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Indigenismo y modernismo Helmut Scheben. Revista de Critica Literaria Latinoamericana Afio 5, No. 10 (1979), pp. 115-128 (14 pages) Published by: Centro de Estudios Literarios "Antonio Cornejo Polar"- CELACP INDIGENISMO Y MODERNISMO, Helmut Scheben ajo la Replica, ;sufre menos el indio que bajo le dominacion espanol? Si mo fexisten corregimiento: ‘ni encomiendas, quedan los trabajoo Forzosoe y el reelate. miento, Lo que le hacemos suftir basta para descargar sobre nosotros la execrt- fn de las personas humanas, Le corser- vamos en la ignorancia y a servidumbre, Je tnvilecemos en el cuartel, le embnutece. tos con el alechol, le lanzamos « deateo dase en las guetras civil » de iempo en tiempo organizamos excerias y matanzas como las de Amantani, Llave y Huanta, Manuel Gonzilez Prada, Nuestros indios [| aparecié ta tibu entera de Ios Incas inmigrantes , pueblo multicolor en que el ‘oro, las pumas raras las joyes magnifices 1 las armas poderosas resplandecian como ‘riun ineendio magnifico, Abraham Valdelomar, Los hermanot Ayar En un estudio de 1974, Ricardo Gullén sostiene la tesis de que el indigenis. mo y modemismo fon dos fenomenos analogos de una misma actitud?. Afirma el carécter irracional del indigenismo consideréndolo al igual que el modernismo como una respuesta escapista al auge del racionalismo y positivismo del siglo XIX2, Esa opinién no es nueva en la eritica en torno al modernismo. Los mismnos cscritores modernistas gustaban « veces de enfatizar au vinculacion indigena, y para un poeta como Chocano es casi caracteristico un “‘indigenismo” basado esencialmente en la vision exaltada de la mezcla de “dos grandes razas” en el pasado. Hasta los arios 30, la critica en sm mayoria, no ha puesto muchos teparos 1. Ricardo Gullén: “Indigenismo y modemismo”, en Homero Castillo: Estudios erit 08 sobre el modernismo, Madrid, 1974, pp. 267-278. 2. CL. ibid, p. 272: “El indigenismo es, sustancialmente, llamada a ls fuerzas oscures ieracionaled.. .J’orrente antiracionalista que rezpatece en plono auge del positvismo, para compensar y equilibrar las consecuenciaa de ese auge”. 115 ‘en aceptar esa simbiosis de indigenismo y modernismo. y aiin después no han fal- tado criticos que destacaran el elemento “americanista” en et modemisino? Por otro lado, el modernismo ha encontrado, desde su apogeo, erfticos que destacaron el cardcter exotista, el afin europeizante y el desarraigamiento culta- ral entre otras cosas, como los elementos que obstaculizaron una mayor proxi dad al mundo sudamericano. Luis Monguio, en un estudio muy informativo, da un resumen coneiso del desarrollo de la eritica en torno a la caracterizacién del modernismo hasta los aios treinta. En cuanto al supuesto americanismo de la literatura modernista concluye Monguié precisamente: “Creo que de la lectura de los modernistas se obtiene una impresion general de absoluta indiferencia ante la reslidad americans, es decir que raroa aon los temas ‘objetivamente’ america nos que cultivan”, y un poco mas adelante alade: “Santos Chocano es excep- cin. No es el mejor poeta modernista y algunos lo colocan afuera de la escue- 1a". Sines basamos en el criterio de la tematica es evidente que el juicio de Monguié es accrtado. Por ejemplo, entre més setecientos cincuenta poemas de tuna edicion de las poestas completas de Rubén Dario, no he encontrado ni trein- ticinco que se apoyen en un tema que podriamos llamar autdctonoS, y aun he admitido poesia: como “A una cubana” que de la un adjetivo en el titulo. {Ghocano seta entonces nn poeta mt “americana” que Datiot Nolo ere, Me parece que el uno esta tan alejado como el otro de 12 basqueda de valores autéctonos de sus respectivos paices. El problema esté precisamente en que no se puede juzgar slo por la tematica, Si fuera asi José Santos Chocano seria real- mente el cantor de aquella “gran raza” que decia ser la suya. Se trata de precisar por que un Vallejo. por ejemplo, sun en los casos en que no se hasa en temas es- pecificamente autdctonos o indigenas, puede estar mis cerea del mundo ameri cano que un Dario cuando canta “La tarde del trépico" oun Choeano que dice: Soy el alma primitiva de los Andes y las selvas’®. Si me he centrado particulasmefite en el Hamado “indigenismo modernista’ es porque es un caso modelo para enfocer ciertas limitaciones poetologicas ¢ ideolégicas del modernismo y permite demostrar que el modernismo disfrazado de americanismo fue un americanismo de mala fe. A mi modo de ver, indigenis mo y modernismo son dos fendmenos diametralmente opuestos en el momento historico en que coinciden. La cosa se ha complicado por el hecho de que los mismos indigenistas de las primeras décadas del siglo no vieron muy clara esa oposicion. Las primeras delimitaciones precisas al respecto, las he encontrad, 3, Cf, p, ejemplo Max Henriquer Urena: Breve historia del modzraismo, Mexico, Bue- nos Aures, 1962, pp. 30 y as. MHU ve en el modernismo tardio la tendencia de capter [a vida yy elambiente, las inquietudes y esperanzas de los pueblos de América. 4. Luis Monguid: “Sobre la caracterizacién del modemismo”, en Homere Castillo: op, it, p19, 5, Rubén Dario: Possias completar, Buenos Aires, 1045, 6, José Santos Chocano: “El alma primitiva™, en: Alma América, Lima, 1906, 116 para el mbito perusno, en José Carlos Mavidtegui (en su erftica a Chocano)? y fen Jorge Basadre (en su juicio sobce los “cuentos incaicos” de A. Valdelomar)8 fa fines de los afos veinte, Por otro lado, el estudio de Ricardo Gulldn y otros tabajos nds recientes? evidencian que el fantasina de un “modernismo indi- gonista”” no ha deseparecido. Fn realidad nunca hubo tal cosa, La raiz de la confusion reside en que se recurre a una nccién hastante borrosa y ahistorica ce lo que rs indigenismo. Gullon por. ejemplo, no séto insiste en la fadole antirracional (“bisqueda de lo mégico", “retorno 2 lo irracional”’) sino va hasta soslayar el caricter historico del indigenismo afirmando que es “una constante del espiritu hamano”?? Hay dos cosas que me parecen fundamentales para el anilisis del problema, to. En el centro de! concepta poetoldgico de los modemistas hay algo que impide, deade un principio, que ellos puedon evansar en el camino indigenista, 2o, Para precisar Ia diferencia ideolégica entre los dos feridmienos hay que celimitar el modemismo no adlo frente a un indigenismo literario, dificil de de- finic como muestra la eritica al respecto, sino frente al movimiento politico orga- nzado que Tue el indigeniamo « parte de los primecas decadas del siglo vein Cabe preguntar: jcuiles son las reivindicacfones sociopoliticas, cusles las activi- dades voneretas de los indigenistas en el peciodo en que se va desarrollando y acabando el modernisino, que por supnesto tampoco {ue un movimiento puri- mente artistico sino nacia de una coyuntura econémica e ideolégica determina da, Al proceder de esta manera ee conocerd facilmente qe el modemismo con- tribuyo a mantener el statu quo social en un momento en que el indigenismo co- menz6 a formular alternativas concretas para la liberacion del carapesinado ame- La teor‘a poética modernista se basa esencialmente en uns separceién rigs rosa de “Mundo” y “Arte”. El mexicano Manuel Gutiérrez Néjera, en un texto de 1876 que se considera a veees como manifiesto modernistal !, asevera que el abjeto del arte cola conoecusion de lo Bello y que lo bello noe puede encontrat tila materia sino en eelacion con el eapities, {Que es lo bello! Es, segin Najera “la representacion de lo infinito en lo finito, la manifestacion de lo extensivo en 7. José Carlos Maristegui: Siete ensayos de interpretacién de ta realidad peruana, Lima, 1928, 8, Jorge Basadre: Equivocactones, Lina, 1928, pp. 35-36. 9. Cl. por ejemplo Antonio Cisneros: “El modernismo es también indigenismo”, en: Marka, 4 de mayo de 1978, 10, &. Gullon, op, eit, pp, 272-273, Alf dice entre otras cosas: “No olvido las concau- sag hist6rieas, politicas y sociales del fen6meno, pero me parecen superticiales comparadas con esta reaparicion fatal (es decir, inevitable} de la veta iracionalista’, 11, Sobre este punto, véase Ivin A, Schulman: Cénesis del modernisma, México, 1966, 7 lo intensivo, ef reflejo de lo absolitto. ..”22ete, Los modernistas no se cansaban de poner en las nubeS una literatura cuyos tinicos objetivos y criterios eran “ar- monia” y ‘“belleza", sin darse cuenta de que la definicion de semejantes catego- tias depende de condiciones historices y va cambiando, por lo tanto, con el cane bio de esas condjtiones, Si su nocion de “lo bello” es horrosa y equivocada apa. rece mucho més concreta, en cambio, en las manifestaciones de los modernistas , la idea de lo que ellos consideran “mundo material”, “mundo antipoético™ Aby estén los ataques vehementes a “la plebe”, “al boulevard”, y para el émbito literario, al realismo y naturalismo. Emile Zola, para Gutiérrez Najera, “ha caido en la pornografia” y “el arte” asi deformado perderia todo lo que lo constituye, que es lo verdadero, lo bello y lo bueno, para convertirse en fétido estanque de corrompidas aguas”! 3. La'fancién de Ia poesia consistiréa precisamente en una especie de embelle- cimiento’de la vida “vulgar”, o sea en una adaptacién de lo “anti-poctico” a amas autas armoniosas y melodiosas, que no provienen de una experiencia real sino Hay, ccbre todo, el dctado de la melodia, Fl “ito” de Rabén Dario et melodioso. Por eso suena impostado. Hay un sinnimero de ejemplos en la poesia modemista, que ponen de mant fiesto csa dicotumia de “mundo” y “arte”, Me limito a citar como ejemplo un ra clasico poema de Rubén Dario: *Y si hubo éspera hiel en mi existencia / meli- fied toda aeritud el arte™14 Y en el prologo 2 “EI canto errante” dice e! mismo poeta: “Como hombre ho vivide en lo cotidiano; como poeta no he claudicado nunca, pues siempre he tendido a la eternidad”25. Esta desunion de la existencia y el arte implica una dliminacién forzada de todo un conjunto de experiencias vividas cuya naturalez no las hace apropiadas para la’ poesia. Por otra parte, tal “amputacin” de lo “impuro” se traduce necesariamente en'la seleccion del lenguaje poético, De acuerdo a ello, habria temas poéticos y otros, no. Habréa palabras. metaforas, es- tructoras posticas y otras, no. Como si ello existicra prefebricado € indepe diente del conjunto de un,poema. Y es que efectivamente. hay en la concep. cién de los modemistas toda una serie de significantes € imazenes, previamet te asumidas y consagradas por ser “‘poéticas per se”, (“a forma postive, es decir. la de la rosa roseda. la de lw cola del pavo real, Ia de los lindos ojos y frescus labios. . .” dice Rubén Daria? ®), . 12. M, Gutiérrez Najera: “El arte y el materialismo”, en: Obras completas, México. 1959, pp, 49-64, CF, Schulman, p, 110, 13, Najera: Obras, p. 54, En el mismo texto dice Najera, con referencia al naturalismo literario: “[....J.y contemplanido solo los repugnantes euadros que el mundo le presenta, eae cen la profunda y tenebrosa simadel més terrible materialiem 14, Rubén Dario: op, cit, p. 138, 15. Ibid, p, 201, 16, bid. p. 194. 8 Angel Rama, en su excelente estudio sobre Rubén Dario, diseute este punto detenidamente, Con razon se pregunta Rama por qué el modo de representarse de Vallejo da: Hay golpes en la vida tan fuertes yonose. Golpes como del odio de Dios. y el modo dariano nos ofrece en cambi Como Ia esponja que la sal satura en dl juego del mar, fue el dulee y tierno, corazon mio, henchido de amargura por el mundo; la carne y ef infierno}7. Es que Vallejo acepta por principio todas las palabras del “mundo”, también las “eas” o las “vulgares” y admite la ruptura de la melodia porque es la tnica forma de reflejar auténticamente su mundo — ;tan amerivano y tan poco armo- nioso a yeees!~ precisamente aquel mundo que Rubén Dario y la mayoria de los modernistas tratan de suprimir casl avergonzadumente. separucion de vida y arte pr .pone un coneepto sumamente elitario.y avistocratico del guchaccr literario. La critica tradicional no deja de stibrayar ese actitud sin fijarse, sin’ embatgo, en los precedentes socio-economicos gue la han producido. Creo que el modemismo, como fendmeno literaric e ideologico solo s: explica como resultado de la irrupeion viclenta del capitalism europeo en la escena sudartericana en la segunda mitad del siglo pasado. Antonio Cisneros, en citada artieulo, menciona algunos aspectos del problema y seviala lo ambigua que in ls teovclo de lon modernise sate lk auere dun, caer dicho sie cl nuevo mercado en que tuvieron que offecer sus productos literarios, Su res puesta fue realmente “respuesta de marginados"? 8, jwro con Lode by rontradice 1 que implicaba su perspectiva de clase, Por un lado el destumbramiento ante li riqueza de las barguesixs europea y norteamerieaya, deslurnbramiento sobre todo ante los productos sefinados de fabrivacion europea con la consiguicnte desvalorizaciéu de los productos aut tonos. Laego la adoplacion incondicional de los productos literarios de proce- dencia europes, actitud que corresponde a su afin de liberarse tambien ideolégi camente de Espana. En este orden de ideas, el lamado cosmopolitismo, que es nada mas que un enroperimo acentuado, seria paradéjtcamente también expre- 17, Angel Rama: Rubéa Dario y el modernisme, Venezuela, 1970, p. 109. A. Rese! nrimero en analizar las consecuencias para el instrumento lingiistico que conlleva el aida. miento del arte en el modernism. Dediea un capitulo al problema de la divisién de “lo ‘otidiano y lo poético”, Me parece particularmente stil analizar las «structuras antagénicas ‘que sefala Schulman en la poesfa modemista de Najera, Silva, Casal y Marti, bajo €! aspec {0 socio-econémico que adopta Rama, 18 A. Cisneros, articulo eitado, p. 43, Salomén Abud: “Sintesisde Rubén Dario" "en Rubin Darfo; op, ei (istroduecign) 119 sion de cierta “independencia americana” y me hace gravia el salto mortal que dla la critica cuando sostiene que “el eisne nicaragiiense nos ha dado poesia eie- ricuna sin sor americanista”19. Por otro Indo, ef rechaze espontineo y vehemente del “materialismy bur. cpus", def “sistema utilitarista’, sistema que ha convertido sus productos en mer- Gade, que es he gutado ol inevenuegy a tt vex gus poco privilega, y que los obliga a competir en un mercado internacional y en condiciones que no conocen muy bien, Sueeds, en cierto sentido, lo mismo que unas décadas antes habia sucedido en Francia y que constata Walter Benjamin para el caso de Bau- delaire: “La burguesia estaba a punto de retirar al pocla su encomienda. . . Bau- delaice estaba obligado a ceclamnar la dignidad del poeta en una sociedad que no tena ninguna dignidad que otorgac”2°. Por cierto, los exeritores modemistas no vieron estas relaciones con lucide, Fue mas intuitiva su protesta que bastda en el andlisis. Su retirada a la “torre de marfil”, su elitismo se explica en parte a raiz de aquella situacion. En fin, la cosa es un poco mds vomplojt y complicada. Habrfa que ver el papel que desempe le idevlogia del libevalismo, especialmente el énfasis en las “victudes del e sario": originalidud, iniciativa individual, voluntad individual, cte. asf como el moro especifico del capitalistic sudamericano, precisamente aquella “visidn « ‘iorial et mundo” que se mantiene, debido a la subsistencia de la vieja uligarquia latifundista y las condiciones de produccion en el campo2. Todos eses lactores inflayea en la concepeién avistocritica del arte que es caracteristico del mo- der Uno de esos mecanismios es sin duda el periodismo, y la mayoria de los e3- critores modernistas estuvieron obligados a trabajar como periodistas. No voy a detenerme en esto porque no tiene sentido discutir el proble- ta en abstiacto ni me siento capaz de dar un resumen en pocas paginas. De nin- gin modo se puede enfrentar abstractamente el modernismo al capitalismo o al neveolonialismo, ete., sino habri que examinar lo que quisiera llamar los “meea- ose contacto” entre la buse ecundmica y un fendmeno ian especiat como lo esha literatuca dentro de la superestructura, En lo que se refiere a la supuesta “poesta social” quiero haver hincapié en io siguiente: los ataques al “ulilitarismo” y “positivismo ” burgués que apavecen en las declarariones y tal vez en la poesia modernista, de ninguna manera estin ba- sados cn wa posicion que haya superado la ideologia burguesa del fin del sido XIX sino corresponde a las ambiciones elitarias y pasallistas de aquellos “sacer- 20, W. Benjan Gt, p56, 21. En este punto insiste patticularmente Francoise Pécous en su eatudio: Literatura y sociedad on América Latina, La Habana, L976, Charles Baudelaire, Frankfurt, 1955, p, 161, citado por Rama: op, 120 dotes del libro” como se autocalifican con preferencia los escritores modemnistas, En este sentido, la protesta de Rubén Dario frente al “imperialismo yanquee™ pone de manifiesto, no una ideologéa progresista sino justamente el temor a la emocracin burquesa, que ara ts modernist sigificaba el peligro del agcenso “del populacho”, “de la plebe”. Escojo un ejemplo entre muchos citando de una aniologta que publicd en 1910 el “indigenisia” modernista peruano Ventura Garcia Calderon: La literatura es una aristoctacia. Conserv su elegancia entre nosotros mientras subsistia la gracia de le colonia. En el Pera norteamericaniza- do de maiiana {.. .] temo pata las Iiricas excepciones la suerte de eae maravilloso Edgar Poe, que resumid entre los cerdos la trigicz belleza de un lirismo exasperado [.. .] Cuando los albafiles de le nuova ciudad ajustan los cimientos en tumulto, mi inquietud busea donde loclizar algunas torres de marfil22, Por otro lado fue precisamente Ia alucinacién y hasta el complejo de inferio ridad que les provoeaban la industria, la tecnologia y la supuesta superioridad de la civilizacion curopea de aquel momento las razones que impidieron que los mo- demistas tengan mucha estimacién por sus pueblos americanos, su cultura y su moda de ser. Creo que fne Juan Marinello el que seflald a este respecto que el raxgo tipico de un eudamericano del fin de siglo era “‘cl no querer serlo”. A mi odo de ver, el tema regional, nativo recobra singular importancia en la litera- tura latinoamericana cuando el modernismo ya esta a punto de decaer habiendo dejado como herencia todo un arsenal de metéforas usadas por un lado y mayor Sensei Weouleh gol coin a ex GaOwLnviTa sone lla pea erie valores fonéticorritmicos por el otro lado. No voy a detenerme en Dario cuya coneepeion poetologica va cambiando en su poesia posterior. Mas importante para el ambito perusno son tos érnulos de Dario, en quienes aquella separacién de mundo literario y mundo social produce resultados desastrosos, El modernismo llega al Peri en los iltimos afios del siglo XIX coinsidiendo asi con el comienzo del indigenismo. Es sabido que la legislacion en favor del indio que se dio durante la repablica habia resultado ineficaz y hasta encubria una expoliacion mayor que la efectuada durante la colonia. Desde el decreto de Trujillo de 1824 hasta la “Ley sobre terrenos indigenas” de 1893, las constitu. ciones y deeretos no hacen sino acelerar Ie privatizacion del suelo y la venta del mismo con la consiguiente desaparicién de las comunidades y ampliacién, a su costa, de las haciendas. Las leyes proteccionistas queden en letra muerta y sin cumplimiento. A partit de 1683 toma tal incremento la expoliacin de ticrras que se hacen cada vex mas frecuentes los levantamientos de indios, reprimidos Yiolentamente por el ejército. Son famosas las masacres de las primeras décadas del siglo XX23. 22. Ventura Garcia Calderén: Del romanticismo al modernismo, Paris, L9LO, p, XVI. 23. Cf, por ejemplo Wilfredo Kapsoli: Lor movimiontos sampotinos on ol Pert, 1879- 1965, Lima, 1977, 121 Es en ayuel periowo que surge en el Perit lo que se puede tt iano org.nizare, que, al superar an enfoyne moralizalor tradicio rrolkindose hacia reivindicaciones basicamente: econdmicas y culmina en el re- chazo de Los principios del estado burgués y la exigencia de'un indigenisimo so- ta que plantea José Carlos Maridtegui. No se puede tratar, en el marco de exte resumen, de discutie ol “hispanismo” y la “igautenticidad” que Mario Var- gus Llosa roprocha a los indigenistas basindose por cierto al “émbito mente literario”24. Repito que me parece imposible realizar una apreciacidn del indigenismo —de cualquier corriente literaria por lo demés~ aisléndolo del con- texto socio-ccondmico en que ha nacido. En este orden de ideas Mariitegui se- fala ya en 1928: “A medida que se le estadia, se averigua quela comiente ied genista no depende de simples {actores literarios sino de complejos factores so- iales y econdmicos”25, $i onfocarmos por consiguient: primero el aspecto politico no cabe duda de que el indigenismo, desde la primera década del siglo, en sus exponentes mas avanzados, es nada’ menos qu? la expresion cabal de la lucha del campesinado contra la expoliacion de sus ticrras. Basta con revisar las actas de la Asociacién. Procindigena (1909) —avanzada valerosa en un ambiente de indiferencia y bur- la general para convencernos de que no sélo hay denuncia formal sino hay re- sultados conerctos y actividedes militantes que van preparando los grandes movi- mientos de las aftos veinte. Eu la apertura del cuarto ato de la Asoviecion dice su presidente Joaquin Capelo con respecto a la situacion de la poblacién india: Haviendo excepciin de Lima i unas cuantas ciudades de la costa, en to- do el Per’, ef estado de cosas es idéntico i en muchos casos quiza peor. en muchas minas i fundos agricola, de lo que era ese estado en la épo- ea del coloniaje: con figeras variantes de nombre susisten ea todo =u horror los repartimientos, las mitas, las primicias, los servicios grauuitos los trabajos forzados en iinas, en fundos y obrajes, los fusilamientos. 1 despojos individuales i en masa, de la propiedad del suelo. . Alli estan para confinnar nuestros asertos, las hecatombes de Huancané hechas en junio de 1910 i la altima del valle de Chicama del presente aio, i las matanzas de Baios. aqui en Lima. Nada se ha hecho hasta hoi cn castigo de esas sangrientas matanzas[. ..] Esos erimenes no han me- revido 1 siquiera los honores de proceso judicial ni la menor interven- cion del ministerio pablico26 Me parece obvio que un estudio del indigenismo literatio tiene que partir de lo situacion on la sierra tal como apenas la esboza el texto citado. Todo tipo de 24, Mario Vargas Llosa: “José Maria Arguedas y el indio" en: Casa de las Américas, aio IV, 0, 26, La Habana, octubre-noviembre, 1964, p. 142, 25, J.C. Maniitegui: Siete ensayas... p. 332, 26, CI, El deter pro.indigena; érgana de Is Asociaci6n Pro-Indigena, afo I,m. 2, Lima, noviembre 1912, pp, L011, 122 ica literaria —aun el anilisis estrictamente estil o— obedece en iltimo tér- nino a un criterio politico, debide al earacter ideoldgico 0 “politico” del lengua- miemo, Tal eriterio es evidente, por ejemplo, en an critico como Tomis Esca- jadillo cuando delimitu el indigenismo frente a tn “indianismio romintico de me- ri emocion exotista” seiuluude como elementos caracteristicos del primero el sentimiento de reivindicacién social. la superacion de ciertos topicos de la litera- ture romantica asi como la suficiente proximidad en relacibn al mundo recrealo2?. Como se desprende de la tesis de Escajadillo, estos tres criterios se pueden resumnir en la definiciGn de que literatura indigenista es la ue no sdlo trata del tema del indigena sino parte de una comprensién justa de problema del indio contemporineo, concepto que en seguida revela su inevitable relacion con un ideario politico determinado. En este orden de cosas, el trasfondo politico nun- ‘munifiesta mis claro que en ciertos eriticos que intentan aislarlo de la fic- literaria apelando a una literatura. de “bellas obras” y “pdginas desinteresa- 8. Si estoy de acuerdo con la definicion de Escajadilio es para acentuar el contenido politico que implica Como es de poco provecho seguir la discusion mediante el eotejo abstracto Ue indigenismo y modernismo escojo unos ejemplos. En L916, Augusto Aguirre Morales publicetlrelao ineaico “Ca justels de Huayna Cépac’”. En el prologo dice el autor: “Con ef iron de mis abuelos en el alma [. ..] i la altivez de mi raza milenasia, planto mi tienda i mi Kiri¢o pendén en los viejos tiempos imperiales que son mios, porque palpitan cloriosos en mi espiritu de indio americano”29. Mis adelante atevera que “la seriedad historica” es “la esencia de la base estruc- tural” del cuento??, En la novela incaica El pueblo del sol que publica Aguicre en 1924 vuelve a insistir en la incompresion de sus “compaficros que corrian locos en pos de Da- rio o Silvas para enfatizar su filiacion americanista, Ahora bien, un anélisis previo del lenguaje, tanto del cuento como de la novela, evidencia que se trata ds un modernismo de pura cepa. El euento comprende sesenta paginas en Ia edi- cin de 1916, de tas.que més de veinte van dedicadas a la descripcion en “grand tableau” del desiile de las tropas del Inca y el esplendor de la multitud en una gran concentraeion con ocasion del Inti Raymi: 27, La narrative indigenista: ua planteamiento y ocho incisiones, Lima, Universidad de San Marcos, 1971, pp. 10 y ss. 28, Cf, por ejemplo Rati Silsa Castro: {Es posible defini el meiderniamo?” en Home 0 Castillo: op, eit, p, S21. Sobre este punto dice el autor precisamente: “Los problemas americanos [.. .] , nada ganan con el concurso o con el entrometimiento de los hombres de arte, Son dificultades de orden técnico, econdmmico, sociolégico {. ..] ;Qué tienen que decir alli los artistas? Nada, y cuando lo dicen, generalmente se limitan a balbucearlo, poraue su trino es el de las intuiciones”. (p. 323). 20, La jucticia de Huayne Cipac, Lima, 1916, préloga. 30, Lod. 31. Et pusblo del sol, Lima, 1924, pp. 15 y 16, 123 En aquel instante aparecid el Puruputo, Sobre la gruesu asta de colores violets qulelncshe onthacite el seo y advindberes yx et brilo de ne. esmeraldas, Lo coronaban grandes plumeros de rojo color detonante si- mulando la sangrienta esplendidez del Sol. A los lados plumeros meno- tes le hao‘an graciosa corte i la nobleza del Imperio portadora de las reales insignias de Manco I. Aparecié en la plaza en magnificente des- Tunbeamiento de piedtas'y metals...” (p. 29). Por un lado destacan Jos elementos lexicologicos tipigs del modernismo, especialmente del cuento dariano, Se nota todo menos la “influencia del Kes- chua” que pretende hacer ver Aguirre Morales??. Seria objeto de un estudio aparte el examinar en qué porcentaje, en relacién con el total del vocabulario del cuento, aparecen adjetivos t6picos como “by Nate”, “deslumbrante”, “multicolor”, “azulino”, “suave”, “frdgil”, “‘tenue”, «ten, sustantivos topicos come “oro”, “esmeralda”, “pluma”, “tereiopelo”, “r sa”, “seda”, etc., y analizar las eategorias semdnticas a las que pertenece ese lé co para establecer las relaciones ideologicas respectivas. Por otto lado, no solo salta a la vista un léxico modemnista sino la preferen- cia por estructuras ¢ imigenes que caracterizan el modernismo. En el texto cita- do se trata precisamente del tGpico del “gran cortejo” o “gran desfile”, imagen favorita tanto del Parnasse como del modernisimo exotista, Se podria demostrar con harta cantidad de ejemplos la existencia de idénti- cos tépicos lingiisticos y estructurales en ef conjunto de la poesia modernists, Basta con cotejar, en este caso, los lamades “cucntos incaicos” de Abraham Valdelomar para constatar que la imagen del gran cortejo aparece en casi todos ellos y que el lenguaje no solo es parecido sino mis bien idéntico al de la narra- tiva de Aguirre Morales. Si el hecho de que tos © modernists recurran a un lenguaje hecho y confeecionado ya esboza la imposibilidad de basarse ei la “seriedad historica™, pues es el mismo endutecimiento del instrumento lingiis- tico que les impide captar la realidad de una época, sin embargo, todo allo resul- ta insuficiente para desentrafiar el fondo ideologico del fenémeno, Como ya queda seftalado, cl problema se ha complieado porque era precisa- mente este tipo de cuento y poesia incaico ef que se considers auténticamente “indigenista” en aquel momento en que el indigenismo politico estaba todavia en getmingcion. y ademas, no habia surgido, en los primeros veinticinco afios del siglo XX, otra clase de literatura de ficcién que se ofreciera a una comparacion con Aves sin nido de Clorinds Matto por ejemplo, Es significative, en este orden de cosas, que hasta un cuento como “Kusipuma” (1925) de Luis E. Valedrcel presenta todos los elementos tipicos del meds rauiGh que hemos sefialado en los ejemplos prosedentes. 32, El pueblo det sol, p. 18, 124 Habria que recurrir, por un lado, a un cotejo de los textos del “indigenistno movlernista” con las fuentes histéricas en que estin basados, especialmente Gar- ciluso, Tal comparacién hace vesaltar ain mas la incompatibilidad del concepto poetic. modemnista von una dialéctica comprensién historica del Incanato. Por otra lado, hay que indagar las circunstancias biogedficas y socioldgicas tales come la extraccion de clase del autor, la vision del mundo de los grupos sociales alos que pertenece, las modalidades de s1 producci6n literaria y otros factors ras. Ello nos lleva al segundo punto do la tesis de la que he partido, o sea naa aproximucion critics a la ideologia que al llamado indigenismo modernist sus: tenta o apoya implicitamente. Me voy a limitar a unos pocos textos a titulo ejemplo. En 1910, con ocasion de su primer viaje a la sierra A. Valdelomar publica revista Mustracién Peruana una erdniea con el titulo “Hacia el trono del 3, en la que dice, con referencia a su estancia en Arequipa, entre otras [.- | Gouziles Zittiga recita una leyenda incaica y a través de su narra: tidn desfilan Incas poderosos y amables con séquito imperial y la plu- ma de coraquenque en la frente; ejércites nlmeroioa y generales va- i tas y guerreros y cdnticos y melodias [. . .| El sol anuncia Viaje a otros mundos con ung roja Hamarada. La twisteza de la hora va a cobijarse en las copas de los cipreses y a nuestro paso, las flo exhalan el dltimo aroma de la tarde [. . -] abandonamos el jardin. Por el vallado lzjano tornan los viejos campesinos, tos azadones al hom- bro y los yaravies al viento, los azadones les dan el aspecto marcial de y los yaravies la melancdlica dulzura de una raza genti- mental y sonadora™. (pp. 480, 481). Como en el caso de esta eronica no se trata de un texto de pura ficeién sino hay un elemento de informacion periodistica podemos apticar un criterio mucho iis riguroso acerca de la “proximidad al mundo retratado”. Lo que salta a la vi ta, aparte del ya eonsabido Iéxico modemista, es cl paralelismo en el relato de tuna experiencia literaria (la leyenda que narra Ziiniga) y una experiencia real (el retorno de los campesinos). Es obvio el esfuerzo que hace el joven periodista por aduptar la realidad a las pastas de belleza de un mando literario e imaginativo. Al colucar esta crénica en el contexto historico del afio 1910 nos damos cuenta del grado de falsifivacion de la realidad implicado en la vision de Valdelomar. WV. Kapsoli seftala que “entre 1908 y 1930 los Andes del sur fueron el eseens- fo de la mayoria Je reyuelis, motes y “aequeies” que gourrieron en ope durante esos aiios”34, Basta con estudiar el informe que Dora Mayer en su His- toria de las sublevaciones ind genas en Puno y los estudios semejantes, para for- TrAbe: una des de las conmctanes que cadet el sur priuane on aupellon nor mentos. Sin embargo, la cronica que hace A. Valdelomar de su estadia en las 88, IL PER, 7 y 14 de setiembre de 1910, 126 Jaca no e3 menos idilica ni menos modernista que la arriba provincias del citadas+, Esas crénicas se publicaron en Mustracion Peruana, revista de “artes, letras, ciencias, deportes”, cuyo editor propietario era Manuel Moral y cuyos directores eran sucesivamente Pedro Paulett, Victor Andrés Belainde y Carmen Torres Calderén. En ella colaboraban numerosos escritores modernistas, entre ellos Clemente Palma, José Santos Chocano, Federico More, R. Morales de la Torre y José Galvez. IL PER estaba, como la may oria de las revistas y periddicos de la época, en manos de la burguesia, iba destinada a un piblico burgués y reflejaba esencial- mente cl estilo de vida cl legante de las clases dominantes de Lima. En IL PER, ala par que en Bainearios, Variedades, Contempordneos y revistas parevidas, en- contraban amplia acogida los literatos que eran los voceros de la “helle époque” limofia. Es a aquellos elegantes redactores que se refiere sin duda Juan Gargure. vich cuando dice: Entre estos dos grupos (la oligarquia tradicional y la nueva “mesocra- cia mercantil) sobrey los intelectuales siempre y cuando sirvieran alos intereses de la oligarquéa aun cuando aparentemente no hicieran “politica”, es decir, que no participaran dicectamente en actividades de partido. Quiz no sospechaban que con sus cronicas y elegantes descripciones, con su farragosa retorica, hacian tanta politica como los otros” 35. En 1910, nada estaba mas alejado de Valdelomar que el deseo de meterse en politica. Estaba realizando su aprendizaje literario, ala vee que trabajaba en periodismo para ganarse la vida. No hace falta destacar las coacciones materiales ¥ politics que ello conlleva. El objetivo del momento era la adaptacion incondi- ional a las normas ideolbgicas que le imponia al ambiente. Ellas eran todo rae nos que favorables a las incipientes tendencias del indigenismo. A este respecto cabe preguntarse silo que a veces se ha calificado de “‘tacismo al revés’"36 no fue tuna reaccion comprensible y hasta necesaria de los indigenistas a la hora de en- frentarse con Ia ideologia de loa sectores mis reaccionarios de la burguesia com tela, en la que estaba tan profundamente arraigada la ideologfa ravista de la que se valia el imperialismo europeo y norteamericano para justificar sus avan- ces. La imagen general del indio correspondia a aquella ideologia. Era un tépico admitido en amplias capes de la burguesia el de la decadencia irreparable y Fetal 34, Es cutioso, en este orden de cosas, que A. Valdelomar atin después de su vuelta hacia una literatura regionalista hays mantenido el concepto modernisia de una division rigurosa de “mundo” y “arte”, En un texto de 1917 dice al respecto: “El artista no sélo ve ims grande lo que es bello, sino que mis 0 no quiere mirar lo imperfecto y lo malo”, (Deco. taelones de Anfora, abril 1917 35, “La Razén” del joven Moristegui, Lima, 1978, p, 15. 36, Mario Vargas Llosa: op, cit, ps LA2, 126 de la raza india, Eseojo como ejemplo un articulo de IL PER, que se refiere a la in Pro-Indigena: El indio de hoy fanatizado, vicioso, sin aspiracioncs de reconstitucion de su raza, desadaptado en la vida civilizada, humilde por el instinto de ss inercia, sojuzgado por su avasallamiento esta en la condicién de un enformo de dolencia incurable [. ..] No es a los indigenas a quienes hay que proteger, sino a los dirigentes a quienes hay que educar en los prin- Cipias de respeto alos hombre, cualesquiera que sea su condicién. Y eso feancamente, creemos que no lo aprenderemos nunca, Quiz |. ..] cuan- do este pobre Peri sea conquistado por ruzas fuertes, yankees, ingleses © alemnanes, que tengan principios mas rigidos de moral. entonces ya no habré Pro—Indigena. Ni raza india”37 ‘lo que para Lo que insnia es en of mejor de los casos, ta aaptacion del indio a acy lizacién europea, sin embargo no es rara la opinion de que la mejor solucion seria “el exterminio a caftonazos de esa raza inutil”>® si no fuera por su ventajas como elemento trabajador. Y es ahi precisamente donde el indianismo modernista esta de acuerdo, a ve- es sin pee con las tendencias del gamonalismo. La glorificacion de la “gran raza” del pasado implica la admision técita de que para el campesino del presente no hay futuro. Me parece indiscutible que las tendencias ideolbgicas de dichas revistas no solo influyen considerablemente en la literatura de fitcion sino son cabal expresion del ideario politico de la poesia modemilsta que en ellas se publi- caba. Por consiguiente, al realizar un proceso polémico a la tesis de que el moder- nismo fue también un indigenismo, es perfectamente legitimo preguntar por la actitud que tomaron los modernistas ante la explotacion del campesino, ante lax masacres, ante laa luchas de! proletariado urbano que incrementaton violenta mente en aquel perfodo. No Rabea otra respuesta posible que la afirmacién de una indiferencia absoluta ante aquella situacién, aftrmacion que, como he trata- do de demostrar, no puede basarse en un juicio ripido y superficial por la temé- tica sino que toca a algo més complejo y- elemental que la idea modernista de cual debe ser el papel de la literatura en la sociedad. Veamos finalmente lo que dog al respeeea Umente Pela en el peslogs a Lor alos del Sel de A. Vole omar: La conformacién del idioma, Ins deficiencias decorativas y suntuarias de las costumbres y de la vide de los pobladores del imperio, la huruil- dad y reconcentracion de los descerdientes actuales [."- -] el tgjo y tradicional contubernio de los hombres, con los piojos, el primitivismo de sus alimentos y bebidas —la coca, el choclo, la papa y la chicha— me han hecho dudar sobre la existencia de una mentalidad poética entre los 37. IL PER, 24de enero de 1912, p. 74. BR, Clemente Palma: Fl porvenir de les racas on ol Por, Lima, Universidad de San Mar. ©08, 1897, p.35, 127 hahitantes del imperio incaico y, por consiguiente, de la posible poetiza- cidn de ese periodg de nuestra vida histdriea39. Me parece que esta frase puede consilerarse como un wsumen de la actitud modernista frente a la problematica indigena. 39, Los hijos del Sol, Lima, 1921, pp. VIVUL 128

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