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traduccion de “A CUSMINSKY DE CENDRERO AMERICA LATINA Introduccion al Extremo Occidente por ALAIN ROUQUIE, Siro sEoee ( ‘SBD-FFLCH-USP i Keo me Siglo veintiuno editores, sa de ov Siglo veintiuno de espafa editores, sa siglo veintiuno argentina editores siglo veintiuno editores de colombia, da | DEDALUS - Acervo - FFLCH-FIL. | 21000047727, Prbueno cata avUDa na amare ‘De LA coURA 05; 1S) ‘iia evil de marta ac ora de mrss aes psage ccna 99 ies cr ints 1987 is dust ‘tao merge line: nrwdcton des rea core a ines Beso ped ah made esi pmoim~ Pe. Scien fice ~ WT INDICE [AGRADECIMIENTOS. PROLOGO IwTRODUCCION ‘ht cs América Latina 17: Por aut latina? 18; Una América ps a Ame ae pericnseculturamente a Occidemte 22 Pee code las olacionesistreas 23 Semejanzas de Porat Ge Sructues, 2; Detsdad de as sociedad, onliggiones Yeas noclonce 26, -_"Tan cerca de Estados Uni Bese areeas emergence repblicasbananeras, 2; Clima, eeaPe'y sociedad 3; Ovtentacion bibiograien, 36 PRIMERA PARTE CARACTERES GENERALES DE LOS ESTADOS LATINOAMERICANOS 1. LOS MARCOS GEOGRAFICOS ¥ EL ESTABLECTMIENTO HU: MANO lpunos(uaga) dominanes, 41; La meridianided del Nuevo Aes SER steas ieoiclesy cuatoriales: ef "desaio geo. ai geen abe ce, ea hci ndin st Tpos de meds naturales a) Se tgunossedalamenon 82; Onentacion bibliog 8 2, LA OCUPACION DEL ESPACIO Y LA POBLACION Las etapa de la poblacin, 56 La catdstrofedemgritic de 1 Las 1a non conquisado, 89 Lasfmigraciones Siete Zero 9 trabajadores bres europeos, 1: Los focon de claves res pacers, 65 La tebantzacion preeoe: 67 Freer Stn'y red urbana, 70, La explosion demorratics Metropolis, ios 1; Daparidadesceantatoa y cual SEUSS EP lig joven: deearvllo ygeoplitica 78, Comunt eae aesparee, és Onentacion ibiograica, 79 fo) n ” 41 3. LA HERENCIA DE LA HISTORIA trots ararinysocldads #0La gran prope y su ‘storia Lt conus print ema Se asics caren cxreesnomch at Dope fren ps rind, 9 Sociedade orsonner 94 Ele obo, aye i economia clavista fl inition» Kot nquistay mode de produecion, 101, Sociedad de ny canes sole, 104 Onentacton Db ue ia, 108 PODERES Y SOCIEDADES: ACTORES Y MECANISMOS DE LA VIDA POLITICA Y SOCIAL. 1. PODER ¥ LEGITIMIDAD eid den instal pc, 10 Cultura poten yep ‘nied 1:tar dimensiones dela lena 1 Lasse. {iiss Laveen express, Ls lente reali an 20, xchnonyprteipetes, 122 Enel pacino cae sido. 38 Onentackn blogic 2. BURGUESIAS ¥ OLIGARQUIAS Extraversionyestratliacion svn zmeadelon especies? 130; (Ctegorias dminanesy desigalduds naman, 93 (Ars tocraiaagrariaoburguenia internacional? 13, Elo de dome. ‘clon egitimidad socal 142 Las burguctasnatonaes etre [realidad y oe dogmas, 48: Onenactonbblogefica 31 3. CLASES MEDIAS. Divisione limites, 15% Composcine historia 18; Comporte flentore Weslo, Aces pollicay siusigns so ies ¥elicones de ines es; Ontario biblopicy Tt 4,108 OBREROS ¥ EL MOVIMIENTO SINDICAL SSyreie shen rate ear 5. LAS FUERZAS ARMADAS ‘aug presunas casas dl poer mia, 206; Los ements see Rares Prada eas eperan Sinai, 1 Elmcmicnte deserts melee 33 os Shr etran cm ecen, 8 La guess ene Naar Mu 109 129 133 176 206 do, 28; cla era de a deamiitartanchn?, 228; Modelos» mea Sze dei iitarescion, 221; Onentacon bibgratica, 30 6, JOLESIA F IGLESIAS Historia relglsa y sociedaden, 232; Fucreasy dbiidades det TeeRateltinsrsricano iglesia y soe dt ior sari incrdia, 24, Las crs peso: refupoo bra on 258 Ocemtacion bibliogratia, 258 7. ESTILOS DE AUTORIDAD ¥ MECANISMOS DE DOMINACION: CCAUDILLOS, CACIQUES Y CLIENTELAS Caulillosyditadores 260; Ccigusmo, dominion y recor Cu? pel trocinoscentelime de Estado, 27; Orie tscion bbliogrdiea 277, IDEOLOGIAS. POPULISMOS, “DESARROLLISMO", CASTRISMO, Los poplisos: deepal iletrad 0 socialdemocraca ds 1 BRE esa perianal {Rada 286 Las ssteogisn de Tor soins eroloy ca ‘Fito, sandnisme, 285" Ortentaclon bibigraicn, 296 ‘TERCERA PARTE LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO 1. LAS TAPAS DEL DESARROLLO Y LOS PROCESOS DE IN- DUSTRIALIZACION Las fases del desarrollo, 3; La industilizacin nacional, 306: euros 9 desrvalle 11; Oentacion bibliog, 317 2. NIVELES ¥ MODELOS DE DESARROLLO “Tipos ynveles de desarrollo, 319: os limites de a industria mre, deems ener aco eee ucvn dvs interactonal del trabajo, 97, ba ‘sno captalistayelaocallsmo dependent, 340; ntegraclones egbeait eindsriaiacin, 942; Onenacsn bog, 38 PROBLEMAS AGRICOLAS Y CUESTION AGRARIA “Tipos de agrculturayecaidades de expotacn, 7 Problemas Melos Canactura agrarias desarrollo, 350, Conflicts gre 232 260 278 301 319 347 os y movimienos campesinos, 883 Las reforms agraras 386 (Elial de los campesinos? 380; nenacin bibhgraes, 382 4. CUESTION URBANA Y MARGINALIDAD Aseotamiento irregular integracon urbana, 264 Sobreurban facion marginaday problemas scales, 30" Explosones scl {es movimientos woanor 375 Politica de a exesesy cient. {ilies Orenacion bibliog, 978 CCUARTA PARTE AMERICA LATINA EN EL MUNDO. 1. LAS RELACIONES INTERREGIONALES Y LA HEGENONIA, DE ESTADOS UNIDOS, GB final de América Lating?, 383; Gran Beta y Estados Unk ‘peutic de preponderanla 384 La epoca del panamet ‘anismo (18891985) $88; El sistema ineramericano lnsttule ‘ld (47-196) 385 Fa debra expec Reiee Hatg ie Ease, 3 2 2, “AMERICA LATINA ENTRA EN ESCENA": NUEVAS SOLIDA- RIDADES ¥ POTENCIAS EN SURGIMIENTO Concenca latinaamericans y cooperacin ceplonal, 39% Lat Ievas solkaridedes Internacionales, 408; Potencias en surg Iiento y nacvornctores, #10, Orenacin bblogrlics, 418 conciuston ccidentconra lg Arey 17: eran shere a ° INDICE DE NOMBRES 363 383 399 416 425 | f I AGRADECIMIENTOS sta obra, claborada en gran parte en] marco dea Funds: Eee gegl ie Clescas Poca aa ter params cee capa pare erento dems esetam> Vga de studs Pos de ans Deb pss OM ce ‘se habria publicado sin la estimulante confianza de oliver Beture He Fe Séphane hizo mucho més qv sporar mis va abandesiatroumerianon compart mi nomadsmo weERinar mi eso, que yas mucho. AR PROLOGO Desde Colon América el continente de los malentenddos. Er almirante buscabe la ruta de is Indias, descubrio los indion es decir el Nuevo Mundo, Un mundo que aun sigue Sendo nuevo, La permanente aparicion de clichés mitos Que suscte (ercermundista liverales fo tesifieaSbien i'buen revohucioario sucedi all al buen salvaje, el capi tan de indusiria ere del desarrollo in obstauioe rete plaza hoy al pionero al colonizadot gAcaso no dean Tos portagucses en el silo XVI que "al sur del ecuador ya no Fay pecado™ Quizis esa sea tna de lag rarones de interes porfaotra América" No cla nia, No podemos hoy io. Far laimportancia de esta clate media de orden plancario, Ms de 300 mil millones de doles de dea dstinguen de otros continentesen desarrollo alos cules jamas sees enced semefante credit 390 millones de habitantes 610 sequin todas ln probabildades en el ano 2000, Otros tantos slomentgs que uo son solo mesa de entimo, Para cs he lav dos cludades mde grander del planeta sran a clu dad de Mexico y Sto Paulo. Triste record en verdad, el de esas megalopolis congestonadas y monstruosas Sin eb Gos tants brasieno con sus 120 millones de habitantes, ‘México. potencia petrolera de 80 millones de almas a las pucriay de Estados Unidos, una Argentina con un teritorio Teual al deta india dan razon hoy al prfetco ula del libro he publicabaen 1984 Tibor Mende: Amérique latine entre tn sete Sta ello se afaden Cuba y Nisragua podem st Poner que no esta por salir de apuros sta América es mucho ms todavia Tene sentido, sino es que un sentido pars nosotros los ocidentates, Certo, In Prosimidad cultural no es my popular. Am cuando ese Ex tremo Occidente no podria sets exrato, xa famiardad ts vospechose, Esas“clizaiones® demasiado proximas no tmovecerian ser objeto de curiosidad ciemtfca, Nas religio nes, nilos sistas de parentesco ails lenguas yl clr ras noe aljan dela vieja Europa, Por ello quiz, s bien an nuestras escuclas es respetable ser sinélogo o islamista del presente, el “americanista” no puede sin perder prestigio _mas que estudiar los misterios precolombinos o los aborige- nes supuestamente carentes de historia. Cuando voces auto- rizadas hablan de los “pueblos americanos”, jamas se trata de los uruguayos o de los costarricenses sino de los apaches, de los onas o de los jtbaros. Dado que al principio estabs el indio, el sentimiento de fa- miliaridad que despierta esta América mais mestiza de lo que confiesa es. la ver significativoe insignificante. Es demasia do facil dejarse engaftar por la apariencia ilusoria de esas ci- vilizaciones deducidas y miméticas. La ausencia de exotismo radical y de incomunicable particularismo no podria ocul- tarnos el sutil desfase, la esclarecedora disonancia de lo que Lucien Febvre lamaba acertadamente el “laboratorio lati: noamericano”. Mas atin, es una diferencia inteligible la que precisamente nos propone esta América que sélo se revela remitiendonos a nosotros mismos. “Brasil mehizo inteligen- te": esa profunda frase de Fernand Braudel al final de su vida no es ninguna ocurrencia, La similitud de las categorias y de los valores, lejos de volver insulsos los procesos socia- les o las realidades politico-culturales “otras”, obliga al ob- servador a unn actiod compatativa permancht, factor de Figory de realisno.:Acasd-bacs¥surgir una misma insti ‘ion en dos tierras diferentes perimental? Por ello este libro se presta, creemos nosotros, a dos lec- turas. Una informativa, inmediata, utilitaria. La otra més ‘exigente, dirian algunos heuristica porque puede, si no apor- tar su grano de arena al saber acumulativo que constituye Ja ciencia de las sociedades, por lo menos alimentar una re- flexién. Dado que esta América vale Ia pena y que desde hace mu: ‘cho tiempo me parecié bien tomarla yaen serio y respetarla, ellectorno debe esperar encontrar aqui un complaciente “li: bro catastrofe” ni una catértica hagiografia de la miseria, Ni siquiera un ensayo que defienda una tesis sorprendente y univoes Foro Sends ea obra deg ms bien ale de nual. Singmbarg> aprecio demasiado la modestia intelec- tual como parsensar que se trata de un estado de "socio logia de América Latina”, y menos ain de una tentativa de es resultado del método ex: i =) + explicaciGn” del subcontinente, Mas sencillament, tas ha- berrecortdo préctgnmente todos los pales de América Ln tins, vivdo por mucho tempo en dos oes y estado va. fos de elo, sent ln necesidad de hacer un balance de mis Investigaciones a menude expucstas en trabajos spect dos, de nocatros conocimientoay n voces de mossirasignr- fancias, es deci también de los debates sobre la America ‘Gontempordnea. Espero que no se considere premature (habe intcntado esta provisional y precariasntesis tras me Tos deun cuarto de siglo consagradoa desifrarla"América dcsafortnada™ Quzas era presuntuose querer abarear de- toasiado, fend) dela geografa a las ociedades, de los pro- Blemas ecbfmicos a fas ideologias. dela historia ala plo. mmacle, Noobstante nunca tuve la sensacion de haber salido del territorio que es habitualmente el io, l del poltlogo, Esta introducelon a Améria Latina que se aventura a tos toargenes de diversas disciplins ex esenclalmente paltin, Duesto que se‘bahid de geogafiay de economia poise. ste bro ent escrito como In mayora de los que le han precedido on una peropeciva comparatia, la nia adapts. fn las realidad latnoamericanas, Sin embargo, una ee més me he neyado a alincar monografia navionles. Ese procedimicnto de preventacion repetitive y comodo no se Bjustaba en absclutoa mi propérit, Por lo demas si ben a feces gana en informacion, perde en comprension. André Siegiredeseribia muy acertadamente a propositode Amer ta Latina’ "Los palses particulares deben, creo expllcarse tn func del continene al que pertenecen:s6 descubren tatonces(-] puntos de vista generals que ocaraa los pur. tosde vista particlares. Por tanto cuando seestudiaun pals Conviene saber clevarse al plano continental LJ" or elloelenfoque clegidoes transversal; lo cual es tanto como deci que escapa alas generalicaciones superficial y tas extrapolacionesaproximatvas para buscar ls deren ‘las signiffantes"o les concomitancias explicatvas nel * Andre Siegfried, prefcio a Jacques Lauwe Limércaibrique, Pats, (allimard, 1988, p.2 * Vease RP. Dore, “Latin American and Japan compared”, en 14. John- on, Continuity and changeit Latin America, Stanford Stanford Univeral) Pres, 1962, pp. 227288 if ei i | i i) | | | Hill | il ! LL | ——— espacio el tiempo, A-meiiidme pregunté sino era la ulti ma ver que una aprehension global y comparada del subcon- tinente se revelaba operators. :Acavo America Latina, como tnidad de destino, no pertenece de ahora en adelante al pa Sado? La fragmentacion del subcontinent y la divergencia de los caminos seguidos por las naciones acaso no ponen negates pralelisngs Narco ya pesadas end. Cine contents? No allSrepucsa a et prob pero tampoco intenté eluding; Incluso se halla en el centro de este libro entre offs que parecerin menos abstractosy mu ho més importantes al lector la independencia, el desarro ilo la democracia, Para étos, a nadie se leacuriria dar una respuesta nica y global {lo que hoy pierde la América llamada latina en unidad, sin dada lo gana en universalidad, Asi les pese a los a hados ala desorientacin, son nuestros problemas aumen dos, hipertrofiados, dramatiados los que encontramos alli Por ello, como hace cinco silos, ese naevo mundo tiene mi cho que ensenarnos. Ojalé ese libro aporte su modesta con» tribucion a ese intercambio. ara faciltar Ia lectra yla consulta de este libro, reduje al minimo el aparstocritico, Al final de eada capital el lec- tor podré sacar de ls orientacionesbibiogrficas surmarias complementos oun contrapuinto al contenido dela obra, Vo- Tuntariamente elgt los ttulos més accesibles, sobre todo de autores franceses. Justa deuda para con mis colegesy macs: tros y homenaje merecido —sin chovinismo alguno— a une cscuels "latinosmericanista” de calidad cuyas obras sus tan el respeto al otro lado del Atlintico. INTRODUCCION OUE ES AMERICA LATINA? Puede parecer paraddjico comenzar a hablar de un “area cultural” mencionando la precariedad de su definicion. Por singular que pueda parecer, el concepto mismo de América Latina representa un problema. No es inatil pues intentar precisarlo, recordar su historia y hasta critiear su uso. De empleo corriente hoy en la mayorfa de los paises del mundo. yen la nomenclatura internacional, no tiene todo el privile- iio del rigor. Un poco al estilo del més reciente y muy ambi- uo “Tercer Mundo”, ese término a veces parece ser fuente ide confusion mas que instrumento de delimitacién preciso. “, gOueé se entiende geogréficamente por América Latina? EI conjunto de los paises de América del Sur y América Central? Desde luego, pero segiin los gedgrafos México per~ tenece a América del Norte. ¢Quizé para simplificar debe- ‘mos conformarnos con englobar bajo esta denominacién a las naciones al sur del rio Bravo? Pero entonces habria que ‘admitir que Guyana y Belice donde se habla inglés y el Suri ‘nam de habla holandesa forman parte de América “Latina A primera vista se trata de un concepto cultural. ¥ nos incl nariamos a pensar que cubre exclusivamente las naciones de ‘cultura latina de América, Ahora bien, aunque con Quebec, ‘Canada sea infinitamente mas latina que Belice y tanto como Puerto Rico, estado libre asociado de Estados Unidos, nunca nadie ha pensado incluirlo, ni siquiera al nivel de su provin- cia francohablante, en su Subconjunto latinoamericano. ‘Masall3'de estas imprecisiones, podriamos pensar en des- cubrir una identidad subcontinental fuerte, fejid de diver sas solidaridades, ya sea que se refieran a ufiz Cultura co- min o a vinculos de otra naturaleza. Sin embargo la diversidad misma de las naciones latinoamericanas, amena- 7a con menospreciar esta justificacion. La escasa densidad de las relaciones economicas, y hasta culturales, de naciones um «que durante mis de un siglo de vida independiente se vole fon la espalda mirando deiberadamente hacia Europa © América del Norte, las enormes disparidades entre patses —ya'ea desde el dngulo del tamaho como del potencial evo. ‘némico o dl papel repional—no favorecen una real concien. Gia untara, a pesar de as oleadas de retorica obligada que este tema no deja de provocar. a Por eso uno se interroga sobre la existencia misma de América Latina. De ls Alberto Sinchez en Perta Leopoldo Zea en México, os intleetusles se han planteado la cucatién sin dar respuesta defiitiva, Lo que esta en tela de juicio no és solo dimension unitaria de la denominacion la ident dad que enclerra frente a la pluraldad de las soctedades de ta Ameria lamads latina, En efecto, nese caso, para poner cl acento en la divrsidad y evtar cualquier tenacion gene falizante,bastaria con eludit la cuestion hablando, como por lo demas se ha hecho, de “Américas latinas"! Este ter tino tiene la ventaja de reconocer una de la dificultades, pero al precio de acentuar la dimension cultural. Ahora bien, tambien plantes un problema éPor qué latina? {Que sbarca est etiquetampllamenteaceptadalg)? 2De Aionde viene? Las evdencias del sentido commun desaparceen Pronto cncl ao de hc Scie carn om a has eas Américas negras descits por Roger Baste? ¢L Uinas la socedad de Guatemala donde cl S08 dea pablocon deslendedelos mayasy habe lengua indigenes det Sleras ecustorianas donde domina el quechas® cLatin a Paraguay guaran, la Patagonia de los agricultorc gles, Ia Santa Catrina basilenapoblda de alemanen sl gon el " Desde lfmoso nimero dels Annales de 1949 (subtitulado “A ea vers les Amtrques latins" ext erm ha sido muy tzado por todos ‘auellos que deseaban poner eLacento en Ins particalaridadesnacionles Inuyendo de ls eeneraldades andss. Como ls Cahiers der Améiques lacines que publica el Insti des Hats Eats de Aerie latin de Po, 2 la obra clisics de Marcel Niedergang Les vngt Amérique latines (Pari Seu, 1962} (Las vente ovenes Amenas, Madrid Rialp? sur chileno? Ein realidad se hace referencia ala cultura de se ntulstadoresy dels colonteadoresespaolesy porte (ec fara designarformaciones sociales de components Sucples Se comprende as a poctroe amigos rpatoles 9 saeeyor otros que hablan mas faclimente de America ispa- sre ygasa, para no ignorarel componente de habla porta ml que co heeero el ggantese Brasil de Toeroare- S10 Be alecto el eplteto laine tiene una, historia aun dnd Hatt, francobablantcen sus eites, puede hoy servit seta aparece en Francia bajo Napoleon vncul db St'grandetgnto de “ayudar” als clones “lanas de star detent la expansion de Estados Unidos La dss: ‘ertanada lcurs mercana fue ia realizacion coneeta de terse panos, Cs atid tena la vetaar al borrar ict uncalos pariaiaes de Espana con una parte del Nucro Mundo, de dar a Francia leghimos deberes para con esas ‘Nermaas"amercanascalcas romana. a latinidad fe combat por Maiden nombre dela hispanidad y de los derechos de la madre patria, donde el trmino Amica [Ean sigue sn tener derecho de ciudadania, Estados Unt tan por apart opuso el penomercaname a ea maquina dr gaara europea tntes de adopar toa denominacion vert at Lonforme 2 aus propontoey que contribuy6 a propaga an America songsade polos eopaneles 9 los port succes x bastante latina al menos hasta 1930, ona forme Sim'desus cites donde la eultura francesa reina exclusiva: mente. ¢Quiere esto decir que esa América sélo.es latina par Sus “preponderantes” y sus oligarquias, que la América del ier apne der oa gut cs mis ‘de latini¢ cultura del canquistador represen- {Spor sda pastel del subsantinente? Los nce toes dea dee ta paicularmente en os pa ses andino, que deseubran al indgena olidado, desconocdo, Is creyeron Haya de lo Torre, poderos persoralidad Polit {a petuanaprepuse Inlay tna nueva denominacion regio wa "Indossnerica”-Tendré menos exito que el indignismo Trario en el que se iseribeo el partido plitio de voca Clon content al cual Haya dio origen: Endo no ene truco exitocn Amel ant as clases rigentesMarginado Yrexcluide dsl sosteded nacional es clturalmente minor. teri en todos os grandes estadoseincluso en los de vis = INTRODUCCION civilizciones precolombinas y de fuerte presencia indigena Asi, segin el ultimo censo (1980), de 66 millones de habitan tes S6lo habia en Mexico 2 millones de no hispanohablantes yy menos de 7 millones de mexicanos que conoctan una 0 Va Fias lenguas indigenas. Podemos seguir sofando, con Jac ques Soustele, ando un México "que a emejanza del apn modernohubiers>podido conservar en lo esencial su personalidad autoctona sin dejar de introducirse en el mun: Ao de hoy". No fue asf, y ese continente esté condenado al mestizae y ala sintesis cultural ‘No abstant, incluso en los patses mas “blancos" la trama indigena jamas esta totalmente ausente y participa clara mente en Ta conformacion de la fisonomia nacional. Esa América, segun la expresion de Sandino, es “indolatna” ‘Si bien la definicion latina del subcontinente no abarea in tegral ni adecuadamente realidades multitormes y en evolt- cion, no por ello podemos abandonar una etiqueta evocado ra retomada hoy por todos y particularmente po los propios interesados ("nosotros los latinos"). Esos sefalamientos te nian por tinico objetivo subrayar que el concepto América Latina no es ni plenamente cultural ni solamente geogratico. Uilizaremos pues ese término comodo, pero con cone. miento de causa, es decir sin ignorar sus limites y sus ambi giiedades. América Latina existe, pero s6lo por oposicion ¥ desde fuera, Lo cual significa que los “latinoamericanos" en ‘cuanto categoria no representan ninguna realidad tangible mas alla de vagas extrapolaciones o de generalizaciones co- bards. Lo cual significa tambien que el termino posee una dimension oculta que completa su acepcion Una América periférica [A primera vista, nos hallamos frente a una América marcada por la colonizacién espafiola y portuguesa (y hasta francesa en Haiti) que se define por contraste con la América anglosa- joma. Asi pues alli se habla espaol y portugués en lo esen- ‘ial, a pesar de florecientes culturas precolombinas y hasta de nicleos inmigratorios recientes mas 0 menos bien asi lados. Sin embargo la ausencia de Canada (a pesar de Que- ‘bec) en ese conjunto y el hecho de que organismos interna: cionales como el SELA 0 el BID incluyan entre los estados latinoamericanos a Trinidad y Tobago, las Bahamas y Guya na dan al perfil de la “otra América” una innegable colora ‘in socigeconémica y hasta geopolitica ‘Todas esas naciones, cualesquiera que sean su riqueza y su prosperidad, ocupan en efecto el mismo lugar en la dis ccrepancia Norte-Sur. Aparecen en vias de desarrollo o de in ‘dustrializacién y ninguna forma parte del “centro” desarro Tlado. Dicho de otra manera, esos paises se inscriben entre los estados de la “periferia” del mundo industrial. Pero tie nen por afiadidura varias particularidades comunes. ‘Todos dependen histéricamente del mercado mundial ‘como productores de materias primas y de bienes alimenta- rios (en ello el estafio de Bolivia no es diferente de la nuez moscada de Granada), pero igualmente del “centro”, que de: termina las fluctuaciones de precios, les proporciona tecno logia civil y militar, los capitales y los modelos culturales Notable particularidad e innegable factor de unidad, todos ‘es0s paises situados en el “hemisferio occidental se hallan 1 diversos niveles en la esfera de influencia inmediata de la primera potencia industrial del mundo que es también la ‘primera nacion capitalista, Peligroso privilegio que ninguna ‘otra regién del Tercer Mundo comparte. Aeste respecto, los 3.000 kilometros de frontera entre México y Estados Unidos Constituyen un fendmeno tinico. La famosa ‘cortina de torti- las” que fascina a millones de mexicanos candidatos ala in- migracion clandestina en el pafs mas rico del planeta, forma tuna linea de demarcacién ala vez cultural y socioeconémica excesivamente cargada de valor simbélico, ‘Quiza podriamos clasificar entre las naciones latinoame- ricanas a todos los paises del continente americano en vias. de desarrollo, independientemente de su lengua y su cultu ra, tan cierto es que a nadie se le ocurriria incluir en la opu- lenta América anglosajona a las Antillas anglohablantes 0 a Guyana. Tan cierto es también que en esa zona la politica do- ‘mina mucho mis que la geografia —cacaso el presidente Rea- {gan no incluyé recfentemente, en nombre de los eventuales beneficiarios de su Iniciativa de la Cuenca del Caribe (Carib- 2 Vease por ejemplo: Banco Interamericano de Desarvallo, Propés dco omigue et soll en Amérique laine, Washingon informe * — bean Basin Initiative), a El Salvador que solo tiene fachada ‘maritima en el Pacifico? En todo caso, 2por qué no seguir a Quienes, haciendo a un lado la geografia, proponen llamar “america del Sura la parte “pobre” y no desarrollada del continente? que pertenece culturalmente a Occidente Con relacin al resto del mundo en desarrollo la singularidad del subcontinente "latino" tambien es flagrant, Forma par te, para emplear la frase de Valery, de an mundo “deduct {ds"una “invencion” de Europa que por la conquista entré $ ia esfera cultural occidental Las eiilizaciones precolom Binas, en erisis para algunos en el momento dela egada de Jos espafoles, no resistieron en efecto los invasores que impusteron sus lenguas pero tambien sus valores y religion. Los props indigenas los afrcanos levados como exclavos 2 ese "Nuevo Mundo” adoptaron bajo diversas formas sin ‘réticas la religion erstiana. Basil ho la primera nacion cailiea del mundo. Todo ello daa la region un lugar aparte Enel mundo subdesarrollado, Por ello América Latina apa- fece como el Tercer Mundo de Occidente o el occidente del TTercer Mondo. Lugar ambiguo si asi puede decise en el que cl colonizado se identifica con el eolonzador ‘As pues, no podria sorprendernos que el conjunto de los paises latinoamericanos haya propuesto en la ONL, en 1982, Contra el sentir de los pases afroasiticosrecién descolon faudos, que la organizacin internacional celebre a Cristobal Colon y cl “descubrimiento” de América. A diferencia de ‘Africa Asia, cacaso ese continente no es una provincia a ve- es leana, certo, pero siempre reconocible, de muestra civ Tizacion, que ha dogadD,ocultado, absorbido los elementos culturalesy étnicos preexistentes? Ese carécter “europea” de las sociedades de América La- tina tiene consecuentias exidentes sobre el desarrollo so Cioecondmico de los paises involucrados. La continuidad ‘con Occidente faciita los intercambiosculturales y téenicos gue no tienen ningin obstaculolingstico oideolégic. La fluidez de las corrientes migratorias del Viejo Mundo al Nuevo ha multiplicado las transferencias de conocimientos Segun Jacques Chonchol, “Land ten and development jn Latin America" Claudio Vere af, Obstacles to change Latin America, Ln Ares, Oxford University Press, 1968 {Obsaculs pare la ranformacton de ‘America Latina, Menico, 9c 1969) INTRODUCCION 7 indussazacion tarda y exeasamenteautdnoma corres: mndio una urbanizacién fuerte, anterior al nacimiento de la Tadustria. El excesivo desarroli del sector tereiario de las conomias es el efecto mas aparente de una urbanizacion re. fugio, vinculada alos Factores de expulsion del campo debi dos a la concentracion territorial ‘Noes casual que se prevea que de continua Ia actual eve tucion la ciudad de México y Séo Paulo seran en el ato 2000 las dos ciudades més grandes del mundo, con 31 y 26 millo- neg de habitantes respectivamente “8) La amplitud de los contrastes regionales es también re- sultado de la urbanizacion concentrada, de las particula dades de las estructaras agrarias y de la industrializacion Asi, dentro de cada pals se reproduice el esquema planetario due opone un centro opullento a periferias miserables. Los contrastesintermos son mis flagrantes que en la mayoria de fos paises en vias de desarrollo. Al grado de que, tras haber descrito asepticamente estas disparidades bajo la etiqueta de "dualismo social", se ha legado a hablar de “colonials mo interna”. Por su parte, los socidlogos han evocado acer- {adamente la "simultanetdad de fo no contemporaine”, pero sta no se limita a la pintoresca evocacion de indios en la tedad de piedra que viven a dos pasos de laboratorios cient os ultramodernos. En Brasil, el estado de Ceara en el nor scupa el ercer ugar en'el mundo, tras dos de los pa snos avanzados, por la mortalidad infantil, fmientra3> Sao Paulo tiene la primera industria farmacéutica del con nente, algunos de los hospitales mas modernos del mundo y Rio goza de una reputacion internacional en cuanto la itu pia estetica! Para continuar con Brasil, “tierra de contras- stast see puede lamar, un economista brasileRo pudo \iecir con cierta razon que st pais se parecia al Imperio brie fico en la época de la Feina Victoria si Africa, India y Gran retafa hubieran sido reunidos en un mismo territorio, Podriamos intentar multiplicar las similitudesy las con comitancias. Los rasgos compartidos no estén ausentes. No se limitan, como veremos en los siguientes capitulos, a esas ‘caracteristicas estructurales, El termine America Latina, st se le da un contenido ampliamente extracultural, designa Pues una realidad discernible y especifica Sin embargo esta especificidad fuerte, innegable, rebasa las peripecias socioe conémicas. Se inscribe en el tiempo y el espacio regionales. Antes de formar parte del Tercer Mundo, esta America es el Nuevo Mundo "descublerto" ene siglo xv y conguistado en cL xv Posee, segin Pierre Chau su tiempo broplo, un emo american! "mas dens, mis carga de modi clén, por lo tanto que corre més rapido que el nuestro” ro ‘lucto de una “historia acelerada” hecha de una “gigantesca Fecuperacin” que comienza con la prehistoria del continen te, ardiamente poblado, probablemente por migraciones. Quied podria pensarseasimsmo en la plualidad en lava: Fiedad de ese“lempo amerieano",y en su estiramiento decir en sus virtudesconservadorts No solo los indios ne. Mticos se rozan aqu alls con las tcnieas de punta del ut smo cuarto del siglo Xx, sino que las sociedadeslatinoameri- canas apsrecen como verdaderos conservators de formas Sociales superadss en cl resto del mundo accidental incluso como "museos politicos” donde las sustituciones de ites se efectian por yuntaposiign ms que por eliminacion, Por lo Zacaso no es certo, como schalaba Alfred Métraux, auc as ipeces amas hy extinasae han mane eral eclente queen el Viejo imbign se ha podido hablar de una naturaleza america na", no sélo para subrayar Ia desmesura de los elementos y tl gieantismo del espacio que no deben nada al hombre, sno para sefalar la Quel singular de ste ene paisa. La natu. Falezaha sido viola y agredida por la depredacin ye des- perdicio de una "agricultura minera” (René Dumond) gu la fa dejado “no salvaje sino. disminuida” (Claude Levi Strauss) y por tanto poco humanizada, a semejanea de-un continenteconguistedo, Sobra decir cuinto nos equivocaria- tos al ignorarlosfendmens transnacionales ene estudio de este conjunto regional. \ DIVERSIDAD DE LAS SocIEDADES, SINGULARIDAD DE LAS NACIONES Un destino colectivo forjado por evoluciones paralelas, una inisma pertenenca cultural a Occidente yuna dependencia ‘Mulforme en relacion con un centro gnicosituado en el Thismo continene: los factores de unidad rebasan fortale Tendo la sorprendente continuidad lingistica dela Ameri cee habla portuguesa s, a fortion, dela America expanols: Si legar de nuestra Europa exigua y fracionada slempre ua Sbaprende hallar la misma Teng y a veces la misma JTpnoatera de una capital a otra separada por cerca de 8 000 ilumetrosy nueve horas de avion, Sin embargo a esta ho- thogeneidad responde una no menos grande heterogeneidad de nactonescontiguas. Las dsparidades entre pases saltan iavist Su tamate ante todo: Es evidente que Brasil, quin- fo Estado del mundo por su superficie, leante de 85 milo wee de kin’, es decir igual a 15 veces Francia y 97 veces Por tual, st rf, no puede ni medise ni confundirse Cee (Gaga del stm centrosmericano El Salvador, finds peaucho gue Belgica, con sus 21000 kin Haciendo a Una variable ingustca que diferencia Brasil de to dos sus@eeino§ podemos retenercirta cantidad de ete Sion senells ue dan cuenta de la divesidad de ls estados 4 Tas sociedades, Ene caso de los primeros, la geopolitiea Jomina, y sobre todo la situacin en elacion con e centro fogeménico norteamericanor en el de las segundas conviene {omaren cuenta los eomponentesetnocultaraes de a pobla- idm y los ives de evolucion social fin defponed un poco de orden en el mosaico continental “Tan cerca de Estados Unidos": otencias emergentes y “repuiblicas bantaneras Conocemos la triste reflexion del presidente Porfirio Diaz. (1876-1911) sobre Mexico: ".. J Tanllejo} de Dios y tan cerca’ de Estados Unidos.” Sin duda sabia de qué hablaba, dado ‘que la republica imperial habia amputado a su pats la mitad de su territorio en 1848 durante la guerra que siguio a la fanexion de Texas por Estados Unidos. Los actuales estados orteamericanos de California, Arizona, Nuevo México y, ‘ademas de Texas, una parte de Utah, Colorado, Oklahoma y Kansas (o sea unos 2.2 millones de kn) pertenecian a Méxt co antes del tratado de Guadalupe Hidalgo. La dominacién de Estados Unidos es hoy particularmente notoria en este "Mediterraneo americana” que forman, ef: ire el istmo centroamericano y el arco de las Antillas, el gol fo de Mexico y el mar Caribe. Ese mare nastrum es conside- rado por Washington como la frontera sur estrategica de Estados Unidos: supuestamente todo lo que afecta a esta zona afecta directamente la seguridad del pats “lider del mundo libre”. El control de los estrechosy del canal inter ocednico, ast como de ls posiblestrazados de nuevos pasos del Adantico al Pacifico, es considerado vital para Estados Unidos: la comunicacin maritima entre las costas este ¥ oeste transforma, es cierto, el canal de Panama en una via de agua doméstica, mientras las ineas de comunicacion con los aliados europeos serian puestas en peligro, segan se dice, Por una presencia hostl en el conjunto de las Grandes Ant Has. Sealo que Fuere, los estados riberefos insulates o cont nentales estén en libertad vigilada. La soberania de as na clones batiadas por el “lago americano” esta limitada por los intereses nacionales dela metrépoli septentrional. Desde Theodore Roosevelt, que no se conformé con “tomar Pana ma’, donde Estados Unidos impuso en 1903 el enclave colo- nial del canal, éste se ha arrogado un poder de policiainter- nacional en la zona, ya sea controlando directamente las finanzas de estados en apuros, ohaciendo desembarear alos ‘marines para poner fin al "Zelajamiento general de de la sociedad civilizada” enTos paises vecinos meridiona. les, Por ello Nicaragua fue ocupada militarmente de 1912 a 1925, y luego nuevamente de 1926 a 1933, Halll de 1915 a 1934, la Republica Dominicana de 1916 a 1924, Finalmente, Cuba sélo se liberé del yug espatol en 1898 para convert. se en semiprotectorado, dado que la enmienda Platt de 1901 impuesta por los vencedores de la guerra hispanoamericana preveia un derecho de intervencién permanente de Estados Unidos en la isla cada vez que el gobierno no pareciera caps * Eaosestrechos que separan a Cuba de Mésic,a Hat de Cubs ya la Republica Dominicans de Puerto Rico son de orste est l canal de Yuet tan, el Windward Passage o Canal del Viento y el Canal de a Mona, Esta preocupacton parece explicr el que Puerta Rico se hay convertion po ‘sion estadunidensey que Estados Unidos sgn ccupando la bave de Guna ténamo en Cub, de “‘garantizar el respeto alas vidas, los bienesy las liberta- des", Esta clausula incorporada a la Constitucion cubana presidio de hecho las relaciones desiguales entre ambos pai es hasta 1959, a Esta puntillosa hegemonia no€amibidyl sus métodos ni sus abjetivos a la hora de los misiles intercontinentales. Las tropas estadunidenses intervinieron en la Repiblica Domi nicana en 1965 para evitar una "nueva Cuba’, yen octubre de 1983 en la pequetia isla de Granada paraghaD aun g0- bierno de tipo eastrista. La ayuda poco disereta de Washing- ton a las guerrillas contrarrevolucionarias de Nicaragua hostiles al poder sandinista obedece alas mismas preocupa- ciones sino es que a los mismos reflejos. Mis generalmente, la exasperacién neocolonial estadunidense ha conducido a Estados Unidos a apoyar en la zona a cualquier régimen con tal de que fuera claramente proestadunidense y a derrocar, ‘por lomenos a desestabilizar, a cualquier gobierno que i- tentaba sacudirse la tutela del hermano mayor, o afectaba sus intereses privados y mas generalmente el modo de pro- duccidn capitalista, ‘Ademas de su situacién geoestratégica, los estados de la zona de influencia norteamericana, con excepeién de Mexico, Son pequefos de poblacion reducida el peligroso Nicaragua tiene menos de 3 millones de habitantes, o sea aproximads- iment el numero de inmigrantes hispanos de Los Angeles!) Cuando nose trata de microestados como los que componen el polvo insulaz-de-las pequetias Antillas: jes comprensible aque Granada ‘la rojaf'y sus 120000 habitantes no podian poner mucha resistencia militar al cuerpo expedicionario {dela primera potencia mundial! Es evidente que las posibili ddades econdmicas de esos estados entre los cuales se hallan los més pobres y atrasados del subcontinente, no compen- san ni st exigdldad ni su infortunio geopolitico. A causa de Ta importancia historica de la monoexportacion agricola, a: gunas de esas republicas tropicales han recibido el sobre hombre despreciativo y cada vez menos exacto de republicas bananeras: dado que las grandes sociedades fruteras nortea mericanas, la United Fruit, sus competidoras o sus flies, tjercieron alli durante mucho tempo un poder casi absolu- {o, Todo lo contrario ocurre con los estados ms alejados de América del Sur Los estados de Ia América meridional, con excepeién de aquellos que, en Ia fachada cariberia son producto de una descolonizacién reciente (Guyana, Surinam) y que podria- ‘mos asimilar a las naciones del."Mediterraneo americano”, son a la ver que lejanos de Estados Unidos, més grandes y :mas ricos: los dos mas extensos de la region, Brasil y Argen tina, son también los dos-paises mis industrializados del subcontinente. Su voz(éuenta! su autonomia politica es anti- gua. Por lo demas, las naciones de América del Sur jamés hhan padecido alguna intervencion militar directa de Estados Unidos, quien para con ellos utiliza estrategias més sutiles © por lo menos mas indirectas. Pero tambien la fascinacion del American way of life se da en menor medida, y vigorosas culturas nacionales, ademas de Ia influencia preservada de Europa, hacen fracasar alli una “cocacolonizacién” a la cual raros paises escapan mas al norte en esta América interme- dia donde Washington dicta la ley. De esta “clase media" a la cual pertenece igualmente Mé&- xico —que a pesar de Porfirio Diaz y la fatalidad geogrifica, ‘cuenta con la fuerza de sus 2 millones de km?, sus aprox. ‘madamente 80 millones de habitantes y su personalidad eul- tural y politica— se desprenden estados capaces de indivi- de mas de 6 000 metros. tre los dos se extenden las grandes Hanuras,terras bajas en las que depositan aluviones los tres yrandessiste mas fluviales: el Amazonas, el Orinoco y la red del Parana al sur "Como se ve, se trata de grandes conjuntos relativamente \Gneillo} Silo es en funcion de los medios naturales y del habitat que proporcionan al hombre que nos interesan aul 4} El zécalo de rocas arcaicas. El escudo brasileno es su for macion més extensa. Esta amplia mesa de rocas antiguas de 4.000 km del nordeste al suroeste se alza al este y se incline lentamente al oeste hacia las llanuras centrales del continen te. Coronada por paisajes poco dilerenciados, la uniformi- dad y la monotonia que origina son sin duda uno de sus ras ‘gos caracteristicos. Sin embargo, en este conjunto de mediocre altura (el 40% de los suelos se sitia por debajo de los 200 m y menos del $86 se eleva por encima de 90> sy I extremidad sureste de la meseta se eleva en escarpadutas ‘muy marcadas ya que el punto culminante es el pico de Ban deira, en el Espiritu Santo, al norte del estado de Rio, que aleanza 2884 m, Esa alincaiones de tierra alas bautia das como sera, pero gu caecen del esbeltoprfide ig Sierras de los pases Nispanon, siguen la directo dels ene tasycambianpucs de orentacion alrededor dl paleo 3 ator congeenlsendo norte sure Sean argo de un() suroestelnortcest. Esasscras bordean norte el io San Francisco, queue la gran vn de paso de paca colonial entre el nodstearucatere yl ein nin rade Minas Gera Alsurenmarcan otra via de penetracion Capital para ts evoiion de Bras els Paatbe entre Rio ¥ So Paulo. La sera do Mardomina abruptamente et Asn teo mientras gus la serra da Mantiquira se extend l nor tee Paraiba El macio de Guayana abarca 1000 km de este ost norte del Amazonas en fos tcritorios de Veneruela, Basi de las tes Guayanas. Esta dividends pot la depresion da io Branco ysecconado por podcrosos somo l Es Seaulbo, el Corantin cl Maron! jel Oyapoc, Es elevado a Sur sureste por montescuyascrestayeulminan a? 800 en el Roraima en la serra Pacaraina, el punto mis septer tional de By La Patagonia, entre cl estrecho de Magallanes y el grado 40 de latitud sar sproximadamente (ae altura del ro Clo rado), es una extensa inside erosion caracteriaa por Blacicions recientes, inclimda de oeste a este: Bordenda Por acantilados alts e inhospitos en el Atlantica, este com Jano de poca ature (4001 000 m) es arti por un viento del este fio y muy volento, que ucree los rboles da fsas eras una atmbsfera de fins terrae que noatas cles tablecimientohumano, 6 Las grandes lanaras. Comprendn tes grandes conjuntos ligados a sistema hidrogratic. 1. Enel norte, los lanes, lanuras del Orinoco parcialmen te inundadas, formadas por los aluviones de los mamerosos afluentes del rfo que descienden de los Andes, e extienden en Colombia y Veneruela. Son sabanas, con grupos de arb les aguty alla y corredores de sclvargalerias a lo largo de las riberas fluviales 2’ La Amazonia es una inmensa lanura en forma de Gb nico o de‘embudovanehs de boc3 hacia los Andes, drenada a ibe decenas de afluentes que descienden del parte- tuna inmenso delta la gran isla de Marajé. La Amazonia esta enstituida por una llanura aluvial inundable (vdrzea), gue ester ta wgdeacle er ceca gS Tee re Lo Ne ee ee ‘como el @ucbrachoy ¢f algarrobo en el este. res a piedras pero que gracias a-un-clima-{resco-y umedo se ha convertide ep.una tierra de sorprendente. las cordileras. A rill) del Pacifico, los Andes corren Pcs del estrecho de Magallanes a Venezocla, Estén separa Abs del occano por lamuray costeras a voces strech, cme tn Perd otras relativamente lacks como ln cota ectato Tiana donde se concentra en un teritorio de 100 a 200 km 4 profundided To esencial de Ta activided economics del pais, La ékestipde esas altas monta encima de los 3 000 m, y laseumbre yunda} como el Aconcagua, que culmina a 6 959 m, Un vul- canfghio reciente y la presencia de varios voleanes activos, Siiaiaen gajiendts nee Ue he nano de cadens parte ta spider rans cs ine oso roy cena dec sone Ee Cc cic Tadeo en eae ane de ont ss wes incor de nentrs dace ce ee Intellect decline eden deSotacs & Puerto Mont, forma sobre un llr de lometos de la. tral ‘At CM Ades ened Fey Blin rodeandoaltiplanos el atpane bolivia, en el inte can Pero Aaetn ene y So masher) ota como aig deen ghcnal censor neces fig spree wn donee Ea adores ademigs se acercan; estén coronadad a uno y otro lado de Sith armas ms pr inp ne cing Camborne 7 hel Coupe eos mah \qambe (5 840m Lapcuenca shove se etenden de sur torte 260250) atopatbans Goleta Ido on nt eshte sara so mrp ane tesiecones pares oro wer el Can sf see el Mia Est. Lacorlera central entre Cauca y Magdaena iis ela: mpd wn Sere cine eset Sond crs ep de St0 coe! Re aye line Lacvlrs snl, Spo athena vvadas mesetas (4 000 m) y de'llanuras como la sabana de Bo- gota. La cadena occidental, mas baja, apenas rebasa los 3.000 m. En Venezuela, los Andes cambian de direccion y dere arn Dewndr nce nore ncarr se Merete ne aaciog cnn desress eee Shinra» 0 mene Boles omen eens Steuer ninco deeds ee Sieh alo cous ends cies fe beware itl Sneek 9 ae MRO Oe 7 La América media ‘ras el estrangulamiento del golf de Dariény del istmo de Fanamé, los relieves de la América meridional contingan diculares a una lines Cartagena-Quit, transformén- Jose el trngulo continental repetido en cuerno de a abun- ddancia apenas deformado por la excrecenciacalcarea de Yo- cata “América Central comprende dos alineactones de tierras aktas muy marcadas por la sctvidad voleanea. Enel norte, ins lanuras costeras de Guatemala de El Salvador son co- vSnadas por un eje montafoso de més de 2000 m de altura, Uerelieve variado, donde no son rarosvoleanes de cerca de ‘T000 m. Elconjunto desciende hacia el noreste y contin e'Nicaragua en un cabrilleo de colina que apenas Febasb 1 S00 mi, marcado por tumerosos conos volednicos a lo Targo del Pacifico, como el Momotombo querido por Victor Fuge, que alcanza los 1850 m, Mas al sur una serie de cor lilleras corre del noreste al sureste de Costa Rica. La cord Hera central, que calmina ene volcan Iria 3 400m, domi- ns as altas terras del valle donde ae encuentra la capital Sen José. Al sur la corillera de Talamanca, sin aceidentes ‘olednicos, presenta relieves elevados entre los cuales se halla {punto calminante del pais, ct Chirripo, de mas de 3800 m. Ea Panama la sierra centroamericana se reduce a olinas El veieve de México prolonga cl de Estados Unides y pre- Senta una distribucion considerablemente similar a la dela América meridional, pero con componentes distintos. Dos Cadenas montaiosas, continuacion de las Rocallosas, em- ‘narcan unatiplano y dominan laslanura itoraes, Al oes tela Sierra Madre Occidental, de Chibuaha a Jalisco, cons {ituye una muralla de 2000 a 3.000 m, sobre 300 km de nah, junto al golfo de California. Es de origen volcanic, al igual que la cordllera de Baja California que es su gemela gn la peainula, Mens compacta enc este, la Sierra Madre Oriental, desde Coahuila y Nuevo Leén hasta el estado de Ouvaca cn el sur, domina lanuras costeras més extendidas Que la Gel Pacifico y frena Ia penetracion de los vientos hi- ‘iccos del golfo de Mexico. Casi al centro del pals, entre los frados 19 921 de lotited norte y al sur dela ciudad de Mex i i soleanico transversal muy elevado divide a Mexico de este a oeste. Comprende las cuinbresimés altas del pas: Popocatépet e Istaccthualt,y sobre todo el punto eulminan: te, el Pico de Orizaba, con sus 5 760 m. El conjunto.es de un voleanismo reciente juzgar por la actividad del Paricutin aparecido brutalmente en 1943 en el estado de Michoacan CCadenas secundariasdividen cuencas a menudo Una’ de co. tientes de lava con lagunas aquty alls. En la mas célebre, at, los aztecas edificaron su capital Tenochti sn —México— en una laguna cerca de volean Ajusco, entre los lagos de Texcoco y Xochimilco. Mas all, la Sierra Madre del Sur cierra el paso a ls atormentados estados de Guerre. roy Oaxaca con un dédalo de crestasy valles,regiones de di ficil acceso cuyas partes mas escarpadas han sido refugio de etnias indigenas que huyerop'de la dominacion artecay luc g0 de lade los esparioles. La Sierra Madre de Chiapas, que continda en Guatemala, forma el timo accidente montaro- s0 al sur del pas. 7 “Las tlanusas costeras son étchas del lado del golfo. Alean- an 250 km en Tamaulipas. La cordillera se acerea posterior mente al mar cerca de Veracruz, se aleja de nuevo en Tabas. 0, donde lallanura ensanchada se une alas tierras bajes y caleéreas de la meseta de Yucatan. Del lado del Pacifico, las llanuras anchas en el norte, en Sonora, son practicamente inexistentes de Michoacén a Guerrero. El altiplano central constituye entre las dos sierras una superficie iregular de 1 000 a 2500 m de altura erizada de ramales montafiosos y de convexidades que alternan con de presiones. Esta parte central, muy densamente poblada, completa el aspecto seccionado de la topogratia mexicana, caracterizada por la dificultad de las comunicaciones el Aislamiento de numerosos grupos humanos, sobre todo en el sur, Asimismo es preciso sear In ausencia de grandes Hos ¥ por tanto de vias naturales de penetracidn, como en Cor Jombia 0 Brasil e . Tipos de medios naturales y climas; algunos senalamientos Los paisajes naturales (y las posibilidades agricolas) estén evidentemente ligados a la pluviometria, y por tanto al cli sna, Este, al misma latitud, ests uy desigualmenterepar sido funcion del relieve y de las vertentes. Sin pasa re {ide fas diferentes categorie climaticas, nos gustaria TE, tres sehalamientos drectamente ligados al establet Mento humano en el continent Lie El primero concierne al esclonamiento de Tos climas y Jos pateaes en las 2onas (ropcales montafons, en Mexico, lo® fnrica Central oen los paises andinos que responden hha definicion climates. Lat denominaciones variansegin fos alse. Hasta los 1000 m, generalmente se abla dete wae caientes; se halla en las llamas costera, los valle, ajo al ple de las sierrasy de las mesetas. El clima tropical Se despllegs ali sin atensacion Mas alto hasta ls 2000 my, las tierras templadas ofrecen una vegetacion tropical y un clima de "eterna primavera” Sin heads con un invlerno sec. Las tierrasfrias, de 2 000 3 060m, sufren eventuales he tadas en invierno ho obstanteconstituyen buenas tierras ce realeras Mis arriba las tierras heladas. Estan cubiertas de bos ques de pinosy robles en Mexico hasta los 4 000 m. Estan JeStinadas al cutvo de papa en el aliplano andino, A alta- fas superiores, por debajo de los hilosynievespersisentes {que se instal hacia Tos 4 80015 000 m, se extiende el para ‘hoo la puna Bolivia ayer dominio de a lama y hoy del bo ‘reg en ls Andes. “Te altima consideracin se refiere la importancia de la selvaen sus diferentes variantes en el subcontinent, La dem Se-selva dela Amazonia abarea, como sabemos, una parte de la America meridional, por tanto mais de una tercea parte de Brasil, Durante mucho tempo explotada slo para la “re Clecedn de pledras prelonas (arimpeires) 0 dl jebe (se Fngueires). gracias alas nuevas carrterastransamazonicas JF poltias oficiales de desarrollo, es objeto en Brasil de grandes desmontes que ponen en pligro un equlibrio ecologically sobre todo tuna capa de humus muy lige, Sin cibargo historicament, la conguista agricola de las terras del fachada atlantis o de las codilleras bien bana dds sea hecho igualmente por el desmonte de la elas tro icales La agrcultara en America parece estar estrecha ent ligada a ln selva y a su desaparicion, Esta préctica deja huella en el vocabulario, Si Brasil debe su nombre a un 4rbol tintoreo, la zone da mata, zona azucarera por excelen, cla del litoral de Pernambuco, recuerda su origen forestal ~ya que mata significa “gran bosque”. Se reconoce allt Ia ‘marca de un continente joven, recientemente valorizado tras hhaber sido conquistado por el europeo. Esa agricultura de- vastadora de la selva se ajusta a las modalidades de explota eign de un continente donde lo inico que cuenta es la renta bilidad inmediata, donde la preocupacion por el futuro es secundaria: el beneficio répido que da la exportacién engen dra esta “agricultura de rapina” Nuestro tercer sefalamiento se refiere a las zonas éridas ¥y semiéridas. Si bien no hay grandes desiertos propiamente dichos en América, como el desierto de Gobi o el Sehara, Ing zonas dridas y semiaridas son sin embargo numerosas, Un {ran cinturén semidesértico atraviesa América del Sur des de el norte de Pert hasta la costa oriental de la Patagonia, Una estrecha franja costera drida bordea el Pacifico desde el ‘grado 5 de latitud hasta cl 27, de Tumbes en Perts a Coquitn- bo y al valle de Copiapé en Chile, Los 2200 km de decrerto Peruano estan agujereados de oasis muy densamente habits, dos, los cuales conservan las aguas que bajan de los Andes En Chile, la region de las pampas y del desierto de Atacaina Posee un subsuelo rico, sobre todo en nitrato y cobre, que es la nica justificacion para un establecimiento human dift cil y artificial. Dentro del continente, la transversal arid ue se explica ya no por el anticiclon tropical pacilice sing por la alta barrera de los Andes y el alejamiento del Atlant, 0, esterliza las regiones subandinas caracterizadas por for, ‘maciones erosionadas ya menudo salinas, Otra zona de arider, ésta ciclica, se halla en el nordeste brasilefio. La irregularidad de la pluviometria, debida al ere frentamiento de las masas de aire ecuatoriales y atlanticas, tiene consecuencias draméticas en el “poligono de ln sa, Guia” que engloba el interior de todos los estados de la res ‘én, del Piaut al norte de Minas Gerais. En una zona donde | pluviometria media esta por debajo de 500 mm anuales, los aos sin flyviah desencadenan verdaderas catastrofes ‘con su séquito de éxodo de los flagelados y de revueltas del hambre. El paisaje de ese nordeste semidrido esta constitu do por una vegetacion de drboles espinosos y cacticeas aqui RAPICOS Y ESTARLECIMIENTO HUMANO TT asc blanca ating entree ay Jara ree Send dl itoral se otlende bags onde os Yos jams se quedan secos pero donde la vegetacién se em- ree ice en forma de selvas de plantas espinosas ee meneame ders rete me- ess Se na pen alge por la ier Jobre todo en los bolsones de las tierras bajas (bolsén de Me oer sera de Ate) qu sein 60mm de Gost 5 jbién en las mesetas més elevadas de una parte de ‘Sincahna a eltareycheemvonore tase oe Se a ndaman Ws pies deexepas de cactos Parte rapida vocacién de algunos aspects del Pre sl ae die a ee ac yates hues por desrrlot une cht Iuckin colecva industrial Bou dficltodes de acepta “noses rea oden gu ean ce ee eae tea epee sibeoten cae means tater ‘ORIENTACION wIRLIOGRARICA ‘Aubert dela Rue, Edgar, Brésilarid, La vie dans la caainga, Paris, Gallimard, 1957. bassls Bat gel Geogr economia de Meco, Mex Tr cast, Josué de, Une zone epee nordest dr, Pacts Sei 98, Cail Le Amdrice andi, Bareclona, Ai. : Daus, FAs Geograiade a Argentina, Buenos Aires, Estrada 198 Les up Amara mele Broa 6 Tamerique latin: approche peonraphiqne endrale et régiona {taj dis de Clade Colin Delavan, Pals, Borde, 1973, pen i Lain merce geographical perspectives (od por Haro Bake "oy cord Sin Lande Mtn 17 Monbeig Pierre, Le Brkt, Pari, FU Tol Rochofore Michel: eoprphie de Mamengue du Sud, Pars, UF vor Segivied, Andre, Amérique latne, Paris, Colin, 1934 2. LA OCUPACION DEL ESPACIO Y LA POBLACION Los medios naturales fos clas delmitan espacio que et hombre ha ocupado slectvamente- La dimension hstriea de esta ocupacion es fundamental paral comprension de a Poblacion actual De esta manera la censure de la congatata . 8.113, dad protectora de los poderosos es la base de las expectati- ‘Vas cientelistas de los humildes, las relaciones de asimetria petsonalizada muy a menudo son més determinantes que la Pogica desnuda de las relaciones de produccién, Es incluso fa proximidad y hasta la ubicuidad de ese orden “sefiorial a que determina la especificidad de las formaciones socia- Jes de América Latina. Dado que se han integrado al mundo ccapitalista utilizando mecanismos propios de sociedades poco secularizadas y modernizadas, se ha podido hablar con Pespecto a ellas de “capitalismo autoritario” 0 de “desarro- Io reaceionario” del capitalismo en referencia a los clasicos del marxismo, La diferencia con los sistemas prusiano 0 ‘uso 2 los cuales se refieren esos conceptos es sin embargo patente y obedece al caracter privado de las formas de domi pacin y @ la escasa incidencia de la estructuracién estatal fen esos modos de surgimiento del capitalismo moderno. ‘La segunda consecuencia del orden hidalgo que durante ‘varios siglos dominé la historia latinoamericana es en efecto, Ia importancia del poder privado, y por consiguiente de las autoridades locales. La concentracién del poder econémico J social, asi como la fragilidad del Estado tras la indepen- encia 6 la inestabilidad de las instituciones politicas ulte- tiores, ha reforzado la verticalidad de las relaciones sociales f través de las diferentes formas del patrocinio y el cliente- lismo, El aislamiento geografico, la inseguridad de la situa ccion, ia rareza de un bien indispensable (tierra, agua, traba- jo) consolidan relaciones de reciprocidad desigual en torno al cacique, gran propietarioo comerciante y notable, que si ‘Ye de intermediario obligado entre esa "gente y el resto de “poderoso” se organiza una red de favores. En esta “pol "cada individuo favore- cid es el eterno deudor y el eautivo de su benefactor aun Suando cada una de las partes se esfuerza por sacar el mejor provecho de ese intercambio desigual. Esas solidaridades Yerticales nacidas en el campo no sélo afectan el mundo ru- ral tradicional. En la ciudad moderna surgen tambien for- mas de patrocinio mas o menos institucionalizadas. Las con- diciones irregulares de alojamiento, el empleo informal, el Stascamiento de un Estadoprovidencia mas mimético que ‘feetivo si no es que clientelizado empujan al individuo en busca de proteccion, de favores, de seguridad. Asi pues, ¥ bajo otras formas, el dominio sefor y la preponderancia del poder privado se perpetan, SOCIEDADES POSCOLONIALES Cento cincuenta aos de independencia, menos de un siglo tn el caso de Cuba, no han podido borrar los tres siglos de Colonizacioniberca que abre el tratimatismo dela conguis ta. Los nepros brasilenos sigue llamando todavia "part gucses” alos blancon “maloe”, mientras low inde del Guiché en Guatemala siguen negindose a celebrar la fiesta de lnindpendenci aconl que stenen exclusiva de oso linos que los oprimen, Si bien ls conguista es para algunos una especie de pecado original de las Americas, no es menos tlerto quel tiempo largo sormoliento dela colonia const tuy6 el erisol donde se formaron socidades de multiples componentes &tnicos. La estratificacion social de hoy se onstituyé en lo esencial en exe periodo decisive y a menudo Slvidado. En el comienzo de las Independencia, la suerte sta echada, Las aportaciones ulteriores, sobre todo cure. eas, no cambiaran en lo exencial ni ls relaciones de domi "acini la arguitectura dela organivacion sock El indio de hoy En esos pases occidentaes donde el blanco domina numeri camente en casi todos ladosy sempre sociamente las azas de olor. primeros habitanieso descendientes de eslavos stan ean os esti del eco colonel alls del genociio ini casi podriamos decir “un- dado de ln cong, ey noe menctnnd, las ta Secres de indios contin hasta la Gpocacontemporince 2 pesar dla sbnegacion de algunos misioneros, ntropdloges (6"sertanistas"en Basi que roman su defensay son acta dos de oponerse al progreo. Los “barons” de fa lana de a Patagonia o Tierra del Fuego pagaron a “caradores de int diosa principios de siglo para desembarazarse de los ind MERENCIA DE LA HISTORIA a _genas que no comprendian que los borregos eran propiedad Privada, Tampoco es sorprendente que los tehuelches y los ‘lacalufes mencionados por Darwin hayan précticamente desaparecido, mientras el ultimo ona murié en 1984. Por lo emis, en Argentina las campanas de pacificacion llevadas ' cabo por el ejército continuaron en el norte (Chaco) hasta después de la primera guerra mundial. En Brasil el aprove- Chamiento de la Amazonia acarre6, a veces voluntaria y a ‘menudo involuntariamente, la destruccion de tribus indias ‘que vivian prcticamente sin contacto con la sociedad nacio- hal. Varios proyectos de asimilacién integral del indio selva- ico, en nombre de las necesidades nacionales, han sido dete- nidos en el ltimo momento por antropélogos y grupos de foposicién. El organismo de defensa del indigena (FUNAI) no parece haber estado siempre, sobre todo bajo el régimen mi- Titar posterior a 1964, por encima de cualquier sospecha ‘Un resonante suceso ocurrido en Colombia en 1972 ilus- tra de manera dramatica la cuasilegitimidad del genocidio en la pereepeién popular y, por consiguiente, la brecha que separa a los indios del resto de la sociedad. En un apartado lugar de los lanos, dieciséis indios fueron asesinados a san: igre fria por mestizos, Detenidos y juzgados ante el tribunal de Villavicencio, los culpables confesaron que los indios ‘eran para ellos “animales daiiinos”, y que ignoraban que es- tuviera prohibido matarlos, El tribunal los absolvio para gran escéndalo de numerosos colombianos, y se apelo para Ia realizacién de un nuevo proceso. Sea lo que fuere, el len- ‘guaje de los acusados que Ilamaron a los indios “irraciona- Tes" oponiéndolos a los “civilizados”, dotados de raz6n, dice ‘mucho sobre la condicién del indigena. Por lo demas, nume- rosas expresiones populares traducen el temor latente del indio ast como el sentimiento de inferioridad inculcado a los indigenas “aculturados” por siglos de opresion y desprecio. “Se le desperts el indio", se dice de los accesos de violencia cen los mestizos; los indios ladinizados o cholos (es decir los “gculturados” en su versién mesoamericana o peruana) ha- jan de los benefactores que les enseftaron el espafiol y las ‘costumbres civilizadas” (misioneros © maestros) diciendo: “nos hizo gente”.* ‘el ascurso conformist del indi ex adem el dela culpabitiad, de tos son los aspectos mds tonaces y mas espectaculares dea herenca colonial. Al ogantca la repartition de lo digenas alos blancos yal favorecer el trabajo forzoso, la pre sencia espatola cred felaciones de tipo colonial entre el mundo Blanco el mundo indigena que se revelaron exe tnadamenteduraderas, Desde entonces, ambos universos se Toran, menos separados que complementaros,en elaiones de explotacién y dominacion Hoy en las zonas de fuerte concentracin indigena, Meso- america y pases andinos, lindo no ex solo unser explota- do en cuanto trabajador mas menos sometidea un patron, toes tambien en cuanto productory hasta como const dor lindo, propiamene dicho, no constitaye una super fencia oun grupo de “ulwira tradicional” identifcable en fancion de rasgossomtcosdistintiven sino que perteneee 2m grupo social excuidoy desposeid que iv en unas tuacion de verdadero "retroceso sci Como vigoresa mente lo expresa cl antropdlogo Henri Favre, la situacon dct indio no ex otra mas que a forma que adopta fa aline cion absoluta en lon paises latinoamericanos™ Esta defi cion extrema es compart for todos agucio, particular: mente socilogos, que hacen hincspi en los fenemenos de Colonialimo interno en ls relaciones ladinos indios ies sorprenderian algunas comunidades indigenasprosperas como la de los artesaos tejedores de Oval en Eevador aque comercalizan ellos mismos su producrin a traves todo el continent, La huelta de la economia esclavista Cuando la mano de obra indigena falta, los duefos de la tierra importan de Africa esclavos para el aprovechamiento de las riquezas del Nuevo Mundo. La importancia numérica ‘de esta inmigracién forzada y la densidad de poblacion afri ‘combate contra si mismo, dela percepeisn negative de sv propios valores tnas que la maifestacon desma reivindieacin cultural, Wenee ava re. ecto el interesante estudio de Martine Dale, Len tl quits parle Jnterventionsindennes dans la compagne prestdentele du PRY au Merigue ‘en 82, Pare. tasoncnts, 1988 (18 ps mimeografiato). ‘NORENCIA BE LA MESTORIA bail cana esclava en algunas regiones del continente han contri- buido profundamente a la especificidad de su desarrollo so- cial, La historia misma de los estados predominantemente esclavistas difiere de la de los paises vecinos. Ast podemos pensar que en Cuba son el gran miedo, entre las élites Criollas, de una revuelta de esclavos como la que devast6 ‘Santo Domingo a principio del siglo xix y el deseo de man- tener Ia trata de negros, los que contribuyeron a Ia lealtad de la isla hacia Espafa, mientras la ruptura pacifica y sin guerra de Brasil con la metrépoli_ portuguesa respondia al \ ‘mismo reflejo de prudencia conservadora. La esclavitud no fue abolida en Brasil sino hasta mayo de 1888, y no es sor- pprendente el que, tanto del lado de los antiguos amos como del de los descendientes de esclavos, los comportamientos y los valores de la antigua sociedad colonial hayan dejado huellas indelebles. Dado que el esclavo negro era considerado “un animal y ‘una méquina”, segun la expresion de Gilberto Freyre, la ¢s- clavitud contribuyé sobre todo a frenar el progreso técnico cestableciendo una barrera de color igualmente interiorizada por blancos y negros. A un viajero inglés le sorprendia en 1840 la casi ausencia de traccién animal en las ciudades de Brasil, ya que la traccion humana era con mucho la mas pro- pagada: los palanquines de las ricas cariocas eran en efecto ‘mucho més frecuentes que las yuntas, Seguin los historiado- res brasilefios, la utilizacion de esclavos para todas las tareas domésticas bajas, retrasé la instalacion de canalizaciones de agua y alcantarillas: tropas de esclavos son empleadas en las, ciudades para acarrear agua y llevarse las aguas residuals. Al francés Expilly, que evoca Rio en 1860, incluso le escand: liza el nauseabundo olor de esos “barriles impuros” derra- ‘mados por esclavos en las playas de la bahia de Guanabara. En el terreno econémico, la abundancia de la fuerza de tra ‘bajo servil deseché la adopcién de méquinas que habrian po- dido ahorrar el esfuerzo de los hombres y permitir el perfec cionamiento de las téenicas de produccién. Podemos suponer las consccuencias sociales ulteriores de ese pasado que todavia hoy condiciona las jerarquias sociales. El negro, descendiente de esclavo, despreciado y ridiculi- zado en el folklor brasilefo, en el Brasil contemporénco ge neralmente se halla en el lugar mas bajo de la escala social x Si bien el racismo como referencia legitimadora es tabu des- de la abolicin de la esclavitud, a discriminacién no deja de ser evidente a pesar de la ideologia nacional de la “democra- cia racial”. Simplemente se confunde con la distincion de clase. De manera natural los pobres son negros y los ricos ‘blancos. Razas y clases se superponen. Uno de los raros di putados negros del Parlamento de Brasilia preguntaba re- Clentemente dénde estaban “los senadores, los diputados ne- ‘gros, los ministros negros, los oficiales superiores y los jueces de origen africano"”” La igualdad racial esta lejos de ser una realidad cerca de cien afios después de Ia cién". Los dichos populares son elocuentes sobre Ia perma- nente humillacién del pueblo negro: “El lugar del negro esté en la cocina’, se dice, razén por la cual generalmente esti condenado a la entrada de servicio en los barrios ricos; “Un, blanco que corre es un atleta, un negro que corre es un la- drén". Por dltimo, a “buena apariencia” para la admision a ‘algunos empleos Zacaso no es un simple e hipécrita eufemis- ‘mo que significa que el empleo esta reservado a los blancos? El ideal de ascenso social a través de los matrimonios ‘mixtos que permiten “blanquearse” no hace sino fortalecer en el sero mismo de Ia sociedad negra el prejuicio. “En la ‘casa del mulato, el negro no entra", se dice frecuentemente, y Marfa Carolina de Jesis cuenta cémo una de sus tias mula. ta clara negaba la entrada en su casa a sus padres negros. ‘Tampoco es sorprendente que, durante los censos, el niime- ro de negros haya permanecido estable —alrededor de 6 a7 millones— mientras la poblacién brasilefia de 1940 a 1980 pasaba de 41 a 118 millones de habitantes, Dado que los ciu- dadanos brasilefios declaran ellos mismos su propio color, se comprende que al mismo tiempo el grupo de pardos (mes. tizos, morenos) haya pasado de 8.8 a 45.8 millones. Los ne- gros tienen una tendencia natural a rechazar asi una identi dad étnica considerada fuertemente desvalorizante, sobre todo porque la experiencia social tiende a ponderar la heren- cia racial, desde la época colonial. El éxito tiende a “blan- quear” y hasta a hacer del negro o del mulato un 'semiblan- “Declaraciones del diputado Abding Nascimento, Le Monde, 26 de 1983 co”, La epidermis social es tan sensible al color que un etnélogo brasilerio pudo registrar cerea de trescientos términos para traducir los infinites matices que, del negro al blanco, sitdan socialmente a un individuo sobre la base de tuna interiorizacién casi indiscutida del ideal "caucésico”. En Brasil, donde paradéjicamente la cultura negra es va- lorizada —los principales simbolos nacionales (samba, cam- domblé, feijoada) provienen de la minoria dominada—, la discriminacién racial se identifica con la situacién econémi- cay cultural cuyas diferencias fortalece. Sin embargo la an- tigua colonia portuguesa no es el tinico pats de la zona donde Ia estratificacién social descansa sobre la marginacién del negro. En Cuba, donde los negros constituyen una fraccion importante de la poblacion (entre el 15 y 2586, mas con los. :ulatos y si se toma en cuenta la “atenuacién social” del co- Tor que, como en Brasil, disminuye el nimero de negros), el ‘acceso de los descendientes de esclavos al prestigio social o al poder es de los mas limitados bajo todos los regimenes des- dela independencia, Si bien Fidel Castro, de pura cepa espa ‘ola, ha justificado las intervenciones de Cuba en Afriea me- diante la naturaleza afrolatina de la sociedad y Ia cultura cubanas, sus adversarios, de los Panteras Negras al escritor hispanofrancés Arrabal, no han dejado de reprochar a su so- cialismo el estar dominado por los blancos y no dar a los, ‘afrocubanos el lugar que deberia corresponderles, A este respecto podemos recordar que el dictador Batista (a quien los castristas derrocaron en 1959) era él mismo un mulato segin la nomenclatura étnica socialmente aceptada en quella época en Cuba, y que lleg6 al poder gracias a la re vuelta de sargentos, en su mayoria de sangre mezclada, con- tra un cuerpo de oficiales blancos procedentes de la clase politica dirigente. Por lo demas Batista goberné durante sus dos presidencias cuidando su popularidad en la poblacion negra y fomentando los cultos afrocubanos de las santerias. ‘Mas curiosamente atin, en Haiti repdblica negra en un 95%, las oposiciones de clase tienen igualmente que ver con el co- lor de la piel. La burguesia mulata o clara —o que supuesta- ‘mente lo es pues un rico no puede ser mas que mulato— que se identifica con el poder blanco colonial domina a la masa, desprovista de los campesinos negros. Por lo demas fue en nombrede esos dominados y de los valores africanos —entre SBD/FFLCH/USP 100, CARACTERES GRNERALES DE LOG ESTADOS. ellos el vudd— que el médico etnélogo Duvalier instauré su dictadura “redentora” y antimulata. El mestizaje, ayer y hoy ‘Sin duda América Latina es un continente mestizo, y si bien los historiadores y los apologistas de la colonizacion ibérica han insistido faciimente en la ausencia de prejuicios raciales:| de los colonizadores espaftoles y portugueses, no hay que ‘reer que la frecuencia de la relaciones sexuales o de las! Juniones entre razas basta para anular las separaciones de la sociedades étnicamente jerarquizadas. Sin duda la miscege- Inacién ha sido muy fuerte desde la conquista, pero no por Jello ha acarreado ni una aculturacién total de los segmentos sociales dominados ni una homogeneizacién igualitaria de Tas sociedades coloniales. Por lo demas, antes de la indepen dencia la fraternidad epidérmica, a menudo fruto de la nece- sidad, va a la par con un “sistema de discriminacion legal” (Magnus Mérner) que es la base de una “sociedad de castas”. Las colonias espafiolas y portuguesas de América constitu- yen verdaderas "pigmentocracias”, donde el rango de cada uien esta establecido por sus componentes étnicos. Al lado. de los indios y de los negros, se hallaban las castas de sangre mezclada, de identidad codificada en un centenar de catezo* ras oficialmente jerarquizadas y en las cuales el elemento, indi valia siempre un poco més que el negro, Sea lo que fue: 18, a todos los no blancos se les prohibe, segin las épocas 9! Jos lugares, el acceso a la mayoria de los empleos de autor dad y prestigio, sobre todo el sacerdoco. Seles prohibelle~ var armas, o algunos trajes reservados alos amos espafoes: Ia utilizacign de caballos o molinos, en pocas palabras tod la tecnologia de punta de la época les es igualmente negads: Esta puntillosa discriminacién que tanto parecia interesar a Ja burguesia crolla fue suprimida durante la independencia en las colonias espafilas y mucho antes de la abolicion de Ia esclavitud en Brasil. No obstante es sorprendente la Im- portancia concedida als problemas de las relaciones racia- Tes en los escritos de los contemporaneos de la emancipa- cién y entre los autores latinoamericanos de principios del Siglo XIX. Bolivar, quien a pesar de pertenecer ala aristo- MERENCIA DE LA HISTORIA ToL ccracia de los propietarios de plantaciones de la capitania ge- neral de Venezuela, hizo mucho por la igualdad de los indios yla libertad de los negros, profetiza en sus cartas no s6lo un ‘gran conflicto racial —las guerras de independencia de Ve- nezuela fueron efectivamente guerras de razas y de clases asi como enfrentamientos entre patriotas y poder colonial— ‘sino igualmente el advenimiento de un “poder moreno" (par- docracia), al que estigmatiza con horror. [Asi pues el mestizaje, y su importancia en las sociedades Jatinoamericanas, no podria ser subestimado, no mas que el ideal de Ia supremacia blanca que le sirve de base. El ascen- so social pasa siempre por el "blanqueo”, tanto en el caso de los negros brasilefios o venezolanos como en el de los mesti- 20s argentinos del interior del pais, que aspiran a casarse ‘on hijos de inmigrantes europeos. La configuracion de esas sociedades poscoloniales debe mucho a su complejidad etno- cultural. Se comprende que presenten estratificaciones de extrema rigidez. En efecto, las desigualdades sociales son sin duda més faciles de perpetuar cuando la distribucién desigual de los ingresos y del prestigio es reforzada por dife- rencias étnicas. La movilidad alli es mis dificil cuando la vi ilidad de la situacién social hace més natural la preserva cién de las situaciones adquiridas. Conquista y modo de produccion Por la conquista, las sociedades americanas, al tiempo que se transforman segiin la Idgica colonial que acabamos de ‘mencionar, se integran al mercado mundial en funcién de las necesidades de las sociedades europeas. La extraversién feconémica que de alli se desprende condicioné las modalida- des de introduccién del capitalismo en América Latina, don- de hay quienes sélo han querido ver una prolongacién de las teconomias del centro, No obstante, la existencia de econo- ‘mias esclavistas y de fuertes componentes precapitalistas en las economias agrarias (trabajo forzado, trabajo no moneta rizado, debilidad del sector asalariado, poder territorial) plantea a este respecto problemas de interpretacion que no podemos eludir. Para los analistas que podriamos calificar de “liberales” (pero las teorizaciones son aqui impuras y expresan u ocul: tan estrategias politicas y concepciones del desarrollo), la heterogeneidad de esas formaciones sociales, consideradas s6lo bajo el angulo de las disparidades socioeconémicas, se rresumiria en la yuxtaposicion de dos subsociedades, o en la coexistencia de dos polos, uno de los cuales seria moderno y lotro tradicional. Sin embargo el retraso de la sociedad ar- caica esta destinado a desaparecer por la difusién de los va- lores modernos, dado que las “tareas de modernidad” se am- plian hasta penetrar todo el tejido social. En efecto, para hablar como el argentino Sarmiento y los liberales del siglo XIX, dado que la “‘civilizacion” occidental triunf6 sobre la “barbarie” americana, la racionalidad capitalista va a domi nar poco a poco las relaciones sociales. Los tebricos de la “dependencia” rechazan esta interpre- tacién “dualista” de las sociedades latinoamericanas. Para ellos, las sociedades del continente estin sometidas a las ne- cesidades y evoluciones del sistema capitalista internacio- nal. Su margen de autonomfa es tan escaso como reducida su especificidad, En ese marco, algunos autores van més le- {Jos definiendo las sociedades latinoamericanas como estric- tamente capitalistas desde su insereién en el mercado mun- dial, por tanto desde la época colonial (André Gunder Frank). Sin duda es ir demasiado rapido. Los capitales no crean el capitalismo, y la esfera de la produccién no puede ‘confundirse con la de la circulacién de las mercancias. Sin afirmar de manera igualmente dogmética que no hay capita: lismo sin movilidad absoluta de los factores, es decir esen- cialmente cuando hace falta un mercado generalizado de mano de obra libre, por tanto de sector asalariado, no podriamos suponer que el destino de la produccién baste para caracterizar sus modalidades. Ast el cultivo del café en Brasil antes de la abolicién de la esclavitud difiere funda- ‘mentalmente de la misma produccién confiada a trabajado- res europeos libres a final de siglo, tanto desde el punto de vista econémico como social. Tampoco podriamos subesti- mar la huella del "sistema sefiorial”, sus manifestaciones actuales y sus consecuencias diversas. El ejercicio de la au- toridad politica y judicial por parte del patrén, a fuerza del poder territorial y del poder local, la importancia de los Vinculos personales hasta en el manejo de las relaciones so- [HERENCIA DE LA HISTORIA 103, ciales, son otras tantas manifestaciones de sistemas sociales donde la neutraidad de las relaciones contractuales est le} jos de estar totalmente establecida. Al grado de que hemos podido preguntarnos si nose trataba de un modo de produc- ion espeetfico. De hecho, la realidad es més compleja de lo que piensan “difusionistas” y “dependentistas”. Podemos admiti la co- existeneia de dos sociedades, no podemos conformarnos con ‘Sefalar el retrasode una sobre la otra. El dualismo,stexist, es un elemento, un mecanismo fundamental y estable del sis tema. El polo llamado tradicional ests dominado por el polo tmoderno al que complementa. El sector moderno no tiende ‘hacer desaparecer el sector atrasado, que le es indispensa- ble. El principio de la “unidad de los contrarios” acta aqui de ileno. El arcalsmo y las relaciones sociales precapitalis tas resultan ser funcionales para la ldgica captalista domi- nantes, la permanencia de zonas desarrolladas, verdade ras reservas de mano de obra barata, el arcaismo del cultivo de hortalizas que producen a bajo costo los alimentos de la fuerza de trabajo industrial, oaun el crecimiento no capi- talista del sector terciario urbano, son otros tantos fendme- hos que se explican por la dominacion del polo moderno so- bre un polo tradicional que le esta subordinado, Asimismo, la monpolizacién de las terras de agricultura de subsisten: cia por grandes sociedades que producen para el mercado, y hasta el restablecimiento de diversas formas de trabajo Torzado, como en el Chiapas mexicano en 1936 (para respon der a una creciente demanda de exportaciones a causa del carécter “indefinido” de la proletarizacion campesina), onstituyen otros tantos ejemplos de relaciones de trabajo precapitalistas al servicio de empresas capitalistas moder nas. Las lees sobre el vagabundeo (ley de vagancia) prom zadas en el siglo XIX en casi todos los estados del continente Yau obligaban a todo hombre adulto a tener un patron no tenian otra finalidad més que proporcionar mano de obra, bastante escasa, para las propiedades agricolas. Los medios legislativos asi como los subterfugios econémicos han sido ‘gualmente utilizados para ese mismo fin eit hs nes cn ms alsin ht ine ol Sociedad desarticulada y clases sociales La principal caracteristica de esas sociedades dependientes {que son las sociedades latinoamericanas es la diferencia en tte lo econémico y lo social. Las situaciones econémicas son independientes de las relaciones sociales. Ese fenémeno, lla- ‘mado "desarticulacion” por Alain Touraine, puede hacer por ejemplo que un trabajador produzca para el mercado mundial y se halle sometido a un patrén por lazos de tipo pa- trimonial —dado que la modernidad capitalista y el tradicio- nalismo social no se excluyen sino por el contrario van a la, par en una relacién estrechamente solidaria. Esta “desar- ticulacién” es evidentemente producto de una dependencia multiforme, es decir a la vez de una accesion indirecta, mi- mética, a la civilizaciOn industrial y de una integracién a un conjunto cuyo actor dominante es extranjero. Dicho de otra ‘manera, la conquista no crea ipso facto sociedades idénticas a las sociedades metropolitanas, sino produce sociedades coloniales penetradas y sometidas a las necesidades de so- ciedades extranjeras. De alli esta "desarticulacién” entre lo ‘econdmico” y lo social. Las consecuencias de la extraver- sion econémica son multiples. Asi, el control externo del proceso de acumulacién hace que las relaciones de domina- cién social tomen la delantera sobre las relaciones de pro- dduccion. La racionalidad capitalista esta a menudo al servi- cio de la reproduccién social y de una maximizacion del poder que llega hasta sacrificar el desarrollo y la ganancia. En esas sociedades penetradas, el juego de las clases fun- ‘damentales como aparece en Europa y como fue sistematiza do en el siglo x1X no esté en el centro de la dinamica social, no mas que los enfrentamientos y las mutaciones de las cla- ses dirigentes que han marcado la evolucién del Viejo Mun- do, En primer lugar a causa de la presencia de un actor ex: terno que, frecuentemente, determina, cuando no los induce, los comportamientos de las burguesias locales o de las cla ses obreras. Este actor, burguesia o capital extranjero, se convierte incluso en el protagonista central del desarrollo social y politico en el caso extremo de economia de enclaves, ‘minas 0 plantaciones. En segundo porque el Estado, lugar donde se negocian los intercambios entre la dominacién ex: terna y la dominacién interna, es un actor preponderante, sobre todo porque muy a menudo ha desempetiado un papel friginaly decisivo en la creacién misma de las clases soci les. Finalmente porque lalégica de exclusign de ls sistemas econémicos impulsa al compromiso entre grupos dominan: tes mientras el papel de arrastre de las exportaciones prima: rias hace el desarrollo industrial menos antagénico de la produecion agraria que subordinado a ésta. ‘Ademds, la dialéctica de las estructuras de dominacién es Jnucho mas activa que una supuesta oposicion en el campo social entre lo tradicional y lo moderno. Ms precisamente, las fracciones dirigentes de las clases superiores, por la con: tinuidad y el mismo inmovilismo de las estructuras sociales, resultan ser a la vez modernas y arcaicas; en Ia punta del progreso ténico a veces mas espectacular y socialmente re trégradas, eflejan la cultura europea mas refinada y mane Jan el poder social con Ia mayor brutalidad. El “efecto de fusién’’ de valores y comportamientos dualizados procede corieretamente del lugar que ocupan esos grupos sociales en el funcionamiento dl sistema global: garantia de la domina cion externa, se apoderan de legitimaciones exégenas para ejercer su hegemonia interna. Dicho de otra mancra, las oli garguiasilustradas pueden ser tanto més modernas en el plano de las ideas y los gustos cuanto que estan ligadas a una\ dominacién social de tipo patrimonial. Los recursos de la ‘modemidad asi como los de a tradicign son igualmente u lizad6s para el mantenimiento del orden y de los prvilegios que nacen de la “desarticulacién’ de la relaciones sociales. Varia veces se ha sfalado el caso de los propltaros de esclavos en 1a poca dela independencia que comalgaban con lay idews de “bers, Igunida,fraeridad” dela Revolucion francesa, En la pelicula de Louis jue supuestament cartes principe de sla en un mk ico pals de America, se ea un hacendad "progressa" mostar aus tds fanceses lor proigior del "hada eletricdad”, Yen a escent ‘Bulenvedescubrimos que la produccion eletien proviene de una noria Scionada por hombres encadenados. 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No sélo florecen en las tiras cOmicas de nuestra infancia, las novelas ‘exéticas de espionaje ola literatura de kiosko; Ia imagen de tuna vida politica caracterizada por la violencia, marcada por revoluciones y golpes de Estado, abandonada a soldado- tes y aventureros, a patriarcas sanguinarios 0 a los Robin Hood irresponsables parece imponerse incluso muy a menudo ‘ena propia América Latina. ¢Nos enfrentamos pues a socie- dades sin reglas del juego politico, de caracter imprevisible ¥y hasta caético? Evitemos las generalizaciones. gImprevisi- bles el México posrevolucionario de base politica inconmo- vible, la Costa Rica de posguerra donde la continuidad de ‘mocrética atraviesa imperturbablemente las crisis y enfrenta la tormenta centroamericana, o la Colombia de inalterable Dipartidismo? Excepciones, se nos objetars. Pero ni siquiera, Por eso insistiremos sobre la preeminencia de las historias singulares y del particularismo nacional. La reiteracion de fenémenos similares, el surgimiento de modelos de poder 0 de esquemas de accion y de comportamientos recurrentes. hacen la comparacion necesaria y Ia inteligibilidad posible. Por lo demas es justamente a la busqueda de elementos de ‘comprensién de las caracteristicas aparentemente mas fre- ‘cuentes pero también més inusitadas a lo que vamos a dedi- ccarnos. Al explorar la inestabilidad, la violencia, Ia exclu sion politica, examinaremos a la vez lo que ocultan esas (u09) realidades y como podemos dar cuenta de ellas. Para eso, evidentemente se imponen algunas precauciones metodol6. gicas. Ante todo evitar proyectar sobre realidades distintas referencias normativas procedentes de una concepcién ‘mas 0 menos idealizada de nuestras sociedades. Tarea parti- cularmente dificil en el caso de ese "Tercer Mundo de Occi dente” que tan familiar nos parece, sobre todo porque em- plea el mismo lenguaje ideol6gico y la misma inspiracion institucional que nuestras sociedades occidentales. Luego, tener en mente lo que podriamos llamar el “desafio latino. americano”, esa voluntad permanente de “‘recuperacién" y sefalada y el desfase que de alli resulta en relacién con el objetivo central conscientemente perseguido de la transfe- rencia y Ia aclimatacion en otra tierra de la civilizacién in- dustrial en su version occidental El quid de la inestabilidad politica Con excepeién de Cuba, todos los paises de América Latina {incluyendo a la Nicaragua sandinista, al menos en 1984)! han adoptado instituciones representatvas y afirman ser democravias pluralistas. Ahora bien, las discontinuidades politicas o por el contrario el continuismo dictatorial y di Yersas formas de autoritarismo, particularmente militar, Darecen haber hallado en ese continente su tierra preferida, Tuzguémoslo: entre 1958 y 1984, slo cuatro estados tuvie yon una sucesién regular eininterrumpida de gobernantes civiles elegidos conforme a las reglas constitucionales, lo cual no significa que en todos los casos se trate de democra- cias ejemplares. Es0s estados son: Colombia, Costa Rica, Mexico y Venezuela, Circunstancia indiscutible,sies que la hay. No obstante, el rasgo més sorprendente y significative de la vide politica latinoamericana no son ni los golpes de Estado y los alzamientos recurrentes, ni Ia sombria persis: tencia de presidentes vitalicios, ni los mil y un medios frau- duleatos para corregir la aritmética electoral, sino induda- blemente el apego tebrico,platénico y omnipresente por las " véase capitule & “Nicaragua, para problemas ditnts a os mencio ados sq instituciones representativas, En el momento en que se vio- lan los principios liberales o se eluden los marcos constitu cionales y la regla mayoritaria, afirman apelar a los valores permanentes del orden democratico pluralista. A diferencia de la Europa en el perfodo entre las dos guerras, el "nuevo ‘orden’, que debia construirse sobre las ruinas del liberalis: ‘mo, jamas eché raices verdaderamente en ese nuevo mundo. Los dictadores més antiliberales, como el general Pinochet en Chile, solo piensan en instaurar una “democracia proteg: da” contra las amenazas del comunismo, Por lo demas, la Constitucién que aquel sometid al plebiscito de septiembre de 1980, mas alla del gradualismo y las restricciones a las bertades que la conforman, no se puede calificar como cor. porativista; por el contrario prevé la instauracion, desde lue- g0 lejana, de un sistema representativo que comprenda par- tdos, un Congreso y elecciones por sufragio universal. Las proclamaciones de los militares alcistas, en la mayo- ria de los paises del continente donde estan en servicio acti vo, generalmente insisten en los moviles democraticos de su intervencién: para ellos se trata de “fortalecer" o “perfec: cionar” un régimen representativo débil o amenazado, y nada més. Las dictaduras mas risticas y depredadoras dan prueba de un sorprendente respeto de las buenas maneras Constitucionales, Trujillo en la Repablica Dominicana o los ‘Somoza en Nicaragua siempre se hicieron reelegir regular- ‘mente 0, cuando la Constitucion lo prohibia, cedieron el Iu gar a algin hombre de paja de absoluta fidelidad, El general Stroessner en Paraguay vuelve a presentarse ante los electo- res cada cinco afios desde 1954, con regularidad de reloj.Lle va incluso el legalismo hasta levantar el estado de sitio per- manente en el que vive el pais el dia de las elecciones a fin de permitir ala oposicién tolerada manifestarse. En Brasil, tras el derrocamiento del régimen democratico en 1964, los militares en el poder han convocado escrupulosamente @ ‘elecciones legislativas no sin fijar ellos mismos, por supues: to, las reglas del juego para preservar al partido oficial de los avances de la oposicién legal. La dependencia de las élites latinoamericanas respecto a Europa, y sobre todo a Gran Bretatia, "madre de los pal ‘mentos' o actualmente para con el pais "lider del mundo li bre”, cuyas presiones democratizantes hacia sus vecinos del sur tienen por objeto ante todo guardar las apariencias, pue- de explicar en parte esa sorprendente fidelidad. Sin embar- go, la naturaleza misma del continente, su situacién transi- toria y ambigua, algunos dirén contradictoria, esti en el centro de esas practicas: acaso no nos hallamos frente a so- ciedades que innegablemente forman parte de Occidente pero cuya herencia social es otra? No podriamos dejarnos engafar por la similitud de los textos constitucionales y los de inspiracion juridica. Para comprender el funcionamien- 10 de los sistemas politicos latinoamericanos, sin duda hay que descartar las ilusiones etnocéntricas e intentar com- prender las distorsiones sufridas por instituciones copiadas. En efecto, una brecha separa las constituciones escritas de las constituciones vividas. Numerosos autores han sefialado Ia distancia entre el ideal constitucional y la préctica politi ca, a diferencia lena de culpa entre el modelo ortodoxo y 1a realidad pagana. Generalmente se considera que las dificultades de adapta- cién de la democracia en los pafses de América Latina pro- vienen de la no correspondencia entre la ideologia y las es- tructuras sociales. El funcionamiento estable del sistema politico competitivo no seria posible dado que requiere de actitudes y valores que se hallan en contradiccion con la dis- tribucién del poder social. Dicho de otra manera, habria di- vorcio flagrante entre la ideologia, las presuposiciones de- mocréticas (igualdad juridica de los ciudadanos) y la realidad social caracterizada por rigidas relaciones de domi- nacién, una asimetria social intangible y desigualdades acumulativas? Ast, las normas que deberian servir de base 2 practicas ajustadas a las instituciones adoptadas cumplen tuna funcion de utopia inaccesible o accesible sélo por algin rmilagro. Un secretario de Estado boliviano declaraba en 1981: “La Constitucion serd para el paraiso. ..", resumiendo asi a su manera, realista y cinica, el fondo del problema. 2 Segn a teoria de la congrucnca socoplitica expuesta por Harry Eckstein (A theory of stable democncy, Princeton, Princeton University Pres, 1961), la estaiided procede de In correspndencia entre modelos de sutridad socal yrelaciones de autoridad en el sno del sistema pli. Cultura politica y legitimidad De hecho, tanto la verticalidad de las relaciones sociales| ‘como la distancia a veces prodigiosa entre las ideologias ins- | titucionales y los comportamientos sociales producen una verdadera cultura politica ficticia, Las falsas ventanas del universalismo juridico ocultan el particularismo de las rela- ciones personales y de la fuerza. Las leyes no se hacen s6lo para ser aplicadas; muchas veces son promulgadas, como se dice en Brasil, “para engafiar a los ingleses” (para inglés ver). ¥ eso no data de hoy. En la época colonial, cuando reci ban edictos reales, y sobre todo el texto de las leyes de pro- teccién de los indios, que suscitaban la resistencia de los co- Tonos, los virreyes, regidores o miembros de las audiencias se conformaban con besar el sello de Su Majestad o con colo- car el pergamino sobre su cabeza en seal de respeto y decir: “se acata pero no se cumple”. No se puede pedir peras al folmo. Los vetos sociales estn por encima del poder legal. Hoy América Latina no es avara de legislaciones perfectas, de vanguardia, inaplicables e inaplicadas, esas etéreas blue sky laws que se enarbolan en las instancias internacionales. El poder judicial tampoco escapa al destino de la ley. El len ‘guaje popular y el folklor proverbial son reveladores al res ecto. zAcaso no dicen aqul:""A los amigos se les hace just cia y alos enemigos se les aplica la ley”, y allé: “La justicia, es para los que llevan ruanas"? Esas distorsiones cuasies quizofrénicas no provienen, como a veces se ha escrito al norte del Rio Bravo, de una incapacidad psicologica para la democracia supuestamente propia de los pueblos y socieda- des de América Latina, y hasta el mundo ibérico, sino de con: diciones sociohistorieas objetivas. ‘Si definimos la legitimidad de los gobiernos y el Estado como la capacidad de hacer que todos respeten las decisio- nes incluso cuando afectan los intereses de algunos grupos y sobre todo de los mas poderosos, puede decirse que la con- ‘centracién del poder social vuelve ipso facto ilegitima cual- ‘quier medida que no reflefe las relaciones de dominacion, o no se ajuste a éstas. Situacién tanto més frecuente cuanto {que los grupos dominantes no siempre logran traducir su pposicion de facto a procedimientos constitucionales, y por tanto controlar o influir legalmente de una u otra manera en el Estado. Esta afirmacion requiere ser completada y mati zada. En efecto, en cada sociedad latinoamericana, en fun: cion de sus estructuras e historia, existen umbrales va iables de intolerancia de los grupos dominantes y de los, lominios reservados independientes en los cuales la intru- sién del poder pablico no es aceptada. Cualquier politica que afecte esas zonas sensibles acarrea la ilegitimidad del gobierno que la ha promovido. Generalmente, todo lo que afecta la verticalidad de las relaciones sociales es considera: do subversivo e inaceptable por los beneficios del staru quo. Relaciones horizontales entre pares, y la organizacién libre de las clases populares pueden bastar para descalificar al gobierno que las ha tolerado, Asi, sabemos que las ligas agrarias organizadas por Fran- cisco Julido en el nordeste brasilefio fueron uno de los detona- dores de la movilizacién que condujo al golpe de Estado de 1964. En Chile, el proceso de desestabilizacién de una demo- cracia ejemplar comenzé mucho antes de la llegada de la Unidad Popular al poder: fueron la ley de reforma agraria de 1967 promulgada por el gobierno demécrata-ristiano de Frei y el desarrollo del sindicalismo eampesino estimulado por ese mismo gobierno los que moderaron fuertemente el entusiasmo de Ia burguesfa chilena por la democracia. En Argentina, donde el umbral de tolerancia parece ser menor todavia que en los paises vecinos, no sélo la simple idea de reforma agraria es un taba desde hace mucho tiem- po interiorizado por los diferentes grupos politicos, sino que el impuesto territorial (mas exactamente el impuesto sobre el ingreso potencial de las propiedades agricolas) destinado a aumentar Ia productividad fue vivido y presentado dos veces por las organizaciones agrarias y los grandes propietarios como una medida colectivista y expropiatoria, que quita toda autoridad al gobierno que la habia promulgado. Por lo demas, dos veces en la década de los setenta, esos gobiernos que habian tenido la osadia de infringir una prohibicién so- ial cardinal mordieron el polvo. ‘Asi, detris de Ia “escena publica” de la soberania popular, funciona una “escena privada” donde negocian y se ponen de acuerdo los "factores del poder”, los garantes y beneficia- ios del "pacto de dominacién’. Por ello ademas, como sefia- laba Frangois Bourricaud en el caso peruano} las eleccio- nes pueden ser “contenciosas” y no reconocidas como una instancia ultima e indiscutible”. El “veredicto de las ur nas” esta a menudo sujeto a examen y revision en la escena privada de los “preponderantes”. La “legitimidad mayorita- ria’, siempre sospechosa de desviacion demagogica, de debi- lidad populista o de ineficiencia simple y sencilla, perma nentemente debe hacer que la legitimidad social dominante valide sus derechos: los “més capaces”, en una palabra, for- man el tribunal donde deben comparecer los “ms numero- 08” 9, para hablar como los doctrinarios liberales del siglo xix, Ia “voluntad colectiva” no es nada si la “razén colecti- va" encarnada por la élite no la reconoce. Por ello no faltan los ejemplos de gobiernos legales y legi- timos de acuerdo a las normas constitucionales, entrados en la era de la sospecha y condenados a la ilegitimidad en la escena privada antes de ser blanco de tentativas de desesta- bilizacion, Para no tomar sino algunos casos muy diferentes, fue lo que le ocurrié a Perén, el “general de los descamisa- dos”, desde su primera presidencia en 1946, pero no durante la tercera en 1973 cuando fue recibido como un salvador por la burguesia argentina atemorizads; Salvador Allende inclu- so antes de su entrada a la Moneda, es el blanco del acoso faccioso de la burguesia y de una parte de las clases medias. Hasta en un régimen tan s6lido y conservador como el de las. “instituciones revolucionarias” de México, pudimos ver como el presidente Echeverria, al final de su “‘sexenio” en 1976, habia provocado tal ofensiva desestabilizadora de los, medios econémicos, que hasta se oyeron rumores de golpe de Estado* Estas reflexiones no hablan en favor de una concepeién determinista de los regimenes politicos. No hay fatalidad en la inestabilidad. Nos inclinamos més bien a creer en la primacia de las practicas politicas y por tanto dela voluntad » Prangois Rourricau,"Régles du joven station anomie le cas pr vie en Soeooge du Trova, 367,» 334 Tease Soledad Loncea, "La plea del rumor: México, novembre. Aiciembre de 1976, en Centro de Estudios internacionales, Las crisis en “Esome polio mesicono (5261977, Mexico, El Colpo de Méxio, 197, * de los actores sabre las condiciones objetivas o que preten- dden serlo, No por ello deja de ser cierto que si bien Ios um- brales y los terrenos sensibles que determinan y provocan sobre todo el caracter leal 0 desleal de la oposicion dependen de la voluntad de grupos sociales, voluntad que esti condicio- nada por situaciones objetivas. Podemos asi preguntarnos si la inestabilidad politica noes la otra cara del cardcter estable, inmévil y hasta inmutable de las bases econémicas de esas sociedades. La rigidez de las estructuras agrarias que ya he- ‘mos mencionado y cuya permanencia a menudo constituye la piedra de toque de la legitimidad social, va en ese sentido, {Asi como el monopolio econémico de algunas minorias do- minantes “‘multifuncionales" de intereses diversificados, ‘que engendra una imperiosa voluntad de acceso privilegiado al Estado, y se opone a Ia diferenciacién en el seno de los grupos poseedores. Finalmente, el papel de la penetracién extranjera multiforme, y naturalmente inguieta por cual- 4quier cambio, no hace sino reforzar la concentracion del po- der y el brutal conservadurismo de sus detentadores. Otras tantas razones que explican la feroz defensa del statu quo que no se enreda con el collar de hierro de las leyes y los tex- tos constitucionales; una de las fuentes permanentes de lo que Enrique Baloyra ha llamado, con respecto a América La- tina, “el despotismo reaccionai Las dimensiones de la violencia ‘América Latina es vista como un continente violento. A pro- posito de ella se ha podido hablar hasta de una “cultura de Ja violencia politica” (Merle Kling) Cierto, los profesionales “ian alli un papel mas “difuso que es- pecializado” y la inestabilidad politica es generalmente la ruptura de un orden institucional, por tanto un acto violen- to. La imposicién de un candidato tnico, al recurrir a la sus- pension de las garantias, los diversos procedimientos de ex- cepeién utilizados a veces de manera continua hasta en las democracias estables —cacaso Colombia, democracia testi ‘Enrique A. Baloyra, "Reactionary despotism in Oentral Americ’ Journal of atin American Studies, 1983, 18, p. 295319. 20, no padecié el estado de sitio durante cerca de veinte afios ‘a partir de 19582— son resultado del empleo de la fuerza con fines politicos. No obstante no podemos quedarnos alli ni re signarnos con seudoexplicaciones de la psicologia de los pueblos, afadiendo a la cuenta de un tautolégico machismo la intemperancia colectiva de las sociedades latinoamerica nas. En realidad es preciso entenderse sobre lo que es la vio- lencia. Ya casi no se asesinan los presidentes en el continen- te mis de lo que se hace en Estados Unidos, modelo de poliarquia. ¥ las peores hecatombes intestinas latinoameri canas han tenido cuantitativamente pocas. victimas en ‘comparacién con las masacres millonarias de las guerras ‘europeas. Habiendo precisado lo cual, conviene distinguir tres tipos de violencia directa que se sitdan fuera del campo de los golpes de fuerza politicos a veces poco sangrientos, ‘cuyos mecanismos nos hemos dedicado a desmontar. Pode: ‘mos pereibir una violencia social, una violencia politica ex- presiva o representativa, y finalmente una violencia revolu- La violencia cotidiana E] estilo de mando que resulta de relaciones causantes de desigualdad y hasta personalizadas tiene por contrapartida tuna violencia que los tedlogos han bautizado como “estruc- tural”, porque esté ligada a la injusticia social. Es una vio- lencfa que se ve poco. No ocupa la primera plana de los pe- riédicos, Ast como sélo el nifio que muerde al perro es noticia para la prensa y no lo contrario, solo la violencia de los excluidos merece la atencién de los medios de comunica cién, Noobstante, labrutalidad cotidiana es la trama y eles- tilo de los enfrentamientos sociales, es con la que se expulsa 2 los campesinos sin titulos o al “colono'” que ya no agrada, Ia de la tropa que desaloja de su Fabrica a los obreros que reclaman sus salarios. De ninguna manera se trata de un fe ‘nomeno del pasado. La maxima violencia resurge en cual- uier momento, incluso en las sociedades més moderniza- das, y en las industrias con asalariados combativos y organizados, con riesgo de un conflicto social, de una ten- sion econémica Esa violencia generalmente descentralizada puede con- vertirse en préctica corriente de organismos oficiales, sobre todo de las fuerzas de seguridad. El restablecimiento de fac to de la pena capital por parte de los "escuadrones de la muerte” de algunas policias locales de Brasil contra peque- fios delincuentes, marginados molestos y hasta mendigos, no sun hecho aislado. Es cierto que ayer la arbitrariedad del tirano local se revestia de la autoridad de un Estado muy le- Jano para asegurar su justicia privada: el comisario, el juez de paz, el coronel de la guardia civil o el "jefe de seccién” obedecian al gran propictario cuando éste no asumia por si ‘mismo esas funciones. Los multiples estados terroristas que han florecido en los dltimos afios a la sombra de los fusiles no han hecho més que aplicar a la clase politica, ya los sec- tores intermedios urbanos que hasta entonces se escapaban, las rudas practicas de fueraas del orden alas que dificilmen: te obstaculizaba el respeto de los derechos humanos. Se tor- turaba en las comisarias argentinas o chilenas al ladrén de animales o al mendigo sospechoso mucho antes de que los. militares se lanzaran con téenicas sofisticadas a la guerra antisubversiva. Si bien en ese caso se trata de otra forma de violencia, ésta tiene sus raices en la trivializacion de las vio- laciones de los derechos de la persona, cuya frecuencia en tuna sociedad depende de qué tanto les cuesta alos de arriba reconocer a los de abajo como sus semejantes, Esto nos es- candaliza en nuestras sociedades igualitarias, pero sin duda habria parecido normal en Europa en el siglo XVII o XVII, ‘cuando a los aristocratas no les ‘mucho que diga: ‘mos los horrores infligidos a Ta La violencia expresiva ‘A consecucncia de algunas particulates estructurales 0 Coyunturalesdelos sistemas politicos, la violencia pucde ser tun medio de patcipacin politica, una manera de hacer Ile gar un mensaje al poder en funclones. La debiidad de las es tructurasintermedias Ts ausencia oe mal funcionamien deo canals de cominiain ne gaeranisy goer nuuos, ya veces el monopolio del poder por parte de un po regional o una estrecha fraccdn dela dite, desencadenan ODER Y LEGITDAIDAD ns 1 paso @ la accién directa, sin posibilidad ni voluntad de apoderarse de las palancas de mando, sino simplemente para llamar la atencion o bien para mostrar o demostrar “a power capability", segin las palabras de Charles Anderson. Cierto, no siempre es sencillo distinguir el acto de violencia Simbglica o representativa de una organizacion politica, de to directo contra el poder. Por lo demds tampoco es fécildistinguir, salvo en teora, a violencia horizontal entre pares de la violencia vertical de las lases populares contra Tas dominantes. Por otto lado, es preciso sefalar que esta violencia vert cal pura es més una amenaza que ua realidad tangible. La raturaleza colonial de las diferencias sociales, el profundo abismo de diferencias étnicas que separa alos poseedores de los excluidos dan al espectro de larevuelta de las clases pel- grosas una consistencia inquietante y que muy a menudo brace las veces de tela de fondo sobre la cual se desarrolla la vida politica. En Rio, a gente se estremece ante la idea de {que los favelados pudieran bajar de los morros para asaltar Ios barrios elegantes. En Buenos Aires os habitants del ba- rrio norte viven en el temor de ver a los cabecitas negras, obreros mestizos de la periferias,franguear el puente so- bre el Riachuelo e invadit la ciudad, En Santiago, la pesadi- lla de las poblaciones atormenta las noches de Providencia y de los barrios altos. En Peri, la cuestin étnica y los ries {08 de una repentina explosion de la “mancha india” de la Sierra constituyen desde Tupac Amaru uno de los horizon- tes maldtos de la vida politica nacional ‘in embargo, incluso la revueltacampesina de 1932 en El Salvador, que fue ahogada en un espantoso bafo de sangre por la oligarquia terrorista, no fue un simple levantamiento de los miserables y parece haber sido una compleja insu- rreceién en la cual las disputas en el seno de la burguesia desempefaron un papel significative. En algunos paises, la violencia horizontal, la luchas entre grupos dominantes, ‘aparece de manera més Frecuente que larevuelta vertical de los pobres. Al grado de que ha podido concluirse, por ejem- plo, que Brasil era una sociedad poco violenta, a pesar de la Iuitiplicdad de las rebeliones locales, de la guerra de los Mascates del Pernambuco en el siglo Xvil a la secesion “ paulista” de 1932, Para tampoco hablar de los bandidos so- ia |). ciales o cangaco y de las violentas utopias del sertdo como las de Canudos 0 del Contestado, rebeliones milenaristas trasplantadas a la lucha de clases. El bogotazo colombiano de 1948 0 el cordobazo argentino de 1969 aparecen como explosiones de violencia urbana més cexpresiva que instrumental, de alcance y origen muy dife rentes. En Colombia, el asesinato de Jorge Gaitan, dirigente liberal que habia movilizado a las clases populares contra las oligarquias denunciando la brecha que existia entre el pais legal de la politiqueria y la miseria del pais real, puso ‘a Bogota a sangre y fuego. En Argentina, el golpe de Cordo- ba, ese “‘sangriento referendum” de toda la ciudad contra tuna dictadura militar centralizadora y gastada que habia su- primido todos los mecanismos de representaciones que per- mitian canalizar y expresar las tensiones sociales, alcanzaré su objetivo: un afo después, el general Ongania es destituido por sus pares. El mensaje fue entendido. La violencia revolucionaria Es quieé la mas conocida, la ms comentada si no es que la ‘mejor analizada: las organizaciones armadas intentan apo- derarse del poder, las mas de las veces con un programa de ‘cambio social radical. Pensamos en la guerrilla urbana de la ‘década de los setenta 0 en el foquismo rural de la década de los sesenta. En caso de éxito, la oposicién armada termina ‘en una insurreccién nacional como la queen 1979 barrié con la tiranfa de los Somoza en Nicaragua. Los alzamientos o las “'revoluciones de palacio”, dos modalidades del golpe de Es- tado militar, no entran en esta categoria, aunque sus promo- tores de ninguna manera dudan en proclamarse “‘revolucio narios", para dejar bien claras sus ambiciones “fundadoras’ En cambio, otros levantamientos politicos, seguidos ono de guerras civiles prolongadas, tienen que ver con este tipo de violencia: la revolucién antioligarquica de 1930 en Brasil, cl levantamiento democratico de liberacién nacional en Costa Rica en 1948, la revolucion reformista boliviana de 1952, para no hablar del conjunto de levantamientos, guerras civi les y diversos disturbios que constituyen en México, durante lunos quince afios posteriores a 1910, la Revolucién. | 7] 7) ‘12 La repeticion de la palabra asi como la ostentacién de la ‘cosa han conducido a veces a pensar que América Latina es el continente revolucionario por excelencia. Si se mira més de cerca, si se consideran las revoluciones como movimien- tos politicos que provocan transformaciones sociales de en vergadura, aquéllas son mas bien raras. La revolucién cuba. na es evidentemente una de ellas, al igual que la revolucion sandinista y la gran convulsién mexicana puede también pertenecer a esa categoria. Pero en rigor alli se detiene la lis- ta, Por el contrario, el continente se earacteriza por su con- servadurismo. Mis que de propensién revolucionaria, com vendria hablar de inestabilidad inmovilista o bien de inmovilidad convulsionaria para circunscribir més de cerca la realidad. Por lo dems, las revoluciones latinoamerica- nas, fuera de las que apelan al marxismoleninismo, afectan ‘mas la composicion del poder que las estructuras de la so- iedad. En Brasil y Costa Rica, asi como en Bolivia, revolu- (CLASES MEDIAS 1s7 fen poreenaje dela poblcion activa) Eagl] . Zs Pats gis)g}ajala|ela {FE Argent a4) ee Bolivia < a2 + FP 8251 ae Ecuador Salzie]e]/elel |i El Salvador sy 2)8)2)2) 2] 3 fgg Guatemala a fF Honduras ae gE Mexico . Ee Nicaragua 33 cand i Paraguty 8 eee Pera Sse B35 Republica Dominicana Fg 4] -/-] ~ [ee ‘Uruguay 21.3 (en 1960) gies} 7 | a | a] 2 a Eee Venezuela 24 sje 8&2 ie ‘RenTe ov, Comision Econdmica para Amica Latina, Sarical Year aie a aE ‘ok for Ltn amare, cea, Saag de Chi, 1984,p 2 g z ga Ae aparecen como un simple agregado estadistico a partir de Slscee 3 lna definicin “residual” y negativa de su naturalera pert BE) }elelelele necen a las clases medias todos aquellos que no forman par- ages} 2 |S] 2 )a]e | s teni de la clase obrera o del campesinado ni de la gran bur- af uesia. Por ello las més de las veces sigue hablandose de Flee "rectores medios™. Las estadisticas oficiales, que presentan dip) He una divisién por sector de actividad, no facil S383/ 35] 33] Sz] aa] sel aelSie digamos Ins delimitaciones rigurosas en tér: a)SEEs| $3) #°] So) aa] #2 aaa ion o de ingreso. Asi, en el terreno de los servicios y del sec- gfe= ag : tor terciario es dificil distinguir lo que concieme propia. g eee 2 ei | 2] 2 le jod led [eee salariad y dels nuevas clases medias dio agar en Francia aun debate 3 #2 |.2 | 2 |82 lea |B |343 Shr teas segs atayy enone itaeein Deedee babe 2 2a elGseleusleselEaelsse|sie ‘sobre in naturaleza de esos grupos socials: nueva burguesiao nuevas cs 2 Fpglese 2 peleee wa 3| a38 282 ‘escberast eanteal eapete os eos reundor por Georges tat, 3 2 eelseelceelz eels cel eee|e~ Girard’ Granberg, y Noms Mayer en LUmvers poltgue des clase | | BERGER ZERIS2E/2 2 E/S2 8/55 ® ‘moyennes, Pats, Presses de Ia xs 1983. 3 2)224/£22|63 2\g22|a3a|gza| 2% Composicion e historia fgrupo que esta ala cabeza. Brasil y México, que se han mo: 7 En las estadisticas globales que no distinguen a las clases 7. 7] 159 productores rurales pero también urbanos (artesanos, co- ‘merciantes, pequefias industrias de reparacion 0 acondicio. ‘namiento) los que constituyen las primeras cohortes de low sectores intermedios, En el terreno agricola, la pequea » ‘mediana propiedad existe, por imposible que parerea, fuera del binomio latifundio/minifundio en varios paises. past cularmente en Argentina, Uruguay y el sur de Brasil, a Causa sobre todo de la inmigracion europea masiva de fines del s, slo XIX. Aparece igualmente en Colombia en la frontera del ccafé, en las nuevas tierras de colonizacién, no esta ausente fen Costa Rica y tampoco en Honduras a causa de la dispont. bilidad de tierra o la escasez de la poblacidn, En el caso de algunos paises significativos, el cuadro 5 proporciona inl caciones concernientes al porcentaje de familias supuesta, mente “medias” desde el punto de vista economico, as! como la cifra de las propiedades “familiares”. Si bien existe un pa, ralelismo entre ambas series, evidentemente no coinciden. la concentracién de la propiedad afecta tambien a las fincas ‘medianas, varias unidades de las cuales pueden en efecto ser detentadas por un mismo propietario. 2, Durante todo el periodo del crecimiento extravertide, la infraestructura de la actividad exportadora, la urbanize, cin y la modernizacion del Estado multiplican las profesio. 'es que dan acceso a esos grupos medios, Propictarios ¥ em Pleados de comercio, servicios financieros, funcionsrios blicos, civiles y militares constituyen los nuevos estratos Sociales. Su expansion es mas rapida que la de la poblacion activa de los paises a los cuales atane (véase cuadro 6 tan s6lo para el caso de los empleados en México) 3. Si bien el crecimiento de las clases medias esté en un primer momento ligado a la exportacién, es igualmente con secuencia del proceso de industrializacin del siglo xx bajo sus dos formas: nacional, para sustituir importaciones, y ““multinacionalizada” hoy en el marco de la sucursalizacion de las economias latinoamericanas. ‘Son los pequerios empresarios nacionales, los ejecutivos y téenicos de las empresas extranjeras, con excepcion de las ‘cumbres de la jerarquia, quienes forman parte de una "bur. Buesia no poseedora’” que no pertenece a las clases medias ‘en el sentido en el que lo entendemos. La industrializacion no se realiza sin expansion del Estado, “El Estado de erect 160 ——— miento ¢5 un Estado creciente”, segan la acertadisima frase de Henri Lefebvre. La funcién pablica se diversifica, el para- ppblico de las empresas nacionalizadas y de los servicios se Uesarrolla, Las nuevas responsabilidades del Estado, tanto ten el terreno social como en el sector de la economia, desem- bocan en tna considerable inflacién de la administracién y ‘en su seno de los estratos medios (véase cuadro 7). tos EMPLEADOS EN LA FOBLACION ACTIVA EN MEXICO 18981980 (indice 100 en 1900) Poblacion Atos activa Empleados 1895 1102 900 1000 1910 344 1921 1752 1930 . 7 1940 3501 1950 soa 1960 10088 ‘Foesre Seqin cstmacloncs de one Calisto Rangel Conia, en La pequch urpucsa en la sociedad mesicana, 195 190, Mexico, Universidad Ns ‘Shona Autonoma de Mexico, 1976 p. 173. ‘CRECIMIENTO DEE. PERSONAL DE LA ADMINISTRACION CENTRAL EX MEXICO Una urbanizacion més répida que el proceso de industria. lieacion y anterior a éste ha acclerado el crecimiento de los estratos medios urbanos. El crecimiento del sector tereario cuasiparasitario es una Caracteristica ya antigua de las 50. ciedades latinoamericanas mas avancadas. El sector "servi ios”, cuya preponderancia se ha considerado por mucho tiempo un rasgo distintivo de las sociedadesindustriales, ex artficalmente inflado por la proiferacion del comercio al menudeo, de los intermediarios y de las actividades no prov ductivas de todos los tipos exigidos sobre todo por la opuler cia de las ciudades y ef lujo de los partculares victimas del “efecto de demostracion” de las economias centrales, De esta manera, en Argentina la expansion sin industrializacion & principios de siglo da la dstribucion de la poblacign acti- ‘a.un perfil nesperado en un pals agrario. En 1914 el sector terciatio representaba ya el 35.9% (frente al 28% del prima: Flo) Porcentajes mas o menos cereantos alos de la poblacion francesa en 1954. Esta "sobreterciarizacion” va acompata dla de una importancia desproporcionada de las categories ‘ho manuales en los sectores secundario yterciario, a menu do igual o superior al de los pases industralizados, Asis ‘mos pues como consecueneia a To que Gino Germani ha bat tizado como "sobreexpansién’ de los estratos medios y que ilustra el cuadro 8 Este breve panorama historico de las clases medias per mite darse cuenta de que esencialmente se componen de ca tegorias dependientes del sistema socioeconomico tradicio nal y que su mayor expansion esta Tigada al desarrollo ‘ios Personal 7300 100 cusoRo 8 Teas ae 36 10S FSTRATOS MEDIOS URBANOS EN ARGENTINA YESTADOS UNIDOS 1900 65.898 1000 Estados Unidos Argentina 1910 4388 972 or ia 39346 1349 a % Aino 6 1930 153343 2315 1870 335 1869 37 191 588 2843. = — 195, 240 1950 278820 ea 1910 32 1914 307 1960, 415511 e305 1980 383 1947 414 177 1088 20s 16732 1960, 469 1957 484 Fane Seqin Tost Galito Rangel Conta tid, TOI, y Seoravla de Ts Presiden, Estudios admancsrivos, 1978 ‘awn Seyin Gino Germans, Soclopla de la madarmaacén, Banos ‘Ales, Pid, 1969, p. 200 extravertido, Es0 ¢s cierto tanto en el caso de las categoria asalariadas (servidores publicos, técnicos, cuadros) como en, el de las independientes. Incluso ha podido emitirse la hipo- tesis de que los grupos dominantes han utilizado el creck ‘miento urbano para “Incorporar y controlar a los sectores. medios"* Sea lo que fuere, esos estratos intermedios son el subproducto de un tipo de desarrollo que no gobiernan. Por ‘consiguiente, apenas desempefian el papel innovador y aut6- homo que ha querido atribuirseles, quizé a causa de una simple imprecision conceptual. Comportamientos ¢ ideologias El papel actual o futuro de las clases medias en América La tina ha hecho correr mucha thta, Una de las interpretacio hes ms difundidas en la cada de los sesenta, a partir de in publicacion del libro de John Johnson sobre el tema e& Ta que une estrechament el ascenso de las clases medias al reso esonamico y la consolidacion de la demoeracia, be origen norteamericano, fue autoridad durante algun tiempos asimisio Ia encontramos en mumerosos trabajos ¥, paraudjieamente en el eredo de los partidos comunistas or. fodoxos latinosmericanos bajo formas més o menos er cas! Esta concepcién considerablemente ideoldgiea, que * seg Alessandro Pizrono, “Tres tpos de estracturasurbanas ee surpimlento y In expansion de Ia soledad moderna’, Gino German Urbanicacion, desarrollo, modernzacin, Buenos Alves, Pals, 1978, pp iii "ohn J. Jonson, Political change in Latin America. The emergence of the midate sectors, Stanford Cal) Stanford University Press, 1988: La for ‘mlacin dine hipotesis en Johnson es mucho mas matizada que las car ‘Sturas que # han dado de ela, o que en muchos dens epgonos ' Vease entre oon Charles Ptce, Robert Alexander, The srgale of democracy in Latin hmerce, Nucva York, Praeger, 1963 Arthur WHitaker, ‘Nationalism and socal change tn Latin America e J. Maier, RW. We atherhead, Police of change tm Latin America, Nueva York, Prager, 1968 pp 8510; igualmete Georges Blankenste, “In ques ofthe me sc fora", World Plies enero de 190, pp. 323-327. En cuantoal punide vista ‘eos partidos conunits, vets Manuel Delgado, Boris Koval, Carlos Zo fig, "Las capas meds, on quén estan, Revita Interacional. Praga, rr rd (105, proyecta sobre las realidades del sur la division social norte- americana y la evolucién de las sociedades industrializadas, tiende a confundir en un todo indiferenciado burguesia ("re- ppiblicana” y “‘conquistadora” cual debe) y clases medias. ‘Sus bases cmpiricas son fragiles a pesar de la experiencia {que en varios paises han tenido partidos de clases medias Iegados al poder tras la primera guerra mundial. Esta teoria atribuye a las clases medias tres grandes ca 1. Una oposicidn consciente y declarada a las clases domi nantes, y una voluntad de transformacién social; 2. una vocacién industrialist; 3.una adhesién decisiva a la democracia liberal Estas tres hipétesis merecen ser examinadas con aten- 1. La primera parte del principio de que los grupos domi nantes, oligarqufas o grandes burguesias, son por definicién arcaicos y tradicionales, es decir precapitalistas, mientras las middie classes, portadoras de progreso y modernizacién, luchan por establecer el dominio del capitalismo sobre la ‘economia nacional. Las premisas de semejante afirmacién son generalmente falsas como ya hemos visto. De esta mane- +a, los partidos politicos que ponen en tela de juicio el orden oligérquico generalmente desdefian la economfa, Su opos cidmes ante todo politica y Ilena de consideraciones morales y hasta moralizantes sobre la corrupeién, la injusticia o el ‘egoismo social,pero no sobre la industria. En Argentina, la Union Civica Radical del presidente Yrigoyen se enorgulle- ccfa un tanto de no tener programa economico y ni siquiera programa a secas fuera de la aplicacién estricta y honesta de la Constitucién que aseguraba la victoria de la “causa” po- pular sobre las bajezas del “régimen” "embustero y escépt 0”, Otro tanto podria decirse, un poco mas tarde, del radi calismo chileno que sélo la coyuntura de crisis mundial transformé en instrumento voluntarista de la industrializa- cin cuando llegé al poder en la década de los treinta. En 1930 en Brasil, las clases medias “‘civiles y militares” apoyan la revolucién de Vargas contra la “vieja republica”, defienden “los derechos del pueblo y el respeto de la justi. cia’ contra la politica estrecha y corrupta de las oligarquias locales y de sus alianzas dominadoras. En esos tres casos, el io ,7.)?) objetivo principal es la participacién, no la transformacién feconémica y social. En realidad, los estratos medios mov zados aceptan sin criticas de fondo ni proyecto alternativo cl sistema econ6mico en vigor a condicién de tener alli su lu- gar, y de que su acceso al poder y al Estado esté asegurado, Si bien esas aspiraciones indudablemente revelan una men- talidad comin, no traducen ni los lineamientos de otro tipo de desarrollo, ni una vision del futuro socioeconémico capaz dde proporcionar una nueva ideologia dominante, Sin duda por ello ha podido hablarse de “clases medias sin fisono- ia”. No sélo esos sectores intermedios no son la punta de Tanza del desarrollo capitalista y de la economia de merca- do, sino muy a menudo encarnan reacciones de hostilidad al ‘capitalismo depredador y salvaje que han fomentado las oli garquias cosmopolitas, Es el caso de los dirigentes de la re- volucién mexicana que luchan contra el progresismo tecné- crata y liberal de los cientificos que rodean al dictador modernista Porfirio Diaz. El discurso moralizador de la UCR argentina o el nacionalismo indigenista del aPRa peruano tampoco carecen de cierta dimensin anticapitalista 2, Por ello esas clases medias y quienes hablan en su nom: bre parecen menos preocupadas por el desarrollo industrial ue por los problemas de distribucion del ingreso y los inte- rreses de los consumidores. Los partidos populares urbanos, ‘muy lejos de defender la industria nacional, a principios del iglo XX se oponian al proteccionismo, que encarecia los bienes de consumo y reducfa el poder de compra. Yrigoyen, presidente en Argentina durante la guerra de 1914-1918, dis- ‘minuyé las tarifas arancelarias cuando se restablecio la paz. ‘Ademds, son gobiernos “oligérquicos” o que responden a los intereses tradicionales los que, por razones coyuntura- les, han estimulado Ta industria a veces contra los partidos de las clases medias que siguen siendo librecambistas. La Argentina conservadora posterior al golpe de Estado mili- * Laer (Uniin Civics Radical, argentina fundada en 1981 para combs tira la repli ligsrqucs lege al poder en 1916. arta (Alianza Pop lar Revoluciooaria American) fe fundads en Mézico com “treate ati perialista” en 1924 entra en ln escena politica pervana como partido actonal en 102, sosenindo la candidature de x fundador Vitor Rad Haya de a Tore. sh hLT 165 tar de 1980 y hasta 1943, ast como el Chile de Alessanri {1932:1938) itstran esa tndenci. Es claroque en su comportamiento esas clases medias es tin en los antipodas de las "burguesias conguistadoras” 6 delos “dinamios gerentes” que la gente copcraba, Ineluso Se ha emitido In hipdtesiat™ de que a partir de los ahos Cincuentasesenta, alos pases de mayor proporcion de ela. Ses medias (Argentina, Uruguay, Chile) les he eostado mas trabajo desarrollarse han tentdo un rtmo de crecimiento menos rapido que sus vecinos Esta hipotsis es muy sugest ‘a sobre tode porque plantea el problema central dela com. posicion de ees clases. Sepun Hoslita, autor de esta tess, Inientras ms se componga Ia clase media de “cellos blan Gos", empleados y burocrata, menos animada estar por el deseo de la movldad social y el spirit de empresa, Solo In "Vieja clase media” de pequetos empresarios agsiclas, industrials ycomeriales presenta cas virtudes, Ben Ta distineién antiguoslnuevosestratos medios es pertinent, en nuestra opinion las conclusones que dealt se han sacado Fequieren algunas observaciones. En efecto convene intr dicir distinciones mas sutiles principalmente en el seno rmismo de ls estratos medion aslariados Ios empleados no Som os ejecutivos, lox miembros de las profestones liber Tes. Nila burguesia de Estado brasilea niel sistema polit co burocratizado dl Estado-partido mexicano parccen ha ber frenado el desarrollo nacional may por et contraria. Mientras clases medias independientes. numerosas, pero mds propenses ala especlacion que la producetonr se dents de seguridad mas que de riesgo econdmico, pueden originar estancamientooinvalucion mas que ninguna bare 5: Lacongulsta de I democracia parece haber sido uno de los objetivos dels clases medias y de sus organizactons en el siglo xx. No obstante la afirmation merece ser matizada El comportamiento politic de las clases medias ha evolu cionadoy sus interesesno siempre pasan por la defoea de las instituciones represenativas. Aun sin querer asimilar "Bert F. Mossi, “BI desarrollo ecnémico en América Latins DesaroloEzonsmico (Buenos Aires, octubrediiembre de 1962 (23) Bp, ie 166 PODERES ¥ SOCIEDADES los oficiales a las clases medias de las que proceden en su ‘mayoria y cuyos ingresos y situacién social comparten, y sin detenerse en la tesis del “golpe de Estado de clase media""* segin la cual las intervenciones militares latinoamericanas. de la década de los sesenta asumieron principalmente la de fensa de los sectores medios, no podemos ignorar la incons- tancia ideologica de esos estratos sociales, y su probada pro- pension a las soluciones autoritarias. Con todo hay que precisar que, en medio siglo, la alianza de las clases medias, ‘ode ciertos grupos procedentes de sus filas, se realiza ya en tun sentido progresista y reformador (Chile, Brasil, Ecuador fen la década de los veinte-treinta, Pera y Ecuador en la de Jos setenta) ya con fines de conservacién social (Brasil en 1964, Argentina en 1966 y en 1976, Chile en 1973), y node ma nera uniforme y univoca. Esta tendencia de las clases me- dias que obedece a situaciones coyunturales y al juego de las relaciones de clases est4 fuertemente condicionada por stu permanente adhesién a la intervencién ampliada del Estado, yal incremento de sus responsabilidades, Actitudes politica, situaciones sociales y relaciones de clases Las clases medias constituyen en América Latina, mas aun fen Europa, mosaicos heterdclitos. De ali la amplitud del de- bate referente aellas. No obstante, podemos sefialar que sus conductas sociales son relativamente homogéneas, con cier- tos margenes, por poco cuidado que se tome de situarlas en su contexto social y no de aislarlas recurriendo a correspon- dencias nominales con otras sociedades. Si bien es poco ope- rativo tratar de aprehender las clases sociales fuera de las relaciones de clase, esto es verdad a fortiori en el caso de las, clases "en st” tan amorfas y sin objeto directo como los 'sec- tores medios”. Para ver qué tan cierto es esto, examinare- mos sucesivamente sus relaciones con los grupos dominan- " Sepun José Nun, “A Latin American phenomenon: she mile class rilitary coup”, en James Pera, Maurice Zeitlin. Latin Americ, reform oF ‘evoluton, Nueva York, Faicett Book, 1968, pp. 45183 SL RES META 167 tes, con el Estado sus comportamientos frente a ls lases was el \ lis y 3 Felaciones entre los estratos medio y las oligarqul estan muy a menudo lnfluencadas por lanistificacton mi mma dla clases medias. Std lo que s hala por encima elas elases populares pertenece al aurea mediortas dela rmesocracia, deja de haber asimeteia socal por tanto oll garqula. La prestiigitacion conceptual es legitima, No obs {ante si bien las clases medias, con algunas excepelones re Volucionarias cuyos efector pueden no ser permaneates, Como atestgua la revolucién mexicana no ponen en entre dicho de manera radical los modelos economicos 9 el pacto de dominacion, sus comportamientos se caracterzan a me nuido por el deseo de promocién economica y politic pero tambien socal dentro del sistema. Exe deseo de integracion Y’ esas aspiraciones modelan un conformismo ascensional {ue hace de sus miembros “pasantes dela oligarqua dela ‘misma manera en que, para Michel Crozier, el empleado es tn"pasantede la burgues la. Ash noes sorprendente que la compra de terra sa la coronacion de una carera comercial 0 liberal, a sancton y el simbolo social del éxito tanto para abogado como para el pequefo industrial, tanto en El Sal- ‘ador como en Argentina, Uruguay o Bras Sin ernbargo es sobre todo gracias alos ttulos unverstarios come los hijos de losesaton medio lanza a salto del paraiso del x Con todo, el desco de promocién muy a menudo tropieza con el monopolio social y politico de a gran burpuesia, Para ‘encer au exclusvismo, los movimientos polltios en los que Se reconocen ls clases medias son aquellos que luchan por Jn democratizacion del sistema. La legada al poder de esos Partdos lene como consecuencta la extensin del sufragio, En hile, Uruguay, Argentina o Costa Rca, para nocitarsing algunos casos. Pero mis ampliamente se trata de obtener e acceso al Estado ya la enseBanza superior, dos situaciones Drivilegiadas de la reproduccion social y dela posicion. La entrada si restriceign a la funcién publica es una forma de redistibucion pacificadora muy valorizada por las clases ‘medias incluso ascendentes, Por eli Ta expansion de a bu rocracia, que coincide con la llegada al poder de gobiernos Populares, no es simplemente, como las fuerzas conservado- ras expulsadas lo interpretan, un saqueo legalizado del Teso- 10 publico, sino un medio de reparticin de los beneficios del crecimiento a nuevos grupos sociales asi integrados. El acceso a Ja universidad es igualmente buscado, ya que se considera el titulo universitario el pasaporte que da dere- cho al festin de los elegidos. "Mi hijo el doctor" (‘mi hijo el abogado 0 el médico") es el suefo de todas las madres de cla- se media del continente. Tanto es asi que universidades so- brecargadas forman legiones de titulados que dificilmente encuentran trabajo. Asi pues Argentina cuenta con un médi- co por cada 430 habitantes (1980), frente a uno por cada 580 fen Francia y uno por cada 520 en Estados Unidos. En ese mismo pafs, el nimero de arquitectos es el mismo que en Francia para una poblacién de casi la mitad y cuando la construccién anual de viviendas es de cinco a seis veces infe- rior. Estas cifras con casi similares en el caso de Uruguay. Las luchas por el acceso libre a la universidad son perma: nentes en casi todos los paises y los examenes de ingreso ‘cuando existen, como el vestibular en Brasil, constituyen tuna prueba nacional dramatizada al extremo. Para no ha: blar de los drop out del sistema universitario que hoy consti- tuyen los cuadros principales de la insurreccién salvadorena como ayer del castrismo, del Frente Sandinista nicaragiien: se o de las guerrillas argentinas. Hay que tomar en cuenta esos elementos para compren- der la importancia de la universidad como factor en juego politico, la aspereza de las luchas universitarias y la estre- ‘cha relacién entre la ensefanza superior y la vida politica ‘Aeste respecto no podemos pasar por altola reforma univer- sitaria de 1918 que se extendié de la colonial y docta Cordoba en Argentina a todo el continente con algunas ex: cepeiones, Recordemos los hechos: en 1912 se instaura el su: fragio universal secreto en Argentina, en 1916 los radicales de Yrigoyen llevan al poder las aspiraciones de las clases po pulares y medias, No obstante la universidad sigue siendo coto vedado de la “aristocracia’’. Las "grandes familias” detentan el control sobre todo en provincia. Los estudiantes se rebelan contra la eleccién de los profesores y algunas re- glas de funcionamiento que desfavorecen a los menos afor tunados: la asistencia libre, el "gobierno tripartito” (est: diantes, profesores y ex alumnos) y la autonomia son las CLASES MEDIAS: = ‘banderas dela reforma. A partir de 1919 se convierten en las de todos los estudiantes progresistas del continente, Dado que el Estado controla la reparticién de ingresos por tanto el proceso de ascenso social a través de la fun- cién piblica y Ia universidad—, las clases medias son a la ver democraticas y estatistas, Su antagonismo con los gru- pos terratenientes, que se ha cometido el error de creer que cera de naturaleza econémica, se produce en torn al Estado, El aparato estatal no sélo ofrece posibilidades de movilidad social o una relativa estabilidad de posicién, es visto como tun protector, sobre todo por los sectores medios dependien- tes. De esta manera se pudo observar entre los empleados de comercio y de bancos en Brasil un verdadero “culto al Es. tado al cual se le solicita asistencia en ver de exigirla Las organizaciones representativas de esas clases medias asalariadas entre 1930 y 1964 se caracterizan por orientacio. nes apoliticas, antirreformistas, donde el corporativismo se alia aun estatismo de tipo casi quetista, La extensién del su- fragio o de eventuales transformaciones sociales les intere: ‘san mucho mas que las posibilidades “modernas” de consu- mo y de seguridad social Por lo demas los sistemas de seguridad social publicos se hhallan en el centro del dispositivo defensivo de los estratos rmedios, y quiz’ hasta son constitutivos de los sectores in termedios. Si bien el burgués, segiin Siegfried, “es aquel que tiene reservas",” el pequenoburgues latinoamericano {no seria aquel que dispone de una proteccién social oficial y permanente para él y los suyos? En todo caso es cierto que los organismos de seguridad social participativa (que debe distinguirse de la asistencia piblica ofrecida a todos), de ‘costo generalmente elevado para el empresariado, el sector asalariado y el Estado, contribuyen a la expansion de las cla ses medias en la medida en que multiplican los empleos (mé- ddicos, enfermeras, empleos de oficina) que son su monopo- lio, A ello puede afiadirse que los beneficios de los sistemas "Seg Decio Sees, “Tendencias do sindicalime de classe medis no Brasil 1930-560" encebE, Trabahadoressindicatos polite, Seo Plo, ceoeeclobal, st "andre Sieglred De a Ie. fa IV République, Pats, Coin 1956, de seguridad son generalmente mayores en el caso de los templeados y los servidores publicos que en el de los demas trabajadores, como atestigua, en México por ejemplo, a cali dad de los hospitales y clinicas del 1sssTE (Instituto de Segu- ridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) reservados a los servidores piblicos y sus familias. Por ulti: ‘mo, basta con comparar la cantidad relativamente escasa de asegurados en paises como Brasil o México (véase euadros 9 y 10) para convencerse de que de alguna manera los dere- chohabientes son privilegiados que participan de uno u otto, ‘modo en la posicién y los valores de las clases medias, ya sean obreros titulares de Pemex o ferrocarriles por aqui, empleados bancarios 0 de comercio por all De manera mas general, las clases medias constituyen ac: tualmente la clase politica por excelencia y para serlo po- seen el capital cultural indispensable y el deseo de ascenso social necesario. Incluso a veces sus miembros detentan por as{ decirlo el monopolio de la representacién politica. Es el caso en Bolivia, Pero Guatemala, y en general en socieda- des bietnicas 0 multiétnicas o cuando los analfabetos son ex- cluidos de la ciudadanta. Los jefes revolucionarios no esca- pan de esta tendencia, En México, fuera de Zapata y Villa, de extraccion claramente popular pero que sin duda contrasta- ban con su medio de origen por cierta holgura, y de Carran- za, gran propietario, todos los jefes revolucionatios pertene- cen a los grupos medios: Calles era maestro de escuela, Cardenas, empleado municipal, Obregén, pequeno agricul tor, y otros periodista, farmacéutico, ete. Los lideres de las FODLACION CON DERECHIO A SEGURIDAD SOCIAL Y POBLACION NO ASEGURADAEN MEXICO" Poblacion Poblacion wo Poblacion “ casegurada asegurade total 1967 9 846 722 35824278 671 000 in 13651 613 38 800335 52 451 900 176 22 244 658, 40088 531, 62 329 189 Turney Sep Daniel pez Aci, "Sand, vurided soil y mater can’, en Pablo Gonzalez Casanova, Enrique Florexcano coords), Mésin, hoy, México, Siglo XX1, 1980, p 197 * Lascirasdepoblacin asegurada corresponde ne principales inet tuelones de seguridad social CLASES MEDIAS fatal [BRASIL FOBLACION CON DERECHO A SEGURIDAD SOCIAL EN FORCENTASE DE LA POBLACION ACTIVA Y BE LA POBLACION TOTAL 6 poblacion Se oral de econsmicamente activa 1a poblacion 208 68 a 74 20. 50. ‘unre Sogn dato del mo, 1952-196, calulados por Taree Malloy, The Dols of soil security in Brasil, Pitsbargh, Unversity of Pitsburgh Pres, 199, p95 revoluciones marxistas 0 que se han convertido en tales pre- sentan el mismo perfil social. Son abogados, médicos o ex es- tudiantes que reniegan de sus lazos universitarios y hablan fen nombre de las masas campesinas o de la clase obrera en Cuba o en Nicaragua. En la década de los setenta, los jefes “pequefioburgueses" de la guerrilla en Uruguay y Argentina, Tupamaros y Montoneros, jestablecian como regla a sus miembros "proletarizarse” Hevando una vida austera! El cuasimonopolio de las clases medias es tambien muy notable hoy en un régimen civil fuerte como el que gobierna ‘a Mexico desde hace mas de cincuenta afos y en el cual, a ‘causa justamente de las reglas burocréticas de ascenso en el seno del partido-Estado, las élites econémicas han perdido contacto con las elites politicas. Un estudio reciente sobre las categorias socioprofesionales de muestras representati- vas de las élites politicas mexicanas nos revela de manera :mas precisa los componentes de esa poblacién notablemente hhomogenea en el tiempo. Para el periodo posrevolucionario (1946-1971, las categorias superiores (industriales o grandes propictarios) estén escasamente representadas (79), los es- tratos populares apenas rebasan el 1296 y hasta los dirigen tes sindicales, que proporcionan las ocho décimas partes de ‘este grupo representativa, de hecho Forman parte de los sec: tores medios. La mayor parte de la clase politica pertenece pues a los estratos medios, titulados de formacin universi: peter H. Smith, Loe laberintor del poder El recltemiente de as ites policar em México (19001971, Mexico, El Colega de Mexico, 1979, pp 108 fos, taria o parauniversitaria, dado que los empleados s6lo ocu- pan un lugar exiguo (a medio camino entre las categorias sux Periores ¥las clases populares), mientras los abogadios, a la ‘abera seguidos de los maestros y los profesores universita- Flos, se llevan la mejor parte. Las mismas proporciones se ‘encuentran en el periodo "revolucionario” (1917-1940) con tna sola diferencia el elevado poreentae de militares. Estos datos, que no son totalmente distintos de los de los paises oc- cidentales con sin embargo, sise les compara con Francia, ln claro exceso de represeniacion de abogados y maestros," dleben sin duda ser matizadox es0s abogadiosy esos profeso- res son en su mayoria servidores pablicos que ocupan em- pleos de direccion en el aparato de Estado, La carrera de los lltimos presidentes mexicanos y de sus principales minis. ‘os, educados enel palacio estatal pero de formacion inicial juridica, To atestigua: tanto el licenciado como el doctor en cl cono sur poseen un titulo prestigioso que no necesaria ‘mente implica la inscripeién al Colegio de Abogados La actitud de los estratos medios frente a las clases popu: lares es cambiante y ambigua. Es cierto que la posicion me: dia de esos estratos sociales hace de ellos el lugar de mili ples contradicciones. Asi, las clases medias abogan por el Tortalecimiento del Estado, que les asegura cierta participa cidno por lo menos los sustrae de los caprichos de los nota: bles locales ¢ incrementa los servicios publicos de los que son beneficiarios privilegiados. Més Estado significa para ellos mls clases medias y més prestaciones estatales. Sin embargo, y es el reverso de la medalla, el Estado fuerte es el "Estado autoritario” que generalmente acomete contra los dos bastiones de la clase media: los partidos politicos y Ja universidad auténoma. A este respecto el caso brasileso es ejemplar, El Estado novo, régimen dictatorial instaurado por Gettlio Vargas en 1937, crea varias insttuciones que fa Norecen a los estratos medios en detrimento de las oligar- ‘quias locales, De esta manera, el DAsP (Departamento Admi- Ristrativo del Servicio. Public) libera ‘a los. servidores Pilblicos dela tutela de los “coroneles" y de las autoridades '5 nel caso de Francia, podemos remitiros a Pere Birsbaum, Les sommets de Ett Est sure du pouvoiren Franc, Pais Ed Sell sociales. Pero las restricciones a las libertades y a los dere- chos de la oposicién acarrean la disidencia de los estratos ‘medios civles y militares que habian apoyado a Vargas con- tra los nostalgicos de la repablica oligarquica. Se les encuen- ta detris del frente liberal de la UDN (Union Democratica Nacional) que provoca Ia caida del getulismo en 1945. ‘La busqueda de la seguridad y las expectativas de promo- cién social sirven de base a la ambivalencia de la pequenta bburguesia con respecto alas clases populares. Ese fendmeno es sin duda universal. Pero en América Latina adopta formas institucionales particulares. Tras haberse esforzado por abrir las puertas del orden oligarquico, y haber vencido el exclusivismo de las élites establecidas, las clases medias te- ‘men tanto la proletarizacién como la invasién por los estra- tos inferiores de la posicién que tanto les cost. Segin algu- nos historiadores y socilogos ése seria uno de los motores clisicos del fascismo en Europa.!* Sea lo que fuere, el ‘pinico de la posicién” manifestado por las clases medias frente al ascenso del movimiento obrero organizado, agrava- do por el desorden financiero la inflacién, tiene micho que ver en la favorable acogida de esos medios a los regimenes autoritarios, al menos en un primer momento, Fueron las ‘clases medias las que ocuparon las calles de Sao Paulo y de Rio en 1964 durante las manifestaciones masivas contra el presidente electo Goulart, cuyo desenlace fue la interven- cién militar de abril. En Argentina, las clases medias ;apla dieron sin vergiienza el golpe de Estado de 1966 contra un presidente electo perteneciente a un partido considerado de ‘clase media! No ocultaron su alivio cuando en 1976 el gene- ral Videla derrocé ala sefiora Perén, Para no hablar de la ac- titud dela inmensa mayoria de la pequeia burguesta chilena ‘unida en una oposicién visceral a la Unidad Popular en 1973, No obstante encontrariamos a esos mismos partidarios del poder fuerte detras de la exigencia de democratizacion de los autoritarismos, diez o veinte afios después. Los manifes- tantes anti Goulart, “Por Dios, la familia y la libertad’, de 1964 reclamaban en 1983 las "elecciones directas inmediata- mente” al general Figueiredo, Esas clases medias golpistas "* Véase Gino Germant, Sociologia de la moderizaciin, Buenos Aires, aids, 1963, p. 206, ‘estan detrés del triunfo de Raul Alfonsin que barrié con los militares en las elecciones de octubre de 1983 en Argentina, alnconsecuencia, versatilidad? Sin duda hay que tomar en tuenta, la evolucién de las sociedades y la socializacién par- ticular de esos sectores sociales para responder a esas inte: Frogantes, La expansién de las “nuevas clases medias”, es decir de los sectores medios asalariados, y su preponderancia desem- pefan un papel tan decisivo en las mutaciones de comporta- ‘miento de los sectores intermedios como el debilitamiento de las pequefas burguesias independientes bajo los golpes de Ja concentracién capitalista. Las crisis econémicas recu- rrentes, las olas inflacionarias, el poder de las organizacio- nes sindicales obreras tienden a salvar las distancias socia- les al tiempo que pesan amenazas de pauperizacién sobre e505 grupos, ante quienes se cierran los canales tradiciona- Tes de ascenso social. El titulo universitario ya no abre la puerta necesariamente a la burguesfa. El mantenimiento de las distancias sociales, preocupacién esencial de la mayoria de los grupos humanos,"" ya no se realiza naturalmente. ‘demas, esas clases medias se han desarrollado y ‘socializa- do” en un mundo en el que los valores burgueses de tipo we- beriano han perdido actualidad, mientras que no han dejado de asimilar los valores posburgueses del "hombre de la or- ganizacién", other-directed, segin Riesman. Como conse- ‘cuencia, el cardcter dependiente, la sensibilidad extrema a las coyunturas y a los condicionamientos masivomediaticos de es0s sectores sociales no tienen nada que ver con sus pa- rad6jicos virajes, que quiz forman parte de su naturaleza pero que en América Latina tienen graves consecuencias so- bre las sacudidas de la vida politica, CORIENTACION MIBLIOGRAFICA CCavarozzi, Marcello, Populismos y “partides de case media" (Notas * como muy acertadamente lot sefala Paul Vey, Le pain tf crgus Socilope hustrigue dun pluralome politique, Pars, Ed. du Seu, 1976p. 37 comparativa), Buenos Aires, CEDES (Documentos CEDESICLACSO), 18976, mimeografiado, Comblit, Oscar, hnmigrantes y empresaros en la politica argentina, Buenos Aires, Instituto di Tella (Documento de trabaj), 1966, mimeografiado, ‘Crozier, Michel, "Classes sans conscience ou préfiguration de la Societe sans clase”, Archives Européenes de Sociologte, 1960, nim, 2, pp. 233247 “Liambiguite de Ia conscience de classe cher les employés et les petits Tonctionnaires”, Cahiers Internationa de Socologie, 1935, xvi, pp. 7897 Fausto, Boris, A Revolupdo de 1930 Historiografiae histor), S60 Paulo, Brasliense, 1979 Garzén Valdés, Ernesto, "La paradoja de Johnson. Acerca del papel politico econémico de las clases medias en América Latina”, Sistema (Madrid), nim. $6, septiembre de 1983, pp. 131147, Germani, Gino, Sociologia de la modernizacién, Buenos Aires, aides, 1969 Politica y sociedad en una época de transicion (De ta so edad tradicional ala sociedad de masas), Buenos Aires, Paidés, 1962, Malloy, James M., The polities of social security in Brasil, Pits: ‘burgh, Pittsburgh University Press, 1979. Pinheiro, Paulo Sergio, "Clases medias urbanas: formaglo, natu rez, intervene na vida politica”, Revista Mexicana de Socio ogi, abrijulio, 1978, pp. 445473. Rangel Contla, José Calixt, La pequefia burguesta en la sociedad ‘mexicana (18951960), México, UNAM, 1972 ‘Smith, Peter H., Los laberintas del poder. El reclutamiento de las ‘lites poitcas en México (1900-1971), México, Bl Colegio de Méxi £0, 1979 4. LOS OBREROS Y EL MOVIMIENTO SINDICAL. Aparentemente, las clases populares urbanas, sobre todo ‘cuando estan organizadas, no deberian planteat tantos pro- bblemas de delimitacién e identificacion como los actores que 3s de mencionar. Sabemos como se sittian el "role y los trabajadores manuales en el proceso de pro- duccién. La organizacién del mundo obrero en sindicatos permite aprehender sus comportamientos en cuanto actor colectivo, Su expresién politica a través de los partidos o de os movimientos que afirman pertenecer a la "clase obrera” proporciona igualmente otra via de acceso al estudio de su papel. Pero todo ello solo es cierto en parte. Los maltiples ‘origenes de las clases obreras nacionales, paralelos a la diver. sidad de las economias en paises en vias de industrializa cidn en estadios muy desiguales, la variedad de los modos de sercion de los trabajadores en la vida nacional, la especifi cidad de sus relaciones con los otros sectores sociales y con cl Estado que condiciona su autonomia y su organizacion, hacen del universo obrero latinoamericano un mundo abiga- rrado, contradictorio y poderosamente original, ast como ‘mal explorado, para el cual nuestras matrices de analisis nos son de poca ayuda. Por ello algunas observaciones sobre la historia de la formacién de las clases obreras en América Latina se imponen antes de abordar su papel hoy. El nacimiento de la clase obrera La aparicién de lo trabajadores manuales asalariados de pende del desarrollo de las economias y principalmente de su actividad exportadora. Antes de ser obreros de industria, los trabajadores latinoamericanos son mineros u obreros. agricolas de las plantaciones. En el sector propiamente in- dustrial un proletariado numeroso s6lo surge cuando hay transformacion de los productos primarios exportables. ES ‘mds tardiamente cuando la manufactura, al remplazar al ar 1176) tesanado y los productos importados, acarrea una expan sign répida de la mano de obra industrial ‘A principios de siglo encontramos pues tres grandes cate- ‘gorias de trabajadores concentrados que van a organizarse. Por una parte, los asalariados agricolas de las plantaciones modernas —piatano en Colombia o en Honduras, azticar y algodén en el litoral peruano— y, por la otra, los trabajado- res del sector extractivo, cobre chileno o peruano, plata y es- tafo bolivianos, Finalmente los obreros de las industrias de acondicionamiento de productos agricolas: azucareras, ma- taderos frigorificos, molinos. El sector textil industrial y posteriormente las industrias mecénicas hacen también st. ‘paricion en los paises mas avanzados. En 1885, en Sao Pau lo, se cuentan unas veinte fabricas, 13 de las cuales son de tex tiles de algodén y 4fundiciones; 170 en 1901, 50 de las cuales cuentan con més de 100 obreros. En Monterrey, los altos hhornos de la Fundidora fabrican en 1903 los primeros rieles de ferrocarril mexicanos. Y en 1903 Monterrey tiene 4 500 ‘obreros y 30 diferentes industrias, de la siderurgia alos pro- ‘ductos alimenticios. Conviene sefalar que esta clase obrera es numéricamente muy reducida a principios de siglo. Sobre todo porque algu- nas actividades utilizan poca mano de obra, Es su organiza- ion, su capacidad ofensiva independiente y su papel en la economia lo que le da una importancia sin proporcién con su exigdidad de ayer y su relativa minoria de hoy. De esta ‘manera, en 1921 la extraccién de petréleo s6lo empleaba en Venezuela a 8715 trabajadores, y en la década de los seten ta, cuando el pais cuenta con mis de 20 millones de habitan- tes, ese sector capital de la econom{a nacional en total s6lo ‘agrupa a 35 000 personas. En Chile, de 1906 a 1924, l nime- ro de obreros, con excepcién de los mineros, pasa de 5 300 {285 000, En Mexico, en 1861, los “oficios mecénicos” emplea ban a 73 000 personas, o sea menos del 2.5% de la pobla- cidn activa. En 1910, no habia en ese pais mas que 195 000 obreros, de los cuales 80 000 eran mineros. Esta poblacién “obrera, aun cuando entre 1930 y 1970 aument6 rapidamente ‘en casi todos los paises, es proporcionalmente modesta. El ‘sector secundario en su totalidad (incluyendo a empleados ¥ artesanos) esta constituido por 600 000 personas tan s6lo en Colombia en 1960, de las cuales 300 000 son obreros de in- dustria, En México, en 1970, de una poblacion economica- ‘mente activa de 13 millones de personas, ese mismo sector, sise incluyen la construccién y las minas, corresponde a 2.9 millones de empleos. A pesar de st reducide niimero, la clase obrera se impuso rapidamente como un actor social con el cual debia contar- se. Su lugar estratégico en la produccién sin duda tiene mu- ccho que ver. Las caracteristicas mismas del empleo obrero ddan a sus luchas por mejorar condiciones de vida muy duras tun aleance y una eficacia temibles, al menos en lo politico. Sus capacidades de organizacion solidaria dependen en primer lugar del nivel de concentracion de la fuerza de trabajo. Los bastiones del sindicalismo principiante aparecen en las mi nas y los ferrocarriles principalmente, y luego en la gran in- dusiria, No obstante la fuerza del movimiento obrero pro- viene también de Ia ineficacia de los mecanismos de control tradicionales de la mano de obra, Las practicas particularis: tas adaptadas a Ia dominacién del mundo rural se aplican mas dificilmente a trabajadores que no son ni. intercam: biables puesto que estan calificados, ni estan ligados a la em. presa. La movilidad del asalariado urbano hace de él un hombre libre sobre todo en los perfodos en que la mano de ‘obra no abunda. Finalmente las ideologias abreras y las practicas de organizacién llegadas de Europa ofrecen a las ‘clases obreras en formacién los instrumentos de una toma de conciencia colectiva y de una solidaridad nuevas para las clases populares en América Latina. La trasferencia de las tradiciones de luchas es particularmente visible e importan- te en las zonas de inmigraciones europeas masivas del sur del continente. Pero incluso en sociedades tan poco abiertas ala inmigracién como México, los europeos estén relaciona- dos con el origen del movimiento obrero, como ese Rhodaka- naty, proudhoniano griego educado en Viena y Paris, predi- cador de la causa socialista y tedrico de la autorganizacion del proletariado mexicano, No obstante, como en Europa, el surgimiento del movi ‘miento obrero es inseparable de las terribles condiciones de trabajo y de vida de la clase obrera en su comienzo, No es "Sobre Pltino Rhodakanaty, véze Ia obra de John M. Hart, Elana ‘quis y la clase obrera mexicana 18601931, Mexico, Siglo XX, 1980. ilfcito comparar desde este éngulo la Europa de la revolucién industrial y América Latina, Las distancias no parecen enor- mes entre Villermé que describe a los obreros algodoneros de Mulhouse en 1840 y Bialet Massé que informa sobre las clases obreras del interior de Argentina a principios de si glo, Estariamos tentados a pensar que la condicion de los obreros latinoamericanos a principios del siglo Xx, y a ve- ces hasta nuestros dias, no se queda atrés dela de sus homé- Jogos europeos del siglo x1X. Las jornadas de trabajo de doce y eatorce horas o mis son la norma, El trabajo de mujeres Y nos es buscado por el empresariado por ser mas barato, En México, en la industria textil a fines del siglo xix, una ‘ctava parte de la mano de obra tenia menos de trece arios ‘como en la industria algodonera inglesa en 1834. Las regla ‘mentaciones concernientes al trabajo de los nios generalmen- te son ignoradas. En 1922 en Brasil, en Sao Paulo, se llev6 ‘cabo una huelga contra los malos tratos infligidos en algu- nas Fébpricas alos nifos que trabajan mucho mas de las ocho horas legalmente autorizadas. Todavia en 1980, en Colom: bia, una organizacion humanitaria lanzaba una campana por la proteccién de los “ninos trabajadores El estado sanitario de esa poblacion trabajadora a menu- do.es lamentable, tanto por las condiciones de trabajo como por una mala alimentacion a la que remplaza un alcoholis- ‘mo devastador. La tuberculosis acecha al obrerp de los fri- gorificos argentinos. Hacia 1950-1960, el minero del altip no boliviano s6lo tenia una esperanza de vida de treinta y cinco afos, Antes del auge del sindicalismo, los salarios arbi- trariamente establecidos siguen a la baja las fluctuaciones de la conyuntura ya que las més de las veces la oferta de ‘mano de obra es elevada. Segiin algunos célculos, los sala- rios obreros promedio en México en visperas de la revolu: cidn sélo representaban la cuarta parte de su valor un siglo antes, si es que esta comparacién secular tiene algén sent do. Los salarios, ya exiguos, son reducidos todavia més por diversas deducciones (multas, alquiler o reparacién de he- rramientas)- por el pago en bonos en ver de en moneda y la 2 Vease a ese respeco el teglamentodraconlano de una empresa de ca pintcriaen 1899 en Argentina pulbiendo por El Obreo,S de marzo de 1892 $ cto por 3. Paneter en Los rabojores ee empos def migration asin (18701919, Buenos Ales, 1987 pp. 8687 ‘obligacion de compra en la tienda patronal, la tienda de raya ‘mexicana o la pulperia de las minas bolivianas. También las condiciones de alojamiento a menudo son espantosas. A este respecto, los trabajadores brasilefis estiman en 1910 que la suerte de sus colegas europeos es envidiable. En efecto, a Principios de siglo, el alojamiento obrero tipico es lo que, se- ‘in los paises, se llama conventillo (Argentina), casa de ve- indad (México) 0 cortigo (Brasil), es decir un euchitril de tuna sola pieza donde se amontona toda la familia. General- mente se trata de vetustos inmuebles de renta dispuestos alrededor de un patio central al cual dan habitaciones las mas de las veces sin ventanas, donde se hallan la tiniea fuen- te publica y los sanitarios comunes. Segan una estimacién, mas de una cuarta parte de la poblacién de Buenos Aires vi ‘vig en conventillos en 1887, 1596 en 1904, Situacién que no sne nada que envidiar, si nos atrevemos a decirlo, al Man- chester de Engels o al barrio bajo de Lille mencionado por Villermé. Frente a esas condiciones de vida que no dejan de recor- dar a la Europa de la revolucién industrial, pero cincuenta afios y a menudo un siglo después, el empresariado y los po- deres piblicos se conforman con negar los problemas socia- les y con rechazar las reivindicaciones obreras justificando el uso de la violencia. Ante todo los asalariados deben estar agradecidos para con su patrén que les ha dado trabajo mien- ‘ras tantos semejantes siguen en busca de un contrato. El trabajo asalariado urbano, en paises ain rurales donde el empleo monetarizado relativamente estable es raro, es Faci ‘mente considerado un privilegio. Los grupos dirigentes con- sideran pues que la lucha de clases no tiene lugar en el Nue- vo Mundo, que al igual que las ideologias obreras es una “planta exotica” importada de la Europa corrupta y deca- dente. Se dedican a hacer desaparecer por Ia fuerza cual- > segun ta compara entre las condiciones de ia de los rbd tes enbraslly en Barapa en 190, publican en um 24 sep So {ota del dist abreoSnargit, ba toga de So Pavly topes por Paul Sergio Poy Michael Hall en cls pean no ral Do Eimenins, S80 Pas Braaense. 1981, 9.58 “TSegun Guy Bourat Urarsatin immersion on Ami aie, ueoas Ares Far Ablerontagn, 1 F350, 56 ceo RTE eS SOA ‘aad quier tentativa de impugn: pulsando a los "“agitadores” extranjeros, responsables de perturbar el idilico clima de las relaciones entre el capital y el trabajo. En 1904, el gobierno argentino promulga una ley Iamada “de residencia”, que no sera abolida sino hasta 1958 yy que permite deportar a cualquier extranjero presuntamen- 1a subversivo, locual en un pais de inmigracion masiva cons- tituye un arma temible ilustra las palabras atribuidas a un presidente brasilefio del primer cuarto de siglo que afirma- ba que “Ia cuestign social es una cuestién simplemente poli ‘Se comprendera ficilmente que esta actitud frente a las indicaciones insatisfechas de la poblacién obrera, haya desembocado a principios de siglo, asi como a fines de la pri ‘mera guerra mundial, en una serie de grandes huelgas vigo- rosamente reprimidas pero cuya repercusién social e histori fa se hizo sentir en todos los paises a los que atanie de ‘manera duradera. En México, en Cananea y Rio Blanco, dos hhuelgas quebrantaron el porfiriato y anunciaron la gran com- flagracién revolucionaria. Sacralizadas por el movimiento obrero, actualmente forman parte de la historia oficial. En Ja mina de cobre de Cananea, en el estado de Sonora, en la frontera con Estados Unidos, los trabajadores mexicanos reivindican en 1906 un salario minimo decente igual al de los mineros estadunidenses que trabajan con ellos, ademés de la jomada de ocho horas. El gobernador de Sonora, con ayuda de 250 rangers norteamericanos y de los “Rurales”, restablece con sangre “la ley y el orden’ asi escarnecidos. En Rio Blanco, en el estado de Veracruz, una fabrica de tex: tiles emplea a'2 350 trabajadores. Hay 7 000 en toda la re- ion de Orizaba, Para protestar contra diversas deducciones patronales a los salarios y la vigilancia policiaca a la cual los, ‘obreros y sus familias estan sometidos a fin de ponerlos a salvo de “contactos perniciosos”, los trabajadores se suble van en enero de 1907 y saquean la tienda de raya patronal, odiado simbolo de su iiserable suerte. Las tropas federales son llamadas para aplastar esta rebelién. La mina de Cana nea era de propiedad norteamericana. La fabrica de Rio Blanco pertenecia a una sociedad francesa. En Chile, en 1905, una huelga general, bautizada como “semana roja”, caus6 varios muertos en Santiago, pero fue 182, FODERES Y SOCIEDADES, Ia masacre de Santa Maria de Iquique, célebre por la cantata de Luis Advis D, cantada por el conjunto Quilapayin, Ia que incluy6 en los anales de la iniquidad una de las paginas més sangrientas dela historia del movimiento obrero chileno. En diciembre de 1907, en el Norte Grande, los mineros del sali- tte y sus familias, cansados de que se les pagara con “fi chas"" desvalorizadas, abandonaron su miserable campa- ‘mento para ira presentar sus peticiones a la direccién de la compa. 3 000 personas fueron ametralladas por el ejérci- to en una escuela de Iquique donde habian hallado refugio. La huelga de una empresa metalirgica de Buenos Aires, fen 1919, degeneré en insurreccién obrera, reprimida por el ejéreito y las milicias “blancas”, formadas para este fin por una burguesia sobrecogida por el gran miedo al bolchevis- ‘mo. Fue la “semana tragica”. En 1920, la caida delos precios de la lana, debida a la finalizacién de las hostilidades de la primera guerra mundial, produjo gravisimas tensiones en el far south patagénico. Los salarios ya de por si bajos de los ‘obreros agricolas que trabajaban en condiciones inhuma: nas, son recortados. Los obreros se rebelan. En el contexto social de dominacién brutal que prevalece en esa region, sélo el ejército podia “restablecer la calma”. Lo hizo a satis: faccién de los “barones de la lana” masacrando masivamen- tea los “condenados de la tierra". En Ecuador, fue en 1922, cuando se desencadeno una huelga general en Guayaquil, ciudad atin poco industrializada. Los huelguistas son emplea- dos, servidores pliblicos menores y la masa marginada y ““peligrosa” de los subempleados del comercio informal y hhasta de los “desempleados”. Realizan una manifestacion contra la inflacion y la miseria. La policia, dado que no se tenia al ejército seguro, fue llamada para aplastar esa pro- La mds célebre de esas huelgas despiadadamente sofoca- das es sin duda la de los obreros de la United Fruit en Santa Marta, Colombia, en 1928, magistralmente evocada por Ga- briel Garcia Marquez, en Cien artas de soledad. Los obreros de la zona bananera de la Ciénaga presentan al poderoso mo: nopolio norteamericano sus reivindicaciones: mejor aloja- miento, atencién médica seria, indemnizacién de los acci- dentes de trabajo y sobre todo el final del pago del salario fen bonos intercambiables por articulos vendidos a precios 105 OBREROS ¥ EL MOVIMIENTO SINDICAL 193 clevados en la “comisarta’ de la United Fruit. EI 6 de diciem- bre, la muchedumbre se reine para oft el arbitrio dado por el delegado del gobierno: en vez de la solucion favorable es: perada, son las ametralladoras del ejército las que entran en. acciGn. Los muertos se euentan por cientos. No es gratuito el que hayamos desgranado esta serie de huelgas sangrientas, ni para trazar el martirologio del movi- miento obrero latinoamericano. Esas huelgas, sus moviles, yel contexto en el que se desarrollaron permiten situar me- jor los primeros balbuceos de la accion sindical en el sub- ‘continente. Asimismo son reveladoras del clima y las rela- ciones sociales a principios de siglo, Las organizaciones sindicales y su evolucion La clase obrera naciente presenta varias particularidades en la mayoria de los paises del subcontinente, que serén impor- tantes para su cohesion y las formas de su intervencién, Ante todo, a causa de la importancia tanto numérica como ‘econéimica de las minas y plantaciones, las grandes concen- traciones de trabajadores a menudo estan aisladas. Ese aislamiento es favorable para la organizacién sindical como lo atestiguan los poderosos sindicatos del cobre chileno, oel ‘peso politico de la cop, la Central Obrera Boliviana. Pero en ‘cambio, ese desarrollo lejos de los centros de poder limita la influencia nacional de las organizaciones, cuando no las cor ‘duce a un repliegue corporativista. Ademas, Ia dispersion de la fuerza de trabajo en las multiples empresas de caricter familiar o artesanal, asi como en las empresas industriales de reducida dimensién, hacen dificil la formacion de sin ccatos. En Argentina, en 1914, el promedio era de siete obre- os por empresa. En el estado de Sao Paulo, en Brasil, en 1919, el 79% de los establecimientos industriales tenia me- nos de 10 obreros. Es cierto que las empresas que ocupaban mas de 100 obreros empleaban el 64,59 de la mano de obra industrial, sin embargo todavia hoy en Pert, e sector artesa- nal (menos de cinco obreros) emplea casi cerca de dos veces mas trabajadores que la industria, mientras que el 58% de la fuerza de trabajo del pais esta constituida por trabajado- res indenendientes, y menos de la tercera parte de los obre- 184 PODERES ¥ SOCIEDADES, ros del sector manufacturerotrabaja en las empresas de nds de 20 personas, minim legal exigldo para constitu un Sindicato* Por lo demas, la importancla del artesanado no sun obstsculo pata la formacion desindicatos. De manera general algunas actividades no industrales ode ipo artes: fal han desempenado un ppel capital en las luchas obreras Y la estructuracon del movimiento sindicl. At, los panade- Tos sparecen en el primer plano de ls luchas sindicales en Porn y El Salvador a fines de In primera guerra mundial Durante la revolucién mexicana, Ta Casa del Obrero Mun- dial, onganizacion anarcosindicaista que firmé en 1915 tn pacio de allanza con Obregdn, contaba con Una enorme pa. Tcipacin de los empleados de Ta compafila de tranvias de México junto con sastres, carpinteros, pintoresy mecinicon. Por su nero y prestigio tenico, los ferrocarrileros, capa: Ces de paralizarla economia nacional gozan de una posicion Privileglada para defender sus inereses. La huelga de la Compatia Paulista en 1906 da prucba de ello, asi como et movimiento de ferrcarrileros argentins en 1917. No ob {ante la confguracion dela fueraa de trabajo a principios de Siglo el peso dela produceionavtesanal matfean tambien Singularmente los comportamientos Tas ideologias. Cuan Ao esos cbrerosaliamente calificados dedicados as oficio no aspiran simplemente convertrse aa vex en maestros artesanos o pequefos patrones, buscan en el modelo anat- Guista de la "asociaclon de prodictores independientes tna slotesissatisfactoria entre un individualism preindus {ial yl volumtad de lucha organivada contra la explotacon 4 pérdida de su posildn. Sin dua ésa noes una caracte Histiea propiamentelatinoamericana, En camblo, podemos {eialar tet rangos originales en la formacion de ls clases breraslatinoamerieanasqueafectan directamente compor. tamientos, valores y modalidades organizacionales En primer ugar, en laedad dela gran industria, la mano de obra poco ono clifieada necesaria constituye una clase * Denis Sulmont, “L'voltion récente du mowement syncal au Pe rou", Amérigue Laine, nim 7, ot0bo de 198, pp. 6070 " Gayetano Carpio Maria’. quien fue el scretaro dl Partido Co- smusista Saleadorebo antes de converte ch uno dels jefs dela guerra nla década de lor stent, habla sid el organrador de los sndeatos de panaderon 1105 OBREROS ¥ EL MOVIMIENTO SINBICAL 185 ‘obrera nueva y evidentemente sin tradicién. A menudo pro- viene del éxodo rural. Para el campesino sin tierra o el hijo de campesino, el cambio de condicin, el acceso a la posicion de ciudadano y de asalariado aparecen como una promocién individual. Los objetivos de la accion colectiva pasan pues a ‘un segundo plano detras de los inmensos problemas que im- pone la biisqueda de salvacion personal. Como acertadamen. te ha seftalado Alain Touraine, la “‘conciencia de movilidad! anula la conciencia de clase, SeAalamiento tanto mas perti- nente cuanto que todavia hoy es bastante raro hallar varias zgeneraciones de obreros en la misma familia. Se comprende ue esta circunstancia influye en las actitudes y condiciona algunas orientaciones sindicales. A este respecto, el peso del capitalismo extranjero, dominante en los sectores industria: les modernos de la mayoria de los paises del subcontinente (industria automovilistica, electrénies, quimica, etc), para ng hablar de las economias de enclave, tiene una incidencia directa sobre la percepcién de los intereses de clase y las alianzas sociales que de alli pueden derivarse. Una reaccion nacional en su version xendfoba 0 “antimperialista” puede triunfar por sobre la conciencia obrera. En ese caso, la di ‘mension nacional condiciona la accion de clase y engendra relaciones particulares con los sectores poscedores y el Es- tado. Finalmente hay que subrayar el papel de los trabajado- res europeos inmigrados y de los exiliados politicos refugia: dos en América Latina en la constitucién del movimiento obrero. Sus tradiciones de lucha y experiencia no son ajenos a la relativa rapidez del proceso de organizacién sindical en América Latina: en algunos decenios, los trabajadores lati: oamericanos crearon instituciones destinadas a defender sus intereses materiales y morales que habian tardado mas de un siglo en nacer en Europa. Por lo demas, quiza por ello se ha podido decir que el mo- Vimiento obrero en América Latina era anterior a la apari cién de la clase obrera. Sea lo que fuere, la historia del sin- dicalismo obrero comienza mucho antes de 1900. Presenta varias fases particulares, pero paralelas de un pals @ otro. Son las mutualidades organizadas por oficio las que consti- tuyen la primera forma de organizacién obrera, Estas mu: tualidades aseguran una ayuda en caso de enfermedad, se hacen cargo de la defensa juridica de los afliados, las jubila- 186 ODERES Y SOCTEDADES ciones, el financiamiento de los funerales, Tiene también ac: tividades culturales y deportivas, Los tipografos, aqui como fen otras partes, son generalmente los primeros en agrupar- se. La primera mutualidad chilena es la de los tipografos fundada en 1853. En Argentina, la Sociedad Tipografica Bo- nnaerense es igualmente una mutualidad creada en 1857. Los tipografos seran también los primeros en fundar un verda- dero sindicato y, casi simulténeamente, en estallar la prime- ra huelga que recuerde la historia argentina, el 2 de septiem- bbre de 1878, Las primeras organizaciones de defensa obrera se titulan sociedades de resistencia. Generalmente se caracterizan por su inspiracién anarcosindicalista. La voluntad de “resistir” ala descalificacion del trabajo y la esperanza de establecer tuna utépica asociacion libre de productores, sirven de base ‘su objetivo de transformacion social. Esa corriente de pen- samiento debe mucho a Europa y alos trabajadores 0 “agita- dores” europeos. De esta manera, el dirigente italiano Mala: testa llega a Argentina en 1885 e,inspira la creacién de la Sociedad de Resistencia de los obreros panaderos en 1887, La primera federacin importante en ese mismo pais, la FAO (Federacién Argentina de Obreros), es dominada por los fanarquistas, a tal grado que los socialistas se retiran en 1902. De hecho, el anarcosindicalismo control en gran par- te los principios del movimiento obrero argentino hasta 1915, fecha del IX Congreso de la Fora (Federacién Obrera Regional Argentina), donde se fusionan los anarquistas dog- ‘mticos y los “sindicalistas” sobre la base del pluralismo po- litico. No obstante esta tendencia sigue siendo muy vigorosa hasta fines de la década de los veinte. Asimismo en Peri, has ta la creacién de dos confederaciones, aprista y comunista (crP y carp, respectivamente), el anarcosindicalismo repre- sentado por la gran figura intelectual que es Manuel Gonzé lez Prada penetra profundamente en los medios obreros e inspira a los muy activos sindicatos de panaderos y zapate- ros, ast como a una prensa obrera influyente. En México, tas las primeras tentativas de un Rhodakanaty, cantor no violento y “neopanteista” de clubes obreros fourieristas, son los hermanos Flores Magén quienes marcan el punto ‘maximo de la influencia anarquista. A través del Partido Li- beral Mexicano, agrupacién revolucionaria que fundaron en 1108 OBREROS ¥ EL MOVIMIENTO SINDICAL 187, 1905, los hermanos Flores Mag6n constituyen una seria ame- naza para la dictadura de Porfirio Diaz. Simbolizan y condu- cen la resistencia al capitalismo salvaje que aquel favorece: por ello los magonistas estuvieron detras de la huelga de Ca: nanea, mientras que el Gran Circulo de Obrevos Libres de Rio Blanco, que afirma pertenecer al movimie to" de Ricar- do Flores Magon, es el principal instrumento ce a insurree- cién obrera de 1907. La Casa del Obrero Mundial, fundada en 1912, y luego la Confederacién General del Trabajo, que se mantiene hasta 1930 y afirma ser anarquista contra ¢l go- bierno “revolucionario”, atestiguan la longevidad de esta tendencia a la cual quizé no sean ajenas la proximidad de Es tados Unidos y la sombra proyectada de la 1ww (Internatio- nal Workers of the World) De las sociedades primitivas de resistencia hemos pasado 1 organizaciones reivindicativas independientes resultado dde un sindicalismo de minoria militante, inspirado por ideo- logias de transformacién social, anticapitalista en su mayo- ria. Se caracteriza pues por divisiones sequin lineas de dis- crepancia doctrinales y politicas. El anarquismo es cronolégicamente Ia primera de elas En América Latina se refleja la oposicién entre los “'sindica- listas revolucionarios” que ven en el sindicato no s6lo un or. gano de lucha sino la prefiguracién de la sociedad futura, y os “comunistas o socialistas libertarios” que consideran ue el sindicato no es mas que un instrument entre otros para realizar la revolucién, que trasciende las clases y las. [suprime. La confrontacién entre Monatte y Malatesta, entre franceses ¢ italianos en el Congreso Anarquista de Amster: ‘dam en 1907 volvemos a encontrarla pues en el movimiento libertario latinoamericano, al cual no le falta ni la propagan dda por la accién de los atentados contra los responsables de la represién del movimiento obrero. En noviembre de 1909, un anarguista lanza una bomba contra el auto del jefe de po- licta de Buenos Aires para vengar las muertes de las mani festaciones del primero de mayo. En enero de 1923, otto anarquista asesina al coronel que comandaba las tropas en + Puesto que I principal fuera politica detias de ambas hulgas ea el fundado por los Flores Magn en James D. Cockcroft, Prcarsres i= Tectates de fa evolcion mesieana, Siglo XXI, 1971p. 127, (7) 188, PODERES Y SOCIEDADES cargadas de acabar con los huelguistas de la Patagonia. En fmbos casos se trataba de inmigrados europeos recientes. ‘Los curopeos desempefiaron también un papel importan- teen la aclimatacion del pensamiento socialista. El viaje de Jean Jaurés en 1911 al Rio de la Plata fue un triunfo de efec- tos durables, Pero mas allé de los préstamos doctrinales u organizacionales, los partidos socialistas, ali donde apare- Cieron, revistieron muy pronto una personalidad nacional innegable. El Partido Socialista Argentino, fundado en 1896, conducido por Juan B. Justo, traductor de Marx, cuenta en. tre sus filas a brillantes intelectuales como Ingenieros, Payro y, brevemente, el poeta Lugones. En 1904, Alfredo Palacios, Clegido en Buenos Aires, es el primer diputado socialista del ‘continente, El uruguayo Emilio Frugoni sera el segundo en 1910 en el Parlamento de Montevideo. Los socialistas argen- tinos, asi como los uruguayos, son partidarios de reformas ‘sociales y desean conquistar una representacién parlamen- faria para la defensa politica de los intereses de los trabaja- dores, En Chile, el nacimiento de los partidos obreros y del ‘movimiento sindical est dominado por la orientacién revo- Tucionaria y Ta personalidad de Luis Recabarren, tipografo ‘autodidacta, quien organiza a los trabajadores del salitre an- tes de fundar en 1912 el Partido Obrero Socialista de Chile, ¥y de dirigir la Foc (Federacion Obrera de Chile), creada en 1906. En 1921, es elegido diputado por Antofagasta y hace afiliarel 0s a la IT Internacional en 1922. Participa también fen la organizacién del sector mas radicalizado del partido Socialista argentino que, tras Ia escision y aceptacién de las Yeintitin condiciones de Moscii, se convertiria en el Partido Comunista Argentino, En Peri, José Carlos Mariétegui, el Gramsci criollo, encarna una sintesis original del marxismo y del indigenismo con las ideas de la reforma universitaria. ‘Gomo Recabarren en Chile, el autor de los Siete ensayos de interpretacion de la realidad peruana arrastra el socialismo nacional hacia la Internacional Comunista no sin algunos problemas. ‘Si bien la revolucién bolchevique provoca a través de toda ‘América Latina el gran temor de los propietarios durante el “fio rojo” que siguié a la gran conmocion sovietica,” los 7 ease « ese respecto Ia recopllacion de textos publicada por Moniz Steamer piee aie i Soca citicrdsnehaere hence Si neat nce Bae vis Svat esa en eee hearer in Shae ta ea erent ee eee oie een clan crite eens creas an pie tee neers ec ae Pare nmner een iether es Gaara eainnanismaciiaeenietios se ees Scere Sine tne cree ier Ses iaae st Een SE pms tne cay are appa tn ae Sie leaden had lc al Spin bh eee rremcectee nena mi een aan eters ieee re diferentes alas clases dnigentes. Si bien los sectores més Arcaicon solo confan en la represion o en cl regreso & Ia ‘dad de oro preindustrialy hasta precaptalisa, los mien bros mis ilustrados de las burgueslasplensan por el contr Tio que hay que vencer la "lucha de clases” previniéndose contra lo que pudiera ocurrit mediante la ntepracin y Ta organizacion de las “clases peligrosas". Para ell, en algunos Palses el sindlalismo de minorla militate fue autoritaie mente remplazado por un sndicalismo esatlyburocratza do. Este tipo de organizacién,combinado con leislaciones sociales relativamentedesarolladas, estaba destinado 9 spar tar las ideologias perniciosas ya dar con la puerta en las ne a preocupacin de los ebernantes por la “extincin del pauperismo" y la promocion social de los trabajadores res- Petuosos no es exclusiva de América Latina hi del periodo Eontemporsneo. Mucho antes dela gran criss de 1929, el po. temalismo del Estedo y las tentatvas de movlizacton gi bernamental de los trabajadores hicieron sus primeras pax Ficiones, En Brasil en 1912, un congreso obrero se reunisen Rio de Jancio bajo la égida del presidente dela Republica Hermes da Fonseca, oganizado por ss propio hijo. En El Salvador, en 1918 la “dinastis” Quitnen Melendez en el po- der crea tun pati oficial muy “parecido a una estructura sindical™ com miras a las elecciones presidenciales, bau zdo Liga Roja que agrupa sobre todo a obrero y carpe Sinos alos que se les oftecen meforas slarale y hasta pues tos de eleccign locales. Esa liga es igualmente utlizada ‘como tropa de chogue contra los adversarios politicos dl ‘lan en el poder No obstante ex a partir de 1930 cuando se instauran pro- cesos de estatizcion del movimiento obreo. Su origen se Femonta ala voluntad de goblernos fuertes de controlar ala ‘lase obrera en un perlado de crecimiento econdmicorpido 3 deveniones svn gis, yd leita a Se dex wenden de una concepcion corporativistay arbitral del pa- pel del Estado. En ruptura conta tradiion liberal que pre ° Rdeibero Torres Rivas etal, Centroamérca, hoy, México, Siglo XX, 1075p 98, Rafe! Guidos Velar.Ascens del mtr en El Salvador, San Jove, oven 1982, pp. 121-122. velecia hasta entonces, los diferentes sectores de la sociedad civil se convierten en prolongaciones del aparato estatal. Lt “comunidad organizada” es el ideal de una sociedad donde los conflictos serian si no inexistentes, por lo menos regula: dos imperativamente por el poder piiblico, Este se arroga pues con ese fin un derecho de retracto sobre todas las orga- nizaciones sociales y, en particular, sobre aquellas que pue- den poner en peligro ia cohesign nacional y por tantoel stat quo social El paso del sindicalismo combative y de oposicién a un sindicalismo de participacién es tanto mas facil cuanto la clase obvera crece més répidamente y los nuevos proleta- ios, provenientes del campo, sin tradicion de lucha, aun no hhan sido “contaminados” por las ideologias “avanzadas'" y por tanto no tienen conciencia anticapitalista, Por el contra rio, para ellos la condicién de obrero representa un verdade- +o ascenso social gracias al empleo asalariado y las ventajas ‘del modo de vida urbano, Otro factor puede incorporarse al precedente que favorece una movilizacion obrera proguber- namental. El repetido fraéaso de las reivindicaciones obre- ras frente a la ceguera conservadora de las clases dirigentes dda a un poder fuerte y reformista la posibilidad de suscitar sin mucho esfuerzo el reconocimiento y el apoyo de los tra bajadores. El control del movimiento obrero por parte del poder significa, en contrapartida, que los dirigentes sindica- les tienen acceso a los responsables del gobierno: una verda- dera revolucidn en el caso de sociedades rigidamente jerar uizadas. La cooptacién de los lideres obreros por parte del Estado, asi como la promulgacién autoritaria de una legisla i6n social, dan una dimensién popular al régimen sin dejar de proporcionarle los medios para orientar el mundo obrero fuera de las peligrosas vias de la impugnacién. La creacién de ese tipo de sindicalismo, que no se da sin tun cambio politico fundador y relativamente dramatizado ~revolucién o golpe de Estado—, implica la abolicidn de he- [cho del pluralismo sindical y de sus discrepancias ideologt jeas. O bien un solo sindicato es legalmente tolerado por em- _presa.o por industria, o bien la pluralidad sindieal es anulada por la atribucién al tinico sindicato mayoritario de la “pro- Piedad” del contrato de trabajo con, a veces, el monopolio de Ja contratacion, Es evidentemente el Estado quien reconoce el derecho a la existencia de una organizacién otorgindole ‘© no la personalidad juridica. El Ministerio del Trabajo se fencarga de controlar los principales motores de la vida sin- dical: estatutos, elecciones interaas, uilizacién de los recur: ‘08 financieros. En los antipodas de Ia semiclandestinidad de las sociedades primitivas de resistencia, “esos sindica- tos de Estado” son a veces reconocidos como organismos de interés publico, y el legislador ha previsto para este efecto tun financiamiento permanente de sus actividades. En ese ca- so, si bien la afiliacion sindical no es obligatoria, la contribu- cidn sindical silo es. Deducida por el patrén de los salarios de todos los empleados, sindicalizados o no, sirve en Brasil y Argentina principalmente, para proporcionar a los afilia- dos servicios sociales. En calidad de mutualidades, las orga- nizaciones sindicales administran en esos dos paises servi- cios médicos, centros de recreo, cooperativas de vivienda, de crédito y hasta escuelas u hoteles; de esta manera estan a la ‘cabeza de patrimonios importantes cuya gestion prevalece sobre la defensa de los intereses de los trabajadores afilia dos, Esas responsabllidades generalmente entrafan la apari- ‘cin de una burocracia sindical més oportunista que comba- tiva, dispuesta alas componendas con el Estado y la patronal, ‘a menudo corrupta y que no vacila en recurrir a la violenci privada o publica para mantenerse a la cabeza de las organi Zaciones, Un nuevo tipo de dirigente sindical hace asf su en- trada en la escena politica y social donde remplaza a los he- roicos lideres de principios de siglo, asi como gracias a la influencia del Estado los sindicatos oficiales han suplantado al sindicalismo revolucionario, Esos burdcratas parecen constituir una especie de capa intermedia” entre la patro- nal yel mundo obrero. Entre ellos surgen caudillos naciona- les que se convierten en actores politicos de primerisimo or den, como el metalirgico Augusto T. Vandor, en Argentina cen la década de los sesenta, o en México el inamovible Fidel "Esl sentido dea palabra plego ques es aplica en Brasil y que de sigan pil de Borrego clocads entre In sila el caballo. Ea México se tel termi chro que desig sun inet en tajefolkricoy que pare ‘Eproreni del spade de uno de lox mis notables especimencs de drigente fil corrupoy poco representativo, Jens ia de Ldn, lide del indica to de ferroaerileror durante los “sucesos” de 1988, Velazquez, secretario general de la Confederacion de Traba- jadores de México de manera casi ininterrumpida desde 1941 Si bien el Estado supervisa con més © menos celo segin los pafses y las épocas el funcionamiento de es0s sindicatos de derecho publicos, las direcciones sindicales tienen la responsabilidad de mantener a los trabajadores en el recto ‘camino de la solidaridad nacional y la armonia social. Con ‘se fin, una ideologia nacionalista y “policlasista” sirve de antidoto a los venenos del internacionalismo proletario sos pechoso de debilitar el cuerpo social en beneficio de intere- ses “apitridas'” Pero otras armas mas temibles pueden ser utilizadas para meter en cintura a agitadores e impugnado- res. Asi, en México, el monopolio sindical de la contratacion, permit, gracias a la “clausula de exclusion" inscrita en los convenios colectivos, que el patron despida a cualquier tra: bajador expulsado del sindicato. No obstante, contrariamente a algunos lugares comunes, Jos burdcratas sindicales no se imponen sélo por la fuerza y Violando la democracia interna, aun cuando los ejemplos de tales procedimientos no faltan. Deben dan prueba de cierta representatividad y tener la confianza de una parte de sus mandantes para no perder la de la patronal y el Estado. La ‘btienen gracias a su capacidad de resolver algunas cuestio- res profesionales que no pongan en entredicho la politica ge- neral del gobierno y los intereses patronales, pero tambien por el éxito en el logro de ventajas categoriales que les dan una legitimidad renovada ante sus bases, La relativa autono- mia de esos sindicatos oficiales es el precio que debe pagarse por la paz social. El delicado y ambiguo papel de sus dirigen- tes consiste en manipular, cuando es posible, y en movilizar, de ser necesario, su potencial sindical, utilizando ya sea al Estado conta los patrones o al Estado contra sus propios afiliados para evitar desbordamientos y que se salgan del aro. ‘ue México quien abr la via, a la vez de las politicas so- ciales progresistas, de la alianza obrera y de la integracién mds vigorosa de las organizaciones sindicales bajo la facha- da pluralista. Hemos visto que los anarquistas de la Casa del Obrero Mundial no habian vacilado en aliarse a Obregon. Participaron en la guerra civil en el campo obregonista for- ‘mando “‘batallones rojos” que fueron utilizados contra los ejercitos campesinos de Zapata y Villa. La movilizacién obrera en las filas “constitucionalistas” se tradujo en la nue: va Constitucién de 1917. El articulo 123 reconoce al movi miento obrero y establece los derechos de los trabajadores, En 1918 se crea la crom (Confederacin Regional Obrera Mexicana) bajo la égida del gobierno. Su secretario general, Luis N. Morones, est muy estrechamente ligado a Obregon y luego a Calles, cuyas ambiciones presidenciales apoya la central en 1924. Morones se convierte incluso en seeretatio de Industria, Comercio y Trabajo. Numerosos dirigentes de Ja cRom son diputados, senadores © gobernadores de esta- do, La CRoM es tan fuerte, con su brazo politico el Partido Laborista Mexicano, que se propone a Morones como candi dato a la Presidencia de Ia Repblica. Pero sus ambiciones provocan la inguietud de Calles y Obregon. El Estado aban- dona su apoyo a la confederacién de Morones, quien se debi lita répidamente. Durante diez afios, Morones reind como amo y sefior sobre el movimiento obrero mexicano. Era él quien decidia acerca de la legalidad de las huelgas. Cua- Quier tentativa de organizacion contra el parecer y los de. seos de la cROM era despiadadamente destruida, Hasta el dia en que el Estado dejé de apoyarla. En 1936 se funda una nueva central, la Confederacién de Trabajadores de México, Esté destinada a lograr cierto éxito. En primer Iugar porque apoya oportunamente la politica nacionalista del presidents Cardenas, sobre todo a partir de la “expropiacién petrolera’ de 1938, que lo opone a Estados Unidos. ¥ después porque la coyuntura es particularmente favorable al proyecto unita- rio de su primer secretario general, el socialista Lombardo Toledano, quien no oculta su simpatia por la revolucisn ru- sa, La CN tiene un millén de afiliados en 1940, Pero el Esta- do obliga, y el cambio de presidente lleva a la secretaria ge neral a Fidel Velazquez quien no oculta un pronunciado gusto por la conciliacién y su hostilidad militante hacia to- das las doctrinas anticapitalistas que buscan el aval del mo- vimiento obrero. La cTM, aun cuando se ha convertido en la organizacién sindical més poderosa, no es la nica confederacién. Si bien se pluralismo deseado por el poder no parece haber logra- do limitar la dominacion de la centeal de Fidel Velazquez, no ‘obstante la benevolencia manifestada por algunos presiden- tes para con organizacionesrivales,indudablemente ha mo- erado los apetitos “cetemistas", Sin embargo la CTM y sus ‘olectva y estatutarlamente lode la revolucion —hoy PR, Partido Revo- iucionario Instituctonal— de cuyo sector obrero son parte cscncialy la tercera parie de sus efectivos. Los sindiealos ambien proporcionan al partido Estado diputados, senado- tery gobernadores, garantizando ast la Osmosis entre las dos Instituciones. La integracion de los sindicatos oficiales ST “partido de los irabajadores" es sin duda uno de los facto res de la estabilidad politica mexicana. Las relaciones de trabajo en Mexico estan regidas por la Ley Federal del Trabajo, promulgada en 1931 para la aplica- ‘dn del articulo 123 dela Consttucion, Establece una serie de restriceiones muy rigidas a las inicativassindiales, que sobre todo permiten arrebatar cualquier medio de expresién iogal a las tendencias sindicales no oficiales, Ese collar re- presivo eomprende el monopolio sindical ctorgado al sind Exto més representative que por elloes “titular” del con- {rato colectivo. de_trabajo— maltiples limitaciones al derecho de huelgs, asi como procedimientos de arbitraje ‘que dan un poder exorbitante 2 las juntas de conclliacion y arbitraje En Brasil, esa partir de larevolucion de 1930, bajo la pre sidencia provisional de Getilio Vargas y lego bajo la dicta dura del Estado novo que impone en 1937, cuando una élite smodernizadora se esfuerza por “incorporar la clase obrera 2 Ta sociedad (..} sin rupturn del orden social tradicional” LaConsolidacin de as eyes del trabajo de 1943, que rige las instituciones sindicales segun la optica corporativa de sus inspiradores, define ast los deberes de los sindieatos(artcu- to 514. aun en vigor en 1985: "Los deberes de los sindicatos sen los siguientes ia colaborar con los poderes publicos para el desarrollo de la solidaridad social; [1 ‘lpremover la conciliacién en los confictos laborales i " Kenneth Paul Erikson, "Corporati and abor in development, HL Rosenbaum Wiliam G:Tyer ral, Contemporary Bras Issues nes rome and pla! development, Nueva York, Praeger, 1972, pp. 198145. = ————_ Asimismo los poderes pablicos, y particularmente los su cesivos ministros de Trabsjo, han insistido siempre en el pa pel de asistencia social de las organizaciones sindicales. Una ‘encuesta en los sindicatos de la industria textil de Sao Paulo en 1961" mostraba que a los nuevos afiliados les atrafan ‘mas las prestaciones y los servicios sociales sindicales que las perspectivas de la accién colectiva y de la politica reivin- dicativa ‘Sin duda no es una casualidad si la legislacién sindical corporativa creada por Vargas ha sobrevivido al régimen ‘que le dio origen. A la caida del Estado novo en 1945, la vida politica es democratizada por los liberales que instauran tuna constitucién representativa, pero la democratizacién se detiene a las puertas de los sindicatos. Se mantiene la subor- La lista eronoigin prescinde de comen Fecha 6 Presidente derrcade Inara 1982 Rigen ‘Arturo Ponda jlo 1962 Pers ‘Manvel Pra rare 1963 Guatemala Miguel Yaigoras Fuentes jo 1963 eundor Sul Arosemena Monroy Sep. 1983 Rep. Dominicana Suan Bosch ct 1968 Hondurss Riles Moraes Spat 96 Brasil Jeo Goulet fon 1964 Balivie V. Pat Estenssoro Junio 1966 argentina ‘Arturo ii Lap a= Se 221 cca Latina. Sin embargo en Bolivia, una audaz tentativa de hax cer de los Andes la Sierra Maestra de América del Sur tuvo como saldo la muerte, en octubre de 1967, del mitico lugar. teniente de Castro, Ernesto Guevara, .. Ese fracaso marca el principio de la desvinculacion cubana y simboliza el final de luna etapa. La tensién provocada por esta nueva realidad in. ternacional que es el “castrismo” tiene momentos dlgidos, como la tentativa de invasién de Cuba por mercenarios apo. yados por Estados Unidos en abril de 1961, o mas ain la eri sis de los misiles de octubre de 1962, que repercute en la Vida politica de los estados de la region. La intervencion mic litar estadunidense en la guerra civil dominicana en 1965, Para evitar una “nueva Cuba", constituye igualmente una eresta de esta tension. Una nueva coyuntura se perfila en 1968, cuyos efectos se harén sentir sobre las orientaciones politicas de los milita- res latinoamericanos hasta 1973. Se produce un innegable ‘deshielo” interamericano, que permite a las tendencias na- ionalistas de los ejéreitos dejarse oir tras un perfodo duran. te el cual, en virtud de la“teoria de las fronteras ideologi- cas", Ia nebulosa “occidental y cristiana” parecia haber remplazado al Estadonacién en la jerarquia de las lealtades militares. Esta distension es debida a causas miiltiples ¥ concomitantes, En Cuba se inicia un periodo de replicgue Los problemas domésticos toman la delantera sobre la soli daridad internacionalista. La presion de la Union Sovietica, cuya ayuda economica, financiera y militar es indispensable para la supervivencia de la experiencia cubana, y que habia dado a conocer su desacuerde con el “aventurerismo” de la politica de lucha armada preconizada por Cuba, tuvo mucho {que ver también en el aplazamiento de la esperanza de crear ‘varios Vietnam” en América Latina ode establecer una "se gunda Cuba’ en el continente. En Estados Unidos, si bien no se olvide la existencia de un Estado comunista en el Caribe, el estancamiento vietnamita y la interminable erisis del ‘Medio Oriente” eclipsaron la "amenaza castrista”. La nue- va administracién republicana de Nixon adopta una politica 4e low profile con respecto a América Latina Es en esas circunstancias como los militares que se apo- eran del poder entre 1968 y 1972 en los estados del cont nente restablecen el nacionalismo reformista de principios = ——EE——— de siglo. Para los militares peruanos en torno al general Ve lasco Alvarado, que derroca a las autoridades civiles en oc- tubre de 1968, asi como para el general Torrijos que toma el poder en Panama casi simuleineamente, la hora de Ia “revo- Iucion por el estado mayor” ha sonado. Una versién incon sistente de ese “pretorianismo radical” aparece jgualmente fen Ecuindor donde el general Rodriguez Lara se proclama e febrero de 1972 “revolucionario, nacionalista, social huma nista y en favor de un desarrollo auténomo". En diciembre del mismo afo, tambien los oficiales hondurefios ponen el farina a la izquierda e instalan un gobierno militar encargado de “actualizar la economfa y la sociedad nacional”, sobre todo mediante una reforma agraria. En Bolivia, el oportunis taviraje ala izquierda de un régimen militarizado conserva dor bajo el general Ovando, desemboca en el efimero gobier- no popular del general Torres, sostenido por los partidos marxistas y los sindicatos, erigidos en “doble poder” en un desbordamiento de lirismo neoleninista que provoca un con: ‘uagolpe de Estado de la derecha militar A ello podrian afta- dirse evoluciones paralelas, como el breve éxito de un nacio- nalismo militar en Argentina en los primeros meses del peronismo restaurado en 1973, Asi vemos que en la reunién {de comandantes en jefe de los ejércitos americanos de Cara- ‘eas ese afio, el comandante peruano Mercado Jarrin y su ho- ‘mologo argentino el general Carcagno oponen a la “doctrina de la seguridad nacional” teorias heréticas sobre la seguri- dad econémica, el desarrollo auténome y la justicia social Esta “escampada” o esta aventura fueron de corta duracién. 1973, ano del desmantelamiento de la Unidad Popular Chi lena por militares hasta entonces respetuosos de la demo ‘cracia, tambien es aguel en que la "Suiza de América del Sur’ el modesto Uruguay, eae bajo la férula de sus legiones. En marzo de 1976, una nueva intervencién militar en Argen fina entierra las esperanzas de una instauracién duradera de Ia democracia: los militares no dejaron el poder tres aos atris sino para regresar fortalecidos. Los tres regimenes ‘ue surgen entonces tienen en comin su cardcter sangriento y represivo, su voluntad contrarrevolucionaria de hacer para siempre imposible el regreso de la subversion o de la hidra del comunismo, Las reformas socialistas efectuadas icamente por un gobierno legal en Chile, Ia debilidad |; 7 7.7 7. ——) t drt sistema democrético frente guerrillas ya militarmente vena en Uruguay Argentina fron lo pretexin ue jos militares de esos tres paises utilizaron para imponer su dictadura terrorista, a cha era de la desmilivarizacion? Lo propio de los regimenes militares en América Latina es st inestabilidad asi como su caracter provisional o, por lo ‘menos, no permanente. Tampoco es sorprendente el que has: {a los mas feroces de ellos hayan cedido poco a poco el lugar 4 los civiles, y que las instituciones representativas hayan sido nuevamente restauradas. Si bien no es sorprendente el que las dictaduras se liberalicen restableciendo las liberta des y los derechos de los ciudadanos o que organicen su pro- pia institucionalizacién por vias democraticas, y hasta que abandonen un poder que se les escapa a causa de repetidos fracasos o de una discordia insuperable entre sus dirigentes, sin duda es mas raro ver un reflujo de regimenes militares ‘como el que comienza en 1979, Evidentemente este reflujo es semejante a la oleada militarista que sumergié al continente dde 1962 a 1976. Asi, la desmilitarizacion que comienza con las elecciones ecuatorianas de 1979, seguidas por el regreso a la democracia de Perd en 1980, de Honduras en 1981, de Bolivia en 1982, de Argentina en 1983, de Uruguay y Brasil ‘en 1985, no deja fuera de este universe representative en ex: pansion mas que a la arqueodictadura paraguaya y al Chile del general Pinochet. Ciertamente hariamos mal en eonfun- | dir bajo una misma etiqueta evoluciones y procesos muy di ferentes. El retro de los pretorianos no tiene en todas partes Jas mismas causas ni la misma amplitud, aun cuando un efecto de contagio y una coyuntura favorable estan presen- tes en todos los casos. En Honduras, una dictadura militar ‘mas bien civil fue remplazada, al término de elecciones li bres, por un régimen constitucional enormemente militari ‘ado, a causa particularmente de los conflictos centroameri: ‘canos. Los militares argentinos se derrotaron a si mismos por el fracaso de su lamentable aventura del Atldntico sur en 1982, que no hacia sino agregarse a su siniestro récord en la violacion de los derechos humanos. En Uruguay, eldusulas a4 — | 111) constitucionales transtorias negociadas con los partidos dan a los militares, que controlaron hasta el final Ta transicign, cierto derccho de fiscalzacion temporal sobre la omocracta recuperada, Por ultimo en Brasil, donde el regi men semiautoritario y semicompetiivo desde 1974 nunca abla suprimido totalmente los procedinientos repesenta- thos mi proscrito alos partidos o cerrado las asambleas, a apertura iniciada en 1974 que debla permite la"legaliza fon" dal regimen o st legitmacin constituional desembo- Sova peser de las “elecciones de qin pietde gana’ de los Aiversos subterfugiosjuridicos para permitir al partido of Jal minoritario conservar el poder, en una victoria de [a Sposicion democratiea que nada perma prever-A pesat de TWegaiva de restablecer Ia cleclon directa del presidente dela Republica por sufragio univeraal, la dindmica dela de- tmocracin moulfice las previsiones del poder asegurando Ta ‘etoria del candidato de las oposiciones, Tancredo Neves, aya repentina desapariion no fren el proceso de demo Si bien es cierto que las ditadusras también muereo, no Jo.es menos el que su postracion ys fallecimiento no care Cen de relacion con ln coyuntura. Los cfecos de la csi condmica y del endeudamiento exterior sobre sus bases so Siales no podtian se ignorados. Esos reglmenes que tata ban de egiimarse a traves de sus éaton econdmicos 0 por lo menos por las ventajes que olorgaban a algunos estratos Stctales prsilegados, se hallan socavados y puestos al des- nado por el hundimiento econdmico. Por lo demas la erosion desu apoyo se traduce inmediatamente en el subito creck miento dela “demanda democrica", que afecta a sectores Rasta entonces poco exigentesen materia de partiipacion Cihica Sin dada la politica de Estados Unidos con respecto, a las dctaduras tambien desempenaigualmente un papel determinant. Menos por el echo de que algunos sectres det aparato de Estado norteamericano dejen de favoree manefos amtdemocrdticos que porgue Ia politi oficial de Washington consste en apoyar resultamente a las demo ‘Cravias dando eventualmente com la puesta en las navies a los aprendices de dictadores, mientras los intereses norte ‘Asmisno la politica de derechos humanos de Carter com lares al nuevo ejéreito: la de inculcar una formacién civiea y moral al futuro ciudadano y la de desarrollar su espiritu nacional. Establecido entre 1900 en Chile, y 1916 en Brasil el servicio universal precede en la mayoria de los paises al sufragio universal. El ciudadano es militar antes de ser elec- tor. Un detalle cronolégico que no es insignificante. Ademas, 1 reclutamiento por mérito y la formacién de los oficiales cen el molde comiin de las escuelas militares les dan un ligar particular en el Estado. Cooptados por sus pares y liberados del favor de los notables, esos oficiales de escuela consti yen un cuerpo de funcionarios publicos estables y perma: nnentes, de carreras reguladas, que contrasta con el resto del aparato de Estado, donde dominai los aficionados intercam biables. Los ejércitos entran en escena Las nuevas responsabilidades civicas y nacionales, yla auto- nomia de que disponen esos cuadros no incitan a los nuevos ejércitos a jugar a hacerle al mudo.” Aquellos que habian creido que la profesionalizacién era la sefial dl apoliticismo se equivocaron, Las tareas de edificacion nacional y estatal, la importa cia de las funciones de defensa interna no predisponen a la neutralidad. Los recursos politicos que las reformas dan a los oficiales hacen el resto: esos técnicos que se perfeccio- nan sin cesar tienen a su cargo el contingente, por ende la ju- ventud del pais y su futuro. ¢Acaso no son también los mejo- res conocedores de las situaciones internacionales cuyos peligros deben escrutar? ¢Como no iban a desarrollar esos prolesionales del patriotismo, pioneros de la modernizacion del Estado, una ‘conciencia de competencia"” que los condu- ea iniereniren os asuntos publics con tod su peso espe El activismo politico de los militares en cuanto cuerpo, {que dlifiere de los pronunciamientos tradicionales de gener: les ambiciosos 0 descontentos, se expresard en gran cant * En francs a grande muti ox lero activo. La expresion se der ‘adel hecho de qe hasta 1945 los miltares no tenian derecho al ato.) pone fin, ahorcando al presidente, al régimen “nacional- militar”, para gran satisfaccién de los “seniores del estario’ ‘Argentina desentona un poco en ese concierto militar si no es que progresista, por lo menos siempre hostil al statu quo. El primer golpe de Estado del siglo que derroca a un gobierno legal democraticamente elegido es netamente con- servador. En septiembre de 1930, el general Uriburu y los ca- detes del Colegio Militar echan'del poder a Yrigoyen —el presidente radical, candidato elegido de los estratos medios y populares— con los aplausos de la oligarquia. La restauracion de las elites conservadoras esta ala orden del dia. El sistema de “democracia ampliada’ instaurado en 1912 sera rempla- zado por un régimen representative de participacion restrin- ida suavizado por el fraude. En cuanto a Uniburu, es favorable 2 una revision constitucional en un sentido corporativista que fracasa, Esta rodeado de impetuosos capitanes de ten- dencias fascistas a quienes volveremos a encontrar como co- roneles o tenientes coroneles “nacionalistas” durante el gol- pe de Estado de junio de 1943 de donde surge el peronismo. Si hubiera que hallar una caracteristica comdn pata las orientaciones politicas de los militares de los diferentes pat ses durante este periodo, podriamos decir que esta mareada con el signo del nacionalismo. La ambigtiedad de comporta- ‘mientos, a menudo mas autoritarios que reformistas hasta en as experiencias “revolucionarias”, remite siempre a la voluntad de fortalever, incluso mediante la justicia social, el potencial economico, humano y por ende militar de la na- ion, Orientacién que se enfrenta a las politicas de desarro- Ilo auténomo o autocentrado que florecen en ese entonces y persiguen cl objetivo de “sustituir las importaciones”. La guerra fria en ef Nuevo Mundo La sombra proyectada del conflicto Este-Oeste Mega muy tarde a América Latina, esfera de influencia "reconocida” de Estados Unidos desde 1945, Esta nueva circunstancia politi ca se remonta sino la entrada de Fidel Castro a La Habana, por lo menos a la ruptura del régimen castrista con Estados Unidos en 1960-1961. Un regimen comunista se instalaba a un centenar de kilémetros de Florida en el "Mediterraneo constituyen gran parte del clero parroquial. Las diferencias nacionales son enormes. En 1965 se hallaba un sacerdote por cada 3000 a 3700 habitantes en Chile (pais lider), Co- lombia 0 Ecuador. Situacién que se degrad6 ligeramente en 1975, mas a causa de la oleada demografica que de la reduccion de la cantidad de saverdotes. No obstante las dite rencias siguen siendo las mismas. Varios paises no tienen ‘mais que un sacerdote por cada 10 000 habitantes 0 mas: Hai- i, Honduras, El Salvador y Repiiblica Dominicana estin aproximadamente en ese caso. Cuba, por razones muy parti: culares que por lo demas solo obedecen a la persecucion re. ligiosa, presenta un panorama atin mas critico. Con unos 200 sacerdotes por 10 millones de habitantes (1 por cada 50 000), nos enfrentamos a una sociedad profundamente descristia nizada. Cierto, el marxismo leninismo ha provocado la de- sercion de la mitad del clero hostil a la nueva corriente revo. lucionaria, Sin embargo si bien de hecho actualmente no hay ‘mas que 100 000 practicantes, ya en 1955 apenas el 1036 de Jos cubanos era practicante, ¢s decir 450 000 personas. Los cultos africanos de las santerias, en boga bajo Batista, atraen ids fieles que las iglesias. El clero latinoamericano presenta ademas dos caracterts ticas que disminuyen o limitan todavia més su audiencia: ‘comprende un porcentaje clevadisimo de extranjeros, est dividido por las discrepancias que reflejan los conflictos y distorsiones de las sociedades latinoamericanas. Paradéjica- mente, ese continente masivamente cristiano es también tierra de misién, No sélo los obispos latinoamericanos recu- rren a la ayuda extranjera, sino una proporcion frecuente- mente elevada del clero proviene de los paises industrializa- dos, principalmente de Europa. La mitad del clero venezolano ro esta constituida por nacionales. En Cuba, més del 70% de los sacerdotes eran extranjeros en 1960. ;Se ignora que en Chile hay obispos franceses, y en América Central o El Cari- be obispos norteamericanos! Esa es una de las causas de la "desnacionalizacién” de la Iglesia que no favorece mucho ‘que digamos el acercamiento entre el sacerdote y la masa de fieles. Numerosos problemas de integracion se le plantean a este clero misionero, sospechoso ademas alos ojos dela au toridad si se interesa demasiado de cerca en los deshereda dos, y facil de expulsar. Por otra parte la distribucién geografica del clero corres- ponde a actitudes particulares. Los sacerdotes son mas nu- ‘merosos en las ciudades, sobre todo a causa de las Funciones de ensenanza desemperiadas por algunas drdenes. En Vene- ‘ucla, el 40% del clero regular reside en a capital; ahora bien, en ese pais que cuenta con menos de 1 800 sacerdotes, hay més de 1 000 religiosos. En los barrios residenciales donde se hallan los colegios religiosos —una tereera parte de la capital en superficie—, la concentracion sacerdotal al ‘canza la eifra de un sacerdote por cada 500 habitantes. Esa ‘levada densidad en los barrios elegantes, y esas funciones twadicionales de formacién de élites no carecen de cierta ‘dentificacion con ésta. Mas generalmente y a contrario, es en los barrios pobres y las regiones desheredadas donde aparece el clero progresista. Asi, en Brasil, es en el nordeste, en las zonas obreras donde se hallan los obispos “de avat zada”, los més activos y comprometidos. Sus nombres han dado ia vuelta al mundo: Hélder Camara, obispo de Recife Antonio Fragoso, originario de Crateus en Cearé; Pedro Ca- salddliga, de origen catalan, que tiene a su cargo la didcesis de Sao Felix de Arraguaia en el Matto Grosso, 0 Candido Padim, obispo en Bauro, ciudad obrera del estado de Sio Paulo, son muy representativos de ese fendmeno. Por elcontrario, es en las pequetias ciudades adormiladas de las ‘zonas tradicionales de Minas Gerais donde surgen los pala- dines del ala més conservadora del episcopado brasileno, ‘como el célebre monsefor Proenga Sigaud, obispo de Dia- ‘mantina, La disparidad de los “lugares sociales” inspira las actitudes y divide a los cleros. Iglesia y sociedad: del aggiornamento a la discordia Tradicionalmente la Iglesia, o por lo menos su jerarqui esta estrechamente ligada a las clases dirigentes. Esa heren- cia de la historia continental se ajusta sin duda a la légica de lo religioso. El papel de "administradores de bienes de salvacién”, segin Pierre Bourdieu,* gacaso no es el de “jus- ‘ Perre Bourdiew, “Gene et stvcture du champ religeus", Revue Frangaae de Soiologi, x 197 —— Ee 243 tificar a las clases dominantes el existir en calidad de domi- nantes” e “imponer a los dominados un reconocimiento de la lepitimidad de la dominacién"? La trilogia obispo, gene- ral, gran propietario no es una imagen del pasado. La alian- 2a del sable y el hisopo esta muy fuerte en algunos paises En Colombia donde el cardenal Munoz Duque, arzobispo de Bogor, fue promovido a general de brigada en junio de 1976, la Iglesia goza de un poder temporal considerable. Por el Concordato y el Acuerdo Misionero de 1953, una parte del territorio es confiada al gobierno directo del clero, En este imperio teoeratico los poderes eiviles deben obediencia a la autoridad eclesiastica. El papel de esos "siervos de Dios” {que también son “amos de los indios” es por supuesto de- hhunciado por los cristianos progresistas y el clero contesta: tario colombiano. En Argentina, la entusiasta acogida reservada por parte de la jerarquia a los sucesivos regimenes militares no tiene nada de excepcional. En 1966, el arzobispo de Buenos Aires, rodeado de un equipo de cristianos “preconciliares” y mesis- nicos, bendecia el golpe de Estado del general Ongania con tun rotundo “es una aurora para nuestro pais”. Appesar de los asesinatos de religiosos, catequistas y hasta de un obispo, {que habian tomado el partido de las “clases peligrasas”, el arreglo de una parte del clero y la jerarquia con la sangrien- tadictadura militar del general Videla y sus acdlitos en 1976 fue particularmente notorio. El capellin del jército (monse- for Tértolo) legé a exaltar Ia aceién purificadora del cj toque liberaba al pais dela subversién. Si bien algunos abis: pos participaron desde 1979 en las diferentes instituciones de defensa de los derechos humanos, no fue sino hasta agos- to de 1982 cuando la Iglesia institucional manifests su preo- ccupacion con respecto a los 8 000 a 10 000 “desaparecidos” de la “guerra sucia que hasta entonces habia ignorado. En cambio, bajo la democracia restablecida, la prontitud de la Conferencia Episcopal para fustigar Ia licencia de las cos- tumbres y el eventual restablecimiento del divorcio es reve- ladora de una tranquilidad de conciencia conservadora y a menudo antidemocratica que jamas se ha desdicho. De manera menos manifiesta, el polo conservador de la Iglesia latinoamericana en suis diferentes matices, de los "in- tegristas” a los "pastorales", dispone de una doctrina y una lide ST legitimidad cristianas inexpugnables asi como de una red de organizacion muy amplia, ajustadas a Ia funcion canonica de lo religioso en la vida de las sociedades organizadas. La doc trina es bien conacida, Ha sido mil veces orquestada. Se re fiere ala palabra de Cristo recordando que su reino no es de este mundo. "Dadle al César. ..”, se dijo, y “Bienaventurados lo pobres..." El poner el acento en las virtudes de esperan- 27a y caridad tiene como consecuencias, voluntarias o no, de: bilitar la resistencia alas injusticias del statu quo y reforzar Jas tendencias ala resignacion. Si bien la misién de la Iglesi es la salvacion eterna de los creyentes, a felicidad terrestre escapa de su dominio. Esta posicién tan atrasada frente a las terribles realidades de aqut abajo evidentemente no disgus- ta. las fuerzas conservadoras, que esperan de ella la santfi ceacién del “misterio del orden social”, ya las dictaduras mi: Titares, que pretenden defender el “estilo de vida occidental y cristiano” de las repiblicas latinoamericanas. Esas posi Ciones, criticadas por el ala “activa” de la Iglesia, son gene ralmente consideradas preconciliares, es decir no ajustadas alas ensefianzas del Vaticano II (1962-1965) mediante el cual Juan XXIIT habia querido que la Iglesia “se adaptara a su siglo De hecho, la Iglesia goza de una capacidad de moviliza ion y organizacion tanto mas eficaz cuanto que aparece ‘como un polo ideolégico contrarrevolucionario. Su papel de bastién de los valores espirituales y de la paz social contra el comunismo ateo y la lucha de clases le da una audiencia inigualada, La densidad de sus redes parroquiales asi como la amplitud de sus recursos financieros le permiten incluso, ‘en algunos paises, utilizar medios de propaganda modernos con un éxito seguro. Asf, la Iglesia colombiana, cuyo triun- falismo es uno de sus rasgos dominantes, es maestra en el arte de poner a su servicio la radio y la television. Las escue- las radiofonicas del padre Salcedo (radio Sutatenza) Hlegan un amplio pablico campesino al que alfabetizan y cate- quizan La influencia politica de los episcopados acta las mas de las veces en favor de las causas conservadoras: en las elec: ciones, donde la palabra autorizada de la Iglesia condena las candidaturas que no respetan su enserianza en el terreno fa. miliar y escolar, frecuentemente también durante interven: ciones militares contra gobiernos progresistas o simplemen- te considerados insuficientemente sensibles al peligro del comunismo ateo. Asi, la Iglesia que apoya al ejército en Re: publica Dominicana, es un verdadero golpe de Estado "cleri comilitar” que arrastra a Juan Bosch, presidente socializan- te, en septiembre de 1963 En 1963-1968 en Brasil, se organizan marchas “por la defensa de la familia con Dios y por la libertad en las grandes ciudades del sur contra el go- bierno legal del presidente Goulart. Numerosos sacerdotes toman parte en ellas con la aprobacion de sus obispos. En agosto de 1971, en Bolivia, el golpe de Estado del general Banzer fue precedido o preparado por las jornadas eucaris- ticas de Santa Cruz donde se expres en un lenguaje de guerra santa una verdadera “teologia del golpe de Estado’ cuyo caricter providencial subrayaron los portavoces después del acontecimiento* De las organizaciones de apostolado o de catequesis a las ccongregaciones religiosas o laieas, la Iglesia dispone de au merosos medios para inspirar aetitudes, incitar agrupacio- nes, estimular acciones en el terreno politico y social. En ‘América Latina, e] Opus Dei ha tenido una fortuna casi tan brillante en algunos paises y en ciertas épocas como en la Espatia franquista. Los cursillos de cristiandad, especie de “rearme moral” para uso de las élites “que han sentido la amenaza del marxismo"! tienen una influencia decisiva en Venezuela, Perit y Argentina donde toda una generacién de generales golpistas ha frecuentado esos retiros de primera linea. No hay grupisculo, incluyendo a los resueltamente integristas como las células del movimiento Tradicién, Fa milia y Propiedad (presentes en Brasil, Chile y Argentina), cuyos resabios de macartismo policiaco no engafian a nadie, ue no goce del apoyo de algtin principe de la Iglesia No obstante son los sindicatos y los partidos de inspira- Saint Domingue Freres dc Monde, ni, 8, sri de 1970, ‘La Bolivie da colonel Banaer” Las Informations Carholiques Intra tionales, 1 de noniembre de 1972 "'Sepin Jean Tous, sacerdte frances, en su bro Expérance om ‘Amarique di Sua, Pris,Libraie academe Pein 1968, p42, Pare ‘Que esos cutis tvieran na coloracon dorene ods bie progress ‘sn lgunoe pals como Pera o El Salvador ion cristiana los més representativos hoy de la accién de ‘masas de la Iglesia tradicional, y de la profundidad de su evolucién en los ultimos veinte afos. Los ‘circulos obreros” ylos sindicatos eristianos Fundados por iniciativa dela Tgle- sia catdlica para aplicar su doctrina social nacen para pre: servar a los trabajadores de las ideologias socialistas v opo- nerse ala “lucha de clases”. De esta manera en Colombia, la Union de Trabajadores de Colombia fundada en 1946 es ase- sorada por los jesuitas y esta estrechamente ligada al parti- do conservador. La Ur¢ predica la paz social y la armonia de las relaciones capital-trabajo que excluye el recurrir a la Iuelga. Esta central sindical evolucionaré hacia una mayor Independencia y espiritu reivindicativo paralelamente al ‘movimiento de la Iglesia. Los partidos demécrata-cristianos que, desde la década de los sesenta, han conquistado el por der en varios paises, constituyen fuerzas conservadoras mo: dernas dotadas de un discurso anticapitalista ambiguo: rat ces conservadoras, frutos radicales, se ha escrito.’ Esos partidos nacen generalmente de la ruptura con la ideologia conservadora tradicional por parte de sectores juveniles tuniversitarios sensibles a los estimulos dispensados por Ia fensefianza social dela Iglesia desde Leén XIII (Rerum nova: rum). Asi en Chile, el partido que Hlevé a la presidencia a Eduardo Frei en 1964 nacié en 1938 de una escision bajo la influencia de la Accién Catdlica de las juventudes del parti- do conservador, que se convirtié en la Falange Nacional. Esa agrupacion politiea modernista vacil6 por largo rato entre las espejismos corporativistas de los movimientos autorita- ros europeos y Ia inspiracién democratica de Maritain, y hasta de Mare Sangnier. En 1964, el partido de Frei repre: sentaba, con el apoyo de la jerarquia catélica y la ayuda det gobierno de Estados Unidos, un polo de reunion para todos Tos que querian poner obsticulos al candidato marxista Sal: vador Allende. No obstante, Ia democracia eristiana chilena puso en prictica un programa de reformas, y sobre todo una reforma agraria, que la separé de sus aliados de derecha ‘mientras que su ala de izquierda, hostil a la colaboracién de Spel Armia a loamericana, deoogia «partido? en The Economist pare rt de septiembre de 1968, — 7) clases y tentada por el socialismo, se desprenderia de la ex Falange a partir de 1970. En Venezuela, el covet (Comité de Organizacién Politica Electoral Independiente), partido social cristiano, compren- de también hoy un ala de izquierda activa, No obstante esta formacién politica, creada en 1946, inspirada por la Falange cespatiola y sostenida por los grandes propietarios de los es- tados andinos, surgié para oponerse al “peligro marxista” representado por el partido socialdemacrata Aecién Demo- critica, mayoritario en la oposicion y detentador del poder fen 1948, El corel esta desde 1958 en competenci ‘complicidad con el partido aD, uno de los dos pilares de Ia democracia venezolana, pero se ha mantenido claramente mas conservador que sti homélogo chileno. Es cierto que la Posicion de los partidos siempre es relativa. Si bien en Hon dduras el partido demécrata cristiano, que dispone de un solo diputado en la Camara en 1982 y se alia con los partidos marxistas de la extrema izquierda, no puede ser considerado moderado, en El Salvador, el po¢, dominado por la fuerte personalidad de Napoleén Duarte, presidente de la Repibli ca elegido desde 1984, es denunciado por la oligarquia y la extrema derecha del mayor d’Aubuisson como comunista y ccomplice de la guerrilla tanto a causa de su ideologia “comu nitarista” como por las reformas que promulge, sobre todo en el terreno agrario. El polo avanvado de la Iglesia catolica de América Latina 02a, sobre todo en Francia, de una mayor visibilidad que el ala tradicionalista, lo cual no siempre significa que sea mis representativo, Los gestos politicos espectaculares de sacer- dotes revolucionarios o de obispos opositores no han pasado inadvertidos, Sigue siendo necesario volverlos a colocar en cl contexto de las iglesias nacionales y de una evolucién con tinental pacifica. Algunas fechas y algunos datos permitiran poner en perspectiva la mutacion que ha sufrido el catolicis ‘mo latinoamericano en los altimos veinte o treinta afos, En septiembre de 1955, al final del Congreso Eucatistico de Rio de Janciro, se cred tin Consejo de Obispos Latinoamericano destinado a reflexionar sobre las condiciones especificas en las que vive el cristianismo en Ios paises del continente. El centenar de obispos que crean el CELAM, tal es el nombre de este organismo, fue sensible a las presiones de sacerdotes y laicos deseosos de que la Iglesia se involucrara mas direc- tamente en los problemas de las sociedades latinoamerica nas, Hombres como Hélder Camara, en aquel entonces auxi liar de Rio, y Manuel Larrain, obispo de Talca en Chile, que pastorales especializadas (la pastoral de la tierra en Brasil, bor ejemplo) y la creacion de “comunidades eclesidsticas de base” son los medios institucionales elegidos para manifes tar "la opcion preferencial por los pobres" conforme a las nuevas prioridades de la Iglesia. La vanguardia del clero ccomprometido que ha elegido ese nuevo apostolado eritica sin tapujos la dimension institucional de la Iglesia privile giando lo que deberia ser su furtcidn proférica. Denuncian la, {njusticia como un pecado cardinal y subrayan la incompat bilidad entre la miseria y la vida espiritual: el hombre opr bees inne cad ido y explotado no puede ni alcanzar su pleno desarrollo Jhumano ni ajustarse a un ideal moral. La denuncia de la ‘violencia institucionalizada” de las estructuras sociales inicuas evidentemente varia de un pais a otro, No todos los episcopados se comprometen como la CNOB (Conferencia Nacional de Obispos Brasilenos) a “apoyar las luichas del pueblo a través de los sindicatos y otras organizaciones po- pulares intentando conocer mejor la realidad vivida por los ‘oprimidos". A veces, las personalidades del movimiento son relativamente representativas del tono dominante de la Igle- sia —es el caso de monseftor Helder Camara en Brasil—, otras veces los obispos de avansada son figuras mas bien aisladas, incluso encerradas en guetos diovesanos, que no hhacen sino reforzar el tradicionalismo de jerarquias confor mista; tal era el easo de monsenor Méndez Arceo en su di cesis de Cuernavaca en México en Ia década de los setenta ‘ode monsefior Romero en El Salvador, quien fue asesinado fen marzo de 1980 por haber denunciado a la oligarquia y all efercito de su pais v declarado legitimo el “derecho a la vio- lencia insurreccional” a falta de cualquier otro canal de did logo." Ese compromiso en favor de los pobres y oprimidos tiene sus tedlogos, que hacen hincapié en el mensaje liberador de Cristo e interpretan la violencia estructural de las socieda- ds injustas a la luz de las ciencias sociales, Algunos cristia- rnos no se conforman, a partir de esos anslisis, con tomar par- tido por las masas para “concientizarlas” y movilizar con ‘miras a su liberacion pacifica. Esta “teologia de la libera- cin”, anticapitalista y revolucionaria, a veces desemboca cen la opcion del socialismo. Fue el caso de los “Sacerdotes porel Tercer Mundo" en Argentina en la década de los seten- tao, en la misma fecha, de los "Cristianos por el socialisma” ‘en Chile. Agunos sacerdotes que legan al extremo de sa ‘compromiso espiritual incluso han abrazado la lucha arma- ‘da como Camilo Torres, muerto con los guerrilleros castris- tas de Colombia en febrero de 1966, y que decia que “la revo- lucién es una lucha cristiana y sacerdotal”, o el sacerdote ° En una enzevista concedida al peiodsta mexicano Maro Menendez Rodrigucepublicada en El Salvador wa autentic purr et, Son ox, Euca 1, p13 espaiiol Domingo Lain quien compartié 1a misma suerte. Esos gestos deslumbrantes y heroicos, que dan prueba de ‘otra manera de vivir la fe cristiana o de un resurgimiento mesianico, ciertamente siguen siendo minoritarios. Camilo Torres, brllante intelectual procedente de una gran familia colombiana, es un sacerdote entre 4 000; os "Sacerdotes por el Tercer Mundo” argentinos no eran sino 300 0 400 de casi 5 000. Pero no deja de ser cierto que la Iglesia latinoameriea- na esti de “parto””, Desgarrada por graves divergencias y conflictos que rebasan las controversias teoldgicas, en ella se llevan a cabo enfrentamientos internos de naturaleza in: rnegablemente politica. Aparece pues como un “factor en jue 0", lo cual no puede dejar a la Curia romana indiferente. En este clima excesivamente polarizado se sitiian las se igunda y tercera Conferencia General del Episcopado Latino- americano, inauguradas respectivamente por Pablo VI y ‘Tuan Pablo II, asi como los numerosos viajes efectuados por este tiltimo por todo el continente y sobre todo alas iglesias mas divididas. La Conferencia Episcopal de Medellin en Co- lombia, que se llevé a cabo del 26 de agosto al 6 de septiem- bbre de 1968, se caracteriz6 por la personalidad del papa Pa- blo VI quien vino a inaugurar los trabajos, y por fa euforia progresista y renovadora del Vaticano IL. Sin duda el papa se esforzo por sosegar las pasiones y acercar a los dos secto- res extremos de la Iglesia. No obstante, a pesar de las adver: tencias contra la violencia como medio de transformacion social, los "liberadores” y los "proféticos" innegablemente se anotaron algunos tantos. ¢Acaso no reconocié Populorum progressio el derecho a la insurreccién en el caso de una “ti rania evidente y prolongada que atente contra los derechos de la persona”? En la Conferencia Episcopal de Puebla, del 27 de enero al 12 de febrero de 1979, la atmosfera es diferente. Los medios progresistas temen un retroceso con relacién a Medellin, y hhasta una publica llamada de atencién a la iglesia contesta- taria, La personalidad y las preocupaciones del papa Ilegado del Este son conocidas. El nuevo soberano pontifice esta ‘muy apegado a la ortodoxia doctrinal. Poco inclinado a los Exitos teoldgicos, quiere ser el defensor de la ensefanza mo- ral tradicional de la Iglesia y descontia de todo lo que, de le. jos 0 de cerca, se refiere al marxismo. Ademds, el CELAM ‘cambio de manos. Los obispos de avanzada perdieron el con: two. El secretario general es monsenor Lopez Trujillo, obis po de Bogota, quien no oculta sus preferencias conservado ras. Por todas estas razones, los tedlogos innovadores, algunos de los cuales estaban presentes en Medellin, fueron ‘excluidos. No obstante el documento final es quilibrado y ambiguo. Condena el capitalismo liberal de ma wera poco ta jante y el colectivismo marxista de manera muy firme. La doctrina de la seguridad nacional, ideologia contrarrevol cionaria de los regimenes militares —ciertamente esta en Franco retroceso en la época de Puebla—, Fue igualmente ob jeto de un rechazo total. En el momento en que numerosos sacerdotes son perseguides por su oposicién a las dictadu ras, en El Salvador, Brasil o Chile, la conferencia da su apo- ‘yoal clero en lucha por los derechos humanos. Pero se nicgs a considerar la violencia como medio legitimo para abatir las tiranias y liberar a los hombres. Menos avanzados en ‘comparacion con Populorwm progressio y Medellin, los obis- pos latinamericanos no dan {a raz6n ni al terrorismo de Es {ado ni a las guerrillas revolucionarias Las Conferencias de Medellin y Puebla fueron aconteci mientos mundiales. A causa de la importancia numérica de las comunidades catdlicas del otro lado del Atlantico, todo Jo que afecta a la Iglesia latinoamericana afecta ahora direc- tamente ala Iglesia universal. Si cualquier desviacion teolo- ‘gica o un cisma se apoderara de ella, podemos pensar que seria todavia mas grave que la reforma del siglo XVI. Asimns- ‘mo es comprensible que la Santa Sede y numerosos obispos ‘estén preocupados por las tendencias centrifugas de un ca- tolicismo radicalizado y hasta revolucionario. Es cierto que la Iglesia esta muy lejos de hablar con una sola voz. Expo: nigndonos a cometer una irreverencia impfa estariamos mas bien tentados a hablar de cacofonia. A pocas semanas de dis- tancia, el episcopade brasileto justifica el robo en caso de “extrema necesidad’ citando a Santo Tomas de Aquino mien tras Juan Pablo II declara que “los pobres no son una clase cen lucha’ y un obispo brasilefo denuncia la "teologia de la liberacion’ como una teologia de clase que debe mas a Marx que a Jestis.” "Vease Le Monde, 4y 13 de octubre de 1984, y Ia entrevsta de don Si bien el Vaticano jamas ha manifestado su inguietud frente a las tendencias integristas en el seno de la Iglesia ni condenado pablicamente el apoyo de sacerdotes 0 episcopa: dos a las dictaduras militares, a la Curia romana y al papa Juan Pablo Illes han inguietado algunas desviaciones doc- tinales y pastorales representadas por el funcionamiento de las “comunidades eclesiasticas de base” (CEB), por los ‘te6logos de la liberacion” y por lo que se ha dado en llamar la “Iglesia popular". Las comunidades eclesiasticas de base, destinadas a acercar la Iglesia a os files, y sobre todo a los mas desfavorecidos, paliando la falta de sacerdotes, han sido alentadas por el clero progresista y vistas con gran re- celo por parte de los poderes establecidos. Esta manera de vivir la fe eristiana colectivamente en ver de ir simplemente aorar alla Iglesia ocasiona una “concientizacién” de los par- ticipantes que se agrupan en el lugar donde viven. Asi fre ‘cuentemente, las CEB desempefian un papel en la defensa de los intereses comunes de sts miembros, Por consiguiente, la pastoral comunitaria aparece esencialmente como una pas- toral de clase. Para las clases poseedoras y los medios con- servadores, las comunidades, al organizar una asociacion horizontal entre semejantes sociales, rompen la organiza- cion vertical del statu quo. De alli a acusarlas de comunismo no hay mas que un paso que es alegremente dado. Para la Santa Sede y una parte de los episcopados tradicionalistas, son la division en clases del pueblo de Dios que realizan las CCeB y su tendencia a ignorar la jerarquia, Io peligroso para la cohesign de la Iglesia, Si bien es arriesgado cancelar esta forma de evangelizacion que ha tenido tan buenos resulta: dos, es la reflexién teol6gica que acompafia a esas nuevas practicas en medios pobres la que esté en la mira de la Igle- sia conservadora. El proceso contra la teologia de la libera ign por parte de los sectores conservadores de los episcopa- dos latinoamericanos en la década de los setenta, y luego a través de la ofensiva del Vaticano en 1984, se basa en cierto numero de puntos doctrinales que supuestamente constitu yen otras tantas desviaciones graves. Esta teologia, contra la ‘cual una Instruccién de la Congregacién Romana para la Bonvenura Kloppenburgpublcads por Veja Rode Janeiro nm. 9,ensr0 821985, ba e tla "0 marvisme na igre) ——e—— i Doctrina de la Fe puso en guardia a los fieles y el clero en septiembre de 1984,"" supuestamente olvida el pecado y 4quizé hasta la trascendencia de la salvacién para solo inte sarse en los disgustos y las violencias de ordenes terrestte yy temporal. Sus partidarios como el franciscano brasileno Leonardo Boff, dramaticamente convocado en Roma en sep- tiembre de 1984 para explicarse sobre sus escritos,utilizan el marxismo como instrumento de analisis de las realidades sociales y privilegian un enfoque racionalista 0 historicista de Ia Iglesia en cuanto institucion, Para el Vaticano el mar- xismo, incluso bautizado, no puede ser inocente, porque esta consustancialmente ligado a una ideologia atea. La procla- ‘macion de la Palabra Divina no debe esperar los cambios de estructuras. Y éstos no incumben a la Iglesia. "La mision de la Iglesia no puede reducirse a lo sociopolitico”, como cl papa Juan Pablo II decia a los brasilenos en julio de 1980, ‘Si bien los tedlogos incriminados se defienden de los re. proches que se les hacen, ysobre todo del de interesarse mis en los pobres o el desarrollo que en Dios, es cierto que el ca tolicismo progresista toma a veces un sesgo poco ortodox ‘que huele bastante a azufre. Asi, el sacerdote poeta y hoy mi nistro del gobierno sandinista nicaragtiense Ernesto Carde- nal escribia, antes de la victoria del Frente, en marzo de 1979, no s6lo que el cristianismo era compatible con la vio lencia revolucionaria, sino que el reino de Dios era “el esta blecimiento de una sociedad justa y perfecta sobre la tierra, la sociedad comunista’, y que "un revolucionario ateo cono- ‘cea Dios, pero que un obispo que defiende a una dictadura, se no conoce a Dios". Por lo demas, no hay duda de que la situacion de la Iglesia, en Nicaragua noes ajena a las inquietudes del Vaticano ante la teologia de la liberacion. En efecto, algunos cristianos y " petructons sur gusiques aspects de tatoo de a raion, pu ‘eadoel3 de septiembre de 198, rmado por el sardenal oneph Rts act Esta condene fe atenuade pol nsiacion sur la liber hrciere la ibéation del 22 de marzo de 196, "EGitas sacadas del arculo del padre Emesto Cardenal, inal “Deus annonces du royaume dex ceux publcadoen Le Monde. 15 dem ode 1979. Vease tambien su libro Cris Psaumes politiques, Paris, Le Cet, rnumerosos sacerdotes apoyan el régimen revolucionario de Managua que alirma ser marxista leninista y se propone edi ficar una sociedad socialista original. A pesar de las conmi naciones del Vaticano, tres sacerdotes son miembros del go- bierno sandinista mientras que la jerarquia se halla en ‘oposicion al régimen. Esos sacerdotes identifican sin dificul- tad al Frente Sandinista con la causa de los pobres: una Igle- sia popular paralela parece estar a punto de ver la luz. En todo caso, la Iglesia nicaragdense esta partida en dos. El papa que llegé a reunir al rebano desunido, en marzo de 1983, fue muy mal recibido por los comandantes en Mana- gua, Estos le reprochaban su tono beligerante y su negativa de condenar la agresién del “imperialismo” y de los contras. Ese incidente no favorecié ni a la Telesia ni a la revolucién sandinista ‘Los numerosos viajes del papa Juan Pablo II revelan st nuevo interés por este continente cristiano, En Brasil, en ju lio de 1980, aquello fue una apoteosis y una leccién de equili- brio pastoral. A los gestos hacia los pobres —favelados de Rio o sindicalistas perseguidos— seguian discursos politica ‘mente muy balanceados donde Ja buena doctrina era clara- mente recordada. En América Central, en marzo de 1983, el papa fue a proclamar el “derecho a la vida" a Guatemala donde el dictador (protestante) en funciones erey6 oportuno hacer ejecutar entonces a seis opositores. En El Salvador, visits la tumba de monsefior Romero, mientras que en Ma- ‘nagua Ilamaba a la disciplina al clero descarriado y a los fie- les nicaragtienses divididos entre su fe y su credo sandinista En octubre de 1984, la peregrinacién papal al Caribe fue la ‘ocasion que aprovecho para denunciar a la Iglesia popular de tipo nicaragiiense. En enero de 1985, durante una visita a cuatro paises andinos, y sobre todo Pert el papa lanzé una ‘advertencia insistente contra la teologia de la liberacion. No debemos hacernos ilusiones de que vaya a disminuir el acti vismo papal en esta parte del mundo donde se juega el futu ro de la Iglesia y, para algunos observadores, quiza mas. El "Che", guerrillero cristiano y martir reverenciado de las, iglesias populares, gacaso no dijo que cuando los cristianos se volvieran autenticamente revolicionarios, la revolucién latinoamericana seria invencible? 2Es esta perspectiva la que tortura al papa Wojtila? Las otras iglesias: erefugio 0 liberacion? Antes de mencionar las iglesias protestantes y los cultos africanos, seria bueno evocar el singular avatar del catolicis: ‘mo en su version brasilena que ha sido el mesianismo rel gioso. Surgido en el nordeste a principios de siglo, ha sido justamente comparado con el bandolerismo de los cangace' ros: dos fenémenos ligados, segtin Josue de Castro y Roger Bastide, a las grandes sequias que exaltan el espiritti en bus- ‘ca de la Tierra Prometida y de la Nueva Jerusalén, Antonio. Le Conseiller, profeta laico, anuncia alas masas campesinas del sertdo en 1889 el proximo regreso de Cristo y la cercania del Reino, Crea su ciudad mistica en Canudos, donde lo ‘acompanan miles de peregrinos exaltados y famélicos, y pre dica la guerra contra la republica impia que acaba de ser proclamada. Se necesitaron varias campafias militares para poner fin a la ciudad sagrada y a esa rebelién popular. El padre Cicero, auténtico sacerdote de la pequetia ciudad de Juazeiro, en Cears, tuvo mas suerte que su predecesor Le Conseiller. Como taumaturgo, atrae a miles de peregrinos, enfermos y penitentes. Tras infructuosos ataques policiacos contra su feudo, el gobierno reconocio la autoridad del pa- dre Cicero, que hasta su muerte en 1936 se convirtié en un ‘coronel mistico” cuya autoridad politica era reconocida por todos. En ambos casos, se trata de una reinterpretacion de ideas esencialmente catélicas. Mas generalmente, lo que proponen los mesianismos viene a ser la liberacion milagro- sa de la desgracia, Esos mesias son santos patronos vivos de {quienes se espera ayuda y proteccién sobrenaturales mien- tas que se da por supuesto que la sociedad de injusticia no puede ser cambiada. Volvemos a hallar este enfoque en ‘otras manifestaciones religiosas. El protestantismo, bajo su forma mayoritariamente evan: gelista y pentecostista, parece haber realizado grandes pro- igresos en América Latina en los tiltimos treinta afios. Acaso la Guatemala catolica e india no tuvo un presidente protes: ante del 23 de marzo de 1982 al 9 de agosto de 1983? El des tante general Rios Montt, tras haber militado en la de- cristiana, se habia convertido al protestantismo y se habia vuelto prosélito y predicador de una secta norte. americana, la Iglesia del Verbo, antes de apoderarse tempo- ralmente del poder. Se considera que hay aproximadamente tun 496 de protestantes, incluyendo todas las iglesias, en todo cl subcontinente. Con algunos puntos fuertes. Chile es sin ‘duda el pais donde el establecimiento del pentecostismo ha sido mas denso: cerca del 1296 de la poblacién responde a ese credo. El protestantismo es generalmente mas minorita rio. Incumbe al 686 de la poblacién de Brasil —lo cual, to ‘mando en cuenta la importancia de ese pais, equivale a cerca de 8 millones de personas—y al 2% en Argentina, Se concen- tra igualmente en algunas regiones en paises donde, a nivel nacional, no tiene una dimensién masiva, Es el caso del no: reste de México; Nuevo Ledn tuvo un gobernador protestan: te. En algunos pueblos de los estados costeios de Tabasco ¥ ‘Veracruz, hallamos tantos templos protestantes como igle: sias catlicas. Por dltimo, el avance del protestantismo es ‘muy marcado en el Caribe y América Central: del 10 al 1596 de la poblacién en Guatemala y El Salvador. Es que en efecto el éxito protestante es tributario de las misiones norteamericanas que no carecen de medios para establecerse y propagar su credo, Ese protestantismo —esto es sin duda menos cierto en el caso del extremadamente aus- tral Chile— propone, se ha dicho, una interpretacién norte ‘mericana de la Biblia y constituye uno de los instrumentos de la penetracién cultural de Estados Unidos. De eso a ver _moviles poco religiosos detras de algunas sectas y sus envia dos... Sea lo que fuere, las iglesias evangélicas raramente procuran, como una parte del catolicismo hoy, “concie zar’"a los pobres ya los desheredados. Les ofrecen mas bien “una estructura sociologica que sacraliza la opresion’.! Su éxito en los estratos populares y en particular en los secto: res mas desfavorecidos, los negros en Brasil por ejemplo, se debe a su coloracién comunitaria, pero también a su funcién de escapatoria frente a una realidad insoportable, Se ha ha- ado de “religion refugio" para subrayar su papel social Con las religiones africanas del Caribe o Brasil, aborda- ° Christian Lave dingy, “La iglesia evanclica y la revolucon lath ‘americana conferencia presenta en la consulta delat en Pirapait (Uruguay) el 12 de diciembre de 1967, 2 pp, mimeograiada reprodactdo fen C1DOC Injorma, Cuernavaca, 1988, Dow. 78. | | | | | | | ‘mos un fenémeno de otra naturaleza, de funciones sociales ambiguas. Esas religiones de desarraigados, nacidas en la poblacign esclava deportada de Africa, tienen como fondo comiin la recomposicién de vestigios de mitologias proce- dentes del continente negro. Esa rearticulacién que tiene algo de chapuceria incorpora elementos variados: bruj en el vudd de los campesinos haitianos, catolicismo en los ccultos brasilenos donde los orixds “ienen como asistentes sineréticos a los santos del pante6n cristiano. Corresponden- cia particularmente marcada en el candomblé de Bahia, mientras que el wnbanda ha tomado muchas cosas del espi- ritismo kardecista. No obstante esas religiones de “adapta- ‘ign social” (social adjustment) son tambien cultos de resis tencia que manifestan la voluntad de preservar una identidad africana y una vida comunitaria de la que atestigua el aspec: to Festiva del candomblé por ejemplo. Algunos de esos cul- tos, como el winbanda, que ya no es s6lo privilegio de los ne- gros, tienen gran éxito en Brasil porque responden a una suiplica de intercesion y proteccién sobrenaturales de las po- blaciones desheredadas. Se piensa que hay unos 20 millones de umbandistas hoy. Esos “cultos de afliccién” son muy aapreciados por los politicos tradicionales en Brasil, porque contribuyen a la paz social —en Ia medida en que “se propo- nen interpretar en términos individuales desgracias cuyos origenes son eminentemente sociales’ Por lo demas Brasil es un laboratorio religioss. Las sectas| ‘se han multiplicado hasta decir basta. No hay pueblo que no tenga su temple de la "Asamblea de Dios”. El espiitismo ha encontrado alli, mas que en Argentina, su tierra de eleccion. Alan Kardec es més conocido en Rio 0 Sio Paulo que en Pa: ris donde esta enterrado (en el Pere Lachaise). En Brasi la sede de la Federacién Espiritista es més imponente que la de la Conferencia Episcopal. Los santuarios espiritistas no han dejado de multiplicarse, sobre todo en el altiplano en, torno a la capital federal, Brasilia. En Vale do Amanhecer, verdadera ciudad espiritista, millares de médium atienden a "4 Segua el antropélogo Peter Fry en su ensayo “Manchester século xine. ¢ Sto Paulo seeula te, dolsmovimentosreligiosos en Peter Fry, Para ingles ver ident plca na cultura bras, Rio de Taneiro, ‘Zahar Bahores, 1975, 9.28 pacientes legados de todo el pais, mientras que otros inicia- dos, vestidos con trajes de romanos de teatro, recogen las firmas de los visitantes para la redencién de almas. No pretendemos pasar revista de todas las religiones practicadas en el continente. Para ello tendriamos que men- cionar a los hinduistas y musulmanes de Surinam, las colo- rhias menonitas de Paraguay y Belice, y las activas y préspe- ras comunidades judias de Brasil y sobre todo de Argentina, Los gauchos judios cantados por Gerchunoff se han vuelto rraros, pero Buenos Aires sigue siendo la segunda ciudad ju- dia del mundo después de Nueva York. El catolicismo no esté amenazado en su dominacién, no ¢s la unica religion conquistadora de América Latina y su evolucion social y politica, que tanto inquieta al Vaticano, puede dejar el terre: no libre a religiones mas consoladoras que, desviando al fiel de las realidades de este “valle de lagrimas", ofrecen reme- dios individualistas a sus sufrimientos. ‘ORIENTACION BBLIOGRAFICA Antoine, Charles, Le sang et le pouvoir, Paris, Le Centurion, 1970. ‘Azevedo, Thales, “Catoicismo no Brasil?", en Vozes (PetrSpols), 3,2 de febrero de 1968. Bastide, José Roger, Brésl, terre de contrastes, Paris, Hachette, 1987 Castro, Josué de, Geopolitca del hambre, Madrid, Guadarrama, 1973 CComblin, Joseph, “Problemes sacerdotaux 'Amérique latine”, en La vie spirituelle Paris), marzo de 1968, pp. 319-343, De Kadt, Emmanuel, "Paternalism and populism: Catholicism in Latin America, en Journal of Contentporary History (Londres), ‘octubre de 1967, pp. 89-106, "Church, society and development in Latin America”, The Toumal of Developmet Studies, actubre de 1971, pp. 2539, Gheerbrant, Alain, LEglse rebelled Amérique laine, Paris, Ed. da ‘Seuil, 1969 Hurbon, Laennec, Culture et dictarure en Hatt. Limaginaire sous ‘contre, Paris, U'Harmattan, 1979, Lafaye, Jacques, Querzaledatl_y Guadalupe. La formacién de la ‘conciencia nacional en México, México, ck, 1975 Landsberger, Henry A-et al, The Church and socal change in Latin “America, Notre Dame, University of Notre-Dame Press, 1970. Malley. Frangofs,Ingutonte Amérgue latine, Paris, Le Cerf (L'Egh se Sux cent visages”), 1963, Meyer, Jean, La cristiada, ol. 2, Elconflcto entre la Iglesia y el Es: ado (19261929), México, Sigio XXI, 1973, ‘Singer, Paulo, Vinicius Caldeira Brant et al, Sdo Paulo: 0 povo em ‘movimento, Sto Paulo, Vozes-censar, 1981 Vaceari, Giuseppe, Théologe et revolution, Pats, uct, 1971 Verger, Pierre Fatumbi, Orisha Les diewx yorouba en Afrique et dans le Nouveau Monde, Parts A-M. Metali, 1982 CConsultamos muy particularmente las siguientes publicaciones: Freres du Monde, Les Informations Catholigues Internationales, Temoignage Chrétien, Eeudes, Projets, Criterio (Buenos Aires, Obras literavas: Boy, Léon, Le Révéateurd globe: Christophe Colombes bai Lito lature, en Oees de Léon Blot, Bris, Merure de Fem, ibra, México, Siglo XXI, 1979. Ccarpentce. Alejo, El arpa y Ia sombra, México, Siglo XX1, De Cunha, Eulies, e Sertes. Campana de Conudos (Ia ed 1900) Rio de Sunciv,Pranciaco Alves, 1982 ta. eh Vargas Llosa Mari, La guerra del or del mundo, Barcelona, Seix ‘Baral 1983, 7. ESTILOS DE AUTORIDAD Y MECANISMOS DE DOMINACION: CAUDILLOS, CACIQUES Y CLIENTELAS. Elcaricter ms vertical que horizontal de las relaciones so- siales en America Latina no es simplemente un arcalsons Propiode as zonasruralesatrasadas La indigoacion contra Ieorganizacion independiente de las clases populares oan «alos o comunidades de base) dan prusba deel. Esas situa. Glones soils autrtarias tenn como estado formas ‘aso menos oigirguicas 0 personaizadas de concent clon dl poder. Ensu gran mayor, los sistemas politicos a ‘inoamericanos durante mucho tiempo han deseansad ya ‘menudo siguen deseansando en mecanismos de exclusion de aquellos alos que puede llamarse los “dominados, los de abajo, Pero esta logiea“exclusionsta” es comple smb tua hoy ps comprende algunas farms de artipacin 4H contribuyen ala dominacion, a dsimutan ola peretian sm’ modaidadestradicionales de! autortaisme aa como as formas mas moderna ysutles de no compelinided po "in chan sus fey enn mismo ti soil te te conviene examina, en el hvel mieropoitico del posblo © del barrio, para comprender el luncionamientoy ef estilo de poder en las sociedades del continente Caudillos y dictadores En America Latina, en el siglo Ix, e pode lca, regions y hasta nacional es muy a menudo acaparade por personnes todopoderosos. El surgiiento de esos hombres fuerte, los audios, no esta como a veces se ha dicho igado a a ace Brckal| cng es psbloslatinoamefeanos par self-government, El eauilismo nace de la descomposicon del Estado tras ia caida de las autoridades colonales en tne nacioes rocedents del antguo pero espaol Son “se ores dela guerra” que et las aguas revuelas dela indepen. denci, se hacen de un feudo pola fuerza de las amas. Pero £260) la deblidad de as lejanassutoridads centrale da orgen viverormentea un fenameno que las estructura aif: 12s concentvacion dl poder soil hacen prateamente Incltableheaso los hacendados nose arropan en cletas ronan anna as prerogatvas del poder publco en pleno {igo xn doponiondo de prisiones de mili privadas¥ Skiendo signs monetarioe que denen ctelacon et propead yen sus propastendas? Ts fendmeno suscta numerosas preguntas 2Ouiénes son ess cals? gDe donde sacan su poder como spare San? SComo se dstngu el nuo dl dctador el pres Sentctarde un reginen de facto? fnalment eon que hull marcaron esos potenados locales nactonaes aida politica y socal? aos pees serials nacen ante doen perodos pre estates eno cuses ls concincta nacional es an alba Sfente El vt nttacional yl desir smistrativo en gendransitaacones eas espontaness de peeponderuncia y setuimontalismo, Muy amend por diversas razones po Mar central slo dispone de una sutordad nominal © DeBo eitas con les spores cnfoudadov enna parte dl teritorie sasinal Brena cenrifopo de cauiismo lea en gee Inonl desmembramiento del Estado, a menos que sujaun lilo ulfcador que imponga su icy, ya sea apastando por ls armas tos feadsles evotowor,oconsaidando st MDmino cenalizader en una red de vasallos. Rosas, el ite k Sela Pampa”, gobernador da podersa proviia de Buenos aes uc ee hombre ara Argentina a mediados daigio x El president Calls fines de la dccaa de os ‘tints on Mésco se ergo en César uniicadr de los "gene rales" reveluctonariw- En Venecucl, Cipriano Castro (199- {sy sobre todo Juan Vicente Gomer (19081938) fueron s tesive"pendarmesnecesrios" dl disurso cortesat, por Tomenos ls tran implaables para todos fos caulos (iicsyeontbayeron a plc ana vida poltca hasta em tances crupi. En esas, circunstancias de precariedad preestatal son pues on hombres mas enryioty asta los cabelas mas Beieatos tos qc se conoid lou vinculs personales, wy estgjen aque que escapade ofrecer clerta protection fktam an Ts base de toda estractur pola Ete declan arrastra a su familia ya quienes le deben favres a la lucha Dorel poder loa, regional o nacional. Su clientcla de favo. Fecidos comprende a todos aquellos a quines da trabajo, & faguel quien le presté dinero o simplemente le hizo un fa Yor. Asse crea un vineuo de reeiprocidad desigual entre po. deroso y dependientes. El caullo es menos un hombre ca: Fismatio que aguel que sabe erearredes de lealtad. A nivel Aue se site, l poder del cal se ejerce siempre "de cuer- Do presente” como eseribe Garcia Marquer en El otono del Patriarca, es decir en persona y dando la cara “La médula de ese poder reside por endeen las relaciones de parentesco reals ofcticias. Eleaudlo que se converte en pobernante erige el nepotisio en piedra angular desu slspostvo polite olan en pustos de confane los miembros de su familia cuyo enfiquecimiento rapido asezu. "1 igualmente. El ictador dominicano Trujilo, benefactor ¥ "generalisimo", caudilo unico que remplaa alos mall Dleseinconstantes “barons en hicha antes dela ocupacion horteamericana de Ia isl, teina en el pats por completo de 1930 a 1960, fecha de su asesinato, Sus hermanes, sobrinos « hijos legltimos o naturales ocupan todos los pucsts det aus. La enumeracién de esta jerarqula familar o dead Ser ampliaypintoresca A sus hermanos, porelemplo,onvia ¢Iministeriode Guerra, el de Interion, la drecion del est, ddo mayor o el mando de a principal division del ejereito de tierra. La dinasta Someza que aquelo a Nicaragua de 1936 1979 hizo lo misina. Tras el asesinato del patiavea Tae ho” en 1986, dos de sus hijos lo sucedierom en el trono de Managua. El Yerno de "Tacho" y cuniado de “Tachito”--su hijo, timo de apeido- es embajador ante el gobigeno norteamerieano prcticamente durante toda la duracion de In dinastia. Inluso fue decano del cuerpo diplomatic en Washington. El jefe de la guardia nacional es medio herma so del "presidentese neto del patrare,oical de carrera, Mandaba en 1979 un regimiento de elite antigueril. Enoto registro y que no debe nada la historia univers de in infamia que recuerdan los personajes que acabamos de Citar el general Torrjos, jefe de la guardia nacional que se Spodera del poder en Panama en 1968, tene muchos rasgos dt eaudilo tradicional aficion por la unanimidady los con tactos humanos, presencia en el terreno valor fisieo, pr denciay audaca, sentido del familia y un alegre machismo muy bien vistor por sus concludadanos. En el mismo orden deideas se ha dicho que elder marvista leninista en que se ia convertido Fel Casro‘no se parece en nada alos secre tarior generals burvcraticose intereambiabes del modelo Soviétco, sino que el jefe de fa revolucin cubana se inscribe nla tradicin cauilista continental. Generalmente se cit, pars sostener esta opinign, tanto el valor y In presencia fis fn del comandante, que congulst cl gobierno por la lucha frmada, como el papel desempenado en su regimen por al fgunos miembros de st familia 9 de wu entorno tnmediato {Siendo su hermano Rail, por otra parte el mimero 2 dela Jerarquia oficial y suceso designado) ‘Sea lo que fur, si bien los favores hechos tejenvincwlos de solidaridad duraderos, mucho mas poderosos son los de ia sangre y el parentesco, La abundancta de hijos naturales, prueba tangible deviriliad, era uno de los atibutos canon {os de los cauilos de ayer. Esos pintorescos personajes te nian en mucho ser prolificos y generosos procreadores. El ‘enezolano Gomer, arquetipo del patriare, tenia noventa hi jos reconocidos. No obstante los parentescos Ficticios y+ Tuales son sin duds todavia mas Buscados por sis repre siones politics. El padrinaygo de un hijo crea relaciones de ompadrazgo de innegable elicacia sociopoitia. Al compa: dre nose le niega nada, Las reglas de obligaciones relpro- as entre compadres, la protein del padvino hacia su a jadoy la familia de este eomponen una malla de solidaridad {nla quehan sabid pavtieipr hasta los dctadores,bautiza ores'a manos llenas. Trujillo se habia creado as una red de dlevotos partidarios en todas las clases sociales. Somoza T Supo también entrearse a esta inestimable costumbre ZOuienes son esos cauilos? Ante todo aventureros o mds bien notables que poseon el arroo, lnclientela ols partida ios necesarios paralanzarse ala conquista del poder por la fuerza, Como esos eaudillos del Tahira en Veneta, era des propitarios o negociantes de ganado, que bajaban de sus montanas andinas para apoderarse, en la costa de Cara as, del palaco presidencal tras haber echado a su ocupar te Cipriano CastrooJuan Vicente Gomes son modelos asic fespecto, Esos "sehores dela guerra” raramente son milla Fes aun cuando facilimente evan sniformes,ttus ¥galo ==) nes. Declaran la guerra, es cierto, levantan a soldados para apoderarse del poder, pero generalmente detestan las pre- siones y burocraticas del oficio de las armas asi como son impermeables a las exigencias juridicas del es tado de derecho. Algunos, a nivel nacional, han sido salvajes ssanguinarios como el dictador Estrada Cabrera en Guatema- 1a (1898-1920) 0 el general Hernandez Martine? de El Salva. dor, militar de carrera, responsable de las masacres de cam- pesinos de 1932 y que goberno el pais con manos de hierro de 1931 a 1944. Como tedsofo convencido, pretendia que era ‘mas criminal aplastar una hormiga que matar'a un hombre pues este dltimo podia reencarnar. Esos dictadores, cuyo "caracter rupestre” ha subrayado Garcia Marquez, aseguran su permanencia en el poder me- diante una mezcla de astucia, violencia y corrupeién. Pare- ciendo trasponer al nivel nacional el “sistema de la hacien- da", han privatizado con la mano en la cintura el poder cstatal. El “paradigma de los patriarcas”, deserito con ini gualable inspiracién barroca por novelistas latinoamerica- hos," evoca un poder personal Ilevado a su tltimo grado de verdad, eficacia y pesadez. Un estilo politico a la vez cautelo- soy brutal, una mezcla de megalomania y rapacidad carac- terizan a esas dictaduras patrimoniales, A causa de su dura cién® ¢ impunidad, esos rasticos tiranos confunden muy a menudo la cosa publica con su tesoro particular y el tesoro nacional con su cuenta privada, Esta confusion entre el Esta- do y los intereses familiares da cierto fundamento a la afir- macion, a fin de cuentas comica, de tiltimo retofio de la di- "el ancesto comin de ese verdadero género iterario es el Tirana Bandas dl ininitable novelists espaol Ram del Valle lclan Entre ls ‘brat maestras dels nvelistas mss arandes del continent, llamo ras com El Sehor Presidente del gustemalteco Miguel Ange recurs del métod de cubano Alejo Carpentier (que fe lev ie). ET otono del patmarce de Gabriel Caria Marguet ales Canes podria anadirse, enum estilo un poco dstintelheoenetamente menos st esto, Yoo! supromo de Auguste Row Basis #3 duration noes mis que un factor, pero combina cone carscter Inconsstenteo incoatve del Estado, ha entapado oe fences gue de ‘nines. fuan Vicente Gimer geben Vencewla de 1908 0 199%, Tal la Republica Dominicana de 1950 1961, Tiburcio Cartas permancis ene poder en Honduras de 1933. 1989, Porfirio iat inden Mencode 1878 Sisto. la Somoaa que afirmaba gue Nicaragua eta dende st ra ord socialists eames. La hr Somoza po Pate ogi ute eo ena bles a on pctedades, el monopolo del alcohol ya Te She eereurizad gt te de los aceites ve- Fase sa ctcongel de ea at © co ee eT plata asa sin hablar de compas de ras esis de litany pr aprenoont 5 ort de Pa ee Sorora prec jo no care ee ade le ener 7 tes hallan Tos seo propos ds cauaiismo ambien als esa mortrosads pol hombres gel Ppcime, dc unawares 0 tg a i ecctincns cansiwcanle fe ANT Qbrenin, eee ra siden de Mexico (19201923) afirmaba Senet a deo -Ne rca cate Fe Replica por i pistes 2 ree partidos ni programe} Qulen me qulrs ae preg Pas dl caso police 8 reg apron, que por rane =P ae adeno acer sees ree se vit tt pr del mien ba el pari nearer impleente Se ea cow! non in Su comer de a ules 0 Sere cl Home aoa fas Pao Fe ae sme ae neonates ee Oe a mula ue no ade ms Toga. einige del campo police Caciguismo, dominacion y reciprocidad bene caus n su modalidad mas rua y cpriho- Sa de desparcon, lon acu ois etn saat on a ea peqra grandes icles Po ors medrnoe El cigs no ext ih 1 ee End na caacer incomplete al cali un 39 »citado por FransoisChevaller, quien consr cajun co ule dee de Ameren Latina: det dependence a neston is 266 et. 7. UT construccién nacional. La dominacién de preponderantes lo- ales tendria mas que ver con el encuentro de dos universos O de dos lgicas econémicas en una fase de transformacion Capitalista de las estructuras ylo con la valorizacién de los potables locales ofrecida por Ia utilizacién del sufragio uni- ‘versal en “‘contextos autoritarios". Segan algunos autores, Cleaciquismo es la forma de dominacion politica que corres. ponde no a economias precapitalistas sino a “Ia articulacién del modo de produccién capitalista con un modo de produc: ida no capitalista"* La relacién entre el sufragio universal yy el poder local es mas perceptible en sociedades cultural: ‘mente desfavorecidas y econdmicamente desheredadas don. de el voto aparece como un bien intercambiable entre otros, ¥y por otros bienes mis inmediatamente utilizables. De hecho el caciquismo nace en sociedades que a causa de sus earacteristicas particulares presentan las condiciones fayorables para la aparicién de relaciones de patrocinio y para la constitucion de redes de clientela. El patron es el hombre rico, influyente o bien colocado en el circuito social y que "hace favores”. Es la inseguridad la que llama al pro- tector. La relacion de clientela es ante todo una especie de "seguro, un antidoto a la precariedad de la existencia”. La busqueda de un protector permite reducir Ia incertidumbre frente alas calamidades y amenazas de poblaciones despro- vistas de todo. Las zonas donde el problema de la supervi- veneia se plantea cotidianamente son particularmente pro: picias a la aparicién de notables benévolos, dispensadores de favores individualizados a eambio de un apoyo politico, Esas relaciones de ventajas mutuas entre interlocutores de- siguales de las que hablan los socidlogos? son consciente- mente buscadas por el patron. Un analista mexicano senala * Luisa Pare, “Caciguinmo y estructura de poder ent serra norte de Pueblaen Roger Barta tal, Caciguisma y poder polio ene Mexico re ral, Mexico, Siglo XXI, 1978, p32 “para ura detnicion operativa del clienlsmo, vase GN, Foster, ‘The dyadic contract: Adel for the social structure Mexican pasa village" American Anthvopologst, 2,6 de diciembre de 1961, pp. 1173 192, ai como J- Duncan Powel, "Peasant society and chentlist polis American Political Science Review, Luv (2), unio de 1970, p. 412 G Greco, “Appunt per una ipologn dele centla”, Quads So tolgia, 1972, mm 2.9183, el caso de un cacique, presidente municipal de un pequefo ‘municipio que, para hacer pasar bajo su férula a nuevos fa vorecidos, metia a la circel a un campesino o un miembro de su familia y luego se ofrecta a pagar la multa exigida por su liberacion. De esta manera subrepticia y perversamente ge: nerosa, creaba una deuda y se aseguraba el control de un nuevo cliente. La politica de la dadiva es ante todo una politica de la es ‘casez. Un elevado desempleo estructural, la escasez de tierra, el trabajo estacional, la inmigracion y'el éxodo rural son ‘otros tantos factores del caciquismo. Los barrios miserables son el terreno preferido del patrocinio tanto como el latifun- dio. La escasez de un bien vital y la vulnerabilidad de la con- dicion econdmica constituyen los dos motores de una inse- guridad favorable alas solidaridades verticales. El detentador de la tierra, el duefo de las aguas o el distribuidor del er8di to poseen las llaves del poder. En los ejidos, propiedades co- muinitarias producto de la reforma agraria en Mexico, el pre- sidente electo del ejido que asigna a cada familia una parcela, fen usufructo puede, tomando en cuenta las diferencias de fertilidades de los suelos, favorecer o desfavorecer a los miembros. Asi como el representante del Banco Ejidal, al ‘otorgar créditos limitados. La empresa piblica y los empleos municipales son fuentes de clientela. Mas generalmente, todo bien limitado puede ser instrumento no solo de influen: cia, sino de control social por la via de una reeiprocidad no igualitaria a la que a menudo viene a aftadirse la coereién. LLa insuficiencia de los servicios sociales publicos y tesrica ‘mente gratuitos, la dificultad de distribuir bienes en princi- pio aceesibles a todos segiin criterios universalistas, hacen indispensable al intermediario. El patrocinio esta inscrito cen la necesidad de la intercesion. En toda América Latina se conoce la figura del despachan: te, personaje servicial que intervene ante una administra: ion lenta, paralizada 0 corrupta. De las aduanas a los tribu rales, lena formularios, sabe tocar a Ia puerta correcta y obtiene todo aquello a lo que todos tienen derecho pero que 7 Segun Vitor Ratl Martine Vseguer, “Despoo y manipalacion cant ‘esi historia» estructura de dos caleazgs del valle dei Mena, en oper Barta etal. Caciguismo y poder polio... pit, . 18 268 vey eee no reciben sin suv ayuda interesada. Fl analfabetismo o el ‘multilingtismo son también razones de Ia importancia de ‘esos brokers en la vida diaria, Es comprensible que el hom- bre que conoce a los poderosos, que posee “relaciones”, las utilice para consolidar su poder, En Rio de Janeiro, en las décadas de los setenta y ochenta cuando dominaba la “maqu- na” politica “chaguista”, no se entraba al hospital pablico sin la recomendacion de un diputado o de un miembro del e’jecutivo local" Eso puede ser igualmente cierto a otros ni- veles. No se lega a nada sin amigos, dicen en México. Un es- tudio sobre el reclutamiento de las élites mexicanas da a este respecto resultados reveladores. Asi, en una empresa comer- cial publica, menos del 2096 de los ejecutivos medios obtuvo su empleo a través de un proceso de reclutamiento abierto; los otros deben su puesto a un favor? E] aislamiento es tambien favorable al dominio de las au- toridades locales. Las dificultades de comunicacién —inclu- so lingiisticas— acrecientan la necesidad de proteccion y de ‘mediacién de los débiles, y por ende su dependencia perso- nal con respecto alos poderosos. El benévolo patron sirve de ‘mediador entre el centro y la periferia Pero muy a menudo ese intermediario s6lo termina con Ia discontinuidad social ‘© geografica para mantenerla indefinidamente." En efecto la sociedad cerrada engendra la dominacién social. En Méxi- co se ha visto cémo los caciques se oponen a la construccion de carreteras o ferrocarriles que harlan posible la movilidad de sus stibditos. Lo mismo ocurre a menudo en los sectores rurales, cuando el motor de la dominacién es comercial, ‘cuando el patrén es el principal comprador de la produccion local. Asi, en un pueblo aislado de Colombia, un comprador ' Vease ol estudio de li Dine, Voto « maguine paca Patrnagem «| linttsma no Rio de Jani, Rio de Japeeo, Par eh Tera, 1982, pp 117 1s se trata de una nverigacion sobre las prctcas polities de a Sg ‘a staurada por el gobernador Chagas Freitas en la Uecada de os eters 'Sepin Peter H. Smith en su libro Las laberinos de pode El vel Imiemto-de ls eles poicas em Mico (5001971, Mico, El Colegio de Mexico, 198, p. 295 "W Veae Benno Galiart, “Class and following in roca Bri”, América Latina, (3), julosepttembre de 196,» Stellen Schmid, "Bureaucrats 2 modernizing brokers? Clenteisn n Colombia, Comparative Pls, & abel de 1978, pp. 37455 ELS) Cae LETH al de café, detentador de un monopolio de compra, amenaza a los campesinos con bajar el precio de su produecién sino vo- tan en el sentido correcto, La gran propiedad que vive aisla- dayy que solo se comunica con la ciudad o el pueblo median- te el vehiculo 0 el telefono del patrén, es la imagen ideal del microcosmos clientelista més autoritario en algunas zonas de América Latina, No es raro que el patrén, para evitar to- ddos los contactos exteriores y lograr un control monopolista sobre sus recursos humanos, abra una tienda y a veces dis- tribuya alcohol mas o menos gratuitamente el sébado por la noche, u organice fiestas. Estas relaciones de clientela se desarrollan sobre todo, pero no exclusivamente, en un contexto social donde no exis: ten garantias duraderas y sobre todo imparciales de posi cin y seguridad. Ni los medios elementales de existencia ni los de una proteccidn social eficaz son proporcionadas por rmecanismos objetivos e impersonales. 0 bien el Estado mi nimo y lejano se preocupa poco por ei bienestar de sus cit: dadanos, o bien prefiere delegar su poder a autoridades te rritoriales privadas a cambio del mantenimiento del orden ¥¥ un apoyo electoral. Fue el caso del coronelismo brasileiio ‘enel que originalmente el poder central que daba un titulo ‘militar (de la guardia nacional) alos seniores territoriales le gitimaba su poder efectivo confiandoles una mision publi ca." En semejante caso, parece que los débiles y los pobres no tienen nada que esperar del poder central. "El comandan- te es mas fuerte que el gobierno”, declaraba un campesino del nordeste a un periodista con respecto a un oficial de pol ‘la que habia acaparado tierras en el estado de Pernambuco. ‘Se han interrogado mucho en Brasil sobre las relaciones en- tela privatizacion del poder y el reforzamiento de la centra: lizacion estatal a partir de 1930 sobre todo." No parece ue, salvo en las zonas urbanizadas de fuerte movilidad ho: "Antonio Octavio Cintra, “A politica tradicional brasileira: uma inte pretagio das Felagoes entre 0 centro es periteria™, Cadernos do depart mento de eenca pote, Belo Horaante, Universidade de Mlnas Gerais, tmafzo de 1974 1. pp. 99112 A partir dl a obra clisica de Vitor Nunes Lea, Corvelismo, nada «voto en 199, ed consltada Alfa Omeps, 0 Polo, 1978), nos be ‘nos inetrogado macho sobre el coronelisma hey, su posible desaparic [St probable ransformacian. Veaseparticularmcnte Marcos Vinicius Vi 270 ‘PODERES Y SOCIEDADES- zontal, el mandonismo local haya retrocedido grandemente ante el Estado central, Por lo demas, en los sistemas polit ‘cos més centralizados, los notables locales siempre tienen ‘un papel de primer plano que la maquina estatal fomenta y ‘mantiene, En México, para establecerse, el partido del Esta- do (el PRI) practica una politica de “lideres naturales” que consist en apoyarse, cooptandolos, en quienes conocen bien 2 las poblaciones y pueden movilizarlas. El cacique es un engranaje indispensable para el funcio- ‘namiento de la democracia representativa en un orden patri- ‘monial. Es 61 quien establece la comunicacion entre el siste ‘ma politico formal y el sistema sociopolitico real, La cexistencia de “votos cautivos” se ajusta a la configuracion vertical del sustrato social y a su escasa fluidez. El voto clientelista puede ser “vendido” o "gregario” en funcién del grado de autonomia del elector en relacién con el patrén. ‘Aunque el voto que llamamos gregario comprende casi siem- pre cierta gratificacin mientras que el voto vendido no ca rece de un minimo de coercién: la obligacién de vender re presenta una, sobre todo cuando aparece una alternativa antisistema, Enel primer caso, el sufragio es un valor que se intercam- bia. No siempre es trocado por dinero sino mas bien por bie res escasos 0 apreciadlos, Puede ser alcohol, como en la costa caribeia colombiana, alimentos, vestidos © hasta maquinas de coser, como en Ceara en Brasil en 1962." Las més de las veces es un empleo, un alojamiento o la promesa de obtener: lo, una posibilidad de crédito, de riego o de venta correcta- ‘mente remunerada de la produccién agricola. No obstante, el voto vendido es raramente un voto libre, Dado que lo propio de un bien escaso es el ser monopolizado, el comprador tinico {2 Robert Cavalcanti de Albuquerque, Coronel, cranes, lode Janeiro, Tempo Brasleiro, 1968; es como Mars Isaura Pereira de Queiroe, Omar anism local na ida plies brasileira, So Palo, Aner, 1989, y Celso ose da Sia, Marche contraearchas do mandonismo local Cact um es tudo de ease Belo Horizonte goes da Revista Brasileira de Estudos Pl tics, 1975, Decio Soe," Coronelsmo e Estado burgus. Elementos para ti eiterpetagso™ studios aes latncamercanos, 1 (3) septembre: ticiembre de 1978 pp 6892, T Seguin AF. Montenegro, “As lege earenss de 1962, Revista Bra sieire de Estudos Palco, enero de 196%, p. [CAUDILLOS, CACIQUES Y CLIENTELAS 2m ben del poder central recursos de patrocinio que pueden uti lizar con sus mandantes para consolidar su autoridad y crear la cadena de reciprocidad que tienen a su cargo. Por la distribucién de ayudas y favores no universalizables (préstamos, viviendas, etc) sus fieles, se aseguran una es- tructura de encuadramiento donde la ideologta obrera tiene poca participacién, Cuando el sindieato posee el monopolio de la contratacién, el poder de sus dirigentes esta en su gra ‘do maximo. La “eldusula de exclusién” inscrita en los conve- nios colectivos, en México, favorece notablemente la disci plina sindical. La division de los trabajadores en diferentes ccategorias, con posiciones desiguales, conforme a una logica corporalivista y venal impuesta por algunas direcciones sin- dicales, ofrece a los lideres “obreros” un poder considera: ble. Asi, de nuevo en México, el sindicato de petroleros _ SqOER AS Y ROCIO SE (serena) puede actuar a partir de tres tipos de condiciones los trabajadores “itulares", cuyas plazas hereditarias se venden sin embargo a buen precio, los “provsionales” que pueden ser integrados al cabo de cierto numero de afos y fue, mientras tanto, deben wnt la mano para obtener si ontrato, por ultimo los breros extern opelones que el Sindieato proporciona alas empresas de construcion que trabajan para Pemex a cambio de abedienci,cotizacion si dical y mordida obligtora® Se tata de un caso extrema de corrupeién en un sindicatosutortario, pero el exceso tismo isa la Togca de este tio de siscma El aternalismo del Estado yIncreacion de redes de clin tela através de los organismos dessstenciay prevsion so cial politizadosconfiguranasimismo una dela vias Optias del patrocinio etatal. La retoria popular y populist pe mite confundi con el régimen oel presidente legslaciones Sociales que abrian poddo ser tan impersonates como ane nimas, La "Fundacion Eva Peron", en Argentina, sus Rost Tes ss ciudades de nor, as espectacuaresdistibuiones de ropa o de juguetesefectuadas en persona por la ratlante espa del general constiayn un cto ompar de bene ceil pe ’ fon clientlista de una pot Ese clientelismo de masa y de Estado generalmente va acompatiado de una dimensinideoldgice que socava las o- Iidarides horizontals. En nombre del "pusblo” ode la "re volucién’, se hacen esfuerzoe por frenarla actin auténoma ae las clases dominadas. El acento puesto enlasoldaridad nacional puede ser utlizado contra las potencas exteriors Ylas minorias dominantesligadas al extranjero —laantipa. tra en la erga del peronismo, pero exe nactonalismo rep dia igualmente las idelogias extraneras” que podrian seit de armas a los grupos sociales subordinados 0 contestta- Fios. Se vio en Mexico en 1968 y en Argentina en la decada de los setenta cme la xenofobia populist ulzads en oto tiempo contra los "imperaliemos",se emplea ahora contra Tos grupos revolicionarios. Bajo todas sus formas, (acaso "SVéase Marie France Schapira, “Traallurse¢ pouvoir syndic! at Mesigue" Chir: des rigs ltne i. 2,2 vests de 197. no esta destinado ese clientelismo de Estado principalmente ‘a asegurar, en una sociedad de masas, el mantenimiento del pacto de dominacion tradicional? ORIENTACION BIBLIOGRAFICA Cajueiro, Jose, “As cleigbes em Alagoas, em 1962", Revista Brasil: ra de Estudos Politicos, enero de 1968, pp. 101-120. Callado, Antonio, Os industriais da seca eos galileus de Pemambue co Aspects da uta pela reforma agraria no Brazil, Rio de Janel 1, Civlizagdo brasileira, 1980. 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Plamenteideolgico en el sentido estricto del termino, En realidad, en América Latina certs tipos de estrateiay, de Fegimenes ode sistemas pliiosy sus garantesidelogicos presentan una inegableespecificidad. Son esas manifest Eiones politics propias dels relidades historic el con. tat ln os examin dejan de ao les logis universaes(democracin o comunismo por ejemplo, aun cuando oeupan all un lugar devsivo. Con esos perfil idcolgics fuertementeenraizados salimos dela prehiste- fia defo poltco para abordar lox debater y problems cuales y mas slides dela Amerca de hoy. Presentarcmos Ios diferentes “temas” por orden estrictamente cromolien El primero, el populismo, prolong en otro plano los meta nismos de clientelismo de Estado descrtoy en Tas pgnas anteriores; veremos en seqidaeldesarrolimo, ego las diferentes postaras de los scialismos crillos, dl casts mmo al sandinismo y otros ms Los populismos: édespotismo ilustrado © socialdemocracia dura Noes posible leer un diario o un libro de historia contempo- ‘inea en casi cualquier pais de América Latina sin troperar ‘con el término populismo del cual se usa y abusa. Ese con- ccepto, por su misma frecuencia ¢ imprecision, parece reser (78) ‘POPULISMOS, “DESARROLLISMO", CASTRISMO 9 vado a un fenémeno original que no puede ser aprehendido con el vacabulario politico europeo. ¢Se trata de un esfuerzo para emanciparse de la tutela semantica de los conceptos “centrales"? Loable empresa en verdad, siesta nocién histo- ricamente confusa no fuera un instrumento de andlisis bas- tante defectuoso. Para el historiador del mundo occidental, y para el “hombre decente” que posee algunos rudimentos ‘de cultura histérica, el populismo se aplica en efecto a la co- Tera de los agricultores del middle west contra los politicos y financieros de la costa este de Estados Unidos, o mas ain, casi en la misma poca, los arranques anarco-bucélicos de Jos narodniki rusos, esos intelectuales impresionados por la rmiseria de los mujiks y que se acercaban al pueblo. El termi: no remite pues a realidades muy heterogéneas y sin puntos ‘comunes. En su acepcién estrictamente latinoamericana, la terminologia no es mas satisfactoria En primera se trata de un trmino peyorativo. Nadie se dice o pretende ser populista. La ausencia de rigor de este ‘concepto es tan grande que resulta un tanto dificil situar el nivel de analisis al cual remite este epiteto casi infamante: partido, régimen, lideres o politicas seguidas? Para delimi- far su sentido fuertemente connotado, es preciso dejarse le- var por las palabras y su aura. gQué evoca el término si no caudillos urbanos adulados por las masas y generalmente aacusados de demagogos? Nombres: Peron, Vargas, pero tam bien Velasco Ibarra en Ecuador. Asf la mayoria de las defini- ciones muy poco satisfactorias del populismo son resultado de una concepeién moral y hasta moralista:liberales o mar- sistas, consideran este fenémeno como una aberracién cen- Surable, Es asi como se considera a los regimenes populistas ddictaduras demagogicas que se apoyan en las clases popula- res urbanas. En esos anilisis se insiste con facilidad en la di- mensién carismatica del jefe —lo cual fue generalmente cierto pero quiza no lo era en el caso de Getulio Vargas— y sobre todo en Ja irracionalidad de las masas y su emotividad {que las llevé a seguir al mal pastor. Cierto, no hay duda de ‘que el prestigio de los lideres.“populistas” absolutos ante Tas masas urbanas ha alcanzado cumbres de popularidad y fidelidad extraordinatias. Peron, el lider, “el primer trabaje dor”, no sélo no perdié a sus partidarios en dieciocho anos de exilio, sino, como lo atestigua su triunfal reeleccién en _ —— Sa 1973, gané mas, a tal grado parecia en Argentina en la déca dda de los sesenta que la frase atribuida a Malraux sobre el gaullismo convenia atin mas al jefe del justicialismo: jtodo ‘el mundo es, ha sido o sera peronista! Vargas, “el padre de los pobres", fue reverenciado como martir religioso en los imedios populares brasilenos tras su suicidio en 1954, Velasco Ibarra, el "apdstol de los olvidados” ecuatorianos, elegido cinco veces presidente, decia: "Denme un baleén y recon uisto el poder.” Sin embargo también se bautize de popu lista cierto periodo del régimen posrevolucionrio mexicano ccaracterizado generalmente como una “dictadura imperso- nal del partido oficial. En cuanto alas interpretaciones que hhacen hincapié en la responsabilidad “culpable” de las ma- sas en la aparicién de es0s regimenes “destructores”, no pa: rrecen muy convincentes que digamos. Veamos. Un tedrico de la izquierda marxista chilena defi- ne al populismo como “un virus patolégico del movimiento obrero. ..Jla manifestacidn de un retraso ideoldgico y poli: tico de las masas’.! En Argentina, el peronismo, fuera de st identificacion coyuntural 0 fundamental con el “nazifascis- haa sido objeto, desde el punto de vista de sus relac nes com la clase obrera, de dos interpretaciones: una polemics, ‘que manifiesta el despecho de los jefes del socialismo demo: cratico ante el “abandono” de las masas, la otra sociologica, bbasada en una investigacién histériea. Segun la primera, la clase obrera argentina vendié su libertad por un plato de lentejas al aceptar apoyar la tirania, Segin los autores parti darios de la segunda interpretacion, el éxito del peronismo proviene de la existencia de una “nueva clase obrera”, pro- cedente del éxodo rural, sin tradiciones sindicales o polit cas ya la que la politica paternalista del coronel Perén supo fanarse.' Vemos facilmente que se trata, poco mas 0 me- | Remand Mires, “Le populisme” Les Temps Moderns, ani de 1979 2 ara una dscusén hsorcay socilgpca de eta clificacon, vase eter Waldmann, EI peronismo (19.195, Buenos Aires, Sumerian 1981, ya polemica ademas, Juan Jost Sebrel av deses imasinaros de eronsme, Buenos Ares, Lops, 198, *"Véanseprincipalmente ls obras de Gino German, Poca y sociedad fr na epocs de ianscin, Buenos Ares, Paid 197.9 “El surgimiema ‘de peronisme,el rl de obreros y de lox migranesinernos™ Desrrll Econimico, 13 (5) octubre diciembre de 197, lou comentarios de Pete nos, de dos presentacones diferentes de una misma opinion. Esa quel partido somunista argentino express en In erga {steretipadnleninista con una elegancia consemada cuan- dbo alirma que debe *hacer volver al proletariado argentino S las organtzaciones de la clase brea” Para algunos autores, el populisino se confunde con poll tics de dstribucldn de ingresos. Es en ese sentido ene que se considerd que el partido socialise chileno presentaba Tasgos de popllsmo, oen el que Alan Touraine sefiala que {TiracasoGela Unided Popular en 1973 marca el final del po pulismo en la politica cilna, Algo hay de cierto en esta Epreciacion, El peronismo se ajusta bien en su primer prlo- doyensu objetivo idologico wera definicionparciament Justa: Peroencambio, os historiadores de Brasil nolo acep- tarian en lo concermicnte alos comiennos del getulismo. Iunque el debate est lejos de habers cerrado en lo referem teaeste punto, parecer que, de 193031935 Tos salarios de fos obreros no hubierantenido, a pesar de la instauracion fc salario minimo, un verdadero salto hacia adelante, muy rel contrario# Se ha discutido mucho acerea de las ra zones politicas que desembocaron, a pesar de los obstéculos, en la fundacién de la Compania Sideruirgica Nacional y luego cen la creacién de la gran acerfa de Volta Redonda en la linea Rio-Sio Paulo, a 145 kilémetros de la capital. ¢Nacionalismo del Estado novo “getulista”, razones de seguridad nacional y presiones militares? Sea io que fuere, dado que Estados, Unidos estaba en guerra, que necesitaba a Brasil y sus bases, en el nordeste, acepté contribuir a ese proyecto otorgando tun préstamo del Eximbank; quiz también con el fin de evi tar que Vargas se volviera hacia Alemania para obtener los, medios necesarios para la ejecucién de su proyecto de indus: trializacion pesada. Por lo demas Roosevelt dio todas las fa 5 Vease sobre este punt el estudio de Licino Martinson el capitulo ¥| (ta siderorgi et Tetatsme’ desu bro Pouvoir et developpement eono- Iniques Formation et evolution dt siructures poligues au Brel, Pat ntiropos, 1976, pp. 1 cilidades para la colaboracion de empresas estadunidenses ¥ el transporte del equipo necesario. Volta Redonda, fruto Ge la “negociacién internacional”, no comenzé a funcionar sino hasta 1947, produciendo | milion de toneladas de acero, ccantidad Ilevada a 1.4 millones ulteriormente. Para numero- ‘0s analistas, Volta Redonda es una fecha clave del desarro- Io brasilefo, y los efectos multiples de la fundicin de acero contribuyeron a romper el modelo de dependencia hasta en- tonces en vigor en el marco del crecimiento hacia afuera. Volta Redonda, ademas de la absorcién de tecnologia que su puesta en marcha implic6, abrié la posibilidad de una indus- {ria metal-mecdinica nacional y sobre todo de la industria ‘automovilistica. Sin embargo la siderurgia nacional habria tenido efectos movilizadores no s6lo en una direccién (cons- truccién, industrias mecénicas) sino también en la otra (ex- plotacién hullera). Sea lo que fuere, el éxito de Vargas es pa- tente: el Brasil de la década de los cincuenta cubria ya una fraccién importante de sus necesidades de acero, tanto en productos planos como en lingotes, y ahorraba divisas. Desde entonces, la siderurgia brasilenia aument6 sus capa- ides de produccion, dado que el Estado seguia desempe ‘Rando en esta expansién el papel principal. En 1953 se fund6 Ja Cosipa (Compania Siderdirgica de Sa0 Paulo), controlada en ‘un 98% por el gobierno y, en 1956, Usiminas en Minas Ge- rais, sociedad en la cual el Estado es mayoritario pero con ‘una fuerte participacién japonesa. Esas dos empresas, cuya ‘capacidad instalada fue recientemente Ilevada a 3.5 millones de toneladas cada una, muestran que las autoridades brasi- Tefias a pesar de la recesion del mercado mundial del acero tienen confianza en el futuro. Una prueba més de ello es el proyecto nipoitalo-brasilefio (Kawasaki-Finsider) de Tubario (Espiritu Santo) que debe proporcionar para la exportacién 3 millones de toneladas anuales de productos semimanufac- turados. En cuanto al complejo de laminado de 20 millones de toneladas de Agominas, en Minas Gerais, en el que colabo- ran sociedades briténicas, el retraso de su puesta en marcha pareceria indicar que no es facil convertirse en uno de los Cinco primeros productores mundiales de acero como lo preveia el gobierno de Brasilia a fines de la década de los se- tenta, Brasil producta 5 millones de toneladas de acero en 1970, més de 11 millones en 1977, 15 millones en 1980, 2 mi [DESARROLLO F.INDUSTRIALIZACION 309 Hones de los cuales eran exportados. Si bien el plan de la siderurgia nacional preveia con alguna tendencia a la mega- lomania 25 millones de toneladas para 1980, 0 sea el equiva lente al total de América Latina en 1970 0 a la produccion china, hoy, y una cifra cercana a lo que vaciaban las acerias francesas 0 briténicas antes de la crisis, estamos en realidad ‘muy lejos de la verdad. La produccién, en retroceso, habia ‘yelto a caer a 13 millones en 1983. En el sombrio entorno internacional de la década de los ochenta, el ritmo de ereci- ‘miento anual del 119 que tuvo la siderurgia brasilena de 1970 a 1979 era dificil de mantener. No obstante Brasil, uno de los mayores productores de mineral de hierro del mundo, cuenta con unas treinta empresas privadas de siderurgia y nueve piblicas que coordina el crust de Estado Siderbras cu yas previsiones de aqui a final de siglo siguen estando im regnadas de un optimismo muy brasileio. La produccion siderdrgica en México es menos que en Brasil, en sus origenes, fruto de la politica voluntarista del Estado. La tradicién de los propietarios mexicanos de esta blecimientos siderdrgicos se remonta a principios de siglo y ala creacién, en Monterrey, de la Fundidora, que fabricé en 1904 los primeros rieles de ferracarril de América Latina Todavia en el sector privado sigue estando muy bien repre sentado con la compania n¥Lsa (Hojalatas y Laminas) perte reciente al grupo Alfa de Monterrey, que produce 1.5 millo- nes de toneladas y la TaNtsa (Tubos y Aceros de Mexico), en el estado de Veracruz. El rrust de Estado Sidermex controlaba principios de la década de los ochenta mas del 60% de la produccién, porcentaje destinado a erecer en funcién de los. rogramas de expansion de la siderurgia pablica. Esta com- prende esencialmente Altos Hornos de México, en Monclova (Coahuila), en el norte del pats, y sobre todo el gran complejo Lazaro Cardenas-Las Truchas, a orillas del Pacifico, en el es- tado de Michoacan. Este proyecto, nacido.en 1972, destinado acliminar el déficit de acero mexicano, esté instalado en un puerto cerca de un yacimiento de mineral de hierro, La so- ciedad piblica Sicartsa que lo administra previé una capaci- ddad de produccion de 1.3 millones de toneladas anuales en la primera etapa terminada en 1976, y de 3.6 millones de to- nieladas en la segunda —siendo el objetivo alcanzar los 10, millones de toneladas en 1990. La puesta en ejecucion de 310 LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO ‘este ambicioso programa fue mas dificil y lenta de lo previs- to, México, que producia 4.7 millones de toneladas de acero ‘en 1973 y 9 millones en 1977, no alcanzaba en la época del boom petrolero a responder a la demanda de productos pla: nos y de tubos de la compania de petréleos y sus subsidia- ras, El pais importaba entonces entre el 15 y el 25% de sus necesidades. Hoy, frente a la recesién, pareciera que con tuna capacidad instalada de aproximadamente 12 millones de toneladas, México estuviera destinado a buscar mereados exteriores. Si asi fuera, los proyectos privados o pablicos de acerias en Altamira, nuevo polo de desarrollo en la costa del ‘olfo, se verian comprometidos, y particularmente el com- plejo de Estado de mis de S millones de toneladas de capaci- Gad instalada que debe construirse alli. 'En Argentina, al contrario que en México, el peso del sec tor agroexportador y de la ideologia liberal que ha frenado Ia industrializacion, ha alectado particularmente ala indus- ‘ria pesada. Es con el impulso del Estado y més precisamen- te de los militares quienes, desde 1941, fecha de la creacién, de Fabricaciones Militares, controlan un amplio sector de las empresas nacionalizadas con destino al mercado civil como nace la siderurgia argentina, Inmediatamente después dela segunda guerra mundial, un primer alto horno entra en actividad en Zapla en la provincia de Jujuy. Situado cerca de uun yacimiento de mineral de hierro, es construido por el ejército y funciona con lefia. Su produccion anual es de ‘40 000 toneladas en 1954, Ulteriormente, el Estado, mayor tario en una sociedad mixta (Somisa), construye en San Ni- coli en el Parana un moderne complejo siderargico que tar- ‘dard mucho en ponerse en marcha. El proyecto data de 1947, el primer vaciado de acero de principios de la década de los sesenta. La produccién, que rebas6 los 3 millones de toncla- ddas en jos aos setenta, anda por los 2.5 millones, lo cual, fuera de los periodos de recesién, no satisface un consumo estimado en 3.6 millones de toneladas. Un optimista plan si- derirgico a fines de la década de los setenta preveia llevar la produccién a 8 millones de toneladas de acero anuales. Fue fuertemente revisado a la baja. El acero no es sdlo cuestién de los tres grandes semiindus- trializados. La clase media continental participa igualmente cen Ia epopeya de los altos hornos. El lirismo industrial tiene a i i ls hei til a sus lugares privilegiados. Paz del Rio en el caso de Colom: bia, Chimbote en Peru, Huachipato en Chile o Sidor (Siderur- gia del Orinoco) en Venezuela son nombres que hacen vibrar cl orgullo nacional, Poner fin a las importaciones de acero, adquirir Ia independencia comercial y tecnologica en un see. son los objetivos de esas acerias que produ: cen para mercados relativamente estrechos. El valor agrega- do del sector manufacturer de cada uno de esos cuatro paises varia entre la mitad y Ia tercera parte del de Argenti- nna (13 mil millones de dolares aproximadamente), es una {quinta 0 una octava parte del de Mexico (de 30a 34 mil millo- nes de délares). Acaso esos esfuerzos de sustitucin de im Portaciones mediante la utilizacion directa de las riquezas del subsuelo no serdn gastos ostentatorios encaminados a la afirmacion de la soberania? Si bien Pers, Colombia y Chi le dificilmente producen mas de 500 000 toneladas anuales cada uno a pesar de los ambiciosos programas —como aquel que en Pert, con la ayuda japonesa, prevela rebasar los 2 mi- ones de toneladas en 1982—, en Venezuela, donde la consig- nna 'sembrar el petréleo" para crear riquezas duraderas ha ‘orientado las politicas econémicas, la Sidor (Siderurgia del Orinoco), fundada en 1957, y en pleno crecimiento hasta 1980, produjo con los procedimientos mas modernos (acero léctrico) 1.8 millones de toneladas en 1981, o sea cerca del triple de la produccin de 1978. Lo simbélico del acero echa sus raices en Ja historia, pero su fascinacién tardia puede hacer temer que paises en vias de desarrollo intenten dotarse hoy de los medios de las revo- luciones industriales de ayer. Con todo, frente al desafio in- dustrial América Latina no earece de ventajas naturales. Presenta los recursos indispensables para una industrializa- cin diversificads, coherente y acumulativa Recursos y desarrollo ‘A menudo se ha dicho a propésito.de diferentes paises de ‘América Latina, particularmente de Bolivia y Peri: “un ‘mendigo sobre un trono de plata’ En efecto no son la ausen: ‘ia ola insuficiencia de minerales o de energia lo que ha fre- nado el desarrollo. Por lo demas sabemos muy bien que algu- 32 [Los Pace DEL OE nos de los paises hoy industrializados no tenian ayer ni ull imineral de hierro que, de las site grandes naciones i {ustrales,raras son las que poscen petroleo. Si bien desde su dscubrimiento Ameren el onient miner po Sclenela, sus riguezas son muy dversas ast como desigual srentescpartdas, Lo mismo ore en cl easo de Tos recur sos energttcos ‘Amr Latin es rca en metales no ferrosos. El subse- to del continente proporciona cine, plomo,niguel, pltino, tmolibdene, cadiio, mercurio, rani La tercera parte del dinero.del mundo proviene de Pera y de México, la cuarta parte el antimonlo de Bolivia y de algunos otros pals. Rmevice Latina, si en ella se incluye a Jamaica, Surinam y Guayana, representa cerca dl 4086 de la bauxita, del 15 al S096 del estano.y nds del 20% del cabrela mina de Chui amata en Chil sla mas grande dl mundo y ese pls pro luce ms de un millon de toneladas de cobreanvales (1980), frente aproximadamente 330 mil toncladas en Per Brasil Chal segundo productor del mundo de manganeso (mas de smilones de toneladas anuales) Mexico pose 16 millones de toneladas de reserva de exe mineral Ero finalmente, Fuso meta enti com I cong del cont Stente, sigue estando en buen lugar. Peri, Mexico y Chile ex- {ran cada uno 6 toncladasanales,y Brasil, desde el desc brmiento del vaso yaciminto de Serra Plada ene estado de Para en 1980, 15 tonciadas. Ee continente eat sobre todo particularmente bien pro- visto de mineral de hierro de ats concentracion, principal tnente en Brasil y Venezsela, pero no exclusivamente. En Brasil, donde devde el siglo Nit sin cesar se descubren Iuevos recursos mineros, las rescrvas de hierro se hallan oy en el primer lugar de las riquezas del pais. El mineral ehicrro consttuye en las décadas de lo seteniay ochenta In segunda posicon en exportaciones desputs del cafe o la soya conforme pasa Tos aos. El principal yacimiento es el ‘Plangul fervifero de Minas Gerais, que contene 6 mil mk Hones de toncladas de reservas probables de altisima con Contracign, Pero el deseubrimiento del nuevo Eldorado mi- ero dele serra de Caras ha moificado las perspectvas. Carajs,stuado en el estado de Pars cerea de Araguaia, en Tos confines del Goits y del Maran, contiene no solo Dee E Pera ence Saal hierro (17 mil millones de toneladas de reservas) sino también bauxita, manganeso, estafo y oro, en una cuenca hi- dréulica de amplias posibilidades energéticas. Esta situa cién, la proximidad de Belem y de Séo Luis del Maranhao augura muchas posibilidades de exportacion que podrian hacer de Brasil el primer exportador de mineral, y quiza de acero y de bauxita o de aluminio, del mundo. A'reserva de inversiones faradnicas, Carajas sera, segtin palabras del ex presidente Figueiredo, "la redencién de Brasil”. La CVRD (Companhia Vale do Rio Doce), empresa del Estado, que ex: plota el mineral de hierro, proyecta exportar de Carajas 35. millones de toneladas anuales, Es cierto que Brasil produce ‘mis de 100 millones de toneladas de ese mineral (110 millo- nes de toneladas en 1981), la mitad de las cuales proviene de la CVRD, y las tres cuartas partes son exportadas. Venezuela es el segundo “gigante” del hierro, con reser- vas que ascienden a 2.1 mil millones de toneladas. La pro- dduccién, ala baja, no rebasa los 16 millones de toneladas en los afios ochenta, contra mas de 20 millones de toneladas diez afios atrés. Las exportaciones permanecen estables en unos 12 millones de toneladas. Mexico y Pert se sittian al ‘mismo nivel de produccién con alrededor de 4 a 5 millones de toneladas anuales. El segundo es un exportador impor: tante pero en disminucién, mientras que la produccién del primero crecié de manera notable durante el boom de la década de los setenta. Chile es también un importante pro- ductor de mineral de hierro, pero en decadencia, puesto que su produccién actual de 8,5 millones de toneladas es la mi tad de la de 1968 (15.6 millones de toneladas), Es cierto que la abundancia de hierro no es indispensable para la creacion de una industria siderargica, como lo muestra el caso de Ar gentina, la cual a pesar de las reservas no explotadas en Ia Patagonia sélo produce 200 000 0 300 000 toneladas de mine: ral e importa lo necesario para su produccion de acero En el terreno energético, el continente presenta cierto rnuimero de particularidades. Pero las disparidades entre na ciones son muy fuertes. Ante todo la region esta bastante ‘mal provista de carbén (s6lo 0.3% de los recursos mundia les), lo cual evidentemente no explica su retraso industrial Brasil posee carbén, de mala calidad, en los estados meridio- nales de Santa Catarina y de Rio Grande do Sul. Las reservas 314 LOS PROULEMAS DEI DESARROLLO son de 22 mil millones de toneladas y segtin el objetivo, para fines de la década de los ochenta, se emitia la cifra excesiva ‘de70 millones de toneladas, es decir el 6% de la energia total ‘Constumida por el pais; estamos lejos de ello con una produc- ‘in de 34 millones de toneladas en 1980. México y Chile producen cada uno 1.5 millones de toneladas de hulla anua- es, Argentina apenas rebasa las 500 000 toneladas a pesar de proyectos cuyo objetivo es triplicar esa cifra. La gran es: peranza del continente en materia de carbon es Colombia y Su yacimiento gigante de El Cerrejon, a 30 km de la frontera Yenezolana, en la Guajira, cuya explotacion @ cielo abierto {que ha requerido enormes inversiones deberia permitir re ‘basar Jos 20 millones de toneladas en 1990. Si bien, con esa excepcién, el carbén no es muy abundan- te, en cambio el continente esta bien provisto de hidrocarbu- Casi todos los paises disponen de petroleo en cantidad mas o menos abundante. Las prospecciones,ligadas al nivel de los precios petroleros, modifican de uno a otro afo el ‘mapa petrolero, Asi, México tuvo un periodo importador en- tre dos lases exportadoras. Brasil, cuya situacion hasta 1983 parccia desesperada a este respecto, podria convertirse pronto en el tercer productor de hidrocarburos de la region Ecuador, hoy miembro de la OPP, no producia en 1960 mas {que 360 000 toneladas de crudo anuales: el petréleo constitu eel 61.4% de sus exportaciones en 1981 frente al 0.6% diez fafos atras, Mexico, gran exportador de petréleo a principios de siglo, tno ha podide superar los obsticulos financieros y comercia- les creados por la nacionalizacin de las compatiias petrole- rasen 1938. La mayorla de sus yacimientos tradicionales se hhallaba précticamente agotada hacia 1950. Nuevas explota- clones y la triplicacion del precio del barril a principios de Ia década de los setenta ocasionaron la explotacién de vaci- mientos recién descubiertos en Chiapas y Tabasco. El pais, Con 40 mil millones de barriles de reservas probadas, se si- toa en el sexto lugar en el mundo. Y a pesar de las medidas tomadas por los poderes publicos para resistir a la “maldi ‘ign del oro negro” e impedir la "petrolizacién' de la econo- ‘mia nacional, en México la parte del petréleo en sus export Clones salto de 30 a 65% entre 1977 y 1981. La produccién aleanzaba en 1981 2.3 millones de barriles diarios. La c DESARROLLO E INDUSTRIALIZACION 315, fre algunas dificultades para conserva su parte del meres: pce sriecaieme todo a partir del primer “Impacto petrlero™ En 1982, e 36 ‘LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO: ‘plan alcohol”, que consistia en sustituir el carburante ‘automovilistico por una mezcla de gasolina y alcool de cana de azicar, comprometiéndose en consecuencia los fa- bricantes a adaptar los motores. Todo cambia, parece ser, a partir de 1983.La produccion de hidrocarburos, gracias @ a Explotacién de un vasto yacimiento off shore a la altura de Rio de Janeiro, pasé de 170 000 barriles diarios a 500 000 en 1984-1985. Brasil, que consume un millon de barriles dia Hos, cubriria asi la mitad de sus necesidades. Seguin Petro- bras, la autosuficiencia podria ser alcanzada antes de 1990, menos que la caida de los precios internacionales de los hi- Grocarburos ocasione una revisign a la baja de esta optimis- ta perspectiva. Entre las ventajas de la regién, hay que indicar asimismo clenorme potencial de produccién hidroeléctrica de los tres, grandes sistemas luviales de América del Sur. La importan- fia de las distancias entre los lugares de produecion y de ‘Consumo durante mucho tiempo frend el equipo hidroelée- trico de algunos patses, pero el alza de los costos petroleros, 2 partir de 1973 actuo en sentido contrario. La parte de la ‘energia hidroeléctrica en el balance energético de los paises Tatinoamericanos, petroleros © no, no deja de aumentar. En Brasil, incluso antes de la puesta en marcha de las cltimas ‘grandes presas a principios de la década de los ochenta, la tlectricidad de origen hidroeléctrico representaba el 92% {del total de la produceién eléctrica (frente al 679% para el ‘conjunto del continente) A causa de la escaser. de su produc: ion de hidrocarburos o de carbon, Brasil ha hecho, es cier- to, un enorme esfuerzo para disminuir la parte de la energia térmica mediante una audaz politica de construccion de grandes presas. [aipi, en el Parand, construida conjunta- mente con el Paraguay fronterizo, una de las presas més fgrandes del mundo, tendré una capacidad instalada de 12 000 fregawatts. Su embalse llenado en octubre de 1982 cubre 2200 km’. Las primeras turbinas entraron en servicio en 1983. La presa de Tucurui, en el rio Tocantins de Par, debe proporcionar la energia necesaria para la explotacion del fran Carajas y para los proyectos de transformacién de bau ‘sta, Representa una capacidad instalada de 7.9 millones de Kilowatts. En un periodo de fuerte demanda energética en la ‘década de los setenta, Argentina se enfrento con Brasil en lo referente al equipo hidroclétrico del Parand, Esta “guerra elas presat" provocada por la ulizacion del curso de un fo comin se ha calmado hoy sobre too acaisa del retraso de los argentinos en Ie realiacion de sus proyectos. La onstruceion de Yeciret4@2 O00 megawatts de eapacidad ine tala) tras muchas incetidumbres, no emper® verdaders mente sino hasta 1983, cuando Itsipa estaba ye terminada. Los otros grandes provectos, sabre todo Persns medio, ro abajo de Tai, podrian muy bien verse amenazados por Ia tecevon dn onomia eget una mor demand de fnergia' problemas financerosdifcles de superar. Esta inceridnbre no solo peea sobre a politica energetica de Argentina: numerosos analistas se preguntan sel equlparse ‘on grandes presas en un periodo de optimismo econdmico no estuvo por encima de las ncesidades tambien en Brasil Un mejoramiento de la coyuntura bastaria para anular ta inguitud Trica Latina no carece pues de los recursos bésicos para el desarrollo industrial. Los pales del continent e- Servas de materia primas mineras y agricola, disponen Bslimismo de ventajsculturales que pocas regiones del Ter. Cer Mundo poree:éitescentificasytéenicas de calidad, un nivel deeducacionselativamenteclevao en la zonas ub has un acceso directo ls conocimienos¥ ernologias oe Cldenales, Las razones dela lenttudes, dels dficultades o delas distorsiones dela industralizacin no deben buscar. Scen las desventajasisicas- Es en otra parte donde hallae. irl eign deo tubes dees Hite el deseo jatinoamericano. ‘ORLENTACION BIBLIOGRAFICA Ama, Pascal, Estado y capitaiomo, Casos de México y Argentina, México, Siglo XI, 1981, aii ao, Progrs eeonomigue et social en Aniiquelatine, Rapport B- ‘82, Washington. - = Cardoso, Fernando Henrique y Enzo Fatt, Dependencia y dese ‘roll en Améria Latina, México, siglo XXI, 1978 318 — | 1.) 7. Furtado, Celso, La economia lasinoamericana, México, Siglo XI, on Martiniere, G,, Les Amériques latines. Une histoire éeonomigue, “Grenoble, Presses Universitaires de Grenoble, 1978 “ontctear, Estudio econdmico de América Latina, Santiago de Chi Te, ONb, 1970 y 1981, Sothieleclay 7 Padil Cadi, Pedi (bajo la direccin de) "L’Amérique fatines apr finquante ans dindustrlalisation", Tiers Monde, octubre- ciembre, 1976, 2.NIVELES Y MODELOS DE DESARROLLO E] desarrollo de las economias latinoamericanas es muy in cconexo y por tanto no es fieil comparar su nivel de indus- tializacion, Por otra parte, el paralelismo de las evoluciones es evidente y las economias de todos los paises del continen- te afrontan hoy desafios similares y padecen debilidades idénticas. Frente a esas presiones, en nombre de valores sin duda antagonistas, se han buscado soluciones en nuevos mo- delos, ultraliberales o colectivistas, o en gestiones regions: les concertadas. Los éxitos moderados de esas decisiones, la gravedad dela crisis financiera externa en la cual se debate Ta mayoria de los paises del continente en la década de los ‘ochenta, y el contexto de marasmo y hasta de recesién en due se hallan casi todos han levado a algunos analistas a pensar que a pesar de todas sus ventajas América Latina puede ser “el continente que no se desarrollara jams". Un diagnéstico tan pesimista no es raro aun cuando no siempre se expresa tan crudamente, Antes de arriesgar una estima- cion de conjunto de las posbilidades dl desarrollo, veamos los hechos. Tipos y niveles de desarrollo Sabemos cémo los indicadores globales de la riqueza nacio- nal dan cuenta de manera insuficiente del grado de desarro: Io: los emiratos petroleros a la cabeza de todas las catego- rias en el hit parade del 1p per capita dan prueba de ello, No obstante en el caso de América Latina, a pesar de las dis torsiones petroleras, ese indicador no es totalmente desde- fable. En 1982, en el pelotén de avanzada del ris por habi tante (en dolares de 1970), hallabamos tres grupos: los de mas de 1 000 dolares, Argentina, Uruguay, Venezuela y Mé- xico, este ultimo en el primer lugar. Por debajo, los cercanos ‘alos 1000 entre 800 y 1 000 délares): Brasil, seguido por Chi le, Colombia y Costa Rica. Al final, los de 300 délares y menos: (19) 320 =. | 7) |). Haiti a la cola, El Salvador, Honduras, Bolivia, Nicaragua He casi, tenemos un mapa bastante confiable del desarro- flo continental, pero si queremos obtener un panorama més fel de la industrializacion podemos retener criterios de ela- tificacign relativamente simples que permitan orientarse nejor, Dos indicadores complementarios son a este respecto Fanicularmente pertinentes: la parte de la industria manu Patjurera en la composicion del Pip, y la estructura interna fel sector industrial, Esos indicadores evidentemente no proporcionan mas que datos nacionales y no foman pues en Cuenta las disparidades regionales. El primer critero (parte dea industria manufacturera en la composicion del Ps) destaca tres grupos de paises. Un primer grupo se sitia por encima del 2296 (promedio cont Petal) Hallamos a los tres grandes: Argentina, México, Bra Bilestando este altimo, en lo sucesivo, ala cabeza (1982) con nds del 2796, es decir [a cifra de Argentina en 1975 antes de Incontraccién de su aparato industrial. Entre 16 y 2226: Je, Uruguay disminuyendo su velocidad, Ecuador aumentan- NG. Pent, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Venezuela. El {Greer grupo, por debajo del 15% comprende a los paises me- Hos industrializados del Caribe y América Central asi como Paraguay y Boli ‘El indicador estructural permite corregir 0 mati indice global de industrializacion. Segin la cEFAL, podemos istinguir dos tipos de industrias: las tradicionales o de bie~ see deconsumo no duraderos y las industrias dindmicas, las sess "industrializantes” (bienes de consumo duraderos, bie is de capital). Ese criterio define igualmente tres grupos de paises, En el primero, las industria llamadas tradicionales Papresentan alrededor del 40% solamente: Argentina, Bra- Tie Mexico. Entre 45 y 65% se coloca el segundo grupo que cOmprende la clase media de las naciones del continent Guiles Venezuela, Pera, Ecuador, Uruguay. Por debajo, halla ras Tos demas paises, con cifras que Hegan hasta el 869% (Guatemala, Bolivia) y hasta el 95% (Haiti) de industrias "ve- (etativas". Entre ls lideres indiscutibles dela industrializa- Bron dinémica, observamos que la parte de la produccién in Guutsial constituida por industrias mecénicas y metalirgicas ee particularmente fuerte. Cerca del 3086 en el caso de Ar- {emtina (en 1975, ultimo afio en que la CEPAL nos proporcio- aR ELEE Y SEES =a lesarolladss, El riangulo industrial del centro-sur (Ro. Si Psli Horizon concent neti dela ier nia Tan slo el xt de Sto Paulo" ncaa istrial del pais. Mientras que Celso Furtado eomparaba su Jeconomista designaba a su pats con el cruel término de Bel: sl Sam ens Lambert, 1 Amerie tai Dit et dea, 322 LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO [América Latina existen dos categorias de pais: los que po- Seen los elementos para tna industrializacidn avanzada y los ‘Otros. En el caso de estos altimos, la industria se limita gene- ralmente a los productos alimenticios, ya sea para consumo Tocal o para exportacién. En este ultimo caso, la transforma: ion inicial realizada in situ por sociedades de plantacion ge- neralmente extranjeras se sita en la prolongacién de la ac- {ividad agricola. Sus efectos industrializantes son de lo més Timitados. En cuanto a la produccién alimentaria destinada ‘al mercado nacional, tampoco modifica el paisaje economi- Co, La empresa artesanal conserva una importancia consid ‘rable, Las empresas que emplean a un méximo de 5 personas Constituyen el 759 del sector manufacturero en América Central y més del 60% en Colombia ‘Los paises de industrializacion mas avanzada presentan ganas caracteristicas comunes relativas a las dimensiones de las empresas y ala naturaleza de los capitales invertidos. SSibien en los paises mas industrializados los establecimien- tos de mis de 100 personas ocupan del 58 al 679 de los asa- Tariados, éstos sélo constituyen el 10.7 y el 13% respectiva ‘mente de la totalidad de los establecimientos industriales en ‘Argentina, Brasil y México. El peso de la pequefa y mediana ‘empresa (de 5 a 20 asalariados) es atin muy fuerte en esos tres paises, ya que corresponde a mas del 50% de las empre- ‘Sasen Argentina y en Mexico, y a mds del 70% en Brasil, Por elecontrario, en las amas mas dinamicas (mecca y qui ca principalmente) lo esencial de la produccién esta asegu- trado por grandes empresas. Ademés, a consecuencia de deci- Siones politicas o de situaciones de hecho, los mercados nnacionales que se han desarrollado al abrigo de confortables Darreras arancelarias son a menudo monopolizados por una sola sociedad. La concentracién oligopolitica en esos paises no es resultado de la competencia. Revela st ausencia, Asi,’ noes rare que, en un pals de dimension importante, no aya tina marea‘de cerverao una sola firma de jabon o de harina Enfamos pues en presencia de un tdo industrial de escasa Fomogensded formado po un mariada de mcroempreses algunas grandes sociedades que contribuyen, a veces en ‘Ld'o lat dos teecras partes, ala produccion nacional \Notohay que ana que ls empresas mas grande Tos sectors ms modernos son ya sea filiales de sociedades ex ‘NIVELES Y MODELOS: (323 tranjeras 0 empresas publicas. La parte del sector privado nacional parece incluso reducirse a medida que el tamasio de las empresas crece. Ast, en México, el capital extranjero controla once de las veintitin empresas mas grandes, cinco son empresas publicas (quimica y siderurgia esencialmente), seis pertenecen al sector privado (mayoritariamente al gr po llamado Monterrey). En Argentina, las diez empresas més igrandes son extranjeras (Ford, Renault, Exxon, Shel) o pi blicas (vPF, SEGBA, Somisa, Gas del Estado). ¥ el perfodo 1976-1981 que entrané algunas distorsiones, sin duda provi- sionales, del aparato productivo? no afecté esos datos. La primera sociedad privada, Molinos Rio dela Plata, del grupo argentino multinacional Bunge y Born, pertenece a induls- trias tradicionales (molineria, productos alimenticios). El caso de Brasil es igualmente revelador. 1973 marca el origen, del capital de las veintidés mayores empresas, que represen tan el 64.496 del volumen de ventas de las 2 345 sociedades mas importantes del pais (véase cuadro 12), De nuevo en Brasil, si clasificamos las 10 mayores empre sas de cada uno de los principales sectores de la actividad in dustrial y comercial, obtenemos una imagen muy lena de contrastes de la especializacién segiin el origen del capital (ease cuadro 13), ‘Como vemos, las sociedades extranjeras controlan las ra ‘mas modernas y dindmicas més rentables de la industria brasilena, En canto a participacién en la produccién, la preponderancia del capital exterior es atin ms clara: 100% de Ia produccidn de vehiculos de motor, 100% de la produc: ign de neumsticos, 8096 de la farmacia en Brasil dependen de fliales de sociedades extranjeras, Pero también el 59% de la produccion de méquinas y el $09 de la quimica. En Méxi co, los capitales extranjeros representan el 60% de la pro- duccién de bienes de consumo duraderos y el 80% del mate- rial eléctrico. Esta dependencia es agravada en México por ‘una menor diversificacion que en Brasil o Argentina: el 78% de las inversiones extranjeras son de origen norteamerica- 2 Vease Jonge Schvarzer, Argentina, 19161981. Elendeudamiento eter no como pivoted a eopecidacion financier, Buenos Aer, et Caader os del Mestre) 1983 aa 1.08 PROBLEMAS DEL DESARROLLO Porcentaje sobre el voltamen total de ventas de las 25495 empresas 29% Privado 2) Vari, Matarazzo tetas Rerbras distribution, ess ‘Compania Siderur- gica Nacional, Cia Vale do Rio Doce, Electrobras, Rr (14 Volkswagen, Exxon, Shell, Light, General Motors, Ford, Mer codes, Texaco, Pire- Ti, Rhodia, Sowa Crus, Sambra, Atlantic, Nes Origen del capital 204% Pablico 411% Extranjeras ‘omnes Vato yA opin, agoatoactabre de 1978 : Grandes sectores Piblicas Privadas nacionales _Extranfera sua . CR, than {|/= obo a ‘Toewtes Quem & quem wa economia brasileira, ead por Visio 1975 A Opinio, 8 de octubre de 1973. no, Esas caracteristicas de la industrializacién latinoamer cana revelan también su fragilidad y sus presiones, Los limites de la industrializacton latinoamericana De los cuadros que preceden se desprende Ia debilidad gene- ral dela inversin industrial nacional, Esta relativa carencia de inversionistas privados, incluso en los paises mejor dota. dos de burguesia industrial, tiene numerosas razones hist. ricas que obedecen a los comportamientos de las clases dirt. gentes. Los gastos improductivos o el gusto inmoderado por <1 consumo ostentatorio, a menudo mencionados, no son sino la expresin de un clima econémico en que la especula. cién y la inversidn a corto plazo han prevalecido siempre. La dependencia industrial se debe menos a los factores teenolé- gicos que a cierta propensién a no inmovilizar el capital {La importancia del papel del Estado en el desarrollo de las economias latinoamericanas no procede sélo de esta de. bilidad estructural o de los tropismos propios al capital pri. vado nacional. Por lo demas no es privativa de ese continen- te y no solo aparece con los comienzos dificiles de la industrializacién. La accién anticrisis del Estado, para regu Jarizar los precios de las materias primas durante la gran depresién de 1929 e incluso antes (caso del cafe brasilefio, ¢ notoria. Se pusieron en practica politicas voluntaristas de estimulacién publica de los grandes establecimientos indus. triales en cierta cantidad de paises del continente despues de 1930. De esta manera se crearon instituciones con miras afinanciar et desarrollo, como la Corfo chilena (Corporacién de Fomento de la Produccién, nacida bajo la presidencia del radical Pedro Aguirre Cerda en 1938, la Nacional Financiera mexicana, que surgid bajo Cardenas, o mas tarde, en 1952, la BNDE brasilena. No obstante, a pesar de esos esfuerzos pblicos concertados, no puede decirse que el desarrollo en ‘América Latina se haya realizado de manera armoniosa y ra- ional con miras a la obtencion de efectos multiplicadores y cen funcidn de las necesidades del pats Por otra parte. y es la segunda abservacién que se impone, 4 pesar de la retorica de los desarrollistas, la industrializa ‘ion tal como se ha efectuado en América Latina no es en ab (326 Se | 7...) soluto factor de independencia nacional. A veces ha trans formado la dependencia haciéndola mas insuperable: hoy es cctructural e intangible con riesgo de crisis mayores. Dicho Ge otra manera, si bien las importaciones eran reductibles ton la epoca del crecimiento extravertido, en adelante las im portaciones de equipo, de bienes intermedios indispensables para las industrias, y alimentadas por las exportaciones de Bienes primarios, no pueden ser reducidas y menos aun str primidas. La caracteristica principal del modelo de sustitu: ida de importaciones adoptado radica en que se producen Sobre todo bienes terminales para el consumo final. Como Consecuencia, una de sus principales deficiencias procede el sector de bienes intermedios y de las industrias de equipo. ‘La dependencia exterior de bienes semiterminados y de capitales es generalmente fuerte © impide un crecimiento Suténomo y autosostenido. La piramide industrial no tiene ‘base de sustentacin, Algunos datos en cifras dan prueba de tlio, Asi pues, en Brasil, as industrias mecanicas represen- tan aproximedamente el 2296 de la produccion industri ‘ahora bien menos del 40% de ese 22% son bienes de equipo. La produecién nacional en ese mismo pais satisface la de- ‘manda interna en un 999% en el caso de los vehiculos auto- motores, en un 979 en el de la construccién naval, pero en menos del 30% a mediados de la década de los setenta en el ‘caso de las construcciones mecanicas en general. En Perd, Segin la declaracion del ministro de Economia del 7 de mar- to de 1985, mientras el servicio de la deuda exigible en 1985 ‘ra de 35 mil millones de dlares y las exportaciones dificil mente rebasan los 3.4 mil millones, las importaciones irre- ‘ductibles de inputs industriales para mantener el nivel —ya bbajo— de la actividad econémica ascendian a 1.2 mil millo- nes de délares. El problema central del desarrollo latinoamericano es el ide su modelo, Lo que algunos analistas han llamado el “sub- desarrollo industrializado” para subrayar la ausencia de ‘Ginamica autnoma, se resiente enormemente por wna st dordinacion multiforme con respecto a sociedades indus: trializadas o que entraron mas pronto en la competencia in- » seg la frase de Ls Cress Persia ease su articulo as tule do ena revista Tiers Monde, ocubrediciembre de 1976 dustrial, Lejos de aprender i eccin de sus fracasoso de Sus rlunfos somo Japon woos paises de Asa del sudoes tos pales lntinoayericanos parecenhaberseconformado Sin ada panne comportamienon yoann sido tomados en cuenta. pe “ — ta debildad de Ta industria Tatinoamericana proviene ante td de sus objties primereey de ru histori, Commo nombre fo indica, ta ndustraizacion por suttactn Ge Importacions produce bienes sein un mc de consumo txopeno, Suadopcionsufve los lecos de demortracon de ie ecm cons cnt cra Con Occidene Asta imitacion de los pases mas avanzados chan instaurado producciones poco adaptadas alas neces dades fundamentales de la mayoria de la poblacion pero dex Tinadab a grupos sociales eativamente resringidosy priv Iegados, Mejor aun, ese tipo de industillzcion ha Ho feneralmente In par con politcasecondmicas de redistr Ercionrepresiva de los ingress afin justamente de crear un tmercado concentradoy propcio para esas producciones. El $tomovil particular, ln lines blanca decnscres electrode Tipo de desarrollo fucrcmente sucursalizado que engendra paradojas o contrasts paricuarmente flgrantes: La de. formacion “consumista del aparato productive devia ¢l fapital y la mano de obra califcada hacia stores que iinet conbayn oui doe ne etree a economia, oa un crerimiente autonome y por tanto ala “aise del sebgcnurrotls alo asigacin elas invesio Site doe delay imersonesen Ia vain de low setenta tba aes indairia mecdnicasyelecricas La lection del ato Imovil como principal medi de anepore de carga ss{como de pasajeros, que respond ala lgiea del modelo econo. co lego, aparece con partcularmente anieconomica tn pas mal proviso de petrol, El sector automovls 4 Asi come cxosanuncios pur sfisticalsimaslimpezas dents nor teamesconus en un pas euya presidente declaraba qua gran mayors Je ‘erosion dein epi demesne = 7 1 | 7 | 7 | eva por lo demas hasta la caricatura la irracionalidad de ese tipo de industrislizacién. Brasil y Argentina han contado hasta con una decena de constructores. En estos paises, cuando comenzaba a establecerse la industria automovilist- a, se propusieron al publico 23 modelos de autos particula- tes ipara un mereado de menos de 250 000 unidades! Los efectos perversos de Ia integracién de las clases me- dias latinoamericanas al tipo de consumo de los paises cen: trales constituyen asimismo un obstéculo importante pars ‘cualquier transformacion del aparato economico destinada 8 tomar mas en cuenta las necesidades y medios de la comu- hidad nacional y de las mayorias no consumidoras. Una de fas principales fuentes de conflicto social en la Nicaragua posterior a 1979 proviene de la voluntad de las autoridades Sandinistas de definir nuevas prioridades en la asignacion de recursos que, al darle Ia espalda alos habitos de consumo dde una sociedad fuertemente norteamericanizada afectan Jas industrias de montaje y de distribucién que estan ligadas acllos. La segunda limitacién de esta industria se refiere al mo- delo de produccién mismo, tal como se desprende de las tlecciones de consumo (a menos que sea lo contrario). Las empresas mas dinamicas, al depender de las sociedades ex- tranjeras, utilizan las tecnologias de los paises industrializa- dos, Instauran producciones que requieren grandes capitales ¥y que absorben poca mano de obra, no obstante excedenta- ria, y cuyo empleo podria proporcionar una ventaja compa- rativa no desdefable al ampliar el mercado nacional de los productos manufacturados. Sin entrar en el debate teérico fn tomo a las “tecnologias apropiadas”, es claro que el mi- metismo tecnol6gico es contradictorio con un desarrollo in trovertide duradero y dinémico. Por lo demas, esta subordinacion entraia la inutilidad de ta produceisn tecnoldgica local. La creatividad cie tinoamericana es en parte marginada por las transferencias aque operan las sucursales de las sociedades extranjeras. Por To demas, las actividades de “investigacion y desarrollo” de los paises latinoamericanos son insignificantes (de 0.2 a (0.3% del xB) en comparacion con las de los paises indus trializados (2% en Europa) y tienen muy poca tendencia a au- rmentar. El éxodo de cerebros es la consecuencia directa de ello, El subdesarrollo, por lo menos su forma Iatinamerics ‘a, no proviene de I insufilencia de eapacidad tenia y Clentfiea, pero la provoca. El brain drain es hoy uno de los inds graves problemas que tenen qucenfrentar los pases de [America Latina. Stlos gobiernos de los paises en vias de in- saci ont dado sla ranferencis de tlvidan que la asimilactontecnolpca no puede ser mecani- a sino debe ser concertada y controlaa para no produce El resultado mas visible de todo esos, con algunas ex cepciones, Ia escasa competitvided de esta ndustria, Las alsas de lo elevadoscostos de producein son multiples {exiguidad de! mercado nacional a veces difellmente per inte economias de scala, Sabre todo ha acluado la hiper proteceion del aparsto produetiv. El despegue industrial Silo ha so posible gracis a fuertcs bareras arancelatas, Tas cules han permitido, ademas de las situciones de mo- nopolio acuerda,ignora el problema de los coston relat or Un eqipo obvaetoo fuera de us, de muy Tena reno ‘on, acarrea produetivdades muy reducidas ello hay que atadirel costo adicional lig a a dependencta teenclgies Yala sucursaleacin, La indocris local compra patentesy iicencias en el exterior pero tambien plras sulla, smi prodctos, equipo. Este illimo es a menudo sobrevluado tina sociedad verde a veces filial de ulema maguinss Yi amortizadas para Ta fabricacion dé modelos obsoletos Tstacturociones de plezss ode patents deniro de una mis. ta firma son practicemente imposibles de controlar. Las brefacturacion de las compras'0 la subfacturacion de las ‘ventas permite eludir Tas eyes que regula la tepatea on de Tos beneficis yelevan an mas de diucion En conjunt, la produccién industrial destinada al merca do interno, sobre todo cuando tene un fuerte valor agre: geuo,sdloesescassmente compettiva enol mereado inter hacional haciendo a un lado algunas notables excepciones, tn particular las industries traditonaes que wilizan Tas Iaterias primas locales (de conserva, cuerosy texils)-ha “Tustituelin de imporiaiones" parece ser una estratgia antagénica a a “suatitucin de exportaciones" tal como la Tos costos de pro: practican las “plataformas” industrales del sudeste ast Pista excepcion,debida a condiciones geograficas partes Teves ls maquladoras menicanas. Se trata de Industrias reincamericanas de montaje establecidas en la frontera de Manica La totalidad de la produccion es reexportada hacia Estados Unidos, Emplean para operaciones simples (lett rica confection, uguete) una mano de obra relatvamente Tiseroua y cael exclusivamente femenina (0 000 empleos Sprovimedament), De hecho, los productos estadunidenses ‘iben un agregado de pusvalor en una zona de mano de Uhre barata: Dilelmence puede hablarse de una industria facional El éxito de las industrias de armamento brasilefas Enel mercado internacional, otra excepcion aparente, obe- HHemos visto algunas de las consecuencias de la domina cin dinccta indirect de las firmas extraneras en los sec tones mas modemos de la industria, cuyos eaptalisas ma Gonales estan notoriamente avsentes, El impacto en el inp industrial, la asfina tenologica I incitacin para {acmportaciones entre otros factores son en principio com Menados por ls aportacion de capitales frescos. Es muy orto que las inversionesextranjeras constituyen entradas Se cept qu erean nuevas unadss de producto,» abe roponen fucvos products al mercado, Pero no siompte erepre anal menos en América Latina, Ante todo poraue EcTatoreo local o mediante el autofinaneiamiento. La parte {cae upe deinanciamiento, conabilizada como capital ex ‘Tanjoro para todos los efectos, puede aleanzar hasta el 75% del otal de as inversiones exteriors Brasil 19571960), Por fo demss, esas inversiones, se realizan muy a menudo a traves de la compra de empresas nactonles existent, pi lend ser esta operacin, ex clero, reversible. Con todo, en gran cantided de casos, scledades nacional ributrias de areas ode patentespertenccentes a firasextraneras © Tom obligadae para seldar sus deudas con proveedores de Cencian“a coneederes una participacion en el capital que int irhasta la toma del control total, Concentraciony des Pacionalzacon de las industria toman muy a menudo este Thmino. Em Brasil entre 1986 1960, <1 33% dels inversio Ses eutranjeras se efectub de esa manera, el 61% de 1979 a 1983. Veremos ulteriormente sus incidencias sobre la balan- za de pagos. Desde el punto de vista del control del proceso industrial, esta “desnacionalizacion”” puede tener ciertas consecuencias negativas: ademas de la agravacién del es trangulamiento externo que constituye un serio [reno al cre- cimiento, obstaculiza los esfuerzos de planificacién del desa rrallo, dado que las decisiones econdmicas tomadas en las ccapitales occidentales en el marco de estrategias transnacio- nales escapan totalmente a los estados anfitriones. Por esta ‘misma razon, sts efectos de arrastre sobre a economia local son tanto més pobres cuanto que la unidad de produc est mas integrada a un dispositivg internacional, y que di ge sus esfuerzos preferentemente al mercado del pats donde se establece en detrimento de los esfuerzos de exportacion deseados por los poderes pilblicos. Estamos lejos de hacer ruestras las visiones catastrofistas y unilaterales de los efectos de las transnacionales. Sin ellas, a causa de la caren cia misma de inversionistas locales, el equipo industrial de los estados latinoamericanos seria sin duda mucho més re- El pago de regalias por productos superfluos o inatiles y cl agravamiento de la malnutricion, son las dos caras negati- vvas de la integracion de las sociedades latinoamericanas al ‘universe econémico y comercial occidental El tipo de desa- rrollo, el peso de las inversiones extranjeras, y hasta las précticas propias de las transnacionales, han contribuido hotablemente al endeudamiento externo de los paises del continente. El deficit erénico de las balanzas comerciales y ‘de pagos que afecta a las economias latinoamericanas de los ppaises mas industrializados se debe en gran medida al mode- lode industrializacion y a las importaciones que implica. En ‘cuanto a las inversiones extranjeras directas, lejos de contri- buir al enriquecimiento de los paises donde se establecen, Jos empobrecen y pesan muy fuertemente sobre su equili- brio financiero exterior. Cuando sabemos que cada dolar in- vertido en forma de inversién directa provoca en promedio tuna salida de 3 a5 délares en el curso de los siguientes diez fis, frente a 1.5 délar en el caso de un préstamo a un inver- sionista nacional, se comprende que las ganancias sacadas por las multinacionales hayan sido superiores al monto de ‘sus inversiones. En México, la totalidad de los beneficios y de las regalias repatriados entre 1966 y 1969 por las firmas textranjeras represent6 casi el doble de su inversion (465 mi- Hones de dolares frente a 976) ‘Si bien el endeudamiento externo de la economia Iatino- americana es hoy particularmente dramatico, es justamente porque el desarrollo incrementa la dependencia financiera Philp Russel, Menco in tunstion, Austin, Colorado River Press, "Philp Russel, op cit, p71 ae = publica y privads. En América Latina, mientras mas indus: trializado es un pais, mas endeudado esta, Por ello las tres cuartas partes dela deuda exterior del subcontinente son so” portadas por tres paises, Brasil, Argentina y México, que son también las tres naciones més industrializadas. En 1983, la deuda externa latinoamericana representaba mas de la mi- tad de la deuda de los paises en vias de desarrollo no miem- bbros de la oPEP: 340 de 668 mil millones de délares. A fines de 1984, los tres “grandes” del endeudamiento debian por si solos 239 mil millones de délares. Esta deuda contratada en tuna coyuntura de euforia financiera y de dinero facil presen- ta un perfil muy particular. Dado que el alza de los precios del petrdleo en 1973 acarreé una abundancia de liquidez, los bancos se esforzaron por “reciclar” los petrodélares multi- plicando los préstamos, a menudo a corto plazo, a paises en Vias de desarrollo que, o estaban en un periodo de expan si6n, o practicaban politicas favorables a los capitales espe- culativos. También a diferencia de los periodos anteriores, esta deuda es esencialmente de origen bancario. Ese tipo de crédito se multiplicé por seis entre 1965 y 1970, por dos en- tte 1975 y 1978, El total de la deuda se duplicd de 1977 a 1981 en Brasil, se triplicé en México, y se cuadruplicé en Argenti- na (véase cuadro 14) El peso del servicio de la deuda es enorme y generalmente desproporcionado con respecto a las capacidades financie- ras de los paises deudores. En varios de ellos, la deuda se acerca y hasta rebasa el PNB per cépita (véase cuadro 15). Durante los afios fastos, que terminan en 1981 (crisis pola- ca) y sobre todo en 1982 (crisis mexicana de pags, los servi- cios de la deuda externa se hacen mas pesados, Tan slo para el pago de intereses, consumen el 2286 de los ingresos por exportaciones latinoamericanos en 1970, mas del 359% fen 1983, $196 en el caso de Argentina, cerca del 459% en el de Brasil. Con todo, en la década de los setenta la permanencia de un flujo financiero externo permitia obtener sin insupers- bles dificultades pagarés para el futuro. El endeudamiento, es la prueba del crédito internacional de la que puede pre- ciarse un pats. El ministro de Economia del presidente Me- dici en Brasil se vanagloriaba de ese signo exterior de rique- za: "Somos el primer deudor del mundo.” De regreso a los negocios después de la crisis, se conformaba, bajo Figueire- a 105 PROBLEMAS DEL DESARROLLO Desde orl Paricipacion nites de mifones dete dente de dilares _boncaria 8 ia ToT 78308 e497 aura S285 2a Colombia » BLO Mexico wl hy RSS Pera é a Sa 8 Venezuela ws mL Haut Jamaica 2 ase Nicaragua Otrospaives 10466268 [ENTE Ricardo French Davin Anecdotes sobre probleme de Te dead ‘uiena ainoumeicana, antigo de Chile, ce abil de 1986 én dolares) Pats Bewdas PN Venezicla 2a 4893 Panama i 2202 Costa Rica 935 1506 Chile 1619 rar) Argentina 1354 222 Uruguay 1527 1866, México 1230 2033, Ecuador 4 1453 Brasil 734 1788 Pera 86 862 Bolivia en 1020 Honduras 531 133 Colombia ar 1378 Guatemala 234 1a RFA 1963 Tosi Francia eH 9576 ‘eewre The Wall Soot Towra 28 de junio de 1984 NIVELES v MoDELOS 3s do, con declarar que Brasil esta protegido, por su endeuda- ‘miento mismo, contra el peligro de bancarrota, pues si sea desgracia ocurria todo el castillo de naipes se vendria abajo: “No hay un hoyo lo suficientemente grande como para tre garse a Brasil.” Mientras nuevos préstamos permitieran re financiar sin problema las deudas vencidas, os riesgos pare: ‘clan menores. Pero cuando, a fines de 1982, tras el agosto negro de México, el flujo de créditos internacionales que se dirigian hacia América Latina cayé de 11.7 mil millones a 0.3 ‘mil millones, todo el edificio econémico del continente se es {tremecio, La crisis se debia a multiples factores: recesion de los paises de la ocbe, disminucion de los términos de inter. cambio y particularmente de los precios petroleros, alza de las tasas de interés estadunidenses que golpearon a los paises generalmente endeudados a muy corto plazo. A pest del ascenso del precio de los hidrocarburos y luego de su re Iativa consolidacién en su nivel de 1975, los otros productos ‘exportados por América Latina sufrieron caidas espectacul res en el ultimo periodo: los términas de intercambio bajaron ‘un 15% para todo el continente, incluyendo a paises export dores de petroleo, y un 31% para los paises no petroleros (4286 para Brasil) entre 1979 y 1983, Para el sistema financiero mundial el pago de la deuda constituye un desafio sin precedente, Los bancos comercia. les y las instituciones financieras internacionales imponen condiciones de refinanciamiento a los paises deudores que equivalen a una verdadera programacion de la recesion, En efecto, ademas de las drasticas limitaciones de los gastos pi blicos, en ausencia de nuevos flujos financieros, los paises cendeudados se ven obligados a liberar apreciables exceden. tes comerciales para hacer frente a sus obligaciones exter. ‘as, lo que solo obtienen limitando de manera dramatica sus importaciones. Esto no solamente afecta el nivel de activi. dad econémica de los paises latinoamericanos, sino que fre. nna igualmente la recuperacion de la economia mundial y tie ’e por consecuencia millares de supresiones de empleo tanto «en Estados Unidos como en Europa. En 1983, las importacio- ! hes Tatinoamericanas disminuyeron un 30%, y un 20% en 1982. El pxa de los paises del continente retrocedié un 3.39% cen 1983 tras una cafda del 1% en 1982. El desempleo aummen- ‘a, mientras los programas sociales ptiblicos son suprimidos 336 LOS PROBLEMAS DEL DESARROLLO: ‘o amputados: la agitacion nacida de la desesperacién econ6- mica es un elemento esencial de esta peligrosa situacion. Mientras que el aumento de la produccién en los paises en deudados parece ser la unica manera que tienen de pagar a Sus acreedores, la ortodoxia del Fondo Monetario Interna- tional y de los bancos conduce al empobrecimiento de las ‘economias nacionales, El riesgo de una oleada nacionalista ‘que oponga un rechazo colective al pago de los compromisos Bnancieros o del desfallecimiento financiero de un pais que provocaria el crac de todo el sistema, es real. Para los diri- igentes latinoamericanos de todos los colores politicos, pare: te evidente que Ia légica del mercado, por sf sola, no basta para resolver este espinoso problema. ‘Durante las Conferencias de Quito (enero de 1984) v luego de Cartagena (junio de 1984), los gobiernos de los paises lati- oamerieanos endeudados, solidarios ante los bancos y los gobiernos de los paises ricos, emitieron proposiciones razo- hhables con miras a aligerar su carga evitando el conflicto 0 Jas infracciones no controladas a las normas establecidas. Proponen sobre todo que las politicas de ajuste no sean uni laterales y que todas las partes (paises acreedores y deudo- res, bancos) asuman su parte dada la corresponsabilidad ‘Compartida a la hora de la prosperidad y del dinero facil. Pi den una reduccion sustancial de las tasas de interés (cada 19¢ de alza de las tasas representa 1.5 mil millones de dole res més de intereses a escala del continente e implica una ‘Gisminucion de importaciones suplementaria de 1 2 5% segin Tos paises), plazos de pago, y un equilibrio entre el servicio dela deuda y el nivel de las exportaciones, a fin de evitar la ‘sfinia economica, Pera estableci6, en julio de 1985, un tope dde 1096 del valor de las exportaciones. Esas proposiciones coyunturales se sittin en la prolonga- cion de las reivindicaciones de los paises en vias de desarro- Ilo por un nuevo orden internacional que, en la década de los sesenta y los setenta, tuvieron cierto avance en las instan- Glas internacionales (CNUCED, grupo de los 77, reuniones Norte Sur). Los dos grandes ejes de ese New Deal internacio- nal son la estabilidad de los precios ylo de los ingresos por texportacion de productos primatios, vel libre acceso de los productos industriales provenientes de los paises en desarro- {oa los mercados de los paises ricos. Es esta segunda reivin- dicacién la que parece haber dado origen a politicas econé- ‘micas que, inspiradas en el liberalismo, tentan por objetivo ‘una reorientacién completa del proceso de industrializacién ¥, por consiguiente, de toda la economia nacional, renegan- do del modelo de sustitucién de importaciones privilegiadas hhasta entonces. Las politicas econdmicas neoliberales y a nueva division internacional del trabajo La critica liberal dela sustitucion de importaciones no care- cen de peso ni de sustancia. Seguin ella, las industrias desti- rnadas al mercado interior desarrolladas en el marco de un proteccionismo intransigente dieron origen a producciones ‘costosas ineficaces, incapaces de enfrentar la competencia internacional. En esta optica, esas industrias son, ademas de un factor de debilidad del sector externo, una causa de infla- cién. La racionalizacién del aparato productivo dependera pues de Ia canalizacion de recursos hacia los sectores que presenten ventajas comparativas y sean competitivos en los ‘mercados exteriores. Para lograr este fin, se proyecta prin palmente liberar las importaciones de productos manufac- turados a fin de que la competencia elimine a los producto- tres menos aptos para sobrevivir, Estas politicas estén lenas de medidas de “desregulacién” y de “‘desproteceién” en el terreno social que, seguin las experiencias, fueron aplicadas con mas o menos espiritu de sistema y de dogmatismo. Mo- deradas en Colombia y en Peri bajo gobiernos democrati- 0s, esas experiencias tuvieron versiones més extremas en las dictaduras militares que pretendian reducir al silencio la politica para liberar mejor la economia: Chile, Uruguay, Ar- gentina En Colombia, bajo el presidente Lopez Michelsen (1974 1978), la cura neoliberal, que comprendia sobre todo una apertura a las importaciones y un plan dé estabilizacién que reducia subrepticiamente el salario real, no cumplig el obje- tivo de transfarmar al pais en el Japon de América Latina, No dobstante es innegable que las exportaciones colombianas no hhan dejado de crecer desde entonces, hasta 1981: incluso se quintuplicaron entre 1970 y 1980, duplicandose la parte de ase ' | 1. os productos manufacturados mientras que est pals era (eoRe'os menos fuertemente endeudades del continents eres muy distntaocurio con Per, donde el presiden tpelnand 9801985) o obtvo con a misma medina re (Shtados muy convngentes Mientras que su politica eres aes a yeaigna vexprtar © mori el valor de as re rcones de Fer cotavo en baja constant y cy6 de 4 RCrtones anual en 1979 a 3.1 ml millones en 1982 No obatane fue en Chiley Uruguay, yen cierta medida en arpinta donde se apicatn las medlinas mas vilenas treet paacn rgimenes aortris facremente cert FS chiaron poner en marcha potas dogmaticamente [eras inspira por los etelpulos de siton Friedman Wea Sscudta de Chicago, Tras el golpe de Estado de 1973 1 Giga, el regimen militar puso fn al Estado providen- ca ethtig eau dcada de or rent. El nuevo modelo Sconomico previa un dastca dsmincion de os aos Stinks Leapertur dels fronteras las importaciones, (eLEselaizaium en fos sectores industries donde a causa BeitSsje os saris reales Uruguay puede asprar a ser ce aealdwoen el mercado internacional, tales eran os gran- sare can plan economicebasado en Ta concentracion de iio igtenon Sepun el Banco Cental, el indice del salario eeremye ds 10% 196869 en junto de 1977. Pero ch nuevo eet ae ceonoma y de estabilzaion financlera gles: Fodigcesmente las indusrias qu producen para el merce 2 ition Ni los propiosganaderen, base de la economia Secnat’se salearon. Vicia de wna presion fiscal sleet rae produecion no ces de decac. Las grandes bene Tie pfacas ays fieales, las primas por exportcion Feri fctdados banca, fueron ls industras de export Ymntasnen cucros pec, exiles, calzado,Esas “prima sro smortaclon ac pesaban fuertemente sore el pres Pots dl Estado parccen haber peratido cierto res ruemto dela exportaciones no tradiconals en 19741975 Nes sbsant, le destraccion del sistema econémicoy social National de Uruguay no bast para hacer dela ex "Suiza Se erin del Sur” un Hong Kong latinoamericano, como seen sigunos “monetaritas”impeitentes. En electo, (eeSReersonesextranjeras en ese contnente se dlrgen ‘Elune de preferenia hacia los mercadosnacionalesen ex: pansion. De hecho, al ligarse més ala demanda externa, el modelo” increments ls dependencia del pats Chile fue durante algunos afos el laboratoro priviegiado de los Chicago boys, dscipus del gurd monetaista de I nos. Parael regimen del general Pinochet, se trataba de ase. {urar un “futuro sin Inguletades ni temores”,encargandose £1 Diosmereado de exterminar duradramente los demo. ios del colectivismo. A fin de restablecer Ios mecanisinos del mereado y de erear‘un nuevo polo de crecimiento las exportaciones no tradicionales~ se liberaron los previo, Ins resiones que "pesaban’ sobre las relaciones de trabajo fueron suprimidas. Mientras que los impuestos directs se elevaban y se eliminaban los subsiios al consumo popular los gastos pblicos, particularmente ene terreno social, su- tian ne rtalamptacién Ain de permit una esto turacién de Tas IndUstsas, lox derechos aranclarios ron de 100 a 1096 mientras que la sobrevaluacion del peso con relaci al dolar incrementaba las importaciones J, lo {ue e5 mds, en 1976 Chile se retrs del Pacto Andino cos el finde atrac ls capitalessustrayéndoloe alas limitaciones sy prohibiclones de la comunidad, La supresion de a mayorla AF os controes estate, la desnacionalizacion dela empre- Sas socializadas porelrégimen dela Unidad Popular (1970. 1973) y una eontrarreforma agraria completaron ese tata- siento de choque del cual se esperaba el "milagr chileno™ Belobo hr na dina de a nflason eaten ‘mente espectacular, puesto que el alza de los precios ayo del 5008 en 1973 al 30% en 1978, pero un costo considera ble. El PNB per cdpita era, en 1948, Inferior al de 1970. Si Bin a recuperaci condi es inegble con ase de crecimiento promedio superiores al 7% anual entre 197 1980 In nversion se estanca cntonee en un nel inferior delosafossesenta ysetenta. La parte de la industria en la Droducein global disminuye mientras que el 909 de las in Tersiones extranjeras se dirige hacia e sector minero. En hombre de las ventajas comparativas, Chile se sulbdesaro- Ia Em el plano social In contraccion de los esfueraos de so lidardad nacional y de los gastos publics iene consecuen- clas espantoss: a desnutricin se agrava en las chudades ¥ lcampo mientras que a causa dela concentracion dels in- agresos las importactones de productos de lujo aumentan de ‘manera insultante, En 1978, las importaciones de confiteria ‘aumentan un 16%, las de whisky un 1609. Si bien el aflujo de capitales a corto plazo y el boom de algunas exportacio- nes no tradicionales (maderas, frutas) parecieron dar un lati: {azo a una economia frégil, ese “milagro” fue de corta ‘duracién y el castillo de naipes ultraliberal se derrumbo rui- dosamente en 1983, dejando una economia profundamente ddebilitada, un aparato industrial agrietado si no es que des- truido por Ia politica de apertura de las fronteras sin discri- ‘minacion proseguida hasta 1982, una balanza de exportacio. nes mas tradicional y por tanto més vulnerable de lo que podia pensarse, puesto que descansa en cerca del 50% tan s6lo en el cobre y sus fluctuaciones. Con una tasa de desem- ppleo que aleanza casi la tercera parte de la poblacién activa, luna deuda exterior cuyos intereses absorben, desde 1983, la iitad de los ingresos por exportacion —mientras que ape- rnas el 596 de la deuda contratada a partir de 1974 sirvio para reforzar el equipo productivo del pais, el modelo chileno hace agua por todas partes y pone en entredicho la validez de la pocién magica ultraliberal Las experiencias neoliberales y su notorio fracaso requie: ren algunas observaciones. En economias donde el aparato industrial ha sido construido conforme a las recetas tradi- cionales del proteccionismo, la sustitucién de exportaciones dificilmente remplaza el modelo clésico de sustitucién de importaciones. Dicho de otra manera, a paises recién indus- trializados les cuesta trabajo lograr un lugar diferente det {que siempre han ocupado en Ia division internacional del ‘trabajo, La reorientacion hacia el exterior de un aparato in- dustrial moldeado por el mercado interno no se decreta, No hay atajo hacia la prosperidad, La via no capitalista y el socialismo dependiente Frente a la dependencia y a los desafios del desarrollo, la cleccién de un modelo no capitalista fue muy rara en Améri- cca Latina, La via chilena al socialismo no fue un éxito eco: -n6mico por diferentes razones, no todas externas o que haya ‘que abonar s6lo a la cuenta de la cia El gobierno militar pe- ruano pretendia, entre 1968 y 1975 (bajo la presidencia del general Velasco Alvarado) no ser ni socialista ni captalista Su diigismo a pesarde las profundas reformas de eotruct ras (reform agraria, industrial) que puso en marcha 9 el Siecentaminto le dhericcin de sector pen, due impulso difciImente eonstituye una politica coherente sin ambigtiedad, 7 » En cuanto a la Nicaragua sandinisa,oficiatmente part daria dela economia mixta, del pluralisino politico y del no lincamiento, su orientacién soiallsta no confesada proce de tanto del acoso militar al que Estados Unidos la somete como de las conveciones leninistas de sus comandantes El aso cubano ofrece por el contratio una imagen mas clara Sel socilismo criollo. El régimen revolucionario cubano transforms la econo- sma segin un modelo de planificacion centralizado autor tario, que solo seimpuso tras muchos ttubcos, La economia cubana monoproductora, de recursos enengéicoslimtados nun pals de pequetias dimensiones se orient hacia el so. Elalismo siguiendo poiticas contradictolas, mal controla das ya menudo earactrizadas por la falta de profesional: ‘mo ¥ la improvisacion, Por lo menos en una primera fase, Aue podriamos titular lade Ia “repablicautopica” En efec {o, de 1960 1963, comienza en alae period de las gran- des ilusiones revolucionarias:reforma agrari, prioridad a los estimulos morale, gratuidad de ls servicios, son otras tantas clecelones deliberadas del voluntarismo.castrista Durante este primer periodo las nuevas autoridades eval cionaras intentarondiversiicar la agrcultura eincremen tar, mediante una industealzacinaceerada, la autonomla Jecondmicadelasla Fue un fracasoy, a pari de 196, Fidel Castro decidis desarrollar I produccion de azicar a un ri- ‘mo sin precedentes. Pero l objetivo ijado, de 10 millones de toncladas anuales partir de 1970 —voluntarismo obliga —. Jamas se aleanzd Se leg entonces a una estrategia mas o todoxa de edifcacion del socalismo. ‘Mientras Cubase acercaba ala Unién Sovétca, su econo- smia se sovietizaba, Se rchabiltaronlos“estimulos materia: Ics, se recurrid alos precios como instrument de regulacion mientras nutnerosos productos eran racionados.Convertida tn miembro del Comecon, Cuba traba relaciones econémi as privlegiadas con la Union Sovietca a partir de 1972, ‘compréndole ésta a Cuba el azticar a un precio superior al ddel mercado internacional y vendiéndole petréleo por deba- jo del precio mundial. Ast la Union Soviética subsidia la eco- rnomia cubana. Generalmente se estima en varios millones de dolares diarios el costo del apoyo a esta experiencia socialis- tain partibus. ¥ si bien no se renego totalmente de la ambi cign de diversificar el comercio exterior cubano, el peso de los paises socialistas jamas dejé de aumentar paralelamen- te, segtin parece, al deterioro del mercado internacional del aaticar. La Union Soviética, que absorbia en 1975 el 56% de las exportaciones cubanas, recibia el 7196 de ellas en 1977, mientras que las importaciones de origen soviético, que P saron durante el mismo periodo del 40 al 54%, crecieron to- davia mas a causa principalmente del embargo comercial de Estados Unidos. ‘A pesar de algunos triunfos notables en el terreno de los servicios y de los bienes colectives (educacion y salud particu- larmente), los resultados de la revolucién cubana se revela- ron modestos en materia econdmiea, Sobre todo, Ia “segun- dda independencia" proclamada por Castro no tuvo lugar. Una dependencia remplaz6 a otra. Una metropolis, cierta- mente lejana, sustituy6 el protectorado de un vecino omni: presente. ¢Seré una fatalidad la subordinacién econémica? Integraciones regionales e industralizacion E] nacionalismo continental asi como la voluntad de paliar Ia exigiidad de los mercados nacionales contribuyeron a la cereacién de conjuntos comerciales regionales o subregiona- les y a la instauracién de procesos de integracién econémi- cca, Segin la idea de sus promotores, la integracién regional debia permitir que la sustitucion de importaciones se prosi- fuiera en mejores condiciones. Un mereado mis vasto, econo- ‘mias de escala que aseguraran costos de produecién inferio- res y el incremento de los intereambios entre paises de la zona podian reducir la dependencia del mercado mundial, y por tanto aflojar el estrangulamiento externo. Se intentaron miltiples experiencias de integracién o de librecambio, desde la firma en 1960 del tratado de Montevi- deo que dio origen a la ALALC (Asociacion Latinoamericana de Libre Comercio). Como su nombre lo indica, este acuerdo entre las naciones de América del Sur y México no tenia por objeto formar un verdadero mercado comin, Sus objetivos, relativamente poco ambiciosos, consistian en liberar pro. gresivamente los intercambios negociando producto por producto a través de los complejos mecanismos donde abun- daban las clausulas de salvaguarda. En efecto, las desigualda- des del desarrollo, el peso de las economfas industrializadas de Brasil, Argentina y México, que muy pronto aparecieron ‘como los beneficiarios principales de la asociacion, entrati ron negociaciones difciles, eludidas a veces por acuerdos bi- laterales. No obstante, entre 1970 y 1979 el comercio interre- gional se multiplicé por siete para los paises de Ia ALA mientras que veinte mil productos eran liberados y vein cinco acuerdos de complementariedad industrial firmados, Un nuevo tratado de Montevideo, concluido en 1980, trans- forma la ALALC en ALADI (Asociacién Latinoamericana de In- ‘egracién) que, tomando en consideracién los multiples blo- qucos que sufrié la asociacién primitiva, nace bajo el signo del pragmatismo y dela flexibilidad para tomar en cuenta la profunda heterogeneidad de las economias a las que atatie Fue para superar las insuficiencias y las lentitudes de la ALALC por lo que se cre6, mediante el tratado de Cartagena en 1969, el Grupo Andino. Para los estados signatarios (Co- Tombia, Perd, Ecuador, Chile, Bolivia, a los cuales mas tarde se unié Venezuela) se trataba de ir més alld de una simple tunién arancelaria y de poner en pie un verdadero mercado ‘comiin. Los paises miembros tenian entonces dos particula- ridades comunes: una voluntad politica nacionalista, una in- dustrializacion de nivel intermedio (exceptuando Ecuador y Bolivia, que por lo demas gozaron de clausulas de salvaguar- dda adaptadas a su menor desarrollo relativo), Los objetivos del grupo no carecian de ambicién. Los intercambios entre paises miembros debian ser acelerados por procedimientos de desarme arancelario automaticos e irreversibles que de- sembocaran en la fibertad de intercambios en 1980. Mien- tras que los responsables del Pacto Andino se establecian como objetivo a mediano plazo la promulgacién de una tar fa exterior comin y un comienzo de “planifieacién conjun- ta" del establecimiento de industrias, los procedimientos de control de las inversiones extranjeras no resistieron el cam. bio de coyuntura econémica y politica. La “decision 24” que sustentaba un reglamento general para los capitales extran- jeros prevela la progresiva “andinizacién” de algunas pro- dducciones y ventajas tarifarias selectivas para los productos fabricados por empresas andinas o mixtas. Esta politica nacio- nalista, destinada a crear reglas del juego estables y rigurosas tevitando la demagogia nacional de las politics neoliberales, aparecié como una prueba para los estados nacionales. Su Solidaridad no resistio la desaparicion de los gobiernos de fendencia nacionalista que hablan dado origen al pacto. As los nuevos dirigentes de Chile, tras el golpe de Estado mi tar de septiembre de 1973, se opusieron al cédigo de inver- siones y se retiraron del pacto en 1976. En cuanto a Perd y Colombia, no tardaron en considerar demasiado coercitivas las medidas adoptadas con respecto a los capitales extranje- ros. Tampoco ha nacido todavia la tarifa exterior comun y, por dificil que parezca, en 1983 el Pacto Andino parecfa es- tar en un callejon sin salida. A fin de evitar la multiplicacion, de decisiones unilaterales de los paises miembros, que cons: tituian otros tantos navajazos al contrato comin, los paises andinos decidieron en junio de 1983, en Caracas, volver a po- nner su reloj a la hora del pragmatismo y tener ambiciones sms modestas. No esta vedado pensar que la homogeneidad recobrada de los regimenes politicos de los miembros y el paralelismo de sus aspiraciones pueden dar un nuevo alien: to al mas exigente de los procesos de integracion latinoame- El Mercado Comin Centroamericano y la Comunidad de! Caribe (Caricom) surgen como otras tantas experiencias poco convincentes de objetivos muy diferentes. Los cinco paises de Centroamérica fueron los primeros que intentaron inctaurar, desde 1961, un espacio comercial comin, Se pro- pusieron igualmente armonizar sus politicas economicas © Integrar su desarrollo industrial. Asi, gracias a la creacion de infraestructuras comunitarias (Banco Centroamericano de Integracion Econémica-8cit), debian establecerse ‘in dustrias de integracién” para crear un tejido industrial cequilibrado, Es en este punto donde el MECA tropez6 y se di- vidid, Si bien el estimulo a los intercambios fue innegable desde los primeros afios y se prosiguid despues de la crisis (el comercio interregional fue multiplicado por cinco entre 1810» 197 a intgracin indusral slo bento los mis ros, levindose El Salvador y Guatemala la mejor par te: Honduras se considerdvictima del mercado comun 36 Separbal final dela guerra Que, en 196, la opuso a El Saver dor, paralizando por varios aos no sola el proceso de ine: fracion sino hasta el comercio internacional Hoy. ala pro. funda ‘rsis institucional -debida. a las disparidades. de equipo industrial ha venidoaaadirse una grave esis pol tica desde la victoria de la revolucion sandinista en Nicara. fa, Paisescondenados a cohabitar y alos que todo conde 5 entenderse historia comun, permeabiidad del espacio, figidad de Tos meteados-—, demasiado preocupadios por sus comulbons Items yo atores internacionales et juego que los dividen, han dejado asi pasar una oportunidad historiea de realizar ta federacin centroamericana que los libertadores tanto deseaban ‘La Comunidad del Caribe, ue desde 1973 retine a once es tadosangloparlantes dela ona, ba tendo hasta ahora por objetivo principal unica las telaciones exteriors de os Paises miembros y hacerlos hablar con una sola vor frente 4 Estado Unidos, Msico 0 Europa La cooperacin entre los miniestados miembros apenas ha progresado a pest de In creacion de instituclones comunitarias Gomo eos pear de eins ial del retoriea obligada el éxito de los procesos de integracon eh America Latina sigue siendo muy limitado. Desde luego po. ‘demos preguntarnos si realmente hay en el mundo integra: sions que haya funciona y mercado comunes feces 3c hecho, no slo la integracion regional no es la panacea sino en pases dependientes no se decide de manera auton. ‘ma, O mas bien fuera de las efimeras voluntades pollticas ¥ dels coincidenciasideoldgicas, a merced de un cambio de regimen, hasta ahora. las mas de las veces la racionaliz, com industrial regional se ha efectuado en el mareo de los Bsrupos transnacionales y de bu estraegia. * Vease nuestro article “Hondas Salvador: La guerra de cent ee es: un cau de “esinegration regione", Rene Peangune ae Science Potiiue, diciembre de 971 pp. 12901395, ‘ORIENTACION IBLIOGRAFICA er i c \ntecedentes sobre el problema de la deuda eee te Shor: Bone Cl tiers mon- Lambert Benls Clair, Le mimetiometechrotogtaue des 7 Preliminary overview of the Latin American economy “ent” en Proms dAmerigue hating, 4. tmesire be 1982 3. PROBLEMAS AGRICOLAS Y CUESTION AGRARIA ‘Si bien la agricultura ha desempefiado un papel decisivo en 1 crecimiento extravertido de la mayoria de las economies de América Latina, podemos observar hoy que el sector agri cola estd casi en todas partes en crisis cuando no eonstituye un freno al desarrollo, Cierto, las situaciones varian conside. rablemente de un pais al otro, pera es necesario advertir que ‘muy pocos escapan a las consecuencias negativas de la Con centraci6n territorial y de la heterogeneidad de las estructis as agrarias 0 de las modalidades de explotacién. El arcalsmo de las técnicas o, mas generalmente, la mediocre productivs ‘dad agricola no siempre van a la par con un excedente de ‘mano de obra rural que la industria de alta intensidad de ca. pital no logra absorber, pero el escaso dinamismo agricola tiene afectos sociales y econémicos que hipotecan en mucho 1 crecimiento del aparato productive. cAcaso no se preter, de, desde la revolucién industrial en Inglaterra, que le im. dustrializacion es imposible sin una agriculturs moderna? Si bien la revolucion agricola es la condicion previa para la industrializacion autosostenida, podemos dudar de las posi bilidades de desarrollo del continente ‘Ademés, la multiplicidad de los tipos de aprovechamiento ¥ la crisis de las estructuras agrarias desembocan en conflic. {0s sociopoliticos para los cuales ningun pais latinoamerics, no realmente ha hallado remedios. Las reformas agrarias ‘mas radicales no constituyen la panacea como no la const tuyen improbables y elitistas “revoluciones verdes” Tipos de agricultura y modalidades de explotacién La concentracién territorial no es un mito, La pareja maldi ‘a latifundio/minifundio sigue dominando el campo, Mas ‘atin, las desigualdades se agravan constantemente. La com uista de nuevas tierras, cuando es posible, no las hace dis ‘minuir. Por el contrario, Pareceria que los microfundios se a7) rnuhiplican En Brasil las teras de menos de 10 hectreas, {qe consitulan e134 de ln unidadesagrcols en 1940 ‘epresentabanen 1980 mas del 50% dees propiedades, pero Stlo et 254 dela superficie, Por lo dems el monica fgrario yustapone unidades productivas hetercltas. En flncidn del apropiaion deters del destino despre duectonesy dea stuacon dels agrcultores, poderoe ds tingut savon pos de ayriculturs, Lo tractores con sie Acondicionado as segadoras tilladorasnformatiadas Nan de la mano con acon para los cltvosenchamicera. La fora es contemporines de los abonosnitrogenads y de Tat Semlla hbridas, Esta simaltancdad de lo no contempors neo’, que noes prvaiva dela aricltra, es ag fuente de tonflicoeparticaarmente graves ia dstincion canonica ene Ta pequeta y a gran propie dadles bastante insufcient para dar cuenta del caleldosco: plo rralLa pequeta propiedad que sepun los plses los $telos, representa unidadesproductvas desde algunas ess fasta 35 hecreascomprende sistemas de aprovechamiento tanto diceto como indrecto. En el primer caso el agricl tore» oun pequeto propletario Incpendicne 0 miembro Azuna comunidad inigena ya veces colono de frente pio. tevonoiialeso labrador "salvaje" El aprovecharieno in directo esta en principio ligado ia gran propiedad, pero onresponde sna muliplicidd de casos heterdtitos! gram Jerusa la europea, como cn Argentina por empl, aie puc- Genser verdaderosempresarios de cultivos,aparceros de i tersat condiciones, ne miles formas dl “colonato™ fs cir del wsufract tio temporal de una parcel ac bio de prestaciones en trabajo), Finalmente "precaisas tos possiros brasil por ejemplo), acupantes sin derecho tn ras apurentemente sin duthos. a gran propiedad no Slempre sa lafundio extensive de cultvo ganaderia. La plantacion moderna mecanzada de cato,pitao,aigodén Sealy propedades agroindustrsiesinensvas, con rego no, de cane de aztcar vitedos, ruta 0 verdursstempre ma caportables, tambien sucln ser de enorme amano, Ast Come las evtanias de pedigree dl Rio de i Pata campo latinoamericaoconstitaye poss un verdadero imuseo de vesimenes territories, Lastuacion dels traba Jidoresreflej Ta superpovciin de Tos modelos de expots- Slt). do 7 cid, Asslariados y semissalarindos, trabajadores 0 tempo- Feros permanentesy eventales rozan con la mano de ote familia, la semiservidumbre de las prestaciones en taba, las formas més arcaicas de trabajo colectivoy de yu tua (minga andinao muting brasleno) En una misma fines sues Jraruiansearany divin low campesinos in tierra segin taten ditecamente 0 no con el patton, que arrienden osubarrenden las terras de la hacienda, 0 son texcluidos de los "benetiios” del sistema larifundista: nga linos y afuerinos en Chile, arrendires,allegados o habit. dos en Peru son otras tanta categoriasdesiguales de taba Sdores rurale. El destino de la produccin frecuentemente presenta mas contrases que ene Viejo Mundo. Los diferentes tipos de agricultura de subsistencia solo destinan al mercado nai fima parte de la produceion,segin modalidades por lo de. mds antieconémicas. Ya sea que un acaparador loal seem bolse el excedente al precio que leconvenga o que ete sca ofrecido en el mercado del pucblo, feria dela miseria nse ‘ue plaza cosmopolita dela abundancia, donde el eampesino ‘obtiene tras horas de transport, el nico ingreso moneara de que dispone. La agricultara comercializada para el mer, cede intro, police, gratoshisicon oganadera leche ‘presenta muy diversos grados de prosperidad en funcion de ivel desu integracion industrial o comereal, Con todo, sector dominante esl gran especulacion exportada por Ie ual se sacrfican los cultivor de plantas comestiblex La Plantacion Bananera, el cafe, el algodon o mis reientemen te la soya, produeidos para el mercado internacional. son reponderantes. Los eltivos de exportacion, incluso cua do hay varios en un mismo pais, se dviden las mejores tierra, Al proporcionar las divisas indispensables pate la economia, ccupan posiciones privilegindae: La deformacn del aparato productiv,consecuencia de esta dominacin. es a veces muy marcada. Asien El Salvador, pals agrocxport dor y provisto de buenas ticrras bien reads, dedcado en ‘otto tiempo exclusivamente al café, sc imporian de Gute mala as fratasyTegutnbres que consumen fos habitantes de ln ciudad. Perot efé de El Salvador asi como el pltano de Honduras son mucho mas que cutvos. "Nacionales" ag, “extranjeros” alld, esos productos soberanos constituyen un sistema cconémico, Del propictario de la plantacin alex portador pando po lor bnclicadore os detentadores Telereaito,cleal¢ha modelado ln socedad durante crea de siglo i el pals vecn, la United Frat psela no sol tment las mejores planaciones de pata, sino toda la Focstructre economicay finanelera El poder agreola no se deriva yo den agriultara, Problemas agricols, estructuras agrarias y desarrolio. on algunas excepciones los pases del continent sono han Sido pises agricola extravertidos Ss futuro esongmico ¥ ‘o'cfadad socal dependen eminentemente del sector Sgrario Tambien las Haves de desarrollo en Ameria Latina Thana menaocnel como. progrena cena ro cra con la productvidad agraris, Ls estructuras de pro Piedad, que lrenan la expansion del mereado interior, lo ha on presario. La extraversion productiva muliplica las ontradicciones que pesan tanto sobre el equlibrio social omo sobre la balanza comercial Tia exiguidad dela prouctivided es el principal problema de i agriculturalatinoamericana, Impide obtener exceden tts sufcicotes para importar benes de equipo o Industias $ ponerenfunclonamientola economia, Provoca graves défi ‘slenbienes limentariosyacarre un ineremento de las Doraloney, ies prt liao abst ta tofos los pales incyendo ls patses aprocxporta doves que han tnide una fave de moderninactn agraia Somo Atpentina y Uruguay, Anivel continental, las dos qui tas pares dela provlcion activa empleadas e a ariel te slo contibuyen en un 10496 al producto intern brute flobal, Desde logo el contrast ene a polacton activa de se evicftura ya parte del ri presentada por este sector Comprende importantes diferencias de'un pals aloo. St ben a relacion es rlatvamentesatisfactriaenel.caso de Irgentina o Colombia, cayosefectvosagrcols son muy dh ferentes (14969 308 de Ta poblacon activa respectivamen: to) loestucho menos ene de Brasil y Mexico cuyos ecto teh agricola, com aproximadamente e409 de Ia pblacion fet, conrfbuyen con menos del 10% al Fis Pero hasta los Lotte) . 7. 7 paises agricolas mas dinamicos, salvo en algunas produccio- ‘hes nuevas (soya por ejemplo), estan lejos de obtener rendi ™mientos parecidos a los de los paises productores mas avan zados (particularmente en lo concerniente a los cereales) (ease cuadro 16). El incremento de productividad obtenido en los dltimos veinte afos en Estados Unidos ola cee dificil, ‘mente se refleja en América Latina, cuya parte en las expor taciones agricolas mundiales no ha dejado de reduelrse Como consecuencia, la situacién alimentaria del continente se ha deteriorado fuertemente a pesar de los inmensos re cursos agricolas y de un crecimiento relativamente sosteni- do de la agricultura. Mientras que el consumo de calorias de proteinas per capita bajo desde hace diez afios a escala continental, las importaciones de cereales en la mayorla de los paises (con excepcién de Argentina y Uruguay, paises ex. portadores) se triplicaron de 1968 a 1979, y las tasas de auto. abastecimiento bajaron mucho. En 1980, México y Centro. ‘américa importaron més del 20% de su consumo de cereales, y los paises andinos el 40%, México, que en 1979 compré 12 millones de toneladas de granos, imports 85 millones en 1983. La involucién de algunos paises en ese terreno es parti- cularmente sorprendente. Chile, abastecedor de trigo de Ca. lifornia a fines del siglo xix, hoy importa trigo, carne, olea- ginosas, azdcar y lana, productos susceptibles de ser ‘btenidos en el suelo nacional. Las importaciones agricolas, ‘que representan el 60% del deficit de la balanza comercial en ese pais, absorben una tercera parte de los ingresos por exportacién, Podemos atribuir esta crisis a varios factores, indepen dientes del acelerado crecimiento demografico que ha alee tado a la casi totalidad del continente. La parcelacién de las propiedades en tierras de tamafo insuficiente, la gran pro- Piedad donde las inversiones son escasas, y hasta la combi nacin de las dos, han desempertado un papel decisivo. En efecto podemos seftalar que las propiedades medianas, la agricultura familiar, detentan los récord de productividad, En Argentina, las propiedades de 25 2 100 hectareas tienen el doble de productividad que las de mas de 1 000 y casi el triple de las de més de 2 500 hectareas. Gran parte de la pro- duccion, incluida la de productos exportables, le esta en deu- da. En Brasil, la agricultura “familiar” produce el 40% del 352 T]he [AMERICA LATINAIRESTO DEL MUNDO ya 19761980 Producto Pais Principals productores, afin de Brasil México Estados Unidos anicar 55001 66731 82 123 Friol| Brasil México Colombia Uganda wa Sse 701 Mae Brasil Argentina Estados Unidos Francia Tas 2944 es 8217 Trigo—Brasil Argentina Francia Estados Unidos 850 1621 491-2220 Soya Brasil Argentina México Canada 1304 19871670 2231 Trawren sao, Anais; Probes dAmerique Laine, war, 65 (982) 9 nin, 48 (985, ‘cafe, e1 30% del cacao, En Ecuador, el sector campesino pro- porciona el 659% del cacao. La mediocridad técnica se deriva Ge las particularidades territoriales. La mecanizacion es es casa excepto en el sector medio de la agricultura familiar. En Brasil, las propiedades de 10 a 100 hectareas, que cubren 11 17.5% de las superficies, poseen el 43% de los tractores, las de 100 a 10 000 hectareas, con el 299 de las superficies cultivadas, s6lo agrupan el 13% del parque de tractores. ‘Tres paises (Brasil, Mexico y Argentina) detentan por si solos, mas de las cuatro quintas partes de la totalidad de las ma- {uinas agricolas de todo el continente. A pesar de los recien tes progresos en el uso de fertilizantes y pesticidas, y de la reciente utilizacién de semillas seleccionadas, el incremen- to de la produccién agricola latinoamericana es, tenida cuenta de la ola demogrifica y sobre todo de una urbaniza- tion incontrolada, claramente insuficiente para responder 3 Tas necesidades de la poblacién. La ‘seguridad alimentaria continental sigue siendo un ideal lejano, cuando varios paises de América Latina ocupan el primer lugar en el mun- do como productores 0 exportadores de diversos bienes ali mentarios: café, aziicar, cacao, entre ottos. La segunda distorsién seria de la agricultura latinoameri So) eee 7 cana proviene precisamente del cardcter extravertide de las ‘conomias. La produccion exportable hace la competenela a Is preduceion de slimentos. La usencia depots alimen tarasconcertadasy el aractvo dels gananeias por exper. tacion para el capital privado, pero tambien y sobre todo paral Estado, desembacan enclestimuloa la expansion de fos productos destinados al mercado extermo mientras que los Bienes alimentaris que utiliza el mercado interno sees fancan. La agroexportacion, que goza de tas las slit des gubernamentales, se moderna y se decarrolla; el cul vo de plantas comestibies paraizado en un mateo arcaco, no obtene sguerndinntos muy esas. sn Bre Si la recurrent escaer de fol negro (eto pre‘)y de trror, bcs de dita popular noses de vnclon coe is potas sla de syd cic inners ge fa vorecen partcularmente a la soya. Rio de Janeiro padecio revueta alimentaria en 1976a causa del ala subi dels precios de dos producto de primers necesidad euyos rend Ios nermanecen inmoves ave cdo 1 la ligica del erecmiontoo coined seceserlamente coos intereses dela mayoria dela poblacion, (COMESTIBLES Y EXFORTABLES DE BRASH. (indices) Productos 964619661973. 1978 = Soya 1604 2 Naranjas 213 Cacao’ Br Arroe 107 Frijol Mandioca 106 Fstes Here Thy, Te Baal Pars Masson 1985, p12 Conflictos agrarios y movimientos campesinos Las mas de las veces la gran propiedad se ha formado por uusurpacién de las tierras de las comunidades indigenas, la cexportacion de los campesinos arruinados 0 endeudados, y la apropiacion de las irraspublicas por partculares con la ayuda el consentimiento del Estado, ‘Asimismo las tensiones sociales en el campo son wna si- tuacidn permanente en las ronas de campesinado dento en America Latina. Enlos Andes, el nordeste brasilefo, Centro- amiérica y Mexico principalmente, los campesinos despo dos yexplotadoe, cuando no estan estrechamente controls dos por medios paternalista coeeltivo, se esfuerzan por solver a tomar ocupar eras vaciaso subexplotadas. Las “Tavasiones de las fincas y su ocupacion olectivaoindiv. dial forman Is trama del drama ral latinoamericano. Esta sed dertera, que lamamos iraioal y que e Matric ts a expresin de tna cultura eampesinayIa otra cara del Scaparamiento y dela concentracion de la propiedad. Que los desequllbrios se agraven o que una coyuntura poli propicia se presente y el umbral de rupture alcanzado El movimiento campesino nace. La toma de coneiencia de una injustica secular se transforma en organizaciOn. La pasiv dad tradicional cede el lugar ala explosion y a los levanta mien, oa a Yeindicasonrevolcionaria unten as la cuestion agraria Se presenta de esta for maa bolargo de to a histor de America Latina dee los Tevantamientos de las comunidades indigenas andinas en el siplo XVI, hasta los enfrentamientos de hoy entte los pos- ieiros del Maranbo o del Pars, en Brasil, y los pstoleros Cerileirosy jaguncos) de las grandes sociedades capitalistas ropictarias de vastas extensiones inexpltadas. Pods: ‘mos alinear los ejemplos. Es preferible analizar algunos me Canismos del movimiento campesino con el finde iustrar Tas condiciones de su desencadenamientoy de su acca, En el periodo contemporanco, as revyeltas campesinas son generalmente desatadas por penetracion del capital tmoenel campo clrechazo de un proceso de modernizaion que despoja al campesinado de sus derechos adquiridos. La Tevoluclon mesicana, en su dimension agrara, ofrece el mo: del, El despojo serario, como lo muestra el movimiento 28- "Sf abide una "werdader gtr cil gra” cn npc tos disturbios que ensangrentaron Tos estados de Maranho y Pars en 1985 4 que causaron unas 150 muertes, en su mayoria de campesinos pobres. OE! TECK X CURSTION AGRARIA 355, patista en el estado de Morelos, es uno de los factores que ddesencadenaron la gran conmocién revolucionaria en 1910 La expoliacion por parte de grandes compatias anicareras de las tierras comunales, version mexicana de los cores ‘mientos, provocd un levantamiento al grito de “Tierra y Li. bertad”, cuyo eco no ha dejado de obsesionar a Mexico desde fentonces, Més generalmente, la crisis politica mexicana de 1910 solo se volvié revolucionaria porque movilizo al campe- sinado contra la expropiacién de los baldios y contra el peo, naje, condicion semiservil de los campesinos expoliados, La concentracién patrimonial, bajo el orden "porfirista" alcan, zaba proporciones de una desmesura “garci En el estado de Hidalgo, una linea de ferrocarril atravesaba tuna sola propiedad a lo largo de 120 kilometros. Luis Terra zas posefa, en Chihuahua, mas de 2.5 millones de hectéreas, En 1911, habia en México 900 grandes hacendados y 9 millo. nes de campesinos sin tierras. Dado que la presion campest nna venia a afiadirse a las luchas civiles que duraron varios aft, el Mexico “revolucionario” se doté de una legislacion avanzada e inicié un programa de redistribucion agratia, No siempre sucede asi y, por un ardid de la historia, un movi ‘miento agrario puede ser el instrumento de la modern vease E Feder, “Campesnists y descampesinistas. Tres enfogues d- seretics iro no incompatible) sobre la destrccin dl eampesinado”, Comercio Ever, ni 2,197, adm. 1978 4. CUESTION URBANA Y MARGINALIDAD La hiperurbanizacién y Ia metropolizacion son dos caracte Tisticas notables de las soctedades latinoamericanas com temporineas. Los rasgos principals del fenomeno urbano en ese continente tal como fueron resumidos por los exper. tos de la ost reunidos en Santiago de Chile en 1959 siguen slendo validos hoy 1. La poblacion urbana es superior al nivel aleanzade por Ja productividad agricola y no agricola 2: La rapidee de crecimiento urban es resultado de fa tores de expulsion econémica dela zona rural mas que de la train de es ciudades: por lo dems, la atraccion de a ci dad'es mis de naturale socal que economic, 5. En gran medida, la urbanizacin es un fenbmeno inde- pendiente de la industilizacion, 4 La poblacion urbana tiende a concentrarse en las ciuda- des mas grandes, sobre todo en ls eapitales que erecen pre. Porcionalmente mds ripido que las otras ciudades. El exagerado aumento de los complejs urbanos y la hi pertrofinde las capitales clertamente no son exclusives de América Latina. Sin embargo esos dos fenomenos aleanzan en ese continente proporciones espectaculares, Son menos {queen otra parte consecuencia del crecimiento explosive de Ia poblacion. Las migraciones nternas yen particular el ¢xodo rural expliean ampliamente a expansion de las ciuds- des pero tambien la degradacion del tejdo urbano que es su Corolario. En efecto tas migraciones, cuyas modalidades onvieneexaminar, no carecen de elacion on la multiplies cin dl asentaminto precio bajo formas espomtancas 9 ho que constituye uno de los rasgosdistintvos del peinaje Urbano en los patsesen vaw de desaroll. Las conszcvct clas econdmieasy polticas de esta realidad socal son nue rosasy estin ain mal exploradas. Se las disraga con el "owuceraLvesco, La urbanzacin en América Latin edicon prepare 8 por Philip M. Hauser, Buenos Aes, Sola Hachete, 1962, pp 8284 Ba) = término genérico y ambiguo de marginalidad que, lejos de aclarar realidades complejas, afiade un poco mas a la conf Sion. Intentaremos situar las relaciones de la sobreurbaniza- ion irregular y de la marginalidad volviéndolos a colocar en tel conjunto de los elementos que las condicionan, de las mi- sgraciones @ las politicas urbanas pasando por los movimien- tos populares nacidos de las presiones de la integracién en las ciudades. Asentamiento irregular e integracién urbana Asistimos en todos los paises de América Latina a dos fend- menos masivos y concomitantes. El desplazamiento de la po- blacion hacia las ciudades mas importantes, el reagrupa- rmiento de los habitantes mas desfavorecidos de aquéllas en lugares de habitacion precarios. El asentamiento esponta: neo, ecoldgicamente marginado, es tipico de esta concentra: cid. Asi, en Lima, en 1979, el 60% de la poblacién reside en zonas populares de habitat con condiciones muy criticas. Si bien el 20% habita los cuchitriles tradicionales de los cen- tros urbanos deteriorados, el 2% de las urbanizaciones po- pulares construidas por los poderes publicos, mas del 329% vive en barrios miserables, al margen del habitat urbano re- gular. ‘Los socidlogos han planteado el problema de la naturale za social de la poblacion asi econémicamente marginada. Se hhan interrogado para saber siformaba un estrato social nue- vo, los “pobres de las ciudades”, no asimilables a las clases popilares habitualmente clasificadas, y en particular a la Clase obrera, Se han preguntado si esos grupos no o mal inte igrados eran portadores de una cultura propia, la ‘cultura de la pobreza”. Esa es una cuestion considerablemente tedrica ‘ya menudo politica —en el sentido téctico del término— so- bre la cual no hay raz6n para extenderse. En una perspectiva ‘mas empirica, creemos util describir las diversas manifesta- Clones coneretas del fenémeno con el fin de circunscribir sus limites y componentes. Conocemos los cinturones de miseria de las ciudades lati noamericanas, “Ranchitos" de las alturas de Caracas, "vir lias miserias” de las periferias desheredadas de Buenos Aires, |...) 7 7. 7) 7 ‘cantegriles” de Montevideo, “callampas” 0 “poblaciones”” de Santiago de Chile, "barriadas” de Lima convertidos, en aras de la esperanza y la euforia en “pueblos jovenes", proli- feran generalmente en la periferia urbana. A veces hay asen- tamientos espontineos que penetran en los intersticios de los barrios elegantes, como en Caracas o en Lima. Es el aso particular de las favelas de Rio de Janeiro encaramadas en Jos morros y que dominan la arrogante opulencia de Copaca: bbana o dé Ipanema. Las mas de las veces las casuchas de I ‘mina, de cartén y de desechos de las ciudades se establecen en terrenos insalubres o donde es imposible construir, pen- dientes en deslave, canteras, zonas pantanosas o lagunas, Los mocambos construidos sobre pilotes en los albatiales de Recife ilustran el atroz y simbolico ciclo del cangrejo descr to por Josué de Castro? Ese fenémeno de asentamiento irregular es masivo y cre ciente a pesar de las decisiones o las declaraciones de los po- deres publicos. Si bien es resultado de las técnicas de auto- cconstruccién y propone por todas partes a la vista el mismo. urbanismo de la miseria, no siempre utiliza materiales hete: rodoxos de recuperacién (latas, cajas, etc). Certo, desafian- do las clasificaciones de los urbanistas y juristas, el barrio ‘marginado a veces es construido con materiales sélidos pero std desprovisto de las infraestructuras més elementals. El barrio miserable mejorado tiene también sus ciudadelas. En las inmensas favelas de Vidigal 0 de la Rocinha, en Rio, las habitaciones més cercanas a la carretera asfaltada son ver- daderas casas de piedra sillar mientras que los recién llega- dos se conforman, lejos de las comodidades urbanas que trae consigo la ealle, con cobertizos de limina de eartén. A veces inmensas aglomeraciones con instalaciones precarias se establecen en fraccionamientos adquiridos regularmente y con ayuda del Estado. Con todo, el resultado noes muy di ferente. Nezahualcoyotl, tercera aglomeracion de México, cuyos 2.4 millones de habitantes ocupan el emplazamiento del lago de Texcoco en la periferia de México, no puede cali- Ticarse de barrio miserable, pero tampoco se le puede consi derar una verdadera ciudad. Las “colonias proletarias” de 2 vease Josué de Castro, Glographe dela faim, Paris, Ed. du Seu, 1962 [hay edicin en expat -_ *, |? 7,7. 1) cesta ciudad-dormitorio en las cuales los relegados de la capi- tal azteca han edificado sus hogares constituyen un espacio turbano inclasificable, a medio camino entre campo de refu- tglados y a veces muladar. Nezahualeéyotl, ni ciudad ni ba- rio miserable, es ambos a la vez: la mitad de la poblacion no tiene ni agua corriente ni alcantarillado. Sus unidades de habitacion heteroclitas van de la ciudad de emergencia de los programas de ayuda social a las casuchas de madera y carton pasando por todas las gamas de la autoconstruccion progresiva, en materiales tradicionales, El fenémeno del asentamiento precario es relativamente reciente en América Latina, pero adquirié una amplitud des- ‘mesurada a partir dela década de los sesenta. Algunas cifras ‘bastan para darse cuenta. En 1957, e1 9.59 de los habitantes de Lima vivia en barriadas, eran el 2196 en 1961, y el 3596 en 1984. Tan solo el “pueblo joven’ de Villa El Salvador cuenta ‘con 300 000 habitantes. En el mismo pais, los barrios mise- rables agrupaban a mas del 70% de la poblacién de Chimbo- {eel 408 de la de Arequipa y el 76% de la capital del Amazo: nas peruano, Iquitos. En Brasil, las favelas se multiplicaron mas pronto en Rio que en Sao Paulo. En Rio de Janeiro, en 1950, el 796 de la poblacién, aproximadamente 170 000 per- sonas, vivia en barrios miserables; la cantidad de favelados alcanzaba los 350 000, 0 sea el 10.2% de la poblacién, en 1960 y el 3296 (2 millones) en 1980. En Sao Paulo el movi- rmiento comenz6 mas tarde. Sélo el 0.6% de la poblacién via en favelas en 1960. De 1972 a 1982 la cantidad de favela- dos se multiplicé por catorce para alcanzar el 129% del gran ‘Sto Paulo o sea aproximadamente | millon de personas. Los origenes de los habitantes de los barrios “irregula- res" han dado pie a interrogantes. Algunas investigaciones hhacen aparecer cierta coincidencia entre las migraciones in- ternas y el auge de las nuevas formas de asentamiento popu- lar. Un estudio de las barriadas de Lima en 1956 destacaba {que s6lo el 1196 de los jefes de familia habia nacido en la’ Pital, el 8996 era provincial y el 6196 provenia de la Sierra, la region més pobre donde el problema de la tierra se pre: senta con una agudeza secular. En Rio, hacia la misma fe- cha, sélo el 179% de los favelados mayores de veinte afios ha- bia nacido en Rio; la mayoria proventa de los estados veci- nos 0 del nordeste. No obstante seria inexacto conside- o.oo ar tar la “*barriomiserabilizcion” de las metropolis latino Americana como una consuencta urbana directa ycan me. Glnica‘del éxodo ural” Si bien Ta rvaltacion de. ls cludades es lnnegable ~cquien noha visto borregoso vacas pacer en los solares de Bogoti o de Lima?—, maniiesta os trategas de supervivencia mis que la presencia de una dicion campesina Hoy el barzio miserable no es nas que ramente una etapa de transicion del campo ala ciudad En la mayoria delor pats la ipo de sentient regular prosigue ose acelera mientras que el flujo migrs torio ha disminuido. De hecho, el barrio miserable st bien 4 veces en sus comlenzos, entre 1930 1980, fue el lugar de legads de los desarraigados del campo, una etapa en el proce sodeintegracion al cludad, hy ya no cumple esta funcion Noes oa dejado de ser el peaje obligatorio para acceder = una existenelaplenamente urbana, Retibe menos margins. dos no integrados que trabajadores victimas de a espeeula. clon inmobiliaria y del desempeo, En efecto, los habitantes de los barios miserables provienen muy a menudo de lace dad Es Ta pauperizacion dela poblacion urbana ia qui flael asentamient irregular. La autoconstrucion es un me. dio de defensa contra Ia inestablidad del empleo propia de ciertasaetividades como laconstruccion ola gran dari Manifest la degradacion de las condiciones de existencia delos trabajadores sin caifeacin al tempo que crea Iasi. nes de autonomia: se construye de acuerdo a fos medios con ue se cuenta, sin propictaro i rents que pager, Historicamente, las clases pobres de las cludades ene i glo XIX y durante una parte del Xx ocupaban los euchtrles delos viejos barrio emel centro de las cudades,tuguros de Pera cortgos de Ro, conventillos de Buenos Aires o casas de vecindad menicanas* Esos cuchitiles colectivos siguen Consttuyendo una parte del hibitat popular. Pero las mas de las veces no son sino el primer lugar de residencla de los emigrants del campo, consttuyendo el barrio miserable la etapa siguiente > Bn Santiago de Chil, una encuesta de 1970 en ls pablacones dab un ‘escasoporentae de residents recentemente urbanlzadr sla el 10% de los jefe de familia eran de origen rural “TEI conocidsimo estudio de Oscar Lewis Los hijs de Sdnche ene por ‘marco noun batrio miserable sno uno de esos cuties. = | 7). |. 1: En cuanto a las categorias socioprofesionales que residen cen esos asentamientos marginados, tambien alli hay que des confiar de las ecuaciones mas evidentes. Generalmente se considera que al asentamiento irregular corresponde el sec tor informal de la economia, Segin este punto de vista, una ‘economia paralela engendra 0 desarrolla un tipo de habita- ‘cin precaria, Eso solo es parcialmente cierto, Desde luego hallamos en los barrios miserables muchos representantes de los oficios menores de la calle, de las actividades de servi cios parasitarias y proliferantes que disimulan el desempleo y permiten luchar contra la indigencia absoluta. Pero el asentamiento marginado no sélo esta reservado a los secto- tres marginados e improductivos de la economia. El barrio Iiserable traduce muchas veces una crisis de habitacion y cde empleo, mas que un problema de integracién a la vida ur- bana y al sector productivo’ También en ese punto algunas Investigaciones muestran que los obreros estan lejos de es tar ausentes de los barrios miserables, El estudio ya citado sobre las barriadas de Lima revela que el 589% de su pobla cidn activa esta empleada en el sector secundario como obrero o artesano. En el barrio popular mas pobre de So Paulo, San Miguel Paulista, hallamos al 4% de asalariados de la industria y al 396 de trabajadores de la construccién, En una poblacion del gran Santiago, el 30% de la poblacion activa esta empleada en la industria, el 1896 en la construc: cidn. Los resultados de esas investigaciones desmienten ‘pues los andlisis que no vacilan en considerar a los “margi- hhados” de las ciudades como un estrato social “auténomo”, no integrado al universo de la produccién. El concepto de marginalidad que hizo furor en América Latina, tanto en la derecha como en la zquierda en la década de los sesenta,tie- tne mas de mito que de realidad. La segregacion ecoldgica no basta para definir un nuevo actor social. Lo cual no significa {ue los “pobres entre los pobres” que pueblan los barrios 5 De all las comentarios escandliados con respecte alas antens de tclevisionen lo echo de as caschas de los buries misrables. De hecho, Intelevison ene indce de una voluntad de ntegracon ia sociedad global Yel simbolo de rechaeo det dgradacion que representa el ralado a in Tiemo dela marpnalidad ecoloica miserables no padezcan problemas expecitios que pesan s0- bre la evolucién de las sociedades fi a Sobreurbanizacion marginada y problemas sociales Si bien la marginalidad es un mito, et desempleo es sin em bargo una de las principales carscersticas dels hata tes de ls barrios miserables.Podriamos anadir por dein Sin el Ssentamiemt espontneo, au cuand no siempre acogedirectamente alos emigrants del carnpo correspon de de manera mediatzada ana transferenca dl suber. pleo rural hacia Tas cludades: El hbltante ipo de barrio mi Serable es un abrero de la construccion ode fa industria si calificacion, que tabaja de manera intermitent,cuye mi Jer es trabajadora doméstica o vendedora ambulante-Y la Bmplitud del desempleo urbano se debe en gran pate a afluointerrumpid de mano de obra provenent del ca Poo de las reiones mas atrasadas. La Industria los sen fios productivos se hallan en la incpacidad de ofrecer un tmpleo a todos los nuevos resientestrbanos. Mil personas legandiartamente a México Sescentos al acten imran tes se establecen cada fo en cl gran Sao Paulo: La abun cla dela oferta agravada por el empleo gencralizado den fos y mujeres, particularmente en lo servicios domestics, influ enel nivel de remuneracin de lov asalariados menos califiados y entra por consiguente cl ineremento de los habitamtes de los barrios miserables Asi pucs el rel se cicrra. En Nezahualedyt, de cada 100 personas en edad de trabajar, solo 85 tienen efectivamente un empleo. Bs el de. Sempleo el que eres In “margialidad cupactonal™) no In inversa El desempleado se convierte en tdero o biscaet ro, decir gent dnpuestasaceptar cualquier trabajo. Co. niacemos el papel desempetado por los tiraderos pubhicos 9 las actividades de recuperacion en la economia de ls ba rigs miserables. La organizacin misma del habitat auto. * Segin e comodo barbarismo hispinicouilzado por Humberto M ‘og, 0 de Olvera y Claudio Ser en ru estado "Migration et mareinalité sxcupationnel dan vile de Mexico, Esaces et Sota 3, alo construldo de esos barrios es igualmente resultado de tra- taj expontance Ta ausencia de servicios colectivos y de un minimo dein fraestructuraestn en i logica de exe urbane salvaje. La fdiminisracion de las chudades, silo quisiera los poderes publicos,no puede adaptarse aun crecimiento no program: do quea veces ourre brutalmentey por sorpresa Todas Las frandes metropolis latinoamericanas roran la catastrofe Presupuestaria y permanecen impotentes ant el incontro- Table caos urbano. Las vinvasiones” de terrenos propos ora ln construcclon simélrica las ocupaciones de ietras ricolas del campo, crean a menudo nuevos expacios de hi bitat popular. En Lima, en 1954, 3000 personas erearon en tina noche una barriada a orlls del Rimac, En Santiago de Chil, varios barrios "allampas™hansurgidoen la misma Condiciones en el eurso de Ia decada de los ochenta, a veces no sin incidents sangrientos , sos ocupates legals, que en México llaman paraca- distas, se esluergan porque se Is econorcan sus derechos de ocupaciony por impedir alos propitaris oa os promo: tores inmobilaros efectuar las operaciones de urbaniza- Cién previstas en el espacio conqulstado, Las poder publ os, por st pare, intentan desalojar os invasores sino son muy numerosos, sno es demasiado tarde y sla operaién puede serrealizada discretamente” Las mas de las veces el Tempo legtima la "posesion”y hace imposible Ia eradies- jon dela aplomeracion informal. Co deslojr y volver ‘alojar a 200000 o 300000 habitants? Sino se les puede fxpulsar hay que regularizar sinstalacidn, a veces a pesat dal valor mereantl de los terrenos invadidos, que no todos se sidan en la periferia Colocadas ante el hecho consumade, las autoridades reco nocen sino ttulos de propiedad a los usurpadores, por lo menos a realidad colectiva del barrio miserable. Es a poll {ica de los pueblos Jovenes en Pera partir de 1968 Se insta. lan algunas tomas de agua, servicios de limpieza minimos, ello los regimenes militares sn bert de prensa n oposicién {olerada estén en mejor posiion que las Jemorracia. La ultima dietadara stgentina (1976-1983) en su megalomania eepresiva y xenifobu acometid ‘Sonia lo villas miserta de Buenos Aires que supuestamente slo vecibian {ios tmigrantesbolvanos © paraguavos tuna cabina telefénica, a veces un centro de salud, una escue- la y un comisariado de policia. Las infraestructuras son siempre insuficientes. Se crean con un retraso considerable, ‘Se clabora un “sistema de la escasez” que se transforma en luna segunda cultura aceptada por todos. Hay que pagar por los servicios publicos. El agua es vendida por bidén, s6lo se consigue lugar en la escuela a cambio de una “contribucion” yaa veces hasta los sacramentos del clero son remunerados. Usureros de la miseria prestan algunos centavos a tasas exorbitantes para financiar esta minieconomia. La ausen« de infraestructuras y de servicios no es privativa de los ba- rips de invasién. Los “colonos” de Nezahualeéyotl sélo dis- ponen de un hospital general para 2 millones de habitantes y slo escolarizan a sus hijos mediante una “mordida”. La construccién de viviendas de interés social, solucién all problema del asentamiento irregular, pronto se revela impo sible o ilusoria en las sociedades Iatinoamericanas, No s6lo porque los modelos de desarrollo adoptados desde hace vein- te altos hacen hincapie en la demanda solvente y porque la cespeculacién inmobiliaria hace dificiles las construceiones baratas, Sino que cuando estin reunidas las condiciones ju ridicas y financieras y los poderes publicos instauran una politica de vivienda popular, slo se dirige a una fraccién in fima de los habitantes de fos barrios miserables. Incluso bajo una forma muy cercana a la vivienda autoconstruida original, la vivienda de interés social es demasiado cara para, trabajadores de ingresos escasos e irregulares. Asi, en Neza- hhusleoyotl, un programa de construceién de normas mi ‘mas exigia en 1973 un ingreso mensual de 3 500 pesos, Ahora. bien, el 63% de los habitantes de la aglomeracién tiene en aquel entonces un ingreso familiar de 1 200 pesos o menos ‘blo el 3.6% gana 3.000 pesos o mas. Los resultados en este terreno no fueron mas convincentes en Brasil donde se ha bia creado para este fin el Bxit (Banco Nacional de Habita: ion), ‘Ante la ineptitud de los poderes pablicas y para paliar la falta de servicios esenciales, los habitantes de los barrios miserables se organizan a fin de hacer soportable lo preca- rio de su existencia y crear condiciones de vida relativamen- te urbanas. El trabajo comunitario permite trazar calles, abriralcantarillas, construir lavaderos o casas comunes tan to religiosas como laicas. La autoconstruccién privada, ori- ginaria del asentamiento espontneo, se vuelve colectiva. La Solidaridad de los marginados es también una estrategia de supervivencia. Esta solidaridad sirve igualmente para pre- sionar a los poderes publicos para obtener la regularizacion dela ocupacion de facto de los terrenos invadidos, 0 la eres- cin de dispensarios, de escuelas y de tomas de agua publi ‘eas. En Brasil, a formacion de “asociaciones de amigos de barrio” (associagoes de amigos de bairro) desempené un pa- pel importantisimo en la evolucién de las relaciones entre los favelados y el Estado, asi como en el renacimiento de la sociedad civil bajo la dictadura militar después de 1964. A ‘menudo las comunidades eclesiales de base han asumido las mismas funciones de expresion de las reivindicaciones po- pulares en la “esfera de la reproduccion’ El fracaso de las politicas de vivienda social, la amplitud del fendmeno de barrio-miserabilizacion ast como la précti- ca colectiva de los habitantes de las zonas urbanas margina- ddas han provocado por parte de los poderes piblicos y luego dde algunos organismos internacionales de ayuda al desarro- Ilo, un cambio de enfoque de la cuestion del asentamiento irregular. El gobierno peruano y su “desarrollo comunita- rio" de los “pueblos jévenes” fue uno de los iniciadores de ‘ese viraje que consiste en considerar el asentamiento espon- {neo no como un problema sino como una solucién al pro- blema de la vivienda,* en no intentar la erradicacion de los barrios miserables sino su humanizacién. Es asi como en va- ios paises los gobiernos u organismos independientes ayu- ddan a los habitantes de los barrios miserables a mejorar su habitacién precaria dandoles, o vendiéndoles a precios muy bajos, materiales de construccién. Se trata de hacer soporta- ble lo que no se puede suprimir. Esta politica de self-help, {que racionaliza y hace més productiva la autoconstruccion gracias a Ia asistencia técnica y material de las municipali- ‘dades o de entidades especializadas, presenta evidentemen- te ventajas inmediatas aun cuando el urbanismo global de la ciudad deba salir afectado. Este enfoque empirico del pro- blema, solucién provisional como el propio barrio misera- * pare retomar a frase de Michel Foucher en “habitat da grand nome ‘bre dans lesiles Amérique laine, Heradote, 4. rimeste 1980p. 152. 1 1) 7. 1... 7 7 4 = ble, se apoya en la solidaridad y la autoorganizacién de los marginados”. No carece de consecuencias sobre la digni dad colectiva de los habitantes de los bartios “irregulares” Explosiones sociales y movimientos urbanos En paises donde el fomento de los recursos y la plaificacion urbana son practicamente imposible, las cudades conges: Hionadaseinvadidas por reienllegados on paticlartent vulnerabes. Las giganteseas diferencia sovales hacen te mer partiularmente Ia violencia urbana que sol la coer. ‘lon parece poder controlar. Con todo a pesar de as tensio. hes extremas que crean condiciones de vida Infrabumanas para la gran mayoriay la proximidad provocadora de la ex {rema rquera, las explosionesurbanas son mis temidas que frecuentes. Cuando ocurren, pueden revesti varias formas Tas capitaeso las grandes cludades son a menudo teatro de manifestacionespoitcasosovales que los conflitos ur banos, la marginalidadincontrolable hasta manipulada,y la indigenciaabsoluta que no tiene nada que perder, hacen degeneraren revultas de proporciones considerable. Una caistrofe natural, ast como tna protesta pacfice, pueden tambien dar lugar a escenas de pllaje que desembecan en el saqueo de un barrio ode na cudad. El bogotavo de 1988 fue tun Tevantamiento urbano desencadenado por el asesinato del lider dela ingterd liberal colombiana Cain, espera 22 populista de los pobres. Bogots Tue devastada, Una gue Fra cil comenzaba. Menos espectacular, a causa misma de Ia configuraciin dea sociedad argentina fines de la deca dade los sesenta,elcordobazo, que estalla en mayo de 1969 en la capital del automéuil argentino es primero un levanta mento politicosindical conta la politica cenralisay ant popular del regimen militar del general Ongani, El resto, ue ene algo derevelay gue urbana, se desarrollo Sin embargo de manera muy clsien. Fue contr la union sible de los obreros organiradon, de as cases pligrosas fe fadas de las ciudades perdidas com la pequena ourguestar Alcalizada, que los poderes politicos akogaron en sangre una ‘anifesacinestudiantl en la Plaza de las Tres Culturas dl barrio de Tlatelolco en Mexico, en 1968. Las explosiones populares circunseritas son mis frecuen- tes. Ocurren fuera de toda coyuntura politica favorable o de aleance nacional. Son provocadas por las dificultades de la vida cotidiana o los problemas colectivos propios de los marginados de las ciudades, Los enfrentamientos por la de fensa de los terrenos ilegalmente ocupados y de las misera- bles habitaciones que alli se construyeron son los mas fre cuentes. Para resistir a la policia y hacer reconocer stu derecho sino a la vivienda por lo menos a la ciudad, los resi dentes de los barrios irregulares se organizan, crean asocia clones, a veces eligen autoridades “municipales" incluso ‘cuando las elecciones son rechazadas (es el caso de las po- blaciones chilenas después de 1973). 'No obstante las “emociones" populares més reveladoras de la precaria situacion de los "marginados" de las ciudades tienen por causa y objeto los transportes colectivos. El asen- tamiento marginado esta situado, con excepcién de los ba- trios miserables “intersticiales”, en la periferia de las ciuda: des. Las mas de las veces lejos de los lugares de trabajo. El tiempo de transporte que tienen que emplear los subprole- tarios de México o de Sto Paulo para llegar a su trabajo pue- de rebasar tres horas diarias. Ahora bien, los transportes co: lectivos de las grandes metropolis latinoamericanas no solo son incémodos e insuficientes, sino tambien peligrosos pues ‘son vetustos y a menudo estan deteriorados. A causa de las, caracteristicas propias del mercado de trabajo, un retraso cena fabrica oen la obra significa la pérdida del empleo. Asi pues al lado del drama de la vivienda esta el drama de los transportes. En la mayorfa de las metropolis de América La- tina, los transportes colectivos de los trabajadores estan muy lejos de corresponder a las necesidades. Podemos pen: sar que a causa de la abundancia de la fuerza de trabajo ese problema no surge como una urgeneia econémicamente san- ionada. A pesar de algunas prestigiosas realizaciones re- cientes, como el metro de México, ya insuficiente y peligro- samente sobreutilizado, el de Séo Paulo o de Santiago reservados por su precio y sus trazados a los estratos aco- ‘modados, 0 el metro de Rio que comunica a los barrios ele- fgantes entre si ls transportes urbanos populares en las ca- pitales del continente siguen siendo arcaicos y descuidados. Los ferrocarriles suburbanos por ejemplo, alli donde hay, =| 7 | 7 7 7 I iia apenas han renovado su equipo desde Ia segunda guerra ‘mundial. Dado que el modelo de desarrollo adoptado hace hhincapié en la rentabilidad, la politica de los transportes se ha orientado en funcién de los mercados de la industria automovilistica. En Brasil, el Ministerio de Transporte con- sagr6 el 8796 de su presupuesto de inversién al desarrollo de carreteras entre 1960 y 1974, el 139 a los puertos y a los ferrocarriles. En Sio Paulo, durante el mismo periodo, Ia cantidad de automéviles individuales se multiplicd por nue- ve, mientras que los transportes colectivos disminuian su marcha. El resultado de esas politicas es llamado en Brasil quebra- 4quebra (del verbo portugués que significa romper”). Un ac cidente con muerte de pasajeros (a causa de la cantidad insu: iciente de lugares en los vagones, aquellos se enganchan al exterior en los estribos o en la parte trasera de los trenes, de allf su sobrenombre de pingentes), un descarrilamiento 0 tuna descompostura cuyas consecuencias sobre el empleo para las victimas no dejan lugar a dudas, Muchedumbres en ‘olerizadas destrozan las estaciones, acometen contra las vias e incendian los vagones. Ese fenémeno espontinco es relativamente frecuente en Rio y So Paulo desde hace unos ‘cuarenta atios. Los sociélogos registraron 12 en 1979, y 10en 1980.° Semejantes explosiones son reveladoras de la extre- ma tension en la que viven los pobres de las grandes metro polis latinoamericanas. Politica de ta éscasez y clientelismo Los nuevos “condenados dela tierra” no tienen nada que en- vidiarle a sus predecesores europeos del siglo XIX. También la inseguridad de sus condiciones de vida hace particular. mente sensibles a esos olvidados de la sociedad urbana a cualquier manifestacidn exterior de interés. Se comprende el partido que han podido sacar los politicos sagaces u orga nizaciones al acecho de bases sociales, Si bien muy a menu “edison Nunes, “Invetari dos quebrarquebras not tenes dais ‘em Sto Palo e Rio de Janet, 19771981" en Jose Aivaro Moises et al, Cr ‘dade, pov e poder, Sio Palo, cede Pas ¢ Terra, 982.98. do los regimenes autoritarios no ven en el asentamiento irre- gular mas que perjuicios, desorden del espacio urbano, y hasta violacién del derecho de propiedad y peligro social de la pobreza acumulada, algunas fuerzas politicas consideran al barrio miserable una masa disponible dispuesta a darse al mejor postor. Ala erradicacién del habitat prefieren la co- ‘optacién de los hombres. Para ello se les propone a los mas desprovistos ventajas selectivas y se los organiza de manera ‘que se traben lazos de patrocinio duraderos. Algunos ejem- plos, sacados de sistemas politicos muy distintos, permiten ilustrar como la escase7 y la indigencia absoluta pueden con- vertirse en medios para la movilizacién politica. El general Odria, presidente y dictador en Peri de 1948 a 1956, tuvo que hacer frente a la gigantesca transformacién de la sociedad peruana acaecida inmediatamente después de la guerra. Al éxodo rural y al desmesurado crecimiento de las eiudades, y en particular de Lima, respondié mediante tuna politica de grandes obras destinadas a suprimir el sub- empleo. Las finanzas del pais lo permitian. Aunque poco dado a la demagogia obrerista, ese austero dictador obtuvo tuna popularidad segura ante los habitantes de las barriadas. Para los semidesempleados de los barrios miserables lime. fhos se convirtio en un lider que infundia seguridad y al que se indentificé con la relativa prosperidad de la década de los cincuenta. Candidato a las presidenciales de 1962, Odria creé comités “Maria Delgado de Odria” —por el nombre de ‘su mujer— que dividian en zonas los barrios miserables, ofreciendo ayudas en dinero, vestido o viveres a cambio de votos. Esta transaccion clientelista se disfrazaba con una propaganda antidemocratica destinada a volver a alborotar alos nostilgicos de la dictadura, con consignas como “la de- ‘mocracia no se come”, “el arroz era mas barato”, “hechos, zo palabras”. Los resultados electorales estuvieron ala altw ra de los medios utilizados, En lo tocante a la maquina politica, Ia del partido oficial mexicano las rebasa sin duda a todas en experiencia y habili- dad. Es a traves del PRI, sus redes y sus Iideres locales, ‘como los habitantes de los barrios miserables pueden esta blecerse con seguridad al tiempo que obtienen agua y elec: tricidad. Todos los barrios irregulares tienen su delegacion del PRi, sus habitantes conocen los beneficios que pueden sacar de una participacié “voluntaria’ en las manifestacio- nes de masa organizadas por el partido-Estado. El "servicio politico” es de alguna manera tan obligatorio como el servi clo militar. Y fuera del pet, 2a quién le importan? En otro contexto, a principios de la década de los sesenta ‘en Chile, el partido demécrata-cristiano organiza una red de ‘asistencia a los habitantes de las poblaciones que le asegura tuna base sélida en el subproletariado més indigente. Esta politica de ayuda y de patrocinio se basa en una concepcion iscutible de la "marginalidad” inspirada en las teorias so- ‘ciologicas dualistas en aquel entonces en boga y segin la ‘cual los marginados constituyen grupos sociales no integra: ddos y no modernizados. Segin tales teorias la marginalidad e¢ ante todo cultural. Para paliar esta situacién, el partido demécrata-ristiano organiza en los barrios miserables cen ‘ros familiares (centros de madres) encargados de difundir los principios de higiene, y consejos de barrio (juntas de ve- 5) con el fin de que los jefes de familia asuman responss- Dilidades civicas para mejorar sus condiciones de vida. Todo ‘rientado por militantes del partido en el marco de un pro: yecto politico llamado “promocién popular” cuyo fruto fue dar la presidencia al demécrata-cistiano Eduardo Frei en 1964. Habia entonces 9 000 centros de madres y 3 870 juntas de vecinos. Una parte del éxito de la democracia-cristiana se Tes debe a ellos. Las movimientos revolucionarios no dejaron a los conser: vadores 0 a los reformistas moderados el monopolio de la captacién politica de las masas marginadas. En Chile, los. guevaristas del Mik (Movimiento de la Izquierda Revolucio- naria) se esforzaron por establecerse también en las pobl cones y movilizar a los “pobres de las ciudades” en favor de su proyecto revolucionario, La clase obrera “engafiada por los reformistas” del partido comunista y del partido socia- lista no estaba muy disponible que digamos. Bajo la Unidad Popular (1970-1973), intentaron transformar las poblaciones en campos atrincherados dotados de milicias de autodefen- sa. El golpe de Estado militar del 11 de septiembre barrié con ellos sin piedad y sin esfuerzo alguno. En el Pera de hoy, los guerrilleros “polpotianos” de Sendero Luminoso agitan a los pucblos jévenes sin haber obtenido el mismo éxito que cen las regiones mas desheredadas de los Andes. [Nos interrogaremos por mucho tiempo para saber sila ex: trema miseria empuja a la revuelta 0 al conformismo y a la patia, CuestiGn de fe sin duda. No obstante los elementos de la experiencia inelinan mas bien hacia la segunda hipéte- sis, Es mas el miedo que dan los “miserables respetuosos due lo que amenazan el orden establecido. Fuera de las ex: plosiones de violencia esporadica, la calma reina en los ba rrios miserables. La revuelta no aparece mas que raramente ‘como estrategia de supervivencia, La delincuencia es el sus. tituto més frecuente de la revolucién. Los marginados, si bien estén mal integrados al mundo urbano, las més de las veces son recuperados por el orden establecido. Al grado {que algunos intelectuales latinoamericanos han podido pre: tender, inspirsndose més en Mao que en Castro, que la salva ‘gn revolucionaria sélo podria provenir en adelante del ‘campo, dado que las ciudades estan corrompidas y son inca- paces de reaccionar, DORIENTACION BIBLIOGRAFICA De la Rosa, Martin, Nezahualcovot, a fendoneno, México, Fondo de Cultura Eeondmica, 1974 Henry, Etienne, "Pérou: la dynamique des secteurs populaires” Problemes d'Amérique Latine, aim, 63, le. trimestre 1982, pp, 119.146 Kowarick, Luci, “0 prego do progresso: crescimento economico, ‘aperizagao e espoiagso urbana”, en Jose Alvaro Moises er a Cidade, pov e poder, Sio Palo, CEDEC Pare Terra, 1981, pp. 30- #8 Lewis, Osear, Los hijos de Sanches. Aurobiografia de una familia mexicana, Mexico, Joaquin Mortiz Matos Mar, Jose, "Migeacion y urbanizacion, Las barriadas lime has, un caso de integracion a la vida urbana”, en ONUCERAL UNESCO, La urbanizacton en América Latina (edicion preparada por Philip M. Hauser), Buenos Aires, Solar Hachette, 1962, pp. 190.15, (Quijano, Anibal, “La formation dun univers marginal dans les vlles ‘f Amérique laine”, Bspaces er Societe, julio de 1971, pp. 71-88, Sachs, Céline, “The growth of squatter settlements in Sao Paulo: 's study ofthe pervers effects ofthe State hoysing polices”, So- cial Science Information, Londres, 22,415, 1983, pp. 789.775 Singer, Paul. “Movimentos de bairros”, en Paul Singer, Vinicius ‘Calicira Brant etal, Sao Polo, o povo en moximento, So Pau- Jo, Vozes-ceear, 1981, pp. 83109. CCUARTA PARTE AMERICA LATINA EN EL MUNDO 1. LAS RELACIONES INTERREGIONALES Y LA HEGEMONIA DE ESTADOS UNIDOS GEL final de América Latina? Si bien la América Hamada latina es un mosaico de estados heterogéneos, parecia sin embargo presentar hasta una fe cha reciente posterior a la segunda guerra mundial— una fuerte homogeneidad externa. Pues bien, hoy ésta parece atenuarse. Las formas de la dependencia evolucionan y sedi versifican, Pero sobre todo las disparidades de poderio sein- tensifican en funcién del desarrollo o hasta de la coyuntura y de la demanda internacional. Podemos pues preguntarnos Silas similitudes de situacién exterior de los paises del con- finente no estan a punto de borrarse, Dicho de otra manera, no asistimos nada menos que al final de América Latina ‘como conjunto de naciones sometidas a presiones similares? ‘América Latina es una abstraccin”, decia con mucha ra zn Henry Kissinger. El secretario de Estado del presidente Nixon queria sin duda decir que Washington no debia tener una politica global con respecto al subcontinente, sino rela ciones bilaterales con paises individualizados. De hecho, su sealamiento tactico iba mucho mas alla Las naciones latinoamericanas parecen haber pasado poco a poco de la evidencia de una imposible union latino- americana o iberoamericana a la aceptacién resignada de destinos singulares en un contexto mas amplio que el de “he- isferio occidental”. Si bien por mucho tiempo se ha podido decir que, frenados por las preponderancias exteriores, los estados del subcontinente no eran de ninguna manera acto- res internacionales sino mas bien sujetos pasivos, que a ve ces tenian politicas exteriores pero no politica internacio- nal, podemos preguntarnos hoy si algunos no comienzan a desempefiar un papel extrarregional y hasta mundial que ‘modifica profundamente la realidad de las relaciones inter (33) Gran Bretafia y Estados Unidos: sustitucion de preponderancia Las confederaciones independientes formadas entre las anti- guas colonias espafiolas vuelan en pedazos entre 1830 y 1840, Bolivar habia convocado en 1826 el Congreso “anfic tiénico” de Panamé con miras a federar las nuevas repabli: ‘eas. El fracaso fue glorioso. El Libertador, poco antes de su ‘muerte, se quejaba amargamente de "haber arado en el ‘mar’. No obstante tuvo muchos émulos, cuyos esfuerzos por lo demas se vieron coronados con los mismos fracasos cons: tantes que los de su ilustre predecesor. Durante todo el siglo xix, multiples congresos intentaron en vano poner en pie ‘una union de las naciones hispano o iberoamericanas, La de- fensa solidaria de la independencia cultural y econémica de los estados latinos de América no progres mucho. Qued6, dems de la nostalgia de una imposible unidad, una retéri- ‘ca vacia que evocaba a la "madre patria” y a las “repablicas hermanas”. No obstante, esas hermanas desunidas, por ra- zones tanto econdmicas como politicas, se vuelven ia espal- dda. A partir de fines del siglo XIX, estin mas ligadas a Euro- ppa que entre ellas, Sélo un federador externo podria unirlas, Hasta 1920, Gran Bretafa es la potencia dominante en el continente. Como primera potencia capitalista, es el primer cliente, el primer proveedor y el mas importante financiero de los paises latinos de América durante todo el siglo XIX y a menudo hasta la "gran depresién’. Sus intereses economi- ‘cos en América Latina son enormes. Los capitales briténicos contribuyeron de manera decisiva a la construccién de las infraestructuras necesarias para el crecimiento extravert do de las economias latinoamericanas: los ferrocartiles y las instalaciones portuarias atrajeron prioritariamente a los rnancieros de la City. Es cierto que el gobierno de su Gracio- ‘sa Majestad habia tomado parte activa en la independencia de las colonias espafiolas, garantia del libre acceso de los productos briténicos a mercados hasta entonces reservados ‘ala metrépolis, Pero desde entonces, Gran Bretafia no ma fest6 sino un escaso interés diplomatico-politico hacia los estados de la regin, Londres no se interesa sino de manera ‘muy marginal en la vida de esas naciones y no impone ni orientacion, ni gobiernos, con tal de que sus intereses, y eee 3S esencilmente les principios dl ihre comercia estén pote Eidos. America Latina parece escapar al mundo politico de White Hall. 7 7 ‘Algo muy distinto ocurre con Estados Unidos. Antes de 1930, ésta no es una potencia mundial lena de responsabil dades planetarias. Pero incluso antes de convertirse en un gran pais industrial a partir de 1890, cuando sus intereses econdmicos a escala continental son atin relativamente me notes la gran republica del Norte se volverd resueltamente hacia sus vecinos del Sur. Desde la declaracion de Monroe en 1823, Washington parece asumir "responsabilidades par. ticulares” hacia el subcontinente. Ciert, esta declaracion circunstancial se inscribe en el marco de una activa solidari- dad anticuropea con las colonias espasiolas en vias de emanct- pacién. Esta advertencia drigida al Viejo Mundo, directamen- {ea Rusia pero indirectamente a Espafa, sera sin embargo el hilo conductor de la politica continental de Estados Uni dos hasta nuestros dias, Completada por el "corolario Roo- sevelt” de 1908, que atribuye una especie de derecho de fi calizacion internacional a Washington, esta declaracion no sélo considera “hostil para Estados Unidos” cualquier inter vencion europea en la América espafola sino que, al procla ‘mar “América para los americanos" sienta las bases ideolS- gicas del panamericanismo, La época del panamericanismo (18891945) Una vez terminada la conquista de su espacio interior al oes te y al sur, Estados Unidos, convertido en una potencia, dustrial y comercial de primer orden, convoca en 1889, en ‘Washington, la primera conferencia internacional de los es- tados americanos. Washington alimenta ya proyectos colo- ica menos de diez afios des al final de la guerra con Espaia, Durante esta conferencia, los “americanos” —desde en tonces ast se llaman, despojando asia los vecinos del Sur de su identidad geografica— intentan imponer un tribunal de arbitraje permanente para solucionar los conflictos regiona- les, Proponen igualmente a los paises latinoamericanos dis- ‘inuir sus tarifas exteriores y crear una unién arancelaria a8 AMERICA LATINA EN EL MUNDO ue garamizaia os producto de Estados Union un vast oe fo aut. Lox pases ms id Europe aobre Trap argentino, se esiteny hacen facia eos ellos ein ser eroyectos de allanradesgua can Sons Pe Berrpresentante de los "yan del Su rechaza la frase tedenreey opone “Ameria para los nricanos un ec Steno "Amc pra la humane ce ood agra depresion la eactonesintramerca nat cain dominadas prin arvogatey dominant pli Use repubica importa La big ate iplomacy versione thnidense del ola deft canons, tern con la" flometadl dolar menos amatie per no menos cca Br Caribe y les peuehasmaciones de Centronnerica son sus prinlpatcs ets, i como Pap done Estados Un Jor etupa une Zone colo siededor de canal. ncaa privipo de ln nerveneion etaduntense ex nti en a Eonsttucion de Cuba Hborada dl "yg espaol”. Las 0 pos orteamericangs slo se retran dels ina a cambio dea Aceptacion dla Enmienda Paty, qe entre otras cosas preve martial “El gobierno de Cube conionte en qu Ex ton nis cera ef derecho de nervent para preserva Ietndependencia de Cab, matener un goblero cape de farantvar a espeto de las vides, de Ios blenes de as iber {hissy "de as obligacionesiscmactonales” Los marines cupan de nuevo la gran tla os 1906, Nicaragua eo 912 Matt en 1915) Santo Domingo en 1916 sun lism ‘ert que Cabo, Repbia Dominicana ex ocupada de 1916 $YotnNicrapus loeb dos eves (9121505 9 19261933) Han es "protgid” sin interrapsion por Tos marines de ie ante d Ta Ik de F.D. Ri ‘It a te partir de 1933, con l egada de FD. Roose la Casa'Blanca, ante el ascenso dels peligrs ene mundo, ls Taloclonesntgramerieanayadopin ui elo nuevo. Esl Follce de l"buenaveinda’ ta que rie hsbandono Tota dela ntervencon directa se earn por reduce tells tensions Ain denerliarelantamericaiome” 4 de poder contr eon alados segues en cso de necesidad, Washington pone in alas acpacions milan, Estados Us fur af poor reunion torno sy odo ua ve tines meridional en canto a guer™ertalleen Europa. Al abode una serie de runtonce de consla Ge las canil- ‘RELACIONES INTERREGIONALES 387 Fias estadunidenses, la entrada de Estados Unidos en la guerra tras Pearl Harbor en 1941 debe arrastrar a los esta dos del continente. Estados Unidos aumenta gracias a la guerra su influen cia politica sobre sus vecinos meridionales, esta vez mucho ‘mas alls del Canal de Panama. El alineamiento casi automa: tico de los “aliados” a pesar suyo con Estados Unidos no es tuna simple f6rmula diplomatica, Estados Unidos impone a las naciones del continente la entrada en guerra contra las potencias del Eje. No vacila en desencadenar un verdadero bbloqueo diplomatico contra los estados mas recalcitrantes, centre los cuales se encuentra Argentina, Si bien teme que el Reich hitleriano instale una cabeza de puiente en el conti- nente aprovechando las activas y prosperas colonias alema- nas de Brasil, Argentina o Chile, o bien que los paises mas Vinculados con Europa, lejos de adherirse a la disputa de las ‘naciones unidas", se anclen en una neutralidad antiestadu- nidense (y popular), a Estados Unidos parece interesarle ante todo compartir con sus vasallos el esfuerzo de guerra, En nombre de la lucha contra el nazismo, y por la libertad, Estados Unidos fija unilateralmente el precio de las mate- rias primas que paga en délares inconvertibles. Pocos paises saldran a flote. Solo el Brasil del Estado novo getulista, tras haber coqueteado por un tiempo con Alemania, abraza con inesperado celo la causa de las democracias. Envia una fuer- za expedicionaria a Italia, que es incorporada a un cuerpo de ejército estadunidense, presia sus bases aéreas al ejercito carlos Alberto Montane, “iene arreglo la América Latina?”, La Nacion (San Jon 22 de diciembre de 1985 ‘mocracias son centristas a menudo moderados que han to- ‘mado conciencia de los limites imperativos que la geopolitica ¥ la historia imponen a los cambios econdmicos y sociales ‘cuando la democracia es el objetivo principal. Prudentes y sagaces, no la toman contra los intereses estadunidenses y no coquetean con el Este. La ola de redemocratizacion actual obedece a causas mill tiples. La crisis econémica ha disuadido a los militares de 4uedarse durante mas tiempo en el poder para administrar su propia bancarrota. Las clases poseedoras han comprendi do que la peor de las democracias valia mas para sus intere- ses que la mejor de las dictaduras. Para no hablar de las ten- dencias estatistas y de las chifladuras nacionalistas de los partidos militares. La aventura antioccidental de los genera- les argentinos en el Atlintico Sur asusté a mas de un posee- dor. No obstante, simétricamente, el sangriento fracaso de las guerrillas y su responsabilidad en la instauracion de los tetrorismos de Estado han rehabilitado en la izquierda los valores democraticos. La “

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