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VERLAINE, NO RIMBAUD
Por razones que resultaron trigicas, los nombres de
Verlaine y Rimbaud han quedado unidos en los anales
de la historia literaria, sobre todo en relacién con el
desarrollo de Ja teorfa poética formada sobre el con-
cepto de simbolismo. El critico Albert Thibaudet, que
tanto ha hecho para aclarar la complejidad de Ia es.
cuela simbolista de los afios 1880, ha contribuido, por
Jo que respecta a Rimbaud, a perpetuar una impresion
err6nea. En su famoso articulo Révolution des Cing
y en su estudio Le Triptyque de Ia poésie moderne:
Verlaine, Rimbaud, Mallarmé, junta a estos tres poetas
como fundadores de la revolucién poética que culminé
en el movimiento simbolista. Thibaudet nos dice que
en 1884-86 el simbolismo se dio cuenta de «una revolu.
clién que habfa tenido lugar quince afios antes con Rim.
baud, Verlaine, Mallarmé, Lautréamont y Corbi
re» *. Esto implica una relaci6n intelectual, una alian-
za de propésitos, una conciencia estética uniforme de
los cinco autores mencionados. Si debemos distinguir
el simbolismo de otras tendencias y olas que salieron
del mismo ambiente literario, debemos proceder, como
el cientifico, a aislar un elemento de entre los otros
que son heterogéneos,
* Albert Thibaudet, Révolution des Cing, en Revue de
Paris (15 agosto 1934), pag, 772,74 El Movimiento Simbolista
roceso de eliminacién, y empezando por
a aS jnmediatamente descartaremos a a
tréamont y Corbigre por lo que respecta a su contri-
‘pucidn a la escuela literaria de los afios 1880 0a sa
influencia en los cambios que se produjeron por aque
lla época en los conceptos poéticos. Ambos jévenes
poetas, no tradicionales en sus obras, pero de manera
Gistinta, aparecieron publicados por primera vez a cad
cipios de los affos 1870, y pronto sus obras se ago! = i
permaneciendo ignoradas hasta finales del siglo. Lau-
tréamont, en efecto, no consigui6 alcanzar reputacion
hasta Jos afios 1920, en que los surrealistas le escogic-
ron como uno de sus santos literarios, y nuevas edi-
ciones de sus obras, ilustradas por surrealistas como
Valentine Hugo, le arrancaron de su marco decimo-
nonico y le convirticron en’ un poeta del siglo xx. Cor
igre, como Rimbaud, alcanz6 fama personal més a
Titeraria, porque aparecié mencionado en aauela
mosa obra de critica biogrdfica que Verlaine titul6 i
pootes maudits (1884), libro ampliamente Jeido al ig
afios 1880. Leyendo este libro, més tarde, T. S.
i ibuy6 de éste en
nocié a Corbiére y contribuy6 a la fama > en
fos afioe 1900, Como Eliot junt6 el nombre de Corbitre
el de Jules Laforgue, cuyas obras aparecieron
Saad Ja escuela simbolista se hallaba en su apoa
y, por tanto, estén estrechamente asociadas a este mo:
vimiento, la obra de Corbitre fue aceptada conn
parte de la herencia simbolista por los contemporan
de Eliot, Para los simbolistas franceses, one
solamente un nombre, pero no un agente en Ja forma
laci6n de sus teorias poéticas. Ni siquiera fue un sim
polista inconsciente, como en muchos aspectos pi
x sido Baudelaire. q
ae hecho, la amplia afirmacién que hemos cit
sobre los cinco poetas aparece en otro contexto ‘
Verlaine, no Rimbaud a
forma mis limitada, cuando Thibaudet sefiala y define
el concepto de «triptico», y dice: «Después de 1885
tenemos ante nosotros... una escuela que crece duran-
te aifos ante el asombro y burla del puiblico, pero que
poco a poco domina y renueva la poesia francesa, y
cuyos nombres principales seran Verlaine, Mallarmé y
Rimbaud» ?.
Lo que tienen Rimbaud, Verlaine y Mallarmé en
comin es que escriben sus obras mas importantes poco
mAs 0 menos por la misma época, a principios de los
afios 1870, aunque los principales poemas de Mallar-
mé habian sido ya elaborados a finales de los afios
1860. Sin embargo, el cardcter de las obras de esos
tres poetas es bastante diferente; si bien es verdad que
Verlaine y Mallarmé estén directamente relacionados
con Ja escuela simbolista, cada uno a su manera, el
nombre de Rimbaud pertenece a las filas del simbo-
lismo s6lo por asociacién personal. Podriamos decir
que pertenece a la familia simbolista como pariente
«politico», gracias a sus relaciones personales con Ver-
laine.
El hecho de que Rimbaud fuera més innovador que
cualquier simbolista no quiere decir que de hecho esté
realmente en la Orbita de éstos. Su inclusién entre las
filas de los precursores del simbolismo no ha hecho
otra cosa sino complicar la historia del movimiento
simbolista, evando a muchos criticos a la conclusién
de que el simbolismo es heterogéneo o que, por lo
menos, consiste en una oscilacién entre dos tomas de
posicién contradictorias. Tal es la actitud de Edmund
Wilson cuando compara a Axél, el héroe de Villiers,
» Albert Thibaudet, Le Triptyque de la poésie moder-
ne: Verlaine, Rimbaud, Mallarmé (Causeries Frangaises,
2° Année, 2° causerie, supplément a la Bibliothéque de la
France, n.* 7 du 15 février 1924), pag. 25.16 El Movimiento Simbolista
con el aventurero Rimbaud, y sugiere dos formas al-
ternativas del ideal simbolista: la retirada a la inacci6n
y al suefio, o el vuelo hacia la realidad fuera de la
literatura. Pero Rimbaud fue el tnico que eligié la
Yamada «huida de la literatura». Si sacamos a Rim-
baud, y su aventura puramente personal, del cuadro
del simbolismo, las cosas aparecen més claras, los idea-
les més uniformes, los conceptos menos contrapuestos,
el movimiento y su desarrollo mucho mds homogéneo.
Al determinar por qué Rimbaud no es un simbolis-
ta tanto en el sentido lato de la palabra como en el
sentido francés (literal), debemos definir también cua-
les son las caracteristicas aproximadas del simbolismo
e intentar una valoraci6n de su herencia.
Rimbaud, igual que antes Baudelaire, igual que Ver-
laine y muchos otros escritores de la época, e igual
que otros poetas de cardcter distinto (tales como Gau-
tier, Lautréamont, Banville, asi como muchos otros
que no tienen importancia en la historia literaria), per-
cibié que la exposicién directa del romanticismo, que
habja sido el tipo de comunicacién al uso, ya no se
podia tolerar. El estilo particularmente subjetivo de
‘Alfred de Musset, prototipo del poeta roméntico fran-
és, era el blanco preferido por Ja critica. Eran mu-
chos los escritores de mediados del siglo pasado que
deseaban una forma de comunicacién verbal mas in-
directa, y no se puede atribuir esa tendencia solamente
al linaje simbolista. Los simbolistas debian conseguir
un tipo distinto de exposicién indirecta, de la que he-
mos visto las huellas en Baudelaire, y que evolucioné
en una nueva técnica durante Ja segunda mitad del
La ahora famosa carta de 15 de mayo de 1871 que
Rimbaud escribié siendo un joven de diecisiete afios a
Paul Demeny ataca este problema: «jTantos egoistas
Verlaine, no Rimbaud 7
se proclaman a si mismo autores!» *, exclama, y Inego
procede a demostrar que el concepto del «yo» necesita
una revision. El culto mAs sutil y profundo del «yon
sugerido por Rimbaud constituia una revisi6n del con-
cepto poético del inconsciente y del suefio con destino
a los futuros poetas, pero no tuvo influencia directa
sobre los simbolistas de los afios 1880. Y esto por la
sencilla raz6n de que la carta de Rimbaud no aparecié
impresa hasta 1912 —a tiempo para servir como ma-
nifiesto a los surrealistas—. También tenemos pruebas
de su cosmopolitismo y de la distincién que hacia en-
tre lo parisino y lo francés —que ya observamos en
Baudelaire—, pero tampoco esto pudo ejercer ninguna
influencia sobre los simbolistas. Rimbaud esté de
acuerdo con Baudelaire en que el poeta tiene que ser
un vidente, un visionario, y comparte el deseo de Bau-
delaire de una biisqueda de «lo nuevo». Rimbaud
admite las posibilidades poéticas inherentes a Ia alte-
raci6n y turbulencia de los sentidos que Baudelaire ha-
bia descrito en sus informaciones sobre el haschisch, y
va mas all4 al sugerir que el poeta, cultivando sus
recursos interiores, debe alterar «conscientemente» sus
sentidos.
La carta parece haber sido escrita después de una
febril lectura de Baudelaire. A la impresionable edad
de diecisiete afios, Rimbaud capté la esencia de una
gran variedad de declaraciones; por ejemplo, con los
conceptos baudelairianos del swedenborguismo fundi6
los de Fourier y otros iluministas que sofiaban en un
Jenguaje universal. Pero si bien existe cierta afinidad
entre Baudelaire y Rimbaud, sus tendencias comunes
* Las citas de Rimbaud en este capitulo estan tomadas de
Ocuvres complétes, de Rimbaud, editadas por la Bibliotheque
de la Pléiade (Parfs, 1957).78 El Movimiento Simbolista
debian Ilegar a los simbolistas a través de Baudelaire
y no a través de los més concisos postulados de Rim-
baud. Si la carta de Rimbaud se hubiera publicado
cuando se escribid, si Rimbaud hubiese vivido en Pa-
ris y hubiese continuado no s6lo haciendo declaracio-
nes, sino escribiendo de acuerdo con sus teorias, el
simbolismo acaso nunca hubiera florecido y el surrea-
lismo hubiera podido empezar antes. Por otra parte,
si Rimbaud hubiera escrito s6lo lo que escribié y nada
més, si no hubiera disfrutado de la publicidad que se
le vino encima a causa de sus relaciones con Verlaine,
su caso habria sido similar al de Lautréamont, con su
fama pospuesta a una época posterior, y no se hubiera
convertido en un factor de confusién para Ia historia
del simbolismo. oa
Al enjuiciar el cardcter y valores de Ja herencia sim-
bolista, debemos considerar el simbolismo desde el
ventajoso punto de vista de los simbolistas y darnos
cuenta de hasta qué punto la obra de Rimbaud se di-
ferencia del resto de la poesia publicada durante los
mismos afios bajo la égida del simbolismo. Voyelles
y Le Bateau ivre, aparecidos a principios de los afios
1880, y Une Saison en enfer, que aparecié en una pe-
quefia edicién belga, no alcanzaron mucha difusi6n,
excepto entre los amigos de Rimbaud, hasta que Ver-
Jaine publicé una edicién definitiva de las obras prin-
cipales de éste en 1892, La mayor parte de Les Illurmi-
riations, que es uno de los motivos principales de la
eminente posicién actual de Rimbaud entre los poetas,
se publicé en 1886 en la revista simbolista La Vogue,
bajo la direccién de Gustave Kahn, el tedrico simbo-
lista. Aunque la controversia acerca de las fechas no
est4 resuelta —no se sabe si Les Illuminations se escti-
bieron antes o después de Une Saison en enfer—, los
afios son esos tan importantes entre 1870 y 1875; on
Verlaine, no Rimbaud 79
que Mallarmé completaba o revisaba sus més impor-
tantes poemas, Lautréamont escribia su tinico libro y
moria y se publicaba el libro mas simbolista de poemas
de Verlaine, Romances sans paroles.
‘Sin Les Illuminations, es dudoso que Rimbaud tuvie-
ra la gran importancia que tiene hoy dia; sin embargo,
este libro aparecié de repente en el horizonte literario
en 1886, después de haber estado durante unos siete
afios en el bolsillo de Charles Sivry. Para entonces, las
teorias que los simbolistas debian desarrollar y sus-
tanciar estaban ya formadas, igual que lo estaban las
mentes de los numerosos poetas que se denominaban
a si mismos «simbolistas». Aunque estuvieran en curso
de formar sus técnicas poéticas, habian estado ya ex-
puestos a Ia influencia de Romances sans paroles de
Verlaine y a la personal de Mallarmé en su salén de
la rue de Rome; habian ofdo leer sus poemas en las
diversas etapas de su desarrollo, aunque los mismos no
hubieran alcanzado gran difusi6n, y le conocian perfec-
tamente por sus teorias sobre el lenguaje y la metéfo-
ra. Pero de Rimbaud s6lo conocian su fama de nifio
prodigio, su virtuosismo, demostrado en esa extraordi-
naria pieza literaria Le Bateau ivre, el poema de viajes
que terminaba con todos los viajes, «anti»-romédntico
més que «pro» cualquier forma nueva. Sabian que
Rimbaud hab{a inventado los colores de las vocales y
creado inteligentes y cripticas imagenes asociadas con
ellos; que, como despedida de Ia literatura, después
de su abismal aventura homosexual con su compafiero
en poesia Verlaine, habia escrito un poema en prosa
casi biogrdfico de naturaleza amorfa en que describia
las brutalidades y las aberraciones mentales que acom-
pafian al paso a través del infierno surgido cuando
la vida deja de ser el alegre suefio de Ja infancia, cuan-
do-Jo magico se desvanece, cuando el amor se con-380 El Movimiento Simbolista
vierte en una decepcién y el dios que hemos estado
esperando no aparece. Su estoica aparici6n en la triste
lucha espiritual para lograr la identificacion con lo hu-
mano y lo divino es una estremecedora demostraci
del culto al «yo». Pero el arte del nifio-genio perma-
cié incomprendido no s6lo en su misma época sino
hasta Jos afios 1920, en que se realiza el primer inten-
to de analizar su notable técnica. El principal interés
de Rimbaud, desde Verlaine hasta Edmund Wilson,
radica en el poema de su vida, en su desdichada amis-
tad con Verlaine, su huida de Ja sociedad, su adiés
a la poesia, su estancia en Etiopia, su patético regre-
so y su muerte de cancer en una pierna y, de acuer-
do con el testimonio de su hermana, su final conver-
sién al catolicismo. Cuando no ha sido su vida, han
sido las fuentes de su poesia Io que ha atraido a los
criticos: su papel en el ambiente del Coin de Table,
donde un dia bebié absenta con un grupo de presim-
bolistas antes de rechazar Paris, igual que antes habia
rechazado las provincias.
La verdad es que la obra literaria de Rimbaud uti-
liza muchos vicios roménticos incluido el insufrible
«yo» de Une Saison en enfer. También esta cada vez
més claro que sus contempordneos no reconocieron
Ja radical ruptura con el resto de su obra que signi-
fican Les Illuminations; y que no hay ni un solo imi-
tador durante el fin de siécle de Ia técnica poética que
creé en Les Illuminations, ni en Francia ni fuera de
ella, Rimbaud, para su época, fue otro Chatterton, y
nada mas; un relémpago demasiado leve y demasi
do brillante para dejar algo mas que no fuera una des-
lumbrante pero efimera impresién de él.
Aunque Romances sans paroles y Art poétique
(1874, impreso en 1882) brotan al mismo tiempo y
estén escritos prdcticamente junto a Les Illuminatio
Verlaine, no Rimbaud 8
durante la més intima relacién personal que pueda
existir entre dos artistas, no son simplemente dos caras
de una misma moneda, sino que son tan diferentes
como dos monedas de dos paises distintos. ;Tantas
oportunidades para una influencia reciproca y tal di-
ferencia de visi6n, de cardcter y de comunicaci6n poé-
tica! Observando la distancia que hay entre esos dos
seres y su arte podemos darnos cuenta del destino de
dos grandes movimientos estéticos.
Es una ldstima que ultimamente se haya puesto de
moda entre los que estudian los poemas de Paul Ver-
laine hacerlo desde el punto de vista de Ja influencia
de su inclinacién por Rimbaud. La edicién de la Pléia-
de de sus obras completas recuerda constantemente al
lector que Verlaine no es Rimbaud, lo que implicita-
mente, y por desdicha, indica que Rimbaud hubiera
hecho esto o aquello mucho mejor que Verlaine. Lo
que parece olvidarse es que Verlaine fue un poeta tre-
mendamente prolifico que ejercié una gran influen-
cia sobre la poesia de la Europa occidental a finales
del siglo x1x y principios del xx. De hecho, su influen-
cia, sinénima de la influencia del simbolismo, no ha
dejado atin de ejercerse en algunos paises europeos.
Comparar sus numerosas obras, totalmente comuni-
cables, con los escritos de Rimbaud, densos, cripticos
y herméticos, condensados en un volumen, Ilenos de
implicaciones, y cuya influencia va en aumento hoy
dia, aunque su comprensibilidad y difusién sean mas
dificiles, equivale a comparar, en un periodo anterior,
la gigantesca obra de Victor Hugo con la pequefia
pero rica cosecha de Baudelaire. Si estas compara-
ciones se hacen para demostrar las diversas facetas
del temperamento humano y las variadas direcciones
del arte, el andlisis puede ser beneficioso: pero des-
preciar la calidad de uno para ensalzar el valor de
682 El Movimiento Simbolista
otro conduce a la incomprensién de ambos. La obra
de Verlaine atin no ha encontrado su critico defini-
tivo.
Tanto Les Illuminations como Romances sans pa-
roles consisten en una serie de calidoscopios en que
el paisaje exterior suministra el motivo para el senti-
miento interior. En ambos casos existe el deseo no
de comunicar el estado subjetivo directamente al lec-
tor, sino de cubrir Io puramente biogréfico mediante
un juego metaforico. Abi termina Ja similitud, aun-
que, cosa extrafia, la mayor parte del escenario exte-
rior sea el mismo: el paisaje de Bélgica ¢ Inglaterra.
Pero cada poeta se apropia del paisaje a su manera.
Verlaine ya habia practicado el arte de la sugeren-
cia en Fétes galantes; habia ya vinculado el paisaje
animico con el escenario realizado por el hombre, como
en una escena de Watteau, y demostrado cudnto més
sutiles son las emociones agridulces que las puramen-
te dulces o agrias.
CLAIR DE LUNE
Votre dme est un paysage choisi
que vont charmant masques et bergamasques,
jouant du luth et dansant et quasi
tristes sous leurs déguisements fantasques.
Tout en chantant sur le mode mineur
Lamour vaingueur et Ia vie opportune,
ils n'ont pas Vair de croire a leur bonheur
et leur chanson se méle au clair de lune,
au calme clair de lune triste et beau,
qui fait réver les oiseaux dans les arbres
Verlaine, no Rimbaud 83
et sangloter d’extase les jets d'eau
les grands jets d’eau sveltes parmti les marbres *.
Al sugerir la cualidad caracteristica de la persona
amada, Verlaine dice que su alma es un paisaje donde
alguien canta cosas alegres en tono menor. En el mis-
mo libro descubrié también que la media luz es mas
rica en fuerza sugestiva y més estimulante para la
imaginacion que la plena luz del sol, y que las pala-
bras que «implicany emocién tienen mas poder co-
municativo que las palabras que designan la emocion
misma. Estos descubrimientos llegan a su plenitud en
Romances sans paroles, donde los fragmentos del es-
cenario actéan como prismas entre la delicada sensi-
bilidad del poeta y la receptividad del lector. Con las
palabras mas simples de Ja lengua francesa (no es sor-
prendente que se le haya traducido con facilidad a
tantos idiomas), Verlaine establece los sentimientos,
igual que un musico establece la clave: cielos, nubes,
Ja luna, el viento, la nieve, los grajos, la Tluvia, la lla.
nura —esos sustantivos, tan usados por Verlaine, se
convertirén en el vocabulario simbolista en simbolos
reconocibles, desgraciadamente demasiado reconoci-
bles, y perderin finalmente los atributos concretos
que atin conservaban en la poética de Verlaine—. Se
les juntaré con los adjetivos menos especificos posi-
bles —gris, palido, incierto, blanco, placido, profundo,
huidizo, blando— y con verbos sugeridores de melan.
colia mas que de pasion —tales como llorar, sollozar,
aburrirse, soplar, suspirar, temblar, huir—, sonidos
tan sordos como el gris del cielo o el ruido del agua
sobre el musgo.
* Las citas de Verlaine que aparecen en este capitulo estén
tomadas de sus Oeuvres completes, publicadas en la Bibliothé-
que de la Pléiade (Paris, 1957),El Movimiento Simbolista
El escenario esta preparado para la imagineria sim-
Bolista. La poesia es musica, como Verlaine repetira
en su famoso verso del Art poétique: De la musique
avant toute chose. Esté claro que, al elegir las palabras,
su principal preocupacién sera el sonido de la frase
mAs que el sentido que comporta. También Verlaine
ira en su Art poétique que el poeta debe buscar la
irregularidad de la forma métrica; aunque, eo teali-
dad, en sus obras aparezca menos este tipo de instru-
mentalizacion que en las de sus sucesores, como Re-
né Ghil y todos los vers-libristes. Su poesia es una
auténtica demostracién de la musica de las palabras,
pero no como habia entendido Baudelaire la misica
de la poesia, que es la fuerza musical inherente a las
palabras.
En efecto, preciso es observar que en Ja poesia d
scimonénica hay tres conceptos diferentes de la mus
ca, El primero, como hemos visto en Baudelaire, en-
cuentra en Jas palabras las mismas propiedades suge-
rentes inherentes a las notas musicales: evocadoras
de un sentimiento, pero sin ningun sentido especifico
que comunicar. En la poesia de Verlaine, no es la pa~
Jabra aislada la que pone en movimiento asociaciones
de imagenes en la mente del lector, 0 provoca vagas
emociones como Ja miisica, sino que las asociaciones
de combinaciones especiales de palabras, que contie-
nen inflexiones de sonido, como il pleure dans mon
coeur; suenan en efecto como misica. Hacen misica
del mismo modo que la armonia de una serie de so-
nidos musicales. La poesia se convierte en musica
porque se ditige al ofdo y no por su funcién inhe-
rente o por su efecto sobre las asociaciones mentales.
Mallarmé introducira un tercer concepto simulando:
en la poesia la misma composicién de la obra musi-
cal: tema y variaciones, orquestaci6n sinfonica de
Verlaine, no Rimbaud 85
frase, pausas —espacios en blanco— entre imagenes
igual que entre notas, con la imagen verbal sustitu-
yendo la frase musical, forma que adoptan poemas
tan diferentes como L’Aprés-midi d’un faune y Un
Coup de dés jamais n'abolira le hasard. Aunque los
modos baudelairiano y mallarmeano son més sutiles
y provocan més la inteligencia del artista creador, de-
bemos reconocer que la manera més sencilla y lirica
de Verlaine fue la que ejerci6 mayor influencia en la
técnica simbolista tanto en Francia como en Espaiia
y en la Europa central,
Finalmente, de cuando en cuando en su chanson
grise, Verlaine introduce el sentido de la muerte, el
temblor de lo efimero, el olor de la decadencia. Pro-
nuncia Ia palabra mourir con un arrebato de saciedad
y plenitud. En este sentido afiadié algunas notas al
retrato del «decadenten y al espiritu de la decadencia
que: ya hemos discernido vagamente en Baudelaire.
Al definitlo, dice: «Me gusta la palabra “decadencia”
con sus reflejos de piirpura y oro.» Esta palabra su-
gerfa los pensamientos refinados del hombre extre-
madamente civilizado en posesién de delicados senti-
dos, alma capaz de intensas voluptuosidades. La deca
dencia es «el arte de morir en belleza». Al hablar de
Verlaine, el critico Jacques Riviére decia en 1906:
«No tenie conciencia del valor de lo que estaba ha-
ciendo... Ahora estamos acostumbrados a la poesia
‘que encuentra el estado inconsciente s6lo a través de
una gran cantidad de esfuerzo consciente. El simbolis-
mo, en este sentido, es lo opuesto a Verlainen *, La
afirmaci6n es ambivalente, Cierto que Verlaine es un
escritor esponténeo, de cuya pluma la poesia brotaba
* Jacques Riviére, Correspondance: Jacques Riviere et
Alain Fournier, vol. I (Paris, 1906), pag, 192,86 El Movimiento Simbolista
como la misica de la pluma de Schubert. Lo que co-
dificd en Art poétique es, sin duda, una teoria @ pos-
teriori, resumen de lo conseguido anteriormente por
él, mas que preparacién para un trabajo futuro. Lo
pone de manifiesto el hecho de que Sagesse, su obra
inmediata, y su poesia posterior son de una técnica
mucho menos simbolista que sus obras fechadas en
Jos afios 1870. Pero esta espontaneidad se encuentra
igualmente en la mayor parte de la poesia simbolista
de los afios 1880. El poeta verdaderamente simbolis-
ta fue muy prolifico en todos los paises; escribfa con
facilidad y su inspiracién era rica, ya que la produ-
cia el arrebato causado por las palabras que escribia
y que le encantaban.
S6lo Rimbaud y Mallarmé fueron en este sentido
poetas deliberados, avarientos de sus obras y cons-
cientes del uso que estaban haciendo de sus mas in-
timas sensaciones. Pero esta diferencia es la que los se-
para de la norma simbolista. El simbolismo no en-
cuentra su contraposicin en Verlaine; sino que Rim-
baud como poeta y Mallarmé como te6rico son la
contraposicién del simbolismo. Cierto que en sus pri-
meros poemas breves Rimbaud supo captar el magne-
tismo en palabras que reunian el sonido y el sentido
para dar una especie de musicalidad hipnotica:
O saisons, 6 chateaux,
quelle dme est sans défauts?
O saisons, 6 chateaux,
fai fait la magique étude
du bonheur, que nul n’élude.
O vive lui, chaque fois
que chante le coq gaulois.
Verlaine, no Rimbaud 87
Mais je n'aurai plus d'envie,
il s'est chargé de ma vie.
Ce charme! il prit me et corps,
et dispersa tous efforts.
Que comprendre & ma parole?
Il fait quelle fuie et vole!
O saisons, 6 chéteaux!
Esta técnica poética hubiera hecho de Rimbaud so-
lamente una figura secundaria del simbolismo, Pero
en el racimo de poemas en prosa que han Ilegado has-
ta nosotros como Les Illuminations y que son la
base de su gran categoria poética, Rimbaud se des-
via de Ja manera de Verlaine. Su concepto de la ex-
posicién sugerente en lugar de directa es bastante di-
ferente de la de Verlaine. Asi como Verlaine busca
las infinitas posibilidades de lo vago y las incertidum-
bres del matiz, Rimbaud, en sus descripciones, intro-
duce detalles concretos, desconexos pero yuxtapues-
tos, para convertirlos asi en més angustiosamente am-
biguos que el Ienguaje vagaroso. Esto es cierto inclu-
so cuando expone experiencias biogréficas. Lo incom-
pleto tiene un significado tan oscuro como Io vago;
adjetivos concretamente descriptivos que describen co-
lores pueden llegar a ser, cuando sus asociaciones no
estan l6gica o gréficamente expuestas, tan misterio-
sos como las imagenes vaporosas, abstractas y no des-
criptivas, Con este lenguaje concreto pero oculto, Rim-
baud inventa nuevas flores, por ejemplo:Verlaine, no Rimbaud 89
Jos de Rimbaud, elegirén la Tuna como luz suya, en
lugar del sol. Asi como Verlaine, tal como se descri-
be él mismo, es el hombre supercivilizado de finales
de siglo, Rimbaud es antediluviano en sus visiones. y
explora la génesis de sus sensaciones en lugar de su
decadente apoteosis, tal como hicieron los simbolistas
que siguieron los deliquios de la senda de Verlaine.
‘Aunque Rimbaud admiraba mucho a Baudelaire,
Je acusaba de haber frecuentado demasiado los me-
dios artisticos; Verlaine es también un esteta de puer-
tas adentro, cosa que serdn todos los simbolistas. Rim-
and es el hombre de la calle, el gran caminante, que
cruza Europa a lo ancho y a lo largo. Es un hombre
a Ia intemperie, en contraposicién con el simbolista,
que se encierra en habitaciones enrarecidas, detris de
ventanas cerradas y selladas. Prefiere los brillantes
amaneceres a la media Iuz de los crepisculos y no
se encierra en oscuros interiores, ni en medio de su
crisis espiritual, En lugar de eso, como vemos en la
iltima pagina de su diario metafisico Une Saison en
enfer, sugiere: «Recibamos todas las influencias de
vigor y ternura real. Y al amanecer, armados de una
ardiente paciencia, entraremos en ciudades espléndi-
das.»
El vocabulario empleado por ambos poetas es en
extremo diferente, Es dificil imaginar qué pretendia
decir Arthur Symons, autor de The Symbolist Move-
ment, al asegurar que Rimbaud era abstracto. Tal vez
J ae querfa decir que para la imaginaci6n corriente resulta
eee a oo, a dificil visualizar sus imagenes. En realidad, el voca-
coe cpons como intent6 devolver su COP bulatio de Rimbaud es uno de los més concretos de
en Vagabonds come fe hijo del sol, y como fi Ja lengua francesa, después del de Villon y Rabelais.
ere aeelleeal 2 ta nocturna criat ‘Asi como el vocabulario de Verlaine es simple y ge-
en sus intentos ugar bajo el sol. También lo neral, Rimbaud utiliza palabras raras y particulares,
Cra Ven endo Tos pasos de Verlaine ea Id cuya variedad de significados proviene mas de la va-
istas,
FLEURS
in a’ i rdons de soie, les
D'un gradin d’or —parmi les cordo :
gazes grises, les velours verts et les disques de cristal
qui noircissent comme du bonce au soleil—, je vois
Ia digitale s'ouvrir sur un tapis de filigranes argent,
d’yeux et de chevelures. . a
The pieces d’or jaune semées sur Vagate, des piliers
d’acajou supportant un déme a émeraudes, des bou-
quets de satin blanc et de fines verges de rubis en-
tourent Ia rose d'eau.
"Tels qu’un diew aux énormes yeux bleus et awe fore
mes de neige, la mer et le ciel attirent aux terrasses de
marbre la foule des jeunes et fortes roses.
Pero los simbolistas de Jos afios 1880 tenfan que
adherirse a la manera de Verlaine, a la que hal
estado expuestos durante unos diez afios, més que,
fla de Rimbaud, que habia aparecido como un fuga
meteoro a mediados de los afios 1880. Las sugerem
cias dichas en voz baja de las imagenes de Verlai
Jievaban implicita una sensacién de «intimidad»;
desnudos fragmentos de Rimbaud tenfan que
un casi total sentido «privado», que sus coment
tas de hoy intentan romper jnfatigablemente. Verl
ne venci6, pues la intimidad debia ser uno de los ras
gos prevalecientes de Jos simbolistas. i
‘Alli donde Verlaine procura velar la natu90 El Movimiento Simbolista
riedad de su uso que de la vaguedad de su sentido.
truco que Mallarmé leva también a cabo en el segun=
do periodo de su obra y que pasaré inadvertido hasta
muy adentrado el siglo xx.
‘Si bien hay musicalidad en las palabras de Rim-
baud, sobre todo en sus pasajes en verso, Jos atribu-
tos musicales de las palabras son de importancia se-
cundaria frente a sus cualidades visuales. Lo visual
prepondera sobre lo musical. Nuevamente en este as:
pecto Rimbaud parece haber anticipado Ia afinidad
entre poesia y arte que debfa desarrollarse en el siglo
xx, en lugar de la mas jnmediata vinculacién de la
poesia con la miisica que tenia que producirse en su
propia época. Tampoco experiment conscientemente
Rimbaud la libertad en la versificacion. Igual que
Lautréamont pasé curiosamente de un salto del ver-
so a la prosa ritmica, lo que indica implicitamente
que el verdadero cardcter de la poesia no estriba en
ga forma exterior sino que depende del proceso men-
tal.
Por ultimo, la decadencia de Rimbaud no es en
absoluto de la misma naturaleza que Ja «decadencia»
simbolista que hemos intentado defi Si realmente
hay decadencia en el joven delincuente que aparté a
Verlaine de su familia, que se burl6 de su propia casta
y que vivio una vida bastante irregular, esta «deca
Gencian no es la misma que aquella tan caracteris-
tica dentro del contexto del simbolismo, Su decaden=
cia tiene una nota moral, que proviene de la infrac-
cin de las reglas de la sociedad; en cambio, tal como
hemos visto en Baudelaire y veremos més tarde en
Villiers, Hofmannsthal, Rilke y D’Annunzio, es di i
adecadencia» en el sentido simbolista, aquélla es
estado de espiritu del poeta hechizado por la ort
dad del tiempo y la inminencia de la muerte. Se tr
Verlaine, no Rimbaud 9
ta de un embelesamiento en si mismo y en los mis-
terios de una fijacion interior sobre los incompren-
sibles limites de la vida y la muerte; son las delicias
del supersensible.
Rimbaud no habla de muerte, ni siente su presen-
cia, ni se desvanece de terror ante ella. Bl tema de la
muerte, que sera uno de los temas basicos gracias a
Jos cuales se puede reconocer el simbolismo tanto en
la poesia como en el drama, esta totalmente ausente
de la obra de Rimbaud. Incluso su infierno de Une
Saison en enfer no es una concepcién imaginativa del
‘més alld, sino un delirio aqui en la tierra. ¥ Rimbaud
no llega a vivir lo suficiente, ni a estarse quieto lo su-
ficiente, para experimentar el ennui, la angst funda-
mental de la fraternidad simbolista. Rimbaud es una
fuerza, un sabor a viento que lo asola todo a su paso,
mejor conocido por el efecto que causé en aquellos
que le vieron irse que en los que recordaban su pre-
sencia.
De esta comparacion entre Verlaine y Rimbaud,
Verlaine emerge como el «gran poeta», tal como el
inglés George Moore asegura en sus Confessions of
a Young Man. Si medimos la «grandeza» por la can-
tidad de imitadores que tiene un escritor, Verlaine es
sin discusién el maestro ya que las variaciones sobre
sus temas y estilo se multiplicaran generacién tras ge-
netacin. Asi como Mallarmé se convierte en la per-
sona a la que se escucha, Verlaine es la persona cuyo
ejemplo como poeta se asimila y emula. En su famo-
sa carta, hablando de la influencia de Musset, Rim-
band decia: «A los diecisiete afios, todo estudiante...
scribe su propio Rolla.» Puede decirse que cada poe-
ta de los afios 1880 y asi hasta los afios 1920 inten-
6 ser un Verlaine. Asi como Mallarmé es el simbo-
lismo en teoria, Verlaine lo es en la practica. Verlai-92 El Movimiento Simbolista
ne suministr6 la forma, el vocabulario, los temas, Jos
simbolos principales, las especificas fuentes del ani-
mismo en la naturaleza; establecié el sentimiento del
aburrimiento y de la melancolia agridulce; sugirié la
necetidad de cierto aire de misterio en la exposicin
poética. Su gran defecto fue su incapacidad para dar
profundidad ademas de oscuridad, la ausencia de pre-
moniciones y de asombro en relacién con los miste-
rios que muchas de sus palabras sugieren pero no-au-
tentifican, Utiliz6 el mourir con una voluptuosidad
que nos hace sospechar que nunca sintié el impacto
de esta realidad tal como percibié el de la palabra.
Con las mismas palabras y con las mismas exposicio-
nes, los simbolistas posteriores a él debian desplegar
una mayor «mfstica», una decadencia més angustia-
da, una melodia mas encantada, Naturalezas mas hon-
das que la suya percibiran el sentido de las fuerzas
invisibles que obsesionan y persiguen al hombre, y
dardn razones més graves para Ja melancolia que un
coraz6n frivolo o un cielo Iluvioso. La gama del sim-
bolismo va desde los imitadores hasta aquellos que
fueron capaces de trascender el modelo que Verlaine
cre6 para el movimiento simbolista.