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Carrera, Areuro Ensayor mucmursdos Primers Edicién Mansalva. Coleceidm Campo Real BuenorAiter, 2009 ISBN 978-987-1474-24.0 1. Enmyo Argentino. I. Tilo COD ABGs (© Arturo Careers, 2009 © Mansalva, 2009 Fl Salvador 4199 - (C117sACG) ‘Buenor Aires, Argenting Direeién: Francisco Garamona Arte: vier Barilaro Correecién: Laura Crespi nga pae dec plein, Inc deta decir peed ep, ere Scenics donee tiring nei, ose cin, felis mn, Spin, noms, Er gable capa sin emia pie dé dene ccditoralmansslva@yahoo.com.at vwwormansalva.comar Arturo Carrera Ensayos murmurados Y MANSALVA ‘CAMPO REAL querer renunciar ala vida, al mundo? ;No reactiva en nosotros el deseo de cefitnos a una unidad ~més perfecta que misteriosa © improbable~ parecida a la de la Noble Avispa, la marginada arafia, el laborioso horneto, la calandtia de tres colas; incegrindonos a un infinito de seres y cosas todavia vivientes, y ¢ posibles? 26 1949: La voz Recuerdo algo que dijo el poeta ruso Ossip Mandelsam: que quien no hubiera escuchado la voz de Ana Ajnidtova, no conocerfa nunca su poesia. Recuerdo también ese poema de Bonnefoy: “La vor de Katleen Ferrier’, donde él se decide a pensar definitivamente, me atrevo a decir eternamente, la fiiacién del sentido y la vor. O la percepcién ~en todo caso— de 4a poesfa como voz, como una voz aislada de ese material que es la escritura. Pero no hay en cada lectura y en cada acto de eseribie una voz escondida que a su modo nos araviesa nos dirige y no nos salva? Hace unos afios me preguntaba qué parte de esa misica, cn esas cavidades 0 moradas del sentido, nos tocarfa ocupar a dos poetas. En el mantra de la palabra cantada: zqué colmarla ‘nuestra partcipacidn? Por ese entonces, yo habia leido que a los directores de un ritual hindi se les aconsejaba, ala mafiana, vor pectoral de leén; a la siesta, vor de oca con sonido gutural; y a la noche, voz de vuledrida real, voz de cabeza. Esos mitos bbrahménicos muestran a los primeros ocupantes de la tierra ‘como a criaturas absolutamente transparentes, lurminosas, afreas y sonoras. Como astillas de uz sonora ~dicen-, volaban sobre la superficie dela tierra los dioses. Pero cuando descendieron y se pusieron a comer vegetales empezaron a perder algo de su ligereza. También fueron perdiendo poco a poco su calidad luminosa; quedaron como esculturas opacas y lo tinico que perduré de aquella sustancia original te la vor. 1. Tes ingdico, a La vor es entonces para esas cosmogontas una solidificacién de instantes-luz, de cuerpos-luz, muy transparentes y volatiles. El escritor Marius Schneider cuenta que los dioses eran, en todo ‘aso, sonido puro. A partir de ellos, surgimos nosotros y las cdemés criaturas capaces de expresién vocal esponténea, Después, aparecieron los objetos que emiten cada vez menos sonido al ser rocados o raspados. Porque todos vamos disminuyendo en grandeza y calidad musical. Parece que a la poesfa le toca esa capacidad de dirigi, en cada microcosmos, el orden, el juego en que nos agrupamos a cantar como animales de fibula; incluso para escucharnos emitir esas voces cuyo poder std signado por el gran misterio. Bastaria imaginar la vor de la Esfinge, la de las sirenas que tentaban a Ulises, la del Esténtor pampeano, catalogada por Hudson, o la vor de la mujercita de los péjaros, del mismo investigador. Ni hablar del recuerdo que tenemos de los hablantes en los suefos, la transparencia del deseo en ellos, los dibujos cuyo contomo su sonido intensifica 0 borra. Ese conjunto de rarezas, sin embargo, es el mapa de un. simple ritmo global, musical e ideolégico: no hay demasiada fantasia ni arbittio sino una especie de himno pasional que atraviesa el gran puente erigido entre el cosmos y nosotros, ‘mismos. Un himno que poco a poco se va petrficando. Somos nosotros esas sustancias musicales que una especie de lejanta estelar ha fragmentado. ‘Pero acaso la voz no es el estilo de eso que somos en este momento mismo, lector y escriba y escriba y lector? Esa ‘complicidad como vor que nunca se nos acerca lo suficiente, ppeto que reconocemos como una adherencia implacable aunque no inaudita? {Somos el “molinillo de chocolate” duchampiano, de las voces que Fuimos? ‘Olmos voces, somos guiados por una vor como un dedo fndice que cumple la misteriosa funcién defctica parental sin la ‘cual serfamos como nifios salvajes © animales. Voces que ofmos 28 ver en la ensofiacién, sin poder p » + precisar sus curiosos orlgenes y que vienen a perturbarnos con su hermosurao terror durante fg) supuesta vigilia. La voz de mi madre que conoc! noe! apenas y que no puedo recordar y que ttae para mi la musica de lo ignoto, Como la luza los nacidos sordos, eso me acuna. La imprecisién de su delicia de representaciones (imagenes) y funciones (besos). La vor de mis abuelos mater i L nis abuelos maternas y tis en dialecto siciliano, sus filastrocche” o especie de trabalenguas para vencer el alvido 0 cl miedo, Yo adoré esas voces, y aprendi a amar con ella. A distinguir lo indistinguible como el nifio Leopardi cada intensidad diversa y susurrante de las llamas de las velas, Aprendt a buseas, a reconocer y a llora; ya memorizan, como [Ps vesperlloso murcidags, el voldmen delicado hispid de ls innumerables cosas que criticamente también con sonido nos rodean. agi Yor caver més humana spear dela guera, que todavia nos sigue nutriendo con su riqueza de deseo y st riseria de explicacién, 29 oneyia Yon ehewea gh ez, Le 1965: La vocacién' Hace ya un tiempo, cuando tenia diez afios, se me podia encontrar en la linea brumosa de la costa, en Monte Hermoso, como un nifio de Ayohuma, aliviando con compresis de agua tibia las eléctricas picaduras, de esas medusas llamadas “aguas vivas’, de los veraneantes. He ahf el rekimpago de una incipience vocacién. Curar, calmar el dolor, qué curioso, en principio, tan cerca del mar, al lado del mat. Como una cobediencia incondicionada hacia ese monstruo tan lleno de sonido y sentido: esa pesadilla barroca tan parecida a la muerte sino al dolor: ef mar. Al que los antiguos atribufan propiedades ccurativas, de aht la talasoterapia (de thalasos: mat), y ahora ya puedo contestar tu pregunta: hubiera sido médico. Pero comentar ls razones que me impulsaban a serlo es casi una insolubilia sostenida por otra insolubilia: la muerte. Es decir, la forma que en su discurso encuentra lo sensible, como una ley, para decidir y consentir lo visible y lo invisible. La muerte aparece demasiado pronto en aque! {nfimo mar llamado tvero. Pero en la infancia despliega su maravilloso poder: la muerte es entonces una métrica, una puntuacién de nuestros més infimos actos. Desde ella todo desemboca, al ‘menos para m(, en una pasi6n por conocer, por escrutar, por ‘memorizar. Lo que Freud llamé “epistemofilis, tl vez. Una ‘marcha voraz y enigmatica hacia toda forma de conocimiento. ‘Observar lo que me rodeaba como un palimpsesto de sorpresas cuando otras muertes, también por ese tiempo, habfan sido 1, Respuesta ala pregunta del diario Pégina/12:zPor qué no fue méic, su voeacin interumpida? muchas: [a de mi madte, mis abuelos paternos, tos y tas que adorsba y mi primer amigo, Ticho Bosca, que murié bajo las, ruedas de un Dodge mientras jugabamos ala pelota en el adoquinado de la calle Stegmann. De ahi en mds todo fue un gran anhelo de ser médico hasta que en 1969, en la morgue, me abstuve de serruchar el erineo de una nifita de seis afios. Pasé sin darme cuenta, as, del sistema de relaciones complejisimas de la clinica médica al de la légica intuitiva de la poesia. Y acaricio una esperanza: que esas dos légicas se unan y no esté lejos exe dfa. La semana pasada Germén Frack, un neurélogo e investigador extraordinario, me dice mientras comlamos y trataba de explicarme el destino de las ciencias cognitivas: “las reas cerebrales que imaginan son las mismas que actin”. 6 1972: Cémo escribo un poemat Una noriciacientifca del diario Libération, este verano, me deja en el vact. Se trata en principio de arender esa rqueza cientifia que, como todas las avencuras cienifcas,sélo tienen la apariencia de lo extraordinario, pero no es as. Este articulo de Libération nos propone volver a imaginar que, a pesar de las grandes investigaciones poéticas, desde Lucrecio y Teofiasto hasta 1 mismo John Cage y Francis Ponge, sabemos muy poco todavia acerca de la secreta naturaleza de las cosas y de nuestra percepcién de ella, Lo que los cientficos actuales nos dicen, es precisamente esto: “uno de ls rasgos mis asombrosos de las sensaciones, es su carketer completamente privado, La inteligencia artificial o las ciencias cognitivas no tienen nada que decir acerea dela cualidad subjeciva de las sensaciones. De manera que asstimos a una especie de sublime privatizacién, que la evolucién habrfa hecho en teacién a nuestras actividades sensoriales” En el mismo articulo, una reflexién de Valéry, citada por el astrofisico Jean-Pierre Luminet, afiade: “el trabajo interno del poeta consiste menos en buscar palabras para sus ideas que en buscar ideas para sus palabras y sus ritmos predominantes”, Imaginen mi sorpresa al notar que los cientificos aunaban en un mismo texto, la poesa y la teoria de las sensaciones. Y he aqut dlos misterios que encaminan el tema de esta noche en mi hhumilde trabajo: de intimidad de las sensacionesy el curso, la via de éstas en nosotros, en mi, en este caso, para que el resultado, el ‘poema, no sea sino tna forma exitosa. El éxito de una forma, de tuna sensacién que roza el universo de las palabras ~y las palabras acaso sean un modo de las sensaciones-, esté en que esa forma 1. Texto publieado en el Suplemento Cluny Naciéw del diacio Carty, Buenos Aires, 198 a perdure en el tiempo, puesto que elegit un poema es aceptar que su forma eche a volar hacia una ética y estética futuras. De ‘manera tal que en un primer atisbo, esté la sensacién, estén las cosas sin ser percibidas, estén las ideas acerca de esas cosas y los “ritmos predominantes’, todo eso atrapado en la redeclla casi omniscientee indiferente de lenguaje. Los poctas cumplimos en asombramos, y ese asombro, esa ley, nos ci a la emocién de los ‘otros, aunque cientificamente esto no sea as. Lei no hace mucho una entrevista de Jorge Halperin a una investigadora cientifica argentina: Miguelina Guirao. Yo estaba dlisfrutando atin de las lecturas de ciertos Tratades de lar Sensaciones: el de Teofrast, el de Condillac, y vela en cada uno, el empefio en discemir riticamente eémo son las cosas, los acontecimientos que nos rodean y penetran. Y en cada uno, las apreciaciones eran sublimes y absurdas. Cuando Aristétcles explica el dormig, sostiene que se produce cuando el fluido fio ue recorre esa cavidad llamada cuerpo, desciende bruscamente hhacia nuestros pies y por eso cabeceamos, por e:0 se nos cae la cabeza. Condillac no habla de un hombre y sus sensaciones sino de la “etatua”. Es una especie de Pinocho el que duerme en relacién al tacto, 0 el que se duerme y suefia en relacién a otros sentidos. Teofrastro, por su parte, seguidor de Aristteles, saca conclusiones y repite muchas veces los disparate diiles de sus ‘maestros. Pero Miguelina dice que ellos, los investigadores, que son tan pragmiticos, ven alos eres humanos como una “caja negra’. En ella entran vibraciones y salen colores y melodias. Esas entradas y salidas constituyen la percepcidn. Ella no sabe si las cosas tienen colores pero afirma, si, que la retina es una méquina aque los produce. Acepto maravillado todo lo que sabe Miguelina Y me gustaria estar a su lado dia y noche molestindola, con Dreguntas acerca de las percepciones. Por es insisto en que los poeras estamos del lado de la curisidad insatafecha, que es a veces el asombro degenerado, Porque el asombro est ligado més estrechamente al lenguaje, Siento cada vex. més el asombro 6 poético como aquello que nos permite mediar entre lo que la ciencia dice que son tas cosas y lo que las cosas son o sein. ‘Acaso el que percibié con cierto estupor esa idea de que no vamos a poder vivir sino acosados por el asombro incesante ance las cosas, fte el poeta Francis Ponge. Por el asombro que nos produce cada palabra, y hasta por la etimologfa de cada palabra, llegammos a describir esa cosa que llamamos “jabén”, por ejemplo, Entre la “caja negra” y lo real esté ese mixto tinico de asombro y lenguaje cuya réplica sutil es la poesia. Segiin Ponge, las cosas desaflan al lenguaje (;nuestra propia intimidad de seres Sinicos, pero asimismo de poetas, no esté acaso preservada por el lenguaje?). Ponge procura establecer ciertas cualidades patticulares de las cosas, para hacerle ganar al espiritu human esas cualidades. Refiriéndose a unos claveles ~creo— dice: “recordemos que todos ellos nada ocultan, no tienen voluntad de expresi6n; son por s{ mismos, enteramente, honestamente, sin restricciones. No tienen para atraer la atencién més que sus actitudes flsicas, algunas leves apelaciones ala vista, al olfao, a 4a imaginacién.” ¥ es asf como el poeta construye el puente entre la indiferente voluntad de expresién de las cosas, sus laberinticas apelaciones estéticas, y la emocién 0 el venero de las ‘emociones que él abre en los objetos y en sus apreciaciones de los objeto, siempre a través del lenguaje. Los poetas son los embajadores del mundo silencioso de las emociones. Van de un extreme al otro de ese puente que ahora ~imaginariamente- yo dibujo en el aire de esta noche con las palabras de mi sensacidn. Posiblemente ese trabajo silencioso del poeta esté avalado en ese ‘extraordinatio “no saber nada” de las percepciones, ni de la naturaleza de las cosas. Quizts haya un esbozo de verdad en todo esto: no sabemos nada de nada de esa intimidad que enlaza como un “escindalo de serpentina’, ls palabras alas cosas. Menos sabemos del momento en que se cumple esa expecie de precipitacién mitolégica que las fedine, Segin creo, la cienciay la poesia se aproximan en este oO {que ya escribimos sobre un objeto es el sujeto de una rectificacidn continua que no podemos soslayar salvo con la indiferencia de una muerte también continua, aunque el poema ‘es menos “perfectible” que la opinién de una ciencia. Y de aht quiero seltara un lugar de salvedades ls sensaciones y las investigaciones que hagamos de las cosas son las ant{podas del ppoema si no recurrimos a esa funcién poética del lenguaje donde mediante tn tour de force vamos a aleanzar eso que crefames inalcanzable en el poema: tomar la presa pot la sombra, imaginar dl misterioso alzado de su sentido, El filésofo Francois Wahl nos dice: “Creo que Francis Ponge, intentando describir un jabén, y esforadndose sin terminat jams de describirlo, dejando restos de vacio entre sus fragmentos, experimenta mas fuertemente la ausencia de lo que crefa que estaba all, En el caso de Yves Bonnefoy ~opina siempre Wahl-, su discurso se insala desde un principio en la ausencia. La verdadera ausencia es que las palabras jamds se cierran sobre ls cosas, pues como dice Heidegger, cuando las palabras aprehenden en una representacién de la cosa, hay otra representacién que escapa”. Escribir un poema es querellar con «se desafio de las cosas, con esa hu(da de las representaciones, pero la querella no se escapa del lenguaje y tiene sus limites en

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