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KARL POLANYI La gran transformaci6n LOS ORIGENES POLITICOS Y ECONOMICOS DE NUESTRO TIEMPO Prélogo Josepn E. Sticiirz Predmbulo Karr Potanyi-Levirt Introduccién FRrep Biock FONDO DE CULTURA ECONOMICA PROLOGO JosepH E. Sticiitz Es un gran placer escribir este prélogo al libro clasico de Karl Polanyi en el que describe la gran transformacién de la civilizacién europea desde el mundo preindustrial hasta la era de la industrializacién, asi como los cambios en las ideas, las ideologias y las politicas sociales y econémicas que la acompaiia- ron, Debido a que la transformacién de la civilizaci6n europea es andloga a la transformacién que afrontan los pafses en desarrollo del mundo contempora- neo, con frecuencia parece que Polanyi se esta refiriendo a los problemas del presente. Sus argumentos —y sus preocupaciones— se corresponden con los que enarbolan los participantes en los disturbios y los marchistas que toma- ron las calles en Seattle y Praga en 1999 y 2000 para oponerse a las institu- ciones financieras internacionales. En su introduccién a la primera edicién de 1944, cuando el Fondo Monetario Internacional (rm), el Banco Mundial y las Naciones Unidas existian solamente en el papel, R. M. Maclver exhibié dotes proféticas similares al declarar que “la actualidad es de primera importancia por la leccién que de ella se desprende para los que desarrollan la organizaci6n internacional”. |Cudn mejores habrian sido las politicas por las que aboga- ron si hubieran le(do —y tomado en serio— las lecciones de este libro! Resulta dificil, y probablemente equivocado, intentar siquiera resurnir un libro de semejante complejidad y sutileza en unas pocas lineas. A pesar de que hay aspectos del lenguaje y de la economfa en un libro escrito hace medio siglo que pueden hacerlo menos accesible hoy, los temas y perspectivas que Polanyi plantea no han perdido su vigencia. Entre sus tesis centrales estan las ideas de que la autorregulacién de los mercados nunca ha funcionado; de que sus deficiencias, no sdlo en su desempefio interno sino también en sus con- secuencias (por ejemplo, la pobreza), son tan grandes que la intervencién del gobierno resulta necesaria, y de que el ritmo del cambio es de importancia capital en la determinacidn de esas consecuencias. E] andlisis de Polanyi es- clarece que las doctrinas populares de la econom{a del goteo —segtin la cual todos, incluso los pobres, se benefician del crecimiento— tienen poco funda- mento historico. Polanyi, ademas, explica la interrelaci6n entre las ideclo- gias y los intereses particulares al revelar como la ideologia del libre mer- cado fue concebida para servir los nuevos intereses industriales, asf como que esos intereses la utilizaron selectivamente al convocar la intervencion del go- bierno cuando necesitaban alcanzar los suyos propios. Polanyi escribié La gran iransformacion antes de que los economistas al 12 PROLOGO modernos establecieran las limitaciones de los mercados autorregulados. Ac- tualmente no existe un fundamento intelectual respetable para e] enunciado de que los mercados, por s{ solos, conducen a resultados de eficiencia, y me- nos atin a resultados equitativos. Cada vez que la informacién es imperfecta co los mercados son incompletos —lo que ocurre practicamente siempre—, se dan intervenciones que en principio pueden impulsar la eficiencia en la asig- nacién de los recursos. Nos hemos desplazado, en la mayoria de los casos, hacia una posicién més balanceada que reconoce la importancia tanto del po- der y las limitaciones de los mercados como de la necesidad de que el gobierno desempefie un papel mayor en la economia, aunque las restricciones a ese papel estén atin en disputa. Existe un consenso general sobre la importancia, por ejemplo, de la regulaci6n gubernamental de los mercados financieros, pero no acerca de la mejor manera en que ello debe realizarse. En la era moderna también hay abundante evidencia sustentada en la ex- periencia histérica de que el crecimiento puede conducir a un incremento de la pobreza. Pero también sabemos que cl crecimiento puede traer enormes be- neficios para muchos segmentos de la sociedad, como ha ocurrido en algunos de los pafses industrializados mds avanzados. Polanyi enfatiza las interrelaciones de las doctrinas de los mercados de mano de obra libre, las del libre comercio y las del mecanismo de autorregu- lacién monetaria del patrén oro. Su trabajo fue, pues, precursor del enfoque sistémico predominante hoy en dfa (y a su vez fue presagiado por la obra de los economistas del equilibrio general en el cambio de siglo). Aun hay algunos economistas, apegados a las doctrinas del patr6n oro, que consideran que los problemas de la economia moderna son el resultado de haber abandonado di- cho sistema; pero esta postura les plantea a los defensores del mecanismo de la autorregulacién del mercado un desafio atin mayor. Las tasas de cambio flexibles estén a la orden del dia, y uno puede argumentar que eso fortaleceria la posicién de los que confian en la autorregulacién. Después de todo, ¢por qué los mercados de cambio extranjeros debieran estar gobernados por prin- cipios que difieren de los que determinan a cualquier otro mercado? ;Pero es aqui también donde se manifiesta la debilidad de las doctrinas de los merca- dos autorregulados (al menos para aquellos de sus defensores que no prestan atencién a las consecuencias sociales de las doctrinas)! Pues existe abundante evidencia de que tales mercados —como muchos otros mercados de activos-- exhiben una volatilidad excesiva, o sea, mayor volatilidad que la que puede ser explicada por los cambios en sus fundamentos subyacentes. Igualmente, hay copiosa evidencia de que los cambios en apariencia excesivos en los pre- cios y las expectativas mas amplias del inversor pueden hacer estragos en una economia. La més reciente crisis financiera global recuerda a Ja actual gene- racin las lecciones que sus abuelos aprendieron durante la Gran Depresién: la autorregulacién de la econom{a no siempre funciona tan bien como sus proponentes desearian hacernos creer. Ni siquiera el Tesoro de los Estados PROLOGO 13 Unidos (bajo una administracién tanto demécrata como republicana) o el FMi, aquellos bastiones institucionales de la fe en el sistema de mercado libre, consideran que los gobiernos no deberfan intervenir en la tasa de cambio, aunque nunca han ofrecido una explicacién coherente y persuasiva de por qué ese mercado debe ser tratado de manera diferente que los otros mercados. Las inconsistencias del ri —a saber, que si bien profesa la fe en el siste- ma de mercado libre, es una organizacién puiblica que interviene con regula- ridad en los mercados de tasa de cambio, proveyendo fondos para rescatar a acreedores extranjeros mientras presiona con tasas de intereses usureras que conducen a la quiebra a las empresas domésticas— fueron previstas en los debates ideolégicos del siglo xix. Verdaderamente, los mercados de traba- joo bienes libres nunca han existido. Lo irénico es que en la actualidad algu- nos todavia claman por el libre flujo de trabajo, y mientras los paises indus- trialmente avanzados alertan a los menos desarrollados sobre los vicios del proteccionismo y de los subsidios gubernamentales, se han mostrado mas firmes en la apertura de los mercados en los pafses en desarrollo que en abrir sus propios mercados a los bienes y servicios que representan las ventajas comparativas del mundo en desarrollo. Sin embargo, actualmente las Ifneas del campo de batalla estan trazadas en un lugar bastante mas distante del habido cuando escribié Polanyi. Como observé con anterioridad, sélo los intransigentes serian capaces de defender la economia autorregulada, en un extremo, o un gobierno que la operara, en el otro. Todos estan conscientes del poder de los mercados; todos sienten re- verencia por sus limitaciones. Pero, a pesar de lo dicho, existen importantes diferencias entre los puntos de vista de los economistas. De algunos de esos puntos de vista se puede prescindir, como es el caso del enmascaramiento de la ideologia y los intereses especiales como ciencia econdémica y buenas prac- ticas polfticas. El reciente empuje a la liberalizacién del mercado financiero y de capital en los paises en desarrollo —promovido por el Fut y el Tesoro de los Estados Unidos—. es un buen ejemplo. Una vez mas, practicamente no hubo desacuerdo en que muchos paises que tenfan regulaciones que no forta- lecfan sus sistemas financieros ni promovian el crecimiento econémico debian eliminarlas. Pero los “libremercaderes” fueron atin mas lejos, y ello acarreé desastrosas consecuencias para los paises que siguieron sus consejos, tal como se evidencié en la reciente crisis financiera global. Pero, incluso antes de ese reciente episodio, hubo abundante evidencia de que semejante liberalizaci6n podia acarrear enormes riesgos sobre un pais, y de que esos riesgos recaerian desproporcionadamente sobre los pobres; mientras que la certidumbre de que tal liberalizacién promoveria el crecimiento fue, cuando menos, brevisi- ma. Pero hay otros temas en los que las conclusiones estan muy lejos de ser claras. El libre comercio internacional permite a un pafs disfrutar de los bene- ficios de sus ventajas comparativas, al incrementar la media de sus ingresos, aunque pueda costarles et empleo a algunos individuos. Pero, en los paises en 4 PROLOGO desarrollo, en donde la regla son altos niveles de desempleo, la destruccién laboral que se deriva de la liberalizacién del comercio puede ser mas evidente que la creacién de empleos, y éste es el especialfsimo caso de los “paquetes” de reforma del ri que combinan la liberalizacién del comercio con altas ta- sas de interés, lo cual hace de la creacion de empleos y de empresas algo vir- tualmente imposible. Nadie deberfa haber afirmado que al hacer virar a los trabajadores de empleos de baja productividad al desempleo podria reducirse la pobreza o podrian incrementarse los ingresos nacionales. Los devotos de los mercados autorregulados implicitamente creyeron en una suerte de Ley de Say, o sea, en que la oferta de trabajo crearia su propia demanda. Para los capitalists, cuya prosperidad descansa en los bajos salarios, el elevado des- empleo puede aun resultarles un beneficio, pues les permite disminuir la pre- sin de Jas demandas salariales de Jos trabajadores. Pero, para los economis- tas, el desempleo de los trabajadores expresa la disfuncién de la economia, y en casi todos los paises observamos abrumadoras manifestaciones de esas y otras disfunciones. Algunos convencidos de la capacidad autorregulatoria de la economia culpan de parte de esas disfunciones a los gobiernos; pero, sea eso verdad o mentira, el asunto es que el mito de la economia autorregulada esta virtualmente muerto. Sin embargo, Polanyi enfatizé un defecto particular de la economia au- torregulada que sélo recientemente ha sido traido de nuevo al debate. Se trata de la relaci6n entre la economia y la sociedad; de como los sistemas eco- némicos o las reformas pueden afectar la manera en que se relacionan los in- dividuos unos con otros. Una vez mds, a medida que la importancia de las relaciones sociales ha sido reconocida de forma creciente, el vocabulario ha cambiado. Por ejemplo, ahora hablamos sobre el capital social. Reconoce- mos que los periodos extensos de desempleo, la persistencia de altos niveles de inequidad y la pobreza y sordidez predominantes en gran parte de Amé- rica Latina han tenido efectos desastrosos sobre la cohesién social, y han contribuido allf al fortalecimiento de elevados y crecientes niveles de violen- cia. Reconocemos que la manera y la rapidez con la que las reformas fueron puestas en marcha en Rusia erosionaron las relaciones sociales, destruyendo el capital social y conduciendo a la creacién y quizés al dominio de una ma- fia rusa. Reconocemos que la eliminacién de los subsidios del ria los ali- mentos en Indonesia, justamente cuando cafan en picada los salarios y las tasas de desempleo se elevaban estratosféricamente, condujeron al predeci- ble (y predicho) desorden politico y social; una posibilidad que hubiera sido evidente dada la historia del pafs. En cada uno de los ejemplos mencionados no solo las politicas econémicas contribuyeron a la ruptura de las antiguas relaciones sociales, aunque en algunos casos hubieran sido fragiles: la quie- bra de las relaciones sociales en si misma tuvo efectos econémicos muy ad- versos. Los inversores estaban cautelosos acerca de poner su dinero en paises en los que las tensiones sociales parecian tan intensas, y muchos de los que PROLOGO 15 residfan en esos pafses se Ievaron su dinero, lo cual dio lugar a una dinémi- ca negativa. La mayorfa de las sociedades han desarrollado vias para atender a sus pobres, a sus desfavorecidos. La era industrial hizo cada vez més diffcil que los individuos pudieran ser completamente responsables de si mismos. Sin duda un campesino puede perder su cosecha, y para uno dedicado a la produe- cién de subsistencias es dificil ahorrar dinero para un dia Nuvioso (0, con mas exactitud, para la estaci6n seca). Pero él nunca carece de un empleo retribui- do. En la era industrial moderna los individuos son sacudidos por fuerzas que estén mas alla de su control. Si el desempleo es elevado, como ocurrié duran- te la Gran Depresién, y como lo es en la actualidad en muchos paises en des- arrollo, es muy poco lo que los individuos pueden hacer. Ellos pueden o no dejarse convencer por las conferencias de los libremercaderes sobre la impor tancia de la flexibilidad de los salarios (palabras en cédigo secreto para acep- tar el despido sin compensaciones, o admitir sin reproches la disminucion de sus salarios); sin embargo, casi nada pueden hacer para promover tales refor mas, aun si éstas tuvieran los deseados efectos del pleno empleo. Y no es sim- plemente el caso de que los individuos puedan, ofreciendo trabajar por un sa- lario mas bajo, conseguir empleo de inmediato, Las teorfas de la eficiencia salarial, la teoria insider-outsider, al igual que otras teorias, han proporciona- do explicaciones categéricas sobre por qué los mercados de trabajo no fun- cionan de la manera que sugieren los partidarios del mercado autorregulado. Pero, cualquiera que sea la explicacién, el hecho es que el desempleo no es un fantasma, las sociedades modernas necesitan procedimientos para tratarlo y la economia de mercado autorregulado no ha logrado hacerlo; al menos en las maneras que son aceptables para la sociedad. (Incluso existen explicacio- nes para esto, pero eso me alejaria de mis temas principales.) La rapidez con la que ocurre la transformacién destruye la posibilidad de imitar los viejos me- idos a lidiar con el problema, de recurrir a antiguas redes de seguridad, pues antes de que puedan ser desarrollados nuevos mecanismos de so- iucién surge un conjunto de demandas diferentes. Esta leccién del siglo xx, desafortunadamente, ha sido olvidada muy a menudo por los defensores del ‘eonsenso de Washington, la versién actualizada de la ortodoxia liberal. EI fracaso de la imitacién de esos mecanismos sociales de solucién con- wibuye a su vez a la erosién de lo que antes he denominado capital social. La ‘ima década ha sido testigo de dos ejemplos dramaticos. Ya me he referido ad desastre en Indonesia que es una parte de la crisis en el sureste de Asia. Du- "amc aquella crisis, el Fat, el Tesoro de los Estados Unidos y los defensores @e bss doctrinas neoliberales se opusieron a lo que pudo haber sido una parte importante de la solucién: la moratoria. En su mayor parte eran préstamos @ei sector privado a prestatarios privados. Existe una forma estandar de tratar qua situaciones en las cuales tos prestatarios no pueden pagar lo que deben: a bancarvia, la cual es un componente sustancial del capitalismo moderno. 16 PROLOGO Pero el ut dijo que no, que Ja bancarrota seria una violacion de la santidad de los contratos. Mas sus miembros no tienen reparos en violar el mas impor- tante de Jos contratos: el contrato social. Prefirieron proporcionar fondos a los gobiernos para rescatar a los acrecdores extranjeros, quienes habian fra- casado al asignar los préstamos con la debida atencién. Al mismo tiempo, el rm presioné a favor de polfticas con elevadisimos costos para los especta- dores inacentes, los trabajadores y los pequefios empresarios, quienes no ha- bian desempenado papel alguno en el advenimiento de la crisis. Todavia mds dramdticos fueron los fracasos en Rusia. El pais ya habia sido victima de un experimento —el comunismo— y fue objeto de otro nue- vo al poner en practica la nocion de la economfa de mercado autorregulado, antes de que el gobierno hubiera tenido la oportunidad de instrumentar la necesaria infraestructura legal e institucional. Al igual que 70 afios antes los bolcheviques habian forzado una rapida transformacién de la sociedad, los neoliberales ahora producian a la fuerza otra r4pida transformacién, con resultados desastrosos. Se le habia prometido a la gente que una vez que las fuerzas del mercado fueran desatadas, la econom{a prosperaria velozmente cuando el ineficiente sistema de la planificacién centralizada, que distorsio- naba la asignacién de los recursos con su ausencia de incentivos para la pro- piedad social, fuera remplazado por la descentralizacién, la liberalizacién y la privatizacion. No hubo prosperidad. La economfa se contrajo casi a la mitad, y la por- cién de los que estaban en la pobreza —en el nivel de cuatro délares diarios— aumentd, de cerca del dos por ciento, a casi cincuenta por ciento. Mientras que la privatizacién condujo a unos pocos oligarcas a convertirse en millona- ios, el gobierno no tenfa siquiera dinero para pagar las pensiones que debja a los pobres. Y todo esto ocurria en un pais rico en recursos naturales. La libe- ralizacién del mercado de capital, se suponfa, seria la sefial al mundo de que Rusia era un lugar atractivo para invertir, pero no fue mds que una ruta de una sola via. El capital salié a raudales, lo cual no constituyé una sorpresa. De- bido a la ilegitimidad de los procesos de privatizaci6n, éstos no estuvieron respaldados por el consenso social. Quienes dejaron su dinero en Rusia te- nian todo e} derecho a temer que lo podfan perder una vez que fuera instala- do un nuevo gobierno. Aun al margen de esos problemas politicos, es obvia la raz6n de que un inversor racional ponga su dinero en el prospero mercado de activos estadunidenses, en lugar de en un pafs con una verdadera depre- sion, Las doctrinas de la liberalizacion del mercado de capital fungieron como una invitacién abierta a que los oligarcas sacaran del pais sus riquezas mal habidas. Ahora, aunque tarde, las consecuencias de esas politicas erradas es- tan siendo sopesadas; pero resultaré virtualmente imposible atraer de vuelta el capital que salié, a menos que se ofrezcan garantias de que, sin tener en cuenta como fue adquirida la riqueza, ésta pueda ser retenida, y hacerlo im- plicaria, incluso determinaria, la preservacién de esa oligarquia. PROLOGO 17 La ciencia y la historia econémicas han Ilegado a reconocer la validez de Jas aserciones clave de Polanyi. Pero la polftica publica —particularmente como se refleja en las doctrinas del consenso de Washington sobre cémo el mundo en desarrollo y las economias en transicién deberian llevar a cabo sus grandes transformaciones— parece no hacerlo. Como ya he expresado, Polanyi pone al descubierto el mito del mercado libre: nunca ha habido un sistema de mercado autorregulado verdaderamente libre. En sus transfor- maciones, los gobernantes de los paises industrializados de hoy en dia des- empefiaron un papel activo, no sélo al proteger sus industrias a través de ta- tifas sino también al promover nuevas tecnologias. En los Estados Unidos, la primera linea de telégrafo fue financiada por el gobierno federal en 1842, y el notable incremento de la productividad en la agricultura que ha proporcionado las bases de la industrializacion descansa en las investigaciones, los progra- mas de ensefianza y los servicios de extension del gobierno. Europa Occiden- tal mantuvo restricciones de capital hasta hace poco tiempo. Todavia hoy, el proteccionismo y la intervencién gubernamental se mantienen en estado 6ptimo: el gobierno de los Estados Unidos amenaza a Europa con sanciones comerciales, a menos que abra sus mercados a las bananas —propiedad de corporaciones estadunidenses en el Caribe—. Si bien algunas de esas inter- venciones estan justificadas como una necesidad para enfrentar las interven- ciones de otros gobiernos, existen numerosos ejemplos de proteccionismos y subsidios en verdad descarados, como es el caso de la agricultura. Durante mi ejercicio como presidente del Consejo Econémico Consultivo fui testigo de multiples casos, desde los tomates y los aguacates de México hasta los rollos de peliculas japoneses, los abrigos de mujer ucranianos y el uranio ruso. Hong Kong fue considerado durante mucho tiempo el bastién del libre mercado, pero cuando Hong Kong vio a los especuladores de Nueva York tratando de devastar su economia por medio de Ja especulacién simulténea de los mer- cados de reservas y de divisas, los intervinicron masivamente. El gobierno estadunidense protesté de forma airada, diciendo que ésa fue una anulacién de los principios del libre mercado. Sin embargo, la intervencién del gobierno de Hong Kong valié la pena, pues logré estabilizar ambos mercados, prote- giendo de futuros peligros a su moneda y con esas providencias ganaron gran- des cantidades de dinero. Los seguidores del consenso neoliberal de Washington enfatizaron que son las intervenciones del gobierno la fuente de los problemas; que la clave para la transformacién es “fijar correctamente los precios” y mantener al go- bierno fuera de la economia mediante la privatizacién y la liberalizacién. Des- de este punto de vista, el desarrollo es poco menos que la acumulacién de capital, y la promocién de la eficiencia con la que son asignados los recursos, un asunto puramente técnico. Esa ideologia desconoce la naturaleza misma de la transformacién: una transformacién de la sociedad, no sdlo de la eco- nomia, y una transformacion de la economia que es mucho més profunda de 18, PROLOGO Jo que sus simples prescripciones sugieren. Su perspectiva representa una lec- tura equivocada de la historia, tal como afirma con eficacia Polanyi. Si Polanyi estuviera escribiendo en la actualidad, sus conclusiones hubie- ran estado apoyadas por evidencias adicionales. Por ejemplo, en el sudeste de Asia, la parte del mundo que ha experimentado el desarrollo més exitoso, los gobiernos adoptaron sin tapujos un papel central, y tanto implicita como ex- plicitamente reconocieron el valor de preservar la cohesi6n social, y no sélo protegieron el capital social y humano, sino que lo acrecentaron. A través de la region no solo hubo un répido crecimiento econémico, sino también una marcada reduccién de la pobreza. Si el fracaso del comunismo proporcioné ja dramatica evidencia de la superioridad del sistema de mercado sobre el socialismo, el éxito del sudeste asidtico proporcioné también la dramatica evidencia de la superioridad de una economia en la que el gobierno asume un desempeiio activo en la autorregulacién del mercado. Fue precisamente por esta razon que los idedlogos de mercado se mostraron casi euf6ricos durante la crisis del sudeste de Asia, la que, segtin ellos, mostraba a las claras las debi- lidades fundamentales del modelo del gobierno activo. Mientras, de seguro, en sus conferencias incluian referencias a la necesidad de un sistema finan- ciero mejor regulado, aprovecharon esa oportunidad para presionar a favor de una mayor flexibilizacién del mercado: un mensaje cifrado a favor de la eliminacién de toda clase de contrato social que proporcionara la seguridad econémica que habia realzado la estabilidad politica y social —una estabil dad que fue un principio sine qua non del milagro del sudeste asiético—. En verdad, por supuesto, esta crisis fue la ilustraci6n m4s dramatica del fracaso del mercado autorregulado: fue la liberalizacién de los flujos de capital en el corto plazo, los miles de millones de délares agitandose alrededor del mundo en busca de elevadas ganancias, sujetos a los rapidos cambios racionales e irra- cionales en el sentir generalizado, lo que configuré la rafz de la crisis. Permitaseme concluir este prélogo volviendo a dos de los temas centra- les de Polanyi. El primero de ellos se refiere al complejo entrelazamiento de la politica y la economia. El fascismo y el comunismo no fueron sdlo sistemas econdémicos alternatives; representaban importantes distanciamientos de las tradiciones politicas liberales. Pero, tal como Polanyi destaca, tanto “el fascis- mo como el socialismo estaban enraizados en una sociedad de mercado que se negaba a funcionar”. El apogeo de las doctrinas neoliberales ocurrié pro- bablemente entre 1990 y 1997, después de la caida del Muro de Berlin y antes de la crisis financiera global. Alguien puede asegurar que el fin del comunismo marcé el triunfo de la economia de mercado y la confianza en el mercado auto- rregulado. Pero esa interpretacion, me parece, est equivocada. Después de todo, en los propios paises desarrollados este periodo estuvo marcado en casi todas partes por el rechazo de esas doctrinas: las doctrinas del mercado libre de Reagan-Thatcher, en favor de las politicas “demécratas nuevas” 0 “la- boristas nuevas”. Una interpretacién mas convincente radica en que durante PROLOGO 19 la Guerra Fria, los paises industrializados avanzados simplemente no podian arriesgarse a imponer esas politicas, las cuales hubieran perjudicado mucho a los pobres. Ellos tenfan una opcién: estaban siendo seducidos por el Este y el Oeste, y los evidentes fracasos de las prescripciones occidentales los hacian vacilar entre el uno y el otro. Con la cafda del Muro de Berlin ya no tenfan a dénde ir. Las doctrinas de riesgo les podian ser impuestas con impunidad. Pero esa perspectiva no es sélo descuidada; es, ademés, desinformada. Pues existe una infinidad de formas indeseables que puede adoptar el rechazo de una economia de mercado que no funciona al menos para la mayoria, 0 la gran mayorfa. La llamada econom{a de mercado autorregulado puede evolu- cionar hacia un capitalismo mafioso —-y hacia un sistema policial mafioso—, una preocupacién que, desafortunadamente, deviene una realidad desco- munal en algunas partes del mundo. Polanyi vio el mercado como parte del fenémeno mas amplio de la eco- nomia, y a ese fenémeno mas amplio de la economfa como parte de la socie- dad en toda su amplitud. Consideré la economia de mercado no como un fin en si mismo, sino como un medio para fines més trascendentes. Casi siempre Ja privatizacién, la liberalizacion e, incluso, la macroestabilizacion habian sido tratadas como objetivos de reformas. En las tarjetas de registro se anota- ba cudn raudamente los diferentes paises se estaban privatizando; no importa que la privatizacién resulte realmente facil: todo lo que ha de hacerse es re- galar los activos a los amigos y esperar favores a cambio. Pero muy a menu- do no se registraba el ntimero de individuos que son empujados a la pobreza, o el ntaimero de empleos que son destruidos en relacién con los que se crean, 0 el incremento de la violencia, o el aumento del sentimiento de inseguridad Ja sensacién de impotencia. Polanyi hablo acerca de los valores mas basicos. La disyunci6n entre esos valores mas bAsicos y la ideologia del mercado au- torregulado es tan clara en la actualidad como en los tiempos en que él escri- bid sobre eso. Hablamos a los paises en desarrollo sobre la importancia de la democracia, pero luego, cuando se trata de los asuntos con que ellos estan mas preocupados, de lo que afecta su manera de ganar el sustento, de la eco- nomia, les decimos: las leyes de hierro de la economia les permiten a ustedes poca o ninguna eleccién; y dado que probablemente ustedes (a través de sus procesos politicos democraticos) desordenaran las cosas, deben ceder las claves de las decisiones politicas —es decir, lo concerniente a la politica ma- croeconémica— a un banco central independiente, casi siempre dominado por representantes de la comunidad financiera; y para asegurar que actéen en interés de la comunidad internacional, se les advierte que deben enfocarse exclusivamente en la inflacién: olvidense de los empleos o el crecimiento; y que para estar seguros de que hagan exactamente lo que deben hacer, se les dira que deben imponer reglas al banco central, como la de expandir el sumi- nistro de dinero a una tasa constante, y la de que cuando una regla no funcio- ne como se esperaba otra debera ser introducida, como la de concentrarse en 20 PROLOGO a inflacion. En suma, mientras por un lado, aparentemente, capacitamos en la democracia a los individuos en las antiguas colonias, por el otro se la arrebatamos. Polanyi termina su libro, de manera bastante adecuada, con una discu- sion sobre la libertad en una sociedad compleja. Franklin Delano Roosevelt declar6, en medio de la Gran Depresién: “No tenemos nada que temer sino al temor mismo”, No sélo hablé de las libertades clasicas libertad de expre- sion, libertad de prensa, libertad de asociaci6n, libertad religiosa— sino que, ademas, se refirié a liberarse del miedo y del hambre. Las regulaciones pue- den desterrar las libertades de alguien, pero al hacerlo se pueden garantizar jas de otros, La libertad de mover el capital dentro y fuera del pais segiin la voluntad personal es una libertad que alguien puede ejercer a un costo enor- me para otros. (En la jerga de los economistas, hay grandes externalidades.) Desafortunadamente, en el mito de la economia de mercado regulado no esl presente un balance de esas libertades ni en el viejo estilo del laissez-faire ni en el nuevo ropaje del consenso de Washington, pues es el pobre mas que nadie el que mayormente enfrenta un gran sentimiento de inseguridad, y en algunos Jugares, como en Rusia, el miimero absoluto de los que estén en la pobreza ha crecido sensiblemente y los niveles de vida han caido. Para ellos hay menos libertad, menos libertad ante el hambre, menos libertad ante el miedo. Si Polanyi escribiera hoy, estoy seguro de que sugeriria que el desafio que enfrenta la comunidad global es la posibilidad de remediar esos desbalan- ces... antes de que sea demasiado tarde. Predmbulo LOS CONCEPTOS MAS IMPORTANTES EN EL TRABAJO DE KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA' Karr Pocanyi-Levirr Cuando mj padre ensefiaba un curso sobre historia econdémica general en la Universidad de Columbia en Ja década de 1950, se dedicaba a la investiga- cion sobre la vida econémica en las sociedades arcaicas y primitivas. En ese tiempo yo no podia comprender su preocupacion por el comercio de los ha- bitantes de las Islas Trobriand 0 por Jas interpretaciones de la caligrafia babi- lénica. Me parecfa que todo eso estaba demasiado lejos de los problemas de nuestros tiempos. Sélo durante los tltimos afos pude apreciar que sus in- vestigaciones sobre la antropologia econémica estuvieron motivadas por la determinacién de demostrar que la economia de mercado del siglo x1x era algo de valor bastante delimitado. Es preciso recordar su repetida afirmacion de que “nunca antes en la historia de Ia humanidad ha sido elevado el principio de la ganancia a principio de organizacién de la vida econémica”? Su pro- funda investigacién sobre el intercambio no mercantil en las sociedades ar- caicas y primitivas desafié las presunciones de los antropélogos e historiado- res que impusieron al andlisis de las sociedades precapitalistas los conceptos de escasez y precios de mercado, derivados de las pretensiones de la validez universal de la teoria econémica. Para despojar el estudio de la economfa de lo que una vez él nombr6 “nuestra obsoleta mentalidad de mercado”, establecié tres modelos de integra- cién de la actividad econémica: reciprocidad, redistribucién e intercambio. Esos modelos eran universales en el sentido de que podian ser identificados en todos los sistemas de la organizacién de la vida econémica, incluida la economia de mercado contemporénea. La aproximacién de Polanyi fue com- parativa. No hay en su trabajo sugerencia de progreso o alguna implicacion Esta ponencia fue presentada en una conferencia sobre la contribucién antropolégica de Karl Polanyi, celebrada en Nanterre, Paris, del 10 al 12 de junio de 2004. Una versién anterior fue publicada en francés bajo el titulo “Les principaux concepts dans le travail de Karl Polanyi et leur pertinence actuelle”, en Autour de Polanyi: Vocabulaires, théories et modalités des échanges, Ph. Clancier, A. Bresson, F. Joannés, P. Rouillard, A. Tenu (eds.), Colloques de la Maison René- Ginouvés, De Boccard, Paris, 2005. 2k. Polanyi, “Our Obsolete Market Mentality”, en George Dalton (ed.), Primitive, Archaic, and Modern Economics: Essays of Karl Polanyi, Anchor Books, Nueva York, 1947 [1968], p. 43. 2 22 KARL POLANYI ¥ SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA de que las sociedades modernas sean mAs o menos desarrolladas que las del pasado. Pienso que por eso él cuestionaba el concepto de desarrollo. Su rechazo del desarrollo no refleja indiferencia por las naciones que emergian del poscolonialismo en Asia y Africa. Por el contrario, esperaba que su alerta sobre los efectos destructivos de la subordinacién de la socie- dad a los requerimientos de la econom{a de mercado pudiera salvar a la hu- manidad de catastrofes nunca antes experimentadas. En una carta a una amiga de su juventud, Beatrice de Waard, en 1958, ocho afos antes de su fa- lecimiento, escribid: Mi viga ha sido una vida mundial, he vivido la vida del mundo. jPero la vida del mundo se detuvo durante varias décadas y, después, en unos pocos afios avanz6 un siglo! Por eso estoy sélo ahora volviendo en mi mismo, después de haber per- dido treinta afios en el camino; estoy esperando a Godot, hasta ver que el mundo recupere su nivel, hasta que me recupere. En retrospectiva, todo est extrafia- mente quieto; e] martirio del aislamiento fue s6lo aparente. A fin de cuentas, solo estoy en espera de mi mismo, esto es, viendo si he de salir bien librado de esta prueba. Ahora nos han colocado en el fiel de la balanza —las pruebas tienen un peso decisivo sobre ti, sobre mi—, y en diez afios podria darseme la raz6n, estan- do atin vivo. Mi trabajo es para Asia y Africa, para los pueblos nuevos. Occidente puede llevarles a ellos asistencia espiritual e intelectual, en lugar de que Occi- dente destruya la tradicién del siglo xix e, incluso, demuela sus ideales victoria nos [...] Finalmente mis ideas y teorfas estan dando lugar al antagonismo, y eso es un buen signo. Seria extremadamente encantador vivir para luchar por ellos, pero el hombre es un ser mortal. Debieron transcurrir 50 afios antes de que la originalidad de Karl Polan- yi pudiera emerger de su relativa penumbra para ser reconocida en muchas colectividades como una critica definitiva de la inevitabilidad de los efectos del principio de la subordinacién de la sociedad a la economia de mercado. No fue hasta la crisis asiatica de 1997 y el desastre del instantaneo capitalismo de mercado en Rusia que su trabajo fue citado en centenares de discursos, ponencias, articulos y declaraciones politicas. Muchos autores han realizado excelentes exposiciones de la tesis princi- pal de La gran transformacién (1944), asi como de su relevancia para la com- prensi6n de la globalizacién contempordnea. Pero nada le hubiera producido mayor satisfaccién, dado su deseo de atraer al adversario intelectual, que ser identificado como el critico mas eficaz del proyecto neoliberal del siglo xx1 por un profesor del Instituto Cato, lider de la rama derechista de ese comité de grandes cerebros {think tanks}. } Carta escrita en 1958, citada en Kari Polanyi-Levitt y M. Mendel, “Karl Polanyi, His Life and Times”, Studies in Political Economy, nim. 22, primavera de 1987, pp. 7-39. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA. 23 E] ha emergido recientemente como un tipo de santo patrono de los criticos de la globalizacién. George Soros reconoce su deuda intelectual con él en los agradeci- mientos con los que comienza su The Crisis of Global Capitalism. Dani Rodrik, de Ja Universidad de Harvard y autor de Has Globalisation Gone Too Far?, se refiere a él con frecuencia, John Gray, un profesor en la London School of Economics, que escribié False Dawn: The Delusions of Global Capitalism, titulé su primer ca- pitulo “From the Great Transformation to the Global Free Market”. Esos argu- mentos son una casi perfecta inversién de la verdad. Las tragedias del siglo xx de que daban cuenta no son resultado de una confianza excesiva en los mercados, sino de una agudizada pérdida de fe en ellos. Sin duda; la critica.que hace Polanyi de la economia de mercado del si- glo xx y de su inevitable destino es mds rotundamente consistente con la que llevan a cabo los criticos de la globalizacién. La gran transformacion es el trabajo mas conocido de Polanyi, traducido a casi 20 idiomas. Los discer- nimientos basicos germinaron durante sus afios formatives en Hungrfa y su experiencia periodistica en Viena. Diez afos de ensefianza e investigacién en la Universidad de Columbia, de 1947 a 1957, le proporcionaron la oportuni- dad de extender su investigacion histérica sobre el fundamento que respalda a las sociedades arcaicas y primitivas. Hay un tema constante en el universo de su pensamiento: su insistencia en que no existen fuerzas impersonales que nos absuelvan de nuestra responsabilidad individual de sumarnos al destino de los seres humanos. Una nocién fundamental: cuando la gente deja de creer en la legitimidad de lo que resulta poderoso, su poder esta en declive. UNA VIDA MUNDIAL La vida de Polanyi fue realmente una “vida mundial” marcada por tres emi- graciones. Nacié en 1886, en Viena, pero poco después la familia se mudé a Budapest y a partir de entonces sus afios formativos fueron hingaros. Creci en el confort del seno de una familia de clase media alta. Su padre era inge- niero civil y un exitoso constructor de ferrocarriles hasta que una mala esta- cién climdtica se prolong6, por lo que se arruinaron los negocios y la familia descendié a una situacion de refinada pobreza. Su madre, hija de un rabino académico de Vilma, que entonces pertenecia a Rusia, fue conocida por su papel de anfitriona de las reuniones de la vida literaria, artfstica e intelectual de la élite de Budapest. Los nifios Polanyi recibieron en casa una educacién esmerada, que incluia latin y griego, inglés, francés y alem4n. Karl se gra- dué de abogado en la Universidad de Budapest en 1912 con un doctorado en Leyes. Esa fue su unica calificacién académica. Fue prominente en la vida 4B. Lindsey, “The Decline and Fall of the First Global Economy”, Reason, diciembre de 2001, 24 KARL POLANYI ¥ SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA intelectual hangara como presidente fundador del Circulo Galileo, un movi miento estudiantil que desarrollaba actividades educativas con la extraordi- naria cifra de 2000 clases cada afio. La ideologia de la Mustracién occidental se oponia al oscurantismo clerical y al moribundo orden politico mondrquico htingaro.> Tenia 28 afios en 1914 cuando se alist6 en el ejército austro-hangaro como oficial de caballerfa, sirviendo en el frente ruso. Fue hospitalizado y en 1919 emigré a Viena, donde pronto fue seguido por el éxodo de los htngaros que huian del Terror Blanco.* Entre ellos estaba Ilona Duczynska, con quien se casé en 1923, y al afio siguiente naci yo. La Revoluci6n rusa de 1917 fue seguida por una prolongada guerra civil. Polanyi se unié al amplio debate sobre cémo podfa construirse una economia socialista. Fue en ese contexto que estudié los trabajos de los principales exponentes de la Escuela Econé- mica austriaca. Durante muchos afios huché por crear un modelo de economia socialista que pudiera combinar el criterio técnico de eficiencia, con requeri- mientos sociales y culturales y un proceso de toma de decisiones democra- tico. Finalmente abandons ese ejercicio y encontré en la historia y la antro- pologia medios mas efectives con los que desarrollar ideas respecto al lugar de la economia en la sociedad. Hasta el final de su vida fue un socialista. Desde 1924 hasta su salida hacia Inglaterra en 1933, Polanyi fue un miem- bro relevante del equipo editorial de Der Osterreichische Volkswirt, publica- cién especializada en asuntos internacionales. Me reuni con él en 1934, mientras mi madre, Ilona, permanecia en la lucha ilegal de oposicién al fas- cismo austriaco hasta que en 1936 también viajé a Inglaterra.’ Durante sus afios iniciales en Inglaterra, Polanyi estuvo asociado a un pequefio grupo de Ifderes intelectuales y religiosos que se autodenominaban Ivquierda Cristiana. Contribuyé con un ensayo titulado “La esencia del fas- cismo” y coedité Cristianismo y revolucién social (1935), Entre otros colabo- radores estaba Joseph P. Needham.‘ Mi padre aporté a ese grupo una pers- pectiva continental y lo introdujo en Los manuscritos econdmicos y filosoficos de 1844 de Marx.? En 1937, mediante recomendaciones de R. H. Tawney y de Para una Valiosa colecci6n de papeles sobre la familia Polanyi y la contribucién de Karl ala vida intelectual ningara, presentada en la conferencia por el centenario en Budapest, 1986, véa- se Polanyi-Levitt, The Life and Work of Karl Polanyi, Black Rose Books, Montreal, 1990, Sobre la decumentacién hist6rica, incluyendo la memoria sobre Polanyi en Viena en la década de 1920, véase Palanyi-Levitt y K. McRobbie (eds.), Karl Polanyi in Vienna: The Contemporary Significan- ce of The Great Transformation, Black Rose Books, Montreal, 2006 [2000], pp. 255-328. “El Terror Blanco se refiere al régimen represivo del almirante Horthy, que sucedi6 a la revo- lucién comunista de corta vida, y la intervencién de los ejércitos checo y rumano en 1919. "Cf Lindsey, "The Decline and Fall...”, art. cit. * Joseph Needham, socialista cristiano y eminente académico, mejor conocido por los volti- menes Science and Civilization in China (1954). * Esta, que fue la primera publicacién en Alemania en 1931, salié de contrabando del pats a Suiza cuando los nazis tomaron el poder. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA 25 G. D. H. Cole, obtuvo un empleo como tutor en la Asociacién de Educacién para los Trabajadores, donde ensefié cursos de relaciones internacionales e historia social y econémica inglesa en pequefios pueblos de provincia. Al mis- mo tiempo colaboraba con articulos sobre problemas de actualidad en varias publicaciones de izquierda y liberales. Aunque La gran transformacién fue escrita en el Bennington College, Vermont, entre 1940 y 1943, fue en Inglate- rra donde encontré los orfgenes de los desastres que hundfan a Europa entre 1914 y 1945, Desde 1947 hasta su jubilacién en 1953, Polanyi ensefié un curso de his- toria econémica general como profesor visitante en la Universidad de Colum- bia, y entre 1953 y 1957 fue codirector de un proyecto de investigacién inter disciplinaria con Conrad Arensberg sobre asuntos econémicos del crecimiento institucional. Los resultados de esa investigacion fueron publicados bajo el titulo Comercio y mercado en el Imperio antiguo, en la economia y en la histo- ria y teorta (1957). Varios de sus estudiantes graduados colaboraron en ese volumen, entre otros Anne Chapman, gue me ha invitado a esta conferencia. Dahomey y el comercio de esclavos, con una introduccién de Paul Bohannan, fue publicado péstumamente con la asistencia de Abraham Rotstein en 1966. Un antiguo estudiante, George Dalton, confeccioné la util coleccién Econo- mia primitiva, arcaica y moderna (1968), y Harry Pearson edité un volumen péstumo de los escritos de Polanyi, El sustento del hombre (1977). En 1950 los Polanyi establecieron su hogar en Canada, en Pickering, On- tario, pues a Tlona Je (ue prohibida la entrada en los Estados Unidos debido a sus anteriores actividades comunistas en Hungria (1917-1920) y en Austria (1934-1936). Mis padres murieron en Canada y ahora sus restos descansan en un cementerio en Budapest. La fuente bibliografica mas frecuentemente citada sobre la vida de Karl Polanyi es un capftulo de las memorias de Peter F. Drucker titulado “Los Po- lanyi’.!° En ese muy entretenido ejercicio de recuerdos imaginados de los amigos de Karl y de otros miembros de la familia, casi ninguno de los hechos es evocado correctamente. En realidad, algunos son manifiestamente absur- dos. Drucker fue perspicaz al apuntar que los Polanyi perseguian “una nueva sociedad que pudiera ser libre y ni ‘burguesa’ ni ‘liberal’; préspera y no domi- nada por la economia; comunal y no apegada a un colectivismo marxista”. Pero no pudo haber estado mas equivocado que cuando calificé a Karl Polan- yi como “una figura menor”, cuyo “fracaso expresa la futilidad de la busqueda de [...] la sociedad perfecta —al menos de la buena—”, 0 cuando dijo que su investigaci6n acerca de la organizacién econémica de las civilizaciones pasa- das era un retroceso “en los asuntos académicos”."! °° Peter F. Drucker, Adventures of'a Bystander, John Willey, Nueva York, 1994 [1978], pp. 123- 140. Drucker vino de Viena a los Estados Unidos, donde se convirtié en una autoridad de lide- razgo sobre la moderna corporacién. 8 Poid,, p. 138. 26 KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA. POLANYI SOBRE LA GRAN TRANSFORMACION La tesis de Polanyi era que los disturbios econémicos sociales y las tensiones politicas eran causados por el intento utdpico de restaurar el orden liberal del siglo 21x, incluido el patrén oro, y que la primera Guerra Mundial cons- tituia la causa esencial de la crisis de la economia mundial y de Ja desapari- cidn de la democracia en la mayoria de los Estados de Europa continental en la década de 1930. Como Keynes, comprendié que el patrén oro era un meca- nismo social disefiado para restaurar las economias domésticas de los paises deudores en interés de los financistas rentistas. Su explicacion sobre la vulne- rabilidad de los pequefios y débiles Estados periféricos de Europa Central y del Este ante un tirén del “hilo de oro” se anuncia como un presagio de los programas de estabilizacién del rut. En la sucesién de Estados de Europa Central, los acreedores internacionales instituyeron regimenes de supervi- sin externa bajo los auspicios de la Liga de las Naciones, que operaba desde Génova. La Liga de las Naciones no empleaba mas que unos pocos cientos de personas. En la actualidad el rut y el Banco Mundial emplean muchos miles de profesionales y consultores muy bien pagados para instaurar una larga lista de medidas macro y microeconémicas disefiadas para imponer presupuestos balanceados y “libres mercados” a los endeudados paises en desarrollo. Plus ga change. Al describir el papel de las finanzas internacionales en la restauracién de Jos regimenes de derecha en Europa, Polanyi observé: “[E]n Bélgica y en In- glaterra la derecha fue expulsada de 1a oficina en nombre del razonable pa- trén monetario. Una secuencia de crisis monetarias casi interminable vincu- Jaron a los indigentes Balcanes con los présperos Estados Unidos a través de la banda elastica del sistema de crédito internacional, que transmitia las ten- siones de las imperfectamente restauradas monedas primero del Este al Oeste de Europa y, luego, del Oeste de Europa a los Estados Unidos”? Europa pasaba de crisis en crisis hasta que una insostenible piramide de deudas colapsé en 1931. MERCANCIAS FICTICIAS Contrario a lo que se cree cominmente, no hay nada natural ni inevitable en el sistema de mercado del siglo xx. Como lo demostr6 Polanyi, el liberalisrno del laissez-faire fue disefiado por los primeros economistas politicos ingleses e instituido por el poder del Estado. En un pasaje citado con frecuencia, Po- lanyi concluy6é que “el laissez-faire fue planeado”; mientras que la reaccién 12K. Polanyi, The Great Transformation: The Political and Economic Origins of Our Time, Beacon Press, Boston, 1944 [2001], pp. 23-24. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA, 27 protectora contra la disciplina de los mercados era “espontanea”.'* La exten- si6n de Ja creacién de los precios de mercados para abarcar las mercancfas ficticias de la tierra, el trabajo y la moneda constitufa una innovacién més revolucionaria que las invenciones mec4nicas del temprano capitalismo in- dustrial. Tierra, trabajo y dinero son mercancias “ficticias” porque, a diferen- cia de las verdaderas mercancias, ellas no son producidas para la venta. Los recursos naturales, incluida la tierra, constituyen un don de Dios. Las gentes no tienen nifios para suministrar trabajadores al mercado laboral. Y el dinero es una convencién social. Mientras el dinero-mercancia ha sido utilizado como moneda, el dinero moderno es esencialmente una entrada contable validada por la santidad del contrato y codificada en ley. Histéricamente, el dinero fue el primero en ser liberado de Ja regulacion que prohibja la usura, por siglos estimada como diabélica por la doctrina cristiana. El divorcio entre los productores agricolas y sus medios de subsistencia por la privatizacién (cercados) de las tierras comunales creé una nueva clase baja de vagabundos e indigentes. La amenaza a la estabilidad social fue con- trarrestada por medidas de alivio a la pobreza y subsidio de salario. El paso critico en la creacidn de un proletariado industrial en la Inglaterra del siglo xx fue la abolicién del alivio a la pobreza a través de la draconiana Nueva Ley de Pobres de 1834, que sancioné legalmente la degradacién del salario. Esta fue instituida por la reforma parlamentaria de 1832, que subordiné la oligar quia terrateniente a la burguesfa urbana e industrial. La mayorfa de la pobla- cién no tenia voz ni voto. Los sindicatos se mantenfan en la ilegalidad. E] resultado fue el desencadenamiento de las fuerzas productivas y la acu- mulaci6n de capital. Pero los salarios no pudieron subir por encima del nivel de subsistencia hasta la segunda mitad del siglo xx. Los economistas clasi- cos estaban preocupados con la acumulacién de capital, el crecimiento eco- némico y la distribucién de los ingresos provenientes de la produccién. Igno- raron en gran parte que la desposesién, el desplazamiento y la degradacién humana habjan provocado la destruccién de las relaciones sociales en las que antes se arraigaban la obtencidn del sustento, el estatus social, el orgullo por el oficio y las expresiones culturales. Polanyi insistia en que la creacién de un mercado autorregulado por la mercantilizacion de la tierra, el trabajo y el dinero pretendia nada menos que hacer que la sociedad se plegara a los requerimientos de la economia de mer- cado. Su tesis central consistfa en que el orden econdmico liberal del siglo xxx era “econémico” en un sentido diferente del que se emplea al afirmar que en el pasado todas las sociedades habian sido limitadas por las condiciones ma- teriales de existencia. Era “econémico” en el sentido distintivo de que esco- gia su base en un motivo que nunca antes se habia elevado hasta el nivel de volverse justificacién de la accién y la conducta en Ia vida cotidiana, especffi- "Ibid, p. 147 28 KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA camente la ganancia individual.'* Antes del surgimiento del capitalismo in- dustrial, los mercados nunca fueron mas que accesorios de la vida econdmi- ca. En este sentido la generalizada economia de mercado del capitalismo moderno nace como una excepcién, Conforme el “progreso” (léase “eficien- cia”) conquist6 e] “habitat” (Iéase “seguridad”), y el trabajo, la tierra, el dinero y lo esencial de Ja vida fueron mercantilizados, 1a economia adquirié una existencia propia, dirigida por sus leyes particulares, ya fuese segtin términos neoclasicos o marxistas. EL DOBLE MOVIMIENTO A propésito de la creacién del mercado.autorregulado, Polanyi advirtié, en un Pasaje muy citado, que semejante institucién no podrfa haber existido en ninguna época sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habria destruido fisicamente al hom- bre y transformado su ambiente natural en un paramo. Inevitablemente, la so- ciedad adopté providencias para protegerse, pero cualquiera de esas medidas dafaba el mercado autorregulado, desorganizaba la vida industrial y, asi, ponia en peligro a la sociedad en otro sentido. Aqui se hace referencia al “doble movimiento” de la explosiva propaga- cién de la economfa de mercado y del control de su expansién por movimien- tos de proteccién civica, social y nacional. Polanyi interpretaba la legislacién en relacién con la salud publica, las condiciones de trabajo en las fabricas, la seguridad social, los servicios municipales y los derechos sindicales en la In- glaterra victoriana como providencias de equilibrio para controlar los efec- tos sociales de la desencadenada expansién del capital. Igualmente, recono- cfa que en el continente los gobiernos de las mas variadas orientaciones politicas promulgaban medidas similares, incluidas la proteccién de la indus- tria y de la agricultura, amenazadas ambas por la competencia ruinosa. Fue- ron providencias instituidas por intervenciones del Estado a nivel nacional. Acontinuacién de Ia primera Guerra Mundial, los conflictos sociales crecieron como resultado de los draconianos requerimientos financieros para la confi- guracin de las regias del patron oro, lo cual no podia ser mediado por pro- cesos democraticos, y de ello resulté el crecimiento de regimenes autoritarios y fascistas en la mayor parte de la Europa continental. Por eso puede com- prenderse que el “doble movimiento” de Polanyi no es un mecanismo de au- tocorrecci6én para la moderacién de los excesos del fundamentalismo del mercado, sino una contradicci6n existencial entre los requerimientos de la ™ Of. ibid., p. 30. * Ibid., p. 3. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA, 29 economia de mercado capitalista para su expansi6n ilimitada y los de la gente para vivir en una relacién de sociedad de apoyo mutuo. Cuando el mundo emergié de la segunda Guerra Mundial para construir las instituciones internacionales que enmarcaran la era de la posguerra, fue generalmente aceptado que la economfa de mercado tenia que servir a los objetivos nacionales de pleno empleo y seguridad social. Polanyi previé un. mundo de bloques regionales de diversos sistemas socioeconémicos. La ma- rea parecia haber cambiado contra la dominacién irrestricta de la econo- mfa por el capital. El control social fue restaurado sobre la economfa. Esa fue la “gran transformacién’” que cerré el libro del liberalismo econdémico de los economistas cldsicos ingleses. BJ orden financiero internacional de Bretton Woods permitié un espacio politico a los paises para perseguir el pleno em- pleo y la seguridad social, financiados por los acuerdos fiscales redistri- butivos. Los paises en desarrollo pudieron involucrarse en una industriali- zacién mediante la sustituci6én de importaciones y planes econémicos de largo plazo. Polanyi nos recuerda que, sin embargo, las medidas adoptadas por la so- ciedad para protegerse bien pueden haber debilitado el funcionamiento del mercado y, a la vez, puesto en movimiento un contraataque del capital para liberarse de los constrefiimientos sociales. Precisamente eso es lo que ha es- tado ocurriendo desde la crisis de la década de 1970, cuando la declinacion de la productividad y de los beneficios, la baja o negativa tasa de interés real que favorecfa a los deudores y una ola de radicalismo politico en el Sur desa- taron la contrarrevolucién neoliberal. En el ultimo cuarto del siglo xx, la liberalizaci6n del comercio y del capital, una vez mAs, ha liberado el capital de Ja regulaci6n —ahora a esca- Ja global—. Los dictados del capital financiero, de nuevo, estan gobernando los mercados. Combinado con el predominio de jas corporaciones trasna- cionales, este fenémeno socava y corrompe los procesos politicos democra- ticos en las sociedades nacionales. Las disposiciones de la Organizacién Mundial del Comercio con respecto a la inversién, la competencia, la adqui- sicién del gobierno y la propiedad intelectual han sido disefiadas, especifi- camente, para atar a los Estados a acuerdos supranacionales y asi proteger a los inversionistas de la legislacién nacional. La inequidad se ha elevado a niveles sin precedentes; pero no hay instituciones internacionales que mo- deren los efectos polarizados de la liberalizaci6n del capital. Los recursos fiscales que sostenian el Estado de Bienestar en los paises industrializa- dos estan deteriorados. E] endeudamiento tiene a los paises en desarrollo inmovilizados por las condicionantes, que no les permiten implementar aquellas estrategias de desarrollo econédmico que probaron ser exitosas en el pasado. Un prolongado periodo de esiabilidad econémica y un fuerte crecimiento econémico en Europa y Norteamérica estimularon la percepcién de que el 30 KARL POLANYT Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA “doble movimiento” de Polanyi era una suerte de mecanismo de autocorrec- cién. Semejantes ilusiones quedaron destrozadas en la década de 1990. El incremento de la gestién de capital que buscaba elevados reembolsos y ga- nancias en los mercados surgidos en Asia y América Latina precipité una serie de severas crisis financieras y econémicas —de mayor dramatismo en las eco- nomias de alto crecimiento del este de Asia—. Las lecciones de La gran trans- formacion fueron recuperadas y Polanyi emergié de la relativa penumbra para instalarse en el discurso académico y el comentario periodistico. LA ECONOMIA DESINCRUSIADA Inestabilidad, inseguridad y serias crisis financieras asociadas a la globali- zacién han conducido a los académicos y hacedores de politicas, incluido el Banco Mundial, a abrazar Ja reforma institucional y el buen gobierno. La “economia incrustada” ha ganado actualidad en el discurso politico y su co- nexién con Polanyi es repetidamente citada. Aqui se da por sentado que la corrupcién es atribuible tnicamente a los politicos y que los paises podrian beneficiarse de la introduccién de las instituciones y practicas politicas occi- dentales, asi como que el empoderamiento de la sociedad civil puede ocupar el sitial reservado al Estado, concebido en términos de su papel tradicional. En realidad, el retroceso del Estado ha desempoderado a la sociedad civil. La reduccién de las provisiones para la salud y la educacién ha empobrecido a la gente, y Jas aglomeraciones de poder econémico privado, incluidos los mercenarios, han socavado la autoridad ptiblica y el papel de Ja ley. El resul- tado ha sido la disminucién de la capacidad de las sociedades para deter- minar la asignacion de sus propios recursos. Como nunca antes, el sustento econémico de la gente est fuera del control nacional, en este caso debido a las crisis financieras disparadas por el libre capital, la relocalizacién de las facilidades de la produccién para fuentes de trabajo baratas y Ja destruccién de la produccién doméstica de alimentos por Jas importaciones liberaliza- das. En este sentido, la globalizacién des-incrusta la vida econémica en una escala internacional. El concepto de economfa des-incrustada es central para la nocién de Polanyi de que el orden econémico liberal del siglo xix —el modelo de la globalizacién contempordnea— fue distinto del de todas !as sociedades an- teriores en cuanto al sentido de la provision de los sustentos econémicos. Al describir la economia como una esfera aut6noma y separada de la acti- vidad humana, Polanyi escribid: “La economia des-incrustada [...] se co- locé fuera del resto de la sociedad [...] En una economia de mercado la produccion y la distribucién de los bienes materiales, en principio, se esta- dlecen a través de un sistema de economia autorregulada de fijacién de precios de mercado. Esta es gobernada por leyes propias, las llamadas le- KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA 31 yes de oferta y demanda, e incitada por el temor al hambre y la esperanza de ganancia”."* Las relaciones sociales de la familia extendida, la comunidad y todos los otros Jazos de la sociedad tradicional son desplazados por instituciones eco- ndémicas especiales y por el motivo econdmico de la ganancia individual. Porque el des-incrustamiento de la economia era socialmente insostenible, Po- lanyi sugiri6 que la sociedad se protegiera de las fuerzas impersonales del mercado a través de vias diferentes. Fred Block descarta la nocién de economia des-incrustada y afirma que el verdadero descubrimiento de Polanyi fue la “economia constantemente incrustada”. Block mantiene que hubo un cambio en Polanyi de la influencia marxista a una posterior revisién de sus puntos de vista y que slo el tiempo no le permitié revisar el manuscrito de La gran transformacion para resolver esa contradiccién. Al respecto expresé: “Polanyi la vislumbré6, pero no fue ca- paz de nombrar o elaborar una idea de su econom{a de mercado constante- mente incrustada”.'” Al desechar la nocién de economfa desincrustada, Block colocé a Polanyi en la corriente principal del discurso socioeconémico. El efecto es el oscurecimiento de las implicaciones radicales que posee la con- tradiccién existente entre una economia de mercado y una sociedad viable. Aqui hay una sugerencia de que Polanyi estuvo influido por el marxismo en los turbulentos afios de entreguerras y hubo un cambio ideolégico durante la escritura del libro en los Estados Unidos entre 1940 y 1943. Una interpreta- cién de esa naturaleza pierde el sentido. No logra entender lo que Polanyi acep- t6y Jo que rechazé del marxismo. Polanyi compartia con Marx su tesis principal acerca de la naturaleza histéricamente limitada de la organizacién de la vida econémica a través de Ja universalizacién del principio del mercado. Igualmente ocurria con respecto a la explicacién de las consecuencias para la sociedad de la mercantilizacién. del dinero, la tierra y el trabajo, asi como la esencial alusi6n a la alienacién de la vida presente en jos escritos de Marx. Sin embargo, rechazaba la teoria ri- cardiana del valor del trabajo y el economicismo del materialismo histérico. Mientras que Marx anticipé la eventual ruptura del orden capitalista debido a sus contradicciones econdmicas inherentes, Polanyi enfatiz6 la contra- diccién entre los requerimientos de la economia de mercado para una ex- pansién ilimitada y los requerimientos de la gente para vivir en relaciones ‘6 En un seminal articulo titulado “Aristotle Discovers the Economy”, en Trade and Market in she Early Empires, Polanyi, con C. M. Arensberg y H. W. Pearson, Free Press, Glencoe, Ill, 1957, p. 68, Polanyi volvi6 al tema central de La gran transformacién. " F. Block, "Karl Polanyi and the Writing of The Great Transformation”, presentado en la (Octava Conferencia Internacional sobre Karl Polanyi, Economia y Denocracia, Ciudad de México, 2001: “Sélo el tiempo no le permitié reescribir la parte inicial. Nosotros podemos hacer un uso sistematico de las ideas de Polanyi en La gran transformacion una vez que hayamos ‘desempa- quetado’ el texto y mostrado las tensiones entre la original arquitectura marxista del libro de Polanyi y las nuevas ideas que desarrallé”. 32 KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA sociales mutuamente amistosas. Desde el punto de vista de Polanyi sobre la contradiccién existente, el resultado no esta determinado de antemano. No existe un grandioso plan de progreso que se deba aplicar segtin lo prescrito. No existen fuerzas histéricas impersonales que de manera inevitable mue- van a la humanidad hacia el derrotero sefialado. Tan pronto llegamos al siglo xx1, somos testigos de una manifiesta desin- tegracion social en las poblaciones desplazadas, las pandemias, los conflictos étnicos y religiosos y el dafio irreversible al ambiente natural que sostiene la vida sobre la Tierra. Nuestro mundo es indudablemente mas turbulento y peligroso que en tiempos de Polanyi, El instinto de dar proteccién a Jas socie- dades, debilitado por la concentracién de la economia, Jas finanzas y el po- der militar, puede ser movilizado por los Jamados a la solidaridad diversa de clase, raza, ctnia, casta, creencia religiosa y nacionalismos. La retorica de los politicos populistas puede inclinarse a la derecha 0 a la izquierda. Donde el conflicto entre lo “econémico” y lo “social” no pueda ser resuelto hay caos. No es por casualidad que el alerta de Polanyi sobre las inevitables consecuencias de la liberalizacién de las relaciones del mercado capitalista respecto del con- trol social tenga tanta resonancia en la actualidad. RECIPROCIDAD, REDISTRIBUCION E INTERCAMBIO La primera menci6n de la reciprocidad y de la redistribucion en La gran transformacién la encontramos en el capitulo 4; se trata de conceptos toma- dos por Polanyi de sus primeras lecturas de los escritos antropologicos de Malinowski y Thurnwald, Para introducir una medida que ordenc las intermi- nables variaciones de la organizacién de la vida econémica, Polanyi postula tres formas de integracién: reciprocidad, redistribucién e intercambio, Para que resulten efectivos como mecanismos integrativos, se requiere, en cuanto a la reciprocidad, que entre las agrupaciones se den movimientos simétrica- mente designados como relaciones fraternales; en cuanto a la redistribucién, que la circulacién de bienes dentro y fuera de un marco dado se ajuste a un criterio de centralidad, la cual generalmente esta acompafiada de un régi- men de jerarquia; y, en cuanto al intercambio, que se genere un sistema de construccién de precios de mercado. Esos patrones de integracién no deri- van de la suma de actos individuales, sino que condicionan la existencia de instituciones especificamente disefiadas para su desempefo. Ellos no repre- sentan etapas del desarrollo, ni implican una secuencia temporal. Sin embar- 0, los “sistema econémicos” pueden ser clasificados de acuerdo con la forma predominante de integracién, lo cual atafie a 1a manera en la que el trabajo y Ja tierra estan instituidos en la sociedad para producir los requisitos mate- riales de la vida. Asi, en las sociedades comunales las relaciones fraternales de reciprocidad predominan en la asignacién de la tierra y el trabajo. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA, 33 En los imperios de aluvién, Ja tierra era en gran parte distribuida e, incluso, al- gunas veces redistribuida por el palacio o el templo, y también lo era, en cierto grado, el trabajo, al menos en su forma dependiente. El curso del desarrollo del mercado hacia la condicién de fuerza dominante en la economia puede ser trazado prestando atencién al grado en el que la tierra y el alimento eran movilizados a través del intercambio y de cémo el trabajo era transformado en una mercancfa libre para ser vendida y comprada en el mercado." Hemos observado la sostenida referencia de Polanyi a la gente y a la na- turaleza, al trabajo y a la tierra, al afan y al suelo como los recursos mas im- portantes de toda sociedad, y a las modalidades institucionales concernientes ala tierra como no menos significativas que las relativas al trabajo. En la historia del pensamiento econdmico, la nocién de “hombre” y na- turaleza como las fuentes originales de la riqueza es una contribucién olvi- dada de la Escuela de Economia austriaca. El énfasis sobre el trabajo como la fuente fundamental del valor se deriva de la economia politica inglesa; es una nocién elaborada por Ricardo y apropiada por Marx.* Los recursos na- turales adquieren valor sélo cuando el trabajo es aplicado a su extraccién 0 uso. En la economia neoclasica, los recursos naturales tienen valor solo si son escasos. De ahi la bien conocida paradoja de que el aire y el agua no tienen valor porque no poseen valor de cambio y los diamantes son valiosos porque son escasos. La insostenibilidad del impacto que est provocando la mercan- tilizacién de los recursos naturales ha flamado la atencién de los economis- tas ambientalistas hacia la critica de Polanyi a la economfa de mercado y a la sociedad de mercado.” Polanyi rechazé como histéricamente indefendibles las “etapas” histori- cas marxistas de la esclavitud, el feudalismo y ef capitalismo basadas en el predominio del régimen de trabajo. Los tres modelos de integracién de Po- lanyi poseen una interesante correspondencia con los tres modos de produc- cién de Samir Amin: el primitivo comunal, el tributario y el capitalista. Es necesario notar que los elementos de los tres modelos de integracién pueden. ser identificados en todas las sociedades. Las relaciones de reciprocidad amis- tosa persisten en variadas gradaciones en los tiempos actuales; las institucio- nes redistributivas pueden encontrarse en sociedades comunales y desempe- far un papel crucial en todas las variantes de capitalismo nacional, y los mercados, tal como Polanyi explicé, no son un fenémeno nuevo. "°K. Polanyi, Trade and Market... op. cit, p. 255. *N, de la T: En realidad Marx le atribuyé a William Petty esta afirmacién cuando expuso que “[p]ara Petty el trabajo es el padre de la riqueza y la tierra su madre”. O sea, Kari Levitt-Po- lanyi le atribuye erréneamente a David Ricardo una de las conclusiones de Petty. Véase Karl Marx, El capital, Siglo XX1, Buenos Aires, 1975. (Informacion proporcionada por la doctora Martha Bayén.) '° Véase, por ejemplo, Herman Daly. 34 KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA. ‘La CONTRIBUCION HISTORICA Y TEORICA DE POLANY! La economia como un proceso instituido es, quizas, la mas pormenorizada explicaci6n de la tentativa de Polanyi de construir una teoria general de la or- ganizacién de la econom{a de sustento. En su acercamiento a este tema, ba- sado en su definicién esencial de que la ciencia econémica es una relacion del hombre con la tierra en el proceso dirigido a la obtencién de Jos medios esenciales para la vida, el mercado, como el principal mecanismo integrativo, es slo un caso especial.” Al separar Ja triada de comercio, mercado y dine- ro del equipaje de supuestos trazados desde la economia de mercado moder- na y formalizados en la economia convencional, deja asi abierta una-gran y promisoria 4rea de investigacién sobre instituciones econémicas en el Ambi- to de las sociedades arcaicas y primitivas. Porque el mercado autorregulado resulta, como demostré Polanyi, un ideal inalcanzable que se halla en abierta tension con la estabilidad social y ecolégica; porque el mercado autorregulado es, como lo ilustré Polanyi, un ideal inalcanzable en conflicto con las instituciones sociales que constrifien y regulan el mercado y los bienes publicos proporcionados por el Estado, cuyas operaciones fiscales fnancian también medidas més o menos detalladamen- te redistributivas, dado que la reciprocidad existe mas alla de las relaciones de afinidad en las obligaciones sociales de todo tipo. Asimismo, el intercambio internacional no es exclusivamente comercial, y puede estar motivado por arreglos politicos de ventaja mutua. Esta, generalmente, sujeto a un acuerdo internacional. Las divisas nacionales constituyen una forma especial de pro- porcionar dinero en particular donde existe control de cambio. Los acuerdos jnformales y locales para obtener dinero de esta clase pueden facilitar el in- tercambio en una comunidad. El trueque no constituye una forma mercantil de intercambio, y los elementos no mercantiles se hallan presentes en una variedad de asociaciones cooperativas o de acciones que no persiguen el lucro. Cuando la economia formal se interrumpe o, de otra manera, no logra desci- frar los mercados, el intercambio no mercanti] desempefia un papel crucial en Jas estrategias de supervivencia de los individuos, las comunidades y las empresas. La globalizaci6n representa el desafio de cémo reconciliar la participa- cién en el comercio internacional con el requerimiento de las sociedades de ser ancladas en las instituciones sociales y culturales. Cuando el Estado es in- capaz de mediar en el conflicto, de apoyar al individuo y fomentar la creati- vidad de la comunidad, asi como de proporcionar infraestructura econémica y social y asegurar que las ganancias del crecimiento de la economia sean compartidas por todos, los beneficios del crecimiento seran capturados por los 2 Véase K, Polanyi, Trade and Market..., op. cit. KARL POLANYI Y SU RELEVANCIA CONTEMPORANEA 35 sobreingresos devengados. Las fuerzas de polarizacién del mercado des- incrustaran la economia de las tradicionales relaciones sociales y la gente buscara la solidaridad en la comunidad, la etnia, las creencias religiosas u otras de las solidaridades de los excluidos. El rechazo de Polanyi a tos moti- vos econémicos de la ganancia individual como fundamento de la naturale- za humana, al igual que su investigacién sobre una diversidad de modelos de organizacion econémica, sugieren que la economfa de subsistencia puede ser instituida en una gran variedad de formas. Esto, sin embargo, es incompatible con la universalizacién del principio del mercado, pues implica una trans- formacién civilizatoria en correspondencia con la necesidad fndamental de la gente de ser sostenida por relaciones sociales de respeto mutuo. INTRODUCCION Frep Brock! Un eminente historiador economista, refiriéndose a la recepcién e influen- cia de La gran transformacién alo largo de los afios, destacaba que “algunos libros se niegan a desaparecer”. En este caso, resulta un juicio exacto. Aun- que escrito a comienzos de la década de 1940, la relevancia e importancia del trabajo de Karl Polanyi contintia en aumento. Si bien unos pocos libros publicados hoy en dia duran en los anaqueles mds de unos cuantos meses 0 afios, La gran transformacién permanece vigente en muchos sentidos mas de medio siglo después. En realidad, es una obra indispensable para la com- prension de los dilemas que enfrenta la sociedad global de comienzos del sigho xxi. Existe una buena explicacién para su permanencia. La gran transforma- cién ha aportado Ja critica mds poderosa realizada hasta ahora del liberalis- mo de mercado; de la creencia de que tanto las sociedades nacionales como Ja economia global pueden y deben estar organizadas a través de los merca- dos autorregulados. Desde la década de 1980, en particular desde el fin de la Guerra Fria hasta inicios de la siguiente, esa doctrina del liberalismo de mercado —bajo las etiquetas de tatcherismo, reaganismo, neoliberalismo y “Consenso de Washington”— ha dominado las politicas globales. Pero poco tiempo después de que el libro de Polanyi fuera publicado en 1944, la Guerra Fria entre los Estados Unidos y la Unién Soviética se intensificé, ensombre- ciendo la importancia de la contribucion de Polanyi. En medio del debate \ fe contraido significativas deudas en la preparacién de esta introduccién, La mayor es con Kari Polanyi-Levilt, quien me proporcioné considerables y detallados comentarios, tanto sustan- tivos como editoriales, sobre los borradores. Ha sido un gran privilegio trabajar con ella. Michael Flota, Miriam Joffe-Block, Marguerite Mendell y Margaret Somers también me dieron su valio- sa retroalimentaci6n, Margaret Somers me ha ayudado a entender el pensamiento de Polanyi durante casi 30 afios; por eso mucho de lo que he escrito refleja su pensamiento. Ademés, Michael Flota me asistié en la preparacién de esta introducci6n y en la enorme tarea de prepa- rar esta nueva edicién. Igualmente debo mi gratitud a Kari Polanyi-Levitt y a Marguerite Mendell en sus desempe- ‘ios como codirectoras del Instituto de Economia Politica Karl Polanyi, en la Concordia Univer- sity en Montreal, Quebec. Mi comprensién del pensamiento de Polanyi ha sido profundamente conformada por su labor académica y por el archivo que de los papeles de Polanyi mantiene el Instituto, Los lectores que deseen conocer mas sobre Polanyi y Ja comunidad académica inter. nacional que trabaja inspirada en su tradicién deben contactar al Instituto Kar] Polanyi y con- sultar su importante serie de libros Critical Perspectives on Historic Issues, publicada por Black Rose Press en Montreal. 37 38 INTRODUCCION altamente polarizado entre los defensores del capitalismo y los del estilo de socialismo soviético, hubo muy poco espacio para las matizadas y complejas tesis de Polanyi. De ahf que haya cierta justicia en el hecho de que sélo con el fin de la era de la Guerra Fria su obra esté comenzando a ganar la visibilidad que merece. El micleo del debate del periodo pos Guerra Fria ha sido la globalizacién. Los neoliberales han insistido en que las nuevas tecnologias de las comuni- caciones y del transporte hacen inevitable y deseable que la econom{a mun- dial esté altamente integrada a través de flujos de capital y comercio expandidos y de la aceptacién del modelo anglo-estadunidense de mercado libre capita- lista. Variados movimientos y te6ricos en todo el mundo han atacado esta vision de la globalizacién desde diferentes perspectivas politicas: algunos muestran resistencia con base en identidades étnicas, religiosas, nacionales 0 regionales; otros enaltecen visiones alternativas de coordinacién y coopera- cion globales. Pero todos, a ambos lados del debate, tienen mucho que apren- der de la lectura de La gran transformacién; tanto los neoliberales como sus eriticos logrardn un conocimiento profundo de la historia del liberalismo de mercado, asi como una comprensién de las tragicas consecuencias de los proyectos iniciales de la globalizaci6n econdémica. La vipa ¥ BRA DE POLANYI Karl Polanyi (1886-1964) nacié en Budapest en el seno de una familia notable por sus compromisos sociales y logros intelectuales.* Su hermano Michael fue un importante fildsofo de la ciencia cuyo trabajo es muy Jeido todavia. El propio Polanyi fue una personalidad influyente en los circulos estudiantiles e intelectuales htingaros antes de la primera Guerra Mundial. En Viena, du- rante la década de 1920, Polanyi trabajé como editor jefe del primer semanario econémico y financiero de Europa Central, Der Osterreichische Volkswirt. En esa época, se familiariz6 con los argumentos de Ludwig von Mises y su famo- so discipulo Friedrich Hayek. Ambos, Mises y Hayek, intentaban restable- cer la legitimidad intelectual del liberalismo de mercado, el cual habia sido 2 Todavia no existe una biografia completa de Polanyi, pero gran parte del material relevante se cubre en Marguerite Mendell y Kari Polanyi-Levitt, “Karl Polanyi, His Lite and Times”, Sttt- dies in Political Economy, nitm. 22, primavera de 1987, pp. 7-39. Véase, también, Kari Polanyi- Levitt (ed.), The Life and Work of Kart Polanyi, Black Rose Books, Montreal, 1990, y su ensayo “Karl Polanyi as Socialist”, en Kenneth McRobbie (ed.), Humanity, Society, and Commitment: On Karl Polanyi, Black Rose Books, Montreal, 1994. Extensos materiales biograficos también estan disponibles en Kenneth McRobbie y Kari Polanyi-Levitt (eds.), Karl Polanyi in Vienna, Black Rose Books, Montreal, 2000, Peter Drucker, el teérico gerencial que conocié a la familia Polanyi en Viena, ha incluido un entretenido relato en sus memorias Adventures of a Bystander, John Wi- Hley, Nueva York, 1994, pero muchos hechos especificos —incluidos algunos de los nombres de Jos hermanos de Polanyi— son inexactos. INTRODUCCION 39 zarandeado con fuerza por la primera Guerra Mundial, la Revolucion rusa y el atractivo del socialismo.’ En el corto plazo, Mises y Hayek e¢jercieron es- casa influencia. Desde mediados de la década de 1930 hasta la de 1960, las ideas econémicas keynesianas que legitimaban la intervenci6n activa del go- bierno en la economfa dominaron las politicas nacionales en Occidente. Pero, después de la segunda Guerra Mundial, Mises y Hayek propusieron sin descanso el liberalismo de mercado para los Estados Unidos y el Reino Uni- do e inspiraron, directamente, a seguidores de su propuesta tan influyentes como Milton Friedman. Hayek vivid hasta 1992, lo suficiente para sentirse reivindicado por el colapso de la Unién Soviética. Para la época de su falleci- miento era aclamado ampliamente como el padre del neoliberalismo, la per- sona que habfa iluminado tanto a Margaret Thatcher como a Ronald Reagan en su labor de aplicar politicas de desregularizacién, liberalizacién y privati- zacién. No obstante, tan temprano como en la década de 1920, Polanyi desafié. directamente las concepciones de Mises y, desde entonces, la critica de los liberales de mercado constituirfa su mds importante preocupaci6n teérica. Durante su desempeno en Der Osterreichische Volkswirt, Polanyi fue tes- tigo del desplome del mercado bursatil de los Estados Unidos en 1929, del fracaso de la Kreditanstalt de Viena en 1931, que precipité la Gran Depresién, y del surgimiento del fascismo. Pero, con el ascenso de Hitler al poder en 1933, los puntos de vista socialistas de Polanyi se tornaron problematicos, por lo que fue llamado a presentar su renuncia en el semanario. Salié hacia Ingla- terra, donde trabajé como conferencista en la Asociacién de Educacién para los Trabajadores, una rama anexa de la University of Oxford y la University of London.? El desarrollo de sus cursos lo condujo a sumergirse en los textos de historia econémica y social de Inglaterra. En La gran transformacién, Polanyi se sirvié de ese conocimiento histérico para su critica de los puntos de vista de Mises y Hayek, que por entonces eran extraordinariamente influyentes. Polanyi redacté La gran transformacion mientras era académico visitan- te en Bennington College, en Vermont, a comienzos de la década de 19406 Con el apoyo de una beca pudo dedicar todo su tiempo a escribir, y un nuevo > Para referencias sobre Ludwig von Mises y Friedrich Hayek desde la década de 1920 hasta la de 1990, véase Richard Cockett, Thinking the Unthinkable: Think Tanks and Economic Counter- Revolution, 1931-1983, Fontana Press, Londres, 1995, Cockett subraya con ironia que Inglaterra, a que inventé el liberalismo de mercado, tuviera que reimportarlo de Viena. * Coincidentemente, la primera publicacién del libro de Polanyi fue hecha el mismo ato que la obra mas famosa de Hayck, The Road to Serfdom, University of Chicago Press, Chicago, 1944. Mientras que el trabajo de Polanyi encomiaba la politica del New Deal en los Estados Unidos porque establecia limites a la influencia de las fuerzas del mercado, el de Hayek insistia en que las reformas del New Deal colocaban a los Estados Unidos en una senda resbaladiza que podia conducirlos a la ruina econémica y a un régimen totalitario, 5 Marguerite Mendell, “Karl Polanyi and Socialist Education”, en Kenneth McRobbie (ed.), Humanity, Society, and Commitment: On Karl Polanyi, op. cit, 1994, pp. 25-42. * Polanyi escribio el libro en inglés, lengua que manejaba con fluidez desde su infancia. 40 INTRODUCCION ambiente intelectual lo ayudé a sintetizar los diferentes desarrollos de sus concepciones. De hecho, una de las contribuciones mas duraderas de su li- bro —su atencién a las instituciones que regulan la economfa global— estuvo directamente relacionada con los miltiples exilios de Polanyi. Su traslado de Budapest a Viena, a Inglaterra y, finalmente, a los Estados Unidos, junto a un profundo sentido de la responsabilidad moral, hizo de Polanyi una suerte de ciudadano mundial. Hacia el final de su vida le escribid a una vieja amiga: “Mi vida fue una vida «mundial»; he vivido la vida del mundo humano [...] Mi trabajo es para Asia, para Africa, para los pueblos nuevos”.’ A pesar de que mantuvo una fuerte relacién con su Hungrfa natal, Polanyi trascendié la pers- pectiva eurocentrista y logré comprender el modo en que las formas del na- cionalismo agresivo habian sido fomentadas y apoyadas por un conjunto de acuerdos econémicos globales. Polanyi ensefié en la Columbia University, en Nueva York, con posteriori- dad a la segunda Guerra Mundial. Alli, junto con sus estudiantes, trabajé en la investigacién antropologica sobre el dinero, el comercio y los mercados en las sociedades precapitalistas. Con Conrad M. Arensberg y Harry W. Pearson publicé Trade and Market in the Early Empires. Después sus estudiantes prepa- raron una publicacién de voltimenes péstumos, basados en el trabajo de Po- lanyi durante ese periodo. Abraham Rotstein colaboré en la publicacién de Dahomey and the Slave Trade; George Dalton edité una coleccién de ensayos previamente publicados en la que incluy6 extractos de La gran transformacién: Primitive, Archaic, and Modern Economies: Essays of Karl Polanyi; y Pearson, igualmente, compilé The Livelihood of Man basado en las notas de clase de Polanyi en Columbia.* La CONCEPCION DE POLANYI: ESTRUCTURA Y TEORLA La gran transformacién esta organizada en tres partes. La primera y la terce- ra estudian las circunstancias inmediatas que desencadenaron la primera Guerra Mundial, la Gran Depresi6n, la aparicién del fascismo en Europa, el New Deal en los Estados Unidos y el primer plan quinquenal de la Unién Soviética. En esos capftulos introductorios y concluyentes, Polanyi despleg6 una conjetura asombrosa: gpor qué en Europa un prolongado periodo de paz 7 Carta a Beatrice de Waard, 6 de enero de 1958, citada por Ilona Duczynska Polanyi, “I First Met Karl Polany en Kenneth McRobbie y Kari Polanyi-Levitt (eds.), Kari Polanyi in Vienna, op. cit., pp. 313, 302-315. * Karl Polanyi, Conrad M. Arensberg y Harry W. Pearson (eds.), Trade and Market int the Early Empires: Economies in History and Theory, Free Press, Glencoe, Ill, 1957; Polanyi, Dahomey and the Slave Trade: An Analysis of an Archaic Economy, University of Washington, Seattle, 1966; George Dalton (ed.), Primitive, Archaic, and Modern Economics: Essays of Karl Polanyi, 1968 (reim- presién, Beacon Press, Boston, 1971); y Harry W. Pearson (ed.), The Livelihood of Man, Academic Press, Nueva York, 1977. INTRODUCCION 41 relativa y de prosperidad, entre 1815 y 1914, dio paso de repente a una guerra mundial seguida de un colapso econémico? En la segunda parte --el niicleo del libro—, Polanyi presenta la solucién a esa conjetura. Retomando la histo- ria de la Revolucién industrial inglesa en los afios iniciales del siglo x1x, nos muestra como los pensadores ingleses explicaron las disrupciones de los co- mienzos de la industrializacién mediante el desarrollo de la teorfa del libe- ralismo de mercado, la cual se fundamenta en la creencia de que la sociedad humana debia ser subordinada a los mercados autorregulados. Polanyi ex- plica que como resultado del papel lider de Inglaterra como “el taller mun- dial”, esas creencias se convirtieron en el principio organizador de la econo- mia mundial. En la segunda mitad de la segunda parte —capitulos 11 al 18— razona que el liberalismo de mercado produjo un resultado inevitable: los esfuerzos concertados para proteger a la sociedad del mercado. Esos es- fuerzos son expresién de que el liberalismo de mercado no puede funcionar come se pretende y que las instituciones que gobiernan la economia global originan tensiones crecientes en y entre las naciones. Polanyi identifica la quie- bra de la paz. que condujo a la primera Guerra Mundial y muestra el colapso del orden econémico que condujo a la Gran Depresién como consecuencia directa del intento de organizar la economia global sobre las bases del libe- ralismo de mercado. La segunda “gran transformacién” —el surgimiento del fascismo— es el resultado de la primera, o sea, del surgimiento del liberalis- mo de mercado. Para la elaboracién de su concepcién, Polanyi se basé en sus amplisimas lecturas sobre historia, antropologia y teorfa social.’ La gran transformacién contiene importantes aportaciones sobre los acontecimientos histéricos des- de el siglo xv hasta la segunda Guerra Mundial. Es una obra que también hace contribuciones originales acerca de asuntos diversos como el papel de la re- ciprocidad y la redistribucién en las sociedades premodernas, las limitacio- nes del pensamiento econdmico clasico y los peligros de mercantilizar la natu- raleza. Muchos cientificos sociales contempordneos —antropédlogos, expertos de las ciencias politicas, socidlogos, historiadores y economistas— han en- contrado inspiracion tedrica en las concepciones de Polanyi. En la actualidad, un ntimero creciente de libros y articulos se conciben en torneo a citas clave de La gran transformacion. Por su gran riqueza, resulta fiitil pretender resumir este libro. Lo mejor que puede hacerse ¢s ilustrar algunas de las direcciones de las concepciones teéricas de Polanyi. Pero antes es necesario reconocer la originalidad de su posicién tedrica. Polanyi no puede incluirse con facilidad en un catdlogo estandar del panorama politico. A pesar de que concuerda con muchas de las criticas de Keynes al liberalismo de mercado, dificilmente puede ser clasifica- * Para un andlisis de algunas de las principales fuentes de Polanyi, véase Margarct Somers, “Karl Polanyi’ Intellectual Legacy”, en Kari Polanyi-Levitt (ed.), The Life and Work of Karl Polanyi, op. cit., 1990, pp. 152-158. ——— 42 INTRODUCCION do como un keynesiano.* Durante su vida entera Polanyi se autodefinié como socialista, pero tenfa profundas diferencias con el determinismo econémico dle todo tipo, incluido el de la corriente dominante del marsismo."” Su misma definicion de capitalismo y socialismo diverge del juicio tradicional sobre esos conceptes. El concepto de Polanyi de incrustamiento El punto de partida légico para explicar el pensamiento de Polanyi es sui con- cepto de incrustamiento [embeddedness]. A pesar de que quizds ésa sea su mas famosa contribucién al pensamiento social, es un concepto que también ha sido fuente de enormes confusiones. Polanyi comienza enfatizando que toda la tradicién del pensamiento econémico moderno, hasta el presente, des- cansa en el concepto de la economia como un sistema de mercados interco- nectados que ajusta automaticamente la oferta y la demanda a través del me- canismo del precio. Aun cuando los economistas reconocen que el sistema de mercado necesita algunas veces la ayuda del gobierno para superar su cai- da, continian confiando en ese concepto segtin el cual la economia constitu- ye un sistema eguilibrado de mercados integrados. La intencién de Polanyi es demostrar con total precisién como difiere ese concepto de la realidad de Jas sociedades husnanas a lo largo de la historia registrada de la humanidad. Por eso, insiste en que con anterioridad al siglo x1x la economia estuvo siem- pre incrustada en la sociedad. E] término “incrustamiento” expresa la idea de que la economfa no es auténoma, como si lo debe ser segiin la teoria econémica, sino que esta subor- Ginada a la politica, a la religién y a las relaciones sociales.!! El uso de este +N. de la T: Sobre este asunto véase en este volumen de Kari Polanyi-Levitt, “Los conceptos ands importantes en el trabajo de Karl Polanyi y su relevancia contemporésiea’ (p. 21). *» Le relacion de Polanyi con el marxismo es uno de los sds complejos y debatidos asuntos en la iteratura. Véanse Mendel y Polanyi-Levitt, “Kar! Polanyi, His Life and Times’, art. ci: fred Block y Margaret Somers, "Beyond the Economistic Fallacy: The Holistic Social Science of Kan! Polansi, en Theda Skocpol (ed.), Vision and Method in Historical Sociolony, Cambridge University Press, Carnbridge, 1984, pp. 47-84; Rhoda H. Haperin, Cultural Economies: Past and Present, University of Texas Press, Austin, 1994. “TEI concepto de Polanyi de incrustamiento ha sido objeto de préstames y elaboraci6n Por importantes académicos contemporaneos, incluides John Ruggie, “International Regimes, Transactions, and Change: Fmbedded Liberalism in the Postwar Economic Order”, International Onuntalion, nim, 36, primavera de 1982, pp. 379-415; Mark Granovettes, “Economic Action ri Social Structure: The Problem of Embeddedness”, American Journal of Sociology, 21, no- ae tee de 1985, pp. 481-510: y Peter Evans, Erabedded Autonomy: States and fadustrial Trans formation, Princeton University Press, Princeton, N. 5., 1995. Se desconoce co precision el ori- feon de lo que inspiré a Polanyi para acutiar este término, pero parece plausible que ex!ralen® la ser tors cle la auneria de carbon. Investigando sobre la historia de la economia inglesa, ley profusamente sobre la historia y tecnologia de {a industria minera de Inglaterra dedicada a la ex: pmecisn del carbon que estaba incrustado en las paredes de roca de la mina. INTRODUCCION 43 término por Polanyi sugiere mucho més que la idea actualmente familiar de que las transacciones de mercado dependen de la confianza, el mutuo enten- dimiento y la fuerza legal de los contratos. F utiliza ese concepto para resal- tar cudn radical fue la ruptura de los economistas clAsicos, en especial Malthus y Ricardo, con los pensadores anteriores. En lugar del patron histéricamente normal de subordinacién de la economia a la sociedad, el sistema de merca- dos autorregulados esgrimido por los economistas clasicos requiere la sub- ordinacidn de la sociedad a la Iégica del mercado. En la primera parte de La gran transformacion, Polanyi afirma: “En dltima instancia, es por ello que el control del sistema econémico por el mercado es de un impacto arrollador para la organizacién de toda la sociedad. Ello significa, nada menos, que la so- ciedad se comporte como un suplemento del mercado. En lugar de que la economfa esté incrustada en las relaciones sociales, las relaciones sociales est4n incrustadas en el sistema econémico”. Con todo, este y otros pasajes si- milares se prestan a que se interpreten mal los conceptos. Polanyi casi siem- pre es entendido erréneamente al pensarse que afirma que con el surgimiento del capitalismo en el siglo xx la econom({a fue desincrustada con éxito de la sociedad y logré dominarla.!? Esa interpretacién equivocada oscurece la originalidad y la riqueza ted- rica del concepto de Polanyi. El si afirma que los economistas clasicos desea- ban crear una sociedad en la cual la economia estuviera efectivamente desin- crustada, y alentaban a los politicos a buscar ese objetivo. No obstante, también. insiste en que ese objetivo no lo lograron ni lo podian lograr. En efecto, Polanyi expresa de forma reiterada que la meta de una economia desincrustada, un mercado completamente autorregulado resulta un proyecto utépico, algo que no puede existir, Por ejemplo, en la pagina inicial de la primera parte declara: “Nuestra tesis es que la idea de un mercado autorregulado implicaba una uto- pia absoluta. Semejante institucién no podria haber existido en ninguna época sin aniquilar la sustancia humana y natural de la sociedad; habria destruido fisicamente al hombre y transformado su ambiente natural en un paramo”. Por qué el desincrustamiento no puede ser exiioso Polanyi argumenta que la creacién de una economia de mercado totalmente autorregulado requiere que los seres humanos y el ambiente natural sean transformados en simples mercancfas, y eso determina la destrucci6n tanto de la sociedad como de la naturaleza. Segtin su punto de vista los tedricos de Nada menos que el gran historiador francés Fernand Braudel ley6 la obra de Polanyi de esta manera. Véase Braudel, Civilization and Capitalism Fifieenth-Eighteenth Century, vol. 2, The Wheels of Commerce, trad. Sian Reynolds, University of California Press, Berkeley, 1992, pp. 225- 229. [Civilizacién material, economia y capitalismo, s. xv-xvu, t. I, Alianza, Madrid, 1984.] 44 INTRODUCCION los mercados autorregulados y sus aliados conducen constantemente a la sociedad humana al borde de un precipicio. Pero, cuando las consecuen- cias de la existencia de los mercados sin restricciones resultan evidentes, las personas oponen resistencia. Se niegan a actuar de forma suicida como si marcharan al abismo de su propia destruccién. Por el contrario, objetan los principios de la autorregulacién del mercado para salvar a la sociedad y a la naturaleza de su destruccién. En este sentido, puede decirse que el desin- crustamiento del mercado es semejante al estiramiento de una gigantesca ban- da elastica. Los esfuerzos por lograr una gran autonomfa del mercado incre- mentan el nivel de tensién. A mayor estiramiento, o bien la banda eldstica se rompera —lo que significa la desintegracién social—o bien la economfa se retrotraer a una posicién més incrustada. La logica que sostiene ese argumento descansa en la distincién de Polanyi entre las mercancias reales y las ficticias. Para é] la definicién de mercancia consiste en que es algo que ha sido producido para la venta en un mercado. Segtin esa definicién, la tierra, el trabajo y el dinero son mercancias ficticias, ya que originalmente no son producidas para venderse en un mercado. El tra- bajo es estrictamente la actividad de los seres humanos; la tierra es una sub- division de la naturaleza y la oferta de dinero y de crédito en las sociedades modernas est4 esencialmente configurada por las politicas gubernamentales. Las economfas modernas pretenden de entrada que esas mercancias ficticias, se comporten de la misma manera que las reales, pero Polanyi insiste en que ese juego de manos tiene consecuencias fatales. Es decir, una teorizacién eco- ndémica semejante se basa en una mentira y esa mentira pone a la sociedad humana en riesgo. Existen dos niveles del argumento de Polanyi. El primero es moral: plan- tea que simplemente resulta erréneo tratar a la naturaleza y al ser huomano como objetos cuyos precios seran determinados enteramente por el mercado. Un concepto como ése viola los principios que han gobernado la sociedad durante siglos: la naturaleza y la vida humana casi siempre han sido recono- cidas como poseedoras de una dimensién sagrada. Es imposible reconciliar esa dimensi6n sagrada con la idea de la subordinacién del trabajo y la natu- raleza al mercado. Polanyi, en su objecidn al tratamiento de la naturaleza como una mercancfa, se anticipa a muchos de los razonamientos de los am- bientalistas contempordneos.> El segundo de los niveles del argumento de Polanyi esta centrado en el papel del Estado en la economia.'* Aun cuando se supone que la economia Sobre su influencia en el campo de la ciencia econémica ambiental, véase Herman E. Daly y John B, Cobb Jr, For the Common Good: Redirecting the Economy toward Community, the En- vironment, and a Sustainable Future, Beacon Press, Boston, 1989. ™ Esté implicita en la concepcién de Polanyi una critica mas especifica del mercado como un mecanismo de autorregulacién, En ¢l caso de las mercancfas manufacturadas, una caida del precio debida a la abundancia de una mercancia restablece el equilibrio al fomentar la intensifi- INTRODUCCION 45 se autorregula, el Estado debe desempefiar constantemente la funcién de ajustar la oferta de dinero y el crédito para evitar los peligros concomitantes de la inflacién y la deflacién. Igualmente, el Estado tiene que manejar las variaciones en la demanda de puestos de trabajo brindando asistencia en los periodos de desempleo, proporcionando educacién y adiestramiento a los futuros trabajadores e intentando influir en los flujos migratorios. En el caso de la tierra, los gobiernos han tratado de mantener la continuidad en la pro- duccién de alimentos por medio de una variedad de estrategias dirigidas a aislar a los campesinos de las presiones de la fluctuacién de las cosechas y de la volatilidad de los precios. En las areas urbanas, los gobiernos adminis- tran el empleo de la tierra disponible a través de regulaciones ambientales y de la explotaci6n del suelo. En resumen, el acto de administrar las mercan- cfas ficticias coloca al Estado en tres de los mas importantes mercados, de modo que resulta absolutamente imposible sostener el punto de vista del li- beralismo de mercado de que el Estado constituye un factor “externo” a la economia.! Las mercancias ficticias explican la imposibilidad de desincrustar la eco- nomfa. Las sociedades de mercado reales necesitan que el Estado desempene un papel activo en su manejo, y ese desempefio requiere la instrumentacién de procesos de formulacién de polfticas; no puede reducirse a una suerte de funcién de cuerpo técnico o administrativo.* Cuando las polfticas del Esta- do se orientan en la direccién del desincrustamiento, al depositar una gran confianza en la autorregulacién del mercado, la gente comun esta obligada a cargar con sus altos costos. Los trabajadores y sus familias se torman mas vul- nerables ante el desempleo, los campesinos quedan expuestos a la enorme competencia de las importaciones y los dos grupos son forzados a salir del paso aceptando que se reduzcan sus derechos a Ja asistencia. Casi siempre al Estado le cuestan mayores esfuerzos garantizar que esos grupos soporten ese incremento de los precios sin involucrarse en acciones politicas disrupti- vas. Eso es parte de lo que Polanyi quiere transmitir al decir que el “laissez- faire estaba planeado”, o sea, requiere echar mano del arte de gobernar y de la cacién del consumo y al disuadir a los productores de su plan de generar nuevos articulos. En el caso de las mercancias ficticias, la efectividad del mecanismo de precio se reduce a causa de que no se puede suponer que haya un aumento o un decrecimiento de la oferta automiticos. Para muchas otras mercancias, la intervencién del gobierno es una precondicién para la competencia de mercado. Véase el libro de Steven Vogel, titulado con justicia Freer Markets, More Rules: Regulatory Reform in Advanced Industrial Countries, Cornell University Press, Ithaca, N.Y, 1996. ‘© Los monetaristas han tratado insistentemente, pero sin éxito, de establecer una regla ia para el manejo del crecimiento de la oferta de dinero que pueda eliminar la actividad discrecio- nal de las bancas centrales. En ausencia de una formula de esa naturaleza, recurren a oscurecer el papel de la banca central atribuyéndole una autoridad cuasé religiosa y oracular. Véase William Greider, Secrets of the Temple: How the Federal Reserve Runs the Country, Simon & Schuster, Nueva York, 1987. 46 INTRODUCCION represién para imponer la légica del mercado y sus riesgos concomitantes sobre la gente comun."” Las consecuencias de la imposibilidad del desincrustamiento Los esfuerzos de los teéricos del libre mercado por desincrustar la economia de la sociedad estan condenados al fracaso. Pero es precisamente el caracter utopico del liberalismo de mercado lo que explica su extraordinaria aptitud para enfrentarse a las evidencias en su contra, su resiliencia intelectual. Pues- to que, de forma invariable, las sociedades dan un paso atras cuando estan al borde de una experimentacién a gran escala con el mercado autorregulado, los teoricos de éste siempre pueden proclamar que cualquier fracaso no seria el resultado de su disefio, sino de la ausencia de voluntad politica en su im- plementacién. De modo que el credo del mercado autorregulado no puede desacreditarse por las experiencias histéricas, pues sus defensores tienen una justificacién a prueba de fuego para sus fracasos. Esto ha sucedido mas recientemente en el esfuerzo por imponer el capitalismo de mercado en la antigua Union Soviética a través de una “terapia de choque”. Aunque es ob- vio a la vista de todos el fiasco de ese esfuerzo, los defensores de esa terapia continian culpando a los politicos de haber cedido muy répidamente a las presiones politicas; si tan slo hubieran perseverado, aseguran, se habrian hecho realidad las promesas de los beneficios propios de un transito rapido al mercado."* E] escepticismo extreme de Polanyi acerca del desincrustamiento de la economia se expresa también en su poderosa concepcién sobre el “doble movimiento”, Debido a que los esfuerzos por desincrustar la economia de la sociedad inevitablemente enfrentan resistencia, Polanyi argumenta que las sociedades de mercado estan constituidas por dos movimientos opuestos: 1 Esta es una cuestin central en la reflexion de Polanyi sobre la Ley de Pobres de Inglaterra La creacién de un mercado de trabajo requeria un incremento dramatico de los poderes represi- vos del Estado, Sobre este asunto la interpretacién de Polanyi ha sido respaldada por varios académicos posteriores a él, especialmente Karel Williams, From Pauperism to Poverty, Routledge, Londres, 1981. Sobre el sisterna Speenhamland, algunos de los criterios de Polanyi han sido cues- tionados. Dos exposiciones importantes, aunque conflictivas, sobre la Vieja Ley de Pobres son las de K.D.M. Snell, Annals of the Labouring Poor: Social Change and Agrarian England, 1660-1900, Cambridge University Press, Cambridge, 1985, y George Boyer, At Eoonomie History of the English Poor Law, 1750-1850, Cambridge University Press, Cambridge, 1990. "* Para una discusién explicitamente endeudada con Polanyi de la transicién en Europa del Este y Ia antigua Unién Soviética, véase Maurice Glasman, Unnecessary Suffering: Managing Mar- ket Utopia, Verso, Londres, 1996; John Gray, False Dawn: The Delusions of Global Capitalism, Granta Books, Londres, 1998; y David Woodruff, Money Unmade: Barter and the Fate of Russian Capitalism, Cornell University Press, Ithaca, N. ¥,, 1999, INTRODUCCION a7 el movimiento del laissez-faire hacia la expansi6n del alcance del mercado y el contramovimiento protector de la sociedad, el cual surge de la resistencia al desincrustamiento de la economia. Aunque el movimiento de las clases tra- bajadoras ha sido un factor clave del contramovimiento protector, Polanyi de- clara explicitamente que todos los grupos de la sociedad han participado en ese proyecto. Por ejemplo, cuando la recesién econémica periédica del mer- cado destruy6 el sistema bancario, los grupos de negocios insistieron en que la banca central debfa fortalecerse para aislar la oferta doméstica de crédito de las presiones del mercado global.'? En una palabra, aun los capitalistas se resisten periédicamente a la incertidumbre y a las fluctuaciones que produce el mercado autorregulado, y participan en los esfuerzos por incrementar la estabilidad y la predictibilidad a través de formas de proteccién. Polanyi es tenaz. en su criterio de que el “laissez-faire fue planeado; pero la planeaci6n no”. Por consiguiente, ataca de manera rotunda a los liberales de mercado que culpan a una “conspiracién colectivista” de erigir barreras pro- tectoras contra los mercados de trabajo globales. Polanyi explica que, por el contrario, la creacién de esas barreras es una respuesta espontanea y sin un plan previo de todos los grupos de la sociedad contra las presiones insopor- tables de] sistema de mercado autorregulado. FE] contramovimiento protec- tor tenia que ocurrir para prevenir el desastre de la economia desincrustada. También indica que el movimiento hacia la economia del laissez-faire necesita el contramovimiento protector para fomentar estabilidad. Por ejemplo, cuan- do el movimiento del laissez-faire es particularmente poderoso, como sucedi6 en la década de 1920 (0 en la de 1990) en los Estados Unidos, los excesos es- peculativos y el aumento de la inequidad destruyen los fundamentos para que se mantenga la prosperidad. Y aunque Polanyi simpatiza por lo general con el contramovimiento protector, reconoce que algunas veces puede crear un pe- ligroso punto muerto politico-econémico. Su analisis de la aparicién del fas- cismo en Europa reconoce que cuando ningiin movimiento fue capaz de im- poner la solucion a la crisis, las tensiones aumentaron hasta el momento en el cual el fascismo alcanzé la fuerza requerida para hacerse del poder y rom- per tanto con el laissez-faire como con la democracia.”° La tesis de Polanyi del doble movimiento contrasta enfaéticamente tanto con el liberalismo de mercado como con el marxismo ortodoxe en cuanto a la gama de posibilidades que se conjeturan para algdn momento particu- lar. Estas ultimas dos perspectivas te6ricas postulan que las sociedades dis- ponen solamente de dos posibilidades reales: capitalismo de mercado 0 socia- lismo. Aunque tienen preferencias opuestas, las dos posiciones concuerdan ” En el capitulo xvi Polanyi observa: "El moderno banco central, en efecto, constituyé en esencia un dispositivo desarrollado para el propésito de ofrecer la proteccién sin la cual el mer cado hubiera destruido a sus propios hijos: las empresas de todo tipo’ ® Polanyi trats el fascismo en "The Essence of Fascism”, en J. Lewis, K. Polanyi y D. K. Kit- chin (eds.), Christianity and the Social Revolution, Gollanz, Londres, 1935, pp. 359-394. 48 INTRODUCCION en excluir cualquier otra alternativa. Polanyi, por su parte, insiste en que el capitalismo de libre mercado no es una opci6n real: es tan sdlo una visi6n utdpica. Ademés, en el capitulo xix define el socialismo como “la tendencia inherente a una civilizaci6n industrial a trascender el mercado autorregu- lado subordinandolo, deliberadamente, a una sociedad democritica”, Esta de- finicion da cabida a que el mercado desempefie con continuidad un papel en las sociedades socialistas. Polanyi sugiere que en cualquier momento hist6- rico estan disponibles diferentes posibilidades, ya que los mercados pueden estar incrustados de muchas maneras diferentes. Con toda seguridad, algu- nas de esas formas ser4n més eficientes en sus capacidades para expandir la produccién y fomentar la innovaci6n, y otras seran mas “socialistas” al subor- dinar el mercado a una orientacién democratica; no obstante, Polanyi sugie- re que tanto las alternativas eficientes como las democraticas estuvieron dis- ponibles por igual en los siglos xix y xx.’ La centralidad del régimen global Aun asi, Polanyi es un pensador demasiado sofisticado y penetrante como para suponer que los pafses individuales est4n en libertad de elegir el modo particular en el que desean reconciliar ambos lados del doble movimiento. Por el contrario, la argumentacién de Polanyi resulta relevante para la situa- cidn global actual debido a que coloca las reglas que gobiernan la economia mundial en el centro de su sistema de pensamiento. Su explicacién sobre el surgimiento del fascismo en el periodo de entreguerras tiene su eje en el pa- pel que, desde su perspectiva, tuvo el patr6n oro internacional al constreiiir las opciones politicas que estaban a disposicién de los actores dentro de cada uno de los paises. Para comprender esta concepcién de Polanyi se impone hacer una breve exploracién en la légica del patrén oro, lo cual por cierto dificilmente supone una digresin, debido a que los propésitos subyacentes al patron oro contintian ejerciendo una poderosa influencia sobre los merca- dos liberales contemporaneos. Polanyi juzgaba que el patrén oro era un ex- traordinario logro intelectual;” era una innovacién institucional que puso la > La produccién intelectual de Polanyi inspird una escuela de pensamiento que florecié en las décadas de 1980 y 1990, que ha analizado las “variantes de capitalismo” y demostrado con exactitud las significativas diferencias en las formas en que los mercados son incrustados en los Estados Unidos, en comparacién con Francia, Alemania, Jap6n y otras naciones. Véase Rogers Hollingsworth y Robert Boyer (eds.), Contemporary Capitalisin: The Embeddedness of Institu- tions, Cambridge University Press, Cambridge, 1997, y Colin Crouch y Wolfgang Streeck, Politi- cal Economy of Modern Capitalism: Mapping Convergence and Diversity, Sage, Thousand Oaks, Calif, 1997. 2 Esta idea fue elaborada primero por Issac Gervaise y David Hume en el siglo xvi. Frank Fetter, Development of British Monetary Orthodoxy, 1797-1875, Harvard University Press, Cam- bridge, 1965, p. 4. INTRODUCCION 49 teorfa de los mercados autorregulados en prdctica y, una vez establecido, tuvo el poder de hacer que el mercado autorregulado pareciera algo natural. Los liberales de mercado deseaban crear un mundo con méximas opor- tunidades para extender el alcance de los mercados a una escala internacio- nal, pero para ello tenian que encontrar una via a través de la cual las gentes en diferentes partes del mundo, con diferentes monedas, pudieran vincularse libremente en transacciones. Ellos razonaron que si cada pafs quedaba con- formado a tres simples reglas, la econom{a global podria tener el mecanismo perfecto para la autorregulacién global. Primero, cada pais deberia estable- cer el valor de su moneda en relacion con una cantidad fija de oro, y se com- prometerfa a emprender la compra y venta de oro a ese precio. Segundo, cada pafs debia poder basar su oferta de moneda doméstica en la cantidad de oro que conservara en sus reservas, y as{ la circulacion de su moneda estaria res- paldada por el oro. Tercero, cada pais debfa esforzarse por ofrecer a sus ha- bitantes la maxima libertad para participar en transacciones econédmicas internacionales. El patrén oro puso en marcha una fantastica maquinaria de autorregu- lacién global. Las firmas en Inglaterra fueron capaces de exportar bienes y hacer inversiones en todas partes del mundo, confiadas en que las monedas que ganaban podrian ser “tan buenas como el propio oro”. En teorfa, si un pais est en posicién de déficit en un afio determinado debido a que sus ciudada- nos han gastado mas en el extranjero de lo que han ganado, los flujos de oro desde la reserva del pafs pagardn las deudas contraidas con los extranjeros.* La oferta de dinero y crédito doméstica se contrae automaticamente, la tasa de interés aumenta, los precios y los salarios caen, la demanda de importa- cién declina y las exportaciones devienen més competitivas. El déficit del pais, por tanto, se liquidaria a sf mismo. Sin la pesada mano del gobierno, la cuenta internacional de cada nacién se equilibraria. Todo el planeta podria quedar unificado en un mercado tinico sin necesidad de ningun tipo de go- bierno mundial o autoridad financiera global; la soberanfa permanecerfa di- vidida entre muchos Estados-naci6n, cuyo interés particular los conduciria a adoptar voluntariamente las reglas del patrén oro. 2 B] mecanismo que permite al oro fluir hacia fuera es muy ingenioso y no requiere ninguna accion gubernamental. Debido a que la gente en la nacién deficitaria esté gastando fuera mas de Jo que esté recibiendo, el valor de su moneda —siendo mayor su oferta— caeré en relacién con otras monedas. Cuando el valor cae més alla de cierto nivel —lamado del punto de oro—, sera més rentable para los banqueros internacionales intercambiar la moneda por oro y expedir el oro al extranjero, donde obtendra un precio superior. De esa manera, el oro se mueve de pafses deficitarios a otros con superavit. 50 INTRODUCCION Consecuencias del patrén oro El patrén oro constituyé el intento de crear un mercado global integrado que redujera el papel de las naciones y sus gobiernos; pero sus consecuencias re- sultaron exactamente lo opuesto.* Polanyi revela que cuando fue implantado ampliamente, en la década de 1870, tuvo el irénico efecto de intensificar la importancia de la nacién como una entidad unificada, Aunque los liberales de mercado sofiaban con un mundo pacifico en el que la Gnica Jucha interna- cional fuera la de los individuos y las firmas por desplazar a sus competido- res, sus es[uerzos por realizar esos suefios a través del patr6n oro desencade- naron dos horrendas guerras mundiales. La realidad fue que las simples reglas del patrén oro impusieron a la gen- te un costo econémico que resulté literalmente insoportable. Cuando la estruc- tura de precios interna de una nacion divergia de los niveles de precios inter- nacionales, el tinico medio legitimo para ese pais de ajustarse al drenaje de sus reservas de oro era la deflacién. Eso significaba permitir que su econo- mia se contrajera hasta que el descenso de los salarios redujera el consumo Jo suficiente para restaurar el equilibrio externo. Por consiguiente, sobrevenia la dramtica declinacién de los salarios de los obreros y de los ingresos de los campesinos, aumentaba el desempleo y se hacia mas aguda la caida de los negocios y de la banca. No sélo los obreras y los campesinos evaluaron que los costos de ese tipo de ajuste eran elevados: la comunidad de empresarios no podia tolerar la in- certidumbre e inestabilidad resultantes. De ah{ que casi tan pronto como el mecanismo del patrén oro qued6 establecido, sociedades enteras comenza- ran a confabularse para tratar de compensar su impacto. El primer recurso para los paises fue incrementar sus tarifas proteccionistas tanto para la pro- duccién agricola como para los bienes manufacturados.? Haciendo los flujos del comercio menos sensibles a los cambios de los precios, los paises podian ganar algtin grado de predictibilidad en sus transacciones internacionales y ser menos vulnerables a la salida stibita e imprevista del oro. Otro recurso consistié en la prisa de los mayores poderes europeos, los Estados Unidos y Japon por establecer colonias formales durante el ultimo cuarto del siglo xxx. La légica del mercado libre habfa sido fuertemente antico- Jonial, pues los costos del imperio no habrian de compensarse con los bene- ficios correspondientes si todos los comerciantes tenian acceso a los mismos ™ Como lo sabfa Polanyi, en la préctica la operacién del patrén oro divergia considerable- mente de su teorizacion. Véase Barry Eichengreen, Globalizing Capital: A History of the Interna- tional Monetary System, Princeton University Press, Princeton, N. J., 1996. % Peter Gouveritch, Politics in Hard Times: Comparative Responses to International Econo- mic Crises, Corneil University Press, Ithaca, N. Y., 1986, cap. 3; y Christopher Chase-Dunn, Yukio Kawano y Benjamin Brewer, "Trade Globalization since 1795: Waves of Integration in the World- System”, American Sociological Review, num. 65, febrero de 2000, pp. 77-95. INTRODUCCION 5t mercados y oportunidades de inversin. Pero con el aumento del proteccio- nismo en el comercio internacional, ese calculo se revirti6. Las colonias re- cién adquiridas podian ser protegidas por las tarifas de los poderes imperiales, y los comerciantes situados en las filas de los colonizadores podrian tener ac- ceso privilegiado a los mercados y a las materias primas de las colonias. La “prisa por el imperio” que caracterizé a ese periodo agudizé la rivalidad poli- tica, militar y econémica entre Inglaterra y Alemania, lo que culminé con el estallido de la primera Guerra Mundial.”* Para Polanyi el impulso imperialista no puede encontrarse en ningtin lu- gar del cédigo genético de las naciones; antes bien, se materializa cuando las naciones luchan por encontrar una via a través de la cual protegerse de las pre- siones implacables del sistema de patr6n oro. El flujo de recursos desde una colonia lucrativa podria salvar a la nacién de una crisis desoladora motivada por la salida stibita del oro, y la explotacién de las poblaciones de ultramar po- dria contribuir a evitar que las relaciones de las clases en la esfera doméstica se hicieran mas explosivas ain. Polanyi considera que el caracter utépico de los liberales de mercado los condujo a inventar el patrén oro como el mecanismo que pudiera generar un mundo sin fronteras y de prosperidad creciente. En cambio, el impacto im- placable del patrén oro forzé a las naciones a consolidarse en torno a marca- das fronteras nacionales y luego imperiales. El patron oro continué ejerciendo presiones disciplinarias sobre Jas naciones, pero su funcionamiento resulté socavado de manera efectiva por el surgimiento de varias formas de proteccio- nismo, desde el establecimiento de barreras arancelarias hasta la fundacién de imperios. Y aun cuando todo ese sistema contradictorio se derrumbé du- rante la primera Guerra Mundial, se dio por supuesto el patrén oro a tal punto que los hombres de Estado se movilizaron para restablecerlo. El dra- ma fue representado de nuevo en toda su magnitud en las décadas de 1920 y 1930, cuando las naciones se vieron obligadas a elegir entre proteger la tasa de cambio y proteger a sus ciudadanos. De ese punto muerto brots el fascismo. Seguin la perspectiva de Polanyi, el impulso fascista —proteger a la sociedad del mercado sacrificando la libertad humana— resulté universal, aunque las contingencias locales determinaron los lugares en los que los regimenes fas- cistas tuvieron éxito en apropiarse del poder. La concepcién de Polanyi es totalmente diferente de la tesis de Lenin de que la intensifica- cién de los conflictos imperialistas es producto del crecimiento del capital financiero en la etapa final del desarrollo capitalista, Polanyi se empefia en demostrar que los capitalistas de las finan- zas pueden ser una fuerza capaz de prevenir la guerra. 52 INTRODUCCION RELEVANCIA CONTEMPORANEA Las concepciones te6ricas de Polanyi resultan tan importantes para los de- bates contempordneos sobre la globalizacién debido a que los neoliberales se cifien a la misma vision utépica que inspiré el patron oro. Desde el fin de la Guerra Fria han insistido en que la integracién de la economia global vuelve obsoletas las fronteras nacionales y esta sentando las bases para una nueva era de paz universal. Seguin ellos, una vez que las naciones reconozcan la 16- gica del mercado global y abran sus economias al libre movimiento de bie- nes y capital, el conflicto internacional sera remplazado por una competen- cia propicia que estimule atin mas Ja produccién de bienes y servicios. Como hicieron sus predecesores, los neoliberales persisten en decir que todo lo que Jas naciones tienen que hacer es confiar en Ja efectividad de los mercados autorregulados. Sin duda el actual sistema financiero internacional es considerablemente diferente del patrén oro. Las tasas de cambio y las monedas nacionales ya no se fijan en relacién con el oro. A la mayoria de las monedas les est permi- tido fluctuar en valor en los mercados de cambios de divisas. También exis- ten poderosas instituciones internacionales, como el Fondo Monetario Inter- nacional y el Banco Mundial, que desempefian un papel de primera importancia en el manejo del sistema global. Pero tras esas significativas diferencias des- cansa un factor articulador fundamental: la creencia de que si a los individuos y a las firmas se les concede la maxima libertad para alcanzar sus intereses econémicos, el mercado global hard lo mejor para todos. Esta conviccién fundamental subyace al esfuerzo sistemAtico de los neo- liberales para desmontar las restricciones a los flujos de comercio y capital y para reducir la “interferencia” gubernamental en la organizacién de la vida econémica. Thomas Friedman, un influyente defensor de la globalizacién, escribio: Cuando tu pais reconoce [...} las reglas del mercado libre en la economfa global de hoy y decide atenerse a ellas, se pone lo que yo denomino «la camisa de fuerza dorada». La camisa de fuerza dorada es el atuendo politico-econémico definito- rio de esta era de la globalizacion. La Guerra Fria tuvo simbolos del vestir como el traje de Mao, la chaqueta de Nehru, el abrigo de piel ruso. La globalizacién sdlo tiene la camisa de fuerza de oro, Sia tu pais no le ha quedado a la medida una, le quedara pronto.” Friedman procede a afirmar que la “camisa de fuerza dorada” requiere reducir el tamafio del Estado, remover las restricciones a los movimientos ¥ Thomas Friedman, The Lexus and the Olive Treem, Farrar, Strauss, Nueva York, 1999, p. 86. INTRODUCCION 53 del comercio y el capital, asi como efectuar la desregulacién de los merca- dos de capital. Ademas, describe jovialmente cémo la idea de constrefiirse al uso de esa prenda de vestir est reforzada por “el rebafio electrénico” de co- merciantes internacionales que actiian en los mercados internacionales de divisas extranjeras y finanzas. El andlisis de Polanyi de las tres mercancias ficticias ensefia que esa vi- sién neoliberal del ajuste automéatico al mercado a nivel global constituye una fantasia peligrosa. Asi como las economias nacionales dependen de un activo desempefio gubernamental, asf también la economia global necesita instituciones regulatorias sélidas, incluidas las de préstamos de iltima hora. Sin esas instituciones, tas economias particulares —y quizé la economia glo- bal en su totalidad— sufririan crisis econémicas paralizantes. Pero el punto mas trascendente de la ensefianza de Polanyi consiste en que el liberalismo de mercado plantea exigencias a la gente comin que resul- tan sencillamente insoportables. Los obreros, los campesinos y los pequefios comerciantes no toleraran por mucho tiempo un patrén de.arganizaci6n eco- némica en el cual quedan sujetos a dramaticas fluctuaciones: periddicas de sus rutinas econémicas. En suma, la utopfa neoliberal de un:planeta sin fron- teras y pacifico exige que millones de personas comunes a’través del mundo tengan la flexibilidad suficiente para tolerar —quizé bastante a menudo: cada cinco o 10 afios— una temporada prolongada en la cual deban sobrevivir con la mitad o menos de lo que recibfan con anterioridad. Polanyi considera que esperar ese tipo de flexibilidad es moralmente erréneo y profundamente irreal. Para él resulta inevitable que la gente se movilice para protegerse de esos impactos econémicos. Ademés, el reciente periodo de ascenso del neoliberalismo ya ha sido tes- tigo de la expansién de protestas alrededor de todo el mundo con las que las personas intentan resistirse a las disrupciones econémicas de la globaliza- cién.”* A medida que dichas insatisfacciones se intensifican, el orden social se tora mas problemético y crece el peligro de que los lideres politicos busquen distraer el descontento popular con la construccién de un enemigo que sirva de chivo expiatorio interno 0 externo. Asi es como la utdpica visién de los neoliberales no conduce a la paz sino a la intensificacién del conflicto, Por ejemplo, en muchas partes de Africa los efectos devastadores de las politicas de ajuste estructural han desintegrado sociedades y producido hambruna y guerra civil. En otras regiones, el periodo pos Guerra Fria ha presenciado el brote de regimenes militantemente nacionalistas con conductas agresivas ha- cia sus vecinos y hacia sus propias minorias étnicas.” Atin més, en cada rincén del planeta existen movimientos militantes —casi siempre entremezclados 2 John Walton y David Seddon, Free Markets and Food Riots: The Politics of Global Adjust- ment, Blackwell, Cambridge, Mass., 1994, » Para la tesis de que muchos ejemplos recientes del caos en diversas partes del mundo pue- den ser remontados al régimen econémico internacional, véase Michel Cossudovsky, The Glo- 54 INTRODUCCION con el fundamentalismo religioso— que son organizados para obtener-venta- ja de los impactos econdémicos y sociales de la globalizacion. Si Polanyi esta en lo cierto, esos signos de desorden constituyen presagios de circunstancias mucho més peligrosas en el futuro. LAs ALTERNATIVAS DEMOCRATICAS A pesar de que Polanyi escribié La gran transformacién durante la segunda Guerra Mundial, se mantuvo optimista acerca del futuro, pues pensaba que el ciclo de conflicto internacional podia romperse. El paso clave estarfa en minar la creencia de que la vida social debfa estar subordinada al mecanis- mo de mercado. Una vez libre de esa “mentalidad de mercado obsoleta”, e] camino guedaria abierto a la subordinacién de las economias nacionales y la economia global a la politica democratica.” Polanyi contemplé el New Deal de Roosevelt como un modelo de esas posibilidades futuras. Las reformas de Roosevelt implicaban que la economia de los Estados Unidos continuarfa or- ganizada alrededor de los mercados y de la accién del mercado, pero un nuevo conjunto de mecanismos reguladores posibilitarian proteger tanto a los se- res humanos como a la naturaleza de las presiones del mercado. Por medio de la politica democratica, el pueblo decidié que los ancianos debian salva- guardarse de la necesidad de percibir un ingreso mediante la asistencia de la Seguridad Social. De modo semejante, la polftica democrética amplié el de- recho de la gente trabajadora a constituir sindicatos eficaces, con base en la Ley Nacional de Relaciones Laborales. Polanyi aprecié esas iniciativas como el comienzo de un proceso mediante el cual la sociedad podrfa decidir, a tra- vés de medios democraticos, proteger a los individuos y a la naturaleza de ciertos peligros econémicos. A nivel global, Polanyi anticipé un orden econémico internacional carac- terizado por elevados grados de comercio y cooperacién internacionales. Este credo no lo sistematiz6 en una concepcién teérica, pero sf fij6 con clari- dad sus principios: Sin embargo, con la desaparicién del mecanismo del patrén oro automatico, | para los gobiernos seré posible suprimir los rasgos més obstruccionistas de la | balisation of Poverty: Impacts of IMF and World Bank Reforms, Third World Network, Penang, Malaysia, 1997. * “Obsolete Market Mentality” es el titulo que Polanyi dio a un importante ensayo de 1947 que fue reimpreso en Dalton, Primitive, Archaic, and Modern Economies. 2 En realidad, el New Deal hizo poco para proteger el ambiente. No obstante, cuando, con posterioridad, los ambientalistas alcanzaron suficiente fuerza politica para alcanzar reformas, instituciones como la Agencia para la Proteccién Ambiental se adscribieron al modelo regulatorio del New Deal. INTRODUCCION 55 soberanfa absoluta: el rechazo a colaborar en Ja economia internacional. Al mis- mo tiempo, les sera posible tolerar de buena voluntad que otras naciones creen sus instituciones domésticas de acuerdo con sus intereses propios, de modo que pasen por alto el pernicioso dogma del siglo x1x acerca de la necesidad de contar con regimenes domésticos uniformes en la érbita de la economia mundial. En otras palabras, segtin Polanyi, la colaboracién entre los gobiernos producirfa un conjunto de acuerdos que facilitarfan elevados niveles de comer- cio internacional, mientras que las sociedades podrian tener multiples medios para protegerse de las presiones de la econom{a global. Igualmente, con el fin de seguir un modelo tinico de economia, las naciones en desarrollo podrian aumentar sus oportunidades de incrementar el bienestar de sus pueblos. Esta perspectiva también presupone la constitucién de estructuras reguladoras globales que colocarian limites al desempefio de las fuerzas del mercado.” La perspectiva de Polanyi se sustenta en la expansion del papel del go- bierno, tanto en la esfera doméstica como en la internacional. Asi, desafié el punto de vista de moda en la actualidad de que mas actividad del gobierno conducira inevitablemente tanto a malos resultados econémicos como a un excesivo control de la vida social por el Estado. Para él, un desempefio sustan- cial del gobierno resulta indispensable para el manejo de las mercancias fic- ticias, asf que no hay raz6n para tomar en serio el axioma de los liberales de mercado de que el gobierno es, por definicién, inefectivo. Pero también, de for- ma explicita, refuté la afirmacion de que la expansién del gobierno adopta inexcusablemente una forma opresiva. Polanyi explicé que, por el contrario, “el fin de la era de la economia de mercado puede devenir el inicio de una era de libertad sin precedentes. La libertad juridica y efectiva puede ser mas amplia y general que nunca antes; la regulacion y el control pueden conse- guir la libertad no sélo para unos pocos, sino para todos”. Pero el concepto de libertad que Polanyi resalta va mas alla de una reducci6n de la injusticia econémica y social: él también demanda la expansién de las libertades civi- les, al enfatizar que, “en una sociedad establecida, el derecho a la inconfor- midad debe estar protegido por las instituciones. El individuo debe estar en libertad de seguir los dictados de su conciencia sin temer a los poderes a los que pudieran habérseles confiado las tareas administrativas en algunas de las esferas de la vida social”. Polanyi finaliza La gran transformacién con estas elocuentes palabras: “Mientras [el hombre] sea fiel a la tarea de crear mayor libertad para todos, no debe temer que el poder o la planeacién se vuelvan contra él y destruyan la libertad que est4 contribuyendo a edificar por medio de ellos. Este es el significado de la libertad en uma sociedad compleja; nos proporciona toda la ® Acerca de un esfuerzo reciente para concretar esta perspectiva, véase John Eatwell y Lance Taylor, Global Finance at Risk: The Case for International Regulation, New Press, Nueva York, 2000. 56 INTRODUCCION certidumbre que necesitamos”." Por supuesto, el optimismo de Polanyi acerca del periodo inmediatamente posterior a la segunda Guerra Mundial no se justificé por el curso de los acontecimientos. El advenimiento de la Gue- rra Fria determiné que el fin del New Deal significara el fin de Ja reforma en Jos Estados Unidos y no su comienzo. La cooperacién econémica global pla- neada dio paso relativamente rapido a nuevas iniciativas para la expansién del papel de los mercados globales. Sin duda, por otro lado, los considerables logros de los gobiernos socialdemécratas europeos, en particular en Escan- dinavia, desde la década de 1940 hasta comienzos de la de 1980, proporcio- naron evidencias concretas de que la vision de Polanyi era a la vez poderosa y realista. Pero, en la mayoria de los paises, los juicios de Polanyi se desco- nocicron y los puntos de vista opuestos de liberales de mercado como Hayek se establecieron y ganaron fuerza hasta lograr el triunfo en las décadas de 1980 y 1990. Pero ahora que la Guerra Fria es historia, el optimismo inicial de Polanyi puede, finalmente, ser reivindicado. Existe una alternativa posible a un esce- nario en el cual la insostenibilidad del liberalismo de mercado produce crisis econémicas y Ja reaparicién de regimenes autoritarios y agresivos. La alter- nativa est en que la gente comin en todas las naciones alrededor del planeta se vincule en un esfuerzo colectivo para subordinar la economfa a la politica democrdtica y reconstruir la economia global sobre las bases de la coope- racién internacional. De hecho, en los tltimos afios de la década de 1990 ha- bia claros signos de que semejante movimiento social de cardcter transnacio- nal serfa capaz de reconfigurar la economia global, y ello resulta ahora mas que una posibilidad teérica.** Los activistas, tanto en los paises desarrollados como en los que estén en via de desarrollo, han organizado protestas mili- tantes contra las instituciones internacionales que aplican con todo rigor las reglas del neoliberalismo —la Organizacién Mundial del Comercio, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial—. Alrededor del mundo surgen grupos que han comenzado un intenso didlogo sobre la reconstruceién del orden financiero internacional. EI naciente movimiento enfrenta enormes obstaculos. No le seré facil for- jar una alianza duradera que reconcilie los casi siempre conflictivos intereses de la gente del Sur global con los de !a gente del Norte global. Mas atin, mien- tras mas exitosos sean esos movimientos, mas formidables serdn los desaffos > Polanyi cree que una socicdad compleja necesita que el Estado ejerza el monopolio sobre la violencia: “El poder y la compulsién forman parte de esa realidad [de Ja socicdad humana]; un ideal que los destierre de la sociedad deberd ser anulado”. » Véase Peter Evans, “Fighting Marginalization with Transnational Networks: Counter Hege- monic Globalization”, Contemporary Sociology, nim. 29, enero de 2000, pp. 230-241. 3 Para uma perspectiva estadunidense de estos debates y una guia titil para fuentes adiciona- les, véase Sarah Anderson y John Cavanaugh, con Thea Lee, Field Guide to the Global Economy, New Press, Nueva York, 2000. INTRODUCCION 37 estratégicos a enfrentar. Resulta altamente imprevisible que se pueda refor- mar el orden global desde sus fundamentos sin que la economia mundial caiga en el tipo de crisis que estalla cuando los inversores entran en panico. No obstante, es de una enorme significacion que por primera vez en la histo- Tia la estructura de gobernanza de la economia global haya devenido el objeti- vo central de la accién del movimiento social transnacional. Ese movimiento transnacional constituye un indicio de la continuada vi- talidad y viabilidad de la concepcién de Polanyi. Segiin él, el defecto mas pro- fundo del liberalismo de mercado consiste en que subordina los propésitos humanos a Ja Iégica impersonal del mecanismo de mercado. En cambio, él afirma que los seres humanos deben emplear los instrumentos del gobierno democratico para controlar y dirigir la economfa con el fin de armonizar las necesidades individuales y colectivas. Polanyi muestra que el fracaso en asu- mir ese reto ocasioné un enorme sufrimiento durante el siglo pasado. Su pro- fecia para el nuevo siglo no puede ser més clara.

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