Professional Documents
Culture Documents
Derechos garantizados[editar]
Artículo 3[editar]
Toda mujer tiene derecho a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito público como en el
privado.
Artículo 4[editar]
Este artículo no se refiere solamente al disfrute y goce de los derechos contenidos en la
Convención, sino que también abarca aquellos distintos que estén contenidos en otros
instrumentos.
Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los
derechos humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e
internacionales sobre derechos humanos. Estos derechos comprenden, entre otros:
a. el derecho a que se respete su vida;
El carácter fundamental de este derecho, reconocido así tanto por la Corte Interamericana de
Derechos Humanos como por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos pues sin el
goce de éste sería imposible detentar los demás. En esencia, el derecho fundamental a la vida
comprende, no sólo el derecho de todo ser humano de no ser privado de la vida
arbitrariamente, sino también el derecho a que no se le impida el acceso a las condiciones que
le garanticen una existencia digna.1
Mecanismos de protección[editar]
Artículo 10[editar]
Con el propósito de proteger el derecho de la mujer a una vida libre de violencia, en los
informes nacionales a la Comisión Interamericana de Mujeres, los Estados Partes deberán
incluir información sobre las medidas adoptadas para prevenir y erradicar la violencia contra la
mujer, para asistir a la mujer afectada por la violencia, así como sobre las dificultades que
observen en la aplicación de las mismas y los factores que contribuyan a la violencia contra la
mujer.y que
Artículo 11[editar]
Los Estados Partes en esta Convención y la Comisión Interamericana de Mujeres, podrán
requerir a la Corte Interamericana de Derechos Humanos opinión consultiva sobre la
interpretación de esta Convención.
Este artículo se relaciona con el artículo 64 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, que establece la facultad de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de
interpretar tanto esa Convención como otros tratados concernientes a la protección de los
derechos humanos en los Estados americanos. Asimismo, la Corte podrá brindar opiniones
acerca de la compatibilidad entre cualquiera de las leyes internas de un Estado y los tratados
de derechos humanos.
La competencia consultiva puede ser iniciada tanto por un Estado Miembro de la OEA como
por los órganos enumerados en el Capítulo VIII de la Carta de la OEA, entre estos los
organismos especializados, pero sólo en cuanto les competa. La relevancia del artículo 11
analizado es la facultad expresa que da a la Comisión Interamericana de Mujeres para solicitar
a la Corte opinión consultiva sobre la de Belém do Pará.
La facultad consultiva de la Corte constituye un servicio que la Corte está en capacidad de
prestar a todos los integrantes del sistema interamericano, con el propósito de coadyuvar al
cumplimiento de sus compromisos internacionales sobre derechos humanos. Con ello se
auxilia a los Estados y órganos en la aplicación de tratados relativos a derechos humanos, sin
someterlos al formalismo y a las sanciones inherentes al proceso contencioso4
Artículo 12[editar]
Cualquier persona o grupo de personas, o entidad no gubernamental legalmente reconocida
en uno o más Estados miembros de la Organización, puede presentar a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos peticiones que contengan denuncias o quejas de
violación del artículo 7 de la presente Convención por un Estado Parte, y la Comisión las
considerará de acuerdo con las normas y los requisitos de procedimiento para la presentación
y consideración de peticiones estipulados en la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y en el Estatuto y el Reglamento de la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos.
El fin del sistema de las peticiones consagrado en el artículo 12 de la Convención es el de
fortalecer el derecho de petición individual internacional a partir de ciertas precisiones sobre
los alcances del enfoque de género. La adopción de esta convención refleja una preocupación
uniforme en todo el hemisferio sobre la gravedad del problema de la violencia contra las
mujeres, su relación con la discriminación históricamente sufrida y la necesidad de adoptar
estrategias integrales para prevenirla, sancionarla y erradicarla. En consecuencia, la
existencia de un sistema de peticiones individuales dentro de una convención de tal tipo tiene
como objetivo alcanzar la mayor protección judicial posible, respecto de aquellos Estados que
han admitido el control judicial por parte de la Corte IDH.5