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Wo.19¢ Jee od {Bstructuras clinicas ¥ psicoandlisis pe Dor jorrortu editores: bert ines = he ta eli ent er ‘Kronor eee, Para 28,7 i CHOTARD Dae Aes ‘Nema eae aya Cen Ane, 28-2904 Mada ermanarereltrenc ‘areyadioialopasi de teliroen ea inenomodeds rcilgccreto win Geri «tran teed ‘jin bie digaiacs cube sede seceaioy pein dbs oo estefan ris elt aa oe Sieroerdn. ‘da nel ep avn ae 178 Inde rete Md Artin remo erosss0610 ERNE omabco38 9 Deg ot mes Seratn in y pend. inp, - Boos "Arr 208 ‘pep oac ches dpsnga patie Sit or Urge Clpinty David teak) “act de Vice Glisten HON seosne0eta 2.Pignea 1 Gelitin, Yn rd ale peso els Cn Cole ty Fae 1 Alana, poe ‘deer ren dere 2003. "Tada ee ie: 1500 glace. 9 Profiio 31 Introdveevin 48 Primera parte. Diagnéstio y estructiré 151. Lanncitn de diagndstico en peenandiis {21 2. Sintomas, diagnéstioos y rasgos estructurales = 81 8.La fined paterna yl extractaras iquzas “AL Segunda parte. La estructura perveria 48 4.1 punto de vista freudiano sobre las -perversiones SL 5.El punto de anclajo dels perversiones 516. Diagnéctico diferencial entre las perversions, la historia y la neurosis obsesiva 68 7.Elperversoy laley del padre 9 8 Lamadrefilica "TB 9. Nuevo dingndstivo diferencal entre las cstructuras neuréticas ylas perversiones 83 Tercera parte, La estructura histéric 85 10. Bstructura hiséria y gia flies 8911 Loe rasgue de la estructura histérica 98 12. La mujer histérca y surelacién om el exo ua ma ur 229 133 crt 19 155: 159 15, La histesia masculina 1, Larelacién con l sexo en listen masculino Cuarta paite. La estructura obsesiva 15, La problemen obsesiva 16, Los vargas de la estructura obsesiva 11, Elobeeivo la pérdida ya ly del padre 118 Blobeesivo'y ens objets amarosos [ibliografia de las obras citadas [Bibliografiade referencia Prefacio Eten! que sigue ores, ena contenio corso propucsto als alumnae de smecriay del Inst futodePsesiog do In Univers Pedeal de Rio ancie : “Agradetco infinitaniente « Luis Alfredo Garcia ‘Roza, Teresa Pinheiro y sus colegas* por haberme he- eho el honor de confiarme esa actividad de ensefianza, Sahiendo qoe se prsertaba dese el cimieno en cone =iciones quo, « peticién do los docontesbrasilefic, fenultaban soguramentacbmodas pace mi pers qu ‘antenatal ve difeuades para Jn esteintes que Sscopieron aioe ela. De cho, aba design rosntar el contenido de disiaensehanea nfgramon {en lengua francesa. Esta propoest me resus pa tialermento grat, vats que carta do ecarene para [ expreserne eo portugotsy que entendiadiginme ® un pubic con notable domino demi propia lou, Poraiindidur, deo reconoter que movi enentado | 1 aun auditor particaennente set, muy bien ropa #F rado para les cifcultades que auponia la tranamision £ de articulaciones to6ricasy cinicas euya formulacién. amente anda. ‘La acogida cdl ointelectualmente rigurosa que se Drind6 a esta ensefianza confirma mi sensacién de fpf dela locusn eign = Po irman, Anna Ceana 0 Banos Chet, Verena : Siva Lape, ‘hciera falta una prucba, al estarianlossméltiples pe: didos que se me hicieron de dejar la huella sustancial dde mis intervenciones a dieposicin no silo de la Uni versidad Federal de Rio de Janeiro, sino tambiéo delos ‘estudiantes que conoet en ella, Les agradezcoprofunda- mente "Reciba mi especial recouocimiania Carmen Myriam da Poian por haber sabido presentr el interés de tales pedis y, durante mi recentoestada et Ro, haberme perinitido concur an los mejores plszos,anio las edi- ‘ones Taurus a solucign editorial que conventa a esa fexpectativa, Hage extansivo este agradecimiento a (Georges Bastos. Paris, Diciembre de 1980 30 tuo introductrio me stra puntulizar alga ‘nas de las razones que me condujron a organizer Ia framade sta eneians alrofelrdel toma Batts. "ras inias y psieoandlisi. "Bn primer lugar, me interesa sobrayar que se ata de una aproximacién psicoanalicaorganizada saga ‘mia prspeciva since, quo re! poder defini entor 1 bo dela noctn do wdiagnésticon “£7 Sin duda alguna, ln euestin dl dagnsetic not e- ‘jit dretamonto ala dimenaién de un sbetécul téo- £2 los en el campo del nconscent, desde l momenta jn que el cinco debe enfentar, co la urgenca emsa- ida, los szates doa prtica, 2 Se trata, ante todo, de une difgltad de locaiza- * én, termino wtlizado, como se sabe, en na apn casi cxclusivamente topogrfca. Localizacén qu, en “este nivel, se onviere en una rel, confontad emo ‘etd el analista om certas confusion en oa indiado- "ss clinios quo, en ocasione, hasta pueden parscor 4 Sexitentes. ‘Con soguidad, no ay un expediante radial para Srtear esta diel, Tes sbemos qe, en granmo- ida, depende de un erpo inevitable de adguisin 4 eezperoncin.Asimismo, epende tambien delas he framientassubjtivas de que te dispone para enren- “Yar oa prdctica. Dado por lo manos eta dos fates, “ > Engin snare pot nanos quo exigen. Sin embargo, ne por elo es imposible {/sbalizar el terreno. La exprosiéa os metaftrca, poro © rumite directamento al estableciniento de indicadores a linioo rigurasos.Aunqué no prejuzmuen ea nada sabre lapertinencia dela prctica, son de todos modosindis- cdores metapsioldgicos que nos permiten dreanserbir ciertas entidades nosograificas estables, siempre 7 cuando esta perspectiva noeogréfica sea remitida al ceontexto coherente dela referencia que se emplee par fndaria: la investigacin del inconsciente Los indicadores metapsicolégicos alos que aludo cexigen ser distinguidos en dos nivelea diferentes, Por tun Iado, aquellos capaces de interven en a elabora- ciém dal diggnéstion, en Ia acopen espectica que re Auiere este término en el eampo pelcoanaliic. Par el otro, se trata de adoptar indiendores eapaces de inter~ ‘venir en elmarco dela direccin dela euray dela diné- ‘mica resultante- Asi, pues, hablando con propindad, son. ‘intranemisibles fuera del trabajo de elaboracién que ‘aula cual puede hacer sobre su propia prctica, Cae de maduro que, en nombre de tal ansfianza, no voy a suscribir el proyecto de una transmisién exheus- ‘iva, Mas exactamente se trata de introducirosen esta nocién de diagnéstico desde tna perspactiva estructu- ral. Como tl, esta petspectiva impane apoyarse en la ‘escripeién dindmica y eeonémica de las principales ‘structuras psicopatalogicas: estructura histériea,0s- ‘ructura obsesiva, estructura perversa, Las estract- ras psiciticas fueron deliberadamente exchidas de os- ‘a exposicién, no sdlo en razin de su complejidad sino ‘también, e incluso, debido al tiempo que se meha asig- ‘nado para llevar a buen término este cars. 2 Primera parte. Diagnéstico yestructura 1. La noci6n de diagnéstico en ae Descaria atraclos est problemética del diagnés. ‘ico ene! campo psicopatolgico através de una ineur- sign elsion en dertas concopeinnes freudianas. ‘Muy pronto, en 1895 —to que equivale a decir en el ‘nacimieato del psicoandlisis—, Freud planted esta, ‘euestin, Esiny aluiendo al estodio de 1895 ttulado Sobre la psicoterapia dela histeriaw) . _ De as dificultades «técnicas» que sponta Ia pica en en las histéricas del meétodotarapéution de Brever ‘por detecitn y abreaccién, Pred iba a extraer ceria ‘antidaé de conclusiones importantes. Por un lado, so- falabs, Je pareca difcl hcerse una idea pertinente de "wn easo de neurosis sin haberlosometido a un andliis ‘rofunde, Pero ello afiadia que, incluso antes de estar fen onditiones de aprehender eleaso en detalle, eta sin ‘embangr neceserio establecer un diagndstico, para de- termina: Ia orientacion de tratamiento? Bin otros tér- ‘ince, Freud habia sefalado perfoctamente, desde el inicio desuobra, la ambigtedad con la quese planteael © problema dol diagnéstio en el campo de la clinica ps ‘ r ( Fo coanalitica:establecer pretwzmente un dingnéetio radecidirla conduceién dela cura, aun caando a perti- ~ noneia de tal diagnéeticn sdlo pueda ser confrmada ‘ras cierto tiempo de tratamiento, Esta dimensitn paradgjca constituye, de hecho, to- da Ia eapecifcdad del diagndetio en psitoanalisis Es {mperativo, pues, esclarecer dicha nocién poniéndola en perspectiva con la signifcatin que sidquiere en al ‘universo de la clinica medien. ‘Un diagnéstioo es un ato médico movilizade por dos objetivos, Primero, un abjotive de observacén, destina doe determinar la fndole de una afecion ode una en fermodad a parti de una semiologia. Luego, un abjti- vode clasfcacién, que permite loaliza tal oeua esta- do patoligico encuadrada en tna nosografla. Ast, el Aiagnstico médico siempre so plantea sein una dable perepectiva:) por referencia a un diggnetcoetilagi- 9; 8) por referencia a un diggndetico diferencia. Ae- ‘mds, el disgnéstico méaico se propane no abl estable- car el prondstieo vital o funcional dela enfermedad, si- ‘bo tambign la eleccién del tratamiento més apropiado. ‘Atal fect, el médio dispane de un sistema miltiple de investigacién. Ante todo, pane en marcha una inves- tigacién anamnésica destinada a recoger los hechos commemorates dela enfermedad, através de una en- ‘revista. Luego, se apoya en una investigacién instru- ‘mantal destinada a reunir informaciones, procediendo slexamen directo dol enfermo eon ayuda de mediado- res téeicos, biologics, etotera [En el campo de la cinia psicoanalitice, esta deter- ‘minacién del diagnéctico resulta de anterano impos ‘le, precisamente en razdn dela estructura del sujet, ‘ntinicatéenica de investigacion de que dispone el ana~ lista es su escucha, La novi de invostigacén inatra- ‘mental ya no tiene vigencia, ye vnico material einico ‘suministrado por el paciente es esencialmente verbal. 2B eampo de investigacén clinica se delimitaré de en- ‘trada, pues, en la dimensisn del dairy deo dicho. 6 f | | Abora bien, comno todos sabemos, exe espacio de pa Inbra estd saturado de «mentiraey patasitado por lo {maginario. De hecho, os el sitio mismo donde viene & exprosarse el despliegue fantasméico; también es {- aquel donde el sujeto tastimonia su propia caguera, "puesto que no sebe en verdad lo que dice a través de Io (que enuncia, desde el punto de vista dela verdad de st ‘deseo y, por fo tanto, desde al punto ée vista de lo que subyaco hajo el disfvaz del sintoma. Pa esto motivo, el ‘establocimienta del diagndeti ee astrae los datos ‘empfriens objetivamentecontrolables Sueveluacion es ‘esentialmente subjtiva por cuanto eflo se eoetiene del discarao del psciente sn tomaratro apoyo quela subj tividad del analista en la escusha, ‘Existe, entonces, una diferencia adie! frinte al . diagnbstico midico, pero, am as, :nohay en ete cam po intersubjtivo puntos deeferencia estables? [Nonos encontramos en un campode interacciones + meramente empéticas o de infiuencias sugestivas. EL _peicoanlisis ce definié precisamenteen au expeciici- aden el momento en que Freud supo arrancar us pro- pias intervenciones al campo dela sugzstién. Asi, puss, os tetalmente ito pensar que, no bstanta, es posible defini cierta topografia do las efecsioes paeopatelégi- | eas, Bstatopopratia consiste prinelpalmente en cits ‘modo de oealizacién que debe tomar en cuenta las pro- piiedades més fundamentals do eu objeto a cauedli- dad pstquicay, particularmente, el carécterinsprevisi- ble delos efectos del inconsciente, ‘Desde un principio, entre un diagnéatico y la elec- in del tratamiento existe uns relaciéa légica singular, rolacién que no pertenece al orden de la implicacién ogee, como ocurre en la clinica méiien El analista de- be estar en condiciones de apoyarse en eiartoa elemen tos estables, tanto al elaborar el diagnéstieo camo al elegir la direccion de la cura eorrespondienta, Como ‘veremos, esa locliracidn requiare, ro obstante, wna vigilancia muy marcada, dado el peligro de incurrir en ” €l peicoandlisis salvaje denunciado por Freud en una critica harta pertinente ‘En este breve estudio, Freud nbs ofroce una usta: cién brillante de Ia prudencia que debemos tener en fuanto al diagnésticn,y de los peligro que resutan de ‘ona intervencin basada ena causelidad légicavigen teen el campo médio, Nos muestra, principalments; hhasta qué panto la einterprotscién salvaje se apoya siempre en una racionalizacién eawslista precipitada { fondada en un proved hipotétien-deductivo desde- ‘hoe de la distancia que separa el decir de lo dicho. "Bl aeto peieoanaliten no puede apoyarse abrupta- mente en a identifeacin digndstiea como tal. Una in texpretacién psicoanalitca no puede constituirse, ens ‘plicacin, como una lisa yllaa consecuencia igica de ‘un diagnéatio, Sas fers, pdriamos disponer de tra- tados de terapia analitica comparables a los que ufl- an, en out respestivos eampes, todas las disciplinas edicas ‘Asi, la sagaeidad precot de Fread nos permite ex- traer algunas ensefianzas preliminares en cuanto a cate problema del diagndeticn. La primera de estas ensefianzas consiste ya en po- snerde manifiest Ia dimensién pocancial del ogni o, Bn Ia clinica analiticn, el acto diagndstico es por ‘fuera, al comienzo, un acto deliberadamente plante «do en suspenio consagraco aun devenir Resulta casi {imposible determinar con seguridad una evaluecién diagnéstica sin ol apoyo de cierto tiempo de andlisis, Sin embargo, es preciso determina: lo mas pronto pos ble una poscién diagndstica para decidir a orientacin delacura. [La segunda ensefianza responde al hecho mismo de esa potencialidad, Puesto que se trata de una evalua Vian. Fred, A props dole paychnaleo de sauvage en ‘La tchnique peychonalptique Peis: FU, 19TS, pags 9642 {Sabre clpceene “eves en AB 1, 1079) * rt, sanee br toc pags 378, 1B ~ id diagnéstica destinada al devenir de una confirma ‘dn, esa potercalidad suspend al menos por un tient po, la pussta en acto de una intervencidn con valor ai- rectamente terapéaticn. ‘La tereera ensefanza, que résulta de las dos press: dentes, insste en el lampo nacesario que es preciso ob: ‘ervar antes de tada decsin o propuesta de tratamien- to, Es el tiempo dedicadoa lo que habitualmente lama- ‘ios contrevistapreliminar oinckuo, para xecoger Ia ‘expresin freudiana: vel tratamiento de pruchay ‘Por mds que sea un tiempo da.cbservacién, este tiempo prelisninas, deado oa inicio, 69 encuentra ine esipta en el dispesitivo analtio: « ‘AE rl 12, 1980) id ie 83. damental que sustenta el problein’ de la evaluacion ‘agnsstica, Ia que ha de crcunseribirse més al decire Gel pacientd que alos contenidos de sx wdichon, De ello results une movilizacin imperativa de laeseucha. Be- te tinico instrumento de diseiminacién diagnostic de- be toner pricrdad eobreel saber nosogrficoy ssbre ae racionalisaciones causalistas. ‘Maud Mansion’ eonsagréa estos temas in excelente ‘abajo donde insistoen esta moviizacin inmodiata de Inesenchar Por ello, lt primera entrevista con al pecounalist 0s és reveladora en las distorsones del diseurce que en ‘su propio contanidos.” En genoral, os desarrollos que eonsagra Maud ‘Mannoni alas primeras entrevstasiustran de mane- ra harta pertinonte esta problemdtiea ambigua, pero inevitable, del diggndstio en el eampodel psicoandlisis tal como Freud, tempranamente, nos la seals 1M Manaon, Le promlr rendocwous ate le pychonabte, esi Deno eat 1966, pg 104. 20 * : z : i : ‘€ i iat carck veka 2, Sintomas, diagnésticos y rasgos estructurales [En toda préctica clinica, es habitual tratar de esta- blecercotrelaciones entre Ia especificidad dels sinto- suas y la identificacon de un diagnéstico. Felimmente, Jog tos teraptuticos dependen, en gran media, dela cexistoncia de tales eorrelaciones. No obstante, i ese Aispositive enucalista os fica, os porque l cuerpo Fes- onde aun proceso de funcionarniento él misme regula- o segtin un principio iddntico, Exists cierto tipo de de- terminisme rgénieo, Cuanto més profundo eaelcono- cdmiento de dicho determinisme, tanto mas e multipli- ‘an Ia cantidad de corelaciones entre las eausaa y 18 efectos, yestoredunda en una especifcacén misafina- dade los dingnéstias. Si este prindpio es uniformemente vélido en Jos di- ‘versos campos de Ia clinica médica, de ningsin modo lo es en el espacio de la clinica psicoanalitica. sta dife- rencia debe ser acreditada al determinism particular que opera en el nivel de los procesos pafquicos,o sea, a Ia causolidad psiquica, que procede por otras vas. En gran medida, el éxito do la torapéutice médin quod supeditado a laregularidad, ala jeza delas ocu- rreneias causales qe intervionen an of nvel del cuer- po. En lo que concierne a le esusalidad pafquica, hay también determinismo, pero se trata de un determi: nso psiquieo que no obedece a tales lineas de regula: idad. Bn otros términos, no existon acomodaciones stables entre la nataraleza de las eausas yla de los, ‘facts. No es entonces posible establecer previsiones, ‘como resulta habitual en las dscplinas biolgics y 6x: particular médica. ‘En l camps cisnifico, una prevsinsblo es admis. bleen a medida en ques apoye en une ley. Ahora bien, ‘una ley no es otra cosa que la explicaciin objetiva $ generalizable de una articulacién esable entre eausas ¥efectns, La causalidad psiquiea noes objeto de leyes, [Por lo meno en el sentido empirico yestrcto que el tér- ‘mino adoptaen las clencaa exacts, O, lo que es lo mis- © mo, el pslcoandliss no ee una eiencia’ precisamente a causa de esta ausencia de legelidad entre as eausas y los efectos que, de antemano, invalida toda prevision stable Por eonsiguicnte, Aebemos partir de ese estado de cosas quemosinipone comprobar quero hay inferencias .@ extables entre las causas psfquiu y las efectos sintom- ticos en la determinocién de un diagndstico. Esta com- probacién es esencial,por Jo mismo que se inscribe en ‘nntra del funcionamiento habitual de nuestros proce- sos mentales. Pensamos espontneamente en un orden de racionalidades cartesiano que cominmente nos con- nce a ectructurar muestras explicaciones segtin lineas de pensamiento sistematicamente causalista, en el sentido del discurso de la ciencia. Recusar dicho orden 4e penssimiento regido por implicacones ligieasconsti- ‘wyeslempre, pues, un eafuerza particular qua es preci- 0 fectuar en el umbral dl trabajo picoanalitco. ‘Betono quiere decir que tal articulacién no est suje- ta a ciertas exigencias de rigor. No todo és posible al capricho de las fantasies de cada eu. No todo es po- ile, so pretexto de que es preciso desprenderse de In ‘aciondlidad légia habitual Subsiste una gu, que os lhilo conductor que debe seguirse: ed deer de aquel al ‘que se excucha, Slo en el decir es loalizabe algo de la 2 Cmeagré acne problema laradeea deta cbr: iss fit de la paychanaly Tao I Lenton dea poyehanalye ‘ome I: poradowalté noua, Pare Ens Univers hires, 1968 Publeacn rata en Aries Medics, julio do cotractura del sto. Ahora bien, pata establaoér vin sintonma desu compatiro masculine obsosive, graziaga. tm procesode identifiacion histrica. ‘Una vermés, este ejemplo muestra que no existe so- Iacién de eontinuldad directa entre una certografia de satomas yuna clasifcacién diagnéstica. Esta disont- ‘nuidad entre la observaciin delsintoma yla eveluacin Aiagnésticaimpone centrar el problema deuna manera Aiferente, sobre todo a la luz de la especificidad de los rocesos ineonscientes, que no pueden ser objetn de ob servaclén directa sin exigir la participacién activa del ae 2) paciente, es decir una partiipacidn de palabras. 3" Bncontramos asi una de la preseripciones freudia- '§/ nas fundamentales, emplazada en el umbral del edifi- “Tp. Go analitio: El auefio ela via regia que conduce al in- oie 8 5. Fre, vee 19 sCaractire & otnme anal (1008), 08 [Neoroe,pachoe et pervaraian, Pars PUR 1973, pg 498 (-Garttr yerotiman ana en A, 9, 297] 7) oka dept tion lanes oeesonele, Uaocontribton supreme de ‘i dela nieeser (13), i pg. 18687 a presposion ‘in nearest cleave. Canibus i pebtena dla oa de ‘eoroi, or AB, vo, 9805) -Surlesranpetien de al ‘an, plus pratense. dane rote ans 1919, en La eer Pacts PU, 1089, pag 106-12 [sobre In tan ‘oes den plein, an pastel el erotms ara, ex AB, vl maT) 5 vite ieee ae al a ‘conscientar, Pero esta preseripsién slo obtiene suefee- ‘vidad en la medida en que un sujeto se vea llevado a > proferir un wdiscurso» a propésito do su suet La va @ jeg es, presisaments el discursa Sin él, no podria cxistir decadificaion posible de a puesta en acto de in Tm este aspecto, ecordemos gunas diréciones de perisamientofarmiladas por Lacan desde la perspecti- ‘vade su famoao sretomo a Freud “Binclusojo6ma un psicoanalista de hoy no se sentria. Tega a eso, a tocar le palabra, eusndo su experiencia roaie de els su instrumento, su marco, su material y Ihasta‘el ruido de fondo de sus incertidumbres? i...) Bs toda la estructura dl lenguajelo que la ex- perienia peiccanalitica descubre en el inconscienten* ‘Por otra parte, en un texto de 1958: «Situacion del sicoandlisisy formadin del psicosnalista en 1956.6 Tnean no dejaba de subrayar la incdencia de lapalabra cena experiencia del inconsciente: Para saber lo que oairre en el andlsis, hay que saber ‘dedénde viene la palabra. Para saberlo que esla resis ‘tenca bay que saber lo quesirve de pantalla al adveni- rienta dela palabra...) gpor quéeludi as preguntas ‘gue el inconscionte provoca? Sila asceiacién Hamada libre mos da acceso a6, jes ‘por una liberacién que se compara a la de Jos automar ‘mos neurolégicos? 4. Ln ots ean no ae ai, depia Free GBEM en Bote Pare Seal 1988, pg. 4946. {ipattedade era locate ole Tse Sse Fipuds Eros tes Sig vente, 1978) WE Laas, itinerant 2 Po analyte e180 id pgs 45991, Stanhn del poo Soy medina an 1860 Bern 1 Meso. Sig veiatuon, 1975) ‘Silas polsiones que se descubren en él son del nivel isncefften,o sun del rinencéfalo, goimo coneebir que ge eseructuren en términas de lenguje? “Pues desde el origen ha sidocn ellenguajedonde se ‘ban dado a conover ns efectos —us astacas, que he- nos apreadido desde entoness a reconocer, no denotan, Ienog en su trivialidad como en sus finoras, sn proce- fimiento de lenguajen® Para volver ms drestamenivo ala problemtiea del sintome, evoquemos esta formula de Lacan extrafda Gel Informe de Roma» (1959). 4...) el sintorna se resuelve por entero en un sndlisist {al lenguaje, porque 61 mismo esté estructurado como tun lengua, porque es lenguaje cuya palabra debe ser Iibrada».” ‘Por io mismo que la formacién de sintoma es trib- taria dela palabra y det lenguae, el diagndetio est ‘Rocosariamente implieado on ellos. Ls indicadores ‘iagndstcos estructuralessélo sirecen en este nico ‘eqistre. Abora bien, no constituyen elementos fables ‘en esta evaltuacién diagnéstica sino a emndicién de que Solos puela desprender de laidentifieaon debs sinto- ‘nas, La identigad de un sintoma nunca es més que un frtefacto areditable alos efectos del inconsciente. As, ‘pues, ln investigasén Siagnéstica deberd hallar su bar Eamento més aeé del sintoma, o sea, en un espacio in- tereubjtivo, el que Freud definia como comunicacién, Ge ncensciente a ineonseionte a través de su eslebre ietéforatelofinica® * pn a8 86. 1S LceintsPoncloneetamp ale parce std lenge en. 7y- enatyns ii pg, 20. [unica y camp dea palabra el seeSue on picandlisinon Bro % Mio Siglo wentane, 1915 TS lase 8. Freud, «Conseils sux médecine sur le trateseat analtiqun, en a technique payehanastgue, Puts: FUR, 1°75, aspen et nant Soom eer centri eae aloes Suleeeeieceneee Seen atee nanan soutien ee cece iis eee ra ia Sieh cpeteeie cai Serene shctemacnnt wae cmon eoeine mater Siac dist eer epee ine aie ranisaeemeaeres letegeroaemenanice ee apenas onieeteony Sloteaeceeapaes = Boe ptecctenspaen aver easctnns He aportad arg niaceanonte See aree eae Sigiceane banter Seimei casas ie cue le coco atihenterer ia ls 08. [-Concon el més se el tratamiento pita, (A, ol 13,1880) " 2 © principalmente ala cordencacign. Bn cas cinio st ‘que lo remito, es fil ver efmola condensacién resul- 6 operativa en el nivel de ls elementos significantos ‘gue estructuraron el stoma (sintoma de automutila- ‘Géx), Hn consecuencia, el gintoma se presenta cabal- "mente como un material sigaiicante que dice mucho “Inds deo que parece enloinmediato, Ocasin esta para *yerifiear aquella tris de Lacan que describe el sintoma camo una metdfora, es dese como wna eustitucién sige nifcante!® ‘Se cariprende, en tales condiciones, que el sintoma * nunca tenga, por naturaleze sino un valor significative sleatorioe imprevisible. Como formacién del jneans- ‘Gente el sintoma se emnstituye, en efecto, po estratifi- ‘eacionas significantes sucesivas. Ahora bion, en esta es- tratifcactn, a elec» de ls signfcantes no obe- doce a ninggin principiede eleccién estable. Bsa accién simulténea do los procesos metaféricas y metonimi- cos! lo que opera esta selesién, Los components sig- pificantes conatitutives del sintoma son, pues, directa- mente tributarios de las fantasias» del inoonesiente. No obstante, paralclamente a la indotorminacién rela ‘iva dela elescidn de be signifaites que intervienen en esta formacién del inconsciente, existe una deter ‘minacién insoslayable:se trate de una determinacidn 9. Dax vése cap. Sapte otras strstr. T+ lustatos dels eftcencation dana un es elnqas yeti, (Structure porversone opt page 098. 14, Dor, veate leap Xe syne sane posses mt Photiguer en Intaducin lala de Lacon, Tos Lin. one! trata commen langage, Pai: Dest, espace ‘onlyiqoe, 198, plgr. 6.6. ‘Tradedin brane ep XO “nto emo process metro, en Tred eure de La {an O Inotstenteexrataradecoelinguager, Pots Alegre: ‘Bree Maso, 1099, pig. 3.7 "Dr wae cap. Vi, Mtanborosidanyne ot pene ed igaident, Bi, pg 2-64, Taduen besa cop. VE ‘Mctlororstocinia @ njenaia do eignventn 10 Pas ns. Hit que te dmiisrcin dl nati sgsictons ‘efecen aignoranc dele Bt sSeinrtraaan ‘arertn fname acts .se8, de cierto modo de gestién del deseo. La eve 7 ‘inguin eb ets roped yoes ain inion, ‘ends dch ainda nica qu oe cn ge mage setalables y etahien, mee ‘ET prebloma dol diagno parc teatro dena raeva pregunta {Ovil ew lncontand, fi ese te do sorangoeaucarales queso pada sino su poner cierta estabilidad en l organist pees inde la estroc- B35. La funcin paterna y las estructura quicas ‘La puesta en acto de na estructura psiquien, es de- is|como sefialaba Frend, la eloceom dela prepin new ono, co gonsituye para cada uno en fn gs a ee Bae ssi laelstn oe cleo manteno conan, filca, 0 a, oon la fancién paterna. Si una relacin se tefante es vector de orden —en el sentido de organiza- ‘Sp, tambien es portadora de desorden, ya quelaes- al deestordet ara gampre. {C530 a oer acre ordea ot ecto a- tieslade a tn factor de dasorden? Cm comprender (quo la estructura pasquica constituya al mismo tiempo {ina etapa decisva en la economia ysiquiea propiamen- ‘edith, cuando tal economia puede revelarse como él principal agente de los desdrdenes psicopatalégios? "Para intentar responder 2 esias preguntas, sugeri ‘una anslogfa metafriea con cierios argumentos toms {os en prestamode los datos contemporsiaeos dela bio- Toga molecular, referente ala dutoconservacion de las ‘structuras bioligicas. Nome deaioraré aquten la evo ‘acién de esta referenci, largamente derarrollada en ti libro Structure et perversions, al-que los remito# ‘Una analogia semejante no tenia otro objetivo que tra- tar de determinar —exceptuando la metéfora— los principio mds constitutivs queintervienen en laorga- Dnizacidn de las eatracturas psfquices. Una cosa es ine £5, Dor véae el on. ¥, Stretares pyehigues of fet pliguey en Structure perversions oy wags TE. a trode lamas mis genera trans do wna ‘aoc marin yet floghceelisoloen gece: {xecnomia dl dnc pode nds Boj nuonla Sela funn eps deentrucerndierentn Por Cie realmente detenc rlesiouas sre a acini. "acon Ge eon tio squremos eerarensfeas ‘once sede el panto dest el dagen, ela nei eto cette tuner delaconrs cpg} [tu tea atoning erent tas vets donde se negaca yarn el seo ul Glinconlfelo esteem alacant cl Seen yin Povmupuesta eto exer epasar en deal todala inamin een lacoal seinen, cme wsotes eaten, cine decyl ten een elmomentoqus {Seduce a sto pion doe est ident cat con el flo dele madre aera potion Sno, te uncandn dha entcacn, yor tant cana Inenstrecton nbs one aideltcaeee oncom dlaujetoqueapuatamentenolo tee o pon lent Ho, con agul que supuctomente ore Osmo go ‘stinsopuchands eta gpercin en sta en el ear 80 del proceso de simbolizacién désignada par Lacan co- ‘bo mate dat Namba de Pere No veteran ae Ie esenpeié de en leis edges eo propane ural arelequsledeiqnstuaaoca score ‘oa Inivodution a fcure de Lacan ‘nlonmeiatprefrna poer maine acento ce cieroe ments pater does ifm e ‘x eaboroqulls mecotee deters pe {luis donde as pests da iss evilzdas or 23. aol exp A, La add mit Fotipey np, ety Le mstapore psrlo- Lear Phe Lancs Au ditinea roduc 3 care de Laan pct as Te 4313 y 11490. Traduca al portagute: ea. Xl, 0 tao do ‘spo Bony cap KIN, Ameelrs ier Nomerdo Pal "Aimaaainia do dads et Invade laura de Lacon op. cit i 68 89.585 2 Jarelacn eon ol fal remutan parcuarmente fora ‘lg le eistaliracion do organisaionesetructurlen Dicho de otro mode, esta diversas esruchuras estén 3 ‘determinadas por uno otro de esos diferentes momen- # Gop. tos crucales. Ast ocure en la orpuniacin dels ee Foe troctaras perverss,obeesvas térica ypsticns, | cay instalacion eo posible lean sein a factores favorecedres que interienen en las interferencias de | Jos deseosreciprocns de a mare l padre ye nino con | respecte alee ile, — Como ya insist en varias oportunidad, sta trocturacin pfquesconattuyeuna opanizacin df hitva, Al avanzar sobre el terreno de esta espinosa cuestiGn, mo intresa puntualiear lo siguiente: na co- sa.es qu laestruchure et ireversiblemnente deter © aula, yotra que la econerta des funcinamiontoeaté Gp seta aariaciones de régimer. Hay que dase cuen- ta, simplemente, de que nunca, cdma sujetos, mos F més que efectos dl signiicaste, La estructura trabaja precsamente ena administracién de estas estos Se nificntes sobre ello no ejreemos ningun dominio, ‘Séloimaginaramentoapayartamos la des detec al se quedecit nese dmbito,Deshiquetodo el mundoce- Gj condenado a adhere ala eatrctura del fantasmas Pero, aun i dijéramos lo nuestra, nada cambarames, puesio queinmediatamente aporacianos la desmenti- den el mismo momente de aticulsl. Ls recuerdo aleance de aque amas adagio reiano contampors- neo del descubrinionto del plcoanlisi o no es seiior en su propa case. Debemos medir ls ence: uancias irreversbles enunciadas inplictamente en tata formula, Nadio est obliga a refendarla, pero ellono es chic para que a partirde este descubrimien- tofrendiano,calga ala lus tna verdad que adhere pre- eisamente a ia etrutura dl deseo de quien aenncia. G5 Aun cuando, enno de buena gana reptia Lacan, esta E verdad jamés pueda sino medio dive, esta de fodos | odos,recordanioelorden de lestructray del deseo le 38 «queso cavern or encontFar en lla sa propia expre- oe Para ineistr una vee més sobre la dimensién irre. se pe dela estructura de lenguaje—oiéa, losimbh Gucticordemos que ese orden es tanto més determi oo enante que la eloeisn de esa eatructsr, para. fp onto, justamente aquello porn so (Pesrosverdo qué el advenimientoale simbélio sel { avenimiento del soto propiamente dicho, ganado e= aiterrenode una conquista que es precisamente aque {Jo por lo que oe elabora la estructura peiauisa (7 Be ogi etaiaa ve cots {ros areanes dela dialécticaodpica, permanece marca {Us por los cos tiempos foertes que representan Ia dt 2 honstén del ery la dimensin del ter con respecte a oto Bn esta dinémica del pasee dl sor al tener se ba. en senlie enefecty ciertas apuestas docsivas desde et nto de vista de Ta inserpcién del nino en la funeién fica. ‘En tanto regula el curso del Eaipo, a funcén flicn snupone cuatro protagonists: la made, e! padre, el. nifo $n fale. Este dtimo término eonstituye el elemento ¥ Sral a euyo alrededor vienen a gravitar Jos deseos eepectivos de los otros tes. En este sentido, Lacan de- ‘Gezaba a quien queria ofslo que, para hacer psicoanali- (Ga, por lo menos hacia falta saber contar hasta tres. De fovios moans en esta elfabetizaciéa numérica minima, aber contar hasta tres implica especialmente saber ‘Gntar hasta tres aparti de uno, prlotantohastacaa- tho De hedo, como ese elemento uno ese falo,se teats fll inico indicador que permite al sujet rogular sa de- ‘so en relacién con el deseo de oro “El falo en cuanto dicho elemento auno-—es ¢ ele- mento que so inseribe fora de Ia serie dé Tos deseos, ‘Davsto que eblo con relaién a. puede constituirse una erie de dese; pero al mismo tiempo es cl elemento que trdena la pesibilidad de tal seri, ya que, foera de £0 Dresencia, el deseo no se deserabaraza de su anclaje En Jnaagural Por lo demas, preciso parlir de este punto oanclaje si queremos balzar igarosamento ls mo- = Sesto dodaen aloe que me ff! anteriorment, Ea ecto, tata ante fod de circansrbir aquellos me- sBentos en gue a economia del deseo del ni se topa {on la funcin ica, pera negocarsecon ellaala medi- ede una inceripaicn. 5 ‘ta funcn fie oe earateianproitriamente, porn ncdenca qu adquii, para ol nie i= nt iin on elcuro dala volucion epics, Desdeel ‘unto de vista dele strata, el primer momento de, ‘Brivo os aquel en que co esboza, pars 6 el cuetiona® lento dela identiiealon fallen, Se trata de una ve ‘encladentifeatriapimordial onde Soot ra- {mente dentifcad ono non exhusivoctjeto dl] deceo de la madre, es der, con el jlo dol deseo dl ‘Ovo, y por eousguiens con fl. : “Ta coestionamiento co fndameéntl paral ni, al inenos pola rain esencil de que, finalmente,e0vaa contra oa la figura paternes No oe trata, por su ‘uoste dea figura pateroa en fentocpresencia pater- Ee: Tes sine en canto insane mediadora dl deseo. De Ee Necho le intrusion de exta figure del padre vae intro: dlc ena xonomia del dese el nfo, cierto modo de E Sectors gone hands om propieda,oqoe se Uesigna por fencnpaterna'y que no es otracoeaquslag ‘unelon ilion cm toda a resonanca nba que tosupme. “Ta Fincid ils es operatoia porlomssmo que ves- teria el deseo del nit respecta de wo tntanca sin blica mediodora: el padre sinbdlio, Oto mado de dcr que debomenstearnessegin la dstincn fan. damental intrucida por Lacan, entre padre real, pa: reimaginartoy podresinblien Sobroeats puntos $2 smitunavermés aune de mistrabale pits $B Fonction en peychonalye donde me exer por mu 134,Dox ae ep Ve pe lo pig east es dala a none odo trarcudn crucial resultaba esa ditinciin desde pun- ‘ode vista desu incdencia en la organizacin dela es- ‘ructana del ayjeto, ‘Esta distincién introdueide par Lacan entre padre real, imaginario y simbélico no 26 una pura y simple duplicacion de la trlogia Simbslice, Imaginario, Reat (SIR). El padre reales el padre en laealidad de su cor, 65 decir, el padre hic et nunc, sea ono progenitor Ahora bien, en el aquty ahora» desu historia, este padre real ‘nunca es aquel que interviens en ecurso del complejo {de Baipo, El que intercede es el padre imaginario. Ba teste punto encontramos, con toda sx signficacisn, téemino imago en el sentido que Freud le atrbuye. padre nunca e@ eaptado o aprehendido por el nifio de ‘otro modo que baj la formade laimago paterna, es de- cin, una figura del padre tal com el nifo tiene interés fen percibirla en la economia desu deseo, pero, igual- ‘mente, teleomo puede darse unarepresentaciéndeella «través del discurso que la madre prfiee para é Porlomismo que esta distancia so define entre ladi- sensi del padre realy la figura del padre imogina ‘io, a consstencia del padre simbalico queda todavia 's particularizada, on ol sentio de que su interven- ‘dn estruchurante en Ta dialétea odipiea se espeifica por el slo hecho de ser puramant significante, en lo ‘cual se resume fundamentalmeate la funcién paterna ‘como tal, eros ota funcin paterna os estructurante ‘lo supone gue interviene ene! registro de la castra ign En otros términos, cuando enearamos1a cuestén del ‘padre enol complejo de Bpo, debemos estar atentos al fentida que conviene dar a eta ventidad paternay. De- ‘es em Le Pro fonction en pnehanalee, Paria: Point ore Tigi, 1969, gn S18, Pubasen bea en Zar, 108. "Don vane a ans toto patrols oe vars, tid, pgs. 67308. 36 bbemos saber Iealizar la cconomfa del deseo del niflo segin esté comprometila con respect al pare imagi- ‘nario ocan respecto al padre simblio, Como minizya, esta diseriminacién supone quo siempre estemos e condiciones de situates apuesta edipioas fuera dela realidad, en.el entido de que el Edipoesy sigue senda siempre una movilizacin imeginaria en el nie. Ante ‘ndo,es para dla trayectoriaimaginaria que seofreoee para resolver subjetivamente el enigma que le plantea ‘ndiferencia de sexos, In oft, la dindmica epica re: @ gi. presenta el recorrid imaginario que el niio se vellev doa consruirpara ecentrat una repueste stat Banecs pregunta ‘De esto resulta una emsteveniadinicament portante:el padre real parece como perfostamant undario en ls apuestat deseantes eipias, Por oom parte, esto permite precsar todas las embighadad Susetadas por expresions tales como: la presencia pa terna, ines ls carencias paternas, Cuando tas stn tnreaneioin a dis el pate Feal no tienen ninginacancsipaativo Frenie ala finan fundamnttimenta otvetenants 8 dl padre simbaico. De hecho, que el podre real et bresente ono, qua se caente ne, eos os completa. ‘ents econdaro para las apuedias eaipcas Hn cam, ‘ost la presencia ln corensiaptama conve mis Avectamente al padre imagtnario al padre sinbelieo, estes atrbutes, tones oe vatlven exeniaimenta de terminante “Bn ots trminos, una evolu piguica prfecta- smonte estractranto par e no pute curmplias & fora dela presencia de cualquier paste real Bar one en cio, ental hist, quo las dimensions de padre imaginrioy de padre sinbiio esta const {utivament preseoten. Nobay ai ninguna pared 5.x vase leap IInd fntion dupe en pe banalycr, id page 158 a aT ‘orl eontrario, trata de una exgenia de palabras, Soaucuo vale dei des xgecn siete ete Mempre tebe ser significado al nia, aunque oor tl eonfontado con Ie presencia val del pa- re io estructurante para el nito es poder fantasme scar cn pre, esc, elaborar la figura de wn padre reaginati a partir dela oul investréuteiormente, [ie dimeostén Gen pade sib. bre el ebjeto del deseo dela madre, esta cuestién rosur- ‘ge con mayor fuerza y lo empiija a profundizar su in- ‘torrogacién. Nsta esuspensién significantes ante el cnjgmade la diferencia de sexos 3 gapita,enel sentido |, de que impone al nif nterrogar al deseo materno més all del lugar en que eu identificaciénfilica encuentra ‘un punto de detencién, El discureo dela madre le asé- ‘gure, pues, un apoyo favorable hacia muevasinvestign- clones, que lo conducirén al umbral de un horizonte __ mucho més enigmticoy que anuneia el orden de a cas traci. Dicho de otro modo, los significantes maternos® resultan detorminantes para movilizar al mio hecia un espacio diferente del deve innediata que 6 nec "A pace que este impulso dal nfo eneuentre el menar soporte para suspenderse, toda su dinémica desoante ‘tenderé hacia un estadoen ol que la entropia llevar las de ganar sobre el esfuerzopsiquico que debe producir para combatirla. De esta suspensién inducida alrede- for dela puesta en duda de la identificcion fic, pue- de réeuta un enquistamicnto dé toda Ja aconomé del eseo, la que contribuirda la instalaion de una fjaciin patquics irreversible, En fico, alrededor de tal apues- ta se organiza Ja extructuracsn perversa, en la que en- contramos precisamenta el origen de todos los rasgos,_ Sobre los que podremos fundamnos para apantalar un fP Indo paricolarmester La dspeition porvere polyoerphes, lg. 857 [Diep perernpulimore, en Tee enayos de rota seca op platsdad del mocanismo pulsional yen su =) ‘La argumentacién freudiana nos eonduce'a un pei ‘mer punto de distinién deisivo entre neurosis y per- ‘versiones, At los remito‘a la famosa —sunque proble- sition — formula cLaneurosises, por ast decro,eliegativo dea perver- sion “Esta proposicin parece insistiren un pinta esencial do la eennomfa pulsional. os sintomas nourétices ro- sulisn siempre de cierta represiGn de los eomponentes pulsionales de Ia sexualidad. De fal manera que Freud seve levado a suponer quel caréctersintomético dela ‘nourosis representa: {.) una eonversin de pulsiones sexuales que debe ran ser Ilamadas perversas (en el sentido amplio dela palabra) i pudieran, sn serapartadas dela conciensa, encontrar una expresion en actos imaginarios o rea leant ‘sta distineionfreudiana entre proceso neurético y perverso es importante al menos, comolo veremos més adelante, porque presupane ya una diferencia del pun- to de anclaje de estas estructuras en el cntexto de la ialéticaedpica En 1915, la elaboracion tebrico-elinca del proceso perverso encuentra un eustento euplementario en un estudio que Freud titula: «Pulsiones y destinos de pulsiém® Bspecialimente, Froud define dos eestinos pulslonalea» earacteriatices del proceso perverso: el strastomno hacia lo contrary la «vuelta hacia la per- 4 i, oe. 54 id, eg 68 5, Freud, «Pulsion ot deatne dos pulionn, en Mélopey- hole ope, page I-44 Pusinesy destino Se pan aA vo 14, 3678) a ‘dona propias. Las propiedades pulsionales que estos ‘dos mecanismes supanen permiten introducir una uni- dad més fundamental con respecto las perversions, ‘De hecho, la nosion de medifcacin en cuanto afinyren ‘euanto al objeto de la pulaién autoriz una goneraliza- ci6n motapeicalégica docisiva, En efecto, la dstineién Jntroducida en Tres ensayos de teoria sexual entre win- versiones» y-perversiones» se wuelve, sino insti,cuan- do menos incensecuente. Hl conjunto de los procesos pulsionales que las earacterizan constituye procisa- | mente tzna de las dimensiones esenciales del proceso perverse. partir da eta generalizacén comienza a bujarse, pues, para Freud la perspectiva de una estruc- fura perversa que queda por defini, més alléde los pa- metros esterootipados indicadas hasta entonoes por lertos mods do ealizaciones sexoales. ‘Con apresial seguridad, Froud orienta as susin- veatigaciones en la bisqueda de un mecanismo meta- péicolgieo inaugural dela porversién, sobre todo par- tir de Ja elaboracén de nociones tales come la renega- clin de la realidad —oon su ineidencia respedta de la castracién—yla esisin del yo camo propiodad intrin s0ca del funcionamianta del aparato pstguics. Por otra "parte, precisamente can estas dos ‘timas nociones nos + Yemaé llevados nuevamente a la daléetica edfpica, El desarrollo del eomplejo de Edipo se iniciaa partir ola nocién de atribusim flica dela madre. Esta ats- Ducién del falo se origina, en efecto, alrededor de la cusctién dola diferencia de sexo, que consttuye do en- ‘ada, para el nito, un punto enigmstice, Tbdo el curso {maginario del complejo de Raipo seré el desarrollo de larespoesta quel nif intentaré dara ese enigma. So- bre este puntoles remito a un texto esencal: La orga- nizacién genital infantis “Bn el curso de estas investigacianos el nifo Hoga @ deseubrir de que el pene noes un bien comtin a todos los seres que se le pareeen (...) Es sabido ofmo reacsionan “s cllosa las primerasimpresiones provocadas porla falta fe pene. Negan esa falta y« pesar.de todo creen ver un ‘miembro: chan un velo sobre la contradiceicn entre observaciny preuico, alegan que todavia es pequefio ‘y que dentro de peco crecor, , gradualmente legen a ‘esta conclusion de gran aleance afetivo: en talo caso, ‘antes estuvo realmente ally luego fue quitado. La falta de pene es concebida como el resultado de una eastra- dn y el nizo se ve ahora en el deber do enfrentarse can, Inreforencia de Ia castracion a su propia personas.” La atribucin flioa es la concepeisn de algoqus ha- bria debido estar alify que por lo tanto es vivido como faltante. Por este motivo, elajeo fice es wn objeto os- trictamente imaginario, Ast, pues, podemos deci que, de entrada, en Freud, la euestiin dela castracén ost inreductiblemente ligada a la dimensisn imaginaria del flo, y no ala dimensién del érganc: l peneo la ax sencia del pene. Paso abora répidamente ala eontinugctén dea plioacin freudiana, El nig no renuncia de buena gana A larepresentacién de la madre fic, sina eu so ve 1a abruptamente enfrentado ean lo real de la iferen- cia desexos. Abora bien, ei nifono tiene ningin interés pelquico en aceptar ese real como tal, ex dec, como pi 1a diferencia. En efecta, loreal deesta diferencia le im pondrfa precisamente aceptar tna eonsecuenciinso- portable: Ia dimensién imaginariade su propia denti5- «acin fica, Deberia renuncir, en cierto mode, acons- titnirse como nico y exclusive objeto del deseo de la madre. La vectorizacién de gu doseo con respecto al Otro moviliza esta proteccin fantasmatica, que ecu loreal de la diferencia de eexoe en beneficio de una, 78. rout, organsatin tale ints (1028), Lar oe secu, pg. 5 (bastards on ma org ck geal infant (Una interplanar dea so Eady on AB wo 19,1970) “6 eanstruédién apoyada en Ia elaboracién imaginaria de tun objet que supuestemnts falta: el falo,y en una con ‘cepeidn de la diferencia de sexsselaborada en el modo: ‘estar castrado o no estar castrado. Ademés, por esta {nism razon fantasmética, Froud eefiala que el enfren ‘tamienta con lacastracin no puede sino ser angustian- tapara elnifo, Una constracciénimaginaria semejante no pueda menos que favoresr, en efecto, a reenciaen 1a amenaza de castracién: bien podria 6l ter castrado como ou madre tal vs lo fue ‘Por eonsiguiont, oe ahi donde Froud ubica ls emer. sgencia de la angustia de castracidn y, como nsecuen- Gia, el origen de ciertas reacciones defensivas desti- hnadas a neutralizer, Bstae construcciones ptquicas ? defensivas toatimonian, no slo l rechazo del nit & ‘aceptar la diferencia de sexos, sino también el trabajo piquioo que debe poner en marcha precoamente pare saclayar o sustracrse ala incidencia dela castraci. ‘Freud nos indica que osesconstrueciones piquicasde- ‘enka vn a predelezmlnn yoentay, en una gran sedi, ca seat ceimomiaeaasr de estructuras psiquicas. Esquemdticamante, recordemos que Freud distin-. ‘gue tres salides posiblos antola angustia de castracién. * Dos tipns de salida en que el svjeto no aceptaré la inc doneia de Ia castracin sino bajo rosorva de transgre- Girlacontinuamente ¥ otra donde el jeto aceptard la coaocion dela cestracién sometiéndecea ella, dabuen 0 ‘mal grado, pero desplegando toda una nostalgia sinto- mética antelapérdjda soportada. Bnl primer easonos ‘vores conducides alas perversicnes; enol segundo, ale ostalgia sintomstica de las histricos y las obsesivas. Desde el punto de vista freudiano, la estructura per ‘versa parece encontrar su origen alrededor de dos po- Jos: por un lado en la angustia de castracin, pore oto en la movilizaion de procasos defensivos destinados 2° sortearla. En este aspocto, Freud pone al descubiert hee de pricesos defensives caracterfetico dé Is organi in del funcionamiento perverso: ls jacién (la rege © idm) yla rnegacin dela realidad. Aula oe teats de los dos mecanismos respectivamente contitativos Gel homosecuclidad y dal etichismo, La homoseualidad resultaria on lo eeeneial, de una reactién dedefensa narcsista ante eastracién, reac: ign porla que el nifiofiartaelectivamente la represen tacién de une mojer provista de un youn wa repreeear {cin persistrfa en lo inconseientoy se mostra ati ‘vamente preseato en el dinamisme libidinal posterior Una lectura atenta del taxto «Sobre las teorias semuales infantiles, suscita inmediatamente un co- ‘mentario: la organizacin del proceso perverso, en 1a vertiente de la homosexualidad, es implicitamente referida por Freud ala homosesualidad masculina. Sin ‘equivoco algun, esto pone en evidencia que la homo- sexualidad masculina surge eabalmentede una estmic- ‘ura perversa,miontras que esta por saber elomismo four en la homosexualidad femenina. Bs partcular- ‘mente importante tener en cuenta ete problema en lo «que se refier al diagnésticn. De hecho, a misma idea 4a existencia de una estructura perverse en la maujer ‘es harto probleméties, aunque sea indisutible la pee- sencia de manifestaciones perversas en los comport ‘ientos femeninos.® En resumen, Ja homasexalidad rmasculina se inseribe en un dispositive patquic radi- calmente distinto del que preside a homosexualidad fe- Eto se ve mejor confirmado todavia par el otro as- ecto del funcionamiento perverso evocade anterior ‘mente: el ftichiemo, Clinicamente, aparove como unk Aisposicién exclusivamente masculina. Hl proceso de- ® Vease 8 Frou, sit thores bculleifante, id pe. ‘2 (Soe is teres bzlan dete en A, v6 1978) $l expose una claervacin Se maniistaconte paren ea ‘mn cata de fbi enna tien Apertura, vl 8, 190, les. 8-100 JIdbamos en relacién con la homosexualidad. Bsencial- © mente, se basaen la renegacion de la realidad, es deci, fen Ia nogativa a reconocer la realidad de una percep- cin traumétic: Ia ausenciade pene ena madreyen la mujer. La estrategia dedefonsa instalada por la rens- ‘gacifn de la realidad ost azocada a un mecanismo co- relative a elaboricidn de wna formacisn susttutiva, ‘Bsta uperacion desarrolla en dog tomo: por un la- do, la renegacién de la realidad propiamente dicha, ot E>. decir, la persistencia de una aclitud ettrictamente in- “anti ante Ia ausencia de pene famenino. Aunque perc- bida por al sujeto, esta augoncia es reessada con el fin deneutralizaria angusia de castraci6n.Peroa diferen- cia deo que ocarro en Is homosexualidad, la Sjacién da > Jarepresentaciin dela madre fica es ins abil aut f riza una situacién de eampromiso, Puesto que la mujer _ earece de peneenlarealidad, el felichistava nencamar ‘Lobjeto que supuestamente falta por medio de otro ab- oto dola realidad: el objeto etiche, elesal pasa asaren- carnacin del fal: BL foticho oso sustitto del falodola mujer (dela ma- dre) en el que ha ere el nizito y al que sabemos por » [qué no quiere renuneiar 10 Por su mediacin, el objeto fetiche instituye ast va- +o dispostivos de defensa: a) primero, permite no re- ‘mundar al flo; luego, permite conjurar la angustia fide castraciin protegiéadose de cll; e) por éltimo, per- rite essogera una mujer como chjeto sexual posible en Proud, Le eee id, 194 (Petia, AB, al 31,207, Venw tambien lp VI Libr de py Dhan, Pris PUF, 1967, pga, 804 aguema dl pecans Tits A, ol 28, 396, tat supuestamente ella pose el fal. Por consiguien- te, esta soften sustrae al felchistade la salida homo- senual “ ‘Finalmente; Ultimo elemento que vamos & recordar J explicitaisn progresiva del proceso parverso condu- cra Freud, partiendo del feichismo,a aislarla nocién Ae ecisitn det 90,8 desir, la dimensién deuna escisiin {ntrapsiguica esencial para la deseriidin de a estruc- tara peeolica del sujto. De hecho el funcionamiento Gel fetichiemo pone do manifesta tn mecanismo pei- ‘quico singular: la coesstoncia de dos formaciones ps {Guicesinconciables entre sf. Por un lado, ol reconoci- ‘hiente dela ausenciade pene en la mujer, por el oto, 18. rentgacién de la realidad de este reconocimiento. Hay ‘una eontradicelén abirta entre el hecho de ques reali- ‘atl sea renegada por el sujeto sobre un fondo de ausen- ta, y el de ques instauracign del objeto feiche sen la [prusba més elocvente del reconocimiento permanente ‘do cesta ausencia, Ahora bien, observa Freud, estos dos ‘contanidos psiquicos contradietario con respeeto ala realidad cosxisten en’el aparato psiquio sia infuirse Jamée reciprocamente. De agut provione la hipdtesis Sreudiana de una escisiéa psiquica, que no cesar de congirmarse en cuanto instancia intrinsoca¢ Ta estruc- fura del eujete como tal, Los remit a los diferente tra- Dajos que Freud consagré a este problema, especial- mente por vie indicts, apoyindageen la clinica de as paleo}? 25. Freud, wane en particulars tdi gue esarolln partir de 290) gus ov encuentran reoidee en acomplia Aetexton Vert, pete pererin ap. Meron et sh ‘hoses (1820, pegu- 2884; La prt doa lian la nevace ‘et danaia pene (1020 pg, 200-05, [Neuraiy ploy ‘La prided elsdod oni nearer le pion, on AB, Yo 49,1973) Veao tare oa clvage doi dans les process de lana (1998) en Renton ides, problome, tomo T, Pars ‘POR, 3985 pau 2056 [oe exci del Joe ron ena ‘oem AB, vo 28 080) 5. El punto dé anclaje de las perversiones ‘Volyamaos a la dalécticnedpin, dando Ia identifica ci6n fin inaugural es pues en duda por la intrusion de un padre imsginario, queel nfo fantasmatiza como objet falco rival suyo ante a madro. Esta apuesta fli- a presenta la particularidad de realizar la marea de ‘una injerencia del pare en loa asuntos del goco mater- ho. De hecho, a través de esa figura paterna, elnino escabre un campetidor fio ante la inadre vomo i ‘oy exclusive objeto de su goce. Al mismo tiempn, des ‘cubre eorrelativamenta dos Srdenes de realidad que ent adelante vienen a interragar el curso de su deseo, En primer lugar, resulta que el objeto del deseo materno no 0s exslusivamente dependicinte de su propia persona. Poreste hecho, la nueva disposicién abre para elniiola cexpoctativa do un deseo matorno que seria potencial- inente diferente del que ella tiene por €. Hn segundo Tugar, el igo descubre a su madre como una madre coh, falta, os decir, na madre que en absoluto es colmada ‘oir el niio identifcado eon lo que considers como ‘Enien objeto desu dese, es decir con cl fala. En elterre- ‘node esta doble circunstancia, ls gura del padresalea Ta palestra en un regieto que slo puede ser el de lax- volidad. ‘Bacontraremos postariormente Ia huella de esta ti- validad enla forma down rasgo estructural estereotipa- do dela parversién: el desfio. Con el desafions vemos {rremediablementsllevados al encuentro de este otro ‘rasgo estructural, la tranggresidn, complemento inse- parable de aquel Bl terreno dela rivalided fica imaginara institu _ye,y al mismo tiempo implica, el desaerollo subropticio de un presentimiento cuyas consessencias se mostra: ‘in irrversibles, yque gira en torn sl problema de Ia Giferencia do cexos. Para el nito strata de anticipes, eneefecto, un universo de goce nuovo tras esa figura pa. tema, el oval se le aparece radicalmente extraiio Por cuanto lo supone como un universe de goce que le et prohibido. 0, o queso mismo, ee rata de un universo de goce del que est excluido, Bate presentimiento per- ‘mite al nifo adivinar el orden irrecuetile de a casa cidn, de la que en certa forma no quiere saber nada Igualmente, pode constituirpara le exsbozo devin sa Dermuevo sobre la exestion del desno del Otro Bn este sentido pedamos comprender eémose gesta una vaca cif en cuanto al problema do eu Hentiicaién fica Des misma forma advertimos ofmola angustia de cas- tracion puede actualizarse alredecor de esa ineursidn, ‘patarna que impone al nif no adc una iueva vertori- 2acién potencal desu deseo, sino también ls apuestas de goce a ela adecrptas, ‘Bn eleurso evolutivode esta situcién edpies, semme- Jante estasis del deseo do eus apussias es inevitable ‘Aunque lo sea, resulta de todos mods una incidencia Aecisva, Bfoctivamente, el porverm juega la suerte de su propia estructura precisamente bajo Ja insignia de esta incidencia. Al permanecer eautivo do esa estas del deseo, el nif siempre puede encontrar en ella un modo definitive do insripein frente ala Funcin Filion. De hecho, tado so joga para 6] alrededor de exe punto debiscula que va a predipitarl, 0 30, hacia una etapa ulterior donde podré abrirse una raeva pramocién en lteconomi del deseo, califeable dedinamizacién hacia In asuncién dela castraci. Bl perverso no deja de merodesr en tomo de esta asuncién de la castracion sin poder jams comprome- terse en ella come parte activa en lnetonomia deau de- 9 seo, En otras palabras, sin poder asumirjamés esa par 82 Lteperdedora dela que podefa decirse que justamente 6s ‘una fata para ser gonad. Se trata, 2 todas luce, de ese movimienta dinamico que propulsa al ni hacialo real dele diferencia do saxossustentado por la falta del devon diferencia promovida como simbolizable, pero de otrerapdo que put la ley del too nada. De certa ma ‘ere, aqui situamos el punto de baseula que eseapa al ‘perversopor lomismo questo se anciera preceamente ena representacién de una falta:no simbolizable, Esta® falta no simbolzable esla que justamento va alienar- Joen una dimensica de eontestacin psiquica inagota- bla, eieritada mediante el recurso ala renegacin ojn- clusoalarepudiacidn, enlo queatate ala castracon de lamadre. “Enotros frminos, se trata de un momenta enol que se obtura, parse fature pervoro, la posbiidad de ac- ‘aso al umbral dela castracién simbélica, donde lo real de a diferencia de eaxos es promovido como tnicacau- ¢ ‘0 del deseo. todas taves, afta sign Geada por in- ‘usin paterna es justamonte lo quegarantiza al deseo sv morlizacién hacia la posbilidad de wna dinémica ‘nueva para el nifo. Lo quo se cuestiona implicitamente ‘alrededor de esto punto de béscola es el probloma del Signficante dela falta enel Otro: S(A) Rozamos aquila ‘sensibilizaién del nino en lo que concieme ala dimen- ‘ién del padre simBélico, © ea, el presentimiento psf- aquco que deberd enfrentar elnino para renunciar a su ‘opresentacién del padre imaginario, Sélolamediaciin de este significante dela falta en el Otro es eapaz de desprender la figura del padre imaginario de eu refe- rundiaa un objeto félio rival. El sigificante dela fen el Otro et logicamente lo que conduciré al nifo a abandons el registro del ser en benefiio de registro del tener Bl pasaje del eer al tzner slo puede producirse en tanto, en cuanto el padre aparece ante el ni eomo el poseedor de ln que Ia matte desea. Para sors exac- tas, como el que supuestamente tiene lo que la ma ce supaestamente desea con respecto a él. Bsta atribucion filica del padre es lo quo lo institaye como ‘padre simbélizo, es decir, el padre-en cuanto repre: fentante de la Lay para el nito, yporende el padre ex tanto mediacion estructurante dele probibicin del ‘Oeurre Que, prveisament, de esa sombra proyecta- a del padte simbélio el perverso no quiere saber na (Sa, deal el moments en que seplantes para Ta cues- {Usa de reconacer algo del orden de le falta en el Otro. ‘Beta repudiocin, es decir, esta contestacién, tiene por objeto reeusar toda posbilidad de simbolizacim de esa falta. Por consiguiente, econtrantos en marcha el pro= ‘nso esterectipado del funcionamiento perverso por el tual una verdad referente al deseo de la madre es con- Jimtamente encontrada y negada. En otros téminos, el niiose encierraen la conviccin contradictoria sgn {e:por ui lado, la intrusion de a figura paterna dea en- ‘sever al nfo que la madre, que no tiene el fal, desea al padre porque é! lo se» o porque él lo stones; por el oto, sila madre nolo tiond, al vez podria tener sin tebergo? Para ello, basta con atribuireelo y mantener {maginariamente esta atrbucin flea. ste manteni- _iientoimaginario eso quesnulala diferencia de sexs Ya falta que esta setualiza. La eoexistencia de estas ds opciones respecta del objeto fio impane a Ia 00> ‘nomfa del deseo wun peril qve constituye la estrucbara ‘misma del funcionamiento perverso. “Bete perfil es ordenado por una ley del deseo que no ‘permite que el eujlo asuma su posibilidad mas ellé de Tn eastraciOn, Se trata do une ley ciega que tiende a sustitair ala ley del padre, o decir a nica ley sus- ‘ceptible de orientar el desco del no hacia un destino ‘no bturadode antemane. 0, dicho de otro modo, lo doe fbtora la asuneién del deseo perverso es la ley que lo ‘sustenta; una ley imperstiva del deseo que se oeupa de ‘no ser referida jamal deseo del otro. En efetoinica- ‘mente la ley del pao immpone al deeo esa estructura oe (que have que el deseo sea fundamentalmesite deseo det deseo del otro. ‘Por lo mismo que laley del padre es rénegada como Jey mediadora del deseo, la dinémica deseante sfja de tune manera areaica. Pues ante el hecho de tener que renuneiar al objeto primordial de su deseo, el nifio pre fore rennciaral deseo camo tal, es decir, al nuevo mo- {o de elaboracién psiquieaexigdo porla casiraciém. TO- do ocurre entonont camo ai la angustia do castracién, ‘gue alienta el nto a no reninciar al objeto desu deseo, 1 inmmoviliaara aqui en un proceso do dofensa que lo ‘vuelve preceaments refractario al trabajo psiquico que Aiebe producir para comprender que, procsamdate; renuncia al objeto primordial dl deseo salvaguarda la posibilidad del deseo, déndole un nuevo estatuto. En efecto, el nuevo eatatnto iodueido por la funcién pater hha intituye un derecho al deseo, como deseo dal deseo dal otro. ‘Bn virhad de ou eoonomia pefquiea particular, el per: verso seve sustraido a.eseederecho al deseo, 9 perma- nace imperativamente jado en una gest ciega don- ‘eno cejard ene intentode demestrar quel tnicaley del dese es a sya, y no la del otro, Bato permite com- [prender mejor ls diferentes engranajas del funciona Inienta perverse y los rasgos estructurales que lo ea racterizan, “En concepto de tales rasgos estiueturales, mencio- rnemos ya el desafioy Ia transgresin, que constituyen = Tas dos inieas salidas del deseo pervereo. ‘La renegacién, incluso la repudiaciGn, rocae esen: Galmente cobre la cuestin del desto dela madre por el ‘padre. En estesentido, es ante todo renegaciin dela di. ferendia de sexos, No cbstante, como Frend my justs- ‘mente lo habfa seialado, esa repudiacién no tiene fun- ddamento sino porque el perverse, en cierta manera, re ‘eonoce este deseo de la madre por el padre. Si se puede rrenegar de tuna casa es porque proviamente se conoce algo de ella, Astmanera, el perversoreconoee real de Be 1i diferencia de sexo, pero ecusa sus implicaciones, a principal de las enales quiere que esta diferencia sea, precisaments, la causa signifcante del deseo, As, el” porvoree se eafuerea por mantener ln npaata dena Postado gos aps de eur eta enn gi “Bn esta provocaciénincesante que lo carasteiza, se asegura de quela Leyesté eabalmente abfy de que! puede encontraria. Em este sentido la tranagresion {parece como el elemento ‘corelativoe inevitable del desollo, Noxiste medic mde eicaz para aseurarse de laexistenciade a ley que esiorzarse por ransgredirlas probibiciones y reglas que remiten simbélieamente a ella, El perverso encuostra la sancin, vale der, el I tite rufbrdo metonimicamentea lainterdicsié del in- ‘cesta, precisamente en el desplazamiento de la trans- tresién de las prokibicones. El perverso, evant més esa, incluso cuanto mds transgrede la Ley, tanto inde experimenta la necesidad de asegorarse de que realmente eta s origiza en la diferencia desaxos yen "elas oat prin ence i torno de este punto merecan sefalarse ciertas confusiones diagaéetices, prineipalmente an lo que se refere a la histera y ala neurosis cbsosiva. 6 ‘6: Diagnéstico diferencial entre las BE perversiones, la histeria y la neurosis i obsesiva El desafloy a transgréalén pueden ser obiervados porfaclamente en estrusturas diferentes dela perversa, Zipre todo en la neureis obsesiva y en Ja histeria. No F Ghetante, on estas dltimas estructores, In transgresién, Shoe articula con el desaio de la misma manere 1. Bn lancurosis obsesiva Bi desoo esti manifiestanente presente on certos ccomportaraientos sintométicns de los obsesives. Men- - Gonemos ya, en tal ennooptn la compulsion favorable de fos obsesvos a involuerarse en todas as formes decora- Delendia ode ordenamiento de doininio, ELeonjunto de ‘alos stuaciones se eastenta en la problemética de una ‘adversidad (ral oimoginaria) que es preciso desafiax, ‘Nodbstante, aunque esta dimension del deso(foesté activamante presente en el absesivo, se advierte que Jo (std ms atin por cuanto toda posibilidad de transgre- dn os casi imposible. En esta movilizacén general en (Que eloboecivedesafa ala adversidad, no parece poder Tacerlo sino en la perspective de wn combate regular En efecto el obsesiv es muy eserupuloso con las rls {al cambte yla mencr infracdén lo lena de inguiebu. eto nos eonduce a observa quo el obsesivo hace ©-& Fuerzuedesesperados (sia saber) por tratar deser per ‘orue cin lograrinjamnds. “Ceanto mas se presenta como defensor de a egal ‘dad, tanto més lucha, sin saberle, contra su deseo 8 © ttansgresidn EY Ghackve igaora,o mo quiere saber, eno {que stan al desafo, que él es el tnico protagonist in- ‘olucrado, Neoesitaerearso una situacién imeginaria de adversidad para comprometerse on ol desao. Tel ‘adversidad le permite desconocar que cast siemprees él ‘quien 2 lanza desaffos as mismo. De abi que rocsja al ‘vante tanto més cuanta que, tal electo, puede reali ‘zarun gran despliegue de encrgia. “La transgresién puesta en acto porlos obsesvos ost Ihecha a la medida de su «fuga hacia adelante» en lore ferdo ala euestiGn de su propio deses. No ea rere que, fen este proceso do fuga hacia adelante, el deseo corra és ripido que l obsesivo, que no quiaresaber nada de 4 Blaujeto es superado entonces por la pussia en acto ‘dooce deseo que él sufre, las més de las veoss, en un ‘mode pasivo. Bn los momentes on que el suet, de al- {pin modo, 9 ve arrebatado por su propio déseo, no es aro que la actualizacin de este deseo encuentre su: lexpresién en un uctuar tranagresivo. En general, ‘trata de una transgrosiéa insignificante, peo suaspec to espectacular puede evecar entonces Ia transgresion perversa, de tanto que el syjeto la dramatiza. A mens- o, un elemento motor nut esa dramatizacién: el act- fng-out, quo ee la imensién misma en que el obsesivo _g outoriza ase ectuado por st deseo, con tao el goes ‘que declloresulta, TL. Bn la historia En la vertiente estructural de la historia también podemos poner de manifiesta esta dimensisn del de- ‘aff. Ba la historia, la transgrosién estd sustentada por ‘una penetrante interrogacién referida als dimensién de la identifencién, equerida a su vez por la apuesta * do la ligiea fica y au covolario,relativo's a identidad sexual ‘Siciertas expresiones del deseo histérico adoptan de ‘buena gana un perl perverso, es siempre en somo de Je ambigtedad mantenida por el histrico en el terreno de au ientidad soxoal, ‘Repesemos pumariamente cn relacién con esta am = igteded perversa a frecueito puesta en acto deesce- = pas homosexvales entre ls hiéricns. Del mismo mo: fo, recordemos si goce perverse de que saparczea la ‘verdad. Enoontramos aqui la poscién ldsica de los hnsterieos ala que ee resfore Lacab mediante la contun- Gente expresion tomada de Hegel: La bella alma». De “echo, ao existeisteria sn queen falocual momento, nos produzea esa dsposicin cansistente en hacer que | gparezea idealmente la verdad, aunque fuera al presio, de develar antoun teresrola apuosta del deseo del otro. ‘epectalmente en toda stuacién tercera donde el deve lamniento de une verdad ecbre uno, pueds, por eleontra: Fo, desmovilizaro enetionar el deseo del otro. "Pero, en la histeria, la dimensifn de la transgresion * tampoco presenta lo que constityp su motor en las per- versiones. Por aiadidura, i existe indiseutiblemente.@ ‘un desa/io histirion, e& serapre wn decaio de pacotilla, ‘puesto que no esté sostenido jamnés por el euestiona~ qiento fondarvental de aquela ley paterna querrefiere Ja lien fica al sigaificante de Ia castracién. ‘Em la histeria,elsignificante de la castracisn esta simbolisado. El precio dela pédida que hay que pagar ‘poresasimbolizacin se manifesta esencialmente ened egistro dela nostalgia flica. Por odemés, realmente fesesa nostalgia lo queda ala histera todo el peso desu {nnvasién espectacular y desbordante. Alo sumo, se tra ‘ade una dramatizacién epoética» en un aestadode gra- ‘la fantaematinado, Ahora bin, lo sabemos, sium esta 4o de gracia pose interés psiquicn,es por ser exclusiva ‘mente imaginari, Desde el momento en que lacoss 86 corporiza en la realidad, la parada histérica retoma la delantera y ol histéric, acoralad en ls snes ba- Iuartes de su mascarada, ee ese tol und piruela. El histérico es particalarmente afecto a la dimen sign del semblante, por cuanto es allt donde puede en- ‘rar en el desafo y sostenero. Coino tall desafio est {nseripto en tuna éstratogia de reivindieaifélica, Pa xa no citar més que un ejemplo caracteristico, evoque. ree ol fantasma canénico de lg histrics identifcada, ‘on la prosttuta. Es on medio de un formidable desafo ‘como tal o cual histérica rwonre a acer oestaciona tt Auto en un punto estratégico, hasta'el memento en que se le brinda ocasidn de responder al eonsultante im ‘prudentes: «no cayle que vated cree, Otro registro de desafo histo femshiho we've fi- cilmente puesto a prueba en la eantestagia filiea que, ‘retuentemente, gobierna laelacia con uncompaier ‘asculino, Se trata de todas aquellas situaciones en ‘que la histérica desafi a su companero masculino sig- nifleéndole: «Sin mi, no serias nada». O, dicho de otro ‘modo: we desafio a que me prusbes que vealmente tie. 2es lo que supuestamente debes tener A poco que el ‘ompafiero se embarque improdentementeen esta de ‘mostracién, la istéria no dejard decargar sms y me- Jorpor el lado del desafi. Bla vertionte de ahisteria masculinia, el desaflo se encundra igoalmente en el régimen dea etsibucin fi lca. Todo oeurre como sil sujtosélo ae invisticra en la dimensién del desaie a eondiciém de ser instado a ello or el. dosco det oto. En esta dialécica partiealar del Aeseo el hornbre histérico se lanza asf mismo un desa: {lo insostenible. Este desaf resulta de una conversin {nconseiente entre desc yvirllidad. Ser deseabe impli. ‘anecesariamento,en el histarico mascalino la ptitad Para suministrar In prucbs de su virlidad ante ona ‘mujer, En este sentido el hombreistérica se entrampa ‘a sfmigmo en el desafio despiadado de no poder desea ‘8 una mujer sino a través del fantasma en el que ella sucumbird a la demostracién de su viniidad 6 Bn un dispositivo semejante, el gode de la inujer pa etl ie minan easeajitncn etelacmi Bptcria lea Nos dn esretar qu ol bombre ia evecare enn dea an neta Con Es eoneootonta de responder con las ondtas sino E> indticas que conocemes bien: la eyaculacién precoz y In impotent ‘ay ean. pup TIE. * Ryaminarsos eta problendtice de manera me dtallada asad encarsos ol deserptiveetoctural de astern, Vea a 7. El perverso y la ley del padre En el pervors, la problemética de la renegacion se & ~ organiza de manera diferente. Mientras queen lahiste- fy, ay la neurocis obeesiva el desafiose centra en la pose- + Gin imaginaria del objeto flicoen las perversiones se trata fundamentalmente dela Lay dal padre. ELdesaiioe | de la Lay del padre, en el perverso, se ubica esencial- ‘mente en la vertiente dela dialéctica dl cor, En el ob- Sesivo, como en el istic, el desafo concsrniente ala posesié del objet filon se sits, en cambio, en la alter ‘ativa de enero ono tenerlo, Sin embargo, esta prime- 1a clacficacion no és lo bastanta precisa como psra po- er ser clinicamento operatori. ‘Debermosinsistiren el cardcter imperativ segiin al > eaal el perversava a acer intervenirla ley de deseo, © como laviniea le del daseo que éleconorey no camo un deseo que se viera fundado sobre la ley del deseo del ‘fz, qu es, inguguralmente, la Ley del padre. Desde teste panto de vista ex como debe comprenderse que el padre -haoe la ley+ Lacan) ala madre y al niio.De ma- hhera permanente el perverso se esforzard por desafiar tsi esta Ley del padze, con todo cuanto ella impone de ‘una falta que es preciso simbelizar(castracién). Al de- saflar dicha Le, recusa, en definitiva,elhecho de quela ley de su deseo catésometida aa ley del deseo del otro. ‘Asi, pues el perverso pone en act dos opelones:por un © Jado, la preemineneia dela ley de su deseo como tinica ley pore del deseo: por el ot, el deseonceimiento de Iatey del deseo de otro como la que viene a mediatirar Bel deseo decads cual Todo el ove perverso se constitue ‘yeen este intervalo, sosteniéndose en una mismacstra- 6 ‘togia impasible, pero euyo interés esencial os suscitar, ‘anton terra, laconvicein de que tal vez no lo ea, ‘As, pues el perverso se ve levado aplantear la Ley del pare (y la castreién) como un limite existente p- a demostrar mejor luego, que no es un limite, en el sentido de que siempre se puede asumir al rcego de franquearb, Enefteto,el perverso extra toda el benef ciovoluptioso dea goowen eta etratngin da franquea. ‘miento, Para hacerlo necesita, evidentemente, un Seo- pve, maginario oneal es der, un tostigo cxgado por Ja prestidigitacién fantasmética en la cual el perverso se encierrs frente ala eastracin, Entre tos totigospotenciales,la madre cnnstituye ¢lretaqista, sno inaugural, menos prveiad. ‘Mas adelaate lo expicars. "A propaito de ctetestigo comple cuya presencia -esula indispensable para l despliogue del actuar or verso, los recuerdo esta breve pasaje evocado por Jean Clavre “Bsté claro que, en tanto portador de una mirada, el (tro sera el compatiero, es decir, ante todo el implies del acto perverso. Aqui advertimos lo que distiogue radicalmente la prictica perversa, donde la mirada del tro es indispensable por sor necesaria ala complic ad, sin Iacual no existiria ol campo dela itusiéa,y el {antasma perverse, que no e6lo se scomods muy bien 8 Jaausencia de la mirada del otro, sino que, para lograr sufin, demanda satisfacerse ena eoledad del actomas- ‘trbatorio, Si el acto perverso se distingue sin equiveco del fantasma actusdo,discernimoe la frontera en esa. ‘nea dondese inseribe la mirada del Otro, mirada euya complicided es necasaria para el perverse, ¥ que en cambio es denunciadora para el normal y el neur6- * tiene 4 Cuvee Le ele pero ne srt a porveston, Pasi Sul aPointn ar 104181, pga 108-9 Gee Netadias ‘en del ria a El perverso puode moviizar su desafo como mado acceso al goo en la modida de esta complicidad ign- o ms importante para el perverso ea siempre que el Otro estésuficientemente comprometido, ingerpto ex | eferencias conocidas, sobre tode de respetabilidad, pa- ‘que cada nuova experiencia eampla oficio de dssen- ‘Bn ma obra Structure et perversions aporté wn ejeta- plo perfectamentesignificativo de este desaflo qua Be cquel cao, consistia en wlescarriar» algo dela vida pri- veda de un analista? » Paradéjicamente, la relacién que el perverso man- tiene con la Ley del padre so manifesta principalménts través de un modo de rlacién espectica frente ala hadrey,més alg frente atodaslae mujeres, Estono es, sorprendente, teniendo en euenta que la repudiacién del porverso afta drectamente ala cuestion del deseo {mo sabemos, se trata sobre todo de la ausencia de pene f de la madre, que sélopusde explicarse porla castraciéa que ol padre le habria infligid. Msto elemento persis: 2 ia, pga 30040 2 J Dar, ave lea. XI sLajoulsanee pavers irs ola, Le crate Fim en Structure arvensis 2002. — “tents dé las elabaiciones imaginarae infanilesseha- (lla en el origea de horror particular alacastracién que, 0 observa en dos los perversos. Horror tanto mayor ‘cuanto que esté sustentado por ol fantasma do una cas- traci rel. ‘Este probleria sufone una complee‘alétion entre diferentes elementos fantasmticos concernientes ala ceastracin de la madre (y de las mujeres), y ese otro Clemientoconstitaide por el deseo dela madre pore ps- Gre. En el perverso existe una osellcin constante en- {re estas das series de materiales. Obi cl pare tiene Te responsbilidad de haber soetido ala madro al or den de sa deseo, y porlo tanto le ha impuesto esa ley {nieua del deseo que hace quo el deseo siempre esté 20~ metido la ly del deseo del otro; 0, por el contain, a ‘madre os culpable por haber ella misma deseade el ‘deseo dal padre Batonces, sobre ella seve proyectada Ta acusacién de se ofmplie dg le cestracion, que nb se plantearfa ila madre nose hubieracomprometida con €l padre por el Lado desu deseo: "Bsta debe construceién fantasmatidareforente a la castracién va a-predeterminar ciettos prototipas de ‘elaciones caracteristions que el perverso expresaré ‘frente a hombres y mujeres. Esta doble opin fantas- rdlea 9a encuentra sobredaterminada por el horror de Te castraciin. Ya se trate del padre jicuo que somete a la madre aa ley de su deseo 0 dela madre que tiene la debilidad de acoptar ect le, tao en un ess0 como en ‘lotro—que hacen el papel de evésy derecho— lacs ‘es inadmisible, puesto que consste en ratfizar De falta, et decir, a castracién ‘Como reaccién a este uhorrors, viene a oponerse 288 otra elaboracién fantasmdtica através de lacual el per- ‘verso imagina ala madre todopoderosa del lado del de- ‘9 280, e8 decir sin falta, La creencia imaginaria en esta maitre sin falta implica la neuttalizacién del Padre Simbilico en tanto representante do la func pater- ‘a, Boras palabras, el padre supuestamentono tiene 66 B joao sou esteniendoelfantanma dese el nica y fcisiv este de deseo que hace goraralamadre. = ‘Valvamos por un instante a aguel momento detisivo Gel complejo de Baipo que hemos designado como esta o favorable al punto de ancaje de las perversiones, GA todas les, hablar do spanto de anclaje upon la fntervencion de eros factores determinantes, suscep- ibes de induc una ambigiedad en lo que ata a Ia 3tifcacén flea. Tal embighedad puede expresarse Eon la conjuneiin de os series de determinationes, que fSintelizaré de la siguiente manera: por un lad, la com E plicidad libidinal de la madre; por el ote la compl feenciasilenciosa del padre ‘Las més de las veces, la omplickdad erica mater pa se manifesta en el terreno de la seduccidn, de tina verdadera sedveién» y no de un efantasma de sede. iin» mantenido por elnino, Bstasedveién materna xpresa sobre todo en las respuestas que brinda Jos f requerimientos erotics del nif. Respuestan que este [recibe inevitablemente como testimonios de reconoc nientoy aliento, En este sentido, la respuesta materia es un verdadero amade hacia el gos, toda vez qu da ustento a la actividad libidinal del nifo para con la madre. No obstante, este Namade seductor queda gra Fado por un equivoes de tall. F De hecho, e mio es tanto sedueido cuanto alentado or lo que su madre le da para stocar, para sver~ y F oir. Pero, por otro lado, lo atormenta el mutismo ma- sobre la euestign desu deseo en lo eoncerniente sl Padre. Inclso sien la complicidad erica quela madre Fomparie con el nifio este so asegura de la ausenvia de mediacién paterna frente al deseo dela madre el padre o sigue aparediendo como us-intross.¥ esto tanto més fcuanio que sila mare no confirma nada al mio dese Adoneo por ol padze, tampoco invalida su posibilidad, ‘yfuy por el eontrarielasmés de las veces hace subsistir gu equivom porburbador aera dl haga del pare on su deseo, Por otra parte, ena medida de esta ambige- Gad se desarrlla ta le actividad libidinal del nisoan- ts la madre, a quien se esfuerza por seducir cada ver ‘més, con Ja esperanza de descartar aquelia duds con especto ala intrusiéa paterna. Bs aqui, en el propio campo dela rvalidad flica, donde su tentacién de bur Tae de la instancia paterna encuentra su origen y si cexpresin cdracteristica por el lado del desafio. Por lo ‘Sernds, esa burla de la instancia paterna se muestra frecuentemente alentada por la medre, de un modoim- plicito, el silencio , de manera mis decisiva ain, en la ‘medida en que la madre la explicit. En efecto, a me- ‘modo oeurre que la mace esgribala instanciapaterna todiadora de su deseo sirvigndoae do la ementiras. Po- demos hablar de mentira en el santide de que ninose ve lleva ax a peretir la inconsistencia que la propia Tadreconcode aesa miediacin, Blnis se sents enton fas mucho més atormentado, par eusnto esté doble- ‘mente eautivo, Primero, cautivode la seduction mater- nego, de una probibicié que, por cierto, eli le sige nifca, pero déndole a entender, al mismo tiempo, ave ‘es inoonsecuente. Aqui se gesta la transgresion. ‘Tal embighedad materna tiene na incidencia de- ferminante ante ol nino porque reebe, a cambio, cierto rofuerzo del lado de la posicion paterna, Este refusrzo ts desplegado prineipalmente por Ia compacencia de tan padre en dejarse desposeer dea representacién de ‘su foncién simblicn Si, en este caso, podemes hablar de la complaceneia slenciosa dal padre es por la apti- thud que presenta para delegar su propia palabra afra- ‘vés dels delamadre, om toda la ambigiedad que!aco fa eupone. #aqut encarames un punto cinco fondamental refe- Eo dingrsticn diferencial eon respecto a a ongant- i¢n de los proceos peesticos Bn el caso de las perversones, la significacion de La ce mantiene, Aunque esté delegada de manera pro- (rita ala inidativa materna, el nifo no se eneuer ‘smmetido a unaley mater del deseo que no estaria, ida aa Ley del padre: Para decirio de otro modo,y mando la expresién de Lacan, la madre del perver- ‘pees una madre fuera dela Ley: es una madre i En efecto, el nif permancee eonfrontado con una ifcacién dol deseo referido al Nombre-del-Padre. Pps tndos modos, a cierto es que esa signficaciin del de { sommetido ala lay del deseo del oto no est ya esen- jcalmente significado del lado paterno. La compla- nda paterna mantiene e) equiveco en la simple me- Fido en que permite que el discurso materno se haga BG emntajadore de la probibicifn, De abi la ambiguedad [fiesta paiquicemente por el nifo entre una madre luetora qua alienta al nino abscerlagozar,y unama- Ege amenazadora y prohibidota que se hace «intexne: iarine de la palabra simblica del padre. Bste interva- donde el nifo se encuentra capturado, tiene la conse- encia de alimentar en él fantasma de la matte to- dopudeross, es desir, dele madre filica. “Taimego de esta madre fica vaa predeterminar la {on que elperverso mantendré pateriormentecon 3s otras mujeres, Mujeres alas que no renunciaré, sin Servicio de intentar encontrarlas en la persona de zs hombres, como ocurze en la homosexualidad, “Ast podemes poner de manifest cerios rasgos es: Ferucurales que fe organizen por pares de oposicién, E> jara expresar radicalmente esa relacién ambigua del B deseo del perverso con el deseo del otro, Beto ocarrecon a alternativa antes evocada, en Jo concerniente a la P nadre con falta y a la mado castrada. Regularmente, B3 pervereo oscil entre Ia representacin de estos dos pijetos femeninos fantasmatizados, cuyss encarnacio- ‘aes mas apropialés él no dja de buscar en le realidad, Forello, a nujer pede aparesireale simulténeaments ‘como una virgen yuna canta o también cemc una puta repelente. ‘La mujer que encarnaré a la madre fie ged fa tasmatizada como una mujer totalmenté idealizada, En esta idealizacio observamos que el parvareo sigue protegiéndose de amare como objeto de dese posible, Bota mujer, ideairada como todepoderosa, n0 elo es ‘ingen de todo deseo en euanto objeto puro y perfecto, sino que tambiga, por esta misma razén, es o3jeto into. ‘able, fuera do alennce puesto que esta prohiida, Pare lnifo, consituye ol prototipo del ideal femenine, det ‘queno puede esperar nada més quebenovolenciaypro- ‘teccién. Como ejemplo, mencionemos el pagel pivile siado que dosempefan cirtas mujeres ante los homo- Ssexuales masealines Pero la mujer también puede eneammar ala madre repelente, repugnante por estar sexuada, os decir, 2 tuna mare tan desaable como deseante frente al padre. Entonces, esta mujer/madre es relegada al rango de prostituta, es decir, al rango de un abjeto abyecto ofrecido al deseo ds todos, ya que no est reservada ni camente alos ofcios del deseo del perverse, Esla majer mareada por el horror de a castracidn, Se oxmprende esta abyeccién del exo femmenino enol parvero, posse trata de un sexo castredo y fantasmatizado como he ida repelentey peligrosa de la que es preci alejarse, sopena de perder el propio pene cedienso al deseo. Mas ‘an, sexo femenine que es preciso maltyataro sadizar, porque és tanto més inflame cuanto que ce poede gorar 2e 6), Ast Ia mujer deseable y deseante se constitaye ‘eomo un dbjeto del que se debe eseapar absolutamente ise quiere evtar la perdicién, y por tanto, Simdamen- talmente, fa pérdiday la falta, 2 fF Nuevo diagnéstico diferencial entre las G8 on esta racine con a mujer ep aislar rages de estructura caracteristicos dela per nna vez mas es eonveniente eeclarecer alguns 38 do diagnastico diferencialesreaposto de las es- La problemstica particular del deseo puede condicir un obsesivo a ciertns eomportamientae esteretipados: as mujeres, que a primera vista podrian ovecar la de los perversos hacia ellas: Mencionemas, por jemplo el cultareverencial que algunos pueden poner 38 caso, est calto parees sattenerse en una ideali- radical de 1a mujer, eomo lo obvervamoe ea Ins rsiones. ELlaberinto de precauciones oratorias y toriales que desarrllan para cortejara Jas mujeres sean, puede adopter répidamente el axpesto de veneracién que recverda la relacién eon la mujer dealizada e intocable. Sin embargo, esta ennducta de anciamiantotradueo el movimiento mismo dela di- del deseo absesivo: esta distancia ee introducing sno quiere reconocer que la desea. Ahora bien, nosela a distancia como mujer pura de todo deseo, fuera Be alcance por imposible. No parece prohibida para for ‘Wdentalmente de consumo, Tamién agus, a mujer talecer el fantasma de una mujer filica todopoderosa, Enel caso presents, elsujeto sobre tada debe prohibirse ‘saber que 6 mismo la desea, so pena de seatirse com- prometide, ‘tra dimension de align obsosiva tambidn parece poner de menifiesto a la mujer eam objeto idealizado 5Se trata dela tendoncia que tienen certs obsesivos a ‘encerrara la mujer de a deseo wen los archives, a po ‘erla bajo una campana, como un preciso objeto de.eo- leceidn que debe ser mantanide fuera do todo aleance, es decir, rohnjado al rango de objeto de poses y aci- ‘venerada easi como ntocable. Siandoloeseiial quees- ‘éetemamente abi. El eujototemnina incluso por noto- exla més ‘En esta disposicin bastante freeuente dela neuro sis obsesiva encontramos una delas vertients araiens ‘el despotiemo infantil que da bre curso la pulién de dominio, o sea, a 1a polsién de controlar al objeto (Cuanto més reduce ala mujer ala dimensidn dé objeto ro deseante¢ indeseable, ante mds ge tranguilize el ‘obsesive en ou problemtica de posesion del objeto. Por otra parte, es en esta asfixa del deseo de otro donde ‘mejor logra mantener Ia légiea de su propio deseo. En cuanto sustituto materno, la mujer debe permanceer ‘atalmente colmada por la presencia del sujeto, dent ‘ado aaicon su fale, Al panera on conserva vo logra far el oompromiso que regula. ax deseo. Por otra parte, 3a spuesta en cons ‘exaclamente a la puesta en orden e incluso &la puesta en veredas, Para que su objeto subsista en este mode ess ineni- ‘mado, es decir, no deseant, lobsesivo est dispuestoa ofrecer tn verdadero cult, Dicho culto es uno de los peores que puede hacéreele a sna mujer, puesto que tiende a neutraliza, de antemano, toda veleidad de eae inf, cap. 18, pgs. M22. u“ seanteen lla, Para logratlo el sijeto va aslimentar el | fantasma persitente de hacerlo tado por ella, de darse- lotodo, para que a ella no lefaltenada. Lacosa no| ‘preci, con tal de que el objeto nose mueva, no reivindt ‘guenada,yeareara, pues, dedemanda. Lemujer queda asi prsionera do esiaIégica espantosa: «Un lugar para ada casa y cada cosa en su lugar. Bi efecto, tales el alle exterior del universo de ios chjetos de investid +3 descados por el obsesive. Ha el punto preciso en que Jadindania del deseo ext casi muerta, el cbeesivo goza sllenciosarmente del infortunio de su deseo, ?Pero, a todas laces, a cosa nuneae2 asi. Como ella no esti completamente muerta, tarde temprano¢labs « tsesivo ce ve condenado al eufrimiento del desorden. De hecho, en cuanto e objeto de culto venerado, intorable = (eintocado), empieza a movers, el desorden eomienza: + dal obsesive empieza a vaslar En estes condiciones; el objeto notiene ya nada que ver conun ckjto idealizad. Pero no por ello uparoce como un objeto de perdicién, ‘eurre con el perverso. Po el entrafie, la mujeres en- tances un bjeta que puede hui, que ee posible perder y ‘que escapa al dominio, ¥ asf surgen eos intentos la- = mantables de econguista del ebjeto perdido ‘Ala inversa del perverso, que huye éeswobjetorepe- Teste, quo lo maltrata cl obsesive ya no sabe qué sicri- fcio hacer para que lo perdonen. Se vuelve de buena todo, padecerlo todo para que las cosss retomen al or. en inital, Bn nombre de exe orden martfer,elobeesi- fin de que el objta vuclva a ély ano cele eccape. La coestion es neutralizar mgicamente la falta: el abjeto @ / emenino debe reintograr su stio do objeto inertoy in deseo. Sin embargo, la experiencia muestra que los me- Jores cacrfcis no sirven de nada. La fisura introduc, {a por el surgimionto dal dosto dl otro eva inexora Dlemente al ehsesivo al orden dela pérdida, ea deci, al ‘de Ie castracion. Por otra parte, esta es la diferencia crucial que esgrimecl obsésvo enn relacién al porverso, ‘En efecto, el obsesivo no dispone dela erueda de au- 2ilioe del pervers: de ningin modo puede apoyarse en Jarenegacin dela castracién,o sea, on esa reprosenta- clin imaginaria a travée dela cual el perverso lograali- smentar ol motor do ou goes Sila mujor ee idealized on Iameurasisobsesiva, es lo en vireud de una fantasma- tizacién migiea que nunca constituye una muralla a teda procba. Lu-primera alerta del deseo del otro es siempre deciava, puesto que obliga al obsesivo a cues tionar los beneficioesecundarios de su neurosis obliga ‘recordar castrecin ya falta en el Otro. Ali donde € perverioalimenta la flusidn del idoal femenino del {que des lartesano, el obsesivo so extend en restau ‘Tar eve ideal que para él no es més que wn vestigio noe- ‘lin doa prebistoia dipica: nostalgia dela identif- cacin fica que debiécanjear, de gradoo porla fuerza, ‘or la neomodidad del ana, Senpoastaporla ley del p= Gre, En ene sentido, los obsesivae no eon sino romdni- ens dl ese II. Enlabisteria ‘Dela misma manera, es posible poner de manifesto clertos elementos diferensiles en cuanto a la relacién cn las mujeres, en la histeria maseulina y en las per- ‘En Ia histeria matculin, las cosas 9on mucho més pintoreseas yvicas que ena neurosis obsesiva. Lt rela cif enn las mojeres, queen ciertos aspectos puede v0- carla del perverso con sa objeto, es ambigua porque, en esta estroctura, existe una inclinacén favorable alas ‘manifestaciones perversas. ® La Wlilin dl hombre istic eon el oto ferneni: ‘no esté, de antemano casi siempre alienada en una re- presentacin dela mujer como mujer idealizado, 0 88, erga sobre un pedestal inaocesible. Sin embargo, n0 se trata de una «irgen>intacable y no deseant, o aun de un objeto de voneracién asépticade todo deseo. Porel contrario, esta mujeres eoloeada sobre wn pedestal como un objeto precioso porque es justarnente daseable _y deseante. Bn este sentido, intsrvieno principalmente para el histérico como un objeto para realzar. La mujer dabe ser despiadadamente seductora, siempre ofrecida ala mirada del otro fascinado y envi ios, para que el sxeta pueda invests idealment, ‘Para dle importante esque la mujer jamds resigne es. ‘te lugas a riesgo de verse inmediatamente despojada Ede sus bazas seductoras. Bn cuyo caso se convierte, pr <1 contrario, en un objeto amenazador, objto odioso 7 detestable que es preciso destrair por cuanto debe ex par el haber caido del pedastal dande la habtainstala- ola economia libidinal del histérico, en benefici de sa propia eomodidad, ‘Bvidentamente exist todo un yego sui quate pre- iso comprender entre la mujer dealizada ena modali- {ad del realeo, esa mujer bruscaments desacreditada }yreaponsable de todos ls males: Aqui encantremos la ‘elacién ambivalente que el histérico mantiene con ely falo2 Para el histérico masculin, a mujer eanstizaye, len efecto el objeto por excalencia que le pormite situa se respocto de la pesesin del objet fio, Coma luego ‘veremos, esta problemtica fica permancce directa ‘mente eireanseripta al medio del no tnerlo. Al no gene tirse investido en el nivel de a atribueidn fica ol his- térico masculine responde gustaeo a loa deseos de una ‘mujer en la modalidad de no tener el pene, odeno tener- 10 por completo, lo que deriva en esto conoeida eaadro sintomtico:laimpotencia y/o eyaculacién preeoz. 2 Vaan in, cap. 34, lig 189, {EA pinlr do agus, preceamente, podemos compren- deriafadole de ese vine en la representacién de la Souje: Mientras es un objeto sodutar y bilantedes- tinado al rele, ado va bien, peso quella se encuen- fran postin de objeto de admiracin lia oftecidoa Ia mirada do todos. As, el hstévzo pusde cofrtarse cen susintoma, oe cosiste en pnserse despaseito del fale. A través de esa mujer, siampre tone este falo sa f ._ Por lo demés, eso caricter sacrificial obedece tam ‘ign a otro aspect esendal de ahisteria:la dimension {el dado para ver Este proceso se realiza gracias aun esplazamiento. Ponerse al sorycio del otro equivalo § siempre a tratar de mostrarse uno mismo a través del ‘otro ¥ asf, a aprovechar su -brillo>. Un modo de f - dependencia semejante treduce siempre la ables, ‘de algo del propio deseo en beneficio de otro. Se trata, ‘pues, dena captura,y por partda doble:embelesarse ‘tno imismo on la expresion de sa deseo, pero también fentrampar al otro, confundiéndose con ly haciendo Valor ineesantemente el deseo que uno cree es el suyo. Esta disposiidn histrica conoce encarnacionss to- ‘talmente estereatipadas. As, para gustar y tratar de pntiefacer lo que imagina eel pacer del otro, el hii. B cose embarcard gustnsoen la cruzada dela abmegicién, crificial, Hiatdricamente encoatramos aqut, eh una % forma derivada, la funciOn del misionero. No olvideines el destino de Anna O, (Berta Pappenheim), que la ear ij a fundar aquella famora organizacién de bien. horas: las asistentes sociales. Tn une vertiente mde masculine, evoquenses tam bién a lo sexcombatientes> que nutren sus benefice secundarioe de neurosis invocando todos los sacrifices {que consintieron por el bien de a familia, del trabajo y de algunos valores igualmente indudables. Por més que ia dimensin del tener sstente do me ‘era permanente a economia histérea del deseo, exis: ‘ten ciertas tendencias donde, precisamente por falta el tener, el histérico va a privilogiar su identfieacidn ‘con al ser. proceso de idontiicacién apareate con el {alo en nada es contradictario oon la posieldn preceden- ‘2: Por el contraro, és incluso una consesuensiaJogica ‘dea relacién del histérico con el tener. neste sentido, ‘también podemos ientifcar au un rasgo destruct. va caractoratin de la histeria En todo sujeto histericopersisten, de manera mas 0 ‘menos invasora, ls vestigios do-una queia araiea que se dosarrola sobre el fondo de una revindiciciéa ame- ‘rosa referida a la madre, En efecto, el histérco se vive Frecuentemente como no habiendo sido euficientemente ‘amado par el Otro, 0 como no habiend recibido tas Jos testimonios de amor esperados de la maiire. Esta inviste como un objeto desvalorizadoe ineoimploto, os decir, como un ebjeto irisorio del deseo de la madre frente a lo que podria ser, por el contrari, un objeto ‘completo o deal: el alo Laincidencia més manifesta de eta relaciin desva- lorizada con el objeto del deseo de la madre, se localiza en el nivel dela identdad del histérizo, Reta identidad cessiempre insatisfatora, desfalloiente en otras pala- ‘bras, parcial, respecto de una identidad plenamente * éalizada, dicho de otro modo, deal. De at provienon Jos cafuerze, tan vanos como insaciables, que despie- ga el histrico en su esfuerzo de realizar dicha sdati- ed. Bs fell comprender 2 qu tipo de fantasia res- onde esta actividad indntrions del hitérioo para sas- (rib eu ideal identitaro, Se trata de pasar a ser el 2b- ‘eto ideal del Otro, ese que ehistérico eupone no haber ‘sido jamds, La media de esta suposicin traduce lade- F ferminacién partcalar que el sujet impondra eaton- ‘es ala economia de sa deseo. "Muy tempranemente, Froud habia llamado nuestra ateneién subrayando hasta qué punto ef histério de-. feaba sobre todo que su deseo permanecera insti ho? EL histérco se encierra, en efecto, en wa ligicd ‘iquica irebatible: para mantoner su deseo, el ayeto fe eofuersa en no dare jamds un objtosustitutivo posi blo, afin de que la insatisfaccion resultante motaies cadaver nfs al doseo en esta aspiracion hacia un deal deser. Por lo mismo que lo que l histérico porsigueesté oidenade, ante todo, pr esta idenificscién cone otieto ‘deal del deseo del Ctr, podemos inferr que todos sus cesfiserzos 6 ponen al sorvieiode aidentfcacin flea Por tanto, noes sorprendente observar Ia extrema afi- nidad que el istéricn presenta enn todas las'situeco ‘nes en que esta identificacdn imaginaria es susceptible de ponerse en escena. Aqui enenitramos lo que babi tuslmente se conviene en lamar el nareisismo fic dew los histéxicoe, Sbiendo que ose narisismo fio seins ceibe comnmenta en el umbral de la problematica de Ta diferencia de sexs, con su punto culminante resolu ‘toro en la goeptacién de la castzacia, esa estratagia hhistérica intervene; pues, Bara tratar de desbaretar la uestion del tener, 0 se, el encuentro inevitable om la falta. 2 vlna Pred Rave dela bushes, an Litrato det ais PUR att page. 1 (earn del ue a8 ‘ “ ‘ Este marisismo filicos se expresaré favrable- ‘mente en una forma espectacular ¢inmoderada: el da! do para ver, s decir, a puesta en esrena: Paraelistéri- 9 en ese ititiera se trata sobretode de ofrecerse ala «gq mirada dal iro comoencarnain del objeto iden des. deseo, Para ello, el sujto se identificard ean aste tanto ‘por sucuerpo como per ss palabra, Ye que lo eaencial parecer como un objeto brllante- que fastin al Otro. ‘Todas las empreses de seduceidn en que el histrico ‘puede comprometers» se apoyan en esa ebrillantes f Tica. Kn efecto, en a historia laseduceidn est sempre fandamentalmente al servicio del flo, més que del de- 00, En otras términos, se trata més de fortaleser la ') identifcacin imaginaria del falo que de desear al ox. Contra viento y marea, hay que hacer desearal afro, 0a, hacerledesear eve objeto fascinate que veda para ‘ver como el chjeto que podria olmar su falta, Pero toda ‘ia es mas importants dejar al ofre en suspanso en esta rmovilizacién. Mientras el otro corratras'un objeto se- ‘meant, el histérco yodré mantener l fantasma de su {denticacion falien.Y bien eabemos que, en cuanto cl otzo ya no scorre»sclamente sino que se muestra mis ‘emprendedar en su deseo, as mas de las voots se expo- ze @ que lo pongan Je patitas en Ja ealle eomo Dios ‘manda. En eect, loshistéricos tienen un gran manejo el adesplanten. Si, desde el puntode vista dea identifiasién con el objeto de la falta en el Otro la problemética es idéntica centre las mujeres ylns hombres histérios, puesto que se trata de la relacisn enn la castracién, en cambio, sogiin el sexo del sueto, las estrategias neurviticas ‘fecraran perfles disrentes. un efb, sogin se trate {de ma mujer ode un horabre, la relscin ean la dimen sidn del ter soré moviizada, o bien ena vertiente de tno tenarloo bien en Ia de supusstamente enero. Esta Diparticisn respecto del registro del tener encontraré ‘sendas de realizaciin may estereotipadas segin sexo 4elintarecado. Prinepalmente, seré alrededor del pro- 96 lems de ln relacén con al sexo como oo ibijaréa més saramente tn perfil histrico tipicamentefementno 12, La mujer histériea y su relacién con el sexo Pormas que estégustontada por ol deseo larelaciéa ‘un el sexo del oro siempre es dest del floren el ofr, f Asi, una mujer puede encontrar, al ado de wn hombre, oque él no tiene on abecluto, Peo, reeiprocamente, al go dela dimonsién fica proyectada en la mujer movil- anol deseo de wn hombre junto a ella: Tanto en ures como en el otrose trata sin duda, para cada uno de los P. protagonistas respectives, de tener supuestemente Io * que el otro. la falta gobierna la relacia con el sexo. trarse con la falta: aqui nos topamos con la posicién fan- E tasmiticaestoretipada del histric, nvereamente, el g feconocimientode a falta es siempre eccnocimiento de fla castracién del otro. Esto pormita comprender la cireulacién del deseo entye una mujer y wn hombre, que est imperativamente supeditads al roonoeimiento re siproco dela castracién on el otro. En el hombre, eta *cirealacién se anunca al presentarse él, frente @ una F sojer, en la dimvnsi del: 0 nosy el flon A partir Fae esto, comprendemos inmeditamente que el sjeto fp histio ee ineeriba on una problematic import en si relacén cn el sexo del ot. Imposfbiidadsinto- Gustentada en el hecho de que el histério Jamas reco Fpove esas dos expresiones dela castraciéa, [© Examinemos ahora esos dos aspectas sintomstions ® ene. En otras palabras, la dimension de renina y luego, en el capitulo siguiente, da la'riase. Tina Esta relacién con el sexo ests ampliamente sobrede terminada por cierto mentante de registro de Ja real dad, donde la lgicahietéica del deseo va a encsntrar ‘puntos de apoyo favorables. Aunque estas puntos de apoyo de la realidad, en evanto tales, sean diferentes, rnodejan de ser electivamenteescogidos por euanto ir ‘yen aun mismo objetivo: al dea! al que al histérien rin. 4 deun sacrficio sin condiciones ‘En nombre deese ideal, parece ovidente que clin de pereccén va a moviliza? sin descanso ala mujerhis ‘ériea. Se trata ademas, exactamente, deunaexigencia en a relacdn con la perfccién que, como es lgie, en ‘ontrard sus sopartes privilegiados en ciertasesteret pos culturaleseideelégeos, comensando pera colon entre lo bello yl femenina ‘Una casa es comprobar en Ia mujer histérien hasta ‘qué puntola preooupacién porlo belo es una constante ‘persecutori,y otraverodmolo ello viene a ensimarse ‘on ofernenino al preciode suplantarlo, Curiosaments, Jas ms de las veces cbservamos que esa preseapacié, ‘pola belleza detarminads pore ideal de perfocién se ‘expresa casi siempre de un modo negative, Existe una ‘oleccién de apreciaciones favoritas dostinadaa a ce ccanscribir esta reivindicacén: mo soy lo bastante eso, ssoy demasiado aquellow; «soy fear; mi euerpo deberis, tantas formulas que vienen a justificar Ia exigencia de Dellesa quo atormenta sin descanso a la histérica. ‘A primera vista, no se juega aqui, en la histérica, nada muy diferente de Io que observams en quien fuore: la puesta a prucbs del nareisismo comin de todos, Bo la histérica, este puasta a prose narcsista ‘adopta simplemente proporciones extremadamente in- ‘vasoras. La histrica extrema de un modo absolut la imensién habitual del narcsismo, yl hace tanto me- 300 iio que la fantasmagoria personal de la belles Tigda habituelmente a aqiello por lo eval eaal- jera quiere o puede gustar. Ahora bien, ese querer ar alotro no esti, en si, deninguna manera sometl- ico del otro referido a nosotros pueda hacer Funcién. Bi ley. Por mas que ere querer guatarcigasiendo ribu io de ciertas manifestaciones de cortesta provenien. 25 del otr, no exige que sea precio aleanzar un sim. Binum de perfeccin para asegurérselo, a histériea no ha captado completamente esta sriminacién. Bn efecto, subsist siempre la secrets B punto, la apuestahistérea es parcularments ca, e2 Efecis, fel asf misma: interpelar al oro do tal mancra f subyugado. En esta situation la empresa loa dela i ca oquivale a adheriral fantasma persstentede un completamente ananadado por le enearnaeiéa de perfeccién, Folizmente, esto jamés ocurre frente a un ott se- “wuado, La histérica os el juez mis tirdnico en este as- nso pore lado del ideal de perfecidn. Nada seréja-0 stfleentemente bello para neatralzarla huella de as imperfeciones, para borrar ls vestigi de los de- ects. Esta exigencia despotica acarreainevitablemen- ‘te manifestaciones sintomatiens la mds impresionante Gelas cuales esa indecision permanente delahistérica g on relacién a cualquier cosa ‘Ya se trate de las cosas més comunes dela vida coti= ana, como de asuntos menes benales que comprome- f ten ol orden de las cosas a mayor plazo, la eatrategia sintomticareferente, pr ejempln a Ja elecidn de un resto, de un par de zapatos, de una marca de dent Fc 0, en su punto extremo, de un eompatiero amoraso, permancee idéntica. Aunque la elec a a larga ter f mine, tanto por desgaste como por fatiga,elobjetoclegi- « sor un do coitina su carrera deincertidumbre, dadas y are ‘entimientos. Las negociaclanes interminables que re alten no haeen més que redoblar la vacilacin ici iningin objeto elogido serd capac de tranguiizar 0 do Complir su fine de una manera més apropisda que faquel que precisamento no so escogit. A todas hues, el problema dela vacilcién va s calminar, preisaments, {nel nivel de a lectin de un compatiero amoroso. En. (Gite terreno, en eft, Ja bistérien no dispone do nin tpn crterio ideal de garantia Teniendo en cuenta la fs- Alle dela investidura involucrada, la histéria e tort te amdsy mejor en us azuntos amorosos,yno deja de ‘ebualizar, en este espacio, algunos de los rasgos més faracterstiens de su estrochara. Bastar sin estar constituye, para ahistéria,en sare ‘ecg con ol otro, una puerta de salida saludable en el ‘caso do que su eleccign resultara equvocada, Esta dis posicion adquiere tada su importancia desde el punto Be vista de la coonomfa-de deseo histério, ouya cons tante es parmanecer insatsfocho. En este send, pasde desiree que la bisqueds in- femal de la perfeciin viene a ponto para traduclr ou ‘propio negative: la conviceiin permanente dela imsper+ Frodién. Comprendemos antonces por qué la histrica {ransige fielmentdeon la dimensién del hacer como si, {que wtliza para ocultar imperfeecones que le dejan Dafquicamente agobiada, Todo os bueno para servir de fadscara: ropa, adornos, jogos de roles, iéentificacio. nes detentatorias. Todo es oportuno para tratar de he @ cermés atrayente ala mirada del oro algo que supues- femente lo es muy poco, Bste es el aspecto completa ‘mente inauténtiea de la histériea. Aqui encontramos ol ‘lemento més e2encial desu inconsistencia, desu labi- ‘idee. Bun tornode esta problemétic, ala imperfcsi fis- case anudan gustosamente la impérfeecén moral (alee. Ast eomo no eat segura de cierta perfooion ‘sca, la histérea tampoao se siento tranqullizada en 102 piconsistonci intelectual. La irmperfoci ‘nitaal dado paraver del cuerpo. Se extende igualmen: tea laintaligencia yal espirito. De manere que el -ha- ‘ar como si intervendré en esta nuevo registro seg, Jas mismas tenicas de eamullaje, Tras esta expresién favorita: . La histéria, asi sara sneer partido dels denodadoses- faermoe de su compat, para convertirio,comoconvie- po on un nuovo objeto de decepein: «siempre quiere hhaver el amor conmigo, sin preguntarme siquicra si tengo ganas» En estos intercambios salves, sila istérica no sa be realinente lo queellareivindica a través desu queja sexual, debemos reeanomer que su compasero permano- te en la misma ceguera, manteniendo un deseonaci Iniento total de lo que ledemmanda una mujer. La hist rica que sequela de no ser satisfecha exaalmente, las ‘ds de las veces, sin elt saberl, adopts una posicin rasculina, Bla adhiere al universo imaginavio dela ‘competencia fica. Su queja sexual da fe directamente Ge a ilusin do lo eniterios de eonsistencia oineonsis- tencia sexuales que los propios hombres se dieron {reat al deal de la pertexin vr, De beeho, los hom- ‘bres qua nels saber‘ sn presadel temer sl desfa- Tledimiento ola insuficincia sexual, a menudo se ven evades a adoptar una sclitud de artifcion yde shacer como sis referente a cualquier reprocho femenino que puiiera hacérsele con relacién a esta, Perolas mujeres fonocen muy bien les tras, ls mentias y las preca- ones aparadas que despiegan los hombres para evi- tar enfrentarse con sergjante ataque narcsista ‘Sila reivindieaein soxaal de a histérica adopta tal perfil, es porque ella exté segura de encontrar en los hombres los ects favorables que le convienen. Cuanto ss se queia la histriea de estar insatisfetha sexual- mente, tanto més movilza la insetisfacrién sexual ‘masculina, Ala inversa, cuanto més se ciega el hombre fen ax seguridad sexual tanto més ofove la prueba, 2 08 ‘través de sus rendimiontos, de que la histérica tiene rax in de esperar siempre ma. Bien conocemes el dlogo ‘ragicémico de sordos del que tan malheridos salen sus ‘combationtes. En pocas palabras, la histrica no sasti-, ne este tips de reivindieaein sino porque con ella pone ‘a pruebe le certidimbre desu insatisfacion. ‘La mujer histérica no puede cerrar su elecein on el primer hombre que se leaparece,ya que es preciso que © ‘etn leer sea patencialmenta reviaahe, Sa proce siempre o casi siempre con tanteos, ensayos, erores, ‘apropiados para mantener més profundamente Ia - ‘mo tal hoinbre puede eer el Amo quella busea. “Alrededor de esta problemstica so organiza toda la consistencia del fontasma de prostitucin familiar alas histéricas, Tl fastasma no ge sostiane de la posiciin sacrificial para con todos lot hombres, sino para con ‘uno solo, Lapretituta puede vendersea tds ls hom bres en la estrcta medida en que la mitologia fantas= atin quiere que se entregue, se dé, a uno solo el a fién que wehalla en posicién de dominio. Els «amo de los euerpos.;Pero no en cualquier condicién! ‘nombre del dominio de téenieas o aptitudes especiales ‘para poreera lag mujeresy hacerlasgozar. El motor del fantasma histério de prostitucién pasa sobre todo por cl echo de que el «amo de los euerposs es aquel que padece la lta, Poreso la prostitutale paga. Elnecesita Gocllayde a dinero para estar eompleto.¥ euanto més ‘paga ella tanto més lo invste comotal, Por esta raz6o, ‘adem, ese fantasma es tan ficmente movilizado en cLoontexio dla situacién anaitea 1 ay tuna pose ubjtien talent capitis ‘ea dela istérica ante un hombre én la modida en qu ‘exista una falta en 6. Bsta poscién es diferente de Ia ‘elacin cone otro que hernos seAalado anteriormante, “onde la histrica ofrecta su perfection a un Amo suc puestamente tan perfecto como ella, Aqui, la histérica detenta presuntamente aquello que ie falta al otro y 9° fo ofrce. A poco que esta vofrenda» adquiera derta di- sensi, nos hallaremos muy cerea de una posicion Deiettiea, De hecho, basta eon que Ta conviceion de de- tentar lo que faa al ore ge convierta en una seguridad real, para que podamos observar cémo cae la histériea ‘en in momento delirantefogitivo Sila casa slo ocurre ‘excepcionalmente es porque el Ammo jamés ocupareal- - mente elstia que ellaleasigna. Deja deestar a laaltu- ‘a y répidaiente resulta un Amo decopcionante. Ex- ‘nce al no asumiryalas exigenciasdeales quelais- tériea le habia otnrgado, se convierte nada mas que en ‘an objeta de insatisfaccion. . am 13. Lahisteria masculina La historia masculina no tiene 1a misma historia que ls femenina, pero como estructura pefguica esta afeccién neurética aleanza tanto al hombre como ata mujer A tedas lues, Ia histeria masculina, en nuestros fas, resulta considerablementa reforzada por el auxi- lio de una disimulacion médica prineipalmente diag- éatica. La modicina eresiste macho a dentifcar en el hombre esta aftccién neusética, que se benefica asi con toda une serie de camoflajes: Ba concepta de tale arti- ficis, frecuentemente enenntremos la bisqueda de ‘una rizén exterior al sintoma, la manifestacién do Uk g causa honorables. Todo oourre como silo importante fuera ira hoseur en otro, o en el entomo exterior, una eausabidad que sélo existe en uno mismo. Ena este sentido, comprendemor por qué una de las etiologies ms frecoentemonte alegadas para servir de muralla a sta disimulacion es el maumatiemo,Apoea queeltrat- ‘matismo em resonancia psiquca se encuentre asociado ‘un treumatism fsio, la histeria masculina ge vuel- +e todavia mis ooulta. Gitemes, por ejemplo, la emer- ‘gencia de accidantos de trabajo o incluso de hethos de ‘guerra, y dispondremos de categoras clinicas eodifica- dias para disfrazar la causalidad que gobiema la expre- sin delos sintomas. Les neurosis pestraumdticae y las neurosis de guerra permite epreciar la duplicidad de ‘esta mascarada, Para exorcizar mejor a eulpabilidad presentida por lL sintoma, basta con parvertir el cuadr einio on al- gin ereconocimienta oficial» —rentas, ensiones, hasta 18 alin alo honortico— y entries le hiteria mascu- Tina asf reeonocida, indemnizada, eondecotada, puede costentarse tanto mds cuanto que la consderacin social onstituye, para eli, el medio méa seguro de na ser des ‘cubierta ands entre los motivostriunfantes de nex ‘Por orto no todas las historias masealinas sebene- ficisn on un diseaz de eata naturaleza.Péro la insis- tencia que algunos hombres ponen en enarbolar las ‘secoolas peiquicas de su trauinatisnio debe hacer pen- sar en la histeria, sobre todo cuando tales traumatic. ‘mos no muestran directa relacién con secuclas fsieas caracteristicas Desde el punto de vista dea sintomatologia cies, Inhistoria mascalina no tiene por quédistinguirse dela femenina, Ao sumo, la encontramos categorizada de ‘tro modo, es decir, capturada en las referencias Je un de indueircompensaciones secundarias tranquilizado- za, Siendoelotro semejante ast, protege de este modo de a diferencia de sexos, Eto no significa que lo feme- nino resulte una preocupacién ausente en el hombre > histério, Muy po el enntraro, est muy presente, pero 8 soportable condicén de sor asf motiatzads. Esta mediacién suele acompatarse de una comput E sign ala masturbacién sustentada por fantasmas de » connotacién perverse, sobrotedo puestas en escena er ticas de mujeres homosexuales, ‘El echibicionemo constivuye también una manifes- © tacién perversafrecuentemente movlizada por ef his- * Yeas supe, cap. fps. TO. 12 {érieo mascutind; como puesta en escena de cuerpo (y fio como develemiento de sexo, segin ourré enlas er Gaderas perversiones).A través deesteexhibicionismo, fl histdrienreitera algo de le teatralidad provocadora Ge a parodia homosexual. Puesto queel hacer corno si ‘se s0stione siempre dela mirada del oto, es aquello por Ipeval elsijeto puede gocar fantasméticamentséejui- cio supuestamente desaprobador u hostil paracon él. poo ue el otto ae deje apresar en esta captura imag ‘hari el goce ex opto, De hecho, todo escindalo, toda ‘enuneia,errestoo ineulpacién intervienen aquf como otros tantos testimonios ds que la puesta en escena ‘mentirosafuncion6 bien ‘Ms alli-de este camuflaje perverso destinado a 'y mantener objeto femeningadistanca, el histério re cre freeuenteméente a otra menifestacin sintomsti- ‘cai la ippotancia, Ia eval, por aiadidura, viene efor tar una compulein al fracaso. Se trate de una impoten cia total ose presente en la forma abortada dela eyacu Tain presoe el principio que gobierna esta defensa en la relacin gon el sexo del otro permanece idéntica. So ‘apoya en un mismo mecanismo imaginario que con ‘duce al histérieo a confundir el doseoy lavirilidad. Esta ‘onfusién encuentra su origen en una interpretacion ‘particular quel histérico dosarrolia frente ala deman- dda dena majer "Tal demanida jamés os recibida por como una soli ‘itacién deseante drigida un deseo de hombre, Por el fantraro, siempre es pereibida por el histérico como ‘@una orden de dar pruebas de su vrilidad. Ba otros 4 ‘minos, todo orarre como ai la relacién deseante se fun- {dara enol daber de jotifnar qa wna realmente tines oquelamujer demanda,es decir eflo, Comoe! histé- 2 Repos won obrvacn linn eoe tales mapietaiones perverts en uncan de Bstera mau, navn La pre So foncton en porhonage, pt tare leap. ¥, La fnetion ‘paleo esx avatar, pg. 09.105 a2 oo Tasculino no se went depusitaro de tal objeto, reeponde a lamujer:jno tengo al pene; de aqui provie- ze su impotencia, La ennfusida entre el deseo yl viri- Tidad traduoe asi na eonfusién acerca de la indole det abjeto, entre el Srgano el fal, Para el histérico mascu- Tino, tener el pene implice lgiearoente en su econoraia -tuacin de sr objetos de compensacion dela flta ma-p, tema, La impotencia ge devela entonces como un com: _promian anton aquello través de lo cual una mujer ‘puede gozax Gla puesta a prucba filica supuestamente ‘xigida por a mjer)y permanecer fil ala mate, pre- F sentndose ante wna mujer como un objeto de represen- ‘tacion y no eomo tno de weonsamos posible. Es Enla redlidad, este procecose traduoe en la obsesién & permanente del playboy: tener a tal mujer, luego a tal 12a EE, otra (esa bord mia. .»). Ast, pes, ld misono investida fos \6-como un trofeo quo, en un plano de exhibicion ostentay toria de Ie virildad, permite sostener la rivalidad con les otros hombres, es decir, aquellas que el histérico fest seguro de que realmente poseen ello. - » Exists otra forma de encarnaciéa de esta posicién |istérica asociada ala impotencia: el eufturemo, Ell ‘orista se encuentra en representacin flea perma ente:eno tener el flo, sefiala metaférieamente con su cuerpo que oes. Aqui, confsg pone/falo es dif. ante. Elpene osimaginariamente reprecentado porto. do eleuerpo. Deaqui proviene la necesidad de ustifican, de confiemar inoesantemento la potencia del misculo. El trabajo del misoulo evoea metafricamente la ere: im, quelas més delas veces eat encjosarmente ausen fen tales sujetos. El fantasme fico ee organiza puss, de tn modo singulat: no pudiondo gozar de un pene comin, una mujer siempre podrd gozar de ese pene ‘useuloso através de su mirada sobre El gusto in soderado de os culfuristas por la exhibcién se explica ‘entonces po el hecho dequeese dar paravers del euer- 1o, que se presta a todos los concursos, nunca es més ‘gue una competencia de ereociin del pene, ‘La eyeculacidn preeos —la cual nunéa es otra tosa ‘que un orgasmo precpitado— depende de un proceso sfquico un poco diferente del de aimpotencia, aunque se inseriba on la misma problertea. La eyaculacion ‘recos testimonia un peligro imaginario en el nivel del facto sexual con una mujer. Si este acto sexual es posi= blo, implica siempre un riesgo: el dene poder demostrar 1.18 mujer que el hombre poses eabalmente el fale, y gue por lo tanto est en condiciones de asumir su acta asta su consumacin, Bste deeenlace es siempre el tmismer una mujer silo pede goear eel hombre Joo sministra la procba de st dominio fico, Se comprende Dor qué este rendimiento imaginario es fuertemente ‘nsidgeno. Aqui, lo que va ainternumpir ya la vee pre ‘pitar el proceso es la angustia, El objetivo esperado, 1% particularniente amensviidor, és el goce fomenino. -Ahora bion, para Ia historia masculina, tinicamente ‘aquel que tiene el dominio abeoluto de falo puede asa ‘mir el goce femenino, es decir, dominart. En efecto, ol {ce dele mujer e percibie siempre como una demrota «ante el poder fico victorias. no poseer el ateibato aque le permitirialogrardicha victoria l histérca slo ‘puede sentirse 61 mismo sometide al poder de quien 1o tiene, Inconscientemente, se encierra, pues, en una imensin maginaria de eapitulacén ante dicho poder {ilico, Por ello, identifies inoonscientemente cn st ‘compaiiera y goza por eyaculacién precor, tal y como’ Jmagina que una mujer goea, sueurnbiendo al poder io, Canto més soguro est de que el goce de a myjor xo puede rsistir al poder fio, tanto mas 61 mismo se ingtala ea le posicin de aquel que nolo tiene, tanto ‘ds goza de manera prewa, Estos hombres suelen presentar eonstruccionesfan- tasméticas signifcativas: ls verdaderos hombres uiri- les, os hombres tales que es basta con penetrar alas ‘mujeres para quecllas goeon instant incamento; yhas-~ ‘acl fantaama del superhombre que sabe hacor gozar 8 todas las mujeres, quel que ajusta las cuentas a todas las frigideces fermeninas, aquel que hace gozar alas Imujeres a repeticién, aquel a quien las mujeres piden ‘mereed o a quienes suplican que se detengan, sucur- biendo en el desvanesimiente del goce. #-@narta parte, La estructura obsesiva 16, La problematica obsesiva. ‘Como le ics para las perversiones ya ister, voy ‘aencararla estrucbura obsesiva! a partir del proceso de Schualizacifin del deseo del sujet frente ala funcn f- Tica “Tradicionalmente, en el campo psicodnalitico, a me- ‘nado se presenta a estructura obsesiva como una orga ‘nlzacidn peiquica que tendria la partcularidad de ser, fen muchos aspectos, puesta ala de la histeria, Por o6 ‘modo que sea est tipo de perspective, no deja por elo do er ambiguo, Esta opasiciéa no slo esrelativa, tam= bignes bastante inadeccada. S6lotoma como base cer- tas apreciaciones fenomenologicas, y en ningsin easo, rages extructuralss ‘ia principal de estas apreciaciones consiste en po- ner de manifesto un hecho expos quo podria acre- ditar esa oposicidn, Alainversa del histéreo,e obsesivo ‘se habriasentide demasiado amadto por surmadre. Aun ‘que esta situacida de hecho aparezca come indiseutible tn todas las problemticas obsesivas, en nada constitu ye un elemento pertinente que permita oponer tan fé- Climente el obsesivo al histérico, Prueba de ello seria (que se trata también de un elemento conjetaral fre- ‘coentemente identifiable en las organizaciones per- 2 Nocate dd sgusa de que a estucure cbse conte una organic plea quem econo eet xo bre: Aunque ent uso soa var en ere, xa ea ‘ang cou ode eu cra de rasfetcnes sina xt olga tl emo cru care en Ie etre eearva mass Lina Por tasone do ote, equ no we refrré mq 8 Ik pence chess dl hamre 199 vert Deel punto de vis de dingo, pee ‘pidemos spayame en est elemento de observacién, Noobstante, se trata de un componente seguramen- tevalioso para cnexrar la lgica obsesiva, Ponor de ha niflestoqueel obeesivo os un sujto quo se sints dai siado amado por sa madre os tefalar algo espectfico desde ol yanto de vista de la funcién fica. De hecho, ‘menudo ol cbseaivo se manifesta como un sujéto que fue particvlarmente investi como abjetoprivilegiado ‘el deseo matzo, és deci, prvilogiado on su investi- dura filica. De donde proviene esta firmula, ya evoee ‘de: los obvesivos son nostlgis del er. Esta nostalgia ‘encuentra su prinepal apoyo.en el reoaerdo de wn modo particula: de reladién que al obsesive mantavo con su madre. Sin dada seria més exactohablardela relaciin, ‘quesu madre mantuvo con 6. Siempre se localiza en la [storia de las obsesivos la mencién de un nifio que fue lpreferido desu madre,o que por!e menos pudo, ex un ‘momento dado, entree privilogiado ante lla ‘En las apucstas del deseo movilizadas por la lgiea filica, ese «privilegio» despierta necesariamente en el nto wna investidura psiguiea precoa y preponderant qe consiste en constituiree como objeto ante el cual madre supuestamente encuentra loque nelogra encan- ‘trar onl padre-n otros rminos, el nifo es captura- do en esta creeneia psiquica: la madre bien podria en- ‘oatrar en 6 aquello que supuestamente debe esperar el padre. ‘sto nos sitia ante uno de los puntos decsivas dela puesta filica en la dialéstica edipica: el pasaje del oir al tener, onde la madre aparece para el nifio como Aependieate del padre, en el sentida de ave est timo Jeshacola ley» dosie ol puntode vista de eu deseo. Bien Jo sabemes, aquise trata de una vivencia psiquict pre- sentida eintorpretada pot el nits. Siel padre le hace supuestanente lay ala madre, esa condicidn deque Ja propia madre desee supuestamenta aquello que n0 tiene y que el padre posee. Por propia definciéa, se 10 uta de la investidura simbaticn del padre ia cual resulta ena atribucién fin, Fl pasaje dal ser al te ners se efectia siempre en ese desplazamiento del atributo filico, Ahora bien, tal desplazamiento sélo ‘puede realizareo cuando alge conseeuente fe significa Go al nia ene diccarso matero, especialmente que el ‘objeto del deseo della era estrictamento dependiente de la persona del padre, Silo Ia significacién de esta depondencia puede movilizar al nifio en la dimension dal tener ‘Cuando cirtas ambigiedados son signifcidas,enel Aiscurso dela matire, a propésito dela «leclizacine del jeto del deseo, elnino puede instalarseimaginsria- rmente en un dispositvo de euplencia para ls satsfec ‘in del deseo materno, Bste es un ponta crucial en la Aterminacién dela estructaracion obeesiva, ‘Hablando con propiedad, no se trata de una suplen~ ca del objeto del deseo de 1s madre. Si tl fuera el caso, ‘nos hallariamas en presencia de ineas de determina ign favorables a Ia organizacion de las perversones y ‘aun de las psicosis. Mas bien se trata, aqui, de suplirla satisfaccién del desgo dela madrg. Esto permite ‘suponer que esa satisocion le fue sefalada al nino. como desfalecinte, oda la ambigiedad antes mencio- nada gira precisamente en tarno de esta dependencia fel deseo dela mado eon respocto al padre. Lo quela madre significa al nifo, aun sin saberlo, puede reda- irae a dos siguificariones que mo se recubren por eom- plete, Por un lado, el nio perebe que la madre os do- endiente del padre desde el punta de vista de su deseo, ‘pero, por el otro, no parece ella recibir completamente el padre lo que supuestamente espera de 4. Bstala- ‘guna en la satisfaceion matarna induce, ante el nino ‘quela contempla, la apertura favorable a una suplencia posible ‘Asi, pues el nite se confronta con la ley del padre, ‘pero tmbign queda subyugado por el mensajede lain. satiherién materna, Bn este pant hay que hacer wna a1 © ara: ante los os da nfo, Ia made ino aiareoe emo radicalmente insatisfocha. Alo samo, se trata de ‘ana vocancia parcial d esa satisfacion, que lamadre intentard supliren suorigen buscando un eomplemento posibleuntoal nfo. Been este sentido, y solamente en tte sentido, como al obsesiro et abjeto de uns invosti- ‘lura particular qve le da In conveeign de que fas ol ito prefeido, privilegiado, Poo, lo repito, el privilegio ‘unea es ms que suplencia de la satisfac desfalle ciente del desoo matarno, Sie nino es ligicamente can ‘ducido a la ley del pare por la referencia del discurso ‘matemo que inscribe alt sa deseo, esta suplencia no dja de consttuir una incitacién hacia la persistoncia dela identifoacin fia, Por ello, sempre existe en al ‘obsesivo un tironenennstante entre etomno regresivo ‘talidentifcacin yla chediencia ala Ley alas impli ‘aciones que ella sapone. ‘Por mas que ese retorno al ser sea intensamente codiciado frente a la satisfacién desfallecionte del dis- curso mater, jams se conguma plonamente, Séloesa ‘nostalgian sintomatiea develaclertas rasgoé estruchue rales caracterfatiens dela evonomia obsusiva del deseo. ‘Del misnao modo, puesto que el reconodimiento del pa- dre simbdlieo se sostiene decierias ambigiedades,seré ‘también objeto de peculiares manifectaciones, Este tironco permanente se lustra sobre togo en la actitud de fuga hacia adelante que ol obsesivo no deja de actaslizar frante a sa deseo. 132 “16. Los rasgos de la estructura obsesiva Establecido Jo que rrocede, podemos enearar més precissments los estereotipos estructurales puestos a operar en la neurosis cbsesiva y, por consiguiente, su deslinde con respocto ala problemntia de los sintomas. En particulay, es posible isla, desde ol punto de vista el deseo, algunos rasgos estructurales que determi- ‘gn si curso. Mencionsmes ya, a tal efeto, el eardetor Imperioso de la necesidad y del deber que rodean a la organizacién obsesiva del placer. Asiismo, evoquemos 1a debilidad de la demanda y la ambivatencia com otros tantos rasgos asecados a dspositivos de defensa ‘sintamations tales come: Ins formaciones obsesivas; el aislamiento yla anolacin retroactiva; la rtualizacién; Ts formaciones reactvass l tro: ealpabilidad, mortiicacién,contrcion, ¥yeleanjunta del éuadroeinico habitualmente desig- nado, 8 partir de Freud, por la expresion «Cardeter ‘onal Partamos de este punto inductor dela neurosis obs svar al signo del dese insatisfecho de la madre, que inseribe al nif a sa lago,en lavelacén singular eveca- ‘da anteriorment La marca del desfallecimiento en la satifaceién dl desoo materno se sfirma precozmente nel nifio gracias ala ralacién dual privileging que dl * yeas supa, exp. 2, pg 1, nota 33 tantiene.con ella. My pronto, el io peribe sus indi- ‘oe signifcantes, Hl fondo de las investiduras erticas (gue custontan habitvalmente esta relacin Namada ‘ual oe pres tanto mejoralacirculacin de ese men- ‘aje cuanto quo dicha rdacifn se despliaga prioritaria ‘ment en el terreno dela satisfacci de ls necesida- es y dela exigencia de cuididos,o a, en el context {eu acento al cuerpo del nino que sblo puede induc el ‘oc yfavorecerl, ‘Debido a que tal goce es nevitabie en la velacié de la madre con el nio, puede encontrar cierta cantidad Ge indicis eataizsdores motivadosen la eeonamta Ibi- inal dela madre, Fn este santido, el detallecimiento {Ge a satistaccion del deseo materno se vuelve predeter- minante. : Bn cuanto a este punto, vayamos a las explicitaci- ‘nes apuntalas por Freud en lo relativoa ls etiolagia se ‘eval delas neurosis obsesva, delas que slo tomaré as articlaciones esenciales. ‘Uno de ioe primeros elementos de esta perspectiva leneaentra su origen anja eorfa dela seduccién,lacua), por lo demés, es presentada inauguralmente por Fred ‘como desempefando un papel prepanderante ena con- ‘cepeién peioanalitiea general dole ctilogia de las new sosis, Sin embargo, muy pronto Freud relatviaé consi ‘derablemente esta ineidencia dela seduocin, como lo testimonia su carta a Fiess del 21 de septiembre de 1697,? en Ja cual hasta parece recusar sus primeras posturas, Sin embargo, no se trata dau sbandonolisoyTlsno. ‘Alo sumo, Freud renuncia al alcance sstemtico de la ‘uncién de Ia sedveri como elemento inductor de la problemética neurdtica, En otros términes, Ta ineidene 2 age §, Frou, Lets les 69 du 21-0180, en La aiatane dela pthanlys, Pare: PUR, eli, 197, ps $80. -Gara sen Manure N, Obras ompletee AB, 1, 182), a4 ia dea seduccién debe ser minimizaga el cortgjo de Jos mecansenos inductores delas nouroeis. E-destino» de orts taorfa froudiana dala seduccén on Ia etiopato- genia de lis neurosis fue minuciosamente analizado por Jean Laplanchey Jean Baptiste Pontalis enoucle- bre Vocabulaire de la psychanalyse, al quelos reito® ‘Si no podemos considerar la seducclén coma un constituya tun trance especialmente problema tico parael futuro obsesivo Alls donde normalmente de- ‘bora enfrentar Ia insatisfaccién, procisamente os eau- tivo de fa satgfacién en 1a relacién de suplencia que ‘mantiene con la madre. Después, el obsesivo no dejar de recordar hasta qué punto esta experiencia, precoz pero privilegiada, de placer con la madre emstituye pa- +a.6]una dasventaja en la economia de su deseo. Esto aprosamionto matero premature no parmite quo el nis mediatio su deseo por él mismo. En efecto, nfo permaneesprisionero del deseo insatisfeeho de a7 Innate: Mas exictamonto, convendra deci que es el ‘deseo del ito por ella lo que, de rebate, va a dasportar ‘su propio deseo insatisfocho, por lo misino que ahora le ‘std dado poder suplirlo, Por consiguienta, todo el ‘proceso del deso va averse interrumpido en e nic, abitualments, la dindmiea del deseo se despligga ‘segin un ritmo temario, El deseo se separa dela nese- ‘sidad para entrar luego en la demanda, Bn el caso pre- ‘sente, no bien el deseo se separa dela mooesidad, inme- ‘latainente asumido por la madre insatisteeha, que encuentra en esto un objeto posible de suplencia. El ‘pol totalmente particular del deseo obsesvo e expli- ca por el cardeter apresurado de esta aguncién. Buofec- ‘to, el deseo lleva siempre el sella exigentee imperativo de la neosidad, por lo mismo que, a partir de su surgi- tient, la madre nole dea tiempo de suapendereeen la cspera de que se article una demanda. Sontado esto, podemos eetalar do rasgos de estructura esencales. Por un lado, l deseo del obsosivo implica siempre la area imperiova de la neeesidad. Por e ool obsesi- ‘wopadecede menoseaboen Ia expresin desu demarda. ‘La pasividad masoquista que tan bien le canacemesre- ‘alta, en gran medida, de su imposiblided para de- mandar. As se esfusrza en hacer adivinar y articular porel otrolo que desea ynologrademandaré! mismo. "En témoinos generales este menoscabo participa de la servidumbre voluntariaen Ia cul se encierra de ta buena gana el ebsesiv. Paradéjicamente, esaimposibi- “dad de demandarlo candice a tener que aceptarloto- o, padecerlo tado, Porno haber estado aa condiciones e formular una demande, so sionte obligado a asumir todas las consscaencias implicadas por esta actitud, principalmente ocupando el lugar de objeto del goce det ‘tre. O, lo que es lo mismo, semejante actitud pasiva conctituye una invitacién favorable a haverse sadizar por e otro. La queja repeitiva con que el cbsesivn se benaficin sobre este fondo de sadizacitn, es aquellos travésdslo nal podré asumir, de rebott su propio gooesintomsti= ‘camente merifero.B]indici deeste goes so actualiza foertemente a través de les manifestaciones reactivas aque, en cuanto a lo esencil, se seiucin a Taboriosas e interminables miss contra la adversad. Bsto se ex pli tanto mejor cuanto que tal isposiidn del obsesi- ‘yo a ser objoto del goce de otro constituye una resur- ‘gencia de su estatuto fied infil, en el cual se en- ‘cuentra encerrado como bij privlogiado de la madre. Belo resperece ox Ia forma sintomstica caracte- ristica de la eulpabilidad, que evoca indirectamente el ‘privilege cas incestunsodel nic junto ala madre fren {ea la castracién. En virbud de eta fijacion erdtica ala taidre, el obsesivo se ve continusmonte apresado en al ‘agudo lamor de lacastraciba. A odas oces, se trata de tuna relacién con la eastracisn sinbdlica, cayas mani Iestaciones més espectaculares van a expresarse ei tamo de la problemética de la plrdida y dea rlacién ‘ona ley del padre, ae 17. Elobsesivo; la pérdida y la ley del padre El obsesivo no puede perder. Bsta‘negociscién pst- (1918), en ‘Nésrove, pgehowe et perversion, Pari: PUF, 1978, (ae ‘redioposcon tla nowross boosivan, en AB, vol 22, oso} z «Polsions et destins des pulsonse (2945), en Métapey- cholage, Pare: Gelimard, 1968. 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