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Capitulo XV Sinodalidad en todos los niveles Teologia, diagndstico y propuestas para una reforma institucional CCartos Scuickepantz, “Cristo llama a Ia Iglesia peregrinante hacia una perenne re- forma, de la que la Iglesia misma, en cuanto institucion humana y texrena, tiene siempre necesidad” (UR 6,1). No hay duda en los diversos estudios del Vaticano II que con esta formulacién el decreto sobre el ecumenismo alude implicitamente y recoge ‘cuanto se expresa en el lema ecclesia semper reformanda, expresion surgida en el siglo XVI en el ambito dela Reforma. El texto conci- liar utiliza en ese contexto las expresiones “renovacién” -expre- sién también utilizada en Lumen gem 8 y “reforma” como sinénimos. El objetivo de la renovaci6n es formuilado muy escue- tamente: “consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocacién” (UR 6,1). La razon teclogica que fundamenta la necesidad de la “perenne reforma” -perennis reformatio anéloga aunque no idéntica a la expresi6n saucta simul et semper purifi- canda (LG 8)- es el hecho de que Ia Iglesia es una “institueién humana y terrena”, no debido a su origen trinitario. Los aspectos. necesitados de reforma explicitados alli, por su parte, son miilti- ples y variados. Incluyen no s6lo la vida moral de los creyentes, sino también la disciplina eclesial y la forma de la predicacién. El segundo pardgrafo cle dicho németo confirma el amplio espectro que incluye la reforma al enumerar “las formas de la vida de la Iglesia” ya en proceso de renovacion. El texto incluye, sin énimo exhaustivo, algunos de los principales movimientos de reforma 513 4a Eclesiologia del Coneilio Vaticano It del siglo XX con sus tematicas propias: “el movimiento biblico y litérgico, la predicacién de la palabra de Dios y la catequesis, el apostolado de los seglares, las nuevas formas de vida religiosa, la espititualidad del matrimonio, Ia doctrina y Ia actividad de la Iglesia en el campo social” (UR 6,2). Esta breve consideracién sugiere que, cuando hablamos de reforma de la Iglesia, estamos frente a una agenda extremadamente amplia y ambiciosa que no deja fuera ningiin aspecto esencial de la vida eclesial, Una con- tribucién particular, con un poco més de especificacién acerca de los cambios estructurales como Ia que se ofrece aqui, debe ser consciente que se ocupa sélo de un aspecto determinado y que muchas otras perspectivas son necesarias para hacer justicia a una agenda de reforma “estructural”. En las paginas siguientes ofrezco, primero, una consideracién sobre la nocién de sinodalidad, Este concepto es particularmente rico y suigestivo para iluminare impulsar los cambios que alude el titulo de este texto. En segundo lugar, me detengo en un diag- néstico hist6rico-teolégico que pretende sacar ala luz cle la ma- nera més precisa posible el nticleo de la problematica estructural que exige una reforma, Aquf presto atencién a la importancia del consenso en los procesos eclesiales -aspecto destacado ya en la misma nocién de sinodalidad- y a la necesaria implementacién incluso juridica~ de los cambios que se proponen, Finalmente, afronto a modo de ejemplo algunas de las miltiples y variadas cuestiones coneretas, “estructurales”, necesitadas de renovaci6n. 1, La sinodalidad como caracteristica : estructural constitutiva de la Iglesia Se asiste en nuestro tiempo a un redescubrimiento de la idea de sinodalidad. Con ella se catacteriza la dinamica especifica del camino de Ia Iglesia en la historia como expresién adecuada de aquel sujeto comunitario escatclégicamente instituido en Jesucris- to y su Espiritu como pueblo de Dios consagrado a dar testimonio de'la venida del Reino entre tedos los seres humanos. No indica primeramente una forma juridica de gobiemo de la Iglesia sino, més originariamente, un espfritu y un método de vida y de tes- timonio del Evangelio que, naturalmente, no puede sino asumir una configuracién préctica concreta, Expresa el “caminar juntos” Provecia, ~synrodos— del entero pueblo de Dios que incluye el ejrcicio art culado de los variacos carismas en una creativa perijoesis eclesial.: Plasma la comunidad eclesial como un adecuado espacio dle escu- cha y encarnacién de la Palabra en una dindmica de servicio a las alegtias y las esperanzas, las tristezas y las angustias de las muje- tes y varones de nuestro tiempo. Sinodalidad describe, entonces, Ja “dinémica interna que es constitutiva para la formacion de la identidad de ese sujeto comunitario” y de cada uno de los sujetos individuales que interactaan reciprocamente, la “gramatica dina rica de la Iglesia’, “forma de realizacién de la conmunio” en lag diversas figuras de concrecién del nosotros eclesial? Mis all de las diferencias que existieron en tiempos y luga- es, en culturas y sistemas, en ideas y practicas, el principio sino- dal ha formado parte de la autocomprensi6n y del gobierno de la Iglesia desde sus inicios, se remonta al Nuevo Testamento, Como emerge en varios documentos antiguos, la reunién testimoniada en Hechos 15, més alld de sus circurstancias y forma concreta, fue vista como tn modelo para la experiencia conciliar y sinodal posterior. Pluralidad de perspectivas -implicando teorizaciones teol6gicas, filosoficas y poltticas~ estrechamente vinculadas a | La palabra oGvobos, conforme a su propio sentido terminol6gico ori- ginal griego, significa “caminar juntos”, expresa desde antiguo no solo cl unirse o juntarse meramente exterior, sino que implica también, en {anto Iglesia comunién de iglesias, la busqueda de la unanimitas, del consenso comprendido en una direcci6n vertical y horizontal, diacténi- ca -antiquitas~ y sincr6nica -universitas-. No obstante este sentido ma- Yoritariamente aceptado, algunos estudios destacan otro significado ~ con un matiz distinio- proveniente del griogo clésico como compuesto de sur, “juntos”, y de atos, “el umbral de la casa”, por tanto, la palabra significaria literaimente el hecho de cruzer el mismo umbral, perma- pecepfintos,reunire, C,N. Havsuan, “Delibérer en synode des éve- wes?”, en A, Boreas (dit), Délibérer en Egl iu gaan (ix), Detibérer en Egise, Bruxelles, Lessius, 2010, * CE. P. Honenaann, “Synodalitat der Kirche - Grammatik des Glaue bens: Reflexionen zur Frage Charismen unc glaubige Identitat”, Crista. nesimo nella storia 32 (2011) 843-874, 848, 855, 856. Para la descripcion de este parrafo aprovecho con libertad expresiones de P. Cova, “Genes! articolazione del Congreso”, en AssoctAZIONE TEOLOGICA ITALIANA, Chiesa ¢ Sinodalita. Coscienza, forme, processi, Milano, Glossa, 2007, XIII- XXIV. 515, La Eclesiologia de! Concilio Vaticano It experiencias concretas es tna clara constatacién de los estudios hist6ricos. Que este tema no 2sté s6lo en la agenda de la Igle- sia cat6lica sino que es un asunto de gran relevancia politica se puede ejemplificar con un caso singular destacado: el proceso de constitucién de la Unién Europea en la busqueda de un balance entre gobernanza, consenso, mayorfa y unanimidad representa “un tipico asunto sinodal”? Esta sola constatacion -que destaca su larga historia, su relevancia ecuménica y sus implicaciones polfticas~ calahora a mostrar Ia pertinencia del concepto para el tema que nos ocupa. Se trata de una noci6n propicia para una reflexidn interdisciplinaria. No se ha elaborado una definicién de sinodalidad undni- memente aceptada, pero puede constatarse que es usada como término sinénimo de expresiones tales como conciliaridad, cole- gialidad, participacién, corresponsabilidad y, por detras de ellas como fundamentos, los conceptos fontales de koinonia y agape, el misterio de Dios y de la Iglesia. Tres parecen ser los elemen- tos que determinan su actualidad: la sensibilidad democratica de los pueblos, las diversas investigaciones hist6rico-teolégicas y el contacto con las otras iglesias en el didlogo ecuménico, ante todo, las Iamadas iglesias orientales. Es verdad que la palabra refiere -histéricamente- a asaribleas generales de representan- tes eclesiales dle distinto tipo y ha sido utilizada desde antiguo como sindnimo de concilio’ pero alude también a un elemento > A, Metiowt; S. Scatena (eds), Synod and Synodality. Theology, His- tory, Canon Law and Ecuntenism in New Contact. International Colloquia Bruges 2003, Minster, LIT Verlag, 2005, 2. Aclaro que la eleccién del concepto de sinodalidad, estrechamente vinculado al de communio, no significa aqui una clesvalorizacion de la nocién siempre clave de Pueblo de Dios. Después de su opacamiento oficial, muy visible « partir del Sinodo extraordinario de 1985, encuentra hoy una renovada valori- zaci6n en el magisterio de Francisco. * CE. G. CaNounio, “Sintesis e prospettive - I", en Chiesa ¢ Sinodalitt, . Miurretto, “Sintesis e prospettive ~ III”, en ibid, 333-342, 335, 5 Cf. H. J, Steven, “Synode. I, Hisiotisch-theologisch”, en Lexikon fiir ‘Theologie und Kirche. Bd, 9, Freiburg iBr., Herder, #2009, 1186-1187, Para El mismo H, Legrand, aftos después, encuentra explicable por varios moti- Vos que la colaboracién entre los te6iogos y los canonistas no fuera la deseada en el tiempo del Vaticano II, pero fruto de su larga ex- periencia con estos asuntos destaca que “tal colaboracién deberia ser una prioridad para los eclesi6logos”.” Sin una legislacién préc- tica, escribe Myriam Wijlens, ideas como la colegialidad, “ perma- niecen como lo que son en los documentos: una bela intuilon”* in el mismo sentido se expresaba cecientemente Sabine Demel, refiriéndose en espectfico al ejercicio del sensus fidei en la Iglesia: la patticipacién no puede dejarse abandonada a la casualidad al juicio subjetivo de algunos. Son necesarias estructuras e institu: ciones de participacién aseguradas juridicamente.”® 3. Sinodalidad a todos los niveles, entre todas las personas y en todas las estructuras _ Com se ha puesto de relieve al caracterizar la nocién de sinoda- lidad, la renovada eclesiologia reclama formas conctetas de realiza- cin, implica a todas las personas y a :odas las estructuras en todos Jos niveles: local, nacional, regional, global. Aqut sélo pueden ser sugeridos algunos asuntos ¢ instancias de diversa importancia. (@) En décadas pasadas la llamada “democratizaci6n” de la Iglesia ocupé un lugar importante en el debate sobre los cambios estructurales en la Iglesia, Si bien esa conceptualizacién tiene puntos de partida teol6gicos favorables, no puede representar, tuna vez. més, aunque ahora con otto signo, la asuncidn acritieg 5 Qeelaessflenions eclsolgys" S16 Cr hi, S18: “Isai cho de la antigua manera de ejercer la autoridad, el tiltimo Concilio no ha proporcionado a la Iglesia una nueva manera de decidir”. 2H. Lecano, "La sinodalita al Vaticano e dopo il Vaticano 107, Yalu and Canon Law, Laven Stes 20 1988) 293-400, 35. Ct. ‘neens, “Kon2il und Rechtsstrukturan”, Okumentische Rundschau 62 M, We" umenische Rundschau 62 ® “Vertrauen in das Wirken des Geistes, Entfaltungsriiume f at istes tungsriiume ftir den Glau- benssinn der Glaubigen”, Herder-Korrespotdenz 8 (014) 524-529, 525. 525 Ia Eelesiologia del Concilio Vaticano It de un modelo politico-cultural. En este punto es necesario un discernimiento y “una transformacién a partir de las propias raices,”™ fundamentada en la autocomprensién teolégica de la Iglesia y, por supuesto, en dislogo y enriquecimiento recfpro- co con las formas socio-poltticas, institucionales de nuestra mo- dernidad tardfa. Esta “operacién”, una “cemocratizacién” de la Iglesia, es secundaria la palabra, debe hacerse con seriedad de modo que tenga posibilidades :eales de alcanzar un consenso amplio en Ia Iglesia. La repeticla apelacién al derecho divino de Ia estructura eclesifstica argumentada para cerrar un didlogo en este asunto es claramente inconsistente, Un punto central de “una transformacién a partir de las pro- pias rafces” y no por una simple operaci6n mimética de las ac- tuales tendencias culturales, puede destacarse: la conviccién acerea de la competencia de los creyentes en las cosas de la fe (Gensus fidei, sensus fidelium) es tan antigua como la Iglesia misma y esté enraizada profundamenteen la comprensi6n catdlica de la fe y de la Iglesia. De alli que su tradicién no se haya interrumpi- do jamés, Pero, en diversas épocas dle la historia de la Iglesia y conforme a las formas sociales que ella adquiri6, esta conviccién experiment6 tealizaciones y acentos distintos. Inducablemente esta tradiciGn ha obtenido, en principio, tn nuevo florecimiento con la revitalizaci6n de diversos principios, por parte del Vati- cano Il, como por ejemplo, la estructura y praxis sinodal de la Iglesia.” La antigua ensefianza acerca del sentido de la fe y de la importancia del consenso de los creyentes (consensus fidelium) * HL Han, “Democracia en la Iglesia. Corresponsabilidad y participa cin de todos los bautizados”, Selecciones de Teolagta 139 (1996) 163-172, 164. CE. C. ScucKeNDANtz, Cambio estructural de Ia Iglesia como taren y ‘oportunidad, Cordoba, EDUCC, 2008, 36-45 (con bibliogratia); E.G. Kou- ecto, Le gouvernement dans UEglise w regard des principes de démocratie, Gitta del Vaticano, Lateran University Press, 2014. % Dos buenos trabajos recientes al respecto: O, Rust, The Eyes of Faith: The Sense of the Faithful and the Church's Reception of Revelation, Washington D.C., The Catholic University of America Press, 2009; A. Exro, ‘The Breath of the Spirit in the Church, The sensus fidelivon and Canon Law, Strabitfield, St. Pauls, 2014, Bl texto de 2014 cle Ia Come SiON TEOLOCACA TvrERNACIONAr, “Sensus fide’ in the Life of the Church”, Prorecia ofrece un fundamento teolégico para la consulta y la participa- cidn activa en lo referico a las materia de la fe, en el proceso de biisqueda, de formulacion y de testimonio de la fe, Por tanto, a la luz. del principio de “competencia de los creyentes en las co- sas de la fe", la bisqueda del liélogo, de espacios institucionales que aseguren que la voz de tocios y todas tengan reales posibili- dades de ser emitida y escuchada, la participaci6n en las decisio- nes a todos los niveles de la Iglesia es un asunto eminentemente teol6gico: escuchar al Espirit que en eada persona se manifesta pata el bien comin. En este sentido, el mismo proceso sinodal . jectpeeetianteomenia del tema en cuestién, refleja una logia actectiada, ccesilogia adecundn representa un paso adelante teolgice (©) gDivisién de poderes? En esta Iinea de razonamiento se plantean asuntos concretos muy variados, algunos de no facil respuesta. Un ejemplo complejo. Para garantizar la vida y 1a li- bertad de las personas la modernidad ha subrayado la importan- cia de contar con instituciones regidas por estados dle derecho y configuradas por una preocupacién central: limitar el ejercicio del poder. Hoy resulta impensable una sociedad 0 institucién que no regule el poder, lo distribuya y asegure mecanismos idicos independientes de la mera voluntad de la autotidad po- Iitica como un requisito indispensable para garantizar derechos humanos elementales. En otros términos, segin la conciencia de nuestra época, madurada fatigosamente mediante duras ex- periencias hist6ricas, no hay derechos aumanos asegurados en sociedades modernas si no hay “division” 0 “separacion’” de poderes, Advertir que la administracién dle justicia es ilusoria si no existen tribunates independientes de las autoridades responsables thy ea tanta mae ah Cf. la interesante reflexion de V. Cooiva sobre la urgencia de elabo- 1m teverso de la historia, del grito de los pobres y las vietionas, "Las ‘g lesias del continente 50 aftos después del Vaticano II: cuestiones pen- dee’ crac cen Serum sect ee 527 La Eclesiologia del Concitio Vaticano If de los gobiernos representa uro de los mayores logros de nuestra época, {Como deberia posicionarse la Iglesia de cara a esta pers- pectiva en armonfa con su propia constituci6n teol6gica, con- forme al Evangelio, a la tracicién y a la ensefianza magisterial, particularmente de los tiltimos concilios vaticanos? La evolucién moderna de la eclesiologia de controversia, como hemos adver- tido, ha custodiado sobre toco la “libertad” de la autoridad con- cretada en un dato preciso perseguido con obsesi6n: su carencia de vineulacién juridica a otros sujetos en Ia Iglesia. Nadie puede asegurar quesi estas consiceraciones ya hubieran tenio un impacto relevante en la organizacion eclesial se podrian haber evitado abusos y suftimientos injustos, pero es claro que Ia maduraci6n politico-cultwal que se condensa en estas ideas y que caracteriza las instituciones actuales se orlenté, precisamente, a preveni abusos de poder, violatorios de los derechos humanos. Es un principio humanista de nuestra época que reclama wn dis- cernimiento: hay que sustituir la monarquizaci6n excesiva de la autoridad eclesial por una diversiclad de poderes, la cual impida que, tanto en materia doctrinal como disciplinar, clemasiadas co- sas esenciales dependan de la voluntad de uno solo” (c) No fue una casualidad que el punto més debatido del dlti- ‘mo Concilio haya sido la nociéi de colegialidad episcopal, en la me- dida en que ella afirmaba unaautoridad que debfa articularse con Ia ya consagrada de la primacfa papal en el Vaticano I. El estudio de las discusiones muestra que los obispos eran bien conscientes del problema. Pero, serfa una ingenuidad pensar que porque la votaci6n favorecié entonces a la postulacién de esa doctrina, esta nueva realidad se traduciria en la Iglesia prontamente y sin ten- Con alguna modificacion, es Ia expresion de P. Vataviee, “Quelle democratle dans IEglise?", Etudes 9882 (1998) 219-229, 228. La nocién de monarquia caracteriza una realidad anéloga, desde formas heredi- tarias y absolutas hasta constitucionales y parlamentarias. De allf que ella pueda convivir con modelos mixtos, democraticos o aristocraticos. Pero las diversas formas tienen en comin, en lo esenecial, el hecho que Jas reglas de un estado provienen de una tinica persona que, de forma exclusiva oal menos muy relevante, es portador de a autoriclad estatal. Cf. Tepe, “Monarchie" en Gores Geseuisciart (ed), Staaislexikon, Band 3, Freiburg i.Br., Herder, "1987, 1206-1208, Prorecta siones. Bs necesaria una transformacién dle largo aliento, incluso en miiltiples simbolos, en el mismo lenguaje y gestos corporates, por ejemplo. El hecho de que el Concilio no haya formulaclo mae ptecisamente en el capitulo tercero de Lumen gentivin la articus lacién entre la autoridad colegial de los obispos con el primado del obispo de Roma, imprecisién que todavia es més amplia en Ja vinculacion entre sacerdiocio comin de los fieles y miinistesio ordenado, facilita la vuelta atrés en un dinamismo que, por él contrarioy deberia madurar en Ta nea de la eclesiologia de los cups primer y segundo de Len gent y en general de (@) Por lo demas, como ya lo vieron los padres conciliates, no hay altemativaa una seria rforma dela curia romana. Su importan. cia reside tanto desde el punto de visia efectivo, de gobierno, como simbélico, Sus estructuras constituyen la “huella institucional del ministerio petrino del obispo de Roma y condicionan, no sélo la comprensién y credibilidad dle dicho ministerio, sino también la comprensién y credibilidad de la entera comunidad de los exe. Yentes, la Iglesia”.” Es una “zona linttrofe” entre el poder episco- pal y el primacial que posee “un caracter delicado” ® No fue una casualidad que al interior de esa “zona limitrofe”, precisamente, emergieran las principales resistencias la colegialicad episcopal J; en general, a una eclesiologia rencvada. Es la historia de la re- daceion de Lumen gentinm en algunos de sus trazos centrales, “Se conseguira disolver el centralismo sin perder la unidad?" pre- Buntaba Ratzinger en 1965. Un paso preciso, concreto y eficaz, por % Ente la abundante bibliogafia, of, el excelente artculoreck 7 of e excelente articulo reciente H, Lzcrano, "Reformer a papa pots servi Funité ens es Eelces Nowoelle Revue Théologique 136 (2014) 565-579. Igualmente de Liskawe, “Epos Srisiclsinucs des rformessttutomele ca pape Fran is", en M, Dunost (ed), Le grand tourna, L’an I de a revolution du pape Francois, Pavis, Cerf, 2014, 185-210, oe » P. Honmnoans, “Directrices espirituales 5 ices espirituales y pastorales para una refor= apnea cura romana, Cot 358 (23) 80782, 10. ° J. Ravziscen, La Iglesia se mira a sf misma, Buenos Aires, Paulinas ake Igl ma a sf misma, Buenos Aires, Paulinas, » J. Raraincen, Ergebnisse und Probleme der dritten Kon a earn er driten Konailsperiode, Koln, 529 La Eelesiologia del Concitio Vaticano It ejemplo, ya se lo propuso el entonces joven asesor, J. Ratzinger, al cardenal J. Frings para una de sus intervenciones en el Concilio en noviembre de 1963: “Me parece que el néimero dle obispos que se encuentran en la Curia Romana deberfa reducirse en gran medida, (..) No sera dificil conceder otros honores a quienes desempefian oficios importantes.” Reducir también el ntimeto de cardenales curiales, ya inicialmente concretado por Francisco, es un pequiefio paso en una direccion correcta, En cualquier caso, el problema de clla no es tanto aut organizacién interna, sino més bien su relacién con el “exterior”; su conciencia de Ia alteridad (iglesias particula- res, obispos, demas miembros del pueblo de Dios). Una reformu- lacién teérica y una reestructuracion practica en la relacién entre la curia romana y las iglesias locales es un asunto pendiente. (©) Otra problemética que podria aludirse como ejemplo y que no presenta ninguna complejidad tedrica es la dle la eleccién de las autoridades que constituye, sin duda, un asunto clave en tuna institucién de nuestra é90ca: el nontbramiento de los obispos. Es obvio para la casi totalidad de los autores/as que cambiar el modelo actual no require n:nguna clarificacién hist6rica 0 teo- logica ulterior, S6lo falta la decision para implementar lo que es, ala vez, hist6ricamente mas antiguo, teolégicamente més correc- to, ecuménicamente mas aceptable y culturalmente mas adecua- do. Existe hoy una concentracién sin precedentes en la historia bimilenaria de la Iglesia: los nombramientos dependen de Roma en una medida no conocicla anteriormente. Un proceso que in- cluyera equilibradamente la participaci6n y el discernimiento de la comunidad eclesial local, la intervencién y el reconocimiento de los obispos de las iglesias vecinas y, finalmente, la del obispo de Roma serfa més correcto.® Hay que encontrar formas précti- cas teolégicamente més consistentes que las actuales. 3 "Borrador para la intervencién ante la 63* congregacién general”, cen J. Ratzincer, Obras completas de Joseph Ratzinger. VI/L, Madtid, BAC, 2013, 213-217, 215, Mailtiples sugerencias pueden encontrarse tambien en T. Resse, “La reforma de la curia romana, De una corte del siglo XVIL aun servicio de nuestro tiempo”, Concilinm 353 (2013) 773-784. ™ CE, K.Scuarz, Il primato del papa. La sua storia dalle origni aé nostri gior- ni, Brescia, Queriniana, 1996, 225; C. ScrickeDaNtz, Cambio estructural de ta Iglesia, 45-51 (con bibliografia); M. Facciou, If vescovo ¢ il Conci- Prosacia __Esclaro que la antigua practica de participacién de fieles er tianos laicos y laicas en la elecci6a de sus obispos en las iglesias locales estaba fundada no en razones pragmatico-politicas, sino en Ia conviceién de aquello que posteriormente se caracteriz6 como sensus fideliui.¥ Por lo demés, Ia elecci6n no implicaria con- siderar al obispo como un delegado del pueblo de manera and. Joga a como la eleccién papal no constituye al obispo de Roma como un delegado del colegio cardenalicio, En otros términos, la capacidad de participar en la eleccion de las propias autoridades no debe ser identificada con la idea de que a autoridad se funda- menta en la soberanfa popular tal como se formula en los estados modermos. De alli que no pueda plantearse una oposicién entre la participacién en dicha elecci6n y la estructura sacramental del ministerio, cuya autoridad se fundamenta en el mismo Cristo se confiere mediante el acto de la ardenaci6n -invocacién del Es- piritu e imposicién de las manos- en una comunidad de creyen- tes que lo reconoce puiblicamente. Dicha autoridad “recuerda a Ja comunidad Ia iniciativa divina y la dependencia de la Iglesia . esac, «quien es la fuente de st misién y el fundamento de ( Nuevos impulsos dados por el Concilio para una relacién is estrecha y una més intensa corresponsabilidad del obispo dliocesano con sus presbiteros, expresadio en el consejo presbi, teral, y con todo el pueblo de Dias, en los consejos pastorales, estén todavia, desde diversas perspectivas, debajo de sus real, Posibilidades teol6gicas y practicas La participacién en la toma lio, Modello episcopale e aggiomamento al Vaticano Mt lia, Medel piscpaee agionmanento a Vain I, Bologna, Mulino, 2 CE J, Fluais; R. Gaittanosrz, “The Selection of Bisho Huns, , Tbe Select : Recove the Tredions The urs 99 199) 348975,961,. 0 * oat Counct. of Crucis, Baptism, Eucharist and Ministry, Gen 198, Ministry 12. Cito deliberadamente este importante testo eae % CE. 8, Diet, “Vertrauen in das Wirken des Geist in das Wit estes. Entfaltany "ue far den Glaubersinn der Gltigen”, Hender Korn eo (2014) $24529, Ofecesugerencasconeetas para las diversas istan- ias. Sobre las instancias diocesanas y parroquial E Brea of the Spr inthe Church aes. Pe A: Bao, The 531 La Eclesiologia del Concilio Vaticano It isiones es un anhelo repetidamente formulado y teol6gica- stents contstente™" Enel cam del porte el servicio hecho por mujeres, esta exigencia tiene espectficos argumentos y urgencia Uno de los mayotes obstaculos tebricos que se advierte tiene que ver con la constatacién hecha en el diagnéstico: a dificultad para prever formas de relacién vinculantes no solo optativas, “con- sultivas” en el mejor de Ios casos- del ministerio ordenado con las otras instancias del pueblo de Dios. Las experiencias sinoda- les del posconcilio a nivel de iglesias locales, nacionales y regio- nales, por su parte, son muy variadas y estimulante: (2) Concur ol debate -deliberadamenteinterrumpido~ sobre Ja aplicabilidad del principio de subsidiariedad a la Iglesia es alto aeunto pendent, También en este punt hace falta dejrae gular més por una argumenicion proveniente de una tolog cat6lica que por los intereses mas o menos explicitos de politi- > Ademés de las formulas can6nicas ya aludidas por J. Huels y R. Gai- lardet sobre Inceceion eos eblspos, ct. las propuesis de cambio en Jas normas, de modo que éstas reflejen mejor en las estructuras jurfdi- as: J. Cont, “Lay Persons and the Power of Governance”, The Jurist 59 (1999) 335-347, 345ss, : > CE W. Kasra, Katholische Kirche, 308-315; M. A. Hinspats, “A Feminist Reflection on Postconciliar Catholic Ecclesiology”, en R. GAILLARDETZ E, Hanavensenc (eds.), A Church with Open Doors. Catholic Ecclesiology for ‘he Third Millenium, Collegeville, MN, Liturgical Press, 2015, 112-17; . Azcur, “La reform y las mutuas relaciones del Pueblo de Dios. Pri iddades y propuestas desde la perspectiva cela ‘Iglesia de las Mujeres”, en M. Tato; R. Hrwawo (eds), La reforma de la Iglesia en tempos de dis- centiniento, Montevideo, Fundacién Amerinclia, 2015, 129-154, » -Lauserr, “Les processus synodaux depuis le Concile tianesimo nella storia 32 (2011) 1137-1178, Examina cerca dle 800 proce- 808 sinodales del posconcilio. Cf. M. Kets, “Syn-odos ~ das synodale Strukturelement”, 4-5, sobre las posibilidades ejemplares que ofrece el Sinodo alemdn de la década del setenta, Cf, perspectivas particulares dliversas, destacando sobre todo el aspecto organizacional-canénico, W. Rus; J. Scum. (eds), Unverbindliche Beratung oder kolleginle Stewe- rung? Kirchenrechtliche Uberlegungen zu synodalen Vorgangen, Freiburg i.Br, Herder, 2014 532 Proreda a eclesiéstica, Es un principio relevante si se quiete hacer pro- gresar lo anotado en Evangelii gaudiunt; “percibo la necesidad de avanzar en una saludable «descentralizacins” (HG 16). Un “cti- terio de buen gobierno”, que colzbora a prestar més atencién a los diversos contextos culturales y 2clesiales, a personas, tiempos y lugares. (h) Otra tarea no puede ser evitada, A la luz de Evangel gau- dium ~un texto con “sentido programético y consecuencias im. portantes” (EG 25)- hay que someler a revision una serie de do- Cumentos emanados en los tiltimos afios que, si bien afrontan te mas variados, poseen una linea conductora comiin: un renovado intento de centralizacién de la Iglesia, de desvalorizacion de las iglesias partictilares y de la corresponsabilidad de todos los cre- yentes en el pueblo de Dios. Me refiero, por ejemplo, a los textos sobre la prioridad ontol6gica y temporal de la Iglesia universal sobre las iglesias particulares (1992), a las instrucciones sobre los sinodos diocesanos (1997), sobre la colaboracién de los fieles lai. cos en el ministerio de los sacerdotes (1997), sobre la naturaleza teologica y juriclica de las conferencias episcopales (1998),*! sobre el uso de la lengua verndcula en la liturgia (2001), etc. Por otra parte, la “inflacién” de documentos dicasteriales sobre los més diversos asuntos, particularmente de la Congregacidn de la Fe con la inclusion de la aprobacion del Sumo pontifice en una evidente estrategia de convert toda esa enseRatiza en “magiste- rio orclinario del sucesor cle Pedro” segtin la docttina de la misma a Iglesia, 51-57; M. A, Lan Dea, “La aplicacién del principio de subsidiariedad como un criterio de buen gobierno del Obispo diocesano”, [esis doctoral: Facultad de De, echo Canonico de la Pontificia Universidad Catolica Argentina] Bue. jos Aires, 2007, cf. hitp:/ /bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/ {esis/aplicacion-principio-subsidiatiedad.palf rata exbresion del cardenal G. Motte en una entrevista publicada on {i Groix en marzo de 2015 (www.la-ctoixcom), que afirma que las con, ferencias episcopales son “una organizacién préctica”, en un conten. to ya conocido que devaltia de hecho su significado teologico, no es nueva, La novedad radica en que ahore representa una sensibiliciad ‘eolégico-pastoral distinta a la del obispo de Roma (ef. EG 32), La Eclesiologia del Concitio Vaticano It Congregaci6n, necesita ser repensada.**Es innegable que las ense- fanzas de Evangelii gauidium van en una direccién profunda diver- sa, reflejan otra sensibilidad, inspiran otra estrategia. Las ideas precedentes no representan una agenda de reforma eclesiocéntrica, sino teocéntrica y “en salida misionera” (EG 1 exigida por la misma naturaleza sacramental de la Iglesia (LG 11. Lo que esté en juego es la cuestién acerca de la transparencia del signo y la eficacia del instrumento. Fs la btisqueda ordena- da a ofrecer un testimonio més nitido del amor incondicional de Dios por los setes humanos. Asf la Iglesia podra servir mejor a las grandes causas evangélicas de hoy en los diversos continentes, Es un paso insustituible de una agenda amplia: un proceso que, bajo el dinamismo de una renovada espiritualidad, promueva un ctistianismo culturalmente policéntrico, crecientemente ecuméni- co en dilogo con las tradiciones y las formas religiosas de nuestro mundo y al servicio de la paz.y la justicia entre los seres humanos, particularmente de los pobresyy entristecidos de la tierra. Donn Veritatis 18: “El Romano Pontifice cumple su misi6n universal con la ayuda de los organismos de a Curia Romana, y en particular de la Congregacin para la doctzina de la Fe por lo que respecta a la doctrina acerca de la fe y de la moral. De donde se sigue que los docu mentos de esta Congregaci6n, aprobacos expresamente por el Papa, participan del magisterio ordinario del sucesor de Pedro.” Se trata de ‘una Instruccién de la misma Congregacién del ato 1990, Su interpreta cion de las fuentes en las que se fundamenta va més allé de ellas: CIC. 360-361; Pasto VI, Regimini Ecclesiae untiversae, 1967, néims. 29-40; Juan Panto ll, Pastor bonus, 1988, arts. 43-55. Hasta las notificaciones de libros de diversos autores, como J. Sobrino, M. Vidal, M. Farley, por ejemplo, son inclitidas en esta estrategia. :Una novedad en la historia del ma- gisterio ordinario del sucesor de Pedro? Lo problemético de esta forma de proceder no se verifica solo en el ambito del magisterio: ef. J. Maras, “Actuacién penal por via administrativa. Comentario a algunos aspec- tos procedimentales de una reciente intervencién de la CDF", Fidelium Tura 12 (2002) 105-138.

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