You are on page 1of 58

LIBRO I

1. NOÉ ERA ALGUIEN COMÚN

No era un evangelista mundialmente conocido, tampoco era el director de alabanza de su iglesia, no


era un discipulador, ni líder de algún grupo, y ni si quiera estaba en el grupo de danza. No era un
teólogo con muchos títulos ni un predicador capaz de reunir multitudes. Y si no fuera por su edad (600
años) y por su blanca barba, tranquilamente podría pertenecer al ministerio juvenil. Y nosotros
seguramente lo criticaríamos diciendo: “Míralo a Noé, cuándo pensará comprometerse en algún
ministerio, nunca hace nada”.

Aunque las apariencias nos engañen, Noé SI estaba COMPROMETIDO, pero con algo mucho más
importante que un ministerio. Su compromiso era tan intenso que, entre todos, él fue el único a quien
Dios tuvo en cuenta.

Descubre las razones por las cuales fue escogido.


1º Razón: 6:9
2º Razón: 6:22
3º Razón: 7:1
4º Razón: 7:5
5º Razón: 8:20

¿Por qué juzgó Dios a la tierra con el diluvio? (6:11-13).


Ya sabes cómo era Noé y que él estaba comprometido con la santidad de Dios. ¿Cómo piensas que
habrá reaccionado la gente que lo conocía al ver que él era diferente y qué cosas habrá tenido que
soportar por no ser como ellos?
¿Crees que ser diferente le sirvió para algo a Noé?
Noé era un auténtico diferente, comprometido con la santidad de Dios.
Él no se dejaba arrastrar por la corriente de sus amigos, familiares o conocidos. Y fíjate que ni
siquiera se dice que su propia familia fuera como él; si Dios los salvó y los bendijo fue
exclusivamente por la vida de Noé.
El pacto fue con Noé (6:18) porque él decidió no pactar con el pecado.
¿Valió la pena su decisión? ¿Tú qué piensas?
PIÉNSALO FRÍAMENTE.
Tú, ¿qué decisión hubieras tomado? ¿Vivir como todos y morir ahogado, o vivir en santidad
encerrado durante un año en el arca, oliendo “la caquita” de los bichos y vivir para contarlo?”
A veces creemos, equivocadamente, que ser diferentes es “ser pavos”, “ser tontos”, “ser amargos”,
“no disfrutar nada”, “tener todo prohibido”, “ser raros” o “anormales “. Si piensas esto o te sientes así
es porque estás permitiendo que Satanás te confunda. Alguien te ha enseñado mal y tú estás
creyendo cualquier pavada.

SER DIFERENTES es tener vida en medio de la muerte. Ser luz en medio de la oscuridad del
pecado. Tener fortaleza en las debilidades. Poder decir NO a todo lo que corrompe (en cuerpo,
mente y espíritu). Y es decir SI a todo lo que te permite disfrutar de la vida plenamente.

SER DIFERENTES es defender la verdad de Dios entre tantas mentiras y falsificaciones, es vivir sin
pecado entre tanta pecaminosidad, es sonreír y gozar auténticamente entre tanta falsedad.

SER DIFERENTES es vivir en santidad, es pagar el precio de no ser entendido por muchos. Es vivir
haciendo lo que Dios quiere, pensando como Dios piensa y hablando como Dios habla.

SER DIFERENTES es permitirle al Espíritu Santo gobernar nuestras vidas y que su fruto de amor,
gozo, paz, paciencia, bondad, fe, mansedumbre y dominio propio se muestren en nuestra manera de
vivir todos los días.
¿Estás dispuesto a serlo, ser un auténtico diferente?

¿Hay corrupción hoy?


¿Qué cosas y quiénes te parecen que se han corrompido?
¿Eres diferente a tus amigos en tu manera de pensar, de hablar, de sentir, de decidir, de reaccionar?
¿Cuáles crees que son los peligros de “hacer lo que todos hacen”?
¿Cuáles piensas que son las bendiciones de ser diferentes y comprometidos con la santidad de
Dios?
¿Qué cambios importantes piensas que tendrías que hacer en tu vida para ser auténticamente
diferente?
¿Estás dispuesto a hacerlo?
Por uno solo, la misericordia de Dios pudo alcanzar a muchos. Tu vida de santidad puede ser el
medio para que Dios salve a quienes tienes cerca tuyo.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

2. UN LLAMADO…

Seguramente Abram se encontraba muy cómodo con su familia y sus tiendas en Harán, hasta el día
en que Dios lo llamó. Y cuando Dios llama no nos podemos hacer los distraídos.

¿Cuáles eran las tres cosas que Abram tenía que dejar si quería tomar en serio el llamado de Dios?
(vs.1).
¿Y cuál era el propósito de Dios al llamarlo? (vs.2 y 3).
¡Flor de llamado! Es que Dios nunca llama a alguien para hacerle perder el tiempo. Cuando Él llama
siempre es con un propósito.
Primero, Dios te llamó para que seas salvo, para que recibas vida eterna y perdón de tus pecados.
Para que tengas una relación personal con Jesús.
Pero de ahora en más, Él te llama para que te comprometas intensamente con su vida y con su
Reino. Y a cambio de tu compromiso Él te promete bendecirte en todas las áreas de tu vida.
Dios te llama, no te hagas el distraído.

UNA RESPUESTA…
No todo fue agradable para Abram, porque hubo algo en lo que él no obedeció completamente las
indicaciones de Dios.
¿Cuál fue esa excepción? (12:4-5).
En los próximos capítulos vamos a ver cómo esta decisión poco acertada le acarrearía varios
problemas.

UN ALTAR…
Abram el obediente, continua su viaje y nuevamente se le presenta Dios y le aclara más las cosas.
¿Qué hace entonces Abram? (12:6-7).
Sí, él levanta un altar.
El altar es un símbolo de comunión. Levantas un altar cada vez que te humillas delante de Dios,
cada vez que lo adoras, cada vez que lo buscas en oración, cada vez que oras por los demás.
El altar es un símbolo de sacrificio. Dios te pide algo. Dios te está demandando algo. Hay algo o
alguien a lo que tienes que renunciar porque afecta negativamente tu vida.
El altar es un símbolo de adoración. Entregas alabanza y adoración. Te inclinas delante de Dios, te
arrodillas delante de su Presencia y reconoces que todo lo que eres y tienes, ¡es por Él! Es por el
amor con el que te ama, por su perdón, por su paciencia y por su cuidado. Adoras por amor. Te
rindes delante de Dios por amor. Y levantas tu altar.

Pero hay algo más. ¿Dónde instala Abram su tienda y qué hace? (vs.8).
¿Sabías que Bet-el significa “Casa de Dios” y que Hai significa “Ruina”?
¡Abram se instaló entre ambos lugares!. Si sus decisiones eran correctas iría hacia “la casa de Dios”,
pero si sus decisiones eran erradas lo conducirían hacia la “ruina”. ¿Hacia dónde estás yendo?

UNA ENTREGA…
Dios llamó a Abram para bendecirlo y multiplicarlo. A cambio, él tenía que:

 Dejar su tierra: donde practicaban el culto de adoración a la luna.


 Dejar a su parentela: todos ellos se asentaron en Harán para continuar la práctica de
aquel culto.
 Y dejar la casa de su padre: porque Dios quería comenzar algo exclusivamente nuevo
con él y con su esposa.

Piensa un poco en ti mismo. Piensa en tus amistades, diversiones, sentimientos, proyectos futuros,
pecados, música, hobbys, TV, videojuegos, conversaciones, vicios, sexo… ¿cuáles son las cosas
que te están impidiendo seguir el llamado de Dios para tu vida y qué cosas, sí o sí, deberías dejar
porque pueden conducirte a la ruina?
“Dejar” no significa volverte “tonto”, “bobo” o “amargado”. Por el contrario, cuanto más lugar le das a
Dios en tu vida privada (y pública) más aprendes a disfrutar con libertad de todas las cosas (y
personas) que sean sanas y santas. Dios te llamó porque tiene propósitos muy fuertes para ti, pero
es necesario que renuncies a todo lo que sea un estorbo entre tú y Él. No son solo los amigos o los
lugares a los que asistes las únicas cosas que te puedan estorbar. ¿Y tu manera de pensar? ¿Y las
cosas que sientes? Especialmente cuando lo cuestionas a Dios o cuando no quieres obedecerlo en
todo.

Seguir el llamado de Dios es mucho más que hacer algo en la iglesia, es estar comprometido con Su
santidad todos los días de tu vida.
Escuchar el llamado de Dios y seguirlo te abrirá puertas imposibles y te moverá hacia lugares de
bendición para tu vida y tus generaciones.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

3. NUEVOS DESAFÍOS

Pasaje clave: Génesis 17.

Entre capítulo y capítulo fueron pasando muchos años. Para que no te pierdas, te lo sintetizo
brevemente:

 Capítulos 12 a 14. Abram tenía 75 años.


 Capítulo 15. Abram tenía 76 años.
 Capítulo 16. Abram tenía 86 años.

Y ahora, en el capítulo 17, Abram tiene ¡99 años! (13 años después de aquellos problemas de los
que nadie salió bien, 13 años de un completo silencio de Dios). Y ahora, a los 99 años, Dios vuelve a
revelarse a su vida presentándose a sí mismo como el Señor Todopoderoso, El-Shadday.

Dios le plantea un alto desafío a Abram, ¿cuál es? (vs.1)


¡Es el mismo desafío que te hace a ti! Anda delante de Él, sin nada que esconder, y sé perfecto.
Perfecto no se refiere a «no cometer errores», «hacer siempre todo bien», «ser obsesivo y
perfeccionista» o «tirárselas de tipo superior», ¡no!
Perfecto significa que agrades a Dios siempre en todo lo que eres y haces.
Perfecto es aquel que elige la santidad como estilo de vida.
Y luego de esto, Dios reafirma su PACTO con Abram y se lo detalla aún más. Mira el siguiente
cuadro para que entiendas a qué se compromete Dios y cuál es el compromiso que tiene que asumir
Abram:

DIOS:

1. Sería padre de una gran descendencia (vs.4-5).


2. Lo multiplicaría y naciones y reyes saldrían de él (vs.6)
3. Sería el Dios de su descendencia para siempre (vs.7).
4. Les daría toda la tierra en la que habitaban (v.8)
5. Bendeciría a Sara y ella sería madre (vs.15-16, 19).

ABRAM:

1. Se circuncidarían todos los varones a partir de los 8 días de vida (vs.10-14).


(Circuncidar es cortar el extremo de la piel que cubre el pene, llamada prepucio). ¡Aaaaaayyyyy!
La circuncisión era obligatoria para todos los hombres (vs.22-27).

¿Sabías que Dios también hizo un pacto con nosotros por medio de Jesús?
Él se compromete a salvarnos, perdonarnos, darnos una nueva identidad, amarnos
incondicionalmente, guiarnos y darnos su Espíritu, pero a cambio, nuestro compromiso es creerle,
recibirlo en nuestra vida y estar determinados a vivir como Él quiere en santidad. ¿Estás dispuesto?

UNA NUEVA IDENTIDAD


Dios pacta con Abram, y lo primero que hace es darle una “nueva identidad” (vs.5). Y también a
Sarai (vs.15).
Abram significa “Padre exaltado”, pero ahora Dios le cambia su identidad y lo llama Abraham que
significa: “Padre de multitudes”.
Sarai y Sara significan lo mismo: “Princesa”.
Cuando crees y recibes a Jesús en tu vida, junto con la salvación, el perdón de pecados y la vida
eterna, recibes también una nueva identidad. En otras palabras: Dios te ve como alguien nuevo.
Escúchame atentamente: Si tienes una relación personal con Jesús eres alguien nuevo. Antes eras
el pecador, el rebelde, el desobediente, el condenado, el inútil, el abandonado, el feo, el tonto o el
enfermo. ¡Eso ya pasó! Ahora, en Cristo, eres alguien nuevo. Eres perdonado, amado, aceptado,
adoptado como hijo. Eres capaz, útil, santo, justo, redimido y glorificado. Eres capaz, exitoso, sano y
prosperado. ¡Y esto no lo dicen las personas, esto lo dice Dios! ¡Y Dios nunca miente! Por lo tanto,
créelo, agradécelo y disfruta al máximo tu nueva identidad. Es un regalo de Papá.
(Vuelve a leer los Días 5 y 6 para reforzar tu nueva identidad).
Promesa, fe, paciencia, tiempos de Dios, pacto, bendiciones, ¡cuántos desafíos!

SÉ PACIENTE
Sí, otra vez. No te apresures a tomar decisiones, ni te apresures a vivir. Hay un tiempo para disfrutar
de los amigos y ser amigo, y hay un tiempo para el noviazgo. Un tiempo para casarse y un tiempo
para tener bebés. ¡No te adelantes! ¿Quién te corre?
Los que viven corriendo nunca disfrutan nada. Cuando son adolescentes están desesperados por
ponerse de novios. Cuando son novios están desesperados por casarse. Cuando se casan están
desesperados para que nos les falte nada (o para tener hijos). Y cuando se quieren acordar se les
fueron los años y no disfrutaron casi nada. No seas terco en tu propia opinión. ¡Aprende a disfrutar
tus años!… Paso a paso… Lo mejor viene…

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

4. CUANDO DIOS INTERVIENE

Pasaje clave: Génesis 21

“VIEJO, YA ORGANICE EL BABY SHOWER”


El capítulo de hoy comienza de la mejor manera.
¿Qué hace Dios con Sara? (vs.1-2)
Me encanta la expresión de la versión Reina Valera: “Visitó Dios a Sara…”.
En hebreo la palabra “visitar” tiene muchos significados. Uno de ellos es “activar”. Dios activo el viejo
cuerpo de Sara (recuerda que ya cumplió los 90 años), activó su capacidad para concebir, para
quedar embarazada y tener a su único y tan esperado hijo. Obvio, también le activo todos los
espermatozoides a Abraham. Y después de 25 largos años de esperar, esperar y esperar, Abraham
y Sara son padres de un precioso bebé.

¿Qué nombre le ponen a su hijo? (vs.3)


Isaac significa “risa”. Fíjate cómo lo explica la misma Sara en los versículos 6 y 7. ¡Espectacular!
Isaac crece, deja de tomar la teta (vs.8) y cuando todo iba de maravillas, surgen en la familia…

VIEJOS PROBLEMAS NO RESUELTOS


¿Te acuerdas? En el capítulo 16 el problema fue entre Sara y Agar (las chicas no se llevaban bien).
Pero ahora el problema es entre Isaac e Ismael (los chicos se parecían mucho a sus mamás). Y si
los viejos problemas no se resuelven originarán nuevos problemas.
Aquel viejo apresuramiento de Abraham y Sara (Día 25) les seguía trayendo dolores de cabeza a
todos. Problema que continúan hasta el día de hoy porque los árabes (descendientes de Ismael) y
los israelitas (descendiente de Isaac), ¡no se pueden ni ver!
¿Qué decisión terminante toma Sara y cómo reacciona Abraham? (vs.10-11)
¿Cómo interviene Dios y qué le revela a Abraham? (vs.12-14)
¿Qué sucede con Agar e Ismael y qué hace Dios con ellos? (vs.15-20)

Me pregunto, en esta situación, ¿por qué intervine Dios?


Porque ni Sara ni Abraham fueron capaces de encontrarle una solución al problema que ellos
mismos habían provocado. Y ni Agar ni Ismael intentaron mantener una convivencia pacífica
sujetándose a ellos. Entonces, en lo peor de la crisis, cuando Agar e Ismael vagabundeaban por el
desierto, Dios interviene.
¿Qué piensas de estas intervenciones de Dios? ¿Actúa Dios como “un metido”, o como un Dios
lleno de amor y misericordia? ¿Por qué?
Ten en cuenta de que Dios no siempre interviene de la manera que tú piensas o quieres que Él
intervenga; pero aunque no sea como tú lo imaginas o esperas Él siempre lo hará de la mejor
manera. Siempre brotarán aguas en tus desiertos (vs.19).

Dios no siempre intervendrá.

 El NO interviene cuando te pones terco.


 El NO interviene cuando decides pecar o desobedecer.
 El NO interviene cuando ignoras deliberadamente el consejo de su Palabra o de tus
autoridades espirituales.

En todos estos casos, no los culpes a Dios por las consecuencias de lo que hayas hecho. Asume la
responsabilidad.

Pero Dios SI interviene:

 Cuando estás a punto de pecar por ignorancia (como Abimelec que no sabía que Sara
era esposa de Abraham).
 Cuando Él ve que hay limpieza y sinceridad de corazón en lo que haces.
 Cuando ya no te quedan más soluciones “humanas”.
 Cuando te enfrentas a situaciones imposibles.

¿Te acuerdas de alguna circunstancia de tu vida en la cual te hayas dado cuenta que Dios intervino
para solucionar algún problema o para sacarte de alguna dificultad?
En esos momentos ¿cómo reaccionaste ante la intervención de Dios?
¿Crees que Dios (por misericordia y amor) esta interviniendo en tu vida ahora? ¿Y en tu familia?
¿Puedes darte cuenta de lo que Él está haciendo?
La intervención sobrenatural de Dios, en un sólo instante, puede cambiar tu realidad de enfermedad
a salud, de pobreza a riqueza, de tensión a paz. ¿Puedes creerlo?

El capítulo termina con un pacto de amistad y de mutuo cuidado entre Abraham el bendecido y
Abimelec (vs.22-32).
Y allí, en Beerseba, ¿qué hace Abraham? (vs.33)
El Dios eterno que interviene en tus circunstancias y que se compromete totalmente contigo, espera
que invoques Su Nombre.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

5. ¿QUÉ ES LO QUE MÁS AMAS?


Pasaje clave: Génesis 22

La promesa se había cumplido. Dios le había dado descendencia, lo había prosperado y bendecido
muchísimo, pero llegó el tiempo de volver a ser probado (vs.1)
¿Qué le pide Dios a Abraham? (vs.2)
¿Y qué decide hacer Abraham? (vs.3 al 6, 9-10)

Abraham hizo TODO lo que Dios le dijo. El no pensó en ningún momento que esto podría venir de
Satanás. Él sabía que Dios estaba detrás de esta prueba terriblemente difícil. Y a pesar de todo lo
que pudo haber pensado y sentido, Abraham obedeció.
Sería muy tonto pensar que él estaba “feliz” con lo que Dios le pedía. ¡Por supuesto que no estaba
feliz! ¡Se debía sentir terriblemente mal!
Todo el camino hasta el monte debió haber sido una agonía preguntándose una y otra vez por qué.
¿Por qué Dios me da un hijo si ahora me pide que lo sacrifique como a un animal?
¿Por qué estar 25 años esperándolo para perderlo en un solo instante?
¿Por qué me hizo promesas que ahora quiebra?
¿Es que acaso Dios es igual a los insensibles dioses paganos que reclaman sacrificios de vidas
humanas?
Si Isaac muere todo el propósito se echa a perder para siempre, ¿acaso Dios no lo sabe? ¿Por qué
entregar a Isaac si lo amo profundamente? Lo amo más que a nada en el mundo.

Sincérate contigo mismo.


¿Cuáles (o cuál) son las cosas o personas que más amas?
“¿Cómo puedo saber qué es lo que más amo?”
Es fácil. Responde 2 preguntas claves y te darás cuenta por ti mismo/a.

1. ¿Qué es lo que más te dolería perder?


¿Qué es “eso” que si algún día lo llegaras a perder, te lo robaran, se muriera, o se fuera de tu vida,
te produciría un tremendo dolor y una gran angustia?
“Eso” que más te dolería perder es lo que más amas.

2. ¿A qué le dedicas tu mayor tiempo y en qué gastas el mayor dinero?


El tiempo que voluntariamente le dedicas a algo o a alguien es una medida importante del “amor”
que sientes por “eso”. Igual con respecto al dinero que le inviertes o gastas.
Imagínate ahora, que Dios te pide que le entregues “eso” que más amas, que renuncies totalmente a
“ese” amor. ¿Cómo te sentirías?
¿Qué pensarías de Dios? Se sincero.

Cuando Abraham estaba a punto de sacrificar a Isaac, Dios lo detiene y le prohíbe lastimarlo. ¿Por
qué piensas que Dios hace esto? (vs.11 al 13).
Dios le permitió quedarse con lo que amaba (con su hijo) sólo después de haber probado su corazón
y su amor. Isaac había llegado a ser tan importante para Abraham que el amor por él ocupaba el
mismo lugar que el amor por Dios. Teniéndolo a Isaac, lo tenía todo. Se sentía seguro, con ganas de
vivir, completo y no necesitaba nada más, o necesitaba menos de Dios que antes. El corazón de
Abraham ya no le pertenecía totalmente a Dios, ahora también le pertenecía a Isaac. Por esto Dios
lo puso a prueba.
Dios no comparte tu corazón con nada ni con nadie. Él tiene todo el derecho de ser el único en tu
vida. #SerieDesafíos

¿Qué nombre le dio Abraham a aquel lugar? (vs.14)


¡Wooooww! ¡Créelo! ¡Repítetelo a ti mismo/a una y mil veces! ¡Dios proveerá! ¡Dios proveerá! ¡Dios
proveerá! En el lugar de la comunión, en el lugar de la revelación, Dios te proveerá. Esta es la
misma palabra de fe que Abraham ya había declarado (vs.8). Mira cómo hablas, porque con tus
palabras matas las promesas y el propósito o los mantienes vivos.

¿Cómo lo bendice Dios luego de haber probado su corazón? (vs.15-18)


Con su palabra de fe y su actitud de obediencia, Abraham le demostró a Dios que Él volvería a ser lo
primero en su corazón. Y Dios lo bendijo mucho más que antes.

Hay muchas cosas importantes en tu vida y seguramente amas a algunas de ellas más que a otras:
tus padres, tu familia, un amigo especial, tu novia/o, el dinero, el ministerio, el estudio, el trabajo, la
ropa o un instrumento musical. Pero nada de esto puede tener el 1º lugar en tu corazón. A “eso” que
más amas Dios te lo reclamará para que no lo ames más que a Él mismo.
Dios es tu seguridad, tu sentirte valioso, tu confianza, tu proveedor. No dependas de las cosas o de
las personas sino de tu relación personal con Él.
Tu corazón y tu amor, ¿son completamente de Dios?
¿Qué personas o qué cosas en tu vida son más importantes que Él?

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

6. COMO PERROS Y GATOS

Pasaje clave: Génesis 25

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ABRAHAM


¿Con qué sorpresa nos encontramos apenas comienza el capítulo? (vs.1)
¡El viejito se consiguió otra novia! Jajajajaja
Dicen los estudiosos que esto NO sucedió después de la muerte de Sara (Abraham está muy viejo
como para poder tener tantos hijos), sino que es más probable que haya sido después de haber
echado a Agar. Por lo tanto, este relato está fuera del orden cronológico de los acontecimientos.

¿Cuántos hijos tuvo con su concubina Cetura? (vs.2)


Mira la Página 78 para entenderlo mejor.
Sin embargo, ¿qué diferencias establece entre Isaac, su hijo amado, y el resto de sus
descendientes? (vs.5-6)
¿Cómo se describen los últimos días de Abraham y a qué edad muere? (vs.7-8)
Dios le dio el regalo de tener una buena vejez, de tener hijos e incluso de ver y disfrutar a sus nietos,
los hijos de Isaac. Cuando Abraham murió, Isaac tenía 75 años y sus hijos, Esaú y Jacob, tenían 15
años cada uno (vs.26).
¿En dónde fue sepultado y quién lo hicieron? (vs.9-10)
Luego de la muerte de Abraham, ¿en dónde vivió Isaac? (vs.11)
La mejor decisión que puedes tomar es vivir cerca del Viviente que te Ve.

Todos lo días nos relacionamos con cristianos y no cristianos. Y no siempre de las mejores maneras.
RELACIÓN ENTRE HERMANOS
Desde antes de nacer, Esaú (el primogénito porque nació primero) y Jacob (que como no pudo salir
primero se agarró del pie del hermano), se trataron como perros y gatos (vs.22-23).
Había enormes diferencias entre ambos hermano, ¿qué descripción se da de cada uno de ellos?
(vs.24-27).

Es importante reconocer nuestras diferencias con los hermanos (los de la familia y los de la iglesia).
No somos iguales. Pero nuestras diferencias de habilidades, talentos, capacidades, gustos, ideas,
dones, conocimiento, autoridad, etc., nunca deberían ser causa de peleas, discusiones y rivalidades
¡Somos hermanos!

La rivalidad entre Esaú y Jacob, lamentablemente también estaba alimentada por sus propios
padres. ¿A quién prefería Isaac y por qué? ¿Y a quién prefería Rebeca? (vs.28).
Muchas veces son los propios padres quienes “prefieren” a uno más que a otros o hacen
comparaciones entre hermanos. O siempre se la agarran de punto con uno de ellos permitiéndole al
otro hacer o decir cualquier cosa.
Si algo así pasa en tu casa lo mejor es que hables con ellos tratando de explicarles cómo te sientes,
orar intensamente por sus vidas y procurar, en la medida de tus posibilidades, mantener la paz.

¡MI VIDA POR UN GUISO DE LENTEJAS!


Pero la rivalidad continuó. ¿Qué tipo de ayuda le “ofreció” Jacob a su hermano? (vs.29-34).
En ese tiempo “ser primogénito” era un honor. Significaba ser el heredero principal de los bienes
familiares, recibir la mejor parte de todas las posesiones, tener la autoridad sobre todo. Y recuerda
que tanto Abraham como Isaac eran muy, muy ricos. Está claro, entonces, por qué Jacob deseaba
tanto la primogenitura. Sin embargo, no era lo único que él quería. Había algo más, y lo obtuvo en
complicidad con su madre (Día 37).
Es cierto que Dios había elegido a Jacob para realizar sus propósitos, y es cierto también que Esaú
no valoró su primogenitura cambiándola por un guiso de lentejas, ¡la despreció total y
completamente!, pero Jacob estaba haciendo todo mal, haciéndolo todo a su manera. Con sus
malas actitudes de ladrón, estafador y mentiroso, solo conseguía que su hermano lo odiara más y
más (también lo leerás el Día 37).
EVALÚA TUS ACTITUDES
Como Esaú, ¿qué cosas valiosas tienes y no estás valorando? ¿Le das el valor que realmente
tienen o vives quejándote de todo y por todo?
Lo que no valores y cuides lo perderás. #SerieDesafíos
Como Jacob, ¿qué actitudes, comentarios, reacciones, aumentan los problemas entre tú y tus
hermanos en lugar de bendecirlos? ¿Qué deberías corregir o intentar cambiar?
Aunque Dios te haya escogido para algo mejor o mayor que a tu hermano tienes que esperar que
sea Él mismo quien te levante a su tiempo y no manipular a nadie para lograr tus propósitos por más
“espirituales” que sean.

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

7. MEJOR SOLA QUE MAL ACOMPAÑADA

Pasaje clave: Génesis 38.

Dejemos a José por unos momentos (bastantes problemas ya tiene) y miremos juntos otra historia.
Una historia de amores, sexo y muertes.
El protagonista principal es Judá, el cuarto hijo de Jacob y Lea. Luego que él y sus hermanos
vendieran a José, ¿a qué se dedica? (vs.1-2)
¡Sí, el muchacho se dedicó a procrear! Y lo hizo con una chica cananea. Ya hablamos de los
problemas que causan estas relaciones (Día 46).
Indudablemente invirtió algunos años en la tarea de procrear porque ¿cuántos hijos tuvo y cómo se
llamaron? (vs.3-5)
¡Un gran procreador! Tranquilo/a, estos primeros versículos son solo la introducción a lo que será el
clímax de nuestra historia. Sigamos.

Pasaron algunos años y el mayor de sus hijos llamado Er, ya tenía edad para tener novia y casarse.
Y de acuerdo a la tradición de aquellos tiempos el papá eligió una esposa para su hijo. ¿Cómo se
llamaba la chica? (vs.6).
Recuerda este nombre porque lo vas a leer muchas veces a lo largo de este capítulo.

¡A ESTA CHICA NO HAY ESPOSO QUE LE DURE!


A ella no le fue nada bien con su primer esposo. ¿Qué sucedió con él? (vs.7).
¡Dios mismo lo mató! Esto es tremendo. La expresión “ser malo ante los ojos de Jehová” no es
superficial ni simbólica. Con estas palabras se enfatiza que la persona, deliberadamente, hacía lo
malo aún conociendo sus consecuencias y sabiendo que Dios lo repudiaba.
“Ser malo” es un estilo de vida basado en la maldad. Todas sus conductas estaban enfocadas hacia
la práctica del pecado. Es como si la persona pensara: “¿A Dios le desagrada esto? ¿Es malo? ¿Es
pecaminoso? ¿Lo ofende? Entonces a mí me gusta y lo hago”. Dios mismo le quitó la vida.

¿Qué decisión toma Judá? (vs.8).


En lugar del muerto Er, le entrega como esposo a su 2º hijo, Onán.
¿Qué hace Onán y cómo termina su vida? (vs.9-10).
¡Pobre chica! Todavía no puede disfrutar de un matrimonio estable y tranquilo porque los hijos de su
“querido suegro” son lo peor de lo peor. ¡A este también lo mató Dios!
¿Y por qué eran lo peor de lo peor? Porque nacieron, crecieron y se formaron en un ambiente
pagano con valores y principios de vida sin Dios. Y el gran responsable de esto fue el mismo Judá.

¿Entiendes lo que hacía Onán? Después de cada relación sexual y cuando ya estaba listo para
eyacular, en vez de continuar con el coito, ¡eyaculaba su semen en la tierra! (“vertía en tierra”). Con
este primitivo y poco eficiente método anticonceptivo, Onán se aseguraba que su esposa no quedara
embarazada y de esta manera no le daba descendencia. De haberlo hecho, serían los “hijos de su
hermano” y todos los beneficios y derechos económicos serían para ellos y ¡no para él! Fue por esta
actitud egocéntrica que Dios también lo mató a él.
Muchos maestros y líderes usan éste pasaje para decirte que “el onanismo” (palabra que proviene
de Onán y que se asocia a la masturbación) es un pecado que Dios castiga. ¡Naaaaadaaa que
veeeeer!
¡Dios NO lo castigó porque él eyaculaba en la tierra, en el calzoncillo o donde fuere! ¡Dios lo castigó
por no querer darle descendencia a su hermano!
¿Qué le pide, entonces Judá a Tamar? (vs.11).
UNA NUERA “FÁCIL” Y UN SUEGRO MUY “CARIÑOSO”
Tamar estaba desesperada por tener un hijo, pero Judá no lo largaba a Sela para dárselo como
esposo y ella no tenía ningún interés en esperar más.
¿Qué estrategia elabora y qué resultados obtiene? (vs.12-18)
Tamar se disfrazada de prostituta, tiene sexo con su lujurioso suegro y se embaraza de él. ¡Pero
sólo lo hace con la intención de tener un hijo!
Los programas de chimentos estaban a full y Judá se entera de que su nuera estaba embarazada.
¿Qué decide hacer con ella? (vs.24)
¡Estaba muy enojado porque ella había tenido sexo vaya a saber con quién!
¿Con quién había tenido sexo? (vs.25-26)
¿Y cómo finaliza esta loca historia? (vs.27-30).

¿Sabes cuál es la importancia de Tamar en toda esta historia?


De la descendencia de su hijo Fares, muchos siglos después, nacería el rey David, aquel hombre
conforme al corazón de Dios. Con su acción arriesgadísima, que de ninguna manera fue correcta,
ella salvó a Judá de la extinción de su descendencia.
¿Qué piensas acerca de la conducta de Onán? ¿Y de las actitudes de Judá y de Tamar? ¿Conoces
relaciones de pareja basadas en el engaño y la mentira? ¿Qué consecuencias piensas que sufren
estas parejas?

Extracto del libro «Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Génesis Edición Extendida»

Por Edgardo Tosoni

8. DUDAS Y EXCUSAS

Pasaje clave: Éxodo 3.

Ya pasaron 40 años desde que Moisés huyó desesperadamente de Egipto. Durante este tiempo
trabajó de pastor y vivió en el desierto, además de casarse son Séfora y tener hijos. Su suegro era
Jetro, un sacerdote de Madián. Y ahora, a los ¡80 años!, Dios lo llama porque tenía preparado un
ministerio para él. ¿Qué me cuentas?

Dios lo encuentra y le pide algo importantísimo (3:7-10). ¡Pero entonces surge la


primera… EXCUSA! (3:11).

Qué piensas de los sentimientos de inferioridad de Moisés. ¿Te das cuenta? Esto de sentirse inferior
no te pasa únicamente a ti. Imagínate, 40 años cuidando ovejas y de repente Dios lo llama a ser el
líder de casi 1.000.000 de personas… ¡en esclavitud! ¡Para morirse!

¿Cómo lo alienta Dios? (3:12).

Dios te llama a dar testimonio delante de tus compañeros, ahí en tu curso o en tu trabajo. Te llama a
desafiar a los tibios y apartados. A corregir a los que andan metidos en cualquier cosa. A
comprometerte con el servicio en la iglesia.

¿Quién, yo? Sí, ¡tú! Cuando algún líder o pastor te invite a participar, no tomes tu decisión en función
de tus sentimientos de inferioridad (“no voy a poder”, “no me va a salir bien”, “nunca lo hice”, “no
estoy súper-híper-ultra bien con el Señor”…). Toma tu decisión considerando esto:

Si alguien pensó en ti y te invitó a participar fue porque primeramente Dios pensó en ti y Él te conoce
mejor que nadie.

Es cierto que todo lo nuevo produce miedo e inseguridad, pero puedes ir y decirle al Señor: “Tengo
miedo, me siento inseguro, nunca lo hice antes, y vengo a decirte todo esto para que me llenes de
tus fuerzas ¡y no me dejes solo! Gracias por tenerme en cuenta”.

Piénsalo.

Si Dios pensó en ti es porque sabe que puedes hacerlo. ¡Anímate a creerle!

Pero si en cambios le crees más a lo que sientes nunca vas a hacer nada, porque lo que sientes
muchas veces te tira abajo. Créele a Dios y anímate a salir del “desierto” de tu comodidad personal
para pensar en otros y bendecirlos. En Él eres capaz de hacerlo aunque las primeras veces no sean
fáciles.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

9. No Estás Solo

Pasaje clave: Éxodo 5 y 6.

Después de haber superado sus sentimientos de inferioridad y contando con la colaboración de su


hermano Aarón, Moisés está preparado para enfrentar al Faraón. Esta fue la primera gran oposición
a la que tuvieron que enfrentarse Moisés y Aarón. Ellos la soportaron, pero el pueblo no (5:20-
21, 6:9).

Esta primera vez, no sólo no fue fácil, sino que además despertó en Moisés viejos sentimientos de
inferioridad. Sintió que no había logrado absolutamente nada. Y parecía como que Dios en vez de
ayudarlos los estaba dejando completamente solos.

¿Te sentiste alguna vez así? En medio de una situación en la que te habías propuesto obedecer a
Dios, soportaste la presión y la oposición, y sin embargo sentiste que no obtenías ningún resultado,
y para colmo las cosas se ponían peor. Mayores burlas, mayores indiferencias, mayores rechazos.
¿Vale la pena esforzarse tanto para que todo empeore?

El pueblo, Moisés, Aarón, todos se desanimaron mucho. ¿Qué fue lo que hizo Dios inmediatamente?
¿Cuáles fueron sus palabras para todos ellos?
 Les recordó quién es Él. ¿Quién es? (6:2-3).
 Les recordó un antiguo pacto. ¿Cuál? (6:4-5).
 Les confirmó una promesa. ¿Cuál? (6:6-8).

Así es Dios. Él no hace las cosas a las apuradas (porque todo esto llevó su tiempo). Él no se
desespera, ni se desalienta como nosotros. Él sabe que a su tiempo se cumplirán sus objetivos. Sin
embargo él no actúa por su propia cuenta. No sé por qué, pero todo lo que Dios hace o quiere hacer,
siempre lo realiza por medios de personas, de hijos suyos. No se fija mucho en la edad, pero sí mira
a fondo el corazón. Tu corazón y el mío.

Piénsalo.

Dios tiene tiempo para hacer las cosas y aunque te parezca que todo empeora por estar en
obediencia a Dios, no te desalientes. Él está probando tu fe, tu perseverancia y tu obediencia. Todo
esto es muy fácil dentro de la iglesia, pero cuando tienes oposiciones, cuando se ríen de lo que
crees no es fácil, pero es allí donde Dios te pone a prueba.

No olvides tampoco quién es tu real enemigo. Tus enemigos no son los que te tratan de santulón, ni
tus padres cuando te prohiben ir a la iglesia o no te permiten escuchar música cristiana. Tu
verdadero enemigo es Satanás.

Tu lucha es espiritual y aunque parezca, a simple vista, que “no pasa nada”, cree que tu “vara” se
comerá la de ellos. Tú permanecerás mientras ellos serán humillados. Tu santidad y tu obediencia
no son en vano. Dios tiene sus métodos. Créele, Él sabe lo que hace y sabe cómo hacerlo.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

10. Plagas
Pasaje clave: Éxodo 8 al 10.

Como Faraón se ponía difícil y como Moisés no aflojaba en obedecer a Dios, la situación llegó a un
punto límite. Tremendos poderes espirituales se desencadenaron. Todo el poder de la magia y la
brujería satánica contra la poderosa fuerza de Dios. ¿Sabes quién ganó?

Hay tres personajes principales en estos capítulos:

MOISES.

Este es un Moisés totalmente renovado. Dios y él son multitud. Dios lo llamó a ese lugar y Él mismo
lo está capacitando, levantando y utilizando con poder. ¿Por qué? Porque Moisés cambió su
corazón y se atrevió a creerle a Dios.

Anímate a comprometerte con el Señor en lo que Él te llame. No hay un ministerio mayor que otro.
¿Sabes qué es lo que hace importante y bendecido a un ministerio? El corazón humilde y
consagrado de los que participan en él, sin celos, sin competencias. Y a su tiempo el Señor te va a
levantar. Hay poder de Dios en tu vida ¡Créelo!

El FARAON y sus brujos.

Todos ellos estaban gobernados por demonios. No conocían ni tenían la vida de Dios. Adoraban
ídolos e invocaban a Satanás. Faraón no lo tomaba en serio a Dios. Estaba poseído por el maligno,
su corazón estaba duro como una piedra. Él fingía arrepentimiento pero era falso porque lo hacía
sólo para escapar de las plagas.

¿Y los brujos? Terminaron temblando ante el poder de Dios. Es importante que tengas claro tres
cosas:

A. Satanás siempre será vencido por el poder de Dios. Ya fue derrotado por Jesús. Es un perdedor.
B. Él no puede tocarte, porque MAYOR es Jesús en tu vida. Dios mismo le pone límites que él no
puede cruzar. No tengas miedo. Duerme tranquilo.

C. NUNCA te metas en el ocultismo: curanderos, películas de terror o música heavy mundana.


Astrología, juego de la copa, yoga, artes marciales. Renuncia a los videojuegos, al anime y al manga
que sean satánicos, porque detrás de todas estas cosas hay demonios. ¡Y no es un chiste! Los
demonios no juegan.

Y aunque ellos no puedan meterse en tu vida porque el PODEROSO vive en ti, sí te van a perturbar,
te van a generar oscuras pesadillas, vas a sentir miedo, van a afectar tu relación personal con Dios
y lograrán que tu vida espiritual se enfríe. Te van a generar estados depresivos y van a meter ideas
suicidas en tu cabeza. Si participaste en algo de esto confiésaselo a Dios. En su nombre, renuncia
específicamente a aquello en lo que has participado y quema esos videos, pósters, cómics,
calaveras, remeras, budas, angelitos, cartas de Magic The Gatering, Yu-Gi-Oh, etc. Manténte limpio
en tu corazón.

DIOS.

¡No hay otro como Él! ¡Es el único digno de ser adorado, escuchado y obedecido!

No hay brujos, curanderos, “santos padres”, parapsicólogos, pastores, astrólogos o “Marías” que
puedan igualarse a Él. No hay Faraón, diablo, demonios, macumberos o satanistas que puedan
ganarle. ¡Él es DIOS! ¡Unico, verdadero y vivo! Tú Dios y tú Papá. Así de simple.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

11. La Pascua
Pasaje clave: Éxodo 11 y 12.

Faltaba muy poco para el gran día de la liberación. Ese sería un día muy especial y Dios quiso que
fuese recordado por su pueblo. La fiesta que celebrarían para no olvidar se llamaría “La Pascua”.

La Pascua es una fiesta judía y ellos la celebran recordando su liberación de la esclavitud de Egipto.
Fue el catolicismo quién inventó la tontería de que no se puede comer carne roja pero sí pescado.
Los judíos se comieron un buen cordero, ¡y no fueron a pescarlo! Y si quisiéramos celebrarla tal cual
como es tendríamos que comer verduras amargas, panes sin levaduras y ¡cordero asado!

Para nosotros, los creyentes en Jesús, la Pascua tiene un significado espiritual y no tiene nada que
ver con comer o no comer carne. ¡Lo menos importante es lo que vas a comer durante esos días!

Con la sangre del cordero pintarían el marco de la puerta de la casa y todos los que estuvieran
dentro de ella se salvarían del juicio de Dios.

Para nosotros, el Señor Jesús representa a ese cordero que fue sacrificado. El santo, justo y sin
pecado fue a la muerte llevando nuestras maldades. Y sobre una cruz derramó su sangre para
darnos vida y salvación.

¿Recuerdas el día que invitaste a Jesús a tu vida y le pediste perdón por tus pecados? (¿O aún no
lo hiciste?) Desde ese mismo día, Dios te cubrió (pintó tu vida) con la sangre de Jesús y quedaste
libre del juicio de la muerte eterna y del infierno ardiente. Dios no te salvó porque eres bueno, te
portas bien y vas a la iglesia (porque ninguna de estas cosas te salvan). Él te salvó porque vio la
sangre derramada de Jesús y esa sangre limpió tus pecados y te dio un corazón nuevo.

¡No es que Dios te haya pasado un trapo mojado con sangre! La sangre representa la vida. Ser
limpiados con la sangre de Jesús significa que la propia vida resucitada y poderosa de Jesús borra
tus pecados y entra en ti para darte vida nueva y eterna.
No recuerdes esto solamente una vez al año. Recuérdalo y valóralo todos los días de tu vida: ¡Soy
salvo! ¡Soy perdonado! ¡Soy libre de la muerte y del infierno! ¡Estoy limpio por la sangre de Jesús!
¡Tengo su vida en mí! ¡Soy alguien nuevo!

Pero además de la pascua (celebrada el día 10), ¿qué más debían celebrar desde el día 14 hasta el
21? (12:14 al 20).

La levadura es una representación del pecado. Un poquito de levadura infla toda una masa. Un
poquito de pecado arruina toda una vida. Jesús murió y resucitó para que no haya “levadura
espiritual” en tu vida. No te infles con la maldad. Mantén tu corazón puro. Confiesa tu pecado y creé
que Jesús te perdona y te limpia.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

12. Protegidos

Pasaje clave: Éxodo 15.

Tal vez te preguntes, ¿por qué, si Dios nos protege, algunos de sus hijos son maltratados, abusados
o sufren accidentes?

No es fácil responder esto. No hay respuestas tan simples. Es cierto, Dios nos guarda, pero a veces
nosotros mismos buscamos el riesgo y nos metemos es situaciones peligrosas.

Es cierto, Dios nos guarda, pero mientras fuimos niños (y aún de adolescentes) la mayor
responsabilidad sobre nuestras vidas era de nuestros padres. Ellos debían cuidarnos y librarnos de
personas con malas intenciones (aún cuando fueran familiares), y a veces no lo hicieron (o nunca);
entonces indefensos como niños y con miedos, sufrimos maltratos, golpes o abuso sexual.

Pero, ¿por qué esos padres que deben proteger a sus hijos, como representantes de Dios, no lo
hacen?

A veces, porque ellos mismos ignoran a Dios y no actúan como sus representantes. A veces por
exceso de confianza y descuido, porque ellos mismos no recibieron de sus padres el cuidado
necesario. Otras veces por pasar demasiadas horas fuera del hogar dejando solos a sus hijos, sin
saber con quiénes están y qué hacen. Otras veces, por miedo, se vuelven cómplices de aquellos
que lastiman o abusan y no hacen nada, aún sabiendo la verdad.

Piénsalo.

Lo importante ahora es que tengas algo muy en claro: Dios no maltrata y no abusa. Y tú no fuiste
responsable de aquellas cosas desagradables que sufriste en tu infancia. No fue tu culpa lo que te
tocó vivir. No fue por algo malo que hiciste o dijiste, sino por la falta de protección y cuidado. No
busques vengarte, Dios mismo tratará con aquellos que de alguna manera te lastimaron. No tengas
miedo, ni vergüenza de abrir tu corazón delante de Dios y de alguna persona madura y espiritual
para sacar todo el dolor que aún tengas adentro y para aprender a perdonar.

Hoy, por amor, Dios mismo se hizo cargo de ti para cuidarte y librarte del mal. Si no te metes en
nada raro, Él será tu fortaleza y tu cuidador siempre (15:2, 6-7, 11-13, 16-18).

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

13. ¿De Quién Te Quejas?


Pasaje clave: Éxodo 16.

Pasaron pocas semanas desde que salieron de Egipto y ya comenzaron los primeros problemas. El
pueblo cambió la danza y la alabanza por terribles murmuraciones y quejas insoportables.

Se quejaban continuamente, pero lo peor de todo era que aún añoraban su vida vieja. ¡¿Quién los
entiende?!

Se le quejaban a Moisés pero en realidad, ¿a quién iban dirigidas sus quejas y críticas? (16:7-8).

¿Hacia quién diriges generalmente tus quejas? No hace falta decir cosas en voz alta para quejarse,
porque hay quejas del pensamiento. Y también hay quejas de las actitudes, por ejemplo cuando
reaccionas con fastidio y malestar por las cosas que te mandan a hacer o que te dicen. Tal vez ni
abres la boca pero esa reacción fastidiosa es una manera de quejarte.

¿Sabías que la queja es un pecado y que además, te convierte en alguien amargado, egoísta y
pesimista, incapaz de ver las cosas buenas que te rodean y disfrutarlas?

¿Sabías que la murmuración es un grave pecado?

Murmurar es hablar con otros mal de alguien sin que éste lo sepa. Entonces, cada vez que le sacas
mano a alguien, o lo acusas, desprestigias o criticas, estás murmurando.

Si te sucede algo o te sientes incómodo con alguien, no murmures con otras personas en su contra.
Anda, da la cara y habla personalmente con él. No peques.

¿Sabías que toda queja y murmuración hacia otros están dirigidas a Dios? ¿Sabes por qué? Porque
es Dios quien puso a tu lado a esas personas y es Él quien decide sobre tu vida.

Otro grave pecado de este pueblo era que constantemente extrañaba su vieja vida en Egipto
(16:3, 17:3).
¡Extrañaban ser esclavos! ¡Extrañaban que los hicieran trabajar como unos burros! ¡Extrañaban que
los tratasen como a animales! ¡Estaban locos!

Seguramente tú dejaste cosas para seguir a Jesús, ¿todavía las extrañas?

Los amigos, el sexo, los boliches, los porros, aquellas “resacas”, esos pecados o vicios que te
ataban. Muy dentro de ti, ¿quieres volver a todo aquello o estás disfrutando de todo lo nuevo y lo
sano que hay en Jesús?

¿Prefieres aquellos “palos” que te pegaba Satanás o la libertad que encuentras en Cristo?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

14. Así Dice El Señor

Pasaje clave: Éxodo 20.

Ya pasaron tres meses desde que los israelitas salieron de la esclavitud de Egipto, y en este breve
tiempo, Dios los sorprendió con sus milagros y poderes. La columna de nube guiándolos (y dándoles
sombra) durante el día. La columna de fuego alumbrándolos (y dándoles calor) durante las frías
noches del desierto. Un cruce en seco a través del mar. Agua amarga convertida en agua potable.
Comida del cielo, nutritiva, dulce y abundante, llamada maná. Agua de la roca, y la primera batalla
ganada contra los violentos de Amalec que quisieron destruirlos. Y ahora, después de 3 meses de
viaje, llegan al desierto del Sinaí, donde Dios los volverá a sorprender, pero esta vez con su
sabiduría, su ciencia y su santidad.
Escucha: Los diez mandamientos o cualquier otra ley, no sirven de nada si no recibes a Jesús
como tu Salvador y Señor. Podrás saberte de memoria los diez mandamientos, podrás ir a la iglesia
todos los sábados y domingos, podrás hacer todo el esfuerzo que se te dé la gana para cumplirlos y
obedecerlos, podrás recitarlos mil veces, pero si nunca invitaste a Cristo a vivir en tu vida y si nunca
le pediste perdón a Él por tus pecados, estás muerto en tu corazón y todo lo que hagas o recites de
la Biblia no te servirá absolutamente de nada. ¿Te queda claro?

Hay quienes piensan que por cumplir algún mandamiento, por ejemplo, no robar ni adulterar ¡ya
está! ¡Ya son santos y todo está bien con Dios! ¡Mentira! ¡Falsos espirituales! ¡Están condenados!
Porque seguramente le oran, le prenden velas y se arrodillan delante de los santos y de las vírgenes
y se cuelgan crucifijos o coleccionan estampitas ¡y eso también está prohibido por Dios en el 1º y 2º
mandamiento!

Y seguramente son codiciosos, seguramente hablan mal de sus vecinos o familiares, tal vez roban
no pagando los impuestos o enganchándose de la luz ajena o pinchando la señal de cable o dejando
enormes deudas.

O seguramente son irrespetuosos, desobedientes y mal educados con sus padres. ¡Y todos estos
son mandamientos que ellos no cumplen!

Piénsalo.

Aún nosotros muchas veces nos comportamos igual que ellos. Nos olvidamos que nuestro Dios es
Santo y que Él, aunque no descienda con truenos y relámpagos ni nos mande un rayo para
matarnos apenas pecamos, si nos exige santidad en nuestros sentimientos, palabras, pensamientos
y actitudes.

Tendríamos que temblar, aunque sea un poquito, delante de Él, en vez de comportarnos como
hipócritas: hacer cualquier cosa por ahí, hablar mal de alguien y después alabar y orar como si todo
estuviera tan bien. Más importante que los mandamientos en tu cabeza es la santidad en tu forma de
vivir.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”


Por Edgardo Tosoni

15. Para Aprender A Vivir

Pasaje clave: Éxodo 21 al 23.

¡Tantas leyes y ordenanzas! ¿Qué tiene que ver todo esto con nosotros?

Aunque te parezca increíble tiene muchísimo que ver contigo y conmigo. Las leyes de Dios no son
caprichosas, están dadas con objetivos muy claros.

¿Por qué piensas que Dios dejó leyes tan específicas?

La respuesta es muy simple: Si no hubiera leyes todo sería un gran desorden, cada uno impondría
sus propias reglas y reinaría el caos. Pero además, las leyes de Dios tienen otro propósito: ellas nos
libran de lo malo (malas decisiones, malas actitudes, malas reacciones, malos consejos, malas
relaciones…) y nos revelan algo de la forma de ser de Dios. En otras palabras: Nos enseñan a vivir
más y mejor. Por ejemplo:

¿Cómo cuidas las cosas que te prestan? (22:26-27). Dios es misericordioso y justo.

¿Cómo tratas y qué hablas de los que son autoridad sobre ti? (22:28). Dios es autoridad y tiene
autoridad.

¿Cómo te comportas sexualmente? (22:16,19). Dios es santo.

¿Cómo tratas a los que son de otros lugares o razas? (22:21, 23:9). Dios no hace acepción de
personas. Él nos acepta como somos.
¿Cómo debe ser tu actitud ante la idolatría y el ocultismo? (22:18, 20, 23:13, 24). Dios es único y no
está muerto. Sólo Él merece nuestra adoración.

¿Cómo hablas? (21:17, 23:1-3, 7). Dios habla verdad y rechaza toda mentira porque Él es
verdadero.

¿Cómo es tu relación con los no creyentes? (23:2, 32-33). Dios no participa ni aprueba la maldad. Él
juzga a los malos.

¿Qué actitudes tienes hacia aquellos que no soportas? (23:4-5). Dios es amor y perdonador.

¿Son tus actitudes, palabras o reacciones violentas? (21:12, 14-15, 18-22). Dios es un Dios de paz y
de paciencia. El no es violento ni agresivo.

¿Te das cuenta?

Piénsalo.

Aunque tantas leyes parezcan “pesadísimas”, no tienen el propósito de privarte la libertad y


enjaularte como a un preso “al que le prohiben todo”; por el contrario tienen el propósito de revelarte
cómo es Dios y quién es Él para que, respetando su voluntad; disfrutes de todo con libertad. Una
libertad que te haga bien y que le haga bien a los que te rodean. Es cierto que muchas de estas
leyes eran exclusivas para los israelitas allí en el desierto, y también es cierto que palabras como
“ojo por ojo o diente por diente” ya no van más. Pero también es cierto que Dios no cambia, Él es el
mismo. Lo que odiaba y juzgaba ayer también lo odia y juzga hoy. Lo que aceptaba y bendecía ayer
también lo acepta y bendice hoy, aunque las reglas cambien. Más importante que conocer las reglas
y leyes es CONOCER A DIOS, tener una relación personal con Él, saber quien es. No hacer tu
propia voluntad, sino la suya. Vivirás mejor que cualquiera de tus amigos, familiares o desconocidos.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni


16. Ropas Santas

Pasaje clave: Éxodo 28 y 29, 39:1-31. Levítico 8.

Estas eran las Ropas Santas de los sacerdotes.

Las vestiduras de los sacerdotes debían ser parte de la adoración. Eran vestidos para honra y
hermosura exquisitamente bordados y trabajados. Además eran ropas que los identificaban del resto
del pueblo y que los habilitaban para servir dentro del Tabernáculo. Eran ropas blancas de lino fino,
con hermosas piedras preciosas incrustadas en ellas y santificadas.

¿Hay santidad en tu manera de vestirte o hay provocación al sexo opuesto?

Hoy, tú y yo somos sacerdotes de Dios, y como tales somos sus representantes aquí en la tierra. Por
lo tanto, cuando hablo de “santidad en tu manera de vestirte” no estoy diciendo que te vistas como
un viejo ni que uses los vestidos de tu abuela. Lo que estoy queriendo decirte es que no provoques
sexualmente. Puedes vestirte a la moda, ¡y está bien que lo hagas! sin necesidad de provocar
sexualmente a nadie. Sea que uses una calza, una bikini o un short de baño, una minifalda o un
vestido de fiesta, qué esa ropa también sea de buen testimonio, y no una manera de despertar los
ratones de los demás alimentando sus fantasías sexuales. Los mal pensados lo serán te pongas lo
que te pongas. Olvídate de ellos, lo importante es que tú no seas él/la provocador/a.

Como sacerdote de Dios, tus ropas tampoco pueden expresar abandono, dejadez, suciedad o
muerte (onda góticos, por lo de «muerte»). ¡Qué tus ropas expresen gozo, ganas de vivir, pasión!

Piénsalo.

¿Cómo es tu manera de vestirte?


¿Qué mensajes estás dando?

Somos sacerdotes de Dios para ofrecerle adoración y reconocimiento. Y aunque no necesitamos


usar una ropa “especial”, sí necesitamos hacerlo en santidad. De más está decir que nuestra manera
de vestir debe expresar esa pureza interior.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

17. Un Becerro De Oro

Pasaje clave: Éxodo 31 y 32.

Estos israelitas eran de no creer. ¿Puedes imaginarte que después de haber visto todo el poder de
Dios librándolos de situaciones complicadas y después de haber recibido mandamientos tan claros
para vivir bien y honrar a Dios, fueran e hicieran lo que hicieron?

¡Sí, imagínatelo! Es la patética realidad. (31:18, 32:1-6).

Sincerémonos. ¿Cuántas veces nosotros actuamos de la misma manera que ellos?

Está bien, no nos construimos un becerro de oro y lo escondemos en la pieza para ir a rezarle cada
vez que nos pasa algo, pero… ¿cuántas veces lo reemplazamos a Dios por otras cosas creyendo
que nos harán sentir bien o nos ayudarán en algo?
¿Pero por qué harían algo así? Es cierto que el pueblo todavía arrastraba las viejas costumbres
paganas de Egipto, pero creo que la razón más poderosa es una pequeña palabrita que tú y yo
conocemos mucho: IMPACIENCIA.

¡Sí! Moisés se tardaba en bajar del monte (24:18) ¡¿Y cuál era el problema?! ¿Acaso tenían algo
más importante que hacer allí en el desierto?

Habían pasado 40 días (¡toda una vida, che!) y Moisés no aparecía. ¿Se habrá fugado? ¿Lo habrán
abducido?

¿Cuántas veces la impaciencia te llevó a tomar decisiones apresuradas y a hacer cosas por tu
propia cuenta porque Dios “se demoraba” en responderte?

¿Cuántas veces, aún habiendo visto el poder y el cuidado de Dios sobre tu vida, decidiste creer más
en otras cosas convirtiéndolas en tus ídolos? Me refiero a horóscopos, cintas rojas contra la envidia,
dinero, moda, etc.

Dios estaba dispuesto a desatar todo su juicio y su ira contra la idolatría del pueblo (32:10), pero
delante de Él se puso Moisés, y oró y le suplicó que no lo hiciera. Le recordó a Dios la promesa que
le había hecho a Abraham, a Isaac y a Jacob.

¡Me encanta Moisés! Alguien dispuesto a pensar más en los otros que en sí mismo. Él deseaba que
Dios continuara con su plan original. Y me encanta ver el corazón de Dios lleno de paciencia y de
misericordia.

Seguramente a ti, al igual que a mí, te pone bastante mal ver en tu grupo o dentro de la iglesia,
chicos y chicas que nunca se comprometen, que todavía andan en cualquier cosa o que toman
decisiones pasajeras y superficiales, pero… tú y yo, ¿somos mejores que ellos?

¿Sabes qué significa ser mejores que ellos? Significa tener la actitud de Moisés. “Señor, aunque se
lo merezcan, no los destruyas. Por tu misericordia dales una oportunidad más”.

¿Es esta tu actitud hacia ellos o eres de los que juzgas sintiéndote más espiritual?
No te confundas. Tener la actitud de Moisés no es ser “tonto”. Él no lo era. Mira lo que hace con los
que habían pecado (32:19-21, 25-29).

Te enojas cuando tus líderes o pastores te disciplinan o te hacen ver lo que no quieres ver, sin
embargo son mucho más blanditos que Moisés. ¿No te parece?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

18. ¿Qué Te Pasó Moisés?

Pasaje clave: Éxodo 34.

Por la bronca que sintió contra la idolatría del pueblo Moisés rompió contra el piso las dos tablas de
piedra con los mandamientos y las leyes de Dios. (34:1 al 3).

Moisés vuelve a la presencia de Dios, y Dios se revela delante de él (34:5 al 7).

¡Sí! Dios se proclama a sí mismo como fuerte, misericordioso y piadoso. Y esto no es síntoma de
orgullo o soberbia, porque Dios no se mezcla NUNCA con el pecado. A veces nosotros decimos
tonterías como por ejemplo: “No espera, no proclames eso…”, o “Proclamo que voy a ganar plata…”,
o “No proclames que llueva…”, o “Proclama esto o no proclames aquello…”. Algunas de estas
proclamaciones son puras supersticiones. Lo peor es que en muchas de estas proclamaciones
“mágicas” con las que se pretenden obtener resultados instantáneos, ni lo tenemos en cuenta a Dios
(aún cuando se lo nombre). Sin embargo lo que Dios proclama de sí mismo es totalmente distinto a
mucho de lo que se oye por ahí. ¿Por qué?
Porque Dios proclama una VERDAD que tiene relación directa con su propia IDENTIDAD. Él no
espera llegar a ser fuerte o misericordioso o perdonador. No es algo que Él desea que suceda ¡Él ya
lo es!

Es una verdad absoluta y completa. Pero además, Dios cree totalmente lo que proclama.

¿Sabes qué es lo que sí tenemos que proclamar? La Palabra de Dios, las Bendiciones de Dios,
las Promesas de Dios, los Mandamientos y Ordenes de Dios, las Verdades de Dios, los
Juicios y Disciplinas de Dios. De tu boca tienen que salir palabras de fe.

Cualquier otra cosa que proclames o que escuches que otros proclaman, que no tenga nada que ver
con la identidad y la verdad de Dios, es pura tontería. ¿Te queda más claro?

¿Cómo reacciona Moisés? (34:8-9, 28).

¿Cuándo fue la última vez que bajaste la cabeza hacia el piso (humillación) para adorar a Dios?

¿Cuándo fue la última vez que confesaste tus pecados y los pecados de tu familia o los pecados de
la iglesia o de tu grupo para que Dios los perdone?

¿Confiesas específicamente tu pecado o el de tu familia con una verdadera actitud de


arrepentimiento, o haces esa oración boba de “perdóname toooodo lo malo que hice”?

¿Por qué confiesas tus pecados? ¿Porque te duele haber pecado contra Dios y te sientes
avergonzado por lo que hiciste, porque tienes miedo de que algo malo te suceda, o porque ya estás
“muy acostumbrado” a hacerlo?

¿Cómo definirías tu comunión personal con Dios: Inconstante, a las apuradas, aburrida, motivada,
disfrutando de la Palabra y la oración, desenganchado, muy metido con Él?

Tu vida diaria es el reflejo que todos podemos ver. ¿Cuánto tiempo pasas a solas con Dios en
oración y adoración con su Palabra?
Si tienes dudas de esto fíjate lo que pasó con Moisés después de haber estado 40 días y 40 noches
en comunión con el Señor (34:28 al 35). ¡Impresionante!

Mira si un día te ven llegar con el rostro resplandeciente. Sin embargo, lo más común es ver rostros
amargados, quejosos, malhumorados, ansiosos, nerviosos, tristes, enojados, pesimistas, envidiosos,
demacrados, ojerosos (por trasnochar viendo T.V.), o deprimidos, que no reflejan una comunión
fuerte, íntima, diaria y sin apuros, con Dios. Y todos nos damos cuenta de que hay algo que no anda
bien. Piénsalo.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

19. Aceite Sí, Levadura No

Pasaje clave: Levítico 2.

La ofrenda de FLOR DE HARINA.

El grano de trigo es útil solamente si llega a ser harina, pero para esto debe pasar por muchos
procesos donde es cortado, seleccionado, triturado, molido, etc.

El trigo es un símbolo del Señor Jesús. De la misma manera que el trigo, Jesús pasó por muchas
situaciones a lo largo de su vida experimentando sufrimientos hasta llegar a cumplir su objetivo. Él
fue golpeado, torturado y muerto (molido) por ti y por mí. Pero Jesús resucitó para darnos una vida
nueva y completa.
Ya sabes todo lo que Él sufrió por amor a nosotros (rechazos, desprecios, maltratos, burlas, la
muerte) ¿estarías dispuesto a sufrir, si fuera necesario, burlas o desprecios por amor a Jesús?

No es obligatorio sufrir, y tal vez nunca tengas que sufrir por amor a Cristo. Tal vez nunca te
rechacen o te traten mal por tu fe en Él. Tal vez ese momento llegue o tal vez no, pero necesitas
estar preparado.

Sin embargo, el Señor no quiere que tú y yo suframos (aunque muchas veces lo permita para
diferentes propósitos). Él no es un sádico al que le guste hacer sufrir, pero Él también sabe que
somos muy tercos, muy rebeldes, muy desobedientes y muy egoístas, entonces, utiliza el sufrimiento
para “ablandarnos”, para llamar nuestra atención, para hacernos depender de él, para que vivamos
como él desea y no como se nos dé la gana.

La ofrenda de flor de harina llevaba ACEITE. El aceite representa al Espíritu Santo. Jesús estaba
lleno del Espíritu Santo, lleno de su poder y de su vida.

¿Estás lleno del Espíritu Santo? ¿Cómo puedes saberlo? Mírate adentro: si no hay pecados ocultos
o malas intenciones en tu corazón. Si estás en comunión con Dios todos los días, orando, adorando,
“comiendo” su Palabra, creyéndola. Si eliges no hacer tu propia voluntad para agradarlo a Él, si tu
vida muestra el fruto del Espíritu, entonces, estás lleno del Espíritu Santo.

La ofrenda también llevaba INCIENSO PURO. El incienso es para adoración. La vida de Jesús era
adoración para Dios. Dios se gozaba en su vida.

¿Se goza Dios con tu vida?

¿Lo que haces o dices es adoración para Dios?

La ofrenda no podía llevar LEVADURA. La levadura representa al pecado. Podrás hacer muchas
cosas para Dios dentro o fuera de la iglesia, pero si hay pecados ocultos en tu vida, Dios no
aceptará lo que hagas, no importa cuánto te esfuerces o pienses o cuánto dinero o tiempo inviertas.
Él no te bendecirá ni te acompañará. Tus motivaciones y tus intenciones deben ser limpias.
¿Cómo está tu corazón delante de Dios?

¿Cuáles son tus intenciones al hacer las cosas, al participar de tal o cual ministerio?

Piénsalo.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

20. Olor De Paz

Pasaje clave: Levítico 3.

Ofrenda de PAZ.

Muchas veces no disfrutamos de la paz de Dios porque nuestra comunión no es tan fuerte o porque
no estamos totalmente entregados a Él. Aunque creo que la razón más común está en la inclinación
que aún tenemos a pecar. Nuestra conciencia nos acusa y nos sentimos intranquilos, nerviosos o
preocupados, entonces necesitamos volver a recuperar esa paz en nuestros corazones. Esto es lo
que representa la ofrenda de paz.

Sin defecto. Esto era lo más importante. Significa libre de pecados y de imperfecciones. Tú ya sabes
que el único con estas características fue Jesús.

Poner las manos sobre el animal. Esto significa identificación y unión. El animal es sacrificado pero
es como si la misma persona hubiera sido sacrificada. Cuando Jesús moría, tú y yo moríamos con
Él.
La sangre derramada. Representa a la sangre que Jesús derramó en la cruz por nosotros. Es un
simbolismo de su vida entregada. Su sangre, además de borrar tus pecados también limpia tu
conciencia para que nada pueda perturbarte. Si confesaste tus pecados a Jesucristo y le pediste que
te limpie ¡no dejes que nada ni nadie te haga sentir culpable!

¡Todo el mundo busca paz! Todos tratan de sentirse tranquilos, inclusive tú y yo. Pero ¿sabes cuál
es el problema? El problema es tratar de buscar la paz y la tranquilidad en los lugares equivocados.

Hay una paz auténtica, real y duradera y hay una paz falsa y aparente. La falsa y aparente es la que
te ofrece el mundo que te rodea. Ella se basa en el “tener cosas”, “hacer cosas” o en “probar cosas”.
Mientras tienes lo que quieres o mientras pruebas o haces algo determinado te sientes
momentáneamente tranquilo, pero cuando “eso paso”, otra vez la locura, el malhumor, la
intranquilidad interior. Y de nuevo… a probar las mismas cosas para llegar a los mismos inútiles
resultados.

¿Qué cosas “prueban” los que están más cerca de ti para tratar de calmar sus conciencias y tener
paz?

Y tú como hijo de Dios, ¿cuántas veces te enganchaste a querer probar esas mismas cosas?

¿Lograste una paz con Dios duradera o aumentaron los sentimientos de culpa y la intranquilidad
interior?

¿Cuántas veces sentiste que por tener o lograr determinada cosa ibas a estar más tranquilo? Tal vez
en el momento te sentiste fantástico, pero ¿después qué?

Piénsalo.

Solamente en una relación íntima y diaria con Dios aprenderás a disfrutar su paz, aún en medio de
las situaciones más difíciles que te toquen vivir. Porque la paz de Dios se agranda en medio de las
situaciones complicadas cuando tu vida es totalmente para Él. No pierdas tu tiempo tratando de
tener o de probar nuevas cosas para sentir paz.
Búscalo a Dios y duerme tranquilo.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

21. Perdonados!!!

Pasaje clave: Levítico 4.

Ofrendas por el PECADO.

Seguramente te llamó la atención la expresión “si pecare por yerro” (¡queeé!). Esto quiere decir
“pecar por ignorancia” (¡aaahhh!).

Muchas veces pecamos a propósito, deliberadamente. Sabemos que no hay que hacerlo y lo
hacemos (después inventamos un montón de excusas torpes, pero ese es otro tema), pero en otras
oportunidades pecamos ignorando que eso es malo para nosotros. Pero, a pesar de todo, sea a
propósito o por ignorancia, Dios no nos tira con un misil desde el cielo. Es paciente, aunque odia
profundamente el pecado que cometimos.

¿Sabes por qué Dios toma esta actitud paciente y perdonadora?

Por dos razones:

1º. Porque así es Dios. Sí, aunque te suene muy simple. Ser paciente, ser perdonador y
darnos más oportunidades de las que merecemos es su forma de ser. Pero que te quede claro: Él
aborrece el pecado y también nos disciplina cuando es necesario.
2º. Porque Él sabe que tenemos una inclinación natural a pecar y que por nosotros mismos no
podemos “ganarle” al pecado. El pecado como poder está en nosotros desde nuestra gestación y
seguirá hasta nuestra muerte. Pero esto no significa que podamos pecar libremente o nos
excusemos diciendo: “No puedo, no puedo, el poder del pecado me hace pecar, quiero pero no
puedo”. ¡Mentiras! Pecas porque quieres no porque estés obligado a hacerlo. Jesús te dio libertad y
su vida en la tuya te da un poder mayor al del pecado, el poder y la fuerza para amar la santidad y
honrar a Dios.

Cuando pecas, ¿qué tipo de actitudes tomas?

A. ¿Acusas y culpas a otros por lo que decidiste hacer o decir?

B. ¿Le buscas explicaciones, excusas o justificaciones racionales a tu pecado para hacerlo


parecer “menos malo” o “menos grave”?

C. ¿Ocultas lo que hiciste poniendo cara de “no pasa nada”, “todo está bien” o “yo jamás haría
algo así”?

D. ¿Buscas escapismos para no pensar en lo que hiciste? Videojuegos, T.V., juegos de rol,
música, estudiar o trabajar como un loco, dormir todo el día, etc.

E. ¿Reconoces que pecaste y aceptas tu responsabilidad por lo que hiciste, buscando a Dios
para confesarle tu pecado y creyendo que Él puede limpiarte y perdonarte completamente?

Solamente esta última opción es la correcta, porque es la única que te soluciona el grave problema
del pecado. Sólo Dios puede hacerse cargo de nuestra pecaminosidad, por eso necesitas a Jesús
para que su sangre te limpie y su vida te santifique.

Y recuerda que el único pecado que Dios no perdona es aquel que tú no le confiesas.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni


22. ¡¿Qué Haces?!

Pasaje clave: Levíticos 5 al 6:7.

La ofrenda por las TRANSGRESIONES.

Cuando Dios y las personas que están en autoridad te ponen límites lo hacen para tu bien. Te dicen
“hasta acá puedes llegar”. Pero cuando tú decides hacer tu propia voluntad y cruzas esos límites
estás transgrediendo esa orden. En otras palabras: estás cruzando los límites y al hacerlo, pecas.
Una transgresión es cruzar el límite, rebelarte contra la orden. Las transgresiones son el resultado
del pecado que está en nosotros. Cada vez que transgredimos con malos pensamientos, malas
actitudes, comentarios fuera de lugar o reacciones impulsivas, pecamos y necesitamos nuevamente
buscar a Dios para ser perdonados y restaurados.

Los cuatro tipos de transgresiones son:

A. No testificar de algo que viste o sabes (5:1).

¿Cuántas veces “ves”, “escuchas” o “te enteras” de lo que otros hacen mal y cierras tu boca y lo
ocultas porque no quieres denunciarlos?

Al tener esta actitud, tú estás participando del pecado de ellos. Es como si estuvieras pecando con
ellos. Eres cómplice al esconderlo. No tienes que actuar como un chismoso contándoselo a todo el
mundo (porque no todos deben enterarse de eso que tú sabes), pero sí tienes la responsabilidad de
hablar con las personas que están en autoridad y decírselo a ellas para que quedar libre de ese
pecado.
¿O cuántas veces sentiste miedo o vergüenza de contarles a otros acerca de tu relación personal
con Jesús sabiendo que Dios te pide que seas testigo de su amor y salvación? Esto también es
transgredir porque no estás dando testimonio de lo que sabes.

B. Tocar el cadáver de un animal inmundo (5:2).

¿Cuántas veces “oyes” cosas relacionadas con la muerte? ¿Cuántas veces “matas” tu vida espiritual
y tu relación con Dios oyendo las críticas negativas, los comentarios malintencionados o las palabras
mentirosas contra los líderes y pastores o en contra de otros hermanos? Al escucharlas es como si
tocaras un cadáver. Hay personas que son como cadáveres: están llenos de muerte. Son
amargados, resentidos, vengativos, y todo lo que hablan o dicen es para destruir a otros. Cuando
pasas mucho tiempo oyendo a esas personas te contagias de la muerte que hay en ellos. ¡No
pierdas el tiempo escuchándolos! ¡Huelen a cadáver de muchos años de putrefacción! ¡Aléjate de
ellos! ¡Manténte limpio y vivo en tu corazón!

C. Tocar la inmundicia de un hombre (5:3).

Son muchas las cosas inmundas de las personas sin Cristo, pero una de las más graves es la
fornicación. Fornicar es tener relaciones sexuales con alguien. Tener sexo sin estar casado con esa
persona. Pero ¿sabías que también fornicas cuando te calientas la cabeza con alguien que te gusta?
¿O cuando miras pornografía o programas eróticos? ¿O cuando tu mente vuela con música
sugerentemente erótica? Todo esto es como tocar inmundicia.

D. Jurar a la ligera (5:4).

Jurar a la ligera es hablar por hablar. Es hablar sin necesidad, apresuradamente, de cosas buenas o
malas. Se refiere a todo lo que hablas que no edifica y no bendice, aún cuando no sea malo. Son
puras palabras y nada más. Especialmente cuando opinas de personas o cosas sin conocerlas bien.

¿Qué debía hacer la persona que transgredía en alguna de estas maneras? (5:5 al 13).

Confiésales tu pecado a Dios y a las personas contra las que transgrediste en alguna de estas
maneras para ser perdonado. Y pon la Palabra de Dios en tu mente y corazón para ser sanado.
Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

23. La Careta de la Santidad

Pasaje clave: Levítico 10.

Después de que Dios terminó de explicarle a Moisés cómo debían ofrecerse las ofrendas
(6:8 al 7:38), y después que Aarón y sus hijos fueran consagrados a Dios como sacerdotes y
ofrecieran sus primeros sacrificios delante de Él (capítulo 9) sucedió algo inesperado. Algo que no
debería haber sucedido nunca.

¿Qué hicieron Nadab y Abiú delante de Dios? (10:1).

Nadab y Abiú eran sacerdotes de Dios ¡pero solo en apariencia!

Ellos tenían todo el aspecto exterior de sacerdotes. Cualquiera que los miraba podía identificarlos
fácilmente:

 Pertenecían a la familia de los sacerdotes.


 Habían sido escogidos y ungidos como sacerdotes
 Vestían las túnicas blancas sacerdotales, símbolo de pureza y santidad.
 Habían puesto sus manos sobre la cabeza del animal del sacrificio identificándose con
él.
 Ofrecieron ofrendas delante de Dios en el Tabernáculo.
¡Eran privilegiados entre todo el pueblo al poder servir a Dios! Podían hacer lo que millares del
pueblo jamás llegarían a hacer. Ocupaban un lugar de honor y privilegio ¿quién podía dudar de
ellos?

Pero el corazón de Nadab y Abiú no era santo. Ellos tenían toda la apariencia de la santidad pero no
lo eran en absoluto.

Dentro del Tabernáculo de Dios ofrecieron un fuego extraño. Le ofrecieron a Dios un tipo de ofrenda
que Él nunca les había mandado ofrecer. Probablemente, ambos estaban pasados de alcohol y
quisieron “jugar a ser sacerdotes”. ¡Pobres tipos! No tuvieron en cuenta que Dios no juega con las
cosas santas.

El final ya lo conoces.

Piénsalo.

¿Cómo estás viviendo?

¿Con apariencia de cristiano dentro de la iglesia o como un adolescente y joven auténticamente


comprometido con Jesús aún fuera de las “blancas paredes“?

¿Estás ofreciendo delante de Dios las ofrendas que Él desea recibir: gratitud, confesión sincera de
pecados, alabanza y adoración, sujeción a tus autoridades, oración, fe en su Palabra?

¿O tu ofrenda es un “fuego extraño” de desobediencia, de quejas y enojos, de pecados ocultos, de


mezclar lo santo con el mundo, de apariencias?

¿Valoras el privilegio que tienes de ser un hijo de Dios y un sacerdote delante de Él?

¿Valoras el privilegio de poder servirlo?

¿Lo sirves con un corazón limpio y agradecido?


¿Renunciarías a tus “apariencias” para comprometerte totalmente con Él?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

24. Animales Limpios, Animales Inmundos

Pasaje clave: Levítico 11.

Probablemente pienses (cuando yo tenía tu edad también pensaba lo mismo): “¿No hay temas más
importantes en la Biblia?” “¿Para qué voy a perder mi tiempo leyendo sobre animales limpios e
inmundos?”

Tranquilo. No dejes que la ansiedad “te mate”. Aunque te cueste creerlo (a mí me llevó bastante
tiempo), aún de estos dos capítulos puedes “comer” cosas espirituales que te llenen y te dejen bien
satisfecho.

Dios nunca habla por hablar. Todo lo que Él dice tiene un propósito bien definido y es útil para todos
aquellos que sienten y tiene hambre por su Palabra.

Recuerda que los israelitas estaban viviendo en el desierto. Allí no había centros de salud, ni lugares
de desintoxicación, ni hospitales. No había profesionales de la salud, dietólogos, ni bromatólogos
que analizaran la calidad y el estado de los alimentos. Por lo tanto el médico dietólogo y el
bromatólogo era Dios mismo. Y al darles esta lista de animales permitidos y prohibidos para comer,
lo que estaba haciendo era protegerlos de contaminaciones y enfermedades además de desafiarlos
a la santidad aún en lo que comían. Otra manera muy clara de marcar diferencias entre ellos y el
resto de los pueblos o naciones. ¿Te das cuenta?
Hoy, tú y yo estamos en la gracia, estamos en Cristo, y por lo tanto podemos comer cualquier clase
de alimentos. No tenemos ninguna prohibición. Pero recuerda que no es únicamente tu estomago lo
que alimentas cada día. También estás dándoles de comer a tu mente y a tus emociones.

¿Cómo y con qué te estás alimentando?

Para nosotros, “comer de los animales limpios”, significa alimentar la mente y el corazón con todo
aquello que nos haga bien en nuestra relación con Dios y con las personas, sean o no cristianas.

¿Te alimentas de la Palabra de Dios?

¿Aprovechas la mayor parte de tu tiempo para compartir y estar en comunión con personas que te
bendicen y edifican?

¿Escuchas y te llenas de excelente música cristiana?

¿Lees algún buen libro que te motive a vivir intensamente en Cristo?

¿Participas de actividades, encuentros, congresos, campamentos, concursos bíblicos, etc., que te


estimulen a comer más y más de la Palabra?

Por otro lado, lo inmundo es sucio. Lo inmundo contamina y enferma. Sé sincero contigo mismo.

¿Con qué cosas inmundas estás alimentando tu mente y corazón? Tú las conoces y Dios también.

¿Con qué tipo de conversaciones, lecturas, películas, música, videojuegos o anime te estás
contaminando?

¿Con qué clase de personas, vicios, mentiras o en qué lugares te estás ensuciando?

Piénsalo.
Todavía estás a tiempo de limpiar y santificar tu corazón. Todavía puedes acercarte al Dios santo
para confesarle tus pecados y sanar tu mente y emociones. Todavía estás a tiempo de volver a
alimentarte con la comida fresca de la Palabra de Dios para fortalecerte y vencer tus debilidades,
para disfrutar de sus verdades y para llenarte de Su Espíritu.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

25. Una Vez Por Año

Pasaje clave: Levítico 16.

Eran muchas las fiestas importantes y los días especiales que celebraban los israelitas a lo largo del
año, pero había un día que se destacaba por encima de los demás. Se lo conocía como “el día de la
Expiación”.

Expiación significa que tú y yo merecemos el castigo y el enojo de Dios porque lo ofendimos con
nuestros pecados, pero Él entregó a su Hijo Jesús a la muerte por nosotros para darnos perdón,
quitar la culpa y sentirse Él mismo satisfecho al solucionar nuestro problema.

Aarón, el sumo sacerdote y hermano de Moisés, tenía que hacer expiación por él mismo, por su
propia casa y por todo el pueblo. En ese día todos los pecados y rebeldías del pueblo eran
perdonados. Para esto, Aarón, debía entrar al Lugar Santísimo con la sangre de los animales
sacrificados y ofrecerla delante de Dios junto con perfumes aromáticos. Por esa sangre los pecados
eran perdonados y Dios quedaba complacido.
Al lugar Santísimo, donde el Espíritu de Dios habitaba, solamente podía entrar el Sumo Sacerdote
en ese día y una sola vez por año. Cualquier otra persona que quisiera entrar inmediatamente
moriría. ¿Te imaginas por qué?

La razón es muy simple: todos somos pecadores y Dios no tolera el pecado. Él es Santo.

Santo significa que, además de no haber pecado en Él, está alejado de todo lo inmundo y
pecaminoso. Por este motivo, el Sumo Sacerdote antes de entrar en aquel lugar tenía que ofrecer un
sacrificio por sus propios pecados para purificarse. Y luego vestir sus ropas santas para estar en la
presencia de Dios.

Hoy es diferente para nosotros aunque Dios sea el mismo. No necesitamos seguir aquel ritual judío.
¿Sabes por qué? Porque vino Cristo al mundo y todo cambió. Él se ofreció en la cruz como sacrificio
y derramó su sangre una sola vez y para siempre. Su sangre derramada satisface completamente a
Dios. No necesitamos sacrificar animales, ni realizar ritos, ni vestirnos de una manera determinada
para estar delante de Dios. Por medio de Jesús podemos acercarnos a Dios tal como somos ¡y
siempre!, a cualquier hora y desde cualquier lugar. No tenemos que tener miedo de Él, porque
cuando nos mira ve en nosotros la vida perfecta de Jesús a pesar de que conoce nuestras
imperfecciones y debilidades. Pídele a Él que su sangre te limpie.

Aún así, Dios sigue odiando y enojándose contra el pecado tanto como antes. Para Dios el pecado
no cambia y las conductas pecaminosas no mejoran. Para Él el pecado no es algo cultural que se
acepte o se rechace según como evolucione la sociedad. No depende de las modas ni de los
criterios políticos o filosóficos que tienden a legalizar todo aquello que no pueden solucionar. Para
Dios lo que antes era pecado, hoy también lo es y lo que antes era maldad, también lo es ahora. Y
Él todavía disciplina al que no se arrepiente auténticamente de ellos.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

26. No Seas Inmundo


Pasaje clave: Levítico 21.

Lo inmundo, en la Biblia, no se refiere únicamente al pecado sino a todo aquello que produce
muerte. Es inmundo todo aquello que puede «matar» tu relación personal con Dios, o que «mate»
tus buenos pensamientos y sentimientos. Es inmundo todo aquello que pueda «matar» tu deseo de
amar a Dios o de jugártela totalmente por Él. Es inmundo todo aquello que produzca divisiones,
peleas o enemistades entre tú y tus hermanos «matando» tu amor o tu interés por ellos.

Para Dios nuestra apariencia física no es lo más importante. No importa si eres alto o bajo, gordo o
flaco, si tienes granitos o si eres chueco. Él mira tu corazón. Si tienes a Cristo en tu vida eres un
sacerdote para Dios, por lo tanto tu corazón tiene que estar limpio.

Pero si además de ser un hijo de Dios, estás participando de ministerios en la iglesia o en tu grupo
eres diferente a los demás. Tienes un privilegio muy grande, pero también tienes una
responsabilidad mayor que la de los demás adolescentes y jóvenes “que no hacen nada“. Tu vida
tiene que ser más santa. Tu corazón tiene que estar más limpio. Tu relación personal con Jesús
tiene que ser más fuerte. Tu sujeción y obediencia a tus autoridades tienen que ser mayores. Más
que cualquier otro tienes que estar dispuesto a no enredarte con el pecado ni a encubrir el pecado
de nadie.

No te confundas. Este mayor compromiso no significa que vivas como un amargado o como alguien
que nunca se ríe, no hace bromas y nunca se divierte porque se la pasa todo el día “encerrado en la
iglesia“. Tampoco significa que te pases todo el día asustado pensando: “¿Estaré santo o no?”.

Piénsalo.

Últimamente, ¿qué cosas “inmundas” hablaste, miraste, tocaste, pensaste o sentiste?

¿Cómo te afectó y cómo afectó a otros?


¿En qué áreas de tu vida te cuesta más vivir en santidad?

¿Eres de los cristianos “tristes y aburridos” que están todo el tiempo deprimidos y amargados,
enojados con todos, o eres de los que son capaces de vivir y disfrutar a full sin perder santidad?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

27. ¡De Fiesta!

Pasaje clave: Levítico 23.

En el capítulo 23 encontrarás 7 fiestas que celebraba el pueblo de Israel, cada una con un
significado espiritual específico. ¿Cómo eran estas fiestas? (23:2 al 4).

Eran celebraciones santas. Había música, danza, canciones, festejos, pero TODO era santo. Nadie
se descontrolaba cantando o escuchando algún tipo de música que deshonrara a Dios. Nadie se
emborrachaba. Nadie bailaba para seducir o para provocar al sexo opuesto. Bailaban y danzaban
honrando a Dios. Nadie se «descomponía» comiendo como un animal. Nadie se descontrolaba con
sus palabras y actitudes. ¡Era fiesta, una gran fiesta santa! No había lugar para el aburrimiento ni la
amargura.

El primer día celebraban la Pascua que duraba un solo día. Ésta era la 1º Fiesta. Luego, y durante
una semana, celebraban la 2º Fiesta de los “Panes sin Levadura”, pero al 3º día de ésta semana
celebraban la “Fiesta de las Primicias”. Las tres fiestas eran celebradas en una semana.

Ya sabes lo que simbolizaba la Fiesta de la Pascua, pero…


¿Qué significa la Fiesta de los Panes sin Levadura? La levadura simboliza el pecado. Comer
panes sin levadura significa purificarnos de todo lo pecaminoso. Ofrecer ofrenda encendida es tener
una actitud de gratitud y alabanza hacia Dios.

¿Y la Fiesta de las Primicias? Las primicias eran la mejor parte de la cosecha y lo mejor se
entregaba primero a Dios. Jesús se entregó totalmente a Dios. Él era lo mejor. Su vida era lo mejor.
Jesús resucitó como una primicia. Fue el primero en resucitar y no morir más.

La 4º Fiesta es conocida como “El Pentecostés” y se celebraba 50 días después de la Fiesta de las
Primicias. ¿Sabes cuál es su significado? 50 días después de la resurrección de Jesús nació la
iglesia cuando el Espíritu Santo se derramó sobre los creyentes (Hechos 2).

Las últimas tres Fiestas se celebraban en el séptimo mes. La Fiesta de las Trompetas era todo
gozo y alegría. ¿Te gozas en la presencia de Dios?

La Fiesta de la Expiación era para reconciliarse con Dios. Es mezcla de dolor porque no siempre
vivimos como Él desea y alegría porque sabemos que Él desea perdonarnos y podemos
reconciliarnos con Él. ¿Estás reconciliado con Dios?

En la Fiesta de Los Tabernáculos toda la cosecha había sido recogida y los productos eran
alimentos. No había que hacer nada más, solo disfrutar.

¿Disfrutas de las bendiciones de cada día?

¿Disfrutas de todo lo bueno que hay en Dios y que recibes de Él?

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

28. Año 7, Año 50


Pasaje clave: Levítico 25.

El 7º año, llamado “año sabático”, y el 50º año, llamado “año del jubileo”, eran dos años claves
en la vida de los israelitas.

En el Año 7.

Seis años trabajaban, sembraban y cosechaban la tierra, pero al séptimo año la dejaban descansar.
La tierra descansaba para recuperar su fuerza y al mismo tiempo la fe de ellos era probada. No
podían sembrar, ni cosechar, simplemente comer de lo que crecía de la tierra en descanso.

Ellos sí o sí tenían que depender del cuidado de Dios durante ese séptimo año.

Siempre pensamos que todo lo que hacemos es el fruto de nuestra inteligencia, de nuestra
capacidad o de nuestro esfuerzo, especialmente cuando las cosas nos salen bien. También
pensamos que si no lo hacemos nosotros nadie más podrá hacerlo, o si no lo hacemos nosotros no
habrá buenos resultados y mejores frutos. Sin embargo todo lo que hacemos y obtenemos viene del
Señor. Toda tu capacidad, inteligencia, talentos y esfuerzo vienen de Él. Por ti mismo no eres capaz
de nada, pero Él te hace capaz. Pero cuando nos olvidamos de esto nos llenamos de orgullo, nos
comportamos como unos soberbios, tratamos a los demás como menos que nosotros y fácilmente
nos olvidamos de darle gracias a Dios por Su capacidad, Su inteligencia, Sus talentos y Su esfuerzo
actuando en nosotros.

¿Sabes que significa para ti y para mí disfrutar de éste séptimo año de descanso?

Significa tener esta actitud: «Señor, yo no soy tan capaz, no soy tan fuerte, no soy tan inteligente y
no siempre puedo soportar lo que me toca vivir. No entiendo determinada actitudes de las personas
y no tengo todas las respuestas a lo que me pasa. Necesito depender de ti. Tú me haces falta. Tú
eres mi alegría y mi protección. Eres mi fuerza y mi seguridad. Cuando hago las cosas por mí
mismo, confiando en mis propias fuerzas, termino cansado, malhumorado, equivocándome y
desanimado. Sé mi fuerza, mi gozo y mi confianza».

Y en el Año 50… “¡Y que suenen los tambores y siga la fiesta!”

Cada 50 años los israelitas celebraban una súper fiesta. No, no es una exageración. Lo que pasaba
en el año 50 era motivo de muchísima alegría, gozo y satisfacciones: 25:11 al 55.

¿Te das cuenta? Ese no era un año común y corriente. Era muy especial y muy esperado porque
era el año de la libertad, de recuperar lo que le pertenecía a cada uno y de descansar.

¿Sabías que EN Cristo puedes vivir, disfrutar y valorar cada uno de tus días, meses y años como
especiales? La libertad que Jesús te da y tu corazón agradecido por lo que te toca vivir son las
claves para disfrutar y vivir al máximo cada momento. Cada día que pasa es un día menos que falta
para tu encuentro con Jesús.

¡Gózate!

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

29. Castigos

Pasaje clave: Levítico 26:14 al 29.

¡No es pavada lo que acabas de leer!


¿Sabes por qué Dios castiga? Porque Él es justo.

Su justicia no es como la nuestra: “Si nos cae bien…”, “si es nuestro amigo…“, “si a cambio nos
hace algunos favorcillos…“, entonces somos mas blanditos, pasamos por alto ciertas cosas y listo.
En cambio si no lo soportamos, si nos trató mal, si estabamos esperando tener la oportunidad para
vengarnos, entonces volcamos sobre esa persona toda nuestra ira. Pero Dios no es así.

Dios no administra justicia según las apariencias, ni lo hace por “amiguismo”. Su justicia no es ira
descontrolada, ni bronca contenida que se libera con crudeza porque “no se la aguanta más”. Él no
esta esperando tomarse revancha. Él es justo. Él le da a cada uno lo que cada uno merece según
sus obras. Dios no pacta con la injusticia ni con el pecado. Dios no trata igual a los que le obedecen,
le aman y le creen que a aquellos que lo tratan como si fuese un invento religioso o se dedican,
deliberadamente, a ignorarlo.

Y si bien para Dios no hay “pecados grandes” ni “pecados chicos” (la mentirita piadosa no existe, es
mentira y punto), Él emite justicia en función de la gravedad del pecado, de las consecuencias que
produjo y de las intenciones con las que fue cometido.

La gravedad y las consecuencias del pecado.

No es lo mismo robarte 50 centavos que tener sexo con tu novia. Ambas son conductas
pecaminosas pero la gravedad y las consecuencias son absolutamente distintas.

No es lo mismo copiarle el examen a tu compañero que robar a mano armada. Ambas son
conductas pecaminosas pero la gravedad y las consecuencias son absolutamente distintas.

Las intenciones.

Por ejemplo: Le digo algo a alguien, sin embargo, esa persona lo toma mal (aunque no fue nada
malo lo que le dije), se siente ofendida y dolida por mis palabras. Sin saberlo, pequé contra ella
aunque no fue mi intención lastimarla.
En cambio cuando deliberadamente digo o hago cosas que lastiman a otros, no tengo excusas,
porque tuve la intención pecaminosa de hacer lo que hice. Dios no juzga igual ambas conductas.

¡Un corazón muy, muy grande!

Así es el corazón de Dios. Él siempre te da nuevas oportunidades cuando tú estás dispuesto a


reconocer tu pecado y a humillarte (26:40-45).

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

30. Propiedad Exclusiva de Dios

Pasaje clave: Levítico 27.

Levíticos finaliza con un capítulo dedicado a las personas consagradas, los animales consagrados,
las casas consagradas, las propiedades consagradas, los objetos y los diezmos consagrados a Dios.
Cuando algo se consagra a Dios pertenece exclusivamente a Él. Es su propiedad. Y es declarado
santo.

Si tú consagras tu vida completamente a Dios (haces un voto o una promesa de consagración),


esto significa que en nada ni por nada puedes contaminarte, ensuciarte o mezclarte con cosas que
deshonran a Dios. No significa que te vuelves “libre de todo pecado y nunca más pecarás”. Tampoco
significa que pierdes la facultad de vivir, o pierdes la alegría y te encierras en la iglesia para olvidarte
del mundo que te rodea y ser saaaaanto ¡No! Significa que tienes que cuidar y mantener tu santidad
en el día a día. Mientras trabajas o estudias, mientras ves un partido de fútbol o escuchas música,
estés en la iglesia o fuera de ella. Y si no te queda muy claro mira en los Evangelios el modelo de
vida de Jesús, porque es el mismo modelo de consagración que tú y yo debemos seguir.

Si consagras a Dios, por ejemplo, tus ojos (miradas) diciéndole: “Señor, mis ojos y mis miradas de
ahora en más están dedicadas a ti, para mirar lo que te honre y todo aquello que me edifique”;
entonces ¡basta de pornografía! ¡Basta de películas o CD eróticos! ¡Basta de hentai o yaoi! ¡Basta
de tener tus ojos pegados a la cola de todas las chicas (o de los chicos)!

Si tú consagras algún objeto (instrumento de trabajo, de música, TV, videograbadora,


minicomponente, PC, auto, o lo que fuere) a Dios, ese objeto consagrado es para uso exclusivo de
sus cosas santas, no lo mezcles con nada pecaminoso. Por ejemplo: Si consagras tu equipo de
música y le dices a Dios: “Señor, este equipo de música que tú me permites tener, de ahora en más
lo dedico a ti para un uso santo, para tú servicio”; no vuelvas a usarlo para escuchar música con
contenidos que deshonran a Dios («contenidos» dije, no estilos musicales), ni para grabar y vender
CDs truchos. ¿Entiendes?

Si consagraste tu PC a Dios para usarla en distintos ministerios, (diseñando revistas, folletos,


invitaciones, transcribiendo mensajes o estudios bíblicos, enviando e-mail, armando la pagina web
de tu ministerio juvenil, etc.), entonces elimina del disco rígido los juegos satánicos que tengas
(¿hace falta que te diga cuáles son?), no vuelvas a navegar por las páginas de sexo en Internet, deja
de usar tu lectora o grabadora de CD para ver o reproducir contenidos sexuales, violentos o
satánicos.

Piénsalo.

Si tu vida no está primeramente consagrada a Dios difícilmente puedas o quieras consagrar a Él


otras cosas. No importa cuántas promesas o cuantas oraciones le hagas a Dios, sino te entregas
real y completamente a Él todo lo que digas es sencillamente una mentira.

Extracto del libro: “Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes: Éxodo/Levítico”

Por Edgardo Tosoni

You might also like