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LAS TECNOLOGIAS EN LA EDUCACION

Desde que el hombre tiene uso de razón creemos que el conocimiento es una
transmisión de información que se hereda de generación en generación
mediante una persona o grupo de personas encargadas de transmitir
determinada información.

Personal mente pienso que el conocimiento “es un esquema cognitivo que se


considera verdadero, pero que, al mismo tiempo, es variable”, Luhmann (1998).
Al día de hoy vemos que el conocimiento es una construcción más no una
transmisión. En nuestra era digital observamos que el conocimiento se
construye mucho más rápido y que las personas del siglo XXI lo asimilan con
mayor destreza que el resto de la población como es mencionado por aquel
dicho popular “Estos ciudadanos de hoy ya viene con el chip incorporado”.

Siemens (2010) menciona “conectividad”. El inicio de un nuevo día lo medimos


al decir “me levante con el pie...” y frente a eso miramos como puede transcurrir
nuestro día. Los tiempos han cambiado hoy no observamos cual fue el primer
pie que posamos sobre nuestro tapete, pero si con certeza lo primero que
hacemos es ver nuestro equipo móvil (celular) y observar que de nuevo hay o
que sucedió mientras descansábamos, prácticamente vivimos en conexión con
todo nuestro entorno, estamos tan ligados a la tecnología que si por momentos
nos falla sentimos temor, angustia o hasta miedo por no saber que sucede a
nuestro alrededor, en conclusión somos pequeñas partículas de un sistema de
conectividad que no permite fallas.

Indudablemente la conectividad nos sumerge en un nuevo mundo. Es tanto así


que el aprendizaje ya no necesita de sitios específicos para ser adquirido, se
abren nuevos tiempos y espacios donde dicho aprendizaje es conseguido por
quien desee hacerlo parte de él. Sharples et al., (2012: 24) define el aprendizaje
como “aquel que se produce a través de diferentes contextos y forma parte de
un viaje de aprendizaje más amplio que abarca las transiciones de la vida de una
persona, desde la escuela a la universidad o el lugar de trabajo (…). Es cuando
una persona experimenta una continuidad de experiencias de aprendizaje a
través de diferentes contextos y tecnologías”.

Las herramientas tecnológicas brindan a los estudiantes grandes caminos para


acceder a su aprendizaje, ellos tienen en sus manos la decisión de cuando
quieren aprender, pues deciden los tiempos y espacios más pertinentes para su
propia formación, el aula tradicional de clase se convierte en el pasado, son
totalmente autónomos, realizan intercambio de aprendizajes con la ayuda de la
tecnología o más precisamente con entornos virtuales de aprendizaje.
El aprendizaje alejado del aula de clase es más enriquecedor para los
aprendices, pueden consultar rápidamente las dudas que se encuentran en el
camino dejando de lado los vacíos que aula tradicional dejaba, conllevando a
algo muy significativo que al día de hoy se conoce como aprendizaje sin fisuras.
Los estudiantes construyen su propio conocimiento se sumergen en un
intercambio de aprendizajes entre diferentes comunidades apoyados en las
plataformas tecnológicas o en las mismas redes sociales gestionándose un
aprendizaje oblicuo, donde el aprendiz genera entornos virtuales de aprendiza a
los cuales puede acceder en cualquier momento o contexto donde ese
encuentre. (Cope y Kalantzis, 2010) menciona las cuatro características que
definen el aprendizaje oblicuo “Permanencia, Accesibilidad, inmediatez e
Interactividad”. En últimas el aprendiz es quien genera sus propios espacios para
su aprendizaje.

Los límites entre el aprendizaje tradicional y las nuevas tendencias del


aprendizaje se están acotando, la distancia cada vez es más corta y tanto
docentes como aprendices debemos ayudar a cerrar dicha brecha. Las nuevas
metodologías que se vienen vislumbrando en el horizonte están permitiendo que
el proceso de enseñanza – aprendizaje sea más placentero, a un más cuando
estas permiten al educando mucha interacción con su entorno social y
participación activa del conocimiento que está adquiriendo.

El cambio que la escuela está sufriendo en el siglo XXI es profundo y


enriquecedor, pero al mismo tiempo debe estar dotada de un liderazgo que
permita de forma ubicua el aprovechamiento al máximo de la tecnología por parte
del educador y el educando. Todos estos cambios que se generan en los
procesos de enseñanza – aprendizaje mediados por las tecnologías son los que
hoy llamamos pedagogías emergentes.

Adell y Castañeda (2012, 15) definen el concepto de pedagogías emergentes


“como el conjunto de enfoques e ideas pedagógicas, todavía no bien
sistematizadas, que surgen alrededor del uso de las TIC en educación y que
intentan aprovechar todo su potencial comunicativo, informacional, colaborativo,
interactivo, creativo e innovador en el marco de una nueva cultura del
aprendizaje”. A menos que florezca algo novedoso en los próximos años,
considero que las pedagogías emergentes y sus rápidos cambios en pro de una
mejor educación van a permear por mucho rato los procesos de enseñanza –
aprendizaje, y más aún cuando vemos la gran acogida que estas están teniendo
en toda la geografía nacional o mundial.

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