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‘ontrafuegos WOU Pierre Bourdieu Contrafuegos Reflexiones par vir a la resistencia contra la invasién neoliberal Truduewin de Joaguis Jon mM EDITORIAL AN ‘hud lion ong Ein esr aa ane one ation o‘Liberdaonedanr iene pee etc ‘Masta soloing 948.Ds, 1948, Cyndi, Sie et Rb ac Yok Se te e000 + sap on 10 sees Dep Liga 8 SPer¢000| endl, SL, Conte, 9, 0804 Bartana ALLECTOR ‘Si me he decidido a reunir para su publicacién es- tos textos, en sui mayorfa inédilos, es porque tengo la sensacién de que los peligros contra los cuales han sido encendides los contrafuegos cuyos efectos que ‘fan perpetuar no son ni puntuales ni ocasionales, ¥ {ue estas reflexiones, si bien se hallan mis expuestas aque los escritos metédicamente controlados 2 las dis- cordancias relacionadas con ln diversidad de las cir- ‘cunstancias, pedrian, no obstante, proporcionar armas ftles a quienes se empenan en resistr al azote neoll- beral.! Siento escasa propensién a las intervenciones pro- feticas, siempre he desconfindo de las ocasiones en 1. Aum a seega de mulilicr spt de tone exe vin culadny le veri dele suacionen Re presente as ntet= ‘eacionesseecionadas por orden conolgico para hace es ev ‘ent el conteno hiro de desareciones que, ain reduce lin suseon dterinada, mse someen fs generale prolnsy wags de lo que se denomia s veces sflsaispitiam He atedide aquly allt unas mfnimsesuperencie bbloerdfeas par penta lector polongat le punentcion pops ‘que podia sentirme arrastrado, por la situactén o las solidaridades, air ms allé de los limites de mi compe- tencia. Por consiguiente, no me habria comprometido con tomas de posicién piblicas de no haber tenido, en ‘cada ocasion, el sentimiento, tl vez iusorio, de sentir- ‘me autorizado por una especie de rabialegiime, pare- cida a veces @ un vago sentimiento del deber. El ideal del intelectual colectivo, al que he intenta- do adecuarme siempre que podia coincidir con otras personas sobre algiin punto conereto, no siempre ba sido facil de cumplimentar! Y si he debido, para ser cficaz, comprometerme a veces en persona y ent nom bre propio, siempre lo he hecho con la esperanza, si no de desencadenar una movilizacién, o incluso uno 1, De mis intervensiones eclectias,especialimense en el seno dele Asociton de lexion surles ensegnemens supérieure ls recherche (ARESER), el Com international de soutien au ine lectus lpeens (CISA) yl FalamestoFternacional serito- con e eas he dsjado de deter), he conserva nk ene el arial publi en Lida con oto debe sar er etangere comme echbbolih (ola suerte de lo exanjros ‘amo plea de ogbe) con ls slorzacion de mis coauores is Ue (cn Pere Alain) invables (Chrisophe Daadouch, Mare: “Anioine Ley y Dante Loca) viimas dees ceasura eerie (manera eepontnes y baal por ls petlodstas responsable de ‘rtunaedenrsnedes reson fos poisons sempre s bisque: {hel capital simblco atid a terminas nombres propio, ‘ecoamigsdelos textos ados cn sips acon varie nerbres “no de fx obsess, y no a menor, pra le eonsteén de un Sntlecta!eolecvo- propenss a oer desapnecr ben dex pute de une negocacén ble, coma ene ease que Bos ocup, st ‘onal los nombres poco considos por sis. 8 de esos debates sin objeto nf sujeto que surgen peri6ai- ‘camente en el universo medistico, sf, por lo menes, de romper con la apariencia de unanimidad que cons yelloesencial de a fuerza simbélica del discurso domi- ‘ante, LA MANO I2QUIERDA ¥ LA MANO DERECHA DEL ESTADO! : Uno de los irimos muimeros de la revista que diri= ge estd dedicado al tema del sufrimiento? Contiene va- Flas conversaciones on personas a las que los medios no conceden la palabra: javenes de barrios marginales, pequerios agricultores, rabajadores sociales. Et director ‘de un colegio confictivo expresa, por ejemplo, su amar- ‘gura personal: en lugar de oewparse de la transmisién de ‘conacimientos, se ka convertido, en contra desu deseo, ‘en policta de una especie de copiisaria. ¢Cree que esos testimonios individuales y anecdévicos permiten enter der un malestarcoletivo? P.B: En la investigacion que emprendimos sobre cl sufrimienta social entrevistamos a muchas personas ue, como ese director de colegio, viven las contradic- ciones del mundo social, percibidas en forma de dra- ‘mas personales. Podria citar asimismo a cierto direc- 1, Brees on RP, Droit yT. Ferener,publenda en Le Mondeo 14 de enero de 192 2 sla sutrancs, Acti df wchirche sine sociales, Sa, diciembre de 191,106 ps. Bouriew tal, La sre dt mom se Be. du Sell Pans 1993. " tor de proyecto, eneargado de coordinar sus actvida- ddes en una zona diffell» del extrarradio de una peque- tha ciudad del norte de Francia. Se ha enfrentado a contradiceiones que rayan el limite més extremo de las {que experimentan actualmente todos los denominados strabajadores sociales»: ssistentes sociales, educado~ res, magistrados de base, asi como, cada vez més, ro- fesores y maestros, Constituyen lo que llamo la mano jnquierda del Estado, el conjunto de agentes de los mi- nisterios lamados dispendiosos, que son la huella, en ‘el seno del Estado, de las luchas sociales del pasado, Se enfrentan al Estado de la mano derecha, a los enar- ‘cas* del Ministerio de Haciends, los bancos pablicos 0 privados y los gabinetes ministerales, Muchos de los ‘movimientos sociales a los que ayudamos (y ayudare- ros) expresan Ja rebelién de la pequenta nobleza de Estado contra la gran nobleza de Estado.’ P: Camo explica esa exasperacisn, esas manifesta: ciones de desesperacion y esas rebliones? P.B: Creo que la mano izquierda del Bstado tiene la sensacion de que Ia mano derecha ya no sabe 0, peor ‘an, no quiere realmente saber lo que hace la mano {2- {quierda, En cualquier caso, ya no quiere pagar su cos- te. Una de las principales razones de la desesperacién de todas esas personas procede, en realidad, de que el + Antiguo alum de In ENA (cole nationale Esdminisea- vin) Bl mine hove referencia a qe sucen copa los rE mis recrenes de ls Adminstalon. (dl) 1. Véae el bro de P Bourdieu The State Nobile Schools inthe Fad of Power, Poy Press, Camride, 1996. 2 _—— “4 Estado se ha retirado, o esté a punto de hacerlo, de cierto niimero de sectores de la vida social que le co- rrespondian y de los que se responsabilizabe: la vivien- da social, la television y la radio piblias, la escuela po- blica, la sanidad pablica, etcetera, comportamiento adn mas sorprendente 0 escandaloso, por lo menos para al- gunos de ellos, dado que se trata de un Estado regido Porn gobiero socialista del que cabria esperar, por lo menos, que garancizara el servicio piblice como servir co abiertoy ofrecido a todos, sin distinciones...Lo que se describe como une ersis de lo politico, un antiparla- ‘mentarismo, es, en realidad, una desesperacion respec- tol Bstado como responseble de! interés pablic. ‘Que los socialistas no hayan sido tan socialistas ‘como pretendifan no desconcertara a nadie os tiempos son duros y el margen de maniobra escaso. Pero lo que puede sorprender es que havan podide contribuir tanto ‘al menoscabo de In cosa piblica: en primer lugar con los hechos, mediante toda clase de medidas o politicas (ime limitaré a citar los medios)tendentes a liquidar las conquistas del Estado del bienestar, pero también, ¥ {uizd sobre todo, en el disearso piiblico, mediante el clogio de Ia empresa privada (como si el espiritu em- presarial no tuviera otro terreno que I empresa) y el testimlo dal interés privado, Todo eso resulta bastante sorprendente, sobre todo, para aquellos a quienes se ‘manda a primera linea 2 fin de desempesiar las funcio- ‘nes Jamadas ssocialess y suplir las insuficiencias mis intolerables de la Idgiea del mercado sin davies los me dios para realizar realmente su misién. ¢Cémo no van 8 ‘sentirse constantemente engatiados 0 desautorizados? 13 Hubiera debido comprenderse desde hace tiempo ‘que su rebelién va mucho mas allé de los problemas salariales, por més que el salario pagado sea un indice inequtvoco del valor concedido al trabajo y a los traba~ jadores correspondientes. El desprecio hacia una fun- Cién queda patente por la rermuneracién mas 0 menos ridfeula que le es otorgada, Ps eCree que el margen de maniobra de los dirigentes politicos es tan reducido como dicen? P.B: Sin duda, es mucho menos reducido de lo que se pretende hacemos creer Y, ea cualquler caso, sigue siendo un terreno donde los gobemantes tienen mucho ‘campo de maniobra el de lo simbelico, La ejemplaridad {del comportamiento tendria que imponerse a todo el personal del Estado, sobre todo, cuando éste se enorgu- Tlece de una tradicion de entrega a los intereses de los mas necesitados. Ahora bien, cc6mo no dudar cuando se ‘ven no so los ejemplos de corrupcidn (a veces casi of- ciales, como las primas que reciben ciertos altos funcio- narios) o de traicin al servicio pablico (Ie palabra es, sin duda, demasiado fuerte: en realidad, pensaba en esos altos funcionarios que abandonan la Administraci6n por Ja empresa privada), sino todas las formas de desvis cin, para fines privades, de bienes, beneficios y servicios ‘ablicos: nepotismo, favortismo (nuestros dirigentes tienen muchos «amigos personales.) clientelismo? 1. Frans Mitorand, roan de a Repain entre 188 y 1998, era rwentemente sgl pr au eda missy ocho de ls persone oe smb para pesos garni tear om vit poi, og a renner alos proses ys. IY no me refiero a beneficios simbélicos! Es indu- dable que la ‘elevsién ha contribuido tanto como los sobornos ¢ la degradacién de la virtud cfviea. Ha con- vocado y empujado a las candilejas de Ia escena polit- cae intelectual a unos «Me viste?» preocupados, so- bre todo, por hacerse ver y hacerse valer, en total ccontradicein con los valores de oscura entrega al inte- 185 colectivo que caracterizaban a los funcionarios 0 los militantes, Es la misma preocupacién egoista de Ihacerse valer (muchas veces a costa de unos rivals) lo ‘ue explica que las declaraciomes efectistas' se havan cconvertido en una prctica tan comtin. Para muchos ‘inistros parece que una medida s6lo vale si puede ser anunciada y considerada realizada desde que ha sido notiieada, En sume, la gran corrupeién, cuyo descubrimiento escandeliza tanto porque revela el des- fase entre las vireudes profesadas y as prcticas reales, s6lo ¢s a culminacién de innumerables pequefias ade- bilidades» cotidianas, de Ia bisqueda de la promoctén personal, de la aceptacién apresurada de los privile- {los materiales o simbslicos, Ps Frente ala situacion que describe, ceudl es; en su ‘opinién, la eaccién del cludaderno? PLB: Hace poco lef un articulo de un escritor ale- smén sobre el antiguo Esgipte. Explica que, en una épo- ‘ea de crisis de confianza en el Estado y el bien pabl 1. Ale que. siglend elem de Jak Lang, reducen su 36 ‘an poltes algunos miners, ¥ que nornalmente se quedan en fo, en marae declares. 15 0, se velan florecer dos cosas: entre los dirigentes, la ‘corrupcién, correlativa con la decadencia del respeto hnacia la cosa piblica, y, entre los dominados, la reli slosidad personal, asociada a la desesperacién respec- to.a los remedios temporales, De Ia misma manera, actualmente se vive la sensacién de que el ciudadano, al sentrse rechazado al exterior del Estado (que, en el fondo, sélo le pide Ias contribuciones materiales obli- sgetorias y, sobre todo, no exige ninguna entrega, nin- jgin entusiasmo), rechaza al Estado y Io trata como tuna potencia extranjera ala que utiliza en favor de sus intereses. Ps Se ha referdo antes a la armplia libertad de que ‘goxan los gobemtantes en el terreno simbdtico, Este no concieme sinicamente a los comportamientos que ha puesto como ejemplo. Comprende también los discursos los ideales movilizadores. ¢De dénde procede, en ese ‘punto, la deficiencia actual? P. Bi: Se ha hablado mucho del silencio de los inte- Jectuales. Lo que me sorprende es el silencio de los po- Iitios. Carecen por completo de ideales movilizadores. ‘Sin duda, porque la profesionalizacién de la politica y las condiciones exigidas de quienes quieren hacer ca- rrera en los partidos excluyen cada vex més las perso- nalidades inspiradas. Sin duda, también porque la de- finicién de la actividad politica ha cambiado con la legada de un personal que ha estudiado en las escue- las (de ciencias politicas) que, para dar imprestén de setiedad o, simplemente, para evitar parecer grufién 0 anticuado, es mejor hablar de gestion que de autoges- 6 tién y lo mas convenlente, en cualquier caso, ¢5 asu- ‘mir las apariencias (es decir, el lenguaje) de la raciona- lidad econémica. Prisioneros del estricto economicismo corto de vis- ta de la vision del mundo del FM, que también hace (y hard) estragas en las relaciones Norte-Sur, todos ‘esos aprendices en materia de evonomfa omiten, evi- dentemente, ener en cuenta los costes reales, a corto yy sobre todo, a largo plazo, de la miseria material y moral que es la vinica consecuencia segura de la Real. polite econémicarente legitima: delineuencia, crimi- nalidad, alcoholismo, accidentes de tréfico, eteétera, ‘También en este caso la mano derecha, obsesionada por el problema de los equilibries financieros, ignore To que hace la mano izquierda, enfrentada a las conse ‘cuencias sociales, a menudo muy costosas, de las «eco- ‘nomias presupuestaris» Bi gBs que ya 10 son crebles los valores en que se fundaban los acts y las contribuciones det Estado? P.Bz Los primetos en escarnecerlos son muchas veces quienes deberian ser sus méximos guardianes. El Congreso de Rennes! y Is ley de arnnistia® han con- tribuido més al descrédito de los socialistas que diez aos de campafia antisocialista. ¥ un militate desen~ 1B] Congreso de Reanes fue oes de tees confit ote ioe crgetes de ls grandes eorints de Patio Soil, nel een Leute Fabiury Michel Rocard "Ley aplndaexpcialmente a ox muitares que mandabon el ‘ebro hanes de Arglia responses del romunsiamintocon- gobierno dl general De Galle gatiadov (en todos los sentidos de la palabra) hace més ddano que diez adversarios. Ast pues, diez aos de po- der socialista han traido como consecuencia la raina de la fe en el Estado y la culminacién del desmantela- 'miento del Estado providencia iniciada en los aos se- tenta en nombre de liberalismo, Pienso especialmente en Ia politica de la vivienda.” Tenfa como objetivo ma- nifiesto arrancar a Ja pequefia burguesia del hébitat colectivo (y, con ello, del «coleetivismos) y vincularla a Ja propiedad privada en su chaletito individual o si piso en régimen de propiedad horizontal. En cierto sentido, esta pottica ha triunfado del todo. Su culmi- nacin ilustra lo que decia hace un momento sobre los ‘costes sociales de determinadas economias. Ya que es, sin duda, la causa principal de la segregacin espacial Yc ello, de fx problemas de los wuburbies reser i Si se quiere definir wn ideal, sera, portant, el re- ‘orno al sentido del Estado, de la cosa piblion, Usted no ‘compari esta opinion general P.Bz eDe quién es la opinién de la opinién general? De las personas que escriben en Ia prensa, de los inte- lectuales que predican eque hay que redueir el Estado a la minima expresiéne y entierran precipitadamente lo pablico y el interés del pablico por lo pablico.. Bs- tamos ante un ejemplo tpico de ese ilusién de consen- so generalizado que, de entrada, deja fuera de discu- 1, Vaso P. Bouries eal, elcome de arson, Ate ita recherche ox cons soca, 182, marzo de 190. 18 sién tesis mas que discutibles, Convendria analizar et trabajo colectivo de les enuevos intelectuales», que ha creado un clima favorable al retraimiento del Estado y, mas ampliamente, a la sumisién a los valores de ia ‘economia, Pienso en lo que se ha Tamado «el retorno ‘del individualismo», que tiende a destruit los funda- mentos filosficos del Estado del bienestar yen expe- cial, el concepto de responsabilidad colectiva (en el Accidente laboral, la enfermedad 0 la miseria), una Conquista fundamental del pensamiento social (y so- ciolégico), El retorno al individuo es también lo que permite censurar a la evictima», nica responsable de ‘su desgracia, y predicarie que se ayude a s{ misma, todo ello so pretesto de la necesidad, incansablemente repetida, de disminuir las cargas empresariales. a reaceiéa de pénico retrospectivo que determiné la crisis del 68, revolucién simbélica que zarandeé a tadas los pequefios portadores de capital cultural, cred (con, a modo de esfuerzo, el hundimiento ~jinespera- o!~ de los regimenes de tipo sovitico) las condicio- nes favorables para la restauracf6n cultural al final de Ja cual la ideologia «ciencias politicas» sustituys @ ‘deologia Mao, El mundo intelectual es actualmente e! ‘escenario de una lucha que tiende a producir y a im- poner snuevos intelectuales» y, por tanto, una nueva ‘efiniclén del intelectual y su papel politico, una nue- va definicién de la flosoffay el filésofo, comprom do a partir de ahora en las vagas polémicas de una fix losofia politica carente de sutileza, de una ciencia social reducida a una politologia de velada electoral y ‘2 un comentario descuidado de sondeos tomerciles 19 sin método, Platén tenfa un términe magnifico para designar a esas personas, el de daxdsofe: este «técnico de la opinién que se cree sablos (tradzco el triple sen- Lido de Is palabra) plantea los problemas de la palitiea en términos idénticos a aquellos en que se los plantean Jos hombres de negocios, los politicos y los periodistas politicos (0 sea, hablando en plata, os que pueden pa- garse esos sondeos..) : Acaba de mencionar a Plan, ¢La actitud del so- ‘ciblogo se parece a la del filésofo? P.B: El socidlogo, al igual que el fitésofo, se en- frenta al doxosofo, al cuestionar las evidencias, sobre todo, las que se presentan en forma de preguntas, tan- to proplas como ajenas. Es lo que desconcierta profun- ‘damente al doxésofo, que considera un prejucio pol tico el hecho de rechazar la surnisiGn, profundamente politica, que implica Ia aceptacién inconsciente de los ‘picos, en la acepcién de Aristteles: conceptos o tess com los que se argumenta, pero sobre los que no se at- gumenta. P eNo tiende a situa, en cierto sentido, al socidlogo ‘1 una posicion de flésoforey, de nico que sabe dénde estén los auténticos problemas? P.B.: Lo que defiendo fundamentalmente es la po- sibilidad y la necesidad del intelectual cetico, y extico, en primer lugar, de la da intelectual que segregan los doxdsofos. No existe una auténtica demoeracta sin un futéntico contrapoder critico. El intelectual forma parte de len buena medida. Por eso considero que el 20 trabajo de demolicin del intelectual eritco, muerto vivo -Marx, Nietasche, Sartre, Foucault y unos cuantos més clasificados en bloque con la etiqueta de epensa- ‘miento 680-,' es tan peligroso como la demolicién de Ja cosa plies y se inscribe en la misma empresa glo- bal de restauraci6n. Preferira, evidentemente, que los intelectuales hu- bieran estado siempre a la altura de la inmensa res- ponsabilidad histérice que les incumbe y en todo mo- ‘mento hubjeran comprometido en sus actos no s6lo su autoridad moral, sino también su competencia intelec- tual, ale manera, por citar un efemplo, de Pierre Vi- dal-Naquet, ue invierte su dominio de! método hist6- rico en una critica de las utlizaciones abusivas de la historia? Dicho eso, ycitando a Karl Kraus, centre dos ‘males, me niego a elegir el menore, Aunque siento ‘escasa indulgencia por los intelectuales sirresponsa- bless, todavia me gustan menos aquellos responsables sintelectualese, poligrafos polimotfos, que hacen su puesta anual entre dos consejos de administracién, tres cécteles de prensa y unas cuantas apariciones en Ia televisi6n. n tal caso, equ papel desea para ls intelectua- les, especialmente et la construccién de Europa? P.B: Deseo que los escritores, que los artistas, los A6sofos y los cientificos puedan hacerse escuchar di- 1. Alsi lie de Le Fey Alain Renous da peste 68 Calimard, Fei, 1985. DP Vidal Naquet, Les Jf, le ambnote ele pret, La DE ouvert, Pr, tomo 198, om, 191 2 rectamente en todos los émbitos de la vida pablica donde son competentes. Creo que todo el mundo sal- dria ganando sila l6gica de la vida intelectual, Ia de le argumentaciéa y la refutacion, se extendiera a la vida pablice. Actualmente, es la Idgica de la politica, es de- cir, de Ia denuncia y la difamacién, de la weslogani- zaci6ne y la falsficacién del pensamiento del adver- sario, la que se extiende muy 2 menudo a la vida inte- Tectual. Seria bueno que los «creadoress pudieran ‘cumplir su funci6n de servicio pablico y, a veces, de salvacién publica. Pasar a la escala europea sélo es aleanzar un grado cde universalizacion superior, sefalar una etapa en el camino del Estado universal que, incluso en las cosas intelectuales, esta lejos de verse realizado. No se gana- ra gran cosa, en efecto, sie] eurocentrismo ocupata él Jugar de los nacionalismos heridos de las viejas nacio- nes imperiales, En el momento en que las grandes uto- pias de siglo xx han soltado toda su perversién, es ur- jgente crear las condiciones de un trabajo colectivo de econsiruccién de un universo de ideales realisas, ca- paces de movilizar las voluntades sin confundir las conciencias. Paris, diciembre de 1991 2 oo ‘SOLLERS TAL COMO ES! Sollers? se rauestra, por fin, tal como es, sin tapu 4Jos. Causa un ineélito placer spinozista que se des- ‘cubra Ia verdad, como por fuerza tenfa que ocurtir, gracias a la confesién que encierra un titulo ~*Balla- Gur tel quele [«Balladur tal como ess}, condensada con una densidad simbdlica tan elevada que cast resul- ta demasiado hermosa para creerla, de toda una trax yectoria: de Tel Quel a Balladur de la supuesta van- fuardia literaria (y politica) a la auténtica retaguardia politic. No es una cosa tan grave, dirdn los mas avisados, Jos que saben, y desde hace mucho tiempo, que lo que Sollers ha puesto a los pies del candidato-presidente? 1. Bee testo oparess en Latin ol 27 de enero de 195, ‘ome consecenia de a publiescion en Express a 1 de enero ‘201995 deuantelo de Plippe Sle lo Ballad te gol. 2 Philippe Soller, xritor hanes, fandsdor¥ deter dela evita Ta Onl “Y Edouard Bolledor foe candidno dl conserador Rassem- bement pou a Republique las elecions presences de 1995, ‘uando ern pesicente dl Consejo de Minkstes. 2B ‘e0 un gesto que no se realizaba desde los tiempos de Napoleén II no es literatura, y mucho menos van- ‘suardia, sino un simulacro de literatura y de vanguar- dia. Un simulacro bien hecho y capaz de engafiar a los verdaderos destinatarios de su discurso, todas aquellos alos que pretende halagar, en plan de cortesano cini- co, balladuristas y enarcas balladurdfiles, provistos de tun barniz de cultura ciencias politicas» que les per- mite disertar en tertulias radiofénicas y comidas de ‘embsjada, asf como a todas esos maestros del simula- cro que en un momento u otro se agruparon alrededor de Tel Quel y simularon ser escrtores, o fil6sofos, line Uistas, o las tres cosas, cuando, en realidad, no eran nada ni sabfan nada, cuando, en realidad, como en el chiste se sabian Ia tonada de la cultura, pero descono- clan su letra, cuando, en realidad, sélo sabfan imitar Jos gestos de los grandes escrtores, a pesar de lo cual Fhubo momentos en que hicieron reinar un verdadero terror en el mundo de las letras. Asi pues, en Ja medida fen gue consigue imponer au impostura, el tartufo sin ‘escripulos de la religidn del arte escarnece, humilla y pisotea, al ponerta a los pies del poder més bajo, cultur ral y politiamente -y podria decir policialmente-! ha- blando, toda la herencia de dos siglos de lucha por Ja autonomia del mierocosmas literario, y prostituye cconsigo a todos aquellos autores, a menudo heroicos, de los que se considera heredero en su puesto de criti 1. GhalesPasqu, minlsro del Itrior del Gobierno Baldr, zo pomulgar una ley expecialmenteincua pare hacer arte a problema dea omigrcion. 24 co literario de diarios y revistas semioficiales, por elemplo, Voltaire, Proust o Joyce.’ BB] culto de las transgresiones sin peligro, que redu ce al libertinaje a su dimension erética, lleva a hacer del cinismo una de las bellas artes. Instituir como regla dde vida el stodo vales posmodemo, y autorizarse a ju- ‘gar, simulténea o sucesivamente, en todos los tableros ‘es proporcionarse los medios de «tener todo sin pagar nada», permite eitcar la sociedad del espectéculo y ser tuna estrella de los medios, rendir culto a Sade y mos- ‘rar reverencia por Juan Pablo Il, hacer profesiones de fe revolucionaria y defender la ertografi, consagrar al ‘eseritory asesinar ala literatura (pienso en Femmes). ‘Quien se presenta y se vive como encarnacién de la libertad se ha dejado llevar siempre, igval que una hhoja a merced del viento, por las fuerzas del campo. Precedido y autorizada por todos los cambios de rum> bo de la era Mitterrand, que podria ser para la politica 1y mids precisamente, para el socialismo, lo que Sollers hha sido pars la literatura y, més precisamente, para la vanguardis, se ha dejado llevar por todas las iusiones y todas las desilusiones politicasy lterarias de nuestro tiempo, Y su trayectoria, que se piensa como algo ex- cepcional,) es, de hecho, estadisticamente modal. es |. Philippe Sols nena eslumna fj deers tara en Le Monde ex onocie ust de pagar ca a misma monet. 2 Philippe Solty es un gran adeador dels obras de Guy Debord pips amen eh od slae e eogamas eee vision 3 Philippe Solr x autor dwn bro lade hdr des ex ceptions. 25 decir, trivial, y, por esta razén, efemplifice la carrera del escritor sin atributos de una época de restauracién politica y literaria: es la encarnacion del tipo ideal de la historia individual y colectiva de toda una genera. cin de esritores ambiciosos, de todos aquellos que, por haber pasado en menos de treinta afios de los te- ‘rorismos maoistas 0 trotskistas a posiciones de poder en la banca, los seguros, la politica 0 el periodismo, ‘mostrarian hacia él la mds absoluta indulgencia, ‘Su originalidad -porque hay algo en lo que es origi- nal- radica en el hecho de que se ha convertido en el tebrico de las vitudes de la retractaciGn y la traicién, hhasta el punto de acusar de dogmaticos, anticusdes 6 incluso terroristas, por medio de una portentosa tergi- versaci6n destinada a justficarse a s{ mismo, a todos ‘aquellos que rehisan aceptar el nuevo estilo liberado y de wuelta de todo. Sus intervenciones pablicas, innu- ‘merables, son otras tantas exaltaciones de ia incons: tancia, 0, més exactamente, de la doble inconstancia, cortada como a la medida para reforzar Ia visién bur- uesa de las revueltas artistes, la cual, mediante una doble media vuelta, una doble media revolucién, leva de suevo al punto de partida, a las afanosas impacien- cias del joven burgués provinciano para el que Mau. Flac y Aragon escribieron prélogos. Paris, enero de 1995 26 | LA SUERTE DE LOS EXTRANJEROS COMO PIEDRA DE TOQUE’ problema del status que Francia concede os extranjeron no es un dean, Es nfs problemen 1c por desaca, se ha impuesto poco a poco come tn anda teense mead en Inlache poles, ‘Comvencide de que er fundamental obligar Jos diferentes candidates In presdeocia de ln Repub ca pronunciare claramente sobre cen esti, cl Groupe deramen des programmes cletorsix sles Eirangers en France (GEPEF)celze un experiencia cays rerlados merece ser comocios, Los candi tor cadiron el nterogatorio al ques intenié some tel, «exept de Robert Hue, a como de De 1, Ee eto, plead en Lion 3 de mayo de 155, senate Nn i cl Steen cel GEPEF (Grnpe Cosme der emma ‘sre cemges cn Pane seamed 195 te ‘cho canister cn prc sa fn ern con ‘Sr nu projec frre ance ocx oh Franca, priciest ali dle opie desta nique Voynet,’ que conviri esta cuestién en uno de Jos temas eentrales de su campana, en la que propug- 16 la derogacién de la ley Pasqua y la regularizacién del status de las personas no expulsables, y mostr6 preceupacion por garantizar los derechos de las mino- vias. Edouard Balladur envi6 una carta en la que expo- ria una serie de generalidades sin relacién alguna con nuestras veintisis preguntas. Jacques Chirac no con- testo a nuestra peticion de entrevista. Lionel Jospin de- lego en Martine Aubry y Jean-Christophe Cambaddlis, desgraciadamente muy poco informados como infor- madres acerca de las posiciones de su candidato. No es preciso ser un genio para descubriren sus si- Jencios y su discurso que no tienen gran cosa que opo- ner al discurso xenéfobo que, desde hace afos, porfia por transformer en odio las desdichas de la sociedad (paro, delincuencia, droga, etcétera), Quizé por falta de conviceiones, 0 por temor a perder votos expresén- dolas, han llegado hablar de ese falso problema, siempre presente y siempre ausente, sélo mediante estereotipos convencionales y sobreentendidos més o ‘menos vergonzantes, invocando, por ejemplo, Ia ese- guridad, la necesidad de wredueir al maximo las entra- dass 0 controlar la sinmigracién elandestinas (no sin recordar, aprovechando la oportunidad de pasar por progresistas, wel papel de los taficantes y los patronose que los explotan). |. Robon Hues seretario gener! dl Partido Comunista, Do- rinigue Vovaet a drgent de un de los pater eclops, c tualmente mins el Medio Ambience del gobiero Jospin 28 Ahora bien, todos los efleulos electoralistas. que la Iogica de un universo polftico-medistico fascinado por Jos sondeos no hace més que estimular, se basan en tuna serie de presupuestos sin fundamento, o sin més fundamento, en cualquier caso, que la Iégica mas pri- ‘itiva de la partcipacion magica, Is contarsinacién por contacto y la asociacién verbal. Un ejemplo entre mil: Zeémo se puede considerar winigrantess a perso- nas que no han wenigradov de ninguna parte y de las ue se dice, ademés, que son de wsegunda generacisn»? De la misma manera, una de las funciones principales del adjetivo xelandestingy, que la buena gente preocu- pada por una respetabilidad progresista asocia al tér- ‘mino slumigrantess, ¢no es la de crear una identifica- ciéa verbal y mental entre el paso clandestino de las fronteras par los hombres y el paso necesariamente fraudulento, y, por lo tanto, clandestino, de objetos probibidos (a uno y otro lado de la frontera), como las drogas o las armas? Confusién criminal que permite ‘considerara los hombres aludidos como criminales. Las politicos scaban por pensar que esas creencias son universalmente compartidas por sus electores. Su demagogia electoralista, como en el caso de Charles Pasqua, se basa, en efecto, en el postulado de que «la opinin piilicas es hostil ala sinmgracign, a los es tranjeros, a cuslquier clase de apertura de fronteras. Los veredictos de los «sondeadorese, verdaderos astré- logos modernes, y las conminaciones de los consejeros {que les aportan vin simulncro de competencia y convic- ‘idn, los obligan a dedicerse a «conguista ls votos de Le Pens, Pues bien, por limitarse a un tnico argumente, » ‘aunque bastante sblido, el propio resultado que ha obte- nido Le Pen, después de casi dos afios de ley Pasqua, de dliscurso y précticas centradas en la seguridad, leva a ‘deducir que cuanto mas se reducen los derechos de los ‘extranjeros, mas votes consigue el Frente Nacional (esta verifcacion es, evidentemente, un poco simplificadora, pero no més que la tesis, aducida a menudo, de que ‘cualquier medida tendente @ mejorar el status juridico de los extranjeros presentes en el teritori francés ten dria como efecto hacer erecer el resultado electoral de Le Pen), De lo que no cabe duéa, en cualquier caso, es de que antes de atribuir ala mera xenofobia el voto a vor del Frente Nacional, convendrfa preguntarse sobre ‘otros factores, como, por ejemplo, os casos de corrup- ign que han alterado el universo medistico-politico, ‘Una vez dicho esto, habria que reconsiderar la cues- ‘tn del status del extranjero en las democracias mo- ddernas, es decir a cuestién de las fronteras que pueden ser todavia legitimamente impuestas a los desplaza- ‘mientos humanos en universes que, como el nuestro, sacan tantos beneficios de todo tipo de la cireulacién de personas y bienes. Por lo menos, a corto plazo con- vendria evaluar, aunque solo fuera por la légiea de un interés bien entendido, ls costes para el pats de la poli- tica de seguridad asociada al nombre del sefior Pasqua costes provocados por la diseriminacién en y por los controles policiales, que sirve para crear o reforzar la sfractura socials, y por los dafos, que se generalizan, a los derechos fundamentales, costes para el prestigio de Francie y su particular tadicién de defensora de los derechos det hombre, eteétera, 30 La cuestién del status concedido a los extranjeros 5, sin duda, el crterio decisivo, la piedra de toque, que permite juzgar la capacidad de los candidatos para tomar partido, en todas sus opciones, contra Ia Francia mezquina, regresiva, ebsesionada por la segu- ridad, proteceionista, conservadora, xenéfoba, y a fa- vor de la Francia abierta, progresista, internacionalis- ta, universalisia. Por ese motivo Ia opcién de los electores.ciudadanos deberfa inclinarse por el candi dato que se comprometiera con mayor claridad a ope- rar la ruptura més radical y mas absoluta con la politi- cea actual de Francia en materia de «acogida» de los ‘extranjeros. Deberia ser Lionel Jospin... Pero cquerrs serlo? Paris, mayo de 1995 3 LOS ABUSOS DE PODER QUE SE VALEN DE LA RAZON O SE AMPARAN EN ELLA Ln} De los paises islémicos llega una pregunta muy profunda respecto al falso universalismo occidental, a lo que llamo el imperialismo de lo universal Francia hha sido la encarnacién por excelencia de ese imperia- lismo, que ha suscitado agut,en este pafs, un nacional- populismo asociado, en mi opinién, al nombre de Her- er, Si bien es verdad que cierto universalismo no es rs que un nacionalismo que invoca lo universal (los derechos del hombre, etcétera) para imponerse, resul- ta menos fil tachar de reaccionatia cualquier reac: ida integrista contra 41. Bl racionalismo clentificsta, cel de los modelos matemsticos que inspiran la politica del FMI o et Banco Mundial, el de las law firms, gran- des multinacionales juridicas que imponen las trai ciones del derecho estadounidense al planeta entero, el | Interencn con moi del dba orgs por Fal ‘mento Internacional de sertores en la Bera del Libro de rank: atl IS de cure de 1995, 2B. Bourdie, «Deox ipilizmes de lunivrsel en CF 14 T. Bishop (eds) Lamégue des Prana, £4 Fanos Boutin, Pat, 1982. pp. W955, 2 {de las teorfas de la acci6n racional, eteétera, ese racio- nalismo es simulténeamente la expresién y la justifica- cién de una arrogancia occidental que lleva a actuar ‘como si algunos hombres tuvieran el menopolio de la razén y pudleran constituirse, como se dice corriente- mente, en gendarmes del mundo, es decir, en poscedo- res autoproclamados del monopolio de la violencia le- sitima, capaces de poner la fuerza de las armas al servicio de Ia justicia universal. La violencia terrorista, ‘mediante el iracionalismo de la desesperacién en el que arraiga casi siempre, remite a la violencia inerte de los poderes que invocan la ra26n. La coercién eco: rémica se disfrnza muchas veces de razones juridicas El imperialismo se anpara en la leitimidad de ciertas {nstitueiones internacionales. Y mediante la hipocresia de las racionalizaciones destinadas 2 enmascarar esos dobles niveles de moral tiende a suscitar 0 jusificar en cl seno de los pueblos érabes, sudamericanos, africa- ros, una revuelta muy profunda contra Ia razéa que ro puede separarse de los abusos de poder que se va- Ten de la razén (econémica, cientifica, Ia que sea) 0 se ‘amparan en ella. Estos sntacionalismose son, en par- te, el producto de nuestro racionalismo, imperialist, invasor, conquistedor o mediocre, mezquino, defensi vo, regresivo y represivo, segin los lugares y los mo: rents. Defender a raz6n también es combatir contra Jos que ocultan bajo las apariencias de la razén sus busos de poder. o que se sirven de las armas de la ra- 26n para agentar 6 justificar un dominio arbitrario, Frankfurt, octubre de 1995 3 LA VOZ DEL FERROVIARIO' Interrogado después de la explosiéa ocurrida el ‘martes 17 de octubre en el segundo vagén del tren de la red de cercanfas de Paris que conducfa, un ferrovia rio que, segin los testigos, habia dirigido con una san are fria ejemplar la evacuacién de los pasajeros, previ- no contra la tentacién de culpabilizar a la comunidad argelina: son, se limit6 a decir, «personas como noso- Esta frase extraordinaria, verdad del pueblo sano», como decia Pascal, rompia de repente con las inter- venciones de todos los vulgares demagogos que, por inconseiencia o eélculo, se adaptan a la xenofobia 0 el racismo que atribuyen al pueblo cuando son los pri- ‘eros que contribuyen a erearlos, 0 se escudan en las supuestas expectativas de quienes son lamadas a ve- ces las agenies sencillass pata ofrecerles, pensando ‘que les complacerin, las simplistas ideas que les atri- buyen; 0 se apoyan en la saricin del mercado (y de los 1. Teno publleado en Alerter alrinnes, novembre de 1995, 4 anunciantes),encarnada por los indices de audiencia 0 los sondeos, y cinicamente identiicada con el veredic- to democratico de Ia gran mayoria, para imponer # t0- dos su vulgstidad y su mezquindad. sa frase singular demostré que es posible resistir- se a la violencia que se ejerce cotidianamente, con la ‘és absoluta buena conciencia, en la televsién, a ra- dio © los periddicos, asf como por medio de los auto- ‘matismos verbales, las imdgenes banalizadas y los lux saree comunes, sino también que es posible reistirse al efecto de habituscién que produce esa violencia al slaar, insensiblemente, en el conjunto de una pobla- ‘ei6n, el umbral de tolerancia al insulto v al desprecio racists, al rebajar les defensas criticas contra el pen= samiento prelégico y la confusién verbal (por ejemplo, entre islam e islamismo, entre musulman e islamista, fo entre islamista y extremista), al reforzar solapada- ‘mente todos los habitos de pensamlento y comporta- rmiento heredados de més de un siglo de colonizacién y de luchas coloniales. Habria que analizar aquf con todo detalle la grabacién cinematografica de algunos Flan on is poquehobuguesia Obamas exactaren- ten mismo en los Estadee Unidos, donde aisimos oe maliplicacon dees expleonprecarios al por fades tq heen tna lente a fade pao). Las Eine sia evadounidnees, somes ala amena- se'ddl dendo br sven oo una temble Ise lado que demesra ve fener empleo no sim portate nfcamene pore abajo ye alarlo que Frovut, sno por ln segudad que garantza), En to elon pes proprio de tbsjdoes oncom temporal gumentsenrelsenal mere de abs Uber Ron Ln peered bora» laRexblzacion proved la peri de le escxse vera (a enodo TEhfcade de prlegis de ericos) que podian com- fear lon prc salar, como el empl estab, as Frestacions santas yo garantie bloc. La Prater, por su pate, provcs In pai de ls "pats closinae. Por cemploen el as de Fran 33 cia las tres cuartas partes de los trabajadores contrata- os por primera vez lo son a titulo temporal, y s6lo luna cuarta parte de ellos se convertiré en trabajadores fijos. Evidentemente, los nuevos contratados tienden 4 ser jévenes, lo que hace que en Francia la insegue sidad laboral afecte especialmente a la juventud =ya lo verifigué en mi libro Le mise du monde, y oct ‘re lo mismo en Gran Bretana, donde el desamparo ju- venil alcanza cotas méximas, con consecuencias como Jn delincuencia y otros fenémenos extremadamente ‘Allo que se aad, actualmente, In destruccion de Jas bases econémicas y sociales de las conguistas cul- turales més excepcionales de la humanidad, La auto noma de los universos de produccién cultural respec- tol mercado, que no habia cesado de erecer gracias & las luchas y los sacrificios de eseritores, artistas y cien- Uifcos, esté cada vez més amenazada. Bl reinado del scomercios y lo «comercial» se impone de modo gene- ralizado en la literatura, en especial mediante la con- ccentracion editorial, cada ver més directamente some- tida a las presiones del beneficio inmediato, en la critica lterara y artista, en manos de los mas oportu- nistas lacayos de los editores-o de sus colegas, median: te el extendido habito de epagar con la misma mone- dav, y, sobre todo, en el cine (podemos preguntatnos ‘qué quedaré, dentro de diez aioe, del cine experimen tal europeo si no se hace nada para ofrecer a los pro- ‘ductores de vanguardia medios de produccién y, quiz ‘an més importante, de difusién). 2Y qué decit de las ciencias sociales, condenadas a satsfacer los encargos 54 ne ae bien la globalizacién es, fundamentalmente, ES ere fe ea rata ieee ae seete mn craee nectar Coed oer ‘campo en el que pet ea So eee ena rere lorena gee tarrd senna eerie meena nt eee tatters ie tan de esa nece- Signe Sted y que trots de elon es el Estado nacional ——- nnn en meme Se er ee a 55 cia de un pequento némero de naciones dominantes sobre el conjunto de los mercados financieros naciona~ les, De abf resulta una redefinicion parcial de la divie sién del trabajo internacional de Ia que los trabajado- res europeos sufren las conseeuencias, por ejemplo, mediante la transferencia de capitales ¢ industrias ha cia los pafses con mano de obra barata, Este mercado del capital internacional tiende a reducir la autonomia de los mercados del capital nacional y, en especial, a impedir la manipulacién por los Estados nacionales de Jas tasas de cambio y los tipos de interés, cada vez mis determinados por un poder concentrado en manos de tun pequetio ndmero de paises. Los poderes nacionales festn sometidos al peligro de ataques especulativos por parte de agentes dotadot de fondos masivos que pueden provocar una devaluacién; evidentemente, los gobiernos de izquierda estén amenazados de manera especial porque suscitan la suspicacia de los mereados financieros (un gobierno de derechas que practique tuna politica poco acorde con los idesles del FMI come ‘menos peligro que un gobierno de izquierdas, incluso si éste realiza una politica conforme con los ideales del FMD, La estructura del campo mundial ejerce una presién estructural lo que confiere a esos mecanistios tuna apariencia de fatalidad. La politica de un Estado ‘conereto esté determinada, en gran medids, por su po: sicfOn en la estructura de la distribucién del capital f rnanciero (que define la estructura del campo econtmi- co mundial), En presencia de esos mecanismos, équé eabe ha- cet? Convendrfa reflexionar, en primer lugar, sobre los 56 ites mls qu acept a tora condi. La (is coonomica no contrpla, en la evaluaion de Teeter de une pois, lo ques Iman os costes TEES Ror jmp la poles dea wend gue de {ihe hasta suing en 1970 sponta a taro plazo Son oe sce ge is censan eTo eye gue,» excepeton de lo scilozs, coun se Cea Sime ao desput, de esa medica? Quien ‘Sacorarta em 190 un tumulto en un bari pei Sd Lyon con una decistn poca de 19702 Los TEfhcnes queden Impunes prgue qoedan oltados Sere uo que toes iar fuersas sociales eens Fasano incorporacon a los cies exon sare flo cones socales de las ecnoneseconém- eu costar esa largo plzo en desplaros, Sttemon enfermedades, suis, alebolmo, etbumo de dcop, vilenta fama, etter, cosas eae Ts gue carton ey cor en dinero, pero am Sidnen imino? Cre gue, aungue eso putts p= Pea iy cinco, e precio combat I economia do- ‘Snante cont propie mas yeecordar que, et It Teden de nerds bien entendio, In polica exit ree aontmicn noes por fran economic, dade ‘Reson en nsegurdad de ls personas y le bines cro tant, en pola, eters. Mas exacamente aoe poner en eueston de modo rade le vision edt quel indivi foo, tanto la prod Sige com fa Justin In sanidad ano Hos costes Cotton benefosy Que olvida que a eficai, dla Sar foce una defncon meaguina y aba, al {Rojec eitamente con la rentabilén finance 37 +3, depende, sin duda, de los fines con los que se la ‘mide: la rentabilidad financiera para los accionistas y Jos inversionistas, como abora, o la satisfaccién de los clientes y los usuarios, 0, mas ampliamente, la satis. faccién y el bienestar de los productores, los const~ midores y, asi, paso a paso, de la gran mayoria, A esa economia mezquina y miope hay que oponer una eco- nnomia de a felicidad, que tomaria buena nota de todos los beneficios, individuales y colectives, materiales y simbolicos, asociades a la actividad (como la seme dad), ast como de todos los costes, materiales sim bélicos, asociados a la inactividad o a la precariedad (por ejemplo, el consumo de medicamentos: Francia Ostenta el récord del consumo de tranguilizantes). No se puede bromear con la ley de la conservacién de a violencia: toda violencia se page y, por ejemplo, la violencia estructural que ejercen los mercados finane Cieros, en forma de despidos, precariedad laboral, teétera, tiene su contrapartida, més pronto o més tarde, en forma de suicidios, delincuencia, crimenes, droga, alcoholismo y pequefias o grandes violencias cotidianas, En la situacién actual, las luchas crfticas de los in- telectuales, los sindicatos, las asociaciones, tienen que dirigtse prioritariamente contra la debilitacién del Es. {ado. Los Estados nacionales estén minados desde fue- "a por las fuerzas financieras,y desde dentro por todos aquellos que se convierten en cémplices de estas tti- ‘mas, es decir, los financieros, los altos funcionarios de las finanzas, eteétera. Pienso que los dominados estén interesados en defender el Estado, en especial en su 38 > aspeco social Est defen det Eta nos iapira eningén nacionalismo, Se puede luchar contra el Es- tadonaconal, pero no hay oe de) por ello de dele. ders coe veniam pueden scr desempenadas con efiacia ipa, por no Sccir may, por un estado supranacioal I no st Qhiee que ra el Bundesankel ue goblee, por me diode In cans deters, ns poles nanteras de tos diferentes Estados, go conn lnchara favor de Ia eonstrucln de un Estado spracaclonl lava tents atom en slastn cone esa econ Cas ineraconales yas fuerza olen nacinaes¥ Capaz de desaolls dimersfones soles de It Imttalones europess? For gop, eds ge Mende agrantar In econ de terpo de abe fo stl adqunian todo su sentido fran toradaa per una insttucidn europea y apie a conjunto de "Donde an pun de vita histo, el sto ha sido ‘ura fora de rcionaiacén, pero que #0 ha Duct al serio dens ferns doriante Pare Ti, no basta con rebelarse conte lon teenderatas de Brass, Convendia invent un nuevo interacions lism, por lo mene aa eral reponal europe, que tires unm alenaivn ala regreson neon, Ge goaia in cri anenaza miso meno fos Tos ples euopecs, Se rataca de constr un Inst ‘tuones apace de conor Is fra Jel te te financier, de Intodice oe alemanes dlsponen de una palabra magni sa Rerectonserbo, une prohibition de rerein cn tes de congas 90 39 ciales a escala europea, Para ello, es absolutamente in- dispensable que las instituciones sindicales interven- gan a ese nivel supraracional, posque es ahi donde se ejerven las fuerzas contra las que luchan, Ast pues, es preciso intentar la creacién de las bases organizativas {de un auténtico internacionslisme erftco capaz de en- frentarse realmente al neoliberalismo. Ultimo punto. ¢Por qué os intelectuales son tan ambiguos en esos temas? No pretendo enumerar -se- ia demasiado largo y demasiado cruel~ todas les for- ‘mas de dimisi6n 0, peor at, de colaboracién. Evocaré ‘inicamente los debates de los filésofos llamados mo- demos o posmodernos, que, cuando no se contentan con dejar haces, ocupados como estén en sus juegos ‘escolésticos, se encierran en una defensa verbal de la raz6n y el didlogo racional o, peor ain, proponen una variante llamada posmoderna, en realidad «radical chics, de la ideologia del erepisculo de las ideologies, con Ia condena de las grandes epopeyas 0 la demunci nihilista de la cienci, En realidad, la fuerza de la ideologia neoliberal es- ttiba en que se basa en una especie de neodarwinismo social son vlos mejores y los més brillantess, como se dice en Harvard, los que triunfan (Becker, premio No- bel de Economia, ha desarrolado In idea de que el dar- winismo es el fundamento de la aptitud para el eseulo racional que airibuye @ los agentes econémicos), De- «rs de la vision mundialista de Ia internacional de los dominadores hay una filosofa de la competencia se- «in Ja cual jos mas competentes son los que gobiernan ¥ylos que tienen trabajo, lo que implica que qulenes no 0 tienen no von compte. Btn ot wie vos teers este a cera, To qi yo tn anoles de Estado, e dec as personas qu nun todos lo bute deunenblee omelet medial del em oy shen su ured le ecacion, 0 ae, segin Cl ntlgect, coed come sn don vino Cuando saberoe us, en resis, eh separa por toda la scied y las desiguandes de tele ton desiguldaes soils, LaSdesogladeI compe trnola os uy adesinda ps utc un opsctn gu space un poo an de low amy ls exavos for un ad, nes Cadadanon al lento yor sien ue fone cascades y actividades mu povs comes crernordnaramente bien peach, que pueden eer Jaton (cuando oe demas sonideransortunados ice lige pttono), que pueden conseguir sti Siones muy ceadas en nercado labora interac fal que asin sobrecargado de abso, hombres + Ineo he ido an esto tice my rene sobre eas deameurads pars deen qu Te See eens {Geos socnnntna que no coup ur hs Seer eres erererrernerTEaTE eee rene enerTTEET alpare Pereeeereeeeeaee siempre una isdien de sie pillegior lot Spares eseesenetresereseeerretieeTinTE Get hoco do gues une privgidoe. a ote tia figure acacia on econo desta soon Ge seopoch, svdetemente, pore ominates 6 les interesa hacerlo-, pero también por los demés.! En la miseria de los excluidos de! trabajo, en la mise- ria de los parados de larga duracién, hay algo més que fen el pasado. La ideologia anglosajona, siempre un ‘poco predicadora, diferenciaba a los pobres inmorales de los deserving poor -los pobres que hacian méritos por salir de la pobreza-, los dnicos dignos de la cari- dad. A esa justificacién ética se ha sumado, o Ia ha sustituido, otra de tipo intelectual. Los pobres no son sélo inmoraes, alcohélicos, corrompidas, sino que son también estipidos, carecen de inteligencia, En el sufi- ‘miento social interviene en gran medida la miseria de la relacion con la escuela, que no se limita a Forjar los Aestinos sociales, sino también la imagen que las per- ssonas se hacen de ese destino (lo que, sin duda, contri- buye a explicar la Tlamada pasividad de los dominados, la dificultad de movilizarlos, eteétera). Platén tenia una visién del mundo social que se parece a la de ‘nuestros tecndcratas: primero los filésofos, los guat~ dianes, y después el pueblo. Esa flosofia se inscribe, cde manera implicita, en el sistema escolar, Muy pode- rosa, est profundamente interiorizada. ;Por qué se ha pasado del intelectual comprometide al intelectual ‘desentendidos? En parte, porque los intelectuales son Adepositarios del capital cultural y, aunque sean do- ‘minados respecto a los dominantes, forman parte de {stos, He agut una de las razones de su ambivalencia y su tibio compromiso en las luchas. Participan confusa 1. VeaseF.Bourtiey, Le racsme de Moteligences et Ques ‘ions de sccioogi, Bd de Mini Pat, 180, pp. 254268 62 mente de la ideologia de la competencia. Cuando se re- boelan, sigue siendo, como en 1933 en Alemania, por- ue consideran que no reciben todo lo que se merecen dada su competencia, garantizada por sus diplomas. Atenas, octubre de 1996 LO QUE PIENSA TIETMBYER! [No me gustaria haber venido hasta aqui para epor- tar un eontibulon poramence evica La ropore de los vinculos de integracion social que se pide a la cul tra que repare es consecuencia directa de una polti- «a econémica. Y se espera a menudo de ls socidlogos ‘que arreglen los platos rotos por Jos econamisias. Asi pues, en lugar de limitarme a proponer lo que se llama en los hospitales curas paliativas, intentaré plantear la uit del contrbucin del mica a i enferme- ‘odria ccurrir, en efecto, que, en buena parte, as senfermedadeso sociales que deploramos fueran cau sadas por la medicina, a menudo brutal, que se aplica a quienes se pretende curar, Por eso, después de leer en el avin que me llevaba de Atenas @ Zurich una entrevista con el presidente del ‘Bundesbank, al que se presenta como el «sumo sacer= ‘ decir, sus capitales, no son compatibles com las con. ‘uistas sociales de los trabajadores, y de que esas con- quistas econémicas deben, evidentemente, er protegi- das a cualquier precio, aunque ello implique reducit las escasas conguistas econémicas y sociales de la gran ‘mayoria de los ciudadanos de la Europe futwra, los rismos que en diciembre de 1995, durante las huel- 4585, fueron lamades rzos, privilegiadas, una y otra vez, El seflor Hans Tietmeyer esté convencido de que Jas conquistas sociales de los inversionistas ~es deci sus conquistas econdmicss- no sobrevivirfan a una perpetuation de los sistemas de proteccisn social. Ast ‘ues, se trata de sistemas que hay que reformar urgen- temente, porque las conguistas econémicas de los in- versionistas no pueden esperar ¥, para demostrar que ro exagero,sigo leyendo al sefor Hans Tietmeyer, pen- sador de altos vuelos, que se sitia en la gran tradicién de la filosofia idealista elemane:«[.. Bs preciso, pues, ‘controlar los presupuestos piiblices, bajar las tasas y los impuestos hasta que sleaneen un nivel soportable a largo plazo, reformer los sistemas de proteccidn so- cial, desmantelar las rigideces que pesan sobre los mercados de trabsjo, porque s6lo se lograré entrar en tuna nueva fase de crecimiento si hacemos un esfuer- zon -el shacemosn es magnifico por flexibilizar los mercados de trabajo.» Ya ests, El sefior Hans Tietme- yer ha llegado a donde queria llegar, y, en la gran tredi- cién del idealismo alemén, nos offece un magnifico 6 ‘ejemplo de la retérica eufemistica que hoy dis es de ‘uso comin en los mereados financieros: el euferismo es Indispensable para suscitar una confianza duredera por parte de os inversionistas ~que, como debe de ha- ber quedado claro, es el alfa y la omega de todo el sis- tema econémico, el fundamento y e! objetivo ditimo, ‘el télos, dela Europa del futuro-, pero evitandlo cuida- dosamente provocar la desconfianza oa ira de los tra- bajadores, con los que, pese a todo, hay que contar si se quiere lograr entrar en esa nueva fase de crecimien- to gue se les ofrece como sefiuelo, pues son los que hhan de realizar el esfuerzo indispensable para conse- fguirlo. Y es que, pese a todo, sigue esperindose de ‘ellos ese esfuerzo, aunque el sefior Hans Tietmeyer, de- cididamente convertide en maestro del eufemismo, liga; «[..] desmantelar las rigideces que pesan sobre Jos mercados de trabajo, porque sélo se lograré entrar fen una nueva fase de crecimiento si hacemos un es- fuerzo por flexiblizar los mercados de trabajo.» Es- pléndido ejercicio retérico, que podria traducirse ast jAnimo, trabajadores! |Hagamos entre todos el esfuer- ‘20 de Fexibilizacién que seos pide! En lugar de hacevle, imperturbable, una pregunta sobre la paridad exterior del euro y sus telaciones con cl délar y el yen, el periodista de Le Monde, preocupa- do asimismo por no desanimar a los Inversionistas, fgue leen su periédico y son excelentes anunciantes, Ihubiera podido preguntare al efor Hans Tetmeyer el sentido que da a las expresiones clave de la lengua de Tos inversionistas:rgideces de los mercadas de trabajo ¥ flexibiizacién de los mercados de trabajo. Sits trabaja- o dores leyeran un perisdico tan indiscutiblemente serio como Le Monde, entendetian al punto lo que hay que entender: trabajo nocturno, trabajo durante los fines de semana, horarios irregulares, ms presién, més es- lués, ettera. Como puede verse, esobre los mercados de trabajo» funciona como una especie de adjtivo atributivo susceptible de unirse a cierto nimero de pa- labras, y podria tenerse la tentacién, para medir la fle xibilidad del lenguaje del sefor Hans Tietmeyer, de ha blar, por ejemplo, de sflexibilizacién de los mercados Financieross o de srigideces que pesan sobre los mer cades financieross. Lo insélito que nos resultaria oft ‘semejantes expresiones en boca del sefior Hans Tet- meyer induce a suponer que nunca ha pasedo por su ‘mente la idea de edesmantelar ls rigideces que pesen sobte los mercados financieross 0 shacer un esfuerzo por flexbilizar los mercadas Financierose, Lo que per ‘ite pensar que, contrartamente a la que puede hacer creer el plural esi hacemos un esfuerzo~ del sefor Hans Tietmeyer, ese esfuerzo de flexibilizacién se pide los trabajadores, y sélo a ellos, y que slo a ellos, también, se dirige la amenaza, proxima al chantaje, ‘implicta en la frase: xf... porque s6lo se logrars en: War en una nueva fase de crecimiento si hacemos un esfuerzo por flexbilizar los mercados de trabajo.» En tras palabras: abandonad ahora yuesiras congu las sociales, para evitar que los inversionistas pier don la confianza, en nombre del futuro crecimien- to que eso nos aportard. Una légica muy conocida por los trabajadores implicados, que, para resumit Ia po- ltiea de patticipacin que les oftecia en otras épocas 8 T el gaulismo, decian: «Ti me das tu reloj ¥ ¥0 te doy Inhora» Releo por tltima vez, después de este comentario, las declaraciones del sefor Hans Tletmeyer: «El reto actual consiste en crear las condiciones que favorez- can un crecimiento sostenide y la confianza de los in- versionistas. Es preciso, pues» -obsérvese el spuesi-. controlar los presuptestos piblices, bajar la tasas y los impuestos hasta que alcancen un nivel soporable a largo plazo, reformar los sistemas de proteccién so- cial, desmantelar las rigideces que pesan sobre los meteados de trabajo, porgue sélo se lograré entrar en luna nueva fase de crecimiento si hacemos un esfuerz0 por lesbilizar los mereados de trabajo.» Que un texto tan extraordinario se hallara expuesto a pasar inadver- tido y a conocer el efimero destino de los textos que publican a diario los periédices. se debe a que estaba perfectamente sjustado al sharizonte de expectativas de la gran mayoria de los lectores de prensa, es deci sumidos en el temor o los develvan sin mirarmientos al pats del que habian ude, v que poda ser Argelia, Parts, enero de 1998 135, EL NEOLIBERALISMO, UTOPIA (EN VIAS DE REALIZACION) DE UNA EXPLOTACION TLIMITADA. ¢F1 modelo econémico es realmente, como pretende «1 discurso dominante, un orden puro y perfecto, que desartolla de modo implacable la Iégica de sus conse- ccuencias previsibles y esté dispuesto a reprimir todas las carencias mediante las sanciones que inflige, sea de ‘manera automética, sea, mis excepcionalmente, me- diante la intervencién de su bravo armado, el FME ola OCDE, y las polticas désticas que imponen, disminu- cidn del coste de mano de obra, reduccin de los gastos pablicos y flexibiizacisn de] trabajo? 2Y si so fuera, ‘en realidad, la puesta en préctica de una utopia, el neo” liberalismo, convertida de ese modo en programa polit 0, pero una utopfa que, con Ta ayuda de Ia teora eco: ‘némica en la que se ampare, llega 2 pensatse como la descripeién cientfica de io real? sia teorfatutelar es una pura ficcién matemétics, based, desde su origen, en una formidable abstraccién (que no se reduce, como pretendlen creer los economis- ‘as que defienden el derecho a la inevitable abstraccién, al efecto, constitutive de cualquier proyecto cientifico, de la construccién de un objeto como aprehensién de 136 nd beradamente selectiva cle Jo real): la misma que, en nombre de tna concepcién tan mezquina como estricta de la racionalidad identificada con la racionalidad indi- vidual, consiste en dejar en suspenso les condiciones econémicas y sociales de los dispositivos racionales ( en especial, de la disposicion caleuladora aplicada a las cosas econémicas que estd en el fundamento de Ia vi= sién neoliberal) y de las estructuras econémicas y socia- Jes que son la condicion de su elercico, o, mas exacta- ‘mente, de la produccién y la reproduccién de esas disposiciones y esas estructuras. Basta con pensar, para dar una idea de la omision, en el sistema dela enseaan- 2a, que Jamas es tomado en consideracién como tal en tuna época en que desempena un papel decisivo, tanto cen la produccién de bienes y servicios como en la pro- duccién de productores. De esta especie de pecado ori- ginal, inserito en el mito walrasiano dela eteoria pura, se desprenden todas las earencias y todos los incumpli- rientos de la disciplina econémica, y la fatal obstina- cign con que se sferra a la oposiciéa arbitraria que hace exist, por su mera existencia, entre Ia légies propia- ‘mente econémica, basada en la concurrencia v portado- de eficacia,y la Iégiea social, sometida ala regia dela ‘equided. Una vez dicho esto, esa steorias,originariamente de- socializada y desbistorizada, tiene, hoy més que nuncs, los medios para leger a ser verdedera, empiricamente verificable. En efecto, el discurso neoliberal no e¢ un diseurso como los dems. Ala manera del discurso psi- ‘uidtrico en el manicomio, segin Erving Goffman, es tun ediscurso fuerte, fuerte y dificil de combatir, porque 137 ‘cuenta a su favor com todas las fuerzas de un mundo de relaciones de fuerza que contribuye a que sea tal cual es, especialmente orientando las opciones econémicas e los que dominan las relaciones econémicas y afia- iendo asi su fuerza propia, tipicamente simbélica, a ‘esas relaciones de fuerza.’ En nombre de ese programa ientfico de conocimiento, convertido en programa po- litico de accién, se realizé un inmenso trabajo politico {negado, ya que, al parecer, es puramente negativo) ten- dente a crear las condiciones de realizacién y funcio- namiento de la steoria»; un programa de destruccion ‘metédica de tos colectivas (la economia neoclasica s6lo queria saber de los individuos, ya se tratara de empre- 85, sindicatos 0 Familias), El movimiento, faclitado por la politica de desorden financiero, hacia la utopfa neoliberal de un mercado puro y perfecto, se realiz6 mediante la accién transfor- rmadora y, es imprescindible decir, destructors de to- das las medidas politicas (la mas reciente de las cuales es el AMI, Acuerdo Multilateral sobre Ia InversiGn, des- tinado a proteger a las empresas extranjeras y a sus versiones contra los Estados naclonales), y que se pro- pone cuestionar todas las estructwas colectivas capaces de obstaculizar la ldgica del mercado puro: nacién, cuyo margen de mantobra no deja de disminuir, grupos de ‘abajo, con, por ejemplo, la individualizacin de los s3- larios y las carreras en funcién de las competencias in- dividusles y la atomizacia de los trabajadores que de 1. E Goffman, Aes. Eee sure covtion social de ale deste, Ea de Mibu Pais, 198, 1a : | | ahi resulta; colectivos de defensa de los derechos de los ‘rabsladores, sindicatos, asociaciones, cooperaivas;fa- ‘mia incluso, que, mediante la constitucién de merca- dos por categorias de edad, pierde una parte de su con- ‘ol sobre el consumo. Al extra su fuerza social de la fuerza politicoeconémica de aquellos cuyos intereses express, accionistas, operadores financiers, industia- les, politicos conservadores 0 socialdemécratas conver- tides a los abandonos tranquilizadores del laisserfaire, altos funcionarios de las finanzas, que pueden empeci- narse en imponer una polftca que predique su propia desapariclon porgue, a diferencia de los euadros de las ‘empresas, no corren el menor riesgo de pagar eventual- ‘mente sus consecuencias, el programa neoliberal tiende slobalmente a ensanchar Ia brecha entre la economia y las realidades sociales y a construir ast, en realidad, un sistema econémico conforme a la descripcién teérica, cs decir, una especie de técnica légica, que se presenta como una cadena de consirefimientos que arrastra a ls agentes econémicos. ‘La mundializacién de los mereados financeros, uni- da al proceso de las téenieas de informacién, asegura ‘una moviidad sin precedentes de los capitales y da a los inversores (o aecionistas) preocupados por sus intereses inmediatos, es deci, por la rentabilidad a cor plazo de sus inversiones, la posibiliénd de comparar en todo ‘momento Ja rentabilidad de las mayores empresas y ‘sancionar, por consiguiente, los fracasos relativos. Las propias empresas, colocadas bajo esa amenaza perma nent, tienen que ajustarse de manera cada vez mast pda alas exigencias de los mercados, so pena de «per- 139 der, como se dice, Ia econfianza de los mercadoss, y con ello el apoyo de los accionistas que, preocupados por conseguir una rentabilidad a corto plazo, son cada vez més capaces de imponer su voluntad a los mana- 4gers, de fjarles unas normas, mediante las direcciones Financiers, y orientar sus polticas en materia de con- tratacién, empleo y salario. Asi se instaura el reinado absoluto de la fexibilidad, con la contratacién por obra © interna y la constante repeticién de eplanes de sanea- ‘mientoe, asf como con la instauracién, en el sen mi mo de la empresa, de la concurrencia entre Filales aut6- rnomas, entre equipos obligados a la polivalencia, y, Finalmente, entre individuos, a través de la individuali- zucién de la relacién salarial establecimiento de objet Tes de evaluacién; aumentos individualizados de los slarios 0 concesién de primas en funcién de la compe: tencia y ef mérito individuales; carreras individualiza das; estrategias de sresponsabilizacion» que tenden a asegurar [a autoexplotacién de determinados mandos Intermedios que, simples asslariados bajo fuerte depen- dencia jerérquica, son considerados, al mismo tiempo, responsables de sus ventas, sus productos, su sucurs su almacén, etostra, como si fueran sindependientess; exigencia del sautocontrols, que amplis la «implica: ign» de los asalariade, de acuerdo con las téenicas del management partiipativos, mucho més allé de lo que se exigiria de los mandos intermedios, Teds estas tée- nicas de sujecién racional, que imponen la superimpli- ‘eacién en el trabajo, y no sélo de quienes tienen puestos de responsabilidad, as{ como el trabajo sin respiro, con- 140 tribuyen a abolir las referencias y las solidatidades co- lectivas.! 1a insttucion préctica de un mundo darwiniano que descubre las motivaciones de la adhesion al abajo Va Ja empresa en la inseguridad, el surimiento y el esrés? no podria, sin duds, haber triunfado de manera tan completa de no haber encontrado la complicidad de los dbitos precarizados que produce i inseguridad v no ha- Der dispuesto de la exstencia, a todos los niveles de Ia je- zarquia, sin excluir los mas elevados, especialmente en- Ure los mandos intermedios, de un ejéito de reser de ‘mano de obra domada porta precarisacin y por la ame- hava permanente del paro. El fundamento altima de todo ese orden econémica situada bajo la invocacién de Ja libertad de los indiiduos es, en efecto, la violencia es- ‘ractural del par, Ia precariedad y el miedo que inspira Ja amenaza del espido: la condicisn del funcionamiento ‘sarmonioso+ del modelo microzcenémico individualist ye! principio de In «motivacin» individual para el 03a bajo resden, en titimo término, en un fenémeno de ma- sas, Ja exstencia de un ejéreto de reserva de parados, [jercito que, por otra parte, nolo es, ya que el paro isla, atomiza, individualiza, desmoviliza ¢ insolidarizn. 1. Gabe conta, sbee td eo ls dos nimeror de Actes de lu crc en scece soils deta so =Nouele foes de Aomieation den etre (U9 2) 11, septene de 1986, 115 Allembre de 1956, a especialneote, aa iateducen de Ga. Ile Balan y Mish lou Creed an oe dv pol ps Dejours Sofie Freee. La bation de Fa ceseile, Bd du Seal, Pats, 1997 14 Esta violencia estructural pesa también sobre lo que se llama el contrato (sabiamente racionalizado y desrea- linado por la eteorfa de los contzatoss). El discurso em presarial jams ha hablado tanto de confianza, coopera~ ‘ida, lealtad y cultura de empresa como en una época en la que se consigue la adhesién de cada instante ha- ciendo desaparecer todas las garantias temporales (las tees euarias partes de las contrataciones son tempora- les, el porcentaje de empleos precarios no cesa de au> mentar, el despido individual tiende a dejar de estar so- metido a cualquier retriceién). Adhesién que, por otra parte, solo puede ser insegura y ambigua, porque la pre- cariedad, el miedo al despido y la reduccién de plantilla pueden, al igual que el paro, engenerar la angusta, ta desmoralizaciéa 0 el conformismo (otras tantas taras que la literatura gestionaria verfica y deplora). En ese ‘mundo sin inercia, sin principio inmanente de continui- dad, los dominados estin en la posicin de las riaturas en un universo cartesiano; penden de la decision arbi traria de un poder responsable de la screacién con rnuada» de su existencia, como lo demuesira yo recuet~ dda la amenaza del cierre de ls Fabricas la retirada de las inversiones y la deslocalizacién, EI sentimiento profundo de inseguridad e incert

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