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Que, debe establecerse que el negocio jurídico es nulo al que le falte un requisito esencial, o bien

sea contrario al orden público o las buenas costumbres, o bien infrinja una norma imperativa. Para
que haya nulidad no es necesaria por consiguiente, que sea declarada caso por caso, ya que viene
impuesta de una sanción con que la Ley castiga en general la inobservancia de una norma
coactiva. Por esto se señala que la nulidad puede ser expresa o tácita (denominada también
textual o virtual). Suponiendo la nulidad textual que el legislador la establezca expresamente y la
virtual deriva de la ley, aunque ninguna norma lo prohíbe, desprendiéndose fácilmente de aquella
a partir de la aplicación de la regla de interpretación. 1

Nulidad por simulación absoluta, la cual se da cuando las partes realizan un acto fingido que no
corresponde a ningún acto real; las partes exteriorizando una nueva regulación de intereses; no
entienden, en verdad, modificar en algún modo la situación existente, no produciendo dicho acto
simulado efecto alguno entre las partes, ni el expresado en él, ni cualquier otro2.

Tradicionalmente ha afirmado como indicios reveladores al fenómeno (la simulación): el


parentesco, la amistad íntima, la falta de capacidad económica del adquiriente, la retención de la
posesión del bien por parte del enajenante, el comportamiento de las partes al efectuar el negocio,
el comportamiento de las partes en litigio, el predio exiguo…” 3.

La relación de casualidad4 por la conducta y hechos desplegados por los demandados que han
causado daño y así como el factor de atribución5, así como la acreditación de los daños
ocasionados patrimoniales y extra patrimoniales reclamados; por lo cual debe desestimarse dicha
pretensión accesoria.

1 Definición referida por el tratadista Stolfi citado Marcial Rubia Correa, en su libro “Nulidad y
anulabilidad: La invalidez del acto jurídico”, Biblioteca para Leer el Código Civil, Volumen IX,
Pontifica Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial 2003, pág. 18 y 19.
2 Estando a lo referido por el autor Aníbal Torres Vásquez, en “Acto Jurídico”, Editorial Idemsa,

3era Edición, mayo 2007; pág. 604.


3 Lo cual es señalado por Jairo Parra Quijano, en “Tratado de prueba judicial, indicios y

presunciones, Tomo IV, Ediciones Librería Profesional, Colombia, pág. 15 y 16.


4 Que se entiende en el sentido que debe existir una relación de causa – efecto, es decir, de

antecedente – consecuencia entre la conducta antijurídica del autor y el daño causado a la víctima,
pues de lo contrario no existiría responsabilidad civil extra contractual y no nacerá la obligación
legal de indemnizar, estando a lo señalado por el Maestro Lizardo Taboada Córdova, en
“Elementos de la responsabilidad civil”; Editorial Jurídica Grijley, 2001, pág. 75.
5 Que es un factor que determina finalmente la responsabilidad civil, una vez que se hayan

presentado, en un supuesto concreto de un conflicto social, los requisitos antes mencionados de


antijuricidad, el daño producido y la relación de casualidad, constituyendo este el fundamento del
deber de indemnizar conforme lo refiere Lizardo Taboada anteriormente citado.

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