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“Promdune A U8). “Pawo echt 5 (Duco Jeg , Banrcellones iit “ Ben cts — R Risto. Capitulo 9 Autoeficacia tater ienoa, Enel capitulo anterior hemos examinado los procesos por los que el hombre regula su conducta a través de criterios internos y de reacciones autoevaluadoras. A continuacién trataremos otro importante aspecto del autosistema: el papel del pensamiento autorreferente en el funcionamiento” psicosocial del individuo. Entre los distintos aspectos del autoconocimiento, quizé ningunoinfluya tanto en la vida diaria del hombre como la opinién que éste tenga de su eficacia personal: En este capitulo se considerardn aquellos mecanismos por los que la autoeficacia interviene en la deter~ minacién personal de 1a accién. ¥ Las teorias e investigaciones psicolégicas suelen tener como tema de estudio Ia adquisicién de co- nocimientos o el desarrollo de patrones de respuestas, Como consecuencia, han ido quedando rele- zgados los procesos que regulan la interrelacidn entre ei conocimiento y la accién (Newell, 1978). Algunos de los esfuerzos recientes por compensar la falta de conocimientos en este aspecto tienen una orientacién biomecénica —de qué forma las érdenes eferentes que expresan el plan de accién el sujeto controlan la elaboracién de patrones de respuesta adecuados— (Stelmach, 1976, 1978). Otros han abordado el tema en términos de conocimiento algoritmico, el cual permite la realizacion de secuencias de actos de acuerdo con las lineas guia que proporciona (Greeno, 1973;_ Newell, 973). La teoria cognitiva social examina el mecanismo de transformacion en términos de procesos de emparejamiento de la concepcién mediante los cuales las representaciones simbolicas se traducen en acciones adecuadas. ‘Tanto los conocimientos, las operaciones transformadoras, como las habilidades exigidas son elementos necesarios pero no suficientes para conseguir un rendimiento adeouado: Realmente el individuo no siempre actia de forma éptima aunque conozea con exactitud cual es la conducta mas correcta a desarrollar, ello se debe a que el pensamiento autorreferente actia:como:interme=* diario entre el conocimiento y ta accién. Los aspectos considerados dentro de esta linea de investigacién son aquellos que hacen referen- cia @ la forma como el individuo juzga sus propias capacidades y a cémo sus autopercepciones de eficacia afectan a su motivacion y a su conducta, En los iltimos afos, tanto la actividad teérica como la experimental han confluido de forma reciente hacia el papel influyente del pensamiento autorreferente en el funcionamiento psico- logico (DeCharmns, 1978; Garber y Seligman, 1980; Lefeourt, 1976; Perlmuter y Monty, 1979; 41s 416 Pensamiento y accién, Fundamentos sociales Rotter, Chance y Phares, 1972). Aunque las investigaciones parten de perspectivas que podrian etiquetarse con distintos nombres, el fendmeno basico tratado en todas ellas es el papel desempe- itado por el sentido de la eficacia personal para controlar los acontecimientos que afectan a sus vidas: La autoeficacia percibida como capacidad generativa Lacficacia en el afrontamiento del entomno no consiste inicamente en conocer de antemano la forma de actuacién mas adecuada en cada situacién, ni tampoco se trata de una forma fija de com- portamiento de la que uno dispone o no en su repertorio: Seria como si definiéramos la eficacia lin- ‘istica simplemente como un conjunto de palabras o una coleccién de frases fijas dentro del reper- torio verbal de un individuo. La eficacia comporta una capacidad generativa én la que es necesario integrar las subcompetencias cognitivas, sociales y conductuales en cursos de accién a fin de con- seguir distintos propésitos. El éxito en los objetivos propuestos no suele conseguirse hasta que se han elaborado y ensayado formas alternativas de conducta y estrategias que requieren un esfuerzo perseverante. Los individuos inseguros tienden a abortar rapidamente este proceso generador en ‘cuanto los esfuerzos iniciales que han desarrollado se muestran ineficaces. Hay una marcada diferencia entre disponer de capacidades y ser capaz de utilizarlas en cir- cunstancias. diversas» Por esta raz6n, personas distintas con recursos similares 0 una misma persona en distintas ocasiones puede mostrar un rendimiento escaso, adecuado o extraordinario. Collins (1982) seleccioné unos cuantos nifios con una autoeficacia percibida alta o baja dentro de dos niveles de habilidad matematica. Se entregaron a los nifos un niimero determinado de problemas que entrafaban un nivel alto de dificultad. Si bien es cierto que la habilidad para las ‘matematicas contribuyé al rendimiento dentro de cada nivel de habilidad, los niios cuya autoefica- cia percibida fue alta descartaron con mayor rapidez las estrategias de resolucién incorrectas, solu- cionaron un mayor nimero de problemas, volvieron a insistir sobre los problemas no solucionados y los abordaron con mayor cuidado y mostraron actitudes generales mas positivas hacia las mate- ‘méticas. Como demuestran éste y otros estudios, la autoeficacia percibida por el individuo es un factor determinante que actia en parte de forma independiente de las habilidades subyacentes (Locke, Frederick, Lee y Bobko, 1984; Schunk, 1984). Un rendimiento adecuado requiere tanto 1a existencia de habilidades como la creencia por Parte del sujeto-de que dispone de la eficacia suficiente para utilizarlas. La eficacia en el compor- tamiento requiere una continua improvisacién de habilidades que permitan dominar las circuns- tancias continuamente cambiantes del entomno, la mayoria de las cuales estan cOnstituidas por elementos ambiguos, impredecibles y muchas veces estresantes. Incluso las actividades mis ruti- narias no se hacen siempre exactamente igual. Por tanto, Ia iniciacién y el control de las interac- ciones con el entorno estén gobernadas en parte por el juicio que haga el individuo de sus propias capacidades operantes —la opinién que éste tenga de lo que puede hacer en determinadas circum: tancias—. La autoeficacia percibida se define como los juicios de cada individuo sobre sus capaci dades, on base a los cuales organizard y ejecutard sus actos de modo que le permitan alcanzar el, rendimiento des¢ado. Por tanto, el concepto no hace referencia a los recursos de que se disponga, sino a la opinién que uno tenga sobre lo que puede hacer con eilos. + Los conceptos de expectativas de eficacia personal y de expectativas de resultados no son idén- ticos. La autoeficacia percibida es un juicio emitido sobre la propia capacidad para alcanzar un cierto nivel de ejecucién mientras que las expectativas de resultados hacen referencia a las conse- cuencias mas probables que producira dicha ejecucién. Por ejemplo, la creencia de que uno es capaz de saltar dos metros de altura es un juicio sobre la propia eficacia; el reconocimiento social esperado, los aplausos, los trofeos y la propia satisfacciin por tal proeza constituyen una expecta- tiva de resultados. Un resultado es la consecuencia de un acto, no es el acto en si mismo. Cuando, de forma errénea, se interpreta un acto como el resultado de si mismo, la confusién que se genera es conside- rable. Seria el caso de considerar el hecho de saltar dos metros de altura como una consecuencia. Los actos deben definirse a partir de criterios que permitan determinarlos con exactitud, Por Autoefieacia’ 417 ejemplo, iin salto de una altura dada. Considerar un salto de dos metros como una consecuenci seria confundir los criterios que definen el acto con las consecuencias que emergen de él. Si un acto se define como un salto de dos metros, el salto representa la realizacién del acto, no su conse- * cuencia, EI fracaso en el cumplimiento del acto designado (p. ¢., derribar la barra por no poder sobrepasara altura deseada) tampoco es una consecuencia del mismo, puesto que para que ésta se produzea es necesario que el acto se realice enteramente. El salto fallido es un acto incompleto que produce su propio conjunto de resultados, ya sean sociales, fisicos 0 autoevaluadores.. Algunas veces las expectativas de resultados también se confunden con ia eficacia de la técnica utilizada (Maddux, Sherer y Rogers, 1982; Manning y Wright, 1983). Los medios no son resul- tados. Una técnica eficaz es un medio para conseguir determinados resultados, peropper se no cons- tituye una expectativa de resultados. Por ejemplo, una habilidad cognitiva eficaz para la resolu- cion de problemas puede utilizarse en muy diversas situaciones para obtener todo tipo de resulta- dos. Los medios ‘son un vehiculo para ejercer la eficacia personal. ‘Los juicios sobre la eficacia personal y sobre los resultados esperados son distintose-Asiy'es posible que una persona crea que tna determinada conducta conseguird ciertos resultados positi-. vyos y no intente actuar porque duda de la propia capacidad para desarrollarla. Por ejemplo, las, expectativas de prestigio social y de ingresos econémicos elevados que pueden acompaiar ala de- cision de estudiar medicina no induciran a elegir esta carrera a aquellos estudiantes que duden se- riamente de su capacidad para alcanzar el nivel académico exigido en ella. Dependencia de los resultados esperados respecto de los juicios de eficacia En las interacciones con el entorno, los resultados obtenidos no son indepesidientes delosiac~- tos sino que la mayor parte de ellos derivan de los mismos. Por tanto, la maneracomo uno secom: _ porta determina en gran medida los resultados que uno obtiene. Del mismo modo, el tipo de resulta- dos que el individuo anticipa mentalmente depende en gran medida de los juicios sobre su propia eficacia de actuacidn en las distintas situaciones. Aquellos conductores que se sientan inseguros en la circulacién por un puerto de montafia en un dia de viento fuerte, al evocar la situacién imagina- ran el derrapaje del vehiculo y las lesiones fisicas que podrian suftir, mientras que aquellos otros que se sientan seguros al volante imaginaran al paisaje que podrén contemplar y no las caidas y accidentes que podrian producirse, Las reacciones sociales que anticipa el individuo como cons cuencia de su conducta asertiva dependen de su opinién sobre lo adecuado o no que esperaresulte su comportamiento. Una conducta asertiva exenta de tacto originara en los demas una reaccion negativa mientras que una asertividad ajustada puede conseguir las reacciones deseadas. Aquellas.~ personas que se consideran muy eficaces esperarén resultados favorables tanto en las tareas de tipo: social, inteléctual o fisico; las que albergan dudas sobre si mismas esperarén un rendimiento me~ diocre en dichas tareas y, por tanto, unos resultados negativos. Como ilustran estos ejemplos, no es posible separar los resultados esperados de los juicios sobre el propio rendimiento del cual dependen. Hay que distinguir, sin embargo, entre las fuentes de expectativas de resultados y el papel que éstas juegan en la regulacién de la conducta. Decir que log resultados emanan de los actos, de ningiin modo significa negar la influencia reguladora de los resultados imaginados. Debido a que el individuo considera los resultados obtenidos contingentes con lo adecuado 0 no de su conducta y siente interés por ellos, a la hora de decidir la conducta a desartollar se basa en sus expectativas de autoeficacia. Cuando Ia conducta esta basada en autoevaluuaciones de eficacia, el bienestarfisico conseguido es superior al que aporta una actuacion precipitada y que no tenga en cuenta las propias capacidades. En aquellas actividades en las que los resultados son inherentes al acto o bien estan fuertemen- te vinculados a él por cédigos sociales, las expectativas de resultados pueden coincidir con el rendi miento esperado del cual derivan. La lesién fisica suftida por la realizacién incorrecta de una prue- ba gimnéstica o el dinero obtenido por ganar una competicién olimpica constituyen ejemplos de ello. Dado que los resultados esperados dependen en gran medida de los juicios de autoeficacia, por si mismos no constituyen un instrumento iitilpara la prediccién de conducta. Si controlamos la exactitud con que un individuo juzga su capacidad de ejecucion, podremos explicar gran parte dela 418 Pensamiento y accién. Fundamentos sociales varianza de los resultados que espera. De ahi que, en los andlisis estadisticos en los que se contro- lan diversos factores, la autoeficacia percibida prediga el rendimiento mucho mejor que los resulta dos esperados por el sujeto en conductas tan diversas como pueden ser las fobias, la asertividad, el abandono dél habito del tabaco, las pruebas atléticas, la consecucién de ventas y la tolerancia al dolor (Barling y Abel, 1983; Barling y Beattie, 1983; Godding y Glasgow, 1985; Lee, 1984a, 1984b; Manning y Wright, 1983; Williams y Watson, 1985). Las expectativas de resultados pueden disociarse de los juicios de autoeficacia cuando un de- terminado efecto es inalcanzable cualquiera que sea la conducta del sujeto, o bien cuando los resul- tados extrinsecos se hallan débilmente vinoulados al nivel o calidad de la ejecucion, Tales disposi- ciones estructurales permiten que entren en juego sesgos sociales de modo que rendimientos semejantes pueden producir resultados muy distintos. En los sistemas estructurados de acuerdo con determinados prejuicios, aun cuando el rendimiento sea el adecuado, puede carecer de efecto sobre los resultados. Por ejemplo, cuando en Estados Unidos los atletas eran segregados segin la raza a la que pertenecieran, los deportistas negros no podian intervenir en la principal liga de béis- bol por buenos que fueran, Cuando los resultados extrinsecos dependen de wi nivel de rendimiento minimo, también pueden separarse parcialmente las expectativas de resultados de los juicios de autoeficacia. Esto ‘ceurre, por ejemplo, cuando se adjudica un salario fijo por un cierto nivel de productividad; lax mejora en el rendimiento no comporta mayores beneficios econdmicos. Cuando los efectos se hallan vinculados socialmente a cualquier criterio minimo, el rendimiento ejerce solamente un con- trol parcial sobre los resultados. Sin embargo, en la mayoria de actividades cotidianas, las dife- encias en ejecucién producen cambios consecuentes en los resultados. Realmente; incluso peque- jas variaciones en el rendimiento pueden producir efectos marcadamente distintos, Por ejemplo, una ligera desviacién del automévil en una via con trafico denso produciré inmediatamente una colisién. Mecanismo dé la autoéficacia en la determinacion personal de la act Funeidn y efectos diversos de los juicios de autoeficacia Las autopercepciones de eficacia no son simples estimaciones inertes de las acciones futuras, Las creencias del individuo sobre sus capacidades operativas funcfonan como un conjunto de de: terminantes prOximos de su conducta, de sus patrones de pensamiento y de las reacefones emo- cionales que experimenta ante las situaciones dificiles. Por tanto, las ereencias sobre uno mismo influyen de distintas formas en el funcionamiento psicosocial del individuo. Eleccién de conductas, En su vida cotidiana, el hombre se ve obligado constantemente a tomar decisiones sobre el curso y duracién mas adecuados de sus actos, a fin de conseguir sus propdsitos. Lacleccion de actividades y de determinados medios sociales esta determinada en parte por los jui- ios de eficacia personal. E1 individuo tiende a evitar aquellas tareas y situaciones que cree exce- den sus capacidades, pero inicia y desarrolla aquellas otras que se considera capaz de dominar (Bandura, 1977b). Todo factor que influye en la eleccién de actividades puede influir profunda- mente en el desarrollo personal del individuo. Las eutopercepciones de eficacia positivas favore- cenel desarrollo de actividades, contribuyendo, por tanto, al crecimiento del nimero de competen- cias. Por el contrario, las percepciones de autoineficacia que inducen al individuo a evitar ciertos. entornos y actividades que podrian resultarle enriquecedores limitan el desarrollo de las capaci- dades ¢ impiden que puedan ser corregidas tales autopercepciones negativas, Por tanto, una evaluacion razonablemente precisa de las propias capacidades ayudard en gran ‘medida a conseguir un funcionamiento adecuado. Una gran inexactitud en los uicios sobre la efica- cia personal, ya sea en una direccién o en otra, comporta consecuencias desfavorables. El individuo que sobrestima en gran medida sus posibilidades inicia actividades que se hallan clara- ‘mente por encima de su alcance. A consecuencia de ello, puede verse envuelto en considerables Autoeficacia 419 problemas, vet disminuida su credibilidad ante los'demés y’sufrir fracasos innecesarios. Incluso flgunos de estos errores pueden ocasionarle daitos graves e irreparables. Por el contrario, aquel que subestima sus posibilidades también pagard un precio por ello aunque; como hemos visto, es mas probable que ésté se presente en forma de autolimitaciones que de consecuencias aversivas. Al dejar de cultivar sus capacidades personales y de realizar activida- {des que permiten desarrollar las que ya poseen, estas personas se privan a si mismas de experien- clas gratificantes. Si intentan algunas tareas personalmente muy valoradas, al abordarlas dudando de las propias capacidades crean obsticulos internos que impiden un rendimiento adecuado. 1Los juicios de autoeficacia que resultan mas iitiles son probablemente aquellos que exceden li- gerameitte las propias capacidades. Tales autoevaluaciones hacen que el individuo emprenda de tina forma realista tareas que constituyen un reto para él y le proporcionan la motivacién necesaria el desarrollo progresivo de sus capacidades. La eleccion repetida de aquellas conductas con mnayor probabilidad de éxito favorece una autoevaluacién precisa. Sin embargo, dentro de poco ‘yeremos que son muchos los factores que pueden contribuir a la evaluacién erronea de la autoefi- cacia. Esfuerzo empleado y persistencia. Los juicios sobre la eficacia también determinan la canti- dad de esfuerzo que empleard el individvo ai enfrentarse a los obsticulos y a las experiencias ad- versas asi como la cantidad de tiempo que persistira. Cuanto mas alta sea la eficacia juzgada por ste, mas vigorosos y persistentes serén sus esfuerzos. Aquellos que se sienten inseguros de sus capacidades aminoraran sus esfuerzos 0 los abandonarén por completo al enfrentarse 2 las dificultades, mientras que aquellos otros que tienen un sentido elevado de eficacia personal desa- rrollarin esfuerzos mas intensos para poder dominar el desafio que éstas representan (Bandura y Cervone, 1983, 1986; Brown e Inouye, 1978; Schunk, 1984b; Weinberg, Gould y Jackson, 1979). ‘Generalmente, la perseverancia tiene como resultado la mejora en el rendimiento. Dado que tanto los conocimientos como las competencias se consiguen a base de esfuerzo continuado, la per~ ‘ception de autoineficacia que hace que el individuo se rinda con facilidad ante las dificultades . resultaré limitante de sus capacidades. La eficacia percibida ejerce un efecto distinto sobre el esfuerzo desarrollado durante la fase de aprendizaje de habilidades y durante la fase de practica de las habilidades adquiridas. Es posible ‘que al plantearse el aprendizaje de una actividad o habilidad determinada, aquellos que se conside- ran a si mismos muy eficaces no juzguen necesario desarrollar esfuerzo preparatorio alguno. Sin embargo, ala hora de aplicar habilidades ya adquiridas, un sentido elevado de la propia eficacia personal intensifica y aporta el esfuerzo necesario para conseguir un rendimiento adecuado en ta~ Feas complejas, algo dificil de conseguir si no existe seguridad en las propias capacidades. En con- clusién, la inseguridad crea un impulso para aprender pero no favorece la utilizacién adecuada de las habilidades previamente adquiridas. Salomon (1984) aporta algunos datos empiricos al respec to. Este autor encontré que, en los nifios, una alta percepcién de autoeficacia en el aprendizaje se asocia a.un mayor empleo de esfuerzo cognitivo y a un mejor aprendizaje a partir de aquellos me- dios de instruccién que juzgan dificiles, pero también a un menor desarrollo de esfuerzo y aun nivel de aprendizaje mas bajo en aquellos otros que consideran dificiles. Por tanto, un cierto grado de in- seguridad puede beneficiar la preparacién del sujeto: El autodesarzollo de capacidades se ve favorecido por una opinion elevada de autoeficacia para superar el fracaso junto a un cierto grado de inseguridad (mas en lo que se refiere a ladificultad de la tarea que a las propias capacidades) que estimule la adquisicién preparatoria de conocimientos y de habilidades. Patrones de pensamiento y reacciones emocionales. La opinién del individuo sobre sus propias capacidades también influye en sus patrones de pensamiento y en las reacciones emociona~ les desarrolladas durante las interacciones reales y anticipadas con el entorno. Aquellos que se consideran ineficaces en el afrontamiento de las demandas del entomo exageran la magnitud de sus deficiencias y de las dificultades potenciales del medio (Beck, 1976; Lazarus y Launier, 1978; Meichenbau, 1977; Sarason, 1975a). Tales dudas autorreferidas crean estrés y al distraer la atencién de fo que deberia ser el comportamiento adecuado para solventar los posibles fallos per- 420. Pensamiento ¥ aceién. Fundamentos sociales sonales y contratiempos, dificultan la utilizacién adecuada de los recursos de que dispone el indi- viduo. Por el contrario, aquellas personas que poseen una autoeficacia alta, centran sus esfuerzos en las demandas que pueda plantearles la situacién y se sienten estimulados por aquellos obstacu- los que-exigen un mayor esfuerzo, La autoeficacia percibida también determina el tipo de atribu- cciones (Collins, 1982). Al buscar soluciones a los problemas mas dificiles, aquellos individuos que se consideran muy eficaces tienden a atribuir sus fracasos a una cantidad de esfuerzo insuficiente por su parte, mientras que aquellos otros con capacidades similares pero con una autoeficacia per- cibida inferior suelen achacar sus fracasos a una habilidad deficiente. El hombre como productor y no simple predictor de su conducta. Diversos hallazgos clari- fican las distintas formas por las que la atitopercepcién de eficacia aumenta o debilita la calidad del funcionamiento psicosocial. El individuo que se considera eficaz se impone a si mismo retos que favorecen sus intereses y él desarrollo de actividades nuevas; tales sujetos intensifican sus esfuer- 208 cuando su rendimiento no se ajusta a las metas que se habian propuesto, hacen atribuciones cau- sales de los fracasos que favorecen la autoeficacia, afrontan las tareas potencialmente amenaza- doras sin sentir ansiedad y experimentan bajo grado de estrés en situaciones dificiles. Estos esfuer- zos basados en la autoseguridad suelen comportar logros para el individuo. En marcado contraste, aquellas personas que se consideran ineficaces evitan las tareas dificiles, reducen sus esfuerzos y se dan répidamente por vencidos frente a las dificultades, acentian sus deficiencias personales, disminuyen sus aspiraciones y padecen en gran medida ansiedad y estrés. Tales dudas sobre si mismo disminuyen el rendimiento y generan gran malestar. La idea de que el hombre puede influir sobre su conducta por medio del pensamiento autorrefe- rente no es aceptada por aquellos que siguen un enfoque conductista (ver Rachman, 1978). Estos ‘ltimos despojan a las autopercepciones de eficacia de todo poder determinante, como si éstas tini- camente actuaran como predictores pasivos de la conducta futura que desarrollara el organismo que las hospeda. Si se suscribe esta postura teérica conductista surge la cuestidn de como un or- ganismo que puede predecir su conducta futura no tiene capacidad para influir en ella. Los esti- mulos @ imperativos externos vividos aumentan los conocimientos futuros del individuo. En contra de estas opiniones, las investigaciones realizadas demuestran que el individuo que se considera a si mismo altamente eficaz, actia, piensa y siente de forma distinta de aquel que se percibe ineficaz, Los primeros construyen su propio futuro, no se limitan a predecirlo, Relaciou entre los juicios de autoeficacia y la accion Aunque los juicios sobre autoeficacia estan relacionados funcionalmente con los actos, existen varios factores que pueden influir en la intensidad de esta relaci6n. La eficacia percibida por si sola puede afectar el nivel de motivacién, pero no conseguird el rendimiento deseado si faltan por com- pleto aquellas subcompetencias necesarias que permitan el ejercicio de la determinacién personal de la accién. Desde luego, no es frecuente que las personas manifiesten una autoeficacia vacia de ‘competencias, ya que no suelen juzgarse eficaces en aquellas actividades para las que carecen por completo de habilidades. Sin embargo, por lo general, las personas poseen muchas subcompeten- cias basicas que les permiten desarrollar rendimientos adecuados en actividades nuevas. Cuanto mayor sea la dificultad de la tarea, mayor sera también la necesidad de esfuerzo perseverante para generar y probar formas alternativas de conducta. Si faltan algunas de las capacidades necesarias, el esfuerzo basado en Ia eficacia personal favorecera la adquisicién de las mismas. Por el contra- rio, las ereencias erréneas de ineficacia personal pueden retardar el desarrollo de las diversas subhabilidades de las que dependen los rendimientos mas complejos. Por tanto, la autoeficacia percibida contribuye al desarrollo de subhabilidades, ademas de influir en la formacién de nuevos patrones de conducta a partir de las subhabilidades que ya poseen. Falta de incentivos y aspectos del entorno que limitan el rendimiento. Es posible que ¢l hombre posea las habilidades necesarias y el sentido de eficacia personal suficiente para desaro- llarlos y no los lleve a cabo porque falten los incentivos necesarios para ello. En tales casos apa- ie dc acaba Autoeticacia 421 rece una discrepancia entre 1a autoeficacia percibida y Ia falta de incentivos de la situacién, ‘Tampoco la autoeficacia percibida contribuira al desarrollode la conducta adecuada siel individue carece del equipamiento o de los recursos materiales necesarios para ello. Los artistas y los atletas, no podrén manifestar al maximo sus aptitudes si cafecen de los elementos materiales adecuados, En determinadas situaciones, las restricciones fisicas o sociales limitan la actuacién del individuo. Cuando el rendimiento se ve dificultado por la falta de incentives, por la ausencia de recursos ade. cuados o por limitaciones externas, la eficacia autoevaluadora ser’ superior al rendimiento real de- sarrollado. Cuando existen tales discrepancias no es que el sujeto ignore sus capacidades reales sino que ciertos factores externos dificultan el desarrollo éptimo de las mismas, Consecuencias de los juicios erréneos. La magnitud de los fracasos también influye en la veracidad de los juicios de autoeficacia elaborados, Aquellas situaciones en las que la elaboracion de un juicio incorrecto no lleva consigo consecuencias importantes, no favoreceran el que el sujeto alcance una evaluacién de autoeficacia precisa. Cuando tales juicios han de hacerse publicos, es posible que haya una mayor preocupacién por la opinién de los dems que por la exactitud de la Prediccin sobre el comportamiento futuro, en cuyo caso la modestia o el halago a uno mismo pre- valeceran sobre la exactitud de las expectativas de eficacia. En aquellas situaciones en las que la Persona ha de elegir entre distintos comportamientos importantes para él, o ha de decidir por Cudnto tiempo continuara con una actividad que le resulta frustrante y que consume su tiempo, esfuerzo y recursos, las autoevaluaciones realizadas con exactitud serviran de guias valiosas, Disparidad temporal. El tiempo transcurrido entre Ia evaluacién de la autoeficacia y la accién es otro factor que influye en el grado de relacién entre ambas. En el curso de la vida diaria, el individuo se ve obligado constantemente a poner a prueba sus competencias, cuando no a desa. rrollarlas, hacténdose necesarias reevaluaciones periédicas de la autoeficacia, Las autopercepeio- nes solidas, modificables inicamente por pruebas muy convincentes, pueden utilizarse para prede. cir el comportamiento posterior del sujeto. Sin embargo, las autopercepciones de eficacia, en gene ral, son sensibles a la informacién que va adquiriendo el sujeto e incluso las que estan firmemente establecidas son susceptibles de cambio por medio de experiencias negativas importantes. La rela cién entre el pensamiento autorreferente y la accidn se manifiesta de una forma mas precisa cuando se miden ambos en estrecha proximidad temporal. Relacionar la conducta con juicios elaborados con mucha anterioridad a a misma puede conducir al hallazgo de discordancias engafiosas entre ambos, sien el momento de evaluar el comportamiento el sujeto esta actuando de acuerdo con unas autopercepciones distintas. Si se ha producido un cambio en las expectativas de eficacia, una posible relacién entre la autoeficacia y la conducta puede manifestarse mas facilmente a partir de las autopercepciones actuales que de las antiguas. Desde luego, el factor mas importante es el poder de las experiencias intervinientes, no la cantidad de tiempo transcurrido. Evaluaciones incorrectas de las autopercepciones o del rendimiento. Los procesos causales pueden esclarecerse mejor mediante un planteamiento microanalitico en el que el pensamiento autorreferente se mide mas en términos de autopercepciones de eficacia que pueden cambiar segiin las distintas actividades y situaciones que por medio de una medida de la disposicién global del indi viduo, evaluada mediante un test general. Las medidasde las autopercepciones deben adaptarse all area de funcionamiento psicolégico que se esté explorando. Esta metodologia permite realizar un microanilisis del grado de congruencia a nivel de tareas individuales entre las autopercepciones de eficacia y la conducta. Los juicios de eficacia difieren en varias dimensiones, las cuales tienen implicaciones impor- tantes sobre el rendimiento. La primera de estas dimensines es el nivel. La eficacia autoevaluada puede referirse a tareas sencillas, extenderse a otras de dificultad moderada o bien incluir activi- dades dificiles en un area determinada. La autoeficacia percibida también difiere en cuanto a generalidad. 1 individuo puede considerarse eficaz sélo en ciertas areas de funcionamiento.o bien en un amplio margen de ellas. Las evaluaciones de Ias diversas éreas de funcionamiento revelan el patron y el grado de generalidad que poseen las percepciones de eficacia del individuo. Las expec- 422 Pensamiento y accién, Fundamentos sociales tativas de autoeficacia varian también en cuanto a fiterza. Las autopercepciones de eficacia débiles del sujeto serdn modificadas-con facilidad por las experiencias desconfirmadoras con que pueda encontrarse, mientras que aquellos otros con una creencia firme en sus competencias persevera- ran eh sus esfuerzos de afrontamiento a pesar delas crecientes dificultades con las que puedan en- contrarse. Por tanto, el grado de correspondencia entre el juicio de autoeficacia y el rendimiento va~ riard en funcién de la intensidad de las creencias del individuo en sus propias capacidades. Cuanto mas firme sea la percepcién de autceficacia de un individuo, mayor sera la tendencia de éste a ele- gir tareas que le resultan desafiantes, mayor séra la probabilidad de que persiste en ellas y mayor ‘también la de que su rendimiento en las mismas resulte satisfactorio. La fuerza de las percepciones de autoeficacia no guarda necesariamente una relacién lineal con la conducta elegida (Bandura, 1977b). Para intentar conseguir un curso determinado de accién, es necesario cierto umbral de se- guridad en uno mismo; sobrepasado ese umbral, expectativas de autoeficacia de distinta fuerza produciran intentos coriductiales semejantes. Para que los andlisis de la eficacia percibida aporten un maximo de informacién es necesario realizar una evaluacién detaliada del nivel, intensidad y grado de generalidad de la autoeficacia percibida proporcional a la particularidad y precisién con que se mida la ejecucién. En estudios comparativos, las medidas individualizadas de autopercepcion de eficacia superan a las medidas slobales en cuanto a poder explicativo y predictivo (Barrios, 1985; Kaplan, Atkins y Reinsch, 1984; McAuley y Gill, 1983; Walker y Franzini, 1983). También es cierto que la conducta ha de ser evaluada adecuadamente en las circunstancias apropiadas. Las medidas globales mal defini das de-autoeficacia percibida o las evaluaciones incorrectas de la ejecucién daran lugar a discor- ancias en los resultados. También aparecen discrepancias cuando se juzga la eficacia percibida para actuar en situaciones mientras el rendimiento se mide en situaciones simuladas, mucho mas faciles de afrontar que las reales. La autoeficacia percibida se refiere ala capacidad generadora, no a los actos componentes. Las autopercepciones de eficacia se miden en términos del uso variable de las subhabilidades que uno posee en distintas situaciones: Por ejempto, para medir la autoeficacia en la conduccién, no se pide al sujeto que juzgue si es capaz de encender el coche, cambiar las marchas, llevar el volante, ace- leraro parar el automovil, tocar el claxon, observar las sefiales de tréfico, descifrar la circulacion 0 cambiar de carril sino que cualesquiera que sean sus habilidades, han de juzgar su autoeficacia para conducir por calles principales, en tréfico urbano congestionado, por las avalanchas que se forman en las autopistas y por puertos de montafias con curvas peligrosas. Los componentes mecanicos de la conduccién son triviales pero la capacidad generativa de conducir un automovil a través del trafico congestionado de una ciudad o por una autopista a gran velocidad no lo es. Valoracién errénea de las subhabilidades requeridas. Las tareas a desarrollar pueden variar ampliamente en cuanto a dificultad y a las subhabilidades requeridas. Actividades distintas pueden exigic habilidades cognitivas, mnésicas y manuales distintas, asi como distintas fortaleza, resistencia y tolerancia al estrés. Incluso la misma actividad puede requerir habilidades distintas en funciona de la situaciOn. Dar un discurso que se ha preparado previamente exige menos recursos creativos y memoristicos que darlo de forma espontinea. Cuanto més entendida y critica sea la au- diencia, mas dificil seré dominar el estrés que crearé la situacion. Cuando la tarea o las circuns- tancias bajo las-que haya que realizaria sean ambiguas, apareceran discordancias entre el juicio de autoeficacia elaborado y la ejecucién conseguida, Cuando las exigencias de la ejecucién estén mal definidas, la subestimacidn de las demandas de la tarea conducira a una autoseguridad excesiva; la sobrestimacién de las demandas de la tare originard errores en sentido conservador. La evaluacién de la autoeficacia percibida en cuanto a actividades cognitivas presenta pro- blemas especiales debido a que las operaciones cognitivas necesarias para resolver determinadas tareas no son siempre observables. Cuando en tareas aparentemente faciles se emplean operacio- ‘nes cognitivas complejas, cosa bastante frecuente, las apariencias pueden resultar completamente engafiosas (Bandura y Schunk, 1981). Ademés, la resolucién de problemas requiere, de forma tipica, la aplicacién de miiltiples operaciones cognitivas. Aun en el caso de que estas operaciones puedan identificarse facilmente cuando algunas de las operaciones componentes de una actividad Autoeficicia 423 se dominan completamente mientras que otras slo se comprenden parcialmente, sera dificil emi- tir un juieio sobre la capacidad cognitiva para esta actividad determinada. Si uno se fija selectiva- mente en los aspectos que se dominan, se supervaloraran as competencias, mientras que si uno entra su atencion en aquellos aspectos no comprendides, se supervalorardn las dificultades. Inclu- Sos se presta una atencion similar a todos los aspectos de la tarca, los uicios de autoeficacia emit ddos variarén en funcién de la importancia que se otorgue a cada una de las capacidades cognitivas que se dominan en grados distintos. Objetivos poco definidos y ambigitedad de la ejecucién. Las autopercepciones de eficaciano operan en el vacio, Para regular el esfuerzo de una forma adecuada, el individuo ha de tener cierta idea del nivel de rendimiento que ha de conseguir y como minimo saber algo sobre !a actividad que std desarrollando, de otro modo no podria conocer la cantidad de esfuerzo que ha de poner en mar- ‘cha, durante cuanto tiempo.ha de hacerlo y cuando ha de modificar convenientemente sus estrate- gias, Cuando los objetivos estin claros y el nivel de rendimiento es discernible con claridad, las Tutopercepciones de eficacia actian como determinantes del nivel de rendimiento que se intenta ‘conseguit (Bandura y Cervone, 1983). Sin embargo, cuando el individuo no persigue ningin fin en particular 0 no puede observar su rendimiento, carece de las bases que le permitan tradicir su per- Cepeién de eficacia en un esfuerzo de magnitud adecuada. El problema de la ambigitedad del rendimiento aparece cuando los aspectos del propio rendimiento no se pueden observar personal- mente (Carroll y Bandura, 1982; Feltz, 1982) o cuando el nivel de logro esta determinado social- mente por criterios mal definides, de forma que hay que depender de los demas para saber si la ‘actuacion es correcta o no. En este titimo caso, si falta este feedback para tareas en las que el indi- “iduo no puede juzgar la conducta emitida, las personas se veran envueltas en la ambigiiedad. ‘Hiabitualmente, no surgen este tipo de problemas porque el hombre tiene claros sus objetivos y no necesita que sean los demas quienes evalien su rendimiento, dado que puede observar su propia actuacion. ‘Autoconocimiento erréned. En la mayoria de las situaciones cofisideradas hasta aqui, las autoevaluaciones de eficacia son razonablemente exactas; sin embargo, difieren de la conducta del jndividuo porque éste desconoce con exactitud cual ha de ser su comportamiento, porquele faltala Informacion necesaria para poder controlar sus esfuerzos o bien porque se ve apartado de sus propositos por la actuacién de Factores extemos. Sin embargo, estas discrepancias suelendebersea Juietos de autoeficacia incorrectos, no a ambigiedades o limitaciones del rendimiento (Bandura y ‘Schunk, 1981; Schunk, 1981), Los juicios erréneos pueden deberse a diversos factores. "Al iniciar actividades nuevas, el individuo carece de la experiencia suficiente para evaluar si sus autopercepciones son veridieas o no, teniendo por tanto que inferir su capacidad de ejecuciona parti de su experiencia en otras situaciones, inferencia que puede conducirle a error. También se Claborarin juicios de autoeficacia erréneos cuando existan factores personales que actien distor- Sionando los procesos de autoevaluacién, Tal distorsién puede producirse.a nivel de percepcion, Gurante el procesamiento cognitivo, o en el proceso de rememoracién de experiencias significa- tivas en cuanto a eficacia. En cuanto a la percepcién, punto inicial del proceso, el individuo puede percibit de forma equivocada sus fracasos y sus logros. Es posible que perciba con exactitud sus Experiencias presentes, pero introduzca distorsiones al elegir, combinar y evaluar cognitivamente la informacién multiforme de que dispone sobre su eficacia, Finalmente, también son causa de error las distorsiones que se producén en el recuerdo de experiencias signilicativas en cuanto a eficacia, asi como de las circunstancias en las que ocurrieron. Mas adelante insistiremos sobre estos puntos. Cualesquiera que sean las fuentes de distorsién, cuando el individuo actie en base @ juicios erroneos de autoeficacia suftira consecuencias adversas. En el caso de actividades rutinarias, el individuo alcanza el conocimiento de sus capacidades por medio de experiencias repetidas, hasta el punto de que no necesita juzgar su eficacia cada vez ue realiza una misma actividad sino que actia de acuerdo con sus limitaciones 0 capacidades cono- ‘das, sin pensar de forma directa en ellas. Sin embargo, cuando se producen cambios importantes ten lag demandas de la tarea o en las circunstancias acompanantes, se desarrollan asimismo ree- 424 Pensamiento y acciém. Fundamentos sociales valuaciones de la autoeficacia que permitiran actuar adecuadamente en las nuevas circunstancias, Resulta realmente mas beneficioso no realizar evaluaciones continuadas de autoeficacia en tareas rutinarias en las que ya se ha alcanzado un nivel de rendimiento adecuado, Situviéramos que Juzgar nuestra capacidad cada vez que nos dispusiéramos a conducir un automévilo a preparar una comida nos veriamos obligados a invertir una gran parte de nuestra actividad cognitiva en pensa- mientos autorreferidos redundantes. También es cierto que los costos personales son considera. bles cuando una autoevaluaciOn de ineficacia conduce a la evitacién irreflexiva de actividades y de situaciones que de otto modo podrian resultar enriquecedoras. Langer y sus colaboradores (Langer, 1979) ilustran los efectos autodebilitadores que se producen cuando el individuo se juzga a si mismo, de forma errénea, incompetente y empieza a actuar ineficazmente sin reflexionar poste- riormente sobre'sus capacidades reales. Fuentes de informacién de la autoeficacia El conocimiento de la propia eficacia, ya sea exacto 0 no, se basa en cuatro fuentes principales de informacién: logros de ejecucién, experiencias vicarias adquiridas a partir de la observacion de las ejecuciones de los demas, persuasidn verbal y medios percibidos de influencia social sobre la ercepcion de las propias capacidades y estados fisioldgicos a parti de los cuales las personas juz~ gan en parte su capacidad, resistencia y vulnerabilidad a la desfuncion. Una influencia determinada en funcin de su forma actuara a través de una o de varias fuentes de informacion de eficacia, Logros de ejecucion " Las ejecuciones constituyen la mayor fuente de informacion sobre eficacia personal ya que se basan en experiencias de dominio real (Bandura, Adams y Bayer, 1977; Biran y Wilson, 1981; Feltz, Landers y Raeder, 1979). El éxito aumenta las evaluaciones positivas de eficacia, mientras que los fracasos repetidos las disminuyen, especialmente si se producen al principio de la acti dad no reflejando por lo tanto falta de esfuerzo o Ia existencia de circunstancias externas adversas, Las fuerzas de las experiencias nuevas para modificar la autoeficacia dependeré de la naturaleza y firmeza de la autopercepcién preexistente en la cual deberd integrarse. Una vez alcanzada una ereencia firme de autoeficacia a partir de éxitos personales, no es probable que los fracasos oca- sionales que puedan producirse cambien la percepcién del Sujeto sobre su capacidad. Cuando el individuo esta seguro de si mismo, tiende a considerar responsables de los fracasos a factores ex- ternos, a un esfuerzo insuficiente por su parte o a la falta de estrategias adecuadas. Cuando las per- sonas atribuyen sus malas actuaciones a estrategias inadecuadas mas que a una falta de habilidad, el fracaso inducird la confianza de que, en el futuro, unas estrategias mejores conduciran al éxito (Anderson y Jennings, 1980). Aquellos fracasos que se superan a base de esfuerzo pueden inducit creencias de autoeficacia firmes, a partir de la experiencia de que pueden llegar a dominarse incluso los obstéculos mas dificiles, Una ver establecida, la autoeficacia firme tiende a generalizarse a otras situaciones, sobre todo aquellas en las que se habia producido una autodebilitacion del rendimiento como consecuencia de la preocupacién por las propias deficiencias (Bandura, Adams y Bayer, 1977; Bandura, Jeffery ¥ Gajdos, 1975). Como resultado de ello, puede mejorar el funcionamiento del individuo en un amplio margen de actividades. Sin embargo, los efectos de la generalizacién se producen con mayor frecuencia en las actividades que se parecen mas a aquellas en que se ha conseguido aumen- tar la autoeficacia. Experiencia viearia El hombre no dispone sélo de las experiencias propias como fuente tinica de informacién sobre sus capacidades, sino que las autoevaluaciones de eficacia estan influidas parcialmente por las experiencias vicarias. @Viendo o imaginando que otras personas similares actian con éxito es ee ae / Avtocficacia 425 posible que aumente la autopercepcién de eficacia del observador, llegando a creer que é1 mismo osee tambign las capacidades suficientes para dominar actividades similares (Bandura, Adams, Frardy y Howells, 1980; Kazdin, 1979). Este se persuade a si mismo de que si los demas pueden hacerlo él ha de conseguir, como minimo, mejorar Su rendimiento. Por la misma regla, observar ‘como fracasan a pesar de sus denonados esfuerzos aquellos que se perciben semejantes en cuanto a competencias hace disminuir la opinién del observador sobre sus capacidades y reduce igualmente sus esfuerzos (Brown ¢ Inouye, 1978). Existen diversas condiciones bajo las cuales la informacién viearia influye especialmente en las evaluaciones de autoeficacia realizadas. Uno de tales factores es el grado de incertidumbre del sujeto sobre sus propias capacidades. Cuando el individuo ha tenido pocas experiencias previas en fas que basar sus evafuaciones de competencia personal, 1a autoeficacia percibida se ve modifica dacon facilidad por influencias vicarias importantes. Al no disponer de un conocimiento directo de sus propias capacidades, el individuo depende en mayor grado de los indicadores vicarios (Takata yTakata, 1976). Esto no significa afirmar que disponer de un elevado atimero de experiencias pre- ¥ias anule necesariamente la influencia potencial del proceso de modelado social, antes al contra~ rio, Las experiencias mixtas pueden inducir dudas sobre las propias capacidades y por otro lado las tareas y los compafieros cambian con cierta frecuencia, de modo que la informacién comparativa de tipo social contimia teniendo un valor diagnéstico. Ademés, las influencias del modelado, suge~ ridoras de estrategias de afrontamiento eficaces, pueden elevar la autoeficacia de aquellos indi duos que han suftido repetidas experiencias confirmadoras de su ineficacia (Bandura, 1977b; Bandura, Reese y Adams, 1982). Incluso los individuos muy seguros de si mismos mejoraran su percepcidn de autoeficacia si los modelos les ensefian formas mas adecuadas de comportamiento. El efecto de la informacién vicaria sobre las evaluaciones de autoeficacia dependerdn también de los criterios por los que el sujeto evalie su habilidad (Festinger, 1954; Suls y Miller, 1977). ‘Aquellas actividades que proporcionan una informacién exterior clara sobre el nivel de rendimien-. ‘to permiten elaborar juicios reales sobre las propias capacidades. Por ejemplo, ua saltador de altura puede evaluar su competencia y el progreso en st rendimiento a partir de la magnitud del salto que efectia. Sin embargo, la mayoria de actividades no aportan la informacién suficiente para conse- uiruna evaluacién tan clara de las propias capacidades. Un alumno que en un examen aleance una puntuacién de 117, con este tinico dato carece de los elementos necesarios para juzgar si su ren- dimiento ha sido bueno o malo. Cuando faltan datos empiricos reales que permitan juzgar lo ade- ‘cuado del rendimiento, la eficacia personal ha de estimarse obligatoriamente en base al rendimien- tode los demas. Dado que la mayoria de las ejecuciones se evalian a partir de criterios sociales, la informacién comparativa de tipo social juega un papel destacado en las evaluaciones de auto- eficacia. ‘Aunque las experiencias vicarias no suelen tener tanta fuerza como las experiencias directas, son capaces de producir cambios significativos y duraderos en la autoeficacia mediante su efecto sobre el rendimiento. La gente convencida vicariamente de su ineficacia tiende a comportarse real- mente de forma ineficaz, confirmando de este modo su incapacidad percibida mediante pruebas condictuales. Por el contrario las influencias de modelado que aumentan el nivel de autoeficacia percibida pueden atenuar el efecto producido por experiencias directas de fracaso sosteniendo el. esfuerzo en Ja ejecucion ante las experiencias de fracaso (Browne Inouye, 1978; Weinberg, Gould y Jackson, 1979): Por tanto, un determinado modo de influencia puede poner en marcha procesos ‘que aumentan sus efectos 0 disminuir los efectos de otras influencias igualmente poderosas. Persuasion verbal La persuasién verbal se utiliza ampliamente para inducir en el sujetola creencia de que pose la capacidad suficiente para conseguir aquello que desea. La persuasi6n social por si sola puede resul- tar insuficiente para inducir aumentos duraderos en el nivel de autoeficacia pero si puede contribuir ynseguir un rendimiento adecuado si el inctemento de la autoeficacia se halla dentro de unos li- mites reales. Los individuos a los que se persuade verbalmente de poseer la capacidad necesaria para desarrollar determinadas tareas tienen mayor probabilidad de mantener un nivel de esfuerzo 426 Pensamiento y accién. Fundamentos sociales elevado al enfrentarse a las dificultades y problemas que pueden surgir que aquellos que continian abrigando dudas sobre si mismos y acentuando sus deficiencias personales, En la medida en que el fortalecimiento persuasivo de la autoeficacia hace que el individuo ponga un gran esfuerzo para {riunfar en su empresa, favorece el desarrollo de habilidades y un sentido de eficacia personal. Por consiguiente, las atribuciones de eficacia de tipo persuasivo influiran con mayor fuerza en aquellas personas que tienen algiin motivo para pensar que realmente’ pueden conseguir sus objetivos a través de sus actos (Chambliss y Murray, 19794; 1979b). Sin embargo, la induccién de creencias falsas sobre la competencia personal tnicamnte conseguird inducir al fracaso con lo que el persua- sor perderd credibilidad y disminuiré ain mas Ia percepcién de autoeficacia del persuadido Probablemente sea més dificil aumentar de forma duradera por estos medios la effcacia percibida que disminuirla, El fortalecimiento ilusorio de Ia autoeficacia queda desconfirmado répi damente por la conducta del sujeto, pero aquellos a los que se ha persuadido de su ineficacia tienden a evitar aquellas actividades que les resultan desafiantes y se tinden con facilidad ante las dif cultades. Al limitar la eleccién de actividades y reducir la cantidad de esfuerzo dispensada, las 4dudas acerca de uno mismo pueden favorecer su propia confirmacion, Estado fisiologico Por lo general, al juzgar sus capacidades, el individuo se baéa en parte en la informacion sobre su estado fisiolégico. Interpreta su activacién somatica ante las situaciones estresantes o amen. Zantes como signos globales de vulnerabilidad a la disfuncién. Dado que, por lo general, un nivel de activacién elevado debilita el rendimiento, el individuo suele ser mas optimista en cuanto al éxito ue podra aleanzar cuando no se siente desbordado por el grado de activacion somatica que cuando Se nota tenso y trastornado a nivel fisico. Las reacciones de miedo son capaces de generar mas ‘miedo mediante la autoactivacion anticipatoria. Al evocar pensamientos sobre su propia inepti- tud, que inducen temor, el propio individuo puede crearse niveles de distrés elevado que produzean realmente las disfunciones que teme. Los tratamientos que eliminan la activacién emocional frente & las amenazas subjetivas aumentan la autoeficacia percibida, mejorando con ello el rendimiento el individuo (Bandura y Adams, 1977; Barrios, 1983). Los indicadores fisiologicos de eficacia no se limitan ala activacién autonémica; asi, por ejemplo, en actividades para las que se requiere fuerza ¥ tesistencia, el individuo interpreta la fatiga, el jadeo, los dolores y los achaques como indica. dores de ineficacia fisica (Taylor, Bandura, Ewart, Miller y DeBusk, 1985), Procesamiento cognitivo de la informacion de autoeficacia La informacion relevante para la evaluacion de las capacidades personales —ya sea del tipo Vicario, persuasivo 0 fisiologico— no es inherentemente esclarecedora, sino que tinicamente resulta instructiva si se realiza una evaluacion cognitiva de la misma. Por tanto, hay que distinguit entre la informacion proporcionada por los acontecimientos extemos y la informacion selecciona~ da, valorada e integrada en juicios de autoeficacia, Por esta razén, incluso la consecucin de un alto nivel de rendimiento no mejora necesariamente la autoeficacia percibida; ‘Tampoco es ciertoque uno pueda desprenderse con facilidad de aquellas autopercepciones que durante afios han ejercido una funcién protectora. Es mas probable el que el individuo que se cuestiona su eficacia de afrontamiento malinterprete sus experiencias positivas que el que se arties- gue en encuentros cuyas amenazas juzga incapaces de controlar. Cuando la experiencia contras dice firmemente los juicios de autoeficacia elaborados y las condiciones en que se ha producido tal experiencia son tales que el individuo pueda desmerecer su importancia, es posible que tal contradiccion no le haga cambiar la opinién sobre si mismo. En tales ocasiones, para que se produzcan cambios duraderos y generalizados en los juicios sobre la propia eficacia, son nece- sarias experiencias confirmatorias en las que el individtio domine completamente demandas de ac- twacién que exceden en gran medida aquellas con las que ha de enfrentarse en su vida diaria (Bandura, 1977). El procesamiento cognitivo de Ia informacién sobre la eficacia implica dos funciones separs- ~“Autoefieacia. . 427 bles entre si: la primera afecta al tipo de informacion a la que el individuo atiende comoindicadora de eficacia personal. Cada una de las cuatro clases de informacién recogida tiene su propio con- Junto de indicadores de eficacia. La segunda funcion guarda relacién con las reglas de combina- ‘cin que se utlizan para evaluare integrat la informacion sobre eficacia obtenida a partir de distin- tas fuentes a la hora de elaborar los juicios de aittoeficacia. Informacién de eficacia aportada por la propia experiencia. Existen muchos factores que pueden influir sobre el nivel de rendimiento y que tienen poco que ver con la capacidad del indivi- duo. Por tanto, no hay una simple equivalencia lineal entre el rendimiento y la capacidad perci- bida. La evaluacién de la autoeficacia es un proceso inferencial en el que ha de valorarse la contri bucign relativa de los factores de habilidad y falta de habilidad al éxito o al fracaso.en la ejecucion. La medida en que el individuo modificara su eficacia percibida a través de experiencias depende- r4, entre otros factores, del grado de dificultad de la tarea, de la cantidad de esfuerzo que desa- _ rrolle, de la cantidad de ayuda exterior que reciba, de las circunstancias en las que actie y del pa- trén temporal de sus éxitos y sus fracasos. La informacién que se obtiene al realizar con éxito una tarea facil resulta redundante con la informacién de que ya se dispone, mientras que el dominio de una actividad dificil aporta informa- cién nueva sobre la eficacia que aumenta la evaluacién de la misma. Sise consigue el éxito con la ayuda de elementos externos, el efecto sobre la autoeficacia es menor puesto que siempre es posible atribuirlo a estos factores y no a las propias capacidades. Igualmente, una actuacién deficiente desarrollada en circunstancias adversas tendra menos implicaciones sobre la autoefica- cia que si se produce en circunstancias optimas. Las evaluaciones cognitivas realizadas sobre el esfuerzo desarrollado pueden modificar la in- fluencia de la ejecucién sobre los juicios de eficacia elaborados. La gente tiende a considerar el esfuerzo dispensado como inversamente proporcional a sus capacidades (Nicholls y Miller, 1984). Conseguir el éxito en una empresa dificil con un esfuerzo minimo se interpreta como la existencia, de un nivel de capacidad alto, mientras que logros andlogos conseguidos tras esfuerzos intensos suelen implicar un nivel inferior de habilidad, siendo menos probable que incrementen la autoefi¢a~ cia percibida. El esfuerzo desarrollado también juega un papel muy importante a la hora de evaluar las capacidades a partir de los fracasos (Trope, 1983). Un rendimiento escaso conseguido a partir de un esfuerzo igualimente escaso nos diré poco sobre las capacidades reales del individuo. El nivel de ejecucién en tareas dificiles resultaré més informativo de las capacidades existentes en el indivi- duo cuando el esfuerzo desarrollado sea importante y las condiciones en las que se haya realizado sean 6ptimas en cuanto a rendimiento. Un fracaso en tales condiciones significara una capacidad limitada. La tasa de logros asi como su patron temporal también resultaran de utilidad a la hora de Jjuzgar la eficacia personal. Los individuos que periédicamente cosechan fracasos pero que van me- Jorando a medida que transcurre el tiempo, aumentardn con mayor probabilidad su eficacia perci- bbida que aquellos otros que a pesar de tener éxito ven como su ejecucién se estanca en compara cién con su tasa de mejora previa. Los estudios realizados en el marco conceptual de las atribuciones (Bem, 1972; Frieze, 197; Weiner, 1979) han analizado cémo los juicios causales correspondientes a factores como el esfuer- zo las dificultades de la tarea influyen en la ejecucién. En tin analisis cogaitivo social, este tipo de factores actian como transmisores de la informacién de autoeficacia ¢ influyen en la ejecucion principalmente por medio de sus efectos sobre las autopercepciones de eficacia. Por tanto, e! indi viduo infiere una alta autoeficacia a partir del éxito alcanzado en tareas dificiles en que ha desarrollado un esfuerzo minimo, e infiere una baja autoeficacia cuando tiene que trabajar intensa- mente para dominar tareas relativamente sencillas en condiciones favorables. La autoeficacia percibida influye en el tipo de atribuciones causales que la gente hace de su ejecucién. Los nifios ‘que se consideran a si mismos muy eficaces, atribuyen sus fracasos a una falta de esfuerzo por su parte, mientras que aquellos que se juzgan ineficaces los atribuirdn a su falta de habilidad (Collins, 1982). La autoeficacia percibida actia a la vez como determinante de las atribuciones causales y como mediador de sus efectos sobre la ejecucién, tal como se ha mostrado al analizar la causacién mediante un anilisis de vias (Schunk y Gunn, 1984), Los nifios que se consideran autoeficaces 428 Pensamiento y acoién, Fundamentos sociales tienden a atribuir sus éxitos a su propia habilidad, pero las atribuciones de habilidad también in- fluyen indirectamente en la ejecucién a través'de la autoeficacia percibid ‘Como ya hemos aludido, tos procesos inferenciales actuan de forma parecida al evaluar la auto- eficacia en base a los fracdsos de ejecucién. Si el fracaso se atribuye a un esfuerzo insuficiente, a unas condiciones adversas, el desénimo o a un estado-de debilidad fisica, la probabilidad de que la ejecucién deficiente haga disminuir la autoeficacia del sujeto es escasa o nila. Por el contrario, ‘cuando el sujeto tiene una pobre opinién de si mismo, tiende a hacer razonamientos del tipo contra- rio: atribuye sus éxitos a factores externos y no a sus propias capacidades (Bandura, Adams, Hardy y Howells, 1980). En este caso, el problema radica en !a imputacién errénea del éxito al- canzado a factores situacionales. Para elevar la autoeficacia de estos sujetos es necesario que, con Ja minima ayuda externa, lleguen a dominar tareas que signifiquen un desafio para ellos, lo cual les demostrara Ia existencia de una verdadera capacidad personal (Bandura, 1977b). Las verbalizaciones que hacen los pacientes fobicos de sus pensamientos durante las experien- cias de dominio aportan cierta luz acerca del procesamiento cognitive de la informacién de efica- cia procedente de la propia ejecucién (Bandura, 1983b). Cuando las experiencias desconfirman sus ercencias erréneas sobre el objeto de su fobia y cuando adquieren nuevas habilidades que les permiten dominar las amenazas potenciales, se registra un notable aumento en la percepcién de autoeficacia. Sin embargo, estas percepciones son débiles y tienen un cardcter provisional ya que el sujeto pone a prueba sus recién adquiridos conocimientos y habilidades antes de incrementar su confianza en sus capacidades. Si durante la realizacién de la tarea descubre en ella algo que le intimida o que le hace pensar que su control sobre la misma no es total, la autoeficacia percibida desciende a pesar del nivel de ejecucién previo que haya podido alcanzar. En estos casos, el éxito conseguido més bien desconcierta que alienta al sujeto. A medida que va aumentando su capaci- dad para predecir y dominar las amenazas potenciales, va desarrollando una s6lida confianza en si mismo que le ayudar a dominar nuevos retos. La perception de autoeficacia no solamente se ve influida por la forma de interpretar los éxitos y los fracasos sino también por las distorsiones en la autoobservacién de las ejecuciones. En cual- ‘quier actividad, el rendimiento puede exceder, coincidir 0’ estar por debajo del nivel de logros habituales del individuo. Tal variabilidad permite cierto margen en la precision con que se obser- vany se recuerdan las ejecuciones. Los individuos que de forme selectiva atienden a, y recuerdan, los aspectos més negativos de sus ejecuciones tienden a subestimar su eficacia aun cuando procesen corectamente sus recuerdos. En tales casos, el fallo radica en la atencién dispensada y ‘en el proceso de memorizacién mas que en las inferencias realizadas sobre la causa del éxito o del fracaso. La autoobservacién selectiva también puede magnificar las percepciones de autoeficacia cuando el individuo sélo observa y recuerda sus éxitos. Las investigaciones sobre automodelado proporcionan datos muy sugestivos basados en este efecto aumentativo (Dowrick, 1983). En estos estudios se presta ayuda de distintos tipos a aquellas personas que muestran habilidades deficien- tes a fin de que consigan un nivel de ejecucién por encima de sus logros habituales. Su actuacion se graba en una cinta de video que se retoca posteriormente para suprimir las indecisiones, los errores y la ayuda externa recibida, de modo que se muestra al sujeto una capacidad de actuacién superior ia que suele ser habitual en él, Después de haber observado su éxito, éste suele mostrar una mejora importante en su ejecucién en comparacion a su nivel basal y a otras actividades filmadas pero no observadas por-él. Por el contrario, la observacion de las acciones propias deficientes reduce la calidad de la ejecucién. El observarse a uno mismo actuando correctamente aumenta la compe- tencia, como minimo a través de dos mecanismos: proporciona una informacion sobre la forma correcta de ejecucién y fortalece las crencias sobre la capacidad personal. En un estudio disefiado para separar estos dos efectos, Gonzales y Dowrick (1983) encontraron que la habilidad aparente autoobservada en una cinta de video en la que se habian asociado consecuencias positivas a eje- cuciones incorrectas, produjo mejoras similares a las conseguidas con la autoobservacion de Ia habilidad real. Estos hallazgos sugieren que el automodelado de capacidades actiia en gran parte aumentando la autoeficacia percibida, Autoefi Informacion de-eficacia viearia. El procesamiento cognitivo de Ia informacion adquirida vicariamente dependera también de los indicadores de autoeficacia aportados por los aconteci- mientos modelados anteriormente. Observamos que el individuo juzga en parte sus capacidades mediante la comparacién de sus ejecuciones con las de los demés. La similitud con el modelo es un factor que aumenta el significado personal de la informacién de las ejecuciones modeladas para las percepciones de autoeficacia del observador. Las personas igual ligeramente superiores en habi- lidad son las que proporcionan una informacién comparativa mas util por lo que respecta a las, propias capacidades (Festinger, 1954; Suls y Miller, 1977), Ni la actuacion que supera la de aquellos cuya capacidad esta muy por debajo de la propia, ni el ser aventajados por aquellos que son en gran medida superiores, aporta informacién sobre el propio nivel de competencia, En general, el éxito modelado por personas similares eleva las autoevaluaciones de eficacia mientras ue el fracaso modelado la disminuye. ‘Al juzgar la eficacia personal a través de comparaciones sociales, los observadores pueden ba- sarse en su similitud ya sea con las ejecuciones pasadas del modelo o bien en su similitud con los atributos del modelo que son, presumiblemente, predictores de la capacidad de que se trate. En un estudio de Brown e Inouye (19786) queda patente el papel influyente de la similitud previa en cuanto a ejecucién sobre la evaluacién vicaria de eficacia. Los observadores que se consideran superiores al modelo que fracasa mantienen un elevado sentido de eficacia personal y no disminu- yen en absoluto sus esfuerzos a pesar de fracasos repetidos. Por el contrario, el fracaso del modelo tiene un efecto devastador sobre la eficacia autoevaluada del observador cuando éste considera su capacidad similar a la de aquél. En este caso, los observadores manifiestan un sentido de eficacia personal muy bajo y se rinden con facilidad ante las dificultades. Cuanto més bajo es su nivel de autoeficacia percibida, mas répidamente se dan por vencidos. Algunos autores haa comentado la paradoja aparente que supone el utilizar el conocimiento previo de la similitud para determinar la similitud de capacidades (Goethals y Darley, 1977)..La paradoja se produce tinicamente si las actividades nuevas y las antiguas son idénticas y las deman- das de la situacion permanecen invariables, lo cual suele darse con muy escasa frecuencia. Tantolas actividades como las situaciones en las que se desarrollan varian en cierto grado; por consiguiente, para evaluar su autoeficacia el observador ha de extrapolar a partir de las similitudes de las eje- cuciones pasadas y de su informacion sobre los logros del modelo en la nueva situacién, Para citar un ejemplo, unos estudiantes juzgan su probable rendimiento en quimica a partir de la ejecucién en esta materia de aquellos companeros que han obtenido notas parecidas a las suyas en fisica. Las evaluaciones de eficacia se basan frecuentemente no en experiencias comparativas en ‘cuanto a renditaiento sino en la similitud con caracteristicas personales del modelo, supuestamente predictoras de capacidad de ejecucién (Suls y Miller, 1977). El individuo desarrolla preconcep- cciones de eapacidades de ejecucién de acuerdo con rasgos como la edad, el sexo, el nivel cultural y socioeconémico, la raza y el grupo étnico, a pesar de las grandes diferencias en cuanto a ejecucion de los individuos de cada grupo. Tales preconcepciones suelen deberse a tuna combinacién de este- reotipos culturales y a una excesiva generalizacién a partir de experiencias personales relevantes. Agquellos atributos investidos de significacién predictiva actian como factores influyentes en las evaluaciones comparativas. Por esta razén, el grado de resistencia fisica modelado por una mujer aumentaré la eficacia percibida de las mujeres en cuanto a su resistencia muscular, mientras que el modelado por un hombre de ese mismo grado de resistencia no produciré este efecto sobre la auto- eficacia fisica de las mujeres (Gould y Weiss, 1981). La similitud en los atributos generalmente aumenta el poder de las influencias de modelado aun cuando las caracteristicas personales pueden ser indicadores falsos de las capacidades de eje- cucién (Rosenthal y Bandura, 1978). Por ejemplo, la similitud en edad y sexo con el modelo es- imula a los sujetos fébicos en su actividad para afrontar sus fobias a pesar de que estas dos caracte- risticas no influyan realmente en lo bien que uno ejecuta las actividades que teme. Estos errores en la evaluacién reflejan sobregeneralizaciones realizadas a partir de actividades en las que tales atri- butos predecirian la ejecucion al menos en cierta medida. Realmente, cuando los atributos del modelo, irrelevantes para la nueva actividad, son destacados 0 sobrevalorados en cuanto a su poder predictivo, estas caracteristicas irrelevantes del modelo influyen més en el observador que 430 Pensamiento y accion, Fundamentos sociales los indicadores reales de habilidad (Kazdin, 1974b). Cuando el éxito alcanzado por modelos con atributos parecidos a los del sujeto induce a éste a realizar actividades que de otro modo serian evi- tadas, estos falsos indicadores pueden tener realmente un efecto social positivo. Sin embargo, las evalugciones comparativas de autoeficacia a través de preconcepciones falsas sulen hacer que aquellos que se sienten inseguros en.cuanto a sus capacidades consideren inalcanzables metas que valoran. En tales casos, la eficacia juzgada mediante comparaciones sociales es autolimitante, sobre todo si los modelos han manifestado verbalmente sus dudas sobre su propia capacidad (Gould y Weiss, 1981). El efecto del modelado diversificado en el qiie distintos individuos ejecutan tareas dificiles es superior al de la exposicién @ niveles similares de ejecucién alcanzados por un solo modelo (Bandura y Menlove, 1968; Kazdin, 1974a; 1975, 1976). Al mostrar que personas con caracteris- ticas muy distintas entre si pueden triunfar en las tareas realizadas, se ofrece al observador unas bases razonables para elevar su propio sentido de eficacia. El efecto también es superior cuando los modelos observados logran superar las dificultades después de un determinado esfuerzo que cuando el rendimiento se debe a la destreza personal del modelo (Kazdin, 1973; Meichenbaum, 1971). Mostrar que los logros conseguidos se deben a un esfuerzo intenso no sélo reduce el efecto negativo de los contratiempos pasajeros sino que también demuestra quo la perseverancia acaba por triunfar, Ello ayuda a crear la predisposicién cognitiva de que los fracasos reflejan mas un es- fuerzo insuficiente que una falta de habilidad. ‘Lacomparacién social desempefia otras funciones distintas de la evaluacion de la habilidad, las, cuales pueden influir en la elecci6n de modelos. Las ejecuciones de los demas suelen elegirse como criterios para conseguir mejorar las habilidades propias. A este fin, se realiza la comparacién con modelos competentes que poseen aquellas competencias que se aspira conseguir. Vimos anterior- mente en el analisis de las respuestas de autoevaluacién que el nivel de autosatisfaccién se ve afec~ tado por las elecciones comparativas. Las comparaciones competitivas con modelos superiores aumentan la autodecepcién y el desanimo, mientras que la comparacién con otros con menos talento inducen autoevaluaciones positivas. Las personas inseguras evitan las comparaciones sociales que son potencialmente amenazantes paca su autoestima, Cuando se sienten dmenazadas tienden a compararse con subordinados que hacen aumentar su autoestima o con personajes emi- nentes que estan demasiado lejos de ellos para representar ninguna amenaza seria. La informacién obtenida vicariamente puede alterar la autoeficacia percibida a través de me- canismos distintos al de la comparacion social. Los modelos competentes pueden ensefiar los ob- servadores estrategias eficaces para afrontar las situaciones desafiantes o amenazadoras, Esta contribucién es especialmente.importante cuando la ineficacia percibida refleja una deficiencia de habilidades y no una evaluacién erronea de las habilidades que uno posee. Ademis, el modelo aporta informacion sobre Ia naturaleza de las demandas ambientales y las dificultades que éstas presentan. Las interacciones modeladas pueden mostrar que la tarea es mas o menos dificil, y que Jas amenazas potenciales son mas o menos manejables de lo que el observador creia en un prin- cipio. La adopcién de estrategias practicas y la modificacion de la percepciéa de la dificultad de la tarea hara cambiar la autoeficacia percibida. ‘Las ejecuciones modeladas concebidas para modificar la conducta de afrontamiento destacan dos aspectos —predictibilidad y controlabilidad— que contribuyen al incremento de las auto- percepciones de eficacia (Bandura y col., 1982). Para demostrar la predictibilidad los modelos realizan repetidamente actividades amenazantes para el observador de forma que éste pueda comprobar la forma probable de actuacién de aquellas personas o cosas objeto de su fobia. La pre- dictibilidad reduce el estrés e incrementa la preparacion para afrontar las amenazas (Averill, 197 Miller, 1981), Cuando lo que se modela es la controlabilidad, el modelo desarrolla técnicas al- tamente eficaces para dominar las amenazas de la situacién, cualquiera que ésta sea. Lo que el pen samiento fobico convierte en atemorizante, el modelado instructivo lo hace predecible y personal- ‘mente controlable. Existen determinadas condiciones bajo las cuales la influencia de la informacion de las estrate- sias modeladas puede modificar los efectos de la informacion social comparativa. Ver que una per- sona habil fracasa por no utilizar las estrategias adecuadas puede. aumentar la autoeficacia de Autocficacia 431 aquellos observadores que consideren que disponen de estrategias mas adecuadas. El fracaso ob- servado tiene més probabilidad de elevar la autoeficacia percibida cuando la observacién del fra- caso hace aumentar la confianza del observadoi en otras alternativas. A la inversa, observar que un individuo similar en cuanto a capacidades no consigue triunfar a pesar de las habiles tacticas desa- rrolladas hace que el observador reevalite la tarea y la considere mucho mas dificil de lo que habia pensado en un principio. Para determinar de qué forma los distintos factores influyen sobre lus eva- luaciones de autoeficacia en las ejecuciones modeladas, las investigaciones que se realizaran deberian tratar de ilustrar por si mismas las distintas estrategias utilizadas y la denominacion de las ‘areas, asi como los indicadores comparativos de habilidad. Informacién de eficacia procedente de la persuasién verbal. Hay muchas actividades en las que el individuo no puede depender tinicamente de si mismo para evaluar su nivel de habilidad ya que tal valoracién puede exigir ciertas inferencias a partir de indicadores probabilisticos de los cuales tiene escaso o nulo conocimiento. Por lo tanto, las autoevaluaciones estan basadas en parte en 1as opiniones de aquellos que presumiblemente disponen de una competencia evaluadora, Desde luego, uno no cree siempre lo que le dicen los demas sobre sus capacidades. En ocasiones, el escepticismo se produce como consecuencia de experiencias personales que se contradicen con las afirmaciones ajenas. Si esto ocurriera de una forma habitual, las evaluaciones persuasoras acaba~ rian por perder efecto. Hay muchas ocasiones en las que se persuade al individuo de que realice cosas que suele evitar o bien que persista en tareas que abandona con facilidad, sélo para descu- brirle, para su sorpresa, que posee a capacidad suficiente para realizarlas, Ello se debe a que, en ‘muchas tareas, el rendimiento adecuado se debe mis al grado de esfuerzo que uno dedica que a la capacidad inherente que posee. Las experiencias mixtas con evaluaciones persuasoras de eficacia, son frecuentes ya que este modo de influencia se utiliza para halagar y como formula estereotipada para dar animo, asi como para facilitar evaluaciones realistas del nivel de dominio que los persue didos poseen de las situaciones futuras. Como consecuencia, las evaluaciones de eficacia persua- .Soras tienen que considerarse en funcién de quien es el persuasor, de su credibilidad y de su grado de conocimiento de la actividad de que se trata. El efecto ejercido por las opiniones persuasoras sobre la autoeficacia esta determinado por el grado de confianza del individuo en el persuasor. Esta esté medida por a credibilidad pereibida y la habilidad del persuasor. Cuanto més creible sea Ia fuente de informacién, mayor sera la probabili- dad de que se modifiquen los juicios de eficacia personal. Las personas estin inclinadas a creet aquellas evaluaciones de sus capacidades realizadas por individuos que representan una autoridad en dicha actividad, que tienen acceso a algunos predictores objetivos de los logros de ejecucién o ‘que poseen un bagaje importante de conocimientos obtenidos a partir de la observacion y compare. cion de muchos sujetos diferentes y sus ejecuciones posteriores (Crandall y Foddym, 1981; Webster y Sobieszek, 1974). La habilidad para una actividad determinada no confiere necesa” lamente la competencia para uzar la habilidad de otros en esa actividad, Para aquellos sujetos que comprenden esto, una vasta experiencia en la evaluacion de habilidades constituye el indicador més persuasivo de competencia para la evaluacién. Los demas muchas veces manifiestan su opi- nidn sobre la capacidad de un sujeto sin conocer con exactitud la dficultad de la tarea olas citcuns- tancias bajo las que ha de desarrollarse. Por lo tanto, incluso los juicios emitidos por personas creibles en otras circunstancias pueden quedar descalificados si se observa una falta de conoci- miento completo de las demandas de la tarea. Por lo general, los intentos de fortalecer la autoeficacia percibida se realizan a través de una retroinformacion evaluadora de las ejecuciones presentes. Schunk (1982a, 1983d) demostré que esta retroinformacién puede influir en los juicios sobre la capacidad propia y las ejecuciones consi guientes. En estos estudios se administra periédicamente a los nifios que carecen de habilidades aritméticas diferentes retroinformaciones atributivas de su tasa de progreso dentro de un programa de aprendizaje autoinstructivo. El progreso atribuido al talento o al esfuerzo eleva la eficacia cognitiva percibida y acelera el dominio de las habilidades aritméticas en mayor medida que aquellas retroinformaciones que indican un nivel bajode habilidad, exigiendo, por tanto, un esfuer z0 mas intenso 0 bien la no presentacién de retroinformacién alguna. Cuanto mayores son las auto- 432 Pensamiento y accin, Fundamentos sociales creencias de eficacia que induce la retroinformacién, mayor es el esfuerzo que realiza el niflo y mayores son sus logros. . : ‘Las evaluaciones persuasoras de eficacia tienen mayor probabilidad de ser creibles cuando se hallan ligeramente por encima de las posibilidades del individuo, ya que con algo mas de esfuerzo conseguiré aumentar el rendimiento. Los individuos persuadidos de que pueden triunfar tienen mas probabilidad de aumentar el esfuerzo dispensado que si se hallan lastrados por sus inseguridades. Los éxitos de ejecucién elevan la competencia evaluadora percibida del persuasor. Las evalua. ciones persuasoras infladas conducen al sujeto al fracaso y disminuyen la credibilidad evaluadora del persuasor. Informaciér de eficacia procedente de Ia activacién fisiolégica. La informacién aportada por la activacién fisiolégica influye de forma similar sobre Ia eficacia percibida a través de pro- cesos de evaluacion. Varios factores, entre ellos la evaluacién de las fuentes de la activacién, el nivel de activacion, las circunstancias en las que aparece y la forma en que influye sobre el propio rendimiento, es probable que figuren en el procesamiento cognitivo de la reactividad emocional. Esto crea ambigiiedad sobre la causa de las respuestas fisiolégicas. Por consiguiente, el impacto de la informacién de la activacion fisiolégica sobre la autoeficacia variard en funcién de los factores destacados y del significado que se les otorgue. Los oradores que atribuyen su sudor a la falta de acondicionamiento de la sala interpretan sus manifestaciones fisioldgicas de forma completamen- te distinta de aquellos que las consideran una respuesta de estrés, reflejo de su incapacidad personal. Laevaluacién de autoeficacia realizada a partir de las sefiales de activacién fisiolégica plantea varias cuestiones interesantes de tipo evolutivo: icémo los nifios pequefios llegan a considerar los distintos estados de su organismo como estados emocionales?, jcomo aprenden que las sefales de activacién que indican emociones particulares son predictoras del nivel de funcionamiento? En la concepcin cognitiva social, el conocimiento referente al estado del organismo se adquiere, en gran parte, mediante procesos de etiquetado social. Las experiencias emocionales constan de tres fenémenos importantes, dos de los cuales son observables publicamente —los estimulos afectos elicitan 1a activacién interna y las respuestas expresivas. La activacién interna por si misma no puede jugar un papel diferenciador en el etiquetado social porque no es observable por los demas. Ademis, emociones fenomenolégicamente distintas tienen reacciones fisiolégicas demasiado pa. recidas para ser diferenciables por la persona que las experimenta. Por tanto, los adultos han de in- ferir el estado corporal de los nifios pequeiios a partir de sus reacciones y de los estimulos ambien- tales que se conoce producen tipos determinados de emociones. Basandose en estos aconte- imientos observables, los adultos describen y distinguen las emociones que experimentan los niftos (p.e., alegria, tristeza, mal humor, miedo) y explican sus motivos. Asi, los padres etiquetan la tension corporal de su hijo y otras manifestaciones de agitacién somatica como miedo ante situa- ciones amenazantes y como ira ante las irritantes o frustrantes. Mediante la asociacién social repetida de estimulos, respuestas expresivas y activacién interna, los nifios acaban por aprender a interpretar y a diferenciar sus experiencias afectivas. Las distintas interpretaciones personales de la activacién interna (p. e., «atemorizadon, «enojado») afectaran de forma distinta ala autoeficacia percibida, Las implicaciones de la activacién sobre la autoeficacia dependen de la forma en que la activa cidn etiquetada haya influido en el rendimiento en experiencias pasadas. Para los individuos que suelen encontraf la activacion facilitadora, el sentirse excitado tendra un significado sobre su auto- eficacia distinto que para aquellos que lo consideran debilitador, Realmente, las personas que consiguen grandes logros consideran la activacién facilitadora, mientras que aquellas que consi- guen metas pequefias la consideran debilitadora (Hollandsworth y col., 1979). El proceso evalua- dor se complica por cuanto noes la activaciénper se sino su nivel el que influye en mayor medida en Ja valoracién de las capacidades. Como regla general, niveles moderados de activacion facilian el despliegue de habilidades mientras que una activacién elevada lo interrumpe, Esto se cumple sobre todo en actividades complejas que requieren una organizacién compleja de 1a conducta. ‘Lo que constituye un nivel éptimo de activacién no depende tinicamente de la naturaleza de la | Autoeficacia “433 tarea sino también de las inferencias causales que se hagan respecto de dicha activacién. Los ine)- tare narra ai en cuanto a sus predisposiciones valorativas. Aquellos que suelen consie- Viduos ar vion siglopica como signo de insuficiencia personal tienen mayor probabilidad de ave fu autoeficacia percibida descienda que aquellos que la considera ‘una reaccién transitoria comin ste inaluso las persones mas competentes experimentan. Los actoresteatrales aug is ansie- Soe ae eje una fanci6n y que pierden su aprehension una vez que ha comenzado la represerte oe. ttrbuirdn su activacion anticipatoria a las reacciones tipicas de la situacion y no 4 8c defi- clon, aipersonales. Sir Laurence Olivier, el famoso actor, uilizaba frases de autocficacts pute iene valedo a salir @ escena, apareciendo en ésta antes dela representacion y proctemance Gor detrds del telOn que eraun actor soberbio y que su actuacion era capsz deceutlsae al piblico. Si por det de ia a aUibuir la activacion a deficiencias personales, a atencién dispensads 6.165 cist lefigectales puede crear un aumento reciproco del grado de excitacion (Sarason, 19752) a ins en la orientacién de la atencion, los factores sobresalientes de a situacién son los ave dea forma en que sera valorada la excitacin fisiolbgica experimentada, Por tanto, ia 96° Gcterfon visceral que se produce en situaciones que presentan sefiales amenazantes se inte"Pr=tt acing que aparece en siteaciones frustrantes como ira, y la que resulta dela pérdide rope, corre ge abet de valor como tristeza (Hlunt, Cole y Reis, 1958). Ademés, la activacién residual uese produce a partir de una experiencia previa puede atrbuirse de forma erronea = 0% elemento see oe ate en in nueva situacion, como ocurre cuando la excitation sexual residual se uzga ero Sobre a yao ira provocada por la presencia de sefiales inductoras de esta emocién (Tanebavm Y aoa 75; Zilmann, 1978). En situaciones ambiguas incluso la misma fuente de activacion B- Jologiea puede interpretarse de forma distinta segin las reacciones emocionales de ots persons siologica Pa situacion (Mandler, 1975; Schacter y Singer, 1962). Debide ala atencion selective «que los sujtos que se juzgan ineficaces prestan a las senales amenazantes, tendran especial ten- que ee considerar de forma errOnea la activacién provocada por otros estimulos como sefal de un afrontamiento deficiente. Gen parte de To discutido hasta ahora ha versado sobre la interpretacion de 3 excitacion oan Pa Gicativa de autoeficacia en el afrontamiento. Las investigacioned de Bower (98) 1983) demuestran que los estados de humor pueden influir en el procesamiento cognitive y enla aan eacionde experiencias. Elindividuo puede aprender mejor las cosas si son congreniss oe Teme merafe humor y puede recordarlas mejor si se encuentra en el mismo estado de humor 11= su estado de prongié, Cuanto més intenso sea el estado de humor, ms frmes son sus efectcs, cueapto por lo que respecta al desdnimo que obstaculiza précticamente todas Jas iti TA Se cepta que Ia excitacion emocional prim los contenidos afectivos, hackendo por Wate Ae laine acepla We Congruente resalte més y sea mas aprendible y memorizable. La memoria comport torneo oreade conceptos y de acontectaients codificados en forma de proposiciones. Sean ee ase is red de Bower sobié la influencia dela excitacion emocional en Tos procesos de pun aafanto, as emociones quedan asociadas en la memoria con distintos acontecimientos, creindo- saree tanto, miltiples vinculos dentro del entramado asociativo. La activacion de le ‘memoria de Seat aat yada tnidad emocional facilitara el recuerdo de los acontecimientos vinculados 8 ela; eee rc avocado por estado de humor puede afectar también aos juieios que labora cl individe sebre su effcacia personal. Siun estado de humor triste conduce répidaments hacia Pen indiviet® sobre fracasos anteriores, las autopercepciones de eficacia isminuirén, mientras Me si seers de un estado de humor positivo se activan los recuerdos de logros pasados, la autoeficacia pereibida aumentard, Los datos empiricos obtenidos parecen coincidir cos esta hipdtesis. Se ha ob- aera que cuando se induce en los sujetos un humor positvo, mediante hipnosis, éstosjuzaan ses seoacigades en el tereno social, académico y atlético superiores a cuando se haven en tm estado capt y que cuando el humor es negativo, 0 sea que la autosficacia percibida desciends (Kava nagh y Bower, 1985). El efecto del humor sobre las autopercepciones de fiezoja fe 6 limita al nae eotyadiad donde ha sido inducida la tristeza ola alegria. Avivar un estado de humor de g720 aren de act vosta mis a las ereencins de autoeficacia que la contemplacién del éxito o del ieeas® Intensidad afer jmocional (Kavanagh, 1983). Alabordartareas cognitivas,elindividuo acta de co a eacaegroepcion de autoeficacia afecteda por su estado de humor y elegirdtareas que le 434 Pensamiento y acciéa. Fundamentos sociales resultan desafiantes si se encuentra en un estado de animo que favorece las creencias de autoefica- cia. Porello, el desanimo puede disminuir las autopercepciones de eficacia, lo cual dard lugar a una actuacién inadecuada del sujeto originandose un desanimo todavia més profundo. Por el contrario, alelevarla eficacia percibida que favorece el desarrollo de las capacidades, e] humor positivo pue- de originar un proceso teciptoco de afirmacién. * En areas de funcionamiento que implican actividad fisica, las fuentes fisioldgicas de informa- cién de autoeficacia tendran una importancia especial. La forma en que se procese cognitivamente esta informacién afectard al grado de actividad del individuo. Aquellas personas que consideren la fatiga, los dolores y la pérdida de energia como signos de decrepitud fisica tenderan més a limitar su actividad que aquellos que cofsideren tales signos consecuencia de un exceso de vida se- dentaria : El procesamiento cognitivo de la informacién fisiologica desempefia también un papel destaca- do en el proceso de recuperacién de cualquier trastomo fisico (Ewart, Taylor, Reese y DeBusk, 1983; Taylor, Bandura, Ewart, Miller y DeBusk, 1985). Por ejemplo, es probable que aquellos in- iduos que hayan sufrido un ataque cardiaco adapten su nivel de actividad a la capacidad car- diaca percibida a partir de signos como pueden ser la fatiga, la dficultad para respirar, el dolor yla pérdida de energia. Debido a que otras condiciones fisicas, entre ellas el sedentarismo, puede producir los mismos efectos, es facil que tales signos se interpreten de forma errénea como insuficiencia cardiaca. Cuando los pacientes realizan pruebas de esfuerzo (tapiz rodante), aquellos que se fijan exclusivamente en los sintomas inducidos por el ejercicio que aparecen en la fase final de la prueba considerardn que su capacidad cardiaca esta disminuida, mientras que los que consi- deran el esfuerzo enorme que han realizado desarrollardn la idea de que disponen de una vigorosa capacidad cardiaca. El distinto procesamiento cognitivo de la informactén fisioldgica dara lugar a percepciones completamente distintas de la propia capacidad fisica. Integracion de la informacion de autoeficacia Hasta aqui hemos considerado las implicaciones sobre la eficacia de las diferéntes dimensiones de informacion en cada una de las cuatro modalidades. Al formarsus creencias de autoeficacia, los individuos no solo han de considerar las distintas configuraciones de la informacién relevante apor- tada por una modalidad dada sino que también tienen que evaluare integrar la informacién apor- tada por las diversas fuentes. El valor otorgado a los diferentes tipos de informacion puede variar segiin la esfera de actividad de que se trate. Son escasas las investigaciones desarrolladas sobre el procesamiento de la informacion multidimensional de autoeficacia. Sin embargo, existen razones para creer que las creencias de autoeficacia estan reguladas por procesos comunes de evaluacién, Los estudios realizados sobre tales procesos demuestran que el individuo tiene dificultades para valorar ¢ integrar la informacién multidimensional (Slovic, Fischoff y Lichtenstein, 1977; Slovie y Lichtenstein, 1971; Tversky y Kahneman, 1974). Como consecuencia de esta dificultad, suelen confiar en normas evaluativas sencillas, lo cual hace que con frcuencia ignoren o evalien erréneamente informacién importante. Cuando se comparan las descripciones subjetivas de sus procesos de valoracién con los juicios reales, los hallazgos demuestran que el individuo tiende a subestimar su dependencia de seftales importantes y a sobrestimar otras de menor valor. ‘Aunque los procesos cognitivos habituales probablemente operan tanto en los juicios de auto- eficacia como en los de cardcter no personal, indudablemente la formacién de conceptos sobre uno mismo incluye también algin proceso distinto. No es frecuente que el individuo sea del todo impar- cial en lo que respecta a si mismo. Las experiencias que hacen referencia a uno mismo es mis pro- bable que resulten amenazantes de la autoestima y de la valoracién social del individuo que aquellas que corresponden a otras personas u objetos. Tales amenazas pueden producir una auto- exageracién o una autorreduccién de las capacidades personales. Los sentimientos pueden tener un efecto distinto sobre los juicios personales y sobre los juicios sociales. Por ello, el humor depre- sivo puede disminuir los juicios de eficacia de control personal pero aumentar los juicios de eficacia de los demas bajo una informacion de resultados idéntica (Martin, Abramson y Alloy, 1984). La activacién de los procesos autorreferentes puede distorsionar la autoobservacion, la retenciéno el procesamiento de la informacién multidimensional de eficacia. ‘Autoeficacia. “435 Concepeiones relacionadas con Ia teoria de la autoeficacia El papel del pensamiento autorreferente en el funcionamiento psicosocial ha sido objeto de considerable interés en varias concepciones de la conducta humana, Sin embargo, las perspecti- vas tedficas difieren en su concepcion de la naturaleza y origenes de las autopercepciones y de los. procesos intervinientes a través de los cuales aquéllas influyen sobre la conducta. Autoconcepto De forma tradicional, la autoevaluaci6n se ha conceptualizado en términos de autoconcepto (Rogers, 1959; Wylie, 1974), El autoconcepto es una vision compuesta de uno mismo formada a través de experiencias directas y de las evaluaciones realizadas por otras personas importantes para el individuo. En este planteamiento, los autoconceptos se miden haciendo que las personas evalien la medida en que creen que retinen determinadas caracteristicas. Lirego se comprueba la hipétesis principal de que los autoconceptos determinan el funcionamiento psicologico correla- cionando las medidas-del autoconcepto o las diferencias entre las medidas de la personalidad real y la ideal con distintos indices de adaptacién, de actitudes y de conducta. Examinar los autoprocesos en términos de autoconcepto contribuye a comprender cémo el in- dividuo desarrolla actitudes hacia si mismo y cémo estas autoactitudes pueden influiren su actitud mental hacia la vida. Sin embargo, hay varios aspectos en este tipo de teorias que disminuyen su poder para explicar y predecir la forma mas probable de conducta en determinadas situaciones. La mayoria de veces, las teorias de autoconcepto hacen referencia a las autoimagenes. Una concep- ci6n global no haria justicia a la complejidad de las percepciones de autoeficacia que varian en funcién de la actividad, del nivel dentro de una misma actividad y de las circunstancias. Una auto- imagen compuesta puede arrojar algunas correlaciones moderadas pero esto no puede compararse con la tarea de predecir con cierta exactitud la variabilidad intraindividuos en cuanto a ejecucidn. Las teorias del autoconcepto no han explicado cémo un mismo autoconcepto puede originar diversos tipos de conducta. La autoestima es otra faceta del pensamiento autorreferente que hay que distinguir de la autoeficacia percibida porque los dos conceptos representan fenémenos distintos. La autoestima pertenece ala evaltacion de la valia personal, Ia cual depende del valor que la cultura del individuo otorga a las habilidades que éste posee y de Ia medida en que la propia conducta coincide con los criterios personales de valia, La autoeficacia percibida hace referencia a a evaluacion de las capa- cidades personales. Los juicios de autovalia y de autocapacidad no guardan una relacion unifor- me. Asi, el individuo puede considerarse muy eficaz en una actividad de la cual no deriva auto- aprecio (p. e., estar bien entrenado para el combate militar) o bien juzgarse ineficaz en una activi- dad determinada sin que ello haga disminuir su sentido de autovaiia (p. e., no saber patina). Sin ‘embargo, en la mayoria de actividades que emprende, el individuo cultiva su autoeficacia en aquellas que le dan la sensacién de autovalia. Asi, tanto la autoestima como la autoeficacia contribuyen, cada una por su parte, a la calidad de vida del hombre, Motivacién para la accion Al buscar una-explicacion motivacional para la conducta exploratoria y manipulativa, White (1959, 1960) postulé a existencia de un «motivo para la accion» que se entiende como un impulso intrinseco para interactuar con el entorno. Este se desarrolla, presumiblemente, a partir de la ad- quisicién acumulativa de conocimientos y de habilidades para el afrontamiento del entorno. En estos articulos conceptuales, White argumenta elocuentemente a favor de un modelo de compe- tencia del desarrollo infantil. Esta teoria en cierta medida trata de los motivadores no organicos de la conducta. Sin embargo, hay varios puntos de esta teoria que necesitan aclaracién, Por ejemplo, ro se explica el proceso por el cual, a partir de las interacciones efectivas con el entorno, emerge el motivo para la accién aludido. En esta formulacidn, la conducta exitosa determina la aparicion de la motivacién. Sin embargo, en ella no hay lugar para el efecto producido por las experiencias de 436 Pensamiento y accién. Fuidamentos sociales fracaso, efecto que no puede considerarse de ningin modo exento de importancia (Harter, 1978). Harter (1981) ha ampliado esta linea de teorizacién dentro de un esquema conceptual. Es dificil verificar Ia existencia de un motivo par la accién porque éste se infiere a partir de la conducta exploratoria que supuestamente caissa. Sin un instrumento de medida independiente de la intensidad del motivo no puede afirmarse si el individuo explora y manipula las cosas a causa de un motivo de competencia 0 como consecuencia de otros motivos. Se recordara que en los primeros andlisis de la conducta exploratoria se discutié silo que inducia al organismo a la accién era la fuer- za del aburrimiento y la aprensién o el estimulo de la novedad (Berlyne, 1960; Brown, 1953: Harlow, 1954; Mowrer, 1960). Los defensores de los planteamientos conductuales han sido capaces de explicary modificar algunas formas de condueta exploratoria a través de las consecuen- cias que originan las respuestas sin necesidad de recurrir la existencia de ningtn impulso subya- cente (Fowler, 1971). Sin embargo, las teorias que tnicamente consideran los inductores externos de la accion dificilmente pueden explicar la direccion y persistencia de la conducta durante perio- dos prolongados de tiempo cuando los inductores inmediatos de la situacién son escasos, no exis- ten 0 son incluso negativos. Este tipo de actuacién sostenida requiere de la capacidad de autorregu- lacién que actia de forma anticipatoria, La teoria de la motivacién para la accién no se ha formulado de forma suficientemente detalla- da como para permitir realizar comparaciones te6ricas extensas. Sin embargo, hay varios puntos en Jos que las formulaciones cognitivas sociales y de la motivacién para la accion difieren claramente. En Ja concepcién cognitiva social, la eleccién de comportamientos, la cantidad de esfuerzo y la activacién afectiva estén, en parte, regulados por las percepciones de autoeficacia, no por un impulso. Dado que los juicios de autoeficacia se definen y miden de forma independiente de la eje- cucién, proporcionan una base que permite predecir la presentacién, generalidad y persistencia de la conducta, mientras que un impulso global no lo permite. El individuo se aproximard, explorarae intentara afrontar las situaciones que se hallan dentro de sus capacidades autopercibidas, pero, a no Ser que se vea obligado por factores externos, evitara las interacciones con aspectos de su entorno gue considera exceden su capacidad de afrontamiento. Estas concepciones alternativas también difieren en cuanto a los origenes dé la eficacia per- sonal. Segiin la concepcién de la teoria de la motivacion para la accién, el impulso para actuar se desarrolla graduaimente a partir de interacciones prolongadas con los entornos de cada uno. Por tanto, se fija casi exclusiyamente en los efectos producidos por las acciones propia. En la teoria cognitiva social, la autoeficacia percibida resulta de las diversas fuentes de informacién adquiridas vicariamente y a través de la evaluacién social asi como a través de la experiencia directa. Estas di- ferencias en el planteamiento tedrico tienen implicaciones importantes de cara al estudio del papel de la autoeficacia percibida en la motivacién y en la conducta, Los juicios de eficacia personal no actiian como determinantes disposicionales independien- temente de los factores del contexto. Algunas situaciones requieren mayores habilidades y una mayor ejecucion o bien comportan un riesgo mayor de consecuencias negativas que otras. Los jui- cios de eficacia variaran de acuerdo con ello. Por tanto, por ejemplo, el nivel e intensidad de la auto- eficacia percibida para hablar en piblico variara en funcién de la materia, el formato de presenta- cidn y el tipo de auditorio al que haya que dirigirse. Por consiguiente, los anélisis de la forma ent que las autocreencias acerca de las capacidades afectan a las acciones descansa en las medidas micro- analiticas y no en indices globales de rasgos de personalidad o motivos para la accion, No es mas informativo hablar de autoeficacia en terminos globales que hablar de una conducta social inespe- cifica, Segiin la teoria de la motivacién para la accién, afectar al entomo eleva el sentimiento de pla- cer y de eficacia. Aunque muchas veces es posible que esto ocurra asi, ya hemos visto. que las mejoras en ejecucién no aumentan necesariamente la autoeficacia percibida. Todo depende de la forma en que se evaluan cognitivamente los determinantes de la ejecucién y de como se comparan con los criterios internos. Tampoco el ejercicio del dominio personal es necesariamente placente- ro oeleva la autoestima, Cuando se utilizan las competencias con finalidades daitinas, el individuo puede sentirse autoeficaz, pero a la vez descontento con si mismo, Por tanto, una teoria de la motivacién para la accién debe considerar el importante papel jygado porlos criterios personales ian a scant Autoeficacia 437 por a evaluacién cognitiva en las reacciones afectivas y autoevaluativas hacia la propia ejecucién, En el proximo capitulo se considera la forma en que los critetios internos y las autopercepciones de eficacia actian como mecanismos interrelacionados en la determinacién personal de la accion. Presumiblemente, la motivacién para la accién actia bajo determinadas condiciones limitadas (White, 1959), aspecto que muchas veces pasa por dito eit las extrapolaciones excesivas de la teo- ria a amplias esferas de la conducta. El motivo para la accidn se cree que aparece cuando el or- ganismo no esta ocupado en ninguna otra actividad o s6lo esta débilmente estimulado por impulsos orginicos. Segin palabras de White (1960), el motivo para la accion promueve «la conducta de! tiempo libre». En la concepcién cognitiva social, los juicios de autoeficacia regulan todo tipo de éjecucién excepto aquellos patrones habituales de conducta que se han ratinizado, ‘Yarrow y sus colaboradores (Yarrow y col., 1983) han reelaborado la motivacién para la accién en una forma mas demostrable. La liaman motivacién para el dominio y Ia describen como un esfuerzo por alcanzar competencia, la cual, a su vez, se define como una actuacion eficaz para afontar el entomo. La motivacién para el dominio se manifiesta con atencion, conducta explora~ toria y persistencia en actividades dirigidas hacia metas. Las pruebas del desarrollo de este sistema de motives proporcionan hallazgos equivocos: los indices conductuales de motivacién para el dominio estin débilmente relacionados entre si y se hacen mas heterogéneos a medida que aumenta la edad; la misma conducta de dominio muestra poca consistencia incluso en periodos cortos de tiempo; y los indices de motivacién para el dominio no estan vinculados de forma consis- tente con la competencia. Sin embargo, estos autores hacen una interpretacién positiva de esta falta de conexién sustancial: la escasa relacién entre los indices del mismo motivo se considera evi dencia de que la motivacion es multifacética. La heterogeneidad creciente indica que el motivo se hace mas diferenciado con la edad. La falta de continuidad conductual indica que el motivo experi- menta.una transformacién en su desarrollo. La falta de unién entre la motivacion de dominio y la competencia sugiere que cada uno da lugar al otro de forma interactiva, ‘Una conclusién alternativa es que el esfuerzo para alcanzar competencia no viene dado por un motivo global de dominio sino que esté motivado por los distintos beneficios que comporta una conducta competente. Lo que constituye un funcionamiento competente varia con el tiempo, el medio y la esfera de actividad, La competencia implica experiencias de aprendizaje adecuadas, no la aparicion espontanea de habilidades. Por tanto, el individuo desarrolla distintos patrones de competencias y los despliega selectivamente en funcién de las demandas del entorno. El fenomeno de la motivacién de competencia se explica mejor realizando un andlisis funcional del esfuerzo dis- pensado por el sujeto para conseguir el nivel de competencia que desea que invocando un motivo para el dominio de cardcter global. Teorias sobre las expectativas de resultados Con la ascendencia de las concepciones cognitivas de la conducta, el concepto de expectativas ha ido adquiriendo un lugar cada vez mas destacado en las explicaciones de ia conducta humana, Las teorias psicologicas que defienden que las expectativas influyen en los actos del individuo hacen referenciade forma casi exclusiva alas expectativas de resultados. La teoria de Irwin (1971) sobre la conducta intencional y la motivacién esta formulada en términos de expectativas de acto- resultado. Segiin la concepcién de Bolles (1975), el aprendizaje consiste, en esencia, en la adqui- sicidn de expectativas sobre.determinados resultados que se produciran como consecuencia de determinadas sefiales 0 respuestas. El esquema conceptual de Rotter (1966) se centra en las ereencias causales del individuo sobre la relacion entre la accion y los resultados obtenidos. Desde una perspectiva similar, Seligman (1975) afirma que el hombre actia resignadamente porque ad- quiere la expectativa de que no puede modificar, a través de sus actos, los resultados del entorno. De acuerdo con las teorias sobre expectativas de resultados, el nivel de ejecucién alcanzadoes una funcién multiplicativa de la expectativa de que una determinada conducta produciré un resultado determinado y del valor de tal resultado (Atkinson, 1964; Feather, 1982; Vroom, 1964). El gran énfasis otorgado a las expectativas de resultados proviene en gran parte de lateoria de‘ 3 Tolman. Este autor formulé su sistema conceptual en un momento en que distintas teorias’ ef 438 Pensamieato y accién, Fundamentos sociales competicién intentaban resolver la controversia existente respecto al aprendizaje, intentando explicar de qué forma los animales de experimentacién aprendian asolucionar las pruebas de labe~ Sitos. Las teorias predominantes en aquel momento consideraban el aprendizaje como la adquisi- Gion de.un habito, mientras que Tolman interpreté el aprendizaje como el desarrollo de expecta Givas sobre los resultados particulares.que produtrd la conducta emitida (Tolman, 1932, 1951), Desde luego, nunca se cuestioné la posibilidad de que los animales no pudieran encontrar la salida dellaberinto, Por consiguiente, lo que éstos esperaban encontrar en la caja meta se consider como et principal determinante de las elecciones conductuales, Los juicios sobre autoeficacia se ignora fon, comprensiblemente, porque los animales no tienen desarrollado el hébito de influir en sus taltewos a través de sus pensamientos sobre lo que sono no capaces de hacer. Por el contrario, el hombre, que realiza una considerable cantidad de pensamiento autorreflexivo, eumenta odisminu- yessus eafuerzos sein sean sus creencias sobre sus propias capacidades. Por consiguiente, en toda Moria de la conducta humana ha de considerarse el papel influyente que juega ¢! pensamiento autorreferido. a teoria de la autoeficacia que constituye una parte de Ia teoria cognitiva social se aparta de la tradicidn tolmaniana en varios e importantes aspectos. Aunque acepta el papel de las expectativas de resultados, también defiende la existencia de un sistema de expectativas autorreferido en 1a fegulacion de la conducta humana. Los resultados que espera el individuo en determinadas situa- Ciones dependen en gran medida de los juicios que elabore sobre el tipo de ejecucién que se consi- Gera capaz de desarrollar. Ademas, la teor‘a cognitiva social, tomada en su forma més amplia, tam- bien have referencia a la adquisioién de habilidades cognitivas y conductuales asi como a la ad: quisicion del conocimiento de las relaciones entre eventos. El énfasis prevalente en el aprendizaje de contingencias y el relativo olvido al que se retega la adquisicién de habilidades refleja el legado historico del centro de interés en el estudio del aprendizaje en animales. Este se midi6 por las respuestas elegidas en el recorrido a través del laberinto o por la variacién en la tasa de respuestas, mas que por la adquisicion de nuevas formas de comportamiento. “Algunas de las teorias e investigaciones empiricas sobre expectativas que hacen referencia ala conttolabilidad de los resultados guardan cierto parecido con el concepto de autoéficacia perci- bida, De acuerdo con la teoria de la personalidad propuesta por Rotter (1966), la conducta varia en. funcion de las expectativas generalizadas de que los resultados estan determinades por la propia conducta o porla accién de fuerzas externas que se encuentran mas alld de nuestro control. Estas expectativas sobre la instrumentalidad de la conducta se consideran determinadas en gran parte por la historia de reforzamiento particular del sujeto. Muchas de las investigaciones realizadas Gentro de esta linea intentan averiguar de qué forma la conducta resulta influida por las diferencias individuales en cuanto a la tendencia a percibir los acontecimientos como determinados por fac- tores personales o por factores externos (Lefeourt, 1976, 1979; Phares, 1976; Rotter ycol., 1972). En general, los individuos que consideran que los resultados obtenidos estén determinados por su propia conducta suelen ser més activos que aquellos que perciben los acontecimientos de una forma fatalista. La causalidad externa puede definirse, en gran medida, comola creencia de que los resultados dependen de factores fortuitos. Guris y sus colaboradores han alirmando que, con frecuencia, la falta de control personal no se debe a la suerte ni al azar, sino a la falta de respuesta de los sistemas sociales y alos obstaculos que de forma sistematica éstos establecen (Gurin y Brim, 1984; Gurin, Gurim y Morrison, 1978). Un sistema social puede resultar irresponsivo porque no se dispone de ningun tipo de cofportamiento que permita la solucién adecuada de un problema. Sin embargo, ¢s mas frecuente que la razén de tal irresponsividad se deba a que el sistema esta sesgadode forma ne- gativa hacia cierta clase de personas, pero en cambio recompensa la conducta de otras. Los sesgos institucionales o bien impiden el acceso allos resultados que se consideran valiosos obien exigen un nivel de competencia muy elevado para alcanzarlos. Estos distintos tipos de irresponsividad quedan ilustrados en las practicas sociales cambiantes correspondientes a las organizaciones ad- hinistrativas. En un tiempo, los puestos de ejecutivo estaban vedados a las minorias y a las mujeres, independientemente de cual fuera su capacidad. Mas tarde, aquellos que mostraban un talento extraordinario podian acceder a los escalones mas bajos del puesto. Hoy en dia, las compe- Autoeficacia 439 tencia’s exigidas para accedet a puestos de subordinado puede que sean minimas, pero a hiveles altos tienen gran importancia, Mas adelante insistiremos en estos puntos en la discusién que hare- ‘mos sobre la eficacia colectiva y la modificabilidad del sistema. Esté amipliamente aceptado que las creencias en la determinacién personal de los resultados crean un sentido de eficacia y de dominio que la creencia de que los resultados se producen in- dependientemente de lo que uno haga aboca a un estado de apatia, Sin embargo, hay que observar que el esquema conceptual de Rotter (1966) hace referencia basicamente a las creencias causales acerca de la relacién entre acciones y resultados y no a la eficacia personal. Hay que distinguir entre la autoeficacia percibida y las creencias sobre la ubicacign de los determinantes de los resul- tados. La conviccion de que los resultados estan determinados por la propia conducta puede resul- tar desmoralizadora o, por el contrario, alentadora, segtin sea la autoeficacia evaluada. Los indivi- devla sustancia, ¢ intentan fortalecer la resistencia disminuyendo la autoeficacia percibida para manéjar 1a sustancia adictiva —un trago conduce @ una borrachera—. Esta estrategia posee sus, “propios ‘riesgos. Si se produce una recaida, cosa nada rara entre personas adictas, el debi ~“imiento inducido de la autocficacia para conseguirla recuperacién favorece el abandono total de los “Hesflierzos autorreguladores, Lo dificil es fortalecer simulténeamente la autoeficacia para la resis- “tencia y-la autoeficacia para Ia recuperacién de modo que la autocreencia en cada una de estas ‘capacidades contribuya ala abstinencia. Es posible que para ello se necesite indueir una fuerte autoeficacia de resistencia y solo una moderada autoeficacia de recuperacién, solo la suficiente para contrarrestar el sentimiento de autoineficacia total que podria ser provocado por una recaida ‘ocasional, pero no tan fuerte que incite a volver a probar la sustancia, Eficacia percibida interactiva y conductas de salud El entomo social puede establecer limitaciones en la conducta de las personas o puede hacer que su conducta sea 6ptima, De la opinién que tengan los demas de nuestra eficacia dependers el que nuestros esfuerz0s sean obstaculizados 0 apoyados socialmente. El estimulo para realizar jui- cios interpersonales de eficacia es mayor cuando se producen relaciones estrechas que implican consecuencias interdependientes. Lo anterior viene a cuento de que las acciones de un compaiiero bbasadas en percepciones de autoeficacia inexactas pueden comportar consecuencias perjudiciales para todos. Ya que las acciones arriesgadas representan también un medio para asegurarse buenos beneficios, os uicios de eficacia mutuos veridicos proporcionan una base fiable para procurar ten- tativas ventajosas y disuadir de las temerarias. La comprensién absoluta de los mecanismos porlos que las percepciones de eficacia influyen sobre el curso de las acciones en las interdependencias so- clales requiere un andlisis de los determinantes interactivos de autoeficacia, : La recuperacion de un ataque cardiaco representa un problema importante en él que se puede estudiar tanto el efecto de Ia eficacia interactiva como la contribucion de las autopercepciones de eficacia en el desarrollo de hébitos que favorecen la salud, La restauracién de la eficacia fisica percibida es un ingredients esencial en el proceso de recuperacion de un ataque cardiaco, El mio- cardio cicatriza rapidamente pero la recuperacion psicoldgica de los enfermos con infarto de mio- cardio no complicado, que piensan que su capacidad cardiaca est demasiado danada para volver a reanudar sus actividades cotidianas, es lenta. Estos pacientes evitan el ejercicio fisico y aquellas actividades recreativas con las que antes disfrutaban, tardan en reanudar su vida profesional y so- cial porque creen que ésta les obligaré a sobrecargar sus debilitadas capacidades cardiacas, razén por Ja cual temen también la actividad sexual. La rehabilitacién de estos pacientes consiste en reinstau- rarles el sentido de eficacia cardiaca de forma que puedan llevar una vida satisfactoria y productiva. Los médicos generalmente utilizan una o mas de las cuatro fuentes principales de informacién sobre eficacia para convencer al enfermo coronario de su fortaleza cardiaca. La informacion de efi- cacia por experiencia directa se obtiene a partir de los ejercicios de esfuerzo que les obligan a reali- zar en el tapiz rodante, la informacion vicaria de eficacia la proporcionan valiéndose de antiguos pacientes y poniendo por ejemplo la vida activa que llevan y, finalmente, informando al paciente de lo que es capaz de hacer le aportan una informacién de tipo persuasivo. Se explica el significado de {a informacién fisiolégica de eficacia para asegurarse de que los pacientes no interpretan de forma equivocada sus manifestaciones fisiologicas pensando, por ejemplo, que una simple aceleracion del ritmo cardiaco significa un nuevo infarto o atribuyendo a su supuesto corazén danado otros trastornos frecuentes del organismo. Los pacientes que se consideran fisicamente eficaces sopor- tan mayores esfuerzos en las pruebas fisicas y estos esfuerzos y la consulta explicativa que les dispensa el médico aumenta, a su vez, la eficacia fisica percibida (Ewart, Taylor, Reese y DeBusk, 1983), La capacidad fisica percibida es mejor predictor de la reanudacidn de una vida activa que la capacidad cardiovascular reflejada por el nivel maximo de frecuencia cardiaca alcanzado en la prueba de esfuerzo. 464 Pensamiento y accién. Fundamentos sociales La recuperacién psicolégica después de un atague al corazén es mas una cuestién social que individual. La opinién de la esposa sobre la capacidad cardiaca y fisica en general de su marido puede facilitar o retrasar la recuperacién. En un estudio realizado para explorar este proceso (Taylor, Bandura, Ewart, Miller y DeBusk, 1985),'s¢ midieron las autopercepciones de capaci- dad fisica para el ejercicio, de la capacidad cardiaca, de la capacidad para soportar el estrés emo- cional y de la capacidad para las actividades sexuales, antes y después de las pruebas de sobrees- fuerzo, en un grupo de pacientes que habian suftido un infarto de miocardio varias semanas antes. Las expectativas de effcacia cardiaca son especialmente interesantes en este tipo de en- fermos porque tienden a basarsu nivel de actividad en el grado particular de fortaleza que perciben en su corazin. También fueron medidas las expectativas de las esposas sobre la eficacia fisica de sus maridos con tres niveles distintos de participacion en la prueba de sobreesfuerzo: sin participar en los ejercicios del tapiz.rodante, observando la resistencia fisica de su marido al realizar la prueba de esfuerzos progresivos y realizando ella misma la prueba para experimentar personalmente la di ficultad de la misma una vez que habia visto realizarla a su marido. Después de realizar los ejer- cicios, la pareja recibia informacién por parte del personal médico sobre el funcionamiento car- diaco del paciente y su relacién con la actividad fisica, ocupacional y sexual. La resistencia demos- twada en la prueba de esfuerzo fisico se presenta a los pacientes como un indicador genérico de su fortaleza cardiovascular; es decir, los esfuerzos que soportan exceden en mucho la tensin que las actividades cotidianas podrian comportar a su sistema cardiovascular. La activided en el tapiz rodante increment las percepciones del paciente de su eficacia fisica y cardiaca. Las esposas que no partieiparon en Ia prueba o que sdlo actuaron de observadoras con- uaron considerando que la capacidad cardiovascular de sus maridos estaba disminuida, incluso después de que el médico les hubiera informado de lo contrario. Por el contrario, las esposas que experimentaron personalmente el grado de esfuerzo que exige la actividad en el tapiz rodante incre- mentaron sus percepciones sobre laeficaciafisica y cardiaca de sus maridos después de haber obser- vado los logros de éstos en la prueba de esfuerzo y de recibir aconsejamiento médico, Las creen- cias conjuntes de los pacientes y de sus esposas sobre la capacidad cardiaca de los primeros resul- taron un predictor consistentemente bueno del funcionamiento cardiovascular conseguido en la prueba del tapiz rodante que se practicé meses después. La eficacia cardiaca percibida predijo el nivel futuro de funcfonamiento cardiovascular independientemente del rendimiento inicial en la prueba del tapiz rodante, mientras que la variable no predijo la actividad cardiovascular futura, prescindiendo de la eficacia percibida. Las esposas que creen que sus maridos tienen un corazon fuerte tienen mucha mayor probabilidad de animarles a que reanuden su vida activa anterior que las, ‘que piensan que su corazén esté deteriorado y que es vulnerable a cualquier posible dafio. Intentar conseguir una vida activa mejora la capacidad del paciente para desarrollar actividades enérgicas sin exceder su sistema cardiovascular. Existe un buen mimero de investigaciones que indican que la autoeficacia percibida interviene en las conductas de salud. A no ser que el individuo crea que puede dominar y cumplir habitos que fayorezcan su salud, es poco probable que dispense el esfuerzo suficiente para conseguirlo. Por ejemplo, aquellas personas que se consideran incapaces de abandonar el habito del tabaco ni quiera lo intentan, a pesar de las severas advertencias que se hacen sobre los efectos perjudiciales sobre la salud, mientras que los mas autoeficaces superan el deseo de fumary rompen conel habito (DiClemente, Prochaska y Gilbertini, 1985). La mejoria de los enfermos con trastornos pulmona- res a partir dei tratamiento psicolégico y cognitivo depende, en parte, del grado en que se consiga elevar sus creencias sobre su propia eficacia fisica (Kaplan, Atkins y Reinsch, 1984). Cuanto mas eficaces se consideran, mayor actividad fisica despliegan y mayores son los volimenes y capa dades respiratorias alcanzadas. Los estudios que hemos revisado anteriormente sobre el control de la cefalea tensional y el autocontrol del dolor documentan el hecho de que las conductas de salud stn mediadas por cambios en la autoeficacia percibids. Las dstintas formas en que el ejercicio de la autoeficacia percibida mejora el funcionamiento fi- siolégico pueden combinarse entre si y contribuir significativamente al bienestar psicolégico y fisico del individuo. Un experimento de campo pensado para retrasar o invertir el deterioro en el funcionamiento en la vejez. aporta pruebas de que la controlabilidad comporta beneficios sobre la Autoeficacia 465 salud (Langer y Rodin, 1976; Rodin y Langer, 1977). Entre los ancianos de una residencia se ob- servé que los que controlaban personalmente sus actividades cotidianas eran més felices, mostra~ ‘ban mayor interés y participacion social y se hallaban fisicamente en mejores condiciones que aquellos a los que el personal de la residencia estructuraba sus actividades. ‘Las comunicaciones de tipo persuasivo se utilizan con mucha frecuencia para inducir en la gente habitos de higiene que ayuden a prevenir la enfermedad, En este tipo de mensajes se utilizan ‘como motivadores las apelaciones a las consecuencias negativas de la enfermedad ala vez que se recomiendan una serie de normas profilacticas para evitarla. Esta nduccidn de miedo ala enferme- dad se ha comprobado que es contraproducente porque favorece la evitacién de estos mensajes ate- morizantes y disminuye la capacidad percibida del individuo para controlar las amenazas a su salud (Beck y Frankel, 1981; Leventhal, 1970). Este ha de conocer el peligro potencial de sus habitos pero no ha de sentir miedo a actuar, del mismo modo que los estudiantes no han de temer a su talento para estudiar, o los propietatios 4 asegurar sus propiedades. Lo que necesita saber el individuo es la forma de regular su conducta y disponer asimismo de una ereencia firme en su eficacia para convertir la preocupacién por posibles enfermedades futuras ‘en.una conducta preventiva eficaz. Back y Lund (1981) estudiaron el grado de persuasion de dis- tintas comunicaciones sobre la salud en las que se variaba el mensaje sobre la gravedad de la enfer- medad periodontal y la susceptibilidad a padecerla. La eficacia percibida de los pacientes para adoptar las normas higiénicas requeridas resulté ser un buen predictor de la.conducta preventiva, mientras que el grado de miedo suscitado no consiguié predecir nila intencién de los sujetos ni su ‘comportamiento posterior. La barrera que representa Ia ineficacia percibida en la prevencién de la salud es algo muy familiar en la resignacién observada en algunas personas hacia ciertos riesgos que podrian controlar en alguna medida. Por ejemplo, los obesos que se consideran incapaces de vencer su exceso de peso no suelen esforzarse por conseguitlo por mas preocupados que estén por susaludy por elevados que sean los costos personales que pueda imponerles su obesidad. Los auto- ineficaces no sdlo abandonan las practicas preventivas sino que ademés, si se consideran incapa ces de controlar el dolor, también suelen evitar el tratamiento corrector (Klepac, Dowling y Hayge, 1982), Para que las comunicaciones sobre la salud resultaran més eficaces tendridn que inducir en las personas la creencia de que son capaces de modificar sus habitos de salud. Las comunicaciones persuasivas que intentan conseguir este efecto aumentan la determinacién del individuo para modificar los habitos perjudioiales para su salud (Maddu y Roger, 1983). Para fortalecer el efecto perdurable de las autocreencias inducidas, las comunicaciones deberian insistir en que el éxito re- quiere esfuerzo continuado, de modo que el sentido de eficacia personal no decaiga ante el minimo obstaculo. Autoeficacia y respuestas fisiol6; Las percepciones de autoeficacia influyen en las respuestas emocionales ademis de en la con- ducta, sobre todo en las respuestas de ansiedad y estrés hacia situaciones desconocidas o poten- cialmente aversivas, La teorla de la autoeficacia sugiere una forma alternativa de considerar la an- siedad del ser humano. Generalmente, las teorias psicodinamicas la atribuyen a una serie de conflictos intrapsiquicos originados por la expresion de impulsos prohibidos. La amenaza que supone el impulso es presumiblemente desplazada y proyectada al exterior. Los objetos externos de Ia ansiedad se-consideran de limitada importancia ya que la amenaza puede ser proyectada hacia cualquier tipo de cosas. En este planteamiento, la ansiedad esta enraizada en el impulso pro- hibido. La teoria del condicionamiento sostiene que acontecimientos inicialmente neutros adquieren ‘unas propiedades productoras de mieds por asociacién con ciertas experiencias dolorosas del suje- to, Esta teoria extemnaliza la causa de la ansiedad a estimulos: es elestimulo.el que se considera que se convierte en aversivo. Sin embargo, las experiencias dolorosas modifican las percepciones de ‘uno mismo y el significado de los estimulos externos, no los estimulos en si. Siuna persona desatro- lla una fobia a conducir por terreno montaioso como resultado de un accidente, no es la carretera de la montafia la que cambia como consecuencia de la experiencia aversiva sino que es la compe- 466 Pensamiento y accién. Fundamentos sociales tencia percibida para conducir y los pensamientos anticipatorios los que cambian, Desde la perspectiva cognitiva social, lo que hace que los acontecimientos potencialmente aversivos resulten temibles es, sobre todo, ia ineficacia percibida para afrontarlos. En la medida en que el individuo piense que puede prevenir, terminar 0 disminuir la gravedad de los acontecimien- tos aversivos, dejard de tener razones para temerlos. Sin embargo, si se consideran incapaces de controlar adecuadamente las posibles amenazas, tendrén poderosas razones para temerlas. Por tanto, las experiencias que incrementan la eficacia de afrontamiento percibida pueden disminuir las respuestas de miedo y aumentar la interaccién con las situaciones previamente temidas y evitadas. Un sentido de controlabilidad puede conseguirse de forma conduetual o cognitivamente (Ave- rill, 1973; Lazarus, 1981; Miller, 1979). En el control de tipo conductual, el individuo desarrolla

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