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Seminario de Jacques-Alain Miller Clinica Diferencial de las Psicosis Cuaderno de Restimenes Enero 1987 - Marzo 1988 Traduccién: Irene Agoff Revision: Ricardo Nepomiachi Socibap PSICOANALITIC, simposio del campo freudiano 1.S.B.N, 950-9921- 4 - 9 1991 Asociacién de Psicoanilisis Simposio del Campo Freudiano ‘Huergo 239 (1426) Buenos Aires - Argentina - Tel. 772-2504 Registro de la Propiedad Intelectual en trémite Hecho el depésito que marca la Ley 11.723 Derechos reservados Impreso en Argentina - Printed in Argentina Produceién grafica: Susana Appel INDICE + 8 de Enero de 1987 Estudio del texto de Freud, “La pérdida de la realidad en ta Neurosis y la Psicosis + 15 de Enero de 1987 Lecturas de las Cartas 22 y 25 de Freud a Jung a propésito de la Clinica Diferencial +22.de Enero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers + 29 de Enero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers (continuacin) + 5 de Febrero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers (a propésito del Caso Aimée) + 12 de Febrero de 1987 Exposicién sobre Lacan y Jaspers: (La tesis de Lacan como jaspersiana. La relacién de comprensién). + 5 de Marzo de 1987 Sobre el Caso Aimée o la paranoia de autocastigo. + 12 de Marzo de 1987 Propuesta de trabajo para los participantes dei Seminario, +2de Abril de 1987 Cuestiones actuales en el abordaje de tas psicosis. +16 de Abril de 1987 Experiencia de Gelb - Lacan y Sartre - Alucinacién en Merleau Ponty. Comentario de las pags. 532-533 de Ecrits. +30 de Abril de 1987 Las Psicosis en “Los Complejos Familiares”, Lacan 1938, +7 de Mayo de 1987 Las Psicosis en “Los Complejos Familiares”. Lacan 1938 (continuacién) +14 de Mayo de 1987 Comentario de los Ecrits hasta +21 de Mayo de 1987 Interlocucién delirante, Examen de “Vengo de ta fiambreria...” ;Marrana! + 28 de Mayo de 1987 Continuacién del comentario de “Vengo de la fiambreria”.. +4 de Junio de 1987 Lectura de “De una cuestién prefiminar a todo tratamiento posible de la psicosis”. + 11 de Junio de 1987 Sobre Lacan, Merleau Ponty, a propésito de la alucinacién. +25 de Junio de 1987 Lectura de “De una cuestiGn preliminar”... (continuacién) +2 de Julio de 1987 Lectura de “De una cuestiGn preliminar”... (continuacién) “De una cuestiéa preliminar”... y de los Seminarios 1, Ity IIL inar™... (continuacién) 10 n 4 15 0 19 2 28 28 30 32 35 38 2 48 52 Ve +1 de Octubre de 1987 56 Sobre Rousseau y la Paranoia +8 de Octubre de 1987 0 Sobre el concepio significacién personal. La Holofrase. +15 de Octubre de 1987 6 EL Estatuto del nifto psicético. +22 de Octubre de 1987 ® Sobre Topologta y psicosis +29 de Octubre de 1987 4 Sintoma y Nombre del Padre. Suplencia, Nudo borromeo. +5 de Noviembre de 1987 16 Preguntas a los expositores. +12.de Noviembre de 1987 » De las neurosis y psicosis freudianas a tas neurosis y psicosis lacanianas. +19 de Noviembre de 1987 2 Comentario sobre la REP. dedicada a la psicosis. +26 de Noviembre de 1987 83 Continuacién +3 de Diciembre de 1987 85 Empleo del concepto de forclusién por Lacan + 10 de Diciembre de 1987 99 E! Hombre de los Lobos: la cuesti6n diagnéstica. +17 de Diciembre de 1987 93 ' EI Hombre de los Lobos: Diferencia entre forclusiGn de la castracion y forclusién del Nombre del Padre) +7 de Enero de 1988 95 El Hombre de los Lobos. Paranoia de Transferencia, . +14 de Enero de 1987 98 El Hombre de los Lobos: La cura con R. Mack Brunswick +21 de Enero de 1988 100 E] Hombre de los Lobos: Reconsideracién del caso. +4 de Febrero de 1988 105 EI Hombre de los Lobos (continuacién) 118 de Febrero de 1988 13 E] Hombre de los Lobos: en el Seminario X1 +25 de Febrero de 1988 18 EI Hombre de los Lobos (erotismo anal y castracién, Cap. VI) +3 de Marzo de 1988 ng E] Hombre de los Lobos (continuacién) +10 de Marzo de 1988 121 EI Hombre de los Lobos (continuacién) +17 de Marzo de 1988 13 ‘ EI Hombre de los Lobos (continuacién) +24 de Marzo de 1988 130 EI Hombre de los Lobos: lesde la 2* Tépica (1926) _ te IEC PRESENTACION Creado en 1968 y renovado en 1974 por Jacques Lacan, el Departa- mento de Psicoanélisis de la Universidad de Paris VI, tiene una mi wnza superior y de investigacién, Su vocacién es la de trans saber sobre el psicoanilisis, vocacién que se sostiene en el principio de que lo propio de ese saber freudiano es que es irreductible a un "corpus" doetrinario cerrado y definitivamente constituido. Es en cl marco de este Departamento que se crea en 1975 el D-E.A. Wiplome d'Etudes Approfondies) y el Doctorat de 3 cycle de-psicoané- isis por iniciativa y bajo la responsabilidad cientitica de Jaeques Lacan, EID.E.A. y la Tesis de Psicoantisis sancionan un trabajo de investi- gacién referido al Campo Freudiano, Bajo la nibrica de ”Matcmas e Historia del psicoandlisis", Jacques-Alain Miller reunia, scmanalmente en la Rue Huysmans, sede de la Ecole de la Cause Freudienne, a un grupo de analistas y no analistas en un Seminatio donde un trabajo activo de este marco del DEA, Habiendo sido gentilmente invitados a concurrir, nos parecis que tenia gran valor poder hacer priblico algo de ese trabajo a través del documento inapreciable que constituye este "Cuaderno de Restimenes” en el que encontramos una reseia, sesidn tras sesién de lo alli elaborado. Este “Cuaderno" recoge el trabajo realizado entre principios de encro de 1987 y fines de marzo de 1988, dedicado a lo que abordaria el V* Encuentro Intemacional de la Fundacién del Campo Freudiano en julio de 1988 en Bucnos Aires: "La Clinica Diferencial de las Psicosis", Se podrd leer el testimonio de un estudio y debate fundamental del tema a partir de los textos de Freud y la ensefianza de Lacan, pero también considlerar producciones de la 1.P.A. Es de destacar el tratamiento que a lo largo de los meses de diciembre, enero, febrero y marzo se hizo en particular del historial clinico de Freud: “El Hombre de los Lobos"; paradigma cn la experiencia freudiana, de una cuestién diagnéstica abierta al debate. Esta publicacién se realiza no sin haber tcnido que sortear serios obstéculos, en primer lugar un rasgo de heterogeneidad ya que como se advertird cada resumen es hecho por un participante del seminario diferente encada ocasién lo que hace imposible encontrar una unidad de estilo, Pero también, se sumé al esfuerzo de traduccién, ta transcripcién de los manus- critos que por momentos exigié un desciframiento de los rasgos propios de la escritura, letra por letra. Hemos decidido mantener las citas de Lacan y Freud en su ubicacién enla edicién francesa, Esperamos que el lector advertido sepa disculpat las dificultades insalvables en nombre de reconocer el valor de documento original que se daa la difusién Nuestra Sociedad Psicoanalitica Simposio del Campo Freudiano asi lo entendié apoyando esta publicacién, Profundamente agradecidos a Jacques-Alain Miller por haber accedi- doa nuestra solicitud, asi como a todos los participantes del Seminario que aprobaron la decisién. investigacisn y debate se realizaba en el RN. Septiembre 1991 8 de enero de 1987 Como introduccién, se recuerda la jornada franco- japonesa que tendrd lugar el domingo en la Escuela El programa de este mes sufre una ligera variacién en razén de la presencia del senor Sasaki. 15 de enero: referencias freudianas. 22 de enero: Francois Leguil, Lacan y Jaspers. 29 de enero: programa del ato. Serge Cottet: Estudio del texto de Freud: Pérdida de la realidad ‘en la neurosis y en la psicosis. Este tema clinico no es especfficamente freudiano. Es un lugar comin de 1a psiquiatrfa y de la psicolo~ fa de comienzos de siglo y se inscribe en una tradici6r Tepliegue del sujeto sobre si mismo, coexistencia de ta Tocuray las quimeras o alusién al tema romdntico del re pliegue interior. En este sentido, el suefio sirve de para- Gigma a la estructura de la psicosis. El texto de 1924 constituye una tentativa de Freud por desprenderse de este lopos, arreglar cuentas con viejas formulaciones, en especial acerca de la confusién de ciertas psicosis con el suefio, Freud no carece de medios para subvertir este punto de vista: hay una realidad psiquica. El deseo es el motor de Ia realidad psiquica. El punto de vista ultrarre- alista de Freud lo conduciré a recusar Ia existencia de un mundo interior: hay predominio de la realidad psiquica fobre la realidad material. Nunca se debe introducir en tas formaciones psiquicas el patrén de la realidad (For- mulaciones sobre los dos principios). Esto permite hacer una selecci6n entre las acepcio~ nes del conceplo. Esa realidad se inscribe en la estructu- ra del deseo, consecuencia del principio de placer. El principio de realidad permite una rectificacién de In ilu- si6n alucinatoria, que s6lo debe su eficacia al deseo de prolongar la satisfaccién. En un primer tiempo, Freud considera que el fantas- ma no demanda més que realizarse, Freud introduce la distincién entre repliegue interior, suefios diumos y una esiructura del fantasma que exige la realizacién. Lo que aparece como frustracién, con la consecuencia del re- pliegue, va a ser corregido por nuevos aportes relativos al fantasma. El texto de 1924 es la culminacién de aquel vector que no opone fantasma y realidad. En lo que respecta a la psicosis: el psicético no se encuentra en un mundo interior. Por el contrario, en la fase final, una restitucién de 1a realidad, superposicion de la nueva realidad, viene a duplicar el mundo exterior. El camino se recorre en sentido inverso: va de la psico- sis ala neurosis para demostrar en qué forma el desape- go del neurdtico en relacién con el mundo exterior 10 impide una restitucién del valor de realidad por medio del fantasma, Por lo tanto, Se trata de un aporte de la psicosis a la puesia a punto de la doctrina del fantasma en la neurosis. EI fantasma no es refugio imaginarid ante una reali- dad decepeionante, sino principio activo de una cons- trucecién de la realidad. En to referido a las relaciones del sujeto con lo real, Freud descarta la categorfa de undo interior, de vivencia. Cuando pone a trabajar el tema de la retracci6n de la libido, 1o hace en nombre de ‘una reformulacién del fantasma. Diferentes fechas: _-1911: Formulaciones sobre los dos principios, ar- culo escrito contra Janet: tesis de una perturbacién de Jo real en la neurosis, efecto de astenia. Para Freud, Ta desconexi6n de la realidad exterior es un efecto de la re- presién. Las variaciones de la percepcién son las conse- cuencias del deseo. —También 1911: El fantasma es el punto débil de esta organizacién que puede sustituir a una insatisfac- cin, tomar el lugar de !a satisfaccién de la pulsi6n, det jgoce en el sentido freudiano, Freud habfa hecho notar a Jung que {a introversién de 1a libido no es un conceplo correcto. La libido, o bien se apega a un objeto real, o bien se asienta en el fantasma, La oposicién no es entre neurosis y psicosis, sino entre neurosis y normalidad. En fa psicosis hay fracaso del socorro que el neurético en- cuentra en el fantasma, y el cuerpo propio ocupa este lu- gar del objeto faltante “1914: Tesis de la Ichlibido. Esta oposici6n en- ccuentra su fundamento en Ia siguiente monstruosidad te- Grica: goce narcisista, éstasis de la Ichlibido. Freud de- termina dos modos de goce que corresponden a los dos ‘mecanismos: rechazo en la psicosis, represién en la neu- rosis. Estos dos modos vienen a suplir una insuficiencia para hallar en la realidad exterior el objeto de s cidn de 1a pulsi6n. 1919: Pegan a un nif cepcién. “1927; Freud aporta finalmente una precision con respecto al pedazo de realidad, con la teor‘a de Ia castra- cin del Otro; hay un fragmento de realidad que dornina: a ausencia del pene materno. ‘S6lo con la teoria del fetichismo queda Freud en condiciones de establecer tres mecanismos de defensa: represi6n, renegacién, rechazo. Mientras que en este texto (1924) todavia se habla de renegaci6n para la psicosis, Freud se muestra inde 0 respecto de la nocién de escotomizacién (Lafforguc) ‘para este modo de ausentamiento de la realidad. Nueva teorfa de ta per- Detalle del texto: En Ia primera Iinea: rectificacién en relacién con un articulo precedente, Neurosis y psicosis (Névrose, psychose et perversion, pig, 223). Freud reconsidera los Conceptos de neurosis y psicosis a la luz de la segunda t6pica: conflicto entre el yo y el ello. Psicosis: conflicto del ello y el mundo exterior, una de las dos instancias va ‘ser sactificada; el mundo exterior en la psicosis, el ello ‘en la neurosis, Pero Freud se consagra después a la resti- tucién de lo que esté perdido. En el primer texto lo que vale para la neurosis es la nocién de conflicto, de com- promiso; Se trata de una posicién estructuralista tema- Fiat yo, ello, mundo exterior, cambio caleidoscépics se: iin Ja estructura, Pero-aquf Freud toma a la neurosis por modelo. Su definicién de la etiologta es débil: concep- ci6n unitaria segtin la cual al sobrevenir la frustracién, el individuo enferma. Enel primer texto (Neurosis y psicosis): la construc- ci6n de la neurosis y de la psicosis se produce en dos tiempos, que presentan analogia y a la vez se encabel- gan. Ya no se puede decir que la etiologia sea comin. Texto de 1924. Para la psicosis, Schreber: cre- pusculo del mundo, Tiempo 1, momento patégeno. Tiempo 2: reconstruccién del mundo, tentativa de cura cién, psicosis. En lo que respecta a la neurosis: en un primer tiem- po lo que se sacrifica es el ello y no la realidad. En el segundo tiempo hay fracaso en Ia represién, retorno de la reprimido. No es ésta la posicién de los janetianos: aistamiento del neurético que rasca las paredes; hay un efecto de retomo de Ia reivindicacién pulsional. Aqui las categorfas de realidad pierden su consistencia: retorno de Io reprimido como un real, lo que vuelve sin parar al mismo lugar con su cardcter demonfaco, Freud utiliza la prueba de realidad en un sentido nuevo. Hay dos conceptos de esta prueba: —lo que permite distinguir interno/externo, percep- cién/alucinacién; —una prueba que lo real nos envfa, de insatisfa cién. La realidad se rehiisa al deseo. Ejemplo del duclo; ejemplo que Freud toma de los Estudios sobre 1a histe- ria (Seforita R.), la estructura de esta paciente es la de un diagnéstico diferencial. Freud constata que no se puede hablar de escena traumftica. Lacan lo articula de otra manera, Freud considera que la paciente esta ena- ‘morada de su cufiado. Su hermana muere. Surge la idea: éles libre. Es mas un pensamiento que un trauma debido @ una Versagung, el renunciamiento es subjetivo. Freud hace funcionar la ley de “a posteriori". Lo que retorna en Io real en forma de conversién histérica no es el acontecimiento producido en la realidad sino el recuerdo teprimido det pensamiento de casarse con él. Aquf el es- quema de la insatisfacci6n real no funciona. Es més bien el de tos que fracasan al triunfar. Una falta en lo real nunca es la causa de una neurosis. Lo que la desencade- a es el renunciamiento, 1a suspensién del deseo. El diagnéstico diferencial de Freud es el siguiente: imagi- hemos que un sujeto no tenga en cuenta este real; enton- ces, no tiene que reprimir una pulsién culpable. Este modo de razonamiento es constante en Freud, Con respecto al diagndstico diferencial de histeria y esquizofrenia, ejemplo de Tausk del girador de ojos: le han dado vuelta los ojos, 1a cabeza. Freud dice: si hubiera sido histérica, los ojos se le hubieran dado vuelta realmente. Comparacién de las dos fases, la primera de la neu- tosis y la primera de la psicosis. Neurosis y psicosis se distinguen mucho més clara- mente en la primera reaccién que en la fase de repara- cién que sigue. Hay una dificultad de lectura, pues Freud comienza separando y luego se dice: se las puede aproximar. Comienza por una diferencia de estructura y busca analogias a nivel de los fendmenos. La analogia: segin el mecanismo de fuga, rio querer saber nada de la demanda pulsional; y la renegacién: como si eso no existiera. Sobre la restitucién: + El retomo de to reprimido en la neurosis. El ello no se hace olvidar. Freud indica un cambio de valor (uti- lizado en Ichspaltung): desplazamiento del valor fico que produce efectos de Unheimlich, valor designado por Ja impresi6n de un sentido secreto dado a los objetos de interés del neurético, fenémenos de destrealizacién, un ent del mundo exterior por ef andlogo de un Ejemplo: trastorno de memoria en la Acr6polis; se estd ahi pero no se cree en ello, Desdoblamiento de la realidad regulado por el complejo paterno (culpabili- dad con relacién al padre). El que da el sentimiento de realidad es el complejo de Edipo, Para un punto de perturbacién de la posicién en el Edipo —correlativa- mente, perturbacién del sentimiento de ta realidad del smund Asimismo, lo poco de realidad, el fenémeno de ex- trafieza que puede hacer pensar en la psicosis. Esto es lo que Freud llama sentido simbélico prestado a las cosas; finalmente es el efecto perturbador de lo imaginario en la relacién con la percepcisn, + En la psicosis. Freud se sirve de un concepto res- tringido de psicosis: un defecto en la relacién con el mundo exterior y el recubrimiento por un delirio confor- ‘me con el ello. si no hay que cambiar nada en la exigen- cia'de goce, se cambia toda la realidad para sustituirla por otra. En la urgencia, guerra sin cuartel. Ejemplo de Ja pérdida real de un hijo que es objeto de una renega- ci6n: no hay duelo. La dama acuna un pedazo de made- ra, La confusi6n alucinatoria de Meynert es su ejemplo. Esto se harfa mds claro en Schreber: ctepiisculo del mundo y luego accptacién; compromiso con el goce que tiene en cuenta un indicio de deformacicn. EI punto de vista de Freud es estructural a pesar de Ja imprecision en cuanto a Jas analogias. Lo que cuenta en Ia psicosis es el tiempo 2, en la neurosis el tiempo 1, Un cuasi fantasma en la psicosis viene a vestir una reali. dad. Término de ersatz, de sustituto. El término de lugar es determinante en cuanto al diagnéstico. Es lo que hace tas veces de real Conclusion: en tos dltimos tres textos de Freud so- bre esta cuestién (Fetichismo, 1927, Escisién del yo, 1938, Compendio de psicoandlisis) el punto pivote es la castracién (que no est indicada en el texto de 1924). Jacques-Alain Formula una pregunta a quienes tienen el alemén por lengua materna, F F, Kaltenbeck. El término Schonung (en la conclusi6n) debe ser traducido por reserva. Se lo traduce por almacén, J.-A. Miller. Es el término que Lacan destaca en la “Cuestién preliminar” a propésito de pérdida de realidad, como ppunto en el que radicarfa la diferencia entre la teorfa de Freud y quienes consideran que el almacén de acceso- ros est en el interior. Pégina 542 de los Ecrits, nota de Lacan sobre Pérdida de 1a realidad, Aniiculo incisivo, tajante, Lacan explica que el asunto no es la pérdida de Ja realidad sino lo que la sustituye (es la conclusién del articulo de Freud). Enlaza el titulo del texio con la frase de conelusién. He propuesto este texto al Campo Freudiano como punto de referencia en clinica diferenciat de la psicosis. Se trata de un paralelo muy insistente entre neurosis y paicosis a la manera de Corneille y Racine. Acentuaré la palabra “diferencial”, que es propia del significante. En esta clinica, los puntos de referencia son A, (a), el bina- rio, sujeto-falo. La clinica clisica esté ordenada en fun- cién del desarrollo: texto de referencia de Abraham, “EI desarrollo de la libido”, que ordena segin el desarrollo tuna elinica diferencial de la psicosis. Nosotros podemos ordenarla segin la estructura, en la medida en que se twata del lenguaje. Algunas conclusiones sobre el Yo no sé necesario. “Conciencia sin ciencia no es mas que complicidad de ignorancia” gIntentamos estar nosotros en complicidad de saber? No, nosotros introducimos un Yo no sé. No el del analizante sino lo no sabido que constituye el marco del saber. Esto indica una determinacién en forma de esquema. En el texto de Freud, los dos términos neurosis y psicosis, ello y mundo exterior, estén puestos en parale~ lo, Psicosis: pérdida de la realidad bajo el Iétigo del ello. Neurosis: sacrificio a la realidad - pérdida del ello. P REF N Rt E Primer paralelo En el segundo pardgrafo aparece una correcci6n: hay una pérdida de realidad en las dos. Lo cual conduce a Freud a una ordenacién temporal: 1*" tiempo / 2% tiempo, Estructuras desplegadas temporalmente. N Rt BE 9 POR ERO 2)R- E+ 2)R+E Podrfamos esperar que al nacimiento de ta psicosis se produzca algo andlogo al de 1a neurosis, pero la ana- logia es formal. Aquf se sacrifica al ello, se va hacia la realidad, Freud intenta la analogia, Lo gufa su matema plicito, saca esta Férmula por analogfa y aqui hace la observacién de que no se advierte E- en la psicasis: no hay sacrificio del lado del ello. Por lo tanto au‘, en de- finitiva, un E+ que es misterioso. Esto no se produce al precio de una resiriccién del ello, No hay E- como hay tun R-. La psicosis toma una vfa més autocrética, Por eso el R+ cambia de sentido, pasa a ser especifico de la psi- cosis, un R’, una nueva realidad, diferencia entre repre- sin y renegacién en el sentido psicstico. ;Qué es lo que diferencia al E+ en la neurosis del E+ en la psicosis? Freud lo dice al final: en la neurosis la investidura de la realidad por el ello esté siempre localizada. Se asienta, como el juego del nifio, en un fragmento de realidad. En la psicosis, Ia refundicién de te realidad implica que en ‘este aspecto carece de Ifmite. Por lo tanto, dos modos de insercién del ello en la realidad, 0 sea de goce, uno loca- izado y el otro no. El pivote secreto es, de todos modes, ta castraci6n. {Cudl es esa realidad en Freud? Con Lacan diferen- ciamos la realidad simbélica de Ia realidad comiin. Aqui se pueden ver las afinidades de esta realidad con lo sim- blico normalizado bajo la férula del Nombre del Padre. Oposicién un tanto endeble del ello y ef mundo ex- terior. Lo que puede servir de punto de referencia, 1o que propongo como esquema de 1a Etica del psicoandlisis: tun espacio en cuyo centro est 1a Cosa negra que forma agujero. La Cosa éxtima esté opuesta a algo de un solo bloque: simbélico e imaginario = el mundo fundamen- talmente estructurado como el lenguaje, S I estén del mismo lado en la Etica para poner de relieve la expe- riencia de la Cos ‘Aqui la realidad de la que Freud habla la leeré a par- tirde estos Vorstelung freudianos tales como en Ja Etica He aquf a qué titulo se puede apoyar esta determinacién estructural binaria. Yersién de Gisele Chaboudez ec cs a 15 de enero'de 1987: La sesién fue dedicada a una lectura de las cartas de Freud a Jung, en especial la carta n®22 y la carta n* 25, centradas en la cuestidn de una clinica diferencial cuyos primeros elementos se pueden extraer aqui. Serge Cottet En su estudio de la carta n? 22, Serge Cottet hace no- tar que ya en 1907 Freud tuvo la preocupacién de precisar la relacién de lo simbético con Jo real a partir de la para- noia, relacién que serd objeto de textos ulteriores. En la paranoia se trata de un real que es efecto de una proyec- ¢ién, mecanismo cuya estructura en relacién con la repre- sin Freud intenta establecer. A diferencia de Bleuler, quien aplicé pura y simplemente el esquema de la neuro- is a la demencia precoz, Freud procura dar cuenta del es- tatuto diferente de lo real al precio de una torsién efectua- da en el esquema del capitulo VII de Ia Traumdeutung. En el fondo, el problema es explicar de qué modo una re- presentacién de deseo puede aparecer como procedente del exterior, como algo percibido, desprovisto de afecto, pero caracterizado, con el despliegue del delrio, por una nota de hostilidad. Tenemos, pues, dos tiempos. Primer tiempo: hay un deseo, la libido se desprende y el resultado de esta sustraccién son las palabras “ellos dicen que..." La representacién no culmina en la motri- cidad, sino que retorna en el polo de Ia percepcién sin os auxilios de una teorfa de la represién y de la censura en el suefio, En el sueno, el deseo se hace represemtar sobre Otra escena, aquf retorna en lo real percibido y es- pecialmente en palabras. EI segundo tiempo es el de la lucha defensiva contra ese real exterior que se manifiesta en voces. Asf pues, el problema es la diferenciacién entre la alucinaciéa clinica y el suefio, la proyeccién y la regre~ sién, la investidura de palabra y la figurabilidad. Esta distincién tiene su culminacién en la carta n? 25, donde queda claramente afirmada: en lo que concier- ne ala psicosis y a la proyeccién, no se puede hablar de regresi6n. Hace falta otro modelo que suponga una ine- xistencia de simbolizacién y un no-trabajo del incons- ciente, Aquf también Freud distingue dos tiempos. “Dicen de mf que me gusta el coito”: primer tiempo, la libido abandona la representacién de objeto, 1o que queda abolido es el “yo pienso”, una posicién del sujeto sobre # goce; dicho de otra manera, el sujeto no toma partido, no hay represién de un deseo del que el sijelo no qui ‘a saber nada. Segundo tiempo, el retomo en forma del enunciado “a ella le gusta el coito”, recibido con frialdad, sin afec- ‘0. Aquf la representacién no conoce el destino normal Je una pulsién, no es tratada en lo inconsciente. Des- jués de la Iria acogida, el afecto retorna con inversi6n 4e signo en forma de hostilidad. No se trata de la proyeccién de un odio pregenital sto serd tratado més bien en el texto sobre el Presiden- te Schreber, donde ademds Freiid ctiticard ta nocién de proyeccién como proyeccién de algo refrenado por den- to, hacia el exterior. Lo que queda abolido dentro, un agujero, vuelve del exterior. Serge Cottet resume este examen mediante un es- quema: —la representaciGn + el afecto = pulsién, como em- uje interno (el montante de afecto ligado a la re- resentaciGn permite al sujeto saber que se trata de su deseo); —la representaciGn - el afecto = percepcién (externa). Se tienen, pues, los dos tiempos de la paranoia: 1, Libido, -afecto = percepeién, con indiferencia det sujeto, 2.E1 afecto personal retoma: Libideg + percepcién = delirio; es la creencia, La carta n? 22 contiene los elementos de una elf- nica diferencial, entre paranoia y duelo y entre histe- tia y esquizofrenia, Freud menciona asimismo una oposicién entre hipocondrfa y paranoia andloga a la que existe entre neurosis de angustia e histeria. En la carta n® 25 aparece un complemento a esta clinica: en ella Freud dice, ademas, que el concepto adecuado para la psicosis es “paranoia” y no “demencia pre- coz”. En efecto, 1a paranoia es una forma completa y desarrollada porque incluye el retorno en 10 real, miientras que en la demencia precoz s6lo esté en juego el cuerpo propio. Entre las dos, hay una forma mixta en Ta que el centro del delirio esta ocupade por los ér- ganos del cuerpo (dimensi6n paranoide de la demen- cia precoz) En 1907, Freud se interesa en la confrontacién de los mecanismos del suefo y del destino de la pulsién. Se interesa en lo que es simbolizable, Sélo on 1924, des- pus de la introducci6n del narcisismo, se manifestard el interés por el yo. Agnis Aflalo Evoca un pasaje de las Minutas, la sesién del 27 de febrero de 1907, donde se despliega la misma oposicién entre lo interno como acompaiiado de afecto y Io exter- no como percepcién. Basta que un fendmeno sea “exter- no” para que sea objeto de una creencia, Eric Laurent Subraya la importancia del perfodo 1904-1911 que sigui6 al encuentro con Bleuler y sus discfpulos, perfo- do sumamente fecundo. Freud se opone al grupo esta- blecido por Bleuler bajo.el concepto de “demencia pre~ coz" por efectuarse sobre una base deficitaria. El término “paranoia”, en cambio, valoriza los fenémenos productivos, Estima que el término “Verwerfung” (de la carta n* 22) que S. Cottet considera desprovista aquf de estaluto conceptual, no deja de tener cierto alcance, pues Freud ya lo habfa utilizado antes. Neeee eee eee ETEEEEEIIEEEEEEEEEEEEEG Jacques-Alain Miller. ‘Agrega algunas observaciones. 1. Si nosotros abordamos la cuestién de las psicosis por los textos, es porque ellos contienen los elementos de una clinica freudiana diferencial, y ésto ya en 1907, mientras que en Lacan el punto no aparece inmediata- clinica deficitaria y una clinica productiva. “Produc- ci6n” es un término 2 la vez freudiano y lacaniano. Una oposicién operatoria nos da una regla general para el abordaje de los fenémenos. 3. Al comienzo del Seminario 111, Lacan evoca la disimetrfa entre esquizofrenia y paranoia. Esto coincide con la posicién de Freud en su respuesta al envio por Jung de un libro sobre la demencia precoz y més tarde ‘en Ia carta n® 70: “Escribo paranoia y no demencia pre- coz...” etc.). Se apunta asf al meolto del problema. 44, Se trata de una correspondencia, 0 sea de textos dirigidos a una persona concreta. Freud toma en consi- deraci6n 1a tesis de Jung sobre el autoerotismo como ‘esencia de la demencia precoz, y responde a esta tesis eencuadrando el autoerotismo en relacién con la repre~ sién. 5. Por dltimo, J-.A Miller vuelve sobre el texto y propone reexaminar su articulacién con un esquema ba- sado en la biparticién simple que hallamos en su base. Lo interior se opone a Jo exterior como lo caliente a lo frlo. Para Freud, la realidad es lo “frie”, lo que se percibe tal como es. Lo interior es el dominio de la Tibi do, que puede desplazarse y es “cuantitativa”. (Claro ¢s- Md que en 1924 la realidad es otra cosa, més compleja). Se trata de dar cuenta de algo que se oye en el exte~ rior y que los otros no oyen; zqué es 10 que ha sucedido en Io “caliente” para que vuelva al exterior “enfriado” como un enunciado percibido? 1. Primero hay una investidura libidinal de una repre~ sentaci6n de objeto. 2. Después, desinvestidura libidinal. 3. Proyeccién (no bien aquéllo pierde la cualidad de “caliente”, se torna exterior). 4, Puede deducirse que habré hostilidad respecio de ese objeto, traduccién de una desinvestidura libidi- nal. Lo que complica esta sumaria biparticién es Ia du- plicidad de la sede mAs profunda de la libido: yo y ob- jeto. L.- A. Miller propone representar esto en un esque- ma. pelo Una vez desinvestido, el objeto pasa automiti mente a la clase de la de- recha, en Io exterior. {Cudl es el destino de la libido desinvestida?: a) bien, una vez que el objeto Fue proyectado, Ia li- bido queda confrontada con un objeto que se ha tornado profundamente hostil, como si fuera el ne- gativo del objeto desinvestido y formara parte de la realidad: paranoia; byo bien la libido desinvestida se traslada sobre el Yo: autoerotismo, demencia precoz. Entre ambas posibilidades se sitda Ia demencia pa- ranoide (cf. carta n® 25), donde s6lo una parte de la do se dirige, en el delirio, contra el objeto, y éste es el caso de Schreber. En la demencia precoz, todo refluye, sin remisién, sobre el Yo: las representaciones de objeto pierden todo imerés. os indicaciones: —La construccién de Lacan, con simbélico y real, si- gue una I nea de continuidad con este esquema. To- mada en cuenta la castracién, esto nos da, para la libido, la escritura + pero funciona como la libido freudiana, unas veces bajo el sujeto y otras bajo el objeto. La forclusién puede ser considerada como un tipo de represién. En la neurosis hay retomno en lo sim- bélico y no en lo real; en !a psicosis, retomo en lo real y no en Jo simbélico. En resumen, el sujeto de la psicosis también ess di vidido en el lenguaje. No porque haya forclusién esté menos presente la divisi6n del sujeto. Version de Alfredo Zeno1 2 2g een notre 22 de-enere'de- 1987 J.-A. Miller Hoy no trabajaremos en continuldad directa con la sesién precedente, pues vamos a escuchar una exposi- idn de Francois Leguil sobre Lacan y Jaspers. Trans- currida una hora de exposicién, haremos una pausa para discutir sobre lo que Leguil haya aportado, Frangois Leg: Haré una pequefia introduccién pues anoche di una charla en un cfrculo junguiano al que pertenece un viejo amigo mio, el sefior Michel Cuzenave. Asi que diré unas palabras sobre, digamos, Lacan y Jung, Tanto Jung co- mo Jaspers fueron referencias que estuvieron muy pre. sentes para Lacan y que para nosotros lo estén mucho ‘menos. En lo que nos atafic, diré s6lo esto, que al fin y al cabo en 1955 Lacan no emple6 otro término para cali ficar el rechazo de Jung por Freud que el de “excomu- nin” (1955) y, a la postre, no es otro el que, en 1964, va a aplicar a su propio caso. Esto constituye una comuni- dad en la excomunién, quedando claro que asf como Jung decidié hacerse junguisno, Lacan no decidié hacer- se lacaniano. Diré también que el retorno de Lacan a Freud va a la par con una referencia a Jung que aparece en puntos muy especificos de los Excritos. Exposicién de Francois Leguit La referencia a Jaspers interviene en el punto en que se abre la cuestiGn de las psicosis. He llamado al debate “Karl Jaspers - Jacques Lacan” por antifrasis, pues no hay debate Jaspers - Lacan dado que nunca polemizaron. De manera que ese debate hay que construirlo. {Por qué? Alegaré cuatro razones. De 1955 a 1958, Lacan va desplegando sutilmente una diatriba contra Jaspers, diatriba que llegard a tocarse con la injuria. Después de 1933, pasado un afio de su tesis, Lacan no volvié a hablar de Jaspers, siendo que entre 1932 y 1933 lo habia hecho con profusién por haber sido Jas- ers el primero que le proporcioné una elfnica diferen- cial de las psicosis; la siguiente ocasién fue la de los complejos familiares, de 1938, y luego el final de “Acerca de la causalidad psiquica’. El titulo mas anti- jaspersiano de los Escritos es “Acerca de la causalidad psiquica”, pues segiin Jaspers una causalidad no puede ser pstquica. En el conjunto de la psicopatologia podemos distin- guir tres nombires; el de Janet, con la nocién de sfatesis y la tensién psicol6gica, el de Adolph Meyer, apreciado Por Lacan en 1932, y el de Jaspers. Adolph Meyer funda la psiquiatrfa norteamericana € impide a Kraepelin cruzar el Atléntico. Algunos, como T, Lida piensan que A. Meyer facilité de este modo la penetracién del psicoandlisis en los Estados Unidos. No hubo debate Jaspers-Freud, pese a que Jaspers interviene en Ia psicopatologia a partir de 1913. Jones, en su bio- grafia, s6lo.cita a Jaspers, una vez, y lo-hace para decir. que Jaspers estaba “imareado”, én el séntido futbolistico, por Pfister, el cura del equipo. Este debate que construimos entre Jaspers y Lacan hace de contrapunto a otros dos: el de Lacan y Ey entre 1932 y 1936, y el que se despliega en el articulo de los, Escritos, “Acerca de la causalidad psfquica”, El debate Jaspers-Lacan se cierra en 1938. El segundo jaldn de este debate es la tesis de Lacan, pieza esencial de la psicopatologia, “De la Psychose Pa- ranoiaque”... 1932. ‘Tres lecturas del debate Jaspers-Lacan en la literatura: 1. La lectura de E, Roudinesco. En el Libro I de su historia del psicoandlisis francés, E. Roudinesco men- ciona a la sefiora Minkowska como la jaspersiana de la &poca, siendo que el jaspersiano de la época es J. Lacan. Segiin la tesis de E. Roudinesco, Lacan se sirvié de la psicogénesis para hallar una contrapartida al doctor de Ciérambault, lo cual no es falso pera sf insuficiente. La sefiora Minkowska no es jaspersiana sino constituciona- lista. El’punto que dividfa entonces a Lacan y Loewens- tein era el organicismo. Lacan no opone una psicogénesis a una organogéne- sis, sina que sustituye a ambas por una psicogenia en la se privilegia la estructura mental y se relega la organici- dad a un segundo plano aunque sin eliminarla, 2. La lectura céctel (Paul Bercherie). Bercherie hace un buen resumen de Jaspers en Fundamentos de la cli nica, pig. 233. Considera que Lacan apel6 a Jaspers pa- ra desprenderse del mecanicismo biol6gico freudiano, ‘Tampoco es posible confundir a Politzer con Jaspers, pues para Politzer la psicologta debe sellar la muerte de Ia vivencia y de la interioridad. En Los complejos fami- Hares, cuando menos jaspersiano es Lacan es allf donde muestra acentos politzerianos. 3, La lectura de Lantéri-Laura, Se trata de su artfcu- lo en L’évolution psychiatrique, 1984, n® 4, pig. 975. Para este autor, el secreto del psicoandlisis es que no hay psicogénesis. Podrfamos proponer una cuarta lectura. Proponiendo una transposiciGn terminolégica de “Proceso”, al co- ‘mienzo de la tesis €sto corresponde “proceso”, y al fi- nal a “tendencia concreta”, En 1938 Lacan decia “juego formal del complejo”; en 1946, “modo imaginario”. En 1955, Lacan dice “El proceso es la relacién del sujeto con el significdnte.” En 1958, mencionando a Jaspers, decia: “la estructura como maquina original seria lo que pone en escena al sujeto”, Esta es una lectura burda, pues Lacan no toma a Jaspers como inspirador. En 1955, el 16 de setiembre (no el 16 de noviem- bre), Lacan habla de Jaspers: “La referencia primera a la comprensibilidad sirve para determinar aquéllo que jus- tamente produce una ruptura y se presenta como incom- prensible La tesis de Jaspers consiste en oponer lo que es comprensible a lo que no es comprensible. Lacan, por su parte, hace una distincién entre sen- tido y comprensién. Para Lacan, la “relaci6n de com- prensién” de Jaspers serfa la simple idea de que hay cosas que tienen un cardcter obvio. Lacan pone el ejemplo de la bofetada que se da a un nifio, y opone de entrada Ja comprensién a algo que ha de ser descifrado en el mensaje del Otro (la bofetada). La relacién de comprensién de Jaspers se evoca tan s6lo como “una relacién siempre en el limite”. Limite inasible entse lo comprensible y lo incomprensible. ‘A menudo se identifica la psicogénesis con Ia rela- ccién de comprensi6n; para Lacan, el gran secreto del psicoandlisis es que no hay psicogénesi Dicho esto, si se toma toda la frase, hay que subra- yar que Lacan s6lo fue psicogenetista en un aspecto me- itodolégico. Por ejemplo, dice: “Descartes es un psicoge- netista de genio”; esto lo dice en “Acerca de lz causalidad psfquica”. O bien, “de Clérambault es un psi- cogenetista”, En “La cosa freudiana”, contempordnea del Seminario ITI, Lacan dice “lo que da a la obra de és- te Uaspers] su estilo, como da su peso a su estatua de di- rector de conciencia en vaciado y de maestro del pensa- miento de hojalata” (pag. 424, Ecrits). En “Situaci6n del psicoandlisis en 1956": “Lo repe- timos a nuestros discfpulos: ;Cuidaos de comprender! y dejad esta nauseosa categoria a los sefiores Jaspers y consortes”. (Ecrits, pag. 471). ‘Lacan opone comprensién a desciframiento. En “La direcccién de la cura”, pag. 635, habla de la ilusi6n corriente de la “comprensién en el sentido nefas- to en que obtuvo de Jaspers su cotizacin”. De igual manera, en la pig. 651, “Observaci6n sobre 1 informe de Danie! Lagache”, Lacan menciona a Jaspers como uno de los culpables ocultos de la psicologia del Yo. El jaspersiano de la historia del psicoandlisis es Laga- che: “Y negard incluso Lagache la influencia nefasta de la antinomia de Jaspers, en esa jugada de trilis con que se pretende deslumbrarnos, haciendo espejear el lustre de la fisiologia sobre la puerta del desvén de que nos sacan...”” 4A qué responde esta diatriba contra Jaspers? La- ‘can no esté quemando lo que ador6, En 1955 Jaspers escribe un libro, De la psicoterapia, que es un libelo contra el psicoanilisis. Asf pues, Lacan es violento con Jaspers porque es preciso serlo. En ese libro, Jaspers alega retomar simplemente las tesis de su Allgemeine psychologic. iQuién es Jaspers? Nacido a finales del siglo XIX jo de comerciantes mayoristas, cursa es- tudios de derecho y luego de medicina, Es asistente de la cétedra de psiquiatria en Heidelberg y tiempo des- pués pasa a la filosofia, transformando su cétedra en cé- ledra de esta tiltima ciencia, Padece una severa dolencia de dilataci6n bronquial por la que le pronostican que morird a los 30 afios que es la edad en que escribiré su Psicopatologta general... En 1910 vive un encuentro importantisimo: el encuentro con Heideggcr, propiciada por su maestro Husserl. Aqui comienza un debate Jas- pers-Heidegger. Hay un elogio de Heidegger en el libro de Jaspers Psychologie der Weltanschauungen. Para Jaspers, la comprensibilidad es el hecho de aprehender las motivaciones de otro. La “relacién de ‘comprensién” es la relacién con otro definido como su- jeto de una Weltanschauung. Heidegger dice que para Jaspers la cuestién del ser se le plantea al hombre en una situacién Ifmite de su existencia, idea que Lacan hace fntegramente suya. Critica a Jaspers, entre otras cosas, por no comprender nada de los tiempos y haber hecho sobre el cogito un estudio atropellado, Hay un articulo de T. Lorand, filésofo de Bordeaux, sobre el debate Jaspers-Heidegger entre 1928 y 1964. De 1928 a 1964, una parte del Diario de Jaspers esté de- cada a “Nota sobre M. Heidegger”. En 1925, dice que el Sein und Zeit es un camino de perdici6n para el pen- samiento filos6fico. En 1937, Heidegger escribe en Subjetividad y tras- cendencia: “ia que me preocupa no es la cuestién de la existencia del hombre, sino la del ser en su conjunto co- ‘mo tal; Jaspers la pasa totalmente por alto.” Jaspers legaré a Francia después de 1945 en la mis- ma oleada que Heidegger. Este escribe a Beaulret, en las cartas sobre el humanismo: “ve usted que mi pensamien- to y el de Jaspers estin separados por un abismo”, Io que hard decir a Beaufret que el nexo Jaspers-Heidegger est tan justificado como Reaumur-Sebastopol. ‘Tras haberla propiciado, Jaspers perderd toda espe- ranza de reconciliacién. Heidegger escribe en 1955 Uber die Linie, donde dice que “es de un grotesco difi- cilmente emulable proclamar que mi tentativa de pensar es la demolicién de la metaffsica, y mantenerse al mis- ‘mo tiempo, gracias a esa tentativa, en caminos de pensa- mientos con representaciones prestadas..." Heidegger reprocha a Jaspers haberle usado sus con- ceptos desde 1925. Para Jaspers, 1a Antinomia descansa en el hecho de que la captacién del ser que é1 describe como lo englobante (Dasein) no puede concebirse sino en la escisin sujeto/objeto que aparece en las situaciones limites: muerte, enfermedad, locura. Jaspers pregona una filosofia de 1a racionalidad como alumbrado de Ia existencia, con los dobletes libertad/trascendencia, con frases asombrosas: “Hay una adhesin de ta li- bertad a la trascendencia, no hay claridad sin objeti- vacién; la Antinomia esta en que en momentos limi- tes el sujeto queda dividido del objeto por algo que es la captacién de la finitud de la situacién y al mis- mo tiempo necesitado de leer los signos del ser y de la trascenden El perfodo 1933-1945 fue horroroso para Jaspers de- bido a que su esposa era judfa, El convoy que deb/a lle- vvar a Jaspers al campo de la muerte estaba previsto para el 14 de abril de 1945. En este afio, Jaspers se va de Ale- mania, afectado por la escasa repercusién de su libro La culpa alemana, En 1950 declara nuevamente la guerra al psicoandli- sis en una conferencia titulada “Zur Kritik der Psycho- analyse” . Reprocha al psicoanslisis el crimen de haber pensado que la causalidad pueds no ser extrafia al senti do, La causalidad es-extrafia al-sentido, se: lavaprehende desde fuera, en el exterior de uno mismo, En “La cosa freudiana”, Lacan responde que la cau- salidad no es externa sino heterogénea, JA. Miller En Ia pAgina 651 de Ecrits, cuando Lacan evoca la nefasta influencia de la antinomia de Jaspers, lo que se evoca es algo de este orden, 1a oposicién entre causali- dad y sentido, ya que en la Iinea anterior menciona la carta forzada de la concepeién causal. F Leguil La antinomia es un término que aparece de otra ma- nera, ZPor qué es preciso que la causalidad sea exterior al sentido? Porque ella permite actuar desde afuera, esto remite a la expresi6n “direccién de conciencia en vacia- do”. La comprensién no pretende ser tan eficaz, ella apela a la libertad, dice Jaspers. La confusién entre sen: tido y causalidad constituye para él un crimen de lesa li- bertad, que es reificada. Todo lo que le ocurre al hombre tiene un sentido: éste es el error del psicoandlisis Lacan critica la comprensién en el Libro I, pég. 253 (ed. francesa, Les écrits thecniques de Freud), a prop6- sito del paciente de Balint que le cuenta bolazos. Balint no comprende. “Cuando ustedes no comprenden una historia, no se acusen sin més; diganse ‘debe tener un sentido, que yo no comprenda Las cosas que el paciente le cuenta a Balint no for- man un todo, no son un conjunto, términos estos dos que en Jaspers son sindnimos de comprensién. Lacan le indi- ca que esta faceta comprensible podria apuntar a una or- con lo que la tesis de Jaspers queda reducid de la comprensién, el cuerpo interviene. El objeto de la Psicopatologia general, de 1913, es Jo que Jaspers denomina la actividad psfquica y cons- ciente. “Actividad” es un término que Lacan utiliza con- tra Henri Ey. Para Jaspers no hay enfermedad psfquica. Lacan se- fiala la relacién del trabajo de Jaspers sobre la compren- sién con Ia invencién de la esquizofrenia. Abordar la psicosis por la esquizofrenia es abordarla por Jaspers. Jaspers busca un concepto unificador de lo mérbido. P. Talossian, en su libro Antropologia comprensiva, dice que hay en Jaspers un eidetismo latente. Con la comprensién, Jaspers dice algo que le sirve para situar todo lo que no se comprende de! lado de una esencia patolégica, del proceso. Retoma la tesis de Di hey: en lo que se comprende hay un punto, una génesis posible en el paso de un estado a otro. A la psicologta comprensiva se le opone ta psicolo- fa explicativa, que da cuenta de las causas. Proceso: es lo que se opone a lo que se comprende. El proceso es un concepto forjado en el limite entre comprensi6n y expli- cacién. Cuando ya no se comprende al Otro, cuando hay discomtinuidad en el sentido, ya no se apela a la psicogé- nesis sino a la explicacién fisiol6gica. En la clfnica se localiza un proceso, en un corte. El Proceso pone una barrera a la nocién de desarrollo de la Personalidad. Los celos, sea el estado de creencia de que se lo engafia. En el proceso, el estado precedente falta, Cuando no se comprende, se-leen.los signos. Lo animal es lo incomprensible. “Proceso” se distingue de la disgregaci6n de la con- ciencia de naturaleza neurol6gica. Con el proceso queda afectada la noci6n de responsabilidad del sujeto, asi co- mo se pierde la introspeccién, ‘Ast pues, Jaspers comprendié lo que constitula el pe- so del sinsentido; esto es lo que retiene Ey en 1962, en un articulo sobre la nocién de proceso en psicopatologfa, “Proceso” darfa cuenta del sinsentido en el sentido. J-A. Miller Se ha hecho un paralelo entre Jaspers y Heidegger, y esto podria ser vinculado con la mairiz comin, que es Husserl. Jaspers intenta abordar la psicopatologta a par- tirde la fenomenotogia. Hay una filiacién que lleva otra vez de Husserl a Brentano, a quien Freud conocié, Las oposiciones “explicacién” // compren: “sentido //causalidad”, proceden de la fenomenologia, y “Mis alld de! principio de realidad” es un intento de Lacan de construir una fenomenologia del psicoandlisis Hay utilizacién det método fenomenolégico. Pero Lacan se dio cuenta de que asf iba desencaminado. La Antinomia de Jaspers juega con las oposiciones Experiencia Exterior // cosa reificada en el dominio de lo causal. Enel sentido: comprensibilidad // libertad subjetiva. En Lagache esto produce, en 1950: “en amplia me- ida, la significacién fue sacrificada a la causalidad En 1957: después de “EI psicoandlisis y su ensefian- za” una de las grandes direcciones del pensamiento de Lacan, dice Lagache, es wna critica del naturalismo cau- sal; Lagache reprocha a Lacan hacer una trascendencia del lenguaje”. Naturalismo causal y materialidad se oponen a sen- tido y comprensién. Este binario no recubre para Jaspers la divisi6n fis coy psiquico, Harumann, Kris y Loewenstein, como teéricos de la “ego psychology”, se sirven de la misma antinomia. Cuando la relacién de comprensién no conduce a nada, esto acaba reduciéndose a la causalidad. Lacan, por su parte, trasciende al debate, pues el uso de Ia cadena sig- nificante deshace la oposicién jaspersiana. Esta oposicién Ciencia/Interpretacién viene de Dilt- hey. Jaspers reprocha a Heidegger no haber comprendi do nada de la ciencia. F. Leguit Cuando uno ya no comprende, interpreta los signos, que el sujeto emite a su pesar. Cuanto menos compren- demos, mas debemos interpretar. En cuanto a la esquizofrenia en el sentido de Bleu- ler, cuando ya no se comprende el sentido, se interpretan los signos del proceso primar La comprensién es limitada, ad, 1a explicacién causal, es infi jentras que la causali- ta, - A. Miller El problema de Ia intersubjetividad. El cogito carte- iano se plantea a través de una cierta ascesis del sujeto, la duda hiperbélica. El problema es distinguir a los eres hablantes por rasgos que le sean particulares. Este problema de distincién de los seres hablantes rntre los entes mundanos fue renovado por Husserl: re- conozco que hay otro sujeto cuando hay un sentido que 'o comprendo. Lacan retom6 esto: no puede haber sentido més que para un sujeto, La relacién de comprensién es una relacién entre el sujeto y el significado. En este sentido sitda Ey a Lacan ‘como jaspersiano. El aporte de Lévi-Strauss y Jakobson permitird a ‘Lacan tratar de una manera muy diferente la cuestién, el fenmeno del sentido en su relaci6n con el sujeto, muy diferente y més cientifica 29 de enero de 1987 Continuacién de la exposicién de F. Leguil sobre Jaspers Tratando esta vez de Ia relacién de Lacan con Jas- pers, F. Leguil formula la tesis siguiente: "De la caucién concreta a la oferta de una discontinuidad. Plantea que Jaspers integra el circuito por el que Lacan va de de Clérambault a de Ciérambault, 0 sea que permite a La- can, en el momento de escribir su tesis, una critica de de Clérambault que posteriormente, en “Acerca de la cau- salidad psfquica”, le hard posible retorar a él. Esta ert ica de de Clérambault se ejerce en nombre del sentido, por el enfogue fenomenol6gico, y el retorno a de Clé- Tambault se efectia por el significante; de este modo, la xenopatfa de de Clérambault es retomada en el concepto del Otro, Ast pues, el abordaje de la psicosis a partir del sig- nificante esta precedida por una dialéctica entre el ob- Jetivismo de de Clérambault y el semantismo de Jas- pers. Desde esta perspectiva, Lacan pone de manifiesto el interés te6rico del concepto de proceso oponiéndolo al de comprensién: del lado de sta, 1a conciencia, la continuidad, el sentido; del lado del proceso, la solu- cién de continuidad, Ia causalidad inconsciente, el azar, la mutacién subjetiva irreducible. El proceso pst- 4quico se opone al desarrollo: entre ambos, el concepto de reaccién. 1a lectura que Lacan hace de Henry Ey se sitéa en esta oposicién. El fenémeno de automatismo mental es situado en el cruce de dos series causales: la causalidad orgdnica y la causalidad psiquica. En este punto tienen lugar, entre F. Leguil y J.- A. Miller, un debate sobre esta lectura de Ey por Lacan. 10 Sin embargo, esta lectura de Ey por Lacan pone en evidencia que el fendmeno del automatismo mental, en el punto de crucé de las dos series, aparece como deter- minado en relacién con la causalidad orgénica, y como fortuito en relacién con la causalidad psicégena com- prensiva: se trata, pues, de la intrusién de un fenémeno causal en la sucesién de ideas. Esta oposicién reaparecerd, en Lacan, con la oposi- ci6n tyche-automaton. Se puede considerar que la rafz de la oposicién La- can-By reside en le diferente postura respecto de la li- bertad, libertad que Ey define en funcién del proceso causal, Pero allf donde se hablaba en términos de limite de Ja comprensi6n, Lacan hablaré de intrusién significante, Jo cual subraya la seriedad con que tomé las intrusiones alegadas por Jaspers. Pero el inconsciente estf estructu- rado como un lenguaje y no como un organismo. JA. Miller El punto que nos interesa es el del fondo sobre el cual aparece Ia forclusién, lo cual supone que, al desper- lar estos textos de los comienzos, tanto la referencia a Freud de 1906-1911 como los inicios del Lacan psiqui tra en la década del treinta, harfamos extrafio nuestro contexto. Respecto del Lacan de los comienzos, la cues- ti6n de la psicosis esté en primer plano, es para él una cuestiGn profesional. Lacan est en busca de su senda y Ia encuentra en el ‘fen6meno: asf, en “Mis allé del principio de realidad”, parte de la descripcién fenomenol6gica dela experiencia analitica y de dos puntos que conseyvan un peso singu- Jar: el lenguaje ocupa la experiencia analitca y el oyen- ne en ella un lugar distintivo, Lacan no eseribiré a segunda parte prevista, pero ha sido hallada una senda, ‘Versién de Marie Héléne Brousse 5 de febrero de 1987 Francois Leguil ala segunda parte de la Tesis de ‘La propia sucesién de los tres capftulos dedicados especificamente al caso pone en evidencia ta influencia de Jaspers. En el primer capftulo Lacan le rinde homenaje: a) “Proceso” es el concepto capital. ') EI método de la comprensién es el método sano. ©) Fenémenos elementales. La segunda parte de la tesis esté dedicada al examen clinico del caso. Los capitulos tratan la siguiente serie: 1. Examen clfnico del caso. 2. gRepresenta la psicosis de nuestro caso un “pro- eso” orgénico-psiqui 3. cRepresenta la j6n a un conflicto vital y a traumas afectivos de- terminados? 4,La anomalfa de estructura y la fijacin de desazo- Io de la personalidad de Aimée son las causas primeras de la psicosis. Los tres primeros titulos responden a un método jas~ persiano. Se destacan dos puntos: a) zes posible locali- zar el “proceso” en la experiencia clinica?, b) quid de reaccién. conflicto vital Desplazamiento lacaniano (operado sobre Jaspers) a i trauma afectivo o* determinado En el titulo del capitulo 4, Lacan deja de ser jasper- siano, Se separa de Jaspers sin decirlo. Sobre el final de su tesis, y sin citar a Jaspers, La- ccan explica el por qué del método llamado comprensivo, En suma, hay que encontrar criterios puramente objeti- vvos “aptos para proteger [la determinacién de un hecho dado} de toda contaminacién con las ilusiones, detecta- das a su vez, de la proyeccién afectiva.” (pég. 310). Lacan intenta proponer una definicién de la perso- nalidad que le permita desprenderse del organicismo y conservar un método de observacién objetiva, Lacan es el nico francés que saca consecuencias de las tesis de Jaspers en su propia clinica, ‘Su apuesta consiste en llamar “fenémeno elemental” a sfntomas en los que se expresan los factores determinantes de la psicosis, Su ambici6n es alcanzar una palognomfa, cs decir, tratar de arribar al diagn6stico mediante la detec ci6n de un solo signo que darfa su sello a la enfermedad. Los fenémenos elementales expresar‘an el mecanismo, Lo que preocupa a Lacan es determinar en la clinica aquéllo que, habida cuenta de la historia del paciente, es rmuevo y heterogéneo. Proceso: lo que excede a los limites de la compren- sign, Este concepto de proceso permite escapar a la hi- pétesis neurolégica. Interpretacién: (pags. 210 y 211): Lacan rompe con tuna posicién jaspersiana: “el contenido no carece de re- lacin con el mecanismo”. u Hace explicita su diferenciacién de los psicogenetis- tas:"... i nuestra teoria tiende a despojar a la interpreta~ cin de su cardcter razonante, no por ello anula su alcan- ce psicdgeno, sino que solamente la hace retroceder sobre unas modificaciones atfpicas, mas 0 menos larva- das, de las estructuras perceptivas” (pag. 210). ‘Aimée padece de un sindrome neurasténico: ésta es Ja primera clave. La segunda clave es el conflicto vital cen el plano de las relaciones sociales. Leguil destaca la sinonimia: vital/moral/social/psi- a personalidad anterior del sujeto esté marcada ante todo por un inacabamiento de las conductas vitales” (pigs. 268-269). Lacan elimina la hip6tesis organicista, La ilusion de la memoria: “trastomo consistente en tuna insuficiencia de la rememoracién, que permite que una imagen-faniasma (evocada a su vez por las asociacio- nes de una percepcién, de un suefio o de un complejo de- lirante) se transformen en imagen-recuerdo” (pag. 213). Lacan agrupara seguidamente los fenémenos ele- ‘mentales bajo cuatro encabezamientos: 2) estados oniroides, coloreados a menudo de ansiedad, ») trastornos de “incompletud” de la percepcién, ¢) interpretaciones propiamente dichas, 4) ilusiones de la memoria (pag. 216). Los grupos b, ¢ y d: “dependen de mecanismos psi- ccasténicos, es decir que se presentan como trastornos de la percepeién y de la rememoracién, ligados electiva- mente a las relaciones sociales” (pig. 216). GES posible definir la psicosis de Aimée como un proceso’: “Es ésta una pregunta a la cual no podemos cconlestar sino después de haber estudiado las relaciones del delirio con la historia y con el cardcter de la enfer- ma, con lo que vamos a intentar conocer su personali- ad.” (p6g. 217). F, Leguil sostiene que Lacan, en el capitulo 2, da un giro decisivo, El acontecimiento da cuenta de lo que or- ‘ganizarfa ala psicosis 1, El acontecimiento da cuenta no de lo que desen- cadenaria la psicosis sino de 1o que la organiza. 2. El acontecimiento revela el conflicto vital subyacen- te. El acontecimiento nos permite irdel trauma al conflicio. Lacan trae a colacién el “cardcter sensitivo” de Kretschmer, Lo cita en las pags. 93, 100, y 226, donde ‘considera a Aimée como una “intrigante refinada” Kreischmer le permitiré asomarse a la cuesti6n de conflicto moral, de conflicto vi Lacan nos dice que el delirio se organiza en torna del trauma (pag. 233). Los complejos familiares En la pagina 85, Lacan seflala que “Queda por esta- blecer si los complejos que cumplen tales funciones de motivaci6n y tema en los sfntomas de la psicosis, de- sempefian también un papel de causa en su determinis- mo, y esta cuesti6n es oscura” (pég. 85). ‘Afiade: “... si bien pretendfamos comprender sinto- mas por und psicogénesis, lejos estamos de haber pensa- do en reducir a ésta el determinismo de la enfermedad. Muy por el contrario, al demostrar en la paranoia que su fase fecunda entratia uri estido hipnoico-confusional, onirico 0 crepuscular—, subrayamos la necesidad de al- aiin resorte orginico para la subduccién mental con la que el sujeto se inicia en el delirio” Y¥ un poco més adelante, en la pag. 87: “El aborto de la realidad en las psicosis, aparte de deberse en dhtima instancia a una deficiencia biol6gica de la libido, revela también una derivacién de la sublimacién donde el pa- pel cumplido por el complejo familiar se ve corroborado por el concurso de numerosos hechos clinicos". Retorno a la tesis: En Ia pigina 233 (tercer capftulo de la parte II), La- can sittia el desencadenamiento de la psicosis de Aimée en forma de sintomas oniroides e interpretativo de’ ca- deter difuso y asistemético. Pero sélo con el trauma moral “aparece en Aimée la primera sistematizaci6n del 10 es causal tan s6lo en funcién del sentido que el sujeto le ha dado. EI punto importante sigue siendo el de la implica- ci6n del sujeto en estos fendmenos.» .- Resumen Después de haber situado los tres primeros capttulos de la segunda parte de la tesis de Lacan como “jasper- sianos”, Frangois Leguil nos diré que en el cuarto capi- tulo Lacan se separa de Jaspers sin decirlo. 13 Leguil pasa a definimos lo que constituye la preocu- pacién, la ambici6n y la apuesta de Lacan, La preocupacién consistir4 en proponer una defini- cin de la personalidad que le permita desprenderse del organicismo y conservar un método de observacién ob- jetiva, Leguil hace notar que Lacan es el inico francés, que saca consecuencias en su préctica de las tesis “jas- persianas”. La apuesta de Lacan en este momento consiste en denominar fendmeno elemental a sfntomas en los que se ‘expresan los factores determinantes de la psicosis.. La ambicién es alcanzar una patognomia, es decir, tratar de Hegar al diagndstico mediante a localizacién de un solo signo que dar‘a su sello a la enfermedad. ‘A continuaci6n, examina el caso Aimée. Para res- ponder al interrogante de si la psicosis de Aimée es un proceso, Lacan estudia antes las relaciones existentes ‘entre el delitio y Ia historia y cardcter de la enferma, F, Leguil formaré una serie con los conceptos de acontecimiento, desencadenamiento, organizacién del delirio, trauma y conflicio. Después precisaré las refe- rencias a Kretschmer en que Lacan se apoyé El capitulo 3 se cierra con la cuestién de la eleccién de la psicosis. Lacan plantea que la causa primera de la enfermedad de Aimée no debe ser situada en el proceso 10 mas bien en el desarrollo En el capftulo 4 trata de las relaciones de compren- sign, El método es semiol6gico. Nuestro comentador es- timard que este capitulo es “abrahamiano” antes que ‘jaspersiano”. Se exponen ahora los ocho puntos que hemos extrai- 4o de la intervenci6n de J.-A. Miller: 1, La tesis de Lacan es “jaspersiana’ 2. El procedimiento de Lacan consistié en tratar de insertar la relacién de comprensién en la psicopatologta de su época. 3. El aporte de Lacan es la relacién de comprensién, como palanca que opera sobre las teorias de su tiempo. 4. La originalidad reside en que podemos entender por qué raz6n Lacan fue reticente a la publicacién de su. tesis: énfasis puesto en las relaciones de comprensién. 5. Lacan es el primero que aplicé el método com- prensivo. Define la personalidad como el individuo aprehendido a partir de la relacién de comprensi6n. El individuo aprehendido como sujeto del seritido. 6. El esfuerzo de Lacan es captar el sentido a partir de tun punto de vista cientfico. Hace apelacién a una ciencia fundada en la objetividad. Es “neo-jaspersiano”, radicaliza larelacién de comprensién. 7. La “tendencia concreta” de Lacan no tiene nada de orgénica; es un fenémeno inmerso en el sentido, 8. Lacan siempre se sita en confrontacién con la causalidad orgénica. J.-A. Miller subraya que, aun si la causa orgénica existe, el sujeto tendré que implicarse. ‘Yersién de Luis Solano 12 de febrero de 1987 8. Zizek y H. Schulz Efectian sendas puntualizaciones que siguen una misma direccién: el psicoandlisis y el tema de la com- prensién, Sefalan las diferentes reapropiaciones del psi- coandlisis por parte de la filosofia, Queda por realizar ‘un estudio sobre el tema de la comprensién, de Brentano a Husserl, A. Miller Se refiere seguidamente al jaspersianismo de Lacan tal como queda de manifiesto en la primer parte de su tesis. El debate psicopatolégico en el que Lacan se ins- ccribe es el que se suscita a partir del tratado de Kraepe- lin de 1899, Se oponen dos tesis: A) El psicogenismo, con un doble componente: 1. Las teorfas de la consttucién (escuela francesa) 2. Las teorfas de la reaccién (escuela alemana) B) El organicismo, también con un doble compo- nente: 1. Organicismo puro 2. Proceso psiquico de Jaspers. La originalidad de la tesis de Lacan radica en apoyar- se en parte sobre las teorfas de la reaccién psicogénica, y en parte sobre el proceso psiquico, es decir, organicista. Oponiéndose a los defensores de la teorfa de la constituci6n, innata y hereditaria (Sérieux, Capgras), Bleuler encuentra la explicacién de la enfermedad en “tas reacciones del sujeto ante situaciones vitales” (te- 4 sis, pig, 7). Kretschmer, por su parte, modula esta r accién en funcién del carécter, del acontecimiento viv do y del medio. Otros tantos elementos que entran en el marco de las “relaciones de comprensién”. Esto es lo que Lacan integra en su psicogenismo. Para Lacan, es psicogénico todo sintoma “cuyas causas se expresan en funcién de los mecanismos complejos de la person: dad... y de su desarrollo” (id, pag. 45). Pero dentro del marco general de las relaciones de comprensi6n , Lacan se detiene, lo mismo que Jaspers, ante lo que éste denominé “proceso p: incomprensible. En efecto, este proceso introduce en la personalidad un elemento nuevo, heterogéneo, irreducti- ble a toda comprensiGn y que no depende de organicis- guna cons- -ntimientos intelectuales” analizados por Ja- net y las “interpretaciones zafias” descriptas por Meyer- son y Quercy, constituyen en cierto modo el paradigma de este proceso. Detrés de lo cual Lacan ubicaré todo aquéllo que se denominaré “fenémeno elemental” en una psicosis. La conclusién que se desprende es que Lacan, en su tesis, fue enteramente jaspersiano. De un modo positivo, porque las relaciones de comprensién se ajustaban per- fectamente a su teorfa de la personalidad; de un modo negativo, en la medida en que Lacan reserva una suerte particular a aquello que escapa a la comprensién y que {queda imteresado en el proceso psiquico. Tal vez se pueda agregar que el Lacan que vendré a denunciar las relaciones de comprensi6n se inscribe en este debate de Lacan contra Lacan. Version de Jo Attié 5 de marzo de 1987 Exposicién de Jacques-Alain Miller sobre la se- ‘gunda parte de la Tesis (“El caso Aimée o la paranoia de autocastigo”) Dos observaciones preliminares: 1. Problema de Ia monografta: €l méiodo prototipi- co tal como Lacan lo establece, es decir, no una sintesis descriptiva sino una “descripci6n concreta”, es nuevo. Contamos con muchas monograffas de Janet, Flournoy, ‘Azam, pero son excepciones. En cambio, en el campo propiamente psiquidirico existe una tradicién monogré- fica sobre hombres famosos, en particular autores. En cierto sentido, Aimée se halla a medio camino entre esta tradicion y la monograffa puramente clinica, puesto que sus escrtos eran apreciados por los surealistas. 2. Comprensi6n: la comprensién aparece como un criterio clinico de inaci6n, segin se expresa en la definicién de la pagina 309: “dar su sentido humano a Jas conductas y fendmenos mentales presentados por los enfermos”. Véase también el articulo de Lacan en “Le Minotaure”, con apoyo en J. J. Rousseau, que coincide con la posicién tomada por los surrealistas en cuanto a Ja dignidad humana de la locura. A los ojos de Lacan, el riesgo de proyeccién que la comprensién puede representar es “sorteable por criterios objetivos”: las relaciones de comprensién “brotan de los propios hechos”, no vacila en afirmar en la pégina 310. -A. Miller pasa seguidamente al examen porme- .do del caso propiamente dicho. Relectura de! primer parrafo de la pag. 153 (“El atentado"), con su sabroso estilo de pastiche periodisti- co. (Hugo Freda nos sefiala de paso un trabajo de Male- val, "Recherche exhaustive sur l'événement”, centrado en una compilacién de los diarios de la época.) El nombre de Aimée: el retrato de Aimée se conden- sa en el nombre que ella misma se pone en un escrito y que Lacan le otorga a su vez. como insignia de su eroto- manfa. Su nombre es por sf solo un diagnéstico, el nom- bre de su posicién erotoman‘a ‘Aun cuando Lacan no aporte en su informe ninguna coordenada transferencial, de todos modos sefala, en la gina 158, que “sus relaciones con su médico no estén indemnes de un eretismo imaginativo vagamente eroto- manfaco. Aimée se cree amada”. EL objeto de Aimée. Odjeto princeps: su hijo. “Uni- 0 objeto de su inquietud”. La postura de Aimée es la de Andrémaca (“Unico objeto de mi resentimiento”), y se la describe en forma general como de una gran dignidad (Pigs. 157, 158). “Hice eso —dice— porque querian matar a mi hijo” (pég. 159). Los trastomnos de Aimée Nota de traducetén: (4-3-87) '* El nombre propio Aimée corresponde al partcipio del verbo ‘amar. Aimée significa, pues “amada’ comenzaron diez afios antes, durante un embarazo que culminé en el alumbramiento de un nifio muerto, Por otra parte, la amenaza de muerte sobre el hijo se enlaza con un suceso traumético producido en la generacién anterior: el mayor de los hijos muere estando la madre de Aimée encinta (el nifio cae por la abertura de un hor- no encendido). El Otro de Aimée: los ene Cuando da a luz un nifio muerto, imputa esta des- gracia a sus enemigos y concentra la responsabilidad de esta muerte en su mejor amiga. La “cristalizacién hostil”, como la llama Lacan, tiene lugar a rafz de una Namada telefénica de esta amiga, poco después del parto. El punto de inseminacién va a cristalizar y pre- cipitarse en el atentado contra la sefiora Z. Lacan po- ne de relieve la serie de reduplicaciones de esta figura inicial. La sefiorita C. de la N., su amiga, es la posta hacia la sefiora Z.: gracias a su amiga oy6 hablar de ella por primera vez (véase pag. 226, pig. 165). Antes de ser su enemiga, la sefiorita C. de la N. habia sedu- cido a Aimée: homologia de la serie persecucién-se- duccién. En la pégina 226, Lacan clasifica a esta ami- ga dentro del tipo que se opone al sujeto “a la manera como se opone al objeto su imagen invertida en el es- pejo” (cita de Kretschmer). Matriz de la serie: !a ma- dre y la hermana mayor. La hermana mayor, “Ruth de un Booz tendero” que se habfa visto defraudada en su necesidad de ser madre (pig. 230), va a vivir a la casa de Aimée ocho meses después de la boda. La confe- n de 1a oposicién a la hermana se bre paso tras la admiracién de pura fachada, cuando su atencién recae en otra cosa. (Observacién de Colette Soler: el méto- do es herencia de de Clérambault, para quien es preci- so manejar a estos pacientes, conmoyerlos y entonces, darse cuenta, hablan), En la pagina 147, Lacan evoca, en lo relativo a este ‘punto, Ia ensefianza de Westerterp sobre las experiencias niciales que determinaron el delirio. ‘Tomada de frente, Aimée opone una reaccién de de- negacién a toda sospecha referida a su hermana mayor. Reproche mayor que sistematiza el delirio: reproche 2 la hermana de haber raptado al nifio, pero desviado so- bre un sustituto: la amiga envidiada, la enemiga més fn- 1a desconocida. Desconocimiento que se desplazaré hacia la sefora Z. En el abordaje de este caso se afsla, pues, uns fun- cfén, un lugar: F(x) = funcién del Ideal (x) =asutumo — - Sarah Bernard = Ia amiga = Ia sefiora Z. - la mujer que ella quisiera ser, La nocién de autocastigo, que resume todos los ele- ‘menios, aplasta un poco el relieve del abordaje deiallado del caso. El autocastigo pone de manifiesto que Aimée se agredi6.a-sf.misma,-pero.nos reduce. demasiado répi 15 damente al “auto”, Los elementos dispersos que consti tuyen al Otro (y 2 la funcién del Ideal) merecen por sf miismos aterici6it. Lugar de la literatura erotomanfaca de Aimée: debe ser puesto en relacién con un desfallecimiento simbéli- co; necesidad de un socorro benévolo (el Principe de Gales) en esta erotomania, Erotomanfa = retorno de la forclusién. La sopladura del delirio (expresién re tomada en 1966). Los temas del delirio quedan completamente reduci- dos a su admisién, pero ningin alivio sucede al acto pro- piamente dicho. Todo cae de un solo golpe (pag. 250), pero, a diferencia de los delirios pasionales, después de Ja agresién no se produce nada semejante: Aimée “se cu- ra” estando en prisién durante el tiempo del castigo. La sedacién se produce cuando el acto recibe castigo. Esto €5 10 que justifica el término de autocastigo. Esialuio de los elementos que aparecen en el lugar de (x) en F(x): en el fondo, Lacan ha descubierto ya el estadio del espejo en el caso Aimée, en la nocién misma que nivela en una Tinea a.g’a"...= yo (hallando su ni cleo en el complejo fraterno, pag. 261). Véase también Ja calificacién de imagen invertida en el espejo, referida ala amiga. Por otra parte, las referencias a Guiraud (pég. 237) —"Les meurires immotivés"—, al enemigo interior en “el que se“objeliva la erifermedad, y al “kakon” que el su- Jeto quiere matar (pég. 301) nos acercan extratamente a del pequefio a como éxtimo, Pero agut también la notacién clfnica del autocastigo impide a Lacan com- prender en todo su alcance el esladio del espejo y 1a es- Cisién del Yo (la alienaci6n). El autocastigo nos devuel- veal "yo mismo” como tal. A través de este caso Lacan se pregunta si se trata de un proceso 0 de una reaccién. Respuesta: ni 1o uno ni lo otro (respuesta basada en el concepto de personalidad). De un lado y de otro La- can demuestra lo mismo: todo esté ligado a las relacio- nes sociales, esto es, al Otro (A). El pulido de la clinica es aqui patente, aunque em- brionario. Asimismo, Lacan hace de los cuatro fenéme- nos elementales por él distinguidos —estados oniroides, incompletud de la personalidad, interpretacién, ilusio- nes de la memoria— otros tantos trastornos de la per- cepcién y de la rememoracién ligados a las relaciones Sociales, otros tantos trastornos en la relacién con el Otro simbstico. En el fondo, mientras que a Ia entrada de la tesis la clave es la relacién de comprensién, a la salida tenemos in de Yves Depelsenaire 12 de marzo de 1987 Jacques-Alain Miller hace una lista de propuestas de trabajo para los participantes del seminario sobre clinica diferencial de la psicosis. Propone clasificarlos en cinco categorfas: Freud, Lacan, Historia de la Clinica, Clinica, Practica. 1. Freud 1, Anne Lysy: La pérdida de la realidad en la neurosis apsicosis en diferentes textos freudianos. 2, Michael Turnheim: Sobre Otto Gross. 3, Mare Strauss: El delirio del Hombre de los Lobos. 2, Lacan: 1*—Hasta la "Cuestién preliminar..” 1, Silvia Tendlarz: Antecedentes de Lacan. 2. Marianne Rouveaux: Primeros escritos sobre la pa- ranoia y la cuestién del estilo. imitris Vergetis: Cambio de una lingistica de ta palabra 4 una lingifstica de la palabra a una lin- giistica del significante, del Seminario IIT a los Escritos. Claude Léger: La pasién (delirio pasional) en Lacan, de Clérambault y otros, tomando como base el escri- to de Lacan “Acerca de Ia causalidad Psiquica”. 28 De 1955 a 1975 Partiendo de las dos notas de Lacan a Jenny Aubry (Omicar? 37), nuevos apor- tes a la cuestién de la cosis durante el peri 1955-1975. 1. Alexandre Stevens 2. Antonio Di Ciaccia 3°—A partir de 1975, es decir, del Seminario Le sint- home 1, Mare Strauss: Relaciones entre las formaciones imaginarias y las suplencias. 2. Sol Aparicio: El sinthome, gcambio de estatuto del Nombre del Padre? 4°—J, J. Bouguier: Topologia y psicosis (punto de en- lace Freud/Lacan?) 3. Historia de la clinic 1. Zizek: la influencia de Schelling (estatuto ético det mal) sobre la nocién de psicosis en Kraepelin, @ropone igualmente un trabajo sobre la ley del co- raz6n, el delirio de presuncién y el alma bella en Hegel, pero Jacques-Alain Miller le sugiere limitar- aa folie a deux en la historia de la . Roberto Derbe2: los borderline, desde la genesis del término en los autores anglosajones. 4, David Yemal y Hugo Freda: Las psicosis en el psi- coandlisis argentino. 4. Clinica: 1® —Diferencias formates: 4) Trayectos en un caso clinico 1. Frangoise Koehler: Del autismo a la paranoia, pre- cisién de este pasaje en una cura iniciada cuando cl paciente tenia 4 afios y que se prosigue desde hace 18. . Franz Kaltenbeck: Sobre un trabajo de Adolf, Wolfli, “Von der Wiege bis zum Fraab” (“De la cu- na alatumba”), b) Formas de psicosis 1. Nancy Beaufils: La psicosis puerperal 2. Christian Vereecken: La melancolia. 3. Alain Grosrichard: J. J Rousseau, la paranoia y su posicién de fascinacién social. |” 4, Estela Solano: El autismo. 2° La estructura psicética a) Elementos caracterfsticos 1, Angel Enciso: A prop6sito de los neologismos 2. Philippe Hellebois: la increencia. 1b) Desencadenamiento 1, Jean-Jacques Gorog y Pierre Naveau: La coyuntura de desencadenamiento, referencias del Seminario IN, Katan y Westertep. ©) Estatuto de diferentes conceptos y del fenémeno psi- cosomatico 1. Charles Schreiber: Fenémeno psicosomitico y psi- cosis. Referencia a Ida Macalpine. .. Genevidve Morel: Sublimacién y psicosis; en el ca- so de Joyce, Lacan habla de sinthome y no de subli- ‘macin; examen del punto en lo referente a la cien- |. Frangoise Schreiber: Fantasma y psicosis. :E1 objeti- vo de la cura es producir un axioma?: por ejemplo, un fantasma de dimensién asinttica segiin la escri- tura propuesta por Eric Laurent: $ O(a). - Gistle Chabouder: La cuestién del deseo en el psi- eético. Asumir el deseo de Ia madre, congelacién del deseo (R.S.L), tener el objeto (a) a su disposi- (én (Lacan 1967, “Psicoandlisis y formacién del psiquiatra”). . Jean-Pierre Klotz: Muerte del sujeto en la psicosis y muerte del Otro en la neurosis. ) La cuestién del Padre 1, Claude Duprat: la forclusién en relacién con ta es- tructura que incluye a (2). 2, Annie Staricki: Incidencias del Padre real. 7 3. Maxime Legros: El poder parental en una familia rasa, ©) Clinica diferencial psicosis/neurosis 1. Philippe La Sagna: Lectura del Hombre de las Ra- tas con Schreber 2, Frangois Balmts: Puntos de clinica. 5. Practica: Jo Autié: la transferencia en la cura. Las faltas: Realizada esta vista de conjunto, se apuntaron una serie de faltas: —a nivel hist6rico, Abraham, que eché los fundamen- tos de la clinica diferencial de las psicosis entre si, y la cuesti6n de si puede hallérsela en otros auto- res. —el estudio del estatuto del objeto (a) en las diferen- tes psic Alain Grosrichard ropone trabajar sobre Rousseau, citado por Lacan en la tesis y en “El problema del estilo y la concepcién psi quiétrica de las formas paranoicas de la experiencia”. Rousseau, paradigma del paranoico y de sus efecto de fas- cinacién social (ya previsto en el apartado “Clinica”). Version de Rachel Fajerstajn 18 | Se [eu ‘be 2 de abril de 1987 Cuestiones actuales en.el abordaje de las psicosis. Exponen Serge Cottet y Eric Laurent. Serge Cottet ‘Ya en abril de 1976 Lacan en la apertura de Ia See- cién clinica se referia a las Memorias del Presidente Schreber utilizando las categorias que estructuran a los cuatro discursos (cf. Ornicar? n® 9). Es decir, hacer tra- ‘bajar S, Sp yrajen las psicosis, como para ponerlas a | prueba. No retroceder ante la psicosis no implica forzo- samente “psicoanalizar” al psicdtico. Son de destacar cinco puntos: 1. Hay un trabajo de disolucién de la clinica psi- quidirica; Esta es objeto de una disoluciOn por parte del |DSM-IIT, que barre, diluye, borra las estructuras clini- jeas. A diferencia de este discurso, la elfnica lacaniana pone un marcado interés en los fenémenos elementales, rasgos especificos a partir de los cuales se puede esta- blecer un diagnéstico y poner al desnudo la estructura, 2. La vieja clinica aguanta. Por el hecho mismo de esa disoluci6n, muchos trabajos toman por objeto la frontera entre neurosis y psicosis. Critica del borderline. Concepto de despersonalizacién. El tema principal sigue siendo la clinica diferencial esquizofrenia/paranoia. Se acentiia Ia asimetria, se indaga en el “fuera del discurso” Jécl dicho esquizofrénico. A veces, ello permite pregun- arse por la posibilidad de histerizacién del psicético es- Jquizofrénico. La categoria lacaniana de empuje a la mujer, 0 de [goce, son muy utilizadas. En cuanto a la psicosis mania co-depresiva, jconstituye ésta un punto tope? En lo que stafie a la psicosis manfaco-depresiva, no hay disolu- ign. Aquf aparece una discrepancia. 3. 2A qué Lacan acudimos? Al iltimo: las categori- 25 fundamentales utilizadas en las exposiciones de Gand son el goce, la relacién del psicético con el Otro goce. Hay una tendencia general a separarse de la “cues- jim pretiminar”; se habla poco de las Memorias de Schreber y las concepciones lacanianas de la psicosis jquedan un tanto desprendidas de sus orfgenes. Se habla ‘mucho del seminario sobre Joyce y de las dos notas so- "re el niio de la carta de Lacan a Jenny Aubry. 4. La cura del psicético plantea problemas, menos 1a lie nifios que la de adultos. En el nifio todo parece mos- rarse como si el objeto (a) estuviese presente ahé en 1a experiencia. La cura del psicético plantea el problema de la [ransferencia y de su manejo en la psicosis. R. Broca “Si el psic6tico esté en el lugar del objeto (a), gen {qué lugar debe colocarse el analista? En qué lugar es co- 19 locado?” {Qué sucede con el fenémeno transferencial ge- nerado por la entrada de! psicético en el discurso analtti- co? Fuera de la transferencia, empuje a la mujer; dentro de Ia transferencia, erotomania. Ello habla de la interro- gaci6n, de la prudencia necesarias para la interpretacién y para el fenémeno mismo del encuentro, articulado espe- ‘cialmente con la transferencia en la psicosi SLa forclusién y Ia cuestién de 1a suplencia a la asf llamada carencia paterna. Eric Laurent a propésito de Joyce, imaginario de seguridad, ego fabricado del psiestico. El tema de las suplencias es delicado, no se puede reparar ta psicosis inflando lo imaginario (mencién de tuna discusién con Serge André en Gand). Jacques-Alain Miller Comenta a este respecto la pagina 551 de Ecrits, re- cordando que si no existieran los términos simbélicos, Jos términos imaginarios se aplastarfan unos sobre otros. Leer al primer Lacan a partir de! dltimo no significa mo- dificarle los términos. S. Cottet {Cuéles son las consecuencias terapéuticas de esta referencia (suplencia)? {Curacién esponténea fuera del andlisis? Ayuda la transferencia a esos momentos de pacificacién, o impide sus efectos? ;Hay un savoir faire? Discusién E, Solano Recuerda que con el autismo no es tan fécil. La reti- cencia del psicoandlisis es mayor con adultos psicéticos que con nifios. En las curas de nifios, la dimensién de Hamada al Otro es més marcada, F. Kohler Sélo se habla de curas exitosas. Lugar del saber a ‘ocupar por un"'yo sé”. C. Soler El psicoanalista no puede ocupar el lugar del saber, ues recibe desmentidas de este “yo sé”. Con el nifio au- tista, la nica desmentida viene de los colegas. E, Solano Es un primer tiempo, petsficado el nifio en un signi- ficante solo y tinico, hay un “yo soy” del analista. Una vex que el nifio queda afectado por el lenguaje, a posi- cin del analista debe cambiar. 4H Freda No hay tan s6lo un manejo diferente de 1a transfe- rencia 0 un efecto de moral, no se trata s6lo del lugar del Otro, sino también del desarrollo y de quién hace la demanda, F. Josselyn Owra diferencia es que el dibujo precede a la palabra, H. Freda {No hay lugar en el nifio para la sugesti6n, y enton- cces un lugar de otro que sabe? Un conocimiento de la topologia del sujeto proyectada en los dibujos demanda~ dos por el Otro. Niflo-objeto, uilizable por el analisia que lo encuadra partiendo de! saber. ‘A. Zenoni Pone el acento en la aporfa de la cura posible con el adulto. Efectos terapéuticos producidos por el signifi- cante desconectado de Sp. Estos efectos deben ser aisla- dos y mantenidos en su virtualidad. Lugar de una cura cen otro espacio diferente del campo social de tratamien- to del psicético, de ahf una parcializacin de la erotoma- fa y una desconexién de los dos lugares del discurso (agente y Otro). ¢Freud, Lacan? ,Qué se ha hecho hoy de la nocién de delirio como tentativa de curacién? Si lo toma en otra forma, distinta de la curaci6n. El delirio permitirfa una pacificacién de los apontes al significante a titulo de aceptacién de un nuevo modo de goce (reconciliacién schreberiana, con el empuje a la mujer. ;Se debe insistir enesta vertiente?). C. Soler A propésito de Schreber, evoca la figura desdoblada del dios Jano, Amo supremo del Universo y Amo supre- ‘mo en maldad. El analista lega a figurar este lugar de garante del Universo. Hay pacificacién a través del mo- vimiento de la cura, reduccién de la metéfora delirante, desinflamiento de sus efectos imaginario, dejando como nédulo una conviccién delirante, suerte de modus viven- di. {Hay una finalizacién y una scparacién posibles? Una finalizaci6n, si, pero zuna separaci6n? El psicoana~ lista queda como garante (referente). E, Laurent Las cuestiones que la psicosis plantea a los psicoa- nalistas varian segiin los momentos. Si nos referimos a Ja ensefianza de Lacan, debemos constatar que produjo cuestiones diferentes. Se observa en su ensefianza una cierta periodicidad. Cada diez afios se produce una rede- finicién del abordaje de las psicosis. 1946:"Acerca de la causalidad psiquica” 1956:Seminario IIl y “Cuesti6n preliminar. 1966:Sobre 1a presentacién de las Memorias del Presidente Schreber 1976:Joyce. En 1946, “Acerca de la causalidad ps ta de la clinica diferencial de las psicosi Lacan hace emerger el grupo de las paranoias (cf. de Clérambault), 20 Jas psicosis pasionales y la serie desplegada erotomanta, megalomanta, del concepto vasto de esquizofre En 1956, Seminario sobre la psicosis y “Cuestién preliminar...": el acento recae sobre el desencadenamien- to, la psicosis en sus coyunturas, en sus rupturas. Con la dificuliad siguiente: en este momento no hay indicacién sobre la psicosis infantil, con lo que hubo més desarrollos por parte de los discipulos. Serge Leclaire; Frangoise Dolto: déficit simbético y refuerzo de lo imaginario. Aqut el desencadenamiento es un punto problemstico, En 1964, respondiendo al libro de Mannoni (Enjan- ce alienée), Lacan dice que “aquf se introduce la dimen- sién psicética en esta nifia débil”, Eric Laurent destaca- ba la diferencia entre “se introduce” y el tema del desencadenamiento. Lo mismo en la carta a Jenny Aubry: “Resulta de ello que en la medida misma de lo ‘que presenta de real, estard expuesto a un mayor sobor- no en el fantasma.” En 1966, en torno a la presentacién de las Memo- rias, cuestionamiento del goce como aquello ante lo cual retroceden los psicoanalistas. En 1976: remiendo del ego; imaginario de seguridad y eleccién del yo son otras tantas cuestiones de los fen6- menos elinicos (mAs relacionados con los desencadena. mientos tardfos). En la clinica anglosajona, después de cierto entu- siasmo hacia 1956, no hubo nada més. S6lo algunos ca- sos de Winnicott, aislado en su ensefianza en Londres. Las publicaciones recientes no abundan en las librerfas, s6lo hay algunas reediciones, ensayos de Tustin raros y ‘marginales en el movimiento psicoanalttico. En cambio cobran mayor peso los autores norteamericanos. Publi- cacién reciente de 42 vidas en tratamiento (42 personas observadas durante 30 afios. Estudio de ta Menninger Clinic en tramos de 15 afios. O., Kernenberg). Ha cam- biado el gusto frente a la cuestin que la psicosis plantea al analista, Cémo reactivar al interés sobre los limites de la psi- cosis: Lacan no consideré la psicosis como una topolo- sie de lugar con un limite, sino Ia psicosis misma como limite, “locura como limite de ta libertad”. Retomado en 1956, funcién del fantasma en la psicosis, caso Schreber y su modo asint6tico de aleanzar el goce. En 1976, Joy- e, limite por anudamiento y ajuste en una nueva con- ccepeién del tema mismo det ifmite. Este interés parece basarse en un hecho empirico: la clinica de las psicosis cambia porque cambia el discurso del Amo. + Los encuentros de psicéticos con analistas, son ca~ da vez. més frecuentes. + Los nifos analizados crecen (aquf se plantea la ccuesti6n del desencadenamiento) Los practicantes, en cambio, dicen que las psicosis ‘estén disminuyendo (hay menos catetonias, alucinacio- nes, etc... , que los neurolépticas las hacen desaparecet. ‘Somos la primera generacién que vive con es0 y con la parcelacién clinica. Y lo que se verifica es que el trata- miento quimioterapéutico es, a largo plazo, ineficaz. Se consignan los resuliados de Bleuler hijo: 25% de cura- cién espontinea, 50% de estabilizacién. ‘Se incorpora a la ensefianza el concepto de border-li- ne; Se mencionan, eventualmente, los resultados atipicos del tratamient De abf el interés por tres érdenes de prioridades: 1, Lacclosién de la psicosis en ta cura de un neuré- 2 ico, Cuando esto se produce, sorpresa del psicoanalis- ta; no se trata de yugular la sorpresa sino de reavivarla, investigar y restituir toda su impostancia y todo su pe- 80 los fendmenos elementales, aun en sus pequefias singularidades: neologismo, mensaje que no viene del Otro sino del propio. ;Pues bien!: todo el resto puede continuar. 2, Estabilizacién delirante observada en un perfodo de larga duraci6n: describir correctamente lo que suce- de. Hacer nombre para un sujeto, empuje a la mujer y diferentes estabilizaciones del sujeto, que se ubica como excepci6n. 3. El psicético no es un anarquista, Lo que él pro- mueve es la cuestién del gerante del Universo. 11 de abril de 1987 Jacques-Alain Miller Reanuda su comentario de la lectura de la experien- cia de Gelb por Lacan. El verdadero sentido de esta lectura surge sobre el fondo de !a polémica de Lacan con el existencialismo, en particular con Sartre y Merleau-Ponty. Para empezar, Miller describe la temporalidad de la experiencia segiin el modo en que Lacan la reordena, En un primer tiempo, hay investidura del perceptum, lo que ocasiona un trastorno a nivel de su percepcién. En un segundo tiempo, el percepium queda desinvestido, lo ‘que hace posible una visién clara. Podemos generalizar: el espectéculo del mundo s6lo se instaura con claridad a partir de una operacién de desinvestidura. Esta proble- matica resurge en Lacan bajo la forma de Ia extracci6n del objeto (a). Seguidamente, Miller se aplica a demostrar que el uso que hace Lacan del términos percipiens, percepium, es indicio de una polémica discreta con Sartre. Estos té minos tienen, sin duda, un origen escoldstico, y Ia tesis de Lacan es que, opuestamente a las ciencias de la natu- raleza, ta psicologie nunca corté su cordén umbilical con la escoléstica, Pero el recurso de Lacan a esta termi- nologia puede interpretarse como un eco del lugar que se concede a estos términos en la Introduccién de El ser y la nada. Sartre los utiliza para introducir lo que él lla- “ontologia fenomenolégica”, expresiOn que encierra una ambigtiedad, toda vez que la ontologia remite al ser. En el fondo, se trata de elaborar una docirina del ser partiendo del fenémeno. Sartre sefiala que 1a filosofia modema avanza en el sentido de un monismo que encuentra su fundamento en la nocién de fen6meno. Ella tiende resueltamente a re- ducir lo existente al despliegue diversificado e infinito de sus apariciones, aparténdose de cualquier suposicién de una esencia, de un nicleo de ser en el meollo de las, apariciones, cuyo juego éste presidiria. La clisica opo: cidn del ser al aparecer ya no tione pertinencia. Con una orientacién inversa a la de Kant, la filosofia postula la equivalencia del ser al aparecer, refundidos ambos en la nocién de fenémeno, e invalida la oposicién kantiana fe- némeno-ndumeno. Husserl desempend, en esta mutacin de la filosoffa, un papel capital. Para exponer su propia posicién, Sartre se extiende ‘en el comentario critico de una célebre férmula de Ber- keley: “esse est percipi”, “ser es ser percibido”. Y se pregunta acerca del estatuto del ser del aparecer. ,Es le- gitimo considerar que el ser del fendmeno se reduce al Juego fenoménico de sus apariciones, como Berkeley no vacila en afirmar? Sartre recusa la idea de que el perci- pi agotaria al ser. El ser de la aparicién no se deja reab- sorber en la serie de las apariencias fenoménicas. Este ser corresponde a un registro transfenoménico. La fun- cin del percipiens encarna este registro de transfeno- menidad. El percipiens es un nombre de la conciencia como conciencia de sf. Sartre distingue, en efecto, dos 2 rmodalidades de la conciencia, Recuerda que Husserl de- mostré que la conciencia es fundamentalmente conci cia de algo. Ella no es “contenido”, sino actividad posi ional frente al mundo. Su intencionalidad apunta a un objeto mundano. Sartre da un paso mds y destaca que to- da conciencia como mira intencional de un objeto es, ante todo, conciencia de sf misma, Pero la conciencia posicional de la conciencia produce un desdoblamiento de conciencia que una nueva reflexién consciente sera Hamada a suturar, ocupando un sitio exterior al desdo- blamiento intencional. Por lo tanto, si se trata a la con- ciencia como objeto al que se apunta, se reintroduce en el centro de ella misma Ia particién objeto-sujeto que se reitera en cada paso de recubrimiento efectuado por una actividad de conciencia. Para yugular este juego de rei teracién intencional, s6lo queda postular a 1a conciencia de sf como no reductible a un objeto, y como inmediata a la conciencia, La conciencia de sf se agota en su pre- sencia en la conciencia. Como ninguna distancia la sepa- ra de é5ta, se presenta como no posicional. De ahi que el elemento “de” sea puesto entre paréntesis. Al final de este recorrido, Sartre hace de 1a conciencia (de) sf una conciencia prerreflexiva que é! distingue de la concien- cia reflexiva, sede de una actividad posicional. Otra linea de contacto entre las posiciones de Lacan y la problemética sartreana esta dada por la concepcién del lenguaje expuesta en El ser y la nada. Indudable- mente, el lenguaje de Sartre no es ni le palabra articula- da ni la cadena significante. Se presenta como un fend~ meno de expresidn que se nutre de significaciones tomadas de una capa de existencia prerreflexiva. No es tun fen6meno secundario sino que “es en su origen la prueba que un para-sf puede hacer de su ser-para-otro”. Pero lo que se debe destacar es que, en Sartre, el andlisis del lenguaje implica una cierta versi6n de la in- tersubjetividad. El sentido de toda actividad subjetiva se constituye afuera, en la relaci6n con el otro, pues al su- jelo se le escapa el sentido de sus actos, que se juega a nivel de la libertad det otro de conferirles uno. Asi pues, el sujeto no es amo del sentido, ya que el sentido se re~ vela por mediacién del otro. En Lacan encontramos algo equivalente en la referencia al poder discrecional det oyente. Otro panto interesante ¢s la idea de la psicosis ex- puesta aqui por Sarire. Este considera que el robo de pensamiento, lejos de ser una particularidad de la aliena- ccién mental, es algo inherente al fenémeno de la expre- sin, El robo de pensamiento pone al descubierto Ia es- tructura de Ia relacién intersubjetiva, pues ésta se polariza en torno al poder del otro de colocar el sentido bajo la dependencia de su libertad alienante. B! loco, de~ clara Sartre, no hace mas que realizar a su manera la condicién humana. Férmula que no deja de evocar 10 cenunciado por Lacan en “Causalidad psfquica”, en cuan- toa la proximidad de la locura con el ser del hombre. Lacan abrevé también en la concepcién del maso- quismo formulada por Sartre en El ser y la nada. La ac~ titud masoquista consiste en que el sujeto se desembara- za de su subjelividad para reducirse a su ser de sf. La actitud masoquista es descripla como anonadamiento de la subjetividad, unilatefalizada del tado del otro. En el fondo, ésto es 1o que Lacan formaliza con la escritura (a) ——>: Por otra parte, Lacan se sirve del término “en si para calificar Ia posicién del objeto. ‘A continuaci6n, J.-A. Miller pasa a comentar la po- sicién de 1a alucinacién en Merleau-Ponty. Tres puntos referidos a su estatuto merecen seftalarse: 1. La alucinacién no es un fenémeno sensorial, 21 Tampoco pertenece al orden del juicio. 3. Al lado de la percepcién verdadera, es una moda- tidad de una posicién primordial que consiste en la ad- hesién antepredicativa del sujeto al espectéculo del mundo. Su condicién radical est en lo que Merleau- Ponty denomina “tolerancia antepredicativa del mundo”. Para refcrirse a ella, Merleau-Ponty wtiliza la expresion “impostura alucinatoria”, sefialando que aparece en otra escena, diferente de la del mundo, el cual es percibido ‘como sobreimpreso. Puesto que su fundamento es de or- den antepredicativo, la alucinacién esté més acd de tas operaciones de duda y demostracién. Esta concepcién permite, entre otras cosas, desmontar tanto 1a argumen- tacién del empirismo como la del intelectualismo. Merleau-Ponty destaca también ef hecho de que t0- da alucinacién es alucinacién del cuerpo, expresando un irastorno del esquema corporal. Indica asf la existencia de cierto nivel, que Lacan Hama imaginario, donde et cuerpo y el mundo se corresponden. En cuanto a la concepcién de Merleau-Ponty en lo referente a la palabra, ha de apuntarse su distin’ tre palabra hablada y palabra hablante. El centro organizador de la fenomenologia de !a percepcién es la rehabilitacién det sujeto unificante, afi- nado a partir de la critica del empirismo y del intelectua- lismo y dotado de un fundamento antepredicativo, Mer- jeau-Ponty afirma una posicin de existencia sin divisién, fundado en la “presencia en-por-a través del cuerpo”; como dice Lacan, ésto es el Dasein, vei Merleau-Ponty. El pedestal de su fenomenologia es el Tugar del Uno, al que Lacan opone el lugar del Otro, cu- ‘ya funcién pone de relieve reordenando los datos de la experiencia de Gelb. Para Merleau-Ponty, el sujeto esté presupvesto, lo que puede agregarse a lo prerreflexivo y fa la percepcién para formar un signo de su empresa ‘comparable al sujeto supuesto saber, ppp - $85. Lacan no vacila en transponer el punto inicial de su Tectura al campo del fenémeno. Propone partir del fen6- ‘meno y tratar de inscribir en é1 al sujeto. Partir del fené meno y conformar al sujeto sobre su estructura es en La- can una constante metodol6gica. Esto le permite postular al sujeto como suposicién, pero no como presuposicién. Su posicién estd condicionada por la estructura. Asf pues, no se asigna al sujeto ninguna funcién de substrato. La primaciaes conferida al perceptum, El sujeto, en cuanto percipiens, no cumple un papel constituyente, no es la condicién ni del percipi ni del perceptum, Esto queda ilustrado en ta experiencia de Gelb, donde Lacan descu- bre una antinomia que define las posiciones del sujeto. La forma de esta antinomia es Ia si B 1.0 bien el Cono S6lido blancuzco Se encama en tina opacidad de luz, 2.0 bien Jo que aparece son las formas iluminadas. De esto se puede deducir un sujeto alternante, con es- tructura de pulsacién en eclipse. En lugar de un sujeto unificante, tenemos un sujeto cuyas posiciones se man- fiestan alterndndose. Este andlisis permite a Lacan des- cartar aquella solucién que consistirfa la particién inter- na del fenémeno y su repercusién en el sujeto a un problema de acomodaci6n del percipiens. La misma It- nea de lectura adopta Lacan en lo referente a la alucina- cin verbal. En el fondo, lo que él define es un nuevo estatuto del sujeto, un estatuto funcional, en el sentido de que el sujeto toma un valor distinto en funcién de la estructura del fenémeno, del perceptum. sujeto como percipiens * “del sentido del sonido de la visién de la mirada £ (perceptum) = La misma légica preside el andlisis del cuadro Los ‘embajadores: hay un tiempo en que no se ve de qué se trata, y lego un tiempo en que la forma del objeto apa- rece. Lo mismo en Ia experiencia de Gelb: un tiempo en aque reina la indeterminacién de las formas, y Iuego un tiempo de transparencia. Al cono s6lido de la luz le co- rresponde la calavera falica del cuadro. En el primer caso, Jo que tenemos es la extraccién del objeto, que se opera ‘con Ia interposicién del cuadrado blanco: en el segundo, Ia inclusidn del (-@)EI término “opacidad” rubrica aqui como es de regla en Lacan, la presencia del objeto. El co- no se presenta como un objeto extraiio que hace frente al sujeto y perturba su acuerdo con ¢l mundo. Captamos aquf Ia mirada en su antinomia con la visidn. La visién no se establece sino en el tiempo dos, donde emerge et per- cipiens, Pero en el campo de la visién hay algo que no se ve. El artista nos permite alcanzarlo. El tiempo dos es aquel en que la visién se hace posible. EI precio a pagar para ello es una elisién. Lo que da su estructura a esa pe cepcién es un rechazo, término esencial para el andl de la alucinacién “marrana”, También aqui lo que estruc- tura a la cadena es un rechazo. El fenémeno alucinatorio auditivo quita toda legitimidad a Ta tentacién de reducir la estructura de estos fendmenos a una cuestién de acomo- daci6n, La alucinacién auditiva obliga a hacer una distin- ccidn entre las subjetividades imeresadas en el fenémeno, ‘pues ellas se reparten por el propio sujeto entre su propia subjetividad y la otra, La etribucién subjetiva implica per- sonajes distintos. Seguidamente, J.-A. Miller inicia el comentario de Jas paginas 532-533 de Ecrits. Lacan se aplica a elabo- rar una fenomenologia del significante auditivo. Para evitar la palabra “audicién”, que introduce en escena al sensorium, prefiere la expresiGn “acto de ofr”. Aclara {que ofr el sentido u off el sonido no son Io mismo: aqut tenemos de nuevo una estructura de alterancia. O bien nos determinamos por el sentido, con lo que tendremos ‘cierto tipo de sujeto, 0 bien nos determinamos por el sonido, y tendremos otro tipo diferente, Precisa que el sentido se cristaliza en un doble movimiento de retroac- cién y-de anticipacién. Seftala que estas prec berfan bastar para poner en evidencia las subjeiividades implicadas en la mira del perceptum, Pero podria ele- varse una objecién, consistente en la tentativa de dedu- cir estas diferentes subjetividades de la objetivacién operada en el percipiens. Objecion ala que Lacan res- ponde poniendo de manifiesto las paradojas que carac- terizan a cada una de las tres relaciones del sujeto con 4 los efectos de la palabri 4. -Los efectos de-la palabra recibida por el otré: esencialmente, efectos de sugestién, 2. El sujeto se divide entre la emisién de su propia palabra y su escucha, 3. Aparicién de la alucinacién motriz verbal al fi- nal de esta escala de divisién, ‘Version de Dimitris Verg 30 de abril de 1987 J.-A. Miller ‘Jed. Gorog nos hablar hoy del abordaje de las psicosis en "Lot complejos familiares”, texto escrito jpor el doctor Lacan en 1938, seis afos después de su tesis. J.J. Gorog ‘Ya en la primera parte, y concretamente en el capi- tulo 2, titulado “El complejo de intrusién”. Lacan men ciona el problema de las psicosis. Pero donde presenta ‘su punto de vista sobre las psicosis es principalmente en Ia segunda parte, “Los complejos familiares en patolo- fa”, capftulo 1, “Las psicosis de tema familiar" J.-A. Miller La lectura de “Los complejos familiares” difiere mucho de la que exige la tesis de 1932; en este texto ob- servamos una mutacin en el estilo de Lacan. J.J. Gorog, Podemos decir incluso que la Lectura de “Los com- plejos familiares” es sumamente dificil. JeA, Miller entras que la tesis no ofrece mayores dificultades en cuanto a la comprensiGn inmediata, otra cosa sucede con “Los complejos... " Este texto nos plantea proble~ ‘mas de lectura, aunque no tengan la dimensién de los que hallamos en los Excritos. Puede ser dificil captar el sentido de un pérrafo cuando se desconoce el esfuerzo de precisién légica que da a cada término una importan- cia espectfica. En “Los complejos familiares”, cuando Lacan dice “los psicoanalistas” (pag. 83), atin no se cuenta a sf mis- ‘mo como elemento de este conjunto: esta situado en una posicién medisdora entre psiquiatrfa y psicoandlisis. A diferencia de la esis, sefala el aporte del punto de vista analttico a los psiquiatras, pero sin colocar al psicoandli- sis en situacién de exterioridad, Lacan habré comenzado a ejercer el psicoandlisis en 1938. En Ia parte consagrada @ las psicosis Lacan hace su- yo el cuadro de Abraham, cuadro que ya estaba presente ‘en su tesis; esta parte constituye una variacién respecto Gel cuadro, un comentario de lo que se podria represen- tar como un cuadro; esto constituye un prematema, pre~ matema fundado en la clasificacién, El cuadro de Abra- ham era ya un esfuerzo hacia el matema y ofrece un ‘gran interés para el enfoque de una clinica diferencial de Tas psicosis, clinica que supone una previa ordenacién. J.J. Gorog A mi juicio, “Los complejos familiares” es el més completo de los textos sobre clinica diferencial de las psicosis, Lacan parte del estadio del espejo; en el capftu- a5 o consagrado al complejo de intrusién, presenta su teo- ra del estadio del espejo y de las relaciones entre este estadio y las psicosis. Lacan menciona los celos infanti- les y luego los celos amorosos, subrayando el interés del sujeto por la imagen del rival, interés que confunde identificacién con amor. En las formas psicéticas de la pasién, la megacién de este interés es origen de Ia agre~ sividad, que no tiene su resorte en la rivalidad. Si el ce- oso delirante niega su interés por el rival, es porque en este psicético la identificacién no esté instalada; se trata de un problema de idemificacién, Al final de este capt- tulo y del que trata de las psicosis (cf. pags. 49 y 88), el doctor Lacan pone especial énfasis en las folies & deux : ‘Aimée, las hermanas Papin y la paranoica de “Vengo de 1a fiambrerfa” son ejemplos de estas formas clinicas que Lacan menciona con frecuencia; formas que siempre aparecen en grupos familiares descompletados, reduci- dos a la madre y los hermanos, donde el padre falta. I-A. Miller Conviene distinguir dos cosas en el texto: 1. Una presentacién de la doctrina general. “Los complejos familiares” son el primer gran es- crito psicoanalftico de Lacan, 1a primera muestra de una aprehensién del psicoanilisis como totalidad. ‘Una segunda parte que trata de los complejos familiares en patologia, primero en las psicosis yy luego en las neurosis. La lectura ha de cen- irarse en las paginas 77 a 88, consagradas a las psicosis. Existe una relacién de independencia entre estas dos partes; la que trata de las psicosis puede ser lefda por sf misma. J.J. Gorog, ‘Al comenzar, Lacan hace referencia a su tesis sobre la relaci6n entre personalidad y paranoia de autocastigo. J.-A. Miller Lacan nos presenta una clinica diferencial modo a la vez simple y opaco. Los complejos familiares, dice, desempefian en las neurosis una funcién formal y en las psicosis una funcién causal. En este texto hay un exceso y casi una locura clasificatoros. Demos un senti- do a esta oposicién entre lo formal y lo causal. En las psicosis, el tema familiar aparece en el delirio, donde se manifiesta en forma abierta. Esta es la raz6n por lz que Lacan, en “Los complejos... ", deja a la esquizofrenia ‘como locura aparte. La morfologia del complejo es leg ble en las psicosis, mientras que como tal no es mani fiesta en las neurosis. La familia no aparece explic mente a nivel del sintoma neurdtico, pero interviene en la determinacién causal de la enfermedad. Observemos que Lacan abre un punto de interrogacién en cuanto a la causa de la psicosis. Pese a que al final del capitulo se- fiala una causa familiar, Lacan fefiere el determinismo:. de las psicosis (cf. pag. 85) més a una tara biol6gica de {a libido que a una psicogénesis. En lo que respecta a la forma, distingue el tema —a saber, aquello de que se ha- bla— del motivo, 0 sea‘el objeto-puesto en‘cuestin en el delifio, y esto posibilita una clasificacién, De manera mds general, Lacan opone entre sf forma, causa y fuente, J.J. Gorog, Lacan deja de lado 1a esquizofrenia y la psicosis manfaco-depresiva, J.-A. Miller . Lacan pone el acento en tres tipos de psicéticos: 1) el reivindicador, 2) el paranoico, 3) el parafrénico, Toma en cuenta otras dos psicosis que se intercalan: el deli de relaci6n y la psicosis alucinatoria. J.J. Gorog ‘Vuelve sobre el caso Aimée con una critica embrio- naria pero conservando la denominacién de “paranoia de autocastigo”. J-A. Miller Sf, Lacan critica la validez de su concepto de perso- nalidad. Le parece muy discutible que sea vélido hablar de personalidad en tas psicosis. La paranoia de autocas- tigo no excluye la existencia de la personalidad, pero Lacan considera que en las otras psicosis hay ausencia de verdadera personalidad. En 1938, su concepto de la Personalidad ha variado; ahora entiende que para que la personalidad se constituya hace falta el complejo de Edipo. Al concepto de personalidad le opone la segunda t6pica freudiana, haciendo hincapié en el yo. Concibe la Psicosis como una detencién del desarrollo det yo. L can postula el principio de un desarrollo normal del yo y en cada estadio de su desarrollo, el yo tiene correlacién con un objeto. Christian Jutien La introduccién redactada por H. Wallon para el to- mo VIII de la Enciclopedia Francesa encierra una crit 2 del concepto de personalidad. J.J. Gorog ‘Tomemos el final de la pagina 79 y el principio de Ja 80: “El Ifmite de la realidad... el narcisismo de su re- lacién con la realidad.” Aquf Lacan articula el estadio del espejo con la ereccién del objeto. En el psicético, el conformismo es el semblante imaginario que no ha inte- grado al objeto como medio para la satisfaccién del de- seo. En este capitulo Lacan establece una distincién esencial entre el ser y el tener, la imagen y el objeto. Cuando la imagen del padre edfpico esté presente, el ob- Jeto se sitdéa en el Edipo. En la psicosis, a falta de esta, el objeto queda transformado por una extrafieza inefa. ble, se revela como choque, enigma, significacién, La- can pone en primer plano, como una constante en las psicosis, la fase fecunda del delirio, nocién ya presente en su tesis. I-A. Miller Lacan presenta agut su nueva teorfa de las psicosis: 1; La psicosis es tina detencién del desarrollo del yo 2. El.yo se desarrolla en una sucesién de estadios con correlacién del yo y el objeto, 3. En la psicosis, la relaci6n con la realidad es narci- sistica y se traduce en las formas del objeto. El yo psicé- tico es un yo narcisista y esto se traduce a nivel del ob- Jeto, de las formas del objeto. 4. Lacan reemplaza el concepto de personalidad por el concepto pseudo-dialéctico de un desarrollo regulado por crisis. 5. Las formas del delirio se corresponden con las formas de detencién de este desarrollo. 6. En todo desencadenamiento de una psicosis hay ‘un punto tope y luego vuelta atrds. desarrollo normal 7 0 Tt gino “= Purito tope y vuelta [> 0 atrds en las psicosis Lacan articula “el limite de 1a realidad del objeto en Ia psicosis”, “el punto de vuelta atrés de 1a subli- macién”, con Ia ereccién del objeto correspondiente al aura de la realizacién edfpica (cf, pag. 79). Mucho més tarde, en los Escritos, a propdsito de la fidelidad a a envoltura formal del sintoma, evocard (pag. 66) “ese limite donde ella se vuelve atrés en efecios de creacién”. En “Los complejos familiares”, Lacan —subrayémoslo— hace un uso generalizado del con- cepto de sublimacién, y‘el Edipo queda situado como momento de sublimacién por excelencia (cf. pag. 59), Ko.que-él lama “sublimacién” es el momento.en que el yo cesa de ser correlativo al objeto. Antes del Edipo hay una correlacién en espejo entze el yo y el objeto; es el Edipo el que permite una independencia del yo y del objeto. En el fondo, la psicosis es ta sublimacion imposible; més tarde Lacan designard ese punto de re- al con el término “forclusidn”, forclusién del Nombre del Padre. En este texto de 1938 Lacan ve la esencia de la psicosis en el estancamiento de la sublimecién. Subrayemos que esa vuelta atrés de la sublimacién in- terviene a partir del punto tope del Edipo, ain si, en la psicosis, el proceso de desarrollo se detiene antes del Edipo propiamente dicho. En realidad, la fase fecunda entrafia una reproduccién parédica del Edipo, repre~ senta un equivalente parddico del Edipo. Lo que Lacan lama “ereccién del objeto” es ta emergencia del objeto ed{pico. El Edipo culmina en que en lo sucesivo hay un sujeto y no ya un objeto co- mo correlativo al yo. El padre es el prototipo de ese objeto, él es ese objeto que ya no tiene correlacién con el yo. El padre integra el principio de la sublimacién y el Edipo abre al sujeto el mundo de la realidad y de la sublimacién (cf. pag-$9), Este abjeto extrafio, este ob- jeto Otro —con mayiscula— es lo que surge en la fase fecunda al comienzo en cada psicosis. Lo que Lacan distingue aquf no se lee en Freud. Ulteriormente, La- can formulard de otra manera esta determinacién esen- cial, enunciando que el encuentro con un padre hace al principio del desencadenamiento de la psicosis. Pode- ‘mos decir que hay una homologfa de estructura entre la fase fecunda y el Edipo. La fase fecunda es una falsa crisis edfpica, En la psicosis hay una derivacién de la sublimacién, una sublimacién derivada. Para el sujeto psicético el conformismo imaginario forma suplenci sefialemios como dato capital que el estatuto profunda del yo psicético es un yo narcisista. Hallamos una serie regresiva en.el néicleo de esta clinica. diferencial que, implicitamente, prevée las relaciones del sujeto con el gran Otro. Frangoise Schreiber En su novela “ quién amar?” y responde “a €1” (of. tesis, pag. 189°), al tiempo que sefiala que la redacci6n de este pasaje la tu- vo largo tiempo “embotellada”. Posteriormente, sus es- critos erotomanfacos se dirigirén a un “é1” que vendré al lugar de la forclusién. Joa. Este estancamiento de 1a sublimacién constituye lo esencial de la doctrina de Lacan sobre 1a psicosis en “Los complejos... ". Al no estar instalado el padce, el Edipo, la sublimacién no se consuma en la psicosis, es derivada, En lugar de la extrafieza de la figura del pa- dre, aparece la del objeto ‘del encuentro, Lo que esté en cuestién en el goce psicético es que no ha podido con- sumarse una evacuacién del goce. El vacfo de Ja subli- ‘macién no se produce en las psicosis. Sin embargo, pe- se al estancamiento de la sublimacién, hay efectos de creaci6n de los que es preciso dar cuenta y que se opo- nen a tal imposibilidad de sublimacién , En la psicosis el goce no esté negativizado, y por ello se hacen nece- sarios canales de evacuacién que son los de la subli- macién, ‘Vamos a desarrollar ahora con el cuadro siguiente, la clasificacién que organiza esta clinica diferencial de las psicosis. ler I-A. Miller ‘Teniendo que presidir el coloquio del CN.RS., no podré estar presente el jueves 7 de mayo, J. J. Gorog y §, Cottet coordinarén la préxima reunién, Versién de Claude Duprat ‘acién | entidades -| segunda | estatute del cbjeio distancia dal detrio linicas topical 0-00 teorla | gotiriode | _ obiete contingencias de alfrerte | comunicati- | reivindicaciin | inhomogé- | el objeto familiar fos reproches va neo doliro de | clideal simulténeo relacién do yo (Krotschmer) | @s externo | = Y Y 1 més acé | intencién | datiriode | ef supsryé | sustituto de los aleance existencial demostratival persecuciin | que esta objetos ésto concieme agudaments de no reprimida) familiares. al sujata = | y Y disgregacién lapsicosis | ‘delyo alucinatoria | arcaico | y v Y discordancia| la paratronia | ~ megalomanta’ | | identiticacion del objeto dolirante 7 de mayo de 1987 Presentacién de J.-J. Gorog @) El delirio de reivindicacién (al frente) presen- ts una dificultad clinica. EI sujeto afronta el Edipo que induce la fase segunda, y a partir de la crisis pro- duce algo asf como si la situacién edfpica estuviese digerida y se atrapara al objeto, irreductible a una equivalencia. El sujeto cofsigue obtener el objeto que reclama, objeto hallado en su lugar més alld. Kretsch- mer. El objeto conmemora ese momento (de identifi- cacién), la censura omnipresente évoca al superyé freudiano, del que la conciencia moral y el (II) deli- rio de relacién son anticipaciones, El superyé deja atras la clinica de Kretschmer. Delirio con conciencia, En este punto hay estabilizacién. Lacan lo sefiala y se ocupa de otras cosas. En el esquema lineal de punto tope y marcha atrés de las psicosis, Gorog propone la paranoia como tema general, con tres retrocesos; el esquema no se corres- ponde con el de Abraham. (Mas acé) (UD) Stndrome de persecucién interpretativa. Hay homosexualidad latente reducida a -1. GV) En las psicosis alucinatorias crénicas, €l con- cepto de automatismo mental es una referencia esencial. Lo que aparece son cosas fragmentarias: e! doble con el Que el sujeto se identifica esté fragmeniado, Alucinacio- nes. Hay una referencia al supery6 0 mejor dicho al fra- caso de este agente. El doble con quien el sujeto se iden- tifica no tiene el mismo sentido que ta identificacién implicada en el Edipo. Esta idemtificacién se manifiesta en formas auditivas verbales de la alucinacién “cuyos contenidos autodifamadores seftalan la afinidad evoluti- va con la represién moral... como fantasma [fantéme] especular del cuerpo”. Schilder. Ectoscopfa. Alucinaciones especulares, el sujeto doble al crepiisculo, con variaciones del doble, lo irveal de la experiencia, Goethe, Maupassant y otros dan ejemplo de esto. No €s sdlo asunto de psicosis. El miembro fantasma Vantéme] no es una alucinacién. En la clinica, hallamos la funcién del doble en el automatismo mental, en la a toscopfa y en las parafrenias. Estructuras megalomanie cas. A través del objeto en su estructura “antropomérfi- ca y organomérfica”, del objeto conformade por la relaci6n familiar: a) en funcién paulatinamente decre- ciente, lejos de la familia con respecto a la realidad de los allegados, el objeto son los allegados; ) distan del sujeto respecto de su delirio, que disminuye en el de- lirio reivindicador; 6) decrecimiento de la distancia de la erteza, que va en aumento; d) disminucién de la afir- macién del yo. Por la “discordancia desconcertante entre la creen- cia y la conducta” (del parafrénico), ta discrepancia mueve al sujeto a no amoscarse. Hay una disminucién del peligro, Lacan tropieza con una paradoja: los psicoa- nalistas dicen que en las psicosis 1os complejos son conscientes, mientras que en las neurdsis son incons- 28 cientes. Si bien los complejos son latentes en las neuro- sis,que-es‘donde'se los descubri6, y patenies én las'psi cosis, de todas formas es posible reconocer los comple jos en las psicosis. Mientras que en su tesis Lacan era hostil a de Clé- rambault, en “Los complejos familiares” procura justifi- car su interés por él, Opuestamente a Sérieux y Capgras, Lacan hace una clara diferencia entre el delirio de filiacién y el delirio de filiacién animal, que revela una estructura més arce ca dela psicosis. Se la puede localizar en el esquema li- neal si se agrega hacia atrds la estructura arcaica de la psicosis, la parafrenia, Lacan mantiene lo dicho en su tesis a propésito de Ja piscogénesis, no se interesa en “la herencia psicolégi- ca", se limita “al examen de los factores propiamente fa- miliares”, Ataca a de Clérambault en materia de automa tismo mental (funcién orgénica), ataca el automatismo y la vertiente de la comprensién. Refuta las dos cosas Se puede ligar la tara biolgica de la libido por el deficit de a libido, que esta organizada como una falta. El sujeto tomado de sorpresa por el desasosiego del destete sigue el camino de la regresién y de la psicosis hipocondrfaca. En el conjunto de las paranoias, Lacan hace un abordaje por las fantasfas en la forma de tas fan- tasfas de la madre fica, S. Cottet Sefiala que es “divertido” que la misma causalidad, en un régimen de més o menos, produzca la perversion 0 lapsicosis (régimen del empuje de la pulsién sexual), En la referencia a la madre fica, Lacan opera un recorte semejante al de Abraham. La homosexualidad latente es enfocada a partir de la madre falica, La mujer retoma bajo la forma de la madre félica, La libido es la energia para engancharse al espejo y des- render el significante, se escribe -@ (menos phi). La tara es el deficit orgénico, Tara y goce. Tara “en las ropias fuentes de la vitalidad del sujeto... inés radical”. Hay un nexo entre la tara y el goce. Lacan dice “y creemos reconocer un signo peculiar de ello en el des- garramiento inefable”. Se puede asociar la tara con la funcién falica, que esta ausente. El goce del psicético esté ligado al hecho de que no hay funcién filica: Un Punto central es que el goce esté més alld de la com- prensién. Lo real separa los érdenes imaginario y sim- bélico. En “Los complejos... ", el ideal del yo esté formado Por el hermano semejante. El objeto patemo 0 el padre como abjeto (Cotter) es radicalmente otro. El objeto del hermano vira Ia libido destinada al Edipo a la imago de la homosexualidad primitiva. La es- truclura edtpica esté instalada, J.J. Gorog (VD Paranoia/Parafrenia: Hay una constante en la familia del paranoico, sancionada por la designacién ha- bitual de “nidos de paranoicos”. Frecuencia de Ia para. noia en Iinea familiar directa, a menudo con agravacién de 1a forma hacia la parafrenia y “precesiéa temporal”, que quiere decir que el hijo y 1a hija desencadenan la psicosis antes de que se desencadene la psicosis de la madre, Esto es contrario a la percepcién americana de que la madre loca desencadena Ia grilla psicética. En los delirios “ deux” hay que distinguir la “fe deux”, Lacan explica en su tesis que los dos sujetos son psicéticos, 1o mismo que en la locura simulténea, cuan- do aun separados los dos siguen delirando cada uno por su lado, 2 diferencia del delirio inducido por uno al otro (falsa locura). No se puede reabsorber la figura de la madre, que tiene una funcién especular para la hija. El lugar imaginario madre-hija es un lugar de catéstrofe, y es el caso de los celos femeninos en Freud, Gorog Termina la presentacién hablando de la esquizofre- nia, término de Pichot, como entidad cuya férmula més clara es la que dio Lacan: “Introversién de la personali- dad por subduccién narcisista de la libido”, Introversién que se expresa como un estancamiento regresivo a partir del destete. La discusién es presidida por S, Cottet M. Strauss {Qué es lo que justifica el uso del cuadro? JJ. Gorog EI punto importante es que con el automatismo mental se hace dificil distinguir las diferentes manifesta~ ciones clinicas. El sujeto quiere recuperar el objeto per- ddido lo mismo que el neurStico, pero falta la instalacién del Edipo, aun siel estatuto del objeto no es el mismo. El supery6 no es muy operador en el texto. El con- cepto de superyé no reprimido es no freudiano, tiene que ver con et ideal del yo. C.Duprat En su tesis, Lacan clasifica la paranoia de autocasti go como una psicosis del supery6. 29 J-J. Gorog La concepcisn de supery6 se precisa sobre el Edipo. EI superyé no reprimido es una forma de pensarlo. En 1932 Lacan traduce de Freud Sobre algunos mecanis- mos neuréticos en los celos, 1a paranoia y la homose- xualidad”, de 1922. 8, Cottet Se pregunta de qué Freud se sirve Lacan: ciertamen- te, mas del Freud de la etapa del narcisismo que del, Freud de El yo y el ello. Sublimacién, fin del narcisismo, fase de idealiza- cién a través del ideal del yo, paso de la libido narcisista a libido de objeto. A. Aflalo Entre el supery6 y el ideal del yo hay une diferencia radical. oJ. Gorog Puede demostrarse lo contrario, A. Aflalo Insiste en que para Lacan la formacién del Edipo, a diferencia de Freud, se constituye con dos vertientes, una punitiva del superyé y otra del amor del ideal del yo. No se podria hablar del Edipo sin las dos, es diffeit hablar del ideal del yo sin el Edipo. JJ. Gorog La diferencia se hace a partir de las dos funciones del Padre al mismo tiempo. C.Duprat Asf como , segiin Ia tesis, ef autocastigo ocupa un primer plano en las psicosis, en “Los complejos fami res" Lacan evoca la neurosis de autocastigo. ve in de Roberto Derbex 14 de mayo 1987 Exposicién de Dimitris Vergetis <— La Légica 9) eronologia —————___} 4» acmé En el comienzo, se aporta una precisién en lo refe- rente a la relacién con el objeto de fos delirios,. J.-A. Miller Recuerda que los estadios que definen la relacién con el objeto estén ordenados conforme el tiempo de retroaccién del Edipo. J.J. Gorog Retoma las conclusiones de su exposicion prece- dente acerca del- —delirio de reivindicactén: en este delirio el lugar del objeto es el del objeto perdido (el sujeto lo quiere); por lo tanto, la psicosis es ta que mejor conserva un tipo de relacién con la realidad. —delirio de vigilancia: este delirio es un Ifmite de la locura en su relacién con la conciencia. Aqut, el su- pery6 hace surgir el objeto en el acmé de la crisis. A continuacién, se formula una apreciacién gene- al sobre el coloquio del C.N.R.S. (F. Leguil, P. Nave- au, C. Soler): habré que retener un enunciado, el de M. Tort: “el analista lacaniano no retrocede ante la psico- sis pues esté ausente”, y un tema que funciona aunque no diga n ada: “las funciones del padre”. D. Vergetis Propone un recorrido de los Escritos hasta la “Cuestion preliminar a todo tratamiento posible de la pricosis", y paralelamente de tos Seminarios 1, ly I. Estos recorridos muestran ——la forma en que el uso de la lingiistica por parté* de Lacan repercute en la teorizacién de su aborda- je de la psico: —Y un desfasaje entre los Seminarios y los Escritos en cuanto a la relacién conjunta del sujeto y del Oto. Puesto que Lacan no toma prestados los conceptos de que se sirve, sino que los forja o los vuelve a forjar, Vergetis adopta para su exposicién el siguiente princ pio rector: la nocién de sujeto en tanto instancia deri- vada, que lo separa irreductiblemente de los lingllis- tas. Por otra parte, esta nocién no es idéntica en los Escritos y en los Seminarios. Pero, en ambos, el punto de referencia es siempre el esquema L (“La carta roba- da", Seminarios 1 y II). Pero si el sujeto es contempo- raneo del esquema L, hay que perseguir su surgimien- to en la cuestién del sentido, (“La agresividad en psicoandlisis Para Vergetis, la cuestién del sentido es una deuda de Lacan con Jaspers (apertura del Seminario 1), J.-A. Miller Los conceptos de los que Lacan no disponia en su tesis para hacer del psicoandlisis una ciencia del set do, los redescubre en la demostracién de Lévi-Strauss (a lingifstica es una ciencia del sentido). D. Vergetis Freud situé ta palabra como asociada a los efectos de sentido; Lacan precisa que se trata de Ja palabra en tanto articulada. Esta €6 la linea estructural que recoire el Seminario II. ~ Con el Informe de Roma, el sentido pasa a estar sujeto a la jurisdicciGn de la palabra. Hasta aqui, la solidaridad entre el sentido y la pa- Jabra implica una solidaridad entre el Seminario y los Escritos. A partir del escrito “La agresividad en psicoandli- sis”, el sujeto del sentido es una respuesta ai de Ia agresividad del yo y de la servidumbre imagina- ria ejercida por la imago (en “Los complejos. famil res"). El sujeto se distingue del yo pues el sentido le da su estatuto. Y, aunque enlazado a las imégenes, es el Tenguaje el que da al sujeto su estatuto, En consecuencia, Lacan retomara su concepci6n de Ja cura analitica en su relaci6n con la ética, en “Mas alld del principio de realidad”. Pero,-para Vergetis, subsiste un punto de fuga: la psicosis. -A, Miller " Recuerda que el esquema L es el rasero del abor- daje de la psicosis tanto en la “CuestiGn preliminar... ” como en el Seminario, D. Vergetis Hay un desfasaje entre el Escrito y el Seminario IIL, El esquema L figura en la “cuestién preliminar, pero como simplificado, a causa de la disyuncién que habrd efectuado Lacan en el Seminario II, entre el in- consciente y el Otro. Aqui se trata de un sujeto distinto al de Ia dialéctica intersubjetive; en consecuencia, La- can modifica la definicién del Otro. Estas modificaciones del sujeto y de! Otro decidi- ran a Lacan a abordar ciertos aspectos de la psicosis. J-A. Miller La clave de la psicosis es el narcisismo, después de que faya habido fracaso del Edipo. Pero, pregunta:.20 afios después, ,cudl es la clave? Para Lacan, el esquema Les evolutivo. La letra ca- pital A aparece al final del Seminario IT. Su interés por la psicosis modifica y justifica el estatuto de A: en el Otro existe el discurso, y el discurso funciona fuera del sujeto; ésto se demuestra en la psicosis, El problema es saber.cémo un sujeto no estd siem- pre transido por el Ouro. La psicosis, la paranoia, es un estado nativo del sujeto puesto en radical concordancia con el lugar del Otro, En el Seminario IIf, Lacan trata sobre Ja psicosis partiendo de la promocién del Otro y de su enganche en Ja intersubjetividad. Asf pues, no hay separacion entre su elaboraciGn teérica y su interés clinico. ). Vergetis Con el ejemplo “Vengo de la fiambreria” se define el sujeto det sentido a partir de la intencién significati- va del lenguaje. El sujeto sigue apegado todavia a to Imaginario, por la intenci6n, En 1954, la nocién de verdad separa al sujeto del sentido. En consccuencia, cuando el mensaj Otro, el sujeto sufre una nueva divisién. ‘Cuando el mensaje no es mediatizado por el Otro, el sujeto recibe su propio mensaje y hay entonces ex- clusi6n del Ovo (Seminario TI, pag. 64). ~~ vuelve del JA. Miller Recuerda que esta exclusién del Otro pasard a ser Ja forclusion del Nombre del Padre. La exclusién del Otro es ina funcién de comunicacién que subyace al esquema L. ‘Lacan deniega al Otro la funcidn de clave de béve- da, danque el psicético hable, hasta no haber hecho la distincién Iégica entre él Otro del lenguaje y ef Otro, de fa fey (al final de “Cuesti6n pretiminar... "). = "fir este punto Lacan se contesta: no hay Otro del Otro: Hay Otro de Ia ley, que’es el Otro del Otro del Téiguaje. Luego, eri este punto de purificacién, se refu- tard a sf mismo'con este axioma: no hay Otro del Oro. Para el psic6tico esté excluido el significante del Ouro del Otro, es decir, el Otro del lenguaje como Otro “de la ley. . EI X implica que haya sido modificada la defini- ign de la psicosis. ELA del A es una formula que lo cambia todo en serie, ELA del lenguaje es llamado A previo en “Subver- sin del sujeto..." ° En el Seminario III, el sujeto est4 reducido a las, sombras de unos otros hechos a la ligera. ‘La nueva nocién clave para Ia psicosis es entonces ‘un punto de estructura: es el Otro como Nombre det Padre, como pumto de almohidillado. D. Vergettis Se pregunta cul es Ia estructura delirante de “Ven- g0 de la fiambreria”. El Otro esté excluido. No hay verdad hima. La respuesta es la alocucién ae La semana préxima: —"'La cuestién preliminar..." Capitulo 4 del Seminario II (“Marrana” ) —Su paralelo con “Los complejos familiares” ‘Version de Yasmine Grasser Exposicién de Dimitris Vergetis El caso clinico comentado por Lacan es un delirio“a deux”. La pareja apresada en este delirio se compone de una hija y sumadre. Lacan aniculatascaracteriticas enomenolégicas de estaparejasobree! fondo de larelaciOn queamtas mujeres Jrantienen principalmente con su vecina —muy implicada en el deseo de que es vietima Ta enferma, dice Lacan— y secundariamente con su amante. EL peculiar acento de esta rela in esti dado por un sentimiento de intrusi6n que anima y orienta las reacciones de la pareja madre-hia, confontada con Iasirrupciones de a vecina, En suma, Lacan pone derelievec sentimientoge intrasién, Pinimizael alcance de otros aspectos fenomenolégicos del caso, por ejemplo la erotomanta, yrecusa la pertinencia deuna Serie de conceptos proyecciGn, defensa, homosexualidad. Sin descartar por completo su aplicacién, constala que no son jnfédiictible se estrella igualmenté la explicacién por lainjuria, ‘A fin de explicar el mencionado hecho de que la palabra tos para explicar el nfcleo mismo del caso, a, saber, que la palabra “marrana’” fue ofda en lo real. Conta este pento ‘comomodode defensa instalado en ur cifcuito de proyeccién. fue ofda en lo real, Lacan evoca dos érdenes de diferencias, Ja del pequefio otra con el gran Otro y Ja de la palabra y el lenguaje. gran Ouo es aprehendido a partir del reconacimiento como virtualidad abierta por ta palabra y come prossso reciprouo. El reconocimiento es reefproco por lo mismo que la palabra, en sus formas electvas,refiere siempre e sujcto rerOtrasujeto, del uerecibe su mensaje en forma invertida. Sibien aenfermarecibe su propia palabra de otro no ie recibe invertida, La palabra no es recibida al final de un trayecto que implique al Otro © implique su consagracién, esencial para tr yeconocimiento del sujeto. La conclusién que Lacan extrae es que hay exclusién del gran Ouro y, correlativamente, fhundimiento del sujero.en el yo. Esta exclusién tiene dos consecuencias: eae modo de comunicacién del sujeto no puede ser el de la palabra verdadera sino el de la alusién. =f produce una suerte de retorno ala topica del espe, reactivndose Ia fantasmagoria de fragmentacion, Mientras que, en el Seminario, Lacan pone de relieve, con respecto a la interlocucién delirante, la inversién temporal enue laalocucény la respuesta, al retomarel caso enos Escritos moviliza olroaparaio lingi(sticainspirado en Jakobson.. Cae cma “"marrana” como respuestaen loreal que viene a complear el mensaje "vengo de la flambreria® poniendo fin ala indeterminacién del Yo (Je). 21 de mayo de 1987 Exposicién de Jacques-Alain Miller Esta proposicién preliminar: “en la psicosis hay ex- clusiéa del Otro”, es la forma aproximada de la forclu- sién. Se desprende de “Los complejos familiares”: 1, Si en la psicosis la relacién con la realidad es nar- cisistica, se plantea el problema de la entrada en una re- alidad desnarcisizada, objetiva, comtin, cientifica inclu- sive. Lacan hace funcionar la sublimacién como efecto del paso por el Edipo, momento en que se consuma la emergencia de un objeto no narcisistico, en el resplan- dor del asombro. 2, Si el narcisismo se traduce en la forma de un ob- Jeto que pasa de una realidad a un imaginario cada vez ‘més importante, y que va del delirio de reivindicacién a la parafrenia (cuadro del 30 de abril) el objeto edtpico marca una ruptura con el del narcisismo. La crisis edipi- a permite la emergencia de un objeto que ya no es es- Pejo del sujeto, que es diferente del yo, y que ya no tie- ne la misma funcién, El resultado del Edipo es que ahora hay no s6lo un yo correlative a un objeto, sino un sujeto. El padre es este objeto particular, no correlative al yo; él hace posibles para el sujeto el principio de la sublimacién y el mundo de a realidad. En este pasaje estén obrando una doctrina y un corte epistemolégico relativos al fundamento del sujeto del saber. A partir de esta ruptura con el narcisismo, de la que emerge una realidad despojada de esa investidura, se torna manipulable la extensién partes extra partes de Descartes. Desde.el momento en que Lacan tiene esta orienta- si6n, 1a de que la relacién simbélica viene a encuadrar a lo imaginario dandole sus cimientos, no puede sino sa- ‘car la conclusi Jo que prevalece es la rela- cién imaginaria, entonces ha habido exctusién de Ia re- lacién simbética, 2Cémo interviene el lenguaje? Si bien la exclusion es una proposicién necesaria, Pronto resultard inadecuada, y traer como consecuencia otras diferenciaciones y elaboraciones, en particular el Ouro del lenguaje y el Otro de la ley. Si bien la invencién, la construccién teérica no es: ‘én,.no van en Ifnea recta, de todas formas hacen falta Proposiciones, donde el paso siguiente viene a desmentir el paso anteriot para poder decir: no era eso, El progreso de los Escritos sobre el Seminario es el Proceso de un decir sobre el otro que lo hace “no ser ms eso”. Si el esquema L pone de manifiesto la interfe- rencia I- S, el grafo sitiia el encuadramiento de lo Ima- ginario por lo Simbélico, donde ya estén trabajando dos redondeles, De hecho, se tratard de elaborar conjuntamente: Ia 32 realidad narcisistica trae aparejada una exclusién del Otro, pero deja subsistente una relacién con el otro, En el delirio, Lacan enfatiza la relacién “4 deux”: “la paranoia es un delirio del pasillo, del foro y de la fe- ria”, Se aborda la psicosis por la relacién con el pequeiio otro. En el caso Aimée, la relacién con la madre, la her~ ‘mana y los diferentes sustitutos; en el de las hermanas Papin, la relacién con la hermana; en “Los complejos fa- miliares” Lacan produce una escala de clasificacién de £808 otros con los que el psicético tiene que vérsclas (isrealizaci6n cada vez mayor del objeto). Lacan recoge en la fenomenologia lo que atafe a la relacién: —es un caso de delirio “a deux” Ia interlocucién delirante es una relacién narcisistica con la realidad, la aciente esté prisionera de la relacién dual, no dispone de la mediacién del Owro, En los Escritos, la paciente suelta su “marrano”, pe- ro aqui Lacan ya no quiere escuchar una proyecciéi mo en el Seminario. cochino —marrana Esta suposicién de un cochino dirigido al otro y de su retomo por reflexién, esta respuesta del pastor a la Pastora no lo satisface en su propésito de captar la aluc nacién, pues implica un dual simétrico, una equivalencia entre los términos. Cuando uno introduce el lenguaje ya no se conforma con el dual, el lenguaje introduce una asimetria, hace pasar de lo simb6lico a lo real. Aquf esté el punto crucial del examen del caso: este aso de lo simbélico a lo real, a partir del desequilibrio entre “marrana oft, — “Vengo la fiambrerfa” decirse y La cuestién a plantearse es 1a siguiente: 2Cémo es- tructurar la relacién dual, de la madre con la hija? Nada se puede comprender del caso si no se advierte que la enferma responde a una situacién que la rebasa, 2QuE es lo que la rebasa de la situacién? Encontrarse con alguien en el pasillo no es de por sf perturbador: la aciente no esté escuchando injurias todo el tiempo. Es Preciso, pues, que se encuentre ahf presente un término ue exceda a la relacién dual. Es preciso aislar ese tér- mino antinémico a la situacién pero convocado por ella. Ahi no esté la arlesiana, la cantante calva que motiva la palabra; es la vecina del piso, no nombrada, el término a cuyo alrededor la cosa se estructura. En esta situacién el hombre s6lo estd de manera indirecta, la intrusa es la ve- cina, ella es la que convoca la exclusién. Esa vecina im portuna, primordialmente invasora, es el objeto indeci ble; el objeto es esa ausente, Ia vecinita, mientras que su amigo es el un-padre de la situaci6n, Esta situacién ine- basable crea un detirio de vigilancia, ‘dos mujere3, <«——_ intrusién de una vecina invasora proceso de exclusién MARRANA La realidad narcisistica pone el acento en la proyec- cién, la forma del objeto traduce el narcisismo, revancha, cochino-marrana. Si uno esté prisionero de la relaci6n dual, es que hay un término cuya evocacién y cuya in- trusién son inencuadrables. Ese objeto que hace efrac- cién en la intimidad es el objeto del horror que no se puede sino rechazar: el objeto que no tiene nombre, ob- jeto sin-nombre, ahije madre @ —— vecina 2Qué soy? un ser del sujeto faltante en el mar del nombre propio encuentra ahf su nombre de marrana Lo que ahf se aisla es el LUGAR DEL Goce. Esta es la anticipaci6n de Lacan al objeto indecible. A este forzamiento de la intrusién responde, del la- do del sujeto, la expulsién, el rechazo de la cosa bajo las, especies de Ia mala vecina. La intencién de rechazo es, importante para descomponer el enunciado lingufstico. “Marrana” no es simplemente un querer decir, sino un rechazar, la interlocucién delirante ino” “eres un cocl “MARRANA' Por no poder injuriarto, ella recibe la injuria en lo reat En La palabra verdadera “ti eres mi maestro” se inviste al Otro y, de rebote, se recibe su estatuto: la alocucién precede a la respuesta. En la interlocucién delirante, la respuesta de lo real viene primero, y la alocuci6n simbélica después: (Yo, Ia) MARRANA vengo de la fiambreria La asignacién subjetiva es indeterminada, el enun- cciado “vengo de la fiambrerfa” es equfvoco, no se sabe @ dénde apunta ni quign es el yo [Je]*. MARRANA es una alocucién que le esté dirigida, ella esté segura de cso: es la alucinacién, De rebote, la indeterminacién del yo [Je] queda fijada: es ella. La identidad subjetiva queda fijada como un:{ndice-de plus-de-gozar. La injuria es el modo primordial del didlogo, epunta al Otro en su punto ms fntimo. 33 alusi6n (yo 1a) MaRRAWA, respuesta de lo real en la marioneta que tiene frente a sf en la cual resuena su propio mensaje “Vengo de la fiambrerfe": alocucién del yo en tanto que siempre un otro habla por alusién, Resumen El tema final de la sesiGn fue el andlisis lingifstico de 1a interlocucién detirante, Esta se opone a la interlo- cucién de la palabra verdadera. La exclusién del Otro trae aparcjada la indeterminacién de! sujeto en el signi- ficante, 1o que se traduce en la alusién y en la imposibi- lidad de la palabra verdadera, Previamente, D. Vergetis marcé en su exposicién ciortos puntos de referencia. En toro de le proposicién preliminar: “en la psico- sis hay exclusin del Otro” (como forma aproximada de Ia forclusién del Nombre del Padre), J.-A. Miller resitué 1a evolucién de Lacan respecto de “Los complejos fami- Tiares” i, en la psicosis, la relacién con ta realidad es nar- cisistica, se plantea el problema de la entrada en una re- alidad objetiva. Lacan hace funcionar la sublimacién co- mo efecto del paso por el Edipo, momento de emergencia de un objeto, el Padre, como no correlative al yo. Esta ruptura con el narcisismo esté indicando una doctrina y un corte epistemoldgico en 10 referente al fundamento del sujeto del saber. Provisto de esta nueva orientacién, la de que lo simb6lico estructura a lo imagi- nario, Lacan puede postular que, al prevalecer en la psi- cosis la relacién narcisistica, el Otro esté excluide. Esta proposicién mostrard ser insuficiente y exigiré diferenciar entre el Otro del lenguaje y el Otro de la ley. De hecho, se tratard de elaborar conjuntamente que “la realidad narcisista excluye al Otro, pero conserva una relacién con el otro”. Lacan recoge una serie de da- 10s atinentes a la relacién, pero para preguntarse: ;Cémo sc estructura la relacién dual? El desfasaje, claramente seftalado por Vergetis, et tre’el Seminario y los Escrites, proviene de un cambio de registro de Lacan y procederfa de una anticipacién, tedrica a lo real y al objeto indecible. La interferencia, del lenguaje sobre lo imaginario produce real. El punto cerucial del caso es este paso de lo simbélico a lo real, a partir de la asimetria entre: decir: “Vengo de la fiambrerfa” y ofr: “Marrana”, Es un mensaje interrumpido subjetivamente y no gramaticalmente - En los Escritos, Lacan ya no se satisface con la expli- cacién por la proyeccién y busca el punto de exceso que a ala situacién,un,cardeter de irrebasable pata la pacien- tet este punto es la vecina, intrusa que ihita a la exchu- sidn, objeto inencuadrable que es preciso rechazar, objeto sin nombre del que la injuria traduce el Ingar del goce. Volviendo al andlisis de la interlocucién delirante: en la palabra verdadera hay institucién de dos sujetos que se reconocen por mediacién del Otro. La interlocucién delirante apunta a la indetermina- cién del sujeto como punto de goce, por la mediacién injuriante de la marioneta. La paciente habla a partir del otro pequefio a que es cella misma, su reflejo en el espejo; Ia palabra se expresa cen lo real de la marioneta, se indica a sf misma en un més allé de lo que dice. La injuria apunta a lo que hay de objeto en el sujeto. 34 Nota de traduccion + Téngate presente que, en francés, el pronombre personal precede siempre al verbo ("Vengo de la fiambreria” traduce a “Ye ‘viens de cher le charcutie"). En castellano, Ta desinencis verbal re~ presenta sl pronombre y lohace en general ianecesario. [N. del T] Versién de F. Labridy 28 de mayo de 1987 Continuacién del comentario de "Vengo de la fiam- breria” (Seminario III, pags. 59-64 y Escritos, pags. 534-535). Miller Hay dos abordajes de la interlocucién “jMarrana! 1, Sela puede pensar como fenémeno de comuni- cacién (si la paciente oye “jMarrana!”, .qué es Io que formul6 ella? “;Cochino!”), Lo que aqui se entiende co- mo psicético es que la respuesta aparece antes que Ia alocuci6n, Es el esquema de la proyeccién. 2. En suescrito, Lacan, “poco inclinailo a recono- cer en ello la retorsi6n de un “|Cochinol... ” (pg. 534), utiliza el esquema de la forclusién; ya no se trata de lo que va del sujeto al otro sino de pasaje, de transferencia de lo Simb6lico a lo Real (esquema que podemos gene- ralizar al sintoma). Se enfatiza entonces la verdadera estructura de la tuacién, la madre y la hija, donde la funcién determinan- te es la intrusa, la vecina “primordialmente invasora”. El hombre, el amigo de la vecina, es el Un-padre; él evoca ese goce intruso. ‘La “malvada vecina”, reverso de “tu vecin ma) del amor cortés. ‘Hay un esbozo de: Un-pacre, (la Da- El objeto (a) “Marrana”, es la palabra de lo que no tiene nombre, 0 sea S(X), lo que resuena en lo Real de . Vergetis ‘Hace notar que 1a menci6n del matrimonio de la pa- ciente no es idéntica en la pag, 61 del Seminario y en el escrito, donde se trata de la “conviccién” de la paciente acerca de que su marido y su familia politica se propont- an despedazarla (pag. 534). A. Aflalo Pregunta por gué dice Lacan que “iMarrana!” es el “propio mensaje del sujeto” (pég. 62). -A.Miller En el Seminario Lacan esté en aprietos. Conviene ms detenerse en el tltimo pérrafo de la pégina 62, don- de Lecan establece un orden cronolégico de la comuni- ccacién: para poder hacerse reconocer por el Otro, “prim- ro" tiene que ser reconocido el Otro. En el pentltimo parrafo de la pagina 64, sefiala que, cen la posicién la respuesa (“Marana”) esté supuesta 45 presupuesta por la alocucién (“Vengo de la fiambrerfa”).. Hay una inversién correlativa del Otro que responde al otro como alocutatio, Estando el Otro excluido, lo que el, sujeto dice le llega como alocucién real del pequefio otto. H. Schulz-Keil Sefiala el valor de 1a alusi6n como “un decit mal”, como una comunicacién que no tiene lugr pero que qui- 24 no por ello es indecible. P.G. Gueguen En la misma Ifnea, se refiere a un paciente que esté seguro que se le ha dicho algo por alusién, pero es inca- paz de decir qué, I-A. Miller Hay que distinguir “jMarrana!”, que no es alusivo, de Jo que sf es alusivo: “Vengo de la fiambreria”, La alusién como tal no es patol6gica; la frase “Ti eres mi mujer” es alusiva, designa indirectamente el estatuto del sujeto. Se trata del cardcter fundamentalmente alusivo de toda cadena significante, que s6lo se estabiliza en su es- tatuto referencial cuando el sujeto sabe cudl es el objeto investido. De lo que se trata es de poder aislar el térmi- no investido. ;Dénde esté el objeto de la frase? Para “Vengo de la fiambrerfa”, es “jMarranal”: la verdadera referencia esta separada del resto de la frase, ésta es alu- siva porque no se sabe a quién apunta, hay equivoco. Sefiala un punto no inmediatamente claro de la pé- gina 535 (Escritos): lo equivoco y lo alusivo se rednen en el Yo (Je). {Por qué distingue Lacan al sujeto hablan- te del sujeto de la frase? Para los lingtlistas, el Yo (Je) designa a todo svjeto hablante que lo formule, no es equivoco, G. Vereecken EI “Yo” [je] es equivoco en el estilo indirecto. R, Fajersztajn Sefiala que esto se puede comparar con las frases in- terrumpidas de Schreber. A. Aflalo Hace una observaci6n sobre el “ti”, que designa ala tercera persona, Véase el final del Seminario III. J-A. Miller "Yo" [Je] es una palabra inequfvoca por excelencia, pero aquf estamos en la interlocucién delirante. En esta frase ya presente, gde qué modo van a distinguirse las voces, lo uge le viene del otro y Io que la paciente se di- ce? Ese es el asunto. “Vengo de la fiambrer‘a” permanece en suspenso has- ta el momento de llegar a “iMarrana!”: aquf es donde se efectiia la intencién de rechazo, “marrana” es atribuida al otro (que aqut tiene furicién de.un-padre), La-frase-perma~ ~ rece, pues, en suspenso, permanece a nivel del cédigo y .5lo se vuelve mensaje al precio de la forclusién de /Marrana!”. Solo entonces el sujeto dice:**Yo dije ésto.” Esto nos corduce a un tiempo cero de la cadena sig- nificante (sin mensaje), donde un “Yo” (Je] circula que no es asumido por el sujeto sino después de rechazar Punto capital que muestra a ta cadena significante no tomade atin en la significacién. Se trata de un estado pre- disoursivo del significante: antes de ser tomado en la atri- bucién sujetiva de las voces, el significante ya estaba ah. Y. Gaumont Plantea una cuestién retomando una observacién precedente sobre el valor de alucinacién del “Vengo... ". JA. Miller Lacan hace hincapié en la injuria y en lo que pudo hacer decir a la paciente lo que ella se habfa dicho. In- tenta pensar la correlacién entre las dos Frases. ;Por qué se ha rechazado una parte del sintagma? “jMarrana!” es el objeto de una intencién de recha- 20 y, correlativamente, la paciente puede atribuirse el resto de la frase. Las frases interrumpidas de Schreber se detienen en los shifters (cf. Ecrits, pag. 540), pero aqui el shifter viene del Otro, ilega el sujeto del exterior. Esto pone en juego el S y el (a). +++ +4 4+ ++ 110 $ a C. Soler A propésito del pasaje de la pagina 535: certidumbre tocé a su fin ( ... ) con la opos palabra “marrana” ( ... )" 10 Mamativo es que los dos fragmentos de frase permanecen en suspenso para la pa- ciente en cuanto a su significacién, No mueven a inte- rrogacién como sucederfa en la neurosis G, Clastres El rechazo de “marrana” a lo real, :permite hablar de un sujeto barrado 0 de un sujeto no barrado? I-A. Miller Hagamos un poco de clfnica-ficcién. El ejemplo es excelente porque permite aprehender la forclusidn a ni- vel de un segmento, zY si fuera represién? Actuando la funcidn del sintoma Esobre “jMarrena!", podria dar otras formas de transferencia a lo real. En la histeria, por ejemplo: “;Todos los hombres son unos cachinos!” En la neurosis obsesiv: ‘na, uno termina por serlo”. El conjunto de la frase estarfa reprimido y habrfa in- certidumbre en cuanto al “Yo” [Je]. ‘Una mujer es una marra- Estos dos fragmentos de frase, “Vengo de Ia fiam- brerfa” y "Marrana”, constitiyen un modo patente de di- visién del sujeto, G. Clastres Hace notar que se trata de dos registros diferentes (ou) H, Schultz-Keil “Marana” es una injuria corriente én alemén. Y. Gaumont Recuerda, a propésito de una exposicién reciente, un grabado de Rembrandt donde se ve una marrana ten- dida y durmiendo (...). JA. Miller En Schreber la frase hubiera sido “Vengo de F. Schreiber En las injurias que Aimée dirige a las otras muje~ res aparece “hocico de marrana”, Aqui no hay incerti- dumbre. A. Enciso Hace notar que “marrane” [true] tiene una col cién neolégica (...). JA. Miller La paciente oye un “Ti eres ésto”; alcanza el Ifmite extético de su ser. En este sentido la alucinacién realiza un atravesamicnto del fantasma “ser despedazada por su familia politica”. P. G. Gueguen En relaci6n con la dificultad de atribucién subjetiva, evoca la intromisién de los sujetos. C. Soler Pregunta de dénde saca Lacan las palabras que cita como jaculaciones del amor: . “Bombén” y “Ratoncito” ("Chace y Rat’ ) (pig. 535). JA. Miller Esto hace referencia a lo indecible del Otro. Hay un esfuerzo de Lacan, al igual que en el Seminario If, por hallar una palabra que designa al objeto (a). Aqui dice falto de significante”, es decir, S(A). Se trata de lo mis- ‘mo que en L’ étourdit, cuando dice que la injuria es ta primera y ta dltima palabra, M.H. Brousse Formula una pregunta acerca del nivel cero de la ca- dena, JA. Miller Todavfa no hay satisfaccién de la referencia, Para estar representado por el significante es preciso que a ser rechazado. M. H. Brousse No hay efecto de significacién, zentonces? J.-A. Miller Hay: 1? un sentido textual; 2° una “desambiguaci6n” del yo [yo]; 3° el cardcter alusivo subsiste después de ser rechazada la referencia, J.L. Gault (...) J.-A. Miller en “Vengo ..." y metéfora en “jMarra~ Lo importante ahora es resituar este ejemplo en el conjunto de la “CuestiGn preliminar”. Esquema de las cinco partes del texto: TI, Después de Freud El aporte de Freud (una gramética, la introduccién del narcisismo, un armaz6n que posibilita ocuparse de las psicosis: el falo, 1a castraci6n y el padre) fue tergi- versado por los posfreudianos. Necesitamos “referencia met6dica al Edipo” (pag. 546). Il con Freud Es decir, Lacan . Estructuracién de los aportes de Freud: A, esquema L y esquema R. IV. Del lado de Schreber Aplicacién de estos aportes al caso Schreber. Esque- mal. \V.Post-scriptum (parte no desarrollada en el Seminario) a hipétesis de Lacan, el Nombre del Padre, el Un-padre. LHacia Freud No es necesario estar ahf para captar montones de cosas. Hay que partir del fenémeno (lo que es posible cuando se vuelve de Freud). EI punto nodal es la relaci6n del sujeto con el signi- ficante, Descubierto por Lacan en psiquiatrfa, él !o con- duce a Freud. Psiquiatria > Freud Ss ‘Los.cinco puntos de-esta parte I: ‘ 1 panes hist6ricas 21 centradas en el sujeto ay 3. "yMarranal” 4, transicién - la relacién del sujeto con el signifi- cante. 5.el texto de las alucinaciones. 1 y 2: Hay una critica de la perspectiva clésica del sujeto unificante, incapaz de dar cuenta de las relaciones del sujeto con el significante, como lo demuestran el ejemplo de “jMarrana!” y las alucinactones (cf. puntos 3 yd). El significante divide al sujeto; lejos de ser “unifi- ante”, el sujeto es pasién del significante. Otra lectura posible: Lacan contra Lacan, contra el sujeto constituyente del Informe de Roma y de “Varian- tes de la cura tipo” Detrés de la polémica con ta psicologfa hay un cam- bio de perspectiva; el estatuto propio del sujeto es el de lun sujeto constituido (hablado) y no ya constituyente; la cadena significante, con su estructura, preexiste a la ins- cripcién subjet La alucinacién muestra que el perceptum, Yo percibi- do, no se relaciona con el sensorium, con los sentidos, si- no con lo real, y que éste tiene ya su estructura (pag. 537). ‘Resumen 1. Mencién de los dos abordajes del ejemplo de inter- Jocucién delirante “yMarrana!”; 1. Segyin el esquema de la proyeccién, y 2. Segiin el esquema de la forclusién, 10 que permite aisiarla como nombre del objeto indecible. IL. Lo alusivo y lo equivoco. 1, Estatuto alusivo de toda cadena significante, cuyo estatuto referencial s6lo se estabiliza cuando el sujeto sabe cual es el objeto investido. 2. El “yo” [Je], fundamentalmente inequivoco, es equfvoco en la interlocucién delirante: el sujeto de la frase “deja en suspenso la designacién del sujeto ha- blante”. 3. “Vengo de la fiambrerfa”: frase en suspenso, per- manece a nivel del cédigo y no se hace mensaje sino al precio de la forclusién de “/Truie!”, Slo después de re- chazar este punto en el otro puede el sujeto asumir el “yo” (Je] y atribuirse el resto de la frase. Aeeste respecto, distinguimos un tiempo cero de la ca~ dena significante donde circula un “yo” [Je] no asumido (todavia) por el sujeto. La cadena no esté tomada en la co- muntcaciGn. Se trata de un estado prediscursivo del sign ficante que precede a la atribucién subjetiva de las voces. IM Bl ejemplo es resituado en el conjunto de la “Cuestién preliminar”: ef. la pdgina precedente. Yersidn de Sol Aparicio Nota de tradueclén * Bn la versign cattellana de los Escrito, “bombén” y “aton- ito", tradueciéa no literal debido, precisamente, a que el uso de es- {os tenminos en la frate et "jaculatorio". Cabe aadir, de pass, que hhemos traducido *jseularations" por *jaculations” (a diferencia d= la ‘mencionada versiGn castllana) en el afin de respetar la expres de Lacan, quien aqui se aparta del estrico francés. (N. de T.). 4 de junio de. 1987 Lectura del artéculo de los Escritos, “De una cues- én preliminar a todo tratamiento posible de la psico- sis’ Jacques-Alain Miller La primera parte constituye una suerte de fresco epistemol6gico. No es especialmente freudiana, se trata rs bien de una polémica politica. Su estatuto con rela- ci6n al resto, El inconsciente aparece agregado en un se- gundo tiempo del articulo. (Partes IT y Ill: doctrina psi- coanalftica; IV: caso Schreber; post-scriptum: consecuencias a nivel de la I6gica del significante.) Se observa aquf el mismo movimiento de construc: in que el de “Instancia de la letra”. Fundamento te6ri co de este método: el Lenguaje es la condicién del inconsciente, Por lo tanto, primero se puede hacer abs- traccién del inconsciente y trazar la estructura del len- uaje; hablar de Ia estructura como tal sin alusién a la experiencia, Lacan se sittia aqu{ en el rango del fil6sofo 0 del psicélogo. Estos primeros pérrafos destacan un punto episte- ‘molégico clave: en ellos, Lacan opone la fisica a la psi cologia. Mientras que la fisica conocié el corte galileo, Jz psicologéa se muestra en continuidad con los prej cios més viejos de la escoléstica y de Aristteles. En esta parte del articulo, ei sentido del sujeto seré el de ser sujeto del significante: el acento cae sobre la relacién entre el sujeto y el significante. Primera frase del texto: el problema de la psicosis existia antes de Freud. Dos primeros pérrafos: estatuto del sujeto. La natu- raleza de la fisica moderna ya no es la misma que antes. La psicologfa tomista (santo Tomas de Aquino) de la abstracci6n; facultades del sujeto en santo Tomés. Eric Laurent Nocién de Ia facultad perceptiva; esta concepeién prescinde de los efectos subjetivos, J.-A. Miller Psicologia intelectualista; el empirismo (Locke) Joes también. Se la intenta corregir afiadiéndole lo afec- tivo, Hiato entre conocer y sentit/experimentar/percibir. Dominacién del conocer sobre el sentimiento, Teoria abstracta de las facultades del sujeto. Peticiones senti- mentalistas “corrigen” esta abstraccién, Locke: nocién de tabula rasa. Su proyecto es expli- car cOmo es posible tener ideas. Platdn, como excepcién alo que dice Lacan aquf, da cuenta del conocimiento sin abstraceién, por participacién. Platén debia explicar, dadas ciertas ideas, de qué modo participan en la expe- riencia, en una percepcién singular. En cuanto a la psicologia fenomenol6gica, 10 que Lacan dice aquf es en referencia a Merleau-Ponty. Para éste, Ia aportacién de sentido es efectuada por un sujeto activo, y Lacan, en la época del Discurso de Roma,-ha- bla del sujeto de a palabra que, ene acto dela palabra, constituye, crea el estatuto del Otro. En “Cuesti6n preli- mnlivar”, Lacan negard'la funci6it consittisjenté- det saje~ to, Pagina 536: el sujeto unificante va a ser descalifica- do. Lacan se orienta hacia el sujeto dividido. Teorfa de Ia percepcis percipiens __perceptum sujelo significante Referencia a la Fenomenologta de la percepcién (1945), de Merleau-Ponty. La primera parte, titulada “Los prejuicios clésicos", habla de las fecultades del su- : Ia sensacin, la asociacién de ideas, la atencién, el . Husserl efectuaba “un retorno” a las cosas mis- mas”; Merleau-Ponty efectia un “retorno a los fendme- nos, (Lacan retorna, tinicamente, a Freud! Intelectualismo y empirismo: los mismos prejuicios, el mismo concepto de sensacién. Son dos caras del mis- ‘mo prejuicio. La tesis de Lacan es que la estructura de la palabra ya estd presente en el perceptum. El pedazo de cera que M. ‘Merleau-Ponty toma de Descartes: Merleau-Ponty vuelve a los fendmenos, color, olor, etc.; para la percepcién, cuando las percepciones desaparecen, ya no hay cera. Merleau-Ponty pone el acento en la comunicacién entre los diferentes compartimentos de percepcién de percep- ign: el color anuncia el ruido que harfa la cera al ser gol- peada, etc. La percepcién es predicativa; pero el mundo de los fenémenos puros es antepredicativo. Segiin Merle- au-Ponty, el nivel de los predicedos (de su atribucién) im- plica ya una forma de estructura significante, mientras que el sentir puro se dirige més bien a la verdad. E! juicio esté ligado con la préctica, no con la verdad, Lacan, por e! contrario, reintroduciré el significante en el fendmeno. Mis adelante, en otro pasaje del libro, Merleau-Ponty se refiere a la dimensién constitutiva: en lo profundo de la naturaleza hay un sentido, una conciencia no tética que no postula cosas, que no posee nada... Para Merleau-Ponty, e5- tos fenémenos (y por lo tanto la verdad) son incomprensi- bles para el pensamiento objetivo (cf. pag. 61). Encontramos en Les temps modernes (1961), um tex- to de Lacan’sobre Merleau-Ponty en el que se refiere a “De una cuestién preliminar...". Aqu{ demuestra que el significante ya esta en la percepcién, el significante es previo en toda constitucién del sujeto. Merleau-Ponty da el ejemplo de un disco negro ha- ado en la oscuridad, pero débilmente iluminado. Cuan- do se introduce un cuadrado blanco, se introduce efecti- vamente un elemento diferencial que tome el cardcter del significante. El cuadrado blanco pasa a ser el Sp que hace advenir al disco negro como Sy. En este nivel, el inconsciente esté casi constituido. En un primer tiempo: el sujeto es como el disco ne- ‘gro, que estd disuelto en la luz. ‘En un segundo tiempo: se reprime lo percibido, el sujeto queda petrificado por el significante. Lo percibido se hace normal/fijo a condicién de que haya abstracci6n; hay rechazo del Otro encamado en una opacidad de luz. La entrada en’escena de un significante distinguido (como la discusién de la forma y el fondo en el Semine- rio XT) conduce a un rechazo del Otro y a una represién del sujeto. El cuadrado blanco se sitfa en oposicién, introduc- clén del significante en el campo de la percepcién. La sustracci6n de un elemento significante de la percepcién lleva al pénico. Resumen Lectura de “De una cuestién preliminar.. La primera parte, al igual que la primera parte de “La instancia de Ja letra en el inconsciente”, se inicia con una dimensién que no es estrictamente psicoanaliti- cay donde Lacan trata de la estructura como tal, sin re- currir tanto a la experiencia. Comienza por una especie de fresco epistemol6gico donde constata que, a diferencia de la ffsica, 1a psicolo- gfa todavia no ha pasado por un corte epistemolégico; sigue estando en continuidad con los prejuicios escolés- ticos e incluso aristotélicos. Lacan se propone situar al sujeto en su relacién con 1 significante; el sentido del sujeto serd ser el sujeto del significante y no el sujeto de la percepcién. Su elaboracién epistemolégica denuncia a la psico- logfa intelectualista, caracterizada por teorfas abstractas de las facultades del sujeto y en la que aparece un hiato insostayable entre el sentir y el conocer. J.-A. Miller ha- ce nolar que, a semejanza de Merleau-Ponty, las psico- logias empiristas (como la de Locke) se sirven del mii mo concepto de sensacién, y que entre los empiristas el conocimiento priva siempre sobre el sentimiento, sobre clafecto. Lacan pasa luego a Ia critica de 1a fenomenologt especialmente de a elaboracién por Merleau-Ponty en 29 su libro Fenomenolog(a de la percepcién. Para Merleau- Ponty, se da con el sujeto partiendo de los fenémenos, y puede uno plantearse la perspectiva de un sujeto unifi- cante; el Lacan del Discurso de Roma habla de una suj to constituyente de la palabra, de un sujeto que se cons- tituye en el acto de la palabra. Pero, en este texto, Lacan rechaza este punto de vista, orienténdose hacia su con- cepto del sujeto dividido, “Mientras que Merleau-Ponty pretende establecer un nivel de percepcién situado mas acé de lo simbélico, Lacan mostraré de qué modo la percepeiéa —a nivel de os fendmenos a los que alude Merleau-Ponty— esté ya estructurado por el significante, (El sujeto habré de ser ‘buscado entonces no como efecto de las percepciones, como una decantacién de un individuo a partir de un conjunto de sensaciones, sino més a bien a ras del sig- nificante.) Miller hace referencia al texto de Lacan sobre Mer- leau-Ponty publicado en “Les temps modernes”, 1961, donde examina los ejemplos del pedazo de cera de Descartes y del disco negro iluminado en una habita~ cin a oscuras; el disco gira en redondo hasta que se troduce un cuadrado blanco de papel. Para Lacan, el cuadrado blanco introduce la diferencia, un elemento diferencial que determina al disco como polo de una oposicién binaria, de un par de significantes Sy, S2 (como en el ejemplo sobre la forma y el fondo del Se- minario XI). Este ejemplo tomado de la fenomenologia de la percepcién sirve a Lacan de trampolfn para situar al sujeto. En un primer tiempo, se diré que el sujeto esté, al igual que el disco negro, disuelto en la luz; en un segun- do tiempo, en el momento de yuxtaponerse el cuadrado blanco, el sujeto queda reprimido. Antes de que advenga el significante, el sujeto no esta; después, no esté sino en tanto reprimido: se lo identifica a nivel de lo percibido reprimido. La introduccién del cuadrado blanco da lu- gar, al mismo tiempo, a un rechazo del Otro. . 1 de junio de 1987. . Jacques-Alain Miller Reanuda el examen del debate acerca de la aluct- nacién, que opone discretamente a Lacan con Merleau- Ponty. Para establecer las lineas de fuerza de este debate y las cuestiones en juego, trae a colacién el homenaje ren- dido por Lacan a Merleau-Ponty, donde quedan al descu- blerto el sentido y Ia intencidn critica de ciertas tesis so- bre la alucinacién expuestas en la “Cuestién preliminar”, Los desarrollos efectuados por J.-A. Miller pueden ser divididos en cuatro partes. En la primera, Miller introduce la cuestién de la al cinacién, resaltando la audacia tedrica de Lacan, quien sella la originalidad de su abordaje de las alucinaciones mediante un reproche generalizado, dirigido a cuanta posiciGn se haya expuesto sobre el tema, Meter en la misma bolsa todas estas posiciones, a pesar de su disparidad, y recusar su pertinencia, consti- tuye un movimiento de demostracién que no carece de afinidades con la operaci6n cartesiana, la cual funda el cogito en la evacuacién de todos los saberes sedimenta- dos. Lacan reitera en este caso una operacién de barrido, una operacién de limpieza cuyo modelo es el estadio del espejo. Lacan recuerda que el axioma fundamental de todo enfoque de la alucinacién se resume en la formula si- guiente: “una alucinacién es un perciptens sin objeto”. Asf pues, el sujeto de la percepcién es Hamado a dar ra- 26n de este perceptum desprovisto de objetividad, ast como de su adhesién a su existencia, carente de todo fundamento sensorial. En la estructura normal de la percepcién, el percep- sum y el percipiens, términos de origen escolistico, de- penden de una referencia a la realidad. Se entiende que el percipiens, cuando su percepcién se ajusta a un per- ceptum Ileno de realidad, permanece a nivel de la objeti- vidad, A su vez, cuando la realidad no esta implicada en el perceptum, la aparici6n de éste, calificada de alucina- toria, es imputada al percipiens. Lacan invierte la perspectiva y reconoce al perceptum un alcance causal, cuyos efectos de divisién Fecaen no sobre un percipiens sino sobre un sujeto. En suma, se pueden articular tres modelos que ilus- tran las distinciones que acabamos de establecer: J. Percepcién normal 5 < —> Realidad Percipiens Perceptum M.- Percepcién alucinatoria [ j——— Perceptum Percipiens alucinatorio 40 II. Modelo “lacaniano” C] (Esquemas propuestos por J.-A. Miller) ——/\ Suit En la segunda parte, J.-A, Miller sitéa la posiciéa fenomenolégica de Merleau-Ponty mediante el comenta- rio del capitulo “La cosa y el mundo natural” El punto de partida de Merleau-Ponty es la critica a aquellas teorfas que en la captaci6n de la percepcién omiten un tiempo, el de su emergencia originaria en el fenémeno, para subordinar su estatuto a la potencia for- mativa del juicio. Merleau-Ponty, por su parte, se ofien- ta a delimitar la percepcién ajustindose al nivel radical en que el horizonte de la objetividad no esté ain temati- zada por una conciencia, y donde la individualidad del objeto come cosa no se ha disuello todavia en un con- Junto de determinaciones de orden predicativo. El problema que insiste en este capitulo es el de saber cémo se constituye Ia unidad de esa cosa, mas acd de su reconstruccién por una conciencia tética y por un saber cientifico que se apoderarfan de ella a ni- vel del juicio. EI problema se plantea debido a que las contingen- cias de la experiencia no quitan a la cosa su estilo per- Ceptivo, estabilizado en torno @ una constante. El aspect contingente de la experiencia esté esen- cialmente ligado a la nocién de incompletud, donde toda captacién actual del objeto, por depender de un punto de vista localizado, esté sentenciada, Opuestamente a la captacién abstracta y global de las idealidades mateméticas, la inclusién del punto de vista en toda percepcién del objeto descompleta su for- ma. Esta se encarna fundamentalmente en siluetas par- ciales, las Abschattungen de Husserl, sucesivamente da- das en un flujo temporal y obedeciendo a puntos de vista localizados. Esta problematica se resume en la siguiente frase de Merleau-Ponty: “La percepcién del mundo no es més que una dilatacién de mi campo de presencia". Asi, tras la doble recusacién de la conciencia como actividad del pensamiento y del objeto como “en si” im- penetrable, Merleau-Ponty intenta circunscribir la ui dad antepredicativa del objeto partiendo de la adhesién equivoca del sujeto al espectaculo del fenémeno. El operador de esta adhesin es el cuerpo, que abre un campo de presencia en el mundo. Se advierten aquf las razones de su critica a Kant, quien condena al sujeto a pensar su percepcién y su ver~ dad, puesto que las vistas perspectivas sobre el objeto estarfan coordinadas con el sistema objetivo del mundo y no subordinadas a un campo de presencia, ‘Trata Miller seguidamente 1a cuestiGn de la constan- cia a nivel del color, integrado en la estructura ilumina- cién-objeto iluminado, Aborda después Ia tercera parte, dedicada a la reevaluacién de la experiencia de Gelb descripta por ‘Merleau-Ponty, segiin la lectura que hizo de ella La- can. No incluimos aqué la descripcién de la experiencia citada. Sefiala Miller que Lacan, al proponer su rearticula- cin, resalt6 el hecho de que, lejos de ofrecemos el pa- radigma de una captacién perceptiva, unificante del ob- jeto en un nivel primordial interpredicativo, esta ‘experiencia se presenta escindida en dos tiempos. ‘Miller destaca en el propio texto de Merleau-Ponty el esbozo de un movimiento incumplido hacia una tal lectura de la experiencia en cuestién. En efecto, acaba aislando una I6gica de la iluminacién “que bien puede —dice— explicitarse en proposiciones disyuntivas”. Este “o bien, o bien” traduce la relaci6n de incom- patibilidad y exclusién recfproca en que quedan apresa- das la visién del cono blancuzco solidificado en 1a inde~ terminacién del espectaculo, y la visién del papel iluminado en el campo reorganizado, En la cuarta parte, y a la luz de los resultados de la aque precede se intenta restituir Ia ordenacién de la lectu- ra efectuada por Lacan, “Miller subraya que ella afsla dos tiempos en el fené- meno, siendo el segundo més complejo ¢ incluyendo os dimensiones. El primero es aquél en que el Otro inviste al sujeto “con su consistencia lechosa”. El segundo se inicia con 1a introduccién del papel blanco, que establece en el campo del fenémeno una at- ticulacién que podemos escribir: Sy — S2. El sujeto como tal se constituye como reprimido, pero, a rafz de su represi6n, puede erigitse como sujeto ‘que percibe, como perciplens afirmado en un percep- tum unfvoco. 41 EI primer tiempo puede ser calificado de alucina- cién experimental. El perceptum emerge sélo en el se- ‘gundo tiempo, cuando el sujeto como percipiens se ins- tala en el lugar que le prepara la represién: Percipiens. g Por iltimo, J.- A. Miller sefiala que el Otro, encar- nado en una opacidad de luz, se presenta como una figu- raci6n de la Cosa; y justifica la homologacién de la ilu- minacién con el Otro, evocando lo que el propio Merleau-Ponty afirma al respecto cuando declara que la iluminacién, a semejanza del sefior de una casa, sabe y ve el objeto. Esquema recapitulativo propuesto por J.-A. Miller. 12 tiempo: — SA | Sreprimido emergencia del perceptun Percipiens que se afirma en un perceplum univoco. Als TaCosa [5 Sp @) Yersién de Dimitris Vergetis 25 de junio de 1987 Angel Enciso Bergé Introduce ta discusién de las paginas $32 y 533 del texto “De una cuestién preliminar a todo tratamiento posible de ta psicosis”. Estas pAginas constituyen una manera nueva de abordar la cuestién de los objetos, y particularmente del objeto voz, en el mismo momento en que la cadena sig- nificante alcanza méxima importancia para la cuestién del sujeto. ‘Ya en 1950 Lacan hace publica su posicién con res- pecto a Jakobson, recordando el uso del fonema, punto esencial para comprender el texto si se quieren evitar los pasos en falso. ‘Tenemos aquf un doble trayecto: 1. Hacia el perceptum partiendo del sensorium, con una sintesis del percipiens, trayecto que contrasta 2. Del percipiens hacia el perceptum (algo aparece en el lugar del sensorium). Lo que en el campo auditivo pone al sensorium en entredicho no es tanto el que nos sea imposible escuchar el sentido y el sonido simulténeamente. Hay aqui sin du- da una divisién, pero en lo que se refiere a nuestra préc- tica, las respuestas dadas hasta ahora no se sostienen. Lacan rompe con esta tradici6n filoséfica, a la que pone en entredicho. ‘Tomemos el ejemplo de ta phoné de Arist6tetes. La phoné es simbolo de las pasiones del alma. Esta defini- cin del alma admite cierta sfntesis subjetiva y es casi una alusién a la Escuela. La concepcién asistotélica pro- dujo una sintesis ideal que permite plantear la cuestiOn de la modulacién sonora, que puede formar parte, no obstante, del sentido, Después se descubriré la impor- tancia de Ja voz en el tratamiento de los afectos, entra- fiando una sintesis de la voz sobre la base de una subje- tivacién propia del objeto. La subjetividad esta involucrada en la mira del perceptum. J. Lacan reconoce aguf diferentes formas de sudjetividad, es decir, un as- pecto desintegrado de la subjetividad en el sensorium. Los esquemas de déficit y compensacién llegaron a suministrar medios de anélisis para los pacientes afecta- dos por alucinaciones. Tomemos esta sfntesis subjetiva y tratemos de con- trastarla con un punto que no deberia serle extraiio, al contrario; nos referimos al punto en que la palabra le es- U4 mas dirigida que nunca (al sujeto), esto es, a su pleno sentido de palabra. Esta palabra de pleno sentido se da cuando ¢! Otro se dirige direciamente a él diciéndole: “ti” , Momento crucial. Se producen entonces comprobados efectos de suje- cién por pane de este sujeto frente a ese Otro que se di- ea él: obediencia, puesta en guardia, sugestiOn, En cierto modo, este sujeto queda desubjetivado, en compa- a2 racién con Ia sfatesis subjetiva que constitute frente a ese Otro-que-le habla, La tinica manera.de mantenerse . en este lugar supone que el sujeto suponga que aquél que se dirige a él no es més que un portavoz de un dis- curso que no es de él: el sujeto debe introducir, pues, un elemento, del mismo modo que en la experiencia del co- no de luz blancuzca hay, que agregar un elemento, el cuadrado blanco, para deshacer la luz blancuzca que te- nia al sujeto cautivo, y reencontrar al significante en ejercicio. La interposicién del lugar del portavoz es semejante ala del cuadrado blanco. En la misma forma, los efectos mencionados (escucha, sugestién, obediencia) pueden reflejar los efectos de atraccién del sujeto, de pregnan- cia del sujeto en la sombra del cono luminoso. El sujeto se defiende, pero esto es lo que evoca cuando concede cierto lugar preciso a quien se dirige a 41 como portavoz. Logra introducir asf cierta diferencia, cierta distancia, El portavoz tiene algo que ver con la voz, esa voz que se dirije a él con efectos diferentes: sugestién, obe- diencia, etc. Al intentar poner al portavoz a distancia, lo que se desprende es, en la vo2, la parte fisica que toma el signi- ficante, Desde el punto de vista del objeto voz, se puede considerar que lo que el portavoz representa —ese dis- ccurso en el campo de la phoné— ocupa un lugar particu- lar que es ocultado por los otros efectos. Sin embargo, esta puesta a distancia deja ver que la manera de prote- gerse de la voz es hacer que la palabra quede en concor- daiicia con el portavoz, para que, en Ia diferencia signi- ficante captada por el fonema en su discurso, algo de la phoné pueda extinguirse, situarse de otra manera. Queda evocada asi la divisién del sujeto, y con ello, algo de la voz resulta suficientemente apresado en la di- ferencia entre los significantes para que pueda yo apar- tar, frente al portavoz, todos los otros efectos de la voz {que dificultaban al comienzo de relaci6n. Este aspecto discriminativo del significante me per- smitirfa interpretar: + Pagina 533: “Pero mas notable atin es la relacién del sujeto con su propia palabra, donde lo importante es- té mas bien enmascarado por el hecho puramente aciisti- co de que no podria hablar sin ofrse.” Hay aquf una suerte de espejismo: cuando uno se oye, cree que la vor. le pertenece; coma si el hecho de ofmos a nosotros mis- mos nos garantizara que, cuando eso hablaba, hablaba en la voz. + Pdgina 533: “Que no pueda ottse sin dividirse es ‘cosa que tampoco tiene nada de privilegiado en los com- portamientos de la conciencia,” Efectivamente, escucher no es algo exclusivo del sensorium. + Pagina 533: “Los clinicos han dado un paso mejor al descubrir la alucinacién motriz verbal por deteccién de movimientos fonatorios esbozados.” Es decir que, al inismo tiempo que haba alucinacién verbal, 12 persona esbozaba movimientos fonatorios. ,Podemos decirnos, que se trata del intento de dar voz cuando, por el signifi- cante, 12 vor le es rehusada al sujeto? De aquf Lacan puede deducir: + Pagina 533, rente en Ia produccién de una cadena significante: ésta se impone por sf misma al sujeto en su dimensién de voz" Quiere decir que la que se oye es la cara f6nica del significante; la phoné apresada por el significante depende de la cadena significante misma, y no del of- do; asf, en el puro significante, la cara fénica puede ponerse. + Pagina 533: “2° toma como tal una realidad pro- porcional al tiempo, perfectamente observable en la experiencia, que implica su atribucién subjetiva”. Es- te punto, en la cadena significante misma, concierne a la atribucién de la voz tal como el significante la apresa en la phoné; quiere decir que si al sujeto no se le garantiza este lugar, algo de la cara sonora le es re~ husado. + Pégina 533: “3° su estructura propia en cuanto significante es determinante en esta atribucién, que, por regla, es distributiva, es decir con varias voces, y que pone pues, como tal, al percipiens, pretendidamen- te unificante, como equivoco.” Entendemos que el fun- cionamiento de la cara fénica pueda desfallecer en de~ terminado momento (alucinacién verbal), pero gpor qué varias voces? ,Querré decir que en la phoné de ca- da uno le esté dada la posibilidad de tener la propia? En cuanto tal, el percipiens se presenta en la cadena significante como equivoco, porque la cadena es esen~ cial para la atribucién subjetiva; pero esta atribucién subjetiva es relativa en la cadena significante. Esta ca- dena significante no puede ser tomada sino a partir del rechazo del Otro, rechazo producido por la aparicién del significante en su campo. lado que el sensorium es indife- r G. Clastres Este pasaje, al menos su primera parte, no es un de- sarrollo significante del esquema L? Porque en él se sepa~ ran, radicalmente, e! discurso en el lugar del Otro de la re- lacién de palabra entre dos figuras a a’. ¢Cémo comprender Ja alucinacién motriz verbal? {Es un intento del sujeto alu- cinado de dar a la alucinacién un soporte motor? A. Bergé Podemos intentar comprenderlo con el ejemplo de “marrana”, {Qué es lo que se esboza en ese momento? uVengo de la fiambrerfa” 0 “marrana”? Son palabras de tuna cadena que no pertenece al que dice “Yo” [Je]? 10 estamos ante un movimiento inverso donde aquéllo que, en Ja palabra alucinada, es escrito por el significante, in- tenta ser recibido? En este punto seria mAs bien una suerte de esbozo de lo que no consigue decirse (en la alucinacién verbal), G. Clastres EI “movimiento fonatorio esbozado”, {seria la tenta- tiva del sujeto de apropiarse, de atribuirse lo que se im- pone sobre él? 4B A. Aflalo Con respecto a “Ia realidad proporcional al tiempo”, entiende que designa la actitud de escucha de los pa- cientes alucinados (se detienen... ); esta “realidad pro- porcional al tiempo” designarfa el vector de retroaccién de la cadena significante. F. Sauvagnat Respecto de la alucinacién verbal motriz, Séglas de- mostré que los alucinados se hablaban y esto fue lo més importante de ta tesis de Lagache de los aflos '30. Habfa alucinacién... disolucién de 1a personalidad. Lacan indi- cca que es éste un buen camino, pero que no alcanza para dar cuenta de la alucinacién. €. Soler Respecto de la divisién del sujeto cuando se escu- cha, sefiala que en el campo del “observarse a sf mismo” tendrfamos una divisién del mismo tipo. Miller Refiriéndose a Valéry, al estadio del espejo y al Se- minario XI, sefiala que el término “divisiGn”, entera- mente general, es incluso més patente en el campo de la visi6n que en el campo auditivo. F. Sauvagnat Se pregunta si Lacan hace aguf referencia a textos precisos; por ejemplo, tratando del reflejo aciistico, menciona los trabajos efectuados a partir de 1900, en los que se hace ofr a los bebés un ruido desacostumbrado para comprobar si son sordos 0 n0. J.-A. Miller Una experiencia consistente en reenviar al sujeto su propia voz, con un ligero desfasaje (con un casco), per- mite constatar que ésto reproduce alteraciones en la pa- labra (sobre estas experiencias, véase L'oreille, editorial Du Seuil A. Bergé En la coleccién Point, de editorial Du Seuil, consul- tar las experiencias de Tomatis, para ver de qué modo ajustar el sonido con el sentido en una sfatesis imagina- ria, M. Strauss Una experiencia, comunicada a de Clérambault, puede ayudar incluso al diagnéstico, Se trata de hacer un ruidito ritmico durante la entrevista. El sujeto alucinado adopta entonces una actitud de escucha. El ruido puede desencadenar alucinaciones. A. Bergé En estos casos hay.que conseguir cierto acuerdo entre, el ritmo y el significante. Esto no se toca en el texto, Ca- bbe preguntarse qué otra cosa hace el psicético con la phoné, es decir que algo de la phoné puede ser tomado en el campo del neologismo. En el neologismo, las modifica~ cciones verbales pueden estar atestiguando un manejo par- ticular del significante en lo relativo a su faz sonora, C. Soler 1. En Jo que respecta al tiempo periencia, que implica su atribucién subjetivi ejemplo comentado: “Vengo de. una ilustracién, con la incertidumbre que acaba pa- sado un tiempo. 2. pPodrfamos hallar ejemplos precisos de lo que La- can llama (pg, 533) “deletreo alucinatorio no audi tivo”, que probarfan que el sensorium es indiferente para la produccién de la cadena significante? Por- que encontramos alucinaciones auditivas y hasta tdctiles, pero hay deletreo. )bservable en la ex- el A. Miller “Mené, tegel ufarsin”. Esté escrito (Daniel, 5, 25). A. Bergé Podrfamos tomar el ejemplo de una paciente que en- cuentra palabras obscenas dirigidas a ella, en la vidriera de su negocio, Por supuesto, cuando se las va a mirar, ya no estén, C. Soler Habrfa que estar seguros de que no es un tiempo se- gundo de una alucinacién auditiva, A. Affato En el caso de los sordomudos, no es en absoluto un sensorium. S. Cottet Acerca del ejemplo de Séglas. yCémo interpretar los movimientos fonatorios esbozados? {Habria algo més, que la cara f6nica del significante, siendo ya un ejemplo de la voz como objeto, en tanto materializacién afénica y afonética de la voz como objeto? A. Grosrichard En este pasaje hay una progresién de Lacan, o sea, tres etapas: 1. Hablar y oftse. Aguf hay phoné del lado del emi- sor y del lado del receptor 2, Movimientos fonatorios esbozados. Esto parece- tfa neutralizar la phoné del lado del sujeto. De ahf no sa- le ningin ruido que haga deducir que algo es escuchado frente al sujeto. La voz no esté en el sujeto. 3. Alucinacién de los dos lados, sensorium neutrali- zatlo de los dos lados. En resumen: 1, Ruido a la derecha y a la izquierda; 2. Ruido a la derecha; 3, Ruido ni a la derecha nia la izquierda, Sintesis asualcance. E, Solano La observacién de un lactante que ya ha pasado el estadio del espejo, pone dé manifiesto la andadura tem- poral de la atribucién subjetiva. Si acercamos el contes- tador telefnico a su ofdo, observamos.: :Perplejidad ante la voz que sale del contesta- dor. nifio se vuelve hacia la persona que lo leva para ver si el emisor es esta persona. 3:Se vuelva hacia la habitacién buscando al emi- ‘sor. " 4:Comprende que la voz es emitida por el aparato y esboza entonces movimientos fonatorios. ‘5:Esto concluye con la articulacién de ciertos fo- nemas. J.-A. Miller Algunas observaciones sobre el mismo fragmento. 1, El conjunto de esta primera parte del texto esté dirigido @ explicar de una manera nueva la alucinacién verbal. Encontramos la historia de la psicologfa y de la filosoffa, luego una controversia latente con la fenome- nologia y un debate con los prejuicios cldsicos, ya gesta- dos en Arisiéicles, que pasaron a la escoldstica y luego se impregnaron de psicologia moderna; pero todo esto apunta a la alucinacién verbal: ;c6mo tratarla te6rica~ mente? El texto apunta a ella, pues tendré como pivote las alucinaciones de Schreber. 2. Para realizar este tratamiento teérico, Lacan toma la cuestién de la percepcién en toda su amplitud y for- mula el abordaje habitual de la alucinacién como gober- nada por el cuestionamiento del sujeto percibiente a sa- ber: pedirle que dé raz6n de la alucinacién. De ahf el estudio de las deficiencias del sujeto percibiente con vistas a elaborar una docirina de la alucinacién, Es una orientaci6n, pues, hacia el cuestionamiento del sujeto percibiente y de sus eventuales déficits para efectuar tuna sintesis satisfactoria de las informaciones sensoria- les. A ésto, Lacan le opone un abordaje completamente perceptum ~<—— percipiens De af a alucinacién como perceptum sin objeto, sin correlato de realidad. Perceptum << percipiens alucinatorio El psiquiatra puede decirse que se halla en la misma realidad que el paciente, el cual, en un momento dado, oye algo. Vuelve uno entonces hacia el sujeto que tiene el perceptum, quien debe dar razén de lo que oye siendo que nosotros no oimos nada. El enfoque distinto de Lacan consiste en partir de ese perceplum, aunque no tenga objeto. Aunque el suje- to sea el tinico que da testimonio de él, no tenemos que ponerlo en tela de juicio. Se trata, pues, de validar este ‘percepium sin objeto y de reconocerle una objetividad, aunque s6lo sea la del testimonio, En ese momento se habla del perceptum voz y desde ah se recorre el camino inverso. Es decir, no se arranca de un perciplens unifi- ccanté que constituye al perceptum, sino, por el contrario, de un sujeto relativo al perceptum. La conversién tedrica a la que Lacan invita ¢s admi- tir una primariedad del perceptum en la percepcién, de Ia misma manera que admitimos perfectamente la prima- riedad del significante en un sujeto efecto del significan- te. Y asf es: el perceptum, ya se trate de alucinacién ver- bal o de audicién de la palabra, esté fundamentalmente estructurado como un lenguaje. Se trata cabalmente de una conversién te6rica, pues el paso que da Lacan es considerar que Ia.teorfa clésica esté equivocada, y él va a demostrar cémo. Es decir que lo que ponemos en pri- mer plano siempre puede hallar una respuesta a nivel de la teorfa clésica, trabajando sobre el perciplens. Aun con el ejemplo de “marrana”, Lacan tiene el cuidado de pre~ cisar:"Por supuesto todo ésto puede ser considerado co- mo efectos del espejismo en la perspectiva clésica del sujeto unificante”. (Pag. 536). Por lo tanto, el sujeto unificante es un prejuicio, un prejuicio antepuesto a cualquier demostracién, y hay ra zones para elegir otro punto de partida, especialmente cen lo que atate a la alucinacién verbal, 4, Esta primariedad del perceptum estf enteramente in- dicada por Lacan en la pégina 533: “ ..donde el sujeto ‘muestra todas las paradojas de las que es paciente en esa percepeién singular", En efecto, si se parte del perceptum, cl sujeto es fundamentalmente paciente. Es un sujeto no ac- tivo sino que padece los efectos de la estructura del per- ceptum. Esto es lo que Lacan quiere mostrar, que el sujeto sure del perceptum, el cual parece ser un perceptum auditi- ‘vo pero en rigor es perceptum del significante, Hay una progresién que va del acto de ofr, en que el sujeto aparece como activo, a la paciencia de ofr. Lacan sacude progresivamente el estatuto de unidad del percipiens. Lo sacude primero como perciplens orientado a un erceptum, y en este sentido demuestra que el acto de of se diferencia, y que.la posicién del sujeto resulta dis- tinta segiin que este sujeto apunte al sentido o al sonido. Sefiala de este modo que el ejemplo del acto de oft esté indicando una diferenciacién del percipiens segin sea aquéllo a que apunta, Lo sacude después, en una segunda parte, y desde ‘un punto de vista inverso, el del sujeto paciente del per- ceptum lo cual explica que, con toda naturalidad, co- mencemos por: 1®un sujeto que no habla, que escucha al otro que he- bla; es decir, por el punto en que su paciencia es més manifiesta: cuando debe sufrir la palabra del otro, Este es el primer punto; 2%de qué modo sufre su propia palabra al reconocerla como suya; 3%de qué modo sufre su propia palabra sin reconocer- la como suya. Este es el punto al que querfamos llegar. Hay aquf una légica estricta que comienza por el afuera. Estos tres puntos se reunen de hecho como ribricas de una percepeién singular: percepcidn de la palabra y no solamente audicién, Esto puede ser desarrollado en una suerte de fenomenologta de Ia palabra (cf. Merleau- Ponty). ¥ esta fenomenologfa permite ya decir: las alu- cinaciones verbales no son sensoriales. El estudio de la estructura del perceptum nos permi tird precisar esta problemética. 1" En lo que respecta al primer punto, Lacan pone de relieve el efecto de sugestién, que da fe de wna ab- sorcién en la palabra del otro, de una intrusi6n de la pa- labra del otro en la conciencia del sujeto. Hay que some- ter a examen la maniobra por Ia que el sujeto intenta ponerse a distancia de esa captacién, considerando que hay un otro que habla, un “portavoz” de un discurso que no es de é1 0 de una intencién que mantiene en él reser- va” (pég. 533). Puede tratarse de una suspensién, de una desconfianza que impone cierta lejanfa ¢ impide hacer lo que el otro dice. 2 La relacién del sujeto con su propia palabra. En- ‘contraremos los términos sobre el final, cuando todo es- to se precipita: “Pero més notable atin es la relaci6n del sujeto con su propia palabra, donde lo importante esté mds bien en- mascarado por el hecho puramente actistico de que no podria hablar sin ofrse” (pag. 533). Este hecho de que no es posible hablar sin ofrse, La- can lo trae como tapadera, como méscara de lo que im- porta, y esto aparece al fi “Pero no por ello [los clinicos] han articulado dénde reside el punto crucial: es que, dado que el sensorium es indiferente en Ia produccién de una cadena significan- te... "(pag. 533). Se.srata de, up andlisis.de,la autoqudici6n..En rigor, esto nos llevarfa otra vez al sensorium, alas propiedades del sensorium auditivo, Esto de que el sujeto no podria escucharse sin divi dirse es una contribucién a la unided del percipiens, pe- Fo. hay-aqu{ un fenémeno general de autorreflexidn (ver- se, tocarse, pensarse uno mismo = yo me pienso pensando), Hay aguf cierto mimero de paradojas. Este Segundo punto tiene, pues, dos caras, una en la que con- tribuye a destruir los prejuicios de la unidad, y otra que le sirve para ocultar lo importante, 3° “Los elinicos han dado un paso mejor al descu- brir la alucinaci6n motriz verbal por deteccién de movi- mientos fonatorios esbozados”. (Pag. 533). Es la obser- vacién de que, en las alucinaciones. verbales, el sujeto habla sin saberlo, ‘Tenemos, pues, tres modalidades de divisin del sugjeto: —EI sujeto que habla es al mismo tiempo el sujeto que se oye. —EI sujeto que se escucha se divide. —EI sujeto que habla sin saberlo (alucinacién verbal). La ditima modalidad enfatiza la dimensién de alteri- dad de ta palabra, que antes estaba camuflada, Ahora bien, el hecho central es que quien estaba camufiado era el sujeto paciente de la percepcién de la palabra, Lacan acufia este hecho crucial en tres formulas que son los puntos cruciales (tres tiltimos pérrafos de la pa- gina 533). Sélo dejando de ser psicélogo se puede abordar es- te hecho crucial, es decir cuando deja uno de evocar las Pequeiias experimentaciones, o sea cierto savoir faire, y de poner en primer plano los comportamientos de 1a conciencia y hasta la observacién de los datos. Enume- rarlos s6lo es posible mirando del lado del sujeto que percibe, esto es, del lado de la estructura del percep- ‘um de la palabra, y hasta decimos, de la estructura de la cadena significante. La psicologta de la palabra es aguf un tiempo hacia atrds, y los tres puntos que Lacan ordena se deducen supuestamente de la estructura de la cadena significante, no sélo auditiva sino también de lo que se lee. Lacan deduce tres nociones invariables y que no aluden a ninguna posicién subjetiva, que no conciernen a las actitudes subjetivas. En efecto, toda cadena significante lleva incluidas tees funciones, ine- liminabl 1. La voz 2. EL TEMPO 3. La pistRiBUcION 1, “ésta se impone por s{ misma al sujeto en su di mensién de voz” (pég. 533). El “por si misma” subraya la autonoméa del perceptum. En el campo determinado, el acento recae sobre las propiedades de Ia estructur Aqu{ nos hallamos sin duda por delante de la lingilfsti- a, estamos en la lingdister(a, es decir en otra forma de empleo de la lengua. Esto para que no se confunda la voz con el acento, con la tonalidad. Es una voz que no ene nada que ver con a modulacién sonora, una voz vacfa, puramente ajustada a la cadena significante co- mo tal. Por eso hablé de voz “éfona”, “afonolégica”.No se la debe confundir con ningiin sensorium. Se ee 7 F Legs Hablar de voz fonolégica elimina, cualquier cuestién. de promunciacién, J+A, Miller Podemos decir que la voz fonolégica es éfona. Aqut se enfatiza el caréctet impersonal de la voz. Por ejem- plo, “el cielo es azul” se impone en su dimension de voz. Esto significa que no se la aborda como objeto vor. sino con voz del Otro (ef. grafo del deseo): Vee 2. “toma como tal una realidad proporcional al tiem- Po, perfectamente observable en la experiencia, que im- plica su atribucién subjetiva” (pag. 533). Es impresionan- te la experiencia de Lacan de que estas voces que no son audibles ocupan cierto tiempo para el paciente alucinado, Hevéndolo 2 interrumpirse, con el ofdo aguzado. No es un tiempo psicolégico, es un tiempo. intrinseco, ligado a la propia sucesién de la cadena significante, Precisamente Porque ésta es lineal, y porque sus elementos se presentan con un cardcter sucesivo, hay una funcién tiempo ligada a toda cadena significante. La voz, que es ahi un percep- ‘tum sin objeto, se inscribe en la realidad por el tiempo, Ro por la audicién, puesto que no se la oye. A nosotros, £8 lo tinico que nos la hace asequible. Esto no concierne Gnicamente a ta alucinacin verbal, sino también al acto leer. Se trata de un adiestramiento al que el sujeto puede no tener acceso, leer sin pronunciar, o en silencio, 0 més rapido de lo que hablarta. 3, “Su estructura propia en cuanto significante es determinante en esta atribucién que, por regla, es distri- butiva, es decir con varias voces, y que pone pues, como tal, al percipiens, pretendidamente unificante, como equivoco” (pig. 533). Es bastante singular decir “por re- gla”, decir que para toda cadena significante, “por re- ala”, la atribucién subjetiva esté disiribuida, Esto es al- go dificil de entender, pues puedo pensar que, cuando hablo, yo mismo distribuyo la cadena significante, Aho- ra bien, no sé si este “por regla” estaba tan claro en Ja JingUtstica de ta época, Jakobson lo habja intuido, ;Por gué tendrfa la cadena significante esta atribucién distri- butiva y no unitaria? Continuaremos con este punto la proxima vez. Resumen Angel Enciso Bergé introduce la lectura de las pégi- nnas 532-533 de la “Cuestién preliminar” En este texto Lacan enfoca de un modo nuevo la cuesti6n de los objetos y, en particular, la del objeto voz, En el momento crucial en que el Otro se ditige di- Fectamente al sujeto, éste queda desubjetivado. Para res- tablecerse en el lugar del sujeto, va a suponer al otro portavoz de un discurso que no es de él. Los efectos de la adicién de esta suposicién pueden ser comparados ccon la adicién del cuadrado blanco en la experiencia de Gelb descripta por Merleau-Ponty. Esta puesta a distancia del Otro como portavoz per- mite desiindar, en la voz, la parte fisica tomada por el icante, es decir la diferencia significante captada por el fonema, Desde entonces algo de la voz resulta su- ficientemente tomado entre los significados como para que el sujeto dividido pueda, frente al portavoz, hacer a un lado los otros efectos de la voz (sugestién, etc.). Tras intercambiar los presentes una serie de obser- vaciones, J.-A. Miller pasa a comentar el texto. Las paginas 532-533 apuntan a dar una explicacién nueva de la alucinacién verbal. Para ello, Lacan con: dera el conjunto de ta cuestién de la percepcién y co- mienza por poner en tela de juicio la unidad del sujeto que percibe, del percipiens, por el cual es costumbre abordar la alucinacién verbal, Lacan opone un aborda- Je distinto consistente en pedir razén de ta alucinacién verbal al perceptum mismio, a la estructura Tingifstica del perceptum. En efecto, mientras que la nocién de un sujeto invariable de la percepcién es un prejuicio, la estructura del perceptum en cambio, es un dato, aun cuando el perceptum carezca de objeto, Lacan invita, pues, a arrancar de nuestro nico dato, el testimonio del sujeto. En lo sucesivo hablaremos de un percepium voz y de un sujeto relativo a este perceptum. Lacan invita aquf a una conversién te6rica, la de admitir la primariedad del perceptum, de la percep- cién. Avanza, en su demostracién, desde el acto de ofr, donde el sujeto aparece como activo, hacia la pa- ciencia de ofr, donde es pasivo, y sacude, en cada una de estas dos posiciones, el estatuto de unidad del percipiens. 47 Considerando al sujeto paciente del perceptum, La- ‘can examina, sucesiva y Idgicamente, tres modalidades de divisién del sujeto: 1. Un sujeto que sufre de la palabra del otro. 2.Un sujeto que sufre su propia palabra reconocién- dola como suya. 3. Un sujeto que sufre su propia palabra sin recono- cerla como suys, Si bien la fenomenologfa permite ya establecer que las alucinaciones verbales no son sensoriales, sdlo el es- tudio de la estructura del perceptum permitir& delimitar esta problemética de la percepcién de la palabra. Lacan pone asf en evidencia: 1, el efecto de sugestién en el primer sujeto, quien se defiende de la absorcién en la palabra del otro con la suposicign de un otro del otro, 2. Ia divisién, no especifica del sensorium, evidente cen el segundo sujeto, 3. la dimensi6n de alteridad de la palabra en el ter- ‘cer sujeto, que es el hecho crucial, por cuanto se trata del sujeto paciente de la percepcién de la palabra. Es un hecho crucial acufiado por Lacan en tres f6rmulas que tratan sobre las tres funciones ineliminables de toda ca- dena significante: 1, La voz como vor vacfa, que nada tiene que ver con Ja modulacién sonora; una voz. fona, afonolégica. 2. tiempo, tiempo intrinseco ligado a la lincalidad de la cadena y por el cual la voz, perceptum sin ob- Jeto, se inscribe en la realidad, 3. La distributividad de Ia atribucién, donde tz men- cién “por regla” plantea un problema. Versién de J. J. Bouquier 2 de julio de 1987 Jacques-Alain Miller Comienza sefalando tres puntos desarrollados an- teriormente: — un perceptum voz, y un sujeto relativo a este perceptum —la paciencia de oft —el lugar det A del A, del portavoz. 1. Lo que orienta la bésqueda de Lacan en estas pagi- nas ¢s la cuestiGn de la alucinacién a través de las alucinaciones de Schreber. 2. La alucinacién remite a la cuestién de la percepcién, 3. La percepcién remite al percipiens, a quien se le pi de raz6n (Merleau-Ponty habla de impostura aluci natoria). Progresivamente, Lacan nos lleva a admitir una in- yersién de perspectiva: partir de lo percibido para coor- dinar desde ahf al percipiens y, partiendo del percipiens, legar al perceptum. Es més que evidente, en efecto, que no es lo mismo cargar al sujeto con el peso de la alucinacién (scree éste en ella?,.. ) que interrogarse sobre la estructura de un dato del perceptum que se descuida cuando se considera el punto del lado del sujeto. No hay que perderse en el camino: saber que se va hacia la boca del lobo que Lacan denomina via crucial, EI punto crucial es la verdadera alucinacién verbal, que no es la que se cree, Lacan invierte los lugares: nos hace entender que el sujeto es paciente. EI sujeto sufre de la percepcién de diversas maneras: 1. El A habla: efecto de sugestién 2. El sujeto habla reconociendo su palabra como su- Ya, pero esto no dice de qué se trata 3. El sujeto habla creyendo que el que habla es el A: alucinacién verbal 4, EI cuarto punto es el punto crucial: la verdadera alucinacién verbal es que quien habla es siempre el A; nosotros nos reapropiamos de una palabra que no es nuestra, Este cuarto punto aparece acufiado en el cuarto érrafo de la pégina 533. Al final de estas paginas Lacan no descubre la alucinacién verbal, descubre un punto crucial: el significante del percepium como tal. La doc- trina es valida para toda cadena significante y su estruc- tura, Estd destinada a mostrar de gué modo la alucina- cién verbal fluye por sf misma a partir de la cadena significante: no es, por tanto, una impostura, “andlisis de estructura” que toca a la relacin entre el significante y el sujeto como tal. El punto crucial de la estructura de la cadena signi ficante es qué toda cadena significante es del A. Jacques-Alain Miller recuerda los tres elementos: la vor, el tiempo y la distribucién; tres elementos precisa- dos como estructurales en toda cadena significante (ané- lisis de estructura como tal): el lenguaje es la atribucién de lo inconsciente. 48 1, La voz: toda cadena significante se impone en su dimensién de voz que no pertenece al sensorium (éfona) y la psicosis abreva en este filén. 2, El tiempo: el soporte de la cadena significante no es el fonema, Lacan termin6 por disolver toda materiali- dad de Ia cadena significante. La tnica materialidad que le queda es el tiempo. Ejemplo: las actitudes de escucha del alucinado, 1a detencién del psicético en la escucha de esa voz que no es fonica, 3. El tercer elemento se refiere a la estructura como tal de la cadena significante, “que por regla es distributi- va" en le cadena subjetiva, Llama Ia'atencién este “por regla”, ya que equivale un “no lo es forzosamente en todos los casos”. ¢Y a qué se debe que, por regla, toda cadena significante sea distributiva? Abren la discusién: Angel Enciso Bergé y Guy Clastres. A. Bergé Piensa contrariamente a J.-A. Miller, que esta regla es sumamente precisa. Equipara esta frase con un silo- gismo cuyo término medio debe ser utilizado de manera distributive, G. Clastres Plantea Ia cuesti6n de la produccién de una cadena significante, produccién en la que el sensorium es indi- ferente, I-A. Miller iCudl es la causalidad de una cadena significante? Las cadenas significantes se encarnan en un sensorium 0 varios, que pueden concurrir a la produccién, Lacan nos incita a prescindir del sensorium. La ca- dena significante como tal se abstrae del sensorium co- ‘mo tal. Atribuye la voz a la cadena significante como tal, es decir, abstrafda de toda materialidad. G. Clastres Interroga la referencia de Lacan a la lingifstica: el “andlisis distribucional” de los lingdistas fragmenta la cadena en unidades distintas. La distribucién se resume en el énfasis sobre la posibilidad de segmentar la lengua en unidades distintas. En la psicosis, a causa de la distri- bucién de Ja cadena significante, ella se impone al suje- to de un modo igualmente distributivo, es decir, a varias voces, y donde cada voz responde a un fragmento, (El andlisis distribucional de Harris, de Bloomfield). I-A. Miller La lingifstica norteamericana, que sufri6 los asaltos de la lingifstica estructural europea, remont6 la pen- diente con Chomsky, quien desprecia a Jakobson, Segiin Bloomfield, es posible describir una lengua sin ocuparse del sentimiento (traduccién automtica). En este sentido, la distribucién parte de una unidad englobante, El acento recae sobre la estructura de la ca~ dena significante, pero no hay unidad de voz. Pluralidad distributiva impuesta al psi La lingtifstica distribucional no supone ninguna dis- tribucién de las voces. zPor qué razén la atribucién sub- jetiva es distributiva a varias voces? La tesis distribucional se interesa en Ia estructura, pero referida al locutor, Esta distribuci6n no pone en en- tredicho al locutor unificante. ,Cémo se puede deduci que la cadena significante es distributiva en las voces? La expresin “por regla” nos obliga a fundir todo esto en Ja estructura de la cadena, a fundar la alucina- cin verbal en la estructura de la cadena significante. Wachsberger Instalar la distribucién subjetiva como la propia condicién de la distribucién significante, Esto invierte la dependencia del sujeto al significante. La distribucién subjetiva es primera con relacién a la discrecién signit cante. A. Afiato Recuerda las dos etapas del grafo, la del enunciado y lade la enunciacién, J.L. Gault Las cuatro etapas del grafo son como cuatro penta- gramas, cuatro voces, y el circuito significante imprime cuatro circuitos diferentes. En su Seminario, Lacan dis tingue al menos dos subjetividades, la que aparece a ni- vel del yo y la que aparece a nivel del deseo. JeA. Miller Lacan sigue el mismo plan, el mismo axioma: de la letra y la letra del inconsciente. P.La Sagna Sefiala el problema del shifter. El recurso al fend- meno del Yo [Je] es no inherente a la estructura. El paso de varias voces a una sola se cumple a partir de la feno- menologia y no de la lingifstica. F Kaltenbeck Recuerda el ejemplo de Lacan de la pagina 805, “el perro hace miau...", como ejemplo de distributivo, A. Enciso Bergé Siempre en relaci6n con el silogismo, sefiala que clertos I6gicos se sirven de la distributivided y otros no. El término comin a la primera y a la segunda premisa debe estar distribuido: s M (término medio) aa M Ss P EL término medio es el pivote del silogismo, “Todos los hombres son mortales”; esta propiedad de mortalidad se distribuye en forma equitativa. “Algunos hombres son griegos”: cuantificacién dit ferente, —la primera proposicion es distributiva, —la segunda no lo es, Al menos una de las proposiciones debe ser distri butiva (idistributivo = general?). A, Enciso Bergé insiste en considerar la frase “Ia atribucién que por regia es distributiva, es decir, a va- rias voces” como un silogismo con sus tres elementos: 1a vor, el sujeto, la cadena significante, El que va a ser distribuido en la cadena significante es el sujeto: para esta cadena significante, sujeto del significante. La voz no se distribuye en la cadena significante. Puesto que la voz no puede ser distribuida como el suje- to, Lacan considerard la voz como resto. J-A. Miller Pone en duda que esta frase sea un silogismo. El “es decir” establece una equivalencia entre 1a atribucién subjetiva distributiva y el “a varias voces”, Lacan hace solidarios, ast, el sujeto y la voz. Estamos habituados a considerar la voz como obje- to; entonces, qué quiere decir “atribucién subjet En el ejemplo de 1a alucinacién verbal “Truie”, una par- te de la voz va a la paciente y otra a un personaje que esté frente a ella. Es un ejemplo de distribucién, una ca- dena significante, por dos. Esta equivalencia del sujeto y la voz desbarata el ar- gumento de A. Enciso Bergé del silogismo que represen- ta una no equivalencia del sujeto y 1a voz. P.La Sagna En cuanto se habla de efecto de sentido, hay distri- ‘bucién subjetiva. Esto estd presente en todo equiveco, Jos. La atribucién subjetiva de una cadena significante, tes auna o a varias voces? {Lacan se equivoca ono al utilizar “distributiva"? La cuestién planteada dio lugar aqut a cierto numero de teorfas lingifsticas. a —La de Clastres-Wachesberger clasificacién que parte de la discrecién significante y concibe la relacién entre la discrecién significante y la distribucién subjeti- va, La distribucién serfa primera en relacién con la ati bucién distributiva. (Schreiber piensa, como Wachesber- ger, que hay una pluralidad de seres hablantes y, por lo tanto, varias cadenas significantes). —La de La Sagna, Desde el punto de vista de la estructura en estado puro, no hay enunciacién. La eventual pluralidad de voces demanda complementar 1a estructura: no hay enunciacién como tal, Contraria- mente a la tesis de Wachesberger, donde la voz es la condicién del significante, para La Sagna el significan- te es la condicién de la estructura, —La de La SagnalAflalolLaurent, Laurent trae a co- lacién ta teorfa lingifstica de las personas: pluralidad de personas en la lengua, A. Aflalo menciona las dos eta- pas del enunciado y de la enunciacién, J.-A, Miller no ‘esti tan seguro de que no haya enuncia rente a Ja cuesti6n de las personas. —La de GaultiKaltenbeck. Gault: el Otro; Kaltenbeck: intercambio atributivo entre gato y perro, J.-A. Miller: estas dos hipétesis retoman la distri- bucién bajo la especie de la intercambiabilidad. —La de H. Shuiskill. No hay cadena significante sin materialidad de la cadena significante: este enfoque po- ne en entredicho la rafz misma del trabajo de Lacan. —La de Heyassoff/Miller, pone el acento en el tér- ino “equivoco”. Este término tiene una relaci6n con la vor (vocare). Véase pigina 532, lo unfvoco, que respon- de a la dltima palabra de la pégina 533; por qué se en- cuentra Ia atribucién en la regla distributiva, es decir que ¢s a varias voces? ,A cudntas voces es la cadena Significante? En todos los casos hay al menos una voz (ia cadena significante se impone en su dimensién de voz). Por impersonal que se fa conciba, no hay cadena significante sin vor. La oposicién esencial reside en: yuna o varias vo- ces? {Cémo es que esta cadena significante, hablada, se- ria a varias voces? Salvo que nos percatramos del fend meno de la cita, Ejemplo: Wachesberger dijo que no hay significante sin voz; hay dos voces: el enunciado y la ‘enunciaci6n, Por lo lanto, desde el momento en que hay cita, hay distribuci6n enunciativa. Advertimos que otros fenémenos manifiestan también esta plurivocalidad. ‘Toda frase negativa sale de esta estructura plurivocal. —una negacién: 1 no sabe, —una afirmacién: él sabe. Lo que esté primero es sf cuando ha hablado el A, cuando el sujeto no es el portavoz de un Otro. Conside- ramos como primera la afirmacién, y como secundaria 1a enunciacién: el no, en “no es mi madre” es “lo que std primero es mi madre”. La negacién justifica por si sola el “es 1a regla”. ‘Ejemplo: “sinceramente no puedo hacer nada” entrafa una doble enunciacién: —de un hecho: no puedo hacer nada, —sinceramente. Los fenémenos de cita son ms numerosos de lo que se cree: desenganche lingtifstico. —los proverbios: la enunciacién ya esté trasladada al portavoz de un discurso que no es del sujeto; —has ironfas: uno se desengancha de la enunciacién, “ah, si seré inteligente...!” La polifonfa intrinseca del lenguaje reaparece en es- tos fenémenos de cita; el “por regia” es a varias voces. Por lo tanto: no se puede articular la cadena significante sin hacerlo a varias voces. 50 Se podrfa proyectar una clinica de la enunciacién: «© clivaje'de Ta'eiunciaci6n diferente en el neurdtico obsesivo (pensamientos obsesivos) y el psicético (palabras impuestas), + en la psicosis hay oscilacién de Ia atribucién al shifter que comporta ta cadena significante. Ej.: 1a palabra marrana’'(“truie”) se repite y el Yo [Je] vuelve sobre la paciente; + en cuanto al ncurético obsesivo, ésto puede hallarse a nivel del fantasma; distribucién de la atribucién subjetiva: el lireto de la pantomima distribuye los roles; + el suefio; + Ja perversi6n: exigencia de que el A diga lo que conviene; vale para la estructura misma del fantas- ma: es preciso ofrselo decir. + un ejemplo de distribucién subjetiva es el psicoand- lisis mismo: una cadena significante se elabora pa- ra ser distribuida (reticencia, alusién en la histéri- ca; el sujetd prefiere que lo diga el analista), La distribucién subjetiva est por todas partes. 2Qué es lo que forma la unidad de la cadena signifi- cante? Esto se juzga por la teorfa de la alucinacién ver- bal. La lingiifstica verificé 1a polifonfa bdsica de la ca- dena significante. Resumen Primeramente, J.-A. Miller recordard, respecto de Jas paginas 532 y 533: I, —El wuelco teérico de la percepcién operado por Lacan a partir de las alucinaciones verbales de Schreber. Lacan sacude el estatuto unificante del percipiens al pe- dir raz6n no ya al percipiens del perceptum, sino al per~ ceptum-vo7, aun si carece de objeto. La inversién de La- can consiste en partir del perceptum para coordinar, desde ahi, al percipiens. 11, —La paciencia de ofr. Lacan pasa del acto de oft (activo) a la paciencia de ofr (pasivo); el sujeto sufre en diversas formas del perceptum: — ya sea que sufra de 1a palabra del A con sus efectos de sugestién, — ya sea que sufra de su propia palabra reconocién- dola como suya, — ya sea que sufra de su propia palabra sin recono- cerla como suya: caso de la alucinacién verbal. Pero el unto crucial consiste en que la verdadera alucinacién. verbal es que el que habla es siempre el A. Contraria- mente a lo que dice Merleau Ponty, no hay impostura alucinatoria: la alucinacién verbal fluye por sf misma a partir de la cadena significante. El punto crucial de la estructura de la cadena significante es que toda cadena ficante es del A. III, —Por otra parte, J.-A. Miller recuerda que toda cadena significante entrafia tres funciones estructurales. 1, La voz. De toda cadena significante pende una vor éfona que no'pertenece al sensorium. 2. El tiempo. El tiempo es 1a tinica materialidad que le resta a la cadena significante: el alucinado esté a la escucha de una vor que no es f6nica. 3, La distribucién, El debate de la ciencia va a reca- cr sobre la siguiente cuestién: la atribucién subjetiva, ges auma 0 a varias voces? Se abrird una discusi6n sobre Ja expresién “por regla”, J.-A. Miller hace notar que el “es decis™ hace solidarios al sujeto y la voz, desbaratan- do el argumento de A. Enciso Bergé sobre el silogismo que Je representa una no equivalencia del sujeto y la vou. Al lado de la teorfa légica de Enciso Bergé, Guy Clastres indaga en la referencia de Lacan al anélisis dis- tribucional de los lingUistas. J.-A. Miller hard la sfntesis de las diferentes teorfas Tingiisticas surgidas en Ia discusi6n general entablada a continuacién, ‘No estd tan seguro de que no haya enunciacién, co- ‘mo sugiere La Sagna en oposicién a la tesis de Waches- berger de que 1a voz es la condicién del significante. Se- fiala la cuestién de la teorfa lingifstica, de la pluralidad de personas.en la lengua recordada por E. Laurent. Miller enlaza las hipétesis de Gault y de Kaltenbeck, que retoman la distribucién bajo la especie de 1a intercambiabilidad. Termina poniendo el acento, Junto con Teyassoff, sobre el término “equivoco” y su relacién con la voz. En todos los casos hay al menos una vo2, puesto que la cadena significante se impone en su dimensién de voz. gPor qué se encuentra la cadena sig- nificante en la regla distributiva, es decir, a varias vo- ces? Es aquf donde reside 1a oposicién esencial: a una 0 varias voces. No se puede articular la cadena significante sin ha- cerlo a varias voces, Lo prueban los fenémenos que ma- nifiestan la plurivocalidad, como los fenémenos de cita, la negacién (que por sf sola justifica el “por regla”, co- mo a varias voces), los proverbios, las ironfas. ‘Tras efectuar una breve clinica de la enunciacién en las diferentes estructuras y también en el suefio, y hasta en 1 propio psicoandlisis como ejemplo de distribucién sub- Jetiva, JA. Miller concluye con la teorfa de la alucinacién. como constituyente de la unidad de la cadena significante. ‘Version de Frangoise Josselin 9 de julio de 1987 ‘Anuncio del semestre préxlmo, que comenzard el 17 de setiembre. Las intervenciones sucesivas eslardn a car- go de Colette Soler, Philippe Sauvagnat, Alexandre Ste- vyens y Antonio Di Ciaccia, Marc Strauss y Sol Apari Jean Jacques Bouguier. Lectura de las Partes 4 y 6 del “Tratamiento posible de Ia Psicosis”, Ecrits, pags. 535-541, por Guy Clasires. Dos palabras mAs sobre la Parte 3, pdgs. 534-535. Lacan vuelve a referirse a la presentaci6n de paciente del Seminario III. En 1955-56, donde més ponfa el acento era en las estructuras freudianas que sostienen el delir ut, lo que se acentia son las relaciones de polifonia en la cadena significante. “Marana” viene después de una enunciacién alusiva. El juego del “Vengo de la fiambrerfa” recubre la intencién de rechazo del discurso en la alucinacién, rechazo que ‘encuentra su realizacién en la palabra “marrana”. Parte 4, paginas 535-537 Hay una puntualizacién en la que Lacan evoca su tesis “De ta psicosis paranoica en sus relaciones con la persona~ lidad”, donde se habia situado del lado de Jespers para cul- minar en la imterpretacién freudiana. A partir de Freud, re- toma a un punto de vista estructuralista. Frase de pdg. 535: “Este ejemplo no es promovido agus sino para que se aprecie en su meollo que la funcién de irrealizacion no lo es todo en el simbolo”. En articulaciGn con "Vengo de la fiambrerfa”, se evoca un simbolo, “marrana”, que retoma en lo real, realizando asf la creencia en la fragmentacién del cuerpo. Para la pa- ciente, ésto toca a un imposible de subjetivar que retoma en lo real, Encontramos una referencia a ésto en la pag. 847 (Posicién del inconsciente”), “la irrealizaci6n” coincide on lo irreal definido en este texto: “Io irreal no es to ima- ginario y precede a lo subjetivo al que condiciona, por es- tar en contacto directo con Jo real”. Lo importante es el ppunto de intimidad entre S y R, que permite el efecto del S en €l R, Esto es también 1o que Lacan indica cuando dice que basta con que.el simbolo retome en Jo real en forma de cadena rota. Con “la paz. del atardecer”, experiencia subjetiva de Lacan descripia en el Sem. Ill, pags. 155-156, demuestra que la cadena significante rota tiene valor de simbolo debido a que se impone por sf misma. “Esta for- mulacién... nos llega como un murmullo del exterior, ma~ nifestacién del discurso en cuanto nos pertenece apenas, { +++] Mega como un eco a lo que hay de golpe de significan- te para nosotros en esa presencia, articulacién que no sabe- mos si viene de fuera o de dentro ( ... ) cuanto menos lo articulamos [el significante..,|. cuanto menos hablamos, 52 ‘més nos habla [...J. Hemos legado al limite en que el dis- curso, si desemboca en algo més allé de Ia significacién, es en el significante en lo real.” Este ejemplo de “la paz del atardecer” muestra que se trata de una regla comin pa- ral ser hablante, pero que en este mismo punto Schreber despliega sus alucinaciones explorando ese Ifmite de 10 simbélico. Cuanto més escapa el significante, mds se pre- senta como una franja de fenémeno de diseurso: serd, para Schreber, el milagro de! alarido, Esté claro que Lacan analiza aqut Ia relaci6n del sujeto con la cadena significante, sin pasar por Tas estructuras freudianas. Frase de pdg. 536: “Aqui palpamos también ese efecto que tiene todo sig- nificante una vez. percibido, de suscitar en el percipiens un asentimiento hecho del despertar de la duplicidad oculta del segundo por la ambigiledad manifiesta del primero”, ‘Aquf hay una oposici6n, 1, Lo que estd manifiesto en el significante es su am- bigiiedad, el hecho de que autoriza una oscilacién, 2. Lo que esté oculto en el percipiens es su duplic dad, anunciéndose aquf lo que Lacan llamaré “sujc to dividido”. Distinguimos esta duplicidad en “Vengo de la fiambrerfa” y en la alucinacién “ma- mana”, Esta duplicidad del percipiens se revela con el ‘perceptum una vez percibido, que produce efecto de equivoco. Sintesis de Jacques-Alain Miller: La cuarta parte sucede al ejemplo de la alucinacién verbal “marrana”, Lacan presenta dos veces la funcién de este ejemplo. 1.Alcomienzo de la terceria parte. Ecrlts, pdg. 534. El ejemplo funciona como ilustracién del hecho de que esa cadena significante 1. se impone al sujeto en su dimensién de vor. ». adopta como tal una realidad proporcional al empo. c. tiene una atribucién distributiva que plantea al percipiens como equivoco. 2.Alcomienzo de la cuarta parte. Ecrits, pdg. 536, El ejemplo es presentado para que se-aprecie en su ‘meollo que la funci6n de irrealizacién no lo es todo en el s{mboto. Ene estas dos canclusiones hay un desfasaje descon- certante pero sin embargo comprensible. Tenemos una 0- posicién antindmica entre simbolo irrealizado y lo simb6- lico que pasa & lo real. De hecho, ésto impide establecer un nexo con el término “irreal” invocado en el texto “Posi- ccién del inconsciente”, Ecrits, pag. 847. —Lo imaginario debe ser distinguido de lo irreal que esé en contacto directo con lo real. Podemos deducir que 0 ireal es equivalente a lo simbélico. Ej: La paz del atardecer. —La irrealizactén impuesta de lo simbélico es la ma- nera en que se aborda lo simbélico en tanto se engancha con Jo real. En cuanto al término irrealtzacién, ballamos en los Ecrits und referencia, pdg. 134, en “Funciones del psicoa- nélisis en criminologia'. “El psicoandlisis en su aprehensién de los erimenes determinados por el superyé, tiene, pues, el efecto de irre- alizarlos, En lo cual concuiérda con un oscuro reconoci- miento que se imponfa desde hace largo tiempo a los me- Jores de aquéllos a quienes les estd reservada la aplicacién Ge laley. Pag. 135:"A\ mismo tiempo el psicoandlisis resuelve un dilema de la teorfa criminol6gica: al irrealizar el crimen, no deshumaniza al criminal. Més ain, por el resorte de la transferencia, proporciona esa entrada en el mundo imaginario del criminal que puede ser para él la [puerta abierta a Jo real.” Ast pues, el crimen se irrealiza con ser un acto simbé- Tico, Observen la analogia con el blas6n: lo que en él esté Fepresentado, al mismo tiempo esta irrealizado. La irreali- ‘zaci6n es simétrica a la irrupci6n en lo real. Lo mismo su- cede con la forclusién: el Nombre del Padre no simboliza- do surge en lo real. Esto se formula igualmente en “La significacién del falo”, Ecrits, pags. 692 y 694. “Todas estas afirmaciones no hacen mds que velar el hecho de que [el falo] s6lo velado puede desempefiar su. papel, es decir, como signo é1 mismo de la latencia que a- fecta 2 todo significable, desde el momento en que se lo e- leva (aufgehoben) a ta funci6n del significant. {...] Dign- ‘mos que estas relaciones [entre los sexos] girardn en tomo ‘un ser y a un tener que, por referirse a un significante, el falo, producen el efecio contrariado de dar por una parte realidad al sujeto en este significante, y por la otra de irre- alizar las relaciones a significar.” Quiere decir que cualquier cosa que pueda ser signifi- ‘cada pasa a ser una cosa transformada en significante, y fenionces esa cosa pierde su detalle de realidad. En el im- presionismo, por ejemplo, para saber que ahi hay un érbol, se presupone que conocemos el c6digo. Esio nos permite concluir en una tesis general sobre el significante, Lacan muestra que ta alucinacién verbal tiene la estructura de la cadena significante, Es el encuentro del significante en lo real. La alucinacién verbal se sitia no le- Jos de los fenémenos normales, y ésto es lo que Lacan in dica al decir: “basta con que se presente, como es comin, en forma de cadena rota”, La analogia entre el fenémeno normal y la alucinacién queda ya demostrada en la crono- Togia: después del ejemplo de “la paz del atardecer”, tene- ‘mos la introdueci6n del milagro del alarido (Seminario Il, pég, 156-157). Un emunciado cualquiera siempre puede ser Tepresentado por una cadena rots, 53 unto de almobadillado en la 1¥es- cena de Aaa (Racine, Sem. 1, pig. 297). ita: “fuego, fuego! lencio de los espacios infinitos, ‘cl alba del dia" (Sem. IL, pigs. 68, 169, 188, 233: ia) + en la exclamacién “ti”, "yo" resuena el Oakaooa. ‘para designar la cosa que ha sido objeto de wna largut- sima bisqueda Alain Grosrichard {Qué es, exactamente, la cadena significante rota? eDebemos tomar esta expresi6n a nivel de la sintaxis? Es cierto que esta expresién coincidirfa con Ia aprehensién, del lenguaje poético en el perfodo de Lacan. J+A. Miller Contesto tu pregunta considerando que lo simbélico no tiene contacto directo con lo real cuando no se presenta cen forma de cadena rola. Esto quiere decir que la frase no tienen verbo ni sujeto. Como Jo indica Roman Jakobson, cuando formamos frases, empleamos, palabras auténimas Es decir que estas palabras hablan por s{ ismas, R. Jakobson.; “Essais de lingitistique générale: les fondaments du langage, tomo I, pag. 175 “Un mensaje que remite al e6digo corresponde a lo que en I6gica llaman ‘modo autGnimo’ del discurso. Cuando digo: el cachorro es un animal carifioso, la pa- labra ‘carifioso’ designa a un perro joven (...) la pala~ bra ‘cachorro' —diremos con Camap— esta empleada como su propia designacién. Toda interpreiacién que tenga por objeto la elucidacién de tas palabras y frases —ya sea intralingual (circunlocuciones, sinénimos) o interlingual (traduccién)— es un mensaje que remite al c6digo. El género de 1a hipdstasis —como sefala Bloomfield— ‘esié estrechamente ligado a la cia, a la epeticién del discurso’, y cumple un papel vital en la Acé vemos la analogfa con lo que Lacan llama “pala- bra vacfa”, En este curso yo puedo formar frases relativas al bien, como en los didlogos de Plat6n. Formaré frases que contendrén elementos de autonimia, automreferencias. Digo esto para mostrar que tu pregunta se refire a lo sig- nificantes mismos y no a las referencias. ‘Supongamos que en el curso en que formo estas fra- ses, Annie Staricky irrumpa sibitamente gritando: “jAler- ta, una bombal" Nadie preguntarfa nada. Nadie preguntari- {qué esté diciendo?”, y sin embargo, nadie verfa la bbomba més de lo que verfa lo que yo digo en mis frases, ‘Aun asi, es cierto que su frase nos pondria en movimiento ¥ mucho més que un timbre que se pusiera a sonar solo. Nadie s¢ quedaria sentado diciendo: “Examinemos, pues, este enunciado: alerta, una bomba”. “Estos ejemplos per- miten captar hasta qué punto la forma verbal de cadena significante rota pasa a lo real de una manera sensacional, y cémo tiene un efecto convincente para todos. Esto Justifica lo que Lacan denomina “lugar comin”. La enun- ciacién es més intensa porque es andnimé. Hay ausencia del sujeto de la frase, en todo caso del “yo” [je]. En los te- oremas matemiticos, por ejemplo, no figura el “yo pienso que”. Lo que domina es el teorema, y el yo [je),“embra- gue” cuya significacién s6lo se define por referencia al mensaje (cf. Jakabson) aquf no tiene razén de ser. A. Grosrichard {Por qué lamamos “rota” a esta cadena? J.-A, Miller Porque es un condensado de experiencia producido como contacto directo del significante en lo real. “Ah, la paz del atardecer...” A. Grosrichard Me parece que tus ejemplos no alcanzan a lo que dice Guy Clastres; habria que tomar ejemplos mas neutros que ilustren lo que formula Lacan: para que la isrupeign det s{mbolo en lo real sea indudable, basta-con que se presen- te, como es comin, en forma de cadena rota (pag. 535). . Miller Pues bien, tomemos otros ejemplos. Basta tomar fina- les de frases 0 incluso frases de Schreber. ;Para tener una cadena rota, basta con quitar el sujeto 0 el verbo! A. Enciso Obsérvese que la cadena rota no siempre esté fijada por una puntuacién. A “fuego, fuego” le podemos agregar los puntos de admiracién, ;Fuego. fuego! Pero con la “paz del atardecer” no sucede lo mismo. JA. Miller No se trata de puntuacién sino de que la cadena rota tiene un tono, una vocalizacién particular. Una frase se forma en el registro de significacién, y siempre remite a o- tra significacién. La significaci6n es metonfmica. El dis- curso se detiene en el nivel del ser. Vernos aquf el anuncio de lo que Lacan llamaré después: objeto (2). En el Seminario XX, Encore, pig, 83-85, Lacan ins- cribe el objeto (a) sobre el trayecto de To simbélico a to re~ al, Por lo tanto, el contacto directo con lo real se prrduce a partir de lo simbélico, I S(A) o realidad verdadero AUN a semblante 54 {Qué es S (Jf sino la imposibilidad de decir todo lo verdadero de lo ue hablé hace un momento? Finalmente, lo simbélico, al ditigirse hacia lo'real, nos demuestra la verdadera naturaleza del objeto (a). Si hace un momento lo, califiqué de semblante de ser, es porque parece damos el soporte del ser” (Sem. XX, pag. 87). La conexién directa de lo simbélico a lo real supone la cexistencia de este encadenamiento, El Otro no se alcanza sino poniéndose en concordancia con el objeto (a). Del S (#6 no queda més que ese significante completamente solo que leva en sf mismo toda Ia alteridad del Owro, ‘Volvamos al ejemplo de cadena rota: “ta”. En la plenitud de tu ser, eres ti. Té cdmo significante tnico. Idem en cuanto a “Ia paz del atardecer", que no existe en la reali- dad y no se deduce de le experiencia. Hay un absoluto de este significante, Esa paz existe a partir de de este signi cante absoluto. Lo vivido estd condicionado por la existen- cia de ese significante, Cuando se formula, me viene como del exterior. El significante viene a ponerse en concordan- cia con la pulsacién misma de mi sentimiento. Lacan et lza ésto la alucinacién verbal: la conexién de un si ficante con una experiencia vivida que estremece al hombre en lo que tiene de més profundo. Por eso sefiala, justo después, el.“milagro del alarido”. Cuando todo tien- de a desaparecer, se elova entonces este significante, Puedo acudir a un ejemplo anélogo: el encuentro de Lacan con el sefior X. Lacan no recordaba nada de este en- cuentro, contrariamente a X, que se podia pasar una hora contando anécdotas. En el momento de despedirse de mi, X. enuncia, tras un instante de silencio... “un gran hom- bre”. ‘A modo de ejemplo, Yo me interrogaba sobre Ia inten- cin de Alexandrowitsj de levar el psicoandlisis a Polonia. Comprendi cuando me dijo: “Traté de interesar a Lacan en, Polonia.” Aqui habfa autenticidad, 61 habfa captado el plus de goce de Lacan. Unimo ejemplo, Lacan evoca “ser una chica rubia y popular que alegra el ambiente”, la cosa termina en los o- breros de St. Denis. Silo simbético puede irrampir en lo real a través de la cadena rota, con el fantasma no sucede Jo mismo, La irrupcién en lo real no es la ley del fantasma, en él ta inrealizaci6n es mucho més manifiesta, Comprobamos ésto en el neurético por su relacién con el fantasma, Si éste interrampe en 1o real, es problemético para el sujeto. Esta conexién en forma de cadena rota no puede efectuarse més que por lo simbético y lo real, Los titulos de os libros obedecen a que representan un traslado de lo simbético alo real. A. Grosrichara AA partir de Mallarmé (1842-1898) hay-un esfuerzo por dar muerte a la retérica, se codifican Jos lugares donde uno puede o no cortar, romper. Es lo que sucede ea la locura de Orestes de Racine, Aqui Is locura se traduce en rotura de cadena, ‘A.Enciso - J.-A. Miller En las frases completas el acento esté puesto en las sig nificaciones y no en las referencias. El efecto de rotura ali- via al de la significacién para precipitarlo en la referen- cia. Lo vivido no esté condicionado solamente por Jo que sucede, sino también por el significante que emerge. Lo vi- vido es dependiente de una emergencia del sigificante. El & queda ast captado por el significante y es imposible a- srancarlo de ese significante, {No podrfamos ver un ejemplo en el hecho de que de los discursos politicos emergen esiégans?; “la fuerza tran- guila”. 35 J.-A. Miller A nivel de la cadena significante que prosigue, una fractura permite que un segmento venga a golpear lo real HAH+++H1/7 FH si 82 objeto a Version de Katty Dumoutin * de octubre de 1987 Jacques-Alain Miller Propone una discusién sobre la exposicién realiza- da por Colette Soler en las dos reuniones precedentes “Rousseau y la paranoia", Anne Lysy Destaca los términos de forclusién metédica y for- clusién de estructura, que relacionan un pasaje de la obra con el autor. Puesto que la obra es ampliamente un testimonio autobiogréfico, .qué valor tiene esa distin- ci6n, que en rigor parecerfa tener que utilizarse para una obra'mis de ficcién? Colette Soler Esta distincin, problematica en efecto, deberfa no obstante mantenerse. Mientras que una parte de la obra de Rousseau es profundamente autobiogréfica, hay otra que no se presenta asf, ni para é1 ni para sus lectores, contempordneos 0 actuales: es la obra de un pensador del siglo XVI. Estamos ante el problema siguiente: yde qué modo, leyéndolo, podremos encontrar la persona de Rousseau en su obra te6rica? Podrfamos criticar esta distincién, pues zhay razo- nes para buscar al sujeto en su obra te6rica? Pero se autoriza uno para hacerlo ya que encuentra homologfas de construccién, homologias seménticas (ri- tomelos). Cuando Rousseau construye la ficcién del hombre original, del nifio “natural” —es el caso de Emilio—, hay algo que nos llama la atencién, y es que lo que est forcluido del origen —el mal— vuelve para Rousseau en Jo real de Ia sociedad. Se trata de una homologia de estructura, Por otro lado, serfa abusivo mantener esa d tincién: Rousseau hace funcionar una estructura de for- clusién en su estructura de pensamiento, pero de ella ex- trae una obra. Hay asf una distancia entre Rousseau como sujeto psicdtico y una obra que vale como tal. Con Descartes, por ejemplo, no hacemos de la duda sistemética, que es su método de pensamiento, un rasgo de estructura obscsiva, no nos preguntamos si Descartes era obsesivo, Incluso con Freud, si tomamos Tétem y tabi... Claude Duprat Recuerda lo que se dijo del postulado de Rousseau “pase lo que pase, soy inocente”: estando forcluida la culpabilidad, la acusacién vuelve desde afuera. Sefiala que en la clinica de las psicosis la culpabilidad sucle es- tar ausente en los dichos de los psicéticos, y pide se pre- cise +1 término de “culpabilidad forclui C. Soler Esa posicion de “rectitud” es constante en Rousseau: éles bueno e inocente, como evidencia primera. 56 Esta ausencia de culpabilidad no es generalizable a todas las psicosis, existen psicéticos que formulan un discurso explcito de culpabilidad. Francoise Josselin A propésito de esa “verdad escrita” de Rousseau: ihablé él de sus suetios? Es una cuestién referida a la transparencia, al hecho de que, en la psicosis, los pa- cientes creen que se les lee el pensamiento, Por ejemplo, en el caso Aimée, con respecto al sueio tenido antes de serle anunciada la muerte de su hijo y donde caza con el principe de Gales, cuando despierta, se lee en sus ojos gue ha estado cazando con el principe de Gales. C. Soler Rousseau casi no habla de suefios; pero evoca uno tenido la noche en que le anuncian que van a detenerlo, y este suefio concieme a la funcién del Juez Supremo. ‘Lo que se menciona respecto de Aimée abre un inte- rrogante: parece que los psicdticos suefian, sus relatos de suefios como tales no son diferentes de los del neurd- tico. Lo que difiere es la manera en que el psicético trata al suefio, al que toma no como mensaje de su incons- ciente, sino como alucinacién: un Otro habla en él, el suefio le es enviado. El mensaje del suefio del psicético lo coloca en el delitio en relacién con el Otro que lo acosa con mensajes. J-A. Miller Recuerda la menci6n del fastidio de leer a Joyce, del placer de leer a Rousseau; estas manifestaciones en fa- vor de Rousseau, zlos joyceatios las desaprueban? Jean-Guy Godin Hay un paralelo entre Joyce y Rousseau: a propésito de la funcién sintomatica de Ia escritura de Rousseau, Colette Soler sefialé que ella apunta a sustraer al Otro una parte de goce. Este punto, que Lacan enfatiza, ten- drfa que ser desarrollado. En cuanto a la comparacién entre la escena de Ia pa- liza oyce) y de la azotaina (Rousseau), si esta escena de la azotaina se presenta como un trozo de fantasma, Loual es el estatuto del Fantasma perverso en Ia psicosis? Habrfa que oponer, en el plano de la estructura, por una parte el hecho de que del lado Joyce hay una rela- cién con el cuerpo en que la paliza, que no lo hace go- zar, no entra en funcién de su sintoma, y por otra parte otra figura de la psicosis donde ésto entra en funcién co- mo un fantasma en la psicosis. Esto plantea la cuestién del fantasma en Ia psicosis. Guy Clastres No es un fantasma, es un real, pero Rousseau y Joyce obtuvieron con é] una parte de goce diferente. Para Rousseau es un goce masoquista, elevado co- mo ideal, Para Joyce, se manifiesta en una expresién de extrafieza al cuerpo propio que coloca a Joyce en una re- lacién esquizofrénica, extrafia, con el goce del cuerpo. jAcaso para Rousseau, la relacién con el otro sexo supone padecer algo que le recuerda esa azotaina deli- ciosa? J-G. Godin Lacan dice que Joyce no ¢s un verdadero perverso. Lo mismo se puede decir de Rousseau. Pero cual serfa esa perversi6n, que no es verdadera, en la psicosis? C. Soler Podemos oponer Joyce y Rousseau, pero lo que am- bos tienen en comtin es que no son verdaderos perver- 508. {Cudl es la funcién de este simil de fantasma per- verso? (1) Hay para Rousseau una parte de goce en correlacién ‘con la imagen de su cuerpo y con el Otro. Esto tiene una funcién andloga a lo que encontra- ‘mos en el libreto transexual de Schreber, al final de su delirio: Schreber se mira en el espejo, y goza; es éste un goce localizado, en correlacién con la imagen, con la mirada del Otro. Esto no hace un sujeto perverso. J.-A. Miller Nos estamos salteando la cuestién del gusto por Joyce o por Rousseau... ‘No sabemos que Joyce se las haya dado de exhi cionista, mientras que Rousseau tuvo sus précticas exhi bicionistas, que él refiere en sus Confesiones; es uno de Jos escdndalos de las Confésiones. Pero exhibfa las nal- ‘gas, no el pene. C. Léger Sabemos que regularmente se hacfa traer revistas pomogréficas... La primera persona que dio a conocer su fastidio de leer a Joyce fue Jung, quien fue uno de los psiquiatras que trat6 a la hija de Joyce. JA. Miller zPodemos decir “Rousseau el sfntoma"? Yo seria ‘muy contrario, Lacan, en efecto, insiste en lo siguiente: que Joyce'no conmueve en nada al inconsciente, mien tras que Rousseau sabe conmover a toda su €poca. C.Soier Existe también un fastidio con Rousseau. J. . Miller Rousseau especuld con la emocién, la valoriza, mientras que Lacan alrap6 a Joyce por “eso no conmue- ve al inconsciente”, Se lo ve en la escritura. Joyce hace saltar la lengu ta deshace por “lelangues” @), atenta contra el Iéxico y contra la sintaxis. Rousseau estd del lado de la ret6 cca: es 1a escriture més bella, més armoniosa, més musi- cal. 3ST Este es también un rasgo de época; en su época, Joyce no es el tinico que lo hace. Pero quizés existan aquf elementos diferenciales: una psicosis que atenta contra la sintaxis (Joyce) y una psicosis que magnifica Ja lengua (Rousseau). “Mis evidente es que Rousseau serfa “Rousseau el fantasma”, en el sentido imaginario del fantasma. Para 41, es un recurso: escapar Ue los hombres, quedarse solo, contarse historias; es una practica de la imaginacién donde se representa en un mundo “poblado de seres se- sin su corazén”. En cuanto al gusto por Joyce 0 por Rousseau, yo tenderfa a compartir el gusto de Colette Soler: no es f4- cil leer a Joyce. JG. Godin Hay diferentes escrituras en Joyce, ésto no lo encon- tramos en Rousseau. Ulises hace el puente entre sus dos ipos de escritura. Es una lectura que suscita no un fasti- ino un “es suficiente”, i J.-A. Miller No hay muchos instramentos para hablar del gusto y de las relaciones subjetivas con la escritura. Hay una cuestién: zdénde se inscribe, en la obra de Rousseau, la paranoia? De hecho parece, tal como La- ‘can considera a Rousseau en su articulo sobre los pro- bblemas de estilo, Lacan indica hasta qué punto esa for- ma clinica es susceptible de entrar en resonancia con la época y con los problemas més actuales de ese momen- to, Rousseau evoca sus trastornos en relacién con el se~ mejante (inhibici6n, malestar, etc.) —por ejemplo, la fi- gura del paseante solitario—; correlativamente, es legislador y pedagogo. Existen conexiones estrechas entre este trastomo de la relacién con el semejante y la actividad de repensar, de reformular el 1azo social: al respecto, Rousseau no tiene en absoluto un abordaje esponténeo, native. En su obra se consagra a inventar, a elaborar al Otro, en la misma medida en que este Otro no se sostiene para él: lo que vale para él, més que para el neurético, es la incon- sistencia del Otro. Por eso la paranoia entra en resonan- ccia con los perfodos de crisis: se trata para todos de rei ventar al Otro, ‘Agnes Afialo ‘También es el caso de Reich y de la Sexpol. Muchas de las elaboraciones de Rousseau estén hoy en el sentido comin, Rousseau no esté en absoluto en la corriente de tole- rancia del siglo de las Iuces. Estarfa més bien en una co- rriente caracterizada por ta intolerancia. El Contrato Social es e¥ colmo de la democracia, pero de una democracia totalitaria: crea un Otro idéntico a la volta geteraly jue suponte 1a desaparicién de to= dos los cuerpos intermedios, una atomizacién so tuna sociedad donde se proscriben todos los partidos, to- das las solidaridades locales en provecho de una solida- idad totaly'es la elaboracién de un Otro feroz que anula todas las particularidades. Hay otro rasgo particular en Rousseau que lo distin- gue de Nietzsche 0 de Reich. Nietzsche se coloca a sf mismo fuera de la gran tradici6n fundamental de la filo- sofia, mientras que Rousseau, por su parte, se coloca en. la linea capital de la filosoffa occidental, desde Plat6n. tPor qué emerge ésto de la pluma de un paranoico? Es un interrogante a la tradicién platénica de la filoso- ffa: iqué tiene ella de paranoica? PI ippe La Sagna Froud observa que, en cuando a Schreber, la patolo- ‘fa propia esté en la reconstruccién del mundo. Rousse au reconstruye el mundo mientras que, para Joyce, esti ausente. En Rousseau hay no s6lo pérdida de la realidad, sino que ademas lo que se reconstituye es la ciudad ide- al. C. Soler En su construccién, Schreber esté solo. Rousseau, or su parte, esté en contacto con la realidad, arrastra multitudes. G. Clastres: La sociedad del siglo XVII vacila sobre los puntos de referencia del lazo social tradicional, Rousseau se si- ‘nia en este punto preciso, propone una reinterpretacidn, JA. Miller El paranoico Rousseau que ayuda a reconstruir, a reinventar un lazo social, est4 en el mismo tono que su tiempo, C. Soler ¥ a veces esi completamente solo: en relacién con el desastre de Lisboa —cl temblor de tierra— que pone en cuestién a la Providencia, Rousseau es el nico que le contesta a Voltaire alegando que los hombres se lo han merecido; aquf es disonante con su tiempo. J+ A. Miller En lo que respecta a la biografia de Rousseau y a las indicaciones que tenemos sobre su pstologia, estd el fo- ‘gonazo de su iluminacién de Vincennes, por sf solo no concluyente. Esto se hace patente en su estancia en casa de Hume; aquf la idea de complot es patente, con Ia difi- cultad de que Rousseau es a la vez un perseguido psic tico y de que su posicién lo Heva a una persecucién Efectiva. ©. Soler Esié el retrato de un fendmeno elemental, relativo a tuna carte en que el Mariscal de Luxemburgo le envia ciertos papeles, pero hay algunos que faltan. Seguida- a) mente, la visién de una persona que pasa por la calle le suscita una cadena de recuerdos, a partir de lo cual se funda la'ideade"comptot="" “A. Miller Esto va contra el axioma de Michel Foucault: “don- de hay locura, no hay obra”. Los primeros documentos son su correspondencia; en ella podemos seguir el avance del mal, carta por carta: Las obras de Rousseau pertenecen més al registro de la imaginacién escrita, la obra es diferente de la co- rrespondencia. Una palabra sobre su infancia, sobre su posicién inicial: la madre murié a su nacimiento, y él ‘ocupa un lugar enteramente singular junto a su padre (Cf. Confesiones). "Mi nacimiento, primero de mis infor- i i madre [... ] mi padre crefa volver a verla “Mi madre habfa dejado unas novelas L... ] nosotros la lefamos, mi padre y yo” —valorizacién de la escritura—, "mi padre me dice: vamos a acostar- Nos, yo soy més niflo que ti”. Rousseau describe en unas pocas frases una situa- ién familiar donde él ocupa el lugar de la mujer de su padre, y donde su padre est empequeficcido: él y J. J. Rousseau son dos nifios. C. Soler Al final de su vida, Rousseau se viste de mujer —es, tun ropaje armenio, un largo vestido—, se sienta con las mujeres y trenza cintas con ellas, Y. Gaumont Es muy diferente del empuje-a-la-mujer de Schre- ber, Cuando Lacan hablé de Rousseau como paranoico pico, todavia no habfa elaborado el no-todo. {Por qué no decir de Rousseau que él era este no-todo, dejando en suspenso la paranoia. / C. Soler El empuje-a-la-mujer en Schreber describe una rela- cién sexual con Dios. En Rousseau es muy diferente. Y. Gaumont Habria que oponer Schreber y Rousseau, Rousseau es puesto en eée lugar desde que nace. G. Clastres La subversi6n del sujeto, que se mahifiesta en Schreber de manera muy critica, se traduce en Rousseau de manera puntual y repetitiva. Cada modificacién de esta subversién da lugar a una experiencia literaria a fin de reorganizar Ia realidad. No es que Rousseau haga obra de su experiencia subjetiva, al contrario de Schre- ber para quien la obra es idéntica a su locura: -A. Miller {Cuénto hay de despistamiento en ese cifrado pro- puesto al lector en Joyce? El lector de Joyce es el uni- ‘versitario que va a tratar de descifrarlo. Tenemos en Joy ce elementos de un goce de extraviar, de despistar al lec- tor, dejando una cifra oculta. ;Hay aguf un valor diferente de lo que serfa simplemente dar trabajo a los universitarios? {Qué imagina Joyce sobre la recep de su obra, y sobre los lectores? Ch. Vereecken EI dijo que el lector ideal es el que esté animado por un insomnio ideal... JG. Godin Si tomamos a Joyce del lado del fantasma, el lector ideal es una mujer, una virgen, mujer de letras, y mujer facil. Esta destinaci6n a una mujer sitia al lugarteniente de un fantasma para Joyce, que se refiere a un modo de ‘unién muy particular, por la confesi6n de un goce. Ast, Jo que le pide a su mujer cuando esté lejos de ella: le es- cribe que esté cada vez mds sucia, que se masturbe le- yendo su carta, etc, Esto los instala, a él y a una mujer, en una exigencia mutua de confesarse falias que los ensucien recfproca- mente. ‘Aqui hay conexién del sfntoma y el fantasma, Serfa una lectura a leer a escondidas por una mujer que sea ensuciada por esa lecture. En cuanto al codificado, en Ulises, es una destina- cién a un sentido mitico, los universitarios trabajan so- bre eso. Pero lo que escapa a esa codificacién son las homofonfas, que existen ya en el texio de Joyce. Ina. Es una llamada a que, para cada elemento, uno reen- cuentre su origen. filler -G. Godin Esto nunca lo va a cubrir un diccionario, o totalmen- te reconstituible. Es la construccién de un delirio, C. Soler En Rousseau es exactamente eso, 0 tal 0 cual “Paseo”. J.-A. Miller Esto plantea la cuestién de la patologia universitaria, ¢s decir lo que se hace sobre Joyce, Stendhal, etc., cuando quedan unos pequefios criptogramas, cuando se ha dejado algo para que lo descifre el lector. :Pero, cual es la dispo- sicién propia de Joyce? Es diferente de dejar un pequetio mensaje codificado —como en los Escrites, al final de Ja “Instancia de la letra”, una linea de letras que abre cierto misterio—j es0 es del mismo orden que Stendhal Monique Liart Ellmanni sefiala-que Joyce.no, se tomé tan en serio el trabajo que da a los universitarios. 59 Finnegan's Wake fue escrito al dictado, Joyce estaba casi ciego, fue Beckett el que Io escribi6 al dictado. ‘También esti la dimensién de goce que Joyce encontra- ba en eso, en la voz... J.-A. Miller Ahora pasaremos a la exposicién de Frangois Sau- vagnat sobre el concepto de significacién personal en la psicosis. Frangois Sauvagnat Sobre este concepto de significacién personal en las psicosis hallamos como referencias de Lacan en su tesis, referencias que él aclara en los Escritos, en la “Cuestion preliminar”, “Significacién personal” es un término particular de Lacan, al menos la traducci6n que hace de él como fend- meno clemental. Este uso se inspira en de Ciérambault, con la diferencia de que en de Clérambault siempre esta en plural, hay una retahila de fenémenos elementales, mientras que por el contrario, en Lacan, sé trata del fe- ‘n6meno elemental. Se puede plantear que si hay una forclusi6n det Nomibre-del-Padre, es en la medida en que hay un fen6- meno elemental. JEs ésto una invencién de Lacan, 0 sigue el sentido de una tradici6n? Existe una tradicidn, Lacan sale al encuentro de esta tradici6n en su tesis, a propésito de la interpretacién pa ranoica. Ya cuando habla de las teorfas de la paranoia como emanada de trastornos totalmente psiquicos, toma sus referencias partiendo de Janet y de Neisser (cf. su tesis, pags. 139-140, 292). Lo que Lacan traduce por significacién personal es, en alemén, Eigenberiehung. Beziehung, que volveremos 2 hallar en el Beziehungszwang de Kretschmer, designa larelacién, El acento recae sobre “eigen” (lo que es particular a alguien, pero también extrafio), a diferencia de “selbse” (que indica una autodesignacién). Janet se acerca a esto en lo que él lama “sentimien- tos personales”. Keraval utiliza “kranke Elgenbezie~ hung” , traducido por: “relacién mérbida del yo". En realidad, el término surge con Westphal y es re- tomado por Neisser (cf. la tesis de Lacan, pags. 139- 140). Freud utiliza este término en el manuscrito H; Ber~ ‘mann {o tradujo por “relaci6n consigo mismo”, Neisser particulariza el término. J.-A. Miller {Cuando el término surge, qué es lo que designa, para Westphal y Neisser? Lacan lo presenta en su tesis como signo de que existe verdaderamente un proceso peicbtco para Jaspers, contra Kraepelin, para quien no existe moricite’de fupitira” F, Sauvagnat Neisser plantea ta cuestién: jeudl es el proceso que determina la construccién delirante? {Cudl es el momen- to en que eso se desencadena, en que el sujeto capta una representacién que guardarfa una relacién particular con su personalidad propia? J.-A. Miller Se trata de una concepcién discontinuista de Ja psi- cosis. Por lo que respecta a Lacan, él esté del lado dis- continuista, ‘También Jo indica Westerterp, citado en la tesis, y corresponde al tipo de interrogatorio lacaniano: precisar el momento en que esa significacién se instala (cf. pag. 147 de la tesis), Westerterp aconseja este tipo de interro- ceual es la experiencia inicial que determing el F. Sauvagnat Cuando Lacan acepta la doctrina de de Clérambault @s a través, bajo la condicién de esa significacién perso- nal, propia del fenémeno elemental. En Neisser, la Ei genbeziehung es el sintoma cardinal de la paranoia, Westerterp, en oposicién a Kraepelin, se focaliza en el surgimiento del fenémeno, J.-A. Miller ‘Tomemios la iluminacién de Rousseau en Vincennes. Es un momento de discontinuidad, hay un antes y un después, Rousseau es fulminado por una significacién ‘muy particular. Alla pregunta de la Academia —pregunta por la for- ma; glas ciencias y las artes, contribuyen a la fel dad?— la respuesta que se le ocurre a Rousseau es “no Pero en Rousseau ésto no es enigmético ni indetermina- do; toma una forma retérica (la prosopopeya) articulada. Aquf, pues, en la iluminacién, la significacién adop- ta una forma articulada, no se detiene en ese momento de apabullamiento. A, Aflalo Sumersi6n en el tiempo, detencién del tiempo, son rasgos del fendmeno elemental. JA. Miller Si nos remitimos a la carta a Malesherbes, donde Rousseau relata la iluminacién, no es un fenémeno elemental clisico. F, Sauvagnat No hay fenémeno elemental clésico. Los autores ci- tados, Neisser, etc., estén muy contrariados. Margulies se pregunta si la significacién personal es Primaria 0 no, Para él, existen casos donde se da inme- diatamente esa significacién. ‘Neisser cita el caso de un matemético que presenta “60 fenémenos hipocondrfacos, quien ofrece esto como sig- nificacién personal: la certeza de que esté muerto, de que es'Dios, cuando'se aplacan ‘sus trastornos sensoria- les, Para Neisser, la significacién personal es una re- construccién Iégica. Lacan no dice que habria primero fenémenos ele- mentales, y después... —el término alem4n pone el acento en Bezichung, rélacién, crelacién del sujeto con- sigo mismo?—, Lacan cita el caso de un sujeto perse- guido; cuando la cosa se apacigua, aparece un fendmeno elemental en forma de frase: “todo eso es salvaje”. Esto lo trastoma, esto le conciemne, pero, jacaso apunta a él? Hay que hacer una diferencia entre eigen, algo que concierne, que esi4 en Io particular, y el selbst, que es uno mismo. F. Kaltenbeck Eigen es relacién propia, que concieme, relacién consigo, M, Turnhetm Egofsmo se dice Eigensinn Jen Miller Lo que queda acentuado es ésto: que hay algo que viene hacia el sujeto, Pierre Theves Esta relacién propia, gno indica la relacién con el escrito como de entrada? F. Sauvagnat Lacan va a enlazar 1a palabra faltante con uno de los dos tipos de alucinaciones de Schreber. J.-A. Miller Es algo recogido en el mundo, algo esencial, ele- menial, F. Sauvagnat Gay que excluir de esto las alucinaciones? Pienso que no, Lacan tenderé a incluir aquf las alucinaciones, A. Aflalo Para de Clérambault, las alucinaciones son fenéme- nos elementales. F, Sauvagnat Para Neisser, esa significacién personal es el s{nto- ‘ma cardinal de la paranoia. Pero su duracién es variable, de unas horas a unos meses. Por ejemplo, en el caso de Ja paranoia aguda, no hay formacién de delirio organiza- do, Neisser no sabe qué hacer con esto. En 1894, par- tiendo del aporte de Cramer, Neisser funda la paranoia sobre esta Eigenberiehung, pero quiz4 no sea un fend- ‘meno primitivo... y cita 1a autofilia de Bahl (2). Mar- gulies aborda el sentido primario de tos afectos en los, estadios de la paranoia. Se interesa en el papel de los, afectos— lo que habia sido descartado por Westphal, para quien se trataba de trastornos de la razén— ai comienzo de la paranoia, basdndose en Neisser, Wemicke, etc. En cuanto al oscuro problema del desencadenamien- to de la paranoia, la observacién de Westphal pone obs- tdculo a 1a observacién clinica. Margulies, en cambio, subraya que en los primeros tiempos hay afectos, inde- terminados. Al igual que Janet, considera que hay “sentimien- tos” parangonables con el punto de almohadillado laca- 0. Estos tipos de sentimientos pueden ser parango- nados con significaciones. Hay un afecto primario que es primero la descon- fianza, y luego afectos variados, que irén a confluir. Margulies cita el caso de un sujeto inquieto, que se hace reproches y tiene impresiones corporales desagra~ dables, y deslinda tres tipos de afectos: la perplejidad; el sentimiento de una desgracia inminente; una angustia difusa. Resumen + La primera parte de la sesidn es una discusién so- bre las precedentes exposiciones de Coleite Soler, sobre Rousseau y la paranoia, —La primera cuestiGn, referida a los términos de for- clusién metédica y forclusién de estructura recor- dados por Anne Lysy, es saber en qué medida es posible buscar al sujeto en su obra tedrica. Hay sin dda una distancia entre Rousseau como sujeto psi- cético y su obra, pero el carécter autobiogréfico y Jas homologfas de estructura que en ella se obser- van autorizan, en este caso, este paso de la obra a Ja persona. —Se abordan después las cuestiones de la culpabili- dad en la psicosis, de los suefios en la _psicosis, ya que no es en su enunciado, sino en la manera fen que el psicdtico trata los suefios, como mensa~ jes del Otro donde se sitia 1a diferencia con Ia neurosis. —En cuanto a lo que acerca y diferencia a Joyce y Rousseau, Clastres y Godin proponen la cuestién del estatuto del fantasma —de lo que aparece como un fantasma perverso— en la psicosis (paliza de Joyce y azotaina de Rousseau), Es un simil de fan- tasma perverso que determina en Rousseau —co- mo en Schreber—, una parte de goce en correla- cién con la imagen de su cuerpo y con el Otro. Para Rousseau, el fantasma, en el sentido imaginario, es un recurso: es el mundo poblado de seres segiin su coraz6n, Se mencionan después el fastidio.ligado a.la escri- tura de Joyce en cuanto no conmueve al incons- lente, opuesto a la valorizacién de la emocién pa- 61 ra Rousseau. J.-A. Miller propone ver aqui un rasgo diferencial entre una psicosis que atenta contra la sintaxis (Joyce) y una psicosis que magnifica la lengua (Rousseau). —J.-A, Miller destaca igualmente la forma en que Rousseau, como paranoico, entra en resonancia con su tiempo. Rousseau da testimonio, con sus trastor- nos, de la relacién con el semejante, Lo que vale para él, mas que para el neurdtico, es la inconsis- tencia del Otro. Se trata de reinventar, de recons- truir al Otro: es aqué donde la paranoia entra en re- sonancia con los perfodos de crisis, cuando se trata para todos de reinventar al Otro. Y para Rousseau, es un Otro feroz, que anula todas las particularida- des, como lo patentiza esa suerte de democracia to- talitaria que él propone en el Contrato Social. J.-A. Miller sefiala que Rousseau se inscribe en 1a linea capital de la filosoffa occidental desde Platé con él se interroga a esta filosoffa, sobre lo que ti ne de paranoica. —Después se abordan los elementos de la biografia de Rousseau que constituirfan un fenémeno ele- mental localizable (iluminacién de Vincennes, 1a idea de un complot, el episodio vinculado con Ia carta del Mariscal de Luxemburgo, y los elementos que determinan su posicién inicial: él esté en el lu- gar de la mujer de su padre, y la figura paterna que- da empequeftecida. Pero el caso de Rousseau es completamente distinto del empujé-a-la-mujer en Schreber. —Ante la interrogaci6n de J.-A. Miller sobre el goce de Joyce de despistar, de extraviar al lector dejando una cifra oculta, y més generalmente sobre la ma- nera en que apunta al lector, Godin presenta lo que serfa un fantasma de lector ideal para Joyce: se tr taria de una lectura para ser hecha a escondidas, ppor una mujer que serfa ensuciada por esta lectura en una suerte de reciprocidad con el autor. —Finalmente se evoca, a propésito del codificado in? troducido por Joyce, 1a patologta'universitaria a la que su obra induce. + Seguidamente, Frangois Sauvagnat presenta una primera parte de su exposicién sobre el concepto de significacién personal en la psicosis. —EI término surge con Westphal; tomado por Neis- ser, éste lo convierte en el sintoma cardinal de la paranoia. Freud lo utiliza en el Manuscrito H. —Para Lacan, es lo que caracteriza al fenémeno ele- mental, El concepto de origen es Eigenbezichung, que Lacan traduce por “significacién personal”. —Sauvagnat propone el acento en eigen, propio, a ferencia de selbst. En efecto, la significacién perso- nal concieme al sujeto pero parece apuntar 2 él, ve- nir hacia él del exterior. —Si Lacan:se:sinia;con ello-en la linea de,una tradiz cidn, J.-A. Miller precisa que es la que toma apoyo en una concepcién discontinuista de la psicosis: existe un momento de ruptura localizable. Es una cconcepcién que se opone a ta de Kracpelin. —Sauvagnat evoca el debate acerca del cardcter pri- mario (posicién de Margulies) 0 de reconstruccién Logica (posici6n de Neisser) de la significacién personal. —Indica las posiciones de Neisser quien, si bien fun- da la paranoia en esa Eigenbeziehung, en el fondo parece en dificultades con este concepto, y de Mar- gulies, quien pone el acento en los afectos, en los sentimientos ligados al comienzo de la parani ‘O que pueden confluir para fundar algo del orden de esa significacién personabe co. co. ‘Versién de Pierre Skriabine Notas dela traducclén 1. En francés, similifantarme. No tiene equivalenteexscto en caste- ano; el término simi, aplicado a un sustantivo, designs un earscter anifical, de imitacién. En este sentido ha de entenderse 1s ve ide por 2. Forma ailizada por Lacan en su Seminasio Le siathome, 8 de octubre de 1987 Exposicin de Frangois Sauvagnat sobre el concepto de significacién personal. Para Lacan se trata de un fenémeno elemental, bien diferenciado de la persecucién, Jaspers hace desaparecer el aspecto de significacién cen beneficio de la nocién de proceso, ‘Margulies considera que al comienzo de la paranoia hay una coloracién particular del afecto, una expresién de inguietud difusa que puede ser el fundamento de un cuadro mérbido. Hay una especie de inversién que La- can llama “transmutacién del afecto”. Ciertos casos de paranoia pueden quedar en este punto. Ej.: de fa para- noia abortiva. Las concepciones de la tesis de Lacan estén sacadas de de Clérambault, pero Lacan retoma sus ideas, Ias cri ticas, las “retraduce”. Hay en Lacan, igualmente, un vuelco en relacién con Jaspers. Un fenémeno elemental suscita en algtin grado la adhesin del sujeto. Bj. de la dupla paradéjica entre certeza y perplejidad. La hipétesis estructural de Lacan es la siguiente: el Otro estd excluido a nivel significante, pero esté podero- samente presente a nivel imaginari Discusién improvisada con Gabriela Roth sobre la no- cién de automatismo mental de de Clérambault Descripto en 1909, el automatismo mental es un li beracién; es un funcionamiento independiente y mecéni- co. En los paranoicos, el automatismo mental es wn ras~ go esencial, pero varias psicosis pueden tener su comienzo en’ él, Lacan va a adoptar otra acepcién del automatismo mental: en el sentido de automaton, to que se instala so- Jo en el lugar del Ienguaje habla solo en la psicosis.. Para de Clérambault, el automatismo mental es: + extrafio al sujeto + exterior al sujeto + anideico Para él, el delirio es secundario. Lacan se situaré en contra de ésto. Para de Clérambault, la idea esencial del delirio es importante. Es el nicleo central del delirio. gual importancia del desencadenamiento de escuchar al enfermo de leer sus escritos. En de Clérambault, no hay concepto de significa- ci6n personal. Para Lacan, el valor de los fenémenos elementales hha de ser tomado en la estructura, La evolucién histérica y la genealogia de los fen6- ‘menos €lemeniales son dificiles de precisar. ‘Volveremos sobre este problema més adelante. 63 Exposicién de Alexandre Stevens sobre la Holofrase En ef Seminario X1 (pags. 215-216), Lacan formula que se trata de una solidificacién del primer par de sig- nificantes Sy - S.. Alexandre Stevens va a insistir sobre tres puntos: 1 Solidificacién S - Sp. 2.EI proceso de alienacién-separaci6n en las psicosis. 3, Efecto psicosomstico. El nifio La paranoia La lingifstica define la holofrase como palabra-fra- se. Es una transicién entre lo Imaginario y lo Simbélico, 1 Sy+ Sz solidificados + El par se reduce aS solo. + El sujeto no sufre la aféni El sujeto de Ia psicosis esta petrificedo en este Sy. En el Seminario sobre “El deseo y su interpretacién” leccién del 3-12-58, Lacan seffala que el sujeto es mo- nolitico. A. Stevens trae el ejemplo de la interjeccién: *)So- corro!”. Ser Sentido x En la holofrase, el sujeto no se cuenta; la holofrase Jo designa de un modo suficiente, Hay un sujeto que no es nada, y viene a inscribirse en el campo del Otro por S que designa al sujeto y 10 petrifica en el campo del Otro. Ante la aparicién del segundo significante, el suje- to aparece como falta. Cuando hay holofrase, hay deten- ci6n en el tiempo légico de la alienacién; el sujeto no ‘opera como falta, El significante es el monolito del suje- to. En los Escritos, “Subversién del sujeto y dialéctica del deseo”, pég. 806-807, Lacan enuncia que el sujeto no se constituye en el lugar del Otro sino sustrayéndose a él para tener que contarse en él y s6lo hacer en él fun- cién de falta, El sujeto de la psicosis es aquél que se basta con el Otro previo, Es el S,, El primer par holofraseado es S}, que escribe al S no barrado del sujeto. 2, Ausencia de intervato entre Sy Sp; el par estd solidificado. Es el proceso de la separaci6n; ésto designa la falta en el Otro, El sujeto viene a responder con su falta. 3, Existen (oda una serie de etapas (fenémeno psi- cosomético, 1a paranoia, el nifio débil mental) que Lacan hace funcionar segin el mismo modelo, pero el sujeto no ocupa allt el mismo lugar cada vez. + El nifo débil mental: x Ss oss's's" Si (a a" Sz En este cuadro, el nifio débil mental se sitia abajo, a Ia derecha, Lacan, al tiempo que rinde homenaje al libro de ‘Mannoni, corrige los dos puntos siguient débiles mentales pertenecen a la psicosis”, “el ‘mental y su madre se confunden en uno solo”. ‘Lacan afiade: “en la medida en que él ocupe este lu- gar en el deseo oscuro de la madre, son psicéticos. La madre y el nifio tiene un solo significante, + La psicosis: En la psicosis se manifiesta algo del mismo orden, Lacan opone el caso de la paranoia y el de Casanova, + En el fondo de Ja paranoia reina un fenémeno de unglauben, Hay ausencia del segundo término de ta creencia; es Ia eliminacién del no creer en ello. + En Casanova (Mémoires, Vol. 1, pag. 523) no hay creencia plena y entera. Se inicia entonces una discusién acerca del estatuto del significante S, aislado, En el S; de la holofrase, para Lacan, el sujeto se encuentra suspendido en una relacién especular con el Otro. Conclusién: - Miller Subraya que S,S2 quiere decir que un significante es siempre interpretable, es decir que,una vez planteado como un significante S1, siempre es posible darle otro sentido a partir de un S2; salvo en la interjeccién (soco- ro), donde hay qué pasar a la accién sin que sea cues- ti6n de un acting out. En Ia holofrase, hay efectivamente una cronologia miftica, Es este $1 solo que Lacan Ilama X; no es enton- es legitimo escribir un 8. Pero se puede escribir un ce- ro. Es el sentido matado~ el momento queda fijado, Como no hay $; un encadenamiento S'S"; S" queda abrochado a un cero, No habré-relacién entre un sujeto sensible al significante y et objeto (a). Esto pone en cuestién el estatuto del fantasma $a. Aquf, el sujeto es, estrictamente dependiente de (2). ‘Resumen: En esta sesién del 8 de octubre escuchamos una ex- posicién de Francois Sauvagnat sobre el concepto de significacién personal, y otra de Alexandre Stevens so- bre la holofrase. Frangois Sauvagnat, sin hacer estrictamente una ge- nealogia de los fenémenos elementales, nos precisé el sentido de la significacién personal en Lacan, Jaspers, Margulies. En la hipétesis estructural de Lacan, el Otro estd excluido a nivel significante, pero est poderosa- mente presente a nivel imaginario. Se suscité una discusién improvisada con Gabriela Roth acerca del automatismo mental de de Clérambault, descripto en 1909. Este automatismo mental es extrafio al sujeto, exterior al sujeto, anideico. Para Lacan, el valor de los fendmenos elementales hha de ser tomado en Ia estructura, En el curso de su exposicién sobre la HOLOFRASE, A. Stevens insistird en tres puntos: 1. La solidificacién del par S1 Sp que se reduce en- tonces a S; solo. El sujeto de la psicosis esté petrificado cen este Sy. Este sujeto que no es nada viene a inscribirse cen el campo del Otro por S1, que designa al sujeto y a la vez lo petrifica en el campo del Otro. En la holofrase, hay detencién en el tiempo I6gico de la alienacién, 2. Cuando no hay intervalo entre S1 y Sz, el par se solidifica. Es el proceso de separacién que designa la falta en el Otro. El sujeto viene a responder con su falta. 3. Por ultimo, Stevens menciona la serie de etapas que Lacan hace funcionar asf, pero el sujeto no ocupa en. ella cada vez el mismo lugar: el nifio débil mental, el fe- ‘némeno psicosomitico, la psicosis. Version de Nancy Katan-Beaufils 15 de octubre de 1987 Exposicién de Antonio Di Ciaccia sobre el estatuto ‘del niio psicdtico en relacién con el deseo de la madre. La cuestign se examina partiendo del significante S) ho- lofréstico tal como Lacan lo teoriza en el Seminario XI, Resefia de la exposicién propiamente dicha: La cuestién es la siguiente: ¢cmo anudar la repre- sidn y el objeto perdido? Dos indicaciones de Lacan: el discurso de cierre de las Jomadas sobre las psicosis en el nifo (22 de octubre de 1967) y las notas a Jenny Aubry (octubre de 1969), Antes de abordar el comentario de estas dos res- puesias improvisadas de Lacan, y a modo de introduc- cién, A. se propone problematizar la escritu- ra del sujeto psic6tico holofraseado, S no barrado, con la cexistencia al parecer de un punto tope en “La cuestién jentras que Lacan habla de la causa estructural de la psicosis y muestra que el significante no representa al sujeto en la psicosis, La- can no evoca al nifio psicético sino al nifo perverso identificado con el objeto imaginario del deseo de la ‘madre en tanto ésta lo simboliza en el falo (cf. Ecrits, Ag. 554: “Todo el problema de las perversiones consis- te en concebir de qué modo el nifio, en su relacién con la madre, relacién constituida en el andlisis no por su. dependencia vital sino por su dependencia de su amor, es decir, por el deseo de su deseo, se identifica con el ‘objeto imaginario de este deseo en cuanto la madre mis- malo simboliza en el falo”). Por lo tanto, Lacan no habla de lo que sucede en el nifo psicético ®° Hay un trabajo teérico para pasar del niifo identifi- cado con el falo imaginario al nifio que tiene estatuto de objeto real en la psicosis, tal como Lacan lo formularé posteriormente. A. Di Ciaccia, a fin de aclarar el estatuto del nifio en la psicosis con relacién al deseo de la madre, insiste so- bre la necesidad de despsicologizar Ia nocién de deseo de la madre, situando al nifto como S no barrado en re- lacién al Otro. Esta relaci6n del sujeto con el A es trata- da de manera I6gica por Lacan a partir de las operacio- nes de causacién del sujeto que son Alienacién y Separactén, En Ia alienaci6n hay ciertamente una inscripcién del sujeto en el lugar del Otro, pero también una confronta~ ign del sujeto con el discurso del Otro que lo somete a Ta vacilacién del sentido y del sinsemtido. El sujeto esta dividido en relacién con el A no barrado: $ (A). En el proceso de separacién: si el sujeto estd desjun- tado del Otro,en,cuanto discurso, lo que hace que pueda escribirse $ no barrado, no esta desjuntado, por el con- trario, del Otro.en cuanto deseo: S (A). 65 9 (objeto) x ° A ES T St 5 s(a) Ba) (@ Ello COs) CO) + S181 Si SD) (A) La alienacin se sitia en Ia Iinea del inconsciente, la separacién se sitda en la linea del Ello (Ca). El paso de @ a (a) se efectiia por el de la alienacién ala separacién, como lo demuestra Lacan en “Posicién del inconsciente” (" ..parte tomada de Ia falta a la falta por la cual el sujeto viene a reencontrar en el deseo del Otro su equivalencia a lo que é1 es como sujeto del in- consciente”. Ecrits, pags. 842-843). La separacién se sitda en el nivel del intervalo sig- nificante. En Ja holofrase, por el contrario, hay una gel ficacién de Sy-S2. Por lo tanto, en la psicosis, la cues- 1i6n es articular al sujeto no barrado S con el deseo de Ja madre, * {Por qué Lacan, en “Cuesti6n Preliminar”, no teori- za la posicién del nifio psicético en relacién con el de seo de la madre y prefiere hablar de la posicién del nifio perverso? ‘Las dos respuestas de Lacan, tal como figuran en las notas a Jenny Aubry y en el discurso de cierre de las Jornadas sobre las psicosis (Ornicar? 37 y L'enfance aliénée) actaran este paso de @ a Ello. EI primer “texto” es de apariencia-simple'pero de’ lectura més dificil que el segundo, que parece més com- plejo pero mejor organizado. + El texto publicado en L’enfance aliénée Aguf Lacan parte del axioma.“El inconsciente esté estructurado como un. lenguaje” no sélo para responder a los no lacanianos sino también a los lacanianos, por- que no todo se reduce al significante. El punto pivote no es el falo sina el sexo ligado a la presencia del analista. El sexo esté en correlacién con el inconsciente y con el ‘goce: “Toda formacién humana tiene por esencia y no por accidente, refrenar el goce.” “El valor del psicoané- lisis es operar sobre el fantasma” y ésto es aplicable tan- to en la psicosis como en las otras estructuras. Hay aquf un paso més en Lacan con relacién a su formulacién sobre el nifio psicético holofraseado en la psicosis (libro XD). Aqui el nifio ya no esté reducido a un solo significante que lo une a su madre, sino que apa rece como un objeto transicional para la madre. + Las notas a Jenny Aubry Desarrollando esta precedente orientacién, Lacan aborda el estatuto del nifio a partir del sintoma y de su posicién de objeto en el fantasma de la madre. a Del lado del sintoma; El nifio es metéfora de la pareja parental, es sintoma de la verdad de esta pareja; “éste es el caso mas complejo pero también el mas abierto a nuestras intervenciones"” . Del lado de! fantasma: Si la distancia entre Ia Identificacién con el Ideal del Yo y la parte tomada en el deseo de la madre no tie- ne mediacién por la metifora paterna, el nifio queda en correlacién con el fantasma de la madre y se convierte en su objeto. El nifio no tiene otra funcién que la de re~ velar la verdad de ese objeto. ‘Sea cual fuere la estructura del deseo de la madre, el nifio satura, sustituyéndose al objeto en el fantasma, el modo de falta en que se especifica el deseo (de la madre). “El nifio aliena en é1 todo acceso posible a su propia verdad ééndole cuerpo”. El méximo de esta alienacién est dado por el sfntoma somético. “El nifio en la rela- cién dual con la madre le da, como inmediatamente ac- cesible, aquéllo que le falta al sujeto masculino... De es- to resulta que en la medida misma de lo que presenta de real, queda expuesto a un gran sobornamiento en el fan- tasma” (este témino “sobornamiento” [subornement] @ propésito del fantasma, estd en “Posicién del Incons- ciente”, pag. 835). Discusion Agnés Aflalo: Objeta que en la psicosis e! sujeto pueda no estar re presentado por el significante. En lo que concierne a la eventualidad del @°Lacan propone dos respuestas: la del perverso que se identifi- ca con el falo, pero también la de Schreber, quien, no pudiendo ser el falo, serd la mujer que falta a los hom- bres. Respuesta de Di Dejemos.a Schreber.lo-que.es, de.Schreber. En,“La, cuestién preliminar”, el nifio no es objeto real; “lo que Je falta al sujeto masculino” (cf. notas a J. Aubry) es di- ferente del “empuje-a-la-mujer” in entre Ideal del yo y objeto (a), zno tiene valor de holofrasizacién en la psicosis? Mare Strau Las variaciones del sobomo [subornation] en el fan- tasma, zintroducen a una clfnica diferencial de las psicosis? Respuesta de Di Ciacci Hay que logicizar el deseo de la madre y situarlo en relacién con la mediacién ejercida por la funcién pater- na, El Otro = deseo de la madre. Dos individuos pueden participar del mismo fantasma, el sujeto es diferente del individuo. Observaciones de J.-A. Miller Este afio, en lugar de una lectura rengl6n por ren- glén, se opera un barrido de diferentes pasajes de la en- sefianza de Lacan que se refieren a las psicosis. Las no- tas a Jenny Aubry fueron bosquejadas répidamente en ocasién de un control, no tienen consistencia de texto (como tampoco la alocucién que figura en Enfance aliénée). Hay que invertir el orden de estas dos notas, pues la nota 2 prefigura a la primera, La cuestidn planteada por Di Ciaccia es capital: la articulacién del desarrollo de Lacan a partir del signifi- ccante holofraseado y del deseo de la madre. Hay que ser prudentes y retomar los fundamentos que condicionan el abordaje de 1a psicosis en el nifio EI punto de partida de Lacan es el Edipo, complejo que sitéa a Padre, Madre, hijo y un 4° término: el falo. La psicosis es equivalente a la modificacién de esta estruc- tura ternaria minima 7 H. La psicosis se sitda en la ver- tiente de la forclusiéa del Nombre del Padre y sobre la prevalencia de la relacién dual Madre-hijo (M=H). La relacién dual Madre-hijo normal en ta cria de hombre no se confunde con la relacién madre-hijo dual ‘amputada de Ia funcién paterna. En la psicosis hay una estructura truncada debido a 1a ausencia de mediacién paterna, la psicosis es a-dialéctica. Vemos aqué el punto de unién con las consideraciones sobre el significante completamente solo. La dialéctica, por el contrario, es Sy-S2. 8 introduce la dialéctica (Bj. de la creencia en Casanova), Se puede conectar forclusién del Nombre del Padre, prevalencia de Ia relaci6n dual Madre-hijo a- dialéctica y problemética de la holofrase. En este aspecto, el esquema R es instructivo: “Tenemos et iernario eatfpico y et talo, EI padre es un significante, el falo es la significa- ‘cin que con él se produce. La ausencia de dialéctica torna problemdtico en 1a psicosis el uso de 8. Por el contrario, ta dialéctica es historia, La dialéctice parte del nada [rien] y de la na- da [néani}. “La nada es aquello de lo que él resulta”, Hegel. El nada es @ . Habfa nada [rien] pero si hay al- go el nada es ya un resultado, En la psicosis estamos en una problemética de presentacién y no de represen- taci6n, ¢Podemos articular holofrase y frases interrumpi- das? {Hay contradiccién? Respuestas procedentes del auditorio: Sr. Julien La holofrase viene a Menar los puntos suspensivos, 1a frase interrumpida gravita alrededor. A. Aflalo: Hay una relacién de conjuncién y disyunciéa alre- dedor del objeto. Sra, Wartel Cita una frase ofda por un paciente que padece una enfermedad de la piel y pronunciada por un médico: “Dentro de tres afios...” A. Merlet La frase interrumpida tiene valor de holofrase en tanto palabra impueste. Superyoica, goce impuesto. Sr. Stevens EI significante esté fijado. , Laurent Lo que constituye holofrase es que todo lo que defi- ne al sujeto a partir del significante es tomado en masa, el sujeto esté compactificado en su ser de goce. La holo- frase sutura los dos términos del fantasma, J.-A. Miller La frase interrumpida no contradice el estatuto ho- lofrdstico, Un S; lama aun Sz, pero no hay ninguna li- bertad de eleccién para Sp. No hay apertura dialéctica desde el momento en que Sz est4 determinado S}... (Sa). La frase interrumpida unilateraliza todos los términos con valor de shifter en el c6digo que designan al sujeto, ‘Tenemos una suerte de shifter holofrdstico. Con Sy te- nemos. + el significante no representa pero bloquea al sujeto. iHay que valorizar el suplemento significativo 0 ‘es en el bloque holofrésico donde se halla Jo inde- cible del lenguaje? El valor primordial se sitia del lado donde eso se dice (Ej.: Marrana). La injuria “marrana” viene al lugar del objeto indecible. Sr. Julien Si se pone en relieve a Sp, se lo reinstala en funcién de S. J.-A. Miller: En el fin de frase hay un sentido imperativo, pleno. En cuanto al estatuto no-dialéctico de la psicosis, ésto conduce a Lacan ye desde el Informe de Roma oponer el sujeto normal al sujeto psicético. El sujeto psicético es actuado por la palabra; no es activo, pues la palabra es dialéctica. La Metéfora paterna es la reformula- cid lingitstica de la funcién diatécrica DML nota a Jenny Aubry responde a la estructura de‘la metiéfora paterna, Hay dos estatutos del nifio: 1) él da la verdad de la pareja parental, 2) él da la verdad del objeto de Ja.madre. NDP DM DM x significado = sfntoma Esta metéfora paterna es un mixto del deseo de la madre y de la funciéa patema. Si la funcién paterna no estd instalada, se tiene una confrontacién directa con el deseo de la madre, En todos los casos el sintoma del vinculo con la ma- dre estd siempre presente, la cuestién se plantea cuando el sintoma viene a dominar. M Remitémonos al esquema R M I En caso de la forclusién del Nombre del Padre, Me 1 giran alrededor del punto P° El lugar P esté ocupado por I (Schreber recuerda a Dios el orden del mundo), En el delirio I se coloca en el ugar de Ia ley, I se desplaza en P al lugar vacante de la, ley. El Otro es identificado en M. En el deseo de la ma- dre hay un dejar caer del sujeto. Con relacién.a la cuestiGn-preliminar, en-las notas a J, Aubry Lacan aborda DM en Ja psicosis no s6lo como (@) imaginario sino como real. Lo que distingue a una mujer €5 que puede disponer del objeto en lo real: en 10 cual para ella, a diferencia del hombre, la verdad del ob- Jeto surge en Jo real. Hay aquf una evocacién entre It- neas de una forclusién femenina. La Métafora paterna aparta a la madre de esa fascinacién de encontrar la verdad de sn objeto en su hijo. BM ha de ser situado entre fascinacién y psicosi Hay que oponer donde -@ representa la incidencia de la metdfora paterna en el deseo de la madre y donde (a) no contienen a -@ -@introduce la dialéctica. Si no hay -9 se puede tener tanto psicosis, perver- sién o fobia. Hay que poner en serie el objeto imagina- rio del deseo de la madre y el objeto real de su fantasma. Hay aqu‘ un principio de clinica diferencial. Resumen se propuso examinar el estatuto del nifio en relacién con el deseo de la madre en tanto forma el anudamiento entre represi6n y objeto perdido. ‘Su intervenciéa comprendié dos partes: Ia primera hacta las veces de prélogo que permitirfa problematizar la for- ma en que Lacan sitiia al nifio—en el sintoma y el fan- tasma— en 1967 y 1969 a través de las indicaciones del discurso de cierre de las Jomadas sobre Ias psicosis en el nifio y las notas dirigidas a Jenny Aubry. En primer lugar, A. Di Ciaccia constaté que Lacan, en “La cuestién preliminar”, al escribir la formula de metéfora del Nombre-del-Padre, se limit6 a situar al ni- fio en el esquema R en el punto I y prefirié, al parecer, situar la posicién del nifio perverso identificado con el falo imaginario de la madre mAs que precisar el lugar del nifio psicético. Basado en la escritura $ del sujeto psicdtico tal co- ‘mo figura en el esquema I, Di Ciaccia relacioné esta po- sicién del sujeto psicético con aquélla que teoriza Lacan en el Seminario XI: del sujeto fijado en el deseo de la madre reducido a no ser mas que un S, holofraseado. Los procesos de causaciGn del sujeto, alienacién y separacién, no permiten dar cuenta de lo que se plantea en Ia psicosis, donde el sujeto est4 inducido pero envis- cado por el deseo del Otro. Sin embargo, el paso de la alienacién a la separacién es también el paso del incons- ciente al Ello y del falo al objeto (a). Si se despsicologiza el deseo de la madre reducién- dolo al efecto del deseo del Otro, ,dmo poner en corre- lacién el estatuto del nifto psicético con el Otro? iQue sucede con el nifio en caso de PO? Todo ésto para introducir las dos respuestas que da Lacan en 1967 y 1969. En su discurso de 1967, el punto pivote no es el falo sino el fantasma en tanto abordado en relacién con el se- x0, ¢5 decir, la castracin. El nifio no es abordado sola~ mente en su estatuto de significante holofraseado, sino en su posicién de objeto en el fantasma materno posicién de objeto transicional). Las notas a Jenny Aubry desarrollan esta orienta- cién teérica, colocando al nifio como sintoma y como 8 objeto respectivamente en relacién con la verdad de la pareja parental y del deseo de la madre, Sea cual fuere la estructura, el nifio préseniifica en lo real para la madre “Io que le falta al sujeto masculi- no”. Si el deseo de la madre no es mediatizado por la funcién patema, el niflo queda directamente en correla- ci6n con el fantasma de-la madre, y se encuentra asf so- bomado completamente —en el fantasma— donde él es en tanto objeto real, Seguidamente a esta exposicién, se entablé una cusién sobre la legitimidad de mantener la escritura $ no barrado en Io que respecta al sujeto psic6tico, Otra cuestién planteada: jel empuje-a-la-mujer schreberiano, es anglogo a “lo que le falta al sujeto mas- culino” Di Ciaccia responde por la negativa. I-A. Miller ne para recordar los funda- mentos que condicionan el abordaje de la psicosis en la teorfa de Lacan, El punto de partida es el ternario edipico en correlacién con el falo. La funcién de la metdfora paterna produce Ia significaci6n félica de va- lor dialéctico. La forclusién del Nombre del Padre trae aparejada la prevalencia de la relacién dual, madre-hi Jo, que debe ser radicalmente diferenciada de la rel dual normal dialectizada. La psicosis es, por tan- to, a-dialéctica, lo que se enlaza con la posicién del sujeto psicdtico no barrrado presentado y no represen- tado por S;, holofraseado. Se plantea entonces la cuestién de las frases inte- rrumpidas en la psicosis. ;Si son interrumpidas, se pue- de hablar todavia de holofrase? Este punto da lugar a una discusi6n (donde Eric Laurent pone el acento en la holofrase como fijando e! ser de goce del sujeto y suturando los dos términos del fantasma). Para J.-.A Miller, la frase interrumpida no contradi- ce el estatuto holofrdstico del sujeto. S; Hama a Sp pero no hay libertad de eleccién para Sp. El significante blo- caliza al sujeto. La frase interrumpida realiza una suerte de shifter holofrastico, Por diltimo, J.-A. Miller termina respondiendo a la ccuestién planteada inicialmente por Di Ciaccia (Qué sucede si P° para el nifio psicético?). En las nolas a Jenny Aubry, Lacan formula lo que sucede cuando el sintoma dependiendo del deseo de la madre viene a do- ‘minar a causa de P°, Como lo ilustra el esquema I, Me I giran alrededor de P°, Lo que distingue a una mujer de un hombre es que ella pueda disponer del objeto en 10 real. Aquf se tiene el principio de una forclusién femeni- na generalizada, La funci6n de la metéfora patemal aparta a la madre de esa fascinacién por su objeto, e introduce Ia signifi- caci6n félica y por lo tanto una dialéctica -8 Si (a) no incluye a -pse puede observar Ia produecior ue una psi- cosis pero también de una perversidn y de una fobia. Versién de Alain Merlet 22 de octubre de 1987 Exposicién de Jean Jacques Bouquier sobre Topologia y psicosis En las Jomnadas de otofio de 1982, J.-J. Bouquier habl6 de la cura del pequefio Jacques-Gabriel. Esta cu- ra se acerca hoy a los diez afios y le permite distinguir dos perfodos: 1° Todos los sfios, para Navidad, se produce un “peri- odo onitico”, o sea un acceso delirante, 2#De 1983 a 1987, perfodo de estabilizacién con la depresién en primer plano: el sujeto sitia al analis- ta como barrera que le impide alcanzar un objeto que le serfa fatal. Escrito por Lacan como “Impo- tencia”, de Real, responde. De este modo, la clinica de la psicosis podria ser la-clinica de las respuestas de lo Real. Plan: + Situar la Impotencia y lo Imposible en los matemas de los discursos. + 4Qué pasa con esto en Freud? + Transformacién topoldgica del esquema de la carta de Freud a Fliess de 1881 + Inscripcién en el esquema Re I. 1. La Tmpotencia y to Imposible en los matemas En “Radiofon‘a’, la Impotencia estd definida por 1a barrera del goce como disyuncién, $a. En esta f6rmula, lo que escribe esta impotencia es el losange 0. St 3 S; a Lacan no habla de barrera entre $y el goce sino de barrera del goce, donde (a) que incluye el -@ de la cas- tracién constituye barrera. Esta impotencia es correlati va de un imposible entre el agente (arriba a la izquier- da) y el otro (arriba a la derecha). El Sz nunca podré ser reprimido entre los significantes identificatorios S, del sujeto. Jacques Lacan: “Su causa, el psicético la tiene en su bolsillo”, A falta de significante 2, hay un significante holofraseado porque Sp se vuelca sobre S; y (a) sobre B: Go se wuelca sobre Po. La impotencia y lo imposi- ble no tienen el mismo valor en la neurosis y en la psi- cosis. 2. gD6nde localizar en Freud esta barrera del goce? Con su aparato psfquico, Freud nunca renuncié a conciliar sus dos t6picas. a)Ics-Pes-Cs | —Esquema del ojo de 1923 b) Ello, Yo, Supery6 | —Conferencia de 1931 En 1938, en el Compendio, Freud supérponfa estas dos t6picas en una forma que Lacan indica de un modo 69 preciso, Existe una transformacién topol6gica de la car- ta 52 de Freud al esquema R y L de Lacan. El esquema R resuelve las dificultades freudianas para situar Percep- cién (P) y Conciencia (Cs). Hipétesis: con el esquema R, Lacan realiza lo que Freud siempre busc6, escribir en un mismo esquema la primera y la segunda tépicas. “En el Proyecto de 1895 estd la clave de las cons- trucctones ulteriores": Jacques Lacan. Hay una barera del goce, Segiin los procesos primarios, la reaparicién del estado de tensién del aparato psiquico produce una imagen mnémica. De un objeto que satisface (el pecho) y de la descar- ga consiguiente, esta reactivaci6n produce algo equiva- lente a la percepcién: una alucinacién, Luego se presen- ta una decepcién: para evitar el displacer de esta decepcién se produce algo equivalente a la barrera. Freud dice que la percepcién mnémica inhibe los proce- 308 primarios. Se produce una retrogradacién de las neu- ronas hacia el psiquismo. Esto se replantea cotidiana- mente en Jos suefios con los procesos oniticos: hay un retorno a los procesos primarios: presencia 0 ausencia de una barrera, Jacques Lacan lo compara con un sistema tapén: fa- itacién de las barreras de contacto. Al producirse esta facilitacién hay constitucién de una cadena equivalente a una cadena significante. Aquf esté Ia construccién freudiana del $ lacaniano, El término “psiconeurosis” abarca las neurosis de transferencia y las neurosis narcisistas (término ms am- plio que la psicosis). La neurona avendrfa a ocupar la posicién entre @ yy barrera a El esquema de la trfada es equivalente aéste, Hay una relaci6n precisa entre el es- quema L y los esquemas eléciricos. Lacan comenta el Proyecto en los Seminarios Il y VIL EI Yo: ntcleo del sistema y Para Freud se trata de construirlo todo segiin las, construcciones energéticas. Freud quiso eliminar el si tema de la conciencia, pero al final vuelve a traerlo, y reforzado. Este sistema es, sin embargo, insuficiente: aiin cuando la suma de estas facilitaciones constituye un modelo de lo Imaginario, todavia es preciso que el suje- to viva un cierto acoplamiento. “Lo que le falta a Freud es la teorfa del narcisismo, ‘aun cuando haya advertido la funcién del semejante”. Gacques Lacan). + Distincién en el dominio del otro. + Transicién entre el Proyecto y el capttulo 7. Pasaje de la Percepcidn (P) a la Percepcién signo (Ps) > al Inconsciente (Ics) -» al Preconsciente (Psc) —¥al Consciente (Cs). P Ps “igs Pes pa SS Si el registro normal no se efectia, entonces se pro- duce el derrame y ésta es la nueva traduccién que hard barrera al sistema precedente. Pes es Ia funcién primera que sigue siendo hipotética, por cuanto nada de ella lle- ga al sujeto. En este nivel, Lacan subraya que no hay inscripcién. Para Freud, aquf es donde se enlazan las neuronas, donde se enlaza el inconsciente. Para Lacan la percepcién estd ligada a la conciencia, que es rechazada a la extremidad opuesta: primer registro de las percep- clones inaccesibies a la consciencia. En esta simultanei- dad hay un agrupamiento para tres de los s{mbolos (en “La carta robada” Lacan también agrupard de a tres los signos +y los signos -). “Colocar juntos grupos de tres es instaurarlos en la simultaneidad. El nacimiento del significante es la simul- taneidad..." (J. Lacan, Seminario III, pag. 204). Fleccién del lider: algo que constituye signo y que es del orden de la escriture. Este campo de inscripcién primordial es el lugar de la Verwerfuung (forclusi6n). Después, el significante constituido se ordena segtin otra cosa que es el significado. Aquf, s6lo la Vorsie- Hung puede ser reprimida. El Preconsciente es el tercer registrado. Para Lacan, el preconsciente esté ligado a la experiencia alucinatoria de las representaciones verbales. EI neurdtico no presta atenciGn a esta frase que se formula, y el psicético no puede hacerlo, La cadena que va del Ies més arcaico a la palabra articulada del sujeto pasa entre el Pes y el Cs. Lo cual da lugar a una topolo- afa subjetiva. J. Lacan, Seminario IM, pagina 177: “(Freud) se re- fiere a una deficiencia, a un agujero de lo simbélico, atin cuando en el texto alemén el término empleado es reali- dad.” Todo ésto tiene relacién con la carta 52. La barrera esté en la ausencia de traduccién de un sistema a otro, Lo que forma barrera es la inscripcién en s{ misma, La inscripcién ulterior va a impedir que la inscripcién pase por la inscripcién precedente. En la psicosis, es una ins- cripcién que no se efectia. Pes la realidad bruta: ninguna inscripcién. P signo: primer registrado del significante primor- dial, En la psicosis sucede algo en el Ps que impide los otros registrados; si hay segundo registrado inconscien- te, eso ya no pasa por el primero sino por el segundo, Si hay un defecto en el Ps, eso no pasa al segundo. En el capftulo 7 Freud adopta una perspectiva que después abandona. Si el Ps se inscribe, entonces el segundo registrado puede realizarse con la represién y luego el tercero del Pcs también puede efectuarse. Cuando el primero se ha ‘cumplido, se cuenta 1 a partir de 2, Entonces la excita- cién no podré volver al registro precedente: no puede regresar. Puede pasar, pero no retornar. Por lo tanto, el movimiento regrediente no puede efectuarse, En el capitulo 7: P SI $2 — bo A 1 —> 2 3 0 En el proceso psiquico: despertar de la fuerza psf- quica. Cardcter progrediente del aparato.. Cardcter alucinatorio del sueflo: hace retomar las imgenes a la percepciGn: la excitacién sigue la via re- trégrada; es el cardcter regrediente de estos suefios. (Du- rante la vigilia puede haber retomo pero nunca més alld de las imagenes mnémicas, y ésto nunca tiene un poder alucinatorio.) Las imdgenes mnémicas retoman a nivel de Po del Ps? Puede ser a nivel del P, Esto es lo que sucede en las alucinaciones de la histérica. —2n los paranoicos —en las visiones de los normales. Pensamientos transformados en imagenes Es necesario detener Ia regresién para que no supere Ja imagen recuerdo: prueba de realidad. Aquf habria un primer nivel de barrera en el goce que impide la regresién. En el capitulo 7, la barrera a nivel del Pes va a impedir un paso hacia la accién motrz si el objeto no esté ahi, Segunda barrera: aquélla que, entre el Ies y Cs, im- pide la descarga motriz mientras el sujeto no esté adver- tido de la presencia del objeto en la realidad. En la psicosis estas dos barreras no se producen 1°, Pasaje al acto hacia la motilidad. 2, Las excitaciones, por via retrégrada, retornan al nivel Percepcién. En la pagina 146 del Seminario II te- nemos la aparicién de un modelo l6gico. Este aparato psiquico primitivo que funcionarfa segiin este esquema del aparato reflejo se habria sustentado sofiando. Seminario II, pégina 169: “La manera en que el es- quema estd construido tiene la singularidad de represen- tar como disociados, en los dos puntos terminales de la circulaci6n orientada de la elaboracién pstquica, el revés y el derecho de una misma funcién; a saber, la percep- ién y ta conciencia.” Esto tiene que suceder al mismo tiempo del_mismo lado y del lado opuesto. De la carta 52 al esquema R: una misma superficie. J.-A. Miller Lacan comenta este esquema de Freud, P y Cs en los dos extremos. Después, Lacan comenta las dificulta- des que Freud encontr6 para situar P y Cs en los dos ex- tremos. Y concluye que P y Cs van juntos, lo que esté confirmado por la propia reflexién de Freud acerca del asunto (lo que esté ligado en 1a segunda t6pica). De abt, revés y derecho de una misma funcién... ": muy simple y demostrativo. Muestra que los esquemas meca~ nicistas no pueden responder a lo que Freud pone en Juego, mientras que los esquemas topol6gicos resuelven, los problemas lineales y cronolégicos. 4. |. Bouquier Esta transformacién es muy simple, Trabajo de Vap- pereau en “Cahiers de lectures freudiennes” n® 5: basta pasar de este grafo al linedgrafo donde cada punto se convierte en un segmento en una arista, P Pes. ar Ps a z Tes. cs Enel esquema L, el Ics se inscribe entre A y S. EsquemaL s SPesa'Cs Ses . A P AP Poa Ps A Pasaje al esquema R Este esquema da cuenta de las dificultades que tuvo Freud para situar el paso de Pa Cs. {Pueden ser localizados esta impotencia y lo impo- sible en los esquemas Le I? + La impotencia sobre el esquema L. + Lo imposible sobre el esquema Ps El esquema R despliega un plano proyectivo que es una figura unilétera, J.-A. Miller Esto es general en todos los geémetras que inser bieron la representacién del plano proyectivo en tres di- mensiones. J.-J. Bouquier 1, Aun punto del plano proyectivo debe correspon- derle un punto y soto uno del plano de tres, 2. A dos puntos vecinos... n Si hay equivalencia: sumersi6n del plano en nuestro espacio, de lo contrario hay pasaje a la cuarta dimen- sién. No se puede hacer que un punto corresponda a un punto y a uno solo para encontrar, en nuestro espacio de tes dimensiones, la imposibilidad de representar la rela- ci6n del sujeto con el objeto. Imposibilidad de representar al sujeto por un signi Sicante Cross-cap Linea de seudopenetracién Pequefio ser infini- tameate pla- no que se \ ppasea por la superficie”. a ee ‘Pero conviene considerar que una parte ae esta cate- Borfa pasa a otro registro, lo que deja cierto némero de otrds casos. * “otros casos” BL. Una de las exigencias de la presentacién de enfer- ‘mos de Lacan era obtener una discriminacién entre neu- rosis y psicosis, El agregaba que en ciertos casos ésto no era posible. ~Debemos considerar que la neurosis es el niicleo duro del espacio de la clinica? ;Que el comple- mentario de esta categoria es la no neurosis “pesca” a los borderline? G.-A. Miller desea aportar una correccién a una de sus afirmaciones sobre el carécter no dialéctico de la psicosis. Lacan no siempre sostuvo este punto de vista, En su tesis, habla de “Ia historia de la psicosis con sus modificaciones dialécticas.” Lacan, impregnado de “jas- persianismo”, reintroduce el sentido en la psicosis, de manera diferencial. La paranoia es la psicosis més se~ méntica, mds dialéctica,] La neurosis como miicleo duro de la clinica plantea la exigencia de reconocer en ella el Edipo. Correlativa- mente a la neurosis freudiana, est Ia psicosis freudiana. Ejemplo: Schreber, Es una psicosis neoedfpica, que for- ma sentido con el Edipo. Releer “Un caso de posesién demonfaca en el siglo XVII” (Freud, 1923). Freud hace aqui una relectura del caso Schreber a la luz del Edipo y del complejo de castracién. Esto desmarca una psicosis lacaniana cuyo diagnés- tico se establece sobre 1a base de los trastornos del len- guaje, del automatismo mental (de Clérambault), pero también una neurosis lacaniana, La cuestién de las vias de pasaje entre a neurosis freudiana y la psicosis freu- diana no quiere decir nada. En el marco de la neurosis y de la psicosis freudiana, hay en el Otro tomado como lugar del significante (A*), un significante del Otro’ como Otro de la Ley,$ (AL). stay) EI (AL) es el nombre del Padre. La formula correlativa de 1a forclusién es que el punto S(AL) esté vacio, Es diferente de la nocién de carencia, En este esquema de referencia (esquema lacaniano de la neurosis y de la psicosis freudiana), no hay vias de asaje. Esto implica que haya un Otro del Ouro. Cuando, en Lacan, este punto pivote cambia y pasa a ser “no liay Otro del Otro", esto se engancha al S(4). Conviene en- tonces saber qué es lo que, en todos Ios casos, viene a ocupar el lugar del S(#), ya que hay cuestionamiento del estatuto de la metAfora paterna, El punto S(f) se articula con los cuatro discursos la- 7 AS At canianos: existen diferentes modos discursivos de mo lizar, enar, explotar una falta. Este S(4) puede decl narse por “no hay relacién sexual”, relacién prometida or la metéfora paterna, Los discursos estén presentes como modos de suplencia de la no relacién sexual. El psic6tico, directamente confrontado con S(4), puede ser llamado por Lacan, irénicamente, un “verda- dero” normal, Se puede distinguir la suplencia neurética como dis- cursiva, de la suplencia psicética como no discursiva, G. Clastres UE! neurdtico se aloja en un discurso tinicamente pa- +a entrar en un lezo social, 0 entra en la dialéctica mis- ma del discurso? JA. Miller La oposicién dialéotico /no dialéctico rebota como a oposicién del discurso y del fuera del discurso, ‘La neurosis corresponde a uno de los cuatro discursos, EI paranoico esta habilitado para funcionar en el discurso del Amo, pero no en el lugar conforme que es el del esclavo. El paranoico se pone en el lugar del Amo,lo que no constituye lazo social (cf. Hegel y la im- posibilidad de formar una sociedad de los Amos). El Amo no se encuentra en una relacién social, De ahf la proposicién de Lacan: el psicético es el amo en la socie- dad de los discursos. Es el hombre libre, esté sustrafdo a Ja bumanizacién por el trabajo y el lazo social. Es necesario guiarse por el punto del sujeto en el discurso y no por otro punto (S;, 8, a); de lo contrario, no hay equivalencia entre dialéctica y discurso. x: iPlantea el borderline un problema de pasaje? La nocién de pasaje se enlaza sobre todo con la cortiente Kleiniana, Nada hay de tal nocién en quienes sostuvie- ron esa categor(a, para los cuales los borderlines consti- tuyen una tercera categoria de pleno ejercicio, F.Leguil El concepto de borderline es psiquidtrico y aparece en 1870 entre los alemanes como categorfa intermedia entre las demencias y la normalidad. El término aparece en los ingleses en 1883, Reaparece con K. Abraham en Ios afios 30. H Freda No hay que olvidar las perversiones, donde hay pun- tos dialectizables para el sujeto y otros que no lo son. Ejemplo: la homosexualidad. -A. Miller EL “nticleo psicético” podrfa tener un parentesco con S(#). En la categorfa de los borderline esté Ia idea de una psicosis no desencadenada en la que no se reconoce 80° tuna psicosis no desencadenada en la que no se reconoce tuna neurosis freudiana y que sin embargo no produce ‘una psicosis freudiana, {Podemos reconocer tal vez en los borderline las psicosis lacanianas, es decir, un cierto ntimero de su- plencias (arte, alcoholismo...)? La neurosis freudiana serfa una neurosis lacaniana donde el sinthome toma figura de padre, En la neurosis lacaniana, el s{ntoma no tiene francamente el aspecto de padre. J-J. Gorog En la LPA. existe una corriente que trata a los bor- derline a partir de la perversién (cf. Nicolas Abraham). D. Miller Lacan trata de la fobia como suplencia. J-A. Miller Para Lacan, la fobia es un concepto clinico. Es un dedo indice dirigido hacia la carencia paterna o la caren- cia de la metéfora, La fobia es una suplencia, un sintoma transitorio que toma del lugar del padre elementos ma- ternos. Es lo contrario de Schreber quien toma, del lugar, de la madre, elementos paternos. D. Miller 4Cuél es la salida de la fobia de Juanito? Este, gen qué neurosis se inscribe? J.-A. Miller La cuestiGn de las vias de pasaje se plantea a partir de S(A, que suministra una clfnica unificada por Ia falta central, lo que reaparece en los cuatro discursos. En la €poca de la “CuestiGn preliminar”, el esque- ma R es el de la metéfora paterna donde, en relacién con un eje, el Nombre del Padre encuentra al falo co- mo garante, El esquema I es el del fracaso de la metéfora pa- tema. Todo esto es diferente de una clinica centrada en tomo a una falta donde vienen a disponerse las su- plencias. Es una gravitacién de la clinica mucho més igualitaria que conduce a Lacan a enunciar “Todo el 81 Los cuatro discursos reflejan y sitdan la barrera del goce. zPodemos hacer girar las categorfas clinicas con el, mismo rigor que en los discursos, alrededor de una falta central? Lacan buseé algo semejante con los nudos y las di- ferentes maneras de enganchar las consistencias. Resumen El seminario del 12 de noviembre de 1987 es una discusién que reanuda el debate que sigui6 a las exposi- ciones de Sol Aparicio, Marc Strauss y Pierre Skriabine. Lo esencial de la discusién apunta a los principios requeridos por una clinica diferencial de las neurosis y de las psicosis, La categorfa de los borderline da ocasién para reconsiderar el problema de las vias de pasaje de la ‘una a la otra. Con este fin, conviene distinguir las neuro- sis y psicosis freudianas —asf Iamadas por su apoyo en el Edipo y en el complejo de castracién— de las neuro- sis y psicosis lacanianas, para las cuales el recurso 2 su- plencias constituye un recuestionamiento de la impor- tancia y estatuto de la metéfora patern: En cuanto a las primeras, 1a solucién de una via de /pasaje esté fuera de consideracién. En esta probleméti- ca el Otro es planteado como el lugar del significante y comporta el significante del Otro de la Ley [S(A¥)). Esto implica la existencia de un Otro del Otro. En la psicosis freudiana, la forclusién es ta del significante del Otro de la Ley, que no es otro que el Nombre del Padre. Por el contrario, cuando Lacan reconsidera y cambia de punto pivote enunciando “que no hay Otro del Otro”, pone en primer plano el S(/), significante de la falta en el Otro, e introduce al mismo tiempo la cuestién de 10 que, en todos los casos viene a hacer suplencia en él. Es- tamos entonces en el marco de fas neurosis y psicosis la- canianas. Si se retoma esta cuestiGn partiendo de fa ensefian- za de Lacan en los afios 70, se demuestra que los dis- cursos pueden constituir modos de suplencia a la no relaci6n sexual, De este modo, podrfa entrar en consi- deracién una nueva clinica diferencial segiin la cual 1a suplencia neurética esencialmente discursiva se distin- guirfa de una suplencia psicética no discursiva. Ver: in de Bernard Lecouer 19 de noviembre de 1987 Preludio A) {Dénde estuvo J.-A. Miller hace quince dlas? En la fundacién Saint-Simon, invitado por J.P. Chan- geux, (El Hombre Neuronal), para debatir con él ante el empresariado francés sobre neurobiologta y psicoa- ndlisis Changeaux persevera: la revolucién molecular esté en marcha. Changeaux busca la neurona de la palabra sin excluir ninguna de sus potencialidades, entre ellas el advenimiento del sentido, JA, Miller apunta a la grieta: conira et mecani- cismo, el organicisma, trae a colacién el dualismo car- tesiano, hace valer la consistencia propla de la causali- dad seméntica, las leyes del sentido. Con insistencia, pero sin esperanzas, El empresariado se mantlene prudente, Las forma- ciones del inconsclente podrian ser parte de la forma- cién profesional de las secretarias y barrenderas desde una perspectiva futuroldgica: atencién a las desaten- clones, Productlvidad obliga. Newronas, palabras y directivos de empresa con- currieron seguidamente a la cena ofrecida por la Fundacién, He agut, pues, la clave de una escapada por cierto valerosa, pero sin misterio. B) La sesi6n fue dedicada pricticamente en su to- talidad a la lectura y discusién de una recensién de Francois Leguil. El texto se refiere a un reciente volu- men de la Nouvelle Revue de Psychanalyse consagrado @ las pticosis y deberfa aparecer préximamente en el "Cabinet de lecture” de Ornicar? JA. Miller Hace notar que la redaccién de Ornicar? se pregun- ta si el “tono” de la recensién no es demasiado virulen- to, demasiado polémico. La cuestién tiene hoy, segin Miller, un alcance mas general. Cabe esperar que se produzca una reformulacién de 10s conflictos en el seno del Movimiento psicoanaliti- co internacional, La LP.A. intenta ajustarse a nuestra exis- tencia con, agut y allé, modificaciones nada superfluas. En Estados Unidos y Argentina la LP.A., por ejemplo, in- cluye a los psicdlogos en la Asociacién con miras a con- trarrestar los efectos del lacanismo. La reformulacién de sus ataques podria apuntar, por ejemplo, a las “sesiones cortas”. El “tono” de la polémica debe tener en cuenta, pues, este contexto. Pero él, J.-A. Miller, se pronuncie por la publicacién del texto, al tiempo que manifiesta su inte- rés por obtener hoy una opinién mas amplia. Un “noso- tros” que, novedad, sostendrfa la publicacién. Frangois Leguit Hace una precisién acerca del tono, en tres puntos: —4I deseaba recuperar un “antiguo tono”. El de Vincennes. Responder asf a un efecto de nostalgia; —se trata de una descarga de baterfa y no de un pa- ciente trabajo de persuasién. También éste tiene su lugar (cf, Serge-Cottet ene! iltimo nimero de L'ane, sobre un artfculo de la misma publicactén N.R. —no olvidar que la N.R-P. es una literatura que pro- duce sus efectos: en el ambiente clinico institucional gusta a personas que tienen influencia, Gusta por el tinte religioso que subyace bajo esta literatura: uno puede contradecirse a cada momento, puede decir una cosa y su contrario, puede despreciar la cosa escrita. Se podrd leer el texto de F, Leguil en Ornicar? y ins abajo retomaremos la grilla de lectura propuesta por J.-A. Miller, Por Io tanto, no incluimos aquf un resumen del texto y pasamos directamente a la discusi6 Durante ésta hubo, en efecto, casi unanimidad en el sentido de que el texto aparezca. Pero al mismo tiempo se suscitaron cuestiones importantes, relativas ante todo al “nosotros” y al “tono pasional”: —Se nos imputa un “nosotros”: los lacanianos, por ejemplo. Aceptemos el “nosotros”. —¢Qué luger abrir al “nosotros” en el discurso ana- Itico? ' —Si el tono sube, gel “nosotros” pierde su lugar? —Si “uno” fon] seria lo mismo que “nosotros”. —Esperamos a un polemista de talento contra“ sotros” A quién se dirige el texto? {Por qué no buscar un soporte de informacién de més amplia difusién? Si la critica de la incoherencia como defecto hace subir el “tono”, ;qué encubre éste cuando toma la forma (voltaireana de “aplastemos al infame”? —El tono también forma parte de la interpretaci6n. —Hay que medir las implicaciones de un tono nuevo, Estas son algunas puntas de una discusién improvi- sada, en vivo. 0 I-A. Miller Para concluir, nos propone establecer un nexo entre el “tono” y el “fondo”. Nos presenta una elaboracién del texto de F, Leguil en cuatro puntos: 1. Retérica (1) “Captatio”: nuestra condescendencia proverbial y bien conocida encuentra no obstante ciertos, limites: la tonteria. Un florilegio bruto para confirmarlo. 2. Fondo (1). Hay una contradiceién en la “ego psychology” frente al tema de las psicosis: ¢C6mo hacer valer exigencias y localizaciones narcisistas frente a la “autarofa narcisistica” (segiin ellos) del psicético? 3, Fondo (2). Desquiciamiento La contratransferen- cia como gufa clinica de la cura adopta aqui la forma del ‘e6mo protegerse contra aquel que me vuelve loco. Cémo precaverse de los esfuerzos del Otro para volverme loco. 4, Ret6rica (2). Banguete final, El capitén Maddock mejor se hubiera quedado en su casa. Subir el tono im- plica subir el fondo a la cualidad. Por lo tanto, es preci 50 que retomemos las dos cuestiones de fondo. YVersién de Angel Enciso Bergé * “La Psicosis del Instiruto” en Ornicar? N® 43 26 de noviembre de 1987 Al igual que la semana pasada, Ia sesién se consa- gra. la lectura de dos volimenes de la Revue Francaise de Psychanalyse dedicados a la psicosis (n® 5: septiem- bre-octubre de 1986, n® 6: noviembre-diclembre de 11986). Esta ver la lectura es propuesta por J.-A. Miller. Retoma éste la distincin entre "tono” y “fondo” a partir de la cual habfa propuesto interrogar, hace ocho dias, el informe de F. Leguil para aplicarla hoy a los dos volimenes de la R. FP. J-A. Miller Del lado del tono. Distingue en estos dos volimenes: —Una posicién de enunciacién comin a la mayorta de los autores, posicién que puede ser aprehendida en un rasgo estilfstico comtin: el de la acumulacién. Su estilo es acumulativo: es el de una suerte de disciplina “sfmil cientifica”, que progresa por relacién sucesiva; se esté en el horizonte de la interminable busqueda analitica, del aporte ulterior de los colegas. De este modo, si sus textos proponen muchas referencias y citas de colegas, se cuentan en ellos, por el contrario, muy pocos infor- mes de casos, muy pocas citas explfcitas del paciente, contrariamente al abordaje de Freud y al nuestro. Esta posicién “citacionista” hace que précticamente todos los articulos estén escritos Tinalmente, segin el modo de la autocita: “yo digo que... ", “a mi juicio, la psicosis es...” Se tiene la sensacién de leer el resumen de sus artfculos escritos por alguien distinto; éstos no hacen més que un aporte ulterior a un aporte precedente que han hecho ellos mismos. Esto confiere a sus textos un matiz indi- recto, una vivencia de desorientactén; lo contrario de nuestros textos, que parecen més frescos, son més es- ponténeos, marcados por el corte, y donde uno aparece en presente, —Por otra parte, su lenguaje leva el sello de la in- coherencia: para dar cuenta de los fenémenos que se les plantean (cf. ef fondo), no disponen de la gran carretera lacaniana, de esa tabla de orientacién que nos alivia de Jo que a ellos los embaraza: ellos se mueven por los pe- quefios senderos transversales. Piden prestado al voca- bulario, a las traducciones del vocabulario freudiano. Se tiene la impresién de abrir un armario del siglo XIX. —Por tiltimo su estilo, podemos decir, es global- mente obsesivo, al menos en. la enurnereci6n... Del lado del fondo Ala comunidad de tono J.-A. Miller opone, det lado del fondo, un estallido, un desparramamiento general zado; estamos frente a un amontonamiento de trabajos de diferentes procedencias, no hay organizacién siste~ mtica del campo de las psicosis. Piensa entonces Miller gue hay que considerar cada contribucién en sf misma. Sobre este punto recae en lo esencial su critica del infor- 83 me de F. Leguil, quien opuestamente y a semejanza de Lacan en “La direccién de la cura”, ha tomado los dos voliimenes como obra de un ‘nico autor, como una enunciacién colectiva, sin citar los nombres. Este crite- rio de Lacan en “La direccién de la cura” se justifigaba, porque en esa época tenfa que vérselas con un manifies- to de la LP.A., post-escisién del 53, manifiesto con el cual los signatarios se comprometfan, respondfan a un plan de conjunto, Este no es el mismo caso, piensa J.-A. Miller. F. Leguil Al intervenir mantiene, no obstante, su posicién: de- ‘bemos tomar los dos volimenes como una enunciacién colectiva, pues hay puntos comunes. I-A, Miller Prosigue segin su criterio y pasa revista a varios au- tores de los dos volimenes. —Respecto de la “autarcfa”, J.-A. Miller entiende que no debe pensarse (cf. Leguil) que en estos autores haya una teorfa general de la psicosis basada en este concepio. La “autarcia” es solamente una manera de tra- ducir el deseo de omnipotencia obrante en la depresi6n melancdlica, y ésto en el texto de Sylvie Faure. —J.-A. Miller distingue los textos de 1a escuela lio- nesa (Bergeret y Achaindre) que parecen salirse del molde, Bergeret y Achaindre comienzan su articulo con un inventario de sandeces: antes de pasar a otra cosa ironizan, ridiculizan diversas metéforas, advierten la fu- tilidad de cierto mimero de construcciones. Deben de tener alguna cuenta pendiente, toman posiciéa contra Racamier. Sus grandes antecesores son Racamier, Gillibert, Lebovici. —Racamier abre los dos volimenes:no hay grandes aportes. —Gillibert debe ser considerado aparte. Médico y fi- 6sofo de alma, encontramos en él, por lo general, un pa~ norama de varias bibliotecas. Sin duda también ciertos gestos de humor (“La psicosis implota .... una méquina explota"), cierto desahogo. Su discurso marcha visible~ ‘mente més répido que él, su estilo contrasta con el de los demés, no muestra ninguna prudencia, Resulta divertido, Por cierto que no hay que ponerlo en la misma bolsa que. las construcciones tedricas de la escuela lionése. —Garcla Badaracco merece ser tratado con respeto. Sitda su reflexién en relacién con Lacan, y es el tinico que lo hace. Su punto de partida es “la identificacién y sus vicisitudes en las psicosis”. Coloca a la identifica- in en el centro det asunto, como el primer vinculo es- tructurante del individuo con su semejante. Habrfa en la psicosis rebajamiento de la articulacién del sujeto con el otro. Esta articulacién-esté allt, y asf es-posible-com- prender lo que Garcfa Badaracco quiere decir. Tenemos aqui un tipo de referencia opuesto al punto de vista cl4- sico, fundador de la LP.A., opuesto a la “ego psycho- logy”. Pero, una vez que ha formuladd su punto de par- tida, por desgracia olvida lo que ella supone, vuelve insipido el aporte de Lacan, lo tergiversa, Esto se degra- da en términos como “desamparo”,"dependencia”, hasta el punto de caer en el error, en Ia contradiccién. Harfa falta un andlisis erftico de este articulo para aprehender el “c6mo” de este desabrimiento. —Claude Py, por su parte, se refiere a Lacan por conducto de Dolto, a quien cita: “el padre debe servir para prevenir el incesto”. Marcel Raclot es un lacaniano camuflado, ya que para él: + el soll ich werden es cabalmente, en cuanto al esquizofrénico, la mira de la cura; + en la psicosis hay falta, desde el origen, de un significante organizador de lo real; en la psico- sis, lo causal es el defecto precoz de estructura- cién det yo, falta un significante fundamental, hay forciusi6: + Ia cura es una integracién de la historia del suje- to; + Raclot critica a quienes implican el papel paté- geno de la madre en la psicosis, sin referencia al papel pat6geno del padre. Pero sefiala F, Leguil, nunca cita a Lacan, + Recamier, en su repertorio sobre los trabajos re- feridos a la psicosis, cita e Lacan y a Ornicar? Una idea de lo que esté en juego El artfculo de Jacques Chazaud es instructivo en cuanto nos da una idea de lo que esté en juego en la po- sicién actual de la ILP.A. Jacques tfculo de Milton Klein y David Tribich, quienes a su vez critican un articulo de Kernberg sobre la teorfa de las re- laciones de objeto. J. Chazaud defiende a Kernberg. Este es acusado por los dos norteamericanos “ortodoxos”, M. Klein y D. Tribich, de no subordinar la relacién de objeto a la teo- rfa freudiana de las pulsiones. Para Freud, en efecto, el instinto es innato, el objeto se limita a facilitar su desen- cadenamiento, no hay primordialidad de la relaci6n con €1 otro, la relacién con el objeto depende de la evolucién del instinto: ésto es precisamente lo que Kemberg des- conoce, Este apela, por el contrario, a la “motivacién” para reemplazar la fuerza del instinto, una fuerza incon- cebible, segin él, fuera de las relaciones de objeto inter- nalizadas y de las funciones cognitivas. Jacques Chazaud se enoja: ya es suficiente, no hay gue molestarse en presentar este punto de vista de los “ortodoxos” como un retomo a Freud. Aquf estd en jue- 0, més bien, el fantasma originario: jlos psicoanalistas no se atreven a matar al padre Freud! Hay que atreverse a reformular Ia teorfa freudiana, no quedar prisioneros de los Ifmites de la ortodoxia. Puede que la “ego Psychology” no sea freudiana: jqué se le va a hacer! Este debate da una idea de lo que est4 en juego en la posicién actual de la LP.A. El problema que se les plan- tea es el siguiente: ge6mo acomodar las referencias me+ tapsicolégicas de Freud a otra corriente que no se inte- gra bien con Freud? ¢Cémo hacer entrar la relacién con el otro en le metapsicologéa freudiana? Para hacerlo, uti- lizan el lenguaje metapsicolégico de Freud con nociones tomadas a la escueld briténica de la relacién de objeto. tHasta dénde piensan Negar por este camino? En reali- dad, no hay unificacién doctrinaria que responda a este. interrogante, ya despejado por Lacan en el caso Aimée. Hay unidad de esténdards, no hay unidad doctrinaria. La clave que tienen para salir de este atolladero es la preo- cupacién por lo “interpersonal”. A continuacién, J.-A. Miller somete la siguiente ccuestién: ¢dénde reconocen ellos to nuevo? —Evelyn Kestemberg habla de le “fobia del funcio- namiento mental”, Hay aquf un concepto nuevo que responde a la definicién siguiente: se trata de una mo- dalidad espectfica de angustia suscitada en el sujeto por su produccién psfquica propia: “tengo miedo de pensar lo que pienso...” Esta modalidad especifica de angustia esid presente, dice la autora, en todo el mun- do. Es por lo tanto un concepto no diferencial, apunta J.-A, Miller. Por otra parte, dice la autora, esta modali- dad puede tomar dos direcciones extremas que ella de- fine como sigue: + se trata, por una parte, del pensamiento esquizo- frénico + por Ia otra, de un estado de desposesién, en el interesado, de su propio pensamiento, como se o puede observar en muchos delirios... las vias vienen de otra parte, Al respecto la autora no habla de automatismo mental, jsino que remite Racamier (1968)! —B. Rosenberg, por su lado, habla del “trabajo de melancolia”. Encuentra que se trata de un concepto freu- iano en cuyo horizonte esté la teorfa general del trabajo psiquico. La teorfa freudiana sobre el duelo es que el trabajo del duelo sirve para desprenderse del objeto. A partir de agus, Rosenberg inventa el concepto de “desprendibilidad”, jdesde el cual define el trabajo de melancolial ‘Mientras que en el trabajo de duelo se trata de reali- zar el desprendimiento del objeto perdido, en el trabajo de melancolfa se trata, antes de que el desprendimiento sea posible, de “asumir Ia desprendibilidad”. —Para Serge Lebovici lo muevo, son, del lado de los posk leinianos, Tustin y Meltzer... Por iiltimo, Raymond Cahn habla de la comple- mentariedad entre los fantasmas parentales y los sinto- mas del nifio: hay “transmisién transgeneracional”, Versién de Monique Kusmenck 3 de diciembre de 1987 ‘Resumen La sesién comprende tres partes: 1, Puntualizacién sobre la exposicién de F. Leguil acerca de los dos voliimenes de la Nouvelle Revue de Paychanalyse (REP) dedicados a la psicosis. 2, Discusién sobre-el empleo del concepto de for- clusién por Lacan—en referencia al Hombre de los Lo- bos—, a partir de dos articulos de Jacques Chazaud re- sumidas por ¥. Kaufman. Se decide: exposicin de A. Aflalo el 10 de diciem- bre, sobre las cinco menciones (entre 1953 y 1958) de ‘esta cuestion en Lacan, 3. Aproximacidn al concepto de borderline. Rapido panorama “histérico” a cargo de Leopoldo Bleger: su empleo a) como sustantivo, b) como adjetivo. Princt- palmente: —en EEUU. A. Stern, 1938, sobre las neurosis borderline y 1945. R. Knight, 1953, sobre las psicosis border-line (es- quizo) —en Francia: 1974 (N.R.EP,) sobre la neurosis ob- sesiva. Quedan en el programa: 1°) Dos textos para comentar —articuto de Lebovict (en NRP) escuela lionesa 28) Exposicin de E. Laurent (sobre concepto bor derline). 1,- Jacques-Alain Miller Las dos iiltimas sesiones han sido importantes. El trabajo de F. Leguil dio ocasién para reflexionar sobre ‘una puntualizacién de denuncia respecto de los trabajos actuales de la LP.A, y para una reactualizacién de nues- tra posicién, No estamos frente a un corpus unificado si- no atravesado por contradicciones. El trabajo de F. Le- guil no debe caer en el olvido, como tampoco su ‘esfuerzo por leer estos textos de una manera cuyo estilo, todo el mundo ha sabido apreciar. (Al propio J.-A. Mi- er le Hevé varias horas...). Todo ésto debe aparecer en larevista para la que fue elaborado (Ornicar?) Es conveniente reexaminar la tercera parte del texto, critica teérica, construida sobre una doble afirmacién contradictoria, Hacer una revista de autores que se con- sagrarfa a cada uno sin dar sus nombres sino més bien el objetivo de cada articulo (més facil que una sintesis). 2. ¥ves Kaufman Su exposicién gira en tomo de las cabriolas publica- das en forma de dos artfculos en L’ information psychiatrique, por Jacques Chazaud: “Para una critica de la forclusién; como concepto.puro.y: practico” (octu- bre de 1985, n® 61). 85 Se trata de desmantelar la tesis lacaniana segiin Ja cual la forclusién serfa el mecanismo especffico de la psicosis. 1. La alucinacién del Hombre de los Lobos no serfa psic6tica: tendrfa que ver con el apartamiento de la cas- tracién por el principio de placer. (El Hombre de los Lo- bos serfa freudiano, no lacaniano). —Habria una puesta en serie Verwerfung -como recu- saci6n- con represi6n (serfa una actitud vinculada ‘con un tiempo preliminar a la represi6n). —Es un “como si”, una actitud. —Seria mucho mds patente en el plano del afecto, —Esta recusacién tampoco es un juicio: “el Hombre de los Lobos... no tiene un pito que hacer con su di- ferencia sexual” —Conclusidn: et Hombre de los Lobos es paranoico, cen el sentido de Ruth Mack Brunswick; nada que ver con forclusién, pues la alucinacién, se precipits por la reactivacién de su castracién, 2. La forclusién en sus relaciones con la renegacién y la escisién-retorno a las fuentes freudianas -1894- Psi- cosis histérica, —En la forclusi6n no habrfa ninguna falta de signi cante, sino rechazo de un afecto de displacer, Es, por lo tanto, una eleccién y no una estructura en tanto que ausente. Esto conduce a un abandono del concepto de for- clusidn: todas las psicosis provienen de una frustra- cién (y no de un elemento de la estructura). Por ejemplo, en la esquizofrenia: retiro de investidura inconsciente. —Chazaud describe el mecanismo de la renegacién ‘como secundario a la admisién de la castracién, La represién recae sobre el afecto, la renegacién lo hace sobre la representacién, —Segiin Chazaud, Freud identifica rechazo con rene- gacién (en el Compendia). —EI factor econémico seria m4s importante que el significado faltante. (No menciona el trabajo de Freud sobre Schreber). —Conclusién: aun cuando el obsesivo rechace una re- presentacién, no por ello es psicético, Segiin Cha- zaud, Lacan habrfa desvirtuado el sentido de la Verwerfung, significante “flotante” en Freud. A. Miller Estima que al hojear este texto caracterizado por ‘una organizaci6n vulgar, vale la pena recorrerlo punto or punto: con todo, es una critica teérica del concepto de forclusién en Lacan y brinda ocasin para reexaminar las ideas que consideramos establecidas. Hay aquf una crftica del empleo del término Verwerfung en el Hombre de los Lobos. Chazaud no admite la amplitud que Lacan otorgé al término. Habria un abuso, un “Freud nunca dijo eso!" Esté ebaro. quesl-acan.exploté:un-término des: Freud, no tematizado por Freud, En el texto ha de valorarse el pasaje en que sitda la Verwerfung como “la cosa mAs comin” (por ejemplo en. los nifios). Cf. Deffiewx (de Brodeaux) y su tratamiento del Hombre de tos Lobos como la cosa mas comin del mundo. Agni Aflalo Considera que este texto (el de Chazaud) no es es- candaloso si se refiere al Lacan anterior al Informe de Roma. La Verwerfung es tomada primero en el sentido neurdtico (cuestién de la represi6n. {Puede ser 50 sim- bolizado?). El 10 de febrero de 1954 emerge algo que va a con- figurar una ruptura y que terminard siendo la clave es- tructural de la psicosis. JeA. Miller Con este sechazo, con esta forclusién de la castra- ciGn, se permanece en la teorfa sexual del coito anal. Cf. Freud: no se pronuncia ningin juicio sobre su existen- cia, como si ella jamas hubiera existido. L. Gault Aqu{ se olvida una consideraci6n clinica esencial: el problema de saber por qué se trata. 1, emciertos casos, de una alucinacién o de un delirio 2. en otros, de un sintoma obsesivo o histérico. Cf. correspondencia con Fliess, a propésito de Schreber: "zpor qué es un delirio?” Esto justifica el proceder de Lacan y quita fuerza al comentario de Chazaud. E. Laurent Es muy diffcil banalizar al Hombre de los Lobos en 1a obra de Freud (después de haber admitido los estadios de organizacién infantil de la sexualidad después de 1920). S. Cottet Si, 1913: organizacién infantil de la sexualidad. 1915: paginas afiadidas a los Tres ensayos. 1920: apoyo sobre el Hombre de los Lobos con re- conocimiento de la organizaci6n oral del Hombre de los Lobos (trastomnos del apetito). Organizacién completa de la sexualidad. En el horizonte, la comida totémica: el nifio cine al padre, Vincular los trastornos del apetito a una comida totémica (es diferente del nifio mamando a su madre). No hay ninguna banalizacién de la sexualidad infantil, al contrario: oral, anal y reorganizacién de la sexualidad en torno.de eso. La Verwerfung corresponderia a la no cexistencia de la primacia genital. Por lo tanto, represién en las tres neurosis, y recha- 20 (Verwerfung) en la psicosis. En carta a Jung: empleo del término Verwerfung pa- ra Schreber, y no Verdrdngung. A partir de 1924, en relacién con la denegacién (cf. fetichismo), intenta situar al Hombre de tos Lobos con- forme el patr6n de’Schreber. Compara Ia Verwerfung con la renegacién perversa. I-A. Miller En este texto, Chazaud se basa en el Hombre de los Lobos para decir que el témino Verwerfung no est puesto en primer plano, y su andlisis cae o se sostiene si se acepta el reto: saber si hay 0 no abuso por parte de Lacan. Miller no recuerda en absoluto que en el texto se. puede banalizar y decir “asf es en todos los nifios". No tiene perdén decir ésto en 1985, puzs ya estaba el articu- lo de Sol Aparicio en L’Ane,.cobre la historia del con- cepto de forclusién de Freud a Lacan, G, Clastres Es cierto que Freud no hace su interpretacién en tor- no a Verwerfung. Para él, lo esencial es establecer la se- xualidad infantil, la relacién con el padre, Ja neurosis in- fantil, y saber qué diagnéstico promunciar. ‘Se mencion6 a Harold Blunt: articulo sobre el Hor- bre de los Lobos. Blum rechaza las tesis de Freud. Lo critica: Freud se equivocé... pues no tenfa el concepto de borderline a su disposici6n, En cuanto a Lacan, tomé posiciones variadas, él puede decir: es un borderline. A. Aflato Nada de eso. Después de 1953, dice que Freud for26 la resistencia del Hombre de los Lobos: desencadena- miento de la psicosis (sobre la cuestién del dinero). Des- pués, ya no modifica la idea de que el Hombre de los Lobos es psicético. En cuanto ala cuestién de la neuro- sis infantil, los sfntomas del Hombre de los Lobos no corresponden a la neurosis habitual, aquf la castracién no es reconocida, D. Silvestre Freud asienta la obsesionalidad en la religiosidad. C. Verecken Lacan trata de borderline al Hombre de los Lobos en La angustia, 0 sea después de 1953. L. Bleger Tentativa de Freud de buscar un mecanismo propio de Ja psicosis, En el texto de Schreber hay tres tiempos de la represién, En el Hombre de los Lobos: mecanismo diferente. Neurosis obsesiva: a partir de la tentativa de Ja madre de introducirlo en la religién. F. La Sagna A nivel histérico, en Freud el concepto de represi6n se elabora a partir de la neurosis obsesiva (otra cosa que regresi6n). Pero represién no es igual a forclusin, En el Hombre de las Ratas enfoca a Schreber de otto modo. C. Duprat Lacan dio un seminario privado sobre el Hombre de los Lobos (antes de su ensefianza). Distingue una neurosis obsesiva, un micleo paranoico, y hace refe- rencia a la existencia del padre simbélico. En el Se nario I, se aborda la alucinacién y el concepto de forclusién como causa estructural de las psicosis a ppartir del caso Schreber y de los trastornos en el orden del lenguaje. J-A. Miller Le parece muy bien que el caso del Hombre de los Lobos reaparezca, como la serpiente de mar, con su mis- terio, La préxima vez volveremos sobre el Hombre de os Lobos con Agnés Aflalo. A. Aflato Lacan habla cinco veces entre 1953 y 1958, y da cinco versiones diferentes, J.-A. Miller Propone quince minutos para cada versiéa, Se ten- dré asf un cuadro de las cinco versiones del Hombre de Jos Lobos para Lacan, y también para Freud. 3. Exposicién de Leopoldo Bleger sobre el “‘concepto” de borderline . Expresa su temor de que el tema de borderline nos haga volver atrds en este seminario. J.-A. Miller {Recusamos acaso esta categoria para situar los ca- sos dificiles? L. Bleger Lamenta no haber podido leer el pre-informe de D: Miller y M. H. Brousse para el Encuentro de Buenos Aires (casos limites: despersonalizacién, depresién, an- siedad), ‘No va a encarar una bibliograffa sobre este concepto de borderline, serfa pretencioso intentar recorrerla,'s6l0 hard algunas puntualizaciones: 1. "Borderline” es un término de la lengua inglesa que se puede traducir como “linea de demarcacién”. Como adjetivo, serfa: algo que es diffcil de clasificar, En L'évolution psychiatrique de 1971 se traduce el tér- mino por “estados limites” (el vocablo existe desde 1884), Hugues Scharbach (1983) emplea el término de “estados limites”: enfoque comprensivo en el adulto y elnino. Pero encontfamos también Ia uti tivo en textos analiticos: Melanie’ Klein:(1934) ext “Psicogénesis de los esta- dos manfaco-depresivos”. izacién como adje- 87 2.,La primera vez que se emplea el término para de- signar una clasificacién es en un texto de 1938, de Adolph Stern (“Investigacién psicoanalitica sobre ta te- rapia en el grupo borderline de las neurosis"). La segunda, en un texto de 1945 (“Terapia psicoana- Iitica de las neurosis borderline”). Se refiere a la dificultad que se presenta con ciertos pacientes a los que no es posible tratar con la técnica es- téndar: con ellos se requiere un tiempo de preparacién para hacer después un andlisis esténdar. El término es utilizado también por Horacio Eiche- goyen (Argentina), en “Los fundamentos de Ja técnica psicoanalitica”), En 1952, Kernberg utiliza e témino como nueva centidad clinica: el borderline ya no es el desvan de los trasios inclasificables; hay una “organizaciGn borderline de la personalidad En 1953 tenemos la posicién de Robert Knight (de la Menninger Clinique) con respecto a los “casos difci- les” (esquizofrenia, seudoneuréticos, etc.). Esto en fun- cién del lugar tomado por la esquizofrenia a partir de Bleuler (1911) en la psiquietrfa de Estados Unidos. El primer texto de Knight de 1952 es una tentativa de crear una entidad nueva. ! J.-A, Miller Entonces habria que oponer Stem y Knight neurosis borderline ‘esquizo borderline L. Bleger Hay dos corrientes, la vienesa y la hingai Knight hace referencia explicita a la “ego psychology”, acepia la direccién de una clinica psicoanalitica, alude a David Rapaport: el concepto de borderline se elabora en el interior de ese movimiento (psicologia del Yo), de esta clinica. {De qué hablan estos autores con este término de borderline? —de cardcter narcisista —de tendencias depresivas. Un caso: se trata de una estudiante de 18 afios que sufte una"enojosa descompensaci6n"; la naturaleza del estrés no esté clara, pues su desempefio en el trabajo si- gue siendo bueno; la joven duerme mal, tiene experien- cias semialucinatorias (unos hombres entran para tortu- rarla...) siente odio hacia sus padres, etc. La intemnan, y cel médico trae una cuidadora para 1a noche. La directo- ra, que practica la psicologta no directiva, la recibe en frecuentes entrevistas. Las demandas son cada vez més cexigentes (salir por la noche, los fines de semana), usar el coche de, la directora, §4 cama, sus rodillas, S6lo cuando pide mamar a la diréctora recibé Und iegative Sobre este punto y es derivada a la clinica de Knight, donde se la clasifica como “esquizofrénica borderline”, Solo que, al decirsele que la comunicacién debe ser ver. bal, se instala perfectamente en este nuevo “manage- ‘ment” (iy expresa una gran hostilidad hacia la directora, que la dej6 avanzar en sus exigencias). Esto lleva a proguntarse cudntas mujeres histéricas reciben el rétulo de “esquizofrénicas” en los Estados Unidos... L. Bleger cita ademés: en 1974, la Nouvelle Revue de Psychanalyse, en Francia, consagrada a “los limites 38 de lo analizable”, con textos de Fairbaim, Guillaume, Winnicou, A. Segal, Joyce Mac Dougall, Green. Es una tentativa mas francésa de'referirse a este término, Se tratarfa de indicar asf el momento en que, en una neurosis obsesiva, cae una primera organizacién: el su. eto entra en un estado de angustia (“de hundimiento”), y ésto en una cura. Por lo tanto, el término no s6lo se emplea con la histeri Version de Francoise Schreiber 10 de diciembre de 1987 La sesién estuvo dedicada a la exposicién de Agnes Aflato acerca de los diferentes diagnésticos aportados ‘sobre el Hombre de los Lobos, y de las versiones que dio de él, Jacques Lacan, La discusién se centré en la dificultad de pronunciarse por un diagndstico de psico- sis. Jacques-Alain Miller sostuvo finalmente que Se tra- tarla de un caso borderline, J-A. Miller ‘Recuerda que serd preciso reconsiderar la bibliogra- fia existente sobre el borderline, como también la crftica de la teorfa de Kemberg, en la cual queda de manifiesto sw esfuerzo por renovar la “ego psychology” con la rela- i6n de objeto, Ello permite visualizar los signos de una crisis en la LP.A., por haber rechazado el aggiomamento de posguerra de Jacques Lacan. ‘Agnés Afialo Nos aporta los diagndsticos producidos sobre el Hombre de los Lobos por parte de Freud, de la psiquia- trfa de la época, del movimiento psicoanatitico y de Jac- ‘ques Lacan. El Hombre de los Lobos tuvo, durante 70 afios de andlisis, aproximadamente diez analistas y diez diagnésticos diferentes. Fechas: 1908: Kraepelin 1910 a 1914: Freud 1920 a 1926: Freud 1929 a 1930: Ruth Mack Brunswick 1948 a 1979: Muriel Gardiner, K. Eissler Weil, W. Sohns, x. Diagnésticos 1. Neurosis: N. Fébica (SF) IN. Histeria de convérsién (SF) N. Obsesiva (SF) (MG) (RMB) (KE) (WS)GL) 2. Psicosis: Psicosis manfaco-depresiva (Kraepelin) Paranoia (S.F) (RM.B) (.L) 43. Perversién fetichista (SF) 4, Caso limite con tendencia al acting out (x) Esta serie es reductible a, 1a oposicién neurosis in- fantil: obsesiva, y patologfa adulta: paranoia. El problema planteado a Freud es el de ta paradoja de la castracién, a la vez reconocida y no reconocida, En. veinte ais, Freud toma en cinco ocasiones los datos del problema, intentando articular conjuntamente tres pun- tos: I. cuestién del padre; 2. una modalidad de la repre- sin; y 3. una modalidad de la negaci6n, Entre 1953 y 1956, Jacques Lacan propone seis ver- siones del caso clfnico. Cada una de ellas (exceptuada la segunda) da una solucién légica a este problema me- diante una lectura, modificada cada vez, del articulo de Freud: Die Verneinung. 'Y es en 1956 cuando resuelve el problema plantea~ do por la psicosis, enlazando la cuestién del padre con una mueva modalidad de la represién y con una nueva, modalidad de la negacién, referidas al caso Schreber. ‘A. Aflalo resume estas versiones I6gicas en el cuadro: 1953 Paradoja 16gica “ac Bejabung y Se) Yerneinung, sel ‘NEGACION oy votomey fasta 1954 Padejuégien 3 Vending y Tc Verwerom ges ® ome it sltonayalucinai6n REPRESION Panndojaigicn CAs y 3C_Verwerang FORCLUSION 1954 Refutacién [2 Bejahung y 3C Vemeingung NEGACION, @) | Bejahung O BIEN. FC Verwerfung RST REPRESION- Implicacién Iégica — % Merwerfung > 3c Merwertung C Alucinada sa Lososinbolzae apace en forms comosl y WR de Verwerng edad Eaipo cana! _ - + 1954 Impletcén plea 3c Verwefong Exsiuenca SR FORCLUSION coma si Setren ito lo © sinBotico 1958 Camp de Compl de asc FORCLUSION NP Forcido =» ne hy signifacida © de TODO 10 NE dM -NP(A) ‘SIMBOLICO: MM @ 89 Las cinco versiones de J. Lacan: (1),1953.~ pag, 264 Informe de Roma (2) pags.'310-312 Informe de Roma (3) Sem, I, cap. IV - pags. 53-55 (4) Sem, 1. cap. ¥, 10-I-1954 (5) Escritos. “Respuesta a J. Hyppolite”. 10-11-1954, publicada en 1955, A, Miller Sefiala que ha escuchado con sumo interés 1a expo- sicién de A. Affalo, donde se resalta algo importante, El cuadro le ha parecido perfecto. C. Duprat Recuerda que J. Lacan, en su primer seminario pri- vado, planted un punto parad6jico con respecto al Hom- bre de los Lobos; no realizacién del complejo de Edipo y complejo de Edipo invertido se refieren también a la neurosis infantil, a un nticleo histérico, a 1a neurosis ob- sesiva y a la psicosis como estructura paranoica de la personalidad. A. Aflalo Para Freud, la discusién diagndstica recae sobre: 1) Posicién masculina: eleccién compulsiva de los objetos amorosos; 2) Posicién femenina: castracién no reconoci- da. Otros diagnésticos: fobia, rechazada por Freud en 1926; Freud opone la fobia de Juanito por el caballo, sustituto paterno a nivel del significante, a la del Hom. bre de los Lobos, que es de otro orden pues indica una regresién a nivel del Ello; 0 sea, no hay angustia de cas- traci6n sino de devoracién respecto al padre; 3) Estruc- tura paranoica de la personalidad: 5. Lacan se refiere al conocimiento de lo imaginario del yo. Desde 1936, pa- sando por 1946 y aun entonces, el conocimiento es para- noico. Es decir un dato imaginario primario y negado. Pero a partir del Informe de Roma, lo simb6lico pasa a un primer término y supera a lo imaginario. A. Stariky Scfiala que J. Lacan no tuvo en anélisis al Hombre de los Lobos y que se puede leer el episodio paranoico como un momento de franqueamiento en le cura. Hay ausencia de conclusién sobre lo que pertenece a la es- tructura. En 1977, se abre otra puerta de entrada para in- terrogar ef fendmeno. A. Aflalo En 1918, Freud explica la posicién femenina del Hombre de los Lobos como la misma del presidente Schreber. Evoca a Schreber y no al Hombre de las Ra- {as.'La identificacién con Cristo implica amar al padre en una posicién femenina. Hay que tener presente la pri- mera sesién del Hombre de los Lobos con Freud, En 1937, el Hombre de los Lobos sigue presentando ain luna neurosis obsesiva infantil, pero con accesos de para~ noia. Freud dir4 que atin espera de Ruth Mack Bruns- wick Ia publicacién del caso. Ella ya lo habia escrito diez aflos antes, pero sefialando una idemtificacién inme- diata del Hombre de 1os Lobos con su madre, y en cuan to a ese puto Freud es reticente, esto es insuficiente, le falta caracterizar la relaci6n con el padre; cosa que efec- tia Lacan en 1956, Con respecto al franqueamiento, A. Aflalo indica que aqui hay més bien desencadena. miento, como dice Lacan, M. HL Brousse Demanda precisiones sobre la segunda alucinacién, A. Aftalo El Hombre de los Lobos corrige la alucinacién: la sangre mana del érbol. Lacan ha tomado en cuenta esta Puntiacién. El Hombre de los Lobos fue a ver a Freud Porque no se podia mover, no podta defecar; ésto entre 1908 y 1910. Siempre iba acompafiado por un hombre de su confianza y un médico. En cuanto a la paranoia como franqueamiento..., le importa sefialar otros dos su- esos. Muriel Gardiner habla de neurosis obsesiva pero ccon ideas obsesivas de persecucién y no de una persecu- cién psicética, a causa de la invasién de los rusos: pero sin embargo ésto duré doce afios después dé Ia retirada de los rusos. Okawasara LEs una proposicién indecidible? A. Aflalo En 1938, Freud seftala que en este tipo de mecanis- erviene una negacién, El no reconocimiento de la realidad es psicético, pero... negacidn... perversa: Ver- leugnung. Freud no ha explicado la castracién con la Vernseinung sino sobre la renegacién perversa, Fundé esta negacién en Ie eleccién compulsiva: signo de que ahf reside la renegacién de Ia castracién. Es el mismo Punto sobre el que funds la neurosis obsesiva en 1918. Okawasara En lo simbélico los dos, es decir proposicién indeci- dible en lo simbélico. A. Aflalo El modo del significante ser o no ser: neurosis, La abolicién simb6lica en lo real es: lex-siste. J.Deffieux Dice que tiene dificultad para ver al Hombre de los Lobos como psic6tico, Freud elaboré el caso clinico pa- a asegurar la existencia de la neurosis infantil. En la “Cuestién preliminar”, J. Lacan no retoma el Hombre de 10s Lobos. A. Aftalo Este punto me sorprendi6, Tampoco hay referencia a Merleau Ponty sobre la alucinacién, y las referencias a la alucinacién y ala Werwerfung que faltan en 1958 les cencontramos conjuntamente en 1954 en la “Respuesta a 5. Hyppolite”. Neurosis infantil: debate con Jung, Adler Rank. En 1918, ruptura con Jung: caso para refutarlo, Fn 1926: datar Ia neurosis infantil, Rank lo discute. F Jocelyn En cuanto a la psicosis desencadenada, esté la histo- ria del dinero y la del tiempo. El dinero ocupa un lugar, preponderante en la vida del Hombre de los Lobos. Es- taba arruinado. D.Cremmiter Cuestién de suplencia. A. Aflalo Sin embargo, ,cémo pudo el Hombre de los Lobos sostenerse tanto tiempo? Con el sostén real de los psico- analistas: ésta es la verdadera cuestién, como dice Guy Clastres. JJ. Gorog Lacan es més moderado en cuanto al dinero, y en cuanto al tiempo su punto de vista es més firme. J-A. Miller Todo el catélogo hecho sobre el Hombre de los Lo- bos son variaciones de sus analistas y comentadores. A. ‘AMflalo-Lebovitz intent6 poner cierto orden. UNDEUTUNG (einterpretacién) es la palabra que reaparece a menudo 1 propésito del Hombre de los Lobos, Estén los escritos polémicos entre Freud y Jung, y Adler, El caso mismo es una reinterpretaci6n de una neurosis infantil prod da quince alios antes. Este caso, jrefuta sf o no las malé- volas reinterpretaciones que se formularon? Seguimos teniendo ah la paradoja de la UNDEUTUNG. No es el mis~ ro estilo de Freud con relacién al Hombre de las Ratas. Es como si se tuviera el caso apresado en la reinterpreta- ci6n, la neurosis ulterior informa sobre la precedente. Freud recoge y junta en este caso: 1) Ia tonalidad de la ijacién, 2) la ambivalencia y 3) una construccién arcai- ca: el caleidoscopio de la organizacién pregenital. Cier- tas variaciones diagnésticas se han basado en los dife- reates vinculos libidinales. Lacan marca un momento diferente de elaboracién, pero que se ordena sobre las diferentes relaciones libidi- nales coexistentes. El las ordena repartiéndolas, estrati- ficdndolas, jerarquizdndolas, y los diferentes diagnésti- cos dependen de esta ordenacién. Todo el mundo reconocié el problema de la castracién, Lacan introduce la forclusién del Nombre del Padre. Freud es claro en cuanto a la castracién, Todo ésto son intentos de solu- cién de un problema freudiano que A. Aflalo ha sabido puntualizar. En la “Respuesta a J. Hyppolite”, Lacan se- fiala: 1) que el Hombre de los Lobos nunca reconoci6 la castraci6n, 2) la reconocié y saca sus debidas conse- cuencias. En el capitulo VII Freud remite al lector a su a” articulo sobre el falso reconocimiento, el rechazo de la castracién remite al pasaje del coito anal. Bl lo rechaz6: “no saber nada en el sentido de la represién”, como si nunca hubiera existido. De aquf tomé J, Lacan‘la Ver- werfung. Castracién reconocida como un hecho. Enton- ces tenemos: 1) Verwerfung de la castractén —* forclusién 2) Posicién del Hombre de los lobos: reconocimiento de la realidad de la castracién, pero con dos modalidades: L.Verwerfung > anslidad II-Reconocimiento ———> Resistir (abominada, modalidad especial) Ceder (analidad) Es decir, dos corrientes, pero detrés una mas vieja y més profunda: la Verwerfung capaz. todavia de entrar en actividad. Sigue habiendo neurosis infantil y adulta, pe~ ro hay una resistencia masculina (en el sentido de Adler) alla castracin. Hay adopcién de una posicién femenina, pero detrés algo que siempre podfa ponerse en marcha. Importancia de la escena, que produce la convic- cidn de la realidad de la castracién, es una posiciéa sub- jetiva, Es la neurosis infantil la que precede a Ja neuro- sis adulta. El problema te6rico planteado por Freud en su cons- truccién es el punto de ambighedad: la Verwerfung de la castracién, Freud la descubre en la teorfa anal, pero tam- bién en la otra, Entonces el problema te6rico es: 1Cémo ligar Verwerfung y reconocimiento? {Cério al mismo tiempo se los reparte? {En qué nivel estén lo ‘uno 0 lo otro? J, Lacan reparte las cosas entre simbélico © imagi- nario: I: yo {moi}, captura feminizante: identificacién con Ja madre : identificacién con el padre. “Yo no estoy castrado” —* Simbélico (posicién sub- jetiva en lo simbélico, eleccién de objeto heterosexual) Lado femenino ~* Imaginario Posicién masculina compatible con “yo no estoy castrado", El abomina de la castracién, En Freud ésto es compatible con la posicién masculina. Me gustan las criadas en cuatro patas”... Distan- cia [écart]; instalacién de to Simbético y lo Imaginario. ‘La cuesti6n fundamental es la reparticién Ty S. Anns \ s. f Ae eae liminar” rot Verwerfing Primero —_ Suplencia Pt tingue Ia forclusién del Nombre del Padre y la elisién del. -Hay que ver si cero’es solamente consecuencia de la forclusién del Nombre del Padre o si es un mecanis- mo especial. Entonces hay que distinguir: ligazén con la madre. Del lado I: el yo [moi] leva de nuevo al control imaginario de la escena primitiva. La dificultad esta en Ja fecha en que repartié el Iy el S en este lugar. Hay una nocién: 3CVerdrdingung ICVerwerfung. No hay parado- ja, sino solucién al distinguir Verwerfung y reconoci miento. Desde el punto de vista Iégico, hay més bien continuidad que contradiccién. La escansién estd en la “Respuesta a J. Hyppolite”, donde se afsla la Verwer- fung en oposicién a la Bejahung. JA, Miller sefiala que desde el punto de vista de la estructura nos hallarfamos frente a un caso borderline, Pues el Hombre de 10s Lobos no es psicotico, porque no hay forclusién del Nombre del Padre, y al mismo tiemy ‘no es un neurdtice como los-otros pues SIx‘Px. M. Strauss Hay que leer el ultimo renglén de “La direccién de la cura”, “A. Miller La dificultad propia del caso para nosotros y para quienes nos han precedido, es que Freud, al plantear un mite a la cura, quiso producir un 3x © x. ‘Yersién de Gabriela Roth 17 de diciembre de 1987 Continuacién de la discusién sobre el Hombre de los Lobos J.-A, Miller Recuerda el diagnéstico de Freud: el reconocimien- to de la castracién, dividido entre abominacién y acepta- cidn, deja reaciivable su ignorancia completa, o sea la corriente 1 en el cuadro siguiente: 1 concepeién anal 2 concepcién genital verwerfung 3 reconocimiento 1 abominacién 2. aceptacién A. Afialo Haciendo referencia a la clase de ayer de J.-A. Mi- er, subraya la diferencia de estatuto de la reconstruc~ cién del “yo no estoy castrado” segtin el Informe de Ro- ma o segin la Respuesta a Hyppolite: Verneinung en el primer texto y Verwerfung en el segundo. J.-A. Miller Observa que, en efecto, el concepto de forclusién es impensable en el contexto del Informe de Roma, que postula la fundamental homologia de lo dicho y lo he- cho, y subraya el cardcter secundario e hipotético de la teorfa de las pulsiones. Ex-cursus a este respecto: El esfuerzo de Lacan en 1953 se dirige a reescribir Ja teorfa supuestamente instintual de una manera que sea compatible con la relaciéa con el Otro. Pero sub- siste el problema de lo exterior al significante, del fue- ra del sentido. En Freud existia ya la misma oposicién entre la bis- queda de la causa a nivel de la pulsién y la interpreta- ccién de las formaciones del inconsciente: Freud renuncia a su “Neurética” en el mismo momento de publicar la Traumdeutung. Pero Ia otra corriente sale nuevamente a la luz con los Tres ensayos. ‘Con la represién (Verdrdngung) y la Verneinung, to- do puede circular en el circuito det sentido, La nocién de Verwerfung presupone que un elemento significante haya sido sustraido al circuito. Asimismo, en el Informe de Roma, el s{ntoma es el significante de un significado reprimido, EI punto de origen de la tesis del goce en las psico- sis implica reconocer la forclusién en su radicalidad, 0 sea la existencia de un elemento no reabsorbible en la palabra. El més (plus) de gozar no puede pasar a lo uni- versal. Ahora bien, el final del Informe de Roma procla- 93 ‘ma la armonfa entre la satisfaciGn singular y 1a satisfac ccign de In humanidad. Es el reverso de “Kant con Sade”. El Nombre del Padre como forciitido plantea la nocién de una mediacién imposible. Reanudacién del debate sobre el Hombre de los Lobos Sr. Okawazara Pata situar a ciertos “borderline” del tipo del Hom bre de los Lobos, propone la férmula siguiente: un suje- to que no se decide a decirle sf 0 no a la castracién, C. Duprat Destaca en las notas (inéditas) del seminario de La- can sobre el Hombre de los Lobos, el énfasis de Lacan en su condicién de hombre rico como obstéculo mayor su andlisis, al menos en su primera parte. Destaca el én- fasis puesto por Lacan en la depresién narcisista del Hombre de los Lobos, depresién narcisista que repercute en toda su existencia, En lo relativo al episodio psicéti- co ulterior, Lacan habla de “delirio narcisista”. A. Stevens Hace notar que Jones forz6 singularmente las cosas en su relato de la primera entrevista del paciente con Freud (cf. Masson). J - Miller Sefiala las rectificaciones efectuadas al respecto por el Hombre de los lobos en las entrevistas con K, Obolzer. JA. Miller se explaya particularmente sobre el ca- pitulo 7, “Erotismo anal y castracin”, Freud nos describe a un Hombre de los Lobos divi- ido entre dos corrientes: 1. Una compulsién viril en su vida amorosa 2. Una posicién de captura homosexual pasiva (identificacién con la madre). EI primer estatuto del erotismo anal es el de Ia zona donde van a expresarse sus preguntas sobre la sexualidad. En esta época, Freud considera la castracién simple- mente como la nocién del “no hay pene”. Asf pues, esta nocién es condicién esencial de la femninidad. La elec- cién del Hombre de los Lobos puede resumirse en: el intestino o la vagina el ano 0 la castracién EI suefio de los lobos es el test al estadio de la castracién, Freud distingue (pég. 236) tuna primera actitud, la de la relacién sexual por el ano, yy una segunda actitud que pone en duda a la primera pe- yo que no se sostiene, La alucinacién del dedo cortado es presentada como una reactivacién de lo que nunca se admitié de la castracién. Del mismo modo, la “para- noia” ulterior del Hombre de los Lobos puede entender- se como una reactivactén de esta corriente més antigua (desplazamiento-del-Srgano: genital: hacia Ja nariz). “Siempre tuve mala pata con mi pene”, diré més tarde a K. Obolzer. Este es, en suma, el punto débil disposicio- nal en tomo al cual se reactivan sus temores. (Segiin di- ce, se habria librado de sus ideas fijas miréndose al es- pejo hasta convencerse de que no tenia nada, en protesta contra el diagnéstico de Ruth Mack Brunswick...) La conclusién de Freud es que el narcisismo es cau- sa de la represién (castracién = atentado al cuerpo). La lidad no sallé vencedora en el Hombre de los Lobos. Su actitud conquistadora hacia las mujeres va acompa- fiada de una complicidad dependiente respecto de sus conquistas Problema principal: diferencia entre forclusin de Ja castracién y forclusién del Nombre del Padre El Hombre de los Lobos recogié Ia idea del padre castrador de su descubrimiento de la historia sagrada. De este modo, ciertos sujetos pueden sostenerse en la neurosis’a partir de la localizacién simbélica (P), pero hay problema en 9, Podemos separar (;pero hasta qué punto?) metéfora paterna y elisi6n del falo. La relacién de causalidad que irfa del padre como causa a la castracién como efecto, no estaria desarrollada en el caso del Hombre de los Lo- bos (retomo al narcisismo), En “Cuestidn preliminar”, Lacan desconecta la rela- cién directa entre Nombre del Padre y castracién, En el caso del Hombre de los Lobos, el Nombre del Padre de- bbe ser concebido como una causa cuyo efecto esté rete- nido, En el Hombre de los Lobos no hay elisién de! falo en el mismo sentido que en Schreber. Las coyunturas de desencadenamiento localizables en.el Hombre de los Lobos se presentan cuando algo afecta a su érgano. Asf pues, més que a P, el atentado esag. Las lagunas de nuestras series elfnicas podrfan re- solverse en base a estas cuatro férmulas: P-@ Po-@o Po-~p — F-Schreiber) Pie Estas cuatro férmulas son la matriz de una clfnica diferencial subsumida por la forclusién del Nombre de] Padre, E. Laurent Si tomamos el caso del Hombre de los Lobos a tra- vés del fenémeno elemental, reconstruimos un P que es ya una prétesis, El atentado al drgano es una preocupa- Ci6n tipica de ta psicosis que se traduce en sintomas ocondrfacos. Por lo demés, el Hombre de los Lobos ex- Periment6 graves trastornos en su estado de dnimo, trastomos que se pueden considerar como equivalentes a fendmenos elementales o a actitudes respecto de la Co- sa, Podemos aislar también en é1 un delirio de reivindi- cacién. En su caso, la funcién de suplencia fue desempe- ‘hada por le comunidad analitica entera, C. Soler Los fenémenos hipocondriacos del Hombre de los Lobos parecen singularmente impregnados de sentido, lo cual dista mucho de ser la regla en la hipocondrfa psicética, G, Clastres EI nico fenémeno elemental seguro del Hombre de los Lobos es la alucinacién del dedo cortado. Pero Freud, por su misma posicién, no es ajeno a la produc- cign de este episodio ligado a un goce de la mirada. De ahf una cuestién central: los fenémenos de orden Psic6tico surgidos en el caso del Hombre de los Lobos, tpueden ser situados en una Ifnea diferente de la forclu- sign del Nombre del Padre? Versién de Yves Depelsenaire 7 de enero de 1988 De acuerdo con la propuesta efectuada en la sesién precedente, Guy Clastres sostiene la. hipétests, relativa dal Hombre de los Lobos, de una “paranola” de transfe- rencia, La argumenta con el pre-informe redaciado pa- ra.el Encuentro Internacional de Buenos Aires. Guy Castres. Introduceién FI caso del Hombre de los Lobos y sus dificultades tocan a la cuesti6n de la transmisién en psicoandlisis. + La publicacién de este caso pone sobre el tapete la dificulted de transmisién de Freud a sus alumnos (ung; Adler...) + Es la respuesta de Freud a Jung en cuanto a lo que, de la libido, se transmite del nifo al adulto. + Funcién de lo que se transmite del padre, del Nombre del Padre en el interior del psicoandli- sis. + Lo que se transmite del analizante al analista y a la inversa (0 sea, lo que para Lacan se funda ‘como interrogaci6n centrada en el deseo del psi- coansliste).. {Qué fue del Hombre de los Lobos, del ser del Hombre de los Lobos como efecto del anélisis? ‘Al comienzo, ls historia lo condena a la posicién de caducidad, de producto degenerado del discurso del ‘Amo, posicién de objeto (a) inerte (hijo de una familia de terratenientes venida a menos a causa de la revolu- cién). No bien se convierte en objeto de estudio, ya no es posible limitar su ser a lo que era antes. En los “cuidados” de que lo rodean durante treinta fos, los analistas de la LP.A. dan fe de una biisqueda, de un afén por verificar algo del ser de Freud, en tanto ‘que este analizante encarnaba sus efectos por obra de su encuentro con el plus de goce de Freud. Estos analistas persiguen las huellss de lo que era para Freud un acto analitico. Esta forma de sbordar el “problema” del Hombre de 10s Lobos reduce el alcance de la cuestién diagnéstica. “Paranoia” de transferencia Si por un lado el despliegue neurético del sintoma en la cura revela su formacién segiin las leyes del signi ficante, los efectos pasionales de amor y odio hacen re- sonar lo imaginario y su tinte paranoico, Ponen en evi- dencia la estructura paranoica del yo sustentada por la transferencia. ‘Véase: Freud, carta a Ferenczi del 6 de octubre de 1910 “Yo he triunfado donde el paranoico fracasa” EI andlisis desanuda aquélto de to que el parancico no se desprende. Lacan, “la egresividad en péicoandli Peg. 109. is", Ecrits, 95 * ..Ja mayéutica analitica adopta un rodeo que equivale en suma a inducir en el sujeto una paranoia dirigida”. Esta nocién de “paranoia dirigida” es lo que se reto- ma bajo la “paranoia de transferencia”. — La nocién de “psicosis de transferencia” abordada por otros tebricos de! psicoandli H. Rosenfeld y O. Kernberg. — Retorno al caso del Hombre de los Lobos. Los fendmenos elinicos observactos en el Hombre de os Lobos pueden ser referidos a lo que J.-A. Miller de- nominé una clinica bajo transferencia. Lo que se designé como episodio psicético se pre~ senta después de ser interrumpido el andlisis, como se sabe, por Freud. Lo que sucede durante este episodio puede ser considerado como efectos no analizados y desconocidos por el propio Freud. La queja principal del sujeto gira en torno de un atentado insoportable a la integridad de la imagen espe~ cular. Si es sabido que el despliegue imaginario parece resumit 1a fenomenologia de la psicosis, sin embargo faltan los “fenémenos elementales” necesarios para pro- nunciar terminantemente el diagnéstico de psicosis, Por otra parte, Ia supuesta paranoia del Hombre de 10s Lobos no le impide reinstalar la funcién del sujeto supuesto saber en la transferencia, El “delirio” del Hombre de los Lobos podria resumirse en esta f6rmul el sujeto ya no se recorioce. Esté en la biisqueda com- pulsiva de la huella dejada por Ia acci6n de Freud. La ci catriz obsesionante que marca a su imagen especular i dica Jo que la intervencién freudiana zanjé en forma 1 corte significante no oper6 la separacién respecto de Ia identificacién con el significante primor- dial; el deseo de Freud se mantuvo activo por la vertien- te de la idealizaci6n propia de la transferencia. El “deli- rio” que se desarrolla es la respuesta sintomética al proceso de desubjetivacién propio de la cura. Y, si se va ‘més allé, yno traduce este sintoma un fantasma freudia- no del “todo significante”? {No es un cuestionamiento de esta creencia lo que el Hombre de los Lobos plantea, ccon su sfntoma? — Propuesta de escritura de la posicién subjetiva del Hombre de los Lobos: i(@)~(A) ary —Los fenémenos de despersonalizacién pertenecen al proceso desubjetivante del fin de cura, y deben ser destacados como otros tantos signos de franqueamiento, A. Aflalo 4Cémo se puede hablar de despersonalizacién en ausencia de la significaci6n félica? ‘Véase: Freud, pég. 249 (M. Gardiner). Enel sentimiento de crepisculo distinguimos més un fenémeno de psicosis que de despersonalizacién, ‘A. Quinet Freud da dos interpretaciones del velo que le oculta elmundor = fantasma del retomo al cuerpo matero. El sujeto esti envuelto (cubierto [coifé) — identificacién con la madre. El velo se desgasra 4 rafz de una lavativa aplicada por un hombre. I-A. Miller Las dos interpretaciones no son excluyentes, — La primera es significante (recae sobre la pala- bra “cofia” [éoiffe)). — La segunda es del registro del objeto, El sentimiento de crepisculo es interpretado, art culado, Freud no lo considera como un fenémeno lim te, opaco, sino articulado segiin el Edipo (cf. pags. 248-249), A, Aflato En el Hombre de los Lobos, la castraci6n no esi re~ conotida. Para Freud, el reconocimiento de la castraci6n se funda tan s6lo en Ia alucinacién del dedo cortado. Ahora bien, justamente en este sentido se trata de Ver- werfurg. Hay aqui una contradiccién, JoA. Miller Hay que saber dénde se pone este reconocimiento. Repaso de las tres tendencias del Hombre de los Lobos: forclusién (1) —reconocimiento. dela castracién = aceplacién (2) rechazo (3) Cada fenémeno puede ser imputado a una de estas tres corrientes, lo cual se complica particularmente cuando se trata del rechazo: (1) o (3). En (3) se sitda el fantasma homosexual: mejor ser una mujer. A. Afiaio Reconocer a castraci6n, aborreciéndola, hace pen- sar en Schreber; para éste, hay aquf una condici6n: que el partenaire sea divino. J-A. Miller EI conmutador que permite pasar a Schreber es el “ser una mujer”. Se trata de un fenémeno importante en numerosos casos que presentan todo el aspecto del ero- tismno anal. Para Lacan, el caso del Hombre de los Lobos parece convincente en cuanto a ilustrar la distincién yo-i consciente, En lo inconsciente, él es una mujer, para el Yo es un hombre (la virilidad hasta agresiva del Hombre de los Lobos es del registro imaginario). 2Qué valor otorgar a “ser una mujer” | Si soguimos a Freud, las cuestiones se centran en la castracién (erotismo’ anal y castraci6n). Lo que no esté en cuestidn es la relacién con el padre, En este ca- 80, la relacién con el padre parece constituida. En el propio episodio psicético hay distribucién de la fun- ci6n patema, tPodemos disociar la relacién de causalidad estable- cida por Lacan entre el padre y la significacién félica? empuje-a-la-mujer? sexuacién inconsciente? de orden imaginario? Es? Pad Schreber: Poy De . Podemas tener P y GP J. je incluso Poy & > Beye A. Aflalo Cita a Lacan en 1977, Ornicar? n° 14, pag. 7: --clucubraciones sobre el Hombre de los Lobos, a propésito del cual hablé de forclusién del Nombre del Padre...” I-A, Miller Para el Hombre de los Lobos no hay autoridad de cosa juzgada. E, Laurent “Si se admite que el episodio es un producto del lisis resultante de las practicas freudianas que consi: ron en fijar un término al andlisis y dar dinero, debe ob- servarse que éstas no eran practicas excepcionales (O. Rank también fue ayudado). Para el Hombre de los Lobos, la posicién paterna de Freud se present6 en opo- sicién simbélica a este respecto,mientras que en otros esto suscita mds bien resentimiento, — {Tendrfamos aqui un elemento de que habia Po? — Posicién de “yo sé” del Hombre de los Lobos que le permite hablar indefinidamente de lo que le sucedi6. C.Soler 1.“Paranoia de transferencia” es una expresi6n oportuna que elimina el diagnéstico terminante, 2.Si nos centramos en las elaboraciones de Lacan hasta “Subversion del sujeto”, tenemos lo que se precisa para hablar de paranoia de transferencia, El neurético tiene una hipétesis sobre el goce del Otro: él quiere su castracién para gozar de ella, El neurdtico se anda entonces con mucho cuidado, sin perjuicio de engatusar sacando a la luz su castracién imaginaria en forma de mu- tilacién narcisistica. 3, Acerca de la condicién de desencadenamiento: a) Fue mucho después de haberse separardo de Freud. b) Entre tanto, recibe dinero: el regalo es propi: cio para taponar Ia ambivalencia afectiva. ¢) Sofiaba que Freud estaba enfermo, y pensaba que pronto iba a morir. Freud, que obraba en efecto como padre, se le aparece pues con las insignias de la castracién imaginaria, El desencadenamiento es de orden neurético, ante la castracién imaginaria del padre. JoJ. Bouquié {No habrfa que proponer una quinta formula para psicosis no desencadenadas o que se sostienen con una suplencia? P' @icuando no se desencadena, Po @:suplencia, Versién de Marie Frangoise De Munck 14 enero de 1988 Chaboudez Interviene sobre el caso del Hombre de los Lobos y sobre el conjunto de la discusién. A su juicio, no se trata de un caso de paranoia, pero la discusi6r aporta elemen- tos nuevos sobre el trabajo de Lacan, sobre su confron- tacién con Freud; él elabora un concepto de psicosis a partir de un caso de neurosis. G. Chaboudez pide igual- mente que la Escuela profundice la cuesti6n, todavfa en estudio, de la clinica de las suplencias, a partir del Semi- nario sobre Joyce. I-A. Miller Interviene sobre el valor de la discusién. El estilo te6rico analitico esté por lo general, como el acto psico- analftico, del lado de la certeza. Sabemos qué errores de lectura lleg6 a provocar ese estilo en algunos lectores de Lacan: se tomé lo que decfa Lacan como siempre indu- bitable, sin tener en cuenta el afinamiento del pensa- miento, Entre la duda y la certeza, la mostracién de lo verdadero, existe un tercer camino que permite someter 4 interrogacién sintagmas coagulados, "significacién fé- ica”, por ejemplo. ‘A. Quinet Presenta una exposicién sobre el episodio psicético del Hombre de los Lobos. Recuerda las circunstancias de la cura del Hombre de los Lobos con Ruth Mack Brunswick, la biografia de ésta (ver la obra de Roazen), sus publicaciones (poco numerosas, ocho articulos), y las apreciaciones de Freud sobre su trabajo, sobre todo en las Nuevas conferencias. Para A. Quinet, Ruth Mack Brunswick no habrfa respondido del todo a lo que Freud esperaba de ella en lo relativo al Hombre de los Lobos. M.C. Hamon Propone otra interpretacién de las notas de Freud acerca de Ruth Mack Brunswick. En esa época, ella era la analista que mejor entendia a Freud, Piensa nueva~ mente el Edipo, y hace un sitio a las tesis de Melanie Klein, que Freud nunca rechaz6. A. Quinet Propone la tesis segiin la cual, tanto para Ruth Mack Brunswick como para Freud, la hipocondrfa se emparen- ta con la psicosis. Para hacerlo, examina minuciosamen- te el episodio hipocondriaco del Hombre de los Lobos, desde la idea fija hasta el delirio de persecucién, lo que ya plantea la cuestién de las relaciones del Hombre de los Lobos con sus médicos, dentistas, dermat6logos... ¥ psicoanalistas. A. Quinet repasa exhaustivamente las n0- tas de Freud sobre la hipocondrfa. Examina a continuacién los detalles de la cura del Hombre de los Lobos con Ruth Mack Brunswick, insis- tiendo en la técnica analitica de ésta: la de intervenir frecuentemente en 1a realidad. Plantea entonces Ia pre- gunta de “qué padre” padre castrado 0 padre castrador? tra pregunta: si en’el Hombre de los Lobos hay efecti- vamente figuras paternas, jel Padre simbélico est4 insta lado? A. Quinet compara al Hombre de los Lobos con el Hombre de las Ratas, quien por su parte no cree haber sufrido menoscabo, y paga su deuda con significantes no con pedazos de su cuerpo. Tras evocar la cuestién, no resuelta, de la identificacién con el padre en el Hombre de los Lobos, A. Quinet plantea ta de Ia identificacién de éste con la mujer, con la madre, y para ello lo compa- ra con Schreber. A. Quinet saca sus conclusiones: para 41, el don de dinero funcion6 en el Hombre de los Lobos como una Hamada al Nombre del Padre forcluido. El Hombre de los Lobos, con este don, va a instaurar a Freud como un Otro que no falta, sino que da: ¢s el en- cuentro con un padre que da. Para A. Quinet, incluso tas la resolucién de 1a hipocondria, persisten en el Hombre de los Lobos ideas no dialectizables por ejem- plo, Ia de ser el analizante preferido de Freud, ensambla- da con la de que el don de dinero le es debido. I-A. Miller ‘Subraya que los puntos de referencia de A. Quinet son los de Lacan‘el padre de un lado, el falo del otro. Con respecto a la serie de padres que quieren su pérdida a partir del suefio de los lobos: la castracién tiene aqui significacién de devoracién. {Cémo ordenar esta serie de padres? Tal vez hay diferentes series, ordenadas a lo real, alo simbélico y alo imaginario, A. Quinet Pregunta dénde estd el padre simb6lico en este caso. Soler Sefiala que hay sin dudas diferentes figuras de pa- res, Observa que para el Hombre de los Lobos, un pa- dre al menos funcioné como no gozador y no amenaza- dor: Freud, quien desde la entrada misma en andlisis del Hombre de los Lobos aprobé inmediatamente su inclina~ cién por Teresa —la “brecha hacia Ia mujer"—y se pre~ sent6 como un padre que bendice el deseo. Esta era cuando menos una coyuntura desencadenante, y el Hom- bre de los Lobos no se puso a delirar. J-A. Miller ‘A propésito del padre, destaca la posicién de Freud para quien en el Hombre de los Lobos el Edipo estd constituido, La etapa de las i francamente obsesiva: el padre presenta una amenaza de castraci6n, El filogenetismo freudiano —""La herencia puede més que el incidente ocasional”— es lo estructu- ral de Lacan. Existen de todas formas, por lo menos, dos series de padres para el Hombre de los Lobos’ @l padre castrador (los sastres, los médicos) y el padre castrado (su propio padre enfermo en el sanatorio, Freud enfer- mo, los invalidos y los mendigos, que son evidentes sus- tiutos patemnos), Ante 10 avanzado de la hora, se resuelve proseguir Ja discusi6n en la préxima sesién. Resumen Abre la sesi6n Gistle Chaboudez: para ella, éste re- toro al Hombre de los Lobos nos ensefia, por una parte, que Lacan elabora un concepto de psicosis a partir de un caso de neurosis, y, por la otra, constituye una invitacion a profundizar el estudio de la clinica de las suplencias. I-A. Miller sitéa seguidamente el estado actual del seminario. Entre la discusién considerada como una vi tud y el estilo apoféntico habitual de los escritos analiti- cos, existe una tercera via, que permite someter a inte~ rrogacién los sintagmas coagulados. ‘Antonio Quinet presenta una exposiciGn sobre el episodio psicético del Hombre de los Lobos y examina con detalles la cura de éste con Ruth Mack Brunswick, cuya biograffa recuerda. Para Quinet, Mack Brunswick no respondié quiz del todo a lo que Freud esperaba de ella en lo relativo al Hombre de los Lobos. Marie-Chris- tine Hamon propone otra interpretacién de las notas de Freud al respecto. Para ella, Mack Brunswick era en esa época la alumna de Freud que mejor fo entendia. ‘Quinet presenta la tesis siguiente: tanto para Mack Brunswick como para Freud, la hipocondrfa se empa- rentarfa con la psicosis. Toma en su apoyo los articulos de Mack Brunswick y refiere exhaustivamente las ob- servaciones de Freud respecto de la hipocondrfa. Quinet plantea la cuestién, no resuelta, de la identificacién con el padre en el Hombre de los Lobos y de identificacién con la mujer, con la madre. Las conclusiones de Quinet son las siguientes: en este caso, el don de dinero funcio- 1n6 como una Hamada al Nombre del Padre forcluido, € instaur6 a Freud como un Otro que no falta, sino que da, Por otra parte, aun después de resuelta la hipocon- dria, en el Hombre de Jos Lobos habrfan persistido ide- as no dialectizables. Se pregunta si el Padre simbélico estd instalado, J.-A. Miller subraya que los referentes de Antonio Quinet son los de Lacan: el padre de un lado y el falo del otro. Se pregunta si no serfa posible ordenar la serie de padres en el Hombre de los Lobos segiin las categort- as de lo real, lo simbélico y 1o imaginario. Colette Soler observa que por lo menos un padre funcioné para el Hombre de los Lobos como.no gozador y no amenaza- dor, Freud aprobé su inclinacién por Teresa y se presen- 16, pues, como un padre que bendice el deseo, Esta era cuando menos una coyuntura desencadenante, y el Hom- bre de los Lobos no se puso a delirar, J.-A. Miller desta- ca que el filogenetismo freudiano es lo estructural de Lacan y precisa que, para Freud, en el Hombre de los Lobos el Edipo est4 constiruido. Para Miller, aparecen al menos dos series de padres en el Hombre de los Lobos: el padre castrador (los sastres, los médicos) y el padre castrado (su propio padre, Freud enfermo, los invélidos yy los mendigos). Yersién de Marianne Ronvaux 21 enero de 1988 Se anuncian dos tiempos. El primero es el comenta- rio, por Colette Soler, de un pasaje de la “Cuestion preliminar". El segundo, la réconsideracidn, por Jac~ ques-Alain Miller, del caso del Hombre de los Lobos. Colette Soter Algunas puntualizaciones y observ. un pasaje de la “Cuestién preliminar", Ecrits, pagina ST. En primer lugar, Colette Soler aborda ciertas cues- ones referidas a las sugerencias de J.-A. Miller, con la siguiente preocupacién: en lo que respecta al Hombre de los Lobos, cémo hallar referentes teéricos més comple- Jos que la dicotomfa masiva “o pura psicosis, 0 pura neurosis”. Dicho de otra manera, la proj del caso induce la problematica de pader encontrar refe- rentes tedricos més adecuados. El punto que hoy va a desarrollar se centra en Ia re~ lectira precisa y atenta de un parrafo de la pagina 571 de Ecrits, situado en 1a seccién 8, cuarta parte, del texto de Lacan: se podria considerar que hay una disociacién posible entre Po y @o? Se relee el parrafo: “Este otro abismo, ise formé por el simple efecto en lo imaginario del llamado vano hecho en Io simbdlico a la metifora paterna? 20 tendremos que concebirlo como producido en un segundo grado por Ja elisiGn del falo, que el sujeto se remitisfa para resolverla a la hiancia mortifera del es- tadio del espejo?". Segunda puntuaci6n. Colette Soler resitéa este pasa- Je de la “Cuestién preliminar’, cuyo tema, segtin indica, es una interrogacién muy precisa de Lacan acerca de Is causa estructural de un fenémeno de la psicosis atesti- guado por Schreber, el asesinato de almas, tema que en- contramos en la pagina 570 de Ecrits. Colette Soler re- cuerda las cuatro partes en que se divide la “Cuestion preliminar”: parte I, intitulada Hacia Freud; parte Tl Después de Freud; parte II, Con Freud, en la que apa- rece la construccidn del esquema R, estructura del no- psicético, y por tiltimo parte IV, Por ef lado de Schre- ber, donde Lacan opone al esquema R del normal, transformandolo, algo sf como un esquema de la estabi- lizaci6n de Schreber. Recuetda igualmente la construc- cién de la'parte TV, en la que estd incluido el pasaje que comenta. Parte IV compuesta de hecho por nueve sec- ciones, cuyo desarrollo C. Soler repasa. En la seceién 1 se plantea la tesis sobre la psicosis (bag. 557); el defecto de metéfora paterna y el fenémeno de la Verwerfung (pag. 558). Las secciones 2, 3 y 4 estén referidas a la solucién del defecto psicético, Lacan expone la reconstruccién del sujeto en 10 simbélico. Las secciones 5, 6, 7, y 8 consisten en Ia explicacién de lo que ocurri6 correlativa- mente en lo imaginario; a saber, la resolucién de la hian- cia simbélica. Los comentarios de la pagina 571 deben ser puestos en relaci6n con la seccién 1 de la parte IV (Ecrits, pag. 558): “La Verwerfung seré pues considerada por nosotros como 100 forclusién del significante. En el punto donde, ya veremos e6mo, es llamado el Nombre del. Padre, puede pues res- ponder en el Otro un puro y simple agujero, el cual por la ccarencia del efecto metaférico provoceré un agujero co- rrespondiente en el lugar de la significacién félica”. Se tra- ta, por tanto, de la tesis @o = defecto de Po, o Po implica o, tesis que Colette Soler se propone examinar. A continuaci6n, propone su andlisis en cuatro puntos, Primer punto: una implicacién entre Po y 90. Se trata entonces de una primera tesis, la de la solidaridad entre Po y @o (véase pag. 556 de Ecrits), Segundo punto: el efecto de esta tesis es la interpre- tacién por Lacan del fenémeno del asesinato de almas, que comienza en la pagina 558. Asesinato de almas co- mentado en Ta expresién que C. Soler retoma y que su- cede inmediatamente a este pérrafo: “un desorden pro- vocado'en la juntura més intima del sentimiento de'la vida en et sujeto”, en el sentido de que, segin C. Soler, el sentimiento de la vida supone una pérdida de goce. Tercer punto: al oponer aqui el asesinato de almas como ‘manifestaciéa del fendmeno “Po implica 0”, La- can pondria su tesis en cuestién. Constraye el esquema I y dibuja el agujero donde se sittia @o, aquel en que el asesinato de almas instala la muerte. Escritara en @o, en el esquema I, que est del lado de la modificacién del trigngulo imaginario. Aquf es donde, segiin, segiin C. Soler, se plantearia 1a cuestién del primer pérrafo de la pagina 571 (“Este otro abismo... estadio del espejo?”). O sea, una cuestién muy simple: 12) 2Es que este abis- mo es obra de Po? (Véanse las dos primeras lineas, donde Lacan habla de un llamado vano 2 la metéfora paterna, con lo que el abismo se entenderia como el asesinato de almas). {0 bien habrfa que concebirlo en un segundo grado como producido por la elisién del fa- lo, 0? Dicha de otra manera, jes el abismo un efecto de Po 0 ese abismo es un afecto de @o? Lacan introdu- cirfa agué una disyuncién entre Po y @o, al plantear el siguiente interrogante: ;Cuél es la causa del asesinato de almas? Con la idea de que podrfa haber un efecto di- ferencial de Po y 0, 0 sea que Lacan no pone en cues- tin su solidaridad estructural sino que introduce Ia idea de un efecto diferencial. Cuarto punto: se trata del comentario que habria que reservar para el final de la frase (pag. 571), donde Lacan habla de una hiancia mortifera del estadio del es- pejo. Aquf habria introducci6n de una idea suplementa- ria segtin la cual ese abismo producido por la elisién det falo también es producido por la solucién inventada por el sujeto, o sea una regresién al estadio del espejo. En este final de pérrafo Lacan no introducirfa el narcisismo ‘como suplencia, sino mas bien como solucién, en el sen- tido de que hay agravacién de esta hiancia. Colette Soler efectia aquf una reconsideracién de estos diferentes puntos recordando en primer lugar que el abordaje de la psicosis por parte de Lacan se efectiia a partir del Edipo, igual que en Freud; para Freud, el caso Schreber es la prucba del Edipo; recordando, en segun- do lugar, que Lacan realiza, igual que Freud, un aborda- je de la psicosis a partir de la conjuncién entre el padre y el complejo de castracién. En tercer lugar, Lacan, ‘buscando una estructura simple que explique la relacién y la articulacién entre estos dos términos, parece cons dderar apropiado para ello el esquema de la metafora, En ccuarto lugar, Lacan recurre al mismo tiempo al causali ‘mo; la metéfora del Nombre del Padre es un camino de causalidad, as{ como la metonimia es otro, O sea, una relacién orientada de un término al otro y la dominacién del uno sobre el otro. El padre como significante es la causa, el falo como significado es el efecto, O sea la sicién siguiente: P implica >, A partir de aqui se obti ne una doctrina de la psicosis que responde a Po, 0 sea Po implica ®o, Se trata de lo que C. Soler define como una rela- cién de causalidad simple entre términos desnivela- dos: uno esté en el nivel simbélico y el otro en el nivel imaginario. Se pasa seguidamente a los interrogantes que ésto plantea. 1. zEn qué nivel podrfa introducirse una disy' cién? A partir de lo que él distingui6 como distorsion simbélica en Schreber, relacionada con el padre, Lacan se ocupard de lo que se puede observar como rasgo ima- ginario, De este modo, el asesinato de almas serfa corre- Tativo a Po, cosa que Lacan indicarfa tras examinar la ccuestién de las identificaciones narcisistas. Sélo una vez abordadas las distorsiones imaginarias y las reestructu- raciones del mismo orden, arriba Lacan al asesinato de almas. ¥ en este punto se preguntaré si es suficiente con destacar la relacién de causalidad “Po implica 0”, que serfa un modelo de efecto simple. Ahora bien, habrfa un modelo de causalidad complicada, de causalidad a doble gatillo. Po produce una elisién del falo, oLacan dice: “se supone un segundo tiempo”, esto es, que, para resol- verse, la elisién del falo produce efectos de asesinato de almas. Lo que aparece como solucién final ¢s este mis- ‘mo asesinato de almas. Las identificaciones imaginarias aprovechan el estadio del espejo pero no su hiancia ima- ginaria, Lo que Lacan lama resolucién es la resolucién de la clisién del falo, que adopta en Schreber la forma del asesinato de almas. Lacan no marca una disyuncién de los términos sino mAs bien un margen: hay Po y 0, y diferentes maneras de resolver esta elisién del falo. 2. yCémo presenta Lacan al falo en este texto? Lo presenta como significante de la vida més que como sig- nificante de la castracién, con una significacién que él precisa (véase pig. 558): se trata de permitir que el suje- to se identifique con su ser de viviente. Lacan presenta la metéfora falica de lo que é1 lama un sujeto, pero un sujeto no dividido; se trata més bien de lo que él Hama’ su inefable y estipida existencia, es decir @ En este texto de Lacan, el significante félico serfa el significante que dice al sujeto lo que él es para el Otro en su erec- cién de viviente; la consecuencia es que si el significan- te félico’permite al sujeto idemtificarse en él con su ser de viviente, las suplencias deben ser pensadas como su- piencias de identificacién, Lacan distingue tres identifi- caciones en este texto, tres identificaciones que son su- 101 plencias a la identificacién félica. La primera apargce en Ta pagina 565 de Ecrits. Es una identificacién en la etapa del predesencadenamiento, 0 sea el hecho de ser un sig nificante del deseo de la madre. La segunda identifica. ci6n es una identificacién narcisista, la que encontramos cen la pagina 568, donde se trata del “cadaver leproso”, cexpresién construida como i(a), o sea mortaja de la ima- gen que envuelve, dice Colette Soler, el ser de Ia vida, La tercera identificacién, que da una identidad al sujeto, es la resoluci6n al delirio: ser la mujer de Dios. Para la segunda pregunta: gCémo presenta Lacan al falo en este texto?, Colette Soler dice que dard una res- puesta que ella formula en estos términos: Lacan no po- ne en cuesti6n la solidez causal entre Po y ®o, sino que en este pasaje disocia los efectos de uno y de otro, Po y o. ¥ Lacan allade aguf el narcisismo, lo cual introduce una suerte de doble piso, La causalidad, dice, en @o tan- to como, por otra parte, en el narcisismo. Jacques-Alain Miller Antes de retomar el comentario del Hombre de los Lobos propone algunas observaciones sobre ciertos pun- tos, otros tantos desplazamientos 0 proposiciones res- pecto de la argumentacién de Colette Soler sobre el pa- saje de Ecrits por ella comentados, es decir, de la pagina snl. En primer lugar, Miller recuerda que 1a finalidad misma de estos comentarios de Colette Soler es llevar- nos al Hombre de los Lobos. ¥ saber sia su respecto podemos explotar una disyuncién entre Po y @. Se opo- ne a ello, primeramente, el hecho de que Po implique ®. Dicho de otra manera, nos preguntamos: zhay una rela- ccidn causal que sostener entre los dos, o bien este pérra- fo nos autoriza a soltarlos? En otras palabras, ;nos per- mite este texto, verdaderamente, separar esos dos términos? Lacan autoriza ésto 0 no lo autoriza? Ello siempre y cuando nos basemos en Lacan, es decir, en Iz idea que él se hizo del Hombre de los Lobos. En segundo lugar, lo referido al asesinato de almas. ‘Aquf se retoman en contrapunto las cuestiones suscita- as por Colette Soler: el asesinato de almas es la solu- cién schreberiana y este pérrafo.no hace mds que abrir- nos un margen de resolucidn de a elisién del falo, En fercer lugar, lo que atafie a la pregunta que se formula Lacan: “Este otro abismo, ,se formé por el sim- ple efecto (...) 0 tendremos que concebirlo como produ- cido en un segundo grado por la elisién det falo ( .. )2” (siempre en la pag. 571). La pregunta surge porqué Lacan generaliza la cues- ti6n de Ia forclusién del Nombre del Padre en la psico- sis, forclusin que no es simple, que no puede sino com- plicarse, mientras que, y aquf esté toda la diferencia, se debe tener en cuenta, por el contrario, la experiencia de Jos fenémenos imaginarios. Asf pues, Lacan no dice que toda psicosis derive en el asesinato de almas. Mas atin, hhabrfa aqué en Lacan una eleccidn de otra via que podri- amos llamar efecto de doble gatillo. zPor qué efecto de doble gatillo? Porque el-prinier efecto sérfa'una elisién- del falo, y el segundo serfa un efecto contingente, segiin 1a vfa de resoluciGn elegida por el sujeto para resolver la elision del falo, De este modo, la solucién de Schreber serfa el asesinato de almas, solucién que puede ser una catéstrofe psicol6gica, pero que es una solucién, Cuarto punto, que concieme al narcisismo y a la restauracién imaginaria del sujeto. Si hay un diferente narcisismo, de recomposicién, de distorsién, es porque no hay un Otro que sea de resolucién. El hecho de que Lacan generalice la forclusién, la Verwerfung, pero no el asesinato de almas, convierte a éste en un efecto segun- do, efecto de causalidad de doble gatillo, y puede tener interés para el caso que nos ocupa, el del Hombre de los Lobos. Hay précticas miltiples para Hegar a una restaura- ci6n del sujeto imaginario: transexualismo, criaturas al infinito, etc. Si, en este pérrafo, ®.tiene una significa cin de muerte, se trata de una significacién que no siempre tiene, y ésto es lo que el parrafo da a entender. En Schreber, 1a significacién félica es reemplazada por la significacién de la muerte, pero en otros psicéti- cos la significacién félica puede estar acompafiada por Ia significacién vital. Dicho de otra manera, la evoca- cci6n del velo de la vida serfa, no una identificacién con su ser de viviente, sino mAs bien con su ser de muerto vivo, Lo que se debe entender es que hay diferentes le- siones al sentimiento de la vida, pero que no llegan al sentimiento de la muerte. ‘Quinto punto, a propésito del abismo producido co- mo en segundo grado. Acerca de este punto hay varias cuestiones posibles. Seguin J.-A. Miller, lo que significa es que ese abismo lleva de nuevo al estadio del espejo, en su parte hiancia mortffera. O sea, una instancia espe- cial de éste. ©. Soler Plantea la sugerencia siguiente: Ia solucién @,del estadio del espejo también se da en la conversién en mu- Jer, 0 sea que si retomamos el esquema de J.-A. Miller, hhay que poner una flecha mas. J.-A. Miller Reconsideracién del caso del Hombre de los Lobos. Pesa sobre nosotros una gran dependencia respecto de la eleccién de Freud, Sélo contamos con un extracto del caso, traténdose de entrada de un enfoque parcial, ‘Ademés, es un enfoque centrado sobre un momento muy antiguo de este caso, momento que parece patente: una neurosis obsesiva a los cuatro afios, que comienza con una fobia a los animales y que se convierte en una neu- rosis obsesiva de carécter religioso. Se trata de una se- leccién en la historia del paciente, de un momento de su historia entre los cuatro y diez. afios. Selecci6n tanto més sorprendente cuanto que Freud menciona la enfermedad actual del paciente, la gonorrea, anunciando a Ia vez una imposible conexi6n entre la enfermedad anterior y la en- fermedad actual. Cargamos con nosotros, dice J.-A. Mi- ler, un diagndstico freudiano pronunciado en un texto 102 cuya paradoja es preciso subrayar, Una paradoja que él enuncia asf: disyuncién entre la neurosis anterior y el estado actual, anélisis de una neurosis obsesiva quince afios después, mostrindose asf lo esencial de la neurosis; es la ventaja que Freud dice advertir de una manera que no engalfla; certeza de Freud sobre el nticleo infantil de 1a neurosis: que aquf lbs caracteres de la neurosis obse- siva no engafian y que lo que aparece después no es més gue una secuela, Desde que comenz6 el trabajo sobre el Hombre de los Lobos en este seminario, se subrayé el tema de la reinterpretacién, en el que Miller insiste. a. Se trata de un episodio muy antiguo, reinterpreta~ do varias veces por el sujeto; b. hay reinterpretacién del propio Freud; «©, reinterpretacién en el psicoandlisis sobre el fondo de este caso, por Jung y Adler; d. reinterpretacién del caso por los analistas en ge- eral; €. reinterpretacién, una vez més, por los adversarios del andlisis; £. reinterpretacién del caso por Lacan, y de una ma- nera completamente distinta de la de Freud, no sélo por- que Lacan interpreta a partir del episodio comunicado por Ruth Mack Brunswick, el de 1926-1927, sino tam- ign porque Lacan opera un nuevo cuestionamiento de Jos caracteres de la neurosis obsesiva que no engafian. Para Lacan, lo decisivo no son las formaciones ima- ginarias sino las estructuras simbdlicas. Pero éstas no tienen el mismo estatuto que las primeras, no son tan pa- tentes. Hay un texto de Lacan enteramente consagrado al Hombre de los Lobos, recuerda J.-A. Miller, y se trata de la primera parte del Informe de Roma. Se aborda entonces la construccién det tiene la siguiente particularidad: la historiz: ra, la fijaci6n al estadio anal, el camino retroactivo, son otras tantas formulaciones sobre el fondo de este caso. Camino retroactivo del presente hacia el futuro para dar un nuevo sentido al pasado, que se encuentra con el fu- turo de este caso clinica. La lectura misma del texto res- tituye el efecto de “a posteriori” presente en la cura. El texto en este sentido imita al caso. La cuestién de las tes dimensiones aparece enunciada por Freud varias ve- ces en lo que concieme al modo de presentacién. (véase Ja pag. 265 de ed. Gallimard). Percibimos una reformu- lacién de las calificaciones del mismo episodio, un cam- bio de perspectiva. Por ejemplo, el comentario de la fase de Ia maldad, indicada luego en el capitulo II como fase sédica, y luego referida, en el capitulo IV, a la época anal. Por lo tanto, para Freud este caso encierra un enig- ma, enigma centrado en el tiempo original de la infan- cia, Ahora bien, hay asimismo necesidad para Freud de una eXplicacién causal en relacién con la secuencia an- gustia, fobia, perversidad y neurosis obsesiva. Neurosis obsesiva que podemos decir es descifrada por Freud se~ atin la grilla del Edipo, segiin el esquema filogenstico, Pasa luego Miller al examen de Ia versién de Freud. Lo que parece orientar a éste en primer término es el diagnéstico de homosexuelidad inconsciente. En este sentido Freud distingue una pasividad intrinseca, no s6lo a causa del trauma de seduccién, sino ya cuando el suje- to se hallaba en. posicién de espectador de la escena ori- ginaria, O sea, un retrocéso en la cronologfa que indica rfa una suerte de eleccin fundamental bacia la pasividad, y esta eleccin fundamental aparece recibien- do significaciones nuevas en el curso del desarrollo. yCémo se orienta Freud?: a través de una discontinuidad © de una serie de discontiriuidades. Cita el cambio de ca- rcter entre los tres y los tres aflos y medio, y el suefio. [Lo que Freud busca por este lado es la causa, asf como la secuencia en la que, mds alld, comienza la neurosis obse- siva, La segunda discontinuidad, aquélla que determina rfa en el suefio, remite a un perfodo anterior al primer corte, entre el episodio que constituye el corte primero del cambio de carécter y el suefio, que Freud considera ‘como segundo corte en el trauma. Asi, Ia causa del cam- bio de cardcter es buscada por Freud en un accidente se~ xual real. Viene la evocacién, primero, de la instivutriz inglesa, y en segundo lugar la seduceién por la hermana. Freud los retiene como acontecimientos a los que atribu- ye wna eficacia decisiva en lo que atafc a la sexualidad del sujeto. La causa produce el efecto, es decir una post cin pasiva, ser tocado en los Srganos genitales. La agresividad es presentada primero como reaccién a esa pasividad fundamental y como agresividad de fa- hada, Abonando ésto de entrada la idea de que la viili- dad del Hombre de los Lobos es una viriidad de pura apariencia, hasta el punto de que,.cuando Ieguemos al episodio de Gruscha, estaremos preparados para admitir esta virilidad de pura apariencia, a los dos afios y medio. Si la pasividad constituye un leit motiv del abordaje Freudiano del caso, pasividad tanto en lo referido a las mujeres como respecto del padre, otro punto notable es la relacién constante con el padre en toda la observa~ cin. Relacién tan acentuada que Freud se ve llevado a aplicarle las categorfes de Ia neurosis obsesiva, con di cultades: Io que opera en este sujeto como la identifica~ cién con el padre vira a la eleccién de objeto. Se trata de ser amado por el padre. El primer abordaje de la castracién por el paciente se efectué por el sesgo de la seduccién. Consecuencia de Ja atencién prestada al miembro sexual. Y hay dos ma~ neras de interpretar la maldad. Primeramente, se trataria de una virilidad de reaccién, supongamos que a la pasi- vidad; en segundo lugar, podrfa ser una llamada al cast g0, que no hace més que reflejar y autentificar una pasi~ vidad fundamental. Bajo este sadismo, dice Freud, se esconde un masoquismo. Freud ha encontrado una cau- sa, el incidente sexual con Ia hermana, y puede sacar de ello cierto nimero de consecuencias que le explican la pasividad, La busqueda de una significacién del maso- quismo puede expresarse en tanto virilidad, De este mo- do, Freud puede quedarse satisfecho, al parecer, con aquella primera discontinuidad que mencionabamos, la del cambio de cardcter, La segunda discontinuidad que podemos sefialar es~ 14 referida al suefio. El suelo, pues, ese segundo trauma aque expresa la conviccién de Freud de que detras se es- conde la raz6n de la nieurosis infantil, Es un suefio de angustia que él interpreta de entrada como suefio de cas- 103 traci6n, Todo lo que el sujeto vive adoptard en adelante tuna significacién genital. De este modo, la pasividad serd interpretada como homosexualidad en el sentido genital, (0 Sea una relacién con lo genital (nosotros traducirfamos genital por significacién falica), relacién con lo genital {que modifica a posicién mas fundamental del sujeto. La conexién entre el padre y 1a angustia de castra- cidn obliga, desde el momento en que estd implicada la pasividad, a su represi6n, y en el suefio hay contradic- cin entre la pasividad interpretada en el contexto gent tal, y el valor que el sujeto atribuye a sus érganos gen tales, A partir de aguf hay represién de la homosexualidad inconsciente, y lo que Freud se pregun- ta es por qué el sujeto no se hizo homosexual, En este sentido, Freud busca la instancia represora. En este caso, el motor de la represién residirfa en el valor que el Hombre de los Lobos otorga a los érganos genitales, al narcisismo a ellos ligado. Este serfa, en suma, el modus operandi de la represién para Freud. Y si hay desenca- denamiento en este paciente y si es ésto lo que que ‘cuenta, por ejemplo la gonorrea a los 19 afios o més tar- de el episodio de los agujeros sobre da vez de un primer atentado al narcisismo, provocando el desencadenamiento. Por lo tanto, si quisiéramos ha- lar en este caso una coyuntura de desencadenamiento, no setfa por el lado de Un padre donde deberfamos bus- carla; se trata, por el contrario, de una coyuntura de de- sencadenamiento que pone en primer plano no la fun- cién del Padre, del Nombre del Padre, sino 1a funcién félica, Tendrfamos aqui una suerte de modelo de coyun- tura de desencadenamiento por el sesgo filico, més bien que por el sesgo paterno, y ésto es lo que podrfamos es- cribir como @2Por qué? Porque el descncadenamiento se produce cada vez que un signo menos,-p, avanza sobre el falo imaginatio. ‘Lo que nos obliga a afinar nuestro andlisis es que te- nemos la significacién falica. En efecto, es nuestra cos- tumbre referimos a la significaci6n félica como idéntica 1a la castracién; pero lo que se indica aquf en el sujeto, concretamente en el Hombre de los Lobos, es una rela- cin con el falo que parece soportar muy mal la nega- cign. Toda aproximacién a una negacién 0 a un menor ser produce en él una profunda desestabilizacién. La uestién que se plantea es la siguiente: Las referencias imaginarias de la funci6n del padre convergen hacia al- {go det orden dé lo simbélico? Entonces, ;por qué todas, i identificacién con el pa- secciones soreditaron una relacién entre P y @Pero esto no alcanza. sDénde tenemos otras exigencias? 7La masi- vvidad de la relacién con el padre, es suficiente para ase~ guramos de que hay una relacién simbélica con el pa- dre? Aquél que es el inventor del padre simbélico, como dice Lacan, parece no encontrar al padre simbélico en el ‘Hombre de los Lobos. Resumen La’ sestéx compiende'dos tieiripos, uno dedicado. al comentario por Colette Soler de un pasaje de “Cuestién preliminar” y a la prosecucién del mismo comentario or Jacques-Alain Miller, y el otro reservado a la relec- fura, propuesta por J.-A Miller, del caso del Hombre de Jos Lobos, a partir de la cuestién misma objeto del semi- nario, esto es, la pertinencia de un diagnéstico diferen- ial aplicado a este caso clinico, En un primer tiempo, C. Soler apoya su plantea- miento en un comentario minucioso y argumentado del siguiente pasaje de los Escritos (ft, pig. 571) “Este otro abismo, {se formé por el simple efecto en Jo imaginario del llamado vano hecho en Io simbélico a la metéfora Paterna? 10 tendremos que concebirlo como producido en un segundo grado por la elisién del falo, que el sujeto Femitirfa para resolverla a la hiancia mortifera del esta- dio del espejo?” El comentario de C. Soler recae sobre la disociacién Posible de Fo y ®, disociacién que serfa posible leer en el pasaje transcripto. Con la preocupacién —adecuada a 10 complejo det caso en el que se centra el seminario , el de Hombre de los Lobos— de encontrar pautas teéricas més complejas inclusive que la amplia dicotomia “para neurosis 0 pura psicosis”. Tras evocar la construccién del conjunto del texto, y Iuego la de la parte IV, en la que figura esa octava seccién que contiene el pasaje en ‘examen, C. Soler se aboca a un pormenorizado andlisis de Jo que en este puntoz se le aparece como un cnestio- namiento de Lacan en lo que respecta a la solidaridad de Poy, En efecto, junto con la interrogacién sobre la causa Gel abismo, aquf el asesinato de almas, Lacan introduce, a juicio de C. Soler, una disyuncién entre Po y dis yuncién que parece poner en entredicho la solidatidad de ambos términos y’que darfa cuenta de un efecto dife- rencial. Basada en esta lectura, destaca la oposicién que Tesultarfa entre un modelo de causalidad simple y un modelo de causalidad complicado, o de doble gatillo. ‘Mas que de una disyuncién, se tata tal vez de un mar. Ben entre los térmiiios. Aparte de que, segtin C. Soler, el narcisismo que aquf agrega Lacan permitirfa suponer un doble piso en lo que respecta a la causalidad. Jacques-Alain Miller efectia, en forma de contra- unto, varias observaciones a este comentario. Una ob- Servaci6n referida a la solidaridad de Po y dy el pasaje citado, gautorizarfa por si s6lo un aflojamiento de tal so- lidaridad? Otra observacién acerca del asesinato de al- mas, que aquf serfa una solucién pero que no es genera- lizable, Owa observacién mAs relativa al por qué de la 104 Pregunta de Lacan en cuanto a la causa del mismo, y otra sobre el efecto de. doble, gatillo,propuesto por. C. $o- Jer para explicar la expresiGn “en un segundo grado”, Para Miller, el primer efecto seria la elisin del falo; ef segundo, contingente, serfa una solucién del sujeto, Una ‘iktima observacién de Miller apunta al narcisismo y a la ignificacién de la muerte, que en Schreber sustituye a Ja significacin félica. Diferentes lesiones al sentimiento de la vida, dice J.-A. Miller, pueden modularse de dife- entes maneras. En un segundo tiempo de esta sesién, J.-A, Miller procede a la reconsideracién del caso del Hombre de los Lobos. En primer lugar, sefiala una particularidad en la construccién del texto: la exposicién del caso obedece- fa al mismo camino retroactivo seguido por la cura, Destaca al mismo tiempo la elecci6n, es decir, el partido ue toma Freud en cuanto a la exposicién de este.frag- mento de neurosis, y las paradojas que de ello resultan, ‘Tenemos asf una disyuncién entre la neurosis ante- rior y la paradoja actual, es decir, la certidumbre de Freud en cuanto a los rasgos de la neurosis obsesiva, Después de plantear que el caso aparece guiado por tuna bisqueda relativa a la causalidad, se pregunta por lo que parece orientar a Freud en este anilisis: el diag- néstico de homosexualidad inconsciente es una de estas orientaciones. Profunda pasividad del Hombre de los Lobos, cuya cronologia Freud consigue recons- truir, y ello hasta el punto de considerarla como una eleccién fundamental. La localizacién de ciertas discontinuidades seria otra de las orientaciones inicialmente perceptibles, El primer corte estarfa dado por el cambio de carfcter entre. los tres y los tres afios y medio. El segundo habrfa sido operado por el suefio, como segundo trauma que levaria de nuevo a un perfodo anterior. Por iiltimo, J.-A. Miller plantea la cuestién de una configuracién de desencadenamiento en el sujeto. En primer plano estarfa, no la funcién del padre, sino la funcién félica. En el Hombre de los Lobos habria efecti- vamente una relacién con el falo, salvo que todos los signos de negacién aplicados a éste, -pprovocarfan una desestabilizacién profunda. Ademés, la referencia masi- va al padre o a la serie de padres no nos certificarfa en absoluto una referencia simbélica al padre. ‘Version de Marie-Christine Hamon 4 de febrero de 1988 Jacques-Alain Miller Invita a C. Vereecken a efectuar algunas considera- ciones sobre el Hombre de los Lobos. C. Vereecken Interviene sobre el modo en que Freud rechaz6 el diagnéstico de melancolfa o de psicosis manfaco-depre- siva, en alemén “manfa depresiva de rechazo”, Se trata de un diagnéstico kraepeliniano, Precise, a partir de su concepcién de la melancolfa, la cuestién del padre real en el Hombre de los Lobos. El diagnéstico es de Krae~ pelin y Freud lo rechaza, cosa que sabemos por las Me- rmorias del paciente. Kraepelin ejercié cierta influencia en la vida de este hombre, pues era el médico en-quien su padre confiaba, Por otra parte, el Hombre de los Lobos, Freud y Kraepelin coincidfan en afirmar que este padre era manfaco-depresivo. Asf pues, la cuestién de este diagnéstico se entremezcla con ta del padre del Hombre de los Lobos. Freud utliz6 dos tipos de argumentos en su refuta- cin, argumentos que no poseen el mismo valor. El pri- ‘mero es que durante él andlisis no observé ningiia cam- bio notable en el estado de énimo del paciente, pese a ‘que antes de analizarse con Freud habfa atravesado va~ rios episodios depresivos. Por otra parte, esta clase de trastornos no constituyen para Freud rasgos pertinentes de una clinica; este argumento se sittia mas bien en el te- rreno del adversario. Es una respuesta a Kraepelin en los términos de Kraepelin. El segundo es més freudiano, y es una de las pocas cosas que nos haya dicho Freud sobre la enfermedad del Hombre de los Lobos adulto: que se tratarfa de una hue~ a dejada por Ia curacién de la neurosis obsesiva. Los trastomos del Hombre de los’Lobos adulto serfan las hhuellas dejadas por la curaci6n de 1a neurosis obsesiva, de la neurosis infantil, Freud emplea la palabra alemana Defekt, que significa defecto, falta, agujero. Esto es enigmético, pues no se advierte con claridad qué tipo de defecto puede dejar una neurosis curada, asf fuese obse- siva, Cabe preguntarse si no se trata de la huella de lo que nosotres distinguimos como Verwerfuung. Siguen algunas consideraciones sobre Ia manera en que conviene rechazar este diagnéstico. Cuadro Frustraci6n —PrivaciénCastracién Naturaleza de la falta R : Se trata de considerar la naturaleza de la falta a ni- vel de lo Imaginario, de lo Real y de lo Simbélico. A nivel de la privaci6n, la falta tiene dos aspectos: 1" el nifio es privado de 1a madre, 2° las mujeres estin privadas del pene: Lo que esté verworfen en el Hombre de Jos Lobos es que las mujeres estan privadas de pene. Varias son las razones por que C. Vereecken no uti liza el término forclusién; forclusién implica la con cin de Ia irreversibilidad, mientras que Freud dice que se trata de una situaci6n inestable, La segunda raz6n es ‘que no recae sobre el Nombre del Padre, y la tercera que no se trata de un significante sino de una pequefia cade- na significante, -A. Miller Usted centra el interés en la naturaleza de la falta correspondiente a la Verwerfung, al esquema de la priva- cin, al estatuto de la falta en la privacién. Apunta us- ted que la falta real tiene dos aspectos: el nifio privado de la madre y la mujer privada de pene, y quiere utilizar este esquema para tratar sobre la Verwerfung. Vereecken Es para distinguir esta instancia de la Verwerfung en el Hombre de los Lobos, "de la que caracteriza a la me- ancolfa, A. Miller Su consideracién est orientada por lo que se debe ‘oponer a este diagnéstico. C. Vereecken Este doble aspecto de la privacién es responsable de o que sucede en el plano clinico: es el momento en que se puede constituir una fobia, pero también un fetiche, El fetiche esté en Ia vertiente “mujer privada de pene”. Lo que produce la perversién es la renegacién de esto, ‘Se puede pasar de un objeto fbico a un objeto feti- che, pero no a la inversa. Se puede pasar de la fobia a la homosexualidad. La fobia, el fetiche, la homosexualidad, 1a melanco- Ifa, son cosas que corresponden a cristalizaciones. -A, Miller Usted toma en serio el hecho de que Ia fobia serfa una placa giratoria; que, partiendo de la fobia, se abrir an diferentes direcciones. Cuando estamos en el terreno de una fobia pueden constituirse, y eventualmente esta- bilizarse, formas clinicas diversas. C. Vereecken ‘Un neurético que ha tenido una fobia no pasa nece- sariamente por un estadio melancético. En el Hombre de Jos Lobos, la instancia de la Verwerfung se sitéa un tiempo antes del momento en que puede desarrollarse una estructura melancélica; no se trata de una melanco- Ifa, pero no obstante hay aquf algo que es un accidente en la manera en que, este hombre atraves6, el. Edipo.-Esto es fo que Freud nos cuenta, En el origen de una estructu- 105 ra melancélica habrfa otra cosa, Lo que se produce en el tercer tiempo, y a causa del padre real, es una repulsa del don del falo, Una observacién sobre la cuestién de la funcién paterna en el Hombre de los Lobos, y de la fun- cién paterna en la melancolia, para oponerlas un poco, Si lo que estd verworfen es que las mujeres estén privadas del falo, de todos modos en el Hombre de los Lobos la funcién del padre imaginario no se ve afectada por la Verwerfung. Existe cabalmente cierta operacién del padre imaginario consistente en privar al nifio de la madre. La funciGn del padre imaginario se ejerce, y es la de operar la amenaza de castracién; pero en el Hombre de los Lobos es incompleta, pues uno de los puntos so- bre los que recae no ha sido admitido. JA. Miller Este eequema no est hecho para permitir una inme~ diata ubicacion de la Verwerfung. Usted le agrega algo. C. Vereecken Lo que esté verworfen es que las mujeres estén pri- vvadas de pene, se trata de ver qué tiene que ver esto con Ja funcién patema, JA. Miller Usted se sirve de la privacién para tratar de situar la Verwerfung como rechazo de una de las dos versiones de ta falta reat. C. Vereecken La figura del padre imaginario esté conservada, pero su operacién es incompleta a causa de la Verwerfung. El Hombre de los Lobos no cree verdaderamente en la amenaza de castracién, salvo que las cosas tomen un ca- riz real, JeA. Miller Usted hace una distincién entre la Verwerfung del ‘Hombre de ios Lobos y la de Schreber. C. Vereecken Eso es lo que indican las coordenadas del caso: que Jo que no estd admitido en lo simbdlico es que las muje- res estén privadas del pene. La forclusién schreberiana tiene que ser pensada un tiempo antes y no un tiempo después. . Miller {Qué tiempo antes? C. Vereecken El tiempo de la frustraci6n o incluso el tiempo antes de Ja frustracién, El rol pacificador del significante del Nombre del Padre tiene que ser verificado. El Nombre del Padre interyiene en el proceso de pacificacién, pero xno sobre la operaci6n del padre real; y, sin Ja precesién I6gica del Nombre del Padre, no se puede hablar del padre imaginario. Hay que postular el Nombre del Pa- dre como algo que precede a todo el proceso del Edi- po. El padre imaginario no se concibe sin el padre sim- bolico, y el padre real no se concibe sin el padre imaginario; hay una sucesién légica en la que no es po- sible saltarse un tiempo. Lo que podrfa ocurrir acciden- talmente en el tercer tiempo es, precisamente, la me- ancolia, por repulsa del don del falo del padre real o de la identificacién con la insignia del padre. Hay que poner el énfasis en la funcién del padre real, que es a la vez el padre mftico —el que coge a la madre— y el ‘buen hombre padre; el personaje Ilevado a encarnar la funci6n paterna. Lo que podria estar verworfen en el melancélico es algo que se sitiia del lado de la funcién del agente —pa- dre real—; a saber: el don del falo, En el Hombre de los Lobos, la funcién del padre real esté mermada, Esto tie- ne una consecuencia porque la operacién del padre ima- inario se ve parcialmente impedida a causa de la Ver- werfung. Para el Hombre de los Lobos hay un problema ‘en cuanto a la constitucién del rol del padre real. Como es cuestién de la religién, en el Hombre de los Lobos, cabria tomar un paradigma religioso para ex- plicar que el rol del padre real como donador del falo no se concibe sin la eficacia de Ia amenaza de castracién, Schreber est totalmente del otro lado, y todas las psico- sis irreversibles, para tomar el término de Kraepelin, es- tén del lado preedipico. Una observacién a propésito del paradigma religio- so: en la religi6n no se ama a Dios antes de temerlo, el amor a Dios siempre se instala sobre un fondo sagrado. Lo que Freud llama neurosis obsesiva en el Hombre de los Lobos incluye el tiempo en que se constituye una melancolia, pero lo desborda. En la melancolfa, el padre real tenderd a ser asimilado al buen hombre —al pa- a—; como el padre es apartado de su lugar de donador del falo, veremos que las relaciones con el padre se dis- tinguen poco de las relaciones con los otros hombres. No existirén relaciones privilegiadas con el padre como tal. El padre real aparece muy poco en el caso del Hom- bre de los Lobos y esté separado de la serie de los pa- dres imaginarios. No hay lazo entre el padre real y esta serie de padres imaginarios. Segiin las Memorias del Hombre de los Lobos, parece que las relaciones con su padre no fueron particularmente conflictivas, fueron més bien relaciones de buena vecindad. Es un parecido que tiene con los melancélicos. J.-A. Miller Referencia al cuadro de Lacan. Una cuestién respec to de la fobia, Para hacer funcionar el conjunto de este cuadro hay que considerar que el sujeto, en todos los ca~ 805, tiene acceso a la significaci6n falica. C. Vereecken ‘Toma el cuadro no en un,orden cronolégico sino en un orden de sucesi6n. No se puede concebir al padre imaginario en el padre simbélico sin que lo preceda 16- gicamente la funcién del padre simbélico,y no se puede tomar la funcién del padre real sin que lo preceda l6gi- camente la funcién del padre imaginario, Se trata de un orden l6gico. A. Grosrichard Examinar la cuestiGn de la naturaleza de la falta. C. Vereécken ‘La gran originalidad de este cuadro est en que nos recuerda que la naturaleza de la falta y la naturaleza del objeto de la falta son diferentes y pertenecen a érdenes ‘opuestos. ‘A nivel de la frustracién, se trata de Ia falta imagi- naria de un objeto real. JeA. Miller | Hay que considerar la base del esquema. Lacan se- fala el uso del término frustracién, que él intenta des- prender del de castracién; y para reencontrar las catego~ ras de lo Real, de lo Imaginario y de lo Simbélico, puso la privaci6n, Io que es la base del esquema: + Frustracién = > ~——_Imaginario + Privacién > Real *Castracién = 9 -—_—Simbélica Falta Objeto Agente de la castracién Yereecken Hay una pequefia dificultad de vocabulario, pues Freud suele Hamar castracién a lo que en este esquema nosotros llamarfamos privacién; es decir que si llama~ ‘mos castracién a lo que Lacan lama privacién, hay que Hamar asuncién de la castracién a lo que Lacan lama castraci6n. La diferencia entre la privacién y la casira- cién es algo que existe indudablemente en Freud, pero que no siempre esté indicado con claridad suficiente. eA. Miller Este esquema presentado por Lacan, yen qué medida se lo puede tener por definitivamente establecido? El es- quema destaca que la privacién tiene algo de primario. No puede haber falta real en Jo real sino a partir de lo simbélico. El esquema destaca la funcién del significan- te, que abre agujeros en lo real. Este es un punto impor- tante, pues lo que aparece como objeto en juego en la castracién es el falo imaginario, negativizado, {Tienen todos los otros términos la misma importancia? Funcio- na-bastante cof la frustraci6n, que és imaginaria-porque el objeto real estd o no esté. En el plano de los agentes 107 las cosas son més dificiles, hay una voluntad de simetrfa y completud en el cuadro, y tal vez ahf esté su debilidad. C. Vereecken Es preciso concebir que hay una forma de privacién previa, Hay un momento de retorno. Clastres Recordaba yo la afirmacién de Lacan de que en andlisis nunca estamos ante otra cosa que ante el padre imaginario, y que al padre simb6lico hay que suponer- lo, construirlo y pensarlo. El padre simbélico es un efecto del pensamiento del psicoanalista, Yo no estoy tan seguro como usted de que sea obligatoria la presen- cia del padre imaginario para suponer Ia funcién del padre simbélico. En Schreber, el estatuto de Dios durante un tiempo, jno es del registro de la funcién imaginaria? Sin perjui- cio de que este padre se torne después real en la perse- cucién que parece sufrir por parte de Dios. En el Hom- bre de los Lobos tenemos Ia fobia y Ia neurosis obsesiva, Podemos preguntarnos: constituide la neurosis obsesiva, sno es la respuesta la que viene a abrir en el sujeto la pregunta de Ia fobia, es decir, el padre? Le lla- mada al padre. Y, en el segundo tiempo, el nifio respon- de a ella con Ja estructura de la neurosis obsesiva, Pare- cce que Lacan se inclinarfa por esta hipétesis. Es decir, la neurosis obsesiva como respuesta neurdtica a la pregun- ta planteada por la fobia. Hay un tercer punto. En su conferencia de Estados Unidos, Lacan dice: nada més importante que Io real del padre. En el Hombre de los. Lobos, Io real del padre es la psicosis manfaco -depresi va, Respuesta simbélica en relacién con la morbidez del padre. C. Vereecken Lacan presenta la fobia como una carencia del pa- dre, como una distancia demasiado grande entre el per- sonaje y su funcién. La estructura minima de la neurosis se obtiene con la fobia. Una adaraja para la neurosis, {Cul es la funcién del padre imaginario en la psi- cosis? No creo que en la psicosis exista padre imagina- rio en tanto agente de la amensza de castracién. Que hay tentativas imaginarias en Ia forclusién del Nombre del Padre, ésto es indudable. Se trata de distinguir cuidado- samente la diferencia. Los episodios delirantes del Hombre de los Lobos pueden concebirse como una regresién al tiempo de la frustracién, Aquf hay algo que corresponde al orden imaginario, con una falta que al menos es supuesta co- mo real. Qué papel cumple la enfermedad del padre? He visto sujetos neuréticos que tenfan un progenitor me- lancélico, No es una cuestién superflua, evidentemen- te. El caso més simple es que el propio nifio sea me- Iincolico. No sé si en el caso del padré det Hombie'de’ los Lobos hay que dar a este aspecto una gran impor- tanela, pues para Freud es algo que interviene bastante tardfamente, JA. Miller Propone volver al texto del Hombre de los Lobos y avanzar en la formalizaci6n del caso. Propone retomar ia discusién partiendo de 1a cronologia fundamental, con Jas tres discontinuidades establecidas por Freud: 1. La seducci6 2. EI suefio; aunque este suefi se refiere a una es- cena anterior, actiia en el presente, como Freud hace notar; y La religin, objeto de educacién por parte de la madre e influencia desencadenante que duraré hasta que, a los diez afios, el preceptor alemén influya lo suficiente como para que esta referen- cia desaparezca, Hay tes discontinuidades que Freud, al comienzo del capitulo 6, sitiéa como tales en el mismo plano. La seduccién es tratada en el capitulo 3, el suefio en el capitulo 4 y la neurosis obsesiva y Ia religién en el ca- pitulo 6. En el capitulo 5 encontramos consideraciones intermedias, En el primer perfodo del caso, el andlisis del suefio leva a la escena originaria, y en el capftulo 8 surgiré la importante escena con Gruscha. Todo esto tie- ne sus fechas: la seduccién es a los tres afios y medio, el suefio a los cuatro y la religién a los cuatro y medio. Lo central del caso se da en el afio terrible del Hombre de Jos Lobos. La escena originaria es al afio y medio y Gruscha a los dos afios y medio. Esta es la cronolos EI capfiulo sobre la seduccién ofrece una suerte de mi niatura del enfoque freadiano del caso. Freud otorge a la seduccién traumdética una funcién causal en el desarrollo libidinal; es decir, considera que, 2 partir de la seduc- cién, el Hombre de los Lobos queda en una posicién fundamentalmente pasiva, y al final del texto, donde tendremos la escena con Gruscha, en la que por el con- trario se presentard como activo, tendremos in extremis uun vuelco de Ja perspectiva. Tentativa de seduccién don- de el sujeto exhibiendo el érgano, se mostrard en una posicién viril. La seduccién instala al sujeto en una posicin pasi- va que produce, en otro nivel, un efecto inverso. Apari- cién de una conducta esencialmente inversa, pasividad profunda y actitud inversa a la primera. Lo que aparece como motor de esta inversién es el sentimiento viril de sf del paciente. Para Freud, el tiempo de la seduccién estard rela- cionado con una amenaza de castracién procedente de la Chacha, sobre quien el sujeto ha desplazado su pasi- vidad respecto de la hermana, En esta pura y simple cronologfa del caso podemos establecer una segunda cronologia: —________»« Lo que el sujeto encuentra en este vector es la ame- naza de castracién, supuestamente hecha explicita por la Chachi: 'Ella'16 timenazé explicitamente: “A los iffos ue hacfan eso les quedaba en aquel sitio una ‘herida™. Freud refiere el paso de la posicién pasiva a la actitud agresiva a este vector del desarrollo libidinal, en tal for- ‘ma que la amenaza de castracién remite al sujeto al esta- dio sédico-anal. La seduccién que coloca al sujeto en tuna posicién pasiva se ve compensada por una actitud agresiva. Tenemos ya el esbozo de una escisiGn: la pasi vidad profunda que se presenta como agresividad en el. perfodo de las maldades. El motor es el sentimiento iril-de sf, y se lo puede situar bajo el signo del falo imaginario. Tenemos un doble comentario de este pro- ceso que responde a una escisién entre dos planos: 1) la posicién pasiva que es Ia homosexualidad re- primida, en relacién con la actitud de este sujeto en la vida; 2) en el plano del desarrollo, relacién con la ame- naza de casiraci6n productora de una regresién. Se po- 4rfa oponer este esquema de inversién y aquf un es- quema de regresi6n. Hemos aislado una constante: la pasividad; hemos aislado una variable: el agente deseado de la seduccién. El agente es en primer término Ia hermana; el sujeto opera un desplazamiento hacia la Chacha (Freud lo dice con todas las letras). Tercer personaje: el padre; éste ocupa el lugar de la tercera variable: es el titimo objeti- vo sexual del Hombre de los Lobos; se inscribe la no- cién de seduccién del padre y de un deseo referido a és- te, Entrelazamiento de Ja inversiGn y la regresi6n. No hay correlacién entre el padre y la castraci6n. La castra- cién es promovida por Ia amenaza de Ia mujer, y Freud s6lo menciona al padre en la serie de la pasividad y por Io tanto del deseo de orden sexual respecto de tres obje- tos. No hay correlacién entre la castracién y el padre, cosa incluso muy singular pues, en relacién con la Cha cha, sf hay correlacién: el padre slo aparece situado co- ‘mo objeto sexual. “Tenemos la impresin de que la se- uccién por la hermana lo impuls6 al rol pasivo y le dio un fin sexual pasivo, “ ...persistemte influencia’ de esta experiencia en la que ahora describfa el camino que iba de la hermana al padre pasando por la Chacha, de la ac- tividad pasiva frente a la mujer a la actitud pasiva frente al hombre”, Es aquf donde se evoca la relacién entre el ‘objeto de identificacién y el objeto sexual en los térmi- nos exactos que Lacan retomard posteriormente, Hace falta el suefio en el tiempo siguiente para que el padre y la castracién se combinen; ésto es incluso lo que marca, para Freud la operacién propia del suefio: esta vez, com- binar el padre y la castracién, \Vamos a retomar la comparacién entre estos dos tiempos, el tiempo de la seduccién —amenaza de castra- cién— y el tiempo del suefio, ya que Freud los sitiia en forma enteramente simétrica. ‘Vamos a ver de qué modo se modifican estos dos es- quemas en funcin de esta presencia del suefio. Primeramente, es en el suefio donde se combinan el padre y la castracién. En el episodio de la seduccién, el 108 padre, en este aspecto, no ocupa en absoluto Ia misma posicién que la Chacha, En segundo lugar, Freud observa a partir del suefio una modificacién del propio estatuto de la castraci6n. Podemos trazar este esquema: tenemos la castracién 1.- fa castracién por las mujeres— y tenemos, con claridad en Freud, una castraci6n 2, que est ligada al padre: anal r Esta modificacién del estatuto de ta castracién apa- rece, si se acuerdan de la ltima vez, en el momento de la seducci6n, Freud nos presenta una castracién muy singular: hay efectivamente amenaza de castraciGn, hay efectivamente interés del sujeto en el hecho de que las nifias no son como los nifios, hay interés por las barritas de caramelo, las serpientes, etc. Pero, dice Freud, hay pensamiento, Gedanke, no hay creencia, Glaube. Es claramente una escisi6n, En la castracién 1 hay escisiOn entre Gedanke y Glaube. Freud la registra como complejo de castracién pero indicando una escisién en- tre Gedanke y Glaube. Por el contrario, 1a castracién 2 cambia el estatuto de la castracién, pues ahora et sujeto adquiere la convicci6n de la realidad de la castracién y, retrospectivamente —dice—, antes s6lo habfa pensa~ miento de la posibilidad de la castracién, Hay una esci- sién entre posibilidad y realidad de la castracién. La castracién 1 es posible, la castracién 2 es real. Yo doy valor a estos sefialamientos porque pensamos que una de las vias de salida para la conceptualizacién del caso es la distincién de registro 0 de orden. Pensamos que hay que distinguir el estatuto imaginario del estatuto simbé- lico. En Freud tenemos un trabajo sobre escisiones 0 s0- bre estratos. La castracién misma, si continiia Naméndo- se castracién a lo largo de todo el texto, es por Io menos castracién 1 y castracién 2, y no estamos forzando nada, ‘Mis adelante se vuelve a tocar el asunto: .qué efecto produce este suefio,qué aporta a la problemética de la castraciOn? Freud sintetiza: “Durante el proceso del suefio, el sujeto comprendié que la mujer estaba castrada, que en 1 lugar del miembro viril tenfa una herida.” Por lo tan- to, el estatuto de la castracién se ha modificado. En ter- cer lugar, y correlativamente, el desplazamiento de la seduccién al suefio se traduce en una transformacién de la relacién con el padre o de la interpretacién misma de la relacién con el padre. Es decir, una transformacién de la interpretaciGn de lo que quiere decir ta pasividad con respecto al padre. Y lo que Freud nos indica, ya en el capitulo de Ia seduccién, la'relaci6n de pasividad con respecto al padre como tercer objeto, esta pasividad de- be ser interpretada segiin el régimen del estadio anal. Hay primero una interpretaci6n sédico-anal de la rela~ ci6n con el padre, Verios de qué modo los estadios freu- dianos funcionan como cadenas de interpretacién. Es decir: tenemos una pasividad respecto del padre, y ésto va a subsistir; y la primera interpretacién de esta pasivi dad es una interpretacién sdico-anal, Es decir, ser pega- do, ser castrado, ser castigado por el padre, 0 sea una i 109 terpretacién en términos de masoquismo de Ia relacién con el padre. La castracién 2 es,’por cuenta y riesgo del sujeto, una interpretacién génital de la pasividad respecto del padre, El ser castigado 0 castrado por el padre se trans- forma en ser castrado como una mujer. Quiere decir que Ja actitud femenina para con el hombre pasa a ser una constante desde el momento en que el padre es alcanza- do; esta actitud femenina encuentra la significacién de 1a homosexualidad. No bien estamos en la castraci6n 2, tenemos una interpretacién genital de ésta. Por una parte, Freud pone en primer plano esta pre gunta: ise traduce esta nueva interpretacién de la pasivi- dad en términos de regresién? Lo que primero aparece es que se traduce no en términos de regresién sino en términos de represién. Freud trata el suefio, a la vez, como la reviviscencia de esta escena, ‘como la acreditacién ante el sujeto de la interpretacién genital, y al mismo tiempo como algo que consuma una represiOn, El efecto de esta interpretacién genital es el hecho de que la pasividad hacia’ el padre queda transformada en su contrario, invertida en agres vidad: esta vez, queda reprimida, Freud habla de la re- presién de la homosexualidad hiperintensa realizada du- ante el suefio de angustia. Considera que en el suefio mismo se cumple Ia represi6n de aquella pasividad, que hha tomado el sentido de una homosexualidad, 4Qué es lo que aparece como fuerza motora de esta represién? Antes tenfamos el sentimiento viril de sf, ‘ahora tenemos la libido genital narcisista. Aqut reencon- ‘ramos una serie que yo ya habla colocado bajo el regis- tro del falo imaginario, ia observaci6n de que, a conse- cuencia del narcisismo amenazado, el sujeto creé la virilidad, Lo cual nos indica que la represién no debe ser ‘puesta en el mismo plano que la regresi6n, sino que es la nueva versién de Ia inversién, Ahora, en lugar de esta inversién tenemos una represién, y lo que era simple pa sividad toma el sentido de la homosexualidad. ‘Vemos que todos los términos se transforman suce~ sivamente: la misma inspiracién estructuralista en la lec~ tura que la del gran esquema simétrico de Lacan, {Cus- les son Jas funciones que vemos transformarse? Pasividad agresividad Homosexualidad Virilidad Padre ¥ podemos decir que esta pasividad se transforma en Homosexualidad; lo que Freud llamaba sentimiento viril de sf, ahora lo lama libido genital narcisista; lo que cera conducta agresiva del sujeto, es virilidad que se ha creado; y Io que era inversiGn es, estrictamente hablan- do, una represién, Freud siempre considera esta fuerza motora en el mismo sentido, ya que luego hablaré de_virilidad narci- sista, Tenemos un operador constante que efectia’ en el primer tiempo una inversi6n y esta inversiGn pasa a ser ido genital narcisista.gQué sucede, correlativamente, en el plano del desarrollo libidinal? Esto continda por partida doble. ‘anal Estamos en un esquema del desarrollo libidinal; 1a castracién 2, segiin Freud, produce una regresién a una etapa todavia més primitiva del desarrollo, una regresién al estadio oral. Es simétrico; todo et mundo conace bien Jo oral y lo anal; pero lo que no se conoce tan bien son. Jas dos castraciones en Freud. Hay un esquema de “a posteriori” de la castracién que recogemos a flor de tex- to y que es necesario para la simetrfa, para la coherencia de este esquema, Este es reproducido y calcado en el es- quemna del desarrollo libidinal: lo que era agresividad y aparece en el comportamiento del sujeto entre la seduc- cin y el suefio, es To que encontramos como actitud propia del estadio anal. La agresividad es lo que corres- ponde al estadio anal, y ésto es observable en la conduc- ta del sujeto. Si Freud se pone a hablar del estadio oral, 5 porque entre el suefio y la religiGn se observa la fobia, a los animales, 1a angustia de ser devorado, y ésto 10 lle- va a concluir que hay una regresién al estadio oral. He situado en la cronologia tres niveles que se esca- onan; los que se observan son modificaciones del ele- mento de la existencia y lo que s¢ observa como modifi- cacién del comportamiento en una fecha dada. El sujeto comienza a tener miedo a los animales y Freud traduce ésto como regresiGn al estadio oral; al mismo tiempo, cabe suponer que hay cierta conexidn entre esta verdad de pasaje y esta verdad creada. ‘Tal vez podamos ubicar la neurosis obsesiva. Lo que alli tendrfamos que distinguir es una castraci6n 3, pues verfamos que la castracién 2 vuelve a evar al sujeto 2 la fase oral. S6lo con una fobia logra resolver éste la castracién 2. et, oral anal genital fobia masoquismo A este tercer corte deberia comesponderle una cas- traci6n 3, que tendrfa que alcanzar al estadio genital. Las Ifneas retroactivas son regresiones. Se podrfa esperar una correlacién entre este franqueamiento y el desdibujamiento de la personalidad del sujeto. En la p4- gina 220 de la edicién francesa, Freud escribe: “El cono- cimiento de la historia sagrada le dio la posibilidad de sublimar la actitud masoquista predominante respecto del padre.” Fijémonos en el término sublimaciéa. Subli- mar es aprender algo transindividual, transfamiliar, algo que es transecular y con respecto a lo.cual se puede dis- tinguir y hallar una solucién ya preparada al conflicto precedente. No parece que el uso que hace el Hombre de. los Lobos tenga un’ efecto pacificador’sobié sit hist al contrario. En 1a duda de si Cristo tenfa un trasero se transparenta Ia actitud homosexual reprimida. Los pro- blemas del lugar anterior siguen estango presentes en la fase ulterior. Este intento de sublimacién fracasa porque esté continuamente hablado en los términos de la fase anterior. Ello hasta el punto de que ese Dios que lo re- chazaba efa Cristo, el padre era Dios, pero el Dios que la religién le imponia no era un sustituto correcto de su padre, al que el sujeto habfa amado y que no querfa de- arse quitar. Al igual que en las fases precedentes, su ob- jjeto sexual sigue siendo el padre; en cambio, el objeto de la sublimacién religiosa es muy diferente, porque im- plicarfa procurarse los medios, eventualmente por las vi- as del amor, pero medios para una ubicacién propiamen- te simbdlica, Ahora bien, aquf lo que se sefiala es que el padre sigue siendo para él un objeto sexual, el amor por este padre le dio su perspicacia critica, el sujeto resisti6 a Dios para poder continuar ligado a su padre. Aqui se traduce el fracaso de la sublimacién del tercer tiempo. “Defendié al antiguo padre contra el nuevo... "Aprecia- ci6n considerada recurrente en este caso: la del rechazo de lo nuevo por apego a lo viejo. Con Ia religi6n tenemos al mismo tiempo, bajo las especies de la sublimacién,una llamada al padre de la pacificacién simbélica. Freud insiste continuamente en las marcas que muestran al sujeto apegado a la proble- mética anterior, y ello hasta el punto de que, con toda l6gica, el capftulo 7 se lama “erotismo anal y castra- cin”, Se llama asf porqué aquel vector que yo levaba de Ks a lo genital no aparece fundamentado, pero lo que aparece fundamentado es que no se abandon6 la referen- cia privilegiada a la analidad. Cuando Freud habla de la castracién, jde dénde viene el efecto de agujero? Pues bien, lo que sucede es que el punto sigue estando indis- criminado entre Ky y K: Tenemos, para decirlo en términos de teorfa de conjuntos, dos aplicaciones Ky y K3 sobre el mismo punto. El sujeto defiende al antiguo padre contra el nuevo y ésto explica que lejos de poder desarrollar en forma convincente el acceso del sujeto al estadio geni- tal, se vuelve al erotismo anal. No se ha salido de la problemética anal. Esto es lo que vamos a examinar en el capitulo 7. Freud sefialard 1a importancia de los trastornos in- testinales del sujeto y nos presentard sobre todo una ga- ma realmente extraordinaria de las diferentes significa- ciones del objeto anal. Se comprende por qué por tomar Lacan al objeto como significante: ahf tenemos la, escisiOn del significante y el significado, las heces como significante, y vemos cémo este mismo significante pue- de recibir, en diferentes momentos del desarrollo libidi- nal, diferentes sentidos. Esto no zanja en absoluto el problema del diagnésti- co, pues la dificultad entre Kz y Kg ¢8 la conexién con el estadio anal; por eso a lo sumo se puede hablar de una neurosis obsesiva, Este es el capftulo donde diferencia 110 mos entre Verwerfurig y Verdrdngung, y es el capitulo de Ja alucinacién del dedo cortado: en él se resinen los as- pectos fundamentales del caso. dam _ UNO son Kj y Ks los que convergen en lo anal? Los tres convergen en lo anal. Si hacemos funcionar el esquema de “a posteriori”, eso va de Ka, que es un re- tomo sobre Ky, porque lo que en ese momento la Cha- cha presenté de manera enigmética y que el sujeto no comprendié, s6lo lo comprenderd a partir del suefio, y debido a que este suefio es el retomo a una cosa antigua. ‘tin no hemos puesto en juego lo que precede a esta se- duccién y el papel que va a desempefiar para Freud l6gi- camente la escena con Gruscha, donde se redondea el caso, Puntos convergen en lo anal, pero el me- canismo més importante es la regresién al estadio anal. Freud lo establece a partir del padre y de la regresi6n al estadio anal, y todas las resubjetivaciones producidas en el “a posteriori”, Gruscha, la seduccién, el suefio, co- bran su sentido a partir de este punto preciso. J.-A, Miller Procura seguir el texto, Cuando se llega al capftu- lo sobre el erotismo anal y la castracién, uno advierte que 1a castracién es secreta y continuamente acompa- fiada por su interpretaci6n anal. Sefiala que entre los tres afios y medio y los cuatro y medio, a uno y otro lado del suefio de angustia, hacerse en los calzones co- bra otro sentido para el sujeto. En la época de la se- duccién tiene un valor agresivo de desaffo; a los cua- tro afios y medio lo deja avergonzado. Por eso Lacan, puede decir: estas historias de estadio son paginas de sloria o paginas de vergiienza; y esta aludiendo a este pasaje de Freud, Vemos que, a uno y otro lado del sue- jo, la angustia de castracién se precipita; en opinién de Freud, se realiza una represién. Vemos que lo anal cambia de valor, aun cuando Freud haga un sitio a Io oral, vemos en este caso que Io anal cambia de valor, como indice de lo que se ha producido. Es en la rela- cién del sujeto con el objeto anal donde él localiza ta posicién del sujeto. Este es el valor del sfntoma y de su queja: “Hasta que no descargo el intestino, el mun- do se me hace envuelto por un velo....” En esta. cons- tancia de la referencia anal se puede reinscribir el tex- Mt to de la enfermedad, P.La Sagna No habrfa que considerar esencial el que la madre apelara a la religién? En lugar de pacificarlo con el pa- dre real, en el sentido de su compafiero, apela al padre celestial... ,No cumplird esto un papel esencial en el destino del Hombre de los Lobos? Se hace jugar un pa- dre real en el sentido de Dios como padre real; pero no es en absoluto el padre edipico, es un padre del mito, un padre de la histor J.-A. Miller Aguf las relaciones de causalidad son diffciles de establecer. P.La Sagna En la transferencia con Freud, el Hombre de los Lobos adoptard una posicién donde se reproduciré ta cuestién del padre mitico, tal como ésta obr6 en la re- ligién, I-A. Miller El relato religioso se presta a multiples interpreta- ciones; es una oferta simbélica pero donde tendrian ca- bida muchas cosas, incluso la perversién. A. Quinet En lo que respecta a'lo oral, Freud sefiala un periodo de inapetencia, es decir que 10 oral no se reduce sola- mente a la cuestién de la fobia, sino también a trastornos de la necesidad. La angustia de ser devorado por el pa- dre aparece articulada en términos de regresi6n. I-A. Miller ‘Vemos que los estadios emergen a partir de la regre- sin. Freud dice que ahf el sujeto regresa, lo que no im- pide que el desarrollo prosiga hasta un punto que remite a lo oral.se puede aprehender lo oral y lo anal desde una perspectiva que no es la de la regresiGn. Pero esto se or- dena retroactivamente en funcién de la castracién. A. Quinet Lo que Freud recuerda, 1a angustia de ser devorado por el padre que debemos traducir por angustia de ser penetrado por el padre. J+A. Miller El texto mismo esta inscripto en términos de tradue- cién, entre seduccién y suefio. Vemos que la pasividad se traduce primero en ser pegado por el padre, y que después se traduce en ser penetrado por él, Lo que Freud ama “Io genital” funcionarfa como dador de significa- in, A:partir,del:momento:en.que,Lacan-hace del signi: ficante la causa del significado, a partir del pasaje en que Lacan hace del falo un significado entre otros, que terminaré lamando @ , Lacan va a ordenar el padre y Ia eastricion: El Nombre del Padre y el falo como signifi- cado.Hay una oposicién entre esto y el momento en que hace del falo un significante simbélico. En wiltima ins- tancia, aquf lo postula como significante imaginario. Lo 112 que llamaré ®, término a término, es una oposicién, pe- ro ® resume la relacién entre el Nombre del Padre y el falo imaginario. Las formulaciones cambian, pero @ re- sume y condensa la metéfora patema, que serd transfor- mada en funcién, Versién de Frangoise Koenter 18 de febrero de 1988 I— El Hombre de los Lobos en el Seminario XI — Exposicin de Francoise Schreiber F. Schreiber distinguié varios pasajes del Seminario XI en los que Lacan se refiere al Hombre de los Lobos. Estas referencias arrojardn una nueva luz y destacarén la importancia de la pulsién escépica en este caso. Recuerda F. Schreiber que, desde los dos afios ante- riores, el hilo conductor de Lacan conciemne al fantasma y al objeto (a) a lo real més alla del fantasma, En los seminarios sobre La identificacién y La angustia, Lacan aborda el lugar de (a) cubierto por el fantasma, Seminario XI: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoandlisis Pégina 54, Lacan evoca aquel “accidente tardio” la psicosis y su enlace con la preocupacién de Freud acerca de la funcién del fantasma y del encuentro prime ro de lo real que podemos afirmar detrés de! fantasma. “A través de todo este andlisis, vemos que ese real arras- tra al sujeto consigo, y casi lo fuerza, dirigiendo de tal modo la busqueda que, después de todo, podemos ahora preguntarnos si esa fiebre, esa presencia, ese deseo de Freud no condicion6, en su enfermo, el accidente tardfo, de su psicosis.” Pégina 41. Hay un real que el fantasma protege. {De qué real se trata? “Tomemos el ejemplo de El Hom- bre de los Lobos. La importancia excepcional de esta observacién en la obra de Freud, estriba'en que muestra que el plano del fantasma funciona en relacién con lo re al, Lo real es soporte del fantasma, el fantasma protege aloreal.” F, Schreiber destaca en este sentido una primera in- dicacién que aparece en el Seminario sobre La identifi- cacién, clase n* 25, pégina 12, en ‘referencia al suefio donde “él se hace cinco lobos mirando”. Esta noche se produce un retomo de lo que el sujeto es en su fantasma fundamental. Péginas 226-227. Refiriéndose a la interpretaci6n, Lacan habla nuevamente del Hombre de los Lobos. La interpretacién no est abierta a todos los sentidos, es una interpretacién significativa, pero “no. obstante, esta sig- nificaci6n no es lo esencial para el advenimiento del su- jeto, Es esencial que el sujeto vea, mas alld de esta sig- icacién, a qué significante -sin-sentido, irreductible, traumatico- esté sujeto como sujeto.” En el caso del Hombre de los Lobos, “la aparicién brusca de los lobos en la ventana del suefio desempefia Ja funcién de s, en tanto representante de la pérdida del ‘La mirada fascinada de éstos [los lobos] es el propio sujeto.” Desde este punto, desde este “significan- te original” ligado a la mirada, se puede considerar La serie de-reestructuraciones:como.otras tantas conquistas, subjetivas, “Se capta asf, en sentido propio, la dialéctica del de- seo del sujeto en tanto se constituye con el deseo del Otro, Recuerden la aventura del padre, de la hermana, de Ja madre, de Gruscha la sirvienta. Son todos tiempos que vienen a enriquecer eldeseo inconsciente del sujeto con algo que, como significacién constituida en la relacién con el deseo del Otro, debe ponerse en el numerador. ‘Pégina 228. “Y ocurre que el ser conquistados por algo que no se conoce tiene a veces consecuencias temi- bles, y entre ellas Ia primera es la confusién, F, Schreiber se pregunta si este episodio llamado psicético no representarfa una confusién de este orden ligada a la transferencia. El objeto en tanto real, 1a mira~ da, no habria sido suficientemente trabajado. Ahora bien, el objeto mirada es, precisamente, lo que el sujeto es. Habrfa aquf una relacién esc6pica primordialmente sustrafda, en el sentido en que Lacan habla, a propésito del caso relatado por Kris, de una “relacién oral primor- dialmente sustrafda” que produjo un efecto de acting out (cf. el Hombre de tos Sesos Frescos). Hay aqu una insu- rrecci6n del objeto (6) que surje en la escena y donde podrfa tratarse de hacerse ver. Esto se corrobora en el episodio de 1a nariz. y los dermatélogos, en el hecho de mirarse en el espejo, en sus rectiminaciones contra los dentistas y los sastres, en el hecho de mostrarse a toda esa serie de analistas. En el Seminario sobre La angus- tia, Lacan habla de paranoia de transferencia, de una transferencia eternizada en un psicoandlisis infinito. La confusién se caracteriza aqui como un retorno pulsional no producido. En el caso del paciente de Kris, este retomo pulsio- nal se efectia en lo simbélico, pues de lo que se trata es de leer meniis. En el caso del Hombre de los Lobos, el retorno tiene lugar en lo imaginario: i(a) prosigue revistiendo a (a). Pero no reaparece en lo real, como sucede con Miche- Jangelo, quien acude indefinidamente a los cirujanos pa- ra rehacerse la nariz (cf. el caso de Marie Lise Mayer, Lettre Mensuel 0° 66) ECF. En cuanto al Hombre de los Lobos, dicho retomo no se cumple en lo real; la mirada se presenta con el (-pde la castraci6n, El retorno pulsional est4 en correlacién con la castracién, Pégina 67. Lacan se pregunta por qué raz6n es siem- pre tan traumética la escena primaria. Lo es —responde— ‘a causa de su carécter facticio, y da el ejemplo, en la ex- periencia del Hombre de los Lobos, de lo extrafia al suje- to que es la desaparicién y reaparicién del pene. Pégina 73. Enlazado con la escena primaria: el te- ror fbico por los aleteos de fa mariposa. “ ...pulsacién de la causacién, del rayado primitivo que marca su ser alcanzado por primera vez. por la red del deseo.” Aguf se trata de ver la aparicién y desaparicién del pene: jsigno de que (a) y (-@estén en correlacién ? F. Schreiber propone formar una serie con los ele~ mentos siguientes, todos los cuales tienden a poner en evidencia-ta, primacfa de, la pulsidn esc6pica.y su.corce-. lacién con el padre y la castraci6n. Estos elementos ten- 113 derfan a probar que el episodio psicético del Hombre de Jos Lobos no serfa estructural, sino inducido por la transferenci . —El confuso episodio con los sastres, donde se trata de un “hacerse ver” pulsional marcado por su correla- cién con el padre. —Los lobos que miran asociados al cuento del abuelo (cf. pég. 194 de L’Homme aux loups par ses psychanalystes et par Iui-méme).El cuento trata de un viejo lobo (Ia madre castrada) sobre el que se trepan ‘otros lobos (el padre). —El objeto fébico es el sustituto del padre, La cas- traci6n es reconocida en la madre (pag. 242). —El profesor de latfn se lama Wolf (pag. 199). En una de las versiones, e! Hombre de los Lobos comeie un lapsus y traduce filius al francés y no al ruso. Esta con- fusién indicarfa que el lobo siguié siendo un sustituto paterno al que se teme, que habrifiliacién con el padre simbélico. F. Schreiber llega asf a le conclusién, que preferirfa no fuese demasiado radical, de que el tope encontrado por el andlisis es efectivamente la angustia de castra- cién, Hay sin duda una causa félica, pero la causa real no surgié, el fantasma quedé sin atravesar. Pero sigue abierta una pregunta: es esto suficiente para producir efectos psicéticos en el Hombre de los Lobos? M—Observaciones y reacciones consecutivas a la exposicién JA, Miller Su relectura del texto de Freud se sitéa en un plano ms t6pico. Dicho esto, destaca dos puntos: 1, La elaboracién de Lacan no s6lo puede ser re- tomada en su examen del Hombre de los Lobos. No s6lo en el Hombre de los Lobos aparece destacado el objeto escépico, Pero el capitulo del suefio se relacio- na con él, y Lacan lo trata en estos pasajes del Semi- nario de Los cuatro conceptos. Hay aguf algo central en el exergo a este seminario Lacan alude a la funcién de la mirada en el Hombre de los Lobos, punto que habfa escapado a Freud. La posicién de espectador del sujeto confirma la pasividad profunda que primero se da ante la seducci6n por la hermana y que va a retra- ducirse en homosexualidad. Hay por lo menos dos menciones de Freud a que esta pasividad est ya pre- sente en la posicién del Hombre de los Lobos en la escena primaria, donde el sujeto ocupa la posicién de espectador, Escena primaria — Griischa Seduceién posicién pasiva activa pasiva _ a Activo en la época de Gruscha (él orina delante de ella), después, en el episodio de la seduccién, tiene una posicién pasiva. Pero Freud dice que tal vez esta pasivi dad ya era originaria en la escena primitiva. El sujeto es el que mira, 2. Esif, en efecto, el hecho de que va a hacerse ver. Existe en el sujeto la pulsién de hacerse ver. Y es brillante construir esta pulsién profunda del sujeto, en la que convergen diversos episodios relatados por Mack Brunswick. Nos inclinamos a otorgar a esta pulsién un ugar capital; se trata de un referente capital. A. Miller tiene més dificultad para seguir la se- gunda parte de la exposicién: se pregunta por qué hay retorno en lo imaginario mas bien que en Io real, por qué no se realiza esta castracién en lo real de su cuerpo. F. Schreiber Recuerda que el episodio del sastre es asociado a la escena primaria por mediacién del cuento narrado por el abuelo. EI suefo calca esta historia al revés. El sujeto hard su acting out con su sastre. Esto guarda conexion ccon la castracién, ya que en el cuento hay un sastre que le corta la cola al lobo. En Jo que respecta a Wolf, el profesor de latin, Freud insiste en el miedo a todos los sustitutos paternos. Freud cree en el reconocimiento de la castracién de lamadre: —por una parte, el tema de la herida de la que su madre se quejaba, —por la otra, el sujeto contrajo la fobia en el mo- mento de reconocer la castraci6n. 4C6mo articular fobia y psicosis? {Puede haber fobia en los casos en que el padre es completamente carente? C. Soler Reconociendo que nos hallamos ante una montaia de datos, quiere hacer dos observaciones: 1. La tinica sublimacién del Hombre de los Lobos con alguna consistencia es la pintura. 2. Hay una cuestién mucho mds general: la del ne- xo entre aquella nocién de una pulsién sustrafda y el problema que introducen los fendmenos seudopsicoti- cos en la neurosis. Es la cuestiGn de un nicleo no ela- borado de goce en un sujeto no psicético, y det modo de presencia de este goce que induce fenémenos muy cercanos a los de la psicosis. Lo que denominamos “brotes delirantes” en la neurosis sigue constituyendo un problema. A. Aflalo Propone arrancar de la hip6tesis dé que se tratarfa de una neurosis. Pero en tal caso, jeuél serfa esa neuro- ' sis? Ciertos puntos se mostrarén incompatibles con la neurosis, En el texto de 1918, el padre esté en correlacién con la castracién y el Hombre de los Lobos ha recono- cido la castracién de la madre. Pero en 1926 (Inhibi- cién, sintoma y angustia), ya no aparece nada de este orden. El padre no est en correlacién con la castra- cién, En 1938, en el texto Escisién del yo en los pro- cesos de defensa, Freud plantea el problema del reco- nocimiento 0 no de la castracién, y de la relacién del sujeto con la realidad. Con relacién a la realidad, se debe decir que es psicético. Con relacién a Ia castra- ci6n, € perverso (fetichista). {Cudl es el fetiche? Una parte del cuerpo mismo de la mujer. La mujer en cuatro patas. ‘A. Aflalo menciona el trabajo de Sol Aparicio sobre 1a Verleugnung. Lo que preocupaba a Freud era c6mo podria ser la castracién a la vez reconocida y no reconocida, pues no se trata de una denegacién. Hay adherencias entre la Verleugnung y la Verwer- ng. De 1913 a 1938, el problema para Freud es siempre el mismo: c6mo resolver la paradoja légica de que la castraci6n puede ser reconocida y no reconocida a la ver, sin ser una denegacién. En el texto de 1918 se detiene ante este problema y specifica entonces la Verwerfung. Lacan va a retomar sie pasaje hasta hallarle una implicacin l6gica. La fobia es un punto crucial. En el capitulo IV de Inhibicién, sintoma y angustia, Freud se pregunta acerca de Juanito y del Hombre de los Lobos. Los dos casos son estructuralmente antitéticos. En el del Hombre de los Lobos, la fobia toma como referente un animal de 14- mina, que no promueve ninguna inhibicién. Se trata de un “amo a pap4 y no acepto las consecuencias de este amor”. El padre, la negacién y la represi6n deben considerarse juntas. J.-A. Miller Recuerda que Ia forma en que Lacan introduce el objeto mirada es tributaria de una elaboracién que va més alld de la lectura que estamos haciendo. En Los cuatro conceptos, lo que Lacan introduce con referencia al Hombre de los Lobos es un cambio de estatuto de lo real. Para Freud, lo real en cuestién, lo real que él persi- gue, es el de los hechos y el de los hechos de la primera infancia. Lo real que Lacan resalta en Los cuatro con- ceptos es el objeto (a) como real, aunque todavia no ha- yA precisado dicho estatuto del objeto (a). Para Freud, existe lo real de la escena primaria, En Lacan, el fantasma estd articulado con lo real: es una cosa distinta de la vinculacién entre el suefio y lo real de los hechos. Nos faltan algunos eslabones: épor qué via se llega a este concepto de real? A Freud se le escapa la funcién de la mirada en el suefio. Para tener acceso a ella es necesario una elaboracién de lo simbéilico previa que a Freud se le escapa, De ahi estas dificultades en lo referente a la castraciGn: el sujeto la aborrece y la acepta, la acepta y la aborrece, pero la re- chaza... En el texto de 1918 hallamos una estratificacién de los niveles de la castracién, pero es distinta de las cate- gorfas de lo real, lo imaginario y 10 simbélico, de las que Freud carece. Este es el camino que tenemos que seguir en la an- dadura misma del psicoandlisis. ‘Nosotros ya no nos dedicamos, como Freud, a la re- construccién de los hechos. Lo real anterior al fantasma procede indudablemente de esta apasionada reconstruc- ign de los hechos. JH, Examen del andlisis de Freud por J.-A. Miller - Capitulo 7: Erotismo anal y complejo de castracién Hemos distinguido tres castraciones: K; la seduccién K2 Ia que corresponde al suefio 3 instalacién de la sublimaci6n religiosa. LZ oral anal K, K, Kj Las dos primeras dan fugar a una regresi6n en el Hombre de los Lobos: la primera al estadio anal, la se- ‘unda al estadio oral, La tercera pone supuestamente los relojes a la hora de lo genital. El esquema de las regresiones se articula, pues, con la barrera de la castraci6a, que el sujeto no aborda. En Ky hay pensamiento (Gedanke) de la castracién, de la distincién de sexos, pero no creencia (Glaube). En Ky: en la reactualizacién de la escena primaria hay conviccién de la realidad de la castracién. Es decir, Gedanke + Glaube. Posicién Mecanismo |Oposicién | Compor-| Actitud do.) dl sujoto |e rogrosion| tamionto Ki | Gedanke [pesibildad __|imaginario} pasividad | inversién Sept? | sédico | masoquisia oral -Glaube cs wa Fee] Gedanka —|Convcciin ral Tomo- | reprasién | tide gon) fabica | masoqusma [anal #Giavbe ola reaidad fr serualided arcs fomenine kg “|” jasuncién de jsimbélico jocimbico [a Unter Ehnstelung cbrucken (en relgcion con la poskicredo J Koos) us El indicio de que el tercer registro no esté tan cons- tituido en el Hombre de los Lobos nos lo aporta el hecho de que necesita el dinero del padre, en cuya obtencién se empeha compulsivamente. No hay ningiin orden asegu- rado por la conviceién de ser su hijo. Este dinero tiene valor de hijo del padre, Recibir el dinero del padre es un apoyo indispensable que el sujeto reclama de manera compulsiva, al no tener seguridad constituida de una promesa, {Cul es el término que introduce una pertur- baciéa en este esquematismo simétrico? La dificultad de mantenerlo hasta el final atafe a la problemdtica de la identificacién, término central que promoverd algunas ificultades. Dos grandes tiempos de identificacién distinguidos por Freud: 1, Identificacién con el padre, dominada, condicio- nada por la relaci6n con el padre, conforme los dos mo- dos siguientes: —en los primeros capftulos: el sujeto es hijo del pa- dre, él es “como el padre”; la recupera al final de la neurosis infantil, con to- do el tiempo que pasard representéndose militares, desfi- les, etc. Ser “una copia del padre” (p. 245). Freud considera la escena con Gruscha como una idemtificacién con el padre y como un signo de virilidad (pis. 255). 2, Identificacién con el objeto del padre, y ya no con el padre. Estas dos identificaciones se contrarfan. En el capf- tulo sobre la neurosis obsesiva, Freud afirma que hay en el sujeto varias corrientes. “A partir del suefio se hizo homosexual en lo inconsciente A ics homosexual ser penetado fnodos ) "wOsis oral sercomido —} Von Vater acttud ——masoquista ser pegado La progresi6n no se orienta en el sentido de comple- tar el esquema de las castraciones. Pero el centro de gra- vedad del capitulo 7 es la identificacién, Lo que orienta a Freud es la identificacién que el sujeto mantiene res- ecto del padre, con los términos que remiten a la iden- tificacién con el padre (“serés un hombre, hijo mio”). Lo que surge en este lugar, y en posicién dominante, es laidemtificacién con el objeto del padre El capftulo 7 cambia completamente el valor de la analidad en Jo relativo a las fases de la regresi6n. Se trata aquf de “la lengua del erotismo anal” (pg. 250). La ana- Jidad realza la circunstancia siguiente: que es ella la que serviré al sujeto para hablar la sexualidad, su relacién con el padre, su identificacién con el objeto del padre. Es Ja lengua en la que se habla, en la que se establece la identificeci6n con el padre. El erotismo anal ocupa el lu- gar de la castraci6n, que deberfa ser lo que permite al su- Jeto hablar la identificacién con el padre. La castracién es la lengua normal de la identificacién con el padre, y con todos sus efectos, que pueden ser muy diversos. 16 Hay una lengua que el sujeto no tiene a su disposi- cién, En lugar de Ja Tengua de la identificaci6n con el padre, hallamos la lengua de la identificacién con el ob- jeto del padre. Este capftulo 7, “erotismo anal y complejo de cas- tracién”, se presenta en primer término como la suce- si6n de las significaciones del objeto anal. Se ata al objeto anal como im significante que recibe diferentes significaciones; el propio estatuto real del objeto no ‘ocupa el primer plano. Lacan construy6 un esquema (Esquema I, Ecrits, pég. 571) para el texto de Freud sobre Schreber, donde se parte del cardcter “asintStico” del Presidente Schreber indicado por Freud. Si quisiéramos hacer lo mismo con el Hombre de los Lobos, podriamos partir del capitulo 7. ! La indicacién geométrica es aqui més compleja. Freud dice que ese trabajo de reconstruccién encuentra un mite real, traténdose de una “superficie pluridimensio- nal”, Es un problema de geometrfa en el espacio, y hasta | de topologfa. Pero tal punto de Hamada esté presente en Freud, tanto en el caso de Schreber como en éste. ! 4Cémo se desarrolla este capitulo? I Freud nos habitia a la noci6n de que el objeto anal tiene significaciones, de y que el punto central de 1a! cuestién es el estatuto del dinero. Este punto de partida | parece casi arbitrario, Freud da las razones: —el dinero volverd a aparecer més tarde. —su papel esencial en las relaciones de filiacién: se trata de recibir algo del padre, —esto acredita de entrada la nocién de que el objeto anal tiene un significacién (pag. 227). La equivalencia heces = dinero figura como preém- bulo necesario para introducir la existencia de los tras- tomos intestinales, Estos trastornos intestinales tienen icaci6n, pero no la del dinero. Las heces son como un significante, hay que encon- trar el significad Cul es la significacién de los trastomos intestinales? Para hallarla, Lacan retrocede respecto de la signilfi-, cacién monetaria del dinero: 1, Las heces son susceptibles de tener una significa- cién 2. Puesto que el sujeto padece de trastomos intesti- nales, ;cudl es su significacién? Los trastomos aparecieron en edad muy temprana., Freud se orienta por una discontinuidad: el cambio de’ actitud del sujeto, siendo pequefio, respecto de Ia incon- tinencia anal, Discontinuidad entre el desafio y la ver) giienza (cf. en el Informe de Roma, “pégina de gloria” o “pagina de vergiienza”, Ecrits, pgs. 261-262). En el intervalo, algo ha cambiado. Bl sujeto dice: que “ya no podia vivir ast”, queja que iba a proferir re- petidamente y que significa una ide madre, Esto configura un punto de viraj ser “como el padre” sino “como la madre”, y hasta “co- mo una mujer”. Hay, por lo tanto, una escisiOn decisiv el padre” / “ser como una mujer”, ‘ser como Podemos hacer una relectura del caso y comprobar que el “como una mujer” es constante y dominante, El nédulo del capitulo 7, es 1a identificacién con la madre, siendo el erotismo anal la lengua en la que para el sujeto se habla la identificacién con la madre, Si se tratara de ‘una posicién normal, habrfa identificacién con el padre, hablada en ta lengua genital. Nosotros nos ocupamos del retorno de lo reprimido, que es la homosexualidad. Qué debfa significar, pues Ia identificacién con 1a madre? Entre la osada utilizacién de la incontinencia y la utilizaci6n vergonzante de los cuatro aiios y medio, se sitdan el suefio y la significacién del rol de la mujer en el acto sexual. 4Cémo se reparte esto entre el sujeto y el yo? Aqui pivotea el problema de Ia castracién. gCémo se explica que la posicién femenina del sujeto se hable en la lengua anal y no en la lengua genital? El sujeto sabe, presunta- mente, que la mujer est castrada, y, sin embargo, la identificacién tiene Iugar en el plano anal. tCémo se compadece el reconocimiento de la vagi- na con el crotismo anal ? ,Cémo entender esta idemtifi- cacién intestinal anal? La conviccién de la realidad de 1a castracién no bas- ta para validar la castraciGn, Aqu( estd la rafz de nuestra necesidad de lo simbélico, Hay un punto de la realidad que parece sumamente complejo: el sujeto puede verla por todas partes, pero no cree en ella. A los dos estatutos de Ia castracién: Gedanke - Glaube (K,) Gedanke + Glaube (Ky) Hay que afiadirle un tercer nivel donde esta convie- cidn resistirfa incluso con sus consecuencias. En el Hombre de los Lobos, tal conviccién cede ante una identificacién con la madre que no toma en cuenta el re conocimiento paralelo de su castracién, Falta algo. Hay un término que va mds alld de los términos que Freud emplea, y que Jo levarfa a sacar las debidas con- secuencias de esta conviccién y a ser serio en sus con- vicciones. En este preciso punto tenemos que articular repr sign y forclusi6n, Es un problema estar a la vez en la nea de la identificacién con el objeto del padre, y de la idemtificacién con el padre. Resumen La sesién se desarrollé en tres partes. Hubo primero ana exposicin de Frangoise Schreiber acerca del Hom- 2re de los Lobos en cl Seminario XI. Siguieron las ob- ‘ervaciones y comentarios suscitados por la exposicién 4, por dltimo, Jacques-Alain Miller reanudé la lectura 'el andlisis del Hombre de los Lobos por Freud. 1, - F, Schreiber precis6 los puntos del Seminario XT ‘ que Lacan habla del Hombre de los Lobos. Estas re- rencias arrojardn una nueva luz y subrayardn la impor- anela de la pulsin escdpica en el caso, Retuve fundanientalmente dos puntos: 7 1) el de la confusién que caracteriza a un retorno pulsional no producido, no reconocido en la palabra del sujeto. En el Hombre de los Lobos, se hace claramente manifiesto que se trata de un “hacerse ver", no dilucida- do en el andlisis; 2) el de la paranoia de transferencia, F. Schreiber Propone enlazar el episodio psicético del Hombre de los Lobos con el hecho de que el objeto eseépico no fue su- ficientemente trabajado en el andlisis, 10 que posibilité su retomo en forma de fenémenos psicéticos. Plantea igualmente el problema de la fobia, ;Puede haber fobia en una verdadera psicosis? 2. Respondiendo a la exposicién de F. Schreiber, J.-A. Miller sefiala que, efectivamente, la pulsién esc6- pica es un punto central en el que Freud no Hleg6 a repa- rar. Con todo, por lo menos en dos ocasiones, éste retro- trae la pasividad manifestada desde la escena de seducci6n, a una pasividad del tiempo de la escena pri- maria, tiempo en el que el sujeto era espectador pasivo de la escena. C. Soler subraya la importancia de la cues- tin de un nicleo de goce no elaborado en una neurosis, y que puede inducir fen6menos de brote delirante, I-A. Miller recuerda que el tipo de lectura que efec- tuamos no toma todavia en cuenta la elaboracién laca- niana del objeto (a). En Los cuatro conceptos, Lacan in- troduce un cambio en el estatuto de lo real, Para Freud, lo real es el de los hechos, el de la escena primaria, Para Lacan, lo real es el objeto ocultado recubierto por el fantasma. F. Schreiber preciso justamente, punto por unto, que en el caso del Hombre de los Lobos el objeto asf recubierto es el objeto mirada, 3.- Reanudaci6n de la lectura del capftulo mo anal y complejo de castracién”. K, la seduccién (Gedanke - Glaube) Ky la que corresponde al suefio (Gedanke + Glaube) K; instalacién de la sublimacién religiosa, rotis- Este esquema simétrico se hace diffcil de mantener, ues lo que ocupa una posicién central en este capitulo es el problema de la identificacién con la madre, es de- cir, Ia identificacién con el objeto del padre, que sucede ‘una primera identificacién con el padre mismo. 2En qué lengua es hablada esta identificacién con la ‘mujer? En la lengua del erotismo anal, y no en la lengua genital. El problema est aquf, pues si hubo no sélo pensa- miento sino también conviccién en cuanto a la castra- cién de la mujer, zpor qué se cumple la identificacién en la lengua anal y no en la lengua genital? La conviccién de la castracién no basta para validar la castraci6r Aqut esté la rafz de nuestra necesidad de lo simbélico, Hay un término que va més allé de los términos que Freud emplea, y que lo Ievarfa a sacar las debidas con- secuencias de esta conviccién, En este punto es preciso articular represién y forclu- sién. Versién de Natalie Charraud 25 de febrero de 1988 El Hombre de Jos Lobos Capitulo VII: Erotismo anal y castracién (continuacién) Jaeques-Alain Miller La sesi6n fue dedicada a la diferenciacién de lar presi6n y la forclusién en el Hombre de los Lobos. Ar culacién necesaria para dar razén de puntos de fracaso de la castracién simbélica (Ka), y especialmente del mo- do particular de identificacién con la madre, que se cefectiia en la lengua del erotismo anal y no en la del ge- nital, En efecto, el mecanismo de regresién instaurado por Ks, o sea la sublimacién religiosa, no modificé fun- damentalmente la posicién de goce del sujeto. Freud sitda la represin a partir del suefio de los 1o- bos, pues ella se articula sobre una discontinuidad en Ia actitud afectiva del sujeto. Este pasa de la satisfacci6n, es decir de la anticipacién gozosa de los regalos, a la an- gustia, Transformacién cuyas razones Freud indaga y de Ja que da cuenta con la represién. Constata asf una lagu na en el suefio, que no proporciona la causa de esta transformaci6n y que hasta la oculta. Asf pues, se puede hablar de causa oculta que serd preciso encontrar y reu- bicar en su sitio en la laguna del suefio. El razonamicnto de Freud, cuyo estilo es mucho més etiolégico que inter- pretativo, puede articularse en cuatro tiempos: 1, Freud observa esa transformacién de la satisfac- ci6n en angustia e indaga en sus razones. 2, Encuentra dos estatutos diferentes de la satisfac- ci6n: la primera, aparente, ligada a los regalos del rbot de Navidad, y la otra, latente, que es la satisfaccién se- xual recibida del padre. 43, Sefiala luego el viraje de esta s recibida del padre, a la angustia, 4, Plantea finalmente la cuestién del factor que ha- brfa podido consumar esta transformacién. El término “factor” es importante porque permite comprender por qué habla Freud de ta castracién como un Wirklichkeit, es decir como una realidad en tanto es operatoria. Por lo tanto, la castracién es lo que permitiré dar cuenta de quella transformacién, Castracién que debe entenderse como una realidad que puede tocar a la integridad mis- ma del cuerpo y cuyo operador es este viraje, inscribién- dose la de la escena primaria en el lugar de un_signifi- cante, que es el lugar de 1a causa oculta. Asi pues, Ia escena primaria s6lo produce sus efectos a posteriori, a través del suefio tenido dos afios después. Este es el contexto en el que Freud introduce el tér- mino de represi6n, cuyo operador es el falo mismo (a di- ferencia.de Lacan, para quien el operador es.e] Nombre del Padre). Y si de este falo la libido genital narcisista faccin sexual es uno de los estatutos, se puede considerar que la repre- sién se efectiia aqui por afecto de la protesta vir narci- sistica. La incidencia propia del_momento edipico con- siste , pues, en colocar al sujeto ante dos posibilidades.. Ya sea la de una mujer suftiendo el acoplamiento, y que el Hombre de los Lobos va a reprimir, ya sea la de ser ‘un hombre como su padre. ‘Lo que Freud laina castracién es la constitucién misma de esta eleccién, y ella to levaré a considerar 1a paranoia como el mejor ejemplo de la Wirklichkeit. En efecto, en términos freudianos, la psicosis se sitia en es- te nivel en la primera corriente, es decir, elegir 0 aceptar renunciar ala virilidad y tomar la femi tuto. Lo cual implica que para Freud psicosis y homose- xualidad se ligan del mismo lado de la elecci6n, 0 sea, ser una mujer. Se constata asf la solidaridad y corres- pondencia que existe entre los cap(tulos VIT y VIII: el primero muestra de qué modo el sujeto sigue identifica- do en lo imaginario con la mujer como Yo, y el segundo indica en qué sentido, en lo simb6lico, se coloca del la- do del hombre, en tanto sujeto. EI problema del capitulo VII, donde Freud demues- tra que los sintomas intestinales confirman una identifi- cacién con la madre en el plano anal y no en el genital, es por tanto el de sila castracién es operatoria. Freud se- fiala la coexistencia en el inconsciente de dos corrientes contradictorias, por un Tado la conviceién de la realidad de la castracién (U.W.K.), y por el otro a teorfa cloacal efecto de una Verwerfung. Articulacién que Freud cons truye sobre ires puntos: 1. aceptacién de la homosexualidad 2. rechazo de ésta por protesta viril narcisistica 3. regresién de etapa y retorno del sujeto a Ky Colette Soler Al respecto se pregunta por qué motivo esa regre~ si6n a Kj va acompafiada del mantenimiento de angus- tia, dado que en este Iugar hay solamente pensamiento , (Gedanke) de la castracién, sin conviccién (Glaube). J.-A, Miller ! Concluye su exposicién abordando el episodio de la alucinacién del dedo cortado. Sefiala en primer término ‘que para Freud no es un testimonio de la Verwerfung de | std, al contrario del cardcter operatorio de la castraci6n. Sefiala ademds que de todas formas esto no zanja la di ferencia entre neurosis y psicosis, dado que en esta vilti- | ma hay efectivamente conviccién de la réalidad de la castracién. Para Freud, no es la Verwerfuung lo que signa a la psicosis, sino por el contrario, ante la castracién, Ia eleccién.a semejanza de Schreber, de la feminidad, Versién de P, Hellebois ' ug. 3 de marzo de 1988 Problema a resolver: 1, Cémo comprender la frase de Freud de pégina 232: “Una represin (Verdrdngung) es otra cosa que un rechazo (Verwerfung).” 2, Siendo que, para Freud, ella resuelve una contra~ diceién entre dos concepciones heterogéneas. a. La comprensién de la relacién sexual adquirida por el sujeto, En efecto, el suefio de los lobos, efecto de la represién, indica que ha habido 2c- ‘ceso a la conviccién de Id realidad de la castra- cién (UWK), y el sujeto sabe que la mujer ests castrada, b. La eleccién por el sujeto del orificio intestinal como lugar de la relaci6n. sexual tiene lugar de- bido al rechazo del problenia de la castracién (pigs. 232 y 237). 3, Jacques Lacan fornmul6 la cuestién en términos de clivaje: comportamiento / el inconsciente. Dos observaciones situardn el marco del problema: 1. De P. Naveau (partiendo de los Escritos) a) yCémo situar la vuelta atrés del camino, de Ia zona genital a la zona anal? (Ecrits, pag. 386). b) Dado que 2 la castracién le es negada la exis- tencia, la forclusién del Nombre del Padre debe ser si- tuada entre el juicio de atribucién y el juicio de existen- cia (Ecrits, pigs. 386-9, 558). 2. De J.-A. Miller: una cuestién de método, que propone la suspensin de nuestras categorias diagnésti- cas para aprender, ségiin el texto mismo de Freud, qué es la neurosis y qué es la psicosis. Respuesta o solucién del problema: Existen dos circuitos distintos centrados por la an- gustia de castracién (KA) que dan cuen —uno, de la represi6n, partiendo de su causa situa- da en la conviccién de la realidad de la castracién (UWK) —el otro, de la autosupresién de esta conviccién co- mo causa, 1, El primer clrculto se construye sobre la base del sueKo como efecto de la represién. Este circuito resulta de un clivaje entre —ta represin del fin sexual femenino’ En lugar de la pasividad, que habrfa debido producir tuna posicién homosexual normal, aparece la fobia al lobo la Identificacién con la mujer en la eleccién del Intestino es la forma bajo la cual reaparece lo que fue rechazado a causa de la angustia de castracién, es decir, el problema sexual planteado por el nuevo conocimiento (UWE). 2. El segundo circuito se construye a partir de las pags. 232, 237. Para conservar sus Srganos genitales, en la angustia de castracién, el sujeto rechaza la conviccién de la reali- dad de la castracién (UWK). Su identificacién con Ia ‘mujer en Ia eleccién del intestino constituye el retormo de la posicién pasiva reprimida. Fr UWK Conelusién 1. Para Freud: es reprimido el fin sexual femenino —ts rechazada la conviccién (UWK) que decide so- bre el problema sexual. 2. Para J.-A. Miller: subsisten dos corrientes. una admite, segin la ley de la coexistencia, dos elementos: Subsiste, en efecto, el aborrecimiento de la castra~ ign y la aceptacién de la feminidad como sustituto. ‘Lo reprimido se articula con la represién. —la otra obedece a la ley del todo o nada, es decir, a la ley det significante: La conviccién rechazada es el indice de una posi- ccign subjetiva, es un saber sobre el sexo que se articula como pregunta en el significante rechazado. La eleccién del intestino como lugar de la relacién sexual, escapa al rechazo. Esta elecci6n es incompatible con el retorno de la posicién femenina reprimida (fin pasivo). El conflicto ha producido una incompatibilidad entre: —an efecto Wirkung reprimido —y su retomo como supresién de su propia causa (rechazo). Versi de Yasmine Grasser uwk NGL. > [Ka] PEZV Verdringung, yp Wolfsphobie (Conflicio), ———_—— No renuciar (Producto Causa) —fuerzaeffcaz La fuerza aigota su efecto on. larepresién sin influr en fa decisién del problema sexual 19 producto efecto de una a fuerza | compértamiento 4-90 pantonima del fantasma 10 de marzo de 1988 El Hombre de los Lobos - Capitulo VII (continua: cién) Exposicién de Colette Soler Retoma el examen del sfntoma intestinal del Hom- bre de los Lobos, comenzando por la pagina 232. Freud introduce la idea de que los sintomas intesti- nales del Hombre de los Lobos, aunque alcanzados por el reconocimiento de la castracién, funcionan también sobre otro eje: el de la Verwerfung, el del no reconoci- miento de la castracién, En la pdgina 233 Freud se aboca a iuna articulacién de Ia significacién de las heces para el Hombre de los Lobos: Jos sintomas intestinales fueron muy precoces y se mantuvieron sin cambios desde la infancia hasta la edad adulta, + Existe una primera discontinuidad a nivel de estos sintomas en la infancia. + Existe una segunda discontinuidad en Ia etapa del andlisis. sud considera que s6lo con el andlisis de los sin- tomas intestinales logr6 conmover la duda o mas bien la cortés indiferencia del Hombre de los Lobos para con las elaboraciones de su propia cura. Estos sintomas representan para Freud (cf. pig. 229) Ja “pequefia parte de histeria” que encontramos en ia ba- s obsesiva", én de histeria” permite la reaparicién de la feminidad reprimida: “el imtestino se comporta... co- mo un 6rgano histéricamente afectado” (pég. 260). En la pdgina 230, Freud habia establecido la signifi- cacién del sfntoma intestinal como identificacién con la madre (por un rasgo unario?). En Ja pdgina 231, precisa que se trata de una identifi- cacién con la madre en su rol sexual: identificacién con la madre como objeto del padre a partir de la escena orgina- ria, Es aquf donde surge la angustia: hasta que no tiene el suefio, los trastornos intestinales no lo angustian, Suefio verglenza = angustia i Sfntomas intestinales Por Jo tanto, la angustia aparece aqui como indicio de la castraci6n sobre el sintoma intestinal, A mitad de la pdgina 231, Freud sefiala que la an- gustia 1, Es Ja prueba de que el sujeto se ha colocado en el lugar de fa madre en Ia relacién con el padre. 2. Trajo aparejada la negativa a identificarse con la madre mejor dicho la represion de esta nocién femenina, Sfntoma intestinal = mocién femenina = objeto del padre No hay ninguna duda de que el Hombre de los Lo- 120 bos se coloca en el lugar del “objeto del padre”, pero hay dos posibilidad Puede estar castrado 0 no: +o bieit se debe tomar ésto" nish signifidacién gent: tal (UWK - reconocimiento de la eficacia de la cas- tracién) © bien se lo debe tomar al margen de toda significa- cién genital: el objeto del padre es el objeto que co- rresponde a la teoria de Ia cloaca donde el gooe pa- a por las funciones intestinales, ‘Sin embargo, en cierto modo Freud puede decit que sf: ha tomado en cuenta que se trata de un objeto castrado, De aquf se desprenden el eje de'la represién y a tér- ‘mino el'sintoma fobico. Los trastomos intestinales tam- bién se encuentran sobre este ee: la lengua anal seria Ia de la castracién como retomno de lo reprimido. Pero, zpor qué se ve obligado a Freud a insistir en el ‘otro eje, el de la teorfa cloacal, el de la Verwerfung de la castracion? J-A. Miller Sefiala que hallamos identificaciones con la mujer —en hombres— en la neurosis, y eventualmente por el sesgo del intestino. Pero aquf existe un suplemento freu- diano. Freud ha dicho que ese trataba de histeria, pero esta respuesta no lo satisface por completo. Es aqui don- de se introduce el plano del “Problema sexual”. Freud afiade otro nivel 2 la histerizacién, nivel donde se trata de lo antiguo y de lo nuevo, de la nueva Aufkldrung. Cuando Lacan recuerda que ninguna formacién ima- ginaria es especifica, que ninguna es déterminante en la estructura, sigue estrechamente a Freud: es preciso po- der recurrir a lo simbélico. El doblete entre 1) el fin se- xual 2) el Problema sexual, se refleja en Lacan en la dis- tincién entre lo Imaginario y lo Simbélico. F. Schreiber La identificacién con la madre tiene lugar por el sesgo de una frase de la madre: “Esto no puede seguir as(” {No se trata aquf del registro simbélico? \- Miller La identificaci6n con la mujer como tal no basta para inferir un rechazo del reconocimiento de la cas- tracién, iTiene 0 no toda identificaci6n imaginaria un en- ganche con el rasgo? C.Soler Freud insiste en el hecho de que de todos modos hay otro plano que se diferencia del de la represién, Pero en- tonces no deberfa haber angustia. La aparicién de la an- gustia es en sf una contradiccién. Freud termina la pagina 232 afirmando que en el suefio se conservan los dos puntos de vista: o sea, an- gustia de castracién y la identificacién con la mujer por el sesgo del intestino, Abordard entonces el cambio de significacién de las heces (pég. 233). Se trata de saber si la Bedeutung de las heces es la Bedeutung falica. 1. En la pdgina 233, Freud da a las deposiciones que responden a la escena primaria la “Bedeutung de re- galo”. Se trata de una creacién propia del nifio y no de ‘una impresién venida del exterior. Freud identifica las deposiciones con una posicién pasiva, pero al darle la significacién de regalo se pregunta quiz4 si esto no co- rresponde a cierta actividad. 2. En la pdgina 234, del regalo se pasa al nifio: con esta significacién aparece una tiueva corriente sexual. Estamos anite el destizamiento de significaciones: regalo 2 sito ¥ x ar dinero Sy coticiasitida como sitoma-}_~" El recibir una’ satisfacci6n sexuial del padre es con- cebido aqui en términos de analidad. Se describe aqui una relacién con el’padre en la cual la castracién no’interviene. La sighificacién del falo no est movilizada: se trata de la interpretacién de la relaci6n de objeto con el padre en términos de obje- to parcial 3, En Ia pagina 236, una nueva significacién de las heces nos abre el camino hacia la discusi6n del. comple- jo de castracién: las heces como precursores del pene: Habria que dejarlo con este parrafo de los Ecrits (nota al pic): * ...a restitui.. la funcién del, objeto par- cial... no hemos podido extenderlo hasta este puinto... saber, el objeto (-8 ) Je Miller ‘Evoca la inclusién del (-—) en el objeto (a): a v 9 vo nies (@)pbr efecto retrozcivo de(-p), pour eseribise A + o bien las heces intérvienen incluyendo la castracién. + ono, Para Freud suceden las dos cosas: hay una dimen- sign diacr6nica y una dimensién sincrénica. 1. Verwerfung: encuentro’de la castracién —+ rechazo Primero del juicio de existencia, como si la castracién no existiera, 2. UWK: reconocimiento de la castracién en su efi- clencia, el sujeto la aborrece: angustia *laacepta y hasta aspira a ella. Las tres corrientes subsisten sinerSnicamente juntas, Entre rechazar o reconocer, de un lado se trata de 121 aborrecer 0 de aceptar y del otro hay una diferencia de registro. ~—tRechazar 0 reconocer?: se trata del saber ins- cripto por el sujeto,lo que él consiente saber. —Aborrecer 0 aceptar?: se trata de la posicién to- mada con respecto a este saber. 2Quién es este “él” que responde con un rechazo 0 con un reconocimiento? Hasta aqut se habia insistida en el fundamento libidinal de esta respuesta (libido genital narciststica), En la pdgina 258, Freud precisa y aclara este piinto: el sujeto se ve amenazado no sélo en su érgano sino también por tos estragos de la aspiracién libidinal (mie- do de perderse en ella integramente). En la pdgina 259 , Freud nombra a ese “él” que res- ponde: “el Yo", que ha modificado completamente su posicién respecto de la sexualidad”. Después del suefio, el Yo queda en una posicién de repulsa histérica; La represién opera siempre éntre libido de objeto y libido del Yo. Aqui, el Yo se apoya en la libido viril. ‘Volvamos a la'pdgina 237: 1. Verwefiung (fuera de Bejakung) aborrecer——te angustia 2 Reconocimiento-Represién-—

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