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CAUSAS DEL ENFRENTAMIENTO ENTRE ORIENTE Y

OCCIDENTE

Cuando observamos impasibles los ataques violentos entre


oriente y occidente por parte de grupos radicales
Yihadistas de origen árabe musulmán, siempre los
asociamos a factores religiosos, sin profundizar
históricamente en sus causas.

La caída del imperio Turco-Otomano en la Primera Guerra


Mundial, es el comienzo de todo este embrollo. El imperio
estaba conformado por un grupo considerable de países
del sureste europeo, Medio Oriente y el norte de áfrica.
Después de 6 siglos de poder y de ser el sucesor islámico
de esta cultura, especialmente en arquitectura, cocina,
ocio, tradiciones y gobierno; comienza a decaer a finales
del siglo XIX, por la corrupción interna y por un brote de
nacionalismos de las diferentes colonias que clamaban
por una independencia, sobre todo en el sureste europeo y
esto hace que se debilite el imperio. El surgimiento de La
Primera Guerra y la aparición de guerrillas, dan la estocada
final. Las peores consecuencias fueron para el Medio
Oriente. Cuyos conflictos hoy vigentes tienden a empeorar
con la aparición del estado islámico, ISIS, EIIL, ligado a AL-
QAEDA, quien se da a conocer el 29 de junio del 2014, al
comienzo del mes del Ramadán, para reivindicar todos
estos problemas de naturaleza geopolítico-religioso.

La película “Lorenz de Arabia” protagonizada estelarmente


por Peter Otole, nos recrea perfectamente las causas de
esta problemática. Es un señor inglés que se une a la lucha
independentista árabe pero cuando se da cuenta que las
potencias los engañan se suicida. Cuando cae el imperio
turco otomano se da la repartición de su territorio entre las
potencias. Como el interés es el petróleo, las potencias
realizan un mapa de su riqueza para repartírselo entre ellas
sin consultar a sus pueblos, sin importarles sus culturas,
creencias religiosas, economía, tradiciones, solo les
importa el beneficio del negocio como es el combustible,
para sus ferrocarriles y barcos. Se da la mala fe, porque
disuelven el imperio en base a promesas falsas, como es
la independencia de los pueblos árabes. Es una traición
porque los engañan y es una condición que no se ha
resuelto hoy. Eso es lo que encuba a ISIS que está
asentada entre Irak y Siria y son la interpretación severa
del Islam suní, por lo tanto los chiitas, la otra rama del
islam, también son sus víctimas. La repartición de
territorios por encima de los pueblos que los habitan es la
raíz de la confrontación. La explotación del petróleo, el
engaño, las falsas promesas, el doble reparto, el irrespeto
a otras culturas, causa todo este problema.

Por otro lado el pueblo judío, terminada la segunda guerra


mundial, a raíz de los funestos acontecimientos como el
“holocausto”, reclaman un territorio para la creación del
estado de Israel, basándose en el “juramento de Sión”,
doctrina política que reclama el regreso de los judíos a la
tierra prometida. Sion, es la colina donde se construyó el
templo del rey Salomón. Deciden que a ellos les
corresponde por… “derecho divino”.
Los judíos son inmensamente ricos, poderosos banqueros,
a los que todos quieren atender especialmente las
potencias tan necesitadas de préstamos para sus
multimillonarias inversiones capitalistas. Solo colocan una
condición: “la asignación de un territorio para la creación
del Estado de Israel”. Pero nuevamente las potencias
engañan ya que ofrecen a los judíos el territorio árabe
palestino, creando un gran conflicto entre estas dos
naciones.

Durante siglos se ha mantenido la noción de que «quien


posee las llaves del cielo tiene el poder» y así cada religión
se declaraba poseedora de las llaves del cielo –es decir, de
la casa de dios- justificando toda clase de atropellos y
violaciones. Hoy, cientos de años después de aquellas
empresas bélicas cristianas, (cruzadas, tribunales de
inquisición etc.). Los conflictos Islam-Occidente agregan
otro componente como es “la llave del subsuelo”, y se
multiplican como el petróleo de los grandes yacimientos.
La naturaleza ha querido que el mundo islámico esté
fatalmente unido al petróleo -de esto no los ha podido
salvar ni su propio dios-. El conflicto entre oriente y
occidente obedece entonces a razones políticas y
económicas, con una envoltura religiosa, -propia de
pueblos llevados por el fanatismo- cuando en el fondo es la
lucha geopolítica por el territorio que pretende justificarse
con una supuesta amenaza para Occidente, con la
multiplicación de grupos terroristas islamistas. Un
discurso que pretende dividir en dos el mundo musulmán,
según su grado de «peligrosidad», trazando una línea que
coincide casi perfectamente con las fronteras de los
países productores de petróleo. Algunos movimientos
políticos conservadores de Europa y Estados Unidos
estimulan la islamofobia. George W. Bush, la llamó una
«cruzada contra el terror»

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