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799799997999 9997997997979999999I9IIIII (he ea porate: Laer, Cee To cha he pata gman al tn: iy ee, Toe, Ca Giallo fr uta Eee Hae al has ay eae Bisby mpm hyo “login The a mer Pfr nd Hae Rei Sed eter meses Buts resend cn ta ey Bans (0199 Nao by (©1972 ia Fn Mon Ngee 1, Cl Plc, Méses, DE ‘sr itiotpa com me (0205 For cancion Spgs y de edn Ete faa ogae SOS =e sagas a wastes See lysines ope dec, tag me pio rs Se bata se oy ie ysnen est Sara fo El encuentro analitico La transferencia y la relacién humana Mario Jacoby Misi © 2005 Contenido Prefcio Iuroduci stn 1 Blencasnto anal. ~ Panto de vista de Freud sobre a tanafesencis 1a contbeldn de CG. Jung, jemple de un caso. BL Transferencia p contravansfirencia ET modelo junguiano laf la ransfereccia en los suction “Teanefereni,idesidad yproyeesign, “valor terpéutico dels contatansferenea. 10 Naresano ytanferenca 1a taneerenca epeculr. 1a tensferenciaieslzante 1a wansforencia sional y a wansferencia delete IN. La wrnfeencia ya rlacin luma. EL Yolo y el Yo: dos sctiudes. Sepaacin y objetvidad - a 15 23 25 31 baaa 6 Ee 74 ge 108 40s 110 CO0o0C0 a jelererelerelelolelerelare 0 oO 5 o Oo Oo a & ° ° 9 2999999 > i) 999999990 29 2II oe) ) VL rela haan el ani ivén versus sila La teansferenci Ia interpretacin de los sueios Las ricesanqutpicas de la wansfereneia a contratansferenciay la relacién Yo-TS. Vi La conaansfrencia y las necsiades del anata La capacdad que iene el anata para extablecer ua elacin Yo-TE 10s honoratos a necesidad de taner bio nivel terapéico 1a erisided el podery In posesividad, VIL Bl amor eric en ef andi, load tines angus Biblio, 128 m4 136 140 ast 11 154 168 165 a8 185 191 oR CNQ $3 SP TEES imagen alguimica de la cvieno 0 uni de opuestos. Resin Philo sophoram, 1580. Prefacio 4Serd nbcesatio otto Libro més sobre la transferenca, sobre todo sise toma en cuenta la abundancia del material ya exis- tentet Creo que lo es, porque la mayor parte de los textos sobre la transferencia han sido escritos por anaistas de la escuela de pensamiento freudiano y concebidos dentro del marco de las teorias y técnices psicoanalticas, por tanto estén destinados Fundamentalmente para los profesionales ‘que conocen y dominan el tema. Ademés, en la obra de ‘estos expecialstas se describe el fenémeno de la transferen- «ia por medio de una temminologia centifica muy abstracta Si bien aprecio sus trabajos, los propios psicoanalstas freu- dianos han confesado tener menos interés en describ la ‘experiencia de la transferencia que en explicarla en términos de una teorla metapsicolégica global; y os terapeutas profe- sionales pueden beneficiarse de estas investigaciones sin que por ello tengan que aceptaf todos los supuestos testicos de {os que pacten. ‘Lo que me interesa abordar aqut, sin embargo, son las cexperiencias humanas reales que forman parte de la vida psi- uica “los sentirnientos,suftimientos, pasiones y frustracio- nes y la forma en gue éstos se manifiestan en el encuentro anatftco, Lo que deseo, y espero lograr, esque tanto os pro- COOCdOCOCOOCOOGONG .O00000 oo C0008 .0000E 999999977 IIIIIII227III7IIIIIIII2I2®ID® DD {esionales de la psicologia como las personas instruidas que son legas en el tema puedan captar verdaderamente el Impacto que tienen los fenémenos lamados transferencia y contratransferencia sobre las personas que estén en terapia. ‘Mi objetivo, por consiguiente, es comunicar al lector la forma en que se pueden experimentar y sentir las interac- ciones que se dan entre el paciente y el analsta ~0, cuando menos, como a menudo las he experimentado yo. Me inte resan tanto los problemas cotidianos de la préctica analitica, ‘como los aspectos que se derivan de esa dimensién profun- do, arquetipica que fue descubierta por Cari G,Jung-y que rebasan las cuestiones “banales® que surgen en las relaciones personales. Este material fue presentado originalmente bajo la forma de una serie de conferencias y se ha conservado ef estilo y tono no académico del mismo. Lo que se pretende ro es proporcionar una serie de técnicas sobre “oSmo tratar los problemas derivados dela transferencia”, ni tampoco dar tun resumen general de la diferentes teorias que se han ela- bborado sobre el tema dentro de la pcologia profunda, ino nds bien que sirva para desarrollar una mayor sensibilidad para percibir las suilezes psicol6gicas que estén involucra- das en todo encuentro humano, y, especialmente, aquellas ue se dan en la relacin intima que se establece en el curso del andlisis, ‘Quiero agradecer a mié pacientes por haberme permiti- do publicar su material, Por cuestiones de discrecin, todos Jos detalles de tipo personal que no son relevantes han sido omitidos © altrados. También quiero agradecer a los candi- datos al entrenamiento del Instituto Jung de Zurich y a los Pals 2 rniumerosos auditorios de profesionales de Brasil, Alemania, Istael y os Estados Unidos, ya que las respuestas estimulan- tes y motivadoras de reflexién que han dado a mis confe- rencias y seminatios me han ayudado siempre a aclarar mis ideas, Estoy particularmente agradecido con Eleanor Matter, por baber editado mi manuscrito con sensibilidad y erapatia, Introduccion La relacion psicol6gica que se establece entee analista y paciente -tan importante para cualquier acivided de tipo terapéutico—ha sido rlativamente descuidada en la préctica yen literatura de los analistas junguianos. Una excepeida sobresaliente la constituye el trabajo realizado por la eseue- la de psicologa anaitca de Londres que sea inepirado en la obra de Michael Fordham, ena que el interés eliico se ha concentado casi exelusivamente en la observacin ¢ inter pretacin de la llamada Transferencia y Contratransfe- rencia* También se cuenta con las investigaciones sobre la ‘uansferencia gue fueron publicadas por analists junguianos en Beilin a principio de los afios setenta? Pero, en general puede decirse que los junguianos se muestran més interesa- dos en el material que proviene del inconsciente (cae son Jos suelo, dibujos, et.) que en las interelaciones que se dan entre el analista y el paciente "ease Michael Fordham, "Notes on the Tianserenc’, en M, Fordham al, Technique i Jungian Analysis, También pueden consularse Fordham, junguiae Psychetherapy y Kennet Lambert, Analysis, Ret, ad individuation ‘iéanse [os ensayos de R. Blomeyer y Hans Dieckmann, “Die Xonstellerung der Gegentbersagung beim Aufreten atchetypscher Trume JOOGCNOODODOOONOHOCOODOOO00D00000 1000000 799997 II9II2IIIID? »29 ) y399I999 999999 6 sao come wun num Eeto puede deberse en parte al hecho de que Jung ‘mismo parecié minimizar la importancia de la transferencia después de su ruptura con Freud en 1912. Muchas de sus afirmaciones pazecerfan mostrar que no consideraba impor- ‘ante la tansferencia. La mayor parte de dichas afrmaciones aparecen en las conferencias que imparti6 en la Clinica “Tavistock de Londres en 1985, donde afirmé que: La tanaferenca sempre es un obstculo, nnca una vena. Se logra curar a pesar dela transference, no gracias a ell ‘La transferenciano tiene nada que ver con el proceso decura- cién...Sino ae da, tanto mejor. Elmaterial ae obiene de eual- quier manere, No es la transferencie lo que permite que el paciente exponga su material se puede obtener todo el mate- Fal que se desea de los suefios. Todo lo que ex necesario emerge de ls suchios* ‘Aqui Jung claramente se excede en sus comentarios, como puede apreciase en los puntos de vista més mesura- des que expuso posteriormente. De hecho, veremos que, & ‘veces la transferencia sf influye los suefios -si no su conte- rido, al menos la forma como es interpretado e integrado su mensaje Los comentarios que hizo Jung en,las conferencias “Tavistock deben ubicarse en el contexto en que fueron formt- {ados. Lo que él deseaba era continvar con le discusién del ‘material onitco y sus amplificaciones; pero el pGblico que ‘habfa ido a escuchar sus conferencies estaba compuesto fun- damentalmente por médicos que deseaban conocer sus pun~ ‘Yung, The Tavistock Lectures" en The Symbolic Lif The Coleaed Works (cw en lo sucesivo), vol. 18, pardgrafos 349, 351. Estas conte reocies se publiczon también en Analytical Psycho, Is Theory and Prac, Pantheon Books, Nueva York, 1968) Irie v tos de vista sobre la transferencia, Podemos percibir una ‘mente, dindole un sentido demasiado personal, no lo tess- 16 y abancond la prctica psicoanalitca” Freud continu estudiando ef fensmeno de Ia transfe- Tenia y cada vez se convencié més de que era neesania para obtener la curacién psicoanalitica, que ere la forma como él denominaba su terapia. Fl psicoandlisis no era el traamien- to ms adecuado par los pacientes incapaces de establecer tuna relacién transferencial. Las formas de neurosis que ten san a generar reacciones de transferencia cuando se les atendia eran Ia isteria de conversa, las fobs y las neuro- sis compulsives. Por consiguiente estas formas de neurosis ran susceptbles de ser tratadas mediante el psicoandlisis dlésico y Freud las llamé neurosis de transferencia, Freud consideraba que la condicién indispensable para un tratamiento exitoso era que el paciete transfirera el ana- lista todas sus expectativasinfaniles reprimidas tanto las de ipo amozoso, como las de agesién odio. Por otra pate, parecia ser que era precisamente la transferencia la que, segiin Freud, saboteaba una curaciéa répida; a neurosis ort ginal se tansfocmabs durante el andisis en un nuevo tipo de neurosis, que denominé neurosis de transferencia, En otras palabras el paciente quedaba lgedo al analst y esta depen: dencia podria liberarlo de asumir su responsabilidad. El Paciente se vive como un infante amado por el analista, sobre el eual proyecta una de las iguras pacentales~padte & ‘madre, ¢ inconscientemente no quiere abandonar esta dependencia, Curarse de su neurosis significa al mismo tiempo renunciar a esta dependencia, por lo que, incons- ‘Ems Jones, Sigmund Freud: Life and Wor, wo. p-247.Tiadci6a al spac: Vida yobvade Sigmund Fred, Anagram, Barcelona Pas de i fade ne » cientemente se niega a mejorar, De esta manera, la transfe- rencia puede provocar que surjan resistencias que se oponen al proceso curative, Qué fue lo que Freud recomendé que hiciera el anals- ta para enfrentar esta situaciGn’ SS ; Eee vow aot Jung, “The Peychology of the Teaneference, CH, yal. 16, pargrafos 422y siglents, ° ° ° ° o ° ° ° 5 ° oO 3 3 ol OF c. o: ° ° Q ° ) 992999999 297997999299799999929999999999 configuraciones transferenciales que se pueden establecer ‘entre paciente y analista, sean o no de sexo opuesto.* Este modelo resulta til para deserbirlo que sucede tpi- » 9999929999999 27992927999999992999999 56 sane yoown anne meu por concluia ls obra de su vida. Todas estas conextones son ‘mpresionantes, pero la sofane las desconceta ‘Mis atin, en el suefo, una de Jas chicas reeponde “algo relacionado con lis y Osiris, y sa et, al parece Ie respues- ta comecta, La pacente asocié posterionmente a Isis y Osis con a obra de Mozart, “a flauta mégica™™ Lo interesante es ‘que Mozary, después de Bach, es el compositor que més me agrada. “La flauta mégics" se relaciona bésicamente con la derrota del poder dele diosa cscura Io que constinia el pro- blema central de esta pacente. Erich Neumann publicé una interpretacion psiolégica muy interesante sobre este Ubreto de Mazar. Como ya se mencioné antes, yo eonsideré la sine tomatnogia «historia personal de eta mujer bajo la perpec- tiva de un trabajo de Neumann sobre ls aberaciones que se presentan en la relacién primaris, por lo que este aur siezne pre estaba presente en mi mente cuando tataba con la paciea- te. En “La flauta gic’, la Reina dela Noche quiere uilizara shia Paming par asesina a Sarasto, que el sacerote de Jn}uz, conel fin de adquitc as! dominio sobre el creulo soar sa venganza infemal!” la que herve en su corazén, yes el tema de um aria famosa de esta pera. Peto por el amor tan grande que siente Pamina pore principe Tamino, quien antes de unire a ela tiene que salir trunfante de las pruebas del fuego y lagu, la doncella se libera del poder queeerce sobre ella su vengativa made yes iniciada ene culo de Isis y Osi. ‘MI paciente, por supuest, desconocia toda esta infor ‘macién; para ello tinico que tenia importanca era que en tl sueo yo no I escogia a ela, sino ala joven que sabia algo “Buich Neumann, “Zu Mozart Zauberite en Zar Paycholge des Weibichen faye esos ct 2 sobre Isis y Osits,o se, a que conoce la respuesta correc- ta, Para ella esto comprobaba mi rechazo. Fero si contem- plamos el suefio a nivel subjetivo, la chica que sabe algo sobre Isis y Osiris representa tna parte de ela misma, y éste ‘ra un aspecto que en realidad la paciente proyectaba en su hermana, que era artists, y despertaba la envidia y admira- ‘ign de esta joven porque era bella y talentosa. Por estas sazones, mi paciente siempre habia vivido a su sombra, Sin ‘embargo, el sueiorevelaba que esta *hermana® también era parte suye; esa parte artista ¢ imaginative ya habia estable- ‘ido contacto conmigo. Este suefio me conmovié profundamente, pues muy bien hubiera podido sofiarlo mismo que a pacient. El tema del suefio realmente me interesaba, no s6lo por la relaci6n establecida con ella, sino en términos generales. De hecho, el sueho nos perteneefa a ambos, aun cuando ella en ese momento todavia no estaba en condiciones de comprender su impacto. ;Cémo pudo ser posible que ellaruviera ese sueBo en particular? Mi especolacién es que tuvo que nacet de nuestra érea del inconsciente comiin. Yo no habia toma- do conciencia de hasta qué punto el destino de esta mujer re habia afectado psiquicaments; independientemente de que el sueko fuera suyo 0 mio, lo relevante era que contenta ‘un mensaje profundo y significativo que, desde luego, yo pude comprender mejor que ella en ese momento, y el coal sme proporcioné una guia intema para el anlisis, Resulta evidente que este sueio no hubiera emergido si Ja mujer no hubiera estado en analisis conmigo, como tam- bién es obvio que ella deseaba profundamente complacerme {y que a aceptaa; sin embargo, lo més asombroso es que se haya dado esta sintonia ps{quica entre nosotros. Como diria cualquier analista junguiano, el encuentro analitico provocé aque ee constlara este suefo. Y esta constelacién significa sin dude, que ella tuvo este suefio no sélo por complacerme, ya que esto seria interpretarlo reductivamente. Debia conside- zat que el suefio expresaba aspectos de ella misma que esta- ban despertando como producto de la relacién establecida entre ambos, De hecho, éste fue un suefio inicial cuyo con- tenido fue comprendiéndose lentamente durante el trans- curso del andlisis. ‘Transferencia, identidad y proyeccién La seccin precedente ilustra con claridad lo que puede suce- der como resultado de la conexi6n inconsciente que se esta- blece entre el analiseay el paciente (linea b nel diagrama de la pigina 43). A diferencia de la comunicacién de indole consciente que se establece entre los dos egos (linea 2), la conexién o vinculo inconsciente indica que existe un estado de identidad en que las dos partes se fusionan, En el contexto del andisis, a esta relaciOn o vinculo se le llama transferencia-contratransferencia, pero cualquier ‘ineulo emocional intenso involucra este estado de fusion «que Jung denomina participation mystique,* en el que la otra persona forma parte de uno mismo y viceverse. El deseo sexual que busca unirse a otra persona (para convertise en. ‘una sola came", como dice la Biblia), representaria el aspec- to isco concreto de esta experiencia, que lustra la necesidad “Véase Jung, “Definicines", en Prcelogial Tips, cy vl. 6, part alo 781, Trane eiady pein 2 primordial del ser humano de Fosionarse con otra persona. El momento del orgesmo, cuando se experiments en forma total conlleva una pérdida de control por paste del egoy, por. ‘onsiguiente, una pérdida temporal de identidad. Es por ello ‘que, tras ciertos sintornas, como la impotencia y la frgidez, lecuentemente lo que existe e5 una sensacién de ansiedad sot In perspective de renunciar al control del ego, de perder la propia identidad, de fusionarse y quedar a merced del compare En las relaciones esencialmente sanas de cualquier in- dole -y a menudo también en el andliss, los tonos afect- vos asociados con este tipo de identificacién resultan placenteros. Sin embargo, también es factible observar cémo en kas parejas que establecen Iszos emocionales my inten- 0s, e objetivo aparente es el de la destruccim mutua, Esto se conoce tradicionalmente como una relacién “de amor odio". Edward Albee, en su obra sQuién teme a Virginia ‘Woolf, aporta una descripcién sorprendente de este tipo de vineulo Conozco un matrimonio, por ejemplo, en el que pare- era que los cényuges sedan a a tare de toreurarse palqu camente; cualquier observador extzafi a Ia relacién que fuese objetivo diria que la tinica manera de sesolver esta situacidn seria el divorcio, Pero ocure que s el espoeo viaja “por negocios, aunque sea por dos dias lo cual no es fre- ‘cuente-, llama por teléfono a su mujer para comentade en tono de queja lo solo que se siente sin ella, que no pasa la roche a gusto si no esté a su lado. En cierta ocasién, la espo- 52 se quejé de que ya no podia continua viviendo con este hombre y quiso pasar unos dias leos de é. Se le presenté la 999993979999299999999999929939999999999 o no cone meio stn ‘oportunidad de tomarse unas vacaciones en el sur de Suiza; a pesar de hallarse con buenos amigos, la mafiana siguien- te de su aribo se meti6 en cama 2 lorar porque su mazido no estaba ah y lo exteafiaba demasiado, De la misma manera, hay amistades de tipo destructive entre personas del mismo sexo, o relaciones de negocios ‘excesivamente competitives que involucran lazos emocio- rales intensos entre personas que se odian. De hecho, pate- “omniscienia” supone que todo lo sabe mejor que nadie. De set as, lo que el analista probablemente sienteresponde a la sinuacin psquica desu paciente, en cuyo caso estarfarnos ante ‘una contratansferencia complementatia Claro exté que puede darse el caso de que en la psique del analista haya una figura parental inflada y omonisciente, {que le provocs a la menor oportunidad, el senttse estipido « incompetent, y la eval, por supuesto, generalmente se proyecta cuando existe un gancho. Este seria el caso si el paciente tiene un problema similar. Por ello, a menudo es muy dificil eselarecer si el analista experimenta una contra- wwansferencia lusoria 0 complementara, 29999I99IIIIIIIIIIIII2IIIIAD ) y9999 iow Al ver est, noe eenimos impalsados a sacar el tubo para cons ‘ats dob on, sno ontencemes de que neito of Interprets erroneamente la scsaién y la convié en una isin el tubo se ve como si estuiera doblado, pero en realidad nolo ests Por ss ptt, ls idea delizante er una creencia fala patolégica- mente condiionada que ee muestra mis 0 menos inconmovible rem fea le razén, La idea deliznte interpreta eéneamente cietos ‘lementos de una experiencia determinada, de tal forma quel expe- fiencia no representa la situacién objetiva presente o recordada, Difiere de ls alucinaién, ya que esta lima coniste en una expe- encla peceptiva sebetva que no se origina en un estimulo senso: tal adecuado y de a iusién ya que, como acabatnos de ver, é8 ‘una deforroacion pergptiva o quest da cuando la intespretacion de tia experiencia sensible eat asente.(N. del) Véase Lambert, Analysis, Repair and Individoaton,pAgina 142; y Fordham, Jong Poyctkerapy ets i aoe ee 8 Dios, por lo que todo parece indicar que se daba cuenta de este “como si”, para decitlo de otro modo, ella percibia la 3d simbdlica de su experiencia. Por consiguiente, su transferencia se basaba en la ilusin. El hombre joven que me experimentaba como el Anticristo mostraba una tranafe- rencia delirante al inicio de nuestro encuentro, no obstante, con el paso del tiempo llegé a comentarme en los momen: tos en que no se sentia muy mal- el miedo que tenia de que ‘yo fuera una especie de poder maligno. Esto revelaba que no crela del todo que fuera el Anticristoy que, incluso, me tenta la confianza sufiiente para compartix esos temores conmni- 0. Esto posibilté que se estabeciera entre nosotros una alianza de trabajo: él esperaba que su analista lo ayudar comprender y superar sus miedos, lo que evidenciaba que su transferencia se estaba transformando en ilusional, La transferenciailusional se caracteriza por un cierto grado de flexbiidad, lo cual permite que uno la cuestione, interprete, y eventvalmente la transforme. En esenci, cual- ‘quier paciente que establece una transferenciailusional es capaz de decile a su analista cosas como éstas: “Algunas ‘veces siento intensamente como si usted fuera mi padre, mi rmadre, mi amante, mi mast, el diablo o el mismo Siento como si usted encamara todo lo que deseo o todo lo {que aborrezco, como si lo supiera todo y come si lo perfec- ‘to que usted parece ser tuviera un efecto castrante sobre mi, Pero de alguna manera tambign sé que esto qué siento no se relaciona s6lo con usted; por lo tanto, podemos trabajar jun- tos para descubrir qué fue lo que origind mi sentimiento y dale su lugar apropiedo.” oOo 29 2 Q0ogdc o oi LOGggCNgQoNOOOOLCNGONOSC 299999999939 97999II9IIIIIIIIDDIIAII®IDAD Las ideas delirantes en un aspecto puro se presentan, desde luego, en la psicosis,y se relacionan con la pérdida del sentido de realidad. Pero existe una escala mévily son varios los grados en los que se pueden experimentar estos dos tipos de transterencia. En cualquier andiss pueden surgr de pron- to episodios que se caracterizan por una transferencia dei- rante, Estos episodios crean dificultades, ya que en muchas ‘casiones el paciente puede no ser capaz de diferencias los sspectos delrantes de su experiencia. A veces las ideas del- antes aparecen en una forma bastante suti, En cierta oca- sién, por ejemplo, un paciente me experiment6 como una figura que lo seducia y lo alejaba con engafios del camino que lo levaba a ss verdadero ser, de las cosas en que crefa, yllegé a verme como al personaje de Bl flauista de Hameln: ‘yo deseabs atraerio para convertio en mi seguidor, mi bon- dad era sélo parte del plan; lo nico que deseaba era encar- celario dentro de mis suposiciones teéricas; que pensara como yo, ec. Este tipo de argumentos no necesariamente tienen por qué parecer delrantes; todo lo contatio, son los que se han dinigido contre los psicoanalistas desde que la profesién se constituyé como tal, y todavia hay muchas personas que consideran que el trabajo del analista es el lavado de cere~ bios. Frobablemente haya algo de cierto en lo que saspe- ‘haba el paciente y es importante tomarlo en cuenta. No cobstante, esas dudas reflejan las resistencias que la persona tiene en ese momento y esas resistencias deben respetarse cuando aparecen, No podifa probarle que no hay nada en mi del Fautista de Hamelin (es que alguna vez podifa probar- me a mi mismo que no existen en mf tendencias de ese a osname dee ” tipot). De lo Gnico que puedo estar seguro, en lo que se refiere a este pacinte, es que él empleaba sus defensas para hacer frente ala influencia que tuvieron sobre él unos paces intrusives y no empéticos, y que éstas surgieron desde tem- prana edad para ayudatio a sobrevivir psiquicamente. Este paciente tuvo que invertir una enorme cantidad de enerpia Psiquica para encontrar su propio camino y mantenerse en 4. Por ello, resulta muy comprensible que todavia use acti- vamente exe tipo de defensas cuando siente que se le erata de influr 0 cuando alguien le parece un intruso, Por consi- guiente, resulta bastante obvio que las fantasias que habia elaborado sobre mi y que lo inquictaban tanto se debian a que habia proyectado en mf unas figuras parentalesinternas muy poderosas que amenazaban su autonomia, Pero, si rato de establecer este tipo de conexiones con 41 de interpreta lo que le sucede, lo Gnico que siente es {que yo utilizo el material analitco para influir en é. Este paciente considera que es precisamente el sédico cuchillo analitco que empleo el que lo aparta de su propio camino hacia I individuaci6n; él interpreta sus suefios de acuerdo a sus propias necesidades y supone que yo debo estar de acuerdo; siempre le da la vuelta alo que comento © pregun- to sobre ellos y aliments la idea detirante de que lo cnico que busco es alearlo de su verdadero camino. Sin embargo, no se trata de un paciente psicstico y continéa viniendo a ané- lisis conmigo porque ‘le agrado como persona." Todavia hay sufsimiento, por lo que, como dice él: *AGn nos quedan ‘muchas cosas por trabajar. En casos como el anteros, las ideas delirantes sélo afee- tan una parte de la personalidad, Es importante que cuando aparecen este tipo de defensas el analista tenga paciencia y esté muy atento para percbir si hay sefales de incremento ena confianza, ya que, después de todo, la desconfianza es bésicamente lo que autee las ideas delirantes. Sélo en la ‘medida en que el paciente vaya confiando més en su analis- ta se ateverd a considerar que probablemente no se trata de tn intruso, sino que hay algo que internamente lo obliga a experimentarlo como si lo fuera. El tomar conciencia de esto cs la base de la que se puede partic para analizar nds pro- fundamente Ia dinémica que subyace a esos miedos. ‘También se ba observado que cuando la transferenciailusio- nal se encuentra en primer plano el pacente tiene a capa dad de decirme en forma més especifica en qué momentos ‘me experimenta como intruso o como alguien que trata de dirigitlo, lo que hace nuestea interacci6n més Hexible y vital. En ocasiones, incluso llega a darse cuenta que “por el hecho de defenderse tanto" de las dudas que lo asataninterormen- te, su propio sentido de identided se ha vuelto muy dgido. Sin embargo, es necesaio decir que, en tminos gene- rales, sila ideas delirantes continian operando en fa trans- ferencia, el andlisis puede tomnarse una tarea muy dificil, 0 incluso legar a estancarse. En este punto se entrarfaen el ‘vasto campo de la psicoterapia que se aplica a los pacientes psicétics; por lo que el analista promedio que es lo sufi lentemente sensato reconocers, por lo generel, sus limitae cionesy dejacé que este tipo de casos los traten especialistas de dicha érea ‘Tanto fa tranaferencia especular como la transferencia iealizance y Ja transferencia arquetipica son términos que designan las expectativas inconscientes que tiene ei paciente a men ny ese dee ° reSpecto al analista. Estos tipos de transferencia designan el modo en que el paciente necesita usar inconscientemente al analista, Por su part, los términos de iusine ideas delran- tes, al empleatlos en conexién con la transferencia intentan indicar el grado en que el paciente, a pesar de ella, es capaz de percibir al analista simultdineamente como la persona que ‘es en realidad. Cualquier tipo de transferencia es cuando ‘menos ilusional. Al analista no sélo se le ve como realmente 5, sino también como si fuera, por ejemplo, omnisciente, Canto mas delirante es la transferenca, el paciente tiene menos capacidad pare percibir al analista simultdneamente como verdaderamente es, y en esa medida, slo encainaré las proyecciones, ya que el paciente en ese caso earece de la capacidad para percbir la cuslidad simb6lia de ese “como si? del que se hablaba antes, Vemos asf que tanto la transfe- sencla especular como la transferencia idelizante y la trans- ferencia arquetipica pueden experimentarse’en tina forma itusional o dlirante. De manera semejante, el shalsta también puede reac cionar ante su paciente no s6lo mediante una contratransfe- renciailusional, sino con reacciones contratranaferenciales delizntes, Esto titimo ocutre siempre que entre elanalsta y 1 paciente se instala en forma inconsciente una fle deus Citaré un ejemplo personal. Poco tiempo después de que empezara a recibir pacientes acudié a consulta un hom- bre extremadamente inteligente, muy eulto y que profesio- nalmente guardaba una posicién relevante en la esfera internacional. Este hombre despleg6 ante mf su vasta cul 8 y st agudeza mental. Como no comprendia nila mitad de Ja cosas que decta, caf en un complejo de inferioridad, Para OCEOCOCLOO0-0 0.0.0000.000000¢ ie & e fe mt EO: yO 299999 VIIFII7IIIDIDIIIIID®D .IIII a) - eons | ‘onsolarme, empleé el cSmodo argumento junguiano de que ‘como yo era de tipo “sentimiento"™ tenia que aceptar que el ‘pensamiento era mi funcién inferior, pero esto no hacia que ‘me sintiera mejor cuando estaba con el paciente. Por una parte, me sentia orgulloso de que este hombre estuviera en Aandlisis conmigo, pero al mismo tiempo me invadia un miedo attoz cada vez que lo vela porque temia no esta a su altura ‘Me consideraba un analista mediocre y me decfa a mi mismo {que lo més probable era que el paciente pronto me dejaia Por si fuera poco, este paciente anteriommente se habia esta- do analizando con un colega sumamente conocido y expeti- ‘mentado, a quien abandoné para venir conmigo, a pesar de {que enese entonces yo era un principiant, porque habia que- dado muy impresionado por una conferencia que di. Pasaron varias semanas antes de que me diera cuenta de lo delrante que era mi contratransferencia, Lentamente me percaté de que si escuchaba realmente con atencién, notabe due lo que mi paciente decia no tenia mucho sentido y era apenas vagamente coherente. No era sorprendente que no pudiera entender lo que deca, ya que lo inico que hacia era cexpresar una sarta enorme de tonterfas en un lenguaje seu- dointelectual,y se allaba escindido en un grado peligroso "EL modelo polio empleadoporlapicolofajunguiaa contempla cnt fnciones paella y dos atudes bias de a personalidad fue denen que ver con a forma en que la persona se elaciona con el uno com el movimiento de a eregia priguica. Las cto funcio- ne son: sentimento, pensamientoitucin y sensacén Las dos act teder som introversion y extiaversion. Véae ung, “Psychologies! “Types, en Cy, wo. 6. Exe traducién al expel edada por Emecé, -Botnot Aire: Von Hans, Hillman, Jungs Typo Spring 197%; Shap, Pesonaly Types tamer City Books, 1967; Jacoby, Lt pela de Cant G Jing (8 da T. dela Ed). Veate también el gloaro. aro sin! ya ose a ‘ot de sus emociones més arcaicas. Me habja dejedo cegar por tun complejo narcisista; por una parte, me halagaba que este hhombre hubiera dejado a un analista renombrado para acu- dita mi, pero, por la otra, me sentia decepcionado porque estaba siendo incapaz de satisfacer las expectativas de mi propio “si-mismo grandioso" que proyectaba sobre él. Este hombre representaba un buen gancho para esta proyeccién, pero ers obvio que el complejo me habia privado temporal mente de mi capacidad de diagnéstico. Habia permanecido tan inconsciente de mi contratransferencia que no me pre- ‘gunté qué es lo que podda significar para la situacién anal tica que experimentara a este hombre de una manera tan desmesurada, como si fuera un ser superintligente que lo supiera todo. Olvidé también preguntarme por qué el pacien te influfa tanto sobre mi autoestima y me hacia senti como si fuera totalmente estipido. Esto habia permanecido incons- ciente. Porlo general, un complejo que no reconocemos es el que nos conduce a experimentar una contratransferencia delirante. TToda transferencia consta siempre de elementos iluso- ios, ya que en ellaestéinvolucrada la fantasia, y ésta puede ‘modificar “la realidad*, 0 al menos, coforearla de alguna manera, Cuando la éontratransferencia no contiene elemen- tos ilusoris ni ideas delrances, permite que el analisa que toma conciencia de ella entre en contacto con las fantasias sas 0 menos inconscientes que tienen las dos personas que intervienen en a situacin analfticg, porlo que éstas pueden usarse en una forma productiva dentro del andlisis. Dibujo slquimico que coresponde al modelo claborado por Jung sobre la eansferencia y contaranster también ls fas 4359), I rey y la rena representa lot opuestos; la paloma ‘splrtu)apazece como el simbolo que potencalments puede unisos (tase mis adelante, piginas 174-176 Rosarum Philcophoram, 1550. IV La transferencia y la relacion humana El YorEllo y el Yo-Té: dos actitudes En los capitulos precedentes consideramos vatios aspectos de los fenémenos llamados tansferencia y contratransteren- cia: esas formas particulares de proyeccién que se manifies- tan en el encuentro analitic. Si se tiene presente que la proyeccién es un proceso natural que se da en cualquier rela- cién, para bien o para mal la pregunta que surge natural- mente es la siguiente: En qué vverdaderamente humanat Basdndome en las ideas expresadas por Martin Buber en uno de sus primeros libros, J and Thou (192 porcionar algunas respuestas. Religious Thought, J. MacQuan lente de is ideas de Buber: consiste una relaciéa Century fe presenta un resumen exce- Fundamentalmente son dos las actitudes que el hombre puede asumir en relacién al mundo; éstas se expeesan ‘mediante dos vocablos bisicos, 0 mér bien, dos parce de vvocablos:*Yo-llo'y "Yo-TA". ELYo no existe por sf mismo; siempre se relaciona y combina con wn “ella” o com un #e Mas atin, ef Yo que esa presente en este combinaciones no sel mismo, La palabra bisica "Yo-T( s6lo puede expeesar se con a totalidd del sex. La combinacin "Yolo" jams se expresa con el ser entaro™ 4, Mac-Quanie, Tween Century Religus Thought, pigina 196. oo oO” 2IIIIIIIIIIIAD ) 9999 339d 9 »d99 190 Muchas de las ideas y reflexiones de Buber sobre estos, dos tipos de actitud no me parecen del todo convincentes, ‘ya que sus conocimientos sobre psicologia me patecen poco {esarrollados, y poco precisos. Ademas, él en buena medida role reconoce un valor a la psicologta profunda. Sin embar- {g0, sus conceptos sobre las actitudes del Yo-Fllo y el Yo-Té pueden ser de gran utilidad para todo aquel psicélogo que reflexione seriamente sobre las relaciones humans En la actitud YorEllo, tanto el mundo como los seres hhumanos se ven solamente como objetos; esto acuste en diferentes niveles. Quizé las personas sélo sean el objeto de si reflexidn y critica, pero también puede ocurtir que se ‘conviertan en objetos de mis propias necesidades y miedos, Jo que significaria que consciente o inconscientemente (lo ‘cual es mis frecuente) uso a los demés paca lograr mis pro- pios fines. La actitud Yo-Ello se observaria también en el jefe de una gran empresa que considerara a su personal s6lo desde el punto de vista de la utilidad que Ie aporea para alcanzar sus objetivos, uno de los cuales podria ser el ceci- iiento de la compafia. No obstante, puede darse el caso de ‘que las relaciones de tipo Yo-Ello zesulten beneficiosas para ambas partes. Por ejemplo, si alguien mantuviera una rela- ) »9999 399999999 ee) 12 yam pores wcwoeme noua mera instancia en el andlisis es una actitud Yo-Bllo que no necesariamente se. ha convertido todavfa en transferencia, Bs vilido recur al andlisis si uno padece una neurosis. Por otra pare, digamos que sil analista convierte a sus pacien- tes en objeto de sus propias investigeciones y los usa sin relacionarse con ellos como sujetos, esto pods‘a ser una acti- tad consciente de Yo-Elo, pero no necesariamente una com- tuatransferencia, No obstante, sabemos que incluso las actitudes aparentemente conscientes pueden estar influidas por motivaciones ineonscientes. Por consiguiente, quizé la actitud que conduce a usar los pacientes como tema de investigaciGn se deba a la necesidad inconsciente de tener @ sus pacientes bajo control; es factible que el analista tema entrar en contacto con sus propios sentimientos debido a experiencias emocionales negativas y, por ello, inconsciente- ‘mente se resiste a involucrarse en relaciones afectivas, En ese «aso, los pacientes representatian una amenaza para el ana- list, por lo que emplea la investigacién que realiza "cons- 999799999IIIIIIIIID in sua cone Baer TD cuando uno “descubre” una parte de sf mismo en el oto, que Con todo esto en mente, examinemos ahora més de cerca el impacto y las diversas formas de manifestacién de la transferencia y la relaci6n humana en el anélisi Divén versus silla AA diferencia de Freud y de los psicoanalistas contempori- 1neos, Jung le dio més importanca ale relacién humana den- tuo de la situacin analitics, que a la transferencia y su interpretacién, Podetnos apreciar lo relevante que era para él esta cues- on, simplemente a partir del modo en que se sientan tanto cl analsta como el pacienteen un andlisis janguiano. Como en cualquier relacién humana: uno frente a otto. El analista tiene la libertad de relacionarse esponténeamente con la rea- lidad humana de su paciente. No tiene que limitarse a ‘emplear una técnica expecifica; puede reaccionar y expresar lo que piensa y siente como ser humano. El paciente, de esta ‘manera, puede percibir y entrar en contacto con a persona- lidad del analista; observer la forma en que reacciona, cozho un Té, esa contraparte humana, ese Ti que tiene frente a s El paciente esté sentado al mismo nivel que el analista y habla con alguien que puede vera los ojos. Por la forma de estar enmarcade la situaciGn, no difiere de cualquier dislogo ordinario que se da frente a fente, ni de un dislogo entre amigos. El marco freudiano clésico es totalmente opuesto. En él se pretende deiberadamente que ia siuacién analitica dife- 7. Divine se us 12 totalmente de los contactos sociales comunes. El paciente ‘yace sobre un divén y debe obedecerIas reglas bésicas de libre asociacién. No debe ver al analsta, La posicién que asume el paciente es la de un nifo que ha sido acostado por ‘amd o paps. Esto es intencional, ya que se considera que los vestigios infantiles son los contenidos psiquicos més importantes que deben ser levados a la conciencia. El ana- hhace todo lo posible para no mestarse tal cual es; o que intenta, més bien, es corresponder a las proyecciones del paciente, Este ditimo coloca al analista en el rol de madre, padre, hermano, etcétera, y lo reduce a un objeto de su pasa- do. Lo que resulta sumamente importante y le da otto giro ¢ {a situacin, es que el analista no acta estas proyecciones, sino que las interpreta como transferencia y/o resistencias, y las relaciona con las experiencias patadas del paciente. El analista ha aprendido una técnica para tratar la transferencia y las resistencias, y por ello es capaz de protegerse para no involucrarse con su paciente més alld de lo profesional ~que es lo que Freud recomendaba, Si lo importante es hacer consciente la tansferencia en su forma mas pura para inter pretara, ciertamente este marco analitico es muy ttl para lograr ese propésito. Para Jung, el anilisis del inconsciente gravita en tomo & 1a interpretacién de los suefos, en tanto que el psicoandlisis freudiano se centra en la interpretacin de la transferencia Por lo tanto, se puede imaginar que en el andlsisjunguiano ‘tanto el analista como la persona analizada se sientan frente a frente con un interés mutuo y consciente; juntos intentan comprender el sentido del material inconsciente mediante el andliss de suefis. Si éstos no muestran una preocupacion fat sumo ose Lovano vac inconsciente por la figura del analista ~y a veces esto es lo que ocurre- se disia que aparentemente no existe transfe~ ‘encia, Tanto el analista como el paciente se respetan mutua ‘mente por colaborar sin complicaciones y es probable que se cesté dando realmente un proceso de ‘erecimiento". Si el paciente vivencla al analista como es en realidad, es proba- ble que ambos aborden adecuadamente dentro de ciertos limites, una compeensiGn adecuada del material inconscien- te que emerge. Cuando la actitud Yo-Té predomina, es muy posible que sui la simpatia y que las dos personas desarro- len una amistad. Sin embargo, esto rera vez ocurte. Una situacion asi ‘éoicamente surge cuando el pacientes una persona psico- logicamente madura; es probable que ocurra sélo hacia el final del andlisis, cuando éste ha sido exhaustive y muy completo, En términos generales se puede decc que a trans- ferencie existe, pero no siempre se le reconace como tal, ya que a veces no se manifesta de un modo abierto eintenso eneste marco restingio, 0 cuando uno sélo se concentra en los suefios. Si el proceso analitico sigue un curso fluido, quits lo que exsta sea una transferencia postiva, en el sem tido de que la situacién analitica funciona como un *teme- ros", ua lugar protegido, acogedor, que estimula Ia cspontaneidad. Creo que es muy importante ceconocer la twansferencia. Ello no significa que siempre haya que bablar de ella o interpretala, pues en ocasiones lo que se equiere cs vivida Sih descrto una situaciém més ideal que real es para puntualizar que hay elementos de la transferencia que son rnis diffcies de detectaren el marco analitico junguiano que La eect ye erin a cet wr en el psicoanalitico clisico, por lo que en el primero existe la tendencia a pasatlos por alto, Si uno se concentra exclusiva- ‘mente en el material analitico puede cegarse y dejar de observar las reacciones inmediatas que se dan durante la hhora de andlisis, asf como los sentimientos del propio ana- lista, A veces, la figura de este dlimo, en tanto que Sr. X no aparece nunca en los suefios, pero en ellos muchas veces hay figuras desconocidas que pueden damos una pista sobre la naturaleza de la transferencia. Uno debe mantenesse atento yy tener en mente el fenémeno de la tranaferencia, aunque ‘sta no se muestre abiertamente. El psicoanalista freudiano telaciona todas fas fantasfas y suefios de su paciente con la transferencia, [o cual suena un poco forzado, y a menudo lo cs. Sin embargo, es innegable que dentro del psicoanslisis ge hha desarrollado més un tipo de sensiblidad que permite aprecia los matices de ia transferencia que dentro de la psi- cologia analitica, por lo que los junguianos deben tener cui- dado de no caeren la posici6n opuesta: es preciso evitar que Is transferencia oculta y no reconocida se convierta en unc de sus puntos débiles. La transferencia y la interpretacién de los suefios, CConsideremos una situacin en Ia que el analista se siete stbrumado por la cantidad de material onitico que le presen- tael paciente. Este timo desea conta todos sus suefios en todas las sesiones, y muy poces veces permite que el analis- ts haga algin comentario. El material presentado es inteze- sante, pero supuestamente el analista no debe teaecionar ante ) niinterpretarlo. En casos como éate he podido obser o9e00000cg 1O00O0AH00000000000000000000 yn) 9999999979939 9999999939992323222299 m8 use yoowe a Bene uuu va incluso, un gesto defensivo del paciente cada vez que yo se disponia acomentar algo. Sise abruma al analsta con los suefios, esto sirve como ddefensa ante el temor que siente el paciente de que el ana- lista destruya con su critica mordaz lo que le queda de auto- estima al paciente, En otras palabras, el padre autortario y esticto 0 el Snimus destructvo de la madre se transferen al snalsta, El paciente busca ayuda ~esa es su intenci6n cons- ciente-, y confia sus suefos a éste con Ia esperanza de encontrar en ellos elementos psiquicos que le ayuden « ceurarse; pero los motivos inconscientes lo ewan a reducie al analista a ese objeto que le produce miedo, El paciente con- sidera que no debe confiar en el analista, porque la expe- lencia que tavo cuando confié en otra persona, en un Ti, qued6 dafiads por el padre o la madre en la infancia. De este ‘modo, se crea una especie de compromiso en el cual llevar todos los sueiios al analista es como alimentar al len para que no se inquiete ni se mueste agresvo. Alo largo de mi préctica profesional he encontrado que cuando predomina esta actitud, invariablemente existen ‘guras pazentales muy negativas, y esto se puede apreciar también en la biografia del paciente, En esos casos, proba- blemente lo més importante, antes de entrar alos sueos, es interpretar ef miedo que sufte el paciente y mostracie a la ‘vez una actitud comprensiva ante ello. Por ota parte, con frecuencia encontramos que algunos pacientes tienen gran difcultad para usar sus suefios en una forma productiva, en cuyo caso, una de las principales "herramientas® del analista junguiano piezde de pronto su valor trapéutico, x Le macy lier dee o ‘Como ejemplo de fo anterior me gustaria mencionar el «aso de una mujer casada de 28 afios, Al inicio de su anlisis resutabe muy dificil trabajar con sus suefios. Cada vez que intentébamos penetrar en el significado de alguno, yo senuia aque la atmésfera se cargaba y se tomaba tensa. Mis palabras zo hallaban eco en ella, por lo que su escasa respuesta motive que despoés de un tiempo mi imaginacién también se agotara. Después de varias veces en que ocurti6 esto, deci rmencionasle lo tensa que sentia la atmésfera; sugert que quizd por este motivo leresutaba complicado trabajar sobre sus suefos, Esto parecié liberal; dijo que tenia mucha dif cultad para concentrarse porque temia no ser lo suficiente- mente inteligente para comprender la interpretacién del sue; pero, por otra parte, sabia que debia comprender y cooperar, lo cual acrecentaba su miedo, ya que pensaba que yo terminara con el anilisis si no cumpla, Esto representa- ria un nuevo facaso en su vida. Era evidente que alsin com- plejo te habfa activado en ella, y eso se traducia en el temor de no estar ala altura de mis expectativasy, por lo tanto, de aque yo la zechazara, No era un miedo que la incitara a coo- pera, por el contrario, la bloqueaba porque éste absorbia toda su atencin. Esta mujer padecfa tanto de un complejo de infeioridad como de un complejo que la hacia sentise tonta. Era ls hija menor de un padte inteligente,talentoso y aristico que habia aleanzado mucho éxito; y su madre era compulsiva- mente devota, Desde muy pequefa vivi6 presa de gran ten sin, provocada porque el medio ambiente que la rodeaba le cexigia més de lo que ella era capaz de realizar. Sentia que para ser aceptada debia ser mas intligente, més ingeniosa, 120 samo peosen wosume meine més madura y més devota de Io que ere. Todo el tiempo tenfa miedo de no cumplircon lo que se esperaba deel, por lo cual se consideraba sin valor alguno. De hecho, sus Sue fios manifesaban fantasies de grandeza; stusciones en las aque los demés Ia menospreciaban. Todo esto la tormenta- bb. No confiaba en la ayuda que le podian brindar sus figu= ras intemas, porque éstas, al igual que las externas, siempre le exigian demasiado y parecan no amarla ni aceptatia como era, Silo hacfan ~como ocuriaen realidad con su esposo— tenia miedo de que todo terminara pronto porque no se lo erecta, De hecho, una de sus fantasiasrecurentes exe que ss esposo le sera infel algin da En una ocasién so86 con una amiga suya, una mujer ‘mayor, que le aba un anillo antiguo muy vaioso adomnado con piedraspreciosas. Ese sueBo realmente le gust, y a mi también, Hablamos dels manera como esta gure matecnal parecia apreciaia por lo que era, y de eémo el regalo del anilo era una sefal de que algo en su interior empezaba a sete que tenia valor. No pude abstenenme de hablatie bre- vvemente del anillo como un simbolo del Sf, Pero, qué gran ‘error comet al hacedo! La siguiente ses leg6 muy depri- imida y guardé silencio durante mas de media hora, Luego dijo que no tenfa ganas de hablar, ya que eso de cuslquier rodo no le ayudabs; y veluié a guard dilencio. Cuando finalmente sali de lo que lame su “estado de necedad?, bablé de lo que realmente le ocutia, Aparente- mente el hecho de que yo hubiera hablado del Selfhizo que se activara su complejo. Se puso a pensar sobre Io que eso significaba, pero pronto decidi6 de nuevo que era demasia- do estipida para entendeso, En realidad, ella habia estudia- emi bcp tas fa do en un instituto en el que se impartian conferenciasintro- ductorias sobre la psicologia de Jung. Aun cuando este tipo de psicologia Is atrajo, también sinté que era demasiado cstipida para entenderla En forma similar, su suefio perdié su tono positive en el momento en que yo introduje el té- ‘mino Self que le resultaba muy amenazante Sobre este punto debo decir que, en general dudo rucho del empleo de jerga psicl6gica £ énima, el énimmus, Ja sombra, el Self etcéter, son términosttiles para descibir ‘un gran niimero de imagenes y experienciasintemnas que se telacionan con elas Jang tismo no los considera conceptos, sino més bien come nombres que nos permiten reconocer las experiencias y contenidos psiquicos. Se trata simplemei- te de formas de describir un amplio espectio de experiencias especificas. Pero en la préctica terapéutia lo primero que ‘uno tiene que hacer es entender el conflctoo experiencia del paciente; y relacionarse con ambos. Al empleartérminos ps col6gicos se corre el riesgo de sustitur la experiencia con palabras abstractas. Nunce olvidaré a una paciente mfa que habia lefdo aJung y hace muchos afios vino a escuchar algu- ras conferencas en el Instituto Jung de Zurich. Era formida- be oftla hablar sobre su “terible problema de énimus’. Era como si su énimus, con el que se habia identificado incons- cientemente, fuese el que estuviera hablando. Conoeia los ‘témminos adecuados, el problema era que los usaba como ‘una resistencia muy intensa. Su temor a ser devorada 0 atra- ‘pada por una figura matema negativa y aplastante le impe- dia vivenciar algo que la conmoviera viscezalmente. Pero, regresando alo anterior, qué fve lo que hizo que ‘rajeraa colacién la palabra Seif Habiomos pasado una hora DG00C - fe ° ° co e ° o oO Cc fe o ° 5° 3 o 9° QO ° & 9999999999 FITIITIIIIIIIIDIIDIADD D aad 12 ano cane eso uc agradable en la que hubo entendimiento mutuo y un diélo- 0 muy productive. Lo que yo habia deseado era darle el valor apropiado a la imagen del anillo antiguo que apazecié en su suefio. Lo mas valioso desde el punto de vista psiqui- coeslo que jung lamé el Sef. que es el aquetipa de la tota- lidad y el centro regulador de la psique. Pero como en realidad nadie sabe ni puede llegar a saber lo que es verda- deramente el Sef la palabra que lo designa resulta altamen- te sugestiva. Un anillo antiguo con una piedra preciosa engaczade es, obviamente, un simbolo del Self. Esto es lo nico que deseaba yo expresar, y lo hice para mostrar el valor que entrfiabala imagen. Porlo general, cuando el ana- lists hace referencia a algunos de los sfmbolos del Self en conexién con el material que presenta el paciente, lo que se observa es que éste tiende a caer en Ia inflacién. En el caso de esta mujer sent! que mencionatlo podia tener valor tera- péutico si ella conseguia darse cuenta de lo valioso de sus experiencias. De hecho, si se le presentara este sueio 0 algin otro parecido a cualquier analiste junguiano,serfa muy dificil que éste no dijera que el anillo simboliza al Sef Pox ‘otra parte, para mi resultaba claro que a ella le era dificil ‘escucharme cuando yo decia mis de tres o cuatro frases, La forma en que introduje la palabra Self fue muy abruptay lo hice demasiado pronto, por lo que results ser un dulee que no pudo tragar y digeri. Incidié sobre el complejo que la hacia sentirsetonta,y todo lo que se habia ganado hasta ese momento se perdi. Hiablé de esto con mi paciente y sugeri que todo parecia indicar que ese complejo se habia apoderado de ella, por lo que ese anillo se habia perdido por el momento, pero cuan- ao 9 iri bt tet 138 do volviera a encontrarlo se daria cuenta que no habia cam- biado, pues una piedra preciosa es imperecedera y dura més que la propia vida y la vida de muchas generactones. Le die “Parece que dentro de usted surgié algo en lo cual podré con- fia, algo estable y permanente." Y en ese momento si pude abstenerme de agregar que ese es el significado real de lo que Jung llamé el Sef Ella capes el mensaje de inmediato, ‘ya que conocfa muy bien lo cambiantes que eran sus estados de dnimo y siempre se habie quejado de su fata de seguri- dad. De hecho, su ego era débile inestabe. En su caso, real- _mente fue un error mencionar al Self Yo intenté nutriela con ‘algo bueno, pero no lo pudo digeric. la tenis, ademés, oto miedo que le impedia concen- ‘ar su atencién para trabajar los suefios. Se preguntaba constantemente y con mucha angustia si realmente habia sido honesta conmigo. Al hacerse asi misma esta pregunta, siempre pensaba que habla dejado de mencionar algo pot inhibicin; sentfa que si yo me daba cuenta en algin momento de que no se abria totalmente y no era honesta, suspenderfa el andlsis, pues en esas condiciones, careceria de sentido. Le die: “Al parecer, usted me concibe como si fuera un padre-confesor rigido”, Después de que hice este comentario, ella recordé que siempre se habla sentido per- seguida por el miedo de no dectie todo a su confesor, y me comenté emo en ocasiones habia regresado con él para confesarl algo més, Este miedo, a su vez, se originé en la educacién catéica alkamente estrcta que le habia dado su devota made Estos miedos no apacecan en el contenido de los sue fos, pero sf en su comportamiento transferencil. Durante mucho tiempo tuvimas que trabajar estos complejos conste- lados por la tranaferencia, asta que ella logré tener una act- tud més abierea para recibir el impacto del material onic. Hlandlisis de a transferencia euvo que venir primero y, en su aso, resulté exitoso. ‘Orro ejemplo es el de un hombre joven més bien inzna- we. sas eave wcimene nun esponténeamente a las necesidades que surgen en cada situacin, la cual siempre es tnica; el no tener regas, ni té- nicas,¢s maravilloso. ermite una libertad plena para que un encuentro creativo sea posible. Pero también tenemos que tomar conciencia de los muchos peligros que esto encierca cuando no se aclara lo suficiente cules son las motivaciones| Inconscientes que emergen como necesidades tranaferencia- les o contratransferenciales. No es necesario que intexprete- ‘mos todos los aspectos de la transferencia, pero siempre tenemos que ponerle atencién si queremos hallar y mante- ner un enfoque terapéutico adecuado. Como mencioné anteriormente, hay pacientes cuyas fantasies y necesidedes transferenciales estin a tal grado en primer plano, que por ello no pueden establecer ni experi- ‘mentar una relacién Yo-Tii con el analista. En el caso del hombre que padecia de agorafobia, no se podia esperar que me percibiera como realmente soy. Por ello, yo tenia que reactionar asumiendo el punto de vista de las figures que él imaginaba que ra, En otros casos, sies posible interpretar la transferencia y esto se puede deducir también de les reac- ciones contrairansferenciales del analista En general se puede decir que el entommo junguiano se presta para que el paciente perciba tarde o temprano quién es el analista, En este émbito resulta mucho més evidente ‘que el analsta es una persona real, lo que no sucede cuando se utiliza el divin. Las reacciones que tiene como persona ‘modifican inevitablemente la fantasias que emergen en la transferenca, lo que puede ser tanto un factor positive como negativo para el andlsis. Como ya se mencioné, puede serne- sgativo en el sentido de que los fenémenos transferenciales Leora era Yo us ‘pueden pasar inadvertidos; y positive, porque estimula que ‘se establezca una relaci6n humana Yo-Tié entre las dos per- ‘sonas. Si el analista no se comporta como el paciente incons- JDI39 i) re) 999999999 IIDDIIIIII9 i ano cows aero suaeg lista va tomando més conciencia de af mismo y de lo que le cure, tiene que percatarse también de cudn distintas pue- den ser las personas y cémo la misma situacion puede ser ‘experimentada en muy diversas formas, Latelacign Yo-Té que debe establecer el analista con su paciente consiste en mantener “un pie dentro el otro afue- 13", como dice el refrén, “Tener un pie dentro" significa que es empitico con su pactente y que siente dentro de sflo que experimenta psiquicamente el oto. “Tener un pie afuera" significa que puede observarlo desde fuera, que controla fa ‘empatia y la relaciona tanto con el contexto paicalégico glo- bal como con la etapa de desarrollo por la qué atraviesa el paciente. Le empatfa porsf misma, a pesar de sx gran impor tancia, resulta engafiosa, ya que el analista puede confundlir sus propias experiencias y sentimientos con los de su pacien- te. Para ser un buen analista me parece que se tiene que hhaber logrado diferenciar un amplio espectzo de experien- cias intemnas, El haber experimentado la propia neutosis con toda su angustia, los sentimientos de culpa y los complejos, puede ser una gran ventaja, Pero, desde luego, también es ‘muy importante que se haya experimentado el modo en que uno logré hacerle frente por medio del andlisis y lego a superar, cuando menos, los aspectos més problemticos de Ia propia psicologta. Para ser analista se tiene que posees cierta estabilidad y ‘equilibrio, asi como ser capaz de manejar exitosamente las ‘manifestaciones de la propia neurosis. Esto es lo que signifi ca el proverbio chino que dice que un médico sin su propia hhetida no es un buen médico. Haber experimentado en sf mismo la neurosis y la forma en que puede uno hasta cierto Le pal ie an pe ere ee Yrs 1 punto superatl, es una condicién sine qua non para lograr ‘una emipatia valiosa y realist; también se requiere una expe- rencia amplia y general sobre la vida. Siempre me acuerdo 2 este respecto de un parrafo sumamente convincente escti- to por Jung: 1a persona que desea conocer la psique humana no aprende- 1 précticamente nada dela pscologiaexpecimental. EL mejor ‘conaeja que ee le podria dar es que hier aun lado su toga de académico, dijera adie a sus estudios y se dsigiera a ‘explora el mundo con el corazén en la mano, Abi, en los horror de las prisiones, en los hospitales psiquistecos, en las clinica, en loe bares de arabal,en los burdeles, en las sala de juego, en lor ealones elegant, en la Casa de Bolsa, ‘en reuniones 6 miines socialists, en las iglesias, en as cone ‘regaciones de evangelistas y de secra extiticas;a través del lamoryyel edi, através de haber experimentado en si mismo la pasién en todas sur modalidades es como podeé cosechar ‘conocimientos mis ricos que los que podifan date ls libros vvolurinosos; ese es el mado en que pod atender al enfer ‘mo con un canocimiento real del alma hurnana.* Pero al mismo tiempo, para poder “mantener un pie afuera™ se requiere tener un conocimiento psicolégico amplio, pues eso permite emitir un diagnéstico y evaluar adecuadamente la situacién en su totalidad. En cualquier caso, el analista necesita tener la capacidad de relacionarse con Ia otzedad de sus pacientes. Porello, debe trata de ser lo més consciente posible de la manera en que puede estar usando a sus pacientes como objetos pars satisfacer sus necesidades personales, o como objetos de sus propios mie- os. En otras palabras, el anaista debe tomar conciencia del “Jung, *New Paths in Psychology’, en Two essays on Analytica Psychology EW, vo. 7, pacigrato 408 io penetra meno tipo de contratransferencia que estabece, ya que de no ser ai, distorsionac la elaién que es necesario establecer pare ue el proceso analitco avance y sea més 0 menos frucife- 10, Como ya se dijo anteciormente, el reconocimiento de la contratranaferencia también reslka muy valioso para detec- tar las necesidades transferenciales que tiene el paciente ‘Ahora bien, por supucsto que el analista necesita a los pacientes para lograr sus propios fines. La profesién que ha clegido, isu eleceién ha sido genuina, habla ya de la nece- sidad puiquica a a que debe responder poniéndels en prac- tica en la vida para llevar a cabo su propio proceso de iduacin. Su Self por asf deco, lo necesita como ana- lista, y un analista necesita pacientes a quienes analzar. De ranera que no ae estésacifiando por los dems, no se est sactficando por la pobre humanidad neustic, sino que su ‘uabajo lo satisfac, lo hace sentir bien, le resulta necesario para su desarallo psiquico. En este sentido, puede decise ‘que los pacientes son al mismo tiempo objetos que le pro- ducen bienestar interno. : {Los honorarios El analista profesional generalménte necesita pacientes por razones de indole practica pare ganarse la vida. Cuando comienzan, los analistas a menudo estan ansiosos por obtener pacientes, y una vez que los tienen, les da miedo perderios. [Esta ansiedad puede resutar estimulante para que el analista [haga todo lo posible en benelicio de sus pacientes, pero como frecuentemente su situaci6n Binanciera depende de que sigan su tratamiento con él, puede llegar a depender mucho de ellos ‘Ys por este motivo, ceder demasiado a sus exigencias. aha im For jempl, puede llega sent qu no en asf cine libertad pr qu den fustacones qu on ine tables-o para aieate a anumir un poscén due cuendo secs. Laanguati de que el pacts no regres puede Inkibr brad’ imped telaconase con Come I sacén exge putde hace demasiado complacent y Conducio a tarde eabecer lode pronto posible Inco frando ai, tanec por pr sense mis egue de gue el pacts spur edlante con Landini Stet lega aoc erat geno poe Sin en ran media par su prpioproveco, Mecho on los mids que pueden su de una suai de xe Up come el miedo & que el paint se desiusione scl naa noes caper de eteder us veo aprpiadamente od no heer una ellen late en cade stn De eta mane "el paente puede converse también eno pio miedo del analista. ana gen de est anguta no simp recone ade cuadament, Uno pu tconalizar dha conduc dé. dose que pad el pacer ena sumamente importante continua con lane, que por cosiutent, une debe Ice edo lo pouble prt que eo seed, Ene puede set realmente el caso; pero, para diferencia una cosa de la otra, Clann qu ser consent de qu se ganado co sus pacientes. También os mportante gue sea consclent de ae gush necesita expecimettr wu propia ened anal tando pacientes Indudablerese en eta scion no eu de mucha yada qe el anal depen lo de unos cmon pe te are gna ln vida St no cuenta con recises propio, IOOAGOONDODOGONOOGGCOOONOO roogcanpocoaanc 3 929999.99997909 39IIDIWIIIIIIID JI 185 an comes twee oD lo més sensato seria que tomara también un trabajo de ‘medio tempo, para sentise econdmicamente ms segu. Si ‘sto no es posible, deberd tomar coaciencia de los peligros ‘que entrafa esta situacién; tended que ariesgase y quid suftr las consecuencias de ser pobre por un tiempo; pero respetando las necesidades del andliss. Es un hecho que el analista necesita de las cuotas del paciente para subsist. Pero en general no es muy favorable para la terapia que el paciente sepa que el analista depende econémicemente de ya que puede usar inconscientemente este conocimiento para manipulaio y entrar en juegos de poder, En la esfera financiera el analista debe procurar ser lo més independiente posible; esto le permitiré establecer con el paciente wna relacién terapéutica valiosa. Por lo tanto, desde el principio debe confiar en que los pacientes van a llegary se van a que- dar si él hace bien su taba, honestamente,y sl espeta la verdad psiquica de la stuacién analitice, Por lo general, el analista que empieza toma cémo paciente al primero que aparece, ya que todavi no es capaz de elegirquién es adecuado para el andlisis y xpecilmente para trabajar con él Esto se deriva no sélo de su necesidad Financieray del deseo de tratar pacientes, sino también de st falta de experiencia, Pero, en genera, [a experiencia sélo se adguiere mediante la dolorosa comprensién de que el andl- sis noes para todos, y de que élmismo puede no ser un buen analista para algunas personas, Esta experiencia probable- mente sea inevitable -aun cuando no siempre zedunde en benefcio del pacente De hecho, toda la euestén de los honoratios es deica- da, ya que provoca que se constelen complejos en muchos es hone o ‘nalistas,Algunos consderan que los honoratios son pate important de la traps; hay otros que lo dudan Jung no dijo nada al rexpecto, pero Freud pensaba que era esencal aque el paciente pagara, Sin embargo, enla Clinica Tavistock de Loneces, uno puede acceder en la actalidad aun tx tamiento analtco grasito, incluso con psicoanalistas or togoxos. Lor colegas con ios que yo he conversado abt argumentan que ex0 n0 tiene efectos secundarios negatvos sobre el proceso anaiico, En Inglatera al menos, la con clencia cleciva parece haber cambiado en lo que se reiere 4 esto, En ese pas le personas pagan semanalmente una soma considerable l National Health Service, y por eso pue- den tener un tratamiento médico précicamente gratis cvan- do lo necesitan, sn setieeculpables porno dar dinero a ‘cambio del tiempo de analisa,En Estados Unidos y Suiza a situaién es diferente. En estos pases ura pare del cost de tratamiento priquitrco lo cube el seguro mético; ota, eb paciente; de manera que, éte a menos, sabe qu s le paga au médico Ta creencn de que es importante que el paciente pague una ert suma de dinero por su andliss quid sea una acio- nalzacén del hecho de que el analit sf necesita ser emu nerado, Esta necesidad puede provocar que surjn en él sentimientos de culpa después de todo, qué relacin Yo-Te ts 6sa, si uno de los miembros quiere que se le pague por establecerlae Pero ol analista también tiene que vivit. Se entena- miento fue costoso y probablemente acumulé deudas (uiza tenga tna casa hipotecada, una familia que mantener, y sin duda también tiene que comer. Pensa ademés que s 1 sua core a stomene meuca ‘tabajo no se benefciaria si él viviera preso de resentimien- tos por tener que sactifcr su tiempo, energiay conocimientos| por amor ala humanidad. Considero importante que el pactente pague, porque el dinero, desde un punto de vista sim- bolico, es energia. Usamos eneigla para ganar, y ponemos nuestro dinero donde queremos que vaya nuestra energia. La cuestin de qué tan altos pueden ser los honoratios implica en sf misma una bisqueda del alma. 12 27279 1 se pean nvemo snes de s{mismo el analista, Los analistas, cuando iniian su préc- tica, generalmenté se sienten inseguros y, por consiguiente, tienden a cobrar muy poco. No obstante, en ocasiones, tar tan de sobrecompensar su inseguridad cobrando demasiado, “También es un hecho que los pacientes que pagani honora- ios altos frecuentemente resultan més amenazantes para el analista que los que pagan menos; ya que quizé imagine que Jos primeros se han formado més expectativas respecto a él sto también constituye una reaccién contratransferencal Su propio ego ideal o su analista ideal intemo lo amenazan; tiene miedo de no hacer su tarea adecuadamente y de no valer esa suma de dinero, Este miedo intemo lo puede pro- yectaren el paciente. A veces es verdad que las personas adi- neradas que pagan mucho esperan recibir lo mejor que el dinero puede comprar y, por supuesto, transfieren estas expectativas al anaista, junto con su derecho a la critica, Pero éste es el momento en el que debe intervenir el analis- ta para mostrases que la salud psiquica no se puede comprar tan fécilmente, y que la realidad psiquica tiene otros valores; ‘en lugar de caer inconscientemente en la trampa que se le tiende. De hecho, lo més probable es que el analsta tome ‘sta postura en defensa propia, independientemente de la sctitud que asuma su paciente, [No creo que sea verdad que los analistas responsables inviestan menos energia y pongan menos interés en los pacientes que pagen poco. Lo que sies verdad es que los ho- noratios altos representan algo mucho més amenazante para el analista, va que lo obligan a demostrarse a sf mismo que vale lo que los pacientes estan pagando. Incluso es probable _gue sea mejor analsta con los que pagan poco, porque et ee st con ellos se siente mas relajado, Pienso que uno debe tomar conciencia de todas estas cuestiones, aparentemente bana- les, pues pueden matizar mucho la relacién analitica y la twansferencia y contratransferencia. No se debe cobrar ai -més ni menos de lo que se puede digeriz. Es obvio que uno debe ser flexible al Bjarlos honorarios yy adecuarlos a la situacién real del paciente. Creo que es ‘importante tener unos honoratlos esténdar basados en las condiciones del medio y en la evaluacién que consciente- ‘mente hace el analista de sf mismo y de la posicién que tiene. Posteriormente, los honorarios se pueden adaptac a las necesidades individuales. Yo normalmente le comunico @ mis pacientes cudles son mis honorarios, y si no pueden ccubttlos les digo sobre qué bases los aceptarfa para trabajar ‘conmigo en andlisis y sobre cudles no. Alos que s6lo pueden ‘pagar una cantidad médica les advierto que les cobraré més ‘una vez que cambie su situacién financiera. Se debe tener ‘mucho cuidado para que le gratitud no perjudique el antl sis. Desde luego, una vez establecida la relacin es mds Fc discutir sobre estas cuestiones cuando surgen los problemas. Hasta ahora no he cafdo en la tentacién de cobrar mas 2 las personas que disponen de muchos recursos. Me parece importante que no sientan que pueden comprar al analisa En una ocasién tuve la oportunidad de experimentar en came propia el papel que pueden llegar a jugar los honora- los en el andlisis. Se trataba de una persona muy compulsi- va que habia reprimido mucho su agresividad. No era posible acercarse a ély sus suefios mostraban que sus defen- sas tenfan una razén de set. Durante mucho tiempo casi no hhubo movimiento, por lo que este paciente llegé a cansarme mucho. fI no podta suspender el andlisis porque ello le pro- vocaria una angustia peligrosa. De hecho, pensé que deberia ir con una analista de sexo femenino, ya que conmigo las cosas no hablan avanzado. Se lo suger! en alguna ocasion, pero él tenia mucho miedo de enfrentarse al cambio. Mi pro- blema era que yo estaba convencido de que élyano se bene- Ficiaria si continuaba analizéndose conmigo, pero no podia ‘mencionérselo porque lo tomaria como un rechazo. Por cende, tenfa que encontrar el modo de que él me techazara, Esto ocurriéinstintivamente. Decielevar el precio de la consulta y cobrade lo que ‘pagaba a mayoria de mis pacientes ~é estaba pagando muy poco-y simplemente anoté la nueva cantidad en su recibo y se lo envié sin comentar ni discutir nada al respecto con él durante la sesin, Si ya no vuelve, pensé, seré lo mejor para ambos. As, tends la oportunidad de culparmey eso le hala rienos dafio que si yo le solicitaba que suspendiéramos el andlisis. Como se trataba de una persons compulsiva, tenia fn costumbre de pagar sus deudas puntualmente ~pero en esta ocasi6n no lo hizo, En una persona as, era ya un logro ue pudiera superar la culpa que le ocasionaba no-pagar sus deudas de inmediato. El pago me llegS por correo un mes después, y cuando pas6 cierto tiempo, me telefone6 para solicitar que le diera mis horas. Finalmente, en la tercera hora pudo decinme lo encjado que se sentia conmigo por haber elevado los honorarios y que habia necesitado reunir valor todo este tiempo para decitlo, Expresé més su agresién y me dijo que no le impor taba pagar unos honorarios mas altos, siempre y cuando sin- tiera que las cosas avanzaban; es deci, si yo fuera un mejor ead ee el epic 1 analista. Esto realmente fue un gran logro. Ahora s{ podia discutit con él por qué pensaba que se beneficiasfa més si trabsjaba con una mujer. Le recomendé una persona y él, de hhecho, tuvo el valor de telefonearie y acudic con la nueva analista, La necesidad de tener éxito a nivel terapéutico (Otra necesidad que en ocasiones el analista desea incons- cientemente que el paciente le satisfaga es Ia de tener éxita a nivel terapéutico; que se aprecie una mejoria sustancial en la salud psiquica del paciente. Los candidatos a analistas, que se encuentran en los institutos haciendo su entrenamiento, con frecuencia se sienten ansiosos de tener éxito a este nivel con el fin de que sus analistas de contol reconozcan la capa- cidad y talento que tienen para ejercer esta profesién. Pero, fen téxminos generales, es probable que todos los analistas ‘teman que su reputacin se vea afectada sino tienen éxito ‘cuando tratan al paciente. De esta forma, el paciente se con- vierte en un objeto que sirve para ampliar la reputacién del analista, ‘Ahora bien, no hay nada de malo ni de criticable en que clterapeuta tenga éxito; después de todo, el paciente desea sentitse mejor y, generalmente, el analista deses lo mismo por razones que son legitimas, La mejo:ia que puede brindar eLanalisis es una fuente de satisfacci6n para ambas partes y_ 5, de hecho, ! objetivo del andlsis cuando se toma coma ‘una forma de psicoterapia. Los analistas junguianos adoptan. conscientemente la actitud de que el trabajo analitico s6lo tiene éxito Deo concedent, 0 sea, si Dios asi lo concede, como 0000GOK00O0H00C 5 3 3 iS ° Kekeloloroleleleleleral 299999779 I9IIDII? Y97IDIIIIIIIII? 220 164 soto con weupamo w ‘el mismo Jung recaleé muchas veces Pero, por eso mismo, si el analise reprime su necesidad de usar al paciente como prueba de su propia capacidad, ello puede estimular que ‘emerjan reacciones contratransferenciales inconscientes. El analista quizé llegue a sentir inconscientemente un gran resentimiento hacia el paciente si éste no mejora, lo cual puede llevarlo a ser excesivamente activo, asumir tna acti- tad didéctica y volverse exigente ¢ impaciente En otras palabras, si el analista llega a percibir que tiene resentimientos contra su paciente cuando éste no parece ‘mejorar, es importante que reflexione sobre sus sentimien- tos y que los vea como un aspecto de su contratransferencia; pues lo més probable es que se sienta muy frustrado por no poder demostrarse a s{ mismo que es un analista exitoso, 0 ‘bien, que estén involucrados sentimientos de culpa ‘Anteriormente sugert que las reacciones contratransfe- renciales también se dan como respuesta a un contenido transferencial del paciente que no ha sido reconocido, Por ello, vale la pena preguntarse tanto sobre las motivaciones inconscientes propias, como también sobre la situacién inconsciente del paciente. Hs probable que haya una tenden- ciao complejo en el paciente que lo conduce a experimentar al analista como una figura exigente o impaciente, como podria ser la imagen del padre o de la madre; ¢ inconscien- temente provoca que el analista se adecue realmente a alguna de estas imagenes. Si esto no se reconoce es muy probable ‘que se repita el viejo patrén. Hl paciente se sentiré sobrecar- ado por las exigencias del analista ~como siempre ocurrié re The Poscholoy ofthe Transference, vl. 16 pagato 386. aca ees il pte 165 ‘en su vida y adoptaré una actitud de resignacién. O quizé tema perder el cario del analista o de que con el tiempo se hharte de €! como antes ocurtié con otras personas~ y, entonces, tan pronto como el analista da muestras de impa- 19999 ) ) 18 se or seem nut Isis, os constantemente pide opin y consejoaotas per sonas sobre sus problemas Esto, por supuest, muestra que elpiciente noes capaz de mantener ‘l vaso cerado, como dian lo alquimists ~en este cat, el continent seria el ‘eémenosanaliico~y el anata ene razdnen molest, ya que elo puede daar el proceso analic, Esto se relaco. ‘a con la genuina preoewpscén que ene pore paciente Peo si siene lo que se lama fri, fo més probable esque se derive del reentimiento que le tiene al paiente porno com porta como desperabs esto es, n0 acepta quelo que hace el paciente comesponde ae stuacién plquca real. Quizd se Since fruado porque no tine todo el poder que deseata sobreelpeciente,y sel spec que elacona con el poder {que aparece ela contratransferencia no se reconoce, pro Dablemente se dedique a moraizarextensarmente sobre la smmponanciaterapeutica del continent alqunice. “Aq, de noe, sel analstaeconoce su propia neces dud de poder y su frustacisn,podsé preguntarse por qué inconsclentemente el piciente ha provocado esta situacin, Lo que quisiera como resultado que eilucdaralos mot wos y la dndmicapscoigicn que tubyacen al comport riento del pacintey no queéase efadad y agumiendo tna attad moralizant 1a potesivided incontcieate también se incuye en ete renglén. Esta se musta, por ejemplo, cuando el analisa se sien ealooo les mi pacente quico cura y tansfor mario, nade debe inte en is propésitos” A eto se tc podria denorinar complejo de Pigmaliin o de salvadox Estos seotmientos ambien pueden racionalzarse cuando se presons al paciente y se le isste en que neces recibir Bat cara psi 16 terapia. Es posible, por ejemplo, que el paciente tenga razo- nes legitimas para desear cambiar de analista, Quis el ana- lista responds: Por supuesto considero que ese cambio sexta ‘bueno para ti si éste fuera el momento adecuado. Pero no lo cs; siento que ahora la actitud de esa persona puede dafiar te. Es demasiado pronto’. O que, sintiéndose amparado en la relacin franca y aparentemente esponténea que leva con el paciente, le diga: “zPor qué quieres ir con ese analistt No te das cuenta que no es lo suficientemente junguiano (0 que €s demasiado ortodoxo, o que esté posefdo por su ‘nima}e? Cuando menos, ésta podria considerarse una reac- ‘én de celos franca y honesta, aunque no sea muy étca ni justa con a reputacién del colega. Sin embargo, tas sus mejo- res intenciones conscientes que el cambio no funcionaré, que ro es adecuado terapéuticamente, etcéters—lo que probable- ‘mente estéacechando es la necesidad que inGonscientemente tiene de detener al paciente. “También puede ocusrir que el analiste se resienta si des- ccubre que el paciente no le revela todo: le dice cosas a otras personas, pero no a él. Esto puede provotar que se sienta hherido por esa aparente falta de confianza, ya que de pron- to ve frustrada su necesidad de sentirse una persona confie- ble. Ese sentimiento puede conductle @ hacer reproches al ppaciente, en lugar de tomarlo como un sintoma de transfe- rencia que puede ser analizado. Es posible decic también algunas cosas sobre la curios dad del analista, Por la naturaleza de su trabajo, el anaista cescucha diariamente las intimidades de los pacientes, Ellos le hhablan de su vida sexual, de la rlaci6n 0 compromiso que tienen con otzas personas. De esta manera el analista cono- ce muchas cosas sobre muchas personas que, de no dedicar- se a esta profesién, ignorara, Esto puede instigario a usar a sus pacientes para que le den “noticias feseas sobre lo que ‘ocurre en el mundo®. Esta quizé sea para él una de las recompensas que le ofrece esta profesién y ademés, zquién zo es curiosot El peligro radica en que emplee el tiempo de su paciente para obtener informacion itrelevante para el ang lisis. Sin embargo, quizé esto haga menos dafio que cuando ‘a curiosidad se reprime porque se la considera ruin y poco ética, ya que entonces pueden aparecer falss inhibiciones ene analista. Siempre que surjaen él la curosidad pensaré que esté siendo indiscreto y el temor a serlo se puede con- twateansferr al paciente, BI analista se senticéincémodo siem- pre que el paciente mencione alguna intimidad dolorosa, 0 cuando le comente algtn chisme. For lo genera, al paciente le resulta muy doloroso reveal al analistacieras intimida- des porque teme que las desapruebe. Por ello, la tranaferen- cia y contratransferencia pueden motivar que se eludan ‘eri temas que podriar resultar titles para el andlisis (Otro peligeo que puede aparecer como resultado de la contratransferencia es cuando el analista no reconoce la ne- cesidad que tiene de viviattavés de sus pacientes los aspec- tos que él no puede o no desea vivir. Los pacientes pueden. serle una fuente de informacién; de relaciones; pueden brin- datle la sal y pirnienta, el dolor y suftimiento de que carece su vide, y hacerle sentir importante, itil y vivo. De esta ‘manera, los pacientes se pueden convert en un sustieuto aque le impiden vivir su propia vida. Los pacientes, desde luego, forman parte importante dela vida del analista, pero sillegan a serle demasiado importantes para senticse vivo, lo pe iia epi m aque estaria haciendo es wilizaros inconscientemente como objetos de su propia contratransferencia, y como venganza, aquizs les atibuya su propia posesivided. En ese momento, Jo que se dasa es una dependencia metua y no uns relacion humana genuina Tn vita del babs etemadamente sly complejo que debe desempefiar el analista, aunca se pod insistr lo suficiente sobre la importancia de que esté honestamente en contacto consigo mismo, lo cual implica que debe vivir plena y genuinamente su vida. Tener esparcimiento, de- saqolarun trabajo centfico 0 arstico que le interes, rla- clonatse con Jos amigos y con la naturaleza, llevar una vida sexual stisfactosa, tomar vacaciones y, en general dveri- se es energiay tempo que no destina a sus pacientes, pero aque & largo plazo contibuye a que sea un analista més ef ciente. Después de todo, si uno no sabe vivir, yeémo logrars que se constele este conocimiento en los pacientes? OODDONAGQD0H00E 00000 oO > \OGOOOKDCOOGON 2923299 ) ) Lo que une ex el expt’, Resim philsophonon, 1550, 4 vil El amor erético en el andlisis Llegamos ahora a la forma emocionalmente més intensa de tinsferencia, el amor transfere! ¥y sus cone) las necesidades sexuales, y cOmo éstas pueden afectar el aniliss No es necesario decir que el amor contratraneferencial también puede surgir en el analista con mayor © menor intensidad, Incluso puede ocurrir que lar emociones de ambas partes sean tan fuertes que lo que pareceria recomen- able es a relaciGn sexual concreta, Esto representa una gran responsabilidad para el analista,as{ como una fuente de con- ficto. Por ello, debe considerar cuidadosamente su propia situaciéa paiquica, sus motives y los de paciente, Cieramnente hay muchos matrimonios exitosos que han surgido de la relacin analitca; pero en el momento en que se de. ciar una relaci6n sexual concreta no se puede continuar con cLandliss, a menos, es obvio, que se acuda a otro analista, EL aniliss y las relaciones amorosas concretas no son compati- bles, aun cuando estas tltimas puedan zepresentar una expe- riencia més gratficante y quiz au impacto sobre el proceso de individuaci6n sea mayor. Som muchas las razones por las que no resulta adecua- do que se establezca una relacién amorosa entre el paciente yy su analista,e incluso por las que puede llegar a ser dafina para ambos, En primer luger, se puede sefalar que la con- Ciencia colectiva dentro de nuestra sociedad y de esta profe- sign condena las relaciones sexuales entre analista y paciente. Quizd algén analista sienta que ésta es una acttud de superego pasada de moda, y cea que el proceso de indi- viduacién requiere que uno no se identifique con los princi- ppios morales colectivos, y que lo que tino debe hacer es ‘adaptarlos a las situaciones genuinas de la vida. Si el analis- ta piensa de esta manera, es probable que decida actuar ~poner en préetca la atraccién emocional que lo posee. Sin cembergo, tanto él como la paciente tienen que vivir dentro de la sociedad, y la decsién de ser al mismo tiempo analis- ‘ay amante provocaréinevitablemente que la relacién entre ambos se vuelva tensa. La desaprobacién colectiva seria tan grande que los obligarfa a mantener su relacién en un abso- Juto secreto, lo cual podria, al principio, estimular el miste- rio, ya que la fruta prohibida cjeree una fascinacién muy ‘grande. Pro a la larga las presiones internas y externas que se generarian para ocultar la situacién y no artuinar la rep- tacin del analista los levarfan a la mentica y la deshonest- dad. Aun cuando el punto de vista colectivo con fespecto a estas cuestiones esté basado envun sistema de valores ant- cuado, para que analsta y paciente tuvieran mayor libertad de decsién, la moral colectiva tendria que modificarse. Pero independientemente de lo que se opine a nivel colectivo,y de cualquier tipo de consideracin éica 0 moral, la elacién analitica y el amor fisico difieren radicalmente en, ‘sunaturaleza, esencia y objetives, porlo que no deben mez~ classe. Desde el punto de vista psicolégico existe, ademés, tuna base sensata para no hacerlo. ei ans ws ‘Anteriormente me refer al largo ensayo escrito por jung, La psicolgia dela transferencia enel que presenta una serie de imagenes de una obra alquimica medieval, el Rosarium Philesophorum, para ilustrar la dindmica inconsciente que subyace ala situacién analfica. ung escribe que para él esa fue la Gnica forma en que pudo comprender lo que sucede nese terreno tan complejo y dificil de interaccién humana que ese andliss,y la inca manera en que pudo entender st significado.* En el contexto que nos ocupa hay algo que tiene impor tancia especialy que se muestra en algunas de las imégenes ‘mencionadas. En ellas, es frecuente que aparezca una palo- ‘ma que lleva una espiga en su pico; la espiga est colocada de tal forma que sefala de manera clarsima y muy profun- dalo que estéocurriendo en el resto de I imagen. En Grecia, Ja paloma simbolizaba la Afrodita celeste que se contrapone ala Afrodita terrenal y representaba el dgaye o amor esp tual que todo lo envuelve. La palabra dgape se usé posterior- mente también en el Nuevo Testamento para representa el amor cristiano que se opone al amor exético tezrenal. El Espiritu Santo también aparece bajo la forma de una paloma y representa un testimonio del amor que Dios manifests hhacia la humanidad después de la redencién de Cristo. Por ‘onsiguiente, la paloma est asociada con la redencién y el amor de naturaeza espisitual. La Afodiza terrenal represen ta el amor erético natural del cual resulta el ni fico. En el tercer dibujo de i serie el rey y la reina aparecen desnudos por primera vez, y en él encontramos algunas {ape “The Pocology ofthe Teaterence, vol 16, page C00000000000000 relerererele 3 1oodo00ag0ca y999I97D9D 3I9IIIIIIIIID YI v6 oe owe enema i? palabras que han sido escrtas en relacién con la paloma: Spirits est qui unifiat, "el esptita es lo que une", Existetama- bien otra versin en la que se lee: Spins est qui viva, *el «spit es el que da l vida. Jung proporciona otea amphi- cacidn que enriquece atin mis el simbolismo de la paloma: la paloma de Noé con la rama de olivo es la seal de que el diluvio ha terminado y de que auevamente se ha hecho la ‘paz entre Dios y el hombre. Se ie llama también la paloma de la paz, y la espiga, precisamente, simboliza la paz. Psicolégicamente, la paz significa un estado de reconcilia- cin y la espiga que porta la paloma es, por consiguiente, un simbolo reconciliador entre Dios y el hombre; podsfamos decir que se trata de un simbolo que alude ala totalidad, un simbolo del Self Dios y el hombre han hecho las paces otra ‘vez, como ocurtié cuando Noé cumplié con Su voluntad. ‘Ahora bien, quizé parezca que todo esto no es muy relevante para la situacién analitica, pero estas imagenes simbolizan una actitud importante que debe asumir el ana- lista; una actitud que se basa en la comprensién de los patro- nes arquetipicos de la psique a actitud simbolizada por la paloma que lleva la espi- 4 involucra un tipo de amor que se diige hacia esa ttal- dad ain no revelada del paciente, hacia el proceso de individuacin de la persona que llega en busca de ayuda. En ‘otras palabras, este amor esté dirigido @ un no espiritual 0 psiquico y no se relaciona con la unign fisica, El ‘matrimo- no” que se da entre analista y paciente es, por lo tanto, de naturaleza spiritual yes simbélica, thiden,parigrafoe 881, 410. Ban hiv ni ” El amor transferencial que experimenta el paciente, por {o general no se itige al analista X como persona, Al princi- pio, no es la relacién YorTi la que se encuentra en primer plano, sino més bien la tansferencia, El analista puede es- timuler la necesidad inconsciente de ser amado, apeyado y comprendido; asi como también la necesidad de fusionarse con otro ser humano, A través de ia transferencis el anaista queda “incorporado” en las imagenes intemnas de las fantasi- as del paciente, Como se mencioné anteriomnente, uno de los objesivos més importantes del anliss es que se transfor- me la relacion transferencial en una relacin Yo-Té mediante el retio gradual de las proyecciones. A través de este proce- so, el paciente va experimentancio su propia identidad, y ast se rea a posibilidad de relacionarse con tn Ti, Esto es Fil decitlo, pero en realidad se trata de un proceso arduo, dificil, Jango y doloroso que el analista no puede ditgit Lo tnico que puede hacer es acompatias, comprendery, hasta cierto punto, interpreta. Ena terminologiajungulana se dice que este pro- ces0 exth dicgido y presidido per el Self -simbolizado, pot ejemplo, por la paloma que leva a espiga- y dicho proceso, por cansiguiente, s6lo puede tener éxito Deo concede, *si Dios lo concede”, como soan decir los alquimistas La relacién analitica difiere esencialmente de cualquier cura relacén humana, ya que tiene un objetivo preciso. El objetivo del andlisis es que se entable una relacin entre el ‘ego consciente y el inconsciente. En este sentido, el analista zo sélo participa en este proceso como ser humano, sino ue, al mismo tempo, también es wt iastumento al servicio del Sef y cuando se relaciona con su paciente debe tener conciencia de su papel. Pero cuando el paciente se siente abrumado por ‘una intensa transferencia amorosa, con frecuencia olvida 0 reprime a raz6n por la cual acudié originalmente al analista; ‘08a, con la intencién de levar a cabo un trabajo terapéuti- 0, ¥el objetivo expreso del andliss se vuelve insgalfcante. Yara una paciente, por ejemplo, puede legar a ser mu- ‘cho més importante que el analista la despose, la seduzca 0 ‘ame, a que interprete sus suefos o le mueste la manera ‘como sus complejos alteran su vida. El aturdimiento que produce el amor erético se traduce en que la paciente exige del analista que sienta lo mismo que ella, y con igual inten- sidad, La paciente puede tomarse intolerablemente celosa cuando recuerda que el analista también ve a otros pacien- tes, y quiz sufte por la idea de que toda la atencién que recibe de su amado analista proviene de que ella le paga y es parte de su trabajo". A partir de todo esto puede crearse un embrollo de resentimientos, amor, odio y pasién. La paciente asegura que ya no regresaré, que castgaré al analis- ta por su aparente insensibilidad; ademés, de cualquier ‘aneia ya no puede tolerar estos enredos emocionales tan. frustrantes, Sin embargo, el vinculo que la une a él general ‘mente estan intenso que lo llama esa misma noche discul- ppindose por su arranque y se presenta puntualmente a la siguiente sesién, ‘Ahora bien, 2de qué manera afecta este comportamien- to transferencial al analistat. Aun cuando cada situaci6n es nica, la contratransferencia presenta algunos patzonet comunes. En general, se puede decir que las emociones intensas drigidas al analsta afectan su vida emotiva. Es pro- bable gue una parte suya lo disfrute 0 que le produzca temor; quizé se sienta culpable por haber causado todo ese ame bic ee is vw malestar. También puede sentrse tentado a entrar en el juego satiafacer la fantasia de lapaciente de un modo con- ‘tet, lo que implica, desde luego, una lucha interna. Quizé Te resuleintante y molesto ser la vitima de tanta exgenr cia no deseada. O bien, puede satsfacer su vanidad mascu- tina que las mujeres se enamoren de él intensamente. A menudo, los candidatos que estén relizando su entrena- rmiento e muestran orgullosos de constelar una transferen- cia amorosa. Al especto, recuerdo cémo la esposa de un ‘studiante con un problema sexual le dijo a todos que su ‘marido tenla una paciente adinerada que le telefonesba todas las noches desde cualquier parte del mundo en la que extuviera, porque necestaba oft su voz. A a esposa le pare- cia importante para su matrimonio que él provocara esa feacciGn y que a pesar de ello la amara sélo a ella, Deci: *jQué héroe tengo por marido, A pesar de su gran atractivo sexual séloes iol (con toda justia debo admit que ésta no era realmente la actitud de su marid). ‘Muchas de la reacciones mencionadss se pueden pre- sentaren el anlista que se enftenta a una tansferencia amo- rosa y, por supuesto, resulta esencal que honestarente tome conciencia de ellas. Los elementos que componen el fenéme- xo de la contatransferencia ols reacciones que se dervan de ela, pueden revelae algo de s{ mismo. Pero también le dan una idea de la fra que el paciente quiere tocar en él y to que desea inconscientements este tltimo. Si, por ejemplo, se molesta ante las exigencias del pacente, esto puede indi- car que el deseo inconsciente del paciente es pertubatlo, aun ‘euando conscientemente pareciera aspirerjustamente a lo contraio, Puede tratarse de un patr6nrepetitivo que tiene su oO CO0000g LA0N0GAD0000 Telolerolelelererere © otigen ena tempranainfancia y que la paciene utiliza para (7 probarse asf misma que no tene derecho a amas, o que si mor [o nico que hace es moles aocas pewonae, ero (> tambidn peda tener un sgnfcado més profndo, Quiz 7 trata de un rego que se expreaen forms inconsent: Por (= favor, enjse conmigo y pong un alto a mis abramadorat C egencias. Yo no tengo la fuerza para hace, necesito que (ated inervenga.” No debemos olvidar qué cuando noe © jem sbramar por waafeencia amore, ello «meni - de represent una restencia ques opone a proceso de de © santo pquico. Permanecer en un estado infantil de dependencia puede resulta gatiicane en ceo seni; O resulta ‘sencillo telefonear al analista a media noche s6lo para ofr su voz, que tolerarla propia soledad y ponerse a pin- Caro esi sobre as propatemoconesypencamiena 7 Abors bie, en tminos de rucsta lnegen sinh, ‘el anata ext al servicio del paloma que sepresena le ‘~totldadpotecial del pacient, Las erences intantl lt (roeeesdadcsy Independencia cada inches en ea toa (nad y ay que aceptaas. Hl anal, dade lego, ent ‘esto en ettimulrlacapaidad el paciente para poder Crbajas resolveday pero, on Recieai, és ample. mente deen vive y dejar que fommen pars dea tana endiaporun cto tiempo, Se debe enna el surgimiento de todo tipo de senimietos pra despues Eales un ie ‘Estos tendrén que sacrificarse tarde 0 temprano para que la “personalidad crezca; pero no deben reprimirse. He tenido Ia (oportunidad de conttarar quale patenue soncapeces de (reer su uanaferenia amorosa como un sufsiniento, como (algo que a pesar de resultarles doloroso es potencialmente ee eves ws [En esta imagen 1a unin, de Jos opuestos como un proceso teplstual interno est simbolizada por el rey y [a reine RosartonPhszophorum, 1550. creativo -el fuego que transforma la prima materia que se €n- cuentra en el vaso alquimico-, el proceso puede tomer un curso sumamente valioso, ya que constela la paloma en el ‘matsimonio analitico, con lo eval el encuentro se puede con- verir en algo sozprendentemente creativo, ‘Cuando los pacientes se identifican totalmente con su transferencia y con el deseo que sienten de tener una rela- de una resisten- er ae coed taloa no cae 8 Sen ea moron m rte de eee nei pcos Bre, mncreta, por lo general se 2 ao ome eH wu desde luego, aceptar que los sentimientos del paciente son {genuinos, sentir empatia y comprender su situacién, Pero el ppaciente, 2 pesar de todos sus intentos de seduccin, gene- ralmente adquiere seguridad si advierte que puede confiar cen la postura firme del analista y en su capacidad para con- ‘enerla tensiéa. En ocasiones el analista siente, con toda razén, que tera- pévticamente lo mejor que podria suceder es que la necesi- dad del paciente se pudiera satisfacer en una relaci6n més completa, Una relacién sexual satisfactoria puede ser, de hhecho, més valiosa y gratficante que una terapia. Pero el ‘analista no debe intentar proporcionatla porque, de hacerlo, Aejacia de jugar un papel importante dentro de la psicologia 999999999999 999999399999999990999999 al, Technique in Jungian Analysis (Library of Analytical Paychology, vol. 2), Heinemann, Londees, 1974 rsvp, S, The Complete Psychological Works of Sigmund Freud, Ea tado por James Strachey, The Hogarth Press and che lnst- tute of Peychoanalysis, Londees, 1978. Traduecién al espatcl: Obras compleias, Editorial Biblioteca Nueva, ‘Madeid, 1968. 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