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GIANDOMENICO AMENDOLA Ausra CELESTE EDICIONES I. LA CIUDAD: OSCURO Y CONTRADICTORIO, OBJETO DE DESEO La buida de la ciudad Hace aproximadamente treinta y cinco afios, iniciando La cin- dad en la bissoria, Lewis Mumford se preguntaba si as “las nece~ sidades y los deseos que han movido a los hombres a vivir en ciudades pueden recuperar, en un nivel atin més elevado, todo Jo que Jerusalén, Atenas 0 Florencia ocrora parecieron prome- ter”. Se preguntaba Mumford también si, por el conerario, el hombre definido por é1 como “post-hist6rico” no babria sen- tido ya necesidad de la ciudad. ¥ precisamente Mumford, ena- miorado por excelencia de la ciudad de la gente, echa por y para la gence, es quien anticipa de alguna manera las hipéze- sis y las profecias de gran éxito en los tiltimos afios, concer- nientes a la crisis incipiente de la ciudad. En diferentes versiones y desde distintos puntos de viste, culturales € ideol6gicos, las teonfas sobre el fin de la ciudad hhan cenido todas una gran audiencia a partir de los afios ochen- ta, Los datos demogréficos, univocos y comunes a todos los grandes pafses industrializados, sefalando una constante pér- dida de poblacién por parte de las grandes ciudades han decre- tado el final de aquel proceso de urbanizacion que desde al menos dos siglos parecia irreversible y connatural a la misma modernizacién. La huida de la ciudad ha sido considerada, LA CIUDAD POSTNODERNA también en el sentido comtin, el principio del fin de la vicisitud de la ciudad, comenzada hace ereinta siglos con el nacimiento de las primeras grandes civilizaciones urbanas del Medio Orience, Aplastada por difundidas y mactosc6picas patologias y por el creciente deseo de la gence de una vida mejor, la ciudad ha sido primero abandonada por una parte de su poblacién y después declarada moribunda por los espe-