You are on page 1of 116

Magn

Una década de tertulias

Aníbal J. Morillo, 2019

Una década de tertulias A.J. Morillo 1


A los amigos y compañeros de viajes literarios.
A los que están:
Esperanza, Claudia, Eugenia, Estela, Daniela, Camilo y Arcadio.

Reunión en Fusagasugá, Cundinamarca. De izquierda a


derecha: Daniela, Arcadio, Estela, Aníbal, Camilo, Claudia,
Cesare, Laura, Eugenia y Esperanza.
© 2018,María Lucía Morillo.

A los que estuvieron, a los que se


fueron, a los que volverán, a los
que han llegado y a los que
llegarán:
Sonia, Ivette, Beatrice, Laura,
Nelson, Andrés y Cesare…

Pensador invernal. Museo Rodin,


Portada: Calle de San Francisco,
California, EE.UU. © 2010.

Una década de tertulias A.J. Morillo 2


Presentación

Isla Margarita © 2009

En agosto de 2009, Esperanza concretó una idea que, como ávida


lectora, traía consigo desde hacía muchos años. De hecho, ella ya había
intentado leer en grupo en otras ocasiones, y nos vendió su idea de
formar un grupo de lectores que podríamos reunirnos para comentar
nuestras impresiones sobre un mismo texto. Comenzamos siendo un
cuarteto de mentes distintas, cuatro puntos de vista que podríamos
compartir, con el único fin de disfrutar de una pasión común por la
lectura y con la oportunidad también única de hacer un viaje de
aprendizaje por el mundo de las letras. Así, Esperanza, Claudia, Sonia
y yo obtuvimos una especie de visa literaria con la que pudimos
adentrarnos en territorios sorprendentes y aventurarnos juntos por
páginas y páginas de palabras. Con el tiempo, otros se fueron uniendo
al grupo, algunos partieron y otros mas llegaron. Según la
disponibilidad que nos permitieron nuestros trabajos y ocupaciones, y,
teniendo en cuenta la longitud de las lecturas escogidas, casi cada mes
nos citamos en alguna de nuestras casas para reunirnos alrededor de
una cena y unas copas de vino para hablar de cada libro.

Una década de tertulias A.J. Morillo 3


En cada ocasión, el menú y la música de fondo podían escogerse de
acuerdo al país de origen del autor seleccionado o según el lugar del
mundo u otra referencia del desarrollo del relato. Muy pronto, la
tertulia se consolidó como un espacio lúdico que todos, anfitriones o
no, esperábamos con gusto. Así, completamos diez años de lazos de
lectura y amistad.
¿Cómo leemos? Como podrá suponerse, cada uno encuentra su tiempo
y su espacio. En el viaje hacia el trabajo, en algunos momentos de
pausa en el trabajo, desde la cama o en un sillón. Con un café, con
música de fondo o sin ella, en un avión o en la playa, lo importante es
encontrar momentos para transportarnos con la lectura. Algunas
parejas preferían leer en voz alta, bajo la mirada crítica de sus gatos.
Otras, cuando se contaba con un solo ejemplar, leerían por turnos.
Algunos preferimos el formato electrónico, siempre que estuviera
disponible, con la ventaja de un menor costo y de poder compartir el
libro a leer sin estar supeditado a los momentos del otro, y con la
posible ventaja de tener en la mano (y a la mano) una conexión
electrónica a diccionarios, imágenes y otras referencias mencionadas en
la historia que se lee. La pintura que un autor describe, nombres de
personajes, fotos y todo lo que se puede encontrar en la infinita red.
También hubo anotaciones y esquemas mentales para profundizar en la
obra y compartir en las tertulias.
¿Qué leemos? La lista, como se sabe, es ecléctica, por decir lo menos.
Cualquiera de nosotros puede llevar sus propuestas de lectura, ya sea
porque conoce al autor (personalmente o a través de sus libros), porque
se lo han recomendado, porque leyó una crítica favorable o interesante,
o simplemente porque le llamó la atención la carátula del libro en una
visita a una librería.

Una década de tertulias A.J. Morillo 4


Si hay muchas propuestas de lectura, escogemos el libro por votación,


elección que incluso puede requerir de dos vueltas. La lectura también
puede estar supeditada a la disponibilidad del libro en nuestra
ciudad…

Ejemplo de uno de los mapas mentales de Eugenia

Desde el primer año, comencé a hacer una especie de relatoría de los


libros que acordamos compartir en nuestra tertulia. Por supuesto, estas
reseñas tienen el sesgo de mis gustos y preferencias; en ellas he tratado
de recoger algunas de las ideas que se han presentado en nuestras
reuniones. Para completar la relatoría de estos primeros diez años de
tertulia –que son también dos quinquenios de camaradería–, y para no
caer en el imperdonable error del olvido, pero sin pretender caer en el
también imperdonable error del academicismo (cuando lo que se ha
pretendido siempre ha sido encontrar un espacio lúdico), he aquí la
recopilación de las reseñas de esta primera década del club de lectura,

Una década de tertulias A.J. Morillo 5


con algunas revisiones editoriales que me han parecido necesarias para


evitar, entre otras, y en lo posible, las redundancias y los errores de
redacción.
Como en la conmemoración del primer lustro, incluyo una lista de los
viajes de esta década de letras, con vínculos a sus respectivas reseñas
anuales, guardadas en una bitácora virtual personal, donde manifiesto
mi gusto por las palabras.
Una especie de «bitácora de vuelo desde un sillón de lectura» para
recordar nuestros ciento siete viajes juntos por el mundo de la
imaginación…Si hay muchas propuestas de lectura, escogemos el libro
por votación, elección que incluso puede requerir de dos vueltas. La
lectura también puede estar supeditada a la disponibilidad del libro en
nuestra ciudad…

San Juan de Puerto Rico © 2012.

Una década de tertulias A.J. Morillo 6



Temas

1. Presentación
2. Temas
3. Bitácora de vuelo
4. Año 1- Club de lectura
5. Año 2- ¿Qué Leer?
6. Año 3- Otra vuelta de páginas
7. Año 4- Leer es lo que importa
8. Año 5- Un lustro de letras
9. Año 6- Otro año de lecturas
10. Año 7- Lo leído, ¿quién nos lo quita?
11. Año 8- Tiempo de lecturas
12. Año 9- Tiempo de nuevas lecturas
13. Año 10- Una década de viajes por las letras

Brujas, Bélgica © 1995

Rimouski, Canada © 2008

Una década de tertulias A.J. Morillo 7


Bitácora de vuelo

Año 1
(http://www.palviento.blogspot.com/2010/09/club-de-lectura.html)
El diario de la guerra del cerdo de Adolfo Bioy Casares
Sostiene Pereira de Antonio Tabucchi
Todos los nombres de José Saramago
Caín de José Saramago
Abril quebrado de Ismail Kadaré
Me llamo rojo de Ohran Pamuk
Bartleby de Herman Melville
El benefactor de Susan Sontag
El Vicecónsul de Marguerite Duras
La soledad de los números primos de Paolo Giordano
Una cuestión personal de Kenzaburo Oé

Año 2
(http://www.palviento.blogspot.com/2011/12/que-leer.html)
Monsieur Pain de Roberto Bolaño
Una habitación propia de Virginia Woolf
Trenes rigurosamente vigilados de Bohumil Hrabal
Los ejércitos de Evelio Rosero
Todo se desmorona de Chinue Achebe
La vida ante sí de Emil Ajar (Romain Gary)
Los informantes de Juan Gabriel Vásquez
Almas grises de Philippe Claudel
La sombra del águila de Arturo Pérez-Reverte
La nieta del señor Linh de Philippe Claudel
Nada de Janne Teller
La carretera de Cormac McCarthy
El rey del bosque de Pierre Michon
Abades de Pierre Michon
El último encuentro de Sándor Marai
El malogrado de Thomas Bernhardt

Una década de tertulias A.J. Morillo 8


Bitácora de vuelo

Año 3

(http://www.palviento.blogspot.com/2012/09/otra-vuelta-de-
paginas.html)
La elegancia del erizo de Muriel Barbery
Aura de Carlos Fuentes
La luz difícil de Tomás González
Mañana en la batalla piensa en mí de Javier Marías
Respiración artificial de Ricardo Piglia
Tres rosas amarillas de Raymond Carver
Pequeños equívocos sin importancia de Antonio Tabucchi
Los almuerzos de Evelio Rosero
La herencia de Eszter de Sándor Márai
Trilogía de Nueva York de Paul Auster

Año 4
(http://www.palviento.blogspot.com/2013/09/leer-es-lo-que-
importa.html)
La casa de las bellas durmientes de Yasunari Kawabata
Memoria de mis putas tristes de Gabriel García Márquez
Waslala de Gioconda Belli
Entre brumas de Bernlef (Hendrik Jan Marsman)
Cuna de Gato de Kurt Vonnegut
Las baladas del ajo de Mo Yan
Noviembre de una capital de Ismail Kadaré
El informe de Brodeck de Philippe Claudel
Nada se opone a la noche de Delphine de Vigan
Un final perfecto de John Kaztenbach
La verdad sobre el caso de Harry Quebert de Jöel Dicker

Una década de tertulias A.J. Morillo 9


Bitácora de vuelo

Año 5
(http://palviento.blogspot.com/2014/09/un-lustro-de-
letras.html)
Los enamoramientos de Javier Marías
La muerte del estratega de Álvaro Mutis
El tango de la guardia vieja de Arturo Pérez-Reverte
La vida de las mujeres de Alice Munro
Justine de Lawrence Durrell
El abuelo que saltó por la ventana y se largó de Jonas Jonasson
Plegaria por un papa envenenado de Evelio Rosero
Tres noches de Austin Wright
Del color de la leche de Nell Leyshon
La pena máxima de Santiago Roncagliolo
Seda de Alessandro Baricco
El sobrino de Wittgenstein de Thomas Bernhard

Año 6
(http://palviento.blogspot.com/2015/09/otro-ano-de-
lecturas.html)
La pequeña ciudad donde el tiempo se detuvo de Bohumil Hrabal
La sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón
La calle de las tiendas oscuras de Patrick Modiano
Regresos de Luis Fayad
La vida cuando era nuestra de Marian Izaguirre
Las partículas elementales de Michel Houllebecq
¿Quién mató a Cristián Kustermann? de Roberto Ampuero
Número Cero de Umberto Eco
Tríptico de la infamia de Pablo Montoya

Una década de tertulias A.J. Morillo 10


Bitácora de vuelo

Año 7
(http://palviento.blogspot.com/2016/10/lo-leido-quien-nos-lo-
quita.html)

Intimidad de Hanif Kureishi


Los Niños de Carolina Sanín
La Carroza de Bolívar de Evelio Rosero
La Pasión Según G.H. de Clarice Lispector
El Libro de las Ilusiones de Paul Auster
La Guerra Perdida del Indio Lorenzo de Rafael Baena
Así Empieza lo Malo de Javier Marías
La Cena de Herman Koch
La Amiga Estupenda de Elena Ferrante
Hombres Buenos de Arturo Pérez Reverte
Homero, Ilíada de Alessandro Baricco
El Viaje de las Botellas Vacías de Kader Abdollah

Año 8
(http://palviento.blogspot.com/2017/09/tiempo-de-
lecturas.html)
Juliana los mira de Evelio Rosero
El ruido del tiempo de Julian Barnes
Manual para mujeres de la limpieza de Lucia Berlin
Lampedusa de Maylis de Kerangal
Historia de una desaparición de Hisham Matar
La séptima función del lenguaje de Laurent Binet
Viernes 9 de Ignacio Gómez Dávila
Toño Ciruelo de Evelio Rosero
El francotirador paciente de Arturo Pérez Reverte
La biblioteca de los libros rechazados de David Foenkinos

Una década de tertulias A.J. Morillo 11



Bitácora de vuelo

Año 9
(http://palviento.blogspot.com/2018/10/tiempo-de-nuevas-
lecturas.html)
La conjura de los necios de John Kennedy Toole
Bajo el árbol de los Toraya de Philip Claudel
La decadencia de Nerón Golden de Salman Rushdie
Pájaros en la Boca de Samanta Schweblin
El reflejo de las palabras de Kader Abdollah
El gigante enterrado de Kasuo Ishiguro
Hermanos de tinta de Nahum Monnt
Ensayo sobre la lucidez de José Saramago

Año 10
(https://palviento.blogspot.com/2019/08/una-decada-de-viajes-
por-las-letras_19.html)

Las noches de Gerard Reve


Rayuela de Julio Cortázar
El orden del día de Éric Vuillard
La lluvia antes de caer de Jonathan Coe
Las primas de Aurora Venturini
Setecientos millones de rinocerontes de Manuel Vilas
La intrusa de Éric Faye
Cien años de soledad de Gabriel García Márquez

Una década de tertulias A.J. Morillo 12


Año 1

Una década de tertulias A.J. Morillo 13


Club de lectura
Bogotá, septiembre 11 de 2010.

El 12 de septiembre de 2009 comenzamos una aventura literaria, que


ahora llega a su primer año. Una especie de vuelta al mundo a través
de las letras, en la que cada uno aporta su punto de vista, sus
impresiones y su lectura. Y es que nuestras lecturas están matizadas
por algunas de las lentes que usamos y que tienen que ver con
nuestra formación e intereses diversos. Desde la filología, la
investigación, la arqueología, el psicoanálisis, la historia, la filosofía y
la visión médica, para mencionar sólo algunos de nuestros puntos de
vista, intentamos aproximarnos a estas lecturas y logramos después
compartir algunas ideas acerca de lo que leemos. Comenzamos
nuestro recorrido en el cono sur, con El diario de la guerra del
cerdo, de Adolfo Bioy Casares, quien nos muestra un crudo retrato de
una sociedad en crisis, en la que sus «viejos» son discriminados. Bioy
Casares nos presenta las desventuras de Isidro Vidal, el más joven de
un grupo de amigos que se llaman a sí mismos «muchachos», pero que
sufren en carne propia la persecución y el ataque de los miembros de
una generación más joven, que llama «cerdos» a los mayores, cuyo
único pecado parece haber sido el contraer las «mezquindades propias
de la vejez».

Nuestra siguiente escala nos permitió viajar en el tiempo y en el


espacio: cruzamos el Atlántico y llegamos a la Lisboa de finales de la
década de los años treinta. El italiano Antonio Tabucchi nos presenta
en Sostiene Pereira a un personaje que se encarga de la sección
cultural de un periódico de poca monta, un declarado católico que
anda muy preocupado por la suerte del cuerpo después de la muerte

Una década de tertulias A.J. Morillo 14


(siendo obeso, parece válido su interés en que sea sólo el alma, y no el
cuerpo, el que pueda resucitar). Su encargo de obituarios de autores
que aún no han fallecido y de reseñas o efemérides relacionadas con
la literatura resultan imposibles de publicar. Este bien dibujado
personaje plantea el papel ético de la literatura en situaciones
históricas como el régimen autoritario del gobierno de Salazar y el
surgimiento del fascismo en Portugal.

Para la siguiente escala literaria decidimos quedarnos en Portugal.


Nos embarcamos en la magistral descripción de la cotidianidad a
través del relato de José, el único personaje con nombre en Todos
los nombres, de José Saramago.

A partir de una afición particular por seguir las historias de los


personajes famosos que encuentra en los archivos de una oficina
de la Conservaduría General del Registro Civil, José incursiona
clandestinamente en una selva de papel, donde encuentra por
casualidad la ficha de una mujer completamente desconocida a
quien decide seguir la pista y quien resulta su único motivo para
seguir adelante en medio de su aburrida existencia.

En buena hora decidimos quedarnos un rato más con Saramago y


leímos a Caín, una interesante aproximación crítica a la religión,
en la que plantea la culpabilidad de Dios como autor intelectual del
crimen de Abel, aunque éste haya sido perpetrado por su propio
hermano. Desde su declarado ateísmo, un erudito viaje por el
Antiguo Testamento y una muestra más del ingenio de un escritor
que falleció poco después de que termináramos de visitarlo en las
dos obras que escogimos de su autoría.

Una década de tertulias A.J. Morillo 15


De Portugal partimos hacia las montañas de Albania, donde conocimos
a un muy prolífico autor, Ismaíl Kadaré, de quien leímos una
tormentosa descripción del Kanun, la ley de sangre por la que se rigen
los montañeses de su país. En Abril Quebrado, Kadaré narra la
historia de una venganza bilateral entre dos familias, que no parece
poder terminar, y que ha cobrado cuarenta y cuatro víctimas a través de
varias generaciones, a partir de un deber adquirido por una de las
familias luego de la visita de un completo desconocido a quien le han
dado posada en la antigüedad. Esta historia documental se entrelaza
con una historia de un amor imposible y con la narración de un escritor
que quiere conocer a fondo la ley de sangre sin saber que le va a
resultar imposible hacerlo sin involucrarse en ella.

De las montañas descendimos luego (y retrocedimos en el tiempo hasta


el siglo XVI) a Istambul, ciudad que conocimos a través del detallado
relato de Ohran Pamuk, Me llamo Rojo. Una lucha entre las
costumbres del decadente Imperio Turco y la influencia occidental en la
representación artística a través de las miniaturas, estrictamente
prohibidas por el Corán. Una historia de misterio que comienza con el
relato de un muerto que es asesinado por su participación en un libro
ilustrado secreto para el Sultán, y pasa por los puntos de vista de varios
personajes, que incluyen objetos inanimados y animales, para describir
en detalle los conflictos personales, políticos y religiosos que surgen en
una mágica ciudad. Una narración sorprendente, que se expresa en la
voz de múltiples testigos a la vez, algunos de los cuales «hablan» a pesar
de haber muerto, y que puede resultar original y cautivadora o
excesivamente enmarañada y detallista.

Una década de tertulias A.J. Morillo 16


Un nuevo salto a través del Atlántico nos devuelve al continente
americano, esta vez a un sorprendente mundo íntimo, el de Bartleby,
de Herman Melville. Un escribiente o copista que llega a una oficina de
abogados en la ciudad de Nueva York, y quien logra trastornar el
funcionamiento normal de esa oficina mediante una actitud pasiva en la
que el trabajador se sale con la suya sin trabajar, con un argumento
incontrovertible que esgrime cada vez que se le asigna una tarea:
«preferiría no hacerlo». Aunque parece simple, esa frase resulta
contundente y el personaje resulta inamovible. Con esa breve frase
como escudo, es imposible hacer que Bartleby entre en razón o que deje
de hacer sólo lo que le plazca. Melville acababa de sufrir un fracaso
rotundo con su publicación de Moby Dick, la que quizá sea su obra mas
conocida, aunque dicho estatus lo alcanza sólo después de la muerte de
su autor. Bartleby parece haber sido una de sus reacciones a este inicial
fracaso, una obra corta e intrigante, que muchos consideran de una
complejidad superior a su época.

La siguiente escala es a una ciudad que nunca se menciona


explícitamente, pero que todos concuerdan que se trata de París. Se
trata de El Benefactor, la opera prima de Susan Sontag. Más que una
escala a un mundo real, el viaje se hace por el mundo de los sueños de
un personaje que para muchos resulta despreciable, aunque su filosofía
vital resulte interesante. A manera de cábala, este personaje presenta
siete máximas de conducta que supuestamente representan su manera
de conducir su propia vida, por lo menos durante un período de
reflexión interna que él mismo llama «la investigación de la certeza»:

Una década de tertulias A.J. Morillo 17


1. No contentarme con buenas intenciones, mías o ajenas.

2. No desear para los demás aquello que no se deseen para sí mismos.

3. No despreciar el consejo de los demás.

4. No temer la desaprobación, pero observar, en tanto sea aconsejable,


las leyes del tacto y la discreción.

5. No valorar las posesiones ni ser distraído por la ambición.

6. No hacer propaganda de mí mismo, ni exigir nada de los demás.

7. No desear una larga vida.

Una novela que resultó icónica por ser presentada desde el punto de
vista masculino a pesar de haber sido escrita por una mujer, por lo cual
ganó adeptos entre algunos movimientos feministas. Más que una
novela feminista, ha sido considerada como una novela existencialista,
que parece haber recibido influencias de Camus o de Sartre.

Sin dejar la influencia gala, nos adentramos después con Marguerite


Duras en una especie de subcultura francesa trasplantada a una
embajada en la India: El vicecónsul. Una narración dentro de una
narración, en la que las desdichas de una indigente se entrelazan con el
relato del ocio de una sociedad artificial y colonialista. A veces no es
clara la veracidad de la historia de la mendiga, pues parece ser el
producto de la imaginación de un aristócrata con ínfulas de escritor,
aunque en ocasiones Duras la muestra como una presencia real, de la
que se oye su canto y cuyos lamentos pueden ser percibidos por los
protagonistas, un grupo de occidentales que termina asignado en cargos

Una década de tertulias A.J. Morillo 18


diplomáticos, pero que nunca parece lograr adaptarse al clima ni a la
cultura oriental donde viven, aislados de la lepra y de la mendicidad por
rejas y límites que convierten a los colonos en prisioneros.

La siguiente escala representa un verdadero salto cuántico. De la mano


de un físico teórico italiano convertido en escritor, llegamos a
La Soledad de los Números Primos. Paolo Giordano, un joven que
alcanzó la fama literaria con ésta, su primera novela, nos presenta las
biografías de dos jóvenes cuyos antecedentes los han marcado y les han
dejado huellas indelebles de sufrimiento personal. Una anoréxica y un
matemático que cuando niño fue, en parte, responsable de la
desaparición de su hermana retrasada mental, se encuentran en la
edad escolar y comienzan una amistad tan cercana como tormentosa,
que lleva a la analogía del matemático con los números primos: una
especie que se relaciona entre sí de una manera particular, cuya
cercanía siempre implica que otros números se interpongan entre ellos,
lo cual resulta en la imposibilidad para estar juntos y en la certeza de
que siempre van a estar solos.

La última escala en nuestro primer año de aventuras nos lleva al


undécimo libro de este primer año –de muchos más, espero– que
escogimos para disfrutar (¿ o sufrir?): Una Cuestión Personal, de
Kenzaburo Oé.

Casi una década después de convertirse en el único país que ha sido


atacado por armas nucleares, en medio del ambiente de miedo
fundamentado en el poder de una explosión atómica y sus devastadoras
consecuencias, Japón resulta el escenario para una historia matizada
con tintes autobiográficos. El protagonista, un profesor de inglés, que se
siente agobiado por su vida y su matrimonio, comienza a obsesionarse

Una década de tertulias A.J. Morillo 19


con el sueño de un viaje al África, pero se encuentra con la
oportunidad de enfrentar una pesadilla personal: el nacimiento de su
primer hijo, quien tiene una deformidad congénita que lo convierte en
un monstruo.

Su padre se enfrenta a una cuestión personal: «cuando estás solo


dentro de una cueva privada, al final llegas a una salida lateral que
conduce a una verdad que te concierne a ti y a todo el mundo.»
Su narración ha resultado original, pues no explota el folclor ni las
tradiciones japonesas como lo suelen hacer los escritores de su país, lo
que ha hecho sugerir que Oé pretende mostrar su formación cultural
«occidental», al hacer referencias literarias a Kafka o a Mark Twain,
con aproximaciones existencialistas que también pueden evocar a
Sartre y a Camus. Kenzaburo Oé nos lleva a paso vertiginoso por
diversas situaciones angustiosas donde el personaje central al final es
liberado.

Once de septiembre, fecha recordada en el mundo por un evento


trágico en una metrópolis, con consecuencias globales, que para
muchos fueron devastadoras. Para los del club, que ha podido crecer al
tiempo que cada uno ha crecido con la lectura, esta fecha resulta
especial. Hemos superado con creces el promedio local de lectura
(Según la Cámara Colombiana del Libro y otras fuentes de veracidad
cuestionable, el promedio de libros leídos al año en el país puede estar
entre 1.2 y 2.5, aunque encontré números (no primos) que llegan hasta
los seis libros anuales. Conozco personas que creen que el tiempo
dedicado a la lectura es tiempo que se le quita a la vida, y que sólo leen
lo estrictamente necesario, nada que no esté relacionado con el trabajo.
Por supuesto, se trata de personas que nunca ingresarían a nuestro
club, ni aunque quisiéramos invitarlos.

Una década de tertulias A.J. Morillo 20


Pese a que varios hemos hecho incursiones personales a otros mundos
literarios, por gusto, por necesidad o por obligación –para quienes hacen
cálculos de promedios de lectura, los libros que se leen por trabajo
(textos y otros), no «cuentan» a la hora de hacer estas estadísticas–, lo
cierto es que en estos doce meses hemos hecho un primer recorrido por
lugares increíbles, hemos conocido personajes intrigantes y hemos
descubierto paisajes, facetas, sueños y olores sorprendentes.

Pero lo mejor, sin duda, ha sido consolidar ese vínculo especial que une
a los amantes de la lectura y que permite compartir esa experiencia
íntima que es la lectura y convertirla en un sentimiento. De hecho, esta
reseña no habría sido posible sin los aportes de los que hemos
compartido este primer año de lecturas. Ya tengo el equipaje listo para
seguir en este viaje: un libro, sin importar su formato, ya sea en papel o
electrónico, y un par de gafas.

Ya veremos qué otros mundos nos esperan.

Ángel lector. Firavitoba, Boyacá, Mezquita de Santa Sofía, Estambul,


Colombia. © 1996. Turquía. © 2010.

Una década de tertulias A.J. Morillo 21


Año 2

Una década de tertulias A.J. Morillo 22


¿Qué leer?

Bogotá, 3 de diciembre de 2011.


En la página virtual de The New York Review of Books, sobre crítica
literaria y otros comentarios tan interesantes como profundos, Tim
Parks escribe en la «entrada» del pasado 6 de octubre «qué anda mal
con el premio Nobel de literatura» (https://www.nybooks.com/).
Parks hace una disquisición interesante que comienza con la
referencia al premio de este año, entregado al poeta sueco Tomas
Tranströmer, que Parks describe como un autor no muy prolífico ni
muy conocido por fuera de Suecia.
Parks duda de la idoneidad de la Academia Sueca, el grupo de
docentes universitarios encargados de cumplir con la tarea de
promover la «pureza, fortaleza y sublimidad del idioma sueco», Su
cargo vitalicio ha demostrado que no siempre logran acertar a la hora
de seleccionar al autor que será honrado con tan prestigioso galardón.
Así, Parks (como muchos otros) critican la decisión de haber escogido
a Elfriede Jelinek, por ejemplo, y duda que ese jurado haya podido leer
obras como Lujuria, que él califica como imposible de digerir.
Parks hace unos interesantes cálculos acerca de la tarea que deben
completar los miembros de la Academia Sueca, y sugiere que en
muchas oportunidades su decisión ha estado sesgada por cuestiones
sociales o políticas, y que el premio ha sido entregado a naciones o
movimientos políticos o de derechos humanos antes que a autores.
Para Parks, es difícil creer que un grupo de suecos, por muy eruditos
que sean, podría percibir con suficiente claridad las minucias que
puede tratar de describir un autor indonesio o uno camerunés, a
quien probablemente hayan leído sólo superficialmente y en una
traducción a un idioma diferente al sueco.

Una década de tertulias A.J. Morillo 23


Tim Parks no parece estar en contra de este proceso, pero sugiere que
no se tome tan en serio como muchos parecen hacerlo, y cree que la
tarea que cumplen los miembros de la academia puede ser imposible de
completar, como es la de leer cientos de libros al año, de autores tan
diversos como enigmáticos o simplemente impenetrables, para tratar de
aproximarse a una decisión sensata y no excluyente. Eso sí, aclara que,
aparte de un par de poemas que han circulado en la red, él no ha leído a
Tranströmer.
Creo que no hace falta aclarar que yo tampoco sé casi nada del sueco
premiado este año con el Nobel de las letras.
Es claro que Parks tiene razón en cuanto se refiere a la dificultad para
escoger. No sería la primera vez que el Comité Nobel, en cualquiera de
las disciplinas en las que emite sus galardones, cause controversia con
sus decisiones. La clave es recordar que el «jurado» está compuesto por
mortales, con las mismas tendencias, envidias y sesgos de los demás.
Estoy de acuerdo en que no hay que tomárselo tan en serio, aunque el
premio pretenda serlo, y, de hecho, siga siendo considerado como un
ejemplo de lo serio. Sin duda alguna, los premios Nobel seguirán siendo
controvertidos, tanto los de literatura como los de medicina, física o
química, por mencionar sólo algunos.
Igual de interesante es el comentario que hace Per Wästberg, presidente
del comité Nobel de literatura, también por vía electrónica, en la página
Att vara ständig (Ser constante), en una especie de respuesta a Parks o
a quienes piensen como él. Wästberg aclara que Tranströmer no sólo es
muy bien conocido en Suecia, sino que ha sido traducido a sesenta
idiomas (¿hay tantos?), y que en países tan diferentes como China y
Eslovenia, hay cafés que llevan el nombre del poeta sueco.

Una década de tertulias A.J. Morillo 24


De hecho, cuenta que en el año 2000, Susan Sontag le dijo que
Tranströmer debía ser el sueco más conocido en los Estados Unidos.
El comité Nobel tiene cinco miembros de la Academia Sueca, y hacia
febrero de cada año recibe sugerencias o nominaciones de unos
doscientos veinte autores de todo el mundo. Hacia el mes de abril,
después de la lectura exhaustiva (en la Academia Sueca hay dominio de
trece idiomas) y de consultas con traductores y expertos que actúan
bajo juramento como colaboradores del Comité Nobel, la lista se reduce
a unos veinte candidatos. A finales de mayo, suelen quedar unos cinco
en la lista, autores cuyas obras leerán profusamente estos académicos
en los siguientes cuatro meses. Ningún autor recibe el premio Nobel sin
haber estado por lo menos dos años en esta lista. Wästberg cuenta que
es un lector obsesivo desde su infancia, y que su promedio de lectura es
de ¡un libro por día!
Wästberg asegura que ellos se fijan en el trabajo de la vida de los
individuos, sin importar su nacionalidad, cuestiones de género o de
religión. Insiste en que, si lo consideraran necesario, darían el premio a
un portugués o a un estadounidense cinco años seguidos, pero que
también lo entregarían a ensayistas, historiadores, o a autores de libros
infantiles, y que no tienen criterios de derechos humanos, pero que es
común que los premios sean interpretados políticamente luego de ser
anunciados.
No me hacía falta la explicación, y posiblemente, aparte de resultar
interesante, no cambie mi percepción de que estos galardones siempre
tendrán el sesgo de ser escogidos por personas que a su vez puedan
estar sesgadas, aunque intenten apartar sus decisiones de sus
sentimientos.

Una década de tertulias A.J. Morillo 25


¿Qué leer? Por supuesto, no tengo una respuesta a esa pregunta.
Algunos se guían por el éxito (casi siempre en ventas) de un autor.
Muchos otros leen a quien haya sido galardonado con el Premio Nobel,
o con otros premios de literatura de diferente alcurnia. No parece
buena idea guiarse solamente por los elogios que se encuentran en las
contraportadas de los libros, esos sí con frecuencia sesgados e incluso
aparentemente malintencionados, pues buscan que un libro se venda
con palabras que los aclaman sin criterios claros.
Nuestro Club de Lectura ha seguido creciendo, tanto en miembros
como en lecturas. El dinamismo del grupo incluye pérdidas que
quisiéramos considerar temporales, y seguramente seguirá vinculando
a nuevos verbófilos, como, de hecho, ha pasado. Por estos días
cumplimos el segundo aniversario de viajes por el mundo de las letras.
La última entrada de nuestro cuaderno de bitácora literaria había
tratado sobre el drama personal de un japonés, profesor de inglés,
enfrentado a la llegada al mundo de su primer hijo, quien nace con una
grave deformidad.
De manera coherente con la intención de usar las lecturas para darle la
vuelta al mundo, el nuevo recorrido volvió al sur del continente
americano. Como era de esperar, en los zapatos de los lectores también
hay piedras que entorpecen el andar literario.
El comienzo del camino fue algo tedioso, pues descubrimos, cuando ya
era demasiado tarde, que Monsieur Pain, de Roberto Bolaño, fue
considerada por la crítica como su «novela no bien lograda». La verdad,
no quedaron muchas ganas de comprobarlo, así que preferimos
quedarnos con la duda y evitar a ese autor, por lo menos en este nuevo
año de páginas que ya completamos. Sin ínfulas de críticos literarios ni
mucho menos de eruditos, sino simplemente con la convicción de que

Una década de tertulias A.J. Morillo 26


habíamos degustado un plato insípido, de cuyo chef no quisiéramos
repetir sus obras.
Por pura coincidencia, y como el año pasado, la siguiente escala
representó un cambio de continente, a la vez que un salto prodigioso
que incluyó un cambio de estilo. El ensayo Una habitación propia, de
Virginia Woolf, nos deslumbró por la pulcritud en el uso del idioma y
por la profundidad de sus reflexiones. Aunque no la leímos en el idioma
original, la belleza del texto habló muy bien de la traducción que se hizo
del mismo al español. A pesar de que nuestro grupo es heterogéneo en
cuanto a las disciplinas en que cada uno se mueve, desde tan diferentes
ángulos coincidimos en el hecho de que habíamos disfrutado de una
verdadera pieza literaria.
La siguiente obra en la lista de seleccionadas fue el maravilloso relato
Trenes rigurosamente vigilados, de Bohumil Hrabal. Otra descripción
magistral, en este caso la de los personajes sometidos de una pequeña
ciudad checa en la época de la segunda guerra mundial, que tienen una
manera particular de resistirse a la ocupación. Una historia muy bien
contada acerca de hechos basados en aquellas realidades sufridas por
los pueblos que vivieron esa guerra.
Trasladamos nuestra lectura a otras guerras, con Los ejércitos, de
Evelio Rosero, un relato humano del conflicto violento que tantos años
se ha vivido en Colombia. A partir de un pequeño escenario, Rosero
narra con gran propiedad la experiencia vital de un personaje rodeado
por ejércitos regulares e irregulares, que secuestran, torturan y
asesinan bajo el pretexto de un poder que sólo sirve para perpetuar ese
mismo conflicto que parecería nunca acabar, excepto porque acaba con
la vida y con las ganas de vivir a su paso por los pueblos.

Una década de tertulias A.J. Morillo 27


Una historia narrada con un lenguaje de una belleza impresionante,
que hace que el contenido, el de la desgracia sufrida por Ismael al
perder a su compañera y perderse él mismo en el abandono, llegue con
un profundo mensaje de reflexión acerca de las injusticias que se viven
a diario y que algunos terminan por asumir como una costumbre.
Seguimos con otra historia de conflicto, Todo se desmorona, de Chinue
Achebe, un bello relato de la estructura social de un mundo ajeno para
nosotros, el de una tribu nigeriana. De allí, algunos conocimos otras
obras del continente africano, como la de una admiradora de Achebe, la
también nigeriana Chimananda Ngozi Adichie. De ella recomiendo su
colección de relatos llamada La cosa alrededor de tu cuello, pero sobre
todo su bellísimo, estremecedor e imperdible discurso, «El peligro de la
historia única», aporte invaluable de una de nuestras mejores guías y
consejeras del grupo (http://www.ted.com/talks/
chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story.html.).

El siguiente libro fue una muy grata sorpresa: La vida ante sí, de Emil
Ajar, la estremecedora descripción de un mundo de sobrevivientes,
narrada desde el punto de vista de un niño huérfano cuya visión resulta
cruda y profunda. Momo, el niño musulmán que narra esta historia,
vive y sobrevive en un prostíbulo que es dirigido por una judía
sobreviviente a Auschwitz. Con esta obra es entendible el
reconocimiento de Ajar, un prolífico autor que se ha dado a conocer a
través de por lo menos cinco seudónimos, gracias a los cuales ha
obtenido premios que parecía imposible repetir, como el Prix Goncourt.

Una década de tertulias A.J. Morillo 28


En contraste, Los informantes, de Juan Gabriel Vásquez, resultó una
decepción para la mayoría de nosotros. Una historia no muy bien
contada, que resultó tediosa y poco interesante, a la vez que parece
inconclusa. Para lo que pueda servir, y, teniendo en cuenta que no soy
crítico literario, nada recomendable.

Almas Grises, de Philippe Claudel, nos volvió a reivindicar con las


letras. Una linda historia narrada de manera sorprendente, sobre el
asesinato de una bella mujer que llega a un pequeño pueblo francés en
cuyas afueras se desarrollan batallas de la Primera Guerra Mundial.
Sin tratarse de una novela policíaca, el interés por resolver el caso se
convierte en el hilo conductor que ata las vidas de los protagonistas,
inmersas en la soledad y en el tono grisáceo que describe sus almas.

Seguimos con La sombra del águila, de Arturo Pérez Reverte, un


breve y divertido relato de un batallón de combatientes españoles bajo
las órdenes de Napoleón, cuyo heroísmo consiste en su interés por
sobrevivir a una guerra ajena. Un relato que, a pesar de desarrollarse
en medio de una batalla sangrienta, acude al humor como recurso
para mostrar la naturaleza humana y sus alcances en momentos de
exasperación y conflicto.

Una década de tertulias A.J. Morillo 29


Volvimos a leer a Philippe Claudel, con su obra breve La nieta del
señor Linh, un extraordinario relato de otro sobreviviente, esta vez un
anciano asiático que termina exiliado en Francia, cuidando de lo único
que ha podido salvar de la guerra en su país: su propia identidad.
Seguimos con Nada, de Janne Teller, la descripción de la reacción de
un grupo de jóvenes de una sociedad actual a la aparente rebeldía de
uno de ellos. Una historia de los alcances de la irresponsabilidad de la
inmadurez. Aunque proviene de Dinamarca, gracias a la globalización,
este tipo de reacciones parece reproducible en otras sociedades
modernas, que comparten algunos esquemas de ruptura familiar y
social. Afortunadamente, también parece probable que en muchos
otros grupos sociales no sea concebible este tipo de situaciones, donde
unos muchachos pueden tomar las riendas de sus vidas, sólo para
permitir desbocarse en la irresponsabilidad.
De esta historia de la decepción de que es capaz la humanidad en
contra de sí misma, saltamos a un relato no menos apocalíptico, La
carretera, de Cormac Mc Carthy. Una lectura difícil, sobre un mundo
autodestruído en el que no parece haber esperanza, y en el cual la idea
de un camino, que para algunos debe evitarse, resulta ser, para otros,
el único asidero posible. Una estrecha relación de padre e hijo en unas
circunstancias que simplemente no pueden imaginarse, un fin del
mundo como lo conocemos, en el que se trata de buscar una salida que
parece no existir...¿o sí?
Del apocalipsis dimos un salto a la crónica medieval francesa. Difícil
acrobacia, que no resultó del todo bien. El rey del bosque y Abades,
de Pierre Michon, dos ejemplos de narración que no me resultaron
especialmente apasionantes, una de las cosas que quisiera encontrar
cuando leo.

Una década de tertulias A.J. Morillo 30


Muy elogiado, precisamente por su narrativa, pero en este par de
relatos no logré captar la intención ni la trama, ni siquiera esa supuesta
pureza del lenguaje que para algunos permite que algunas de sus obras
no sólo puedan leerse sino cantarse. Me imagino, con harto esfuerzo,
aquellos cantos gregorianos, pero prefiero, sin dudarlo, la monocromía
de esos sonidos a la monotonía de estos relatos. Esta es la fortuna de
poder opinar sin la erudición de quienes han considerado a Michon
como el «más grande escritor europeo vivo». Otro plato que pude
degustar, aunque sin poder saborearlo.
El siguiente ejemplo de narrativa nos transporta a un castillo donde se
va a desarrollar un encuentro entre dos viejos amigos, separados
durante décadas por las circunstancias de sus propias vidas. La
preparación del encuentro, la puesta en escena de la atmósfera donde
se llevará a cabo ese encuentro necesario, revelador y predecible, hacen
de El último encuentro, de Sándor Márai, una obra maestra.
El círculo se cierra, para dar comienzo a uno nuevo en un engranaje
que nos mantiene disfrutando de mundos diversos en el universo de las
palabras. Si mencioné al comienzo que la obra de Elfriede Jelinek (que
no me he aventurado a descubrir) ha sido considerada oscura, y, para
algunos, inmerecidamente galardonada, puede resultar una
coincidencia que ella, como su admirado Thomas Bernhard, haya
estudiado música. Precisamente de Bernhard, leímos
El malogrado, una obra que, como otras del autor, toma fragmentos de
personajes reales para armar una historia oscura, la de la obsesión de
unos músicos mediocres ante la aparente evidencia de su imposibilidad
de alcanzar el virtuosismo de un pianista que realmente existió: Glenn
Gould. En una especie de fuga, el arte de la reiteración que Johann
Sebastian Bach logró llevar a su máxima expresión, la narración

Una década de tertulias A.J. Morillo 31


reiterativa de Bernhard logra crear la atmósfera de la obsesión
alrededor de la relación entre los músicos que protagonizan este
encuentro, dos compañeros de conservatorio que tienen formas muy
diferentes de abordar el piano, la música en general y la vida en
particular.
El segundo aniversario de nuestro club de lectura ya pasó, y hemos
comenzado un nuevo año, de los que espero sean muchos más, con
nuevas incursiones a lecturas sorprendentes. Seguimos leyendo un
número de libros que está por encima del promedio, pero no lo hacemos
para batir una estadística, sino por el disfrute que representa
adentrarse en las páginas de un relato, y por la expectativa de
encontrarnos, casi cada mes, alrededor de unos vinos, algo de música,
amistad y buena comida, para compartir nuestras impresiones acerca
de los viajes que hemos hecho juntos, aunque cada uno por su cuenta.
Por ello, la cuestión no es qué leer, lo importante no parece ser una
pregunta, sino una acción: ¡a leer!

Partitura de Las variaciones


Goldberg, con anotaciones por
Estatua de Glenn Gould. Glenn Gould. Museo de las
Civilizaciones, Ottawa, Canada ©
Toronto, Canada © 2008.
2008.

Una década de tertulias A.J. Morillo 32


Año 3

Una década de tertulias A.J. Morillo 33


Otra vuelta de páginas

Bogotá, 1º de septiembre de 2012.


Completamos este mes una nueva vuelta de hoja, o de hojas, para ser
más preciso. Mi último informe llegó tarde e incluyó un período de más
de doce meses. Para intentar cumplir con el nuevo aniversario de
lectura, reseño a continuación los libros leídos con los que cerramos un
nuevo ciclo anual, que comenzamos hace ya tres años y que nos siguen
manteniendo muy por encima del promedio de lectura en el país. Sin
importar el número de páginas, y sin contar las otras lecturas que se
hacen por fuera de la tertulia, lo más significativo sigue siendo la
cohesión y el crecimiento que hemos logrado a través de tantos autores.
Comienzo este recuento desde el territorio francés, con La elegancia
del erizo, la segunda novela de Muriel Barbery. Narra la relación entre
Paloma, una muy lúcida niña de 10 años y Renée, la portera del
edificio, cuya lucidez está a la par de la de la pequeña. Incluso antes de
que se descubra el gusto de la portera por la música clásica y la
filosofía, Paloma la describe como poseedora de la elegancia del erizo,
una fortaleza externa que la cubre de púas, pero con un sencillo
refinamiento interior. Una bella descripción de una amistad sincera
entre dos personas que parecen diferentes pero que tienen la misma
capacidad para analizar a las personas que las rodean. Curiosamente,
aunque el nombre del animal con el que se compara a Renée (erizo) es
igual en la versión original en francés (hérisson), en inglés se ha
traducido como «La elegancia de la rueda dentada» (The Elegance of the
Sprocket Wheel). Cosas de las palabras…
Al terminar esta historia, cruzamos nuevamente el océano Atlántico,
para desembarcar en México con Aura, una novela breve de Carlos
Fuentes. Una historia fantástica que narra la relación entre Aura y
Felipe.

Una década de tertulias A.J. Morillo 34


Ella es una misteriosa muchacha que parece personificar a la vez a la
juventud y a la vejez y la decadencia, cuando por momentos aparece
como Consuelo, su propia tía, una anciana que parece buscar la
manera de perpetuarse a través de la búsqueda de su propia historia,
relato que encarga a Felipe, un historiador acostumbrado a la
objetividad.
Llena de simbolismos y de referencias vitales y eróticas, el libro fue
publicado en 1962 y se volvió lectura obligada para los estudiantes
mexicanos de la escuela primaria. En 2001, la novela suscitó un
escándalo, promovido por Carlos Abascal, entonces ministro del trabajo
de ese país, quien consideró que el texto tenía partes inapropiadas para
estudiantes de tercer año (como su hija Luz Carmen). Su censura fue
agradecida por el autor, pues a partir del escándalo hubo un obvio
aumento en sus ventas. No le fue tan bien a Georgina Rábago, la
profesora que recomendó el libro a las alumnas del curso de la hija de
Abascal, quien fue despedida.
Uno de los párrafos que fue reproducido en los medios, a la luz de la
controversia:
«Felipe cae sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus
brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama,
igual que el Cristo Negro que cuelga del muro de su faldón
de seda escarlata, sus rodillas abiertas, su costado herido, su
corona de brezos montada sobre la peluca negra,
enmarañada, entreverada con lentejuela de plata. Aura se
abrirá como un altar. Murmuras el nombre de Aura al oído de
Aura, sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda.
Escuchas su voz tibia en tu oreja: ¿Me querrás siempre?»

Una década de tertulias A.J. Morillo 35


Ajenos al escándalo, y luego de disfrutar a Carlos Fuentes, quien
falleció en mayo de 2012, volvimos a Colombia, para leer una aventura
de Tomás González. Esta historia se desarrolla en los Estados Unidos, y
se llama La luz difícil.
Hace referencia a la dificultad de un pintor para plasmar la luz del agua
que rodea a la isla de Manhattan en uno de sus cuadros, dificultad que
crece a medida que el pintor pierde progresiva e irremediablemente el
sentido de la vista. A la vez, narra la desgarradora historia de la
decisión de acogerse a la eutanasia como único medio para acabar con
el sufrimiento de su hijo, y cuenta, con profunda visión, protegido por la
distancia en el tiempo, el descenso al infierno del dolor, pero también la
forma cómo se redime, según palabras del autor. El relato se mantiene
además alrededor de una historia de amor de gran sutileza.
De esta historia neoyorquina «made in Colombia» volvimos a Europa,
con la prosa del español Javier Marías, en su obra Mañana en la
batalla piensa en mí. Marías comenzó a escribir en su adolescencia y
se interesó en la traducción de novelas del idioma inglés al español. Fue
profesor en las universidades Complutense y Oxford. En 2008, fue
elegido como miembro de la Real Academia Española, donde le
correspondió la silla de la letra R. El mismo autor dice que su novela
trata, entre otras cosas, del engaño. Con un estilo impecable, que
recurre a la repetición como pretexto para renovar el contexto de una
aventura cuyo desenlace es sorprendente, Javier Marías atrapa al lector
desde el comienzo del libro: «Nadie piensa nunca que pueda ir a
encontrarse con una muerta entre los brazos y que ya no verá más su
rostro cuyo nombre recuerda.» Y es que el lector muy pronto descubre
que Víctor, el protagonista, se encuentra en casa de una mujer casada
cuyo marido está ausente.

Una década de tertulias A.J. Morillo 36


Justo antes de consumar el adulterio, ella muere de repente en sus
brazos. La búsqueda de respuestas que no tienen preguntas da inicio a
la aventura de Víctor.
De España fuimos al cono sur, con la primera novela del argentino
Ricardo Piglia, Respiración artificial. Una obra difícil, con una trama
de misterio en la que se enredan los personajes de una familia
involucrada en la política argentina, cuyas relaciones se van revelando a
través de los escritos del abuelo de la familia. Publicada pocos años
después del golpe militar, Piglia recurre a códigos difíciles de descifrar
que le permiten escapar a la censura.
Después de esta obra, regresamos al territorio norteamericano, esta vez
con una colección de cuentos de Raymond Carver recopilada bajo el
título Tres rosas amarillas. Carver fue un profundo admirador de
Anton Chéjov, a quien precisamente homenajea en el cuento que da el
nombre a esta colección. En inglés, The Errand, que traduce «El
encargo», es su versión imaginaria de la muerte del médico, dramaturgo
y escritor ruso. Considerado como uno de los mas influyentes escritores
estadounidenses, Carver describe con precisión las relaciones entre sus
personajes y muestra con claridad las tensiones que pueden existir en
sus conversaciones o en sus vidas.
Carver deja una puerta abierta al final de sus relatos. Sus historias
parecen inconclusas, los personajes dejan de ser claramente mediocres
o desadaptados para convertirse en interrogantes.

Para la siguiente vuelta de página, quisimos seguir con cuentos. Esta


vez volvimos a un autor que conocimos hace un par de años en nuestra
tertulia, Antonio Tabucchi. La colección lleva el título de uno de sus
relatos breves, Pequeños equívocos sin importancia.

Una década de tertulias A.J. Morillo 37


En este caso, algunos relatos de viajes que emprenden sus personajes
en busca de sí mismos. Como en muchos cuentos, los relatos parecen
no concluir. En esta recopilación, el hilo conductor parece ser un
equívoco, una coincidencia o un desenlace inesperado, incluso la
ausencia de desenlace.
Acordamos entonces regresar a las novelas. Otro viejo conocido, el
colombiano Evelio Rosero, de quien leímos con gusto Los almuerzos.
Es la historia de una parroquia bogotana, donde se cuecen intrigas
alrededor de los vínculos del cura con uno de sus benefactores,
mientras la parroquia mantiene la tradición de alimentar cada día a
diferentes comensales. El encargado de distribuir los Almuerzos de la
Piedad es el necesario jorobado, quien mantiene una relación
aparentemente clandestina con la ahijada del sacristán y lidia con las
Lilias, tres solteronas víctimas de la violencia del país, que en su
momento acudieron al cura Almida en busca de refugio, pero
terminaron con la carga del trabajo rutinario que supone varios oficios,
incluyendo la preparación de los almuerzos que se distribuyen los
lunes para las putas, los martes para los ciegos, los miércoles para los
mendigos y los jueves para los ancianos y miserables. Con un odio que
se ha nutrido por años, las Lilias ponen en marcha un plan de
venganza que incluye la búsqueda del remplazo del cura Almida por un
cura alcohólico que estremece a los feligreses con su voz, con la que
ofrece extraordinarias e inspiradoras misas cantadas. Un relato breve
en el que uno se sorprende con los misterios revelados, que nada
tienen que ver con los designios de la fe, sino que resultan ser todos
terrenales y mundanos.

Una década de tertulias A.J. Morillo 38


Luego de esta bien narrada historia parroquial, pasamos la página de
vuelta a otro autor que también habíamos leído con fascinación, el
húngaro Sándor Márai. Para volver a él, escogimos La herencia de
Eszter. Una reseña de la inevitabilidad del destino, en este caso, del
destino de la relación entre Lajos, un seductor y vividor que ha podido
engañar una y otra vez a Eszter, quien a su vez asume su papel de
proveer a Lajos de todo, incluyendo sus pertenencias y su amor propio.
Acostumbrados a la preciosa descripción de Márai de los conflictos
humanos, nos encontramos con otra historia de deudas y rencores, que
sólo puede tener un desenlace, incluso si este resulta decepcionante.
Márai logra nuevamente una detallada descripción de las
personalidades de los protagonistas, que van desde el cinismo a la
resignación, pasando por la indignación, el rechazo y la aceptación.
El ciclo septembrino se cierra con una soprendente novela de Paul
Auster, Trilogía de Nueva York. Tres historias policíacas entrelazadas
por los nombres y los juegos de palabras. Tres historias de personajes
que pretenden ser quienes no son y juegan con las personalidades que
adoptan hasta que se entrecruzan y llegan a cambiar de papeles entre
sí. Perseguidores que resultan perseguidos, historias de vigilancia
obsesiva de detectives improvisados que comienzan en el absurdo y
resultan en búsquedas personales. La trilogía no es simplemente una
novela policíaca. De hecho, la trama de seguimientos e investigaciones
está lejos de las aventuras esperadas en una novela de este género. Los
personajes investigados son complejos, y los que fungen como
detectives merecen ser investigados a fondo. El lector es llevado por
largos recorridos por el laberinto de esta metrópolis por excelencia. A
diferencia de las historias policiales, en la trilogía no son claros los
delitos y no hay culpables, o todos son culpables de su destino.

Una década de tertulias A.J. Morillo 39


Los personajes se investigan entre sí y aparecen y desaparecen a lo
largo de los tres relatos, sin que necesariamente haya un hilo
conductor diferente a la confusión.
Este intento de reseña no pretende ser completo ni trata de ser
erudito. Simplemente es un cuaderno de bitácora personal, una
versión sesgada del recorrido navegado en los últimos meses por el
fabuloso mundo de los mundos de las palabras. No todos los viajes se
completan. A veces no hace falta sino ver una parte del panorama para
decidir si nos gusta o si queremos seguir mirando. Lo que parece más
importante es mantener la curiosidad por mirar. Mirar los paisajes de
la literatura es lo que llamamos leer. Leer es lo que importa.

Lector de periódico. Isla de Manhattan, Nueva York,


Tampa, EE.UU © 2010. EE.UU © 2013.

Una década de tertulias A.J. Morillo 40


Año 4

Una década de tertulias A.J. Morillo 41


Leer es lo que importa
Bogotá, 8 de septiembre de 2012.
Leer es lo que importa. Con esta consigna terminé la reseña del viaje
por el mundo de las letras del año pasado. Este mes completamos el
cuarto año de estas tertulias literarias, que nuevamente se
caracterizaron por el eclecticismo.
Después de la trilogía policiaca de Auster, nos arriesgamos a establecer
un contraste entre dos obras que tratan de una visión de la vida desde
la perspectiva de la vejez. De Yasunari Kawabata, La casa de las
bellas durmientes, una oscura historia de un anciano que frecuenta
un peculiar burdel, en el cual tiene la oportunidad de dormir junto a
jóvenes mujeres vírgenes que han sido narcotizadas para que no
detecten la presencia de los ancianos que duermen con ellas, sin que
les sea permitido tocarlas ni tener relaciones sexuales con ellas. De
hecho, a los clientes de esa casa les dan unos somníferos ligeros para
inducirlos a dormir sin quebrantar el sueño o la virginidad de las niñas
consortes, las bellas durmientes. En su primera visita, es advertido por
la dueña del local de que debe abstenerse de hacer cosas de mal gusto,
como “poner el dedo en la boca de la mujer dormida ni nada parecido” y
que por ningún motivo debe intentar despertar a las niñas que lo
acompañen cada vez. El protagonista de esta historia se sorprende con
la belleza de estos cuerpos dormidos, a la vez que encuentra que su
propio cuerpo es el de un viejo decrépito, que no podría aspirar a estar
cerca de tanta belleza sino de esta manera. En sus encuentros,
recuerda su juventud perdida y evoca a las mujeres de su vida,
incluyendo a su madre, su esposa y sus hijas. Una profunda y
perturbadora manera de tratar el tema de la vejez, la soledad y la
cercanía de la muerte.

Una década de tertulias A.J. Morillo 42


En palabras del viejo Eguchi, «parecía haber una tristeza en el cuerpo
de una muchacha que inspiraba a un anciano la nostalgia de la
muerte».
Se supone que esta novela inspiró a Gabriel García Márquez a escribir
dos historias, El avión de la bella durmiente, un cuento en el que un
pasajero disfruta de la sorprendente belleza de la mujer que se sentó a
su lado durante un viaje en el que durmió profundamente sin llegar a
interactuar con su vecino de asiento, y la que leímos, Memoria de mis
putas tristes, un supuesto homenaje a la obra de Kawabata, que para
muchos es simplemente un vulgar intento de plagio.
García Márquez recurre a estereotipos del machismo caribeño y usa
como protagonista a un anciano que quiere celebrar su nonagésimo
cumpleaños con una virgen de catorce, para lo cual recurre a una
antigua conocida, la dueña de un prostíbulo del que era asiduo cliente.
La matrona decide sedar a la niña para que no tenga miedo de este
encuentro, y el viejo se dedica a contemplarla. Evocando la obra
japonesa, pero sin la belleza de sus descripciones ni la profundidad de
sus reflexiones, García Márquez resulta con un relato que no sólo no es
original, sino que no se compara con la novela de Kawabata en cuanto a
su evocación de la vejez, la soledad y el recuerdo de la juventud
perdida. En palabras de este anciano, mucho mayor que el japonés,
«Aquella noche, descubrí el placer inverosímil de contemplar el cuerpo
de una mujer dormida sin los apremios del deseo o los estorbos del
pudor». Dos maneras bien distintas de admiración de la belleza y de las
fantasías que se tejen entre dos personas, sólo que una de ellas no sabe
que está desnuda junto al otro ni tiene intenciones de corresponderle a
sus ilusiones. Por fortuna, el autor japonés se suicidó mucho antes de
conocer el supuesto homenaje del colombiano…

Una década de tertulias A.J. Morillo 43


La siguiente parada en este recorrido por las palabras la hicimos en un
mundo utópico, Waslala, de la nicaragüense Gioconda Belli. Se trata de
la búsqueda de una ciudad creada por poetas y perdida en medio de la
selva, donde se practica la solidaridad y el respeto por la naturaleza. La
mujer juega un papel protagónico y redentor en esta novela, no sólo a
través de Melissandra, la joven soñadora que busca a la utópica ciudad
que ya su madre había intentado encontrar, sino en la personificación
de otra mujer luchadora, Engracia, líder de un grupo de recicladores de
desechos tóxicos. Belli evoca el accidente nuclear de 1987 sucedido en
Goiânia, Brasil, donde una fuente radioactiva de cloruro de cesio fue
robada de un instituto de radioterapia abandonado. Muchas personas
manipularon esta fuente altamente radioactiva, lo cual resultó en una
contaminación de proporciones similares a las de accidentes como el de
Chernóbil, pero sin la difusión mediática de este. En su novela, el
episodio de la contaminación nuclear es definitivo para el desenlace de
esta aventura en la que, además de los que están interesados en
encontrar “la ciudad del río dorado” por lo que representa como fin de
un sueño humanista, está la violencia de un grupo de traficantes
interesados en la ruta escondida en la selva, que les puede ser muy útil
para transportar sus mercancías ilícitas. Una novela crítica, de
denuncia, matizada con la belleza de sus descripciones. Una
combinación de aventura, sensualidad y magia, en medio de un
conflicto social común, en busca de un mundo mejor y más justo.

De la selva tropical pasamos a un escenario frío, donde el invierno


septentrional resulta necesario para la puesta en escena de Entre
Brumas, del holandés Hendrik Jan Marsman, quien firma con el
seudónimo Bernlef. Una muy bien lograda descripción de la demencia, a
los ojos de un hombre que pierde progresivamente la memoria,

Una década de tertulias A.J. Morillo 44


quizá por causa de una enfermedad de Alzheimer, que confunde al
protagonista y lo hace perderse entre la bruma de su propia
incomprensión del mundo. Revela, desde el punto de vista de quien
sufre de este tipo de enfermedad, la manera cómo se relaciona con el
mundo una persona que cada vez entiende menos acerca de lo que
sucede en su entorno, y crea situaciones que llegan a ser peligrosas
para su bienestar, debido a la pérdida progresiva e irreversible de su
contacto con el mundo real. Una demencia que progresa en un tiempo
que no es posible determinar, pero que deja ver la evolución de la
desconexión de la mente con su entorno. El personaje central a veces se
encuentra con personas extrañas, a las que no reconoce, quienes lo
confunden aún mas, aunque resulten ser su esposa, su vecino, o su
propia imagen en un espejo. Una profunda aproximación al sufrimiento,
tanto de los que padecen de la enfermedad, como de quienes tratan de
cuidar de ellos. Es precisamente del narrador de quien se vale Bernlef
para darle mayor contundencia a su relato, escrito en una primera
persona que cada vez está más confundida, afectado por una
desconexión progresiva que le impide discernir entre los recuerdos y el
presente, con algunos momentos de aparente lucidez, en los cuales
describe el horror de la confusión y de su propia incapacidad para
encontrar las palabras para expresarse. Nuestro descubrimiento de
Bernlef estuvo muy cerca de su fallecimiento, a los 75 años, en octubre
de 2012. Un prolífico autor cuyas obras no parecen haber sido
traducidas aún al español, curiosa paradoja para quien fuera, además
de novelista y autor de cuentos y ensayos, un reconocido traductor.

Una década de tertulias A.J. Morillo 45


Cuna de Gato es una historia apocalíptica en el mejor estilo de Kurt
Vonnegut, Jr, un estadounidense que logró plasmar en varias de sus
novelas la increíble capacidad de autodestrucción de la raza humana.
Seguramente bajo la influencia de su propia experiencia traumática en
la Segunda Guerra Mundial, Vonnegut nos cuenta, con su característico
humor sombrío, la historia de un científico desadaptado que es capaz de
concebir una forma de materia llamada hielo-9, una sustancia que
puede congelar toda la superficie del planeta y sus formas vivientes en
un instante. Cuando el científico muere, sus tres hijos, tanto o más
desadaptados que él, quedan en posesión de este peligroso invento.
Vonnegut junta a estos personajes con las intenciones megalomaníacas
de un dictador de una pequeña isla caribeña que pasa de ser un
olvidado rincón del subdesarrollo a una potencia mundial con la
capacidad de destruir al mundo entero. Vonnegut hace coincidir en la
República de San Lorenzo a los más disímiles personajes. Según las
peculiares creencias religiosas locales, no se trata de una coincidencia
sino de un giro del destino, una especie de grupo destinado a
encontrarse, lo cual resulta determinante para el futuro de la
humanidad. Como lo he descrito en otros espacios, este es uno de mis
autores favoritos, por lo que cualquier intento de crítica de mi parte está
sesgado en su favor. De Kurt Vonnegut siempre se pueden esperar
agradables sorpresas, como las que nos revela en esta obra.
Del imaginario mundo de una república bananera donde se practica
clandestinamente la religión del bokononismo, pasamos a una tragedia
que nos adentra en el mundo de la China comunista, Las baladas del
Ajo, de Mo Yan.
La brutalidad y el sometimiento a políticas que sólo pueden llevar a la
sublevación y a una mayor represión gubernamental son descritas con

Una década de tertulias A.J. Morillo 46


un realismo impresionante. Mo Yan describe la miseria con
sorprendente detalle alrededor de sus personajes, unos campesinos que
dedican su existencia a la siembra de cosechas que no podrán vender al
Estado que los obligó a sembrarlas. El hedor del ajo que se pudre se
impregna en la piel mientras se lee, y las escenas de maltrato y
podredumbre nos impresionan hasta niveles casi insoportables. Mo Yan
describe una realidad que puede ser distante para el mundo occidental,
pero que a la vez es cercana y realista.
De la violencia rural de China, nos trasladamos a otra violencia, esta vez
urbana, la que se genera en Tirana, capital de Albania, alrededor de la
invasión nazi y de los intentos de los guerrilleros comunistas albaneses
por su liberación. Se trata de un autor ya conocido por nuestro grupo de
lectura, Ismail Kadaré, esta vez con su historia Noviembre de una
Capital. Más que una obra política, se trata de un relato sangriento de
un puñado de hombres cuyos ideales los llevan a luchar por una
liberación que parece no interesar a todos. Al tiempo que se desarrollan
batallas intensas por el avance de unos pocos metros o la captura de
edificios que no tienen verdadero interés estratégico, gran parte de la
población huye de la ciudad. La conquista del edificio de la estación de
Radio Tirana, desde donde se transmiten las consignas
propagandísticas de los invasores alemanes, resulta sangrienta e inútil.
Con la misión del grupo de guerrilleros cumplida, la guerra, por
supuesto, no termina. Una vez alcanzada la pequeña pero costosa
victoria, la emisora simplemente cambia de voz, y el grupo debe
abandonar el edificio recién capturado para seguir con otras misiones
igual de costosas en sangre y vidas. La lucha se desarrolla en una
ciudad en ruinas, que al final nadie podrá reclamar.

Una década de tertulias A.J. Morillo 47


Kadaré nos muestra un retrato humano que concluye con algo que ya
sabemos: como en toda guerra, al final no hay vencedores o vencidos,
sino perdedores.
De otro viejo conocido, Philippe Claudel, seguimos con El Informe de
Brodeck. En un pequeño pueblo francés cerca de la frontera con
Alemania, sus habitantes acuerdan financiar los estudios de quien
podría ser el único del pueblo con ese privilegio. La llegada de un
extranjero cuyas intenciones se desconocen, pero que son calificadas
de sospechosas, termina en su asesinato por parte de los habitantes
del pueblo. Es entonces cuando acuden al estudiado Brodeck, para que
redacte un informe acerca de lo sucedido, que pueda exonerarlos. La
víctima de las sospechas del pueblo es un personaje que consideran
extravagante, tanto en sus costumbres como en su manera de vestir.
Lo llamaban El Otro, para resaltar que era diferente. Tenía un
extraordinario talento para el dibujo, que molesta a los demás, pues
hace unos retratos de los pobladores en los que es capaz de plasmar
los verdaderos sentimientos de las personas. Todos en el pueblo tienen
un pasado oculto, al parecer relacionado con su colaboración con el
régimen nazi. Claudel se acerca al lado oscuro de los seres humanos
que tratan de ocultar lo que realmente son y de justificar sus más
bajas acciones. Siendo el único inocente entre culpables, Brodeck no
escribe un informe, sino dos, al darse cuenta de que puede terminar
igual que el extranjero asesinado. El informe que leemos es su versión
personal, en el que indaga acerca de lo sucedido y revela, como en los
retratos de El Otro, la verdadera naturaleza de sus vecinos. Como en
sus otras novelas, el pincel de Claudel resulta maravillosamente hábil.

Una década de tertulias A.J. Morillo 48


Es capaz de retratar la naturaleza humana en una forma que puede
llegar a incomodar y nos plantea la pregunta que Brodeck se puede
hacer de manera tácita, acerca de si será posible aceptar la verdad
sobre sí mismo.
Seguimos con otra muestra de literatura francesa, esta vez con Nada
se opone a la noche de Delphine de Vigan. Según la autora, el título
de su obra lo tomó de la letra de una canción (no muy buena, la
verdad, del ya desaparecido rockero francés Alain Bashung). Se trata
de un relato íntimo, inspirado en la muerte de la madre. La autora
investiga acerca de la vida de su madre, Lucile. Gracias a una
colección de fotografías y vídeos, completa una crónica familiar a
través de entrevistas con su abuelo y otros familiares. La crónica
resulta reveladora, y muestra cómo una misma historia personal
puede ser vivida de maneras muy distintas por sus protagonistas. La
historia de la madre resulta dolorosa, y su investigadora parece tratar
de exorcizar su dolor a través de su relato. En la primera parte
descubrimos la infancia de su madre y se comienzan a revelar algunas
de los detalles que explican su desenlace y llevan a la personalidad
depresiva de su madre. La segunda parte se centra en la infancia de la
hija que ahora reseña la vida de la madre, a veces terriblemente
distante; la obra termina con la madurez de la autora, quien, a través
de esta dolorosa investigación termina comprendiendo a su madre,
aunque ya sea tarde para decírselo.
«Escribo de Lucile con mis ojos de niña que creció demasiado deprisa,
escribo ese misterio que siempre fue ella para mí, a la vez tan
presente y tan lejana, ella, que, desde que cumplí diez años, nunca
más me cogió en brazos.»

Una década de tertulias A.J. Morillo 49


La novela está escrita en primera persona, e intercala los resultados de
su investigación con sus reflexiones acerca del proceso de escribir sobre
su madre y de la manera como afrontó esta investigación y cómo se
desarrolla el proceso creativo de la escritura de un relato como éste.
Logra describir a los personajes, su familia, tratando de apartarse de su
visión personal, y basándose en la información que obtiene con su
investigación. Cada uno de sus familiares es retratado con sutileza y
maestría. Se enfrenta a sus recuerdos y confronta a los demás con su
pasado mientras se pregunta si de alguna manera hubiera podido evitar
la muerte de su madre. A pesar de que desde el comienzo sabemos el
desenlace, sólo a través de la lectura comprendemos la historia.
El final, aunque conocido, resulta intensamente conmovedor.

Al acercarse el periodo de vacaciones, decidimos hacer una lectura


«ligera», de un éxito de ventas de otro prolífico autor, conocido por sus
novelas de suspenso. Escogimos Un Final Perfecto, de John
Katzenbach. Quizá lo único rescatable de esta historia inverosímil sea el
final, y no precisamente el desenlace de la historia de las tres mujeres
perseguidas sin motivo aparente por un asesino, sino la posibilidad de
que surja un escritor nuevo a partir de esta historia.
Tres mujeres que no parecen tener nada en común, excepto que son
pelirrojas, se convierten en el objetivo de un criminal que quiere escribir
acerca de su crimen para que sea realmente perfecto: a pesar de ser un
escritor mediocre que además es un asesino mediocre, pretende una
obra en la que no sólo quiere lograr la muerte sino el reconocimiento de
los demás a través de su relato.

Una década de tertulias A.J. Morillo 50


En una obra de éstas, se espera que el perfil psicológico de un asesino
sea tan profundo como convincente. Katzenbach deja de lado esta
opción, pero además hace una pobre descripción de las víctimas
escogidas por el asesino, que resulta tan mediocre como su creador.
Existe algo de suspenso, pero los giros de la historia resultan, en su
mayoría, difíciles de creer. La verosimilitud de estas historias es lo que
las puede hacer más impactantes. Si un asesino es descrito con detalle
y su creador logra que uno pueda adentrarse en su mente, quizá el
efecto del escrito sea mayor, en cuanto que sea factible que un
personaje así pueda existir. En el afán de descubrir el final, se trata de
un libro de rápida lectura. Tanto, que tuve tiempo de leer del mismo
autor El psicoanalista. Aunque logra un nivel de suspenso mayor y con
un mejor perfil de sus personajes, también resulta en una historia
inverosímil, como los guiones de las películas malas, en las que lo más
importante parece ser la reivindicación de la víctima, el héroe que surge
de la nada y que es capaz de enfrentar y superar los elaborados planes
en su contra.
Para seguir en la onda de las historias de investigación, aunque no
necesariamente policial, optamos por otro fenómeno de ventas, La
verdad sobre el caso de Harry Quebert, del joven autor suizo Jöel
Dicker. Aunque en otras ocasiones este tipo de libros resulte
sospechoso, en cuanto que no son tan buenos como nos los presentan,
en este caso se trata de una historia verosímil, muy bien contada y llena
de sorpresas. Marcus Goldman, un joven escritor que acaba de publicar
su primera y muy exitosa novela, se enfrenta a la peor pesadilla de los
autores: el bloqueo, la crisis de la página en blanco, ante la cual no es
capaz de producir absolutamente nada.

Una década de tertulias A.J. Morillo 51


Acude a su maestro y mentor, Harry Quebert, autor de la que ha sido
considerada como una obra maestra, que le ha supuesto un
reconocimiento legendario. Lo visita en su casa, en una pequeña
población al norte de Nueva York. Al poco tiempo de reencontrarse con
su posible salvador, se descubre que en el jardín de la casa de Harry
Quebert se encuentra enterrado el cadáver de Nola Kellergan, una niña
que había desaparecido hacía más de treinta años. Harry Quebert es
arrestado como principal sospechoso de ese crimen. El alumno se
empeña en demostrar la inocencia de su maestro, e inicia una
investigación que lo remonta a la vida del pueblo donde suceden estos
hechos. Transforma su deseo de encontrar inspiración para escribir una
novela en la energía necesaria para demostrar que su amigo y profesor
no es el responsable de la muerte de Nola Kellergan, aunque se revele
que entre ellos hubo una clandestina relación sentimental, matizada por
la diferencia de edades y por el hecho de que ella era menor de edad
cuando conoció a Harry. El siguiente proyecto editorial de Goldman será
precisamente la revelación de esta verdad, sin sospechar siquiera los
retorcidos caminos que descubrirá en su intento por limpiar el nombre
de Quebert. Se trata de un rompecabezas complejo, que el autor va
armando de manera que parece encontrarse una solución que libra al
sospechoso. Sin embargo, nada resulta tan fácil. La rudimentaria
investigación, sesgada por el deseo de encontrar inocente a su amigo, y
matizada con descubrimientos sorprendentes que transfieren la culpa de
un personaje a otro a lo largo de la novela, resulta en la revelación de
varias verdades insospechadas. Hay momentos en que se descubren
situaciones que permiten asegurar que Harry Quebert es inocente, pero
también hay otros en los que no hay «duda razonable» que permita
eximirlo de su culpabilidad.

Una década de tertulias A.J. Morillo 52


Esta trama también se intercala con la descripción del proceso creativo
y de los temores del autor. Cada capítulo comienza con los consejos del
maestro a su alumno para lograr una buena novela, entreverados con
algunos detalles oscuros del mundo editorial y de su interés en las
ventas, que supera el interés por el contenido o la calidad de los libros
que ofrecen al mercado. El éxito de esta novela es que mantiene el
interés del lector a medida que se revelan los secretos de los personajes
que conocieron a la víctima, pero, sobretodo, en que resulta en una
historia creíble, en la cual no hay héroes inverosímiles sino personas
reales, que cometen errores y tienen culpas y secretos.

Con el augurio de un nuevo año de aventuras literarias, termino aquí la


reseña del último año de lecturas, con la salvedad de que no se trata de
una crítica estructurada sino de una relatoría que pretende transmitir y
compartir las emociones que supone la lectura de un libro, sin importar
si al final a uno le gusta o no, porque lo que importa, al final, es leer.

Brujas, Bélgica © 1995.

Bosque de Sequoias. Parque Yosemite,


California, EE.UU © 2010.

Una década de tertulias A.J. Morillo 53


Año 5

Una década de tertulias A.J. Morillo 54


Un lustro de letras
Bogotá, 23 de septiembre de 2014.
Cinco años de lectura son un logro que enorgullece, pero, por encima de
todo, alegra el alma. Después de culminar el ciclo pasado con la
intrigante historia contada por Jöel Dicker, comenzamos un nuevo año
de pasar páginas con un narrador excelso, Javier Marías, quien ya nos
había deleitado un par de años atrás, con una obra que ha sido
considerada como «emparentada» con la que leímos ahora, Los
enamoramientos. Escogió a una mujer de voz fuerte y clara para
narrar esta historia, que comienza con la descripción que ella hace de
una pareja a la que observa a diario y de cuya interacción comienza a
enamorarse, para encontrarse muy pronto con la muerte del marido de
esa relación. Su curiosidad la lleva a descubrir que la muerte no fue
casual. Sigue su enamoramiento hacia la viuda y hacia un amigo de
ésta, para ir enredándose en una trama de intriga que refleja las
posibilidades que se presentan en las relaciones entre las personas, sus
parejas y sus supuestos amigos, así como también con algunos
desconocidos que juegan un papel definitivo en la solución del misterio
del enamoramiento.
Por la cercanía con el fallecimiento del gran hombre de letras
colombiano, Álvaro Mutis, rendimos un pequeño homenaje a su
memoria leyendo su breve relato La muerte del estratega. Un cuento
que narra la decaída de un jerarca de Bizancio, y que analiza
minuciosamente su vida, su educación, sus amoríos y la importancia de
la religiosidad en el momento histórico y político en que se enfrenta a su
destino, sobre el cual no ejerce influencia alguna. Mientras cae abatido
por las flechas musulmanas, al estratega se le presenta una reflexión
acerca de la impotencia ante su destino, que le permite caer en paz:
“Una gozosa confirmación de sus razones le vino de repente. En verdad,
con el nacimiento caemos en una trampa sin salida.”

Una década de tertulias A.J. Morillo 55


También volvimos a un autor que, si antes nos había cautivado con su
narración, terminó de enamorarnos con El tango de la guardia vieja.
Arturo Pérez-Reverte construye un relato de intriga que parece narrado
por sus protagonistas, pues conocemos lo que sienten y lo que piensan
a través de las descripciones del autor. Una apuesta entre músicos lleva
a sus personajes de un continente a otro y de una pasión a la siguiente,
en una historia creíble de espionaje, amistad y traición, que sigue los
pasos de una pareja disímil que domina el tango, baile sensual y
arrabalero, que constituye uno de los hilos conductores de este relato.
Como es su costumbre, construye una historia bien documentada y
con detalles históricos verosímiles, aunque el mismo autor confiese
después que en la primera versión de su libro cometió un error que
representaba una inconsistencia para él imperdonable. Una excelente
historia que gira alrededor de la relación imposible entre la bella,
adinerada e inteligente Mecha Inzunza y el canalla y seductor Max
Costa, de sus tres sorpresivos y apasionados encuentros en diferentes
ciudades y momentos históricos, y de la consolidación de su
apasionamiento mutuo.

Intrigados por el anuncio del nuevo premio Nobel de literatura,


quisimos seguir con La vida de las mujeres, de Alice Munro. Un relato
de la cotidianidad de una familia en el pequeño y apartado pueblo de
Jubilee (Jubileo) en Ontario, Canadá, que podría ser cualquier pequeño
y apartado pueblo en otro lugar del mundo. Una niña cuenta acerca del
diario vivir de una familia común y corriente. Lo cotidiano resulta más
importante que lo extraordinario, precisamente porque no hay nada
fuera de lo común en esas vidas, en las que casi no aparecen
descripciones de los hombres.

Una década de tertulias A.J. Morillo 56


Y es que ésa parece ser la intención de la autora, describir un paisaje
vital que no representa grandes cambios ni tiene momentos
especialmente emocionantes, una vida que puede ser la misma que se
vive en tantos lugares y que para muchos no merece ser contada.

Después de disfrutar de esa muestra de literatura moderna, decidimos


enfrentarnos a un escritor de corte más clásico, el maestro británico
Lawrence Durrell, de quien leímos la primera entrega de su famoso
cuarteto, Justine. Es la primera de cuatro versiones de la vida en la
Alejandría de alrededor de la Segunda Guerra Mundial. En esta versión
se describe el romance trágico entre el narrador y Justine, una
intrigante mujer casada con el egipcio Nessim. Durrell pretende hacer
de la ciudad la verdadera protagonista de esta historia y logra
desarrollar sus personajes y su historia desde diferentes puntos de
vista, precisamente los de cuatro personajes cuyas relaciones son
cruciales para comprender un desenlace que será revelado en la última
entrega de El Cuarteto de Alejandría. Descripciones detalladas, una
narrativa poética y un profundo acercamiento a las relaciones afectivas
en “la ciudad que se sirvió de nosotros como si fuéramos su flora, que
nos envolvió en conflictos que eran suyos y creíamos equivocadamente
nuestros, la amada Alejandría”. Habrá que considerar la lectura de las
tres versiones siguientes del cuarteto, para entenderlo mejor.
De esta elaborada narración pasamos a una lectura ligera, El abuelo
que saltó por la ventana y se largó, del sueco Jonas Jonasson, que
resultó mucho más ligera de lo que habíamos esperado. Es la historia
inverosímil de un personaje centenario que no sólo ha vivido en
momentos cruciales para la historia moderna, sino que, por
coincidencias increíbles, ha estado muy cerca de esos momentos y ha

Una década de tertulias A.J. Morillo 57


conocido personalmente a Franco, Stalin, Churchill, Truman, Jiang
Qing y otros. Descrita como una novela humorística, quizá resulte más
divertida para los nórdicos que para quienes vivimos en otras latitudes.
Ha sido comparada con la versión cinematográfica de Forrest Gump,
otro personaje inverosímil que estuvo presente en diferentes momentos
importantes de la historia, película que, sin ser una de las grandes
obras del cine, sin duda es más divertida que el libro sobre el abuelo
nórdico.

Descansamos de esta lectura ligera y quisimos retomar caminos


conocidos. Volvimos con otro grande de las letras en Colombia, Evelio
Rosero, con su Plegaria por un papa envenenado. Un homenaje
personal a Juan Pablo I, cuyo pontificado duró un poco más de un mes,
y cuya muerte ha sido motivo de grandes especulaciones. Con una
prosa bellísima, nos cuenta la que parece ser la versión mas aceptada
de esa muerte, una conspiración que buscó poner fin a la lucha de este
Papa contra la corrupción y la estafa perpetuada por los arzobispos y
financieros de la Banca Vaticana. Con base en esa premisa, que, por
supuesto, tiene detractores, Rosero no se centra en la descripción de la
conspiración, sino en un perfil psicológico del condenado a muerte.
Entra en la cabeza del pontífice y nos muestra su sufrimiento y sus
reflexiones acerca de lo que pretendía hacer con el rumbo de la iglesia
católica. Encuentra sus fantasmas y los muestra de manera sencilla y
creíble. Una anotación al estilo, en general, impecable, de Rosero: en
muchas de sus frases no usa el signo de apertura de exclamación (¡) que
es norma en nuestro idioma. Una libertad inexplicable y quizá
innecesaria, pero que llama la atención de quienes nos fijamos en esas
minucias.

Una década de tertulias A.J. Morillo 58


Praga.© 2013.

Como en años pasados, nuestro eclecticismo nos llevó a un cambio de


estilo, y seguimos con Tres noches, del estadounidense Austin Wright.
Curiosa traducción que no aporta mucho al lector que decida comprar
un libro por su título.
Aunque se entiende que en tres noches se cumple un plazo de lectura
crucial para la narración, el título original Tony and Susan (que
tampoco dice mucho al lector), da cuenta de la relación que se presenta
entre dos personajes, uno real y otro ficticio. Susan lee una historia
sobre Tony, personaje que ha inventado Edward, su exmarido, para su
ópera prima, la obra que nunca pudo escribir mientras estuvieron
casados, y que ahora le presenta a ella para su lectura crítica. Wright
entrelaza dos historias en su novela, y hace que Susan, quien lee «para
dejar de pensar en sí misma» termine leyendo precisamente para lo
contrario, para reflexionar sobre ella, su vida y su relación pasada con
un novelista frustrado que sólo logra una obra decente (llamada
Animales Nocturnos, nombre dado a la versión cinematográfica de esta
novela) cuando ha podido librarse de su relación con Susan. Una
interesante historia dentro de una historia, lo cual en sí mismo es un
reto para cualquier autor. Wright logra captar la atención de las dos
novelas por parte de sus lectores. Su protagonista logra interesarse por

Una década de tertulias A.J. Morillo 59


Su protagonista logra interesarse por el protagonista de la novela, y el
lector termina interesado en la relación entre ambos. Un ingenioso
laberinto del que sale bien librado, con dos libros en uno con estilos
muy diferentes pero igualmente elocuentes.
También como en otros años, dimos un salto transoceánico y en el
tiempo, para llegar a la Inglaterra rural de comienzos del siglo XIX.
Del color de la leche, de Nell Leyshon, es el relato conmovedor de una
niña analfabeta en un mundo carente de derechos para la mujer. Con
su narración en primera persona, conocemos a Mary, una niña de una
fortaleza extraordinaria, capaz de contar una historia reveladora con las
palabras sencillas a su alcance, pero con la profundidad e inocencia que
le permiten expresarse con una franqueza contundente. Nell Leyshon ha
creado una pequeña obra maestra que describe claramente un período
pasado, que, lamentablemente, podría seguir vigente en algunos lugares
del mundo actual.
Regresamos a nuestro continente con una historia moderna, que
también resultó cercana por ser la época en la que se disputó la copa
mundial de fútbol en Brasil.
La pena máxima, del peruano Santiago Roncagliolo, es una historia
bien contada acerca de un funcionario obsesionado por el cumplimiento
de las normas, que descubre una inconsistencia, para él imperdonable,
en un trámite interno del juzgado donde trabaja. Félix Chacaltana
Saldívar, un fiscal que lleva una vida mediocre, se interesa por un
formato mal diligenciado y descubre una trama que involucra el
asesinato de un amigo suyo y revela la participación del estado peruano
en la Operación Cóndor de finales de los años setenta, mediante la cual
fueron desaparecidos militantes izquierdistas en el cono sur.

Una década de tertulias A.J. Morillo 60


Alrededor del mundial de fútbol de 1978 en Argentina, los encuentros
futbolísticos resultan ideales para distraer la atención y hacer que nadie
se percate de los disparos en la calle, precisamente por estar viendo la
transmisión de los partidos de la selección nacional, que paralizan a
todo un país, tal y como sucede aún. La trama se enreda y el fiscal
Chacaltana, inexperto y mediocre, descubre casi por casualidad los
detalles de la conspiración que sucede bajo sus narices y que casi le
cuestan la vida. Un historia intrigante y realista que mantiene el
suspenso mientras acude al humor para describir la psicología de un
personaje claramente afectado por su relación de dependencia con su
madre. Roncagliolo usa a Félix Chacaltana, un personaje de su novela
Abril Rojo, la cual se desarrolla en un momento futuro con respecto a La
Pena Máxima, cuando el fiscal es una persona más madura, aunque con
las mismas obsesiones y mediocridades. Sin embrago, el autor comete
una inconsistencia, para mí imperdonable: en Abril Rojo explica en parte
el perfil del mismo Chacaltana con base en la muerte de su madre
cuando él era un niño; resulta absurdo que, en una historia que se
desarrolla unos 20 años antes, ¡el mismo personaje, siendo adulto, viva
con su madre!.

Para cerrar el ciclo anual de letras, escogimos dos lecturas adicionales.


Seda es un relato corto, bellamente narrado por el italiano Alessandro
Baricco.
El mismo Baricco presentó Seta en su edición italiana así: «Ésta no es
una novela. Ni siquiera es un cuento. Ésta es una historia. Empieza con
un hombre que atraviesa el mundo, y acaba con un lago que permanece
inmóvil, en una jornada de viento. El hombre se llama Hervé Joncour.
El lago, no se sabe.»

Una década de tertulias A.J. Morillo 61


Ambientada en el siglo XIX, es una narración precisa que muestra gran
sensibilidad en los detalles, mientras presenta el anhelo por buscar
muy lejos lo que siempre ha estado al lado, en este caso el amor. Pero
no es sólo una historia de amor, sino de las relaciones y las esperanzas.
En un estilo sucinto, que ha sido comparado con el Haiku, logra
descripciones en prosa sólida y convincente, llena de simbolismos.

Por último, por lo menos por ahora, escogimos El sobrino de


Wittgenstein, de Thomas Bernhard, también conocido en nuestra
tertulia. Como en la otra novela que leímos del autor, Bernhard crea
biografías imaginadas a partir de datos y personajes históricos. Si bien
es cierto que el filósofo tuvo un pariente de nombre Paul, éste no era su
sobrino, sino su hermano.
A partir de una enfermedad pulmonar que lo consume y casi lo lleva a
la muerte, el autor, que en la novela es él mismo, sin que realmente
pueda dilucidarse cuánto de autobiográfico hay en su relato, describe
una relación de amistad que también está matizada por las diferentes
relaciones que existen entre los amigos y sus familias. Con un estilo
que puede resultar difícil de leer por la ausencia de pausas, Bernhard
comienza un hilo de palabras interminables que llevan por sus
opiniones acerca de las personas, las ciudades, los cafés y la literatura.
Muestra cómo puede ser más filosófico aquel que nunca promulga su
filosofía de la vida que quien la describe en varios tomos. Cómo puede
un novelista denigrarse al aceptar premios que halagan su técnica y su
estilo y cómo es posible criticar severamente las posiciones que uno
mismo asume y censura.

Una década de tertulias A.J. Morillo 62


Un lustro de letras
Es así como establece una relación del abandono, cuando muestra cuán
difícil es soportar la decadencia del otro, sin importar cuán cercano se
haya sido del enfermo, del amigo, del loco o del filósofo, ni cuán
parecidos sean los dos partícipes de una relación mutua. Un relato
corto, pero lleno de palabras, que trata con obsesiva minuciosidad
temas comunes desde una perspectiva casi insólita, que, sin duda, lleva
a la reflexión acerca de la amistad, la enfermedad y la vida en sociedad.

Madrid.© 2013.

Una década de tertulias A.J. Morillo 63


Año 6

Una década de tertulias A.J. Morillo 64


Otro año de lecturas
Bogotá, 13 de septiembre de 2015.
El año pasado terminamos con la lectura de otra biografía imaginada de
Bernhard. Este nuevo ciclo comenzó con La pequeña ciudad donde el
tiempo se detuvo del genio de Bohumil Hrabal, oriundo de una nación
que cambió de nombre y sufrió los estragos de las guerras mundiales.
Aunque nació en una ciudad de Moravia, su país cambió durante su
niñez a ser Checoslovaquia, que luego se convirtió en la república
Checa. Como en otras de sus novelas, el conflicto, que estuvo siempre
presente en su vida, está también en esta obra, que es narrada desde
el punto de vista de un niño, quizá el mismo autor, que presencia el
paso del tiempo en una ciudad donde éste parece no pasar. Según
Hrabal: «Allí donde fallo yo como hombre, fallan también mis personajes
literarios. Por otro lado, ellos sienten orgullo por las mismas cosas que
yo, es decir, por los pormenores cotidianos de la vida.»
Pero Hrabal no falla. Describe personajes que parecen irreales, en
medio de la invasión nazi, que hace parte de la cotidianidad. Con
humor, y con el punto de vista inocente y sincero del narrador, una voz
infantil describe ese tiempo que cambia las cosas, así como cambió al
país del escritor, sin necesidad de moverse, casi como si el tiempo no
surtiera efecto sobre sus personajes, su ciudad y sus problemas.

Seguimos con una novela de misterio, que se desarrolla alrededor de


una historia de amor, La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.
Tiene personajes pintorescos, muy bien descritos, que narran el
transcurrir de la vida de unos adolescentes hasta que llegan a la edad
adulta, en medio de una trama llena de sorpresas y de secretos
revelados, con intrigas que se mantienen a lo largo del relato. Es
también una historia del apasionamiento por la lectura y de los secretos

Una década de tertulias A.J. Morillo 65


encontrados en los libros, que es paralela a la historia de vida de unos
muchachos que crecen en una Barcelona impregnada por el conflicto
civil. Este relato es el primero de una saga de novelas que en conjunto
hacen parte de El Cementerio de los Libros Olvidados.
La historia comienza con el niño que encuentra un libro que lo atrapa,
precisamente La Sombra del Viento, y se entrelaza con la del autor de
esa obra. El tejido de los dos relatos resulta convincente, lleno de
sorpresas y con muy detalladas descripciones de los personajes de las
dos historias.
Una novela en la que el gusto por la lectura hace parte imprescindible
de la narración: «Me crié entre libros, haciendo amigos invisibles en
páginas que se deshacían en polvo y cuyo olor aún conservo en las
manos». La manera de incluir historias dentro de las historias se ha
comparado con las matrioskas o mamushkas, esas muñecas rusas que
se guardan una dentro de la otra.

De Patrick Modiano, recientemente galardonado con el premio Nobel de


literatura, seguimos con La calle de las tiendas oscuras. Otra novela
de tinte misterioso, esta vez por un personaje que ha perdido la
memoria de su origen y que emprende un viaje en busca de su propia
historia. «Un amnésico que se hace pasar por detective privado inicia la
investigación más importante de su vida: averiguar quién es.» Es la
pesquisa de una identidad perdida, emprendida por un personaje cuya
frágil memoria lo hace el peor candidato para reconstruirla. Algunos de
sus recuerdos parecen ajenos, ya que él no se identifica en las imágenes
que guarda en su memoria, algunas de las cuales son prestadas,
obtenidas de fotografías o de momentos escuchados o vividos por otros.

Una década de tertulias A.J. Morillo 66


Un relato que puede confundir con los fragmentos que el mismo
protagonista no logra descifrar y que lleva al lector a participar del
enigma para ayudar al personaje principal a encontrarse a sí mismo.

La siguiente lectura resultó decepcionante. Regresos, de Luis Fayad, es


el relato de un antropólogo que regresa al país luego de varios años de
exilio académico, y se encuentra con que las promesas de trabajo
resultan ser obstáculos que debe tratar de superar para mantener su
cargo. El desarrollo de sus personajes es pobre, y el protagonista es
pusilánime, incapaz de resolver su situación de vida o de encontrar
respuestas para salir del laberinto burocrático.
Una historia que parecía tener futuro en las primeras páginas resulta
aburridora y lleva a detestar al protagonista de un relato sin mayores
sorpresas y con un desenlace igual al personaje, conformista y banal.
Quizá sea una obra autobiográfica, en cuanto que el autor había dejado
de producir, en una historia que podría asimilarse a la de la ausencia
del personaje, quien al final tampoco es capaz de obtener el resultado
esperado. Otra vez vuelve a ser claro que la industria literaria puede
caer en la trampa del mercadeo, sin que parezca importarle conseguir
elogios, quizá autofinanciados, para que un lector desprevenido quiera
comprar algo que realmente no vale la pena. En ese caso, prefiero que la
contraportada contenga una somera descripción de la trama, que una
sarta de elogios sin fundamento, excepto el de un interés comercial.

Una década de tertulias A.J. Morillo 67


De regreso a la península ibérica, con una escritora de Bilbao, Marian
Izaguirre, con La vida cuando era nuestra. De nuevo, varias historias
entrelazadas, la de la amistad de dos mujeres, y la historia de cada una,
así como la historia que es el libro que ambas leen juntas. Otra
narración tejida a partir de la fascinación por los libros, también
atravesada por el conflicto, en este caso el de la guerra civil española.
Tiene ingredientes de suspenso y de sorpresa, con un relato efectivo que
lleva a continuar hasta el final para resolver los misterios de cada
historia y a resolver el presente y el pasado de cada una y a encontrar
un punto común, con un buen desenlace. Enmarcada en el contexto de
la España franquista, con personajes que están en contra del régimen y
que han sufrido y han tenido que esconderse por sus convicciones. Un
libro dentro de un libro, con personajes bien caracterizados que
requieren de por lo menos dos narradores y dos tiempos, con un tercer
tiempo donde confluyen las tres -¿o dos? historias paralelas. Otro
homenaje a la lectura, que a la vez es un homenaje a la amistad.

Las partículas elementales, de Michel Houellebecq, se constituye en


una fuerte crítica a quienes se creyeron protagonistas de la revolución
política, literaria y vital del 68. Se basa en dos hermanastros que
comparten el abandono de su madre, quien prefirió una comuna hippie
a su crianza, pero que terminan en áreas disímiles. Uno es un científico
renombrado, que sufre una crisis vital, el otro es un «virtuoso del
resentimiento», un profesor de literatura obsesionado por el sexo y la
pornografía. Aunque parecen distantes, los hermanastros tienen mucho
en común. Houellebecq tiene un humor negro y hace sus críticas con
sarcasmo. Describe detalladamente la búsqueda de cada hermano por
una vida mejor, en medio de sus crisis ideológicas.

Una década de tertulias A.J. Morillo 68


Trata con cinismo temas conflictivos como las relaciones entre hombres
y mujeres, la religión, el sexo, la felicidad, el bien y el mal. Su relato
transcurre por todos los tiempos, desde el pasado hasta el futuro,
donde los hombres, casi como consecuencia de los aportes del biólogo,
se convierten en una raza superior, feliz, que ha llevado a algunos
críticos a comparar este relato con el de Aldous Huxley.

¿Quién mató a Cristián Kustermann?, de Roberto Ampuero, es otro


relato que parecía prometedor al principio, dado el misterio de un
asesinato que el padre de la víctima pretende esclarecer para resarcir el
nombre de su hijo, pero acudiendo a un detective que parece debutar en
esta novela, para seguir siendo protagonista en otras obras de Ampuero,
obras que, la verdad, no dan muchas ganas de conocer después de esta.
Tiene suspenso e intriga, el detective es un personaje interesante, y la
novela tiene unos apartes que sorprenden y atrapan, pero que al final,
cuando se trata de resolver un enredado conflicto que incluye increíbles
conexiones internacionales, la solución parece poco convincente, casi
como si la trama no hubiera sido resuelta por las capacidades
deductivas del detective, sino como por arte de magia.

De un relato simple y poco convincente, pasamos a la erudición de


Umberto Eco, con su novela Número cero. En lugar de una trama
gótica, escoge un escenario moderno, dentro del mundo periodístico. Un
proyecto que parece inverosímil, un periódico que no sirve para ser
publicado sino para chantajear a los grupos de poder, pero que es
dirigido según la ética del propietario, amoldada a sus preferencias y
necesidades. Para este singular periódico, son reclutados los personajes
de esta historia, cada uno con grandes capacidades, que sirven para el

Una década de tertulias A.J. Morillo 69


propósito de construir noticias con intenciones perversas.
¿Fue realmente un doble quien fue linchado en lugar de Mussolini?
¿Son realmente teorías las conspiraciones, o son historias creadas para
que el público suponga que son invenciones?
Con una incisiva crítica política y con una muestra de cómo la historia
puede ser manipulada, los personajes de este periódico se enredan en
una trama de suspenso y persecución, donde hay muertes y paranoias
que parecen un reflejo convincente de lo que sucede en los círculos de
poder.
El ciclo se cierra con Tríptico de la infamia, de Pablo Montoya, obra
con la cual el colombiano ha sido galardonado con el premio Rómulo
Gallegos. Es un homenaje al arte, que en algún momento recuerda
obras que son hitos del arte pictórico flamenco, pero que realmente se
centra en tres artistas que relatan en sus obras los horrores cometidos
en nombre de la religión en el siglo XVI, tanto en Europa como en la
recién descubierta América. Una narración de tinte histórico, con tres
narradores distintos, cada uno correspondiente a uno de los artistas
que plasmó la muerte y la masacre en sus obras. El cuarto narrador es
el mismo autor, que en momentos se inmiscuye en el relato y se nos
presenta como un personaje que logra meterse tanto en su
investigación de esta faceta macabra del arte, que llega al punto de ver
y seguir uno de estos artistas por las calles de una ciudad alemana, a
pesar de los siglos que los separan.
El primer pintor es Jacques Le Moyne, quien viaja a América y es
conmovido por el arte indígena, y sufre en carne propia las heridas de
una guerra de conquista en la que los conquistadores terminan
combatiendo entre ellos, hasta que logra escapar, con una pequeña
muestra de sus obras, para volver a Europa.

Una década de tertulias A.J. Morillo 70


El segundo pintor es François Dubois, quien dedica su talento a una
obra que revela los desgarradores detalles de la masacre de San
Bartolomé, por la persecución de los protestantes de parte de los
fanáticos católicos, ocurrida en París en 1572. El último artista de este
tríptico es el grabador Théodore de Bry, quien conoce y copia la obra de
Le Moyne y es profundamente afectado al conocer la pintura de Dubois.
Aunque De Bry nunca viaja a América, se inspira en la Brevísima
relación de la destrucción de Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas,
para ilustrar la infamia de la conquista española. Sus grabados
muestran los detalles de las torturas y matanzas de los españoles
católicos, que él nunca vio. Un relato intenso y conmovedor, tanto por
los sentimientos que inspira hacia el arte, como por la detallada
descripción de las obras que los tres artistas elaboran como crítica a los
tiempos de horror.
El tríptico es una crítica a los poderes religioso y político, cuyos
intereses llevaron al genocidio de millones de nativos, pobladores
originales de este continente. Una
obra especialmente fascinante para
quienes gusten del arte y de la
historia. Una muestra de una
profunda investigación acerca de las
vidas de estos tres personajes, que
tienen en común su protestantismo
y que confluyen en la obra del
tercero de ellos.
Una novela histórica muy bien
fundamentada y descrita con gran
Praga.© 2013.
elocuencia.

Una década de tertulias A.J. Morillo 71


Año 7

Una década de tertulias A.J. Morillo 72


Lo leído, ¿quién nos lo quita?
Bogotá, 8 de octubre de 2016
Lo leído:
Intimidad de Hanif Kureishi
Los Niños de Carolina Sanín
La Carroza de Bolívar de Evelio Rosero
La Pasión Según G.H. de Clarice Lispector
El Libro de las Ilusiones de Paul Auster
La Guerra Perdida del Indio Lorenzo de Rafael Baena
Así Empieza lo Malo de Javier Marías
La Cena de Herman Koch
La Amiga Estupenda de Elena Ferrante
Hombres Buenos de Arturo Pérez Reverte
Homero, Ilíada de Alessandro Baricco
El Viaje de las Botellas Vacías de Kader Abdollah

Lo que no nos pueden quitar:


Comenzamos con una obra de un inglés de ascendencia pakistaní, Hanif
Kureishi, titulada Intimidad. Kureishi nos ofrece ofrece un relato
crudo, incorrecto, realista y sin disimulos ni cuidado con lo que se
expresa, alrededor de la idea de un abandono. Un personaje inmaduro,
escritor y guionista cinematográfico, decide abandonar una relación
familiar en busca de un supuesto progreso personal. El relato llega a ser
reiterativo, quizá como el reflejo de las vueltas que el personaje le da en
su cabeza a la dudosa convicción de que debe abandonar a su esposa e
hijos. Comienza de manera intensa, pero a medida que el personaje
reflexiona acerca de su impulso, quizá con los matices de la culpa y la
inmadurez de su decisión, el narrador comienza a enredarse en detalles
innecesarios o irrelevantes para la historia.

Una década de tertulias A.J. Morillo 73


Como su nombre lo indica, se trata de un relato íntimo cuyo desarrollo
es lento, reflejo de la insatisfacción y la rutina agobiante en que supone
que se ha convertido su propia vida.

Pasamos a la lectura de Los Niños, de la escritora, columnista y


profesora de literatura bogotana, Carolina Sanín. Sanín nos presenta
una historia extraña, a la que es difícil seguirle el hilo, quizá porque no
lo tiene. Nos muestra la soledad de una mujer mezclada con la soledad
de un niño que aparece de manera misteriosa y poco creíble en su vida,
con los esfuerzos de ella por imponer una relación sin que parezca tener
las herramientas para entablarla. En algunos aspectos parece tener
sustento en una investigación superficial acerca de los procesos
burocráticos relacionados con la adopción en Colombia, pero en otros
aspectos la escritura resulta pobre y sin adecuado desarrollo. Hace una
referencia a Moby Dick que parece, a lo sumo, tangencial, pero a la vez
parece suponer que sus lectores deben haber estudiado a Melville en
profundidad. Sorprenden las reseñas tan elogiosas para un relato que a
veces se pierde en sueños o alucinaciones personales que en nada
aportan a la historia, y que haya sido comparada con un cuadro de
Hopper por su supuesta representación de la contemplación personal.
Aunque se espera que todo libro tenga sesgos personales del autor,
cuando proliferan los detalles que no parecen necesarios o creíbles, la
historia pierde rumbo e interés. El libro puede ser el reflejo de los
momentos de lucidez o confusión de la autora. En él se encuentran
pasajes de difícil comprensión, mezclados con algunos fragmentos bien
contados, pero que resultan en una historia que no satisface ni deja
mucho en este lector.

Una década de tertulias A.J. Morillo 74


Seguimos con otro bogotano, el reconocido escritor Evelio Rosero, con la
obra que fue galardonada con el Premio Nacional de Novela del
Ministerio de Cultura en el año 2014, La Carroza de Bolívar. Se trata
de una arriesgada y profunda investigación que, a través de una
elaborada narración, resulta en un paralelismo entre el momento
político vigente en el país y algunos apartes no muy conocidos de la
historia del paso de Bolívar por la ciudad de Pasto. Una
«desmitificación» de Simón Bolívar que causa controversia entre los
historiadores y promotores de la imagen del Libertador como héroe. En
esta novela también hay un paralelismo entre el ambiente de carnaval y
la farsa de la memoria histórica. Se revela el desengaño con la versión
histórica que presenta a Simón Bolívar como un héroe, y la intención de
revelar públicamente, en el marco de un carnaval burlesco, los
resultados de una investigación acerca del verdadero papel de este
personaje en la historia del país. La imagen de ese libertador es
defendida desde diferentes perspectivas, tanto la oficial, representada
por la alcaldía, como la subversiva, representada por los guerrilleros.
En medio del carnaval con que comienza el año, aparecen los disfraces
de la estupidez, en forma de asnos que finalmente terminan a patadas
con el autor de la carroza de la discordia, con la que se pretendía
revelar a Bolívar y a sus actitudes abusivas y poco heroicas con la gente
de Pasto. Una muy interesante, poco conocida y bien contada faceta de
la historia nacional.

Una década de tertulias A.J. Morillo 75


Clarice Lispector, brasileña de origen ucraniano, es la autora de
La pasión según GH. Un relato que carece de hilo conductor, quizá
demasiado íntimo y probablemente tan personal que no parece haber
sido pensado para el público sino como una especie de diario. La
advertencia de la autora al comenzar el libro hace suponer que no era
de su interés que muchos lo leyeran: «Este libro es como cualquier libro.
Pero me sentiría contenta si lo leyesen únicamente personas de alma ya
formada». A lo cual cabe añadir que es un libro para unos pocos, para
los que se atreven a contemplar el abismo de un ser que se encierra en
sí mismo para reconocer su propia repugnancia, a través de una serie
de reflexiones personales de difícil comprensión. La referencia de la
cucaracha y el líquido blanquecino que se revela al aplastarla le ha
dado un matiz kafkiano a este relato que, como la impresión que suele
asociarse al insecto, termina en las ganas de no tener nada que ver con
él.

Esperanza junto a la estatua de Clarice Lispector


en Río de Janeiro. © 2018.

Una década de tertulias A.J. Morillo 76


Del norteamericano Paul Auster leímos El Libro de las Ilusiones.
Una trama de finales de los años ochenta en la que narra la depresión
en la que cae un profesor universitario luego de perder a su esposa e
hijos en un absurdo accidente. En medio de su tristeza, descubre la
película de cine mudo de un desaparecido actor, que además de ser el
primer momento de risa luego de varios meses de tristeza y desolación,
logra despertar su interés por investigar acerca de su biografía, hasta el
punto de convertirse en experto en la vida y obra este actor, un tal
Thomas Mann. Como en otras de sus obras, Auster desarrolla
extensamente a un personaje ficticio, y usa personajes que se aíslan del
mundo para reaparecer luego de muchos años. Se trata del relato de
varias vidas en busca de ilusiones. Cada personaje tiene una dura
historia y una historia de la ilusión de una reivindicación consigo
mismo. Los personajes principales son ampliamente desarrollados y las
descripciones a las que nos ha acostumbrado Auster son muy
detalladas. Como el actor de cine cuya biografía es el hilo conductor de
la novela, la trama resulta de tinte cinematográfico, para que al final,
como las historias dentro de la historia que abundan en la novela, el
hilo conductor se entrelace con uno de esperanza o de ilusión.

Rafael Baena fue un escritor, periodista y fotógrafo sincelejano, de quien


leímos La guerra perdida del indio Lorenzo. Centrada en el momento
histórico de la separación de Panamá de Colombia, la narración
comienza con una carta donde se revela el papel de un personaje poco
conocido de la historia nacional, Victoriano Lorenzo, un general
indígena panameño y su importante participación en la Guerra de los
Mil Días.

Una década de tertulias A.J. Morillo 77


Un relato detallado en la que resalta el excelente uso del lenguaje por
parte del autor, además de su profundo conocimiento de la historia del
país. Como suele suceder con las reseñas históricas –o con las novelas
de tinte histórico- se revela cómo se repiten los errores que han llevado
a las guerras y cómo no parece que quede lección alguna de esos
conflictos, que resultan en un parecido sorprendente con la actualidad
nacional, donde se hace evidente la torpeza de la clase política para
dirigir a una nación.

Pasamos a la lectura de Así empieza lo malo, de un viejo conocido de


nuestra tertulia, el madrileño Javier Marías, quien ocupa el sillón de la
«R» como miembro de número de la Real Academia Española, lo que da
cuenta de la prolijidad con la que escribe. Otra historia llena de detalles
y de personajes extensamente desarrollados, con historias entrelazadas
alrededor del misterio acerca de una relación de pareja que se ha
dañado por un secreto mal guardado, o revelado de manera tardía e
inoportuna. El título hace referencia a una frase de Shakespeare «Así
empieza lo malo y lo peor queda detrás» (Thus bad begins and worse
remains behind), que a su vez se refleja en que siempre, a pesar de los
malos momentos, hay esperanza de mejorar. Otra historia en la que uno
de los personajes centrales tiene que ver con la industria del cine, quizá
como analogía del manejo de las ilusiones representadas en el séptimo
arte. Este director de cine no puede verlo todo con la claridad que
supone su oficio, pues lleva un parche en un ojo que, como mínimo,
compromete su visión binocular, sin hablar de los puntos de vista que
se ha perdido a lo largo de su vida. Un relato que está relacionado con
la historia de España, en la que hubo momentos en que fue necesario
callar para sobrevivir, callar lo que se sabe y vivir una verdad individual

Una década de tertulias A.J. Morillo 78


e íntima que puede ser muy distinta a la vida que se muestra. En un
mismo entorno familiar, las historias personales pueden tener versiones
muy distintas según lo vivido por cada cual y según las necesidades de
cada uno, con matices y secretos que pueden conocerse, pero de los
cuales no se habla. Al final, luego de la aparente necesidad de usar
tantas palabras, lo más importante puede ser no usar las palabras,
mantener un tácito silencio que hace que no sea necesario revelar lo
que se sabe ni explorar cuánto se sabe.

Como en otros años, saltamos de un país a otro con nuestras lecturas,


que además nos han llevado a viajar por el tiempo. De Holanda, el autor
y actor Herman Koch, con su éxito de ventas La cena, que ha sido
traducida a una veintena de idiomas. Una oscura historia de los
tiempos modernos, basada en un hecho real ocurrido en España, donde
unos muchachos prendieron fuego a una indigente que dormía en la
cabina de un cajero automático. Muestra la sociopatía como una mezcla
de factores externos e internos que forjan este tipo de personalidades.
Sugiere un factor biológico predominante, casi como una excusa para
no asumir la responsabilidad por la violencia de un padre que al
principio se muestra preocupado por los actos de su hijo, pero que poco
a poco se revela como un personaje violento e intolerante. Ambientada
en un restaurante lujoso, que además es criticado severamente por uno
de los protagonistas, la novela muestra una reunión de dos hermanos
con sus esposas, que discuten acerca del futuro de sus hijos. Es una
crítica a la ética de creciente vigencia, a algunos modelos educativos y a
la postura que justifica los medios para alcanzar cualquier fin, a la vez
que critica al resurgimiento del racismo en Europa. Aunque es poco
creíble que se haya escogido un restaurante como escenario para tratar

Una década de tertulias A.J. Morillo 79


temas privados y de gran trascendencia, es precisamente ese escenario
el que permite presentar la idea de una supuesta familia feliz, pero
claramente disfuncional, que enmarca la discusión de un asunto de
gran importancia en un contexto artificial. Aunque por momentos la
narración se pierde entre saltos temporales, es capaz de describir con
detalle la frialdad de sus personajes y su postura calculadora, que lleva
a una violencia que, a lo largo de la narración, pasa de ser soterrada a
convertirse en una manifestación explícita y cotidiana.

Recientemente se reveló que Anita Raja es la supuesta verdadera


identidad de Elena Ferrante, de quien leímos la primera de una larga
tetralogía de relatos de dudoso interés, aunque de indudable éxito en
ventas. La amiga estupenda es una historia inconclusa de
costumbrismo napolitano, una muy extensa narración que no se
resuelve en este tomo, y muy probablemente tampoco llegue a un cierre
en el segundo ni en el tercer volumen de esta larga historia de la
amistad entre dos mujeres, que comienza en su niñez. Dos amigas con
una aparente relación de dependencia mutua en un ambiente
relativamente violento, el del Nápoles de mediados del siglo veinte, pero
más precisamente el de uno de los barrios pobres de esa ciudad.
La autora es cuidadosa en sus extensas descripciones y «atrapa» con la
idea de que una de las protagonistas, ya adulta, ha desaparecido,
oportunidad que sirve para que la otra cuente la historia de su amistad
y se remonte a la época de su niñez. El extenso relato muestra unos
pocos años de la niñez tardía y adolescencia de estas dos amigas, que
tienen en común su espíritu competitivo y su ilusión, a veces
compartida, de poder salir de su barrio hacia un mundo mejor. Pero la
narración también parece una trampa comercial, en la que se obliga al

Una década de tertulias A.J. Morillo 80


lector a comprar el siguiente volumen si quiere conocer el desenlace de
la historia de estas niñas. Tanto es así, que al final del primer tomo, hay
un adelanto del siguiente, como en las «sagas» de las películas recientes,
que incluso recurren a contar sus historias en desorden, donde la
siguiente película pueda ser situada antes de la historia ya revelada, con
el único fin de conseguir ingenuos que puedan estar interesados en los
hechos que supuestamente ocurrieron antes, truco conocido como
«precuela». No se puede negar que la prosa tiene puntos de interés, pero
tampoco que tiene apartes cuyos detalles y extensión resultan
agobiantes y probablemente innecesarios. Digo probablemente, pues
queda la sospecha de que algunos de ellos sean aprovechados en los
siguientes tomos, lo cual no me causa el interés suficiente como para
averiguarlo.

Seguimos con otro español, el periodista y novelista Arturo Pérez


Reverte, también conocido en nuestro grupo de amigos lectores y
reconocido por su prolífica obra y también por el cuidadoso uso del
idioma. Otro miembro de la Real Academia Española, que ocupa el sillón
de la «T» en esa antigua institución dedicada al cuidado del idioma
español, cuyo lema, que da cuenta de su interés por proteger la lengua,
reza: «Limpia, fija y da esplendor». Precisamente, Hombres buenos es
un relato hábilmente construido para darle verosimilitud a un episodio
histórico relacionado con la Real Academia Española. Con detalles que
tienen sustento en documentos reales, Pérez Reverte fabrica una
historia en la cual sus protagonistas resultan completamente creíbles,
dos personajes disímiles a quienes se les asigna la curiosa misión
académica de conseguir en París un ejemplar completo de los veintiocho
tomos de la Enciclopedia de D’Alembert, obra de la razón considerada

Una década de tertulias A.J. Morillo 81


prohibida en ese momento.
La trama consiste en creer que los personajes realmente existieron y
que la novela se basa en hechos y no en la ficción. Con alguna escasa
información cierta, el autor crea una obra que parece tener el peso de la
documentación –también inventada- que es coherente con el momento
histórico en que se desarrolla. Pérez Reverte utiliza con maestría el
recurso de recordar al lector que está leyendo una obra de ficción, y
acude a la técnica de la metanovela, en la que el autor revela algunos de
los detalles de su propio proceso creativo para lograr contar esta
historia, donde también inventa obras suyas que no ha escrito, con
títulos sugerentes que invitan a buscarlas o, al encontrar que no
existen, a esperar su publicación. Esto permite a la novela ejecutar
saltos temporales acrobáticos entre el supuesto momento histórico de
1781, y los tiempos modernos, en los cuales el mismo Pérez Reverte (o
quienquiera que sea el narrador) cuenta de sus viajes en busca de los
caminos españoles y franceses que pudieron recorrer estos supuestos
personajes históricos en su misión bibliográfica. La técnica de las
historias paralelas evoca a aquella película de 1981, La esposa del
teniente francés, que muestra una relación tormentosa de la época
victoriana, entremezclada con el drama que surge durante la filmación
de esta misma película entre los actores modernos que la protagonizan.
Con la habitual pulcritud de su prosa, no sorprende que Pérez Reverte
haya logrado una convincente estampa de la época, ni que sus
personajes, también académicos de la lengua, se expresen con tanto
gusto y con tanto cuidado por el idioma español. En la novela hay varias
historias dentro de la historia principal, cada una bellamente elaborada,
con las que el autor logra una mezcla balanceada entre ficción y
realidad, que resulta en una obra muy entretenida.

Una década de tertulias A.J. Morillo 82


Alessandro Baricco, el novelista, dramaturgo y periodista italiano que
también hemos leído antes, se embarcó en la idea de hacer una lectura
pública de La Ilíada de Homero. Pero la épica obra original no fue
escrita en un lenguaje sencillo o que fuera fácil de comprender para
todos.
Baricco emprende una tarea titánica y loable, la de llevar esta epopeya
griega del siglo séptimo antes de Cristo a una versión moderna, en la
que conserva los personajes principales y les da voz propia, con un
lenguaje que remplaza la técnica poética del verso hexámetro por una
prosa centrada en el histórico conflicto. Homero, Ilíada es una historia
necesaria, que muestra lo que ya sabemos: que la historia se repite.
Esta narración bélica muestra cómo la violencia hace parte de la
naturaleza humana. En un momento en el que se viven en el país
diferencias de opinión entre la pertinencia de un proceso de paz y la
necesidad de obstaculizarlo, parece oportuna la lectura de esta historia
de una larga guerra, de las trampas y engaños que la perpetuaron y de
las caprichosas posiciones personales que la alimentaron.

Este ciclo anual de páginas se cierra con la obra de un exiliado político


persa en Holanda, el físico y escritor Hossein Ghaemmaghami Farahani,
quien adoptó el seudónimo Kader Abdollah, que proviene de los
nombres de dos de sus amigos en Irán que fueron ejecutados por
oponerse al régimen de los ayatolas. Su primera novela en idioma
holandés, El viaje de las botellas vacías, narra la experiencia de un
joven iraní que emigra a Holanda y sufre las mismas dificultades que
tuvo el autor al enfrentarse a la cultura occidental y a una lengua muy
distinta a la suya, que lucha por aprender para ser entendido en el
idioma local.

Una década de tertulias A.J. Morillo 83


Es la historia de un exilio personal, obligado, con su consecuente
desubicación. Es un viaje que no tiene sentido ni tiene clara explicación,
y que se parece a la colección de botellas del abuelo, que, a pesar de
contar con una anotación en su etiqueta que trata de reseñar el motivo
para haberlas vaciado, la ocasión para haberlas bebido, después de
mucho tiempo de estar almacenadas –como los recuerdos– dejan de
tener sentido y resulta imposible leer sus etiquetas o reconstruir su
importancia. El joven iraní llegó a una cultura que no logra
comprender, y, a la vez que pierde gradualmente su relación con la
única persona de su mismo origen en el pequeño pueblo holandés
donde vive, que es su esposa, entabla una relación que quiere
considerar como una amistad. Cuando cree haber encontrado esa
amistad, también la pierde.
Los problemas de comunicación no son solo transculturales, como lo
ejemplifica el hecho de que otro de sus «amigos» prefiere comunicarse
por radio con anónimos distantes que con quien se encuentra en su
casa. El exiliado termina por olvidar el origen de su viaje y de su vida, y
queda atrapado en un mundo extraño,
donde encuentra que hasta la luz del sol es
distinta a la de su país natal, con una vida
vacía, como las botellas del abuelo.
Este viaje anual de páginas leídas comienza
de nuevo, con el ánimo renovado por la
curiosidad hacia los mundos nuevos por
conocer…

Estatua de Clarice Lispector y su mascota


en Río de Janeiro. © 2018.

Una década de tertulias A.J. Morillo 84


Año 8

Una década de tertulias A.J. Morillo 85


Tiempo de lecturas
Bogotá, 10 de septiembre de 2017.
A un año (casi) desde la última reseña de libros leídos en el grupo de
tertulianos, una nueva recopilación de los viajes literarios en los que
confluimos, y que sirvieron de excusa para reunirnos.
Comenzamos con un viejo conocido, el autor colombiano Evelio
Rosero, de quien quisimos leer su primera novela, llamada Juliana
los mira. Se trata de una reedición de un interesante monólogo que
parte de la postura de una niña de 10 años y su despertar sexual,
enmarcado en un ambiente social que puede equipararse al de
varios países latinoamericanos –quizá otros también– donde hay
temas recurrentes como la infidelidad y la corrupción política y
moral. En algunos pasajes, la lectura no es muy fácil, pues se
describe desde la perspectiva infantil, en una forma creíble de
mostrar, a ritmo acelerado, los vericuetos de la inocencia de la
mente de la niña protagonista, que vive en un entorno privilegiado,
que no necesariamente representa al de la mayoría de las niñas de
su edad en un país como el nuestro.

Seguimos con El ruido del tiempo, de Julian Barnes, que nos trasladó
a la Rusia de Stalin. Su presencia en un concierto de Shostakovich
intimida al artista, cuya vida es precisamente la protagonista de la obra.
Shostakovich es presentado como un personaje pusilánime, dominado
por el poder estatal, severamente criticado en la novela. En ocasiones,
las descripciones parecen sesgadas hacia el estereotipo de la Rusia
stalinista de la guerra fría, vista desde su contraparte cultural
occidental anticomunista.
Para algunos, el ritmo de la novela imita al de las composiciones de
Shostakovich, lo que podría explicar las dificultades que algunos
pueden encontrar en su lectura, equiparables, quizá, a las que se

Una década de tertulias A.J. Morillo 86


que se puedan tener para seguir la música de este compositor. Según
este concepto, es posible que quienes puedan lograr una lectura más
fluída de la novela de Barnes sean aquellos que comprenden o disfrutan
de la música de Shostakovich. Algunos de los tópicos del libro incluyen
el poder y la ironía, así como las posturas, como las de Shostakovich,
que no encuentran forma de luchar en contra de ese poder y se vuelven
complacientes y pasivas, por lo menos en apariencia («la línea de la
cobardía era la única que avanzaba recta y segura en su vida»). Sin
embargo, el autor hace explícita su intención de mostrar a Shostakovich
como un personaje, sin que necesariamente sus reflexiones estén
ceñidas a la precisión histórica. De hecho, Barnes sugiere que, si se
quieren conocer los aspectos biográficos del compositor, se lea a otros
autores.
La siguiente lectura fue una recopilación de relatos de una autora
anunciada como «redescubierta», Lucia Berlin, nacida en el estado de
Alaska, con una vida que la hizo recorrer lugares tan disímiles como
México, Chile, los estados de Arizona y Nuevo México y la ciudad de
Nueva York, entre otros. Presentada como una figura olvidada de la
literatura, en parte como treta mercadotécnica, pero en parte como un
hecho cierto, Berlin escribe desde su postura como mujer trabajadora,
quien, a lo largo de su vida ejerció oficios variopintos, como enfermera,
profesora, operadora telefónica y mujer de la limpieza, entre otros.
Precisamente, el título de uno de sus cuentos, y el que se escogió para
esta recopilación, es Manual para mujeres de la limpieza. Sus relatos
son crudos, considerados de autoficción, por tratarse de eventos que
pudieron ser reales o con tinte autobiográfico. Contienen detalles que a
veces parecen sobrar, pero que corresponden a las minucias personales
que ella considera cruciales, con algunos finales que resultan
contundentes y sorpresivos. La autora sufrió de alcoholismo, y sus

Una década de tertulias A.J. Morillo 87


descripciones de la cotidianidad son lúgubres, de gran potencia
narrativa y de hechos extraordinarios que hacen difícil discernir la
frontera con la ficción. Se parecen tanto a su realidad, que incluso
alguno de sus hijos sugirió que, por momentos, no le resultaba fácil
recordar si lo narrado había sucedido o no.

Después leímos una reflexión de Maylis de Kerangal, cuyo título fue


traducido al español como Lampedusa, pues hace referencia a las
divagaciones de una noche de insomnio alrededor de un hecho trágico,
la noticia del naufragio de unos inmigrantes ilegales africanos cerca de
esa isla italiana. Pero también es el recuerdo de la obra cinematográfica
de Luchino Visconti, la evocación de esa isla en otro contexto político y
temporal, y el recuerdo del protagonista de la película, Burt Lancaster,
precisamente un inmigrante. Usa estos ingredientes tan distintos para
hacer símiles acerca de la escritura y del naufragio personal que
representa el hecho de que la narradora también es extranjera en esta
isla. El título original de la obra es una frase recurrente: en este punto
de la noche, frase que usa para comenzar casi cada capítulo a lo largo
del insomnio que le produce la crisis del naufragio de los inmigrantes
que aspiraban a un futuro en un viaje que termina en lo menos
esperanzador: la muerte. El dolor de saber que hay más de trescientos
anónimos cerca de las playas de la isla a donde ella logró emigrar, lo
resalta con la importancia que le da el ponerle nombres, no números, a
las cosas y a las personas.

Una década de tertulias A.J. Morillo 88


La siguiente novela ha sido considerada semiautobiográfica, pues el
padre del autor, Hisham Matar, un millonario activista en contra del
régimen de Muamar al Gadafi en Libia, desapareció en El Cairo y fue
apresado, sin que se supiera, por muchos años, si estaba vivo o no.
Historia de una desaparición narra una situación similar, de unos
exiliados iraquíes en París, que luego se trasladan a Egipto, en una
situación política que no es muy clara, pero cuyos detalles no son
estrictamente necesarios para la narración. La ausencia es el tema
central, contado por un niño cuya madre ha fallecido en medio de una
melancolía cuya causa no es descrita claramente, en circunstancias que
resultan confusas para el narrador, pero que lo marcan definitivamente.
Nuri, el niño, ha sido cuidado fervorosamente por una sirvienta mucho
mas cercana a él de lo que alcanza a imaginar. Él describe la sensación
de sentirse traicionado, tanto por su padre, como por su nueva esposa,
de quien Nuri se había enamorado desde que la vió por primera vez. En
un giro inesperado de la historia, Nuri se entera de la desaparición de
su padre, y él y su madrastra descubren que llevaba una vida paralela,
y que tenía una amante, con quien estaba en el momento de ser
secuestrado en Suiza. La historia de una familia y sus sufrimientos se
convierte entonces en una historia con visos detectivescos. Un relato de
pérdidas y de desesperanza, así como de ausencias que modelan las
vidas de los que quedan.

Una década de tertulias A.J. Morillo 89


La siguiente lectura fue La séptima función del lenguaje de Laurent
Binet. Alrededor del hecho cierto de la muerte del crítico y teórico
Roland Barthes, quien fuera atropellado por una camioneta en las calles
de París después de un encuentro de matiz político entre él y François
Mitterrand, Binet propone una teoría de conspiración, según la cual esa
muerte pudo no ser accidental. Se trata de un texto de gran
profundidad literaria, que puede parecer pretencioso, pero cuyo hilo se
puede seguir, aún sin conocer los detalles políticos del momento o las
profundidades lingüísticas y filosóficas de los personajes involucrados.
Se encuentran en el mismo texto diferentes niveles de lectura, que
permiten a los conocedores y a los legos disfrutarlo, a pesar de que, por
momentos, los recursos retóricos puedan parecer excesivos, como
claramente le parecen al detective Bayard, encargado de investigar la
posible conspiración. El detective, a quien los lingüistas y filósofos le
parecen megalómanos inalcanzables e insoportables, se asocia para
esta investigación con un académico, en una trama matizada con
humor -cotidiano y elevado- que revela las profundidades de una teoría
del lenguaje, según la cual se puede lograr un poder inimaginable a
través de las palabras, con las que se puede convencer a las masas «de
cualquier cosa en cualquier circunstancia».

De Ignacio Gómez Dávila, leímos Viernes 9, un relato de tinte histórico


y costumbrista que describe el ambiente de El Bogotazo, nombre con el
que se conoce a la revuelta popular del 9 de abril de 1948, como
consecuencia del asesinato del líder político liberal colombiano Jorge
Eliécer Gaitán. La historia se teje alrededor de un comerciante pudiente,
inconforme con su vida familiar, vida que piensa dejar para huír en
compañía de su amante.

Una década de tertulias A.J. Morillo 90


La circunstancia especial e impredecible es que el día planeado para su
escape coincide con el de la violencia surgida a partir de la muerte del
político. La historia no está muy bien lograda. El estilo literario es
pobre, las dudas filosóficas del protagonista no son convincentes y su
cambio de actitud frente a los hechos tampoco parece muy creíble. Los
personajes no son bien caracterizados y la historia de amor resulta
superflua.
Quizá se rescata únicamente lo interesante de la descripción del
recorrido por las calles en llamas en medio de una multitud enardecida,
aunque incluso en esta narración se encuentren situaciones que
parecen inverosímiles.
De la Bogotá de 1948 volvimos al admirado y conocido autor
colombiano Evelio Rosero, de quien pudimos conocer el avance del
primer capitulo de su última novela, que nos motivó a leer Toño
Ciruelo.
Se trata de la historia de un personaje que para muchos lectores puede
parecerse a alguien conocido, hasta el punto de que, por momentos,
puede corresponder a la descripción de algún criminal reseñado en las
noticias locales o tener asidero en hechos reales. La narración es
creíble, aunque tiene fragmentos difíciles de seguir, especialmente
cuando entra en la mente del sicópata, o en aquellos momentos en los
que el amigo es más un enemigo y se entrecruzan los momentos de
admiración y repulsión por Toño Ciruelo. El personaje que da el título a
la obra es también presentado como una duplicidad, ya que su voz sólo
se oye a través de la del narrador, quien también tiene dudas
divergentes acerca de sus sentimientos. Contiene algunos apartes que,
para algunos, evocan al realismo mágico por su exageración, pero, en
general, la narración es intensa y obliga a seguir adelante.

Una década de tertulias A.J. Morillo 91


Sorprende, eso sí, que un escritor tan prolijo haya dejado errores de
puntuación que no aportan al texto, como el hecho de no usar los
signos de interrogación de apertura, lo cual además fue permitido por la
editorial que los publica.

De otro viejo conocido, el español Arturo Pérez Reverte, leímos El


francotirador paciente, una obra que ha sido criticada negativamente
y que ha sido considerada superflua y distante de la erudición y
profundidad a la que nos ha acostumbrado el autor. Llama la atención
su capacidad de cambiar de voz y de estilo, pero también el hecho de
presentar una historia interesante, que, como en otras de sus novelas,
tiene visos detectivescos y de aventura. Se trata de un relato acerca de
la tradición de los grafiteros, que muestra aspectos, probablemente
desconocidos para la mayoría de lectores, acerca de esta manifestación
cultural urbana. Sin embargo, la voz femenina de la narradora no es
convincente, como tampoco lo es el hecho de que ella parece
superdotada y de que logra su cometido a pesar de enfrentarse a
antagonistas que, en una versión más realista, difícilmente habrían sido
vencidos, así como otros que, en un mundo veraz, quizá no la hubiesen
acogido como lo hicieron. Otro autor que sorprende, pues después de
leer obras suyas centradas en la precisión y elegancia del lenguaje, usa
un estilo pobre, con anglicismos y giros que no parecen suyos. Algunos
de los personajes de esta historia no quedaron bien desarrollados.
Aunque hay momentos en los que la narración es ágil y vertiginosa,
algunos de estos momentos corresponden a hechos inverosímiles, de
aquellos que sólo parecen funcionar en algunas producciones
cinematográficas de héroes poco convincentes.

Una década de tertulias A.J. Morillo 92


Tiempo de lecturas

Hay muchos estereotipos que parecen sesgados y el fin último de la


periodista que investiga y persigue al grafitero más famoso y escurridizo
de Europa tampoco es convincente, tanto por lo sorprendente como por
su desenlace.

«El libro te libera» Grafiti en una calle de Sao Paulo, Brasil © 2018.

Una década de tertulias A.J. Morillo 93


Por último, cerramos el ciclo con La biblioteca de los libros
rechazados, de David Foenkinos, un libro sobre libros, en el cual
sorprenden gratamente las alusiones a lecturas previas, propias o del
grupo. Es la historia de varios personajes interesantes, que resultan
coprotagonistas de una trama en la que se trata de descubrir el
verdadero autor de una novela muy exitosa que aparece enterrada en
una pequeña biblioteca destinada a contener volúmenes que no merecen
ser leídos. Esa biblioteca, ubicada geográficamente en la bretaña
francesa, se inspiró en una biblioteca real, que a su vez se basó en una
biblioteca ficticia. El escritor norteamericano Richard Brautigan escribió
en 1971 una novela en la que hizo referencia a una biblioteca donde los
autores que nunca habían sido publicados podían llevar sus
manuscritos y dejarlos en estantes que nunca serían visitados. Unos
veinte años después, inspirada en esa historia, sería creada la Biblioteca
Brautigan, en el estado de Vermont, en EE.UU., la cual promovía la
remisión de manuscritos inéditos, pero, en este caso, permitía el acceso
del público a esos manuscritos. Por cuestiones financieras, la Biblioteca
Brautigan fue cerrada en 2005, y los manuscritos fueron almacenados
durante cinco años, cuando fue trasladada al estado de Washington,
EE.UU., donde aún funciona. Los libros de la Biblioteca Brautigan eran
sostenidos en los estantes por frascos de mayonesa (según se dice, una
de las palabras favoritas de Brautigan) y eran clasificados por temas
como Amor, Aventura, Guerra y Paz, Humor, Vida Callejera, Significado
de la Vida, Futuro, y otros, en un sistema arbitrario de archivo conocido
como el Sistema Mayonesa.

Una década de tertulias A.J. Morillo 94


La historia presentada por Foenkinos es original y divertida, en ella se
teje un misterio literario que evoca obras que hemos leído y que han
sido encumbradas por las tretas del mercadeo…

Librería El Ateneo.
Buenos Aires, Argentina.© 2012.

Una década de tertulias A.J. Morillo 95


Año 9

Una década de tertulias A.J. Morillo 96


Tiempo de nuevas lecturas
Bogotá, octubre 16 de 2018.
Un nuevo año de lecturas, algunas de ellas, para mi gusto, no tan
afortunadas como en años anteriores, pero lecturas, al fin y al cabo, que
nos permitieron viajar por mundos distintos y abrir las puertas de la
imaginación.
En una lectura de las tertulias del año anterior, La biblioteca de los
libros rechazados, encontramos la referencia al primer libro que
abordamos en esta ocasión, pues parecía una obra muy interesante. Se
trata de La conjura de los necios, del estadounidense John Kennedy
Toole. Según aprendimos, el autor no logró que su libro fuera publicado
mientras vivió. Se suicidó a sus 32 años; al parecer, el sentirse un
escritor frustrado contribuyó a su fin. Fue la madre del autor quien,
luego de mas 20 años de perseverante insistencia, convenció a una
editorial universitaria para que lo editara. El libro alcanzó un gran éxito
y fue galardonado con un premio Pulitzer. El autor fue comparado con
grandes escritores, de la talla de Cervantes, Dickens, Swift y otros. Una
trama que se centra en un desagradable personaje, que es un vividor,
un vago oportunista y un abusador que se aprovecha de cualquier
persona o situación, quien vive en un mundo de excéntricos con quienes
también resulta difícil lograr empatía. Difícil también entender porqué el
protagonista fue elevado a la categoría de héroe, comparando su
despreciable personalidad con la genialidad de El Quijote. Quizá su
carácter autobiográfico hizo que nadie quisiera publicar su obra y quizá
su éxito refleje algún lado sórdido de la sociedad que lo acepta y
enaltece. Para algunos, una obra maestra, imprescindible, inevitable. En
mi caso, no causó esa impresión. Ni de lejos.

Una década de tertulias A.J. Morillo 97


La siguiente lectura fue Bajo el árbol de los Toraya, del francés Philip
Claudel, un autor ya conocido en nuestra tertulia, quien no nos
defraudó con su relato alrededor del afecto y de la historia de la pérdida
de un ser querido. El protagonista es un cineasta anónimo, lo que
sugiere un carácter autobiográfico de esta obra, al ser Claudel mismo
un cineasta. En la novela, su mejor amigo y productor enferma de
cáncer y muere en el curso de un año. Los ritos funerarios del pueblo
indonesio al que hace referencia el título pueden durar varios años.
El libro parece ser un homenaje póstumo a la pérdida de su amigo, con
una reflexión profunda sobre la vida, los intentos vanos por prolongarla
o por aparentar que no la perdemos día a día, y sobre el amor, el
fraternal, el de pareja y el que está implícito en la amistad. Un breve e
intimista relato que aborda los misterios de la vida y la muerte a través
de la mitología de un pueblo lejano y los recuerdos de las muertes de
algunos conocidos, así como de las esperanzas que se tejen alrededor de
una nueva relación.
Nuestra siguiente lectura nos atrajo porque fue vendida como una
historia reveladora acerca de la vida del último presidente de los
Estados Unidos, Donald Trump. Se trata de La decadencia de Nerón
Golden, del autor de origen indio Salman Rushdie. Una historia larga,
algo tediosa, en la que no es fácil encontrar una relación entre el
personaje principal, un magnate de oscuro pasado (y de origen indio) y
la vida del actual presidente. El narrador, además de omnisapiente, en
ocasiones parece prepotente. El patriarca de la historia es un personaje
difícil de asimilar, y hay muchos personajes que no parecen bien
desarrollados o cuyo papel en la trama no es claro. Aunque hay una
crítica tangencial al resultado de la elección del presidente de marras,
tratar de vender esta novela como una revelación importante acerca de

Una década de tertulias A.J. Morillo 98


la vida de ese presidente parece ser un truco de publicidad engañosa. El
«ascenso del Joker» luego de la presidencia de Barack Obama, tampoco
es un tema que sea tratado con suficiente profundidad como para
considerarlo como una revelación sobre el presidente Trump. Hay duras
críticas a la sociedad norteamericana y a algunos de los valores de la
sociedad moderna, sean o no de ese país. En su extenso relato, Rushdie
también reflexiona sobre temas diversos, como los intereses económicos
de las personas y sus posibles consecuencias, personificados en
Vasilisa, la nueva esposa-bruja del multimillonario y septuagenario
Nerón Golden (Baba Yaga es una bruja del folclor ruso, una anciana que
vive en el bosque y engaña a sus visitantes para comérselos.
Una de las más famosas historias de Baba Yaga es el relato de Vasilisa
la Hermosa, quien logra superar las pruebas de la anciana para librarse
de su abusadora familia adoptiva y terminar casándose con el Zar). Los
tres hijos de Nerón son tres ejemplos de crisis existenciales distintas,
incluyendo la de identidad de género, que desembocan en diferentes
catástrofes familiares o personales, con un final incendiario que
recuerda al del emperador romano, con algunos matices poco creíbles
en esta historia llena de referentes que no son del todo claros.

Seguimos con una colección de relatos breves, Pájaros en la Boca, de


Samanta Schweblin. La autora es una joven argentina radicada en
Alemania, que ha surgido recientemente por haber obtenido diversos
reconocimientos en su género preferido, el cuento. Precisamente, esta
es una recopilación de cuentos, la mayoría de los cuales están
ambientados en Argentina, tanto en los pueblos del interior del país
como en la ciudad de Buenos Aires. Sus relatos son acerca de la
extrañeza, manejada en forma tan natural, que sus personajes no

Una década de tertulias A.J. Morillo 99


parecen afectarse por las situaciones irreales a las que se enfrentan.
Schweblin camina en una cuerda floja tendida entre lo real y lo
fantástico. En ocasiones se balancea hacia lo imposible, y regresa
pendularmente hacia una vida que parece común y corriente, a pesar de
las escenas casi surrealistas que enfrentan sus personajes. La
dimensión de la incertidumbre en su narración es tal, que en algunos
de sus relatos es difícil seguirla. Tanto, que a veces parece excesiva su
fascinación por lo inverosímil. Aunque es una cuentista sorprendente y
detallista, esa tendencia a mantenerse cerca de la frontera entre lo
aceptable y lo que no lo es, puede hacer que algunos de sus lectores
desistan en su intento por seguirla.

De Kader Abdollah, un físico iraní exiliado en Holanda y también


conocido de nuestras tertulias, El reflejo de las palabras, un relato
centrado en la historia reciente de Irán en la época del dominio del
tirano Shah, quien a la postre tuvo que exiliarse para dar paso a otro
régimen caracterizado por los excesos contra la población, el del líder
religioso ayatola Jomeini.
La novela cuenta de las dificultades para la comunicación que hay en
las relaciones humanas. En este caso, entre un padre sordomudo y su
hijo. Cuando niño, su tío tuvo la idea de que la mejor manera de hacerle
pasar el tiempo fue llevarlo a unas cuevas antiguas cuyas paredes
estaban llenas de una de las primeras formas de comunicación escrita,
la cuneiforme. Se supone que el niño sordomudo aprendió y descifró ese
lenguaje e hizo extensas anotaciones en un cuaderno, anotaciones que
solo él puede comprender. Este interesante hilo resulta al final algo
inverosímil, pues muchos años después, su hijo, cuando ya no cuenta
con su padre para intentar comunicarse con él, emprende la tarea de

Una década de tertulias A.J. Morillo 100


traducir el diario del padre, plasmado en un cuaderno en su versión de
escritura cuneiforme. Evidentemente, una tarea que solo puede
funcionar como recurso literario, pues sin su padre cualquier
interpretación sería personal, y distinta a la la que su padre hizo de esa
escritura cuneiforme cuando era joven. El momento histórico narrado
presenta algunas interesantes revelaciones acerca de un país distante
para nosotros. El complejo asunto de la comunicación, agravado por la
limitación del padre para comprender un mundo que no oye y con el que
no puede hablar, es tratado con sutileza e imaginación, mientras los
personajes discurren en los enredos de una situación política que afecta
a toda la familia, hasta el punto en que el hijo debe huir de su país. Es
el hijo quien debe dejar atrás a su padre, y es el padre quien decide
quedarse en el único mundo que alcanza a comprender a pesar de sus
limitaciones para comunicarse con él. En este caso «él» es su país, su
entorno, su familia, su hijo. A partir de un lenguaje indescifrable, que
carece de interlocutores, como lo es la escritura cuneiforme, el padre
inventa un lenguaje con el que tampoco encuentra interlocutores. Esas
palabras escritas por el padre llegan a su vez al hijo, que intenta
interpretar las palabras que nunca oyó a su padre. La difícil tarea del
hijo es conseguir que el libro hable y descifrar el secreto de esas
palabras.

La siguiente lectura fue El gigante enterrado, del británico de


ascendencia japonesa Kasuo Ishiguro. En esta obra, el tema principal y
recurrente es el olvido. Los recuerdos, que son imprescindibles para
todos, se borran ante la presencia de una neblina fantástica que
proviene del aliento de un dragón hembra. Ambientada en la Inglaterra
medieval, donde son posibles los caballeros, los ogros y otros monstruos

Una década de tertulias A.J. Morillo 101


que habitan los bosques, la pareja protagonista emprende un viaje por
el olvido, en un intento por recuperar la memoria de su hijo extraviado,
cuya desaparición y aparente exilio fue causado por eventos que ellos
tampoco recuerdan. Su larga travesía en busca de su propio pasado
enfrenta sus miedos y se acompaña de encuentros con personajes de
fábula, algunos de ellos también viajeros, que caminan juntos a lo largo
de partes de los tramos de su búsqueda. Estos personajes disímiles
tienen en común el guardar secretos y el cargar con culpas. Según su
costumbre de involucrar a sus lectores, Ishiguro parece dejar algunos
espacios para que esos vacíos de la memoria sean llenados por el lector.
Al final, la épica búsqueda es también es una especie de encuentro
consigo mismos.

La siguiente lectura fue una especie de historia novelada, Hermanos de


tinta, del colombiano Nahum Monnt. Quizá se pueda describir mejor
como un intento de historia de época, que aprovecha un momento
histórico en el cual habría sido posible hacer coincidir a dos grandes de
la literatura, William Shakespeare y Miguel de Cervantes. La obra es
ambientada en Valladolid en el año de 1605, cuando se va a ratificar un
tratado de paz entre los países de estos dos hombres de letras.
Sin embargo, el autor no desarrolla muy bien a sus personajes, y utiliza
recursos poco creíbles para tejer su historia. Aunque algunos pasajes
están bien escritos, muchas de sus descripciones parecen
excesivamente detallistas, sin una clara justificación para semejante
minuciosidad. Al final, no parece necesario que estos dos personajes
tengan que conocerse para el desarrollo de esta historia. Algunas de las
ideas parecen no coincidir con la época y algunos de los aspectos

Una década de tertulias A.J. Morillo 102


«policíacos» de la trama resultan tan confusos que el autor parece
desaprovechar el intento de usar las historias paralelas de Cervantes y
Shakespeare y no logra hacerlos «hermanos de tinta» de manera
convincente. Así, la contraportada del libro también resulta engañosa,
pues describe una historia mejor que la que uno lee.

Con la coincidencia de haber culminado un proceso electoral en el país,


escogimos el Ensayo sobre la lucidez, de José Saramago, para cerrar
nuestro ciclo anual de lecturas. Después de la frustración que para
algunos representó el resultado de los comicios locales, resultó
refrescante leer una novela políticamente «incorrecta», donde el
resultado de unas elecciones resulta en la prevalencia mayoritaria del
voto en blanco. Es una fantasía sobre el enfrentamiento entre la
ciudadanía y el gobierno, que usa como referente a una epidemia previa
sufrida por el mismo pueblo, la de la ceguera.
Dicha epidemia también fue una creación magistral de Saramago, una
década antes de la epidemia de lucidez que afecta a las mismas
personas. De hecho, algunos de los personajes principales son los
mismos de la aventura pasada; en esta ocasión se enfrentan a una
maraña burocrática y de represión policial originada en la
imposibilidad de aceptar que toda una población reacciona en contra
del gobierno de turno, manifestando su inconformidad en masa, sin
acuerdos previos ni conspiraciones, que serían la única explicación
posible para los gobernantes, quienes no parecen haber superado la
ceguera. Una dura crítica al Estado, a los medios y a la represión
oficial, que se muestra como una protesta en la que todos, o la inmensa
mayoría, están de acuerdo en la necesidad de un cambio que el poder
no deja llegar.

Una década de tertulias A.J. Morillo 103


P.S.: Al final de este año de viajes literarios, dos de nuestros queridos
contertulios han emprendido un viaje real al exterior, que esperamos
sea temporal, lleno de éxitos y con feliz regreso. Ya tendremos ocasión
de compartir sus crónicas.

San Juan de Puerto Rico.© 2012.

Una década de tertulias A.J. Morillo 104


Año 10

Una década de tertulias A.J. Morillo 105


Una década de viajes por las letras
Bogotá, septiembre de 2019.

Un año más de lecturas, pero en este caso uno que representa un


motivo de celebración. Celebramos el hecho de que comenzamos estos
viajes hace diez años. Diez años de camaradería, dos lustros de
amistad, mas de un centenar de libros, aparte de las lecturas que cada
cual haya querido o tenido que enfrentar por su cuenta. En esta
ocasión, completamos diez años con este club de lectura, un espacio
atesorado al que siempre miramos con anhelo.
Este último año de lecturas lo comenzamos con Las noches, de Gerard
Reve. Se trata de un monólogo que puede resultar difícil de seguir,
especialmente por el tono del narrador, un joven que lleva una vida
monótona y tediosa. Publicada en 1947, sabemos que está ambientada
en la Holanda de la posguerra, aunque no hay muchas referencias
directas a ese conflicto bélico. Frits, el protagonista, trabaja en una
oficina, sin que parezca importarle su trabajo, del cual no sabemos
nada. Vive con sus padres, hecho que no le satisface, y tiene algunos
amigos, con quienes tampoco disfruta de una vida que se hace aún mas
aburrida en los diez últimos días del año, tiempo en el que se centra la
historia. La novela describe sus momentos de ocio, lo agobiante que le
resulta la compañía de otros y el poco o ningún interés que le suscita el
paso del tiempo. Si los días carecen de emociones, en las noches se
encuentra con sus amigos, con quienes entabla conversaciones insulsas
que tampoco llevan a ningún lado. Frits es un personaje que me recordó
al indigerible protagonista de La conjura de los necios.
Reve deconstruye el sentido de una vida sin entusiasmo ni esperanza,
que parece ser la vida común de muchos de los sobrevivientes de la
Segunda Guerra Mundial. El tiempo pasa de manera lenta y agobiante,

Una década de tertulias A.J. Morillo 106


y el autor logra plasmar esa desesperanza con su narración de una
cotidianidad asfixiante. Los días son cortos, las noches las pasa con
amigos igual de aburridos. Tedio parece ser la palabra clave para este
libro.

Nuestro siguiente salto fue hacia una novela que marcó un hito en la
narrativa contemporánea: Rayuela, de Julio Cortázar. Descrita como
un artefacto literario, sin duda se trata de una muestra de ingenio y
erudición, en la cual el lector es presentado con un texto que puede
leerse de varias maneras. Una opción es la mas «natural», seguir el
orden de las páginas según su numeración hasta el punto en que se
anuncia, con asteriscos, que el resto del libro está compuesto por
capítulos «prescindibles», los que simplemente no hace falta leer, lo cual
parece extraño, pero no deja de ser una idea novedosa. La otra opción
de lectura es un juego de saltos, precisamente como la rayuela, donde el
autor sugiere un orden distinto, de acuerdo a un manual de
instrucciones o «tablero de dirección», según el cual el libro comienza en
el capítulo 73 y sigue una secuencia que da cuenta del dominio del
escritor sobre su texto, el cual también tiene sentido cuando se sigue la
hoja de ruta «alterna».
En este juego de lectura, como en la rayuela, se salta y se cae en todos
los cuadros, excepto en uno, seguramente el capítulo donde ha caído la
piedra o tejo que da sentido al juego mismo. Como muchos autores que
hemos leído, Cortázar cae en temas personales, que elabora sin que
necesariamente se entienda a dónde van. La novela narra una historia
de amor de una pareja incompatible que convive en la ciudad de París.
Como otros narradores, Cortázar también hace que esta ciudad sea a la
vez entorno y protagonista de su narración, en la cual se destaca la

Una década de tertulias A.J. Morillo 107


pulcritud del lenguaje, además de la posibilidad de inventar un lenguaje
propio, sin que haga falta un diccionario español – gíglico, aunque en
ocasiones los retruécanos parecen excesivos. Incluso en la tabla de
dirección hay «paradas» que simplemente son notas de pie de página,
como las que se esperan en textos académicos más que en las obras de
ficción. Cortázar domina la palabra y presenta un «modelo para armar»
en el que involucra al lector, mucho antes de que se pensara siquiera en
que habría sistemas completos de interacción entre un lector y una
lectura. En palabras de Gabriel García Márquez, Cortázar poseía un
«humor peligroso, una erudición viva, una memoria milimétrica, lo que
hizo de él un intelectual de los grandes». Un juego infantil convertido en
una obra maestra de la literatura.

Nuestra siguiente parada fue una crónica novelada y bien narrada de


los poderes ocultos – y de aquellos no tan ocultos – que desembocaron
en la Segunda Guerra Mundial. Se trata de El orden del día, de Éric
Vuillard. Sin duda, parece más un texto histórico que una novela, en la
que se describen crudamente algunos secretos de esa guerra. Cuenta
cómo los industriales mas poderosos participaron en el ascenso de
Hitler y financiaron su campaña electoral, por supuesto, a cambio de
beneficios como el acceso de mano de obra barata para sus fábricas.
Es impresionante la descripción de la «conciencia colectiva» de quienes
se dieron cuenta de lo que venía y terminaron en una ola de suicidios
de personas comunes y corrientes, las mismas a quienes se dirigían los
productos cotidianos de estos empresarios. En medio de esta crudeza,
Vuillard mantiene un toque de humor, al describir episodios como la

Una década de tertulias A.J. Morillo 108


esperada entrada triunfal de Hitler a Austria, opacada por las averías de
su caravana de lujosos coches y poderosos tanques. Una interesante
manera de presentar la historia.

De allí pasamos a una impecable narración, La lluvia antes de caer,


del escritor inglés Jonathan Coe. La trama comienza con la muerte de
Rosamund, y con una herencia que debe repartirse en tres partes
iguales. Dos tercios serán para una sobrina de la fallecida y su
hermano, el otro tercio para una chica ciega llamada Imogen, de quien
sólo quedaba el recuerdo de haberla conocido vagamente muchos años
atrás. En casa de Rosamund aparecen unas cintas de casete dirigidas a
esta tercera heredera, con una nota en la que autoriza a su sobrina a
escuchar las grabaciones si no encuentra a Imogen, su destinataria
original.
El hilo conductor es entonces la voz de la fallecida Rosamund. En un
original giro de los acontecimientos, Rosamund describe detalladamente
veinte fotografías que escogió para Imogen. Al dirigir su narración a una
joven invidente, Rosamund hace más que describir unas imágenes:
cuenta la historia de su familia, a la vez que revela secretos poderosos
que encajan como las piezas de un rompecabezas cuyo desenlace resulta
sorprendente. Jonathan Coe asume la voz femenina para construir una
historia de tres generaciones de madres e hijas, una verdadera saga
familiar con ingredientes de misterio y de afecto ambivalente. Una
narración intrigante e impecable.
Cambiamos entonces de tercio y de continente, con la opera prima de
una argentina octogenaria, Aurora Venturini. Su novela Las primas es,
sin duda, una narración poderosa y original. Su protagonista es Yuna,
una mujer que sufre de un retardo mental limítrofe, pero que muestra

Una década de tertulias A.J. Morillo 109


una mayor capacidad de introspección que los demás personajes de la
historia. Yuna es una joven de mirada infantil pero muy perceptiva. A
medida que cuenta su historia, Yuna adquiere cada vez mayor dominio
y comprensión del lenguaje que usa para expresarse y para comprender
a los demás. Tiene además un talento especial en las artes plásticas.
Sus obras pictóricas y su mirada de las relaciones personales y
familiares hacen sospechar que más que tener una condición mental
desventajosa, ha sido encasillada en una condición de supuesta
discapacidad. De las cuatro primas subnormales, la protagonista
sobresale en medio de una familia disfuncional y rencorosa. El recurso
de la autora de usar la construcción gramatical para demostrar la
limitación de la protagonista para comunicarse es sencillamente genial.
Me hizo recordar a personajes ya leídos, como Mary, narradora y
protagonista de El color de la leche, de Nell Lyshon. La historia es
cruda, pero mantiene un tomo de humor negro que atrapa al lector.

El siguiente libro es descrito en su contraportada como «un manual de


antipsiquiatría para aquellos que sienten de verdad y que viven con
pasión». Setecientos millones de rinocerontes, de Manuel Vilas, no es
nada de eso. Se trata de una narración ecléctica, en la que un supuesto
psicoterapeuta, llamado Cristóbal Colón (aparentemente, esta es una
muestra del elevado sentido del humor del autor), describe las historias
variopintas de algunos de sus pacientes. A falta de un hilo conductor
que pueda darle un sentido de continuidad a esta obra, el autor se
inventa una analogía ingenua, reiterativa y nada convincente: todos
somos rinocerontes, la vida es un rinoceronte, la condición humana es
un cuadrúpedo acorazado unicorne o bicorne.

Una década de tertulias A.J. Morillo 110


La metáfora es floja, y no tiene mayor significado, a la vez que puede
significar cualquier cosa, cualquier vida, cualquier tipo de relación.
En un momento dado, después de haber leído hasta el cansancio la
referencia a los «setecientos millones de rinocerontes», que somos todos
o ninguno, quise prometerme que arrojaría el libro al fuego a la
siguiente mención de ese número, también sin fundamento
(¿setecientos millones de rinocerontes resplandecientes?).
Un par de páginas después decidí no quemar el libro, principalmente
porque la mayoría de mis lecturas las completo en formato electrónico
en mi tableta, que no merecía esa suerte. Incinerarla habría sido un
desperdicio, ¿un rinoceronte?
Confieso que escogí y propuse esta lectura con base en la descripción
engañosa de la contraportada, y en el hecho de que este extraño
mamífero me resulta especialmente fascinante. Sospecho que es el
mismo Vilas quien escribe la reseña que dice «Manuel Vilas retrata en
este libro la excepcionalidad de la mente del hombre moderno y
transmite, con acrobacias imposibles, plenas de fantasía, que la
elección más sugerente siempre es el trastorno.» Baso mi suposición en
el frecuente uso de parte del autor del recurso de automencionarse con
cambios ingenuos en su nombre. Aunque para algunos esta puede ser
una muestra de cómo Vilas «hace gala de su humor del absurdo», para
mí resultó una muestra de excesivo narcisismo.

Una década de tertulias A.J. Morillo 111


Rescato el hecho de que algunas historias tienen giros interesantes y
descripciones bien logradas y con pulcritud en el uso del idioma, y otros
relatos usan personajes de la historia del rock, por ejemplo, con buenos
resultados. Pero también desembocan en ese lugar común, un animal
magnífico, que aparece de la
nada, como una explicación
traída de los cabellos para
un fenómeno cualquiera,
para todos los setecientos
millones de cosas
resplandecientes que a uno
se le ocurran.

Zoológico de Budapest © 2017

Seguimos con La intrusa, de Éric Faye. Una muy interesante historia


de una huésped inesperada en casa de un hombre solitario. El autor
francés logra describir muy bien el estoicismo japonés y la soledad de
los personajes. Se supone que la historia se basa en un hecho real, en
el que un hombre descubre que hay una intrusa que vive en un armario
en su casa. En el relato, el dueño de casa confirma que ella lleva un año
viviendo allí, pero solo la descubre cuando comienza a notar pequeños
detalles que le sugieren su presencia. Además de las dos narraciones
que se hacen desde el punto de vista de cada uno de los dos implicados,
hay momentos en que aparece un tercer narrador, omnisciente, para

Una década de tertulias A.J. Morillo 112


enmarcar el contexto. Este recurso literario funciona bien para Faye, la
trama fluye sin que estos narradores interfieran con la historia. Es
curioso que el título original de la obra, Nagasaki, que no permite inferir
nada acerca de la obra, haya sido traducido al español como La Intrusa,
un título que revela parte de esta historia. La novela es breve e
ingeniosa, y la relación entre los dos personajes es también breve, pero
intensa, a pesar de que en realidad no llegan a compartir sus vidas,
sino un espacio común.
Hay aspectos que quedan en la intriga: el intervalo de ocho años que
corresponde a la diferencia de edad entre ellos dos y al tiempo que para
ella fue importante esa misma casa cuando era niña; cuánto de esta
intrusión fue un plan premeditado, o si ambos podrían finalmente
reencontrarse.

Cerramos este año, y este ciclo de una década de tertulias, con una
novela que también ha sido considerada icónica para la literatura
moderna, Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez.
Trata de la épica narración de la familia Buendía a través de todas sus
generaciones, hasta el fin de la estirpe. Enmarcada en el contexto del
llamado realismo mágico, y citada como uno de sus mejores ejemplos,
la narración es, sin duda, muy interesante, llena de descripciones
adjetivadas que en ocasiones parecen exageradas. En medio de estas
descripciones, se entrelazan aspectos de la violenta realidad nacional,
así como aventuras y situaciones inverosímiles, magias, hechizos,
apariciones fantasmales, historias de gitanos o, simplemente, hechos
cotidianos pero sorprendentes, como pudo serlo la primera visión de un
bloque de hielo en ese pueblo recóndito, Macondo, cuyo nombre se ha

Una década de tertulias A.J. Morillo 113


usado como adjetivo que puede ser sinónimo de lo inverosímil y lo
fantástico. En palabras de Julio Cortázar, «Hacía mucho tiempo que no
encontraba una prosa tan viva, tan fabulosamente inventiva.»
Como hemos descubierto en tantas otras novelas, puede ser difícil
seguir el hilo de los saltos en el tiempo que caracterizan a este relato.
Cada autor escoge las palabras y los rumbos que quiere, así, cada
novela es una expresión personal, y cada narración puede ser entendida
o no por sus interlocutores. Para algunos, el realismo mágico es de una
dificultad insostenible, pero para otros, es un juego divertidísimo. Para
el crítico literario chileno Hernán Díaz Arrieta, la frase con que
comienza la novela de García Márquez «junta en una misma frase un
pretérito desconocido, después de un presente incógnito y frente a un
futuro que mas tarde se recordará.»
Se acerca el final de esta reseña, pero sin que haya ningún asomo de
nostalgia. Como en mis otros intentos de relatoría, sé que habrá
muchas otras páginas para leer juntos. En nuestro grupo de amigos
lectores, en cada nueva reunión encontraremos nuevos mundos e
iniciaremos nuevos viajes. Algunos más tendrán que irse, otros
llegarán, y otros más regresarán a este club de puertas – y hojas –
abiertas. Esta certeza es la que nos ha sostenido todo este tiempo, y la
que nos servirá de sustento para enfrentarnos con pasión a los nuevos
rumbos literarios que nos esperan.

Una década de tertulias A.J. Morillo 114



Fotografías
He escogido algunas imágenes para que estas páginas parezcan menos
aburridas, a riesgo de que las fotos resulten más una distracción que
otra cosa. Algunas de las fotografías, espero, evocarán un tema leído.
Otras, creo, estimularán la imaginación, que es también uno de los
propósitos de la lectura: volar mientras se está sentado hojeando
páginas ensoñadoras.
A continuación, enumero las fotografías según su orden de aparición en
el texto.

Chicago, © 2014

Una década de tertulias A.J. Morillo 115


Escultura en bronce de unos niños lectores.
Club de Lectura en Fusagasugá, Cundinamarca.
El Pensador de Auguste Rodin, cubierto en nieve.
Esperanza leyendo durante unas vacaciones caribeñas.
Mapa mental de Eugenia
Túnel en un fuerte colonial.
Escultura de una cabeza con dos lenguas con vida propia.
Ventana que mira al cielo.
Pequeño ángel lector.
Mezquita turca.
Escultura de un pianista canadiense.
Anotaciones de un músico sobre una partitura.
Lector callejero en bronce.
Metrópolis desde el agua.
Gato sobre un tejado.
Bosque de árboles gigantes.
Obispo.
Libros acumulados.
Monje sin cara.
Esperanza y Clarice.
Clarice Lispector en la playa.
Grafiti brasileño.
Biblioteca bonaerense.
Vuelo de cometa.
Rinoceronte.
Árbol de letras.
Puerto de ensueño. Laguna de Tota, Boyacá

Una década de tertulias A.J. Morillo 116

You might also like