Robert Castel
KN am Chelsea
Edad de oro del alienismoSobre el telén de fondo de la sociedad co: a Revolucién
francesa instaura, el loco desentona, Irracion » de derecho;
irresponsahle, no puede ser objeto de sancidn; incapaz de trabajar o de
“servir’, no entra en el eireuito reglamentado de los intercam!
cireulacién de hi jas a la que sirve de
sistema de punicién d
‘digos para aquellos que transgredieron voluntariament
lidad, debe ser administrado, pero
que asignan su sitio y la sujecion a sus ta
Estas contradicciones introdujeron una practi
ceritro del funcionamiento de las sociedades modes
ia téenica va a impr
ss” un estatuto que t
partir de criterios tect
inscritas en los cdigos. Un proceso de erosié
por un pseudo-saber, pero ésta no es la cuesti
progresiva del legalismo por actividades de
las grandes desviaciones que, desde el a
burguesa, = procesos de toma de di
destino social de los hombres, Del contrato
La medicina mental fue un motor esencial de esta tran:
de peritaje en el
Produjo, como granéxito de su edad dorada, ¢
administrative del alienado, sancionado por la ley de 30 de
Somienzos modestos y transparentes: est
miles de locos debidamente eti
profesionales estrictamente
entera, que implica Ia minor
ruptura entre
debe leerse en los
los “normales” compl
Ciertamente, esto no era un ideal. No obstante, tal vez.se
sospechar omper esta dicotomia rigida no produciri
esta actividad de pericia, generalizada,
de convertirse en Ia verdadera magistratura de nuestro tiempo
isiones, en sectores cada vez mas n\
se toman a partir de evaluaciones téc
18 competentes. Sin duda, no existe ur
peroestarfa bien al menos atreverse a pregi
el que hace de ti un sujeto-sujetado.
de 1838.
fect6 a varios
josaba tal operacién
mpletamente locos y
io
Capitulo 1
EL DESAFIO
DE LA LOCURA
lerasistentia y a lo:
1s. Es la primera er
-ategoria de indigentes o enfer
opm jeaapaties ample st os naneide re py
espact ea geién del primer euerpo de médicos-funcionarios, |
constivucsredeun aber spect ele cbor qué la logislacionrelativa
las alienados se anticipa en cincuenta afos y supera en sistematicidad a to
das las demas medidas de asistencia? Que no se hable de la necesidad dk
“recuperar una fuerza de trabajo” en el momento en que cientos de mile:
de indigentes menos improductivos no encuentran ocupacidn. Que no st
en los cuales el pathos de
desplazada. Los debates cuyo centro era el loco nunca camas que a los “responsables” de controlarlo. Ci
analizar ese reparto de responsabilidades, y por
sabilidades de ese reparto en
crisis revolucionaria.*
‘el momento e1
EI Estado, la justicia y Ia familia
Antes de la Revolucién, el poder
responsabilidad del secuestro
jos y mal unificados daban lugar
egaban a cuestionar el fundai
Las “6rdenes de justi’
‘cusstro, generalmente de dur
‘numerosas jurisdicciones competentes (parlamentos, ti
de Tos insensatos.
smento de der
-ansistian en dete
conflictos de competencia, per
snzaremos entonces por
\dagar sobre las respon:
dicial y el poder ejecutivo se repartian la
Sus procedimientos comple-
éstos no
elas;
jones 0 sente'
racion ilimitada, pronunciadas por una de las
nistracién, prebostales, tribunal de Chatel
encierro se decidia mediante una “orden par
pero esta medida, sos
tiende a caer en desuso
judici
_napol
‘mis elaborado era e}
‘comparecer a los protagonist
coma insensato podia (aunqu
de la interdicci
mnico va a adoptar practicamente tal
presentada por la familia (excey
juez ordenaba el arresto despi
haber rec
fas ¢ interrogado
“> procedimiento, su elevado costo y la publicida:
para “el honor de Ia fat
cian de ell
poco solicitada. Sumando las interdicciones y
miento por via judici
secuestros por locura que provent;
Antiguo Régimen.*
Los otros encierros, es
ir la mayoria de el
cachet. Esta
ales de admni-
Paris, ete.) A veces el
lar” de un magistrado,
hhosa de conllevar rieszos de arbitrariedad,
final del Antiguo Regimen. El procedimiento
ialmente por el procurador del rey), el
ogido los testi
al loco. El sujet
mios, hecho
recanocido
era una obligacidn) ser internado en una
casa decorreecidn y sus bienes puestos bajo tutela.? La e
plejidad deeste
\d de los debates, tan temida
una medida relativamente
' otras modos de interna:
se puede calcular en un cuarto la proporcién de
de “ordenes de la just
inal del
intendentes en provincia, podian pedir una orden de atresto al rey,
iso detener al loco, pero el secuestro provisional no se volvia
sta que se habia obtenido la lettre de cachet
-y" a peticién de la familia. Esta,
de las que solicitaba el encierro del
nsensato (0 mas generalmente del perturbador del orden familiar: prodigo,
ibertino, corrompido, etc.) Sil rey, por mediacién del ministro de su Casa,
acordaba la orden, el insensato se convertia en uno de esos “prisioneros dé
familia” que representaban aproximadamente las nieve décimas partes de
las lettres de cachet durante el Antiguo Regimen.’
El pod Juega asf un doble rol. Provisto de las prerrogativas del
jecutivo, interviene para salvaguardar el orden puiblico contra las al-
teraciones causadas por los insensatos, Pero, con mayor frecuencia, es un
transmisor y un regulador del ejercicio del poder correccional de las
familias. Es quien legitima la demanda familiar y aprocia los motivos en
ultima instancia. A veces la orden no se otorga pese a las “muy humildes
ie la familia. Los agentes del rey pueden pedir entonces una,
investigacién sup] consejar a la que entable un
procedimiento de
Un sistema ti
resa un equ
jdicial y familiar-
dades de negoci
ro es simple. Pero tampoco es arbitrario,
no exento de tensiones, entre tres poderes ~real,
sspaldan mutuamente con diversas posibili-
compromises y de transacciones. Asi se
observ: a evolucién de sus rélaciones en los decenios que
antoceds Antiguo Régimen.
En su lucha contra los Parlamentos, la autoridad real intenta, al
+r su hegemonia al mismo tiempo sobre la justicia y sobre
rociar, a veces directa:
‘8 y otros corrigendos,
| rey quiere suprimir las “érdenes
‘particulares de los magistrados”, sospechosas de arbitrariedad. En 1767
el poder real crea un nuevo espaéio de detencién, los depésitas de mendi-
ia autoridad directa de los intendentes, sin control
a viva oposicién de los parlamentos. Los depésitos de
edan una parte de las funciones do los Hospitales genera-
is saturados de anci res, y se toma la costumbre de
snados.’ En 1765, el poder real
mento draconiano a las numerasas “Caridades” (en
194
4
dirigen, entre otras, la de Charenton, El articulo primero estipul
recibird a cualquiera y bajo cualquier pretexto ¢
Caridad, ano ser a aquellos condi
quenose
‘aisons de force dela
dos por orden del Rey ode a Fusticia’*
{Panto de equilibrie, entonces, en el que el poder ejeeutve y el pod judicial
jcontrolan paritariamente la legitimidad de los secuestros.
+ "Pero, a partir de 1770, ca Ia oposicion alas lettres de cachet
Maleshierbes, uno de los principales artifices de la campana, deveniéo
tinistro dela Casa del rey on 1775, erea los tribunales de familia para dar
uuna garantia juridica al mayor mimero posible de encierros. Hacia el final
del régimen, el conde de Breteuil, ministro de la Casa del rey, decreta en
una circular de 1784 dirigida a los Intendentes unas precisas directivas
para la éxpedicion de las lettres de cachet y distingue mas cuidadosamen-
te las categorias a las que pueden aplicarse: “Respecto de las personas
euya detencién se pida por eausa de enajenacién del espiritu, la justicia
ya prudencia exigen que no propongais las érdenes mas que ewando haya
una interdiecién pronunciada en juicio, a menos que las familias sean
absolutamente ineapaces de sufragar los gastos del procedimiento que
debe preceder a la interdiccidn, Pero, en este caso, sera preciso que la
demencia sea notoria y constatada por esclarecimientos muy exactos™”
La nueva orientacidn, anterior a la caida del Antiguo Regimen, es
entonees hacer pasar la mayor cantidad de las practicas de secuestro de
Ia jurisdiccién real a la autoridad judicial, tendencia que pi
tentativa de hacer garantizar todos los secuestros de alienad
la interdiccién. Pero esas garantias ahora exigidas depende
posibilidad de entablar un procedimiento de interdiecién y, por tanto, de
Ja fortuna de Tas familias. ‘ eualquiera se le aplican las reglas resurmidas
por Des Essarts en su Dictionnaire universel de police
desgracia de ser atacados por es s deben ser euidados
sus padres, oa su costa, de manera que la tranquilidad publica no se
yperturbada por esos infortunados. Cuando las fan
\eondicidn de pagar una pensién, los oficiales encargados de v
rene ‘del orden deben hacer que estas especies de en
“onducidas a los hospitales 0 a los demas sitias destinados
ara recibirlos. Los padres pueden ser perseguidos para reparar los
arios ocasionados por las personas locas, furiasas o dementes;
ellos no existe mas que una accisa civil”."
~ Hay, entonces, mucha oseilacién entre la legitimacién de los secuestros
el poder real y por el poder judicial y un deslizamiento de la
preponderancia del primero hacia el segundo. Pero, en parte, siguen
endo complementarics, esbozdndose una dvisin del trabajo: las garantias
ein justicia para los rcos, la represion por los agentes del eaetng para los
Scores. Y sobre todo, debajo de estos cambios, el espirits peneett de ta
islacion dela locurabajoel Antiguo Régimen continda sends enone
‘asuntade fami ativamente, en ausencia, carencia otmpot
{Gade la familia o positivamente a peticin suya, interviene una ineteneta
qRonor. Concretamente, pueden presentarse tres casos
mer caso: a familia asume totalmente la carga dsl mantanimiento
sis neuralizacin del len: Kote forma porte entonece antiipadamenrs
‘geen categoria d“alienaos ne socoridor” quo oe peiguiatres consent
Sie cuando se deeplicguoun sistema unifcedsdo asstotea ona pigs
jxme Por el momento, es un anacronismo: eso salenedos'o
fon, de hecho, normahienteasistigoy, o sl menos tlerados,
pur Sus grupos primarios de pertenonci, familia eicultos de veeinaad
Becapan tanto mejor a una rise en charge’ exterior cuama
smastea aoa la familia yo esté mejor integrada,y cuaseo exstenredes de
Sientala yt aa alrededor. De ah este
decisiva implicacién: la medicina mental ~al intentar proponer, bajo la
forma de un servicio publico, una politica global y “demoerética” de
asistencia apuntara prioritariamente a eategorias especiales de la
poblacién: a los indigentes antes q)
alos integrados, a los urbanos mas que a los rurales,
\Segundo caso: Ja familia no puede o no quiere asumir esa funcién de
jaicid, Ya sea porque la presencia del loco le plantea problemas
demasiado dificiles en funcién de sus medios de control (caso de los
“furiosos", por ejemplo), ya sea porque las iniciativas irresponsables del
insensato amenazan la salvaguarda del patrimonio familiar. Entonces la
familia puede escoger entre dos posibilidades, que son de hecho dos
modalidades de delegacién de su poder, pero a traves de procedimientos
en los que conserva la iiciativa. Puede dirigirse a la autoridad judicial
paz atnerun dg de tarnamientoe chin pedir tran)
Este procedimiento desemboca en una clara situacién de puesta baj
tutela del loco por Ia cual corresponde a Ia familia Ia administracién de
sus bienes, Solucién escogida preferentemente por las familias acomoda~
das, y que incluso resultaba necesaria cuandola finalidad era obtener una
puesta bajo tutela civil sin secuestro del loco, porque la interdiecién no
Imponia Ia ubicacién fuera de la familia. En la segunda posibilidad la
“orden del roy” pe btener el secuestro por el procedimiento mas
expeditivo. Generalmente, Ia familia proponia en su peticion el lugar de
internamiento, en funeidn sobre todo del monto de la pension que consen-
on pagar. Cor se evitaba el “deshonor”(y
los gastas) Pero la lettre cle cachet represen:
taba lo contrario de un acto arbitrario puesto que era requerida por los
padres, jueces naturales de los intereses familiares
a los ricos, a los errantes antes que
a1familiar, ya sea por
fuera de su
jimiento del orden pat
8 servicios de Ta hagarte;
iento de los perturbados detenidos desde el Antiguo
uenta mas que a veintitrés de los doscientos si
jamente por
woria de
de los administradores
os, Pero en ello no hay
agentes del ejecutivo
frecuentemente, por ‘a
real. Lo impo
ae la antigua
expone’con
trade 9
Meter da
‘es0 no hay que sorpre
para los locos y pat
iigos, libertinos,
la seguridad pu
josa, asuntos de p
No hay que sorprenderse tampoco de que esos dist
orrigent
s se encuentren reunidos en los mismos establed
(eine Tos colocan al nes" corning
ede descubrir e ‘el esboz0 de una diferen de regimenes
Srnos, cuando las medidas legales de admisin de los reclusos les daban
inttnismo estatuto. No obstante, la indiferenciacion del gran encierro
Siinea ha sido absoluta. Desde 1664
guPfacisn del Hospital general, el’parlamento de Paris decidia reservar
funna especial paral encierrode los locus yloeas"™ Desde prin
$e siglo «vt comionzan a operarse distinciones eada vez mas provisas €%
‘Etseno ie la Gategoria general de insensato,"* Pero tales diferenciaciones
Fmiten a exigencias de gestidn y disciplina interna mas que una preocu-
ZJacion por efectuar diagnésticos o tratamientos.
i, entonces, una percepeién de tipo médico no es estrictamente incom-
‘stoma de represign de la locura bajo el Antiguo Régimen,
inalidades y el equilibrio interno de éste no dependen de su grado de
jan. Los fines que persigue y las tensiones que lo atraviesan
fon de orden so
‘difcio sean dem
yen devendrit
tipos de
mitos pues
1e3" comiiries, Mas bien habria que sarprender-
dos, Ia cgexistencia de los elementos quel
‘agonica. La referencia médica adquirira entonces tn
sentido muy distinto: de subordinada pasard‘a preponderante, pues ella
Mara constitute el eje del nucvo equilib.
Esquematicamente, se pueden identifica tyes fade explosion man-
tenitos por la coherencia dela antigua sine
consti
instancias responsables del secuestro. El ejecuti
‘se reparten el derecho de las “érdenes” que legitiman et
encierro, De todos modos, al tratarse de la locura, la competencia que los
tos. Pero el antagonist
tras la instancia de soberania s
permanece en la ¢'
los poderes. “Toda justicia
ogativas en sus “oficiales”. Asi en
‘oloca en el primer rango de los
las regulia el de “tener la dltima
acer leyes”, “erear oficiales” y
ejemplo, cuando en 1757 el ministro de
“ordenes particulares de los magistrados”
que per las familias negociar directamente con los jueces el
secuestro de uno de sus miembros sin control del ejecutivo, justifica la
des mentaus, histoire et
Paris,
“ au partage”
Beondmcn, 19671
23
S6lo cuatro aos después de la”
tica. Cuando los cimientos politicos del~
Tymedida de esta manera; “Su Majestad juzga que la libertad es un bien
demasiado precioso para que ninguno de sus subditos pueda ser privado
de ella extrajudicialmente sin haber sopesado las causas por si misma”.
- En iltima instancia el imperium real puede entonces “sopesar las causas”
de una derogacién del derecho que asi deja de ser
protestan o van més alli, Pero, mientras su
irquia absoluta, el conflicto no es todavia una contradiccion abierta
a. dualidad de los géneros de establecimientos en los que se secues-
“a 10s insensatos y a los corrigendos. Ademas de los hospitales de
‘tratamiento como el Hotel-Dieu, a finales del Antiguo Régimen se pueden
identificar cuatro 0 cinco tipos de establecimientos que acogen a los
insensatos: fundaciones religiosas (las numerosas *Caridades” de los Her-
“Bon-fils’, de los Hermanos de las Escuelas Cristi
Lazaro findada por Vicente de Paul, etc., ademas de una docena de
sonventos de mujeres que aceptan ala vez corrigei
arrepentidas”); las prisiones del Estado como la Bas
HA;]los hospitales generales, sobre todo Bicétre y la Salp@tridre, donde son
encerrados casi 1a mitad de los locos del reino; pensiones dirigidas por
laicos finalmente, unas veinte en Paris ~entre ellas la famosa pensigh
Belhomme, donde Pinel hard sus primeras armas."
Sin embargo, existe un principio de divisién entre ellos, que no es en.
modo alguno su cardéter mas 0 menos médico, sino su direccién osu
coptral_mas 0 menos piblico privado. Determin: isiones del
Estado, los Hospitales generales y los depésitos de mendigos son funda-
ciones reales bajo control directo de los agentes reales y administradas por
ag BB personal laico. Las otras instituciones generalmente son fundadas y
dirigidas por congregaciones religiosas que aceptan de mala gana las
X diversas modalidades de control de los parlamentos y los servicios de los,
intendentes o de la lugartenencia de policfa. Esta dualidad institucional
autoriza politicas distintas, especialmente en lo que respecta ala parté de
Ja iniciativa dejada a las familias, El poder del Estado intenta ya
homogeneizar al mismo tiempo los procedimientos de admision y de
vigilancia, Pero las disparidades subsistirdn durante largo tiempo, en-
gendrando conflictos de-los cuales las discusiones a la ley de 1838
eran los desafios modernes.
(3,2¢ dualidad de la “superficie de emergencia” de la locura. ¥
erturbador con el que llega el escandalo, yasea al espacio fai
al espacio social. Es el or
totalmente distintas. La primera plantea un problema de urden-publico
por la “divagacion” de los perturbados en un no man’s land social
Peabundeo peligroso, que susita una intervencion con frecuencia ener:
ae on nombre dela seguridad de las personas, de la salvaguarda de los
Fines, de la decencia, etoctera, Pero también plantea un problema de
te resin privada euya elieacia podria ceonomizar esos recursos contcseg
Fe el hecho consumado del desorden. De alli proviene la cuestisn del
aptpliegue de controles familiares y del control de los controles familia.
fe La fortiasnas burda derelacin entre ets dos spericieses aqua
Fla qual la familia, incapaz de levar a cabo su propia policie, toma la
Fee ee ere. ateaar go une instance apart natuiatrntee
Proc, La zecion del problema introducird tna dialectics
aycho més util delo que es una prervogativa de los allegaios y delo que
‘al poder del Estado en la varea de conservary reproducirelorden
eto-famller. El concepto de prevencion, como veretmos, eonducira cata >
Speranza médica de inseribir au intervencién a la voz antes dela
Eesidad de la represion por la fuerea publica, y antes de que la familia
we espoe de au pader. Esta misma eoncepciin de prevencion deseaifica-
sélo hechos consumados. A
de los actos cometidos a la ant de actos a cometer, y de a
reparacién de un desorden objetivo ala responsabilizacidn de estructuras
Iteracién, Largo camino euyo final su
tancia médica de esos tres
sr— que se repartian la responsat
izar la locura, Pero es aqui donde se inicia el proceso, en el momento e
{ue este cuarto poder se incrusta como una cufia en la brecha abierta por|
el desequilibs
La soberania, el contrato
y la tutela
Eldispositivo de control de la locura en el
rrasero del mano} porque
tre aparatos competidores, a través de
sis barroea se
sea calificada
jo que se busea
Brocedimic
vaadeshacer ¢ instancia de arbitraje,
de arbitraria. Punto fundamental: en un principi
‘menos las préeticas que el principio de su legitimacién; y es
lidad de legitimar como tal 6 prdeticas lo que va
‘Asuscitar nuevas —o imponer, en el centro del sistema, viejos procedimien-
tos queno tenian mas que un papel secundario—y asegurar asi por un largo
rodeo el triunfo de la medicalizacion de la locura
Con prisa por abolir las lettres de cachet, Luis XVI se dirige ast a:los
Estados generales el 28 de junio de 1789:
25publica y con las
fasos el honer de
(ias extranjeras,
‘tivo de arbitrariedad di
3rmas empleadas. También el articulo I de la ley que
as lettres de cachet sigue siendo muy restrictivo
del despotismo” que pura y
od sino de eequivar a el
| sospechonas tea
Laccsta fe supre
ectenanlole
simplemente
dad”, plantea sobre t
Lmantenimiento de la mayori
Asi
rreto del 27
* Citadoen A Tuet
200.
26
de 179
or el prior a la Asamblea
‘nacional, habia
snidos por “orden del rey”
18 periédicos”, “laces moles-
tes” y“alionado:
revela més que un caso dudoso, para el
el correspondiente a la ribriea “causa desconocida’
realidad se trataba de un residente ita
n asunto de falsificacion de a
08. Asi arenton, de noventa y tres sujetos internados por
orden del rey en el sectar de alienados, el decreto de marzo de 1790 hace
jerar a Sade (no por mucho tiempo),'a un acusado de estafa y quizds a
muerto entretanto.
rrisorio, aunque se objete quela
lo sin juicio hacia cuatro
En_su solucién se juega la posibilidad del pasaje de un equili
oderes que descansa, en altima instancia, en la s
locura adquirié una
enzos del xix por esta razon. Se situé en
insoluble para el nuevo ordenamiento
‘ba. A simple vista, Ia locura no debié haber
un problema social menor, superado en importancia y
os: la mendicidad, el vagabundeo, el pauperismo,
los enfermos indigentes, etc., que afectaban como se
fnitamente mas numerosas y, al menos en su
ambién peligrosas. Sin embargo, los alienados se han “benefi-
sportancia
sancionada por una ley q
la futura “legislacion soci
se la reubica en de una apuesta fundamental para la naciente
sociedad burguesa, Con la cuestién de la locura, por intermedio de su
anta un nuevo estatuto de tutela esencial para el
arJestructura administrativa c
x
i
i
sibditos
fres de vasallaje de! mel soberano, se desplegé pocoa poco una
tralizada que obedece a eriterios de raci
Inalidad técnica, Sectores de actividad cada ver mas preponderantes
foxaceién de riqueza por los impuesto
gaciones impu
mizarse, Alfinal, el poder del Hstado ya no sera mas que e
intercambios vineuladas por contratos. Mito liberal de la tot
entre lo social y lo econdmico que aseguraria el libre juego de las leyes del
x mercado.
( Aesta autonomia de las leyes que regulan el intercam
E la produccién de los bienes corresponde la racion:
de lasriquezas
fmecanismos que presiden la
éenica de sus actividades, ‘ativas. Mito de una
perfe ializacién de los ciudadanos paralela a la de una perfecta
eireu e Jos bienes, que intentara encarnar el Estado napoleénico
\desplegando una vasta estructura adi
sectores como actividades so ito, de tal manera que éste
se encuentra asignado, en su existencia de ciudadano, en marcos eogrs-
ficos encajados uno dentro del otro, administrados por responsables
dependientes del poder central, vigilados permanentemente en el cumpli
miento de la totalidad de sus deberes sociales
La ficciin juridico-administrativa sobre la que descansa todo este
edificioes, se sabe, la del contr adano é& subdito y soberano,
oseagueesalaversujetado sus deberes cuyano-observancia
sanciona el aparato de Estado, y sujeto que participa en las actividades
ley y obtione sus derechos de esas practicas cuyo
tad. Asi, un ciudadano cabal no se encon
trara nunca con Ia eutoridad del Estado hajo su forma represiva. Al
asumir sus deberes, despliega su propia soberania y refuerza la del
“Estado, Decir que se trata de una simple “ideologia” po
sociedad burguesa intenta justi
hecho —fiecién de la
“ondmica es olvidar lo esen
En primer lugar, si hay ficcion no es una fiecién cual
libera un espacio auténomo necesario para el libre des
economia de mercado. Al intervenir en el marco de los contratos para
garantizarlos, el Bstado garantiza ia propiedad privada y la
a Y riqueeas, fandam a mereantil
En segundo lugar, al adi
abjetivos euyo caracter intercambi
rial, fandamento de
iva subdividida en tantos
x
ss de soberania y de clientel
én de hombres paral
ria para alimentarla”, Pero
libertad esta regulada por las leyes, el Estado puede asumir al mismo
28
lancia y de policia sobre Ia base de un cuadricu-
rable técnicamente al menor costo.
‘no intervencionismo” de los tedricos liberales toma
1 que no es en modo alguno la atenuacidn del poder
nitacién de las situacio-
asi su sentido preci
Goercitivo del aparato de Bstado sino la firme del
Ses en que puede y debe intervenir, y tanto mas implacablemente cuanita\
que elimina asi toda arbitrariedad y proclama el derecho. El Estado debe
Fespetar la libertad del ciudadano, sus contratos fundados en la propie-y
Gad privada y la libre realizacién de los intercambios bajo las leyes del
Saeed puede y debe sancionar toda trasgresién
baprerer Su funcién de conservacién social y de
i estructura contractual
‘eno unasconeiencias,
dad. Bs la matriz juridiea
tado y se impone la
sujetos de Ia
a auténtica
en resistir a esa proyeccién hasta tal punto
‘que, para insertarlo en el nuevo orden social, sera necesario imponerle un
estatuto di wentario del estatuto contractual que rige
para eT conjunto d lanos,
El criminal, el nifio, el mendigo,
el proletario y el loco
En relacén a esa concepcin del dereeho( cinco sor!los grupos de indivi-