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LAURENCE CORNU desconfianza, Pero si hay “afecto”, este es “pasién tranquila” y no excluye de nningtin modo la razén. Reflexionar sobre lo que nos afecta, intentar enten- derlo (en sus causas, si se puede), buscar elaborarlo, modela un filosofar que “responde” del pensamiento racional en sus solicitaciones, y en el pre- sente. Tal seria uno de los sentidos de un filosofar implicado, que se descu- bre siempre metido en una historia y en una experiencia, y que lo reconoce, que instala ahi un estudio atento. A decir verdad, encontramos ahi ya varios sentidos: filosofar ya implicado, puesto que marcado, pero también implica- do en el sentido de requerido, y, por tiltimo, implicandose para apoderarse de nuevo de lo que se puede pensar sobre lo que se presenta. Notamos también que ese filosofar obrando en reconocer y mostrar plie- ‘gues, esté en plural: que posee sus ensayos y sus recursos de filosofias que se explicaron con la experiencia, que buscaron pasiones distanciadas, o pasiones felices, o hicieron del pensamiento un debate, como lo es la vida misma. Lo que tienen en comiin esas filosofias, esas maneras de “filosofat”, es de recusar alavez un naturalismo liberandonos de intervenir, y una gran capacidad de la voluntad dispensindonos de estar atentos. Es ademés, recusarlas inventando cada ver. “otra cosa”, conceptos nuevos, por el hecho mismo de haber recono- ido figuras de la emancipacién: “resonancia y vivacidad” de la mente.” Al revés de los regimenes de confianza revestidos de autoridad en “lo mismo” y sometidos a los poderes, enseiiar la filosofia, dirigirse a los “recién- legados”, existir simplemente, esas practicas, esos gestos y esos actos mani- fiestan cada vez algo de confianza no s6lo en el ejercicio de la razén, sino en Jo desconocido y en lo indeterminado, en el otro, el pequeiio y no el pode- oso, en el extranjero también. Este coloquio es la ilustracién de ello, en su tema y en su realizaci6n. ‘Traduccién de Jocelyne Jamette Gilles Deleuze, opcit,p. 150, S4/ Crain Bowtie En el didlogo de las lenguas, pensar desde el espaiiol” Humberto Giannini” El tema de la lengua comiin, de la lengua madre, como también suele decirse en nuestra tierra, ha preocupado siempre a los intelectuales de la América hispana, desde los albores de la independencia politica. Son nume- rosos los nombres que ilustran esta preocupacién: Andrés Bello, Félix Varela, ‘Simén Rodriguez, Sarmiento, José Marti, y tantos otros. Y hoy dia en nuestro, pais elven a ser motivo de estudio y reflexié Creo que concluido el ingente esfuerzo comtin que significé la Enciclo- pedia Iberoamericana de Filosofia, era mas que oportuno renovar una re- flexién sobre lo que ha significado pensar la filosofia desde el espaol * Esta Gonferencia, no fue frecida oralmente, por ausencia comprensible de su autor en el ‘Seminario Intemacional de Filosofia y Educacin, dados cierto hecho imprevisibles, Final _mente, two su expresin en otro contexto, el Seminaio "Pensar en Espafol”convocado por <1 Consejo Superior de Investigaciones Cientiicas’, Madrid, 8 al 8 de octubre de 2007 ~ Profesor del Departamento de Filosofia, Facultad de Filosofia, Humanidades y Educacién, Universidad de Chile; Presidente de la Citedra UNESCO de Filosofia, radicada en la mi ‘ma Facultad, "Accs respecto he consultado dos trabajos ities de la fl6sofachilena Cecilia Sincher: “Félix Varela, Simén Rodrigues y Andrés Bello, reparadores del cuerpo de a lengua mater nna en Hispanoamérica", Revista Mapochs, N° 58, 2005, El pensamiento de la autora y sus informaciones me han sido de gran uilidad. También, el hermoso trabajo de Miguel Rojas Mix, Anica imaginara, Edvorial Lumen, 1992; F la lsfia sop 'America, varios autores, al ewidado de Laureano Rebles, Jaca Book, 2008. 5 / Conference HUMBERTO GIANNINL ‘este trabajo me limitaré a justificar una pequefia modificacién que ann del enuinciado pensar en espaol por el de pensar desde espaol Se trata, en todo caso, de un intento que mira mas bien a Ia intensificaci6n del propésito. Porque, dicho asi: ‘pensar en espaiiol’, podria parecer como la simple constatacion de que nos encontramos ante dos realidades separ bles, autosubsisentes: la del pensamiento y la realidad de la lengua en t ‘que el pensamiento se vierte. Pero es ustamente esta separacién entitativa la que me importa cuestionar en cuanto esconde una postulacién jerarquica inverificable. Pero, ademés, peligrosa. rend hacen sempre en toda drcunstanca, pensando dsdeunalen- érica cualquiera? ae sry una rapes primar, element de Ta que, ceo, no podriamos prescindir: pensamos para poner algo ante nuestra propia mirada 0, 1o que es ‘mas habitual, ante la mirada de otros sujetos. El lenguaje no siempre, ni las més de las veces, es descriptivo, como que- riael positivismo, pero siempre es apofiintico en el sentido de poner ante los ‘ojos de alguien eso mismo hacia lo que apuntan nuestras palabras. Habria que decir, tal vez contra Wittgenstein, que mi mundo llega més alld de donde llega mi lenguaje, aun cuando este legar sélo puedo vishumbrarlo desde mi ve perienca opesa ala revelain, ao que conse el sentido yl ser del lengua, es la apora, el camino cerrado que queriendo trascender Jos signos significantes, vuelve exactamente al punto de partida. Y con camente ontolgica del lengua, su no quietud, eu disponibilidad para lo otro. io a la identidad pura y simple. gang nies marca también la distancia entre lo pensable y las diversas posibilidades del decir. Un lenguaje concreto, histérico tiene en ‘otro su complemento y su contra-imagen, distancia que ignorariamos por completo si no hubiese otras lenguas y modos s6lo aproximados de decir Para volver al tema de ‘el mito del comienzo’, que tanto gustaba evocar a Ricoeur, con la confusién babil6nica de las lenguas, Jehova nos habria he- cho conscientes de que, por diversos caminos, el mundo, va mas alla del 6 / Grain Sentcas [ENEL DIALOGO DE LAS LENGUAS, PENSAR DESDE EL ESPAOL “hasta donde’ al que puede Megar una lengua tinica, univoca, globalizada. Pensar desde un lugar es, lo sepamos o no, retomar la historia del ser tal como el ser se ha venido reflejando en esa suerte de reflexién ala mano que ¢s el lenguaje. Es pensar desde un mundo comtin tal como una sociedad historica lo ha venido construyendo a través de la comunicacién. Asi, pensar desde una lengua determinada precave de la tentacién de pensar que pen- sar el ser se dé independiente de la comunicacién. Pero este es un tema que abre otra perspectiva desde la cual es posible, y tal vez, necesatio, abordar la filosofia. Y es esta: saber que el lenguaje desde el que se piensa es esencial- ‘mente comunicaciGn es aproximar el pensamiento puro, referencial, a una responsabilidad ética que nunca puede eludir el lenguaje en cuanto es co- municaci6n. La ética no se juega en los referentes en ‘lo dicho’~ sino en el modo de ser ante el otroal comunicarnos con él. Yse juega en el mundo que vamos construyendo a través de la interacci6n. En resumen: hay una dimen- si6n ética del pensar (comunicativo) anterior a toda teoria. Hechas estas consideraciones, ¢Qué significa pensar en espaiiol? Hay més de 400 millones de habitantes del planeta que en Europa, en América del Sur, en México, en Estados Unidos, en Filipinas, piensan e inter- actiian, hablando en espaol. ‘Esto es palmario, sin embargo, cuando Heidegger, en un escrito publica- do en 1966, y diez aiios mas tarde en una polémica entrevista a Spiegel, refi- rigndose al acto de pensar, dijo que los franceses cuando quieren pensar lo hacen en alemén, no se referia por cierto al pensarhablante, al hablar co- ‘municativo, por y desde el cual vivimos e interactuamos en el mundo del trabajo, de la amistad o de la politica. Me parece que lo que quiso decir habfa sido ya muy bien interpretado, por Gustav Siewerth, un discipulo suyo, que en 1952 publicé su, Ontologia del lenguaje, traducida répidamente al fran- és, con evidente intencién polémica. Respondiendo a la cuestién que aho- ra nos planteamos, Siewerth dice: ‘Lenguas tan singulares como el griego 0 lalemn son como el palacio real, divino, edén en el que habita el espirit. Estas lenguas han sido construidas a partir de la palabra original que les da su fandamento” (# 890).! ‘Siewert: Cap. IL, parégrao 890. 37 / Conferencian HUMBERTO GIANNINI Es patente, entonces que, cuando Heidegger 0 Siewerth emplean este verbo ‘pensar’ estan pensando en cierta actividad privilegiada de Ia vida humana; cuando dicen ‘pensar’, lo que quieren decir es ‘detenerse a pen- sar’, poner el mundo a distancia para verlo mejor y mas intensamente de ‘c6mo lo percibe la mirada descuidada del trajin. Y fue justamente este contra-tiempo respecto del tiem supremo esfuerzo de un pensar intenso y desligado del quehacer, lo que dio origen a la teoria, a la contemplaci6n. Lo que dio a Tales entre los vecinos milesios, a fama de pensador. Pero, zes necesario hacer filosofia para pensar con tal intensidad? En nuestros dias, Reyes Mate, ha rechazado con énfasis esta pretendida exclusividad de la filosofia. 'Y bastaria recordar dos modos de pensar en Jos que el ser humano piensa ‘con toda su voz, por decirlo asf; dos modos en que este pensar intenso y poderoso ha sido dicho soberbiamente deste el espaiiol: el de la mistica espaiiola y el de la producci6n poética y literaria iberoamericanas. Esto se concede sin dificultad. Con todo, cuando un fil6sofo como Siewerth se pregunta si es posible pensar en francés 0 en espafiol, de ‘con raz6n 0 sin ella, ya ha hecho a un lado la mistica y la ‘nun sentido po cotidiano, este alguna manera, poesia; las ha excluido de lo que considera ‘pensamiento’ estricto. Porque, ademas de la intensidad, atributo innegable tanto de la misti- ca como de la literatura, el fil6sofo querria agregar para su disciplina tina condicién que suena como ineludible en sus labios: y esta condicién ‘es la universalidad —Ia ‘extensividad’~ a la que aspira su pensamiento, en contraste con la singularidad de la experiencia mistica y de la inspiracién postica. ‘Voy a detenerme un instante en este concepto clave de universalidad. El ‘concepto supone a mi entender tres aspiraciones 0 exigencias que por lo demas, han venido apareciendo en el mismo orden que ahora proponemos en Ia historia del pensamiento occidental. a) La primera aspiraci6n: integrar los saberes regionales en una unidad de amarre y co-pertenencia, que haga que cada parte pueda ser medida por el todo (lo Universal) y, a su vez, que ese todo efluya y circule por cada una 8 / Grafs Rost NEL DIALOGO DE LAS LENGUAS, PENSAR DESDE EL. ESPANOL. de sus articulaciones. (Que el todo esté en I como dice Aristételes en la Fisica)? Sime emma b) La segunda aspiracién: i la aspiraci6n: que el modo de articularse del pensamiento corto (deci gen laine poi de con ie oia), de tal manera que moverse entre conceptos yjuicios ~scuri~ sin peligro de errar, como moverse entre las cosas mismas y sus articula- ciones concretas (que el decir, agen, sea conforme al Logosen virtud del cual se sruara el Univer, © la Razon en sentido trascendental).. __ Yes este ideal de correspondencia el que domina ~desde la 16 diaéctica antiguas, hasta el pensamiento de Wittgenstein. hee we ees aspiracién de universalidad, que en algiin sentido nos toca ahordar ahora, consist en que un pensamiento pueda ser acogido en que sea dcible desde cualquiera de las lenguas historias por las que el ser hi m xpresa teGricamente: desde el francés, desde el espaol, desde el 4rabe, el hebreo o el indonesio. Y aun cuando esta universalidad no podria gaantizar a correspondencia entre el pensar humanoyaquello que otras Gende, a menos aparece como una prueba contundente de a unidad del bao nya peri a una correspondencia real entre las lenguas del nos importante: pues es una forma de verificar el su- puesto ético, de que es posible hablar con sentido humano (universal) des- de cualquier lugar o tiempo de la historia. 2 pe aurora del pensaentofilxifico al menos en los dos primeros sent jotados, acontece simultineamente en Miletos, en Efeso, en Samos, en Agrigento, en Elea. Acontece en lengua griega.¥ tal acontecimiento, en ver aa, ‘marca de modo indeleble el alma occidental. Desde entonces la filoso- ia empieza a resonar en otras lenguas: tal vez primero.en Alejandri grandes centros del cosmopolitismo antique, eae aa Roma, poco antes del advenimiento cristiano, Cicerdn establece un primer vocabulario de correspondencias entre el pensamiento filos6fico grie- ‘Aristteles, Pye 201015, 39 /Conterenia HUMBERTO GIANNINI g0 y el modo latino de acercarse a él. ‘Gicerén fue el mas eficaz, el mas vasto, el més famoso puente a través del cual la filosofia griega se empieza a decir en lengua romana’. Y es en el latin del gran Boecio que se empie- zan a conocer ~y esto no parece accidental las primeras traducciones de las obras I6gicolingtifsticas de Aristételes y los comentarios de Porfirio. Por aquel tiempo, Calcidio traduce parcialmente el Timeo de Platén y, ya instalado el cristianismo en el Imperio, Jer6nimo realiza la obra titanica de traducir al latin el Nuevo Testamento, del griego; y el Antiguo, del hebreo. La Vulgata, Con la entrega y recepcin de estas traducciones estaba aflorando en una amplia zona del planeta la experiencia de la multiplici- dad de las lenguas, de la multiplicidad de los mundos. Concretamente, nacfa la hermenéutica. Por tiltimo, en el siglo XI entran en contacto la cultura occidental con las culturas arabe y hebrea. Sicilia se convierte en un lugar de encuentro de lenguas y culturas diversas; luego, Salerno, y luego, absolutamente determinante en el didlogo de las lenguas, Toledo y su escuela de traduc- tores. En Toledo empieza a jugarse en serio aquella tercera aspiracién del pensamiento filos6fico: hacerse decible en otras lenguas; aleanzar la inteligencia de cualquier hombre tocado por la necesidad de pensar in- tensamente. ‘Tratemos de imaginar qué conviccién profunda deberia haber movi- do al traductor cuando realizaba su oficio; qué estiramientos y metamor- fosis debfa realizar en su propia lengua a fin de recibir a su modo, siem- pre al modo de la lengua receptora, lo que se ha dicho en otro lenguaje. Imaginemos qué puede pasar cuando traducir no es simplemente encon- tar o inventar una palabra en nuestro propio léxico para designar un ente ya determinado y dicho en otra lengua ~‘tinica’ o ‘computer’, por ¢jemplo-. Qué pasa cuando no basta mostrar deicticamente la cosa y te- nemos que ir a pescarla con otras redes per lo gran mar dellessere, como diria Dante En fin, cuando traducir es una operacién misteriosa por la que el traduc- tor intenta, desde su propia tierra de arraigo lingiistico asir algo de lo que otra lengua sélo le da algunas pistas © coordenadas mas o menos felices. (Cuando la traduccién es verdaderamente una hermenéutica. 10 / Grae Seweae EVEL DIALOGO DE LAS LENGUAS, PENSAR DESDE EL ESPANOL Agreguemos a esta labor titinica de los traductores el hecho de que ‘ada término que proponfan para aprehender el sentido de la palabra ex- tranjera, amenazaba con trizar el edificio conceptual en que empezaba a morar lo sagrado. Asi, el traductor buscando su aliado en la filosoffa tam- bién debia temer encontrar en ella los peligros mortales de la confusin y de Ia herejia. La novela En el nombre de la asa, de Humberto Eco describe magnificamente aquel temor que mas tarde se materializé en instituciones ferozmente represivas. Prueba de la genialidad trabajosa de asumir honradamente los sentidos que abria un nuevo concepto (el de potencia aristotélica, por ejemplo) sor- teando a la vez los peligros de heterodoxia que entraiiaba esta asuncién, ¢s la obra silenciosa y gigantesca de Guillermo Merbeke junto a los comenta- rios de Santo Tomés a los textos més espinudos de Aristételes, como el De Anima por ejemplo. Para seguir una imagen de Antoine Berman (La prueba de lo ajeno, 2004), en la traducci6n se trata de satisfacer a dos amos, pero, dirfamos, con distin- tas exigencias: una exigencia de fidelidad al sentido, y la otra, mas compro- metedora, la fidelidad ala doctrina, a la fe. En aquel didlogo de las lenguas que practicé con pasién el Medioevo, no puede en rigor, hablarse de olvido del ser. Era justamente el ser lo que el barquero de los significados, el traductor, debia cuidar en el traspaso lin- ‘giistico. Jamas perderios de vista. Después podria hablarse de olvido, en la practica monolitica e imperia- lista del uso meramente operacional, instrumental, del lenguaje. Es en esta prictica donde surge el peligro real de que la profundidad de lo real, termi- ne agoténdose en la mera referencia al ente visible, a la mano y multinominable. Este es el peligro de la lengua tinica, producto del escala- miento técnico de los cielos y de la manipulacién faustica de la naturaleza; Jengua que en su uso publicitario sirve por lo general para ocultar lo que muestra. La filosofia no puede ser sino critica ante esta pretensién imperialista de hegemonia. Y hablar intensamente desde el espaiiol sera hoy mas que ayer una manera de pensar criticamente. Empezando por nosotros mismos 41 Conereni HUMBERTO GIANNINI El pensamiento filosofico es un pensamiento que tiene como exigencia propia la universalidad. Este es el punto clave, a mi entender. A propésito de 4, defender la propia lengua, el propio modo desde el cual se piensa, signi- fica defender, al mismo tiempo, la universalidad del pensamiento filos6fico, esto es, su decibilidad desde otras lenguas distintas a la mia. Y, como hemos visto, s6lo cabe ‘verificar’ tal universalidad cuando ‘lo otro llega a ser apre- hendido, traducido y dicho en la lengua desde la cual el fil6sofo hace su propia experiencia de mundo. Y esto es lo que hacemos, pensando desde e! espaiiol, cuando nos comunicamos con otras lenguas. No lengua tinica, no lenguas privilegiadas, sino didlogo entre las lenguas del mundo. Esto es lo que quisiéramos proponer con el nombre positivo de ‘tolerancia’. En su infancia el protoespaiiol se nutrié fuertemente del didlogo de las Jenguas, didlogo que venfa ocurriendo como en ninguna otra parte, como en ningiin otro tiempo, en la cuenca del mediterraneo, El centro simbélico de ese didlogo es Toledo y su escuela de traductores. Irradiaci6n que se apaga con la expulsién de judios y mahometanos, hacia fines del siglo XV. El hecho es que en pocos siglos Espaiia se habia convertido en la poten- cia mis formidable de la historia posterior a Roma. Y sin desvalorar los do- nes que le offecian sus nuevas conquistas en el Joven Continente, los intere- ‘es imperiales seguian absolutamente ligados al Viejo Mundo. ‘Tal ver pueda decirse ~y a nosotros nos agrada decirlo- que la Edad Mo- derna se inicia con el Descubrimiento y Conquista de las tierras americanas. Es una manera de compartir el centro de la historia. Sin embargo, hay muchas razones para suponer que al menos para la mentalidad emprendedora y extrovertida del Emperador, no se trataba de tun hecho tan crucial como el de un encuentro entre culturas totalmente extrafas hasta el momento, sino de un hallazgo en el camino de la gloria y de una fuente providencial de financiamiento imperial, 42 Grafs loscas [ENEL DIALOGO DE LAS LENGUAS, PENSAR DESDE EL ESPANOL, EI hallazgo, de todos modos, desconcertante, deberia oponerse dialécticamente a otro acontecimiento que més tiene que ver directamente con la vida interior ya conciencia: la rebelién de un monje en Alemania ysu enfrentamiento en 1521 con el poderoso Carlos V. Recordemos que con la traduccién de la Biblia la lengua alemana entra en el siglo XVI en el circulo de las lenguas leidas —intensamente leidas. Pero éta, la de la Biblia, no es una lectura cualquiera. El Nuevo Testamento des- de el alemén de Lutero ahonda de modo dramatico la vieja pugna occiden- tal, primero, entre mithos y logos; luego, entre raz6n y fe, que ha marcado la historia del cristianismo hasta nuestros dias. Y que marcara de un modo también dramatico el pensamiento de Kant, que en verdad parte en dos épocas la historia de la flosofia. La diferencia entre ambos eventos, el surgimiento del protestantismo y el descubrimiento del Nuevo Mundo, es que el primero aparecié y se impuso ‘como tuna nueva visiGn de la vida humana y fue capaz, entonces, de dar fuego yuna voz renovada ala flosofia. La Joven América, en cambio, no podia ofre- cer nada nuevo, desde el momento en que fue el Viejo Mundo el que vino a instalarse en ella, el Viejo Mundo con todo el peso que traia del pasado. Asi, en un doble aspecto la Joven América era més vieja que la Vieja Euro- pa. Por una parte, era la contrarreforma, el poder ahora reactivo y vigilante de la tradicién; por otra, era la permanencia subterranea de las viejas cultu- ras locales. Porque en esta gesta de refundacién de Europa en tierra americana la Iengua espafiola no ha sido en absoluto el lugar de un didlogo con las cultu- ras y con las lenguas que el espafiol encontré en el camino. Por el contrario, las antiguas lenguas fueron sofocadas, marginadas, voces indescifrables que ain resuenan con un sonido extraiio y con significado desconocido para los herederos del Nuevo Mundo. Como agua de Iluvia, las lenguas locales se sumergieron con todo su sa- ber en las profundidades del inconsciente. Algunas sobreviven atin ~el mapudungun, por ejemplo y desde alli, siguen marcando y alimentando lo que crece en la superficie: modos de ser, modos de percibir, de bendecir y de blasfemar, propios del hombre americano. Yes cierto también que desde aquella fuente subterranea, mestiza, el $8 / Conference HUMBERTO GIANNINI habla espafiola ha dado origen a una poesfa, a una literatura que vienen regalando a la lengua madre con experiencias, votes intensas, emociones y perspectivas que la lengua madre no conocia. Y que ha hecho suyas. 2Qué ha pasado con el pensamiento teérico; con la ciencia; zqué ha pasa- do con Ia filosofia? Me parece digno de anotarse esto: la veneracién que hubo entre noso- tros durante el siglo XIX, por la filosofia de las ciencias, por el positivismo y el progreso técnico, representaban, a mi entender, laideologia més adecua- da para proyectar una identidad que se desatiende del pasado para ocultar viejos conflictos y silencios cargados de amenazas. Para continuar con una idea que ha expuesto Reyes Mate: ‘pensar en espaiiol’ es explicitar el confficto latente. Y es esto lo que deberfa dar singu- laridad a nuestro pensamiento. Una singularidad filoséfica y, a la vez, ética en cuanto se expone a sus propias experiencias; en cuanto les da vor a sus antiguos silencios. Yésta -la de exponerse al otro- me parece ser la esencia de una tolerancia virtuosa y no decadente. Y esta exposici6n a lo otro, es también la esencia de la filoso- fia como conocimiento verdadero. 44 / Grala Hlencas LA FILOSOFIA Y LA CRISIS DE LAS INSTITUGIONES DEL SABER

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