You are on page 1of 70
Erik H. Erikson EL CICLO VITAL COMPLETADO Nh editorial PAIDOS INDICE PREFACIO| 1, Introduecion Nota historica sobre el “mundo externo” ypla psicosexualidad y el cielo de las gene- Epigénesis y pregenitalidad ‘Modos orgénicos y modalidades posturales y sociales ‘Modos pregenitales, 41. Modalidades posturales, 48 Ritualizacién, $3 iF Estadios fundamentales del desarrollo psicosocial IReerca de fos téminos utilizados y de los diagramas Elaltimo estado PFE vinculo geneaciona: le adultes La adolescencia y la edad escolar {Loe aftos preescolares 5 15 0 69 83 92 99 0 FL CICLO VITAL COMPLETADO mismo”; “de la centricidad yoica a las relaciones entre pares"; “del juego al trabajo". Como concepto, este fesquema evolutive se basa, por supuesto, en las dos: teorias fundamentales del psicounilisis: la del desarro- Ho psicosexualy la del yo. En mi contribucién (1980 a) yo trataba de detinear los “elementos” de una teoria psicoanalitica del deste rrollo pslcosocial. Ademés, rastreé por primera vez la fradual inclusion en el pensamiento psicoanalitico de To que se llam6 una vez “el mundo externo”, desde mis primeros diss de formacién psicosnalitica en Viena, hasta los primeros aflos que pasé en Estados Unidos. Lucgo de acentuar Ia complementariedad de los enfo- ‘ques psicosexual y psicosocisl y su relacidn con el con- cept del yo, procedi a reseftar los correspondientes es- tadios del ciclo de la vida Reformular ahora con tanta extensiOn las considera- clones teéricas que uno fue enunciando a Jo largo de st vida y en una variedad de contextos plenos de datos, puede parecer tarea poco fructifera para el autor y el lector, Pero fue en realidad el Enfasis que se daba al en- foque histérico en la invitacién del NIMH, lo que me sugirié que era ésta una empresa valida, pues tal exten sign de Ia teorfa psicoanalitica s6lo podrfa haberse ori- Binado en Estados Unidos y en un perfodo tas déca- das del 30 y del 40— en que los psicoanalistas, en una atmésfera de creciente turbulencia mundial, fueron bien recibidos en los centros médicos y también en las discusiones interdisciplinarias intensivas. Y tales discu- Siones resulteron més tarde fundamentales para el tema central de la Midcentury White House Conference on jldren and Youth, a la que Joan Erikson y yo con: PREFACIO u tribuimos con wn trabajo titulado “Growth and Crises of the ‘Healthy Personality’ ” (1950). Decidi entonces volver @ editar y ampliar en los pun tos nevesarios lo que habia escrito para el NIMH intro: duciendo s6lo un cambio importante: al Megar (una ‘yer més!) a resefiar los estadios de ls vida, cambié el orden de presentacion, En el capitulo escsito para el NIMH ya habia optado por comenzar la lista de los es: tadios psicosociales no con la ninez, como es costum- bre, sino con Ia adultez: la “idea” es que una vez. que uno ha elaborad la intervinculacién de todos los esta- dios, debe poder comenzar con cualquiera de ellos y Hegar desde éste, de un modo ongénico, a cuslquier otro en el mapa que fos agrupa. Y la adulter, despus de todo, es el vénculo entre el ciclo vital individual y el ciclo de las generaciones, Sin embargo, en este ensayo ‘yoy més lejos y comienzo mi tratamiento de los estar dios con el timo, la vejez, para averiguar en qué me- ddida el ciclo vital, completado puede dar sentido a toda fa trayectoria de la vida No obstante, por dondequiera que comencemos, el ‘al fundamental que los estadios de Ta vida desempenan fen nuestra teorizacin psicosocial nos llevard cada vex ‘mds profundamente a los problemas de la refasividad hist6rica. Asi, una mirada retrospectiva a las altimas <écadas del presente siglo muestra que la vejez sélo se ‘descubrio’” en afios recientes —y ello por razones ta to tedricas como histOrieas~, pues requirid por cierto alguna redefinicién el hecho de que se descubriera(y que los propios viejos descubrieran) que un nimero crecien- te de viejos representan una masa de siejos mds bien que una élite de anctanos. Antes de esto, sin embargo, ree ee —— 2 ELZICLO VITAL COMPLETADO hhabiamos legado finalmente @ reconocer a la adultez como una fase evolutiva y conflictual por si misma, ‘is bien que considerarla meramente como el fin ma- duro de todo desarrollo (p. ej. Benedek, 1959). Antes de esto (y entonces sdlo en los afios 60, perfodo en que se produjo una crisis de identidad nacional reflejada draméticamente en la conducta pablica de algunos de nuestros jévenes’, habfamos aprendido a centrar nues- tra atencidn en ls erlsis de identidad de la adolescencia como algo fundemental para la dinémica evolutiva del ciclo vital (Erikson, 1959). Y como hemos sefalado, la “personalidad sana" del niilo y todos los estadios in- fantiles que s6lo se descubrieron en este siglo no lega- ron a constituire en el centro de la atencidn sistemati~ ceaen Estados Uridos antes de la década del 50. Por lo tanto, al leer este ensayo el lector en st tiempo y lugar sital histérico- puede querer examinar nuestro intento de “completar” el ciclo vital dentro del Tapso de nuestra vida, Esperamos que este titulo suene suficientemente irénico como para que no se lo tome feomo tina promisa de exposicién exhaustive de una vi ‘da humana perfecta, pues s6lo est4 destinado a contir- mar el hecho de que si uno habla de Ia vida como un ciclo, ello implica ya alguna clase de autocomplet miento, Pero la claboracién que de esto se haga en wn Seterminado memento depende, por supuesto, del es- tadio tedrica de la propia disciplina y del significado que pueden tener para nosotros y para nuestros congé= heres diferentes perfodos de la vide. En Ia actualidad, {ullgunor de nuestros términos y conceptos parecen demasiado ligad>s a nuestro tiempo —0 2 nuestra épo- ca? Y si el eanbio de los tiempos sugiere un cambio PREFACIO B cn las ideas, pueden martenernuestos teminor 8 Snitcado orginal 9 spur contibuyendo a que os entendamos? Por ini part, s6lo puedo refrmular agus tem nos tal como "se ine presntaron”™ en su complelidad, Beta ragestva pero tambien adecuadamente Orde caie Somptcidad ves sn cinbareo, condo =m Manio‘s durateros equivncog Al refermlarios on et Prone bro no pucto evar qe sara om algunos de pre cotores la reiterada sspocha de que ya han TefQO wn Mjooma porte este o sel asso, quis extenso Puede gues at, pes me ha presto que en eta {os no tone sentido en algunos casos reform 10 i yi prcoia aber sido expresado en forma adecus- ay Jocurre asf que mis reconocimientos también pue- don formularse referidos a una secuencia de décadas. Lo que he aprendido de mis colaboradores puede no- tarse muy bien observando la lista de las instituciones, Je investigacin con las que tuve el privilegio de estar Vinculado. mientras ejerefs como psicoanalista y parti “ipaba en fas aplicaciones de esta disciplina en fas es “xtelas de medicina, En la década del 30 estuve vincula~ Jo con la Harvard Psychological Clinie y con el Yale Institute of Human Relations; en los afios 40, con el Guidance Study del Institute of Human Development de la Universidad de California, Berkeley, y en los aftos 50, como residente en ci Austen Riggs Center, en las Herkshires. Cada una de estas instituciones, con sus ‘modalidades innovadoras, me permitid una consagra- Gién memorable al estudio clinico o evolutivo de de- terminados grupos de edad de seres humanos, Por al L 1 HL GICLO VITAL COMPLETADD fimo, en los afios 60 mi propio curso para alumnos no. graduados, sobre “El ciclo vital humano”, dictado en Harvard, me permitié compartir el esquema evolutive con un amplio grupo de alumnos que respondian muy bien y estaban profundamente interesados tanto en la vvida como en la historia, En cl texto se nombra a algunas personas cuyo apoyo result especialmente vital alo largo de los afin. Cualquier intento de hacerles “justicia”, en este con- texto a ellos y a otros que no menciono, parecerfa fie i Como en todos mis prefacios, concluy mis reco- ‘nocimientos dando las gracias a Joan Erikson, Nuestra contribucion conjunta (ya mencionada) a la Midcentu ry White House Conference muestra muy claramente que su guia “editorial” ha ido mucho mis allé de har cerme legible: ha logrado vivifiear todo el mundo de imigenes del ciclo vital que aqui dejo reseftado U. Erikson, 1950, 1976). 1 La preparacién de este ensayo conto con et apoyo parclat el Masrce Fae Medical Fond, de Pitebargh, Penylvani, INTRODUCCION SOBRE'EL "MUNDO EXTERNO™ eo bio = El término y concepto “psicosocial”, en un con- fexto psicoanaiftico, esti obviamente ‘destinado a complementar Ia teorfa dominante de la psicosexual- dad, Para presentar un cuadro de los comienzos de tal esfuerzo debo remontarme a la época de mi Formacién en Viena ~el perfodo en que iba cobrando auge la psi cologia del yo~ y esbozar brevemente algunas concep- tualizaciones cambiantes de ta relacién del yo con el ambiente social. Bs cierto que las dos obras bisicas o- bre el yo “ET yo y los mecanismos de defensa, de Anna Freud, y La psicologra del yo y el problema de la adap- taciém, de H. Hartmann solo aparecieron en 1936 y en 1939, respectivamente. Pero las abservaciones y conclusiones en que se basaban estas dos obras domi naron buena parte de la discusién en los afios anterior res al completamiento de mi formacién y a mi emigra- cidn a Fstados Unidos en 1933, Entretanto, las funcio- nes defensivas y adaptativas del yo han leaado a cons- tituir favetas firmes de la teorfa psicoanalftica, Mx pro- pésito af remontarme a sus orfgenes es indicar de qué 6 CICLO VITAL COMPLETADO ‘manera la teoria general podfa parecerle a un joven es: (udioso orientada a prestar ~aunque sin lograrlo del todo una atencion sistemitica al papel del yo en le re laci6n entre individualidad y comunalidad. Resulta muy interesante a la mirada reteospectiva y muy significative respecto de las contraversias ideolo- gicas Iatentes cue jalonan el progreso en este campo, el ddisenso origin:l entre las ideas que iban exponiendo ‘Anna Freud y Hartmann. Anna Freud misma, con st manera directs, nos dice que cuando ella sometié por primera vez fo-malmente sus conclusiones respecto de fas funciones defensivas del yo a la Sociedad de Viena, en 1936, “Ha-tmann mostré una actitud positiva et eneral, Pero azentud que con mostrar al yo en guerr con el ello no terminaba la cuestidn, y que existian| ‘muchos problenas adicionales del desarrollo y funcio-| namiento del y> que habfa que tomar en consideracién, Mis puntos de vista eran mds limitados en esa época, 9 lo que él decfa constitu‘a para mf una novedad que alin no estaba lista para asimilar”, En efecto —sigue dicien- do~, su contribucion partia “del sector de la actividad ddefensiva del yo contra los impulsos; la de Hartmann, de una manera mds revolucionaria, naefa del enfoque de la autonomia del yo, que hasta entonces se habia ‘mantenido fuera del estudio analitico” (Loewenstein ¥ ‘tras, 1966), Estas ditimas cuatro palabras, asf como la de “revo- Iucionaria", apuntan a la cuestion de los. limites elegidos por ctda investigador en las diversas épocas del desarrolio ce la teoria psicoanalitica, Para conside- rarlos, tendriamos que tomar en cuenta las implicacio- nes ideologicas y cientfficas de cada avance realizado y a nernopuccion " de cada témino correspondiente en Ia torfapscoana- ities y, on verdad, en Colas las aplicaciones de teoris te i lens natural al hombre. La poscon oniginal de Freud se orientaba, por supuesto hacia el impulo, ¥ Inipeneracion de nombres mujeres formados en E- Tope Cantal recordaran que este temino, el mis fu {amen de todos, 7Hee, en uso en alemdn toni tn cantidad de connotaciones en fa Mosoffa del na furnern, ya ta ver un wlor Ponderativoy tabi =~ Tucionado con una idea de Jtareglo: esto (para bien © furs mal) sper. al tadnclio como “instnto™ 0 mpulso” Die suessenTiebe "os duleesimpulsos”-—, pods decir ef pocts slomin, mientras que sveros ff [Gtogespodtan hablar Je la obligacion de que todo tratajdlgno del nombre de ceneiaencontrara “fuer is de igual dignidad™ (ones, 1953) —iguales alas que J habian lado ycuantficado las cfoncas naturales Pleo ben Freud init en ue "odes muestra ideas proviionales en paologia so basa alin diay pre Eimblemonte, en una subestrctara orgnica™ (1914), mbign dojo ‘en claro que estaba Uhpuesto 2 esperar n'apoye experimental sealmete confab de Ta exis toncla de una ener nit de aeance universal Sin embargo. de innegable candcter milico. Ast com. prendimos que se oponta los intentos “materialist” fe Reich de haar huellas mensurables deta ibido en tn tonisidad de slginas series corpora. Tos traajos de Freud habian comencado en el sgl> en que Darvin investiga el origenevottivo de Ia e= peels: y el nuovo ether humamsticn Tequeria que fe umanifad, ror tan orgolons de Ta coneiencn y Ia {Stature mort desu supuesta madurezevizads, =p" L 18 LCICLO VITAL COMPLETADO tara el descubrimiento de tas rasces primarias de sus ancestros animales, de su prehistoria pristina, y de los, tstadios infantiles de su ontogenia, Pstas ideas estaban fn todo caso implicitas en esa terminologia de la ener ffa instintiva que a lo largo de los aftos ha legado a transmitir una cierta conviccion eitualista, mas bien que tuna pensistente esperanza de lograr estricta confirma ‘ion cientifica, En su momento, sin embargo, esta for zm energstica de pensamiento absid insospechadas ~o ‘ulizds sospechadss~ comprensiones. El propésito por fel que Freud trazé esta linea se inspiraba, sin embargo {como lo ha mostrado en forma tan elocuente la correspondencia entre reid y Jung, recientemente publicada), en su conviccion de que era de fundamen: tal necesidad estudiar con gran atencién ese niicleo in- cconsciente e instintivo del hombre que él Mamaba el “ello” (y, por ende, algo afin a un mundo-exteriorin- temo), y 10 ceder dee ninguna manera a la tenaz resis- fencia de la humanidad a ver su naturaleza “inferior”, nia su tendencia a desvitalizar tales perspectivas rem tologizindolas camo “superiores”. No es sorprendente, entonces, que la realidad social, en relacion con ese bus Tente ealdero interno que era el principal objeto de exploracién, ocupara al comienzo una especie de posi- ccién extraterritorial y se denominara, con mucha fre- cuencia, “mundo externo” o “realidad externa”. Ast, ‘nuestro orgulloso yo, al que Freud llamaba una “eriatura de frontera”, “tiene que servir a tres duefios y esté, por consiguiente, amenazado por tres peligros, prove niientes del mundo extern, de la libido y el ello, y de la severidad del supery6” (S, Freud, 1923). ‘AL examinar por primera vez la relacion entre el yo vrRoDvCcION » y la vida erupal, Freud (1921) analizé las posiciones de Jos autores de si 6poca (por ejemplo, Le Bon, MeDot all) que trabajaron sobre formaciones prupales “arti ciales", es decir, multitudes, muchedumbres, meras masas, 0 lo que Freud llama grupos “primarios” y “primitivos”. Freud centré su atencién sobre la “inser- Gién del individuo adulto dentro de un econjunto de personas que ha adquirido la caracteristica de grupo psicolégico” (la bastardilla es mia), Protéticamente, el objeto de su reflexion era el problema de cémo tales trupos “permiten que el hombre se desembarace de represion de sus impulsos inconscientes”. En esa époc Freud no se formulé la pregunta fundamental acerca de cOmo el individuo ha legado a adquirir lo que “po- seia fuera del grupo primitivo™. “sw propia continul- dad, su autoconciencia, sus tradiciones y sus costum- bres, las funciones y' la posietn que le son propias ¥ particulares”. El principal objetivo de Freud al analizar ‘grupos “artificiales” (tales como una iglesia 0 un ejér {o) era mostrar que la cohesion de tales grupos depen= de de “instintos de amor” que se han desviado de sus Fines biolézicos para contribuir a formar apegos soci les, “aunque no actian con menos enerafa en ese res ecto”. Este diltimo supuesto debe interesamos en el contexto del desarrollo psicosocial: cul puede ser la Tegitimidad que permita “transferir el amor... de fines sentales a fines sociales” ~queremos decir, transfert sin menoscabo~? ‘Anna Freud, en su sintesis de los mecanismos de- fensivos del yo, relegé de nuevo a un “mundo externo” la presencia de fuerzas sociales, ya generalmente reco nocidas: “El yo resulta victorioso cuando sus medidas 2» EL CICLO VITAL COMPLETADO defensivas fe pormiten restringir el desarrollo de la an- sedad y transformar los instintos de modo que, aun en circunstancias Jitfciles, se asegure algiin grado de gratif ‘eacion, con Io cual se establecen las relaciones més ar ‘moniosas posites entre el ello, et supery6 y las fuerzas del mundo extermo” (A. Freud, 1936). En sus trabajos posteriores sigui6 esta misma direceidn al formular I rneas evolutioas que “en cada caso... seMalan como, 4 partir de actitudes dependientes, ieracionales, determi nnadas por el elloy fos objetos, el nitio va desarrotlando, graduaimente un control ereciente del yo sobre st mundo intemnc y exteno” (A. Freud, 1965). Sin em= Dargo, al preguntarse “qué es lo que selecciona linea individuales y tas promueve especialmente en el dese rrollo”, Anna Freud sugirié que “tenemos que tener en cuenta influencias ambientales accidentales. En el and lisis de ninios mayores y al reconstruir el proceso a par fir det analisis Je adultos, hemos descubierto que estas fuerzas se encernan en la personalidad de los progeni- tores, sus acciones e ideales, la atmésfera familiar, el Impacto que produce el ambiente cultural como un to- do”, Subsiste ln cuestion respecto de influencias amtientales sonmés omenos™ Hartmann, por su parig, tomé una posiciin total: ‘mente distinta al sugerir que el yo humano, lejas de ser meramente la defense evolutiva contra ei ello, tenia rafces indepencientes, A funciones clisicas de la mente hhumana, tales como fa matilidad, la percepcién y la memoria, Hartmann las Hlamaba “aparatos yoicos de la autonomfa prinaria™. También consideraba que todas estas capacidades de desarrollo consistfan en un estado, de adaptacion 1 lo que él denominaba “un ambiente rc. OO ese rerRODUCCION a promedio prevsible”, Como dio Rapaport: “Mediante tox coneeptos, puso e fndamento del concept y Teoria pucoanaiticos de i aaplaion, y esbord Ia primera teorla generalizadh de las elaciones de real Ud on ta pscologta psicosnaliten del yo" (Rapaport, Gm Erikson, 1959). Pero. -picga Rapaport “no 80 Strece una icoria picosocldiferenciada y espectiea” Yen verdad, un “ambiente promedioprevsble” pare- e\postular s6lo un-minino de Tos condiciones que yor attevros dec hacon posible Ia mera per Jidadsn Je la vide socal que son fuente de f vitaidad {halvidval y comunitria-y. adends, de graves confe~ tos verdad, Hativarnsiuid tambien empleando Se ta realidad” (1947), "accion frente a la realidad” aay) y actuar en # indo externo™ (1956), para Sitar s6lo unos breve pases que selan dOnde Due- {fon teaarse on un determinado, momento, 1a Hineas nel Jesarello de un campo Et vocabulario mecanitista y fscalista de la teorsa Eypund externo", legen a ntizarme ens primeras tapas de mi formacion, especialmente debido al elma general de Tos seminaic elintoos en particular el ‘Kinderseminar® de. Anne Fred, que estaban 2 imadon por una inéiteaproxiacion a problemas tanto Shcifes como internos 9 aauntaban etonees un esp fitu que caracteriza lo meior dela formacion psicoana- Tica! Freud escribiO una ver a Romain Rolland que “Sendo como son nuestro natntos inmates y el mu do tue nos robes, peso que el amor no es menos esencial para la supervivencia de la raza humane que ‘cosas tales como la tecnologsa™ (1926). ¥ nosotros los estudiantes pudimos en verdad experimentar en las dis casiones elinicas una forma modema de caritas consis lente en reconocer que, en principio, todos los seres Inumanos son iguales porque estan expuestos a los mismos conflictos, y que la “técnica” pslcoanalitica requiere la aprehension por ef psicoanalista de los com Aictos que puede estar “transfiriendo” en forma inevi- table (y muy instructiva) de su propia vida a una de terminada situacién terapeitica Estos son, en todo caso, los conceptos y las palabras ‘que yo utilizarfa hoy para caracterizar el nicleo de un huevo espiritu comunitario que percibi a veces en mis snos de estudiante. Asi, la presentacion y discusion ex: tensiva e intensiva de casos parecta estar en oposicién polar con el legado terminolosieo que provesa el marco de referencia para el discurso teérico. El lenavaje clint co y el teérico parecian fomentar dos actitudes dife rentes hacia la motivacion humana, aunque resultaran ‘complementarias en nuestra experiencia formativa, Ademés, asf como el tratamiento de adultos habia Ievado a ta formulacién de algunos subestadios defini dos y decisivos de la nitez, y por ende a supliestos evo- lutivos que establecieron una primera pauta en el ever tual estudio de todo el ciclo vital, también la observa cién directa y cl tratamiento psicoanalitico de ninos la sugirieron contundentemente, En la discusion de tar les trabajos, lego a manifestarse de la manera mls char ri el curdcter exolutivo del psicoandlisis, pues los ninos ‘no s6lo offectan sorprendentes verificaciones sintoms ticas de los supuestos patosrilicos del psicoanaliss, si netRODUCCION 2 tno que @ menudo To haefan superando todas las expec fativas adultas por #1 manera directa de expresion Midi cc y comunicativa. Se reveld asi, junto con fos intensos feonflictos infantiles, wn esfuerzo de experiencia y sin- fests pleno de recursos e inventiva. Fue en los semins: Flos en que se trataba la patologia infantil y en los que intervenfan psicoanalistas profundamente interesados fn la “educacion progresista™, donde fue pasando a se fzundo plano el lenguaje reduccionista de la teoria cien tifiea, mientras Ia escena se iba animando con innume- rables detalles ilustrativos de la mutua implicacién en- te el paciente y otras personas significativas. Se suge- ria enfonces como futuro tema de estudio, no la “eco- nom{a” interna de impulso y defensa de una sola per sona, sino una ecologia de activacion mutua dentro de tuna unidad comunitaria, tal como la familia. Esto pa roots ser particulamente exacto en el caso de las ob- servaciones presentadas por los dos principales obser adores de Jovenes, Siegfried Bernfeld y August Aick- hom. Al pfimero de ellos lo conoet sobre todo como conferenciante invitado, y al serundo como el exposi tor mas sensible y realista de los problemas de los de- Jincuentes juveniles. En la actualidad, no vacilarfa en afirmar que la di ferencia fundamental que existia entre el enfoque te&- rico y el elinico que caracterizaban nuestra formacién ce la que observamos entre la preocupacién del siglo ppasidlo por Ia economia de fa enengia, y el énfasis que se da en nuestro siglo a la complementariedad y la else fividad. Sin saber inuy bien por qué lo hacia, titulé luego el primer capitulo de mi primer libro: “Releva cia y relatividad en la historia de casos” (1951, 1963). ™ HL CICLO VITAL COMPLETADO. Como quiera que se to k © To lea, ¥ por mais analbgico que pueda ser tal ponsamiento, he Hlegado a considerar que Ja actitud linea bésiea del psicoanslisis consiste en luna experiencis basads en el reconacimiento de milt piles relatividad:s —idea que espero se vaya aclarando en este ensayo. ero haba tercer ngelents oa situcion de sorenizale en Vitam pam mi polls Mate na enfoqe cinco nat coco me ea Foe (slo peed llumaro seco) stile de ttenconconfaactonay attra gave edeabe Freud, De lle tantra felinente ai sacs cin de Tn conact de aero deo nie y nena Pera igstmente To aust confucs Snake trsonba yes acs a menodo anor) ae" xprsin mans sit col ao poten tends spar conducts seas road para nvr nbn baa un asees rats $n fn abamador de tren toto os en Viens seers ioe imseaes eh hinos 1931], 72 priner aiuto ona eases ae dont fe “Congest 1357) ro todo exo porgue pars eas Inge sfuen endo basco pane incon gone Dasa nn apache pose Plazas por itzsconesenpesmestacy ed ro ewa—aoao ereopuccion s ticas, por mis sugrentes y saisfactorias que puedan oro ya es el momento de menclona el hecho dor mminante” que el peiodo hatrico en que aprendimos » Sinerar tales revlaciones de tx vida fern estabe onvitindose en uno de los pertodos mds eatatrfi onde t historia Ta dvi ico etre elm do “interno” yl “extemno” puede muy bien haber te tivo las profundas connoticiones de una amenazadora Seton entre la evlizcién judeo-critana, indivi Tata y de ragambre,sumista, Ta veneracion total tira el Estado racist, Tate hecko eatuvo a punto de inenaear ia vida mama de algunas de as personas que se'eticaban enionces bs extados que aqut deer Simos. No ebstant, ellos redablaron empecinadamen- te nu couerzos (como ho merit las fects de publ Seton au hemos etado) como a entonces se nses= tara mat uepentemente que nunca una devocion meto- Mie 1 us emprosa aferporaes de las esl TEntctanto, de este ldo del Atlintico psicoanalistas aun mis fovenes, como yo mismo, desebrieron ave tra posbie contin yafplar de inmedato ls seh Tesque apuntabon hacia investiga soc, prepa dis durante el desarrollo dela prcologiavienesa del Yo. pues todos nos sentimos fuertemente ataidos por et Trabajo interdiciplinrio compartimos el espiritu pronero de Tas nuevas wstituciones J "escuela" ps Connattics, En Harvard existia un ambiente médico Scogelor. vigorizado por el nacinte trabajo sociops quidco, Tambien alt Henry A. Murray estaba esta- Tiando histons de vida net que decass, mientras 2 ELCICLO VITAL COMPLETADO tanto, en una variedad de reuniones interdiseiplinarias| (bajo 1a amplia influencia de Lawrence K. Frank, Mar- garet Mead y otros), se abrian las barreras existontes en- tte los diferentes compartimientos de los estudios me dicos y sociales y se establecta un intercambio de inte- reses gue pronto resultaron complementarios. Y asi st- cedi6 que en el ao mismo en que apareeta en Viena EI yo y los mecanismos de defensa (A. Freud, 1936), tuve el prvilegio de acompafiar al antropSlogo Seudder Me keel ala reservacion de los indios sfoux, en Pine Ride (South Dakota), y de realizar observaciones que resulta- ron fundamentales para una teoria psicoanalitice de enfogue psicosocial. Uno de los rasgos mis sorprenden= tes de nuestras primeras conversaciones con los indios norteamericanos fue la convergencia que se producia entre 1a explicacion que éstos daban respecto de sus aantiguos métodos de erianza de nitos, y el razonamien- {© psicoanalitico por el cual Negariamos « considerat ‘esos mismos datos como relevantes ¢ interdependientes, FL método de crianza en tales grupos hecho que per- cibimos en seguida— es la forma en que los modos bé- sicos de organizacion de su experiencia —lo que deno- minamos el evhos de grupo se transmiten alas prime- ras expetiencias corporales del infante, y, a través de elas, a los comnienzos de st yo. La reconstruccién comparativa de los antiguos sis: temas de erianza de esta tribu cazadora de kis Grandes Llanuras, y, mis tarde, de una tribu peseadora de Cali- fornia, azrojaron mucha luz sobre lo que Spite lamé el ‘diflogo” entre la disposicidn evolutiva del nia y la pauta de cuidado mateo que una comunidad le ofte= ce “la fuente y origen de Ia adaptacion especitica de vrnovuccios 2 Ja especie" (Spitz, 1963, paz. 174). También apren- dios a reconocer Ja importancia del estilo de form cidn del nino no s6lo para la economéa interna del ci- lo vital individual, sino también pars el equilibsio eco- logic de una comunidad dada, sometida a cambiantes ‘condiciones teenoldgicas e historias. No nos proporcioné ningiin consuelo, pero si un sombrio aliento, el hecho de que lo que Hezamos gra- ddualmente a comprender sobre cl holocausto y lo que experimentamos durante la Segunda Guerra Mundial, sugiriera por lo menos la posibilidad fatura de un escls- feeimonto medians uns nue picolon poiea ff de las tendencias mas devastadoras y destructivas mank festadas en representantes de Ia especie humana que ran, aparentemente, los més civilizados y avanzados.f/ 4 El propésito de este ensayo es Himitado: se propone esclarecer la teoria psicosocial que se fue desarrollando, especialmente en lo que respecta a como se origing @ partir de la teor‘a psicoanalitica general, y a que sign ficacion puede tener para sta. Para comencar por lo gue es primero, zcudl es la funcion de la pressnitali- ad, esa gran distribuidora de enerefa libidinal, en la ecologia —tanto sana como enferma~ del ciclo vital individual —y en el cielo de las generaciones~? ;Lapre- sgenitalidad existe solo para la genitalidad, y la sintesis yoica solo pata et individuo? Lo que sigue se basa en una gran variedad de obser- vaciones y experiencias, tanto elinicas como “aplica- das", que he referido en mis publicaciones. Por esta vez, seatin he senalado, trataré de prescindir del relato por: menorizado, Ademds, como he dicho antes todo esto x cto viral coueLerabo (© 4 mayor pate), dsbo part Seunos puntoy ctarme ‘mio npo te ctment sap det ciona estas ide aimaras con It de ites ie lo iargo de ls década han expresado puntos de wita se iiates uw optiten, aunque no pretend epreeniar Su Connie posal dentro del paceaa Ese cluceao elnino es fo ae mt ho responds josolictado on a invitacion det NIM LA PSICOSEXUALIDAD ¥ EL CICLO DE LAS GENERACIONES | EPIGENESIS ¥ PREGENITALIDAD | t Denominaciones combinadas tales como “psico- sexual” ¥ “psicosocial” estin obyiamente destinadas a ttazar Jas Iineas divisorias de dos campos —cada uno es tablecido en su dominio metodol6zico © ideotégico—, de modo de promover en ‘bidireceional entre ‘ambos, Pero tales locuciones hfbridas raramente supe- fan Ia tendencia humana a confundir lo que puede so- fmeterse a téenicas establecidas, con la verdadera natu- taleza de las cosas. Felizmente, el curar siempre requie- re una actitud holfstica, que no intenta cuestionar los hiechos establecidos, sine que intenta, sobre todo, in- Cluirlos en un contexto de alguna cualidad esclarecedo- ta, Por lo tanto, sobre Ia base de una experiencia apo- yada en historias de casos v de vidas, s6lo puedo co- fhumano depende en tode momento de tres procesos de ‘organizacion que deben complementarse entre si, Sigase tl orden que se prefiera, existe el proceso biol6pico de forwanizaci6n jerirquica e los sistemas orzénicos que onatituyen un cuerpo (oma): el proceso psiquico que re menzar con el supuesto de que la existencia de un =) \ L 30 EL cIcLo viral. conPLEraio j orwaniza ta experiencia individual mediante fa sintesis t del yo (psyche). y et proceso comunal consistente en la organizacion cultural de la interdependeneia de las per sonas (ethos). « Para comenzar, cada uno de estas procesos tiene sus ropios métodos especializados de Investigacion, que rno deben confundirse si se desea aislar y estudiar cler tos elementos basicos para la naturaleza y para el hone bre. Pero en tltima instancia, los tres enfoques son ne- ‘cesarios para esclarecer cualquier suceso humano inte- ara En el trabajo clinico, por supuesto, nos enfrentamos, con la manera ~a menudo mucho més sorprendente en que estos procesos, por su naturaleza misma, estin expucstos a fallar y a aislarse uno de otro, provocando, Jo que mediante diversos métodos puede estadiarse como fensién somitica, ansiedad individual, 0 pintco social. Lo que hace que el trabajo clinico resulte tan instructivo, sin embargo, es la regla segin la cual enfo- car la conducta humana en funcién de uno de estos procesos significa siempre verse envuelto en fos demas, ues se observa que cada stem que resulta relevante en lun proceso dla significacién a ftems de los demi, y @ st ver Ia recibe de ellos. Podemos lograr como lo hizo Freud en sus estudios clinicos de las neurosis de su tiempo y de acuerdo con los conceptos eientificos do- ‘minantes de ese perfodo~ un acceso decididamente zmuevo a la motivacién humana suponiendo la existen- cia de una energéa sexual todopoderosa (Eros) newada Por fa conciencis humana, reprimida par la moral do- ‘minante e ignorada por Ia ciencia. Y la magnitud mis- mma de la represion de ta sexualidad en aquella época, LAPSICOSEXUALIOND 3 agravada por una prohibicion cultural masiva, contribu Yy6 a dotar a la teorfa de la energia sexual, primero de eapacidad de escandalizar, y luego, de una resplande- ciente perspectiva de liberacién. No obstante, cualquier historia de caso, cualquier historia de vida, o explicacion Si se realiza exhaustivamente, nos Hevaré a tomar en euenta Ia interaccion de esta postulada energia con tras aportadas (jo retenidas!) por los dems proceso. Los informes sobre suetios y los fragmentos de casos que relata el mismo Freud, contienen siempre de todos ‘modos datos que sefalan tales consideraciones ecoldsi- sulté indispensable para a fundamentacién somatica del desarrollo psicosexual y psicosocial, es Ia\epigengat, Este término ha sido tomado de la embriolosfa, y | cualquiera sea hoy su status, en los tempranos dias de nuestro trabajo hizo progresar nuestra comprension de la relatividad que rige los fenémenos humanos vincula dos con el desarrollo organismico. Cuando Freud reconocié la sextalidad infantil, ta sexologia se encontraba en el punto en que se hallaba la embriologie en la época medieval. Asi como la em- briologia supuso una vez que en el semen masculine habfa un Homunculus diminuto pero totalmente for- mado que estaba pronto a implantarse en el aero fe- fenino, a agrindarse dentro de ét y a sali de allt la Vida, Ia sexologia anterior a Freud suponia que la xualidad emergia y se desarrollaba durante la puber- lad, sin ningin estadio preparatorio infantil. Sin embar~ 20, la embriologia lleg® con el tiempo a comprender el desarrollo epigenstica. la evolucion paso a paso de los EL principio organtsmico que en nuestro trabsio re- ) 2 BL €icLo VITAL commLETADo Organos fetales, tal como el psicoanilisis descubri6 los estadios propenitales de la sexualidad. {De qué manera se relacionan ios dos tipos de desarrollo por estadios? Alcitar ahora fo que el embridlogo tiene que decirnos aceres de li epigénesis de los sistemas orgainicos, espero que el lector oercibird la probabilidad de que todo cre- cimiento y desarrollo siga pautas andlogas. En la se- ‘cuencia epigenética del desarrollo, eada Grgano tiene s tiempo de origen ~factor tan importante como el locus de origen-. $i el ojo ~dice Stockard~ no surge en el ‘momento sefalado, “nunca sera capaz de expresarse plenamente, pues habré Ilegado el momento de ripida eclosion de alguna otra parte del cuerpo” (1931). Pero si ha comenzado a surzir a su debido tiempo, hay otto factor temporal que determina el estadio mis critica de su desarrolo: “Para suprimir por completo 0 mode ficar profundamente aun determinade érgano hay que interrumpirio en el primer estadio de su desarrollo” (Stockard, 1991). Siel érgano se frustra en el momento dle su desarrollo ascendente, no s6i0 esté condenada como entidad sino que al mismo tiempo pone en peli ero a toda Ia jerarquia de oraanos. “La detencion de luna parte en répida eclosién...no solo tiende a reprimir temporariamente su desarrollo, sino que la pérdida Prematura de sipremacia respecto de alin otro Srva no hace imposible que la parte reprimida recobre su dominio. de riedo que queda modificada en forma Permanente”. Sin embargo, el resultado del desarrollo formal es la alecuada relacién de tamano y funcién entre todos fox 6reanos del cuerpo: el higado adaptado fn tamaiio respecto del estéimago y el intestino: el eo- razon y los pulmones en aueeuado equilibrio; y la ex pacidad del sistema vasculr exactamente proporciona- \ {i a cuerpo en su coniunto " Adem, la embrioogta ia averiguado mucho are dai desarrollo normal partendo defo avidentes ev face que provocan mons in excess y monstra It MRjoonslaac'como Freud ss vio levado a Feconocer las eyes dela progentaidad sant normal, partir de a (Serva clinica de la dorsi que fra la genita fkdad sca por sintomas de pension “excesva” 0.de repeston “efoetea™ Mos trabajos sobre desarrollo del nifio describen to- d'lo soferoms al modo en que e organism en madi- Stelon sigue evolucionands después del nacimiento en Toma plnfead y desmolndo una seuenea Pre Ghipta de capscidades ss, cogntvasy sociales Para nosotos,Jo-més inportante es comprender que en la secuencia de experenclas sgniiatvas, el ito Shhoy sic lo gus en form adecuada, loprars adaptarse Sins feyesetbenéticas del desarrollo, pues éstas van Sreandouna’sicesign Je potenciaidades para la inte Sfeclon sjgniietiva con an mero ereviente de ind isuow y contasrmodalidades de conducta que os igen. CC ‘Aunque tal interagci6n varia ampliamente de cultura a cultura, todas as cultura debon garantizaralgén “et mmo adecuado" y alguna “secuencia adecuada” esencia- fes, con una adecuaci6n que corresponde a to que Hart- mann (1939) denominé “lo esperable promedio”; es decir, lo que ¢s necesario y manejable para todos los se- res humanos, por mis que difieran en personalidad y pautas cultural. Pa epigénesis no significa entonces, de ninguna ma hhera, una meta sucesion, También determina ciertas Ie xs FLCICLO vrras, coMPLETADO } ves que rigen tas relaciones fundamentales que las par- [ tesen crecimiento guardan entre s{ —como tratamos de | mostrar en ef diggrama siguiente Estadio 1 Estadio 11 Estadio 1 Las casillas de raya grucsa ubicadas en diagonal as cendente demuestran a la voz una secuencia de estadios (1, H, TID y un desarrollo de partes componentes ( 3); en otras palabras, el diagrama muestra una progre. sidn a través del tiempo de una diferenciacién te partes Esto indica que cada parte (por ejemplo, 21) existe (Por debajo de Ia diagonal) de aleuna manera antes de que Hegue "su" momento decisiva y eritico (2) ? se ‘manticne sistemdticamente vinculada con todas. las ‘otras (1 y 3), de modo que todo et conjunto depende del adecuado desarrollo y ta adecuada secuencia de ca a ftem, Finalmente, a medida que cada parte llega a su plena culminacién y encuentra alguna solucion di radera durante su estadio (en la diagonal), también se espera que se desarrolle aun més (2141) baio el predo- ‘minio de las culminaciones siguientes. (3411), ¥. sobre todo, que ocupe su lugar en la integracion de todo coniunto (iyi 211f, 34D. Veamos ahora qué conse- LA PSICOSEXUALIDAD, 3s cuencias puede tener tal esavema pars Is pregenitatidad J posteriormente) para el desarolo psicosocal 1a] pregenitalidad es un concepto tan difundido enl stertura peicounalfea, qe bastarasinttizaraqu alea- hos de sus rasp esenciaes, en fos qu debe basarse una {corfu psicoanatca del desarrollo. La experiencia er6- tics del nino se lamanpregeniales porque la ewualidad Solo cobra primacia genitaenla pubertal Ef incr, el desarrollo sexual pasa por tos fases, cada una de ls uals marca la fuerte Hbldlniacion de sina roma vital Set organism. Por lo tanto, se ls denomina habit: rent fase “oral”, “anal” y “fea. Se ha demostrado Con abundancia de procbas la duradera repereusion que tiene su fuerte dotscion Kbidinal sobre fas vilsitudes {lela sexuatidad humana, es decir, fa amena varedad de {os placres pregenitales (el en realidad so titan a ser “placeres previos”); las perversiones consigucntes, si uno otro de aquellos placeres mantiene us exigencis hasta cl punto de trastomar la primacta genital ¥, 0° bre toda, las consecuenctas neuricas de I represion indebida de fuertes-necesidades preeenitales. Obvie- fente, también estos tes estadios. estan vineulados tpigensticamente, pcs la analdad (2p) existe durante hestadio ont (1) ¥ debe tomar su lugar en el estado “atico™ (Ul, despues de st crisis normativa en el est dio anal Oy ‘Dando todo esto por sentado, subsite Ia siguiente cuestion: [a pregenitalidad como na parte intrinseca de la miner prolongada det hombre, zexist solo para et ‘lesrotlo dela soxualidad y s6lo adquiere sentido por ota? Desc un punto devstapsicobologico csabsolvtamen fo 36 FLCICLO VITAL COMPLETADO te obvio que =stas zonas “erogenas” y los estadios de su libidinizacion parecen fundamentales para una cane tidad de otros desarrollos bisicos para la supervivencia, curre, ante todo, el hecho fundamental de que sitven 4 funciones ncesarias para In preservacién del orga nismo: Ia ingestién de alimento y la eliminacion de ex erementos —y, lnego de un cierto lapso denominade hl tencia sexual, ins actos procreativos que preservan la es- Pecie~. Ademés, Ia secuencia de su erotizacion se halla intrinsecaments vinculada con el desayrollo contempo- Hino de otros sistemas de Sreanos. Consideremos aqui al pasar una de las funciones de a mano humana, es decir, la mediaci6n entre las expe riencias autoeroticas y su sublimacidn. Los brazes, eon todas sus funcones defensivas y agresivas, estan “dis Puestos” de modo que las manos puedan servir de transmnisores sensitivos de la exeitacién manipulatoria, asf como son Ins diestros ejecutores de las actividades Ids complejas, tales como las que también conteibuye 4 realizar la coordinacién ojo-mano, especifica del hombre. Todo esto es de extraordinaria importancia en Ja edad de juego, ala cual asignaimos el conilicto psice. social de iniciativa yersus culpa —ddonde la culpabilidad contrarresta el autoerotismo habitual y las fantasias Jas que éste sirve, mientras que la iniciativa abre malt ples vias de sublimacion en el juego habil y en las pa tas bésicas del trabajo y la comunicacién. Para comen- ar, debemos relacionar entonces en todos los respece tos las zonas y tos periods erdgenos con todox los sistemas orgénicos en desarrollo, sensorial, muscular ¥ Focomotor, y hablar ast de ae La FSICOSEXUALIDAD a (1) un estadio onabrespiratorio y sensorial (2) un estadio anal-uretral y muscular {G) un estadio genttalinfanttl y locomotor r co ELCICLO VITAL coMPEETADO coandlisis que Hevaron al descubsimiento de los esta: dios de Ia prefenitalided s6lo permitian la conclusion de que la “soeedad” como tal, por su naturaleza mis ma, es tan host a la sexualidad infantil que ésta se converte en cuestion de represiin més 0 menos estric- fa, que Hlega, a veces, a una supresion tipicamente hu ‘mana, Sin emburgo, puede decirse que tal represion po: tencial fue excepeionalmente monomaniaca en el perk- odo vietoriano y especificamente patogénica, al crear sus principales formas de neurosis: la histeria y la neu rosis compulsiva. Y mientras la psiquiatria y el psicoa- nilisis pueden y deben descubsir siempre tales aspectos “nuevos” de la natureleza humana tal como los eflejan las tendencias epidemiologieas de cada época, su inter. pretacién debe sermitir, en cada momento historieo, 10 ue examinaremos mas adelante bajo el concepto de relatividad historica. Los periodos no espectticamente ropensos a fomar a Jos ninos con exeesivo moralisino Permiten, hasta cierto punto, una explicitacion directa de las tendenciss sexusles infantiles, Todas las socieda. des deben cultivar, en principio, una interaccidn instin- fualmente dotada entre adultos y_ainos, ofrecienda Formas especiales de “idlogo” mediante las cuales las experiencias ffsicas tempranas del nito reciban hondas y duraderas connotaciones culturales, A media que la Persona materninte y la patemante, y luego diversas Personas parentzles entran en el ambito de la eapacidad y disposicion d:f nino para el apego y la interaccion instintiva, ef nito suscita a su vez en esos adultos las comrespondientes pautas de comunicaciin de duradera significado ara a intepracion comunitaria © individual, LABSICOSIXUALIDAD 4 ‘¢ov0S ORGANICOS Y MODALIDADES POSTURALES Y SOCIALES | Modos pregenitales pane 2 onan hme Gidn, 9 Ta vagina a la inclusion. Pero estos moos tam- ign comprenden configuraciones bisicas que dominan “modo de vida” de la cultura, Al mismo tiempo, st 2 BLCICLO Vira coMPLErAD® cidn supina al gateo; desde ta posicin sentada y de pie hhasta Is marcha y Ia carrera —con todos los cambios consiguientes de perspectiva~. Estos incluyen la con. ducta espacial adecuada que se espera de los dos sexos, Al abordar los métodos “primitivos"de crianza uno no puede dejar de pensar que hay alguna sabidurfa ins. {intivs en la manera en que se utilizan en ellos as fuer 24s instintivas de Ia pregenitalidad, no s6lo haciendo ue el nino sacrifique algunos fudrtes deseos de un mo. {to significativo, sino también ayudandoto a gozst y a perfeccionar funciones adaptativas deste los mis me- ‘mudos habitos cotidianos hasta las técnicas requeridas por la tecnologia dominante. Nuestra reconstruccin ute ta crianza original de los sioux nos hizo creer quie lo que més adelante describizemos y analizaremos como confianza bisica en la primera snfancia se establecis al comienzo por Is atencién y generosidad casi irestrictas brindadas por ia madre/Mioniras ésta todavia amaman. taba durante Ia etapa de denticin, suscitaba jugando | prontg c6lera det nino de tal manera que provocaba el maximo grado posible de ferocicad latente. Fsto pa. reefs canalizarse més tarde en ef juego habitual y luezo en el trabajo, pues la caza y la guerra requieren una sgresividad efieaz contra la presa y el enemigo. Llega. ros entonces a la conchision de que las culturas prim. tivas, mas alld de dar signficados especiticos a la expe- riencia corporal e interpersonal temprana para creat los Enfasis “correctos" sobre los modos de los Ontanos § sobre las modalidades sociales, parceen canalizay cud ddosa y sisteméticamente las. enengtas asi provocadas y refractadas y dan un significado sobrenatural coherente LA PSICOSEXUALIDAD a 4 las aniodaes infantile qu han explotada mediante tal provcacion AT profundizar algunas de las modaligades sociales tempranas vinculadss con lor moder onanican, me pe Imire recur al Inglés bfsco, pues su so vert eco- nomico eect mejor medio pera tansmitinos Is con: hots fundamental de todos os enguaery novice tia compassion stemaien que ou extructra permite i eso orusensoia etd ominado por soe me- dos-de-incorporiclon jObtenerlto gt) significa al co mmienzo retry areptar Ip duces dado, y hay, por sr Duesto, una signiiacion realmente fundamental en la Similitud existente entre fos modos de rxpirar "de Chupa. El modo de "ehupar ex la primera modalidad soci apenids on in vid, y se aprends en relacion on ls ponona thatemante, el “oto primaio” del pi tmer espejamiento.narckatico y del pogo de ator [Axl al obtener fo queso led, 9 al aprender nobtene? Ge algun fe defo que se desea han desl también el fundamento adaplativo necesaro para qe Sign dia loge ser un dado, Pero entoncen se desarro- ian tos tients y hunta com ellos placer de hincarios cn coca, foesa trans de elas, monde: erancande trozos ée clas. Sin Embargo, este modo mis tivo. incorporaivo tambien caracters el desarollo de ores Srpanoa Los ojon, dispueston al Comento a acta lat impresioncs tal como menen, vn aprendindo a enfo fan, 2 ar a “eaptar” objelos separtndolos de tn fondo més go ~y 4 teguiios-. En forma sma, los ‘fdoe aprenden a discomir sonidos sgnieative, lee Salizarioe ya guar sn ito de blsqueda hac elon suf tomo los brazos aprenden a aleanzaros eon wn propo- “ ELeicto vrrat conPLeraDo. sito y las manos a aferraros fiememente. A todas ests modalidadss s: les dan connotaciones smplismente de ferentes en cl contexto del destete precoz 0 tardioy de 'a dependencis més o menos protonzada, Nos encont, mos entonces qu no con ua simple efecto cats Je la crianza sobre ol desarrollo, sino, come hemos suger on una aimilecin mutua de pautas omdteas, mente des ¥ sociales: un desurollo aay tativo que debe er ‘uiado por un ciertalogea interna de las Pants caltae rales (una lopica que examinaremos ms adelante como ethos), necesaiamente a tono con Iq erecente capac, dad del yo paraintegrar adaptativamente sus “aparatos™ Respecto de la alternativa simple y funcional dee: tener y dejar, algunas cultures —y probublemente aquells para las cuales fa posesividad es fundamental Para ol etios caltural~ tenderan subrayar los modox ‘lentizas-¥ elininativog dominango en forma norte iva el estadio anal-muscular; ¥ Peden transformar @ estas zonas iii Gimpo de batalla. En su desarrollo ostetior, modes tales comofjerener| pueden convertir. 8 en una retension o restriceiin destructiva y ens, 0 servir de apoyoa una pautade cuidado, tener revener En forma sinilr, dear ir puede transtormarse en un desencadenamiento hostil de fuerzas destructivas, en tn relajado “dear pasar” y “dejar ser”. Entretant, am Sentiniento de derrota (a rafz de los muchos sienliea dos dables en conficto y del entrenamiento deficiente ‘© excesivo) puede levar a sentir una profunda verpuer. 2a y una dada compulsiva aceres e's uno sera tapas alguna vez de sentir que qulso lo que hizo "0 auc Hee Torque quiso 1 fmodo_juiusivo) que domina buena parte de la {LA SICOSEXUALIDAD 5 si caracte: conducta del terer estado, ol gnfalnfant Sons ‘ona varia de atbidaes “silars” desde cl no de ste st contamina nustn on spacio mediante una enéreiea locomocion; en otros Shtpos mediante et ataque fico en Tos ofdes¥ la tment de ots personas mediante sonidos apresivos, ¥ Cho desconqdo por unasiotas devon, Pare felamente, effnodo fnclusi puede expresarse en fermcion a menudo sorprendente de fal conducta aere Sa que se eonvicre en una recepiidad tranguil ‘aunque avida, respecto de material imaginative, y en tine disposicion ‘a constituir relaciones tiernas y protec- torms con us paesy también con nos mds pequenos Ee ciorto que la primera liidinieciOn dl pene y lava fins puede manetarse ene Jue astorocoY eh Tanta spe. song cuando a ence ten, tambien so deamatizan en ol juego sexta ‘SGnnt, cunt na mimes delete ado, Pere ‘sto deer pronto epson tenia, eta ‘extadio ambulatorio y gerita-infantil agreza al invent” So de modalidades gensralzadas que se interan el inglés bésico, I de hacer” natin] en el. eemmoles “tratarde lograr cosas". Lapalabra sugiere “inicativa”, inuntoncia en un fn, placer de congusta. Ademds, a fins cultras tendon acutivar en ef nino un mayor Enfasis sobre el hacer” mediante modosintusivos y hie nina un “hacer" mediante el importanar y peovo- Shr’ con otras formas deeaptac6n es dest hacien Glove seracivay carifosa.Y xn embargo, ambos sexos tienen a au disposiién xa combinacion de todas estos ‘modalidades ‘vamos decir gut ae palabra respect dl hecho «6 EL CICLO VITAL COMPLEFADO Je que, en lugar de Ia original “fase félica”, prefiero hablar de un estadio genital-infantil-y considerario do- minado en ambos sexos Hor combinaciones de modos ¥ ‘modalidades intrusivos e inclusivos, pues en el nivel nitakinfantil ~y ésta parece ser una de las “razones (evolutivas) del periodo de latencia— debe suponerse luna cierta disposicidn bisexual en ambos sexos, mien {ras que la plena diferenciacion de los modos genitales, de intrusién masculine e inclusién femenina no se pro- duce hasta la pubertad. Es cierto que el hecho de que la nifia observe el organo visible y eréetil del varon puede levar a una cierta envidia del pene, especiaimer te en ambientes patriarcales, pero también, y mas sim plemente, produciré el fuerte deseo de legar a incluir el pene en el sitio donde éste parece querer entrar. Sin embargo, el hecho mismo de que hablemos no solo de modos orginicos sino también de modalidades sociales de intrusion ¢ inclusién como evohutivamente exenci les para ninos y nits, requiore un desplazamiento del Enfesis tedrico respecto del desarrollo femenino para trasladario: 1) del sentimiento exclusiva de pérdida de un érgano extemo, a Ia eclosidn de un sentimiento de potencial interno vital -el “espacio interna” entonces— ‘que de ninguna manera se contrapone a una plena ex presion de una vigorosa intrusividad en la locomocién y en pautas generales de iniciativa; 2) de una renunci “pasiva” a la actividad masculina, a la gozosa realiza ci6n de actividades que se expresan en la coherente po sesion de Srpanos destinados a producir el nacimiento y la nutriciOn. Asi, una cierta propension bisexual que lleva al uso altemado de modos tanto intrusivos como inclusivos, permite una mayor variacion cultural y per: LA PSICOSEXUALIDAD a sonal en el despliegue de tas diferencias de género, aunque sin impedir una plena diferenciacién genital en 1a pubertad, La alternancis entre los modos inclusivos e intrasi vos lleva, por supuesto, a conflictos espectficos en el nifio. Es cierto que a esa edad de arandes intereses fis 0s, Ia observacion de los genitales femeninos puede suscitar en Jos nifios el temor de castracion, que a veces inhibe los identificaciones con personas femeniaas, Y sin embargo, cuando se les permite expresarse con una actitud comprensiva, tales identificaciones pueden promover en los ninos el desarrollo de cuslidades de cautela no incompatibles con una vigorosa locomocion ni, finalmente, con una genitalidad intrusiva Una plena consideracién del destino final de las 20 nas, modos y modalidades genitales debe ayudar a es larecer ciertos problemas femeninos y masculinos uni versales, que pueden tener quo entenderse en st com plejidad evolutiva antes de que Megue a ser totalmente comprensible la tradicional explotabilidad de las dife- ‘que ahora resulta tan obvia, Existe luna innegable afinidad entre los modos inclusivos ein- corporativos. En la mujer, dada la ausencia de una po- fencia faliea para la intrusion (y la demora en ef dose rrollo de los pechos}, esta afinidad puede agravar, en dieterminadas condiciones culturales, Ia tendencia a buscar refugio en ta dependencia. Esto, a su ver, puede Ievar a que se produzca una colusion con las tenden= cias explotativas de algunas cultura, especialmente en vinculacién con las condiciones dependientes cue re- sultan de las responsabilidades procreativas exclusives © ilimitadas. Por lo menos en algunos esquemas cult 8 ELCIcLo VITAL coMPLETADO les, y Junto ecm una radical division de la funcion eco- omica de los dos sexos, esta tendencia puede haber ccontribuido, en la evolucién humana, a tna cierta ex- plotabilidad de la mujer como alguien que espera —co- Imo se espera que lo espere— mantenerse dependiente aunque, o especialmente cuando, toma a su cargo a sis dependientes infantiles (y adultos). En el hombre, en cambio, cualquier nevesidad correspondiente de de- pendencia regiesiva 0, de hecho, una identificacion de erianza con lt madre, pueden llevar, en las mismas cconiiciones culturales, a una sobrecompensacion mili ante en Ia direccién de las empresas intrisivas, tales ‘como cazar 0 guerrear, competir ~0 explotar—. Por lo tanto, lo que ocurre en cada sexo con los cantramodos, merece un estudio comparativo, a realizar con sumo euidado en usa época en que todas las conclusiones te6ricas sobre tales materias estan sometidas un agi do disenso ideolbgico. El punto principal es que tos experimentos sociales de hoy y los conocimientos que yya se han logrado deben conducir eventualmente a un ethos sexual suficientemente convineente para los ni fios de ambos iexos y también para los adultos libera dos. 1) Modatidades posturates A resefar & destino do Tos modas de los 6rganos de 2 si len sea en puincno,n tlptenil eave yen necesidad de cotrarconciencn de de debo admitir que 40 pre fentaclén én un cuadro de modon y Zonse (sikvon, 1968) Pu de inducir a error debido su excesivasimpliteacion conga sonal e—_———x-.91--— co LasIcos:xUALIDAD ° la zonas exogenesy relainaiox con i modes Bete st uta hoporane elt ex tS mssstematen fa siniacion piconet eat serdar semeral, musa tcomeee drat TREES to de a prgenldad. ino due pe Sere aden viv, camo hemos ela ewe a.20, tn ent experiencia ico temporal en expan mam tien enum mi de norco sot fetta en epusson, ‘ ‘La teorfa psicoanalitica no ha dado suficiente im- portent arena ene a cambantes coi ae postnatal psioneeta ree turmnt hn sadn Tels pcos, seas mera important: © Owe eo ae cen Lees pr fe maton, em does melo cast ners porn postr tomo ce fer mance sabe na dtermine fon {Gennnctn son fos ova pasnenal pono) Ty elen aco, echado de eps, radsimente a uscan'y explants otto dea penona ma talon. Ta pakeatooe eet qe ta fe Wee Saco auelae m derollando 0. Etkoon sce) on tislogo™ an enn prs desralo fetes sen veda, pa ir upenencis Je todo el reat como oy a elaconbocepecho pars setae ala! espace part tomar con see Som man mata setae de entada eh 0 FLCICLO VIFAL-COMPLETADO la alta del encuentro ojo-a-oj0. Pero cuando ese con- lacto se establece, el ser humano buscaré siempre luego 4 alguien a quien respetar y durante toda su vida se sentira reafirmade por encuentros “estimulantes". Asf, en el dilogo ladico y a la vez planeado que negocia los primeros encuentros interpersonales, la luz de los ojos, Jos rasgos del rosiro y el sonido del nombre se vuelven ingrediontos esencialos do un primer reconocimiento del y por elotro primario. El valor existencial duradero es {i atestiguado por Ia manera en que estos ingredientes retornan, seaiin frecuente interpretacidn, a fo lareo de ln vida, sea en forma de amantes que aplican el famoso rucgo: “Brinda por mi solo con tus ojos"; 0 en ese en ‘cantamiento de las masas que (como en el darshan in- dio) “beben” fa presencia de una figura carismatica; 0 en Ia persistente busqueda de un rostro divino —como en ta promesa de San Pablo, de que penetraremos en el “espeio oscuro” y “conoceremos como también noso- ‘ros somos conocidos”—.* Las deseripeiones actuales de la experiencia que relatsn personas que parecen haber vuelto de una muerte certificada, podrian confirmar Ia vision de tal reunion final ‘Al extendemos aqui acerca de la significacién de la posicién supina inicial det hombre, no podemos dejar de mencionar el artificioso ordenamiento de la situa- cién terapéutica bisica del psicoanalisis, que permite, paradojicamente, Ia libre asociacion bajo Ia eondicion de que el paciente mantenga una posicion supina que impide el encuentro de los ojos durante un intercambio de palabras de la mas decisiva importancia Tal mezels * conintion. 1.13.12 LA PSICOSEXUALIDAD s de libertad y constriccién esta destinada, en verdad, a evar a transferencias apasionadas y persistentes, entre Tas cuales fa més profunla (y, para algunos, perturba: dora) puede ser muy bien und repeticion dea bisque dda que hace el niio del rostro respondiente de la perso- ra que lo cuida, cuando se ve privado de ela El desarrollo humano esti dominado por cambios dramstivos de énfasis; y aunque al comienzo el nfo se siente fortalecido en su dependencia infantil, singular- mente larga, muy pronto ¥ en forma contundente de- beré aprender a “mantenerse sobre sas (jdos!) pies” y 4 adquirir una firme posicién erecta, que erea nuevas “perspectivas con una cantidad de significados decisivos, 4 medida que el homo ludens se vuelve también homo Para la criatura que ests en posicion erecta, la cabeza {al comienzo un poco bamboleante) esta en la cima y los ojos al frente. Nuestra vision estereoscpica nos hace “encarar”, entonces, lo que esté adelante y al frente. Lo que esti detras esté tambien a la espalda; y hay ‘otras combinaciones signifieativas: adelante y arriba; adelante y abajo; detras y arriba, y dotris y absjo; to” das las cuales reciben, en diferentes lenguas, fuertes y variadas connotaciones. Lo que estd adelante y ariba puede guiarme como una luz, y lo que esta abaio y al frente puede hacerme troperar, como una serpiente. La Persona o cosa que esti a mis espaldlas no es visible, aunque puede verme, por lo cual la versiienza se rela. eiona no solo con Ia conciencia. de estar expuesto de frente, cuando uno esté en posicién erecta, sino tam- bién con tener una espalda —y especialmente un "de- fis. Los que estan “detras de mi” se dividen enton- 2 ELCICLO VIFALCOMPLETADO ces en eategorfas contradictorias tales como los que me fstin “respaldando” y puiéndome para que vaya hacia adelante, 0 los que me estan vigilanda sin que yo lo se- a, y quienes estan “detras de mf" tratando de “aga- rarme”. Debaic y detris son esas cosas y personas que yo puedo haber simplemente superado, © aquellos que “quiero dejar atris, olvidar, descartar. En este caso se ve que el mado eliminativo asume una modalidad eyectiva seneralizada, y existen, por supuesto, muchas otras combinaciones sistemdticas y sigificativas de modos de Sreanos ¥ perspectivas posturales, que el lector pue- de analizar por su cuenta. Entretanto, quizas se haya notado (como yo mismo acabo de observar) que he es crito este parra'a refiriéndome a un “yo” que exper ‘menta las situaciones. Y en verdad, todo paso en ef de- sarrollo que va recibiendo confirmacién experiencia y Linguistica comvalida también no slo al ego (incons- ciente) sino también al "yo" consciente como centro continuo de Ia autoconciencia —combinacién tan fan- damental para muestra vida psfquica como lo es el res- pirar para nuestia existencia somitica. Respecto de todo esto, fa Logica postural (y también ‘modal) del lenguaje es una de las garantias primarias, para el nino en crecimiento, de que “su modo indivi ual de dominar la experiencia (su sintesis yoica) os tuna variante exitosa de una identidad de grapo y esta de acuerdo con su plan espacio-temporal y vital", V veremos sabre este punto, Finalmente, un nino que ha adquitido la habitidad de caminar parece no sélo Hevado a repetir y pertec- clonar ese acto con un aire de impulsividad y de dom nio, sino que también tenderd pronto, como corres- LA SICOSEXUALIDAD 8 ponde # la intrusividad 42! estadio genital-infantil, @ fealizar una variedad de invasiones en iaesfera de otros. ‘Asf, en fodas las culturas el nino cobra conciencia del hucro status y estatura de “uno que puede cafhinar”, Con todas sus connotacion:s a menudo contradictorias: “ol que ira lejos", o “el que podria ir demasiado lejos”, fo “la que se mueve con gracia”, 0 “Ia que podria ten- der a “Yagabundear’ ". As’ el caminar, como cualquier oto logro evolutivo, debe contribuir a la autoestima, {que refieja la convieei6n de que uno esté aprendiendo a dar pasos competentes hicia algin futuro compartido y productivo, ¥ adquiriendo a la vex una identidad psi eosocial. | En lo referente a Ia estructura interna del nino, que va surpiento y debe estar relacionada con el “mundo texterno™ cultural y seguir estandolo, el psicoansisis ha fnfatizado las maneras 2x que durante Ja itr las prohibiciones y preseripeones de los padres se intern Tizan para transformarse en parte del supery’. es deci, tuna vor intema, superioral-ti, que nos hace “obede- eer", 0 un ideal del yo que nos hace tener en cuenta on ansiedad ¥ orgullo a nuesiro yo superior y nos ayuda, mis tarde, a encontrar mentores y “grandes Nideres y a confiar en ellos. | Ritvalizactén Lo que hasta ahora se ha llamado, en forma mds bien vaga, “didlogo” o interaccidn entre el nifio en cre cimiento y los adultos que lo cuidan, asume una mayor presencia psicosocial cuindo describimos una de sus Caracterfsticas més sipnifieativas: la rituaizacion, Este 4 ELEICLO VITAL coMPLETADO témino estd tomado de Ia etologia. es decir, del estu- dio comparativo de la conducta animal. Fue acustado por Julian Huxley (1966) para designar ciertos actos “cerentoniales” filogenéticamente realizados por los denominados animales sociales, tales como las Hamat vas ceremonias de saludo de algunas aves. Pero aqui ebemos notar que las palabras “ceremonias” y “cere monial” en este contexto s6lo tienen sentido entre comillas como ocurre con la palabra “ritwal”, por Tlamentabkmente pone on ete cay a teen to tenicament apace pa lov ntsdos ome parte dela (ork dol bo (pct a pervona aaa es tn Pobeto™ dela ldo) se genera con consecuen- Cis prcablements "no resonoidas"(Eskson, 1978 Alpena a puto damente aman a tama objeto" y xe equvocolexiosata aa palate oie de nda deine sons che el mando en ele e Sno debe tanh sweat neopes tanto emoctonatt Como cogaitiverde extrmordinaa inpotania, Eto do caso el apeco pucorenual dela evnton ede Bement poracapsidad pices de enfenar ia deur oto primaro tambien de compre ino com si yo voparadoa fur del stro Al mismo tomo, Contrarsta ably a Sided el infant gue parcen sr meso ms comple Jan y ominous quo los subrealtony tomorer dl shal peausho. Parvcaente, I falta de ial conexiOn tem Prana pede tewlar o caosextromon, un "autism for pate da nt. gue corespondes "squids ecbe Como resctia~ gin rtaimiento matomo, 81 esto Sone obeavaor veces an nfteambie clés Chae ce rtuallano privat que o caraterica por falta de contact stale reqponsviad fac yon el a ‘ho, una incesante y desesperanzada repeticidn de ge= tos estereotipades, LA PSICOSEXUALIDAD so Debo admitir ahora que una justifieaciOn adicional para aplicar los términos stualizacién y ritualismos a Tales fendmenos es la correspondencia que existe de hecho entre las ritwalizaciones cotidianss y los grandes ituales de la cultura en qve aquéllas ocurren. He sage Fido anteriormente que el reconocimiento mutuo entre * Ia madee y el infante puede ser modelo de algunos de fos ids exaltados encuentros que se producen alo go de la vida, Esto puede servir ahora, en verdad, para pemsuadimos de que las ritualizaciones de cada uno de fos estadios mas importantes de la vida corresponden a tuna de las instituciones furdamentales queexisten en la fstructura de las sociedades —y a sus rituales-. Sosten- igo que esta primera y mis imprecisa afirmacién de la polaridad deseripta de “yo” y “otro” es bésica para el tual de un ser hiumano y para sus necesidades estéti- as de una cualidad omnipresente que calificamos de rmuminosa: el aura de una presencia reverenciada, Lo fnuminoso nos aseguri, una y otra vez, el aislamiento irascendlo y, sin embargo, también Ia distintividad Confirmada, ¥ por ende la base misma de un sentimien- to de "yo", La religion y ol arte son las instituciones que tienen ia pretension tradicional mis enfitica sobre Gl cultivo de la numinosidad, como puede discernirse ‘observando los detalles de rituales mediante los cuales fo numinoso es compartido con una congresacién de otros “yore” todos tos cuales comparten ahora un SYo Soy (Jehovd)"que lo sbarea todo Erikson, 1981)~: Las monarqufas han competido por esta pretension, ¥) fen nuestra época, por suruesto, las ideolostas politicas hhan asumide la fancion rominosa, con el rostro del l= der multiplicado en millares de banderas. Peto tes re- 5s HL CICLO VITAL CoMPLEFADO sulta demasiado fieil a los observadores escéppticos (in- cluidos loselinicos que, aparte de una poderosa técnica, comparten un “movimiento” profesional, eon un re trato del fundador en la pared y una prehistoria he- roica como guia ideol6gica) considerar las necesidades tradicionales de tales experiencias inclusivas y trascen- ‘dentes como una regresion parcial alo que parecen ser necesidades infantiles -0 formas de psicosis de masas-—, Deben estudiarse tales necosidades en toda si relativi dad evolutiva ¢ histories Es cierto, sin embargo, que toda ritualizscién bisica se relaciona también con una forma de ritualismo, co- ‘mo lamamos a las pautas condiictales de aspecto ritual caaracterizadas por la repeticion estereotipada y los pre- textos ilusorios que obliteran el valor integrative de la ‘organizacion comunal. Asi, 1a necesidad de lo numino- so en determinadas condiciones degenera facilmente en ‘dolarria, forma visual de adiceién quc en verdad puede convertirse en un sistoma delusivo colective muy peli roso. Caracterizaremos (mds brevemente) las ritualizacio- nes primarias de los estadios segundo (anal-mnuscutar) y tercero (genital-locomotor infantil): en el segundo es- {aio surge la cuestion respecto de cémo puede euiarse el plucer yoluntario que acompana a las funciones del sistema muscular (Incluidos los estinteres) de modo que se convierta en pausias de conducta adecuadas 4 los habitos culturales, y esto por mediacion de una volun tad adulta que debe transformarse en Ia voluntad mix mma del nino. En las ritualizaciones de Ia infancia, las precauciones ¢ indicaciones sohte love se debe evitar c= Fan responsabilidad de los padres; ahora el nino mismo La esicosexuatipan » Adobe entrenasse para “visilarse” respecto de lo que es po- sible y/o permisible y de lo que no fo es. Con esta fina- lidad, los padres y otros mayores lo comparan (lo en- frentan) con lo que él podria Megar a ser si (o ellos) no estuvieran vigllantes, con lo cusl se erean dos auto- imdgenes opuestas: una, que caracteriza a una persona. encaminada hacia el tipo de expansion y autoafirma- ion deseadas en su hogar y en su cultura: y otra ima- gen negativa (muy ominosa) de lo que se supone que luno no es (o muestra ser) y que sin embargo es poten cialmente. Estas imigenes pueden reforzarse con per. tmantes referencias «la clase de condueta para la cual el nifto es atin demasiado pequeto, o esté en edad, 0 ya es demasiado grande. Todo esto ocusre dentro de wn tie dio de apegos significativos que incluyen ahora a ninos imayores y a personas maternales y paternales, mientras 4a figura del padre va ocupando un tugar cada vez més ‘central. Quizis ya haya terminado Ia etapa de fs igure de autoridad muscular con su voz profunda que subse yaba los si'y los no,\y que sin embargo equilibraba los aspectos amenazadores y prohibitivos de su apariencia con tna actitud tutelar benevalente y concdietora Clinicamente sabemos cules son los resultados par tolbgicos cuando ocurre una perturbacion decisiva en este estadio, Se trata otra ver de una falla de las rituali- zaciones que definen el ambito de libertad det pequeno individuo de manera que se garantizan algunss eleccio- nes biisicas, a Ia vez que se entregan ciertos sectores de Ja autovoluntad. Y asf, la aceptacion ritualizada de la necesidad de diferenciar entre correcto e incorrecto, bbueno y malo, mio y tuyo, puede degenerar en una ssimisién francamente compulsiva, 0 si n0, en na im- © CICLO VITAL COMPLETADS ulsividad compulsiva. Los mayores demuestran, a su vez, su incapacidad para producir una ritualizacion productiva, pues se entregan ellos mismos a ritualismos ‘compulsivos o impulsivos, a menudo muy cruel. Ente estadio es el terreno en que se establece otro aran principio ce ritualizacion. Lo llamo juictoso, pues combina “la tey"™ y “la_palabra’™: estar dispuesto a aceptar ef espirtu de la palabra que transmite ta legali- dad es un aspecto importante de este desarrollo. Aqui reside, entonees, el origen ontogenético de esa gran preocupacion hamana por los problemas det libre albe- ddrfo y de fa auodeterminacion, asf como de la defink- cién legal de la culpa y fa transgresion, Paralelamente, lag instituciones enraizadas en esta fase de la vida son las que definen mediante la ley la libertad de accién dol ingividuo. Los -ituales correspondiontes deben buscar se en el sistema judicial, que muestra claramente en cl escenario pablico de los tribunales un drama que es familiar para la vida éntima de ceda individuo: pues la ley ~se nos debe hacer creer~ esti incansablemente vir \gilante, tal como lo esté, sin piedad, nuestra conciencia moral; y ambas deben declararnos libres, como conde- nan al culpable. Asi, el elemento juicioso es otro ele- mento intrinsco dela adaptacion psicosocial del hombre, pues tiene sus rafces en el desarrollo ontoge- niético, Pero también aquf acecha el peligro de situa lismo. Es el legaismo —a veces demasiado indulgente ¥ ‘otras demasiado estricto~, que es la contrapertida bu rocratica de la compulsividad individual. Finalmente, la edad det juego es un buen estadio na 1a terminar la deseripci6n de las ritualizaciones de la vida preescolar. Desde el punto de vista psicosexual, la LAPSICOSIXUALIDAD 6 edad del juego debe resolver trada edfica aue ge « {a ania sic, mientras bs apegosextafamlae8 i temavos quedan pospuests para una época posterior, Ieegad colar, Gualguers wea sh metodo de primers Slcolded de la sociedad on cussion. Bntretant, a Stadt del ]uego conta la era vastamente amplada de iniiativa a ls capaidad de Tos ios para culdvar su ropa esfera de riteaaactn; e decir, et mando dejo Euetes cm miniatura y el expclodempo comparto d fom iuenowtstos pun sbsorber en fa anernccion Imaginava. tanto fos suenow exceaivos dela conauista como la culpa consiguiente ET elemento basiso de stualizacion aportado por ta edad fel jugo esta fon infant de to ramon Sin embargo. et mapa epgsnctico insistré en que Io ramatco no feemplace sno ue ms bien se un alos tlementos numninosos ¥ Judiciales, asf como anticipa fos slmentos ue nos qselan por rastrear ontoren Camente,e9 deel Jornal y stideolgieo. Ningin 1 aul rig oceremonta adios pueden pressing de ni vin exon clemontos, No obant, as nstiuciones Eeirepondiontes a la eafera del eno dl mio son el SeSinitpanttta ue se expectation Ta expresion ‘Santade'o humorist deo ramaten, ots te tenon civconserptos el Fro el tempi tuna. fos erpos deberatvos els que a deoptezanaeonie- Simtentos dramaticos, Como en el caso del elemento de Tiuaigme enraird en laedad del juego, plenso que © trata de la represém movaistaesbidora de a nila tha lide enausencia Je ancras creaivamenit nal zadas de conalizar la cp. Moral ela pala que tadesiona : ““eonflctivas Habiendo Hepado a ta vinculacién entre el juego y el drama, parece apropiada decir una palabra acerea de la siznificacion psicosocial del destino infantil del rey Edi- o que fue, por supnesto,el héroe de una obra dramitica Al dliggramar algunos aspectos del orden organisimico, he dejado de lado hasta ahora el numero creviente de ‘contre-actores con los que el nitto en crecimiento (a través de las zonas, los modos y las modalidades) puede entrar en una interaccin significativa. Primero esta or supuesto, la persona maternal que en el estadio de simbiosis permite que Is libido se vuslque al otro pr! mario® que, seqsin hemos visto, se vuelve tambien ante de un tipo de autoamor (del cual Narciso pare fe, en verdad, ser un caso un poco especial) y propor iona asi la confianza bdsiea que examinaremas en e- uida como ta actitud sintniea fundamental Cuando esta dada original se desarrolla en una irae da que incluye al 0-a los padres, se dan fas condiciones para el complejo de Edipo, es decir, un fuerte deseo instintive de posser al progenitor del otto sexo para siempre, y el consigniente ado celoso contra el progenitor (tambien amado) del misino sexo./Los aspectos psicosexuales de este anes temprano han ‘onstituklo el complejo nuctear mismo del psicoanalsis”) Aqui debemos anailir. sin embargo, que estos deseos apasionados estén cuidadosamente’dispuestos en el tiempo de modo que su pice coineida con el momento en que las posibilidades somatieas para su consumacion » te Coma el término“otro” de a cartas de Freud Fis, donde él contiese que busca °a} otro" ("der tnd) ea ‘ormesponsal (Fred. 1887-1902) (Véuee tambien kaon, 1958) LAPSICOSEXLALIDAD a faltan totalmente, mientras esté floreciendo la imagi nacion Kidiea. Ast, 10s deseos instintivos primatios y también las comrespondientes reacciones de culpa, cu ren en un perfodo de desarrollo que combina el con: Aicto infantil mds intenso con el méximo progreso de Ja ludicidad, mientras que los deseos fantisticos —y los sentimientos de eulpa~ que lleguen a florecer estén or enados de modo que se sumerjan en el estadio si guiente, que corresponde a la “latencia” y a la edad es: colar, Con el advenimiento, a su ver, de ia maduracion genital en Ja adolescencia y su eventual direcci6n hacia companeros sexuales, los remanentes de las fantasfas infantiles de conquista y competiciin edipiea se vincu- Jan con los de los pares de edad que comparten héroes y lideres ideslizados (que gobiernan areas y terrenos de ‘competencia coneretos y también “teatros” y mundos) Todos éstos estén dotados de enerfas instintivas con fas que debe contar el orden social para su renovacion seneracional, Debemos observar al pasar, sin embargo, otro atribu- (o esencial de todo despliegue evolutivo. A medida que aumenta el sleance de los contra-actores, eraduando al ser en crecimiento para que vaya asumiendo roles siompre nuevos dentro de formaciones grupales mais amplias, ciertas configuraciones biisicas tales como 1a dada o la trfada original tienden a encontrar una nus- vva representacion dentro de contextos posteriores, Es: {© no nos da el derecho, sin una prueba muy especial, a considerar tales reencamaciones como un mero signo: de fijacion 0 regresion a la simbiosis inicial. Pueden muy bien ser, en cambio, una recapitulacion epigenét ca en un nivel evohutivo superior y, quizas,sintonizada os con los principios y necesidades psicosociales vigentes cn ese nivel. Una imagen carismatica 0 divina, en el contexto de ia busqueda ideologica de la adolescencia 0 de la comunalitad generativa dela adultez, no es “s6l0” un recuerdo del primer “otro”. Como explico Blos (1967), puede haber “regresion al servicio del desarre- to”, ‘Coneluyo este capttulo sobre fas consecuencias gene scionales del desarrollo epigenético con algunas obser- vaciones sucinias sobre el juego. La teoria original del psicoandlisis acerca del juego era, conceptos enereéticos, de caricter jitego tensa en la nities le funcion de descargar emocio- nes reprimidas y encontrar un alivio imaginario para las Trustraciones pasadas. Otra explicacion plausible era que el nino utlizaba su ereciente dominio sobre los ju- guetes para realizar ordenamientos lidicos que le per ymitian Ia dlusién de que también dominaba algunos [tances vitales oprimentes. Para Freud el juego trans Formaba, sobre todo, la pasividad Forzada en actividad naginaria. De acuerdo con el punto de vista evolutivo, yo postulé en un tiempo una aufoesfera para el juego con las sensaciones del cuerpo; una microesfera para Jos juguetes, y una macroesfera para el juego con otros. Fue de gran ayuda en el juego clinic Ia observacién de ‘que la microesfera de los juguetes puede seducir al nino atrayéndolo hacia una expresion desprevenida de de- seos y temas peligrosos que suscitan entonces ansiedad y Wevyan a una muy reveladora interrupelin del Juego ue se produce en forma repentina y constituye, en Ia vida de vigiia, la contrapartida del suenio de ansiedad. Y en verdad, sel nino se asusta y frustza de este modo, LLAPSICOSIXUALIDAD 6 en la microesfera, puede regresar ala autoesfera, al en- Sueflo diurno, la sccién del pulgar y la masturbaci6n. ‘Sin embargo, desde el punto de vista evolutivo la ladi- cidad llega hasta la macrocsfera, es decir, el terreno so- tial compartido con los otos, donde se debe aprender Qué tntenciones Kidicas pueden compartirse con los lemés —e imponérseles~. Aqui se ubica, muy pronto, la gran invenei6n humane de os juegos formales, don dde'se combinan fines agresivos con replas de honrade7, EI juego constitaye entorces un buen ejemplo de la manera en que todas las tendencias fundamentales del Gesarrollo.epigenético continian expandiéndose y de sarrollindose a lo largo de la vida, pues el poder rituali- ante del juego et Ia fomma infantil de la capacidad Inumane de manejar Ia realidad mediante el experimen- to y el planeamiento. En “ases eruciales de su trabajo, 1 adulto"juega”” adems con la experiencia pasada y ‘con fas tareas que prevé, comenzando con ess actividad en la gutoesfera Hamada pensamiento. Pero més ali de esto, al construir situaciores modelo no solo en drama tizaciones abiertas (como en las “obras de teatro” y en fa novela), sino también en el laboratorio y en el table- ro de. dibujo, anticipamos inventivamente el futuro desde la posiciOn estratéges de un pasado corresido ¥ ompartido cuanda redimimos nuestros fracasos ¥ for- falecemos nuestras esperanzas. AI hacerlo asi, debemos obviamente aprender a aceptar y a utilizar tos materia- Tes sean juguetes o pautas de pensamiento, materiales naturales 0 tGenicas inventadas— que ponen a nuestra isposicién las condiciones culturales, ciemtifias y tecnologicas de nuestro momento histerico. *Y asi, la epizénesis sugieremuy convincentementeque « ELCICLO VITAL COMPLETADO no hacemos del juego y del trabajo formas mutuamente ‘excluyentes. Hay una forma primaria de trabajo serio cen el mas primigenio de Ios juegos, mientras que algtin elemento maduro del juego no estorba sino que aere- cienta la verdadera seriedad con que se realiza un traba- Jo. Pero entonces, los adultos tienen el poder de utili: ‘ar la Indicidad y su eapacidad de plancamiento para los fines més destructivos; el juego puede convertirse fen una spuesta de escala gigantesca, y jugar el propio Juego puede significar que uno apuesta a descalabrar de los otros. Sin embargo, todos los temas de Ia edad del juego de Ia iniciativa inhibida por la culpa; de fantasfas ma- {crializadas en cosas que son juguetes; de un espacio de juego socialmente compartido, y de la saga de Edipo— todos estos temas nos recuerdan ese otro, ese escenario y-pantalla que es el mds privado: el sueno. Es much simo lo que hemos aprendido de si verbalizacion y ‘andlisis, y sin embargo debemos pasario por alto en ee ta exposicién psicosocial, excepta para sefalar que el sueno, estudiado hasta ahora principalmente respecte de su contenido oculto “latente”, puede resultar muy instructivo en st uso “manifiesto” de modos y modal ddades (Erikson, 197) Habiendo esbozado Ia sucesion, a través de la nifer, de elementos bisicas del desarrollo. psicosocial tales como Jos modos y modalidades, la ritualizacion y el juezo, debo volver una vez mis a la teoria psicosexval, que atribuye tales contribuciones espeetficas de ls enerpfa instintiva al desarrollo progenital del nino La teoria de la psicosexualidad presenta como meta dei desarrollo pregenital Iz reciprocidad de potencis LAPSICOSEXUALIDAD, o genital delos dos sexos. De este logro hace depender, en gran medida, buena parte de la maduracion adulta, y muy especialmente la vida del adulto hibre de neurosis, Sin embargo, como quiera que se entienda esta libido, sus transformaciones en desurrollo psicosocial n0 podrian efeetuarse, segin hemos visto, sin fa interaccion de los adultos, esforzaila, y a veces apasionada 0 indu- cida, con el desafio generacional, Por lo tanto, a Wogiea de na teorfa psicosexual realmente completa puede ‘muy bien exigir que se supongs la existencia en la na- turaleza humana de algin impulso instintivo hacia la procreaciSn y de una interaccién gencrativa con la des cendencia, como contrapartide del compromiso instin- tivo del animal adulto en la ereaci6n y el cuidado de la cerfa (Benedek, 1959). Asf, al completar la columna A to por sus antcedentes ~sean saludables 9 patolort os En térmiros mis exstonciaes, cl hecho eee st Sitio estado. snstentre al hombre relativanente mds i cicto VITAL COMPLETADO DESARROLLO FICOSOCIAL oo libre de ansiedad neurdtica, no significa que éste esté absuelto de femor de vida-y-muerte; la comprension as profunda de la culpa infantil no elimina el senti fiento de mal que en cadz vida se experimenta a su manera, asf como Ia identidad psicosocial mejor def hnida no exchaye que se adquiara el "yo" existenctal. En Suma, un yo que Tunciona mejor no sintetiza y absorbe fla autoconcieneis. Y el evlos social no debe abrogar Su responsabilidad por estas perspectivas altimas que fn Ia historia han sido encaradas proféticamente por las ideologias reigiosas y politics. Peto para completar la resea de nuestras conclusio- nes psicosociales: si la contaparte antipitica de a sa~ biduria es ef desdén, éste (como todas las antipatias) debe ser reconocido, hasta cierto punto, como una reac- ‘ion natural y necesaria ante fa debilidad humans y la Imortifera reiteracion del deterioro y el engaito. En Verdad, s6lo es posible negar el desdén a costa de ta Uestructividad indirecta y de un autodesdén més 0 me- nos encubierto. “Cul sla lima eitualizacion incorporada al estilo de ia vejex? Creo que es flio-s6fiea, pues al mantener alsin orden y significado en a des-intepracidn de cuerpo y mente, también puede defender una esperanza dura- era de sebiduria, El correspondiente peligro ritualist co, sin embatgo, e¢ el dogmatismo, una seudointegri- Gad compulsiva que, cuando se vineula con un poder indebido, puede transformarse en ortodoxia coercitiva, Y, aus estadio psicosexual final podemos sugerir part la vejez (presenil)? Creo que es una generatizacion de modos sensuates que puede promover una experien- tia corporal y mental enriquecida, aunque se debiliten nl a bLeic.o viral comeLeraDo: -funciones parcialea y disminuya la energia genitel. (65 ‘obvio que\tales extensiones de fa teoria de ia libido re- _aujeren aniliis Y por evo las formulamos entre paren- % Tesicen el cundro 1.) Y asf volvemos a Jo que hemos sostenido que ex el raseo sintOnieo dominante del timo estadio: Ia inte. gridad, Esta, en su significado mis simpte, ex tin sent FfioAite do coherent y sotalidad «pue corre, sin dud tin riesgo supremo en condiciones terminates qua in luyen uns pérdida de vinculas en los tree process oF feanizativos: en el soma, a1 debilitamienta generalizade Ge la intersccién tonica en los tejidos conjuntives, los vvasos sanguéneos y el sistema muscular; en fa psigue, 1a pénida gradual de coherencia mnémica de fa experien- cia, pasada y-pretente; y en ef evhos, lu amenaza de una repentins y cast fotal pérdida de la luncién respondien- te en la interaccion generativa. Lo que agut se requiere podria Hamarse simplemente “integralidad™, es deci: “una tendoncis a mantener las cosas unidaa. ¥ on yordad, jebemos reconocer en la veje2 una initologizacion 18 Arospectiva que puede equivaler una seudointegs idm como defensa contra la desesperanea en acecho, @or supuesto, puede hacerse ef mismo uso defensive de todas las cualidades sint6nicas que dominan fa dia- onal del cuatro.) Sin embargo, a todo fo largo det dis+ rama debemos permitir que la capacidad potencial de un ser husmano, en condiciones fevorables, disfrute mas f© menos activamente de x experiencia integrativa de fos estadios anteriores; y asf, smestro euadro permite, hasta so extremo superior derecho, fa gridual madura cidn de la intepridac Permétaseme dar otra ojeada a la manera en que planteamos toda esto enansio formnilamnos al comienzo Jn integridad: pero si los viejos, en clertos respectos, se vynelven de meva como nifos, fa cuestion es i este ek fo" es hac una apariencia de infancia sazonada con sabiduria, © hacia un estado infantil finito. (EI viejo pueite volverse, © desear yolverse, demasiado vieio d= ‘masiado, rapido, o seguir siondo ciemasiado joven deme: siado tiempo.) Agus, lo nico que puede armar un to ‘do, ¢ un cierto sentimiente de integeidad; y por inte- bridad no podemos entender colatnente una vara cuali- dad de caracter personal, sino, sobre todo, wna proclt- dad compartida a comprender, o a “oi?” a los que realmente comsprenden, fos motos integrativos de la vida humana, Se trata de una especie de camaraderia ‘201 fos modos ordenadores de tiempos distantes y em peflos diferentes, tal como se expresa en sus simples productos y dichos. Pero surge también un amor dife- rente, intemporal, por esos pocos “otros” que han lle sado ser fos principales contra-actores en los contex- tos més significativos de te vida, pues la via individual fet Is coincidencia de un solo ciclo vital con un solo segmento, de la historia, y toda Ta integridad humana se mantiene 0 derrumba junto con el estilo tinico de inte- tridad det que uno participa. EL VINCULO GENERACIONAL: Lego de haber resshado el fin del ciclo vital en Ia ‘medida en que mi contexto me lo ha permitido, me siento ursido s ampliar lo dicho sobre un estadio “real” a PLeIcLa VITAL CoMPLETADO, ~es decir, el quemedia entre dos estadios dela vida y sobre el ciclo generacional mismo. Este sentimiento de ungencia parece expresarse muy bien en cl cuento del viejo que estaba muriendo. Mientras é1 yacia shi con tos ojos cerrados, su esposa le susurraba el nombre de cada miembro de la familia que habia acudido a desea le shalom, “Y quien prepunto de repente, incorpo- indose-, quién estd atendiendo el negocio?” Esto ex- presa el espiritu de adultez que los hindues Haman “el mantenimiento cel mundo” Nuestros dos estadios adultos, la adultez y la juven= ud, no estin destinados a absorber todos 1os posibles subestadios del perfodo que va de la adolescencia a la vejez; pero si bien apreciamos las subdivisions alterna tivas sugerides por otros investigadores, repetimos niuestras conclusiones originales aqui sobre tod para transmit la 1ogica global de eualquier esquema de esta clase~. Esto significa, dentro de la re-vista que estamos intentando, que a medida que retrocedemos al estadio precedente, éste debe haber resultado sobre todo evo- Iutivamente indispensable para los estadios posteriores que hemos descripto. En lo roferente al rango de edad apropiado para todos estos estadios, es razonable pen sar que estin circunseriptos por el primer moment en que, feniendo en cuenta todas las condiciones neces rias, una cualidad evolutiva puede cobrar relativo pre- dominio y producir una crisis sisnificativa, y por el ti timo momento en que, en bien del desarrollo general, debe ceder ese piedominio eritico a la cualidad siguien= fe. En esta sucesién, son posibles rangos temporales bastante amplios, pero Ia secueneia de los estadios si- ue estando predeterminada DESARROLLOPSICOSOCIAL 6s A laladuliz (nuestro sptimo estadio le hemos asignado a anitess erftea do gencrarbidad vers Suoamyorein yesancomisnt. a generated, sen Simos, ebaea ta proce Kad, produetvda Sear, y pot To taoto Ia generaion de mies se fo5 7 tambien te mores productos e ea aso un Atserrtto de Ta tent, Un sentient de etanex tniente, por ota part, ego de ninguna manera je orn siguiera a quienes 302 més intensamente prod vos y treativos: mineras que puede abramar fos nes genetaivas, a mova "virtua" que surge de eta dette decir lea, oan compromise am ie ewtdar de Tan pesos, tos productos ¥ ae lrs por los que una ha sorendido« preacupane. To fos tos poderes que surgen de los demrollos anteriores titel en ascendont, dese I nfanes# la fuventad CGaperanea y voluntad Sialidad » habiida, feild SStinor estan seahorse los observa ms dete Tamento eoenbes parla fares generacioal de cu tear I poder en ls proxina senercin. pues eta tnverdal et "repoitorio” de a via humana No et entoncer ls proctstvidad chemos presunts- do} un paso missy noun spe producto dena ta entadnd (19800)? Presto que todo encuentro Be nial provoes cn tos Orzanos aeerativos cela excita Sion J puede dar por reallade, exciuir algo s6l0 puede llevar al (o ser el resultado del excesivo autorse- chazo y, por ast decito, de la autoexclusion.. 1La intimidad y 1a generatividad estan obviamente re- laGignadas on forma estrechs, pero la intimidad debe proveer, ante todo, un tipo afiliativo de ritualizacion ‘que cultiva estilos de vida centrada en el endognipo, cuya cohesion se mantiene 3 memo por obra de mor dos de comportsmiento y comunicacion verbal de fuerte idiosincrasia, pues la intimidad sigue siendo ot ‘uardidn de ese poder elusivo y sin embargo omnipre- sente en la evolucidn psicosoeial: ef del zeifo comunal y personal, que da y pide conviccién en las pautas compartidas de vida, garantiza una cierta ielentidad is dividual, aunque en unida intimided, y vinoula, en Torma de modo de vide, la solidaridad de an compro- iso conjuunto con un estilo de produceiin. Estos, por 2 CICLO VFFAL COMPLETADO Jo menos, son Ios elevados fines a los que apunta, en principio, el desarrollo. Pero entonces, ésto sel esta- ddio en que personas de antecedentes muy diferentes de- ben fusionar sus modos habituales de vida para formar tun nuevo ambicnte para sf mismas y para sus descen- dientes: un ambiente que sefleje el cambio (gradual a radical) de las costumbres y las variaciones en las pau tas dominantes de identidad que va produciendo el ‘cambio historicc. EI riluslismo que tiende @ producir una caricatura 1no productiva d> las ritualizaciones de los jovenes es el elitismo, que cultiva toda clase de pandillas y clanes, ccaracterizados 1s por el esnobismo que por un estilo de vida. Demos otro psoatris: la confiabilidad del compromii so dal joven deyende, en pran medida, del resultado de fa lucha adolesconte por Ia identidad, Hablando epige- néticamente, por supuesto, nadie puede “saber exe lamente quign "es" él 0 ella hasta que se han encom: trado y verificado pautas promisorias en el trabajo y el amor. Sin embargo, las pautas husicas de idemtidad de- ben surgir de 1) Ia afirmacion y el repudio selectivo de las identificaciones infantiles del individuo, y 2) la ma era en que el proceso social de la época identifica @ los jovenes —reconociéndolos en el mejor de fos casos como personas que fenfan que llegar a ser como son. ¥ ‘que, siendo como son, merecen confianza~. La comu= nikdad, a su vez, 9 siente reconocida por el individuo que DESARROLLO PSICOSOCIAL % se preocupa de pedir ta recorocimiento. Sin embargo, puede sentiree adents profurda y vengativamente Chazada por el que no parece nfeacuparse por ser acep- fable, en cuyo caso la sociedad condena irvellexiv- mente a muchos cuya desgraciada bisqueda de com halidad (en la leltad a ta prndilla, por ejemplo) no puede desentranar o absorber ‘Lafantitesis de ta identidad es la confusion de der tidads experiencia obviamente normativa y necesaria fue puede constitir, sin embargo, una perturbacion bisica que aprava la Tegresion patoliea y a su ver es agravada por éta. {Como se relaciona cl eoncepto psicosocial de iden tidad Gon ot semismo, [se] 86 concepto bisico de ls psicologie del individuo? Segin hemos sefalado, un Sontimiento yeneratizado de identidad produce’ un aeuerdo gradual entre Is variedad de_sutoimagenes ambianter que fueron expe'imentadas durunte Ia nk fez ¢y ave, durante Ia adoteseencia, pueden ser drama ticamiente recapituladss) y les oportunidades de roles que se les ofrecen 4 los jvenes para que seleccionen ¥ se comprometan. En cambio, no puede existir un sen fimiento duracero el s-mimo sin una experiencia Continua de un “yo” consciente, que es el centro mi tminoso de la existencia: una especie de identidad exts- Tenctt, entonees, que (como hemos notado al exam har ta vejer) en la “ultima ined” de nuestro euadro Ulebe trascender sradualment fa identidad psieosoca Por lo tanto, 1a adolescencia alberga un cierto senti mmiento agudo, aunque caribiante, de la existencia, ¥ también un interés. veces apasionado por valores ideo Tosicos de todas clases —religiosos, politicos, intelec- 4 FL CICLO VITAL COMPLETADO tales, incluida, en al 1 ideolosta de adaptacion @ las pautas vigentes en la época respect de la adecuacidn y et éxito. Aqui, los trastomos que ce ricterizan a le adolescencia de olras épaces pueden per manecer extraiamente adormecidos. ¥ entonces,laado- lescencia puede volver aalberpar preocupacionesexisten- ‘iales de la clase que solo puede “madurar” en ta Velez. ‘tanto con la.conTHR2 infintil como va le fe-macuira, En tanto transfiere 1a necosidad de ite de as figura parentales.a mentores y lider, la fielidad acepta ane siosamente la mediaci6n ideologica de éstos —sea que Jn ideologfa este implicita en un “mode de vida” 0 tenga caricter militante explicito~ Sin embargo, a contraparte antipitica de le fidelidad os e} repudio del rol: un itmpulso activo y selective’ Separar roles y vee lores que parecen viabies en la formacion de ta ident dari de aquello alo que se debe resist © conta fo que hhay’ que fuchar como algo aieno al yo. El repiidio del rol_puede aparecer en forma de falta le auroconflanza ‘que abarca una ciertalentitid y debilidad en relacion on cualquier potencial disponible de identidad, oen forma de una dposcin obsinada sistematica, sta Ok ‘ima es.uia prelerefela peiveRe por la Mentidad naga. svg (au. siempre esta fambién presente}, es decir, una sombinacion de. elementos de identidad socialmente inaveptables_y, sin embargo, empecinadamente afirmie dos, Si el medio social no logra ofrecer ninguna alter Falla viable, todo esto puede llevar ana regresion re. bentina y a veces “fronteri2a”, en que se vuelve a lor conflictos de las experiencias tempranas del sentimien- DESARROLLO FsICosaCtAL, 9s to del “yo, casi como un intento desespesado de autor ‘ero ofr vez reulea imposible wna ormaciow ientidad sin ae haya olen repudio de rol, expecta mente cian Hos eoles disponibles ponen en peer a Finest potencial de identulad del joven. £1 repudio de rol ayinds entonces a delimitar In Kenta del indive duo v invoca por Io. menos leallades experimental dive fuego pueden ter “confirmadas” y transformadas ein aiciones duraderes mediante fac adecudas tu Tizaciones 0 ritales, Tampoco se puete prescindi de cierto repo de rol en el proceso social, pc la con finus readaptacion circunstanciay eambiantes con frecuencia solo puede mantenerse mediante la ayuda de rebodes leas, que rehtsn “adaptarse”& las “con diciones” y que cultivan tna indignacion al servicio de tina renovada toraidad de ritalizacion, sin la out So {aria condenads fs evolvcion psicosoctat En sini, el proceso de formacion de a identdad meng como tna confguracion evohutva. qv ile” tn Torma gradual lo dato constitucionaiment, as ne= exidades lbidinaicepecuaees, las cpscigatespromo- Vidas, las identificnctoncesignifcativas, las defeneas efeetivas, las sublinaciones silos Js roles consi lentes. Todos estos elementos, sin embargo, slo pue- den sure de una adaptacion mutua de les potenciaes indvidvales, ls cosmorisiones teonoldgees Is doo {oxiasreliions o polities. Las ralizaciones esponténeas de este estadio puc- dem parecer, por sipuesto, soqprendentes,confusss Seravadoras dela propension al cambio que caracteriza Jos primeros intentosrelizados por loeadolscentes de ee % ELCICLO VITALCOMPLETADO. rilualizer st interaccion con los pares y crear rituales dle pequefios grupos. Pero también fomentan la partici ppacin en acontecimientos pablicos en campos de de- pportes y conciertos al aire libre y en lugares de discu- jon politica y religiosa. Pusde verse que en todas estas situaciones los jovenes buscan una forma de confirma ion ideologica, ¥ surgen entonces ritos espontineos y rituales formales, Tal busqueda, sin embargo, puede evar también a a participacion encegvectda en ritua: Hismos militantes caracterizados por el foralismo, es decir, por una totalizacién tan dusoria de la imagen del mundo, que carece de poder de autorrenovacién y puede volverse dssiructivamente fanitica, La adolescencia y el aprendizaje cada ver mas pro- Iptigado do los cltimes aitos de Ia eseuela secundaria y ls altos de univzesidad pueden verse, segin hemos di ‘tho, como unamoraroria psicosocial) un periods de nmaduracion sexual y cognitiva yin embargo, una pos terzacién sancionada del, compromiso definitive, Pro- porciona una rebtiva libertad para la experimentacion de roles, incluids la que se realiza con los roles de sexo, uy significative para Ia autorrenovacidin adaptativa de li sociedad, EI primer cielo escolar, en.cambio, es una ‘moratoria psicosxual, pues su comienzo coincide con Ja que el psicoansliss Hama perfodo de “latencia”, cx ricterizado por un cierto adormecimiento de la sexta lidad infantil y una postergacion de la madurez sexual Asi, el futuro macho y padre puede someterse al co- mienzo al métoco de escolaridad que oftezca su socie- dad y aprender los rudimentos téenicas y sociales de una situacion de trabajo, Hemtos asipnado a este perfo~ do la crisis psicosocial de industria versus infertoridad DESARROLLO PHICOSOCIAL 9 —siendo la primera un sentimiento bisico de actividad competente adaptada tanto alas leyes del mundo ins- trumental como a las roslas de cooperacion en proce- dimientos planeados y diagrimados-. Y otra vex po- demos decir que un nifio, en este estadio, aprende a lamar el aprender y también el jugar ~y a aprender con. maximo afin las téenicas coherentes con el ethas de produccion— La imaginaciin del nino que juegs y faprende ya ha sido penetrada por una cierta jerarquia de roles de trabajo, a través de ejemplos ideaies, reales (© miticos, que entonces se presentan en las personas de los adultos que lo instrayer, y en los heroes de la le- vyenda, la historia y la ficcion, Para la antitesis del sentirento de industria hemos postulado un sentimiento de inferforldad, de nuevo wn Sentimiento distonico neceserio, que ayuda al impulso. fn los mejores, asi como puede paralizar (temporatia- mente) # los trabajadores menos dotados. Sin embargo, como parologra hsica de este estadio la inferiotidad puede acarrear muchos conllictos de decisiva influen: ia, impulsando al nino a una competencia excesiva o inducigndolo a la regresion —lo que significa una reno- vacion del comflicto genital infantil y edipico, y por tende una preacupacibn en la fantasia por personajes Conflictives, mas bien que an encuentro real con los Denéficos que estin a mane. No obstante, el poder idimentario que se desarrolla en este estadio es la Competencia. un sentimiento que en el ser htumano en Aesarrollo. debe integrar gradualmente todos los méto~ ddos que van madurando y rermitirin verificar y domi har la fectualidad y compartir la realidad de quienes ‘Cooperan en la misma situacién productiva, 8 ELCICLO VITAL COMPLERADO Hemos intentado sefilar el nexo entre fucreas ins tintivas y mouos organismicos dentro del contexto de ly secuencia de estadios psicosociales y la sucesion de las generaciones, Hemos acentuado principalmente a unos principios del desarrollo, cuyo reconocimiento interdisciplinario parecia esencial en el momento de su Formulacion, aunque no podemos insists en el numero exacto de estadios incluidos en la lista 0, en verdad, en todos los términos utilizados; esté claro que para cual quier confirmacién general de nuestro esquema sogui mos dependiendo de na cantidad de disciphinas que pasamos por alto en estas paginas. Por el lado psicol6gico esti el poder verificador del desarrotto cognitivo, amedida que éste refine y expande con cada estadio la capacidad de interaction precisa y conceptual con el mundo féetico. Este es, por cierto, tun “aparato yoico” de indole absolutamente indis: pensable, en el sentido de Hartmann (1939). Ast, pue- de resultar Util rastrear la relacién de los aspectos “sen sorio:motores” de la inteligoncia, en el sentido de Pis et, con Ta confianza infantil; de los “intuitivosimbsli 608" con el juego y la iniciativa; del desempeno “con cereto-operacional” con el sentimiento de industria; y, finalmente, de las “operaciones formales” y las "mani pulaciones Togices” con el desarrollo de Ia identidad (réase Greenspan, 1979). Piaget, que asisti6 paciente- mente a algunas de nuestras reuniones interdisciplina- ras y oy6 lo que hemos bosjucjado aqui, eontirmé ids larde que él no pereibia ninguna contradiccion en tre sus estadios y los nuestros. “Piaget informa Greenspan esté may de acuerdo con la extensién que hace Erikson de la teoria freudiana a las modos psico- See 2) soca” (1979). ¥ lo ct: "Earn mst den or tena dian tos mca fame dene Spon genera de conduc area xplorsn, erase roo ciatac tear Saree tent cpaeney age 10) re eet ete mpaics Nes nde ol en Ba cee ened eer eee eee aay Sey oe cman mer seed ada it grersent ae hee LOS ANOS PREESCOLARES Los estadios de la nifez ya fueron examinados en vineutseion con la episéness, la pregenitalidad y ta ri tualizacion. Aqui s6lo queda por aftadir una formulae clon somaria sobre sis antftesis y antipatias, Volvamos entonces a la edad de jusgo, en la eval la fir que la actividad de juego es un ingrediente esencial en todos los estadios futuros. Pero justamente cuando las consecuencias edipicas obligan @ tuna fuerte limitacién de la iniciativa en la relacion del nifo con las figuras parentales,e] juego en maduracion libera al pequeno individue permitiéndole una drama tizacién en la microesfera de un vasto niimero de iden- tificaciones y actividades imaginadas. La edad de juego. “ocarre™, ademas, antes del advenimiento limitante ‘aaa eco, ec bao, y de ro) TL cICtO VITAL COMPLETADO dk idenidad, 8o eu acidentalyentones, te se ada ba a ene estado el origen infant Uel drama epic, auc en Su ite, y especaimente en su perfeccion omo una aclonesénia esl er una muta i tara del witatvio peter ue la capaci humane de Juego cjere en todas las artes Ene juego se funda También, todo rentido del humor. ese don especial del hombre’ que ke peomie tele dest mumo'y de fs esto, Sin embargo_hace-también plausible que slel ego Ia inhubicion sea a contraparte an- DESARROLLOPSICOSOCIAL wor sividad voluntariosa y compulsividad esclavizada: n fo tratard a veces de actuar en forma totalmente inde pendiente identiicdndose del todo eon sus impulsos Febeldes, 0 de volverse dependicnte una vez mvs, hae Giendo de la voluntad de otros su propia compulsion. ‘Al equilibrar estas dos tendencias, el poder voitivo ru ‘dimentario da apoyo a ura maduracion de la bibre elec tidn y ala vex de la autortestricci6n. El ser humano de- be ttaiar precozmente de querer Jo que puede ser, de renunciar (como no digno de ser qucrido) 2 to puede set, 7 de creer que quiso fo que es inevitable por ecesiladl por Tey. Tn fodo caso, de acuerdo con los todos dobles (retentive. y elimanativo) que dominan Gh esti edad, ta compulsién y la impulsividad son las Sontrapirtes antipéticas de fa voluntad y cuando se Serivan js traban mutwamente, pueden paralizaila, "Aust eh oFden descendente, ya debe estar razona- blemente claro que lo que se desarrolla asi, paso apaso, forma en realida’ un conjunto epigenético en el que ning estado y- ningun poder debe haber omitido sus tempranos rudimentos, st crisis “natural” y su renova cidn potencial en todos los estadios posteriores. Asf, la esperanza eit 14 fafancia puede contener ya un elemen- to de yoluntad, que sin entbargo atin no puede enfren~ tar el desaffo como lo haré cuando legue Ia crisis de voluntad en fa nifiez temprana. En cambio, si volvemos ‘hobservar la “altima hiler.” det cuadro, parece proba- ble que la esperanza de un infante ya contenga alsin ingrediente que se desarrolla gradualmente hasta corr Vertirse en fe —aunque este serd mas ffeil de defender ‘contra todos, salvo fos mé Fanéticos devotos de la in fancia Por otra parte, ;ef nombre de Lac-tsé no siz~ 02 EL CICLO VITAL COMPLETADO nifica “nino viejo” y no se reflere a un recién nacido con una barbita blanca? La esperanza, segtin hemos dicho, surge del cont eutis conflanca basica versus desconflanza bisica, La sae va agolando ts i Bera eitandoprevaléce Ia eaperanca, Toro hemes sefialado, la uncion de transportar Ja imager numinosa del otro primario a través de las vada Tormas que puede tomar entos estadios inter nieiios, hasta llegar a la confrontacion con el otro a ‘imo en cualquier forma exaltada~y a una oscura promesrde-recuperar, pari sempre, un paraiso perdHfO, Ademnis, fa autonomia y la voluntad, como ta ‘ndlbtia y la finatidad, se orientan hacia un futuro que ppermanecerdabicrto, en el juego y en el abajo prepa: tatori, a las eleeciones den perfodo econémico, cul tural © hist6rico.-La identidad y. la fdelidad, a su vez, ‘deben comenzar 4 comprometerse con elecsiones que ‘mplican algunas combinaciones finitas de actividades y valores. La juventud, en alianza con las ideologias dis- Ponibies, puede encarar un amplio espectro de posibi- Iidades de “salvacion’ mientras que el amor del adolescente esta inspirado| por ensuetios acerearde To que Puede ser capaz de hacer o acerca de lo que puede hacerse cargo junto con otro. Sin embar- 0, con el amor y el cuidado de la adulter, surge era- dualmente un factor muy cr(tice de la edad media de fa vida, es decir, la evidencia de un estrechamiento de las elecciones a raiz de condiciones que ya se han ele- ido irreversiblemente —por obra del destino o de wno DESARROLLO PSICOSOCIAL, ws mismo—. Ahora bien, las condiciones, las circunstan- cias y las asociaciones se han convertido en una reali- ddad que a uno se le da una vez en el curso de su vida. Fl ouidado adulto debe concentrarse entonces conjun- tamente en los medios de asumir por toda la vida el caltive de lo que ha elegido en forma irrevocable, 0, en Yerdad, ha sido forzado a elegir por el destino, hacign- dolo dentro de los tequerimientos tecnologicos del ‘momento historico, Con cada nuevo poder, surge entonces gradualmente tun nuevo sentido del tiempo junto con un sentimiento de irrevocable identidad: al liegara ser paulatinamente lo que uno ha causado que sea, finalmente se serd 10 ‘que uno ha sido. Lifton (1970) ha esclarecide amplia~ mente Io que significa ser un sobreviviente, pero una petsona en Ia adultez debe compronder también (como, focurrié con Layo) que un generador seré sobrevivido. por lo que ha engendrado. No se trata de que cualquie~ ta de estas cosas sea demasiado consciente; por el con trario, parece que el estadio de generatividad, en la ‘medida en que se mantiene a raya un amenazador sen timiento de estancamiento, se caracteriza en forma ge- neralizada por un desprecio supremamente sancionado de la muerte, La juventud, a su manera, es més cons: cionte de la muerte que Ia adultez, aunque los adultos, ‘ocupados como estén “haciendo funcionar el mundo”, participan en los grandiosos rituales de la religidn, ef arte y la politica, tados los cuales mitologizan y cere- ‘monializan la muerte, déndole significado ritual y con- firiéndole asi una presencia intensamente social. La Juventud y la veiez son entonces las épocas que sueRan con el renacimiento, mientras que la adultez esti dema- ee | 08 HL CICLO VFFAL COMPLETADO siado ocupada :uidando de los nacimientos reales y se ve recompensada por ello con un sentimiento nico de turbulenta e in;emporal realidad historiea ~sentimien- to que puede parecer un poco irre ues nega la sombra del no ser P Puede ser que el lector desce ahora revisur fas cate- jgorias listadas en el cusdro 1. Para cada estadio psico- social, “ubicado" como ests entre uno psicose-al (A) ¥y tun rudio social en expansidn (C), inelaimos una crisis ‘bisiea (B), durznte la cual el desarrollo de un potencial sintOnico especitico (desde la confianca bésica {1} la integridad |VI] } debe exceder ef de su antitesisdis- ‘6niea (desde le desconfianza bdsica hasta la desespe- vranza senil). La resolucién de cada crisis da por resul- ado fa emergencia de un poder basico 0 cualidad det yo (desde la esperanza a la sabiduria)(D). Pero tal po= ddr simpatico tiene también una contraparte antipsticn (del retraimiento al desdén) (E). Tanto los potenciates SintOnicos y distonicos como los simpaticos y antinati- 0s son necesaris para la adaptacién humana, porque el ser humano 10 comparte el destino del animal, de desarrollarse de acuerdo con una adaptacion instintiva un ambiente satural circunscripto que permite una division neta e innata de reacciones positivas y negati- vas. Més bien, el ser humano debe ser guiado durante luna larga ninez para que desarrolle pautas de reaccién instintiva de amor y agresion a las que pueda recurtir en una variedad de ambientes culturales ampliamente dlistintos en lo cue respecta a tecnologta, estilo y cos: ‘movision, aunque cada uno sirva de base & lo que Hart- ‘mann (1939) he Uamado ciertas condiciones “espera- bles en promedio”. Pero cuando las tendencias distoni- aljoven y al viejo, DESARROLLO PHICOSOCIAL 10s, cas y antipdticas superan a ls sintOnicas y simpaticas, se desarrolla tina patologéa bisica especifica (desde el retraimiento psicotico hasta lt depresion seni. La sintesis yoica y el ethos comunal juntos tienden a apoyar una cierta medida de tendencias sintonices ¥ Ssimpiticas, mientras intentan acomodar algunas dist6- hicas y antipaticas en a gran rariabilidad dela dinémiea humana, Pero estas tendencias distonicas y antipsticas se mantienen como una amenaza constante para el or- den individual y social, por lo cual, en el curso de ta historia, los sistemas inclusivas de creencias(religiones, ideologias, teorias cOsmicas) han intentado universali= ‘ar las tendencias humanas smpiticas haciéndolas apli- tables # una combinacion mas emplia de “participantes” Imeritorios. Tales sistemas de creencias se convierten, a fu vez, on uni parte esencial del desarrollo de cada in- ividuo, en tanto au ethas (que “pone en acto maneras y costumbres, actitudes ¢ ideales morales”) es vehicul ado en la vida cotidiana pos ritualizaciones especiticas te la edad y adecuadas a cada estadio (G). Estas ponen cenergfa de crecimiento a servicio de la renovacion de ciettos principios de aleance universal (desde los nu ninosos a los filossificos). Cuando el yo y el ethos. sin mbargo, pierden si interconexién viable, estas ritval- zaciones amenazan con desinteprarse en ritualismos esvirtuantes (desde el idolismo hasta ef dogmatisma) GH). A causa de sus raices evolutivas conjuntas, hay tuna afinidad dinémica entre perturbaciones bésicss in- dlividuales y ritualismos sociales (ef. E y H) ‘Asi, cada nuevo ser huimano recibe e intemaliza la logiea y el poser de los prineipios de orden social (des- de el cosmnico, el legal y el tecnolorico, hasta et ideo 105 FL CICLO VITAL COMPLETADO fico y mas alla) (F) y desarrolla, en condiciones favo- ables, Ia disposicion para transmitirlos a las proximas generaciones. Todo esto, en cualquier caso debe reco- 10 uno de los potenciales esencisles innatos para el desarrollo y la recuperacién, aunque la expe Fiencia clinica diaria y la observacién general puedan enfrentarnos con sintomas de erisis no resueltas en al unos individuos y con Ia patologia social de la des ‘composicion ritualistica ‘Todo esto nos aproxima a otro estudio complemen- tario que aqui hemos dejado de lado: el que incluirfa las estructuras y mecanismos institucionales que contri buyen a la politica de comunalidad. Es verdad que hemos tratado de explicar las ritualizaciones de la vida cotidiana que proporcionan el vinculo entre el desurro- No individual y la estructura social: sa “politica” est cilmente discernible en cualquier registro o estudio de caso de la interacci6n social fntima, Y hemos relaciona- do, al pasar, los poderes especiales que nacen de la con- flanza y la esperanza con la religion, de la autonomta y la voluntad con la ley, de la iniciatva y la finalidad con Jas artes, de la industria y 1a competencia con la teeno- logfa, y de la identidad y la fidelidad con el orden ideo- Togico. Sin embargo, debemos depender de fa ciencia social para la explicacion de la manera en quue, en de- terminados sistemas y periodos, individuos Iideres y también élites y grupos de poder se estuerzan por pre- servar, renovar 0 reemplazar el evhos universal vigente en la vida productiva y politica, y del modo en que tienden a apoyar Ios potencisles generativos en los. adultos y Ia disposicion para el crecimiento y el desa- rrollo en los quie estén crecienda, En mi trabajo, s6lo_ DDESARNOLLO PsIcOsOCLAL or he loprado sagerir un enfoque de las vidas y de los es tadios erfticos dentro de estas vidas, de dos lideres rl sioso-politicos: Martin Luter y Mohandas Gandhi, que lograron (raducir sus conilictos personales en mé- todos de renovacion espiritual y politica en la vida de rans contingentes de sus contemporineos. Esto nos Heva al trabajo psicohistorico. Pero en las cconclusiones de este ensayo parece lo mejor analizar en unas breves notas la manera en que el método psicos- nalitico puede beneficiarse con la comprension psico- social y ofrecer observaciones conducentes a ella, Esto nos hace volver al comienzo misino de nuestro recorrido, v EL EGO Y EL ETHOS: NOTAS FINALES AIDAPTACION SOCIAL En EI yo y les mecanismos de defensa, Ana Freud “trata exclusivamente un problema en particular: las maneras y medis con los cuales el yo evita el displacer ¥ la ansiedad, y ejerce control sobre la conducta impul- Siva, los afectos y tas necesidades instintivas” (1936, pig. 5). Ast, las diversas defensis omnipresentes tales como la represtin y la regresion, la negacién y la for ‘macin reactiva, son tratadas exclusivamente como fe- hnomenos de eccnomnta inverna. En febrero de 1973, en Filadetfia, en ocasién de un panel dedicado af libro de Anna Freud (qve entonces evaba (reinta y siete aftos ‘desde su aparicibn), se offecié la oportunidad de diseu- tir algunas de las implicaciones sociales y comunales de Jos mecanismos de defensa. Nos preguntébamos: jlo. ‘mecanismos de defensa pueden ser compartides y ast mir asf un valor ecoldgico en la vida de personas inte- relacionadas y an la vida comunal? Hay pasties =n el libro de Anna Freud que sefalan HL EGO ELETHOS 108 claramente tal potencial. Lo mds obvio, por supuesto, fs a similitad de ciertos mecanismos individuales de dlefensa con las grandes defensas rituales de las comu- hidades. Tomemos, por ejemplo, la “identificacion con cl agresor". Hay una ninita que’ —cualesquiera sean las Fazones sutiles~ tiene miedo de Jos fantasmas y los conjurs haciendo gestos peculiares, con los cuales pre- tende ser el Fantasma que podria encontrar en el pasilo. Y podemos pensar en “tex0s de miftos en los que me diante la metamorfosis del sujeto en tn objeto temo, la ansiedad se convierte en placentera seguridad” (A. Freud, 1936), Paralelamente, a través de la historia cul tural se encuentran todos los “métodos primitivos de exorcizar a los espiritus” personalizéndolos en sus, formas mas agresivas. ‘Anna Freud informa sobre algunas observaciones en una escuela particular que en busca de modernidad ha bia rerritualizado (por asf decirlo) sus procedimientos, poniendo “menos énfasis en ta ensefianza en el aula” y fnvés en “cl trabajo indivicual elegido por el nino” (1936, pig. 95), inmediatamente aparecio alguna cor dducta defensiva nueva, x sin embargo bien circunserip- ta, de un tipo intimidado e inhibido, en una eantidad de nifios de tos que se sable previamente que eran ca- paces ¥ populares; su adaptatividad misma parecia en peligro a rafz del cambio de exigencias, A, Freud sugie= Fe que tal defensa compartida, aunque cada individuo fa realizara auténticamente, podia volver a desaparecer ripidamente si la escucla abandonaba sus arbitraias fualizaciones. Pero eudles son los mecanismos sociales dde tal defensa compartida que a Ia larza,en todo cxs0, podrian volverse habituales y cambiar asi permanen- 10 HL @¢10 VITAL CoMPLETADO temente algunas personalidades y carreras, y también el ‘ethos de la vida erupal? Finalmente, podemos muy bien evaluar de nuevo las implicaciones Sociales de un mecanismo adolescente de defensa como es la unfelectuatizacién en la pubertad, ces decir, la preocupacion aparentemente excesiva por ‘ideas que inclusan (en la Viena de esa época) “la ext freneia de revolucién en el mundo exterior”. Anna Freud interpreta esto. como una defensa por parte de estos jovenes contra “la percepcion de las nuevas exi- encias institucionales de su propio ello”, es decir, la revolucién interna, instintiva. Esto es, sin duda, el as- ecto pricosexual de la cuestién, pero es Iogico que las defensas intelectuales aparezcan y sean compartidas en Ia pubertad como resultado de las ganancias coxnitivas de este estadio y también como uso adaptativo de las ritualizaciones de un ethos intelectual caracteristico de algunas épocas. El proceso societal debe contar, de he- cho, con tales procesos adolescentes y reconocerlos, incluidos sus excesos periédicos, para su readaptacién un ethos cambiante Parece probable, entonces, que los mecanismos de defensa no se moldeen s6lo septin las urgencias instinti- vas del individuo que tienen que contener, sino que asimismo, cuando funcionan relativamente bien, sean compartidos o tengan su contrapunta como parte de la interaccion situalizada de los individuos y las familias y también de unidades mayores. Pero cuando son débi les, rigidos y totalmente aislados, los mecanismos de defensa pueden ser comparables a ritualismos. in- dividualizados ¢ internalizados. ‘Anna Freud recordo algunas de sus propias expe- ee ee ELEGOY EL ETHOS m renclas como docente y “argas discusiones ocurridas en su elfnica con respecto 2 silos nifios obsesivas hijos de padres obsesivos utilizaban mecanismos obsesivos por imitacién © identificacion, © si compartian con sus padres el peligro qc sungia de fuertes tendencias ‘sidicas, e, independientemente de sus padres, utlizae ban el mecanismo de defensa apropiado” (Jounal of the Philadelphia Assn. for Psychoanalysis, 1974) FL YO ¥ Et NOSOTROS La disensién de las defensas del yo nos retrotrajo al periodo de lo que a veces se ha llamada fa “psicologfa del yo", asf como en la actuatidad estamos frente a una “psicologta del si-mismo” que tiene similares espira- ciones. Yo no podrfa relacionar ninguna de estas direc ciones con Ia teoria psicosocial sin examinar paradoii- camente tanto lo que es mis individual en el hombre, como también lo bisico para un sentimiento comunal de “nosotros”, Me refiero al sentimiento del “yo" que 8 la conciencia central del individuvo, que se da cGenta ddo que e tuna criatura que siente y pienss, dotada de lenguaje, que puede confrontar a un sf-mismo (com= puesto, de hecho, por una cantidad de st-mismos), y puede construir un concepto de un yo inconseiente. Yo supondria, de hecho, que los métodos sintetizado- 19s del yo, al establecer Uefensas utiizables contra los impulsos y afectos indeseables, devuelven a lo que lla- ‘mamos un sentimiento det “yo” ciertos modos “isicos de existencia que ahora examinaremos: un sentimiento de ser centrado y activo, de ser un todo y de ser cons- nn ELCICLo VITAL cOMPLETADO lente, superardo asi la sensacion de ser periférica 0 inactivado, fragmentado y obscurecide, Pero aqui 105 enfrentamos con un extra punto ciego en el interés intelectual. El ‘yo, un hecho arro- ante de cardcter existencial, personolégico y lingdisti- 0, es difieil de encontrar en los diecionarios y en los textos psicoldzicos, Pero to més importante para noso- {0s es que ena literatura psicoanalitica el uso original que hace Fretd de su equivalente alemsn, Ich, se tr duce a menudo como “ego™ (Erikson, 1981). ¥ sin embargo est /ch esté a veces claramente empleado para sienificar “yo’. Esto es particularmente cierto cuando Freud (1923) atribuye al /eh una "inmediatez” y “cer "de experiencia "de la que depende toda concien- (la bastanfilla es mia). Esta no es de ninguna ma- nnera una cuestién de mero doble sienificado, sino que tiene un deeisvo aleance conceptual, pues fo incons- ciente slo pusde ser conocido por una conciencia in- mediata y ciera —una conciencia, ademés, que a través dde la evolueion y la historia parece haber alcanzado un estado decisive cuando debe controntarse con métodos racionales, cor lo que se percata de su propia nezacion de lo inconsciente y aprende a estudiar las consecuen- cias~. No obstante, esta conciencia elemental, para Freud, parece haber sido uno de esos hechos humanos primarios que él dio por sentados (selbst-verstindlich) y sobre el cual, por el momento, se rehusaba decidida- mente a reflexionar. Considerando la amplitud y la pa: sida de su proria conciencia estética, moral y clentitica debemos penssr que esta concentracion exclusiva sobre lo inconseiente y sobre el ello constituye un compro- miso casi ascéiico con el estudio de lo que es lo mis EL PGO ¥ aL ETHOS us. oscuro y, sin embargo, también Io mas elemental en la motivacion humana, Sin embargo, deberfa notarse que fate metodo, para hacer qus el inconseiente produzca falgo, tiene que emplear ldicamente medios configura Ccionales tales como Ia asociaci6n “libre”, el suefio o el juego mismo —todos ellos, medios especiales de perc: facion_. La interpretacion sistematica, entretanto, tra baja hacia una expansion dea coneiencia. Y en verdad, fen un pasaje significative F-eud se refiere ala concien- tia Hamandola “die Lewchte”, lo que s6to puede tradu- tirse como “la kuz que brill y la antorcha” (S. Freud, 1933). Es tpico que acompante esta expresion casi relic jsosa con una nota ir6nica, y diga acerca de la concien- Gia. “Tal como puede decinse de nuestra vida, no vale fran cosa, pero es todo lo que tenemos, Sin Ia lumina: SiGn que produce la eualidad de la conciencia, estaris: fos perdidos en la oscuridad de la psicologsa profun- Ga”, No obstante, como es caracteristico, a su traduc- tor al inglés le bast6 la palabra illumination (Ghumina- cidn) para traducir die Leuchte. ‘AL someter ala técnica psicoanalitica misma a las es irictas y aseéticas reslas que la despojan del caréeter de Un enedeentro social, Freud puso al “yo” que se observa tt sf mismo y al “nosotros” compartido al servieio ex- hisivo del estudio del inconseiente. Esto ha resultado Ser un procedimiento de meditacién que puede propor ‘ionatle una tremenda penetraci6n terapéutica a aque- Hos. individuos que se sienten bastante perturbados como para necesitarla, bastante curiosos como para de searla, y bastante sanos como para aceptarla —seleccion {gue puede hacer que en algunas comunidades el psi Coanalizado se sienta, en verdad, como una mueva espe ua EL eicLo virat coupLerapo cie de éiize~, Pero un estudio mis sistemstica det “yo” ¥ del “nosotros” pareceria ser no slo necesario para lung comprensin de los fenémenos psicosociales, sino también elemental para una psicologia psicoanalities verdaderamente comprensiva, Me doy perfectamente ‘cuenta de la dificulted lingi(stica de hablar de ef "yo" coma hacemos al referimos a ef eg0 0 a ef s-mismo;¥ sin embargo, toma ua sentide de "yo" el estar conscien- fe de un “mi-mismo” o, en verdad, de una serie de mt sismos, mientras que todas fas variaciones de I auto experiencia tienen en comin (y demos gracias por ello) 1a continuidad det “yo” que les experiment® y que puede pereatarse de todas ellas. Ast, el “yo”, después dde todo, es ef fundamento do Ia simple seguridad verbal dle que cada persona es un centro de percatacién en tn uuniverso de experiencia comunicable, un centro tan rnuminoso que eyuivale aun sentimiento de estar vivo y, ms aun, de ser la condicion vital de la existencia. Al mismo tiempo, s6lo dos 0 més personas que comparten luna correspondiente imagen det mundo y pueden em palmar sus tenguajes, pueden fasionar sus “yoes” en un “nosotros”. Seria de gran significacién, por supuesto, esbozar el Contexto evolutivo en el que los pronombres desde “yo” hasta “nosotros” y hasta “ellos” toman su plena significacion en relacion con los modos de los organos, las modalidades posturales y sensoriales, y ls caructeristicas espacio-temporales de las cosmovi Respecto del “nosotros”, Froud Heg6 a afirmar que 10 hay duda de que el vinculo que uni a eada indivi «duo con Cristo es también la causa del vinculo que Jos 1921), peroentonces, septin hemos visto, tune eatre sf ELEGO YELErWOS bs Jo hizo en un diewrso sobre lo que l Hamaba grupos “artificiales”, tales como las iglesias y los ejétcitos. El hecho es, sin embargo, que todas las identificaciones ‘equivalents « hermandades de hombres o mujeres de penden de una identificaciin conjunta con figuias ex Fismaticas, sean los padres, los fundadores, © dioses. Por lo tanto, el Dios sobre el monte Sinai, evando Mor sés Te preguntd con quién tenfa que decisle at pueblo ‘que habia hablado, se presento como “YO SOY el que SOY”, y sugiria que se le dijera al pueblo “YO SOY ie ha enviado a vosotros”. Este significado existencial fs, sin did, fundamental para la etapa evolutiva del monotefsmo y se extiende 2 fendmenos similares, pa- Uiarcales y mondrquicos (Frikson, 1981), Recordamos agui de nuevo el poder vitalicio del primer reconocimiento muiuo del recién nacido y el tro primario (maternal) y su eventual transferencia al ‘otro esencial, que “levantara Su rostro sobre ti y te da i paz”. Desde aqué podriamos sesuir una vez mis los tstadios del desarollo y estudiar Ia manera en que en de terminadas lenguas las paternidades y maternidades y Jas hermandades femeninas y masculinas det "noso- tos" Megan a compartir una identidad conjunta expe- Fimentada como muy real. Pero tambign en este punto es necesario corregir el concepto mismo de realidad que, come nos quejdbamos al comienzo, con demasiad fre- cuencia se ve como un “mundo exterior” al que hay que adaptarse. REALIDAD TRIPLE Elfego) come concepto y como término, no fue por 8 PL CICLO VITAL CoMPLETABO supuestonventato por Freud nln escolistic ova tia la undo Ue cuerpo yal, 9 en 1 Bowel oh tener ala perunoncls dei expenencia comciente Wiliam James (920) en sus erty se reee no abo un "eno envebens qe ice continuo fs tempos 9 tos expaion, to gue tambien habla de "Ur fran teria del ego" expenon que connate a coenls mic inn de Ia sud subjetiva, Agu spt parece, James {Gc conocta mey blen el lem) Penaba tanto ema teatimiento mitt de “yor como en ek furclons tvidentemente ua dels funciona aba income lente dl exo incr ln expertensia de fl manera que see segue a oss ean en ene pueda sentra tho de los aconacimfentos cum ut hacedor efecto no como un padscedor inpotente ‘Activ onginador ns bien a inaelivado (palabra te debe preeria a "patv™ porque uno pue, Por 25 deco erative de une mane pura, conrad { inchano, nd Hen ue deoviado hala peers iectivo, mia bier qus abramado; conacente, ts bien auc confundio: todo esto pica un sentimiento de Osta comodo ene ary tempo que uno ocupay, do nisin modo, deste elegdo tal como uno sie Hasta aqui to va bien Per, sen hemes nolado, wan seglnos el desarofo humano tare de fs tstadoe dela vic, el problema Tumano tal Que ea Sentiinto de contalad tan bc depend pasa Tenovision, de ctado a estado. de un nme es Ciente de ton elemento alguns de elo estin bes ELHGO VEL ETHOS "7 ton “otro” en algiin sexmento importante de la vida, pero en si mayor parte son una cantidad vaga de otros Intertelacionados que buscan confirmar su sentimiento de realidad compartigndole, sino imponiéndoto a los hhuestros, asf como también ellos tratan de delimitar fos, Suyos respecto de los nuestros. Es por razones psicos0- fiales, entonees, por Io que no basta con hablar de a fdaptacion del ego a una realidad exterior, pues por ser onflictiva toda adaptacién humana, en el momento en. ‘que puede decirse que el exo guia la adaptacion, ya ha Absorbido experiencias adgptativas e introyectado in fensas identifieaciones, En realidad, el modelo aleman dde Freud para designar la realidad, que es la palabra Wirklichket (relacionada como.esté conto que “funcio- za"), tiene connotaciones ictivas ¢ interactivas genera Tizadas y deberia traducirse casi siempre por actalidad, estar en acto, y, 4 mi parecer, entenderse como “acti- vacion mutua” Debe decitse, entonces, que la palabra realidad in- luye una cantidad de componentes indispensabies. To- tos ellos dependen, en un contexto psicoanalftico, de luna instintualidad en la cual, en contraste con la instint- ‘dad animal, ls enersfas afectivas estin puestas a dis- posicion del ego durante «| desarrollo y promucven 1a Inmersion de las eapacklaces que estén madurando, en. el mundo fenoménico y comunal. Asi, podemos decir {que el nino aprende a “arsar" incluso hechos que pue- den nombratse, verifiearse y compartirse, y que, 8 Su ‘yer, informan tal amor Respecto de los tres conponentes indispensables de tan sentimiento maduro de realidad, a factualidad es el jque més comanmente se senaln en el sentido usual de 16 FL CICLO VITAL COMPLETADO mundo faetico de “cosas”, que se perciben con un mé nimo de distorsién 0 negacion y con un maximo de var lidacion posible en un determinado estadio del desarro- To cognitivo y en un determinado estado de la teeno- logta y de la ciencia, ‘Una segunda connotacién de la palabra realidad es tuna coherencia y orden convincentes que elevan tos hechos conocidos haciéndolos entrar en un contexto adecuado para hacemos comprender (en forma ms 0 ‘menos sorprendente) su naturaleza: un valor de verdad gue pueden compartir todos los que participen de un Tenguaje y una cosmovisién conjuntos. La “comprensi- bilidad” (Begreifichkett, en el sentido de Einstein) pax recerfa ser una palabra adecuada para este aspecto de la idea de realidad." Hay un término alterativo més vi sual, contextualidad, pues el sorprendente entretcit- imiento d> Tos hechos es lo que Tes da una cierta signif ceacion teveladora, Y s6lo manteniendo una correspon- ddencia significativa entre tal realidad triple y los prin- cipales estadios evolutives, puede el evlios comunal asegurarse un méximo de energia en un nimero sufi ciente de participantes. La realidad como cosmovision viable es entonces (aunque se lallamamodestamente un “mode de vida”), cabalmente, una concepeién omnicomprensiva que en. Toca la atencion distiplinada sobre una seleccion de hhechos certificables; libera una vision coherente que * Binstein djo una ver que “comprender un objeto corporal” slgnifice stbuie “ana extstencia teal" ¥ aareed “el hecho de Se of mundo de la experiencia snail be, es ‘ea comprensible, er un milagre” (1954). | ri roo Yet Erwos 9 realza un sentimiento de contextualidad, y actualiza lina eamaraderfa ética con fuertes compromisos de ac- ‘Las imagenes del mundo, finalmente, deben erecer con cada individuo, asf como deben tenovarse en cada fgeneracién, Podriamos revisar ahora nuestros eapitulos, desde los modos de érganos hasta las modalidades pos- turales y sensoriales, y desde las crisis vitales normatt vas hasta las antitesis de desarrollo psicosoeial, y tratar de indicar cémo las imagenes del mundo tienden a pro- veer un contexto y significado universales a todas esas texperiencias. Sélo asf puede el “yo” individual, 2 me tida que va surgiendo de las primeras experienclas cor porales —y de ese temprano desarrollo instintivo que llamamos narcisistico~, aprender a tener y a compartir tun médico sentimiento de orientacién en el universo. Cualquier estudio de las imagenes del mundo debe en- tonces comenzar con las necesidades de cada “yo” en lo feferente a orientacién bisiea espacio-emporal, y continuar con las maneras comunitarias de proveer tune red de perspectivas correspondientes, tales como cl curso del dia y el ciclo del ao, a division del trabar joy la participacion en acontecimientos ritvales hasta Jos limites y las “Tronteras” en el sentido de K. Erikson (1966), donde comienzan Ia exteridad y la alteridad Aunque por mi parte s6lo pude cizeunscribir tales cuestiones de un modo no sistemético (1974; 1977) mientras trataba de esbozar las perspectivas del creck imiento en el seno del modo de vida norteamericano, estoy convencide de que la observaci6n psicoanalitiea clinica puede contribuir con aprehensioneseseneiales al profundo compromiso inconsciente y preconsciente de 120 ELCICLO VITAL COMPLETADO. cada individuo con las imagenes del mundo establecidas ¥ cambiantes, pues en todos sus conflictos innatos y sus anUiesis destructivas podemos estudiar ta comple- mentariedad potencial de la organizacion somtica, 30 cial y del ego. Tal estudio, en diferentes ambientes his: toricos, seri tants mds frictffero cuanto mas el psico- andlisis cobre coaciencia de su propia historia y de sus implicaciones ideolégicas y éticas. Pero solo un nuevo tipo de historia cultural puede mostrar como todos fos detalles del desarrollo individual ensamblan © no con los grandes esyuemas sugeridos por los ciclos existe ciales de los sistemas de creencias religiosos por tos postulados historicos do las ideologies politicas y eco” rnOmicas, y por las implicaciones experienciales de las tworias cientt fica eruos verica La formulacion mas abarcativa de Ia primera época del psicoandlisis respecto de la relacibn dinémica exis tente entre el egoy el ethos, quizés sea un pasaje de las Nuevas aportaciones al psteoandlisis, de Froud “Como repla general, los padesy autoidades andtogae a eos siguen Jos precepos de st propio supery@ al eduear los nk. Bor. Asi, el speryo de un nito se construye, en verdad, s- bre el modelo node suspadres sine del perv de sus pades To-de la tradicion y de todos ls juiion de valor perdursbes ‘que se han propazade de ets manera, de generscign en Rene racién” (1933), EL eGo y eLEMHos a Aqui, segin vemos, Freud ubica algunos aspectos del proceso historico mismo en el supery® del indivi- uo el instrumento interno que cjerce tal presion moral sobre nuestra vida interna, que el ego debe de- fenderse contra él pars poder ser relativamente tibre de la represion intema paralizante~. Freud polemiza Ine go brevemente con los “puntos de vista materialistas acerca de la historia” que, en su opinion, acentian 1a Fepresion politica proclamando que “las “ideoloatas' hhumanas fo son mis que el producto y la superestruc- tua de sus condiciones econémicas contemporseas™ “yo es siesta, pero may protablomenteésta no ses tod ‘ena La hunidad nunca wee enteramente en el presents i pasado fs tradiion de a fray del pueblo, pervive en las Ieotogil del superys, ¥ able Tentamente se'rinde ls in- Miuencias del povente ya loe nuevos cambios. y-mlentas pena Ot perp eee un nayent apt homicas” (Freud, 1933, 948.67. Eta afirmacién tone consecuencias de wast aleance para el estudio psc olopic dels erzas Tos métodos fevotionarng, peo To mit werenden xe Dare Co Sugere que al contra Indindmica interna de Ta persona el psicoanaista pele ¥ debe advertir también Ie funcidn del supery@ como vehfcuto de tadicton, ¥ Sto especinimente con respecto as) resistencia al Cambio y In liberacion —stgrencia que abre al esti- dio psicomalitico directo tendencias historias fune “lamentales, en tanto tas eflejn en fos conficios intcmos-~ Sin embargo, desle un punto de vista evolu= tivo queria acentwar gue To que detectamos en e mm FL CICLO VITAL coMPLETADO peryé como remanentes de los altos de la nie es, co- mo sugiere Freud, no slo el reflejo de ideologias vi Vientes, sino también de otras antiguss que ya se han twansformado en axiomas morales, Para cl superyo, un equilibrio det estadio imaginativo edipico y Ia ersisin- fantil de intcuiuva versus culpa tender a acentuar, so bre todo, una red de prohibiciones ue deben limitar tuna iniciativa excesivamente Iidica y ayudar a estable er Hist moral bdsiea o inchiso una orientacion moral ‘Como he indieado, considerarta entonces a la ado Jescencia como el estadio vital ampliamente abierto, tanto cognitiva como emecionalmente, a nuevas imé= genes ideoldgicas cupaces de diriit las fantastas y ener ielas de I nueva generacion, Seguin el momento histor co, sla confirmara el orden existente o, alternativa- mente, protestard contra 4, 0 prometerd uno futuro, mucvo, mis radical o mas tradicional, y ayudard asi a superar la confusién de identidad. Mis alld de esto, sin embargo, podemos adjudicar a la adultez ~en la medi- dda exacta en que ha superado su exceso de moralismo infantil o de ideologismo adolescente— la potencialidad de un sentimiento ético consonante con los compromi- s0s penerativos de ese estadio y con la necesidad de un minimo de planeamiento maduro y de latgo plazo, de ‘acuerdo con la realidad historica. Y en este punto aun los litetes revolucionatios deben desarrollar y practicar suis ideologias con un firme sentida moral y tambien con una preocupacidn ética. (En cuanto a Jo que sabe- ‘mos respecto del desarrollo, I ética generativa sugeriria alguna nueva version de la Regla de Oro semejante a la siguiente: “Haz a otro lo que promoveri su desarrollo EL BGO ¥ EL ETHOS ns tal como promueve et tuyo propio” [Brikson, 1964).) Aqui, ¥ de paso, puede ser bueno recordar que al de: linear los estadios vitaes reservados exactamente para as ritualizaciones del potencial moral, idealégico y 0 del hombre —o sea, la ninez, la adolescencia y ta adultez—, hemos advertida acerca de Jos correspon- dientes peligros de tes titvalismos: moralismo, tots lismoy autoritisme. También puede convent recor dar una vez mas la obligacion de visualizar epigenct- ‘camente toxos los factores evolutivos y generacionales, ‘saber: L 2 3 m tice Ww ideot6zico | morat Asi, hay rasgos éticose idcoldgicos potenciales en to- a moral, Lal como hay rasgos morales y éticos en la ideolog{a. Por lo tanto, los modos moraleso ideologicos de pensamiento subsistentes en la posicion ética no son de ninguna manera resabios “infantiles” 9 “juveniles”, en la medida en que retienen el potencial de transfor: ‘arse en partes integradas de una cierta madurez sene- rativa dentro de la relatividad historica de los tiempos. Al volver una vez mas, en conclusidn, al método pst coanalitico bisico, debemos recordar sus dos funciones inalienables: es una empresa hipocratica que tiende a liberar adultos (sean pacientes o candidatos para la formacion) de las ansiedades opresivas y represivas de Ja niftez y de su influencia sobre la vida y la personal dad como ya vividas; al mismo tiempo es un método diddetico y también de investigacion que revela con injguatable effcacia algunas de las fijaciones del hombre 1 desarrollos pasalos, tanto en la filogenia como en la fontogenia, A este respecto es interesante notar que es: forzarse por llegar a una adultez cabalmente humana era parte del eafos del siglo pasado, En sus manuscri= tos de 184 Karl Marx sostiene que “asi como todas Jas cosas naturales deben devenir, también el hombre tiene su acto de devenir: la historia" (Tucker, 1961). Para designar el “acto de devenit”, Marx emplea tam: bién a palabra Euisteungsakt, que connota una cone binacion de un “emerger” activo, “levantarse” y “Ie sar a ser"; y hay Ta clara implicacion de la madurez en Cieme de la especie. En una Formulacion utopica cont parable, Freud dio: "Puedo anadit ahora que te civil zacion &s un proceso al servicio de Eros, ciyo propos to es combinar individuos humanos singulares, y des pués familias, razas, pueblos y naciones, part formar una gran unidad, Ia unidad de ls humanidad” (1930), EI hecho de que “al futuro requiere una adultez cabal mente humana parece siempre presente en la preocu- pacion sistemdtiea de Froyg por lis potencialmente fa LEGO Y ELerHos bs tates tendencias rpresivas del hombre hacia afeetos © imagenes infantile y temic priv y arcaias el Ser humano del futuro, strato acerca de todas estas Faclones "prehistoric", tended quads una posit dad un poco mayor de acthar como un alto,” como tim pardcipente cognowente on una sola especiedad hunlana. En nuestros tenninos esto implicaa que una hhumanided adultasuperaria Is preado as espe Gone deiz selon om enc again te he roporcionado al echazo. adit una racionalizacion Tuy moraisto del odio a i alteriad. Tal “espe hon ha apoyado fos nds ences 9 reacionarios atti- Shits det supery® cuando se latino para reforzar la tis ecteecha coneiencia tribal la exelusividad ce easta Jn identidad nacionalista y racist, todas fs cuales eben reconoverse como peiyoss para la exisfenia nism del eect en una ers nucea Tn cate contento la palabra Bros subraya una vez ands el hecho de que une teorapsicoaalftica comin Eh con el supuesto de fueresinatintivas que fo abrazan todo y que, en su mejor eapresi6n, contefbuyen ama Slase niveral de amor Pro tambien subraya una vez mas ot hecho de que hemos deseuidado enteramente tse otto principio wificador de la vida, el fogos, due Sobicma fa estructura comitva de Ta factuatidad —te- Sha que tiene hoy una impontacla cada Vee mayor, pues in teonologta le cienca sigeren, por primera ver en ta tena humans, algunos Bneamientos de_un amt- blentefisico verdaderament universal yplanifieado en forma conjunta- Sin embargo, el mundo sugerido en In imagineria dela teonolopi universal y apto para ser {ramatizado por los medios sociales de comunicacion medle transformarse en la vision de wn orden totalmen: fe destinado a regirse de acuerdo con principios estrie tamente logicos y tecnologicos - una vision que obvida Jigrosamente 10 quie estamos enfatizunda en estas par Binds: las tendencias distonicas y antipdticas que ponen fn peligre la existencia organfsmiea y el or de los que depende la ecologia de ba vida psiquica Un artey-cieneia de la mente humana, sin embagyo, de be estar informado por tna orientacion evolutiva 0, Acberiamos decir, historico-vital, y tambien por una autoconcieneia hist a especial. Como dice ef histo riador Collingwood (1956): "La historia ex a vida de Ja mente misma, que no et mente excepto en la medida fen que vive en ef proceso histoniea y se conoce a sf misma como viviendo ast™, Estas palabras siempre mte han impresionado como apticables al nticleo del méto- do psicoanalitico, y en los preparativos para la celebre- ign del Centenario de Finstein traté de formular la manera en que cf método psleoanalitica de invest ‘cin permite y exige ef conocimiento sistemitica de un tipo especifico de relatividad, Respecto de esta idea misma de relatividad, todos los progresos de las ciencias naturales tienen, por s- puesto, consecuencias cognitivas y éticas que all comienzo parecen poner en peligro la imagen del mun- do predominante con anterioridad y, junto con ello, las certidumbres cosmicas mismas de las dimensiones bist fas de un sentimiento de “yo”. Asi, para dar s6lo un ejemplo, Copemico tristomd la posicion central del hombre (y también de la Tiorra) en el tniverso, ofe- rnamiento que, sin duda, recibia y daba apoyo a todo sentimiento natural de centralidad del yo. Pero final- mente el esclarecimiento miitiple que acompana s una Feorientavion radical reafirma también el poder adapta tivo de lt mente humana, y estimula asi un eos een- tral e inventivo mis racional. También la relatividad fuvo al comicaze insoportables implicaciones relativis- fas, que minaban aparentemente los Tundamentos de feualquier “punto de vista” hisnano firme: sin embargo, abre uns nueva perspeetiva en la cual Ios puntos de vis- ta relatives se “Yeconeilian” entre si on uns invariancia fundamental En forma comparable, Fred posta jactarse de asie- nar a la conciencia humans una posicién perifériea en et horle mismo det “ello”. un calder de impulsos, pa- sa cuya energéa (en un siglo muy enterado de las trans formaciones energéticas de fa neturaleza) €reclamaba “igual dignicad™, Ahora bien, parece ~© me parecié a mi que sl principio de reletividad 0, en todo caso, tuno de los efemplos favoritos de Einstein al respecto (a saber: Ia relacign de dos trenes en movimiento simul tineo) pucile aplicarse al método basico de Freud. ‘La situactin psicoanalitica, sostenia yo, pede revi sarse en funcién de esz imagen de las mentes del psico- analista y del paciente que funcionan como dos “sis- temas coordinadlos” en movimiento el uno respecto del ftro, El aparente reposo e impersonalidad del encuen- tro psicoanalitico permite reslmente e intensifica en el paciente un “libre flotar” de “asociaciones” que pue- den moverse con velocidad variable 2 través de un par sado distante, o del presente inmediato, hacia el futuro femido o deseado y, al mismo tiempo, en las esferas de la experiencia conereta, la fantasia y la vida onirica. El paciente sufre de sintomas que trashicen cierta deten- 128 ELCICLO VITAL COMPLETADO. cion en el presente y que, sin embargo, estin relacio- nnados con fijacioaes evolutivas en una o mas patologias bbdsicas de los prmeros estadios de la vida. La asociae cidn libre, por lo tanto, induciré probablemente al ana- lizando a recordar y a revivir, aunque a menudo en forma simbolicariente disfrazada, conmictos intrinse- 0s de estadios y estados previos del desarrollo. Su sie- nlfieaeién total, sin embargo, no resultara a menudo clara hasta que’ al paciente Yevele en sus fantasias y pensamicntos una “transferencia”, sobre la persona del Psicoanalista, de algunas de las imigenes y afectos revi vidos y més’o menos irracionales, correspondientes a periods vitales anteriores 0 a Ios primeros. I psicoanalists, a su vez, ha sufrido un “psicoandli- sis didéctico” en el que adquirié una especie de con- ciencia perpetua, pero (en la mejor de las hipétesis) Aiseiplinada y ne obstaculizadora, de los vagabundeos de su propia mente a través del tiempo evoltivo ¢ his- 1Orico. As micatras visualiza las verbalizaciones del paciente a ta luz de lo que se Je ha ensefiado sobre la ‘irecci6n general de su vida, el psicoanalista se mantie- ne coherentemente dispuesto a cobrar conciencia de la manera en que el estado presente y los conflictos pasa dos del paciente reverberan sobre su propia situacion, vital y evocan sentimientos © imagenes de los corres: pondientes estadios del pasado —en suma, la “contra twansferencia” de! terapeuta. Tal interaccién comple- ja es no solo eschirecedora, sino que también ayuda a detectar (y @ aprender de) cualquier colusién incons- siente posible entre las fantasfas y negaciones habitua- les propias del oyente, y las de su paciente, ero mientras se van moviendo asf en sus respectivos SS LEGO Y ELETHOS: 9 ciclos vitales, como éstos estin relacionados con dife- rentes tendencias sociales e hstorieas, los pensamientos interpretativos del profesional estin también movién- dose junto con las coneeptualizaciones pasadas y actua- Jes del psicoandlisis: incluida, por supuesto, 1a propia posicion “generacional” del analista, ubicado entre su fanalisis diddctico y otras personalidades y eseuetas que influyeron en su formaciOn; y también sus propias me- dditaciones intelectuales, pues éstas estén intrinseca ‘mente relacionadas con ef desarrollo del analista como profesional y como persona. Y cada modelo 0 “mapa” nico ¥ tedrico viejo 0 muevo puede caracterizarse, ‘ettin vimos, por gos significativos en el ethos clinico. ‘Solo habiendo aprendide s permanecer en forma po- tencial —y, como he dicho, no obstaculizadora— cons- ciente de la relatividad que rige todos estos movimien- tos relacionados, tiene ef psicoanalista fa esperanza de Hogar a conocimientos creativos y esclarecedores, que pucdan llevar a interpretaciones adecuadas al momento Tempéutico. ‘Tales interpreiaciones son, a menudo, igualmente sorprendentes, por su profunda peculiar dad y st legitimidad humara, tanto para el ferapeuta ‘como para el paciente. Al chificar asf el curso de vida del paciente a la luz det encuentro terapéutico dado, la interpretacion cura mediante una expansiGn deta ‘comprensidn evolutiva historica ‘Yast tuve la temeridad de relacionar el campo de Binstein y el mio propio, tal como se le requeri a cada participante. en la celebracion del Centenario en Jen Eilén, Me pareci6 que alain onfoque semejante es parte fntrinseca de un nuevo método de observaciGn que h ce sistemitica a la antigua cmpatia y establece wna i 130 EL-CICLO VITAL COMPLETADO teraccion lepttima que de otra manera no seria acces ble. Respecto de su especial aplicacion clinica, estd uiada por una moderna caritas que da por sentado que el que cura y el que vi aser curado comparten ~y pue- den compartir muy realmente las leyes invariantes de Ja motivacién humana, tal como las revelan las relativi- dades observadas. Sin embargo, es al mismo tiempo parte de una nueva clase de conciencia historiea perso- hal y general que requiere integrarse en el ethos del ‘hombre actual: sea intensamente profesionalizada como en los procedimientos terapéuticos, o forme parte de las actividades de algunos campos relacionados tales ‘como la historia, la sociologiao la ciencia politica 0, en verdad, simplemente entre en forma gradual en la ‘comprensi¢n de la Vida cotidiana Este libro comenzé con algunas notas sobre mi for macion en Viena y, especialmente, sobre el espirito de J empresa terapéutica. Creo que ta mejor forma de concluis es refiri¢ndome una ver mds al Congreso Inter- nacional de Psicoandlisis celebrado en Nueva York en 1979. Ali, ademas de hablar sobre generatividad (1980 ©) particiné también en un punel sobre la relacién que ‘existe entre Ia transferencia y el ciclo vital. Los miem= bros del panel eran Peter Neubauer, Peter Blos y Pearl King, que hablaron respectivamente, sobre pautas de transferencia en niios, en adolescentes y en adultos “incluidos los de media edad y los mayores (P. Blos, P Neubauer; P. King; 1980)-. S6lo puedo offecer aqui lunos pocos comentarios pertinentes para nuestras deli- beraciones, La diferencia elisica entre lasituacién psicoanalitica HLEGO Y EL ETHOS a que ocurre en el trabajo con adultos y con nifios ha si- tp, por supuesto, ef hecho de que los nitos, dada su inmadurez de personalidad, son incapaces de recostarse en el divin y hacer introspeccion sistematica. En toda aso, lo que desean es interactuar, jugar y conversar. Y asf resultan incapaces de desarrollar transferencias sis- tematicas, para no hablar de ese ente de artificio al que se ha Tlamado “neurosis de transferencia”, que caracte- Fiza, muy instructivamente, al tratamiento de adultos. Ahora bien, siompre parecié haber una pizea de chauvi- nismo adulto en la queja respecto de la incapacidad de los aiftos para desarrollar neurosis de transferencia, Como podrian y por qué deberian hacerlo, inmersos como estén en experimentar el presente y en tratar de traducitlo en una autoexpresién Hidica con miitiples funciones de aprendizaje? Respecto de sus apegos in fantiles, Anna Freud observ una ver que simplemente no se ha agotado atin la primera ediciOn; por lo demas, s6lo habla de “reacciones transferenciales diferentes” (A. Freud, 1980, pag. 2). Y si bien s6lo puede haber “uransferencias” ocasionales de necesidades simbioticas persistentes de figuras parentales tempranas, debe re- ‘cordarse que fos niftos tienen que seguir aprendiendo a usar a otros adultos seleccionados, sean sus abuelos © vyecinos, médicos © maestros, para encuentros extrapa- rentales de los que tienen gran necesidad. Asf, lo que a veces se denomina monétonamente bsqueda de “ela: ciones objetales” del paciente nino (es decir, de un re- cipiente que merezea plenamente y responda al ainor {que uno da), debe Hegaraineluiresa mutualidad de com promiso clarificada de le cual depende la vida de las lreneraciones, Un paciente nif puede muy bien estar 13 FLCICLO VITAL COMPLETABO. dispuesto, de hecho, a comprender algo del ral del ans- lista, 0 lo que Neubauer llama con acierto el vincuto entre las relaciones de sransferencia transitoria y una Alianza funcional con el analista. Pero ;podria uno no ver ofa tendencia chawvinista del adulto en el hecho de que en Ia discusion de Ia transferencia en el trabajo Psicoanalitico con niftos y adolescentes raramente to- mamos en cuenta en forma seria y detallada nuestra inevitable contratransferencia, sea en relacién con los menores 0, en verdad, con sus padres? Lo que se ha dicho acerca de la niner aparece en formas nuevas y dramdticas en Ta adolescencia. Es eier- to que la maduracion sexual ya esta en marcha en ese momento, pero ceurre de nuevo una demora planeada da hemos Hamada latencia psicosocial) tanto en el de- sarrollo de la personalidad como en el status social, que permite un pericdo de experimentacién con roles so- ciales mediante -ecapitulaciones regresivas y también anticipaciones experimentales, agravadas a mentido por una alternancia de fos extremes, Y mievamente la tei 2 evolutiva de esta situacion se ve claramente en el he- cho de que la adclescencia s6lo puede evar a una iden- tidad psicosocial cuando encuentra sus propios linea mientos en “confirmaciones” y en compromisos gra duales con formas rdimentariss de amistad, amor participacion y asociacidn ideoldgica —en cualquier or don. Peter Blos habla muy convincentemente no silo dde una regresion al servicio del desarrollo, sino tain- bign de un proceso de segunda individuacién, En to ‘que respects a la correspondiente transferencia, Blos describe cémo “el paciente adolescente constituye ac tivamente, por as'decitlo, imagenes parentales remode- eLeGo ¥ LEMOS 133 fadas: crea asf ingenuuaments nuevas ediciones correxi- ddas de viejos libretos a traves de Ia presencia del analise ta como persona real” (1980). Esto asigna obviamente al analista de adoleseentes 1 doble posicion de alguien {que cura mediante interpretaciones bien dosificadas, ¥ embargo también est eamprometido con el rol de modelo generative de cautelosis afirmaciones —por Ende, un mentor La segands individuaeion det pa- lente debe significar también, a su ver, una gradual Capacidad para las amistades ¥ las asosiaciones que Genotan respeto y reconecimiento de Ia individuacton te Ios otros y una actualizacion mutua de y por ello Respecto ile hs transferencias evidentes en pacientes adultos, debemos recordar sin embargo, una vez mas, {que los adultos en general, a diferencia de los niflos ¥ fos adolescentes, deben soneterse al clisico ambiente terapéatice, pues éste impone al paciente como po- demos apreciar ahora en detalle— una combinacion es pecifica de 1) la posicién supina durante todo el tiem- po (rveordemos Ia importancia de la postura erecta en. Tos encuentros humanos); 2) un evitamiento de la con frontacion facial y de todo contacto ojowojo (recuse tlese la decisiva importancia del reconocimiento mutuo por la mirada y la sonrisa); 3] una exclusion de los in- Tercambios conversacionales (recuérdese Ia importancia de laconversacion para unadelineacion mutuadet “yo") y. finalmente, 4) el soportar el silencio del analista, Todo esto provoca, ingeniosamente, una biisqueta nos Lilgica mediante la memosia y Ia transferencia, de con- trasctores infantiles tempranos, No 6 sorprendente que el paciente tenga que ser relativamente sano (es Gecie, poseer una razonable tolerancia a todas estas i BLCICLO VirAL comPLErADO frustraciones) para soportar tal cura, Al mismo tiempo, Por supuiesto, todo este ordenamiento inviste al analis- ta de autoridad curativa, lo cual no puede dejar de te- ner in‘Tuencia sobre la contratransferencia y, asf, re quiere doblemente una introvision analitiea, Al discutir el sector adultos, Pearl King se ubic de- ididamente en la media edad y los anos posteriores. En esa edad, sefalo King, los individuos viven segun luna variedad de estindares de tiempo: cronolgico, diol6gico y psicoldgico. Esta triparticién corresponde muy bien a nuestro Ethos, Soma y Psique, pues es el Ethos el que proyecta sus valores sobre el tiempo cro nol6gico, mientras que el Soma mantione en su dome nio 10 biolbgico y a Psique el tiempo experienciado. De especial interés para nosotros (que en estas paginas comenzamos nuestro enfoque por estadios por el silti- mo de éstos) es la descripciOn que hace Pearl King de una inversion de la transferencia en los afiosavanzados, que ella formula asf: “El analista puede ser experien- ciado en la transferencia como una figura cualquiera significativa del pasado del paciente, que a veces abarea tun lapso de cinco generaciones, y para cualquiera de estas Tiguras de transferencia los roles pueden invertirse, de modo que el paciente se comporta respecto del ana. Tista tal como sintié que era tratado poraquéllas” (1980). Y King no omite la compleja contratransferencia en rela: cién con pacientes més viejos: “Los afectos, sean posi- tos, quie acompanan a tales fenémenos les, son. a menudo muy intensos en el eas0 de pacientes més viejos, y pueden provocar sentimien- tos inaceptables en el analista hacia sus propios padres vieios. Fs por ende necesario que quienes emprendan BL 2G0 vm ervos as cl psicoanilisis de tales pacientes se enfrenten con sus propios sentimientos acerca de sus padres y hayar aceptado de una manera sana y autointegrativa elesta- dio propio de éstos y el proceso de envejecimiento por cl que estén pasando” (pig, 185). King sugiere tam- bign, como ya hemos mencionado, que @ los pacientes ide edad les resulta a menudo dificil contemplar una conclusion de su tratamiento, pues entonces, sein pa rece, se verian obligados a enfrentar Ia autoridad del proceso evidentemente despiadado del tiempo en las condiciones fijadas por éste. En todos los estadios de la vida, las variadas formas de transferencia de Ios pacientes parecen representar, entonces, un intento de implicar al analista como ser enerativo en la ropeticiOn de crisis vitales selecciona- das con el fin de restaurar un didlogo evolutivo pre mente roto. Sin embargo, la dindmica de este encuen- tro clinico de las generaciones no puede evidentemente esclarecerse del todo si no se estudian las experiencias tipicas de la contratransferencia del psicoanalista en re- lacion con pacientes de diferentes edades, pues ~para citarme a mi mismo~ “sélo permaneciendo coheren= femente abjerto a la manera en que el estadio presente y los pasadas del paciente reververan en la experiencia {que el analista tiene de sus correspondientes estadios, puede éste cobrar plena conciencia de las consecuen- cias generacionales del trabajo psicoanalitico”. Insisto| en esta conclusién porque pienso que en estas euestion nos valdrfa la pena comparar la interaccion de transfe- rencias y contratransferencias entre analizandos y ani listas de soxos y edades dados, en diferentes ambientes culturales © historicos, La decisién revolucionaria de 16, HL CLO VITAL CoMPLETABO Froud, de hacer ce esta interaccidn de las transferen- cias el problema findamental de la situacién terapéuti- ca, ha hiecho del psicoanlisis,clinico y “aplicado”, el método primordial para el estudio de ta relatividad evolutiva ¢ histérica en ta experiencia humana, Y sélo lal estudio puede confirmar To que es, en verdad, inva rantemente humato, Estas observaciones finales sobre la situacidn psicoa- nalitica bésica no pueden hacer mas que ilustrar lo que se dijo al comiezo mismo de este ensayo, es decir, aque ver lo que es nas familiar en nuestro trabajo cot iano en tétminos de relatividad (y también de com- plementariedad} puede hacer mejor justicia a algunos aspectos del psicoandlisis que ciertos términos causales Y cuantitativos que constitu‘an Ia esencia de las teortas de los fundadores. En todo caso, es evidente que una rientacién psicosocial se fusiona naturalmente con tal punto de vista evalutivo e historico, y que las observa ciones elfnicas realizadas con esa Optica al tratar con pacientes de diferentes edacles en diferentes kigares del mundo, pueden servir, en el proceso terapéutico mis- ‘mo, para registrar el destino de los poderes humanos bé- sicos y de las pertirbaciones fundamentales en condr, ciones tecnolégica: © histéricas cambiantes. Asi, el tra bajo clinico complementard otras maneras de tomar el pulso de Is historis en proceso de cambio y de promo- ver el progreso de una eonciencia eabalmente humana, BIBLIOGRAFIA Deets. Preto a delat pe Jona wiih Nneraan ychomatyae tnocaron, 7 1939, pi Sond a . pion Pye second indivi pros of adolescence Tne tipchooalte St of te Ch, 22, 198, Pas 10- fe “cme ute cycle av idaed by the nati of the tate sen ‘i tu pupchounyas of olowant Internation Sourna of Prehostnabt 611980, na. 148-30, cottegtch, Rts The Hes of tarry Nera York, Oxford erat Pre 1956 rumen A Less an Opinions Ssevs York, Cow Pubes, snkgon 6s "decker, Zonet fr Payhoanaly che non #1981 pie 417-45 SiCenfiaion i png notes”, Psychoanal pari 6.193, page 13914 2 ‘reud'’s ‘The Origins of Psycounalysis', International Jowr- nto tenon 6.1385 poee 5. Toung to Euths t Sudyn Pochoaniye and Hoon evn orks WW. Norton 1958 Tenn end he ide Cote, Noses. York, W. W. Nowton, ine. “Mignood and Society. Nosra York, W. W. Norton, 1951 ta ert, 1960, [oy vrs cola me yb. Tita, Boor Ate obs, 1, Bremen 138 ELEICLO VIFAL.COMPLETADO Insight ond Responsibitiy, Nueva York, W. W. Norton, Gandhi's Duth, Nueva York, W. W. Norton, 1969, Dimensions of « New Jientiy: The 1977 fefferion Leche re, Nuova Yor, W. W, Norton, 1978 Tay and Reasons: Stager inthe Rstualzation of Experion fe, Nueva York, WW. Nozton, 1977 “ife tlcony and the Hitorical Moment, Nuexa York, WW ‘ements of & psychoanalytic theory af paychosocal deve- lopment" en S.. Greenspan y G. #1. Pollack (comps), The Course of Life, Prychoanalyte Contributions Toward Unders landing Personality Development, Washington, D.C. U5 Government Printing Oflice, 1980 (2). “Paychoanalytterelections on Finstein's Centenary”, en Einacin and Hamanine, Nueva. York, Aspen Toattate for umaniate Studley, 1980 (0) ‘On the generational cyole: an address”, tnternarional ddournal of Prvcho Analy, 81,1980 (0), pags. 20322. ‘tne Galilean sayings and the setae of“, Yale Review, Spring, 1981, pige 321-62 nition, 1. Me: “Bye to eye", on G. Kepes (comp), The Son ‘Made Object, Nueva York, Braver, 1966, (Goa Erik H, Erikson): "Growth and craes of the ‘healthy bersonality"*, en M Senn leomp.), Spmpostum o the Heat thy Personality. Nueva Vor, Jonsh Macy Foundation, 1950. "Actiior Recovery-Growth The Communal Role of Planned lenis, Nueva York, W.W. Norton, 1976 Britson, KT: Way ard Puritan, Nueva York, Wiley, 1960, Fred, A “The concept of development lines The Prychoans Iptie Study ofthe Child, 18, pgs. 248-65, 1963, "Normality and Pathology in Cilthood: Assexements of De Yelopment. Nusva York, International Universities Press, 1365 [lay version castliana: Normaided » patotogca eta ince Buenos Ales, Paidds, 1984, 6204] Te bo and the Mechanisms of Defense (1936), Nueces York, international Univenatin Press, 1968. [Hoy version BONLIOGRAEIA 1 casiellana: B.y0 » for mecantimos de defense, Buenos Abe, Paidés, 1984, 13a ed] Child analyse a the study of mental growth (normal and imormaly en 5. L Greenspan y Gu M. Pollack (comps), ‘The Course of Live’ Peschounattie Contributions Toward Understanding Bersonalite Development, vol 1, injaney and Ears Chidhood Washington, B.C, U. §. Government Ponting Office, 1986, Freud, 8 "On natcesiom: An Hntroduction” (1914), Sanderd ‘Palion, 14.67 103, Londres, Hogarth Pres; Nueva York, W. W. Notion, 1957. ihe Ontine of Peychoanatyys, Letters ro Wihelm Fs, Drafa and Notes: 1887-1902, Bonaparte, M., Freud, A. Kis, Ey Tondtes,Iinago, 1954; Nueva York, Basic Books, 195i ““Group psychology snd the analysis of the eg0" (1921), Sandord Elion, 1b: 69-143, Londres, Hogarth Pres; Nueva York. W. W, Norton, 1955. ‘Phe ego and the id" (1923), Standard Edin, 19: 12-66, ‘Londies, Hogarth Pree; Nueva York, W. W. Norton, 1961 ‘Chilation and ie dincontente® (1930-1919), Standerd Editon, 217 39-185, Londtes, Hogarth Pres; Nueva York, W. W. Norton, 1961 ‘iNew iteoductory Lectures on Psychoanalysis" (1933), Standard Bain, 2 7182, Londvee, Hogarth Press; Nueva York, W. W. Notton, 1964, ‘Greenspan, $. 1» "An Intearated approach Co intelligence and ‘Maptation: A synthesis of paychounalytc and Piagetian de Nelopmental poychology”, Pachoogte! Tunes, Wola. 39 4 ‘Nueva Yoo, International Universities Press, 1979. GGreenspsa, & {7 Pollock, G, H. (comps, The Course of Life Thochouneiyite Contributions Toward Understanding Pere mali’ Development, Val. 1: Iafancy and Early Childhood, Washington, D.C. U.S. Government Printing Otic, 1980. Hartmann, 1: Ego oychology ad the Problem of Adaptation 11939), tad. de Davud Repapor, Neeve York, loterm Univeritics Press, 1958 7 0. HL CICLO VITAL conPEETADO “Notes on the malty principe, The P‘shoanely te Steady of the Chi, 11 (1956) ps. 31-83 "On rational and irational ation, Paychoanatys and the Social Selences, Vol 1, Nueva York, Inetnattonal Univers tes ress, 1947 Huxley, 30 From Ar Antique Land: Ancient and Modern in the ‘Midate Fart, Noeta York, Harper and Ro, 1966 James, W. The Letters of Hillam fames, H. Sames (Comp) Boston, Atlantic Monthly Pres, 1920, Jones, Eu" The Life nd Work of Sigmund Freud, Londres, Ho- wth Press, 1953,Nueva York, Bane Books, 1953 Su The Inner Worlds 4 Puychoanal ie Stay of Hindu hiihiood and Societs. New Delhi y Nueva Yak, Oxford University Pres, 1977 King, Po "The life rele as indicated by the nature ofthe ean {erence in the Pychounalysis ofthe Middle Aged snd Elderly Interationel Jounal of Pypcho-analvas, 81, W980, ps 15400. Knox, 8: Oedipus at Thebes, Nuova York, W. W. Noston, 1957, Lifton, R. J: Hitz and Hanan Survival, Nusa York, Ran dom House, 1970, Loewenstein, RM. Newman, LM Schur, M. y Solnit, A. (compe): Peychoanelenn A General Papchalogy, Nowra Yer, Iteraatona Univers Pra, 1966. Loren Ke Retaliation in the psvekowocal evolution of bux Iman culture" en Si Julian Huxley (comp). Plose Peal Transactions of the Raval Socters of London, Sees Bn VE vol. 281, 1966, Die Ruckrlte der Spiceets, Munich, Riper & Co.. 1973, Neubauer, B. B. Tre lifecycle as indicated by the nature of the transference inthe ps'chounaljis of ohldren™. Incrna Lona Journal of Faves Anal, 61, 198D, page, LITA Paget, J. "The general problems of the paychobilosical deve opment ofthe child" en Tanner (hy. Inhelder (comps Universities Pres, 1960, val, WV. pags. 127 Spitz, RA. "Life and the dialogue”, en H, 8, Gaskil (comp) Bn mLIOGRAPLA tat Counterpoint Liidinal Object end Subject, Nueva York, tn ternational Universities Press 1963. Stockard, CT. The Physio! ars of Perzonaicy, Nueva Yor, W.W. Norton, 1931 tucker, RC. Phiovophy and Myth oe Karl Mare, Londves ‘YNueva York, Camtridae University Press 1961. 35, D.J.OComer (amp) Matoriaertca de ssi osenatV. (Kant, He 236, D. 1, O'Connor (comp): isons eric del saa ocidenal VF. (La fio 17. BL, G'Gonmr comp: Hatori rie dea los octal Vf flr {os sontemparsn) 48M. Lida de Nae: terse a ara de Soces it © Dyke: Riou de fe economia 1M. Popa kfomeda men!» personal 2D. A Norman: El procesemont dela ormacin 0 hombre Chi Weg Comarca de ses GR. E Fromm: Et amor aia nae 2 Maen Pc SUE. Eruon: Zio tl comptcade SG eter: ron pico de 1799 i 57. E, de Bono: El pensumontoleal maruat de erewtvidad (1. Ph Ane A. Bein, Me Fouts: Seaotides cides {2.St. Pomer: Pouca, marsamo » i historia ede aan 0

You might also like