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Este Evangelio fue escrito hacia finales del primer siglo. En ese tiempo, la mayoría de la
iglesia se componía de cristianos que no habían presenciado a Cristo en carne y hueso.
Esta historia les conecta a ellos (y a nosotros) con Cristo, que aún hoy es revelado a
través de la lectura y la interpretación de escritura (v. 27), y la Cena del Señor (v. 30-
31).
Esta historia incorpora un alto nivel de lenguaje litúrgico, incluyendo “tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió, y se lo dio” (v. 30); “Es verdad: El Señor Ha
resucitado” (v. 34); y “al partir el pan” (v. 35). El Cristo resucitado es revelado al
contar la historia, al interpretar la escritura, y al partir el pan.
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1ra. Reflexión. LUCAS 24:13-16.
“El mismo día” (v. 13). “El mismo día” se refiere al “primer día de la semana”
(en v. 1). Ésta es la tarde de la Pascua – solo horas después de que Jesús resucitara de
su muerte.
“Dos de ellos iban el mismo día a una aldea que estaba de Jerusalén que está a
unos 12-Kilómetros (otras traducciones hablan de sesenta estadios), llamada
Emaús” (v. 13).
“Dos de ellos” se refiere a “los once y todos los demás” (v. 9). Cleofás nunca es
mencionado en ninguna lista de apóstoles, entonces, estos dos están entre “los demás”
en vez de estar entre los once apóstoles. Algunos estudios sugieren que son marido y
mujer, en parte, porque ambos ofrecen su hospitalidad (como lo harían un marido y su
mujer) y porque además el Evangelio narra que María, la esposa de Cleofás, se
encontraba también al pie de la cruz (Juan 19, 25) y probablemente ya regresaba con
su esposo a su hogar en Emaús. Sabemos poco de Emaús, que estaba a 60 estadios (7
millas o 12 kilómetros – una estadios equivale a 607 pies o 184 metros), de Jerusalén.
Todas las apariciones de la resurrección de Jesús toman lugar cerca de Jerusalén.
La historia no nos dice por qué los viajeros van a Emaús, aunque su hospitalidad con
Jesús – invitándole a quedarse con ellos – hace probable que Emaús sea su hogar.
“Emaús es a donde vamos, a donde fueron éstos, para tratar de olvidar a Jesús
y el gran fracaso de su vida”. El hogar proporciona ese tipo de refugio.
Preguntas: ¿Alguna vez te han decepcionado? ¿Alguna vez le has pedido algo a
DIOS y al no ver o escuchar la respuesta que esperabas, te has enojado con
DIOS y te has sentido decepcionado?
Muchas veces, al sentirnos llenos de dolor y decepción es cuando le damos entrada a los
frutos de la carne descritos por el Apóstol San Pablo a los Gálatas 5, 19-21:
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“Es fácil reconocer lo que proviene de la carne: libertad sexual, impurezas,
desvergüenzas; culto a los ídolos y magia; odios, ira y violencia; celos, furores,
ambiciones, divisiones, sectarismo y envidias; borracheras, orgías y cosas
semejantes. Les he dicho, y se lo repito: los que hacen tales cosas no
heredarán el Reino de Dios.”
Santo Tomás Moro decía: “Nada de lo que nos ocurre, por malo que nos parezca,
ocurre sin que antes DIOS lo haya permitido, y si DIOS lo ha permitido es
porque era lo mejor”
La Palabra de DIOS no dice: Romanos 8, 28: “También sabemos que DIOS dispone
todas las cosas para bien de los que lo aman, a quienes Él ha escogido y
llamado”.
Pidámosle pues a Jesús que venga a nuestro encuentro, sobre todo cuando
vayamos caminando tristes y desanimados, para podamos ver todo a través de
SUS OJOS,… EN SU TIEMPO y EN SUS MANOS, sin olvidarnos que “todo sucede
para nuestro propio bien”.
[17] Él les dijo: « ¿De qué van discutiendo por el camino? » Se detuvieron, y
parecían muy desanimados. [18] Uno de ellos, llamado Cleofás, le contestó:
“¿Cómo? ¿Eres tú el único peregrino en Jerusalén que no está enterado de lo
que ha pasado aquí estos días?” [19] « ¿Qué pasó? », les preguntó. Le
contestaron: “¡Todo el asunto de Jesús Nazareno!
Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por todo el
pueblo. [20] Pero nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes renegaron de él,
lo hicieron condenar a muerte y clavar en la cruz. [21] Nosotros pensábamos
que Él sería el que debía libertar a Israel. Pero todo está hecho, y ya van dos
días que sucedieron estas cosas.
[22] En realidad, algunas mujeres de nuestro grupo nos han inquietado, [23]
pues fueron muy de mañana al sepulcro y, al no hallar su cuerpo, volvieron
hablando de una aparición de ángeles que decían que estaba vivo. [24] Algunos
de los nuestros fueron al sepulcro y hallaron todo tal como habían dicho las
mujeres, pero a él no lo vieron”.
“Y respondiendo el uno, que se llamaba Cleofás, le dijo…” (v. 18). Ésta es la única
mención de Cleofás en el Nuevo Testamento. Este pasaje está lleno de ironía. Cleofás
presume que Jesús es: “¿Eres Tú el único peregrino en Jerusalén, y no has sabido las
cosas que en ella han acontecido estos días?” (v. 18) cuando, el hecho es que, Jesús es
la única persona que verdaderamente comprende esos hechos. El mismo Cleofás
es ignorante.
• Jesús “Era un profeta poderoso en obras y palabras, reconocido por Dios y por
todo el pueblo”. (v. 19). Esto es verdad, pero no toda la verdad. Jesús es un profeta, y
hablaba de sí mismo como tal en Lucas 4, 24: “Y Jesús añadió: «Ningún profeta es
bien recibido en su patria». Y Lucas 13, 33: «Pero tengo que seguir mi camino
hoy, mañana y un poco más, porque no es correcto que un profeta sea
asesinado fuera de Jerusalén». – pero también es mucho más. Es un profeta como
Moisés. Hechos 7, 23 (también escrito por Lucas) describe a Moisés como “poderoso en
sus dichos y hechos.” “y llegó a ser poderoso en sus palabras y en sus obras”.
Deuteronomio 34:12 dice que Moisés cumplió “grandes señales… a ojos de todo Israel.”
Qué mano tan poderosa y qué autoridad para obrar estos prodigios a los ojos
de todo Israel”. Ahora Cleofás describe a Jesús como “varón profeta, poderoso en
obra y en palabra” (v. 19).
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• “Mas nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel” (v.
21). “Esperábamos.” Éstas son palabras tristes – esperado en el tiempo pasado –
esperanza convertida en desesperanza.
Para estos discípulos, “la redención de Israel significaba la liberación de Israel de sus
enemigos, es decir, los romanos. Para Lucas, sin embargo, Jesús sí redimió Israel y le
trajo el reino de Dios. Pero fue a través de su muerte que Jesús cumplió con esta
redención y selló este nuevo convenio, Lucas 22, 20: “Hizo lo mismo con la copa
después de cenar, diciendo: «Esta copa es la alianza nueva sellada con mi
sangre, que es derramada por ustedes».
• “Hoy es el tercer día que esto ha acontecido” (v. 21). La ironía es que, aunque
cada día que ha pasado ha profundizado su agonía, los lectores de Lucas saben que
Jesús predijo su resurrección al tercer día (Lucas 9, 22; 13, 32; 18, 33; 24,7). La
mención del tercer día está llena de esperanza para los que saben cómo termina la
historia.
• “Unas mujeres de los nuestros nos han espantado” al decirles que “habían
visto visión de ángeles, los cuales dijeron que él vive” (v. 23).
• “Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres
habían dicho; más a Él no le vieron” (v. 24).
Debemos admirar estos dos discípulos de Emaús. Los líderes judíos mataron a Jesús, y
los discípulos se escondieron temiendo que ellos podían ser los próximos en ser
perseguidos. Se podría esperar que los discípulos de Emaús no abrieran la boca sobre su
relación con Jesús – excepto, quizá, en compañía de fieles amigos. Aquí, sin embargo,
hablan abiertamente de Jesús con una persona que creen ser un desconocido.
Que podamos hablar de Jesús aún con aquellos que no nos conocen y que
tampoco conocen a Jesús para que a través de nuestras palabras y nuestra
vida,…
[25] “Entonces él les dijo: « ¡Qué poco entienden ustedes, y qué lentos son sus
corazones para creer todo lo que anunciaron los profetas! [26] ¿No tenía que
ser así y que el Mesías padeciera para entrar en su gloria?» [27] Y les
interpretó lo que se decía de él en todas las Escrituras, comenzando por Moisés
y luego todos los profetas”.
“¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han
dicho!” (v. 25). Jesús regaña a los dos discípulos por no creer a los profetas (v. 25).
Es importante recordar que los 2-Discípulos de Emaús eran hebreos y por lo tanto, fieles
a las tradiciones y enseñanzas dentro del pueblo de Israel. Seguramente ellos mismos,
siguiendo las tradiciones, también frecuentaron a las enseñanzas propias de su
formación en las sinagogas. Allí escucharon todo lo anunciado acerca del Mesías y las
señales acerca de Él. Sin embargo, todo ese conocimiento estaba sólo en sus
cabezas y no había bajado a sus corazones.
Un ejemplo claro de esto en nuestros días, lo vemos con cada Celebración Eucarística…
cuando estamos presentes en ella, escuchamos La Palabra de DIOS (Liturgia de La
Palabra) pero no permitimos que La Palabra llegue a nuestros corazones y nos
transforme porque seguimos endurecidos y no queremos entender y reconocer al
“JESÚS PALABRA” quien nos habla y continúa hablándonos porque debemos recordar
además sus propias palabras:
“Pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán.” Mateo 24, 35.
“[16].Llegó a Nazaret, donde se había criado, y el sábado fue a la sinagoga, como era
su costumbre. Se puso de pie para hacer la lectura, [17].y le pasaron el libro del
profeta Isaías. Jesús desenrolló el libro y encontró el pasaje donde estaba escrito:
[18].El Espíritu del Señor está sobre mí. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a
los pobres, para anunciar la libertad a los cautivos, y a los ciegos que pronto van a ver,
para despedir libres a los oprimidos [19].y proclamar el año de gracia del Señor.
[20].Jesús entonces enrolló el libro, lo devolvió al ayudante y se sentó, mientras todos
los presentes tenían los ojos fijos en él. [21].Y empezó a decirles: «Hoy les llegan
noticias de cómo se cumplen estas palabras proféticas». [22]. Todos lo
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aprobaban y se quedaban maravillados, mientras esta proclamación de la gracia de Dios
salía de sus labios. Y decían: *¡Pensar que es el hijo de José! [23].Jesús les dijo:
«Seguramente ustedes me van a recordar el dicho: Médico, cúrate a ti mismo.
Realiza también aquí, en tu patria, lo que nos cuentan que hiciste en
Cafarnaúm». [24].Y Jesús añadió: «Ningún profeta es bien recibido en su patria.
[25]. En verdad les digo que había muchas viudas en Israel en tiempos de
Elías, cuando el cielo retuvo la lluvia durante tres años y medio y un gran
hambre asoló a todo el país. [26].Sin embargo Elías no fue enviado a ninguna
de ellas, sino a una mujer de Sarepta, en tierras de Sidón. [27].También había
muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue
curado, sino Naamán, el sirio». [28].Todos en la sinagoga se indignaron al escuchar
estas palabras; [29] se levantaron y lo empujaron fuera del pueblo, llevándolo hacia un
barranco del cerro sobre el que está construido el pueblo, con intención de arrojarlo
desde allí. [30].Pero Jesús pasó por medio de ellos y siguió su camino.”
LUCAS 4, 16-30.
“¿No era necesario (griego: dei) que el Cristo padeciera estas cosas, y que
entrara en su gloria?” (v. 26). Esta pequeña palabra, “dei”, sugiere un imperativo
divino – algo mandado por Dios. Jesús explica que Dios mandó el sufrimiento
del Mesías antes de que entrara en Su Gloria. Mientras que esto no era evidente
para los primeros discípulos, los discípulos de Emaús han identificado a Jesús como un
profeta, recordándonos que los profetas eran perseguidos (Lucas 6, 23-26) y matados
(Lucas 11, 47-49; Lucas 13, 34) – las propias palabras de Jesús. Las maneras de Dios
no son como las nuestras. Dios escogió la locura de la cruz, porque:
“Pues las locuras de DIOS tienen más sabiduría que los hombres y la debilidad
de DIOS es más fuerte que los hombres.” 1 Corintios 1,25.
No nos debe sorprender que Dios – que escogió al joven David y el pequeño ejército de
Gedeón y la pequeña Israel (Jueces Capítulo 6) – también escogiera una cruz.
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Si queremos estar transformados por La Palabra de DIOS, entonces debemos tener en
cuenta 4-actitudes fundamentales que serán nuestra coordenadas que orientarán
nuestra vida hacia DIOS:
1. LA PALABRA SE LEE.
2. LA PALABRA SE ESCUCHA.
3. LA PALABRA SE ESTUDIA.
4. LA PALABRA SE ORA.
1. LA PALABRA SE LEE:
Aquí es importante recordar las palabras del apóstol San Pablo a Timoteo:
“Recomienda todas estas cosas y enséñalas. No dejes que te critiquen por ser
joven. Trata de ser el modelo de los creyentes por tu manera de hablar, tu
conducta, tu caridad, tu fe y tu vida irreprochable. Mientras llego, dedícate a la
lectura, a la predicación y a la enseñanza.” 1ra. Timoteo 4, 12-13.
Aquí debemos hacernos un examen individual para saber cuánto tiempo estamos
dedicando a la lectura de La Palabra durante el día.
Leer La Palabra de DIOS es esencial para nuestra vida espiritual como cristianos, por eso
nuestra Iglesia nos enseña en el catecismo #133:
La Biblia es el libro más vendido del mundo. Muchos tienen al menos una en sus casas,
pero un gran número de estas personas desconocen completamente su contenido
porque prefieren leer otros libros, revistas, periódicos, etc. Prefieren ocupar su tiempo
viendo otras cosas menos importantes en lugar de alimentarse con LA PALABRA DE
DIOS.
2. LA PALABRA SE ESCUCHA:
Aquí pudiéramos tomar el ejemplo del pueblo del Israel después de haber regresado del
exilio:
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Esta actitud del pueblo de Israel se da después de haber pasado por varios años de
esclavitud y sufrimiento. DIOS se valió de esas pruebas para preparar sus corazones a
una mayor disposición para que lo escucharan. Podemos calcular por lo menos 5-horas
escuchando La Palabra de DIOS!
Cuando nosotros hablamos con alguien, lo menos que podemos esperar de esa persona
es que por lo menos nos esté escuchando, ¿verdad? Entonces, cuando DIOS NOS
HABLA a través de SU PALABRA, desea que lo estemos escuchando
atentamente.
Lamentablemente, cuántas personas se quejan cuando salen de misa y dicen que las
Lecturas estuvieron demasiado largas o que el sacerdote se extendió mucho durante la
homilía. Sin embargo, cuando estamos con nuestras amistades o los partidos de
nuestro equipo favorito se van a tiempos extras, ahí sí,… no nos importa!
Es importante recordar que “LA PALABRA DE DIOS” desea que el hombre escuche con
atención, por eso nos lo recuerda el salmista:
Además,
“En verdad les digo: El que escucha Mi Palabra y cree en el que ha enviado, vive
de vida eterna; ya no habrá juicio para él, porque ha pasado de la muerte a la
vida.” Juan 5, 24.
3. LA PALABRA SE ESTUDIA:
4. LA PALABRA SE ORA:
Concilio Vaticano II nos dice en su numeral 25 del documento Dei Verbum que
“La lectura de La Sagrada Escritura debe ser acompañada de la oración, de
modo que se entable coloquio (Conversación entre dos o más personas) entre DIOS y
el hombre, pues a ÉL hablamos cuando oramos; a ÉL oímos cuando leemos los
oráculos divinos”
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4ta. Reflexión. LUCAS 24, 28-29.
[28]”Al llegar cerca del pueblo al que iban, hizo como que quisiera seguir
adelante, [29] pero ellos le insistieron diciendo: «Quédate con nosotros, ya
está cayendo la tarde y se termina el día.» Entró, pues, para quedarse con
ellos.”
“Y llegaron a la aldea á donde iban” (v. 28). Esto suena como si los discípulos de
Emaús han llegado a su casa. Jesús se adelanta para dejarles. Costumbre requiere que
ellos le inviten a Jesús a cenar, y costumbre requiere que Jesús se niegue a no ser que
ellos insistan. Como se menciona arriba, esta historia nos recuerda a Abrahán en
Mambré, que entretuvo a ángeles sin saberlo (Gen 18:1-15).
En esta etapa del camino, los dos discípulos están bien cerca de su meta ya
preestablecida,… y es allí mismo donde Jesús hace el ademán de continuar en el camino.
Una enseñanza similar nos la da Moisés, cuando por 40-años llevó las ovejas al mismo
lugar hasta que un día “DIOS lo impulsó para ir más allá del desierto” y fue cuando él
pudo tener el encuentro frente a frente en el fuego de la zarza ardiente:
“Moisés cuidaba las ovejas de Jetró, su suegro, sacerdote de Madián. Una vez
llevó las ovejas muy lejos en el desierto y llegó al cerro de Horeb, esto es, el
Cerro de Dios. Entonces fue cuando el Ángel de Yahvé se presentó a él, como
una llama ardiente en medio de una zarza. Moisés estuvo observando: la zarza
ardía, pero no se consumía. Y se dijo: «Voy a dar una vuelta para mirar esta
cosa tan extraordinaria: ¿Por qué la zarza no se consume?».
Yahvé vio que Moisés se acercaba para mirar; Dios lo llamó de en medio de la
zarza: « ¡Moisés, Moisés! », y él respondió: «Aquí estoy.» Yahvé le dijo: «No te
acerques más. Sácate tus sandalias porque el lugar el lugar que pisas es tierra
sagrada.» Luego le dijo: «Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el
Dios de Isaac y el Dios de Jacob.» Al instante Moisés se tapó la cara, porque
tuvo miedo que su mirada se fijará sobre Dios.” Éxodo 3, 1-6.
En ese lugar cambio no sólo su vida, sino además, la vida de un pueblo. Allí fue donde
Moisés recibió la misión de ir a Egipto para liberar a sus hermanos de la esclavitud y
conducirlos a la tierra prometida.
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Preguntas:
Cada uno de nosotros tenemos una misión desde el mismo momento que hemos tenido
ese encuentro con DIOS. Debemos primero ver a nuestro alrededor y llevar el mensaje
de salvación a nuestro hogar, a nuestra familia, a nuestros seres queridos.
Como fruto de la “Escucha” de La Palabra a lo largo del camino y ese empujón silencioso
del Maestro, nace en los discípulos el deseo de estar más tiempo con este misterioso
peregrino, por eso “le insistieron” que se quedara con ellos.
Jesús siempre se quedará con aquel que realmente desea estar con ÉL.
“El otro le dijo: «Déjame ir, pues ya está amaneciendo.» Y él le contestó: «No
te dejaré marchar hasta que no me des tu bendición.»” Génesis 32, 27.
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5ta. Reflexión. LUCAS 24, 30-31.
[30] “Y esto sucedió. Mientras estaba en la mesa con ellos, tomó el pan,
pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, [31] y en ese momento se les
abrieron los ojos y lo reconocieron. Pero ya había desaparecido.”
Debemos notar especialmente los cuatro verbos: tomó, bendijo, partió, y dio.
Jesús cumplió estas mismas acciones al alimentar a los cinco mil (Lucas 9:12-17).
Normalmente, el anfitrión cumpliría estas acciones en una casa y el celebrante las
cumpliría en un servicio de veneración. Jesús, el huésped, se convierte en ambos, el
anfitrión y el celebrante en esta mesa.
Esta historia es un contrapunto a la parábola del hombre rico y el pobre Lázaro que
leemos en el Evangelio según San Lucas 16, 19-31. En esa parábola, Lázaro estaba
acostado fuera a la puerta del hombre rico, pero el hombre rico ni lo reconoció ni
compartió su pan con él. En la muerte, sus situaciones se dan la vuelta, y el hombre rico
le suplicó a Dios que mandara a Lázaro con una gota de agua. La ironía es que por no
haber ayudado a Lázaro, el hombre rico se privó a si mismo de bendiciones. “Imagina
por un momento. ¿Qué hubiera descubierto el hombre rico si hubiera
compartido su pan con Lázaro?”
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Ya Jesús había empezado a revelarse por medio de las escrituras (vv. 25-27). En pocos
momentos, completará su revelación por medio de la Eucaristía (vv. 30-31). Cristo
todavía continúa revelándose a través de la Palabra y el Sacramento.
«Señor, como en la última Cena, hoy te quiero pedir que yo sea ese
pan, que me tomes en tus manos, que me bendigas, que me partas
y que luego me repartas como tú quieras y a quien tú quieras, para
que aquellos que aún no te conocen, puedan conocerte a través de
mí porque en tus manos podré saciar el hambre y la necesidad de tu
presencia viva donde tú quieras, como tú quieras y cuando tú
quieras.»
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6ta Reflexión. LUCAS 24:32-35.
Ahora aunque eran dos, ya su corazón es uno: “Nuestro Corazón”. Estar con
Jesús trae frutos de unidad.
Aunque habían salido tristes de Jerusalén, incluso quizás con los pies bien pesados
debido a las cargas de sus decepciones y tristezas, ahora regresan de inmediato de
Emaús a Jerusalén. El mismo recorrido, el mismo camino, pero con otra actitud
porque ahora su corazón arde con el fuego de La Palabra.
“Me has seducido Yahvé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y
saliste ganando. Todo el día soy el blanco de sus burlas, toda la gente se ríe de
mí. Pues me pongo a hablar y son amenazas, no les anuncio más que
violencias y saqueos. La Palabra de Yahvé me acarrea cada día humillaciones e
insultos. Por eso, decidí no recordar más a Yahvé, ni hablar más de su nombre,
pero sentía en mí algo así como un fuego ardiente aprisionado en mis huesos, y
aunque yo trataba de apagarlo, no podía.” Jeremías 20, 7-9.
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La segunda característica de ese encuentro con Jesús y que nos impulsa a Regresar a
Jerusalén, es decir, regresar a la iglesia, a la parroquia, a la casa de DIOS.
«Es verdad. El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» (v. 34). Una vez
que los discípulos llegan a Jerusalén, encuentran a los once apóstoles y a sus
compañeros discutiendo la aparición de Jesús a Pedro.
San Lucas le presta atención especial a Simón. Sin duda, es para indicar el
arrepentimiento y la rehabilitación de Simón después de haberle negado a Jesús (Lucas
22, 55-62) y, así, legitimar a Simón no simplemente como un auténtico ‘testigo de la
resurrección’ (Hechos 1, 22) sino también como líder de la comunidad de testigos
(Hechos 22, 31-34).
“Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y
cómo había sido conocido de ellos al partir el pan” (v. 35). Los discípulos de
Emaús comparten su testimonio solo con otros discípulos. “Solo más adelante, después
de haber recibido ‘el poder de lo alto’ (v. 49) expresarán su testimonio ante no
creyentes (vv. 47-48; Hechos 1,8)”.
Los Discípulos de Emaús de hoy, están llamados a ser antorchas que iluminan un mundo
que prefiere vivir en las sombras de la muerte llenos de oscuridad.
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