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"V's soqauo ‘TivoLIGs VoINyasi VoINYINOU voaLorTELa q Noniga_vannoas ODOUIVE Ta AUAOS SOIAGNLSA -ussiaxyii_ sna SOAVSNA A SOIGNIsa 1 OsNOTY OSVILYG xo# ve VOINYdSIH VOINYWOU VOULOMM © EDITORIAL GREDOS, S. A., Sinchez Pacheco, 83, Madrid, 1966, para Ia versién espafota, ‘Versién espafiola de ANGELA FIGUERA (dé a inglés), CARLOS CLAVERIA sma) y M, MINIATI (det italiano), Depésito Legal: M. 17893-1966, Grificas Céndor, §. A. Sinchez Pacheco, 83, Madrid. 1966. PREFACIO iguen, referentes al Barroco Li lad el contenido de “varios a io, repre- slos anteriores sobre residir ep el echo de que el autor ha ido viviendo simulténeamente con ese movimiento de la critica que ha reinterpretado al siglo xvit ‘europeo desde este nuevo dngulo, siendo uno de los primeros promoto- tes de dicho movimients con su Don te als Wortkunstwerk, Por tanto, el. presen fa para mostrar el cr icamente acelerado después, de la importancia con- ica y al estudio del Barroco, a través de un tempera ‘mento. Tal presentacién, sin embargo, no Iegarfa 2 concentrar de modo suficiente el interés sobre fos distintos problemas del Barroco considerados en si mismos, en su orden légico, y tal como hoy se nos ofrecen, resueltos en parte, en parte debatidos atin y hasta puestos en tela de Nos ha parecido por consiguiente, empe- ar con una mise au point de la cuestién del Barroco. Los problemas enerales se tratan en los cuatro primeros capitulos, donde los deba- tes de los eruditos se estudian crit sn los cinco ca guientes se hac dientes al tema lo X es un ensayo del empleo de la teoria del Barroco en una controversia eru 1 XI comprende Jos resul- con la exposi del papel decisive desempefiado por Espafia en el Barroco literario, ren NaN epERANL ‘atom PE Puuos & op! “von “sq oq 24 4 exon “Sb6r 24a} {9B 2H 9p ig “o1anpyesey “[ fury 19 *90I) edoud U9 I ap souadng olstie PEPE igo owas raqupnizy ap Piolind 12 “PPINH IHS ‘sofa e] ou o1ed ‘ozz0q 2p ego ‘o1reuS] ueg ap rurwos FIe[Bt x 9p opelse>2s oposieg 2 wemiupe ‘esmpaunbae w2 “soon soyer tzanb “Typ 0 tpuesguiay wa ov A *emuid ap asopupien ‘ojduafa sod ‘suaq -myj Ho wesuaig “Solueieqex® seu9y Se] ofeq OUIS o>omHy J» wage op ou anb soypnus dey anb ua equnse o1s9 exed upzes FT “oonrey [pp oanunsp ofses ous anb exspuazeusr ouatiguay owe? uaiq siut operoprsuns opis ty ‘exygieisue syuauIEun e2ngod YY “e091 ns ua ‘andis anb ‘sajueasay ap oftiapour ois ja ‘aed esto 204 “opruyep opnuss p uo o[9s A pryoyip wos spuayap af onosieq siuawe>:8o} oop Satueaiay un sp 52) Y “UIapleD oy owo ‘a5 Aad sajenait dso 0 sosojfyar seus So] grea waunu anb ap oypay, fp A sopeamyjn> soiquit> sopesnse ap ovazioi ja ua apr sns 9p Up!IAjOn? 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Nacié en Alcal de Henares, a los cuatenta aos de fundarse su Universidad renacen- tista, a Ia que, sin embargo, nunca asistié. Su educacién tuvo lugar, principalmente, en Sevilla y Madrid. Que no llegé a aleancar alto nivel académico, parece indicado por el hecho de encontrarnos a Cervantes, a los veintitantos afios, formando parte del séquito del Cardenal romano Giulio Acquaviva, y como soldado en Italia. Tomé parte en el mayor acontecimiento histérico de st tiempo, In bal de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. En esta batalla, gue anigul el poderio naval de los turcos y dio lugar a que se institayera la fiesta del Santo Rosario como accién de gracias por la victoria con- seguida, fue Cervantes gravemente herido y quedé para siempre pri- vado del uso de fa mano izquierda. Mis tarde, lo encontramos cautivo en Argel, por espacio de cinco afios, a consecuencia de haber sido apresado por los pisatas, Como cautivo se condujo heroicamente, levanda a cabo na menos de cuatro intentes de evasién, que fracesaron, consiguiendo, sin embargo, la libertad de otros cautivos. Més adelante, y como proveedor de la Armada, lo encontramos de nuevo conectado con otro de los grandes acontecimientos de Ia historia de Espaia: el envio de {a gran fiota que iba a combatir al peor de los enemigos, al hereje inglés. Después de Ia derrota, se lamenta Cervantes de la pérdida de todo un “archivo de catéticas soldados”, elagianda sy valor como piedra de toque de su amor 2 Digs. Vemos al poeta en su ancianidad cada ver mis piadoso: ingresa primero en la Coftadia de Esclavas del Santisimo Sacramento y Iuego en la Venerable Orden Tercera de San Francisco. ‘Marin, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes documentos hasta ahora inédites y mumerosas ilustrsciones y grabados de Ix época, 6 romos. Madrid: Reus, 1956. Obra modelo sobre la vida de Cervantes, con sien dacumentacién, BI Berroco como tema de coutroversia 397 Muere en 1616 con la muerte mis cristiana y serena‘, Después de haber recibido la extremauncién, atin escribié el prélogo del “Persiles” aludiendo ab presertimieato de su muerte inminente con las palabras de un antiguo romance: “Puesto ya el pie en el estribo...” Nada de esto denuncia Ja conducta de un humanista del Renacimiento, Si contemplamos las obras de Cervantes a vista de pijaro, cbten- dremos el mismo resultado, Verdad que en su juventud escribe la “Galatea”, novela pastoril, segiin la tradicién corsiente del Renaci- ‘miento italiano, pero Jos que encomian el supuesto platonismo que en- cierra, olvidan el estado fragmentario en que dejé Cervantes esa obra temprana, por propio abandono, y la burla que hizo més tarde de ese sgénero, que nunea le sirvié sino como eercicio estlistice. La forma severamente clisiea de sus tragedias y su creencia personal en las uni- dades aristotélicas pertenecen tan poco al guste renacentista como la tragedia francesa del siglo xvil. Sus ““Novelas Ejemplares” apuntan, es verdad, a a tradicién renacentista italiana que va desde Boccaccio a Giraldo Cinzio, pero tratan de temas tipicemence barrocos, realmen- te ejemplares en su mayor parte, como la abnegsciém del amante que renuncia a su amada en beneficio de un rival (El amante liberal) o la asdiente fe de una mujer espafiola que no acepts a un inglés como esposo sino cuando se asegura de que pertenece en secreto a le reli gidn catdlica (La Espaiiola Inglesa). En El curioso impertinent marido impio resulta castigado por haber expues:o a su mujer 2 lz tentacién de verse seducida por el amigo. Todo eito se acompaia de Ja declaracién del autor de que antes preferiria perder su mano dere- cha, salvada en Lepanto, que escandalizar a sus lectores en materia de moral o de fe. Con Persiles y Segismunda, produce Cervantes un tipo de novela bizantina que ya en tiempos del Renacimiento, aparicin, servia de contraveneno para Jas histor fos. Esas novelas del tipo de la Sela de aventuras de Jerénimo de Contreras, precursora del Persiles, acurmulaban las wsibulaciones, penay lidades y separaciones para purificar Ia pasién de los amantes hasta convertirla en un amor abnegaco de sacrificio y renuncia, Cervantes «Eduardo Julis Martines, de la Academia Espatila, XX’ ‘La serena muerte en Cervantes", en (ag47), 201-244 429 Sapouy U9 ‘,s0fIN vog 9p wos 19 sEa¥ES, 3849 SoetBE *GVEE "D *} 9B 'S "D vole j2 u9 pepian ¥ 2p evdaouon 1g, “LES onal 24, 02 “anna 30 Ay sorsjond of nb of warerazoid so: ay amb of OTA aaqely Houmo4, seyuow -o> A soques soquaiapp uruasaidax af 9puop ojgeias un ueuodsuen anb so] uo> enuanoua as ‘a[qisodust onnalgo 2p ied ‘ozssiysa ajqow woo seprpfuana A sepnouione ‘Seyezely secaiaiea < so|gezowraur ap sen ‘opwens "uy je apuaiduiod atoling uoq 2nd of 59 o'sy “FePAUES F + 0x9pepr9A [rapt O21um Jp [Bou up!Dedna02xceep run o o2/F9[00pr ANT -mpsns un ap orpaur 20d “wpnp Sop so} #5 ={ Saiqeuoizeleo optals ‘upim$as sop 07] ‘Soulosx9 sns anua (spzt20%pou vainy) os uordOD 2p eipaut Tous) eun seven apand as opodwez “sjqsiwipe spur 238 © weal] oy>ueg 1H moling og Tu ‘ors 30g “sENUIR|gepeIEE atALA op ore{go uo ‘sapad |p A wanbu v[ sinBasue> ap ouadua ns v9 oyruEs mnpiarput ozianys9 ojos p o> opunut [9 222 ‘ajqou euosied Jeapt ns ua ayoling uoq ‘sopeoamnt “orauesya2 & atjnded oyuaruzo1o> ap vidos Ee2ng oulod sse “Satta onad 4 seanzgid Plonpuo> ap seutow seypnur or2pn2sa ns 9p zi0? 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El valor concedido recientemente al hecho de que el comstante diglogo 0 coloquio entre el caballero y el escudero tiene mucha mis importancia que la accin del Quijote * evoca de nuevo el fantasma de los Colloquia de Erasmo como fuente e inspiracién de Cervantes. Des- de el momento en que un sabio loco aconseja a otro loco menos sabio, parecia evidente el paralelo entre el Elogio de la Locura de Erasmo y los dilogos del Quijote, por no hablar de los refranes de Sancho, que parecen un reflejo de los Adagia de Erasmo, pero que, en realidad, se asemejan mucho més a la Filosofia Vulgar de Mal-Lara, donde se en- cuentta un Erasmo corregido segin el patrén de la Contrarreforma % El hacer distincién entre la idea, los propésitos y el espiritu: que co- seesponden a cada uno de los autores en su pretendido elogio de la locura seri Jo que mejor nos sirva para descubrir el abismio existente centre el espiritu renacentista y el del Barroco, Erasmo, en su calidad de pesimista eulto, humanista, y critico mordaz, que se nombré a si mismo reformador de las costumbres, nos presenta, en su Encomium ‘Moriae, un mundo insoportable en el que sélo un loco libre de toda responsabilidad puede sentirse a gusto: es decir, que defiende a lo- cura como el Sica medio de escapar a la espantosa realidad; Cervan- tes, optimista, inventa poéticamente un loco que cree nada menos que en el mejoramiento del mundo por su propia obra y gracia, pero que, en su miopfa, no Hega a comprender que el mundo que Dios creé es, de todos modos, lo bastante bueno como para no necesitar que un loco lo corria. Cervantes no habia dejado de observar con regocijo que no existe teformador técnico alguno que mejore el mundo moralmente; para él © ML, Griado de Val, “Don Quijote como Diflogo”, en Anales Cervantinos, V (1956), 183-208, : América Castto, “Juan de Mal-Lara y su Filosofia Vulgar", en Semblan- as 9 estudios expatoles, Princeton, 1956, 99-133, EL Barroco como tema de controversis 40 es peligroso un humanista culto sin responsabilidad, o bien un su- puestamente inspirado o “alumbrado”, y ésta es la razén precisa por la que hace de Don Qui 10 “alumbrado”. También se consideraba 2 Erasmo como “alumbrado” en tiempo de Cervantes, y su nombre aparece en varios proceses de “alumbrados” ®. Desde que Vilanova publicé su estudio", tenemos incluso la prueba material de que Cervantes criticaba a Erasmo y, de acuerdo con el espiritu ig- naciano, hacia de él algo asi como un Don Quijote tonto. La prueba procede de lz versign barroca de Ia obra erasmiana Laus Stullitice por Jetdnimo de Mondragén, bajo el ritulo de Censura de la locura hu ‘mana (Lérids, 1598), donde no se alaba sino que se describe y se vitupera como locos a los orgullosos y altaneros, a les ambiciosos, va- nidosos y enamorados, asi como = los que st perecen por regir y go- bermars tipes. en realidad, muy parecides a Don Quijote y a Sancho, En_otras palzbras, Cervantes no ensalza Ia locura, sino que la reprue- bba, Por eso se llama a si mismo, en el prélogo, noel padre, sino el “padrastro de Don Quijote. Esta interpretacin, correcta en principio se va haciendo més dificil y resbaladiza segiin el relato avanza y Cer- vantes se vs convirtiendo cada vez més en el padre amante de su criatura litere'2, ya que Don Quijote, cuando habla de cualquier pro. blema de ta vid2 que no se reiera 2 lo caballeresco, se conduce siempre come fa perseza més cuerda y amable, como un perfecto hidalgo. De ahi resulta guzel catastedfico fracaso y ta demata de todos sus dispa- ratados princ'zios caballerescos sean perfectamente compatibles con Ta mayor cordurz y el mds noble saber que muestra en otros aspectos, cualidades que hasta parecen acrecentarse por su resignada actitud frente a la derrota, Su fracaso se convierte de ese modo en su victoria como cristianc. otro rasgo de la paradoja barroca, para la que la derrota es victoria, la muerte, vida, la humildad, grandeza, y la ver- dadera riqueza consiste en renunciar a los bienes terrenos. Si consideremos ciertos detalles de la locura de tipo renacentista alabada por Erasmo, veremos que ésta se ve siempre vituperada por betroca de Cervantes, Bl elogio que hace Erasmo del loco wspensabilidad e intrinseca despreccupaciin respecto a las lon, Préloge de ta EdiciGn (por Démaso Alonso) de Erasmo, , Madrid: REE, Anejo XVI (1932), p. 26. M1 “Antonio Vilsnova, Erasmo 9 Cervantes, Barcelona, 1949. usnooo.— 26 aban © 116 “9h6r SFEINBy epEPE ‘se}e{du0D se140 ‘oIEPrHIOD & 22Ho>DuRy ‘E0108 yp tseppp © zeBny aelop us aap anb ‘oypueg sod ‘opeingax 94 98 ‘oneej> Jap [9 owo> oraysad uEY Opeisa uN s9 aE euaqreqe> et] anb sauarcew e vSaj] opeasap, ossaraqege> ns ua anb ‘molind; woq ‘oysueg A aiohind uog anus vplsmomp ow run eu “vo eyforoy esq “optimus yo G9 opuatAta rofaw asiezue9[> apand uoI> seapes Py ‘peptjenauatdsa xj ap runs ef aXnynsuos ow worSj1 epta F] anb eogruSis anb of ‘sviard 482 wou snipysruopy towserg 3p eyeHti9y Yue yplusiues pasa visnue2euas pepad et ap jediouud vison ey (9X “H) 20495 onsany soxcy ap vaseHUF efpzootomUN eT vd sxduais often A suowng ensasyy 2p croiep Sos ssopruanesap upise ab 38 amb sof zed us reuod cinsoid tozsieae2 gut uprei0> [9p ceerapode 25 rauepurig anb sokrwotry soSeuea A yond sf © preioo nwo epesiua sep ot tod ‘sesqo se¥onq $8] 2p apie > 5 sssiged so] ue> Souq sur ap onteday ip ype> ext 819 z seus A seperouars spur seso> © ep] sound ue asiesypap ap aa uo ypnel ef ap e009] fo} F ree ayant ou nb ered siolind og] ouesour je apenssed Sixeimr opens epuempy ap o8aiq uoq ap {9 #9 anb ‘oues orad oper -2pour ‘femizdse feopr ojdoid ns ap aoipsap 2s wound ‘sued eno Jog “TiiAeg Te ows PY our 1g anb of “souEY ap OMA oUIUOD F Tituy 2g “ewawo> ou ‘opos ap sesod v ‘saqueasay of9q “ie{ndod upis -osap ¥ © oradsas evox zepsour ns ua owiserg © eindasqos osnsut ssUEARD Hymbe urup soueasay ap sorordagnur sestuusesa 507 ‘yr opeggs [Pp wip ja ejseny awell 96 nb 4afoas wo> wppeszoaue> somauar ru suI2t4 3p IP UD soutely ox 4 ‘euvmes e[ epo1 us opniedar ‘apteor onsema somerd ttqo song e189 sod ses09 sapues8 ota sotuay anb pepron ua & “pepars 2s ua piso anb wionap Anu! uodeuy BUN ap eseduapl ey ap a> 1B eied eusouny o eso> vunB{e souep sourazy:inty amb of 9p teraep upndes ofns ruod & s1euorury ua ssaiede anb sopeniuedso woiq seammsoud A souospe] ap peprunuio> epepesfap A jeurumo ef ta tananous 2¢ ‘puro une ‘o2tpre9 owarunues ap sezest seuyUr spur se] FIDEY 59) fob witenosuo? ap mua} oWod oFOLIDG Ty do ‘ostorg ‘owsesy 6A) ‘S864 “EYES squorg SHH SERENE ‘oimoey M1 ap offory “wepisnoy ap OUREIT 2 ees suraryg oooieq ja esisanu anb eonpssouap { esoisyje2 upisuazdui0> 21 an anmassjoid we owsheporsiae a1s9 © orsendo spur epeNy x epuayo vor sTqerOKRy osesRDey ‘soURUE [e “weg ‘oupay ap uniope of o a anb & ‘soropad sofarede & seu ue2 ojege> ne ueuope sn “oy supa: 3820[ weg sousinb ered “'s0qoq sof © 36 ‘tty ne © anb sapod spur “32 vue oygand p anb 2} 2 ‘aoiq 2p spew “usta ep 59 croup a9 ap tsapepepadss seen uxjawnoe anb (e2peprutatp) seuntye Aep seoyoadse Jsy “sna, e epeorpap yaejops ap wasn; un sezUMINED ouIs Uadey OU arb ap ‘orsandns sod ‘eyuana asiep us “Suey vp[aIg 9p B4quIOU Jp OD FJoparIoAU! 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Y fuego pregunta: g-ocudl es miss resuctar un muerto © matar un gigante? La respuesta esti en la mano —respondié Don Qi mi sucitar a un muerte, —Cogido le tengo —dijo Sancho—.. los cue pos y las reliquits de los santos... con aprobacién y licencia de nuestra santa made Iglesia, tieven Mimparas, velas, morass, mur letas, pinturas, eabelleras, ojos, pietnas, con que aumentan la devo- cién y engrandecen su cristiana fama... —gQué quieres que infers, icho? —dijo ‘gsier orden que se2, que valiente y andante caballero; ...—Tedo eto {es asl —respontié Don Quijote: pero no les, y muchos son los esminos por donde leros santos hay en is Sencho—, pero yo he ofdo decir que hay mis frailes en el cielo que caballeros andantes, —Eso es —zespondi Don ‘Qaiote— porque es mayor el mimero de los religiosos que e) ée los caballeros, Muchos son los andamtes —dijo Sancha~. 3 on Quijote—; pero pocos los que merecen sombre de caballeros (Il, 8) dos podemes ser fri hos Se da aqui esa deliberada ambigtiedad de la novela que nunca ‘ofrece una definitiva conclusién en ninguna de sus discusion cualquier lector puede advertir la débil posicién de Don Q fuerza que asiste a Sancho en este particular asunto. El princi se debate es claro y decisivo y no tiene nada de comin con el f islogo entre un soldado y un cartujo en los Colloquia de Erasmo, sepatindose abiertamente de la postura fundamental de éste. Pongamos un iltimo ejemplo del antagonismo entre las ideclogias del Renacimiento y del Barroco, Lo que hace que a actitud erasmista de humanismo cristiano, elegante y antiheroica, sea tan peligrosa es- pisitualmente y tan atractiva al mismo tiempo desde el punto de vista humano es su gran tolerancia y el gran valot que otorga, por ejem- plo, a la libertad de conciencia o, en términos actuales, 2 su idea pre- coz. de la libertad de cultos, Pues bien, en el Quijote se cuenta cémo EI Barroco como tema de controversia 405 1 morisco bautizado, pero no par exo menos repudiado, Ricote, dis- frazado de alemin y peregrino de Santiago, vuelve a Espaiia y, ba- blando de Alemania, dice ella se vive con libertad de conciencia (Il, 54). Este seria el pasaje més adecuado en que apoyarse para convertir a Cervantes en un erasmista tardio, Sin embargo, Ricote dice clara- mente en el contexto que esti decepcionada par lo que él considera como un relajamiento moral y religioso y por la indiferencia que reina fen Alemania. ¥ esto es lo que significa generalmente la expresién “li- bertad de conciencia” siempre que se pronuncia o escribe en Espafia durante la Contrarreforma. La libertad de conciencia es para el espa- fol herética ¢ inmoral *. Tanto es asi, que el propio Mal-Lara, al justi- ficatse por no haber incluido algunos proverbios erasmianos en su Philosophia vulgar, dice que parecfa como si hubieran sido es Ia libertad de Alemania... (por) los malditos herejes “. Este juicio ne- gativo de la libertad de conciencia, que llega a rechazar toda concien- que no sea conscientia formata, ha sido corroborado por Marcel Bataillon en otros muchos textos contemporineos. No hay mis que abrir el diccionario de Covarrubias para hallar esta definicién: “La libertad que busean los herejes de nuestros tiempos y llaman libertad de conciencia es servidumbre de alma y licencia, ‘quae, como dice Lactancio, parit audatiam, quae ad omnem fla die", Llegamos asi a nuestra primera conclusién: la de que Cervantes, que recibiera sus primeras letras en un colegio de jesuitas, de lo que 15 A. Ramirer Araujo, “BL moro Ricote y Ia libertad de conciencla", en Hispanic Review, XXIV (1956). 16° A, Casto, “Juan de MalLara..."5 op. city ps 116. Wis “Sebattiin de Covarrubias, Tesoro de la lengua castelland 0 espafola segin la impresién de 1611 (ed, ‘Mastin de Riquet), Barcelona: Horta, 1993, p. 765 a. 7” Mids material en Helmut Hatzfeld, El Quijote, op. cit 79384. 9S6r "ylopuaypsy SosIMOEIp sae UO “DIOLIN LOC. “seasaraypeqe seseiuey sms ua O20] [ap eprA E] ua optona auquioy je axedas anb vauy] ej sezen apqisod $9 ou “pranes8 ¥ 0 ezoyjoq vf ‘oluouEM [9 ‘eo1o1ay sxzanw ¥| ‘ap! OWAIGOS |p “ePAoU SejmpWUY ap wouged Ff ‘onear pp “eIpatuos xy ‘een e| ap peplus uo] ef ssenay se] A seUue se] anua upDaeas w] o "eu x © O10 ap P8ps tz alqor sosinonip sms epunuosd 0 sofesuos sms eBtpord opsan> 20 Jp opuena ‘ayuamnfisuoa soq “-eyoreIO ‘eaisqur ‘esa0d ‘sou0d ap ‘seonguiareu ‘ryuowosse “eusrpu po) epusid “wd of ‘2p sou essiege> oydoid jp upSes “euaqieqe> x song earol -m wo ap epia epeqamiad y ua eyajeqe> ey Pzaidwa apup? “s9} “exa seui2jgozd soj sopos uo ayuapnid A oprona sed "epayjeqe> | © ay “Be oeND we o29] aitaurere]duio> of[epry je eqenuaseid anb yMUO} youas e{ seuopuege & sopedyigo oisin souay sou “a}0{ing) Uog ap wuewouour vy ua arueisixe pepyercss q Tey WoWUNE Ensanu our], apuursay soseyoud jp onb apsagq ‘epusuede up oonyjouom £ o>xucur -ouow We} ‘ailing Wo ap saI99s"> Ia ua eysey UEp a8 anb ‘seD03Ieq siuauresnUgINE souO!LDTduoD ap ‘seuo}oipesuOD seueyunjOA A sep -eiogeja 9p BWepUNgE syuI 79A wpe? aus Ff s1uaape ap ‘ofIequID UIs ‘top ou eno us tispedaed { Ure onb emma sdtses seaisnyp seisa sepoy 2p 94881 e vUL:pos anb onnrsinbur of0 [> A ‘souoroisuen A sauorsoe ap aiuaredqns omarwednae opeuyas £ oonguraysis un ap efpuaisyxa vf ‘oBsequia urs ‘apiduut ou ors “30r29q |e aeiaesn ap oyslqo voo soy ap ON ap uy yep E2109 Anur O olpour ue ‘oidiound ye ‘ayuausesoypiides v2to> 25 sorpostde 0 souop2e seiunsip se] 2p peptun ep & optusquos Je wapuodsess09 eounu yse9 somp sis anb e *,sewseyuey, so[mdeo ,, owapou oypnaa un sod sopewey] opis ey U7 o> an sojmyde> So] ap owsayxs ojfoaze Jp uo epaseden -uo2 NS ua Eesou Ff ap IONAIU eonUEGe] TIMINGS FY “EOMDUES Rhy ns ap 0 eses9] ao{nur ns ap sey se] Dey ojopupAene £ sp -ayv onsanu eyp 9p opuensede ‘adnanens vf A aquauessnaq sucdsayut ww Pisioaerios ap Pua} omo? o0LIrE 1 se-641 “k61) KK ‘obra & Ropupuayy mo2songIG mY 2p wia_0q vo“ sorUERIAD, unoe seunsa{ sor, “upanes ppndll A gd “d “sourywey sonsgiD “py oy 35 ‘aiueuedwose ofeq ap zon nis uo> ‘oypueg ap eisseden wagered a ‘siofind wog ap stasyeapt souc!2euipnye sey ua eauIsjng ap zon ey op sweypns ‘osnout fp Jod zeaaj{ soureap v soisondup soutewe opuen> ding “WEG [Bp zintag e[ © runsoide as anb yeopi omtuautay odn tun 4 ‘oseny 4 aume> 2p ‘osogo pp wopeiqy] ey>eyanu eUN azUD ys0 anb “epentoous spuref £ aiduiais ayuasasd “eauizing e aiolingy Lod ap oyn> jp :esoioute vlpnou ap exposed eun aereqoues9p sowa, vsouedue ap ezsany ¥ ‘uazainb 9} anb sojjanbe aod “ere ns oxjenaap 398 anb auaa arb ovo) un aod pepaypy ey ap sng | HEU oWsTUL Pp U0 sop so] “ootupizaynbze Sodiana soquie zaq e 2 auodiadns 4 euopus onb ‘eugyuls eimanasa ns © opiqap g1qisos9 2s sued epundes eXn9 vjanow eun uo> soureyuasy -09 SON “Ooulyuyp aratuoDe UN uD UEdEDsD SoU a “aIGLIED f soORyIED Souregprapisuo9 anb soj e ‘sefeuosiod sodno A +020] un 2p ofadso |p ua epinunusip © xpepuesSe sowtaa e] anb ap eiuana sowep sou anb wysey o}eup opous sp Japuardios oura us soureuau! an} tomsse vuN UD sopi@iouins ‘seatnadsiod sesopeueua ap oueuaos9 un U2 0 so>2 soum, odour ap ousy] wypyel un ua owo> soueruosua sony “tlopesed wns “4 opor ‘onsez2qeqe> muds |p oduian ousqur je es[etu9 A seyzalfeq “82 9p soigy so] euspuos anb ejaaou ean ug “eosreq sruowoqUaUIID ppenas ‘ejpaou wels ns9 ua epeajuyjd uploemus ef F eiayar ag anb B09 aquawes}oa1d 29s op vy “upmseND wise algos Dap anb OB uation, "istuses9 eppuepuon x ap ssiopouaueut Somn}> so] 15 “u2Iq eIOYY. “gy eevEUDAE Hote] 3p op ype > oper viucaa] ag usin azqos aseq ‘pepisusty ET ‘siuswjeuy A “epuapnid aeinsus ef seuymop eager ey “pep 8H MY aE 98 spuop sofads> uoE™ rexueBiag “soap uaiq Anya. rersauo> upidi onb 0] & ‘sa10pe> © sey So] sopor wqesedwase oulge eIuIN “HOKU € mYuvSiog sousad soy 2p ombojor sopeyuesua a2 u9 ‘ezueBiog and [> omiput vp onomng |e 31905 soipniiay oF 408 Estudios sobre el Barroco candalizar, y tiene sus justificadas reservas mentales, Intenta, en gene- tal, ser bondadoso y amigable, por sincera caridad; pero se mantiene también siempre en guardia contra la hostilidad que le rodea, Para el periodo batroco, como periodo de fe opuesto al Renaciniento, que # petiodo de razén, los enigmas del mundo, y el mayor de todos que ss el hombre, tan slo pueden descifrarse con ayuda de la verdad se- vlads, A los ojos del hombre que siente impulsos de descfratlo toda, esto ha de presentarse como una paradojs, 0, como dirlamos hoy. un “absurdo”. Don Quijote, en quien no es posible definis la linea von. feriza entre la cordura y la demencia, nos deja enfrentades con une paradoja esencial. Ni es un Joco cuyos hechos estén en abierta contra, diccién con sus dichos, ni es el hombre razonable que slo desvaria en tun determinado terreno, ni tampoco un perturbado con intervalos li. cidos. Don Quijote es un “discreto", un eaballero agradable y cortés, gute se ha forizdo un tiltimo ides! inasequible, el eual le lleva eax, a olvidar el unum necessarium y Ia jerarquia de los valores, Esto le convierte en nuestro hermano y en el fdolo de nuesteafragilidad, En su estudio de “Don Quijote”, acaso el mejor de los recientes, Mila 1. Gerhardt" ha descrito el falso y absurdo ideal del caballere como el deseo de inmortalidad, anélogo al de un hézoe novelesco, como una paradoje viva de la que son responsables, como dice Ces, vantes, sus “excomulgados fibtos". Contina luego. para. mosttamnos ‘ques asi como la vide y la Titeratura caballeresea van entretejidas en al personaje de Don Quijate, asf también, en mayor eseals, un estrecho engranaje de Ia vida con fa literatura forma la trama de la novels, Esta fusién se verifca para incluir dentro del campo de la obra tado el eriticismo literario del perfodo barroco, una de sus mayores preo, cupaciones aristotéicas. EL problema de ls historia y la flccidn, tan agudamente discernido por Aristételes, se plantea a través de la ficcién misma. Cervantes declara haber encontrado una traduccién latina de Ia historia escrita coriginatiamente en Arabia por Cide Hamete Benengeli, De acuerdo con esa parodia del humanismo filolégico, el traductor se habia visto 1. Gerhardt, “Don Quijote. La vie et les livres", en Mededelingen der koningljhe Nederlandse Akademie van Wetenschapen. “Afi. Letterho, de, Nieuwe Reeks. Deel 18, n, 2, Amsterdam, 1055. El Barroco como tema dé controve 499 1 obligate a corregir ciettas manifestaciones del autor aribigo que Pm ate a eer es an ve cnecidee coma embis- teres (Il, 3) y Cide Hamete, en particular, tiene pasajes donde se le ve mentir descaradamente, como cuando, refiriéndose a una invero- simil aventura, jura que es verdad como catélico cristiano. Finge también Cervantes que ha suprimido de la traduccién muchas largas descripciones y que se ha visto forzado a hacer conjetoras para suplir algunas hojas perdidas. En todos los momentos y puntos en que le parece deseable, introduce el problema de la historia y la ficeiSn, la verdad y la mentira, la verosimilitud y la inverosimilitud, asi como la caestién de si es licito intercalar cortos relatos en una novela que se presenta como histora verdadera. Para ampliar les pun- tos de vista arrastra a la discusién al propio Don Quijote: verifea el escrutinio y la quema de libros de sa biblioteca por el cura y el bar- ero, haciendo que aquél exponge sus ideas acerca de los valores morales y literatios de le poesia. Hace que Don Quijote y el canénigo de Toledo se extiendan largamente schre el problema de cSmo es po- sible condenar los libros de cabal 5 COMO ae de prudencia y, ‘sin embargo, intentar escribir uno como ejercicio literario. Pero Ip pineelada tnacsta es la que pata a Don Quijote cuando, 2 panto de emprender su segunda sald, st entera de que ls aventras que cortié en Ia primera han sido ya impresas y de lo que el piiblico ‘pina acerca de ellas. Per iltimo, Cervantes llega incluso a citar en la segunda parte el falso Don Quijote del plagiario Avellaneda, Este fraude literario cometide contra Cervantes es el motivo de que Don Quijote cambie de itineratio y no se ditja a Zaragoza, como antes habia planeado, sino a Barcelona, Per oira parte, cxando Don Quijote y Sancho se encuentran en una venta con otros viajeros, éstos se ven cobligados a confesar que son ellos les verdaderos héroes cuyas aven- ‘turas han leido en el libro de Cervan: que el caballero y el! escu- dero descritcs por Avellaneda son apccifos, embusteos, fleas ¢ sm postores. Y el punto culminante de esta fusién de vida, literatura y critica, se da cuando Don Quijote y Sancho se enfrentan con Don 2 Alan Trucblood, hha dejado de esceibie’ (4936), 47-5. ‘Sobre la selecciéa aestica en el 4”: en Nueca Revista de Fil te. “lo que ia Hispdnica, X sowagap ‘ouspdosd cnsanu © auaAtio> un82s sojopuytpic, “seizes any sesqo Seayo wor eX oypay ey aF ouO> ayolind) [e sopeayde opis vey eouna anb f ouarqnosap ry uIgsIgAL Yuu] an auY [ap ¥02 -siy vj 9p sodund opup> so Za EHO wasta e] E J9uN aiuaIuALOD pias sopodse sowunsip sns ua ewa|goid ais9 IEpMsD weg “OMAR ‘oy fp 10d sopsar> sorseiuauiSexy sosaug8 soy “pouuayd A pepyeiot ns misey ‘Oue nS UD ‘apiqUIE epouesep jse ‘seIsuaDeHe! sePUE!IUOD sepidwioazo> se ap sepenjeres und 1p any anb ‘owwaay, ap of]u09 [ep onedutt Jo ofeq ‘Soueiasu> sojeapr so] unas osluewany [2p so[0Pt Soy eoqppour saruediag oo? 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Por iiltimo, en las obras narrativas det Renaci- iento todo aparece claro como el cristal, tanto en la forma como en el sentido; en la novela de Cervantes, como ya hemos €s oscuro, indeciso, borroso 0, mejor atin, “relativamente decit, confitso al modo impres Para fundamentar estas afirmaciones tuna mirada a los y Tos agrupan Atiosto, que intenté de Montemayor, que se je también ideatizado; ; 70 de El Lazarillo de Tormes, que preten- dian crear una atmésfera realista; el Decamerone, donde Boccaccio quiso despertar el interés hacia Ios cuentos 0 “fats divers", al anisme tiempo que hacia sus narradores: Torquato Tasso, que, de modo me. ‘nos adecuado, intents conseguir en poesis lo que Cervantes consiguié en prosa. idad es lo que més caracteriza al Orlando Furioso, es porque Ariosto no fue capaz de articular en sus aventuras a todos sus ridiculizados caballeros —Ios pares de Catlomagno— alrededor del héroe principal. Orlando enloquece por Is infidelidad de su amada, y Ro se cura hasta que su caballeresco amigo Astolfo encuentra en Ia propia luna su lundtica razén perdida y se ta devuelve. Pero Atioste pierde completamente de vista a Orlando a menudo por dedicar gran. des trozos de su poema a otros héroes y a sus correspondientes aver. turas, hasta el punto de que Io que realmente se nos ofrece es un poems heroico-burlesco en retazos aislados, casi sin conexién, como has figuras, independientes unas de otras, de la Primavera de Botticel. SSN eres eee ree eee eee eeereereg) El Barroco como tema de controversia 43 Ji, 0 las de la Ultima Cena de Leonardo de Vinci. Cervantes, al contrario, unifica los 650 y tantos personajes episédicos del Quijote, hraciende que coincidan, se muevan y circulen alrededor del ena nada caballero, Si un mozo campesino insignificante, Andrés, aparece al principio de la primera parte azotado por su amo porque Don Quijote habia intentado forzar al labriego a darle mejor trato, pode- mos estar seguros de que nos Io volveremos a encontrar. Y, en efecto, ast acurte, al final de la segunda parte, donde le vemos denigrando a su fibertador, que, con su intervencién, no hizo sino procurasle mae yores desazones, El galeote Ginés de Pasamonte, a quien Don Quijote liberé de sus cadenas en la primera parte, reaparece en la segunda irigiendo unos titeres, con un parche sobre un ojo, para que Ja poli- cla no lo reconociera fécilmente. El barbero cuya silla y cuya bacia hhabjan conquistado nuestros héroes, no dejar de aparecer en el albo- roto de la venta para recuperar lo que fue suyo. Las ventas y los cas- tillos constituyen los lugares centrales donde, no tan sélo inaumera- 235, sino muchos hilos de los varios episodics se cetinen y giran alrededor del héroe, tan estrechamente enlazados que el supri- todo el conjunto, como ocurrirfa en el caso de una pintura barroca, donde el quitar una figura destrozaria a todas las que la rodean. Tanto el renacentista Ariosto come Montemayor en su Diana de- sean pintarnos la belleza femenina, pero lo hacen de modo estético y lineal, representando Ia figura que encarna esa belleza encadenada a tuna roce 0 tendida sobre a hierba para describir con todo detalle cada porcién de su cuerpo o de su atavio, método de que ya habia pro- testado Lessing en su Laocoonte, por considerarlo inadecuado y entera- mente dependiente de las intenciones del dibujante. Cervantes. pre- senta sus figuras en barroco y pictérico movimiento, ya se trate de las danzarinas en la boda de Quiteria 0 de Dorotea lavando sus pies en un arroyo y huyendo pudorosamente con los sueltes cabellos escapindo- scle de la gorra, al ser sorprendida por la egada de unos hombres. Cervantes vio con toda claridad que una evocacién dinémica y pic- térica era el Gnico medio de dar vida y movimiento a sus criaturas para que no parecieran estatuas hermosas, pero inertes. Lo mismo ocurre si examinamos la monolitica novela picaresca El Lagarillo de Tormes o la poco mis variada novela pastoril del tipo de rofe-60e “(s650) A ‘rounuomiag sepmUy 1, eld vod, ua eimueNe A sanou “OIF -TMRAR quod a1uaUIa|dUNT 52 Se] ap tun epe> ua sias ‘e109 sauorsenteU 3 :Sophuas solpnur ua muaigy “ruaiqe aitouy Puorsajord A oyuaszede wy un sauod eyed aazs anb opy 59 ow orai[eqe> Jap auonur e] anb ust wo une A “sued epungas ef ered muaige A csuadsns wa efap os Fis anb eX ‘aqunuos upze ef anb apidumt ou ‘iorse jap eunjd e 2p SS -oatode vf tio> o1enjaie opour ap opinzisuo> “soreus [9 tauanut A Uo9 vurumay ov olin uog ap tuorsly ve ap aye! eaud ey -sauop2aNp sepo ua asiapuarxe epnp us tisipnd anb eictioued un zes007 UaIq ‘yur avared onzew: [9 9puop sx0uvg oxpENs Ea oWoD wUsaIqe 495 anb auan wjaaou vun anb any saqueaio:) ap oxcenuuqnosep uei8 [q “oupip souay eS] ono ua owos ‘afesied un eo sejoqae ap o cpseugey eun ue seuos cad ap a1en as eX ‘owunluos jap pepyrey voo salqesedas ‘sepednase ayuauiadion semBy aod ‘aq ns e ‘seysandhse> ‘SepMap aiueuTeI22y aad sapepun ua opinginsip & opeszewua uate ‘eistuaseuas oxpen> un ap epeuia> ugrsodsip v] © asieredwo> apand ‘onapad ayuauientepas ‘euranbso a1sg “seuorsly re1wo9 e ueoIpap a5 “3729 o1Stpad Jp anb eisey -seuemss SOP op of re] of & ‘4 ansedure> epre z[ ap se wemysiq ‘od wea wa UaD9\geis9 96 { ePouasofy UA eqrure: anb aysad y ap wedny, sorapeqe> son A sewep o1015 :]eapt upned fp efaepor exo ‘s2z0peut sns sod opesadns spare! X ‘saqueasap sod operwpe Anu ‘o1s2eD0g 9p auotouovaq jap ued [g “soiopestet soy ap oxtisep Ja up9s adunsz ‘aqut 2 0 aun as anb soyp ap ayes vun ap 0 opefineye souau! © spur wand un 2p ‘Sose9 so] ap sofas [2 UD ‘ee 2g “easow wHUPINE 4 yor Fun qu apsnpoid & Oey ou oiuanuuzeusy [> “PEpmon sap Y ‘asnorg A rjoZ, “raqneyy ‘9ezIeq orL>89 EY FI OWNOD Jet EUapoUE ugpentu e] ap odnoiud jp 2428 opnd eysizcapeuar wpaaou cunSuu ‘nb of so1uearay 9p woorseq ejanou x] s9 gb od sexep se] ¥ uensonu sodurafo soisg “souensu> sonninea zeiaqyy @ EUyy ¥ opt Jaqey OW 9p ‘muuaure] a5 (69 +1) tionap ns ap spndsap essey anb axolind wog ap ‘aust F| ua ezsong [Br Uo> wey 2s sewa|goxd so1s9 sopoy “soueU[ReMU jeno se] ap oou0 ‘soured as WOR maquosge exed offe ous fey "59 "8 °d 9561 ‘sropuowpsy in SOON ur aquowarg ayoriuoy pun apse S9[ 9p ssuorsinom sey sezeysas exed exaisoo ¥{ 0 ‘extepaasaur uopto rod sor sod owraigo8 jap sosuoisud soy ap ugrisinbpe ef ‘seBtsyy se] ‘sesoa “owe seamuade se] sey se] “SopeBouas so] ap EouaDap kod e] “Soom £9 9p 3apod ua souenisua so] ap epta vf augos sealyzadsied sesuourut S24 “#PUryY ef ue Ein wun ¥ “pRay ua oLaArnes ns ap opipead ‘eyuide> un sp epeSayj Fy azoany ap ely ey 2p seiowe soy 2p euoisy FL 212npuo> & anjana sou ‘zan née ‘ouD omg “eyedsg U9 souapisor stious seyrurey sey ap jouedss oustioxyed ppp yemmnds upiveaty ran ¥[ ‘Son zea se] A seioua0i> se] SFI 9p eisaiqoud ye ‘I adyag 422 [e “upisjndxo ap oxeirep ap aqqesuod “$94 afeuosiad weal e ‘soomuow soy ap upisindxa x ap e223" ugisna “SIP ff aanpuor atoary oostiowr [9 o> osanaua jg -eatioadsiod to Pepiptngord ey 20d erejduioa as pnaruajd we pepxpunjosd ‘eptiio> eun optunsap opeue® fop aod fuze |p A esoiBijat upypord tun enon ap ofaru fo f o2ypiSod 221) Bf ¥2aIgou e] ap sopse> so] 4 oygand [ap seuisaduse> sepuatara fl t0oTme> ap wuediues wan £ oxatea un 49a sowapod “elouedso Pla F] 9p sornadve sojqisod Sop sopos uespua A uesieqe sti Hod 2p onuanaa je uajes anb somuarunsoiuose soy & sal puEruasaid & seamyina uapro ap ‘saue3ye O82] ap sau0I9 Pott veo sesnfiy sey opuatsanbuua anBisue> se wiag “pepipanyord Br Pouustut js aod wean ou sorpostda soy ap agireniduioy ef selored sx 9p Upseodnynut ey “euapsap anb ye ‘omueyy sod epmgos 94 a5 eruaut 1 on seztuarut ‘epipuodsssso> ou sowre un jp sod ayuaxé anb “eruatus] rod opinSas s9 “2aa ns e ‘onb ‘ounuoyy optioueua nis aod epee oprued jp seiuszede eaoy eiSeajag ogo Jan e>tuigs ise> ugtsandun Fun sonpord ‘ aita1291 oop un earasqo owio> ‘suri &] uy pod so ou peprpunjoud ua upistsoduseo gf ‘ose9 Jo eas anb eiainbjen3 tuapsep od © ioue sod vakny as © ueomg a¢ sesoised X saio3sed 3P suns von por ss 0 yaumiareden sous © spur sopor ¥ sopop auqos soaps, 7 46 Estudios sobre el Barroco Cuando Don Quijote se encuentra con unos eabreros manchegos, le dicen éstos que no debe perderse el entierro de Criséstomo, y uno de ellos fe cuenta ta preciosa novela pastoril de Marcela y Criséstomo, (buérfana aquélla de un hombre rico, y estudiante ste en Salamanca) que, por juego, vestian y andaban como pastores, hasta que, al no corresponder Marcela al amor de Criséstomo, la que bien pudigramos llamar comedia pastoril se convirtié en tragedia con el suici del enamorado pastor-estudiante. No es de extraiiar que Don Quijote se interesara por tan roméntico rito finebre, y cuando permanecla en pie junto a la tumba de Criséstomo, aparece Marcela en lo alto de una roca y habla para defender ante todos su libertad de amar 0 no amar obedeciendo sélo a sus inclinaciones, De esta manera, aun las mismas novelas cortas permanecen abiertas y se funden con la accién de Don ma de narracién abierta produce al mismo tiempo cemporalidad ¢ insiniia la idea, tan querida por uns sensacién de los espaficles, de que ta vida es un suefio, Lo que hace que, en cierto sentido, nos parezcan monétones el De- camerén, et Lazarillo, 1a Diana de Montemayor, y el Orlando de Ariosto, es su clatidad. No sélo no nos plantesh ningtin problema real, ni enciersan ningyin misterio, sino que todo Jo que en esas obras se Ve 0 5 oy@, es ofrecido con absoluta evidencia para los ojos y los ‘ides. Podemos decir de estas obras, como de Jos retratos y los pai- sajes del Renacimiento, que alli es posible distinguir todas Jas costu- a3, eh dibujo de los encales, y cada uno de los botones, si se trata de tun vestido; y cada una de las ramas y de las hojas, si se trata de un ‘rbol. Cervantes es el primero que emplea el procedimiento de la pincelada bortosa que, sélo con un ligero reflejo de color, sugiere esos anisms detalles. Cervantes adopta Ia visién impresionista y la imagi- acign del ingenioso hidalgo para ver castillos donde sélo hay ventas; preparativos de batalla en un rebafio de carneros envuelto en una ube de polvo, y un caballero cubierto con su yelmo en vez de un barbero que, con Ia bacia, protege su cabeza contra Ja lhivia, Pero este ingenioso expediente de Jenta y progresivamente se extiende también a los encuentros corrien- es de distintas personas que, por ejemplo, al principio, no son sine jinetes vistos a distanciay luego se sabe que cabalgan en asnos; més tarde, uno de ellos se distingue como estudiante, cuyo nombre se ss cosas confusas que se van aclarando El Barroco como tema de controversia 47 revela por casualidad cuando su compaiexo se ditige a él en el curso de 1a conversacién, Lo mismo ocurre con la vista de Barcelona, vaga y distante desde una colina, que se va haciendo eada vez més precisa, segin Don Quijote desciende de Ia alsura, hasta distinguir sus calles, sus edificios, las tiendas, los palaci, la playa y el mar, para, una vez dentro de 1a ciudad, inspeccionar de cerca sus casas, sus plazas ¥ sus interiores, Asi es también Cervantes el descubridor de la confusa clae ridad del barroco aplicada 2 [a literatura, que tan bien armoniza con el desorden aparente de so equilibrada técnica, Con los medios de que hoy disponemos para el anilisis, cada vez is precisos 2 lo largo de imas décadas, estoy seguro de que atin penetraremos més profundamente en el arte de Cervantes. Bl il- © intento en este sentida se debe 2 un expecialsta en lingiistica y Cualesquiera que sesh, sin embargo, los nuevos resultados que puedan obtenerse en la interpretacién de Cervantes, hay algo que po- ‘deotogia de Cervantes es amente barroco, y los dos ‘como la ufia a la came, n de Cervantes como de dn en el uso del tér- pica de la Contrarreforma, su arte €5 vvan unidos —usando un dicho espatil ‘Sin embargo, no todos los criticos habla tun autor battoco, prueba de que sigue la cont mino barroce. 2% Kaud Togedy, La cor sgaard, 1957. Véase_ tamti Don Qui de Don Quijote, Copenhague: Munks- ture of ‘A. en Bullet of Van Ghent, The Eng! troduction. sannoco, 27

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