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PEDRO G. D’ALFONSO Simbolos e inconsciente personal El Wartegg proyectivo iim LIBRERIA“EL ATENEO” EDITORIAL VENOS AES, Lm OE JANEIRO CARACAS MEXICO GARCELONA - MADRID. BOGOTA INDICE Introduccion 1, LOS ASPECTOS FUNDAMENTALES 1, El mensaje. ivas y téenicas psicometricas. |. El dinamismo simbélico i 4. Simbolo y sintoma. 5. Las dimensiones del inconsciente 6. Inconsciente y simbolo. 10. Propiedades y furciones consttutivas dei simboio. 11. La expansidn del simbolo. ..... 12. Los arquétipos. . 13-"Los arquetipos basicos. 0.21... ‘A. Lineas 0 simbolos lineales.... B. Simbolos espaciales. a) La grilla topologica b) Las coordenadas psiquicas Lat epacio bce yn grille topogia C. Elsimbolismo de los colores. D. El simbolismo de las configuraciones. U1. LA APLICACION PRACTICA. EL WARTEGG SIMBOLICO '4, Las nuevas técnicas y sus objetivos. ...... 15. Efcencia del test proyetivo. 16. El material. ..... 17. Administracién del test. 18. Validacion y fidelidad. .. . 19. Interpretacion y mensaje de los'32 cuadros del Test... 20. Catdlogo sintético de los principales simbolos hallados. Bibliografia Apéndice val Este libro presenta varias aportaciones de trascendencia para la psicologia proyectiva: 1. Da a conocer las iiltimas investigaciones sobre el estudio de los simbolos con relacién al “‘inconsciente personal””; al mismo tiempo muestra dos de los descubrimientos esenciales de los tltimos tiempos: el ‘‘simbolismo espa- cial” y el ‘‘simbolismo de los colores”. 2. Exhibe una nueva elaboracion de manera prictica y sencilla, sobre el lenguaje del incons- iente personal, a través del test del ‘“Wartegg proyectivo”” y, al mismo tiempo, ensefia cémo utilizarlo y comprenderlo. 3. Esta técnica puede ser usada por todos los especialistas psicoterapéuticos, pues facilita el conocimiento de los principales problemas del paciente y sugiere sus soluciones. 4. Para ello resulta de gran importancia en el desarrollo de las clases tebricas y practicas que se imparten en las cétedras de “‘técnicas pro- yectivas”” que se dictan en todas las facultades de Psicologia. 5. Constituye, asimismo, la continuacién de las investigaciones iniciadas en el afio 1953 sobre la utilizacién e interpretacién de los dibu- jos de nifios y adultos. Los resultados se publi- caron, en colaboracion con el Dr. C.J.Biedma, enel libro Le Langage du dessin, editado por la casa Delachaux & Niestlé, de Neuchatel (Suiza), en el afio 1955. El libro aparecido en francés fue traducido al alemdn, portugues y castellano. 6. La publicacién suscit6 marcado interés en los distintos circulos cientificos de Europa y América. Se estan esperando, desde entonces, los nuevos aportes. XI J. fF. KENREDY, oTeca UNIVERSIDAD ‘TRODUCCION C.G.Jung realizé sus investigaciones sobre los simbolos, preferentemente a través de los suefios de sus pacientes. En algunas circunstan- cias los hacta dibujar y luego comparaba esas imégenes con lo sonado. Aplicd el mismo sisie- ‘ma tanto a sus pacientes como a personas nor- ‘males y descubri6, de esta manera, la existencia de una simbolica comin al género humano, en culturas y civilizaciones distintas, Sus ulteriores investigaciones en el campo de la arqueologia y !a antropologia le permitieron confirmar ia existencia del hecho simbélico, con prescinden- cia de la latitud 0 la antigiiedad de la produc- cién: descubrié, de esta manera y paulatina- mente, el lenguaje del inconsciente colectivo y personal. Siguiendo su metédica, pero limiténdome a las manifestaciones puramente gréficas, utilicé para ello y como base, el test inicial de Ehrig Wartegg y legué a las conclusiones y resultados que presento en este trabajo. Wartegg habia construido su test basindose, segiin él afirma [86], en dibujos chinos. Se valié ast de los ele- ‘mentos fundamentales de los ideogramas chi- ‘nos [92]. Utiliz6, por cierto, los elementos mds simples de esa escritura. Esas representaciones constituian subconscientemente y como se con- firman en el presente trabajo, los “‘Arquetipos fundamentales", que tanto buscd y senalé Jung en sus escritos. Un estudio més extenso de los ideogramas chinos y, en especial, en la mo- dalidad constructiva de su escritura [92], me permitieron ampliar los cuadros iniciales con otros: logré asi una. primera ldmina de 16 re- cuadros, publicados en el trabajo anterior Le langage du dessin 27), realizado en colabora- cién con el Dr. C.J.Biedma en 1955. Tuve en cuenta, desde entonces, esos “Ar- quetipos fundamentales”* y continué utilizén- dolos en ensayos repetidos; llegué, asi, a trazar una nueva lémina con otros 16 cuadros, consti- tuyendo con los 16 anteriores, unos 32 re- cuadros con base “‘arquetipica’”’. Mediante este ‘material pude abarcar distintos aspectos de la personalidad humana; coordinando los simbo- {os pictoricos con los zonales logré descubrir el lenguaje particular del inconsciente para cada Sujeto, en distintos aspectos y en diversas cir- cunstancias. El presente trabajo intenta proporcionar a los investigadores y en forma metédica, los re- sultados a los cuales se ha legato al cabo de mas de treinta aos de indagacion y experien- cia. Aconsejamos a los estudiosos realizar ensa- vos con esta técnica proyectiva para comprobar 1a eficacia del procedimiento para la captacién sintética de los principales problemas de cada personalidad individual. (Los naimeros entre corchetes se refieren ala bibliografia final.) I. LOS ASPECTOS FUNDAMENTALES i. EL MENSAJE “Alguien habla en nosotros’’: esta frase de Jung es repetida undnimemente por Adler, Fromm, Cassirer, Langer, Mead, Sullivan, Maslow. Una aseveracién semejante resoné en mi interior desde la publicacién del libro escrito por mi y en colaboracién con el Dr. C.J. Bied- ma, en 1953, Al contemplar la entonces lamina primera de los 16 cuadros iniciales, presentia la existencia de un mensaje que se debia descifrar. Presté particular atencion, desde el comienzo, alos factores de REPRESENT ACION, catalo- gados ya parcialmente en esa publicacién. Co- tejados los, simbolos con los resultados de las distintas técnicas utilizadas en la prosecucién de las investigaciones, llegué poco a poco a des- cifrar su mensaje y aadir una lista mas nume- rosa de nuevos simbolos. Elegi los que presen- taban una frecuencia mas relevante, con una superioridad del 65%. Desde 1952, en mi Insti- tuto de Psicologia Aplicada, se estudiaron unos 24.000 casos. Ademds de la primera lamina de 16 cuadros, la experiencia permitié agregar una segunda prueba de otros 16, logrando asi un conjunto de 32 problemas sobre la investiga- cién de la personalidad. La distribucién abarcé periodos o rangos de 6 a 65 afios. El cuestionario de FRASES IN- COMPLETAS 100, los 16 FACTORES DE CATTELL y el Rorschach de Smith, en su as- pecto simbélico, establecieron pronto una estrecha correlacion en la vertiente proyectiva. Se agregaron luego otras técnicas de sondeo: 2 Bender, F.10, Sceno-Test, Village, H.P.T., T.A.T., C.A.T., Wechsler-Bellevue, Frustra- ciones de Rosenzweig, Grafoldgico, Cuestiona rio de Antecedentes y la Entrevista Personal. Con los resultados y aplicaciones de estas técni- cas, se ha prestado especial atencion al aspecto simbélico y comparativo. Todas estas técnicas se utilizaron para el estudio de la Personalidad, Orientacién vocacional y profesional, Orienta- cion Psicopedagogica, Psicagogia, Seleccion del Personal. Ademas, con los 16 Factores de Cattell y los resultados de las dos laminas se pu- do establecer una correlacién estadistica, por lo menos con los factores limitados del Cattell. Los resultados numéricos coincidieron con es- ‘casas variantes con los hallados por dos investi- gadores uruguayos (Lopez Miral y Gomez Pi- nilla) [53], publicado en 1974. Se logré asi un coeficiente pearsoniano de correlacion: ZX = 4,76 y= Y = 4,29; y utilizando la formula Bra- vais - Pearson se logré un 2 = 0,31: resultado muy favorable. Pero nuestro objetivo no fue tanto el estable- cer correlaciones métricas, aun cuando son de gran importancia para la validez de los resulta- dos. Se insistié mas bien en la faz proyectiva del trabajo, por el panorama complejo y exten- so que se abrid pronto ante nuestros ojos. Nos interesaba, en forma predominante, los aspec- tos del mundo interior y la personalidad del su- jeto. Paulatinamente, el avance de esta labor nos confirmé en la existencia de un “‘lenguaje”” del inconsciente con indicaciones substanciales pa- ra el perfeccionamiento de cada sujeto. Los trabajos de Jung subrayan con suficiente tras- © parencia cémo las imagenes simbolizantes obe- decen a “‘esquemas organizadores”. Se logra asi “la conjuncién dinmica de un YO que po- see sus contenidos personales y culturales y es- quemas organizadores, presentes en todo ser humano. Fundada sobre la correspondencia di- namica entre diversos niveles de vida, la sim lizacién se refiere siempre a una orientacién axiolégica. Ese mismo dinamismo vital condu- ce la conciencia hacia el mundo, hacia los otros, hacia los valores, hacia Dios”. Asi lo afir- ma con profunda conviccién Charles A. Ber- nard [11]. Por otro lado Ira Progroff afiade que los simbolos contienen principios dinami- os, por medio de los cuales cada individuo cre- ce hacia la madurez y hacia la realizacion de las potencialidades inherentes a su naturaleza par- ticular (68). Por ello J. Cuatrecasas (26] puede decir que “‘los simbolos velan, en calidad de guardianes 0 de advertidores, para que el hombre no se pierda en la miseria anonadante de cada momento, y para que se acuerde de sus proyectos y del conjunto de su vida”. Sin este “‘aconsejamiento” del inconsciente personal, el hombre viviria aun en las grutas primitivas. R. de Becker indica con precision cémo las diferentes imagenes sefalan el “‘obstéculo” que se ha de franquear y el lugar (zona simbli- ca) donde ha de actuar. Cada imagen muestra asi lo que hay que sobrepasar y hacia donde se ha de llegar a ser, esto es, cada imagen indica el camino por el cual hace falta marchar. Asi, al través de distintos psicdlogos de escuelas y ori- genes diversos, se insiste sobre el reconocimien- to de un “lenguaje del inconsciente”. 2. TECNICAS PROYECTIVAS Y TECNICAS PSICOMETRICAS Se plantea siempre, al presentar una técnica, la discutida preferencia por las técnicas psico- métricas frente a las proyectivas. Tenemos pre- sente y apreciamos el valor esencial de las pri- meras, pero no podemos dejar de sostener la importancia de las segundas en un trabajo de comprensién intima de una personalidad hu- mana. Parafraseando lo expuesto por el Dr. M. Si- gudn en la Introduccidn a la edicién espafiola del libro de ANDERSON & ANDERSON [5 bis] Técnicas proyectivas del diagnéstico psico- l6gico, podemos decir: que el diagndstico psi- colégico es siempre una interpretacion del psi- célogo sobre las modalidades de otra persona. Por ello se vale para recoger los datos: a) pri- mero, de las técnicas psicométricas: reconoci- das como instrumentos de medidas, a fin de comparar y establecer diferencias individuales con respecto a un nivel medio matematicamen- te establecido, esto es, se compara con un con- junto de individuos de un criterio uniforme y lo ‘unico que importa es si entran o no en los resul- tados anteriormente establecidos como acep- tables. Estos tests psicométricos son objetivos y presentan una relativa independencia respecto de la persona que lo aplica y valora. Pero de es- tas modalidades de relacién, cada vez, se encar- gan mas las modernas computadoras y son simples instruments de medida que aportan valiosos datos para la comprensién final de la personalidad en estudio; b) segundo, de las téc- rnicas proyectivas: el verdadero diagnéstico psi- colégico entrafia toda una interpretacion de da- tos y aportes, en la relacién personal entre psi- sblogo y sujeto de estudio. Ea personalidad es una unidad estructural. El psicélogo debe in- tegrar los datos numéricos con otros datos con- seguidos por otros caminos: examen médico, historia familiar, escolar, social, entrevista, di- bujos, producciones, etc., que interpretaré en funcién de una situacién personal especifica, espacial y cronolégica. En la formulacién de estos resultados, las técnicas proyectivas ofre- cen apories valiosos para la comprension de la persona: “Esta riqueza de los tests proyectivos es al” mismo tiempo su mayor peligro, pues su in- terpretacién no consiste en la contemplacién inmediata de una personalidad, como si se reflejara en un espejo. Muy al contrario, la in- terpretacion, como, en general, la comprensiOri de la personalidad ajena, es una tarea ardua y azarosa que depende de la perspicacia psicol6- gica de quien la emprende, de sus ideas previas sobre la personalidad humana, de su formacin y del dominio de las técnicas psicol6gicas. Slo una preparacién concienzuda puede justificar y utilizar su empleo” 78]. 3. EL DINAMISMO SIMBOLICO El SIMBOLO es una unidad de informacién significativa que condensa por medio de una imagen aspectos dindmicos de la personalidad humana- DNIVERSIDAD ARG. J. F, IKEHREBY MS '@lioteca = Es unidad de informacién puesto que da no- ticia sobre un problema determinado de la psi- quis humana; ¢s significativa, en cuanto daa entender 0 conocer, con propiedad, aspectos especiales; condensa, porque, como veremos, con una sola imagen rotula varios aspectos par- ticulares; dindmicos, puesto que estos mismos. aspectos se refieren a fuerzas 0 movimientos de la personalidad humana. La Academia Espafiola en su Diccionario de- fine al simbolo como ‘imagen, figura 0 divisa con que materialmente o de palabra se presenta tun concepto moral o intelectual, por alguna se- ‘mejanza o correspondencia que el entendimien- to percibe entre este concepto y aquella ima- gen.” El diccionario Webster’s New International- Second Edition 1940 define al simbolo como “Signo visible de algo invisible, como una idea, cualidad 0 totalidad...invistiendo los objetos (imagen, sonidos) con un significado simboli- co, esto es, expresando lo intangible espiritual por medio de representacicnes visible y senso- riales.”” En el Vocabulaire de la psychanalyse 3. Laplanche y J. B. Pontalis definen al simbolo como “modo de representaciOn que se distin- gue especialmente por la constancia de la rela- cién entre el simbolo y lo simbolizado incons- ciente: tal constancia se halla no solamente en el mismo individuo o de un individuo a otro, si no en los dominios mas variados (mito, reli- gidn, folklore, lenguaje, etc.) y en los campos culturales mas alejados unos de otros. En la Enciclopedie Frangaise se asevera que el simbolo traduce ciertos aspectos funda- mentales de la situacion del hombre en el mun- do. Es un espacio humano organizado y un punto de apoyo contra la extension amorfa, amenazante, demoniaca...”” 'sLas expresiones anteriores parten desde dis- tintas culturas y, parafraseando a W.N.Urban [82], coinciden en afirmar que la funcion sim- bolizadora es representativa de otras funciones, esto es, insisten sobre cierto cardcter dual: por un lado contiene un aspecto inconsciente y, en cierta medida, irracional y trascendente; y, pot la otra un carécter consciente, reflexivo, cional e inmanente. La interpretacién consis! ra en el desarrollo de esta referencia no expre- sada, pero aludida. EI mecanismo dinamizante esta fundado esencialmente sobre las imagenes y se trasfor- man éstas en inductoras y conductoras direc- cionales del hombre. Con ello el ser humano y el mundo aseguran y estrechan una intima co- municacion. La actividad simbolizante debe ser conside- rada asi bajo dos aspectos: por un lado se re- fiere a una imagen que pertenece al orden de las representaciones: constituye el marco o signifi- cante; por el otro supone contenidos energéti- cos que explican su accionar y las direcciones de los mismos: representan éstos el nuicleo 0 significado. ‘Las imagenes canalizan la densa energia vi- tal, y establecen una vinculacién entre lo expre- sado por ellas y los dinamismos objetivos, ori- ginales y orientadores. Podemos extraer ejemplos de la misma mito- logia, que representa una condensaci6n estable del mundo simbélico. El relato biblico mismo describe la presencia de lo trascendente por me- dio de miltiples representaciones simbélicas: el viento, el agua, el fuego, la voz, la paloma, el soplo, etc., y da lugar asi al pasaje desde lo sen- sible a lo psiquico y espiritual. G. Durand [30] se refiere también a las imagenes simbélicas que utilizan la poesia, las literaturas y el mismo lenguaje cotidiano; penetramos con ellas en otra ‘*dimension’” que captamos solo por la in- tuicion. 4. SIMBOLO Y SINTOMA Cominmente existe una confusion entre la concepcién estatica y dinamica del simbolo. Se Suele sustituir el uno con el otro: sintoma y sim- bolo. El primer término, sintoma, es usado preferentemente en medicina como la seftal de tna alteracién orginica. Una vez interpretado con referencia a cierto desorden del cuerpo, tuna vez hallada su significacion, pasa al rango de un simple instrumento de anilisis y no se cree 0 no se profundiza, por lo general, en la posibilidad de un alcance mas amplio psicologi- co, espiritual, etc. Este método que propor- ciona un sentido definitivo, soslaya muchos problemas 0 aspectos que solo algunos espe- cialistas suelen detectar. La influencia de esta costumbre de estatici dad de los simbolos pas6 al psicoanalisis clasi- co, practicado, por lo general, por médicos. El simbolo es utilizado frecuentemente como simple concepto y se reduce la actividad simbo- lizante a contenidos formales. Una vez captado o oe el significado inmediato y biol6gico, al profe- sional que sustenta una filosofia, por lo gene- ral, intrinsecamente determinista y reductista, ya no le interesan las otras dimensiones que, a veces, ignora 0 rechaza. No sospecha que aun los sintomas pueden proporcionar la vision de latitudes ignoradas, puesto que en el fondo son verdaderos simbolos, con todas las posibilida- des del mismo. Segiin el psicoandlisis freudiano, el simbolo es la substituciOn inconsciente de la libido por ideas, imagenes u objetos en relacidn con la se- xualidad. Lo que actia alli, en el inconsciente, es la libido sexual y la censura que rechaza lo prohibido. No interesan las otras dimensiones, Porque el freudismo es eminentemente determi- nista y biologista. Sus raices estan en el enfoque positivo de la ciencia. La razon puede conquistarlo todo, aun el os- curo reino del inconsciente. Jung extiende el mismo concepto de libido, en vez de ser una pulsién exclusivamente biolé- gica, pasa a ser energia psiquica general. La razon y la ciencia solo vinculan los hombres con las cosas, pero lo que conecta los hombres entre si, es la representacién imagina- tiva y mental multiple de la psiquis humana, Para G. Durand [30] “la desvalorizacion mis evidente de los simbolos que nos presenta la historia de la civilizacion és, sin duda, la que se manifiesta en la corriente cientifica surgida del cartesianismo. Para ella todo simbolismo es una especie de gnosis, o sea, un procedimiento de mediacién a través del conocimiento concre- to y experimental”. Los procedimientos o me- todologias de las ciencias llamadas “‘exactas”” son importantes por cuanto ayudan al des- cubrimiento de las leyes que rigen los fendme- nos de las “‘sustancias concretas”, motivos esenciales de esas disciplinas. Proceden, sin em- bargo, con una seleccién de los fendmenos, ne- cesaria para esas ciencias, pero artificial o ficti- cia, por el hecho de que prescinden de muchos aspectos de la realidad, que estin alli y han de ser estudiados con otros procedimientos, quizas menos “‘exactos”” pero reales. La reduc- cién del universo a la simple materia medible hace caer al cientifico en un determinismo tan estricto como el de quienes solo admiten la existencia de los principios y objetivos de las propias disciplinas. Sintetizando: el SINTOMA aparece como un simbolo tomado solo en uno de sus aspectos: el biologico o praxico. El dia que estudien y des- cubran aun el aspecto psicoldgico, sera un SIMBOLO integral. Por ahora, el sintoma se- fiala el “ES”, mientras el simbolo, ademés del “ES”, alude también al ‘DEBE SER”. 5. LAS DIMENSIONES DEL INCONSCIENTE La afirmacién de que la psiquis humana po- see otros estratos, ademas de la conciencia, crea oposiciones para quienes desconocen u ‘omiten los aportes de las investigaciones serias sobre los suefios, y sobre las manifestaciones graficas, pictoricas o plisticas. Si analizamos objetivamente nuestra conciencia, vemos que ésta no puede reivindicar sino una posicién re- lativamente intermedia, aunque decisiva, y iene que acomodarse, de alguna manera, al hecho de que ella es desbordada y circundada por la psiquis inconsciente. Piaget admite la existencia de un pensamien- to simbélico consciente y uno inconsciente. De- nomina “primarios”’ a los simbolos que son in- conscientes para el sujeto; y ‘secundarios”” a los conscientes. : La funcién esencial del simbolo es justamen- te la de quitar el velo a la estructura de lo real, inaccesible a la experiencia empirica. Jung distingue a su vez dos estratos o di? mensiones: el inconsciente colectivo y el perso- nal. A. El inconsciente colectivo encierra ciertas predisposiciones innatas que son estructuras universales, idénticas en todo lo humano. Por una parte, la psiquis organica concreta y activa estd presente en todas las especies animales. Guia, a través del protoplasma, la forma del organismo y dirige los impulsos internos hacia la estructura y pervivencia 0 continuidad, pro- pia de cada especie. Pero junto a estas fuerzas organicas existe un plan de inteligencia,afectividad y sociabilidad, propias del hombre. A estos planes 0 esquemas 0 cuasi imagenes Jung los llama “‘arquetipos”. Representan esencialmente - energia psiquica concentrada que espera la imagen para tener la posibilidad de manifestarse. Son esquemas organizadores y propulsores. Se habla de imagenes, porque, usando como ejemplo, las constructividades de los animales, se ve que actian con la presencia de una ima- 5 gen inconsciente, intuitiva. Existe un pAjaro, muy familiar nuestro, el hornero, que constru- ye su nido con una complicada estructura, ad- mirada aun por los arquitectos. Esta consti- tuido, su nido, por un vestibulo, un recodo, ¥ una habitacién interior para proteger la cria contra los vientos pampeanos. Se ha podido comprobar que al terminar la construccion contempla su obra y luego llama a la pareja, la cual observa atentamente el nido y lo rechaza si nota en él cualquier imperfeccion. Muchas ve- ‘es el macho ha tenido que construir nuevos ni dos hasta la aceptacién definitiva dela hembra. §n esta labor es evidente Ia existencia de una imagen protoplasmatica directora. De la misma manera se puede hablar sobre la construccion de nidos por el colibri y otras especies de aves: Jos elaboran segiin las pautas propias de cada especie. Las imagenes protoplasmaticas estén presen- tes, prefiadas de significados y connotaciones, qua en la naturaleza del hombre y le permiten Gesarrollar su existencia y expandirse por el tuniverso en el cual ha nacido. El inconsciente se hace consciente a través de las imagenes da- das y éstas se traducen en simbolos que ya no son simples signos, porque son activos y pres- tan “‘inteligencia’” al material presentado. Y ‘como dice Fumet: ‘‘el inconsciente se dirige al hombre por los simbolos, en un intento de gol- pear su entendimiento por las vias de los senti- dos.”” B. El inconsciente personal. El ser humano va acumulando, en el trascurso de su vida, una serie de contenidos culturales y personales, se- gun el ambiente social en el cual le ha tocado nacer y vivir. A la labor seleccionadora perso—- nal en este trabajo de asimilacion que va a constituir su acervo personal, se le unen es quemas organizadores que brotan de su incons- Giente. ;,Cémo se concilian las dos corrientes? Por una parte las instancias del inconsciente lo impulsan hacia una formacion madura_y_ completa: son advertencias para una correcta estructuracién. Lo confirman los descubri- mientos de la psicologia profunda: al abordar los dominios del inconsciente, hallan que los reclamos que estimulan la personalidad huma- na. son intrinsecamente afirmativos, positivos y constructivos. ‘Por otra parte, no hemos de omitir que en las profundidades de la psiquis_humana_viven svios, malformaciones, represiones, fallos, errores, frustraciones y fra- tasos, Estos representan 1o.que Jung llama ta— ae re”, "Ya en un trabajo anterior mio (pag. 25 y sig. {29}) detallé la influencia de las Antinomias (del griego: antinomia = contradiccién) que impo- nen al hombre un esfuerzo extraordinario de resistencia y superaciOn. Son las situaciones Ii- mites de las cuales también habla Jasper [89], esto es, eventos negativos y antindmicos. Estos pueden aparecer como circunstanc jas adversas © inesperadas y destruir la perspectiva humana habitual de una vida consistente, estable y se- gura: actitud puramente imaginativa ¢ irreal: todo es inestable, inseguro ¢ inconsistent. Esto impone una forma educativa desde la infancia. La vida esta sujeta a cambios; frente a ellos lo nico favorable es Io que llamamos comiin- mente una “actitud deportiva’’. Consiste ésta en una postura o disposicion propia del buen deportista: adaptarse al juego o deporte en el cual compite. Frente a él estén todas las posit lidades e incertidumbres por la habilidad ma- yor o menor del adversario. Lo mas importante es el evitar la tension de una posible derrota. “Saber perder”, esto es, aceptar el descalabro o fracaso y preparar el 4nimo para enfrentar una nueva contienda. Pero el inconsciente presenta una cara muy positiva y quiere la realizacin madura de cada Ser humano. Por ello expresa, a través de las imagenes oniricas 0 graficas, una instancia per- Sistente y realista hacia la plenitud proyectada para cada hombre. Esas imagenes, bien in- terpretadas, aconsejan y conducen hacia la re alizacion efectiva del plan que existe en cada ser, previa la admision sensata de la realidad, esto es, una actitud de aceptacion, autoafirma- cién, autorrealizacion, completud: la vida solo adquiere asi un profundo sentido. ‘Las imdgenes constructivas del inconsciente personal hablan de superar los aspectos negati- Vos y de realizar los positivos que aun faltan lle- var a efecto. Frente a las sugerencias antindmicas, negati- vas y destructivas, por una parte; constructivas y positivas por otra, la voluntad, con sus posi- bilidades y energias resolutivas, ve, frente a si misma, el poder de una decision libre: puede secundar las instancias positivas y dindmicas, 0 dejarse llevar por las negativas. Tendremos en el primer caso, una reaccién de conversion; por el otro: de ruptura (ver pag. 51 (29}). No es- cuchan, en la primera actitud las instancias y advertencias para una correcta construccién de si mismo; en la segunda: solo se atiende las su- gestiones del hedonismo, de lo diato, de la inercia o de las gratificaciones del yo. Las sugestiones intuitivas para que se resis- taa lo negativo llegan, a veces, con un mensaje demasiado débil, cuando no insuficiente o en- mascarado. La accién profesional del psicélo- go va a consistir precisamente en la lectura e in- terpretacin de estos mensajes. El progreso positivo sobre las rutas de las re- alizaciones ayudar al Yo para ensanchar con- siderablemente la extensi6n, los horizontes y la riqueza total de la personalidad. En el caso contrario el mundo se estrecha y se vuelca sobre el Yo que se vera siempre acosado por un sentimiento constante de fracaso y nulidad, Cuatrecasas [26] sostiene que los simbolos posi- tivos “‘velan en calidad de guardianes 0 de ad- vertidores, para que el hombre no se pierda en la miseria anonadante de cada momento y para que se acuerde de sus proyectos y el conjunto de su vida.” 6. INCONSCIENTE Y SIMBOLO Parafraseando a Piaget [67] podemos afir- mar que existe un inconsciente, “‘constituido por una serie de operaciones, no solo efectivas y concretas, sino también potenciales esboza- das por el organismo”’. La representaciOn si slica se reduce a la imagen mental o al- recuerdo-imagen, es decir a la evocaciOn sim- “bélica de las realidades ausentes. En cuanto el sujeto aprehende una imagen, se trasforma ésta en un simbolo con las siete dimensiones es- tudiadas en los capitulos anteriores. La imagen seria un “Ssignificante””y elconcepto.un-“‘signi- ficado”. Piaget llama ‘‘representaci6 tual” a la representacion en un sent -¥‘representaci6n simbélica o imaginada’”’, 0 ‘simplemente ‘‘simbolo” a la representacién en el sentido estrecho. La “imagen” se explica por las acomodaciones anteriores del sujeto y ala asimilacién de lo real por el yo. Los mas destacados investigadores del mun- do psicoldgico ya no dudan de la existencia de una dimensién inconsciente en el hombre, Con- sideran a ésta como una parte natural, pero desconocida, no patente a la conciencia: entra- fla todos los dinamismos, implicaciones, expe- riencias, etc. Ellas rebasan la esfera del “darse cuenta” o lucidez yoica. La dindmica dei inconsciente no se detiene nunca; vive realidades que afectan al sujeto, aun cuando no se tiene de ello la explicacin adecuada. No piensa, pero proporciona el ma- terial para pensar; no siente afectos, pero ali- menta el corazén humano; no decide, pero aconseja la voluntad, es decir, penetra toda la vida del hombre [11]. 7. LA FORMACION DEL SIMBOLO La formacién del simbolo se remonta a los origenes preconscientes del individuo. Las for- mas de las imagenes se han vuelto evocadoras de la sedimentacién mnémica del sujeto. Atesti- guan un sistema de referencias virtuales en las relaciones internas y externas del individuo. Afirma Pérez-Rioja [65] que ‘‘toda expresion humana es ya simbélica en su origen...Nume- os0s-objetos materiales se han trasformado en simbolos de naturaleza espiritual”” Todo lo que penetra en la conciencia por los sentidos, pasa por todo el dinamismo animico. Para Cassirer [19] el sistema simbélico es un eslabén intermedio entre el sistema RECEP- TOR y el EFECTOR, eslabén que demora, in- terrumpe y retarda las respuestas por los proce- sos internos, en especial, por los del pensa- miento y de la imaginacién. El conocimiento actual de la cibernética y de la computacién facilita la comprensin de la trabazén intima y animica. La contemplacién interior de una simple computadora de mano descubre de inmediato la analogia existente con el fenémeno simbilico. Toda experiencia pasa a través de las impor- tantes secciones que abarcan el estudio actual de la personalidad (23): la captacion praxica, la vivencial, las operaciones mentales, los apren- dizajes sociales, los factores axioldgicos y cona- tivos y aun la cosmovisiOn y actividad trascen- dente. La imagen constituye una condensacion de todos estos dinamismos. Por ello Bertalauff lle- ga a afirmar que se vive no en un mundo de ob- jetos, sino de simbolos; aun las palabras y los conceptos son simbolos de cosas y de rela- ciones. El conocimiento humano depende del “

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