You are on page 1of 13
Maiacovsky es sin dudas un personaje apasionante. § nimo de revolucién no deja de ser su vida una paradoja aquello que lo atraves6 y que de tanta vida termin6 fulminén- dolo. ft Canonizado por el stalinismo se peg6 un tiro en medio de la angustia que seguramente genera ver vulgarizado y prosti- tuido un suefio que ya de muchacho lo habia cegado con la claridad y la nitidez de su imagen. No era él, a diferencia de otros, un artista arribado a una revolucién encaramada, un oportunista o un desprevenido tratandose de acomodar a un canon que, aparentemente, nacido de la nada se convertia en oficial imperante. No. El habia nacido al arte y a la vida como revolucionario y en todo caso fue ese arte y esa vida (indisolu- blemente ligados) un aporte mas a una empresa de vasteda- des césmicas Hamada revolucién, empresa colectiva, empresa singular, empresa titanica, definitiva, donde no hay espacio nunca para la inaccidn mucho menos para cl intento mas ele- mental de preservarse. «Los verdaderos comunistas son los que queman los puentes de Ia retirada», habia escrito en su «orden nimero 1 a los Ejércitos del Arte», ¥ asi (simplemen te) de esa forma vivi6 y murié Vladimiro Viadimirovieh Mai; 7 nisa amarilla y una metéfora lace! 3 me sropios y ajenos. Por q conmover y arrastrar a p) 4 que ain én aan estudie la vida de nuestro poeta vera ‘fone momentos (los de las agrias discusiones con func slate Te tistas de lo que después seria el a ie covsky es respetado, incluso cuando se z es mae se hiere de manera mortal. No es vanguardista de gabinete, un chico original e ingenioso, Maiacovsky era una montis hierros retorcidos que venia bajando del cielo mismo donde : generaciones y generaciones de escarnecidos, de obreros os Plotados y campesinos misérrimos habian levantado sus si- plicas sin que obrase sefial de un Dios sino justiciero al” menos piadoso que los liberara de tan antiguo sufrimiento, Y es que Maiacovsky fue un bolchevique de la primera hora que estuvo varias veces preso en la €poca vidad artistica como por su un partido insurreccional y a vencer o morir'. zarista tanto por su acti- actividad de simple militante de clandestino que estaba dispuesto Su opinién no era entonces una mera opi- ni6n, su arte no era entonces un mero arte, era ] era el arte de un artista integralmente revolucio; tablemente revolucionario, visceralmente cupido, silbado, amado por las masas, jams paso sin que la tierra o las estrellas a opinion y mario, inobje- Tevolucionario, es- iconoclasta natural, lo Rotaran, IL Maiacovsky entré al arte a través de la Pintura ( critura). En el afio 1910 adolescente atin Y reciéy ae laes- carcel, ingresa en el Instituto de Pintura, Escultura ido de la , tura, de donde saldra hecho un gran poeta (no a Arduitec. rn) 8 gran poeta Maiacovsky» tal el modo viuk presentard al pequefio gigante de las montajias a to- os los heresiarcas del cubofuturismo nse Un faturismo que adiferen ia de su pariente italiano ce quien es hijo bastardo) 2 pomologara a la revolucion social y al internacionalismo proletario yno al fascismo. Influenciado ae Braque y Picas- so, con un mareado interés por las tradiciones del pueblo ru- so, el futurismo ruso naciente no deja de ser futurista en su nihilismo, su amor a Ja maquina y a la tecnologia y la ciencia que liberaran al hombre (tal era su creencia) y de ningain mo- do lo esclavizaran como podria (y de hecho lo hizo). A los 19 afios, Vladimiro Maiacovsky firma el manifiesto «Bofetada al gusto publico», con e] que pensaban conmover @ Jas masas y horrorizar al mismo tiempo a los grandes popes dela falsa vanguardia y de la cultura aceptada y estatuida. Es- tos cubofuturistas (escindidos ya de los “egofuturistas” capita- neados por el poeta Sev erianin) querian evar las teorfas de Marinetti a sus mas audaces y tltimas consecuencias. Revista ban en sus filas, ademas de Burliuk, su hermano Nicolas y los poetas Klebnikov y Kamenski. En 1910 se habian dado a cono- cer a través de su revista «Kl Grupo de los Sentenciados», Pe ro no dejaban de ser un grupo estrafalario muy similar en sus logros iniciales y costumbres a los de otras cofradias y sectas como los dadaistas o los surrealistas de Breton y Tzara. Aeste me. se verdaderos «provocadores» se sumo Maiacovsky y Re elo harian de uno u otro modo hombres con al pin- lare Chagall, Malevich, el cineasta Sergei Hisentein, el 9 el director de teatro Usévolov manera mds 0 menos ico 0 politico de eta Boris Pasternak y 5 ‘hold, y muchos otros que de una ma prometida militan el credo estéti de el comienzo una serie de problemas ee fle Be no siempre resolvié y que parece arrastro como un castigo hasta el fin de sus dias: écémo conciliar un arte para el pueblo (en el sentido liberador del arte) y ocupar las nuevas formas expresivas? Maiacovsky vivira obsesionado por ge tensién, que de hecho es la principal critica y descalificacién que le haran los futuros popes del «realismo socialista>. De ahi su animadversién a hombres como Gorki, a quienes considera verdaderos subestimadores del pueblo, ya que con su realis- mo ramplén corren el riesgo de dejar fuera del hecho comuni- cativo que entraiia todo arte el imaginario de quien lo recepta. Es muy interesante sobre este particular conocer el concepto que marxistas como el peruano José Carlos Mariate- gui (anteriores al fenémeno) tenian del realism ea snip harto sintética) la realidad no excluye ni de- e excluir la fantasi: 1. Ese ce ‘4 oe © sus logros concretos, que los tuvo) se funda en un materialista vulgar que 3 zada a imponerse como canon en el Marxismo a oma marxismo (Plejénov por medio) que veia a lak Hi lético, Un una mera refraccin de la materia. Este Modo ao ny one arte revolucionario terminé siendo una eg ~ coneebir pe «de muerte anunciada2» Para las bisquedas de cronica cos de hombres como Maiacovsky, coma ae anhelog estéti- Kandinsky y tantos otros: el realismo Social; is * Malevich, vuelta atras en el juego de la Tepresentacign as SIgnifieg una volvié en cierto punto al ideal Srecolating de} Gara Ya que ‘ Cuerpo 10. Es decir (de 10 i ere ™m~ 2S numano (ealizado por cierto). Esa «mera reftacci era Ja realidad para los marxistas vulgares, tenia que ser enel caso de la sociedad soviética la representacién exacta e ideals ada del obrero, del campesino, del soldado, del héroe. No us casual que el nazismo y el fascismo compartan los mismos cri- terios estéticos que el realismo socialista: el ideal heroico, el monumentalismo son parte de la mitologia de ambos. , Maiacovsky por el contrario esta sin dudas mucho mas cer- ca (estética y conceptualmente) de las corrientes europeas co- mo el dadaismo, el expresionismo, el surrealismo, el fauvismo y obviamente del futurismo italiano, de quien ya he- mos dicho se diferenciaba solamente en su punto de llegada. El arribo de Marinetti a Rusia en 1914 fue la carta consagrato- ria de los cubofuturistas rusos, ya que el esc4ndalo que le montaron al italiano irrumpiendo disfrazados en una de sus conferencias, increpandolo e interrumpiéndolo (razon por la cual fueron desalojados de la sala) fue lo que los hizo emerger del anonimato donde se encontraban. El hecho fue reproduci- do por la prensa y tomado como tema de varias publicaciones humoristicas, lo cual hizo de los estrafalarios artistas persona- jes famosos para el pueblo trabajador y rivales de tener para las élites oficiales de la cultura. ion» que ping Ya un afio antes de este hecho iniciatico los cubofuturistas habfan conseguido aduefiarse de un recinto donde reunirse y mostrar su arte. El cabaret «Linterna Roja» era la prueba de que los cubofuturistas no se detendrian a las puertas de los teatros ni respetarian espacio alguno de todos aquellos que antes estaban slo reservados para los artistas «del arte por el arte» Querian montar un espectaculo agresivo, que diera que hablar y provocara la reaccién de los espectadores. E] resulta- W “primera actuacién en Rusia de los «1 ie» grandilocuente, nombre para lo que fue ho un intento (fallido por cierto) a pesar de que participarg el David Burliuk y Casimiro Malevich, quienes disey pintaron la escenografia. La obra comenzaba con Jos del poeta Krutchonyk, que recitaba una sone on inte : ple de extravagantes versos mientras arrojaba té caliente a log espectadores de las primeras filas de butacas, y se cerré con ]a actuacién de Maiacovsky, que pronuncié la conferencig_ titulada «El guante», en el transcurso de la cual simulaba sa- car de cada uno de los dedos de un gigantesco guante que lle. _ vaba en su mano derecha, como si fuera una especie de — prestidigitador versificando sobre el maremagnun de la reali- dad rusa prerevolucionaria. Esta intervencién de Maiacovsky: recibié (a diferencia de la obra) muy buenas criticas en rela- cién a sus capacidades actorales. Razon por la cual Maia- covsky, se decide a montar una serie de obras que serfan el inicio de su largo y fructifero cam’ ce dramaturgo. En 1913 se estrena «la rebelién de los objetos», de Vladi- miro Vladimirovich Maiacovsky en el Luna Park de Petersbur- 80, por la compaiiia del Primer Teatro Futurista del Mundo, integrada por estudiantes aficionados, representando el pro- pio Maiacovsky el personaje principal. Ya en esta primera obra puede notarse las futuras tendencias tacular de Maiacovsky: interactuaba con gigant estilo circense. del teatro espec- monodrama en dos actos, en el cual escos y horrorosos mufiecos al mejor Puede decirse que el teatro fue para él fundamentalmente “espectaculo». Alli hizo confluir todo lo multifacético de su arte, desde sus dibujos ilustrando personajes, vestuarios, y eS cenografias; la Confecci6n de los textos, la direccién, el afichis- mo de las publicidades. Esta espectacularidad aa teatro de — 12 maiacovsky coincide tambien con el monumentalismo y el constructivismo como corrientes proplas y caracteristicas de k presentamos hoy a ustedes ienen esa monumentalidad. Otra | Rusia lenintista, Decorados come el de «Misterio Bufo» que faceta de esa espectacular jdad son sus obras de teatro monta- das en cireos, con la rticipacion de payasos y acréoba «Moseti Arde» que también presentamos en este volumen 7 ta influencia nacida tal vez al mismo tiempo que su amistad con el gran payaso Lazarenko. En «Moscti Arde» trabajan toda una compania circense entera, la aceién (que da cuenta de la fallida revolucion de 1905) transcurre en la arena del circo con barricadas, cargas de co- sacos a caballo, persecuciones de la policia a los obreros y ac- un alto ejemplo de tivistas por los trapecios etc. ete... todo eso que hoy nos asombra de algunas compaiiias de teatro de «ultima vanguar- dia» ya lo hacia Maiacovsky en 1920. «Moseti Arde» termina cuando la arena del Circo se inunda completamente con agua (por sorprendente que suene). En este mismo hilo de creacién escribié varios guiones de cine y protagonizo algunas peliculas. El cine para Maiacovsky era un arte en busca de su autonomia. Si el teatro era especta~ cularidad, el cine era tecnologia, el uno empezaba donde ter- minaba el otro pero era sin duda este tiltimo: el arte del futuro por excelencia. Los guiones que escribidé no fueron me- nos polémicos que sus conceptos. La mayoria (como el de «Maruxa se ha envenenado») atacaban no ya al capitalismo, tismo, sino al propio aburguesamiento al incipiente buroc de Ja clase obrera rusa. Maiacovsky responsabilizadat al cine mismo de ser uno de los principales instrumentos de ese aburguesamiento, ya que el cine sovietico de aquel entonces ar peliculas norteamericanas que obviamente reproducian el esteriotipo practicamente se dedicaba a distribuir y proyect 13 gestas que lo Ilevaron a ese dia bajo sus propios pies en un Jlamado revolucion. He ne ya que junto al teatro (mu' masa por un lado y de futuro por : Brick pertenecia también a este mundo de la imagen y el ci Iv Vemos entonces que la poesia de Maiacovsky no se quedé , circunscripta en los moldes estréficos, sino que adquirié di- — yersas formas que él seguramente concibié como los diferen- — tes dedos de una mano que se esforzaba en alcanzar un tnico objeto: pintura, cartel, teatro, cine, ensayo, periodismo, confe- — rencia o poema, son sdlo pi as de un \inico arsenal vital, de una tinica estética, de una tinica ética, de un unico suefio que busca consumacién y lo traspasa. De las muchas cosas que se pueden decir de la poesia de Maiacovsky en tanto escritura (tanto lirica, épica, o de corte intimista 0 politico social) siempre me ha llamado la atencion algunas formas como las «conversaciones» imaginarias de las que se valié para saldar sus cuentas con el pasado, el futuro 0 el presente. Debo confesar que en mi caso particular me he apropiado muchas veces de este recurso y el poema Tovarish que cierra lo que aqui hemos antologado es un doble homena- — Je porque es precisamente una «conversacién con Maia- covsky>. Su poesia es en cierto punto sicolégica, es en ciert punto coloquial sin dejar de ser esencialmente lirica ya queel yo de Maiacovsky es el nucleo mismo de su arte. No un yO > 14 _ desmitificacion y de construcci6n al mismo ti asi to totalmente humano, totalmente al alcance yen las posibili- dades de los eee’ simples, de las mujeres simples, esos que an Ja riqueza con su trabajo y que son los llamados a aduefiarse del ‘hice de la humanidad. Hay también una di- mensién conceptual importante en su arte y no pocos poemas son SeuceSerOS ensayos, manifiestos politicos, estético filos6- ficos. Si no conociéramos la vida de Vladimiro podriamos de- cir que alguno roza el panfleto, pero al igual que con Miguel Hernandez o Roque Dalton no podemos hacer tal asevera- cién, porque Vladimiro no es un literato de la revolucién, tam- poco (y parafraseando a Cortazar) un revolucionario de la literatura, sino que es esas dos cosas, pero es también un re- yolucionario verdadero protagonizando una gesta revolucio- naria. E] arte es arte para Maiacovsky, pero también un destacamento combatiente, una trinchera fundamental de la batalla, ya que en ella no se combate con s6lo razones, sino también con emociones, con sentimientos, con actitudes: Es- to se refuerza con el hecho de que no sélo creé un arte, sino que ademas lo milito, y en esa militancia de su arte y de su credo estético filoséfico, estaba implicita de manera indisolu- ble la revolucin en marcha. Al punto que su labor bape gandistica en aquellos primeros afios fue determinante. Recorrié Europa, EEUU y América Latina dando conferencias y desplegando su arte. Este aspecto de la vida de ma es el menos evocado, pero es en definitiva el que por si solo habla del compromiso y el ascendiente que Maiacovsky Be 5 i hemos dicho al prin- con la revolucién y su vanguardia{ Como 15 del marxismo que st i teristica de la etapa pos leninista tuvo su correlato e ‘Ambas cosas, estoy convencido, son las que unidas a cireuy tancias personales (como su separacion de a Brick), fuerc minando lentamente no su espiritu, OIE ee lap M bicién de su obra «Los Bafios», las criticas no autorizadas de algtin mediocre recién llegado 0 seudointeligente funcio de esos que no saben ni cuando aburren, tomas an- do su espiritu de tribuno, su voz de coloso inquisidor, su ver- so de hélice silbante. Amigo, camarada o par de los més grandes entre los grandes: Lunacharsky, Malevich, Burliuk, Esenin, Meyerhold, Lazarenko, Gorki, Stanislavski, Lila Brick, Mare Chagall, el fildlogo Roman Jacobson (y tantos otros), fundador del movimiento artistico literario «Frente de izquierda» (LEF), entreg6 un dia el carnet del Partido para hacer «arte socialista». Un 25 de marzo de 1930 en la Casa de la Juventud Comunista de Krasno Preensaya, mientras habla- ba de sus «20 afios de labor» alguien le pregunté: -Camarada Maiacovsky, épor qué estuvo en la carcel? A lo que él con- testo: - Por pertenecer al Partido Comunista, pero eso fue ha- ce ya mucho tiempo. ~ éEs usted miembro del Partido Comunista? — No, no soy miembro del Partido Comunista. — Es lamentable (respondié el joven) a lo que Maiacovsky re- plicé: - Yo no lo considero lamentable. En la vida fui adqui- riendo una serie de costumbres que no se concilian con el trabajo organizativo. Tal vez un prejuicio salvaje, que luchar tan encarnizadamente, me han combatido tanto... oy ustedes me laman «su poeta», pero hace nueve afios to- gas las editoriales se negaton a publicarme «Misterio Bufo» ¥ el jefe de la Editorial de Estado me dijo: «Yo estoy orgulloso de big) publicar semejante Porqueria». Yo no me separo del Partido y me considero obligado a cumplir todas las resolucio- _ pero tuve 16 como carnet bolchevique todos, los cien tomos de mis libros partidistas. Por eso es muy importante resaltar este aspecto: Maia- covsky ya era un artista revolucionario antes de la insurrec- cién de Octubre de 1917. Su credo anticapitalista nace ya en ese tiempo junto con su arte mismo, pero una vez instalada la revoluci6n, Maiacovsky abrir otros frentes sin abandonar el primero (0 mejor dicho como consecuencia de éste). El arte no por radical debera de ser arte, lo nuevo no por nuevo de- berd ser inauténtico. Maiacovsky combatira las concepeiones extremas y sectarias (pseudo nihilistas y pseudo revoluciona- rias) que en nombre de la revolucién y del realismo no haeian mds que subestimar la sensibilidad y la inteligencia natural del pueblo y se convierten por ese camino en mesianicas y pa- ternalistas nacido del capricho de un mediocre funcionario © iluminado dirigente, en la asepsia inmaculada de los gabine- tes: un arte masticado y predigerido convenientemente, que No genera conflicto en el que lo recepta, sino que se convierte _ €n espejo de una realidad irreal (inexistente) porque no es 17 ami o ya dijimos tras su see a0 «el poeta de la revoluci6n» por eso sugeri 2 ee, introduecion «La paradoja de Y la paradoja de Kronos, aquel dios griego del que Kronos se devoraba a sus hijos porque ellos eran ; tinados a destronarlo y a sucederlo. Cada hijo nacido Dios era la constatacién de su final. Asi creo que pas6 ¢ Maiacovsky y la revolucién de octubre: un revolucionario s carnet (es decir sin otra disciplina que sus principios re cionarios) es algo peligroso para todo canon, pero mas a para aquellos que tratan de tergiversar o desvirtuar el o1 que los justifica y del cual han nacido. Son los hijos de nos los que le ponen un tiempo al tiempo (es decir a su pa- dre). Por eso el maltrato y la incomprensi6n no es el precio, sino la explicacién de la genialidad de Maiacovsky, de su efi- caz subversion de todo aquello que merecia ser destronado — del reino del porvenir. Cuando crey6 que esa batalla estaba _ perdida es seguramente cuando decidié pegarse un tiro en un oscuro callejon con el revolver espafiol que habia usado en mil comedias. Visto de ese modo hasta su éxito y consa- gracion postrera resultan insultantes. De todos modos mas alla que en su carta de despedida exime del hecho a todo en- te ajeno a su persona, creo que la decision de quitarse la vida fue un ltimo gesto del artista, una Ultima afirmaci6n de su hbertad, Lo cierto es que esa fue su ultima representaci6n y cada uno (como buen receptor) habr4 de interpretarlo en su _ Propia polisemia. Viadimiro Vladimirovich Maiacovsky es la revolucion bol chevique de octubre ¥ es también uno de los grandes artistas del siglo. Haber curado este libro no deja de ser un gran ho- 18 nor y una gran satisfaccién, pero mas atin lo es traérselo a las jévenes generaciones de hoy para su asombro y su deleite. Armando de Magdalena itor de una i ires en 1963. Aut " ayista argentino nacido en Bens A Se re curador de vtis ‘ " ae . ten "telibtes de poesia, de ensayo y critica ae esa tanbiéa como veintena de lil 5 ence, Se ba des a i andonos Ediciones. . eatin 4. Fora mili colecciones ae ae eat echador geafico y murals editor, periodista, fot 5 cima cién visite www.armandodemagdalen: 19

You might also like