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iglos XVII y XVIII: inicios de la química

Georgius Agricola, autor de De re metallica.

Laboratorio, De re metallica (1556).

Los intentos prácticos de mejorar el refinado de las menas minerales y la extracción de los
metales a partir de ellas fue una importante fuente de información para los químicos del siglo
XVI. Entre ellos destaca Georgius Agricola (1494-1555), que publicó la gran obra De re metallica
(Sobre los metales) en 1556. En su obra se describen los procesos de la época en minería,
extracción de los metales y metalurgia, ya muy complejos y desarrollados. Por ejemplo la obra
describe la diversidad de tipos de altos hornos usados para la fundición de las menas minerales.
Aborda el tema eliminando el misticismo que tenía asociado anteriormente, creando una base
práctica que otros pudieran desarrollar, y estimuló el interés por los minerales y su composición.
No es casual que mencione y use como referencia en numerosas ocasiones al autor de la
antigüedad Plinio el Viejo y su obra Naturalis Historia. Se ha calificado a Agricola como el padre
de la metalurgia.48

En 1605, Francis Bacon publicó The Proficience and Advancement of Learning (La capacidad y
progreso del aprendizaje), una obra científico-filosófica que contiene una descripción de cómo
debería ser la práctica experimental que posteriormente se conocería como el método
científico.49 En 1605 Michal Sedziwój publicó el tratado alquímico Novum Lumen Chymicum (La
nueva luz de la química), que propone por primera vez la existencia en el aire de un «alimento
para la vida», que posteriormente se reconocerá como el oxígeno (al principio aire
desflogistizado). En 1615 Jean Beguin publicó Tyrocinium Chymicum (La práctica de la química),
el primer libro de texto de química, donde aparece la primera ecuación química.50 En 1637 René
Descartes publicó Discours de la méthode (El discurso del método), un ensayo que basa la
investigación científica en los cálculos matemáticos y la desconfianza en los hechos no probados.

La obra del químico holandés Jan Baptist van Helmont, Ortus medicinae (El origen de la
medicina) publicada póstumamente en 1648, se considera la principal obra de transición entre la
alquimia y la química, e influyó notablemente en Robert Boyle. El libro contiene el resultado de
numerosos experimentos y enuncia una versión inicial de la ley de conservación de la masa.
Baptist van Helmont, que trabajó en el periodo inmediatamente posterior a Paracelso y su
iatroquímica, indicó que existían otras materias «insustanciales» además del aire, y acuñó para
ellas el nombre de «gas» (del griego cáos). Además de por la introducción de la palabra gas en el
vocabulario científico y ser el fundador de la química neumática, experimentando con reacciones
entre gases, Jan Baptist van Helmont también es recordado actualmente por sus ideas sobre la
generación espontánea.

En 1669 el alquimista alemán Hennig Brandt descubrió el fósforo a partir de la orina.51 Para
lograrlo destiló una mezcla de orina y arena (50 cubos). Al evaporar la urea obtuvo un material
blanco que brillaba en la oscuridad y ardía con una llama brillante.

Robert Boyle, uno de los cofundadores de la química moderna por mejorar los métodos
experimentales que separarían la química de la alquimia.

Robert Boyle

Portada de El químico escéptico, 1661, Chemical Heritage Foundation.

Se considera que el químico inglés Robert Boyle (1627-1691) apartó definitivamente a la química
de la alquimia al mejorar su método experimental.52 Aunque su investigación tiene sus raíces
claramente en la tradición alquímica, actualmente se reconoce a Boyle como el primer químico
moderno, y por ello uno de los fundadores de la química moderna, y uno de los pioneros del
método científico experimental moderno. Se le conoce principalmente por la ley de Boyle que
presentó en 1662,53 aunque Boyle no fue su descubridor original. La ley describe la relación
inversamente proporcional que existe entre la presión y el volumen de un gas, si se mantiene
constante la temperatura en un sistema cerrado.5455

Se reconoce como un hito científico la publicación de la obra de Boyle The Sceptical Chymist: or
Chymico-Physical Doubts & Paradoxes (El químico escéptico: o las dudas y paradojas quimio-
físicas) en 1661, que se considera un pilar fundamental del campo de la química. En la obra
Boyle presenta su hipótesis de que todos los fenómenos son el resultado de la colisión de las
partículas en movimiento. Boyle apela a los químicos para que experimenten y afirma que los
experimentos contradicen que los elementos químicos se limiten a los cuatro elementos
clásicos. También declaró que la química debería dejar de estar subordinada a la medicina o la
alquimia, y debería alzarse al estatus de ciencia por sí misma. Destaca su defensa de la
experimentación científica rigurosa. Boyle creía que todas las teorías deberían probarse
experimentalmente antes de ser consideradas ciertas. Su obra además contiene algunas de las
primeras ideas modernas sobre átomos, moléculas y reacciones químicas, por lo que marcó el
inicio de la historia de la química moderna.
Boyle también trató de purificar las sustancias químicas para obtener reacciones reproducibles.
Fue un defensor de la filosofía mecánica propuesta por René Descartes para explicar y cuantificar
las propiedades e interacciones de las sustancias químicas. Boyle era un atomista, pero prefería
la palabra corpúsculo a átomo. Puntualizó que la división más pequeña de la materia a la que se
mantenían las propiedades era a nivel de los corpúsculos. Además realizó numerosas
investigaciones con una bomba de aire. Observó que al sacar el aire las llamas se extinguían y se
morían los animales situados dentro, y también hacía descender los niveles del barómetro. Boyle
repitió los tres experimentos de van Helmont, y fue el primero en usar indicadores que
cambiaran de color con la acidez. Por todo ello Boyle ayudó a asentar los pilares de la revolución
química con su filosofía corpuscular mecánica.56

Teoría del flogisto

Joseph Priestley, codescubridor del oxígeno, al que denominó «aire desflogistizado»

A finales del siglo XVII y principios de XVIII se propuso la teoría del flogisto para intentar explicar
los procesos de combustión y oxido-reducción mediante la pérdida o transferencia,
respectivamente, de un supuesto fluido denominado flogisto.57 La teoría fue propuesta
inicialmente por Johann Becher y desarrollada por Georg Stahl, ambos químicos alemanes.
Becher postuló otra reforma de la teoría de los cuatro elementos en la que solo la tierra y el
agua serían componentes de las materias, en distintas proporciones, y el fuego y el aire serían
meramente agentes de las transformaciones. A su vez existirían tres tipos distintos de tierras,
cada una de ellas portadora de una propiedad: el aspecto vítreo, la fluidez o volatilidad, y el
carácter inflamable. Para esta última Georg Stahl acuño el término flogisto en 1702. Toda
sustancia susceptible de sufrir combustión contendría cierta cantidad de flogisto, y el proceso de
combustión consistiría básicamente en la pérdida de dicha sustancia.

Se conocía desde la antigüedad que algunas sales metálicas podían ser transformadas de nuevo
en los metales de partida. Stahl explicó este proceso suponiendo que los metales estaban
formados por una cal y un principio inflamable carente de masa, el flogisto, por lo que la
calcinación, es decir, la formación de la cal, se podía explicar, al igual que la combustión, como
un desprendimiento de flogisto, el cual se liberaba del metal y dejaba la cal al descubierto en las
cenizas. El proceso inverso, la reducción de la cal al metal, podía ser igualmente explicada como
una adición de flogisto. Si una sustancia rica en flogisto, como el carbón, era puesta en contacto
con una cal metálica, podía transferirle su flogisto y dar lugar a la formación del metal.
Joseph Priestley usó la teoría del flogisto en sus experimentos de química pneumática para
explicar las transformaciones de los gases. Priestley denominó al residuo de aire que quedaba
tras un proceso de combustión «aire flogistizado» (en realidad, una mezcla de nitrógeno y
dióxido de carbono), pues pensaba que durante la combustión dicho aire había absorbido todo
el flogisto que tenía capacidad de albergar, y por eso cesaba la combustión. Siguiendo esta línea
de razonamiento, cuando Priestley calentó la cal roja de mercurio y recogió un tipo de aire que
podía mantener más tiempo la combustión lo denominó «aire desflogistizado». Posteriormente
Lavoisier lo llamaría oxígeno.

La teoría del flogisto fue popular durante el siglo XVIII hasta que Antoine Lavoisier la refutó en su
obra Réflexions sur le phlogistique, pour servir de suite à la théorie de la combustion et de la
calcination (Reflexiones sobre el flogisto, para formar parte de la teoría de la combustión y la
calcinación) publicada en 1777. Según Stahl cualquier sólido liberaba flogisto bajo la acción del
fuego, luego tras la combustión perdería masa o la mantendría (según el flogisto tuviera masa o
no). Sin embargo, Lavoisier hizo experimentos calcinando metales y después de la calcinación en
algunos el peso del residuo (los óxidos) era mayor que el cuerpo inicial. En estos casos el flogisto
tendría un peso negativo, lo que resultaba absurdo, y demostraba la inconsistencia de la teoría
del flogisto.

Descubrimientos del siglo XVIII

Tabla de afinidades, de E. F. Geoffroy (1718). En la cabecera de cada columna una sustancia


seguida de todas con las que se puede combinar.58

En el siglo XVIII se multiplicaron los descubrimientos de nuevos elementos, gracias al cambio en


los métodos de investigación. Un hecho sin precedentes desde la antigüedad, ya que en los dos
milenios anteriores se habían descubierto solo cinco (arsénico, antimonio, zinc,59 bismuto y
fósforo). Alrededor de 1735 el químico sueco Georg Brandt analizó un pigmento azul oscuro
encontrado en la mena del cobre descubriendo lo que posteriormente conoceríamos como
cobalto. En 1748 el español Antonio de Ulloa publicó la descripción de un nuevo metal, el
platino.60 En 1751 un discípulo de Stahl, Axel Fredrik Cronstedt, identificó en una impureza del
mineral del cobre otro nuevo metal, el níquel. A Cronstedt se le considera uno de los fundadores
de la mineralogía moderna.61 En 1766 el químico inglés Henry Cavendish aisló el hidrógeno, al
que llamó «aire inflamable». En 1773 el sueco Carl Wilhelm Scheele descubrió el oxígeno, al que
llamó «aire de fuego»,62 aunque al no publicar inmediatamente su hallazgo dio tiempo a Joseph
Priestley a publicarlo 1774, tras haber descubierto el mismo gas independientemente al cual
llamó «aire deflogistizado».63 En 1783 los hermanos españoles Juan José y Fausto Elhuyar
consiguieron aislar el wolframio a partir del mineral wolframita.6465
En el siglo también se descubrieron destacados compuestos. En 1754 el escocés Joseph Black
aisló el dióxido de carbono, al que llamó «aire invariable».66 En 1757 el francés Louis Claude
Cadet de Gassicourt, mientras investigaba los compuestos del arsénico creó el líquido fumante
de Cadet, que posteriormente se sabría que contenía óxido de cacodilo, y por ello es
considerado el primer compuesto organometálico que se logró sintetizar.67 Y además en 1758
Joseph Black formuló el concepto de calor latente para explicar los cambio de estado.68

Antoine Lavoisier

Artículo principal: Antoine Lavoisier

El primer calorímetro usado por Antoine Lavoisier y Pierre-Simon Laplace, para determinar el
calor relativo a los cambios químicos, cálculos en los que se basó Joseph Black para descubrir el
calor latente. Estos experimentos marcaron el inicio de la termoquímica.

Aunque la investigación química se puede remontar a la antigua Babilonia, Egipto, y


especialmente a Persia y Arabia de la Edad de Oro del islam, la química floreció a partir de la
época de Antoine Lavoisier, un químico francés reconocido como el «padre de la química
moderna». En 1789 Lavoisier estableció formalmente la ley de conservación de la materia, que
en su honor también se conoce como «Ley Lomonósov-Lavoisier».69 Para demostrarla realizó
múltiples experimentos. Demostró con medidas meticulosas que las transmutaciones no eran
posibles, por ejemplo, no se transformaba el agua en tierra, sino que el sedimento que se
observa al hervir agua procedía del contenedor; o que al quemar al aire fósforo y azufre, probó
que aunque los productos pesaban más, el peso ganado procedía del aire.

Antoine Lavoisier (1743-1794).

Repitiendo los experimentos de Priestley demostró que el aire estaba compuesto de dos partes
(no era un elemento), y una de ellas se combinaba con los metales para formar las cales. En
Considérations Générales sur la Nature des Acides (1778) demostró que la parte del aire
responsable de la combustión también era la fuente de la acidez en disoluciones. Al año
siguiente nombró a esta parte oxígeno (del griego formador de ácidos), y a la otra azote (sin
vida). Por ello se considera a Lavoisier el descubridor del oxígeno junto a Preistley y Scheele.
También observó que el «aire inflamable» descubierto por Cavendish al combinarlo con oxígeno
producía una condensación, como informó Priestley, que parecía ser agua (luego tampoco el
agua era un elemento), por ello denominó a este gas hidrógeno (del griego «formador de
agua»).

Como se indicó en el apartado anterior, en Reflexions sur le Phlogistique (1783) Lavoisier refutó
la teoría del flogisto para la combustión. En Rusia Mikhail Lomonosov independientemente llegó
a conclusiones similares sobre la conservación de la materia y el flogisto. Además Lomonosov
anticipó la teoría cinética de los gases, al considerar que el calor provenía de una forma de
movimiento.

Lavoisier trabajó con Claude Louis Berthollet y otros para idear un sistema de nomenclatura
química que fue la base del sistema moderno de nombrar compuestos químicos. En su Methods
of Chemical Nomenclature (1787), Lavoisier inventó la forma de nombrar y clasificar compuestos
que se usa principalmente en la actualidad, que incluye nombres como ácido sulfúrico, sulfatos y
sulfitos. En 1785 Berthollet determinó la composición elemental del amoniaco. Ese mismo año
Berthollet fue el primero en usar el gas cloro como blanqueante comercial, y en 1789 fue el
primero en fabricar lejía al burbujear gas a través de una solución de carbonato de sodio,
consiguiendo una solución de hipoclorito sódico. También estudió y fue el primero en producir
otro fuerte oxidante y blanqueante de cloro, el clorato de potasio (KClO3), conocido como sal de
Berthollet. Berthollet también es conocido por sus contribuciones a la teoría del equilibrio
químico a través del mecanismo de reacción reversible.

La obra de Lavoisier Traité Élémentaire de Chimie (Tratado elemental de química, 1789) fue el
primer libro de texto de la química moderna, y presentaba un punto de vista unificado de las
nuevas teorías químicas, contenía una declaración clara de la ley de conservación de la masa, y
negaba la existencia del flogisto. Además presentaba una lista de elementos, o sustancias que no
podían descomponerse, que incluía al oxígeno, el nitrógeno, el hidrógeno, el fósforo, el mercurio,
el zinc y el azufre. Sin embargo, en su lista también se incluía la luz y el calórico, que él creía que
eran sustancias materiales. En la obra Lavoisier remarcó que la observación era la base de su
química, afirmando que:

He intentado (...) llegar a la verdad reuniendo hechos, para suprimir en lo posible el


razonamiento, que a menudo es el responsable de engañarnos, para seguir en lo posible la luz
de la observación y del experimento.
Instrumental del laboratorio de Lavoisier.

Retrato de Antoine Lavoisier y su esposa, por Jacques-Louis David.

Lavoisier demostró que los organismos vivos descomponían y recomponían el aire atmosférico
de la misma forma que lo hacía una llama. Junto a Pierre-Simon Laplace, Lavoisier usó un
calorímetro para estimar el calor por unidad de dióxido de carbono producido en una
combustión. Y descubrió unas medias similares para las llamas y los animales, lo que indicaba
que los animales producían energía por medio de un tipo de combustión. Además descubrió que
el diamante era una forma cristalina del carbón.

Sin embargo como es lógico, en su obra no todo fueron aciertos. Lavoisier no creía en el
atomismo y pensaba que la existencia real de los átomos era filosóficamente imposible. Lavoisier
creía en la teoría de los radicales y pensaba que los radicales funcionaban como un solo grupo
que se combinaría con el oxígeno en las reacciones. Creía que todos los ácidos contenían
oxígeno. A pesar de ello, la labor de Lavoisier fue fundamental para la ciencia química. Al
impulso que se produjo en la investigación basado en su ley de conservación de la masa, su
teoría sobre la combustión mediante el oxígeno, además de la teoría corpuscular mecánica, se
conoce como revolución química. Tras su obra la química adquirió una naturaleza estrictamente
cuantitativa, lo que permitiría hacer predicciones fiables. Su contribución a la revolución química
fue el resultado principalmente de su esfuerzo consciente de encajar todos sus experimentos en
el marco de una sola teoría. Estableció de forma consistente el uso del equilibrio químico, usó el
descubrimiento del oxígeno para refutar la teoría del flojisto y desarrolló un nuevo sistema de
nomenclatura química. Lamentablemente su brillantez y autoridad científica no evitaron que
Lavoisier fuera decapitado durante la Revolución francesa.

Pila voltaica en el museo Tempio Voltiano (Templo de Volta) de Como.

Volta y su pila

Artículos principales: Historia de la pila y Alessandro Volta.

El físico italiano Alessandro Volta fue uno de los pioneros en los estudios sobre la electricidad. En
1775 Volta perfeccionó y popularizó el electróforo, un dispositivo con dos discos metálicos
separados por un conductor húmedo, pero unidos con un circuito exterior, capaz de producir
electricidad estática. En 1794 Volta revisó los estudios sobre la «electricidad animal». En 1780
Luigi Galvani había observado que al poner en contacto dos metales diferentes con el músculo
de una rana se originaba la aparición de corriente eléctrica. A Volta le interesó la idea y comenzó
a experimentar con metales únicamente, y llegó a la conclusión de que el tejido muscular animal
no era necesario para producir la corriente eléctrica. Este hallazgo suscitó una fuerte
controversia entre los partidarios de la electricidad animal y los defensores de la electricidad
metálica, pero la demostración, realizada en 1800, del funcionamiento de la primera pila
eléctrica certificó la victoria del bando favorable a las tesis de Volta.70

Su pila voltaica de 1800 consistía en un apilamiento de varios pares de discos de cobre y zinc
alternados (electrodos) separados por una capa de tela o cartón empapada en salmuera
(electrolito) para incrementar la conductividad.71 Cuando se conectaba la parte superior y la
inferior con un cable separados, y perdía poca carga con el tiempo cuando no se la utiliza, con lo
que Volta consiguió la primera batería eléctrica para producir electricidad. Por ello se considera a
Volta el fundador de la electroquímica.72 A partir de entonces se usarán las pilas voltaicas (o
galvánicas) en el estudio las reacciones redox y sus productos. Además Alessandro Volta entre
1776 y 1778 se dedicó al estudio de la química de los gases y fue el descubridor del metano.

Siglo XIX: resurgimiento de la teoría atómica

Artículos principales: Teoría atómica y Leyes estequiométricas.

Tras haber estado aparcado el atomismo desde la antigüedad y únicamente esbozado en los
modelos mecánicos corpusculares, la teoría atómica es retomada por John Dalton, quien postuló
que los átomos eran partículas indivisibles que permanecen inalteradas en los compuestos, a
partir de lo cual se pudieron establecer las leyes estequiométricas, base de la actual
estequiometría.

A lo largo del siglo XIX la química estuvo dividida entre los seguidores y detractores de la teoría
atómica de Dalton, como Wilhelm Ostwald y Ernst Mach. Los impulsores más decididos de la
teoría atómica inicial fueron Amedeo Avogadro, Ludwig Boltzmann, entre otros, que
consiguieron grandes avances en la comprensión del comportamiento de los gases. La disputa
sobre la existencia de los átomos se zanjaría definitivamente con la explicación del efecto
browniano por Albert Einstein en 1905 y los respectivos experimentos de Jean Perrin. Muchos
fueron los investigadores que trabajaron bajo la hipótesis atómica. Svante Arrhenius intuyó en
parte la estructura interna de los átomos proponiendo su teoría de la ionización en las
disoluciones. Aunque su verdadera estructura no se vislumbraría hasta principios del siglo XX, a
partir de los trabajos de Ernest Rutherford, seguidos por el modelo atómico de Bohr.
John Dalton

Artículos principales: John Dalton y Teoría atómica de Dalton.

Ilustración con elementos y compuestos según A New System of Chemical Philosophy de John
Dalton (1808).

En 1803 el científico inglés John Dalton propuso la ley de Dalton, que relaciona las presiones
parciales de los componentes de una mezcla de gases con la presión total de la mezcla.73 El
concepto fue descubierto en 1801, y también se conoce como ley de las presiones parciales.

John Dalton es reconocido tanto por sus obras sobre el atomismo, las presiones parciales de los
gases, y la percepción del color (daltonismo).

Pero la principal contribución de Dalton a la química fue una nueva teoría atómica en 1803,
donde afirmaba que toda la materia está formada por pequeñas partículas indivisibles
denominadas átomos. En 1808 Dalton publicó por primera vez A New System of Chemical
Philosophy (Un nuevo sistema de filosofía química, 1808-1827), en la que desarrollaba la
primera descripción moderna de una teoría atómica. En esta obra identificaba los elementos
químicos como un tipo de partículas, y rechaza la teoría de afinidades químicas defendida por
Étienne François Geoffroy e Isaac Newton, entre otros. Dalton explicó su teoría formulando una
serie de enunciados simples:74

La materia está formada por partículas muy pequeñas llamadas átomos, que son indivisibles y
no se pueden destruir.

Los átomos de un mismo elemento son iguales entre sí, tienen la misma masa y propiedades. Los
átomos de diferentes elementos tienen masas diferentes.

Los átomos permanecen sin división, aun cuando se combinen en las reacciones químicas.

Los compuestos químicos se forman al unirse átomos de dos o más elementos distintos.

Los átomos, al combinarse para formar compuestos guardan relaciones simples.

Los átomos de elementos diferentes se pueden combinar en proporciones distintas y formar más
de un compuesto.

A pesar de su utilidad y gran aceptación durante todo el siglo XIX, la teoría atómica de Dalton
tenía imprecisiones (los dos primeros enunciados no son del todo ciertos) y presentaba muchas
lagunas: no aclaraba nada sobre la estructura del átomo, ni explicaba las propiedades de los
elementos, ni cuáles eran las causas de que se unieran para formar compuestos.

Además de definir átomos, elementos y compuestos, Dalton infirió las proporciones de algunos
elementos en sus compuestos, partiendo de los pesos de sus reactivos, por medio del peso
atómico relativo usando al hidrógeno como unidad de masa en la comparación con los demás
elementos. Siguiendo las tesis de Jeremias Benjamin Richter (conocido por acuñar el término
estequiometría), propuso que cuando los elementos químicos se combinaban para dar más de
un compuesto se unen en distintas proporciones fijas y enteras. Esto se conoce como la Ley de
las proporciones múltiples y fue incluida en su obra New System of Chemical Philosophy. La ley
de las proporciones múltiples es una de las leyes básicas de la estequiometría y uno de los
pilares de su teoría atómica. Curiosamente a pesar de la importancia de incluir la idea de átomos
como entidades físicas reales en A New System of Chemical Philosophy, y la creación de un
sistema de símbolos químicos para ellos, esta obra dedica casi todo su texto a la teoría calórica
en lugar de al atomismo.

Por otro lado fue el químico francés Joseph Proust quien propuso la Ley de proporciones
definidas, que afirma que los elementos siempre se combinan para formar un determinado
compuesto lo hacen en proporciones de números enteros y sencillos, basándose en varios
experimentos realizados entre 1797 y 1804.75 La ley de proporciones múltiples y la de
proporciones definidas son la base de la estequiometría. Estas dos leyes por sí mismas no
prueban la existencia de los átomos, pero son difíciles de explicar sin asumir que los compuestos
se forman por la combinación de átomos en proporciones constantes.

Jöns Jacob Berzelius

Jöns Jacob Berzelius, el químico que desarrolló el método moderno de notación de fórmulas
químicas.

Artículo principal: Jöns Jacob Berzelius

Un químico sueco discípulo de Dalton, Jöns Jacob Berzelius, se embarcó en un programa


sistemático de mediciones cuantitativas precisas de las sustancias químicas, asegurándose de su
pureza. A partir de las cuales en 1828 recopiló una tabla de pesos atómicos relativos, donde al
oxígeno se le asignaba el 100, y que incluía todos los elementos conocidos en la época. Este
trabajo proporcionó pruebas a favor de la teoría atómica de Dalton: que los compuestos
químicos inorgánicos estaban formados por átomos combinados en proporciones de números
enteros. Determinó la composición elemental exacta de gran número de sustancias. Sus
resultados confirmaron la ley de proporciones definidas de Proust. En sus pesos usó como
patrón al oxígeno, asignándole el valor exacto de 100, y a partir de él midió el peso de 43
elementos. Al descubrir que los pesos atómicos no eran múltiplos exactos del peso del
hidrógeno Berzelius descartó la hipótesis de Prout, que suponía que los elementos estaban
formados por átomos de hidrógeno.

Para simplificar los experimentos en su extensa determinación de pesos atómicos introdujo el


sistema de símbolos químicos y notación, que publicó en su obra de 1808 Lärbok i Kemien
(Manual de química), en la que los nombres de los elementos fueron abreviados con una o dos
letras de las iniciales de sus nombres en latín. Este sistema de notación, en el que los elementos
se expresan mediante símbolos simples y sus proporciones se indican con números, básicamente
es el mismo que se usa actualmente. La única diferencia es que en lugar de poner los números
en el subíndice como actualmente (ej: H2O), Berzelius usaba superíndices (H2O).

Se acredita a Berzelius el descubrimiento de los elementos silicio, selenio, torio y cerio. Además
los discípulos que trabajaban en el laboratorio de Berzelius identificaron el litio y redescubrieron
el vanadio (descubierto originalmente por Andrés Manuel del Río en 1801 y luego descartado al
creerlo cromo). Berzelius desarrolló la teoría de los radicales para la combinación química, que
mantenía que las reacciones se producen mediante grupos estables de átomos denominados
radicales que se intercambian entre las moléculas. Creía que las sales son compuestos de un
ácido y una base, y descubrió que los aniones de los ácidos eran atraídos por los electrodos
positivos (el ánodo), mientras que los cationes de una base eran atraídos por el electrodo
negativo (el cátodo). Berzelius no creía en la teoría del vitalismo, en su lugar pensaba que había
una fuerza reguladora que producía la organización de los tejidos de los organismos. Además se
atribuye a Berzelius la creación de los términos químicos "catálisis", "polímero", "isómero" y
"alótropo", aunque sus definiciones originales difieren considerablemente de las actuales. Por
ejemplo el término "polímero" que acuñó en 1833 describía compuestos orgánicos que
compartían la misma fórmula empírica pero tenían distinto peso molecular, el mayor era
polímero del más pequeño, como la glucosa (C6H12O6, de la que se desconocía su estructura) y
el formaldehído (CH2O). Por todo ello Berzelius es reconocido como uno de los padres de la
química moderna, junto a Lavoisier, Boyle y Dalton.

Davy y la electrólisis
Humphry Davy, descubridor de varios alcalinos, alcalinotérreos y las propiedades de varios
halógenos mediante la electrólisis.

Artículo principal: Humphry Davy

El químico inglés Humphry Davy fue un pionero en el campo de la electrólisis (que consiste en
usar la electricidad en una célula electrolítica donde se producen reacciones de oxido-reducción
para separar los compuestos allí contenidos) para aislar varios elementos nuevos. Davy
descompuso por electrolisis varias sales fundidas y consiguió descubrir el sodio y el potasio. El
potasio fue el primer metal aislado mediante electrólisis, a partir la potasa cáustica (KOH). Antes
del siglo XIX se desconocían las diferencias entre las sales de sodio y potasio. El sodio fue aislado
el mismo año a partir de la sosa cáustica fundida (NaOH). Cuando Davy se enteró que Berzelius y
Pontin preparaban una amalgama (amalgama de calcio) mediante la electrólisis de la cal en
mercurio, lo intentó él. Davy consiguió descubrir el calcio en 1808 con la electrólis de la cal en
óxido de mercurio.7677 Siguió trabajando con la electrólisis durante toda su vida, en 1808, aisló
el magnesio, el estroncio y el bario.7879

Davy también experimentó inhalando gases. Este procedimiento experimental casi resulta fatal
en varias ocasiones, pero condujo a descubrir los inusuales efectos del óxido nitroso, que
llevarían a conocerlo como gas de la risa. En 1774 el químico sueco Carl Wilhelm Scheele
descubrió el cloro y lo denominó «ácido desflogistizado marino» pensando erróneamente que
contenía oxígeno. Scheele observó varias propiedades del gas de cloro, como su efecto
blanqueante sobre el tornasol, y su efecto mortal sobre los insectos, su color verde amarillento y
su olor similar al del agua regia. Sin embargo, Scheele no pudo publicar sus hallazgos a tiempo.
En 1810 Humphry Davy le dio al cloro su nombre actual (derivado de la palabra griega χλωρός
(khloros) «verde amarillento») insistiendo en que se trataba de un elemento.80 Además
demostró que no se podía obtener oxígeno a partir de la sustancia conocida como ácido
oximuriático (una solución de HCl). Este descubrimiento rebatió la definición de ácido de
Lavoisier que los consideraba compuestos de oxígeno.

El yodo fue descubierto por el químico francés Bernard Courtois en 1811.8182 Courtois dio
muestras a sus amigos, Charles Bernard Desormes (1777-1862) y Nicolas Clément (1779-1841),
para que continuaran la investigación. También le dio algo de sustancia a Joseph Louis Gay-
Lussac y al físico André-Marie Ampère. El 6 de diciembre de 1813, Gay-Lussac anunció que se
trataba o bien de un nuevo elemento, o bien de un compuesto de oxígeno.838485 Además fue
Gay-Lussac quien sugirió el nombre del yodo, a partir de la palabra griega ιώδες (iodes) para el
violeta (por el color del vapor de yodo).8183 A su vez Ampère dio parte de su muestra a
Humphry Davy. Davy hizo algunos experimentos con la sustancia y se dio cuenta de sus
similitudes con el cloro.86 Davy mandó una carta el 10 de diciembre a la Royal Society of London
donde afirmaba que había identificado un nuevo elemento.87 Lo que desató las discusiones
entre Davy y Gay-Lussac sobre quién había identificado primero al yodo como elemento, aunque
ambos reconocían a Courtois como el primero en aislarlo.

Gay-Lussac y las leyes de los gases

Joseph Louis Gay-Lussac afirmó que la relación entre los volúmenes de los gases reactivos los de
los productos puede expresarse por números sencillos y enteros.

Artículos principales: Joseph Louis Gay-Lussac y Ley de Gay-Lussac.

El químico francés Joseph Louis Gay-Lussac compartía con Lavoisier el interés por el estudio
cuantitativo de las propiedades de los gases. Desde su primer periodo de investigación 1801-
1802, manifestó que todos los gases se expandían proporcionalmente al aumentar la
temperatura. A esta conclusión generalmente se la denomina ley de Charles, ya que Gay-Lussac
le concedió el crédito del descubrimiento a Jacques Charles, por haber llegado casi a sus mismas
conclusiones en la década de 1780 aunque no las había publicado.88 Esta ley también fue
descubierta independientemente por John Dalton alrededor de 1801, aunque la descripción de
Dalton es menos meticulosa que la de Gay-Lussac.8990 En 1804 Gay-Lussac hizo varios
arriesgados ascensos en globo aerostático de hidrógeno hasta alturas por encima 7000 metros
sobre el nivel del mar que le permitieron investigar otros aspectos de los gases, una proeza que
nadie más realizó en los 50 años siguientes. Tomó medidas de la presión, la temperatura, la
humedad y muestras de aire, que más tarde analizó químicamente, además de realizar
mediciones magnéticas a varias altitudes.

En 1808 Gay-Lussac anunció lo que probablemente fue su mayor logro: a partir de experimentos
propios y de otros dedujo que los gases a volumen fijo mantienen constante la relación entre su
presión y la temperatura. Y que los volúmenes de los posibles productos de una reacción entre
gases además están en proporción sencilla con los volúmenes de los reactivos. En otras palabras
que los gases bajo las mismas condiciones de presión y temperatura reaccionan con otros en
proporciones de volumen de números enteros y pequeños. Estas conclusiones se plasmarían en
la ley de Gay-Lussac y la Ley de los volúmenes de combinación.

Gay-Lussac también participó junto a su colega profesor en la École Polytechnique, Louis Jacques
Thénard, en las primeras investigaciones electroquímicas, y analizó los elementos descubiertos
por este medio. Entre sus logros en este campo destaca el descubrimiento del boro, por la
descomposición del ácido bórico usando potasio fundido. Ambos investigadores formaron parte
de los debates de la época para modificar la definición de los ácidos e impulsar el análisis de los
compuestos orgánicos para descubrir su contenido en oxígeno e hidrógeno.

Amedeo Avogadro

Amedeo Avogadro postuló que en las mismas condiciones de presión y temperatura, volúmenes
iguales de dos gases tenían el mismo número de moléculas.

Artículos principales: Amedeo Avogadro y Ley de Avogadro.

Tras la publicación de la teoría atómica de Dalton en 1808, algunas de sus ideas centrales fueron
rápidamente adoptadas por la mayoría de los químicos. Sin embargo durante medio siglo
permaneció la incertidumbre de cómo se configuraría la teoría atómica y se aplicaría a las
situaciones concretas. Por ejemplo con los datos empíricos disponibles hasta el momento varios
químicos de distintos países desarrollaron diversos sistemas de pesos atómicos incompatibles. El
físico italiano Amedeo Avogadro (1776-1856) publicó en 1811 una obra que mostraba una salida
a esta difícil situación. Presentó la hipótesis de que los volúmenes iguales de cualquier gas, a la
misma temperatura y presión, contenían el mismo número de moléculas; por lo cual la relación
entre los pesos moleculares de dos gases era la misma proporción que la que había entre sus
densidades, en las mismas condiciones de presión y temperatura. Además Avogadro razonó que
los gases corrientes no estaban formados por átomos solitarios sino por moléculas que
contenían dos o más átomos (que era el origen de los distintos pesos atómicos registrados). Así
Avogadro fue capaz de resolver el problema con el que se habían topado Dalton y otros cuando
Gay-Lussac reportó que por encima del los 100 °C el volumen del vapor de agua era dos veces el
volumen del oxígeno usado para formarla. Según Avogadro la molécula de oxígeno se dividía en
dos átomos para formar el agua.

La hipótesis de Avogadro fue ignorada durante medio siglo tras haber sido publicada por primera
vez. Se han citado muchas razones para este desinterés, incluidos algunos problemas teóricos
como el dualismo propuesto por Jöns Jacob Berzelius que consideraba que los compuestos se
mantenían juntos por la atracción de las cargas positivas y negativas, lo que haría incompatible la
existencia de moléculas formadas por dos átomos eléctricamente similares, como el caso del
oxígeno. Además existía la barrera de que muchos químicos eran reacios a adoptar métodos
físicos (como las determinaciones de densidad del vapor) para resolver sus problemas. Sin
embargo, a mediados de siglo las figuras más prominentes empezaron a considerar intolerable la
diversidad caótica de sistemas de pesos atómicos y fórmulas de compuestos en competencia,
que proliferaron a causa de la incertidumbre. Además empezaron a acumularse pruebas
puramente químicas que indicaban que lo afirmado por Avogadro podría ser cierto después de
todo. A mediados de siglo, químicos más jóvenes como Alexander Williamson en Inglaterra,
Charles Gerhardt y Charles-Adolphe Wurtz en Francia y August Kekulé en Alemania, empezaron
a proponer la reforma de la química teórica para que se ajustara a la teoría de Avogadro.

Inicios de la síntesis orgánica y su industria

Artículos principales: Vitalismo, Friedrich Wöhler y Síntesis orgánica.

Después de que se comprendieran los principios de la combustión, se apoderó de la química


otro debate de gran importancia: el vitalismo, la distinción esencial entre la materia orgánica y la
inorgánica. Esta teoría asumía que la materia orgánica solo podría ser producida por los seres
vivos, atribuyendo este hecho a una vis vitalis (fuerza vital) inherente a la propia vida. En 1827
William Prout clasificó las biomoléculas en tres grupos: carbohidratos, proteínas y lípidos. Pero el
debate del vitalismo se zanjó cuando Friedrich Wöhler descubrió accidentalmente en 1828 cómo
se podía sintetizar la urea a partir de cianato de amonio, demostrando que la materia orgánica
podía crearse de manera química a partir de reactivos inorgánicos. A pesar de ello se mantiene
vigente la clasificación en química orgánica e inorgánica, ocupándose la primera esencialmente
de los compuestos del carbono y la segunda de los compuestos de los demás elementos.

La urea fue la primera molécula orgánica que se logró sintetizar a partir de precusores
inorgánicos.

Clave de colores:

carbono • oxígeno

nitrógeno • hidrógeno

Anteriormente Friedrich Wöhler y Justus von Liebig realizaron en 1825 el primer descubrimiento
confirmado y explicado de isómeros, aunque el término fuera acuñado antes por Berzelius.
Trabajando con ácido ciánico y ácido fulmínico, dedujeron correctamente que la isomería era la
consecuencia de la diferente colocación de los mismos átomos en la estructura molecular.
Además en 1832 Friedrich Wöhler y Justus von Liebig descubrieron y explicaron los grupos
funcionales y los radicales en la química orgánica, además de sintetizar por primera vez el
benzaldehído.

Por su parte Justus von Liebig realizó investigaciones que contribuyeron de forma crucial en la
agricultura y la bioquímica y trabajó en la organización de la química orgánica. Liebig es
considerado el padre de la industria de los fertilizantes por su descubrimiento de que el
nitrógeno es un nutriente esencial para las plantas, y la formulación de la ley del mínimo que
indica la influencia individual de cada nutriente en las cosechas.

Alfred Nobel que se enriqueció con el descubrimiento de la dinamita a su muerte donó la mayor
parte de su fortuna para los Premios Nobel.

Los últimos defensores del vitalismo negaban la cualidad de sustancia orgánica a un producto de
desecho como la urea. Pero en 1847 Hermann Kolbe consiguió sintetizar otra sustancia orgánica,
el ácido acético, a partir de fuentes totalmente inorgánicas, quedando refutado sin lugar a dudas
el vitalismo. La síntesis de la urea abrió el camino para las síntesis orgánica de cientos de
productos. Ya en 1838 Alexandre Wosrerenski obtuvo la quinona a partir de la quinina. El
desarrollo de la química orgánica en la segunda mitad del siglo XIX estuvo impulsado
inicialmente por la búsqueda de nuevos colorantes o tintes sintéticos. Hasta la época solo se
podía teñir mediante productos naturales como la cochinilla que resultaban muy caros. El
descubrimiento de la anilina por Runge y la primera síntesis de un colorante artificial realizada
por Perkin abrió grandes posibilidades comerciales. En 1856, William Henry Perkin, con 18 años,
desafiado por su profesor August Wilhelm von Hofmann intentaba sintetizar, usando como
precursor alquitrán de hulla, la quinina, el medicamento contra la malaria, que hasta entonces
era escasa por ser un producto natural. En uno de los intentos Perkin oxidó anilina usando
dicromato potásico, las impurezas de toluidina reaccionaron con la anilina produciendo un
precipitado negro, lo que parecía indicar una síntesis fallida. Al limpiar el matraz con alcohol,
Perkin notó que la solución se volvía morada, a causa de un subproducto que resultaría ser el
primer colorante sintético, la malveína o malva de Perkin. Este descubrimiento originaría la
industria de los tintes sintéticos, una de las primeras industrias químicas de éxito. En 1865 Adolf
von Baeyer empezó a fabricar el añil, el tinte de los pantalones vaqueros, hasta entonces
obtenido del índigo, un hito en la industria de la química orgánica que revolucionó la industria de
los tintes.

Otra importante industria de compuestos orgánicos en la época fue la de los explosivos. En 1847,
el químico italiano Ascanio Sobrero descubrió la nitroglicerina, que revolucionaría la minería,
pero que resultaba extremadamente peligrosa. El químico sueco Alfred Nobel descubrió que
cuando la nitroglicerina era absorbida por una sustancia inerte como la tierra de diatomeas,
resultaba más segura y manejable; y patentó esta mezcla en 1867 con el nombre de dinamita.
Nobel posteriormente combinó la nitroglicerina con varios compuestos de nitrocelulosa,
similares al colodión, que en combinación de otro explosivo de nitrato resultó una receta más
eficiente. El compuesto obtenido, una sustancia gelatinosa transparente con un poder explosivo
mayor que la dinamita, se denominó gelignita y fue patentada en 1876. Este descubrimiento fue
seguido por una multitud de combinaciones similares, que se modificaban por la adición de
nitrato potásico y otras sustancias.

En 1855, Benjamin Silliman Jr. inició los métodos de craqueo del petróleo, que son la base de la
industria petroquímica actual.91 La importancia de los derivados del petróleo hicieron que la
industria derivada de la química orgánica adquiriera la dimensión que tiene actualmente, con
productos como los plásticos, los carburantes, los adhesivos, etc. La industria de los plásticos se
inició en 1862 cuando Alexander Parkes mostró en la exposición universal de Londres la
parkesina, uno de los primeros polímeros sintéticos. Aunque el primer plástico comercializado a
gran escala (la baquelita) no empezaría a su distribución hasta el inicio del siglo XX.

La fabricación industrial de fármacos sintéticos se inició con la aspirina en 1897, cuando Felix
Hoffmann descubrió en los laboratorios Bayer un proceso para obtener ácido acetil salicílico a
gran escala y con gran pureza.

Véanse también: Cronología de la Química orgánica y Síntesis de Wöhler.

Congreso de Karlsruhe y sus antecedentes

Artículos principales: Stanislao Cannizzaro y Congreso de Karlsruhe.

Listado realizado por August Kekulé con la multiplicidad de fórmulas que se barajaban en 1860
para ácido acético antes de admitirse la hipótesis de Avogadro.

En 1840 Germain Hess propuso la ley de Hess, uno de los primeros pasos hacia la ley de
conservación de la energía, que establece que la energía absorbida o desprendida en una
reacción depende solo de los reactivos iniciales y productos finales, es independiente del tipo o
número de pasos intermedios. En 1848 William Thomson (barón de Kelvin) estableció el
concepto de cero absoluto, la temperatura a la que todas las moléculas detienen su movimiento
por completo. En 1849 Louis Pasteur descubrió que la mezcla racémica de ácido tartárico se trata
de una mezcla de isómeros levógiros y dextrógiros, clarificando la naturaleza de la rotación
óptica iniciando el campo de la estereoquímica.92

En 1852, August Beer estableció la ley de Beer, que relaciona la intensidad de luz absorbida por
la disolución de una sustancia con su concentración y las propiedades de dicha sustancia. Se
basa parcialmente en una obra anterior de Pierre Bouguer y Johann Heinrich Lambert. Esta
fórmula será la base de la técnica analítica conocida como espectrofotometría,93 el análisis de
sustancias químicas mediante la comparación del tipo y cantidad de luz que absorben.

Stanislao Cannizzaro consiguió la reforma que impuso la hipótesis de Avogadro, en la que se


basa el actual sistema de pesos atómicos y formulación.

La hipótesis de Avogadro empezó a conseguir aceptación entre los químicos solo después de que
su compatriota Stanislao Cannizzaro demostrara su valor en 1858, dos años después de la
muerte de Avogadro. La investigación de Cannizzaro originalmente se centraba en el análisis de
productos naturales y las reacciones de los compuestos aromáticos. En 1853, descubrió que
cuando se trataba el benzaldehído con una base se obtenía una mezcla de ácido benzóico y
alcohol bencílico, un fenómeno conocido actualmente como reacción de Cannizzaro. Cannizzaro
explicó en un folleto escrito en 1858 que con la aplicación de las ideas de Avogadro se podía
construir una teoría estructural química robusta y consistente, y que coincidía con casi todas las
pruebas empíricas disponibles en la época. Por ejemplo, señaló que algunos gases elementales
eran monoatómicos, aunque la mayoría eran diatómicos, y unos pocos eran incluso más
complejos. Otro punto de discusión que trataba fue las fórmulas de los compuestos de metales
alcalinos (como el sodio) y los alcalinotérreos (como el calcio). En vista de sus llamativas
similitudes químicas la mayoría de los químicos les habían asignado el mismo tipo de fórmula.
Cannizzaro discrepaba y situó a estos metales en dos grupos diferentes lo que eliminaba ciertas
anomalías que se daban al intentar deducir sus propiedades a partir de sus pesos atómicos.
Lamentablemente el folleto de Cannizzaro inicialmente solo se publicó en Italia y tuvo muy poca
difusión.

El verdadero impacto del pasquín de Cannizzaro tuvo lugar en el congreso de Karlsruhe, el


primer congreso internacional de química que se reunió en la ciudad alemana de Karlsruhe en
septiembre de 1860, con el objetivo principal de unificar criterios. Estaba organizado por August
Kekulé, Charles Adolphe Wurtz y Karl Weltzien,94 y congregó a los químicos europeos más
importantes de la época. Cannizzaro fue muy elocuente, lógico y didáctico en su exposición,
causando una gran impresión en la asamblea. Además su amigo Angelo Pavesi distribuyó su
folleto entre todos los asistentes al final de la reunión, cuya lectura convenció definitivamente a
la mayoría.95 Así Cannizzaro desempeñó un papel fundamental en la reforma que impuso la
tesis de Avogadro. El sistema de formulación y pesos atómicos resultante fue adoptado por la
mayoría de los químicos, y es en esencia el que se usa actualmente.

Espectroscopía y tubos de descarga


Tubo de Crookes a la luz y en oscuridad. Los electrones se desplazan en línea recta desde el
cátodo (izquierda), como prueba la aparición de la sombra en forma de cruz en el fondo
derecho. El ánodo está en el borne inferior.

A mediados del siglo XIX se crearon dos técnicas que resultarían fundamentales para el estudio
de la estructura del átomo: la espectroscopía y los tubos de descarga. Entre 1859 y 1860 Robert
Bunsen y Gustav Kirchhoff crearon el análisis de espectros. Los espectros atómicos son series de
líneas que registran la energía emitida o absorbida por los átomos. En un espectrómetro se
excitaba una muestra gaseosa, generalmente calentándola, y se hacía pasar la luz resultante por
un prisma que separaba la energía de distintas frecuencias, que se imprimían haciéndolas pasar
por una placa fotográfica. Si el espectro era de absorción lo que se descomponía era la luz que se
hacía pasar a través de la muestra de gas, y se registraban las frecuencias que absorbía. El
resultado era una tira de papel con series de líneas en distintas posiciones según los distintos
elementos, que representaban las frecuencias de emisión o absorción características de cada
elemento. Bunsen y Kirchoff usaron la espectroscopía para el análisis químico, al poder
identificar con esta técnica la presencia de sustancias nuevas en las muestras, y así consiguieron
descubrir el cesio y el rubidio. Enseguida los científicos se dieron cuenta que las líneas de los
espectros se disponían de forma periódica en series matemáticamente formulables, y
posteriormente se asociarían con la estructura de los átomos.

Esquema del espectro de emisión del hidrógeno, con colores para diferenciar las distintas series
identificadas.

Los tubos de descarga consistían en tubos de vidrio en los que se hacía parcialmente el vacío,
por lo que en su interior quedaba un gas en concentración muy pequeña (denominado gas
enrarecido). Dentro se alojaban además dos bornes separados (ánodo y cátodo) de un circuito
eléctrico, y se estudiaba lo que ocurría en el interior cuando se hacía pasar una corriente
eléctrica a través del tubo. El químico y físico inglés William Crookes fue el pionero en el campo
de los tubos de descarga, al inventar el tubo de Crookes, un tubo de descarga experimental en el
que pudo estudiar el comportamiento de los rayos catódicos que lo atravesaban. Crookes
destacó por estos estudios de los rayos catódicos al resultar fundamentales para el desarrollo de
la física atómica, puesto que ayudaron a desvelar la estructura del átomo. Sus investigaciones
consistieron en observar los efectos de las descargas eléctricas en el espacio oscuro alrededor
del cátodo, situado en el interior de los tubos que tenían una atmósfera muy tenue de gas,
actualmente es denominado espacio oscuro de Crookes en su honor. Demostró que los rayos
catódicos se desplazaban en líneas rectas y producían fosforescencia al chocar con determinadas
sustancias (luego estaban formados por partículas materiales cargadas negativamente). Además
Crookes aplicó las técnicas espectroscópicas para estudiar los compuestos de selenio. En 1861
Crookes usó el mismo proceso para descubrir el talio en algunos depósitos seleníferos. Continuó
trabajando con el nuevo elemento, lo aisló y estudió sus propiedades, y en 1873 determinó su
peso atómico.

Kekulé y la estructura orgánica

August Kekulé.

Estructura propuesta por Kekulé para el benceno.

La contribución más importante del químico alemán Friedrich August Kekulé von Stradonitz fue
su teoría estructural para los compuestos orgánicos, resumida en dos artículos publicados en
1857 y 1858 y desarrollada en gran detalle en su popular obra Lehrbuch der organischen Chemie
(Manual de química orgánica), cuyo primer tomo apareció en 1859 y terminó teniendo cuatro
volúmenes. Kekulé explicó que los átomos de carbono tetravalentes (que pueden formar cuatro
enlaces químicos) se unen unos a otros para formar cadenas, que denominó cadena de carbonos
o carboesqueleto, y con el resto de valencias se pueden unir a otros tipos de átomos (como
hidrógeno, oxígeno, nitrógeno y cloro). Estaba convencido de que era posible encontrar esta
estructura en todas las moléculas orgánicas, al menos en todas las conocidas en la época. Kekule
no era el único químico de la época en creerlo. El químico escocés Archibald Scott Couper
publicó una teoría similar casi al mismo tiempo, y el ruso Aleksandr Butlerov hizo mucho por
clarificar y expandir la teoría. Sin embargo Kekulé fue el principal difusor de la teoría y sus ideas
prevalecieron en la comunidad científica.

En 1864, Cato Maximilian Guldberg y Peter Waage, a partir de las ideas de Claude Louis
Berthollet propusieron la ley de acción de masas. En 1865, Johann Josef Loschmidt determinó el
número exacto de moléculas que contiene un mol de sustancia, posteriormente denominado
constante de Avogadro.

En 1865, August Kekulé se basó parcialmente en el trabajo de Loschmidt, entre otros, para
establecer la estructura del benceno, explicándola como un anillo de seis átomos de carbono
con enlaces simples y dobles alternados. La novedosa propuesta de Kekulé de estructura cíclica
del benceno fue muy polémica pero nadie en la época aportó una mejor. Actualmente se sabe
que gran parte de los compuestos orgánicos contienen estructuras cíclicas como el benceno,
denominadas aromáticas.
Mendeléyev y la tabla periódica

Artículos principales: Dmitri Mendeléyev, Tabla periódica de los elementos y Descubrimiento de


los elementos químicos.

En 1869, los científicos ya habían descubierto 66 elementos diferentes y habían determinado su


masa atómica. Comprobaron que algunos elementos tenían propiedades químicas similares y
hubo varios intentos de clasificarlos según algunas de ellas con más o menos acierto. En 1829 el
químico J. W. Döbereiner organizó un sistema de clasificación de elementos en el que estos se
congregaban en grupos de tres denominados tríadas. Las propiedades químicas de los
elementos de una tríada eran similares y sus propiedades físicas variaban de manera ordenada
con su masa atómica. En 1862 Alexandre-Emile Béguyer de Chancourtois publicó su hélice
telúrica, una clasificación tridimensional de los elementos. En 1864 John Newlands propuso la
ley de las octavas y el mismo año Lothar Meyer desarrolló otra clasificación con 28 elementos
organizados según su valencia.

Dmitri Mendeléyev creador de la Tabla periódica.

Tabla periódica de 1871 realizada por Dmitri Mendeléyev.

Pero quien terminó dando sentido a una lista ordenada de los elementos conocidos (que nos
ayudaría a entender la estructura interna de los átomos) fue Dmitri Ivanovich Mendeléyev al
desarrollar la primera tabla periódica de los elementos moderna. El químico ruso Mendeléyev
intuyó que había algún tipo de orden entre los elementos y pasó más de treinta años
recolectando datos y dando forma al concepto, inicialmente con la intención de aclarar el
desorden para sus alumnos. Mendeléyev acomodó los 66 elementos conocidos en ese momento
en su tabla periódica por orden creciente de peso atómico, pero también atendiendo a sus
propiedades, y acertó al dejar huecos en la tabla para elementos todavía no descubiertos.
Mendeléyev descubrió que cuando se ordenaban los elementos químicos en fila según
aumentaba el peso atómico, hasta llegar a uno que tuviera propiedades similares al inicial, que
se situaría en una nueva fila debajo, en la tabla resultante se encontraban patrones recurrentes,
o periodicidad, en las propiedades de los elementos tanto en las filas (periodos) como en las
columnas (grupos). Publicó su descubrimiento en 1869 en su obra Principios de química. Además
su sistema le permitió predecir con bastante exactitud las propiedades de elementos no
descubiertos hasta el momento. En su versión de la tabla de 1871, predijo las propiedades que
tendrían probablemente tres elementos todavía no descubiertos a los que denominó ekaboro
(Eb), ekaaluminio (Ea) y ekasilicio (Es), que coincidieron con las del escandio, galio y germanio, al
ser descubiertos, lo que consiguió la aceptación generalizada de este sistema de ordenación.
Sin embargo, la tabla de Mendeléyev no era del todo perfecta. Posteriormente tras el
descubrimiento de varios elementos nuevos y de perfeccionarse los métodos de determinación
de las masas atómicas, se descubrió que algunos elementos no estaban en el orden correcto. La
causa de este problema la determinaría más adelante el químico inglés Henry Moseley, cuando
se conociera mejor la naturaleza del átomo, quién descubrió que lo que determinaba un claro
patrón periódico de las propiedades de los átomos, es el número de protones que contiene cada
elemento en su núcleo, o número atómico, y no la masa atómica. Además no aparecía ninguna
columna para los gases nobles, pero en esas fechas no se conocía todavía ninguno.

Josiah Willard Gibbs

J. Willard Gibbs formuló el concepto de equilibrio termodinámico en términos de energía y


entropía, y los relacionó con el movimiento de las partículas.

Artículos principales: Josiah Willard Gibbs y Física estadística.

La obra del físico estadounidense J. Willard Gibbs sobre las aplicaciones de la termodinámica fue
fundamental para transformar la química física en una ciencia deductiva rigurosa. Durante el
periodo de 1876 a 1878, Gibbs trabajó en los principios de la termodinámica, aplicándolos a los
complejos procesos implicados en las reacciones químicas. Definió el concepto de potencial
químico, o la tendencia de que una reacción química se produzca. En 1876, publicó su obra más
famosa, On the Equilibrium of Heterogeneous Substances (Sobre el equilibrio de las substancias
heterogéneas), una recopilación de sus trabajos de termodinámica y química física en la que
desarrolla el concepto de energía libre para explicar la base física del equilibrio químico.96 Con
las ecuaciones de la energía libre, Gibbs relaciona matemáticamente todas las variables
involucradas en una reacción química (temperatura, presió

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