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58 OUTSIDERS Existe un hecho més que vale la pena mencionar. Las diferentes légicas de los grupos desviados suelen incluir un repudio genera lizado contra las normas morales convencionales, las instituciones yel mundo de lzs convenciones en general. Examinaremos en de- talle una subcultura desviada més adelante, cuando analicemos el caso de los miisicos de baile. 3- Convertirse en un consumidor de marihuana Una cantidad desconocida, aunque probablemente gran- de, de estadounidenses consume marihuana, y lo hacen a pesar de que es ilegal y esté mal visto. El fenémeno del consumo de marihuana ha recibido mucha atencién, en particular por parte de los psiquiatras y de los inte- {grantes de la fterza policial. Como suele ocurrir con los compor- tamientos considerados desviados, las investigaciones realizadas se concentran en una pregunta: gpor qué lo hacen? Los intentos de cexplicar el consumo de marihuana se apoyan sobre todo en Ia premisa de que cualquier comportamiento particular de un indi- viduo responde a algtin rasgo que lo predispone o motiva a com- portarse de esa manera. En el caso del consumo de marihuana, generalmente se considera que ese rasgo es psicolégico, como una necesidad de fantasfa y evasion de problemas mentales que el individuo es incapaz de enfrentar (como ejemplos de este enfo- que, véanse Marcovitz y Meyers, 1944; Gaskill, 1945; Charen y Perelman, 1946). No creo que esas teorfas sirvan para explicar adecuadamente el consumo de marihuana, De hecho, este consumo constituye un ‘caso interesante para las teorias de la desviacién, pues ilustra el de- sarrollo de las motivaciones desviadas en el curso de la experiencia de la actividad desviada misma. En pocas palabras, no son las moti- vaciones desviadas las que conducen al comportamiento desviado, sino al revés: es el comportamiento desviado el que, con el tiempo, genera motivaciones desviadas. Impulsos y deseos vagos —que, en el ‘caso de la marihuana, probablemente la mayorfa de las veces sea la curiosidad por el tipo de experiencia que la droga puede produ- cir-se transforman en patrones de comportamiento bien definidos 60 ovrsipers debido a la interpretacin psicoldgica de una experiencia fisica que © en sf misma ambigua, El consuimy de mariluuatia es funcio- nal al concepto que de la marihuana y sus posibles usos tiene el in- dividuo, y ese concepto se desarrolla a medida que la experiencia del individuo con la droga aumenta.!” La investigaciSn consignada en este y el proximo capitulo ana- liza la carrera del consumidor de marihuana. En este capitulo, ob- servamos el desarrollo de la experiencia fisica inmediata del con- sumidor de marihuana. En el siguiente, consideraremos el modo fen que reacciona a los diversos controles sociales que han prolife- rado alrededor del consumo de la droga. Lo que aqu{ intentamos ‘comprender es la secuencia de cambios en las actitudes y expe- riencias que conducen al consumo de marihuana por placer Esta ma- nera de plantear el problema exige una breve explicacién. La ma- rihuana no produce adiccién, al menos no en el sentido en que lo hacen el alcohol y 1os opidceos. El consumidor no experimenta sindrome de abstinencia ni exhibe una necesidad irrefrenable de consumirla (véase Adams, 1942). El patrén de consumo mas fre- chente podria ser ealificado como “recreativo”. La droga es consu- ‘mida ocasionalmente por el placer que el consumidor encuentra en ella, un tipo de comportamiento relativamente casual si se lo ‘compara con el consumo de drogas adictivas. El informe de la Co- misin sobre la Marihuana del Alcalde de Nueva York hace énfa- sis en este punto: Una persona puede ser fiumadora empedernida durante un periodo prolongado de tiempo y dejar la droga vo- Juntariamente sin experimentar ninguna necesidad im- periosa ni exhibir sindrome de abstinencia, y puede re- tomar el consumo un tiempo después. Otros pueden convertirse en consumidores ocasionales que furan uno © dos cigarrllos por semana, 0 s6lo cuando el “entorno, social” Jos invita a sumarse. De tanto en tanto, cuando 20 Este punto de vista te6rico surge del debate sobre el tema en el ibro ‘de George Herbert Mead, Ming Sef ond Sociay (1084), pp. 277280. ‘CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA 61 alguno de nuestros investigadores se relacionaba con un, consumidor de marihuana y sacaba el tema del con- sumo, la conversacién derivaba invariablemente en Ia su gerencia de conseguir algunos cigarrillos de la droga. Buscaban alguna “casa de hierbas” y, sila encontraban, cerrada, el fumador y nuestro investigador retomaban, tranquilamente su actividad previa, ya fuese una charla, sobre la vida en general o un juego de pool. El fumador no mostraba signos visibles que indicaran frustracién, por no haber logrado satisfacer su deseo de la droga. Consideramos que este punto es sumamente significa tivo por su contraste con Ia experiencia de los consumido- res de otros narcéticos. Una situacién similar, pero con tun adicto al consumo de morfina, cocaina o heroina, ha- bria resultado en una actitud compulsiva por parte del adicto para conseguir la droga. De no lograrlo, manifes- tarfa signos evidentes de frustracién fisica y mental. En ase a esta evidencia, podemos presumir que el con- sumo de marihuana no esté asociado a una verdadera adiccién en el sentido médico del término.)? Al hablar de “consumo por placer” intento enfatizar el cardcter casual y no compulsivo del comportamiento. (También me pro- pongo aqui dejar fuera de consideraciGn a esos pocos individuos que consumen marihuana sélo por el prestigio que confiere, como emblema de que pertenecen a cietta clase de personas, pero que no obtienen placer alguno de su consumo.) La investigaci6n que me propongo reporiar a continuacién no fue diseiada para convertirse en tna prueba crucial de las teorias que relacionan el consumo de marihuana con algiin rasgo psicol6- gico del consumidor. Sin embargo, demuestra que las explicacio- nes psicolégicas son insuficientes en sf mismas para dar cuenta del 11 ComisiGn sobre la Marihuana del Alcalde de Nueva York, The Mari- Juana Probl in the Ci of New York, Lancaster, Pnsilvania, Jacques Cattell Press, 1844, pp. 1215. 62 oursipens consumo de ese droga, y que quizés hasta son innecesarias. Los in- vestigadores que intentan probar esas tcorfas psicoldgicas se hait topado con dos grandes dificultades que nunca resolvieron satis- factorlamente y que la teoria que aqui se expone logra evitar. En primer lugar, las teorias basadas en la existencia de una predisposi- ci6n psicol6gica tienen problemas para dar cuenta de ese grupo de consumidores -una proporcién considerable de los casos con- signados en cada estudio— que no exhiben el rasgo o rasgos que se consideran como la causa del consumo (véanse Kolb, 1938, y Bromberg, 1986, p. 11). En segundo lugar, los enfoques psicol6gi- cos tienen problemas para explicar la enorme variabilidad que exhibe a lo largo del tiempo la conducta de un individuo determi- nado respecto de la droga. Es posible que la misma persona que uizds en algsin momento no logrés consumir la droga por placer, en una instancie posterior pueda y tenga ganas de hacerlo, y luego nuevamente no pueda consumir la droga con ese fin. Esos cam- Dios, tan dificiles de explicar desde una teorfa basada en las nece- sidades de “escaze" del consumidor, son facilmente comprensibles si se los entiende como cambios en la concepcién que el consumi- dor tiene de la droga. De la misma manera, si pensamos en el con- sumidor de marihuana como alguien que ha aprendido a ver en ella una fuente de placer, no tendremos dificultad alguna en acep- tar la existencia de consumidores psicol6gicamente “normales”. Alrrealizar este estudio, he utilizado como método la induccién analitica. Me propuse llegar a un postulado general de la secuen- ia de cambios de experiencia y actitud que se produjeron en el individuo toda vez que pudo y tuvo ganas de consumir marihuana por placer, y que nunca se produjeron o no persistieron en perso- nas que no querfan consumir marihuana por placer. El método exige que todaslos casos reunidos en esta investigacién confirmen Ja hipétesis. De encontrarse un caso que no lo haga, la investiga- ién debe cambiar su hipétesis por una que pueda contener tam- bién el caso que vino a demostrar la falsedad de la primera.!® 12 Este mézcdo fue deseslo por primera vex por Alfred R. Lindestith en Opiate Addition (1847), exp. 1. La bibliografin que discute este ‘CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA. 68 Para desarrollar y poner a prueba mi hip6tesis sobre la génesis, del consumo de marihuana por placer, hice cincuenta entrevistas a consumidores de marihuana. Cuando realicé esta investigaci6n, yo trabajaba de manera profesional como miisico de baile, y mis primeras entrevistas fueron a personas que habfa conocido en el negocio de la mtisica. Les pedi que me pusieran en contacto con otros consumidores que estuviesen dispuestos a compartir sus ex- periencias conmigo. Unos colegas que trabajaban en un estudio sobre los consumidores de drogas opiéceas me proporcionaron algunas entrevistas que, ademés de informacién sobre opiiceos, contenian suficiente material para poner a prueba mi hip6tesis° Aunque finalmente la mitad de las entrevistas fueron realizadas a misicos, la otra mitad cubrié un espectro de gente muy amplio, incluyendo obreros manuales, maquinistas y gente de otros ofi- cios. La muestra no es, por supuesto, “aleatoria” en ningtin sen- ‘ido: realizar un muestreo aleatorio seria imposible, ya que nadie conoce la naturaleza del universo en el que deberfa hacerse. En mis entrevistas con consumidores, me concentré en la histo- ria de la experiencia de cada persona con la marihuana, haciendo hincapié en los momentos en que se habfan producido cambios importantes en su actitud respecto de la droga y en su consumo, asi como en las razones de esos cambios. Siempre que fue posible yadecuado, utilicé la jenga de cada consumidor. La teoria comienza con la persona que ha llegado al punto de tener ganas de probar la marihuana. (Discutiré c6mo llegé a ese punto en el préximo capitulo.) Esa persona sabe que los demas consumen marihuana para “volarse”, pero no sabe concreta- mente lo que esto significa. Siente curiosidad y desea experi- mentar, sin saber bien cémo resultard, y teme que sea mas de Io que esperaba. Si da los pasos que se explican a continuacién y mantiene Ia actitud que se describe en ellos, esa persona podra método es abundante. Véase, en particular, Tamer, 1959, y la biblio. ‘afl all cada. 15 Quiero agradecer a Solomon Kobrin y Harold Finestone por facil varme ese material 64 oursipers y tendré ganas de consumir la droga por placer cuando la opor- tunidad se le presente. APRENDER LA TECNICA Normalmente e! novato no logra “volarse” la primera vez que fuma marihuana, y por lo general son necesarios varios intentos para inducirle ese estado. Una explicaci6n posible es que la droga no ha sido fumada “correctamente”, vale decir, de manera de asegurar una dosis suficiente para producir verdaderos sinto- mas de intoxicacién. La mayoria de los consumidores coincide en que si uno cuiere volarse, la marihuana no debe fumarse como si fuese tabaco: Hay que aspirar mucho aire, ... no sé c6mo explicarlo, pero no se fama como un cigarro, hay que aspirar mu- ‘cho aire y hasta el fondo de tn sistema, y mantenerlo ahi. ‘Mantenerlo abi lo més que se pueda. Sino se utiliza wna técnica como ésa,!¥ la droga no producira efectos, y el consamidor no los sentira: EL problemaes que esa gente [que no logra volarse] sim- * plemente fuma mal, es0 €s todo. O no contienen el aire el suficiente tiempo, o inhalan demasiado aire y poco humo, 0 al revés, 0 algo por el estilo, Hay mucha gente que no sabe fumar, nada més, asi que es natural que no sientan nada, Sino siente nada, es evidente que el consumidor no desarrollard una idea de Ia droga como fuente de placer, y no volver a consu- 14 Un farmasSlogo comenta que ext ritual ex de hecho una manera sumamenie eficaz de hacer Hlegar la droga al torrente sanguineo (dase Walton, 1988, p48). ‘CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA 65 mir, El primer paso de la secuencia de eventos que deben produ- ciree para que la persona se convierta en consnmidara es el apren- dizaje de la técnica para fumar correctamente, para que el con- sumo de la droga le produzca efectos que lo hagan cambiar su concepcién de ella. Ese cambio es, como podiria esperarse, el resultado de la parti- cipacién del individuo en grupos que consumen marihuana. En ellos, el individuo aprende el modo correcto de fumar la droga, 1o que puede ocurrir por ensefianza directa: ‘Yo estaba fumando como se fuma el tabaco. El me dijo: “No, asi no”. Dijo: “Absorbelo, gentendés?, aspiralo y ‘mantenelo en los pulmones hasta que... por un tiempo". Yo pregunté: “{Hay algtin limite de tiempo?”. Me dijo: “No, nada mas hasta que sientas que querés de- Jjatlo salir, y lo dejés salir”. Asi que lo hice tres 0 cuatro ‘A muchos consumidores novatos los avergiienza admitir su igno- rancia y fingen saber hacerlo, de modo que deben aprender de maneras mas indirectas, como la observaci6n ola imitaci6n: Me comportaba como si hubiese fumado [marihuana] muchas veces antes, gentendés? No queria quedar como un tonto frente al tipo. Yo no sabfa nada de nada del asunto, ni cémo fumar, ni lo que iba a pasar, ni nada. Yo no le sacaba los ojos de encima ni un segundo, lo obser ‘aba como un halc6n, porque querfa hacer exactamente Jo mismo que él. Miré cémo Io sostenfa, cémo Jo fu- maba, todo. Después, cuando me lo pas6, yo me mostré ‘tranquilo, como si nada, como quien conoce perfecta- mente la situaci6n. Lo sostuve como lo habia hecho él y fumé una bocanada igual que él. Ninguno de los entrevistados continué consumiendo marihuana por placer sin aprender una técnica que suministrara Ja dosis sufi- ‘ciente para que aparecieran los sintomas de la droga, y la idea de 66 oursipens Ja droga como fuente de placer s6lo surgi6 una vez aprendida esa ‘éenica. Sin una idea de la mayihuana com fuerte de placer, el consumo no tenia sentido y no continu. APRENDER A PERCIBIR LOS EFECTOS Incluso después de aprender la técnica adecuada para fumar, puede ocurrir que el consumidor de todos modos no “se vuele”, y que por lo tanto no se forme una idea de la droga como fuente de placer. Un consumidor hizo un comentario que deja entrever las razones de esta dificultad para volarse y apunta al siguiente paso en el camino para convertirse en consumidor: De hecho, yo vi a un tipo que estaba volado de la cabeza yno se daba cuenta. [zCémo puede ser?] Bueno, ya sé que es bastante extrafio, pero te juro que es asi, yo lovi. Yel tipo me hablaba, me decfa que no estaba volado y estzba completamente drogado. ¥ seguia insis- tiendo en que no estaba volado, asi que tuve que pro- barle que sf io estaba. Esto sugiere que “estar volado” se compone de dos elementos: de a presencia de 13s sintomas causados por el consumo de marx huana, y de la identificacién de esos sintomas y de su conexién con la droga por parte del consumidor. No aleanza con que los sintomas estén presentes. Por sf solos, no desencadenan automé ticamente la experiencia de “estar volado”. Para tener esa expe- riencia, es neceserio que cl consumidor sea capaz de identificar cn sf mismo esos sintomas y conectarlos conscientemente con el hecho de haber fimado marihuana. De lo contrario, y sin impor- tar los efectos reales que se produzcan, él seguirs afirmando que Ja droga no le ha hecho efecto: "Yo pensaba que a mi la droga no me hacia efecto 0 que los demas exageraban los efectos que les producia, Crefa que estaban sugestionados, zentendés?”. Bsas per- CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA. 67 sonas creen que no se trata mas que de una ilusién y que el deseo de volarse del consumidor Jo leva a engafarse a sf mismo hasta creer que le est pasando algo cuando en realidad no le sucede nada. Por lo tanto, no vuelven a consumir marihuana porque sienten que a ellos “no les hace nada”. Por lo general, sin embargo, el novato tiene fe ~una fe desarro- llada a partir de su observaci6n de los consumidores cuando estén volados~ en que la droga verdaderamente lo hard experimentar sensaciones nuevas, y sigue intentando hasta que lo consigue. Si no logra volarse, seguramente se preocupard, yes probable que lo comente con consumidores mas experimentados o les pida su opinién sobre el tema. En el transcurso de esas charlas, el novato se entera de detalles especificos de su experiencia con la droga que habia pasado por alto, o que habia advertido pero no habia identificado como sintomas causados por la droga: La primera ver no me wolé (...). Creo que no contuve el humo lo suficiente. Es probable que lo haya dejado sali, por temor, zentendés? La segunda vez no estaba seguro, yle pregunté [a un compaiero fumador] por los sinto- ‘mas 0 algo, yme dijo... hizo que me sentara en un banco, creo que era en la barra de un bar, y me dijo: "Deja los pies colgando”, y después, cuando me bajé, tenfa los pies frfos, muy frios. Y fue abi que empecé a sentirlo, zsabés? Iisa fue la pri mera vez. Y una semana después de eso, muy poco tiempo después, realmente quedé volado. Fue la pri- mera vez que tuve un imparable ataque de risa. Ahi supe que estaba volado de verdad, Uno de los sintomas que produce la marihuana es un hambre in- tensa. En el caso siguiente, el fumador principiante se vuela por primera vez y advierte este sintoma: ‘Todos se refan a carcajadas de mi, porque no podia pa” rar de comer. Embuchaba comida y mis comida, y los, otros no paraban de reirse. Por momentos yo los miraba 68 ovrsieRs y me pregantaba de qué se estarfan riendo tanto, sin darme cueata de lo que hacia. [,¥ finalmente te dijeron de qué se reian?] Si, claro, entonces voy y les digo: “Qué pasa, de qué se rien?*. Yo pregunté como si nada, asi: “Qué esta pasando?” y de pronto me sentf incémodo, gentendés? “Pero si estas volado, hombre! jEstés de la cabezal", me dijeron. ¥ yo: “No, gte parece?”. Como que ‘no me daba cuenta de lo que pasaba. El aprendizaje puede también producirse de maneras més indi- rectas: Escuchaba los comentarios al pasar de otras personas. Alguien habfa comentado, por ejemplo, que sentia las piernas pesidas, pero no recuerdo todos los comentarios que hicieron porque yo estaba prestando minuciosa atenci6n a odas esas pistas de lo que se suponia que de- fa sentir, Esas{ que el novato, ansioso de experimentar la sensaci6n, recoge de los demas todas esas referencias coneretas que completan el sentido de “estar volado” y aplica esas nociones a su propia expe- riencia personal Gracias a esos nuevos conceptos, el principiante ogra situar es6ssintomas en el panorama de sus propias sensacio- nes y reconocer que experimenta las cosas de manera “diferente” ctiando consume la droga. S6lo cuando ha realizado este proceso puede decir que est drogado. En el siguiente caso, el contraste entre dos exper-encias sucesivas de un consumidor pone en evi- dencia la crucial importancia de Ia antoconciencia de los sintomas caracteristicos de “estar volado” y el rol fundamental que cumple Ja interaccién con otros usuarios en Ia incorporaci6n de los con- ceptos que hacea posible esa autoconciencia: [eQuedaste volado la primera vez que fumaste?] Si, se- guro. Aunque ahora que lo pienso, me parece que en re- alidad no. O sea, creo que la primera vez file como una borrachera leve. Estaba alegre, o sea, bueno, me enten- ‘CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA 69 és. Pero yo en realidad no sabia que estaba volado, ¢52- bés? Recién me di cuenta que la primera vez estaba vor lado cuando famé por segunda ver. Recién entonces en- tendf que pasaba algo diferente [eCémo te diste cuenta?] Que eémo me di cuenta? Site hubiera pasado lo que me pas6 a mf esa noche, creeme, también te habrias dado cuenta, te Io aseguro. Tocamos a primera cancién durante casi dos horas. jLa misma ‘cancién! {Te imaginas? Nos subimos a la tarima y toca~ ‘mos esa misma cancin. Empezamos a las nueve en punto, Cuando terminamos, miré el reloj y eran las once menos cuarto, Casi dos horas con la misma cancién, y parecfa que no era nada, sea, ya sabés, te produce eso. Es como si cl tiempo te durara mucho més o algo asi. Me di cuenta de que si sme estaba pasando algo asi era porque estaba volado de verdad. ¥ después me explicaron que te hace eso, que uno tiene una percepcién distinta del tiempo y esas co- sas. Asi que supe que era eso. Fue ahi que me di cuenta, Es probable que la primera vez también me haya sen- tido asi, puede ser, pero yo no entendfa lo que estaba pasando. El fumador novato sélo continuard el consumo de marihuana por placer cuando logre estar drogado en este sentido. En todos Jos casos en los que el consumo continu6, el consumidor habia adquirido los conceptos necesarios para explicarse a sf mismo el hecho de que estaba experimentando sensaciones nuevas caus: das por la droga. Vale decir que para que el consumo contintie, cs necesario no s6lo consumir la droga con el objeto de sentir sus efectos, sino también aprender a percibir esos efectos cuando se producen. De esta manera, la marihuana se convierte para el consumidor en una sustancia de la que puede obtener placer. ‘A medida que acrecienta su experiencia, el consumidér de- sarrolla una percepcién més aguda de los efectos de la droga: gue aprendiendo cémo volarse. Durante sus experiencias subsi- 70 OUTSIDERS guientes, presta gran atenci6n a los nuevos efectos que pueda sentir, y se asegura de que se vnelvan a producir los que ya reco- noce. Desarrolla asi un conjunto estable de categorias destinadas 2 experimentar los efectos de la droga y cuya existencia permite al consumidor reconocer, y por Jo tanto sentir, esos efectos con facilidad, A medida que incorporan este conjunto de categorias, los con sumidores se coavierten en conocedores. Como los expertos en Vinos finos, son capaces de especificar dénde crecié determinada planta y en qué época del aiio fue cosechada. Si bien por lo gene- ral es imposible corroborar si esas apreciaciones son correctas, si es cierto que son capaces de distinguir entre diferentes partidas de marihuana, no s6lo por la intensidad de sus efectos, sino tam- bién por los diferentes tipos de sintomas que producen. Para que el consumo continte, la capacidad para percibir los efectos de la droga debe persistir. Si se pierde, el consumo se de- tiene. Hay dos tipos de evidencia que apoyan esta afirmacién. En primer lugar, quienes se vuelven alcohélicos o adictos.a los barbi- tiricos 0 los opidceos dejan de fumar marihuana, en gran medida porque pierden la capacidad de distinguir entre sus efectos y los de otras drogas.5 Ya no reconocen si la marihuana les hace efecto, En segundo lugas, los pocos casos de individuos que consumen marihuana en caatidades suficientes como para estar drogados todo el tiempo soa propensos a sentir en determinado momento que la droga no les hace efecto, pues desaparece el elemento per- ceptible esencial cue marca la diferencia entre sentirse drogado y sentirse normal. Es probable que en esa situacién el consumo cese Por completo, pero temporalmente, hasta que el consumidor sea capaz de percibir auevamente la diferencia. 15 “Los fumadbores han afirmado repetidamente que consumic whishy ‘mientras sefuna reduce la potencia de la droga. Cuando beben Whisky les cies mucho ‘volare’,y por lo tanto mente feman “hietba’ no beben” (Comisién sobre la Marihuana del Alealde de ‘Nueva York, The Marihuana Problem inthe Cy of New York ob p13). (CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA 71 APRENDER A DISFRUTAR DE LOS EFECTOS yecesario un paso més para que el consumidor que ya ha aprendidoavolaresigaconsuiendo: debe aprender a diitar de los efectos que acaba de aprender a reconocer. Las sensaciones producidas por la marihuanano son a autométea ni necesrie mente placenteras. El gusto por ese tipo de experiencia se ad- ‘quiere socialmente, de manera no muy diferente que el gusto por las ostras o el martini seco. El consumidor se marea y siente sed. Tiene hormigueos en el cuero cabelludo y pierde nocién del tiempo y las distancias. ¢Son sensaciones placenteras? No esté del todo seguro. Para convertirse en un consumidor de mari- mana, deberd decidir que lo son. De lo contrario, aunque se sienta realmente volado, seré una experiencia desagradable que rd evitar. - mt primera ve7, los efectos de la droga pueden resultar fisiea- mente desagradables, 0 al menos ambiguos: ,8 a hacerme efecto y yo no sabfa lo que me pax oe que era, y me empecé a sentir mal. Caminaba por la habitacién de un Jado a otro, tratando de que se ‘me pasara. Tenfa miedo al principio. No estaba acostum- brado a sensaciones como ésas. ‘Ademés, si el principiante interpreta ingenuamente lo que le esté pasando, es probable que se confunda y atemorice atin mas, en es pecial si llega a la conchusi6n, como le pasa a muchos, de que se est volviendo loco: Sentf que me estaba volviendo loco. Me irritaba todo lo que los demas hacian. No podia mantener una conver- saci6n, y mi mente divagaba, y me pasaban cosas rarfsi- mas por Ia cabeza... no sé, como escuchar miisica de otra manera... En esos momentos tengo la sensacién de que no puedo hablar con nadie, soy un completo- ganso. 72 ovrsipers ‘Sien sus primeras experiencias el fumador tiene esas sensaciones tipicas de temoryy displacer, no segniré consumiendo a menos quic aprenda a redefinir esas sensaciones y considerarlas placenteras: Me ofrecieron, y probé. Te voy a decir una cosa: no lo dis fruté para nada. Quiero decir, no era nada que yo pudiera disfrutar. [Bueno, pero ;te volaste al fumar?] Si, claro, por supuesto, tuve sensaciones muy definidas, pero no me ‘gustaron. O sea, tuve un montén de reacciones, pero so- bre todo reacciones de temor. [ZTenias miedo?] Sf. No lo disfrutaba, no podia relajarme. ¥ si uno no puede rela Jarse con algo, no puede distrutarlo, creo yo. En otros casos, ias primeras experiencias también fueron definii- vamente desagradables, pero la persona igual se convirti6 en con- sumidor habitual, Esto sucedi6, sin embargo, s6lo después de una experiencia posterior que le permitié redefinir sus sensaciones y considerarlas pacenteras: [La primera experiencia de este hombre fie extremada- mente desagradable para él, con distorsién de las rela- ciones espaciales y los sonidos, violentos ataques de sed y el pinico causado por estos sintomas.} Después de esa Primera vez, no volvi a probar digamos por... diez meses © un afio. No por un problema de tipo moral, sino por que me habia asustado mucho estar tan volado, y no querfa volver a pasar por lo mismo. Quiero decir, mi re- accién fue, “Bueno, si a eso le llaman estar volado, yo aso”. Asi que no volvi a fumar durante casi un aiio, a causa de eso... Después, bueno, mis amigos empezaron a fumar, y en consecuencia, yo volvi a fumar. Pero ya no me pasé mis... Cuantio volvf a fumar no tuve nunca més esa sen- saci6n de Ia primera vez. Unteractando con sus amigos, aprendié a encontrar Placer en los efectos de la droga y finalmente se convi- {6 en un consumidor regular] (CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA. 73, En ningiin caso el consumo continué sin que el fumador redefi- nicra los efectos de la droga como placentcros. ‘Tipicamente, esa redefiniciéu se produce en la interacci6n con consumidores més experimentados, quienes de diversas maneras ensefian al principiante a encontrar placer en esa experiencia en un principio tan atemorizadora (Charen y Perelman, 1946, p. 679), minimizando la gravedad de las sensaciones desagradables, asegurandole que son transitorias, y Hamando a su vez su atencién sobre los efectos més placenteros. Un fumador experimentado describe el modo en que se encarga de los ne6fitos de la siguiente manera: Bueno, lo que sucede es que a veces quedan realmente muy volados. El promedio de la gente no est lista para algo asi, y a veces se asusta. O sea, saben lo que es estar alegre por el trago [alcohol], pero cuando fumnan se vae- lan mucho mas qué nunca y no entienden lo que les pasa. Creen que van a seguir subiendo y subiendo, que van a perder la cabeza o a empezar a hacer cosas raras, 0 algo asi. Hay que tranquilizarlos, explicarles que no se estén volviendo locos ni nada, que van a estar bien. ¥ contarles tu propia historia, decirles: “A mf me pasé lo mismo. Después de un tiempo aprendés a disfrutarlo’. Hay que hablarles asi un rato, yen seguida se tranquili- zan y pierden el miedo, Ademés, te ven fumar sin que te pase nada horrible, y eso les da mucha més confianza. El consumidor experimentado también puede ensefiar al prin piante a regular con ms cuidado la cantidad que fuma, para asi evitar los sintomas desagradables mas severos sin perder las sensa- ciones placenteras. Finalmente, le enseiia al nedfito que “después de un tiempo legaré a gustarle”, y a redefinir como placenteras ‘esas experiencias ambiguas que hasta el momento consideraba desagradables. En el siguiente episodio, el consumidor mas anti- ‘guo es una persona cuyo gusto se modificé en este sentido, y'sus comentarios al respecto ayudaron a otros a redefinir sus concep- tos de la misma manera: 74, ovrspens Una ne6fita habia experimentado por primera vez los efectos dela marihuana y estaba aterrada, histéiiva. Sear tia “que extaba mitad dentro y mitad fuera del sal6n” y ‘experimentaba un sinntimero de sintomas fisicos alar= mantes. Uno de los presentes con més experiencia di (“sta imposible porque esté muy volada. Yo daria cual- quier cosa por estar tan volado, hace aiios que no me pasa”. En resumen, uaa ver que se ha desarroliado el gusto por algo, 1o que en su momento resultaba atemorizante y desagradable se convierte en algo placentero, deseado y buscado. El disfrute lega por la valoracién favorable de la experiencia que uno aprende de los otros. En caso contrario, el consumo no continuaré, pues la marihuana no seré para el consumidor una sustancia de la que pueda obtener placer. Ademis de ser un paso necesario para convertirse en consumi- dor, ésta es una de las condiciones mds importantes para que el consumo contintie. Es bastante comtin que los fumadores experi- mentados sufran alguna experiencia ingrata 0 atemorizadora que no pueda calificarse como agradable, ya sea porque han consu- mido mayor cantidad de marihuana que de costumbre o porque Ja marihuana que famaron result6 ser de mejor calidad que la es- perada. El consumidor tiene sensaciones que van més all de cual- quier idea previa sobre lo que implica estar volado, y se encuentra entonces en una situacin bastante similar a la del novato, incé- modo y atemorizado. Es posible que lo atribuya a una sobredosis, y en el futuro simplemente sea mis cuidadoso, pero también puede ocurrir que aproveche la ocasién para repensar su relacién con la droga y Degue a la conclusién de que ya no le produce pla- cer. Cuando esa reevaluacién no concluye que la droga sigue siendo una fuerte de placer, el consumo se detiene, La probabilidad de que esa redefinicién se produzca depende de las relaciones del individuo con otros consumidores. Si esos Vineulos son intensos, la persona es répidamente persuadida de ‘que no hay razones para temer los efectos del consumo de mari- huana, En el caso que presento a continuacién, por el contrario, (CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA ‘75 a experiencia fue tan inquietante que comio consecuencia del in- cidente la persona practicamente corts toda vinculacion con otros consumidores. Dejé de consumir durante tres afios y s6lo reincidi6 cuando una serie de circunstancias ~entre las més im- portantes, el restablecimiento de sus vinculos con otros consum dores la ayud6 a redefinir la naturaleza de la droga: Era demasiado. Apenas le di tres 0 cuatro pitadas y no podia ni exhalarlas, Estaba tan volado que realmente en- tré en pénico, Estaba en un s6tano y me sentfa ence- rrado, queria salir. El corazén me latia desenfrenada- mente, estaba fuera de mi, pensaba que me estaba volviendo completamente loco. Asf que quise salir del sé- tano y ese otro tipo que estaba totalmente volado viene y me dice: "No, no me dejés, no te vayas, amigo. Quedate”. Yo no podi Sali a la calle, hacia cinco grados bajo cero. Pensé que me iba a morir. Tenfa el abrigo abierto y estaba sudando, transpirando. Me sentia revuelto... Me alejé unas dos cuadras y me desmayé detris de un arbusto. No tengo idea cudnto tiempo pas6. Cuando me desperté, me sen- tia todavia peor. Era una sensacién indescriptible, asi que me arrastré hasta un local de bolos y traté de actuar con normatidad, de jugar al pool, algo. Pero no lograba quedarme parado ni sentado, as{ que me recosté donde se acuestan los tipos que acomodan los palos de bowling. Eso tampoco me ayudé, asi que fui hasta el consultorio de un médico. Queria entrar y decirle que por favor pu- siera fin a mi sufrimiento... el corazén se me salia por la boca, estaba desesperado... ¥ me pasé todo el fin de se- ‘mana completamente loco, viendo cosas, cosas aberran- tes de todo tipo, un verdadero infierno, zentendés? Asi que dejé de fumar durante mucho tiempo. (Fue al médico, quien definié sus sintomas como pro- ducto de una crisis nerviosa causada por los “nervios” y ~ Jas “preocupaciones”. Aunque ya no consumfa mari- huana, volvié a tener sintomas recurrentes, lo que lo 76 oursiwers ev a soxpechar que “habian sido sus nervios".] Asi que dejé de preocuparme, ,se entiende? ¥ unos treinta yseis meses después empecé a fumar otra vez. Apenas unas pi- tadas, gertendés? [Primero retomé el consumo en com- pafiia de los mismos amiges consumidores con los que hhabfa corapartido el incidente originario.] De esta manera, una persona no comenzaré a consumir mari- huana por placer a menos que aprenda a definir sus efectos como placenteros, amenos que la droga se convierta y siga siendo para ella una sustancia capaz de producir placer. En resumidas cuentas, el individuo ser capaz de consumir ma- rihuana por placer s6lo cuando atraviese un proceso en el que aprenda a concebir la droga como un elemento que puede ser uusado para esos fines. Nadie se hace consumidor si en primer Iu gar no aprende a fumar la droga de manera que produzca efectos reales, si en segundo lugar no aprende a reconocer esos efectos y aconectarlos con el consumo de la droga (en otras palabras, sino aprende a volarse) y, en tercer lugar, si no aprende a disfrutar de esas sensaciones, En el curso de este proceso, desarrolla una dis- posici6n y una motivacin para consumir marihuana que no esta- ban ni podian estar presentes cuando empez6 a hacerlo, pues de- penden de una idea de la droga que s6lo puede surgir de la experiencia directa detallada anteriormente. Al completar este proceso, Ia persona estard deseosa y preparada para consumir ma- rihuana por placer. En pocas palabras, ha aprendido que la respuesta a la pregunta “ges divertido?” es afirmativa. La direcci6n que después tome el curso de su consumo de la droga depende de que la respuesta a ‘esa pregunta ga siendo afirmativa, y de que también sea afirma- tiva Ia respuesta a muchos otros interrogantes que aparecen ‘cuando toma conciencia de las implicancias que tiene la desapro- bacién social que el consumo despierta: “Es conveniente?”, “2Es moralmente corecto?”. Mientras exista en él la capacidad de dis- frutar del uso de la droga, el consumo continuars. Las considera- ciones sobre la moral y la conveniencia de fumar surgidas de Ia re- acci6n de la sociedad pueden legar a interferir con el consumo, ‘CONVERTIRSE EN UN CONSUMIDOR DE MARIHUANA 7 © inhibirlo, pero el consumo seguird siendo una posibilidad en fancién de la idea que ese consumidor tenga de la droga. El con- sumo se vuelve imposible s6lo cuando el consumidor pierde la ca- pacidad de disfrutar de la experiencia de estar volado, como con- secuencia de un cambio en su percepcién de la droga ocasionado por alguna experiencia particular que haya tenido con ella.

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