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bife simple sellado al sartén

1-Calienta el sartén en la cocina. El secreto para conseguir un excelente bife sellado es que el sartén esté caliente y cocinarlo solo
el tiempo necesario. Los mejores bifes de chorizo tienen una cobertura exterior sellada y crujiente, lo cual solo se puede conseguir
sobre un sartén muy caliente, así es que el primer paso es colocar el sartén sobre la hornilla y encender el fuego al máximo.
Mientras esperas que se caliente, puedes retirar los bifes de su envase y comenzar a sazonarlos.

o Con esta sencilla prueba puedes verificar si el sartén está lo suficientemente caliente: moja tus dedos con agua
del grifo y salpica unas gotas sobre el sartén. Si estas comienzan a chisporrotear de inmediato y se evaporan o
"bailan" encima de la superficie ¡el sartén está listo! [1]

2-Sazona y añade aceite a los bifes. Mientras el sartén se calienta, coloca los bifes sobre una tabla de cortar limpia o una bandeja.
Sazona cada bife con sal y pimienta. La cantidad exacta de estos condimentos depende de tu gusto; por ejemplo, algunas guías
recomiendan usar una mezcla de aproximadamente 1/4 de cucharadita de pimienta por 1 y 1/2 cucharaditas de sal para dos
bifes.[2] Como regla, es mejor añadir muy poca sal que demasiada, ya que siempre puedes agregarle más una vez que el bife esté
cocido.

o En este punto, también puedes añadir todos los demás condimentos secos que desees. Los aliños preparados y
envasados son una buena alternativa, aunque también puedes preparar tus propias mezclas (por ejemplo, una
combinación bastante común es la de romero, tomillo y ajo picado).

o Luego de sazonar los bifes, añade una capa de aceite a cada uno. Esto es importante para lograr que queden
crujientes; el aceite, básicamente, permite "freír" la capa exterior del bife.

3-Coloca los bifes en el sartén. Con un par de tenazas, coloca los bifes sobre el sartén caliente. Para no salpicarte con los jugos
calientes, coloca los bifes en dirección opuesta a tu cuerpo, en lugar de acercarlos. Inmediatamente comenzarán a chisporrotear
y crujir; ¡y eso es bueno! Muévelos unos 2,5 cm (1 pulgada) a partir de su posición original luego de algunos segundos para evitar
que se peguen y solo déjalos terminar de cocinarse.

o Algunas guías de cocina recomiendan dejar entibiar los bifes a temperatura ambiente antes de colocarlos en un
sartén caliente, asumiendo que esto permite que se cocinen de manera más pareja. Aunque no hará daño dejar
entibiar los bifes por 20 a 30 minutos, hay cierta evidencia que sugiere que esto es solo un mito. [3]

4-Voltea los bifes luego de tres o cuatro minutos. El truco para obtener un bife al sartén excelente es cocinar cada lado solo por
el tiempo necesario; si lo cocinas demasiado, la carne se tornará dura. Deja cocinar los bifes en el sartén hasta que tengan una
costra dorada con algunos puntos negros y carbonizados. Esto suele tomar unos tres a cuatro minutos, dependiendo del calor de
tu sartén, aunque puede demorar un poco más o menos, así es que vigila bien los bifes.

o Para obtener un bife de chorizo bien cocido, puedes cocinarlo un poco más; hasta cinco minutos o incluso más.
Por el contrario, para lograr un bife más crudo, debes voltearlo un poco antes; luego de dos minutos o dos
minutos y medio.

o Hay un viejo debate acerca de si se debe voltear el bife solo una vez o varias veces. La sabiduría popular indica
que solo se debe voltear una vez para que la costra quede lo mejor posible. Sin embargo, muchos aficionados a
la carne de hoy en día están en desacuerdo y recomiendan voltearlo de manera frecuente. [4]

¡Termina de cocinarlo y sirve! Una vez que hayas volteado el bife, no hay mucho más qué hacer además de observar mientras
termina su cocción (a menos que consideres que la carne sabe mejor si la volteas varias veces). Espera a que el bife tenga una
costra oscura por el otro lado y luego verifica si la carne está cocida. Si aún no lo está, puedes terminar los bifes en el horno o
dejarlos un par de minutos más en el sartén. Estos son los signos más comunes para saber que un bife está listo:

o Una textura firme en los bordes y más blanda hacia el centro de la carne

o Sin rastros rojos en el centro (está bien si tiene tonos rosados o café claros)

o Una temperatura interna de unos 49 a 65 °C (120 a 150 °F)

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