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Los Cretinos Roald Dahl llustraciones de Quentin Blake = Caras peludas * {Qué cantidad de hombres barbudos hay a nuestro alrededor hoy di Cuando un hombre se deja crecer el pelo por toda la cara es imposible adivinar qué as- pecto ene. Puede que lo haga por eso. Seguramente prefiere que no lo sepas. Ademas esta el problema del aseo. Cuando los muy peludos se lavan la cara, debe ser para ellos un trabajo tan grande como cuando tti y yo nos lavamos la cabeza. Lo que me gustaria saber es esto: gCon qué frecuencia se Javan la cara estos barbudos? ZS6lo una vez. a la semana, el domingo por la no- che, como nosotros? gUsan champu? ¢Usan se- cador de pelo? {Se dan fricciones con una locién tonificante del cabello para que la cara no se les quede calva? ; Van a la barberia para recortarse y arreglarse la barba o lo hacen eflos mismos con unas tijeras mirdndose al espejo del cuarto de bano? 10 No lo sé Pero la proxima ve un hombre con barba (lo cual sucedera probable- mente tan pronto como salgas a la calle) segura- mente lo miraras mds de cerca y empezards a preguntarte acerca de estas cosas. Z que veas J E] senior Cretino .. El sefor Cretino era uno de estos bom- bres barbudes. ‘Toda su ¢: a exe On de da frente, los ojos y la nuriz, estaba cubierta por un espeso cabello. El pelo le salfa en repulsives ma- tojos inclusu de los agujeros de la nariz y de las orejas. E] senor Cretino crefa que esta pelam- brera le daba un aspecto de gran sabidurfa y ma- jestuosidad. En realidad no tenfa ninguna de las dos cosas. El sefior Cretino era un cretino. Habia nacido cretino. Y ahora, a los sesenta afios, era mas cretino que nunca. El cabello de la cara del sefior Cretino no crecia suave y rizado como el de la mayoria de los barbudos. Crecia en forma de espigas que brotaban tiesas como las cerdas de un cepillo de uflas. iY con qué frecuencia se lavaba el sefior Cretino la cara poblada de cerdas? La respuesta es NUNCA, ni siquiera los do- mungos. No se la habia lavado desde hacia mu- chos afios. f Barbas sucias 4, Como ti sabes, una cara normal, sin barba, como la tuya o la mia, simplemente se pone un poco churretosa si no se lava bastante a menudo, y no hay nada horrible en eso. Pero una cara con barba es algo muy di- ferente. Las cosas se pegan a los pelos, especial- mente la comida. Las salsas, por ejemplo, se me- ten entre los cabellos y se quedan alli. Ta y yo podemos frotar nuestras caras lisas con un pajio y rapidamente volvemos a tener un aspecto mas © menos limpio, pero los barbudos no pueden ha- cer lo mismo. También podemos, si tenemos cuidado, comer sin desparramarnos la comida por Ia cara. Pero los hombres con barba no pueden. La pré- xima vez que vedis un hombre con barba co- miendo, observadlo detenidamente y veréis que, incluso abriendo la boca desmesuradamente. le es imposible tomar una cucharada de estofado o de helado de vainilla y chocolate sin dejar algtin trocito entre los pelos de su barba. 14 El sefior Cretino no se molestaba nit si- quiera en abrir mucho la boca cuando comia. Por eso (y porque nunca se lavaba) siempre habia cientos de restos de viejos desayunos, comidas y cenas pegados a los pelos y distribuidos por toda la cara, Pero, eso sf, no eran trozos grandes, ya que acostumbraba a restregdrselos con el dorso de la mano o con la manga mientras estaba co- miendo. Si lo mirabas de cerca (cosa poco apete- cible) podias ver pegadas a los pelos peqiefias motitas secas de huevos revueltos, de espina- cas, de salsa de tomate, escamas de pescado, pi- cadillo de higados de pollo y todas las otras co- sas desagradables que al sefior Cretino le gustaba comer. Si mirabas mas de cerca todavia (tdpense bien las narices. seforas y caballeros). si escudri- fabas entre las cerdas del bigote que le brotaba sobre el labio superior, probablemente hubieras visto cosas mas grandes que habian escapado a los restregones de su mano: cosas que Hlevaban alli meses y meses, como. por ejemplo, un trozo de queso verde con gusanos, 0 una vieja y Mo- hosa palomita de maiz 0 incluso la cola grasicnta de una sardina de lata. Por todo ello, el sefior Cretino nunca pa- saba realmente hambre. Sacando la lengua y cur- vandola para explorar la jungla de pelos alrede- dor de su boca, sicmpre podia encontrar un sabrosu bocado que mordisquear. 16 Lo que estoy intentando explicarte es que el sefior Cretino era un viejo cochino y malo- liente. También era un viejo extremadamente horrible, como descubrirds dentro de poco. = La sefiora Cretino 7 La sefiora Cretino no era mejor que su marido. No tenia, por supuesto, una cara barbuda. Era una pena que no la tuviera porque esto, al menos, habrfa ocultado algo de su espantosa feal dad. Echale un vistazo. 18 {Has visto alguna vez una mujer con una cara tan fea como ésta? Lo dudo. Pero lo curioso era que la sefiora Cretino no habia nacido fea. La fealdad se habia ido apo- derando de ella aio tras afio a medida que enve- jecfa. {Por qué habia sucedido esto? Yo te diré por qué. Si una persona tiene malas ideas, empieza a notarse en su cara. Y cuando esta persona tiene malas ideas cada dia, cada semana, cada afio, su cara se va ponicndo cada vez mas fea hasta que es tan horrible que apenas puedes soportar ¢] mi- rarla, Una persona que tiene buenos pensamien- tos nunca puede ser fea. Puedes tener una nariz deforme, la boca torcida, una doble barbitla y los dientes salientes, pero si tienes buenos pensa- mientos, resplandecerdn en tu cara como rayos de sol y siempre tendrds algtin atractivo. Nada resplandecfa en Ja cara de la sefiora Cretino. En Ja mano derecha siempre Ilevaba un bast6n. Acostumbraba a decir a la gente que to usaba porque le habjan crecido verrugas en la planta del pie izquierdo y le dolia al andar. Pero la verdadera raz6n de que Hevara el bast6n era que con él podia golpear cosas, tales como pe- Iros, gatos y nifios. Y ademas estaba el ojo de cristal. La se- fiora Cretino tenia un ojo de cristal que siempre miraba hacia otro lado. an El ojo de cristal * Se pueden hacer un montén de trucos con un ojo de cristal porque puedes sacartelo y vol- vértelo a poner todas las veces que quieras. Pue- des apostar tu vida a que la sefiora Cretino se co- nocia todos estos trucos. Una mafiana se sacé el ojo de cristal y lo eché dentro de la jarra de cerveza del sefior Cre- lino, cuando &} no estaba mirando. El seftior Cretino estaba allf sentado be- biendo su cerveza Jentamente. La espuma for- maba un anillo blanco en los pelos alrededor de 21 su boca. El se restregaba la espuma blanea con la manga y luego se frotaba la manga en el pan- talon, —Tii estas tramando algo —dijo la se- flora Cretino, manteniéndose de espaldas para que él no pudiera ver que se habia sacado el ojo de cristal—. Siempre que estas callado como ahora, sé muy bien que estas tramando algo. La sefiora Cretino tenfa razén. E] sefior Cretino estaba maquinando frenéticamente. Es- taba intentando inventar una jugarreta realmente sucia que pudiera gastarle a su esposa ese dia. —Ten cuidado —dijo la sefiora Creti- no—, porque cuando veo que empiezas a tramar algo te vigilo como un bho. —jOh, callate, vieja bruja! —dijo el se- fior Cretino. Continué bebiendo su cerveza y su 22 mente diabdlica siguid maquinando sobre las proximas jugarretas horribles que iba a gastarle a la vieja. De repente, cuando el sefior Cretino vol- caba la tiltima gota de cerveza en su garganta, se encontré con la mirada del horroroso ojo de cris- tal de la sefiora Cretino observandole desde el fondo de Ja jarra. Esto le hizo dar un brinco. —Ya te dije que estaba observdndote —cacareé la sefiora Cretino—. Tengo ojos por todas partes, asi que dndate con cuidado. a Le rana x, Para wengarse por fo de! ojo de crisial en la jarra, el sefior Cretino decidié pons una rana en la cama Je la sefiora Cretino. Caz6 una grande en a charca y sé Ja lev a casa escoadids en una coya Esa noche, cuando ta sefora Cretino cs- taba en el cuarto de bafio preparéndose para acos- tarse, el sefior Cretino deslizé la rana cite las sd. banas de la cama de su mujer. Luego se metid en la suya y esperé a que empezara la juerga. La sefior.i Cretino volvio, se acosté en su cama y apagé la luz, Tumbada en la oscurivlad se rascaba la tripa. Le picaba la tripa. Las vrujas viejas y sucias como ella siempre tienen picores en la tripa. De repente sintié algo frio y viscoso arrastrandose sobre sus pies. Gritd. —jQué te pasa? —pregunt6 el scfior Cretino. . Socorro! —vociferé la sefiora Cretino dando brincos—. jHay algo en mi cama! —Apostaria a que es ese Gigante Salta- 24 | rin, al que acabo de ver en ef suelo —dijo el se- | fior Cretino. — Qué? —aullé la sefiora Cretino. | —Intenté matarlo, pero se escapd —dijo | — el seftor Cretino—. jTiene dientes como destomi- |} Iladores! —jSocorro! —grité la sefiora Cretino—. iSdlvame! jEstd sobre mis pies! -—Te comeré los dedos de los pies —dijo el sefior Cretino. La sefiora Cretino se desmay6. E] sefior Cretino se levanté de ta cama y fue a buscar una jarra de agua fria. Eché el agua nee 25 sobre la cabeza de la sefiora Cretino para reani- marla, La rana salié de debajo de las sdbanas para acercarse al agua. Empezo a saltar en la al- mohada, A las ranas les encanta el agua. Esta se lo estaba pasando muy bien. Cuando la sefiora Cretino volvid en si, la rana acababa de saltar encima de su cara. Esto no es una cosa agradable para que le pase a uno de noche en la cama. Volvié a gritar. — {Dios mio, si que es el Gigante Sal- tarin'—dijo el sefior Cretino—. Te comer la nariz. 26 La sefiora Cretino salté de la cama, bajo las escaleras volando y pasé la noche en el sofa. La rana se qued6 a dormir en la almo- hada. _ Los gusanos-espaguetis a Al dia siguiente, para vengarse por la ju- garreta de la rana, la sefiora Cretino se fue al jar- din y desenterré algunos gusanos. Eligié unos bien largos, los puso en una fata y se Hevé Ja lata a casa debajo del delantal. A la una, cociné espaguctis para comer y mezcl6 los gusanos con los espaguetis, pero sélo ene] plato de su marido. Los gusanos no se dis- tinguian porque todo estaba cubierto con salsa de tomate y queso rallado. 28 —iOh, mis espaguetis se mueven! —gri- 16 el sefior Cretino, hurgando en el plato con el tenedor. —Son de una marca nueva —dijo la se- flora Cretino, tomando un bocado de su plato, en el que, por supuesto, no habia gusanos—-. Se a- man Espaguetis Rizados. Son deliciosos. Céme- ielos mientras estan sabrosos y calientes, E] sefior Cretino empez6 a comer, enro- Hando en su tenedor las largas tiras cubiertas de tomate y empujandolas dentro de la boca. Muy pronto habia salsa de tomate Por toda su peluda barbilla. —No son tan buenos como los normales —4dijo, hablando con la boca llena—, Son dema- siado escurridizos. —Yo los encuentro muy sabrosos —dijo la sefiora Cretino. Le observaba desde el otro ex- tremo de Ja mesa. Le Proporcionaba un gran pla- cer verlo comer gusanos. ——Yo los encuentro bastante amargos a 29 —comento cl sefior Cretino—. Tienen un sabor claramente amargo. Compra de Jos otros la pré- xima vez. La sefiora Cretino esperé hasta que el se- fior Cretino se comi6 todo el plato. Entonces dijo: —{ Quieres saber por qué tus espaguetis estaban escurridizos? . EI sefior Cretino se limpié Ia salsa de to- mate de la barba con la esquina del mantel. —-;Por qué? —pregunto. -Y por qué tenjan un repulsivo sabor amargo? — Por qué? —dijo. —jPorque eran gusanos! —grité la sefiora Cretino dando palmadas, pateando en el suelo y bamboledndose con horribles riso- tadas. a El bastén raro *. Para vengarse por lo de los gusanos en los espaguetis, el sefior Cretino ideéd una broma realmente ingeniosa y asquerosa. Una noche, cuando la vieja estaba dur- miendo, se escurrié de la cama, cogié el bastén de la sefiora Cretino y bajo las escaleras hasta el taller. TYE VB ae cent 7 sabre 31 Alli pegé un trocito redondo de madera (no més grueso que una moneda) en Ia punta del bastén. Esto hizo un poco mAs largo el bastén, pero la diferencia era tan pequefia que por la ma- fiana la sefiora Cretino no se dio cuenta, A la noche siguiente, el sefior Cretino pegé otro trocito de madera. Cada noche se escu- tria escaleras abajo y afiadia otro delgado disco de madera en la punta del bastén. Lo hacia tan cuidadosamente que los trocitos afiadidos pare- cfan parte del viejo bastén. Poco a poco, pero muy poco a poco, el bastén de la sefora Cretino fue alargdndose y alargandose. Ahora bien, cuando algo crece muy lenta- mente es casi imposible notarlo. Td mismo, por ejemplo, cn realidad estas creciendo cada dia que pasa, pero no te das cuenta, ,verdad? Esto su- cede tan despacio que no lo notas ni siquiera de una semana a Olra. Lo mismo pasaba con el bastén de la se- nora Cretino. Sucedia tan lenta y gradualmente gue no se daba cuenta de lo largo que iba siendo, ni siquiera cuando le Ilegaba casi por el hombro. —Ese bast6n es demasiado largo para ti —le dijo el sefior Cretino un dia. —jPues si! —respondié la sefiora Cre- tino, mirando su bast6én—. Ya habia notado yo algo raro, pero no conseguia darme cuenta de lo que era. —Claro que hay algo raro —ijo el seficr Cretino, empezando a divertirse —{ Qué le habra pasado? —pregunté la senora Cretino, observando su viejo bast6én—. Debe de haber crecido de repente. —jNo digas tonterfas! —dijo el sefior Cretino—. ;Cémo es posible que un bast6n crezca? Esta hecho de madera, jno? Y la madera no puede crecer, —Entonces, gqué demonios ha pasado? —erité la sefiora Cretino. ——No es el bast6n. jEres ti! —respondié el sefior Cretino sonriendo horriblemente—. Eres ti la que has encogido. Lo vengo observando desde hace algin tiempo. — {Eso no es verdad! —grité la sefiora Cretino secueieseen 33 ——\Estas encogiéndote, mujer! —vociferd el sefior Cretino. ——jNo es posible! —Oh, si, est4 bien claro —dijo el sefior Cretino—. jEstds encogiendo rapidamente! jEs~ t4s encogiendo tan répido que corres peligro! Vaya, debes haberte reducido por lo menos treinta centimetros en los ultimos dias, —jNi hablar! —chillé la sefiora Cretino, -—jPor supuesto que si! jEchale un vis- tazo a tu bastén, vieja cabra, y observa cudnto has encogido en comparacion! ;TU sufres de en- cogimiento, eso es lo que te pasa! ;Sufres del es- pantoso encogimiento! La sefiora Cretino empezé a sentirse tan temblorosa que tuvo que sentarse. = La sefiora Cretino a sufre de encogimiento Tan pronto como la sefiora Cretino se sent6, el sefior Cretino, sefialindola con el dedo, grit: —~jLo ves! jEstds sentada en tu vieja silla y has encogido tanto que tus pies no [legan ni si- quiera a tocar el suelo! La sefiora Cretino miré a sus pies y por Dios que el hombre tenfa razén. Sus pies no to- caban el suelo. Veras, el sefior Cretino habia sido tan in- genioso con la silla como con el bast6én. Cada noche, cuando bajaba y pegaba un trocito de ma- dera al bastén, hacia lo mismo con las cuatro pa- tas de la silla de 1a sefiora Cretino. —jSimplemente fijate que estas sentada en la misma vieja silla! —-grito—. ;Has encogido tanto que tus pies estan colgando en el aire! La sefiora Cretino se puso blanca de miedo. —jTU padeces de encogimiento! —voci- feré el sefior Cretino, apuntandola con el dedo 35 como si fuera una pistola—. j{Lo has cogidé fuerte! |Tienes el mas terrible caso de eneogi- miento que he visto nunca! : La sefiora Cretino estaba tan aterrorizada que empezé a babear. Pero el sefior Cretino, re- cordando todavia los gusanos en los espaguetis, no sintié ninguna ldstima por ella. —jSupongo que sabes lo que te pasa cuando enfermas de encogimiento? —dijo. —{ Qué? —sollozé la sefiora Cretino—. {Qué pasa? —La cabeza se ENCOGE dentro del cue- Ilo... —Y el cuello se ENCOGE dentro del cuerpo... —Y el cuerpo se ENCOGE dentro de las piemas... —Y las piernas se ENCOGEN dentro de los pies. Y al final no queda nada, excepto un par de zapatos y un mont6n de ropas viejas. —jNo puedo soportarlo! —grité la sefiora Cretino. —Es una terrible enfermedad —dijo el sefior Cretino—. La peor de] mundo. — ,Cuanto tiempo me queda? —pregunté la sefiora Cretino—. ,Cudnto tiempo antes de’ terminar siendo un montén de ropas viejas y un par de zapatos? EI sefior Cretino puso una cara muy seria. —Teniendo en cuenta c6mo vas —dijo 36 moviendo la cabeza tristemente—, yo diria que no mas de diez u once dias. —Pero, ;no hay nada que podamos ha- cer? —grité la sefiora Cretino. —Sé6lo hay un remedio para el encogi- miento —dijo el sefior Cretino. —jDimelo! —grit6é—. ;Oh, dimelo inme- diatamente! —jTenemos que darnos prisa! —dijo el sefior Cretino. ~-Estoy preparada. |Me daré prisa! jHaré todo lo que me digas! —grité la sefiora Cretino. —No vivirds mucho si no Jo haces —dijo el sefior Cretino lanzdndole otra siniestra sonrisa. —¢Qué debo hacer? —sollozé la sefiora Cretino, agarrandose las mejillas. —Tienes que dejarte estirar —dijo el se- fior Cretino, La sefiora Cretino se somete a estiramiento E] sefior Cretino condujo a la sefiora Cre- tino fuera, donde tenia todo preparado para el gran estiramiento. Tenia cien globos y un mont6n de cuer- das. Tenia una botella de gas para Jlenar los globos, Habia fijado al suclo un anillo de hierro. —Ponte aqui —dijo, sefialando al anillo de hierro. Entonces até los tobillos de la sefiora Cretino al anillo de hierro. Después de hacer esto, empezé a llenar los globos con el gas, Cada globo estaba atado a una larga cuerda y cuando estaba inflado con gas tiraba de la cuerda, intentando subir y subir, El sefior Cretino amarré los extremos de Fas cuerdas a la parte superior del cuerpo de la sefiora Cre- tino, Algunas estaban amarradas alrededor del cuello, otras por debajo de los brazos, otras a sus munecas y algunas incluso a su pelo. Pronto hubo cincuenta globos de colores Sea 39 flotando en el aire por encima de la cabeza de la sefiora Cretino. — Puedes sentir cémo te estiran? —~pre- gunté el sefior Cretino. —jSi! {Si! —grité la sefiora Cretino—. Me estén estirando muy fuerte. EI sefior Cretino puso otros diez globos. La fuerza hacia arriba Megé a ser muy potente. La sefiora Cretino estaba completamente indefensa ahora. Con los pies atados al suelo y los brazos estirados hacia arriba por los globos, era incapaz de moverse. Estaba prisionera, y el sefior Cretino tenia la intencién de irse y dejarla as{ durante un par de dias y sus noches para darle una leccién. En efecto, estaba a punto de irse cuando la sefiora Cretino abrié su bocaza y dije: una tonteria. —jEstds seguro de que mis pies estén bien atados al suelo? —balbucié—. jSi estas cuerdas que amarran mis tobillos se parten, seria el fin para mi! Y esto es Io que Je dio al sefior Cretino su segunda cochina idea. a La sefiora Cretino se eleva +. con los globos ~-Tiran con tanta fuerza que podrian tle- varie a la luna —grit6 1a sefiora Cretino. —jLlevane a la luna! —exclamé el sefior Cretino—. jQué idea tan horrible! No nos gusta- ria que algo asi te pasara, {verdad que no? iClaro que no! —grité la sefiora Cre- tino—. ;Pon répidamente algunas cuerdas mas aténdome los tobillos! ;Quiero sentirme absoluta- mente segura! —Muy bien, angel mfo —dijo el sefior Cretino. Y con una sonrisa de vampiro en los labios se arrodill6 a los pies de la sefiora Cre- tino. Sacé un cuchillo del bolsiilo y con un tajo rdpido corté las cuerdas que mantenjan los tobi- llos de la sefiora Cretino atados a la argolla de hierro. La sefiora Cretino se elevé como un co- hete. ~—jSocorro! —grité—. jSdlvame! Pero ya no habia salvacién para ella. 42 En pocos segundos estuvo muy arriba en el cielo azul y seguia subiendo raépidamente. EI sefior Cretino miraba hacia arriba. «jQué vista tan bonita!», se dijo a sf mismo. «jQué hermosos se ven todos esos glo- bos en el cielo! iY qué maravilloso golpe de suerte para mi! Por fin la vieja bruja se ha per- dido y se ha ido para siempre.» J La sefiora Cretino desciende +. con los globos La sefiora Cretino podia ser fea y podia ser horrible, pero no estépida. Muy alto, allf en el cielo, tuvo una bri- Hante idea. «Si puedo librarme de algunos de estos globos», se dijo a si misma, «dejaré de subir y empezaré a bajar». Empez6 a mordisquear las cuerdas que su- jetaban los globos a sus mufiecas, brazos, cuello y pelos. Cada vez que cortaba una cuerda y el globo se alejaba flotando, ta fuerza de subida se reducia y la velocidad de ascenso se hacia ms lenta. Cuando ya habia cortado veinte cuerdas paré de subir por completo. Pero todavia estaba en el aire. Mordié una cuerda mas. Muy, muy lentamente, empezé a des- cender. Era un dfa tranquilo. No habia nada de viento. Por esta raz6n, la seftora Cretino habia subido completamente en vertical. Ahora empe- zaba a descender completamente en vertical. A medida que descendia suavemente, la falda de la sefiora Cretino se habria como un paracafdas, en- sefiando sus pololos. Era una vista espléndida en un dia glo- rioso, y miles de pajaros vinieron volando desde muchos kilémetros a la redonda para mirar asom- brados a esta vieja extraordinaria en el cielo - El sefior Cretino se Heva a. un susto espantose EI senor Cretino, que pensaba que habia visto a su repugnante esposa por ullima vez, es taba sentado en el jardin celebrandolo con una Jarra de cerveza. Silenciosamente, la seftlora Cretino des- cendia flotando, Cuando estaba aproximada 46 mente a la altura de la casa, por encima del sefior Cretino, de repente grité con todas sus fuerzas: —iAlla voy, viejo grufién! iViejo cebo- lino podrido! iAsquerosa antiguatla mugrienta! El sefior Cretino brincé como si le hu- biera aguijoneado una avispa gigante. Volcé la cerveza. Miré hacia arriba. Abridé la boca. Bo- ques. Gorgoted. Unos pocos sonidos entrecorta- dos salieron de su boca. —jUghhhhhh! —dijo—. jArghhhhh! jOuchhhhhhh! 47 —jMe las pagards por esto! —grité la se- fiora Cretino, Estaba descendiendo justamente. encima de él. Estaba roja de rabia y azotaba el aire con su largo bastén, que, de. algiin modo, se habia apafiado para conservar todo el tiempo. —jTe sacudiré hasta hacerte papilla! —grité—. {Te golpearé hasta hacerte cachitos! jTe trituraré hasta hacerte picadillo! jTe macha- caré hasta hacerte una pulpa! Y antes de que el sefior Cretino tuviese tiempo de escapar, este montén de globos, faldas y furia encendida aterrizé justo encima de él, fus- tigando con el bastén y golpedndolo en todo et cuerpo. = La casa, el arbol y la jaula . de los monos Pero ya es suficiente. No podemos conti- nuar siempre observando a estos dos desagrada- bles personajes haciéndose cosas desagradables el uno al otro. Debemos Proseguir con la historia. 49 Aqui hay un dibujo de la casa del sefior y la sefiora Cretino y del jardin. ;Menuda casa! Parece una c4rcel. Y no hay ventanas por ningun sitio. —~{Quién quiere ventanas? —dijo el se- YE Ue HTH xk tee hte? m PIN Se eoRONA nf He PNK PS 7h ee BS ge nN 50 fior Cretino cuando estaban construyéndola—. 6Quién quiere que cualquier Fulano, Zutano o Mengano pueda mirar dentro para ver qué estas haciendo? No se le ocurrié al sefior Cretino que las yentanas se usan principalmente para mirar hacia afuera y no para mirar hacia dentro. &Y qué piensas de este espantoso jardin? La sefiora Cretino era la jardinera. Era muy buena haciendo crecer cardos y orti gas picantes, —Yo siempre cultivo abundantes cardos puntiagudos y ortigas picantes —solia decir—. Ellos mantienen alejados a los cochinos nifios fisgones. Cerca de la casa puedes ver el taller del sefior Cretino, A un lado se encuentra el Gran Arbol Muerto. Nunca tiene hojas porque est4 muerto. No lejos del arbol puedes ver la jaula de los monos. Dentro hay cuatro monos. Pertenecen al sefior Cretino. Oirds hablar sobre ellos mas adelante. a La cola pegajosa Pegamitu * Una vez a fa semana, los miércoles, los Cretino tenfan pastel ce p4jaro para cenar, El se- for Cretino cogia los pdjaros y ta sefiora Cretino los cocinaba. t El sefior Cretino era habil cazando pdja- ros. E} dfa anterior al del pastel de pajaro, ponfa la escalera contra el Gran Arbol Muerto y subiaa las ramas con un bote de cola y una brocha. La cola que usaba era algo Hamado Pegamin, y er: 52 mas pegajosa que ninguna otra en el mundo. La extendia con la brocha sobre todas las ramas y luego se marchaba. Cuando el sol se ocultaba, los pajaros ve- nfan volando a posarse para pasar la noche en el Gran Arbol Muerto. Ellos no sabian, pobrecillos, que las ramas estaban todas embadurnadas con el horrible Pegamin. En el momento en que se po- saban en una rama, sus patas se quedaban pega- das. Y ya estaba, A Ja mafiana siguiente, en el dfa del pas- tel de pdjaro, el sefior Cretino trepaba otra vez por la escalera y atrapaba a todos los infelices pajaros que estaban pegados al arbol. No impor- taba de qué especie fueran —tordos, mirlos, go- 53 rriones, cuervos, jilgueros, petirrojos, cual- quicra—-, todos iban a parar al puchero para cl pastel de pajaro de la cena del miércoles. oa Cuatro nifios encolados * Un martes por Ia tarde, después de que el senor Cretino hubicra subido a la escalera y em- badurnado el drbol con Pegamin, cuatro nifios se metieron en el jardin para ver a los monos. No les importaron los cardos ni las ortigas, ya que habfa monos que ver. Después de un rato, se can- saron de mirar a los monos, asi que exploraron més alla por el jardin y encontraron Ia escalera apoyada contra el Gran Arbol Muerto, Decidie- ron subir sélo por divertirse. Esto no tiene nada de malo. A la majfiana siguiente, cuando el se- flor Cretino volvié para recoger los pAjaros, se encontr6é cuatro desdichados nifios sentados en el arbol, totalmente pegados a las ramas por el trasero de sus pantalones. No habia pdjaros por- que la presencia de los chicos los hab{a es- Ppantado, El sefior Cretino estaba furioso. —iYa que no hay pdjaros para mi pastel de esta noche —gritaba—, tendré que usar nifios en su lugar! 56 Empezé a trepar por la escalera. ——iEI pastel de nifio puede ser mejor que el paste! de pdjaros! —continud, sonriendo horriblemente—. jMds carne y menos huese- cillos! Los chicos estaban aterrorizados. —jVa a cocemnos! —grité uno de ellos. — (Nos guisard vivos! —lloriqueé el se- gundo. —jNos cocinara con zanahorias! —grit6 el tercero, 57 Pero el cuarto, que era mas listo que los otros, susurté: -—Escuchad, acabo de tener una idea. Es- tamos pegados sdlo por el trasero de los pantalo- nes. jR4pido! Desabrochaos los pantalones, qui- tdoslos y saltad al suelo. EI sefior Cretino acababa de subir a la es- calera e iba a echar mano al chico mds préximo cuando, de repente, todos se tiraron del arbol y echaron a correr a casa con sus culos desnudos reluciendo al sol. a = El gran Circe de Monos 7. Cabeza Abajo Ahora vamos con los monos. Los cuatro monos de la jaula del jardin formaban una familia. Eran Chimpa, su esposa y sus dos hijitos. Pero, ,qué demonios hacian el sefior y la sefiora Cretino con aquellos monos en su jardin? Bien, en el pasado, los dos habian traba- jado en un circo amaestrando monos. Solfan en- sefiar a los monos a hacer volteretas y a vestir ropa de persona, a fumar en pipa y disparates por el estilo. 59 Ahora, aunque estaban retirados, al sefior Cretino todavia le gustaba amaestrar monos. So- fiaba que algun dia scria el duefio del primer gran Circo de Monos Cabeza Abajo del mundo. Esto significaba que los monos tenian que hacerlo todo estando cabeza abajo. Tenian que bailar cabeza abajo (apoyados en las manos y con los pies en el aire). Tenfan que jugar al fut- bol cabeza abajo. Tenfan que hacer equilibrios unos sobre otros cabeza abajo, con Chimpa abajo y el mas pequeiifn encima de la torre que forma- ban. Incluso tenfan que comer y beber cabeza abajo, y esto no es nada facil de hacer, ya que la comida y el agua tienen que subir por la garganta en lugar de bajar por ella. En efecto, esto era casi imposible, pero los monos simplemente ten{an que hacerlo, ya que de otro modo no les daban nada de comer. Todo esto suena a majaderfa para ti y para mi. También Jes sonaba a majaderia a los monos. Odiaban completamente el tener que ha- cer estos disparates cabeza abajo dfa tras dia. Terminaban mareados después de estar cabeza abajo varias horas. Algunas veces los dos peque- fios monitos se desmayaban a causa de la sangre que se acumulaba en sus cabezas. Pero al sefior Cretino no le importaba nada. Los mantent{a practicando durante seis horas al dia, y si no ha- cfan lo que é1 les decia, la sefiora Cretino venia pronto corriendo con su terrible bastén, a El Pajaro Gordinflén _ viene al rescate Chimpa y su familia ansiaban escapar de la jaula del jardin del sefior Cretino y volver a la selva ulricana de donde habfan venido. Odiaban al sefior y a la sefiora Creti- no por hacer que sus vidas fueran tan desgra- ciadas. También los odiaban por lo que les. ha- cfan a los pajaros cada martes y miércoles. —jVolad lejos, pajaros! —solian gritar, saltanda en la jaula y agitando los brazos—. {No 61 0s poséis sobre el Gran Arbol Muerto! jAcaba de ser embadurnado completamente con cola pega- josa! jId a posaros en cualquier otro sitio! Pero estos pajaros eran ingleses y no po- dian comprender el fantdstico lenguaje africano que los monos hablaban. Asi que no se enteraban e iban a posarse en el Gran Arbol Muerto, donde eran capturados para el pastel de pdjaro de la se- fiora Cretino. Entonces, un dfa, un pajaro verdadera- mente magnifico descendio del cielo y aterrizé en ta jaula de los monos. —jCielos! —gritaron todos los monos a la vez—. {Es el Pajaro Gordinflén! Qué diablos haces aqué en Inglaterra, Pajaro Gordinflén? Al igual que los monos, el Pajaro Gordin- fl6n venia de Africa y hablaba el mismo lenguaje que ellos. —Hé venido de vacaciones —dijo el P4- Jaro Gordinfl6n—. Me encanta viajar. —Ahuecd su maravilloso plumaje coloreado y miré a los monos con aire de superioridad—. Para la mayo- rfa de la gente —-continué— ir de vacaciones vo- lando es muy caro, pero yo puedo volar a cual- quier parte del mundo gratis. — Sabes cémo hablarles a estos pajaros ingleses? —le pregunté Chimpa. —Claro que sf —dijo el Pajaro Gordin- fién—. No es bueno ir a un pafs y no conocer su lengua. iF aR, 77IK\ oS tall ern Nie ye eu ts SF 63 —Entonces debemos darnos prisa —dijo Chimpa—. Hoy es martes y ya puedes ver alli al repugnante sefior Cretino subido en la escalera pintando con cola Pegajosa todas las ramas del Gran Arbol Muerto. Esta tarde, cuando los pdja- Tos vengan a reposar, debes prevenirlos para que no se posen en el 4rbol o se convertirdn en pastel de pAjaro. Esa tarde, el Pajaro Gordinflén volé alre- dedor del Gran Arbo! Muerto cantando: jHay cola pegajosa embadurnando todas las ramas! iSi te posas en el Grbol, perderds la libertad que amas! iVere lejos! ;Escapa! ;Vuela! (Vuela! iO manana terminards en la cazuela! El sefior Cretino se queda . sin pastel de pdjaro A la maiiana siguiente, cuando el sefior | Cretino salié con su enorme cesto para agarrar 65 todos los pdjaros del Gran Arbol Muerto, no ha- bia ni uno. Todos estaban posados encima de la jaula de los monos. El Pajaro Gordinflén también estaba alli y Chimpa y su familia estaban dentro de la jaula y todos ellos estaban riéndose del se- for Cretino. Sigue sin haber pastel de pajaro para el sefior Cretino EI sefior Cretino no iba a esperar otra se- mana para conseguir su cena de pastel de pdjaro. Le encantaba el pastel de pajaro. Era su plato fa- vorito. Asf que el mismo dia fue a por los pajaros de nuevo, Esta vez embadumé todos los barrotes de arriba de la jaula con cola pegajosa, adem4s de las ramas del Gran Arbol Muerto. », TP APL ALLY SY aes A IK 67 -~jAhora os atraparé! —dijo—. jEn cual- Quicr sitio que os pongais! Los monos se agacharon dentro de la jaula, observandolo todo, y mas tarde, cuando el Pajaro Gordinflén volvid para charlar un rato. gritaron: —jNo te poses en la jaula. Pajaro Gor- dinflon! ;Esté cubierta de cola pepajosa! igual que el arbol! Y esa tarde, cuando el sol se ponia y to- dos los pajaros volvfan otra vez para descansar, el Pdjaro Gordinfién volé alrededor de la jaula de los monos y del Gran Arbol Muerto, cantando su aviso; jAhora hay pegamento en la jaula y en las ramas! /Si te posas en una o en otra, perderds la libertad que amas! iVete lejos! ;Escapa! jVuela! ; Vuela! {O mafiana terminards en ta cazuela! 68 a El sefior y la sefiora Cretino salen a comprar escopetas A ja mafiana siguiente, cuando el sefior Cretino salié con su enorme cesto, no habia nin- gtin pajaro sobre la jaula de los monos ni sobre el Gran Arbol Muerto. Todos estaban posados alegremente sobre el tejado de la casa del sefior Cretino. El Pajaro Gordinflén estaba también allt, los monos estaban en su jaula y todos estaban tronchandose de risa del sefior Cretino. —(Borraré esas esttipidas risas de vues- tros picos! —grité el sefior Cretino a los pa- jaros—. jLa préxima vez os atraparé, asquero- sas brujas emplumadas! ;Os retorceré el cuello a 70 todos vosotros, y os tendré cociendo en la olla para el pastel de pdjaro antes de que acabe el dia! ~~ Qué hards para conseguirlo? —pre- gunt6 la sefiora Cretino, que habfa salido para ver qué era todo aque! alboroto—, No te dejaré embadurnar todo el tejado de Ja casa con cola pe- gajosa. E! sefior Cretino estaba muy excitado. —iAcabo de tener una gran idea! —egrité. No se molesté en bajar la voz porque no pensaba que los monos podfan comprenderlo. —jlremos los dos a la ciudad ahora mismo y compraremos una escopeta para cada uno! —grit6—. ;Qué te parece? —j Brillante! —vociferé la sefiora Cre- tino, sonriendo y mostrando sus largos dientes amarillos—. ;Compraremos grandes escopetas de esas que lanzan cincuenta balines 0 més en cada disparo! —jExactamente! —dijo el sefior Cre- tino—. Cierra la casa mientras voy a asegurarme de que los monos est4n bien encerrados. El sefior Cretino examiné la jaula de los monos. ——jAtencién! —aullé con su espantosa voz de domador de monos—. ;Todos cabeza abajo y saltad! {Uno encima de otro! jHacedlo o sentiréis e] bastén de la sefiora Cretino cruzando vuestros traseros! 71 Obedientemente, los pobres monos se pu- sieron sobre las manos cabeza abajo y treparon uno encima de otro con Chimpa debajo y el mas pequefio en Jo alto. — Ahora quedaos asf hasta que vuelva! —ordené el sefior Cretino—. {No os atrevdis a moveros! jY no perddis el equilibrio! jCuando SLL TTT al 72 vuelva dentro de dos o tres horas espero encon- traros exactamente en la misma posicién en que est4is ahora! jEntendido? Con esto, el sefior Cretino se marché. La sefiora Cretino se fue con él. Y los monos se quedaron solos con los pajaros. a= Chimpa tiene una idea +. Tan pronto como el seffor y la sefiora Cretino desaparecieron por el camino, los monos saltaron para ponerse de pie. ——jR4pido, consigue la llave! —grité Chimpa al Pajaro Gordinflén, que todavia estaba sentado en el tejado de la casa. 74 —i Qué Nave? —pregunté el PAjaro Gor- dinfl6n. —-La Ilave de la puerta de nuestra jaula —grit6 Chimpa—. Est4 colgada en un clavo en el taller, Siempre la pone alli. E! Pajaro Gordinflén fue volando y vol- vid con la Have en su pico, Chimpa sacé la mano a través de los barrotes de la jaula y co- gié la Mave. La puso en Ia cerradura y la gird. La puerta se abriéd, Los cuatro monos salieron juntos. ——jSomos libres! —gritaron los dos pe- queflos—. ;Dénde iremos, papd? ;Dénde nos es- conderemos? —No poneros nerviosos —dijo Chimpa—. Calma todo el mundo. Antes de esca- par de este horrible lugar tenemos una cosa im- portante gue hacer. —j,Qué? —preguntaron. ——jTenemos que poner a esos horribles Cretinos cabeza abajo! —{Que vamos a hacer qué? —gritaron—. iDebes estar bromeando, papa! —No estoy bromeando —dijo Chimpa—. Vamos a poner al sefior y a la sefiora Cretino ca- beza abajo con las piernas en el aire! —No seas ridiculo —dijo et PAjaro Gor- dinflén—. ;Cémo es posible que pongamos ca- beza abajo a esos dos viejos monstruos agusa- nados? z 75 —jPodemos, si que podemos! —grité Chimpa—. | Vamos a hacer que estén sobre sus cabezas durante horas y horas! ;Quiz4 para siem- pre! jQue se enteren de lo que se siente estando de esa manera! —~Cémo? —dijo el Pajaro Gordinflén—. Simplemente, dime cémo. Chimpa lade6 la cabeza y una sonrisita chispeante curvé sus labios. 76 —En algunas ocasiones —dijo—, aunque nO muy a menudo, tengo una idea brillante. Esta es una de ellas. Seguidme, amigos, seguidme. Se dirigié hacia la casa y los otros tres monos y el Pajaro Gordinflén Io siguieron. —jCubos y brochas! —grité Chimpa—. iEso és lo que necesitamos en seguida! jHay mu- chos en el taller! ;De prisa, todos! jCoged un cubo y una brocha! Dentro del taller del sefior Cretino habia un enorme barril de cola pegajosa Pegamin, la que usaba para capturar pAjaros, —Llenad los cubos! —orden6é Chimpa—. iAhora iremos a la casa! La sefiora Cretino habia escondido la llave de la puerta principal debajo del felpudo y Chimpa la habfa visto hacerlo, asi que fue facil para ellos conseguir entrar. Entraron tos cuatro monos con sus cubos Henos de cola. Detrds de ellos venfa volando el Pajaro Gordinflén con un cubo en el pico y una brocha en una pata. a” Empieza la gran pintada * de cola —Este es el cuarto de estar —indicé Chimpa—. El grande y magnifico cuarto de es- tar donde esos dos monstruos cobardes y ve- jestorios comen el pastel de pajaro cada se- mana. —Por favor, no vuelvas a nombrar el pas- el de pajaro —dijo el Pajaro Gordinflon—. Me da escalofrios. 78 ~jNo debemos perder tiempo! —grité Chimpa—. ;De prisa, de prisa! jAhora lo pri- mero es esto! jQuiero que pintemos todo el techo con la cola pegajosa! jCubridlo todo! jEmbadur- nad hasta Jas esquinas! . iE} techo! —gritaron—. ;Por qué el techo? . jHaced simplemente lo que os digo y is! —jPero cémo vamos a Itegar allf arriba? —preguntaron—. No podemos alcanzarlo. —jLos monos pueden aleanzar todos los sitios! —grité Chimpa. Estaba frenético de exci- tacién, agitando la brocha y el cubo y brincando por toda la habitacién—. ; Vamos. vamos! iSaltad a la mesa! jSubid a las sillast iSubid unos a tos hombros de los otros! iE] pajaro Gordinflén puede hacerlo volando! ;No os quedéis ahi con la boca abierta! Tenemos que darnos prisa, ;no lo entendéis? |Esos horribles Cretinos volveran en cualquier momento y esta vez traerdn escopetas! jVamos! Y empezé ta gran pintada del techo con Pegamento. Todos los pajaros que habian esta- do sentados en el tejado volaron en su ayuda, llevando brochas en sus patas y picos. Habia jilgueros, urracas, grajos, cuervos y muchos otros. Todos embadurnaban como locos y, con tantos ayudantes, el trabajo estuvo pronto ter- minado. . i La alfombra en el techo a —iY¥ ahora, qué? —preguntaron, mi- rando a Chimpa. —jAja! —grité Chimpa—. jAhora a di- Ahora el truco mas grande de todos Jos I tiempos! {Estdis preparados? vertirse 83 —Estamos preparados —dijeron los mo- nos. —Estamos preparados —dijeron los pd- Jaros. —iTirad de la alfombra! —grité Chimpa—. jSacad esa enorme alfombra de de- bajo de los muebles y pegadla en el techo! —jEn el techo! —grit6 uno de los moni- tos—. jPero eso es imposible, papa! —iTe pegaré en el techo a ti si no te ca- Nas! —-grit6 Chimpa. —jEstds loco! —gritaron. 84 ~~jEsta chalado! jEsta chiflado! Esta sonado! —jEsta majareta! —jEst4 grillado! —grité el Pajaro Gor- dinfién—. jE] pobre viejo Chimpa ha perdido la cabeza por fin! —jOh, parad de gritar estupideces y echadme una mano! —dijo Chimpa, cogiendo una de las esquinas de la alfombra: jTirad, idiotas, tirad! La alfombra era enorme. Cubria todo el suelo de pared a pared. Tenia un dibujo en rojo y 86 fombra cuando Ia habitacién esté Nena de mesas y sillas. —jTirad! —gritaba Chimpa—. ;Tirad, ti- rad, trad! Era como un demonio saltando por toda la habitacién y diciéndole a cada uno le que tenfa que hacer. Pero no puedes reprochdrselo. Des- pués de meses y meses de estar cabeza abajo con su familia, no podia esperar por mas tiempo el momento en que los horribles Cretinos estuvie- ran haciendo lo mismo. Ai menos esto era lo que esperaba conseguir. Con todos los monos y todos los pajaros tirando y resoplando, la alfombra fue levantada del suelo y finalmente colocada en el techo. Y alli se quedé pegada. De repente, todo el techo del cuarto de estar estuvo alfombrado de rojo y oro. a Los muebles suben al techo ——jAhora la mesa, la gran mesa! —grité Chimpa!—-. ; Voived la mesa del revés y poned cola pegajosa en la base de cada pata! Entonces Ja pegaremos en el techo también. Colocar la enorme mesa boca abajo sobre el techo no era un trabajo facil, pero se las arre- glaron para hacerlo al fin. —iSe quedaré pegada? —gritaron—. éSeré la cola Jo suficientemente fuerte para man- tenerla arriba? 88 —jEs la cola mds fuerte del mundo! —re- plicd Chimpa—. ;Es la cola especial atrapa-paja- Tos, para embadurnar Arboles! —-Por favor —dijo el Pajaro Gordin- fién—, te he pedido antes que no hablaras. de ese asunto. Dime: (Qué te pareceria si fuera pastel de mono lo que ellos hicieran cada miércoles y todos tus amigos hubieran sido cocidos y‘yo te hablara sobre ello? 89 —Te pido perdén —dijo Chimpa—. Es- toy tan excitado que apenas sé lo que digo. iAhora, las sillas! jHaced lo mismo con las sillas! iTodas las sillas deben ser pegadas boca abajo en €] techo! |Y en sus sitios correctos! ;Oh, rapido, todo el mundo! jEn cualquier momento, esos dos asquerosos monstruos pueden entrar de repente con sus escopetas! Los monos, con Jos pdjaros ayudéndoles, pusieron pegamento en la base de cada pata de las sillas y las colocaron en el techo. —jAhora, las mesas pequefias! —grité Chimpa—. ;Y el gran sofa! ;Y el aparador! |Y las l4mparas! ;Y todas las cosas pequefias! jLos ceniceros! jLos adornos! ;Y ese horrible enano de plastic en el aparador! jTodo, absolutamente todo, debe estar pegado al techo! Era un trabajo terriblemente duro. Era es- pecialmente dificil pegar cada cosa en el techo exactamente en e] mismo sitio. Pero consiguie- ron hacerlo por fin. —éY ahora, qué? —pregunt6 el Pajaro Gordinfién. Estaba sin respiracién y tan cansado que apenas podia batir las alas. ——iAhora, los cuadros! —grité Chimpa—. iPoned los cuadros cabeza abajo! Y, por favor, . envia a uno de tus pdjaros a vigilar el camino para saber cudndo vuelven esos dos monstruos vejestorios. 92 —Yo iré —dijo e] Pajaro Gordinflén—. Me posaré en los cables del teléfono y haré guar- dia. Eso me dard un respiro. He Los cuervos x, también colaboran Acababan de terminar el trabajo cuando el Pajaro Gordinflén Heg6 volando de repente, gritando: — /Vuelven! ;Vuelven! Rapidamente, los pdjaros volvieron vo- lando al tejado de la ¢: Los monos se precipi- taron dentro de la jaula y se pusieron cabeza abajo uno encima del otro. Un momento después, el sefior y la sefiora Cretino entraron en el jardin, Nevando cada uno una terrorifica escopeta. 94 ——Me alegro de ver que los monos estén todavia cabeza abajo —dijo el sefior Cretino. —Son demasiado estipidos para hacer otra cosa —tijo la sefiora Cretino—. jHey, mira todos esos desvergonzados pajaros todavia subi- dos en el tejado! Vamos dentro a cargar nuestras nuevas y maravillosas escopetas; entonces hare- mos bang, bang, bang y tendremos pastel de pa- jaro para cenar. Justamente cuando el sefior y la sefiora Cretino iban a entrar en la casa, dos negros cuer- vos se abalanzaron sobre sus cabezas. Cada pa- jaro tlevaba una brocha en su pata y cada brocha estaba embadurnada con cola pegajosa. Cuando los cuervos pasaron zumbando sobre ellos, pinta- ron una raya de cola pegajosa en lo alto de las cabezas del sefior y la sefiora Cretino. Lo hicie- ron con un toque muy suave, pero incluso asi los Cretinos lo notaron, 95 —{ Qué es esto? —grité la sefiora Cre- tino—. jAlgtin horrible pajaro ha dejado caer su puerca cagada en mi cabeza! —jTambién en la mia! —exclamé cl se- fior Cretino—. ;Lo noté! jLo noté! —jNo lo toques! —grité la sefiora Cre- tino—. {Te pringards toda la mano! jEntraremos y nos lavaremos en el fregadero! —Sucias y asquerosas bestias —vocifer6é el seflor Cretino—. ;Apostarfa a que lo hicieron adrede! jEsperad a que haya cargado mi esco- peta! La sefiora Cretino cogié la lave de de- bajo del felpudo (donde Chimpa la habja vuelto a poner cuidadosamente) y cntraron en la casa. Los Cretinos +, se ponen cabeza abajo —{ Qué es esto? —halbuci6é el sefior Cre- tino al entrar en el cuarto de estar. oF —(,Qué ha pasado? ~-berred la sefiora Cretino. Estaban parados en medio de la habita- cién mirando hacia arriba, Toclos los muebles, ta gran mesa, las sillas. el sofa, las limparas, las mesitas, la vitrina con botellas de cerveza, los adornos, fa estufa, al alfombra, tudo estaba pe- gado boca abajo al techo. Los cuadros también estaban del revés en las paredes. Y el suelo donde pisaban estaba absolutamente vacio. Es mds, habia sido pintado de blanco, de torma que parecta el techo. -jMira! --exclamo la sefiora Cretino—-. jEso es el suelo! {E] suelo esta alli arriba! [Esto es el techo! jEstamos de pie en el techo! jEstamos caBEzA ABAJO! —gimoteéd el sefior Cretino jDebemos de estar cabeza abajo. Estamos de pie en el techo mirando hacia abajo el suelo! ~ jOh, socorro! -grité la sefiora Cre- tino- . jSocorre, socorro! jEstoy empezando a sentir vérligo! —-;Yo también! | Yo también! —excla- mo el sefior Cretino—-. jNo me gusta esto ni un pelo! ~jFEstamos cabeza abajo y toda Ja sangre se me esta yendo a la cabeza! —vociferd la se- fiora Cretino— . ;Si no hacemos algo rdpida- mente. moriré, sé que moriré! —jYa lo tengo! —grité el sefior Cre- tino—~. ;¥a sé So que haremos! jNos colocaremos sobre nuestras cabezas, entonces estaremos en la postura correcta! Se colocaron sobre sus cabezas. y por su- puesto. tan pronto como la parte de arriba de sus cabezas tocd ef suelo. la cola pegajosa que los cuervos habian puesto momentos antes. hizo su a? efecto. Estaban pegados. Estaban engomados, encolados, atrapados, fijados al piso. A través de una rendija en la puerta Ios monos observaban. Habian saltado fuera de la jaula en el momento en que los Cretinos habjan entrado en la casa. Y el Pajaro Gordinflén obser- vaba. Y todos los pajaros volaban alrededor para echar un vistazo a aquel extraordinario espec- taculo. J Los monos se escapan . i} l { Aquella misma tarde, Chimpa y su farni- lia se fueron al gran bosque que hab/a en Ja cima | de la colina, y en el mas alto de los drboles cons- 101 truyeron un maravilloso refugio. Todos los padja- ros, especialmente los grandes, los grajos, los cuervos y las urracas, hicieron sus nidos alrede- dor del refugio para que nadie pudiese verlo desde tierra. No podéis quedaros aqui para siempre, (sabes? —dijo el Pajaro Gordinflén. — Por qué no? —pregunté Chimpa—. Es un bonito lugar. —Simplemente espera a que Ilegue el in- 102 vierno —dijo el PAjaro Gordinfl6n—. A los mo- nos no les gusta el frio, zno? ——jClaro que no! —exclamé Chimpa—. {Son muy frfos los inviernos por aqui? —Todo se vuelve hielo y nieve —dijo el Pajaro Gordinflon—. Algunas veces hace tanto frio que un pajaro se despierta por la mafiana con las patas tan congeladas que se han quedado pe- gadas a la rama en la que estaba posado. —Entonces, gqué haremos? —grito Chimpa—. |Mi familia se quedara congelada! —No, eso no sucederé —dijo el Pajaro Gordinflén—, porque cuando las primeras hojas empiecen a caer de los arboles en otofio, podéis volver a Africa conmigo. —No seas ridiculo —dijo Chimpa—. Los monos no pueden volar. ——Puedes sentarte encima de mi —dijo el Pajaro Gordinflén—. jOs levaré uno a uno. Po- dréis viajar en el Super Jet Gordinflén y no os costard ni una peseta! f Los Cretinos padecen a el encogimiento Y allf abajo, en la horrible casa, el sefior y la sefiora Cretino estan todavia pegados cabeza abajo al suelo del cuarto de estar. —jTodo por tu culpa! —aullaba el sefior Cretino, batiendo las piernas en el aire—. Fuiste td, vieja vaca horrible, quien brincaba y gritaba: «jEstamos cabeza abajo! {Estamos cabeza abajo!» 104 —~jY fuiste ti ef que dijo que colocan- donos sobre nuestras cabezas estarfamos en la posicién correcta, viejo cerdo barbudo! —voci- feré la sefiora Cretino—. ;Ahora nunca volvere- mos a ser libres! |Estamos pegados aqui para siempre! —jTa pucdes estar pegada aqui para siempre! —dijo el sefior Cretino—. jPero yo, no! {Voy a liberarme! El sefior Cretino se revolvia y se retore{a, culebreaba y se contorneaba, jadeaba y se deses- peraba, se movia y se meneaba, pero la cola pegajosa lo mantenia pegado al suclo tan fir- memente como hab{a mantenido a los pobres pAjaros pegados al Gran Arbol Muerto. Es- taba tan del revés como antes, apoyado en su cabeza. Pero las cabezas no estan hechas para es- tar sobre ellas. Si estés de cabeza durante un largo periodo de tiempo, pasa algo horrible, y esto fue lo que le dio al sefior Cretino el mayor susto de todos. Con tanto peso descansando so- bre su cabeza, ésta empezé a despachurrarse den- tro del cuello, —jEstoy encogiéndome! —gimid el se- hor Cretino. —jYo también! —grité la sefiora Cretino. —jAytidame! ;Sdlvame! {Llama al mé- dico! —aullaba el sefior Cretino—. jHe pillado EL ESPANTOSO ENCQGIMIENTO! 105 Y asi era. {También la sefiora Cretino ha- bia pillado el espantoso encogimiento! ;Y esta vez no era una broma! jEra verdad! Sus cabezas se ENCOGIERON dentro de sus cuellos Sus cuellos empezaron a ENCOGERSE den- tro de sus cuerpos... Sus cuerpos empezaron a ENCOGERSE den- tro de sus piernas... Y sus piernas empezaron a ENCOGERSE dentro de sus pies... Y una semana mas tarde, en una bonita tarde de verano, un hombre llamado Fernando lleg6 a leer el contador del gas. Como nadie con- test6 al timbre, Fernando miré dentro de la casa y alli vio, en el suelo de! cuarto de estar, dos montones de ropas viejas, dos pares de zapatos y un bastén. No habja quedado nada mds en el mundo del sefior y la sefiora Cretino. Y tedo el mundo, incluido Fernando, ex- clam6: < —jHurra! a Indice Caras peludas ... E| sefior Cretino Barbas sucias ... La sefiora Cretino E] ojo de cristal La rana Los gusanos-espaguetis EI bastén raro La sefiora Cretino sufre de encogimiento ... La sefiora Cretino se somete a estiramiento. La sefiora Cretino se eleva con los globos... La sefiora Cretino desciende con los glo- El sefior Cretino se lleva un susto espan- TOSO csesesacsssesscnan caren ruanesnsayesveaTeeNAcGst tee La casa, el arbol y Ja jaula de los monos .. La cola pegajosa Pegamin Cuatro nifios encolados .... El gran Circo de Monos Cabeza Abajo El Pajaro Gordinflén viene al rescate ... El sefior Cretino se queda sin pastel de pa- JATO ssseisssassndsssersconsbooenensomeesysenereesseraceanes ret 13 17 20 23 27 30 34 37 40 a3 AS 48 Sl 54 58 60 64 108 Sigue sin haber pastel de pdjaro para el se- fior Cretino 0... LE Tp rccannnsnen El sefior y la sefiora Cretino salen a com- PEAT CSCOPELAS -eeeseseesseeeesseeeees Chimpa tiene una idea ............. Empieza ta gran pintada de cola La alfombra en el techo .. Los muebles suben al techo . Los cuervos también colaboran Los Cretinos se ponen cabeza abajo . Los monos se escapan ....... Los Cretinos padecen el encogimiento ™..:.. ORME = RN ES 2. 8KG StcTERMINO DE IMPRIMIREN, EL MES DE ABRIL 2% 2002, EN 108 TALLERES: DE Quearcor Wort CHILE S.A. UnICADOS EN Payartros 6920, Sariaco pe CHILE.

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