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3463800 eee € retinen en este volumen los escritos politicos capitales que escribié a lo largo de su exi tencia JEAN-JACQUES ROUSSEAU (1712-1778). La critica de la cultura apuntada en el DISCURSO SOBRE LAS CIENCIAS Y LAS ARTES (1750), en abierto contraste con las ideas sobre el progreso dominantes en la Ilustracién francesa, se convierte en el DISCURSO SOBRE EL ORIGEN Y LOS FUN- DAMENTOS DE LA DESIGUALDAD ENTRE LOS HOMBRES (1754) en una critica de las estructuras sociales y politicas a través de un examen, mas cer- cano a las conjeturas antropolégicas que al rigor his térico, del estado primigenio del hombre natural y de las causas que crearon la sociedad y la desigual- dad. Finalmente, DEL CONTRATO SOCIAL (1762) recoge los elementos esenciales de la teoria politica de Rousseau, pieza clave en la historia del pensa- miento occidental desde la Revolucién francesa hasta nuestros dias. 103+9) ISBN 84-206~3958-3 EP tore ce volsillo Del Contrato sox Sobreflas ciencias.y la Sobr¢ el Origen y los fundame de la Fc amet entre los ho Jean-Jacques Rousseau Del Contrato social Discurso sobre las ciencias y las artes Discurso sobre el origen ylos fundamentos dela desigualdad entre los hombres Prdlogo, traduccién y notas de Mauro Armiio Ellibro de bolsillo “Teruo onscanat: Du contrat social- Discours sur les sciences ot les arts-Descours sur Porgine et les fondements de Tonégalité parm les bommes Primers edicién en «El libro de bolsillo»: 1980 Beas nets ca cha 1 edicain en «Area de conocimiento: Ciencias sociales»: 1998 “Tercera reimpresiin: 2003 Diseio de cubierta: Alianza Editorial Reserva tv os dec. contend de exact prone por Le. oss eu rapa nciemes _zaciones por dafos y perjuicios. pura quicnes reprecujeren. plaiaren, disribureren ‘ comuncepbbeamente tno en pare nwo cra orn oe fea «onium ere asta den coy 9 “de spore comunidad ange med, precept nunc © dal prélogo, taduccidn y notas: Mauro Armiio © Ed. cast: Alianea Eaitorial, SA, Madrid, 1980, 1982, 1985, 1956, 1988, 1989, 1990, 1991, 1992, 1994, 1996, 1998, 2000, 2002, 2003 ‘Calle Juan Ignacio Lea de Tena, 15; 28027 Malic; tel. 91 395 88 88 En varios lugares de su obra Rousseau se refirié, como hecho: sustancial y determinante de su biografia, a la iluminacion de Vincennes, ocurrida en agosto de 1749: «Fui a ver a Diderot, entonces prisionero de Vincennes [por tn delito de prensa]; tenia en mi bolsillo un Mercure de France que me pusea hojear durante el camino. Cai sobre el tema de la Academia de Dijon que dio lugar a mi primer escrito. Sialguna ver algo seha pare- cido a una inspiracién stibita, fue el movimiento que en mi se produjo ante aquella lectura; de golpe siento mi espiritu des- lumbrado por mil luminarias; multitud de ideas vivas se pre sentaron ala vez.con una fuerza y una confusién que mearro- siento mi cabeza tomada por pitacién me oprime, agita mi pecho; al no poder respirar mientras camino, me dejo caer bajo uno de los drboles de la percibo toda la parte delantera de mi traje mojada por mis lé- ork oauecomuce pm ae guna vez hubiera podi ila cuarta parte de lo que viy senti bajo aquel érbol, con qué claridad habria hecho ver todas Jas contradicciones del sistema social, con qué fuerza habria ‘expuesto todos los abusos de nuestras instituciones, con qué 7 rolas adiciones 0 correcciones de la edicién de 1782 haciendo ‘constar a pie de pagina todas las peculiaridades y diferencias que Miatincnmcincnbonsetunethek veted. finitiva. Evidentemente soy deudor en cuanto al texto y a mu- chas de las notas, as{ como a la interpretacién de pasajes, a todos esos estudiosos, ya varios de los libros citados en la bi- bliografia. Mauro ARMISO Pequeflo tratado es extracto de una obra mds extensa, 26 DEL CONTRATO SOCIAL ‘ces medito sobre los Gobiernos, de encontrar siempre en mis indagaciones nuevas razones para amar al de mi pais! Capitulo. Tema de este primer libro Elhombre ha nacido libre*, y por doquiera estd encadenado, Hay quien se cree amo de los demas, cuando no deja de ser is esclavo que ellos. ;Cémo se ha producido este cambio? Lo ignoro. ;Qué es lo que puede hacerlo legitimo? Creo po- der resolver esta cuestin. Sino considerara mas que la fuerza y el efecto que de ella deriva, yo diria: mientras un pueblo esté obligado a obede- cery obedezca, hace bien; tan pronto como pueda sacudir el yugo y lo sacuda, hace atin mejor; porque al recobrar su li- bertad por el mismo derecho que se la arrebatd, 0 tiene ra- 26n al recuperarla, o nola tenian en quitérsela. Masel orden social es un derecho sagrado, que sirve de base a todos los demis. Sin embargo, tal derecho no viene de la naturaleza: estd, pues, basado en las convenciones. Se trata de saber cus- les son esas convenciones. Antes de llegar a ello debo fijarlo ‘queacabo de exponer. ‘montaha, Rousseau aludiri al Consejo General de Ginebra, por oposi- ‘ién al Pequefio Cansejo, como «saberano de su propio jefe: esa ley ‘Viva y fundamental que da vida y Fuerza atodolo demés. y que no cone ‘ce otros derechos que los suyos. £1 Consejo hombre». Esta formula ‘brese igualesen derechos». General no es una orden en rousseatiiana serd acogida en la Declaraci6n de Jos Derechos del Hombre y del Ciudadano al producirse la Revolucion francesa (1789) en el articulo I: «Los hombres nacen y permanecen li- ilo. Delasprimeras sociedades antigua de todas las sociedades y la unica natural es *. Con todo, los hijos s6lo permanecen vinculados Exentos los hijos de a obediencia que debian al pa- exento el padre de los cuidados que debia a los hijos, |hombre. Su primera ley es velar por su propia conserva- jn, sus primeros cuidados son aquellos que se debe a si fragmento Rousseau se asa ene Ensay sobrel gobierno c- De jure belli ac pacis, 1, cap. IIL, 8; pero mas ita tetuldedotmedsGece CONTRATO SOCIAL unas 28 a “um: a Es, pues, dudoso, segtin Grocio, siel género humano per- miento®. Por tanto, si hay escl tenece a un centenar de hombres, 0 si ese centenar de hom- — piiebpardatenseraiy fy shomenate bres pertenece al género humano, y en todo su libro parece fesclavos, su cobardia los ha perpetuado. ie inclinarse por la primera opini6n: ésa es tambien la impre~ No he dicho nada del rey Adan, ni del emperador Noé, sidn de Hobbes”. De este modo, he ahi a la especie humana Sip tren grandes copnarcss que te repertierenct universn, dividida en rebafos de ganado, cada uno con su jefe que lo _ como hicieron los hijos de Saturno, a quienes se ha creido guarda para devorarlo. ‘reconocer en aquéllos*, Espero que se me agradezca esta De igual modo que un pastor es de una naturaleza supe- - moderacién; porque, si desciendo directamente de uno de rior ala de su rebatio, os pastores de hombres, que son sus -€308 principes, y quiza de la rama primogénita, squién sabe también de naturaleza superior ala de sus pueblos. -simediante la verificacién de los titulos, no resultaria yo el ‘Asi razonaba, segiin la relacién de Filén, el emperador Cali- Sass try il pénese homenct Son com forth. tact gula* sacando facilmente en consecuencia de esa analogia ntradecir que Adin fue soberano del mando, como Ro- ‘que los reyes eran dioses, 0 que los pueblos eran animales. én de su isla, mientras fue el inico habitante; y lo. El razonamiento de ese Caligula equivale al de Hobbes y Pishownlo vasubitipiria da qual maeicdc tages Grocio. Antes que todos ellos Aristételes*** habia dicho Su trono, no tena que temer ni rebeliones, ni ni también que en modo alguno son naturalmente iguales los do erm hombres, sino que unos nacen para la esclavitud y otros paraladominacién. ‘Aristételes tenia razén, pero tomaba el efecto por la cau- tulo I. Del derecho del mds fuerte sa. Todo hombre nacido en la esclavitud nace parala esclavi- ‘ud, nada es més cierto, Los esclavos lo pierden todo en sus El més fuerte munca es bastan cadenas, hasta el deseo de salir de ellas; aman su servidum- : eter fecm tony i caonaa bre como los compafieros de Ulises amaban su embruteci- tar She ahi cldenecho del mss fuerte derecho oon camente en apariencia, y realmente establecido © Ningdin texto de Hobbes, segiin Robert Derathé, permite concluir 0, Pero :nos explicardn alguna vez esta palabra? La ypensado que la monarquia se cjerce para beneficio exclusive erza es un poder fisico; no veo que moralidad puede resul- El sentir de Hobbes seria mas bien que el gobierno m0- rdesus efectos. Ceder a la fuerza es un acto de L ‘ndrquico esl mejor porque el interés del rey y de los sibditos coines RuhiStad. es tade lo mds acto de necesidad, den». Esta tesis serd combatida por Rousseau en el capitulo IV del i- un acto de prudencia. ;En entido podré ser un deber? upongamos por un momento ese presunto derecho. ve de no resulta mds que un galimatiasinexplice, ‘stitle chef envoyse par les Jif dAlexandrie vers Empereur Caus Ca ligula, inserta en el tomo Il de la Histoire des Jif, dle Flavio Fosefo (Pa ris, 1687). libro de Robert Filmer, Patriarcha, or the natural power of Se Rousseau conocia el pasaje de Aristételes por hallarse citado por 1680), que Locke habia refutado P Pulendorfen De jure naturae et gentium. as : Se Te i eonTHEATO SOCIAL 0 ble. Porque tan pronto como sea la fuerza la que haga el de- recho, el efecto cambia con la causa; toda fuerza que superea erecho, quedan, pues, las convenciones como base de toda laprimera, sucede a su derecho, Desde el momento en que se _autoridad legitima entre los hombres. puede desobedecer impunemente, se puede hacer legitima- ‘Si un particular, dice Grocio, puede enajenarsu libertad y mente, ¥ dado que el mas fuerte tiene siempre razén, no se hacerse esclavo de un amo, ;por qué no podria enajenar la trata sino de obrar de suerte que uno sea el mas fuerte. Aho- eine se patho y Wscesio-elbditc de we ey! Hepat aibiee sgucdeesthar onder que proceconisia fuera NNNEEE™ renee e20lvoces ce neorsitarion taplcacion, cesa? Si hay que obedecer por fuerza, no hay necesidad de anon sreenves nance iecaanees “obedecer por deber, si uno ya no esté forzado a obedecer, Ahora bien, un hombre que se hace esclavo de otro no se da, ‘yano.estéobligado ello, Se ve portanto queestapalabrade UEC al menos por su subsistencia; pero un pueblo, :por derecho nada afade a la fuerza: aqui no significa nada en ab- 'se vende? Muy lejos de proveer un rey a la subsistencia soluto, de sus suibditos, slo saca la suya de ellos, y, segin Rabelais, ‘Obedeced a los poderes. Si esto quiere decir ceded a la Tey no vive con poco, Los stibditos sdan, pues, su persona fuerza, el precepto es bueno, pero superfluo: respondo de gondicion de que les cojan adem sus bienes? No veo lo que nunca seré violado. Todo poder viene de Dios*. lo con- }queda por conservar. fieso; pero también viene de él toda enfermedad. ;Quiere ‘Se dird que el déspota asegura a sus stibditos la tranquili- esto decir que esta prohibido lamar al médico? Que un ban- Be rome saat poo com ll lon pers guess dido me sorprenda en un rincén de un bosque: no sélo hay e acarrea, si su insaciable avidez, si las vejaciones {que darle por fuerza la bolsa, sino que, aunque yo pudiera { ‘a sustraérsela, estoy en conciencia obligado a darsela, porque disensiones? ;Qué ganan con ello, si esa tranquilidad misma eniltima instancia a pistola que tiene también es un poder. de sus miserias? Tambien se vive tranquilo en los cala- Convengamos, pues, que fuerza no hace derecho, y que sélo seestd obligado a obedecer alos podereslegitimos. Asi, Bia eter een ide que les llegara el turno de ser devorados. -que tn hombre se da gratuitamente ¢s decir algo do einconcebible: semejante acto es ilegitimo y nulo, itulo IV, Delaesclavitud = 0 omismo de todo un pueblo es suponer un pueblo at Puesto que ninguin hombre tiene una autoridad natural so- f bre su semejante, y puesto que la fuerza no produce ningin ando cada cual pudiera enajenarse a si mismo, no Tieseromapasgrareeiearaiope rennet | ee entice derecho disponer deella alos} a obediencia pasiva, en particular a Bossuet (Polit Antes, ad a samada de las mismas palabras de la Escritura sagrada, Paris, 1709). ab qt legen a ln odad de remove ‘que dedica un capitulo a sla obediencia debida al principe». Roussea parece replicarle en el ltimo parrafo del capitulo [V del libro 111. -polémico; en 1766, Elie Luzac, en Lettre dun anonime @ Rousseau (Paris, 1766), sefalaba que el érmino caliéner> 2 bes contmATO SOCIAL padre puede, en su nombre, estipular las condiciones para su conservacidn, para su bienestar; pero no darlos irrevoca- ble e incondicionalmente; porque semejante donacién es contraria alos fines de la naturaleza y rebasa los derechos de Ia paternidad. Seria, por lo tanto, preciso, para que un go- bierno arbitrario fuera legitimo, que en cada generacién el pueblo fuera duetio de admitirlo o de rechazarlo; pero en- tonces ese gobierno ya no seria arbitrario. Renunciar a su libertad es renunciar a su cualidad de hombre, alos derechos de la humanidad, incluso a sus debe- res. No hay compensacién posible para quien renuncia a todo. Semejante renuncia es incompatible con la naturaleza del hombre, ¥ ¢s privar de toda moralidad asus acciones 1 privara su voluntad de toda libertad. En fin, es una conven cin vana y contradictoria estipalar por un lado una autori- dad absoluta, y por otro una obediencia sin limites. No ¢s evidente que a nada esté comprometido uno respecto 2 aquél de quien se tiene derecho a exigir todo, y que esta sola condicién, sin equivalente, sin intercambio entrafia la nuli- dad del acto? Porque, zqué derecho tendria mi esclavo con. tra m{si todo cuanto tiene me pertenece, y si siendo su de- recho el mio, ese derecho de mi contra mi mismo es una ‘expresién sin sentido alguno? Grocio y los demas* ven en la guerra un origen distinte del pretendido derecho deesclavitud. Teniendo, segin ellos, {(-enajenar), no figuraba en ese pasaje de Grocios sl se encuentra algo ti leos, proporcionando tema a Luzac, ue se explayt asi: «Enajens® fs, decis vos, dar o vender. :De déinde tomis,sefor, esa definicidn an {ncompleta, y que en modo alguno conviene aqui? Enajenar en a sign ficacién mis general es transferir un derecho; Brisson y Ferrieres os lo ensefarin silo ignordis: noes solamente vendiéndalo 0 déndolo como Se transfiere un derecho, sino que se hace de diferentes maneras, como podéis ademés convencerus con los primeros elementos de derecho que ‘os caigan en la manor * No es Grocio, sino Hobbes, el que afirma en De cive (capitulo Vill! sto. quien promete para salvar su vida servir al vencedor,¢s decir, tod wy ‘unro! 3 ‘elvencedor el derecho de matar al vencido, éste puede com- prarsu vida a expensas de su libertad; convenciéa tanto mas Jegitima cuanto que redunda en provecho de ambos. Pero es evidente que este pretendido derecho de matar a Jlos vencidos no deriva en modo alguno del estado de guerra. Porla sola raz6n de que, viviendo los hombres en su primiti- ‘vaindependencia, no tienen entre si relacién lo suficiente- ‘mente constante para constituir ni el estado de paz ni el es- ‘tado de guerra, no son naturalmente enemigos. Es la ‘telacién de las cosas, y no de los hombres, lo que constituye Taguerra, yal no poder nacer el estado de guerra de las sim- srelaciones personales, sino s6lo de las relaciones rea- tla guerra privada ode hombre a hombre no puede exis- ttirnien el estado de naturaleza en que no existe propiedad ni en el estado social en que todo esta bajo la au- idad de lasleyes. Los combates particulares, los duelos, los encuentros, actos que no constituyen un estado; y respecto a las a privadas, autorizadas por las disposiciones de IX, rey de Francia, y suspendidas por la pazde Dios**, a abusos del gobierno feudal, sistema absurdo si los mas fuerte le mande.... De suerte que en virtud dees deed ictoriouo dos vs servicios yuna oetencn ab. en aquello que repugna alas eyes divinas.» cele rade por welesen vein qu no igure “enelDiccionario dela Academia, pero que se emplea en jurisprudenci Uiesereficrealosbienes,por oposicion alo ques refer la pero. ‘Rasy. Eleastellano lo emplea aséen algunas locuciones: derechos reales, real derivaen este caso del bajo latin reals, deres, ei, cosa, fish su cepcn de wlectvo, sverdaderos, or opsiién¢ su versivin ad sensum fuera «patrimoni i ula ues ad ena fers eptrimonialesnesdece re de Diew:suspensién de hostilidades que a Iglesia imponia a en ciertas y Derathé am- citadel fragmento para precisar el pensamiento de Rousseau: «Si el derecho de propiedad sobre lo que esté funda¢a la autoridad ‘este derecho es el que mas debe respetar ela. Es inviolable y ypara ella mientras sea un derecho particular e individual; desde to.en que esta considerado como comtina todes los ciudada- ‘sometido a la voluntad general y esta voluntad general puede Ja nada, Asi, el soberano no tiene derecho alguno a tocar el ‘an particular ni de varios. Peto puede legitimamente apoderar- bien de todos, como se hizo en Esparta en tiempos de Licurgo: quel abolicidn de las deudas por Soléin Fue un acto ilegitimos 'V). Para Pufendorf y Grocio, et soberano puede hacer uso del emninente sobre as propiedades de sus stibditos, aunque luego 46 ‘et cONTRATO SOCIAL a En general, para autorizar, en un terreno cualquiera, el vver de todo el universo desde su gabinete, a reserva de derecho de primer ocupante, son menester las condiciones separar luego de su imperio lo que antes habia sido poseido siguientes: primera, que ese terreno no esté habitado ain Jos demas principes. por nadie; segunda, que s6lo se ocupe de él la cantidad que ‘Ya-vemos como las tierras de los particulares reunidas y ‘enecesita para subsistir;en tercer lugar, que se tome pose- "continuas se convierten en territorio puiblico, y cémo, exten- sidn de él no mediante una vana ceremonia, sino por el tra- fiéndose de los sibditosal terreno que ocupan, se convierte bajo y el cultivo, tinico signo de propiedad que a falta de ti- derecho ala vez en real y personal; lo cual pone a los po- tulos juridicos debe ser respetado por los dems. ores en una dependencia mayor, y hace de sus fuerzas En efecto, otorgar a la necesidad yal trabajo el derecho de las garantias de su fidelidad. Ventaja que ne parece primer ocupante, zno es llevarlo lo mds lejos posible? ;Se sido bien notada por los antiguos monarcas que, titu- puede no poner limites a este derecho? ;Bastaré poner el pie ose sdlo reyes de los persas, de los escitas, de los mace- sobreun terreno comtin para pretender con ello al punto ser 9s, parecen considerarse més jefes de los hombres que ‘el duefio? Bastard con tener la fuerza de apartar por un mo- _duefios del pais. Estos se titulan hoy, mas habilmente, reyes mento alos demas hombres para privarles para siempre del Francia, de Espaita, de Inglaterra, etc. Al dominar asi el derecho de volver? ;Cémo un hombre o un pueblo puede t estan completamente seguros de dominar a los ha- apoderarse de un territorio inmenso y privar de él a todo el es género humano sino mediante una usurpacién punible, ‘Lo que de singular hay en esta enajenacién es que, lejos de puesto que priva al resto de los hombres del lugar y de los ali- pojar de sus bienes a los particulares al aceptarlos, no mentos que la naturaleza les da en comtin? Cuando Nuifiez hace mas que asegurarles su legitima posesién, cambiar la de Balbo* desde la orilla tomaba posesién del mar del sur usurpacidn en un derecho verdadero, y el usufructo en pro- y de toda la América meridional en nombre de la corona de Considerados entonces los poseedores como depo- Castilla, era suficiente para desposeer de él a todos los ha- ‘sitarios del bien publico, respetados sus derechos por todos bitantes y para excluir a todos los principes del mundo? A ‘Jos miembros del Estado y sostenidos con todas sus fuerzas igual tenor se multiplicaban bastante en vano esas ceremo- tra el extranjero, debido a una cesién ventajosa para lo nias, y el rey catélico no tenia més que tomar posesién de pailico y mas atin para ellos mismos, han adquirido por asi decir todo lo que han dado. Paradoja que facilmente se ex- * Niiner de Balboa. En un interesante pasaje, que puede leerse como lica por la distincidn de los derechos que el soberano y el Daveranaan ale (aa rio tienen sobre el mismo fontlo*, como luego se ‘ceptor quiere, convirtiéndolo momentaneamente en jardinero, ense- jfarle la idea de propiedad «que remonta naturalmemte al derecho de Primer ocupante por el trabajo». En este mismo episodio del jardinero, antes de poseer nada y que, apoderandose luego de nen eeeindiatie terreno suficiente para todos, lo disfruten ea comin, lo cy probablemente esta posesidn es mas sagrada y ma a F r reper oedap hana cioe: | mmren elo len pres ils seg re ‘en nombre Espafia ol planter aun ne Fondo fond): caudal o caiiunto de bienes que posee una comunidad. 6 DeLcowrraTo social, porciones establecidas por el soberano. Sea cual fuere la for- maen que se hagaesta adquisicién, el derecho que cada par- ticular tiene a su propio fondo esta siempre subordinado al derecho que la comunidad tiene sobre todos, sin lo cual no. habria en ella ni solidez en el vinculo social, ni fuerza real en elejercicio dela soberania, ‘Terminaré este capitulo y este libro con una observacién que debe servir de base a todo el sistema social; y es que en lugar de destruir la igualdad natural, el pacto fundamental ‘substituye, por el contrario, por una igualdad moral y legi- tima Jo que la naturaleza pudo poner de desigualdad fisica ‘entre los hombres y que, pudiendo ser desiguales en fuer- za. en genio, se vuelven todos iguales por convencién y de dares! establecidos es que s6lo la voluntad general irlas fuerzas del Estado segiin el fin de su insti- esc bien comsin: porque sila oposicidn entrelos es ha hecho necesario el establecimiento s sociedades, es el acuerdo entre esos mismos intereses iaticch potbie: Lo qua'hiy de commen alssta entes es lo que forma el vinculo social, y sino eset pst el eos os interes come pues, que no siendo la soberania mas que el ejer- : Seppe geri js psc eager Gul eran que noes ms que un se eoectiv, no puede ser 50 om cONTRATO SOLA) . st sible, al menos, el que ese acuerdo sea duradero y constante; interior y en poder de tratar con el extranjero: tan la voluntad particular tiende por naturaleza a las pronto confunden todas estas partes como las separan; ha- preferencias, y la voluntad general ala igualdad. Mas impo. el soberano un ser fantastico y formado de piezas afta sible es todavia que haya una garantia de este acuerdo, aun das; es como si compusieran el hombre de varios cuerpos, cuando deberia existir siempre; no seria un efecto del arte deuno de los cuales tendria los ojos, de otro los brazos, de sino del azar. El soberano puede muy bien decir: en este mo- Jos pies, y nada mas. Los charlatanes del Japon despe- mento quiero lo que quiere tal hombre o al menos lo que él dazan, segtin dicen, a un nifioa la vista de los espectadores, y dice que quiere; pero no puede decir: también querré lo que ‘arrojando todos sus miembros uno tras otro al aire, ese hombre quiera mafiana; puesto que es absurdo que la racen que vuelva a caer el nifio vivo y totalmente entero. Asi voluntad se encadene para el porvenir, y puesto que no de- y mas o menos los juegos de manos de nuestros politicos; pende deninguna voluntad el consentir en nada contrario al lespués de haber desmembrado el cuerpo social mediante bien del ser que quiere. Por tanto, si el pueblo promete sim una prestidigitacidn digna de feria, vuelven a juntar las pie 1e obedecer, se disuclve mediante este acto, pierde su Der ssbe csitio, ccualidad de pueblo; en el instante en que hay un amo ya no Este error deriva de no haberse formado nociones exactas hay soberano, y desde entonces el cuerpo politico queda sla autoridad soberana y de haber tomado por partes de destruido, itoridad lo que no eran mas que emanaciones. Asi, por No quiere esto decir que las drdenes de los jefes no pue- ejemplo, se han considerado el acto de declarar la guerra y dan pasar por voluntades generales, mientras el soberano li- ‘hacer la paz como actos de soberania, lo cual no son, bre de oponerse a aquellas no lo haga, En semejante caso, de! dado que cada uno de estos actos no ¢s una ley sino sola- silencio universal puede presumirse el consentimiento de! ‘una aplicacién de la ley, un acto particular que deter- pueblo. Explicaremos esto con todo detalle, mina el caso de la ley, como se vera claramente cuando fije- sla idea vinculada ala palabra ley". _Siguiendo de igual manera las demas divisiones encon- Capitulo Il, Que la soberania es indivisible riamos que, siempre que se cree ver la soberania compar- uuno se equivoca, que los derechos que se toman por Por la misma razdn que la soberania es inalienable, es indi Bartes de esa soberania le estén subordinados todos y supo- visible. Porque la voluntad es general’, o no lo es; ¢sla del nen siempre voluntades supremas de los que esos derechos cuerpo del pueblo o solamente de una parte. En el primer “norepresentan sino la ejecucion. caso esta voluntad declarada es un acto de soberania y hace podria decirse cuanta obscuridad ha arrojado esta fal- ley; en el segundo, no es mas que una voluntad particular, 0 ‘exactitud sobre las decisiones de los autores en materia ‘unacto de magistratura; todo lomis, es un decreto, dederecho politico, cuando han querido juzgar los derechos Pero nuestros politicos, al no poder dividir la soberania respectivos de los reyes y de los pueblos, a partirde los prin- ‘en su principio, ladividen en su objeto; la dividen en fuerza jane ellos mnlaenos heblan exteblecido. Cosiquiers por yen voluntad, en poder legislativo y en poder ejecutivo, en ; derechos de impuestos, de justicia y de guerra, en adminis- (eLeapitulo V1. a mt ConTmaro soctat de ver en los capitulos III y IV del primer libro de Grocio cémo este hombre sabio y su traductor Barbeyrac se embro- any se enredan en sus sofismas, por temor a decir demasia- do o a no decir bastante seguin sus miras, y a herir intereses que tenfan que conciliar. Grocio, refugiado en Francia, des- contento de su patria y queriendo hacer la corte a Luis XIII a quien su libro esté dedicado, no ahorra nada para despojar «los pueblosde todos sus derechos y para revestir con ellos a Jos reyes con todo el arte posible. Ese hubiera sido también el gusto de Barbeyrac, que dedicaba su traduccién al rey de Inglaterra, Jorge I. Pero desgraciadamente la expulsion de Jacobo II, que él lamaba abdicacién, le forzaba a mante- nerse reservado, a torcerse, a tergiversar para no hacer de Guillermo un usurpador. Si estos dos escritores hubieran app acon etn ee ae quedarian eliminadas y ellos habrian sido en todo momento consecuentes; pero habrian dicho tristemente la verdad y sélo habrian cortejado al pueblo. Ahora bien, la verdad no leva ala fortuna, el pueblo no da ni embajadas, ni céte- ddras,ni pensiones. Capitulo IH. De sila voluntad general puede errar Delo que precede se deduce que a voluntad general es siem- pre recta y siempre tiende a la utilidad publica; pero no se deduce que las deliberaciones del pueblo tengan siempre la ‘misma rectitud. Siempre se quiere el propio bien, pero no siempre se ve: jamds se corrompe al pueblo, pero con fre- cuencia se le engana, y sélo entonces es cuando él parece querer su mal. Con frecuencia hay mucha diferencia entre la voluntad de todos y la voluntad general; ésta s6lo mira al interés comtin, la otra mira al interés privado, y no es mas que una suma de vohuntades particulares: pero quitad de estas mismas volun- Jos mas ylos menos que se destruyen entresi*, y queda de las diferencias la volintad general, ciudadanos no tuvieran comunicacién alguna entre o el pueblo, suficientemente informado, delibera, |gran mimero de las pequefias diferencias resultaria siem- re voluntad general, y la deliberacién seria siempre bue- de la grande, la voluntad de cada una de estas aso- es se vuelve general respecto a sus miembros, y par- -respecto al Estado; se puede decir entonces que ya no os votantes como hombres, sino solamente tantos asociaciones. Las diferencias se hacen menos numero- ‘dan un resultado menos general. Finalmente, cuando ‘estas asociaciones es tan grande que se impone sobre dems, ya no teneis por resultado una suma de pe- diferencias, sino una diferencia unica; entonces ya ‘voluntad general, ya opinién que sele impone no es -una opinién particular. au out carraaTo SOCIAL Capitulo IV, De lor lists del poder soberano Siel Estado 0 la Cid ao es mas que una persona moral ‘cuya vida consiste €1 Sunjén de sus miembros, y siel mais importante de sus CUidigs es el de su propia conservacién, necesita una fuerZ@ “oersal y compulsiva para mover y disponer cada parf€ ly forma mds conveniente al todo. Igual que la natural€?24a a cada hombre un poder absolute sobre todos sus mi€ Mins, el pacto social daal cuerpo poll- tico un poder absolUtobre todos los suyos, y es este mis- mo poder el que, 4itido por la voluntad general, lleva comohe dicho el nOTbre de soberania. Pero ademiis de 14 Peyona publica, tenemos que conside- rar las personas pri¥@as que la componen, y cuya vida y cuya libertad son M4Walmente independientes de ella. Se trata, pues, de disti Stir bien los derechos respectivos de los ciudadanos y del 50btano®, y los deberes que tienen que ‘cumplir los primerS calidad de stibditos, del derecho na tural de que deben 8% en calidad de hombres. Bs cosa convenida* que todo cuanto cada uno enajens, por el pacto social, de u poder, de sus bienes, de su libertad, essélo la parte de t9% aquello cuyo uso importa ala comu- nidad, pero hay qu€ venir también en que sélo el sober noes juez de esa i™Pancia. ‘Todos los servicis que un ciudadano puede rendir al Es- tado, se los debe ta” Pronto como el soberano los exijas pero el soberano por st P@tte no puede cargar a los stbditos con ninguna cadena iMttil 4 a comunidad; no puede siquiers quererlo: porque D49la Jey de la razén nada se hace sin cau sa, igual que bajo ley de a naturaleza. ‘Los compromis®s Que nos vinculan al cuerpo social silo son obligatorios Po"ue son mutuos, y su naturaleza es tal que al cumplirlos "© Se puede trabajar para los demas sin + Por Locke, en ¢l Bt tofreel gobierno civil cap. VIL “uso 38 ‘trabajar también para uno mismo. ;Por qué la voluntad ge- ‘neral es siempre recta, y por qué todos quieren constante- ‘mente la felicidad de cada uno de ellos, sino porque no hay "nadie que se apropie de la expresién cada uno, y que no pien- “se en si mismo al votar por todos? Lo que prueba que la jgualdad del derecho, y la nocién de justicia que ella produ- ‘ce, deriva de la preferencia que cada uno se da y, por consi- _guiente, de la naturaleza del hombre; que la voluntad gene- ral, para serlo verdaderamente, debe serio en su objeto tanto ‘como en su esencia, que debe partir de todos para aplicarse “atodos, y que pierde su rectitud natural cuando tiende a al- _giin objeto individual y determinado; porque entonces, juz- ando sobre lo que nos es ajeno, no tenemos ningin verda- ero principio de equidad que nos guie. fe un derecho particular, sobre un punto que ne ha sido re- do por una convencién general y anterior, el asunto se -contencioso, Es un proceso en que los particulares in- esados son una de las partes y lo piblico la otra, pero en ueno veo ni la ley que hay que seguir, ni el juez que debe r Seria ridiculo querer remitirse entonces a una deci- én expresa de la voluntad general, que no puede ser més Ja conclusién de una de las partes, y que, por consi- »,no es para la otra mas que una voluntad ajena, par- - inclinada en esta ocasién ala injusticia ysometida al Ffor. Asi como una voluntad particular no puede represen- a voluntad general, la voluntad general cambia a su vez e ‘cuando tiene un objeto particular,y no puede, mo general, fallar ni sobre un hombre ni sobre un hecho. ndo el pueblo de Atenas, por ejemplo, nombraba o de- faa sus jefes, discernia honores para uno, imponia penas 0, y mediante multitud de decretos particulares ejercia ente todos los actos del gobierno, el pueblo en- no tenia ya voluntad general propiamente dicha; no ba ya como soberano, sino como magistrado. Esto pa- as ‘pax coNTRATO SOCIAL intrario a las ideas comunes; pero es menester de- jarme tiempo para exponet las mias. Debe entenderse por esto que lo que generaliza la volun- tad no es tanto el mimero de votos como el interés comin que los une: porque en esta institucién cada uno se somete necesariamente alas condiciones que impone a los demas; acuerdo admirable del interés y dela justicia que daalas de- liberaciones comunes un cardcter de equidad que vemos desvanecerseen la discusién de cualquier asunto particular, por falta de un interés comin que una ¢ identifique la regla del juezcon la de la parte. Por cualquier lado que uno se remonte al principio se llega siempre ala misma conclusién: a saber, que el pacto s0- cial establece entre los ciudadanos tal igualdad que todos ellos se comprometen bajo las mismas condiciones, y to- dos ellos deben gozar de los mismos derechos. Asi, por la naturaleza del pacto, todo acto de soberania, es decir, todo acto auténtico de la voluntad general obliga o favorece igual- mente a todos los ciudadanos, de suerte que el soberano co- noce s6lo el cuerpo de la nacién yno distingue a ninguno de Jos que la componen. {Qué es propiamente, por tanto, un acto de soberania? No es una convencién del superior con el inferior, sino una convencién del cuerpo con cada uno de sus miembros: convencidn legitima porque tiene por base el contrato social; equitativa, dado que es comiin a todas; titi, dado que no puede tener otro objeto que el bien general; y s6lida, porque tiene por garantia la fuerza publica yel poder supremo. Mientras os sibditos sélo estén sometidos a tales convenciones, no obedecen a nadie sino tinicamente a su propia voluntad; y preguntar hasta dénde alcanzan los dere- chos respectivos del soberano y de los ciudadanos es pre- guntar hasta qué punto pueden éstos comprometerse consi- {go mismo, cada uno con todos y todos con cada uno de ellos. De esto se deduce que el poder soberano, por absolute «que sea, por sagrado, por inviolable, no pasa ni puede pasa " 7 “Jos limites de las convenciones generales, y que todo hombre “puede disponer plenamente de lo que de sus bienes y de su “libertad le han dejado estas convenciones; de suerte que el "soberano nunca tiene el derecho de cargat a un sibdito més que otro, porque entonces, al volverse particular el asunto, "su poder deja de ser competente. Una vez admitidas estas distinciones, es completamente que en el contrato social haya una renuncia verdadera "por parte de los particulares: su situacién, por efecto de este " contrato, es realmente preferible a lo que antes era, y en lu- -de una enajenacién, no han hecho sino un cambio ven- oso de una manera de ser incierta y precaria por otra gjor y mds segura, de la independencia natural por la li- ertad, del poder de hacer dato a los dems por su propia guridad, y de su fuerza, que otros podian sobrepasar, por derecho que la uni6n social vuelve invencible. Su vida que ellos han consagrado al Estado, esta continua- ¢ protegida por éste, y cuando la exponen en su defensa hacen sino devolverie lo que han recibido de él? Qué nque no hagan con més frecuencia y con més peligro.en stado de naturaleza, cuando, librando combates inevita- defenderian con peligro de su vida lo que les sirve para arla? Todos tienen que combatir sies preciso por la i, cierto: pero tambien lo es que nadie tiene nunca que nbatir por si mismo. ;No se sale ganando corriendo, por ue constituye nuestra seguridad, una parte delos riesgos 'tendriamos que correr por nosotros mismos tan pronto nos fuera arrebatada? joV. Delderecho de vida y de muerte |Preguntarse cémo no teniendo los particulares dere- idisponer de su propia vida, pueden transmitiral sobe- 'este mismo derecho que ellos no tienen, Esta cuesti6n se pet conmmaro soci: 2 parece dificil de resolver solo porque esta mal planteada. -y cuando se hace morir al culpable, es menos como ciu- ‘Todo hombre tiene derecho de arriesgar su propia vida para dano que como enemigo. Los procedimientos, el juicio conservarla. ;Se ha dicho alguna vez que quien se arroja por on las pruebas y la declaracién de que ha roto el contrato ‘una ventana para escapar a un incendio sea culpable de sui- ial, y por consiguiente, ya no es miembro del Estado. cidio? ;Se ha imputado incluso alguna vez este crimen a bien, como 4 xe ha reconocido tal, xl menos por su quien perece en una tempestad cuyo peligro no ignoraba al pesidencia, debe ser suprimido mediante el exilio como in- embarcarse? or del pacto, o mediante la muerte como enemigo pti- Elcontrato social tiene por fin la conservacién de los con- porque un enemigo semejante no es una persona mo- tratantes. Quien quiere el fin quiere también los medios, y .esun hombre, yes entonces cuando el derecho de guerra estos medios son inseparables de algunos riesgos, de algu- Star al vencido’. nas pérdidas incluso, Quien quiere conservar su vida a ex- “Pero alguien dird que la condenade un criminalesun acto pensas de los demas, debe darla también por ellos cuando articular. De acuerdo: por eso tal condena no pertenece al hace falta. Ahora bien, el ciudadano no es ya juez del peligro 0; es un derecho que puede conferir sin poder ejer- al que la ley quiere que se exponga, y cuando el principe” le 9 mismo. Todas mis ideas se sostienen, pero no podria ha dicho: es oportuno para el Estado que mueras, debe mo- exponerlas todas ala ver. rir; puesto que sélo con esta condicién ha vivido seguro has- ‘Ademis, la frecuencia de los suplicios es siempre un signo taentonces, y dado que su vida no es slo un beneficio de la lidad o de pereza en el gobierno. No hay malvado que naturaleza, sino un don condicional del Estado. pueda volver bueno para algo. No se tiene derecho a La pena de muerte infligida a los criminales puede consi ‘morir, ni siquiera como ejemplo, sino a aquel a quien derarse poco mas o menos bajo el mismo punto de vista: fe puede conservar sin peligro. para no ser victima de un asesino es por lo que se consiente Riepacto sl derechode gracia, odecximir a un culpsble ‘en morir si uno se convierte en ello. En este contrato, lejos de upena impuesta por la ley y pronunciada por el juez, s6lo disponer de su propia vida no se piensa mas que garantizar- a aquel que estd por encima del juez y de la ley; es la, y no es de presumir que alguno de los contratantes pre- pal soberano. E incluso su derecho en esto no ésté muy medite entonces hacerse colgar. -y los casos a usar de él son muy raros. En un Estado ‘Ademis, todo malhechor que al atacar el derecho social se igobernado hay pocos castigos, no porque se otorguen convierte con sus fechorias en rebelde y traidor a la patria, fuchas gracias, sino porque hay pocos criminales: la multi- cesa de ser miembro de ella al violar sus leyes, ¢ incluso le dide crimenes asegura su impunidad cuando el Estado pe- hhace la guerra, Entonces la conservacién del Estado es in~ Bajo la Repablica Romana nie! Senado ni los cénsules compatible con la suya, es preciso que uno de los dos pere?- el eapitulo 1V del libro anterior Rousseau habia sentado un axio- F ‘ahora parece olvidar: «Cada Estado s6lo puede tener por ene- Es ésta la primera ver que figura en el Contraro social la yor prin: tros Estados y no hombres, dado que entre cosas de diversas na- hasta ahora habia empleado la de soberano. Hay que esperar al capi" HO se puede establecer ninguna relacién verdadera.» Aqui, sin Jol de libro I para ver que llilo define no como soberano, sino come Sedat Yo pen fin, ects, com le gers tac el magistrado encargado de a ejecucicin de las eyes el Estado, convirtiéndolosen enemigos. peccomresrosocia fl ; a re i — Pero, en titima instancia, zqué es una ley? Mientras se apathy ‘que pronto no tendran necesidad de mos razonando: sinentendernos, aun cuando se ellas los crimenes y todo el mundo puede ver adénde lleva liga lo _ ee - Ja naturaleza, no se sabri mejor lo esto, Mas siento que mi coraz6n murmura y contiene mi Mahe dicho que noh ils hese pbs bj Juma; dejemos discutir estas cuestiones al hombre justo : que no hal igeneral sobre un objeto eed 46 en falta y que jams tuvo para simismo ticular En efecto, ese objeto particular est en el Estado speaace incase on Ny era del Estado. Siestd fuera del Estado, una voluntad que necesidad de gracia. es extratia no es general respecto a él; y si el objeto estd en Estado, forma parte de él: entonces se forma entre el todo parte una relacidn que hace de ellos dos seres separados, os cuales uno esla parte, y otro el todo menos esa misma . ‘ ‘i adi te. Pero el todo menos una parte noes el todo, y mientras ee oe iar a Saha relacin subsista no hay ya todo, sino dos partes desi- tad mediante la legislacién. Porque el acto primitivo por el es; de donde se sigue que la voluntad ¢e la una no es 4queeste cuerpo se forma y se une nada determina todavia de | tampoco general apes laotra. sl debe hacer para conservarse. senndo mxio x puctioesatuyesstre into puetle, np niles bueno yconforme al orden lo es porla natura nsidera mas que a simismo, y sientonces se forma una re- foanar laste c independientemente de las convenciones lacion _ eaceanrnt at ree shred humanas. Toda justicia viene de Dios, s6lo él es su fuente; e sem Saar nes one ero si supiésemos recibirla de tan alto no tendriamos ne- ‘materia sobre la cual se estatuye es general como la i jidad de gobierno nide leyes. Indudablemente existe una ntad que estatuye. Es este acto lo que yo llamo unalley. fedieewmen al emanada de la sola raz6n; pero esta justi- _ Cuando digo que el objeto de las leyes es siempre general, ea para ser admitida entre nosotros debe ser reciprocs entiendo que a ley considera a los stibditos como corpora- sia Lars ind oa amente las coat, las eyes de In jst i6n y a las acciones como abstractas, jamas a un hombre Giafaita de sancin natural son vanas ene los hombres ndividvo ni una accin particular. Asta ey puede fo hacen sino elbien del malvado y el mal del justo, cuando bien estatuir que ha de haber prvilegios, pero no pue- a lascbeerva con todo! mundosin que nadie las obser- ledarlos nominalmente a nadie; la ley puede hacer muchas son Sa ncceataa por tantoccmmencionesY Myer pars #es de ciudadanos, asignar incluso las cualidades que da- Jos derechos alos debetes y volver la justicia a su obj erecho a esas clases, pero no puede nombrara éste ya to Enel estado de naturalera, en el que todo es com Para ser admitidos en ellas; puede establecer un go- aie ‘nada he prometido, no reconozco qué O real y una sucesién hereditaria, pero mo puede eegir teade otro sino lo que meesindtil No ocurrelo mismo en y ‘ni nombrar a una familia real: en una palabra, oda Tee a entae tadion loo Gncechioa ante tpileh pot nque se refieraa un objeto individual no pertenese en —* Laney do alguno al poder legislativo. aley. Capitulo VI. Delaley =— Seguin esta idea, se ve al instante que no hay que pregun- tar yaa quicn pertenece hacer las eyes, puesto que son actos dela voluntad general; ni siel principe esta por encima de las leyes, puesto que es miembro del Estados ni sila ley puede ser injusta, puesto que nadie es injusto hacia si mismo; cémo unos libre y estd sometido a las eyes, puesto que tas no son mas que registros de nuestras voluntades. ‘Se ve incluso que, por reunir la ley la universalidad de la voluntad y la del objeto, Jo que un hombre, quien quiera que pueda ser, otdena por autoridad propia no es una ley; inclu so lo que el soberano ordena sobre un objeto particular no estampoco una ley, sino un decreto, ni un acto de soberania, sino de magistratura. Llamo, por tanto, Repiiblica a todo Estado regido porle- yes, bajo la forma de administracién que sea; porque s6lo ‘entonces gobierna el interés publico, y la cosa publica es algo. Todo gobierno legitimo es republicano”; enseguida ex- plicarélo quees gobierno. as leyes no son propiamente sino las condiciones de la asociacién civil. El pueblo sometido a las leyes debe ser su autor; séloa quienes se asocian las con- diciones de la sociedad; mas, jc6mo las regulardn? jSerd de comin acuerdo, por una inspiracién sibita? {Tiene el cuer- po politico un érgano para enunciar estas voluntades! Quién le dara la prevision necesaria para dar forma a sus ‘actos y publicarlos por anticipado, o cémo los pronunciara en el momento dela necesidad? yComo una multitud ciega, {que con frecuencia no sabe lo que quiere porque raramente sabe lo que es bueno para ella, ejecutaria por sf misma una empresa tan grande, tan dificil como un sistema de legisla- cin? Por si mismo el pueblo siempre quiere el bien, pero por s{mismo no siempre lo ve. La voluntad general es stem pre recta, pero el juicio que la guia no siempre es esclarecido, Hay que hacerle ver los objetos tal cual son, a veces tal cual deben parecerle, mostrarle el buen camino que busca, g2 on 63 ntizarle de la seduccién de las voluntades particulares, acercar a sus ojos lugares y tiempos, equilibrar el atractivo ‘de las ventajas presentes y sensibles con el peligro de los “males alejados y ocultos. Los particulares ven el bien que re- Sazat: lo plico quire el bien que na ve, odes tenes nente necesidad de guias: hay que obligar a unos a rmar sus voluntades a su fet ey gue easonaral oaconocerlo que quiere. De las luces puiblicasresultaen- es la union del entendimiento y de la voluntad en el as pasiones de os hombres y que no sintiese ninguna, ‘no tuviera ninguna relacidn con nuestra naturaleza y ue la conociese a fondo, que su felicidad fuera indepen- snte de nosotros y que, sin embargo, tuviera a bien ocu- arse de la nuestra; finalmente, que procurindose en el co- ret de los tiempos una gloria lejana, pudiera trabajar en un fe Harfan falta dioses para dar leyes [mismo razonamiento que hacia Caligula en cuanto al Jo hacia Platén en cuanto al derecho para definir al civil 0 real que busca en su libro sobre el reino *; ossies cierto que un gran principe es hombre raro, ;cusn- olo serd un gran legislador? El primero no tiene mas que EL CORTTRATO SOC 65 nico que inventa la maquina, aquél no es mas que el obrero ;de lo contrario, sus leyes, ministros de sus pasiones, no que la monta y la hace andar. En el nacimiento de las socie- nla menudo sino perpetuar sus injusticias, yjams po. dades, dice Montesquieu, son los jefes de las repuiblicas los jevitar que miras particulares alterasen la santidad de su que hacen la institucién y luego es la institucién la que for- maallos jefes delas republicas. Quien se atreve con la empresa de instituir un pucblo debe sentirse en condiciones de cambiar, por asi decir, la na- turaleza humana; de transformar cada individuo, que por si mismo es un todo perfecto y solitario, en parte de un todo cia este uso; la de Ginebra hizo otro tanto y le fue mayor, del que ese individuo recibeen cierta forma su vida y #1, En su mejor edad Roma vio renacer en su seno todos su ser; dealterar la constitucién del hombre para reforzarla; erfmenes de la tirania, ye vio apunto de perecer por ha- de sustituir por una existencia parcial y moral la existencia streunido sobre las mismas cabezas la autoridad legislati- fisica e independiente que todos hemos recibido de la natu- ipider soberand. raleza. En una palabra, tiene que quitar al hombre sus pro- pias fuerzas para darle las que le son extrafas y de las que no puede hacer uso sin la ayuda de los demas. Cuanto mas muertas y aniquiladas estan esas fuerzas, mas grandes y du. raderas son las adquiridas, y més sdlida y perfecta es tam- didn Ia institucién, De suerte que si cada ciudadano no es nada, ni puede nada sino gracias a todos los demas, y si la fuerza adquirida por el todo es igual o superior ala suma de iquiera, despojarse de este derecho intransterible: por- las fuerzas naturales de todas los individuos, se puede decir ‘segiin el pacto fundamental slo la voluntad general quella legislacién esta en el mas alto grado de perfeccién que ‘alos particulares, y nunca se puede asegurar que una puede adquirir. tad particular es conforme a la voluntad general hasta Ellegislador es, en todos los aspectos, un hombre extraor- ués de haberla sometido a los sufragios libres del pue- dinario en el Estado. Si debe serlo por su genio, no lo es me- dije esto, pero no esiniitil repetrlo, ‘nos por su empleo. Este no ¢s magistratura, no ¢s soberania, este modo, en la obra de la legislacidn se encuentran a Ese empleo, que constituye la Republica, no entra tampoco dos cosas que parecen incompatibles: una empresa en su constitucién; es una funcién particular y superior encima de la fuerza humana y, para llevarlaa cabo, una que nada tiene en comtin con el imperio humano; porque dad que noes nada. si quien manda a los hombres no debe mandar en las leyes, dificultad que merece atencin:los sabios que quie- quien manda en las leyes tampoco debe mandar alos hom- thablar al vulgo su propio lenguaje en vez de! de éste, no n ser entendidos. Ahora bien, hay mil clases de ideas * Considérations sur les causes de la grancleur des Remains et de leur lees imposible traducir a la lengua del pueblo. Las miras cadence, cap. (atadido dea edicibn de 1748), do generales y los objetos demasiado alejados estan ido Licurgo dio leyes a su patria, comenzé por abdi- arde la realeza. Era costumbre de la mayoria de las ciuda- ygriegas confiar a extranjeros el establecimiento de las Las Republicas modernas de Italia imitaron con embargo, los mismos decenviros nunca se arrogaron cho de hacer aprobar una ley sélo por su autoridad, deo que os proponemos, decian al pueblo, puede pasar BY sin vuestro consentimiento, Romanos, sed vosotres mis- nos los autores elas eyes que deben hacer vuestra felicidad. uien redacta las leyes no tiene, pues, ni debe tener, nin- iderecho legislativo, y el pueblo mismo no puede, aun * ‘RL CORTRATO SOCTAL igualmente fuera desu alcance; al no placer acada individuo mis plan de gobierno que aquel que se refiere a su interés particular, dificilmente percibe las ventajas que debe sacar de las privaciones continuas que imponen las buenas leyes. Para que un pueblo naciente pueda gustar las sanas maxi- mas de la politica y seguir las reglas fundamentales de la ra- 26n de Estado, seria menester que el efecto pudiera volverse ‘causa, que el espititu social, que debe ser la obra de la insti tuci6n, presida la nstitucién misma, y que los hombres fue- sen anttes de las leyes lo que deben llegar a ser por ellas. Asi pues, el legislador, al no poder emplear nila fuerza ni el ra- zonamiento, tiene necesidad de recurrir a una autoridad de ‘otro orden que pueda arrastrar sin violencia y persuaditr sin convencer. He ahi lo que forzs desde siempre a los padres de las na- cionesa recurrira la intervencisn del cielo y a honrat a los dioses con su propia sabidurfa, afin de que los pueblos, so- metidos alas Ieyes del Estado tanto como alas de la naturale- za, ¥ feconociendo el mismo poder en la formacién del hombre yen la dela ciudad, obedeciesen con libertad y por tasen décilmente el yugo de la felicidad publica. Esta razén sublime que se eleva fuera del alcance de los hombres vulgares es aquella cuyas decisiones pone el legis lador en boca de los inmortales, para arrastrar mediante la autoridad divina a aquellos a quienes no podria poner en movimiento de prudencia humana’. Pero no a todo hom- bre corresponde hacer hablar a los dioses, ni ser creido cuando se anuncia como su intérprete. El alma grande del Legislador es el verdadero milagro que debe probar su mi sin”. Cualquier hombre puede grabar tablas de piedra, 0 comprar un ordculo, 0 fingir un secreto comercio con algu * Ens Letireséerits de fa Montagne, carta II (libro inédito en caste Hlano), Rousseau especificard los caracteres distintivos del legislado. ‘muy cercanos alos de profeta. 0 7 “ga divinidad, o amaestrar un péjaro para que le hable al "pido, o encontrar otros medias groseros de infundir respeto ‘al pueblo. Quien sélo sepa esto, podrd incluso reunir por | azar una tropa de insensatos, pero jamds fundari un impe- fio, y su extravagante obra perecera pronto con él. Vanos ‘prestigios forman un vinculo pasajero, sélo la sabidurfa lo "hace perdurable. La ley judaica, que atin subsiste, la del hijo | delsmael, que desde hace diez siglos rige la mitad del mun- ‘do*, todavia proclama hoy alos grandes hombres que la dic- faron: y mientras que la orgullosa filosofia** o el ciego es- __piritu de partido no ve en ellos més que unos afortunados " impostores, el verdadero politico admira en sus institucio- "nes ese genio grande y potente que preside las fundaciones duraderas. ~ Detodo esto no hay que coneluir, con Warburton***, que Ja politica y la religi6n tengan entre nosotros un objeto co- a | Serefiere ala retigisn ismaclita, sectachitta que difiere del Islam orto- ¢ incluye ideas neoplatdnicas ¢ hindiies derivadas de interpreta- esotericas del Corin. Deben su nombre a Ismael, muerto en 762 asser excluide por su padre, el sexto iman Yafar al-Sadik (699-767), de ji6n. Sus partidarios negaron su muerte y lo admitieron como. 'y Ultimo iman. Perseguidos, tuvieron que huir de Medina; su yheredero, Mohamed pasé a Persia, mientras el menor, Ali,lo ha- Ges Sisny Marron Loss vy os foeon os de icubcin de isecta que llego a principios del siglo 1 ane poder politico Pipher alii oye Aad primer aif fatten 08 Lon de " Gendierites del hijo mayor de Ismael fundaron varias estadas en Persia |Siria, en cuyas montafas estuvo la secta de los hachichinos, fuma- rachis. En la actualidad sus 20nas de influencia son Siria, Liba- drusos), India, Persia, parte de Asia central y en algunas zanas | deAfricadel norte, 1% Bla Profesicn de fe del Vicario saboyuno, Rousseau aladiré a que «la leva al esprit fuerte, como la ciega devocicin lleva | Mahomet de Voltaire. ‘William Warburton (1698-1779), obispo de Gloucester y autor de | The Alliance between Church and State, 1736; y de Divine Legation of es donde analiza las relaciones de a Iglesia y del Estado. oa ‘De conTRATO SOCIA, 4 e miin, sino que en el origen de las naciones la una sirve de blos lo que ciertas crisis hacen sobre los individuos, en instrumentoa la otra. el horror del pasado hace las veces de olvidoy en que el Bstado, abrasado por las guerras civiles, renace por asi de- cir de sus cenizas, y recupera el vigor de la juventud al salir Capitulo VILL. Del pueblo glos brazos de la muerte. Tal fue Esparta en lostiempos de ___Licurgo, tal fue Roma después de los Tarquinos; y tales son Igual que el arquitecto observa y sondea el suelo antes de le- nosotros Holanda y Suiza tras la expulsion de los ti- vantar un gran edificio para ver si puede aguantar su peso, el Sec sabio legislador no empieza por redactar leyes buenas en si ero estos acontecimientos son raros; son excepciones mismas, sino que antes examina siel pueblo al que las desti- raz6n se encuentra siempre en la constitucién particu- nna es apto para soportarlas. Por eso Platdn se neg6 a dar le- ar del Estado exceptuado. Ni siquiera podrian ocurrir dos yes a los arcadios y a los cireneos, sabiendo que estos dos al mismo pueblo, porque puede volverse libre sélo pueblos eran ricos y no podian tolerar la igualdad”: por eso tras sea barbaro, pero no lo puede cuando el nervio ci- se vieron en Creta buenas leyes y hombres malos, porque vil gastado. Entonces los disturbios pueden destruirle ‘Minos no habia disciplinado sino a un pueblo cargado de que las revoluciones puedan restablecerlo, y en cuanto se vicios. pen sus cadenas cae a pedazos y deja de existir: en ade- En la tierra han brillado mil naciones que jams habrian ‘necesita un amo y no un libertador. Pueblos libres, tolerar buenas leyes, y las mismas que lo hubieran ddaos de esta maxima: se puede adquirir la libertad; pero podido no tuvieron, en toda su duracién, sino un tiempo Se, orca: muy corto para ello. Los pueblos**, como los hombres, sdlo jara las naciones, igual que para los hombres, hay una son déciles en su juventud, se vuelven incorregibles al enve: -maclurez que es preciso esperar antes de someter- jecer; una ver que las costumbres estan establecidas y arrai- pero la madurez de un pueblo no siempre es facil sgados los prejuicios, es empresa peligrosa y vana querer re- et, y si se la previene, la obra falla*. Tal pueblo es formarlos; el pueblo no puede siquiera sufrir que se toquen al nacer, tal otro no lo es sino al cabo de diez si- sus males para acabar con ellos, como esos enfermos estuipi- Los rusos no seran civilizados nunca verdaderamente, dos y sin valor que tiemblan a la sola visién del médico. lo fueron demasiado pronto. Pedro tenia el genio ‘Noes que, al igual que algunas enfermedades trastornan tivo; no tenia el verdadero genio, el que crea y hace la cabeza de los hombres y les privan del recuerdo del pasa~ do, no se encuentre a veces en la duracién de los Estados i tn 1s dda diester arsine épocas violentas en que las revoluciones hacen sobre los Si Sigs icgecsjocestsdinsivcareaies pares ein ‘ri Beets deel ei del cdc de 1720 on eemplar » Sigue Rousseau una indicacién de Phutarco segtn la cual Plato s© cién original del Contrato, Rousseau dio las causas de esta va- habria negado a redactar las leyes de Cirene debidoa su estado de pro le: hacer desaparecer la contradiccién entre la afirmacion: «Los dad. (Phatarco, A wn principe ignorant.) ieecceatnasenhe tpn como delos hombres... los, como los hombres, slo son décilesen su uventude y «Para las igual que para los hombres, hoy...»; frente a este texto la letra seta: wcontradiccin a corregi con pagina 93.» rt CONTRATO SOCIAL iM m0 todo de nada*. Algunas de las cosas que hizo estaban bien, ynde-elvinculo social, mis serelaja, yen general un Estado ia mayoria estaban fuera de lugar. Vio que su pueblo era bir- __peguetio es proporcionalmente mas fuerte que uno grande baro, no vio que no estaba maduro para la policias quiso ci- | Milrazones demuestran esta maxima. En primer lugar, vilizarlo cuando sélo habia que aguerrirlo. Empez6 por que- Ja administracion se vuelve mas penosa con las grandes rerhaceralemanes, ingleses, cuando habia que empezar por “distancias, de igual modo que un peso se vuelve mas pesado hacer rusos; impidié que sus subditos legaran aser alguna “en el extremo de una palanca mayor. Se vuelve también ver lo que podrian ser, persuadiéndoles de que eran lo que ‘mis onerosa a medida que los grados se multiplican; por- ‘noson. Asies como un preceptor francés forma.a su alumno its ciuded siene, en:peimir taper, n:soyn que pagal parabrillar un momento en su infancia y luego no ser nunca blo; luego, cada distrito, también la suya, pagada por nada, El imperio de Rusia querré sojuzgar a Europa y sera pueblo; nego cada provincia, luego las grandes goberna- sojuzgado él mismo. Los tirtaros, sus stibditos 0 sus veci- anes las satrapias, los virreinatos que hay que pagar més nos, liegardn a ser sus amos y los nuestros: esta revolucién oamedida que se sube, y siempre a expensas del desgra- me parece infalible. Todos los reyes de Europa trabajan de o pueblo; finalmente viene la administracién suprema consuno para acelerarla. Jo aplasta todo, Tantas cargas agotan contiruamente a ibditos; lejos de estar mejor gobernados por estos dife- Jérdenes, lo estin peor que si hubiera uno solo por en- de ellos. Y mientras tanto, apenas quedan recursos 10s casos extraordinarios, y cuando hay que recurrir a ‘Asi como la naturaleza ha marcado términos ala estatura de fel Estado estd siempre en visperas de suruina. ‘un hombre bien conformado, pasados os cuales no hace mas iono es todo; no solamente el gobierno tiene menos vi- {que gigantes o enanos, asi también existen,respecto ala me- celeridad para hacer observar las eyes, impedir las ve- jor constitucién de un Estado, limites respecto alaextension jones, corregir los abusos, prevenir las empresas sedicio- {que pueda tener, afin de que no sea ni demasiado grande {ue pueden hacerse en lugares alejados; sino que el para poder ser bien gobernado, ni demasiado pequetio para gueblo siente menos afecto por sus jefes, a los que no ve ja- poder mantenerse por si mismo. En todo cuerpo politico hay yporla patria, que.es.a sus ojos como el mundo, ¥ por sus tun maximum de fuerza que no podria superar, y del cual con danos, la mayorfa de los cuales le son extrafios. Las Frecuencia se aleja a fuerza de agrandarse. Cuanto mas se ex- iilevex no pueden convenir a tantas provincias diver- tienen castumbres diferentes, que viven bajo climas ro Vel Grande apuntaninirest2~ stos y que no pueden soportar la misma forma de go- 2 te ac Bu come ene sot lero. Leyes diferentes no engendran més que perturba- de Charles XI, convierte al zar evan reformador genial. A este parrafo ‘confusién entre pueblos que, viviendo bajo los mis- fosseauniano contestaria Voltaire en su Dictionnaiteplilasop hi RN ts cornanicacida consinien, od tredielanteias bnsjoel epigrafe Pedro el Geande 1-1 Rowson ae clare frage #4 otra o se casan entre sf y, sometidos a otras costum- aor pc sade ata palabras tin acadat dew flleto 1o saben nunca si su patrimonio es verdaderamente Tair el contmar social «insocal, del poco sociable J, Rousseau. Los talentas son enterrados, las virtudes ignoradas, los Capitulo IX. Continuacién n Det conraro soci, vicios impunes, en esta multitud de hombres desconocidos tunos de otros que la sede de la administracién suprema rev- ne en un mismo lugar. Los jefes abramados de asuntos no ven nada por si mismos, y empleados gobiernan el Estado, Finalmente, las medidas que hay que adoptar para mantener la autoridad general, ala que tantos funcionarios alejados quieren substraerse o imponerse, absorben todos los cuida- dos publicos, no queda nada para la felicidad del pueblo, apenas queda algo para su defensa en caso necesario, yasi es como un cuerpo demasiado grande por su constitucién se desmorona y perece aplastado bajo su propio peso. Por otro lado, el Estado debe darse cierta base para tener solidez, para resistir las sacudidas que no dejaré de experi- ‘mentar y los esfuerzos que sera constrenido a hacer para sostenerse; porque todos los pueblos tienen una especie de fuerza centrifuga, por la que acttian continuamente unos contra otros y tienden a engrandecerse a expensas de sus ve- cinos, como los torbellinos de Descartes. Asi los débiles co- ren el riesgo de ser engullidos muy pronto, y nadie puede apenas conservarse si no es poniéndose con todos en una cs- pecie de equilibrio, que hace la compresién mas 0 menos igual en todos os sentidos. ‘Ahi se ve que hay razones para extenderse y razones para limitarse,y no ese] menor talento del politico encontrar, ¢0- tre unas y otras, la proporcién més ventajosa parala conscr- vvaci6n del Estado, En general puede decirse que las prime- ras, al no ser mas que exteriores y relativas, deben estar subordinadas a las otras, que son internas y absolutas; una constitucién sana y fuerte es lo primero que hay que busca", ‘yes menester contar mas con el vigor que nace de un buen gobierno que con los recursos que proporciona un territorio grande. Por lo dems, se ha visto Estados constituidos de tal for- ma que la necesidad de conquistas entraba en su con: cién misma, y que para mantenerse estaban forzados # a B ndarse sin cesar. Quizd se felicitaban mucho por esta tunada necesidad, que, sin embargo, les mostraba, el término de su grandeza, el inevitable momento de puede medir un cuerpo politico de dos maneras: a saber, Fla extensién del territorio y por el mimero de poblacién; ntre ambas medidas hay una relacién conveniente para ‘al estado su verdadera grandeza. Son los hombres los, hhacen el Estado, ys el terreno lo que nutre alos hom- ‘esa relacién estriba por tanto en que la tierra baste al imiento de sus habitantes, y en que haya tantos habitan- mo puede nutrir la tierra. Es en esta proporcién en la se encuentra el maximum de fuerza de un ntimero dado 6; porque sihay demasiado terreno, su guarda es el cultivo insuficiente, el producto superfluo; tal es proxima de las guerras defensivas; si noes suficien- Estado se encuentra a discrecién de sus vecinos por lo shace al suplemento; tal es la causa proxima de las gue- ‘ofensivas, Todo pueblo que por su posicién no tiene que la alternativa entre el comercio o la guerra, es débil ‘mismo; depende de sus vecinos, depende de los acon- sntos; nunca tendré més que una existencia inciertay O sojuzgay cambia de situacién, 0 es sojuzgado y no No puede conservarse libre més quea fuerza de pe- exode grandeza. ose puede calcular una relacién fija entre la extensicin de ryel mimero de hombres que mutuamente se bastan; o.a causa de las diferencias existentes en las calidades del eno, en sus grados de fertilidad, en la naturaleza de sus ducciones, en la influencia de los climas, como de las que ‘en los temperamentos de los hombres que las ha- 7 Det coRTEATOSOCIAL bitan, de los cuales unos consumen poco en un pais fértil, otros mucho sobre un suelo ingrato. Ademds hay que tener ‘en cuenta la mayor o menor fecundidad de las mujeres, lo que en el pais puede haber de mas o menos favorable ala po- blacidn, la cantidad a que el legislador puede esperar llegar con sus instituciones; de suerte que no debe fundar su sobre lo que ve, sino sobre lo que prevé, ni detenerse tantoen elestado actual dela poblacién como en aquel que debe ella naturalmente alcanzar. Por dltimo, hay mil ocasiones en que losaccidentes particulares del lugar exigen o permiten que se abarque mas terreno del que parece necesario. Asi, se exten- dera mucho en un pais de montafas, en el que las produccio- nes naturales, a saber, los bosques, los pastos, exigen menos trabajo, en el que la experiencia ensefta que las mujeres son mis fecundas que en las lanuras, y en el que la mayor parte del suelo en declive slo da una pequena base horizontal, la tinica con que hay que contar para la vegetaci6n. Por el con- trario, ¢s posible estrecharse a orillas del mar, incluso entre rocas y arenas casi estériles; porque alli la pesca puede suplir en gran parte a los productos de la tierra, porque los hom- bres deben estar mas unidos para rechazar a los piratas, y porque ademas hay més facilidad para descargar al pais, me diante colonias, de los habitantes de que esta sobrecargado ‘Acstas condiciones para instituir un pueblo hay que ana- dir una que no puede suplira ninguna otra, pero sin la cual todas son inttiles: ¢s que se goce de abundancia y de paz porque el tiempo en que se ordena un Estadoes, como aquel en que se forma un batallén, el instante en que el cuerpo es menos capaz de resistencia y mis facil de destruir. Se resisti- ria mejor en un desorden absoluto que en un momento de fermentacién, donde cada uno se ocupa de su rango y no del peligro. Que en este tiempo sobrevenga una guerra, el ham bre, una sedicién: el Estado se derrumba infaliblemente. ¥ no es que no haya muchos gobiernos establecidos du- rante esas tormentas; pero entonces estos gobiernos mismos on B "son los que destruyen el Estado. Los usurpadores propician “pescogen siempre estos momentos de perturbaciones para “hacer pasar, gracias al terror publico, leyes destructivas que “el pueblo no adoptaria jamds a sangre fria. La eleccién del ‘momento de la institucién es uno de los caracteres mas se~ __guros por los que se puede distinguir la obra del legislador Jadeltirano. Por tanto, :qué pueblo es propio para la legislacién? quel que, encontrandose ya vinculado por alguna unién ‘de origen, de interés o de convencién, no ha llevado todavia - elverdadero yugo de las leyes; aquel que no tiene ni costum- es ni supersticiones arraigadas; aquel que no teme ser nado por una invasién stibita, que, sin entrar en las de sus vecinos, puede resistir solo a cada uno de los, o ayudarse de uno para rechazar al otro; aquel en que la uno de sus miembros puede ser conocido de todos, y .que no se ven forzados a cargar a un hombre con un far- , mayor del que un hombre puede llevar; aquel que puede indir de los demas pueblos y del que cualquier otro o puede prescindir"’; aquel que no es ni rico ni pobre bastarse a si mismoyen fin, aquel que retine la con- d. Cierto que todas estas condiciones se encuentran te juntas, Por eso se ven tan pocos Estados bien ‘en Europa un pais capaz de legislacin: es ide Cércega”. El valor yla constancia con que este vale- u escribié un Projet de Constitution pour la Corse [Proyecto tucidn para Cércega|, publicado pot vez primera en 1825-en en de Euvres inédites de Rousseau. Puede verse en Euvres TIL, pigs. 899-950. 7% Det contmarosociat oso pueblo ha sabido recuperar y defender su libertad bien merecia que algun hombre sabio le ensefiase a conservarla. ‘Tengo cierto presentimiento de que un dia esta pequefa isla asombrard a Europa. Capitulo Xl. Delos diversos sistemas de legislacién Si se indaga en qué consiste precisamente el bien mayor de todos, que debe ser el fin de todo sistema de legislacién, se encontrara que se reduce a dos objetos principales, la liber- tad y la igualdad. La libertad, porque toda dependencia particular es otro tanto de fuerza que se quita al cuerpo de| Estado; la igualdad, porque la libertad no puede subsistir sinella, Yahe dicho lo que es la libertad civil"; respecto ala igual- dad, no hay que entender por esta palabra que los grados de poder y de riqueza sean absolutamente los mismos, sino que, en cuanto al poder, que esté por debajo de toda violen- cia y no se ejerza nunca sino en virtud del rango y de las le- yes, y en cuanto a la riqueza, que ningiin ciudadano sea lo bastante opulento para poder comprar a otro, y ninguno lo bastante pobre para ser constrefiido a venderse: cosa que supone por parte de los grandes moderacién de bienes y de crédito, y por parte de los pequenos, moderacién de avari- ciay deambici6s Esta igualdad, dicen ellos, es una quimera de especula- ‘ci6n que no puede existir en la practica. Pero si el abuso es inevitable, se sigue de ello que al menos no haya que regu- larlo? Precisamente porque la fuerza de las cosas tiende siempre adestruir la igualdad es porlo que la fuerza de la le- gislaciGn debe tender siemprea mantenerla. Pero estos objetos generales de toda buena institucidn de- * Enellibrol, cap. VILL. a 7” “pen set modificados en cada pais por las relaciones que na- ‘cen tanto dela situacion local como del caracter de los habi- "antes, ya partir de tales relaciones es como hay que asignar " gcada pueblo un sistema particular de institucién, que sea quizé no en si mismo, sino para el Estado a que esta " destinado. Por ejemplo, jesel suelo ingrato y estéril, oe! pais “demasiado estrecho para los habitantes? Volveos hacia la in- © dustria y las artes, cuyos productos cambiaréis por los géne- {que os faltan. ;Que por el contrario ocupais ricas llanu- as y fértiles laderas? ;Que en un buen terreno os faltan jitantes? Dad todos vuestros cuidados a la agricultura, :multiplica los hombres, y expulsad las artes que no ha- ‘sino acabar de despoblar el pafs, agrupando en algunos (0s del territorio alos pocos habitantes que tiene'?, ;Que euipdis riberas extensas y cémodas? Cubrid el mar de baje- ‘cultivad el comercio y la navegacisn; tendréis una exis- ia brillante y breve. ;Que el mar no bafa en vuestras, tas sino rocas casi inaccesibles? Seguid siendo barbaros ¢ tidfagos; viviréis mas tranquilos, quiza mejores, y con toda dad mAs felices. En una palabra, ademas de las maxi- ‘comunes a todos, cada pueblo encierra en sialguna cau- ue las ordena de una manera particular y hace su legisla- ‘idénea slo para él. Asi es como antaito los hebreos y entemente los arabes han tenido por principal objeto la gidn, los atenienses las letras, Cartago y Tiroel comercio, das la marina, Esparta la guerra y Roma la virtus*. El au- L'Esprit des Lois** ha mostrado en multitud de ejem- scribe: la vertu, ero una traduccion literal,con las conno~ religiosas que en castellano tiene ¢l término virtud, no podria cirlo que era la virtus romana: conjunto de cualidedes que dan al ‘0a los demas seres su valor fisico © moral; cualidades viriles, vigor, moral, energia, valor, esfuerzo, fortaleza dednimo, quieu. Alude Rousseau al libro XI, cap. V: «Aunque todos os tengan en general un mismo objeto, que es el Ge mantenerse, tado tiene, sin embargo, uno quele es particular. Elengrandeci- acadaunodeestos objetos. Lo que hace la constitucidn de un estado verdaderamente s6lida y duradera es que las conveniencias sean observadas de tal modo que las circunstancias naturales y las leyes cai- ‘gan siempre concertadas sobre los mismos puntos, y que ¢s- tas no hagan, por asf decir, mas que asegurar, acompafar, rectificar alas otras, Pero sie Legislador, equivocandose en su objeto, adopta un principio diferente del que nace de la de las cosas, si uno tiende a la servidumbre y e| otro a la libertad, uno a las riquezas y otro a la poblacién, uno ala paz y otroa las conquistas, se vera debilitarse insen- siblemente las leyes, alterarse la constitucidn, y el Estado no cesard de ser perturbado hasta que sca destruide o cambia- do, y hasta que la invencible naturaleza haya recuperado su imperio. * bet conraarosociai plos por medio de que arte el legislador dirige la institucin Capitulo XII. Divisién de las leyes Para ordenar el todo o dar la mejor forma posible a la cosa piiblica, hay diversas relaciones que considerar. Primera. mente la accién del cuerpo entero actuando sobre si mismo, es decir, la relacion del todo al todo, o del soberano con e! Estado, y esta relacion esta compuesta por la de los términos intermediarios, como enseguida veremos. Las leyes que regulan esta relacion llevan el nombre de le- yes politicas, y se llaman también leyes fundamentales, no ‘miento era e objeto de Roma; la guerra, el de Lacedemonia a religisn. ‘el de las leyes judaicas: el comercio, el de Marsella; la tranquilidad pu blicaelde las leyes de Chinas la navegacicn el de las eyes delos Rodios: lalibertad natural, el objeto de la policia de los salvajes;en general, las delicias del principe el de los Estados despstticos: su gloria yla del Este do, el de los monarcasla independencia de cads particular es el objet» delas eyes de Polonia, de lo que resulta la opresidn de todos.» ierta razén si tales leyes son sabias. Porque sien cada do no hay mas que una buena manera de ordenaro, el sblo que la ha encontrado debe atenerse a ella: pero si slorden establecido es malo, spor qué tomar por fundamen- es leyes que le impiden ser bueno? Por otra parte, y en ier situaci6n, un pueblo es siempre duet de cambiar Jeyes, incluso las mejores; porque si le place hacerse mal si mismo, jquién tiene derecho a impedirselo? La segunda relacidn es la de los miembros entre sio con el o entero, y esta relacién debe ser en el primer aspecto pequeita yen el segundo tan grande como sea posible: de erte que cada ciudadano esté en perfécta independencia ‘todos los demas, y en excesiva dependencia de la ciudads cual siempre se hace por los mismos medios; porque sélo fuerza del Estado hace la libertad de sus miembros. De ta segunda relacidn es de donde nacen las leyes civiles. ‘Puede considerarse una tercera clase de relacién entre el hombre y la ley, a saber, la de la desobediencia a la pena, y tada lugar al establecimiento de leyes criminales que en el ondo son menos una especie particular de leyes que la san cidn de todas las demis. “Acestas tres clases de leyes se une una cuarta, la mds im- ortante de todas; que no se graba ni sobre el mérmol ni sbre el bronce, sino en los corazones de los ciudadanos; forma la verdadera constitucién del Estado; que ad- ere todos los dias nuevas fuerzas; que cuando las demas yes envejecen 0 se extinguen, las reanima olas suple, con- ‘un pueblo en el espiritu de sw institucién y sustituye ensiblemente la fuerza del habito por la de la autoridad. o delas costumbres, delos usos, y sobre todo de la opi- én; parte desconocida de nuestros politicos, pero de la depende el éxito de todas las demas: parte de la que el Legisiador se ocupa en secreto, mientras que parece imitarse a los reglamentos particulares que no son mas la cimbra de la béveda, de la cual las costumbres, mas 0 DEL CONTRATO Socigt Jentas en nacer, forman en iiltima instancia la inquebranta- bleclave, Entre estas clases diversas, las leyes politicas, que consti. tuyen la forma del gobierno, son la inica referida a mj tema, hablar de las diversas formas de gobierno, tratemos sentido preciso de esta palabra, que atin no ha sido ccién libre tiene dos causas que concurren a produ- ‘moral, a saber: la voluntad que determina el acto; poder legislativo, la otra con el nombre de poder Nada se hace o nada debe hacerse sin suconcurs0. visto que el poder legislativo pertenece al pueblo, a 2 REL CONTRATOSOC 4. y no puede pertenecer més que a él. Es facil ver, por el con- trario, por los principios anteriormente establecidos, que el poder ejecitivo no puede pertenecer ala generalidad como Tegisladora o soberana; porque este poder no consiste mas queen actos particulares que no son delaincumbencia dela ley ni, por consiguiente, de la del soberano, cuyos actos to dos no pueden ser mas que leyes. ‘Necesita, por tanto, la fuerza publica un agente propio que la una y la ponga en accién segiin las direcciones de la ‘voluntad general, que sirva a la contunicaciGn del Estado y del soberano, que, en cierto sentido, haga en la persona pri- bblica lo que hacen en el hombre la unién del alma y del cuer- po. He ahilo que es en el Estado la razén del gobierno, con- fundido erréneamente con el soberano, del que no es mas queel ministro. {Quées, pues, el gobierno? Un cuerpo intermediario esta- blecido entre los subditos y el soberano para su mutua co- rrespondencia, encargado dea ejecucion de las leyes, y del mantenimiento de lalibertad, tanto civil como politica. ‘Los miembros de este cuerpo se llaman Magistrados 0 Re ‘yes, es decir, gobernantes, y el cuerpo entero lleva el nombre ‘de Principe". Asi, quienes pretenden que el acto por el que un pueblo se somete alos jefes noes un contrato, tienen mv cha raz6n, No es mas que una comisién, un empleo en el ‘cual, simples oficiales del soberano, ejercen-en su nombre el poder de que os ha hecho depositarios, y que él puede li- mitar, modificar y recuperar cuando le plazca, por ser in compatible la enajenacién de tal derecho con {a naturalez2 del cuerpo social ycontrariaal fin dela asociaci6n. ‘Llamo pues gobierno suprema administracion al ejer- cicio legitima del poder ejecutive y principe o magistrado al hombre el cuerpo encargado de esta administracién. {Es en el gobierno donde se encuentran las fuereas inter- mediarias, cuyas relaciones componen la del todo con el todo o la del soberano con el Estado. Se puede representar a a ltima relacién por la de los extremos de una propor- sn continua, cuya media proporcional es el gobierno. El erno recibe del soberano las Ordenes que da al pueblosy ra que el Estado esté en buen equilibro es preciso que, do todo, haya igualdad entre el producto ol po- el gobierno en si mismo considerado y el producto oel delos ciudadanos, que son soberanos por un ladoy en la anarquia. Finalmente asi medio proporcional entre cada re- ‘mas de un gobierno bueno posible en eblo en diferentes: tratar de dar una idea de las diversas relaciones que on reinar entre estos dos extremos, tomaré como ejem- joel rximero de la poblacién como una relacién mas fi spongamos que el Estado esté compuesto de diez mil danos, El soberano no puede ser considerado sinoco- vamente y como cuerpo: pero cada particular en cali~ d de sibdito es considerado como individuo: asi el sobe- no esal subdito como diez mil esa unos es decir, que cada o del Estado no tiene, por lo que a él se refiere, mas idad soberana, aunque -cien mil hombres, elestado de los suibditos no cambia, ¥ ida cual lleva igualmente todo el imperio de las leyes, entras que su sufragio, reducido a una cienmilésima, tie~ a DELCONTRATY Seca 4S ne diez vez menos influencia en su redaccidn. Entonces, por rpo politico. Se sigue también que por ser fijo y represen- permanecer siempre uno el suibdito, la relacién del sobera- por la unidad, uno de los extremos, a saber el pueblo no aumenta en razén del ntimero de los ciudadanos. De stibdito, cada vez que la razén doblada* aumenta 0 donde se sigue que cuanto mas se agranda el Estado, mas 1a raz6n simple aumenta o disminuye andloga- disminuye la libertad. ente, y que, en consecuencia, el término medio cambia. Lo ‘Cuando digo que la relacién aumenta, entiendo que se demuestra que no hay una constitucién de gobierno aleja de la igualdad. Cuanto mayor es la relaci6n en la ace; ;y absoluta, sino que puede haber tantos gobiernos di- cidn delos gedmetras, menos relacién hay en la acepcién c es en naturaleza como Estados diferentes en exten- main; en la primera, la relacién considerada segin la can dad se mide por el exponente*, y en la otra, considerada queriendo ridiculizar este sistema, dijeran que para seguin la identidad, se estima porla similitud. trar esa media proporcional y formar el cuerpo del go- ‘Ahora bien, cuanto menos relacién tengan las voluntades no hace falta, en mi opinién, mas que extraer la rafz con la voluntad general, es decir, las costumbres con las le- del niimero de la poblaci6n, contestaria que no yes, mds debe aumentar la fuerza represiva. Por tanto, para ‘aqui ese mimero sino como ejemplo, que las relaciones ser bueno, el gobierno debe ser relativamente mas fuerte a ‘hablo no se miden sélo por el ntimero de hombres, ‘medida que el pueblo es mas numeroso. no.en general por la cantidad de accién, que se combina Por otro lado, al dar el agrandamiento del Estado mas ten- nultitudes de causas, que, por lo demis, si para expre- taciones y medios de abusar de su poder a los depositarios me con menos palabras tomo prestado por un momento de la autoridad publica, cuanta mis fuerza deba tener el go- érminos de geometria, no ignoro sin embargo que la bierno para contener al pueblo, mis deberd tener a su ver el én geométrica no tiene cabida en las cantidades mo- soberano para contener al gobierno, No hablo aqui de una fuerza absoluta, sino de una fuerza relativa de las diversas partes del Estado. - De esta doble relacisn se sigue que la proporcién continua i ae a sige ape negnn entreel soberano, el principe y el pueblo no es una idea arbi- yo sentido se comprende mal hoy. Dadas dos rlaciones iguales A/By traria, sino una consecuencia necesaria de la naturaleza del se lama “razén doblada” al producto de estas dos relaciones, una yotra,o sea (A B) (CD). Enel caso particular que nos ocupa, te- * Enla Enciclopedia, D'Alembert firma el articulo «Exponente>, que yuna ‘proporcign cantinua’ que no ofrece mis que los tres térmi- define asi: «El exponente de una razon (hay que entender la geomet? ici A, By C. La “razén doblada” es por tanto la relaci6n (A - B) (B-C). ilo que podria denominarse con ese nombre adop | estar representado por la unidad uno de los extremos, C,de ‘ta més particularmente el de diferencia): el exponente, pues, de uns 'a- orcidn A/B = B/C, la “razdn doblada” es igual a(A-B)/B= A. -26n geométrica es el cociente de la division del consecuente por el ante- A varia, la relacién A/B varia también, asi como el término me- cedente. Asi,en la raztin de2.a 4, el exponente es8/2 = 4;en lade 8 a ¢1 tre A y la unidad, es decir, B. Rousseau deduce de ello que “no hay exponente es 2/8 = 1/4, etc. Es la igualdad de exponentes de dos razones Onstitucidn de gobierno Unica y absoluta, sino que puede haber lo que las hace iguales, ylo que establece entre ellas lo que se lama una | gobiernos diferentes en naturaleza como Estados diferentes en _proporcidn. Cada consecuente es entonces el producto de su anteceden te porel exponente comin». presentar, en medio de esta, tre la serie de las fracciones yla. del Principe noex oo debe sr, nds que a voluntad ge ‘olaley, su fuerza no es mas que la fuerza puiblicaco tela unién social se desvaneceria, y el cuerpo politico que~ daria disuelto. Sin embargo, para que el cuerpo del gobierno tenga una cexistencia, una vida real que lo distinga del cuerpo del Este responder al fin para el que esta instituido, hace falta un yo particular, una sensibilidad comin a sus miembros, una fuerza, una voluntad propia que tienda a su conservacién. Esta existencia particular supone asambleas, consejos, pod eno a7 de deliberar, de resolver, derechos, titulos, privilegios que pertenecen al Principe exclusivamente y que hacen la condi- cién del magistrado més honorable en la proporcién en que es mas penosa. Las dificultades estan en la manera de orde- nar en el todo este todo subalterno, de suerte que no altere en. nada la constitucién general al afirmar la suya, que distinga siempre su fuerza particular destinada a su propia conserva- cion de la fuerza ptiblica destinada a la conservacion del Es- tado, y que, en una palabra, esté siempre dispuesto.a sacrifi- car el gobierno al pueblo, yno el pueblo al gobierno. Ademids, aunque el cuerpo artificial del gobierno sea obra de otro cuerpo artificial, y aunque no tenga en cierto modo mas que una vida prestada y subordinada, esto no impide que pueda actuar con maso menos vigor y celeridad, gozar, por asi decir, de una salud mas menos robusta. Por tiltimo, sin alejarse directamente del objetivo de su institucién, pue- de apartarse mas o menos, segiin la forma.en queestécons- tituide. De todas estas diferencias es de donde nacen las diversas relaciones que el gobierno debe tener en el cuerpo del Esta- do, segtin las relaciones accidentales y particulares por las que ese mismo Estado ¢s modificado. Porque a menudo el mejor gobierno en si mismo llegard a ser el mas vicioso si sus relaciones no se alteran segtin los defectos del cuerpo politi- coaque pertenece. Capitulo. Del principio que constituye las diversas formas de gobierno Para exponer la causa general de estas diferencias, hay que distinguir aqui el principedel gobierno, como he distingui- soberano. doantes el Estado del: El cuerpo de puede estar compuesto por un magistrados numero mayor 0 menor de miembros. Hemos dicho que la relacién del soberano con los subditos era tanto ‘cuanto més numeroso era el pueblo, y por una: dente podemos decir otro tanto del gobierno respecto alos Ja voluntad particular o indi- vidual debe ser nula, la voluntad de cuerpo propia del go- bierno, ee i en voluntad general 0 pana siempre: \inante y tinica de to- das las demas. ves Por el contrario, segiin el orden natural, estas diferentes voluntades se vuelven mas activas a medida que se concen tran, Asi, Ja voluntad general es siempre la mas debit, la vo= luntad de cuerpo ocupa el segundo rango, y la voluntad par- ticular el primero de todos: de suerte que en el gobierno ‘cada miembro es en primer lugar él mismo, y luego magis- trado, y luego ciudadano, Gradacion directamente opuesta alaqueel orden social exige. wisn 9 Una ver sentado esto, que todo el gobierno esté entre las lar y ala voluntad de cuerpo perfectamente consiguiente se halla en el mids alto grado de intensidad que puede tener, Ahora bien, como el uso de la fuerza depende el grado de la voluntad, y como la fuerza absoluta del go~ bierno no varia, se deduce que el misactivo delos gobiernos eseldeunosolo, Unamos por el contrario el gobierno a la autoridad legis- Jativa; hagamoy el principe del soberano, y de todos los ciu- dadanes otras tantos: ‘entonces la voluntad de -cavrpa, confundida con la voluntad general, no tendrd més actividad que ella, y dejard a la voluntad particular en toda. su fuerza. Asi, el gobierno, siempre con la misma fuerza ab- soluta, se hallard en su minimum de fuerza relativao de acti- vidad, Estas relaciones son irrefutables, ¢ incluso otras conside~ raciones sirven para confirmarlas. Se ve, por ejemplo, que cada magistrado es mis activo en su cuerpo que cada ciu- dadano en el suyw, y que, por iente, la voluntad par- ticular tiene mucha mas influenciaen los actos del gobierno que en los del soberano; porque cada magistrado esta casi siempre encargado de alguna funcién del gobierno, mien- tras que cada ciudadano considerado aparte no tiene ningu- ‘na funcidn de la soberania. Por otea parte, cuanto mils $e ex- Liende el Estado, mas aumenta su fuerza real, aunque ésta no aumente en razén de la extension de aquél: pero, al seguir siendo el-mismo el Estado, por mis que los magistrados se multipliquen, no adquiere el gobierno una fuerza real ma- yor, porque esta fuerza es la del Estado, cuya medida es siempre igual. De este modo, la fuerza relativa o la actividad del gobierno disminuye sin que su fuerza absoluta o real Puedaaummentar, Es seguro también que el despacho de los asuntos se hace nis lento a medida que se encargan mas personas de ellos, 90, ee i 2 ‘que no por dar demasiado ala prudencia se da su siudadanos particulares. A esta forma de gobierno se da el la fortuna, que se deja escapar la ocasién y que, a nombre de democracia. de deliberar, se pierde con frecuencia el fruto de la ‘O bien puede encerrar el gobierno entre las manos de un racién, “to mimero, de suerte que haya mas ciudadanos sim- plesque magistrados, y esta forma leva el nombre de aristo- eracia. Finalmente, puede concentrar todo el gobierno en manos de un solo magistrado, del que todos los dems reciben su poder. Esta tercera forma es la mas comin, y se llama mo- ‘narquia o gobierno real. Debe observarse que todas estas formas o al menos las dos primeras son susceptibles de mas 0 de menos, y hasta tienen una latitud bastante mayor; porque la democracia ‘puede abarcar a todo el pueblo o limitarse hasta la mitad, A gobierno, no de su rectitud. Porque al contrario, cuante ‘su ver la aristocracia puede limitarse de la mitad del pueblo més numerosa es la magistratura, mis se acerca la volun hasta el mimero mas pequeo indeterminadamente. La rea- tad de cuerpo a la voluntad general; mientras que bajo: -_leza misma es susceptible de alguna particién. Esparta tuvo magistrado unico esa misma voluntad de cuerpo no constantemente dos reyes para su constitucién, y en el Lm= como ya he dicho, mas que una voluntad particular. De perio Romano se vieron hasta ocho emperadoresa la vez, sin este modo se pierde por tun lado lo que se puede ganar: que pudiera decirse que el imperio estaba dividido. Asi, hay otro, y el arte del legislador es saber fijar el punto en que la tun punto en el que cada forma de gobierno se confunde con fuerza y la voluntad del gobierno, siempre en proporcién la siguiente y se ve que bajo tres tinicas denominaciones el reciproca, se combinan en larelacin mas ventajosa parael_ gobierno es realmente susceptible de tantas formas diversas Estado. como ciudadanos tiene el Estado. Hay més: pudiendo en ciertos aspectos subdividirse ese mismo gobierno en otras partes, una administrada de un Capitulo Il. Divisién de losgobiernos modo y otra de otro, puede resultar de estas tres formas combinadas una multitud de formas mixtas, cada una de las Enel capitulo anterior se ha visto por qué se distinguen las cuales puede multiplicarse por todas as formas simples. diversas especies o formas de gobiernos, por el nimero de En todo tiempo se ha discutido mucho sobre la mejor for- miembros que los componen; queda por ver en éste cmo se ma de gobierno, sin considerar que cada una de ellas es la realizaesta division. ‘mejor en ciertos casos, y la peor en otros. I soberano puede, en primer lugar, delegar el depdsito Sien los diferentes Estados el mimero de los magistrados del gobierno a todo el pueblo o aa mayor parte del pueblo, supremos debe estar en razén inversa al de los ciudadanos, de suerte que haya més ciudadanos magistrados que simples se deduce que, en general, el gobierno democratico convie- neallos Estados pequefios, el aristocratico alos: Ja monarquia a los grandes. Esta regla se saca dit ‘del principio; pero ;eémocontar la multitud de circ cias que pueden dar lugar aexcepciones? Capitulo V, Delademocracia ‘Quien hace laley sabe mejor que nadie cémo debe ser tada e interpretada. Parece por tanto que no podria hha existido verdadera democracia, y no existird jamais, Va ‘contra el orden natural que el mayor mimero gobierne y el menor sea gobernado. No puede imaginarse que el pueblo ‘permanezca incesantemente reunido para vacar a los asun- tos piiblicos, y facilmente se ve que no podria establecer para esto comisiones sin que cambic la forma de la adminis- tracidn. En efecto, creo poder sentar en principio que cuando las funciones del gobierno se reparten entre varios tribunales, ‘Jos menos numerosos adquieren tarde o temprano la mayor ‘autoridad; aunque no fuera més que a causa dela facilidad de despachar los asuntos, que los lleva a ello de modo natural. Ademis, ,cudintas cosas dificiles de reunir no supone tal gobierno? En primer lugar, un Estado muy pequefio en que el pueblo sea facil de congregar y en el que cada ciudadano pueda ficilmente conocer a todos los demds; en segundo lu- ‘gar, una gran sencillez de costumbres que evite la multitud de asuntos y las discusiones espinosas; luego, mucha igual- dad en los rangos y en las fortunas, sin lo cual la igualdad no podria subsistir mucho tiempo en los derechos y en la auto- ridad; finalmente poco o nada de lujo, porque o el lujo es efecto de las riquezas, 0 las hace necesarias; corrompe a la ‘vez al rico y al pobre; al uno por posesidn yal otro por ambi- cién; vende la patria a la molicie,a la vanidad; priva al Esta- do de todos sus ciudadanos para hacerlos esclavos unos de ‘otros, y todos dela opinion. He aqui por qué un autor célebre* ha dado la virtud por Principio a la Republica; porque todas estas condiciones no podrian subsistir sin la virtud; pero por culpa de no haber hecho las necesarias distinciones, ese gran genio ha careci- * Montesquieu, en Elespéitu de las leyes, II, cap, I Afiadamos que no hay gobierno tan sometidoa tras civiles y alas agitaciones intestinas como el det fuerza y de constancia, y decir cada dia de su vida en desu corazén lo que deciaun virtuoso palatino" en: de Polonia: Malo periculosam libertatem quam q vitium*, ‘Sihubiera un pueblo de dioses, se gobernaria d ‘mente. Un gobierno tan perfecto no conviene a los ho Capitulo V. Dela aristocracia ‘Tenemos aqui dos personas morales muy distintas, a s el gobierno y el soberano; y, por consiguiente, dos vo des generales, una por relacidn a todos los ciudadanos, s6lo por relacién a los miembros de la administracién. ‘aunque el gobierno pueda regular su politica interior leplazca, no puede jamés hablar al pueblo mas que en bre del soberano, es decir, en nombre del pueblo cosa que no hay que olvidar nunca. tos puiblicos; los jovenes cedfan sin esfuerzo a la auto * «Prefiero una libertad peligrosa que un sosiego servil.» Al parecer, satin Vaughan, la frase hay que atribuirlano al padre, sino.al abuelo rey Estanislao, = asm 95 dela experiencia, De aht los nombres de prestes, de ancianas, ide senado, de gerontes*. Los salvajes de la América septen- trional se gobiernan atin en nuestros dias asi, y estén muy bien gobernados. Peroa medida que la desigualdad de institucién se impu- so sobre la desigialdad natural, la riqueza 0 el poder fue- ron preferidos ala edad, y la aristocracia se hizo electiva, Fi- nalmenteel poder, transmitido con los bienes del padre alos, hijos, dando lugar a las familias patricias, hizo el gobierno hereditario, y se vieron senadores de veinte afios. Hay, por tanto, tres clases de aristocracia: natural, electi- va, hereditaria. La primera no conviene més que a pueblos ‘sencillos; la tercera es el peor de todos los gobiernos. La se- gundaes la mejor:es laaristocracia propiamente dicha. ‘Ademis de la ventaja de la distincidn de los dos poderes, tiene la de la eleccién de sus miembros; pues en el gobierno popular todos los ciudadanos nacen magistrados, pero éste Jos limita a un pequefo mimero, y no se convierten en ello sino por eleccién'®, medio por el cual la probidad, las huces, laexperiencia y todas las demas razones de preferencia y de estima publica, son otras tantas nuevas garantias de que uno serd sabiamente gobernado. * Con prestestraduzco el francés prétres, usualmentetraducido por sa- cerdotes, La etimologia del castellano preste es precisamente el antiguo francés preste, del que ha derivado la voz francesa actual; yaunque asi sedenomine a los sacerdotes, Rousseau emplea aqui esta vor no por su . Asi, tirano y usurpador son dos pala- bras perfectamente sinénimas. ara dar diferentes nombres acosas diferentes, amo tira- no al usurpador de la autoridad real, y déspota al usurpador del poder soberano, El tirano es el que injiere contra las le- yes para gobernar segiin las leyes; el déspota es aquel que se pone por encima de las leyes mismas. As‘el tirano puede no ser déspota, pero el déspota es siempre tirano, dose, su fuerza resultaria completamente nula, y subsistiria todavia menos. Por tanto, hay que remontar y apretar el re~ ‘Sorte a medida que cede; de otro modo el Estado al que sos- tiene caeriaen ruinas. El caso de la disolucién del Estado puede llegar de dos maneras. En primer lugar, cuando el Principe no administra ya el Estado segain las leyes y cuando usurpa el poder soberano. Entonces se opera un cambio notable; y es que, no ya-el go- bierno, sino el Estado, se concentra; quiero decir que el gran Estado se disuelve y se forma otro en éste, compuesto sola- mente por los miembros del gobierno, y que para el resto del pueblo no es ya mas que su amo y su tirano. De suertequeen ‘el instante en que el gobierno usurpa la soberania,el pacto social queda roto, y todos los simples ciudadanos, vueltos de derecho a su libertad natural, son forzados, pero no obliga- dos, a obedecer. Capitulo Xi. Dela muerte det cuerpo politico ‘Talesla inclinacién natural cinevitable de los gobiernos me- jor constituidos, Si Esparta y Roma perecieron, qué Estado pensemos, t Para triunfar no hay que intentar lo imposible ni jactarse de 7) dara la obra de los hombres una solidez que las cosas huma~ ‘nas no entraian, El cuerpo politico, igual que el cuerpo de! hombre, co- ‘mienza a morir desde su nacimiento y lleva en si mismo las -causas de su destruccién. Pero tanto uno como otro pueden ‘tener una constitucién mas 0 menos robusta y apta para -conservarlo mis 6 menos tiempo. La constitucién del hom- brees obra de la naturaleza, la del Estado es obra del arte. No -depende de los hombres prolongar su vida, depende de ellos prolongar la del Estado tan lejos cuanto sea posible, dindole la mejor constitucién que pueda tener. El mejor constituido ‘terminard, pero mds tarde que otro, si ninguin incidente im- -acarrea su pérdida antes de tiempo. El principio de la vida politica esta en la autoridad sobe- rana. El poder legislative es el corazéin del Estado, el poder ejecutivo es su cerebro, queda movimiento a todas las par= tes. El cerebro puede quedar paralizado y el individuo seguir viviendo, Un hombre se queda imbécil y vive: pero tan pron- to como el corazén ha cesado en sus funciones, el animal estémuerto. ‘No es por las leyes por lo que el Estado subsiste, es por el poder legislativo, La ley de ayer no obliga hoy, pero el con- sentimiento tacito se presume por el silencio, y se da por su- puesto que el soberano confirma incesantemente las leyes que no abroga pudiendo hacerlo, Todo cuanto una ver de- claré querer lo sigue queriendo siempre, a menos que lo re- voque. Por qué, pues se tiene tunto respeto a las leyes antiguas? Por eso mismo. Debe creerse que slo la excelencia delas vo- luntades antiguas ha podido conservarlas tanto tiempo: si el soberano no las hubiera reconocido constantemente saluda- bles, las habria revocado mil veces. He ahi por qué, lejos de debilitarse, las leyes adquieten sin cesar una fuerza nuevaen todo Estado bien constituido; el prejuicio de la antigitedad las hace cada dia mas venerables; mientras que alli donde las uBRO HE ns leyes se debilitan al envejecer, es prueba de que ya no hay po- der legislativo, y de que el Estado ya no vive. CapituloXIl, Cémosemantiene la autoridad soberana Al no tener el soberano otra fuerza que el poder legislativo, no actiia mas que por leyes, y nosiendo las leyes mas que ac- tos auténticos de la voluntad general, el soberano s6lo po- dria actuar cuando el pueblo esti reunido. jEl pueblo reuni- do!, dird alguien. Qué quimera! Esuna quimera hoy, pero no lo era hace dos mil afios. ;Han cambiado los hombres de naturaleza? En las cosas morales los limites de lo posible son menos estrechos de lo que pensamos: son nuestras debilidades, ‘nuestros vicios, nuestros prejuicios lo que las encoge. Lasal- ‘mas bajas no creen en los grandes hombres; viles esclavos sonrien con aire burlén ante esta palabra de libertad. ‘Consideremos por lo que se hizo lo que se puede hacer; no hablaré de las antiguas repiiblicas de Grecia, pero la repébli- caromana era,en mi opinién, un gran Estado, y la ciudad de Roma una gran ciudad. El ltimocenso dio en Roma cuatro- cientos mil ciudadanos en armas, y el tiltimo empadrona- rmiento del Imperio mas de cuatro millones de ciudadanos sin contar los stibditos, los extranjeros, las mujeres, los ni- chos de la soberania, sino una parte de los del gobierno, ‘Trataba ciertos asuntos, juzgaba ciertas causas, y todo aquel pueblo era, en la plaza publica, casi tan a menudo magistra- do como ciudadano, Remontindonos a los primeros tiempos de las naciones, 44 En cuanto ala mayor 0 menor frecuencia delas asambleas. legitimas, depende de tantas consideraciones que no podria, darse sobre ello reglas precisas. Sdlo puede decirse en lineas _generales que cuanta més fuerza tiene el gobierno, con mas frecuencia debe mostrarse el soberano. Esto, se me dird, puede ser bueno para una sola ciudad, pero ;qué hacer cuando el Estado comprende varias? ;Se di- vidird la autoridad soberana, o bien debe concentrarse en tuna sola ciudad y someter a llalas demas? Respondo a esto que no debe hacerse ni lo uno ni lo otro, smo ur £n primer lugar, la autoridad soberanaes simpley una, yno_ se la puede dividir sin destruirla. En segundo lugar, una ciu- dad, al igual que una naci6n, no puede ser sometida legiti- ‘mamente a otra, porque la esencia del cuerpo politico esté cenelacuerdo entre la obediencia yla libertad, y porque estas. palabras de stibdito y de soberano son correlaciones idénti- ‘cas cuya idea se reine en el solo término de ciudadano, Respondo también que siempre es un mal unir varias vi- llas en una sola ciudad, y que, si se quiere hacer esta unién, no hay que jactarse de evitar los inconvenientes naturales. No debe objetarse con el abuso de los grandes Estados a quien slo los quiere pequefios; pero, jcémo dar alos peque- fos Estados fuerza suficiente para resistir a los grandes? Como antafo las ciudades griegas resistieron al gran rey, y como mas recientemente Holanda y Suiza han resistido ala casa de Austria. No obstante, si no puede reducirse el Estado a justos limi- tes, queda atin un recurso: es no suftir una capital, hacer cada villa alternativamente sede del gobierno, y reunir asfen cada una sucesivamente los Estados del pats. Poblad asimismo el territorio, extended por doquier los mismos derechos, llevad a todas partes la abundancia y la vida: asf es como el Estado se hari a un tiempo el més fuerte yel mejor gobernado posible. Recordad que los muros de las ciudades no se forman sino de las ruinas de las casas del ‘campo. A cada palacio que veo alzar en la capital, creo ver dejar en ruinas toda una region. Capitulo XIV. Continuacién En el momento en que el pueblo estélegitimamente reunido como cuerpo toda jurisdiccin del gobierno cesa, el poder ejecutivo queda suspenso y la persona del dltimo ciudadano es tan sagrada e inviolable como la del primer smaomt is ‘magistrado, porque donde esta el representado no existe y ‘que cambian los servicios personales en dinero. Se cede una P parte de su beneficio para aumentarlo a su gusto, Dad dine- +0, y pronto tendréis cadenas. Esa palabra de finanzas” es una palabra de esclavo; es desconocida en la ciudad. En un ‘ue lon presiientes del pueblo, los trfbuinos simples ond Estado verdaderamente libre los ciudadanos lo hacen todo, res*yel senado absolutamente nada, 4 ‘con sus brazos y nada con el dinero; lejos de pagar para exi- Estos intervalos de suspensién en que el principe mirse de sus deberes, pagarian por cumplirlos ellos mismos. ce o debe reconocer un superior actual, son siempre ti Estoy muy lejos de las ideas comunes; estimo las prestacio- bles para él, y estas asambleas del pueblo, que son la égi | nesmenos contrariasala libertad que lastasas. del cuerpo politico y el freno del gobierno, han sido desde Cuanto mejor constituido esté el Estado, mas seimponen siempre el horror de los jefes: por eso no ahorran nunca, os asuntos publicos sobre los privados en el espiritu de los. fuerzos, ni objeciones, ni dificultades, ni promesas para di- ciudadanos. Hay, incluso, muchos menos asuntos privados, suadir de ellas a los ciudadanos. Cuando éstos son Aro porque al proporcionar la suma del bienestar comin una cobardes, pusilanimes y estan mas enamorados del repo porcién mas considerable al de cada individuo, le queda me- que de la libertad, no aguantan mucho tiempo los redo- nos que buscar en los afanes particulares. En una ciudad blados esfuerzos del gobierno; asi es como al aumentar bien guiada, todos vuelan a las asambleas; bajo un mal go- cesar la fuerza de resistencia, la autoridad soberana se des- bierno, a nadie le gusta dar un paso para dirigirse a ellas; mason slappers Ycsenal maria lacie cna porque nadie toma interés en lo que alli se hace, porque se perecen prevé que la voluntad general no dominard en ellas, y por- que finalmente las atenciones domésticas lo absorben todo, Las buenas leyes obligan a hacer otras mejores, las malas traen otras peores. Tan pronto como alguien dice de los asuntos del Estado: za mi qué me importa?, hay que contar con que el Estadoesté perdido, Elenfriamiento del amor a la patria, la actividad del imte- rés privado, la inmensidad de los Estados, las conquistas, el abuso del gobierno han hecho imaginar la via de los diputa- dos o representantes del pueblo en las asambleas de la na- cidn. Esto es lo que en ciertos paises osan denominar Tercer Estado. Asfel interés particular de los dos 6rdenes es coloca- tiempo, Pero entre la autoridad soberana y el gobierno arbitrario seintroducea veces un poder medio del que hay que hablar. Capitulo XV. Delos diputados o representantes ‘Tan pronto como el servicio puiblico deja de ser el principal asunto de los ciudadanos, y tan pronto como prefieren ser- vir con su bolsa antes que con su persona, el Estado esta ya cerca desu ruina, Hay que ir al combate? Pagan a tropas y se quedan en sus casas, Hay que ir al consejo? Nombran dipu- tados y se quedan en sus casas. A fuerza de pereza y de dine- +0, tienen en tiltima instancia soldados para sojuzgar ala pa- tria y representantes para venderla. Es el ajetreo del comercioy de las artes, es el avido interés del beneficio, es la molicie y el amor a las comodidades los. cega, afade: sesta palabra de finance 40 era mas conocida de los anti- guos que las de talla [pecho sobre os plebeyos| o decapitacién», do enel primer y en el segundo rango, el interés publico sé ‘eneltercero*, tificado es nula; no es una ley. El pueblo inglés se piensa li- bbre;se equivoca mucho; sélo lo es durante la eleccién de los. miembros del Parlamento; en cuanto han sido elegidos, es esclavo, no es nada. En los breves momentos de su libertad, dluso que hace de ella bien merece que la pierda. Laidea de los representantes es moderna: nos viene del go- bierno feudal, de ese inicuo y absurdo gobierno en el que la especie humana queda degradada, y en el que el nombre de conocia esa palabra. Es muy singular que en Roma, donde los tribunos eran tan sagrados, no se les pasara siquiera por la imaginacién que pudieran usurpar las funciones del pueblo, ‘y que, en medio de una multitud tan grande, jamas intenta- ran pasar por su sola autoridad un solo plebiscite, Jiizguense, sin embargo, las dificultades que ocasionaba a veces la plebe ‘por lo que ocurris en tiempo de las Gracos, cuando una parte -delos ciudadanos daba su sufragio desde los tejados, Donde el derecho y la libertad lo son todo, las inconve- nientes no son nada. En ese sabio pueblo todo estaba en su justa medida: dejaba hacer a sus lictores Jo que sus tribunos ‘no hubieran osado hacer; no temia que sus lictores quisieran ‘representarlo, * Alusién a los Estados Generales constituidos | delos por delegados taban algunas veces, basta concebir cémo representa el go- bierno al soberano. No siendo la ley otra cosa que la declara- cién de la voluntad general, es evidente que en el poder legislativo el pueblo no puede ser representado; pero puede debe serlo en el poder ejecutivo, que noes mas que la fuer- za aplicada a la ley. Esto demuestra que, examinando bien las cosas, encontrariamos muy pocas naciones con leyes. Sea como fuere, es seguro qe los tribunos, que no tenian parte alguna del poder ejecutivo, jamiis pudieron representar al pueblo romano por los derechos de sus cargos salvo que tusurparan los del senado, Entre los griegos, todo lo que el pueblo tenia que hacer lo hacia por sf mismo; estaba sin cesar reunido en la plaza. Vi- via en un clima suave, no era évido, los esclavos hacfan sus trabajos, su gran negocio era su libertad. No teniendo las mismas ventajas, ;cémo conservar los mismos derechos? ‘Vuestros climas mas duros os dan mas necesidades”’, seis ‘mesesal afio no puede usarse vuestra plaza publica, vuestras. Ienguas sordas no pueden hacerse oir al aire libre, os impor- ‘ta mas vuestro provecho que vuestra libertad, y teméis mu cho menos la esclavitud que la miseria. 4Cémo? ;La libertad slo se mantiene con el apoyo dela servidumbre? Quizas. Los dos excesos se tocan. Todo lo que ‘no esté en la naturaleza tiene sus inconvenientes, y la socie~ dad civil més que todo lo demas. Hay posiciones tan desdi- chadas que en ellas no puede uno conservar su libertad mas que a expensas de la de otro, y el ciudadano no puede ser ibre-a no ser que el esclavo sea extremada- ‘mente esclavo. Esa era la posicién de Esparta. En cuanto a vosotros, pueblos modernos, vosotros no tenéis esclavos, ‘pero lo sois; pagdis su libertad con la vuestra, Por mas que ‘ensalcéis esa preferencia, encuentro en ella mas cobardia que humanidad. Con todo esto no quiero decir que haya que tener esclavos repre~ sentantes, y por qué los pueblos antiguos no los tenian. Sea. como fuere, en el instante en que un pueblo se da represen- tantes, ya noes libre; yanoes. Bien mirado todo, no veo que en adelante le sea posible al soberano conservar entre nosotros el ejercicio de sus dere~ cchos si no es muy pequefia la ciudad. Pero si es muy peque- fa, jserd sojuzgada? No. Mas adelante demostraré* cémose puede reunir el poderio exterior de un gran pueblo con la ‘administracién facil y el buen orden deun Estado. CapttuloXV1. Quelainstitucién del gobierno noesuncontrato Una vez bien establecido el poder legislativo, se trata de es- tablecer igualmente el poder ejecutivo; porque este iltimo, que sdlo opera mediante actos particulares, al no ser de la esencia del otro, esta naturalmente separado de él. Sifuera posible que el soberano, considerado como tal, tuviera el poder ejecutivo, el derecho y el hecho se confundirian de tal modo que ya no se sabria lo que es ley ni lo que no los, yl cuerpo politico asi desnaturalizado no tardaria mucho en ser presa de la violencia contra la que fue instituido, Alser todos los ciudadanos iguales por el contrato social, lo.que todos deben hacer lo pueden prescribir todos, mien- tras que nadie tiene derecho a exigir que otro haga lo que no hace él mismo. Ahora bien, ¢s precisamente este derecho, in- dispensable para hacer vivir y moverse al cuerpo politico, el que el soberano da al principe al instituir el gobierno. Algunos han pretendido que el acto deesta institucion era un contrato entre el pueblo y los jefes que él se da; contrato_ por el cual se estipulaban entre las dos partes las condiciones at 123 bajo las que una se obligaba a mandar ya otra a obedecer. ‘No dudo que se me concederd que ésa es una extrafia mane- rade ontratar. Mas veamos sies sostenible esa opinién. En primer lugar, la autoridad suprema no puede modifi- arse como tampoco enajenarse; limitarla es destruirla. Es absurdo y contradictorio que el soberano se dé a si mismo ‘un superior; obligarse a obedecer a un amo es entregarse en plena libertad. ‘Ademés es evidente que este contrato del pueblo con tales ‘ovcuales personas seria un acto particular. De donde se sigue que este contrato no podria ser ni una ley ni un acto de sobe- ranfa, y que por consiguiente seria ilegitimo. Se ve también que las partes contratantes estarian entre si bajo la sola ley de la naturaleza y sin ninguna garantia de sus compromisos reciprocos, lo cual repugna de cualquier modo al estado civil. Al ser siempre duefio de la ejecucién ‘el que tiene la fuerza en la mano, seria lo mismo que dar el ‘nombre de contrato al acto de tn hombre que dijera a otro: «08 doy todos mis bienes, a condicién de que me los devol- vais cuando os plazca.» No hay mds que un contrato en el Estado, es el dela aso- -ciacién; y éste solo excluye cualquier otro. No podria imagi- narse ningtin contrato puiblico que no fuera una violacién del primero. CapituloXVIL. De lainstitucién del gobierno Por tanto, zcémo hay que concebir el acto por el cual se insti- tuye un Haré notar,en primer lugar, que este acto es complejo 0: de otros dos, a saber: el estableci- miento dela ley, yla ejecucién delaley. Por el primero, el soberano estatuye que habrd un cuerpo de gobierno establecido bajo tal p cual forma; y es evidente “que este acto es unaley, Tuk aiinmennbion onnnenemre ‘contradictorias en apariencia. Porque ésta se hace por una conversién stibita de la soberania en democracia; de suerte ‘que, sin ningiin cambio sensible, y s6lo por una nueva rela- cién de todos con todos, los ciudadanos vueltos magistra- ‘dos pasan de los actos generales alos actos particulates, yde laleyalaejecucién, Este cambio de relacidn no es una sutileza de especula- ci6n que carezca de ejemplo en la practica: se da todos los dias en el Parlamento de Inglaterra, donde la Camara baja se convierte en ciertas ocasiones en gran comité para discutir ‘mejor los asuntos, y asi se vuelve simple comisién, de corte soberana que era el momento anterior; de tal forma que lue- ‘ge somete a si misma, como Camara de los Comunes, lo ‘que acaba de solventar como gran comité, y delibera de nue- vobajo un titulo sobre lo que ya ha resuelto bajo otro. ‘Tales la ventaja propia del gobierno democritico: poder ser establecido de hecho por un simple acto de la voluntad general. Tras de lo cual, este gobierno provisional queda en posesién si tal ¢s la forma adoptada, o establece en nombre del soberano el gobierno prescrito por la ley, y todo se en- cuentra en regia de este modo, No es posible instituir el go- bierno de ninguna otra manera legitima, y sin renunciar a los principios antes establecidos. tee Bs Capitulo XVIII. Medio de prevenir las usurpaciones del gobierno De estas aclaraciones resulta, en confirmacién del capitu- IoXVI, quel acto que instituyeel no es un contra to, sino una ley: que los depositarios del poder ejecutivo no Asi, pues, cuando ocurre que el pueblo instituye un go- tocratico en un orden de ciudadanos, no es un compromiso Jo que adopta; es una forma provisional que da ala adminis- tracién, hasta que le plazca ordenarla de otro modo, Cierto que estos cambios son siempre peligrosos, y que no peccidn es una méxima de politica y no una regla de dere- cho, y el Estado no esta mis obligado a dejar la autoridad ci- vila sus jefes que la autoridad militar a sus generales. Cierto también que en semejante caso no seria posible ob- servar con excesivo rigor todas las formalidades requeridas para distinguir un acto regular y legitimo de un tumulto se- dicioso, y la voluntad de todo un pueblo de los clamores de ‘una faccién. Es aqui sobre todo donde no debe darse al aso odioso* sino aquello que no se le pueda rehusar en todo el * Anotacion de G. Beaulavon en su edicidn del Contrato social: «Vieja ‘expres juridica caida en desuso. Es un caso en el que el gercicio.del «ir, que hay que restringir cuanto sea posible los derechos nocivos y dar porelcontrario la meyor amplitud posible a los derechos ventajosos.» SY tae oe rrigor del derecho, y es también de esta obligacién de poner en su favor la confesin delos que callan por miedo, y [para castigar a los que se atreven a hablar. Asi es como los -decenviros, elegidos al principio por un aiio, prorrogados Juego por otro aio, intentaron retener a perpetuidad su po- der, no permitiendo mis comicios para reunirse: y por me- dio de este facil recurso es como todos los gobiernos del_ La apertura de estas asambleas que no tienen por objeto més que el mantenimiento del tratado social debe hacerse ‘siempre mediante dos proposiciones que no puedan supri- mirse nunca, y que deben ser sometidas a sufragio por sepa~ rado. La primera: si place al soberano conservar la presente for- ‘made gobierno. La seguni: si place al pueblo deat le adminirecito-a aquellos que actualmente estén encargados de amo ta Ww ‘Supongo aqué lo que creo haber demostrado, a saber, que no hay en el Estado ninguna ley fundamental que no se pue- ‘da revocar, ni siquiera el pacto social; porque si todos los ciudadanos se reunieran para romper este pacto de comin acuerdo, no puede dudarse de que seria roto muy legitima- mente. Grocio piensa incluso que cada cual puede renunciar al Estado de que es miembro, y recuperar su libertad natural y sus bienes saliendo del pais®. Ahora bien, seria absurdo que todos los ciudadanos reunidos no pudieran lo que pue- de por separado cada uno de ellos. ‘mera destinies ol de conver ae del gitar ech do ylos magistrados instit 316 sonst ORIGENDELAD reducirse todo a las apariencias, todo. se convierte en ‘He tratado de exponer el origen y el progreso de la de~ sigualdad, el establecimiento y el abuso de las sociedades donde tales cosas pueden deducirse de la na- turaleza del hombre con las solas luces de la razon, e inde- torizada por el derecho positivo, es contraria al derecho na- tural, siempre que no concurra,en igual proporcién, con la -desigualdad fisica; distinciGn que determina suficientemen- te lo que debe pensarse a este respecto de la clase de desi- ‘gualdad que reina éntre todos los pueblos civilizados, pues- Dcahaceiesticinenesie-coniaiciny ae saetonc al ‘cualquier forma que se la defina, el que un nifio mande aun anciano, el que un imbécil guiea un hombre sabio y el que ‘un puiado de gentes rebose de superfluidades mientras la hambrienta carece de lo necesario. Notas de Jean-Jacques Rousseau aa sobre el derecho pablico no son com fre- amis "g hie dos nfigooe bes ymndo nose ‘malo leanestade hatstinado ino- larazé. 3. El verdadero sentido de esta hay Siicinansnauenanuemnantan prea ‘peroque los ciudadanos hacen la ciudad**, Este mismo error costé caro antiguamente alos cartagineses. No he leido que el titulo de Cives haya sido dado nunca los sibditos de ningin principe, ni si- ‘quiera antiguamente los macedonios, ni en nuestros dias alos in- pei rgurspeshrara- vero 99 los franceses se toman familiarmente ese nombre de ciudadano, porque no tienen idea verdadera del mismo, como puede verse en + Bh margués D’Argenson (1694-1757), miistr de Asuotos Extranjeros (1 Ing} eae las tmpaess de oes ed cenrenedrh ostomieds Dio. ** "Rousseau tiene en cuenta libro de Bodine Las seis bos dela Republica, yen 5b 318 [NOTAS DEL CONTRO: ‘sus diccionarios, sin lo cual incurrirfan al usurparlo en delito lesa majestad: entre ellos este nombre expresa una virtud y no un derecho. Cuando Bodino quiso hablar de nuestros ciudadanos y ‘burgueses, incurris en la grave equivocacién de tomar alos unos. por los otros. El sefor D'Alembert no se ha equivocado al respecto ‘yha distinguido bien en su articulo Ginebra los cuatro érdenes de ‘nombres (ciico incluso, contando alos simples extranjeros) que hhay en nuestra ciudad, y de los cuales solo dos componen a rept blica*, Ningiin otro autor francés, ha doe pies que yo sepa, ha comprendido 4. Bajo los malos gobiernos esta igualdad solo es aparente e ilusoriag ‘no sirve mids que para mantener ai pobre en su miseria yal rico en. su usurpacibn. De hecho las leyesson siempre utiles alos que po- seen y perjuiciales alos que no tienen nada: de dande se sigue elestado social solo ventajoso alos hombres en tanto que tienen algo y ninguno de ellos tiene nada en demasia. ‘3. Para que una voluntad sea generalno siempre es necesario que sea tundnime, pero es necesario que todas las voces sean tenidas en ‘cuenta; toda exclusién formal rompela generalidad. 6. Cada interés, dice el Sr. d’A., tiene principios diferentes. El acwerda de los intereses particulars se forma por aposicion al de uxt tercero. Hubiera podido afiadic que el acuerdo de todos los interess se for- ‘ma por oposicion al de cada uno, Sino hubiera imereses diferentes — ‘apenas se notariael interés comin, que jams encontraria obstécu- lo: todo marcharia por simismo, yla politica dejariade ser un arte. 7. Vera cosa, dice Maquiavelo, che aicume division’ nuocome alle Re- ubliche, ealcune giavano; quelle ruacona che sono dalle sete e da artigiani accompagnate; quelle givano che senza see, seza partt- ‘giant si mantegono, Non potendo edunque provedere un fondatore {una Repubiica che non siano nimiczie in quella, hd da provederal- ‘meno che mon visiano sett. (Hist Fiorent, L.VIII**.) fe cmiranieeganmeiihaes ee eae were Cate ere eenyonr Naas Senet ea eienaas Peete eee ms “extranjero, o que siendo extranjeros, han aduirido el derecho de burguesie que ‘el magisirado puede conterit: puegen ser de consejo general, ¢ inchuso del gran ieee eens pewter repay re ‘nativos son jos hijos de los habitats: tienen algunos privilegios mas que sus pa- eee ** «Verdad es que hay divisiones que dafan a las repdblicas, otras que le son pro- -vechosas; son dafiinas las que implican facciones y banderias, provechosas aque- [NOTAS DIL CONTRATO SOCIAL a9 8 Lectores atentos, 10 0s, a acusarme aqui de contradic~ ién, 0s lo suplico. No he podido evitarla en los términos, dada la pobreza dela lengua: mas esperad. 9. Poresta palabra no entiendo sélo una aristocracia ouna democra- cia, sino en general todo gobierno guiado por la voluntad general, ‘queesla ley. Para ser legitimo, noes preciso que el gobizrno se con- funda con el soberano, sino que sea su ministro: entoncesla monar- ‘quia misma es repablica. Esto se aclarara en libro siguiente. 10. Un pueblo nose vuelve célebre hasta que su legislaciér comienza a declinar, e ignora durante cudntossiglos la institucion de Licurgo hizo a felicidad de los espartanos antes de que se tratara de-lios en. el resto de Grecia, 11. Quienes sélo consideran a Calvino como tedlogo, conoven mal lt cextensién de su genio, La redaccidn de nuestros sabios edictos, en Ja que tuvo mucha parte, le honra tanto como su instituciéa. Por ‘muchas revoluciones que el tiempo pueda aportar a nuestro culto, ‘mientras elamor ala patria ya lalibertad no se extinga entre noso- ‘10s, amas la memoria de ese gran hombre dejard de ser bendecida end, 12. Bveramente, dice Maquiavelo, mai non fu aleuno ordinatore di legs, _straordinarie in wn popolo, che non ricorresse Dia, perce altrimen- ti nom sarebbero accettate;perche sono molti beni conosciuti da une ‘prudente, i quali nor hanno in se raggioni evidenti da potergli per- suadere ad altrui. (Discorsi sopra Tito Livi, L.1.ye-XI".) 13. Side dos pueblos vecinos uno no pudiera prescindir del otro, seria, sta una situacidn muy dura para el primero y muy peigrosa para ‘el segundo, Toda nacidn sabia, en semejante caso, se esforzaré por ibrar muy de prisa a la visa de esa dependenia. La repablica de Tiascala, enclavada en el Imperio de México, prefris pusarse sin sal comprirsela alos mexicanos, incluso aceptarla gratuitamente, Los sabios tlascaltecos vieron latrampa oculta bajo aquelaliberali- «dad. Se conservaron libres, y este pequeio Estado encerrado en aquel gran imperio fue finalmente el instrumento de suruina, 14. ;Quereis dar al Estado consistenciat Acercad los grados extremos ‘cuanto sea posible: no permitdis ni gentes opulentas ai pordioseros. las que sn facciones ni bunderies se mantienen. Asi pues, como dl fundador de tuna republics no puede evita ue ls diensione se maniesten en lla debe a ‘menos ordenaria de manera quem se formen faccenesen stsena> Em efecto, nunca exist ning leila que no recurriesealamediacsn de san Dios para hacer aceptarleyes extraordinarias aun pueblo, prgue de otro ‘modi ne eran cepts: Pou cua leyes bien conocidas eu legilador pradentequenellevanenslaztnesevidentes par persuaditwotra> Estos dos estados, inseparables por naturaleza, son igualmente fu- -nestos al bien comiin; del uno salen los tautores de la tirania, y del otro! siempre esentre eos entre quienes se hace el trifi- ‘codela libertad piblica, el uno la compra yel otro la vende. 15. Alguna rama del comercio exterior dice el sefiord’A.,apenas sirin- ‘de una utilidad falsa para un reino en general; puede enriquecer a algunos particulares, a algunas villas incluso, perola nacidn entera ‘nada gana con ello,yel pueblo no csté 16. Poresc-es porlo queen Venecia se da al nombre de serent- _simo Principe aun decir los mejores, sino los mis podcrosos. 19 Importa mucho tegular mediante leyes la forma de cleccisn de los ‘magistrados; porque al abandonariaa la voluntad del principe no se puede evitar caer en a aristocracia iden las repuiblicas de Venecia y de Bea. Por eso la primera es desde ‘hace tiempo un Estado disuelto, yla segunda se mantiene gracias a Ue entem abiduria de au sends ern excepci muy honor -y muy peligrosa. 20. Ths 21. Ineivili=™. 2. Estono contradice lo que he dicho antes(L,1l,cap. TX) sobre los in- ‘convenientes de los Estados grandes; porque aise trataba dela au- ‘oridad del gobierno sobre sus miembros, y aqui se trata de su fuer- + -Pucsel medio mds comodo y mis rapndode dscerni bien de males lo que ‘twhabriasquerido o no habrias querido sotto yno ti hubiera sido ey > Alusiéna La Politica de Paton, ‘°° Taco, Agricola, 21: «Los tonts lamabun humanidad alo que era ya un co- amicnao deservadumbre» _NOTAS: DEL CONTKATO SOCIAL. sat cuando a ‘desu “un pais se despucbla, noes. stopreniateatetntartrenete ixipetrwcmetcceeatcopatinane ‘aparente y ‘nasi inestar de las naciones enteras, y sobre todo de los Estados més nu- ‘merosos. El granizo asola algunos cantones, carestia, go. Antafio Grecia floreciaen el seno de las guerras mis crueles:la sangre corria a oleadas y odo el pais estaba cubierto de hombres. Parece, dice **, que en medio de las muertes, de las nes pata debilitarla. Un poco de agitacion da vigor ls almas, yo. {que realmente hace prosperar la especie no es tanto lapaz como la libertad. 24, La formacién lenta yel progreso dela Repiblica de Venecia en sus ‘ejemplo notable de esta suiceston; yes muy sor~ que desce mas de mil doscientos afios los venecianos ‘ercan no estar ain mas queen el segundo término, que en ‘lSerrardi Consiglio en 1198. En cuanto alos antigues Dux que se les reprocha, diga lo que quiera el squitino dela liberta veneta****, que no fueron soberanos est 0 suyos. No faltard quien me objete que la Republica Romana siguid, di- ‘ran, un progreso totalmente contrario, pasando de la monarquia a laaristocracia, yde laaristocraciaa la democracia. Esoy muy lejos ddepensarasi. 322, ert El primer establecimiento de Rémulo fue un gobiceno mito que ‘pronto degeneré en despotism. Por causas particulares el Estado _pereci antes de tiempo, como se ve morir a in recidn nacido antes, ‘de haber alcanzado la edad adulta. La expulsion de los Tarquinos fue Ja verdadera época del nacimiento dela Repitbica. Pero al principio -no adopts una forma constante, perque al abolir el patriciado no se ‘hizo més quella mitad dela labor, Porque de esta manera la aristocra- ‘ia hereditaria, que es la peor de las administraciones legitimas, al eres ect rh Sennen os os Noe i penned hhasta el establecimiento de los tribunos; sdlo entonces ‘hubo un verdadero gobierno y una verdadera democracia. En efec- ‘0, entonces el pueblo no era solo soberano, sino también magistra- do y jue, el senado no era mas cue un tribunal subaiterno para fees angi ee gee . patricios, aunque primeros magistrados, aunque generales. {osenla guerra, no eran en Roma nds que los Desde entonces se vio tambignal canoes siua oneal icant tncoeuca Kec aan Able el patriciado como por si mismo, ia aristocracia no estaba ya en et ‘cuerpo de los patricios como estéen Venecia y en Génova, sino en el cuerpo del senado compuesto de patricios y de plebeyos, incluso ‘enel cuerpo delos tribunales cuando éstos comenzaron a ‘un poder activo: porque las palabras nada hacen alas cosas, ycuan- do el pueblo tiene jefes que gobiernan por él, sea el que nombre que leven esos jefes, siempre es una aristocracia, ‘De los abusos de la aristocracia nacieron las guerras civilesy el {ntunyiralo, Sil Jo Cesar, Augusto se convirtieron en la practica ‘enverdaderos monarcas, yfinalmente, bajo el despotismo de Tibe- tio se disolvis el Estado. Lahistorie romana no desmiente por tanto ‘mi principioslo confirma, 25, Omnes enim et habentur et dicunter Tyrarmi qui porestate utuntur ‘in sea Civitate quae libertate usa est. Corn. Nep. i Mil- tad, cap. VIII". Es cierto que Aristoteles, Mor Nicom, 1. VIt. 10, distingue el tirano del rey, enque el primero gobierna para su ‘propia utilidad, ye segundo solamente para la utilidad de sus stib- ditos: pero ademas de que generalmente todos los autores griegos than tomado la palabra tirano en un sentido distinto, coma parece nla edicin de 1782: stemplar yconcentrars, ‘Pues sellama tiranos a tos aquellos que se apoderan del poder yn cjeren _perpetuamente en aquellos Estados en que ates disfrutaron de a libertad.» Corn, ‘Nep. Milcades. <> ow _NOTAS: DEL CONTRATO SOCIAL, 323, ‘sobre todo porel Hierdn, de lenofonte, dela distincién de Aristote- [esse seguirla que desde el comienzo del mundo no habria existido todavia un solo rey. 126. Aproximadamente segiin el sentido que se da a este nombre en el Parlamento de Inglaterra. La semejanza de estos empicos hubiera ‘puesto en confctoa cdnsules ytribunos, aun cuando toda jurisdic- -ciém hubiera sido suspendida. 27. Adoptar en los paises frios el lujo y la molicie de los crientles, es ‘querer darsea si mismos cadenas; es someterse a éstas més necesa- ‘iamente ain quea aquellos, piosestin todavia porestablecer. 29, Por supuesto que no se abandona la patria en el momento en que ‘nos necesita para eludir el deber y dispensarse de servira la patria. eerie babendil reve inyweeestenien bie 30, cub reeeslemelaope eur hinds ibemeseeet hal Ja familia, los bienes, la falta de aslo, la necesidad, Ja violencia, pue- den rctener a un habitante en el pats a pesar suyo, y entonces su es- 531. En Génova se lee delante de las prsiones y en los grilletes de os ga- 37. Esa centuria, sacaca de este modo por sorteo, se lamaba prae ro- _gativa, por ser la primeraala que se pedia su sufragio,y de ahlesde donde vino la palabra prerrogativa

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