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1. Descripci6n densa: hacia una teoria interpretativa de la cultura En su libro Philosophy in a New Key, Susanne Langer observa que clea ide- 1s esallan en el paisje intelectual con una temenda fuerza. Resvelven tans pro- blemas fundameatalesen un momento que también parecen prometer que vanaresol- ver tndos los problemas fundamentaes, clarificar todas las cuestiones oscuras. To- os se abalanzanaesa idea como i foera un formula mégica de alguna nvevaciencia positive, como si fuera el centro conceptual alrededor del cual es posible construir ‘mn nuevo sistema general de andi. El sdbito auge de semejante grande idée, que cclipsa momentineaments casi todo lo dems, se debe, dice ia autora, “al hecho de ue todos los esprius sensibles y actives se dedican inmedistamente a explotara. ‘La probamos en toda circunstancia, para toda finaidad, experimentamos las posibles catensiones desu significacion esicta, sus generalizaciones y derivaciones”. Pero una vez que nos hemos familiarizado con la nueva idea, una vez que sta forma parte de nuestra provisiin general de conceptos teicos,nuestras expectativas se hacen més equiibradas en 1 tocante alos usos reales de dicha idea de suerte que ‘as termina su excesiva popularidad. Slo os pocos fandticos persistén en suinten- to de-eplicarla universalmente; pero penaadores menos impetosos al cabo de un tiempo se ponen a consdecar los problemas quc la idea ha generado, Tratan de apli- carla y hacera extensiva a agellos campos donde resulta epicable y donde es posi- ble hacerla extensible y desisten de hacerio en aquellos en que a idea noes aplicable ‘nipuedeextenderse. Siera valdera se converte entonces verdaderamente en una idea seminal, en una parte permanente y perdurable de nvestro arsenal intelectual. Pero yo tisne aguel promisorio, grandioso alcance de su aparente eplicacin universal due antes tenia, La segunda ley de termodindmica o el principio de la seleccidn natn- ral el concepio de mativacin inconscienteo a organizacién de los medios de pro- Auecién no To explica todo y ni siquiera todo lo humano, pro, sin embargo, explica algo; de manera que nuestra alencin se dirge a aslar slo lo que es ese algo, a de- sembarazamos de una buena porci6a de seudocicacia ala que, en el primer entusias- mo de su celebrided, la idea también dio nacimicnt. ‘Que sea en realidad ste 0n0 el modo en que s& desarrollan ls concept cen {tficos fundamentalmente importantes, no lo 6, Pero clemamente est esquema encs- Jnenel concepto de cultura alrededor del cus! naci6 toda a disciptina de ls antropolo- {fa ln cual se prenoups cada vez més por limita, espocifcar,circanscibir y conte- ter el dominio de aquélla. Los ensayos que siguen, en sus diferentes maneras y en sus varia dreeciones estén todos dedicados a reductr el concepto de cultura a su ver- 0, wmbidn els exacumene, ascribe”. La mayor pate de le etnupalla se enceniaré cemamerte ens y anealos ates que en pelicans ipemaogfies, epic, muon co; ‘ro au en bor y ail bay pot wopeco fvograllan, dibuos, sages, taba, ee 31 muy notable, y para algunos familirizados con la actus “bibiogmfia” sic poco plausible. Pero, como la respuesta estindar a nuestra pregunia fue “El eindgrafo ob- ‘serva, registra, analiza —ana concepcién del asunto por el estilo del Vini, vidi vinci, dicharespussia puede tener consecuencias mas profundas de 1o que parece & primera vista, y no poco importante ente ells es la de que distincidn de estas tes fases de conocimiento (observa, registrar, analizar) puede normalmente no ser posi- ble y que como “operaciones” auténomas pueden no existir en realidad. La situacines ain més dlicada porque, como ya observamos, lo que inscribi- mos (0 tratamos de inscribir) no es discurso social en bruto, al cual, porque no so- _mos actores (o lo somos muy marginalmente 0 muy especialmente) no tenemos ac- ces0 directo, sino que solo la pequeta pate que nuestros informantes nos refieren + Esto no es tan tebe Como parece, pues en realidad no todos los cretenses son men- tirosos y porque noes necesario saberlo todo para comprender algo. Pero hace part- cer relativamente imperfecta la concepein dl andlisisantropol6gico como manipu- lacin conceptual de hechos descubierios, como reconstruccién logica de una reali- dad. Disponer cristalessimétricos de significacia, purificados dela complejidad mo- ‘terial en que estabansituados, y luego aribuir sv existencia a prncipios autdgencs de orden, a propiedades universals del espfitu humano o a vastas Welianschaungen prion, es aspirar a una ciencia que no existe « imaginar una realidad que no potré encontrarse. El andlisis cultural es (0 debera set) conjeturarsignificaciones, esimar las conjetura y llegar a conclusions explicativas partiendo de las mejores coneti- ra, noel descubrimiento del continente de la signficacin y el mapeado de 3 pai- ‘a incorpo, vw ‘De manera que la essripcidn emogréfiea presenta bes rasgoscarctrisicns: 3 inerpreatva, lo que interpreta es flujo del dscurso socal y la interpretacion ‘condiste en tat de rescatar “lo dicho” en ese discurso de sus ocasionés pereceslezas ee tas scopes decom aaa (se ha altera- Jo, pero para bien o para mal perdura The Argonauts ofthe Western Pacific. Ade- mn erin chore tere nm care crate, pr fo meee al 20 fo yoa etc: mio : 0 quiere decir que no haya interpretaciones antropoldgicas en gran escale de sical eters vetoes fe asmecrniss mune cE eal dad, en esa exiensiGn de nuestos andlisis a contextos més amplios, fo que, junto ‘con sus implicaciones teéricas, los recomienda a la atencién general y lo que justfi- ‘a que los elaboremos. A nadie le imporian realmente, ni siquiera a Cohen (oven... tal vez a Cohen sf) aqullasovejas como tales. La historia puede tener sus puntos “En be mide en gue Is Men de “obseracién parcpans” reforé el impulso det snrpélogo » ompeneuine cn sor informaiesy conldensot ies personas que obey, fe ‘ua len alin Per et medida en gtr cond al stoptlogo «per de ve atlas ‘muy erect de oe propio pagel Coagiare fl misms como algo ms que on tanuceie Iced (aboot Ge pal) ete cnc fe mein fee la Spc de 32 culminates y decisives, “grandes ruidos en una pequetahabitaciéa; pero aquel pe- ‘gus episodio no era uno de 90s moments. : Quiere decir simplemente que <1 antropblogo de manera caracteisticaaborda ‘esas inlerpretaciones més amplias y hace esos andlisis ms abstracioa pastiendo de fos conocimientos extraordinariamente abundantes que tiene de cuestiones extrema- damente pequefias. Enfrenia las mismas grandes realidades polities que otros —los fistoriadores, los economists, Jos cientificos politicos, los socidlogos— enfrentan en dimensiones mayores: el Poder, el Cambio, la Fe, la OpresiGn, el Trabajo, la Pa- Si6n, la Autordad, la Belleza, 1a Violenca, el Amor, el Prestigio; solo que el antro- pélogo las encara en contextos lo bastante oscuros —iugares como Marmusha y vi- fas como la de Cohen— para quitares Iss maydsculas y esceibirlas con miniscula. Estas constancias demasiado humanas, “esas grandes palabras que nos espantan ato- dos", toman tna forma sencilla y doméstica en esos contextos doméstcos. Pero ‘aqui eat exactamenie la ventaja, pues ya hay suficientes profundidades en el mundo, ‘Sin embargo, el problema de cémo ega,partiendo de una colecci6n de minia- turas etmogréficas como el incidente de nuestras ovejas —un surtido de cbsexvacio: nes yanécdotas-, ala descripi6n de los pasajes cultwales de una nacin, de una é- ‘oca, de un continent, 0 de la civilizaciGn noes tan fil de eludircon vagasalusio- es alas vrtudes de 10 concreto y de mantener bien firmes los pies en la tierra, Para tua ciencia nacida en tibus indas, en las islas del Pacticoy en las comunidades africana y que luego se sintiéanimada por mayores ambiciones,éste ha legado a fer un importante problema metodolégico, un problema que por io general fue mal manejo. Los modelos que los antrop6logos elaboraron para justificar su paso des- {elas verdades locales alas viiones generales fueron en verdad ls responsables de ‘socavar toda la empresa antropol6gica en mayor medida que todo cuanto fueron capa ‘ces de urd sus crtcos: ls socidlogos obsesionados con muestreos, lo psicdlogos ‘con medidas o los economists con agregados. ‘De estos modelos, los dos principales fueron: el de Jonesville como modelo “microcésmico” de los Estados Unidos, y cl de la isla de Pascua como caso de pruc- ‘bay modelo de “experimento natural. 0 bien los cielos metidos ex un grav de are- na, o bien las més remotas costas de la posibildad. ‘Decretar que Jonesville es Estados Unidos en pequefio (0 que Estados Unidos es Jonesville en grande) es una falaca tan evidente que aquo nico que necesita ex plicacién es cdmo la gente ha logrado creer semejante cosa y ha esperado que otros Tacreyeran. Laidea de que uno puede hallarlaesencia de sociedades nacionales, deci vilizaciones, de grandes religiones en las lamadas pequefiasciudades yaldeas“tfpt- cas" es palpablemente un disparate. Lo que uno encuentra en las poquefla ciudades y indades o aldeas. Sila importancia de los studios dependiera realmente de semejantepremisa—dequecap- tan el mundo grande en el pequeto—, dichos esudios carecerfan de toda relevancia. Pero por supuesto no depende de esto. El lugar de estudio noes el objeto dees- tudio. Los antropélogos no estudian aldeas (tribus, pueblos, vecindaris...); est- tian en aldeas. Uno puede estudiar diferentes cosas en diferenes lugares, y en lcali- dades confinadas se pueden estudiar mejor algunas cosas, por ejemplo, lo que el do- tinio colonial afecta a marcos establecidos de expectatva moral. Pero esto no signi- fica que sea e lugar lo que uno estadia. En las ms remota provincias de Marruecos 1yde indonesia me debas con las misma cuestiones con que se debaieron otros cien- ificos sociales en lugares més centrales: Ia cvestién, por elemplo, de cémo se expli- ‘a que las més importunas petensiones ala humanidad se formulen con los acentos B 4el orgullo de grupo; y to cierto es que legué aproximadamente a las mismas con- clusiones. Uno puede agregar una dimensiGn, muy necesaria en el actual clima de las ciencias sociales, pero eso es todo. Si uno va a ocuparse de la explotacin de las ‘masas tiene cierto valor la experiencia de haber visto a un mediero javanés trabajan- doen la tierra bajo un aguacero tropical oa un sastre marroqut cosiendo caftanes ala uz de una lamparilla de veinte bujias. ero la idea de que esta experiencia dael cono- cimiento de toda la cuestén (y Io elevaa uno a agin terreno ventajoso desde el cual se puede mirar hacia abajo a quienes estin éticamente menos prvilegiados) es una idéa que slo se le pude ocurrr a alguien que ha permanecido demasiado tempo vi- viendo entre las malezas, EI concepto de “laboratorio natural” ha sido igualmente pericioso, no s6lo ‘Porque la analogia es falsa —zque clase de laboratorio es ése en el que no se puede ‘manipular ninguno de los parmetros?—, sino porque conduce la creencia de que los datos procedentes de los estadios.etnograficos son més puros 0 més importantes ‘Oms slides 0 menos condicionados (Ia palabra preferida es “elementales") que los datos derivados de otra clases de indagaciGn social. La gran variacin natural de las formas oulturales es, desde luego el gran (y frustrante) recurso de la antropologta, pe- +o también es el terreno de su més profundo dilema teGrico: ,o6mo puede conciliarse ‘semejante variacién con la unidad biol6gica del género humano? Pero no se trata, ni siquiera metaféricamente, de una variaciGn experimental porque el contexto en que se da varfa junto con ella, de manera que no es posible (aunque hay quienes lo inten- tan) aislar fay de a x y asignarles una funciGn propia. Los famosos estudios que pretenden mostrar que el complejo de Edipo era al re- ‘és entre los naturales de la islas Trobriand, que los oles sexuales estaban inverti- os entre Jos ctambuli y que los indios pueblo carecian de agresién (todos ellos eran ran caractarfstcamente negativos, "pero no en el sur”) no Son, cualquiera que sea su validea empirica,hipétesis “cieatificamente demostradas y aprobadas". Son interpre- tacfones o malas intepretaciones a las cuales se lleg6, como en otras interpretacio- nes de la misma manera y que son tan poco concluyentes como otras intxpretacio- nes, de suerte que el intento de asignaries la autoridad de experimentacién fisica no ¢ sino un malabarismo metodolégico. Los hallazgos etnogrAficas no son privilegia- os, son slo particulares. Considerarlos algo ms (0 algo menos) los deforma y de- forma sus implicaciones, que para la teora social son mucho més profundas que la mera primitividad. (tra particularidad es ésta: la azn de que protijas descripciones de remotasin- ccursiones para robar ovejas(y un etndgrafo realmente bueno hasta legaria a determi nar qué clase de ovejas eran) tengan importancia general es lade que dichas descrip- ciones presentan al espritu sociol6gico material concreto con que alimentarse. Lo {importante de las conclusiones del antropslogo es su complejo caréctr especifico y

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