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El fallo hizo una crítica al sistema prohibicionista, considerando que la “guerra contra las
drogas” y las políticas basadas en la criminalización y represión, han demostrado ser un
rotundo fracaso en nuestro país y en el mundo entero. Esas políticas no han logrado
disminuir el consumo de sustancias, perseguir eficazmente al crimen organizado,
asegurar el derecho a la salud de las personas que usan drogas, ni garantizar el acceso a
las sustancias de quienes las precisen con fines médicos, terapéuticos o paliativos del
dolor.
A 10 años de ese fallo conocido como "Arriola", ¿Cuál es la situación en nuestro país?
Alrededor de 25.000 personas por año son criminalizadas por las fuerzas
federales motivo de tener escasa cantidad de sustancias para su propio consumo,
principalmente cannabis. La mayoría son jóvenes, entre 16 y 30 años, de nacionalidad
argentina, de bajos ingresos, sin antecedentes penales y sin estar cometiendo delito
alguno al momento de su detención.
Para el Estado, significa un cuantioso dispendio de los recursos públicos. Estos recursos
podrían destinarse a la persecución de delitos de verdadera gravedad y entidad social,
como ser los derivados de la gestión y administración del narcotráfico, el lavado de
activos y la corrupción, entre otros.
Para las personas afectadas, esto implica un daño difícil de reparar producto de una
intromisión inconstitucional en su privacidad, mediante requisas, allanamientos,
detenciones, encarcelamientos, extorsiones policiales, estigmatización social, familiar y
laboral.
A 10 años del "Fallo Arriola", la reforma de las políticas de drogas es una deuda de la
democracia. Necesitamos políticas eficaces, sensatas, humanitarias y respetuosas de los
derechos humanos. Ya aguardamos suficiente. Es hora de que la política argentina
aborde el tema con responsabilidad, coherencia y madurez.
Organizaciones Firmantes:
Revista THC