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¿y qué es la bulimia?
Depende de cada persona, en algunos casos es menos evidente que en otros y, por tanto,
se tarda más en averiguarlo. Aunque nadie está exento, el perfil más común es gente muy
responsable, muy autoexigente y perfeccionista. Se produce un cambio en la conducta y
en el carácter: aislamiento, tristeza, menor vida social… En todo caso, siempre es mejor
excederse en la prevención, informarse y descartar, que pensar que es algo propio de la
edad, que ya se les pasará.
No es exclusivo de los adolescentes, pero sin duda es la edad más vulnerable para que
aparezcan estos trastornos. También es cierto que cada vez acude más gente adulta.
Cualquiera es vulnerable, cualquiera puede malgestionar situaciones problemáticas y de
angustia.
Hay un alto el porcentaje de personas con depresión, con problemas de aceptación y baja
autoestima, que terminan sufriendo trastornos alimenticios. Aquí juega un papel
importante la medicación para reforzar el estado de ánimo y facilitar el tratamiento
terapéutico.
Sobre todo hay que ejercitar la paciencia, hay que evitar hablar de comida, eludir frases
tipo “…pero, ¡come un poco!…”. Además, hay que añadir que en muchos casos coincide
con la adolescencia y el consiguiente choque generacional. Es una tarea difícil empatizar
con el enfermo que casi siempre se encuentra absorto en su problema y no entiende la
preocupación de sus padres.
¿Qué papel desempeñan las asociaciones contra la anorexia y bulimia como ACABE?
Ofrecemos terapias para los enfermos y para los familiares, planteadas como un espacio
de desahogo, donde puedan encontrar el apoyo de otros y compartir experiencias bajo la
supervisión de un psicólogo.
Tenemos trato directo con los profesionales especializados en este campo y celebramos
reuniones anuales en las que hablamos sobre las necesidades que hay y proponemos
mejoras y servicios que posteriormente trasladamos a la Sanidad Pública.
Ofrecemos charlas tanto a los alumnos como a las Asociaciones de Padres desde un
enfoque preventivo y didáctico, con el fin de facilitar la identificación de los síntomas de
los trastornos de alimentación
Conocemos a mucha gente que ha recibido el alta y lleva una vida completamente
normal. En cualquiera de los casos se puede mejorar la calidad de vida. Si se hace un
buen trabajo se puede superar con un buen tratamiento terapéutico.
Desde el año pasado hemos percibido un aumento en gente más joven de lo habitual. Si
antes la media era de 18 años, desde el año pasado ha bajado a 13-14 años e incluso
alguna niña de 11. Yo quiero achacarlo a que la adolescencia llega antes, todo es más
precoz. Este descenso en la media hace que los colegios cumplan un papel muy
importante. Tanto tutores como orientadores de los centros de enseñanza detectan el
problema y dan la voz de alarma.