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LA MASONFRIA. REVELADA VOL, VII MANUAL DEL CABALLERO ROSA CRUZ PRINGIPE DE ORIEATE Y OGEIDENTE POR, MAGISTER Eprronsac Izraccmmuart, S. A. Miguel Schultz No, 21 México 4, D, F, 1973 AL CABALLERO ROSACRUZ (o del Aguila y del Pelicano) PRINCIPE DE ORIENTE Y DE OCCIDENTE E] Amor de la Verdad y la calidad de Cabaltero de Orien- te, que patentiza yuestra precedente labor masénica, os han hecho merecedor de poscer simbélicamente este prado filosé. fico por excelencia, cuyo entendimiento y aplicacién os depa- ran oportunidades desconocidas Para quien se limite a consi- derarlo tinicamente en su forma exterior, Su cardcter innegablemente mistico y religioso —y sin em- bargo al mismo tiempo Perfectamente légico y racional, pues la religiosidad que demuestra, no'se pega a la letra, sino que procede de la vida, y es enteramente ajena a toda forma dt dogmatisme y a toda creencia arbitraria— lo ha hecho Ppare- cer y juzgar, por la observacién superficial, como algo extrafio a la fundamental esencia del simbolismo y del genuino espi- ritu de la Orden, mientras por ef contrario, cuando lo com- prendamos percibimos de que en ningin otro grado masénico encuentran éstos tal vez una expresién tan notable por su sen- cillez, profundidad y valor operativo. Acontece con este grado lo mismo que con el Cristjanis- mo, en su comparacién con las demas Teligiones: su estudio y conocimiento superficial, especialmente del punto de vista en que nos lo presenta ¢l dogmatismo ortodoxe, con Ia intransi- gencia agnéstica de la letra que mata al Espiritu de la Verdad, —5— 6 . CABALLERO ROSACRUZ sepultandolo en su forma exterior, en donde dificilmente puc- de —como Hiram en la masoneria— reconocerse como vivien- te, la hacen facilmente rechazar por aquellos que aspiran a Hibertarse de todo vinculo y de todo prejuicio, en su camino jracia la Verdad. Sin embargo mAs adelante, cuando lleguen por sus esfuerzos en up grado mas profundo de comprensién, percibiendo y viniendo en contacto interior con la vida oculta —-mistica y filos6fica— se convencen de que realmente la re- velacién que constituye la esencia pura y genuina de} Cristia- nismo, sobrepasa en profundidad y en poder y valor actual a todas las demas revelaciones de la Verdad y de la Vida Divina que nos testimonian los siglos y las creencias atin ahora espar- cidas en el mundo: es yerdaderaments un evangelio, la Buena Nueva, 0 sea la Palabra de la Verdad Libertadora, el Verbu que ba descendido como Juz entre los hombres, pero que éstos no comprendieron por estar sus ojos obcecados por la, vida material y sus oidos ensordecidos por los ruidos exteriores de la comprensién profana. Este mistico secreto es precisamente la palabra perdida —perdida solo en la apariencia, pues la realidad es lo que hay de mas permanente, lo que nunca puede perderse y desvane- cer— que los Rosacruces buscan y poseen, compartiéndola en todos sus trabajos, con_el vino de la Vida, bajo la especie del pan de ta Verdad. 2Como pudieran sin ella revivificarse los trabajos masé- nicos? ¢No es cierto, tal vez, lo que nos cuenta histérica y pro- féticamente; la Leyenda de Hiram, que la dicha palabra per- dida hemos de buscarla en el centro o Cémara del Medio de Ja Verdad Eterna? ¢No ha desaparecido y muerto en aparen- Ga el Arquitecto Director de la Obra, o sea Ja Palabra de la Verdad, que es fuz orientadora, por falta de los oides de la comprensién? ¢No reina por consiguiente el desorden, y la con- fusion en los trabajos, habiéndose roto las columnas y espar- cido los instrumentos que han de servirnos para la construc: cién? AL CABALLERO ROSACRUZ 7 Si queremos reanudar los trabajos, encaminandolos en una finalidad realmente constructiva, en la Luz de la Realidad que sola tiene el poder de orientarnos, nos hace falta esa Pa- labra, y nos precisa poner todo esfuerzo Para encontrarla, Es, pues, la verdadera luz y el s6lo guia que puede conducirnos rectamente, en medio de las profanas tinieblas que nos rodean. Y ¢dénde mejor hallar esa palabra, sino en la misma piedra, que se labra con el esfuerzo individual hacia un ideal interior de perfeccién siempre mas elevado Y que, una vez perfecta- mente citbica, abrese por ese esfuerzo en Ja cruz de sus propias dimensiones, en cuyo medio el corazén palpitante de la Piedra, que busca todo maestro secreto, es el capulio vital que se abre en la rosa mistica de la Sabiduria y del Amor? éNo es sobre esa misma piedra que quiso el Nazareno levantar el edificio simbélico de su ekklesia? No de las iglesias que, como los soldados a los pies de la Cruz, quisieron divi- dirse y sc sortearon sus despojos, sino de Ja Ekklesia verdadera, eterna y viviente, que permanece oculta e inacccsible para la intransigencia dogmatica —el ropaje exterior de la Verdad— en que se ingresa por medio de la mistica comprensién, y en la que se realiza la verdadera comunién. de las almas, unidas interiormente en el triplice lazo de la Caridad, de la Santidad y de la Gracia, que nacen de la practica de la Virtud y atestan su renacimiento en el Cristo individual. la dicha Ekklesia y la gentina Antigua y Mistica Frater- nidad de los Rosacruces no son cosas distintas: el mismo pan de la Verdad Eterna, de la Sabiduria Divina de las Edades, y el mismo vino de la Vida Elevada, Ennoblecida y Regenerada por la Virtud, igualmente se comparten en la una como en Ia otra, El mismo Cristo es conocido, realizado y testimoniado en la primera como cn la segunda, concibiéndolo y dandole a la luz el alma purificada por Obsa del Espiritu Santo o det Espi- ritu de la Verdad; por lo tanto ei uno como él otro pueden estrecharse la mano, y decir con Jestis: “De cierto, de cierto 8 CABALLERO ROSACRUZ te digo que lo que sabemos hablamos y de lo que hemos visto testificamos” (Juan 3-11). Este manual tiene por objeto indicaros el Camino para hacer de Ja simbélica investidura que habéis recibido del grado ‘de Rosacruz, algo mas efectivo, real y viviente, cuya realiza- cién interna'es precisamente aquello que tinicamente puede abrirnos la puerta de la mistica Ekklesia de la Fraternidad, cuya conexién con nuestra Orden hemos de ver en el Bosquejo His- térico. que ‘precede el estudio y la interpretacién del simbolis- mo de: este grado. Os invitamos a este estudio en el mismo espiritu: fraternal de Ja cena simbélica, en que los Rosacruces de todo e} mundo estén unidos en la comunidn celestial del Cuerpo del Cristo Viviente, en el medio de todos y de cada uno de nosotros. PRIMERA PARTE BOSQUEJO HISTORICO SOBRE EL CRISTIANISMO, GNOSTICISMO Y ROSICRUCIANISMO BOSQUEJO HISTORICO SOBRE EL CRISTIANISMO, GNOSTICISMO Y ROSICRUCIANISMO Asi como el simbolismo de este grado es aquel mismo que constituye el fundamento simbélico de todas las religiones, y de la base, origen y manantial de ellas —la que se ha llamado Religién Universal de la Verdad— asi igualmente su historia se enlaza con aquella del pensamiento religioso y de la filoso- ffa (como entendieron este término los pitagéricos, platénicos y humanistas) de todos los tiempos. En ningtin otro grado la relacién entre Masoneria y Reli- gién (Religio y Ars Structoria) aparece tan clara. En los gra- dos simbélicos o de San Juan (0 sea, precursores) nacidos de las antiguas y medicvales corporaciones de obreros construc. tores de templos, la prohibicién de discutir sobre asuntos de politica y de religion, y por otro lado el respeto y tolerancia de todas las creencias, asi como el esfuerzo para comprenderlas (por medio de la Légica y del Entendimiento Espiritual que simbolizan la escuadra y el compds sobre el Libro Sagrado de la Tradicién} dicha relacién es, en principio, sirnple amistad, que a veces, por la incomprensién y el fanatismo, se ha vuelto en abierta y violenta enemistad. En los grados capitulares de perfeccién, la relacién se hace mAs intima, por medio de un esfuerzo mas activo para buscar y tratar de comprender la palabra perdida de la Ver- dad, que se encierra en el propio Sancta Sanctorum de la reli- gidén actual, y en la béveda que oculta el sentido de las tradi- He | 12 GABALLERO ROSACRUZ ciones y prdcticas anteriores, El Caballero de Oriente, duefio de ese secreto que lo hace principe en Jerusalén, puede asi trabajar activamente a la reconstruccién. del Templo de la Ver- dad, animado por la esperanza mesidnica que ha de vivificarlo, trayendo en una mano la espada de la vigilancia y en la otra la cuchara de Ja argamasa unitiva: el Discernimiento y Ja Capacidad Sintética que permiten levantar el edificio, Pero,.con el grado de Rosacruz se penetra mas intimamen- te en el misterto y ministerio mas intimo de la religién y sc comulga en la mistica presencia de 1a luz de la vida, y del espiritu de la verdad: ‘se Mega, por lo tanto, a conocer y prac- ticar la esencia de la religion, en calidad de discipuios del Cris- to Verdadéro —la rosa que ha florecido en la Cruz— y con él mismo derecho de quienes Ilequen o se esfuercen Ilegar a El por otro sendero. “RELIGIO CHRISTIANA” Y “CATHOLICA” Como punto de partida para el estudio de esa.relacién, puede ser interesante constatar que las iniciales R.C. de este grado —las rnismas con las cuales, segim las reglas de la Fama debian universalmente reconocerse los rosacruces— han sido también interpretadas como Religio Christiana o Religio Ca- tholica. Este hecho testimonia 0 confirma para algunos la opinién de que el grado de Rosacruz haya sido mtroducido en fa maso- nerfa por los jesuitas. Sin embargo, a nuestro juicio, esto puede ser verdadero s6lo cuando démos a Ia palabra jesuita Ia inter- pretacién de la misma fama— “caminar, vivir, ser y morar en Jesis”— independientemente de toda relacién con la Societas fundada por el noble Ignacio de Loyola. Este Jestis (del hebreo Yehoshua “Aquel que salva”) es nuestro salvador individual, o sea nucstra propia intima reali- zacién del Principio Universal ¢ Impersonal del Christos, del “RELIGIO CHRISTIANA" 13 que ha nacido la palabra cristiane. Asi pues, Cristiano no sig- nifica originariamente “scctario, gregario o discipulo de un hombre o maestro llamado Jesucristo” sino aquél que ha inti- mamente realizado el Cristo, o sea el Principio que en el hom- bre trasciende el Alma Intelectiva, la Imagen Divina en el hom- bre o Dios en nosotros, el mismo Daimon socratico, o sea nues- tro propio genio o in-genio inspirador, al que se refiere el cono-, cimiento de la letra G, con.el cual se obtiene la gnosis ver- dadera. En este sentido estamos de acuerdo con las palabras de San Agustin: “Lo que llamamos religién cristiana existié entre Jos antiguos y nunca cesé de existir desde el principio de la yaza humana, hasta que Cristo tomé came, cuando /a verda- dera religion ya existente se empezé a lamar cristianismo”. Religiér. cristiana no quiere en principio decir otra cosa sino aquel lazo espiritual que naturalmente se establece entre aquellos que individualmente han realizado el Cristo como Jess o In-genium, o sea Luz, Poder y Principio Salvador, ven- cedor del error y de Ja ilusién en todas sus formas, que es tar- bién el sentido de la letra G y del yod de los maestros secretos. No se trata, en otras palabras, de tener, aceptar o profesar determinada ereencia, sino de realizar el Christos por medio de la Gnosis, que es el verdadero conocimiento, y llegar con Aquél a.la plenitud de éta. La realizacién individual del Cristo —o sea, la inspiracién y el conocimiento trascenderital de la Verdad— hace al cristiano 9 eristéfores (el que lleva en-sf la conciencia cristica), y este crisma espiritualmente recibido en el misterio-del alma’ indi- vidual, es precisamente aquello que-religa entre ellos a los que lo consiguen y constituye la religidn cristiana: la religié6n del espiritu, o de la verdad intimamente reconocida, en arititesis con la-religién puramente formal o pagana que une a los que adoran exteriormente los simbolos e imagenes de la Verdad. 14 CABALLERO ROSACRUZ Esta religién es también caéélica, 0 s¢a universal, dado que es la doctrina 0 verdad intima oe esotérica, y el espiritu de todas: la palabra aparentemente perdida en la forma exterior, pero que saben encontrar los que perciben y Iegan a conocer la esencia interior. No puede haber otra verdadera, ni puede haber en ella escisma o divisi6n ninguna, pucsto que la Verdad es una e indivisible, y en proporcién de que nos acercamos a ella igualmente nos alcjamos de todas las divisiones. Asi deben entenderse Religion Cristiana y Catélica en rela- cién con las iniciales R-C de los Rosacruces: la rosa mistica de la sabiduria esotérica, y su realizacién universal que repre- senta la Cruz, stmbolo de la extensién en los cuatro puntos cardinales. De pase notames que csas misrnas letras R-C también co- rresponden a las iniciales griegas XP de la palabra Christos, sobre cuyo significado volveremos en su debido lugar. CRISTIANISMO Y PAGANISMO Desde este punto de vista interior, cristianismo y paganis- mo cesan de ser dos términos que se oponen exteriormente el uno al otro, y se hacen Ios dos aspectos, respectivamente esote- rico y exotérico de la misma y de cualquier religin. Por consiguiente hay un cristianismo pagano, que es la doctrina mistica y la comprensié6n esotérica del Hamado paga- nismo, y también un paganismo cristiano, o sea la vulgariza- cién del cristianismo -—la‘doctrina de la inspiracién esotérica, que constituye la Iglesia del Santo Espiritu o del Paraclito— en un determinado sistema teolégico-dogmatico, y en una forma especial de culte o practica exterior. Puede considerarse como verdadero cristianismo pagano la ensefianza de Pit4goras y de Platén, como la de Apolonio de Tiana y de Plotino, y de otros iluminados de los tiempos precristianos, y en general de los misterios filosficos y de las CRISTIANISMO Y PAGANISMO 15 comunidades 6rficas, terapéuticas y esencias, que tenian en los misterios politicos de Eleusis la misma relacién que deberia haber entre la masonerfa filoséfica y la simbélica, En estas ¢o- munidades, misterios y escuelas filoséficas, se ensefiaba pues a vivir la Verdad y la vida del espfritu, manifestando y grabando Ja primera y realizando la segunda en el propio corazén del discipule o recipiendario. Ese Cristo —la uncién espiritual o bautismo del espiri- tu-— que debe realizar el discipulo, es el mismo Nous platénico, cl Datmon o Genio Individual, el Horo, o Khoro de los mis- terios de Osiris, el Baco 0 Yaxos de los de Dionisio: el nifio divino que nace en el alma virgen del hombre, segin ésta se aleja dé la atraccién de los cbjetos materiales, de Ja ilusién de los sentidos que la hace ordinariamente su esclava, y se abre interiormente para recibir la Luz del Espiritu —o sea el Espi- ritu Santo por cuya obra concibe ese Dios en nosotros, 0 Hijo de la Realidad Celestial. Asi cs como el Verbo Divino —la Palabra de la Verdad que era en el principio con Dios y era Dios— inspira nuestra inteligencia y se hace carne en nosotros y nos hace superar nuestros errores, ilusiones y limitaciones, segdin recibimos, par- ticipamos y vivimos de su gracia, y su fuego eleva, purifica y regenera todo nuestro ser, convirtiendo en vino espiritual el agua de nuestra naturaleza inferior, instintiva y pasiva. CRISTIANISMO PRECRISTIANO EI Principio Cristico cuya individual realizacién produce aquella iluminacién espiritual interna, igualmente conocida con el nombre de conciencia césmica, que da derecho a Hevar legitimamente el nombre de chrestano o cristiano, es univer- sal y ha siempre existido: de manera que todos aquellos que recibieron interiormente esa divina uncién son rosacruces y verdaderos cristianos. 16 . CABALLERO ROSACRUZ. La misma Iglesia sintié la necesidad de poner entre sus santos a los profetas y patriarcas de la historia y de la mito- logia del pueblo de Israel, que de alguna mancra Ic han pare- cido tocados por la gracia, y aunque no le haya sido posible hacer lo mismo, de una manera ‘abierta, con aquellos que si- guieron diferentes lineas de tradicién —y en particular con las grandes figuras del paganismo— sin cmbargo cncontramos en el santoral muchos nombres y personificaciones caracteristi- cas de origen pagano, al que deben su eleccién, a pesar de que se les haya atribuido una significacién distinta. Ast, ademas de los dos San Juanes que recuerdan al Jano bifronte, hay un San Libero, un San Dionisio y un San Vi- cente que recuerdan los misterios y las fiestas de Baco, una San Exmete que recuerda a Mercurio, una Santa Paladia que recuerda a. Minerva, una Santa Flavia que recuerda a Ceres, un San Apolonio por Apolo y un San Elfas por Helios. Todo cl Olimpo pagano, y sus respectivas festividades que caen en las mismas. fechas, pueden encontrarse en una veste cristiana en el santoral dela Iglesia. Pero, no es precisamente al tra~ vestimiento de los dioses y héroes de las antigiiedades en divi cristiani, por.un proceso natural de adaptacién al .ambiente; al que. queremos aqui referirnos. . . -Con, el nombre. de -cristianismo precristiano especialmen- te entendemos toda escuela inicidtica o filos6fica -y toda co- munidad mistica y religiosa, cuyo objeto haya sido la realiza- cién espiritual por medio de la cristificacién individual; en el sentido en que también San Pablo usaba este dltimo tér- mino. A todos.estos precursores, que los. Evangelics sintetizan en la doble figura de Juan —nombre simbélico de la gracia divina—_les.debemos haber abierto el camino y allanado la vereda para la-mas.plena-y completa manifestacién del Gristo. El primer Juan —Juan el -Bautista—: puede ser :consi- derado como la personificacién. alegérica de todos los esfuer- zos de los profetas, iluminados y videntes anteriores -a: Jess CRISTIANISMO Y PAGANISMO 7 ¥ que testimoniaron su primero aparecer. ¥ mas particular- mente de la fraternidad Esenia, que precisamente residird cerca del lugar en que’ se dice haber Jestis recibido el bautis- mo de Juan, o sea la iniciacién de los hombres que habian conocido la Gracia y la reconocieron en él. Los esenios —Ilamados también isarim o “iniciados”, na- zarenos* o “apartados”, y en griego Chrestanos— son en el pequefic mundo judio una comunidad de car&cter semejante a las pitagéricas y érficas que existian en aquellos mismos tiempos en la Grecia y el: Anatolia, a las terapéuticas de Egip- to y Etiopia (en cuyo seno ha nacido la iglesia cofta), y a las de los budistas y gimnosofistas (brahmanes} de la India. Se distinguian por su traje de lino cAndido, por sus largos cabe- llos, por la sencillez de la vida, por la pureza de las costum- bres, por su limpieza (tenfan entre sus obligaciones la del bafio o bautismo diario), se abstenian de todo juramento, habiendo prometido decir siempre la verdad. Igualmente practicaban la comunidad de los bienes, abs- teniéndose del comercio y de toda actividad que pudiera da- fiar a los demas, como por ejemplo la fabricacién de armas. Condenaban los sacrificios cruentos, siendo su alimentacién lo més posible sencilla y frugar, santificaban el s4bado, dedic&n- dolo a la plegaria en comtn, mientras en los demés dias alter- naban su tiempo dividiéndolo entre el trabajo, el estudio y la meditacién, sus doctrinas eran un secreto impenetrable para Jos demas, y por lo mismo -tenian sus propias tradiciones y escrituras sagradas, ademas de la Ley de Moisés. Asi como Ja pureza de Ia vida, en todos sus pormenores, su concepcién de la divinidad se distinguia de la concepcién comin de los judfos, en cuanto consideraban a Dios como * Esto no quiere decir que Nazarenos y Bsenios sean precitamente Jo mismo, sino que éstos fueron con el'nombre de aquellos. También los Cristianos fueron Usmados Natarenos o Nacereos y con este nombre son conocides atin entre los &rabes, 18 CABALLERO ROSACRUZ amor y objeto de amor, ms bien que como al scr mistcrioso que debe temerse y aplacarse con sacrificios, sin ninguna di- ferencia esencial en esto, con las costumbres, practicas y creen- cias llamadas paganas. Ese Dios de Amor y Beneyolencia, no es pues distinto del Padre Celestial de Jests, al que precisa conocer y adorar en Espiritu y Verdad. A diferencia del fariscismo que, al principio de nuestra era habia degenerado en puro formalismo exterior, olvidan- dose el espiritu sin el cual la letra de la Ley es mwerta, y jus- tificando asi las expresiones particularmente violentas que contra aquel especialmente encontramos en los Evangelios, los csenios daban mds importancia al espfritu que a la forma dela Ley: buscaban la verdadera santidad de la vida interna, més bien que una contrafaccién exterior de la misma, y se esforzaban llegar directamente a la comprensién espiritual de verdad, en lugar de perderse como aquellos en interminables y estériles discusiones. Al ingresar en Ja comunidad en calidad de novicios (o sea, en el primer grado) debian desprenderse de sus lazos mundanos, haciendo dovacién completa de los bienes que po- dian poseer. Habia luego otros tres grados que podemos comparar a los nuestros de compajicro, maestro y macstro se- creto (Acercado, miembro. efectivo, anciano), con la diferen- cia de que no eran simplemente simbélicos. Aprendian a sa- nar los enfermos, y hasta resucitar a los muertos, eurando el alma, en la que reconocian Ja enfermedad verdadera por me- dio de la palabra, o sea por Ja virtud inherente a la propia realizaci6n espiritual. No nos es dificil reconocer Ja fundamental identidad entre la vida y la ensefianza de Jesus, segiin las relatan los Evange- lios, y las costumbres y enseftanzas de los esenios, con la tmica diferencia de que éstas eran sobre todo secretas y reservadas a los miembros de la Fraternidad, mientras que las de Jests fueron em gran parte pttblicas, aunque muchas veces expre- EL MAESTRO JESUS 19 sadas por medio de pardbolas, alegorias y palabras, cuyo ver- dadero sentido solo podia y puede revelarse a los que tienen aidos para comprender. EL MAESTRO JESUS Liegamos asi a la figura central mas importante que aho- Ya nos ocupa, y que ha Itenado de si toda una época: todo et occidente, después de los primeros siglos, y cuya relacién con el grado de Rosacruz, segiin ahora se conoce, dificilmente pudiera negarse. . A pesar de.su grandeza, los datos histéricos que se refie- ren a su aparicién son de los més inciertos: vernos pues de rectificarlos lo mas sintéticamente posible, de acuerdo con lo que nos dicen los evangelios, pues aunque la redaccién defi- nitiva de éstos fuera alejada de los acontecimicntos, y su pro- pésito cl de ensefianza escrita que sirvicra de base y acoem- paiara Ia doctrina verbal, no deben. tampoco, a nuestro jui- cio, considerarse como privados de todo valor hist6rico, igual- mente en Io que relatan como en aquello que se ercyé mas oportuno callar. La verdad es muchas veces mds sublime que las inven- ciones y ficciones més maravillosas; y ademas el discernimien- to espiritual nos permite constantemente reconocerla, también: en lo que se refiere a la réalidad de los sucesos histéricos, dado que nuestro intimo ser espiritual no puede ser extrafio a nada de lo que ha acontecido en cualquier tiempo y lugar, sobre todo cuando se trate de cosas de gran importancia, Ese mismo discernimiento nos hace ver que no fue sin acierto la eleccién que hizo la Iglesia de los cuatro evangelios, entre la multitud de los Hamados afpécrifos, pucs muy poco hay en éstos, en lo que de aquellos se alejan, que pueda Parangonarsele por be- lleza y verdad, dado que lo bello seguramente acompafia lo que es genuinamente verdadero. 20 CABALLERO ROSACRUZ Los que niegan atendibilidad histérica, ya sea a la exis- tencia dé Jesis, como a los relatos milagrosos de los evange- fios, deben inculpar de ésto tmicamente su ignorancia y falta de discernimiento espiritual, por los que no se hallan todavia en condicién de explicarlos y comprender. Aunque estemos enteramente de acuerdo con ellos sobre la necesidad de dar « César —o sea al faganismo vulgar y filoséfico— Jo que le pertencce sobre el advenimiento del Cristianismo, tenemos en éste un fenémeno de tai importancia y trascendencia que su explicacién sin Jestis —y sin el Jesus al igual Maestro y Taw maturgo de los Evangelios-~ seria confundir jos efectos y adap- taciones particulares con la causa verdadera y primera, y ol- vidarnos de la figura esencial y fundamental de un cuadro de] que se toman en consideracién y se analizan, los accesorios. ‘Creemos que la mds profunda reflexién y las investiga- ciones que con mas acierto se hagan, nos llevan a la doble conclusién de que Jesis ha realmente existido y de que su vida no puede haber sido muy distinta de como la relatan los cuatro evangelios canénicos, que ademas encierran la més profunda doctrina esotérica, para quien sepa interpretarla con la escuadra del recto juicio y con el mayor alcance del com- pds de la comprensién. DATOS HISTORICOS Fl aio de nacimiento debe ser atrasado de cerca de siete afios, por haberse verificado tal succso en los iiltimos del rei- nado de Herodes el Grande (muerto el afio 4 a.C.), habiendo pasado Inego en Egipto su primera infancia, hasta la muerte del dicho rey, vasallo de los romanos. Cuanto a Ja fecha de la muerte, puede muy bien haber sido el mismo A.D. 33, sien- do en este caso a la edad de 40 aiios, Que Jestis Iegara a tal maturidad, aparece confirmado, también en el pasaje de Juan: “Adan no tienes cincuenta afios” (Cap. 8, v. 57). DATOS HISTCRICOS at Es probable que la edad de 33 afios se refiera al inicio de la vida piblica, mas bien que a la duracién de su existencia en forma manificsta para todos: la duracién de siete afios para su ministerio y ensefianza publica nos aparece més razonable que la de tres a los que quiere reducirla la tradicién ordinaria. Casi nada sabemos de la infancia: el apécrifo Evange- lio de la Infancia tiene al lado de algunos rasgos hermosos y probables, otros que no pueden conciliayse con el caracter del Maestro del amor y de Ja bondad, que llega hasta sanar la oreja del soldado que viene a prenderle, Su edad adulta-em- pieza cerca del mismo tiempo que el reimado de ‘Tiberio, suce- dicndo a Augusto cn e] dominio del mundo romanizade. Si Jests hizo parte de la fratcrnidad Escnia, hacia la cual le Hevaban naturalmente sus inclinaciones y afinidades espirituales seg4n aparece mas probable por el mismo silen- cio de los evangelios sobre aquellos, y por su vida en entera conformidad con las prescripciones y enscfianzas de esa es- cuela —dcbié ser en esta época (o sea, entre los 20 y los 30 afios, aproximadamente), que fueron de toda manera un pe- tiodo de estudio silencioso y de maduracién e iluminacién espiritual. Este crecimiento interno y esta ilursinacién Ic fue- ron oficialmente reconocidos en el acto que los evangelios des- criben simbdélicamente como el bautismo de Juan, o sea de la gracia divina. Al bautismo siguid otro periodo de recogimiento espiri- tual, mas solitario (el desierto simbédlico), que pudo igual- mente haber durado 40 dias como otros tantos meses, en los cuales consiguié un mas completo y perfecto dominio de sf y, rechazando las fentaciones materiales, por medio del discerni- miento de la verdad espiritual del Ser y de la Vida y de su Divina Realidad, cuya plena y perfecta realizacién interna Je preparé para ejercer Ja misién en la que habia de hacer ma- ifiesto el intimo y vital reconocimiento de su calidad de hijo ' Dios. 22 CABALLERO ROSACRUZ ENSENANZA Y MILAGROS Juan, el discipulo amado, fue-probablemente entre aque- Mos csenios que le siguieron abiertamente en su vida pdblica. Como hubo de decirlo a Pilatos, mientras se preparaba a Ja apotcosis que debia concluir su carrcra, el objeto de tsta fue dar testimonio a la verdad. ¢Cudl verdad? Aquella verdad que los sentidos y la mente csclava de ellos no pucden perci- bir y conocer: la verdad callada en el medio del ruido cxte- rior, aquella que ama el silencio y que cn cl silencio se revela a quienes Ja buscan con el recogimiento que para cllo precisa. La verdad que se identifica con Dios como espiritu realidad espiritual suprema —no “un espiritu” grande o pe- quefio, un El entre los Elohim, sino ef Espiritu, en unidad, universalidad y totalidad— de] que todos hemos nacido y en el que vivimos, del que somos hijos, y que por lo tanto es nuestro Padre verdadero y real: “No Ilaméis a ninguno vues- tro padre sobre la tierra, porque uno es vuestro Padre, en los cielos”, o sca en ef dominio de la realidad més elevada o Su- prema. La verdad que somos hijos de Dios y por lo tanto seres espirituales, y que es nuestro. deber y privilegio volver a El (como el hijo prédigo}, en nuestro intimo reconocimiento de su realidad y paternidad, y recoger asi la herencia que nos espera: la plenitud! de la,vida y del bien que El es en nosotros y para nosotros, y que se hace efectiva cuando la reconocemos, cesando de apegarnos y servir Ja ilusién material (ef demonio tentador). La verdad que nuestra vida'es espiritual, atin en el me- dio de su materialidad aparente, y que todes nuestros males, dolencias y aflicciones radican en los errores o ilusiones (es cados) de que somos los esclavos— la verdad que se conoce por medio de Ia Divina Palabra (Ja inspiracién interna) que Ja revela y cuyo conocimiento nos hace libres, pucs manifiesta ENSENANZA Y MILAGROS 23 exteriormente aquella perfeccién espiritual (el Reino de los Cielos) que como tinica realidad hemos rcconocido, con el ojo sincero, en to intimo de nuestro corazén. He aqui el verdadero mensaje de Jess: la buena nueva de ta verdad espiritual que habia de alegrar y.libertar al mun- do, esclavo y oprimido por el dominio de la ilusién material, Jas tinieblas en medio de las cuales vino Ia luz —la luz verda- dera— sin que éstas la reconocieran. Pues sélo ahora, después de diecinueve siglos, con muy pocas excepciones, relativamen- te aisladas y solitarias, empezamos a entender el mensaje su- blime del maestro, segin dicha uz Ilega a iluminar nuestras mentes, “A todos los que le recibicron didles protestad de ser hechos hijos de Dios .. . los cuales no son engendrados de san- gre, ni de volmtad de carne, ni de voluntad de varén, mas de Dios” (Juan, I-12, 13), 0 sca por el mismo espiritu que obra interiormente, y asi regenera la vida interior y sus ma+ nifestaciones exteriores, Los llamados signos 0 milagros que acompafiaron a esta " revelacién de Ja verdad, no tuvieron otro objeto que demos- trarla y confirmarla, o sea hacer patente exteriormente, en el mundo objetivo de la apariencia fenoménica, la perfeccion divina latente como Realidad Néumenica (el Reino de Dios), seguin la misma es percibida y realizada en el dominio indi- vidual de la conciencia o mundo subjetivo interior, que asi la recibe, Pues, asi como El mismo nos dijo: “Todo aquello que hago, vosotros también lo’ hartis, y cosas mayores que éstas”. Nada pues, hubo en Ia intencién del Maestro, de la mis teriosa exclusividad que Ja incomprensién dogmitica quizo atribuirle, en relacién con los milagros, Desde que éstos se empiezan a considerar como exclusiva y caprichosa prerroga~ tiva de una divinidad inaccesible (precisamente en contra de la actitud de Jess, como aparece en. Juan, Cap. 11, v. 42) cesan de producirse. 24 CABALLERO ROSACRUZ El ervor, o sea la actitud profana en relacion con los mi- lagros, estriba en esto: que se consiceran como alteraciones de las eyes y del orden natural de las cosas, en lugar que sim- plemente como necesarias restauraciones de la perfeccion in- herente en el orden divino (la realidad cspiritual 0 reino de los cielos, cuya gloria asi se hace manificsta), 0 sea, recono- ciendo los planes perfectos del G. A., cn lugar de Jos imper- fectos que han sido producidos y se sestienen en virtud. de los errores y de las creencias del hombre. LA GRAN DEMOSTRACION Entre todos los hechos y milagros de Jestis, a demostra- cién de sus ensefianzas y de sus palabras, ninguno tuvo mas importancia y mas resonancia, que aquel de su realizacién de la inmortalidad de la vida espiritual en el dominio —o tem- plo fisico— de la manifestacién material a través de la muerte aparente (y completa, desde el punto de vista exterior) de sta. A esa demostracién se reficren proféticarnente sus mis- mas palabras en muchos pasajes evangélicos, como por ejem- plo: “Como estuvo Jonds en cl vientre de Ja ballena tres dias y tres noches, asi estaré el Hijo del Hombre en el corazon de la tierra tres dias y tres noches” (Mateo, 12-40). “Destruid este templo, y en tres dias lo levantaré... é hablaba del templo de su cuerpo” (Juan, 2-19, 21). “Nadie me quita (la vida), mas yo la pongo de mf mismo: tengo poder para po- nerla y tengo poder para volverla a tomar” (Juan 10-18). “Aun un poquito, y el mundo no me vera mAs; empero, voso- tros me veréis: porque yo vivo, y vosotros también viviréis”. (idem, 14-19). No es aqui el lugar mas apropiado para indagar el im- portante valor y significado imiciatico de tal demostracién, enteramente andloga, pero contraria de aquella de que nos LA GRAN DEMOSTRACION 25 habla la mitologia indd con relacién a Yama, el dios de la muerte, que se nos dice haber abierto tal: camino para Jos hombres que, desde entonces, fueton mortales. La demostra- cién dc Jess es aquclla que precisamiente nos ensefia a ven- cer la muerte, por medio de la regencraciin, realizando Ja inmortalidad en la propia vida fisica, con una completa reden- cién de nucstra manifestacién individual. Jesis murié sobre la cruz, su cuerpo aparentemente aban- donado por el espiritu fue sepultado, para ser luego reani mado, vivificado y hecho incorruptible, por la propia radia- cién interior de la conciencia quc nuevamente sc incorpora en aquel y lo transforma en vehiculo perfecto’y glorioso, que puede aparecer y desaparecer a voluntad, y por medio del cual se realiza el domimio y magistcrio completo de toda la naturaleza. La fecha que la tradicién atribuye a este acontecimiento (el A.D. 33), es con toda probabilidad exacta, aunque hagan quicnes quieren retrasarla, al igual que la de su nacimiento. EL ORISTIANISMO DE JESUS Et cristianismo de Jestis no fue por cierto una ensefianza dogmatica, ni una revelacién oculta, y tampoco una ereen- cia, una ley o regla de conducta impuesta arbitraria y estric- tamente, sino algo mds simple, profundo y trascendente. En esto se distinguié de todas las sectas y ensefianzas an- teriores, incluidas las que pueden considerarse come formas de cristianismo precristiano, representadas y personificadas cn Juan el Bautista, y que realmente, abrieron el camino al cris- tianismo de los discipulos de Jests —que no pudo ser exacta- mente el mismo del de su Maestro— lo recibieron y facilita- yon su difusién: principalmente las escuelas pitagérico-plat6- nicas, la de Hillel entre }os judios, -y las comunidades misticas paganas y judias de las que hemos hablado. 26 CABALLERO ROSACRUZ Nada de esfuerzos exteriores, en el sentido de concesio- nes hechas a la ilusién material y a Ja evidencia del mal y de Ja imperfeccién: una sola cosa es necesaria, como hubo de decirlo cl Maestro a Marta, cuando ésta queria le impusiera su autoridad sobre Marfa para ayudarla en sus quchaceres —busear el reino. Toda la ensefianza de Jestis se concentra en el reine de éos cielos, que hay que encontrar y buscar ya no “por aqui o por alla” sino dentro de nosotros mismos: “Ni dir4n: helo aqui, o helo alla; porque he aqui, el Reino de Dios dentro de vosotros esta” (Lucas, 17-21). Es da perla preciosa, para ob- tener Ja cual el sabio que la conoce vende todo lo que posee, el fesore escondido en el campo “el cual hallado el hombre encubre, y de gozo de ello va, y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo” (Matco, 13), Es el grane de mostaza —el primero o sencillo vistumbre de la verdad— que, cuando sea sembrado, crece en un Arbol fuerte y lozano; la fevadura (de la misma verdad) que hace Ieudar toda la harina (Ja masa de la mente); y su simiente; cuando cae en buena tierra no dejara de dar frutos “cual a ciento, cual a sesenta y cudl a treinta”. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi que soy manso y humilde de corazén; y hallaréis descanso para vaestras almas. Porque mi yugo es facil y ligera mi carga” (Id. 11), al contrario de los fariseos y doctores de Ia ley “que car- gais a los hombres con cargas que no pueden llevar, mas vos- otros ni atin con un dedo tocais la carga” (Lucas, 11-46). Nada pues de las prescripciones y observancias minuciosas del fariseismo decadente, de las que el Talmud ha recogido, acre- ciéndola, la herencia. Toda la Ley y los profetas se reducen a dos mandamientos: “Amards pucs al Seiior tu Dios de todo tu corazén, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de todas tus fuerzas: este es el principal mandamicnto. Y el segundo es semejante a él: Amards a tu préjimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”, (Marcos, 12). EL CRISTIANISMO DE JESUS 27 No hay que apurarse y afligirse por las necesidades ma- teriales, perdiendo en la busqueda de estas cosas la felicidad y el simple gozo natural de la vida, vendiendo como Fausto el alma y la tranquilidad del espiritu para adquirir aquello que... ;va@ nos pertenece! “;No es la vida mds que el ali- mento, y el cuerpo que el vestido?”” (Mateo, 6-25). Mas bus- cad firimeramente el Reino de Dios y su Justicia, y todas estas cosas os seréin aiadidas (id. 33). El Reino de Dios es la divina perfeccién latente pera inherente dentro de nuestro propio ser, cuyo consciente reco- nocimiento es el principio airactivo y causative de su expre- si6n o manifestacién exterior, de acuerdo con la Ley y con el Orden Divino, 0 sea procediendo de adentro afuera: es la vida para el muerto, la salud perfecta para el enfermo, la vista para el ciego, cl efdo para el sordo, el libre movimiento para el paralitico, la mondadura para el leproso, la sabidu- ria para cl ignorante, el juicio para el necio, la riqueza para el pobre, el pan para cl hambriento, la paz para el afligido, Ja remisién para el deudor, cl perdén para cl pecader, la hi- bertad para el esclavo, y la satisfaccién plena, completa y ver- dadera de todo justo deseo. Buscar esta perfeccién inherente es nuestra Divina He- rencia, dirigiéndonos directamente al Padre que la poscc en su Gloriosa Plenitud (“Sed pues vosotros perfectos, como per- fecto es vuestro Padre que esta en los cielos” (Matco, 5-48) y no desea mas que hacernos participes de ella (“porque al Padre ha placido daros el reino”) (Lucas, 12-32), ser fieles y obrar en armonia con esta visién espiritual (la justicia del Reino): he aqui en su esencia el cristianismo de Jesis cual conocimiento operativo también de aquellos que se Haman milagros, y que son simplemente los efectos y atributos del Reino. Perseverando en esta bisqueda de la perfeccién inhe- yente encontramos al Cristo verdadero, o sea al Hijo de Dios 28 GABALLERO ROSACRUZ en nosotros: nuestra propia Divina Perfeccin creada al prin- cipio por el Padre en su propia imagen y semejanza; y csc Cristo, este reconocimiento y conciencia de la Verdad, se hace entonces nuestro Salvador, y le reconocemos como el Verbo de Dios, su verdadero nombre, y el camino, ta verdad y la vida en su més perfecta y gloriosa plenitud. Cuando sabemos que Jesis habla muchas veces en los evangclios del punto de vista de esa conciencia cristica en nosotros, a la cual personi- fica, se nos hacen claros, muchos pasajes, de otra manera obscuros y dificiles de comprender, Esa misma vox podemos percibirla y reconocerla dentro de nosotros, y asi encontrare- mos al Hijo del Hombre y nuestro propio individual Salvador. LOS PRIMEROS DISCIPULOS Discipulos del Cristo son aquellos que se someten a este yugo 0 disciplina del Hijo de Dios o del Ser mas elevado que se ha reconocido interiormente —en el cual nuestro propio Padre Celestial es quien se nos revela y se complace, y no el testimonio y la herencia de la carne y de ta sangre de nuestra humana naturaleza. Los discipulos de Jesés lo fueron realmente, en la medida en que supicron reconocer al Cristo. viviente en ellos mismos, y discernirlo cr cl mismo Jests detras de su personalidad te- rrenal, comparativamente ilusoria como toda realidad exte- riormente percibida. Por esto hubo El de decir (Juan, 16-7): Os es necesatio que yo vaya, porque si yo no fuese, el Conso- lador (cl Divino Paraclito) no vendria a vasotros. Hasta que los ojos se fijan Gnicamente en Ja apariencia, o sea en la ma: nifestacion exterior, estan incapacitados para percibir y reco- nocer la Realidad Interior, que no cesa de estar presente, aunque nos falte alguna vez (o casi siempre) reconoccria. Y esto nos explica también cémo pudieron ser, y hacexse los propagandistas mds fervientes de la Buena Nueva de la PEDRO, PABLO ¥ JUAN 29 Salvacién, hombres que como Pablo nunca le conocieron per- - sonalmente, y por lo cual los demas discfpulos quisieron en un principio disputarle ese derecho de hablar en el nombre de Jestis el Cristo. Los doce (con Ja excepeién de Judas} y Jos demés que recibieron el esplritu, formaron el} primer nucleo de la mueva Iglesia, o del cuerpo mistico de Jests, del que habla San Pa- blo en sus epistalas a los Corintios. La levadura del Reino fue Avidamente acogida por todas Jas almas dispuestas a reci- birla; y no solamente entre los judios, sino también y, especial- mente entre los: gentiles, pues los primeros si predomimaron entre los inicladores fueron gradualmente disminuyendo en nimeros ¢ importancia, segin crecié y se esparcid el cris- tianismo. Entre quienes primero le recibieron, deben notarse aque- Ilas comunidades y fraternidades de la clase de la esenia de Judea, de las que habia muchas esparcidas entonces en todas jas ticrras orientales del Mediterraneo; por lo cual éstas tu- vieron parte importantisima en el futuro desarrollo de la reli- gién Hamada catélica, 0 sea universal, aporténdole cada cual cl contributo de sus propias ideas, practicas y convicciones. El origen del movimiento mondstico, por ejemplo, dentro del cristianismo, se encuentra precisamente en estas comunidades (como la esenia y la de los terapeutas del Lago Mareotides, que describe Filén) que existian anteriormente y acepiaron al cristianismo por natural afinidad. PEDRO, PABLO Y JUAN A Ja primera agrupacién judia de los discipulos de Jesus, que la tradicién considera cncabezada por Santiago hermano del Seitor, con Pedro y Juan, se les debe la Namada Iglesia o cristianismo de la circuncisién, cuyos tltimos descendientes, después de la destruccién de Jerusalén, formaron Ja secta de 30 CABALLERO ROSACRUZ los ebionitas (de ebienim “los pobres” —pobres en. Fests como se Hamaban a cllos, pobres en comprensién de su Mensaje, como les Namaron los adversarios). Esta primitiva Iglesia de Jerusalén, estaba caracterizada por la integral observancia de la Ley y de los ritos judios. BasAndose en lo dicho de Jestis “no he venide para suprimir Ja Ley, mas para cumpliria” creian sinceramente no ser posi- ble ser buen cristiano, sin scr igualmente y al mismo tiempo buen judio; y por lo tanto consideraban que la ensefianza de Jests, al igual que su predicacién, sélo fuera destinada a los Judios, sin hacer ninguna predicacién y proselitismo entre los gentiles, o imponiéndoles ademés, en el caso en que quisieran hacerse cristianos, la aceptacién de la Ley judia y la opera- cién de la circuncisién. EI mismo Pablo, de origen judio y fariseo, como él mis- mo nos lo dice (y estricto observante, en la primera parte de su vida, y como tal también adversario y perseguidor de los primeros cristianos en Jerusalén) crey6 necesario en su pre- dicacién entre las poblaciones griegas del Asia Menor y paises cercanos, y también en Roma, dirigirse primero a los jucdios, en las sinagogas que se habian establecido en Jos lugares prin- cipales, y solo después, al ser rechazado por éstos, acercarse a los griegos 0 paganos. Pronto hubo de encontrar entre Jos tiltimos un campo mucho més abierto, fértil y apropiado para recibir las nuevas ideas, que entre los -primeros, esclavizados en Ia estricta ob- servancia de Ja’ Ley y que, en su mayoria, al no aceptar Jesis como Mesias, se tornaron cn sus persccutores y le ocasionaron Jas mas grandes molestias. Con ésto surgié naturalmente ef problema de la observancia de la ley judia {incluido la cir- cuncisién) por los nuevos convertidos de origen no judio, que desde luego resultaba en formidable perjuicio para la propa- gacién del Mensaje de Jestis —-problema que Pablo resolvié considerando que, en virtud del mismo sacrificio de Jests, /a LOS EVANGELIOS a1 antigua ley estaba abolida, y solo quedaba facultativa su ob servancia para los judios convertidos, pero no era necesaria para los demas, Su conflicto sobre este punto con los santos 0 pobres de Jerusalén, aparece muy claro en sus epistolas, pero luego, con la intervencién de Pedro, hubo el acuerdo de que la cireunci- sion sélo era necesaria para los convertidos que pertenecian a la Igicsia de Jerusalén. Pedro siguié apoyando la circunci« sién mientras cstuvo entre judfos y tolerando Ia falta de aque- la entre los convertides paganos. Si la tradicién nos habla bastante de Pedro y Pablo como principales facteres de la difusién del cristianismo pri- mitivo, muy poco sabemos al contrario de Juan, que por cierto no tuvo una parte menor en dicha obra, aunque su actividad aparezca mas secreta y misteriosa, Se le ha considerado a la vez como un judio violento y fanatico, y como el m4s manso y fiel discipulo de Jesis, aquel que mejor supo comprender y practicar su doctrina. De todas maneras se hace aqui nece- sario (como para Juan el Bautista) distinguir entre la per- sonalidad del discipulo y su cardcte: simbélico, dado que en él se han representado todos los iniciados y Jas comunidades misticas anteriores al cristianismo que lo aceptaron, y tuvie- ron asi parte en su definitiva formacién. . LOS EVANGELIOS Al lade de la predicacién verbal de los primeros discfpu- los de Jesiis, debieron de formarse naturalmente, especialmen- te entre aquellos que la escucharon, algunos relatos escritos de los principales dichos (logia) y hechos del Maestro. A esta clase de escrituras, en un principio enteramente personales y brivadas, se afiadieron aquellas comunicacioncs dircctamente enviadas alas agrupaciones o iglesias por ellos formadas, por algunos apéstoles, especialmente Pablo, para que fucran lef das puiblicamente: 2 32 CABALLERO ROSACRUZ La costumbre de la lectura, a semejanza de lo que hacfan los hebreos con 1a -Ley y los Profetas en sus sinagogas, debid de extenderse a estas Colecciones privadas de dichos y hechos, en proporcién de que faltaba su exposicién verbal de testigos directos, a la que también reproductan substituyéndola. Ast nacieron los evangelios, obra colectiva de los primeros disci- pulos de los apéstoles, en la que se esforzaban trasmitir por escrito fa buena nueva de la salvacién de Jests el Cristo (ew angélion) . La progresiva reunién de estos escritos, 0 colecciones pri- vadas en un conjunto unitario, dio origen a cuatro relatos fundamentales, con muchas variantes, algunas de las cuales se han conservado ain hoy en los cédigos. Es un error pensar que los nombres que llevan dichos evangelios se refieran, cuan- do menos imtencionalmente, a sus autores como obras escri- tas; csto puede decirse unicamente del de Lucas, dado que la preposicién segdin (en griego katdé) Gnicamente indica la tradicién o predicacién que se esfuerza en yeproducir, y de la cual da testimonio. . El primero de tales escritos debié formarse entre los he- breos, ya sea en la Iglesia de Jerusalén como entre los Esenios que habfan aceptado el Mensaje de Jesis: de este primero Evangelio de Oriente, ha derivado (en un segundo tiempo segén la critica histérica) EI vino representa la Vida, que ani- y ma la Palabra y la hace carne en la Substancia —que es al mismo tiem- WI po Verdad y Poder— indicada ba- jo la especic del pan que s¢ yepartes Se 4 tos HH. La Luz, en cuya busqueda se han encontrado, es pues aquella que congrega y reune los CC., en la comunién de una misma vida ideal, encendiendo un mismo ardor en su corazén, y alimentandose todo con los co- nocimientos que cada cual haya podido lograr separadamente. El signe el buen pastor em el cual se reuncn los HH., alrededor de la mesa, representa la contemplacién de la luz por cuyo medio, o sea, segun la Verdad asi reconocida Hega a ser vida inspiradora, fuego purificador, carne y pan en la existencia diaria, se encuentra esa Palabra. En. ese signo tam bién reconocemos el sacrificio 0 sea el don de si mismo, que nace del corazén, mas bien que de la cabeza y que, en lugar de ser —como en la leyenda de Hiram— dador de muerte y desolacién (pérdida de la palabra), se hace fecundo produc- tor de vida y de alegria (encontrandose ésta nuevamente). Pues, el emblema de la muerte as tibias cruzadas con la calavera— que se ve en el tercer grado, se hace en este sig- no precisamente él opuesto emblema de vida que manifiesta el ardor interior. _ En cuanto al pan y al vino de la Cena, son en realidad Jos ‘mismos, que hubo de compartir Jess por ultima vez, con los doce, en la vigilia de su pasion, Ese Pan es la propia Substancia, el cuerpo viviente del Logos, 0. sea la Sabiduria Creadora que se ha hecho carne, LA “CENA MISTICA” 133 siendo la Verdad en el Mundo Trascendente y la realidad objetiva y sensible de todo lo que aparece manifiesto sensi- blemente: por lo tanto, al mismo tiempo alimenta nuestra in- teligencia, origina nuestros anhelos y los satisface, saciande toda hambre espiritual como material. De la misma manera el vine, del que beben todos de un mismo Caliz (Mateo 26-27) es la sangre o sea la Vida de ese mismo Logos, cuya csencia es el Amor, asi como la esencia de la Substancia es Verdad. Por esta razén es derramada continuamente. Pues “Yo soy la vid, vosotros los pampanos: el que est4 en mi, y yo en él lleva mucho fruto, pero sin mi nada podéis hacer... Como el Padre me amd, también yo os he amado: estad en mi amor” (Juan, 15, 5-9). Hay una misma y tinica Fuente de Vida Universal, de la cual todos pueden tomar segiin. su capacidad de expresarla en amor: quien busca su vida, alejandose del reconocimiento o concien- cia de la Vida Una, con obrar en contra de ésta, tiene que perderla, mientras quien la pierde en el Amor de la Vida Una encuentra Ja vida verdadera. La realizacién de la Substancia y de la Vida, como ex- presiones de Ia misma Esencia Divina o Palabra Greadora (su Cuerpo y su Sangre). es el profundo y vital significado de ese simbolo de la cena: cuando se entienda verdadcramente, se convierte en el sacramento que nos hace participes de las ilimitadas posibilidades y de la perfeccién inherente igual- mente en Ja una y en la otra, dispuestas a manifestarse obje- tivamente en nuestra propia vida, segin las reconocemos y aceptamos. Entonces el pan se transforma en la Ambrosia, que es la propia piedra filosofal, formada por los pétalos geo- métrices de la Rosa Mistica; y el vino es el Néctar sagrado, o sca, el élixir de larga vida, el rocio viviente que se destila de aquella misma flor. Aqui se halla la panacea, o sea el remedio de todo mal y dolencia, de toda enfermedad y miseria, espiritual como ma- 134 CABALLERO ROSACRUZ terial: pero, es preciso que sé haga un sacramento en Ja vie viente presencia del Cristo, dentro del propio corazén. Por lo dem&s, hay que considerar que ese pan simbélico no se limita a Ja harina, del trigo que para nosotros elabora Ja espiga, formandola geométricamenie en la luz del sol, por la accién combinada de ésta con su propio impulso vital, que asocian oportunamente las substancias sacadas del aire y de la tierra; hayina empastada y cocida, cuya coccién le da pre- cisamente su nombre. Tampoco cs el vino precisamente, el Jicor que resulta de la fermentacién del jugo de la uva, cuyo azticar se destruye para producir el alcohol. Esos son emblemas relativamente, muertos —por la coc- cién y fermentacién, con un género de fuego distinto del na- tural y filoséfico, 0 sea por el Ephestos destructor— de la substancia viviente que él reino vegetal nos suministra en to- dos sus frutos, y del jugo natural de éstos, en que el agua —la linfa de la tierra— se convierte en sangre viva, pot la mis- tica presencia del Cristo césmico en estas bodas quimicas de la Naturaleza. Esta es realmente quien nos inicia en el Minis- terio de la transubstanciacién, que cristianamente celebra y nos trasmite los de Demeter y de Dionisio. mic EST CAL SANGUINIS ret {CONSUMMATUM EST! E] Misterio (que es al mismo tiempo ministerium) se ha cumplido, habiéndose Megado a la mistica comunién de Ia Vida y de la Substancia Divina, reconocida como la verda- sCONSUMMATUM EST! 135 dera actual realidad, bajo la species externa del jugo de la uva y del producto de la espiga, que antiguamente revelaban la viva presencia de Dionisio y de Demeter como Yaco y Coré (Liber y Libera). Las palabras ;Consummatur est! indican pues igual- mente la perfeccién y el cumplimiento, realmente insepara- bles el uno de la otra, intimamente unidos en el Sébada (o dia séptimo) de Elohim, de Jehova y de Jesis. El primer sd- bado (de Elohim, 0 sean los poderes litdnicos) es aquel de que habla el Génesis en los primeros tres versiculos de! cap. 2, al terminarse Ia primera creacién ideal, que trasciende su expresién relativa en el espacio y en el tiempo; el segundo (de Jehova, cl Adam Kadmon 0 Prometeo) debe verificatse en el milenio a que se refieren las varias profecias apocalipticas, o sea “la consumacién evolutiva de los siglos”, En cuanto al tercero, es aquel que especialmente se indica en este grado: el descanso inicidtico en la consecucién del perfecto Magis- terio, en un estado de unidn individual con lo Divino (Sama- dhi), habiéndose en el contacto con lo Eterno trascendido en la conciencia interna el Espacio y el Tiempo, El dia séptimo ha sido siempre simbélico del cumipli- miento y de la perfeccién de cualquier ciclo, cuando se ha nuevamente seperado en la unidad la Dualidad y el Ternario de cuya accién conjunta resulta: terminando el recotrido de las seis divisiones naturales de la circunferencia, se vuelve al centro en que se “descansa”, como en el tltimo golpe aislado de la baterla. Andlogo sentido tiene la mesa de los doce alre- dedor de Jesés: el ciclo de los doce signos zodiacales y Ia céntrica perfeccién solar o unitaria (Sol solus, declan los al- guimistas) de la conciencia cristica que se alcanza con aquel, Esas mismas palabras nos recuerdan el tte misse est, e igualmente aquelias que se usaban al despedirse los neéfitos en los misterios eleusinos: Kony Ompax. Fstas tltimas, no perteneciendo al idioma griego, se han interpretado como de 136 CABALLERO ROSACRUZ origer® egipcio 0 indi; probablemente son antiquisimas, ha- biéndose transmitido, tal vez con pequefias modificaciones {se encuentran también en Ja forma Kot Om Phet) en varias ‘érdencs de misterios de los que prueban la filiacién. ' En cuanto a la triplice aclamacion de este grado, acom- pafiada por cl signo conocido, que es también el nombre de uno de los profetas, se relaciona etimolégicamente cer Moi- sés (el salvado) y Fests (eh salvador), con el significado de salvacion, celebrando el haberse encontrado la palabra por cuyo medio la dicha salvacién se verifica. La Hama del fuego creador y regeneradar cn cuyo Seno vuelve la misma Palabra, Juego de haber sido escrita, patentiza su significado; lo mismo ha de hacer todo el Cab.. R.. C.., manifestando su conocimien- to de ella, por medio de la propia !ama silenciosa, activa y fecunda que arde en el secreto de su corazon, mientras se verifica el Misterio de la Regeneracion. PARTE TERCERA PER ROSAM AD CRUCEM PER ROSAM AD CRUCEM - “En principio (be-reshit) crié Dios los cielos y la tierra” (Gen, 1-1)... “En principio (en arché) era el Verbo... (Juan, 1-1). : Ese principio en el cudl y dentro del cudl aparece inicial- mente la Divina creacién ideal o arquetipica (del Arqueo), como Logos o Verbo que ha de produciy la manifestacién, —aparentemente ex nihilo, pero realmente ex toto—, es pre- cisamente la mistica rosa en su sentido césmico, en Ja cual y de la cual, por medio de la cruz, nacen todas las cosas. Es pues, la Unidad Madre, en cuyo seno nace, sin alte- rarla toda la multiplicidad numérica, que la expresa transito- riamente y en Ja cual vuelve y esta eternamentc; la Substan- cia Amorfa que es origen, principio y substrantum geométrico de todas las formas; la Vida Eterna e Inmanente que origina todo ritmo y todo ciclo —en Ella contenidos y en contacto actual desde el “principio de los tiempos” hasta la “consuma- cién de los siglos’”— de la existencia manifiesta. Como Unidad —aritmética, geométrica y musical— esa -Rosa se identifica con el circulo de la creacién, que es expre- sién inseparable del centro de la misma, en cuanto cl uno sdlo puede existir relativamente y en funcién de} otro. La existen- cia del cirenlo presupone y patentiza Ia del centro de aquel; y esto determina, con su aparccer como centro, la existencia del primero, Asi igualmente Shakti, la Madre Divina, como 139 —~ 140 CABALLERO ROSACRUZ poder o cuatidad activa de Shiva-Brahma —el Padre, 0 sea el puro principio de la Conciencia en su sentido mas eleva- do— es inscparable de su celeste Padre y Esposo, del que es igualmente Madre-y Esposa, Dado que Jos dos forman el Uno y el Supremo, que no cesa de ser tal, aunque aparczca crea- tivamente como Dos: la Conciencia o Esencia Animadora que vivifica (el vino de la Cena), y la Substancia Inteligente y Creadora, que aquella comprende y manifiesta (el pan de la Verdad que alimenta la Sabiduria y produce todo erect miento interior y exterior). La rosa y la eruz, que igualmente Jos representan, son dos simbolos cuya intima unién patentiza esa Unidad, de la cual son las dos expresiones. En esa unién inseparable, hay uma constante relacién de zeciprocidad: del uno se pasa al otro, y de esto a aquel, tanto en el circulo de la comprensi6n, como en el ciclo de la manifestacién, asi como se pasa del centro al circulo y de éste al centro, y como se sube y sc des- ciende en la escalera de Jacob. Por lo tanto, antes de considerar la rosa en fa cruz, hay que considerar Ja cruz en la rosa, siendo esta Ultima, mistica- mente su Madre y Esposa. En el circulo o esfera de la Subs: tancia Madre eternamente omnipervadente, sin diferenci cién ninguna —y por lo tanto, anteriormente a la existencia, o bien, trascendiendo la. apariencia del ‘Tiempo y del espacio— la Esencia o Conciencia Padre (Sat-Chit-Ananda), manifiés. tase como el cielo en la tierra, 0 sea, como principio de dis. CREACION DE LA LUZ ML tincién que origina las direcciones fundamentales del Espacio (arriba y abajo) y el movimiento que produce una igual dis- tincién relativa del Tiempo, separando en ef presente el Pa- sado del Futuro, La distincién que asi se verifica es la separacién, natural para nosotros, entre lo relative y io absolute. Este ultimo es el cielo, en que permancce el Remo de la Unidad, que apa- rece en la tierra (el dominio de lo relative), como multipli- cidad, Sin embargo, el Cielo sigue permaneciendo en la ‘Tie- tra, y la Tierra en el Cielo; dado que Io relativo no puede existir sin lo absoluto, ni esto expresarse sin aquel, y dado que los dos no son lugares o condiciones distintas, sino aspectos inéerestanciales de la misma Realidad. CREACION Da LA LUZ “Y Ja tierra estaba desordenada y vacia (cspcrando re- cibir, comprender y manifestar el Orden Divino y la Pleni- tud del Ser), y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo (el Espacio, representado especialmente por el trato vertical de la cruz), y el-Espiritu de Dios (sat-Chit-Ananda, la Divina Esencia) se movia (distincién del Tiempo, indicado por el trazo horizontal) sobre la haz de las aguas (todo lo relativo, de por si inestable, estando en continuo flujo y movimien- to), 4 “Y dijo Dios (Elohim): Sea la Luz: y fué la luz”, (Gen 1, 2-3), La Divina Esencia (Sat, el puro ser) exprésase a través de la distincién entre absoluto y relative (Cielo y Tie- tra), manifestando en la comparativa. oscuridad del segundo la luz de Chit, o sea, la conciencia del Ser. Esa luz del ser, manifestandose en la natural inconsciencia de Io que relativa- mente aparece como no ser, crea de esta manera una relacién activa, una especie de intercambio entre el Cielo y la Tierra: ésta clama hacia aquel por su oscuridad, desorden y vacfo, 142 CABALLERO ROSACRUZ mientras el primero se ocupa cn lcnarla con su Plenitud (el pleroma gnostico, © sca Ananda o purna), creando cl Orden (Cosmos), por medio de ta Luz. “¥ ‘vio Dios que la luz era-buena (o sea, principio de todo bien, bondad y plenitud), y aparté (en el tiempo) Dios la luz las tinieblas” (Id. 4). La dicha relacién es necesaria- mente ritmica; por lo tanto, el dominio relativo de la oscu- vidad y de la luz no pueden sino ‘sucederse el uno al otro. Asi como la oscuridad Hama la luz, asi igualmente la luz produce por su misma existencia, la aparicién de Ja oscuridad: la mis- ma Conciencia es luz que reconoce ¥. lama la relativa “incons- ciencia” oscuridad. Esto aparece también en el versiculo si- guiente: *Y [amé Dios a la luz dia, y a las tinieblas amé noche: y fue Ja tarde (el cumplimiento) y la mafiana (el. nuevo prin- cipio) un dia (una fase, aspecto, ciclo 0 periodo)”. El dia y ja noche que se alternan y corren constantemente, en ciclica sucesion el uno detrds del otro, aparccen en los dos simbolos del Tao y del caduceo: son los principios de la energia activa y de la inercia pasiva, y las cualidades (gunas) que también conocemos como fajas y lamas, encontrando su equilibrio sdtvico en la tarde (vesper) y en la mafiana que los unen ¥ separan, dividiendo las dos mitades de cada ciclo, y prepa- rando proféticamente el sucesivo en el: iérmino o cumplimien- to del anterior. *% & e _De esta manera, separandose la Noche del Dia (como nadir, respectivamente, y cenit de la manifestaci6n), por me- GREACION DEL “COSMOS” 143 dio de la Mafiana (el oviente) y dc la Tarde (el occidente), podemos ver, en la creacién de la Luz, una nueva crux nacida en el seno de la Rosa Césmica. Ahora, el Oriente 0 majiana aparece moverse constan- temente, clevandose hacia el Cenit, que representa la pleni- tud del Dia; igualmente, esto corre hacia la tarde 0 Poniente, éste ultimo hacia el Nadir de la noche, y finalmente aqui se concibe y nace potencialmente la Mafiana u origen del Nuevo Dia. Esta cruz, como la precedente, viene a ser la esvdstica resultante dél movimiento combinado en las dos direcciones: del Oriente al Occidente (asi como del Pasado al Fi ‘uture), ¥ del Cenit al Nadir (asi como del Cielo a la Tierra). Es la rueda de la Ley —Ila rota de la Tora— en cuyos brazos y cir- culo la Cruz y la Rosa forman nucvamente una unidad inse- parable. En una forma andloga, el pasado sube constanternente al cielo de la Eterna Realidad; y de ésta desciende el futuro Para manifestarse en el Nadir de la tierra, como realidad contingente, y que, segtim se hace “pasado” sube nucvamente y desaparece Por esta razén Cronos es la simbélica serpiente que se muerde la cola, aliment4ndose continuamente de sus propias criaturas. CREACION DEL “COSMOS” “Y¥ dijo Dios: Haya expansién en medio de las aguas, 'y separe las aguas de las aguas. “E hizo Dios la expansién, y aparté las aguas que esta- ban debajo de la expansién, de las aguas que estaban sobre la expansién: y fue asf, “Y Tamé Dios a la expansién “cielo” (o firmamento) : y fue la tarde y la mafiana del dia segundo” (Gen. 1, 6-8). Las aguas son las que constituyen el océano det ser, que cs la totalidad de la vida latente, En esta totalidad omnipre- 144 . CABALLERO ROSACRUZ sente, al verificarse la manifestacién, hay que fijar un lugar determinado, wn espacio necesariamente limitado —una limi- tacin relativa en el campo ilimitado de Jo absoluto, cn donde ningtin espacio verdadero puede existir. Ese cielo 0 koilon (vacio) es el firmamento 0 expansion: lo que tene firme Ja manifestacion, correspondiendo al concepto de Dik, que ya tuvimos ocasién de definir. Es, en otras palabras, la fundacién del “cosmos” futuro. En cuanto a las aguas naturalmente “separadas” por ese espacio, limitacién o vacio —que puede ser comparado al Walhalla de los dioses escandinavos— representan dos érde- nes distintos de las infinitas potencialidades latentes de la Gran Totalidad del Ser, siendo las unas incluidas en el espacio y ciclo de la manifestacién, en Ja que aparecerén evolutiva- mente, y las otras exeluidas de ese mismo campo particular. Las primeras corresponden al dia, siendo despertadas y alum- bradas por la coneiencia; las segundas a la noche por quedar en ese estado latente que puede llamarse el Gran Suefio Divino. Por Io tanto, la divisién de Jas aguas, originando el es- pacio, cielo o firmamento, resulta naturalmente, como con- secuencia directa del aparecer de la Zuz, separandose la parte iluminada o activa de las “tinieblas” que circunscriben aque- Ia, quedando cn el estado indiferenciado de Jo Absoluto. “Y dijo Dios: Jantense las aguas de debajo de los cielos en un lugar, y desctbrase la seca: y fue asi. ACUAS SUPERIORES + MUSICA FIRMAMIENTO. “y Jlamé Dios a la seca tierra, y a la reunién de las aguas Ilam6 mares: y vio Dios que era bueno”. (Id. 9-10). CREACION DEL “COSMOS* 145 Aqui hay una nueva separacién que puede ser parango- nada a la de la carne y de los huesos que se verifica a conse- cuencia de la putrefaccién —separacién familiar a todo Macs- tro Masén. No se trata, sin embargo, de una separacién fisica y material, sino filosdfica y metafisica: las posibilidades inhe- rentes en el Ser (que representan las “aguas”), son de por si arritmicas o aritméticas, trascendiendo igualmente el tiempo como el espacio; preciso es que se manifiesten creativamente en el espacio que acaba de existir como figuras 0 moldes geo- métricos, que sirvan de base para Ja arquitectura césmica, siendo los planes que han de presidir a su desarrollo. Esta es la tierra madre, que ya conocemos como Demeter 0 Geome- tria, y en latin Ceres (scr. kara, lat. creo), la “creadora” o “formadora”, Las figuras geométricas son los verdaderos huesos de la madre: los que permanecen, aun cuando la carrie pueda co- rromperse y sc renucve continuamente. Estos kuesos no son estériles, sino fecundos, pues continuamente engendran nue- vas ideas, 0 sean verbos, por medio de los cuales “todas las cosas hechas han sido hechas”. La dicha concepcién ideal es Ja de Demeter, dando a la luz la virgen Gorés el Génesis ha: bla de esas mismas ideas (ibid. 11-12), coma hierbas y plan- tas, insistiendo sobre la simiente que les permite reproducirse y perpetuarse, como sucede con todos los pensamientos hu- manos y divinos. El tratarse de plantas simbélicas, est& pro- bade por el hecho de que todavia no existen ni los astros, ni las estacion Finalmente, los mares son las olas de vida, todavia en estado latente, que se preparan a invadin esos moldes uirgenes —Plutén que arrebata a Coré, para levaria en el mundo in- ferior, y Neptuno que viola a su madre venerable —~ para ma- nifestar la vida en los diferentes reinos: elementario, mineral, vegetal, animal y humano. Esos mares formar4n la carne que reviste los huesos de la madre,,o bien la rosa que renace 146 CABALLERO ROSACRUZ en la cruz, emblema al mismo tiempo del Espacio y de todas las figuras geométricas que sintetiza en sus dos lineas y cua- tro angulos. CREACION DE LA VIDA La filosofia esotérica reconoce la vida universalmente, en toda y cualquiera manifestacién material: atin en aquellas que de ordinario se consideran como muertas o sin vida, Por Jo tanto afirma que no hay cosa y lugar que esté desprovisto de vida e¢ inteligencia, aunque hayan infinitas y distintas gra- daciones en la progresiva exprestén de dichas cualidades — desde el estado de latencia que precede Ia existencia de cual- quiera forma, a la vida y la inteligencia mas clevadas que puedan reconocerse sobre fa tierra. En Ios minerales y en sus elementos, en los Atomos y en los electrones, 0 centros energéticos de cuyo dinamismo resul- tan las diferentes cualidades y propiedades que se atribuyen a la materia —incluidas Jas que la definen— hay pues, igual- mente vida ¢ inteligencia, aunque naturalmente en una forma y grado diferente de como aparecen en los demas reinos de la naturaleza. Esa Vida, expresandose como energia y movi- miento, es precisamente la rosa —que también simboliza a Venus, la vida, nacida en Ja espuma del mar, por la poten- cialidad engendradora del espacio, cortada en la hoz del tiem- po— o sea el principio del ritmo y armonia que se manifiesta en el ciclo del: tiempo sobre Ja cruz de la Inmanencia Geo- métrica. Ese ritmo del tiempo, esa armonia inspiradora de las Musas Eternas, que custodian y expresan la Sabiduria Divi- na, ¢s en el Génesis la creacién del cuarto dia (ib. 14-19), o sea de “lumbreras en la expansién de los cielos —el firma mento-— para apartar el dia y la noche y “por sefiales, y para CREACION DE LA VIDA 147 las estaciones, y para dias y afios” (todos los ciclos eénicos, de los que hablan difusamente las cosmogonfas gnésticas). En otras palabras, los huesos de la madre constituyen el principio geométrico ordenador del Cosmos, mientras la ar- monia musical de la Vida, los reviste de forma (0 carne, lite- yalmente “formada”) en el circulo del tiempo. Asi el verbo (la Idea 0 wirgen) se hace carne y mora en. nosotros “leno de Gracia y de Verdad” —para testimoniar su esencia y reali- dad divina— o sea, se expresa en toda forma manifiesta. Por jo tanto, asi como “en principio” hemos asistido a la creacién de la cruz en la rosa (del tiempo y del espacio, y de sus posibilidades arritmo-ontolégicas y geométricas en el propio seno de la Eternidad Omnipresente, de lo relative en Jo absoluto), ahora vemos la misma rosa que, como Vida, renace en el ritmo arménico del tiempo, para expresar en esto el perfume de la esencia eterna. Los cinco pétalos de Ja rosa natural —la eglantina— co- zresponden con las cinco puntas de la estrellas, representando Jos cinco reinos que corresponden con los cinco satva, los cinco sentidas y las cinco facultades y tanmatras que expresan aque- Ios, La identidad simbélica de la estrella de cinco puntas con la rosa de cinco pétalos, también explica como en la Biblia, ese nacimiento del ritmo vital esté descrito con cl ritmo astro- némico que le corresponde, En el primero de esos cinco reinos, el elementario, se forman y evolucionan los dtomos, por medio de la energta 148 ‘ CABALLERO ROSACRUZ subdividida en los diferentes puntos del espacio, que asi se hacen centros dindmicos 0 electrones. En este estado akashico predomina la vibracién rajdsica que origina el sonido, y se imanifiesta en el hombre por medio de los érganos del oido y de la palabra, y la facultad de la comprensidn. que les co- rresponde. Esa vibracién constructora de la Gran Ola de Vida Ele- mentaria (el tercero de los siete Elohim) desciende del éter ala tierra, hasta el estado sélido o prithivice, en que especial- mente se manifiesta la vida mineral, dorminada por la vibra- cién famdsica, y que tiene su exponente o especie mas ¢le- vada em los cristales, Le corresponden en el hombre los huesos, los pies, el. drgano del olfato y la facultad de percepeion. Le sucede la Gran Ola de la vida vegetal, que corres- ponde con el agua 0 apas, predominando aqui la yibracién sdtvicd que sc manifiesta en el color verde, y en la armonia y simetria de las formas y el ritmo del desarrollo que carac- terizan la vegetacién, Se trata, sin embargo, del satve inferior, praducido por la vibracién tamésica de los minerales; de aqui el cstado de inconsciencia que ha sido parangonado al de sue- fio sin ensucfios. Le corresponden en el hombre Jas manos y cl érgano del gusto, asi como Ja facultad de asimilacién. En la sucesiva Ola de la vida animal, predornina la vi- bracién rajdsica que expresan el color rojo de la sangre y del fuego que enciende los instintos y produce el movimiento, en las aguas, en el aire y sobre la tierra. La conciencia del animal se describe como la de suefio con ensuefios, facultan- doles el juicio y Ja facultad de la eleccién. En cl hombre le corresponde el érgano de la vista y la facultad de la imagi- nacién. Finalmente, en la Ola de la vida humana, caracterizada por la consciencia de si mismo y el libre movimiento interior y exterior, evoluciona del rajas_tamasico de los animales e} saiva superior de la inteligencia, desarrollando en el érgano LOS CINCO TANMATRAS 149 eminentemente humano —la mano que no debe confundirse con cl pic prensil de algunos animales igualmente la fineza del tacto y Ja facultad de creacidn. El elemento que ‘aqui do- mina es el aire o vayu, que corresponde con ese tanmatra. LOS CINCO TANMATRAS El estudio de los cinco mares u Oleadas de Vida; repre- sentadas cn los cinco pétalos de la rosa primitiva y en Jas cinco vuntas de la Estrella, nes Neva naturalmente al de los tanma- tras (o “medidas de Aquel”), que es el principio interno cau- sativo de los tatvas infcriores (Mahabhutas}, ¢ igualmente de los cinco érdenes de sensacién (los cinco sentidos), asi como de las realidades (los cinco aspectos de la Realidad) gue freducen y perciben esas diferentes clases de sensacién. Segin la filosofia indi, la Gran Realidad (Tat 0 sea “aquel”), que para nosotros cs la rosa que engendra la Cruz, para luego nacer o manifestarse dentro de la misma, sc mani- fiesta en cinco modalidades distintas y primordiales que son brototipos o medidas de las diferentes vibraciones y clases de fendmenos, e igualmente de los érganos y facultades fisicos 5 psiquicos, que en los scres vivientes, y particularmente ef el homibre, los conocen, los aprecian y los expresan. Estos tanmatras son Mamados también Suxma Bhutas (elementos sutiles}, para distinguirlos de los taéves 0 modali- dades vibratorias (Mahabhutas) que los expresan material- mente. De ellos derivan igualmente los cinco sentidos men- tales (Jiianendriyas) y las cinco facultades activas (Karmen- driyas), que se expresan cn correspondientes imstrumentos u érganos fisicos externos (Bahiakdranas), Cada Tanmatra es, pues, un tipo geométrico (en el sen- tido de la geometria iniciatica) que puede ponerse en rela- cién analégica con la esencia espiritual de cada uno de Jos 150 CABALLERO ROSAGRUZ cinco sélidos vegulares, amados también platénicos, que sc mostraban al iniciado en los antiguos misterios. El primero, shabda-tanmaira, es el prototipo fundamen- tal del sonido en cualquiera de sus formas (materiales y su- tiles), produciendo en el hombre los érganos del oido y de la palabra, y las correspondientes facultades del lenguaje y de la comprensién, Tiene su mahabhuta en akasha, la vibracién etérica 0 quintaesencia, que ¢€s el mercurio filoséfico del que se derivan los demas elementos. El segundo, sparshatanmatra, €s igualmente cl arquetipo de lo que se manifiesta como tacto y poder de creacién formacién. Por esta razon también preside a la generacion y al érgano fisico que Ja hace posible; su mahabhuta es Vayu, la vibracién o elernento del aire, que también produce prana, Ta funcién respiratoria de la vida organica, que tiene su asien- to en el pecho y cn el corazén, Le corresponde la facultad del juicio que complementa la comprensién. Fl tercero, rupatanmaira, cS el principio arquetipice de la visién y de la imaginacion, asi conio de toda expansién, €x- tension y movimiento centrifugo, expresindose cn tejas, el ele- mento 0 vibracién fgnea; produce cp. el hombre el érgano de la vista, presidiendo igualmente ala funcién digestiva (sa- mana) y al érgano del ano. Su centro en el hombre es Ja re- gién epigastrica (Ja Samaria, en el simbolismo geografico de este grado). El cuarto, rasatanmatra, rige arquetipicamente, todo lo que se manifiesta como gusto, sabor, capacidad asimilativa figualmente fisiolégica y mental), correspondiéndole, como elemento apas —la vibracién fria del agua— y como funcién vital viana, la distribucién coordenada que hace posible la vida vegetativa. El ultimo, gandhatanmatra, ¢s el tipo geométrico de la percepcién y cualidad olfativa, de la capacidad perceptiva en LOS SOLIDOS PLATONICOS 151 general, y por lo tanto, del sentide de fa realidad fisica, ex- presandose en el mas material de los tatvas (prithivi, la vik bracién cohesiva de la tierra). Le corresponden en el hom- bre el érgano del olfato y los pics, ¢ igualmentc la funcién de apana, teniendo su centro en la base de la columna ver- tebral. En esos tanmatras tenemos otro AMA Cy aspecto del pan de la cena simbé- WN y 4 lica, pucs éste, que también se pre- ~ o senta geométricamente como pan- / 7. <= taclo, no es otra cosa én realidad, =— sino la sintesis y la combinacién, la — ~~ mezcla perfecta de los cinco mode- > Jos arquetipicos, en que se nos ma- 7, 7 ] j | is nifiesta ~—igualmente sensible a in- S telectualmente— la Gran Realidad: segiin Ja percibimos en esas cinco modalidades, asimilamos, vemos y reproducimos en nosotros esas percepciones, y finalmente las comprendemos en su inhe- rente intrinseca Unidad, nos alimentamos y crecemos en cada experiencia diaria, con el mistico cuerpo viviente de Ia Divi. nidad, hasta que lIlegamos a conocer el verbo de la Divina Inspiraci6n que nos hara erecer espiritualmente. Pues: “No con solo el pan (la sensacién externa) viviré el hombre, mas con toda palabra (inspiracién interna) que sale de la boca de Dios” (Mateo, 4-4). LOS SOLIDOS PLATONICOS Hay tinicamente cinco posibles figuras poliédricas regu- Tares en el espacio a tres dimensiones: cl tetraedre, el hexae- dro, el octaedro, el dodeacedro y el icosaedro, respectivamen- 152 CABALLERO ROSACRUZ te de 4, 5, &, 12 y 20 caras —triangulares para el primero, el tercero y el iltimo, cuadradas para el segundo, pentago- nales para el cuarto. PACOS Este simple hecho ya de por si acentaa la importancia del numero 5, como factor geométrico en la construccién del universo, sega nos lo presentan en el simbolismo de cste gra- do; las cinco puntas de la estrella y los cinco pétalos de la rosa, cuya perfecta unién ¢s un hermoso y significativo em- blema de la década. También ha de notarse que Ja Geome- tria es precisamente la quinia de las siete artes. Es natural que deba existir una estrecha relacién entre estos sélidos, que presiden a toda forma tridimensional, y los Tanmatras que acabamos de describir. El primero de ellos, el tetraedro, que refleja la Triada en una Tétrada, se considera como fundamental, dado que de aquel pueden derivarse los demas: el cubo y el octaedro de la union de dos tetraedros entrelazados, como Ios tridngulos del sello de ‘Salomén; los otros dos de la unién de cinco tetraedros. Para nosotros son importantes especialmente Jos nitmeros ave presiden, cn la divina mathesis a la formacién’de esos moldes eternos de la naturaleza, y que al mismo tiempo nos jnician en su significado filos6fico. El nimero de las caras nos presenta en cellos respectivamente la imagen de la Tetrada y de la Ogdoada (0 doble tétrada), del hezagrama expresado en su forma més s6lida y equilibrada, por medio de 12 aristas que concurren en los ocho vértices, uniéndose en 24 dagulos rectos de la Dodécada (que se encuentra también en las aris- tas del cubo y en los vértices del icosaedro) y de la Doble Dé- cada. Esta ultima, indicando el nimero total de los dedos de LOS SOLIDOS PLATONICOS 153 las matios y de los pies, se encuentra a la base de un antiguo sistema numeral, y en la filosofia indd representa el ntimero de los tatvas fundamentales, sumandose los 5 Tanmatras o Suxmabhutas en los 5 Mahabhutas que derivan de ellos, y los 10 Indriyas (sentidos y facultades) que los expresan y les co- rresponden, La dodécada y Ia doble década estén intimamente rela- cionadas; pues, mientras las 12 caras del dodecaedro se unen en 20 vértices, las 20 del icosaedro concurren en 12 vértices. Ademéas Ios dos sélidos tienen igualmente 30 aristas, concu- rriendo de tres por las caras pentagonales del primero y de cinco en cinco por las triangilares del segundo. Igualmente ha de notarse la importancia geométrica- mente fecunda del tridngulo, como figura plana que engen- dra tres de estos sélidos, y del cuadrado y del pent4gono que forman las otros dos. El hecho de que el Dodecaedro resulte de 12 pentagonos que se juntan en 30 aristas (como los 12 vértices del icosaedro), nos da’ una razén geométrica de la divisién del zodiaco y de Ja circunferencia en 360°—-30° para cada signo, niimero divisible por 5 y 6, como por 10 y 3. Nuestra regla simbédlica, de 24 pulgadas, indica precisa- mente el mimero de escuadras (angulos rectos) que se en- cuentran cn un cubo (la perfecta finalidad ideal del trabajo masénico) y de compases (angulos arménicos, de 60°, la sexta parte del circulo) que se cuentan en el octacdro, c igual- mente en dos tetraedros entrelazades. También resulta mul: tiplicando el nimero de las caras del tetraedro por las del hexaedro, En cada sdlido la cara y el Angulo sdlido representan’ el elemento masculine, mientras el niimero de las caras y de los vértices y aristas es el elemento femenino. Por lo tanto, el primero, el tercero y el ultimo resultan de la unién del ntimero perfecto por excelencia, con los femeninos 4, 8 y 20; el cubo también puede considerarse producido por el 3, dado que sus 154 . CABALLERO ROSACRUZ 6 caras cuadradas resultan de la unién de 8 Gnguilos triedros. De la misma manera, el 3 y el 5 concurren, como elementos masculinos en la formacién del dodecaedro y del icosacdro. El namero de las caras es siempre femenino. E] nGmero 3 aparece como formador (por el nfimero de los lados de las caras, o bien por el de Jas aristas que concu- rren en sus Angulos sélidos, 0 por ambos, como en el tetraedro) ‘en todos los cinco sétidos, combindndose con el 4 para formar el hexaedro y el octaedro, y con el 5 para los otros dos. La suma de los dos primeros (que concurren en el hexaedro y octaedro) el siete, y de los tres (3, 4, 5) doce. Finalmente, el atimero total de las caras, ¢ igualmente de los vértices de los cinco sélidos, tomados come conjunto unitario (expresiones complementarias de la misma Unidad Perfecta), es 50; o scan 100 entre caras y vértices. De aqui la mistica importancia e inherente perfeccién de estos nimeros, sobre los cuales volveremos mas adelante. . LA PERFECTA MEDIDA Ese ndmero 5, que nos indican la estrella, y la rosa (el centro de Ja cruz, con sus cuatro direcciones), y que preside a log tanmatras —que, segiin la escuela hindd, y a los sdlidos segiin la helénica, constituyen la base geométrica del univer- so—, es el nttmero del hombre, con el cual se mide la Jeru- salén celeste. La imagen de Dios (que es representada por el numero 10, o sea la misma Unidad, expresada en la Dé- cada), creada por el “en su semejanza" macho y hembra (5 y 5), con la cual se mide el Universo. Este ultimo es repre- sentada por el 12, siendo simbolizado en el dodecaedro, cuyas doce caras ‘las puertas de la Jerusalén arquetipica) tienen 5 lados y 5 4ngulos. El mismo dodecaedro resulta, como se ha dicho, de la combinacién de cinco tetraedyos, y ademés es la figura sdlida LA PERFECTA MEDIDA 155 que se produce naturalmente por la presién de las doce esferas que precisamente pueden disponerse en derredor de una esfera central, de Ja misma manera que seis efreulos pueden tnica- mente ponerse cn contacto cn toro de uno central, determi- nando la formacién del hex4gono. Si nos quedames por un momento al mismo pentagrama que es la piedra clave de cada una de las puertas pentagonales de la Jerusalén césmica (el orden divino expresado progre- sivamente, cn la creacién), el estudio de sus proporciones pue- de conducirnos a los més intercsantes descubrimientos, con- firmando Ja teoria pitagdérica de que: 1) Todo es arreglado y ordenado segiin el nimero (que estudia la Aritmética) ; 2) El Cosmos obedece a las Jeyes geométricas; 3) El Hombre sintetiza la Armonia Creadora (que se manifiesta con el conocimiento inicidtico de la Misica) ; 4) Las proporciones del cuerpo humano, reflejo de las proporciones divinas expresadas en la Arquitectura Césmica (conocida por medio de la Astronomia) son las mismas que han de regir toda construccién y obra hermosa. e > Nos referimos sobre todo al canon estético como seccién durea o regla de la proporcién divina, y que precisamente se halla expresado por el pentagrama. La dicha regla puede enunciarse en esta forma: para que un todo, dividide en dos 156 , : CABALLERO ROSACRUZ partes diferentes, aparezca en una proporcién arménica y her- mosa, es preciso que, entre la parte menor y la mayor haya la misma proporcién que entre ésta y el todo. Ahora, esta proporcién durea, que se evidencia en las més hermosas obras arquitecténicas, en la escultura y en la pintura de la antigtiedad y del renacimiento, es precisamente Va+1 la que se halla expresada por la formula = 1,618 y representada geométricamente en el pentagrama, como aquella que existe entre el lado del pentagono (CD) y el de Ja estrella pentagonal (AB) inscritos en un mismo circulo. ‘La dicha proporcién es también aquella entre el didmetio de la base y el de la periferia de una copa de oro legendaria, de exquisita hermosura, que habria servido a los dioses. La mis- ma regla tenia parte en la misica griega, determinando gya- ficarnente la proporcién de las cuerdas, para que produjeran sonidos arménicos. En lo que se refiere al hombre, esta proporcién es la que divide el cuerpo en dos partes @ Ia altura del ombligo; esta misma distancia es la medida de cada uno de Jos dos brazos, con relacién a la extensién abierta de los dos. LA “CRUZ” HUMANA El cuerpo del hombre y el templo por excclencia de la Vida Divina —prototipo ideal de todos los templos. que en stu Gloria, puedan clevarsc por medio de las reglas arquitecté- nicas— es pues una cruz, nacida en el seno de la mistica rosa de la Vida-Substancia-Sabiduria que es la Madre Universal fla Isis de los iniciados, la Sofia gnéstica y la Virgen Maria del misticismo cristiano), para que esa misma Rosa pueda reflorecer nuevamente como Conciencia Divina en el propio corazon. LA “CRUZ” HUMANA 157 La cruz expresa al hombre fi- sicamente (el hombre hilico) de la misma manera que el pentagrama representa su inteligencia (el hom- bre psiquico) y la rosa que es el cen- tro de los dos su espiritu (el hombre pneumdtico). La Estrella brilla se- gin florece la Rosa, por medio de esa luz (el ojo simple) todo el cuer- po se ilumina y se hace piedra ciibi- ca y filosofal, 0 sea el Templo y Ia encarnacién del logos de la Perfecta Idea Divina, 0 de la Divina Verdad. En la cruz, como en la piedra (aquella sobre la cual el Cristo en nosotros quiere edificar su divina ekklesia, la propia viedra que nos esforzamos en labrar todos los masones) tenc- mos dos simbolos equivalentes del hombre objetivo, en el cual la Vida Divina aparece limitada y crucificada en cl ‘Tiempo ven el Espacio, y la Eternidad en su hijo, el Presente, entre Jos dos ladrones del Pasado y el Futuro. La Perfecci6n Inmancnte y Trascendente, en el domi- mio arritmico de la Idea Pura, ha de manifestarse y aparecer como un continue devenir evolutive, del que nos escapa cono- cer la Causa y el Fin, por el hecho de que éstos son precisa- mente los ladrones que, como las Parcas tejen esa tela de la Tlusién, en cuyas mallas estamos presos hasta que los escu- chamos, y de las cuales nos libramos solo cuando reconocemos la Eternidad del Padre en su Hijo el presente y, por su medio, vivimos en el El —en la omnipresencia actual de la Realidad Eterna. El hombre creado por Dios en principio, es pues, esa Idea Eterna, hija de la Divina Perfeccién y heredera de to- das Jas cuaildades, poderes y posibilidades del Padre (‘Todo lo que el Padre posee me ha sido dado”), y cuya tarea es’ es: 158 CABALLERO ROSACRUZ tablecer su reino sobre la tierra, 0 sea, hacer patente cn el do- minio objetivo de los efectos la perfeccién latente ¢ inheren- te en cualquiera manifestacién, que tiene su asiento eterno en el dominio trascendente de la Pura Realidad. Ese Hombre Real y Eterno es el Cristo en Nosotros, 0 sea Hiram, la vida elevada de nuestro verdadero ser, la Divi- midad Inherente que sola ‘puede hacerse nucstro Salvador —el Redentor de la manifestacién individual, cl Arquitecto ue reconoce los planes perfectos de la Sabiduria Trascen- dente, y eva a término la construccién que habia debido sus- nenderse por Ja pérdida de la palabra. La piedra o cruz de nuestra manifestacién individual ha de ser honrada, elevada y exaltada por medio de esa vi- sién ideal de la Realidad que reconoce en clla, como Jacob al hacer su suctio, ef punto de apoya y la base de la escalera evolutiva que une la tierra con el cielo, el mundo de los efec- ‘tos transitorios con el de los Principios Eternos, para que éstos puedan descender en aquellos, y los primeros ascender en Ja plenitud y perfeccién de los segundos. Es necesario, por Jo tanto, ungirla en la mistica consecracién, que hace de ella la verdadera Bet-El, “Casa o templo de Dios”. ' La palabra griega que indica la cruz (stauros) significa también tronco, palo u drbol. Y en realidad es el propio dr bol de la vida — la mas directa y perfecta expresién de la Vida Divina que se encuetra en medio (en e] centro, en lugar de preferencia, de honor y de dominio) del jardin de la manifestacién césmica: la Esencia Divina de Ja cual el hombre s¢ aleja y s¢ separa en su ilusién, al creerse separado » distinto de ella, ocultandose a la vista de Dios (la visién de Ja Realidad); de esta manera pierde automaticamente ‘ese dominio, v s6lo puede adquirirlo cuando ese mismo drbol des- cendiente (del Cielo a JaTierra) se haga el drbol ascendiente de la cruz —el perfecto sendero vertical que individualmente EL TEMPLO DE LA VIDA 159 nos lleva a la completa Aipdéstasis de nuestro propio ser “en las manos del Padre”. ‘ EL TEMPLO DE LA VIDA Representado en el cuerpo el templo viviente de la Eterna Realidad, la cruz es esencialmente lo que estd derecho levantandose verticalmente con objeto de realizar la mas no- ble y elevada de todas las aspiraciones humanas— la que se halla en el fondo le todos los anhelos humanos, y las aspira- ciones aunque en apariencia egoistas, por el matiz de la ilu- sién: la perfecta untén de la Tierra y del Cielo. Por lo tanto, en el palo u Arbol de la cruz, dispuesto ver- ticalmente, tenemos un equivalente de la columna y del obe- lisco, de la torre y del alminar. Es, pues, un error ver en estos emblemas tnicamente una forma de simbolismo falico, una glorificaci6n de la potencia generadora del hombre y del po- der creador de Ja naturaleza. En realidad, detras de todos estos emblemas arquitecténicos, se encuentra de alguna mane- ra expresado el mismo anhelo que animaba también a los constructores de Babel: Ja aspiracién intima, innata e indes- tructible del hombre hacia lo divine (cualquiera sea la for- ma en que esto aparece delante de su conciencia), y una ale- gorfa de la dicha unién de la Tierra con el Cielo, que en el fondo de su corazén, en los tiempos, parece haber deseado. Por esta raz6n los dichos emblemas siempre se han le- vantado de preferencia en lugares elevados, sobre la cumbre de collados y montafias: atin hoy dia lo vemos con las cruces substituyen Ios simbolos o signos que se usaban anteriormente: vicdras, palos, columnas y Arboles sagrados (las ashera de Jos hebreos}, estatuas, fdolos y fetiches. Por la misma razén, ja cruz de Ja pasién cristiana no podia ser levantada sino sobre la altura del Calvario, que enfrenta a la de Sién, asiento del templo de la Ley antigua, substituyendo el sacrificio 160 . CABALLERO ROSACGRUZ cristico (del principio superhumano que salva y redime al hombre del error, del pecado y de la muerte) al sacrificio animal que representa el dominio subhumano del instinto v de la pasién terrena. Efectivamente, en todos estos emblemas, el hombre siempre se ha considerado a si mismo, o bien al principio in- terno y divino origen de la dicha aspiracién, y que s6lo tiene el poder y la capacidad de realizarla. ‘También considerando a esa Divinidad como algo exterior, no podia imaginarla sino en forma humana: las religiones mas iconoclastas, como el judaisme y el aislamismo, no son por esto menos antropemor- fas en.lo que se refiere a su concepeién del tinico y solo Dios. Jehova —el que es— o Eloah, es bien hombre en todos ‘sus atributos fisicos y morales, sus iras y pasiones: un verdadero judio entre los judios; y Allah, el grande, el clemente y el misericordioso, aunque més elevado, mas justo e inaccesible igualmente refleja el exclusivismo, la intransigencia y demas rasgos humanos de sus adoradores. También en el esfuerzo de adorar la pura esencia, como el parsismo —representan- dola con Ja Mama sagrada, que asi como la hoguera sacrifical EL TEMPLO DE LA VIDA 161 de los tiempos védicos y la pira de los griegos, igualmente se devanta de la tierra al ciclo— sus emanaciones creadoras (les Elohim hebreos y los cones gnésticos) no pudieron a menos de recibir caracteristicas Aumanas. Y no podia ser diferentemente dado que Dios, aunque adorado ex el espiritu y verdad, tiene sobre Ia tierra (el hu- mus o Bhumi) precisamente en el hombre y en la humanidad mas clevada —la imagen y semejanza de su Infinita Perfec- cién, que sélo de esta manera puede revelarse exteriormente en sus atributos de Sabiduria, Inteligencia y Poder. Detrds de todo simbolo esta pues datente una forma humana, que se imagina interiormente, cuando no se represente exteriormen- te; a dicha forma latente, 0 mds toscamente expresada en cultos anteriores, los artistas de Grecia y de India, como los de Egipto y del renacimiento cristiano, se esforzaron en dar la expresién artistica, necesariamente humana, quc la hicie- ra mas evidente, como el Verbo que se hace carne al vivir en nosotros, ¢No es este Arte también la rosa de la Sabiduria, aue.hace viviente el simbolismo latente de la picdra o de la cruz? Ahora, si consideramos a la cruz, la unién de una linea o palo transversal, al tronco, Arbol o columna vertical due se ha fijado en el suelo no es éste un bosquejo de Ia fi- gura humana, una tentativa de darle vida a un emblema de otra manera ¢asi muerto? Por la misma razén una estatua o ~ una cruz (o también un drbol) encima de una columna, de una torre, de una cipula u otro edificio, ¢ igualmente en Ia mas alta cumbre de un monte o de una peiia es precisamente el elemento de vida que dignamente corona y completa la mole natural 0 arquitecténica. La, cruz indica naturalmente al hombre con sus brazos abiertos, en el esfuerzo ideal de su crecimicnto vertical, de su aspiracién a lo Divino, que no se esteriliza, sino que se hace 162 CABALLERO ROSACRUZ fecundo, dado que esos brazos abiertos, como las ramas del 4xbol, derraman las pendiciones de la visién celestial y pro- tegen de todo mal y peligre, de la misma manera que invocan Ja ayuda superior, y son al mismo tiempo Jas alas angélicas por medio de Jas cuales Je es dado al hombre elevarse y pro gresar cn la cscalera de su continua ascension evolutiva. En cuanto a la base, cumbre 0 edificio, sobre el cual se levanta esc simbolo de viviente humanidad, que manifiesta Ja aspiracién a lo Divino, es la propia tierra, dc la cual es el hijo o expresién més elevada, y sobre la cual le ha sido dado naturalmente dominio —dominio que se hara siempre mas efectivo, cr: proporcién de su elevacién. y crecimiento er sabi- durla, gracia y virtud— Ja masa todavia dominada por la inercia de 1a inconsciencia tam4sica, que ha de ser animada y vivificada por el rajas de la pasién humana (su sangre yedentora), expresando el puro sativa celestial como concien- cia de la Divina Armonia y Plenitud. LA ROSA EN LA CRUZ Hemos -dicho que Ja rosa representa el alma y la vida animadora del hombre, de la misma manera que Ja cruz sim- boliza perfectamente su cuerpo, que se levanta yerticalmente sobre la tierra para extenderse lateralmente en cualquiera obra o actividad. En otras palabras, es un simbolo del mundo interno, del dominio propio de la conciencia y de la inteli- gencia, asi como Ja cruz indica el dominio del mundo contin- gente exterior: el templo, esielo o sostén en el que se apoya, florece y resplandece }a vida. LA ROSA EN LA CRUZ 163 ¢Dénde podria ponerse cl cen- tro de esta vida interior de la cruz, su corazén vital y el fuego del alma, sino en la interseccién de sus brazos, en el mismo lugar del corazén del hombre? Es al propio tiempo el lu- gar en que se apoya la cabeza del Hijo del hombre, precisamente para indigar el lugar del crdneo (Gélgo- ta o Calvario) en que se verifica misticamente esa crucifixién o supe- racién del dominio personal de la ilusién, para encontrar y manifestar el corazén divine de la Realidad — Dios en nosotros. Pues, ese Hijo def hombre ha de ser levantado, asi como Moisés la serpiente (Juan, 3-14): todo lo que el hombre ha producide, con sus propios anhelos, deseos, pasiones y aspira- ciones, y que se halla en él como potencialidad refleja y la- tente ha de ser levantado y exaltado en ese Sendero Vertical que indica la cruz y que también representan. la Montafia de la Ascensién {simbolo de sus esfuerzos} y el Rayo de la Luz Divina que desciende de arriba para guiarle, iluminarle, sos- tenerle y finalmente transfigurarle, glorificandole entre Moisés y Elfas --la Ley y la fe del pasado, la esperanza profética del porvenir. Si consideramos ahora mas particularmente la expresién de esa Vida Divina representada por la rosa en la cruz del cuerpo del hombre, veremos de arriba abajo la manifestacién sucesiva de su cdliz, de su centzo dorado con los estambres y de sus cinco pétalos en los siete centros que ya conocemos (V. Manual del Maestro, pag. 110}, correspondiendo los cinco inferiores, con sus respectivos fatvas y tanmatras, a los dichos pétalos de la Rosa Césmica. Cada uno de esos centres es,.a 164 CABALLERO ROSACRUZ su vez, una nueva flor, un nuevo loto o rosa, en que ésta repite nuevamente a si misma en una forma diferente y mas elevada de Sabiduria y de Poder. Pues, la misma rosa de la vida se expresa en cada centro (punto o foco de Ja Conciencia Divina en el hombre} como Inteligencia Activa, presidien- do en su conjunto a: todas las manifestaciones vitales fisicas, psiquicas y espirituales: Jas fun. ciones orgénicas de la’vida ve- getativa y animal, Jos cinco sentidas y los érganos activos de Ja vida de relacién, las dife- rentes facultades que caracte- rizan la vida interior, y los po- deres que en ésta se manifiestan con el uso y desarrollo progre- sivo de aquellas, En cada loto hay la presencia de Shiva y de Shakti, o sea del Padre y de la Madre, del Principio Divino masculino y estatico de la conciencia y de su complementario o poder femenino que es Inteligencia (Satva), Substancia (Pamas), Vida y actividad, (Rajas). Cada centro es.una copa que produce y recibe el vino de la vida y la mistica sangre del Cordero de Dios, e igual- mente una de las formas en que se presenta el pan de la Ver dad, amasandose con la harina que formam todas y cada una las experiencias de la existencia. En cada centro tiene su asien- to un aspecto y una particular _revélacién del propio poder de la Conciencia, que es asi ef Camino, la Verdad y la Vida. SOLINOS VIVIENTES Aqui encontramos igualmente, dispuestos sucesivamente de abajo arriba, en correspondencia con los tanmatras y de- mas tatvas (Mahabhutas ¢ Indriyas) que derivan de ellos, los SOLIDOS VIVIENTES 165 cinco sdlidas platénicos como esencias geométricas animadas bor el ritmo creador dela vida. Lo que diferencia estos centros de la Vida Una, es-esen- elalmente la razén numérica que preside a cada uno de ellos como puntos de conciencia y como reflejo micracésmico de una correspondiente realidad —arritmica 0 trascendente, geo- meétrica o causativa, musical o activa, astronémica u objeti- va— existente en el universo. En cada centro tiene su asiento un niimero, que se expresa como forma, sonido y luz 0 color, manifestando una particular energia vital y vibrando en ar- monia simpatica con las mismas especie, clase y calidad que le corresponde en el mundo exterior. En cada uno de esos /otos, el centro es el foco de la con- ciencia que tiene su cdliz en la Realidad Trascendente, mien- tras los pétalos que expresan sus mimeros, al igual que las caras de tos poliedros, indican sus cualidades y facultades ca- racteristicas, \ El tetraedro, cuyas 4 caras reflejan en ef espacio la Te- trada Primera (representada en el tetragrama y en el centro v vertices det Delta, como se ha explicado en el Afanual del Perfecto Masén), puede considerarse como el principio geo- métrico de muladhara’ o raiz deh cuerpo, e] lote de 4: pétalos, cuyas cualidades son las 4 formas de beatitud: Paramananda, Sahajananda, Yogananda y Virananda. La perpendicular so- bre la base (cuya proyeccién forma el ojo del Delta) es el Lingam Svayambhu de Shiva, mientras ésta es la Yoni o Shaktipitha (escabel de Shakti). Aqui tienen su. asiento, con Gandhatanmatra y Prithivi, el sentido del olfato y cl érgano de la locomocién (ambos re- presentados por un cléfante blanco con siete trompas) y se origina la Palabra en su estado primordial y jatente (Paras- habda). La correspondencia del Tetraedro a Muladhara nos exalica por qué ravén se hable de este centro a la vez como triangular y cuadrilétero. 166 CABALLERO ROSAGRUZ Las seis caras del cubo o hexaedro analogamente se re- flejan (en un aspecto o especie dimensional distinta) en los seis pétalos de svadhistana, cuyas cualidades mentales estan en relacién con la facultad asimilativa de la inteligencia, expre- sadas por Rasa, el tanmatra del gusto que tiene sus correspon- dientes en este sentido y en el érgano activo de la mano. Las tendencias asimilativas se encuentran simbolizadas en un pez, mientras 8 pétalos menores internos indican los 8 Angulos tricdros del sélido, que se halla en correspondencia con la Di- vinidad Conservadora Vishnt: o Garuda, asi como el tetraedro Jo esta con Brahma, el Principio Creador. La palabra tiene en este loto el aspecto de diferenciacién inicial Namado Pas- hianti. El octaedro 0 doble pira- mide, esta en correspondencia con manipura (la gema), el loto de 10 pétalos (las 10 caras pueden verse en el cctacdro, cuando se unan las dos pirami- des por los vértices, como en. la figura; también ha de notarse que en esta forma cristaliza pre- ferentemente la gema por _ex- celencia, cl diamante}. Esos pétalos son los frutos que el Arbol de la Vida produce por media de la imaginacién, facul- tad mental de Rupa, ¢] tanma- tra de la forma y de la visién, que preside a este drgano y al elemento fuego. Aqui tiene su asiento Rudra o Shiva, como Divinidad Destructora. EI dodecaedro preside, en la Divina Mathesis, al loto de 12 pétalos, amahata, que se halla cerea del corazén, expre-. SOLIDOS VIVIENTES 167 sando Sparshatanmatra, la medida del tacto, que correspon- de con la facultad del juicio, simbolizada por nuestra escua- dra, y aqui representada por un antilope. También esté en este loto el Bana Linga de oro, que indica’el alto grado de conciencia que puede ser realizado por medio de la concentra- cién en este centro vital, asiento de Indra y de Jupiter, que domina sobre! la funcién de prana y‘el érgano ‘de la gene- racién. Los vrittis 0 cualidades de Jos doce pétalos, son precisa- mente las que se relacionan con la facultad mental del juicio: el egofsmno y la discriminacién, la esperanza y la ansiedad, ete. En el sucesivo loto de 15 pétalos, —Vishuddha, centro de la pureza ideal— sobre los cuales se han puesto las vocales cue permiten la comprensién y manificstan en forma audi- ble el sonido mudo de los anteriores, hay una expresi6n musi- cal del ieosaedro, siendo las otras 4 caras representadas por pétalos internos, en correspondencia con las cuatro fases de vroduccién del sonido (Para, Pashianti, Madhiama y Vai- Khari), en dende se asienta otro elefante blanco con sicte trom- bas, como en el primer loto, indicando la cualidad mental det primer tanmatra (Shabda), relacionado con los érganos del oido y de Ia voz. En el mismo icosaedro se resumen, pues, todos los 20 éatvas anteriores (5 tanmatras, 5 elementos, 5 érganos de la sensacién y 5 activos}, de la misma manera que en Akasha y Shabdatanmatra se resuelven los otros 4. elementos y medidas cosmicas, en la comprensién las demés facultades mentales, en el oido los demas sentidos, asi como en la voz los demas voderes. Por Id tanto la parte interna de Vishuddha es aquella «ue contiene estos 4 tatvas principales (que son como los de- dos gordos), mientras los demas se expresan en los 16 pétalos exteriores. 168 CABALLERO ROSACRUZ EL SOL Y LA LUNA Ahora debe notarse que toda forma poliédrica se halla representada dindmicamente por un sistema de dos o mas sizigias 0 parejas de puntos en perfecto equilibrio, correspon- diendo estos puntos a los vértices de la figura. Dos sizigias forman un tetraedro, tres un octaedro, 4 un cubo, 12 el ico- saedro y 20 el dodecacdro. A> El sexto loto, ajfia, de dos pétalos blancos, en que se alo- jan las letras ha y xa (completando, con las 48 de los pétalos anteriores Ias 50 del alfabeto sAnscrito) corresponde geomé- tricamente a la dicha sizigia, origen de las dems formas, in- dicando la pareja Purusha-Prakriti (que corresponde a Ta de} Padre, y Verdad, en la conologia gnéstica) expresada en los 4 tatvas superiores que tienen su asiento en este centro: Ma. hat (el principio de la materia sutil, o Suxmaprakriti), como tanmatra, Manas (la mente), como elemento, Buddhi (el cri- terio o discernimicnto) como sentido, y Ahankara (el que “ha- ce” el yo), como érgano activo. De esta manera tenemos 24 tatvas (0 eones) que co- rresponden perfectamente a los 24 4ngulos rectos del cubo, SOS ID GY a las 24 pulgadas de nuestra regla, a las 24 letras del alfa- beto griego y al ntimero de ngyilos rectos que pueden formar 4 lineas al cruzarse ortogonalmente en un espacio de 4 di- EL SOL Y LA LUNA . 169 mensiones. Pues debe notarse que los lotos que tratamos de describir geométricamente, son realidades de un orden distin- to al mundo tridimensional que nuestra ordinaria experiencia percibe. En este sexto centro psiquico sc halla, contenido en su Yoni, ¢l Itara-linga “brillante. como un relampago”, que es aquel que nos da Ja intuicién y la conciencia de la unidad (advaita). Esta diada o sizigia forma, con el centro una triun- nidad {o diada mon4dica} muy bien representada por cl em- blema de la esfera alada que corona el caduceo, y también se encuentra a menudo separadamente entre simbolos egipcios, persas, etc. En la dicha triunidad se alojan las tres letras de AUM.§y de Ha-n.Sa, asi como los tres gunas o propiedades de Prakriti, la substancia fundamental (igualmente expresada como Verdad e Inteligencia, forma geométrica ideal y mate- rial): Rajas y Tamas en los dos pétalos y Satva en el centro. En este cento estA simbélicamente la Iuna, sobre la cual se asienta en su aspecto mas elevado la Madre Divina, como también aparece en varias imAgencs religiosas; pues toda diosa es un aspecto de la Madre Shakti o Maria, asi como todo dios es un aspecto del Padre (Conciencia 0 Ser) “Shiva. Brahma. Ahora, la luna es el hemiciclo inferior 0 reflejo del Sol, de que es parte inseparable, como lo es la substancia (Prakriti) de la esencia (Purusha). Por lo tanto este centro puede también simbolizarse con la medialuna y ta estrella, otro emblema de la Madre, que cs el signo del Islam —re- vresentando la inspiracién profética— a pesar de que en esta religi6n la Madre haya sido teolégicamente -excluida. La estrella, simbolo de la esperanza de la fe, compendia en si las 5 tanmatras y demas tatvas inferiores, sus 5 puntas; mientras el centro indica el sexto tanmatra, tatva y sentido. El hemiciclo o medialuna que esta por abajo es su expresién beriférica en el mundo de la manifestacién. 170 CABALLERO ROSACRUZ En cuanto al loto supremo, sa- hasrara —el miluple— es el verda- dero Sol espiritual que ilumina et microcosmos: el asiento de Shiva- Brahma como puro espiritu y esen cia suprema, 0 sea el nombre ver- dadero de Dios que se halla en la propia Béveda o piedra clave de nuestro temple organico. En sus mil pétalos sc repiten 20 veces las 50 letras de los anteriores (que corres- ponden también con Jas 50 caras de los cinco sdélidos). Aqui tiene su oriente la Verdadera Luz que bus- camos los masones, y su centro la Gran Realidad, que puede ser comparada a un sol que se levante por encima de la cabeza. Es el asiento de los 12 tatvas trascendentes, que presiden. a los otros 24, y son como los signos zodiacales en que se ex- vresa y sc reparte en el mundo o periferia de la Substancia, la Esencia Divina. El conjunto de los 36 tatvas corresponde asi a los 36 decanatos del zodiaco césmico y humano. En Sahasrara se realiza el Afma (el ipse o el Ser en si), vor medio de Samadhi o identificacién, la suprema etapa del Yoga. De la misma manera, Ajiia corresponde con la ante- rior Dhiana o contemplacién que resulta naturalmente del estado de fijeza de la mente, y en los demas chakras tienen su asiento las otras etapas preparatorias de la dicha reali- zacién. SOLVE - COAGULA Si los consideramos en su relacién geométrica con los anteriores, representados por los cinco sdlidos, estos dos cen- SOLVE - COAGULA 171 tros superiores y los tatvas respectivos pueden parangonarse al centro y a la periferia de una esfera en Ja cual esas figuras poliédricas se hallan inscritas, y a la cual se aproximan siem- pre mas, segiim crece el ntimero de Jas caras. Tenemos asi un septenario geométrico en perfecta co- rrespondencia con los demas septenarios que ya conocemos, y que pueden sintetizarse con los de las notas musicales de los colores, de los planetas y dias de Ja semana y de la creacién que les corresponde. El mismo septenario, como ley que go- bierna el dominio de la manifestacién visible, también se en- cuentra en la rosa, con sus cinco pétalos originarios, ¢l cAliz y el centro dorado con los estambres; aqui también se ve su origen y esencia ternaria. En todos estos septenarios hay dos limites que constituyen el primero y el ultimo término, el principio y el fin, 0 sea cl Alfa y el Omega. Elios se identifican al completarse el circulo: asi el edliz se confunde con el botén de ore, cl centro con la esfera y la esfera con el centro. Asi sucede realmente si se imaginan en progresién evolutiva: del centro o primer punto, al hacerse diada nace 1a doble sizigia que origina el tetraedro; de esto se forman, al multiplicarse en 2 y 5 los demas sélidos, y finalmente se llega a la esfera. Esta tltima, Megando al &- mite, s¢ vuclve punto y empieza nuevamente el proceso evo- lutivo. Asi se resuelve nuevamente en su origen y descansa en el. Sabado de su finalidad, o sea, la perfeccién del cumpli- miento (el consummatum est) toda manifestacién y acti- vidad césmica y humana: del céliz se origina Ja rosa y en el mismo tiene su fin, al caer Jos pétalos, después de ser fecun- das las semillas, que representan el sansara césmico. En el pan y el vino de la cena tenemos otro aspecto sim- bélico de la misma ley hermética que expresan las palabras solvecoagula, como equivalente de destruccién y reconstruc 172 CABALLERO ROSACRUZ cién, muerte y regeneracién, putrefaccién y sublimacién, and- lisis y sintesis. E! pan corresponde al proceso sintético creativo y cons- tructivo de la generacién; el vino al analitico o destructivo de la resolucién que hace posible la regeneracidn. Fn ¢l primero se hallan los cinco tatvas (la tierra como harina, el agua que la amasa, el fuego que lo cuece, cl aire que levanta la masa, y el éter por la forma que se le da) cn estado de concrecién o coagulacién; en. el scgundo los mismos elementos se hallan en estado de sotucién. A los cinco se unen el Sol y la Luna (cl Padre y la Madre), como esencia 9 substancia, comple- tandose cl perfecto. septenario en dos formas completamenta- rias equivalentes. . En el pan, la esencia es externa y la substancia interna: comiéndolo, esta Gltima se hace manifiesta y nos alimenta; en el-vino sucede lo contrario: bebiendo la substancia se experi- menta internamente su espiritu o esencia. De la misma manera, en cada experiencia de la vida en el mundo de la sensacién, percibimos las diferentes cosas u objetos que nos rodean, primero como substancia; luego, re- flexionando, por medio del andlisis, descubrimos la esencia que se encierra en sus elementos (segan nos Io hacen conocer Jos sentidos) y ast Hegamos del efecto a la causa, del objeto a la Idea, de la cosa al nombre (Nous) que caractcriza su comprensién —del mundo noeérico al noético. De este mode se obra el milagro dionisiaco, repetido por Tests: el agua de la sensacién, Nevando en si el polvo de las tierra y fermentada por el fuego del desco, se transforma en el vino de Ia realizacién espiritual, en que se manifiesta la vropia esencia de la vida, y se reconoce en ella la sangre del Principio Creador. Por esta raz6n el céliz que la vida nos brinda a cada cual, ha de ser siempre aceptado y gustado, aunque lo creyeramos una bebida mortal, con el objeto de reconocer en st contenido la viva sangre del Amor Divino. LA MUSICA CREADORA 173 En cuanto al pan, se refiere mas especialmente a nues- tra propia actividad, a aquello que nosotros mismos hacemos: “Mi comida es que haga la voluntad del que me envié” (Juan, 4-34), Y el sabor de nuestro pan depende precisamente de la esencia que en aquel manifestamos. Asi como extraemos la esencia de la copa en que bebe- mos, tenemos que ponerla en el-pan como levadura; y en cuan- to a la substancia solo puede ser el fruto de nuestra labor, el salario o alimento que recibimos de aquel, que nos fortalece v nos hace crecer. La siega es precisamente el gran misterio de Derneter, “y el que siega, recibe salario, y allega fruto para vida eterna” (Ibid, 36). El resultado de la siega es el tan filoséfico de la Verdad, que es también Verbo 0 semilla ideal de una nueva y mas fecunda actividad. LA MUSICA CREADORA Esa alterna actividad, ese doble movimiento centrifugo y centripeta, al que se halla sujeta toda la manifestacién en su conjunto y en cada una de sus expresiones, produce un ritmo —el prototipo de todos los ritmos, que se identifica con la respiracién © aliento de vida en el hombre y en jos demas seres vivientes, en que puede, en una forma u otra reconocerse. Todo se halla sujeto a esa Ley del ritmo o respiracién: también las “cosas” y objetos que a primera vista se consi- deran “sin vida” —los atomos y los planctas, las tierras, las rocas y los mares, las estrellas y los astros todos, los sistemas solares y siderales,. el cosmos en su ordenado conjunto uni- versal. El respiro de Brahma— nos dice la filosofia indi— crea y disuelve los universos: por medio de la expiracién di- vina, todo viene a Ja existencia; y por medio de la inspiracién todo vuelve nuevamente en el seno de la Una Existencia Eter- na. Ahora, el respiro de los hombres, y demas vivientes, e igualmente toda forma de pulsacién y movimiento ritmico, 174 CABALLERO ROSACRUZ ¢s wm aspecto y una expresién de esc Gran Ritmo del respiro creador, y su perfeccién depende del grado de armonia que con éste establece. La Armonia o conexidn de cada aspecto y de cada ex presién con el Centro y la Realidad Una de la Vida, de cada ritmo particular con cl Gran Ritmo Césmico, es igualmente la rosa mistica, que se halla en el medio de la Cruz de la Manifestacién, que ahora nos aparece como Principio Eterao de la musica creadora —la Sabiduria Divina que edifica el universo,? coordenando y desarrollando ordenadamente el de- venir, la existencia y el_cumplimiento de toda cosa, como ' parte inseparable de un Todo Unitario. La bateria del grado de R.. G.., recuerda estas tres fases, como un ternario que se expresa en un septenario, indicando los scis dias de Ja crea- cién y el Sdbado del descanso en la perfeccién que en el do- minio fisico es represertada por el nimero siete: por esta Ta zon el 7 preside a todo ciclo y octava vibratoria. Ahora, todo ritmo, originado por la Rosa de la Armonia, se expresa necesariamente cn una cruz, como puede verse en el ciclo del afio y del dia, y en el paralelo de la vida humana y de su progreso evolutivo: siempre hay dos puntos equinoc- ciales y dos solsticiales que lo parten en cuatro estaciones, una mafiana y una tarde, un mediodia y una medianoche que comprenden el hemiciclo del dia y el de Ja noche, el hemici- clo de progreso ascendente y descendente. Pero, en todas estas fases —-también expresadas en ef cuddruple septenario del ciclo lunar—- la Gran Realidad, que es esencia y substan- cia (los elementos de la cena, como Césmica Dispensacién) de ellas, permanece jnvariable: esos cambios no la afectan, aunque de Ella se originen y en Ella descansen y tengan exis- tencia. Y al hombre, hije predilecto de esa Realidad, le es dado igualmente alcanzarla y descansar en Ella, aun en et medio del aparente conflicto de la crucifixién exterior; pues, dirigiéndose al Padre, su cabeza se apoya en la rosa, que es el 1 La Sabiduria levanté su casa, JabrS sus siete columnas” (Prov. IX-1). TETRADA OGDOADA 175 Centro de la Armonta y de la Paz, en el propio medio de Ja ¢ruz o rueda en incesante movimiento de la vida, césmica. Cuando asi lo hace es el Iniciado que representa Ja Es- finge en el arcano X del Libro de Hermes: adquiere el poder de dominar exteriormente, con su propia actitud y disposicién interna, aquello que ha cesado de dominarle inferiormente. Pues, cl secreto del dominio en. toda circunstancia, es no reci- bir pasivamente su influencia externa, sino buscar el apoyo en el Centro de la Realidad Interna, obrando de acuerdo con esa rosa de la Armonia, en la que descansa la cabeza: de esta manera el orden divino se manifiesta dentro de nosotros, y la interna actitud que asi se establece, se hace la ténica del acuer- do que, en correspondencia, tiene que verificarse cm las condi- ciones externas, TETRADA OGDOADA En el simbolismo gnéstico la Tétrada Ogdoada constitu- ve la Gran Cruz primordial, en la que se expresa la Rosa de Ja Unidad, como circulo o serpiente que se halla al origen de la manifestacién césmica. El principio del Universo y de toda cosa. es, pues, una Tetrada —de la cual se habla también como el Nombre Ine- fable, de cuatro letras— cada elemento de Ja cual es una Si zigia o par de Eones (Eternidades o principios eternos, que se hallan por encima del espacio y del tiempo). La primera si- zigia es Profundidad-Pensamiento (Bythos-Ennoia)-o bien Ine- fable y Silencio (Arrhetos-Seigé). De ella nace la segunda, Mente-Verdad (Nous.Aletheia), de ta eual igualmente pro- cede cl cuarto elemento: Hombre-Iglesia (Anthropos-Ekkle- sia). Son los mismos elementos del tetragrama que ya cono. cemos (V. el Man. del Perfecto Masén), representando cada uno un aspecto o modalidad del Ser Divino en las cuatro fases 176 CABALLERO ROSACRUZ sucesivas del proceso de Ja manifestacién césmica, que pueden considerarse como la Medianoche o Nadir, el Oriente, el Me- diodia y el Occidente de Ja misma, pero con la advertencia de que no se trata de fases sucesivas, que se succdan la una a la otra, sino contempordncas, de manera que la segunda descansa en la primera, la tercera cn la segunda, y la cuarta igualmente sc apoya ca la tercera; todas manan pues, directa o indirectamente, de la primera y son ella misma, pero en una fase o aspecto diferente. Estas Parejas Divinas, igualmenie sc identifican para nosotros, con las que aparecen, en forma andloga, en la teo- gonia, mitolégica: la primera formada, por el Océano y Té- tis, o bien el Caos y Gea, jdentificandose con la fase'o base arimétich de la manifestacién; la segunda, que componen Urano y Gea, y que corresponde a la fase geométrica; la ter- cera, de Saturno y Rea, presidiendo a la expresién ritmica 9 musical; y la cuarta, representada por Zeus-Hera que rige el dominio astrondmico de lo visible. El octonario chino (V. Man. det Maestro) expresa los mismos elementos, en la forma de un octaé- gono, e igualmente se le refieren los 4 u 8 cabires, cuyos misterios se te- nian en Samotracia, En una forma material simbélica de la realidad espiritual, puede verse su reflejo también cn los 4 elementos clasicos (Fuego, Aire, Agua y Tierra) y en sus respectivas cualidades (Caliente, Frio, Htimedo y Seco), que son como las shaktis inseparables de los primeros. En cada elemento (espiritual o material) hay pues ef aspecto o principio masculino (que es el Ser 0 esencia, prin cipio de Ia Conciencia) y un aspecto complementario feme: LA DODECADA GEOMETRIGA 177 nino (que cs su Poder o Cualidad, el principio de la substancia y de la ciencia o conocimiento). La primera de estas sizigias ednicas, es la Profundidad Incfable del Ser, el. Océano y Abismo (0 caos) de la Gran Realidad, la Luz Absoluta, que aparece como obscuridad, a la que se unc el Silencio del Pensamiento, o sea la Verdad en un estado igualmente absoluto y latente, Es el Supremo Ma- nantial de todo, en que todo descansa y existe eternamente como principio arritmico, o Nimero Absoluto, es decir, sin re- lacién a ninguna medida, limitacién, particién’ o divisién: pues aqui reina la Unidad Indivisible. El cireulo y el punto, Oy 1, (que son también principios del phallos y de la kteis) representan simbélicamente sus dos aspectos; su unién forma el mimero 10, que en si contiene todas las cifras, y es la suma de los 4 elementos de Ja Tétrada: 1424344=10 Esta primera pareja corresponde a la profundidad ma- terna que es el Nadir o Medianoche de la manifestaci6n, so- bre la cual todo descansa y cuya gravedad todo lo coordena y Jo atrae invenciblemente. Es el idrtare oscuro en donde des- cansan y se originan todas las posibilidades, que luego vienen a la luz, que se halla al centro de la tierra, en cuanto esta en ei propio centro de todo Atomo y de toda cosa —aquel centro en que se encuentran cl Maestro Masén y la verdadera pa- fabra, y la hora de medianoche, en que precisamente se halla, LA DODECADA GEOMETRICA Asi como la Unidad, que tiene su mas plena expresién en cl nfmero 10, es Ia Ley de la Suprema Realidad, la ex- presién espacial o geométrica de ésta; resultado de una doble sizigia ha de ser divisible por cuatro, ¥ por lo tanto origina el 178 CABALLERO ROSACRUZ cireulo zodiacal, o sea ¢l nimero 12, Esto preside a los poderes titénicos —los doce hijos ¢ hijas de Urano y de Gea o Titea— asi como aquel indica el doble quinario de los tanmatras y elementos, y también los Sephirot (plural de sephra). En el simbolismo gnéstico, la década se halla ofrecida por la segunda Sizigia a la primera, y la dodécada (conside- yada como imperfecta, relativamente a Ja década), por la tercera a la segunda, De todas maneras el niimero 10 cs emi- nentemente aritmético, como geométrico es cl nimero 12, y por Io tanto pertenecen respectivamente a Jas primeras dos fascs. Por medio de la segunda pareja divina —la Mente o Padre, y la Verdad Madre— empieza el génesis 0 generacién ideal de las cosas. Nos encontramos aqui cn el ortente simbé- lico, de donde viene la luz, en que todas Jas cosas tienen su principio visible como Arquetipo Ideal. Pero la Mente, que ¢s.el mismo espacio uranico, oculta en la latencia todas sus creaciones, hasta que no lleguen por sus propios esfuerzos al horizonte de la visibilidad; asi sucede con las creaciones de Urano, como podemos verlo también materialmente en las es- trellas del cielo auc surgen progresivamente y se hacen visi- bles, después de haber estado sepuitadas en la invisibilidad (las entrafias de la tierra). ‘Hemos de notar aue la Dodécada aparece en todos los 5 s6lidos: en los Angulos de las caras del tetraedro, las aristas del cubo y del octaedyo, las caras del dodecaedro y los 4ngu- los sélidos o ver doce las esferas que pueden disponerse, en mutuo contacto con otra esfera igual y central. Por estas ra- zones gcométricas el nimero 12 nos da la clave especial de la naturaleza. Por las mismas razones, Ja encontramos en los 12 signos del zodiaco y en los meses del afio que les corresponden, y simbélicamente, los 12 titanes, los 12 Aditias (los dioses védi- cos, hijos de Aditi o Titea), los 12 dioses principales de los EL REINO DEL TIEMPO 179 griegos (que en un segundo tiempo se sobreponen ‘con los titanes), las 12 tribus y los 12 discipulos de todo maestro que encatna y representa al Logos solar. Entre los gnésticos, doce son igualmente los cones y for- man 6 sizigias: Paracleto - Fe, Paterno-Esperanza, Materno- Amot, Sempiterno-Intelecto, Eclesidstico-Felicidad, Deseado- Sabiduria. Es digno de nota el segundo ternario femenino In- telecto-Felicidad-Sabiduria, que se halla en correspondencia con la primera de las virtudes teologales: Fe-Esperanza-Amor; el Intelecto debe pues acompafiarse con la Fe, como la Feli- cidad con la Esperanza y la Sabidurfa con el Amor. Una ana- loga relacién puede verse entre las dos triadas masculinas. Estos 12 cones geométricos se suman con los 10. aritmé- ticos que igualmente forman 5 sizigias: Profundo-Mezclante, El que no envejece-Unién, Auto-producente-Leticia, Inamo- vible-Funcién, Monogénito-Beatitud y con los primeros 8 (Ja primera Tétrada de sizigias, con fa Pentada y la Hexada) para dar un total de 30 eones y de 15 sizigias (el nimero triangular de 5). EL mismo nimero 30 en !os 4 sonidos del Gran Nombre o Palabra Creativa (segén la escuela gnéstica de Marco); el primer sonido resultando de 4 elementos, el segundo igualmente de 4, el tercero de 10 y el cuarto de 12, Este nimero 30 se acompafia asi naturalmente con el 12 (como se ha visto en el caso del dodecaedro y del icosae- dro, que tienen respectivamente 12 caras 0 vértices y 30 aris- tas), dividiendo en 30 los signos. zodiacales y en 30 dias side- rales Ios meses del afio. . EL REINO DEL TIEMPO Con el mismo ntimero 30, que en si comprende la dodé- cada (resultante de la multiplicaci6n de 4 por 3), la década (niimero triangular de 3), el septenario (suma de 4. y 3) y la 180 CABALLERO ROSACRUZ Unidad (Madre de todos), entramos en. el reinado del tiempo, precisamente expresada con el ritmo ternario que anima la perfeccién decddica. Los 30 cones pertenecen, pues, al reinado de la divina pareja o sizigia Palabra-Vida, que corresponde con 1a anterior pagana foriada por Cronos-Satumo y Rea-Cibeles: a los 28 (ntimero triangular de 7) que existen incluyendo esta pareja, formando una cruz septenaria, se unen los dos de la sizigia hija {Hombre-Iglesia 0 Zeus-Hera), a la que pertenecera el do- minio astronémice como a ésta el musical, También el planeta Saturno cumple en 30 afios terrestres el ciclo de su revolucién. La Palabra es, indudablemente, el prototipo de la per- feccién musical, en cuanto la armonia del sonido cs articulada v expresiva; si toda vibracién, expresada en un sonido es de por si creativa (en sentido positive o negativo, constructor 0 destructor), en la Palabra esta cualidad se halla en un estado consciente, siendo animada e iluminada por el propio aliento divino del Scr. En ella se resume cl poder de los 28 cones (que ticnen su correspondencia en un perfecto alfabeto —aquel que permite también ser utilizado numéricamente hasta el nimero 1000 *— y por lo tanto su expresién puede considerarse como el fruto comin de todos. ‘Las cuatro fases que: atribuye “la filosofia indi a la ex~ presién de la Palabra articulada y significativa (Para, Pas- hianti, Madhiama, Vaikhari) pueden considerarse en corres- pondencia con las cuatro sizigias de la Tétrada Ogdoada; y el mimero 28 indica igualmente Jas siete notus y vocales (éstas también pucden multiplicarse por aquellas, resuliando 49 combinaciones, en el circulo unitario y matcrno del Silencio}, segum aparecen en las 4 fases. En el 22 el nimero 28 se halla en un estado latente, siendo el primer septenario sintetizado t Indicando las primeras 9 letras Jas aueve cifras iniciales, Jas 9 sucesivas de 10 a 90, luego de 100 a 900, y la altima Tetra ef 1000. EL REINO DEL TIEMPO 181 por la Unidad; esto explica la derivacién del alfabeto Arabe de 28 letras del sirio-fenicio y hebrea de 22. Cuando a la Palabra se le une la Vida del propio espirity. animador (“Mis palabras tienen espiritu y vida... el ctelo y la tierra —dominio astronémico o mundo de los éfectos— pa- saran, mas mis palabras no pasaran”), expresando la Verdad de la Mente Divina (la anterior sizigia) su poder no tiene limite: no puede volver vacia, sino que cumple y hace mani- fiesta la plenitud (Pleroma o Purna). inherente en el Espiritu auc las envia: “La palabra que habéis oido no cs mia, sino del Padre (Nous) que me envié (Juan, XIV-24)”, Esto es el secreto de la palabra de poder, siendo aquella aue emana del propio Poder que se halla implicito en el Si- lencio (primera sizigia de la Tetrada, 0 farashabda), mani- festando la Verdad (segunda sizigia y estado de pashianti) como Vida, cn la tercera sizigia (estado madhiama o mediano de Shabda, el Verbo). También puede decirse que, en el Si- jencio (o primer cstadio) la Palabra expresa la fe, en la Ver- dad la esperanza, cn la Vida (cuando se habla en el corazin, en su tercer estadio) el amor; finalmente, al manifestarse en forma audible sensiblemente (estado de vatkharishabda), ex- presa la inteligencia, produce la felicidad y cosecha la sabi- durla, Esto explica la razén por la cual, la dodécada (que com- vrende estas cualidades femeninas) es atribuida por su origen a la tercera sizigia, que Ia ofrece a la segunda. Mientras la primera sizigia es representada por el namero 10 (el 1 de la Profundidad y cl 009 det Silencio), es cuando éste indica la perfeccién aritmética, y la segunda, andloga- mente por el 9 (la Unidad de la Mente y el niimero 8 de la Verdad), la tercera se halla indicada por el 8 (siendo la Pa- labra, que se halla “cerca de Dios y es Dios mismo” una Uni. dad, y la Vida el septenario que aparece en cada octava vi- bratoria), mimero que representa el equilibrio ritmico y la armonia evolutiva, y también la octava como pasaje incesante 182 CABALLERO ROSAGRUZ v continuo de uno a otro ciclo, de una a otra fase y modali- dad activa. Y la clepsidra, como ya lo hemos visto antcrior- mente (Man. del M aestro) materializa la forma de esta cifra vy presenta a nucstra mente el mismo simbolo de flujo inin- terrumpida de la Vida en el Tiempo, al expresat el Verbo en una corriente (Rea), en.cuyo cauce estamos y cuyo manan- tial: se encuentra en la gruta de la Eternidad —alli donde se buscaba y se adoraba antiguamente a la Gran Madre Cibeles. EL REINO DE LA LUZ Entre las 24 letras del alfabeto griego, el doctor gnéstico Marcos repartia las 9 consonantes 0 sonidos mudos de por st {aunque geométricamente fecundos y productivos) a Ja sizigia Mente-Verdad ; las 8 liquidas (0 sonidos semimudos, que pue- den ofrse, aunque no tan fuerte y claramente como las vocales propias) a la siguiente Palabra-Vida; y las 7 vocales (clemen- tos soores que expresan ¥ hacen patentes los anteriores) a la diltima: Hombre-Iglesia. Debe notarse, en primer lugar, que el Hombre del que aqui se trata cn el Hombre Celestial, aquel que los anteriores Poderes 0 Emanaciones Divinas (Elohim) crearon “en su imagen y sernejanza”, o sea el Adam Kadmon 0 Jehova bi- plico, el Adima 0 Prajapati nda, y. el Prometeo o Zeus griego: los dos aparecen distintos, pero Se yefieren igualmente a este mismo principio. ¥ en cuanto & la Ekklesia que lo acompafia, como Eva a, Adén y Hera a Zeus, esa palabra significa pto- piamente fo que ha sido sacado, producido, manifestado, Me- vado a la luz. También en esta sizigia, la Unidad se refiere a Zeus Padre o Prometeo, al premeditado, mientras el nimero 6 expresa la vida manifiesta, como natural compafiera, en la ue se unen los dos tridngulos que indican las ‘posibilidades del drbol del Bien y del Mal; el septenario en que se suman, es el rayo que se halla a Ja derecha del Dios Padre, y que expresan en su forma las letras Z y zain. ' EL REINO DE LA LUZ 183 El reino propio de Jupiter es el dominio astrondmico de la Luz, que expresa en la esfera de la visibilidad y hace paten- tes las posibilidades latentes en el dominio aritmético, geomé- trico y musical de las sizigias anteriores. Pues, en realidad, Japitcr no destrona a Saturno, ni éste al padre Urano, sino que cada uno sigue reinando en su propia esfera, siendo ade- mas el principio y base, sobre el cual el otro se apoya y esta- blece su dominio: no son mds que un mismo Dios, una sola Realidad, aunque aparezcan bajo aspectos o species distintas; sélo el monoteismo fandtico, que hace de la incomprensién {el compds cerrado de la inteligencia) pucde llamar politeismo esta simbologia comprensiva. El cuerpo de ese Hombre Césmico o Celestial, se halla descrito como compuesto de 12 miembros, que naturalmente corresponden a los 12 signos zodiacales: éstos reflejan los 12 poderes titdnicos de la primera Dodécada, formando cada cual una nueva sizigia para presidir sobre las 24 horas. Las dichas sizigias con la Ogdoada nos dan el ndmero 32, quinta poten- cta ‘del niimero 2 (primera sizigia), en el cual la misma Te- trada. Ogdoada tiene su mas plena expresién, por resultar de la multiplicacién de 4 por 8, asf como el 12 nace de su adicidn, el 2 de su divisién, y el 4 se reintegra con substraccién. 32 es el nimero de la Sabiduria Informadora del Ple- roma (la plenitud propia del dominio infinito de los Principios Etcrnos)}, de la que indica los senderos, y al mismo tiempo expresa la perfecta irradiacién de la luz en la cruz de Ja mani- festacién. En la mitologia védica, el néimero 32 resulta de la suma de los 8 Vasu, con los 10 Rudras y los 12 Adityas, cuan- do se le unan también el Ciclo y la Tierra. También Jo obte- nemos del cuddruple septenario (28), en que se expresa con- tinuadamente el més perfecto acuerdo musical, y que en el cielo produce la divisién zodiacal en 28 mansiones, al unirseles la Tétrada fundamental, En su presentacién gnéstica, a los 30 cones anteriores, 184 CABALLERO ROSACRUZ se unen otros dos, formando una nueva sizigia: el Cristo como 31, y el Espiritu Santo (llamado otras veces Sophia o Sabi- duria, y en todo caso femenino) como 32°, representado ge- neralmente por una paloma, indicando la Sabiduria Inspira- dora que se halla dentro del Pleroma (dorninio de la infini- dad) y que también informa ja manifestacién exterior. Estos iltimos dos cones, cuyos correspondientes helénicos forman Ja pareja virgen Apolo y Atenas-Minerva, se representa numeé- ricamenté con 1 y 5, © sean los sentides que “Gnforman” la Mente del hombre y, como lanmatras, el universo, y la con- ciencia interna que en el mismo representa el hijo de Dios. La suma de los dos es precisamente el sexto sentido, la Intui- cién que hace al hombre participe de la verdadera luz, y le guia para reconocer y expresat la perfeecién latente de la Ima- gen Divina —el Hombre Celestia], representado por e] nime- to 7, que es el sdbado de ja manifestacién. LA CRUZ GOSMICA. Con las dos iltimas (Cristo-Espiritu Santo © Apolo- Minerva) tenemos una Péntada de sizigias principales, una téntada decddica, como expresién o fruto de la Tétrada Og- doada, En la dicha Péntada puede reconocerse nucvamente la Rosa de cinco pétalos, cuya mas plena expresion o muulti- vlicacién nos da el nttmere 32; éste se obtiene también de los 20 primeros tatvas, cuando se suman con los 12 superiores 0 divinos. Ahora, como limite inferior de Ja Perfeccién del Pleroma (que la Rosa simboliza) aparece un nuevo con 0 Principio Eterno, en cuya Unidad (pues, no tiene sizigia) se expresa la Ménada Primigenia, mientras refleja en sila Tétrada Ogdoa- da: la Cruz, 33° y ultimo con, que es limite en cuanto separa Ja natural deficiencia del mundo contingente de Jos efectos de la Infinita Plenitud de la Realidad Eterna, y s igualmente LA CRUZ COSMICA 185 participador en cuanto participa de ambos —de la Eterna Plenitud trascendente y de la externa limitacién contingente. Asi pues, separa y une al mismo tiempo le transitorio y lo eterno, el fin y el infinito, Ia apariencia y la realidad, el fené- mene y, ef néumens, la tierra y el cielo, el mundo noérico y el noético, el hombre y Dios. La Cruz es tal, en cuanto division y principio de divisién; y sin embargo, al mismo tiempo es el medio y necesidad de la union. Es el principio de Ia paradoja, por separar y unir la inte. ligencia humana y la divina: la causa de todo error, y el medio indispensable para conseguir la Sabiduria y alcanzar la Verdad; el origen de Ja pasién y del mal, del pecado y de la muerte, y el camino perfecto de la Liberacién, Supera- cién y Redencién. El instrumento material de la muerte, yel Grbol de la Vida Eterna: aquel que se halla en el medio del jardin y produce el Néctar y la Ambrosia de que se alimcn- Se halla representada en la letra tau que es la ditima del alfabeto hebreo, con el valor nimcro 400, y la 19a. del alfa- beto griego (con el valor 300), simbolizando el cumplimiento v perfeccién (22) de la Gran Obra. (19) cn el septenario £700) que indica la suma de esos valores, En los 4 brazos de la Cruz, pueden verse el Oriente y el Occidente, ei Nadir de la datencia y el Cenit de la potencia, en el mds perfecto equilibrio y armonfa, expresando y sinte- 186 CABALLERO ROSACRUZ tizando la Tétrada Divina en el foco o limite de su manifesta- cién objctiva: la medianoche representando la primera sizi- gia, sezan lo hemos visto anteriormente, como el abismo que se abre por debajo del omega, el Oriente, el Cenit y el Medio- dia, las otras tres expresadas en el arco superior de la progre- siva potencia geométrica, musical y astronémica. Le corres- ponden las dltimas letras de los alfabetos gricgo y latino. Por medio de Ja Cruz, el Logos toma su cuerpo: el Verbo se hace carne —ese cuerpo es el cosmos, o sea el Orden Di- vino que nace de la expresién luminosa de la Verdad, a tra- vés de la Palabra o ritmo musical, y esa carne cs la substancia universal que reviste la Palabra que es Vida y Verdad, la sép- tupla vestidura de Isis. Asi cl Hombre Celestial, Zeus-Jehova, se halla crucificado en el espacio come Gristo Cdsmico, el Dionisio de los misterios, identificdndose con el Agnus Dei, cuya sangre viviente anima y redime toda la manifestacién. Y en el centro de la Cruz brota de la Rosa del Pleroma Eterno: un Manantial de Vida Infinita, de !a que participamos todos, v que cs el propio Espiritu dela Divina Verdad, que nos guia hacia su Plenitud y Perfcccién. Es el Pelicano Sagrado, de cuya sangre toda forma de existencia recibe Vida, Aliento e Inspiracién: la Fuente Eter- na de todo Bien y Realidad. PARTE CUARTA PER CRUCEM AD ROSAM PER CRUCEM Al ROSAM Hemos visto que la Cruz es el principio del espacio y cl campo de la manifestacién, el dominio de la multiplicidad y de Ja divisién, en el cual la Realidad aparece derramarse, esparcirse, morir y perderse. Ahora, esta misma Cruz simboliza para cada uno de nosotros el Sendero de la Vida, pues en, toda etapa de ésta nuestro progreso se verifica por medio de un perfecto equilibrio sdtvico entre el esfuerzo vertical (de carc- ter naturalmente rajasico) y el aparente descanso (0 condi- cién de pasividad tamasica) sobre el cual se apoya, represen- tados por sus dos brazos. Estos dos aspectos, inscparables y complementarios de todo progreso, o sea la armonia entre una condicién de pasi- vidad y una de actividad, que sc unen y se sostienen la una a la otra, también se ejemplifican en la marcha ordinaria: en cada paso, un pie tiene que apoyarse en la tierra, mientras el otro se Jevanta y realiza un esfuerzo activo y que sin em- bargo se acaba en una igual condicién de pasiwidad, rclajan- dose y apoyandose a su vez en la tierra, y permitiendo asi al otro Jevantarse en su turno. El mismo ritme progresive, en que se alteman y se dan, puede decirse la mano, una condicién de pasividad y una-de actividad, puede observarse en Jas mareas y en cualquiera otra mocién vibratoria, lo mismo que en todo fenémeno de la na- turaleza en sus fases. inorg4nicas y organicas, y psiquicas: a la marea u ola que se levanta, sigue naturalmente un descenso — 189 — 190 CABALLERO ROSACRUZ complementario que constituye la base, preparacién y el esti- _ mulo de aquel. Siempre hay una condicién o fase de subida y una paralela de descenso, una de expansién centrifuga y una de ‘contraccién centripeta, wna de esfuerzo vertical y otra de descanso o esparcimiento horizontal. . fn la vida del hombre se observa continuamente ese ritmo, esa constante crucifixion del Principio de la Vida que Jo anima, para _expresarse progresivamente en la éxistencia exterior, de la Rosa Divina del Ser en la Cruz igualmente divina de sa propia manifestacién externa, Uno de les aspectos de dicho ritmo es constituido por el altemnarse del estado vigilico con el de suefios. Otros analogos aparecen entre cl trabajo y el descanso, la reflexién y la acti- vidad, la determinacién y la accién; siempre vemos que la condicién pasiva, que se alterna con la activa y la precede, le sirve de base y de apoyo indispensable. La actividad que no fuera precedida. por la reflexién, cesaria de tener objeto, valor, y también de ser posible. . Una forma importantisima del mismo ritmo de la vida, Ja vernos orgénicamente en los dos fenémenos paralelos y ar- ménicos, el uno con el otro, de la respiracién y. de la circula- cién de la sangre. La activa pulsacién cardiaca, en que sé al- teman la sistole y la diastole, y el andlogo pasivo movimiento de los pulmones, que se contraen para Ta axpiracién y se ex: panden en la inspiracién, se allan en estrecha relacién: son respectivamente el centro y la periferia del circulo o esfera de la vida individual, que comprende en si todos los dems fend- menos y funciones de la vida fisio-psiquica, unificandolos, re- glandolos y di i jéndolos, cuya perfecta armonia constituye el estado de perfecta salud. En las dos fases de esos ritmos, una condicién cs pasiva y otra activa: al contraerse los misculos del coraz6n, la san- gre viene expulsada, por las arterias, ya sean en los pulmones como en las diferentes partes del organismo; al relajarse esos EN BUSCA DF LA ROSA 191 miisculos puede afluir por las venas. El inverso sucede en la res- piracién: Ja contraccién del diafragma hace expander los pul- mones, de manera que pucdan Ilenarse de aire, mientras su relajamiento los hace contraer y vaciar. En los dos casos, el brazo vertical de la cruz representa cl movimiento activo, y el horizontal Ja correspondiente paratela y complementaria con- dicién de relajamiento pasivo. EN BUSCA DE LA ROSA En todos estos movimientos alternados, que se unen y se sobreponen el uno al otro, precisamente como los dos brazos de una cruz y los dos diametros de un circulo, siempre tene- mos un objeto o fin implicito, una busqueda inherente, a la gue se halla constantemente dirigido el esfuerzo, de lo que aparece constantemente desaparecer, disolverse, alejarse, y que sin embargo constituye, Ja uz y principio orientador y cl es- timulo omnipresente de aqucl. Esto que se busca sin cesar, que sin cesar aparece y desa- parece, nace y renace, y sigue constantemente orientandonos v dirigiéndonos sobre la Cruz o Sendeto de la Vida, de Ja que es inseparable, es la mistica Rosa de la Eterna Realidad, el Verbo Dizinc que sucesivamente se encarna y se desencarna, es hablado y callado, en toda forma de existencia manifiesta, v constituye Ja armonfa particular, y el Principio Eterno y Uni- versal de ésta, en todo ritmo y alterno movimiento. De esta manera, en Ja cruz que forman constantemente, v.constantemente vuelven a formar rajas y tamas, siempre sce halla, se encuentra y desaparece la rosa sdtvica, como resul- tado y finalidad siempre buscado, omnipresente, y a pesar de esto inasequible. Esa Rosa, mortal y efimera en cada una de sus manifestaciones, y al mismo tiempd inmortal y eterna en 192 CABALLERO ROSACRUZ su oculta inmanente Realidad Divina, es el Principio del Or- den que saca el cosmos del caos, de la Luz que domina y vence toda oscuridad, de la Inteligencia que discierne y supera el error, haciéndole desaparecer en la nada, de la Sabiduria que es Amor, resolviendo todo problema, allanando toda dificul- tad, componiendo cualquier debate, satisfaciendo toda ham~- bre, arthelo y desco, resanando cualquiera herida y enferme- dad, Henando toda ‘doficiencia, y venciendo todo mal y toda condicién negativa, con su propia Eterna, Omnisciente y Om- nipresente Plenitud. Por lo tanto, cualquiera cosa hagamos, cualquiera sea el objeto que anhelamos y la direccién en que dirigimos nuestros esfuerzos y nuestros pasos sobre el Sendcro de la Vida, cual- quiera sea el mal o pesar que Nos aflige, el problema o Ja con- dicién que nos inquieta, Jas circunstancias ¥ dificultades que nos oprimen, los dolores y Jas heridas que nos atormentan, siem- pre estamos en busca de la rosa, que siempre se halla dispuesta a aparecer sobre esa cruz —la actual contingencia en que $¢ cruzan para nosotros el Tiempo y el Espacio— que se halla Eternamente Presente en su estado inefable y latente y que se hara patente primero en nuestra conciencia interior y Juego en la vida exterior, cuando la havarnos reconocido, y en el silencio de los clamores extermos hayamos escuchado y per cibido Su Vou. Nuestro.problema y nuestra dificultad, se hallan en esa Rosa. de la Divina Sabiduria y Realidad perfectamente. re- suelios y compuestos; nuestras dolencias y males completamen- te aliviados y sanados; nucstras heridas o destrozos, de érden fisico como moral, encuentran en Ella su balsamo milagroso; toda inquietud y toda. pasion desaparecen con el aceite de esa. Paz; nuestros errores Y las sombras de nucstra vida reciben la Luz Soberana que nos hace manifiesta la Verdad como Ple- nitud de Bien. De esta manera al desorden profano de la Ig EL SANTUARIO DEL ALMA 193 norancia y falta de Discernimiento, en que se pacen las pasio- nes y tendencias inferiores y se originan las discordias y las dificultades, sucede el Orden Divino y la Armonia y su inhe- rente perfeccién, toman el lugar de Ja desarmonja y de la im- perfeccién. Pero, la Rosa ha de ser buscada y encontrada en cada etapa, en cada momento, en cada cruz del sendero en que nos hallamos: doquiera pisan nuestros pies, alli se encuentra ac- tualmente la cruz, siendo ese punto precisamente en contacto con el Eterno Presentc de Ja Realidad; aqui tenemos nuestra oportunidad para encontrar y buscar esa Rosa Divina de la Realidad Eterna, haciendo que florezca y derrame su perfu- me, esparciendo la gracia del aroma, que es la misma gloria de la gnosis verdadera: el seereto de ia letra G, que sé encierra en el corazén de la Estrella, cuya Luz tnicamente puede guiarnos alumbrando de adentro nuestra vida individual, para conducimos a realizar Su Plenitud en la palabra que busca- mos y que es el Verbo de Dios en nuestro ser. EL SANTUARIO DEL ALMA La Rosa que buscamos constantemente, en cada momen- to de la vida y en'cada etapa de nuestro sendero, es el plero- ma gnéstico, o sea la Plenitud Unitaria de todas las esencias, de todos los Poderes, y Cualidades Divinas, la intima perfec. cidn inherente y latente en toda cosa, en todo ser, en tocla for- ma de vida y de existencia y en cualquier momento, condicién y circunstancia, Esa Rosa Pleromatica, esa Plenitud esencial y substancial, representada simbélicamente con el mimero 32 —la quinta 194 CABALLERO ROSACRUZ potencia de la Diada o Sizigia Primordial— tiene, como lo jhemos visto, en el 33° eon —la Cruz 0 Hfmite de) Pleroma— el propio foco de la manifestacién, la divisién natural entre lo que es Real y Eterno y lo que es aparente y transitorio, y al mismo tiempo la puerta o santuario por medio del cual el pri- mero se manifiesta y se expresa cn el segundo, que es el fruto en su estacién de aquel Arbol de la Vida. En todas y cada una de sus diferentes acepciones —-como campo universal de la manifestaci6n césmica, como cuerpo y ser del hombre, como sendero de la vida, como cruzamiento del Espacio y Tiempo en: el aqué y ahora de cada circunstan- cia y de cada momento, como condicién negativa, dolencia y afliccién de que se busca el alivio, el resanamiento y Ja su- peracién, etc.— la cruz es el propio Santuario de la Realidad, o sea el lugar en donde ésta ha de buscarse, y que ha de ser santificado y glorificado con Ja conciencia y con el reconoci- miento actuai de la Eterna Presencia y de sus inherentes Per- feccién y Plenitud. Es la via estrecha que conduce al Reino —el mismo Ple- roma— dado que esto se encuentra en el centro, o'sea ch una actitud de concentracién de la mente y de todas las facultades del ser, y no en Ia periferia, que es la via anche que lleva a la perdicién, o sea a la dispersidn de todos los esfucrzos, que de esta manera se desparraman y se dividen en distintas direccio- ciones, dividiendo el alma en esa caracteristica inquictud ra- jasica que la aleja de su Unidad Divina (el estado edénico), y es la causa de todo mal, desorden y dificultad. Asi como precisa afinar en una punta la extremidad de un hilo o de una cuerda para que pueda pasar por el ojo de una aguja, y no seria posible lograr ese intento cuando ese hilo o esa cuerda tuvieran al contrario sus extremidades abier- tas y esparcidas (y ese es precisamente el camelo a que se re- EL SANTUARIO DEL ALMA . 195 feria Jesus, hablando de Ia dificultad para un rico en intereses exteriores y esparcidos de ingresar en el Reino de los Cielos), asi también precisa que nuestro ser cese de estar dividide cn las diferentes direcciones de sus sentimientos, deseos y pasio- nes y se concentre en lo esencial y real para poder encontrar en esto verdadera Paz, Satisfaccién y Felicidad. La Cruz es el Santuario del Alma, el Altar 0 lugar ele- zado, en donde, por medio de la propia elevacién (que es la subida en la cruz, en donde con Ja meditacién el alma se fija © se clava s6lidamente), hasta Ilegar al propio centro de la interseccién de los brazos (en el cual descansarA la cabeza), lograra el contacto con el Padre, que se revela en la mistica Rosa, cuya plenitud lena el alma que la recibe como un céliz abierto —el propio y verdadero edliz de la pasién— cnya ‘fra- gancia es Paz y Beatitud, bdlsamo y remedio, vencimiento y superacién de todo mal y de toda dificultad. Toda condicién en la vida, e igualmente toda cosa y todo ser externo, es un santuaria, o sea un lugar sagrado a la Di- vinidad que en ellos se manifiesta, y que puede reconocerse, como la Rosa en la Cruz, por medio de una conveniente aeti- tud interna de elevacién y reverencia. Pues, mientras la reli- gién profana o formal busca su dios (micamente en el templo © santuario externo que le levanta para adorarle (y que sélo buede ser un simbolo, o sca un medio para llegar a reconocer el verdadero), Ia religién del alma busca, reconoce y adora al Unico Dios en Espiritu y Verdad, en su propio santuario interno que le levanta sobre la vida externa, en cualquier aspecto y expresién de ésta, Cesa de considerar la vida con ojos profanos (o sea, con Ia ilusoria distincién entre sagrado v profano, espiritual y material, desde un punto de vista exte- rior) y la ve en la luz interna que mana del Ojo Divino —el Centro de la Tetrada o del Delta— en la propia interseccién de Ia Cruz. 196 CABALLERO ROSACRUZ Como Jestis, el Rosacruz ve un altar de Dios en todo momento, lugar y circunstancia de la vida, y su Santuario en todo hombre y en todo ser. Pues, na se fija en la imperfeccién evidente de las piedras que se hallan al exterior, sino en Aquel que esté adentro, el cual le elevard y le hard a su imagen y semejanza. LA GRUZ EDENICA Otro aspecto de 1a Cruz, como puerta o limite entre la Realidad Trascendente (ednica en el Jenguaje gnéstico) y su manifestacién subjetivo-objetiva, es el Edén (palabra que sig: nifica en hebreo “hase; fundacién” y que puede relacionarse con el sanscrito adhara “sostén” y sadhana “practica, estable- cimiento”}, huerto o jardin simbélico plantado por Dios al oriente (u origen de la manifestacién objetiva), para poner alli “al hombre que habia formado” (su propia imagen 0 ¢x- presién subjetiva). Ese jardin es precisamente Ja cruz, cuyos cuatro brazos son los ries que salen del centro (asiento del Arbol de la Vida) para regarlo: Pisin, Gihén, Hiddekel -y Bufrates. Estos rios han sido muy diferentemente interpretados, y ticnen induda- blemente mas de-un sentido simbélico; geograficamente apa- recen relacionarse el primero con el Indo, el segundo con et Nilo, y los otrés dos son los que forman 1a Mesopotamia. Eti- molégicamente Pishim se relaciona con el verbo pashah “ex- panderse”, Gih’in con gehiin “ombligo”, Hi.ddegel (el Tigris) con Ja palabra semita dagala “oveja”, Perat con para, perah, perat “vaca, Arbol fructifero, plenitud”. Jdentificando el drbol de la Vida (su manantial) con el mundo del Atma (el Ser en sf, verdadera noinbre o imagen LA CRUZ EDENICA 197 de Dios, la Rosa mistica y el Hombre 0 Adam celestial, crea- do en principio), los 4 rios son las cuatre corrientes de vida que lo manifiestan, en correspondencia simbédlica con las 4 letras del tetragrama, los 4 brazos de la cruz, los 4 elementos inferiores, los 4 principios del hombre que siguen al Atma, sus 4 sentidos y facultades inferiores (sin el ofdo, la palabra y la comprensién), y también los 4 reinos subhumanos: elemen- tario, mineral, vegetal y animal. Por lo que se reficre al hombre, Pisén es la corriente de vida superior o cristica “que cerca toda Ja tierra de Havilah {del verho hul o havel “rodar, rodeay, circular”), en donde hay oro”, o sea el principio Namado Buddhi (Vijianamaya- kosha) o Alma Espiritual, en donde todas las cosas so encuen- tran cn, el estado de durea perfeccién y bondad (“el oro de aquella:tierra cs bueno”, Gen. II-12). Ese rio corresponde al brazo superior de la cruz y a la letra yod, o sea la mano o boder divine, simbolo del tacto fisico, del juicio, del discerni- miento y de la intuicién que es el principio de la vision espi- ritual. Gihén es, andlogamente, la corriente de vida mental o mandsica “que rodea toda la tierra de Kush”,, el dominio de la mente y de Ia ilusién, el Alma Intelectual o Manas (Mano- mayakosha)} que cuando-no se le acompafie Buddhi, el prin- cipio del recto juicio y del discernimiento, hace caer al hom- bre en el error y en el pecado, que no es otra cosa sino la imperfeccién; de esta manera a la. btidhica edad de oro, si- gue la mandsica edad de plata. Corresponde al brazo izquier- do de la cruz y a la primera he del tetragrama, asi como a la facultad de la visi6n mental y fisica. 198 El tercer rio, el Tigris, indica la corriente de vida psiquica o emotiva, la vida interna del Alma Instinti- va (Linga o Pranomaya- kosha} que sirve, como la letra vaude “ligamen” y medio de expresién entre la vida subjetiva y mand- sica del ser y su manifes- tacién objetiva; la Asiria (del verbo shur) es el lu gar del mando o gobierno, ¢ indica por lo tanto la va- luntad, intimamente liga~ daa la pasién y al amor que expresan el mismo metal, el cobre, que corres. ponde a esta corriente. Simboliza este rio el brazo derecho de la cruz, que se propende hacia el futuro, por medio de la accién, de la misma manera que cl izquierdo (o menial) esta figado al pasado, por me- dio de la memoria y de Ja reflexién; también le corresponden. los indriyas del gusto y de la accién y Ja faculiad de asimilacién. El ultimo rio, Perat o Enfrates, representa la MUNDO DE LAS CAUSAS. CABALLERO ROSACRUZ ® 1O+5 215 LA CRUZ EDENICA 199 corriente de vida fisica que riega Babilonia, la Puerta de Dios © cuerpo fisico (Sthulasharira o Annamayakosha), represen- tado en el brazo inferior de la cruz y en Ja segunda he del tetragrama, la que con la vau forma HU, o sea el dominio de la vida animal o fisiopstquica, instintiva y pasional, que se une y se opone a HI o Hiram, la vida elevada, formada por la unién de la primera he con el yod, o sea la Intcligencia unida al Discernimiento y la Razén a la Comprensién. Le co- rresponden el olfato, la facultad del movimients y Ia percep- cién. . Los 4 rios forman asi dos escuadras, una superior y una inferior, cuya unién se indica en Ia letra griega y latina X, aue constituye la parte inferior del monograma del Cristo (la unién de la X y de la P). Cuando Ja mente es dominada por la ignorancia {por ser separada del discernimiento budhico o hirdmico), los tres brazos inferiores de la cruz se hacen los instrumentos de los tres malos compafieros —la regla de la Ignorancia del prin- cipio intelectual, la escuadrva del Fanatismo o pasién instin- tiva, y cl mallete de ta Ambicién en que se satisface el hombre fisico— que matan a Hiram, el principio de la Vida Cristica, asiento de la Sabidurta Operativa que sola puede presidir con- venientemente a la construccién o progrese evolutivo del 'Tem- plo de Ia Vida Atmica (Salomén). De esta manera Hiram o el Cristo resulta crucificado en el T (tax) 0 ternario inferior, por la misma ignorancia de su pueblo (Ia mente), el fanatismo sacerdotal (el alma instin. tiva) y la ambicién romana (Roma equivale simbélicamente a Babilonia), hasta que vuelva cn cl intimo reconocimiento de quienes le buscan’y le abren la puerta en su propio cora- z6n, siendo “la vid verdadera” o sea el principio sin el cual Ja vida inferior es condenada de antemano a la muerte o des- trucci6n. ” 200 CABALLERO ROSACRUZ EL ARBOL DE LA VIDA "VY habla Jehova (el Atma, o sea el Ser en si), hecho nacer de la tierra (mundo objetive) todo arbol (expresion de la Vida Una) delicioso a la vista (reflejando 1a perfeccion geométrica) y bueno para comer (la bondad es cualidad in- separable de lo que ¢s realmente hermoso y verdadero): tam- pién el drbol de la vida en medio del jardin, y ¢! arbol de la ciencia dei bien y del mal” (Gen, IL-9). Los dos drboles centrales, no son en. realidad mas que dos aspectos © fases del mismo principio esencial, que se alcanzan sucesivamente la una por medio de la otra: los dos aspectos ascendiente y descendiente de la escala de Jacob, que también simbolizarl respectivamente los Angeles y los arcdngeles. Hasta que el hombre come del Arbol de la ciencia del Bien y del Mal, 6 sea de la actividad causativa de la mente (en sentido posi- tivo o negativo, creativo. o destructivo), sin el discernimiento del principio superior, viene con esto a separarse del Arbol de la Vida, en cuanto el tau inferior se separa del tau superior de la cruz, y viene a ser asi cl instrumento 0 medio dc la muer- te y del dolor, que tienen su causa en el propio dominio de las pasiones inferiores (la ignorancia tamdsica y el fanatismo ra- jasico, de cuya unién resulta la ambicidn). + TeseokF La Cruz encierra en si, y por lo tanto es, estos dos Arboles o funciones, que tambien se hallan mas particularmente indi- cados en las dos letras X y P del monograma cristico: la pri- mera representando los dos. principios opuestos (el Bien y el Mal, la Luz y la Obscuridad, el Placer y el Dolor) en su ca- EL ARBOL DE LA VIDA 20k racteristico quiasma; el segundo la manifestacién del pleroma vital (ct circulo, emblema del infinito y de lo eterno) en una corriente que desciende en aquel. Ese circulo superior de la letra ro, cs a la vez la Plenitud del ‘Pode de que todo mania, y la mistica resa que nace en el centro de la cruz individual o subjetiva por medio de su con- ciencia y reconocimiento. Dicho monograma cristico 0 redos- taurético también puede considcrarse sobre tres dimensiones, siendo la Cruz horizontal, como Arbol del bicn y del mal, en cuyo quiasma central se halla vetticalmente la Rosa, 0 sca cl Arbol de la vida. Aqui tenemos también otra imagen muy expresiva det ‘Arbol de la Vida (la rosa, que cs también el cdliz de la cena v de la pasién), del que manan los cuatro rios, surcando las cuatro direcciones del espacio y de la manifestacién, y regando respectivamente al hombre pneumdtico o espiritual, al psigui- co y al hilico (o material}. En cuanto al quiasma debe notarse que también la facultad del discernimiento, que.es el fruto maduro del Arbol de la ciencia del bien y del mal y Ja mistica Rosa que es el Camino de la Verdad y de la Vida, tiene pre- cisamente su asiento fisico en aquel lugar del cerebro en que se cruzan los dos nervios épticos; éstos indican la visién doble del bien y del mal (el ojo derecho y el izquierdo), que ha de ser supcrada en el fuero de la conciencia, por medio del oje singulo o simple que nos da la percepcién de Ja verdadera luz v el poder de manifestarla, de manera que todo el cuerpo (la manifestacién objetiva) se hard luminosa. Asi como el 4rbol del Bien y del Mal (la cruz en su mo- cién centrifuga) nos pone en relacién con la serpiente dé la realidad objetiva (el circulo o periferia de la manifestacién), asi igualmente el Arbol de Ja Vida (la cruz en’su mocién cen- tripeta o concentrada en lugar de estar esparcida), nos indica el Camino Central de la Verdad, en el cual ponemos Ios pies como el hijo prédigo para volver a la casa del Padre, o sea en 202 CABALLERO ROSACRUZ el estado de reconocimiento efectivo de la Divina Realidad de nuestro propio Ser Espiritual. Esa misma serpiente cesa de scr la Iusi6n Tentadora y se transforma en la espada encen- dida o flameante que guarda y abre “cl camino del Arbol de la vida” (Gen. 111-24). LOS TRES HOMBRES Una forma particular de ja cruz —la de tres brazos— simboliza los tres hombres: “el hombre de la came” hilico 0 natural, “el hombre de la ley” pstquico 0 yacional, y “el hom- bre nuevo”, aquel que ha renacido regenerandose por medio del doble bautismo del Agua y del Espiritu, y se llama por lo tanto pneumdtico 0 espiritual. El tronco de la cruz representa el sendero vertical de la evolucién interna, mientras los brazos son los estadios princi- pales de la dicha evolucién, las ramas del Arbol que consti- tuyen etapas de descanso momentaneo, de la misma manera que cruzamientos sucesivos en el camino del progreso, por me- dio de la cooperacién voluntaria y consciente, siempre més fntima y estrecha, del hombre con el Principio Interno y Su- premo de su vida y de su set. El primer hombre, es en la Biblia simbolizado por el Adan del pecado y de la caida, no solamente en cl dominio de la materia, sino también bajo las leyes de ésta, al perder la gracia de su relacién interna con el Principio Omnipoten- te y Omnisciente del Ser, ocultandose voluntariamente de Su Presencia, entre las ramas de Ja ilusién terrenal, El segundo es el que busca la hey y encuentra la Gracia, pero sin llegar a Ja plenitud de ¢sta, librandose asi del pecado, del mal y de la muerte, 0 sca logrando la redencién o regeneracién: es el que lucha continuamente entre el Bien y ef Mal, eligicndo el primero, pero estando todavia sujeto al dominio del segun- LOS TRES HOMBRES 203 do, combatiéndolo con la ayuda de aquel, de cuyo lado resuel- tamente se ha puesto. Le simbolizan los patriarcas, y en particular Noé, el ter- nario Abraham - Isaac - Jacob, luego’el pueblo elegido en sus diferentes etapas histérico-legendarias, y finalmente Juan co- mo precursor del hombre nuevo Jests, su bautismo y su pent- tencia. Todo el Antiguo Testamento, asi como las leyendas histéricas de los otros pueblos, indican. esa larga transici6n _ evolutiva entre el hombre primitivo caido en Ja ignorancia, raiz de. todos sus males al desobedecer la Voz de su Principio Espiritual Animador y la profética esperanza del Hombre Nuevo, reintegrado en la Gracia de la Verdad, como fruto: de su busqueda del Principio Interno de la Vida -—la vuelta del hijo prodigo a la @asa del Padre— y su ejemplar obe- diencia. . En el primer hombre domina la mente subconsciente, desarroll4ndose especialmente las tres primeras facultades — jas que corresponden al olfato, al gusto y a Is vista y a los tres hijos de Adan: la percepcién o Cain, que cultiva los frutos de la tierra, la imaginacién, 0 sea Abel que pastorea las ove- jas (imagenes mentales} ofreciendo a Jehova (el Ser) “de su grosura”. y la memoria que representa Set, el que est4 o per- manece recibiendo y perpetuando la herencia de sus hermanos. La imaginacién, cl mas elevado de los tres, es la facultad més alta en el hombre primitivo, dominado casi enteramente por la sensacién que a menudo mata a ese hermano, cuya vida no puede ser estable y duradera hasta que el hombre no as- ciende a una fase superior— aquella en que domine la mente consciente, sobreponiéndose a los instintos de una vida preva- lentemente animal. El diluvio representa la primera fase de cruzamiento o hasaje acl hombre instintivo o hilico al hombre psiquico o racional, que reconoce y acepta la Ley de la Justicia. Ese hom- bre es Noé 0 Noah el homo novus, o sea la Inteligencia (Nods) 204 CABALLERO ROSACRUZ aue construye el arca (cuyo nombre hebraico tebah se en- cuentra en las varias ciudades que fucron llamadas Tebas) en la que descansa reuniendo todos sus pensamicntos (los ani- males) y se salva de las aguas que indican el dominio pasivo de los instintos, E! mismo Noé, que ha sido también identifi- cado con Dionisio (Zeus Nysos), el dios libero o Libertador, es aquel que planta la vid (el Arbol de la Vida) y con el cual Dios hace su pacto perpetuo por medio del arco en las nubes, imagen de la Intuicién o Inspiracién (Iris) mensajera entre el Cielo y la Tierra (Gen. YX). Sus tres hijos son Jas tres facultades principales de la mente consciente, que s¢ hallan por debajo de la misma In- tuicién, y corresponden a los sentidos de la vista (Cam) del tacto (Sem) y del oido {Japher): la imaginacion cuyo calor (kham significa propiamente quemar) anima Ja mente, y a menudo la desvia, deleitandose en contemplar el mal: el jutcio (shem significa nombre o signo), que le hace reconocer lo justo; y la comprensién (yaphet es voz del verbo phet “abrir, descubrir, persuadir”) que abre en la mente el camino de la abstraccién y le hace reconocer lo Hermoso y lo Verdadero. También corresponden Sem a la Siria y al Oriente, Cam al Egipto y al Sur y Japhet a la Grecia y al Occidente: el juicio se hace naturalmente estrecho € jconoclasta, aborreciendo las imdgenes que para él representan el camino de la perdicién; pero la comprensi6n las rehabilita y se sirve de ellas como sim~- bolos materiales de ideas espirituales, PASAJE DEL MAR ROJO El pasaje del Mar Rojo constituye un segundo cruzamien- to simbélico, andlogo al diluvio, como aquel destinado a for- mar al pueblo elegido de la Ley y de Ja Verdad. Moisés cs el hombre salvade de las aguas como Noé, que escucha la voz de Dios por medio de la naciente facultad de la Intuicién, que PASAJE DEL MAR ROJO 205 le habla sobte todo encima de la cumbre de su propia eleva- cién, dictandole la ley que ha de gobernar su pueblo (sus pen- samientos y sus acciones) y conducirle a la tierra prometida, que es cl dominio del Bien y de la Verdad. Asi como el diluvio indica la superacién del estado de vasividad o mercia tamdsica, que representa cl dominio de la mente subconsciente o hilica, en el pasaje del Mar Rojo ve- mos Ja andloga superacién del dominio rajdsico de la mente consciente o psiquica, animada y dividida por sus propios de- scos, pasiones y ambiciones (los egipcios), para Hegar a la tierra prometida (estado sdtvico) en la cual ha de manifes- tarse la Enspiracién Profética, anunciando y alimentando la mesianica esperanza del Reino de la Verdad en su divina Plenitud. : Por lo tanto, mientras el diluvio simboliza el pasaje del hombre Ailico al hombre pstquico, el Mar Rojo indica la transicién de este al pneumatic, de la inquietud rajdsica a la paz y armonfa sdtvica, que representa especialmente desde este punto de vista, la ciudad de Jerusalén, sacrificandose el’ cordero, como emblema de‘la Voluntad que ha de ser mansa y sumisa a la inspiracién, En el sacrificio del becerro vemos pues un simbolo de la misma superacién del dominio tamasico del instinto y de la vida puramente animal; en el del cordero o del macho cabrio hay un igual simbolo del sacrificio de Jas tendencias rajasicas que son las que rigen de ordinario la mente y permiten su desarrollo. Estos dos se completaran mas adelante con cl ter- cero, el sacrificio de si mismo sobre la cruz de la pasién indi- vidual, cuando la misma personalidad purificada tiene que ser superada, en cuanto dominio de la ilusién de su propia exis- tencia separada, para que la individualidad pueda manifes- tarse en su Divina Realidad como hijo del Padre. En ese hombre pneumdtico domina la Mente Espiritual con Las dos facultades superiores (Sem, el Juicio y Jafet Ja 206 CABALLERO ROSACRUZ Comprensién) de la mente consciente, que se unen a la ter- cera, © inspiracién que corresponde al sexto sentido, por me- dio de la cual Jehov4 (cl Ser) hace patente su mas sabia Voluntad. Por esta razon ajfia, asiento de esta facultad, se dice llamarse asi por recibirse aqui el mando del Guru. La obediencia a esta voz, ¢s la que guia nuevamente al hombre en la senda de la redeneién o regeneracién, de la cual le habia alejado la desobediencia addmica, cuando el hombre primitivo prefirié escuchar la voz de la serpiente (Tlusi6n Periférica) o percepcién, hablando a su compafera (la Mente). Asi como esta Ultima nos conduce en el tama- sico dominio del error y de la ilusién, aquella nos da la capa- cidad y el poder de superar ese dominio, saliendo del mismo como Israel de Egipto y Teseo del Laberinto, después de ha- ber vencido o matado al Minotauro, el hombre animal. Siguiendo sus propias tendencias rajasicas, el hombre como Teseo aléjase de la Intuicién Salvadora (Ariadna), pues ésta solo puede ser verdadera esposa o sea compafiera cons- tante de quien, como Dionisio, scpa afirmar y hacer patente su origen y naturaleza divina. No es suficiente escucharla al- guna vez, buscando su auxilio en las dificultades, sino que es preciso cbedecerle hasta que se haga la facultad inseparable de la inteligencia individual. LA REDENCION CRISTICA El tercer-cruzamiento, que representa la tercera linea’ de la Triple Cruz, es emblematico de la redencidn cristica, por medio de'la fijacién del mercurio (la propia Crucifixién) que produce Ja transmutacién del satva inferior en superior. Mientras el primer cruzamiento (simbolizado por cl di- luvie) se cumple principalmente en la tegién abdominal, y el segundo (pasaje del Mar Rojo) en el dominio rajasico que representa la regién toracica, el tercero tiene su lugar en la 1 LA REDENCION CRISTICA 207 cabeza, como asiento satvico de la inteligencia y de sus facul- tades superiores. Por lo tanto, es el fruto maduro de un nuevo’ v mas elevado criterio, de un mas alto y profundo discerni- miento de la Verdad —aquel discernimiento que ha sabido demostrarse superando las tres tentaciones tipicas del pri cipio de la ilusién (Mateo, IV): a servir los poderes espiri- tuales a las necesidades materiales y a la satisfaccién de los instintos animalcs, a la vanidad de la mente inferior, y a la ambicién personal. La crucifixién se halla igualmente precedida por la as- censién y transfiguracién sobre el monte Tabor, apareciendo el Cristo, como Hombre Divine, en su propia celestial ele- vacién, entre las dos facultades superiores que han sido guias de Israel: la comprensién de la Ley ({Moisés) y la intuzcién de la Verdad (Elias), quedando asi distanciadas las demds facultades (los discipulos que le habian seguido, hasta el monte). Estos también le dejan al Calvario (o lugar del craneo), Dues si bien conocen a la personalidad. (Jestis) ala cual per- tenecen, no saben ni ven la necesidad de que ésta haya de ser trascendida y superada en la afirmacién de la Naturaleza Di- vina © cristificacién. Pues “la hora viene en que el Hijo del Hombre (aquel gue ha crecido cvolutivamente de todas las facultades humanas) ha de ser glorificado .., y si yo fucre levantado de la’ tierra, a todos traeré a mi mismo” (Juan, XIE 23-32). Esa hora no puede ser alejada, “mas por eso he venido en esta hora” (Id. 27), resultando de la convergencia de to- dos los anteriores esfuerzos evolutivos. Cuando Megue la hora, por su propia madurez interna, el resultado de todos estos esfuerzos tiene que establecerse du- rablemente o fijarse de una manera permanente en la con- ciencta de lo Eterno que sola puede dar la Inmortalidad Ver- dadera: no es suficiente identificarse temporalmente con csa 208 CABALLERO ROSACRUZ conciencia por medio de la Comprensién y de la Tntuicién (Moisés y Elias) como sucede en Ja transfiguracién. Ese éx- tasis momentaneo de por si profetiza y hace inevitable el per- fecto cumplimiento, cl Nirvikalpa Samadhi, necesariamente precedido por grados difcrentes de Savikalpa Samadhi. Hay gue fijar ese Mercurio de Ja realizacién transitoria de to Divino, 0 conciencia cosmica, en la forma permanente de la misma, cuando ésta se establece para sicmpre @ la de- recha del Padre, en la superacién definitiva del, dominio con- tingente del Tiempo y del Espacio, participando enteramente de Su Gloria o Poder; y esto sélo puede lograrse en la per- fecta sizigia de lo Presente con lo Eterno y de aqui con la Omnipresencia, que Ja propia Cruz simboliza. Esa completa superactén de toda limitacién exterior como interior, aunque nos aparezca ahora como Meta muy lejana, se halla sin embargo formada y viene de por si natu: ral y gradualmente de todas las pequenias sucesivas superacio- nes que nos esperan én cada momento de la vida sobre Ja cruz de nuestro propio sendero evolutivo. Todo momento, condi- cién y circunstancia es la hora justa y_propicia para nuestra superacién de un error, falsa creencia o limitacion mental, que hemos heredado de nuestro pasado, sobre la cual ahora tenemos que subir, para acercarnos siempre mas a Aquello aue en y desde la Eternidad nos espera. Todo aquello que se Hama maduracién del karma en una determirtada condicién objetiva, es nuestra oportunidad actual para ascender superando internamente el estado de conciencia en que tuvo Ja causa, y que solo nos lo atrae y le da poder sobre nosotros, por medio de la eristica realizacion de nuestro Ser Divino (la Imagen de Dios creado en el prin- cipio) que nos hace trascender esa conciencia de la imperfec- cidén, destrayéndose al mismo tiempo, 0 redimiéndose su causa v sus efectos. EL SENDERO KARMICO 209 EL SENDERO KARMICO La linea horizontal de la Cruz es también el emblema del karma que, en cada momento de la vida, cruza nuestro sendero, que indica la linea vertical. El cruzamiento de las. dos lineas representa la hora y el lugar mas propicios para encontrar la Palabra o Logos de la Realidad, que nos es dado el privilegio de reconocer cen una forma siempre mas perfecta y elevada; y este reconocimiento que se verifica dentro de nuestra propia conciencia es el botdn de la rosa, cuyo floreci- miento manifiesta plenamente esta Verdad en nuestro mundo causativo interno y en el mundo exterior de los efectos. Es pues un’ error, considerar-el Karma como castigo, 0 simplemente la’ sancién de la Ley de Justicia por nucstros extravios, errores y pecados que se apaga exigiéndonos e¢/ ojo por el ojo y diente por diente. Considerado desde su. pun- to de vista mas clevado, el Karma es la Ley del Orden y de la Armonia Universal, expresi6n de la Divinidad como Amor, que nos ayuda a superar progresivamente nuestras faltas, nues- tras imperfecciones, y a manifestar nuestros poderes y posi- bilidades latentes en un grado siempre més pleno, completo y perfecto. En otras palabras, el Karma no es’ una Ley o destino ciego, sino una expresién de la Infinita Sabiduria y del Infi- nito Amor, y por Jo tanto ¢l complémento indispensable de nuestro sendero, en cada ctapa progresiva del mismo. Y tam- bién la necesidad y el medio del progreso mismo, que se halla constituido por una serie sucesiva de superaciones. Todo error ha de ser superado en el mds pleno conoci miénto de la Verdad, todo pecado en la siempre mas pura y verfecta realizaci6n de la Vida Divina en nosotros, toda defi- ciencia en la correspondiente Plenitud; toda imperfeccién cn un grado de Perfeccién m4s elevado, toda degarmonia en la Armonia mas intima y completa, toda limitacién alcanzando. 210 CABALLERO ROSACRUZ la condicién interna en que cesa de existir, todo mal y con- cicncia de aquel en el estado interno que reconoce Su imexis- ‘tencia, desde el punto de vista ‘de la Suprema Realidad, y lo - supera realizando la cualidad de ésta que es el Bien, Infinite vy Omnipresente. Ahora, el Karma, que como la sombra proyéctada por nuestra per sonalidad, nos sigue constantemente en el Sendero que ilumina la Divina Sabiduria, tienc precisamente el ob- jeto de ayudarnos a reconocer nucs- tros errores y deficiencias y superar- los. En otvas palabras, al prescntar- tig, nos una determinada condicién ne- db Wi gativa, o alguna circunstancia par- ticularmente desagradable —resul- _tado de nuestros pensarnientos, deseos y acciones pasadas— _nos ofrece la necesaria oportunidad de superacion, y solo sera “ satisfecho cuando cumplamos con la Ley, superando en defi- nitiva las deficiencias internas que lo produjeron. Por esta razén, una misma experiencia sigue repitiéndose continuamente en la vida, asi como un estudiante repite la . misma clas¢ o 1a misma leccién, hasta que no hayamos apren- ‘dido' a enfrentarla satisfactoriamente cumpliendo con los re- quisitos internos -—cualidades del caracter y actitud de nues- tro propio ser-— que necesitamos adquirir y manifestar para poder ir adelante. Pues ‘el camino estar obstruido (por esos nuestros errores o deficiencias), hasta que hayamos superado las imperfecciones correspondientes, 0. pulida aquellas aspere- zas de nuestra picdra; y también si damos un rodeo, © mo- ment4neamente se alejan de nosotros, volveremos a encontrar- los con seguridad dado que “qo pasaré un yod ni un Apice de la Ley hasta que todo no sea cumplido”. EL PRINCIPIO’ REDENTOR 211 Ademas del karma individual, propio de cada uno de nosotros, hay también un karma colective, comin a grupos mas © thenos extensos de individuos, que: estan envueltos en él segtin participan de las deficiencias e imperfecciones, erro- res y falsas creencias de aquellas particulares agrupaciones. Este filtimo se clasifica en seis especies o circulos sucesivos que se hallan el uno dentro del otra, hasta llegar al karma in- dividual: mundial, racial, subracial, nacional, de comunidad y familiar. Cada una de estas especies; naturalmente influencia y reacciona sobre Ja otra, y toda solucién, superacién y compo- sicién arménicd que'se verifique en los grupos menores se re- Percute en los mayores y contribuye al mejoramiento y al pro- reso de todo el conjunto, Pues, la clave de todo, la base y el Rrineipio de la resolucién y del progreso del karma colectivo, siempre se halla en el karma individual: la superacién que haga particularmente cualquier componente de. un determi- nado grupo, ayudard a la superacién de Jos otros miembros yde todo el conjunto, e igualmente de los demas grupos y de toda Ja humanidad. Por esto dijo Jesis: Si yo fuere levantado de la tierra, a todos traeré a mi mismo. Por Io tanto, ningtim esfuerzo se pierde: todo progreso que haga uti individuo en su propio sendero, ayudara el pro- greso de todos los hombres, EL PRINCIPIO REDENTOR. Cada cual debe esforzarse individualmente, en su propio sendero kdrmico —el sendero de la vida y del progreso, eru- zado en cada paso por el karma maduro— trabajando para su propia salvacién del error, del mal y de la muerte. ¥ sin embargo, este esfuerzo no lo hace enteramente de si mismo y por si mismo, sino mas bien, relaciondndose intimamente y 242 CABALLERO ROSACRUZ cooperando arménicamente con el Principio del Progreso y de la Superacion, de la Saluacién y de la Redencidn. Ese Principio es el Cristo Césmico, la Vida Divina que trasciende todas las limitaciones de la materia, estimula y ani- ma en el hombre el deseo del progreso, y le ayuda, le confor- ta, le guia y Ie sostiene en su camino ascendente; ¢s igualmente Hiram, la Vida Elevada del Hombre Universal, el Arquitecto de todo progreso, en armonia con los planes ideales de la Di. vina Sabiduria. En el poema indd, conocido como el Bhaga- vad Gita o Canto del Bienaventurado, se halla simbélicamen- te personificado por Krisna, que guia el carro de Arjuna, le conforta, aclara sus dudas, y le indica en cada momento ef camino recte del deber, sobre cl cual (micamente pueden en- contrarse el progreso, la paz y la felicidad verdadera. La existencia y la actividad de este Principio Salvador, nos explica la doctrina ortodoxa de la Iglesia sobre la reden- cién def hombre por la mistica virtud del sacrificio y de la sangre del Redentor. Claro esta que esa doctrina, litcralmente personificando el Cristo en Jesis y el sacrificio cn la muerte sobre la cruz que lo representa simbélicamente —como ex- piacién que aplica la Ley sin necesidad de estuerzos por parte del hombre— no puede de ninguna manera ser inteligente- mente creida ni aceptada. “ Pero, si detras del simbolo buscamos ja Divina Verdad gue encierra, detras del Jests histérico y de su sacrificio ejem- tlar, vemos al Cristo Césmico, a que aluden principalmente Jos escritos de Juan y de Pablo, como Principio de la Reden- cién, Regeneracién o Salvacién, con la ayuda y por medio del cual tinicamente éstas pueden lograrse, y que, por otra par- te, de ninguna manera excluye, sino que hace indispensable el esfuerzo individual deck hombre en el sentido de su necesario reconocimiento y cooperacion. Es, pues, cierto que la redencién individual y la salva: cién colectiva del hombre y de la humanidad de la culpa EL PRINCIPIO REDENTOR 213 addmica —o sea, la caida del hombre primitivo ignorante y sensual, en el error, ef mal y la muerte, por su desobediencia a la Ley de la Vida Interna, escuchando la ilusién externa— slo puede verificarse por medio del Cristo y de su sangre, o sea reconociendo ese Principio y Su Vida Perfecta en nosotros, y cooperando voluntariamente con el mismo en el proceso de la regeneracién, cuya perfeccién slo puede librarnos de los efectos de la caida addmica. Pero, se trata del Cristo Viviente, como Principio Eterno y Omunipresente, del Logas 0 Verbo Divino (la palabra que buscamos), al que no hay que buscar entre los muertos, por sublime y ejemplar que haya sido la misma muerte, El Meestro que particularmente tios indica al Cristo, ouede muy bien simbolizarlo, por haberse intimamente iden- tficado en su propia conciencia con ese Principio. Mas cuan- do nos habla desde e! punto de vista de esa conciencia y de su realizacién, hemos de entender y discernir sus palabras, y no confundir por ejemplo ef cuerpo y la sangre del Principio Cristico (o sea, la Substancia del Logos y su Vida Perfecta, dor medio de cuya asimilacién espiritual se efectiha Ja rege- neracién individual) con aquellos de la personalidad fisica que nos Jos hace reconocer. Ese Principio es universal ¢ impersonal —comtn a todos Jos hombres y a todos los seres, aunque naturalmente no todos sean igualmente capaces de reconocerlo, realizarlo y mani- festarlo. E] hombre progresa segin como Hega a reconocerlo en el fuero intimo de su ser, superando la ilusién de la perso- nalidad addémica con todos sus errores, faltas, deficiencias o ecados. “Porque de su Plenitud tomamos todos” (Juan, I, 16), y “a todos los que le recibieron (inicidéndose y comulgan- do en la conciencia de Su Presencia), didles Potestad de ser hechos hijos de Dios (realizando interiormente la Imagen Di- vina de su ser)... Jos cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de came, ni de voluntad de varén (ni por ta 2i4 CABALLERO ROSACRUZ. vida ordinaria, ni por la herencia carnal, ni por la voluntad personal), mds de Dios (cl Ser Verdadero y Eterno en noso- tros}”. (Idem, 12-13). . El sacrificio del Cristo no es el sacrificio particular de un hombre, aunque Maestro y Divino, sino que es el sacrificio diatio y universal de la Vida Divina y de su propia inhcrente Perfeccién, en cada hombre, en. cada ser y en cada una de sus manifestaciones comparativamente imperfectas, Por esta ra- zén puede decirse. de ese Principio (Isaias, 53): “Ciertamen- te llevé él nuestras enfermedades, y sufrié nuestros dolores... herido fue por nuestras rebeliones, molido por. nuestros peca- dos”, Y en ese sentido es el Cordero de Dios, que comtinua- mente se sacrifica por el mundo, Ievando los pecadas de los hombres y redimiéndolos con la sangre de su Vida Perfecta. ¥ eg igualmente la mistica rosa, que se encuentra y flo- rece sobre cada paso de la Cruz Karmica en el sendero de la vida, y que de esta mancra realiza nuestra progresiva reden- cién y salvacién del principio negative de la Musién que es la causa del mal en todas sus formas. EL NUEVO NACIMIENTO Sin embargo, de este sacrificio del Cordero de Dios, 0 sea de Ja Plenitud del Pleroma que se expresa por medio del Cristo en la Cruz de la manifestacién contingente para rédi- mirla y reconducirla al Padre —de manera que lo relativo comulgue constantemente con lo Absoluto, en el punto en que se cruzan.el Espacio y el Ticmpo— no puede el hombre recibir beneficio efectivo, sino en proporcién de su consciente aceptacién. No se ingresa en el Reino de Ios Cielos, sin hacer el es- fuerzo necesario. Este esfuerzo de ninguna manera consiste en alguna violencia exterior, o en obras dirigidas hacia un objeto exteriormente manifiesto; sino més bien en el mas simple y EL NUEVO NACIMIENTO 215 completo abandono de uno mismo a la Sabiduria Infinita y al Amor Omnipotente del Principio Redentor. Este abando- no de io personal a lo Impersonal, de Jo limitado a lo Timi- tado, de lo imperfecto a la Perfeccién misma, y de lo relativo- a lo Absoluto, es muy distinto de la simple y fasiva aceptacién del mal o de cualquiera otra condicién negativa como tales; y también lo es del pasivo abandono que uno puede hacer de si mismo a sus vicios, habitos o tendencias inferiores, o bien a alguna entidad extrafia, visible o invisible, como sucede en el hipnotismo y en la mediumnidad. Estas iltimas son diferentes formas de lo que se Hama en los Evangelios posesién demoniaca, siendo igualmente poseido “ por ur! demonio inferior quien se sujeta o se hace pasivamente influenciar por otro ser o personalidad extrafia, o simplemente Por sus propios vicios, errores, falsas creencias, pensamientos negativos y tendencias inferiores. Todos estos demonios deben echarse fuera del dominio consciente, como subconsciente, para recobrar la narmalidad, en la cual inicamente, después de haber dominado lo inferior, es posible reconocer lo supe- rior y ponernos en las manos del tinico y supremo daimon, segtin lo entendian los gricgos fildsofos ¢ iniciados, y que, aun-. aue hornénimo, es tan distinto de los demonios inferiores como Jo es el Espiritu de los espiritus y la Luz de las tinicblas. Para ese abandono, que nos lleva al nuevo nacimiento: en Cristo del que habla San Pablo, permitiéndonos “comer el van del reino de los Ciclos”, sentandanas “con Abraham ¢ Isaac y Jacob” (0 sea, ingresar en el conocimiento dela Rea- lidad, establecernos firmemente en la conciencia de la misma, - al lado de todos aquellos que igualmente la han realizado, y asimilar y fruir sus beneficios), precisa dejar de un lado o subordinar todos los asuntos puramente terrenales o conside.. raciones materiales, El rico —en posesiones, dominios o cono- cimientos— ha de hacerse pobre en espiritu, en el sentido de ; que tiene que cesar de estar atado por todas aquellas. cosas . 216 CABALLERO ROSACRUZ ue, perteneciendo a lo yelativo, le impiden la plena y per- fecta realizacién de lo Absoluto; esto no significa que uno deba necesariamente despojarse matcrialmente de lo que po- sea o haya adquirido, si es que logra igualmente el perfecto desapego espiritual, para el cual el mismo despojo material solo puede servir como media. Como en la parabola del Convite (Lucas, XIV) estd todo aparejado desde la Eternidad; sin embargo los convida- dos tienen todos alguna razén exterior que tes’ impide en ef momento justo, aceptar la invitacién y fruir los beneficios del Reino. Quitn tiene la nueva “hacienda”, quién las “cinco yuntas de bueyes”, mientras otro tiene la mujer, o sca la per- sonalidad, con la que acaba de casarsc. Por lo tanto, los que se sientan a la mesa son “los pobres, los mancos, y cojos, ¥ ciegos” todos aquellos que tiencn que buscar el reino por al- guna necesidad o falta exterior, que no tienen otra mancra vara satisfacer: los pobres de salud, como de substancia, de juicio y de falta de control sobre Jas circunstancias; los man- cos por falta de comprensién, los cojos por su fe deficiente aue les hace vacilar en cada paso, y los cieges que no conocen todavia la luz de la Verdad. He aqui siete variedades de nece- sidades espiritual y materialmente, cuya hambre \es hace aceptar la invitacién del Reino. Asi pues, “cualquiera que neo trae su cruz, y viene en pos de mi” (sigue el Camino de la Luz, trayéndose la cruz de su propia sombra karmica, y buscando la solucién espiritual de los diferentes problemas matcriales que ésta en cada paso le presenta), y “cualquicra de vosotros que no renuncia a todas las cosas que posce” (que no tenga el discernimiento necesa- rio, para comprender el carActer transitorio & ilusorio de todas las posesiones externas), “no puede ser mi discipulo” (Id. 27 y 33). “Buena es la sal (el Discernimiento) ; mas si aim la sal fuere desvanecida ¢con qué se adobar4? Ni para la tierra, ni para el muladar es buena” (Ibid. 34 y 35). EL “AGUA" Y EL, “ESPIRITU” 217 EL “AGUA” Y EL “ESPIRITU” El mismo nuevo nacimiento, como ya lo hemos dicho otras veces, ha de ser de agua y de espiritu (Juan, III-5), a diferencia del nacimiento ordinario, que Unicamente procede de la carne, o sea del dominio corruptible de lo transitorio. Aqui ténemos expresado el Gran Misterio de la Regeneraci6n, segun lo entienden y se esfuerzan realizarlo todos Jos verda- deros Rosacruccs. Pues: “lo que es nacido de Ja carne (de lo formado o transitorio), carne es (en forma transitoria) ; y lo ‘ame cs nacido del Espiritu (del soplo de la Eterna Realidad), Espiritu es (participa de aquella Realidad, aun dentro del propio dominio de lo carnal y contingente)” (Id. 6}. La misma agua y el mismo espiritu se mencionan como brincipios esenciaies en el inicio del Génesis: “y el Espiritu de Dios se movia sobre la haz de las aguas” (1-2). Asi como el “Espiritu” cs la csencia o principio de toda actividad y de todo movimiento (pues, siempre sc trata en tode caso de una forma de inspiracién), como lo vemos en su simbolo sensible, el viento, cuyo soplo anima y mueve toda la naturaleza, y también en la respiracién del hombre, de la que es el principio energético anirativo (en sanscrito prana significa igualmen- te “ex-piracién, respiracién, fuerza vital” y fuerza en gene- ral) ; asi igualmente, el “Agua” es la substancia eterna, y eter- namente amorfa, de todo lo que puede hacerse de’ alguna manera sensible para nosotros, exterior como interiormente: sus olas son precisamente lo que forman todo lo que aparece como idea, pensamiento, emocién, palabra, accién y cosas externas. Fstas -olas son producidas por el “soplo” del Espfri- tu, que s¢ mueve constantemente por encima de “las aguas”. Esta Substancia Amorfa (que es la materia prima de los alquimistas), aunque exteriormente variable, y por lo tanto inasequible como e] Proteo mitolégico, es interiormente inva- riable y permanente en su propio estado, sin que pueda sufrir 218 CABALLERO ROSACRUZ variaciones de ninguna naturaleza. Este doble aspecto corres- vonde simbélicamente a las dos fases fundamentales 0 caras dela Luna, y en el lenguaje gnéstico corresponde a la Sophia fuera y dentro del Pleroma —o sea, respectivamente, ch su apariencia y en realidad. En su cardcter permanente es la “esperma” 0 semilla de todo lo que puede producirse: aquetlo que conserva -eterna- mente la memoria, Ja esencia y las caracteristicas de todo lo aue ha existido, e igualmente contiene, al estado latente y profético, todo lo que puede existir y existira, y que se hard manifiesto, como rosa de la Vida, en ba cruz de su contingen- cia, Desde este punto de vista, las aguas cotresponden al Pa- dre, y el Espiritu, que es cl principio del movimiento o shakti, a la Madre de lo manifiesto; y efectivamente, en la simbolo- gia indd se representa la unién divina, precisamente como: lo _ indica el versiculo citado del Génesis, con Ja Madre active sobre el Padre. La misma Agua ha de convertirse en vino 0 sangre, para aue se cumpla el Misterio de la Regeneracién; e igualmente el Espiritu, por medio del Verbo que lo expresa, debe hacerse ban 0 carne. Esta es la verdadera cena de los rosacruces, por cuyo medio se verifica, individual y misticamente, Ja transubs- fanciacin, cuando el “agua” de la vida ordinaria, se espiri- tualiza por e] Amor de la Madre Divina, se sublima y mani- fiesta a quintaesencia vital, que la convierte en el preciso “eli- xir” que es el Néctar de la Inmortalidad; igualmente el “so- plo” del respiro ordinario, realiza en si mismo. el verbo viviente de Dics, que lo convierte en el Pan de la Verdad, que es con- ciencia de la Realidad, y por ende Ambrosia y piedra filosofal. LAS “AGUAS” VITALES Asi como hay una sola Realidad, espiritual también en su expresién externa més sensible y aparentemente mas gro- LAS “AGUAS” VITALES "219 sera, asi también la totalidad del ser del hombre (en su triple aspecto fisico, psiquico y espiritual o pneumdtico). es una sola y misma realidad indivisible en su mas plena y perfecta ex- presién terrenal. En otras palabras, el mismo cuerpo del hom- bre'es Espiritu, aunque en un grado wu octava vibratoria dife- rente de su “psiquis” y de los que se Haman ordinariamente sus principios y vehiculos superiores: las mismas “aguas” y el mismo “espiritu” forman el Atma y el cucrpo carnal. Estas aguas y este espiritu, divinos igualmente por su esencia, y que igualmente producen la generacién y la rege- neracién, no hay que buscarlos muy lejos: se encuentran aqui, €n nuestro propio cuerpo terrenal, y lo que nos falta es reco- nocer y realizar —elevandola en su propia Infinita Potencia, ordinariamente latente— la Divina Esencia, cuya plenitud ha de hacer manifiesta la Vida Inmortal.en el cuerpo, “porque &s menester que esto corruptible sea vestido de incorrupeién, y esto mortal sea vestido de inmortalidad ... entonces se efec- tuaré la palabra que estd escrita: sorbida es la muerte con la victoria” (Cor. XV 53-54). Las Aguas de la generacién divina denen su correspon- diente organico en el producto de las glandulas de secrecién interna, especialmente Jas glandulas sexuales, igualmente en el hombre como en la mujer ({testiculos y ovarios). Estas glan- dulas son aquellas que elaboran el plasma vital como quinta- esencia orgdnica, de manera que constituye, como un refiejo o expresién inferior de las Aguas primcras, y por lo tanto permiten la transmisién y continuidad de ja vida organica, y su relativa perpetuidad, a pesar de la muerte o destruccién inevitable de todas las formas organicas que sc cristalizan, se seéan y degeneran en la senilidad, cuando falten o sean defi- cientes estas “aguas” renovadoras, que han de humedecerlas y penetrarlas constantemente, para que se conserven la juven- tud y el frescor, 220 CABALLERO ROSACRUZ En dichas aguas, por medio de su conservacién, purifi- cacién y sublimacién se halla precisamente ja base orgdnica primera del proceso de regeneracién, que ¢s la misma Gran Obra hermética, pues en ellas realmente confluyen los cuatro rios de Ja vida fisica, psiquica, mental y cspiritual, que riegan nuestro propio dominio edénico o residencta terrenal. Estas aguas constituyen realmente la sintesis de todo el organismo, pues de ellas se forma y en ellas se disuelve: cuan- do cesen las aguas, cesa la base de la vida y sobreviene lo que se ama muerte orgénica. En realidad, son las aguas de la vida que han abandonado su cauce, y le dejan “seco” y sin vida, Ademds, por la expresada relacién del Arbol de la Vida (que es la misma cruz, como también lo es, en un sentido general, el cuerpo todo), con sus cuatro raices o .corrientes, también representa la cruz estas aguas de vida en su doble aspecto sexual, y en su doble direccién: hacia abajo (o sea, vara la generactén) y hacia arriba (en la regeneracién). Enel mismo marco simbélico, puede el fluido seminal considerarse como vesultante y manantiai de los otros cuatro principales fluidos orgénicos: la linfa, la sangre, la bilis y la leche, que a su vez corresponden a los cuatro elementos —el agua, el aire, el fuego y la tierra— otro aspecto de los rios edénicos. De todos modos, aparece evidente su importancia para Ja perfecta conservacién de la vida y su progresivo desarrollo evolutivo. Por esta razén, en todos los tiempos, y mas espe- cialmente entre Jos pueblos arios, se ha considerado la casti- dad como una de las virtudes necesarias para lograr la pleni- tud de la Vida Verdadera; y particularmente la no dispersion del fluido seminal, su purificacién (por medio de la dieta mas apropiada, esencialmente vital y vitalizadora, de 1a que estén excluidos todos los elementos que Heven en si el sello tamdsica de Ja muerte y rajdsico de Ja pasién), y su sublimacién (por medio del “espfritu”}, como los tres puntos primeros en el EL “RESPIRO DE VIDA” 221 Droceso de regeneracién, que simbolizan los primeros golpes de la baterfa del grado de R.. C.. _ Cuando sea convenientemente purificada y sublimada, sera para la misma persona “una fuente de agua viva que brota para vida eterna”, EL “RESPIRO DE VIDA” Tanto el griego pneuwma come el hebreo Ruh o ruah y el latin: spiritus tienen los dos sentidos de “espiritu” y de soplo © viento; precisamente con ambos se halla empleado el pri- mero en el mismo Cap. ITE del evangelio Juanitico (vv. 5 y 8). En cl Génesis la palabra ruah aparece en cl citado v.2 del pri- mer capitulo, y en el verstculo 7 del segundo: “Formé pues TehovA (Qui est) al hombre del polvo de la tierra, y alenté en su nariz soplo de vida (Ruah Nephesh)”, Esa palabra soplo hubiera podido traducirse también espiritu, viento o respite. Ese “soplo, espfritu o respiro de vida” es pues el mismo “soplo, espiritu 0 respiro de Dios que respiraba sobre la haz de las aguas” al principio de la manifestacién césmica, y si- gue haciéndolo todavia igualmente en el Macro como en el Microcosmo: pucs si cesara un solo instante de soplar, el uno v cl otro desaparecerian, junto con el Tiempo en que existen, en las fauces voraces del Gran Dragén o Serpiente de la Fternidad, Este soplo divina que esta en nosotros, ademaés de ma- nifestarse materialmente en Ja fumcién respiratoria y.en la cir- culacién de Ja sangre (hemos visto como las dos estén intima- " Pegé hydatos alloménon’eis Zoén aiénion (Juan, 1V-14), 222 GABALLERO ROSACRUZ mente enlazadas), es aquel que preside a todo ritmo de nues- tra naturaleza psiquica y mental, y ademas cl que da a nuestra conciencia el sentido del tiempo, y por ende la existencia den- tro del mismo. Esa palabra ruah es femenina en todos los idiomas semi- ticbs, y por lo tanto la expresién “Espiritu de Dios” equivale exactamente a la indd Shakti o Brahmashakti; es la Madre por excelencia, llamada también Kali, femenino de kala “tiem- po”. Los pueblos de la pequena ecumenia frigio-helénica la Iamaron Rea o Cibeles, la esposa de Cronos o Saturno, y ¢s interesante cl paralelismo fonético entre Rea y Ruah, al Tado del sentido propio del primero (corriente). Ahora, ese Espiritu 0 Aliento de Vida, principio de toda inspiracién fisica, psiquica y espiritual, que es el mismo prana de Ins yogis de la India, en los diferentes sentidos de esta pa- labra (principio de todo movimiento o animacién, espiritual y mental igualmente como sutil y grosera), es el segundo.cle- mento csencial de la regeneracién que debe juntarse y obrar cn perfecta armonia con las Aguas de Vida (manifestacién fisiopsiquica de las Aguas primortliales del Océano del Ser, primer elemento de la cosmogonia érfica). Respirar en cl significado mas elevado de esta palabra, es recibir la divina inspiracion, o sea tomar parte en el celeste Convite en que se recibe y se come o comulga el Pan de la Viviente Verdad —el Verbo que se hace carne, y como tal piedra fundamental de nuestra Ekklesia individual, o piedra filosofal que por su presencia efectia cualquiera trasmutacién de lo inferior al superior, de la imperfeccién evidente a la Divina Perfeccién fatente en la primera como Eterna y mas verdadera realidad. Es amar Sophia, la Celeste Sabiduria y ser verdadero filésofo. Por lo tanto la respiracién, como shdhana o prictica de realizacién. espiritual, segin la entienden los yogis, se halla PRANAYAMA 223 muy lejos de ser cl ejercicio puramente matérial, o accesorio de importancia secundaria, como puede considerarlo quien no “haya logrado el discernimiento de su naturaleza verdadera. ¢éCémo pudiera no ser espiritual, aquello mismo que manifies- ta en nosotros, en Ja integridad de nuestro ser, 0 sea en todos sus diferentes: principios y elementos, el propio Espiritu: de Dios, de manera que se nos hace sensible fisica como espiri- tualmente? La practica 0 etapa del Yoga Mamada Pranayama, es pues, rectamente entendida, la cena més verdadera de los Rosacruces: aquella que mas completamente alimenta el cucr- po, el alma y el espiritu, favoreciendo el triple discernimicnto de Ia Via de la Verdad y de la Vida. La Ambrosia que se sirve en la mesa de los dioses y la piedra que trasmuta todas nues- tras imperfecciones —aquella misma de la cual ha de nacer © brotar la rosa mistica, y por cuyo calor (el fuego hijo de la Madre Divina, que es el Alicnto Sagrado o Espfrit Santo) tas aguas inferiores de la generacién terrenal se convierten en el Néctar de la Inmortalidad, el Elixir de la Vida o de la regeneracion espiritual. : PRANAYAMA La palabra sanscrita Pranayama se traduce gencralmente “dominio o control (yama) de prana”, entendiéndose este él. timo tanto como “respiracién”, que como el principio de la misma, 0 la fuerza y energia primordial que en ella se mani- fiesta produciéndola, siendo ademés el agente causativo de toda vida, actividad Y Movimiento. Otros la dividen, tal vez con mayor acierto, en prana ¥ ayama, o sea la extensién de Prana, dado que el Pranayama consiste precisamente en ex- tender y hacer siempre mas profundo y unitive el ritmo res- 224 . CABALLERO ROSACRUZ piratorio, hasta el punto que por su medio se alcanza la mis- tica unién divina de Shiva y de Shakti, o sea el Principio de la Conciencia y su Poder, que constituyen las dos polaridades. supréma ¢ ima del ser del hombre ~Ios que originan respec- tivamente su Atma y su cuerpo— y con esa unién, cuando haya legado a la perfeccién, haciéndose permanente, la com- pleta liberacién (Nirvikalpa Samadhi, o Moksha}. Para entender, y estar en condicién de practicar el mis- mo Pranayama, es preciso saber que a lo largo de Ja espina dorsal (en sdnscrito Meru 0 Brahmadanda), que ¢s ¢l propio Arbol de la Vida en su aspecto fisico, el asta de la Cruz y el estelo de la Rosa, se encuentran las tres corrientes vitales conocidas como Ida, Pingala y Sushumna, también simboli- zadas a veces con los nombres de rios de la India. Las dos primeras pueden considerarse como correspondientes al Tigris y al Eufrates, y la tercera a Gishén y Pish6n a la vez, por su doble carActer ascendente y descendente. Ida, lamada también simbélicamente la Luna, se origina en la ventana izquierda de Ja nariz y termina en el testiculo fu ovario) derecho, correspondiendo al rio Ganga. Pingala, que corresponde con el Sol y el rio Yamuna, recorre de la misma manera de la ventana derecha a la parte sexual ix auierda, Sushumna, simbélicamente el Fuego y cl rio Saras- vati (diosa de Ja sabiduria y esposa de Vishnu), une los dos extremos del Arbol: el vértice de la cabeza o Brahmarandhra, v su base, en donde se halla la Puerta de Brahma (Brahmad- vara). Aqui se encuentra la Devi Kundali o Divina Shakti, ef principio energético Madre del Universo, que ha formado ek cuerpo y lo sostiene, al estado de poder latente, o sca cn la mas perfecta quietud o descariso que representa una serpiente enrollada en si mismo (por esta raz6n se la llama Kundali o Kundalini), formando con sus espiras siete hemiciclos en de- EL PODER DE LA SERPIENTE 225, rredor del Lingam Sagrado, imagen de su esposo Shivabrah- man 0 Principio de la Conciencia y del Ser (Sat). El propio Sushumna cs triplice. siendo formado por tres canales, rios © corrientes (Nadi) que se hallan el uno dentro del otro: el mas exterior, tamdsico y de la naturaleza del fuego (Vahnisvarupa), el intermedio raja- sico y de la naturaleza det Sol (Su- riasvarupa}, ¢l mas intimo y_ sutil, Uamado Chitra 0 Chitvini, de la na- turaleza de la Luna (Chandrasvaru- p2) v sdtvico. Ida 0 Shashi es femenino (Shak. tirupa) y corresponde a la mitad izquierda del cuerpo, ali- mentando Ia actividad constructiva del organismo, lo mismo cue su sensibilidad e inteligencia, presidiendo particularmen- te a los 5 Jiianendriyas, Pingala o Mihira es masculine (Rau- dratmika), corresponde a la mitad derecha del organismo, a la actividad destructiva y renovadora, presidiendo a la vohm- tad y a sus Karmendriyas, y predominando en aquellas ac- ciones que requieren mas fuerza y violencia. Este caltenta el organismo y anima a Ja actividad y al movimiento, mientras el primero es parangonado al néctar que lo refresca, recibiendo, calmando y armonizando el im- pulso violento, y por si solo “destructor” del segundo, hacién- dolo fecundo y constructor. Los dos Pproducen Kala, el Tiem- Po, pues con su flujo nos dan Ia nocién y conciencia del mis. mo, mientras es su destructor —la serpiente que lo devora, pues su flujo nos precipita en la Conciencia Eterna. XN u EL PODER DE LA SERPIENTE Las tres corrientes se juntan dos veces, a la base de la 226 CABALLERO ROSACRUZ espina (en Muladhara, a la raiz del Arbol de Ja Vida), y al . terminarse de la misma, con Ja médula alarga- da, en el centro de la cabeza (asiento del loto Mamado Ajfia). En el primero forman el Yuk- tatriveni, o confluencia con que sc atan; en ¢l segundo el Muktatriveni, aquella en que se li- bran o desatan. La actividad ordinaria del organismo y la’ vida del mismo y en el mismo, tanto al estado vigilico (Jagrat), como en el de suefio (Svap na), se halJan sostenidas, alimentadas y fomen- tadas por el flujo alterno de las dos corrientes Ida y Pingala. Pues es un hecho fisiolégico, desde tiempos remotisimos observade y estudia- do en Ia India, de que general y normalmente cl hombre respira de un solo lado a la vez de la nariz; una vez con el derecho y otra con el izquierdo. Toda vez que el justo y perfecto ritmo de ese flujo se altere; sobreviene, segiin las mismas escrituras indus, algtin disturbio, una en- fermedad y la muerte misma, cuando la dicha alteraci6n no se componga oportunamente. De aqui viene también un remedio natu- tal y sencillo para cualquier clase de enferme- dad, que cuando menos aliviaré la condicién: cerrar con el dedo la ventana de Ja nariz que esta fluyendo en exceso (mas frecuentemente se tata de la derecha), y respirar por algdan tiempo con la otra. Estas dos corrientes son pues las verdaderas (y no sim- plemente simbdlicas) columnas fundamentales del Templo de la Vida Organica, dado que sostienen y permiten su activi- dad fisiolégica: la columna de la Fuerza (Durga) y Ja de la Armonia, (Laxmi) mientras la Sabiduria (Sarasvati) corres- ponde a Sushumna. Todas las. dems corrientes menores (se EL PODER DE LA SERPIENTE 227 cuentan como 72 mil) derivan de ellas, presidiendo ‘a las fun- ciones organicas. En el simbolo gricgo del caduceo tenemos una: gréfica representacién de las mismas, correspondiendo las cabezas de las dos serpientes a las ventanas de la nariz y la bola alada del bastén central al centro psiquico més alto (Sa- hasrara}. Ahora, indistintamente todas las corrientes, y la activi- dad organica producida por ellas, en su totalidad, son la ex- presién, como potencial activo de la. misma Shakti o Poder de la Conciencia, que se identifica con el Espiritu Santo o Espiritu de Dios, Y esa misma Shakti se encuentra igualmente en el universo como en el hombre {cuya existencia sostiene y hace posible como potencial activo}, también en un estado potencial latente 0 dormido, que se halla constantemeute al lado del primero, siendo la base estdtica y el propio manan- tial inexhaustible de la actividad dinémica dc aquel. Su lugar de residencia en nuestra organizacién fisiopsi- quica, se encuentra precisamente, como lo hemos visto, en el chakra que corresponde al centro de gravedad del cuerpo, y que cs el mas bajo y Ia base de los demas. Alli se abre la via regia, o sea Sushumna, cnyo extremo inferior (Brahmadvara) cicrra con su cabeza la serpiente enroscada que simboliza a esa divina durmiente, Cuando se logre despértarla —hacer active su potencial latente-— cesar de estar enroscada, sino que irguiéndose re- pentinamente, se dirigiré hacia arriba, a lo Jargo de Sushum- na, perforando sucesivamente los cinco lotos intermedios que atraviesa (siende particularmente dificiles de pasar, adem&s del primero, el del corazén y Ajfia, en donde se encuentran los nudos— Granthi— de Maya) hasta lograr el asiento de la Pura Conciencia, produciendo asf en el yogi el estado de Sa- madhi; o éxtasis sagrado cn que se identifica con el Divino, superando la ilusién de la separacién en sus diferentes formas. } 228 _ CABALLERO ROSAGRUZ Al despertarse y subir del Kundalini, desde la base del tronco a Ia cabeza, los lotos que deja atras de si se disuclven progresivamente, absorbiendo ella todos sus podercs, cualida- des y funciones; por lo tanto, cesa por com pleta todo género de actividad orgénica en las regiones correspondientes, que pierden calor y color tomando una apariencia cadavérica. Se suspenden la respiracién y la circulacién de la sangre y todo el cuerpo queda inmévil en su postura, cn estado de catalep- sia: cuando el Samadhi es completo, solo puede reconocerse un ligero calor en la sumidad de la cabeza. Se trata, sin embargo, de una condicién temporal, y al bajar nuevamente Kundalini desde el asiento de su Esposo Celestial (la unién de Shiva y de Shakti, o de la Conciencia con su Poder, se halla simbolizada por la unién sexual} mien- tras reanima sucesivamente los diferentes centros, hace Hover en todas partes el rocio del Néctar bienhechor {el Amrita), gue sc ha producide por esa unién divina, que refresca y re- genera el organismo, haciéndole participe de la gozada Bea- titud, en la conciencia o experiencia de Ja Suprema Realidad. COMO SE DESPIERTA El despertamiento de ese Divino Potencial, es el resul- tado y el coronamiento de toda la evolucién, de todos los es- fuerzos ascendentes de la conciencia individual en su camino de las tinieblas a ta luz, de la ilusién a la realidad, de la muer- te a la inmortalidad. Kundalini es, pues, la misma serpiente biblica “Mas sutsl que todos tos animales, fuerzas conscientes del campo (la ma- nifestacién edénica} que Dios (el Ser.o Realidad) habia he- cho”, la cual, habiendo producido por medio de la sensacién la ilusién de lo material, se transforma Incgo en la “espada encendida que se revolvia de todos lados (mocién serpentina}. para guardar el camino del Arbol de Vida (Brahmadanda)” (Gen. IIT). COMO SE DESPIERTA 229 La liberaci6n del dominio de Ia ilusién material que re- sulta de la. percepeién (cuyo centro es Muladhara, el lugar de Ja Serpiente), se obtiene subiendo en la escalera filoséfica, o sea, desarrollando las facultades que tienen su asiento en los centros sucesivos (que, como lo hemos dicho, son Psiquicos y espirituales, mas bien que materiales), con un proceso de su- cesiva, siempre mas completa y perfecta abstraccién. Al desarrollo de la percepeién sigue el de la memoria que hace la inteligencia asimilativa, y luego la imaginacién que reproduce internamente la vision externa, guiando esas ideas, como un pastor sus ovejas. Cuando llegue el juicio, que tiene su asiento en el corazén, y puede considerarse como hijo de la memoria (Set), el hombre tiene conciencia de si mismo y de su propia humanidad. Por esta razén Sct lamé a su hijo Enos (enosh significa “hombre, ser humano’’) ,-y “entonces los hom- bres comenzaron a Ilamarse del hombre de Jehové (dijeron conscientemente yo soy)” (Gen. 1V-26). El centro del corazén (que es en el Yoga el mds impor- tante de los que se hallan entre Muladhara y Ajiia, y después de éstos, dado que contiene también el Hingam de oro), re- presenta por Io tanto en la evolucién al hombre humano, que hemos visto simbolizado por Set, en contraposicién al hombre animal (Cam), y al hombre ario o superior (Jafet). Este al. timo viene a la existencia cuando al juicio se une la compren- sién, 0 sea cl compas a la escuadra, como instrumentos geo- métricos del Arte de la Vida. Aqui tenemos dos fases importantes en el proceso de abs- traceién: mientras la percepcién (Cain) unicamente se ocupa de cultivar las ideas concretas (frutos de la tierra), Ja imagi- nacién (Abel) las pastorea, Ja memoria (Set) las recoge, Jas fija y las conserva, las facultades superiores que simbolizan los dos noaquidas, y también los hijos de Isaac, son las que juzgan de esas ideas, las nombran y las clasifican, y forman asi ideas generales y universales de las particulares, abstractas de lo 230 . CABALLERO ROSAGRUZ relativo y contingente (la tierra), esforzAndose constantemen- te en-pos de lo Absoluto e Inmanente (el cielo). La torre de Babel y el suefio de Jacob, representan dos imAgenes y dos as- pectos del mismo esfuerzo: la primera fallece, por el hecho de que se pretende conseguir cse resultado sin abandonar-la concepeién rnaterial de fa vida (tos Jadrillos que representan ideas concretas, calentadas por la imaginacién) ; el resultado es que se confunden las lenguas, 0 sea se pierde la comprensién. En cuanto a la escalera de Jacob, cl resultado es muy distinto; las ideas abstractas, que representan los Angeles, tic- nen las alas que les permite subir, haciendo que desciendan los arcdngeles —las intuiciones que provienen del Cielo de la Realidad—— y por medio de ese trabajo filosdfico, se logran una después de las otras dos facultades superiores: el discernt- miento dc lo Real que nos parece residir precisamente en el dominio celestial de la abstraccién, y la progresiva sicmpre mas completa identificacién de la concicncia individual con aquel, que realiza el estado de Samadhi. ‘Ahora, esta torre y esa escalera estan dentro de nosotros: la primera es nuestro cuerpo adamico y su compafiera —la conciencia de lo material; la segunda es nuestra mente, con sus diferentes facultades y capacidades, que nos da la facultad de ascender, y de esta manera superar las limitadas posibili- dades de aquel. La primera es la Cruz, resultado y sendero kArmico de la vida, la segunda Ja Estrella y 1a esperanza evo- lutiva que resplandece sobre la cruz ¢ ilumina el sendero. La primera es el Edén, 0 sea muestra residencia en el dominio de la manifestacién; y la segunda el Arbol de la Vida en el medio de ese jardin —la propia Sushumna como mfstica escatera en la torre del cuerpo, o sea la camara simbdlica en que se verifican los trabajos de este grado. Cuando logramos acercarnos a ese Arbol, con Ia actitud de reverencia que ca- yacteriza el discernimiento de la Realidad (primero y funda- mental requisito del Yoga), la propia espada serpentina de EJERCICIOS DE PRANAYAMA 231 la Eternidad Latente en lo contingente nos abre- el Camino Real que nos Ileva a la identificacién con lo Divino, Entonces es cuando esa_misma Serpiente se transforma en la Virgen Inmaculada (Prakriti) que pare al Hijo Divino o Emmanuel ——la Divina Imagen de nuestro ser y su perfeccién inherente, segin se halla concebida por el Poder de la Realidad {Elo- him). Y entonces la rosa verdadera, florece como Conciencia de Jo Eterno, sobre la cruz de nuestra existencia contingente. EJERCICIOS DE PRANAYAMA Después de haber visto el lado interno, o sea la “fase con- ciencia” del mistico trabajo que despierta y hace ascender la Divina Durmiente, debe decirse algo de su aspecto externo, pues los dos son igualmente espirituales, cuando se disciernen en la luz de la Realidad. Siendo Ja respiracién Ia mas. sutil y cenwal, es sabia- mente. aprovechada en Ja cuarta etapa del Yoga, en que se ensefia a reglarla y extenderla, adquiriendo asi un. dominio consciente sobre esa funcién, y. por medio de Ja misma sobre Jas corrientes que son las dos columnas fundamentales del cuer- po, lograndose ast controlar y armonizar todo et organismo fisiopstquico, dado que la respiracién es mental y espiritual, y no solamente fisica. El ritmo arménico de las dos corvientes, conscientemente dirigidas por la Voluntad Individual, purifica y refina el cuerpo y la mente, y de esta manera favorece y leva natural: mente, con el tiempo, al final despertarse siempre mas com- pleto y perfecto de Kundalini. La respiracién asi controlada, como también todo esfuerzo mental de abstraccién y toda ac- titud de devocidn y reverencia hacia lo divino, estimulan siem- pre, de alguna manera, la actividad de Sushumna, pues a la misma se debe toda inctinacién espiritual, e igualmente toda forma de intuicién y de inspiracién verdadera, cuando algo 232 CABALLERO ROSACRUZ de origen trascendente y divino se presenta-o desciende de improvise cn el campo de nuestra consciencia humana. Por lo tanto, deben desecharse toda forma de ansiedad © impaciencia ‘de lograr. con el mas pleno) despertar de la dicha fuerza, la plenitud del éxtasis de la’“Ommisciencia. Al contrario, 5 necesario proceder y perseverar con sabia lenti- tud, manteniendo con el calor del entusiasmo constante el fue- go natural dulce y continuo en el Atanor, en el cual asi se trabaja a la Gran Obra. Todo debe hacerse y lograrse con dulzura, equilibrio y perfecta armonia, evitando cualquicra violencia y festinacién, pues los resultados pudieran Hegar a ser en definitiva destructivos. En otras palabras, se trata de escalar el ciela, pero no para ser luego echados bruscamente abajo, como [caro al que- mérséle las alas, sino para lograr establecernos sicmpre mas firmeniente en este estado, recibiendo del mismo la virtud operativa que, lejos de hacer estéril ese esfuerzo, consigue ha- cer dle todo nuestro ser la viviente piedra filosofal que lumina el mundo y efecttia dondequiera, en silencio fecundo, el mila- aro de ta trasmutacién, manifestando o haciendo patente ef ore natural o latente en toda cosa y en toda condicién externa que sca, haciendo que en Ja cruz de toda contingencia florezca ja rosa que derrama, ¢n derredor de nosotros, el perfume ex- quisito de la Eternidad. Dicho esto, pasamos a los ejercicios propiamente dichos- ‘Todos deben hacerse con la espina dorsal derecha, y con la menor tensién, preferiblemente en una de las dos posturas Pad- masana o Siddhasana (Véase el Manual del Caballero de Oriente), antes de cualquiera comida. 1 momento mis indi- cado es la mafiana temprano, un poco antes de Ja aurora o cuando el sol justamente se levanta; en Oriente se aconseja repetirlos también al mediodia, a la puesta del sol y a media- noche. Pero esto estorbaria notablemente el ritmo de las ocu- paciones ordinarias; por lo tanto aconsejamos hacer el ejer- RESPIRACION ALTERNADA 233 cicio de Pranayama una vez por cada dia, como primer cosa al levantarse. RESPIRACION ALTERNADA La primera cosa que precisa hacer es respirar alternada y ritmicamente, de esta manera: habiendo vaciado por com- pleto los pulmones, cerrar, comprimiéndola con un dedo, la ventana derecha de la nariz, inspivando el aire por Ja nariz, uinicamente del lado izquierdo, de una manera lenta y conti- nua, Ienando primero la parte inferior y luego la superior de los pulmones. Una vez Ienado por completo los pulmones, ciérrese también la ventana izquierda, quedando un momento sin res- pirar (pero sin necesidad de un esfuerzo excesiva) meditando sobre alguna idea o palabra. Esta puede ser: Realidad, Bien, Perfeccién, Armonia, In nobis regnat Ile, 0 cualquiera otra que elija el practicante. Fin Oriente se aconscja el uso de man- tras que son el equivalente de nuestras palabras sagradas. Luego, abrir la ventana derecha y emitir por aquella, con flujo arménico y continuo, el aire inspirado, mds lenta- mente atin que la inspiracién. Inmediatamente o después de una corta pausa (cerrando en este caso las dos ventanas), inspirese nuevamente del lado derecho, asi como antes se ha- bia hecho con el izquierdo; luego retener el aire, otra vez, como anteriormente, y después emitirlo del lado izquierdo, Asi se empieza nuevamente el ejercicio que se repetira algunas veces (es suficiente dos o tres, para principiar, creciendo luego hasta diez o doce), procurando que sea lo mds ritmicamente posible. Una vez cumplido satisfactoriamente con los requisitos wunteriores, sc puede dar otro paso hacia adelante. Consiste esto en reglar arménicamente cl ritmo respiratorio, con algu- nos monosilabos que se pronuncian mentalmente sobre el rit- mo de la circulacién de la sangre, de manera que el ritmo respiratorio esté en acuerdo con éste. 234 CABALLERO ROSACRUZ Puede tomarse como medida el conjunto OM TAT SAT OM, formado por cuatro silabas, y que se aprenderé primero a pronunciar ritmicamente, de manera que cada silaba co- rresponda con una pulsacién del coraz6n. Luego se hard la inspiracién mientras se pronuncia ung (o dos)- veces el conjunto tetrasflabo; se reticne el aire con las ventanas cerradas, pronunciéndolo (siempre mentalmente) cuatro (u ocho) veces; y se hace la expiracién al pronunciar- Jo respectivamente dos 0 cuatro veces. Siempre el tiempo de la expiracién ha de ser el doble de la inspiracién, y el de la retensién el doble de la expiracién (cuatro veces la inspira- cién); cuando se haga una pausa entre dos respiraciones, o sea permaneciendo con jos pulmones vacios y las ventanas cerradas, esta scré la mitad de la inspiracién. La misma inspiraci6n se Hama en sdnscrito Puraka; la pausa o retensién Kumbhaka; y la exhalacién Rechaka. Cuando el ritmo empieza con la inspiracién sobre 4 pul- saciones, tendremos el Pranayama menor (Adhama) ; cuando Puraka crece a 8 pulsaciones, el Pranayama es medio (Mad- hiama)}; y cuando se doble hasta 16 pulsaciones (pronuncian- do 4 veces el tetrasilabo medida) se Wega al Pranayama ma- yor o superior (Uttama). - Estos mismos nombres se dan también a los tres grades sucesives de realizacién, que naturalmente no dependen dini- camente de los nimeros, sino también del progreso de Ia prac tica: en el primero se produce simplemente Ja perspiracién que purifica el organismo; en el segundo el cuerpo tiembla, sacudide y animado por Ja mocién vibratoria; y en el tercer grado se consigue superar la misma atraccién de la tierra, produciéndose el fendmeno que se Hama levitacidn. De todos modos la prdctica, cuando se haga igualmente con moderacién y perseverancia, de manera que sea factor de equilibrio. fisiopsiquico,, contribuira en elevar el ritmo de la vida org4nica y espiritual, purificando al hombre de sus esco- ALQUIMIA ESPIRITUAL 235 rias (las asperezas de la piedra bruta) y haciéndole superar en su propia conciencia las condiciones y estados indescables y negativos, hasta que logre levantarse por completo sobre la gravedad de los instintos, las atracciones inferiores y ligime- nes terrenales. Asi, cabalgando el dguila de su propio pensa- micnto, se acercara con serenidad y firmeza a la eterna y bea- tifica morada de Zeus. ALQUIMIA ESPIRITUAL Por medio del agua del plasma vital, proveniente de la generacién, y cuya destilacién y sublimacién —que se verifica automaticamente cuando el fuego que lo calienta es el puro ardor espiritual, en lugar de fa Mama de la pasién anirtnal— es el medio y el vehiculo de la. regeneracién; y del espiritu que encuentra por medio de Pranayama su mas arménica expresién, el rosacruz se inicia en los misterios de la verdadera alguimia, pues toda trasmutacién u, obra exterior no es otra cosa sino el parergén, o sea el accesorio (u obra menor) en comparacién con la Obra real (0 Magna Opus), que estriba en el perfeccionamiento integral de uno mismo. En otras palabras, en esa mas verdadera alquimia — aquella que realmente merece el nombre de Ars Regia sind- nimo de Raja Yega—- el rosacruz tiene en su propio cuerpo el atanor y la materia prima, y en sus aspiraciones el fuego natural que obra sobre aquellos y consigue finalmente redu- cir la dicha “materia” al estado de darea pureza espiritual, nobilitando y redimiendo integralmemte la manifestacién in- dividual, y acercandola siempre mas a la imagen y semejanza de Dios que constituye la verdadera naturaleza intima y eterna ‘del Ser. No. debe hacerse el error de considerar el agua y el espiritu de que hemos hablado cn sus expresioncs -scnsibles como puros “medios materiales” de los que no haya necesidad para conseguir un resultado “espiritual”. A quien asi creyera 236 CABALLERO ROSACRUZ le falta el discernimiento de lo espiritual en lo material, como esencia y realidad del mismo; o sea el ojo singulo (0 advaita} cue se fija en la Unica Realidad y Ja percibe en sus aparien- cias mas opuestas y diferentes, a diferencia de! ojo doble (o dvaita) de la inteligencia que se basa tinicamente en la per- cepcién material. En el proceso de conservacién, refinamiento y sublima- cién del plasma seminal que tiene la misién de preservar la existencia igualmente del individuo y de la especie, y también es la base del progreso cvolutivo del uno y de Ja otra, se ha de ver, pues, un aspecto y una expresién de la esencia primor- dial de Ja vida, que es el esperma més verdadeto y universal —-aquel mismo Océano del Ser que en las antiguas cosmogo- nfas inicidticas aparece como principio primero de toda exis- tencia (anterior al espacio y al tiempo), en el cual se forma el Huevo Césmico, como elemento femenino que concibe y produce toda la naturaleza espiritual y sensible. Y en el respiro de nuestro organismo el Aliento o Shakti del. Ser, que es otro aspecto del mismo Eterno Femenino Di- vino, que sopla en esas Aguas de la Vida Eterna, como prin- cipio arritmico y. preespacial de la doble corriente que origina Ja apariencia del Espacio y del Tiempo —simbolizada en la cruz y en la tetrapotamia edénica. Nuestro cuerpo fisico es el homunculus, o la conglome- racién de materia prima al estado natural (de piedra bruta), que se halla dentro del Huevo o Atanor del alma individual —l huevo microcésmico que reproduce al macrocésmico, y aue santifica simbélicamente la costumbre pascual. Y el fuego aue obra sobre la materia prima, seein acciona sobre el Huevo-Atanor y le calienta, es aquel mismo que indica la pa- Jabra sagrada de este grado: el sagrado fuego que interior- mente se enciende como la Chispa que brota del contacto de Ja conciencia intima con el Principio Redentor— el Cordero de Dios o Agnus Dei. LA ROSA FILOSOFICA 237 Y¥ cl aliento es el medio que favorece dicho contacto — el contacto del ritmo organico con la Divina Madre arritmica; es la armonia euritmica de la respiracién, como el sople en el hornillo del atanor que mantiene constantemente encendido el fuego igual y permanente que se necesita en la Gran Obra. Cada inhalacién corresponde a la fase en que, segan la ex- presién citada del Génesis, el propio Ser alienta actualmente -en nuestra nariz “el soplo de vida” de su Divino Poder; du- ramte el estado de Kumbhaka, el mismo Aliento es la Fuerza aue, habiendo sido anteriormente reconocida (o asimilada) se establece en nosotros, realizando la unién con su contra- parte o base estdtica + latente, Y durante la fase de Rechaka, es cuando la Vida y la Conciencia Individual es atraida hacia la Césmica, cl Poder hacia el Ser que constituye su propio centro de origen y-de gravitacién, y la ola calorifica del Fue- go Sagrado golpea suavemente el Atanor, destilande y subli- mando Ia “materia prima” en aquel contenjda. LA ROSA FILOSOFICA De esta manera la “Sabiduria fuera ‘del Pleroma”, en el Jenguaje de las escuclas gnésticas de Basilides y de Valentino, o sea la substancia mental y material que Ieva en sf el sello de la imperfeccién, mherente a la manifestacién de Ja Materia Prima, cuando ésta se halla todavia en estado de inmadurez (por no haber Ilegado a expresar la latente Plenitud y Per- feccién de si misma) viene en intimo contacto y logra iden- lificarse con la propia “Sabiduria dentro del Pleroma” que es el Arquetipo de la Divina Perfeccién, Dicho contacto se verifica por medio del Cristo (el Prin cipio’ Redentor césmico), cuando la conciencia individual Jo reconoce ¥ lo recibe, y se hace asi Jess, 0 sea el Salvador y Redentor de su propia expresién personal —la ekklesia de la mente y el templo (u obscuridad tamasica) del cuerpo, de 238 : CABALLERO ROSACRUZ que es el esposo (elemento o principio de Gonciencia, cuyas aguas fecundan aquellas)..La Sabidurfa Divina (dentro del Pleroma), esposa del Cristo Césmico, al ser reconocida por su hija la Inteligencia Humana (Sabiduria fuera del Plero- ma) concibe por obra de ese Espiritu Santo (su propia Ma- dre Divina) al Cristo Individual en Jess, cuando éste recibe el bautisme de su identidad con el Padre {o Cristo Césmico) : “Este es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento” {Mateo, ITI-17). Entonces la Rosa det Pleroma (la Perfeccién y Plenitud Etema de la Realidad Trascendente), refléjase naturalmenitc en aquella rosa de la vida que es e] alma que se halla en el centro de la Cruz de toda manifestaci6n individual. Dade que esta tiltima manifestacién es contingente, esa “yosa” es transitoria, y por lo tanto florece y reflorece, y nuevamente vuelve a florece?, todas las veces que se haya sucesivamente marchitado por recibir en su ignorancia y extraviamento (efec- tos de la caida -edénica) los principios de la muérte y de la corrupeién; pero, la obra de la dicha Alquimia Espiritual reintegra la Diviria Pureza de la Sabiduria trascendente (que empieza con el discernimiento de la Realidad) en esa “rosa” de la vida humana, que lleva sobre sus espaldas la “eruz” de la contingencia —-pesada cuando se arrastra sobre la tierra, como la serpiente de la Percepcién, que se condena a si mis- ma, y ligera cuando esa serpiente haya sido “levantada”. ‘Asi la dicha Rosa de la Vida se transforma (al concebir al Cristo en la semilla.de Jests, que.es Ia semilla purificada de Addn) en la yosa filoséfica, por medio de Ia cual la Gran Obra ha Ilegado al descado objetivo, El satva impuro de la vida vegetativa se ha purificado, pasando por el estado tama- sico de putrefaccién y el rajdsico de destilacién, convirtién-’ dose en el safua superior que resulta de ese doble bautismo (el agua de Juan y el fuego de Cristo) y es la propia virtud tras- mutadora del lapis philosophorum. La Piedra misteriosa, que PHOSHEA? 239 es esa misma Rosa Filoséfica y la verdadera paiabra —expre- sién consciente de lo Verdadero 0 Real— se ha finalmente encontrado, y como “habla de si misma, por medio del Pa. dre” ya no puede haber duda, y “su testimmonio es verdadero”. Ademés las obras que la Divina Presencia por su medio vroduce, confirmardn espontancamente ese téstimonio y ha- ran exteriormente patente esa cualidad. Es pues suficiente una varticnla minima de esa Piedra o Rosa Filoséfiea, proyect4n- dose sobre cualquier metal que se halle en estado de fusién (o sea, esté suficientemente calentado por la fe, a la cual acompafia su hermana la esperanza —la Marta y la Maria, cuya presencia hace posible la resurreceién. de Lazaro, tan semejante a la hirémica del tercer grado}, para que esa pro- veccién, en que se hace manificsto cl Amor Divino, Ia con- vierta en ef Oro de su pura y eterna Perfeccién Espiritual, elevandole de esta manera por encima del plan de lo corrup- tible. i; HOSHEA! Delante de estas obras verdaderas (y :cudles obras pue- den serlo m&s que Jas de la misma Eterna Verdad que se hace manifiesta por su filoséfico reconocimiento?), el corazén re- bosa de infinita gozo, y nace espontinea la aclamacién que saluda a esa Divina Presencia Salvadora. ‘ Al encontrarse la Rosa Filoséfica, aquella Rosa que no se marchita ni se corrompe, por expresar la Perfeccién Infi- nita del Pleroma, derramando el perfume Inmortal de lo Eter- no, toda la vida se hace una consciente proyeccién redentora de la Luz y del Poder que manan de ella, como Jas radiacio- nes dé los cuerpos radioactivos. Ese gozoso sacrificio, sicmpre fecundo y constructor es et signo verdadero por medio del cual cl Rosacruz es conocido y reconocide por todos aquellos que participan en Ja misma 240 CABALLERO ROSAGRUZ realizaci6n interior, Y ese signo es una rosa que constantemen- te florece en la cruz de toda ocurrencia karmica y de toda contingencia externa: la Perfecci6n Inherente, afirmada en presencia de cualquiera imperfeccién aparente; 1a Divina Ar- monia latente cn cualquicra desarmonfa, que Ja vence y la supera; el triunfo de la Vida y de la Resurreccién sobre Jas evidencias de la muerte y de. la destruccién; la Luz de la Omnisciencia, que es Omnipotencia, venciendo y alumbrando el dominio de las tinieblas de la ignorancia y de la impoten- cia; la Plenitud del Bien, reconocida y proclamada con la Fe més inquebrantable que nace de su conciencia interior, de- lante del mismo triunfo, siempre aparente y transitorio, de Jas fuerzas de la maidad y de la destruccién. En cualquier momento, toda vez que la percepcién ex- terna parece indicarle sobre la tierra de la realidad fenomé- nica, el triunfo de la corrupcién y el dominio-de la imperfec- cién, el Rosacruz contesta apuntando firmemente el dedo y la visién en la celestial Realidad, que es el dominio eterno y omnipresente de la Perfeccién Omnisciente y Omnipotente, siempre disouesta a descender y hacerse visible en el dominio exterior de los efectos, segim se afirme y se proclame causa- tivamente en el reino de la conciencia interna. Y al hacérsele el signo —que denota nuestra fe impli- cita en esa misma Divina Realidad— nos responde con el con- trasigna, que indica la esperanza firme y segura en su pleno y perfecto “establecerse”: en Ia salud que toma el lugar de la enfermedad, en ja armonfa y la cooperacién que se asientan adonde parecian dominar la violencia brutal y el egoismo, en la bondad que se substituye a la maldad, en la Vida que de Ja muerte triunfa, en la riqueza espiritual que toma el lugar de toda forma de pobreza y deficiencia, interior y exterior, y en el Bien que doquiera invenciblemente se afirma, atestando la Bondad intrinseca del Principio Creador y de su Créacién. iHOSHEA?! . 241 Entonces las dos manos, misticamente cruzadas en Ia rec- titud del mas perfecto Juicio Espiritual, sobre el Centro de la Vida, del Amor y de Ja Bondad, devotamente expresan cl con- nubio de Su Omnisciencia y de Su Omnipotencia, y se hacen el vehiculo que ésta manifiesta en la propia medida de aque- Ha. Pues el Buen Pastor es aquel que da o manifiesta su vua, su propio ser y su intima realizacién espiritual, para cada una de'las “ovcjas” simbdlicas y reales de los pensamientos inter- nos y de sus ¢fcctos externos: dado que esa duz de la Realidad Superconsciente, debe no solamente expresarse y dominar en todo el campo de la mente consciente, sino que ha de pene: trar, gobernar y dirigiy también el interno dominio subcons- ciente en donde se halla la “oveja” perdida” que necesita yes. pera ser reconducida al redil. No puede haber paz v descanso verdadero hasta que todo el rebaito de los pensamientos, ten- dencias y facultades individuales haya sido reconducido en Ja redentora presencia de su Principio Salvador. En ese sdbado que representa el golpe separado del cum- plimiento —que es perfeccién— se levanta silenciosa la ala- banza que proclama Ja Gloria y Ia Gracia del Poder de la Verdad, que es la Verdadera Luz, y el Verbo Divino, hecho carne en nosotros, para todos los siglos. Y el que da testimonio de estas cosas dice: ;Chertamente es asi! Au Canattero Rosacruz Parte Priera Bosgueyo HisrOxico somre ex Cristisnismo, CNosticismo ¥ Rosicrvuctsnismo ..., Simbotismo roligioso, — Religio Christiana y Catholic, — Cri. tianismo y Paganisag, — Cristianismo precristiano, ~- El Macs- tro Jess. — Datos histéricos. — Ensefanza y milagros, — La Gran Demostracién. — El Gristianismo de Jesits. — Los prime: ¥0s discfpulos. —- Pedro, Pablo y Juan. — Los evangelios, Gnosticieno y neoplatonismo. — Misterios Cristianos, — Catoli- cismo, — El Gulto solar, — La Iglesia viniente. — Muerte de los dioses. — Cafda de Rerna, — Convorsién de los barberos, — Monaquismo cristiano, —- Islamisao, — Sa difasion y expan- sign. — Civilizacién islimica, — Las Cruzadas. — Caballero de Oriente » de Occidente. — a rota alqaimica. — Cristian Row senkrouz, — La luz det Oriente. -- La milstica fraternidad, — Renacimiento y humanismo. — La reforma pratestante, — Pri- meros rosacrucer, — La Pratemidad en el siglo XVII. — Rosie erucianismo y Masoneria. Parte SEGUNDA Ex Grapo Masonico pe CABALLERO Rosacaruz . Origen del grado. — Su lugar en la Orden. — La Gran Obra individual. — La Cémara Verde, — La Religién de la Sabi- — 245 246 CABALLERO ROSACRUZ Pag. duria, — La Cémara Negra. — La hora mistica, —- Primeros viajes. — El joramento. -- Ef Hombre en la Cruz, — En busca de Ja Palabra. — Ein la Cdmara Infernal, — Istar y Prosérpina. —-1,N.R. 1. — Tesus Nazarenus Rex Indagorum, — La sangre del pelicano, — Igne Natura Romoratur Integra, ~~ La resurrec- cin hermética, — In nobis regnet Iie, — Consagracién, — Le cena mistica, — ;Consummatum est! Parte TERCERA Per Rosam Ap Crvcem ... 139 En Principio. — Creacién de la Luz, — Creacién def Césmos. — Greacién de Ia vida. — Los cinco tanmatras, — Los sélidos platénicos. — La perfecta medida, — La eruz humana, — El Templo de ta Vida, — La Rosa en la Oruz, — Sélides vivien- tes: — El Sol y la Luna, —- Solve-Codgula, — Musica Creadora, _. La tétrada ogdeada, — La dodécada geométrica, — El reino del Tiempo. — El reino de la Luz. — La Cruz césmica. 4 Parte CUARTA 189 Pex Crucem Ap Rosamt ‘Armonia ritmica, — En busca de le Rose, — ¥i santuario del alma, — La cru edénica, ~~ El Arbol de la Vida. — Les tres hombres. — Pasaje del Mar Rojo. — Redencion Cristica, — Bl Sendero karmico. — El Principio Redentor, — E) Nueva naci- miento, —- El agua y el espiritu, —- Las aguas vitales, — El respiro de vide, — Pranayama, — Bt Poder de la Serpiente— Como se despierta. — Ejercicios de Pranayama. — Respiracién altcrnada. —— Alquimia espiritual — La rosa filoséjica, — j Hoshea!

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