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LA INVENCION DE LA CRONICA Susana ROTKER LA INVENCION DE LA CRONICA FONDO DE CULTURA ECONGMICA FUNDACION PARA UN NUEVO. mip ~~ PERTODISMO”IBEROAMERICANO Primera edicion, 2005 Eloy Martinez. — México : FCE, Fundacion para un Nuevo Perio- dlismo tberoamericano, 2005 230 ps 21 x 14 cm — (Colee. Nuevo Periodismo. Set Manuales) ISBN 968-16-7820-X 1. Periodismo 2. Cronica 1. Martinez, Tomas Eloy, introd. I Ser ML Le PNa775 Dewey 070.4 R657i Comentarios y sugerenc Conozea nuestro catlogo: Diseno de portada: Laura Esponda Aguilar DR. © 2005, Herederos de Susana Rotker 1. R. © 2005, FuxDsciow Aka UN NUEVO PERIODS TBEROAMERICANO Coleccion Nuevo Periodismo Dirigida por Tomés Eloy Martinez Serie Los Manuales de la ret Carretera Picacho-Ajusco, —incluido el diseno tipografico y de portada—, sea cual fuere el medio, ico © mecinico, sin el consentimiento por escrito del editor. ISBN 968-16-7829-X. Impreso en Mexico * Printed in Mexico Una introduccién, por Tomds Eloy Martinez Reconocimientos .. 2... 2 ee ee Capitulo 1 LA CRONICA MODERNISTA Y LA CRITICA LITERARIA Laidea del arte: una institucién social... La cronica como literatura. . Capitulo IL EL TRASFONDO DE LA REPRESENTACION 5. 6 2 ss + El desajuste y la coexistencia de lo heterogeneo . Racionalizacion y subjetividad . El espacio de condensacién. . RES \n de los discursos y contradicciones modernists . Contra el clisé mental. . Capitulo IV EL LUGAR DE LA CRONICA. . . - . - La profesionalizacion del escrtor y del periodista Los antecedentes de la cronica El periodismo norteamericano ...... - . « La cronica como género INDICE a 129) José Marti, no es sélo hacer justicia a una vasta produc- cin literaria que transformé la prosa hispanoamericana. Redescubrir las crénicas implica la aventura de la transgresién. Porque no es sino transgresion y aventura aceptar que una nueva literatura pueda surgir desde un espacio periodistico, 0 preguntarse qué es un género y, peor atin, qué es la literatura: por qué un texto es “arte” y otro no. La cronica es un producto hibrido, un producto marginado y ‘marginal, que no suele ser tomado en serio nit por la literaria ni por la periodistica, en ambos casos por la misma ra- z6n: el hecho de no estar definitivamente dentro de ninguna de elas. Los elementos que una reconoce como propios y la otra como ajenos sélo han servido para que se la descarte, ignore 0 desprecie precisamente por lo que tiene de diferente. Paradajicamente, la crénica modernista surge en la misma épo- cca.en que comienzan a definirse —y separarse— los espacios pro- pios del discurso periodistico y del discurso literario. La literatu- ra se descubre en la esfera estética, mientras que el periodismo recurre a la premisa de ser el testimonio objetivo de hechos fun- damentales del presente. La estrategia de la escritura periodistica establece, desde ese entonces, un pacto de lectura: aunque parezca incretble lo que se cuenta, es un acontecimiento totalmente real, lo opuesto de lo que se supone literario, Lo que se cuenta puede o no parecer real, pero jamas ocurri6 como tal fuera de la imaginacién del autor, En sratura, en cambio, es irrelevante si lo que se cuenta ocurrié cn la realidad; importa menos lo que se cuenta que el modo como se lo cuenta, el peso poético de las palabras, el valor auténomo de R EDESCUBRIR LAS CRONICAS MODERNISTAS, ESPECIALMENTE LAS DE lo escrito. Lo real se reduce a un pacto de lectura opuesto: basta que lo narrado resulte verosimil para el lector, respetando la cay las leyes de la imaginacion establecidas por el propio texto. Y la cronica esta allt, desde el principio, amenazando la ck dad de esas fronteras. La cronica se concentra en detalles menores de la vida cotidia- nna, y en el modo de narrar. Se permite originalidades que violen- tan las reglas del juego del periodismo, como la irrupcién de lo subjetivo. Las crénicas no respetan el orden cronologico, la credi- lad, la estructura narrativa caracte funcion de dar respuesta a las seis preguntas basicas: qué, quién, cuando, donde, como, por qué. La crénica, como el periodismo, no inventa los hechos que re- lata, Su manera de reproducir Ia realidad es otra: los textos envia- dos por Marti como corresponsal desde Nueva York no se adhieren @ una representacion mimética y esto no significa que su subjet vidad traicione el referente real, sino que se le acerca de otro mo- do, para redescubrirlo en su esencia y no en la gastada confianza de la exterioridad. Los textos de este autor aclaran el género. En sus crdnicas, Martt retrata los acontecimientos a través de mecanismos —como la ana- logia, el simbolismo, el impresionismo, el expresionismo, la must- calidad— y de imagenes que son construcciones de su pensamien- to y que no existen como tales sino dentro del espacio textual. El resultado es una crénica que no saca al lector de la dimension de la realidad de los hechos sino que introduce en ese plano un modo de percepcién que lo mitologiza y le confiere trascendencia sin perder el equilibrio referencial A través de la crénica como punto de inflexion entre el perio- dismo y la literatura, se descubre que la forma de interpretar o de construir la autonomia de los discursos ha producido deforma- ciones en los modos de est factual ha quedado para otras disciplinas, como ico y lo literario solo pudieran aludir a lo emocional o imaginario, como si ‘I6 literario” de un texto disminuyera con relacién al aumento 226 LAIWVENCION DE LA cRONICA de la referencialidad, como si los otros discursos escritos estu- vieran eximidos de ser también representaciones elaboradas, con- figuraciones del mundo, racionalizaciones, elaboraciones que encuentran tal 0 cual forma de acuerdo con la época. Se ha con- fundido el referente real con el sistema de representacién, como si lo objetivo de un texto fuera “la verdad!” y no una estrategia na- No puede desecharse esta disociacin entre el mundo de los ntos verdaderos y la creacién como uno de los moti- cidn del campo propio del discurso literario y otra cosa es creer que esa toma de conciencia es estetizante en un sentido peyorati- indiferente al acontecer, embellecedo- ra del statu quo. La voluntad modernista de la forma o la auiono- mia no significé el divorcio de la vida, sino la defensa del valor propio de cada palabra, de las inacabables potencialidades de la expresion y las significaciones. Su toma de conciencia les permi- 1i6 alos modernistas crear c6digos, que a su vez generaron la capa- i otras versiones de la realidad, En las cronicas de José Marti esta claro este nuevo modo de entender la escritura. No importa que en este caso los textos tam- bien hayan sido producidos con una intencién moralizadora: esta consideracién pertenece a otro orden. En sus textos las palabras tienen una doble significacion: la transparente y centrifuge que caracteriza al periodismo, y la de la poesia, donde las palabras se resignifican de acuerdo con cémo las relaciona la escritura misma. Con el comienzo de la modernidad, la autonomia literaria mo- dernista aporté una ruptura con el sistema de escritura tradicio- nal, La cr6nica es una ruptura por si misma, aun mds fuerte porque desde el comienzo cuestiona y participa de esa autonomia, con- tradiciéndola y reforzandola, aportando criterios que los sistemas de escritura apenas comienzan a explicar un siglo después. Fue- Susana porccr 227 ron la prosa y la poesia modernistas las primeras en comprender- lo elaborarlo en este hemisferio. Las cr6nicas no sélo participan de esa revolucién en el mane- jo de la palabra, sino que muestran cusin estereotipada era y sigue siendo la comprensién del lenguaje poetico. Porque atin hoy se caracteriza la poesfa por esa potencialidad para rescatar las pala bras de su significado habitual y revelar sus multiples significa- ciones, segiin la habilidad o ausencia de ella en la técnica de la escritura. Nada mas opuesto, en teoria, que un poema y una cro- nica periodistica. No obstante, en las cronicas de Marti se encuentra lo que hoy se califica como lenguaje poetico. Ese lenguaje resplandece aun- que la seleccién tematica y la construccion textual dependan de las jerarquias establecidas por la actualidad y por la referencial dad. Resplandece, aunque las frases se hayan escrito con la pre- mura del periodismo y la supuesta impureza de un trabajo asal riado y dirigido a un lector masivo. Detris de las categorizaciones convencionales acerca de “lo literario” (Iéase “el arte”) se encierra tun mecanismo de distribucién del poder que margina lo creativo. Lacreacion queda fuera del mundo productivo, witil, para adquirir un valor residual de mero placer intelectual, espiritual 0, alo sumo, de entretenimiento; y el ordenamiento de la imagen del mundo se hace desde espacios diferentes del discurso escrito: el de la hi ria, el de la academia, el del periodismo, el de la ciencia. La rigidez de esta separacién disfraza la realidad de la escritu- ra: no hay texto que no responda a un proceso de seleccién, a un prin- cipio ordenador. No significa esto que todo discurso escrito sea li- teratura, puesto que la literatura se construye sobre el trabajo con el lenguaje como valor primero; significa que comprender la sub- idad de toda construccion acerca a los hombres a la concien- cia de que aquello que leen no es incuestionable; que aquello que Teen —sea lo que fuere— no ¢s “lo real” sino una representacion. A la literatura en cuanto arte no se la puede ver como una ca- tegoria separada del proceso social que la contiene: es un acto de solidaridad historica y participa de la multiplicidad de la préctica 228 LAnnveNciON DE LA cRONICA cultural, como decian Barthes y Williams. Por eso resulta tan apa- sionante la relectura de las cronicas dé José Marti: obligan a tomar conciencia de lo que convive dentro de la escritura. En su “impu- reza” dentro de las divisiones de los discursos, en su marginalidad con respecto a las categorias establecidas, esta lo que él aspiraba en [a literatura: romper con los clisés, permitir nuevas formas de percepcién. Al insistir en la originalidad y en la no repeticion, encuentra el modo de la ruptura real. Confrontar lo aprendido con la experien- cia propia es ponerlo en duda, revisarlo y s6lo dejarlo cuando se ha confirmado que no se trata de una pura convencién, 0 trans- formarlo en otra forma de verdad. Las crénicas de Marti son pro- ducto de ese proceso. Pueden incluir muchos sistemas de repre- sentaci6n, pero en el resultado de la confrontacion y en la mixtura personal esta su novedad, su originalidad Laeestética que propone no es imitacién de nada: sobrepasa los esquemas de los que salio, fundando en Hispanoamérica un modo de relacionar los elementos del lenguaje y de la realidad, una es- critura y una voz propia. Vista asi, la hibridez de la cronica no es peyorativa, sino la expresion mas ajustada a una concepcion poética. Como decian Medvedev y Bajtin: el género es la expresidn total y no solo un aspecto mas. En cada época de crisis, los agentes en pugna tratan de recons- truir una unidad vehiculizando un sistema de narracion. ¥ en esa época de tensién desestabilizadora, Marti y los modernistas crea- ron un espacio de condensacién y de lucha —un espacio dlalec- tico no resuelto ni estatico, en resonancia con la época—, donde lealismo se asienta en lo real, donde sobre el yo ordenador gravitan la historia y la inmediatez, donde se encuentran todas las mezclas convertidas en una unidad singular, auténoma y tan con- tradictoria como su época. La crénica propone una épica con el hombre moderno como protagonista, narrado a través de un yo colectivo que procura expresar la vida entera, a través de un sistema de representacion swans one — 229 capaz de relacionar las distintas formas de existencia, explorando € incorporando al maximo las técnicas de escritura La cronica modemnista fue un laboratorio de ensayo permanen- te, el espacio de difusin y contagio de una sensibilidad y de una forma de entender lo literario que tiene que ver con la belleza, con la seleccién consciente del lenguaje, con el trabajo con imagenes sensoriales y los simbolos, con la mixtura de lo extranjero y de lo Propio, de los estilos, de los géneros, de las artes, de la democra- cia y de la épica, de la naturaleza y de la realidad social e intima, del dolor decadente de parnasianos y simbolistas y a la vez de la fe en el futuro, en la armonfa césmica y en el liberalismo. La duda es el sistema que anuncia ya al hombre anfibio que Hegel prevefa para la modernidad. Las crénicas modernistas son los antecedentes directos de lo que en los aos cincuenta y sesenta del siglo xx habrf& de lamar- se “nuevo periodismo” y “literatura de no ficcién”. Su hibridez insoluble, las imperfecciones como condicié cuestionamiento, el sincretismo y esa marginalidad que no termi- nna de acomodarse en ninguna parte son la mejor voz de una épo- ca —la nuestra— que a partir de entonces solo sabe que es cierta la propia experiencia, que se mueve disgregada entre la informa- cion constante y la ausencia de otra tradicién que no sea la de la duda. Una época que vive —como los modernistas— en busca de la armonia perdida, en pos de alguna belleza. 230 LAINENCION DE LA cRONICA

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