‘Traduccion de
Lericia Garcta Corres ¥ Nora A. DE ALLENDE
Revision de la traduccion de
Lemicia Garcia Corres
SHELDON S. WOLIN
Politica y perspectiva
CONTINUIDAD E INNOVACION
EN EL PENSAMIENTO POL{TICO OCCIDENTAL
Edicién ampliada
FONDO DE CULTURA ECONOMICA1. FILOSOrIA POLITICA ¥ FILOSOriA
expresar diversos significados de cosas complejas me~
diante un reducide vocabulario con sentidos precisos.
‘Watrer Bacestot
La FILOSOFIA POLITICA COMO FORMA DE INDAGACION
iste libro versa scbre una tradicién especial del discurso: la filosofia politica.
in él intento analizar el cardcter general de esa tradicién, los variados proble-
de quienes han contribuido a establecerla y las vicisitudes que han carac-
\erizado las principales Iineas de su evolucién. Al mismo tiempo, también trato
de decir algo acerca del quehacer de Ia filosofia politica misma, Naturalmen-
lo, esta declaraciéa de intenciones despierta la expectativa de que la discusién
‘comenzaré con una definicién de la filosofia politica. Sin embargo, intentar sa-
lislacer esa expectativa serfa instil, no s6lo porque unas cuantas oraciones no
pueden lograr lo que pretende todo un libro sino también porque la filosofia
politica no es una entidad de indole permanente. En cambio, es una actividad
‘compleja que se comprende mejor analizando las numerosas formas en que la
han practicado los maestros reconocidos. No se puede decir que ningiin filéso-
lo ni ninguna época hist6rica por sf solos la haya definido de manera concluyen-
-omo ningtin artista o escuela de pintura ha representado todo lo que
‘entendemos con el término “arte pict6rico”,
Si la filosofia politica es més de lo que haya expresado cualquier gran fil6-
solo, hay cierta justificacién para creer que la filosofia politica constituye una
sictividad cuyas caracteristicas se revelan con més claridad al transcurrir el
tiempo. Dicho de manera diferente, se debe interpretar la filosofia politica en la
misma forma en que interpretamos una tradici6n variada y compleja.
bien tal vez no sea posible reducir la filosofia politica a una definicién
¢ pueden determinar las caracteristicas que la distinguen de otras for-
mas de indagaciéa, asi como las que la conectan con ellas. Examinaré estas
consideraciones bajo los siguientes encabezados: las relaciones de la filosofia
politica con la filcsofia, las caracteristicas de la filosofia politica como activi-
dad, su contenido tematico y lenguaje, el problema de las perspectivas o puntos
e vista y la forma en que opera una tradicién,
Desde que Plet6n percibié por primera vez que la indagacién acerca de
la naturaleza de la vida buena del individuo estaba necesariamente asociada
convergente (y no paralela) acerca de la naturaleza de
Ja comunidad buena, ha persistido una asociacién estrecha y continua entre la
2324 PRIMERA PARTE,
filosofia politica y la filosofia en general. La mayorfa de los filésofos eminen-
tes ha aportado generosamente a la dotacién principal de nuestras ideas poli-
ticas y también ha proporcionado al tedrico de la politica muchos de sus mé-
todos de anilisis y juicios eriticos. Histéricamente, la principal diferencia
entre filosofia y filosofia politica ha sido una cuesti6n de especializacién més
que de método o temple. En virtud de esta alianza, los tedricos de la politica
aceptaron como propia la biisqueda bisica del fildsofo de un conocimiento
sistemético.
Hay también otro sentido fundamental en el que la teoria politica se vincu-
la con la filosofia. Se puede distinguir la filosofia de otros métodos de esclareci-
miento de la verdad, como la vision mistica, el rito secreto, las verdades de
conciencia o los sentimientos particulares. La filosofia afirma que versa sobre
verdades a las que se llega ptiblicamente y que son piblicamente comproba-
bles. Al mismo tiempo, una de las cualidades esenciales de lo politico que ha
configurado poderosamente la visi6n de los te6ricos de la politica acerca de su
contenido es su relacién con lo que es “pablico”. Cicerén tenia esto en mente
cuando llamé al Estado res publica, una “cosa ptiblica” o “la propiedad del pue-
blo". De todas las instituciones con autoridad existentes en la sociedad, la or-
ganizacién politica ha sido seleccionada como excepcionalmente preocupada
por lo que es “comin” a toda la comunidad. Ciertas funciones, como la defen-
sa nacional, el orden interno, la administracién de justicia y la normatividad
econémica, han sido declaradas responsabilidad basica de las instituciones po-
Iiticas, en gran medida con el argumento de que esas funciones favorecen in-
tereses y fines que benefician a todos los miembros de la comunidad. La tinica
institucién que alguna vez rivaliz6 con la autoridad del orden politico fue la
Iglesia medieval; no obstante, esto fue posible solo porque la Iglesia, al asumir
las caracteristicas de un régimen politico, se habia convertido en algo distinto
de un organismo religioso. La intima conexi6n que hay entre las instituciones
politicas y los intereses piblicos se ha extendido al ejercicio del filésofo; se ha
considerado que la filosofia polftica significa reflexionar sobre cuestiones que
afectan a la comunidad en general.
En consecuencia, es conveniente que la indagacién acerca de asuntos pui-
blicos sea realizada conforme a los cénones de un tipo ptiblico de conocimien-
to. La otra alternativa, aliar el conocimiento politico con modos privados de
conocimiento, serfa incongruente y contraproducente. El simbolo dramético
de la alianza correcta fue la exigencia de la plebe romana de que la condicion de
las Doce Tablas de la ley se transformara de un misterio sacerdotal que podfa
* Sin duda, Platon se quejé de que ciertas verdades son incomunicables. A pesar de todo lo que
se pueda decir acerca de esas verdades, no es posible airmar que tengan algin valor filos6fico, Lo
‘mismo se aplica a las llamadas doctrinas secretas imputadas a los filsafos antiguos. Se pueden
Aaceptat las doctrinas esotérieas como una forma de instruccién religiosa, pero no como ensehan-
‘as filoséficas.
FILOSOFIA POLITICA ¥ FILOSOFIA 25
ser conocido s6lo sr unos cuantos en una forma publica de conocimiento, ac~
cesible para todos
Forma y ronwe
Pasando al contenido tematico de la filosoffa politica, aun el examen més so-
mero de las obras maestras de la literatura politica revela la reaparicién con-
lina de ciertos temas-problemas. Se podrian enumerar muchos ejemplos,
pero aqui s6lo mencionaremos algunos, como las relaciones de poder entre go-
hernante y gobernados, la naturaleza de la autoridad, los problemas planteados
por los conflictos sociales, la importancia de ciertas metas 0 propésitos como
‘objetivos de la accién politica y el cardcter del conocimiento politico. Ningdn
lilosofo de la politica se ha interesado en igual medida por todos esos proble-
‘mas, pero ha existido un consenso suficientemente amplio acerca de la identi-
«lad de los problemas que justifica la creencia de que ha habido una continuidad
«le las preocupacicnes. El hecho de que los filésofos a menudo han discrepado
Violentamente acerca de las soluciones tampoco pone en duda la existencia
«le un contenido temético comtin. Lo que es importante es la continuidad de las,
preocupaciones, no la unanimidad de la respuesta,
La concordancia en cuanto al contenido tematico a su vez presupone que
aquellos que estan interesados en extender el conocimiento de un determinado
campo comparten una interpretacién comin de Io que es pertinente para su
tema y lo que debe ser excluido, En relacién con la filosofia politica, esto impli-
a que el fil6sofo debe ser claro acerca de lo que es politico y Io que no lo es.
Aristételes, por ejemplo, argument6 en las paginas iniciales de la Politica que la
funcién del politica (politikés) no debfa ser confundida con las del propietario
le esclavos o el jefe de familia; la primera era propiamente politica, las tltimas
no lo eran. Lo que Arist6teles subray6 todavia tiene una importancia vital y las
dificultades de mentener una idea clara de lo que es politico constituyen el
tema basico de este libro. Aristételes aludfa a los problemas que experimenta
el filésofo de la politica al intentar aislar un contenido tematico que no puede ser
islado en la realidad. Hay dos razones principales de esta dificultad. En pri-
er lugar, una institucién politica, por ejemplo, esté expuesta a influencias de
indole no politica que interfieren, de tal modo que se vuelve un problema expli-
car eundo comienza lo politico y cusindo acaba lo no politico. En segundo lugar,
existe la difundida tendencia a utilizar las mismas palabras y conceptos que
empleamos al hablar de cuestiones politicas para describir fenmenos no poli-
licos. En contraste con los restringidos usus (écuticos de las matematicas y las,
ciencias naturales, frases como “Ia autoridad del padre”, “la autoridad de la Igle-
sia” o “la autoridad del Parlamento” son pruebas de los usos paralelos predo-
minantes en las discusiones sociales y politicas.
Esto plantea uno de los problemas basicos que afronta el filésofo de la polt-
tica cuando trata de afirmar el carécter distinto de su contenido tematico: gqué2 PRIMERA PARTE
es lo politico?, gqué distingue, por ejemplo, la autoridad politica de otras for-
mas de autoridad, o la membresia en una sociedad politica de la membresfa en
otras tipos de asociaciones? Al intentar responder a estas preguntas, durante
siglos los filosofos han contribuido a la concepcién de la filosofia politica como
una forma continua de discurso concerniente a lo politico, ya una imagen del
filésofo de la politica como aquel que filosofa acerca de lo politico. ezar citando algunas aseveraciones caracteristicas de algu-
nos fil6sofos de la politica:
imposible Ia seguridad para el hombre a menos que se asocie con el poder
[Maquiavelo.]
No puede existir una verdadera Alianza y persistirin las semillas perpetuas de Ia
Resistencia contra un poder que se construye sobre Cimientos tan poco naturales
como el temor vel terror (Halifax.]™ PRIMERA PARTE
Tan pronto como el hombre entra en estado de sociedad, pierde el sentido de su
debilidad: cesa la igualdad y comienza entonces el estado de guerra. [Montesquiew.]
Hay que reconocer que el lenguaje y los conceptos contenidos en las decla-
raciones anteriores son tan vagos que desafian la comprobacién rigurosa pres-
crita por los experimentos cientificos. En un sentido estricto, conceptos como
“estado de naturaleza” o “sociedad civil” ni siquiera son objeto de observacién
‘Sin embargo, seria erréneo concluir que todos estos concepts de la teoria polt-
tica son empleados deliberadamente para no describir el mundo de la experien-
cia politica. La frase citada de Maquiavelo alude al hecho de que la vida y las
posesiones se vuelven inseguras cuando los gobernantes de la sociedad carecen
del poder para imponer la ley y el orden. “Seguridad”, por otra parte, es una
especie de expresién abreviada del hecho de que la mayoria de los hombres
prefieren una situacién de expectativas garantizadas para su vida y posesiones.
Tomada en conjunto, la frase de Maquiavelo formula una generalizacién cons-
tituida por dos conceptos fundamentales: poder y seguridad, que “contienen”,
por asf decirlo, una interpretacion racional de sus implicaciones practicas. Por
lo tanto, la seguridad implica ciertas actividades: que los miembros de la socie-
dad pueden usar sus posesiones y gozar de ellas con el conocimiento cabal de
que no les serdn quitadas por la fuerza. Del mismo modo, el ejercicio del poder
efectivo estara acompatiado de ciertas medidas familiares, como promulgar le-
yes, establecer castigos, etc. No obstante, lo que no es evidente para el sentido
comtin es la conexién entre el poder y la seguridad, y esto es lo que trata de es-
tablecer el te6rico de la politica. El empleo de conceptos y un lenguaje especial
Ie permite agrupar una serie de experiencias y practicas comunes, como las re-
lacionadas con el goce de la seguridad y el ejercicio del poder, y mostrar sus
conexiones recfprocas.
Si bien estas generalizaciones pueden exponer cosas importantes, no per-
miten predicciones exactas como lo hace una ley de la fisica. Los conceptos son
demasiado generales para esto y las pruebas serfan poco convincentes para
apoyar cualquiera de las aseveraciones antes citadas. Esto no significa que sea
imposible formular proposiciones rigurosas concernientes a la politica que pue-
dan ser sometidas a la comprobacién empfrica. Solo se sefiala que no son el
tipo de enunciados que tradicionalmente han atrafdo la atencién de los te6ri-
cos de la politica. En consecuencia, en lugar de asignar bajas calificaciones a
los te6ricos por una tarea mal ejecutada que nunca tuvieron en mente realizar,
seria més util indagar si el te6rico de la politica intentaba algo similar a la pre-
diccién, pero menos riguroso. Yo diria en primer término que, en lugar de hacer
predicciones, los tedricos se han preocupado por formular advertencias. Ma-
quiavelo nos advierte que, en ausencia de una autoridad gobernante efectiva,
habré inseguridad; Halifax, que una autoridad que se basa excesivamente en el
miedo, con el tiempo generara resistencia. Si bien estas admoniciones tienen
cierta similitud con una prediccién, difieren en dos aspectos importantes. En
FILOSOFIA POLITICA Y FILOSOFIA 35
primer lugar, una advertencia implica una consecuencia desagradable o inde-
seable, mientras que una prediccién cientifica es neutral. En segundo lugar, la
advertencia generalmente la hace una persona que en cierto modo se siente in-
\olucrada con el grupo o persona que son advertidos; en pocas palabras, una
dvertencia representa un compromiso que no se encuentra en las prediccio-
hes, En concordarcia con esta funcién de formular advertencias, el lenguaje de
la teorfa politica contiene muchos conceptos disefiados para expresar sefiales
le advertencia: desorden, revolucién, conflicto ¢ inestabilidad, entre otros.
No obstante, la teorfa politica es més que el pronéstico de desastres. Tam-
bien se refiere a las posibilidades; trata de establecer las condiciones necesarias,
o suficientes para lograr fines que, por una u otra raz6n, son considerados bue-
hos o deseables. Asf, la aseveracién de Maquiavelo contiene una advertencia y
\ina posibilidad: el poder es la condicién para lograr la seguridad, pero el poder
ineficiente abrir el camino a la inseguridad.
Una objecién obvia al argumento anterior es que coloca al teérico de la po-
\itica en la posicién de poder formular proposiciones y emplear conceptos que
ho pueden ser juzgados verdaderos o falsos con un criterio empfrico riguroso.
mite esta objeci6n ya que es pertinente para un gran ndmero.de enuncia-
«los y conceptos contenidos en la mayoria de las teorias politicas. Sin embargo,
hho es una objecién concluyente porque supone que una prueba empirica es el
linico método para determinar si un enunciado tiene o no sentido. En lugar de
‘explayarnos sobre las deficiencias cientificas de los tedricos de la politica, podria
ser mas provechoso conisiderar la teorfa politica como perteneciente a una for-
ma distinta de discurso. Siguiendo estas sugerencias, podemos adoptar para
guestros propésitos una propuesta formulada por Carnap,* quien propuso el
(érmino “explicacién” para abarcar ciertas expresiones usadas tanto en el habla,
colidiana como er el andlisis cientifico. La explicacién emplea significados que
son menos precisos que los idealmente idéneos para un andlisis riguroso, pero
que son practicos y, cuando son redefinidos y precisados pueden desempefiar
una funcién en extremo ttil en la teoria, Son ejemplos de ellos las palabras
ley", “causa” y “verdad”. Como estas palabras se formulan como propuestas,
no pueden ser calificadas como verdaderas o falsas. En el lenguaje de la teoria
politica, abundan conceptos que se usan para explicar ciertos problemas. Con
recuencia, son palabras similares a las del uso ordinario, pero han sido redefi-
nidas y modificadas para hacerlas mas adecuadas. El te6rico que usa una pala-
bra puede guiarse por el uso comtin, pero no esta necesariamente restringida al
significado comtin. Por ejemplo, la definicién de Aristételes de un buen ciuda-
*R. Carnap, The Logical Foundation of Probability [Fundamentos logicos de Ia probabilidad),
Univ thieago Press, Chicago, 1950, cap. I, y el anlisis de C. G. Hempel, “Fundamentals of
Concept Formation in Empirical Seiences”[Elementos fundamentales dela formacion del concepto
‘ienclas empiticas), Intemational Encyclopedia of Unified Science (Enciclopedia internacio-
unificada, 2, nim. 7, 192, pp. 6 ys.36 PRIMERA PARTE,
dano como aquel que tiene el conocimiento y la capacidad para gobernar cra
‘muy familiar para los atenienses. Al mismo tiempo, las cuestiones que Arist6te-
les trataba de exclu ever requerian que remodelara o reconstruyera los signifi-
cados aceptados. Este mismo procedimiento ha sido seguido en la formacién de
‘otros conceptos esenciales en el lenguaje de la teorfa politica; conceptos como
“autoridad’, “obligacién” y “justicia” conservan cierto contacto con los significa-
dos y experiencias comunes, pero han sido adaptados para satisfacer las nece-
sidades del discurso sistematico,
He hecho bastante hincapié en esto con el propésito de destacar la co-
nexi6n entre los conceptos de la teoria de la politica y la experiencia politica.
Esta conexién indica que una teoria politica no es una elaboracién arbitraria
‘porque sus conceptos se vinculan en varios puntos con la experiencia. Una teo-
Ha sistematica, como la formulada por Hobbes, esta constituida por una red de
concepios interrelacionados e (idealmente) coherentes; ninguno de los concep-
tos es idéntico a la experiencia, pero ninguno est totalmente separado de ella.
Tal vez todo el procedimiento se comprenda mejor si se ofrece una explicacion
genética. La teorfa politica no es una excepcién del principio general de que la
mayoria de los vocabularios especializados, en las etapas tempranas de su evo-
Tuci6n, se basan en el vocabulario del lenguaje cotidiano para expresar sus sig-
nificados. Por ejemplo, los conceptos del pensamiento politico griego primitivo
se podfan entender con referencia al uso ordinario y apenas iban més allé. Con
la sistematizacién del pensamiento politico, ilustrada por Plat6n y Aristoteles,
‘al lenguaje de la teoria politica se volvié més especializado y abstracto. El len-
guaje de la conversacién cotidiana fue modificado y redefinido de tal modo que
el te6rico pudiera expresar sus ideas con una precision, coherencia y extension.
{que no permitia el uso ordinario, Sin embargo, persistié un hilo conector entre
el concepto perfeccionado y los usos antiguos. A menudo se ha sefialado que el
concepto de justicia (diké) sufrié una larga evolucién antes de convertirse en
tun concepto politico. En tiempos homéricos, habfa tenido varios significados,
como “mostrar”, “sefialar” o indicar “la forma en que normalmente suceden las
‘cosas”. En la obra de Hesiodo Los trabajos y los dias el término es apropiado
para el uso politico. Hesfodo advirti6 acerca del peligro del principe que admi-
nistraba diké “venal” y recordé a los hombres que eran diferentes de los anima
les, que ignoran las normas de la diké” En las teorfas filos6ficas de Platén y
Aristoteles se formulé el concepto de justicia de manera mas abstracta y casi
no se podfa decir que su sentido fuera idéntico a los significados comunes. No
obstante, vale la pena observar que en la Reptiblica de Platén se inicié In diseu-
? Hesiodo, Works and Days, Heinemann, Londres, 1929, pp. 263-265, 275-285 [existe traduecion
al espanol: Los mabajas y los as, xan México, 1986), Véanse también sir John Myers, The Polit-
til leas of the Grecks (Ls ideas plitcas de los griogos), Abingdon Press, Nueva York, 1927, pp. 167
Js, y lov dos excelentesestuios de Gregory Viastos, “Solonian Justice” [Justicia soloniana), Clas-
Neal Philology, 41, 1946, pp. 6583, y “Equality ankl Justice in Early Greck Cosmology” fgualdad y
Justicia en la cosmologta eriega temprana) ibid, 42, 1947, pp. 156-178.
FILOSOFIA POL{T
CA'Y FILOSOFIA Fy
sidn de la justicia haciendo que varios oradores propusieran ideas comunes de
Ja justicia, Si bien algunas quedaron descartadas, otras fueron consideradas
insutficientes, lo que quiere decir que se incorporaron en forma modificada en
\u definicién mas emplia y abstracta de justicia que asociamos con el didlogo.
De este modo, Platén elaboré un concepto de justicia que en muchos puntos se
Vinculaba con una tradicién del uso comiin.
Si bien el vocabulario del te6rico de la politica muestra las huellas del len-
suaie y la experiencia cotidianos, en gran medida es el producto de los esfuer-
vos creativos del teérico, Los conceptos que constituyen el vocabulario han
sido configurados para adaptarse a la estructura general de significados de la
leoria. Esta estructura de significados contiene no sélo conceptos politicos,
como ley, autoridad y orden, sino también una sutil mezcla de ideas filoséficas
y politicas, una metafisica oculta o latente. Toda teoria politica que ha buscado
‘lisin grado de globalidad ha adoptado algunas proposiciones implicitas 0 ex-
plicitas acerca del “tiempo”, el “espacio”, la “realidad” o la “energia”. Si bien la
Mayoria de estos conceptos son las categorias tradicionales de los metafisicos,
1 e6rico de la politica no formula sus proposiciones o sus conceptos en la mis.
Ina forma que el metafisico. Lo que ha preocupado al tedrico ha sido el espacio
y cl tiempo como categorfas que se refieren no al mundo de los fenémenos na-
lurales, sino al mundo de los fenémenos politicos; es decir, al mundo de la natu-
raleza politica. Si quisiera ser preciso y explicito en estas cuestiones, escribiria
cerca del espacio “politico”, el tiempo “politico”, etc. Sin duda, ninguno de
0s autores han empleado esta terminologia. Mas bien, el tedrico de la politica,
isado sinénimos; en lugar de hablar del espacio politico, puede haber escrito
ricerca de la ciudad, el Estado o la nacién; en lugar del tiempo, puede haberse
referido a la historia o la tradici6n; en lugar de la energfa, puede haber hablado
a
{nica politica.®
Las categorfas metafisicas incluidas en la teorfa politica pueden ser ejem-
plificadas con la idea de espacio politico. Se podrfa comenzar sefialando como
esto tuvo sus orfgenes en la evolucién de la conciencia nacional en el mundo
untiguo. La idea hebrea de un pueblo independiente, la distincién griega entre
elenos y barbaros, el orgullo romano por la romanitas, la idea medieval de
(ristiandad son tocos elementos que contribuyeron al sentimiento de una iden-
tidad definida, que Inego se asocié con una determinada zona geografica y una
cultura particular.
Sin embargo, el concepto de espacio politico gira en torno de algo més que
Mins distincion che el "ixerior” ota Contexts a aoclonca capaci y dis
renciado y un “exterior”, que era en gran medida desconocido e indiferenciado.
*La ime “metals pola” fue usnda por primers vee con un sentido similar al mo por
Balotelli ois a ler ter ange ies rte
aye bre ls ailone sociales en Yc con las seas ens) Did Pari 618.1238 PRIMERA PARTE
Implicaba también la cuesti6n crucial de las medidas encaminadas a resolver
los problemas que surgian del hecho de que un gran ntimero de seres humanos,
‘qne posefan tia identidad cultural comtin, ocupaban la misma zona especifica.
Si por el momento abandonaramos nuestras ideas sofisticadas de una sociedad
politica, con sus imponentes jerarqufas de poder, sus medidas institucionales
racionalizadas y sus carriles bien establecidos para que transite sin dificultades
el comportamiento, y penséramos que estas cosas constituyen una zona determi-
nada, un “espacio politico” donde los planes, las ambiciones y las acciones de los.
individuos y los grupos se enfrentan incesantemente unos con otros —chocando
entre sf, bloquedndose, agrupandose, separéndose—, podrfamos apreciar mejor
la ingeniosa funci6n de esas medidas al reducir las fricciones. Con diversos me
dios, una sociedad busca estructurar su espacio: con sistemas de derechos y ob
gaciones, distinciones sociales y de clase, restricciones e inhibiciones jurfdicas y
extrajuridicas, favores y castigos, autorizaciones y tabies. Estas medidas sirven
para establecer sendas por las cuales pueden proseguir sin riesgos 0 con prove-
cho las acciones humanas. Podemos encontrar este sentido de espacio estructu-
rado en la mayoria de las teorfas politicas. Un ejemplo notable es el de Hobbes:
Cualquiera cosa que esté ligada o envuelta de tal modo que no pueda moverse sino
dentro de un cierto espacio, determinado por Ia oposicién de algtin cuerpo externo,
decimos que no tiene libertad para ir mds lejos (...] La libertad de un stibdito radi-
‘ca, por tanto, solamente, en aquellas cosas que en la regulacién de sus acciones ha
predeterminado el soberano: por ejemplo, la libertad de comprar y vender y de ha-
cer, entre sf, contratos de otro género...”
De modo similar, Locke defendié la utilidad de las restricciones juridicas: “No
merece el nombre de limitacién lo que tinicamente nos aparta de pantanos y
precipicios”."
* Leviatén: O la materia, forma y poder de una replica eclesidstica y civil, 2* ed, trad. de Max
uel Sanches Sarto, res, México, 1980, parte Il, XI, pp. 171-174.
" Second Treatise of Civil Government [Segundo tratado de gobierno civil, Cambridge Univers
Press, Cambridge, 1690, p. 57. El mismo argumento, includ la metifora de fs lites, es presenta-
doen el influyente libro de A.D Lindsay, El Estado democrdtico modero, cs, México, 1945, p. 176
¥ 177. Véase el reflejo del problema de la estructuracion politica del espacio en un discurso de Oliver
‘St.John, abogado y miembro del Parlamento en el siglo x; sin su “Sociedad Organtzada y Gobier-
no", Inglaterra no ea “sino un pedazo de Tierra, donde tantos hombres tienen su Residencia Provi
Soria 94 domiciio, sn dicinciones jerérquicas o de offo tipo, sin propiedad de algo salvo par st
PosesiGn’. Citado en Margaret Judson, The Crisis of the Constitution (La ersis de la Constitucin),
Rutgers University Press, New Brunswick, N.1, 1948, p. 354. Un ejemplo de siglo xv es Baward Dud
ley: "Esta rafz de la concordia no es otra cosa més que un buen acuerdo y conformidad entre las
personas o los habitantes del reino, la ciudad, el pueblo el gremio, y que todo hombre esté conten-
{o.de cumplit su deber en la actividad, el espacio o las circunstancias en las que se encuentra. Y no
calumnie ni desdefe a ningén otto", The Tre of Commonwealth [El arbol de la Repablica), D. M.
Brodie (comp), Cambridge University Press, Cambridge, 1948, p. 40
FILOSOFIA POLITICA Y FILOSOFIA ”
Segtin dedujimos, el espacio politico se vuelve un problema cuando las ener
ftfas humanas no pueden ser encauzadas por las medidas de control en vigor.
Durante la Reforma y el periodo posterior, fue la vitalidad de la religi6n lo que
amenazé los principios estructurales creados por las sociedades politicas me-
slievales. En el siglo xvi, las ambiciones del empresario fueron restringidas por
| compleja red del mereantilismo. “No necesitamos favores; s6lo requerimos
lun camino seguro y abierto”."" Las teorfas de los fisiécratas Adam Smith y
Bentham respondiron trazando nuevas vias y redefiniendo la dimensién espa-
cial. Si se deseara continuar este anélisis, se podria mostrar cémo Malthus
puso en tela de juicio la teoria espacial de los economistas liberales advirtiendo
tacerea de las crecientes presiones generadas por el crecimiento de la poblacién.
También serfa posible interpretar los grandes movimientos revolucionarios del
siglo xtx, como el marxismo, como coherentes retos a la estructura espacial
creadla por la sociedad industrial burguesa y como una exigencia de su reorga-
hizacion, Una novela como Doctor Faustus de Thomas Mann podria ser consi-
derada representativa del punto de vista de la generacién de comienzos del
siglo pasado y su frustrante sentimiento de sofocacién ante las restricciones im-
puestas por las medidas nacionales e internacionales:
Parecia que habfa legado el momento [...] Estallaba en nosotros la conciencia de
‘que éste era el siglo de Alemania [...] era nuestro turno de poner nuestro sello en el
mundo y ser su lider [...] ahora, al final de la época burguesa iniciada alrededor
dle ciento veinte afos antes, el mundo iba a renovarse en nuestro signo.!”
‘VISION E IMAGINACION POLITICA
Nuestro andlisis del espacio politico nos da un indicio acerca de otro aspecto de
|n filosoffa politica. Las diversas concepciones del espacio indican que cada te6-
Fico ha visto el preblema desde una perspectiva diferente, un éngulo particular
dle vision, De aqui se desprende que la filosofia politica constituye una forma de
"ver" los fendmenes politicos y que la forma en que se visualizardn los fendme-
hos depende en gran medida de la posicién del observador. Hay dos sentidos
dlistintos pero relacionados del término “visién’” que quiero examinar; ambos
hn desempeniado una funcién importante en la teorfa politica. Se usa comtin-
mente “visién” para referirse a un acto de percepcién. Asf, decimos que vemos
‘lorador que habla en un mitin politico. En este sentido, “vision” es un informe
Bentham, ctado en Lionel Robbins, The Theory of Economic Policy in English Classical Poit-
ul Economy [La teorfa de la economia politica en ki economia politica ingles clisica], Macmillan
St. Martin's Pres cs, 1952, p. 12
Doctor Faustus, Secker and Warburg, Londres, 1949, p. 301 existe traduccién al espafl:
Dokior Faustus, Editorial Sudamericana, Buenos Aites, 1977)Pn PRIMERA PARTE
descriptivo de un objeto o acontecimiento. Pero “visién” también se usa en otro
sentido cuando hablamos de una visién estética 0 una visién religiosa. En este
cegninda sentido, prevalece el elemento imaginativo, no el descriptivo.
Desde la revolucién cientifica de los siglos xvt y xvu, el primer tipo de vision
“objetiva”, dedicada a la descripcién desapasionada, se asocia con la observa-
ion cientifica. Ahora se reconoce que esta concepcién de la ciencia es equivo-
cada porque subestima la funcién que desempefia la imaginacién en la formu-
lacién de las teorias cientificas. Aun asf, persiste la creencia de que el cientifico
se asemeja a un periodista muy experimentado porque se esfuerza por propor
cionar un informe fiel de la “realidad”. Esta idea se ha traducido repetidas veces
en una critica hacia los te6ricos de la politica. Por ejemplo, Spinoza acus6 a los.
te6ricos de la politica de satirizar: Dan por sentado, escribié, que “la teorfa debe
discrepar de la préctica ..] Conciben a los hombres no como son, sino como
les gustarfa que fueran”. Si bien Spinoza puede haber pasado por alto que mu-
chos tedricos de la politica han tratado de considerar los hechos politicos como
“realmente” son, tenfa mucha raz6n al decir que la imagen de la sociedad que la
mayorfa de los teéricos de la politica ofrece no ¢s “real” ni fiel. Con todo, la pre-
‘gunta es si se asemejan esas descripciones a una sétira. 2Por qué la mayoria de
Jos autores que escriben sobre la politica, aun los reconocidos como cientificos
como Comte, se han sentido obligados a concebir un modelo correcto para el
orden politico? ¢Qué esperaban ganar en cuanto a conocimiento tedrico agre-
gando una dimensién imaginativa a su representacién? ¢Cual, en sintesis, con-
sideraban que era la funcién de la teorfa politica?
Facilmente podemos desechar la posibilidad de que los te6ricos de la politi-
ca no hayan estado conscientes de que insuflaban de imaginacién o ilusiones
sus teorfas. Hay demasiados testimonios de que estaban muy conscientes de
este aspecto."* Mas bien, pensaban que la imaginacién, la exageracién y hasta
la extravagancia a veces nos permiten ver cosas que no son evidentes de otro
modo. Fl elemento imaginativo ha desempefiado una funcién en la filosofia
politica similar a la que Coleridge asigné a la imaginacién en la poesfa, un po-
"Este elemento imaginativo no se equipara al utopismo, ya que no es un intento de elevarse por
‘encima de las realidades actuales sino un esfuerzo por ver las realidades existentes como posibili-
‘dades tansformadas. Esto es evidente, por ejemplo, en Bodin, quien desestimé todo objetivo ut6-
pico, pero cuya obra no puede ser considerada una deseripeién de la Francia del siglo xw: fue, en
Eambto, un intento de proyectar las tendencias actuales al futuro. "Buscamos algo superior en nues-
fro intento de lograr una auténtica imagen de un gobierno correctamente ordenado, o al menos
proximarnora ea imagen, No pretendemoe deecrbirsina comunidad irealizable, purament ideal,
‘Como las imaginadas por Platon, 0 Tomés Moro, el cancller de Inglaterra, Tratamos de imitarnos en
Ta medida de lo posible a las formas politcas que son factibles" Jean Bodin, Six Books ofthe Com-
‘montwealth, M.J. Tooley (comp), Blackwell, Oxford, sf, p- 2 [existe traduccién al espail: Las seis
Tibros de la Repitblic, 4 ed, Teenos, Madrid, 2006]
‘Se encuentra uno de los andlisis més frctiferos de esta cuestion en el intento de Sorel dedistin-
sguir su “mito” del pensamiento utépico, en Réflexions sur la violence, 10ed., Rivitre, Pars, 1946,
pp. 46 y ss [existe traduccion al espanol: Reflesiones sobre la violencia, Alianza, Madrid, 2005]
FILOSOFIA POLITICA ¥ FILOSOFIA. a
ssemplistico” que “integra los elementos en un todo atractivo e inteligen-
* Cuando Hobbes, por ejemplo, describié una multitud de hombres que
cordaban de manera consciente formar una sociedad politica, sabfa muy bien
{que ese acto nunce se habia producido “realmente”. No obstante, por medio de
esta descripcin imaginativa esperaba ayudar a sus lectores a ver algo del su-
juesto basico sobre el cual descansa el orden politico. Hobbes estaba conscien-
\e, como lo han es:ado la mayorfa de los fil6sofos politicos, de que las asevera-
aginativas no se incluyen en Ia misma categorfa que las proposiciones
que buscan demostrar o refutar. La imaginacién no demuestra ni refuta; més
bien, trata de iluminar, de ayudarnos a conocer mejor las cuestiones politicas.
Al mismo tiempo, la mayoria de los pensadores politicos han crefdo que la
inacién es un elemento necesario al teorizar porque entendieron que, para
que los fenémenos politicos sean manejables desde el punto de vista intelectual,
leben ser presentados en lo que podemos llamar “una totalidad corregida”. Los
{eoricos nos han éado descripciones de la vida politica en miniatura, descrip-
tblones en las cuales se ha borrado lo que es improcedente para el propésito del
\oGrico, La necesidad de hacer esto reside en el hecho de que los tedricos de
| politica, como e: resto de la humanidad, no pueden “ver” todas las cuestiones
jpoliticas personalmente. La imposibilidad de la observaci6n directa obliga al
ledrico a compendiar una sociedad abstrayendo ciertos fenémenos y estable-
‘iendo conexiones recfprocas cuando no pueden ser vistas. La imaginacién es
61 instrumento del te6rico para interpretar un mundo que nunca puede “cono-
or” de manera intima,
Si el elemento imaginativo en el pensamiento politico fuera simplemente
lun instrumento matodolégico que permitiera al te6rico manejar sus materiales
jon forma més eficiente, no se justificaria la amplia atencién que le hemos dedi-
fo, La imaginacién ha implicado mucho mas que la construccién de mode-
Jog, Ha sido el medio para expresar los valores fundamentales del te6rico; ha
sido el instrumento mediante el cual el te6rico de la politica ha tratado de tras-
vonder la historia. La visién imaginativa a la cual me refiero aquf fue exhibida
fo1.su forma mAs artistica por Plat6n. En su descripci6n de la comunidad politi-
‘6, guiada por el arte divino del politico, buscando alcanzar la idea del Bien,
Plain mostr6 una forma de visi6n esencialmente arquitectonica, La visién ar
quilect6nica es aquella donde la imaginacién politica intenta configurar la to-
lulidad de los fendmenos politicos para que concuerden con una visi6n del
1c esta fuera del orden politico. El impulso hacia el ordenamiento total
los fenémenos politicos ha adoptado muchas formas en la evolucién del
Pensamiento politico occidental. En el caso de Platén, el impulso arquitecténi-
ria, cap. 4 (p. 42), cap. 12 (p. 139), cap. 14 (pp. 151 y 152) [existe traducctén
ge, Biografialteraria, Labor, Barcelona, 1975], Véase también el analisis de
Hignl Willey cn Ninetoonth Century Studies [Estudios del siglo xx], Chatto and Windus, Londres,
WA9, pp. 10-26,2 PRIMERA PARTE
co adopté una forma esencialmente estética: “Sélo es correcta aquella ley que,
‘ala manera de un arquero, apunta siempre sélo a aquello de lo que resulta un
hien”.!5 Algo similar reapareci6 en el cuidadosamente cincelado sistema de santo
‘Tomids de Aquino, donde se asigné al orden politico un nicho especifico en la
elevada catedral constituida por toda la creaci6n. En otras épocas, la visién or-
denadora ha sido una visin decididamente religiosa, como ocurrié en la Ingla-
terra del siglo xv, cuando las sectas milenaristas sofiaban con una resplande-
ciente Nueva Jerusalén que sustituyera al irremediablemente corrupto orden
existente. O, también, la vision puede originarse en una concepcién de la historia
como la de Hegel, en la que los fenémenos de la politica adquieren una profun-
didad temporal, una dimensién hist6rica, cuando son incluidos en un propésito
supremo que los configura para un fin diltimo. En épocas més recientes, como
era de esperar, la visién externa ha sido coloreada por consideraciones econ6-
micas. Desde esta perspectiva, los fenémenos politicos deben ser canalizados
conforme a las demandas de la productividad econémica, y el orden politico
se convierte en el instrumento del progreso tecnolégico:
El tinico propésito de nuestros pensamientos y esfuerzos debe ser la organizacién
més favorable para la industria [...] La organizacion favorable para la industria
consiste en un gobierno en el cual el poder politico no tiene mas fuerza 0 actividad
que las necesarias para procurar que no se obstaculice el trabajo uti."
Cualquiera que sea la forma manifestada por el impulso arquitecténico, su
resultado ha sido dar diversas dimensiones a las perspectivas de la filosofia po-
litica: dimensiones de belleza estética, verdad religiosa, tiempo hist6rico, exac-
titud cientifica y progreso econémico. Todas estas dimensiones tienen una cua-
lidad futurista, una proyeccién del orden politico a un tiempo que atin no ha
legado. Esto ha sucedido no sélo en el caso de los tedricos de la politica reco-
nocidamente reformistas 0 hasta revolucionarios, sino también de los tesricos
conservadores. El conservadurismo de Burke, por ejemplo, consistié en el in-
tento de proyectar un pasado continuo en el futuro, y hasta un reaccionario
confeso, como De Maistre, busc6 capturar nuevamente un “pasado perdido” con
la esperanza de que podia ser restaurado en el futuro.
Para la mayoria de los tedricos, la reordenacién imaginativa de la vida poli-
tica que se produce al teorizar no esta restringida a ayudarnos a comprender la
politica. Contrariamente a lo que argument6 Spinoza, la mayoria de los pensa-
dores politicos han crefdo que, precisa mente porque la filosofia politica era
“politica”, tenia el compromiso de reducir la brecha entre las posibilidades cap-
' Leyes, IV. 706a. Todas las citas de los dislogos han sido tomadas de Plat6n, Didlogos, Gredos,
Madrid, 2000,
"Henri Comte de Saint-Simon, Selected Writings (Henri Comte de Saint-Simon, Obras eScogi-
das ed. de FM. H. Markham, Macmillan, Nueva York, 1952, p. 70.
FILOSOFIA POLITICA Y FILOSOFIA 8
n politica y las realidades de la existencia politica.
Platon reconocié que la 2 a tenia un cardcter altamente intencional
poraue era en gran medida consciente y deliberada; “reflexionar” antes de actuar
fern considerado un requisito distintivo de la actividad politica, tan caracterfs-
lico de los reyes homéricos como de los politicos atenienses. No obstante, actuar
dom inteligente y noble exigia una perspectiva més amplia que la situa~
fi6n inmediata a la cual se dirigfa la acci6n; la inteligencia y la nobleza no eran
\ialidades ad hoc, sino aspectos de una visién més integral de las cosas. Esta
vision mas integral era proporcionada por la reflexién acerca de la sociedad
politica en su totalidad corregida, no como es sino como podria ser. Precisa-
Inente porque la teorfa politica representaba a la sociedad en una forma exage-
ucla, “itreal”, era un complemento necesario de la accién. Precisamente por-
mplicaba una intervencion en los asuntos existentes, necesitaba
‘von urgencia una erspectiva de posibilidades tentadoras.
lista forma trascendente de vision no ha sido compartida por los cientifi-
hasta épocas modernas."” Cuando los primeros cientificos teéricos
sloscribieron con matices poéticos la armonfa de las esferas, su vision carecia
{lel elemento esencial presente en la filosofia politica: el ideal de un orden su-
joto al control humano, que podia ser transfigurado mediante una combina-
lon de reflexién yaccién,
CConcEPTOS POLITICOS Y FENOMENOS POLITICOS
Ii ejercicio de la imaginacién en Ia teorfa politica ha excluido la representacion
{Jol orden politico en términos de una semblanza descriptiva, pero no ha liberado
la teorizacién de las limitaciones inherentes a las categorfas empleadas por el
\edrico, Toda filosofia politica, sin importar cudn complejas 0 variadas sean sus
‘ealegorfas, representa una perspectiva necesariamente limitada desde la cual se
isideran los fenémenos de naturaleza politica. Las aseveraciones y proposicio-
Ws que produce scn, en la frase de Cassirer, “abreviaturas de la realidad” que no
Jwotan la vasta gama de experiencias politicas. Los conceptos y categorias de
luna filosofia politica se asemejan a una red que se lanza para capturar fenéme-
hiow politicos, que son luego extraidos y clasificados en una forma que parezca
significativa y pertinente para el pensador particular. No obstante, en el proce-
Aimiento total, ha seleccionado una red particular y la ha arrojado en un lugar
excogido.
Una perspectiva moderna, como la expreseda por Heisenberg, coloca a Ia ciencia més cerca
dela teorsa politica en este aspecto: “Los peigros que amenazan a la ciencia moderna no pueden
evitados mediante mas y mas experimentos, puesto que nuestros complicados experimentos ya
) Hienen mada que ve" com la naturaleza en sfsino con la naturaleza modificada y transformada
for nuestra propia actividad cognoscitiva,citado por Erich Heller en The Disinherited Mind (La
Inwntedesheredada}, Meridian, Nueva York, 1959, p33.“4 PRIMERA PARTE
Podemos observar cémo funciona este proceso recurriendo a un ejemplo his-
t6rico. Para un fil6sofo como Thomas Hobbes, que vivié durante el torbellino
ico de la Inglaterra del siglo xvu, la tarea urgente de la filosofia politica era
definir las condiciones propicias para un orden politico estable, En este aspecto,
€lno era una excepci6n entre sus contemporaneos, pero, al ser un pensador rigu-
rosamente sistemético, los superé ampliamente en la minuciosidad con que ex-
ploré las condiciones requeridas para la paz. Por consiguiente, esta categoria de
“paz” u “orden” se convirti6 en su filosoffa en un centro magnético que atrajo a su
6rbita s6lo aquellos fenémenos que Hobbes consideraba de algtin modo pertinen-
tes para el problema del orden, Hubo mucho que él pas6 por alto 0 apenas tomé
en cuenta: la influencia de las clases sociales, los problemas de las relaciones exte~
riores, las cuestiones de administraci6n gubernamental (en el sentido estricto).
En consecuencia, al emplear ciertas categorias politicas se pone en juego
un principio de “exclusividad especulativa” mediante el cual algunos aspectos
de los fenémenos politicos y algunos conceptos politicos son analizados, mien-
tras se deja que otros languidezcan. Como ha dicho Whitehead: “Cada modo de
anélisis es una especie de linterna que ilumina algunos de los hechos y deja el
resto en un trasfondo omitido”."* Sin embargo, la selectividad no es tinicamen-
te una cuestion de elecci6n o de la idiosincrasia de un determinado fil6sofo. En
el pensamiento del fildsofo influyen en gran medida los problemas que agitan a
su sociedad. Si quiere atraer la atencién de sus contemporaneos, debe abordar
los problemas que los aquejan y aceptar los términos del debate impuestos por
esos problemas.
UNA TRADICION DEL DISCURSO
De todas las restricciones impuestas a la libertad de especular del fildsofo politi-
co, ninguna ha sido tan poderosa como la tradici6n de la filosofia politica mis-
ma. En el acto de filosofar, el filésofo entra en un debate cuyos términos, en su
mayor parte, fueron establecidos por anticipado. Muchos fildsofos predecesores
reunieron y sistematizaron los términos y conceptos del discurso politico. Con el
tiempo, tal conjunto se ha ido perfeccionando y se ha transmitido como un lezado
cultural; esos conceptos han sido ensefiados y analizados, sopesados y modifica-
dos. En sintesis, se han convertido en un corpus de conocimientos heredado.
‘Cuando son transmitidos de una época a otra acttian como agentes conservado-
res dentro de la teorfa de un filésofo particular, preservando los conocimientos,
‘experiencias y mejoras del pasado, y obligando a aquellos que quieren participar
en el didlogo politico occidental a acatar ciertas normas y usos.”” La tenacidad de
Alfred N. Whitehead, Adventures in Ideas, Macmillan, Nueva York, 1933, p. 54 fexstetraduc-
cin al espanol: Aventuras de ls ideas, Compania General Fabril, Buenos Aires, 1961]
"Hay una interesante protesta de Renan, el historiador decimonénico, acerca de las dificulta-
des de expresar en la lengua francesa ciertas ideas nuevas: “La lengua francesa es apta s6lo para
FILOSOFIA POLITICA Y FILOSOFIA 45
j6n ha sido tal que aun los rebeldes muy individualistas como Hobbes,
Hentham y Marx Ilegaron a aceptar tanto de la tradicién que no lograron des-
tnuirla ni modificar por completo sus fundamentos, sino que, de hecho, la am-
piliaron. Uno de los testimonios més notables de la tenacidad de las tradiciones
pprovede de un escritor que suele ser tomado como uno de sus archienemigos:
Nicolis Maquiavelo. Escrito durante su forzoso retiro de la vida pablica, ofrece una,
\ivida descripcién ce lo que significa participar en el didlogo perenne:
Al caer la noche, wuelvo a casa y entro en mi estudio. En el umbral me despojo de
Jn vestimenta que Hevé durante Ia jornada, lena de lodo y manchas, para vestir ro-
pas palaciegas. Asf ataviado apropiadamente, entro en las cortes antiguas de los
hombres de antato donde, recibido afectuosamente, me nutro de ese alimento que
ces exelusivamente mfo y para el cual nacf. No me avergitenzo de hablar con ellos e
linterrogarlos sobre los méviles de sus acciones y ellos me responden con cortesta.
nte cuatro horas no siento hastio y olvido todas mis preocupaciones; no temo
a pobreza ni me atemoriza la muerte. A tal punto me siento transportado por
completo a los antiguos. ¥, guiéndome por lo que dice Dante de que no puede ha-
ber ciencia si no retenemos lo que aprendemos, he puesto por escrito lo que su
conversacién me ha aportado y he compuesto un optisculo, De Principatibus, en el
‘que profundizo hasta donde puedo en las reflexiones sobre este tema, debatiendo
‘qué es el principado, cusntas clases hay, como se adquieren y c6mo se conservan y
Una tradicién continua de pensamiento politico ofrece muchas ventajas al
pensador politico y al actor politico. Les da la sensaci6n de viajar en un mundo
liar donde el paisaje ya ha sido explorado, y cuando no lo ha sido, de todos
walos hay numerosas sugerencias acerca de vias opcionales. Permite también
icacién entre contemporéneos sobre la base de un lenguaje comin
do sea treducido a distintas lenguas. Los conceptos y categorias de la
politica sirven como una conveniente “taquigraffa” o lenguaje simbélico que
ormite al usuario comprender lo que otro dice cuando se refiere a “derechos
tiviles", “poder arbitrario” o “soberanfa”. De este modo, también se puede com-
spo hlcas claras; sin embargo, las leyes ms importantes, las que rigen las transformaciones de
Ii vido, no som claras, se nos presentan a media luz. En consccuencia, a pesar de que los franceses
in los primers en perebir los pros de lo que ahora se conoce como darwinismo, fueron
Hs diimos en sceptarle, La vetan toa perfctamente blen, pero estaba fuera de los hébitos usuales
Wea lengua y del mocelo de la frase bien construida. De ese modo, los franceses han descartado
Slides muy vaiosas, no porque no hayan estado canscientes de elas sino porque simplemente las
Haron como initileso imposibles de expresat”, Edmund Wilson, To the Finland Station, Anchor,
in York, 1953, p. 3€ [existe traduecin al espanol: Hacia fa estacién de Finlandia: ensayo sobre la
le escribir y hacer historia, Alianza, Madeid, 1972]
1 Vettori, 10 de diciembre de 1513, en The Prince and Other Works (El principe y otras
Allan H. Gilbert (comp), Hendricks House, Nueva York, 1941, p. 242.46 PRIMERA PARTE,
partir Ia experiencia social y aumentar la cohesi6n social. Una tradicién de filo
sofia politica también contribuye a la interminable tarea de dar cabida a nuevas
‘experiencias politicas en el sistema de cosas evistente. Se podria escribir todo un
libro mostrando el éxito que han logrado los reformadores politicos cuando han
podido convencer a los hombres de que los cambios propuestos eran en realidad
continuidades perfectamente acordes con las ideas y practicas anteriores. Final-
mente, hay que mencionar que una tradicién de pensamiento politico proporcio-
na un vinculo conector entre el pasado y el presente; el hecho de que los pensa-
dores politicos présperos hayan usado un vocabulario politico comin y hayan
aceptado un conjunto de problemas como tema apropiado de la indagacién poli-
tica ha servido para hacer comprensible y estimulante el pensamiento politico de
siglos anteriores. Por el contrario, las discontinuidades evidentes en los campos
cientificos vuelven muy poco probable que un cientifico moderno recurra alla cien-
cia medieval, por ejemplo, ya sea como apoyo o inspiracién. Desde luego, esto no
se relaciona con la supuesta superioridad de la indagacién cientifica sobre la in-
dagacién politica. Se menciona simplemente para sefialar que la tradicién del
pensamiento politico no es tanto una tradicién de descubrimiento como una tra-
dicién de significados ampliados en el transcurso del tiempo.
‘TRADICION E INNOVACION
‘Al destacar el horizonte especulativo que circunscribe a cada pensador politico,
es esencial no ignorar las muy originales y creativas respuestas que se han pro-
ducido. Al ver las experiencias politicas comunes desde un angulo ligeramente
diferente al prevaleciente, al formular una antigua pregunta en una forma nove-
dosa, al rebelarse contra las tendencias conservadoras del pensamiento y el len-
‘guaje, los pensadores han contribuido a liberar las formas establecidas de pensa-
miento y a imponer a sus contemporaneos y a la posteridad la necesidad de
repensar la experiencia politica. Asf, cuando Plat6n pregunté: “,Qué es la justicia
y cual es su relacién con la comunidad politica?” se cre6 una nueva serie de pro-
bblemas y se abrieron nuevas lineas de especulacién politica. Lo mismo sucede
con la oracién inicial de El contrato social y las oraciones finales del Manifiesto
comunista
La novedad no es tinicamente una funcién de los elementos positivos y dog-
maticos de un te6rico. Las innovaciones en el pensamiento asociadas con nom-
bres como Marsilio de Padua, Hobbes, Ronssean y Marx provienen en st totali-
dad tanto de lo que ellos rechazaban y calladamente omitian respecto de los
supuestos unificadores fundamentales como de lo que proponian como nuevo y
diferente. Marsilio no fue original cuando rotundamente condené al papado ni
tampoco lo fue Hobbes cuando subrayé la funcién del temor; y, como atestigué
tuna vez Lenin, la mayoria de las ideas principales de Marx podian remontarse a
autores anteriores. Cualquiera que sea el grado de verdad del aforismo de White-
FILOSOFIA POLITICA Y FILOSOFIA a
| de que “la creatividad es el principio de la novedad” # en la historia de la
{eorfa politica el genio no siempre ha adoptado la forma de originalidad sin pre-
wedentes, A veces ha consistido en un énfasis més sistemético 0 agudizado en
1 idlea existente, En este aspecto, el genio es recuperacién imaginativa. Otras
‘yooes ha tomado una idea existente y la ha separado del hilo conector que hace
sue una acumulacién de ideas sea un complejo orgénico. El hilo conector o prin-
tiplo unificador no s6lo integra ideas particulares en una teoria general sino que
\inbien les asigna cierto énfasis. Si el principio unificador fuera desplazado, las
juioposiciones dentro del complejo que hasta entonces eran corrientes o inocuas
slo pronto se vuelven radicales en sus implicaciones. Por consiguiente, habfa una
nun diferencia entre decir, como lo hizo santo Tomés de Aquino, que el gober-
hwinte (emporal no debia ser sometido a la fuerza coercitiva (vis coactiva) de la
yy alirmar, como lo hizo Marsilio, que el poder del orden politico no debia ser
‘obstaculizado por ninguna institucién humana. La primera aseveracién se pro-
slvjo en un compleo completamente integrado donde la religién era considerada
el elemento encauzador de todas las demas actividades humanas y la Tglesia,
‘omo guardién institucional, tenia la mision de proteger y promover el supuesto
jificador de la religion cristiana, La declaracién de Marsilio, por el contratio,
Jormo parte de un argumento sistematico que, si bien dejaba incélume el conte-
iyido de la doctrina cristiana, buscaba reducir la independencia de su guardian
\njtitucional, con lo cual se liberaba al orden politico de todo control externo.
Cuando se desplaza un supuesto unificador, se desequilibra el sistema de
Ideas; las ideas subordinadas se vuelven prominentes, las ideas primarias re-
lroceden a una importancia secundaria. Sucede esto porque una teoria politica
‘std constituida por un conjunto de conceptos —como orden, paz, justicia, ley,
ee. unidos, como hemos dicho, por una especie de criterio de notacién que
jisigna acentos y modulaciones. Todo desplazamiento o alteracién considerable
{lel criterio de notacién o todo énfasis exagerado en uno 0 unos cuantos con-
eplos da como resultado una teorfa diferente.
Otro elemento contribuye a la originalidad de un determinado fil6sofo polt-
tivo, Asi como la historia jams se repite de manera exacta, tampoco la expe-
Fiencia politica de una época es igual a la de otra. En consecuencia, en el juego
tuntre conceptos politicos y cambiantes experiencias politicas, habré por fuerza,
luna modificacion de las categorfas de la filosofia politica. Esto explica en parte
Ja frecuencia con que encontramos el espectaculo de dos tedricos politicos ubi-
tados, en puntos distintos de la historia, que usan los mismos conceptos pero
von significados muy diferentes: cada uno responde a un conjunto distinto de
fendmenos. El resultado es que cada filosofia politica importante tiene algo
ile excepcional asi como algo de tradicional.
Se puede sintetizar esto de otra forma diciendo que la mayor parte de la
" Process and Reali, Macmillan, Nueva York, 1929, p31 [existe traducci6n al espaol: Proceso
Yrroalidad, Losada, Buenos Aires, 1956]4 PRIMERA PARTE,
especulacién politica estructurada ha operado simulténeamente en dos niveles
diferentes. En un nivel, cada fildsofo politico se ha ocupado de lo que considera
ser un problema vital de su época. Focos escritores han superado a santo To-
més de Aquino en cuanto a ver los problemas politicos sub specie aeternitatis; no
obstante, logr6 analizar el problema que mds preocupaba a sus contemporé-
neos: el de la relaci6n apropiada entre los poderes espiritual y secular. Ningin
pensador politico se ocupa exclusivamente del pasado ni tampoco busca hablar
Yinicamente al futuro distante; el resultado en ambos casos seria la ininteligibi-
lidad. Esto significa que todo fildsofo politico est4 hasta cierto punto “compro-
metido” y toda obra de filosofia politica es en cierta medida un optisculo para
la época, No obstante, en otro nivel, muchas obras polfticas han sido elabora-
das como algo mas que livres de circonstance; han buscado hacer una contribu-
cién al diélogo continuo de la filosoffa politica occidental. Esto explica por qué
con tanta frecuencia encontramos a un pensador politico atacando a otro que ha
muerto mucho tiempo atrés. John Adams, en Defensa de las constituciones de
‘América (1787), todavia se ponta de mal humor al considerar las ideas del rela-
tivamente oscuro panfletista del siglo xvm Marchamont Needham. También la
obra de John Locke Dos tratados sobre el gobierno civil es usada por todo autor
de manuales escolares como ejemplo de una obra elaborada para racionalizar
un acontecimiento particular de la época del autor, la gloriosa Revolucién in-
glesa de 1688. Sin embargo, un lector cuidadoso no puede dejar de ver que
Locke también trat6 de refutar a Thomas Hobbes, cuya obra se habfa ocupado
‘en gran medida de otra revolucién acaecida medio siglo antes. Finalmente, se
podria sefialar la tormentosa controversia generada en aftos recientes por la
querella de Karl Popper con Platén,
Se podria alegar que estos ejemplos son engafiosos porque los pensadores
politicos en cuestién no se han interesado en contribuir a la tradicién de la es-
peculacién politica occidental y una buena parte de su energfa ha estado de-
dicada a refutar ciertas ideas que les parecia que tenfan una influencia per-
sistente y contemporénea. La respuesta a esto es sencilla: gno es ésta, segiin se
reconoce, la definicién misma de una tradicién politica, “una influencia persis-
tente y contempordnea”? ¢Acaso la contribucién no adopta por lo general la
forma de una “correccién” de un error tradicional sin buscar derribar la totali-
dad? Expresado de otro modo, cuando un pensador politico critico se dedica a
analizar una idea persistente que proviene del pasado, se involucra en un proce-
so més bien complejo. Como pensador, que esté él mismo situado en un punto
en el tiempo y el espacio, se involucra con ideas que son a su vez reflejo de una
situacién pasada en el tiempo y el espacio. Ademés, las ideas en cuestién estan
igualmente vinculadas con el pensamiento politico anterior y sus situaciones. Al
abordar ideas persistentes del pasado, el fildsofo politico contamina inevitable-
mente su propio pensamiento con ideas y situaciones pasadas, que de modo si-
milar han estado relacionadas con sus propios precedentes. En este sentido,
el pasado nunca queda superado del todo, sino que se recupera de continuo en el
FILOSOFIA POLITICA ¥ FILOSOFIA 9
momento mismo en que el pensamiento humano esta preocupado en apariencia
con los problemas singulares de su propia época. El resultado es, citando la fra-
se de Guthne, una “coexistencia de diversos elementos”,® en parte muevus, en
parte heredados, ccn el antiguo ser compendiado en el nuevo, y el nuevo ser in-
{luido por el viejo. De ese modo, la tradicién occidental del pensamiento politico
ha mostrado dos tendencias algo contradictorias: la propensién a un regreso
infinito al pasado y la tendencia a la acumulacién. O, si esto tiltimo se asemeja
dlemasiado a la idea del progreso mecénico, podemos decir que ha habido una
ndencia a adquirit nuevas dimensiones de percepcién.
Una forma de ilustrar estas dos tendencias serfa tomar la idea clasica de
Jortuna, el azar, y ver c6mo fue manejada criticamente primero por san Agustin
y luego por Calvino, quien vivié mas de 1000 aftos después, y sin embargo fue
profundamente influido por el pensamiento de san Agustin. Para Tucidides,
Polibio y los historiadores romanos en general, el término fortuna se referia al
elemento impredecible en la historia humana, la intrusién que trastoca los pla-
hes y célculos mejor formulados."* Con instinto seguro, san Agustin escogi6
costa idea como representativa del espiritu clasico que el cristianismo tenia que
Vericer: Argument6 que esta idea habfa sido superada por el conocimiento cris-
{iano de un Dios que guiaba tanto la naturaleza como la historia hacia un fin
revelado2* No obsiante, como mas tarde observ sagazmente Calvino, la idea
cristiana de una divina providencia, lejos de eliminar la fortuna, en realidad la
Incorporé. Sustituyé la impredecible fortuna por la inescrutable Providencia.*
Poro el interés de Calvino en esta cuestién no era ayudar a san Agustin a refutar
1: los clasicos paganos sino atacar a los humanistas renacentistas de su época
ie habjan revivido la misma idea clésica atacada anteriormente por san Agus-
lin, En este ejemplo, vemos dos continuidades paralelas, la idea clésico-rena-
contista de fortune y el rechazo agustiniano-calvinista de esa idea en nombre
se una fortuna mas elevada. A partir de san Agustin, cada uno de los partici-
antes en el diélogo se habia basado en sus predecesores y cada uno habia
jyregado un elemento distinto, una dimensi6n diferente. La moraleja de todo
foslo esta expresada en los versos de T. S. Eliot:
® W. K.C. Guthrie, The Greeks and Their Gods [Los griegos y us dioses], Beacon Press, Boston,
1085, p28,
"Tueidides, Historia de la Guerra del Peloponeso, 1.140; Poibio, Historias, XXXVILA, XXXVIE.I8,
J Salustio, Conjuracién de Catlina VII. La concepcién de fortuna es analizada por David Grene
‘ov Man in His Pride: A Study inthe Political Philosophy of Thueydides and Plato (El hombre en su
Silo: estudio dela flosofia politica de Tucidides y Platén], University of Chicago Press, Chicago,
WN0, pp. 36 sss Charles N, Cochrane en Cristianismo 9 cultura clésica, rc, 1949, p. 465 y 38:
W. Warde Fowler en "Polybius’ Conception of che” [La concepcién de Polibio de Tiqué], Classical
Heview, 17, pp. 445-458.
"San Agustin, La Ciudad de Dios, 1.18, VLA, VIL; véase Cochrane, Crstianismo y cultura cl.
len, p. ABA 38,
Calvino, stitutes of the Christian Religion, LV9 [existe traduccion al espaftok: Insttucién de a
Jolin cristiana, FunkacKin Editorial de Literatura Reformada, Rijswijk 2, H.,Pafses Bajos, 1968),0 PRIMERA PARTE
Estin presente y pasado presentes
tal vez en el futuro, y el futuro
tn el pasado contenido.
Si esta eternamente presente el tiempo
todo, todo el tiempo es irredimible,
su ¥no se diga que es fijo
el lugar que redine al pasado y al futuro*
Las ideas y conceptos que han sido perfeccionados en el transcurso de los siglos
no deben ser vistos como un acervo de sabidurfa politica absoluta, sino como
una gramética y un vocabulario en continua evolucién, que facilitan la comuni-
cacién y orientan el conocimiento. Esto no implica que el legado de ideas con-
tenga sélo verdades de validez meramente pasajera. Significa que la validez de
tina idea no puede ser separada de su eficacia como forma de comunicacion.
Las funciones desempefiadas por una tradicién de pensamiento politico
también proporcionan una justificacién para el estudio de la evolucién histéri-
ca de esa tradicién, Al estudiar las obras de Plat6n, Locke o Marx en realidad
nos estamos familiarizando con un vocabulario y un conjunto de categorias
bastante estables que nos ayudan a orientarnos en un mundo particular: el
mundo de los fendmenos politicos. Mas atin, como la historia de la filosofia
politica es, segtin veremos, una evolucién intelectual en la cual pensadores su-
Cesivos han agregado nuevas dimensiones al andlisis y la interpretacién de la
politica, indagar acerea de esa evolucién no es tanto una aventura de anticua-
rio como una forma de educacién politica.
8, Eliot, Cuatro cwartetos, edicién bilingde y traduccion de Esteban Pujals Gesalf, Csiedra,
Madrid, 2006, pp. 83,87
Il, PLATON: LA FILOSOFIA POLITICA ¥ LA POLITICA
.« reproducir mediante arte deliberado lo que ast se ha
aprehendido y “consolidar en pensamientos perdurables
Jas fluctuantes imagenes que flotan ante la mente”.
‘ScHOPENHAUER
[LA INVENCION DE LA FILOSOFIA POLITICA
Como sefialamos en las paginas anteriores, la filosofia politica y la naturaleza
politica tienen una historia y se puede decir que cada una tiene un comienzo.
No obstante, las preguntas concernientes a los origenes tienen importancia sélo
Jura el anticuario, salvo cuando los orfgenes pueden haber influido en la evolu-
tion posterior. En el caso de la filosofia politica, sus orfgenes son tan significa
livos que se puede decir sin exagerar que la historia del pensamiento politico es
Jyisicamente una serie de comentarios, a veces favorables, con frecuencia hos-
{ilos, sobre sus comienzos.
‘A los griegas les debemos la invencién de la filosofia politica y la demarea-
‘Jon del Ambito de la naturaleza politica. Antes de que surgiera la filosofia erie
yn en el siglo wv aC., el hombre habfa pensado en s{ mismo y en la sociedad
fomo partes de la naturaleza, sujetas a las mismas fuerzas naturales y sobrena-
\uwrales. La naturaleza, el hombre y la sociedad formaban un continuo. Todos
iovaban de una estabilidad compartida y todos sufrian la violencia de dioses
Hicolerizados. En esta era prefiloséfica, la explicacién de los acontecimientos
{unto naturales como sociales adoptaba la forma de “mitos”. Los hombres se
jreocupaban no por “como operaban las cosas sino por qué agente sobrenatu-
Ful las gobernaba"' Los fendmenos politicos no se diferenciaban de otros fen6-
Jnienos y no se conocia la “explicacién” politica como forma independiente del
jjonsamiento.
Fil primer paso en el largo proceso de crear la filosofia politica se produjo
(yundo la actitud del hombre hacia la naturaleza fue sometida a una dréstica
Jovisidn, Fue el gran logro de los fil6sofos griegos de los siglos vy vi a.C., que
jbordavon la naturaleza como algo comprensible para el intelecto humano,
| ay dies andisisde las formas precientficas de pensamiento en las obras de H, A. Frankfort
el Before Philosophy [Antes de la filosofia), Pelican, Londres, 1951, pp. 11-36, 237-262: FM
(ivlond, from Religion to Philosophy, Armold, Londres, 1912 [existe tracuccién al espatiol: De la
Jellain. la flosofta, Barcelona, Ave, 1984], Hans Kelsen, Society and Nature (Sociedad y naturale-
II University of Chieago Press, Chicago, 1943, pp. 24 y ss. 233 y ss,
st