Habermas Rawls Debate Sobre El Liberalismo Politico PDF

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PENSAMIENTO CONTEMPORANEO Coleccién dirigida por Manuel Cruz spetpbore = Fi ‘ iE iit fail v4 i i i SURIREREE! i t { } 7. f A q i i H i re = i! i Ta { | i We 1 Te nin Rn eT os eeRunueuerespsaatcessseaseet: EEzpsrorrensrrycorzoeo7: Debate sobre el liberalismo politico Sirgen Habermas Reconciliacién mediante el uso publico de la razén sRazonable» versus «verdaderon, © 1a moral de las concepeiones del mundo John Rawls Replica a Habermas Introducctén de Fernando Vallespin Ediciones Paidés LLC, de la Universidad Auténoma de Barcelona Barcelona - Buenos Aires - Mésico Ties originales: 3) sPolecherLiberlomus- Ein Ausinndenaung it Ras, Die inbesiobung de Andere Subsharp Veg, Franco: del Meno, 1996, pigs 5-94 Publicado pimerament en inglés con elit de «Recoclation through the public we of exon: remarks ohn Rael poll liberi ex The Journal of Philly XCLn° 3 (aro de 1995) 1) Reply o Habermas, en The own of Phy CH m3 (mao de 1995) pigs. 132-100, 6) ="Vermunfig” versus Wahr” = oder die Moder Weider en Die Enbeibang de Andere Subrkamp Veg, Feancior: dl Meno, 1996, pigs 95-127, “Teac de Gerard Vila Roca Cabiera de Mato Bsns f smn ein et ii nin i eb Cari, cera eee ch fag enka plas 2) 7 <) 1996 by Subsamp Vera, France del Meno 5) 1985 by The ural of Philesophy. 1998 de rodat a dines en caselan, Edicones Paid Ibencs S.A Mariano Cubi,92 08021 Baveona hep pidoscom Tsao de Ciencias de a Bducacion Sela Univeral AutSnoma de Barcelona 18193 Balers fp patos com ISBN: 64493-0499-7 prio legal B-20.528/2000 Impra en Nomagraik SL ‘ivy 508118 Monecada Reach Impress en Fspata- Pine in Spain a Hf ee © © ® 3 ‘SUMARIO Inraopucci6x. Una disputa de familia: ef debate Rawls. Habermas, Femando Vallepin TL. Introduccion TL, Los problemas IL. Liberalismo politico IV. Elrepublicanismo kantiano Reconciiacién mediante el uso piblico de Ia Habermas El disefo de a posicén original El hecho del pluralism y la idea del consenso entrecr: ado TL. Auronomia privaday autonomia pablica 60, Jrgen Réplica a Habermas, Job Raval. 1. Des diferencias principales IL Consenso entreruzado y fundamentacién TIL. Las lberades de los modernos versus Ia voluntad del pueblo IV, Las raices de as ibertades V. Justicia procedimental versus justica ustaniva ML “ [pera (en el sentido de Anfbebung) la ditincidn enrela libertad de Jos antiguos»y a libertad de los modemnose, entre las dimensiones “«positiva y«negativan dela libertad, O, lo que es lo mismo, entre la tradicidn Hberal asociada a Locke, que prvilegia las libertades de ppensamiento y conciencia y algunos derechos fundamentales de la persons, com el de propiedad y de asocicién ya tradicién demo: ‘tiie, representad por Rousseau, donde la prioridad se otorga alas libertades politica iguaesy a oe valores de la vida pblia en gene ral. Agu veremos que vuelven areaparece las dscrepancis sobre el, ‘equlbrioapropiado entre los valores del procedimientoylos valores sustantivos ode fondo. Pr ttm, en exe velo recortido por algunos de los problemas fundamentales que e presentan la hora de elaborar une teora nor: sativa de la politica, no podemos ignorar el sentido dimo de este tempefo, Este no puede ser otto que el oftecernos una instancin de cevaluacin critica de la realidad politico social El fin buscado es al- canzar una mayor claricacin, coherenciay fundamentacién de los fines de la vid politic, y a partir de abi la congruencia ene prin cipios, insitucionesy prctca politica eleciva. Pero este tipo de re: feviones permite acceder también alo limites con los que hoy nos cencontramos en la argumentacién moral y en su necesaria conexion ‘con el derecho ya politica Son tants os imbitosimplicados, que su interés excede con mucho ls radcionalesfrontera discplinaras y se abren a un auténtio didlogo inerdisciplinar del que pueden dis- frutarfl6sofos morales, constitucionalisas,jrstaso palitélogos. Sin olvidar la instramentalidad de estas teoras, una vez despojadas de parte de su inevitable complejidad argumental, para promover una aténtia educacin en los fundamentos dela democacia 16 Funwano vatuesei TL, Linsrauswo roufrico Raves caifica a su teoria de elberaimo politicos, mientras que “Habermas opa po a rbrica de ekantismorepublicano» pare refri- sealasuya La eleccin de téminos no es arbitrara, porque desvela ‘una consciente acentuacin de los rasgos que cada autor destaca des propia teoria. Hablar de liberalismo democritico»o de «democracia liberals no dice apenss nada porque pricticamente todas as perspec- tivas ideclpicas pueden subsumirse bajo sus principio béicos. Noes sd extra, pues, que hayan empezado aasentarse ya con fuerzaen el Simbito dela teorapoltica nuevas denominaciones que srven para di ferenciar el valor respectivo con que ve dota unos w tro principioe ara marcar las dstnts estrategiasargumentatvasy sus consecuen clas polticas. «Liberalsmo», «comunitarisma» y «cepublicanismo» son quizi los términos més conocidos y usados, pero no acaben de abarcar toda la compejidad y diferenciacion reciente que recorte el debate contemporineo. Cuando Rawls comienza a separarse de su planteamiento contenido en T} —presentadoa veces como «construc tivsmo kantianos o liberalsmo kantiano— no sorprende, pues, que reivindique un nuevo ealificaivo para su mis reciente porcié que le perma marcar ls disancias tanto respecto a su obra nical como en relacn a otras reoris liberales, como el «perfeccionismo» de un J. azo el eliberalsmo igualitarista» de R. Dworkin. Estas sltimae po- rian ser calficadas, «su ver, como de eiberalso ético», ya que prescinden de a necesidad de incorporar una dimensién auténoma de | moral —elo justo» alo que antes nos referfamos—, dsclviéndola en los contends de una determinada concepcsa de bien individuals © sea, incorporindola a una dimensén éice que por su misma die renciacin interna se cree capaz de acoger la convivencia de dstntas ‘concepciones del bien. Otro tanto podriames hacer con el comusits- rismo, que admit ser dvididoen «ustancialista (Sande, Maclneyr) y «tepablicano» (M. Walzer; o con el republicanism, susceptible de presentarse como liberal (Michelman), skantiano» (Habermas) 0 incluso leminista» (Benhabib, IM, Young. ernopucer6x "7 Ravwls cre haberse constitu en el fundador de lo que él mis ‘mo califica como eiberalismo politico», sunquereconoce los rasgos bisicos de esta supuestavariedad tedricaenla obra de Ch. Larmore, y otras cuestones susceptibles de traducitseen decisiones politias en otro nivel . Ala vista de lo anterior, no creo que Rawls haya conseguido| desprenderse del todo de una angumentacion de tipo trascendental En definitva el grueso de su emp se rece a una indapacin so bre la condicién de posibildad de una teoria moral «de la politico» ‘que parte dea igual dignidad y valor moral de las personas y tata de imponerse con validez universal. Desde ego, no tzata de erigirseen le teoca de a justicia politica vida para cualquier sociedad, sno en aaguella que se corresponde con sociedades que deseen gobemarse de cova ravisana, el éxito de una otra acusacién depende, como.es l6ico, de los niveles de apertura del espacio de dscusin pica ala 1, sPoicalLierlam: Newry and the Paice em Raila vo. 73, 1934 rrnooucersy 2 pluraidad de concepcianes del bien, si como de a cxpacidad dee ‘as iimas para interorizar de hecho los princpias paliticos com: partidos ¥ éte es un punto al ue Rawls no ha dedicado la atencién ‘que merece , al menos, no he expuesto con la suficiete clardad, CCuriosamente, creo que el rigor analitco que acompaa a todas sus 'manifestaciones peca en este aspecto concreto mis por exceso que por defecto. Fl punto central es qué haya que entender por raz ‘mento public y cules sean las cuestiones sobre ls que te admit la presentacin de pretensones de validez no informadas por el wideal de la raxén pblica. En lo referente al primer aspect, los consti rmientos de la razén pablica rawsiana son enorme, por cuanto ex: ‘gen asumir la perspectiva de lo que es justfcable con pretensién de satisfacer los requerimientos de la generalidad y la reciprocidad, proscribiéndose, por tanto, la entrada en Ia ditcusin pblica de ‘uestones «internas als distintasteorias morales comprehensivas. Pero no es menos cierto, y esto enlaza con el segundo aspect, que el ‘cimulo de cuestiones que seven afectadas por esta retrccin se i rita a ls «fundamentos constitucionales (conztitcional esentil) ya las cuestiones de «justiciabisica»,” que yu no coinciden exacta- ‘mente con los dos principios de a justcia desu obra anterior. Lo que se intetaes que los «valores del jusicia politica» —los princpiossustnsvos de usticis— se presentenunidos or evalores ‘ea raz6n pablca», que son eorientaciones de indapacin» que per. miten evalua las clases de informaciénrelevantes en las cuestiones poltcasyexigen la maxima publicidad ycierta predsposiciones i vias (véase, LP, pigs. 262 y sigs). Ambos clementos, aunque no ex ‘luyenlareflexién oe debate sobre los mismos, sicontibuyen a de- Jac fuera de consideracién a valores o principios sustentives propios ‘de las dstnta eoras comprehensivas —Ia discusidn del aborto des de la moral casica por ejemplo—. Pero aqui es importante hacer ‘res cualficaciones: primer, el requeriiento dela neutralidad y la "azonabilidad no se extiende al resto de las cuestiones que son su ceptibles de ser debatidas y decdidas en cualquier democracia mo 15, Ve aot? 2% renwanpo vanes ema, Fuera de los principios que sostenen el sistema de derechos bisicos, la capacidad de le ciudadania pura interven desde su con ‘cepeidn del bien particular en temas politicos es préctcamente imi ‘ada. En segundo lugar, incluso respecto de esas cuestiones eblinda dase no parece que algo impida que las personas defiendan supuests severdadese derivadas desu tora comprehensiva, sempre que lo he fan dento de los requerimients del discuso pblio, siempre que spelen a argument suscepeibles de generar un acuerdo superpuest: Ta defensa de a prohibicén del aborto por parte de un eatlico—por seguir con el mismo ejemplo pero recurrendo a arguments cinch sivom —en defensa de a vida, por eemplo— y no a otros eexclayen tes propios 0 sinternos» a su religin (véanse, LP, pigs 282 y sigs), [No hay que olvidar que la raz6n piblica no nos pide los mismos principos de jstica, sino mas bien que desarollemos nuestas is- ‘usiones fundamentales en téminos de lo que consideramos una concepcién politica» (LP, pig. 276). Y en terer Iugar, que fuera de Tos derechos bisicos, ques pueden aspirar con certezs aun acuerdo Y @ unas garantis efectivas, los principios «que cubren ls desigual dads sociales y econdmicasy, un expresando valores «politicos» no son suscepibles de generar el mismo tipo de acverdos" ni de plas ‘marge en norma consttucionales que no exijan su permanente ein terpretacin. En estas cucstiones, por tanto, abe imaginar que produzca una amplia dscusiém pablca, yn0 siempre seré fil ds- tinguir cudndo se hace desde intereses de grupos espectfcos, desde ‘tcorias morales comprehensivas o desde los presupuestos de la razo- nabilidad politica. En conclusién: no considero que la teria rawlsiana contenga presupuestos necesariamente deblitadores de libre intraccién de ‘moeritia, aunque clarament se alja de los planteamientos republi canos o de los props de la democracia deliberative. Lo que ss percibe es una dstincién implicte entre un dmbito de lo pli al 16, «Descanan n cmp inference intone nee ‘aoa inormacin compe soe aie yeooSmioe mapas cst ‘render (Pp 29 srmonucers 2 ‘que acuden ls cudadanos cuando busean la relizaci de los fines socials, y otro, aparentemente mucho més vigoroso, de una sociedad ivi en la que los individuosestablecen sus mis intimasrlaciones de afnidad e interés inmediato, pereneciendo a diferentes ssociaciones —Iplesias, univesidades, lubes, asociaciones profesional, ete—y persiguen su propia concepcin del bien o sus planes de vida dentro de as condiciones eneraes definidas y aceptadas por todos. B En a lectura de Habermas, esta estricta dvsin entre soe ded civil y Estado, por utilizar términos por todos conocido, se x trapola sobre el mismo disco dela posicin original, yprovocala yx sludida prioridad dela auronomia privada sobre la autonomia pibli- «a. Ello tendria una doble consecuencia: En primer lugs; sgnificara ‘una cera intromisn del filzofoen las abores que propiamente co: sesponderian ala ciudadanis, pues es él quien leva cabo! juego de ineraccin ¢interpretacion de ls principios bisicos que se debaten en la posicién orginal. Los ciudadanos, por decilo de alguna manera, scencontraian» ya adoptadas esas decisiones fundamentals, que co- jan cuerpo en un sistema institucional pricicumentedelineado en todos sus aspectosesenciles. Yen segundo término, se aroja la acu sacin de que la teria acabaraeayendo en la wégica del iberalismo» ‘més convencional Los derechos aparecen predominantemente como cpsulas protectors frente a poteacialesagresiones alas dstinasfor- mas de vida, siendo étas ls que conviene preservar frente a una vi- sin mas postva 0 participativa dela libertad. Dada la construccién el procedimient,es dlc no concuir que la autonomia publica no seria sno el insramento paral realzacién de los interesesprivades. [No vamos ainsistiren el segundo aspect, que sali a a luz de tuna manera mis efcar al sbordardirectamente la teoria de Haber- ‘mas. Fl primero sf merece en cambio una pequefia consideracién, ya que se refiere al curioso problema del papel del fléofo en la cons truccién de su propia tora democritica. En este punto cancreto me parece acertada la defensa de Rawls al negarse a aceptar la acusacién, de prejugar los resultados delibertivos una vez constiuida la socie dad en el debate pblico, el fildsofoes un ciudadano entre ott: y en atrbuir a Habermas una ciertaincomprensidn de su exquema de 28 renxanpo vath#seiN la esecuencia en custro fates». Hay una cvestién, sin embargo, en la ‘que la critica de Habermas si puede tener cierta mordiente cuando insite en el pateralismo filos6fico que se esconde tas la presenta ‘in de todos los rags que ha de asumir una sociedad bien orden ‘da. Me refer alas implicaciones que puede tener paral compren- ‘sin de las magnitudes democritcas de la teoiarawisiana como un todo, Obsérvese que, en definitiva, los ciudadanos acuden al espacio pablco ya plenamente contcientes de sus iteresese identidades, y tuna vez alli selimitan a aplicaro aterpretar los principios de la razon piblea previamente abjetivados en la teoriay en las normas cons tucionales.Elespaciapiblico no sve, pues, para generar, redefiniro ‘encontrar intersubjetivamente dichos principios a través del debate, sino Gniamente pars constrfir a forma en la que se han de presen~ tar los argumentos en defensa de intereses¢ ideas predefinidos, y ‘conseguir el apoyo mis extenso posible para los mismos, Este es ct punto en el que se separa decsivamente de una toria dela democra- cia deliberative alo Habermas. TV, Ex nerunicaniswo xanninno Sila obra de Rawls no deja de acoger una gran ambicién, la he bermariana roa ya los limites de lo ttinieo. Por eso nos vamos a sitar aqui efleiar los aspectes de la misma que tienen relacin con debate que estamos introduciendo y les elementos © problemas «que previamente hemos resaltado dela tora del fldsofo norteame- ricano, Son también los que esuscitan de inmediato al intentar acla- 31 oe conceptos que hay detrs de la denominacién con la que eal 1m tela republicanismo y kantismo, El objetivo de Habermas consist, en sitesi, en intentar una reconstrucién discursiva de la noc kantiana de la personalidad moral, con todas sus implicaco ‘es universalist, yal vez subrayr la dimensién pblica del auto ‘nomi Enlo que sigue trataremos de exponer estas ideas de a forma mis concisa posible rermonucciés 2 1, El aspecto més sobrealente de lateoria de Habermas es la limpieza con la que combina las tres dimensiones dela r26a pri ca la dimensién moral, preocupada por la resolucién equitatva € imparcial de conflictoe interpersonal, que sspira a un reconod- ‘mento univeral de sus pescripciones lacie, ocupada del inter: pretacién de valores culturales de identidadesy, por tanto, condi ‘onada en su fuerza prescriptive por una evaluaciéa contextual: yl pragmétice, dicgida al ssfacein instrumental o estatégica de fi res y generalmente marcada por crterios de eficaciay por ata se en la negaciaci y el compromiso. Sila labor y el esfuerzo de [Rawls —con los maties ya selados— consista en procurar man tener una separacién conceptual lo més ntida posible entre cada tuna de estas dimensiones, aun a costa de dbiltaref marco de lo pi blico, en Habermas nos vamos a encontrar con la stuacién contra ria: con la maxima combinacin de todas ells gracias, precisameste, ‘421 incorporacién al émbito pblic. La politica habermasiana bus ‘a recuperar un espacio de dscusin intersubjeivo en el que inexo tablemente habrin de fundirse todas estas dimensiones. La delbe :acin poltica te escap aa dsciplina que pueda imponer una ina forma dscursvn, ya sea ésta la justcia ola pretensin de aspirar aun ‘equitativo reconocimiento de formas de vida, concepciones del bien ‘© identidades conereas, 0 cualesquiera otros intereses subjetivos 0 de grupo, hay, sin embargo, un importante constreimiento que oper como contol de esta deliberacién piblics yest dirgido, como en Rawls, a proporciona a proridad dela justca sobre el bien, de la ‘moral sobre la dimensin éica. Eate «controls es el que ejerce ais. titucionalizcién legal del principio del discus, encargado de intro- , através del derecho. Slo asf pede transmitise la ex periencia del reconociiento mutuo y Ia igualdad propia de las ee laciones cara cars» a una sociedad consttuida por personas que se relacionan «anénimamenten, como extrafios. La mediacin insti clonal se converte en el presupuesto necesrio para mantener y reproduce los procesos comunicatives. Su teoia de ajusticia seen ‘marca, por tanto, en una mis amplia indagacin de filosfi y socio logia del derecho, que con mucho excede los limites que para sir clama la obra rawlsana.” La estates habermasian a a hora de buscar el principio de le timacién del derecho consist en trasladale los presupuestos basis de la moral discuriva, atendiendo a su naturaleza «insicionals® 19. Un rps mis ampli sitemsade ts dos denne de FV st cocoerracnF Valli «econcliain sav del derecho? Apt Fe “ed eae de gen Harman on} A Gert Li meray politic de ‘Figo Haber Ma, Bs Nova 197 pe 192. 2, «Minrarel pancgsomoralopers cn ie cela cost noma dean dscinnd go seer, lpi demos se ete il exer 32 envanvo vatuesety Desde la perspective dela teoria del discuro, este presupuesto habia ‘que concretarlo en la maxima de que «slo pueden asprar la lei tmidad aquells disposiciones normativa en las que todos los afeca dos “pudieran” consentit como participantess. Consecuentemente, las cnergiaspartcipativasexigidas por la realzacién del principio en ‘tanin en una tensin inevitable cons insosayable mediaci insticu ‘ional, ta a su vez con las demandas del principio democritico. Lo ‘que esto significa en la prcticaes, de un lado, a necesidad de cons- ‘uctirc alas condiciones generals dl constinsconalsmo moderno y sit instituciones, pero, de ott, buscar revitalizrlas democritcn mente mediante una reinterpretacia de sus fandamentos. El elemen to ano institucional» encargado de conecar ambas dimensiones es la ceferapiblica,asentada sobre la sociedad civil, que aberca aquellos, ‘spacios libres de interferenciaestataly dejados la espontancidad so cial no regulada por el mercado, onde sure a opiniSn pblica infor. imal, ls organizaciones civics y, en general, aquello que desde fuera influencis, vai ycitca la politica, Y ésta su ver, através de sun deo institucional, talada este poder communicative alalegislaciony su imterpreacin perinente, eviiéndolo ai de nuevo a la sociedad 3 Come hemos vedo antejpando, I relacién entre autonomia| paiblicay prvada tiene una importancia fundamental en la obra ba Dermasiana. Ya vimos cémo mediante la critica a la conexién que ‘Rawls hace de estas dos dimensiones trata de combat la interpret: ‘ién liberals, donde la autonomiaprvada,arraigada ene sistema de los derechor individuals, parece tenet prioridad, Pero la forma en la que Habermas trata deestablecer esa conesién n0 es dl todo eviden teyy recuerda un tanto a la cuadratura del eiculo. Para Habermas li bberead negativa 0 autonomia privada y ibertad poiiva 0 autonomia piblicas funden simétieamenteen un mismo concepto, que por un Jado permite lindar ls derechos bsics frente a injerencias sociales, pero por otro sc abre ala plutalidad soca al permit un casita ‘ro. incon ef ale cin a papain eqn en Grace de opin vhniad dacs quedo ep rpc or ins de comune strap dees OV pi. 12). nerroovceise 3B do aceso a la esfera y decisiones pblica «todos los cudadanos y srupos sociales. Ambas dimensiones seran complementaria, gual de importantes y asentadas en un origen comin. Fl ciudadano no podria hacer uso de su autonomia piblica sino poseyers la independencia necesiriagarantizada por a autonomia privada; yal inversa, no PO- Aria asegurarse una regulacin consensuada de esta dtima si no pue- algo ‘sf como «teflexivan en relacién con concepciones discuibles cuya ‘verdad por el momenta resulta inciert; en este caso se emplea «azo rable» como un predicado de orden superior que relaciona con el tr: tocon «reasonable disagreements, esto es, con a concencia faible y la acttud civil de perzonas, mis bien que con la validez de sus expe ones, Esta lectra es la que parece favorecer Rawls (B) ‘A. Rawle introduce lo «razonable» primeramente como propie ‘dad de las personas morales. Son personas razonablesaquells que tienen un sentido de la justia, y extando dispuestas y siendo capaces asi de tener en cuenta las condiciones equtativa de la cooperacin; pero son también personas que tienen conciencia del carder faible , Sis ts, lo que Habermas dice no es exaeto en relacién con la justicia ‘como equidad por esta ra2én. Desde el punto de vista de los cia- dadanos en el tasfondo cultural he supuesto que en Ie etapa de la ‘convencién constituciona, tras haber elegido los principios del jus- ticia en Ia posicién originara, adoptamos una Constitucién que, con su carta de derechos y otras disposcions,restinge la legslacion de la mayoria ene modo en que puede cargar con libertadesbisias ta les como la libertad de conciencay las iberades de expeesin y pen “Gimp sda prose por nas mons, Menciono que tne cos {ede lea ier pe oq Beran Contant Ha las bere dee Inder por cine er ele de ug coriete ge fel de era pion aps Je us des bese uns Pst inane Eo aio que no ee pat Jest fe core oon ura barra bre de ct eterna ited ais re le lisades a, prcgdsa medina de ber Ps par (ar pincer owns or wan scetonent perso) eve nsonde cca par ars os beri.» Yon (Spec ber pol ean sine rumen gu tgs at ‘li de lnm pre le pena, De oii en qu a Boers uc qe on or ple nec olen de on manera Pine, prge Jes peel iptv onc penne cla ie de cos cde don modo uote ca ipl oand, cd vel har, toot dele bes ues dl atropine ese moe ‘eon un bien primar Vee LV, anti Tl pi 23 sda pc ‘kee Por mp finder el asogbiero no soe slant eae ‘le enone ts rota revel papel ele berate pica ena rin del sores Selo char a ciad mor dead ice, ‘Sede noon seb potle clad ood sera: elEsa 0 ‘Saco man gue eta gan eu don (Eee ps ‘lsc poe soerimar cage esteem, pr shor me doy it, [puc Drv Sch que sein yaar on ee ientes Debra (Soden eri propa caren in «cote slo No qu eat pestis acer de or tg eps pal pbc debran seta Pel dels peso Ea un cus ue penne comedies cect dense en cst capa. y ole en dp Erica waBERDAs ut samiento. De esta manera restringe la soberania popular expresada ‘enlalegislacicn, En lajusticia como equidad, estas ibertadesbisicas no se encuentran en un dominio prepolitico. Los valores no pblicos no son considerados, como pudieran serlo en alguna docrina com prehensva (ast linuicionismoraciondl el derecho natural), como ‘ontoligiamente anteriores por dicha razén anteriores alos valores politicos. Algunos ciudadanos sotienen sin duda este punto devs ta, pero éstaes otra cuesién. No es pate de I ustici como equi dad. Esta concepci6n permite —pero no exige— que las libertades bisicas se halen incorporadas en la constitucién y sean protegidas ‘como derechos constitucionales sobre la base de las deliberaciones 7 juicios de los iudadanos a lo largo del tiempo. Aceptar una consti tucién que restringe la rela de a mayorta no precisa, pucs, er ante rior la voluntad del pueblo y, por consiguiente, no expres neces ‘amente una constrcci6n extema sobre lasoberania popula. Es la voluntad del pueblo expresada en procedimientos democriticos ta Jes como latatifiacin de una constituciany las promulgaciones de fenmiendas. Todo ello resulta claro una ver que hemos vista la se ‘uencia en cuatro etapas como un marco en un mecanismno de re: Breen pare order sues juice plies como cud Todo ello se puede aclarar mediante la distineidn entre politica consttucional y politica normal tal como la examiné en Political Li beraliom VI (pig. 6)" Asumimos la idea de una democtacia consti- tucional dualstabasada en John Locke: en elladstinguimos el po 4 Agu me poe elit trnjo de Ackerman We Pipl, Volume Foundation, Cig, Hard 181 Una concep de a democrat ‘Solin embargo, pure ter is en end pot lr ane cid in ‘cpap ello da is getice deAceran qu emi nmin {roc pt acon a sargn de pein de cena re Jedd Arzu V. Un mori pic om Naw De pace tener sip ‘ure fencicy models interpreacenes dorian ur jes a la nse pro i xen no San eral re. Yon pneu clement dauona yindaonaie del detec cove Acer lor enende EL ‘ens gel dao rete ete gue el fndconaane dele derecho. 12 oH saws der constituyente del pueblo para forma, raificary enmendar una consttucin, del poder ordinaro de los lgisladores y gobermantes, ten la politica cotidiana. Asimismo, distinguimos la ley suprema del pueblo dela ley ordinatia de los cuerpo legislativs (PL, pigs. 251 1 sigs). La supremaciaparlamentaria es rechazada. Los tres perio ‘dos ms innovadores en la historia consttucional american, si se hos permite decirlo son el periodo fndacional de 1787-1791, la Re construccin, de un modo diferente el New Deal En todos estos petiodos, los debates politicos fundamentals eran generals y ofe fen tes ejemplos de cundo el eleetorado confirmaba 0 motivaba Jos cambios consitaconales propuestes yal cabo aceptados. Sep ramente estos cisos muestan quela protecién constitucional de los derechos bisicos noes previ lo que Habermas llama ormacién de la voluntad, Baste mencionar a James Madison guiando el Bil of Rights 0 Carta de Derechos «través del Congreso de junio a sep tiembre de 1789, coma hablan prometido los antifederalstas; sino Jo hubieran hecho, la constitucién hubiera podido no ser rai cada” [La secuenciaen cuatro etapasencaa, pues, con la idea de que as libertades de los modernos estén sujta aa voluntad consttucional del pueblo, Pueso en términos de dichasecuencia, el pueblo —o me- jor, aquellos ciudadanos silos hay que afirman la justicia como equi {dad esté haciendo un juicio en la etapa dela convencién cons tituconal. Creo que Habermas piensa que en mi concepei6n Isl “oe wl eninda de cron precede Anco Vs con ‘Scene wd Ea PL2'8y py gue de ore med. No puedo disci ‘Ser mune ps bv reat solmente es ain cone t= frond Tubes Vee embatgo Freeman, «Onl Mesng, Dette I ‘peut, and the Cnt, Psp ad Pabe Afar, XX1 eon {990342 y ening, «Cnr he SubwaveCositstons, Tes Law Re tes LXXI(Scembe de 199921136, 257m 380,230 m0, Le adeco Feming ino coer la creo comtspondencn nce ees es delngur heaped acho 2 Sprague Ackerman, 4, Vou Say En y Ee MKiick, The Age of Federal, Nueva Yor, ‘os, pes 3873. EDLICA A HaBERILAS 1B bertades de los modernos son un tipo de ley natural y que, por ello, ‘como en el caso de Kant en su interpretacin, son ideas sustantivas ‘externas que imponen as restricciones a la voluntad pablica del pu blo La justicia como equidad es, sin embargo, una concepcién po dela justica,y aun cuando sea una concepcin moral, noes una instancia de una docrina dela ley natuel. Ni airma ni nega tl con cepcién. En mi réplica simplemente he observado que desde esta concepcién politica de la justia, las libertad de le modernos no Jmponen resticciones revi la voluntad constituyente del pueblo ‘como objeta Habermas.® Siesto es correct, entonces puede que Habermas no teng nin ‘tuna objecidn conta la justcia como equidad, pero puede rechazar Ja constrain ala que 6 eee que leva y la que yo creo que puede sarantizar las ibertades tanto de ls atiguos como las de los moder: ‘08. Habermas acaso suponga que puesto que las ideas ilustrativas ‘empleadas en el capitulo IV de A Theory of Justice extn tomadss de Ia constitucién de los Estados Unidos, la constiucin quel justici ‘como equidad justifcaia es similar, de modo que tendria que estar abiera alas mismas objecones. Habermas y yo no estames, sin em bargo, debatiendo lajustica de laconsinuin de los Estados Unidos como tal, sino, mis bien, dscutimos si a justcia como equidad per mite la soberania popular que dl apreciay sex coherente con ella. He mado rotundamente que as es. Y tendria, como él, objeciones “4 Hamas me mencons juts Kae como ot yaa FG 10. 1. soci con ep det de Minune ese Re ics, Te Ve Ln owl CVE io de 1988) 14931597, pe 19 yw. ‘undo die «Tomo el comsinconanenocanrci —ilcona maniacs Interconnect rfl de spar y cen 0 1 propl sancomprtn dlr nneamescnos en crak pa ler dpe urn cine read politic primes ol puto rene pal ‘amen ive ato ces pebir ma lecament end ge poco poten planers mien gic et ben por lee ae po ne Dy por sop gus ing prpnt eyo de treo del debe consconl lo saBsmermen ie parsechuaaiurs d tasdoproftions def La mmo como prema cys plea el i ‘pre cose en tc cintocin emiaie ua som nas «queen mi cato, se derivan dels dos principis de justia para nes tra presente Consttucin y para la estructura bisica de nuestra so cdedad como sistema de cooperacia social. Por mencionar tres: el presente sistema fallalamentablemente en financials elcciones po tics, lo que conduc a graves desequirios en las liberades poli cas equitativas; permite una distrbucién disparaada de los ingresos la riqueza que socava seriamente las oportunidades equitaivas en ‘educacign y en oportunidades de empleo remunerado, todo lo cual ‘socava la igualdad econémica y socal; y también estén ausentes las provisiones de elementos contitucionalesesencales tales como as Aidad para quienes no estn asegurados. No abstane, estos temas ur gentes no afectan a los temas fséfios planteados por Habermas ‘como el mecanismo de a posicién original y surelacién con la teoria cliscursiva, los dos principios de usiciay la secuenca en cuatto eta ‘ps ola conexién entre ls libertads antiguas y las modernas Puede que Habermas sostenga ideas de algin modo andlogas 3 las de Jefferson, quien parece que etuvo muy preocupado por estas cuestiones, En sa carta a Samuel Kercheval de 1816, Jefferson dscu te sus ideas acerca de la teforma de la consttucin de Virginia y repasa los elementos de su exquema de dstrtos que divide los con dados en distritos lo sufcientemente pequefos para que todos los ‘udadanos pueden escuchar y expresar su opinin en los asuntos desde el nivel dl distro hasta el condado y nivelessuperiores. Estos Aistitos, presumiblemente junto con algin tipo de jearquta en la consulta, tienen como fin proporcionarel neesatio espacio piblico para que las personas se expresen como cidadanos iguales, una dis posicin ésa ausente tanto en Ia consttucié de Virginia como en la tstadounidense. Recordemos la idea de Jellerson, que aparece tam bin en esta carta, de mantener tna conencién constitucional cada ‘Trazaré tres paallismos entre I justicia como equidad y la con cepcidn de Habermas a fin de aclarar que en el liberalism adecus damenteinterpretado, las autonomiaspblic yprivada son coorg arias y de igual peso, Mostrar, en mi apni, que a justia como ‘equidad asi como otras concepcionesliberaesreconocen lo que Ht Dbermas llama conexién interna, o presuposicién mutu, entre las I berades de los antguos y de los modernos tanto como lo hace st punto de vista discursive. Comenzaré con la frase que termina el pri mer breve parrafo del resumen La cuestin bisic es ahore la siguiente: (Qué derechos tie- ‘hen que aceptar mutuamente personas libres igual si quie- en regular su vida en comin mediante el derecho positive y obligatoro? (pig. 69) “Habermas toms esta cuesti6n como pusto de parida para su in- tepretacin de la autocomprensin de la demoeracia (FG, pig. 103) No es esta aficmacién parlela t, aunque por supuest n0 es lo ‘mismo que, lo que estéaconteciendo en la sociedad civil cuando los ciudadanos discuteny aceptan (por aquellos que lo hacen) los méx tos de ls poscién original y los princpios presuntamente legidos shi? eNo estin eligiendo las partes, en tanto que representantes de 3. nce peal fine del Porcine 23a preg: sip del derecho tat memo pode reformulate ajo ler ses pei dele ‘eo dicate Qué dere tren qu codes tae sae s ‘den conn ane un soci alana lea de conoid yee ‘tinamene su cnsivenci por medio del derecho pou "36. Cena ho vit Adena par xa cone nt dein otc Enlai conn eau een geet deans oad ‘apa devine oy mio Supengo gure ta dela mimo ene ee Se Hatem 120 oun mawis los ciudadanos, principios de usticia pare concretar el esquems del bbertades(hisicas) que meor protege y promacions ls interes fun Encaql une dbl efrenc, pcs gue dee gueserexpicnacn ‘Timur deta toi Por nad, dg una condcn neces partes ls onepons dessa que preetan como ca {Ednan pr interac ea un econ ertersadon Po oo Indo, rend sndependeten debe apc eo gu o ‘exces ge ings nr oem gue prt ua consi pica ye Teche desu forme pr oss derable de una dct comprehensive) pperasetimesnan woes er nsnmenenerinmentetisietnamctttertitninii te 2AZONABLED VERSUS @VERDADERO® “9 explic: Ia wjustcia como equidad> es una de las candidatas més pro- metedoras. Este uso autorreferencal de «independiente» puede en tenderse como pretensién politica Rawls espera que su propia teria, en condiciones de un «equiibro reflex plenon,’ofrezca un fun dl espiritu humano. Con ello se impuso la cuestion desi ls proposiciones normativas en general tienen todavia un con tenido cognitivo y de cémo, si es el caso, se pueden fundamentar. "Exa pregunta consitye ante todo un reto para aquellos (como Raves o yo miso) que rechazan tanto el realism moral como el mo- sealimenta en cualquier caso de una ruzén pric tics que se incorpors en las dos ficultades superiores» dela persona moral, En las Dewey Lectures Rawls a reelaborado este «construc- tivismo kantiano»." Est aanza su sedimentacién en el tercercaph tla de Politica Liberalism. Pro en el marco de este enfoque modif- ‘ado la azn pierde su fuer posicin. A larazén préctca se la priva al mismo tiempo de su nico ys a ebaja a una raconalidad deva- luada que cae en la dependencia de verdades morales fundadas en ‘ura parte. Le valides moral dela concepcién dela justia no se fun VIRUS «vERDADEROW 157 tos dela concepcign orginal no se encajanficilmente sin sutura en lt teoria actual En Political Liberalism se encuentran dos tendencis contradic: ‘orias en materia de fundamentacin. La idea dl consenso entree 2ado tiene como consecuencia el decidido debilitamiento de la pre: tensién de razon de la concepcin kantiana de la jstcia. En primer Inga, quiero presenta el nuevo reparto dela carga de la prucbs en ‘rela razén del jusicia politica y la verdad de las concepciones de ‘mundo y a continuacién abordaré las inconsstencias que justifcan {que Rev tirubee en subordinar la razén prictica ala moral de ls ‘concepciones del mundo en el grado que propiamenteexige la alter: native al enfogue kantano que actulmentefavorece. TI, La aLERATWA AL PROCEDIMENTALISMO KAWTIANO Se alcanza un consenso entreeruzado, «when all the reasonable members of political society carryout a justification of the shared por litical eanception by embedding it in this several reasonable com: prehensive views» [ecuando todos ls miembros razonables dela 0: ‘eda politica evan a cabo une justfcacin de a concepcién politica ‘compantia incorporindola en sus diferentes concepciones compre hhensivas razonablese] (Rpg. 91]. Rawls propone wna divsin del ‘trabajo entre lo poltico y lo metaisico con el resultado de que el om ‘tenido, en el que todes los ciudadanos pueden coincdi, se spars de las corespondientes razones, de las razones por las cuales los indivi ‘duos lo aceptan como verdadero, Esta construcciéa parte de dos, pero sélo de dos perspectives: cada ciudadano reine la perpectiva del participant con Ia perspectiva del abservador. Los observadores pueden descrbir procesos en la exfera politica, por cemplo, el hecho de aleanzar un consenso entrecruzado. Pueden tenet condcimiento de que este consenso se logra como consecuencia dl entreeuza rmiento extoso de los componentes morales de dstintas concepcio ‘es del mundo religiosas © morales y que tre consigo la etabilidad dela colectvidad, Pero en la poscin del ebservador los ciudadanos 138 JORGEN HABERMAS no pueden introducise reciprocamente en otras concepeiones del ‘mundo y comprender el contenido de verdad de las mismas desde las respectivas perspectivasinternas.Confinados en la fronteras de los dliscursos ficticos, los observadores les esti vedada una toma de po ‘icin ante lo que los participants exeyentes 0 convencidos conse tan verdadero justo y valioso desde la perspectiva dela primera per- ‘ona, Tan pronto como los ciudadanos quieren expresase sobre verdades morales o en general sobre econcepciones acerca de lo que ] (PL, pig. 94). El consenso entrecuzado se apoya en los ‘omponentes morales en cada cso dstntos que un ciudadano con sidera en conjunto verdaderos. Nadie puede saber desde el punto de vista del observador cull de as concepciones del mundo en compe- tencia es efectivamente verdader, si algun lo es. Slo la verdad de cesta doctrna ya garantizaria «that all the reasonable doctrines yield the right conception of justice, even though they donot forthe right reasons as specified by the one true doctrine» (aque todas las doctr ‘as razonables proporcionan la concepcién correcta de a justia o- Ica aunque no lo hagan por las razones correcta seg las concibe Ia doctrina que es verdadero» (PL, pig. 128) Ravls se concentra como Hobbes en as cuestiones del justia politica y toma en préstamo de la tadicién hobbesians la idea de ‘que tiene que alimenta a spetecida coniiacén de las razones pri vadas, no piblcas. De modo dstnto a como ocurre en Hobbes, en Rawls la aceptabilidad racional de una propuesta que obtengaapro- bacign se apoya cn la sustancia moral de concepciones del mundo di ferentes, peo convergentes a este respecto —y no en las preferencias de distintas personas que se complementan mutuamente—. Rawls ‘comparte con la tradicin kantiana Ia fundementacin de la justcia politica. Las razones moralmente convincentes soportan —mis alla que atade el aspecto del reco- ‘nocimiento piblico a aquells verdades idiosincrisicas y recipro ‘camente opacas. Desde el punto de vsta de la vilider existe una in ‘cémoda asimetria entre la concepcién pablica de Ia justicis, que plantea una pretensén débil de «razonabilidads,y las doctrnas no ppblicas con una pretensidn fuerte a la «verdad». Resulta contra tuitivo que una concepeién piblica dela justicia deba obtener sav toridad moral en dima instancia de razones no plies. Todo lo ue tiene valdes se tiene que poder jusificar piblicamente. Los cenunciados validos obtienen el reconocimiento universal por ls ‘mismas razones. La expresion agreement [xacuerdos) ex al rexpecto ambivalente. Mientras las partes que negocian un compromiso poe den asentir cada uno por dstntas razones, los pantcipantes en una angumentacin tienen que consepuir el acverdo racionalmente mot ‘ado, si se da el cso, a patr de as mismasrazones. Semejante praxis, srgumentativa apunta a un consenso conseguido publica ycolectiv Mis aci de la esfera polite, las argumentaciones ya exigen en cierto modo un uso piblico de la sx2én. En los discursas racionales se plantea como tema sélo lo queen la vida cotiiana sine como re- curso para la fueraa vinculante de lot actor de habla —esto es, ls pretensiones de validez que reclaman reconacimientointrsubjetivo ¥y que en caso de ser problematizadas prometen uns jusifieacién pi bilica—. As ocure también con las pretensiones de vides normat vas. La costumbre de disputar acerca de ls cuestiones morales 8 -hundiria silos parteipants en ella tuviran que partir del supuesto ‘de que los juicios morales dependen exencialmente de las conviccio- res de la fe personaly ya no pudieran contar con la aceptacion de 162 JORGEN HABERDIAS aquellos que no comparen ess fe” Esto no se puede aplicar ciera- ‘mente sin més ala politica, pes ls confrontaciones politias son de aturaleza mixta. Pero cuanto més traten de princpios constiucio- rales y de las concepciones dela justia que les subyacen tanto mis se azemejan alos dscursos morals. Por lo dems es cuestiones po ltcasbisicas van unidas a cuestiones de implementacién del dre cho, Y las regulaciones obligstorias hacen que el consenso politico bisico sea con mayor razén necesrio. Lo discutible no es la necesidad misma, sno cdma hay que satis facerla, La cuestién es silos ciudadanos en general pueden consde rar algo como arazonble» si no pueden adoptar un tercer punto de vista justo al del observadory el del participant. Puede resultar un contenso que sea apropiado para los ciudadancs de una coecivided politics como fundamento de un uso pdblico de la raxén partir de la plraidad de eazones cosmovisives cuyocaricter no piblico es re ‘conocido eciprocamente? Ante todo me gustaria saber si Rawls pue- de los ciudadanos y concepciones del mundo especificada de ‘sta manera en modo alguno exige ya aquella perspectvn desde la ‘ual las cuestonesbisices de la justia politica se pueden debatir co- leetiva y pablicamente. El punto de vista moral no viene implicado at por acttudes «razonabless ni es posibiltado por concepciones del ‘mundo «ruzonables», Dicha perspctiva se nos abre slo cuando se tna producido un consenso entrecruzado en torno a una concepcisn 168 Oxon vanenans dela justia, No obstante, Rawls parece no poder sino recurtir al me nos entraofcialmente a esta «tercera» perspeciva también xen aquel caso fundamental del jusificacién pblica»[R, pig 92]. Uno tiene la impresin de que Reuis se encuentra dividido entre su estrategia ovginaria, scpuida en a Teords de a Justicia, y todavia fueremente spegadaa Kant, ylaalternativa desarollada més tarde que stoma en serio el hecho dl pluraismo, También aqui asume el lsofo todavia la perspectiva de jucio imparcial; pero este, digamos, punto de vist profesional, no encuentra ningin equivalene en un punto de vista mo ral que os udadanos pudieran compartir desde el eigen. Entretanto, Rawls se a expresado ampliamente acer del pro Dlema de la justfcaci del consenso entrecruzado (R, pgs. 89 y sige. Cuando ponemos bajo la lupa las tes clases de jusiiaci6n «que abi aca, topamos con la interesante cuestién de emo se puc- ‘den identiticar entonces como tales las concepciones dl mundo ra zonables» sino esti disponible ninguna razén prictcaindependien- te de los baremos de las concepciones del mundo. Para la selecciéa dela concepciones del mundo ranonabes son hasta cierto punto ne ‘extras deisiones normativasafinas» que tendrian que poder ser in dependientes de los supuestos de fondo metaisicos adensos. V. La Gira rapa pe a yusrinicacion”® ‘Rawls Dama al lugar donde ha de tener lugar la justificacién de tuna concepcin de a justici the place among citizens in civ sociny =the viewpoint of you and me» («el lgar entre ciudadanes en la so edad civil —el punto de visa tuyo y mio»). Aguf cada ciudadano 10, Sgo ire chet de jane orden en gel preatl pio wk Ee oe ogo no senders una sconce tempor Se ear ero [nde el eine por el ue da cnteperie puede alo oma depo ‘inact dei cones acted ice pale Dede erent ue es ‘ona akeoment ny tice dl cosas polo bso existent ede apes thea de ts conepin del jac, ene ue defender salem por cana edb ns ii “ de las personas y sus convic- tones, Pues Rawle re contents on asegutarse de que ls valores po Iticos son precisamente «valores muy fuerte» (PL, pig 155). En ‘otros lugares se limita ala wexperanza» de que finalmente esa prior Condo ssego gic una pens auntie dpe de Jems edo Chmentclnapee dele epi co den easel ima 14 yORGEN HARERDEAS «4 punto; a fxerea de autoridad la ganar més bien las condiciones del discuso, as propiedades formales de los process que empulan 2 ls paticipantes a adoptr el punto de vista del jicio impacial En Political Liberalism encontamos también una reflexia muy parecia, pero en otro lugar sistemtico —estoe, el lugar donde el fildsofo gracias a su competencia profesional desarolla una concep clén de la justicia independiente y su justificacién pro tanto, y luego ‘examina si las piezas de su teoriaencajan con las intuiciones norma tivas de fondo que estin extendidas en las tradiciones politicas de tuna sociedad democritica(presentada como un asistema social com> pleto cetrados)—. Asse examinan conceptosbisicos como los de persona moral de ciudadano como miembro de una asociacin de li- ‘bese igules, de la sociedad como un sistema de cooperecién social, ‘ete. Ambas operaciones, tanto, $I la construccién de la concepcién

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