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— Comp.), Hyper/Texi/Theory, Baltimore, Londres, The Johns Hop- kins University Press, 1994. Lax, W. ns: Some Theoretical and practical considerations», en S. Friedman (comp.), The Reflecting Team in Action. Collaborative Practice in Family Therapy, Nueva York, Londres, The Guilfor Press, 1995, Pearce, W. B., Interpersonal Communication. Making Social Worlds, Nueva York, Harper Collins College Publishers, 1994. Rosello, M., -The screener's maps: Michel de Certeau's “Wanders- mander’ and Paul Auster's hypertextual detectives, en G. P Landow (comp.), Hyper/Text Theory, Baltimore, Londres, The Johns Hopkins University Press. Schén, D. A. (comp.), The Reflexive Turn. Case Studies in and on FAucational Practice, Nueva York, Londres, Teachers College Press. White, M. Construccién/Deconstruccién de autobiogratias y rela- ciones-, Workshop presenta en el contexto del programa anual en Current Systemics Perspectives, Fundacion INTERFAS Buenos Aires, junio 1992 M. y Epston, D., Narrative Means to Therapeutic York, Londres, W.W. Norton & Company, 1990, Yazbek, V., -Refletindo em Contextos de Formagaos, en D. Fried Schnitman y S. Littlejohn (comps.), New Paradigms in Conflict Resolution: Perspectives and Skills, Porto Alegre, Artes Médi- cas, en prensa. nds, Nueva La escucha narrativa: El terapeuta lector de San Pablo Didacta de la Escuela de Terapia Familiar del Hos} RESUMEN sidevar la entrevista c caracierizar la contribucié constituyente de la bi pu Ia critica literaria y de la narratologta posibitita Henar de contenido la metdjora del terapeuta lector. El presente trabajo especifica algunos tnstrumentos terapéuticos ‘acordes con esta concepcion. ABSTRACT Ty consider toe interiew as an oral narration let us earacterize the contribution of the therapist as a constitutive element of the resulting sory. Tbe conceptual revision tnspirated in tera erties and narratology le us fill of content the reader-therapist metdpbor. ‘The present work especifies some therapeutical instruments according to this perception. ‘Todas las historias estén habitadas por los fantasmas InTkopUCGON © ha comparado la entre- vista sistémica realizada en ‘Contexto Clinico Conven- cional (C.C.C.) con un relato conversacional por medio del cual aquellos miembros de un sistema natural que acuden +e: ponténeamente. a una cons despliegan una version, entre las varias posibles, de una situa- cidn conflictiva © problematica en que se hallan involuerados. La versién desplegada es la que sustentan los que han venido a la consulta y la que pretenden, por medios narrativos, (compo- niéndola como relato oral) que avale el entrevistador. La entrevista, contemplada como texto, se puede conside- rar, siguiendo a KRISTEVA, co- ‘mo el significante, distinto para cada entrevista, de un significa- do 0 mensaje comtin para to- das, usualmente implicito 0 so- breentendido que se puede parafrasear como «... y es por esto que acabo (acabamos) de contarle por lo que estoy (esta- mos) aut y asl. (Y es obvio que usted, doctor, que nos ha escuchado, tendré que hacer algo al respecto.)- La versidn «esponténea: es na- rrativamente autojustificativa y ats jain 200) de las historias que hubieran podido ser- SALMAN RUSHDIE, funcionalmente homeostatica. Si el terapeuta da a entender que la acepta tal como le es pro- puesta, acepta también implici tamente que los que tienen que ‘cambiar son los otros (los que, estando involucrados, no han venido o han callado) y que quien tiene que hacerlos cam- biar es el entrevistador. Las condiciones de trabajo del C.C.C,, donde vienen a la con- sulta quienes lo creen oportuno 1 de Io que creen per- tinente, restringen severamente Jas posibilidades del terapeuta de salir del atolladero descal cando la version o confrontando directamente al narrador, ante el riesgo de que la consulta no tenga continuacién. Para salir de la posicién de impotencia en que el mensaje del relato tiende a colocarlo (hacerse garante del cambio influyendo sobre los que no vienen 0 no participan), el terapeuta debe buscar otro camino. Concebir la entrevista como narraci6n permite concebir actividad del terapeuta como la de un scritico literario que tra- baja mds sobre un texto que con una persona en situacién+ (Pakman). Pero para que esta concepciGn pase de ser una me- tafora mas a una analogia fuerte, hay que tomar en consideraci6n Ta contribucién del terapeuta al propio proceso de generacion del relato que esta, simultinea- mente, escuchando y co-cons- truyendo. El objetivo del presente traba- jo es suministrar guias para que a actividad co-constructiva del terapeuta sea estratégicamente ‘orientada. La co-construccién se entiende, no como un proceso inefable y esponténeo, sino como el resultado emergente de Ia tensién entre dos posiciones discursivas: la posicién discursi- va del entrevistado que preten- de que el final 0 mensaje de su felato G... ¥ €8 por eso...) re- gulte obyio, obligado, y la del terapeuta que pretende que di- ‘cho mensaje resulte simplemen- te plausible, pero no obvio e in- contestable, APORTACIONES DE LA CRITICA “LITERARIA La metafora del terapeuta cri- tico (0 la analogia, como pro- pondremos en este trabajo, del terapeuta-lector) permite recu- ttir a los desarrollos de la critica literaria y de la Narratologia para llenar de contenicio Ia acti- Vidad del terapeuta, Se hard una breve resefa de algunos con- ceptos cle estos campos que he- mos encontrado especialmente tiles 1. Del Formato ‘camos tres conceptos: 10, desta- a) la distinci6n sujeto / tabula que establece la diferencia entre Ia historia relatada (sucesién de acantecimientos) y el relato de la historia (cémo —en qué forma y en qué orden— estos aconteci- mientos son puestos en cono- cimiento del receptor), b) el -extralanuebti« (ostrane- nie) como uno de los procedi mientos fundamentales para conseguir la sliteraturidads, es decir, para que un texto que tra- de cosas cotidianas alcance el carfcter de literario. Podria tra- ducirse como attificios para ha- cer insélito lo cotidiano ©) el concepto de -funcién+ por el que se estipula que un fragmento de un texto no tiene sentido por su contenido, sino por la relacién que guarda con otras funciones (otros fragmen- tos) del relato, y con la totalidad de éste (definicién del texto como Sistema avant ta lettre) 2, Del ESrRucTUuRALSMO dgsta- camos la idea de la autonomia y In logica interna (superficial y profunda) del texto mas allé y mas ac de las intenciones del autor. Algunas aportaciones més espe- cificas se desarrollaran poste- riormente. 3. De la esTETICA DE LA RECEP CION nos interesan dos ideas: el texto como estructuralmente in- completo, y el texto como es- tnuctura apelativa. Un texto no es una totalidad acabada; tiene una estructura apelativa que convoca al lector para realizarse, Un texto contie- 7 cen Ram: La cc mart Berge eter ps 588 7 Redes to 2001 ine -vacios+ y lugares de indeter- minaci6n- que exigen el relleno activo del lector. (El ejemplo mas simple seria la division de un texto literario en capitulos 0 actos: ningiin capitulo empieza donde acaba el anterior, sino que el lector debe hacer un re- leno activo de los vacios.) Para este movimiento critico el texto que ofrece el autor es simplemente un -texto virtuale, tun estimulo al texto que tealiza el lector en su lectura. El sent do no est en el texto a la espe- ra de que el lector lo descubra sino que es un producto de la lectura creativa. -Un texto cs, al final, aquello que se ha dicho de él y probablemente se segui- 14 diciendo.. 0, dicho de otra forma: -no hay lectura de un texto que no sea una reescritu- ras, Estos planteamientos, con evidentes paralelismos con de- sarrollos de la Cibernética de Segundo Orden han sido expli- citamente resaltados por autores como BRUNER Y WHITE 4, TeORIA DP LA LECTURA cooPE- Rativa, UMBERTO Eco establece que un texto es una maquina pe- rezosa de crear sentido que pre- ve y exige la colaboracion del lector. El autor incluye en su tex- to senales, indicaciones acerca de como debe ser leido (que pueden ser indicaciones falsas, como las falsas pistas de las no- velas policiacas por las que el autor trata de confundir al lector, que a su vez sabe que el autor le prepara una sorpresa final y lee tratando, si puede, de descubrir- la, y si no, de disfrutarla), ‘A su vez, el lector se sumerge en el texto con una doble acti- tud: a) por una parte con una ac- titud colaborativa, aceptando creerse cosas que sabe inciertas © peculiares en la confianza de que mas tarde le serin explica- das 0, al menos, de que son in- dicaciones para que se ponga de naves espaciales —o de Gu- lliver en el pais de los ena- nos— no arrojamos el texto por inverosi no que se le da un voto de confianza a la espe- ra de ver qué gana esta historia de amor o de aventuras al si- tuarla en el confin de las gala- : b) por otra parte con una ac titud activa, El lector no se limi- ta a seguir lo que va leyendo, sino que va adelantindose al texto, haciendo anticipaciones y llegancio a conclusiones local y parcialmente fundadas a di tos niveles (zy qué tuvo que pa- sar después? Pero entonces, equé significa esto? 2Gomo se explica? 2Donde me perdi), anticipaciones que luego el texto se encarga de ir ratificando © desautorizando. Es s6lo avanzada Ia lectura 0 en su final cuando el lector aleanza una vision global, (critica) de la obra y un juicio acerca del pac- to de confianza Gpacto de lec- tura») a qué se avino para se- guirla. Y Eco postula que la interpreta- de un texto es una dialécti- entre tres intenciones: a) la tio autorts (lo que el autor liso decir); b) la intentio lecto- ris (lo que el lector puso de sf: riencia, conocimientos, ac- intentio operis (lo _que realmente hay en el texto, incluyendo las intenciones del autor que se plasmaron en es- trategias discursivas —auTor No- DELO— y las estrategias que ‘en él texto tendentes a instituir “el papel del lector ideal que pretende —trcror Moprio—). ‘Traduciendo al lenguaje colo- _quial seria: Io que quiso decir ‘lo haya dicho 0 no: intentio autoris); slo que dijo y lo que “daba a entender. (intentio ope- Tis); -lo que yo entendi (de lo “que dijiste y de lo que dabas a “entender: intentio lectoris) 5: CONCEPCION DIALOGICA DE «TIX. Este autor postula que el jetivo del lenguaje no es ex- resar nada, sino la comunica- . La unidad de analisis nunca '€5 un enunciado, sino éste y su plica (cuando menos). Un funciado siempre esta recla- indo una réplica (inmediata 0 ferida, confirmatoria o polémi ); y siempre se construye te- iéndola presente y concitindola, Ello permite concebir la con- ibucién del terapeuta, tanto lurante la entrevista como du- inte-la devoluci6n, como la con- raparte obligada y constitu- iva también del relato del lente. Estos desarrollos tedricos per- miten fundamentar la concep- cién del texto (entrevista) como composicién y de la lectura (es- cucha activa del entrevistador) como co-creacién. Al terapeuta le caben dos pos de actividad en su objetivo de movilizar a los entrevistados hacia el cambio. Durante la en- trevista, perseguir que lo que se genere sea un -texto abierto» susceptible de auspiciar mas de una interpretacién (y no el tex- to cerrado: que pretende el en- trevistado, cuya Unica interpreta- sted, doctor, tiene que hacer algo). Durante la devolu- cin, proporcionar la interpreta- cién que, a su juicio, devuelva el maximo de agentividad a las consultantes. Esa la actividad del terapeut durante Ia entrevista, que vamos a desarrollar buscando analogias con el proceso de lectura con la metifora del terapeuta-lector, a la que se dedica este trabajo. cidn es: +L CoNcoMITANcIAS CON OTROS AUTORES. Con objeto de situar este tra- bajo en Ia tradicion de otras aportaciones, se hari una breve resena de concomitancias y dife- rencias con algunos conceptos ya clasicos en el ambito de la Cibernética de Segundo Orden. Con K, Tomm coincidimos plenamente con su concepcién de la entrevista interventiva, en el sentido de que no se puede 79 Ih Rei creche mar: pet ltr ph, 7-8 i alll ecclesia Rese eno 2001 concebir el proceso de la entre~ vista como una recogida de in- formacién que permite ulterior- mente una intervencién, sino que tado cuanto hace y dice (y cuantp no hace y no dice) el te- Fapeuta es una intervencion. Di- sentimos con la idea de que la devolucién sea prescindible Creemos que el terapeuta encar- na dos posiciones interventivas distintas pero complementarias en la entrevista y en la devolu- cidn, y €s en esta complementa- tiedad en la que se fundamenta la maxima eficacia terapéutica. Con H. Goolishian coinci mos en la eficacia de la posicién de not Knowing, pero la consi- deramos basicamente instru- mental. Desde una concepcién estratégica del texto como la que sustenta Eco, el terapeuta hay algo que al menos si sabe: que el entrevistado asume una posicién discursiva en su con- versaci6n con él, cuyo resultado pragmatico es instituir al tera- peuta como responsable del cambio, En cuanto a su concep- to del terapeuta como -arqui- tecto del didlogo» coincidimos en lo que tiene de preocupacién por la forma. Con Cecchi compartimos la dificultad en asumir una con- cepcién simplista de neutrali- dad, Aunque nosotros contemos con que la historia que compo- ne el consultante es una ver~ i6n, éste nos pide un aval. La intefvencién se dirime, no en tomo a Ia neutralidad sino en tor- no a la plausibilidad: cémo ha- cer la versién Jo menos plausible posible, sin llegar a clescalificar- la, En este sentido, la preocu- pacion -estéticax que Cecchin propugna, cimentada en la Curio- sidad, nos parece concordante con la posicién de «ingenuidad sorprendida. que proponemos, centrada en la forma en que el consultante compone su historia, mds que en los contenidos Con Suvzkt compartimos ple- namente el interés en las micro- practicas transformativas que persiguen cambios minimos en s historias, de las que espera- mos cambios signific vidas de quienes nos consultan. TLA BSCLICHA NARRATION: Lecron 1 TERAPELTAS Los siguientes lineamientos no pretenden substituir las inter- venciones ya clisicas que el te- rapeuta sistémico utiliza en la entrevista (preguntas circulares, reformulaciones, glosas...); pre- tenden procurar un entramado basico inspirado en la teoria de la narrativa y adaptado al C.C.C., sobre el que, eventualmente, se insertan aquellas intervenciones. 1. Terarsura uscror activo. El terapeuta despliega una activi- dad constante que va jalonando los enunciados de los entrevis- tados. A este primer nivel no se trata de una actividad especifir a, sino del empleo constante de -moduladores- de! ION sugiere que asi como 9 terapeutas uiilizan el lengua- para hipnotizar a los pacien- ‘€stos intentan lo mismo con quéllos. Los constantes «Ya, «Si son, para el narrador enirevistado, continuos indica- de que el terapeuta-lector td atento a los enunciados que suceden, que «todavia no ha “sido hipnotizado ITACLECTOR INGENUO. iro de la actividad anterior, se intercalan expresiones toda via breves y monosilabicas que ‘expresan un sentido de sorpre- ‘sa. Expresiones como «:De ver- “dad?», -No me diga», «Eso dijo usted’. tienden a producir, des- Tacando sobre las anteriores, la “sensaci6n de que el terapeuta “gue atentamente y cree, pero € puede extranar de lo que le ;ntan. Esta dispuesto a creés- $elo todo, pero se muestra sor- speuta es un lector dispuesto ‘colaborar, pero al que no se ha muestra de distintas maneras Ontenido, sintaxis, comporta- iento paralingiiistico, gestos _Corporales) cuindo esta dispuesto eeder su turno de palabra; en Busencia de esas senales, cuan- do el entrevistado esté -enrolla- do, estas expresiones le re- euerdan que hay alguien por mnvencer. 3. Terarcuta-tector Que anTicr= » La Jectura es un fendmeno ac- tivo y una parte de esa actividad consiste en que el lector se anti- ipa al texto que va leyendo, A partir de indicaciones del texto, de puntos de disyuncién, ade- lanta desenlaces posibles. Esta actividad anticipatoria, que después el texto va ratifi- cando © corrigiendo, se realiza a distintos niveles. Hay el nivel in- mediato, de la accion concreta (si le levanta la mano dlega a Pegarle © no?), peto hay niveles mas abstractos que tienen que ver con el momento de la ac- cin y con las convenciones del género literario en cuestin. En el comienzo de una novela, nin- atin riesgo en que esté el héroe Puede ser definitivo, pero si se trata de James Bond, nuncatie pasa nada, A medida que el entrevistador va escuchando el relato, puede exponer sus anticipaciones en momentos en que el énfasis del entrevistado lo haga aconse- jable. »jNo me ira a decir que legs a ponerie la mano enc’ mals; si el entrevistado confirma la anticipacién, el relato del cur- so de acci6n, en cuanto que era Previsible, pierde necesidad y capacidad de impacto. La si- guiente pregunta, que puede quedar en el aire, no formulada, seria: «Y realmente no pudo us- ted hacer nada para evitarlo?, lo cual otorga al entrevistado un margen de acci6n que descend en aquel momento. Pero si la respuesta es -Now, la propia anticipacién indica al en- uevistado que esté pintando las ar ars: erecha nr Berens ect pps. 7°86 81 des ei 2001, cosas con unos tintes que dan pie a esas conclusiones, que la intentio operis est sobtepasan- do la intentio autoris. La aclara- ci6n: »No, no. Cuando digo vio- lencia digo de palabra-, permite el comentario: -Quiere usted de- cir que si le pusiera la mano en- cima no se lo perdonaria. {Lo i ijos’ (lo cual pasa el énfasis de la violencia a la tole- , de los hechos a las alian- Los puntos anteriores se sittian a nivel de la recepcién simple Gactivor e -ingenio) y det se- guimiento de Ia superficie tex- tual Glector que anticipa-). El punto a desarv tiene que ver con Ia contribucion del terapeuta a ci6n del relato, 4.1, LA EXPANSION DEL RELATO: R. Barris divide las unidades funcionales del relato en Fun- ciones e indices, y distingue en- tre las primeras los ricleos y las catalisis Los miicleos tienen que ver con la historia, las catdlisis con el discurso. Los micleos son aquellas unidades funcionales imprescindibles, tal que si falt: ra alguna de ellas Ia historia no seria la misma, Las catdlisis son €l -tejido intersiciale del relato, lo que une los niicleos entre si y acaba de darles sentido, Un nuicleo podria ser: -Fui a ver al doctor x cuando me co- menzaron los sintomas-, y otro sa¥ €l me envi aquis. Si cam- bia uno de esos elementos, cambia la historia, «Vengo a ver~ le» porque algo va mal en mi pareja, pero «para venir aqui tie- ne que firmarte un volante el doctor x, Una catdlisis en ese mismo relato podria ser: +Fui a ver al doctor x, que es el médi co a quien acudié mi hermana cuando se separé, y él ete... En el relato que harfa el pa- ciente si no se incluyera la in- tervencién del terapeuta habri a serie de mticleos, una scrie de hechos que shablan por si solos, a partir de los cuales el terapeuta »ya se puede figurar. cuyo desarrollo narrative comu nicaria «...y €3 por €50 que es- toy Asi ¥ AQUL...». En el relato que busca el terapeuta, toma preeminencia la «expansion de 5 catdlisis» en relatos muy es- cuetos, o Iz nuclearizacion de Ss catdlisis en relatos muy pro- jos. (-Quiere usted decir que al ir al doctor x pensaba que to- davia era posible evitar su se- paracién?+ 0 +Entiendo, es la tipica pelea conyugal, pero, en su caso, se6mo acab6?). No hay ningtin hecho aislado, por contundente que parezca, que @ priori vaya a resultar nu- clear en un relato. Un accidente del que milagrosamente salié in- demne puede ser una simple ¢a- racterizaci6n apenas resaltada en la vida de un toxicémano ex- puesto a morir dia si, dia no. Pasa a ser nuclear en la medida fen que el terapeuta puede man- lenerlo en primer plano. Fl relato que resulta en la en- evista es el de los dos, tera- peuta y paciente, y no cl que “uno u otro habrian querido. Y "en él son nzicleos aquellos sin “Tos que el relato seria otro, y ca- idlisis aquellas sin las que los inticleos significarian otra cosa, 4,2, La LOGICA DE LOS POSIBLE INanEATIVOS.- C. BREMOND estucia los encadenamientos lgicos “que han de ligar las secuencias de un relato, El atomo narrativo €5 la funcion, la cual se agrup: “con otras en secuencias que a ‘su vez se encadenan para cons- “tituir el relato. Las secuenc elementales se combinan en se- Guencias complejas y éstas a su vez en ciclos narratives, _ Cada secuencia elemental tiene la estructura de un proceso: po- ‘sibilidad, realizacion y resu Elciclo narrativo es un conjunto ‘de secuencias integradas cuya integracin supone un estado de cosas en un momento dado la narraci6n que, una vez al canzado, tiene narrativamente dos posibilidades: o una mejoria “@una degradacién. _ 1a idea de base es que el re- “Que se debe respetar. Dado que el terapcuta conoce de antema- no el -estado final» de la narra- Por eso estoy asi v QUIL...), puede percibir -desliza- ientos l6gicos- y resaltarlos, En la fase de toma de datos de la entrevista, surge que el ijo del paciente se ha ido re- ntemente con su madre, que est separada, El padre de éste, que lo acompafia, dice que eso se podra arreglar (anuncia un proceso de -mejoramiento-); el paciente padece una enferme- dad incurable. El relato se desli- za hacia una exposicién de con- flictos entre el paciente y su mujer y entre ésta y los suegros (poceso de -degradacién:). Avanzada Ja entrevista el tera~ peuta le dice al paciente que no acaba de entender, visto como han ido las cosas, en qué se basa la confianza de su padre en que el nieto vuelva con ellos a Gempo, La entrevista vira ha- cia la medieaci6n que habria que darle al paciente para que ara, hacia qué tendrian que exigirle los padres al pa- ciente para poder tranquilizar a a ex-mujer en el sentido de que el nieto podria volver a ver al paciente sin miedo a su amargu- ra y a su violencia 4.3. La LOGICA DE 1A CONFRON- TACION.- W. O. HENDRICKS dice que la estructura del relato se determina por confrontacién; dos actores 0 grupos de actores se ven confrontados entre si, si bien la confrontacién puede no permanecer constante a lo largo de todo el relato. De forma si- milar Gremas habla de la estruc- tura polémico-contractual de la narracién construida por pares de programas narrativos que se entrecruzan. De las cosas que nos cuentan en un relato, las que hay que seleccionar porque hacen avanzar la accion son las 33 lent Rem: Lacaci rain Berea lector po 7-88 as jie 2001 que comprenden dos actores, en alianza u oposicion, y una accién Asi, un fragmento que no contenga oposiciones sino me- ras descripciones debe ser pole- mizado. -Me levanto sin ganas de hacer nada, apenas desayu- no, me trago lo que pongan en la tele... puede ser reconducida con preguntas de «Ya. Y qué le dice su cOnyuge cuando se en- tera®.. Pero polemizar significa buscar activamente el 1érmino de confrontacién. «No me ird a decir que lo Gnico que hace es decirle que se anime! ;Real mente eso le ayuda en algo’ 44, Los juecos cow et TIEMPO. Un relato es un conjunto de acontecimientos que se suceden en el tiempo. El uso de éste es un elemento clave para la com- posicién narrativa. La ordena- Gién de los acontecimientos y el tiempo dedicado a la exposicién de cada uno no tienen tanto que ver con su resonancia sub- jetiva como con la resonancia que se pretende que tenga en el receptor. Paralelamente, las mo- dificaciones inducicas en el uso del tiempo del relato por parte del terapeuta son medios de »per- meabilizarlo-. El terapeuta tiene, pues, a su abasto, dos modos de utilizarlo: a) el tiempo como duracion. Cudinto tiempo (de la entrevis- ta) a cada hecho (del relato). Por ejemplo: un paciente, que llega tarde, tras enunciar brevemente quejas somiticas, se lanza a un relato pormenorizado de sus di- ficultades conyugales. El tera- peuta la deja hacer y al final co- menta que no quiere que en sélo unos minutos que restan de visita haga un resumen limitado de cémo todo eso ha repercuti- do en ella, y que prefiere dedi carle el tiempo que merece en una nueva visita. Esta queda asi enmarcada en averiguar no lo que le ha pasdo sino cémo lo ha soportado y en qué nos pode- mos basat para pensar que ya no quiere seguir soportindolo, b) ef tiempo como composicion. Se refiere al uso de flash-backs y anticipaciones para restar ine- vitabilidad al relato. «Ya, pero recapitulemos, ;cudndo, antes de esa discusin, empez6 a in- tuir que sus relaciones habfan cambiado® 0 «Claro, pero jqué dlistinto seria si usted hubiera sa- bido entonces lo que sabe aho- .Cémo ha pensado afrentarlo ahora’, podrian ser ejemplos. 5. TERAPEUTA-LECTOR QUE STS ca.- Tavera Toporov sugiere la posibilidad de dividir el relato en dos partes principales. La pri- meta, que contiene los datos, y la segunda, Ia solucién (o la pri- mera, que expone el conflicio, y la segunda, la resoluci6n). En otro lugar se ha postulado que 1 relato del entrevistado pivota sobre dos ejes, trata de mostrar, nartativamente, dos asertos; a) por eso estoy AQui; b) por eso estoy Ash Estos asertos son descompo- nibles por el terapeuta. En un “que solamente considera just i jomento dado, avanzado el re- ato, el terapeuta puede mostrar ique ha sesgado su escucha. BI entrevisiado pretende simulta- neamente -«demosirarlos: los dos: el terapeuia, tras un segu Imiento activo, ingenuo, antici- ppativo, co-constructivo, muestra ‘ado uno, +¥a, entiendo, pero zy yo? Como cree que puedo ayudarie concretamente en todo eso” como perifrasis de -Ya entiendo que usted esta asi, pero squé hace aqui conmigo’, 9 Ya en- tiendo, ha hecho bien en yenir agui, pero cémo le puede afec- far es0 en su vida? A quién mis afecta? ,Quién mas en su fa [considera que ya no puede mis’ como perifrasis de -Ya entiendo ‘que usted tenia que venir a pa- Tar aqui, pero

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