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Bewor 6 CARCES HARIO (2042), B desperkir da socwdacd JOS Meyument 5s accrobss ¢ Px lees y chile i Capitulo If ZQué es un movimiente social? Existe una abundante literatura relativaa los movimientos sociales, que comenzé a constituirse en fos aflos sesenta, en Europa y Estados Unidos, cuando emergieron los mo- yimientos estudiantiles y juveniles de mayo del ‘68, en ei viejo continente, y los denominados movimientos por Jos derechos civiles, en el pais del norte. Al no existir una tradicion de estudios sobre tos movimientos sociales, se carecia de una “untdad lingitistica”> Mientras para los historiadores los movimientos sociales eran vistos coro motines, revueltas 0 rebeliones; para los politélogos, se trataba de movimientos de protesta, y para los sociSiogos, de diferentes formas de accién colectiva o de contlicto social, Sin embargo, para todos los clentistas sociales, se trataba de un fenémeno social de importancia, que hacia visibles expresiones de matestar en ta sociedad, formas de actuacién politica no mstutucionalizada, manifestaciones de tensiones subyacentes o, podian representar también, elauténtico “motor dela historia" * Por cierto, en estas diferentes miradas, no ocupaba un lugar central o iba quedando atrés to que habia sido + Manuel Pérez Ledesma, "Cuando Ile (Movimientos sociales, eoria e historia pp.5'=120, + bid, p.s2. Jen los dias de la célera Zora Abieria, N° 88,1994, practicamente una idea aceptada desde fines del siglo XIX: que el movimiento social era sindnimo de movimeen- to obrero. Sin embargo, para América Latina y Chile, no podemos abandonar sin més esta nocién, ya que hasta bien entradas los a‘ios setenta él movinuento obrero era considerado como ei principal movimiento social chile- no “los “:rabajadores de mi patria’, como los nembraba at presidente Allende y se tes atribuia a ellos. al menos desde Ia Izquierda, et principal papel en los procesos de cambie que se estaban produciendo en Chile en ios aftos sesenta y setenta. Esta percepeién tenia un doble onigen: por una parte, hacia justicia con ef papel transformador que los trabajadores chilenos habian cumplido desde los inicios del sigto XX, con esas enormes movilizaciones que se verificaron en medio de la huelga portuatia de Valpa- raiso en.1903 y que culminaron con la huelga salizrera ya masacre de Ja Escuela de Santa Maria en Iquigue en 1907. Pero, por otra parte, esta asociacién de movimiento social con movimiento obrero daba cuenta también del peso de laizquierde politica chilena y de suadbesi6n al marxismo come teoria social, Desde esta tiltima perspectiva, la idea de “movimiento social” tenia una ra(z clasista, ¢s dectr, se vineuiaba a Jas contradicciones econémicas y sociales que estabani en la base dei capitalismo. Esta doble perspectiva, la ustOnica y la teorica, sin emoargo, no hacia plenajusticia con el desarrollo histérico nacional, ya que paralelamente al movimiento obrero se habian desarrollado otros movi- mmeentos sociales de gran efecto politico, por ejemplo, los estudiantes en torno a la FECH en los afios veinte; 0 los 28. campesinos en el contexto dela reforma agraria, peto otros ain mas cercanos alos citadinos, el movimento de pobla- gores que empez a constituirse con ia “toma de La Victo~ sia’ en 19579 que multiplicé sus iniciativas movilizadores, justamente antes del triunfo de Allende, en 1970. Frente azeste desajuste teOrico la rzquierda tenfa sus respuestas, el movimiento estudiantil era un “movimiento auxiliar” Ge las luchas clasistas, y en el caso de los pobladores. la situaci6n era un poco mas comple, pero se podia sefialar que se trataba ce un movimiento organizado en torneo 2! consumo ~1a vivienda- 0 expresivo de los problemas del trabajador en su territorio, o todavia més, cuaudo esta praposici6n 20 explicaba bien la realidad, ya que tauchos pobiadores eran desempleacios 0 trabajadores informales, en este caso se podia indicar que se trataba del “ejército industrial de reserva” que el propio Marx habfa descrito en El Capital. Con todo, como se referia.a una zona critica paralateoria y la politica, lanueva zquierda de los sesenta, en especial ¢! MIR, opt, durante la Unidad Popular, por nablar y diriguse en sus comunicados piiblicos a “la clase ‘obrera” y a “los pobres del campo y la ciudad” En este punto, si bien et MIR no terminaba de hacer ios ajustes reéricos, sial menos reconocia en el campo politico y soci! auna diversidad de grupos populares en movimiento. propio desarrollo, ademas, en el campo popular, se habia iniciado entre los pobres de la ciudad, los pobladores y los pobres en el campo, en especial los mapucte. ‘A cecir verdad, a propéstto de la teoria marxista en oga. en tos afios sesentta, sectores vinculados ata iglesia Catélica y a ta Democracia Cristiana ya nabian puesto en discusién et paradigma marxista para explicar la situacién de los grupos populares. Se trataba de la denominada “teoria de {a marginalidad”, que buscaba comprender la situacién de tos mas pobres. A juicio de Roger Vekemans, sacerdote jesuita de origen belga radicado en Chile, la st- tuacién de los pabres seria el resultado de una dicotomia fundamental o de una dualidad, con que nacié América Lavina, a consecuencia de la superposicin de culturas y civilizaciones, y que en su desarrollo generé dos poles: uno supraparticipativo y otto supramarginai. De este modo, los pobres fueron excluidos 0 mazginados del desarrollo y de ta toma de decisiones. Para que la sociedad pudiera alcangar un desarrollo més arménico, y evitar ademas que ios pobres se sumarana proyectos revolucionarios del tipo guevansta, éstos debian ser “integ-edos” a la saciedad con ei apoyo det Estado” Las proposiciones teéricas de \Vekemans v su equipo tomaron forma en la politica det presidente Frei y estuvieron a la base de la “Promocién Popular”. que estimulé la organizacién de tos pobladores y los campesinos en la década del sesenta y, por cierto, disputé el apoyo de estos sectores con lazquierda politica Como se puede apreciar entonces, si bien aasta los aftos setenta predomunada el paradiigssa marxista y obrero para explicar la idea de un movimiento social, éste para digma ya venia suftiendo criticas e interpeiaciones. De cierta manera, sin embargo, la izquierta no solo chilena, \Ver mas detalles en Mario Garces: Tamando sus sitio, & moumentode pobladores de Santiaga, 1957-1976. Santiago: LOM, 2002, op. 252 YS. 30 mo latinoamericana, lograna resolver estos problemas teéricos con otra nocién mas inclusiva, que se popu- lariza en los afios 80, en a expresi6n 0 1a categoria de “yfovimiento Popular”. coma ja suma o la confluencia de diversos movimientos de origen popular y que compartian. un ideario de transformacién socialista de las sociedades iatinoamericanas. Resulta del todo evidente que para América Latina es muy dificil imaginar movirmientos sociaies de base popular que no tengan una connotaciéa clasista, habida cuenta de a historia de desigualdades, explotacién econémica y do- mninaci6n politica de unos pocos privilegiados por sobre las, mayorias pobres, La izquierda~en sus diversas versiones~ y el marxismo, con sus diversas corrientes, no surgieron y se desarrollaron en nuestro continente por caprichos 0 ‘modas intelectuales, ni por los efectos de la Guerra Fria y elinfitjo del “comunismo soviético” (como ies gustaba se- falar los militares, que ibana formarse en ia Doctrina de Ja Seguriciad Nacional en la Escuela de las Américas, pera luego dar golpes ae Estado y reprimtr y hacer aesaparec amilitantes sociales y politicos). No, la izquierda y el ma: xismo hunden sus raices en ia historia social y politica ae América Latina, en sus contradicciones, en sus luchas ¥ enlos afanes de justicia social de diversas generaciones ic latinoamericanos, lo que no quiere decir que ta tzquieraa yelmarxismo no hayan encontrado importantes limites contradicciones en su desarrollo en el continente? * Parana mnvadacritica del manxsmoen América Latina, ver Michal Lowy: El maraismo en Américo Latina. Santiago: LOM, 2007 y jose a Por otra parte, hay que admitir también que en la histo~ na soctal, la izquierda, por decirlo de algiin modo, clasica ~socialista 0 comunista~ no na sido la tinica izquierda, sino que a partir de los afios tremnta, cuando se nicieton sentir {os efectos de la crisis mundial y se desarticuld el viejo sistema exportador oligarquico, y el Estado tomé roles mas actives en la economia y frente a los problemas sociaies, emergteron grupos que disputaronalaizquierda hnistérica su influencia sobre las clases populares. Asi, en los afios treinta surgié el APRA, de gran influencia en la historia politica peruena ~su fundador, Victor Rail Haya deta Torre, era peruano-, pero se traté de un movimiento politico de alcances latinoamericanos; y mas tarde, en los afios cuarenta, el peronismo en Argentina: el varguismo en Brasil y ef Partido Revolucionatio tnstitucional (PRD) Sxico, Todos estos movimuentos y partidos, denomi- nados “populistas”, tuvieron gran influencia en las clases populares, distanciéndose del marxismo en muchos casos, pato en otros, siendo influicos por éste. Reconocidos los ménitos de Ia izquierda y det popu- tismo, asi como el prestigio det marxismo en América La- tina, es también evidente que fa teoria social, en didlogo vv iomando distancia del marxismo, ha evoli) scionado en distintas direcciones, pero en particular, apropésite de los movimientos sociales. Una diversidad ce autores, tanto norteamericanos como europeos, ha sugerido definicio- nes y modos de comprender a ‘os movimientos sociales. Anicés Maney Aeménes Lavina, Aigencins: FCE, 2010 primera edicién, Lima: CEDEP. 1980}. intido, interrogéndose sobre el “como” de la “accibn co: iva"; mientras que la tradicién europea se ha ocupacd ‘Una primera tradicion teorica, que mantuvo vigencia por mucho tiempo y de la que se debieron desembarazar tanto europeos como norteamericanos, fue la que pos- rulaba que los movimientos sociales eran el resultado de screencias colectivas”. Esta acepci6n conservadoraen Eu- ropa asociaba los movimientosa las rebeliones ymotines que acompafiaron @ la Revolucién Francesa y vefa en “la zurba" —concepto que no desaparece hasta hoy~ al actor fundamental. Esta era descrita como la accién no racio- nal de la masa, compuesta de criminates, vagabundos y eldesecho de la sociedad. Hl historiador George Rude, en un brillante estudio —La Multitud en la historia (1971}-se encargé de desacreditar estas visiones, demostrando que en esos motines y rebeliones estaba implicada la gente comiin que tenia sobrados motivos “racionales” para ac~ uae, A pesat de que el enfoque psicologizante mantuvo vigencia, comenz6 a set modificado 0 enriquecido por diversos socidlogos. No se trataba solo de “creencias com- partidas 0 generalizadas’, sino que habia que reconocer “determinantes sociales” para las protestas, tales como tensiones estructurales, factores precipttantes, grupos coordinados, etc. (Smelser, 1963). ORNEBaS PEODOSCIONED ‘tebricas en Estados Unidos buscaron explicar, deste 1os + Manuel Pérez Ledesma, Op. cit. Passim. _atprvacon relative” Ga disparidad que se produce entre las expectatvas y las realidaaes); t@teotiadelamovliza- sion Getosgruposdeitereses exonomens loses, por ejempio} y del fre ree rider (el que s€ aprovect el es fuer2 os de RESON ademds requieren movilizar sus propios recut: ellos, el mas importante, la capacidad para organizarse {Me Casthy y Zaid, 1977}. Junto a esta teorizaciones, provenientes de la sociolo- us. Charles Tilly modified lasmiradas al poner el acento ena cuesti6n del enttentamiento (contention) ¢ wntrodu Este autor, que se movie entre la historia y la sociologia, definié a los movimientos como la “accién colectiva’ que tedine a la gente “SARMBCHEED favor de sus quejas, esperanzas e mtereses compartidos”. — En este upo de acciones “la gente no solo se reline para actuar a favor de sus intereses, sino que ademas lo hace en forma que afecca de una manera directa, visible y signif tivaa ia realizacion por otros individuos de sus propios intereses” ” Es decir, se trata de una accion colectiva que confronta.a unos oponentes para que estos realicen tosin- Tereses del grupo en Movimuienito. Pero ademas Tilly sugirid otras categorias de andlisis tanto més interesantes, entre la idea de que los movimientos se desenvuelven en ellas, ~ Citado ger Pérez Ledesma. Op, ct. p. 64 34 de “ciclos de movilizacton”), y que para actuar recurren a sus propios (EGSREOHOSTeiewcetOmentectvas (podriamos traducir al lenguaje nuestro, como formas de lucha). Estos repertorios estén condicionados historicay culturalmente, esdecit, los movimientos tecurren a formas conocidas de gocién, pero también pueden introducir imnovaciones: “el pueblo tende a actuar dentro de Kmites conocidos, ain rnovar en los margenes de las formas existentes” y agrega también, “a perder muchas oportunidades que disponia enun principio” " oportunidades pobticas, to, se vuelven favorables cuando el contexte puede llegar a actuar como un aliado; por ejemplo, porque los oponentes se nellan divididos. Para Tarrow, CSEHOVAMEHEOS|SORD es El poder de los movimientos se pone ce manifiesto cuanco Jos ctudadanos cornentes unen sus fuerzas para entrentarse a las élites, a las autoridades y a sus antagonistas socvales. Crear, coordina y mantener esa nteraccion es ia contribucién especifica de los movimuentas sociales. que suugen cuando se dan las oportunidades politicas para la intervencién de agentes sociaies que normalmente carecen de ellas. Estos movimientos atraen a la gente a !a accidn colectiva por metlio de repertorios conocidos de enfrentamiento e intzo- cucen innovactones en torno a sus margenes. En su base se encuentran Jas redes sociales y los simboles culturales a través de los cuales reestructuran las relaciones sociales. ‘Cuanto mas densas sean las primeras y ms familiares los ‘segundos, tanto més probable sera que los movimtentos se generalicen y perduren.”” res euzopeos que han realizado, por cierto, sus propias contribuciones a! debate sobre los movimientos sociales. Entre ios sovidiogos europeos thas conocidos en América Latina y de gran safluencia en Chile se encuentra, en. pri- mer lugar, Alain Touraine, seguido tal vez por el taliano ‘Alberto Melucci, cuyos trabajos comenzarona difundirse {os afios noventa ios eatin ata ere cles 0 a versa naturaieza SE aE ataque de fer aacctones de muy di pinico colective, por ejemplo~ Para este socidlogo, los es rel > Syciney Tarrow. El poder an movinnenta, Las mavimientas soctales, la ‘accion colectiva y ta pottca, Madrid: Alianza. 997, pp. 17 Y 18. control de los recursos més importantes de una soctedad, a)porel control del proceso histérico de transformacién deesta sociedad. En.ambos casos, (imo mueneOSOCEESID pode Lo que tambien supone una alas ortentaciones culturales de una sociedad” * que los movimientos del primer Upo, sere restructurales”, son muy débiles y los movimientos del segundo tipo, que denomuna “historicos”, a pesar de ser muy importantes, son muy poco auténomos. Tanto la dependencia de las sociedades latinoamericanas, que impide que se consti tuyan clases autdnomas, como el papel del Estado en la fase desarrollista (1930-1970), han complotado contra él desarrollo de movimientos sociales en sentido estricto Con todo, en sus elaboraciones mas temmpranas, de los afios sesenta, Touraine propuso que los movimnientos sociales tendian a articuiarse en torno a tres principios: el de la identidad (las propias elaboraciones que un grupo social hace de si mismo}; la oposicion (es decir, 1a definicién de suis oponentes), y el principio de totalidad (el proyecto global de transformacién que articula @ un grupo social en movimiento). > Ajain Touraine. "Dela mafiana de los regimenes nacionat populares a lavispera de|os movimuentos sociales”, XX Congreso Intemacianal de LASA. 1997, (GMB... en sus primeras elaboraciones propuso definir a los movimientos como “el comportamiento ‘por les normas institueionalizades, anla las regia del (GequissSENTURTSOCIEUUMAATP A pesar de que como indica Pérez Ledesma, “Melucci fue eliminando las refe- rencias a las clases, los movinsientos aparecen definidos postertores, Metucci hizo avances muy sagnificativos con yelacién a los movimientos ea un dobie sentidoxpomumay (@QURGUERIERED Esta es, por cierto, una contribucién re- tevante de Melucc,, este sentido, los movimientos suponen os actores, que interactiian, se comunican, influyen unos sobre otras, negocian y toman decisiones”); pero también “ Citado por Pérez Ledesma. Op. ait». 52. una tercera dimension, que permite romper con a Iégtca el puro cflcuto, y ésta es neon Jo que en nuestro medio llamariamosel “compromiso” que los sujetos toman con el movimiento). En un trabajo reciente, tres socidlogos norteameri- canos nos han propuesta, com ellos han denominado, una “sintesis emergente” 9 un “estado de situacién” en relacién ala cuestién teérica de los movimientos sociales, enfatizando en tres grupos de factores: “t) La estructura de oportunidades politicas y las constricciones que tienen que aftontar los movimientos sociales. 2) Las formas ée organizacion (tanto formales como informales) a dispo- sicion de los contestatartos. 3) Los procesos colectivos de mterpretacién, attibucion y construccién sociat que median entre la oportunidad y ta accién” # Envelacién al primer problema, se tendea destacar a importancia que representa el sistema politico a la hora ae habiar de oportunidades potiticas. Estas ltimas pueden estar relacionadas con aspectos 0 rasgos de una ceterm.- nada coyuntura politica, pero también con procesos polit:- cos. in suma, se trata de poner la atencién en iainceraccién. entre los movimientos sociales y ta politica institucto; lizada, 1o que puede estar referido a las caracteristicas de ta estructura mstitucional, su mayor © menor porosidad * Citado por Pérez Ledesma, Op.cit. 0.101 © Dough McAdam, John D. McCarthy y Mayer N. Zald (Eaitores'. ‘Mowrruentas sociales: perspectivas comparadas. Espata:Istmo, 1999. 3 con relacion alas demandas sociales, el tipo de relaciones de poder formales ¢ informales, los usos de la tepresion, etc, En el caso chileno, como veremos mis adelante, estas relaciones han estado marcadas en muchas etapas por la represion de ahiel triste récord de masacres y matanzas en Ia fase oligérquica (Valparaiso, 1903; Santiago, 1905. Antofagasta, 1906; iquique. 1907), pero también en la fase de democratizacién relativa del Estado (San Gregorio, 1923; La Corufia, 1925; Santiago, 19.46 y 1957; Puerto Mont, 3969}- En la etapa de la dictadura, por cierto, esa es la forma oficial de relacién de! Estado con los movimsentos sociales, Io que explica el elevado niimero de victimas, sobre todo jévenes ¥ mujeres, en medio de las protestas nacionales entze 1983 y 2986. Sin embargo, seria un error pensar que todo ha sido represién, ya que sobre todo enla etapa de democratizacion del Estado, aproximadamente entre 1932 1973, lasrelaciones capital-trabajo estuvieron reguladas por el COdigo del Trabajo, lo que parcialmente almenos facilité la negoctaci6n de intereses, y io que enel movimiento obrero se denommaba, hasta antes del goipe, las “conquistas sociales”. G en ei caso del movimiento de os pobladores. fa creacién det Ministerio de ia Vivienda, en 1965, creé tna institucionalidad que interactita con Jos “sin casa” y genera espactos de negociacién. También es visible que la etapa de mayor movilizacién social en Chile fxeron Jos afios de la Unidad Popular, etapa en que ia represion fue inhibida por el gobierno de Salvador ‘Allende. Todavia, en este terreno de las relaciones entre los movimientos sociales y fa institucionalidad politica, 40 tos partidos politicos jugaron roles muy activos,raz6n por ia cual para cierto sentido comin de i2quierda, estos son vistos come los verdaderos organizadores y conductores, restando importancia o consistencia ala propia accion de tos sujetos populares movilizados. a relacion a las formas de organizaci6n, autores ponen e! acento en el reconocimiento de las orgammzaciones formales e informales, en las redes $0- ciales preexistentes, etc. Dos corrientes son importantes en el campo de ja in- vyestigacion: las propuestas deMeCarthyy Zald, relativas Saat oe — iversos Ia organizactones qu enfatwza en las dindmicas organizacionales de la accion. colectiva ¥ los procesos politicos. Tilly, por ejemplo, lard ia atencidn sobre los entornos basicos, como ta vecindad yellugar de trabajo; Morris y McAdam, sobre las escuelas y las iglesias al estudiar los movimientos de los negros, Evans. sobre los lazos informaies y de amistad que lle- garon a conformar redes de mujeres, en los origenes del movimiento feminista, En el caso chileno, como veremos con més detaile en ias paginas siguientes, existen podero- sas tradiciones organizativas en 1a mayoria de los grupos ibid, p.24, sociales popuiares, de tai modo que varias décadas antes gue se promulgaran las Leyes taborales ~el conjunto mas sistemético se promulg6 en 1924~ los trabajadores chi- lenos habian organizado mutuaies, centros de estudio, cooperativas, sociedades de resistencia, mancomunates, gremios, federaciones, ete. Algo semejante ocurrié con el movimiento de pobladores, que mucho antes que él Estaco promulgara la Ley de Juntas de Vecinos y Organizaciones Comunitarias, en 1968, estos sadian organizarse en Ligas, Juntas de Adelanto, Comités de Sin Casa, agrupaciones comunales, etc, Incluso mas, estas organtzaciones fueron mucho més activas y protagonizaron las mayores movili- zaciones sociales de pobladores, en ia etapa de las “tomas de sitios", entre 1957 y 1973. De este modo, ajustando la mirada a !a aistoria concreta de los movimientos sociales enChile, habra que discutir sobre el tpo de relacién que las organizaciones populares han establecido con los partidos politicos, reconociendo et valor y el protagonismo de !os propios grupos sociales en movimiento. Finalmente, en relaci6n a los procesos colectivos de interpretacién, se reconoce que si bien las oportunida- des poiiticas y las estructuras de movilizacion dotan a tos movimientos de un cierte potencial para la accién, resuitan insuficientes para cxplicar fa accién colectiva. Se requiere un elemento mediador “entre oportunidad, organizacién y accién, a saber, ios significades compar- ridos y conceptos pat medio de los cuales la gente tiende a definir su situacion, Resulta imprescindibie que las personas, como minimo, se sientan agraviadas pot na situacion determinada y crean que la accion colectiva pue- a contribuir a solucionar esta situacién” * En esta linea se enmarcan las cortientes y estudios que han puesto la atencion en el tema de la “identidad”, como lo han heche ‘Touraine y especialmente Meiucci, que, como vimos antes, ha insistido en [a vinculacién que existe entre la propia practca de los movimientos y la gestacién de una identi aac compartida. Sin dudas en estas proposiciones cobran importancia los asuntos relativos a la cultura y el lengua- je, 0 come hia indicado Snow, “los esfuerzos estratégicos conscientes realizados por grupos de personas en orden. a forjar formas compartidas de considerar el mundo ¥ a simismias que legitimen y muevan ala accion colecuva’” Bn térmunos generales, estos estudios reiativos a la iden- tidad son més recientes, pero absolutamente necesarios. Manuel Castells, por ejempto, ha sugerido que en mecio de los actuales procesos de globalizacién, las idencidaces tienden a constituirse como identidades legitmadoras, cuando son introducidas por las instituciones ¢ominan- tes; identidades de resistencia, por aquellos sectores que se encuentran en posiciones devaluadas 0 estigmatizadas y que generan trincheras dese {fa ctiales se aponen a tas instituciones: e identidades proyecto, cuando los actores sociales, recurriende a su propia cultura, construyen una nueva identidad que redefine su posicion en la sociedac. ¥ = Ibid, p.26. © bid, p27 43 al hacerlo, buscan fa iransformacién de toda la estructura social”? ara el ceso chileno, indagar en esta direcciOn es mas que necesaria, yaque por mucho tiempo (os estudios ten- dieron a centrarse en las movilizaciones. los iderazgos y los partidos politicos. Ea tiempos de la Unidad Popular, algunos de Jos trabajos publicados por Quimantd, en ia Coleccién Nosotros 1s Chilenos, comenzaron a abrir ‘un surco en zemas relatos 4 la identidad cultural de las clases populares en Chile, pero probablemente, antes ane Lenistoriay fa soctologia, han sido la literatura socialyy el reatro chileno quienes mas se han ocupado de estos asun= 19s. Contodo. en tiempos mas recientes, ‘Ja Nueva Historia Social Chilena na comenzado a ocuparse de Los temas de ta tdentidad: en particular a partir del pronero trabajo de Gabriel Salazar, Lavradores, peonesy| prolezarios (3985), S¢ han sucedido otros estudios de historiadores como Maria Angélica Hanes, Jullo Pinto, Sergio Grez, Maximiliano Salinas, v el autor de estas lineas, que se han ocupado st wno sistematicamente, ai menos parciaimente de estudiar tos procesos de construccién de identidad asociaca alos movimientos sociales. aQue es entonces un movimiente social, de acuerco con estas tradiciones tedmicas? sige rene en cuenta ellargo camino que hemos hecho. podriamos proponer tentatwvamente que los movimientos Manual Castells, La era de ia informacién, Economia, sociedad y vritura Ei poder de ia identidad Vowumen 2) Madrid Alianza, 998, p.30. sociales son diversas formas de accién colectiva, que sur gende la sociedad civil ~el verdadero hogar de ia historia, como la definié Carlos Marx- y que dan cuenta tanto de contradicciones fundamentales de una sociedad, normal- mente de las oposiciones de clase, pero més ampliamente deuna diversidad detensiones estructurales, relativas ala desigualdad, a disceminacién sociocultural, el consumo, lasrelaciones de género, al medio ambiente, etc., y que can, tuger2 diferentes iniciativas y proyectos de cambio sociai con un sentido emancipaterto. Laconstitucién de un movimiento social supone nece- sariamente el desarrollo de alguna forma de organizacién y redes de organizaciones sociales, as{ como de recursos culturales e identitarios que se irén modificando segin se desenvuelve la propia accién colectiva. Movilizar ré- cursos propios, en el sentido de la organizacién y de los repertorios de accién para confrontar @ sus oponentes, en contextos mas o menos favorables, son los derzoteros mis frecuentes de los movimentos sociales: En st mayor desarrollo, los movimientos sociales pueden encarnar pro yectos de cambio social que afecten parcial o globalmente ei sistema de dominacién, Pero, estas proposiciones, de cerécter general, pue- den resultar completamente abstractas si no se tas pone en terveno firme, que no es otro que el de la experiencia iystorica concreta de los grupos sociales en movimiento. En este sentido, son del todo relevantes Las formas que ha tomado el conflicto social y politico en la historia de ‘América Latina y Chile, Se trataria de reconocer, por una a MRS ti ckssiechy 33 mo omer) te, igs formas de relacion que sé ha"? esiablecido entie Jos Estados y os grupos y clases populares, la mayor parte de tas veces con fuertes componenies represives como producto de uma defectuosa construcci6n de! Estado, en ej senticio de ta democracia y de la integracién social, ode formas 4e integtacién parcial y segmentada, que incluye a algunas y excluye a otros. Por otra parte, se tratarta sie seceded sambiéi de reconocer y valorat las diversas iniclativas Ge asocacion y movilizacién de los grupos sociales po- pulares, de las capacidades y recursos que se pusieron en movimento, de ias memorias de esasluchas y de: jas iden- tidades que en esos procesos emergieron o se recrearon, Sise treaen en cuenta arabas perspectivas, io que resulta csecientemente una certidumbre para quienes investigan. y piensé nig historia social dz América Latina, es que una de las p-incipaies “formas de hacer politica” de nuestros pueblos es a través de ka constitucion de movimientos socizies, Bn este tiltimo sentido, en contra de un sentido comin tominante, nuestra historia politica ne es soto, nt mucho nenas, la bistona de los Estedos, sino que Ta his~ toria de las resistencias y las alternativas de cambio que emerge una y otra vez desde ia sociedad civil. En Los capitulos siguientes veremos, grasso modo, e! desarro io de algunos movirmientos rectentes eniahistaria ge Amé“ica Latina y una mirada mas istorica alos movi- sociaies en el sigio XX chilene. miento 46 ecrabs en ALY UR Los nuevos movi en América Latina™ La cuestin de los “movimientos” ha tenide stive: acepciones. En [os afios sesente, la mas aceptacta era la del "movimiento obrero” y la det “movimiento campsite (en latradicién de la izquietda eta justamente [a alianca obrero-campesina et eje fundamental de la revolucién © mas ampliamente, de los procesos de liberacion) Otras acepciones de los movimientos, por razories précticas, se referian a los movimientos estudiantiles. hab: muy activos en fa mayoria de los paises tatinoameric:! nos, ¥ a los “movimnientos politicos revolucionartos”. Le hecho, gran parte de tos procesos de renovacién politica de la izquierda, que sigue a ia Revolucién Cubans, coms einombre de movimiento (movimiento de liberaci cionat, de tzquierda revelucionariz, et.! Otra novedad de ios afios sesenta fue fa emergen de nuevos “movimientos”, asociados a los proce: aggiornamiento que vivia la Iglesia Catélica, en ei cor texto del Concilio Vaticano I y ia Conferencia Eoiscop: de Medellin. En este caso, se trataba de “movimieutos” al interior de la Iglesia que radicalizaban posturas er: las ualmenit? mn Os de En este capitulo sigo un articulo de mi autoria. “Mavimientos Sociales y Educacién Popular”, aubltcado por ia Revista La Firagua, {deiCansejo de Educacion de Adultos de América Latina. CEAAL, N 32 Panama, 2010, pp. 55-68.

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