabilidad le sea exigida, como ya hemos comentado anteriormente. En

319Puesto que no podemos considerar como iguales la capacidad normativa general que posee un
Estado, que la específica de una Organización Internacional o la limitada de otros sujetos.

137
definitiva, a través del reconocimiento se otorga al sujeto reconocido la capacidad para
ser sujeto de derechos y deberes en el Derecho Internacional320.

Sin embargo, el marco se ensancha cuando hablamos de Organizaciones


Internacionales. En éstas, existiría algún tipo de estatuto embrionario321 del que
disfrutarían estos grupos, en ejercicio del derecho de libre determinación de sus
respectivos pueblos. Como hemos comentado ut supra, los movimientos de liberación
nacional obtendrían un estatuto de observador en Naciones Unidas, cuando los
pueblos no hayan obtenido aún un estatuto independiente. Actualmente, sólo la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP) lo posee de manera permanente322.

Es preciso señalar, la importancia vital que tiene el acuerdo internacional


firmado por el Frente POLISARIO y el Estado de Mauritania en 1979, fruto de la
retirada mauritana de la guerra abierta desde 1975 en el territorio. En este acuerdo,
Mauritania renuncia a sus reivindicaciones territoriales sobre el Sáhara Occidental y
reconoce al Frente POLISARIO como el legítimo representante del pueblo saharaui323.
Además, por medio del mismo se hace gala de la efectiva realización del “ius
contrahendi”, por parte del Frente POLISARIO, que como afirmábamos ut supra, se
encuentra entre una de las tres manifestaciones del Derecho Internacional derivadas
de su Estatuto Jurídico Internacional.

En el análisis expuesto, podemos apreciar el gran alcance que la institución del


reconocimiento ostenta en el orden jurídico internacional, como elemento fundamental
de su edificación, bautiza y legitima a nuevos sujetos, para que estos puedan proyectar
todas sus aspiraciones jurídico-internacionales en la escena mundial.

Asimismo, hemos podido constatar que es, finalmente, la voluntad política la que
en muchos casos determina la construcción jurídica del orden internacional ya que,

320 CRAWFORD, J., The Creation of…, op. cit., p. 28.


321 TOMUSCHAT, C., “International law : ensuring the survival…, op. cit., p. 141.
322 Sobre la conexión entre la OLP y la Autoridad Nacional Palestina Vid. RONZITTI N., “Wars of nacional

liberation. A legal definition”, The Italian Yearbook of International Law, 1975, pp. 193-205, p. 195.
323 ONU; doc. A/34/427, Anexo I. Al respecto, la Resolución 34/37 de la Asamblea General de las

Naciones Unidas de 4 de diciembre de 1979, consideró este Tratado como una notable contribución a la
búsqueda de una solución definitiva, justa y duradera a la cuestión del Sáhara Occidental.

138
aunque la institución no está totalmente carente de una reglamentación propia –ante
ello debemos recordar que la Comisión de Derecho Internacional no ha considerado el
tema como lo suficientemente maduro para ser objeto de una labor de codificación324-,
la discrecionalidad puede dar, en ocasiones, paso a la arbitrariedad.

En cualquier caso, la práctica internacional del Frente POLISARIO desde sus


primeros momentos, demuestra que este es un grupo que ejercita su derecho de
legación activo y pasivo, estableciendo relaciones diplomáticas con Estados y otros
sujetos de Derecho Internacional, lo que nos permite ir completando, a priori, su
Estatuto Jurídico Internacional.

324 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 5.

139
2. La Misión de Visita al Sáhara Occidental y las conclusiones de su
Informe.

Desde que la Resolución 2229 (XXI) de la Asamblea General de las Naciones


Unidas de 1966325 recomendara el envío de observadores al territorio del Sáhara
Occidental hasta que esto fue realmente posible pasaron más de ocho años. Por fin,
mediante la Resolución 3292 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas de
1974326, por la que también se solicitaba la emisión del Dictamen Consultivo de la
Corte Internacional de Justicia, se encomendaba el envío de una misión de visita cuya
finalidad sería la de informarse acerca de todas las opiniones existentes en el territorio,
para poder ofrecer posteriormente vías para la solución del conflicto. En principio, ésta
se iba a desplegar por el territorio concerniente al “Sáhara español”; sin embargo,
posteriormente Mauritania, Argelia y Marruecos piden que se incluya a sus Estados
dentro del objetivo de la misión327.

En primer lugar la comitiva328 se desplaza a Madrid el 8 de mayo de 1975, donde


se entrevista con representantes del Gobierno franquista dirigidos por Juan J. Rovira,
Subsecretario de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores. Los entrevistados
aseguran a la misión que rechazan la integración del territorio en cualquier país vecino
y aseguran que su deseo es respetar la independencia. Para ello, los entrevistados
explican un sistema de progresiva autonomía que iría seguido de un referéndum
asistido por la ONU, siendo para esta ocasión las fuerzas militares coloniales
reemplazadas por las que proporcionarían las Naciones Unidas.

La misión, recogida la información deseada en la metrópoli, se traslada a El


Aaiún el 12 de mayo. Su recibimiento, al que se aludió ut supra, desborda cualquier

325 Resolución 2229 (XXI) de la Asamblea General de 20 de agosto de 1966.


326 Resolución 3292 (XXIX) de la Asamblea General de 13 de diciembre de 1974.
327 Vid. Documentos de las Naciones Unidas, A/AC.109/PV.999.

328La composición de la misión era variada; estaba presidida por el embajador de Costa de Marfil en la
ONU, e integrada por una representante de Cuba y un representante iraní, además de nueve funcionarios
del secretariado de la Organización.

140
previsión. Todos los allí congregados reclaman al Frente POLISARIO como su
representante legítimo y exigen desechar cualquier otra opción. Sin duda alguna, el 12
de mayo de 1975 es una fecha de gran importancia para el movimiento, ya que el
apoyo de la población del Sáhara le había permitido hacerse notar ante los
representantes internacionales. La Policía colonial, por su parte, se veía imposibilitada
para usar la fuerza, la represión del clamor popular no hubiera sido bien vista por los
visitantes de la ONU; de este modo se tuvo que tolerar la manifestación, aunque eso
supusiera sumar un excepcional éxito para el Frente POLISARIO y significara el ocaso
del españolista PUNS.

La misión de Naciones Unidas, después del comentado recibimiento, realiza un


trabajo exhaustivo en el que trata de recabar toda la información que le es posible
entrevistándose para ello con todos los nativos con los que tuvo ocasión. De hecho,
además de mantener conversaciones con los representantes de la Yemáa (en dos
ocasiones), con el Frente POLISARIO, con los Ayuntamientos de las principales
ciudades, con el PUNS y con los chiuj y notables más destacados de la comunidad,
también lo hizo con personas independientes que formaban largas colas para expresar
sus opiniones al respecto.

Además, su recorrido geográfico por el territorio saharaui no se limitó sólo a las


ciudades importantes, sino que se detuvo en muchos de los núcleos poblacionales
medianos y pequeños del territorio. Con toda la información recopilada, ocho días
después de su llegada, la misión vuelve a Madrid.

En las nuevas entrevistas con los representantes españoles, los enviados de la


ONU advierten un ánimo infatigable por parte de aquellos de querer marcharse de
Sáhara cuanto antes. Incluso se llega a hablar de traspaso directo de poderes al Frente
POLISARIO del mismo modo que había ocurrido con el FRELIMO en Mozambique, pero
los enviados internacionales advierten de que no se debe tomar ninguna decisión
unilateral y que convendría esperar a la siguiente Asamblea General de la
Organización.

141
En cierto modo, cabe pensar que llegados a este punto, la ONU podría haber
forzado el establecimiento de garantías que permitieran una pronta solución al
conflicto y que respetaran las exigencias de la Resolución 1514 (XV). La situación
inquieta y temerosa del Gobierno español ante la grave enfermedad del General
Franco, que fallecería tan sólo seis meses más tarde, era una inequívoca muestra de
querer desprenderse de situaciones complejas que pudieran complicar aún más la
continuidad del régimen. Por este motivo se puede pensar que España podía haber
tomado parte en una decisión que respetara la autodeterminación o que no lo hiciera, y
que esto sólo dependía de lo que le ocasionara menores trabas. Los largos trámites de
los procesos de descolonización y la supervisión de la ONU probablemente hicieron
inclinar la balanza en este momento en el que España proponía un traspaso directo de
poderes y la Organización pedía tiempo y cautela, hacia el lado de buscar otras
soluciones atípicas y contrarias a los principios de Derecho Internacional como se
comprobará más adelante. En cualquier caso, parecía el camino más rápido y fácil.

El día 22 la misión visita Marruecos, allí se entrevista con Hassan II y con el


Primer Ministro Ahmed Osman junto con los Ministros de Exteriores e Interior y el
responsable de política en el Sáhara. Además la misión también conoce por fin al
dirigente huido del PUNS, quien debía haber recibido a los visitantes en Villa Cisneros
el 17 del mismo mes, Ijalihenna uld Rachid. Éste, junto con otros dirigentes
anexionistas organiza para el día 26 una manifestación de apoyo a la incorporación del
Sáhara a Marruecos en varias ciudades.

Mientras los enviados de la ONU proseguían con su calendario de visitas en


Marruecos, ocurre algo insólito en territorio saharaui. El Gobierno español, con fecha
de 23 de mayo, expresa fehacientemente su deseo de poner fin a su presencia en la
zona mediante sendas declaraciones. Por un lado, el entonces Ministro de Información,
León Herrera, hace llegar a la prensa una nota redactada por el Consejo de Ministros en
la que se dice que España desea transferir la soberanía del territorio cuanto antes y
que si esto se demorase se reserva el derecho de precipitar tal transmisión329.

329Recordemos que España no podía transferir la soberanía del territorio porque nunca la ostentó, sino
que sólo era la Potencia Administradora.

142
Por otra parte, la delegación española en la ONU envía una carta al Secretario
General en la que se expresa que “desea que su mandato pueda tener fin sin que exista
una solución de continuidad en el poder, siendo éste transmitido a cualquiera que asuma,
como consecuencia de la descolonización, las obligaciones de administración del
territorio”330.

Como podemos observar, en la primera declaración se habla de transferencia de


soberanía mientras que en la carta comentada, la cuestión es planteada a la ONU de
manera matizadamente diferente, usando en vez del término soberanía el de
administración del territorio. Parece ser que la divergencia entre las posturas
plasmadas por un mismo Gobierno no tuvo repercusiones prácticas, aunque se hacía
cada vez más patente que España tenía prisa, y que su salida del territorio no iba a
contar con garantías. El hecho de plantear su situación a las Naciones Unidas de
manera más correcta parece corresponder con las obligaciones del Estado español de
asumir los compromisos internacionales y de respetar las normas asumidas de
Derecho Internacional.

Sin embargo, en la misiva a la ONU también llama la atención que la transmisión


de poderes se anuncie a cualquiera que lo asuma, lo que ponía en grave peligro la
seguridad de los habitantes del Sáhara. Pese al término utilizado, y debido a las
recomendaciones de la ONU, puede que, por conversaciones que ya habían tenido lugar
entre España y los Estados de Marruecos y Mauritania ese cualquiera no incluyera al
Frente POLISARIO, pero tampoco parecía incluir a una administración temporal de las
Naciones Unidas que hubiera asegurado la celebración de un referéndum de
autodeterminación y hubiera evitado contiendas armadas. De ahí que pueda resultar
previsible que esta alusión estuviera dirigida exclusivamente a los países con
pretensiones anexionistas ya conocidos.

En la primera declaración se observa cómo se omite en todo caso hacer


referencia a quién se piensa transferir “la soberanía” del territorio, asimismo, en el
tono casi amenazante de precipitar dicha transmisión parece leerse entre líneas que las

330 Documentos de las Naciones Unidas, A/10095.

143
conversaciones que culminarían con las soluciones aportadas en el Acuerdo de Madrid
ya habían tenido lugar.

De todas maneras, y pese a las divergencias entre ambas declaraciones, es


manifiesto que en ningún caso se ofrecen las garantías establecidas en la Resolución
1514 (XV) sobre la concesión de la independencia a países y pueblos coloniales y en las
posteriores resoluciones sobre el caso concreto que recomendaban, en todo caso, un
referéndum de autodeterminación.

Ajena a lo que estaba sucediendo en el Sáhara, la Misión de visita se traslada a


Argelia el día 28 de mayo, allí se entrevista con el Presidente Bumedián y con otros
responsables del Gobierno cuya postura es unánime en lo relativo al rechazo a las
pretensiones anexionistas y en el respaldo al proceso de autodeterminación en los
términos fijados por la ONU.

La misión de inspección también se dirige a Tindouf, donde los recién


construidos campamentos de refugiados los reciben con grandes manifestaciones a
favor del Frente POLISARIO y de la independencia del territorio. También tiene lugar
una entrevista entre los enviados internacionales y los dirigentes polisarios, entre los
cuales estaba su líder, El Uali. Éstos afirmaron su rechazo al referéndum organizado
por España por carecer de las condiciones que ellos estimaban necesarias, pero
mostrándose abiertos a soluciones que respetaran la autodeterminación del pueblo
saharaui.

Por último, los visitantes de la ONU llegan a Nouakchott, donde el Presidente


Mohtar uld Dadah se muestra favorable a un acuerdo de partición del territorio del
Sáhara entre Marruecos y Mauritania. La misión también se entrevista con los
representantes polisarios en Zuerat y Nuadibú, donde encuentra multitud de
manifestantes a favor de las tesis del POLISARIO y otros tantos favorables a la anexión
a Mauritania.

144
Finalmente el Informe elaborado por la misión de visita se publica los días 13, 14
y 15 de octubre de 1975331. Si observamos las fechas, podemos advertir que sólo
faltaba un día (16 de octubre) para la emisión del Dictamen Consultivo de la CIJ, lo que
propició que las conclusiones de la misión se vieran eclipsadas por el Dictamen, no
dándoseles el valor que merecían.

Sin duda alguna, las conclusiones presentadas en el Informe resultan


especialmente reveladoras si observamos los hechos que tuvieron lugar en fechas muy
próximas a las de su publicación. El Dictamen de la Corte Internacional de Justicia salía
a la luz tan sólo un día después de que finalizara la publicación del Informe. Unas horas
después, el rey Hassan II anunciaba la denominada “Marcha Verde”, que finalmente
tendría lugar a partir del 6 de noviembre del mismo año. Pero todas estas acciones
vendrían finalmente a ser formalizadas de algún modo con la firma del Acuerdo
Tripartito de Madrid, ocho días después de que comenzara la aludida Marcha.

Por todo ello, las conclusiones del Informe toman una significación bastante
patente en cuanto a su finalidad: el hecho de que, por ejemplo, pese a las
recomendaciones de la misión de inspección de no aumentar el número de efectivos
militares, éstos se reforzaran, parece un indicativo obvio de que el desplazamiento de
nativos marroquíes en la “Marcha Verde” al Sáhara no había sido un acto espontáneo,
como ya se indicó anteriormente332.

331Informe del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la
Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, Volumen III,
Documentos de las Naciones Unidas, A/10023 suplemento número 23, de 1975.
332En el afán de la misión de querer comprobar cuál era la presencia militar en la zona, concluyó que la
española era bastante importante, sin embargo no pudo evaluar el volumen ni comprobar la presencia
de las fuerzas armadas marroquíes en la zona meridional del país. Asimismo, la misión consideró que a
este respecto “las autoridades españolas y marroquíes suministraron cifras contradictorias a la misión”.
Las autoridades marroquíes calificaron la situación militar en la región fronteriza como tranquila, sin
embargo habían llevado a cabo un reforzamiento simbólico de sus efectivos en dicha zona que, por otro
lado, aseguraban en absoluto obedecía a un espíritu de enfrentamiento, sino a una muestra de
desacuerdo ante el anuncio español de querer crear un Estado en el Sáhara Occidental.

145
En especial, resultan determinantes las conclusiones que se emitieron en lo
relativo al reconocimiento del Frente POLISARIO como movimiento de liberación
nacional o representante del pueblo saharaui333.

Así, la misión de inspección se reunió con integrantes del Frente POLISARIO en


diversas ocasiones durante su viaje, conversó con muchos seguidores de éste y asistió
a manifestaciones a su favor a lo largo de todo el territorio saharaui, así como en los
campamentos de refugiados de Argelia y en diversas zonas de Mauritania. Asimismo,
como ya hemos comentado, el 30 de mayo tuvo lugar una reunión con el Secretario
General del movimiento, El Uali, durante la visita a los campamentos de Tindouf.

Sin embargo, las conclusiones que se extrajeron con respecto al grupo que
estudiamos no se basaron exclusivamente en este análisis del movimiento y de sus
seguidores, sino que las posiciones de los otros agentes políticos del territorio con
respecto al POLISARIO también se revelaron como valiosas. En este sentido, debemos
destacar que la misión comparó en varias ocasiones a lo largo de su Informe el apoyo
popular obtenido por el Frente POLISARIO con el obtenido por el PUNS334. Los otros
países a los que la misión se dirigió también tuvieron ocasión de pronunciarse sobre lo
que opinaban del grupo en cuestión. Pero sin duda alguna, lo que ha venido a tener
gran significación es la manera en que los enviados internacionales tomaron la
determinación de calificarlo como movimiento de liberación saharaui y como fuerza
dominante en el territorio, con las consecuencias jurídicas que, para el asunto, cobran
estas apreciaciones.

333 El Frente POLISARIO era un movimiento de liberación que rechazaba las reivindicaciones
territoriales de Marruecos y Mauritania y deseaba la independencia plena del territorio. Además,
observó que, pese a que se trataba de un movimiento clandestino hasta su llegada, “parecía ser la fuerza
política dominante en el territorio”. Además, la Misión concluyó que la importancia numérica del Frente
POLISARIO había sido subestimada por el Gobierno español y por los dirigentes del PUNS, ya que se
comprobó que el grupo tenía un gran apoyo por parte de todos los sectores de la población, en especial
mujeres, jóvenes y trabajadores333. Debido a las “manifestaciones masivas” a lo largo de todo el territorio,
la misión observó que la visita organizada había servido “de catalizador para hacer salir a la luz fuerzas y
presiones políticas que anteriormente habían estado en gran medida sumergidas”.

334EL PUNS fue definido como un partido político que rechazaba las pretensiones anexionistas de
Marruecos y Mauritania. Además se trataba del único grupo político reconocido legalmente como tal
dentro del territorio. Pese a ello, la misión “no presenció ninguna manifestación pública independiente en
apoyo de ese partido”.

146
El hecho de que el Frente POLISARIO sea considerado como movimiento de
liberación favorece que, lo que hasta entonces no había sido más que un movimiento
clandestino, se convirtiera, a partir de este momento, en un grupo legitimado en su
lucha por la independencia del pueblo al que representa, el saharaui.

Además, esto aparece reforzado con la apreciación por parte de los integrantes
de la Misión de considerarlo como la fuerza dominante en el territorio. Esto significaba,
por un lado, que contaba con un gran apoyo popular y, por otro, que tenía una
importancia numérica y de recursos, no teniendo éstos que ser precisamente
materiales, considerables. Los principios que defendía el Frente POLISARIO estaban
escudados por una gran parte de la población saharaui. Ello, unido a la fuerza en las
manifestaciones que presenció la misión visitadora parecía tener como resultado el
dominio por parte del movimiento en la actividad política de la colonia.

Conviene señalar que el hecho de que hasta la llegada de la misión de visita el


Frente POLISARIO fuera subestimado, no dejaba claro si el Gobierno colonial conocía la
fuerza real del grupo, que aún realizaba sus actividades en la clandestinidad o si, por el
contrario, trataba de ocultar los datos que tenía en su poder para hacer creer a los
visitadores internacionales que controlaba la situación en una mayor medida. A este
respecto debemos subrayar que el Gobierno de la colonia había tenido
enfrentamientos directos con los integrantes del Frente POLISARIO e, incluso, en esas
fechas el Frente POLISARIO contaba con rehenes españoles en los campamentos de
Tindouf, y el Gobierno español tenía a miembros del Frente encarcelados y aislados, ya
que se estaba realizando una labor de investigación sobre el movimiento con el fin de
llegar a su desarticulación, lo que apuntaría a la segunda de las hipótesis planteadas al
comienzo del párrafo.

También cobra especial importancia que el Informe concluyera que la solución


del conflicto tenía que pasar por la participación de todas las partes, incluyendo entre
éstas a los representantes del pueblo saharaui335. No sería arriesgado apostar porque

335La solución pasaba por la participación de todas las partes del conflicto involucradas, entendiendo
por éstas a la Potencia Administradora, los Gobiernos de los países limítrofes (Argelia, Marruecos y

147
esta representación parezca atribuírsele a la fuerza caracterizada como la dominante
dentro del Sáhara, y más si esta es, en efecto, catalogada como movimiento de
liberación. Por primera vez se hablaba del pueblo saharaui como parte en su propio
conflicto, recordemos que para la emisión del Dictamen consultivo de la CIJ el pueblo
saharaui no había sido consultado ni había formado parte de la decisión sobre su
solicitud, así como tampoco se le había considerado a la hora de analizar las preguntas
a las que este respondió, por solicitud marroquí y, recordemos, oposición española.

Como podemos observar en las conclusiones del Informe, el Frente POLISARIO


es calificado por los enviados internacionales como movimiento de liberación, como
fuerza dominante en el territorio y como representante del pueblo saharaui. De ahí que
el Frente POLISARIO, se convirtiera, a partir de las conclusiones de la misión de visita,
en una parte del conflicto a la que habría que tener en consideración y escuchar para la
toma de cualquier decisión con respecto a la resolución del asunto del Sáhara.

Además, como fuerza dominante en el territorio habían sido descartadas la


Yemáa y el PUNS, además de las de los otros movimientos, comentados ut supra, que
surgieron con anterioridad a las conclusiones presentadas por los representantes
internacionales y con los que también tuvieron ocasión de entrevistarse336.

Mauritania) y los representantes de la población. Para la creación de un clima favorable en la zona la


misión consideraba que todas las partes del conflicto debían llegar de común acuerdo a los siguientes
puntos:
a) La responsabilidad de la Potencia Administradora debía permanecer durante
todo el proceso descolonizador prestando toda la cooperación necesaria para su
cometido.
b) Se debería evitar la adopción de cualquier iniciativa que pudiera alterar el status
quo del territorio.
c) Se tendría que evitar reforzar a los efectivos militares del territorio saharaui y
de las fronteras con armamentos y equipos, así como paralizar su número.
d) Las tropas ya existentes no debían realizar provocación alguna,
desplazamientos, emboscadas, colocaciones de minas, etc.
e) Se pedía el abandono de la lucha mediática que habían iniciado las partes por
considerarse que no ayudaba a la consecución de una solución pacífica a la
cuestión.
f) Las partes deberían abstenerse de realizar cualquier medida que pudiera
contribuir a empeorar la situación en la zona o a crear un clima desfavorable
entre los interesados.
336 De las entrevistas en Marruecos con los grupos FLU y MOREHOB la misión extrajo la conclusión de

que éstos querían la anexión del territorio del Sáhara al Estado de Marruecos.

148
Como ya hemos tenido ocasión de apuntar, en la práctica, para poder considerar
a un movimiento de liberación nacional como representante único y auténtico de un
pueblo debe contar con legitimidad revolucionaria o histórica337, es por ello que a
nuestro parecer resulta de gran importancia el hecho de que los otros grupos que
trataban de obtener tal representatividad fueran excluidos de tal caracterización.

Por otro lado, la legitimidad histórica, difícilmente atribuible de manera directa


al Frente POLISARIO por el hecho de haber sido creado en 1973, parece corresponder a
los grupos de nativos que, desde los primeros años de la colonización española
sostuvieron una lucha interna contra los colonos españoles. Como ya comentamos
anteriormente, con el nacimiento en 1967 del Movimiento de Liberación del Sáhara,
esta lucha contra el régimen colonial se intensificó y pasó a mostrarse más definida y
contundente. Pero no podríamos dejar de considerar que este movimiento y,
anteriormente, los nativos independientes que se mostraban en contra de la situación
de colonización, son un antecedente manifiesto de lo que después desembocaría en la
creación del Frente POLISARIO. De hecho son las mismas personas, las mismas ideas y
la misma lucha. Es por ello que, desde el Frente POLISARIO, el recuerdo de la lucha por
la independencia del Sáhara se remonta a los primeros años de colonización española.

En cuanto a la legitimidad revolucionaria esta fue, en opinión de la Misión de


visita338, otorgada por los propios habitantes del territorio que, en su mayoría, se
mostraron favorables al movimiento polisario como ya se comentó ut supra. Todo ello,
además aparece fortalecido con la pugna mantenida contra el régimen colonial por el
propio Frente POLISARIO desde su nacimiento en 1973339.

La legítima representación de un pueblo debe ser llevada a cabo por quien éste
se sienta identificado. Así, la reunión de todos los sectores del nacionalismo y
anticolonialismo saharaui en el seno del Frente POLISARIO viene a establecer a este

337 SOROETA LICERAS, J., El conflicto del…, op. cit., p. 84.


338De las entrevistas con la población nativa se deducía que más de dos terceras partes eran
simpatizantes o miembros del Frente POLISARIO que se oponían firmemente a la continuación de la
presencia española y a la realización de un referéndum organizado por este país.
339Como ejemplos de esta lucha podemos recordar la captura de rehenes o la obstrucción del trasporte
de fosfatos desde Bu-Craa.

149
movimiento, a los ojos de la Misión de Visita de la ONU, como único y legítimo
representante del pueblo saharaui.

Ahora bien, la situación que atravesaba el territorio en 1975 seguía siendo la de


colonia española y, por tanto, la misión también debe reconocer la labor de la Yemáa
como Asamblea saharaui dentro del sistema de la metrópoli340. Sin embargo, y he aquí
la primera brecha entre sistema político y derechos legítimos, que la Yemáa fuese aún
la Asamblea oficial no quitaba fuerza a la tesis de que el POLISARIO era el legítimo
titular del derecho a la libre determinación de la población del antiguo Sáhara español.

Conviene destacar que la primera alusión al Frente POLISARIO en una


Resolución de la Asamblea General se hace en 1978341, agradeciendo en la misma las
conclusiones de la misión visitadora al Sáhara Occidental. En esta ocasión la Resolución
indica que se han obtenido las opiniones de todas las partes, incluyendo entre ellas la
del representante del Frente Popular para la Liberación de Saguía-el-Hamra y Río de
Oro. Con ello podemos reiterar que el Frente POLISARIO pasó a ser parte integrante del
conflicto debido a las conclusiones del Informe que estudiamos.

Sin embargo, la práctica internacional de las Naciones Unidas con respecto al


Frente POLISARIO no había hecho más que comenzar. Con las primeras alusiones al
grupo y habiéndose ganado éste el derecho a ser escuchado en los asuntos
concernientes a la descolonización del Sáhara Occidental se había dado un paso
importante, pero el movimiento seguía careciendo de los derechos otorgados a otros
movimientos de liberación, vitales para la consecución plena de su finalidad
independentista. De ahí que la actividad en política exterior del Frente se mostrara, a
partir de este momento cada vez mayor, aumentado sus contactos con otros Estados y
organizaciones.

340España, como Potencia Administradora, había hecho gala de una cooperación plena con los enviados
de la misión, y ésta no tenía ninguna duda sobre el deseo de la metrópoli de descolonizar el territorio.
Sin embargo, la misión consideraba que la responsabilidad de la Potencia Administradora seguía
comprometida hasta que la Asamblea General decidiese la política que habría de llevar a la
descolonización del territorio.
341 Resolución A/RES/33/31 de la Asamblea General de 13 de diciembre de 1978.

150
Ahora bien, no podemos olvidar que la inminente proclamación de la República
Árabe Saharaui Democrática iba a eclipsar, lamentablemente, los logros conseguidos
por el Frente POLISARIO en esta materia, pues se iban a dar no pocos problemas
jurídico-internacionales que trataremos de estudiar a continuación.

151
C. EL BINOMIO FRENTE POLISARIO-RASD.

1. La proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática.

Desde la fundación del Frente POLISARIO el 1 de mayo de 1973, éste tuvo


ocasión de darse a conocer y entablar relaciones con diversos agentes internacionales,
si bien de manera muy limitada342. En el Plan de Acción que se aprobó en el II Congreso
del movimiento celebrado en 1974 se había establecido la proclamación de un
Estado343. Esto, por supuesto, iba a suponer un cambio profundo en la manera de
orientar la lucha por la autodeterminación y la independencia, así como también en la
dimensión internacional del conflicto. Entraba en juego un nuevo elemento llamado
RASD, siglas de República Árabe Saharaui Democrática.

Será el 27 de febrero de 1976 cuando tenga lugar en Bir Lehlu la proclamación


del Estado saharaui. En este hecho hay diversas consideraciones que deben ser
analizadas:

En primer lugar, debemos señalar que la proclamación se hace de manera


unilateral por el Frente POLISARIO. Éste, reconocido por la Misión de Visita de las
Naciones Unidas como el legítimo representante del pueblo del Sáhara, decide la
creación del Estado como respuesta al vacío jurídico que se había impuesto en la zona.
Tras la Marcha Verde, el Acuerdo Tripartito de Madrid y la situación bélica que
atravesaba el territorio, el Frente POLISARIO decide hacer frente al caos con lo que el
consideraba que era ordenar y reforzar su organización política, viéndose a sí mismo,
de este modo, legitimado para ejercer la plena soberanía de su territorio.

Por otro lado, debemos señalar que esta aspiración del movimiento nacionalista
saharaui no está para nada carente de un apoyo normativo internacional. Así, la

342 Como tuvimos ocasión de examinar en el epígrafe II.II.


343 Las sesiones del II Congreso del Frente POLISARIO tuvieron lugar del 21 al 31 de agosto de 1974, bajo
el lema “la guerra de liberación la garantizan las masas”. V. http://www.spsrasd.info/ancads.html.

152
Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General344 en su punto sexto establece que una
de las maneras en que un territorio no autónomo puede alcanzar la plenitud de
gobierno propio es “a) cuando pasa a ser un Estado independiente y soberano (…)”.

La cuestión que deberíamos plantearnos sería la de si el Frente POLISARIO como


único representante del pueblo saharaui está en condiciones de proclamar un Estado,
por el hecho de ser el titular del derecho de autodeterminación y, además, si con su
declaración nace un nuevo Estado en el orden mundial.

En cuanto a la segunda de las cuestiones apuntadas, algunos autores opinan que


el principio de autodeterminación de los pueblos podría compensar la falta de otros
elementos constitutivos del Estado como sujeto de Derecho Internacional345. Asimismo
la práctica internacional nos muestra cómo, en otras ocasiones, el movimiento de
liberación de que se trate, ha proclamado la independencia del territorio antes de que
la metrópoli se la otorgara de manera formal346. En adición, dentro de contextos
coloniales, debemos referirnos a la posible existencia de una “presumption of State”347
en aquellas situaciones bajo ocupación ilegal y extranjera que tienen la obligación
internacional de descolonizar.

El asunto de si con su sola declaración nace un nuevo Estado es un tema


controvertido y complejo, en cuanto que dependerá de la capacidad que este ostente
para ejercer su propia soberanía o de la legitimidad internacional que le sea otorgada
por otros sujetos, según sigamos la teoría declarativa o constitutiva de los Estados348.

344 Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 15 de diciembre de 1960.
345 NALDI, G. J., “Statehood of Saharan Arab Democratic Republic”, Indian Journal of International Law,
1985, p. 448-481.
346 Como ejemplos podemos aludir a los casos de Argelia o Guinea-Bissau.
347CRAWFORD, J., The creation of… ,op. cit, p. 118.
348 En relación a la figura del reconocimiento de Estados, debemos señalar que la doctrina clásica ha

girado en torno a dos concepciones teóricas de reconocimiento: una constitutiva y otra declarativa. Para
la primera la personalidad internacional del sujeto no es tal hasta que es reconocido por otros sujetos y,
hasta ese momento no le son conferidos los derechos y obligaciones que se derivan de tal personalidad.
Para la teoría declarativa el acto jurídico de reconocimiento tal sólo constataría una situación existente
de manera previa, la personalidad internacional ya existía de hecho, la declaración de reconocimiento
sólo entra a establecerlo de manera formal, simplemente se trata de declarar una situación ya existente.
Sin embargo, además de las expuestas, hay otras teorías intermedias en las que se considera que el acto
de reconocimiento responde a dos fases diferenciadas: la primera sería constitutiva, pues se trata de la
decisión sobre la concurrencia o no de los requisitos exigidos, y una segunda declarativa en la que
simplemente se señala la existencia de una concreta situación. V. CANÇADO TRINDADE, A. A.,
“International law for humankind : towards a new jus gentium”, 316 R.C.A.D.I, 2005-I, pp. 9-439, p. 204.

153
Otro de los puntos relevantes es el concerniente al lugar donde tiene lugar la
proclamación de la RASD, Bir Lehlu. Se trata de una pequeña localidad saharaui que
estaba en ese momento –y aún hoy- controlada por el Frente POLISARIO. Por lo tanto,
el hecho de que la proclamación tuviera lugar sobre suelo dominado por los
nacionalistas saharauis tiene una gran significación. Por un lado, dentro del conflicto
bélico, sabemos que el control de las zonas estaba dividido entre los ejércitos
mauritano y marroquí y el Frente POLSARIO. Por otro lado, el movimiento nacionalista
usa ese control efectivo de una parte del territorio para llevar a cabo un acto político de
constitución, lo cual, a su vez, nos hace desechar la idea de que se tratara de un
Gobierno en el exilio, ya que no hubo tal exilio.

Tampoco sería lógico hablar de insurgencia ya que ésta debe surgir como
contraposición al Gobierno existente: debido a la retirada precipitada del territorio del
Gobierno español, la nulidad del Acuerdo Tripartito de Madrid y la ocupación de los
ejércitos marroquí y mauritano, en el Sáhara no había Gobierno alguno. Se trataba de
un territorio pendiente de descolonizar sin ninguna metrópoli que pretendiera
formalizar su independencia. La Potencia administradora se había retirado, había
dejado de administrar, pero no por ello se había desligado de tal obligación.

Para el Frente POLISARIO la República Árabe Saharaui Democrática es un nuevo


Estado, mediante el cual pretende ejercer su derecho de autodeterminación, pidiendo,
además, “a sus hermanos y a todos los países del mundo el RECONOCIMIENTO de esta
nueva nación, a la vez que manifiesta expresamente su deseo de establecer relaciones
recíprocas basadas en la amistad, la cooperación y en la no injerencia en los asuntos
internos.”349

Tras el acto de Bir Lehlu, el 4 de marzo de 1976 tiene lugar la formación del
primer Gobierno estatal. La organización política del Estado comienza por el poder
ejecutivo, cuyo máximo exponente es el Presidente de la República. Éste lo es además
del Gobierno, pero quizá lo fundamental en el ámbito que nos ocupa es que la misma

349Carta de Proclamación de la Independencia de la República Árabe Saharaui Democrática. Accesible en


http://www.arso.org/03-1s.htm.

154
persona que preside el Estado es la que ocupa el Secretariado General del Frente
POLISARIO, creándose un órgano dual piramidal con una sola cúspide bajo la que se
abren dos ramas.

También es de importancia señalar que se forma un Gobierno de auténtica


unidad nacional, en el que el Frente POLISARIO es el principal componente del
gobierno, y es además catalogado como Movimiento de Liberación Nacional por tener
como finalidad última la autodeterminación del pueblo saharaui. Además la
administración nacional se divide en gobiernos de wilayat (provincia), dawair
(municipio) y de baladiat (distrito).

El poder legislativo se dota de dos cámaras: El Consejo Nacional Sahraui, como


principal institución legislativa del Estado, y el Consejo Consultivo. Éste último
responde a los estándares tradicionales de la Yemáa, está dirigido por personas
notables elegidas democráticamente y pretende ser una segunda cámara que aporte un
refuerzo a la organización política.

El poder judicial es el menos desarrollado de los tres y está aún en construcción.


Pese a ello, éste se encuentra dotado del Consejo Superior de Justicia que se encuentra
bajo la autoridad del Ministerio de Justicia.

Por último, el poder militar está en manos del Ejército de Liberación Popular
Saharaui (ELPS). Como hemos comentado ut supra, se trata del brazo armado del
Frente POLISARIO y, sumado a ello se convierte además en la Fuerza Armada del
Estado.

Como podemos observar la RASD se dotó muy tempranamente de una


organización política y administrativa propia pero, pese a esta estructura definida de
su régimen interno, nunca ha ejercido un poder efectivo sobre conjunto del territorio.
Por este motivo, su labor como Estado está gravemente limitada y ello nos lleva a
considerar que el papel del Frente POLISARIO debe resultar primordial para obtener
un liderazgo único en la lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui.

155
Así, aunque pueda parecer que la RASD posee ciertas aptitudes propias de los
Estados, lo cierto es que con la autoproclamación del Estado el derecho de
autodeterminación no se ha satisfecho, y la ocupación marroquí persiste en la zona.

Algunos autores, por el contrario, afirman que el Frente POLISARIO como


movimiento de liberación está dotado para ejercitar el derecho de autodeterminación,
considerando la proclamación del Estado por su parte como parte de este derecho,
independientemente de que haya supuesto un avance en la cuestión o no350.

En nuestra opinión, la República Árabe Saharaui Democrática constituye un


valiosísimo instrumento del pueblo saharaui en su proceso de autodeterminación, que
le permite establecer relaciones bilaterales o multilaterales en la sociedad
internacional con mayor facilidad de la que tendría bajo la representación del Frente
POLISARIO. Sin embargo, parece que no es del todo satisfactorio el hecho de que el
autoproclamado Estado pueda restarle eficacia y protagonismo político a este último
que, en nuestra opinión, debería ser el único núcleo bajo el cual la parte saharaui sea
representada en las altas esferas internacionales.

Otro punto en contra de esta estrategia político-diplomática podría ser que el


caso se llegara a considerar como un conflicto ya satisfecho, en el sentido de que la
reivindicación política de un Estado libre y soberano ya no tuviera sentido por
entenderse éste realizado con la autoproclamación comentada. Sin duda esto ofrece a
la parte marroquí indudables bases para aligerar el contenido colonizante del que el
caso está totalmente revestido.

Pese a las dudas arriba expuestas, la RASD ha realizado una importante labor en
la evolución del conflicto y ha cosechado válidas alianzas con otros Estados y
Organizaciones Internacionales. De hecho, su mayor triunfo diplomático ha sido, con
toda seguridad, la admisión en el seno de la OUA, siendo la república del Sáhara
reconocida por esta organización como un Estado africano libre y soberano. A
continuación trataremos de realizar un análisis sobre este hecho así como de las
consecuencias, tanto positivas como negativas, que este ingreso puede haber causado

350 V. NALDI, G. J., “The Statehood…”, op. cit., p. 465.

156
en el estancamiento del conflicto y en el papel que el Frente POLISARIO juega en la
representación del pueblo saharaui y en su lucha por la autodeterminación.

2. La admisión de la República Árabe Saharaui Democrática en la


Organización para la Unidad Africana.

Tras los acontecimientos ocurridos en el Sáhara a lo largo de 1975, la


Organización para la Unidad Africana, que había reivindicado la descolonización del
territorio, optó por comenzar a examinar la cuestión en sus cumbres anuales a partir
de 1976351. Esta noticia fue satisfactoriamente acogida por el Estado de Marruecos, que
había reclamado en varias ocasiones que el caso de trasladara al ámbito regional.

Por su parte, la ONU también se felicitó por esta iniciativa africana, tal y como lo
muestra la Resolución 31/45352, en cuyo punto cuarto se pide al Secretario General
administrativo de la OUA353 que

“informe al Secretario General de las Naciones Unidas acerca de los progresos realizados
en la aplicación de las decisiones de la Organización para la Unidad Africana relativas al Sáhara
Occidental,(…)”.

A la luz de estos hechos podemos observar cómo, en plena ebullición del proceso
de descolonización, Naciones Unidas prefirió otorgar el protagonismo a la organización
regional y tomar un papel pasivo en la resolución del conflicto, pese a que las
recomendaciones hechas por la misión de visita y por las Resoluciones dictadas al
efecto habían sido gravemente incumplidas y el momento que atravesaba dicho
proceso era, con seguridad, el más grave de su historia.

351 Vid. Resolución relativa al Sáhara Occidental, aprobada por el Consejo de Ministros de la
Organización para la Unidad Africana en su 27º período de sesiones, reproducida en la Carta de fecha 13
de junio de 1976 dirigida al Secretario General de Naciones Unidas por el Encargado de Negocios
Interino de la Misión Permanente de Argelia ante las Naciones Unidas, Doc. A/31/136-S/12141, de 14 de
julio de 1976.
352 Resolución 31/45 de la Asamblea General de 1 de diciembre de 1976.
353 Organización para la Unidad Africana, nombre con el que se conoció a la organización regional de

África desde su nacimiento en 1963 hasta el 9 de julio de 2002, cuando fue reemplazada por la Unión
Africana (UA).

157
A pesar de que la OUA había comenzado a analizar la situación del Sáhara
Occidental oficialmente en 1976, su actitud contra la dominación colonial se había
convertido en uno de sus principios básicos desde su nacimiento en 1963. Ya desde el
Preámbulo de la Carta de Addis Abeba354 se tenía el convencimiento de poder cimentar
un continente libre y fuerte, en el que esta organización sirviera como punto de
inflexión que encauzara un nuevo rumbo para los Estados recién nacidos que salían del
colonialismo europeo más destructor. De hecho, en su articulado se asumen como
importantes propósitos la eliminación de todas las formas del colonialismo (Art. 2), así
como la absoluta dedicación a la emancipación total de los Territorios Africanos que
eran todavía dependientes (Art. 3) y la defensa de la soberanía, la integridad territorial
y la independencia (Art. 3) como base para una África unida y reforzada.

Por esta razón, los movimientos de liberación nacional de África fueron


recogidos en un documento en 1974 que la Organización remitió a las Naciones Unidas,
a través del “Comité de coordination pour la libération de l´Afrique”355, coloquialmente
“Comité de libération”, como órgano de la organización africana encargado de financiar
la lucha de los Movimientos de Liberación Nacional y coordinar su base territorial356,
para que les fueran otorgados sus derechos correspondientes.

Como indicábamos ut supra, el Frente POLISARIO no fue incluido en esa lista357.


Y esto se debió, simplemente, al elemento temporal. Éste, que había ejercido un
desequilibrio patente entre El Sáhara Occidental y el resto de África desde inicios de la
colonización española, se mostraría como una casualidad eterna que no permitiría al

354Carta de la Organización para la Unidad Africana firmada en Addis Abeba el 25 de mayo de 1963. Esta
Carta constituye Tratado Constitutivo de la Organización. Texto disponible en United Nations Treaty
Series, vol. 479, 1963, nº 6947, p. 39 y ss.
http://www.africa-union.org/root/au/AboutAu/Constitutive_Act_en.htm.

355 El Comité de Liberación de la OUA nació en 1963 para coordinar y ayudar a los movimientos de
liberación surgidos de la África no autónoma. La sede actual está es la ciudad de Dar Es Salaam.
356 AHG/Res. 7 (I)
357 La lista recogía el reconocimiento de trece movimientos, cinco de ellos de los territorios portugueses:

PAIAGG (Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde), FRELIMO (Frente de
Liberación de Mozambique), MPLA (Movimiento Popular de Liberación de Angola), FNLA (Frente
Nacional de Liberación de Angola), UNITA (Unión Nacional para la Independencia Total de Angola), uno
de Namibia: SWAPO (South West Africa People´s Organisation),dos de Zimbabwe: ZAPU (Zimbabwe
African People´s Union), ZANU (Zimbabwe African National Union), dos de Sudáfrica: ANC (African
National Congress), PAC (Pan African Congress),uno de Comoros: MOLINACO (Mouvement de libération
national des Comores), uno de las Islas Seychells: SPUP (Seychells´ People Union Party) y uno de
Somalia: FLCS (Front de libération de la Côte des Somalis).

158
movimiento saharaui determinar su estatuto de observador en la ONU y consolidarse
en el panorama político internacional.

La razón es que en 1974, cuando la organización africana envía el citado


documento a la ONU, España administraba el Sáhara y el Frente POLISARIO no era más
que un grupo clandestino que atravesaba un primer momento de debilidad debido a su
falta de apoyos iniciales. De modo que, mientras los otros movimientos reconocidos
por la Organización Africana se sumaban a los privilegios del estatuto de observador, el
Frente POLISARIO trataba de hacerse notar en África a través de su primera ronda de
conversaciones con dirigentes de otros movimientos de liberación y Estados.

Pero el reconocimiento del Frente POLISARIO como movimiento de liberación


nacional saharaui llegaría dos años más tarde. Tras su proposición por el Comité de
Liberación en 1976 esta cuestión sería votada en la reunión de Ministros de la OUA de
22 de febrero con diecisiete votos a favor, nueve en contra y veintiuna abstenciones358.

Sin embargo, este reconocimiento no tuvo una gran repercusión ya que,


prácticamente de forma simultánea se proclamaba la RASD en Bir Lehlu, lo que
provocó que los saharauis centraran todos sus esfuerzos en darle una salida política al
autoproclamado Estado. Además, es conveniente señalar que fue el Frente POLISARIO,
ya reconocido por la organización como movimiento de liberación saharaui, quien
reclamó el ingreso de la RASD como Estado de pleno derecho.

La OUA, por su parte, creaba en 1978, durante la quinceava Conferencia de


Ministros un Comité ad hoc para la cuestión del Sáhara Occidental359, con el objetivo de
buscar una solución justa al conflicto360. Este Comité361 envió una misión visitadora a la

358 LÓPEZ BELLOSO M., El papel de la OUA en el conflicto del Sáhara Occidental y su influencia en el
desarrollo político de la RASD, accesible en www.zi.lp.ehu.es.
359 AHG/Res. 92 (XV).
360 SOROETA LICERAS, J, El Conflicto del …, op. cit., p. 88
361 El Comité ad hoc estaba compuesto por representaciones de Nigeria, Mali, Guinea, Sudán y Tanzania.

Es destacable que este Comité se creara al amparo del artículo 20 de la Carta de Addis Abeba, que
admitía simplemente la creación por la Asamblea de “such Specialized Commissions as it may deem
necessary”, en vez de a la luz del artículo 19, en el cual la creación de las Comisiones responde a un
interés concreto por solventar disputas entre los miembros. El artículo 19 de la Carta de Addis Abeba
establece que “member States pledge to settle all disputes among themselves by peaceful means and, to this
end decide to establish a Commission of Mediation, Conciliation and Arbitration(…)”. Podemos suponer,

159
zona y solicitó a las partes un alto el fuego y la celebración de un referéndum de
autodeterminación362.

Mientras, el desarrollo del conflicto bélico cambiaba su rumbo, pues el cinco de


agosto de 1979 se firmaba un Acuerdo de paz entre el Frente POLISARIO y Mauritania.
Con la retirada mauritana, el conflicto se focalizaba únicamente entre el POLISARIO y
Marruecos. Este último se decidía por invadir militarmente la zona que antes era
reivindicada por el Estado mauritano, acto que fue condenado por la Resolución 34/37
de la Asamblea General de Naciones Unidas, citada anteriormente.

Centrándonos en la andadura de la RASD en el seno de la Unión Africana,


debemos subrayar que fue en la Conferencia celebrada en Freetown en 1980 donde se
propuso por primera vez su admisión como miembro de pleno derecho en la
Organización. Marruecos, ante esta situación que se preveía inminente, alega en contra
los artículos 4, 27 y 28 de la Carta. El artículo 4 establecía como requisito para
convertirse en miembro de la Organización la condición de “independent sovereign
African State”. Por otro lado el artículo 27363 establecía que si se suscitase una decisión
relativa a una interpretación de la Carta, ésta deberá ser aprobada por mayoría
reforzada de dos tercios.

Marruecos alegaba que la admisión de la RASD suponía una interpretación del


artículo 4, con lo que consiguió que esta decisión fuera aplazada hasta que el Comité ad
hoc hubiera terminado su misión visitadora. En cuanto al artículo 28, establece la
forma de adhesión a la Carta, entendiéndose que “any independent sovereign African State”
tiene este derecho, por lo cual la delegación marroquí volvió a ver esto como una
interpretación de la Carta.

que pese a que el artículo 20 era el más lógico, se optó por aplicar como base jurídica el artículo 19
porque la RASD aún no era miembro de pleno derecho de la Organización.
362AHG/Doc. 114 (XVI).
363El artículo 27 de la Carta de Addis Abeba literalmente reza: “Any question which may arise concerning
the interpretation of this Charter shall be decided by a vote of two-thirds of the Assembly of Heads of State
and Government of the Organization”.

160
De este modo, la Conferencia de Freetown fue el escenario de la primera gran
crisis de la OUA, que tenía como telón de fondo las polémicas en torno al conflicto
saharaui, lo que provocó la división de sus miembros de manera radical, poniendo
gravemente en peligro la continuidad de la organización regional. No obstante, la
estructura organizativa aguantó, aunque ciertamente paralizada y en evidente tensión.

En la siguiente Conferencia de la Organización, celebrada en Nairobi en 1981, el


Secretario General, Edem Todjo, propuso zanjar la admisión de la RASD como si fuera
un tema exento de polémica, ya que la opinión de los Estados era mayoritariamente
favorable. Sin embargo, en esta ocasión Marruecos contraatacó con la asistencia de
Hassan II en persona, y su anuncio de aceptar la celebración de un referéndum en un
tiempo relativamente corto, al tiempo que aceptaría la instauración de un alto el fuego.
Para encargarse de estas dos decisiones la Resolución 103 (XVIII) de la Asamblea de la
organización creaba el llamado “Comité de Ejecución”.

Pese a que posteriormente estas decisiones no se llevaron a cabo por reticencias


marroquíes364, el trabajo realizado por el Comité de Ejecución establecería las bases
del futuro Plan de Paz de 1988. Pero, de manera manifiesta, Marruecos sólo buscaba
seguir retrasando la entrada de la República Árabe Saharaui Democrática en el seno de
la Organización, aunque esto era ya sólo cuestión de trámites.

Y en efecto, la admisión tendría finalmente lugar en 1982, mediante una


comunicación del Secretario General a la RASD365, la Organización africana reconocía al
Estado saharaui y lo invitaba a participar como miembro de pleno derecho en la
siguiente Conferencia que se celebraría en Addis Abeba en febrero del mismo año.

Como parecía previsible, Marruecos no iba a aceptar este hecho sin más, sino que
en la Conferencia aludida retiró su representación, aunque todavía no de manera
definitiva. Además a este acto de retirada se unieron otras diecisiete representaciones
de países aliados del Estado marroquí, -entre los que se encontraban Senegal, Gabón o

364 Vid. “Decisión del Comité de Ejecución para el Sáhara Occidental”, Doc. AHG/IMP.C/WS/DEC1.
365 Doc. A/37/23/Rev. 1, de 23 de septiembre de 1982.

161
Burkina Fasso-366 lo que supuso otra gran crisis en la Unión, y paralizaría su actividad
durante varios meses.

Así, la Conferencia que debía haber tenido lugar en Dakar en marzo de 1982,
tampoco llegó a celebrarse, ya que Senegal como país anfitrión y aliado de Marruecos,
negó la entrada a la delegación saharaui. Con ello la representación argelina y otras
trece se retiraron de la Conferencia, no pudiéndose celebrar ésta por falta de
quórum367.

También se vivió una situación similar respecto de la Conferencia de Trípoli que


debía haberse celebrado en el mismo año. Si bien en esta ocasión fueron dos los
problemas que ocasionaron que la crisis del organismo africano siguiera siendo
preocupante: por un lado el conflicto del Sáhara, ya que lo países contrarios a la
admisión de la República Árabe Democrática Saharaui se retiraron. Por otro, el hecho
de que el Estado de Chad contaba con dos representaciones distintas y no existía
consenso sobre cuál era la legítima.

La OUA atravesaba un momento crítico que, por otro lado, en nada beneficiaría a
los miembros ni tampoco al desarrollo de su actividad para una África fortalecida. Por
esta razón, la delegación saharaui decidió abstenerse voluntariamente de participar en
las cumbres, de modo que la organización pudiese reestablecer su normal
funcionamiento. Esta abstención era, en cualquier caso, temporal, ya que la RASD
contaba con legitimidad para ocupar un asiento en lo que constituía la mayor
institución del continente y, además, con el respaldo de la mayoría de los miembros.
Sin embargo, consideraron más productivo iniciar su camino cuando la organización
regional ganase estabilidad, y fuese una institución sólida, en la que su presencia no
ocasionara tantas dudas y reticencias.

366RUIZ MIGUEL, C., “Recientes desarrollos en el conflicto del Sáhara Occidental: autodeterminación y
estatalidad”, Anuario Mexicano de Derecho Internacional, nº 1, 2001, pp. 344-362, p. 356.
367La crisis en la Unión era más que evidente y se agrandaba más con lo ocurrido en Dakar, ya que en la
reunión prevista se debía haber aprobado la entrada en funcionamiento de la Agencia Panafricana de la
Información (PANA).

162
Así, ya sin la presencia de la RASD, tiene lugar la decimonovena Conferencia de
la OUA en Addis Abeba en 1983. En ésta, no obstante, se aprobó una importante
resolución relativa al conflicto saharaui, en la que se felicitaba a la República saharaui
por su actitud conciliadora al retirarse temporalmente de manera voluntaria y también
se volvía a incidir sobre el compromiso adoptado por Hassan II sobre la celebración de
un referéndum368. Por otra parte, debemos subrayar que esta Resolución es de gran
importancia ya que, tal vez debido a la abstención voluntaria de la delegación estatal
saharaui, el Frente POLISARIO vuelve a ser protagonista, al menos momentáneamente,
pues se alude por primera vez a éste de manera expresa como una de las partes del
conflicto369.

Sería en la siguiente Conferencia anual, celebrada también en Addis Abeba, sede


oficial de la OUA, en 1984, en la que la delegación de la RASD ocupara, finalmente, su
asiento como Estado soberano africano de pleno derecho. Después de dos años desde
su reconocimiento formal por el organismo regional, la República del Sáhara
comenzaba a participar activamente en las cumbres y en las decisiones concernientes
al continente.

Como consecuencia de esta victoria para la RASD, Marruecos decidió su retirada


definitiva de la Organización en la vigésima Conferencia de la OUA. También Zaire
(actualmente República Democrática del Congo) optó por dejar de participar
activamente en las actividades de ésta, aunque no renunció a su asiento de manera
formal. También en la vigésima Conferencia de la Organización la RASD obtuvo un gran
triunfo diplomático, al ser elegido su presidente, Mohamed Abdelaziz, como
vicepresidente de la OUA.

Con la RASD como miembro de pleno derecho de la organización africana y la


consecuente retirada marroquí de la organización, la cuestión sobre si el hecho de su
admisión era procedente o no estaba zanjada y la RASD continúa siendo hoy un Estado
de pleno derecho para la organización sucesora de la OUA, la Unión Africana (UA).

368Resolución AHG/Res.104 (XIX).


369PAZZANITA, A., “Morocco versus Polisario: a Political Interpretation”, The Journal of Modern African
Studies, 32, 2, 1994, p. 265-278.

163
3. Los problemas derivados del binomio

Con la admisión de la RASD en la Organización regional africana se había


materializado un problema que hasta el momento había permanecido inadvertido. La
representación de los saharauis en la sociedad internacional estaba dividida en dos
órganos: el Frente POLISARIO y la RASD, aunque ambos bajo una misma dirección.

Además, con este reconocimiento, la OUA no parecía estar sentando una práctica
segura en cuanto a la admisión de sus miembros, ya que tal y como establece el artículo
4 de la Carta de Addis Abeba, sólo los Estados africanos independientes y soberanos
pueden acceder a ella. Sin embargo, el territorio sobre el que se asienta las
reivindicaciones de la RASD no es hoy sino un territorio ocupado pendiente de
descolonización. En relación al artículo 28 de la Carta relativo a los modos de adherirse
a la Organización, debemos subrayar, al igual que BOUTROS-GHALI, que esta admisión
debe constituir “une consécration de l´independance et non un moyen de l´adquerir”370.

En segundo término, y a tenor de la opinión de la mayoría de la doctrina, el


reconocimiento de un nuevo miembro por parte de una organización no es equiparable
al reconocimiento por parte de los miembros que forman parte de dicha
organización371. Por lo tanto, la admisión de la República Árabe Saharaui Democrática
en la OUA no supone su reconocimiento por otros Estados. A su vez existe una intensa
discusión acerca de la diferencia que debería suponer el reconocimiento de un nuevo
Estado y su admisión dentro de una organización, pudiendo ser independientes ambas
consideraciones372.

En suma, con la admisión de la RASD en la OUA, el reconocimiento que se había


otorgado anteriormente al Frente POLISARIO como movimiento de liberación nacional
saharaui se vio interrumpido. Y, con ello, sus posibilidades de que la organización

370 BOUTROS-GHALI, M., L´Organisation de l´Unité Africaine, París, 1969, p. 197, p. 99.
371 LAZARUS, C., “Le status des Mouvements de Libération Nationale a L´Organisation des Nations Unies”,
A.F.D.I., 1974, p. 173-200, p.174 y ss.
372 BORELLA, F., “Le Systeme juridique de l´Organisation de l´Unité Africaine”, A.F.D.I., 1971, p. 233-255,

p. 242.

164
regional enviara información a la ONU para el establecimiento del oportuno Estatuto
de Observador en esta organización se vieron enormemente afectadas.

Así, podemos considerar que el hecho de que la RASD ocupe un asiento en la


organización africana imposibilita totalmente que el Frente POLISARIO tenga
legitimidad alguna como movimiento de liberación saharaui en África. Tanto es así que
el propio Consejo de Ministros de la organización afirmó que “Le POLISARIO ne pouvait
plus être reconnu par l OUA en tant que mouvement de libération nationale”373. Al existir
un Estado que se considera soberano, el reconocimiento de este movimiento sería
desatinado. Ello dificulta en gran medida, como aducimos anteriormente, la
coordinación con las Naciones Unidas en lo respectivo al conflicto, ya que esta última
no reconoce al Estado del Sáhara374.

La proclamación de la RASD, en fin, ha ocasionado una práctica difusa, cambiante


y confusa en relación a quiénes deben considerarse los representantes del pueblo
saharaui. Con el nacimiento de la RASD, se creaba un binomio, ¿un órgano bicéfalo o
dos herramientas complementarias para ejercer el derecho a la libre determinación?.

Como ya hemos expuesto anteriormente, con la proclamación del Estado


saharaui, el Frente POLISARIO dejaba de ser un movimiento de liberación nacional
para la OUA. Sin embargo, desde la organización estatal esto trató de conciliarse al
establecer una jerarquía estricta que otorgaba prioridad absoluta al Frente POLISARIO,
así “el Frente POLISARIO es el medio (supremo) del pueblo saharaui para llevar a cabo su
marcha histórica, mientras que la RASD constituye el marco en el cual el pueblo saharaui
realiza el objetivo de su evolución”375. Según el Preámbulo de la Constitución de la RASD
el pueblo saharaui proclama “su resolución de continuar la lucha para la culminación de

373 Décision du Conseil de Ministres á sa 26ª session, Addis Abeba, 28 février 1976.
374 Del mismo modo, considerar a la RASD como un país libre y soberano puede resultar
contraproducente; frente a ello el Estado marroquí ha argumentado que el conflicto no es internacional
sino interno, ya que al proclamarse el Estado no hay pendiente ningún caso de descolonización.
375 ISMAIL ULD ES- SWEYIH, M. F., El primer Estado…, op. cit., p. 53.

165
la soberanía de la República Árabe Saharaui Democrática sobre la totalidad del
territorio nacional”376.

Como podemos observar, en la Carta Magna saharaui el Estado se presenta como


inacabado, quedando pendiente su plenitud, dando lugar a un Estado cuyas
competencias se encuentran limitadas de facto. Esto es fácilmente detectable a lo largo
del texto constitucional en el que se usa en varias ocasiones las expresiones “para la
culminación de la soberanía”, “hasta la culminación de la soberanía” o “tras la
culminación de la soberanía”377 haciendo gala de una provisionalidad formal de esta
forma de organización política y, si se quiere, justificando, a su vez, la
autoproclamación comentada ut supra. De este modo, tal y como dicta el artículo 31 del
texto constitucional

“hasta la culminación de la soberanía nacional, el Frente POLISARIO sigue


siendo el marco político que agrupa y moviliza políticamente a los saharauis, para
expresar sus aspiraciones y su derecho legítimo de la autodeterminación e
independencia, y para defender su unidad nacional y perfeccionar la edificación del
Estado saharaui soberano”.

Sin embargo, a nivel práctico, estas situación ha planteado problemas respecto


del reconocimiento, ya que con esta dualidad se ha posibilitado la elección a los
miembros de la sociedad internacional entre tener relaciones diplomáticas con la RASD
o con el Frente POLISARIO, creando, así, una práctica dividida y desacorde que, en
nuestra opinión, no resulta demasiado fructífera.

MARCELLI habla una relación “genética”378 ente ambas organizaciones de la que


es imposible desprenderse; sin embargo, la diferencia ha de suponerse en el ámbito
competencial de cada una de ellas. El papel jugado por el Frente POLISARIO en la

376 La Constitución de la RASD fue promulgada durante el X Congreso del Frente POLISARIO que tuvo
lugar del 26 de agosto al 4 de septiembre de 1999, es accesible en http://www.arso.org/03-
const.99.htm.
377 Estas expresiones se incluyen en el Preámbulo, artículo 9, artículo 24, artículo 31, artículo 45, artículo

130 y artículo 131.


378 MARCELLI, F., “La condizione giuridica internazionale del Fronte Polisario”, Rivista di Diritto

Internazionale, 1989, vol. 72, p. 282-310, p. 293.

166
proclamación de la RASD ha sido del todo central, por lo cual, dentro de este binomio
podemos considerar que existe un sujeto primario y otro derivado.

En este sentido, en el trasfondo de la cuestión del Sáhara no se esconde otra cosa


que un problema de descolonización interrumpida, cuestión que corresponde afrontar
al Frente POLISARIO como movimiento de liberación nacional, para lo cual, podemos
considerar que éste ha creado a la RASD como instrumento para la consecución del
objetivo último de la autodeterminación del pueblo saharaui.

Hay que subrayar, como pone de manifiesto MARCELLI que “lo scopo principale
della proclamazione della RASD é stato quello di porre la comunitá internazionale di fronte al
problema dell´ autodeterminazione negata del popolo saharoui, oponiendo, al fatto compiuto
dell´invasione, un evento che in qualque misura valesse a controbilaciarne le conseguenze”379.

De este modo, tenemos que tener presente que la proclamación de la RASD no


tendría porqué significar menor relevancia para el Frente POLISARIO. De hecho, en
todas las Resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas posteriores a la
proclamación de dicho Estado se define al Frente POLISARIO como “representante del
pueblo del Sáhara occidental”, situándolo como un actor de obligada referencia para la
toma de cualquier decisión para la cuestión del Sáhara Occidental380.

Aunque, como podemos observar, los reconocimientos otorgados a la RASD


hayan sido numerosos381, es obligado señalar que otros muchos países no lo han
otorgado. Igualmente, la práctica también nos muestra una serie de revocaciones de
este acto entre los años 1978-1980 y 1996-1997382.

379 Ibídem., p. 293.


380 Resolución 34-37 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 21 de noviembre de 1979.
381 Los Estados que reconocen actualmente a la República Árabe Saharaui Democrática son Afganistán,

Albania, Argelia, Angola, Antigua y Barbuda, Barbados, Belice, Bolivia, Botswana, Burundi, Camboya,
Cabo Verde, Colombia, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Ecuador, Timor Oriental, Etiopía, Ghana,
Granada, Guatemala, Guinea-Bissau, Guayana, Haití, Honduras, Irán, Jamaica, Kenia, Laos, Lesotho, Libia,
Mali, Mauritania, Mauricio, México, Mozambique, Namibia, Nicaragua, Nigeria, Corea del Norte, Panamá,
Papua Nueva Guinea, Paraguay, Ruanda, San Vicente y las Granadinas?, Seychelles, Sierra Leona,
Sudáfrica, St. Kitts y Nevis, Surinam, Siria, Tanzania, Trinidad y Tobago, Uganda, Uruguay, Venezuela,
Vietnam, Yemen, antigua Yugoslavia, Zambia y Zimbabwe.
382 Las razones de esta diplomacia intermitente no las conocemos de manera expresa, aunque, por lo

complejo de las Relaciones Internacionales, podemos llegar a apostar porque los intereses políticos han
jugado en ello un notable papel. Al respecto v. RUIZ MIGUEL, C., “Recientes…, op. cit., pp. 355-356.

167
Además, este desajuste en la práctica mundial ha traído consigo divergencias de
tipo diplomático que se suceden según el sujeto haya reconocido o no a la RASD. Esto
es fácilmente comprobable en lo que respecta a las representaciones diplomáticas
saharauis en los diferentes Estados. Así, tendremos, por un lado, embajadas o
consulados en aquellos países que mantienen relaciones bilaterales con el Estado
saharaui, como por ejemplo Uruguay o Libia y, por otro lado, simples representaciones
del Frente POLISARIO en los países que no han reconocido a la RASD, como en el caso
de España o Francia.

Otro de los puntos preocupantes es que el movimiento de liberación nacional no


ostente la totalidad del protagonismo político que conlleva la representación saharaui
dentro del conflicto. Debido a este hecho divisorio de la actividad exterior, los Estados
u Organizaciones que reconocen formalmente a la República Árabe Saharaui
Democrática no hacen lo mismo con el Frente POLISARIO, dejando de obtener éste los
privilegios otorgados a este tipo de movimientos. El reconocimiento de la primera
agota la representación saharaui al entenderse este último incluido en ella.

Sin embargo, esto nos vuelve a posicionar ante un interrogante: si en la


Constitución de la RASD se entiende que el Frente POLISARIO es el órgano supremo de
su organización política, ¿podemos entender en este tipo de reconocimientos que el del
movimiento polisario se encuentra inserto dentro del de la RASD?. La cuestión puede
estribar en determinar a título de qué es otorgado el reconocimiento en cada caso.

Al respecto RODRIGUEZ CARRIÓN considera que en el reconocimiento al Estado


saharaui estaría comprendido el del Frente POLISARIO como su gobierno383. En apoyo
a esta tesis hay que destacar que el Frente POLISARIO ha establecido contactos
diplomático con numerosos Estados, basados en el reconocimiento otorgado por éstos
a la RASD384. Análogamente, la Autoridad Nacional Palestina es tratada por los países
que la reconocen como Gobierno del Estado Palestino, aunque la existencia de éste no
sea formal por carecer de los elementos constitutivos de los Estados. Sin embargo, este

383 RODRIGUEZ CARRIÓN, A. J., Lecciones de…, op. cit., p. 87.


384 MARCELLI, F., “La condizione…”, op. cit., p. 298.

168
argumento nos plantea un serio problema de naturaleza jurídica puesto que el Frente
POLISARIO pretende ser calificado como movimiento de liberación nacional.

Por otra parte, debemos indicar que la RASD no es miembro ni posee estatuto
alguno en el seno de la Organización de las Naciones Unidas, quien otorgó la
representación del pueblo saharaui al Frente POLISARIO de manera exclusiva, lo que
sin duda provoca una gran descoordinación con respecto a los países y organizaciones
que reconocen al Estado saharaui.

Desde un prisma pragmático, parece que este binomio saharaui ha venido a


complicar una situación ya de por sí difícil, enredando la compleja tarea de los
representantes saharauis de crear un hueco sólido para el Frente POLISARIO en la
Comunidad Internacional, ya que éstos deben también detenerse en reafirmar y
convencer sobre la estatalidad de la RASD, sin dejar de prestar una importancia
esencial a la materialización del Frente POLISARIO, a su independencia y autonomía así
como a su exclusiva representatividad de los saharauis.

169
D. LA PRÁCTICA INTERNACIONAL HASTA NUESTROS DIAS

Después de la proclamación de la RASD, la institución del reconocimiento sigue


su curso bajo dos afluentes paralelos, pero sin que éstos deban confundirse o fundirse
en uno solo, la de aquellos sujetos que reconocen al Frente POLISARIO y la de aquellos
que se lo otorgan al Estado saharaui. En nuestro estudio nos centraremos en analizar
los reconocimientos dados exclusivamente al Frente POLISARIO, sin embargo, se hacía
preciso exponer la dualidad existente en la organización política saharaui desde 1976.

Ya con la observación de la práctica internacional en los primeros años de vida


del Frente POLISARIO hemos podido conocer la debilidad inicial que éste tenía en lo
relativo a contactos externos, sin perjuicio de los fieles apoyos que desde su creación
ha obtenido, como en el caso de Libia.

A lo largo de este análisis tendremos ocasión de comentar los reconocimientos


otorgados por los Estados y por las Organizaciones Internacionales, como únicos
sujetos de Derecho Internacional, por lo que conceden una legitimidad destacada al
realizar este acto jurídico-político, que conlleva notables ventajas para el sujeto
reconocido.

En el caso de los Estados, las relaciones bilaterales aportan un apoyo político


valioso, que puede contribuir a la difusión de las argumentaciones saharauis en el
escenario diplomático de resolución del conflicto, obteniendo ventajas jurídico-
internacionales. En el caso de las Organizaciones Internacionales las ventajas aparecen
sobre todo en el ámbito de las relaciones internacionales y el provecho parece aún más
luminoso: la capacidad normativa, de gran repercusión, y la posibilidad económica que
permite la ayuda humanitaria revelan un protagonismo y una responsabilidad
ingentes, de los que no parece adecuado evadirse.

Asimismo, debemos dar por sentado que la Unión Africana no va a formar parte
de nuestro estudio, ya que habiendo reconocido al Estado saharaui como
independiente y soberano quedan agotadas, con esto, las opciones del Frente

170
POLISARIO de formar parte de su práctica. No obstante, los Estados que actualmente
reconocen a la Republica Árabe Saharaui Democrática han sido, en la mayoría de las
ocasiones, inicialmente reconocedores del Frente POLISARIO, así como grandes aliados
de los nacionalistas saharauis, por lo que, a su vez, trataremos de ilustrar estos casos
no faltos de interés en relación al caso.

1. Los Estados y sus relaciones con el Frente POLISARIO en las


décadas de los ochenta y noventa.

Comenzando por los primeros contactos entre España y el Frente POLISARIO,


debemos señalar que a finales de los años setenta del siglo pasado el presidente del
Gobierno español, Adolfo Suárez, se reunió con Mohamed Abdelaziz, Secretario
General del Frente POLISARIO, en Argelia. Esta visita pudo interpretarse como “a
further step towards full Spanish recognition of the POLISARIO Front”385, ya que por
primera vez un presidente del Gobierno español viajaba a África para reunirse con el
representante del Frente POLISARIO. Sin embargo, Suárez describió el encuentro como
un simple intercambio de puntos de vista.

Es interesante señalar que la Unión de Centro Democrático (UCD), partido que


dirigía el propio Suárez, ya había dado su reconocimiento formal al Frente POLISARIO
en un Congreso de éste, en 1978386. En relación a ello, es preciso hacer constar que el
reconocimiento dado por un partido político que está en el poder, no implica el
reconocimiento por el Estado, ya que para la validez de éste es conditio sine qua non la
legalidad del ejercicio de la competencia de reconocer, en el sentido en que únicamente
son competentes para otorgar reconocimiento las personas que actúan en nombre del
Estado387.

De este modo, aunque la reunión comentada ut supra no fue considerada


unánimemente por las partes como un reconocimiento, éste tendrá lugar
posteriormente. Así, el acuerdo de reconocimiento oficial por parte del España al

385 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1979, November 9, p. 29917.


386 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1979, April 27, p. 29565.
387 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 50.

171
Frente POLISARIO tendrá lugar finalmente en 1980388, tras una ronda de
conversaciones entre ambos dirigentes en Argelia para la liberación de treinta y ocho
pescadores españoles tomados como prisioneros por el Frente saharaui.

En dicho acuerdo, España además se comprometía a respetar “the right of the


saharaui people to self-determination in conformity with UN Resolution 1514 /XV (…)”.
Por su parte, el Frente POLISARIO se comprometía al cese del ataque a los marinos
españoles en las costas del Sáhara Occidental.

Resulta relevante el hecho de que este acuerdo de reconocimiento389 y mutua


amistad entre el Frente POLISARIO y España iba a conllevar inevitablemente para la
última una considerable complicación en las relaciones bilaterales con Marruecos. Este
Estado le advertiría de que si quería conservar sus intereses en los bancos de pesca
marroquíes debería retirar todo apoyo al Frente POLISARIO390.

Ya en el año 1984, tiene lugar una reunión entre el Gobierno español,


representado por Alfonso Guerra, y el Frente POLISARIO, representado por Salem Ould
Salek. Pese a que España ya había reconocido al Frente POLISARIO en 1980, esta
reunión significaba una reiteración del reconocimiento dado anteriormente al Frente
POLISARIO. En este sentido, debemos afirmar que el reconocimiento no necesita ser
reiterado, sino que simplemente permanece estable hasta la revocación del mismo,
como acto unilateral del Estado que es391, sin embargo, resulta fundamental para el
Frente POLISARIO mantener contactos asiduamente con los Estados que le han
otorgado reconocimiento, pues el objetivo es perseguido y no conseguido, y por tanto

388 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1981, Febrary 13, p. 30716.


389 Ibídem.
390 Ibídem. Esta advertencia marroquí constituye a todas luces una obstaculación a la libre
determinación del pueblo saharaui y, más concretamente, a su movimiento de liberación. Y es que la
Resolución 2105 (XX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas determina que los Estados tienen
la obligación, como ya hemos comentado ut supra, de ayudar y cooperar con estos movimientos.
Además, esta actitud marroquí conllevaría responsabilidades según las normas internacionales, por la
obstaculización del derecho a la libre determinación. En adición, los demás Estados, las Organizaciones
Internacionales y los organismos especializados de Naciones Unidas deberán abstenerse de prestar
ayuda al Gobierno marroquí, mientras persevere en mantener al Sáhara Occidental ocupado de manera
ilegítima, lo que se vuelve a deducir de la Resolución 2105 (XX).
391 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 38.

172
necesita de apoyos políticos que contribuyan a la no paralización del debate político en
relación a la cuestión del Sáhara.

Previamente, Felipe González, en calidad de líder del Partido Socialista Obrero


Español, había firmado un acuerdo de reconocimiento en el que se expresaba que el
Frente POLISARIO era el único representante legítimo del pueblo saharaui392. Este
hecho es notorio de que las divergencias de partidos políticos y Gobiernos presididos
por miembros de ese mismo partido, son frecuentes en la práctica. Aunque, no por ello,
debemos confundir sendos reconocimientos. El expuesto ut supra, fue constitutivo
únicamente del reconocimiento del Frente POLISARIO por parte del Partido Socialista
Obrero Español, y no por el Estado.

No obstante, un año más tarde tiene lugar otra reunión en Madrid que, en lo
relativo a las relaciones internacionales entre el Frente POLISARIO y España, tiene una
importancia vital. Esta reunión, mantenida entre Mohamed Bachir y Alfonso Guerra,
tendrá como resultado el anuncio por el Gobierno español el 10 de marzo de 1984 de la
apertura de una representación oficial del Frente POLISARIO en Madrid393.

Este hecho es significativo del apoyo brindado por España al Frente POLISARIO
como movimiento de liberación nacional que persigue la autodeterminación del pueblo
al que representa, puesto que las representaciones oficiales en el extranjero tienen la
finalidad de hacer avanzar a estos movimientos en la construcción de su lucha política
y jurídica. También es cierto que la apertura de una delegación oficial supone un acto
tácito de reconocimiento, ya que, entre otras cosas, se produce con ello el comienzo de
relaciones internacionales oficiales entre el Gobierno de España y el movimiento
saharaui, lo que comporta un reconocimiento implícito394.

392 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, April, p. 32821.


393 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, December, p. 33306.
394 En este sentido, algunos autores consideran que, aunque el reconocimiento puede ser expreso o

tácito, sólo el expreso forma parte de los actos unilaterales del Estado, siendo el tácito o implícito un
mero comportamiento estatal, lo que, por otro lado, no quiere decir que no produzca los pertinentes
efectos jurídicos. Vid. BONDIA GARCIA, D., Régimen jurídico…, op. cit., p. 101.

173
Es interesante destacar que el Gobierno marroquí emitió ante ello una protesta
formal advirtiendo del deterioro que se produciría en las relaciones hispano-
marroquíes395.

Pero un acontecimiento acaecido en 1985 iba a cambiar drásticamente el


desarrollo de sus relaciones con el Frente POLISARIO. En la noche del 20 al 21 de
septiembre un barco pesquero español es atacado en aguas saharauis por el Ejército de
Liberación Popular Saharaui, teniendo como víctimas a dos hombres y tomando como
prisioneros a seis396. El Frente POLISARIO admitió responsabilidad accidental en el
ataque, se disculpó y liberó a los prisioneros el día 28 del mismo mes397. No obstante,
un día después, y pese a que el pesquero español se hallaba faenando en una zona en la
que existía un conflicto armado, el Gobierno español decide cerrar las tres oficinas del
Frente POLISARIO que ya existían en el país. Además, exhortó a los miembros del
Frente a dejar el país en tres días398.

Este acto puede interpretarse como la revocación del reconocimiento español al


Frente POLISARIO. Sin embargo, debemos entrar a considerar la licitud o no que
tendría dicha revocación. En atención a lo que comentábamos ut supra al respecto, sólo
un cambio fundamental en las circunstancias o en el sujeto pueden justificar una
revocación del reconocimiento399. En cualquier caso, es preciso señalar que la ruptura
del contacto político no comporta la revocación del reconocimiento otorgado400, sino
que son dos cuestiones separadas. Así, este hecho pudo provocar la interrupción de las
relaciones entre España y el Frente POLISARIO, sin necesidad de que ello signifique
una revocación del reconocimiento otorgado anteriormente.

Por otro lado, con fecha 4 de Junio de 1980, representantes del Gobierno
portugués bajo la misma estrategia seguida por el Frente POLISARIO que en las
reuniones mantenidas por el Gobierno español –tras negociaciones para la liberación

395 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, December, p. 33306.


396 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1985, October, p. 33891.
397 Ibídem.
398 Ibídem.
399 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. III, párr.

117.
400 PAPINI, R.; CORTESE, G., La rupture des relations diplomatiques et ses conséquences, París, 1972, p.

299, p. 42.

174
de pescadores retenidos por el movimiento saharaui como prisioneros-, termina por
concluir un Acuerdo de reconocimiento en el que éstos reconocen al Frente POLISARIO
como el “sole legitimate representative of the Saharawi people”401.

A su vez, en un comunicado conjunto, Portugal hacía referencia a la peligrosa


situación que estaba teniendo lugar por razón de la ocupación marroquí en los
territorios de la RASD, al tiempo que afirmaba su apoyo al pueblo saharaui en la lucha
por la “independence, sovereignity and territorial integrity of their country”402.

Sin embargo, y pese a lo rotundo del comunicado que es determinante de un


reconocimiento expreso por parte de Portugal al Frente POLISARIO como el
representante único y legítimo de los saharauis, el Primer Ministro portugués,
Francisco Sá Caneiro, afirmó veintidós días después que el Gobierno portugués no
había reconocido al Frente POLISARIO, y que sólo se había tratado de un comunicado
conjunto fruto de las negociaciones para la liberación de los pescadores403.

Es admitido por la doctrina de manera general que el reconocimiento, como acto


unilateral del Estado, es susceptible de retirarse por la sola voluntad estatal404, pero
para ello debe haber algún cambio trascendental en las condiciones, como la
desaparición del sujeto o de alguno de sus elementos constituyentes405. Sin embargo,
en la revocación de reconocimiento que hace en este caso Portugal no apreciamos
ninguna de esas circunstancias especiales.

En el caso del reconocimiento otorgado a movimientos de liberación nacional,


hemos de recordar que éste consiste en reconocer que un grupo políticamente
organizado es el legítimo representante de un pueblo que espera ejercitar su derecho a
la libre determinación. En este sentido, el ejercicio de ese derecho implica
necesariamente que terceros Estados puedan tratar con los movimientos de liberación
nacional, y otorgarles el reconocimiento como representantes del pueblo, lo que no

401 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1981, Febrary 13, p. 30716.


402 Ibídem.
403 Ibídem.
404 ROSENNE, S., “The perplexities of modern international law”, 291 RCADI, 2001, pp. 9-471p. 271.
405 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto Informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. III, párr.

117.

175
significa que ello sea constitutivo de un reconocimiento prematuro o pueda ser
considerado como una injerencia en los asuntos internos del Gobierno colonial o
extranjero406.

Es por ello que la revocación del reconocimiento otorgado por Portugal debería
tenerse por ineficaz, ya que esta institución no está carente de toda reglamentación, y
la observancia de las normas sobre revocación se hace muy necesaria, si no se quiere
terminar por convertir al reconocimiento en un capricho estatal sin rigor alguno. Así, la
revocación portuguesa no es ilustrativa de una práctica jurídica internacional que siga
unas pautas lógicas.

En otro orden de cosas, es preciso destacar que debido a las dificultades que
estaban teniendo Marruecos y el Frente POLISARIO a la hora de entablar
negociaciones, este último pidió con fecha de 22 de julio de 1981 a Francia que usara
su influencia para intentar un acercamiento de posiciones entre ambos, es decir, que
usara la mediación como medio de arreglo pacífico en el conflicto. Para ello, una
delegación del Frente POLISARIO viajó hasta el país galo para reunirse con su Ministro
de Asuntos Exteriores con fecha 5 de agosto407. Éste, tras la reunión, realizó una visita a
los Estados de Argelia y Marruecos, sin embargo la mediación del Estado francés no
obtuvo resultados de acercamiento de posturas entre ambos, ya que Marruecos
estimaba inaceptables las propuestas de la otra parte408.

A pesar ello, la intervención diplomática francesa tuvo como resultado para los
saharauis otro tipo de frutos distintos a los que habían ocasionado el acercamiento: la
apertura de una delegación oficial del Frente POLISARIO en París409. Ante tal hecho, el
representante del Frente POLISARIO para Europa, Fadel Ismail, afirmó que la apertura
de la oficina significaba el establecimiento de

406 ABI-SAAB, G., “Wars of…”,op. cit., p. 372.


407 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1982, May 14, p. 31488.
408 Ibídem.
409 Ibídem.

176
“a direct, oficial and continuous dialogue with the other –principal- party in the
Saharan conflict and develop French-Saharawi relations with a view to promising co-
operation for the future”410.

En este sentido, hay que señalar que la representación oficial del Frente
POLISARIO en la capital francesa responde a un reconocimiento tácito. Al no tratarse
de una mera delegación política, sino de una delegación oficial, la declaración es
constituyente de una voluntad del Estado francés de apoyo y de reconocimiento al
movimiento saharaui y, podemos concluir que ello además concuerda con la obligación
establecida por las Naciones Unidas de cooperar con los movimientos de liberación
nacional. Pese a que no existe un catálogo detallado de los actos que implican
reconocimiento411, sabemos que en el reconocimiento tácito lo que prima son los
hechos y actitudes del Estado, por lo que sus elementos substanciales son la
interpretación de esas conductas y su intencionalidad. En ese sentido, el
establecimiento de una delegación oficial, y no oficiosa, del Frente POLISARIO en
Francia implica reconocimiento sin lugar a dudas.

En este punto de la exposición nos parece interesante detenernos en la actitud


estadounidense hacia el conflicto saharaui, ya que si bien este país no ha reconocido al
Frente POLISARIO, sí ha tenido una postura que disiente de la llevada a cabo por la
mayoría de los Estados en relación a la cuestión del Sáhara Occidental. En definitiva,
este Gobierno declaró que los Estados Unidos de América

“supports Morocco and recognizes its administration over the disputed area (…)
but is neutral on the issue of sovereignity (…)”412.

En realidad, la actitud estadounidense no hacía más que constatar una realidad


de facto: que Marruecos administraba el Sáhara. Esto, aunque lo hiciera de manera
irregular, era un hecho, y ante ello es preciso resaltar la vigencia del principio de
efectividad. En este supuesto de hecho, la efectiva posesión del territorio logra, en la
consideración de este sujeto por parte de la sociedad internacional, prevalecer sobre

410 Ibídem., p. 31489.


411 NACIONES UNIDAS: A/CN.4 534, Sexto Informe de los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 25.
412 Le Monde, 9 de mayo de 1982.

177
los títulos jurídicos y del principio uti possidetis iuris, pasando por alto con todo ello al
Dictamen Consultivo sobre el Sáhara Occidental de la Corte Internacional de Justicia,
que afirmaba que el Sáhara Occidental tenía derecho a la libre determinación y era
precisa la convocatoria de un referéndum a tal efecto413.

Sin embargo, en contra de lo que la administración estadounidense se encargó de


reconocer, debemos afirmar que el principio de efectividad encuentra su límite en el
respeto a las normas de ius cogens y, en este sentido, reiteramos que la Resolución
2625 (XXV) de la Asamblea General de las Naciones Unidas414 expresa que “no se
reconocerá como legal ninguna adquisición territorial derivada del uso de la fuerza”.
Hay, pues, aquí, un límite infranqueable al principio de efectividad, además de la
obligación de no obstaculizar el ejercicio del derecho a la libre determinación al pueblo
saharaui.

Por otro lado, la declaración estadounidense, en concordancia o no con las


normas de Derecho Internacional, pone de manifiesto, en primer lugar, que en opinión
de Estados Unidos España se veía desligada de sus responsabilidades internacionales
en cuanto al territorio, opinión que vendría corroborada por el Informe Corell que,
como hemos comentado ut supra, situaba a Marruecos como la Potencia
Administradora del Sáhara Occidental.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que el hecho de que Marruecos
administrara de facto la mayor parte del territorio no liberaba por sí solo a España de
la condición de Potencia Administradora, y de las responsabilidades derivadas de ella,
ya que como afirma la Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones
Unidas un territorio no autónomo tiene “una condición jurídica distinta y separada de la
del territorio del Estado que lo administrara: y esa condición conforme a la Carta
existirá hasta que el territorio de la colonia o territorio no autónomo haya ejercido su
derecho a la libre determinación (…)”.

413 Sáhara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil, 1975, vol. I, párr. 64.
414 Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de octubre de 1970.

178
Pero no cabe duda alguna de que el Informe Corell cargaba sobre Marruecos
aquellas responsabilidades de la ex metrópoli por su administración de facto del
territorio415.

En segundo lugar, con esa afirmación se dotaba a la parte marroquí de derechos


de administración sobre los recursos naturales del Sáhara Occidental, lo que, de no
redundar en beneficio de la población del Sáhara, volvía a constituir un obstáculo al
derecho a la libre determinación416. En este punto, hay que subrayar que también es
cierto que una característica fundamental de los movimientos de liberación nacional es
la falta de control sobre sus recursos naturales417, por lo tanto que Marruecos
administre los recursos naturales saharauis no tiene nada que ver con la soberanía del
Sáhara Occidental, sino con su mera administración.

En último lugar, la declaración del Gobierno de los Estados Unidos obviaba por
completo a una de las partes, el Frente POLISARIO, grupo que no era siquiera
mencionado por este Estado. Este movimiento era sacrificado junto con el principio de
libre determinación de los pueblos en aras, como hemos comentado ut supra, de un
principio de efectividad contra legem.

En otro orden de cosas, no debemos olvidar que, en el mismo momento que


están ocurriendo todos estos contactos diplomáticos con el Frente POLISARIO o con
Marruecos, durante los años ochenta del siglo pasado, se estaba librando un conflicto
armado entre el Ejército marroquí y el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS)
que duraría hasta 1991, cuando se decretaría un alto el fuego.

En 1980, el Consejo Nacional de Seguridad norteamericano aumentó la ayuda


armamentística a Rabat418 para la lucha en el Sáhara Occidental419. El Frente

415 Carta de fecha 29 de enero de 2002 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad por el Secretario
General Adjunto de Asuntos Jurídicos, Asesor Jurídico, Doc. S/ 2002/161.
416 Al respecto v. Resolución 46/64 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de diciembre de

1991.
417 CASSESE A., International Law, Oxford, 2005, pp. 558, p. 140.
418 Desde 1974, Estados Unidos ha aumentado progresivamente la entrega de armamento a Marruecos.

Se puede ver una tabla comparativa en OLIVER, P., Sahara, drama de una descolonización, Palma de
Mallorca, 1987, p. 287, p. 195.
419 OLIVER, P., Sahara…, op. cit., p. 194.

179
POLISARIO, por su parte, contaba con los apoyos fieles de Argelia, Mauritania420 y
Libia, aunque la ayuda militar y económica proporcionada por Argelia era la más
significativa, además de la única reconocida de manera oficial421.

El desarrollo del conflicto armado en el año 1980 se inclinaba favorablemente


hacia el Ejército de Liberación Popular Saharaui (ELPS), y tras la batalla de Uarkliz, que
dañó seriamente al ejército marroquí, Rabat cambió de estrategia y construyó el
llamado “muro de la vergüenza”, desde Jebel Ouarkzis, en el sur de Marruecos, hasta
Cabo Bojador422. Un año después, el Frente POLISARIO consiguió realizar ataques
efectivos contra el muro construido por Marruecos, en la Operación denominada “Gran
Magreb”423, cuya aliada principal fue Argelia, y con la que el Frente POLISARIO logró
ocupar la ciudad de Guelta Zemmur, cercana a la frontera mauritana424.

Pero el desenvolvimiento del conflicto armado se verá influido por las políticas
de acercamiento que en ese momento se estaban procurando desde de la OUA. Así, el
Frente POLISARIO, tras la cumbre de la organización en Freetown de 1980, se mostró
favorable a la aceptación de un alto el fuego y la convocatoria de un referéndum de
autodeterminación. Sin embargo, tras el rechazo de Hassan II a estas medidas425, el
conflicto armado continuó hasta 1991, cuando tendría lugar entre las partes un
acuerdo para el alto el fuego, que se encuentra vigente hasta el momento.

Volviendo a la práctica internacional debemos subrayar que, con fecha 11 de


diciembre de 1982, una delegación del Frente POLISARIO realiza una visita a Irán,
donde mantuvo conversaciones con el Ministro de Asuntos Exteriores iraní, Ali Akbar
Vellayati, comenzando una relación diplomática entre este Estado y el movimiento
nacionalista polisario y abriéndose una oficina del Frente POLISARIO en el territorio426.

420 Tras el Acuerdo de Paz entre Mauritania y el Frente POLISARIO, este país se convirtió en un defensor
más de la autodeterminación del pueblo saharaui, mostrando un apoyo sólido al Frente POLISARIO.
421 OLIVER, P, Sahara…,op. cit., p. 195.
422 Ibídem.., p. 196.
423 MARQUINA BARRIO, A., “El Tratado libio-marroquí, repercusiones e incidencias en la política exterior

española”, Revista de Estudios Internacionales, 1985, nº 6, p. 125-136, p. 132.


424 OLIVER, P., Sahara…, op. cit., p. 198.
425 BADÍA MARTÍ, A., La cuestión del Sáhara Occidental ante las Naciones Unidas, Madrid, 1999, p. 310, p.

31.
426 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1983, April, p. 32102.

180
Al mismo tiempo, los principales aliados del Frente POLISARIO, Argelia y Libia,
aumentaban su apoyo hacia éste proporcionándole armas de origen soviético427,
además de apoyo logístico, humanitario y político. Asimismo, Marruecos acusaba a
Mauritania de hacer lo propio, aunque el Gobierno de éste Estado lo negaba
categóricamente428. En cualquier caso, parece que el apoyo mauritano al Frente
POLISARIO, podría ser más político que económico o armamentístico.

Debemos considerar en este punto, que el apoyo material y moral prestado por
los Estados de Argelia y Libia, intensificado en esta época, no hace sino constatar el
reconocimiento otorgado al Frente POLISARIO, el apoyo a la libre determinación del
pueblo saharaui y la observancia de las normas internacionales a este respecto.
Podemos apreciar asimismo, cómo la continuidad de relaciones internacionales entre
estos Estados y el Frente POLISARIO, vienen a consolidar apoyos establecidos de
manera sólida, dejando de tener trascendencia alguna que el reconocimiento haya sido
expreso o tácito, pues lo que en realidad marca la diferencia es la efectividad de las
relaciones establecidas.

De este modo, Argelia, reafirmaba su apoyo al Frente POLISARIO429 y realizaba


esfuerzos para conciliar a las partes, aunque su posición era claramente favorable al
movimiento saharaui, lo que dificultaba su labor de mediadora.

También Libia reafirmó su sustento al Frente POLISARIO, en una reunión


mantenida entre Mohamed Abdelaziz y Muamar Al Gadhafi el 22 de marzo de 1983 430.
Sin embargo, el Gobierno libio objetó poco después que Argelia se estaba
inmiscuyendo en sus relaciones con el movimiento saharaui431, además, acusó al
Estado argelino de querer el control y colonizar432 el territorio saharaui, y de crear
obstáculos al referéndum propuesto por el rey alauita Hassan II, al que Libia era
favorable.

427 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1983, April, p. 32102.


428 Ibídem.
429 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, April, p. 32821.
430 Ibídem.
431 Ibídem.
432 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, April, p. 33307.

181
Es indudable que los intereses del Magreb juegan un notable papel en las
relaciones internacionales relativas al conflicto saharaui, y ello se ha puesto de
manifiesto a través de dos de los Estados que más han apoyado desde su nacimiento al
Frente POLISARIO, como son Libia y Argelia.

En este sentido, hay que destacar que Libia, a partir de 1984, será acusada de
tener una actitud cambiante y vacilante, en relación a la cuestión del Sáhara Occidental,
culpada de apoyar a unos y otros en función de sus propios intereses433. El origen de
estas opiniones, tiene, no obstante, un apoyo formal, la firma de un Tratado militar de
cooperación entre Marruecos y Libia, con fecha 13 de agosto de ese año434.

Sin embargo, de esta convención no parece deducirse un apoyo armamentístico


por parte de Libia al Reino de Marruecos, sino que el objeto principal del mismo
parecía vincularse a posibles tensiones de los Estados firmantes con Argelia 435.
Además, tras este acuerdo, Libia no revocó su reconocimiento al Frente POLISARIO ni
se retiró de la OUA tras la incorporación de la RASD a la misma, aunque sí paralizó el
envío de material militar al Frente POLISARIO436.

Pero el acercamiento libio-marroquí no fue estable, sino fugaz y débil, prueba de


ello es que tan sólo dos años después de la firma del Tratado, Hassan II decide dar por
concluida la unión con Libia437. Esta ruptura tiene lugar como consecuencia de las
diversas políticas llevadas a cabo por el Gobierno libio que Marruecos consideró
inaceptables, fundamentalmente en relación a Siria y al Sáhara. Asimismo, Libia criticó
fuertemente el encuentro de Hassan II con el Primer Ministro israelí, Shimon Peres 438;
además el Presidente Reagan advirtió al Gobierno marroquí que la alianza con Libia
sólo vendría a complicar sus relaciones con Estados Unidos439. Parece ser que el

433 OLIVER, P., Sahara…, op. cit., p. 195.


434 Tratado militar de cooperación libio- marroquí, firmado el 13 de agosto de 1984 en la ciudad de Ujda.
435 MARQUINA BARRIO, A., “El Tratado…, op. cit., p. 130.
436 OLIVER, P., Sahara…, op. cit., p. 247.
437 Ibídem., p. 247.
438 Ibídem., p. 248.
439 Ibídem., p. 248.

182
alianza de Marruecos y Libia no convenía a nadie, lo que se manifestó con su
fugacidad440.

De cualquier manera, sí es preciso insistir en que Argelia ha sido el único Estado


que ha reconocido oficialmente su apoyo al Frente POLISARIO y durante el conflicto
armado nunca paralizó su apoyo material al mismo. Además, durante la parálisis
momentánea de la ayuda militar libia al Frente POLISARIO, Argelia aumentó la suya, lo
que también permitió al Frente POLISARIO realizar ofensivas efectivas contra el muro
marroquí, en la Operación denominada “Gran Magreb”, aludida ut supra. Es evidente
que la construcción del muro tampoco suponía plato de buen gusto para el Estado
argelino, ya que la construcción se encontraba en la frontera de su propio territorio.
Aquí se evidencia que son los intereses estatales y no otro tipo de consideraciones los
que condicionan las políticas estratégicas de los Estados vecinos en la cuestión del
Sáhara Occidental.

En octubre de 1984 se producen algunos reconocimientos en el ámbito regional


africano. De este modo, Mohamed Abdelaziz mantiene conversaciones con el
Presidente Machel, de Mozambique, quien afirma su apoyo y reconocimiento al Frente
POLISARIO441; a su vez el Presidente Ratsiraka de Madagascar da su reconocimiento y
apoyo al movimiento nacionalista saharaui con la misma fecha442. Ambos
reconocimientos son expresos.

Es importante señalar que estos reconocimientos expresos suelen ir


acompañados de manifestaciones de apoyo a la causa del Frente POLISARIO, lo que
parece indicar que le son otorgados en consideración de su condición de legítimo
representante y válido ejecutor de la libre determinación del pueblo del Sáhara
Occidental.

440 Pese a que las acusaciones sobre la política cambiante de Libia son demostrables, parece hipócrita
achacar a este Estado el hecho de jugar sus intereses políticos pues , ¿no es esto algo común a todas las
políticas estatales?, parece claro que ningún Gobierno actúe en confrontación a lo que suponen sus
intereses estatales, cosa diferente es que sean esos intereses los cambiantes.
441 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1984, April, p. 33307.
442 Ibídem.

183
En el mismo año, 1984, el Secretario General del Frente POLISARIO, Mohamed
Abdelaziz realiza una visita Yemen con fecha 16 de noviembre, a partir de la cual, se
siguen manteniendo reuniones entre ambos líderes, dando lugar a relaciones
bilaterales estables443.

Respecto a las partes directamente implicadas en la controversia del Sáhara


Occidental, hay que resaltar que las primeras tomas de contacto después del inicio del
conflicto armado entre el Frente POLISARIO y Marruecos no tienen lugar hasta 1984.
El 9 de noviembre de ese año el Ministro de Asuntos Exteriores marroquí declaró a la
Agencia Pan-Africana de Noticias que Marruecos estaba preparado para aceptar la
celebración de un referéndum444; sin embargo, tras la admisión de la RASD en la
Organización para la Unidad Africana (OUA) tan sólo tres días más tarde, esta iniciativa
fue retirada.

Lo más destacable de la entrevista del Ministro marroquí con esta agencia de


información fue, no obstante, que declaraba estar dispuesto a sentarse en una mesa de
conferencias con el “llamado” Frente POLISARIO, aunque previamente había rehusado
mantener contactos directos con éste, por considerar a sus miembros simples
mercenarios mantenidos por Argelia445.

443KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1985, April, p. 33566.


444Vid. Resolución sobre la cuestión del Sáhara Occidental, AHG/Res. 103 (XVIII), en Doc. A/36/534, de
24 de septiembre de 1981, anexo II.
445 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1986, Febrary, p. 34203. Respecto a las
consideraciones marroquíes sobre el Frente POLISARIO, hay que afirmar que éstas no tienen una
fundamentación jurídica sólida. En primer lugar, las características del Frente POLISARIO no se
corresponden con las de los mercenarios. El mercenario, según TERNICET “est donc un individu qui
est essentiellement attiré par la perspective d´un salarie, qui prend part à un combat Dans l´unique
but du obtener une rémunération, et qui est étranger par rapport à la Partie qui l emplome”. En este
sentido, podemos advertir que los mercenarios están únicamente motivados por la remuneración
económica, quedando fuera cualquier interés político o ideológico, lo que no se puede sostener en
relación al Frente POLISARIO, además, tienen que estar reclutados por una de las partes en el
combate, lo que en opinión del Gobierno marroquí los miembros del Frente POLISARIO han sido
reclutados por Argelia, pero sin embargo, el conflicto no es entre Marruecos y Argelia. En tercer
lugar, los mercenarios no están ligados a ninguna parte, excepto por la contratación ad hoc, por lo
que quedarían fuera residentes, fuerzas armadas o guerrilleros. EL Frente POLISARIO, como
comentamos ut supra, nació bajo una diferente denominación, como un grupo que luchaba contra
la ocupación colonial española, y después con la ocupación extranjera marroquí, siendo su objetivo
el de ejercer la libre determinación. Por todo ello, la calificación hecha por Marruecos respecto al
Frente POLISARIO, como anunciábamos, no tiene soporte normativo alguno, no se corresponde con
la realidad. Asimismo, el Frente POLISARIO ha catalogado de mercenarios a toda persona que
material o moralmente refuerce el papel de los países que agredan a su movimiento, (Le Monde,
25-25 mai 1976), lo que se pone en contradicción con la opinión de ciertas delegaciones que

184
En octubre de 1985, dieciocho representaciones de congresistasde diferentes
Estados visitan las bases militares del Frente POLISARIO en Argelia446. Entre éstas se
encuentran representantes estadounidenses, británicos y franceses, como las más
representativas. En los asentamientos saharauis cercanos a la ciudad argelina de
Tinduf estas delegaciones se entrevistan con el Secretario General del Frente
POLISARIO Mohamed Abdelaziz.

Asimismo, hay que destacar que las representaciones que visitan los
campamentos de refugiados saharauis son de Estados que no han reconocido a la
República Árabe Saharaui Democrática, en su mayoría europeos, como Francia, España,
Gran Bretaña, etc. En este sentido, es preciso subrayar que hay un reconocimiento a las
labores del Frente POLISARIO como representante legítimo del pueblo saharaui, ya
que, además, el encuentro se realiza en territorio controlado por el Frente POLISARIO.

Al respecto de estas visitas de las representaciones estatales a las bases militares


y operativas del Frente POLISARIO, cabe deducir que existe un reconocimiento tácito
del Frente POLISARIO como movimiento de liberación nacional. Así, se debe recordar
que el otorgamiento de reconocimiento no implica que necesariamente se tengan que
establecer relaciones diplomáticas, pero sí se debe tratar al sujeto reconocido como
uno más de la Sociedad Internacional447. Por tanto, a partir del reconocimiento esos
Estados se comprometen a considerar como legítima una determinada situación,
concediendo valor jurídico a una determinada pretensión o condición de hecho448. En
este sentido, el reconocimiento siempre despliega un efecto que va a condicionar las
relaciones entre el sujeto reconocedor y el reconocido: el Estado no puede contestar
aquello que ha reconocido449. Al respecto, CRAWFORD sostiene que “when a status of a
particular entity is doubful, or where some necessary element is lacking, recognition,
apart from its evidential important, may obligue de recognizing State to treat the

afirman que mercenario es únicamente el que toma parte de manera directa en las hostilidades. V.
TERCINET J., “Les Mercenaries et le Droit International”, A.F.D.I., 1977, vol. 23, p. 269-293, p. 274.
446 KEESSING´S CONTEMPORARY ARCHIVES, 1986, Febrary, p. 34203.
447 NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del Estado, cap. I, párr. 23.
448 VENTURINI, G., Il riconoscimento nel diritto internazionale, Milán, 1946, p. 143.
449 BONDÍA GARCÍA, D., Regimen jurídico…,op. cit., p. 100.

185
recongnized entity as a State, and may thus contribuye towards the consolidation of its
status”450.

De este modo, resulta fundamental que el reconocimiento correctamente


efectuado despliegue sus efectos. Para ello, es de vital importancia que los Estados sean
consecuentes con lo que la institución del reconocimiento significa, y el significado de
esas visitas a territorio controlado por el Frente POLISARIO es una señal inequívoca de
reconocimiento.

Por otro lado es cierto, que los más de setenta países que hoy reconocen a la
República Árabe Saharaui Democrática, están reconociendo con ello al Frente
POLISARIO como su Gobierno, en este sentido ROSENNE afirma que “recognition of a
State implies recognition of it Government at the time of recognition”451

Así pues, el Frente POLISARIO en este punto es reconocido como Gobierno de la


RASD, mientras que en otros casos lo es como ente independiente, esto es, como
movimiento de liberación saharaui. El Frente POLISARIO no es, por tanto, un sujeto
controvertido más del panorama jurídico-internacional, sino que su esencia es
especialmente particular, en virtud de su atípica subjetividad, actuando en ambos
casos con los mismos objetivos y finalidades: ejercitar el derecho de libre
determinación que corresponde al pueblo saharaui.

Es cierto igualmente, que el Frente POLISARIO, goza de un gran número de


apoyos consolidados en la escena internacional por parte de países que no reconocen
al Estado saharaui, manifestándose esto respecto a una respetuosa recepción en
muchos Estados, en su mayoría europeos, como por ejemplo Suecia452. Sin embargo,
pese a que el apoyo pueda ser evidente, muchos Estados ha optado por rechazar el
otorgamiento de un reconocimiento formal al movimiento453.

450 CRAWFORD, The creation of…,op. cit., p. 24.


451 ROSENNE, S., “The perplexities of …, op. cit., p. 269.
452 PAZZANITA, A., G., “Morocco versus POLISARIO: a political interpretation”, The Journal of modern

African Studies, 1994, nº 32, vol. 2, p. 265-278, p. 273.


453 Ibídem.

186
La reflexión que se hace palmaria ante esta situación es que el reconocimiento
formal no es tan sólo un acto que permita al Frente POLISARIO actuar con ciertas
ventajas en el territorio de los Estados que lo han reconocido, sino que también implica
una toma de posición frente a los demás sujetos de Derecho Internacional con respecto
al conflicto, y con ello, los Estados se verían obligados a impulsar o promover
soluciones dignas para la resolución de la cuestión del Sáhara, despertando del letargo
obligado a un pueblo que parece tener una paciencia ilimitada.

Así pues, el Frente POLISARIO, como hemos podido ver a lo largo de este análisis,
ha mantenido relaciones internacionales con otros sujetos de Derecho Internacional, y
éstos le han otorgado un número considerable de reconocimientos, ya sean expresos o
tácitos, como movimiento de liberación nacional o como Gobierno de la República
Árabe Saharaui Democrática, en el caso de aquellos países que reconocen a la RASD.

Pero es indispensable constatar que el Frente POLISARIO no ha basado sus


relaciones exteriores únicamente en contactos bilaterales con los Estados, sino que, en
una sociedad internacional cada vez más institucionalizada, las Organizaciones
Internacionales tienen un papel fundamental en el surgimiento de nuevos sujetos en el
sistema internacional, y ante ello, el Frente POLISARIO tiene un interés cardinal en
encontrar su sitio en la escena global.

A continuación, centraremos nuestra atenciónen el lugar que ocupa el Frente


POLISARIO en la Organización de Naciones Unidas, no sólo ser el máximo exponente de
Organizaciones Internacionales de ámbito universal, sino también por la actitud
pionera de ésta en cuanto al acceso de los movimientos de liberación nacional al
estatuto de observadores en su seno.

187
2. ¿Qué lugar ocupa actualmente el Frente POLISARIO en las Naciones
Unidas?

La andadura del Frente POLISARIO en las Naciones Unidas comienza


inequívocamente con la Misión de Visita de 1975. Las conclusiones alcanzadas por ésta
tras su investigación tuvieron una trascendencia primordial, como ya hemos tenido
ocasión de comprobar ut supra. Así, sabemos que la Misión de Visita calificó al Frente
POLISARIO como un movimiento de liberación nacional454, además de afirmar que
parecía ser la fuerza dominante en el territorio455. Tras estas contundentes
conclusiones, el Frente POLISARIO se convertía en una parte del conflicto, que hasta
entonces había sido ignorada.

Ahora bien, ante esta situación, la Asamblea General de Naciones Unidas adopta
una Resolución456 en la que

“toma nota con satisfacción del Informe de la Misión Visitadora de las Naciones
Unidas al Sáhara Español en 1975, y apoya su conclusión de que deben adoptarse
medidas para que todos los saharianos originarios del Territorio puedan decidir su
porvenir en completa libertad y en un ambiente de paz y seguridad de conformidad con
la Resolución 1514 (XV).”

Como podemos observar, en el texto de la Resolución no se otorga un


reconocimiento expreso al Frente POLISARIO como movimiento de liberación
nacional457, ni siquiera como el legítimo representante del pueblo458, como ha ocurrido
en otros casos. Sin embargo, podemos considerar que la Asamblea General asume las
conclusiones de la Misión de Visita, entre las que se encontraba la calificación del

454 Informe del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la aplicación de la
Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales, Volumen III,
Documentos de las Naciones Unidas, A/10023 suplemento número 23, de 1975, párr. 19.
455 Ibídem., párr. 21.
456 Resolución 3458 (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 10 de diciembre de 1975.
457 La Resolución 2918 (XXVII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 14 de noviembre de 1972,

afirma, a diferencia de la Resolución 3458 (XXX), que los movimientos de liberación nacional de Angola,
Capo Verde, Guinea Bissau y Mozambique son los auténticos representantes de sus pueblos.
458 La OLP es calificada regularmente por las Resoluciones de la Asamblea General como “representante

del pueblo palestino”: V. Resolución 3210 (XXIX), Resolución 3236 (XXIX), o Resolución 3375 (XXX),
entre otras.

188
Frente POLISARIO como movimiento de liberación nacional. En cualquier caso, es
cierto que la expresión “toma nota” no resulta demasiado clarificadora; no obstante, ya
que la Misión de Visita fue encargada precisamente por la Asamblea General, podemos
deducir que las conclusiones del Informe de la Misión las acoge la Asamblea General,
aunque no manifieste de manera expresa el contenido de las mismas en una
Resolución.

Habría que esperar hasta la Resolución 36/31459 cuando la Asamblea General


nombre por primera vez al Frente POLISARIO, y lo hace del siguiente modo:

“Habiendo oído las declaraciones formuladas sobre la Cuestión del Sáhara


Occidental, incluidas las del representante del Frente Popular para la Liberación de
Saguía El-Hamra y Río de Oro.”

Además la Resolución dice acoger con beneplácito la decisión de cesación del


fuego unilateral adoptada por el Frente POLISARIO.

Indudablemente, esta Resolución nos confirma que la Asamblea General, aunque


de manera tácita, a partir de la emisión del Informe de la Misión de Visita acepta al
Frente POLISARIO como una de las partes en el conflicto, con derecho a ser oído en lo
relativo a la Cuestión del Sáhara.

Pero será la Resolución 34/37 de la Asamblea General de Naciones Unidas460 la


que finalmente otorgue al Frente POLISARIO un lugar en la Organización de manera
formal, al recomendar que

“El Frente Popular para la Liberación de Saguía el-Hamra y Río de Oro,


representante del pueblo del Sáhara Occidental, participe plenamente en toda
búsqueda de una solución política justa, duradera y definitiva de la cuestión del Sáhara
Occidental, de conformidad con las resoluciones y recomendaciones de las Naciones
Unidas, de la Organización de la Unidad Africana y de los países no alineados.”

459 Resolución 36/31 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 13 de diciembre de 1978.


460 Resolución 34/37 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 4 de diciembre de 1979.

189
En primer lugar, es necesario destacar que en este texto el Frente POLISARIO
aparece por primera vez como representante del pueblo saharaui. Como hemos podido
observar, en la Resolución 36/31 se decía haber oído “al representante del Frente
Popular…”. Sin embargo, aquí hay un cambio sustancial, ya que el representante del
Frente POLISARIO aparece por vez primera como representante del pueblo del Sáhara
Occidental, en concordancia con lo que afirmaba la Misión de Visita de 1975 en su
Informe final.

Por otro lado, la Resolución invita al Frente POLISARIO a participar plenamente


en la búsqueda de una solución para la cuestión del Sáhara Occidental, lo que parece a
todas luces atribuirle un estatuto de participación limitada, concretado en los temas
específicos de su interés.

Bien es cierto que, en otras ocasiones la condición de observador se ha otorgado


de una manera expresa. Un ejemplo claro es el de la Organización para la Liberación de
Palestina, la que mediante la Resolución 3237 (XXIX) de la Asamblea General de
Naciones Unidas461 es invitada “ a participar en los períodos de sesiones y en los
trabajos de Asamblea General en calidad de observadora.”

Del mismo modo, la Resolución 31/152 de la Asamblea General de Naciones


Unidas462 invitaba a la South West African People´s Organization (SWAPO) a
“participar en los períodos de sesiones y en los trabajos de la Asamblea General en
calidad de observadora.”

Parece claro sostener que los estatutos otorgados a la OLP y a la SWAPO son más
amplios y diferentes del concedido por la Asamblea General al Frente POLISARIO. Por
un lado, el Frente POLISARIO sólo ha sido invitado a participar en la búsqueda de una
solución en relación a la cuestión del Sáhara, en cambio, a la OLP y la SWAPO se le ha
cursado una invitación general, no sólo para ser oída en la cuestión de Palestina y
Namibia respectivamente, sino para participar en las sesiones y trabajos de cualquiera
de los temas que trate la Asamblea General.

461 Resolución 3237 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas de 29 de noviembre de 1974.
462 Resolución 31/152 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de diciembre de 1976.

190
Para estos casos, la doctrina ha querido diferenciar entre el estatuto de
observador y el de observador permanente463, correspondiendo éste último al actual
de la OLP y al que tuvo hasta su desaparición el movimiento de liberación namibio,
SWAPO y, además, el que detenta hoy la Santa Sede como único Estado no miembro
que posee un estatuto de observador permanente464. La diferencia estribaría en que el
estatuto de observador simple es exclusivamente para participar en todo lo relativo a
una cuestión específica del interés del nuevo observador, mientras que en el estatuto
de observador permanente la participación ya no está ligada exclusivamente a los
asuntos de su interés465.

Volviendo al Frente POLISARIO, es necesario subrayar que a partir de la


Resolución 34/37 comentada ut supra, la Asamblea General lo volverá a calificar como
representante del pueblo saharaui en una Resolución posterior de 1980466. Más tarde,
ya simplemente se hablará en las Resoluciones de la Asamblea General de “partes en la
controversia” o “partes en el conflicto”, refiriéndose al Frente POLISARIO y a
Marruecos467, hasta que en 1985 el apelativo “partes” se omite y ya en la Resolución
44/88 de la Asamblea General de Naciones Unidas468 , se habla sin más de “Frente
POLISARIO” y “Marruecos”, práctica que continuará en las resoluciones ulteriores469.

Aunque parezca una mera cuestión lingüística, el desarrollo de los apelativos


dados al Frente POLISARIO evidencia de manera clara el devenir de su proceso de
participación en la Organización de las Naciones Unidas. Desde que fue invitado a

463 CORRAL SALVADOR, C. ; SÁNCHEZ PATRÓN, J., M., “La participación de la Santa Sede en las Naciones
Unidas: su nuevo estatuto de “Estado Observador Permanente” ”, Anuario de Derecho Internacional,
2005, XXI, p. 449-477, p. 460.
464 Ibídem., p. 449.
465 BARBERIS, J., A., Los sujetos del…, op. cit., p. 134.
466 Vid: Resolución 35/19 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de noviembre de 1980;
467 Vid. Resolución 36/46 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de noviembre de 1981;

Resolución 37/28 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 23 de noviembre de 1982; Resolución


38/40 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 7 de diciembre de 1983; Resolución 39/40 de la
Asamblea General de Naciones Unidas, de 5 de diciembre de 1984: Resolución 40/50 de la Asamblea
General de Naciones Unidas, de 2 de diciembre de 1985; Resolución 42/78 de la Asamblea General de
Naciones Unidas, de 4 de diciembre de 1987; Resolución 43/33 de la Asamblea General de Naciones
Unidas, de 22 de noviembre de 1988.
468 Resolución 44/88 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de diciembre de 1989.
469 Entre otras, Resolución 43/33 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 23 de noviembre de

1988: Resolución 46/67 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de diciembre de 1991;


Resolución 47/25 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 25 de noviembre de 1992.

191
participar en la búsqueda de una solución en el conflicto del Sáhara Occidental, el
Frente POLISARIO se ha ganado los apelativos de “representante del pueblo del Sáhara
Occidental” y de “parte”, según los términos empleados en las Resoluciones de la
Asamblea General, sea de la controversia o del conflicto.

En la actualidad, el Frente POLISARIO sigue estando presente en las


Resoluciones de la Asamblea General sobre la Cuestión del Sáhara, si bien se ha vuelto
a sustituir los nombres propios “Frente POLISARIO” y “Marruecos”, aludiendo
simplemente al genérico “partes”470.

Como venimos observando, el estatuto que posee el Frente POLISARIO en la


Organización es difícil de definir en la actualidad. Y esto sucede porque, pese a que es
evidente que para las Naciones Unidas el Frente POLISARIO representa al pueblo
saharaui y, por ende, es un movimiento de liberación nacional, éste no ha sido incluido
en el proceso formal de reconocimiento de estos movimientos.

Tal y como adelantábamos ut supra, el sistema deductivo que ha creado la


práctica de la organización requiere el reconocimiento previo del movimiento por
parte de la organización regional correspondiente471. Y en este sentido, pese a que la
Organización para la Unidad Africana tuvo un papel relevante en el reconocimiento de
los movimientos de liberación nacional que han existido en el territorio de este
continente472, resultan evidentes dos anomalías de su práctica en lo relativo al Frente
POLISARIO;

En primer lugar, La Organización reconoció a trece movimientos de liberación


nacional en 1974, información que pasaría a la ONU para forjar el estatuto de
observador mediante la Resolución comentada ut supra 3280 (XXIX). Como sabemos,
en 1974 el Frente POLISARIO tan sólo tenía un año de vida, y su capacidad

470 Vid. Algunos ejemplos: Resolución 58/109 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 17 de
diciembre de 2003; Resolución 63/105 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 18 de diciembre
de 2008.
471 LAZARUS, C., “Le Statut des mouvements…, op. cit., p. 178.
472 Tanto la Organización para la Unidad Africana como la Liga de Estados Árabes ha adoptado un rol

relevante en este campo, sin embargo, otras organizaciones regionales como la Organización de Estados
Americanos se han abstenido totalmente O.N.U., doc. E/CN.4/Sub.2/377/Add. 1, p. 9, parágrafo 154, lo
que pone de manifiesto las deficiencias del sistema.

192
propagandística era aún débil, por lo que su inclusión en la lista de la OUA fue
imposible. Pero, también es cierto que la OUA con este reconocimiento múltiple daba
por concluida su labor en este campo, y no enviará más información al efecto a las
Naciones Unidas.

Por otro lado, la proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática en


1975, complicó los intentos del Frente POLISARIO por ganarse el reconocimiento de la
organización regional y aunque como comentamos ut supra la OUA reconoció al Frente
POLISARIO en 1976, el envío de esta información a las Naciones Unidas que hubiera
permitido obtener al Frente POLISARIO un estatuto de observador de manera formal,
fue paralizado hasta resolver la cuestión de la admisión de la RASD como Estado
miembro de la organización, lo que finalmente sucedió en 1984, hecho que se llevaría
por delante el reconocimiento del Frente POLISARIO como movimiento de liberación
nacional que había otorgado años antes la organización.

Como podemos observar la cuestión del reconocimiento del Frente POLISARIO


como movimiento de liberación nacional, presenta unas particularidades únicas, y en
ello tiene mucho que ver el binomio existente entre éste y la RASD, como ya pusimos
de manifiesto ut supra.

Pese a que nos ha sido imposible hallar documento alguno sobre el estatuto
formal del Frente POLISARIO en las Naciones Unidas, y que éste no aparece nombrado
en la lista de misiones de observación ante la Organización 473, es cierto que el Frente
POLISARIO tiene presencia en la actualidad en las Naciones Unidas. Concretamente,
existe un representante de éste en Nueva York474 en la lista de composición del
Secretariado General del Frente POLISARIO475, que lo define como “representante del
Frente POLISARIO en las Naciones Unidas, Nueva York”.

473 http://www.un.org/spanish/aboutun/misiones.htm#nomembers.
474 PAZZANITA, A. G., “Morocco versus…, op. cit., p. 274.
475 http://www.arso.org/secr.nat07.htm.

193
Por otro lado, el papel del Frente POLISARIO en el proceso de negociación que se
inició en el mes de junio de 2007, es del todo central476. El representante del Frente
POLISARIO para las Naciones Unidas permanece en contacto con el Secretario General
y su Enviado Especial477, como también lo hacen los representantes de la Misión
permanente de Marruecos en la Organización.

Ante esta situación anómala, dada la evidencia de que el Frente POLISARIO


representa al pueblo saharaui ante las Naciones Unidas es indudable, sin embargo que
por el momento no goza de todos los derechos derivados del estatuto de observador.
Cabe pensar que si las Naciones Unidas otorgaran los derechos del estatuto de
observador al Frente POLISARIO, la cuestión debería salir forzosamente del
estancamiento en el que está sumida. Cualquier actuación de la Organización en lo
relativo al reconocimiento del status del movimiento de liberación nacional saharaui
llevaría inevitablemente a adoptar una postura que no podría ser contradictoria con
todas las Resoluciones anteriores sobre la cuestión del Sáhara Occidental, en las que se
insta al ejercicio de la libre determinación del pueblo saharaui.

Por el contrario, actualmente Naciones Unidas se ha permitido el lujo de


posicionarse cómodamente bajo el filón de la prioridad del recurso de la negociación
entre las partes478. Sin embargo, en este punto de la exposición en necesario recordar
que en este medio de arreglo pacífico de controversias, las partes tienen “la obligación
de comportarse de tal forma que la negociación tenga sentido”479, y no parece que
aquellas propuestas que no incluyen la realización efectiva de la libre determinación

476 Este proceso de negociación entre las partes, patrocinado por las Naciones Unidas, se encuentra
actualmente en suspenso, después de que las reuniones “Manhansset I, II, III y IV no cosecharan ningún
fruto. Esto ha llevado a un estancamiento de la cuestión del Sáhara Occidental, ya que las posturas de las
partes parecen irreconciliables. Por un lado, el Frente POLISARIO reivindica un referéndum de
autodeterminación que contemple la opción de la independencia, por otro, Marruecos ofrece una
limitada autonomía para el Sáhara, y un referéndum en el que sólo quepan dos opciones, la integración
en el Reino de Marruecos o el Estatuto de Autonomía limitada. Para más información sobre las
negociaciones de Manhasset Vid. Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara
Occidental, Documentos del Consejo de Seguridad, S/2007/202, de 13 de abril de 2007.
477 Vid. Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental, Documentos del

Consejo de Seguridad, S/2007/202, de 13 de abril de 2007.


478 La Corte Internacional de Justicia confirmaba la prioridad del recurso a la negociación, tras una

práctica uniforme al respecto, en el asunto relativo al Sudoeste africano (1962). Affaires du Sud-Ouest
africain (Éthiopie c. Afrique du Sud; Libéria c. Afrique du Sud), Exceptions préliminares, Arrêt du 21
décembre 1962: C.I.J. Recueil 1962, p. 319.
479 Vid. Asunto relativo a la plataforma continental del Mar del Norte, (1969), C. I. J. Recueil. Plateau

continental de la mer du Nord, arrêt, C.I.J. Recueil 1969, p. 3.

194
del pueblo saharaui lo tengan. Al menos no en consonancia con las normas del Derecho
Internacional.

Asimismo, tras cuatro rondas de negociaciones entre el Frente POLISARIO y


Marruecos en Manhasset sin ningún tipo de frutos, cabría esperar que Naciones Unidas
considerara que el proceso ha llegado a un punto muerto, donde el avance en las
cuestiones pertinentes resulta nulo480. Asimismo, habría que recordar que el arreglo
pacífico es, en sí mismo, mucho más amplio que la mera negociación, y son múltiples
los medios de arreglo posibles. En este sentido, la Resolución 2625 (XXV) insiste en
que

“Las partes en una controversia tienen el deber, en caso de que no se logre una
solución por uno de los medios pacíficos mencionados, de seguir tratando de arreglar la
controversia por otros medios pacíficos acordados por ellas”.

Además, en cualquier caso, el Consejo de Seguridad tiene la potestad recomendar


procedimientos de arreglo pacífico conforme al Capítulo VI de la Carta, aunque por el
momento no se ha pronunciado.

En realidad, aunque pueda parecer que el proceso de negociación no tiene nada


que ver con el estatuto ambiguo y difuso que ostenta el Frente POLISARIO en las
Naciones Unidas, son dos cuestiones íntimamente ligadas. En primer lugar, no parece
aceptable que el movimiento saharaui esté legitimado para someter la controversia
ante el Consejo de Seguridad481. Es cierto que Naciones Unidas ha admitido al Frente
POLISARIO como parte en la controversia, pero debido a la ausencia de una
determinación clara sobre sus derechos y deberes dentro de la Organización, no
podemos asegurar que le esté conferido este poder de acción, que no sería otra cosa

480 La Corte Internacional de Justicia estimó en el asunto del derecho de paso por territorio indio
(excepciones preliminares) en 1957 que las negociaciones dejaban de tener sentido si habían llegado a un
punto muerto. Affaire du droit de pasaje sur territoire indien (fond.). Arrêt du 12 avril 1960: C.I.J. Recueil
1960, p. 6.

481El artículo 37.1 de la Carta establece que “si las partes en una controversia de la naturaleza definida
en el Artículo 33 no lograren arreglarla por los medios indicados en dicho Artículo, la someterán al
Consejo de Seguridad”.

195
que un instrumento para hacer valer legítimamente sus derechos como movimiento de
liberación nacional.

Por otro lado, la postura activa en las negociaciones del representante del Frente
POLISARIO en las Naciones Unidas pone de manifiesto que este movimiento está
dentro de la Sociedad Internacional y ningún sujeto puede ignorar su presencia. Como
comentamos ut supra, como movimiento de liberación nacional se le debe garantizar la
realización efectiva de sus derechos, íntimamente ligados a la libre determinación del
pueblo saharaui.

3. El Reconocimiento del Frente POLISARIO por la Unión Europea:


¿un estatuto eficaz?

Las relaciones entre el Frente POLISARIO y muchos de los países miembros de la


Unión Europea vienen produciéndose ininterrumpidamente desde finales de los años
setenta, como hemos tenido ocasión de comprobar ut supra. Sin embargo, hay que
destacar que la Unión Europea como tal es un importante actor de las relaciones
internacionales hoy en día, y su influencia sobre la política exterior de los Estados
miembros que la componen resulta evidente, por ello, es de gran importancia analizar
las relaciones establecidas entre esta organización regional europea y el Frente
POLISARIO.

Entre 1973, fecha de creación del Frente POLISARIO, y 1981 las Comunidades
Europeas no se pronunciaron sobre la cuestión del Sáhara Occidental ni tampoco sobre
el Frente POLISARIO, pero esta ausencia de posicionamiento institucional se rompe
con la llegada de la Resolución sobre el Sáhara occidental de 12 de marzo de 1981482.
En el texto de la misma se sigue, no obstante, una línea contraria a la promovida por las
Naciones Unidas, considerando el conflicto en el territorio como una pugna de índole
local, sin trascendencia para el Derecho Internacional. Además, en la Resolución el
Parlamento Europeo llamaba a la mediación de los Estados miembros entre Argelia y

482 Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre el Sáhara occidental de 12 de marzo de 1981.

196
Marruecos483, considerando al Frente POLISARIO como un mero actor radical de un
conflicto local484.

No será hasta 1989 cuando el órgano parlamentario europeo dicte su próxima


Resolución sobre el Sáhara Occidental485, teniendo ésta un talante más conciliador y
acorde con las normas internacionales sobre autodeterminación de los pueblos y
descolonización. Así, en esta Resolución se reconoce por vez primera el derecho de
autodeterminación del pueblo saharaui y se insta a los Estados miembros a utilizar su
influencia para la celebración de un referéndum486.

Hay que subrayar que la Resolución aprobada en 1989 tiene su semilla en otra
Resolución aprobada dos años antes, en 1987 por la Asamblea Paritaria ACP-CE487, en
la que se abordaba de raíz el problema de descolonización en el Sáhara Occidental y,
además, se instaba a realizar negociaciones directas tanto al Frente POLISARIO como al
Reino de Marruecos488.

Pero las mayores desavenencias entre el Frente POLISARIO y la Unión Europea,


que provocarán también la inestabilidad de las relaciones Rabat-Bruselas, son las
relativas al primer489 Acuerdo de Pesca concluido entre Marruecos y las Comunidades

483 Podemos comprobar en este punto que la posición tomada por el Parlamento Europeo responde
exactamente a la interpretación francesa del conflicto del Sahara Occidental en los años setenta,
viéndolo como un enfrentamiento entre los Estados de Argelia y Marruecos e ignorando a la población
autóctona y al Frente POLISARIO. No será hasta 1979 cuando, tras el golpe en Mauritania, el gobierno de
Giscard d'Estaing, en un intento de mejorar sus maltrechas relaciones con Argelia, reconozca el derecho
a la autodeterminación del pueblo saharaui. Posición que no se ha sostenido nunca en Naciones Unidas.
484 URRUELA, A., “El Parlamento Europeo en el conflicto del Sáhara occidental”, Revistes Catalanes amb

Accés Obert, 1995, pp. 107-120, p. 113.


485 Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre la situación política en el Sáhara occidental

de 15 de marzo de 1989.
486 Resolución sobre la situación política en el Sáhara occidental de 15 de marzo de 1989.
487 La Asamblea Parlamentaria Paritaria ACP-CE se creó en 1985, mediante el articulo 25 de los

Acuerdos de Lomé III. Está compuesta parlamentarios europeos y parlamentarios de los países ACP en
igual número. Se trata de un Órgano consultivo cuyo objetivo es promover la comprensión entre los
pueblos que representa y apoyar un desarrollo solidario, suscita investigaciones e iniciativas, formula
propuestas para la mejora de la cooperación ACP-CE, adopta resoluciones y somete sus conclusiones al
Consejo de Ministros. Más información al respecto en
http://www.europarl.europa.eu/parliament/expert/staticDisplay.do;jsessionid=B78DCA38D2B9DC0B
D192B1BCB72607C5.node1?language=ES&id=60.
488 Pese a que se trataba de una Resolución de la Asamblea Parlamentaria Paritaria ACP-CE, la propuesta

fue presentada por parlamentarios europeos, en concreto por el diputado Simons del Grupo Socialista y
Gaby, del Grupo Comunista. V. URRUELA, A., “El Parlamento…, op. cit., p. 115.
489 Tras el primer acuerdo celebrado 1988, se firmó un segundo convenio en 1995 que se convirtió en el

más importante que hasta el momento tenía la Comunidad Europea con un tercer Estado (V. Diario
Oficial (L 306) de 19 de diciembre de 2005, pp. 7-47). Este acuerdo no incluía en un principio las aguas
del Sáhara occidental, sin embargo, en la práctica acabó por aplicarse también a las mismas. Al respecto

197
Europeas en 1988490, y en el que se incluían las aguas del Sáhara occidental491.
Marruecos, con ello se felicitaba por un reconocimiento de hecho de su soberanía sobre
el territorio492 y el Frente POLISARIO amenazaba a los barcos comunitarios sobre la
inseguridad que podía conllevar faenar en aguas saharianas493.

Este Acuerdo se produjo un año más tarde de que el Frente POLISARIO intentara
firmar el mismo acuerdo con las Comunidades Europeas, pero su ofrecimiento no
obtuvo respuesta alguna por parte de la organización494. Sin embargo, es obligado
comentar que la eficacia del acuerdo firmado entre Marruecos y las Comunidades
Europeas se vio interrumpida tan sólo unos meses después de su entrada en vigor,
debido al mencionado problema político de la inclusión de las aguas saharauis así
como a la intención marroquí de disminuir el número de barcos portugueses y
españoles en sus aguas495.

A partir de la Resolución de 1989 comentada ut supra, la Unión Europea seguirá


defendiendo el derecho de autodeterminación del Sáhara Occidental, pero sin
renunciar por ello a sus relaciones políticas y comerciales con Marruecos, tal y como
muestran los sucesivos Acuerdos de Pesca entre este Estado y la organización europea.

En la actualidad el Frente POLISARIO goza de reconocimiento como movimiento


de liberación nacional saharaui, ya que tiene una delegación oficial en Bruselas que se

v. RUIZ MIGUEL, C., “El Acuerdo de Pesca UE-Marruecos o el intento español de considerar a Marruecos
como “Potencia Administradora del Sáhara Occidental”, A.E.D.I., vol. 22, 2006, pp. 395-412.
En 1999 las partes no llegaron a un acuerdo para prorrogar el Protocolo, por lo que habría que esperar
hasta 2005 para que se concluyera un nuevo convenio pesquero entre ambos sujetos, texto, este último,
que volvía a incluir las aguas del Sáhara occidental, aunque no de manera expresa, sino refiriéndose de
nuevo a las aguas “bajo soberanía o jurisdicción de Marruecos” (V.
http://ec.europa.eu/fisheries/cfp/external_relations/bilateral_agreements/morocco_es.htm), por lo
cual ha sido objeto de polémicas. Al respecto v. MILANO, E., “The new Fisheries Partnership Agreement
between the European Comunity and the Kingdom of Morocco: finshing too south?”, A.E.D.I., vol. 22,
2006, pp. 413-458.
490 Las relaciones pesqueras entre la Comunidad Europea y Marruecos se iniciaron unos meses después

de la adhesión de España y Portugal a la CE, en octubre de 1996. V. Bol. CE 10-1986, p. 2.1.184.


491 Aunque este primer acuerdo tan sólo tenía como objetivo prorrogar el convenio ya expirado entre

España y Marruecos, acabó teniendo como novedad la inclusión de las aguas del Sáhara Occidental en los
caladeros de pesca marroquíes. A partir de éste, la Comunidad Europea pasaba a ser la única y auténtica
socia con Marruecos en materia de pesca. Al Respecto v. CARRERA HERNÁNDEZ, F. J., Política pesquera y
responsabilidad internacional de la Unión Europea, Salamanca, 1995, pp. 336, p. 131.
492 El texto del Acuerdo se refiere a las aguas saharauis como “sometidas a la soberanía o a la jurisdicción

del Reino de Marruecos”, V. la definición en DO núm. L 99, de 16.4.1988.


493 URRUELA, A., “El Parlamento…, op. cit., p. 116.
494 Ibídem.
495 CARRERA HERNÁNDEZ, F. J., Política pesquera y responsabilidad internacional de la Unión Europea,

Salamanca, 1995, pp. 336, p. 131.

198
encarga de representar los intereses del pueblo saharaui en el Parlamento Europeo y
en la Comisión.

En el Parlamento Europeo, el Frente POLISARIO aparece dentro de las


organizaciones que componen los grupos de interés acreditados ante este órgano496,
personado mediante la figura de Mohamed Sidati497.

Dentro del artículo 9 del Reglamento del Parlamento Europeo, podemos advertir
el lugar que ocupan los llamados grupos de interés en el órgano parlamentario
europeo. Este artículo dispone en su punto cuarto que

“los Cuestores serán competentes para autorizar la expedición de tarjetas de


acceso, con carácter nominativo y por el plazo máximo de un año, a las personas que
deseen acceder con frecuencia a los locales del Parlamento con objeto de informar a los
diputados en el marco de su mandato parlamentario, en interés propio o de terceros”498.

En consecuencia, el papel del Frente POLISARIO como grupo de interés en el


Parlamento Europeo contiene eminentemente un deber de información por parte del
órgano parlamentario así como una mera potestad de ser oído sobre los asuntos de
interés del pueblo saharaui en conexión con los intereses o valores defendidos por la
Unión Europea.

Además, este artículo continúa estableciendo las obligaciones derivadas de la


condición de grupo de interés, estableciendo que las personas acreditadas (ya que se
trata de una acreditación nominativa) deberán respetar el código de conducta propio
del que están dotados estos grupos499. En éste se les exige que eviten cualquier acceso
a información de manera deshonesta y que renuncien a cualquier pretensión de tener
una relación oficial con el Parlamento. Este hecho es indicativo de que los grupos de
interés poseen un status estrictamente marginal y estático. Su papel debe reducirse a

496 Se puede ver al Frente POLISARIO en la lista de organizaciones de interés en el Parlamento Europeo
en
http://www.europarl.europa.eu/parliament/expert/lobbyAlphaOrderByOrg.do?letter=P&language=ES.
497 Esta información es accesible en
http://www.europarl.europa.eu/parliament/expert/lobbyAlphaOrderByName/search.do?language=ES
&name=sidati.
498 Los Cuestores son el órgano del Parlamento Europeo responsable de los asuntos administrativos y

económicos que afectan directamente a los diputados y a sus condiciones de trabajo. Para más
información al respecto v.
http://www.europarl.europa.eu/parliament/expert/staticDisplay.do?id=53&pageRank=6&language=ES
.
499 Recogido en el Artículo 3 del Anexo IX del Reglamento del Parlamento Europeo.

199
ser oídos sobre los temas de interés del Parlamento –en relación a los intereses que
representan-, pero en cualquier caso el lugar que ocupan dentro de este órgano
corresponde con una versión muy limitada de participación en la organización
europea.

De igual modo, el Reglamento prescribe que estos grupos tienen la obligación de


inscribirse en un registro dependiente de los Cuestores, quedando éste a disposición
de todas las personas que lo soliciten en cualquier lugar de trabajo del Parlamento
Europeo500.

Como ya hemos visto, el Parlamento Europeo dispone de un registro de grupos


de interés, sin embargo la información al respecto está lejos de ser completa. Los
únicos datos accesibles son el nombre del miembro del grupo de interés y la
organización a la que representa.

Por otro lado, el Parlamento Europeo convino en crear un punto de conexión


directa con el Frente POLISARIO y con el territorio del Sáhara Occidental. Así, el Frente
POLISARIO ostenta una cierta participación en la Delegación para las relaciones con los
Países del Magreb y la Unión del Magreb Árabe501. Dentro de esta Delegación, se creó
una Delegación ad hoc para el Sáhara Occidental502, que realiza visitas al territorio y
dicta informes consultivos sobre la situación de los Derechos Humanos en el mismo.

Por lo que se refiere a la Comisión Europea, el registro de los grupos de interés


en este órgano es voluntario503, por lo que la información accesible resulta aún menor.
Además, la Comisión no dispone de procedimientos oficiales o normas para la
acreditación de las personas representantes de los grupos de interés, lo que ocasiona
una apreciable inseguridad jurídica. Debido a este sistema carente de regulación,
tradicionalmente los representantes de los grupos que querían acceder a la institución
debían identificarse ante el funcionario competente de la Comisión, ponerse en
contacto con él e inscribirse diariamente en el registro para poder acceder a los

500 Artículo 9.4 del Reglamento del Parlamento Europeo.


501 http://www.europarl.europa.eu/meetdocs/2004_2009/organes/dmag/dmag_meetinglist.htm.
502 Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre el Sáhara occidental de 16 de marzo de 1995.
503 La base de datos voluntaria de la Comisión Europea se denomina CONECCS – Consultation, the

European Commission and Civil Society , la información accesible al respecto se encuentra en


http://europa.eu.int/comm/civil_society/coneccs/index_en.htm.

200
correspondientes edificios504.

Por todo ello, la Comisión incluía en 2006 como uno de los puntos clave de
actuación para la transparencia de la organización505, la necesidad de establecer un
marco más estructurado para las actividades de los grupos de interés506. Sin embargo,
las recomendaciones del llamado Libro Verde se centraban en aspectos relacionados
con los posibles abusos de poder realizados por grupos de interés con gran poder e
influencia dentro de la sociedad civil europea, que no pueden conectarse con la
deficiencia en la representación de los intereses del pueblo saharaui mediante el
Frente POLISARIO.

De este modo, las recomendaciones del libro verde vienen referidas sobre todo a
reforzar el control externo sobre las actividades de lobbing, que incluye la creación de
un sistema de registro basado en incentivos según la aportación a la elaboración de
una política o un marco jurídico507.

En estas condiciones, cabe pensar que los grupos de interés dentro de los cuales
tiene un lugar el Frente POLISARIO, se refieren a otra clase de corporaciones de tipo
económico, social, comercial que puedan orientar y facilitar información sobre ciertos
sectores laborales de la Unión, con el objetivo de elaborar políticas unitarias.

Por el contrario, el Frente POLISARIO obtiene su reconocimiento como


movimiento de liberación nacional, pero no los instrumentos para hacer valer su
legítimo derecho de defensa de los intereses del pueblo saharaui y autodeterminación
del mismo.

Pero las relaciones entre la Unión Europea y el Frente POLISARIO más relevantes
no tienen su razón de ser en cuestiones de índole política, sino humanitarias. Así, a

504 DT\685776ES.doc, Documento de Trabajo sobre el desarrollo de un marco para las actividades de los
grupos de interés (grupos de presión) ante las instituciones europeas, de 21 del 9 de 2007.
505 Estas políticas de transparencia se desarrollan a través de la llamada Iniciativa Europea a favor de la

Transparencia.
506 Libro Verde de 3 de mayo de 2006 - Iniciativa europea en favor de la transparencia [COM (2006) 194

final - Diario Oficial C 151 de 29.6.2006].


507 Al respecto v.
http://europa.eu/legislation_summaries/institutional_affairs/decisionmaking_process/l14521_es.htm.

201
través de la Comisión Europea, el Frente POLISARIO es receptor de ayuda humanitaria
a través de la ECHO. Desde 1993 la Comisión Europea, a través de la Oficina Europea de
Ayuda Humanitaria (ECHO)508, colabora con el Frente POLISARIO y con los
campamentos de refugiados de Tindouf en Argelia, habiendo donado hasta el momento
más de noventa y seis millones de euros509.

Sin embargo, la ayuda humanitaria no debe convertirse en la herramienta


central con que la Sociedad Internacional actúe en relación al Sáhara Occidental. La
única vía posible de resolución del conflicto es la concesión de los derechos
pertenecientes al Frente POLISARIO como sujeto de Derecho Internacional y como
legítimo representante del pueblo saharaui en cuanto la realización del derecho de
libre determinación de los pueblos. Así, mientras el pueblo saharaui siga infra-
representado en la Sociedad Internacional el equilibrio en los actores implicados no
existe, ni tampoco hay lugar para negociaciones de paz.

Por consiguiente, y siguiendo a Aristóteles, la justicia debe ser una igualdad


proporcional y como tal se debe “dar a cada uno lo que es suyo, o lo que le corresponde.
Y lo que le corresponde a cada ciudadano tiene que estar en proporción con su
contribución a la sociedad, sus necesidades y sus méritos personales”, lo cual, como se
puede apreciar, no dista mucho de lo ya expresado por el dictamen relativo a la
reparación de daños sufridos al servicio de las Naciones Unidas de 1949.

508 Fundada en 1992, órgano subsidiario de la Comisión, la ECHO se rige por la independencia e
imparcialidad de las prestaciones y trabaja en colaboración con ONGD´s especializadas de las Naciones
Unidas y otras organizaciones. Actualmente, es la institución que proporciona la mayor cantidad de
ayuda humanitaria del mundo. V. http://ec.europa.eu/echo/index_en.htm.
509 Información accesible en http://ec.europa.eu/echo/aid/stories/middle_east01_en.htm.

202
CONCLUSIONES

203
No pretendiendo ofrecer una repetición de los contenidos analizados a lo largo
de este trabajo, las conclusiones se presentan como una oportunidad de señalar los
resultados más importantes de la investigación. De este modo, tanto los frutos
esperados como los casuales o imprevistos se tratarán de exponer a continuación.

1. El origen de los movimientos de representación en el territorio del Sáhara


occidental es claramente de época precolonial. Tal y como reconocía la Corte
Internacional de Justicia en su Dictamen Consultivo sobre el Sáhara occidental el
pueblo saharaui estaba dotado de una organización política (tribal y nómada)
antes de la llegada de los colonizadores españoles. Lo que la sociedad reconocía
como frontera de peligro coincide prácticamente con la frontera política y
cultural actual. En consecuencia, las reivindicaciones marroquíes y mauritanas
sobre el territorio no pueden apoyarse en razones históricas.

2. El análisis de los distintos movimientos que a lo largo de la historia han


pretendido representar al pueblo saharaui (Yemáa, MOREHOB, FLU, PUNS…) nos
ha revelado importantes resultados. En primer lugar, el órgano asambleario
colonial no se configuró como un ente independiente mediante el cual los nativos
pudieran hacer valer sus derechos, por lo que su representación estuvo limitada
y frustrada. El hecho de que la Yemáa estuviera incluida en los Acuerdos
Tripartitos de Madrid en 1975 como el órgano al cual los Estados de Marruecos y
Mauritania tendrían que traspasar la administración temporal del territorio no
fue sino una estrategia política que además nunca llegó a término por la negativa
de los propios nativos a participar en lo que consideraban un agravio a sus
derechos.

En segundo término, los movimientos de representación creados a


principios de los años setenta no consiguieron obtener un apoyo que podamos
considerar significativo por parte de los saharauis. Causa inequívoca de ello fue
su propia condición de grupos patrocinados y fundados por terceros Estados.
Además, resulta evidente que sus fines para con el pueblo saharaui no eran
identificables con aquellos que el pueblo saharaui requería. Es de destacar que,
en el caso del PUNS, existió un respaldo considerable por parte de los nativos, lo

204
que lleva a pensar que la iniciativa española de crear un movimiento que
inculcara un sentimiento de unión con España podría haber dado frutos para
ambas partes. En cualquier caso, podemos concluir que ninguno de los grupos
políticos creados en esta época obtuvo el apoyo social necesario para ser
considerado el legítimo representante del pueblo saharaui.

3. Desde la creación del denominado Movimiento de Liberación del Sáhara, los


sentimientos de la población nativa han parecido inclinarse sobradamente hacia
este movimiento. Así, lo que constituyó la semilla del actual Frente POLISARIO ha
conseguido lo que otros no han hecho y, en definitiva, lo que podemos suponer
como el elemento más difícil para un grupo que pretenda convertirse en un
auténtico movimiento de liberación nacional, esto es, el apoyo prácticamente
unánime de la población. Por tanto, hay que subrayar que el éxito del Frente
POLISARIO reside fundamentalmente en haber surgido desde dentro, como
iniciativa espontánea de nativos que buscaban la liberación de la colonia y la
independencia del territorio mediante el ejercicio de la libre determinación.

El Frente POLISARIO, de este modo, ha sido el único movimiento de las


citadas características surgido en el territorio del Sáhara Occidental. El
monopolio en este sentido representa, no sólo un signo de unidad de la
población, sino también una clara evidencia de su condición de portavoz del
pueblo o legítimo representante de éste, lo que debía haber otorgado más
facilidades en su reconocimiento como tal pero que, como hemos tenido ocasión
de comprobar, no lo hizo.

4. Resulta trascendental que el Frente POLISARIO, como grupo creado por


nativos clandestinamente dentro de una colonia, haya llegado a ser considerado
como un Sujeto de Derecho Internacional, con sus correspondientes derechos y
obligaciones. De este modo, podemos apreciar que la Sociedad Internacional no
se encuentra herméticamente cerrada a la entrada de otros sujetos distintos a
Estados y Organizaciones Internacionales y que su heterogeneidad es un hecho.

205
Con todo, el proceso mediante el cual los movimientos de liberación
nacional han accedido a estatutos de observador se presenta como variable, falto
de regulación y con ausencia sistemática de investigaciones sobre el movimiento
en cuestión. Así, el hecho de que el otorgamiento del mismo se encuentre basado
exclusivamente en el reconocimiento otorgado por la organización regional
respectiva llena a este procedimiento de irregularidad e inseguridad jurídica, ya
que en primer lugar su reconocimiento como tal dependerá en todo caso de la
existencia de una organización regional en su ámbito territorial. En segundo
lugar, y presumiendo la existencia de una organización regional, deben darse las
circunstancias favorables para que ésta realice en acto de reconocimiento.

5. El estudio de la práctica internacional del Frente POLISARIO ha sido


fundamental para tratar de resolver la cuestión de su subjetividad internacional.
Esto ha sido debido en gran parte a la ausencia de una norma general de la cual
puedan derivarse premisas exactas y regulares sobre las que basar la
catalogación. Por estos motivos, el método inductivo se ha perfilado como el
indicado, basándonos en la búsqueda de factores concretos de la práctica que
pudieran llevarnos a realizar finalmente una catalogación sobre el movimiento.

Es importante subrayar que tanto en el período que va desde la creación


del movimiento hasta la proclamación de la RASD como en el posterior a ésta,
éste hace un uso efectivo del derecho de legación, tanto activo como pasivo de
manera uniforme en el tiempo. Asimismo, es relevante tomar en consideración el
apoyo conferido al Frente POLISARIO por parte de los Estados de Libia y Argelia,
que prácticamente sin interrupciones en el tiempo han mantenido relaciones
diplomáticas con éste, lo que ha propiciado la existencia de unos vínculos
estables entre el Frente POLISARIO y la Sociedad Internacional.

De igual manera, debemos considerar que existe un antes y un después en


la práctica internacional del Frente POLISARIO al respecto de la Misión de Visita
de Naciones Unidas de 1975. Las conclusiones del Informe considerando al
Frente POLISARIO como un movimiento de liberación y como la fuerza

206
dominante en el territorio merman gravemente las intenciones de otros sujetos
de considerar al movimiento saharaui como un mero grupo rebelde, terrorista o
mercenario. El estudio de campo reflejó el apoyo popular del que el Frente
POLISARIO gozaba, y fue ésta de nuevo la piedra angular sobre la que el
movimiento se nutría para ganar credibilidad en el mundo de las relaciones
internacionales y para reivindicar sus derechos y obligaciones en la Sociedad
Internacional.

No obstante, hemos observado cómo la política cambiante de ciertos


Estados ha condicionado las relaciones diplomáticas del Frente POLISARIO,
dando lugar a reconocimientos y revocaciones intermitentes sin que se hubiera
producido ningún cambio fundamental en las circunstancias. Este tipo de
condicionantes nos lleva a considerar que de manera inevitable la política influye
decisivamente en el ejercicio del derecho de legación y, por tanto, estas
eventualidades se encuentran en posición de menoscabar el ejercicio legítimo de
los derechos de un sujeto de Derecho Internacional.

6. El Frente POLISARIO es un movimiento de liberación nacional que pretende la


autodeterminación del pueblo saharaui y la independencia del mismo. El Estado
autoproclamado por él, la RASD, constituye un instrumento más para contribuir
a la defensa de la causa saharaui, así como un arma que se ha demostrado eficaz
en las relaciones internacionales con numerosos Estados. No obstante, la
admisión de la RASD en el seno de la OUA como miembro de pleno derecho el
papel del Frente POLISARIO como movimiento de liberación nacional y, por
tanto, como ente que lucha por la autodeterminación del pueblo saharaui, ha
sido olvidado. El hecho de que la República Árabe Saharaui Democrática tenga
voz y voto en la organización regional africana debería haber tenido grandes
repercusiones en la política global con respecto del Sáhara Occidental. Sin
embargo, en el trasfondo de la cuestión se encuentran contradicciones: Si la
RASD es hoy en día un Estado de pleno derecho en el seno de la UA (sucesora de
la desaparecida OUA), ¿cuál es el conflicto de autodeterminación que queda por
resolver?. Sin un movimiento de liberación nacional al frente de la cuestión, se
pierde un elemento fundamental de lucha y reivindicación de los derechos del

207
pueblo saharaui, y es esto a todas luces lo que ocurre en el ámbito regional
africano así como con respecto a otros sujetos de Derecho Internacional con los
que el Frente POLISARIO no actúa como movimiento de liberación nacional, sino
que, aprovechando el reconocimiento otorgado al Estado RASD, decide
conducirse en calidad de gobierno.

7. El lugar que ocupa el Frente POLISARIO en la Organización de Naciones Unidas


no se corresponde con los derechos y deberes de los que debería gozar en
calidad de movimiento de liberación nacional saharaui. La Organización ha
tomado una actitud de simple mediadora entre las partes, mostrándose incapaz
de garantizar el derecho de autodeterminación de los pueblos, norma imperativa
de Derecho Internacional. La total indefinición de la representación del Frente
POLISARIO en la Organización es una clara evidencia de que la ausencia de
normas en cuanto al acceso al estatuto de observador crea situaciones
inevitablemente injustas e irregulares. Asimismo, cabe resaltar que la MINURSO,
la Misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental, tiene un
mandato no sólo insuficiente sino también incoherente, contribuyendo al
mantenimiento de una situación “ni de paz ni de guerra” que conduce tan sólo al
hastío y frustración de ambos pueblos.

8. La Unión Europea carece de un sistema de representación apropiado para los


movimientos de liberación nacional, pero además, la hipotética existencia de un
estatuto adecuado entraría inevitablemente en colisión con los considerables
intereses comerciales de la Unión en la zona. En consecuencia, el estatuto del
que goza el Frente POLISARIO en la Organización no se encuentra acorde para
garantizar sus derechos. Además, el reconocimiento en sí puede resultar
discordante en relación a los acuerdos de pesca concluidos con Marruecos que
incluyen las aguas del Sáhara Occidental. Según el análisis realizado, para la
Unión Europea el Frente POLISARIO es un movimiento de liberación nacional
que pretende la autodeterminación del pueblo saharaui, pero mientras ésta no
se haga efectiva la administración de facto de los recursos naturales del
territorio la realiza Marruecos. Pero entonces, el reconocimiento del Frente
POLISARIO y su acceso –de manera muy limitada- a la organización, ¿qué

208
derechos u obligaciones ha derivado para éste?. Consideramos en este punto
que el hecho de que el Frente POLISARIO tenga acceso a esta organización
regional europea mediante su inclusión como grupo de interés, irónicamente no
le permite defender su interés.

9. Podemos considerar a los movimientos de liberación nacional como sujetos de


Derecho Internacional, induciendo su existencia y subjetividad a través de la
práctica casuística así como del principio de efectividad. En un mundo cada día
más institucionalizado y global, la capacidad jurídica y de obrar en la Sociedad
Internacional se tornan imprescindibles para hacer valer los derechos que la
propia Sociedad Internacional ha creado. Así, una entidad con personalidad
jurídica internacional se distinguirá de los simples fenómenos esporádicos de
cooperación interestatal510 confiriéndosele una existencia jurídica autónoma.

Otra de las cuestiones subyacentes que no hemos entrado a considerar ya


que escapaba a los objetivos del tema principal, estriba en determinar si los
movimientos de liberación nacional son sujetos de Derecho Internacional de
manera directa, o más bien, esta condición deriva de la subjetividad contenida
dentro del concepto “pueblo”, actuando aquellos, por tanto, como simples
representantes y no como sujetos en sí. En ambos casos, no obstante, estaríamos
ante un sujeto efímero, caracterizado por la provisionalidad, en lo que algunos
autores han querido denominar como una prefiguración de Estado o un
instrumento de promoción para el mismo, considerándolos en cualquier caso
como sujets pour la revendication511.

No obstante, la apertura de la Sociedad Internacional hacía otros no


originarios ha logrado, aunque de manera limitada, que los Estados hayan tenido
que ceder cotas de soberanía que antes poseían de manera exclusiva, haciéndole

510 FERNÁNDEZ SOLA, N., “La subjetividad internacional de la Unión Europea”, Revista de Derecho
Comunitario Europeo, nº 11, 2002, pp. 85-112, pp. 86.
511 PASTOR RIDRUEJO, J, A., “Le droit International à la veille du vingt et unième siècle: normes, faits et

valeurs. Cours général de droit International public”, 274 RCADI, 1998, pp. 9-308, pp. 111 y 140.

209
perder, también, su centralidad como sujeto primario de Derecho
Internacional512.

El del Frente POLISARIO, es un caso claro de cómo en cuestiones de


subjetividad jurídica internacional teoría y práctica no tienen porqué coincidir.
De este modo, sosteniendo su condición de movimiento de liberación nacional
saharaui es oportuno señalar que debería haberle sido conferido un estatuto
similar al de otras entidades análogas, como la Organización para la Liberación
de Palestina o la desaparecida South-West African People´s Organization. La
ausencia de normas generales sobre subjetividad internacional lleva a una
situación en la que los precedentes análogos son fundamentales, sin embargo, la
práctica internacional no ha establecido comparaciones, y ha actuado sin
acotaciones normativas, libremente, tal y como su naturaleza dicta. Al fin y al
cabo, la Sociedad Internacional nació del voluntarismo, y el voluntarismo sigue
siendo en gran medida el que la rige.

512Al respecto Vid. CARRILLO SALCEDO, J. A., “El Derecho Internacional ante el nuevo siglo”, 48 Studia
Iuridica, Boletín da Facultade de Dereito, 2000, pp. 255-274, pp. 225 y s.s.

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564.

225
FUENTES DOCUMENTALES

226
A. JURISPRUDENCIA

1) Corte Permanente de Justicia Internacional

- C.P.J.I., Série A, nº 10, p. 18.

2) Corte Internacional de Justicia

- Affaire du Détroit de Corfou, Arrêt du 9 avril 1949: C. I. J. Recueil 1949, p.4.

- Réparation des dommages subis au service des Nations Unies, Avis Consultatif:

C.I.J. Recueil 1949, p. 174.

- Affaires du Sud-Ouest africain (Éthiopie c. Afrique du Sud; Libéria c. Afrique du

Sud), Exceptions préliminares, Arrêt du 21 décembre 1962: C.I.J. Recueil 1962,

p. 319.

- Plateau continental de la mer du Nord, arrêt, C.I.J. Recueil 1969, p. 3.

- Sahara occidental, avis consultatif, C.I.J. Recueil 1975, p. 12.

- Affaire du droit de pasaje sur territoire indien (fond.). Arrêt du 12 avril 1960:

C.I.J. Recueil 1960, p. 6.

227
B. ACTOS Y DOCUMENTOS DE ORGANIZACIONES
INTERNACIONALES

1) Naciones Unidas

a) Asamblea General.

- Resolución 1514 (XV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 14 de

diciembre de 1960.

- Resolución 1541 (XV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 15 de

diciembre de 1960.

- Resolución 2072 (XX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 16 de

diciembre de 1965.

- Resolución 2105 (XX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de

diciembre de 1965.

- Resolución 2229 (XXI) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de

agosto de 1966.

- Resolución 2229 (XXI), de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de

diciembre de 1966.

- Resolución 2353 (XXII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 19 de

diciembre de 1967.

228
- Resolución 2354 (XXII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 19 de

diciembre de 1967.

- Resolución 2428 (XXIII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 18 de

diciembre de 1968.

- Resolución 2555 (XXIV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 12 de

noviembre de 1969.

- Resolución 2621 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 12 de

octubre de 1970.

- Resolución 2625 (XXV) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de

octubre de 1970.

- Resolución 2918 (XXVII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 14 de

noviembre de 1972.

- Resolución 3070 (XXVIII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 30 de

noviembre de 1973.

- Resolución 3103 (XXVIII) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 12 de

diciembre de 1973.

- Resolución 3314 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 6

noviembre de 1974.

229
- Resolución 3210 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 14 de

octubre de 1974.

- Resolución 3236 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 22 de

noviembre de 1974.

- Resolución 3237 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 22 de

noviembre de 1974 .

- Resolución 3246 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 29 de

noviembre de 1974.

- Resolución 3280 (XXIX) de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 10

de diciembre de 1974.

- Resolución 3295 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 13 de

diciembre de 1974.

- Resolución 3292 (XXIX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 13 de

diciembre de 1974.

- A/RES/3382 (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 10 de

noviembre de 1975.

- A/RES/3375 (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 10 de

noviembre de 1975.

- A/RES/3458 B (XXX) de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 10 de

diciembre de 1975.

230
- A/RES/31/45 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 1 de diciembre de

1976.

- A/RES/31/152 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 20 de diciembre

de 1976 .

- A/RES/32/14 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 7 de noviembre

de 1977 .

- A/RES/91/7 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 9 de diciembre de

1977.

- A/RES/33/31 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 13 de diciembre

de 1978.

- A/RES/34/37 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 21 de

noviembre de 1979.

- A/RES/35/19 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de noviembre

de 1980.

- A/RES/35/167 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 15 de diciembre

de 1980.

- A/RES/36/46 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 24 de noviembre

de 1981.

231
- A/RES/36/31 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 13 de diciembre

de 1981.

- A/RES/37/28 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 23 de noviembre

de 1982.

- A/RES/38/40 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 7 de diciembre de

1983.

- A/RES/39/40 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 5 de diciembre de

1984.

- A/RES/40/50 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 2 de diciembre

de 1985.

- A/RES/42/22 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 18 de

noviembre de 1987.

- A/RES/42/78 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 4 de diciembre de

1987.

- A/RES/43/33 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 22 de noviembre

de 1988.

- A/RES/43/33 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 23 de noviembre

de 1988.

232
- A/RES/44/88 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de diciembre

de 1989.

- Resolución 46/67 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 11 de

diciembre de 1991.

- Resolución 47/25 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 25 de

noviembre de 1992.

- A/RES/52/250 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 7 de julio de

1998.

- A/RES/58/109 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 17 de diciembre

de 2003.

- A/RES/63/105 de la Asamblea General de Naciones Unidas, de 18 de diciembre

de 2008.

- Official Records of the General Assembly: A/AC. 109/475, Anexo IV.

- Official Records of the General Assembly: A/C.4/SR.2170 y 2177.

- Official Records of the General Assembly: A/C.4/SR.2171 y 2177.

b) Consejo de Seguridad

- S/ Res. 377 (1975), de 22 de octubre de 1975.

233
- S/Res. 719 (1991), de 6 de noviembre de 1991.

- S/Res. 1033 (1995), de 22 de diciembre de 1995.

- S/Res. 1380 (2001), de 27 de noviembre de 2001.

c) Secretaría General

- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/24464, de 20 de agosto de 1992.

- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/1997/742, de 24 de septiembre de

1997.

- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/1999/1219, de 6 de diciembre de

1999.

- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/2003/1016, de 16 de octubre de

2003.

- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/2007/202, de 13 de abril de 2007.

234
- Informe del Secretario General sobre la situación relativa al Sáhara Occidental,

Documentos del Consejo de Seguridad, S/2008/251, de 14 de abril de 2008.

d) Comisión de Derecho Internacional

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/486, Primer informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/500, Segundo informe sobre los actos unilaterales

del Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/505, Tercer informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/519, Cuarto informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/525, Quinto informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/534, Sexto informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

235
- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/542, Séptimo informe sobre los actos unilaterales

del Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/557, Octavo informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

- NACIONES UNIDAS: A/CN.4/569, Noveno informe sobre los actos unilaterales del

Estado.

e) Intercambio de Cartas

- Carta de fecha 18 de octubre de 1975 dirigida al Presidente del Consejo de

Seguridad por el Representante Permanente de España ante las Naciones

Unidas, Doc. S/11851, de 18 de octubre de 1975.

- Carta de fecha 26 de febrero de 1976 dirigida al Secretario General por el

Representante Permanente de España ante las Naciones Unidas, Doc. A/31/56

y S/11997 de 26 de febrero de 1976.

- Carta de fecha 13 de junio de 1976 dirigida al Secretario General de Naciones

Unidas por el Encargado de Negocios Interino de la Misión Permanente de

Argelia ante las Naciones Unidas, Doc. A/31/136-S/12141, de 14 de julio de

1976.

236
- Carta de fecha 18 de agosto de 1979 dirigida al Secretario General por el

Representante Permanente de Mauritania ante las Naciones Unidas, Doc.

A/34/427-S / 13503, de 20 de agosto de 1979, anexo I. Reproducido en el

anexo documental (Doc. Núm. 16).

- Carta de fecha 8 de julio de 1991 dirigida al Presidente del Consejo de Seguridad

por el Secretario General de las Naciones Unidas, Doc. S/22779, de 10 de julio

de 1991.

- Carta de fecha 29 de enero de 2002 dirigida al Presidente del Consejo de

Seguridad por el Secretario General Adjunto de Asuntos Jurídicos, Asesor

Jurídico, Doc. S/ 2002/161.

f) Otros Informes

- Rapport du Comité de Libération pour 1968, CM/223.

- Informe del Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a

la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los

países y pueblos coloniales, Volumen III, Documentos de las Naciones Unidas,

A/10023 suplemento número 23, de 1975.

237
B) Documentos de la Organización para la Unidad Africana y de la
Unión Africana

- Resolución relativa al Sáhara Occidental, aprobada por el Consejo de Ministros

de la Organización para la Unidad Africana en su 27º período de sesiones,

reproducida en la Carta de fecha 13 de junio de 1976 dirigida al Secretario

General de Naciones Unidas por el Encargado de Negocios Interino de la

Misión Permanente de Argelia ante las Naciones Unidas, Doc. A/31/136-

S/12141, de 14 de julio de 1976.

- AHG/Res. 7 (I)

- AHG/Res. 92 (XV).

- AHG/Doc. 114 (XVI).

- C.E.A./ Resolución 42 (IV).

- “Decisión del Comité de Ejecución para el Sáhara Occidental”, Doc.

AHG/IMP.C/WS/DEC1.

- Doc. A/37/23/Rev. 1, de 23 de septiembre de 1982.

- Resolución AHG/Res.104 (XIX).

- Décision du Conseil de Ministres á sa 26ª session, Addis Abeba, 28 février 1976.

238
C) Documentos de la Unión Europea

- Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre el Sáhara occidental de

12 de marzo de 1981.

- Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre la situación política en el

Sáhara occidental de 15 de marzo de 1989.

- Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre la situación política en el

Sáhara occidental de 15 de marzo de 1989.

- Documentos del Parlamento Europeo, Resolución sobre el Sáhara occidental de

16 de marzo de 1995.

- Reglamento del Parlamento Europeo, 14ª Edición, junio de 1999.

- DT\685776ES.doc, Documento de Trabajo sobre el desarrollo de un marco

para las actividades de los grupos de interés (grupos de presión) ante las

instituciones europeas, de 21 del 9 de 2007.

- Libro Verde de 3 de mayo de 2006 - Iniciativa europea en favor de la

transparencia [COM (2006) 194 final - Diario Oficial C 151 de 29.6.2006].

239
C.TRATADOS INTERNACIONALES

- Carta de las Naciones Unidas, de 26 de junio de 1945.

- Carta de la Organización para la Unidad Africana firmada en Addis Abeba el 25

de mayo de 1963.

- Carta de la Organización de Estados Americanos, de 5 de diciembre de 1985.

- Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados., de 23 de mayo de 1969.

Onu, doc. A/CONF.39/27 (1969).

- Convención de Viena sobre la Representación de los Estados en sus Relaciones

con las Organizaciones Internacionales de Carácter Universal, hecha en Viena,

de fecha 14 de marzo de 1975. ONU, doc. A/CONF.67/15 (1975).

- Protocolo Adicional I a las Convenciones de Ginebra de 12 de agosto de 1949,

relativo a la protección de las víctimas de los conflictos armados

internacionales, 8 de junio 1977.

- Declaración de principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sáhara

Occidental de 14 de noviembre de 1975. United Nations Treaty Series, vol. 988,

I, nº 14450.

- Acuerdo mauritano-saharaui, firmado en Argel el 10 de agosto de 1979, BOE de

20 de mayo de 1967.

240
- Convención relativa al trazado de la frontera estatal establecida entre la

República Islámica de Mauritania y el Reino de Marruecos, de 14 de abril de

1976. United Nations Treaty Series, vol. 1035, I, nº 15406.

- Tratado por el que el Estado Español retrocede al Reino de Marruecos el

Territorio de Ifni, (Fez, 4-I-1969). B.O.E. núm. 134, de 5 de junio de 1969.

- Acuerdo de pesca entre Marruecos y la Unión Europea de 1995. (V. Diario Oficial

(L 306) de 19 de diciembre de 2005, pp. 7-47).

- Acuerdo mauritano-saharaui, firmado en Argel el 10 de agosto de 1979, BOE de

20 de mayo de 1967.

- Council Regulation (EC) No 764/2006 on the conclusion of the Fisheries

Partnership Agreement between the European Comunity and the Kingdom of

Morocco.

D. DOCUMENTOS ESTATALES

1. Legislación del Sáhara Español

- ORDEN (P. Gob.) de 26 de enero de 1965. Reserva definitiva de yacimientos de fosfatos

de Sahara, a favor del Estado. (B.O.E. 30).

- ORDENANZA de 6 de julio de 1967. Convoca elecciones para constituir la Yemáa o

Asamblea Geneal, conforme al Decreto 11-V-1967. (B.O.S. 137).

241
- Ley de 22 de julio de 1967. Ordenamiento de la función pública en la Administración

civil de Sahara. (B.O.E. 175).

- ORDENANZA de 30 de abril de 1973. Convocatoria, calendario y vacantes para la

elección de chiuj. (B.O.S. 287).

- ORDENANZA de 30 de abril de 1973. Nueva estructuración de chiuj y Yemáas y sus

Reglamentaciones (B.O.S. 287-Anexo).

- Documentación del Gobierno General del Sáhara: Carta abierta del pueblo

saharaui al Gobernador General.

2. Documentos del Estado Español

- Boletín de las Cortes Españolas nº 1042 de fecha 7 de febrero de 1969.

- Declaraciones ante la comisión de Asuntos Exteriores del Congreso, Diario de

sesiones, nº 30, de 13 de marzo de 1978, p. 4, 15 y 24.

3. Documentos del Sáhara Occidental.

- Constitución de la República Árabe Saharaui Democrática de 19 de junio de

1991.

- Estatutos del Frente POLISARIO de 19 de junio de 1991.

242
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en: www.arso.org/03-1s.htm.

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