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ALFAGUARA LITERATURAS “En El naranjo, se retinen mis mas inmediatos placeres sensuales — miro, toco, pelo, muerdo, trago — pero también la sensacién més antigua: mi madre, las nodrizas, las tetas, la esfera, el mundo, el huevo...”. En este libro, Carlos Fuentes juega con diversos mitos —el conquistador conquistado, la’atemporalidad de la historia— y recorre las obsesiones tfpicas de su literatura. El arbol del naranjo, asi, no sdlo es el hilo conductor de los cinco relatos o novelas breves que conforman este volumen, sino una sintesis de la obra de Fuentes y, al mismo tiempo, el libro con el que se cierra el ciclo narrativo que él ha llamado “La edad del tiempo”. El naranjo es la cifra de la fertilidad, del mestizaje y de la nueva vida en otras tierras; representa el recuerdo de los pechos maternos, de la redondez de la tierra, y a partir de hechos hist6ricos concretos (como el cerco de Numancia o la Conquista de México), de la condicién circular del tiempo. MIM - Carlos Fuentes EI naranjo, PBC reran mu mststtie Yih : 2 (Carlo Fuentes ni en 1928 Debido aloe diferems ugos que ra padre ocapb onal eovisio Giplomitica exterior meniceno, pia parte deen infania en lilerences pes como Esados ‘Unidos, Argentina y Chie CConsiderado como uno de los principle exponenser dole rarraiva mesean contemporé- ea, Foentes ene una vista obra qe abacea deve nove como Laregion mas vanparene (1958) La mace de Artemio ‘Cone (1962), Cambio de piel (0967, Zone Sagrada (19675, Terra Note (1975), La cubeas de hina (978), Gringo Vijo (985), y Cris Nonzto (1987) busta bros de evens coma Canter de Ciegs (1564), sions cnemarogriios, erste deans y ensayo, came El peo entra (1952). Cox Et mara ols creas del nego se irae cielo marativo que dh denominado Lcedad dal empa, El naranjo, 0 10s circulos del tiempo LA OBRA NARRATIVA DE CARLOS FUENTES Laedad del tempo vw x xt xa xy EL MAL Det TIEAPO, Yu 2 Gumpleshos 2) Vea farsi leona ‘TERRA NOSTRA (Tiempo de Fundaciones) EL TIEMPO ROMANTIC 1) Leaman 2 La pov mera 23) H bate del Centenario [EL TIEMPO DEL REVOLICIONARO 1) Gongo wei 2) lana es Chicameea {LA REGION MAS TRANSPARENTE ‘La MUERTE DE ARTEMIO CRUZ 10S AROS COW LALIRA DIAZ. [DS EDUCAGIONES 1) Lae bens concincias 2 oe sagrada 10 DIAS FNMASCARADOS 1 lew day enmancandoe 2) Cara ce egos 3) Agua quem 4) Constanin 5) ta feomtera e ers EL mEweO PoLinico 1) Laeabeza oe i drt 2) Asien del gua 23) Heamino de Texas ‘Casto De PEL (CRISTONAL NONATO EL TIENPO ACTUAL 1) Cronk: dat queries y e sesao 2) Cronk de nace rset 2 Grincs de una vita de nuewto tempo [BL NARANIO, © LOS CIRCULOS DEL TEMFO Carlos Fuentes El naranjo, 0 los circulos del dempo AUEAQIARA LITERATURAS ELNARANIO, (01.05 GIRCULOS DEL TIEMPO 11995, Carts Fucnss Drea otal (© Um, Aple, Aes Taras, Alagus 5A de CV. ‘Ae Unidad 29, Cal dl Valle Mécie,03109,D8. “elon 685965 + Bare Salas SA (ROU) ‘onlever ipa 248, 83 Morterideo + Reali Alten Tour Allguan SA. Beta 340, 57. ac Nice + ine Senda trea N09, Pee 12-Bogoek 1 Apu Chins de Eicon Lad, Price Vadiia 2S ago 4 Sunllna SA, Aids Se Felipe 31 Ln 1 Eloi Sale a. “seme > y 6 nara Ctra 106, Cres Primera binned ob 1993 Primera impr: aye de 17) Seguode inp jlode 93 TON 1-28 Disses Propet de mie Sose © Cables Canoe Aguine Inpre ee Misco “Toles err psionic ‘compen ean ‘frac et gama penenmenin semen Facyanin croc, oe, shctosnn pons Deseret pts pi, poretiedlesdh fndice as dos Numancias Apolo y las putas Las dos Américas a us 165 27 Las dos orillas, A Juan Goyisofo ome es plantas se ta, tal de as as td fa ‘realatied. ‘nce Op, imo tant int apr ‘groen Pasa, Pender. 10 ‘Yo wi todo est La caida de la gran cluded azteca, en medio del rumor de atabales, el choque de! cero contra el-pedemal y el fuego de los eatones casellenos: Viel agua quemada de la laguna sobre la cual se asent6 esta Gran Tenochtitlan, dos veces mis sande que Condoba. ‘Cayeron os templos, las insignias, 1s tofeos CCayeron los mismisimos doses. Ya da siguiente dela erro, con las pica de los templos indios, comen- amos 2 edifcar las iglesias crstanas, Quien stent carosidad 0 sea topo, enconiurt en la base de las columnas de la eatedral de Mésico la divises magicas del Dios dela Noche, elespeioumeante de Tezcatipoea ‘into dora as nuevas mansiones de nuesr ii Dios, coastuidas wobre las runas de no uno, sino mil doses? Acaso tanto como el nombre de sos: Luv, Aaa, Viento, Fuego, Basic. Enrealdad, rolost. Youeabo demon debubas. Unamuerteatroz,dolorsa, sn remedio. Un amilete de plagas que me regalaron mis propios hermanos indige- nas,acambiode les malesque losesparoleslstrajimos atcllos. Me maravilla ver de la neche & la mafia, eta ciudad de México poblada de rostras carcaratados, 2 smarcados por la viruela, tan devastados como las calza- das dela cudad conquistada. Se agit, hirvient, el agua de la laguna; los muros han contraido una lepra incurs ble; log rostros han perdido para siempre su belleza ‘oscura, su perfil perfecto: Europa le ha arafado para siempre el rostraa este Nuevo Mundo que, bien visto, es ns viejo que el europeo. Aunque desde esta perspec tuva olimpica que me da la muere, en verdad veo todo Jo que ha courrido como el encventro de dos viejos ‘muncios, ambos milenarios, pues las piedras que aqui hhemas encontrado son tan antiguas como las del Egipto yel destino de tedos los imperios ya esaba escrito, para siempre, en Jos muros del festin de Baltasar. Lo he visto todo, Quisera contarlo todo, Pero ‘mis apericiones en la historia estén severamente limita- dasa lo que de mise dio. Gincuenta y ocho veces soy ‘mencionado por el cronista Bernal Diaz del Casllo en ‘su Historia Verdaclera de la Conquista de la Nueva Espa: a, Lo Gkimo que se sabe de mfes que ya estaba muer- to cuando Hemiin Cortés, nuesuo capita, sais en su ‘desvennurada expediciOn a Honduras en octubre de 1524 ‘Asi lo deseribe el cronista y pronto se olvida de mi Reapare7co, es certo, en el desfie final de los fartasmas, cuando Bemal Diaz enumera el destino de Jos companeros de Ia Conquista El escritor posce una ‘memoria procigiosa; recuerda todos los nombres, no se le olvida un solo caballo, ni quien lo montaba, Quizds no tiene ofra casa sino el recuerdo con el cual salvarse, ‘@lmismo, de muerte. Ode algo peor la desihision y Ja uisteza. No nos engafiemos; nadie sali ileso de estas ‘empresas de descubriméento y conquista, ni les venc- dos, que vieron fa destruccion de su mundo, ni los vencedores, que jamds alcenaaron la sasfaccion total de sus ambiciones, antes sufieron injusticis y desen- B ‘antes singin. Ambos debieon cnstnirun nuevo mundo 2 partir de la dercta compara. Esto los yo pone yA me maxi noo sabia muy bien el coisa de Medina del Campo al escribirsu fabulosa histo, y de all que Je sobre memoria, pero le falteimaginacén, No fala en su lisa un solo companero de la Conquista: Pero Ia inmensa mayeria son despachados con un lacénico epitafi: *Murié de su muerte". Unos cuantos, es cen, se disinguen porque mutieon “en poder de indies, 10s més ineresantes son los que tu- vieron un destino singular y, cas siempre, violent. la gloria yn abyeccin, debo afar, son inal mente notorias en estas andaazas de la Conquista. A Pedo Escudero y a Juan Cermetio, Conés los mand6 ahorear porque intertaron escaparse con un navio a Cuba; mientms que a su piloo, Gonzalo de Umbra, sélo le mands cortar los dedos dele piesy asi, ocho ¥ ted, el ta Umbria aio el valor de presentarse ante eleva quejase, chteniendo renas en oy pueblos de Indios. Conts debio arepentrs de no haber ahorca- do también: Ved asi, lectores, auditores, penitentes, 0 fo que seis al acercaros a mi tumba, cémo s¢ toman decisiones cuando tempo urge y la historia rige Siempre pudo ocurir exicamente Jo contac de lo ve la eénica consigna. Siemore, ‘Adler, es para deciros que en ests erapresa de todo hbo, desde el delete personal de un flan Moron que era gran misico, un Porras muy bermejo y que era fran cantor, oon Oni, gran taedar de vihuclay que enseftaba a dancar, hata las despracias de un Enrique, tural dePalencia, que se ahiogé de cansado ydel peso de ks amas y del calor que le daban. Huy destinos contastados; a Alfonso de Grado, sme o case Conés mada menos que con dona Kabel his 4 cel emperadot azteca Mocezums en cambio, un tal ‘Xudrez dicho Fl Viejo, aba matando a su mujer eon. ‘una picdra de moler maiz. (Quien gana, quién pierde en ‘une guerra de conquist? Juan Sedefo lleg6 con formana —navio propio, nada mens; on una yegua yun negro ara servile, ocinos y pan cazabe en abundancia y aqui hizo més) —Un tal Burguillos, en cambio, ve hizo de riqueras y buenos indios, lo dej6 todo para ire de franciscano. Pero la mayor parte regres6 de la Conquista 0 se quedo en México sin ahorrar un maravedi Kusnto monta, pues, un destino ms, el mio, en medio de exa parada'de glorias y miserias? Solo diré que, en eso de los cestinos, yo creo que el mas sabio de todos nosotras fue el lamado Solis "Tras-de-la-Puer- 1a", qulen se li pasaba en su casa dts de la puerta vyiendo a Jos demds pasar por la calle, sin entrometerse Y¥ sin ser entromeido, Ahor creo que en la muerte todos estamos, como Soli, tas de la puerta, viendo pasar sin ser vistos,yleyendo lo que de uno se dice en as ex6aicas de los sobrevivientes. Sobre, entonces,éstz esl consignacién final “Bash otro soclado que se desia Jeronimo de Aguilar te Agullae pogo nesta cueria porque foe el gue hallamics en ia Punta de Catoche, que estaba en poder ends fue mses lng Mur6 tld de bbas’ "Tengo muchas impresiones finsles de le gran ‘empresa de la conquista de Mexico, en la que menos de seiscientos esforzidos espatioles somtims a un impe- lo nueve veces mayor que Bspaiia en terior, y tres veces mayor en poblaci6n. Para no hablar de las fab» losas iguezas que agut hallamos y que, enviadas a Fd (Cd y Sevilla, hieron a fortuna no solo de las Espaiias, sino de la Europa entera, por los siglos de las siglos, hasta el dia de hoy. Yo, Jeronimo de Aguilar, veo al Mundo Nuevo antes de cerrar para siempre los ojos y lo limo que ‘iro €s la costa de Veracruz y los navies que zarpart lHenas del tescro mexicano, guiacos por el mis seguro dle los eompases: un sol de oro y una luna de plata, suspendidos ambos, al mismo tlempo, sobre un ciclo azul negro y tormentoso en las altura, pero ensangren- ‘ado; apenas toct la superficie de las aguas. Me quiero despedir cel mundo conesta imagen el poder y a riqueza bien plantada en el fondo de la mirada; cinco navies bien abaswecides, gran ntimero de soldados y muchos cabaliosy tras y escopetasy balles- ‘as, ytodo género de armas, cargadas hasta los stiles yylastrados hasta las bedegas: cchenta mil pesos en oro yy plat, joyas si fin, y hs recmaras enserss de Mocte- ‘zuma y Guatemuz, los tltimos reyes mexicanos. Limpia opericion de conquista,justificada por el tesoro que un esforzado capitin al servicio de la Corona envia a Su Majestad, el rey Caos. Pero mis ojos no llegan a cesrarse en paz, pen -sando ante todo en la abundancia de provecciGn, armas, hombres ycaballos, que acompané de regreso-a Espana 1 010 y la plats de México, en contraste cruel con la insegurided de los escasos recursos y bajo aiimezo con que Cortés y sus hombres llegaron desde Cuba en la hhora primeriza de una incierta esta. Mad, sin embar- gp, lo que son las irons de la historia Quitiones, capitin de la guardia de Cortés, en- viado a proweger el wsoro, cruzé la Bahama pero se replat éxito la excepcion que la confirma... Triste el 1 pais que cree merecer Ia felicidad del éxito. Ape leceién de Polibio. Divi al eféreto en siete partes y puse un co- mandente a la cabera de cxca division. A todos Jes adverti que no se moviesen de su puesto sin ordenes previas, Castigaria el abandono con la muere. El primer objetivo de esios fuertes era impedir ‘que nadie saliese nunca mas de Numancia. Cualguier sala seri indicada, de dia, por una bandera soja en 1h punta de una lanza, De noche, por fuegns. De este ‘modo, todos estarian advenidos del peligro y cerrarian filas para impedir el paso de un solo numantino, La primera vea que esuve en Numancia, duran tela campata del desventurado Liculo, observe que sus habitantes wsaban el rio Duero para llevar y aer pro- visiones y hombres, Los numantinos eran habiles para dar debajo del ayus sin ser vistos © incluso sabian cemplear embarcaciones ligerss impulsadas por velas bedientes a un viento fuerte. Era imposible construc un puente entre las dos ceria, £] Duero era demasiado ancho, demasiado nix pido, Renuneié al puente. En vez, mandé consttlr dos tomes ea ofilas opuestas del flumen, ¥ en cada torre, ‘mance amarrar grandes troncos sobre el rio, sujetos 2 la fortificacién con cuerdas recias pero flojas. Estos twoncos los sembré de navajas y puntas de lanza, coo- vindéndolos en esizos de madera, intecables, pues la ‘mano hua. del contacto con ese artefueto punzoconante, os ertzacios roneas estaban en movimiento continuo pot la fuctes de lz comiente. Era imposible pasar de- bajo, encima, 0 al ado de ellos. Que nadie pueda salir o entrar nadie, saber que ocurte adentro.o afuera de Numancia, (Ni siquier2, yo marae?) 143 Coroné mi estrategia rodeando a la ciudad de fosas y empalizadas, Bste cerco se cio estrictament=al Perimetro dela ciudad, que era de veinticuatro esadios, “Tuve entonces Ia idea que decidié La suerte de Numancia, Alrededor de Jas murallas de la ciudad, dejé un espacio libre que duplicaa el drea de Ia ciudad y su perimetto. Este segundo campo lo cer, a su ve2, de ‘murallas de ocho pies de ancho y diez pies de alto, Esablect de esta manera un campo de batalla posible, en el que las dos fuerzas, en caso de encontrat- ‘librarian una guerra stiada, a su vez, por la segunda serie de tomes y trincheras. Ps decir: habia ahora dos ‘Numanclas. 1a ciudad amurallada de les celtberos. ¥ la segunda ciudad, el espacio desiero que la duplicaba, rodeaco de mis propias fontficaviones, blo entonces inst las maquinas de guerra. Las atapulas, ls filas de arqueros y pedrerosyy los monto- res de dards, piedris y Jabalinas en los parapetos. Lego Yugura, el sobrino del rey Masinisa, « ‘unirse a nosottes con su obsesiva aportacion afticana: ez clefantes, Le agradec el gesto, pero tem una repe- ticide del desastre de Ascii en su lucha contra mi abveloel primer Fscipién. Ls inventéotres hgares, tam ign hipotéticos, adonde llevar a sus paquidenmos para impresionar ala poblaciGn, potenclalmente rebelde, de Espana. Manchas, escorles, campos alambrados, le in- vventé a Yuguna ¥ sus elefantes en terras de arévacos, cirperes y pelendenes. Creo que las siguen buscando, Dicen que los eefantes no olvidan, pero primeso tienen (querecondar algo. Perdides en Espa, los nueve elefane esde Yuguna ata debea umbulat, nomadas gigantesces ‘en busea ce fortalezas ivisiblesy campos de expels. Ua solo elefanre guardé para mi, para no parecer dex cconés, para tenerlo en reserva frente a Numancia. 16 (Quizts debido a esta brome fantistica, Yugurta egrex6 eneabronado a Aftica y se rebel6 contra Roma, inwentando lierar a su Numidia nativa de ‘la corrupeién politica romana’, Pero ésa es otra novela) Por el insta, desde to alto del parapeto, deado de arqueros y pederos, con los elefantes 2 mis, cespaldas y e! ecto romano despleyado entre las sicte tories que rodeaban Numancia, me sent satisfecho. Me acompaiaban Polio el historador, los eronistas y el poeta Lucilio, los ingenieros y mapadores, mis quinien- tos amigos y yo mismo, vestido no como guerrero ¥ patriclo romano, sine como simple comandante ibérieo, ‘con la nica ce lana, e} sagumm, un sencilla capote ama rrado al hombro. ‘Mas para signifcar mi duelo por los anteriores desasies de Roma frente a Numancia, escogi un capote ‘negro y ordené a toda la tropa eubritse, también, con rantos negros. Termine aquf Ia ignominis. Burgue- mos ef luto de nuestras cemrotas, Sabitamente, en el momento final de los preps ritivos, todos esios signas se juntaron en mi, offecién- ‘dome tna visi6n duplicada del mundo. Qué cosa habia yo hecho aqui? Sélo en el minuto anterior a inicio del sitio, en el meridiano de mi mente, cai en la cuenta, ‘Ante mi mirada se hacinaba Numancia, la ciudad inconquistada, alrededor de Numancia, yo habia cons- tmido el doble purumente espacial de Numancia, la reproducesén de su perimewo, un mievo espacio exee- tamente mesurable con el de su modelo. Ahora miraba, cen el tereno duplicado, el fantasma vacio, sin emp, de la ciudacl. ;Cudl era, en esta Numancia asf dividida, ‘el alma de la ciudad; cudl su cuerpo? (Mi vies angustia se apoders de mi. 2ra el es- ppacio vacfo el fnima invisible de Numancia? 2Era la 15 ciudad verificable, su cuerpo material? © sucedia exac- tamence [o conus? {Un espejsmo la cludad real, s6lo real, ompéreo, el espacio nventado para dar cabi- 68.4 o1ra ciudad idénrics? Quise, en ese momento cumbre, aturdido por i propio pensamiento, arrancarne la tankca negra ‘ofrecer mi propio cuerpo desnudo en suctifcio por Roma y Numancia, por las batllas perdidas del pasado y por tas banlas viruales, perdidas 0 ganaclas, del porveni. Cemté los 008 pare impedir que la dplicacton de Numancia, obra mia, se conviniese en division per ‘manente, insopocable, mortal, del cuerpo y el alroa de ‘Comelio Escipién Emiliano, el ufo abandonado ye hijo adoptado, el hombre de accion yl esteta, ia abslica juventad y la madurez entrgica: Escipi6n, yo, el mate- fialista amante de lis cosas concrets y Escipion, tam- bign yo, el paurcinador del circulo intelectual mas es- pirtual de la repdblica... Bl amante de la guerra. HL rmarido del verbo, —yPor qué no fui un sola cosa, fellz 0 intel, pero indivisa; hijo quetido, epicireo y guerer0; 0 hijo centenado, estolco y extent ‘Las navalas plantadas en el ro me cortaban fina, ‘quelmente, mientras me daba cuenta que yo habia ve- nido hasta aqui,no a sitar Numancia, sino a ax misma; ‘toa vencer a Numancia, sino s duplicada, Me reprodu- cia 4 mi mismo me sitaba, Libro el paso al sofoco de mis pulmones, alt ceguera de mi mirada, al ahogo de mi garganta y a rrumbido de aves agoreras que se estrellan en mis tin- anos como las 4guiles conta la sierra durante la cam- pana de inviemo de Escipién mi abuela. Oli, tambien, Ja peste de todos los cadéveres de todas las guezas. Imagin€ en cse momento el destino de Numancia y le M6 pregumté por qué se me obligabsa, al final de este capi- tule de nuestza historia, a hacer todo esto. Yo conocia todas las tetas ibéricas; ellos conocfan todas las ticticas ‘romanas. Ya no podiamos sorprendemos los unos a los ‘otros, La politics estaba exhausta. No me defaron més ‘armas que la disciplina primero y la muerte después, Esto yo ya lo sabia, Simplemente, quise revestir la ftalidad de belleza. La belleza serfa el asombo final de ls politica y a guerm exhaustas. Todo lo predispuse (ahor: me di cuenta) para que sobre la sangre y la pledra, sobre el alma y el cuerpo, flotase al cabo un aura de hemosurs a pesar de la muerte. La madera erizads de navajis, El elército vestido de Juto. Rojas banderas de dia, Blancos incendios de noche, Las plue ‘mas oscuras ce ls dguilas muertas tachoneando lanieve. ‘YNumancia duplicada, Numancia representada, Numan- a convenida en Epica cantada, represeatindase a sisma gracias a los espacios y las cosas que yo puse tun dia a disposicion de Ia historia. {Como convert la representacion en historia y la historia en representaciée? ‘Miro mi propia respuesta: La Numancia desicrta representa la Numancia habitada. ¥ viceversa, Mis dos rmitades, cxerpo y alma, no siben entonces sl separasse ‘ara siempre 0 Unigse en un célido abrazo de reconci- Jiacion, Busco con angustia un simbolo que me permits Jhermanar mis dos mitades. La rifaga de! tiempo sellleva, lejos de mf el Insante preciso. He tenido que luchar contra la historia que me precedi6, fatal y exhausta. He ‘querido converts mi experiencia en destino. Los dioses no melo perdonarin, He queride usurpar sus funciones como le usurpo a Numancia su imagen duplicada, Doy la orden de ataque. Yo, Comelio Escipién Emiliano, dupicado también, representindome a mi cd ‘mismo gracias a los espacios y 2 las cosas que puse & disposici6n de Ia historia: yo doy la orden de ataque, ell st implacable, indivist, para disfrazar ml propia di visi6n, ELLOS pensaron que si se iban de Numancia, sb sulian-a pelear, nunca represarian. Las mujeres serfan violadas por los romanos, los nifos esclavizados y las casas demumbadas por manos extrafas. 2No habia in- cendizdo este mismo general a gran Cartago? Mejor resist. Mejor perecer. Que tiunfe el sitio, Ellos mismos le aréneltriunfora Escipién, Sin ellos sin su resistencia, el cerco serfs cireo: una charad contra la nada, Gracias «ellos, 2scipi6n Enliano encontrari su propio destino: serd:el_vencedor de Numancia. Ninguna gloda habe merecido la victoria romana sin Ja resistencia de Numancia: Elos son los aliados de a fortuna: ka disigen, con sus lagrimas, con su hambre, con su muene. Blo, Jos hombres de Numancia USTEDES saben cémo teminé esta historia y yo, Polibio, que estuve ali lo cuentoahora, pues munca Jo dejé escrito por respeto al suiimlento de mi amigo ‘el general Cometio Escipién Emiliano. Eseribila historia, de las guemas panicas y de le expansién romana en el Mediterrineo. Pero me abstuve de narrar lo que vien Numancia acompaando a mi discipulo y amigo el jo- yen Escipion. A la posteridad le hice creer que mis papeles se abian perdido, Del joven EscipiGn solo doy ‘cuenta part exalzar sus vimudes y nuestra amistad: ge- ‘neroso, probo, disciplinado y digno de sus antepasados. No conté nada de Numancia porque la verdad les que, coreada la ciudad y aisles eaca vex més los ‘numantinos gracias ala severidad cel sito impuesto per 48 -Escipion,s6lo pudiines saber lo que puso dentro de sus nucallas cuando todo termind. Yo me arrogue, sin em argo, la tentatva de imaginar lo que tba ocuriendo para contirselo, a titulo de ficci6n, 2 mi amigo, pero también discipulo, el general Escipion. Creo que, de ots manera, él hubiera enloquecido, Nadie sali6 ya de Numancia, salvo un valiente ‘que se atrevié, un dia, a pisar ese terreno creado por Escipién, Espacio doble, si, vedado, para la batalla que jams tavo lugac, En noche de nicbla este Retrogenes, ‘elnumaniino mis vallente, cru26 el espacio prohibido acompaniado de doce hombres y una escala plegadliza, Mataron a nuestros guardias salieron a pedir ayuda & Jas otras chudades ibéricas, Nadie se la dio. Todos tenan sledo de Escipion. Jas ochocientas manos cortadas en uta todavia no eran polvo. Los mufiones de euatro- dlentos muchachos atin no cicatrizaban. Retrogenes, pundonoroso, regres6 a dar noticia de su fricaso a Numancia. Claro estd: no cruzi por segunda vez ¢l perimetco imaginario de la ciudad. Fue el tnico rumantino muerto en el espacio de la batalla invisible. (Otra vez, un embajador numantino slio a pedir la par. Nada hemos hecho de melo —le dijo a Escipiin—. S6lo luchamos por la libertad de muestra pata Excipion exigi6 la rendicion incondlicional y fa entrega de la plaza. —Es0 no es la paz, sino la humillacion —res- pondis elde Numancia—. Nos daremos el derecho de entrar a destrismos y tomar a nuestras mujeres. Yo le digo al general: Los graneros deben cesar exhaustos. No hay pan, ni rebaios, ni pasto. Qué comers? vg. ‘Ocho meses dura el sitio de Numancia, Los primeros :umantinos se rinden, Salen de las ‘murellas como fantasmas: Por primera vez, el Gnico, ‘lefante de Yugurta que queds, alza la irompa chillando homendamente. Pero también ladran los perros, rein chun los cabollosy graznan los patos. Reconocen aottos animales, Los cabellos largos, la pie! devorada por las plagas, las cabelleras hasia kx cinturs. Muchos de ellos cen evatro patas. Escipion se niega a datle batalla a las eras Serial hacia el ciclo: dos Sguilas combaten allien marcial rodeo, Olas fétido. Uas largas embarradas de cexcremento. Esipién escoge a cincventa numantinos para levarlos a su taunfo en Roma. los dems los vende, Arrasa a la ciudad. —as grandes calamidades —le digo— son el fundamenco de la gran glosia —Mierda— dice ¢l NOSOTRAS les mujeres de Numancia siempre supimos que nuestros hombres estaban dispuestos a ‘morir por nosotnas y nuestros hijos. Pero ignordbamos hasta qué grado nosotzus esilbamos también, dispuestas a morir por ellos. Ocho meses dur6 el sitio. Pronto se agotaron el geano, la came y el vino. Empezamos @ lamer cueros hervides, luego 2 comertos. Seguimos con los caddveres de muerte natural, Vornitamos: la came cenferma nos clo nauseas, Tememos: exéndo empez remos a comemos a las mis débiles? Un viejo nos da tuna leecion, Se suicda en la plaza pablica para que lo ‘comamos sin tener que mataro, Pero su carne 5 co ‘eos, magea, instil, Los ninos necesiian leche. Fs lo ‘nico que no fala: nuestras ubres son prédigas. Pero si nnosouras mismas no comemas, pronto no habré leche ‘para los nits. Escucharvos de noche el crairde aves 150 ‘wos propios huesos, que se empiezan a quebrar por dentro, como i su hugar de entierto fuese muestra pro- pia came, No bay espejos en Numancia, Pero vemos ‘nnestras caras en las de los demés. Son caras comrodas, ddevoradas porelfitoy el escorbuto. Como si el tiempo. avanzara devoréndomos, poco a poco gastando micstras, cencias, nuestros dientes, nuesiras cojas y muestos p= pados. Todo se nos va yendo, :Qué nos queda? Un 4érbol exraniocn el centro de a plaza: Hace tempo paso or aqui un visero anepentido, genovés por méssenas, © hizo alarde de plantar unas seauillss ene! centro de {a plaza. Dijo que el tempo era lento y las distancias grandes en ef mundo en que viviemos. Habia que sem: brary esperar a que el érbol creciera y diera sus fnitos dentro de cinco aos. Nos dijo que no nos preocupé- ramos por el fifo. Lo mejor que le podia pasar a este 4rbol era que le cayera una helada de ver en cuando. Em.un drbol que dormia durante el inviemo, No le dafia el fifo, Florece da sus futos en peimavera, Termina su crecimiento anval en el etofioy vuelve a dommitaren el inviemo, Como son sus fnutos? Idénticas al sol color de sol, redondos como el sol. el recuerdo de esas pale brasnonos consolaba. fste era el timo invierno antes de que el arbo!, después de cinco, diese sus frutos. eAguantarlamos hasta la primaverd?No o podiamas saber, El tiempo —decimos nosocras —se ha hecho visible en ‘Numancia, Sus estragos son visibles en cesta. piel samosa, los callos y los hongos de nests sexos: Bs ‘carbamos nuestros anos infitiimente para saber si queda una costa de excremento para comer. Mocos, gatas ‘Todo sir. La tiera no nos abandona, Estamos planta dos en ella. Nuestros ojos nos dicen que los graneros esti exhaustos. Nuestras narices han dejado de oler el pan; lo han olvidladlo, Nuestras manos ya no tecan pasto, lh. 151 si muestos cidos oyen al ganado. Yel tbo) del genovés sto dard sus fats redonsos y dorados el verano en tran, Pero las plantas de nuestros pies nos dicen que Jeera no nosabandona. EL mundo st Perolatiena no. las mujeres de Numancia dstinguimos entre l mundo ‘ylatiera. Nos estamas comiendo los hombres quese Imatan por nosotas para que podames comers. Les hombres que quedan vivos ian de door: porla muerte dde sus hermanos, por el horror de nueste. hambre. NNosotras es hablamos. Al hablais, les recordamos que tno hemes perdido la palabra. Laie la palabra Esto nos sostiene, Los cterpos que devoramos junto con !nuesos hijo son tiewa y palabra tansfomnados. los ro lo entienden. Esti cispuescos a moris por nosotas YY muestos ios, pero creen que todos extamos murign- donas y no quedari nada vivo, Nosotras no. Vemos sesapareces el mundo, pero era no; n0 la palabra. odes loramos ia desaparcién de nuestra ciudad, Pero celebramos in vida perdurable de In olla. de bar la vasja de metal, la mascara flinebre. Cabeza metiica de camer, toro de picdra, se ese nico ganado que nos queda, Umas vacas, odtes de polvo, éxteesel panyel vino que dejamos. Nosotaslorames ls desupariin de 1h ciudad. Nosomras zceptamos que el mundo muera Pero nosotrs tambien esperames que el tiempo trunfe sobre Ja muerte gracias al vento la hz las esaciones percumbles. No veremos los ftos de exe stbol. Pera Jos veri Is luz, las estaciones y viento. EL mundo rere. La era se transforma, Por que? Porque noso- teas lo decimos. Porque no perdemos l palabra, Se la hheredamos aa luz, e viento y Ios estsctones, Elmundo nos revel6,Laierra. nos ocult6. Volvimosa ella, Desapa- recimos del mundo, Regresimas ala tena, De alli sl- ddremos a espantar. 152 [EITA vio slr de Numancia a los tikimos hom bres mudos, barbados, sucios; a las Gltimas mujeres cespantidas; a los dios nitos emaciados, Se indieron porque perdieron la palabra. Se les olvid6 hablar; se rindieron, Hla, con su hijo mueno en brazos, se acerc al eséil drbol sepultado en lo hondo del invierno. En vvano esperaron la promesa del fruto. Mali drbol, fruto est, lla se abre de piemas y grits con su hijo cen Los brazos. Ela deja caer sobre el macoral esti la ‘ent sangre de su vagina, el fito de su viente, la masa ‘ameda y roja de su menstuacién. ‘7% te preguntas si todo en el universo ene un

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