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Libros de Reinaldo Arenas en Tusquets Editores El color del verano Celesting antes del alba EI palacio dels blangusinas mofecas (Otea ver elma EL I poreera Termina el desile seguide de Adios 8 mama Antes que anochezea El mundo alucinan elestino antes del alba El porte REINALDO ARENAS TERMINA EL DESFILE seguido de ADIOS A MAMA © de Hina fd 181, Eat of Renal Ans Die de clei: Guiles Navas “Tasque aioe, SA, Cesare Cant, 8085 Baclona epee B 4.762008 i D es del Litt, SA. ~ Guipdacos, Ines ore papel Gon de Papel de tena Reto igs impo eo Est Termina el desfile Comienza el desile Con los ojos cerados La Vieja Rosa Ala sombra de la mata de almendras Los heridos, El reino de Alipio EL hijo y la madre Bestial entre las flores TTermina el desfile Adiés a mami El traidor La torte de erst Adis a mamnd El cometa Halley Algo sucede en el dltimo baleén La Gran Fuerza Memorias de la Tierra Final de un cuento indice nu a 33 Br 88 105 na 19 153 sr 196, 2u 21 250 257 260 270 Termina el desfile Comienza el desfile tris ~pero casi junto a mi- viene Rigo, silbando y haciendo sechinar sus botas.Y después, as his de Tos Pur pos, con los muchachos de la mano, hablando, , dicen Tos casquitos, Y seguimos andando. Después de trsintakil6metros de caminata entramos en Velasco. Vo cet, de tan alts, nerfs, Otra bola de Patirucado. Bebe ti primeron, me dices. «No, tie, dig: pero bebo yo. De nuevo en rjecmos. Qué calor, qué poloareda. Estamos pegajoses. Uno al ado del otro segs anzando. El me sigue bablando, Pero no hay ni un rebelde en este pueblo. ¥ los cuarenta y cin- co quilos que levaba me los comi de panqueques en cuanto Hlegué. Me siento en el parque, debsio de un hi guillo. Espero; pero no pasa ni un alzado. Sélo hay un. hhombre frente a mi, en el otro banco, mirandome, Hace rato que me mira. A lo mejor es un chiva y me tiene fi chado. Se para, Viene hasta ta. Tal vez me leve ala jefa- tur, alli me sacarin los ojos... td, éde dénde exes’, me dice. “Soy de Holguin.» Y los dos hacemos silencio. Asi estamos tn rat, sin dejar de mirarnos. «Y tenes familia aqui?» «Now Y volvems al silencio. El sigue mirindome. ero luego, quizl ya po a tarde, después de mizaros du rante un siglo, me habla en vor bj, pero muy gruesa -Muchachos, dice, st viniste a alae, éverdad?> «Si, dig, y pienso que ahora no tendréescapatora, que ya *De mis siete hermanos, dice, «el nico que no esti al ado soy yo. Aungue también estoy medio arscom ¥ me Heva para casa de su madre. Después, al campamento ‘Mize lo que me hicieron los guardias cuando entraon en al pueblo», me dice la madze mientras me pasea por toda Ja casa Los muy maldtos, me rompieon hasta los gare ones de manteca» Por la noche, el hombre me guis hasta Jos rebelde, en la sierea de Gibara. Alli esti ti, ala en traa, Haciendo la guadia con esa escopeta desvenijda «iAlkol, dices. El hombre te sahuday te da a contasea Tigo a este muchacho que quiere alzase te dice y sme seal Ti me miras; luego enciendes an digarro y me byrindas uno. Derds dls cares pls de majeresbarigy- sas, el etraend de os caballo detrds dels cabal, los a ions ptando; lg lax islets, y despa elontio dea i. Y por encima d todo, a rar poeareda que sey ba apa seal de nuco cont wn sali, omoletndonas Delonte Y drs, arriba y abajo, por todos os sition, le gran plored se Ieantac defile ¥ yo sequi acompaisindote elas guar dias, aungue més nunca me presaste Ia escopeta. Hacia- mos fos dos la misma posta, y hablibamos. ¥ ai un dia, Yel oto ¥ el oto. eMira esta fotos, me deca, «Es la de ri madre, la pobre-.. «Mira esta fotor, me decias. Es la demi nova; lacogida que le voy a dar cuando slg, Agui lleyo once meses; imaginate qué atasor. Delaney arb aay deri, la gen oloared ¥abor ex cant, Un hin Que th también cantas. ¥ hasta yo abeoy cir la boc, como 4 canara; pro sin bac. Sudamos a coro. Sélo que al 18 mes y pico de estar all Hegan los cuarenta y ocho hom. bres y las siete mujeres de la Siesra, Llegan enfangados, , sino que ni siquiera nos pregunta- 168 timo, sencillamente, golpes, patadss, persecucién incesan ‘Todo, todo. Todo el teror al papel; a la hoja en blanco, una vez repleta cuidadosamente escondida entre el falso techo de la barbacos, en los diecionarios, 0 deteis del es ‘aparate: mi venganza, mi venganza, Mi tsiunfo, Ciel ‘para morder, ere para naufagar wo poder jams salir a lo te, crcl para de una vez clandicay,obidando, ni siguiera com cibiondo que exist el mar, 5, mucho menos, la posibilidad de ‘erxzaio.. Mi tiunfo, mi tiunfo, mi venganza, Paseos por las calles que revientan, pues las caierias ya no dan mis, por ent edificios que hay que esquivat, pues se nos vie nen encima, por entre hoscos rostros que nos eserutan y Sentencian, por entre establecimientos cerrados, mercados corrados,cines cerrados, parques cerrados, cafeterias cera das, exhibiendo a veces cartels (jusifcaciones) ya polvo- rientos, CERRADO POR REFORMAS, CERRADO POR REPARA- (ION. {Qué tipo de reparaciOn? éCuindo termina dich reparaciGn, dicha teforma? {Cuindo, por lo menos, empe- tari? Cerrado, cerrado, cerrado. Todo cerrado. Lego, abro los innumerables candados, subo corriendo por la improvisada escalera. Abbi esti ella, aguardindome, La descubro, retiro la lona y contemplo sus polvorientas y fas dimensiones. Le quito el polvo y vuelve a pasarle la ma ‘no. Con pequefias palmadas limpio su lomo, su base, sus costados. Me siento, desesperado, feliz, a su lado, femte a ella, paso las manos por su teclado, y,ripidamente, todo se pone en marcha. El tat, el tintineo, la misica comien- 2a, poco a poco, ya mis ripido, ahora, a tada velocidad, Paredes, drboles, calles, catedales, rostrosy playas,celdas, ‘minioeldas, grandes celdas, noche estrellada, pes desnidos, Pinares, nubes, centenares, miles, un tillén de cotoras, taburetes y una enredadera, todo acude, todo Hlega, todos 169 vienen, Los muros se ensanchan, el techo desaparece y, naturalmente, lta, flotas,flotas arrancado, arastado, ele vado, llevado, transportado, etemizado, salvado, en ars, y, por esa mindscula y constante cadencia, por esa sic, por xe ta ta incesante.. Mi jganza, mi venganza. Mi trun: fo... Cuerpos acorazados de excrementos,nifios hundién- dose en el exctemento, manos que buscan,revolviende en Ja mierda. Manos y mis manos, redondas, delgadas, chatas, huesudas, bocaaribas, bocabajos, unidas, desplegadas, em puindose, cerrindose, rascindose pelos, testiculos,brazos, espaldas, palmeteando, alzindose, arastrindose, cayendo desfillecidas, negras, amarilas, moradas,blancas,transpa- rentes, completamente crispadas y empalidecidas por dias y dias de hambre; inflamadas, magulladas, mutiladas por fos golpes al intentar apoderarse de una cajita de raciona- ‘miento del otto lado de la cerca, donde ahora los carros patrulleroscrculan incesantemente portando altavoces que ro cesan de atronar amenazantes.+El que quieta acoger: sea las autoridades cubanas puede hacerlo y regsesae a su hogar» Y dia y noche, dia y noche, el tiroteo, la sed, lat amenazas, el habe, os golpes. Y ahora, repentinamente, el aguacero, el torrente del aguacero, aplacando la polva reda, confundiendo érboles, automéviles, casas de camps fia y unidades militares, soldados estacionados, parape tados, en estado de alerta a nuesto alrededor... El tipico aguacero de primavera imprevsto,torrencial. Algunos ta tan de protegerse con las manos; otros, bajando la cabeza, se encogen, quieren como agizaparse, guarecerse dentro de ellos mismos. Muchos que duermen contintian dur ‘miendo, mientras el agua cotte por sus Frente, por lot ros ‘105, por los ojos cerrados, sin que por ello lleguen a des pertarse. Otros intentan agacharse, protegerse debajo de 170 7 Jos demis, provocando una avalancha de protestas, de e- convenciones, y una que otra patada tiada al azar. Yo aprovecho la confusin, el estado casi de ealma, de haci- namicnto inmévil que provoca el aguacero para abrirme paso, eserutande los rostros empapados, los cuerpos con: taaidos y empapados, recosridos por contracciones y tem: blores ¥sigo, sigo investigindolos, mirindolos, desiftan- do los rostros chorreantes, buscindote, Sé que en alguna parte, por aqui, a un paso de mi, quizd, te encuentra, te res que estat. «Nos quieren rendir por hambre, por enfer edad, por terror. Este aguacero seguramente es también asunto de ellos, una de sus tetas, dice una mujer, eno quecida bajo el diluvio, mientras hace sefiles, craces en claire y extrafios gests... Yregreso,lleno de combustible, de argumentos, de espanto. Corto, subo las sérdidas esc leras,abro los innumerables candados, Ardiendo me tre- po a la improvisada barbacoa. Mi tesoro, mi tesoro, busco ‘mi tesoro que ahora mismo voy a agrandar, tu venganza, mi triunfo que ha ido engrosando, y ya no es una, ni diez, ni cen paginas, sino cientos, Cientos de hojas robadas al suefo, al terror, al descanso, al miedo, dsputadas a puito limpio al alos al estruendo de la calle, de los vecinoss ga nadas a trompada conta los mosquitos, conta el sudor, conte el vaho (0 los vahos) pestifer que sube, que descien de, que llega de todos los pisos, de todos los sitios. Miles de hhojas ganadas al chillido de mifis sinistros que parecen cconcertarseticitamente para, cuando me siento ante el clado, irumpir con su endemoniads algarabia, Piginas y ids paginas conquistadss a pufetazos, a patadas, a cabe- zazos de fara, a golpes ce furia, contra televisores, coca discos, radios portitiles, motores sin silenciador, chilldos, saltos, raxpar de olas, vistas inoportanas, figuras, cuerpos m si ineludibles, apagones incesantes.. A pliazos, a pita. 208 en las tinieblas, rapido, ripido, cada vez mis ripido, «8 pifiazos, a pifiazos, antes de que ellos regresen,ripido, 18 pido, a piiazos,triunfal, wiuafalmente, en las tinieblas, Y¥ nuevo alboroto, luces,focos, bengalas, que estallan aho- ra por todos ls sitios, iluminando de tal modo Iz Quinta ‘Avenida, toda la zona, que e¢ como si estuvigramos en pleno mediodia. Alguien, el chéfer de un chevy de algui- ler ha logredo buat las barzers, los tes condones, y ha venido a estrellase a insélita velocidad contra el auto del mismo embsjador que yacla parqueado a la entrada. El hombre sale finalmente del vehiculo destartalado; herido, comienza a arrastarse hasta la cerca desde donde todos lo observamos, despacio, agarrindose el césped contin rep tando. Entonces los carros oficiales avanzan enfocindolo, fos soldados, linterna en mano, también lo van rodeando ‘mientras Io iluminan, integrantes de los tres cordones, so: dados, judacas, policias, haciéndale un ciclo, le permi- fen que siga anastrindose. El chr llega ahora casi hasta la cerea, donde todas, hasta yo mismo, lo contemplo. Por ‘ikimo, cuando ya sus manos tocan el alambrado, ellos, spretando el ciculo luminoso, avanzan lentamente, en cafionindolo. Dos de ellos se inclinan y levanténdolo por cl cinto y la camisa, lo toman en vilo y se lo evan, El, mirindonos, abzey cierta la boca, pero nada dice, nada se ‘oye, aunque el silencio en estos momentos es absolut. Nada, nada, no hay nacla, ni una hoj, ni el menor rastro dle una cuarilla, ni siquiera Ia Gltima, fa que atin estaba sin terminar, sobre la maquina de escribir. Vuelco las ga vetas, el colchén la ropa del escaparate, ls improvisados asientos, atanco el fils techo, el forro de la improvisada cscalera; con pavor minucioso todos los libros son regis 172 trads,sacuidos. Pero nada. De as cents y cientos de pings garrapateads, no queds muna hella io 60 fe como desaparecieron, Elles, ellos, cleo, feron eos, ine dices, mientas yo, dindome ya por derotado, dejo de revolver cachivaches. Claro qve fueron ellos, continas Entonees, vendrin a arestarme digo. Quizas, quis no, ime dies, tan preocupado como yo, aunque tratando de Simalay, tratando, aunque sn argemments, de alentame, de consolanme, Puede ser que no vengan, dices. Todo c= taba en orem digo, no revolieron nad podido entrar? No seas ingen, Zqué coa no pod ha Cer ellos? Son los ductos del pa, de todos nosours, st ten ada paso que das, lo que decimos, quis, hasta lo @ pra que sepas que ellos saben, No te dis cuenta de que precisamente lo que ellos quieren es que te des cuenta, = comprendanios que etamos en ss manos, que no tenemos esapatria,éque as como te Hevaron esos pt eles, sin nae (i mismo) enterare, te pueden, sem ftlamente, elimina? Yt aparcerdsexranglado, shor tao sticidado o muerto de muerte natiral info, tm colapso, qué sé yo, como ellos quran, yl puerta y f] cuarto y todo estat intact, erfectamente ordenado, recogido. Y, quis, apareza hasta una cat, redactada } frmada por tu puto y letra, despidizndte. Else cll Porn rato os ds nos quedsmosagachados sobre el mon- ton de libros revuctos. hors coge un pedazo de papel blanco, una hoja euler y ela leva lentamente 2 Jos labios, mordindola como 5 se traase de una yea, Lego me dices, ahora en Yor may ia No creo.que ven- ana buscar a buscamnos Eso fe sb una demonsacién tn alarde refinado, En fin, una prucha de su astucia, i 2Come habrin rensamios, 2No te das cuenta? Lo han hecho para eso: 13 poder, su control. ¥ ahora, équé vamos a hacer, digo, Entrar en el juego, dices, atin més bajo. Oyelo bien: en- rar en el juego o perecer. Vamos a dar una vuelta, me di ces ahora en un susurro, Después, entre los dos, acomo: ddaremot todo esto. Y salimos... Estaba pues ati, en ese punto, como hacia afios que estaba, en es sitio, en ese ex tremo, la mano colocada en la escalera improvisada, los ojos contemplando el panorama estrcto, las cuatro sills improvisadas, el espejo empotrado (en ese momento eles truendo del radio mis cercano se hizo intolerable), pero A seguia asi, en ese extremo, en ese borde, en ese punto, en esa suerte de recuerdo incesante de una repeticién, cautelosamente encomvado, mirando el panorama que ter ‘minaba abrupto a sélo unos pasos: la pared deteriorada del edificio de al lado y la vieja puerta cerada que daba al pasillo donde ahora alguien, o un grupo, clama a gritos, por el ascensor que nunca asciende, Claman y golpean, Pero, qué manera de golpear al vijo areficto, la armazén, Ia jaula, que, desde luego, no se mueve, iAscensor! IAs censor! Y los golpes siguen, asi, de nuevo. Otra vez, ot ver, iascensor! Y sigue el cacareo, el estruendo, todo da sefales de ruido, pero nada da sefles de vida. As, pen sando, en vor baja comentando, protestando, itonizando, veces, con mucha cautela, certficando su existencia silo ‘cuando estaba afuera de la habitacibn, en un espacio abier to y desolado, el Malecdn, una ealle vacis, un campo, y rmirando, los dos, cautelosos para todos los lados, Porque ahora como le habia dicho su amigo, su tinico amigo, no s6lo se tataba de padecer, sino de elogia en vor alta todo lo padecido, de apoyar a gritos todo el horror, no escribir en contra, o al margen, sino 2 favor, incondicionalmente, y dejar las hojas, como al descuido, sobre la improvisada 174 mesa, en un sitio evidente y disereto, por st ellos ents bar ¥ los dos, por ls tardes, muy alta para que ellos no fuesen a pensar que lo hacian con doble intenciéa (son muy babiles, son muy hibiles, decia el otto) comentaban las eventsjas, los slogross, las snoblezase del sistema, sus incesantes »progresos». El pe riddico Grauma se leis en vor lta, Pero no tan alta, por favor, que pueden pensar que estamos burlindonos. El es: treno de la dltima pelicula sovietica, (La gran gue patria! (fue és), Un home de werdaal! (sexta &sa?), iMosa, 1 es mi amor! aquélla?): qué maul, cuintas cosas po: sitivas, una verdadera joya... Pero no, no tan alto, por fa- ‘yor, que pueden sospechar, que pueden darse cuenta de que hos estamos burlando. [Somos hombres soins! Mis baji to, mis bajito, (Ells se Batiron por la Patria. Cilla, ch Hate, La lad del soldado rus... Sssh. Y aplaudir. En la asamblea, en la cuadra, en la plaza, mientras observamos ‘emo nos observan, con esa mirada de desprecio y descon- fianza, 0 con irdnicas caras de perdonavidas, pues nunca, snunca van a daese por satsfechos, aun cuando de tanto {que representes olvides tu verdadero rosteo, quign eres, tu papel... Peto ahora, en este momento, cuando hacia slo unos minutos que acababa de levantarse y estaba, a medio vests, descendiendo Ia improvisada y vertical esclera, rumbo al improvisado servicio de aquel improvisado cu chit, asi, detenido, encorvado entre barbacoa ¥ «planta bajar, hors, asi, le Hegé de pronto la certeza (una vez mis, , pero siempre renovada) de que no podria no ya llegar al aio (aquel cajén), no ya dar un paso (entre aquellos, trastos), sino, ni siquiera mover una mano de uno hacia, ‘otro peldatio (pues tanto para baiar o subir por la impro- visada escalera habia que apoyarse también con las max con voz natural, normal, no 75 (a 10s). Asi, inmévil, en esa posiciéa, miraba, no el pasado, nel faturo (Zqué cosa era es0?), miraba las tablas dete rioradas, alguna mancha (seria la humedad?) en la pared, ys por tiltimo, de golpe, aunque ya sin somprenderse, su propia figura rellejada en el espejo. Y una inerciainfinita lo invadis al son de aquella olla (serian los de arriba, ‘serian los de absio?,éserian los de enfiente?) furiosamen te raspada. Y en ese estruendo, plenamente desasido © impotente, sintié que finalmente se disolvia, se pataliza ba, desaparecia, ya no fingiendo una derrota para luego incorporasse, para ganar tiempo, para seguir, sino senci- lamente derrotado, liquidado. Fue entonces -en este mo= rmento~ cuanto tocaron a la puerta. Era dl su amiga, que tocaba, como acostumbraba siempre a hacerlo y entraba, luego, pues tenia, naturalmente, llaves de todos los can ddados. Cerrando la puerta se le acereé hasta pegarle los l- bios asu oido. 2No te has enterado atin?, le dijo,

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