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LA CABEZA HUMANA. RETRATOS Vea, como ejemplo de esta definicién, la figura adjunta n.° 3, en la que reproducimos las pro- porciones del cuerpo humano segun un canon de ocho cabezas, dibujado por el artista aleman del siglo xvi, Alberto Durero. (En este caso, el m6- dulo o medida fundamental, es el alto de una cabeza.) El canon o regla de proporciones, nace de es- tudios comparativos, como los mencionados an- teriormente, determinando con ellos las propor- ciones ideales bajo un punto de vista natural —las del hombre corriente—, 0 bajo un punto de vista artistico —modificando aquéllas para crear un tipo mas representativo de la belleza ar. tfstica de la figura humana Q). El canon supone para nosotros una gran ayu- da, en el doble aspecto de proporcionar y cons- truir. Vamos a verlo ahora mismo. PROPORCIONES IDEALES DE LA CABEZA HUMANA Imaginemos una cabeza de proporciones idea- les, que no pertenece a ninguna persona en concre- to y es, al propio tiempo, un modelo representativo de todas las cabezas. Veamosla de frente y de perfil, como en estas fichas del famoso Monsieur Bertillon (figs.4 y 5). ¢Vista? Bien; vamos a estudiar ahora el canon que yo he utilizado para dibujarla. Lea y observe con atencién, por favor; no se distraiga; el estudio que sigue es algo asi como una formula maravillosa que le permitira desde hoy, con la ayuda de las demas explicaciones contenidas en este libro, dibujar una cabeza con la misma facilidad que dibuja ahora un vaso o una silla. Le recomiendo, incluso, que tenga a mano un lapiz y papel para practicar y recordar mejor estos conocimientos, (1)_ Le recomendames el libro «Céme dibujar la figura humana>, de esta misma coleccién «Aprender Hacienda», en el que hallaré un estudio detallado sobre proporciones, construccién y forma de dibujar la figura humana; volumen que constituye una guia eficaz para llegar incluso a dibujar figura de memoria. CANON DE LA CABEZA HUMANA / El siguiente canon de proporciones es aplicable a cualquier figura adulta, sea masculina o femenina, de edad joven o mayor, quedando tan sdlo excluida la ca- beza del nitto, que serd estudiada, mds adelante, en canon aparte. Fig.6 .— Observe, en primer lugar, que el canon de esta cabeza es igual a tres ve- ces y media la altura de la frente, siendo la frente, por tanto, el médulo o medida basica que determina la proporcién de las demas. Bajo un punto de vista prac- tico, de cara a construir, podemos decir, pues, que: Dividiendo la altura de la cabeza en tres unidades y media, mediante el tra- zado de sendas horizontales, obtenemos la situacién y proporcién de los siguientes elementos : A) El perfil superior de la cabeza 9 crdneo, descontando el grueso del cabello. B) El nacimiento del cabelio, C) La parte inferior de 1a nariz. D) El perfil inferior del rostro. E) Laaltura y situacién de las ore- jas. Fig. 7.—Vemos a continuacién que el mismo médulo de la frente, aplicado al ancho. de la cabeza, divide este ancho en dos unidades y media. Teniendo en cuen- ta esta division y la anterior, podemos es- tablecer la siguiente norma constructiva: El alto y ancho de la cabeza humana, vis- ta de frente, es igual a un rectangulo, o caja rectangulo, que mide tres unidades v media de alto, por dos unidades y me- dia de ancho. (Ejemplo: tomando la me- dida unitaria 4 centimetros, obtendremos: 4x 3’'5=14 cms. de alto —cuatro centi- metros, multiplicado por tres centimetros y medio, igual a catorce centimetros de alto—; y 4X 2'5=10 centimetros de an- cho.) Me permito recomendarle que realice esta operacion y dibuje un rectangulo de estas medidas. Fig.8 .— Si establecemos ahora el centro vertical y horizontal de la caja recténgulo anterior, obtendremos: en la vertical, la disposicién de la nariz y la boca, y en la horizontal, la situacion de los ojos. De esta operacién deducimos la norma siguiente, muy importante para la construccién de la cabeza humana: En la cabeza humana los ojos se hallan en el centro exacto de su altura. Fig. 9.—Dividiendo en dos partes los modulos F y G (0 lo que es lo mismo, di- vidiendo en cinco partes el ancho total de la caja rectangulo), determinamos a con- tinuacién la dimensién de los ojos. Ob- serve, como dato sumamente importante, que la distancia que separa un ojo de otro, es igual al ancho de un ojo mismo... como si existiera un tercer ojo en medio. Gracias a esta ultima comparacién,-com- probamos, también, que el ancho de la barbilla es igual, aproximadamente, a una quinta parte del ancho del rostro (distan- cia H). Fig.10.—En fin, la posicién de la boca coincide —en el perfil del labio inferior— con una linea que divide en dos el mé dulo 0 unidad fundamental I. Con ello queda terminado el canon de la cabeza humana, vista de frente: una formula bien sencilla para encajar_y proporcionar. Pasemos ahora a la misma cabeza, vista de perfil, dibujada a partir del mismo ca- .non. Fig.11.— Utilizando el mismo canon, ve- mos que el alto y ancho total de la ca- beza es igual a tres veces y media la altu- ra de la frente. Diremos, pues, que: Las dimensiones de la cabeza humana, vista de perfil, responden exactamente a la forma de un cuadrado. Fig. 12.— Por lo que respecta a la situa- cién y correcta proporcién de las partes de la cabeza —ojo, nariz, boca, etc— sdlo sera necesario tener presente: 1.—Que las mismas divisiones horizon- tales, dibujadas en la cabeza vista de fren- te, determinan el lugar en que hemos de dibujar la ceja, el ojo, la nariz, la oreja, la boca, etc.; de manera que bastaré tras- ladar estas divisiones, para tener, en prin- cipio, situados dichos elementos. II.—Que subdividiendo en tres partes el médulo o unidad de medida J, obtenemos varios puntos de referencia que nos per- miten dibujar el angulo facial, y afirmar, asimismo, la situacién de ceja, ojo, nariz, etcétera. ¢Hizo esta prueba? ¢Dibujo esta cabeza, siguiendo este canon, tal como habiamos quedado antes? ¢Verdad que es facil? Pero, bueno, no se conforme con dibujarla una sola vez. Repita esta serie de operaciones varias veces, hasta hacerlas realmente de me- moria, sin consultar las ilustraciones anteriores. Este sera el primer paso —imprescindible y necesario— para aprender a dibujar cabezas, rostros, retratos. LA CABEZA HUMANA ES SIMETRICA He aqui otro principio general que debe usted recordar. Tenemos, en efecto, un par de ojos, un par de orejas, de pomulos, etcétera, que vistos de frente ofrecen idéntica forma y medida, y apa- recen separados por un igual, respecto a la nariz, la boca, el ment6n; de manera que si partiéramos por el centro la imagen de un rostro visto de frente, obtendriamos en el lado izquierdo un duplicado exacto e invertido del lado derecho. Dira usted que no merecia la pena decir tantas cosas para llegar a esto; pero es que «con esto» llegamos a una conclusién de suma impor- tancia para dibujar la cabeza humana. Es esta: cual sea su posicién, una linea de en- cajado basico, en el centro de la mis- ma, ala que llamaremos, en adelante: CENTRO SIMETRICO DEL ROSTRO 13 Este centro simétrico es, para nosotros, un factor esencial en el que apoyamos la proporcién y construccion del rostro. Antes de ocuparnos de él, sin embargo, demos un vistazo a esa respetable forma llamada... EL CRANEO HUMANO Prescindiremos de la acostumbrada lista de huesos, esa que em- pieza en el frontal y acaba en la eminencia mentoniana, pasando por el apéfisis cigomatico; porque —con la venia de ciertos libros y méto- dos, que mas parecen escritos para médicos que para artistas— me permito opinar que la osteologia o ciencia que estudia los huesos no esta hecha para los dibujantes. Nosotros hemos de estudiar el craneo humano, con la sola preten- sién de dibujar cabezas —...que de todas formas ya es pretension—, limitandonos a recordar su forma y mecanismo en lineas generales. He- mos de saber 0 mejor dicho, recordar, que el craneo humano es asi: Hemos de ver que su estructura influye decisivamente en la forma de la cabeza humana, cosa que no ocurre con otras partes del esqueleto. Asi, por ejemplo, viendo en la imagen anterior ese contorno negro que envuelve el craéneo, representativo del limite exterior de la cabeza, podemos comprobar que en la mandibula, en los pomulos, en la frente, cn el cuero cabelludo, el grosor de musculos y tejidos es minimo, siendo la forma del craneo, propiamente dicha. la que modela las facciones del rostro. Es logico, pues, que al dibujar una cabeza humana, pensemos, ante todo, en su esqueleto. considerando que éste es para nosotros la forma esquemdtica o forma bdsica de la que hemos de servirnos para encajar el dibujo de la cabeza. La visién del craneo humano nos recuerda, también, que esta cons- tituido por dos partes esenciales: craneo y maxilar inferior (compuesto por mandjbula y menton), siendo esta parte dsea la tinica que tiene mo- vimiento, la unica que se mueve cuando abrimos y cerramos la boca para hablar, comer, reir, llorar, etc. Mas volvamos a la cuestién encajado, ya que esto ultimo pertenece a la expresion, de la que trataremos mas adelante. Analicemos el craneo humano, prescindiendo de detalles, para ver tan sdlo formas basicas de encajado. ESTRUCTURA BASICA DE LA CABEZA HUMANA Vista de perfil, la cabeza humana puede ser reducida, basicamente, a la forma de una esfera a la que afiadiremos debajo la forma esque- matica de la mandibula, cuidando que la linea A ofrezca una inclina- cion aproximada de ochenta grados —inclinacién correspondiente al Angulo facial en el rostro del hombre blanco—. Calculando entonces, a ojo, sobre esta linea inclinada, las divisiones correspondientes a «tres modulos v medio» (recuerde lo estudiado antes), podemos situar y pro- porcionar, sin mds problemas, la nariz, boca, ojo, etc. (fig. 17). En la cabeza vista de frente, la forma basica de la esfera queda ligeramente modificada por los lados, resultando éstos un poco achata- dos. Por lo demas, el resto de encajado viene dado por la forma basica de la mandibula... y aquella linea que hemos quedado en llamar «centro simétrico del rostro», sobre la que bastara calcular las tres divisiones y media de los médulos, para situar y proporcionar las diferentes par- tes del rostro. Observe que en este caso, en plan de encajado, determi- namos la situacion de los ojos, a ojo, es decir, por cdlculo aproximado, sabiendo que quedan debajo de las cejas, que miden cada uno, de ancho, una quinta parte del rostro y que entre ojo y ojo,medie el ancho de otro ojo (fig. 15). De este encajado o estructura basica, nos interesa recordar, con vistas a lo que sigue, la situacién de la linea divisoria B, que determina la posicién de las cejas. Observe que dicha linea, tanto en el rostro visto de perfil como en el visto de frente, viene a parar justo en el centro de la esfera. CONSTRUCCION DE LA CABEZA HUMANA (Me permito advertirle que sin haber estudi do y practicado a fondo lo anterior, es inutil pretender pasar a esta parte. Y perdone que in- sista, pero... j tengo tanta confianza en que estas normas han de servirle para resolver de una vez para siempre ese dificil problema de dibujar ca- bezas y caras...!) Como si empezéramos de nuevo, pero sabiendo y recordando ahora lo estudiado en las anteriores paginas veamos a continuacién el proce- dimiento a seguir para encajar una cabeza, sea cual sea la posicién de la misma. tyes cusrtos “es cuartos vista de frente vista de frente mirando hacia abajo mirando hacia arriba. mitendo hacia abajo mirando hacia arriba 18 ail Imaginemos, primero, la esfera que construye el craneo atravesada en su centro por un eje (linea A). (En ésta y en las ilustraciones si- guientes le ofrezco varios ejemplos, correspondientes a cabezas en distin- tas posiciones. Asi, la esfera indicada con A, corresponde a una cabeza en posicién tres. cuartos, mirando un poco hacia abajo; la indicada con B, a una cabeza mirando hacia arriba, también en posicién tres cuar- tos; la C, mirando hacia abajo (fig. 18 ). Divida la misma esfera, partiendo de la linea eje A, mediante dos circulos verticales (E, F); y un circulo en posicion horizontal (G). En este ultimo, formando Angulo perspectivo con el eje A, trace las dos li- neas cruzadas H, I. Observe que consideramos la esfera como un cuerpo transparente a fin de estudiar mejor esta serie de operaciones. Re- cuerde, ademas, por si le fuera necesario, las ensefianzas estudiadas so- bre el trazado de circulos en perspectiva (Leccién General numero Ay en particular el dibujo de una esfera en perspectiva, en las paginas 31 y 32 de dicha Leccién... Sdlo que ahora no debera dibujar con regla y escuadra, sino a pulso y a ojo (fig. 19). (2) Le recomendamos el libro “Camo dibujar en perspectiva”” de esta misma coleccion “Apren- der Haciendo”. donde se exponen, de forma sencilla y amena, ésta y todas las demés normas del dibu- jo en perspectiva. Imagine, después, que recorta un poco Ia esfera por ambos lados, con esa idea de dibujar una esfera algo achatada. Dibuje en esos planos o secciones, las lineas rectas que contintian el trazado de los circulos (indicadas con una flecha). Al propio tiempo y a partir del punto J, trace la linea «centro simétrico del rostro», prolongandola hacia abajo y manteniéndola paralcla respecto a la linea eje A (fig. 20). Llegamos con esto a la division de la linea «centro simétrico del rostro» en tres unidades o médulos y medio. En este punto convendra que hagamos un estudio detenido sobre como realizar estas divisiones, teniendo en cuenta la dificultad del escorzo, es decir, el hecho de que veamos la cabeza con el rostro mirando hacia arriba, a un lado, abajo, etcétera. Observe, en primer lugar, que el pun- to J, del que parte la linea de centro si- métrico, es, al propio tiempo, el lugar donde cruza el circulo G. Fijese en que este cfr¢ulo se halla en el centro —en el centro perspectivo— de la esfera; y re- cuerde que, segtin hemos visto en las figuras anteriores 16 y17, este circulo o linea divisoria determina precisamente la posicién de las cejas (Fig. 21). : Por otra parte, observe que gracias a la inclinacién perspectiva de la linea I, no nos cuesta nada trasladar el punto men- cionado J al centro geométrico de la es- fera K. Considere, por ultimo, que este punto K se encuentra, como es légico, en en el recorrido de la linea-eje A, la que atraviesa la esfera de arriba abajo, indi- candonos su posicién respecto a nuestro punto de vista (Fig.22). gEsta comprendido, no? Bien, pues.. Empiece por calcular en esta linea-eje A, las tres divisiones y media, como si esta linea-eje fuera la del centro simétrico del rostro. Para ello, divida, primero, la mitad superior en una unidad y media —en un mo-" dulo y medio— y repita después, hacia abajo, dos veces, la misma distancia del médulo entero a’ (fig. 23). POPE Hechas estas divisiones, traslade los puntos correspondiente a la linea del centro simétrico —atencién, ahora; que en lo que sigue esta el secreto de la operacién— traslade estos puntos, repito, pero mante- niendo la orientacién perspectiva dada por la linea I, es decir, dibu- jando las demds lineas paralelas a esta (fig. 24). j...Y listo! Con lo hecho tenemos dispuesto, en el centro simétrico del rostro, el famoso canon de proporciones, visto en escorzo, sea cual sea la-posicion del rostro. ——eeeeSeSeSeSeSSeSeSe (Quizds usted se esté preguntando ahora mismo: «Pero, bueno, cel profesional hace realmente todo esto para dibujar una cabeza?»; a lo cual puede responderse: «Pues si y no»; depende: si este profesional estd dibujando o pintando con el modelo delante, es posible que no ne- cesite de estas formulas; si dibuja de memoria, sin la referencia del modelo, podrdn serle necesarias; y si la posicién de la cabeza ofrece un escorzo muy acentuado, le resultardn, segtin como, imprescindibles. Y digo «seguin como», porque, en cualquicr caso, siempre dependera de la valia y experiencia que tenga ese profesional. Ahora bien; lo que si puede asegurarse es que cualquier profesional que conozca de veras su oficio, sabe, conoce y aplica estas normas, por lo menos mental- mente, imagindndolas, viéndolas aunque no las esté llevando a cabo de una manera real.) EE Estabamos en... jah, si! Hemos de dibujar ahora la mandibula, en cuyo estudio también nos detendremos un poco, a fin de captar su especial configuracién, con- dicionada por la posicién y escorzo del rostro. Para ello trataremos de estudiar, primero, la simplificacién de la mandibula, mejor dicho, de ese hueso movible llamado maxilar inferior. Volvamos al esqueleto: Fijese: en principio y queriendo hallar una forma sencilla, representativa de este hueso, podemos dar al maxilar inferior la forma de una simple herradura (Fig. 25). cEs dificil imaginar esta herradura, co- mo si fuera el maxilar inferior, «colgan- do» de la esfera? No, mire: imagine un par de clavos introducidos en los orifi- cios del conducto auditivo, donde luego dibujaremos los agujeros de las orejas; suponga que de esos clavos cuelga la he- rradura, balancedndola hacia adelante, si- tuando la parte extrema de su arco junto al mentén... y ya esta (Fig. 26). Mas facil todavia: encaje primero el me- dio circulo de la herradura dentro de una caja recténgulo, situando ésta en pers- pectiva, y trace luego dentro de ella, tam- bién en perspectiva, la forma curvada de la herradura, No hay excusa; en este plan, usted y cualquiera és capaz de dibu- jar la herradura, colgada e inclinada, sea cual sea la posicién del rostro. En todo caso, Io unico que ha de vigilar es que la parte mds abierta del arco coincida siem- pre con la posicién tedrica del mentén, dada, a su vez, por la division inferior, en el llamado centro simétrico del rostro (Fig.27). Solucionado este primer problema, veamos la manera’ de dar a esta herradura una forma mds concreta, mas similar a la del maxilar inferior. En cl. canon estudiado anteriormente, el ancho del mentén era igual a una quin- ta parte del rostro, ¢recuerda?; luego; di- vidiendo en cinco partes el ancho infe- rior de la herradura, y tomando la dis- tancia obtenida en el centro —una quinta parte— tendremos situada la linea y di- mensi6n inferior del mentén (Fig.28 ). Podemos ver scguidamente, que el pun- 10 mas saliente, mas angular, del maxilar inferior (0), queda situado aproximada- mente a la altura de la boca... un poco mas abajo, para ser mas exactos. Da la casualidad de que en este sitio tenemos una hermosa linea de referencia, dada por la mitad del médulo inferior del rostro. De modo que bastard trasladar esta linea de referencia al eje central A, situéndola en correcta perspectiva, paralela a la li- nea de cruce H, para obtener esos dos puntos mas salientes del maxilar infe- rior (Fig.29). El resto es facil: por un lado, trazar las dos inclinadas P y Q que dibujan el limite inferior de la mandibula; por otro lado, bajar dos pequefias rectas, desde los orificios de las orejas, teniendo en cuenta que estas rectas han de ser paralelas a la linea-eje A (Fig. 30). Listo el encajado del maxilar inferior, a falta tan sdlo de pequefios retoques —im- prescindibles, claro estéa— que han de mejorar y ajustar del todo su forma. Ob- serve y estudie en este momento, relacio- nandolos con la forma externa de la man- dibula, la situacién, forma y dimensién de los pémulos. Preste atencién a esta parte, que siempre o casi siempre inter- viene en la caracterizacién del rostro di- bujado. Continuando con el encajado general, trace seguidamente el circulo en perspectiva R, rodeando con él la forma curvada de la mandibula, dibujandolo paralelo al circulo de encima. Como recordara, la posicion de estos dos circulos determina la situacién de las cejas y la longitud de la nariz, dandonos, al propio tiempo, la altura y situacién de las orejas. Observe en esta misma figura la forma de encajar la oreja, mediante un rectangulo situado en perspectiva, con las verticales del mismo para- lelas a la linea-eje A. Dibuje, al propio tiempo, en el centro del modulo inferior, la pequefia curva que determina la situacién de la boca. Re- cuerde que esta curva no es otra que la linea mencionada en la figura anterior numero10, mientras estudidbamos el canon. Su situacién nos da la del perfil del labio inferior (fig. 34). Y bien; con lo hecho disponemos ya de una estructura basica, ha- biendo situado en perspectiva las mismas lineas divisorias del canon, teniéndolo todo a punto para dibujar en ellas, debidamente proporcio- nadas, las diferentes partes del rostro: cejas, ojos, nariz, boca... y no digo orejas, porque las damos ya por colocadas en su sitio. Las cejas... No, no es necesario explicar gran cosa. Démoslas por situadas en esa linea del circulo central de la esfera. No hay problema; las veremos, ademas, en todos los dibujos que ilustran las paginas si- guientes. Pasemos a los ojos, donde, ciertamente, las dificultades son mayores. Veamos : Sabemos que los ojos se hallan en el centro exacto de la cabeza (a la mitad justa de su altyra), pero hemos de ver ahora su situacion res- pecto a las arejas y la Mariz, cuando la cabeza mira hacia arriba o hacia abajo. Hemos de pensar, en efecto, que por el efecto de escorzo, y por hallarse los ojos en un plano distinto al de las cejas... Pero vayamos por partes: Considere, en primer lugar, que las 6r- bitas de los ojos y éstos, por tanto, se hallan en un plano posterior, mas hun- dido que el plano de la frente y cejas. Asi podemos verlo en el dibujo adjunto, Recuerde entonces que, al inclinar la cabeza hacia abajo, esta de- presion o concavidad en que se hallan los ojos, hace que éstos aparezcan debajo mismo de las cejas, casi ocultos por ellas, sin que podamos ver, o casi ver, el plano orbital superior, es decir, la distancia que media entre las cejas y los parpados (fig. 34, en la pagina siguiente). Por el contrario, al inclinar la cabeza hacia arriba, por las mismas razones de perspectiva y escorzo, vemos el plano orbicular mencionado en posicién casi frontal, quedando los ojos visiblemente mas abajo de las cejas (fig.35, en la pagina siguiente). (Observe, de paso, en las mismas figuras 34 y 35, las alteraciones producidas por estos mismos hechos en las formas de la nariz. boca, pomulos y mejillas, etc., cuyas dimensiones varian notablemente segan que la cabeza mire mas o menos hacia arriba o hacia abajo.) Y ya podemos pasar al encajado de la nariz, relativamente facil de abocetar, segin podemos ver en los textos e ilustraciones siguientes: SE TRE EE ae a TT ae a x g He Es facil, en efecto: imagine la nariz en plan esquematico, constituida simplemen- te por una especie de triangulo corpéreo, tal como el que ilustran estos dibujos. De perfil, de tres cuartos, de frente, de tres cuartos y desde abajo, etc. Y ya esta. Por lo demas, solo ha de recordar, al dibujarla en el rostro, que el plano inferior (A), y aR ERS ha de seguir, aproximadamente, la inten- cién perspectiva dada por la linea que le ¥ indico aqui con S (Fig.33) una linea cuya inclinacién ya tenemos solucionada con la estructura anterior gse da cuenta? 33 ELEC EES ae Queda, por ultimo, el encajado de la boca; del nacimiento del ca- bello, las entradas del mismo en las sienes, las patillas, etc. Vea el en- cajado de estos elementos en los dibujos de la pagina 26, figura 36, en la que le ofrecemos la construccién terminada de varias cabezas, en diferentes posiciones, como resumen de todo lo estudiado en este inte- resante proceso. Con ello damos por finiquitado el estudio de la cabeza humana en plan de encajado, esto es, sin entrar en detalles, pelos ni sefiales. Al estu- dio de estos detalles va dedicada la parte siguiente de este libro. Antes de pasar a ella, sin embargo, permitame darle un ultimo consejo sobre la construccioén de la cabeza humana, tal como la hemos estu- diado hasta aqui: DIBUJE SIEMPRE «PENSANDO EN LA OTRA OREJA» Cuando dibuje una cabeza de perfil. semi perfil, tres cuartos, etc., cn todos los casos en que no pueda ver mas que una oreja, dibuje pen- sando en la otra, en la invisible. Esta otra oreja ha de ser para usted como un simbolo de toda la parte del rostro que queda oculta a su mi- rada. «Pensar en la otra oreja», es igual a dibujar, a un mismo tiempo, las dos orejas, los dos ojos, las dos patillas, la forma entera del maxilar inferior... como si dibujara una cabeza transparente. Y hasta si quiere, sin llegar a dibujar estos elementos del otro lado, pero recordando que estan ahi, «precisamente ahi, al nivel perspectivo de la oreja de este lado, de este ojo, de esta patilla»... 7 Como resumen de estas ensefianzas, trate ahora de dibujar una cabeza siguiendo estas instrucciones: ly Il,—Trace la esfera a pulso; determine la inclinacisn de la linea eje A. Determine la situacién del entrecejo para resolver la posicién perspectiva de los circulos B y C. Ill. —Corte la esfera por ambos lados; determine la situacién del punto K, en el centro de la esfera; prolongue la linea «Centro simétrico del rostro» IV.—Divida la linea eje A en tres unidades y media, partiendo del punto K y trasladando estos puntos a la linea centro simétrico del rostro. Haga estos célculos a ojo. Dibuje después las curvas correspondientes a la si- tuacién de nariz y oreja (F); y final de la barbilla (G). V.—Borre los trazos preliminares 6 auxiliares que no sean esenciales para seguir la construccién. Imagine las lineas del canon que proporcionan la cabeza vista de frente. VI. —Dibuje, en fin, las partes del rostro, teniendo presentes las instrucciones dadas en el proceso general explicado en paginas anteriores. LA EDAD Y EL SEXO EN EL DIBUJO DE LA CABEZA HUMANA EDAD, CRECIMIENTO Y PROPORCIONES DE LA CABEZA HUMANA : Empecemos por preguntarnos por qué el recién nacido, comparado con el hombre ya hecho, tiene la cabeza grande, el craneo proporcional- mente mayor, los ojos grandes y al parecer mas separados, y la nariz, la boca y la barbilla relativamente pequefias. La respuesta es sencilla: en el recién nacido, las partes vitales de la cabeza, como el cerebro, la vista, los ofdos, etc., han de cumplir, desde los primeros afios, las mismas o Pparecidas funciones que en el hombre mayor. La vista, por ejemplo. A los dos afios el nifio ve con sus ojos —ha de ver, necesita ver— con tanta claridad y perfeccién como usted y yo. Luego, légicamente, los ojos de un nifio de dos afios han de estar ya desarrollados, son grandes. Lo mis- mo podemos decir de 6rganos internos como el cerebro y los ofdos. A la misma edad, en cambio, el nifio no necesita masticar con la majia y la fuerza con que lo hacemos nosotros los mayores. ¢Para qué si hasta en- tonces ha estado viviendo de chupete y rechupete con mamadas, bibero- nes, papillas, sopitas...? No tiene todavia esos potentes musculos masti- cadores y esa fuerte dentadura, capaz, en el hombre, de romper todo lo que se le ponga por delante con tal de que sea comestible. Como conse- cuencia de ello la mandibula del nifio no esta todavia desarrollada —no necesita estar desarrollada— y es pequefia y esquimizada, como pequefia es su boca y su nariz, Analizada y comprendida la causa, estudiemos ahora los efectos, las variaciones producidas en la forma del rostro por esta sabia ordenacién fisioldgica. A LOS DOS ANOS... Quedémonos en esa edad, caracteristica de la primera infancia, cuan- do ms se acusan las diferencias morfoldgicas, comparando la cabeza del nifio con la del hombre. 1.°— La CABEZA DEL NINO ES GRANDE Mayor, proporcionalmente, que la del hombre, comparando ambas cabezas con sus respectivos cuerpos. En efecto, si usted pone a un hom- bre de veinticinco afios de pie, junto a un nifio de dos afios, comprobara que el tamario real de la cabeza del hombre es casi el doble de la del nifio; mientras que el tamayio proporcional —en relacién con ambos cuerpos— de la cabeza del nifio es casi el doble de grande que la del hombre. 2.°— EL NINO TIENE EL CRANEO VOLUMINOSO ..desproporcionado, comparandolo con las dimensiones de ‘su pro- pia cara. Ya hemos dicho el porqué: a esa edad precisa de un cerebro que ha de regir los sentidos, la vista. el ofdo, el tacto... Menos multiplicar por doce y escribir a ese pariente de América, hace casi lo mismo que usted y que yo. 3.°— Los 0308 DEL NINO SON GRANDES Huelgan las razones. Mas detengdmonos en este punto para estudiar ciertos aspectos caracteristicos. Fijese en la forma y dimensiones de los ojos del nifio: no son tan rasgados, tan alargados como los nuestros; sus parpados, abiertos, recuerdan la forma de una circunferencia... hasta el punto de quedar redondeados los lados, de no dejarnos ver, casi, el granito ese de color rosado que forma parte del lacrimal. Tenga presente esto: EL FACTOR «OJOS GRANDES», EN EL NINO, VIENE DETERMINADO POR EL TAMANO DEL IRIS Y LA PUPILA ..del globo ocular, en conjunto; claro, porque lo que el nifio tiene realmente desarrollado es el érgano de la vista, y éste esta ahi, en el globo ocular, en el iris y la pupila, no en la abertura de los pdérpados... que no estan todavia tan desarrollados y por eso han de esforzarse, por decirlo asi, abriéndose mas de la cuenta, resultando menos rasgados, etc. Por las mismas razones vemos también que: Los OJOS DEL NINO APARECEN MAS SEPARADOS, PROPORCIONALMENTE, QUE LOS OJOS DEL HOMBRE Usted recuerda aquella dimension «entre ojo y ojo existe la distancia de otro ojo», ¢verdad? (vea, por favor, la figura 9 en la pagina 13). Pues bien, en el nifio esta distancia es mayor, hay «mas de un ojo» entre uno y otro, Téngalo en cuenta; es una norma basica en el dibujo de la cabeza de un nifio. 4.°— LA NARIZ ES PEQUENA Y RESPINGONA A pequefios pulmones, reducidas vias respiratorias y pequefia nariz, con pequefios agujeros. ¢Por qué respingada? Porque los huesos nasales no estan todavia desarrollados como en el hombre. 5.°— Los MAXILARES NO ESTAN DESARROLLADOS El maxilar inferior, sobre todo el que condiciona la altura de la barba y el mentén, no es mas que «un huesecillo» comparado con la po- tente quijada del hombre. El nifio, ademas, tiene dientes pequefios, lo cual reduce atin mas la distancia que media entre la parte inferior de la nariz y el limite inferior de la barbilla. Por este mismo motivo, los ca- rrillos del nifio resultan abultados y el perfil de la mandibula es del todo curvado. Vistas las caracteristicas anteriores, pregintese ahora usted mismo: cEn una cabeza como la acabada de describir, en lw que el craneo es grande y la carita pequefia, a qué nivel pueden quedar los ojos? ¢En el centro de la altura de la cabeza, como vimos en la cabeza del hombre? éMas arriba del centro? ¢Mds abajo? La contestacién es facil... y muy importante en el momento de dibujar la cabeza de un nifio: EN LA CABEZA DEL NINO LOS OJOS SE HALLAN MAS ABAJO DEL CENTRO EXACTO DE SU ALTURA De modo que dibujando una esfera algo achatada por los lados, si- tuando los ojos mas abajo del centro, unos ojos grandes y separados, y dibujando una carita redonda y chiquitina... tenemos la cabeza del nifio. (Vea en la pagina 31, figura 40, de este mismo libro varios ejemplos sobre cabezas de nifios, corroborando esta definicién de sus caracteristicas fa- ciales). Nos queda tan sdlo por ver; primero, la situacién de cada elemento dentro todavia de esa cabeza de dos afios y, después, las variaciones que van produciéndose durante el desarrollo y crecimiento de la cabeza. CANON DE LA CABEZA HUMANA EN DIFERENTES EDADES A Los pos ANOS: Dibujamos esta cabeza con un canon especial, distinto al de la ca- beza del hombre. La proporcién general de la cabeza vista de frente responde, como puede ver, a un rectangulo que mide tres unidades de ancho por cuatro de alto. La unidad de medida fundamentalmente —el médulo— viene dada, en este caso, por IMgaltura que media entre la parte inferior de la nariz y el final de la barbill§ La situacién de los ojos pue- de determinarse con una linea auxiliar (A), dividiendo la unidad o mé- dulo en que se hallan los mismos. De perfil, el canon de la cabeza del nifio es igual a una caja en forma de cuadrado. Crecimiento de la cabeza humana 6 anos 42 Estudie, en esta cabeza de dos afios, las siguientes caracteristicas faciales, comparadas con las ofrecidas por la cabeza del hombre: a) La frente es alta, despejada, con escaso cabello arriba y a los lados. b) Las cejas, no los ojos, se hallan en el centro de la altura de la cabeza. c) Entre ojo y ojo existe una distancia mayor que la de un mis- mo ojo. d) Las orejas son proporcionalmente mayores y se hallan situadas mds abajo. , e) Aparecen mds visibles los orificios de la nariz. f) La barba es redonda, formando una curva poco pronunciada en el centro. A LOS SEIS ANOS: Podemos servirnos del canon anterior, aun cuando las medidas del mismo no nos permiten establecer de una manera tan exacta las dimen- siones y proporciones, la situacién, en suma, de los elementos del rostro. Estas han de situarse un poco a ojo, siguiendo esta pauta, observando y teniendo en cuenta las siguientes modificaciones dadas por el creci- miento de la cabeza: a) El cabello ha crecido mucho, hasta el punto de invadir parte de la frente y de las sienes. b) La mandibula esta ya mds desarrollada y, como consecuencia de ello, la cara resulta mds alargada que a los dos afios. Por lo mismo... c) Los ojos y las cejas, estas tiltimas mds pobladas, se han despla- zado hacia arriba. ; d) Nariz, boca y orejas se hallan, también, situadas mds arriba. e) Sigue, sin embargo, la forma curvada de la mandibula. A LOS DOCE ANOS: La forma de la cabeza se aproxima cada vez mas a la del hombre, pudiendo dibujarla con el mismo canon, aproximandonos a sus dimen- siones y proporciones. a) El cabello sigue con la misma abundancia de los siete afios, sin “pronunciarse todavia las entradas en las sienes, caracteristicas en el hombre. b) Ojos y cejas no han Ilegado atin al centro de la altura de la cabeza. c) Las orejas —todavia mds bajas— ofrecen ya un desarrollo com- pleto. No crecerén mds. d) Empieza a definirse el relieve dseo del maxilar inferior. La man- dibula no es ya tan redondeada o curvada. A LOS VEINTICINCO ANOS : Sin comentarios respecto al canon, de sobras conocido por usted. Fijese tan sdélo en las caracteristicas anatémicas del rostro, comparando éste con los anteriores: en los ojos, mds oblicuos, mds juntos (observe cémo el nifio de 12 afios todavia persiste esa separacién caracteristica de la infancia); en la nariz, los pémulos, la mandibula, condicionado todo a la forma de los huesos, resultando un conjunto menos anguloso en el nifio que en el hombre. No cabe confundirse, ¢verdad? -Y A LOS OCHENTA ANOS... Lo corriente es que, al llegar a esta edad avanzada, la grasa desapa- rezca y la piel se haya consumido, y como consecuencia de ello —sin entrar en mas detalles—, ]a forma del rostro esté del todo condicionada por la forma del esqueleto. Esta nos da, en lineas generales, la apariencia siguiente : a) Propension a la calvicie; frente despejada,de configuracion 6sea. b) Relieve de la cresta temporal, aprecidndose en ella la arteria del mismo nombre. c) Hundimiento del globo ocular, del ojo en general, sobresaliendo las crestas 6seas de las cavidades orbitarias. d) Bolsas y arrugas en los ojos. e) Relieve acentuado de los pémulos y mejilla caida o hundida. f) Relieve de los huesos nasales. g) Adelgazamiento de los labios. h) Bolsas y piel flacida debajo de la barba y en el cuello. Existe, ademas, un factor importante que puede modificar sensible- mente la altura que media entre el bigote y la barbilla, haciendo que ésta se retire hacia adentro, elevandose, al propio tiempo, ligeramente, adop- tando el aspecto del «cascanueces». El factor en cuestién es la falta de dientes. Claro que usted puede decir: «¢Y si esa persona lleva dientes postizos?» En tal caso, la estructura de la cara no ofrecera diferencia apreciable con la de una persona mas joven. Aunque, con dientes o sin dientes, la mandibula del anciano tendra siempre tendencia a endere- zarse hacia afuera, elevando algo el menton, debido, tal vez, a los cientos de miles de veces que ha cerrado y apretado un maxilar contra otro. Y HE AQUI, POR ULTIMO, LA CABEZA DE LA MUJER Sea cual sea la rama del arte a la que piense usted dedicarse el dia de manana, es casi seguro que dibujara y pintara muchas mas veces la cabeza de la mujer que la del hombre. Lo cual parece contradecirse con cl hecho de haberla dejado para el final, dedicandole menos de un diez por ciento del contenido de esta leccién y la anterior. Existe, sin embar- go, una razon fundamental para haber seguido este criterio: Esencialmente, las dimensiones y proporcio- nes de la cabeza y rostro de la mujer, son las mismas que las estudiadas para el hombre. Las diferencias son minimas si analizamos ambas cabezas en su for- ma original, es decir, dejando a un lado en la mujer el maquillaje con que se adorna su cara, sus ojos, sus labios, sus mejillas, su peinado. Estas minimas diferencias, sin embargo, existen, y deben tenerse en cuenta. Son debidas, principalmente, a la constitucién organica de la mujer, traducida, fisicamente, en la presencia de una mayor cantidad de adiposidad superficial, que abunda especialmente en el pecho, nalgas, en las caderas y en los muslos, reflejandose, también, en la cara, aunque en menor proporcién; y son debidas, secundariamente, a la miayor actividad fisica desarrollada por el hombre —ejercicios, juegos, trabajo—, que ne- cesariamente desarrollan en él una mayor fuerza y virilidad en su cons- titucién 6sea y muscular. Asi se explica, por ejemplo, que la nariz del hombre sea, en general, mas ancha y gruesa que la de la mujer, de acuer- do con una mayor actividad respiratoria —consecuencia de correr mas, saltar mas, etc—, que tiende a ensanchar los érganos y conductos respi- ratorios, la caja toracica, por ejemplo. Concretando esas ligeras diferencias, podemos ver en Ja mujer las siguientes caracteristicas : 1,- CARA LIGERAMENTE MAS PEQUENA 2.- OJOS UN POCO MAS GRANDES 3.- CEJAS LIGERAMENTE MAS ELEVADAS Y ARQUEADAS 4.- NARIZ Y BOCA MAS PEQUENA 5.- MANDIBULA REDONDEADA Y como resumen de estos cinco puntos, como matiz esencial que el artista ha de recordar y saber ver..., aunque el modelo diga lo contrario, esta norma final que ilustra mejor que ninguna la diferencia entre ambas cabezas: LA CABEZA Y LA CARA DE LA MUJER ESTA HECHA DE LINEAS SUAVES Y FORMAS CURVADAS Porque el angulo es signo de masculinidad y la curva, la suavidad y la redondez se asocian fundamentalmente con la femineidad. Asi es la mujer anatomicamente. ; Ah, pero...! | Vaya usted a saber como es realmente, al salir de un instituto de belleza! UN FACTOR VARIABLE Anatémicamente, la cavidad bucal de la mujer es ligeramente mds pequefia que la del hombre; los labios son mas gruesos, pero la dimen- sién total de los mismos es mas reducida en el sexo débil que en el fuerte. Usted sabe, sin embargo, que, desde hace ya bastantes afios, esta de moda en las mujeres pintarse los labios con tendencia a sobrepasar el limite natural de los mismos. Alla por el afio 1930, la moda aconsejaba todo lo contrario: privaban entonces los labios finos, la boquita de pi- fién. ¢Recuerda usted, por otra parte, el estilo de cejas que se llevaba entonces? Finas, finisimas, hasta el extremo de depilarlas totalmente y dibujar en su lugar una linea concreta hecha con el lapiz... de eso, de cejas. Y no hablemos del cabello, del peinado, que cambia de forma —a veces radicalmente— cada tres o cuatro afios. Desde luego hay que contar con ese factor variable, acomodandose a él, estando al dia. El artista, en general, ha de tener un conocimiento lo mas exacto posible de la moda y las tendencias que imperan en el rostro de la mujer. No digamos si la obra va destinada al arte comercial y publicitario, en el que el aspecto «actualidad» es algo absolutamente basico y esencial. Vea, en fin, en la pagina siguiente, algunos dibujos de cabezas de mujeres, comprendiendo, a través de estas imagenes, que el problema de encajar y dibujar el rostro de una mujer es igual al de dibujar el del hombre. Termina con estas lineas y estos dibujos el estudio de la cabeza hu- mana, de esa cabeza ideal «que no pertenece a ninguna persona en con- creto y es, al propio tiempo, un modelo representativo de todas las cabezas». 48 ESTUDIO DETALLADO DE LAS PARTES DEL ROSTRO Cejas y ojos - Narizy orejas - Boca Siga estas ensefianzas con un espejo delante, comprobando en usted mismo los aspectos y de- talles que voy enumerando. Mejor modelo que usted, mas paciente y mejor dispuesto, no lo ha- llara en nadie. Mirese al espejo de frente, con la cabeza le- vantada, ‘agachada, ladeada. Compruebe en cada caso las distintas formas que adoptan las partes del rostro que estamos estudiando... ¢DE QUE CoLoR SON suS OJOS? éLo recuerda exactamente? ({Eh, no vale decir que son claros 0 que son oscuros!) Si, desde luego, es posible que recuerde usted el color exacto de sus ojos. Pero... gy el color de los ojos de su pariente mas cercano —su padre, su madre, su hermano...—. 0 el de los ojos de ese amigo o amiga al que ve usted todos los dias? ¢Lo recuerda? ¢Recuerda si son pardos, castafios, negros, azules, grises, verdosos, con un tinte azulado, tirando a siena...? No, me permito suponer que no lo recuerda. Y sin embargo, los ojos de ese familiar 0 amigo suyo, es la parte del rostro que mas veces ha estado viendo: si, los mira fijamente cada vez que habla con él, y siempre que él le habla a usted. Dejemos a un lado las causas, considerando solamente que esta falta corriente de memoria para retener detalles como este del color, justifica de sobras el que, tratando de estudiar la manera de dibujar los ojos —también, de dibujar la nariz, las orejas, la boca—, empecemos por... sencillamente por verlos, por mirar su forma como si fueran una cosa nueva, nunca vista. Ahi estan, en la figura adjunta (fig. 50). Deténgase en ella y obsér- velos... jEh, pero cuidado; no los mire como siempre, de pasada, dis- 39 traido! Mirelos con verdadera atencidn, por favor, estudiando conmigo los siguientes puntos y detalles: ARRIBA DE TODO, LAS CEJAS ~ Ya ve, y lo sabe, mas fijese: las cejas pueden ser pobladas, o no; uniformes, como acabadas de peinar, 0, digamos, revueltas, con gruesos pelos que desdibujan su forma habitual; arqueadas, casi rectas, o for- mando una linea quebrada, etc. (fig. 51). Al dibujar una ceja, no piense en «tantos pelos, tantos trazos», jno, por Dios!, mas si en dar a estos trazos la intencién necesaria para que imiten la cantidad de pelos y las diferentes intensidades de tono que unas partes ofrecen respecto a otras. Piense que estas diferencias to- nales han de ser conseguidas mediante trazos, no con tonos regulares o difuminados. Estudie las diferentes formas que adoptan las cejas, segun la posi- cién del rostro. Considere que son dos, que son simétricas y que se hallan sobre una superficie curvada, la frente, mas curvada en sus extremos que en el centro. «OJOS CLAROS, SERENOS...» Esta es indudablemente la parte mas vital del rostro humano, la mas bella y maravillosa en todos los sentidos, No hay pintor, escritor, musico 0 poeta, que no haya dedicado una de sus obras a los ojos, a unos ojos, como Cetina en aquel su «Madrigal», que, si mal no recuerdo, empieza con aquello de «Ojos claros, serenos, si de un dulce mirar sois alabadbs...». Claro esta, con tanto lirismo y tanta poesia, el aficionado a dibuiar cree, al fin, que ha de captar la expresi6n, el alma, los sentimientos y las pasiones’ intimas, a través de esas Iineas y sombras que dibujan los ojos, jy claro, se asusta, y se atribula, y dice que no, que para dibujar los ojos hay que tener la sensibilidad del artista, y...! g No, no, esto no nos va a pasar a nosotros, a usted. Usted dibujara los ojos con tanta inspiracién como quiera, mas sin dejarse Ilevar de tépicos o ideas preconcebidas. Para usted los ojos han de ser... lo que son: unas pequefias formas de configuracién romboide, con unos pe- quefios circulos oscuros dentro —el iris y la pupila— y_una serie de pelitos curvados —las pestafias—, alrededor y sobreesaliendo de los mismos. O sea que ha de verlos objetivamente, sin tratar de mirar y comprender otra cosa que no sea su forma exacta, su color o tono exacto y su juego de luces y sombras exacto. Cuando estos factores —forma, tono y luz— no le preocupen Jo mas minimo, podra jugar un poco a «decir mds cosas de las que se ven» —muy pocas cosas mas, que conste—, pero ahora, por favor, no piense sino en dibujarlos tal y como son. Empiece por ver y estudiar un ojo sdlo, visto de frente y de perfil. Observe en él los siguientes puntos esenciales: VISTO POR DENTRO: Como usted sabe, el ojo humano esté formado por una pequefia esfera —el globo ocular— situada en esa cavidad dsea llamada cavidad orbitaria, y cubierta y protegida, en su parte frontal, por esos repliegues de piel, llamados parpados. Estos, a su vez, se cierran y abren a vo- luntad, obedeciendo a ciertos mtsculos que en forma de anillo rodean nuestro 6rgano visual. : Lo mas importante, para nosotros, de esta sencilla descripcidn, es recordar que... LOS OJOS SON DE FORMA ESFERICA En efecto, si pintamos en una pequefia bolita un circulo mas pe- quefio, y pretendemos dibujarla desde diversus puntos de vista, tendre- mos, principio, casi los mismos problemas con que nos encontramos al dibtijar los ojos: problemas de escorzo y de perspectiva. Trate de comprender estos problemas, viendo las ilustraciones de la pagina si- guiente, comprobando que cuanto mas gira la bolita, mas en escorzo vemos el circulito (fig. 53:). Imagine esta misma bolita metida en una cubierta de goma de unos dos milimetros de espesor —es un decir—, y suponga que ahi, donde coincide el pequefio circulo oscuro, efecttia usted un corte ligeramente curvado hacia abajo (fig. 54° a). Al abrir este corte, tenemos una imitacion de los parpados. Esféri- cos, como la bolita, variando su forma segtin su posicién, pudiendo ver, casi siempre, alguno de sus bordes (fig.54 b). En la arista externa de esos bordes, perpendicularmente al plano de la bolita, formando angulo recto con la cubierta o parpado, nacen las pestafias. Fijese en este punto exacto de donde arrancan Jas pestajfias, para comprender mejor, después al dibujarlas, su situacién y posicion (Figura 55). VISTOS POR FUERA: Arriba de todo, la ceja; debajo mismo, la piel que cubre los miuscu- los que accionan el parpado superior; después el parpado superior. Claro esta, si esa piel de encima esta tensa, podremos ver y dibujar el arco o curva que dibuja el parpado (fig. 56); sino, ese trazo curvado quedara medio oculto por el pliegue de esa piel situada encima. El pliegue o bolsa formada por estos tejidos, puede ser tan pronunciado que Ilegue a ocultar totalmente la forma del parpado (fig. 57). El ojo se cierra y se abre, mas que nada por la accién del parpado superior. Este baja realmente como una cortina, hasta unirse con el inferior que, practicamente, se queda quietecito abajo, esperando que el otro eche la Ilave. Esto nos ayudara a recordar el hecho siguiente, ver- daderamente importante para dibujar la abertura de ambos parpados, cuando el ojo esta abierto. Cuando el ojo esté abierto, la curva que li- mita la forma del pdérpado superior, es mds ce- rrada que la linea que limita el pdrpado inferior (Figura 58). De modo que, en general, no es correcto dibujar un ojo abierto, con su abertura formada por dos arcos igualmente curvados, simétricos. Debemos considerar, por ultimo, que los ojos se hallan sobre una superficie curvada, similar a la de la frente, ofreciendo en sus lados ex- tremos, junto a las sienes, una curva mas cerrada (fig.59.). Debido a ello, el ojo visto de frente no ofrece una abertura simétrica, como en a; sino una forma irregular, como en b. Interesa recordar, asimismo, la forma y situacién de las pestafias —lugar de donde arrancan y posicién respecto al pérpado-, y el hecho de que se hallan sobre una superficie esférica, para comprender mejor la manera de dibujarlas, con las variantes dadas por la posicién del ojo res- pecto al dibujante (fig. 60). Pasemos a las formas visibles en el globo ocular, a ese circulito formado por el iris y la pupila, resumiendo las caracteristicas de forma y tono que, por lo general, han de ser tenidas en cuenta al dibujar esta parte. Son éstas: (Como si dibujaramos esta parte importante del ojo, estudie los textos siguientes convenientemente ilustrados. Recuérdelos cada vez que vaya a dibujar esta parte del ojo.) Fig.61.—Como si todo el circulito fuera el iris, sin pupila, hemos de ver, primero, un tono general, gris oscuro, dibujade me diante trazos que converjan hacia el cen- tro del circulo. (De salida puede reservar el brillo maximo del ojo, cosa que no hago aqui, para hacer mas comprensible el tono y forma de cada parte.) Fig. 62 .—Dibujamos en el interior un circulo mas pequefio, mds oscuro (para nosotros, casi siempre negro), correspon- diente a la pupila. Fig.63.—Ha de haber —la hay casi siem- pre— una franja de sombra, proyectada sobre el iris, en su parte superior, por el grueso del parpado y pestafias. Fig.64.—En el lado izquierdo —izquierdo o derecho, segin de donde venga la luz— habra un ligero oscurecimiento junto a una claridad mayor, bordeando el circulo gris oscuro del iris. Fig.65.—Al otro lado habré siempre uno o mAs brillos intensos, recortados, produ- cidos por la luz 0 luces que recibe el ojo y que éste devuelve, concentrada en uno ‘© mas puntos, debido a su condicién es- férica y htimeda. Falta tan sdlo mencionar esa pequefia bolita rosada, que pertenece al lacrimal, situada en el lado interno del ojo. Recuerde su dimension, posicion y tono, observando las figuras en las que esta parte aparece mas visible. MECANICA POR PARTIDA DOBLE Y he aqui los dos ojos, moviéndose los dos a la vez, situados los dos so- bre una superficie curvada, siendo los dos de forma esférica... es decir, con todos los problemas posibles a la vista y por duplicado (fig. 66 ). El hecho de hallarse los dos sobre una superficie curvada, hard que nunca podamos verlos como dos formas idénticas y repetidas; excepto, claro esta, cuando aparezcan totalmente vistos.de frente. No siendo asi, de tres cuartos, por ejemplo, uno de los ojos quedara casi de perfil, mientras el otro sera visto mas frontalmente. El verdadero problema es éste y la tinica solucién es fijarse muy bien en lo que «dice» el modelo —en cémo son realmente, en el mode- lo—, 0 en imaginarlos como esas dos bolitas de que hablabamos antes, cuando han de dibujarse de memoria. ead OE th ° %: j i. a ¥ ns : Si se piensa, por otra parte, que las dos bolitas giran siempre al mismo tiempo y que en definitiva son dos cuerpos idénticos vistos desde distinto dngulo, sera casi imposible dibujar ojos bizcos —el defecto mas corriente en un aficionado—. He aqui una cuestién de simple perspec- tiva, en la que la posicion de un ojo ha de determinar la del otro (fig. 67). Con lo cual damos por terminado, de momento, el estudio de los ojos, pasando a la parte siguiente: nariz y orejas. .-ANDREIEVITCH»... 0 «ANDRIEIEVITCH »? Si usted ha leido «El Doctor Jivago», la novela Premio Nobel, del tuso Pasternak, creo que estaré conmigo al decir que no es un libro que pueda ser lefdo de prisa y corriendo. Primero y ante todo, por su enorme contenido, su profundidad, su filosofia y su poesia. Y en tltima instancia, por un pequefio detalle que, a mi personalmente, me produjo en ciertos Momentos un verdadero trastorno. Me refiero al hecho de aparecer en la novela mas de cien personajes, que, claro esta, todos tienen su nom- brecito ruso. Resulta que uno empieza a leer y, sdlo en las primeras pdginas, co- noce a Nikolaievna, Kologrigov, Voskoboinikov, Osipovitch, Galaktio- novna... ¢Y sabe que pasa? —bueno, yo me permito creer que eso pasa a mucha gente—; que uno lee todos esos nombres sin deletrearlos, sin fijarse muy bien en si dice «Andreievitch», 0 «Andrieievitch»; y como que casi todos acaban en «vitch», y en «ovski» y en «ovna»... a las treinta paginas uno no sabe si Modestovitch es un jefe de estacién o es un canario. Con la nariz ocurre algo parecido. No se comprende y se dibuja mal muchas veces, por no fijarse, por no pararse en ella, por no tratar de estudiar y comprender cémo es exactamente. De perfil no ofrece di- ficultad; es como el nombre de Nadia, que se lee y se recuerda con sdlo pasar los ojos por encima. De tres cuartos... psé, jpero de frente...! de frente no hay mas remedio que «deletrearla> muy despacio, fijarse muy bien en los contornos y dimensiones de la parte inferior, en las manchas o suaves sombras y brillos que modelan sus lados, su longi- tud, su profundidad. La solucién para captar correctamente su forma, es prescindir de que la vemos «en tres dimensiones». Intente verla como si se tratase de un ob- jeto plano, sin relieve, anulando asi el] efecto del.escorzo, mirandola como un conjunto de luces y sombras, tal como la veriamos en una lamina o en una fotografia. Podemos decir, que para derribar la barrera del escorzo, solo es necesario : VER el modelo sin la tercera dimensién j Ak...! Y otra cosa muy importante también: Tratar de ver el modelo como un cuerpo desconocido sin pensar que «aquello» que estamos viendo es una nariz, viendo simple- mente un conjunto de «manchas», e intentando copiar las luces y sombras que éstas ofrecen. Observe, en fin, la serie de narices dibujadas en la pagina 49, partiendo de su forma simplificada, vistas desde distintos angulos. Estudie su propia nariz en un espejo ; dibujela en alguna de estas posiciones... Lo dicho sobre la nariz es aplicable, también, a las orejas —¢quién es capaz de dibujar una oreja de memoria, exactamente como es? cuya forma general recordamos vagamente, aproximadamente. Estudie, también, las ilustraciones siguientes, con orejas vistas de frente, en es- corzo, por delante y por detras (fig.69 ). LaBIOS Y BOCA «En boca cerrada no entran moscas», y quien dice moscas, dice problemas... de construccién, de anatomia, de expresién. Asif, con la boca cerrada, slo podemos ver los labios: labios grue- sos, carnosos, finos, delgados ; con su perspectiva particular por hallarse, como los ojos, sobre un plano curvado; con sus prominencias, sus plie- gues, su tono, sus brillos.:. ;Oh, no es tan facil como parece a primera vista, dibujar una boca cerrada! tres cuartos, por ejemplo. acortandose por el lado mas distante de nos- otros (a); y un poco desde arriba y desde abajo, dejando ver mas un labio que otro (b); o sencillamente, de frente, estudiando esa ondulada y particular linea del centro (c). Observe esa especie de hoyuelos, en las comisuras, con una direccion del trazo notablemente determinada —ha- cia arriba o hacia abajo— empezando a hablar del cardcter, de una per- sona que se rie por nada, o que toda la vida ha estado poniendo cara de palo (d). Y estudie la manera de dar volumen, dibujando con el lapiz plomo (ensefianza esta aplicable a todos los medios, incluso a la pin- tura): primero, dibujando un tono general, bastante regular, que mo- dela ya las partes sombreadas y las que reciben luz; después, con trazos —pintando, diriamos con pinceladas— cuya direccién tienda a envolver los labios, dejando huella del paso del lapiz, imitando y recordando esos pequefios surcos verticales: la piel replegada de los labios, estando la boca cerrada (e). Observe que el tono es débil, casi imperceptible, cuando los labios son de hombre; y subido, intenso, en cambio, cuando son de mujer; que en éstos destaca un brillo y que este brillo sigue, en su for- ma, la intencién esa del trazo, la idea de los pequefios surcos (f). Vea, en fin, la forma de los labios ligeramente entreabiertos, com- prendiendo mejor su configuracién, viendo esas suaves prominencias carnosas, que afectan tanto a su modelado, como a la direccion de la linea que los separa cuando estan cerrados (g). Tenga presente, por ultimo, al dibujar la boca, la conveniencia de incluir en el estudio la parte inferior de la nariz, asi como el pliegue del menton, debajo del labio inferior. Son partes intimamente ligadas a la configuracion de la boca, que afectan su forma, su dimension y es- tructura general. Todo esto con la boca cerrada. ¢Imagina ahora lo que sucede al abrirla, al sonreir, reir, gritar, llorar? Sencillamente, que todo, todo cl rostro se mueve: las cejas, los ojos, las mejillas, incluso las aletas de la nariz. Al mover la boca, en una palabra, surge la expresion, y ésta hemos de dejarla para el préximo capitulo, después de practicar y afir- mar todo lo aprendido en éste. EL «TRUCO» DE RAFAEL Y MIGUEL ANGEL A proposito de «practicar y afirmar», permitame unos consejos fi- nales, aprovechando los mismos para contarle el truco o secreto de Rafael y Miguel Angel. Ya le he dicho antes que tengo una'gran confianza en estas ensefian- zas, que confio plenamente en que aprendera usted a dibujar cabezas, rostros y retratos, si, como espero, dedica la mayor cantidad de tiempo posible a estudiar —DIBUJANDO— todo lo visto y aprendido hasta aqui. Le aconsejo que haga practicas y dibujos para retener todo aquello del canon, del craneo, de la estructura basica de la cabeza, de la pers- pectiva en las dos bolitas de los ojos, etc. Y le ruego que alterne estas practicas, de tipo mas bien tedrico, con apuntes y dibujos del natural —también se lo he dicho antes— ante el espejo, sirviendo usted mismo como modelo. Dediquese, de momento, a dibujar partes aisladas, frag- mentos del rostro: un ojo, los dos, la nariz, etc. Por favor, no intente todavia dibujar un rostro entero; ya llegaremos a esto. Y haga estos dibujos con una atencién maxima, con auténtica curiosidad de ver y descubrir todas las formas puestas ante sus ojos. En dos palabras: cépielo todo exactamente Aqui viene rodado aquel comentario del maestro del retrato, Ingres, cuando charlando con sus alumnos les contaba el secreto de Rafael y Miguel Angel : «—¢Sabéis lo que hacian Rafael y Miguel Angel —les decia— para dibujar y pintar sus maravillosas figuras -de las Estancias y de la Ca- pilla Sixtina? Postraban su alma dnte sus modelos; se empequefiecian ellos mismos; se tornaban humildes; lo miraban y copiaban todo, sen- cillamente, tontamente...» ‘ Alfredo Opisso.— Dibujo a l4piz plomo. Don Diego Rodriguez de Silva y Velazquez, pintor de camara del Rey de Espafia Felipe IV, estaba contemplando su ultima obra, recién terminada, fresca todavia la pintura: el retrato del almirante Pulido Pareja. Velazquez se hallaba solo en su obrador, un amplio taller instalado en el propio Alcazar, en una estancia contigua a las habitaciones reales. Entré en éstas el Rey Felipe IV. —¢Todavia aqui, almirante? ¢Cémo no os vais? —E] almirante se ha ido, sefior —repuso Velazquez—. Estdis hablan- do con su retrato. Asombrado, el Rey se acercé al cuadro. —Os aseguro que me engafié. Tal me parecié que el almirante Pareja estaba aqui en cuerpo y alma. Luego, como si el Rey quisiera desquitarse, continué diciendo: —Por cierto que... me han dicho, Diego, que toda vuestra habilidad se reduce a saber pintar una cabeza. —Favor me haréis, sefior, en creerlo, porque yo no sé que haya quien sepa pintar cabezas que engafien al mismo Rey (1). LA LECCION DEL GRAN MAESTRO La respuesta dada por Velazquez al Rey Felipe IV constituye un co- mienzo perfecto para esta leccién dedicada al estudio del retrato; Velaz- guez nos da en ella una norma primordial: nos dice y nos prueba, en G) La anécdota anterior es histérica. Veldzquez pinté el retrato del almirante Pulido Pareja en el afio 1630. Poco tiempo antes, Velazquez habia expuesto, en la calle Mayor de Madrid, un retrato ecuestre del Rey Felipe IV, que produjo gran sensacion y excité la ens vidia de algunos artistas de la época. Se criticaron las formas... del caballo y se dijo enton. ces: “i Bah, toda su habilidad se reduce a saber pintar una cabeza”, la misma frase que el a Velazquez. efecto —«favor me haréis, sefior en creerlo...»—, que gracias a su «habi- lidad» en el dibujo y construccién de la cabeza humana, podia pintar retratos perfectos, capaces de confundir al mismo Rey. Para comprender mejor la importancia y el significado de esta nor- ma primordial, le recomiendo que visite un dia el Museo del Prado, con animo de estudiar las cabezas pintadas por Velazquez. Deténgase, pri- mero, a contemplar las cabezas de sus cuadros profanos, religiosos, mi- toldgicos o de época; tales, por ejemplo, «Los Borrachos», «La Fragua de Vulcano», «La rendicién de Breda», «Las Meninas». (Vea algunas de estas cabezas en las adjuntas figuras.) Estudie, por ejemplo, ese escorzo de «El Nifio de Vallecas», o ese otro, mas dificil todavia, de la cabeza de «Ménippe»... ¢Qué formidables cabezas, verdad? | Qué seguri- dad, qué perfeccién, qué definitiva habilidad la suya! éNo son estas cabezas una prueba definitiva de que Velazquez podia pintar un retrato mejor que nadie? Si, claro; si sabia constrnir, dibujar y pintar la cabeza humana con tal perfeccién, si podia resolver uno de esos complicados escorzos de manera tan segura y magistral, ¢qué podia costarle encajar y construir la cabeza de un retrato? Nada, si tenemos en cuenta que en el retrato casi nunca se producen escorzos violentos, casi nunca el artista pinta la cabeza vista desde abajo o desde arriba. Nada, para

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